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LA CATEGORÍA MARXISTA SOBRE LA TOTALIDAD CONCRETA

Introducción

El pensamiento marxista se caracteriza por su capacidad de ofrecer una visión integral y crítica de
la realidad, que no se limita a describir los hechos, sino que busca explicar sus causas y
consecuencias, así como las posibilidades de transformación. Para lograr este propósito, el
marxismo utiliza una categoría clave que le permite abordar la realidad como un todo
estructurado, dinámico y contradictorio: la categoría de totalidad concreta.

En este artículo, intentaremos explicar qué es la categoría de totalidad concreta, cuáles son sus
dimensiones ontológica y gnoseológica, y cuál es su relevancia teórica y práctica para el marxismo.
Para ello, nos basaremos en las fuentes que hemos consultado , así como en nuestra propia
reflexión.

La dimensión ontológica de la totalidad concreta

La dimensión ontológica de la totalidad concreta se refiere a la existencia objetiva de la realidad


como un todo material, histórico y social, que se expresa en múltiples formas y niveles de
objetividad. La realidad no es una suma de partes aisladas, sino una unidad de relaciones que se
determinan mutuamente y que se transforman constantemente por la acción de la negatividad, es
decir, de las contradicciones internas que impulsan el desarrollo histórico.

La base ontológica de la totalidad concreta es el materialismo histórico, que es la concepción


marxista del mundo y de la historia. El materialismo histórico sostiene que la realidad es el
resultado de la actividad práctica de los seres humanos, que transforman la naturaleza y la
sociedad mediante el trabajo. El trabajo es la categoría central del materialismo histórico, pues es
el medio por el cual los seres humanos producen y reproducen sus condiciones materiales y
espirituales de existencia. El trabajo genera una serie de formas objetivas que configuran la
totalidad concreta, tales como las fuerzas productivas, las relaciones de producción, las clases
sociales, el Estado, el derecho, la ideología, etc.

Estas formas objetivas no son estáticas ni homogéneas, sino que están en constante movimiento y
cambio, debido a las contradicciones que surgen entre ellas. Las contradicciones son el motor del
desarrollo histórico, pues generan crisis, conflictos y revoluciones, que ponen en cuestión el orden
establecido y abren nuevas posibilidades de transformación. Las contradicciones más importantes
son las que se dan entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre las clases
sociales y entre las naciones.
La dimensión gnoseológica de la totalidad concreta

La dimensión gnoseológica de la totalidad concreta se refiere al conocimiento de la realidad como


un todo estructurado, dinámico y contradictorio, que se expresa en múltiples formas y niveles de
objetividad. El conocimiento no es una copia pasiva ni una construcción arbitraria de la realidad,
sino un proceso histórico y social, que refleja críticamente la realidad objetiva y contribuye a su
transformación.

La base gnoseológica de la totalidad concreta es el materialismo dialéctico, que es la concepción


marxista del conocimiento y de la lógica. El materialismo dialéctico sostiene que el conocimiento
es un proceso histórico y social, que refleja críticamente la realidad objetiva y contribuye a su
transformación. El materialismo dialéctico utiliza el método dialéctico, que consiste en analizar las
cosas en su movimiento, en su conexión y en su contradicción. El método dialéctico parte del todo
para llegar a las partes, y viceversa, reconociendo que el todo es más que la suma de las partes, y
que las partes son al mismo tiempo totalidades. El método dialéctico busca descubrir las leyes
internas que rigen el desarrollo de la realidad, así como las tendencias y las posibilidades que se
abren en cada situación histórica.

El método dialéctico se opone al método metafísico, que es el método dominante en la ciencia y


en la filosofía burguesas. El método metafísico se caracteriza por su carácter estático, abstracto y
formal, que ignora o niega el movimiento, la conexión y la contradicción de las cosas. El método
metafísico parte de las partes para llegar al todo, y considera que el todo es la suma de las partes,
y que las partes son entidades fijas e independientes. El método metafísico busca establecer
verdades absolutas y universales, que no tienen en cuenta la historicidad y la especificidad de cada
realidad.

La relevancia teórica y práctica de la totalidad concreta

La categoría de totalidad concreta tiene una gran relevancia teórica y práctica para el marxismo.
Desde el punto de vista teórico, permite superar tanto el dogmatismo como el relativismo, al
ofrecer una visión crítica y dinámica de la realidad. El dogmatismo es la actitud que se aferra a una
doctrina o a una ideología sin cuestionarla ni actualizarla, ignorando o negando la complejidad y el
cambio de la realidad. El relativismo es la actitud que niega la existencia de una realidad objetiva y
de un conocimiento válido, reduciendo todo a opiniones subjetivas e interesadas, sin criterios ni
compromisos.

La categoría de totalidad concreta permite evitar el dogmatismo y el relativismo, al reconocer que


la realidad es objetiva pero no inmutable, y que el conocimiento es válido pero no absoluto. La
categoría de totalidad concreta implica una actitud crítica y creativa, que busca comprender la
realidad en su movimiento, en su conexión y en su contradicción, así como intervenir en ella para
transformarla.

Desde el punto de vista práctico, la categoría de totalidad concreta permite orientar la acción
transformadora de los sujetos históricos, al identificar los problemas fundamentales y las
alternativas posibles en cada contexto. La categoría de totalidad concreta implica una actitud
dialéctica y estratégica, que busca aprovechar las contradicciones y las crisis del sistema capitalista
para impulsar procesos emancipatorios, que apunten a la construcción de una sociedad más justa,
democrática y solidaria.

La categoría de totalidad concreta es, en definitiva, una herramienta para comprender y cambiar el
mundo.

Conclusión

En este artículo hemos intentado explicar qué es la categoría marxista sobre la totalidad concreta,
cuáles son sus dimensiones ontológica y gnoseológica, y cuál es su relevancia teórica y práctica
para el marxismo. Hemos visto que la totalidad concreta es un concepto clave que permite abordar
la realidad como un todo estructurado, dinámico y contradictorio, que se expresa en múltiples
formas y niveles de objetividad. Hemos visto también que la totalidad concreta tiene dos
dimensiones fundamentales: la ontológica, que se refiere a la existencia objetiva de la realidad
como un todo material, histórico y social; y la gnoseológica, que se refiere al conocimiento de la
realidad como un todo estructurado, dinámico y contradictorio. Hemos visto finalmente que la
categoría de totalidad concreta tiene una gran relevancia teórica y práctica para el marxismo, pues
permite superar tanto el dogmatismo como el relativismo, al ofrecer una visión crítica y dinámica
de la realidad; y permite orientar la acción transformadora de los sujetos históricos, al identificar
los problemas fundamentales y las alternativas posibles en cada contexto.

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