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4 ecchre lo Souda. Nig eecorata tibia oe Capitulo 16 diez aftos y luego habian cesado. Necesit6 afios de trata 4 lento, como, miento de culpa, “Hasta hace: cémo era yo". Lo que mas Efectos en los nifios: algo nuevo jomenaje histérico' ‘ "as palabras de Ferenczi al reerirse alos abusadores sexuales, en habran sido sorprendentes: famiento y los sentimientos de los nifios tras esos sucesos. Su primera reaccién seré de rechazo, le odio, de diata si no estuviera inbibida por un temor intenso. Los ninos se slenten fisica y moralmente indefensos, sus personalidades son atin débiles para protestar, incluso mentalmente; la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los dejan mucdos e incluso pueden hacerles Perder la conciencia, Pero cuando este temor alcanza su punto cul icamente a la voluntad del Minante, los obliga a someterse autom: ‘agresor, a adivinar su menor deseo, tented se identticandose por completo con él. Por identificacién, Aigamos que por introyeccion del agresor, éste desaparece en cuan- to realidad exterior y se hace intrapsiquico: pero lo que es intrapsi- Aico va a quedar sometido, en un estado proximo al suefo (como Joes el trance traumatico) al proceso primario, es decir que lo que 5 Intrapsiquico puede ser modelado y transformado de una manera v3 m ternura anteri infantil por la ident rroyecci6n del sentimiento de el comportamiento grosero del adi ms irritado y atormentado por el remordimient: lo que hace al nino més consciente de su falta y més vergonzoso. Casi siempre el agresor de se comporta como si nada ocurriera y se consuela cot ‘no es més que un nifto, atin no sabe nada, lo olvidaré todo pronto’. ‘Tras un hecho leza, no es raro ver al seductor adhe- rirse a una moral rigida o a principios religiosos, esforzéndose por salvar el alma del nino con su severidad. En general, las relaciones con una segunda persona de contianza, por ejemplo la madre, no son lo sulici ft para que el nifio pueda hallar fas en este sentido son rechazadas las califica como ton El nino del que se ha te en un ser que obedece mecanicamente 0 que se obstina, pero que no puede darse cuenta de las razones de esta ida sexual no se desarrolla o adquiere formas perversas; no hablaré de las neurosis y de las psicosis que pueden resultar en estos casos. Lo punto de vista cient sta yersonalidad atin débilmente sino con ui amenaza o la agrede”. Al glosar el texto de Ferenczi se alumbra un segmento ideolégico, de la época cuando el autor supor el arrepentimiento del abusador, 10 a una seve- we apareceria como un comin denominador, Por el contrario, la n del autor acerca de los procesos intrapsfquicos mar actualmente. 10 deseripcle iaciones que podriamos c' Freud estuvo en total desacuerdo con la postura de Ferened! y la exposicién de ese diferencia produjo un distanciamiento definitivo entre ambos. El primero habia replanteado su po saba en términos de tancia en el ft fantasfas y, no obstante sus textos sexuales por parte de los padres, habia derivado sus e ‘otra direccién. No obstante, la posicion de Ferenczi ha inspirado a psicoanalistas considerados clave en la actualidad. Los efectos de la irrups en la historia de vida de estos nifios Hablamos de los efectos de 1cl6n de la sexualidad adulta en lahistoria de vida de esto: a este dao horroroso® ejemplo, su efecto durante los prin Nominar la persistencia de estos dafos nos impulsa a otra indole de registro de percepeién: reconocer que pudo haberse impedido, (0 8ea, que ese daiio pudo no haber sucedido. Una premisa que posi- iona al ataque adulto en el Ambito de la contingencia’, que fundamentan quienes dictaminan y algunos profesionales que 1s de las victimas: “El rcunstancia peritan el caso, cuando se reclaman los derec! niflo no estaba sul madre que debia