Está en la página 1de 28

ARTÍCULO 19 NÚMERO 6

1. Ideas introductorias.

La libertad de conciencia, la de pensamiento, la manifestación de todas


las creencias y la libertad de culto y religiosa son derechos vinculados a
la racionalidad del hombre, a su espiritualidad y a su sentido de
existencia.

Del numeral 6 del artículo 19 se desprende los siguientes derechos y


garantías:

1. Derecho a la libertad de conciencia.


2. Derecho a manifestar todas las creencias.
3. La libertad de culto.

Derecho a la libertad de conciencia.

La profesora Ángela Vivanco dice que la libertad de conciencia “es el


aspecto más íntimo del pensar humano. Se refiere a la capacidad de
cada persona de formar sus ideas, hacer sus propios juicios, calificar su
conducta o la de otros y de establecer parámetros morales internos. La
conciencia implica la formación personal de valores y pertenece a la
intimidad de la persona y no le corresponde al Derecho inmiscuirse;
por ello, sólo le corresponde proteger la conciencia y asegurar que sea
libre, incluso de influencia del propio Estado.

Para el profesor Humberto Nogueira “la libertad de conciencia es la


facultad de toda persona para formarse su propio juicio, sin ningún
tipo de interferencias, el derecho de pensar con plena libertad, lo que
posibilita la propia selección o determinación de valores de acuerdo
con los cuales el hombre formula su proyecto de vida y la
conformación a dicho pensamiento, de su actividad externa personal y
social”.

En definitiva, este derecho se refiere a la libertad de todo sujeto para


crear y desarrollar sus propias ideas acerca de lo bueno y de lo malo,
de lo moral y lo inmoral. Consiste en la posibilidad de todo individuo
de poder formarse su propio juicio, sin intromisión alguna del Estado,
sino que este último deberá permitir a la persona el desarrollo de los
procesos intelectuales que hagan posible la búsqueda de la verdad.

Dado lo anterior, este derecho abarca no sólo a las creencias religiosas,


sino también a las filosofías de vida y a las diversas formas de apreciar
el mundo externo e interno.

En consecuencia, es posible decir que la libertad de conciencia, como


derecho humano, reconoce el siguiente contenido:

1. La libertad de exteriorizar, sin coacción alguna, todas las ideas,


opiniones y convicciones, sean morales o no, formadas en el
fuero interno de la persona. En este sentido la libertad de
conciencia incluye la libertad de pensamiento.
2. Actuar de acuerdo a sus propias convicciones, sin sufrir por ello
consecuencias negativas, ya sea provenientes del Estado o de los
particulares.
3. Implica no ser obligado a actuar en contra de los más íntimos
deseos y convicciones de la persona. El profesor Nogueira
concluye lo mismo: “La libertad de conciencia implica también
ante un auténtico conflicto de conciencia, el obedecerse a sí
mismo antes que al Estado, negándose a actuar en contra de sus
valores y creencias, cualquiera sea su situación jurídica, lo que se
constituye en la objeción de conciencia”1.

Derecho a la libertad religiosa.

La Carta Fundamental no utiliza la expresión “libertad religiosa” sino


que asegura a todas las personas “el derecho a manifestar todas las
creencias”. “Estas se refieren a la fe o al credo que la persona tiene sobre
la divinidad”2.

Esta Libertad consiste en el derecho de las personas para declarar o dar


a conocer públicamente las verdades relacionadas con la divinidad, lo

1
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.: P. 12.
2
Cea Egaña, José Luis: Op. Cit.: P. 207.
que se conoce como Libertad religiosa Subjetiva y también incluye el
derecho de las personas a pertenecer o no a una determinada
comunidad de creyentes, lo que se conoce como Libertad religiosa
Objetiva.

El contenido y alcance de la libertad religiosa.

a) En primer lugar la libertad religiosa asegura a todas las personas el acto


de fe, en sus diversos sentidos. Es decir, la libertad religiosa ampara al
sujeto cuando cree, cuando no cree o cuando duda de la existencia de
Dios.

b) También es parte del contenido de la libertad religiosa el poder


cambiar de religión o de creencias, o renunciar a ellas. Así, el artículo 18 de
la Declaración Universal de Derechos Humanos entiende que “este
derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia”.

En este mismo sentido, la llamada Ley de Culto Nº 19.638 de 1999,


dispone en su artículo 6º:

Artículo 6º.- La libertad religiosa y de culto, con la


correspondiente autonomía e inmunidad de coacción,
significan para toda persona, a lo menos, las facultades de:

a) Profesar la creencia religiosa que libremente elija o no


profesar ninguna; manifestarla libremente o abstenerse de
hacerlo; o cambiar o abandonar la que profesaba.

c) Esta misma norma legal también entiende que es parte del contenido
esencial de este derecho que la persona pueda en cualquier lugar
donde se encuentre, recibir asistencia religiosa de su propia confesión.

d) También reconoce la Ley 19.638 que es parte de la libertad religiosa,


recibir e impartir enseñanza o información religiosa por cualquier medio;
elegir para sí -y los padres para los menores no emancipados y los
guardadores para los incapaces bajo su tuición y cuidado-, la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
e) El derecho a la libertad religiosa también reconoce el derecho a no ser
ofendido por sus creencias ni a sus creencias.
f) La libertad religiosa en su sentido positivo incluye el derecho a la
libertad de culto.

La libertad de culto.

Por culto debemos entender “el conjunto de actos, ceremonias y ritos con
que la persona humana tributa homenaje reverente a Dios o a los
bienaventurados”3.

En consecuencia, la libertad de culto “se refiere a la facultad de la


persona para participar en ceremonias y ritos que pertenezcan a un
culto religioso determinado, ya sea como oficiantes o como partícipes,
por ello no sólo es manifestar lo que se cree, sino que es intervenir en
una serie de actos que significan profesión de fe, que es parte de los
deberes de un creyente con su propia religión”4.

