La independencia de México fue un proceso político y social que tuvo lugar entre

1810 y 1821, poniendo fin al dominio español en el territorio de la Nueva

España. Este proceso se inició el 16 de septiembre de 1810 con el Grito de
Dolores, encabezado por Miguel Hidalgo, y culminó con la entrada del Ejército
Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.
El proceso de independencia se puede dividir en cuatro etapas: inicio,
organización, resistencia y finalización. Durante el período fundacional (1810-
1811), Miguel Hidalgo lideró la lucha por la independencia, pero fue capturado y
fusilado en 1811. Durante la fase de organización (1811-1815), José María
Morelos tomó la iniciativa y obtuvo el control de la vasta parte sur de la Nueva
España.
En 1813 convocó al Congreso de Chilpancingo, declaró la independencia y
aprobó la Constitución de Apatzingán. Sin embargo, Morelos fue capturado y
ejecutado en 18151. Durante la Era de la Resistencia (1815-1820), algunos
rebeldes entregaron las armas, mientras que otros continuaron luchando. Los
principales dirigentes de esta etapa fueron Vicente Guerrero y Guadalupe
Victoria.
Finalmente, durante la etapa de culminación (1821), el ex realista Agustín de
Iturbide pactó con los rebeldes y promulgó el Plan Iguala, que declaró a México
como un estado independiente. Pronto se firmó el Tratado de Córdoba y el
gobierno español reconoció a México como un estado soberano e independiente.
La independencia de México tuvo muchas causas internas y externas. Las causas
internas incluyen el descontento con el dominio español y las desigualdades
sociales y económicas entre los criollos (españoles nacidos en Estados Unidos) y
los pueblos indígenas. Entre las causas externas se encuentra la influencia de las
ideas difundidas por la independencia de Estados Unidos y la Revolución
Francesa.
En resumen, la independencia de México fue un proceso largo y complejo que
involucró a muchas figuras clave como Miguel Hidalgo, José María Morelos,
Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide. Este proceso culminó con el
establecimiento del Primer Imperio Mexicano en 1821.