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Llamados A Servir
Llamados A Servir
LUCAS 17:10
“42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes
de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.
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Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo
de todos.” Marcos 10:42-44
“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si
alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 12:26
“25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre
vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor…” Mateo 20:25-26
Esto es contrario a lo que nuestro mundo promueve, pero debe ser la ambición de
cada creyente: servir al Señor de cualquier manera, en el lugar, tiempo o posición
que Él decida.
“23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a
Cristo el Señor servís”.
Ya sea en el hogar, trabajo, escuela, barrio o iglesia, estamos llamados a servir con
obediencia a Dios y a los demás.
Nuestro servicio no puede añadirse a lo que Dios hace; sólo puede magnificar quién
es él, extender su amor a los que nos rodean, y expresar nuestro agradecimiento por
lo que él ha hecho. Entre más reconozco mis defectos y cuán profundamente Dios me
ama a pesar de ellos, más acepto la mentalidad de servicio.
Estaré menos preocupado de que mi servicio me haga ver bien o incluso de lograr
algo bueno para mis amigos. El enfoque de mi servicio estará en poner a Dios en el
centro de la atención, en dirigir a otras personas hacia Dios al demostrar su
maravilloso amor.
Segundo, debemos servir al Señor porque seguimos los pasos de Cristo. El apóstol
Pablo nos dice que tengamos la misma actitud que Cristo Jesús:
“5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
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sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres;” Filipenses 2:5-7
Cristo fue, ante todo, un servidor de su Padre porque nunca actuó por su propia
iniciativa, sino que solo hizo lo que el Padre le pidió para servir a la humanidad y
entregar su vida como rescate por muchos.
En Juan 8:28, “28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me
enseñó el Padre, así hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado
solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.”
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.” Marcos 10:45
La tercera razón por la que debemos servir a Dios es porque es un preludio de lo que
haremos por toda la eternidad. En muchos sentidos, esta vida terrenal es solo un
ensayo para el cielo, ya que, de acuerdo con el último capítulo de la Biblia, serviremos
al Señor para siempre.
“3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus
siervos le servirán, 4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.” Apocalipsis
22:3-4
La Salvación es por gracia y por fe, pero cuando estemos ante Cristo, Él evaluará
nuestro servicio, y si hemos sido fieles con lo poco que nos ha confiado, nos confiará
más en su reino.
“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:21
Cuarto, servimos a Dios por amor a Él y gratitud por nuestra salvación. No servimos
para ganar la salvación, sino como expresión de nuestro agradecimiento al Salvador.
En lugar de ofrecer excusas o pensar en el servicio como una carga o un deber, se
convierte en un deleite cuando nuestros corazones están llenos de amor y gratitud
por todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
No es posible amar a Dios sin amar al prójimo. El amante siempre ama todo lo
relacionado con su amor y en este caso el amor de su amado Creador es el prójimo.
“20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que
no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
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Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su
hermano. 1 Juan 4:20-21
La única manera de amar como Cristo nos ordena es dejando que el amor de Dios
fluya a través de nosotros.
Cuando logro perfeccionar mi Servicio Sirviendo a Otros, Solamente así logro Servir a
Dios.
“3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo
propio, sino cada cual también por lo de los otros.”. Filipenses 2:3-4
La manera en que servimos al Señor varía de persona a persona porque cada uno de
nosotros fuimos creados y dotados por Dios de manera única. Cada uno de nosotros
tenemos diferentes dones, según la gracia de Dios.
Nuestro servicio también difiere según las etapas de la vida. Por ejemplo, una joven
madre sirve al Señor al cuidar a sus hijos, aunque esto cambia a medida que sus hijos
crecen. Sin embargo, hay algo que permanece igual: servimos a Cristo al servir a
quienes nos rodean. Después de que el Señor Jesús les lavara los pies a sus discípulos,
podríamos haber esperado que les dijera: “Ahora deben lavarme los pies”; sin
embargo, les dijo:
“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros.” Juan 13:14
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad
mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una
misma cosa.”
¿Por qué Dios requiere esto? ¿Por qué no puedes servir a Dios tú solo?
Si eres parte de la familia de Dios, Él quiere que te lleves bien con el resto de los
miembros de Su familia. De hecho, Dios está más interesado en las relaciones
que construyes al servir junto a los demás, que en el servicio que realizas solo. Él
quiere que te lleves bien con Su familia.
Nos necesitamos unos a otros para servir. Nadie tiene todos los talentos. Nadie
tiene todos los dones. Dios hizo esto de manera intencional de tal forma que tú
me necesites, y yo te necesite, y todos nos necesitemos mutuamente.
“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.”
Eclesiastés 4:9
Dios nos diseñó para que nos sintamos más vivos y realizados cuando somos parte de
un equipo que está logrando algo para el reino de Dios.
El servicio a los demás es un estilo de vida que todo cristiano debe cultivar. Sin
embargo, eso no quiere decir que tengamos que dedicar todo nuestro tiempo libre a
servir como voluntarios, o a trabajar en un centro de beneficencia pública. El Señor
no divide nuestro servicio en secular y religioso, ni considera uno más valioso que
otro. Su deseo es que todo lo que hagamos sea hecho con el corazón de siervo.
Nuestro ejemplo es Cristo, que “no vino para ser servido, sino para servir” Mateo
10:45.
1. Dentro de la Iglesia:
2. Enfoque en la comunidad:
a. a través de los ministerios de la Iglesia: la evangelización, visitación, ayuda al
necesitado, misiones.
Conclusión:
Para mantener el corazón de siervo, recuerde que Cristo es su Señor. Cuando usted
obedece a Dios y sirve a los demás con alegría, lo glorifica, ejemplifica la actitud de
Cristo e invierte en algo de valor eterno.
No dejes pasar este año sin proponerte y lograr ser un mejor servidor de Dios
enfocándote en servir a otros y teniendo como modelo a Jesús.