La Ley 19.638, en su artículo 6 letra e) al respecto señala:

Artículo 6º.- La libertad religiosa y de culto, con la correspondiente


autonomía e inmunidad de coacción, significan para toda persona, a lo
menos, las facultades de:

e) Reunirse o manifestarse públicamente con fines


religiosos y asociarse para desarrollar comunitariamente
sus actividades religiosas, de conformidad con el
ordenamiento jurídico general y con esta ley.

Volviendo al texto constitucional, recordemos que se garantiza a todas


las personas el derecho al ejercicio libre de todos los cultos que no se
opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público, por lo

3
Cea Egaña, José Luis: Op. Cit.: P. 208.
4
Vivanco M., Ángela: Op. Cit.: P. 367.
tanto, este derecho reconoce límites. Estas limitaciones no son copulativas,
por lo cual basta la presencia de solo una de ellas para que se
deslegitime el ejercicio del culto respectivo”

3. Garantías complementarias al derecho a la libertad religiosa.

De acuerdo a lo dispuesto en el inciso segundo del numeral 6 del


artículo 19, nuestra Carta Fundamental establece:

Las confesiones religiosas podrán erigir y conservar


templos y sus dependencias bajo las condiciones de
seguridad e higiene fijadas por las leyes y ordenanzas.

Para determinar el sentido y alcance de la expresión “confesiones


religiosas” debemos recurrir al artículo 4º de la Ley 19.638. De acuerdo
con esta disposición:
Artículo 4º.- Para los efectos de esta ley, se entiende por
iglesias, confesiones o instituciones religiosas a las
entidades integradas por personas naturales que profesen
una determinada fe.

Por su parte el artículo 5º de la misma ley dispone:


Artículo 5º.- Cada vez que esta ley emplea el término
"entidad religiosa", se entenderá que se refiere a las iglesias,
confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto.
Pues bien, estas confesiones religiosas podrán erigir y conservar
templos y dependencias, en la medida que lo hagan de acuerdo al
ordenamiento jurídico, esto es, cuando se respeten las condiciones de
higiene y seguridad fijadas por las leyes y ordenanzas. (Las
ordenanzas son el conjunto de normas dictadas por una autoridad
comunal, generalmente el alcalde, para regular asuntos comunales, son
normas generales y obligatorias aplicables a la comunidad)

El inciso final del numeral 6 que estamos analizando señala:

Las iglesias, las confesiones e instituciones religiosas de


cualquier culto tendrán los derechos que otorgan y
reconocen, con respecto a los bienes, las leyes actualmente en
vigor. Los templos y sus dependencias, destinados
exclusivamente al servicio de un culto, estarán exentos de
toda clase de contribuciones.

Reconoce para los bienes la normativa vigente al momento de dictarse


la Constitución y, en consecuencia, se incluye el tratamiento civil de
bienes.

El problema de la objeción de conciencia5.

Ya hemos dicho que la libertad de conciencia implica, desde un punto


de vista positivo, el derecho que tienen las personas de obrar de
acuerdo a los mandatos de su fuero interno, de acuerdo a sus creencias,
valores y convicciones.

Ahora bien, este derecho desde un punto de vista negativo, implica el


derecho de todo ser humano a no ser obligado a actuar en contra de los
postulados que emanan de sus más íntimas creencias y convicciones.
Surge por tanto, el derecho a la objeción de conciencia.
En consecuencia, diremos que la objeción de conciencia es “la
posibilidad de negarse a realizar un acto que se considera inmoral, sin por ello
incurrir en las sanciones previstas por el ordenamiento jurídico, para los
infractores de esos deberes”6.Es decir, se trata del derecho que tendrían las
personas para negarse a obedecer una obligación que le impone el
ordenamiento jurídico, aduciendo que dicho deber pugna con sus
valores individuales.

Hay que tener presente que nuestra Carta Fundamental no consagra


expresamente el derecho a la objeción de conciencia, sin embargo, de
todas maneras este derecho se encuentra consagrado implícitamente en
el artículo 19 N°6, porque la libertad de conciencia debe ser respetada
tanto en su faz positiva como negativa.

El tema de la objeción de conciencia es delicado, complejo, porque el


aceptarla implica aceptar en definitiva que una persona pueda
5
En la literatura clásica, sin dudas, la gran obra que aborda con particular maestría el tema de la objeción de
conciencia es Antígona, de Sófocles.
6
García Huidobro, Joaquín: Op. Cit.
excusarse legítimamente de cumplir con deberes que la vida social
pueda imponer.

Por otro lado, el reconocimiento de este derecho no debe ser una fuente
de abusos, permitiendo que cualquier persona pueda esconderse
detrás de los supuestos postulados de su conciencia para eludir sus
obligaciones, es decir, no se debe permitir que cualquier obligación
pueda ser excusada por este medio. Así por ejemplo, es inaceptable
que alguien se niegue a pagar sus impuestos, porque este acto
contradice sus más íntimas convicciones.

“En esta perspectiva, es determinante precisar y concretar cuándo el


Estado debe respetar y proteger el derecho de objetar el cumplimiento
de un deber jurídico, por razones de conciencia. A la persona a la que
ante un mandato jurídico se le plantea una objeción de conciencia, el
Estado debe brindarle una alternativa, si dicha objeción de conciencia
no genera una consecuencia social intolerable para el bien común”7.

