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Anónimo

Claves de la Baja Edad Media Peninsular

3º Grado en Historia

Facultad de Filosofía y Letras


Universidad Autónoma de Madrid

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 1 – LA CORONA DE CASTILLA
1. INTRODUCCIÓN
A) FUENTES

Es notable la diferencia cuantitativa entre el número de documentos que hay en Aragón –


siempre mucho mayor en la fachada mediterránea– y los que hay en Castilla. Son documentos
de todo tipo: procedentes de instituciones eclesiásticas; de los concejos; de la Corona, etc. La
Corona de Aragón empezó a custodiar sus archivos de una manera más temprana y más efi-
caz: por cada documento castellano hay unos 15 o 20 aragoneses.
B) EL SIGLO XI: CAMBIO EN EL EQUILIBRIO DE PODERES Y NUEVA FORMULACIÓN POLÍTICA

En el siglo XI hay dos aspectos a reseñar. En primer lugar, la fragmentación del Califato y la
aparición de diferentes reinos de taifas. Se produce un vuelco político y militar: los poderes
musulmanes pierden la iniciativa político-militar, iniciativa que pasa a los reinos cristianos
del norte. Esto tiene una traducción también económica: el régimen de parias. Esto supone un
tráfico de oro y ganado del sur al norte, que viene a financiar a los monarcas y nobles de los
reinos cristianos.
En segundo lugar, en el siglo XI se produce la crisis y desarticulación del viejo reino de León,
que deja el protagonismo a otro cuerpo político. A partir del siglo X aparecen formaciones
políticas que deben mucho a la influencia romana, que tienen una cierta noción de lo público.
Todos esos poderes que tanto deben a la herencia romana, a lo largo del siglo X-XI entran en
crisis. La crisis del reino leonés no es una peculiaridad hispánica, cuanto un ingrediente más
de ese ciclo político romanista que está terminando. A continuación vienen poderes que cali-
ficamos propiamente como feudales. Castilla asciende, pero, ¿qué es en el fondo la Castilla de
Fernán González? Es al fin y al cabo un principado territorial feudal. Es este el nuevo modelo
político que viene a sustituir a las monarquías romanistas.
De esta manera, a fines del siglo XI encontramos a Alfonso VI, imagen de rey poderoso. Tie-
ne éxitos tan relevantes como la toma de Toledo en 1085. Sin embargo los últimos años de su
reinado fueron un fracaso. Tuvo dos problemas. En primer lugar la derrota militar frente a los
almorávides; y en segundo lugar la crisis de la monarquía, debido a cuestiones dinásticas. Una
de las claves de la monarquía feudal es el derecho sucesorio: al rey le sucede el primogénito.
Mientras que esto funcione hay cierta estabilidad, pero cuando no funciona, las cosas se com-
plican. La reina Urraca, en un segundo matrimonio, se casó con el rey de Aragón, y se generó
una situación tensa: en primer lugar porque no fue un matrimonio feliz y en segundo lugar
porque se crearon facciones enfrentadas a favor de una y de otra. En definitiva, tras el reinado
de Alfonso VI viene un tiempo muy difícil, un tiempo de inestabilidad y querellas, y además
siempre bajo la amenaza almorávide.
C) SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XII: ALFONSO VIII (1158-1214)

Entrado el siglo XII encontramos a Alfonso VII, que representa el final de ese tiempo de cri-
sis y la vuelta de la estabilidad y el fin de la amenaza almorávide. Tanto es así que Alfonso
VII aspiró a la hegemonía peninsular. Alfonso VII muere en 1157 y tuvo la ocurrencia de se-
parar Castilla y León, los reinos que había heredado, repartiéndolos entre sus hijos. Castilla
pasó a manos de un infante que murió de inmediato, de modo que pasó al todavía niño Alfon-
so VIII, y León a Fernando II. Estamos ya a finales del siglo XII, y se producirá un tiempo de
rivalidad entre Castilla y León y de formación de facciones aristocráticas.

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En la segunda mitad del siglo XII tenemos dos reinos: Castilla y León, y mal avenidos, por-
que la divisoria entre uno y otro nunca estuvo clara. El concepto de frontera no existe, la fron-
tera es el lugar en el que se difumina la soberanía de ambos monarcas; la frontera es donde la
influencia de los monarcas tiende a desaparecer. Por tanto la frontera es ambigua, hay grandes
comarcas que podrían ser de ambos reinos, y además a la gente que vive allí les daba igual ser
leoneses o castellanos. En definitiva, entre Castilla y León hay esa ambigüedad y una relación
de rivalidad. Los reyes de Castilla y de León siempre se llevaron mal, disputaron muchas for-

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talezas –la disputa no se centraba tanto en territorios como en las fortalezas–. Estas tensiones,
con cierta frecuencia, se convertían en verdaderos enfrentamientos. Esta dificultad fue tan
grande que en algunos momentos los soberanos leoneses llegaron a aliarse con los musulma-
nes en contra de Castilla.
Esta situación de ambigüedad fronteriza, tensión y enfrentamiento, tiene un momento de ver-
dadera dureza durante la minoría de edad de Alfonso VIII, cuando las pretensiones leonesas
pudieron ejercerse con mayor dureza. Fue además la ocasión propicia para la formación de
facciones aristocráticas dentro de la propia Castilla: nobles que se enfrentaron por la tutoría
del joven rey. Se forman facciones aristocráticas que tienen siempre una cobertura ideológica
relacionada con la monarquía, pero que en realidad tienen una praxis que se basa en los in-
tereses concretos de cada una de las grandes familias nobiliarias. Estas facciones además eran
cambiantes: el amigo de hoy puede ser el rival de mañana; y facciones donde lo que cuenta no
son los personajes concretos, sino las familias, los linajes formados por toda una parentela que
se sitúa en un bando o en otro. Hubo verdaderos combates entre estas facciones, que además
siempre tenían la posibilidad de aliarse coyunturalmente con el monarca leonés. Esto es así
porque el sistema feudal funciona con estas características, es decir, es algo propio, estructu-
ral. Esta misma situación la podríamos ver en cualquiera de los reinos europeos. En definitiva
el sistema feudal funciona así: la monarquía feudal implica una competencia por el poder que
se resuelve de esta manera.
La época de Alfonso VIII, además de unos comienzos tan difíciles, trae consigo muchas más
cosas.
Cuando Alfonso VIII es mayor de edad, se produce un avance hacia el sur. En los flancos del
reino, ocupa Cuenca y Plasencia, conquistas claramente estratégicas para asegurar la frontera
con los reinos cristianos vecinos –León y Aragón– y la línea de frente contra los musulmanes.
Más adelante, hay que destacar la derrota de 1195 contra los almohades y la posterior victoria
de las Navas de Tolosa. A partir de 1212 ya no hay freno al avance cristiano.
En estas condiciones, Alfonso IX de León también avanza en Extremadura hacia Cáceres; en
algún momento se entiende con los musulmanes; y finalmente, negociando con los castellanos
se casa con una princesa de Castilla: la infanta Berenguela, hija de Alfonso VIII.
Así, iniciado el siglo XIII se abre un panorama político bastante diferente: en parte por la vic-
toria de las Navas y en parte por la nueva unión entre Castilla y León.

2. EL SIGLO XIII
2.1 FERNANDO III (1217/1230-1252) Y LA REUNIFICACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN

Alfonso VIII muere en 1214, y hereda Enrique I, que muere en 1217, planteándose un pro-
blema dinástico –el principio dinástico es la clave de la estabilidad monárquica–. El remedio
era la reina Berenguela, reina consorte de León e hija del rey de Castilla. A ella le correspon-
día el trono por herencia. Toma una decisión muy sabia: cede el poder a su hijo Fernando, a

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quien más adelante correspondería el reino de León. Fernando III no tuvo problema en Casti-
lla, pero en León tuvo que hacer valer su derecho dinástico, con el fin de conseguir que no
hubiera facciones en contra. En definitiva, en los asuntos del poder siempre cuenta la espada,
y Fernando III de Castilla tendrá que hacerse valer en León.
«Viniemos a la çibdat de León… et en aquel logar, en la çibdat de León, fue el rey don
Fernando alçado rey de León, de don Rodrigo, obispo desa çibdat, et de todos los çibda-

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danos, cavalleros et ruanos et del otro pueblo, al alteza del regno de León, et puesto en la
siella real, la clerecía cantando alta et onrradamente con él: Te Deum laudamos… Et toda
la clerecía et la caballería et del otro pueblo, todos muy alegres con su rey don Fernando,
et de entonces, de allí en adelante, fue este rey don Fernando en uno llamado igualmente:
rey de Castiella et de León, los dos regnos que él eredó lindamente de padre et de madre;
et commo se partieron después del emperador estos dos regnos… así se ayuntaron de ca-
bo agorad esta vez en este rey don Fernando, et del acá andidieron siempre ayuntados, et
andan oy en día». Primera Crónica General de España.

Una crónica no deja de ser un instrumento de propaganda del poder. El cronista insiste en el
consenso, en la unanimidad de la aceptación de Fernando: el obispo y el clero, los caballeros,
los ruanos –artesanos, comerciantes…–, etc. Se están mencionando los tres brazos de las Cor-
tes de Castilla –clero, nobleza y ciudad–, convocadas por vez primera en 1188.
Hace mucho hincapié en el ceremonial religioso que reviste al rey de legitimidad e importan-
cia. Un rey en definitiva es un noble que ha de imponerse sobre el resto, necesita legitimar su
primacía y su autoridad, y para ello los símbolos y ceremoniales religiosos son de gran peso.
El ceremonial religioso simboliza la soberanía divina del monarca: el rey es rey por voluntad
de Dios. Ello hace que derrocar a un rey reinante sea más difícil, porque habrá que legitimar
ese golpe de estado en términos de la voluntad de Dios: una facción que quiera quitar a un rey
no puede ir en contra de la voluntad divina sin más, sino que tendrá que legitimar su acción.
No obstante, la monarquía es castellana es una en las que menos se insiste en la sacralidad.
Por tanto, Fernando III es rey de Castilla (1217-1252) y de León (1230-1252), fusionándose
en un mismo reino.
La época de Fernando III tiene una dimensión eminentemente militar. Fernando III es un rex
bellator: conquista Jaén, Córdoba, Sevilla, se pacta el vasallaje con Murcia, etc. Tras las Na-
vas de Tolosa los cristianos no tienen rival, y es precisamente el reinado de Fernando III el
momento en que se da rienda suelta a la fuerza reconquistadora. El reino de Castilla y León se
multiplica por dos en los años de Fernando III. Son tiempos de optimismo, de crecimiento
económico, etc. Fernando III es la viva imagen del caballero, de la victoria guerrera y es tam-
bién la viva imagen del rey santo, ya que sus victorias se hacen frente al Islam.
El reinado de Fernando III, sin embargo, se enfrenta a dos retos. Por un lado, Castilla deja de
percibir tantas parias de los reinos taifas –ya no hay parias, aunque sí hay botín y tierras a
repartir entre los nobles–. Por otro lado, las victorias y conquistas implican la necesidad de
colonizar y repoblar el territorio.

2.2 ALFONSO X (1252-1284)

Fernando III fallece en 1252 y deja en el trono a su hijo Alfonso X (1252-1284). Tópicamente
hablando se suele decir que fue un rey culto y sabio que no se dedicó a la política ni a la gue-
rra. Sin embargo, mientras que Fernando III representa las victorias militares, Alfonso X re-
presenta la maduración de la monarquía. Es decir, se dedica a la cultura, pero no sólo.
A) ACTIVIDAD MILITAR Y LA «BATALLA DEL ESTRECHO»

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Hay actividad militar: no son las grandes conquistas de Fernando III, pero hay actividad mili-
tar, de modo que la frontera se aproxima a Gibraltar. Se plantea así una cuestión clave: el pro-
pio Estrecho, iniciándose la larguísima «batalla del Estrecho». Se abre una etapa en la cual los
castellanos pretenden dominar el Estrecho enteramente, en sus márgenes castellano y magre-
bí. Abrir y controlar el Estrecho supone un gran control del comercio. Si los cristianos están
presentes en el Estrecho, no habría obstáculo para el comercio europeo. Tenía también impor-
tancia política, pues controlar el Estrecho suponía eliminar cualquier peligro que viniera de

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África. ¿Cuál es el problema? Que en Marruecos encontramos una formación política muy
madura: el Reino Meriní.
Como consecuencia de esta nueva situación, se produce un enorme desarrollo naval caste-
llano. Este desarrollo naval tiene dos pivotes: las atarazanas de Sevilla y los puertos del Can-
tábrico. En definitiva, Castilla se vuelca sobre el mar. La mirada de los soberanos y de la so-
ciedad se vuelca al mar.
B) MADURACIÓN INSTITUCIONAL DEL REINO

Alfonso X es un gran constructor de instituciones y medios para gobernar, mecanismos que


permiten que la monarquía funcione: Alfonso X legisla para todo el reino, pone las bases le-
gales para la monarquía; en sus tiempos se hicieron un montón de oficinas; se hizo una refor-
ma fiscal importantísima que puso en manos de la monarquía los medios para financiar su
desarrollo; etc. En Europa está sucediendo lo mismo: el siglo XIII es el periodo de madura-
ción de las monarquías feudales occidentales.
C) CARRERA POR LA CORONA IMPERIAL: EL ‘FECHO DE IMPERIO’

Alfonso X era hijo de Fernando III y Beatriz de Suabia, una princesa alemana. El Imperio está
atravesando enormes dificultades. A diferencia de las monarquías occidentales, el Imperio no
es capaz de dotarse de medios fiscales y de ese gran armazón institucional. Se produce el gran
interregno: los príncipes electores no se ponen de acuerdo para elegir emperador. De tal mo-
do, Alfonso X presenta su candidatura a la corona imperial, y encuentra apoyo en medios gi-
belinos italianos. El ‘fecho de Imperio’ supone negociar, enviar embajadores a numerosos
lugares y “lubricar” estas negociaciones con regalos y dinero. De este modo, se carga fiscal-
mente a la población para financiar esta carrera por la corona imperial. Finalmente, Alfonso X
fracasa: se gasta ingentes cantidades de dinero y enormes esfuerzos diplomáticos para fracasar
y conseguir una frustración y el desprestigio.
E porque en este tiempo finara el emperador de Alemaña

3. EL SIGLO XIV
3.1 LA FRECUENTE INESTABILIDAD: SANCHO IV, FERNANDO IV Y ALFONSO XI

A ello hay que sumar un problema dinástico y una crisis sucesoria. Fernando de la Cerda,
muere, y la aristocracia se divide: Sancho IV reclama la legitimidad, pero también lo hacen
los hijos de Fernando de la Cerda. Sancho IV se levanta contra el rey. Se producen combates
y negociaciones.
Alfonso X al final solo controla dos ciudades: Murcia y Sevilla; el resto del reino lo controla-
ba el infante Sancho, que aspiraba a heredar el reino a la muerte de su padre.
En el siglo XIII cabe distinguir dos periodos: una época de crecimiento, conquistas y madura-
ción política –reinados de Fernando III y la mayor parte del de Alfonso X–, y una etapa a fi-

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nales de la centuria muy inestable, cuyo primer episodio es la sublevación de Sancho IV. Es-
tamos entrando en un ciclo político mucho más inestable.
Muere joven Sancho (1295), y la corona pasa a un pequeño niño Fernando IV, en este periodo
hubo de todo menos tranquilidad, el entramado de alianzas pierde poder, la tutoría del niño es
tema de pelea para conseguirla creándose facciones que compiten de manera muy inestable y
cada noble actúa desde lo suyo. La minoría de Fernando IV responde a todo y hay un persona-
je María de Molina la reina que aporta una cierta capacidad de mantener los derechos del rey
niño y que se desenvuelve muy bien.
Esta época no es la mejor de los crecimientos económicos.
Fernando IV también muere pronto y por tanto se pasa a la minoría de Alfonso XI dando lu-
gar a la disputa por la tutoría, las facciones, enfrentamientos armados y treguas, las caracterís-
ticas de la minoría de ambos monarcas es básicamente igual solo que la de Alfonso dura más.
Infante Juan Manuel, culto y noble de gran poder y con vicio de conspirar y usaba todos sus
recursos, quería hacerse con la tutoría. Tras él están también sus aliados que son nobles de
gran importancia.
En 1325 Alfonso XI ya mayor se hace cargo del poder e inicia un reinado muy largo, la lógica
de su reinado es la estabilidad, se adueña del poder y tienen apoyos suficientes y se preocupa
por el orden que se desprende del monarca y por las instituciones impulsándolas otra vez al
igual que Alfonso X el Sabio. Así consigue cristalizar la monarquía y por lo tanto reformas
fiscales en menor medida pero importante. Destaca la batalla del Estrecho de Gibraltar, Al-
fonso XI se hace con Algeciras y consigue que el estrecho no sea un lugar de disputa. Alfonso
XI muere en 1350 por la peste negra cuando está sumergido en el asunto del estrecho.

Este periodo de inestabilidad y enfrentamientos entre facciones.


Et demás todos los que eran en su ayuda robaban et facían mal cada unos en sus co-
marcas de los lugares et fortalezas que tenían… Don Juan viene con grandes gentes a tie-
rra de Toledo, señaladamiente a una tierra que dicen la Cisla, et quemó et destruyó y mu-
chos lugares et mató y muchos omes, et levó robado todo lo que y falló… Don Jayme et
don Pedro venieron y [allí] luego con las gentes que podieron aver en aiuda de don Joan
et robaron e corrieron desde allí tierra de Alcaraz e de Requena et otros logares del rey.
Crónica de Alfonso XI, cap. LX, pp. 209-10.

Lo que nos cuenta el cronista es una cabalgada: una forma de actuación violenta y rápida típi-
ca de estas facciones.
En este tiempo los señores
corrían a Castiella;
los mezquinos labradores
pasaban gran manciella;
los algos les tomaban,
por mal o por codicia,
las tierras se hermaban
por mengua de justicia

Los tutores a las tierras


se fueron cuanto podían,
no dejaron facer guerras

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bien así como solían.

Cada día aces parando,


astragando los menores,
las tierras robando,
matando los labradores,
despechando mercaderos;

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non se querían avenir,
e mataban los romeros
que querían a Dios servir

Estando en su estrado,
rico e bien paresciente,
dixieron: “Señor onrado
acorred a vuestra gente.
Nos somos labradores
Del mundo desamparados,
De los vuestros tutores
Muy mal somos estragados.
Córrennos de cada día,
que parecer non podemos;
A Dios pesar debía
del mal que padecemos.
Tomannos los aberes
e fácennos mal pesar;
los fijos e las mujeres
piensan de los cativar.

Castilla anda robando


Don Juan Núñez de Lara.
Corridas vos ha las tierras
E mata vos los labradores
A campos face guerras
Con poder de robadores.
Poema de Alfonso Onceno

El Poema de Alfonso XI, de Rodrigo Yáñez, es una especie de biografía del rey. En este texto
vemos una sensación de miedo y de falta de seguridad –fruto de esa inestabilidad, lucha de
facciones y cabalgadas–. El poema habla de que «las tierras se hermaban / por mengua de
justicia»; lo que falta es un consenso político, una cohesión.
«De los vuestros tutores / muy mal somos estragados». Es una súplica al rey, pero claro, el rey
es un niño, es la pelota de juego, objeto de disputa –su tutela– entre las facciones. No se está
pensando en la realidad de un gobernante, sino en la imagen de un rey. Los campesinos “acu-
den” al rey a clamarle justicia. El rey es la viva figura de la justicia: todos en el rey identifican
la justicia, y por ello se la piden.
Al final se concreta muy bien: «Castilla anda robando / Don Juan Núñez de Lara». Es uno de
los personajes principales en estas luchas. «A campos face guerras / Con poder de robadores».
Es la idea de “malhechores feudales” (Salustiano Moreta): es el noble más o menos poderoso
que actúa violentamente por conveniencia política y para incrementar sus riquezas.
Mientras que el párrafo de la Crónica habla sobre un hecho concreto, el poema de Alfonso XI
nos ofrece una visión más genérica.

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3.2 PEDRO I (1350-1369) Y EL CAMBIO DINÁSTICO: ENRIQUE II DE TRASTÁMARA (1369-1379)

En 1350 se produce un cambio en el trono tras la muerte de Alfonso XI a consecuencia de la


Peste Negra. En principio no hay grandes problemas sucesorios: el heredero es Pedro I, pero
sí que hay posibles riesgos de cara a la estabilidad futura. Estos riesgos devienen de que Al-
fonso XI tuvo al menos diez hijos extramatrimoniales que de un modo u otro aspiraron al po-
der. Tenemos un nuevo soberano que llega al poder sin excesiva oposición y con derecho su-

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cesorio, pero hay una serie de personas por ahí que de alguna manera arrojan sombra.
Alfonso XI tuvo una actuación bastante firme en lo militar y en lo referente al orden. Pedro I
supone una cierta continuidad en esa firmeza. Pero cuando Pedro I llega al trono la situación
es un poco complicada –Peste Negra–. En 1351 se reunieron las Cortes, en las que, como era
costumbre, el rey recién llegado al trono confirmaba los privilegios de los nobles. Además, las
Cortes de 1351 no tuvieron más remedio que desarrollar una serie de normas en relación con
las dificultades del reino.
A los pocos años aparecen problemas, sobre todo cuando Pedro I «el Cruel», desposado con
la hermana del rey de Francia, decide arrinconarla. Entonces se encuentra con mucha gente
que aprovecha ese suceso para canalizar su oposición política; es decir, en esta crisis matri-
monial regia se desató la oposición de ciertos nobles y empieza la inestabilidad. En esa ines-
tabilidad, el personaje que emerge en esas condiciones es uno de los hijos bastardos de Alfon-
so XI: Enrique de Trastámara.
En torno a 1356 se inicia la guerra contra Aragón. Ésta venía de lejos, pero es el momento
adecuado para que todos aquellos que están descontentos con el Pedro I, busquen allí cobijo
para enfrentarse al rey. El propio Enrique de Trastámara negocia con el rey aragonés. La gue-
rra, como es propio de la Baja Edad Media, se prolongó en el tiempo debido a la precariedad
bélica.
Pedro I responde dentro del reino con una verdadera represión, lo cual no hizo otra cosa que
aumentar el número de nobles que se exilian a Aragón, incrementándose el grupo de oposi-
ción. Finalmente todo ello deriva en una verdadera guerra civil: Enrique de Trastámara y sus
aliados adquieren fuerza suficiente como para enfrentarse directamente a Pedro I.
Esta guerra civil castellana acaba internacionalizándose. ¿Por qué? Por el contexto europeo: la
Guerra de los Cien Años, que en estos años desplaza su escenario bélico a la península. Pedro
I busca el respaldo inglés y lo consigue, y por otro lado, Enrique de Trastámara encuentra
apoyo en los franceses. Se produce, pues, un enfrentamiento entre la coalición anglocastellana
y la coalición francotrastamarista. Es una guerra muy dura, con ejércitos muy numerosos y
avanzados para la época. Además, se observan divisiones y pugnas por todas partes, por todo
el reino, también a nivel local. Las facciones también se enfrentan a escala local, pequeñas
pugnas que pueden adquirir tanta virulencia como el movimiento de los ejércitos.
En 1369 se llega al fin de estos hechos con la victoria de Enrique de Trastámara. Pedro I mu-
rió, se dice, a manos de Enrique en el castillo de Montiel, entrando así en una nueva época.
Don Enrique, por la graçia de Dios rey de Castiella…, al conçeio e a los alcalles e
omes buenos de la villa de Cuevasrruyas, salud e graçia, commo aquellos que mucho
amamos e de quien mucho fiamos.

Fazemos vos saber que nos, sentiendonos del destruymiento de los regnos e de las tierras
que agora son en nuestro señorío, que aquel tirano malo enemigo de Dios e de la su Santa
Madre Iglesia fizo e fazía en ellos continuadamiente, acrecentando siempre en maldat e
en crueldat, destruyendo las iglesias e los … dellas, matando e desastrando los fijosdalgo,

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e desterrándolos e faziéndolos pecheros, e despechando los çibdadanos e los labradores
de toda la tierra, e acreçentando e enrrequiçiendo los moros e los iudíos e enseñorándolos
e abaxando la fe católica de nuestro señor Ihesu Christo, oviemos de venir a sacar e librar
estos regnos de tanta subjecçión e de tanto desafuero e de tanta catividat, e poner a todos
e a cada uno en su grado e en su estado e en sus libertades, porque Dios sea servido e la
Santa Iglesia e la su santa fe sea acreçentada.

