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Esta es la historia de dos hombres que se conocían desde que tenían uso de razó n.
Siempre fueron los mejores amigos, o tan siquiera eso querían creer. El
protagonista es Joaquín Monegro, el cual toda su vida estuvo viviendo bajo la
sombra de su amigo Abel Sá nchez, éste era en el colegio el tipo má s agradable de
todos, que aunque no tuviera un muy buen promedio, el carisma y aquella fama
natural que poseía eran suficientes para ser considerado como el chico má s
querido, apreciado y popular de la entera escuela. Por otro lado, Joaquín, era serio
y se le reconocía por la gran inteligencia y el alto rendimiento escolar que poseía,
sin embargo, carecía de amigos y popularidad, por lo tanto, trató de ser como Abel,
cosa que le salió mal, ya que má s que nada se veía mal, aislá ndolo aú n má s de lo
que ya estaba, cosa que Joaquín sufrió durante todo el largo periodo de sus
estudios, siempre opacado y envidiado a Abel.
En otro tema, Joaquín estaba enamorado profundamente de Helena, la cual era una
chica vanidosa y materialista que no le hacía ni el menor caso. Joaquín le contaba
de esto a su gran amigo Abel, el cual para conseguir que ella se enamorara de su
amigo, se ofreció en ir a conocerla para hacer un retrato, Joaquín aceptó , aunque
dudoso. Desde el día en que empezaron las sesiones para el retrato, Helena y Abel
empezaron a conocerse, y terminaron enamorados y siendo novios, cosa que en un
principio Abel se encargó de mantenerlo en secreto a su amigo. Pero como se sabe:
todas las mentiras con el tiempo salen a la luz, por lo que Joaquín no tardó en saber
que su gran amada y su mejor amigo llevaban una relació n de noviazgo, lo cual no
pudo soportar... ¿có mo podía ser que su mejor a sabiendas de que quería a Helena,
anduviera con ella? Infame. Lo tomó de esa forma: una infamia, un arrebato de lo
que le pertenecía. Aú n así, se tragó su coraje e hipó critamente le decía a Abel que
no se preocupara, que se resignaría. Por consiguiente, Abel y Helena se casaron y,
naturalmente, invitaron a Joaquín, el cual aceptó de una manera, al parecer, franca
y sincera, pero en realidad estaba disfrazada de envidia y gran rencor. Por otra
parte, el retrato de Helena tuvo un gran éxito y todos lo vanagloriaban y con esto,
en Joaquín empezó a crecer un gran y profunda envidia que se relacionaba
íntimamente y se remontaba a aquellos añ os de infancia cuando todo empezó . Por
lo tanto, Joaquín decidió vengarse de su amigo y su gran amada, que tal vez, má s
que amor, ya era obsesió n sobre ella. Se propuso a ganar fama como médico y
quitarle la reputació n a Abel de alguna forma y así, Helena se daría cuenta de que
quien realmente valía la pena para ella era Joaquín y no Abel, ya que, segú n
Joaquín, ella se había ido con su amigo por su fama, gloria y gran reputació n.
Pero también decidió conseguirse una esposa, para salvarse de la terrible envidia
que corría por sus venas y porque requería de un amparo a su pasió n, por lo que se
casó con Antonia, una mujer llena de ternura, dulzura, amor y compasió n, que má s
que casarse por amor, se casó porque escuchó el grito de auxilio de Joaquín. Pero,
ademá s, en el momento en el que se enteró de que Helena estaba encinta, decidió
él también tener hijos. Los dos profesionistas se encontraban en un gran momento
de reputació n y fama, aunque a Joaquín se le habían muerto algunos pacientes... y
no porque no pudiera curarlos, sino porque aquella furia, aquel odio no lo dejaba
concentrarse, veía a Helena en todo momento, y así se dio cuenta también de que
ese amor que antes sentía por su amada, se había convertido en un odio porque
sabía que tanto Abel como Helena se habían casado para fregarlo a él porque lo
despreciaban, que era lo que realmente le llenaba de coraje y enojo.
Después de que el hijo de Abel nació , empezó a pintar un cuadro acerca de Caín y
Abel, y mientras Joaquín y el pintor hablaban de aquel nuevo cuadro, el médico se
empezó a identificar bastante con la gran leyenda de estos dos hermanos y leyó
entonces Caín de Lord Byron, con el cual descubrió grandes cosas de él mismo. Se
dio cuenta que verdaderamente envidiaba muchísimo al amigo de toda su vida,
mientras éste no hacía má s que alabarlo y quererlo de la manera má s honesta.
Joaquín decidió entonces empezara a creer en Dios, en quien nunca antes había
creído. Comenzó por ir a confesarse desalmá ndose completamente con el padre, y
desde ese entonces lo agarró de costumbre.
