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Breathe with me

With Me in Seattle # 7

Kristen Proby
El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas
regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe
destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le
agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y
admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto.
Staff
Moderadora de Traducción

Blanca20011893
Grupo de Traducción

Blanca20011983 Lizels
Vecina Bellen1930
Moderadora de Corrección

Leluli
Grupo de Corrección

Anaid ladypandora
francatemartu vickyra
Yanii lsgab38
Revisión Final

Ivi04
Diseño
Jane
Índice
Sinopsis Capítulo 15

Prólogo Capítulo 16

Capítulo 01 Capítulo 17

Capítulo 02 Capítulo 18

Capítulo 03 Capítulo 19

Capítulo 04 Capítulo 20

Capítulo 05 Capítulo 21

Capítulo 06 Capítulo 22

Capítulo 07 Epílogo

Capítulo 08 Próximo Libro

Capítulo 09 Sobre la Autora

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14
Sinopsis
A veces conoces a la persona adecuada en el momento equivocado...

Mark Williams ha amado a Meredith desde que tenía diecisiete años. Un hombre de
éxito con una familia fuerte, que ha trabajado duro para superar a Meredith, que
rompió su corazón hace ya unos años. Cuando su camino se cruza de nuevo con la
única mujer que ha amado, años más tarde, Mark sabe que va a hacer todo lo posible
para mantenerla en su vida. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, ¿Se quedara
Meredith o la perderá de nuevo?

...Pero el verdadero amor tiene una manera de encontrar su camino de vuelta.

Meredith Summers es una bailarina. Una de las primeras cosas que aprendió
siguiendo sus sueños, es que el tiempo es todo. Ha pasado los últimos diez años
haciendo su gira de ensueño con las mega- estrellas, tratando de olvidar el amor de
la secundaria que dejó atrás. Ahora está de vuelta en Seattle, poniendo en marcha un
maravilloso estudio de baile con su mejor amigo Jax y decidida a olvidar su pasado
gitano. Hasta el día en que ella ve a Mark Williams y el tiempo se detiene. Parecía
que el tiempo no hubiese pasado en absoluto cuando Meredith se encuentra a sí
misma en los brazos de Mark de nuevo. La química, los vínculos y el amor son más
fuertes que nunca y escuchar a Mark susurrarle Breathe with me en el oído es un
bálsamo para su alma herida. Pero, ¿aprovechará ella esta segunda oportunidad en el
amor, o es el momento equivocado para ellos otra vez?

"Había días en los que habría cambiado un año de mi vida sólo para tocarte una vez
más."

Mark Williams
Prólogo
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Anaid

Once años antes…


Meredith

N
os vemos en tu casa en 30 minutos. Te amo.

Sonrío y escribo un rápido «yo también te amo» en respuesta y apago


mi teléfono mientras me apresuro a casa cuando salgo de la clase de
baile. Quería perderme la clase hoy, pero Mark insistió en que fuera.
Dijo que entendía lo importante que la danza es para mí y que me vería más tarde.

Vamos a celebrar mi decimoséptimo cumpleaños esta noche. Es una semana antes


porque mi mamá estará en casa el día de mi cumpleaños, pero esta noche, se va a un
viaje de negocios, y Mark les dijo a sus padres que se iba a quedar con un amigo para
que pudiera estar conmigo toda la noche.

No puedo decidir si estoy súper nerviosa o súper emocionada. Tal vez ambos.

Porque esta noche lo haremos.

Sonrío y retuerzo mi culo en una pequeña danza feliz en el asiento del conductor de
mi Ford Escort 1995. Solo tengo el tiempo suficiente para tomar una ducha rápida y
retocar mi maquillaje antes de que Mark llegue a mi casa.

Me doy prisa en el baño, pero pongo mucha atención en afeitarme las piernas y las
ingles. Limpio la niebla del espejo de mi baño y arrugo mi nariz. Mi maquillaje no
sobrevivió a la danza y el baño, así que froto rápidamente mi cara para limpiarla y re
aplico mi delineador de ojos y rímel y me pongo un poco de brillo de labios. Mark
me vio sin maquillaje un montón de veces, pero quiero que al menos parezca que
estoy haciendo un esfuerzo esta noche.
Me pongo una falda corta negra y una blusa de color rojo que muestra mi estómago
y después de escoger una lencería de encaje negro que he guardado para esta ocasión,
giro sobre mi hermoso vestido y camino delante del espejo.

—Estás preciosa —oigo detrás de mí y sonrió cuando me doy la vuelta para ver a
Mark apoyando su hombro en el marco de la puerta—. Así que esto es lo que parece.

—Eso es. —Abro los brazos y miro alrededor de mi habitación. Mami no permite
que Mark esté aquí conmigo, cuando viene a casa.

Y es, probablemente, una buena idea, teniendo en cuenta para qué vamos a usar la
habitación esta noche.

Los nervios se apoderan de mí y tuerzo mis dedos cuando mariposas gigantes


revolotean en mi estómago.

—Me gusta esto. —Sus ojos todavía no se apartan de mí. Sonrío tímidamente.

—Ni siquiera lo has mirado.