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E Dios por la de su santa … quiso nos ayudar porque esto podiesemos cumplir; e desque
entramos en el regno de Castiella rezibieronnos por rey e por señor luego todos los de
Castiella, e condes, e ricos omes e otros capitanes de grant poder que son connusco; e
conquiriemos e ganamos la tierra fasta la muy noble çibdat de Burgos, cabeça de Castie-
lla e nuestra cámara, donde aquel malo enemigo de Dios e de los regnos non nos osó es-
perar, mas antes se fue dende fuyendo de noche. En la qual çibdat de Burgos fuimos
reçebido muy de grado por rey e por señor e nos besaron todos las manos reçebiéndonos
por su rey e por su señor natural con aquella solemnidad que devían e solían reçebir los
reyes. E después que nos y fumos, vinieron e vienen de cada día a nos muchos cavalleros
e fijosdalgo e atendemos de cada día perlados e menssajeros de çibdades e villas que nos
enbiaron decir que se vernien luego para nos.

Porque vos mandamos que luego sin detenimiento ninguno enviedes vuestros procurado-
res a nos con procuraçión suficiente para nos reçebir por rey e por señor, e nos fazer plei-
to e omenaje, asy commo devedes, con los perlados e los otros señores que connusco son,
en la muy noble çibdat de Burgos, cabeça de Castiella, lo fezieron con todos los otros lo-
gares que nos andudiemos. E set çiertos que vos guardaremos todos los privillejos e liber-
tades e usos e costumbres e mercedes que ovistes fasta aquí en los buenos tiempos del rey
don Alfonso, nuestro padre, e de los otros reyes nuestros predecesores onde nos veni-
mos, e entendemos facervos otras muchas graçias que con razón devemos facer. E sy lo
asy facer non quisierdes, set çiertos que todo el daño e mal que vos podemos fazer en los
cuerpos e en los algos, asy commo nuestros enemigos, que lo faremos; e esto fariemos
con muy grant razón e con muy grand derecho, ca aquel malo destruydor de los regnos e
de vos, por los sus malos pecados que el fizo, con derecho perdió los regnos; lo qual vos
será mostrado en las nuestras cortes por muchas razones. E porque desto seades çiertos
enbiamos vos esta nuestra carta sellada con nuestro seello.

Dada en la muy noble çibdat de Burgos, primero día de abril, era de mill e
quatroçientos e quatro años. Yo Garçía López, escribano público de dicho señor el rey en
la su corte e en todos los sus regnos, la fiz escribir por su mandado. Lope Fernández.

L. Serrano, Cartulario del Infantado de Covarrubias, Valladolid, 1907.

1 de abril de 1366. Estamos en pleno enfrentamiento. Enrique ya se proclama rey de Castiella


por la gracia de Dios. La misiva regia se dirige al concejo y nobles de Villarubias.
Se trata de ir ganando terreno en la guerra y sobre todo de legitimarse. Derribar a un rey es
algo muy serio pues de alguna manera violenta el derecho natural divino. Para derribar a Pe-
dro I, Enrique II tiene unos derechos bastante discutibles, pues es un bastardo del rey. Todo el
mundo es consciente de que a Enrique le falta legalidad. ¿Qué hacen? Hacer ver que el rey
anterior había devenido en un tirano: «nos, sentiendonos del destruymiento de los regnos e de
las tierras que agora son en nuestro señorío, que aquel tirano malo enemigo de Dios e de la su
Santa Madre Iglesia fizo e fazía en ellos continuadamiente, acrecentando siempre en maldat e
en crueldat […] oviemos de venir a sacar e librar estos regnos de tanta subjecçión e de tanto
desafuero e de tanta catividat, e poner a todos e a cada uno en su grado e en su estado e en sus
libertades, porque Dios sea servido e la Santa Iglesia e la su santa fe sea acreçentada». Pedro I es
un tirano porque altera el Orden tripartito de origen divino. ¿Por qué? Porque 1) destruye las

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iglesias, 2) mata, desastra, destierra y hace pecheros a los nobles, cambiándoles de estado, y
3) favoreció a los moros y, sobre todo, a los judíos –se llegó a rumorear que era hijo de ju-
díos–. Enrique II viene a decir que vista la situación no tuvo más remedio que derribar al ti-
rano para erigirse como restaurador del orden feudal –reflejo del orden divino, Miguel Larra-
ñaga–. Las libertades de las que habla son las propias del estamento al cual cada uno pertene-
ce.
Enrique va ganando apoyos de nobles. Enrique se presenta en Villarubias como rey y dice:
«vos mandamos que luego sin detenimiento ninguno enviedes vuestros procuradores a nos
con procuraçión suficiente para nos reçebir por rey e por señor, e nos fazer pleito e omenaje,
asy commo devedes». Y enlaza con Alfonso XI para dotarse de legitimidad: «E set çiertos que
vos guardaremos todos los privillejos e libertades e usos e costumbres e mercedes que ovistes
fasta aquí en los buenos tiempos del rey don Alfonso».

3.3 ENRIQUE II «DE LAS MERCEDES» (1369-1379)

La situación en 1369 es la siguiente:


En primer lugar, el país está empobrecido. Una guerra con Aragón que ha costado mucho es-
fuerzo y que ha vaciado las arcas del reino, y después una guerra civil que ha afectado a cada
rincón del reino. Las arcas del soberano están vacías, porque durante muchos años la fiscali-
dad ha estado estancada –además el desastre financiero venía de muy antiguo–.
En segundo lugar, en las fronteras del reino hay cosas que no están claras, debido a que se
habían hecho grandes promesas al rey aragonés, pero Enrique II en el trono no cumple esas
promesas territoriales –Requena–, a descontento del rey aragonés. Hubo asimismo alguna
dificultad con Portugal.
El tercer problema es de carácter dinástico. Pedro I tenía una única hija, Constanza, casada
con el duque de Lancaster, personaje de primera magnitud en la política inglesa y europea
que, por vía matrimonial, reclamó sus derechos al trono de Castilla.
Enrique «de las Mercedes» firmó muchos privilegios a los nobles. Hace muchos años se hizo
una interpretación simplista: Enrique es el rey de los nobles y supuso una victoria de los no-
bles frente a la autoridad monárquica, pero la realidad es otra: a Enrique no le quedaba otra
que firmar privilegios nobiliarios, para agradecer los servicios prestados y para ganarse a los
diferentes nobles. Además en muchas ocasiones no dio nada nuevo, sino que restauraba dere-
chos y privilegios anteriores a Pedro I.
Enrique de Trastámara es un aliado de Francia, por lo que su política exterior estuvo vincula-
da a los franceses, a los que había mucho que agradecer.
3.4 JUAN I (1379-1390) Y ENRIQUE III (1390-1406)

Enrique II muere en 1379 y le suceden Juan I y Enrique III, que completan el discurrir del
siglo XIV y desarrollan la andadura de la dinastía Trastámara hasta llevarnos a inicios del
siglo XV.
En primer lugar hay que hablar de la cuestión dinástica. Las reivindicaciones de Constanza y
el duque de Lancaster permanecieron en el tiempo e incluso, siendo rey Juan I, dieron lugar a
una expedición militar que penetró en Castilla por el noroeste. Esta cuestión se zanjó median-
te un acuerdo: se casó a la hija de Constanza –Catalina– con el futuro Enrique III, uniéndose
las dos ramas. Además se dotó a Constanza –y luego a su hija– de una serie de señoríos.

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En segundo lugar habría que hablar de las aspiraciones portuguesas de Juan I, casado con
Beatriz de Portugal, donde se produce una crisis dinástica. Se presentó a las puertas de Lisboa
con un ejército. Aunque los derechos de Juan I y su mujer eran ciertos y contaban con el apo-
yo de muchos nobles portugueses, su candidatura no cuajó: el Maestre de Avís reunió la sufi-
ciente unanimidad entre los nobles para hacer valer su candidatura. El enfrentamiento decisi-
vo se produjo en la batalla de Aljubarrota (1385). Ésta es una de las pocas batalles campales
decisivas. Juan I estaba seguro de que iba a ganar pero sufrió un enorme batacazo, poniendo

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fin a las aspiraciones portuguesas de Juan I. Ciertos nobles que apoyaron a Juan I consiguie-
ron consolidarse muy bien: muchos dirían “mi abuelo murió en Aljubarrota”.
En tercer lugar, en tiempos de Enrique III se produce un rearme institucional de la monarquía,
dotándola de instituciones, contabilidad, etc., como hiciera Alfonso X años atrás. La monar-
quía sigue su proceso de construcción y consolidación institucional. No hay ruptura tras la
guerra civil: el discurrir político-institucional del reino es el mismo.

4. EL SIGLO XV
4.1 JUAN II (1406-1454)

Enrique III «el Doliente» muere en 1406 dejando a un heredero niño: Juan II, tutelado por su
tío Fernando de Antequera, hermano del rey fallecido y uno de los principales personajes eu-
ropeos –llegará a reinar en Aragón–. Con un personaje de este calibre, la minoría de Juan II
presenta cierta estabilidad.
Cuando Juan II llega a la mayoría de edad, Fernando de Antequera desaparece del panorama
castellano y se desplaza a Aragón. Entonces aparece otro personaje de enorme magnitud y
significado político: Álvaro de Luna. Hay un gran contraste entre ambos personajes: Fernando
de Antequera era hijo de reyes, mientras que Álvaro de Luna pertenece a una nobleza secun-
daria de alcance local. Consigue un ascenso destacado porque desde muy jovencito estuvo en
la corte. Álvaro de Luna le debe todo a la corte, donde aprende la praxis cortesana y se hace
amigo del rey. En la medida en que la monarquía va madurando, necesita profesionales de la
corte, profesionales que se forman y aprenden en la propia corte.
Juan II se apoya en su amigo Álvaro de Luna, que conoce muy bien los resortes del poder, va
tomando las riendas del gobierno y ascendiendo en la pirámide nobiliaria, adquiriendo títulos
y cargos como el de Conde de San Esteban de Gormaz, Maestre de la Orden de Santiago,
Condestable de Castilla, etc.
En seguida vemos facciones nobiliarias en favor de Álvaro de Luna y en su contra. La oposi-
ción se articula en torno a los Infantes de Aragón, hijos de Fernando de Antequera, que tienen
ambiciones políticas.
El reinado de Juan II fue una sucesión de enfrentamientos entre unos y otros. A menudo se
plantea como un enfrentamiento entre un partido del rey y un partido de la nobleza, pero esto
no es correcto. Lo que quieren unos y otros es estar al lado del rey para condicionar sus deci-
siones; no hay un partido de los nobles y otro del rey; lo que hay es facciones de nobles que
pugnan por estar junto al rey para acaparar el poder.
En general, Álvaro de Luna consigue siempre mantenerse en el poder. En esta rivalidad hay
en algún momento enfrentamiento entre Castilla y Aragón, debido principalmente a que los
Infantes de Aragón encuentran siempre apoyo allí.

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Ovo este rey desde su mocedad muy acepto al noble varón Álvaro de Luna, a cuyo seso e
consejo, más que ningún otro caballero, se allegaba. A éste fizo muy grandes mercedes, e
le puso en grande estado, ca lo hizo primero conde y después condestable, e aún hízole
maestre de Santiago, que son dignidades tales que en ninguna persona concurrir nunca es
oído; e así por tan gran afección a él era inclinado que todas las cosas quería el rey hacer
e cumplir a su voluntad… pero al fin, según costumbre de la fortuna e su variedad, las
cosas de otra manera sucedieron; ca mudada voluntad, de increíble amor a odio e mal-

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querencia, lo hizo prender en la ciudad de Burgos, e traer a la fortaleza de Portillo, e
puesto en estrecha guarda, donde a poco tiempo, por procurador fiscal, sobre ciertos crí-
menes contra él puestos acusado, la pesquisa fecha, lo mandó degollar en Valladolid.
(Fernán Pérez de Guzmán, Crónica de Juan II)

Álvaro de Luna cae rápidamente hasta el punto de que fue ajusticiado por el rey en 1453.
Aquel que lo ha sido todo gracias a su amistad por el rey, termina después condenado por el
propio rey. El cronista recurre a la fortuna, pero realmente esta realidad responde a la inestabi-
lidad de las facciones, esos equilibrios cambiantes. Al final las alianzas se vuelven en contra
de Álvaro de Luna, y el rey, que busca su interés personal, lo deja caer.
4.2 ENRIQUE IV (1454-1474)

El reinado de Enrique IV es conflictivo e inestable a más no poder; es una verdadera sucesión


de despropósitos políticos.
Sube al trono sin mayor problema. Pronto lanza una campaña contra Granada. En torno a En-
rique IV aparecen personajes como Beltrán de la Cueva, Juan Pacheco Marqués de Villena,
etc.
Andando el tiempo se suscitan gravísimas dudas en relación a la herencia de la sucesión del
trono. Hubo un primer matrimonio del rey con Blanca de Navarra, al parecer no consumado;
y otro con Juana de Portugal del que nace Juana la Beltraneja. Estas cuestiones complican la
acción de gobierno. La oposición utiliza propagandísticamente la supuesta impotencia del rey.
Un reinado que se inaugura en un marco de estabilidad, pierde toda posibilidad de estabilidad.
Estas pugnas alcanzan su culmen en la llamada “farsa de Ávila” de 1465.
Los grandes del reino que en Ávila estaban con el príncipe don Alonso, determinaron de
deponer al rey don Enrique de la corona e cetro real… Por lo qual ninguna cosa les pare-
cía más conveniente ni que más sabiamente se pudiese facer que la privación del
rano, al qual fallecía vigor de corazón, e prudencia, e esfuerzo e todas las otras habilida-
des que a buen príncipe convienen; ninguna cosa le quedaba salvo nombre de rey, el qual
quitado él era todo perdido; lo qual no era cosa nueva en los reinos de Castilla e de León
los nobles e pueblos dellos elegir rey e deponello… e por muy menores causas de las que
contra el rey don Enrique probarse pueden. Quel rey don Alonso, deceno deste nombre,
que por su gran virtud e bondad fue elegido por emperador, por solamente ser habido por
pródigo, fue privado de la corona… E finalmente ansí por consejo de los grandes que allí
estaban, como de algunos famosos letrados, fue determinado que al rey don Enrique fue-
se tirada la corona del reyno; para lo qual en un llano que está cerca del muro de la ciu-
dad de Ávila, se fizo un grande cadalso… e allí se puso una silla real con todo el aparato
acostumbrado de deponer a los reyes, y en la silla una estatua, a la forma del rey don En-
rique, con corona en la cabeza e cetro real en la mano; y en su presencia se leyeron mu-
chas querellas que antel fueron dadas de muy grandes ecesos, crímenes e dilitos antel
muchas veces presentadas, sin las querellas haber habido cumplimiento de justicia; e allí
se leyeron todos los agravios por él fechos en el reino… Las quales cosas ansí leidas, el
arzobispo de Toledo, don Alonso Carrillo, subió en el cadalso y quitóle la corona de la

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cabeza, como primado de Castilla, y el marqués de Villena, don Juan Pacheco, le quitó el
cetro real de la mano…, y el conde de Plasencia, don Álvaro de Stúñiga, le quitó la espa-
da, como justicia mayor de Castilla, y el maestre de Alcántara… y el conde de Benaven-
te… y el conde de Paredes… le quitaron todos los otros ornamentos reales, y con los pies
le derribaron del cadalso en tierra… E luego incontinente el príncipe don Alonso subió en
el mismo lugar, donde por todos los grandes que ende estaban le fue besada la mano por
rey e señor natural destos reinos, y luego sonaron las trompetas y se fizo muy grande ale-

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gría.

Mosén Diego de Valera, Memorial de diversas hazañas, en Crónicas de los reyes de


Castilla, B.A.E., Madrid, 1953, capítulo XXVIII, p. 38.

Es una Crónica de época de los Reyes Católicos, por lo que tiene tintes ideológicos muy cla-
ros. El contexto es obvio: las alianzas y pugnas entre facciones nobiliarias que quieren contro-
lar al rey a fin de detentar el poder. Es además un marco complejo debido a las dudas acerca
de la sucesión del rey: ¿quién heredaría? ¿Juana la Beltraneja, el príncipe Alfonso o la prince-
sa Isabel? Una facción nobiliaria muy fuerte llega al atrevimiento de cuestionar al propio rey
y dar una especie de golpe de estado, deponiendo a Enrique y coronando al príncipe Alfonso.
El cronista trata de legitimar el golpe de estado. Los grandes de Castilla que había en Ávila se
ponen de acuerdo en deponer a Enrique, que según ellos carece de todas las cualidades de
buen príncipe, y se justifican diciendo que no sería la primera vez que esto ocurría en Castilla
y León: «elegir rey e deponello», refiriéndose al levantamiento de Sancho IV contra su padre
Alfonso X. En Castilla nunca hubo monarcas electivos, pero intentan justificar el golpe de
Estado hablando de la costumbre de deponer a los reyes, como si lo que estaban haciendo
fuese normal (política contractual).
Para quitarle la corona se recurre a Carrillo, Primado Apostólico de Castilla perteneciente a la
más alta nobleza. El Marqués de Villena le arrebata el cetro real, bastón de mando. Álvaro de
Estúñiga, Justicia Mayor de Castilla, le quitó la espada (símbolo más importante de todos). El
príncipe Alfonso fue reconocido como rey: «le fue besada la mano por los grandes…», pero
no fue coronado, sino únicamente reconocido y proclamado. Se había evidenciado un golpe
de Estado, aunque Enrique IV no ha desaparecido, tiene recursos y apoyos. De este modo hay
dos reyes en Castilla, cada uno con una facción nobiliaria detrás.
Esta situación es muy tensa y violenta. Se produce mucha violencia al por menor (escaramu-
zas, cabalgadas…), y la virulencia llega hasta tal punto que en 1467 se produjo la batalla del
Olmedo. No fueron grandes enfrentamientos campales, sino que fue más «un gran torneo»
que una acción de guerra en el sentido estricto. Juan Pacheco y los nobles de su facción van
viendo cada vez más claro que sostener a Alfonso como rey no les interesa demasiado; Alfon-
so muere súbitamente –quizá envenenado– en 1468. Aquí la cosa cambia: vuelven las nego-
ciaciones, los nobles empiezan a hablar más que a combatir y se llega al Pacto de los Toros de
Guisando (1468).
En los Toros de Guisando (1468) Enrique IV reconoció a Isabel como sucesora legítima, que-
dando la Beltraneja apartada. Así se encamina hacia el final el reinado de Enrique IV. Muerto
Enrique IV se produce una guerra civil, porque las facciones siguen vivas y Enrique tenía una
hija, y no faltará quien la apoye para ir en contra de Isabel.

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TEMA 2 – LA CORONA DE ARAGÓN
1. INTRODUCCIÓN: ARAGÓN Y CATALUÑA A FINALES DEL SIGLO XII
En Castilla nos hemos encontrado con un reino unitario –un Rey, unas Cortes, etc.–, pero en
la Corona de Aragón vamos a encontrarnos con cuatro territorios bien diferenciados en cuanto
a título-dignidad, instituciones…: el Reino de Aragón, el Condado de Barcelona, el Reino de
Valencia y el Reino de Baleares. Inicialmente existían el Reino de Aragón y el Condado de
Barcelona, pero a medida que se avanza hacia el sur, ¿qué se hace con Valencia? ¿se anexiona
a Barcelona o a Aragón? Ni lo uno ni lo otro, se constituye como reino independiente a los
anteriores, eso sí, gobernado por la misma persona y regido por instituciones muy similares.
Cada uno de estos reinos tiene entidad y personalidad política e instituciones específicas.
Cataluña es un conjunto de condados, pero el Conde de Barcelona, por su fuerza e importan-
cia, se impone sobre el resto de condados.
Aragón se trata de un núcleo de resistencia pirenaico cuya evolución altomedieval tiene mu-
cho que ver con Navarra. En torno al año 1000 aparece Sancho III el Mayor, que reúne Nava-
rra, Aragón, Castilla, etc. A su muerte divide sus reinos entre sus hijos. Sancho Ramírez con-
sigue ser considerado rey como tal.
Entrado el siglo XII nos encontramos con Alfonso el Batallador, casado con la Reina Urraca.
Aparecen facciones.
PEDIR APUNTES
La Corona de Aragón tendrá una serie de proyecciones territoriales en el sur de Francia, y esto
cristaliza precisamente en el siglo XII. Se trata de derechos feudales que se van adquiriendo
progresivamente a través de matrimonios o negociaciones. Los reyes de Aragón eran señores
feudales dentro de Francia (similar al caso de los Reyes de Inglaterra, que eran señores de
amplísimos territorios franceses). Esto supone una ambigüedad que generará problemas; un
entramado muy complejo. En último término esos condados son Francia y no Aragón.
A la muerte de Alfonso I se dividieron los reinos: por una parte García Ramírez heredó Nava-
rra, Ramiro II Aragón, etc. Ramiro renunció pronto al trono y heredó Petronila, casada con el
Conde Ramón Berenguer IV de Barcelona.

2. EL SIGLO XIII
2.1 REINADO DE PEDRO II (-1213)

Pedro II fue un rey poderoso.


Se promovió una verdadera Cruzada para imponer la ortodoxia católica y la autoridad del
soberano francés. Esto conduce naturalmente al enfrentamiento con los aragoneses, que tenían
intereses en aquella región.
En 1213 se produce la Batalla de Muret, decisiva en la historia de Europa y Aragón. Pedro II
muere allí. La derrota aragonesa fue decisiva.
El proceso de expansión en Francia se viene abajo, y la muerte súbita de Pedro II deja en el
propio reino una situación bastante delicada. Esta etapa de maduración se encuentra con un
golpe brusco en Muret.

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2.2 JAIME I (1213-)

Jaime I fue decisivo. La etapa de su minoría de edad fue complicada; no faltaron las facciones
nobiliarias ni las disputas. Los primeros catorce años de su reinado fueron muy oscuros. A
partir de 1227 la cosa cambia y ese reinado difícil se torna en un reinado absolutamente clave
en lo que va a ser la historia de Aragón.

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Un primer punto se refiere a la expansión contra los musulmanes, empezando por Mallorca.
Ocupar Mallorca tenía una importancia enorme en el plano militar y en el plano comercial. La
conquista de Mallorca fue una empresa fundamentalmente catalana, pues el Puerto de Barce-
lona tenía mucho interés. Depués se conquista Valencia. Jaime I multiplica el territorio arago-
nés, al igual que Fernando III el Santo lo había hecho en Castilla. Tanto Baleares como Va-
lencia se incorporan a la Corona como reinos con instituciones y personalidad propias.
Un segundo punto es la cuestión del Pirineo Francés. La influencia aragonesa siguió presente
en algunas zonas del sur de Francia. Otra cosa que se mantiene también es la hostilidad contra
Francia. Estructuralmente la hostilidad entre Francia y Aragón es una constante a lo largo de
la Edad Media. No se producen batallas todos los días, pero es una hostilidad que está presen-
te siempre. Jaime I, conocedor de la imposibilidad de recuperar lo perdido, renunció a esos
territorios.
En tercer lugar, hay que hablar de la consolidación institucional de la Monarquía. Este aspecto
lo vinculábamos en Castilla a Alfonso X. En Aragón, el reinado de Jaime I equivale a los de
Fernando y Alfonso. Es un reinado de espada y derecho.
Sin embargo, al final del reinado volvemos a encontrarnos con esas divisiones de los reinos:
los estados peninsulares –Aragón, Cataluña y Valencia– quedan en manos del hijo mayor,
Pedro II, y a Jaime le correspondió Mallorca y lo que quedaba del sur de Francia.
2.3 PEDRO III

A) LAS VÍSPERAS SICILIANAS (1282)

Sicilia es un territorio peculiar por el que han pasado los normandos, después la influencia
alemana, con una presencia especial del Papa. A finales del siglo XIII ha surgido una opera-
ción política de gran ambición: el Imperio Angevino fruto de un entendimiento entre Francia
y Roma. El proyecto consistía en favorecer al príncipe francés Carlos d’Anjou para que se
hiciera presente en Sicilia y adquiriera una proyección mediterránea importante. En ese pro-
yecto había dos dificultades. El primero en la propia Sicilia, donde había una aristocracia pro-
cedente del siglo XI con unos intereses que no coincidían con el proyecto angevino sino que
lo veían como algo molesto. El segundo obstáculo es que Pedro III, a través de su mujer, con-
sideraba que tenía derechos a Sicilia. Cuando en estas circunstancias surgen las Vísperas Sici-
lianas, una rebelión de la aristocracia siciliana contra el proyecto angevino, Pedro III conside-
ra que es su momento, interviniendo en esos hechos. Es una fase más del enfrentamiento entre
Francia y Aragón. La guerra se desarrolló principalmente en el mar y la cosa fue bien para
Pedro III.
Aprovechando las necesidades económicas de la guerra y la ausencia del rey, hubo nobles
aragoneses que presionaron al rey:
Estas son las cosas que son spuilados los ricos omnes, mesnaderos, caballeros, infa-
nçones, ciudadanos e los omnes de Aragón e de Ribagorça e del rregno de Valencia e de
Teruel:

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Que el senyor rey observe e confirme fueros, costumnes, usos, privilegios e cartas de do-
naciones e de camios del rregno de Aragón e de Valencia e de Ribagorça e de teruel.

