Está en la página 1de 14

¿Dónde Van Los Muertos?

Un Estudio Detallado Sobre el Seol/Hades


Y Otros Temas Relacionados

En la Muerte, el Cuerpo Vuelve al Polvo


Los cuerpos de los que mueren son puestos en reposo de varias maneras

“…murió también el rico, y fue sepultado” (Lucas 16:22)

“Y lo sepultaron (a Abraham) Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la


heredad de Efrón.” (Génesis 25:9).

“Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd
en Egipto” (Génesis 50:26).

El cuerpo puede ser sepultado, echado al mar, puede ser cremado o destrozado en una explosión,
etc., pero los restos físicos de la persona finalmente se descompondrán y volverán al polvo:

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

“Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo”
(Eclesiastés 3:20).

“Y el polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés
12:7).

“Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14).

“Les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo” (Salmo 104:29).

En Daniel 12:2 los muertos son descritos como lo que “duermen en el polvo.”

Un hecho Bíblico, que ni los inconversos pueden negar,


Es que los cuerpos de los muertos vuelven al polvo.

En la Muerte, el Alma Abandona el Cuerpo


Es fácil saber dónde va el cuerpo de una persona muerta, pero saber dónde va el alma o la parte
inmaterial del hombre, puede determinarse de una sola manera. No podemos ver el alma. No
podemos ver cuando se aparta del cuerpo. Podemos ver el cuerpo sin alma en una funeraria y
sabemos que la persona ya no está, pero no podemos ver a dónde se fue el alma. La única manera
de saber acerca de estas cosas es ir donde el Único que conoce la respuesta, el Dios viviente. Sólo
Su Palabra infalible, la Biblia, puede revelar esos misterios y hacernos saber lo que hay más allá de
la tumba.

La Clave para Entender Dónde Va el Alma, es Entender lo que la


Biblia Enseña Sobre el Seol/Hades.
La palabra hebrea que el AT emplea para el lugar donde van los
muertos es Seol; la palabra griega del NT es Hades.
Génesis 37:35—Jacob dijo, “Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol.”

Lucas 16:22-23—“Murió también el rico y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en
tormento.”

Salmo 16:10—“Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.”

El Salmo 16:10 es citado en el Nuevo Testamento, en Hechos 2:27—“Porque no dejarás mi alma en


el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.” Estos dos pasajes (Salmo 16:10 y Hechos
2:27) demuestran que el término “Seol” del Antiguo Testamento equivale al término “Hades” del
Nuevo Testamento.

Nota: A veces las palabras “Seol” y “Hades” son traducidas por la palabra inglesa “infierno.” Esto
puede confundir, porque usualmente pensamos que el INFIERNO es un lugar de castigo. Por eso es
mejor pensar que el Seol/Hades es simplemente el lugar al cual va el alma de los muertos. Como
veremos, el Seol/Hades es también el lugar al que van las almas de los justos, y para estas personas
el castigo no es lo apropiado. El Salmo 16:10 (como también Hechos 2:27) es mesiánico y se refiere
al lugar donde fue el alma de Cristo entre Su muerte y resurrección. Ciertamente, Cristo no fue a
un lugar de castigo (comparar Lucas 23:43).
Seol no se refiere al sepulcro.

En el Antiguo Testamento, Seol es traducido 31 veces como infierno, 31 veces como sepulcro y tres
veces como abismo. En el Nuevo Testamento, Hades es traducido 10 veces como infierno y una vez
como sepulcro.

Aunque esta palabra a veces se traduce como “sepulcro,” es mejor entender que Seol/Hades es el
lugar al que van los espíritus de los muertos (donde va el alma de los que han muerto). Hay varias
razones válidas para no identificar el Seol con el sepulcro.

La lengua hebrea tiene una palabra común que significa claramente “el sepulcro.”

