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Aproximacion A La Iconografia de Hecate
Aproximacion A La Iconografia de Hecate
La Titánide Hécate era para los antiguos griegos y romanos una diosa de amplios
poderes, aunque tradicionalmente se la relacionara con la magia, la noche, los fantasmas
y la necromancia. Según las fuentes literarias antiguas, era la única hija de los titanes
Perses y Asteria, de los cuales recibió el poder del cielo, la tierra y el mar1. La
iconografía de Hécate es fácilmente reconocible, ya que aparece como una figura
femenina vestida con una larga túnica que sujeta con un cordón debajo del pecho
mientras sostiene dos antorchas. En algunas ocasiones también podemos hallarla con una
túnica corta y botas de caza, muy similar al modelo iconográfico de Ártemis. En los
santuarios generalmente se la representaba por triplicado como la diosa de los cruces de
1
Apolodoro de Atenas, Biblioteca, I. 2. 4.; Apolonio de Rodas, Argonáuticas, III, 478.
1
caminos y las fuentes2 aluden a ella como “triforme”, “trioditis”, “triceps” o “trivia”. Los
autores griegos y latinos3 le otorgan numerosos epítetos que hacen alusiones a su faceta
de diosa infernal: se la describe con apariencia terrible, con tres cuerpos o tres cabezas,
una de caballo, de perro y de león. De esta forma, debemos comprender que Hécate
puede aparecer representada de forma antropomorfa o tricéfala4, dualidad que aparece
recogida en el arte romano.
2
Ovidio, Metamorfosis 7.162 (triforme/triceps); Valerio Flacco, Argonautica 1.730 (triple forma); Himnos
Órficos 1 a Hécate.
3
Orficas Argonauticas, 975; Eustacio, Comentario a la Iliada y Odisea de Homero, pp1467, 1714
4
Pausanias, Descripción de Grecia, Ii. 30.s.2
2
el s. VI a. C. en una metopa del templo de Selinunte. También es probable que se trate de
una evolución de la Hécate Ctónica que suele aparecer con dos perros a ambos lados
adosados a su cuerpo5.
Como ya hemos demostrado anteriormente, los textos que aluden a Medea7 son
una fuente inagotable de información sobre las enseñanzas de Hécate a la que
consideraban su sacerdotisa. Gracias a Ovidio observamos que la diosa se ha convertido
en la divinidad de la magia y de la noche: su faceta más oscura s percibe en la inclusión
de nuevos atributos, como los puñales y los látigos en la estatuaria romana (Fig. 1). Esto
podría deberse a la creencia de que la diosa cortaba las hierbas mágicas para realizar sus
pócimas con un cuchillo de bronce según Ovidio o con una hoz endurecida por los
manantiales de la laguna Estigia según Valerio Flaco8.
5
Reid West, David, Some cults of Greek Goddesses and female daemons of Oriental origin, Universidad de
Glasgow, 1990, p. 317.
6
Apolonio, Argonauticas 4.55
7
Ovidio, Metamorfosis 6.139.
8
Apolonio de Rodas, Argonautica 7.352.
3
que Hécate suele estar asociada. Precisamente, abundan las diademas en forma de luna
creciente o llena, quizás haciendo alusión a la identificación de Hécate con Selene. De
esta forma, la representación triple de Hécate pasa de ser un mero símbolo de protección
para convertirse en una divinidad compleja que propicia la magia y los encantamientos,
especialmente de noche. Pequeños hecatea han sido hallados en los lararios de los
hogares romanos, muchas veces asimilada a Isis, diosa lunar por excelencia.
Hécate fue la única entre los Titanes que retuvo su poder durante el reinado de
Zeus y fue honrada por todos los dioses olímpicos. A pesar de ser la diosa de la noche y
de los rituales mágicos, Hécate también poseía rasgos positivos. Al parecer, era una
antigua divinidad oriental (algunos autores sostienen que tracia, otros caldea) relacionada
con la Gran Diosa, es decir, con la naturaleza y fertilidad9. De esta forma, no nos debe
sorprender su identificación con Ártemis en la Grecia del s. V a. C. Hesíodo10 es una de
las fuentes que más información aporta sobre las cualidades positivas de la diosa: Hécate
es dadora de riqueza, victoria, sabiduría, buena suerte a los marineros y cazadores y
prosperidad a los jóvenes y al ganado. Zeus la nombró cuidadora de los jóvenes
(kourotrophos) y por ello se la conoce como “diosa nutricia” de la juventud, al igual que
Ártemis y Apolo.
9
Reid West, David, Some cults of Greek Goddesses and female daemons of Oriental origin, Universidad de
Glasgow, 1990
10
Hesíodo, Teogonía 404.