oportunidad”. Jentemente atendido, est: Lo contin; schos de abuso lad adulta en la vida de los ninos. Se trata de una doble in goniza activamente el adulto sino también en tanto y en cuanto el vs esa represi6n es secuencias-, no ante el recuerdo y/ icl6n de sus vivencias sexuales, sino como lo que ha sido vivido, el ataque por parte de} laborado, tramitado. Y 10s aquellas vivencias y adulto, sin lograr ser si de ese modo cont sentimientos Cuando la victima puede empezar a cont ficante que, In proceso signi. in que al mismo a simbélica de su narracién. En este momento se introduce un fenémeno de fantasma: cuenta, habla de lo que le parec Esla “no puede haberle suce- ‘que quienes lo rodean y acompanan reconocen como efectos, sintomas, consecuencias. Y asi se los clasifica, necesidad de expresarse, fr coyunturalim de manera sorpresiva, reiterad zados durante su nifiez. La aglomeracién de los sintomas hayan padecido un ataque reciente 0 que éste el tiempo. mas, ya sea que ell esté sumergi Estos aglomerados, que convocan repetidos diagnésticos median- telos cuales se reconocen los efectos de los ataques sexuales a ninos sertos en un Ambito compartido como segmento La cascada de ‘como efectos de al fieacion en el que trabajan los autores. Si bien téc ordenar las sintomatologias, los comportami nifias estudiados segiin sea el vademécum de los sos sexuales que desbordan el intento de ‘amente es preciso experiencias que se cobran su 18 perdidos debido a sus cambios de “cardct s, retraimiento y negativas a paseos y diversiones, la cuando mencionado). En oportunidades, se rractor ante cualquier su memoria con los recuerdos (que incluye el convierte en un patrén que funciona como experiencia, situacién o acciones que rocen hechos vividos. Entonces se afiaden las autoexcl de soledad ye! aislamiento para no arriesgar describen sintomas y el Ja complejidad con la que se encuc -08 y profesionales que alcanzan a reconocer esa multiplicidad de efectos que aparecen Aistribuidos tanto en el presente del abuso como décadas mis tarde. wz De alli la importancia de los trabajos psicoterapéuticos atentos a estas lineas de fuga que menciona Guattari, caracterizadas porqueng se incorporan como sign ‘quedado estos nifios”, ya que la respuesta que proviene de cada uno de ellos no necesariamente esta sujetada al lenguaje: lo desborda, or omisién 0 por exceso, La sintomatologia que se describe es lo suficientemente abundan- te como para reclamar diagnésticos diversas co! ferenciales de acuerdo con las raciones que podrian disefiarse en cada nino o nitia. No es posible hablar de un sindrome* de abuso sexual infantil debido a esta dispersion y pluralidad de elementos diagn sintomas que convendré estudiar en cada circunstancia. Se utiliza la expresion cuando se admite el criterio de Roland Summi de acomodacién al abuso sexual infantil”), que aplica la expr desde su propia perspectiva, enunciando la sucesié tancias y el encader introducir una cl ion le cireuns- iento de las mismas, que es una manera de .ci6né Si leemos cada uno de sus puntos frac- clonandolos en segmentos, entonces no se atiende a la perspectiva totalizadora del cuadro porque se posterga u omite la lectura desde la intersubjetividad. Los temas de la intersubjetividad En la n6mina que mas adelante se presenta y que corresponde a diferentes aportes expuestos acumulativamente, dada la posibilidad {de superponerlos, no se incorpora la perspectiva intersubjetiva. Esto as provenientes a, no s6lo en su psiquismo. Se compromete su vida pulsional, ya que avanza sobre ¢l equipo pulsional sexual cel nino y la nina y de su relacién con las respectivas familias 0 ajenos. ividad implica pro- esos animicos para tramitar las exigencias pulsionales propias y de los interlocutores, recurriendo a defensas funcionales y/o patégenas”. ws sta definicién que