Por ejemplo, si revisamos el derecho español, se establece que:

Los españoles sujetos a obligaciones militares que, por


motivos de conciencia en razón de una convicción de orden
religioso, ético, moral, humanitario, filosófico u otros de la
misma naturaleza, sean reconocidos como objetores de
conciencia quedarán exentos del servicio militar, debiendo
realizar en su lugar una prestación social sustitutoria,
consistente en el desarrollo de actividades de utilidad
pública que no requieran el empleo de armas ni tengan
relación con la institución militar.

1. Los sectores en los que se podrá desarrollar dicha


prestación serán los siguientes:

A) Servicios sociales y, en particular, los que afecten a la


acción comunitaria o familiar, protección de menores o
adolescentes, tercera edad, personas con
discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales, minorías
7
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.: P. 12-13.
étnicas, prevención de la delincuencia, reinserción
social de alcohólicos, toxicómanos y ex-reclusos y
promoción de hábitos saludables de conducta.
B) Servicios sociales por la paz y, en particular, ayuda a
refugiados y protección de los derechos humanos.
C) Programas de cooperación internacional.
D) Conservación del medio ambiente, mejora del medio
rural y protección de la naturaleza.
E) Educación y cultura y, en particular, promoción
cultural, alfabetización, bibliotecas y asociaciones.
F) Educación en el ocio.
G) Protección civil.
H) Servicios sanitarios.
I) Cualesquiera otras actividades, servicios u obras de
carácter análogo que sean de interés general.

En el derecho chileno, el reconocimiento a la objeción de conciencia


requiere de una regulación legal. “Dicha regulación debe tener en
consideración dicho derecho y los demás bienes y valores
constitucionales, buscando siempre una optimización de todos ellos,
sin afectar su contenido esencial, dentro de una interpretación finalista,
unitaria, sistemática y de concordancia práctica de todos y cada uno
de los preceptos constitucionales”8.

Breve repaso de las principales normas internacionales sobre derechos


humanos que consagran los derechos y garantías relacionados con los
derechos que estamos analizando:

Como ya habíamos señalado al iniciar este documento, la Declaración


Universal de Derechos Humanos prescribe en su artículo 18:

Artículo 18

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento,


de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad
8
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.: P. 13.
de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
manifestar su religión o su creencia, individual y
colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos del año 1969, por


su parte dispone:

Artículo 12. Libertad de Conciencia y de Religión


1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y
de religión. Este derecho implica la libertad de conservar
su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de
creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su
religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto
en público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que
puedan menoscabar la libertad de conservar su religión o
sus creencias o de cambiar de religión o de creencias.
3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias
creencias está sujeta únicamente a las limitaciones
prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los
derechos o libertades de los demás.
4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que
sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral
que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra estos


derechos en los siguientes términos:

Artículo 18

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de


pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las
creencias de su elección, así como la libertad de manifestar
su religión o sus creencias, individual o colectivamente,
tanto en público como en privado, mediante el culto, la
celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza.

2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan


menoscabar su libertad de tener o de adoptar la religión o
las creencias de su elección.

3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias


creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones
prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los
derechos y libertades fundamentales de los demás.

4. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen


a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los
tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
propias convicciones.
La Convención Europea de Derechos Humanos dispone al respecto:

Artículo 9. Libertad de pensamiento, de conciencia y de


religión.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento


de conciencia y de religión; este derecho implica la libertad
de cambiar de religión o de convicciones, así como la
libertad de manifestar su religión o sus convicciones
individual o colectivamente, en público o en privado, por
medio del culto, la enseñanza, las prácticas y la observancia
de los ritos.

2. La libertad de manifestar su religión o sus convicciones


no puede ser objeto de más restricciones que las que,
previstas por la ley, constituyen medidas necesarias, en una
sociedad democrática, para la seguridad pública, la
protección del orden, de la salud o de la moral públicas, o
la protección de los derechos o las libertades de los demás.
Finalmente, la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos,
del año 1981, establece en su artículo 8:

Artículo 8.

La libertad de conciencia y profesión, y la libre práctica de


la religión estarán garantizadas. Nadie que respete la ley y
el orden puede ser sometido a medidas que restrinjan el
ejercicio de esas libertades.

ARTÍCULO 19 NÚMERO 7
1. Introducción.

Recordemos que uno de los principales valores sobre los que se


construye nuestro ordenamiento jurídico es la libertad. En términos
muy generales diremos que la libertad es la facultad que tiene el
hombre para conducir su destino, para optar entre diversas
alternativas.

Pues bien, dentro de este contexto, analizaremos los principales


aspectos del derecho a la libertad personal y a la seguridad individual.

2. Distinción entre libertad personal y seguridad individual.

Ambos apuntan a realidades distintas, aún cuando se encuentran


íntimamente relacionados.
El profesor Evans de la Cuadra define la libertad personal como “el
derecho de toda persona de residir y permanecer en cualquier lugar de
la República, de trasladarse de un punto a otro y de entrar y salir del
territorio nacional guardando las normas legales y cuidando de no
vulnerar los derechos de las demás personas”9.

También se ha dicho que la libertad personal “es la posibilidad de


permanecer en un lugar o desplazarse de un punto a otro, dentro o

9
Evans de la Cuadra, Enrique: Los Derechos Constitucionales, Tomo II. (Ed. 1986, Editorial Jurídica de
Chile). P. 49
fuera del país, sin ninguna traba, salvo las limitaciones legales
establecidas en tutela de intereses colectivos o particulares”10.
Por lo general los autores chilenos hacen sinónimos las expresiones libertad
personal con libertad ambulatoria, sin embargo, ambas apuntan a cosas
diversas.
En este punto el profesor Nogueira sostiene: “La libertad personal:
-se refiere a la libertad de la persona física en cuanto ser corporal en sí
mismo, constituyendo un derecho matriz y residual, ya que protege las
expresiones de libertad no aseguradas específicamente por los demás
derechos autónomos, posibilitando realizar todo aquello que es lícito;
- es el derecho de toda persona a que los poderes públicos y terceros no
interfieran en la esfera de autonomía personal, vale decir, de disponer
de su propia persona y de actuar determinado por la propia voluntad,
sin otras limitaciones que las que imponen el medio natural, los
derechos de los demás y el ordenamiento constitucional.
-El encabezado del artículo 19 Nº 7 de la Constitución establece un
derecho genérico a la libertad personal, el cual es más amplio que la libertad
de movilización o ambulatoria establecido en el párrafo segundo de dicha
disposición constitucional, distinción que también es hecha por el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas
y la Convención Americana de Derechos Humanos”11.