Él sonríe y mira alrededor de mi habitación. Mis zapatos de baile se encuentran


dispersos. Fotos de mis amigos y grupos de danza están desordenadas en un corcho
en la parte superior de mi escritorio donde está el ordenador. Una foto de él y yo
juntos en el mercado de Pike Place está en un portarretratos al lado de mi cama. La
parte superior de mi armario está llena de maquillaje y joyas. Mi cama está hecha
perfectamente. He cambiado las sábanas antes de ir a bailar esta tarde.

—Me gusta —repite—. ¿Por qué estás ahí de pie, distante?

Me encojo de hombros y miro por la ventana, observando la lluvia por la ventana.

—Hey, M. —Camina hacia mí y me abraza. Esto es lo que necesitaba, la familiaridad


de su olor y la sensación de sus fuertes brazos alrededor de mis hombros. Es mucho
más grande que yo. Sus músculos están absurdamente definidos, pero fue su dulce
sonrisa y ojos azules lo que me capturaron desde el día que lo vi en la clase de biología
del año pasado.
Cuando sonríe, parece que tiene un indecente secreto.

Espero poder descubrir todos sus secretos indecentes esta noche.

—Voy a hacer la cena para ti —dice antes de besar mi frente y tomar mi mano para
guiarme a la planta baja, a la cocina.

—¿Lo harás? —Me río y bajo por las escaleras detrás de él saltando—. ¿Qué vas a
hacer?

—Pollo parmesano y fideos.

—¡Santas calorías, Batman! —Exclamo y mentalmente calculo la cantidad de


kilómetros que tengo que correr para quemarlos.

—Es tu cumpleaños, M, las calorías no cuentan —dice y me lleva a la barra con


comida en la cocina.

—¡Me has traído flores! —Exclamo e inmediatamente entierro mi nariz en las


hermosas rosas rojas que están en mi mesa de la cocina. Tiro de la tarjeta del soporte
de plástico y lo leo en voz alta—. Para M, feliz cumpleaños. Amor, M.

Sonrío, pero en mi cabeza estoy saltando arriba y abajo como una gran idiota y me
tiro a los brazos de Mark.

—Gracias.

—Por nada. —Me besa duro antes de ponerme abajo y empezar con la cena.

—Tendrás tu verdadero regalo después.

—¿Hay más? —pregunto y aplaudo con entusiasmo.

—Sí —responde. Me pone un poco de agua con gas y me siento a observar a mi


hombre corriendo en la cocina.

—Eres bueno en eso.


—Mamá hace que nos turnemos para cocinar —dice encogiéndose de hombros—.
Ella dice que tenemos que ganarnos la vida.

—Me encanta tu madre —le digo y le doy un trago al agua.

—Ella también te quiere.

—Estoy tan feliz de que gustemos a los padres de cada uno. Realmente sería algo
malo si fuese lo contrario.

—¿Tenías alguna duda de que le pudiera gustar a tu madre? —pregunta.

—No. —Me río y niego con la cabeza—. Eres muy encantador.

—Solo estoy bromeando. Me gusta mucho tu madre. Me siento culpable de mentirle


sobre esta noche.

—Lo sé. —Me muerdo el labio y miro hacia abajo a mi vaso.

—Hey, todo va a salir bien.

Asiento y me siento a observar cómo se mueve por la cocina, disfrutando de la


manera en que se mueve. Tiene una gracia natural que saca la bailarina en mí.
Cuando bailamos juntos en la fiesta de graduación, pensé que nada podría ser mejor
que eso.

Cuando la cena está lista, me sirve primero a mí y nos reímos durante toda la comida,
hablando acerca de la escuela y de nuestros amigos en común.

—¿Cómo está Luke? —pregunto a la ligera.

—Bueno, está tratando de hacer una audición para un proyecto de película sobre
vampiros —dice con una sonrisa—. ¿Puedes ver a mi hermano como un vampiro?

Me río con él y niego con la cabeza.

—Es bueno para ser un vampiro.


—Sam está disfrutando de la universidad —continúa mientras limpia nuestros
platos—. La casa parece tranquila sin ella.

—Ella no me quiere —le contesto y me muerdo el labio. No importa lo mucho que


trato de hablar con la hermana mayor de Mark, a ella no le gusto.

—Sam no te conoce muy bien, y está medio retraída con extraños —dice y pone el
último plato en el lavavajillas, a continuación, toma mi mano entre las suyas y la besa
suavemente—. Además, no me importa si a Sam no le gustas. Sam no está
enamorada de ti.

—Gracias a Dios —le digo con una sonrisa y me inclino hacia él, con la esperanza
de que me bese de nuevo. No me canso de besar a Mark. Apoya su frente contra la
mía y frota las manos arriba y abajo en mis brazos suavemente, enviando escalofríos
a través de mí.

—¿Estás segura de esto, M? No tenemos que hacer nada más que tumbarnos en el
sofá y ver la televisión, si quieres.

—¿Es eso lo que quieres? —le pregunto en voz baja.

—No. —Se ríe y, si no me equivoco, se ruboriza ligeramente—. No puedo mantener


mis manos lejos de ti, y no quiero nada más que hacer el amor contigo, pero es un
gran paso, y solo quiero que sepas que está bien si no estás lista.

Lo amo aún más después de este discurso. Con un renovado sentido de confianza,
entrelazo sus dedos con los míos, disparo una sonrisa satisfecha por encima de mi
hombro y lo llevo por las escaleras a mi habitación. Una vez dentro, cierro y bloqueo
la puerta —por si acaso— y me sigue a la cama. Mantengo el contacto visual con él,
me arrastro a la cama y me tumbo sobre los codos de la forma más seductora que
puedo hacer, inclino mi dedo en una invitación para que se una a mí.

