Está en la página 1de 90
De Judith Butler en esta Editorial Sujet dl ea Reson begins sn Frac del ih 38 (on pepsi) Dar cuenta de si mismo Violencia ética y responsabilidad Judith Butler Amorrortu editores ‘Benoe Aires Madrid Ging an cant of Onn, uit Baer ‘Sodus Hore a ‘Romer eee Saray 8 pln CT aN Hua Ae ‘seers Bt Sy Gee 1 8 Lagi totaal acc oe tat ind, [occupa rent ction cede te Spon aoc onary ui eile qu preva 1.728 ISDN 22826068 News kt el aa th ‘arena des nie Vieni y rapid {ip Balen Cie sac) ‘edu Hoa oe sme eeasosie 2 {Bie esa mer Pn Hr to LT ‘pela tri Gi Pa nth re "data ii 2.000 emir Indice general 9 Agradecimiontas 1 Abreviaturas 131 Dar euenta de sf mismo 21 Escenas de interpelacin, 87 Sujetos foveaulianos 42, Interrogantes posheelianos 48. {Quign eres?s 61 2. Contra la violencia étiea 65. Limites del uicio ‘78. Paicoandlisis 84 Elojooy el tds 117 3, Responsabilided 119 Laplanche y Levinas:la primacia del Otro 189 Adomo y ebmo convertirse en humane 153. Foucault da cuenta extn de sf Agradecimientos Los eapitulos de este libro fueron presentadas oi sinariamente en Ias Conferencias Spinoaa, ditadas en a primavera de 2002 en l Departamento de Fil sofia de ln Universidad de Amsterdam, Agradezeo a “ient de Vries por haberme hecho esa generosa inv ‘tacién y brindarme le oportunidad de elaborar parte ‘doesos materiales con ls estudiantes de Amsterdam, “Este trabajo se inicié como tema do un seminario do- ceente de la Universidad de Princeton en el otoao de 2001, cuando yo integraba el Consejo de Humanida- des. Mis eonversaciones ean el cuerpo dovente ¥ oon Jos alumnos de esa universidad me resultaronde enor- re provecho. Por iltimo, el material se presenté en ‘forma revisada en las Conforencias Adorno del Lnsti- ‘tuto de Investigacin Social de Franefort en el otono ‘de 2002, Doylas gracias a Axel Honneth por la posbi- ldad de reexaminar y entablar desde otzo punto de vista un didlogo con ia obra de Adorno. Rstay igual- ‘mente agradecida por las discusiones mantonidas en eee instituto oon numerasas personas que me demos- traron un fuerte eompromiso eon la euestiones que planteo. Bete texto apareciécon anteioridad, aunque fen forma sustancialmente més breve, en Holanda, cel titulo de Giving an Account of Oneself Crit ‘que of Ethical Vielence, Assen: Van Goreum Press, 2008, y luego so public, tambign abreviado, en ale: ‘main, con el titulo de Kritik der ethischon Gewale, Francfort del Mono: Suhrkamp, 2008, traducido oon ‘doneldad por Reiner Anseo, Partes del eaptulo 2 se presentaran en el arsfevo «Giving an account ef one- self, Dicertcs, 314), invierno de 2001, pigs. 22-10. ‘Dabo expresar mi agradecimiento, esimismo, a ‘varia personas que colaboraron conmigo en algunas {de asidens del manaseito: Frances Bartkowski Jay Bernstein, Wendy Brown, Michel Feher, Barbara ‘Johneon, Debra Keates, Paola Marrati, Biddy Mar- tin, Jeff Nunokawa, Denise Riley, Joan W, Scott, An- nika Thiem y Niza Yanay: También estoy agradecida alos estdiantes de mi seminario de literatura com> prada del tomo de 2003, que leyeron conmigo ma yor parte de los textos examinados aqui, euestiona ton ini perspectivasy aiginaron un intenso debate sobre muchos de os pics. Agradezco a Jill Stauffer Por mostrarme la importancia de Levinas para el ‘ensamiento ético, y a Colleen Pear, Amy Jamgo- ‘hian, Stuart Murray, James Salazar, Amy Huber y ‘Annika Thiem por st asistencia editorial y las suge- rencias formuladas en distintos momentos. Para ter- rminar, agradezco a Helen Tartar, que est dispuesta fa luchar con mis frases y © quien, al parece, este li- browuelve, Lo dedien ami amiga ¢interlocutora Bar- bara Jobnton, 10 Abreviaturas, ‘Ao lango del texto ce han visa a siguientes abre- De om HDs mmanuel Levinas, Difficult Freedom: Essays on \Jueion, wadueién de Sean Hand, Baltimore: The ‘Johns Hopkins University Pros, 1980 (Df l: ‘ertad:ensayos sobre el judaismo, Madrid: Capa- Gs, 200) Michel Foucault, Fearless Spas, eicin establoi- da por Joseph Pearson, Nuova York: Semiotestio), 2001, Friedrich Nctzache, On che Genoalaay of Morals, tendoeinde Walter Kaufmann, Nueva York: Ran dom House, 1060 [La genealegia de fa mora, Mae (rid: Alanza, 1971 ‘Michal Foucault, «About the boginning ofthe her- rmanoutics of the eof, traduecién do Thomas Kee- nan y Mark Blasi, en Michel Fovewlt, Religion ‘and Culture, ediciénestablecida por Jeremy Ci ratte, Nua Yorke Rosle, 1998, pgs 15881 ‘Michel Foucault, Lerénentique du suet, Cours ‘au Collige de France, 1981-198, Prt: Gallimard ‘Seuil, 2001 (Lar Rermenduticn del ujeta. Curso en ef (Callage de France (1981-1982) Buotos Aires: Fondo de Cultura EeonSmica, 2002). Michel Foucault, How much does it ens for reason to tall the truth? on Michel Foucault, Foweoult Li te, edicin eetableida por Sylver Lotsnger, tea- ‘dein de John Hontton, Nucea York Semlotex- ‘e180, pgs. 209-56 n 08 Emmanuel Levinas, thervite than Being, o be yond Bssence, traducién de Alphonse Lingis, La Haya: Martins Ngo, 1881 [De otro mado que ee, (© mas allé de le esencia, Salamanca: Sigueme, 1005. PMP Thocdor W. Adorno, Problems