Item que enquisición non seya feyta nunqua contra nenguno en nengun caso; e, si feyta es
la inquisición e non es judgada, que non seya dado judicio por ella nin vaya ad acaba-
miento.

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Item que la justicia de Aragón judge todos los pleytos que venieren en la Corte con con-
seyllo de los ricos omnes, mesnaderos, caballeros, infançones, ciudadanos e de los bue-
nos omnes de las villas, según fuero e ancianament fue costumpnado.

Item que seyan tornados en posesión de las cosas que fueron despullados en tiempo del
senyor rey don Jayme e suyo, de que ellos se tienen por agrevyados que son públicas e
notorias.

Item los honores de Aragón que tornen a las cavallerías segund que eran al tiempo qu’el
senyuor rey don Jayme finó...

Item que honor no sea tollida ni emparada por el senyor rey a ningun rric homne de Ara-
gón si donques el rrich omne non fiziesse por qué. Encara aquesto primeramient que sea
visto, jutgado e conocido por Cort General, es a saber, por la justicia de Aragón de con-
ceyllo de los rricos omnes e otros ondrados caballeros, infançones, ciudadanos e otros
omnes de las ondradas villas de Aragón. Et aquesto mismo sea de los mesnaderos: que
non sea amparada lur mesnadería si non fiziessen por qué, e que fuesse judgado prime-
rament por Cort e por los sobredichos, segund que dicho es de susso.

Que los rricos omnes de Aragón non sean tenidos por las onores nin por las tierras que
tienen del senyor rey de servirlos por aquellas fueras de su senyoría ni passar mar.

Pub. L. González Antón, Las uniones aragonesas y las Cortes del reino (1283-1301), Za-
ragoza, 1975, II, pp. 14-19.

Este texto, que recuerda a la Charta Magna de 1215, representa el pulso entre la nobleza y el
rey. El Privilegio General de Aragón de 1283 refleja las negociaciones entre los nobles de la
Corona y el rey. En primer lugar se le pide al rey que reconozca los fueros, costumbres y pri-
vilegios locales, es decir, el derecho antiguo de cada localidad. Estas peticiones nobiliarias
están mirando al pasado, una legalidad foral que tiene carácter local –en cada señorío o cada
villa–, y son totalmente contrarias al deseo del monarca de imponer una normativa única para
todo el reino. Hay dos puntos de vista opuestos: el rey busca una legalidad que llegue a todas
partes, mientras que los nobles reivindican la legalidad antigua de carácter local.
En segundo lugar, piden garantías judiciales –derecho procesal, ¿cómo se deben hacer los
juicios?–. Piden que la opinión nobiliaria tenga peso a la hora de dar las sentencias judiciales;
que el tribunal de justicia de Aragón no pueda dar sentencia sin contar con el consejo de estos
personajes. Piden también que no sea hecha ninguna investigación –pesquisa o sumario– y
que si se hace, que no se de juicio por dicha investigación. En definitiva, se está prohibiendo
la investigación judicial; es decir, que si un noble se mete en un lío, que no se le investigue y
que vaya directamente a juicio –donde además hay un tribunal formado por nobles–.
En tercer lugar, se sale al paso de la maduración de la monarquía producida en tiempos de Jaime I,
y se pide un retorno a la situación anterior, pues muchos nobles se verían ensombrecidos por el
desarrollo de la Monarquía.

En definitiva: derecho antiguo de carácter local y nobiliario, frente a los intentos de los monarcas
de madurar institucionalmente la Monarquía.

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2.4 DESARROLLO DE LA CRISIS SICILIANA: ALFONSO III Y JAIME II

El desarrollo de la crisis siciliana se despliega sobre todo en el reinado de sus sucesores Al-
fonso III y Jaime II.
Hay una defensa armada de Sicilia. Es una defensa exitosa pero que cuesta mucho. La hacien-
da aragonesa está siempre condicionada y va a ser siempre deficitaria.

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Los enfrentamientos se prolongan en el tiempo, de modo que hay que recurrir a negociaciones
y acuerdos. En 1295 Jaime II casó con Blanca de Anjou y se reconoció que Sicilia podía que-
dar directamente en manos del Papa, cosa que los sicilianos no aceptaron. Finalmente, el ciclo
conflictivo se soluciona mediante el reconocimiento de la independencia de Sicilia, aunque,
no nos engañemos, lo cierto es que Aragón consolidó allí su influencia.
En lo que se refiere al interior de la Corona, se produce el Privilegio de la Unión, en la misma
línea que el Privilegio de 1283. El Privilegio de la Unión es fruto de similares presiones nobi-
liarias. Incluye un punto interesante que consiste en regular el acceso al consejo real.
Se desarrolla el modelo pactista, que implica concesiones mutuas entre nobleza y monarquía,
pero sobre todo, la manera de concebir el gobierno a través de un contrato.
En la década de 1320-30 Aragón se vuelca no sobre Sicilia, que consideraba ya ganada, sino
sobre Cerdeña, consecuencia lógica de la capacidad naval y los intereses mercantiles de la
Corona.
En el asunto de Cerdeña interviene la República de Génova, una potencia comercial de prime-
ra magnitud, solo que es tremendamente inestable y conflictiva en su interior. La empresa
aragonesa en Cerdeña se alargó en el tiempo, lo cual supuso una inversión enorme.
La expansión aragonesa en el Mediterráneo supuso un gran problema financiero-hacendístico,
lo cual derivó en presiones nobiliarias que dan lugar a ese pactismo.
2.5 PEDRO IV EL CEREMONIOSO (1336-1387)

Encontramos grandes límites. El primero el problema de Cerdeña contra Génova. En segundo


lugar, los enfrentamientos contra Castilla: las luchas entre Pedro I de Castilla y Enrique de
Trastámara derivaron en la Guerra de los Dos Pedros. En tercer lugar, y en consecuencia de lo
anterior, se produjeron importantísimos enfrentamientos internos; rebeliones como la de Va-
lencia, etc. En estos vaivenes el rey a veces tenía que ceder y negociar, y otras derogaba o
incumplía muchos de los privilegios nobiliarios anteriores.
No es sólo que estemos hablando como siempre de facciones, es que al igual que en otros
países europeos, los reyes aragoneses lo que quieren es tener más herramientas de poder, una
mayor centralización del poder, una mayor solidez.
Es un reinado verdaderamente de dificultades.

3. EL SIGLO XV
3.1 FERNANDO DE ANTEQUERA

Martín I (1387-1410) muere dejando un verdadero lío, porque no tenía sucesor claro. Hay un
vacío de poder, diferentes príncipes europeos que aspiran al trono. Los dos principales son, en
primer lugar, Fernando de Antequera, sobrino de Martín I, aunque era un derecho por vía fe-

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menina, lo cual en Aragón no estaba muy claro; y en segundo lugar Jaime de Urgell, hijo de
un primo de Martín I. Éste, aunque dinásticamente más lejano, tenía grandes apoyos y había
tenido importancia política durante el reinado de Martín.
Hay dos años de vacío de poder, discrepancias, negociaciones, algún combate que otro, sobre
todo en Valencia, etc. Finalmente en 1412 se produce un pacto importantísimo: la Cocordia
de Alcaíz y el Compromiso de Caspe. El asunto se resolvió así: cada uno de los tres reinos,
Aragón, Valencia y Cataluña, nombró unos compromisarios, que eran clérigos y letrados,
expertos en derecho con experiencia en la administración, y en definitiva, con una cierta neu-
tralidad en el conflicto.
El consenso favoreció a Fernando de Antequera. Se ha interpretado en un sentido estrictamen-
te territorial, lo cual no es cierto: no había un candidato de carácter territorial, sino que tenían
apoyos en todas partes. No cabe, pues, hacer una traducción entre los candidatos y los territo-
rios. Es un Trastámara, de la dinastía castellana. Algunos autores hablan de ruptura: Fernando
representa una nueva actitud, una nueva política diferente a la anterior. Sesma Muñoz, sin
embargo, habla de todo lo contrario: hay una gran continuidad.
El Conde de Urgell no quedó contento con el Compromiso de Caspe, y hubo enfrentamientos
armados, Fernando de Antequera tuvo que imponerse mediante la espada.
Fernando de Antequera tuvo un gobierno muy corto, duró sólo cuatro años. Luego le sucedie-
ron sus hijos, los Infantes de Aragón, que tenían señoríos enormes en Castilla también, y que
entraron en disputa con Álvaro de Luna.

3.2 ALFONSO V (1416-1458)

En 1416 asume el trono su hijo mayor, Alfonso V el Magnánimo (1416-1458), conocido por
la conquista de Nápoles en 1442. La expansión mediterránea cuesta mucho pero les da unos
réditos muy importantes. En la medida en que Alfonso V se hace con el control de Nápoles,
pasa a ser un príncipe italiano, y si hay algo verdaderamente complejo es la política italiana de
esta época. Los aragoneses se sumergen en el maremágnum de la política italiana, de tal modo
que Alfonso V delegó los asuntos peninsulares y se trasladó a Nápoles. Esta política italiana
tan dispersa hace que el conjunto italiano fuera muy débil. Los franceses miraron también
hacia el norte de Italia.
PEDIR APUNTES 05/10/16
Hay otros dos aspectos importantes. El primero es la política de afirmación de la monarquía,
en lo cual Alfonso V es mero continuador de la política de Fernando de Antequera. Ansias de
centralización, lo cual lleva a un enfrentamiento contra las Cortes catalanas.
Tras Alfonso V llega Juan II, su hermano, muy activo en el enfrentamiento contra ALvaro de
Luna. Su reinado se caracteriza por dos circunstancias: en primer lugar, Aragón se ve inmerso
en un conflicto con Francia por las conquistas, y en segundo lugar, la intromisión regia en la
conflictividad urbana barcelonesa y en el conflicto remensa. Se llega así a una verdadera gue-
rra civil, en la que las élites urbanas de Barcelona y las facciones nobiliarias, inician una gue-
rra contra el rey y su facción.
SÍNTESIS. En torno a 1475
La Corona de Castilla es geográficamente mucho mayor, está mucho más poblada –la meseta
estaba muy poblada, a diferencia de hoy–; tiene una red urbana bastante densa, formada por
centros numerosos que tienen vitalidad económica y cierta capacidad política; está mirando ya

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hacia el Atlántico –Canarias está siendo conquistada–.
En Aragón se produce un re-equilibrio que favorece concretamente a la ciudad de Valencia y
al poder regio.

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TEMA 3 – EL REINO DE NAVARRA
A) SIGLO XI: DESAPARICIÓN DE NAVARRA TRAS SANCHO EL MAYOR

Sancho el Mayor había conseguido reunir un conjunto territorial muy amplio. A su muerte en
1035, sus posesiones territoriales se reparten entre sus hijos: Fernando I se lleva León, Ramiro

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se lleva Aragón, y García Sánchez III se lleva Navarra. A partir de esta repartición Navarra se
halla en desventaja y proliferan los conflictos con Castilla y Aragón, y no favorecen precisa-
mente a Navarra. Tanto es así que el reino terminará desapareciendo por reparto entre arago-
neses y castellanos. Pamplona pasa a manos de Aragón y Castilla se quedó con algunas zonas
más periféricas. Lo cierto es que a partir del testamento de Sancho el Mayor, la precariedad es
clara y la consolidación del reino se torna realmente difícil hasta el punto que desaparece.
B) SIGLO XII: REAPARICIÓN DEL REINO DE NAVARRA

A la muerte de Alfonso I el Batallador (s. XII), casado con la reina Urraca de Castilla, Nava-
rra reaparece como entidad independiente por un nuevo reparto entre hijos. Navarra aparece
asociada al príncipe García Ramírez. Navarra es un reino muy pequeñito que pierde toda po-
sibilidad de expansión al hallarse al margen de la Reconquista. Además, las fronteras no están
claras. En fin, Navarra emerge como reino independiente pero con grandes dificultades.
En el plano territorial, Navarra empieza a mirar al otro lado de los Pirineos. En el plano de la
afirmación monárquica hay un dato muy interesante: dejan de titularse reyes de Pamplona
para pasar a denominarse reyes de Navarra, lo cual implica una concepción de reino, de con-
glomerado territorial. Se está adquiriendo una cierta idea acerca de que el rey es rey de un
territorio concreto y no sólo de una ciudad.
Entre fines del siglo XII y principios del siglo XIII hay un soberano muy importante: Sancho
VII el Fuerte, conocido por la Batalla de las Navas de Tolosa. Sancho es rex navarrorum, y
además tiene el respaldo del papa. Durante su reinado se consolida la presencia navarra en la
pequeña comarca montañosa de Ultrapuertos, al otro lado de los Pirineos, pero se consolida
también la pérdida definitiva de Guipúzcoa y Álava, lo cual implicaba olvidarse de la salida al
mar. Efectivamente no compensa la pérdida de los puertos vascos. En la zona fronteriza entre
Guipúzcoa y Navarra proliferan los bandidos, lo cual repercute en el comercio.
C) EL SIGLO XIII: NAVARRA BAJO LA TUTELA FRANCESA

Iniciado el siglo XIII, muere Sancho VII y se genera una crisis dinástica, porque sucesor legí-
timo no tenía ninguno. Llegó incluso a negociar con Jaime I para prohijarle y hacerle sucesor,
aunque esto no tuvo efectos
Asumió el trono un conde francés: Teobaldo I de Champagne (1234-1253), sobrino del rey
Sancho. A partir de este momento el devenir político navarro gira, porque este Teobaldo I
desconocía la política navarra y tenía multitud de señoríos en Francia, que era lo que verdade-
ramente le interesaba. Teobaldo no tiene la más mínima intención de vivir en Navarra, porque
lo que le interesa de verdad es la política francesa. Entonces se hace representar en Navarra
por un senescal, representación que de facto se tornó permanente, pues Teobaldo pisó pocas
veces Navarra. Junto al senescal, que por supuesto era francés iban multitud de caballeros y
personajes cortesanos de origen francés.
Frente a la dominación francesa surge el descontento y la rebeldía locales, roces que derivan
en un modelo pactista. La relación entre el rey y el reino –la nobleza– se regula mediante pac-
tos y negociaciones. Esto lleva al llamado Fuero Viejo de Navarra, una manera de regular las

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relaciones entre rey y reino, una manera de reconocer los privilegios y garantías de la nobleza
navarra. Al mismo tiempo, se dota a la hacienda y la fiscalidad regia de una capacidad y sofis-
ticación muy grande para aumentar la recaudación. El reinado de Teobaldo I, de alguna mane-
ra, representa algo parecido al reinado de Alfonso X en Castilla y de Jaime I en Aragón.
Tras la muerte de Teobaldo I (1253) se entra en un periodo que desde el punto de vista dinás-
tico es muy complejo, estrechándose la vinculación con Francia: entramos en un periodo ca-

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racterizado por la tutela francesa.
Teobaldo II se casó con la hija mayor de San Luis, rey de Francia, lo cual le daba una fuerza
realmente extraordinaria. En 1274, muerto Enrique I de Navarra, quien queda en herencia del
trono navarro es la princesa Juana –en Navarra las mujeres sí que podían ser reinas, como en
Castilla–, casada con el delfín Felipe IV de Francia. Muerta Juana, su marido Felipe intentó
gobernar Navarra directamente, lo cual derivó en enfrentamientos con la nobleza navarra.
El siguiente rey de Navarra es Luis X, hijo de Felipe IV. En fin, a pesar de los intereses, des-
contentos y resistencia de la nobleza navarra, los franceses siempre se salieron con la suya,
imponiendo su gobierno.
D) EL SIGLO XIV

A la muerte de Luis X hereda el trono la Reina Juana, que se casó con Felipe de Rein, un no-
ble francés, lo cual implica la introducción de una nueva dinastía en Navarra. Esta nueva di-
nastía también trae ciertos hitos en el plano de la legislación, como el Fuero General, mucho
más centralista y favorecedor al rey que el Fuero Viejo. La Casa de Rein interviene mucho
más en la política francesa que en las cuestiones navarras, y naturalmente intervenir en Fran-
cia en esta época implica inmiscuirse en mil conflictos de la Guerra de los Cien Años, de mo-
do que Navarra acabó financiando las empresas francesas. Los gastos en la Guerra son ince-
santes y la debilidad política del trono dentro de Navarra es evidente.
E) EL SIGLO XV: LA PROYECCIÓN PENINSULAR DE LOS TRASTÁMARA

Iniciado el siglo XV se produce la introducción en este panorama político de los Trastámara,


que estaban reinando tanto en Castilla como en Aragón. Carlos III de Navarra casó con una
hija de Enrique II de Castilla, lo cual supone una proyección peninsular.

Este personaje era hijo de una princesa navarra vinculada a los >trastámara y que además se
casó con Juan II de Aragón. Carlos el príncipe de Liana y su padre, Juan II de Aragón, choca-
ron muy violentamente. Así, se forman facciones y enfrentamientos dentro de Navarra.
Lo que hay que destacar son esas dos cosas: en primer lugar, Navarra se vincula con los Tras-
támara y empieza a participar más activamente en la política peninsular, y en segundo lugar,
la política navarra se caracteriza por las facciones.

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TEMA 4 – LOS REYES CATÓLICOS
Los Reyes Católicos suponen el punto de llegada de todos los procesos que h1emos visto an-
teriormente en cuanto a consolidación de la monarquía. Acabarán siendo soberanos indiscuti-
bles, consiguen imponerse con verdadera autoridad, pero eso no supone que sean monarcas
absolutos, ojo, los Reyes Católicos gobiernan con toda una serie de límites jurídicos.

1. ISABEL I DE CASTILLA
1.1 LA GUERRA CIVIL POR EL TRONO (1474-1479)

La facción nobiliaria que había apoyado a Alfonso en Ávila, en principio piensa que la solu-
ción es Isabel, pero tras la muerte de Enrique vuelven sus ojos hacia Juana la Beltraneja. Ésta
tenía el apoyo portugués, con lo que lo que parecía un conflicto interno castellano, se convier-
te en conflicto peninsular: Isabel y Fernando de Aragón contra Juana y Alfonso V de Portu-
gal, que irrumpe en Zamora proclamando reina a Juana. Se desencadena una guerra civil en la
que se debate no sólo el trono de Castilla sino hacia dónde va a mirar Castilla: Aragón o Por-
tugal.
Existe un desequilibrio enorme entre los medios de ataque y los de defensa, es decir, los me-
dios de ataque que podría reunir un rey eran incapaces de vencer la defensa de las fortalezas y
las ciudades. Lo único que podían hacer era un cerco que se prolongaba en el tiempo.
En 1476 ha quedado claro que la amenaza portuguesa no era tanta; que no iban a hacerse con
el control de Castilla.
Una vez que ven que Alfonso V no iba a hacerse con Castilla, lo que quedaba era ir afirmán-
dose en los distintos rincones del reino donde había nobles que ofrecían cierta resistencia.
Esos nobles van poco a poco cediendo y reconociendo la autoridad de Isabel –el último de
ellos, el Marqués de Villena–.
1.2 REINADO EFECTIVO (1479-1504)

A) POLÍTICA INTERIOR

Hay un primer aspecto fundamental que se refiere propiamente a la política castellana. Cuan-
do se llega a 1479-1480, la nobleza ya no puede formar facciones, sino que se ven obligados a
orbitar alrededor del trono. En los siglos anteriores, las facciones nobiliarias se disputaban el
poder y el control del rey, pero el triunfo de los Reyes Católicos tuvo tal calibre que ya no
podían aspirar a controlar el trono, sino que sólo podían aspirar a obtener mercedes del rey.
La política de los RRCC consistió en favorecer a quienes les habían apoyado, pero sin olvidar
a los perdedores, les perdonaban y así no forzaban la aparición de nuevas facciones. Los
RRCC tienen claro que la nobleza es imprescindible en el sistema político monárquico. A
través de los perdones, se reconoce a los nobles perdedores su dignidad, no se les desprestigia.
En cuanto a instituciones, los RRCC no aportan en principio nada nuevo, sino que lo que ocu-
rre es que se restaura el orden, consiguiendo recaudar mucho más dinero. Los RRCC hacen
que las cosas funcionen; en realidad no crearon grandes burocracias ni realizaron grandes
cambios, sino que asumieron la trayectoria que venía desde Alfonso X y demás. Lo que hay
es un triunfo indiscutible que permite el buen funcionamiento institucional. Lo que hay es
orden y una cierta pacificación, de manera que los resortes desarrollados por la monarquía,

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pudieron funcionar bien. Así, la monarquía se convierte en el centro de la vida pública.
B) POLÍTICA INTERNACIONAL

Se afirma la presencia en Nápoles, pero la presencia francesa en Milán se hace patente. Hay
un cambio: si Aragón sólo se había impuesto en Nápoles, ahora tiene el apoyo castellano, de
modo que consiguen imponerse en Italia.

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En este contexto, además de los ejércitos es fundamental la diplomacia. Con los RRCC se
produce un enorme desarrollo de la diplomacia. En la Edad Media los embajadores eran pun-
tuales, no existía el concepto de embajador permanente, que no tenía mucho sentido. Sin em-
bargo, los nuncios pontificios empiezan a tener una presencia más permanente en cada país, y
las potencias italianas empiezan a hacer lo mismo, no creando una red de embajadas, sino
haciendo que algunos embajadores permanezcan. Los RRCC insisten en esa permanencia de
los embajadores, tener embajadores fijos que les pudieran informar y servir como instrumento
negociador.
El objetivo es aislar a Francia, y para ello se firmó una alianza con Inglaterra que se consoli-
daba mediante el matrimonio de Catalina. Lo mismo se hizo con el Imperio y con Flandes. Se
recurrió incesantemente a los matrimonios.
C) GUERRA DE GRANADA (1482-1492)

No fue una empresa sencilla. Fue un conflicto largo y difícil.


Acabado el conflicto civil, en 1482 los RRCC ya estaban actuando en la frontera de Granada.
En esa frontera, peligrosa e inestable, donde sin embargo también hay comercio e intercambio
cultural, los primeros movimientos de los RRCC parecían engranar perfectamente en esa di-
námica de guerra fronteriza. Sin embargo, conforme la guerra fue avanzando con el tiempo, el
problema es que era muy difícil superar con facilidad las fortalezas, y aquello se eternizaba.
Se acude a la artillería como nunca antes. Cuando había que superar una muralla se utilizaban
cañones. La Toma de Málaga, por ejemplo, fue un gran hecho de artillería. Además de la arti-
llería fue una guerra de infantería. En la guerra de Granada lo que vemos es un cierto cambio
de los usos militares: la caballería no era lo único, sino también la artillería y las tropas de
infantería.
También hubo negociaciones y se aprovecharon las divisiones entre los propios granadinos,
utilizando a unos para enfrentarlos a otros. Finalmente se fue ganando territorios hasta llegar a
Granada, donde entraron el 2 de enero de 1492. Se expulsaba definitivamente a los musulma-
nes, si bien es verdad que población musulmana permaneció en la Península durante más
tiempo.
Los triunfos militares van parejos a la repoblación. En Granada se fueron creando las estructu-
ras necesarias para atraer a población del norte.

