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LLAMADOS A SERVIR

LUCAS 17:10

“42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes
de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
43
Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo
de todos.” Marcos 10:42-44

¿Qué significa servir a Dios?

El final de un año y el comienzo de otro son momentos oportunos para la reflexión


personal. Dado que nuestro mundo es tan acelerado, es fácil seguir haciendo lo que
siempre hemos hecho sin detenernos a considerar si necesitamos o no un cambio de
rumbo. Esto es cierto en casi todos los aspectos de la vida, pero en especial en lo
espiritual, porque somos bombardeados con todo tipo de mensajes acerca de qué
creer, qué valorar y qué perseguir.

Existe un tremendo contraste entre lo que el mundo promueve y lo que la Palabra de


Dios enseña. Lo trágico es que muchos cristianos han sido influenciados más por la
cultura que por las Sagradas Escrituras, sin siquiera darse cuenta. Por ejemplo, el
mundo valora el poder, la prominencia y el prestigio, pero Jesucristo dijo:

“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si
alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 12:26

No es el ejecutivo de alto poder, una celebridad o un político prominente quien recibe


honor ante los ojos de Dios, sino aquel que vive para Cristo y sirve al Señor.

Cuando los discípulos de Jesucristo querían lugares prominentes en su reino, el Señor


los corrigió diciendo:

“25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre
vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor…” Mateo 20:25-26

Esto es contrario a lo que nuestro mundo promueve, pero debe ser la ambición de
cada creyente: servir al Señor de cualquier manera, en el lugar, tiempo o posición
que Él decida.

Pero ¿qué significa servir a Dios?


A menudo pensamos que tiene que ver con pastores o misioneros, o que se limita al
servicio dentro de la iglesia, pero de acuerdo con Colosenses 3:23-24 abarca toda la
vida:

“23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a
Cristo el Señor servís”.

Ya sea en el hogar, trabajo, escuela, barrio o iglesia, estamos llamados a servir con
obediencia a Dios y a los demás.

La siguiente pregunta es: ¿Por qué debemos servir a Dios?

En primer lugar, debemos considerarlo un privilegio debido a la grandeza de Aquel a


quien servimos. Él es nuestro Creador y…

“15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y


Señor de señores, 16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a
quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.” 1 Timoteo 6:15-16

No nos equivoquemos: Dios no necesita que nosotros le sirvamos. Él es capaz de


lograr cualquier cosa por sí mismo.

Nuestro servicio no puede añadirse a lo que Dios hace; sólo puede magnificar quién
es él, extender su amor a los que nos rodean, y expresar nuestro agradecimiento por
lo que él ha hecho. Entre más reconozco mis defectos y cuán profundamente Dios me
ama a pesar de ellos, más acepto la mentalidad de servicio.

Estaré menos preocupado de que mi servicio me haga ver bien o incluso de lograr
algo bueno para mis amigos. El enfoque de mi servicio estará en poner a Dios en el
centro de la atención, en dirigir a otras personas hacia Dios al demostrar su
maravilloso amor.

No servimos a un déspota cruel y despiadado, sino a un amoroso Padre celestial que


envió a su Hijo amado para rescatarnos de la condenación del pecado (Juan 3.16).
Nos unimos a los patriarcas, a Job, a Moisés, a David, a los profetas y a los apóstoles,
quienes consideraron un honor servir al Dios Altísimo.

Segundo, debemos servir al Señor porque seguimos los pasos de Cristo. El apóstol
Pablo nos dice que tengamos la misma actitud que Cristo Jesús:

“5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres;” Filipenses 2:5-7

Cristo fue, ante todo, un servidor de su Padre porque nunca actuó por su propia
iniciativa, sino que solo hizo lo que el Padre le pidió para servir a la humanidad y
entregar su vida como rescate por muchos.

En Juan 8:28, “28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me
enseñó el Padre, así hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado
solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.”

“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.” Marcos 10:45

La tercera razón por la que debemos servir a Dios es porque es un preludio de lo que
haremos por toda la eternidad. En muchos sentidos, esta vida terrenal es solo un
ensayo para el cielo, ya que, de acuerdo con el último capítulo de la Biblia, serviremos
al Señor para siempre.

“3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus
siervos le servirán, 4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.” Apocalipsis
22:3-4

La Salvación es por gracia y por fe, pero cuando estemos ante Cristo, Él evaluará
nuestro servicio, y si hemos sido fieles con lo poco que nos ha confiado, nos confiará
más en su reino.

“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:21

Cuarto, servimos a Dios por amor a Él y gratitud por nuestra salvación. No servimos
para ganar la salvación, sino como expresión de nuestro agradecimiento al Salvador.
En lugar de ofrecer excusas o pensar en el servicio como una carga o un deber, se
convierte en un deleite cuando nuestros corazones están llenos de amor y gratitud
por todo lo que Dios ha hecho por nosotros.

“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi


corazón.” Salmos 40:8

¿Por qué debemos servir a Dios?


Un privilegio debido a la grandeza, porque seguimos los pasos de Cristo, porque es un
preludio de lo que haremos por toda la eternidad, por amor a Él y gratitud por
nuestra salvación

¿Como Sé Que Sirvo Verdaderamente A Dios?

No es posible amar a Dios sin amar al prójimo. El amante siempre ama todo lo
relacionado con su amor y en este caso el amor de su amado Creador es el prójimo.

“20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que
no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
21
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su
hermano. 1 Juan 4:20-21

La única manera de amar como Cristo nos ordena es dejando que el amor de Dios
fluya a través de nosotros.

Cuando logro perfeccionar mi Servicio Sirviendo a Otros, Solamente así logro Servir a
Dios.