—Supongo que eso significa que estás segura —dice entre dientes y se quita los
zapatos rápidamente arrastrándose sobre el colchón conmigo.

—Creo que sí —le susurro. Mi estómago está haciendo cabriolas locas cuando él se
inclina y me besa en la mejilla y luego por mi cuello.

—Eres tan hermosa, M —susurra—. Soy tan afortunado de que seas mía.

Sonrío y cierro los ojos mientras él empuja sus dedos en mi pelo y gira mi cabeza
para encontrar sus labios. Me guía a mi espalda y se cierne sobre mí, besándome por
lo que parece una eternidad. Mis manos están sobre su espalda y brazos. Dios, me
encanta la sensación de su cuerpo, y de repente, quiero sentirlo desnudo.

Ahora.

Tiro el dobladillo de su camisa y se aleja lo suficiente como para tirar de ella sobre
su cabeza, lanzarla al suelo y luego volver a besarme, pero ahora sus manos se pasean
por todo mi cuerpo.

A esto estoy acostumbrada. Lo hemos hecho en innumerables ocasiones. Incluso me


quito la camisa y el sujetador en el asiento trasero de su coche una noche después de
un partido de fútbol, antes de poner fin a la misma.

La lluvia está cayendo más fuerte fuera, y está mucho más oscuro. La única luz que
se ve es del rayo de luz que viene de la calle, en la esquina. La respiración de Mark
es más rápida cuando él empuja mi camisa y observa mi sostén.

—Te voy a quitar estas prendas increíbles —dice, mirándome atentamente. Asiento,
me siento y dejo que tire de mi camisa sobre mi cabeza, y mi sostén. Sus dedos
tiemblan tanto que se toma unos segundos para conseguir desabrochar el sostén.
Entonces me sacudo de mi falda y las bragas, y cuando me muevo para poner mis
manos en mis tetas, las retira y besa mis palmas suavemente—. Nunca he visto algo
más hermoso que tú.

Estoy perdida en sus ojos azules. Estoy muy delgada y mis pechos no han alcanzado
todavía su pleno potencial, pero cuando él me mira con tanto amor, sé que me está
diciendo la verdad.

—Te amo, M —murmuro y envuelvo su rostro entre mis manos—. Te quiero mucho.

—Yo también te amo bebé —dice y me besa suavemente. Alcanzo el botón de sus
vaqueros y un poco torpe y soltando unas cuantas maldiciones, él consigue tirarlo y
lanzarlo a un lado y de repente ahí está con toda su gloria.

—Eres malditamente caliente, Mark Williams —digo y miro mi mano deslizarse


sobre su cadera en ese músculo realmente sexy. Mis ojos se mueven a lo largo de su
cosa... y me emociono por la sorpresa—. Santa mierda.

—¿Esa es una buena santa mierda o una mala santa mierda? —pregunta con una risa.

—Eso no me va a caber —le digo y siento mi cara ardiente de rubor. ¡Jesús cierra la
boca, Meredith!

—Lo hará —promete, y empuja mi mirada de vuelta a la suya y me besa un poco


más. Sabe que me encanta besarlo. Se acuesta encima de mí y envuelve mi cabeza
entre sus manos y me besa suavemente, mordisqueando mis labios y acariciando mi
nariz con la suya. Bueno, cuando mis músculos del estómago se relajan, empuja entre
mis piernas y puedo sentirlo allí.

—Oh Dios —hablo con pánico.

—Oye, está bien, nena.

—Estoy muy nerviosa —le digo y me muerdo los labios, mirándolo a la cara.

—¿Todavía estás segura? ¿O sólo estás nerviosa sobre cuál va a ser la sensación de
eso?

—Solo nerviosa sobre cuál va a ser la sensación —le respondo con sinceridad.

—Mírame, M. Solo a mí. —Se mueve con cuidado un poco por dentro y me duele
—maldita sea, me duele— pero entonces no me duele tanto—. Respira conmigo,
Meredith.

Tomo una respiración profunda y sigo observando sus ojos con toda mi atención, y
cuando respiramos juntos, él se desliza más profundo dentro de mí. Su frente está
goteando de sudor y se lame los labios con nerviosismo, y puedo ver que está tan
nervioso como yo.
—Te amo, bebé —susurra en voz baja.

—Yo también te amo.

—Feliz cumpleaños.

—Gracias.

Entrelaza sus dedos con los míos y mantiene las manos contra la cama al lado de mi
cabeza. Dios, es tan jodidamente grande. Y es incómodo, pero tiene un ambiente
muy diferente. Completa. Nuestras respiraciones están llegando muy rápido, y
entonces empieza a moverse, como si él simplemente no pudiera evitarlo. Sus caderas
se mueven hacia atrás y empuja de vuelta, lentamente al principio y luego más rápido.

—Oh Dios mío, esto es tan jodidamente increíble —dice con reverencia—. Estoy tan
contento de que seas mía por primera vez, M.

—Yo también —le digo, me alegro de que esté hablando. Parece extraño cuando
estamos en silencio. Hablamos sin parar—. Estoy muy contenta de habernos
esperado uno al otro.

—Yo quiero ser tu único, bebé.

