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JOSÉ JULIÁN VILLAFRANCA

El Trigueño

Son muchas las controversias que existen en torno a datos específicos de la vida del
maestro José Julián Villafranca debido a la situación política, económica y el escaso
registro civil que se llevaba en la época de su nacimiento, en plena era gomecista. Datos
como lugar y año de nacimiento, educación e incluso su edad son cosas que han ganado
cierta suspicacia con el pasar de los años. Sin embargo, a continuación presentaremos
algunos datos que han sido producto de una investigación profunda a través de materiales
impresos, audiovisuales y de entrevistas exclusivas con familiares, amigos y vecinos.

José Julián Villafranca Montistruque nació el 7 de abril de 1932 en la población “El


Carrizal”, de la parroquia Aricagua, municipio Montes, en el estado Sucre. El séptimo de
los nueve hijos de Julián Ramón Villafranca Córdova y Carmen Cleofe Montistruque,
apenas conoció la escolaridad formal, pues, solo cursó el 1er grado de educación básica
durante 6 meses, hecho que no condicionó ni representó un obstáculo para el futuro artista,
ya que pudo bordear la poca instrucción formal de las letras y las matemáticas que recibió
en la escuela convencional y convertirse en actor, dramaturgo, músico, poeta, cantante,
compositor y humorista de gran ingenio y reconocimiento.

Desde niño fue atrapado por el encanto de la música entonando canciones populares
de la época. Autoeducado, a la edad de 13 años se inició en la ejecución de las maracas y a
los 14 años, interpretó sus primeras notas musicales con un cuatro que había elaborado con
una caja de zapatos que funcionaba como caja de resonancia y con tripas de puercoespín
como cuerdas. En el año 1951, cuando tenía 19 años de edad, conoció a su prima María
Lourdes Villafranca, mujer que dos años más tarde se convertiría en su esposa y devota
compañera de vida por 47 felices años, dos de novios y 45 de casados, hasta 1998 cuando
muere trágicamente a causa de una fractura de cráneo como consecuencia de un accidente
doméstico ocurrido cerca del jardín de su vivienda ubicada en el sector “El Terreno”,
parroquia Cumanacoa del Municipio Montes, Estado Sucre. Fue tanto el dolor y la
frustración de José Julián, que al declararse la muerte de su amada María Lourdes, frenético
arremetió contra las rosas que el mismo le había sembrado, destrozando por completo el
hermoso jardín. De la unión entre José Julián Villafranca y María Lourdes Villafranca
surgieron dos hijos, Magaly Josefina Villafranca Villafranca y Julián Ramón Villafranca
Villafranca, este último, heredaría la vena artística de su padre.

Fue miembro fundador del Teatro Campesino “General Domingo Montes”


establecido el 14 de octubre del año 1965, donde inició como músico y rápidamente se
adaptó a la actuación interpretando roles en obras como: “El Avión Perdido”, “El Pájaro
Guarandol” y “La Conquista”; también participó en dramas de su autoría como: “El Pilón”,
“El Drama del Jugador” y “La Piedra de Moler Maíz”. El 13 de mayo del año 1977 crea el
“Quinteto Típico Montes”, agrupación musical que le dio fama internacional y con la que
representó a Venezuela de manera magistral en el “Primer Festival de Décimas del Caribe”
organizado en San Juan de Puerto Rico en el año de 1988 y que contó con la participación
de importantes grupos de América Latina y el Caribe. José Julián Villafranca fascinó con su
característico estilo y jocosidad a todas las delegaciones de decimeros y repentistas
presentes en la isla borinqueña; era tan grande su habilidad y dinamismo en aquel momento
donde se apostaba a la calidad y creativa mental de los cantantes para la improvisación, que
pudo cantar sin contratiempos, al lado de un tres cubano, de un tiple y de un cuatro
puertorriqueño, entonando, desde su exclusivo estilo, la diversidad melódica del género.

El 30 de octubre de 1993, luego de una larga, batallada y destacada trayectoria


artística donde realizó diversas grabaciones y colaboraciones discográficas con
composiciones que resaltaron el contenido sociocultural de lo sagrado, la mitología, la
tradición y la valentía de los héroes de la independencia de Venezuela, José Julián
Villafranca acumuló los méritos suficientes para ser declarado por el Alcalde del Municipio
Montes Frank Martell “Patrimonio Cultural Viviente del Municipio Montes del Estado
Sucre”, convirtiéndose en el primer artista con vida en alzarse con tal galardón, no solo en
Venezuela sino a nivel mundial. El 11 de enero de 1994 es galardonado con el Premio
Nacional de la Cultura Popular “Aquiles Nazoa” entregado en el salón Ayacucho del
Palacio de Miraflores por el entonces Presidente de la República Ramón José Velásquez y
en febrero de ese mismo año, el Gobernador del Estado Sucre Ramón Martínez lo declara
“Patrimonio Cultural Viviente del Estado Sucre”. Cinco años más tarde, en 1999, es
condecorado con el “Premio Nacional de la Cultura Popular” otorgado por el, hoy
desaparecido, Consejo Nacional de la Cultura (CONAC).

