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Lista de versiculos para evangelizar pdf

Versiculos de llevar el evangelio.

Sobre el evangelio, una parte de nuestros Documentos Fundacionales afirma: “Creemos que el evangelio son las buenas noticias de Jesucristo —la sabiduría misma de Dios. Completa locura para el mundo, aun cuando es el poder de Dios para los que son salvados. Estas buenas noticias son cristológicas, centradas en la cruz y la resurrección: el
evangelio no se proclama si no se proclama a Cristo, y el Cristo auténtico no se ha proclamado si su muerte y resurrección no son centrales (el mensaje es ‘Cristo murió por nuestros pecados.
. . [y] fue levantado’)”.

Pensando en eso, te invitamos a reflexionar en estos 40 versículos bíblicos sobre la evangelización: “Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23) “Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos,
proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 9:35) “Los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio” (Mateo 11:5) “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo[g] como testimonio a
todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14) “Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de Dios” (Marcos 1:14) “‘El tiempo se ha cumplido’, decía, ‘y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio’” (Marcos 1:15) “Pero primero el evangelio debe ser predicado a todas
las naciones” (Marcos 13:10) “Y les dijo: ‘Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15) “Pero Él les dijo: ‘También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado’” (Lucas 4:43) “Entonces Él les respondió: ‘Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído:
los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio’” (Lucas 7:22) “Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos” (Lucas 8:1)
“Entonces salieron, e iban por las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes” (Lucas 9:6) “Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra” (Hechos 8:4) “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban, tanto hombres como mujeres”
(Hechos 8:12) “Entonces Felipe, comenzando con este pasaje de la Escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:35) “El mensaje que Él envió al pueblo de Israel, predicando de paz por medio de Jesucristo, que Él es Señor de todos” (Hechos 10:36) “Nosotros les anunciamos las buenas nuevas de que la promesa hecha a los padres” (Hechos
13:32) “También Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía, enseñando y proclamando con muchos otros, las buenas nuevas de la palabra del Señor” (Hechos 15:35) “También discutían con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ‘¿Qué quiere decir este palabrero?’. ‘Parece ser un predicador de divinidades extrañas’, decían
otros; porque les predicaba a Jesús y la resurrección” (Hechos 17:18) “Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24) “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues
es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primeramente y también del griego” (Romanos 1:16) “De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo ya era conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro; sino como está escrito: ‘Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de Él, verán, y los que
no han oído, entenderán’” (Romanos 15:21-21) “Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio” (1 Corintios 9:14) “Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Corintios 9:16) “¿Cuál es, entonces, mi
recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio” (1 Corintios 9:18) “Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8) “Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si
alguien les anuncia un evangelio contrario al que recibieron, sea anatema” (Gálatas 1:9) “Pues quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre” (Gálatas 1:11) “Pero saben que fue por causa de una enfermedad física que les prediqué el evangelio la primera vez” (Gálatas 4:13) “En Él también ustedes,
después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13) “En vista de lo cual, leyendo, podrán entender mi comprensión del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido
revelado a Sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio” (Efesios 3:4-6) “Oren también por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del
evangelio” (Efesios 6:19) “Quiero que sepan, hermanos, que las circunstancias en que me he visto, han redundado en un mayor progreso del evangelio” (Filipenses 1:12) “Ustedes mismos también saben, filipenses, que al comienzo de la predicación del evangelio, después que partí de Macedonia, ninguna iglesia compartió conmigo en cuestión de dar
y recibir, sino solamente ustedes” (Filipenses 4:15) “Porque ustedes mismos saben, hermanos, que nuestra visita a ustedes no fue en vano, sino que después de haber sufrido y sido maltratados en Filipos, como saben, tuvimos el valor, confiados en nuestro Dios, de hablarles el evangelio de Dios en medio de mucha oposición” (1 Tesalonicenses 2:1-2)
“Pues nuestra exhortación no procede de error ni de impureza ni es con engaño, sino que así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones” (1 Tesalonicenses 2:3-4) “Teniendo así un gran afecto por ustedes, nos hemos
complacido en impartirles no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, pues llegaron a ser muy amados para nosotros” (1 Tesalonicenses 2:8) “Porque: ‘Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Sécase la hierba, cáese la flor, pero la palabra del Señor permanece para siempre.’ Esa es la palabra que
a ustedes les fue predicada” (1 Pedro 1:24-25) “Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios” (1 Pedro 4:6) “Después vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran
en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua, y pueblo” (Apocalipsis 14:6) Versículos Bíblicos para Evangelizar Este post contiene 50 Versículos de la Biblia para evangelizar a inconversos, para preparar temas evangelísticos y enseñar el plan de Salvación.

Textos Bíblicos de Reina Valera Actualizada. Lee También: 50 Versículos Bíblicos sobre la Salvación Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Is 7:14). Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre:
Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Is 9:6). El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado (Mr 16:16). Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lc 19:10). En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Jn 1:1). Pero a todos
los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios (Jn 1:12).
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna (Jn 3:16). De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (Jn 5:24). Jesús les dijo: Yo soy el pan de
vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Jn 6:35). Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera (Jn 6:37). Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (Jn 6:40). Y conocerán
la verdad, y la verdad los hará libres (Jn 8:32). Yo soy la puerta.

Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos (Jn 10:9). Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá (Jn 11:25). Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Jn 14:6). Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Hch 2:21). Y en ningún
otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hch 4:12). Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa (Hch 16:31). Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Ro 10:13). Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (Is 53:4-6). He
aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, m que traducido es: Dios con nosotros (Mt 1:23). Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos
son los que la hallan (Mt 7:13-14). Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce bien al Hijo, sino el Padre. Nadie conoce bien al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar (Mt 11:27). Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará (Mr
8:35). Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mr 8:36). En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Jn 1:4). Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Jn 3:17-18). Lee También: Versículos Bíblicos Sobre la Obediencia Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Ro 3:23-24). Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para
con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Ro 5:1). Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida (Ro 5:8-10). Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5:17). Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro
6:23). Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8:1). Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación (Ro 10:9-10). De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí (Ro 14:12). Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Co 1:18). Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe (Ef 2:8-9). Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre (Ef 2:18). El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación (Col 1:15). Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col 2:9).

Lee También: 30 Versículos Bíblicos sobre La Vida Eterna Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Tes 5:9).
Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios (1 Pe 1:21). Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 Pe 2:24). Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:8-9). Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre.
El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre (1 Jn 2:23). En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (1 Jn 4:10). No obstante, sabemos que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y
estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna (1 Jn 5:20). Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso (Ap 1:8). Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Ap 19:16).

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