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TEMA 5 – EL PODER DE LAS MONARQUÍAS
1. ¿QUÉ COSA ES EL REY?
¿QUÉ COSA ES EL REY?

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Vicarios de Dios son los reyes, cada uno en su reyno, puestos sobre las gentes pa-
ra mantenerlas en justicia e en verdad, quanto en lo temporal, bien así como el emperador
en su imperio. Esto se muestra complidamente en dos maneras. La primera dellas es espi-
ritual, segund lo mostraron los profetas e los santos, a quien dio nuestro Señor gracia de
saber las cosas ciertamente, e de fazerlas entender. La otra es segund natura, así como
mostraron los omes sabios, que fueron conoscedores de las cosas naturalmente. E los san-
tos dixeron que el rey es puesto en la tierra en lugar de dios para cumplir la justicia e dar
a cada uno su derecho. E por ende, le llamaron coraçón e alma del pueblo. Ca así como
yace el alma en el coraçón del ome, e por ella vive el cuerpo, e se mantiene, así en el rey
yace la justicia, que es vida e mantenimiento del pueblo de su señorío. E bien otrosí como
el coraçón es uno, e por él reciben todos los otros miembros unidad para ser un cuerpo,
bien así todos los del reyno, maguer sean muchos, porque el rey es e deue ser uno, por
eso deuen otrosí ser todos unos con él para servirle e ayudarle en las cosas que él ha de
fazer. E naturalmente dixeron los sabios que el rey es cabeça del reino, ca así como de la
cabeça nasçen los sentidos porque se mandan todos los miembros del cuerpo, bien así por
el mandamiento que nasce del rey, que es el señor e cabeça de todos los del regno, se
deuen mandar e guiar e auer un acuerdo con él, para obedesçerle, e amparar e guardar e
acrescentar el reyno, onde él es el alma e ellos los miembros […].

Sabida cosa es que todos aquellos poderes que de suso diximos que los emperadores
han, e deuen auer en las gentes de su imperio, que esos mismos han los reyes en la de sus
reynos, e mayores. Ca ellos non tan solamente son señores de sus tierras mientras biuen,
más aun a sus finamientos las pueden dexar a sus herederos, porque han el señorío por
heredad, lo que non pueden fazer los emperadores, que lo ganan por elección, así como
de suso diximos. E demás, el rey puede dar villa e castillo de su reyno por heredamiento
a quien quisiere, lo que non puede fazer el emperador, porque es tenudo de acresçentar su
imperio, e de nunca menguarlo: como quier que los podría bien dar a otro en feudo, por
seruicio que le ouiese fecho, o que le prometiese de fazer por ello. Otrosi, dezimos que el
rey se puede seruir e ayudar de las gentes del reyno, quando le fuere menester, en muchas
maneras, que lo non podría fazer el emperador. Ca el por ninguna cuyta que le venga,
non puede apremiar a los del imperio que le den más de aquello que antiguamente fue
acostumbrado de dar a los otros emperadores, si de grado dellos non se fiziere. Mas el rey
puede demandar e tomar del reyno lo que vsaron los otros reyes que fueron antes que él;
e aún más, a las sazones que ouiere tan grand menester para pro comunal de la tierra, que
lo non pueda escusar , bien así como los otros omes que se acorren al tiempo de la cuyta
de lo que es suyo por heredamiento. Otrosi dezimos, que el rey deue vsar de su poderío
en aquellos tiempos e en aquellos e en aquella manera que de suso diximos que lo puede
e deue fazer el emperador.

Las Siete Partidas del rey don Alfonso el Sabio, partida II, título I, leyes V y VIII.

Es un texto jurídico, pero no se está dictaminando, sino que las Partidas, antes que otra cosa,
lo que buscan es crear la base doctrinal o conceptual del derecho castellano. Por tanto, se bus-
ca definir –¿qué cosa es el rey?– y más adelante vendrán los preceptos. Esa base doctrinal
tiene un fortísimo contagio romanista.
En primer lugar, se dice que el rey es un vicario de Dios, es decir, un representante enviado

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por Dios, expresión que recoge la tradición de que el rey es voluntad de Dios pero dando un
paso más allá, pues no es sólo que sea rey por voluntad divina, sino que es representante de
Dios. Esta idea procede de la tradición romanista, que ofrece unos instrumentos jurídicos que
permiten destacar y favorecer al rey.
Luego lo que hace es razonar y argumentar la idea de que el rey es vicario de Dios.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
El rey, en primer lugar lo que tiene que hacer es mantener la justicia. «El rey es puesto en la
tierra en lugar de dios para cumplir la justicia e dar a cada uno su derecho. E por ende, le
llamaron coraçón e alma del pueblo […] en el rey yace la justicia, que es vida e manteni-
miento del pueblo de su señorío». Esta justicia tiene un doble sentido: es la justicia humana
pero también la justicia de Dios; el rey tiene que impartir justicia a partir de la legalidad no
sólo humana, sino a partir del derecho natural, el derecho divino.
En segundo lugar, el rey se relaciona con la unidad de los súbditos y las gentes, la unidad del
reino; es decir, el rey es principio y fundamento de unidad, articulando los intereses diversos
de unos grupos y otros. El rey hace que las partes del cuerpo del reino funcionen de manera
ordenada. «E bien otrosí como el coraçón es uno, e por él reciben todos los otros miembros
unidad para ser un cuerpo, bien así todos los del reyno, maguer sean muchos, porque el rey es
e deue ser uno, por eso deuen otrosí ser todos unos con él para servirle e ayudarle en las cosas
que él ha de fazer».
También se argumenta segund natura, es decir, lo que dijeron los omes sabios: «el rey es ca-
beça del reino, ca así como de la cabeça nasçen los sentidos porque se mandan todos los
miembros del cuerpo, bien así por el mandamiento que nasce del rey, que es el señor e ca-
beça de todos los del regno, se deuen mandar e guiar e auer un acuerdo con él, para obe-
desçerle, e amparar e guardar e acrescentar el reyno, onde él es el alma e ellos los miem-
bros». El rey es el soberano supremo, cuya autoridad se impone sobre el resto de señores.
El gobierno es un derecho, el rey es elegido de Dios para gobernar, pero también es una carga,
una responsabilidad: el rey no puede gobernar de cualquier manera, sino que ha de responder
ante Dios.
Esta imagen de monarca es muy diferente a la de los reyes de dos siglos atrás; es decir, en
torno al siglo XIII vemos una imagen ya muy madura de lo que es un monarca.
El rey es imperator in regno suo, y además, tiene más poderes, pues «non tan solamente son
señores de sus tierras mientras biuen, más aun a sus finamientos las pueden dexar a sus here-
deros, porque han el señorío por heredad, lo que non pueden fazer los emperadores, que lo
ganan por elección». «El rey puede dar villa e castillo de su reyno por heredamiento a quien
quisiere, lo que non puede fazer el emperador…». «El rey se puede seruir e ayudar de las gen-
tes del reyno, quando le fuere menester, en muchas maneras, que lo non podría fazer el empe-
rador […] el rey puede demandar e tomar del reyno lo que vsaron los otros reyes que fueron
antes que él…». «El rey deue vsar de su poderío en aquellos tiempos e en aquellos e en aque-
lla manera que de suso diximos que lo puede e deue fazer el emperador».
Se expresa en términos de derecho privado.
Lo que interesa es sacar la idea de lo que era un monarca europeo en el siglo XIII.

2. ¿QUÉ COSA ES EL REYNO?


Un reino es territorio y población. No podemos pensar en términos actuales de país y frontera.
¿Qué elementos configuran un reino?

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El primero de ellos son las fronteras, que realmente no existen como tal en esta época. No hay
una línea divisoria entre Castilla y Aragón: la autoridad del monarca castellano se va diluyen-
do hasta que se extingue. En el Tratado de Tudilén de 1151 se produjo el reparto de influencia
de ambos reyes en los futuros territorios que se podían conquistar, es decir, estaban pensando
en el futuro. En 1179 se firma el Tratado de Cazola, porque hay que ir concretando esas zonas
de influencia. En 1244 se firma el Tratado de Almizra para dotarle de límites al nuevo Reino
de Valencia. Había un montón de cabos sueltos: los soberanos siguen pensando en términos
patrimoniales de derecho privado. A consecuencia de todo esto se producen tratados pero
también enfrentamientos armados y la construcción de castillos a ambos lados de la frontera.
A lo largo de la frontera hay puertos comerciales en los que se cobran aduanas. En definitiva,
las fronteras se van configurando con el tiempo –y no pacíficamente– mediante castillos y
puertos comerciales. El siglo XIII tiene un peso muy grande en lo relativo a las fronteras: las
aduanas empiezan a cobrarse entonces, etc.
Todos los çibdadanos e súbditos deuen con mucha fee e lealtad ser subjectos e obede-
cer a su rey e príncipe natural, porque el príncipe es como la cabeça en el cuerpo, la qual
tiene dos cosas principales sobre los otros miembros.

Primeramente, la cabeça es más alta e más excelente que los otros miembros. Lo se-
gundo, la cabeça endereça, rige e gouierna a todos los otros miembros. Pero allende de la
razón precedente dizen los sabios que a esta subjección, reuerençia, onor e obediencia
son todos los súbditos obligados por tres causas. Primeramente, por los mandamientos
diuinales, obligando a todo ome a onor e reuerencia de su rey o príncipe. Onde el sabio
Salomón en sus prouerbios, fablando por el Spiritu Sancto, dize: “o fijo mío, teme a tu
Dios e después a tu rey en la tierra”. Así mesmo, el apóstol San Pedro, en su Canónica,
amonesta a todos los çibdadanos e súbditos a esta obediencia e reuerencia de sus prínci-
pes, diciendo: “sed todos obedientes e subjectos al rey, así como a persona mayor e más
excelente embiada por Dios en la tierra”…pues que el rey es una imagen de Dios en la
tierra, toda criatura le deue abaxar la cabeça.

Rodrigo Sánchez de Arévalo, Suma de la Política. J. Valdeón, Historia de Castilla y


León.

Pedir apuntes Duffield. 17/10


ELEMENTOS DE IDENTIDAD DEL REINO

El concepto de reino incluye el territorio y la población. La noción acerca del territorio tiene
un punto de partida en el caso hispano muy claro, y es que efectivamente esos territorios son
el fruto de un avance militar, de unas victorias frente al islam, gracias a las cuales se ha im-
plantado la autoridad de los monarcas y una forma de vida cristiana.
A medida que se va perfilando el territorio de Castilla, Aragón y Portugal, la población pro-
gresivamente va asumiendo una lengua principal, por lo que el territorio del reino se va identi-
ficando con la gente que habla dicha lengua.
Otro elemento de cohesión es el culto y la creencia religiosa. Cada reino tiene un santoral es-
pecífico. En el caso de Castilla, Santiago se convierte en un símbolo con el que todos se iden-
tifican.
Cuando se habla del gobierno del rey, se habla del señorío del rey. Es decir, el reino es la su-
ma de una serie de derechos señoriales.
VERTEBRACIÓN DE LOS REINOS

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Actualmente, el principal elemento de vertebración es la administración. Pero en la Edad Me-
dia, hay que aludir a otras cosas.
1. La Iglesia. Ésta se organiza a través de diócesis gobernadas por un obispo. El rey
aprovecha estas demarcaciones, este armazón que articula cualquier reino europeo.
2. Alta nobleza. Gente de una importancia extraordinaria, de un prestigio sin igual. Estos
individuos tienen señoríos, que como las diócesis también articulan el reino.

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¿QUÉ COSA ES EL REINO?

Un reino es «el país de los naturales que la pueblan». A partir del siglo XIII se está imponien-
do el concepto de “naturales del reino” para designar, en principio, a quien ha nacido allí, pero
más adelante, alude al vínculo existente entre los súbditos y entre los súbditos y el rey.

3. ¿QUÉ COSA ES EL REY?


El rey lo es por gracia divina. A menudo, lo único que les distingue de los nobles –que en
ocasiones acumulan más tierras que el rey– es que son elegidos por Dios.
La voluntad de Dios se expresa a través de la herencia dinástica. Los reyes se suceden heredi-
tariamente: el poder no pertenece a la persona, sino al linaje. Es el linaje el que es elegido por
Dios. Suele ser de padres a hijos. En Aragón la herencia es de padre a hijo, de varón a varón.
En Castilla y Navarra el heredero es el hijo varón de mayor edad, pero si hace falta cabe que
la mujer reine.
El rey es supremo, es decir, en su reino no depende de nadie. Por encima del rey no hay nadie
más que Dios.
La imagen del rey. El rey es en primer lugar un rey caballero, guerrero, victorioso. El rey es
legislador y por tanto sabio. El rey es la imagen misma de la justicia. El poder del rey va ma-
tizado a través de la misericordia, la merced del rey.
Símbolos del rey (ver en el texto de Farsa de Ávila). Tiene mucha importancia la vestimenta
del rey, que alude a las riquezas del reino; es decir, al vestir rica y ostentosamente, se demues-
tra la pujanza y bienestar del reino. Estos símbolos y galas aparecen en ocasión de ciertos ce-
remoniales como la proclamación del rey, aunque en Castilla tiende a ser más humilde que en
otros reinos europeos. El alzamiento supone que el nuevo soberano se presenta ante la gente.
El rey jura guardar la ley, y los grandes del reino juran lealtad al rey. En Castilla y Aragón la
unción regia se hizo muy pocas veces. Decían que no hacía falta hacerlo porque la unción era
hecha de manera invisible por Dios directamente. ¿Quiénes se ocuparon de coronarse bien?
Aquellos monarcas que, como Alfonso XI, venían de un conflicto sucesorio y que tenían que
dejar muy claro que el rey era uno y era principio de unidad y orden. En estas ceremonias no
faltaban el toque de las trompetas, el galopar de los caballos, el alzar de los pendones, etc.
Todas las monarquías tienen un fundamento religioso, pero muchos especialistas, en relación
a los reinos hispánicos, insisten en que el componente religioso –la sacralidad del rey– de
estas monarquías ibéricas es mucho menor que en el exterior. También es verdad que en rela-
ción al ceremonial se veían diferencias entre el caso hispánico y otros reinos europeos.
Todos los çibdadanos e súbditos deuen con mucha fee e lealtad ser subjectos e obede-
cer a su rey e príncipe natural, porque el príncipe es como la cabeça en el cuerpo, la qual
tiene dos cosas principales sobre los otros miembros.

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Primeramente, la cabeça es más alta e más excelente que los otros miembros. Lo se-
gundo, la cabeça endereça, rige e gouierna a todos los otros miembros. Pero allende de la
razón precedente dizen los sabios que a esta subjección, reuerençia, onor e obediencia
son todos los súbditos obligados por tres causas. Primeramente, por los mandamientos
diuinales, obligando a todo ome a onor e reuerencia de su rey o príncipe. Onde el sabio
Salomón en sus prouerbios, fablando por el Spiritu Sancto, dize: “o fijo mío, teme a tu
Dios e después a tu rey en la tierra”. Así mesmo, el apóstol San Pedro, en su Canónica,

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amonesta a todos los çibdadanos e súbditos a esta obediencia e reuerencia de sus prínci-
pes, diciendo: “sed todos obedientes e subjectos al rey, así como a persona mayor e más
excelente embiada por Dios en la tierra”…pues que el rey es una imagen de Dios en la
tierra, toda criatura le deue abaxar la cabeça.

Rodrigo Sánchez de Arévalo, Suma de la Política. J. Valdeón, Historia de Castilla y


León.

Hay dos formas de entender la monarquía: el contractualismo (Aragón) y el iusnaturalismo


(Castilla). El rey es cabeza del reino, principio de unidad, el rey articula el conjunto. Sin em-
bargo existen autores que defienden la idea de que debe haber un acuerdo entre el príncipe
soberano y los súbditos. En toda la cristiandad existe ese debate en torno a la figura del prín-
cipe y al papel que tiene, junto a éste, la comunidad. El texto de Sánchez de Arévalo subraya
la imagen del príncipe para al final afirmar que es «la persona mayor e más excelente embiada
por Dios en la tierra” […] pues que el rey es una imagen de Dios en la tierra, toda criatura le
deue abaxar la cabeça».
DISCURSO DE ALONSO DE CARTAGENA EN EL CONCILIO DE BASILEA (AÑO 1434)

Los reyes de España, entre los quales el principal e primero e mayor es el rey de Castilla
e de León, nunca fueron subjectos al enperador. Ca esta singularidad tienen los reyes de
España que nunca fueron subjectos al Imperio romano nin a otro alguno, mas ganaron e
arrancaron los regnos de los dientes de los enemigos… Es de recorrer a las istorias en las
quales magnifiestamente parece que en tiempo de los godos muchos de los príncipes de
España se llamaban enperadores, e tenían la silla inperial en Toledo, e regían toda España
e a aquella parte de Francia que entonce llamavan Galia Gótica, que oy dicen Lengua de
Hoc… La Casa real de Castiella lleva esta ventaja a la casa real de Inglaterra: que la casa
real de Castiella ovo enperador...

Es de acatar que en España, e aun en aquella parte de España que se llama Castilla, ovo
reyes antes de la primera destrucción de Troya. Ca Hércoles el grande, aquel que fue en
la primera destruición de Troya en tiempo del rey Lamedón, ante del tiempo de Príamo,
vino a España e ovo batalla con Gerión, rey de España. E aún más especialmente hablan-
do, aquel Gerión era rey de Castilla… E del nascimiento de la silla real de Castilla son
pasados más de dos mil e seiscientos años…

El regno de Castilla... es mucho mayor de tierra e hay en él mayor número de cibdades e


villas e logares que en Inglaterra... E cierto es que en la longura deste regno, que co-
miença de Lorca... e dura fasta la fin de Gallisia, son treinta jornadas legales. E en la an-
chura que es de Tarifa fasta la villa que llaman Fuenterrabía... que son bien veinte y cinco
jornadas.

De la fermosa diferencia de las gentes, el regno de Castilla sobrepuja a Inglaterra magni-


fiestamente, ca so el señorío de mi señor el rey ay diversas naciones e diversos lenguajes
e diversas maneras... Ca los castellanos e los gallegos e los viscaínos diversas naciones
son, e usan diversos lenguajes del todo. E para guerra de mar tiene mi señor el rey naves
e galeas. E para guerra de tierra tiene omes de armas guarnidos de nobles cavallos e muy
fuertes armaduras, e tiene eso mesmo cavalleros ginetes, los quales usan de armas moris-

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cas e persiguen los enemigos con maravillosa ligereza, e corren la tierra dellos, e desque
han destruido e talado, retórnanse a la batalla de los omes de armas...

Los señores reys de Castilla fesieron e fasen mayores beneficios a la Eglesia que los se-
ñores reys de Inglaterra.

Para provar si es más farta tierra Castilla que Inglaterra... traeré dos testigos suficientes...

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E éstos son las viñas e los olivares de las quales hay gran habundancia en el regno de
Castilla, e son desterrados para siempre del regno de Inglaterra.

Mucho mayor número de gentes hay en el regno de Castilla que en el regno de Inglaterra.

Alonso de Cartagena, Discurso sobre la precedencia del rey católico sobre el de Inglate-
rra. Prosistas castellanos del siglo XV, BAE, pp. 210 y ss.

El texto de Alonso de Cartagena nos habla de los reinos. El Concilio de Basilea (1431) se
reunió organizado por naciones, es deicr, allí acudieron prelados y teólogos organizados por
naciones. Eran cinco naciones que, sin embargo, no tenían entidad política. Una de aquellas
naciones era España (castellanos, portugueses, aragoneses, navarros…), que como entidad
política no existía. Otra era Italia, que tampoco tenía unidad política. Otra Alemania, que
tampoco. Francia e Inglaterra. En ese contexto, Alonso de Cartagena, hace una cierta aproxi-
mación a eso que hemos hablado acerca de los reinos –fronteras, territorios, lengua…–. ¿Por
qué compara España con Inglaterra? Esa comparación se hace por una razón muy clara: todo
en el mundo medieval es jerárquico. Esas cinco naciones del Concilio de Basilea no eran je-
rárquicamente iguales: primero Alemania (sede del emperadora), Italia (sede del pontificado),
Francia (argumentación histórica: la alianza tradicional entre el pontificado y los reyes fran-
cos, la Monarchia Christianissima) y luego Inglaterra y España. Es entonces cuando Cartage-
na se esfuerza por situar a España en un lugar honoríficamente superior al de Inglaterra.
En primer lugar dice que los «reyes de España, entre los quales el principal e primero e mayor
es el rey de Castilla e de León, nunca fueron subjectos al enperador». Si se trata de comparar
con Inglaterra es un argumento un poco flojo, porque tampoco los reyes de Inlaterra fueron
sometidos nunca a la tutela imperial. Sigue diciendo que «la casa real de Castiella ovo enpe-
rador». A continuación viene el argumento geográfico-económico: «El regno de Castilla […]
es mucho mayor de tierra e hay en él mayor número de cibdades e villas e logares que en In-
glaterra»; Cartagena alude al potencial económico y demográfico de Castilla: era más grande
y estaba articulado por una red urbana más desarrollada. A continuación alude a la pluralidad
de naciones, costumbres y lenguas: «So el señorío de mi señor el rey ay diversas naciones e
diversos lenguajes e diversas maneras»; esa diversidad acrecienta la idea de que Castilla es un
reino grande y populoso. La palabra nación, como vemos, tiene diferentes significados, y por
lo general está desprovista de cualquier contenido ideológico –hace referencia a costumbres,
lenguas…–. A continuación menciona el potencial bélico. Después saca a relucir el argumen-
to religioso: «Los señores reys de Castilla fesieron e fasen mayores beneficios a la Eglesia
que los señores reys de Inglaterra». Después retoma el argumento económico: la abundancia
de viñas y olivares, y la superioridad demográfica.
En definitiva, se trata de ahondar en la cuestión jerárquica: se trata de no hablar el último, hay
que conseguir una posición honorífica superior a la de Inglaterra. Sucedió lo mismo en las
cortes castellanas: ¿quién hablaba primero? ¿Toledo, León, Burgos…? Es una cuestión hono-
rífica que se plasma en un esquema jerárquico de una sociedad que razona jerárquicamente.
Meter aquí todo lo de Larrañaga acerca del orden y la jerarquía.

4. LAS INSTITUCIONES DEL REINO

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A) EL ENTORNO DEL REY

Primero debemos hablar del entorno del rey. En torno al siglo XI las monarquías feudales
tenían unas instituciones bastante endebles. Las cortes altomedievales, que eran un trasunto
del palacio romano, desaparecen en el siglo X; a tenor de la fragmentación del Imperio Caro-
lingio se cierra un ciclo político y desaparece la complejidad romanista.
Aparece la monarquía feudal, que no responde a un trasunto romano. En esas monarquías
feudales el entorno de los reyes está formado por la Curia Regia, formada por personas de su
confianza de origen eclesiástico y noble. Con el tiempo esa Curia Regia se va haciendo más
compleja. Se van constituyendo organismos que antes no existían. Es un proceso común a
toda Europa: desde la sencillez de la Curia Regia feudal hasta las Cortes bajomedievales, que
nada tienen que ver con aquello.
Esa progresiva complejidad se desarrolla a través de un núcleo principal: el Consejo Real,
formado por notables, personas próximas al rey, sobre todo nobles. En los reinos hispánicos
siempre hay un problema: ciertos nobles quieren estar presentes en el Consejo Real, y buscan
regular el acceso a éste. Es decir que el Consejo Real no esté formado exclusivamente por los
que el rey desea, sino que el acceso al Consejo estuviese regulado mediante unas leyes y de
algún modo pactado con la nobleza. Así, la corte se va poblando de altos cargos honoríficos
(Condestable de Castilla, Almirante de Castilla…). Son nobles de primera fila con grandes
señoríos, riqueza y proyección, que reciben títulos como estos, que son puramente honorífi-
cos, dotándoles de mayor prestigio, una posición jerárquica superior.
Sí que tiene funciones la Cancillería, órgano propiamente técnico en el que se resuelve la bu-
rocracia. En la Cancillería poco a poco se van abriendo camino letrados, individuos que han
pasado por la universidad y conocen el derecho –juristas, escribanos…–. Su labor fundamen-
tal se desarrollaba en dos sentidos: por una parte haciendo los privilegios otorgados por el rey
y por otra parte sosteniendo la correspondencia que relacionaba al trono con los distintos rin-
cones del reino.
Por otro lado, hubo que crear literalmente organismos de carácter hacendístico para admi-
nistrar las arcas del reino. En Castilla se crea la figura de los Contadores Mayores, que sí
que trabajan, es decir, no es un título honorífico como el de Almirante Mayor o Canciller Ma-
yor: los Contadores Mayores dirigían la hacienda, no solían ser nobles –en todo caso baja
nobleza– y estaban muy al tanto de la administración de las arcas. En la Corona de Aragón
constatamos esta misma situación: aparece la figura del Maestre Racional (uno por cada
reino). En Navarra surgió la Cámara de Contos, que representa perfectamente la maduración
de la actividad contable, fiscal y hacendística del reino. Alrededor de todo esto hay un montón
de gente que no forma parte de la corte, pero que orbita: un montón de individuos que se de-
dican a las finanzas privadamente, y que intentaban negociar con el monarca ofreciéndoles
servicios financieros –banqueros, prestamistas–. Hay también un montón de tesoreros, quie-
nes llevaban las cuentas.
En cuanto a la administración de justicia, en Castilla encontramos eclesiásticos y universita-
rios a los que las fuentes se refieren como oidores. Con el tiempo se crean dos Chancillerías,
en Valladolid y Ciudad Real-Granada, tribunales regios donde se juzga en última instancia.
La Chancillería tiene una fijación geográfica. La corte no tiene sede fija, sino que el rey y la
corte iba de una ciudad a otra: en Castilla no hay noción de capitalidad, en Aragón hay una
incipiente polarización de los reinos en torno a Zaragoza, Barcelona y Valencia; en cambio
los reyes castellanos pululan entre Segovia, Toledo, Madrid, Arévalo, Valladolid, Burgos me-
nos, etc. Por el contrario, mientras que la corte era ambulante, las Chancillerías sí que tienen
una sede fija.