Pues bien, en este orden de cosas el profesor Nogueira define la


libertad personal en los siguientes términos: “El derecho a la libertad
personal implica que no pueden realizarse privaciones o restricciones
de libertad ilegítimas o arbitrarias que impongan límites a la
autonomía de la persona, que desnaturalicen su derecho, lo hagan
impracticable o lo dificulten más allá de lo razonable”12.

En consecuencia, podemos decir que el derecho a la libertad personal


comprende lo siguiente:

10
Verdugo M., Mario y otros: Derecho Constitucional, Tomo I. (Ed. 1994, Editorial Jurídica de Chile). P.
235.
11
Nogueira, Humberto: La libertad personal y las dos caras de Jano en el ordenamiento jurídico chileno, en
Revista de Derecho (Valdivia), V. 13, diciembre 2002. P. 161-186.
12
Nogueira, Humberto: Op. Cit.
a.- Libertad de circulación, de locomoción o ambulatoria. Las personas
tienen el derecho de circular libremente dentro del territorio del
Estado, o bien de no hacerlo si lo estima pertinente.

b.- Libertad de elegir el domicilio o residencia. El hombre es libre para


decidir donde vivir, donde tener su hogar, su oficina, donde formar su
familia.

c.- El derecho al paso inocente. “En virtud de esta manifestación de la


libertad personal no resulta injusto traspasar una propiedad ajena, si
con el mero tránsito no se alteran o perjudican derechos ajenos”13.

d.- El derecho a permanecer en el territorio del Estado, de salir de él y


volver a ingresar al mismo.

e.- La prohibición de no ser sometidos a servidumbres o trabajos


forzosos.

Por su parte la seguridad individual se define como “la garantía que


tiene toda persona de no ser repentinamente impedida o restringida en
el ejercicio de su libertad, mediante una detención, que la imposibilite
para actuar en todos los aspectos en que ella quiere desarrollar su
actividad”14. Se refiere a un conjunto de garantías que tienen por objeto
precisamente proteger a la libertad personal, sin que ella se restrinja o
impida sino en los casos y formas establecidas en la ley.

Por su parte el profesor Evans de la Cuadra dice que la seguridad


individual implica “rodear a la libertad personal de un conjunto de
mecanismos tutelares que impidan que un abuso y/o arbitrariedad la
anulen en la práctica”15.

Entonces podemos decir con propiedad que la libertad personal es el


derecho y la seguridad individual su natural garantía. ¿En qué sentido?

13
Núñez P., Manuel: La libertad personal y la seguridad individual, en Lecciones de Derechos Humanos
(1997, EDEVAL). P. 137.
14
Verdugo M., Mario y otros: Citando a Alejandro Silva Bascuñán, en Derecho Constitucional, Tomo I (Ed.
1994, Editorial Jurídica de Chile). P. 236.
15
Verdugo M., Mario y otros: Citando a Enrique Evans de la Cuadra, en Derecho Constitucional, Tomo I.
(Ed. 1994, Editorial Jurídica de Chile). P. 236
La regla general es que la libertad personal y sus diversas
manifestaciones en principio no deben ser objeto de restricciones, y
para aquellos casos excepcionales en que ésta sea restringida, las
personas deben tener la seguridad que estos actos se ejecutarán con
estricto apego al ordenamiento jurídico.

3. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra a):

“Toda persona tiene derecho de residir y permanecer en


cualquier lugar de la República, trasladarse de uno a otro y
entrar y salir de su territorio, a condición de que se guarden
las normas establecidas en la ley y salvo siempre el
perjuicio de terceros”.

En esta norma se consagra, en estricto rigor, el derecho que la doctrina


denomina libertad de movimiento.

De esta manera este derecho comprende según nuestra Carta


Fundamental el siguiente contenido:
-Derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de la República.
-El derecho de trasladarse de un lugar a otro dentro del territorio de la
República.
-El derecho de entrar y salir del territorio nacional, a condición que se
respeten las normas legales y salvo siempre el perjuicio de terceros.
- Sin bien la norma constitucional no lo dice expresamente, también
debemos entender que este derecho implica el deber que tiene el
Estado de entregar a las personas las garantías suficientes de seguridad
para ejercer libremente este derecho.

4. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra b):

“Nadie puede ser privado de su libertad personal ni ésta restringida


sino en los casos y en la forma determinados por la Constitución y las
leyes”.

Esta norma constituye una manifestación de la seguridad individual


como garantía al derecho a la libertad personal.
De esta manera, la libertad personal no es absoluta, sino que puede ser
limitada o restringida. Distinguiremos entre limitaciones jurídicas en
general y limitaciones jurídicas del derecho penal:

A.- Limitaciones jurídicas al ejercicio de este derecho: Entre estas podemos


mencionar:

1.- obligación de residencia. Según el artículo 311 del Código Orgánico de


Tribunales:

“Los jueces están obligados a residir constantemente en la ciudad o


población donde tenga asiento el tribunal en que deban prestar sus
servicios.