Es la palabra “queber.” Se usa en Génesis 50:5—“He aquí que voy a morir; en el sepulcro (queber)
que cavé para mí en la tierra de Canaán, allá me sepultarás.” Es posible que haya dos palabras
hebreas diferentes para describir una misma cosa (por ej. “sepulcro”), pero consideremos los
siguientes puntos:

Seol nunca se usa en plural

Si la palabra significara “sepulcro” esperaríamos que se usara en plural. Por ejemplo, “Y dijeron a
Moisés, ¿no había sepulcros (plural de queber) en Egipto? (Éxodo 14:11). Pero la palabra Seol
nunca se usa de esa manera. Queber se usa en plural 29 veces.

Cuando se usa Seol, nunca se dice que el cuerpo va allí.

Si la palabra significara “sepulcro” esperaríamos que estaría asociada con un cuerpo muerto o con
un cadáver o con huesos. Ejemplo: “Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán…en el
sepulcro (queber) de Cis su padre” (2 Samuel 21:14). Se dice 37 veces que el cuerpo va al queber.
Nunca se dice que el cuerpo va al Seol.

Nunca se dice que el Seol se encuentra en o cerca de la superficie de la tierra.


Si la palabra significara “sepulcro,” esperaríamos que se describiera como que se encuentra en o
cerca de la superficie de la tierra. Ejemplo: “En el sepulcro (queber) que cavé para mí en la tierra
de Canaán, allí me sepultaréis” (Génesis 50:5). Este fue un sepulcro que fue cavado en la superficie
de la tierra, lo suficientemente profundo como para que quepa un cuerpo. Se dice que el queber
está ubicado en o cerca de la superficie de la tierra 32 veces. Seol nunca se usa de esta manera.

Seol nunca se refiere al sepulcro de una persona.

Si la palabra significara “sepulcro”, entonces esperaríamos que se refiriera al sepulcro de una


persona, como en esta frase, “Ahí está el sepulcro de José.” Pero la palabra nunca se usa así.
Queber se usa muchas veces de esta manera: “El sepulcro (queber) de Cis” (2 Samuel 21:14). El
Antiguo Testamento nunca diría, “el Seol de Cis.” Queber se usa para el sepulcro de una persona 44
veces; Seol nunca se usa así.

La Biblia nunca dice que un hombre pone a un muerto en el Seol.

Si la palabra significara “sepulcro,” esperaríamos que hubiera versículos que dicen que una persona
es puesta en el Seol, pero no encontramos un versículo que diga eso. Un cuerpo muerto es puesto
en el queber 33 veces, como en este ejemplo: “Y puso el cuerpo (el cuerpo del varón de Dios) en
su sepulcro (queber)” (1 Reyes 13:30).

El hombre nunca cava o hace un Seol.

Si la palabra significara “sepulcro”, esperaríamos encontrar versículos que hablan de un hombre


cavando un Seol, pero no encontramos algo así. Queber es usado de esta manera seis veces: “En el
sepulcro (queber) que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás” (Génesis 50:4). El
Antiguo Testamento nunca menciona que es cavado un Seol.

El Antiguo Testamento nunca habla de un hombre que toca el Seol.

Un sepulcro se puede tocar. En Génesis 50:5 (el versículo citado en el párrafo anterior) Jacob cavó y
preparó su propio sepulcro (queber), y sus manos tienen que haberlo tocado de alguna manera
mientras lo preparaba. La Biblia nunca habla de que el Seol se toca.
El Antiguo Testamento nunca habla de un hombre que desciende al queber (el sepulcro).

La Biblia habla 22 veces de bajar o descender al Seol, pero nunca habla de bajar o descender al
sepulcro (queber). La razón de esto será más evidente más adelante, cuando hablemos de la
ubicación del Seol/Hades.

En la Biblia hay tres lugares que hablan de conversaciones sostenidas en el Seol.