acompafta todos los fenémenos propios del sexual contra nifios, asf como el incesto, adquiere particular Ggnifcado en este segmento del texto, ya que se trata de un delito que enlaza los cuerpos/emociones, miaimamente de dos personas, fen un ambiente que se denomina “familia” Eltexto de Maldavsky se acompaita con una aclaraci6n en lo quea sgubjetividad se refiere: “La definicion de subjetividad también impli cea establecer qué no lo es. No toda combina defensas es Inherente a la subjetividad. La nocién de subj siones sensoriales y los afectos, entre los cuales estos segundos son primordiales y dotan de si ividad a las primeras” Los cuerpos/emociones en tanto ur Impregnan con su afectividad la existencia del izado, ast como la del queda encapsulada como vivencia de ataque, una posible react placentera y afectiva en manos de un seductor no es desestimable, Si el nifio ha reconocido un borde de placer en la prictica, quizés se sienta perturbado por la reminiscencia que fomenta su confusién. De alli que cuando se deseriben las alteraciones que muestran las vvietimas (en niveles emocionales, fisicos, conductuales, sexuales, Telacionales), éstas no existen sélo en el mundo intrapsiquico del nino (pesadillas) 0 en su “cuerpo” (encopresi ares). O sea, el caudal lersubjetivo en su de los afectos, que son los que dotan de significatividad lo sensorial comprometido traumé- ticamente durante el ataque. Lo més util puede ser estar per ‘que tienen lugar en la vida del ni de efectos en las tes de los cambios bruscos wl Liliana Alvarez! descle una perspectiva psicoanalitica, des, ero dors testou low erode arte i mci a una mirada clinica: "Son nitos retralds con una fachala deconeaags due n ls representa Se podria hablar de un seudoselfen el qua on hay una ientiteacin genuina que sostenga su presentacion (5 Nescencinacess new slles depdallenten se nginica matora Tenden a caer en sopary tienen siteracionoe gil dormir. No dormir es la defensa al acecho del padre abusador, na dormir para que la incongruencia parental, le ominoso, no aparcaay en el sonar. Su maestar se expresa en un lenguaje somética 0 de scr, Muchas acen aparenen decimctonsnpxleosoméilcas cogil consecuencla dela supesién del sentilento de fara. La tula no sentida es expresada fundamentalmentea través de trastornos de la cefaleas,trastornos gatroinestnales, enfermedades mun. leas, perturbacionesallmentarls bl to ea y accidentes, muestras de estados autométicos con s de conciencia; masturbacién compulsiva sin representacién Algunos autores m¢ res (familia, relaciones s impacto psicol6gico, pero dicha tesis atin esta por esclarecerse. Diversas enunciaciones de los efectos Si se admite la clasificacion que proponen diversos autores en. busca de una coincidencia mayor, encontramos": + Indicadores fisicos, comportamentales, de Ia esfera sexual. Dolores, golpes, quemaduras o heridas en la zona genital 0 anal; cérvix o vulva hinchadas 0 rojas; semen en la boca, en los genitales 0 en la ropa; ropa interior rasgada, manchada ylo ensangrentada; enfermedades dle transmisién sexual en ‘ano, genitales, boca u ojos; ‘ad para caminar o sentarse; enuresis 0 encopresis. Indicadores comportamentales. Pérdida del apetito, llantos frecuentes (sobre todo en referencia a situaciones afectivas ), miedo a estar solo/a o con determinado miembro lia 0 con hombres, rechazo al padre 0 a la madre de forma repentina, cambios bruscos de conducta, resistencia a desnudarse o baharse, aislamiento de las relaciones soc rechazo de la escuela, conductas regresivas (chuparse dedos de la mano, orinarse en la cama), tendencia al secretis- ‘mo, agresividad, fugas 0 acciones d Indicadores sexuales. Rechazo de los besos, de las caricias y del contacto fisico; conductas seductoras, especialmente en ninas; conduetas precoces 0 conocimientos se» ‘cuados