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muerte y su extrac delrio. Pues ya a los quince aes, et hijo de Cefiso habia. ahadido uno y podia parecer io ¥ hombre muchos jovenes ¥ muchas ninfas 1e deseazon; pero (hubo en sb Tlemo cuerpo una tan dura soberbia) ningun Joven Ti ninguna ddoncella pudieron tocar. VI. NARCISO ¥ ECO (wv, 356-510) Ve a Natcso, cuando empujabs hacia sus redes a 10s timidos rina de voz sonora, que no sabe callar cuando alguno habla, ni aptendio a hablar la primera, Eco, que repite los son os. En aguel entonces, Bco tenia cuerpo, todavia no era sélo tina vor (N); ¥, aunque patlanchina, no tenia otro uso de su boss Sistinto del que tiene ahors, para poder volver a decir las ulias palabras de todo lo que ‘Je devia, Esto Io habla hecho Juno, orgue, cuando habla podido sorprender a las ninfas que, a me hhudo, en lot montes, se abandonaban a las cariclas de Su esposo Japiter, ella refenia con astucta la diosa con su larga conversa sion mientras hulan las ninfas. Cuando la hija de Satumno se dio fuenta de ello, dijo: wSe te concederd un uso muy limitado de fst lengua por la que he sido Duslada; un brevisimo uso de la px {abea.» Confirma sus amenazas con la realidad: sin embargo, él obla las voces emitias al final y repite las palabras ofdas. Por lo tanto, cuando vio a Narciso, que iba vagando a través de ias eampitias solitarias, se inflamed de pasién por él, siguiendo a escondidas sus pasos, ¥ cuanto més le sigue, mas s€ acerea al fuego que la abrasa, del mismo modo que cuando prenden las la rag en el jnflamatle azufre que circunda el temate de las an. Torchas, ;Oh, cudntas veces quiso acercérsele con tiernas palabras, Y dirgile Guices tuplicas! Se To impedia su naturaleza, que no Ie Dermitia dar comienzo a la conversaciGn; pero ella esta dispuesta [esperar los sonidos, a fos que contestara con sus palabras Por casualidad, el joven, separado. del grupo de sus files companeros, habla dicho: «jHay alguien aqui, y Eco habia Fespondida’ wAlguien aqui.» Aquél se asombra y dirige ta mi ada a,todas partes grita # todo pulmon: «Ven; ella lama al {gue fa Hama, Mira y, como no viene nadie, dice: «jPor que me fuyes?» Elin recoge cvantas palabras ha pronunciado. Se queda Inmovily3 engalado por Ta voz due fe responde, dice: «Aqui unt ‘monosi, y E60, ave jamas habla de contestar con mas agrado 2 somido alguno, coniesto: «Unamonos>; complacese ella de 1o 66 dicho , saliendo del bosgue, iba para arrojar sus brazos alrede- dor del cvello tan esperado. £1 huye y, al huir, dice: «Retira esos brazos que me enlazan; antes morire que entregarme a tic» Ella ‘no repite sino wentregarme a tin, Despreciada, 3€ oculta en la se. vay cubre con el follaje su rostro avergonzado,y desde entonces vive en antros solitarios. Pero el amor se leadhiere a las entranas yy crece con el dolor de haber sido rechazada; inquietantes incom Figs exteniian su cuerpo digno de compasion, la delgader arruga Su piel y la savia de su cuerpo se desvaneve o evapora en los ares. Tan solo quedan la voz y los huetos: la vor permanece, pero te dice que sus huesos han tomado la forma de piedras, Desde ep: tonces esti oculta en los bosques y no se la ve en monte algun, ‘ero todos Ja o¥en; hay un sonido que vive en ella ‘Asi como Narcso se habla burlado de éta, ai st habla burla do antes de otras pinfas nacidas en las aguas 0 en los montes y e otra mulieud de jovenes mancebos, Par esto, alguno de los despreciados, Jevantando al cielo sus manos, dijo: «Que llegue ‘amar de este modo y que Jamas goce de se? amado.» La diosa e Ramnusia accedié a estas Justas sUplicas. Habia un crstalino ‘manantial, cuyas aguas brillaban como la piata, al que jams se Inabian aréteado ni los pastores, mi las cabras gue pacen en las montaAas, ni ninguna clase de ganado, al que no habia turbado la presencia de pajaro alguno, nj bestia salvaje, ni rama alguna de Arbol habla turbado su pureza. Habla por sus alrededores un cos: ed, que la cercana humedad alimentaba, y la ronda del Boxaue fo consentia que el sot calentara en modo alguno aquel pargje ‘Aqui el joven, agotado por el esfuerz0 de la caza 9 el calor, tumbé eit ef suelo, atraido por el aspeeso del gary la Frescura el manantial. ¥-al desear calmar la sed, crecio en €) la otra sed; mientras bebe, sorprendido por la imagen de la bella que con: fempla, ama una esperanza Sin cuerpo: eree que es tn cuerpo 10, (que es agua. Se extasia de si mismo: queda inmévil, el costa im pusible, semejante a una estatua tallada en marmol de Perot Tendido en €l suelo, contempla sus ojos, dos Tuceros; sus ca bellos, dignos de Baco y" Apolo: sus lisas’mejllas: su cvello de marfl, su gracioso rosiro, en que se entremezclan el rojo y la Blancura de la nieve, y admira todo lo que en él resulte adm rable. Con imprudencia se desea a si mismo, ye mismo que ale- ba es alabado. Y mientras persigue es perseguido, y al mismo fempo que enciende se abraca. ;Cuéntas veces besd en vand sta fuente engaflosa! ;Cuanias veces sumergio en el agua sus brazos, que cogian el cuelio que habia Vsto y no se cogié en elias! [No sabe qué