Ver Ezequiel 32:21; Isaías 14:9-20 y Lucas 16:19-31. Es obvio que es imposible que en el sepulcro
se sostenga una conversación. Una persona muerta no habla al cadáver que tiene a su lado. Nunca
se menciona una conversación en relación con la palabra queber.

El Antiguo Testamento hace distinción entre el sepulcro y el Seol, lo cual es prueba de que no son
lo mismo.

En Génesis 37:35 Jacob dice, “Descenderé enlutado a mi hijo (José) hasta el Seol.”

Esta es la primera vez que la palabra Seol se encuentra en el Antiguo Testamento. Jacob pensaba
que José había sido devorado por una bestia (v.33), de modo que Jacob sabía que José no estaba
enterrado en un sepulcro. Pero parece que creía que sería reunido con su hijo en el Seol, que en
este pasaje no puede referirse al sepulcro.

También Isaías 14:15 describe a un hombre que es “derribado hasta el Seol.” Pero en el versículo
19 leemos que este mismo hombre había sido echado fuera de su sepulcro. De modo que en estos
versículos el sepulcro y el Seol no pueden ser lo mismo.

Seol/Hades no se refiere al infierno, según lo que se entiende


normalmente por infierno

La palabra hebrea “Seol” y la palabra griega “Hades” muchas veces se traducen como infierno.

Esto se presta para confusión por dos razones:


1) Cuando pensamos en el infierno, pensamos en el lugar de eterno castigo para los malvados, los
incrédulos, los inconversos. Sin embargo, como veremos en este estudio, la Biblia indica que tanto
los salvos como los malos han estado en el Seol/Hades. Esto era así durante el período del Antiguo
Testamento. El Seol/Hades estaba dividido en dos compartimientos, uno para los justos y el otro
para los malos (Lucas 16:26). Después de la resurrección de Cristo, en el Seol/Hades solo se
encuentran las almas de los que no son salvos.

2) Normalmente se piensa que el infierno es el lugar de castigo eterno, la morada final y


permanente de los malos. Sin embargo, como veremos en este estudio, la Biblia enseña que el
Seol/Hades es solo una morada temporal para los malos, una prisión momentánea, mientras
esperan el juicio final. El lago de fuego es la morada final para todos los incrédulos, no el
Seol/Hades.

El Señor Jesús fue al Seol/Hades entre Su muerte y resurrección

El cuerpo del Señor fue a la tumba de José (Mateo 27:59-60), pero Su alma fue al
Seol/Hades: Hechos 2:27—“porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea
corrupción.” El cuerpo de Cristo estaba en el sepulcro, pero Dios no permitió que viera corrupción.
El alma de Cristo fue al Hades, pero estuvo allí brevemente. En Hechos 2:31 Pedro nos explica: “El
(David) viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades,
ni su carne vio corrupción.” El alma de Cristo fue al Seol/Hades entre Su muerte y resurrección. El
lugar al que fue el alma de Cristo entre Su muerte y resurrección también es llamado paraíso
(Lucas 23:43). Cristo prometió al ladrón en la cruz que en ese mismo día estaría con Él en el
paraíso. Es obvio que el ladrón no estuvo con Cristo en la tumba de José, sino que estaba con Él en
el paraíso (Seol/Hades).

Nota: Hechos 2:27 (donde la palabra griega es Hades) es una cita exacta del Salmo 16:10 (donde la
palabra hebrea es Seol). Ambos pasajes hablan del lugar (Seol/Hades) donde fue el alma de Cristo
después de que muriera en la cruz.

El Seol/Hades está ubicado en el centro de la tierra

Es obvio que el cuerpo de Cristo, entre Su muerte y Su resurrección, estuvo en la tumba de José. La
Biblia también enseña claramente que entre la muerte y resurrección de Cristo, el alma de Jesús
estuvo en el corazón de la tierra: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y
tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo
12:40). El término “corazón” se refiere al núcleo o centro de la tierra. La tumba de José no estaba
en el corazón de la tierra, sino estaba en la superficie de la tierra. Mateo 12:40 no está hablando
del cuerpo de nuestro Señor y no está hablando de la ubicación de la tumba de nuestro Señor. El
cuerpo de Jesús fue a la tumba; el alma de Jesús fue al Seol/Hades (Paraíso) en el centro de la
tierra.

