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Volver A Empezar - Colleen Hoover
Volver A Empezar - Colleen Hoover
Portada
Sinopsis
Portadilla
Dedicatoria
Nota de la autora
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Agradecimientos
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
Colleen Hoover
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Él responde inmediatamente.
Estaré ahí en una hora.
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Me decepcionas Lily
Atlas
Solo hace media hora que revisé el móvil, por eso me alarmo
al ver que tengo varias llamadas perdidas y tres mensajes de
texto de Lily.
Por favor, llámame.
Estoy bien, pero Ryle está furioso.
¿Se ha presentado ahí? Atlas, por favor,
llámame.
«Mierda.»
—Darin, ¿puedes sustituirme aquí?
Darin viene a acabar de emplatar y yo me dirijo a mi
despacho inmediatamente y la llamo, pero me salta el buzón
de voz. Vuelvo a llamar. Lo mismo.
Me estoy preparando para coger el coche cuando mi
teléfono suena al fin. Respondo al momento preguntándole:
—¿Estás bien?
—Estoy bien —responde.
Me detengo y apoyo el hombro en la pared. Suelto el aire y
mi corazón empieza a recuperar su ritmo normal. Suena como
si estuviera conduciendo.
—Voy a buscar a Emmy. Solo quería avisarte de que está
enfadado. Tenía miedo de que se presentara en el restaurante.
—Gracias por el aviso. ¿Seguro que estás bien?
—Sí. Llámame cuando llegues a casa, da igual lo tarde que
sea.
Ryle abre con violencia las puertas batientes a mitad de la
última frase, causando el alboroto suficiente como para que
todo el mundo se dé cuenta y deje lo que estaba haciendo.
Derek, el jefe de camareros, aparece tras él.
—Le he dicho que iría a buscarlo —le dice Derek a Ryle, y
luego me mira levantando las manos, haciéndome saber que ha
tratado de evitar la intrusión.
—Te llamaré de camino a casa —respondo a Lily. No le
comento que Ryle acaba de aparecer porque no quiero
preocuparla. Cuelgo justo cuando Ryle me localiza.
Por su expresión, diría que no viene a felicitarme.
—Y ¿ese quién es? —me pregunta Darin.
—Mi fan número uno.
Señalo la puerta trasera con la cabeza, y Ryle se dirige
hacia allí.
La cocina recupera el barullo habitual y todo el mundo
ignora la entrada de Ryle. Todo el mundo menos Darin.
—¿Quieres que haga algo?
Niego con la cabeza.
—No, estaré bien.
Ryle abre la puerta trasera con tanto ímpetu que esta golpea
contra la pared del callejón.
«Menudo elemento.»
Lo sigo hacia el exterior. En cuanto salgo, sin esperar a que
baje los escalones, Ryle me ataca desde la izquierda. Me tira al
suelo y, mientras trato de levantarme, me da un puñetazo.
Ha sido un buen puñetazo, las cosas como son.
«Joder.»
Me seco la boca y me levanto. Agradezco que al menos me
permita ponerme de pie; no es muy limpio pegar a alguien que
está en el suelo, aunque tengo la sensación de que Ryle no es
de los que juegan limpio.
Está a punto de volver a golpearme, pero me echo hacia
atrás y él tropieza y se cae. Cuando se levanta, me mira
furioso, pero ya no parece a punto de volver a atacar.
—¿Has acabado ya? —le pregunto.
Ryle no responde, parece más calmado. Se estira la camisa
y me dirige una sonrisa irónica.
—Me gustó más cuando te defendiste la otra vez.
Me cuesta no poner los ojos en blanco.
—No tengo ningunas ganas de pelear contigo.
Él mueve el cuello a lado y lado, y echa a andar. Emite
tanta rabia contenida que no me imagino lo que ha de suponer
para Lily verlo en este estado. Respira pesadamente, con las
manos en las caderas, y me observa como si quisiera clavarme
puñales con la mirada. En su expresión no veo solo ira, sino
también una enorme montaña de dolor.
A veces trato de ponerme en su lugar, pero, por mucho que
lo intento, no lo consigo. Dudo que lo logre alguna vez,
porque no hay nadie en la historia de la humanidad con un
pasado tan desgraciado que excuse la violencia. Y menos
contra alguien a quien se supone que debes proteger.
—Di lo que hayas venido a decir.
Ryle se seca el labio ensangrentado y, al hacerlo, veo que
tiene la mano hinchada. Parece como si hubiera estado
golpeando cosas antes de venir a pegarme a mí. Me alegra
saber que Lily está bien, porque, si no, no saldría de aquí en el
mismo estado en que ha llegado.