ve; pero Jo que ve le consume y el mismo erzor que 0 le engana le excita. Crédulo, ;por que traras de coger en vano la fugae imagen? No existe en ningin lugar lo que buseas; sparta, lorgue amas lo perderas, Esta que ves es la sombra de tu imagen reflejada_ Nada de si misma tiene esa figura; viene y se va cont fet contigo se marcharé, si puedes marcharte. Nila inguietud de (Ceres, i la del deseanso (N) puede alejare de all sino, que, ex ‘endido sobre Ja espesa hierba, contempla la engafiosa imagen con una mirada insaciable, vitima de sus propios ojos; levantan {doze un poco, extiende los brazos a los arboles que tiene alrede- {dor y dice: «;Por ventura, ;oh selvas!,alauno ha amado con mas triste erveldad? Vosozras to sabéis, puesto que fuistels escondite ‘oportuno para muchos. Acaso Vosotras, Ya que llevals tantos Siglos de existencia, recorddis, en un tan largo espacio de tiempo, 4 alpuno que haya penado asi? Me encanta'y le Veo: pero no Guentzo, sin embargo, fo que veo y me encanta, tan grande ese] fr die se apoders de ral amor. ¥ para que sea mayor mi do- for, niinos separa un dilatado mar, ni un camino, ai los montes, ni bnas murallas con sbs puertas cerradas: un poco de agua nos epara, El mismo desea ser poseido, pues cuantas veces nos besa- ‘mos en las ntidas aguas, otras tanias intenta hacerlo levantando hacia mi su boca. Diriase que puedo tocatle; 6s un pequetsimo ‘bstaculo el que se interpone entze los amantes. Quienquiera que Seas, sal fuets: gpor ut, joven sin igual, me engafas?, cadon- Ge vas cuando te busco? Ciertamente, nimi figura ni mis anos ppueden hacer que huyas, y también me han amado muchas nip fas, No sé que esperanza me infundes y prometes con ti f0stt0 amigo; cuando yo alargo mis brazos hacia ti, ta los extiendes tambien: evando yo te sonrio, ti tambien. Tambien, a menudo, hhe notado ts lagrimas, cuando 0 loraba; también con und inclinaciGn de cabera respondes a mis sas, ¥, pot fo que puedo Sospechar por el movimiento de tu hermoss boca, 18 me diiges palabras que no legen amis oldos, Yo soy és; me he dado cuen- 1 Mi imagen no me engahas me abraso en el amor de mi is smo y agito ¥ levo ese fuego. ZQue hare? zEsperar a que me su- pliguen o suplicar yo? ;Qué voy a pedic desputs? Lo gue deseo sta conmigo; la abundancia me ha hecho indigente. ;Ojala po- dicta separarme de mi cuerpo! Deseo jamés visto en un amante, desearta que estuviese ausente 10 que amo. Ya el dolor me quits las fuerzas y no me queda mucho tiempo de vida y me extingo en la flor de mi vida. Nila muerte es para mi cruel al sbandonar con ella mis sufrimientos. Quisiera que este que amo Tuese mas dure ero que $0 mismo, Ahora los dos, unides en un mismo corazon, fexhalaremos juntos una misma alma.» 6 Dijo esto y, fuera de si se volvid hacia sv misma imagen y con sus lagrimas enturbio las aguas J, al removerse el estanaue, Se oscurecio la imagen reflejada, Y hablendo wisto que se marcha’ ba, exclamé: «cAdénde huyes?; quédate y no me abandons, cruel, porque te ame; séame permitido contemplar Toque no puedo tocar ¥ alimentar a mi desdichado delitio» Y mientras se Sola, arvancd la parte ata desu vestidura $'con aus manos, Blan cas como el marmol, golped su desnudo pecha. Con sis golpes, ste adquirié el rojo" de la rosa, del mismo modo que los frutos, Aue por un lado son blancos y por oo estan tehidos de r0}0, 0 como la uva Suele hallase diversa en los Facimos todavia 20" dures, tomando un color de purpura. ¥ tan pronto como vio esto, una ver que de mievo se aquieté el agua, no pudo sopor. {arlo mis; sino que, como susle deshaceree la amatlla cera con lun leve ealor y las eicarchas matinsles cuando el sol calienta, ssh, onsumido por el amor, se funde y poco a poco se ve devorado por el fuego secreto y $a no tiene el color donde se mezclan el blanco ye) rojo, niet vigor, mi las fuerzas, ni lo que antes complacia en ser contemplad, ni quedaba ef cuerpo. que en otra Hempo habia amado Eco. Y cuando ésta le vio, aunque encoler zada y no olvidadiza, se condolio y cuantas veces el desventurado joven habia dicho «Ay!», la vor dela ninfa le habia respondida repiliendo: «jAyln. ¥ cuando con sus manos golpeaba sus Eri 205 (N), ella le devolvia el sonido de sus golpes. Las titimas pa labras al mizarse como de costumbre en las\ aguas fueron estas Ay, Joven amado en vanol», y esas mismas palzbras las devol- vio el lugar; yal decir «adios», también lo dijo Eco, wadiden Dejo abatir su languida cabeza sobre el verde c&sped la muerte cert los ojos que admiraban la belleza de su dueno, Incluso tam- bien entonces, cuando fue recibido en la morada del infierno, se contemplaba en las aguas estigias. Sus hetmanas, las ninfas, le Horaban yy cortados sus cables, los offendaron a su hermano; Jas Driadas también le loraron; Eco hace resonar sus lamentos. V ya se preparaban la pira, las vacilantes antorchas ¥ el feretro, pero el cuerpo no aparece por sitio alguno; en ver de su cuerPo Encuentran tna flor de color de azafrén, cuyo centro esté Fodea. do de Blancos pétalos (1). Brom, ©

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