Los añ os habían pasado ya, y el hijo de Abel, Abelín estudiaba medicina. Abel
seguía triunfando con sus magníficas obras, mientras que Joaquín seguía con la
envidia en las entrañ as, sufriendo má s que nunca y tratando de encontrar consuelo
en el alcohol yéndose todos los días al Casino. Cuando Abelín concluyó la carrera
de medicina, se fue con Joaquín como ayudante. É ste le comenzó a tomar un gran
cariñ o e incluso ideó un plan para vengarse de su gran amigo, ya que pensaba en
arrebatarle al hijo y hacer que éste le quisiera má s que a su propio padre. Dio
resultado, Abelín llegó a confesarle a su maestro lo mucho que lo quería y hasta le
dijo verdades que nunca supo de Abel, quien resultó que admiraba muchísimo a su
amigo de toda la vida y que realmente carecía de afecto hacía cualquier persona y
era un egoísta egó latra que simplemente tenía cabeza para él. Luego, sucedió que
Joaquinita, hija de Joaquín quería irse al convento, por lo que éste tuvo una larga
disputa con la muchacha, quien sabía perfectamente bien que su padre no se
encontraba bien, por lo que quería entrara al convento para rezar por su alma. Sin
embargo, Joaquín la sacó de esa idea y la convenció de que se casara con Abelín.
Así, los dos muchachos quedaron comprometidos y al poco tiempo se casaron y
tuvieron un hijo. Joaquín nunca se había sentido mejor, y trataba ya de abstenerse
a lo que había sido su vida tan dolorosa. No quería recordar para nada el pasado,
para él só lo existía el futuro. Un futuro glorioso en su venganza sobre Abel, Helena
y todas aquellas personas que quitan el amor a los demá s sería por fin realizada.
Sin embargo, sus sueñ os se vieron frustrados y volvió a padecer aquella temible y
devastadora envidia que le recorría todo su cuerpo, cuando se enteró de que su
nieto quería má s a Abel que a él. Esto simplemente no lo aguanto má s y fue a
hablar claramente con Abel, diciéndole exactamente có mo se sentía y acabando
por matarlo, cosa que lo dejó en una gran depresió n y tristeza al enterarse que el
realmente malo de la historia era él... se arrepentía infinitamente sin creer poder
llegar al perdó n de Dios. Finalmente, Joaquín murió sin antes rebelar su secreto a
los demá s y sin pedir perdó n a todos los que amaba.
Miguel de Unamuno
Polifonía
Se puede ver claramente que “Abel Sá nchez” es una nueva versió n de la historia de
Caín y Abel del Antiguo Testamento (hipertextualidad). Joaquín representa a Caín
quien a pesar de sus arduos esfuerzos no logra conseguir la atenció n que busca por
parte de la sociedad, mientras que a Abel le resulta fá cil obtener popularidad sin
mucho mérito por ello. Esto desencadena dentro de Joaquín una fuerte envidia que
perdurará a lo largo de su vida.
Abundan los diá logos entre los personajes (discurso directo) que permiten ver sus
maneras de expresarse y relacionarse segú n sus personalidades.
Personajes
Joaquín Monegro y Abel Sá nchez son los personajes principales en esta historia
pero el mayor protagonismo se le otorga a Joaquín pues el relato esta centrado en
su perspectiva.
Consideraría a todos los personajes como está ticos puesto que ninguno sufre
variaciones significativas en sus formas de pensar y de sentir.
Relaciones de duración
Los hechos ocurren con rapidez en la historia pero los fragmentos de la Confesió n
de Joaquín sirven al lector como descanso, dando detalle de lo que ocurre en el
interior del protagonista, de sus reflexiones y pensamientos, y describiendo que
siente frente a las diversas situaciones.
Subgénero discursivo
Como explica el autor, “Abel Sá nchez” es una reflexió n sobre una pasió n muy
comú n: la envidia. É ste es el tema en el cual se centra el relato, a través de una
historia realista y humana. Debido a esto lo consideraría una novela psicoló gica.
Nivel de la historia
Secuencia narrativa
Los sucesos se cuentan en forma cronoló gica, en el orden en que ocurren. No se
encuentran ningú n tipo de flashbacks.
“Abel Sá nchez” no indica lugares en los que se desarrollan las acciones, como
ciudades o regiones, por lo que éstas podrían fá cilmente llevarse a cabo en un
cualquier sitio por especulació n o simple elecció n del lector. Aun así se pueden
decir que ocurren es espacios cerrados como por ejemplo, la casa de Joaquín.
Nivel de la narración
Acto de producción
En el pró logo a la segunda edició n el autor expresa que sus historias resultan de lo
que le ocurre a él, así como a cualquier otro, en su vida social, lo que siente y sufre.
Personajes