para su edad; interés exagerado en los comportamien- tos sexuales de los adultos; agresi6n sexual de un menor a otros menores; confusién sobre la orientacién sexual. Otros autores nominan'* consecuencias psicol6gicas iniciales a los problemas emocionales, cognitivos, de relacién, funcionales 0 de conducta. Coincidentes en varios items con las consecuencias, como problemas de relacién, problemas funcionales, problemas de conducta y problemas emocionales; fobias, sintomas depre- sivos, ansiedad, baja autoestima, sentimiento de estigmatizaci6n, trastorno por problemas de atencién y bajo rendimiento por déficit cognitivo. Entre los que se denominan problemas “de relacién” estan una menor cantidad de amigos, menor tiempo de juegos con iguales, ele- vado amiento social. Los problemas funcionales se expresan con 8, pérdida del control de esfinteres (enuresis y encopresis), trastornos de la conducta alimentaria, quejas sométicas. Y los denominados problemas de condueta incluyen conformidad compulsiva, conductas sexualizadas y conducta disruptiva disocial 1a -acion, Crittenden y Di de un patron de conducta especifico que denominan de conto a, Es un cuadro escasamente descripto per fencontrarse en ninos que, habiendo sido abusados i un miembro de su familia, en caso de ser internados en una instig, cién destinada al asilo tienden a someterse a los nifios mayores que se le acercan con finalidad abusiva. Cuando suede en émbi liares, se encuentra conformidad compulsiva en criaturas al por el companero de la madre; el nifio no se atreve a relata temor a ser castigado y /o descalificado por istenela rmidad En otras oportunidades, el modelo es diferente: dicho “confor. * cumple una funcién de apaciguamiento ante el atacante, , como si no le quedase alternativa, y dice: “Yo no. que estaba mal, pero me qued cién no equivale al sometimiento, aunque lo piensa que es normal ser esclavo y que es algo Otro estilo enunciativo y clasificatorio relacionado con la edad evolutiva’ En el nifio menor de tres afos, se presentan tr: y en el dormir o trastornos ciones en los niveles de agresivo; con: feraciones en el sueno; ‘as. Trastornos en el aprendizaje; jue- gos sexuales y curiosidad inusual sobre el ara la edad; mastur- baciones con objetos con los que pueden llegar a lesionarse; conductas seductoras hacia los adultos, intensa ansiedad frente a la separacién. 182 Ja etapa de latencia. Propenden a reiterarse las manifesta- fades en el aprendiza especialmente en el medio escolar; \d_y desconfianza hacia los ‘© comportamiento hostil; rimiento 0 agresiOn Soci 10s con las figuras de autori portamiento clept6mano; crueldad con animales; desesperanza iisteza; episodios de coercién sexual sobre ninios mas pequefios mas retraidos. En la adolescencia Grupo A. Sintomatologia intensa. Intensa autodestructividad, bis- fadicciones, fugas de hogar, prom disociacion, trastornos en la ident severos (neurdticos, psicéticos, etcétera), lad, trastornos psicopatolégicos Grupo B. Sintomatologia més mitigada, Sobreadaptacion, retrai- miento, depresi6n, inhibicion sexual llamativa, ‘manifestaciones verbales de contenido sexual, Acentuada incapack- dad para interactuar con el sexo opuesto, homosexualidad, jems para probar en qué ‘a nina reaccionando de No se trata de analizar cada uno de lo: ircunstancia se encontraria un nifto acuerdo con su edad y su género, sino de indicar algunos puntos que ‘ameritan una discusi6n. En el altimo trabajo, Miotto elige una clasificacién ordenadora por Ciclos evolutivos, lo que la torna operativa en la préctica, especial- ‘mente en emergencias y urgencias. Sin embargo, cabe preguntarse la trastorno raz6n por la que se introduce la homosexualidad como psicopatolégico y es pertinente reflexionar acerca de los nifios trans, que tienen ” tad para alternar con el “sexo opuesto” ya