of Moral Philosophy, traduceién de Rodney Livingstone, Stanford: Stan- find University Press, 2001 S Binmanuel Levinas, Substitutions, raduesin de Peter Atterton, Simon Critehley y Graham Noctor, en Adriaan T Pepersak, Simon Critehey y Robert Bernasconi, eds, Emmanuel Levinas: Baste Philo- sophia! Writings, Bloomington: Indiana Uaiversity ress, 1990, pg. 7-96 orginal, La substitution», Revue Philoophique de Louvain, 6, 1868, pigs. 487-508, SP Michel Foucault, .Structuralisme ot poststruct Tismes, en Dit of eis, 19541988, eicién estab ‘id por Daniel Defer Frangis Ewald co a cols Doras de Jacques Lagrange, vo. 4, Pats: Gall rari, 1994, pigs 491-57 (Bsteuctralsm y pst- ‘structuraliamos, en Baio, el y hermendutia. (bras esonciaie i, Barcelo: Pads, 199) UP Michel Foucault, The Use of Pleasure, ol. 2 de The History of Sexuality, Nuova York: Random House, 1985 storia de la serualidad, vl. 2, Bl uso de los _placeres, Msi: Siglo XXI, 1985). Bn est libro utlizoelconcopto de otros pare denotar lotzohumano en su expedfiidad, excepto donde, or ra- ‘zones técnica, es precto que ol tino sigifique ago li- ‘geramente diferente. Bx Levinas, por ejmpl, l O0+ no silose refer alotrohumano, sno que aca ademds como ‘ari de una rlacén dca infinite. En esta kim aso, Ia palabra apareon aq conical maysseala 2 1. Dar cuenta de sf mismo Ew Ast penssmiono se mide por su distancia ean olnuiad de i conoi Theodor W Adamo, Minima moralla ‘Me gustaria comenzar por eonsderar en qué con- iciones podria plantearse la cuestion dela flosofia ‘moral —una cuestién que tiene que ver eon la condue- ‘i, por tanto, con el hacer—en un mareo socal eon ‘temporéneo, Plantear la cuestin en tl mareo impli- a, yaa admisin de una tess previa, a saber: no s6- lo que las euestiones morales surgen en el contexto de Jas relaciones sociales, sino que a forma que adoptan. esas euestiones eambia segtin el contexo, e incluso que este timo, en algin sentido, es inberente a la forma de la euestién. En Problems of Maral Philoso phy —ana serie de confereneias pronunciadas en el verano de 1963—, Adorno setala: «Prohablemente ppodames decir quo las cuestiones moralee siempre ‘surgen euando las normas morales de compartamien- ‘odejan de sor obvias indiseutidasen la vida de una comunidad»? En cierto modo, esta tess parece dos- cribir as condiciones de aparicién de las cuestiones "tyr Adar, Prana of Merl Psp, nin de ‘edo Lingo Stand Sted alert Pr 2001. Sy orga etl dr Morapouphie Presta Samp, 1907 pg 3 Salona tas coms PAP eel exe ‘ps dopo come aa daca gos 8 ‘morals, pero Adorno esperifca ain mas esa descrip» cin. Asi, propane una brove critica de Max Scheler, (quien lamenta la Zersetzung dele ideas étieas, eon 10 ual aude a la destruecién de un ethos étio earn y crleetivo. Adorno senioga a llrar esa pérdida, pues i preoeupa ol hecho de que el ethos enletiv sea inva riahlemente conservador y postule una fulsa unidad, ‘que intenta eliminar la dificultad yladiseontinuidad propias de cualquier ethos eontemporineo. Noes ier- {to que antaro hubo una wnidad que luoge se quebré: Toque habia era una idealizacisn, en rigor, un aacio- nalismo que ya.no es erefble ni debe serlo, Como con secuencia, Adaeno alerta contra el recurso ala ica utilizada como un tipo determinado de represién 9 violencia. Y afirma: -Nade muesua mayor dopradacia gute po de tio mo- ‘al gue aobrevie ala iro de Mea sectivae sun de ‘us de qu el Berit da Mundo pars ivr la expe- ‘Sn hepslana como un suet delema—b dado dba. {aris Una ver qu lead de a cnsenla human ‘ane sora ies do profuidohan abandodo ‘erelesines quo exprsan tule elemento de oblige lureda que cabe encontrar en ae estumbestreeans- eee cca violencia ex mal lo gu onan eta neta ‘os [Sion en confi cn la moral Sch), ola decnacién dla oraidad qe lamenian lo oii de a (decadence OM. pe. 1, En la deseripciin inicial, Adorno sastiene que las ‘uestiones morales sélosurgen cuando el ethos colec- tivo ha pordido autorided. Beto implica que, para ser consideradas como tales, In eaestiones morales no neceseriamente deben surgir sobre la base de un ‘ethos de aceptacién general; a decir verdad, parece hhaber una tensién entre ethos y moral, de mode tal ‘que la mengua del primero esla condicin peraclfor- “ talecimiento dela segunda. Al especificar esa descrip. én, Adorno sefala oon claridad que, aun euando el ‘ethos colectivo ya no sou compartido —en rigor, justa- mente porque el -cthos colestivos(téeminos que ahora reaquieren de comillas para constituir una unidad) no rartido por el conjunto—, puede imponer su pretensién de comunidad pero ao por mediosvilen- mas: e50 ethos tinieamente se con- ‘ierte en violenéia cuando lega a ser un anaeronis- nlega a volverse ‘pasado, ylaviolenia es su modo de imponerse al pre sente, A decir verdad, no slo se le impone: también ‘rocura eclipsarlo, y eso es preeisamente uno de sus fects volentas ‘Adorno emplea el término violencia en rlacibn con la tica en el contexto de las pretensiones de univer salidad. ¥ propone una formolacién mas del surgi- ‘miento de la moral, que es siempre el