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b)
Hay que establecer ciertos matices que varían en cada reino:
Siempre se ha dicho que la corte en conjunto como motor de la vida pública y la política tiene
mucha más importancia en Castilla que en Aragón, y esto tiene que ver con la dispersión de
las instituciones cortesanas en Aragón.

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La estructura de la Corona de Aragón es plural (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares).
Surge la figura del Procurador del Rey, representante del rey en el reino en el que no está.
Posteriormente surge la figura del Virrey, en el siglo XIV en Baleares, donde hay que ir un
poco más allá del procurador, porque el Rey no iba mucho por allí. Inmediatamente la figura
del virrey se aplica en los territorios italianos. Al carácter plural de la Corona se añade la ex-
pansión mediterránea, que hace necesaria la figura del virrey. Alfonso V el Magnánimo,
cuando conquista Nápoles en 1442, se desplazó a Italia, por lo que la corte se desdobló, se
organizó de una manera dúplice: una corte italiana y otra peninsular. Así, en la Península ac-
tuaban Lugartenientes del Rey, que a diferencia de los Procuradores, sí que actuaban y se
ocupaban de los asuntos de la vida pública. No se ponen virreyes en los reinos peninsulares,
porque la figura del virrey estaba asociada a los territorios lejanos, insulares.
En el caso de Navarra, hay que destacar el periodo de los reyes franceses Teobaldo.
C) LAS FUENTES

Todas estas instituciones generaron una cantidad ingente de papeles. Las Crónicas son propa-
ganda regia, por lo que son subjetivas. En cambio, la documentación de este tipo de institu-
ciones nos ofrece una información mucho más interesante para reconstruir ciertos aspectos.
Las cortes de Navarra y Aragón generaron una documentación más copiosa y hay una tenden-
cia mayor a custodiarlos y guardarlos en archivo. En cambio Castilla genera menos papeles y
la costumbre de guardarlos fue mucho más tardía. Por tanto la información documental corte-
sana en Aragón y Navarra es mucho mayor a la de Castilla.
24/10/2016 Duffield
D) ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL Y ECONÓMICA

En cada monarquía es de distinta manera y por tanto tienen que ser estudiadas de distinta ma-
nera. La organización provincial romana desaparece muy pronto y para el siglo XIII ya ha
desaparecido ese concepto. Hay una imprecisión e inexactitud algo típico de este periodo.
Pensando en Castilla hay que distinguir el Norte y el Sur, mayor alejamiento o proximidad
respecto a la frontera musulmana, pluralidad en los organismos y en los conceptos acerca de
cómo actuar.
En el norte lo que se encuentra en los documentos es la palabra merino que son oficiales
reales que cumplen una tarea judicial que aparecen en el norte de León, Galicia. Hace lo que
surge en otros temas también.
En el sur no hay merinos, se usa otra palabra, adelantado, reminiscencia fronteriza, noble cuya
tarea representando al rey es de carácter militar, pero también hace justicia, administración,
hacienda, etcétera. Estos son siempre nobles de alta importancia.
En el medio la palabra merino se extingue y no se encuentran en Madrid, palabra adelantado
no se usa todavía y quien realmente gobierna el territorio en nombre del rey son los concejos,

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ciudades y municipios. Los municipios tienen cada uno un territorio alrededor, una especie de
distrito y es donde ejercen toda clase de funciones gubernativas de carácter político y judicial.
El sistema tendió a complicarse surgiendo los merinos mayores (nobles de importancia), des-
de Alfonso X empieza a surgir la costumbre por parte del rey Jueces-comisarios para actuar
en un lugar concreto durante un tiempo limitado, abundan más o menos según su necesidad y
ya en el siglo XIV surgirá el concepto de corregidor (designado por el trono que se envía a un

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lugar pero con carácter fijo).
Hay merinos y sobrejunteros, oficiales reales con tarea de justicia y administración.
Entre Aragón y Castilla destaca que en el primero se le da una mayor importancia a los muni-
cipios que en Castilla. En el caso de Cataluña aparece el veguer que tienen tareas judiciales y
administrativas y teóricamente el mando militar de una villa. Los vegueres aparecen en los
viejos condados catalanes. La cuestión es que a medida que pasa el tiempo tiene menos tareas
ya que las tareas las gana el municipio de la localidad. Aparece el batle, en el caso de Valen-
cia aparecen las gobernaciones que definen una zona administrativa.
Quién realmente actúa es el noble a través de sus señoríos que actúa sobre su señorío. Tam-
bién se da lo de ir a solucionar algo y luego quedarse en ese lugar.
Este instrumento es muy importante para los reyes ya que les permite controlar.
Fiscalidad ordinaria: no necesita aprobación de las cortes porque es un derecho del rey consa-
grado en la tradición, en el caso castellano estaban los portazgos, yantares (en todos sitios),
martiniega (fiesta de San Martín, en reconocimiento de los señoríos del rey, solo Castilla).
Con esto no se va a ningún sitio por la complicación de esta a partir del siglo XI no da abas-
to. Se crean impuestos nuevos mediante reformas fiscales. En el caso de Castilla destacan las
alcabalas (impuesto indirecto) y otros son los pedidos de cortes (impuesto directo) teniendo
que ser aprobado por las cortes, estos se negociaban.
El texto habla de un impuesto extraordinaria, el impuesto de moneda, truco con el que cada
vez que se acuñaba moneda se le ponía menos oro y plata, se hace un acuerdo en que no se
reduce la cantidad de oro y plata no depreciando pero se hace el impuesto, se establecen dife-
rencias regionales debidas a las características, tradiciones y negociaciones anteriores. Siste-
ma fiscal castellano era complicado.
En la corona de Aragón hay unas rentas tradicionales y como no da se crean una fiscalidad
nueva y extraordinaria basada en impuestos indirectos en relación al comercio y se crea otro
que es el fogare (casa por casa, negociado por las cortes). Distinción al formarse en Aragón la
diputación del general y de carácter permanente con el fin de ver como se ha gastado el im-
puesto, de esto surge la Generalitat.
En Navarra igual, uno parecido a la alcabala, subsidios de cortes, a partir del siglo XIII se
sustituye por uno más moderno.
Numero de impuestos varia de una monarquía a otra.
Los problemas no son los mismos en la corona de Aragón que pro lo del mediterráneo tienen
déficit y se recurre a la deuda permanente con los violaris, el moot era en el que nunca se de-
volvía la deuda, por lo tanto solía ser temporal y el censal violari pasado un tiempo se devol-
vía.
26/10

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Año tras año los gastos son mayores. El mayor gasto se debe a la actividad militar, que es
superior en Aragón. Todo esto conlleva endeudamientos.
En Aragón se genera la deuda pública, deuda perpetua, configurada a través de unos títulos
llamados censales.
e) La representación medieval: las Cortes

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El principio de representación medieval se basa fundamentalmente en dos cimientos, dos
principios teóricos y una realidad práctica:
- El primero es el deber feudal que todo súbdito tiene de aconsejar y auxiliar al señor
prestándole sus armas para la guerra y también aconsejándole.
- El otro fundamento es más tardío y hunde sus raíces en la filosofía aristotélica: lo que
a todos atañe por todos debe ser aprobado.
Sobre estos dos principios se fundamenta la representación.
Hay otro elemento puramente práctico, la necesidad de financiar las guerras, las instituciones,
la corte, etc., la necesidad de cobrar impuestos extraordinarios que no están en las costumbres.
Para esta razón hay que reunir las Cortes.
Las Cortes empiezan en León en el 1188. La novedad es que se llamó no a tal noble o tal
obispo, sino a representantes de las ciudades. Además el hecho de que se llamara a represen-
tantes de las ciudades con lo que tiene que ver es con el pago de impuestos extraordinarios –
pues ni los nobles ni los religiosos pagan impuestos–.
¿Cuáles son las características de estas Cortes?
- Quien convoca es el rey. Las Cortes nunca son una institución regular ni permanente. El rey
no está obligado a convocarlas: lo hace si quiere y cuando quiere. Normalmente las convoca
cuando tiene un problema, sobre todo de tipo financiero, aunque también por motivos cere-
moniales –es en las Cortes donde se suele reconocer al heredero, donde se suele reconocer al
nuevo monarca…–.
- En Castilla a partir del siglo XV ya ni siquiera se llama a nobles ni a eclesiásticos, porque no
pagaban impuestos, contando únicamente con las ciudades. Las ciudades a las que se llama en
Castilla cada vez son menos. Al final en el siglo XV solo se llamaba a 16 ciudades y una villa
(Madrid). Esa presencias de las ciudades se hacía mediante dos-tres personas denominadas
procuradores en Cortes, que eran nombrados por consenso y negociación por el Ayuntamien-
to. Con mucha frecuencia además se negociaba con la nobleza local: el concejo nombraba uno
y la nobleza otro. A menudo los representantes de las ciudades eran nobles. Es decir, las Cor-
tes no eran representación de los tres brazos: el único que pesaba era el de las ciudades, pero
éstas a menudo eran representadas por nobles.
- Las Cortes no tienen facultad legislativa alguna. El que legisla es el rey, y lo hace aceptando
las peticiones de las Cortes, o promulgando leyes sin previa consulta.
- En Aragón se mantuvo siempre una clara distinción entre el común y los nobles. Además se
van generando organismos que reciben el nombre Diputación del General, que tienen carácter
permanente y que se mantienen vivos entre unas Cortes y las siguientes con una función muy
clara: hacer un seguimiento de que los impuestos aprobados sean pagados.
F) LABOR LEGISLATIVA

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El Espejo de las leyes de Alfonso X forma parte de la labor legislativa de su reinado. Es fundamen-
talmente derecho territorial. Se habla sobre todo de dos cosas: de la administración de justicia regia
y de derecho procesal, cómo tenían que ser los pleitos, etc. La obra alfonsí desde el punto de vista
jurídico es sumamente importante.

E por ende nos, don Alfonso, por la gracia de Dios rey de Castiella... entendiendo e ve-
yendo los males que nascen e se levantan en las tierra e en los nuestros regnos por los mu-
chos fueros que eran en las villas e en las tierras departidas en muchas manera: que los
unos se judgavan por fueros de libros minguados e non complidos e los otros se judgan
por fazañas desaguisadas e sin derecho, e los que aquelos libros minguados teníen por que
se judgavan algunos, ráyenlos e camiávanlos como aquellos se quería a pro de sí e a danno
de los pueblos, onde por todas estas razones se minguava la justicia e el derecho porque los
que avíen de judgar non podían ciertamente nin conplidamente dar los juyzios, e los que
recebíen el danno non podien ever derecho así como devíen.

E por ende nos, el sobredicho rey don Alfonso... feziemos estas leyes que son escriptas
en este libro, que es Espeio del Derecho, porque se judguen todos los de nuestros regnos e
de nuestro sennorio… a todos de saber e de entender las cosas que son pertenescentes en
todos los lechos para conoscer el pro e el danno e enmendarse de las menguas que dichas
avemos, e más a los judgadores...

Este libro feziemos con conseio e con acuerdo de los arzobispos e de los obispos de
Dios e de los ricos omnes e de los más onrados sabidores de derecho que podiemos ayer e
fallar e otrosí de otros que avíen en nuestra corte e en nuestro regno, e catamos e escogie-
mos de todos los fueros lo que más valíe e lo meior, e pusiemoslo y, tan bien del fuero de
Castiella como de León como de los otros logares que nos fallamos que eran derechos e
con razón.

Prólogo del Espéculo de Alfonso X. Opúsculos legales del rey don Alfonso el Sabio.

En este texto vemos en primer lugar que en Castilla había una enorme pluralidad jurisdiccional:
en cada ciudad había un fuero distinto, los nobles se regían por otros ordenamientos, etc. El
reino era un puzle jurisdiccional en el que las leyes cambiaban de un sitio a otro. En este proce-
so de maduración de la monarquía, el rey pretende llegar a todos los rincones del reino, y para
ello era necesario un marco jurídico común a todo el reino. En el primer párrafo se denuncia esa
realidad de inseguridad jurídica, aunque lo que preocupa en la Corte no es tanto la inseguridad
jurídica sino la conveniencia de implantar un marco jurídico común a todos emanado del rey:
«entendiendo e veyendo los males que nascen e se levantan en las tierra e en los nuestros regnos
por los muchos fueros que eran en las villas e en las tierras departidas en muchas manera: que
los unos se judgavan por fueros de libros minguados e non complidos e los otros se judgan por
fazañas [costumbres] desaguisadas e sin derecho».
Por consiguiente se hacen unas leyes para todos los reinos: el Espejo del Derecho, para cuya
redacción se contó con obispos, nobles y con «los más onrados sabidores de derecho».
«Las personas medievales eran medievales pero no por ello imbéciles».
En el caso de Castilla se trata de la obra jurídica de Alfonso X y el reinado de Alfonso XI, que
continúa esa misma línea de gobierno y labor legislativa que redunda en esa misma idea de uni-
ficar las leyes.
En Navarra la lógica es la misma. En el reinado de Teobaldo I (siglo XIII) se elabora el Fuero
Viejo.
En Aragón todo es pluralidad en cada reino. Llaman la atención los Usatges, una recopilación

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de derecho; no crean normas nuevas, sino que recopilan normas ya existentes procedentes de
diferentes ámbitos. La redacción definitiva se terminó en el reinado de Jaime I.
Alfonso X, Teobaldo I y Jaime I.

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TEMA 6 – EL TERRITORIO Y EL PROCESO REPOBLADOR
1. INTRODUCCIÓN
En el caso hispánico hablar de territorio supone hablar de la lucha con los musulmanes y la
consecuente colonización y repoblación del espacio. Es decir, el caso hispánico presenta una

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particularidad mayor en este aspecto: Castilla, Aragón y Portugal conocieron procesos migra-
torios y repobladores muy importantes.
Hasta el siglo X el procedimiento repoblador se basaba en las presuras privadas, que consis-
tían en apropiarse de territorios baldíos y ponerlos en cultivo.
En el siglo XI –fragmentación del Califato– se produce un cambio en el equilibrio de fuerzas
de manera que los cristianos toman una situación ventajosa. En el año 1085 Alfonso VI con-
quista Toledo, lo cual fue un hecho importantísimo. Una vez tomado Toledo pareciera que
todo el monte es orégano, pero no fue así, pues se produjo la irrupción inmediata de los almo-
rávides, que derrotan a Alfonso VI en 1086.
A raíz de la conquista de Toledo, se repuebla de manera completa todo el territorio que que-
daba al norte del Tajo, es decir, el baluarte toledano daba las garantías necesarias para llevar a
cabo la repoblación del sistema central.
El mecanismo repoblador de este momento son las ciudades: Salamanca, Sepúlveda, Ávila,
Segovia, Soria… El sistema es fácil, cada una de estas ciudades se dota de un alfoz, territorio
gobernado desde la ciudad. El concejo tenía la responsabilidad de organizar, articular y repo-
blar dicho alfoz.
Los monarcas tuvieron siempre muy claro que debían controlar Toledo. Por ello nunca se ha-
bló de concejo. Se hablaba de «los señores Toledo», aludiendo a que Toledo era una ciudad
regia por excelencia.
A lo largo del siglo XII se conquistan Zaragoza, Plasencia, Lisboa, Cuenca…
El siglo XII nos plantea un nuevo riesgo: los almohades, que derrotan a Alfonso VIII en Alar-
cos en 1195.
El punto de llegada de todo esto es la victoria cristiana en las Navas de Tolosa en 1212. El
poder almohade queda desarticulado, de modo que los musulmanes ya no tendrán posibilidad
alguna de resistencia.
02/11/16
En estos territorios al sur del Tajo no había una tradición urbana, y además había sido tierra
de cabalgadas entre el 1085 y el 1212. A la luz de esta situación de frontera habían surgido
castillos de un bando y de otro.
Estos espacios conforman lo que llamamos frontera.
El protagonista principal son las Órdenes Militares: instrumentos de defensa de la cristian-
dad. En la frontera pueden desempeñar esa función de defender la cristiandad. En este ámbito
también participará la nobleza, las huestes concejiles.
Las OM son instituciones eclesiásticas reguladas por el derecho canónico, pero su fin es sobre
todo la defensa de la cristiandad, y sus miembros son caballeros consagrados.

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En España hay tanto OM internacionales como OM Hispánicas, que nacen con posterioridad a
tenor de la situación de frontera y al servicio de la monarquía. Surgen a mediados del siglo
XII.
La Orden de Santiago tiene origen leonés, nace en la frontera cacereña. La de Calatrava nace
para la defensa de Toledo.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Las Órdenes tienen castillos por toda esta zona. Tras las Navas, cuando Fernando III inicia la
conquista de Andalucía, todo este espacio manchego y extremeño queda en retaguardia, ya no
es la frontera. Por tanto durante el siglo XIII no había que preocuparse del problema militar
sino de poner en funcionamiento estas zonas, es decir, activar la economía y repoblar la zona.
La repoblación se confió a las OM, instrumento de gobierno, repoblación y organización. El
reto es atraer a gente para activar las nuevas tierras conquistadas.
Muchos nobles se replegaron.
REGLA DE LA ORDEN DE SANTIAGO. PUB. D LOMAX, LA ORDEN DE SANTIAGO, DOC. Nº 1

Aquí se compieçan los establimientos de la Orden de la cauallería de Sancti Iacobi que


toda en tres cosas está, auedes a saber en coniugal castidad, en obediencia guardar, en
ueuir sin propio… Aquestas tres cosas son establidas a complimiento de la perfecta cari-
dad, ca la perfecta caridad fueras desecha todo el tremor, e los auandichos freyres ponen
sus personas e sos cosas en diuersos periglos e en muchos martirios e esfuerçanse a amar
a Dios con toda su mient e con todas sus fuerças a su próximo así como a sí mismos…

A matutinas cada día se leuanten quanto más ayna ayeren la campana de la ecclesia, si
fueren sanos o no fueren trabaiados de grandes labores. Primeramente commiendose a
Dios e a la gloriosa Sancta María e a los bienauenturados apostolos, a Sanct Paulo e
Sanct Iago e desent a todos los sanctos e quanta humildat pudieran digan III pater noster
en honor de Sancta Trinidad, e por salut de sos almas. Silencio tengan en la ecclesia
mientre que el seruimiento de Dios se fiziere, pocas cosas de necesidad fablen, en las
oras de Sancta María deuen estar en pie en la ecclesia…, e siempre quanto dixieren Glo-
ria Patri enclinen las cabezas al altar…

Si alguno de los freyres otras abstinencias quisieren far segunt la prouidencia del maestre
las fagan, assí que por aquesto non delexe el seruitio e la defensión de la Christiandad…
Mas grant cosa es poner so cuerpo en diuersos periglos que entormentar so cuerpo por
muchos quebrantamentos…

Agora caualleros de Christo leuantad uos de las obras de las tinieblas e uestid uos las ar-
mas de luz… Ninguna cosa non a mas buena ante Dios que finir la uida por espada o por
fuego o por agua o por captiuidad o por muchos periglos non recontables…

Onde si alguno fableciere so cuerpo por grandes ayunos e sos fuerzas le fallecieren en
seruitio de nuestro señor sepa que fizo mala cosa…

Tod aquel que es defendedor cumple aquellas cosas que Dios dirá a los iustos el día del
iudizio. Houi famble e distes me a comer, houi sed e distes me a beuer. Assí como el de-
fendedor libra a alguno de captiuidad que non sea preso, este da a comer a fambriento e
da a beuer a sediento e uiste al desnudo e uisita aquel que iaze en la cárcel. ¿Quí ha más
fambre e más sed que aquel que es en poder de los moros?

Ond si algund Freyre fuere medroso o non fuere conuenible por yr en cabalgada, segunt
la prouidentia de so maestro faga algunas otras cosas de la mesón que non sea embalde

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mas faga aquello quel mandaren, ca commo dize Sant Ierónimo, “Faz alguna cosa que el
diablo non te fallare uagaroso”.

Se trata de una regla para llevar adelante una vida religiosa de carácter comunitario. Lo pri-
mero que nos dice es que esa vida deben vivirla «en coniugal castidad, en obediencia guar-
dar, en ueuir sin propio […] a complimiento de la perfecta caridad». La praxis de la caridad
que se espera del freire consiste en la de ser caballeros de Cristo: «ponen sus personas e sos
cosas en diuersos periglos e en muchos martirios e esfuerçanse a amar a Dios con toda su
mient e con todas sus fuerças a su próximo así como a sí mismos».
Después se habla de una serie de rezos y penitencias. Pero esos ayunos, penitencias y mortifi-
caciones propias de la vida monástica, no podían ser excesivos para no debilitar el cuerpo,
porque un soldado debía ser fuerte: «Si alguno de los freyres otras abstinencias quisieren far
segunt la prouidencia del maestre las fagan, assí que por aquesto non delexe el seruitio e la
defensión de la Christiandad» y «si alguno fableciere so cuerpo por grandes ayunos e sos
fuerzas le fallecieren en seruitio de nuestro señor sepa que fizo mala cosa». Que se haga la
penitencia pero siempre y cuando el caballero conserve sus fuerzas.
El ideal de vida de los freires es el del perfecto cumplimiento de las virtudes cristianas desde
un punto de vista muy concreto: «Agora caualleros de Christo leuantad uos de las obras de
las tinieblas e uestid uos las armas de luz». El caba
Tod aquel que es defendedor cumple aquellas cosas que Dios dirá a los iustos el día del
iudizio. Houi famble e distes me a comer, houi sed e distes me a beuer. Assí como el de-
fendedor libra a alguno de captiuidad que non sea preso, este da a comer a fambriento e
da a beuer a sediento e uiste al desnudo e uisita aquel que iaze en la cárcel. ¿Quí ha más
fambre e más sed que aquel que es en poder de los moros?

Ond si algund Freyre fuere medroso o non fuere conuenible por yr en cabalgada, segunt la
prouidentia de so maestro faga algunas otras cosas de la mesón que non sea embalde mas faga
aquello quel mandaren, ca commo dize Sant Ierónimo, “Faz alguna cosa que el diablo non te
fallare uagaroso”.
CARTA PUEBLA DE ALCÁZAR DE SAN JUAN, 1231

Notum sit omnibus hominibus tam presentibus quan futuris, como yo don Rodrigo Pérez,
comendador de Consuegra, di a Alcáçar a poblar a fuero de Consuegra a trescientos e se-
senta e dos pobladores, con consejo de don Fernant Roiz, prior del Hospital de Sant
Johan en Castilla e en León.

