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LO QUE CUESTA SEGUIR A CRISTO

Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que


vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos
nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.  Y dijo a
otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi
padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y
anuncia el reino de Dios.  Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero
déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo:
Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el
reino de Dios.  Lucas 9:57-62
Este pasaje, menciona a tres personas que querían y pretendían seguir a Jesús
y ser sus discípulos, dos de ellos le dicen “TE SEGUIRE”, y a uno Jesús le dice:
“SIGUEME”. Cada uno le dio un pretexto para dilatar el seguirle, sin
condiciones:
1.- Y mientras ellos iban por el camino, uno le dijo:  Te  seguiré  adondequiera
que vayas. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo
nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Lucas 9:57-
58    
La Salvación es por gracia y no tiene costo alguno, pero seguir a Cristo si tiene
un precio, seguirle no garantiza bienestar y comodidad en la
tierra. Seguir a Cristo implica sufrimientos: 
En el mundo tendrán aflicción Juan 3:16, seguir a Cristo implica
persecución:  Todos los que quieren vivir piadosamente en  Cristo Jesús
padecerán persecución; 2Timoteo 3:12.  
Con esta respuesta el SEÑOR quiso decir muy claramente: ¿Me conoces bien?
Has meditado bien la proposición que acabas de hacerme? Yo no quiero que te
sientas después engañado: Seguir a Cristo implica llevar la Cruz: 
El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, No puede ser mi
discípulo. Porque ¿quién de ustedes, queriendo edificar una torre, no se
sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para
acabarla? Lucas 14:27-28 
2.- A otro dijo: Sígueme.  Pero él dijo: Señor, permíteme que vaya primero a
enterrar a mi padre. Mas Él le dijo: Deja que los muertos entierren a sus
muertos; pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios. Lucas 9:59-
60” 
Los que han de seguirme han de morir al mundo y sus deseos, han de
considerarse muertos al mundo y vivos para Cristo:  
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos.
Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:8. 
Así también ustedes Considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios
en  Cristo  Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo
mortal, de modo que lo obedezcan en sus apetitos; ni tampoco presenten sus
miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,  sino preséntense
ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos,  y sus miembros a
Dios como instrumentos de justicia. El pecado no se enseñoreará de ustedes,
pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:11-14.
3.- También otro dijo:  Te  seguiré, Señor; pero primero permíteme
despedirme de los de mi casa. Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner
la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:61-62   
Igualmente justas y puestas en razón parecen a los ojos del mundo las excusas
interpuestas por el tercer discípulo. Despedirse de los de su casa no estaba
mal, el peligro estaba en lo que estaba en casa, en lo que ocupaba el primer
lugar en su vida y corazón,  
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? Jeremías 17:9  
Mas Jesús, que quería mayor desapego de todas las cosas, no aprobó esta
dilación en un hombre que se presentaba como pretendiente al Apostolado, y
como recriminándole, dijo:  “Ninguno que pone la mano en el arado, y mira
hacia atrás, es apto para el reino de Dios.”  
Fue lo mismo que decirle: “Si un hombre mira hacia atrás, después de tener la
mano puesta en el arado, no es buen labrador, lo mismo que ninguno es capaz
de servir a Dios, ni de anunciar su reino, si no se propone estar siempre en el
camino del Cielo, ir derecho donde el espíritu de Dios le llama, y pone su vista y
sus deseos en el camino de la perfección. Si tu corazón fue tocado por la
multitud de mis trabajos, la paciencia y la constancia con que los sufro, y el
afán con que ves que los busco, y deseas acompañarme en ellos, ¿será
conveniente para la predicación del Evangelio, que conserves inquietud en tu
corazón por los bienes que dejas en la tierra?”  En otra ocasión muy similar a
esta, al joven rico a quien el SEÑOR amaba, y quien parecía que cumplía todos
los mandamientos y parecía que no tenía nada que no fuera loable, él SEÑOR le
dijo: Una cosa te falta:  anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres. Así tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Marcos 10:21 
El SEÑOR, quien conoce las intenciones del corazón sabía que la vida espiritual
de este joven corría el peligro de quedar sin fruto, por la demasiada
preocupación y enfoque en las riquezas y afanes del mundo, lo
mismo  que aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que
oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas
ahogan la palabra, y se queda sin fruto. Mateo 13 Lo que quiso decir el SEÑOR
fue lo siguiente: 
“Yo quiero entre los predicadores de mi Evangelio hombres que estén
dispuestos a renunciar a las comodidades, cargos importantes, a despojarse de
todo lo que les impide servirme y seguirme, hombres dispuestos  ha tener el
mismo sentir que hubo también en  Cristo Jesús,  el cual, siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:5-8   
No te precipites y pesa con madurez la decisión que tomas al seguirme. Aun
eres dueño de conservar tus bienes, teniendo de ellos un cuidado moderado y
prudente, y una vez que te despojes de ellos, y te consagres a mi servicio, te
será preciso olvidar para siempre cuanto has dejado en el mundo.
Si por alguna razón llegarás arrepentirte de lo hecho, has de saber que te
harías indigno de tu vocación, y del grande empleo a que te llamo el SEÑOR.

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