que su Posicién de género es dato principal para acceder a esta distinci6n. En las clasificaciones anteriores, la aglomeracién de discernir el género reclama disi varén, de una nina o de una criatura transexual, Cuadros - Va Se trate de |Las eriaturas trans que padecen abuso sexual se encuentran a ionados en formas de violencia propias del momento de su desanry. lo. Si se trata de una nina trans que se siente varén tratada como tal sera abusada como mujer de at fa; el atacante sobrepasa el problema cru otra violencia al ataque sexual. Las di ¥ reclama sep srdo con su anato. I de esta nina sumandg lades escolares podan ser consideradas compartibles, pero en cada uno de los cuerpos/emociones por parte de la nitia g del varon, la escuela es un referente personal Conductas no mutuas fante parece no entender que las personas tienen el derecho de ser tocadas en algunas partes de su cuerpo y en otras no. Hay alguno que “sabe” de sexualidad mas que lo que corresponde a su. edad y desarrollo (este item merece observarse, ya que los nifios y niflas que en nuestro pais presencian habitualmente determinados Programas de televisiGn evidencian conocimiento que en otras ép0- cas y en otras regiones se considerarian impropios para su edad). Continta involueréndose en conductas sexuales a pesar que los Padres y/o cuidadores lo han confrontado y desalentado al respecto ¥ parece incapaz de poder detener sus conductas sexualizadas, que hacen sentir incémodos a otros zadas con adolescentes y/o adultos, antes. Inicia conductas sexualt- dido de adultos o de otros infantes, La conducta sexual se asocia con miedo, ansiedad, culpa y vergiienza. Tiene contacto sexual con animales. Sexualiza objetos no sexuales, expresa ira en un sentido sexual con coercién, fuerza, manipulacién © amenazas; justifica su actividad sexual. (En los juegos sexuales, los nifios rara vez tienen necesidad de justificar su condueta). 188 jacion que ofrecen Castafier Poblete y Griesbach Guizar's rvaciones no habituales: es posible que los ninos que ee st tengan problemas para etaleer rl fcercanas y de confianza, sino que corren el riesgo de buscar is peores sospechas sobre si mismos. mena econo amar pages ries sec eve muy leente de sus pares 920 cle por Tituaciones negativas que enfrenta, queda expuesto a mayores ae vce ction Como es propenso a asumir argumentos que los descalifiquen, feconocer como propios errores no cometidos y a asumir culpas te a acusaciones, su vulnerabilidad se mantiene y aumenta. las mismas autoras senialan que el nifto victima de abuso sexual : ltades para conectarse con adultos significa culos de apoyo y contencién, lo que El estrés postraumatico”® Los actuales estudios acerca de los efectos estresantes como con- secuencia de abusos sexuales mantienen la misma indiserimi con referencia al género de la victima, sin embargo const aporte abarcativo de singular utilidad. La clasificacién que propone el Institut Universitaire de Santé Mentale de Québec indica que el diagndstico debe ser realizado por ‘un médico. En Argentina contamos con psicélogos capacitados para establecer un diagnéstico diferencial que permite acercarse al nifio desde esa perspectiva. El estado de estrés postraumético es una alteracién reactiva que puede aparecer a cont mn de un hecho traumatico. El suceso traumético refiere a una situacién durante la cual la integridad fisica y/o psiquica de una persona ha estado amenazada o fuera de su do. nio (ataque). La reaccién inmediata al suceso se traduce por un terror Intenso, un sentimiento de impotencia o un sentimiento de horror. 