surgimiento de clertos tipos de indagacion mora, de interrogacién ‘moral: el problema soval de la divergencia entro el. interés universal y el interés particular, los intereses deindividuos particslares, elo que va aconstituir al problema dela morals (PMP, pég. 19) ,Cusles son as Condiciones en quese produce esta divergencia? Ador- nose refiere a una stuacién en Ia cusl slo universale ‘no est en concordancia can elindividuo niloinelaye; la propia reivindicacin de wniversalidad niega ls “de- rechoe” del individuo. Podemos imaginar, por ejem- plo, la imposiign de gobiernos a paises extranjoros on nombre de prineipios universales de democracia, ‘cuando en verdad ea imposicinniega efectivamente 5 los derechos dela poblacién en cuanto a elegir a sus propiasautoridades. En eata misma linea, poriamos _Pensar en la propuesta del presidente Bush ala Auto- ‘dad Palestina, o sus esfuerzos por imponer un eam- bio de gobierno en Trak. En estos ejemplos —para ‘usa las palabras de Adormo-—, lo universal. Jape ‘eee como algo violentoy ajeno y earece de realidad sustancial para los seres humanos-(bid.). Aunque en ocasiones Adorno se muave en forma abrupta en- tre In ica y la moral, prefiere para su proyecto esto ultimo término, mora, que reitera luego en Minima ‘moralia,e insite en que cualquier onjanto de mic ‘mas oregias ha de ser pasible de apropiacién de una, ‘manera vital» por los individuos (PMP, pag. 16). Si bion se podria reservar éica para ls pefiles genera Jes de esas reglas y m‘ximas o para la rlacién entre _yoes [eles] que estdimplteta en elas ‘se wrevision eritien (PMP, pig. 19). que sigue en este primer capitulo, quiero se ‘Salar lo que estimo importante ena concepeion ador- nana de Ia violencia ética, aunque postergaré una ‘consideracion ma sistematea hasta el eapitule 3. Bn Ja seecién introduetoria me limitaré a pontwalizarla ‘mportancia de la frmalaciin de Adorno para los de- Dates contemporineos en torno al nihilismo moral, ‘a mostrar que el cambiante eardetor histério de ia indagacién moral misma exige realizar modifica ‘iones en su mareoteérco. En este sentido, el propio filsofo podria haber adeitidoeoe cambio que lo tras bid) ‘Lo que est en juego no es, para Niotasthe, la mera preponderancia de una moral y un orden logal alos ‘unles se opone, sno una eonstruceién obligada de lo “humano> en oposicin a la vida mismo. Su vision de Ja vida, empero, eupone que la agresién es mas pr ‘maria que la generosidad, y queel interés en Ia justi ‘Ga surge de una éica de la vanganza. Nietzsche omi- te considerar la escena de inveriocucién en Ia eul se ‘os pregunta qué hemos hecho, o una situacin en la ‘gue tratamos de aclarar, en benefcio de quien espera Saberlo, qué hicimes y por qué razones. ‘Segtin Nietzsche, el yo como seausas de una acién lesiva siempre es atribuido de manera retroactive autor del hecho séloqueda asociado tardiamente a su facto, En realidad, slo o convierte en agente causal {de este acto por obra de una atribucién retroactiva ‘que procura ajustarse a una ontologia moral estipula- ‘dapor un sistema legal un sistema que estableceres- ponsabilidades y agravies punibles identificando un yo pertinente como origen causal del suftimiento. A 26 Bsimportantedestacar que Nictzschelimita suin- torprotacién do Ia responsabilidad a esa atribucién juridicamente mediada y demorada, Al pareeer, no faleanza a eomprender las otras condiciones de inter- Jococin en que se nos pide que demos euenta de noso {ros mismas, y se concentra, por el eontraro, en una agresion originaria que a su criteri es parte de todo ser humane, e incluso coextensiva ala vida misma, La persecuctin de esa agresin en el mareo de un sis- ‘tema de castigo erradicaria, asuentendor, osa verdad dela vida, La institueén del derecho oblige un ser ‘humano originariamente agresivo a volear hacia dentro» esa agresién frjar un mundo interno eom- puesta do una conciencia culpable y volver contra st ‘mismo la agresién en nombre de la moral: en esa erueldad paiquica reside una locura de la voluntad. ‘que careco de too precedente: la valuntad del hom- bre de considerarse culpable y censurable en un gra o imposible de expiar» (GM, pég. 99). La agresién, que Nietzsche jusga congénita en todo animal uma no en la propia vida, se vuelve contra la voluntad y ‘sume entonges una Segunda vida, hasta hacer im losin y eonatruir una coneiencia que genera una re- Aexividad que sigue el modelo de la reprensidn de st ‘mismo. Esa rellexividad es el precpitado del sueto, ‘entendid como un ser relexivo un se que puede to- ‘arse asf mismo came objeto dereflexién yo have. ‘Como dije antes, Nietsche no ensidera otras d- ‘mensioneslingbistcas dela situacin, Sise me consi- . Foucault no pregunta «{Quién eres ‘ui, ni rastrea Ja posible manera de elaborar una perspectiva critica sobre las normas a partirde una w ‘otra de estas dos preguntas. Antes de considerar las ‘onsecuencias de sa ocusién, querria sugerit una ‘seston final en relacién con Foucault, aunque velve- 26a 6l més adelante, [La perspectiva de primers persona adoptada por Ja