Puede parecer extraño pensar que el Seol/Hades está ubicado en el centro de la tierra, pero Mateo
12:40 no es el único pasaje que enseña esto. Efesios 4:9 enseña que antes de que Cristo
ascendiera, Él “había descendido primeramente a las partes más bajas de la tierra.” Esto está en
perfecto acuerdo con Mateo 12:40. El Salmo 16:10, Hechos 2:27 y 2:31 enseñan que el alma de
Cristo fue al Seol/Hades. Mateo 12:40 y Efesios 4:9 enseñan que Cristo fue al corazón de la tierra,
hasta las partes más bajas de la tierra. Concluimos entonces que el Seol/Hades está ubicado en el
corazón de la tierra o en las partes más bajas de la tierra.

No solo Cristo, sino también otras personas han descendido al Seol/Hades.

En Números 16:30-32 Dios hizo algo único con quienes se rebelaron con Coré. Dios hizo que la
tierra los tragara y descendieron al Seol. La mayoría de los hombres muere antes de descender al
Seol/Hades. Estos hombres fueron tragados vivos y llevados de inmediato a la parte más baja de la
tierra. Esto era diferente de la manera en que la mayoría de los hombres muere (ver Números
16:30 donde Dios explica que estaba haciendo algo único). En el caso de la mayoría de los
hombres, sus cuerpos van al sepulcro y sus almas van al Seol/Hades. En el caso de los que se
rebelaron con Coré, tanto el cuerpo como el alma fueron al Seol/Hades, de modo que fue una
experiencia única.

Filipenses 2:10 enseña que algún día toda rodilla se doblará ante Cristo. Pablo se está refiriendo
evidentemente a los humanos, y esos humanos que algún día doblarán su rodilla ante Cristo, están
ahora en tres lugares (ver v.10): 1) humanos que ahora están en el cielo (los que son salvos); 2)
humanos que ahora están en la tierra (los que aún viven); 3) humanos que están bajo la tierra, una
clara referencia a los malos que están en el Seol/Hades. Caín, Faraón, Amán, Judas, Hitler y todos
los demás hijos del diablo serán librados algún día del Seol/Hades y doblarán sus rodillas ante
Cristo y luego serán echados al lago de fuego para siempre.

Por cuanto está ubicado bajo la tierra, no nos sorprende ver que la Palabra de Dios dice 22 veces
en el Antiguo Testamento bajar o descender al Seol. “Descenderé al Seol” (Génesis 37:35).
Deuteronomio 32:22 y Salmo 86:13 habla de las profundidades del Seol. La altura de los cielos es
contrastada con las profundidades del Seol: “Es más alta que los cielos…es más profunda que el
Seol” (Job 11:8). “Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí
estás tú” (Salmo 139:8). El mismo contraste ente la altura del cielo y la profundidad del Seol se
encuentra en Amos 9:2.
En el Nuevo Testamento, el Hades es descrito como estando ABAJO: “Y tú, Capernaum, que hasta
los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida” (Mateo 11:23). Nótese el contraste entre
ser exaltado a lo más alto y ser abatido hasta lo más bajo.

El Seol/Hades tenía en un tiempo dos compartimientos: uno para


las almas de los salvos, el otro para las almas de los inconversos.