4
provincias orientales del imperio, donde la diosa habría tenido su origen hace siglos. El
más claro ejemplo es la ceca de Stratonicea, Caria, que emitió ejemplares con las efigies
de Caracalla y Geta (c. 211 d. C.), mientras que en el reverso hallamos a Hécate de
perfil, sosteniendo una patera en una mano y una antorcha en la otra (Fig. 2). La diosa
viste un largo peplos que sujeta por debajo del pecho con un fino cordón. Sus cabellos se
hallan recogidos en un moño bajo y, en esta ocasión, su tocado no es una diadema en
forma de luna, sino que la divinidad está coronada por polos. Este cambio de atributo se
podría deber a un deseo de acentuar la relación de la diosa con la fertilidad y la riqueza,
ya que era muy habitual en las representaciones arcaicas de las divinidades femeninas,
destacando Démeter, Ártemis y Hécate (Fig. 2). Una imagen muy similar es posible
hallarla en las monedas acuñadas bajo el gobierno de su padre, Septimio Severo, donde se
aprecia su busto junto con el de su mujer, Julia Domna, y a Hécate sosteniendo una
antorcha acompañada por un perro, animal al que tradicionalmente se ha asociado11.
Sin embargo, donde realmente cobra importancia Hécate es en el relato del rapto
de Perséfone por parte de Hades. Según el Himno Homérico a Deméter, Hécate y Helios
fueron testigos del rapto. Con una antorcha en su mano, fue la única divinidad que
acompañó a Deméter en la búsqueda de su hija, hasta que la hallaron y Hécate
permaneció como su ayudante y compañía. Así, Hécate se convierte en una deidad del
mundo subterráneo, pero esta noción no aparece hasta la época de las grandes tragedias
griegas, siendo un tema común con los autores tardíos12. Como diosa ctónica, su
capacidad y poder es extraordinario, gobernando sobre las almas de los fallecidos.
11
Nonnus, Dionysiaca, 44.198; Licofron, Alexandra 1172; Pseudo Higinio, Fábulas 111; Ovidio,
Metamorfosis 14, 430-561.
12
Orph. Lith.48; Schol.ad Theocr I.c; Apolonio de Rodas, Argonauticas iii, 1211; Licofron, 1175,
Horacio, Sátiras .i.8.35; Virglio, Eneida vi. 257.
13
Virgilio Eneida 6.27
5
la Sibila de Cuma guió a Eneas hacia el reino de Hades pero implorando a Hécate para
que intercediera: para ello, debió sacrificar novillos de piel negra y erigir un altar.
14
Walters, Vivienne, J. (1974) The Cult of Mithras in the Roman Provinces of Gaul, Brill Archive.
6
la diosa: más allá de su concepción nutricia o relacionada con la magia y hechicería,
Hécate se convierte en un elemento más de intercesión, de tránsito, de canal y de paso en
los cultos mistéricos. Si bien los misterios de Mitra han sido considerados
tradicionalmente como un culto específicamente masculino, debe ponerse de relieve el
hallazgo en sus santuarios de esculturas dedicadas a Isis, Venus, Psique o Hécate.
Los autores neoplatónicos de los siglos II y III d. C. también asocian a Hécate con
Mitra. Al enumerar una serie de divinidades extrañas, Celso15 nombra a Hécate junto a
Sabazios, describiendo a estos dioses como “divinidades con cabezas impregnadas de
extravagancias”. Esta descripción podría referirse a distintos rituales de iniciación en los
cultos mistéricos. Porifirio16, por su parte, al explicar la naturaleza mistérica de los cultos
de Mitra y la teoría de la transmigración de las almas, asegura que los iniciados son dados
a llamar a los dioses como animales, asemejando a Hécate a un caballo, un toro, una
leona y un perro.
15
Celso, Discurso verdadero, prefacio, 4. Filósofo griego del s. II d. C. de formación platónica.
16
Porfirio, De Abstinentia, IV.16.3.
7
Por lo tanto, es posible considerar que la figura de la diosa Hécate sufrió una
evolución desde su faceta de diosa primordial propicia o “madre tierra” de origen oriental
a diosa de vital importancia en los misterios eleusinos. Esta transformación no es
perceptible sólo en sus funciones, sino también en su iconografía. Como diosa
relacionada con la fertilidad la hallamos tocada con un polos en su triple forma y
portando antorchas en sus dos manos. En el arte romano, la representación de Hécate
hereda las formas griegas, pero se observa un cambio sustancial en los atributos: los
tocados se multiplican y es posible hallar una gran diversidad en sus formas. Algo similar
ocurre con las antorchas que, si bien continúan siendo el atributo principal de la diosa, en
época romana también es posible advertir la inclusión de puñales, látigos y serpientes,
posiblemente relacionado con la importancia que adquiere Hécate como diosa de la
magia.
Por último, tanto en el contexto funerario como en el relacionado con los cultos
mistéricos, Hécate aparece como una divinidad de tránsito, como canal y diosa
mediadora entre el reino de los vivos y los muertos. Las representaciones en estos casos
es indistinta, la diosa puede aparecer en forma triple o no, y gracias a las inscripciones
conservadas es posible observar que muchos practicantes del culto a Isis o Mitra también
se autoproclamaban sus adoradores. De esta forma, Hécate se une a las divinidades de
que facilitan la transmigración de las almas como lo son Mercurio, Baco y Hades en el
Bajo Imperio.
8
Aunque en época romana las fuentes hacen hincapié en sus funciones de
hechicera, bruja y ser fantasmal, la diosa Hécate debe ser estudiada desde un punto de
vista amplio, abarcando todas sus facetas y entendiendo su evolución como una prueba
del sincretismo religioso que tuvo lugar en la Antigüedad.
Fig. 1.
Fig. 2
9
Fig. 3 Fig. 4
10
Fig. 5
11
BIBLIOGRAFÍA
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