proguntaética, ast eomo la apelacn directa a un ste, quedan desorientadas debido ala dependoncia fundamental de la esfera éica respect de lo socal. ‘Sen ono singwlarel otro es reconocido y confer reco ‘osimiento a través de un conjunto de normas que ri- gon la roconociilidad. Ast, mientras el otro puedeser a1 singular, sino radiealmente personal, las norma son hhasta cierto punto impereonales iiiferentes, e i troducen una desorientacin dela perspectiva del st oto en medio del reconoeimiento en euanto encuen- tro, Si considero que te etongo reconocimiento, por «jemplo, tomo en serio el hecho de que ese recone- ‘micnts procede do mi. Peron bien advierto quo los \érminos wilzados para otongarla no me pertenecen ‘enexelusividad, que noloshe ideado o forjado a solas, ‘quedo, por as decito, despojada por el lenguaje que frezco. Bn cierto sentido, me semetoa una norma de ‘edonocimiento cuando te ofrezco mi reeonoeimiento, lo cual sgnifiea quel «yor nol ofece a partirde sus recursos privades. En rigor, parece que el «yo- queda Sujeto a la norma en el momento de hacer ese afreci- ‘mionto, de medo que se convierte en un instrumento dela agencia de esa norma. Por eso, el «yo» parece i variablemente wsado por la norma en la medida en ‘que trata de usarla, Aunque yo cela tener una rls ‘in scontigos, resulta que estoy atrapada en una lu- cha oon las normas. Pero, podria ser también cierto (que no eataria enredada en esa lucha sino fuora por ‘un deseo do otorgart reconocimionts? ;Cémo enten- ‘demos ese deseo? Interrogantes poshegelianos -Sélo puso concer reconcio preteen mati ‘enque ec enactments dl tome odie 0 abo, co Toque secotremozs en el dase. Jape Ney Hegel: langue de egativo ‘Tal ver ol ejemplo que aeabo de coasiderar soa en- sgaioso porque, como sostandria Hegel, el reconoci- imiento no puede darse de manera unilateral, Tan 2 ‘pronto com lo dos, potencialmente me lo dan, y mi forma de ofreoerlo me es potencialmente oftecida, “sta reciprocidad implicitasesefialaen la Fenomeno logia del esprit cuando, enla seccién titulada ‘Sefo- vio y servidumbre, la primera autoconciencia ad ‘verte queno puede tener un efecto unilateral sobrela tra autoconciencia. Como on estracturalmente si- rilares, Ia aecin de Ia una implica le acién de la otra, La autoconciancia aprende esta lection, ante tedo, en el contexta de Ia agresién ala otra, en un va- ‘no eafuerzo por destrur a simiitud estructural entre lamas y rocuperar tuna posiciin soberana: esta ac- ‘nde la una tiene ens la doblesgnificacion decor tanto su propia aecién como también In acc de la otra. (..-) Cada una ve que la otra hace To mismo que ella; cada una hace po slo que exge de l ora y, por To tanto, también hace Io que hace slo en la medida fen que la otra hace lo mismos# ‘De manera ansloga, eusndo el reconocimiento en- te estos dos sujetos rivales resulta posible, nunca ‘pede eluir Ia condicin estructural de la reiproc ‘dad implicta. Podria decirse, entonees, que nunca ‘puted ofrecer el reconocimiento en el sentido hegeliar 1o como puro ofrecimiento, dado que lo reibo, al me- ros potencialy estructuralmente, en el momento y el acto de darlo, Podriamos preguntarnos, ome Levinas ‘on seguridad Io ha hecho acerca de la posicisn hege- Tiana, qué clase de dadiva es esa que vuelve a maf con tanta rapide 3, en realidad, nunca se separa de mis ‘manos. {Consisteel reconoeimiento, como argument “Hegel, en tn act reesproco pare] cual ocano2c0 que el otro est estructurado del mismo modo que yo? 2Y ° Geog Wien Friel Ha, Pe Phenomenal of Spt seadus da AV Siler, Ook Oxon Univer Pree, 1977, ‘Shr, Msn Rend Care sd, 198 roconozco que el oto tambidn hace o pueda hacer ase reconocimiento de mismidad? {0 aeaso hay aqut otro encuentro ca a alterdad que es irreducible aia mis- midad? De ser asi, jedmo debemos entender esa alte- dad? El oteo hegeliano siempre se encuentra afvers al ‘menos, solo encuentra afuera en primer lugar, y aslo ‘después se reconoee que es eanstitutivo del sujeto, Fs to ha evade a algunos ertioos de Hagel a conchuir ‘que el sujeto hogeliano reaiza una asimilacidn total de Jo externo en un conjunto de rasgosinternos a si mismo, que su gestocaracteristin es de apropiacin, _y suelo, el del imperialism. Otras lecturas de He- 'ol, sin embargo, insisten en que la relacin con el ‘otro es exttica,® que el jo» se eneuentra repetidas veces fuera de si mismo y quenada puede poner fn al reiterado surgimiento de esta exterioridad que, pa- ‘adgjcamente,me perteneee, Siempreso, por decirlo. asi otra para ma misma, yno hay un momento final fenvel que mi retamo a mi misma se produzea. De he cho, si seguimos la Fenomenalogta del esprit, loser cuentros que experiments me transferman invara: blemente; el reeonoeimionta se eonvierteenel proceso por el eual devengo dstinta de lo que era x, por end, Alejo de ser eapaz de volver a ser lo que era. Hay, en tonces, una pérdida constitutiva en el proceso del re- ‘ennoee, dado queel yor se transforma mereod al acto de reconocimiento, No todo su pasado se 160g Y 00: noce en ceo aeto; este modifen Ia onganinacin