Esto se enseña claramente en Lucas 16:19:31. El hombre rico murió, su cuerpo fue sepultado y él
fue al Seol/Hades—ver vs.22-23. En el Seol/Hades era atormentado (torturado) por una llama
(vs.23,24,25,28). Es un “lugar” literal (v.28). Este es el lugar al que van, después de la muerte, las
almas de los que no son salvos. Pero en el Seol/Hades también hay otro compartimiento ocupado
por Abraham y Lázaro (v.23). Ese era el lugar al que iban los justos que habían muerto. Este
compartimiento era un lugar de consuelo (v.25). Es llamado el “seno de Abraham” (Lucas 16:23). El
“seno de Abraham” es el lugar donde los muertos justos tienen comunión unos con otros y con
Abraham, quien es el padre de los creyentes. El Seol/Hades también es llamado “paraíso”, donde
fueron el ladrón en la cruz y Cristo (Lucas 23:43).

Era posible comunicarse entre estos dos compartimientos (vs.24-31). Sin embargo, era imposible
pasar de un compartimiento a otro (v.26). El destino de las personas en los compartimientos ya
estaba fijado y determinado y no podía ser cambiado. La manera de evitar ir al compartimiento en
el que hay llama y tormento y la manera de entrar al compartimiento en que se es bendecido con
Abraham, es oír y escuchar la Palabra de Dios mientras uno aún está con vida (vs. 27-31).

El siguiente diagrama representa el Seol/Hades antes de la resurrección de Cristo, que muestra los
dos compartimientos:
Lucas 16:19-31 no es una parábola.

La gente ha tratado de negar las sencillas verdades que se enseñan en Lucas 16:19-31, insistiendo
que esto es solo una parábola y que, por lo tanto, no tiene nada que enseñarnos sobre el lugar al
que va el alma después de la muerte.

Muchos grupos que niegan el castigo eterno (como los testigos de Jehová, los seguidores de
Herbert Armstrong, algunos ultradispensacionalistas, etc.) dicen que este pasaje es una parábola,
porque no creen lo que enseña sobre el Hades. Este pasaje enseña claramente que el Hades es un
lugar de tormento y sufrimiento consciente para los malos. Esos grupos piensan que si este pasaje
es solo una parábola, entonces no tienen que aceptar lo que enseña sobre la condición del hombre
después de la muerte. La Biblia no dice que esto sea una parábola. Y aunque fuera una parábola,
sería una parábola muy especial, por las siguientes razones:
1. Sería la única parábola en la Biblia que describe ciertas cosas que están fuera de la esfera
de la experiencia humana. Todas las demás parábolas hablan de cosas que nos son
familiares, como aves, semilla, campos, perlas, trigo, granero, levadura, peces, etc. (ver
Mateo 13, etc.) Este pasaje es diferente, porque habla de lo que sucede a dos hombres
después de la muerte, y este es un campo en el cual ninguno de nosotros ha tenido
experiencia personal alguna. Una parábola es una historia terrenal con un significado
celestial o espiritual, pero Lucas 16 trasciende la esfera de lo terrenal.

2. Sería la única parábola de la Biblia que usa un nombre propio (Lázaro).

3. Sería la única parábola de la Biblia que menciona repetidas veces a una persona histórica
—Abraham. Además, esta persona histórica sostiene efectivamente un diálogo con el
hombre rico. En esta parábola también se menciona a Moisés, otro personaje histórico.
¿Qué otra parábola habla de personajes históricos reales?

4. Sería la única parábola de la Biblia que describe los lugares a los cuales van los muertos
(Hades, el seno de Abraham, un lugar de tormento).

5. Sería la única parábola de la Biblia que menciona ángeles. Comparar Mateo 13 vs. 24-30,
36-43, 47-49 donde se mencionan ángeles en la explicación de la parábola, pero no en la
parábola misma.

6. Si el Hades no es realmente un lugar de tormento, entonces esta sería la única parábola de


la Biblia donde el Señor Jesús enseña error en vez de verdad. Eso no es posible.

Después de la Resurrección/Ascensión de Cristo, los muertos justos


van inmediatamente al tercer cielo para estar con Cristo. Ellos no
van al Hades.