—¿Te crees que no sé que lo de la abogada ha sido idea
tuya? —me pregunta.
Trato de disimular la sorpresa, porque no sé a qué se está
refiriendo.
«¿Lily ha hablado con una abogada sobre su situación?»
Siento ganas de sonreír, pero estoy seguro de que, si sonrío,
Ryle se lo tomará como una provocación y, al parecer, mi sola
existencia ya lo provoca bastante.
Mi falta de respuesta lo pone nervioso. Su rostro se contrae
en una mueca furiosa.
—Puede que la tengas engañada ahora mismo, pero un día
llegará la primera discusión. Y la segunda. Y ella se dará
cuenta de que el matrimonio no es un camino de rosas y
arcoíris todo el puto rato, joder.
—Podría discutir con ella un millón de veces, pero te puedo
prometer que ninguna de esas discusiones va a acabar en el
hospital.
Ryle se echa a reír. Está tratando de convencerme de que
soy yo el ridículo, pero no soy yo quien ha entrado hecho un
basilisco en su lugar de trabajo por no ser capaz de controlar
mis emociones.
—No tienes ni idea de las cosas por las que Lily y yo
hemos pasado juntos —replica—. No tienes ni idea de las
cosas que me han pasado a mí.
Es como si hubiera venido buscando pelea y, al no
encontrarla, estuviera aprovechando la ocasión para
desahogarse. Tal vez debería darle el número de Theo. No
tengo ni idea de cómo enfocar esto.
Pero no quiero recordar este momento en el futuro como
una oportunidad perdida. Mi único objetivo es conseguir que
la vida de Lily junto a este hombre sea más tranquila. Lo
último que quiero es complicar las cosas entre todos nosotros
todavía más, pero, hasta que a Ryle no se le meta en la cabeza
que él es la única persona que tiene el control de sus
reacciones, estoy tan perdido como Lily a la hora de lidiar con
él.
—Tienes razón, Ryle —asiento lentamente—. Tienes razón.
No tengo ni idea de las cosas por las que has pasado. —Me
siento en los escalones para que se dé cuenta de que no
supongo ninguna amenaza para él, aunque si trata de atacarme
mientras estoy sentado no reaccionaré con la misma
compostura esta vez. Junto las manos y me esfuerzo por
expresarme con claridad—. Pero, fuera lo que fuera, te ayudó
a convertirte en lo que eres ahora, un gran neurocirujano. El
mundo necesita esa parte de ti. Sin embargo, por la razón que
sea, tu pasado también te convirtió en un marido de mierda, y
el mundo no necesita esa parte de ti. Que tengamos la
oportunidad de convertirnos en algo no nos garantiza que nos
vaya a ir bien.
Ryle pone los ojos en blanco.
—Qué dramático.
—Estuve a su lado mientras le daban puntos, Ryle.
Despierta, tío, joder. Fuiste un marido horrible.
Él se me queda mirando en silencio unos instantes antes de
preguntar:
—Y ¿por qué estás tan convencido de que tú serás mejor
que yo?
—Porque tratar a Lily como se merece es la parte más fácil
de mi vida. Creo que deberías sentirte aliviado al ver que ella
está con alguien como yo.
Él se echa a reír.
—¿Aliviado? ¿Debería sentirme aliviado? —Da varios
pasos hacia mí y su rabia vuelve a ganar impulso rápidamente
—. ¡Tú eres el causante de que no estemos juntos!
Me cuesta un esfuerzo enorme permanecer en los
escalones, y he de emplear todas mis reservas de paciencia
para no responder a sus gritos en el mismo tono de voz.
—Tú eres el causante de que no estéis juntos. Fueron tu
furia y tus puños los responsables. Yo no era más que un
conocido en la vida de Lily cuando estabais juntos, así que
madura de una vez y deja de culparme a mí, a Lily y a todo el
mundo de tus actos. —Me levanto, pero no con la intención de
golpearlo. Es que necesito más espacio en el pecho, porque, si
no inspiro hondo, no sé cuánto tiempo voy a aguantar sin
pegarle cuatro gritos. No me resulta nada fácil mirarlo y
mantener la calma sabiendo lo que le ha hecho a Lily—.
Maldita sea —murmuro—. Esto es ridículo.
Ryle y yo permanecemos callados unos momentos. Tal vez
nota que estoy al límite, porque ya no soy capaz de disimular
la frustración que siento. Me vuelvo hacia él y le dirijo una
mirada suplicante.