de exe "Vou Nathan Ratna On the sti sft co sept af alien, Ref Metpl If arda 18 ar- i Name Het he ear of he got tan Se on Shy Steven Miler Ainnepati: Urry of Minos Pres 0 eral, it Page du nia, Pre Hah Wate situate: anu ati, ‘rears 08 Catherine Malab een de ag st ‘i tomporai kara Paced. Wi, 1908 “ pasado y su significado al mismo tiempo que transfor- ‘mut el prosente de quien recibe el econoeimiento. EL ‘econotimianto es un acto en el cual el sretorno a sie ‘resulta imposible también por otra razin. El encuen- tro con otro genera una transformacidn del yo de la ‘unl ne hay retorno. Bn el trenscursedeeseinteream- bio ge reconoce que al yo es el tipo do ser enol quo la jermanencia misma dentro des se revela imposible. “Aunque en ocasiones se consura a Hegel porque entiende el reconocimionto come una estructura dif fica, podemos ver que en Ia Fenomenologia del espiri- turlaIueba por ese reeonocimienta no esl tima pa 6 Jabra, Esimportante advertr que esa cha tl como se representa en la Fnomenologta, revel la inade cuacion dela diada como roar de referencia para comprenler la vida soil, Desputs de toto, lo que Se deriva nalmente de esa esona es un sistema de cos tmbres Sitlichteiy por conaiuiente, wna version social dels normasenvirtd do las cues el reomo Giminto repro podria sstenerse de manera mgs tetable de Toque ropondrin a lucha de vida omue. te oclsistema de strvidurte El intareambio die se refiere a un conjunto de sormas que exoden las perspocivas de quienes pa. ticipan onl lucha por reconaciiento, Cuan aos ‘reguntanioe qué elo que hace posible el reconoc! tients comprebamos que no pusde ser meramentoe] ‘ro quien resltecapaz de enocerme yrecmocerme ‘como poseedara de un talento oun eapeidad espe Gin, pes eve otro tarmbign fend que apoyarse, aun. ‘ue él ea de manera impli, en certs entries ara eatableer en tados los ass lo qe ha de srr: ‘eonnibleyn0 reemosible en elo, un maro para ver ‘agar tannin nso yo. Bere aspect el otra conflerereconocinenta ~y ain as resta saber con Dresisié en qué consists eto—prncipalmente en vie {ud de expacidades internas especiales qe le pera ten dscerie quien put se, leer mi osteo tr rostroes en efit, lege, elo llega serioingresan- doa un mare vintal que condiciona su logiled Si algunas puden sleerme yao no, js so prgue ‘quienes pueden hacerlo tienen talents interns de Tsque otros carecen? 20 es que dertaprctcadelee ‘ura resulta posible en relacion con determinedas sa ees procs del empo, loquellamamos Por empl Seber ean larsenie un err mana debe haber, ante todo, un marco para lo humano que ‘eda inlir cualquier nimero de varaciones come 6 instancias disponibles. Pero, dado lo discutida que es Ja representacion visual de lo -humanos, pareceria, ‘que nuestra capacidad de responder un rstro come ‘un rostro humano esta candicionada y mediada por mareos de referencia que, sogtn las easos, human zan y deshumanizan. ‘La posbilidad de una respuesta étioa al rostry ex se asf una normatividad del campo visual: ya hay no slo un marvo epistemoldgien dentro del cual el ostro aparece, sino también una operaciin de poder, pues Sinicamente en virtad de ciertns tipasde disposiciones antropoesntricas y marcos eulturales un rostro deter- ‘minad se mostrar ante cualquiera de no2oteos oo ‘mona cars humana." Después de todo, jen qué con iciones algunos individuos adquieren un rstro, un rostro legible y visible, y otros no? Hay un Lenguaje ‘que enmarea el encuentro, y en él se inserta un eon junto de narmas concernientes a le que constituiré © ‘ola reeonociilidad. Ese ese plantoo de Foucault y, ‘en cierto modo, su complementa a Hegel cuando pre- ‘gunta: «Ein qué puedo convertirme, dado el orden contemporinen del ser?s. En iQue es Ia ertin?» 0s cribe: «Qué soy, porlo tanto, “yo yo que pertenezcoa cesta humanidad, tal vez a esta parte de ella, en este ‘momento, en esto instante de humenidad que esti so- ‘metido al poder dela verdad en general y Is verda des en particular." Foucault entiende que ese -or- en* condiciona la posibilidad do su dovenir y que wn régimen de verdad, segin sus palabras, restsinge lo ‘que constituiré y no eonstitiréla verdad do su yo,la verdad que él oftece sobre ai mismo, la verdad par la 1 Ge encnrek uo enn mde dete sree so “rca ie cp de Prarie Efe he Peer of Meuring and Vleet, one ew, 2008 Via ‘recone Bipot dal aay tesa, Boner Pad, Se. "i. oneal, Wat ea, we 29 a ‘eal podria ser conocido y eonvertirse en reconoeible- ‘mente humano, la raaén que podria dar de él mismo. siQuién eres? No means init el arama, :Akoa gud Leigh Gilmore, The Limi of Autabicgraphy Aunque la teria social del reconocimientoinsiste cen In operacion impersonal de la norma cuando esta ‘onstituye la inteligiilidad del sujet, entramos en ‘contacto con esas normas, sobre todo, por medio dein- tercambioe eereanosyvitales, on las modalidades eon ‘que se nos interpea y se nos pide que demos respes- ta.a la progunta sobre quiénes somos y eu deberia, ser nuestra relacin con el otro, Dado que esas nor- ‘as aetian Sobre nodotros en el contexto de la inter. pelacin,el problema