195, Los sintomas incluyen tres grandes categorias: Sintomas de reviviscencia. La persona revive continuamente log sucesos traumaticos mediante pensamientos, flashbacks o pes: Evitaciém. Ya sea mediante pensamientos 0 comportamientos, la persona busca evitar, volun © no, todo aquello que te puede recordar el trauma. Puede incluir de ese modo mecanismos de disociaci6n, amnesia 0 “encaprichamientos”, Hiperactividad neurovegetativa. La persona est al acecho, en aler- con hipervigilancia aun sin que exista peligro para ella, el episodio de agresi6n, reconstruccién del mismo mediante los juegos, impresién de que el suceso se produce de nuevo, recuerdos repetitivos del hecho, pesadillas, miedos especiticos, acontecimien- tos trauméticos contados de manera repetitiva, pérdida de interés en jones que le recuerden el tultades de concentracién. Consecuencias de la agresién sexual manifestadas durante la adolescencia® Manifestaciones neurobiolégicas. Sintomas depresivos, ansiedad, miedos, desconfianza, sintomas de estrés postraumatico, comporta- mientos autodestructivos y automutilantes, débil estima de si y mala social, problemas de relaci6n con la familia y de comportamiento. Comportamientos delictivos. litinerancia, fugas, consumo de alcohol y sustancias (drogas), implicacién con bandas delincuenciales, com- portamientos sexuales de riesgo, embarazo precoz, actividad sexual precoz, infecciones transmisibles sexualmente y por la sangre (VIH), promiscuidad sexual, compromiso afectivo débil en las relaciones Tiss as, revictimizacion sexual y delincuencia sexual, victimiza- 'y agresiones en los encuentros amorosos. Existen particularidades vinculadas con la sexualidad” desde el de vista intrapsiquico. Con frecuencia, la culpa que genera la riencia vivida queda grabada como algo que ha vuelto e! cuerpo , “detestable”, rechazable, La misma vietima se ve a sf misma a alguien no queribl Fladolescente que ha sido victima se encuentra en una situacién “sin slide" segtin sus vivencias, Necesta pertenecer a un grupo, “pero la pérdida de confianza en si mismo y el aistamlento se lo ‘en desventaja para entablar relaciones sanas con iad de ensayar conductas de riesgo. Consecuencias posibles durante la adultez de las agresiones sexuales vividas durante la infancia®* 2°27 Salud sexual y fisica. Problemas somaticos, habitos de vida ries- 0308 (tabaquismo, aleoholismo, uso de drogas), déticit de la salud fisica, escasa percepcién de la salud fisica, consultas médicas mas frecuentes, invaldez profesional, enfermedades y dolores crénicos, ‘comportamientos sexuales de riesgo (encuentros sexuales no prote- gidos, promiscuidad ete), complicaciones ginecol6gicas y perinata- les, problemas sexuales (dispareunia, vaginismo, etc.), mayor riesgo de contraer VIH y enfermedades sexuales transmisibles. Salud psicol6gica. Problemas de salud mental (depresi6n, trastornos icos, trastorno de pinico, ete.), , sintomas de estrés postraum: pletados, abuso de drogas y de alcohol. wD Alruso sean Lon citert Relacional y conyugal. Disminucién de la confianza hac icultad de cercania con otros, aumento de conflictos familiares, aislamiento, insatisfaccién conyugal, est 1d deébil en relacion con las parejas, conflictos y violencia fa Parental. Estilo parental permisivo, estrés parental, dificultad en las relaciones con los hijos. El hecho de haber sufrido una agres lar pro- En cuanto a la salud menti Infancia genera un grave riesgo de desar en la edad adulta. Un estudio realizado sobre as de agresién sexual durante la infancia, sexual durante Dlemas de salud ment ero de 1¢ 40 afios, ha mostrado que las tun diagnéstico de trastorno de personalidad limite, en comparacién con las mujeres que » {que con frecuencia se encuentran nifios que inician Jaques a otros més pequefios 02 ideria a la defer: Cabe destacar ictas agresivas inesperadas, animales que no pueden defenderse. Esto corres ica conocida como identificacién con el agresor, cuando la yusador en un intento por traducir la se él mismo como un atacante. 