—Esta es nuestra vida ahora mismo. La tuya, la mía, la de
Lily, la de tu hija. Y hemos de aprender a gestionarla. Para
siempre. Van a llegar vacaciones, cumpleaños,
graduaciones…, y un día llegará la boda de Emerson. Todas
estas situaciones van a ser difíciles para ti, pero tú eres el
único que puede lograr que no lo sean también para el resto de
nosotros. Porque no te debemos nuestra felicidad, y Lily
menos que nadie.
Ryle niega con la cabeza y camina de un lado a otro como
si quisiera hacer desaparecer el asfalto y dejar al descubierto la
tierra que hay debajo.
—Y ¿qué esperas que haga? ¿Pretendes que os vitoree, que
os desee lo mejor, que te anime a ser un buen padre para mi
hija, joder? —Se ríe, por lo absurdo que le parece, pero yo lo
miro muy serio.
—Sí, exacto. —Creo que mi respuesta lo deja fuera de
juego. Se detiene y se lleva las manos a la nuca. Doy un paso
hacia él, pero no con actitud amenazadora. No quiero chillar,
porque quiero que note que le estoy hablando con total
sinceridad—. Sé que puedo hacer muy feliz a Lily, pero
también sé que nunca podrá ser feliz del todo a menos que
cuente con tu aceptación y tu cooperación. Se lo estás
poniendo muy difícil, aunque sabes que se merece una buena
vida. Las dos se la merecen. Si quieres que tu hija crezca con
la mejor versión de Lily, colabora con ella. Podemos hacerlo.
Ryle hace girar el cuello.
—¿Qué pasa? ¿Acaso somos un equipo o algo así?
Odio su tono de voz. Habla como si lo que estuviera
escuchando fuera una utopía alejada de la realidad.
—Cuando hay niños de por medio, los adultos siempre
deberían ser un equipo.
Por fin mis palabras llegan a donde quería que llegaran. Lo
noto en cómo se queda paralizado, haciendo una mueca, y
luego traga saliva disimuladamente. Me da la espalda y se
aleja, como si estuviera reflexionando sobre lo que le he dicho.
Cuando se encara de nuevo conmigo, hay un poco menos de
odio en su mirada.
—Cuando las cosas dejen de funcionar entre vosotros y
Lily salga corriendo, que no me busque esta vez.
Al acabar de hablar, se aleja, aunque en vez de cruzar la
cocina usa el callejón para volver a la calle.
Me lo quedo mirando y siento lástima. No conoce a Lily en
absoluto.
«En absoluto.»
Lily nunca sale corriendo. No salió corriendo detrás de mí
cuando me fui de Maine. Ni vino corriendo a buscarme cuando
dejó a Ryle. Concentró todos sus esfuerzos en ser una buena
madre. Y, sin embargo, ¿Ryle espera que Lily salga corriendo
en su busca si las cosas no funcionan entre nosotros? ¿Como si
fuera su meta y su refugio? ¿Como si fuera su hogar?
El hogar de Lily es Emerson y, si aún no se ha dado cuenta,
es que no se entera de nada.
Si Lily se hubiera quedado con Ryle, él se habría pasado el
resto de su vida inventándose problemas para justificar su ira
exagerada. Porque yo nunca fui el problema en su matrimonio
y nunca lo habría sido.
Pensaba que me daba pena, pero ya no lo tengo tan claro.
Porque el tipo ha venido a pelear por una mujer a la que ni
siquiera conoce, lo que significa que ha venido a pelear por
pelear. Tiene una personalidad parecida a la de mi madre y,
muchas veces, eso no tiene remedio. Lo único que se puede
hacer es aprender a convivir con ello de la mejor manera.
Supongo que eso es lo que Lily y yo vamos a tener que
hacer. Aprender a vivir nuestra vida lo mejor posible y, de vez
en cuando, soportar la ridícula ira de Ryle.
No pasa nada. Soportaría sus mierdas todos los días a
cambio de ser yo el que comparte la cama de Lily por las
noches.
Subo los escalones y me reincorporo al ajetreo de la cocina
como si Ryle nunca hubiera estado aquí. No sé si mi reacción
de esta noche servirá para mejorar la situación, pero estoy casi
seguro de que no la ha empeorado.
Darin me ofrece un trapo húmedo.
—Estás sangrando. —Señala la comisura izquierda de mi
boca para que sepa dónde apoyar el trapo—. ¿Era el
exmarido?
—Sí.
—¿Todo arreglado?
Me encojo de hombros.
—No lo sé. Puede que se le crucen los cables y vuelva otro
día. Joder, podría seguir así años. —Miro a Darin y sonrío—.
Pero por ella merece la pena.
Lily
Atlas
Lily
Atlas
Lily
¿Estás en casa?
Atlas
Lily
Atlas
Lily
Atlas
En este libro aparecen fragmentos de la edición Romper el círculo (It Ends with Us)