E di a estos pobladores sobrescriptos quiñones e ortos e ferrenes.

Fasta en tres años passados, que non pechen todo poblador fasta el primero año que tenga
casa poblada, e si non, que finque el solar a la Horden, e que ponga viña.

E todo poblador que en Alcáçar poblare, faga servicio a la Horden del Hospital de Sant
Johan. Todo onbre que labrare con yugo de bueyes o de bestias peche a la Horden medio
maravedí; e si labrare con dos yugos de bueyes o de bestias o con quantos quisiere, no
peche mas de medio maravedí. E si oviere quiñón e non lo puede labrar o casa fumare,
peche I quarta.

E todo poblador que en Alcáçar poblare no peche ante de tres años, nin aya poder vender
ni de enpeñar ni de dar, sinon guerto cerrado o casa fecha o viña cerrada.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
E todo poblador que en Alcáçar poblare aya esta heredat libre e quita para fijo e para nie-
to, para dar e para vender e para enpeñar e para fazer de ello lo que quisiere como onbre
faze de lo suyo mismo. E a tal ome lo de o lo venda o lo empeñe que faga este fuero
mismo a la Horden.

E todo ome que toviere cavallo que vala de XX maravedís arriba, no peche el medio ma-
ravedí. E otrosí, si toviere casa afumada en la villa de Consuegra, no peche el medio ma-

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
ravedí.

Y el forno de la poya sea de la Horden. E cuengan de treinta panes uno. E faga quien qui-
siere forno en su casa; e no cuega a el otro vezino, sino derribenle el forno e peche II ma-
ravedís. E faga su forno quando quisiere.

E damosle por término: que partan con Camuñas por soga; e de parte de Villa Centenos
fasta Pozuelo, que yaze entre Villarejo Seco e de Molino e de Albernaldiello e Piedrolla;
e parta con Quero e sean las dos partes de Quero e la tercera de Piedrola; y es contra
Dajos e a Quitrana como nos lo avemos partido con los de Uclés, assí lo ayan por tér-
mino.

Facta carta in mense octubre, era MCCLXXIX, ab incarnatione Domini MCCXXXI (sic).

Libro de Privilegios de la Orden de San Juan, fols. 333-334

Es una carta puebla, que no ha de confundirse con un fuero –norma con arreglo a la cual se ha
de regir la vida de una localidad en materia civil, penal, administrativa…–. Una carta puebla
establece las condiciones básicas para que un determinado lugar empiece a funcionar; sienta
los cimientos para que una población inicie su andadura.
El comendador de Consuegra, con consejo del prior de la Orden en Castilla y León, da a la
localidad de Alcázar de San Juan a poblar, de acuerdo al fuero de Consuegra, a 362 poblado-
res (normalmente estas cifras no eran reales, sino estimaciones). La dinámica es que desde
Consuegra se repuebla otra localidad, y da a esos pobladores toda una serie de tierras: quiño-
nes –unidad de cultivo cerealístico familiar–, ortos y ferrenes –hierba para la alimentación de
los animales–. Se coloniza «a quiñón».
A continuación se habla de quién ha de pagar impuestos y quién no: estos pobladores que
llegan, en el momento en que llegan han de hacer todo –construir las casas, roturar las tierras,
delimitar las parcelas…–, es un periodo de inversión en el que no se les puede encima gravar
con impuestos. Lo que se pretende es que esos pobladores efectivamente lleguen, pueblen la
localidad y se queden allí de manera estable, a fin de que la localidad empiece a funcionar. El
mejor signo de que uno echa raíces y se queda de manera definitiva es que construye su casa y
pone una viña. El derecho se genera por la presencia, la permannecia. Si uno no construye su
casa ni pone una viña, ha de devolver el solar a la Orden.
A partir del tercer año todo poblador de Alcázar ha de pagar impuestos a San Juan en recono-
cimiento del señorío. Básicamente todos pagan medio maravedí, y quien no pueda cosechar,
un cuarto de maravedí.
Pasados los tres años de permanencia, la heredad queda en propiedad del poblador –no en
usufructo–, pudiendo hacer con ella lo que quisiera –venderla, empeñarla, transmitirla a su
hijo–. La repoblación lo cambia todo, porque ese campesino que llega a una nueva localidad
de repoblación, se convierte en propietario de la noche a la mañana. La sociedad de frontera
abre oportunidades –y también riesgos– a los nuevos pobladores.
No todos pagan impuestos, hay exenciones fiscales para los caballeros y para los que tengan

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casa en Consuegra: «E todo ome que toviere cavallo que vala de XX maravedís arriba, no
peche el medio maravedí. E otrosí, si toviere casa afumada en la villa de Consuegra, no pe-
che el medio maravedí».
La Orden reconoce a todo el mundo el derecho de poseer un horno de uso familiar –«e no
cuega a el otro vezino»–, porque el horno comunitario es monopolio de la Orden.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Por último, se deslinda el término municipal de la villa.

3. CONQUISTA Y REPOBLACIÓN DEL GUADALQUIVIR


La Andalucía del Guadalquivir, a diferencia de los territorios manchegos y extremeños en
torno al Guadiana, que cayó por sí sola, sí que hubo que conquistarla militarmente. Además
era una zona de grandes ciudades muy bien organizadas.
Las conquistas de Fernando III fueron muy rápidas: Córdoba (1230s), Jaén y Sevilla (1240s).
Hablando de la conquista cabe destacar que no hay grandes batallas –la gran batalla había sido
en las Navas–; sino asedios y capitulaciones.
ASEDIO Y CAPITULACIÓN DE CÓRDOBA

Después de Pascua, llegó la milicia castellana; sucesivamente siguieron leoneses y galle-


gos. Les precedieron los plebeyos de algunas ciudades, a saber, salmantinos, zamoranos y
el pueblo de Toro. Entendiendo pues los cristianos que faltarían alimentos en la ciudad
asediaron caminos y ríos por mandado del rey, y el asedio se afirmó y a nadie le era lícito
entrar o salir.

Comenzaron entonces los moros a tratar de la rendición de la ciudad, puesta la condición


de que les fuera permitido salir salvas las personas y bienes muebles que pudieran llevar
consigo. El rey asintió a la condición y, cuando debían firmar el pacto, los moros se resis-
tieron, entendiendo que faltaba al ejército vitualla y que los concejos del reino de León de
ninguna manera querían permanecer puesto que completaban tres meses de expedición.
Así pues, nuestro rey, casi burlado por el rey Aben Hut, hizo una alianza con el rey de
Jaén, que era enemigo del rey Aben Hut y de los moros cordobeses. Viendo lo cual, Aben
Hut y los cordobeses sintieron mucho temor. Volvieron a nuestro rey ofreciéndole la ciu-
dad bajo la citada condición.

Había entre los magnates del rey algunos que le aconsejaban que no aceptara la condi-
ción, que los tomara a la fuerza y los decapitara, lo que podía hacer porque faltaban por
completo los alimentos y como desfallecidos de hambre no podían defender la ciudad.
Por el contrario, se le insinuaba al rey que aceptara la condición y que no se preocupase
de las personas de los moros o de los bienes muebles con tal de que pudiera tener sana e
íntegra la ciudad. De cierto se sabía que los cordobeses habían determinado que si nues-
tro rey Fernando no quería aceptar la condición, desesperados de la vida, destruirían todo
lo que de valor hubiese en la ciudad…

Asintió el rey al consejo más provechoso, y por deseo del rey de Jaén, con el que había
hecho una alianza contra el rey Aben Hut y los cordobeses, aceptó la citada condición. Se
firmó el pacto con la condición…

Así pues, tratadas entonces y firmadas estas cosas, frustrados en la esperanza que habían
tenido de conservar su ciudad, los moros cordobeses, desfallecidos de hambre, abandona-
ron su asentamiento llorando y gritando y por la angustia del espíritu gimiendo.

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Crónica latina de los reyes de Castilla, 97-99, J. M. Mínguez, La Reconquista, 219-20.

La revuelta mudéjar de 1264. Es un hecho de armas de gran magnitud y trascendencia.



¿Cómo se articula el territorio andaluz?

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En las zonas alejadas de las ciudades van surgiendo señoríos similares a los de las Órdenes
del Guadiana, pero en las propias ciudades se aplica un sistema denominado repartimiento.
Un repartimiento es un gran inventario en que se toma nota de todas las posesiones, casas,
infraestructuras, tierras de cultivo…, y de los inmigrantes que en ellas se asientan. En defini-
tiva consiste en repartir la ciudad entre los inmigrantes.
REPARTIMIENTO DE MURCIA, 3ª Y 4ª PARTICIONES (1266-1272)

Esta es la quadriella de Beniffanda. Gonçalvo Corella et Johan Alfonso que son quarelle-
ros.
Caballeros mayores non ouo y.
Caballeros medianos non ouo y.
Estos son los caballeros menores que fueron puestos en quantía de V alffabas cada uno
de ellos.
Ramón de Castellón tiene en Beniffanda XXIII taffullas, que son V alffabas et
VI ochauas. Diéronle por emienda de las casas VIII taffullas, que son I alffaba et media.
Tiene en orto III taffullas, que son I alffaba et II ochauas en Neuba. Tiene en Aduffa I
taffulla et quarta, que son VII ochauas.
Summa XXXV taffullas, que son IX alffabas et V ochauas.
Peones mayores non ouo y.
Estos son los peones medianos de la quadriella de Beniffanda que fueron puestos en
quantía de dos alffabas et media cada uno dellos.
Iohan Riquelm tiene en Beniffanda VIII taffullas, que son I alffaba et II ochauas et
media. Tene en lo de maestre Pedro II taffullas et quarta, que son I alffaba et ochaua et
media. Summa X taffullas et quarta, que son II alffabas et media.
Pero Martínez del Real tiene en Beniffanda VIII taffullas, que son I alffaba et media.
Tiene en orto I taffulla, que es III ochauas. Tiene en lo de maestre Pedro II taffullas et
quarta, que son I alffaba et ochaua. Summa XI taffullas et quarta, que son II alffabas et
media.
Summa destos peones medianos que tienen XXI taffullas et media, que son V alffabas.
Estos son los peones menores que fueron puestos en quantía de I alffaba et VI ochauas
cada uno dellos.
Pero Artal tiene en Beniffanda VIII taffullas, que son I alffaba et quarta. Tiene en or-
to en Arffarella I taffulla, que es VII ochauas. Summa IX taffullas, que son II alffabas et
ochaua.
Los fijos de Bernat Uidal tienen en Beniffanda VIII taffullas, que son I alffaba et VI
ochauas.
Summa mayor destos peones menores que tenen XVII taffullas, que son III alffabas et
VII ochauas.

Pub. J. Torres Fontes, Repartimiento de Murcia. E. Mitre, Textos, p. 117

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Lo primero es ocupar la ciudad de manera efectiva con el ejército y asegurarse de que los mu-
sulmanes abandonen el área. Luego se forma un primer concejo provisional –integrado por
algunos de los conquistadores o por gentes llegadas de inmediato–. Al mismo tiempo se orga-
niza la Iglesia nombrando un obispo, consagrando las mezquitas como iglesias, etc. Se asienta
el poder militar e inmediatamente se articula el Concejo y la Iglesia. Será el Concejo el que
nombre a unas personas que se ocupen de hacer la relación de posesiones –aquí en el texto se
denominan quaerelleros– y de repartirlas entre los nuevos pobladores.
Siempre hay una presencia regia, pues se aplica el modelo foral toledano.
El criterio de asentamiento es jerárquico, reproduce el orden social.
16/11/16
En las ciudades andaluzas sobraba espacio, había casas y parcelas vacías, es decir, el proble-
ma era la gente. Las ciudades andalusíes mantienen su fisionomía, pero el hecho de que hu-
biera zonas vacantes implica que se produzcan cambios: será muy fácil que un convento o un
señor poderoso se establezca en manzanas enteras. Las ciudades conservan y aumentan su
relevancia, la fisonomía grosso modo se mantiene, pero la carencia de habitantes necesaria-
mente conduce a cambios.
Murcia
El modelo repoblador es muy similar.
En los años 40 del siglo XIII el Taifa murciano pactó con Fernando III reconociendo su supe-
rioridad a cambio de que el monarca castellano le reconociese como soberano. En definitiva,
Murcia quedaba como un reino dependiente de Castilla. No obstante, hubo en Murcia locali-
dades que no aceptaron lo pactado, lo cual permitió a Fernando III ocupar esas localidades.
Sigue habiendo un rey taifa que de algún modo depende del rey castellano, pero algunas de
las localidades importantes son ocupadas militarmente por Fernando III. La repoblación en
Murcia en estos años 40-50 es mínima.
Todo desemboca en la revuelta mudéjar de 1264. Esto obliga a contar con los aragoneses para
superar la situación. Van llegando pequeños grupos colonizadores de origen aragonés. Murcia
está en manos del rey de Castilla pero con una presencia colonizadora aragonesa. Ambigüe-
dad que se mantiene en el tiempo: Castilla y Aragón se disputan el control de Murcia.
Conclusión: a fines del siglo XIII se ha duplicado territorialmente pero no demográficamente.

3. ARAGÓN
Hay tres modelos distintos. El primero tendría lugar en el norte de Valencia (Castellón). Re-
caen dos impulsos conquistadores protagonizados por la nobleza catalana y aragonesa.
En 1230's interviene Jaime I conquistando Burriana y la mayor parte de Castellón.
La población musulmana fue expulsada, asentándose los nobles y las Órdenes Militares.
Más tarde se aproximan directamente a Valencia, sede del reino taifa. La ciudad es cercada y
se rinde.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 7 – LOS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS
1. APROXIMACIÓN A LA DEMOGRAFÍA
Es imposible medir la población con números.

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Las dificultades demográficas del siglo XIV no son iguales en todas partes
Hay dos hechos indiscutibles: la Peste Negra y los movimientos migratorios al son de la repo-
blación. Por un lado hay migración de campesinos a las ciudades (éxodo rural que se produ-
cen en toda Europa). Las ciudades crecen no por su potencia reproductiva, sino por el influjo
migratorio que reciben del campo. Por otro lado, hay movimientos migratorios dentro del
campo, de aldea a aldea, por razones económicas, como búsqueda de trabajo u oficios que
implican movilidad, como la albañilería, o personales, como un matrimonio.
Son fenómenos similares a los europeos, solo que con la peculiaridad de la Reconquista y la
repoblación.
España tiene una densidad urbana realmente grande: hay muchas ciudades, algunas de gran
brillantez y otras muy pequeñas.
Además de las ciudades hay una enormísima multitud de aldeas. En el sur hay pocas y gran-
des, mientras que en el norte hay muchas y pequeñas.
EN LA VAL DE ARANA. EN LA VILLA DE EULATE, DE PEYTA XX SUELDOS VI DINEROS.

Ibi deficido VI dineros por Martín Yvaynnes de Erra, que antaynno era III et lavraba de
braços et ogaynno nichil porque es muerto et perdido todo lo suyo.

Ibidem, deficidos XII dineros por Elvira Ortiz, que antaynno era pechara éntegra
et ogaynno es muerta, et su yerno Ochoa ha pagado meyo et su fijo tiene la meatad de sus
bienes et se fuydo con ellos porque lo acusaron de la muert de un hombre.

Ibidem, deficidos II sueldos por Innego Yniguiz, que antaynno era pechero éntegro et
ogaynno nichil, porque es muerto et todos sus bienes son perdidos et vendidos por las
deudas que debía.

Ibídem, deficidos XVIII dineros por Ochoa Gagore que antaynno era éntegro et ogaynno
es quoarto, porque vendió todos sus ganados por su enfermedat que ovo, que yazía muyt
grant tiempo, et por pobredat fue a morar a Arróniz.

Ibídem, deficidos XVIII dineros por Pedro Martíniz, que antaynno era éntegro et ogayn-
no es quoarto, porque vendió todos sus ganados et todos sus bienes et mora pastor en
Sesma por pobredat…

Archivo General de Navarra, Registro nº 59, f. 220v. Pub. E. Guinot, pp. 287-88.

Es un texto de carácter fiscal. Tienen mucha información, solo que el fin con el que están he-
chos no es informar de nada, sino una finalidad fiscal. El problema que tenemos no es la Pes-
te, que no aparece por ningún sitio, tanto como el empobrecimiento de la sociedad. Hay una
coyuntura difícil para mucha gente. Una sociedad que contrae su actividad económica.
Conclusión: en el siglo XIV vemos una situación de contracción económica.
LAS MEDIDAS ANTE LA PESTE NEGRA

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Y primeramente fueron a proponer al dicho magnífico consell por mosser Bernadí de Al-
tarriba que había sabido que este consell se congregaba sobre la hija de mosser Marlés,
que está enferma, y para informar al presente consell de la llegada de mosser Marlés, di-
cen que él y toda su familia ha venido a la presente villa no para contagiar a ninguno,
porque si supiesen que contagiaban no habrían venido. Y que no ha entrado contra la
forma de la ordinació de la villa… y que hacía más de veinte días que no había estado en
ninguna parte donde muerisen de peste ni estuviesen enfermos… Hace bien XV días que

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es y tiene la hija enferma y va en mejoría…

Suplica al presente consell de parte del dicho mosser Marlés que no ha entrado contra la
forma de la ordinació de la villa y que tengan a bien usar de justicia e igualdad y no de la
crueldad…

Para prevenir sobre estos hechos de muerte, el dicho honorable consell acuerda, delibera
y ordena… que no sea alguna persona de cualquier estado o condición que sea, que venga
a la presente villa para habitar en ella de lugar o parte donde se muriese de peste y que no
pueda entrar en ella sino que tenga primero que jurar que ha estado fuera de aquel lugar,
villa o ciudad donde muriesen de peste…

Item más, ordena el dicho honorable consell que ningún médico ni cirujano de la presente
villa acuda a visitar fuera de la presente villa a ningún enfermo de peste…

Archivo Comarcal de Cervera (Lérida), registro 93, f. 35v-39v. Guinot, pp. 288-89.

El primer texto se enmarca en el contexto de la Peste Negra y sus constantes ciclos de reapari-
ción. Toman medidas contra la Peste: cierran las murallas para evitar el contagio, pero claro
esto es inviable; el problema es que en Cervera hay una chica enferma –a saber de qué enfer-
medad–. ¿Qué puede hacer una ciudad cuando los médicos no saben curar la enfermedad?
Sólo medidas preventivas.

2. LA EXPLOTACIÓN AGRARIA
2.1 AGRICULTURA

Es imposible medir la población con números.


La pesca tiene gran importancia sobre todo en el litoral cantábrico y gallego. La pesca marí-
tima no implica solo presencia de más barcos, sino antes que eso la existencia de unos puertos
que con anterioridad no existían. Puertos que surgen en este siglo XIII del mismo modo que
en el interior aparecen nuevas pueblas.
El colofón se deduce con facilidad: la producción agraria está aumentando, y la demografía
crece, y esa gente en mayor número es capaz de poblar nuevos lugares. El siglo XIII es una
época de expansión y creación.
Hacia finales del siglo XIII, en torno a 1280, en muchos lugares de Europa se ha afirmado se
entra en una fase de frenada y pasividad. Es decir, tras esa larga fase de optimismo hay de
repente una frenada; no una catástrofe, sino pasividad. Un estudio segoviano vio que las tie-
rras de cereal se cultivaban de forma más extensiva, había tierras que se dejaban de cultivar,
etc.
Años más tarde, a inicios del siglo XIV, la Crónica de Fernando IV tiene algún párrafo tre-
mendamente dramático. Se habla de un hambre como jamás se había visto. El panorama está
cambiando. Estos datos hay que interpretarlos, y no es fácil. La crisis agraria de inicios del

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si lees esto me debes un besito


XIV puede explicarse de distintas maneras. El neomalthusianismo dice que esa expansión del
siglo XIII habían dado lugar al cultivo de tierras marginales de poca calidad que no eran ren-
tables; esas tierras se habrían agotado y entonces asistiríamos a una contracción. La expan-
sión, por haberse llevado a cabo en tierras que no rendían, dio paso a la contracción. Los auto-
res marxistas ofrecen una explicación diferente de carácter social: el problema no era que se
hubieran cultivado tierras marginales, sino que la sociedad feudal en su articulación habría
llegado a un límite, y las contradicciones internas entre los grupos sociales son las que lleva-

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ron a esa contracción.
En el caso ibérico se plantean problemas distintos que no tuvieron en cuenta ninguno de estos
autores (ingleses, franceses…). La realidad peninsular es diferente. En torno a 1300 si hay
algo que sobra es tierra. Por tanto la interpretación neomalthusiana no tiene cabida en el caso
ibérico.
A partir de 1280 aproximadamente el panorama político se enrarece. Cabe hablar de una con-
tracción de las rentas feudales. Las rentas tradicionales de la nobleza no crecen, quizá no se
hundieron, pero no crecen, y si la nobleza tiene más gastos y la inestabilidad política es ma-
yor, muchos nobles tienen déficit. Ello además nos explica que a partir del siglo XIV se im-
ponga el señorío jurisdiccional, cuyas rentas no dependen directamente de la agricultura sino
del dominio.
Hay mucha gente de ciudad que compra tierras, incluso a muchos kilómetros de la ciudad.
Algunos de estos ciudadanos además de comprar tierras lo que hacen es comercializar la co-
secha, a veces de manera muy especulativa. Una práctica muy habitual era, por ejemplo,
comprar las cosechas por adelantado.
Los poderes feudales acuden o bien a presionar y exprimir a los campesinos, o bien a los
arrendamientos enfitéuticos.
Siglo XIII: crecimiento, roturaciones, colonización
1280-s. XIV: complejización y crisis.

2.2 LA GANADERÍA

ALFONSO X CONCEDE UN PRIVILEGIO A LOS PASTORES DEL CONCEJO DE LA MESTA (1278)

Don Alfonso, por la graçia de Dios rey de Castiella, de Toledo, de León, de Gallisia, de
Seuilla, de Córdova, de Murçia, de Jahén, de Baeça, de Badajoz, del Algarbe. Porque los
pastores del conçeio de la Mesta se querellaron, e dizen que los de las tierras de los luga-
res que están çerca de las cannadas que les mandé dar por do pasen sus ganados quando
van e vienen a los estremos, que ge las çierran e ge las quebrantan labrando en ellas; e
otrosí, que en algunos lugares de mío sennorío que fasen dehesas de nuevo; e otrosí, que
les toman sus ganados quanto van a los estremos, demás de sus derechos que an de pe-
char, e que les toman los míos serviçiadores e los otros que por mi recabdan los míos de-
rechos de las tierras por do van, e les toman los muruecos e los carneros çençerrados que
an maestres para adalides de sus ganados; e que fasen mal a los pastores e les prendan e
les quebrantan sus cabannas e sus fatos. E a las vegadas, que matan algunos pastores, e
pidiéronme merced que les yo fisiese merced, de manera que ellos pudiesen yr a los es-
tremos e venir ende; e non recibiesen tantos dannos; e tove por bien de ordenar en com-
mo se ponga escarmiento en todas estas cosas, segund que en esta manera se contiene:

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Primeramente, mando que si alguno o algunos mataren pastor yendo o viniendo por can-
nada, que aquél o aquellos que lo mataren que pechen quinientos moravedís de los bue-
nos.

E mando que si lo firieren o prendieren, aquél o aquellos que lo firieren o prendieren pe-
chen çient moravedís desta moneda mesma.

E a qualquier que quebrantaren en las cannadas o en las carreras, que peche çient mora-
vedís de los buenos.

E a qualquier o qualesquier que fisieren dehesas de nuevo, sin mandado del rey, que pe-
che çient moravedís de los buenos e la dehesa que sea desecha. E el entregador o los en-
tregadores partanlas aquellos que lo ovieren moester segund entendieren que cumple a
cada uno.

E otrossí, qualquier que quebrantare cabanna, peche çient moravedís.

E otrossí, cualquier que matare carnero ençençerrado o oveja peche çinquenta moravedís.

E cualquier que tomare murueco, peche çinquenta moravedís.

E las fuerças e las tomas que fueren fechas o tomadas o forçadas a los pastores o a cual-
quier dellos, mando que ge las fagan los alcalldes e los entregadores pechar con el tres
tanto.