1a ocupa el lugar del icia padecida comport Por su parte, Mauro Garcia-Toro® analiza diversas var! das con la salud fisica y mental de mas de 35.000 personas reS*_ « en EE.UU,, representativas de la poblacién de ese pais. A 105 tres afios de realizado el relevamiento, lo» ron ‘sonas para observar como 3 rela 1s investigadores ¥ habian evo" icar aquellas. a contactar a es: lucionado todas estas vat que aumentaran el rlesg tuna vez establecida. Los exp mayor riesgo en este set la depresi6n, el retraso en su trat bles y se centraron en Id fe persistencia de depresién grave croniee pertos concluyeron que las variables de eran la precocidad en la aparicién de into, el que ésta se asocle # otros problemas de salud fisica o mental y los abusos sexuales en la Infancia, “Cuanto més ay una mayor probabilidad de que los sujetos entrevi haber padeci- do abusos sexvale jada imp! do expuesto fen muchas ocasiones a un estrés grave durante los primeros anos de vida", apunta Garcfa-Toro. El investigador subraya que “ademas la neuroquimica y la estructura del cerebro, haciéndolo més vulnerable a la depresién”. Los resultados revelan que el 10 % de todas las personas entrevistadas afirmaron haber sufrido abusos jo esa situacin se acercaba al 40 %. Estigmatizaciones EI sentimiento de estigmatizacion eitado por algunos autores se explicaria porque la criatura se siente segregada ~quiza lo sea- y ‘stigmatizada, por haber sido sexualmente atacada. La implicancia del entorno, los resonadores sociales del terreno constituyen una clave de este sentimiento. En las ciudades pequenas blos las denuncias no se realizan por el miedo a la est Nuestra’ experiencia en diversas cludades y pueblos de Argent os autoriza a sostener 1a abusada, ante la pos de asumir una denuncia policial, silencia idad imizacién porque de una nina pequena, a © judicial, decidida a mantener al atacante en la penumbra itualmente, se trata de su compafiero). En aquellos casos en los deberé arremeter con la ™ Las excepciones existen y pareceria que las mujeres adultas en regiones ya han comenzado a no temer la estigmatizacién, wo En las situaciones en las que el varén es sometido por Violacién 9 abuso, el silencio aparece més hondo y los hechos permanecen en jg oscuridad de lo que “no puede ser de otro modo”, ya que un vargy, manoseado 0 violado deberé cargar con la estigmatizacién en Iq ‘comunidad. En determinadas sociedades donde es frecuente que los adolescentes varones ataquen a los nifios, el procedimiento se cons. uye en una préctica habitual registrada por nuestros equipos®, E50 nos coloca e ancia del adolescente agrediendo a un nifo, ‘como hecho particular que se aborda en otro capitulo. El silencio y el secreto ssperada y agresiva o sometida por part i lad de hablar y la necesidad le mantener el secreto de lo sucedido, Ambos son tributarios de la culpa que acongoja y estrangula a estas victimas, capaz de modificar la realidad de los hechos en los cuales no ha existido responsabilidad alguna por parte del nifo, Revisién de las consecuencias neurobiolégicas del abuso sexual Durante las tiltimas décadas y merced a las observaciones de la neurofisiologia se han incorporado datos sis ivos que permiten sumarse y, en oportunidades, vademécum de “efectos” localizados por una mirada clinico-psicolégica, para adentrarse en las intimidades funcionales y metabo bral. Quienes fueron victimas de abuso sexual Idad cuerpo/nino mediante la idad cerebral de los neurotransmisores. poran una marcacion Pionero en estas apreciaciones fue Juan Rof Carballo, psiquiatra espanol que en su libro Cerebro interno y mundo emocional* se ocupa cerebro interno”, actualmente denominado sistema limbico, se corresponde con una estructura vertical compleja en la que wn elementos de evoluci6n diversa en el encéfalo, como hipotélamo, amigdala y septum que, con ntcleos con funciones .,no obstante