Después de la muerte de Cristo hubo un gran cambio en cuanto a la ubicación del paraíso, la
morada de las almas de los salvos. De acuerdo con Lucas 23:43, el Señor Jesús y el ladrón en la cruz
fueron al paraíso, que, como hemos visto, equivale al Seol/Hades (el compartimiento de los salvos,
el seno de Abraham).

En 2 Corintios 12:2,4 leemos que después de la resurrección y ascensión de Cristo, en los días del
Apóstol Pablo, el paraíso equivale al tercer cielo. El paraíso siempre ha sido la morada de los justos,
pero su ubicación ha cambiado. Murieron el ladrón en la cruz y Jesús y ellos fueron al paraíso, que
estaba ubicado en el Seol/Hades. Pablo fue arrebatado al paraíso que estaba ubicado en el tercer
cielo. Parece que en el momento de la resurrección y ascensión de Cristo tuvo lugar este cambio
de ubicación, cuando los santos que estaban en el Seol/Hades fueron reubicados en el tercer cielo.

Varios eruditos de la Biblia creen que Efesios 4:8 describe el momento en que los justos fueron
llevados al paraíso celestial: “Subiendo (Cristo) a lo alto, llevó cautiva la cautividad.” Los santos en
el paraíso en el Seol/Hades estaban esperando que sus pecados fuesen pagados por medio de la
obra acabada de Cristo en la cruz del Calvario. Una vez que sucedió este gran evento, ellos fueron
llevados al paraíso celestial.

El siguiente comentario es un tanto técnico pero explica a lo que Pablo se refería con la frase,
“llevó cautiva la cautividad”:

También le parece claro al escritor que, de acuerdo con el uso en las Escrituras, la frase
“llevaste cautiva la cautividad” se refiere a la liberación de amigos cautivos. Esta frase ocurre
solo dos veces en al Antiguo Testamento—en el Salmo 68:18 que cita el Apóstol y en el
cántico de Débora y Barac (Jueces 5:12): “Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de
Abinoam.”

Considerada solo como una frase, puede significar una de dos cosas: (1) llevar como
prisioneros una cantidad de enemigos, o (2) llevar como recapturados una cantidad de
amigos, que habían sido previamente capturados por un enemigo. La segunda parece ser la
interpretación más natural y es obviamente el significado de Jueces 5:12, el único pasaje en
el cual el contexto determina el significado. Se implica claramente por las palabras, Jueces
4:16, que Barac no tomó prisioneros: “Todo el ejército de Sísera cayó a filo de espada, hasta
no quedar ninguno.” La cautividad que llevó Barac tiene que haber sido el Israel cautivo.

Esta, entonces, no es solo la interpretación natural, sino la interpretación escritural que


sugiere Efesios 4:8-9—que Cristo descendió al Hades, y luego ascendió al cielo (encima de
todos los cielos), llevando a una multitud que ÉL ha liberado (capturado) de la cautividad.

--Del Comentario de las Santas Escrituras de John Peter Lange, vol.12)

Hoy día, cuando un creyente muere, él no va al Seol/Hades y no va al centro de la tierra, sino va


inmediatamente al cielo a estar con Cristo. Leer con atención 2 Corintios 5:8 y Filipenses 1:21, 23.

Después de la Muerte y Resurrección de Cristo, los muertos injustos


permanecen en el Seol/Hades donde esperan la segunda resurrección,
cuando comparecerán ante el Juicio del Gran Trono Blanco antes de ser
lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15).