de a singularidad podria repre sentar ua panto de partida para entender las oportu nidades especifcas de interpelacin gracias alas caa Jes hay una apropiaeién de las normas en una moral viva, En un sentido levinasiano —aunque tal wee ms Gecididamente arendtiano—, Adriana Cavarero adu- ‘ce que la pregunta que debemos hacer no es «qb so- ‘mos, como sila tarea no eonsistiera sino en lenar el ‘enntenido de nuestra condicién de personas, La pre- ‘guntano os primardialmento reflexive, una pregunta ‘que nos hacemos a nosotros mismos, como lo e= ara Foucault cuando se pregunta «iE qué puedo conver- tirme?s.A juicio de Cavarero, la estructura misma de interpelacin através de la cual se plantea la pregun- ta nos da una pista para entender su significacén. La pregunta principal para el reconocimiento carece de rodeos y se dirige al otro: «.Quién eres?s. Y supone ‘que tenemos frente nosotros a otro a quien no eono- 48 ‘emos y no podemes aprehender del tad, un otre eu yo cardcter nico y no sustituible impone un limite a ‘modelo de reconoeimiento reeiproeo prupuosto en el cesquema hogelianos, en trmins més generales, ala posibilidad de conocer aro Cavarero destaca el tipo de acsiin que ese acto de ‘habla leva a cabo y 0 funda on una eoneepeién arend- tiana de lo socal, que aprovecha por su importancia ‘tica, Con ose fi, eta unas lineas de La condi ht ‘mana, de Hannth Arendt: «La aeciin y el diseurso ‘muestran ta relacién tan estrecha porque el acto primordial y especifcamente humano debe respon- ‘der al mismo tiempo a la pregunta hecha a todo re- ‘in llega: "Quin eres?" En Relating Narratives, Adriana Cavarero propo- ne un enfoque radicalimente antinietascheano de la tia on el cual, firma, la progunta del «qui plan- tea Ia posbilidad del altruismo, Al hablar de la spre- igunta del quiéns no se refiee ala pregunta Quin hizo esto a quién es decir, Ia eoncerniente a la res- ponsahilided moral estricta. Se trata, antes bien, de ‘una pregunta que afirma la existencia do otro que no ‘me es del todo conocido o engncecible. En el eapftulo 2 de su libro, Cavarero sostiene que Arendt se concen tra en una politica del -quién» con el objeto de est Dleoor una politica relacionl, en la cual la exposivion ¥yla vulnerabilidad del otro representen para mi una ‘domanda ética primordial (pigs. 20.9) En mareado contraste con el punto do vista nietz- ‘schonno de que la vida estéesencialmente atada ala destruceién y el sufrimiento, Cavarero argumenta ‘quo somos, por necesidad, sores expuestos unos a ° Hang Arad, Th Huma Condon, Cg Unive o ‘cuca 108 yg 18 econ aman, Barc Pa ‘Sa saad aan enh Carr ting ran, ‘pst yt 38 Lr tenet de ree penne ‘ean da tre do pen ee, 9 ‘ots en nuestra vulnerabilida y singularidad, y que ‘nuostra stuneionpoltin ensisto, en parte, en apren- der Is mejor manera de manejar —y honrae— esa constante y necesaria exposiciia, En certo sentido, festa teora del vafuerae del sujto radicaliza la ten: dencia extitica de la poscion hegeliana. En opinién de Cavarero, no say, como lo era, unaujeto interior, oe rrado en mi mismo, solipsista y dedieado a hacer ex- clusivamente preguntas sobre mt. En un sentido im> portante, existo para y en virtud det. Sie perdido Jas condiciones dela interpelacén, sino tengo un tbs quien dirigitme, me he pendidea «mi misma», Cava rero sastiene que uno slo puede cantar una autobio- srafiaa otro y hacer referencia @ un «jo» nicamente fen relacin con un «tin in el et, mi propia historia resulta imposible. ‘Segtin Cavarer, esta posicién implica una ertien ‘dels maneras convencionales de entender a social ‘dad, y en ese sentido la autora invierte la progresin ‘que 'vimas en Hogel. Mientras la Fenomenologia del ‘spiritu pasa del escenariodela diadaa una tooriaso- ‘ial del reconocimiento, Adriana Cavazero estima ne- cesario fundar lo social en el encuentro diidico, y seta lo siguiente: E17 eth antes qu nav, ants que laste a teu lalog Dernanerantmnaton enn ino ue oS nt mada on ln planteaminto moderna ‘ontemparnace del ial plitien Fs iguarao po ab "octrnas indvidlistay, quo oe preoupan en exo pot ‘login las derecho del yo Iya" queda enmascarade runs forma hatin de dca que alo caps de pre entar uno queso lterpala atmo some wnt co ‘ocd, Ht tampons enovnta refuge ns eculas do ezsamient gus depiertan in oporisn delndrialiene nu mayor parte, etna se reelan sfeiada por un Wclo ‘moran qu Hn evar hone en ln deeded [ol ld ln coteiad ly pig ne prencrnes plurals eaectives Ba efecto muchos movimlenae reve lucinario (que Wen del comoriena trina ein: ‘odo la hrnndad) paren compartir un eusoes igo Tags taeedo ena meals irs Se pono ‘et, Bl nts siempre epost, useder sun poutble lado ello dene el rnc deus atagoasta le et ‘mpropio yl, deo igs, es ope ge. 90, Para Cavarer,el «yor encuentra no silo tal o cual atributo del ofr, sino el hecho de que ese otro est fandamentalmente expuosto, es visible, ee Io ve ¥ existe de manera corporal y necesara en un émbita de la apariencia, Bsa expisicién que yo soy constitu ye, por decirlo de agin modo, mi singularidad. No [puedo eliminarla a voluntad, pues