Sin embargo, las Cortes de Apelaciones podrán, en casos calificados,


autorizar transitoriamente a los jueces de su territorio jurisdiccional
para que residan en un lugar distinto al del asiento del tribunal”.

2.-Autorización para salir del país. La Constitución establece ciertas


restricciones a algunas autoridades para ausentarse del territorio
nacional. por ejemplo:
“El Presidente de la República no podrá salir del territorio nacional por
más de treinta días ni en los últimos noventa días de su período, sin
acuerdo del Senado. En todo caso, el Presidente de la República
comunicará con la debida anticipación al Senado su decisión de
ausentarse del territorio y los motivos que la justifican”;

El artículo 60 de la misma Carta Fundamental prescribe que:

“Cesará en el cargo el diputado o senador que se ausentare del país por


más de treinta días sin permiso de la Cámara a que pertenezca o, en
receso de ella, de su Presidente.”

B.- Limitaciones jurídicas al ejercicio de este derecho propias del derecho penal:

Entre otras podemos mencionar:


1.-Confinamiento
2.-Extrañamiento
3.-Relegación
4.-.Destierro
5.-Arraigo: Consiste en la prohibición de salir del país que el juez puede
imponer, en casos graves y urgentes, a un imputado.

5. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra c):

Esta norma constituye otra manifestación de la seguridad individual


como garantía al derecho a la libertad personal.
Esta norma en definitiva consagra una serie de formalidades que se
deben cumplir para detener o arrestar a una persona.

1°El arresto.
“El arresto constituye una medida de apremio legítima, destinada a
compeler, a la persona afectada por la medida, al desarrollo de una
conducta determinada”16.

El arresto es explicado por el profesor Cea Egaña como la privación de


libertad de circulación, por orden de autoridad competente en
cualquiera de estas tres circunstancias:17 por orden del juez, en las
instituciones armadas, en estados de excepción constitucional

a.- Por orden del Juez, cuando una persona es requerida a presencia del
juez, por orden judicial y no lo ha hecho. En este caso la detención es
una medida de apremio, pues tiene por objeto compeler a que se acate
una orden judicial.

Por ejemplo, cuando el tribunal la decreta respecto de un testigo que se


niega a prestar su declaración en juicio; cuando no se pagan las
pensiones alimenticias, etc.

16
Nogueira, Humberto: Op. Cit.
17
Egaña Cea; José Luis: Derecho Constitucional Chileno, Tomo II. (2004, Ediciones Universidad Católica
de Chile). P. 234.
En relación a este derecho, la Corte Suprema de Justicia ha entendido
que el despacho de una orden de arresto en contra de un empleador
que no ha pagado las cotizaciones previsionales, constituye una prisión
por deuda, lo que convierte al arresto en un acto arbitrario e ilegal.

b.- En las Instituciones Armadas, según el artículo 431 del Código de


Justicia Militar se puede imponer el arresto como sanción disciplinaria
administrativa.

En opinión del profesor Nogueira frente a este tipo de medidas


disciplinarias administrativas, son aplicables plenamente las garantías
constitucionales para el caso de privación de libertad, pudiendo el
afectado hacer uso del recurso de amparo cuando se considere que esta
privación de libertad es ilegal o arbitraria18.

c.- En los estados de excepción constitucional también se puede ordenar


arrestos como medida de seguridad preventiva, es decir, tendiente a
evitar o precaver la ocurrencia de determinados hechos que atenten
contra el orden público o la seguridad del Estado.

2° La detención.
Estudiaremos:
- la detención preventiva
- la detención judicial
- La detención por sospecha y el control de identidad.

a) La detención preventiva: “Es aquella que tiene su causa en la


realización de un hecho punible, concretándose para poner al detenido
a disposición de la autoridad judicial”19.

Esta detención preventiva puede ser practicada en casos de delito


flagrante y ella constituye un límite jurídico a la garantía constitucional
que señala “nadie puede ser arrestado o detenido sino por orden de
funcionario público expresamente facultado por la ley y después de

18
Nogueira, Humberto: Op. Cit.
19
Nogueira, Humberto: Op. Cit.
que dicha orden le sea intimada en forma legal”. Esta excepción la
establece la propia Constitución.

b) La detención judicial. Es aquella que se lleva a cabo por medio de una


actuación policial, previa orden judicial dentro del marco de un
proceso penal ya iniciado.

La detención por sospecha y el control de identidad.