—¿Quieres?

—Oh, sí. Tú y yo, M y M, contra el mundo. —Sus caderas se mueven más rápido, y
puedo sentir mis ojos llenarse de lágrimas cuando su cuerpo se tensiona. Dios, yo
nunca sentí nada igual en mi vida. Es como si estuviéramos no solo conectados
físicamente, sino en todos los sentidos.

—Oh Dios, nena. Me voy a correr.

—Bien —acaricio su cara con las manos—. Es una buena cosa, ¿no? Goza, M.

—Oh, mierda. —Su rostro se contorsiona en esta extraña máscara, como si estuviera
en un gran dolor, y no puedo quitar mis ojos de él. Guau.

—¿Estás bien? —pregunto en voz baja.


—Supongo que yo tengo que preguntarte esto —contestó, respirando con dificultad.

—Estoy bien —le digo y sonrío para tranquilizarlo. Pero necesitas salir porque... ow.

—Te amo, M. —Inclina su frente contra la mía en voz baja.

—Yo también te amo, M.

Un año más tarde


Nunca he estado tan jodidamente nerviosa en mi vida. Ni siquiera la primera vez que
Mark y yo tuvimos sexo. Sonrío cuando pienso en esa noche, y las muchas, muchas
veces que hemos tenido sexo desde entonces. Mi Mark es insaciable y hemos
aprendido mucho el uno del otro el año pasado.

No va a ser mío por mucho tiempo.

Doy una respiración profunda y la suelto lentamente cuando veo su coche parar en
el camino de entrada. Nos graduamos de la escuela secundaria la semana pasada.
Fue un momento de orgullo para nosotros, para nuestras familias, que nos
prepararon una gran fiesta.

Y deberíamos ir juntos a Nueva York en dos días.

—Hola, cariño —dice con su sonrisa característica cuando me ve en el porche y me


abraza—. ¿Estás empacando?

—Sí —le contesto, enterrando mi nariz en su cuello, a sabiendas de que esta podía
ser la última vez que tengo el derecho de hacerlo.

—¿Qué pasa? ¿Que está mal? —Se aparta y estudia mi rostro. Me conoce tan
condenadamente bien—. ¿M?

—No creo que debas venir conmigo a Nueva York —le digo muy rápido como si
retirases una tirita.
Parpadea y frunce el ceño.

—¿De qué estás hablando? Hemos conversado de ello desde el año pasado.

—Lo sé, es solo que... —Empujo mis dedos por mi cabello y aseguro mi cordura—.
Tengo que concentrarme en el baile, Mark.

—Bien —niega con la cabeza como si no lo entendiera—. ¿Por qué el cambio?

—He estado pensando en ello durante un tiempo, pero no sabía cómo decírtelo.

—¿Cuánto tiempo?

—Hace unos meses —le susurro. Desde el día que mi instructor me llevó a un lado
cuando me agarró soñando con Mark y me gritó acerca de las responsabilidades y de
lo difícil que va a ser estar en Nueva York.

—¿Meses? —Se frota los dedos sobre su boca y comienza a verse un poco en pánico—
. Mer, ¿de dónde viene eso? ¿Hay alguien más?

—¡Por supuesto que no! —Lo miró boquiabierta como si hubiera perdido la cabeza—
. ¡Sabes que yo te quiero tanto que duele!

—¿Entonces por qué?

—Porque tengo que concentrarme en el baile, Mark. Esto será lo más difícil que voy
a hacer. Los días son muy largos, y es tan competitivo.

—Así que estás diciendo que voy a estar justo en el camino. —Apoya las manos en
las caderas, me mira y siento la primera lágrima caer.

—Vas a ser una distracción que no puedo permitirme, M. —Doy un paso hacia él,
rogándole con los ojos que entienda, pero él se retira.

—No quiero hacer las cosas a larga distancia, Meredith.

—Yo tampoco. —Es un susurro, y su rostro está pálido cuando él se da cuenta de qué
es exactamente lo que eso significa.
—¿Estás terminando conmigo?

—Te amo, Mark.

—Pero estás terminando.

—Acabo de pensar que somos muy jóvenes, y tengo que centrarme en la danza.

Él da un paso más lejos, parpadeando ciegamente, y sé que le estoy rompiendo su


corazón.

—Gran cosa, M y M contra el mundo —escupe.

—Mark, entra y habla conmigo.

—No, ya has dicho lo suficiente. —Se detiene y me mira mientras lloro, las lágrimas
de sus ojos—. Buena suerte para ti, Meredith.

Con eso, niega con la cabeza y se va, y yo corro dentro para encontrar a mi madre
llorando en la sala de estar, después de escuchar nuestra conversación.

—Madre —lloro y caigo en sus brazos.

—Oh, niña —murmura—. Lo siento por los dos.

—¿Qué acabo de hacer? —Estoy llorando incontrolablemente, apoyándome


pesadamente en mi madre.

—Tú tomaste una decisión adulta bebé. Pero yo sé que te duele. Y a él le duele
también.

—Yo le quiero mucho.

—Lo sé.

—¿Cómo voy a vivir sin él?

Ella acaricia el pelo y besa mi frente.


—Día a día, mi amor.

Dos días más tarde


Nunca he estado en un avión antes. No vengo de una familia pobre, pero nunca
vamos de vacaciones que requiera transporte aéreo. Y ahora aquí estoy, tan solo unos
meses después de mi décimo octavo cumpleaños y en un avión.