Pero ¿qué significa servir a otros exactamente?

“3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo
propio, sino cada cual también por lo de los otros.”. Filipenses 2:3-4

Servicio = encontrar maneras prácticas de mostrar a otras personas que ellos


importan. Usted es importante porque es imagen de Dios. Se parece al dicho: ¡Usted
es importante y yo quiero demostrárselo!

La manera en que servimos al Señor varía de persona a persona porque cada uno de
nosotros fuimos creados y dotados por Dios de manera única. Cada uno de nosotros
tenemos diferentes dones, según la gracia de Dios.

Nuestro servicio también difiere según las etapas de la vida. Por ejemplo, una joven
madre sirve al Señor al cuidar a sus hijos, aunque esto cambia a medida que sus hijos
crecen. Sin embargo, hay algo que permanece igual: servimos a Cristo al servir a
quienes nos rodean. Después de que el Señor Jesús les lavara los pies a sus discípulos,
podríamos haber esperado que les dijera: “Ahora deben lavarme los pies”; sin
embargo, les dijo:

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros.” Juan 13:14

¿Aprovecha las oportunidades que Dios le presenta para servirle?


Tal vez durante este año pueda comprometerse a estar alerta a las puertas de servicio
que Dios le abra. En lugar de cerrarlas por creer que no dispondrá de tiempo, talento
o recursos adecuados, recuerde que ser un servidor dispuesto y fiel del Dios
todopoderoso es el mejor llamado en la vida. Así que no deje pasar las
oportunidades.

Servimos eficazmente a Dios cuando servimos Juntos.

¡Pero Dios no quiere que ministres solo! Filipenses 2:2 dice:

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad
mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una
misma cosa.”

¿Por qué Dios requiere esto? ¿Por qué no puedes servir a Dios tú solo?

1. Porque somos una familia.

La Biblia dice en 1 Corintios 3:9: “Porque nosotros somos colaboradores de


Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”

Si eres parte de la familia de Dios, Él quiere que te lleves bien con el resto de los
miembros de Su familia. De hecho, Dios está más interesado en las relaciones
que construyes al servir junto a los demás, que en el servicio que realizas solo. Él
quiere que te lleves bien con Su familia.

2. Porque nos necesitamos unos a otros.

Nos necesitamos unos a otros para servir. Nadie tiene todos los talentos. Nadie
tiene todos los dones. Dios hizo esto de manera intencional de tal forma que tú
me necesites, y yo te necesite, y todos nos necesitemos mutuamente.

“…así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros


los unos de los otros.” Romanos 12:5

3. Porque logramos más y mejores resultados.

“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.”
Eclesiastés 4:9

El trabajo en equipo multiplica la efectividad. Dios quiere usarte en formas que


tú ni te imaginas. Podrías decir: “¿Qué tengo yo para ofrecer?” Sin duda tienes
algo, pero no es suficiente. Por eso es que necesitas a otras personas en tu vida.
Dios quiere usarte, pero Él también quiere usarte en un equipo en el que todos
se ayuden unos a otros.

Dios nos diseñó para que nos sintamos más vivos y realizados cuando somos parte de
un equipo que está logrando algo para el reino de Dios.

Amar de verdad al Señor, con lleva siempre el deseo de servirle absolutamente en


todo. El que ama al Señor, en todo momento se está preguntando: ¿Lo que estoy
haciendo, es lo que Dios quiere que yo haga en este momento?

Y si amar es servir, habríamos de preguntarnos ¿Estoy yo sirviendo siempre a mi


prójimo?

Concluyendo debemos de tener muy claro, que, si amamos y en consecuencia


servimos a los demás, sea quien sea, nos caiga gordo o bien, siempre estaremos
amando al Señor.

El Servicio como estilo de Vida. (“Brilla en el sitio”).

El servicio a los demás es un estilo de vida que todo cristiano debe cultivar. Sin
embargo, eso no quiere decir que tengamos que dedicar todo nuestro tiempo libre a
servir como voluntarios, o a trabajar en un centro de beneficencia pública. El Señor
no divide nuestro servicio en secular y religioso, ni considera uno más valioso que
otro. Su deseo es que todo lo que hagamos sea hecho con el corazón de siervo.

Nuestro ejemplo es Cristo, que “no vino para ser servido, sino para servir” Mateo
10:45.

Como sus representantes, debemos considerar lo que comunican nuestras acciones,


actitudes y palabras. Dios no suele requerir grandes actos de servicio cada día; más
bien, lo que quiere es que sus hijos ayudemos ante las necesidades de los demás y
demostremos bondad y hospitalidad. Imaginemos cómo nos destacaríamos en esta
sociedad egoísta si, al igual que Cristo, tratáramos las necesidades de los demás como
más importantes que las nuestras.

Ejemplos prácticos de servicio:

1. Dentro de la Iglesia:

a. a través de sus ministerios: enseñanza, adoración, juventud, niños etc.

b. Como individuos: a través de la oración, la intercepción, visitación,


acompañamiento.

2. Enfoque en la comunidad:
a. a través de los ministerios de la Iglesia: la evangelización, visitación, ayuda al
necesitado, misiones.

b. Como individuos: pequeños actos de amabilidad, palabras de alimento,


compartir literatura.

Conclusión:

Para mantener el corazón de siervo, recuerde que Cristo es su Señor. Cuando usted
obedece a Dios y sirve a los demás con alegría, lo glorifica, ejemplifica la actitud de
Cristo e invierte en algo de valor eterno.

No dejes pasar este año sin proponerte y lograr ser un mejor servidor de Dios
enfocándote en servir a otros y teniendo como modelo a Jesús.

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