Art. 85. CPP Control de identidad. Los funcionarios policiales


señalados en el artículo 83 deberán, además, sin orden previa de
los fiscales, solicitar la identificación de cualquier persona en los
casos fundados, en que, según las circunstancias, estimaren que
existen indicios de que ella hubiere cometido o intentado cometer
un crimen, simple delito o falta; de que se dispusiere a cometerlo;
de que pudiere suministrar informaciones útiles para la
indagación de un crimen, simple delito o falta; o en el caso de la
persona que se encapuche o emboce para ocultar, dificultar o
disimular su identidad. La identificación se realizará en el lugar
en que la persona se encontrare, por medio de documentos de
identificación expedidos por la autoridad pública, como cédula
de identidad, licencia de conducir o pasaporte. El funcionario
policial deberá otorgar a la persona facilidades para encontrar y
exhibir estos instrumentos. Durante este procedimiento, sin
necesidad de nuevos indicios, la policía podrá proceder al
registro de las vestimentas, equipaje o vehículo de la persona
cuya identidad se controla, y cotejar la existencia de las órdenes
de detención que pudieren afectarle. La policía procederá a la
detención, sin necesidad de orden judicial y en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 129, de quienes se sorprenda, a propósito
del registro, en alguna de las hipótesis del artículo 130, así como
de quienes al momento del cotejo registren orden de detención
pendiente. En caso de negativa de una persona a acreditar su
identidad, o si habiendo recibido las facilidades del caso no le
fuere posible hacerlo, la policía la conducirá a la unidad policial
más cercana para fines de identificación. En dicha unidad se le
darán facilidades para procurar una identificación satisfactoria
por otros medios distintos de los ya mencionados, dejándola en
libertad en caso de obtenerse dicho resultado, previo cotejo de la
existencia de órdenes de detención que pudieren afectarle. Si no
resultare posible acreditar su identidad, se le tomarán huellas
digitales, las que sólo podrán ser usadas para fines de
identificación y, cumplido dicho propósito, serán destruidas. El
conjunto de procedimientos detallados en los incisos precedentes
no deberá extenderse por un plazo superior a ocho horas,
transcurridas las cuales la persona que ha estado sujeta a ellos
deberá ser puesta en libertad, salvo que existan indicios de que
ha ocultado su verdadera identidad o ha proporcionado una
falsa, caso en el cual se estará a lo dispuesto en el inciso siguiente.
Si la persona se niega a acreditar su identidad o se encuentra en
la situación indicada en el inciso anterior, se procederá a su
detención como autora de la falta prevista y sancionada en el Nº
5 del artículo 496 del Código Penal. El agente policial deberá
informar, de inmediato, de la detención al fiscal, quien podrá
dejarla sin efecto u ordenar que el detenido sea conducido ante el
juez dentro de un plazo máximo de veinticuatro horas, contado
desde que la detención se hubiere practicado. Si el fiscal nada
manifestare, la policía deberá presentar al detenido ante la
autoridad judicial en el plazo indicado. Los procedimientos
dirigidos a obtener la identidad de una persona en conformidad
a los incisos precedentes, deberán realizarse en la forma más
expedita posible, y el abuso en su ejercicio podrá ser constitutivo
del delito previsto y sancionado en el artículo 255 del Código
Penal.

Art. 86. Derechos de la persona sujeta a control de identidad. En


cualquier caso que hubiere sido necesario conducir a la unidad
policial a la persona cuya identidad se tratare de averiguar en
virtud del artículo precedente, el funcionario que practicare el
traslado deberá informarle verbalmente de su derecho a que se
comunique a su familia o a la persona que indicare, de su
permanencia en el cuartel policial. El afectado no podrá ser
ingresado a celdas o calabozos, ni mantenido en contacto con
personas detenidas.
El Control de identidad vino a reemplazar la cuestionada “detención
por sospecha”. Se define ésta como “un procedimiento policial
consistente, en que, sin que exista una orden previa, se priva de
libertad ambulatoria, por breve tiempo, a personas cuya conducta o
situación permitan abrigar dudas respecto a los hechos de haber
infringido, estar infringiendo o, eventualmente puedan infringir el
orden público interno”20.

En efecto, en el Código de Procedimiento Penal disponía “que los


agentes de policía estaban autorizados para detener a quien se
encontraba a deshora, o en lugares o en circunstancias que prestaban
motivo fundado para atribuirle malos designios, si las explicaciones
que daba de su conducta no desvanecían las sospechas”21.

Esta institución fue profundamente criticada tanto por la doctrina


penalista, constitucionalista, por organizaciones no gubernamentales
vinculadas a los derechos humanos, por expertos internacionales en
derechos humanos, etc. En efecto, se entendía que ella era una
excepción no justificable a la libertad personal, tremendamente injusta
y discriminatoria, pues en la práctica permitía que la policía hiciera uso
de esta facultad, especialmente con jóvenes de clases sociales menos
acomodadas. Y si bien era cierto, que en ocasiones con la utilización de
la detención por sospecha se evitó que se cometieran algunos crímenes,
este sólo hecho no era una justificación racional para validarla.

6. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra d):

“Nadie puede ser arrestado o detenido, sujeto a prisión


preventiva o preso, sino en su casa o en lugares públicos
destinados a este objeto.

Los encargados de las prisiones no pueden recibir en ellas a


nadie en calidad de arrestado o detenido, procesado o
preso, sin dejar constancia de la orden correspondiente,

20
Farlane L., Kenneth: La supresión de la detención por sospecha: un aporte sustantivo al derecho chileno,
en www.cidpa.org.
21
Egaña Cea; José Luis: Op. Cit. P. 240.
emanada de autoridad que tenga facultad legal, en un
registro que será público.

Ninguna incomunicación puede impedir que el funcionario


encargado de la casa de detención visite al arrestado o
detenido, procesado o preso, que se encuentre en ella. Este
funcionario está obligado, siempre que el arrestado o
detenido lo requiera, a transmitir al juez competente la
copia de la orden de detención, o a reclamar para que se le
dé dicha copia, o a dar él mismo un certificado de hallarse
detenido aquel individuo, si al tiempo de su detención se
hubiere omitido este requisito”.

La garantía en comento señala que ninguna persona puede ser


arrestada o detenida, sujeto a prisión preventiva o preso, sino en su
casa o el lugares públicos destinados al efecto.

La prisión preventiva “es una medida cautelar personal y excepcional


que afecta al imputado en su libertad personal antes de ser condenado
como culpable”.
Para que proceda la prisión preventiva es necesario que se cumplan
con los siguientes requisitos copulativos:

a.- Que esté formalizada la investigación y que el Ministerio Público o el


querellante la soliciten (la pp) al tribunal.
b.- Que existan antecedentes que justifiquen la existencia del delito
investigado.
c.- Que existan antecedentes que permitan presumir, fundadamente, que el
imputado ha participado en calidad de autor, cómplice o encubridor en dicho
delito.
d.- Que existan antecedentes calificados que le permitan al tribunal considerar
que la prisión preventiva resulta indispensable para el éxito de diligencias
determinadas de la investigación, o que la libertad del imputado constituye un
peligro para la sociedad o de la víctima del delito.