Sin Mark.

Saco mi teléfono de mi bolsillo y vuelvo a leer el mensaje de texto de anoche. Al que


yo no respondí.

*Por favor, no nos hagas esto. Podemos hacer que funcione. Te amo.

Dios, ¿qué he hecho? Lloré sin parar durante dos días. ¿Puedo salir de este avión?
Mierda, simplemente cerraron sus puertas. Tal vez no van a pedir mi identidad, si
pido una bebida. Nunca bebí un día en mi vida —un montón de calorías— pero
necesito algo para calmarme ahora.

¡Necesito a Mark!

¡Necesito a Mark!

Estoy a punto de levantarme y hacer una gran escena cuando su voz llena mi cabeza.
Solo respira, M. Respira conmigo. Respiro hondo y cierro los ojos y me concentro en
su voz, deseando con todo mi corazón que él estuviera en realidad a mi lado,
hablando conmigo.

Solo respira, M.
Capítulo 1
Traducido por Blanca 20011983
Corregido por Anaid

Diez años después…

Mark

—H
ey, hombre. Entra. —Mi hermano Luke, da un paso atrás
cuando cruzo por su puerta y veo a mi hermosa cuñada,
Natalie, cerrando los pantalones de su hijo recién nacido,
Keaton, y levantándolo en brazos.

—¡Tío Mawk! —Olivia, la hermana mayor de Keaton, exclama y camina con paso
inseguro hacia mí con sus brazos en alto y una amplia sonrisa en su rostro perfecto.

—Hola, pequeño polluelo —le digo, la levanto y la acurruco en mis brazos.

—Mi bebé —dice y señala a su hermano.

—Ella lo reivindicó —le digo con una sonrisa y me inclino para besar el rostro de
Nat.

—De hecho —respondió ella con sequedad—. Keaton es de ella, junto con todos sus
juguetes y ropa.

—Está bien, puedes tener lo que quieras —le digo y soplo ruidosamente en su cuello,
haciéndola reír.

—Ya casi termino —dice Luke, y acaricia los bolsillos de los pantalones del traje,
mirando alrededor de la habitación con el ceño fruncido—. ¿Dónde está mi billetera,
nena?
—En el mostrador de la cocina —le señala y luego se echa a reír—. Está más
despistado que yo desde que Keaton llegó.

Natalie es una mujer hermosa con el pelo largo, grandes ojos verdes y curvas que se
extienden. Mi hermano es un hombre con suerte, y yo hago mi parte de coquetear
con ella tanto como sea posible, solo para volverle loco.

—Huye conmigo —le digo y envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros,


acercándola a mi lado—. Es feo y apesta la mayor parte del tiempo.

—Quita tus manos de mi mujer, hombre. —Luke me frunce el ceño y sacude la


cabeza.

—Ella me ama. ¿No, querida?

—Yo te amo. —Me da una palmadita en mi pecho y sonrío orgullosamente—. Pero


amo a mi marido todavía más.

—Qué daño —le susurro en voz alta y jadeo en fingida desesperación—. ¿Qué voy a
hacer ahora?

—Estoy seguro de que tienes decenas de mujeres en fila quienes adorarían la misma
invitación.

Sonrío y asiento, pero la verdad es que no tengo muchas mujeres en fila que adorarían
la misma invitación.

Y estoy a punto de encontrarme cara a cara con la única mujer que me puede dejar
de rodillas por primera vez en diez años.

—Estoy tan triste de escuchar sobre Adelaide Summers, Mark. —Nat le besa en la
mejilla y le frota el brazo con suavidad—. Era una buena mujer.

—Era —asiento mientras el dolor atraviesa mi corazón de nuevo. La madre de


Meredith perdió su lucha contra el cáncer de mama hace apenas una semana, y voy
a ir a su funeral hoy—. Fue con certeza buena para mí.
—Me gustaría ir con ustedes, pero tengo que estar con el bebé todo el día.

Le sonrío y beso la mejilla de Livie de nuevo.

—Está bien. Luke, tú no tienes que ir tampoco. No es gran cosa.

—Sí, lo es —dice y frunce el ceño hacia mí. Puede leerme muy bien—. Quiero ir.
Addie me gustaba.

Asiento, secretamente aliviado de no ir solo, y pongo a Olivia en el suelo cuando


Luke me lleva a la puerta principal. A mitad de camino, se vuelve rápidamente y
agarra a su mujer con un beso largo y profundo.

Querido Jesús, se podría pensar que todavía son novios.

—La vas a ver en unas pocas horas, Romeo.

—Vete a la mierda —dice con una sonrisa—. Estás celoso.

—Estoy enfermo —le contesto, y lo llevo a mi jeep.

—¿Cómo estás realmente? —me pregunta Luke en voz baja, cuando salgo del garaje
de su nuevo hogar hacia Bellevue, donde se celebrará el funeral.

—No lo sé, hombre. Sabía que estaba enferma, por lo que no fue algo sorprendente.

—Quiero decir sobre Meredith, Mark. Jesús, eres terco.

Me encojo de hombros y froto mi mano sobre mi cara. Tuve diez años para
acostumbrarme a la idea de volver a verla, y ahora estoy nervioso como el infierno.

—Probablemente se haya casado —le contesto.