Hoy, cuando muere una persona que no es salva, va al Seol/Hades, el mismo lugar al que siempre
han ido los que no son salvos, el mismo lugar al que fue el hombre rico de Lucas 16:19-31. Es un
lugar de tormento y sufrimiento (Lucas 16:23-25). El hombre rico no quería que sus hermanos
vinieran a un lugar de tanto tormento (Lucas 16:28). Los inconversos que mueren y van a este lugar
de tormento son los que no quisieron oír y guardar la Palabra de Dios (Lucas 16:28-31). El Hades no
es la morada final de los malos. Es una prisión temporal. El lago de fuego será la morada eterna de
todos los que han despreciado la Palabra de Dios y han rechazado a Su Hijo (Apocalipsis 20:11-15;
Mateo 25:41,46).

Las almas que están en cada compartimiento del Seol/Hades esperan un gran
evento. Su ubicación no puede cambiar hasta que tenga lugar el gran evento.

Los creyentes que murieron antes de la muerte de Cristo estaban en el compartimiento del Hades
que es llamado “el seno de Abraham” (Lucas 16:22) y “paraíso” (Lucas 23:43). Estos incluyen a
Abraham, Isaac, Jacob, David, Isaías, Daniel, el ladrón en la cruz, etc. Ellos estaban esperando un
gran evento, es decir, el pago total de sus pecados que tendría lugar en la cruz del Calvario. Una
vez que esto sucedió, Cristo los liberó y los sacó del Hades y los llevó al cielo.

Los que están en el compartimiento de los no salvos del Hades, quedarán allí hasta que tenga lugar
un gran evento: el futuro y final juicio de todos los malos. Este juicio también es llamado el Juicio
del Gran Trono Blanco. Cuando suceda este gran evento, sus almas serán sacadas del Hades, sus
cuerpos serán resucitados (la segunda resurrección—Juan 5:29), y ellos comparecerán ante Dios.
Sus obras serán inspeccionadas mostrando claramente que les faltó la justicia que Dios requiere
(Apocalipsis 20:12-13). Ellos verán que sus nombres no están escritos en el libro de la vida del
Cordero (Apocalipsis 20:15), porque ellos nunca recibieron al Señor Jesucristo como a Su Salvador
(Juan 1:12). Todos los que rechazan a Cristo perecerán eternamente (Juan 3:16).

Esto está ilustrado de la siguiente manera:


Resumen de lo que la Biblia enseña sobre el Hades (por William Newell)

Hades significa literalmente “lo no visto”; sin embargo es un lugar, con puertas. Está en el centro
de la tierra. Mateo 12:40. En hebreo es el Seol, como podemos ver comparando Salmo 16:10
con Hechos 2:27. Los hombres descienden allí—Génesis 37:35. Allí van los espíritus, no los
cuerpos—excepto cuando Dios “hizo algo nuevo” en el juicio de Coré, Números 16:30-33. Allí
había “una gran sima,” establecida por Dios, separando los Suyos de la “cisterna en que no hay
agua.” Cristo había convenido en derramar Su sangre por Sus “prisioneros,”—lo cual los hacía
“prisioneros de esperanza;” y Dios prometió a Cristo que ÉL “les restauraría el doble,”-no solo
librándolos del abismo, como Lázaro, en el seno de Abraham, liberado como un hijo de fe,--sino
sacándolos de la “fortaleza” en la que estaban a la espera. Ver Zacarías 9:9,11,12. Cuando
Cristo ascendió después de tres días de “las partes más bajas de la tierra, Él sacó a Sus
“cautivos”—los santos del Antiguo Testamento- en Su ascensión (ver Efesios 4:8-10), de modo
que ellos ahora son “los espíritus de los justos hechos perfectos,” que están en su lugar en el
cielo, esperando la segunda venida del Señor y la resurrección. Es bienaventurado y triste
reflexionar sobre las multitudes que están esperando ansiosamente la venida de nuestro Señor,
y los parlanchines que “no creen en eso”--y el horrible terror que les espera. Nótese que las
palabras de nuestro Señor en Mateo 16:18 se refieren a la puertas de una región literal, en el
centro de esta tierra, por cuyas puertas nunca entrarán los santos de la era de la iglesia.
(Apocalipsis).

También podría gustarte