acttian conjuntamente en procesos complejos lados con las emociones y la memoria. Las redes de conexio- enlazan el cerebro interno con el neoc6rtex y estén intimamente tigadas con los estimulos provenientes del mundo exterior y con la historia cle! sujeto. Se enlazan las excitaciones de los niveles neuro- vyegetativos con la actividad del cértex cerebral. Las ideas de Juan Rot Carballo lo condujeron a la creacién del con- cepto de *urdimbre afectiva", que se ocupa de la relacién temprana ‘vos y las emociones, Su libro Biologia y Psicoandlisis™ es un anticipo de la estrecha relacién que puede establecerse entre las estructuras tempranas de la formacién cerebi Jo € hipotdlamo con Ja vinculaci6n afectiva del nino con sus figuras expone de manera erudita en su obra Violencia y fernura" Este autor puede considerarse un adelantado de todos los avan- ces que la neurociencia esta incorporando en la comprensién de los efectos del abuso sexual en nifios y nifas al actuar de manera danina y desestructurante en la neurofisiologia del cerebro. De la actual bibliografia que se ocupa del abuso sexual con una erspectiva de las neurociencias, reproduzco un trabajo realizado por Noemi Pereda y David Gallardo-Pujol del Grup de Recerca en. | Adolescent (GReVIA), Grup d’Estudis Avancats con sede en la Facultad de Psicologia de la Uni- versidad de Barcelona, Espana. Se utiliz6 el si método: mediante las bases de datos las listas de referencias de estudios pul ‘cuencias neurobiol6gicas de la victimizaci6n en la infancia. Apartir de estos datos, los autores concluyeron en que la exper cia de maltrato y abuso sexual puede cor gicos permanentes © muy duraderos, af respuesta del eje neuroendécrino hipotélamico-hipofisario-adrena, Los trabajos que hasta ahora han explorado los efectos neuro! gicos del maltrato muestran que es necesario cor abuso sexual infantil como problemas de salud. El abuso sexual es el mas tardiamente se ha investigado, con una prevalencia que oscila entre un la poblacién". Los autores afirman que “la ausencia, en la mayorfa de las ocasiones, dle un daiio fisico visible, asf como | ‘0 univoco han hecho que el abuso sexual I de detectar por los profesionales de la salud”, Pero ante iacién cabe comentar que, si bien el dao habitualmente, fomas aunado con las declaraciones de los nifios permiten obtener un diagnéstico univoco. En cuanto a los aportes de las neurociencias, han permitido que los autores afirmen que “El eje neuroendécrino hipotalémico- hipofisario-adrenal es afectado por la experiencia de abuso sexual lo que supone un fracaso en la capacidad de alostasis® del individuo, especialmente en aquel imas que presentan trastor- no por estrés postraumitico” Concretamente, las desregulaciones en el funcionamiento de este eje conllevan mayores concentraciones urinarias de dopamina, na, adrenalina y cortisol. Asi lo han encontrado Wider fantil, al comparar- las con controles de la misma edad, etnia, estatus socloeconémico wr. En general, esta al del ee hipotalémico-hipofisario-adrenal yy, yes vracién en la regulacién Por consiguiente, en la ‘otropina, se encuentra repetidamente en la literatura. La imp. la presencia 0 ausencia de estrés es cabal el desarrollo de psicopatologia en situaciones estresantes, tanto en hombres como en mujeres. anterior (victimas de abuso sexual, maltrato - altera el desarrollo cerebral, espe« el lobulo frontal y también un menor tamaio cerebral general en infancia Bis coos toatl scarcton eras), prd eronl evel cngado Jencia)® y constataron que la experiencia de violencia en mente el sistema lim! Nos (2013), Linens de fuga. Buenos Aices: Cactus, Imente se I ‘una determinada “Maldavsky, D. (2007). La intrsubjetividad en a linia psicoanaltic. Pag. 17 y {8, Buenos Aires: Lugar Edtora 103

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