—Los dos sabemos que eso no es cierto —dice en voz baja.

—Mira, no hay mucho tiempo. Solo voy a despedirme de una mujer a la que quería.
Ver a Mer es parte de eso —trago saliva y Luke se da cuenta.

—Pero… —pregunta.
—Pero parece que por fin estoy diciendo adiós a Mer definitivamente. Como si fuese
el final de todo esto.

Luke suspira y desliza sus gafas de sol.

—Lo siento, hombre.

Me encojo de hombros y me centro en la carretera.

—Es lo que es.

La funeraria no está lejos de nuestra casa de la infancia. Hay varios coches aparcados
en el estacionamiento y algunas personas fuera están hablando.

Otros están entrando y saliendo de las grandes puertas rojas de la funeraria.

—Vamos a ver cómo va —le susurro. Jesús, no he estado tan nervioso en años. Luke
y yo cerramos nuestras puertas y caminamos hacia la entrada. Luke parece la
celebridad millonaria en un traje de diseñador personalizado. Yo también estoy con
un traje oscuro y una corbata de color púrpura. Púrpura era el color favorito de
Addie.

Caminamos a través de la puerta principal y saludo con la mano a algunas personas


que conocemos. Mamá y papá están hablando en voz baja con otra pareja que
conocen y nos saludan a nosotros cuando nos ven, luego vuelven a su conversación.

Cuando entramos en la zona de la capilla, escucho su voz.

La voz de ella.

Me detengo donde estoy y la miro, de pie junto al féretro cerrado, que está cubierto
con todas las flores favoritas de Addie, hablando con el pastor. Está limpiando sus
ojos con un pañuelo y sacudiendo la cabeza. No me ha visto todavía, así que espero
un momento y me deleito con su visión.

No es más joven de lo que conocí una vez tan íntimamente. Conocía cada centímetro
de ella. Sabía lo que la excitaba y lo que la hacía estremecer. Lo que la hacía sonreír.
Lo que la hacía suspirar de placer.

Pero mejor que eso, sabía lo que hacía reír. Lo que la ponía triste. Cómo animarla e
incluso lo que iba a decir antes de decirlo.

Lo sabía todo.

Ella era mi mundo, y aunque sé que yo era muy joven, nada iba a borrar lo que sentí,
de pie en el balcón de ella, diciéndome que no me quería más. Luché con ese demonio
particular, durante años.

Ella se vuelve y me mira, sus ojos azules brillantes en mí, y, de repente, viene hacia
mí, caminando rápidamente en esos tacones negros. Su está rostro arrugado y, para
mi sorpresa, se lanza a mis brazos y se agarra con todas sus fuerzas.

—No puedo creer que haya muerto, M —susurra y entierra su cara en mi cuello,
como siempre solía hacer, como si no hubiera pasado el tiempo y mi corazón se siente
como si alguien lo estuviera apuñalando una y otra vez con una pica hielo.

—Lo siento —le susurro y envuelvo mis brazos alrededor de ella, abrazándola contra
mí—. Siento lo de Addie, M.

—Por lo menos pude pasar la Navidad con ella —dice ella, y respira—. Quería pasar
la Navidad y lo consiguió.

Asiento y me dejo llevar por el momento, besándola en la cabeza. No me jodas, tiene


el mismo olor.

¿Cómo es esto posible?

—No sé qué más decir, querida —murmuro y le froto la espalda suavemente. Todavía
es tan delgada. Tan pequeña. Sus caderas y pechos parecen tener más cuerpo por la
feminidad, pero tiene exactamente la misma sensación que tenía en mis brazos.

Como si hubiera nacido para estar aquí.

¡Detente, idiota!
Parece regresar a sus sentidos y se aleja de mi abrazo, secándose los ojos. Sonríe a
Luke.

—Hola, Luke.

—Me alegro de verte, Meredith —la besa en la mejilla y se inclina para susurrarle al
oído. Ella sonríe suavemente y le hace señas cuando él se aleja.

Un hombre que no conozco se para al lado de Meredith y envuelve su brazo alrededor


de ella.

—¿Estás bien, cupcake?

¿Cupcake?

Luke y yo nos miramos el uno al otro de forma rápida, y todo un capítulo del diálogo
pasa entre nosotros.

¿Cupcake? ¿Quién demonios llama a su chica cupcake? ¿Cómo puede soportarlo?

¿Y quién demonios es este idiota?

Meredith le sonríe y gesticula para nosotros.

—Estoy bien, Jax. Estos son Mark y Luke Williams. Ambos son viejos amigos míos.

Cierto. Viejos amigos. Pasé la mayor parte de un año dentro de ti, querida.

—Este es Jax —continúa.

Luke y yo asentimos y, de repente, la música se inicia y el servicio está a punto de


comenzar.

Encontramos asientos en el centro, cerca de nuestros padres, mientras Mer y Jax


caminan a la parte delantera de la sala. La observo acomodarse, con mis ojos
agujereando su brazo todavía alrededor de sus hombros.

¿Permite que le llame cupcake?


—Así que ella está con alguien —le susurro a Luke.

—Puede ser solo un amigo.

Sonrío y niego con la cabeza. ¿Qué esperaba, de todos modos? ¿Algún tipo de
reunión feliz? Si esto era lo que yo esperaba que sucediese, habría corrido a su lado
en el momento en que descubrí que estaba de regreso a Seattle a principios del año
pasado.