es un rasgo de mi propia corporeidad x, en ese sentido, de mi vida, No ‘obatante, no es aquello sobre lo eval puedo tener con ‘tl. Podriamos recur ala jenga heideggeriana para ‘explicarel punto de vista de Cavarero y decir que na: die puede quedar expuesto en mi lugar y que, en ese aspect, soy insustituile. Paro, caso la teria social derivada de Hegel, con su insistencia en la perspecti- va impersonal dela norma, replica estableciendo mi sustitubilidad? {Soy susttuible, oon referencia ala ‘porma? ¥,no obstante, como un ser constitu corpo valmente en la esfera pibliea —aduce Cavarero—, soy un ser expuesto y singular, y esto forma parte de ‘mi publicidad, sino demi sociaidad, en igual medida que el hecho ce legar a ser reeonocible por obra dela operacién de las norms. Bl argumento de esta autora debiita In formula- idm nietzscheana de la agresiny el eastgo,y limita ala ver las demandas que nos plantea Ia socialidad hhegeliana; tabi propone una direccién posible pa- +a una tnoria diferente del reconocimiento, En este punto ¢s menester plantear all menos dos cosas. La primera tiene que ver con nuestra fundamental de- ‘pendencia del otro: el hecho de que no podamos exstir sin interpelaro ser interpelados por él y do quo, por 5 sis que lo dessemos, resulte imposible evadir nuas- ta fundamental socialidad. (Como verdn, reeurro gui al plural nosotros —aunque Cavarero previene ‘contra él— presisamente parque no estay eoavencida do que debames abandonaria) La segunda observa ion limita la primera, Por mucho que cada uno de no- otros ambicione el reeonocimiento y To equiera, no porella somes lo mismo queelotrey no todo vale dela ‘misma manera como reeonocimiento. Shien be so2- ‘tenido que nadie puede reconecer a otro simplemente ‘en virtad de aptitudes psicoldgicas oexticas especia- les, y que as norma condicionan la posibiidad de re ‘ontccimient, lo orto es, empero, quo nos sentimos ‘mas apropiadamente reeonocides por algunas perso- ‘nas que por otras Vest diferencia no puede explicar- se mediante la apslacin exclusiva ala idea de que el. foncionamiento dela norma es variable. Cavarero de fiende la irredvetibilided del ser de eada uno que se ‘manifesta en las historias distintas que tenemos pa- ‘ra contar, de modo que cualquier intento de identi ‘arse plenamente con un snoeotres: colectivo seré un fracago obligade. La autora lo expreca asi La qo hemos lado sna était ela relia no spl mpai, a enti a essa. A tes bin, eta ca dene uni quae verdadero to, fru singled y distin, Por muy sary afin a tis sean loco i, titra nage stra Por "uy pares que sean ls grandes rasgs denotes hi tote da vided td ods oe eunaas on 8 a sooo a ol aston ees 82) ‘aa yandnima, Hegel snaliza el esto» en la Fenome nolagia, donde pantualiza que nunca especifies sin feneralizar y que el término, en su sustituibilidad ‘misma, socava la especificidad que procura eefalar: *Cunnd digo: "una ola ensa", en realided, digo lo que ‘es desde un punto de vista completamente universal, ‘pues todo es una sola ens , del mismo modo, “esta ‘cosa! es tod lo que ustedes quieran. Sila deseribimas ‘eon mayor exaetiiud enmo “este pedazo de papel", en- ‘tees, eada uno todas las pedazos de papel son este bodaze de papel noe bes ng nani versal en todo mementos. "Tal vor se rea que esta conelusién es demasiado slegremente hegeliana, pro mo gustaria profundizar su examen, porque considero que tiene consocuencias ‘icas en relacién con el problema de dar eventa de ‘uno mismo a oto. Laexpasicion, por ejemplo, no puc- errelatarse, No puado dar euentadeella, aun cuando ella eatructure cualquier rendicién de eventas que yo "6. WR Hepa Me Pheaneaagyof Slo i. Gquiera hacer: Las normas mediante las cuales busco Ihacerme reconocible no son del to mas Nabari! cdo conmigo; Ia temporalidad de su surgimiento no cnineide con la temporalidad de mi vida. Al vivir mi vida como un ser recanecble, entonces, vivo wn vector de temporaidades, una de as cuales tiene mi mucrte ‘como término, mientras que la otra consiste en la ‘emporaldad social ehistriea de las normas que es tablecon y mantionen mi reconociilided. Betas nor- ‘mas son, por decrio ast, indiferentosa mi, ami vida y ‘ami muerte. Dado que las normas surge, se tran- forman y persisten de aeverdo can una temporalidad quenoes la de mi vids, yen ciertoa aspects también sostienen esa vida on su intoligibilidad, su temporali- dad intzrvumpeel tiempo demi vivir Paradéjeamen- te, esa interrupeién, esa desorientacién, de la pers- ectiva de mi vida, esa instancia de indiferenciaen la socislidad,sostienen empero mi vvi. ‘Foucault lo plantes con dramatismoen suarticulo ‘Politics und the study of discourses, donde escribe: Sé tan bien como cualquiera cudn “desagradecida” ppoode ser esa investigacién, cusin ieritante es anali- ‘ars diseursosno por medio dea amable, slenciosa fnkima conciencia que se expresa através de ello, ino por medio de una escura serie de reglas andni ‘mas. ¥ prosigue:«zDebo suponer que lo que est en juego en mi discurso no es mi propia supervivencia? ¢Yqueal hablarnoexoreiz mi muerte, sino quela es tablezco o, mejor, que suprimo toda interioridad y cede mi enunciado un afnera que e tan indiferente ‘ami vida, tan neutral, que no sabe de diferencias en- tro mi vida yi muerte, Hstas proguntaa retriens ponen de relieve una sensacién de nevitabilidad ante 1 hecho de que la propia vida no puede reseatarse 0 ‘extenderse por obra del diseurso (aun cuando de ma- nna técita enzalcen este ultimo como agualle que, e9 efinitiva, tiene una vida més slide que Ia nuestra). 