Los lugares de detención. Los lugares destinados a mantener a las


personas privadas de libertad son establecimientos que se encuentran
a cargo de Gendarmería de Chile. Estos lugares son las cárceles y
penitenciarías. En general a estos lugares se les denomina
“establecimientos penitenciarios”.

La normativa internacional sobre derechos humanos, y el


ordenamiento jurídico interno se encaminan al cumplimiento de los
siguientes derechos y garantías:

1.- Las personas privadas de libertad serán tratadas humanamente y


con total respeto a su dignidad.
2.- Las personas que se encuentran siendo objeto de un proceso penal
se deben encontrar separadas de las que ya se encuentran condenadas.
3.- Los menores de edad estarán separados de los adultos.

Esta garantía es fundamental para el debido resguardo del derecho a la


vida, y a la integridad física y psíquica de la persona, pues estos
lugares se encuentran claramente determinados, conocidos por todos,
lo que permite que exista una adecuado control sobre las personas
encargadas de custodiar a las personas privadas de libertad, evitando
así que se puedan cometer abusos en contra de los privados de
libertad.

La garantía precedentemente analizada además se fortalece con el


mandato constitucional que señala:

“Los encargados de las prisiones no pueden recibir en ellas a nadie en


calidad de arrestado o detenido, procesado o preso, sin dejar
constancia de la orden correspondiente, emanada de autoridad que
tenga facultad legal, en un registro que será público”.

Según el Reglamento de Establecimientos Penitenciarios, las


autoridades unipersonales encargadas de los Centros de Detención
Preventiva y de los Centros de Cumplimiento Penitenciarios, se
denominan Alcaides.

La última norma que complementa la garantía en comento establece:

“Ninguna incomunicación puede impedir que el funcionario


encargado de la casa de detención visite al arrestado o detenido,
procesado o preso, que se encuentre en ella. Este funcionario está
obligado, siempre que el arrestado o detenido lo requiera, a transmitir
al juez competente la copia de la orden de detención, o a reclamar para
que se le dé dicha copia, o a dar él mismo un certificado de hallarse
detenido aquel individuo, si al tiempo de su detención se hubiere
omitido este requisito”.

7. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra e):

“La libertad del imputado procederá a menos que la


detención o prisión preventiva sea considerada por el juez
como necesaria para las investigaciones o para la seguridad
del ofendido o de la sociedad. La ley establecerá los
requisitos y modalidades para obtenerla.

La apelación de la resolución que se pronuncie sobre la


libertad del imputado por los delitos a que se refiere el
artículo 9 °, será conocida por el tribunal superior que
corresponda, integrado exclusivamente por miembros
titulares. La resolución que la apruebe u otorgue requerirá
ser acordada por unanimidad. Mientras dure la libertad, el
imputado quedará siempre sometido a las medidas de
vigilancia de la autoridad que la ley contemple”.

El derecho consagrado en esta norma constitucional se denomina: “la


libertad provisional”.

La libertad provisional “es el derecho que tiene toda persona, (como


consecuencia de la presunción de inocencia), a que mientras se
sustancie un proceso penal en su contra, no perderá su libertad antes
de la condena, sino por motivos justificados”.

La presunción de inocencia es un derecho humano fundamental,


ampliamente reconocido en la normativa internacional, a saber, en la
Declaración Universal de Derechos Humanos, Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, y Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
En consecuencia, debemos aceptar que si una persona se presume
inocente, y que esta presunción es un derecho fundamental, esa
persona en principio debe vivir un proceso penal en libertad y no
privado de ella.

En este orden de cosas nuestra Constitución establece como regla


general la libertad provisional del imputado. Así la prisión preventiva
es excepcional y ello sólo procederá en los siguientes casos:

a.- Cuando ella sea necesaria para las investigaciones.


b.- Cuando la prisión preventiva sea necesaria para la seguridad del
ofendido.
c.- Cuando la prisión preventiva sea necesaria para la seguridad de la
sociedad.

8. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra f):

“En las causas criminales no se podrá obligar al imputado o


acusado a que declare bajo juramento sobre hecho propio;
tampoco podrán ser obligados a declarar en contra de éste
sus ascendientes, descendientes, cónyuge y demás personas
que, según los casos y circunstancias, señale la ley”.

En esta norma la Carta Fundamental establece otra norma clásica en


esta materia: La prohibición de la autoincriminación. La Constitución
extiende la protección no solo a la persona misma, sino que tampoco
pueden ser obligados a declarar en su contra sus ascendientes, sus
descendientes, su cónyuge y demás personas que la ley señale.

9. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra g):

“No podrá imponerse la pena de confiscación de bienes, sin


perjuicio del comiso en los casos establecidos por las leyes;
pero dicha pena será procedente respecto de las
asociaciones ilícitas”.
¿Qué es la confiscación de bienes? Consiste en la privación del patrimonio
de una persona, en forma total o parcial, con el objeto de trasladarlo al
patrimonio fiscal, sin que el Estado deba pagar una indemnización.

La Constitución señala como regla que no puede imponerse esta pena,


pero también establece una excepción, porque es posible la
confiscación de bienes respecto de las asociaciones ilícitas. De acuerdo
al artículo 292 del Código Penal las asociaciones ilícitas “son aquellas
formadas con el objeto de atentar contra las personas, la propiedad y
las buenas costumbres”.

¿Qué es el comiso? Es la pena que consiste en la pérdida de los efectos


provenientes del delito y de los instrumentos con que él fue cometido.

10. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra h):

“No podrá aplicarse como sanción la pérdida de los


derechos previsionales”.