José Julián Villafranca fue el creador de la décima con seis o un seis con décima,
género musical del estilo punto redoblado. De igual manera, compuso e interpretó con gran
destreza y maestría géneros como: merengue oriental, la fulía, vals, malagueña, galerón,
bolero, seis puntillado y joropo cotorreado; además, adaptó a su particular estilo la música
jíbara, el seis fajardeño y el llamado joropo estribillo o aguinaldo oriental, siempre
acompañado de un par de maracas para impartirle más sabor a sus presentaciones. Sus
éxitos más destacados fueron: “Resplandor”, composición en homenaje a su esposa y
contenido obligado en cada una de sus presentaciones; “La trigueña”, canción que se volvió
un himno para su agrupación y, “Juan no celebró su día”, tema musical con varias
adaptaciones y que le dio fama internacional al ser interpretado por agrupaciones como
Caracas Sincrónica y artistas como Rafa Pino y el salsero panameño y actor hollywoodense
Rubén Blades en colaboración con la agrupación venezolana C4-trío.

Son muchas las anécdotas y ocurrencias de este gran artista quien fuera de escena
siempre sujetaba sus pantalones con un pedazo de guaral y, continuamente disponía de gran
entusiasmo para regalar, a propios y extraños, una gran sonrisa y su saludo adelantado:
“¡Yo bien! ¿Y tú?”. Se hacía llamar “el trigueño” y aseguraba que era “flaco, pero con
manteca”, que su mayor orgullo era cantarle a la vida y su más grande éxito, su hermosa
familia. Asiduamente escribía versos que transformaba en poesías para que sus hijos se las
declamaran a sus maestras. Cada noche, antes de ir a dormir, le preguntaba a su esposa, en
su distintivo tono de voz, “¡Lourdes oh! ¿Cómo quieres que me acueste, de lado, boca
arriba o boca abajo?”. Llegada cada tarde, se sentaba a leer en el sitio donde su amada
María Lourdes sufriera el fatal accidente, leía cualquier material, lo importante era estar
informado, aprender y relajarse y, guardaba con dedicación un pequeño títere que le habían
obsequiado, tan deslumbrado estaba con la semejanza entre él y el muñeco, que al llevarlo a
su casa le dijo a su hija Magaly, “¡Pero ve mija, ve lo que hicieron conmigo!”.
Era tanta su agilidad y viveza mental que podía entablar una profunda, coherente y
amena conversación con sus invitados, y a la par, pensar y arreglar versos, poemas y chistes
de algún punto de la conversación, y antes de despedirlos, se los recitaba con la gracia que
solo él sabía. Esta habilidad de José Julián para la inventiva e improvisación le permitió
imponer una característica como artista, contar historias, chistes y dar uno que otro
susceptible consejo antes de interpretar cada canción. Una de sus anécdotas más populares
fue cuando participó en Puerto Rico. Él imaginaba que como los “gallos puertorriqueños”
son aves de raza pequeña, suponía que los hombres tendrían las mismas características y lo
emocionaba la idea de ser uno de los hombres más alto de la isla, pero al bajar del avión su
decepción fue inevitable al ser recibidos por funcionarios boricuas robustos y de gran
altura. Otro considerable suceso fue que el propio José Julián decidió quien sería su sucesor
como cantante del “Quinteto Típico Montes”; esto, después de escuchar y mirar al profesor
José Francisco Rondón imitarlo con gran similitud.

Fueron muchas las dolencias y necesidades clínicas que aquejaron al maestro en sus
años postreros, hasta que el 20 de octubre de 2018, a sus 86 años, muere en la población de
Cumanacoa, Municipio Montes, del Estado Sucre, tras una severa complicación respiratoria
unida a problemas cardiológicos. Durante los últimos 10 días de su vida estuvo recluido en
el hospital “Luis Daniel Beaperthuy” de esa población, recibiendo el consuelo de
personalidades, amigos, colegas y fanáticos. Como ocurre con pocos artistas, “el trigueño”
José Julián murió en la misma tierra que lo vio nacer, crecer, florecer y dar sus frutos. A
pesar de todos los éxitos y reconocimientos que obtuvo durante su carrera, siempre
mantuvo su humildad y gran humor.

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