54 Para quienes ereen quee!lenguaje alborga una subje- tividad intima cuya muerte también se supers en 6 Foucault dice: «no pueden tolerar —y en partes posi ble entenderlos-— que les digan: el diseurso no es la ‘ida; su tiempo noes el nuestro. ‘Demedo que cuando dey euenta demi mismo en el dseurso, las palabras nunca expresan o contionen plenamente ese yo vviento. Mis palabras dosapare- ‘en tan pronto eome las pronunco,interrampidas por él tiempo de un discurse que no es el mismo que el tiempo de mi vida. Esa sinterrupeinerecusa la idea de que lo dicho se funda s6lo en mi, dado que Tas e truciuras indiferentes que permiten mi vivir pertene ‘een una socialidad quo mo excodo. ‘En rigor, esa interrupeidn y esa desposesion de mi perspestiva en cuanto mia pueden ocurir de distintas ‘maneras, Bstélaintervencién de una norma, invari bblemente social, que condiciona lo que sar ono seré. ‘un relato reconocible, ejemplifeada en el hecho de {que la norma me usa precisamente en la modida ea {que la uso. ¥ no puode haber instaneia de dar cuenta dle mi misma que, hasta certo punto, no se juste a ‘normas que gobiernan lo humanamente reconaeibleo nnegocian esos términas en certs sspoctas, con diver- ‘soa riesgos que se desprenden do esa negocacién. Pe- 7 como trataré de explicar més adelante, también es cierto que doy euenta para alguien, y que ese destina- ‘aro, real oimaginario,interrumpe asimismola idea de que la eventa que doy de-mi misma me pertenoce fen propicdad. Si dey cuenta de mi misma y lo hago ‘Para alguien, estoy obligadaa entregarla,cederla, 8 "cha Fea Patient fcr Graham rh Cals Ordon Ptr My eT Foca fe Sa™ {En Gorman, Cig: Unie f Cine Ps, 191, big 70.2 Gotata datas egos nena (rs, may de 08 ge 850 ea vera opt we ust nape, Ben Ares lmao 191 dl 55 Con seguridad, podemes, de todas modos, contar nuesiras historias, y habré muchas razones para ha cor precisamente eso Paro no estaremes en condicio nes de exhibir mucha autoridad evando tratemas de ofrecer tun relato exhaustivo con una estructura na ‘rativa. Hl «yor no puede conta la historia de su pro- pio surgimiento nilas condiciones de su propia posi lidad sin dar testimonio de wn esta de cosas que uno podria nohaber presenciado, que es previo a su apari- dn como sujeto eapaz de conocer, y constituir asf un ‘onjunto de origenes que uno slo puede narray a ex- ‘pensas del eonncimienta autorizado, Sin Iagar a d= das, le narracion es posible en esas eircanstancias, ‘pero tambidn es, como ha puntuslizado Thomas Kee. ‘nan, sin lager a duds fabulosa.* En general, los re- Iatosfceionales no exigen referentes para funcionar 2» thomas Keenan, beso Responti Abra and Pre comonrin Bihceand Poli. Stan Uivert Pres 07 56 ‘como narraciones, y podriamos decir que la irrecupe- rabilidad y In eancelacién del referento es la propia, condicidn de posbilidad del dar cuenta de mx misma si tal relato debe tomar ferma narrative, Bl eardetar invoeoperable de un referente original no destruye 1a narracién; la preduce sen una direcsién fiecionale, ‘como dixfa Lacan, Para ser més preeisa, entonces, tondria que deeir quo puedo contar la histaria de rai rigen e incluso hacerlo una y otra vez, de divareas ‘maneras, Pero a historia de mi origen contada por mai noes una historia de la que yo sea responsable ni que pueda eslablecer mi responsabilidad. Esperemos que ‘no l menos, ya que, por lo comin bajo os efectos del vino, la euento de distintos modos los relatos no siempre son eaherentes entre sf, En rigor, es probable {que tener un origen sgnifique justamente contar con varias versiones posiblas de a mijuico, estes par- ‘ede lo que Nietzsche querfa decir al hablarde a ope- racidn de la genealogia. Cualquiera de esas versiones es un relato posible, pero de ninguna de ellas puedo decir con certeza que sea la nica verdadera, Bn efeeta: puede intentar dar forma narrativa a éortas condiciones de mi surgimiente: trata, porde- irl asi, de contar una historia sobre los signiicados ‘que la vexposicidn al otro» puede haber tenido para 1, qué signifiaba ser este exerpo emergenteen esa ‘sfera intima o publica, e intentar también eontar tuna historia respecto de las nermas en el diseurs0, ceudndo y dénde laa aprendi, qué pensé de ells, cv incorpors do inmediato y de qué manera. Al legar a ‘este punto, la historia que evento, una historia que puede incluso ser de alin modo necesaria, no puede suponer que su referente asume adecuadamente for. ‘ma narrativa,® pues la exposicién que procaro rela- 2 La nara nna cono aslagiiataar ehse eign ened ae iy gua dei, pee pe or

También podría gustarte