E mando que el entregador e los entregadores que abran las cannadas que fallaren labra-
das o çerradas, que prendan por las calonnas sobredichas aquellos que ge los fallaren que
las quebrantaron o labraron en ellas. E la medida quanto ha de aver en la cannada es a sa-
ber seys sogas de marco, de cada cuarenta e çinco palmos. E esto se entienda por do las
cannadas fueran por las qaudriellas de las lavores de las vinnas e de los panes. E mando
que así lo midan los míos entregadores cada anno, e así lo fagan guardar.

E mando que todos estos maravedís que yo mando aquellos que cayeren en pena destas
cosas, que se contienen en este ordenamiento, que sean de buena moneda.

E otrosí, mando a los míos alcaldes e entregadores que oyan las querellas e demandas de
los pastores e de aquellos que ovieren querella e que ge la fagan enmendar segund dicho
es, los pastores provándolo con dos pastores, jurando en su buena verdat, que desto les
mandé dar esta mi carta de ordenamiento. E mando que vala e se guarde en todo segund
que en ella dise pora siempre.

E mando e defiendo que ninguno ni ningunos non sean osados de pasar contra estas cosas
sobredichas nin contra ninguna dellas. Sinon cualquier que contra ella pasare o contra
qualquier dellas, pecharme ha mill maravedís en pena, de la dicha moneda.

E otrosí, mando que fagan por el traslado desta mi carta assí como por la carta mesma.

Dada en Sevylla, veynte e dos días de deziembre, era de mill e trescientos e dizisys anno-
s. Yo Diego (Álvarez) la fiz escribir por mandado del rey.

E yo, el rey don sancho, vy esta carta quel rey don Alfonso, mío padre, dio a los pastores
del conçeio de la Mesta, e confirmogela e mando que vala en todo segund que en ella se
contiene. E mando e defiendo que ninguno ni ningunos non sean osados de yr nin de pa-
sar contra ningunas cosas de aquellas que en esta carta se contienen sinon echarme y an
mill maravedís de la buena moneda. E otrosí, mando que fagan por el traslado desta mi
carta commo por la carta mesma. Dada en Çamora, treze días de enero, era mill e trecien-

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
tos e veynte e dos annos. Yo, Miguel Pérez, la fiz escrevir por mandado del rey. Vista,
escribano Días Sancho Pérez.

Se hizo este traslado en Salamanca, seys días de enero, era de mill e trescientos e ochenta
e un annos. Yo, Miguel Sánchez, escribano público del conçeio de la Mesta, vy la carta
donde este traslado fue sacado e conçertelo con ella e es çierto e fiz aquí este mío signo
en testimonio de verdat.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Pub. Rodríguez Molina, “La Mesta de Jaén y sus conflictos con los agricultores”, 1972.

Este texto es un privilegio. Tiene tres partes: una introducción al problema (la querella entre
los pastores del Concejo de la Mesta con los agricultores), una parte en la que se ordenan una
serie de cosas (con sus respectivas multas) en relación con el problema y que constituyen la
esencia del privilegio, y finalmente la fechación (1316-28 = 1278, Alfonso X) y confirmación
del privilegio por parte de Sancho IV.
Hay que tener en cuenta la geografía (valles del Duero, Tajo y Guadiana) y el avance repobla-
dor.
Los problemas son varios: los agricultores cierran las tierras que hay junto a las cañadas, «ge
las çierran e ge las quebrantan labrando en ellas», «fasen dehesas», «les toman sus ganados»,
les llegan incluso a cobrar impuestos, les roban «los muruecos e los carneros cençerrados»,
«fasen mal a los pastores e les prendan e les quebrantan sus cabannas e sus fatos» e incluso
«matan algunos pastores».
¿Cómo surge el Concejo de la Mesta? La esculca es una institución de defensa que crean los
caballeros villanos, que tenían ganado y tenían que enfrentarse a estos problemas. Es una es-
colta que ponen a los ganados que son de su propiedad. La esculca siempre es local, de los
caballeros de cada villa o ciudad. Pero estas esculcas no son suficientes, porque estamos ha-
blando de una ganadería trashumante que recorre muchos kilómetros a lo largo de la penínsu-
la, de modo que no basta con que los caballeros de una villa tengan una institución local de
defensa de los ganados. Por tanto se recurre a la monarquía, capaz de dar una solución global.
La monarquía encuentra en ello una oportunidad de cobrar impuestos de circulación a los ga-
naderos trashumantes. Unos necesitan seguridad para circular por toda la península, y el rey
necesita cobrar impuestos. Esta concentración de intereses da lugar a este tipo de privilegios a
favor de los pastores trashumantes, que se agrupan en una institución, la Mesta.
El privilegio que aquí tenemos presenta una serie de órdenes y privilegios cuyo incumpli-
miento se saldaba con unas multas concretas: quien matase a un pastor, lo hiriese, quebrantase
las cañadas, cerrase el paso en las cañadas, hiciese dehesas, matase o robase ganado
ençençerrado, etc., debería pagar una multa determinada. Se están dando una serie de disposi-
ciones jurídicas de derecho penal, pero ¿quién se encarga de su cumplimiento? ¿Qué juez re-
suelve una querella entre un pastor leonés y un agricultor manchego? Es necesaria una juris-
dicción que juzgue estas querellas, y no puede ser un juez local (pues seguramente favorezca
al querellante local), de modo que Alfonso X designa una serie de jueces (= alcaldes) especí-
ficos de la Mesta.
E las fuerças e las tomas que fueren fechas o tomadas o forçadas a los pastores o a cual-
quier dellos, mando que ge las fagan los alcalldes e los entregadores pechar con el tres
tanto.

E mando que el entregador e los entregadores que abran las cannadas que fallaren labra-
das o çerradas, que prendan por las calonnas sobredichas aquellos que ge los fallaren que
las quebrantaron o labraron en ellas. E la medida quanto ha de aver en la cannada es a sa-

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ber seys sogas de marco, de cada cuarenta e çinco palmos. E esto se entienda por do las
cannadas fueran por las qaudriellas de las lavores de las vinnas e de los panes. E mando
que así lo midan los míos entregadores cada anno, e así lo fagan guardar.

E mando que todos estos maravedís que yo mando aquellos que cayeren en pena destas
cosas, que se contienen en este ordenamiento, que sean de buena moneda.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
E otrosí, mando a los míos alcaldes e entregadores que oyan las querellas e demandas de
los pastores e de aquellos que ovieren querella e que ge la fagan enmendar segund dicho
es, los pastores provándolo con dos pastores, jurando en su buena verdat, que desto les
mandé dar esta mi carta de ordenamiento. E mando que vala e se guarde en todo segund
que en ella dise pora siempre.

E mando e defiendo que ninguno ni ningunos non sean osados de pasar contra estas cosas
sobredichas nin contra ninguna dellas. Sinon cualquier que contra ella pasare o contra
qualquier dellas, pecharme ha mill maravedís en pena, de la dicha moneda.

E otrosí, mando que fagan por el traslado desta mi carta assí como por la carta mesma.

3. EL COMERCIO
Las exportaciones castellanas. Las fluctuaciones del comercio mediterráneo. Los medios del
comercio. El dinero.
El dinero
Lo que la Iglesia no acepta es sacar dinero del dinero (préstamo a interés), es decir, no conde-
na la obtención de riquezas a través del trabajo o del poder, sino simplemente por el hecho de
tener moneda. Se produce una contradicción obvia entre una posición doctrinaria de la Iglesia
y la realidad de la vida económica monetaria.
LAS CORTES DE JEREZ DE 1266 FIJAN PRECIOS Y SALARIOS

Sepades que, sobre que les gentes se me quexavan mucho de la grant carestia que era en
la tierra e me rogavan que yo pusiese y consejo porque non fuese, ove de enbiar por mer-
cadores e por otros omnes buenos de castiella e de Leon e de Estremadura e de l'Andalu-
sia... e posimolos en la guisa que veredes:

La mejor escarlata de Monpesler vale la vara seys maravedis... De la Nabidat adelante,


valen estos pannos sobredichos en castilla e en Leon, del puerto de Muradal adelante, en
este guisa: de la mejor escarlata de Monpesler, la vara quatro maravedis e medio... Estos
pannos sobredichos valgan la quinsena parte mas en el Andalusia fasta el puerto del Mu-
ladar. De la Nabidat adelante, en esta guisa: la vara de la escarla mejor de Monpesler,
quatro maravedis e seys sueldos de dineros alfonsis...

Los mancebos valen en el Andalusia fasta el puerto del Muladar dose maravedis el anno
por soldada; e del puerto del Muladar en adelante fasta en Toledo, e en Toledo, seys ma-
ravedis el anno por soldada; e de Toledo en adelante, en todo Estremadura fasta Duero,
quatro maravedís; e del Duero en adelante, fasta castilla, fasta el camino francés, seys
maravedis el anno por soldada; e del camino adelante, quatro maravedís; e en todo tierra
de Leon, desde Montmolin adelante, fasta el camino frances, seys maravedis el anno; e
del camino frances adelante fasta en Gallisia, quatro maravedis; e en Gallisia, asi como
suelen valer.

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Et estas sean los mejores omnes de soldada e lo que mas valieren. Et la manceba vala
seys maravedis el anno por soldada en el Andolusia, e en castilla e en tierra de Leon asy
como suelen valer...

Cortes de Jerez, de 1266. Actas de las Cortes de los antiguos reinos de León, tomo 9 Cas-
tilla Madrid, 186 1, pp. 64-65.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
4. ARTESANÍA Y PRODUCCIÓN MANUFACTURERA
4.1 BASES DE LA ARTESANÍA

Para entender la actividad artesanal cristiana de los siglos XIII-XV hay que tener en cuenta,
en primer lugar, la huella andalusí. En segundo lugar, otro punto de partida lo podemos hallar
en el Camino de Santiago, un vector a través del cual llegan mil y una influencias de Europa.
Hay que tener en cuenta también que la expansión económica de los siglos XII-XIII genera
numerosas necesidades, y la artesanía ha de responder a esa creciente demanda multiplicando
los oficios.
En estas condiciones lo que destaca desde el siglo XIII es el sector textil, que viene a ser co-
mo una locomotora que tira de todo el mundo artesano –al igual que los cereales son locomo-
tora en el sector agrario–. El sector textil requiere mucha mano de obra.
En Castilla y Cataluña hay diferencias. En el caso textil catalán hay una relación bastante pró-
xima entre esas producciones textiles catalanas y ese comercio mediterráneo. En cambio Cas-
tilla funciona de manera diferente: la actividad artesana en Castilla está mucho más volcada al
consumo propio –de cada villa, cada comarca, cada región…–, es decir, al consumo de la po-
blación del entorno. Si cada vez hay más productos es por el aumento de la demanda interior,
el aumento de la capacidad de consumo.
Es importante también el sector de la construcción.
Organización gremial
Artesanía y gremio pareciera que van de la mano. Esto es cierto, pero en toda la Península
Ibérica los gremios tienen bastante diversidad y además de lo que producen los artesanos
agremiados, hay muchos talleres rurales que se salen de ese esquema y producen no siguiendo
los intereses y la lógica gremial sino en función de lo que les piden los comerciantes. Es decir,
hay dos maneras de producir: ateniéndose a las pautas de un gremio o, por el contrario, un
taller cuyo propietario depende de un mercader o comerciante de suerte que éste le facilita la
materia prima y le adelanta algún dinero para comprarle todo lo que produce. El artesano
agremiado es más autónomo que el taller que depende por completo de un mercader.
Un gremio es una estructura típicamente medieval-feudal. No hay competencia como en el
capitalismo.
En el caso catalán los gremios se organizan de manera bastante rápida; son gremios que de-
penden de la ciudad y que tienen una participación activa en la política local. En cambio, en el
caso castellano no hay gremios prácticamente hasta el siglo XIV, y éstos, lejos de influir en la
política, son influidos por la política y sometidos a las normas municipales. Por consiguiente,
los gremios castellanos no alcanzan altas cotas de madurez.
Los gremios tienen una dimensión religiosa, porque son al mismo tiempo cofradías, lo cual
tiene mucha importancia en el campo de la sociabilidad.

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INFORME SIN FECHA DIRIGIDO A ISABEL LA CATÓLICA RECOMENDANDO QUE SE PROHIBIERA
LA EXPORTACIÓN DE LANA FUERA DEL REINO.

Muy alta e muy poderosa princesa, reyna e señora.

Françisco de Prato, mercader lombardo, beso las reales manos de vuestra alteza y con el
mucho deseo del serviçio de vuestra real majestad me atrevo a le faser saber, so correçión
de mejor paresçer, como vuestra altesa sería muy servida y estos vuestros regnos muy
aprovechados e onrrados en que vuestra altesa mandase vedar la saca de las lanas finas e
comunes a fin que las dichas lanas se labrasen en estos vuestros regnos, porque se podría
dar tal orden y forma que se farían paños tan finos y tan buenos como los que traen de
regnos estraños, la forma de lo qual tengo dada por capítulos al doctor de Alcoçer, de
vuestro muy alto consejo, siendo vuestra altesa dello servida lo mande ver, que segund
mi paresçer vuestra altesa avrá placer de lo mandar poner por obra para que estos vues-
tros regnos ninguna nesçesidad tengan de los paños estrangeros que segund soy informa-
do veynte mill paños o más son los que en cada un año se traen a estos regnos de otros
regnos estraños que tan solamente en las tintas e la hechura dellos levan de costa cada un
paño diez ducados, que son dosientos mill ducados en cada un año, los quales quedarían
de provecho en las personas destos regnos, de lo qual, allende de la mucha onra y prove-
cha, mucho se serviría Dios por quanto muchos onbres y mujeres serían remediados que
van por mal cabo por falta de no fallar en que ganar sus vidas.

A. G. Simancas, Diversos de Castilla, leg. 1, fol. 58. Pub. P. Iradiel, Evolución de la in-
dustria textil castellana en los siglos XIII-XVI, Salamanca, 1974, p. 25-26.

Muy altos e muy poderosos príncipes, rey e reyna e sennores.

La orden que me paresçió que vuestra altesa debe mandar tener en las cosas del obraje de
los paños destos reynos para que se fagan finos y perfectos y aya abundançia dellos en
todas partes es la siguyente:

Primeramente, en estos reynos ay devidos logares donde ay obraje de paños finos y bas-
tos, e segund las lanas que cada logar alcança e el asiento e aparejo de los lugares para
que vuestra real señoría mande faser ordenanças derechas y tales que convengan, vuestra
alteza debe mandar que de Córdova, donde ay el mayor obraje vengan un trapero fazedor
de paños y un tintorero que sean personas sabias en ello, e de Çibdad Real otros dos y de
Cuenca y de Toledo e de Segovia y de Palençia, de cada çibdad dos onbres, uno tintorero
y otro fasedor de paños, y cada çibdad enbíe las ordenanzças que tiene para el obraje de
los paños y para las tintas, porque aquellas vistas, mejor se dé la orden que convenga al
servicio de vuestra real señoría y al gien público destos reynos, e porque yo algunas
vezes usé en Córdova de ofiçio de fiel, porque mi padre lo fue perpetuo e un hermano
mío, e algunas vezes entendí en el obraje de los paños e en las tintas dellos en Córdova,
acordé de faser cerca dello una breve relación, segund se sigue:

Vuestra real señoría generalmente debe mandar que no se trasquilen los ganados salvo en
el mes de junio, porque gosen del tiempo quel ganado está en su vertud e grueso y suden
e las lanas se afinan más, e porque por esperiençia se ha allado que las lanas que se tras-
quilan por abril se cae luego el pelo a los paños que fasen dellas…

Yten, que se faga ordenança que de la lana los traperos que fazen obrajes fagan las suer-
tes que convienen que han de ser cinco, e la primera que será la más fina de aquella, syn
otra mistura, fagan los paños más finos, e ansy de grado en grado…

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Otrosy, que los texedores non sean osados de texer nyngund paño de menos filaza de la
que fuere ordenado, e para esto, porque no aya mudança, que la resçiba por peso… que
sabrá vuestra alteza que por texer más presto los texedores los paños, echan la más trama
que pueden e por esta cabsa salen los paños malos y con muchos defectos.

Yten, que los texedores texan bien y derechamente los paños echándoles la trama que
fuere acordado so çierta pena… porque yo he visto y pené algunos que tomavan de la

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trama de los paños finos que les daban a texer e echavan de su trama de mala lana y por
esto resçibyan asaz daños e los paños se fasían engañosos.

Yten, que los perayles carden los paños con cardón y quaquiera que los cardare con car-
das de fierro que lo açoten públicamente, que muchas vezes acontece que quando non
tienen cardón, lo uno por non lo comprar y lo otro por faser los paños más presto, los
cardan con cardas de fierro e los echan a perder.

A. G. Simancas, Diversos de Castilla, leg. 1, f. 66v-68v

Se describe el proceso productivo del sector textil. Existe el deseo de hacer unas ordenanzas;
el autor llega a la conclusión de que es necesario hacer unas ordenanzas para reordenar el sis-
tema textil, y para elaborar dichas ordenanzas propone reunir a gente curtida en el sector. El
hombre este estaba sumergido en el mundo artesanal-textil; desde el Concejo de Córdoba, con
el cargo de “fiel”, una especie de inspector, había estado en contacto con el tema de la indus-
tria textil.

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TEMA 8 – CONFIGURACIÓN DE LA SOCIEDAD
1. LA NOBLEZA
LÁPIDA SEPULCRAL DE ALVAR GARCÍA DE ALBORNOZ EN LA CATEDRAL DE CUENCA.

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Aquí yace don Alvar García de Albornoz, fijo de don García Álvarez de Albornoz,
que Dios perdone, mayordomo que fue del rey don Enrique, y buen caballero, y sirvió
muy bien e lealmente al rey con Alfonso que Dios perdone; e otrosí sirvió muy bien al
rey don Enrique; en el cual caballero honrado nunca ovo mengua en el su servicio y dexó
de si muchas buenas fazañas, e finó XXVIII días de junio, era de MCCCCXII años.

S. de Moxó, “Los Albornoz. La elevación de un linaje y su expansión dominical en el si-


glo XIV”, en El cardenal Albornoz y el Colegio de España, Zaragoza, 1972, p. 50.

1374. Cita a su padre porque es fundamental el linaje, los antecedentes; su argumento princi-
pal es el linaje. No se puede ser noble así por las buenas, hace falta el linaje. Caballero, ideo-
logía del honor, es honrado, y nunca hubo mengua en su servicio, es decir, nunca hubo trai-
ción, sino que dejó de sí muchas buenas fazañas, no solo en lo militar, sino también en sus
obligaciones políticas de gobierno (buenos consejos, buen servicio a la Corona…). Los nobles
son caballeros, tienen linaje y es una cuestión principal, son honrados, son políticos, etc.
EL OFICIO DE CABALLERO

El oficio de caballero es el fin e intención para que fue instituida la orden de la caba-
llería; por esto, si el caballero no cumple con el oficio de caballería, es contrario a su or-
den y a los sobredichos principios de caballería, por cuya contrariedad, aunque sea así
llamado, no es en verdad caballero y es más vil que el tejedor y trompetero que cumplen
con su oficio.

Oficio de caballero es mantener la santa fe católica

Muchos son los oficios que Dios en este mundo ha dado a los hombres para que le
sirvan; pero los dos más nobles, más honrados y más cercanos son el de clérigo y el de
caballero; por esto la mayor amistad del mundo debería estar entre clero y caballeros; por
cuya razón, así como el clérigo no sigue su orden de clerecía cuando es contrario al orden
de caballería, tampoco el caballero cumple con su orden de caballería cuando es contrario
y desobediente a los clérigos que están obligados a amar y mantener la orden de caballe-
ría.

Oficio de caballero es mantener y defender su señor terrenal, pues ni rey, príncipe


ni alto barón sin ayuda pudiera mantener la justicia en sus vasallos; por esto si el pueblo
o algún hombre se opone a los mandamientos del rey o príncipe, deben los caballeros
ayudar a su señor, que por sí solo es un hombre como los demás; y así el mal caballero,
que más ayuda al pueblo que a su señor, o el que quiere hacerse dueño y quitar los esta-
dos a su señor, no cumple con el oficio por el cual es llamado caballero.

Oficio de caballería es guardar la tierra; pues por el temor de ellos no se atreven las
gentes a destruirla; y por el temor de los caballeros no se atreven los reyes y príncipes a
invadir unos a otros, pero el caballero malvado, que no ayuda a su natural señor terrenal
contra otro príncipe, es caballero sin oficio y es como la fe sin obras y como la descreen-
cia que es contraria a la fe.

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Oficio de caballero es favorecer a viudas, huérfanos y desvalidos; pues así como es
costumbre y razón que los mayores ayuden y defiendan a los menores, debe ser costum-
bre de la orden de caballería, por ser grande, honrada y poderosa, dar socorro y ayuda a
los que les son inferiores en honor y fuerza.

Oficio de caballero es tener castillo y caballo para guardar los caminos y defen-
der los labradores; oficio de caballero es tener villas y ciudades para hacer justicia a las

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
gentes y congregar y juntar en un lugar carpinteros, herreros, zapateros, bañistas, merca-
deres y demás oficios pertenecientes al ordenamiento de este mundo y que son necesarios
para la conservación del cuerpo según sus necesidades.

R. Lulio, Libro de la Orden de Caballería (1275). E. Mitre, Textos.

El caballero es defensor de la Iglesia y la fe católica; “mantener la santa fe católica”. El caba-


llero ha de “mantener y defender su señor terrenal”, es decir, lealtad y fidelidad a su rey.
guardar la tierra
favorecer a viudas, huérfanos y desvalidos
tener castillo y caballo para guardar los caminos y defender los labradores
tener villas y ciudades para hacer justicia a las gentes y congregar y juntar en un lugar carpin-
teros, herreros, zapateros, bañistas, mercaderes y demás oficios pertenecientes al ordenamien-
to de este mundo y que son necesarios para la conservación del cuerpo según sus necesidades.
-------
15/

De los caballeros y de las cosas que les conviene hacer.

Caballería fue llamada antiguamente la compañía de los nobles hombres que fueron pues-
tos para defender las tierras; y por eso le pusieron nombre en latín militia, que quiere tan-
to decir como compañías de hombres duros y fuertes y escogidos para sufrir males, traba-
jando y penando en pro de todos comunalmente. Y por ello hubo este nombre de cuento
de mil, pues antiguamente de mil hombres escogían uno para hacerle caballero, más en
España llaman caballería no por razón que andan cabalgando en caballos, mas porque
bien así como los que andan a caballo van más honradamente que en otra bestia, otrosí
los que son escogidos para caballeros son más honrados que todos los otros defensores.

Y por esto sobre todas las otras cosas miraron que fuesen hombres de buen linaje, porque
se guardasen de hacer cosa por la que pudiesen caer en vergüenza, y porque estos fueron
escogidos de buenos lugares y algo, por eso los llamaron hijosdalgo, que muestra tanto
como hijos de bien. Y en algunos otros lguares los llamaron gentiles, y tomaron este
nombre de gentileza, que muestra tanto como nobleza de bondad, porque los gentiles fue-
ron hombres nobles y buenos, y vivieron más ordenadamente que otra gente. Y por eso
los hijosdalgo deben ser escogidos, que vengan de derecho linaje de padre y de abuelo
hasta en el quarto grado, a los que llaman bisabuelos…

Hidalguía, según dijimos en la ley antes de esta, es nobleza que viene a los hombres por
linaje, y por ello deben mucho guardar los que tienen derecho en ella, que no la dañen ni
la mengüen, y pues que el linaje hace que la tengan los hombres así como herencia, no
debe querer el hidalgo que él haya de ser de tan mala ventura que lo que en los otros se
comenzó y heredaron , mengüe o se acabe con él, y esto sería cuando él menguase en lo
que los otros acrecentaron, casando con villana o el villano con hijadalgo…

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(Capítulo 89) Otrosí, los fijos de los infantes non han otro nombre, sinon que se
man fijos de infantes, que quiere decir que son derechamente el derecho linaje de los
reys, et lievan de aquí el nombre, así commo los duques del ducadgo et los marqueses del
marquesadgo et los príncipes del principadgo, et los condes del condadgo et los vizcon-
des del viscondadgo. Et así todos estos que son dichos an nombres señalados, por las ra-
zones que de suso son dichas.

Et cada uno destos estados, segund van desçendiendo de unos a otros et segund las mane-
ras que an de vebir, podemos entender quáles son los más peligrosos para las almas et pa-
ra los cuerpos o quáles son más aparejados para salvamiento de las almas et para guardar
et mantener su onra et su estado.