No va a suceder.

El servicio comienza con la música y enseguida el pastor habla acerca de Addie y sus
contribuciones a la comunidad, la familia, y las oraciones. Después de unas cuantas
palabras más, pide a los voluntarios que compartan sus historias sobre Addie. Hay
fotos colocadas al lado del ataúd. Fotos de Addie y Meredith, y fotos de la familia
cuando Meredith era muy joven.

Meredith se levanta y camina hacia el podio sosteniendo un pañuelo blanco en su


pequeña mano. Quisiera estar allí con ella, para sostener su mano mientras pasa por
eso.

—Hola a todos —comienza y se aclara la garganta—. Gracias a todos por venir hoy.
Mamá estaría orgullosa y feliz de verlos a todos. Seguro que ella los amaba.

Aprieto mis manos en mi regazo y observo, con mis ojos fijos en los suyos.

Lo siento, M.

—Todos ustedes saben que mamá y yo perdimos a mi padre y Tiffany hace quince
años —empieza, en referencia al accidente de coche que tuvo a su padre y su hermana
cuando solo tenía trece años—. Supongo que sigo recordándome a mí misma que
mamá está con ellos ahora, y están tan contentos de verse.

Tiene que hacer una pausa y tomar una respiración profunda y, cuando lo hace, sus
ojos se encuentran con los míos en la multitud. Parece enderezar los hombros y
continuar.
—Mi madre me enseñó a ser una luchadora. Siempre decía: «Nadie va a perseguir
sus sueños por ti, mi amor.» Y tenía razón. Me enseñó cómo ser una buena mujer, y
luchar por lo que crees que es lo correcto.

Asiente lentamente, sin dejar de mirar hacia mí.

—La voy a extrañar. Todos los días. Pero estoy contenta de que ella ya no esté
enferma. Siempre fue tan fuerte, una mujer tan fuerte, que estar enferma el año
pasado apenas la molestó.

Nos reímos y todos asentimos, sabiendo que tenía razón.

—Así que, aunque es tan difícil decir adiós, sé en mi corazón que ahora es mucho
más feliz. Te quiero, mamá.

Regresa a su asiento y otros amigos se ponen a contar historias de Addie. Algunas


son divertidas, otras simplemente agradables.

Por último, me levanto, abotono mi chaqueta, y camino hacia el podio. Cuando miro
a Mer en la primera fila, el hijo de puta de Jax tiene su brazo alrededor de los hombros
de nuevo, frotando suavemente su brazo.

Nunca quise golpear tanto a alguien en toda mi vida.

—Soy Mark Williams —empiezo a hablar y sonrío, mirando el ataúd de Addie—.


No podía estar aquí hoy y no compartir una historia sobre mi Addie.

Jesús, ¿qué historia digo?

—Conozco a esta mujer increíble desde que era joven. Solía asustar a la mierda fuera
de mí, sobre todo porque estaba saliendo con su hija.

Todo el mundo se rio de mí, sintiéndome más cómodo.

—Pero rápidamente me enteré de que Addie era una mujer sensata que nunca salió
con un extraño. Era generosa y leal. Y aunque mi relación con su familia ha
cambiado con el tiempo —miro hacia abajo para ver nuevas lágrimas rodando por la
cara de Mer y me hace realizar una pausa. Me aclaro la garganta y continuó—: Addie
nunca me trató de manera diferente. La visité muchas veces durante estos años. Le
cortaba el césped, o la ayudaba en la casa. Y cada vez que me presentaba en su casa,
estaba como si no me hubiera visto en los últimos años, y siempre tenía un cálido
abrazo y un vaso de limonada esperándome.

Me muerdo el labio y miro al fondo de la sala, perdido en mis propios pensamientos


de esa mujer especial.

—Gracias, Addie, por hacerme sentir como en familia. Era usted una señora
increíble.

Sonrío y vuelvo a mi lugar. Varias personas se levantan para hablar, luego otra
canción se reproduce cuando el pastor da la bendición.

—¿Quieren venir con nosotros a la recepción? —pregunta mamá y toma mi mano en


la suya cuando se levanta.

—Supongo que no —le respondo. No puedo soportar ver a Meredith con este hombre
durante las próximas horas.

De ninguna manera.

—Tengo que volver con Nat y los niños —dice Luke besando el rostro de nuestra
madre.

—Lo que dijiste fue realmente genial, hijo mío —dice papá, y golpea su mano en mi
hombro—. A Addie le hubiera gustado eso.

—Gracias, papá.

Miro alrededor de la habitación por última vez y veo a Mer secándose los ojos y
abrazando a uno de sus antiguos vecinos.

—Vamos, hombre —le murmuro a Luke.

—¿No quieres decir adiós?


Niego con la cabeza y miro a la mujer más bella en la habitación.

—Ya lo hice.

Nos despedimos de nuestros padres y hacemos una salida rápida a mi Jeep.

—Bueno, fue mejor de lo que esperaba —dice Luke, y suspira.

—Fue un funeral, hombre. ¿Qué esperabas que sucediera?

—No seas un culo. Mer se ve muy bien. Y ella te abrazó. Eso me sorprendió.

—Ella está de luto. —Me encojo de hombros, como si no fuera gran cosa, pero mi
estómago sigue nervioso—. Soy un familiar. Si la hubiera visto en la calle, hace dos
meses, no habría sido de esa manera.