Esta norma se encuentra plenamente justificada porque si se


sancionará al delincuente con la pérdida de los derechos previsionales,
en cierta medida también se estaría castigando a la familia y ello sería
improcedente porque la responsabilidad penal es esencialmente
individual y personal.

11. Análisis del artículo 19 Nº 7 Letra i):

“Una vez dictado sobreseimiento definitivo o sentencia


absolutoria, el que hubiere sido sometido a proceso o
condenado en cualquier instancia por resolución que la
Corte Suprema declare injustificadamente errónea o
arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado
de los perjuicios patrimoniales y morales que haya sufrido.
La indemnización será determinada judicialmente en
procedimiento breve y sumario y en él la prueba se
apreciará en conciencia”.
Esta norma se circunscribe dentro de un importante tema, cual es la
responsabilidad extracontractual del Estado. En otras palabras, si el Estado
o alguno de sus órganos ocasionan algún daño a los particulares, y si
estos no se encuentran en la obligación jurídica de soportar ese daño,
ellos deben ser indemnizados o resarcidos.

De esta manera es posible distinguir entre: La responsabilidad del Estado


administrador. la responsabilidad del Estado legislador, la
responsabilidad del Estado juez.

La responsabilidad del Estado juez se encuentra prevista, pero


restringida únicamente al ejercicio de la jurisdicción en materia penal.
Su estatuto se construye justamente a partir de la norma que nos
encontramos analizando.

Para que se haga efectiva la responsabilidad del Estado juez es


necesario que concurran los siguientes requisitos:

a.- Que una persona –inculpado o imputado– haya sido sometida a


proceso o condenada, en cualquiera instancia y por resolución firme o
ejecutoriada.

b.- Que se dicte una resolución posterior que declare el sobreseimiento


definitivo de la causa o la absolución de esta persona. Esta resolución
también debe estar firme o ejecutoriada.

c.- La Corte Suprema, a petición de la persona afectada, debe declarar


que la resolución que sometió a proceso o condenó al particular fue
injustificadamente errónea o arbitraria.

Una vez que el afectado por el error judicial obtenga de la Corte


Suprema la declaración que califica la resolución que lo ha sometido a
proceso o lo ha condenado, como injustificadamente errónea o arbitraria,
recién puede dirigirse a los tribunales ordinarios para demandar
indemnización al Estado por error judicial.
La sentencia de 26 de agosto de 2008, de la Corte Suprema, dictada en
los autos rol 5572-2007 (N° Legal Publishing: 39637) se explican con
meridiana claridad los requisitos que deben concurrir para declarar
una resolución “injustificadamente errónea o arbitraria”.

“Que, para una adecuada decisión sobre la materia, resulta


indispensable definir el verdadero sentido y alcance de la
antes referida calificación que, constitucional y legalmente,
se exige a la decisión jurisdiccional respectiva, para después
aplicar ello al específico caso de autos. Al efecto, para eso
resulta primordial que dicha resolución sea
injustificadamente errónea, de suerte tal que no es
suficiente con que haya sido “errónea, o sea, equivocada,
inexacta, desacertada o continente de un juicio falso, sino
que es indispensable que sea “injustificada. Esta exigencia
tiene tal dimensión porque la exige la actividad de juzgar,
lo que, como cualquiera otra realizada por el ser humano,
está expuesta a incurrir en equivocaciones o desaciertos, los
cuales son explicables precisamente por las limitaciones
inherentes a la naturaleza del hombre, de cuyas virtudes y
defectos participan, como es obvio, también los jueces.

Que es útil precisar cuándo puede estimarse que un error


en que se ha incurrido en una sentencia, resulta ser
“injustificado. En este caso, el diccionario se limita a decir
que injustificado es lo “no justificado (Diccionario de la
Lengua Española, 21ª Edición), por lo que se debe delimitar
lo que ha de entenderse por “justificado”. Arroja un poco
de luz sobre este punto el significado que se da al
antónimo, al expresar que es lo “conforme a justicia y
razón; a su turno, explica que “justificación”, en su tercera
acepción, es la “prueba convincente de una cosa ,
agregando luego en el mismo sentido que “justificar , en su
segunda significación, supone “probar una cosa con
razones convincentes, testigos o documentos . De lo
expuesto, puede deducirse que una resolución o sentencia
es injustificadamente errónea, cuando los razonamientos
que la conducen al resultado inexacto no convencen (no son
convincentes), cuando no son susceptibles de una
explicación razonable (racional) cuando, en fin, son
contrarios a la lógica, a los dictados de la experiencia y a los
conocimientos más difundidos sobre la materia respecto a
la cual versa.

Que, en todo caso, cabe agregar que de acuerdo a lo


expresado por la Comisión Constituyente en la sesión 119,
“el error judicial debe ser manifiesto, craso, que es el que no
admite excusa ni razón para explicarlo y, por su parte, la
arbitrariedad, corresponde a un acto o proceder contrario a
la justicia, la razón o las leyes y dictado por la sola voluntad
o el capricho, o que carezca de motivación o racionalidad.
Por otra, es dable tener en consideración que el proceso se
compone de una serie de actos encadenados en los cuales
intervienen distintos sujetos y tanto sobre el juez como
sobre las partes (sea fiscal, defensa o querellante), pesa la
obligación de contribuir de mejor manera al esclarecimiento
de los hechos que se investigan y juzgan, personas que por
su propia naturaleza humana puedan errar con
consecuencias para el Estado solo cuando tal error supera
los límites de aquello que es razonable, o, como reza la
Carta Fundamental, resulte injustificadamente erróneo o
arbitrario.”

12. La protección judicial al derecho consagrado en el artículo 19


Nº 7 de la Constitución.

Artículo 19 Nº 7 EL RECURSO DE AMPARO

También podría gustarte