Et en pos destos, que an nombres señalados por la razón que de suso vos dixe, a en las
tierras otros grndes omnes, que aquí llaman en España ricos omnes, et en Françia lláman-
los banieres. Et este nombre, que es todo uno, se dize más derechamente en Françia que
en España, ca en Françia dizen, por pendón grande, banera, et veneres quiere decir omne
que puede et debe traer banera.

Et en España a los que pueden et deven traer pendones et aver cavalleros por vasallos,
llámanlos ricos omnes.

Señor infante, devedes saber que así commo les dizen ricos omnes, non les pùdieran decir
omnes ricos. Ca rico omne et omne rico, a do paresçe que es uno, mas ha entre ellos muy
gran diferencia. Ca en diciendo omne rico, entiéndese qualquier omne que aya riqueza,
también ruano commo mercadero, ca si quiera manera es de fablar quando dize uno a
otro: ¿viestes fulano commo es omne rico? Mas quando dizen rico omne, ponen la rique-
za, que es onra, delante, que quiere decir que es más onrado que las otras gentes, por los
cavalleros que a por vasallos, et por el pendón que puede traer.

Et estos ricos omnes no son todos de una guisa, nin son eguales en linaje nin en onra nin
en poder, ca algunos dellos ay que son de muy grant sangre et vienen del linaje de los
reys…

(Capítulo 90) Señor infante –dijo Julio- en pos este estado de los ricos omnes a otro que
llaman en Castiella infançones, et en Aragón llámanlos mesnaderos. Et estos son cavalle-
ros que de luengo tiempo por sus buenas obras feziéronles los señores más bien et más
onra que a los otros sus eguales, et por esto fueron más ricos et más onrados que los otros
cavalleros. Et los que son de los dichos infanzones derechamente sonde solares çiertos et
éstos casan sus fijas con algunos de aquellos ricos omnes que de suso vos dixi…

Señor infante –dijo Julio- commo quier que los infançones son cavalleros, son muchos
más los otros cavalleros que non son infançones. Et este es el postremer estado que ha
entre los fijos dalgo, et es la mayor onra que omne fijo dalgo puede llegar. Et el caballero
lieva nombre de caballería, et la caballería es orden que non debe seer dada a ningún om-
ne que fijo dalgo non sea derechamente. Et si yo vos oviese a contar todas las maneras en
cónmo la caballería fue primeramente ordenada, et en quántos peligros, tanto del alma
commo del cuerpo, se para el caballero por mantener el estado de la caballería, et quántas
gravezas y a, et quánto la vede reçelar ante que la tome, et cómmo deven ser los cavalle-
ros escogidos, et de cómo deven seer fechos cavalleros, et de la onra que an después que
lo son, et de las cosas que deven guardar a Dios et la ley, et a los señores et a todo el otro
pueblo, só cierto que se alongaría mucho la razón. Mas si lo quisiéredes saber conplida-
mente, fallarlo edes en los libros que fijo don Johán, aquel mío amigo: el uno que llaman
De la caballería, et otro que llaman el Libro del caballero et del escudero. Et como quiere
que este libro fizo don Johan en manera de fabliella, sabet, señor infante, que es muy
buen libro et muy aprovechoso…

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
(Capítulo 93) Señor infante –dixo Julio- commo quiere que el estado de los que llaman
labradores non es tan alto nin tan onrado commo el de los oradores, pero porque vos so-
des lego, et los deste estado son legos, dezirvos he primeramente lo que entiendo en los
estados que se ençierran en el estado de los labradores, et después fablarvos he en los es-
tados que se ençierran en el estado de los oradores.

Señor infante, commo quier que los ruanos et los mercadores non son labradores, nin bi-

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
ven con los señores nin defienden la tierra por armas et por sus manos, pero porque la tie-
rra se aprovehca dellos, porque los mercadores conpran et venden, et los ruanos fazen la-
brar la tierra et criar ganados et bestias et aves, así commo labradores, por esta razón los
estados de los ruanos et de los mercadores ençiérranse en el estado de los labradores…

Libro de los Estados, Infante don Juan Manuel

Es uno de los grandes de Castilla, protagonista de numerosos hechos políticos, levantándose


incluso contra el propio Alfonso XI. Es un personaje ambicioso, con recursos, activo en la
política, etc.
En el texto se fija la jerarquía nobiliaria. La nobleza no es un continuo, como si fueran todos
iguales en el privilegio. El Infante Don Juan Manuel se preocupa de que esta jerarquía quede
clara.
Los primeros renglones van dedicados a la propia familia regia –extensa parentela–: los infan-
tes, grupo nobiliario al que él mismo pertenece. Es un linaje regio muy extenso. El título in-
fante es un poco ambiguo, «fijos de infantes, que quiere decir que son derechamente el dere-
cho linaje de los reys». En sentido restrictivo, infante es el hijo del rey, pero estas parentelas
son amplias y el título de infante se aplica a mucha gente vinculada por el rey. En definitiva,
la descendencia puede dar lugar a troncos distintos, y en primera y segunda generación se
aplica el título de infante.
En un segundo escalón se habla de los ricos hombres, grandes nobles que aunque no sean de
la estirpe regia, tienen una enorme capacidad política. Son señores de vasallos, tienen enor-
mes señoríos, y tienen una enorme influencia política. «A los que pueden et deven traer pen-
dones et aver cavalleros por vasallos, llámanlos ricos omnes». «Así commo les dizen ricos
omnes, non les pùdieran decir omnes ricos […] Ca en diciendo omne rico, entiéndese qual-
quier omne que aya riqueza […] Mas quando dizen rico omne, ponen la riqueza, que es onra,
delante, que quiere decir que es más onrado que las otras gentes, por los cavalleros que a
por vasallos, et por el pendón que puede traer». Lo importante no es la riqueza, sino el honor,
la estirpe, el linaje, la influencia y el protagonismo político.
A continuación se habla de infanzones o mesnaderos. Son «cavalleros que de luengo tiempo
por sus buenas obras feziéronles los señores más bien et más onra que a los otros sus egua-
les, et por esto fueron más ricos et más onrados que los otros cavalleros». La capacidad de
ascenso de los infanzones, se la atribuye a los grandes señores.
Luego habla del común: «el estado de los que llaman labradores non es tan alto nin tan on-
rado commo el de los oradores». «Los ruanos et los mercadores non son labradores, nin bi-
ven con los señores nin defienden la tierra por armas et por sus manos, pero porque la tierra
se aprovehca dellos, porque los mercadores conpran et venden, et los ruanos fazen labrar la
tierra et criar ganados et bestias et aves, así commo labradores, por esta razón los estados de
los ruanos et de los mercadores ençiérranse en el estado de los labradores…». Todos son
útiles, desempeñando su papel en la sociedad feudal, porque alimentan a la sociedad. A todos
se les puede llamar labradores porque son laboratores y porque les falta el honor, todo ese
artificio caballeresco.

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LAS PARTIDAS DE ALFONSO X

Sabed que el noble deue aver siete maneras en sy, la primera es franqueza; la segun-
da, esfuerço; la tercera, sufrencia; la quarta, paciencia; la quinta, verdad; la sesta, humil-
dad; la VII castidad. El noble quanto más alto es, a tanto más deue ser umildoso e más
sofrido e más mesurado. E muchos enbargos a de sofrir el que quier ganar noblesa, ca ha
de ser franco a los que le pedieren, e paciente a los que le yerran, e umildoso a los que

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
antel vinieren e non deue tener mal coraçón a ninguno, e deue ser ayudador a los que me-
nester ouieren su ayuda.

Flores de Filosofía, ley XVIII.

El caballero ha de tener siete virtudes: franqueza, esfuerzo guerrero, capacidad de sufrimiento,


paciencia, verdad, humildad y castidad.
EVOLUCIÓN DE LA NOBLEZA
El mundo de la nobleza no se mantiene igual a lo largo del tiempo, es decir, no permaneció
estable durante siglos. El siglo XIII es la época “clásica” de la nobleza; los nobles justifican
más que nunca su función y utilidad, obteniendo victoria tras victoria. Lo que ocurre es que
con el paso del tiempo las cosas cambian. A partir del reinado de Alfonso X se cierra la fron-
tera, es decir, ya no hay más conquistas ni campañas militares de importancia, de modo que
ya no hay botín, ni victoria, ni ocasiones para lo heroico. Por tanto, la nobleza como grupo ya
no se justifica con el mismo éxito anterior y hay que ir hacia una cierta reconversión.
Desde fines del siglo XIII aparece la palabra «malfetría» (malhechuría), la violencia de los
nobles en su propio entorno, muchas veces contra la gente que forma parte de sus señoríos. Es
decir, las armas de los nobles se vuelven contra el interior del reino. Estas malfetrías se dan
con ocasión de las luchas de facciones, pero a veces no obedecen a esta lógica de guerras civi-
les, sino que aparecen relacionadas con contextos locales: nobles que ejercen presión sobre su
entorno para acentuar su superioridad y ventaja política, para conseguir más rentas y para ro-
bar a los caminantes. La palabra malfetría nos muestra que los tiempos han cambiado.
A principios del siglo XIV se inicia una tendencia que hace que el número de señoríos juris-
diccionales se incremente. Los señoríos jurisdiccionales son voluntad del rey, privilegios re-
gios. Se aumentan los señoríos jurisdiccionales a costa del realengo.
En los años centrales del siglo XIV observamos una «nobleza nueva» (Salvador de Moxó), es
decir, se produce una especie de regeneración y relevo dentro de los protagonistas de la no-
bleza. Hay linajes tradicionales de enorme importancia (Haro, Lara…) que dejan de citarse en
las fuentes, y lo mismo sucede a escala local: los linajes de toda la vida dejan de citarse, los
apellidos se extinguen y aparece una «nobleza nueva». Esto admite dos interpretaciones: una
simple y por tanto errónea: se produce un agotamiento biológico y económico de los viejos
linajes, lo cual lleva a su extinción. En cambio, la interpretación más certera es más compleja:
implica la introducción de linajes nuevos que proceden de segunda fila y ascienden, pero no
sustituyen ni eliminan a los viejos linajes, sino que se mezclan con ellos. Esos nuevos linajes
ascienden con la victoria de Enrique II. Aparecen las grandes casas nobiliarias que se manten-
drán a lo largo de la Edad Media y Moderna (Alba…). Los nuevos linajes ascienden, pero no
ocupan el lugar de una élite anterior extinta, sino que se mezclan con ellos. ¿Por qué prevale-
cen los nuevos apellidos nobiliarios frente a los viejos? Por la situación política. Todo esto
cristaliza en la victoria de Enrique II.
La nobleza castellana y aragonesa tienen tres cosas en común. La primera es el contacto con
la vida política: los nobles son políticos, viven de la política. En segundo lugar, ambas noble-

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zas buscarán siempre las concesiones regias, unas veces por las buenas apoyando al soberano,
otras negociando y otras por las malas, formando parte de facciones opuestas al monarca, pero
siempre, en definitiva, buscando esos privilegios. En tercer lugar, estamos hablando de linajes
extensos, lo cual supone un problema: poner orden dentro del linaje, sobre todo a la hora de
efectuar las herencias y sucesiones; que la subdivisión no termine extinguiendo el patrimonio.
Este es un problema que se plantea en toda la nobleza europea. En el caso hispánico el reme-
dio más usado es lo que se llama Mayorazgo, una institución muy concreta que consiste en lo

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
siguiente: cuando un noble ya tiene una cierta edad y empieza a plantearse la herencia, coge la
parte principal de su patrimonio y la constituye en Mayorazgo, pasando ésta al hijo varón ma-
yor sin que se pueda disgregar ni disolver, de modo que el patrimonio se va transmitiendo de
manera íntegra. Pero el mayorazgo no es todo el patrimonio, es solo la parte principal, pues
también había que pensar en los hijos menores y en la dote de las hijas. El mayorazgo va de la
mano del apellido principal, mientras que los hijos menores heredarán otras propiedades y
apellidos secundarios. Podían incluso constituirse varios mayorazgos.

2. LA VIDA DEL CAMPESINO


«La gente del común es de menguado entendimiento y por su torpedad merece caer en
grandes yerros y ser sometida a la voluntad de los nobles, y por ende son sus estados muy
peligrosos para salvamento de almas»

El mundo campesino tiene mucho en común, una serie de elementos uniformes. El primero la
pecha, la obligación de pagar impuestos. En segundo lugar, una cierta unidad cultural campe-
sina. En tercer lugar, la dependencia, es decir, al campesino no le corresponde nunca el prota-
gonismo político.
Pero no es un estado uniforme, con el paso del tiempo es un estado cada vez más diverso y
heterogéneo.
Según el acceso a la tierra podemos distinguir campesinos propietarios –más en el sur– de no
propietarios. Los propietarios pueden ser pequeños y ver menguado su patrimonio hasta el
punto de tener que deshacerse de él; hay campesinos que durante el siglo XIV tienden a des-
capitalizarse, llegando incluso a endeudarse. Pero por el contrario, también los pequeños
campesinos pudieron crecer y enriquecerse, bien adquiriendo parcelas o bien, sobre todo, to-
mando en arrendamiento tierras de grandes propietarios que no producían ninguna renta y que
por tanto eran baratas. En algún caso excepcional pueden incluso acceder a la caballería, pero
sobre todo lo que hacen es actuar desde los concejos y municipios de las aldeas. Pero en cual-
quier caso, por muy bien que les vaya, no tienen poder más allá de su propia aldea.
La aparcería –diverso del arrendamiento– alude a una persona que recibe unas tierras de un
propietario para que las trabaje de forma que los costes –herramienta, simiente, animales…–
se pagan más o menos a medias, el aparcero lleva a cabo todo el trabajo y al final la cosechas
se reparte. El contrato típico de aparcería es el yuguero, que recibe los animales de labor y se
reparten la cosecha a medias. El yuguero no es siempre un pobre desgraciado.
El campesino dependiente alude al señorío territorial, solariego.
La nobleza. El señorío. La vida del campesino.

3. EL DESPLIEGUE DE LAS CIUDADES HISPÁNICAS


(Sevilla) es la mejor cercada que ninguna otra allende el mar ni aquende el mar que ha-
llada ni vista pudiese ser, que tan llana estuviese. Y los muros de ella son tan altos sober-

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biamente y fuertes y muy anchos; torres altas y bien repartidas, grandes y hechas a muy
gran labor. Por muy bien cercada tendrían a otra villa de la su barbacana tan solamente.
Si quier la Torre del Oro, cómo está fundada en la mar y tan igualmente compuesta y he-
cha a obra tan sutil y tan maravillosa,… ¡Y pues, de la torre de Santa María, todas las sus
noblezas, y de cuan gran beldad y el alteza y la su gran nobleza es¡… Tan ancha y tan
llana y de tan gran maestría fue hecha, y tan compasada la escalera por donde a la torre
suben, que los reyes e las reinas y los altos hombres que allí quieren subir, de bestias
suben, cuando quieren, hasta en somo. Y en somo de la torre ha otra torre que ha ocho
brazas, hecha a grandes maravillas… Y (la ciudad) ha otras noblezas muchas y grandes…
Villa tan bien asentada y tan llana no la ha en el mundo. ¿Pues cómo no puede ser muy
buena y muy apreciada ciudad tan acabada y tan cumplida y donde tantos abundamientos
de bienes hay, como en ésta son? El su aceite solo suele todo el mundo abundar por mar
y por tierra, y esto sin todos los otros abundamientos y las otras riquezas que allí hay…

Primera Crónica General de España, cap. 1128

Hay otros tipos de ciudades, por ejemplo los núcleos urbanos de menor tamaño que aparecen
en las extremaduras (norte del Sistema Central) y la transierra: Soria, Salamanca, Segovia,
Plasencia, Guadalajara, Teruel, Daroca, Calatayud, etc. Estas son más pequeñas aunque no
carentes de actividad, y además en su momento tuvieron un papel repoblador decisivo, son
ciudades colonizadoras.
Además hay lo que en toda Europa se califica “villasnuevas”. Un ejemplo de éstas sería el de
ciudades fundadas en la retaguardia de la repoblación, como Ciudad Real.
Por último, las ciudades del norte con las que ya contaban Castilla y Aragón antes del avance
del siglo XII.
Es una imagen de la ciudad de Sevilla y nos ofrece un retrato prototípico, en la que hace hin-
capié en la grandeza y robustez de las murallas. Las murallas son símbolo de lo urbano. «Tan
llana». El urbanismo sevillano es peculiar por la impronta andalusí, lo cual da lugar a un ca-
llejero abigarrado, estrecho, etc.
La ciudad es centro económico productivo –las ciudades son siempre productivas– y comer-
cializadoras.
3.2 La sociedad y el gobierno urbano: el concejo

La ciudad es centro político, y en el caso ibérico esto se acentúa, porque en la Reconquista y


la repoblación las ciudades tienen un papel fundamental. Las ciudades gobiernan, mandan, y
por eso son centros de articulación de la repoblación.
Decir que la ciudad manda implica unas instituciones –los concejos– y supone decir que en la
ciudad se imparte justicia, es decir, la ciudad supone acción de gobierno e impartición de jus-
ticia.
La correlación obispo=ciudad no se puede hacer en España, porque hay muchas ciudades que
no tienen obispo. En cualquier caso, municipio e Iglesia configuran esa funcionalidad de po-
der que caracteriza a la ciudad.
3.3 El gobierno y la sociedad urbanas en Castilla
En las ciudades castellanas hay que diferenciar las ciudades del norte y del sur del Duero. Las
del sur del Duero tienen un alfoz amplio, unos concejos bien definidos, y desde el momento
en que inician su andadura como ciudades cristianas y atienen ambas cosas: el territorio am-

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
plio y la institución municipal.
En cambio en el norte, esos dos elementos no eran algo dado, es decir, inicialmente estas ciu-
dades no tenían ni ese territorio ni esas instituciones. Son ciudades que tuvieron que formar
sus instituciones; hay que formar el territorio y constituir el concejo, y a nadie le regalan nada,
es decir, son dos elementos que hubo que conquistar.

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Cuando estas ciudades norteñas al final consiguen un territorio, estos territorios van a tener
una forma diferente. Ávila, por ejemplo, tenía desde el minuto uno un alfoz continuo de unos
14.000 km2. En cambio cuando Burgos consigue un territorio, éste no sería continuo.
Al frente de la ciudad está el juez (nuestro alcalde) y por debajo o a su lado estaban los alcal-
des, encargados de resolver pleitos. Además de este núcleo duro estaban los aportellados, ofi-
ciales que ayudaban y ejecutaban cosas: el alguacil (policía municipal). Por debajo estaba la
asamblea de los vecinos, que se celebraba poco y que no era un órgano decisorio sino como
una especie de caja de resonancia, es decir, el juez informaba a la asamblea y la gente aplau-
día. Todos estos tíos, ¿de dónde salen? Salen de las parroquias, es decir, cada uno de los ofi-
ciales se nombra en el seno de una de ellas, pero no haciendo elecciones sino por diversos
procedimientos: el oficial saliente designaba al entrante, o por sorteo. En las ciudades se tien-
de a que todos esos cargos sólo puedan estar al alcance de los caballeros.
Al hablar de caballeros podemos encontrarnos dos cosas distintas. Por un lado la caballería de
linaje, la nobleza propiamente dicha, aquellos a los que la dignidad nobiliaria les viene a tra-
vés del linaje, es decir, una nobleza ya constituida. Pero es más frecuente encontrar otro tipo
de caballeros: la caballería villana característica de las ciudades al sur del Duero, totalmente
vinculada a los procesos repobladores. Son caballeros que no son nobles de linaje, sino perso-
nas que tienen dinero suficiente para comparar caballo y armas.
Sepan quantos esta carta vieren et oyren como nos Don Alffonso, por la gracia de
Dios rey de Castiella, de Toledo, de León, de Gallizia, de Cordoua, de Murçia, de Jahen,
del Algarbe, por fazer bien e merçed al conçeio de Cuenca, tenemos por bien que los
caualleros e las bibdas e los huérfanos, que ayan sus escusados e sus apaniaguados, assy
como el mío priuillegio dize, et otrossy que sean quitos deste pecho que es llamado
seruiçio. Otrossy, mandamos que los caballeros que leuaren en hueste tienda e loriga de
caballo que ayan leyes escusadas. Otrossy, por los fazer nos bien e mas merced, manda-
mos que los caballeros vieios que oieren estados guisados mientre fueren mancebos, et
después vinieren a ueiez que … non estén guisados, que sean escusados et que ayan sus
apaniaguados, assí como los auurien si fuesen en su fuerza et en su mancebez. Et porque
esto non uenga en dubda, mandeles dar esta mi carta sellada con mío seello pendiente.
Dada en Sant Juste de Alcalá, miércoles, XVIII días de agosto, era de mill e CCC et X
annos. Maestre Gonzalo, notario del rey, arcediano de Toledo, la mandó fazer por man-
dado del rey. Yo Ferrand Núñez de Burgos la fiz.

1272, agosto, 17; A.M.Cu. leg. 1, exp. 11;

El rey don Alfonso X, para favorecer al concejo de Cuenca, concede a los guisados de caba-
llo, a sus viudas y a sus hijos, la exención en el pago del servicio y que tengan sus escusados y
paniaguados (personas que dependen de ellos y que se benefician de esa exención fiscal).
En definitiva, los caballeros villanos ascienden y se hacen nobles. Llega un punto en el que ya
no tiene sentido hablar de caballería villana, pues ésta se asemeja mucho a la nobleza. Surgen
así cofradías de caballeros en distintas ciudades.
La caballería en cuestión se distingue del común, aquellas personas que ni tienen caballos ni

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armas, ni nobleza ni posibilidad alguna de conseguirla. Aunque dentro del común puede haber
gente relativamente rica.
En el siglo XIV Alfonso XI establece una reforma municipal que cambia por completo las
instituciones, sustituyendo el tejido de jueces y alcaldes, y estableciéndose los regimientos.
Un regimiento es un colegio de personas (no demasiados) que conjuntamente toman las deci-
siones políticas. Es decir, el poder municipal deja de ser difuso y se concreta en un grupo de-

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
terminado de personas que, en casi todos los casos, eran nombradas por el rey de manera vita-
licia. En conclusión, el gobierno de las ciudades se aristocratiza. Los regidores han de ser
nombrados por un rey, y para ello han de acceder a la Corte mediante un gran noble. Estos
grandes nobles van vivir en las ciudades y, aunque su influencia y actividad política se mueve
a nivel del reino, tienen gran poder en la ciudad. Para tener el nombramiento regio hay que
chupársela al noble. Estos nobles tienen tanta influencia que pasan de los cargos municipales;
lo que les interesa es tener a gente dependiente en esos cargos.
3.4 El gobierno y la sociedad urbanas en Aragón
Hay que hacer una distinción muy clara entre la plebe y la élite urbana.
La plebe es muy diversa, desde el más humilde hasta el más adinerado, y a efectos del muni-
cipio tiende a organizarse institucionalmente en segmentos definidos jurídicamente (“mano
menor”, “mano media” y “mano mayor”).
La plebe es una cosa y otra bien distinta son los ciutadans onrats, propietarios, grandes co-
merciantes, rentistas, caballeros, pequeña nobleza, etc., pero en definitiva, todos ellos ricos.
En Aragón falta el ingrediente caballeresco-nobiliario, es decir, los ciudadanos honrados lo
eran por su riqueza. Los ciudadanos honrados tienen unas instituciones. Hay, por un lado, un
oficial regio, el veguer, un funcionario que se encarga de la justicia en representación del rey.
Más importante era la Asamblea de Notables, que poco a poco va ganando competencias. En
tercer lugar, aparecen unos oficiales ejecutivos nombrados por la Asamblea que aplicaban las
decisiones de la Asamblea.
La pluralidad es grande, aunque siempre con este mismo esquema. En Barcelona tenemos el
Consell de Cent, que nombraba síndicos…
Con el tiempo, sucede lo mismo que en Castilla. En la cúspide del común había gente adine-
rada que tenía ambiciones políticas. En Aragón reivindicaban el acceso a la Asamblea. Que-
rían asegurar al segmento superior de la plebe el acceso a la Asamblea.
La marginalidad. Conflictos sociales. Hacia la exclusión de los no cristianos.

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