—Si tú lo dices...

—¿Qué estás tratando de hacer? ¿Juntarme con ella? Tiene un hombre. Señor
cupcake.

—¿Quién demonios llama cupcake a su chica? —pregunta Luke con una risa.

—Me pregunto lo mismo. ¿Cómo diablos puede soportarlo?

—Es muy cursi —concuerda con un movimiento de cabeza—. ¿Estás bien?

—Estoy bien.

—Ven dentro —dice Luke cuando aparco en su casa—. Parece que Jules y Nate están
aquí.

—No he visto al bebé desde que nació. —Nos bajamos del jeep y cuando entramos,
nos encontramos a Jules y Nat riendo. Nate está tendido en el suelo boca abajo y
Livie está subiendo encima de él.

—Le compramos un trepa-trepa1 última generación, y lo único que quiere es llegar a

1
Trepa-trepa: Una estructura de palos y barras para que los niños suban y jueguen.
Nate —murmura Luke con disgusto.

—Yo misma quiero subir encima de Nate —responde Jules y mueve las cejas—. Oye,
guapo —se levanta y envuelve sus brazos alrededor de mí—. Lo siento por tu pérdida.

—Gracias, cariño. —Le doy un fuerte abrazo y le beso en la frente antes de que se
marche, por lo que hago un camino directo a la hermosa niña en los brazos de Nat—
. Mi turno.

—¿Quién diría que babearías tanto por los bebés? —dice Nat y se levanta del suelo.

—Soy una ventosa para las mujeres —le respondo y sonrío hacia abajo a su recién
nacida Stella Montgomery McKenna—. Hola, preciosa niña.

—Es caliente verte con un bebé —dice Nat, pensativa.

—Me alegro de que lo apruebes. Es bueno saber que la mujer que voy a robar de mi
hermano piensa que soy caliente.

—Eso no va a suceder —responde Luke cuando le pasa a Keaton dormido a Nat, y


luego la envuelve en sus brazos y la sienta en su regazo—. Consigue a tu propia chica.

—Encontré una —le contesto y sonrío a Stella que me está mirando con grandes ojos
azules—. Dios, Jules, es increíble.

—Lo sé —suspira y se apoya en el brazo de Nate, observándonos. Livie se tambalea


entre las rodillas de Nate, pidiendo ser atrapada en su regazo. Nat está sosteniendo a
Keaton.

—Esto parece una guardería.

Natalie se ríe y besa la rubia cabeza de su hijo. Mientras que Livie nació con el pelo
oscuro, su hermano menor tiene el pelo claro como Luke.

—El parto de Brynna es en cualquier momento, ¿verdad? —le pregunta Nate a Jules,
refiriéndose a su cuñada.

—Sí, solo unas pocas semanas más.


—Todos son unas máquinas de hacer bebés. Pero gracias por quitarme la presión de
encima con mamá y papá —parpadeo hacia Luke riendo y suavemente frota las
yemas de los dedos sobre la cabeza de Keaton.

—De nada. A tu disposición.

El pequeño labio rosado de Stella se arruga, y de repente, deja escapar un fuerte grito.

—Oh, bueno, esa es mi señal para salir. —Me muevo suavemente con el bebé que
llora por su madre y me retiro con las manos levantadas en señal de rendición—. Yo
no lidio con mujeres llorando.

—Marica —me insulta Luke.

—Llámame todos los nombres que desees. No me gusta hacer llorar a una chica. —
Beso a cada una de las chicas en la mejilla y me dirijo de nuevo hacia la puerta
principal—. Que tengan una buena tarde.

—¡Hasta luego! —Todos hacen señas y me dirijo a mi Jeep y hacia la casa que he
comprado recientemente en el norte de Seattle. Es una casa que necesita
reparaciones, pero me lo compré por una ganga, ya que trabajo en la construcción
para vivir, creo que puedo arreglarla y luego venderla por una buena cantidad.

Ganar-ganar.

Me pregunto qué hará Mer con la casa de su madre. ¿Se quedará con ella?

¿Vivirá en ella? ¿Con Jax?

¿Por qué esa idea me pone violento?

Porque sigo pensando en ella como si fuera mía. Después de todo este tiempo,
cuando pienso en Meredith, ella es mi Meredith. ¿Irracional? Sí.

¿Estúpido? Por supuesto.

Pero me importa un carajo.


Respiro hondo, froto la mano sobre mi cara y me siento, de repente... pesado. A partir
de ahora, parece definitivo. Terminado. Tal vez tuve la esperanza todos esos años,
que iba a volver a sus sentidos y venir corriendo de nuevo a mí. Joder, no sé lo que
pensé. Pero al verla hoy, abrazarla con tanta fuerza y escuchar su voz en mi oído
llamarme M, y luego ver a otro hombre reclamarla, finalmente, hizo caer la ficha.

No es mía. No ha sido mía durante un tiempo, mucho, mucho tiempo.

Era hora de seguir adelante.


Capítulo 2
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Anaid

Tres meses después

Meredith

—M
adison, para no ser confundida con Madeline, así no le
decimos Maddie, olvidó sus zapatos en casa —dice Jax
deprisa, pasando agitado a mi lado entre los
bastidores—. Así que su madre está haciendo una
carrera loca hasta la casa para conseguirlos.

—Está bien, tenemos unos treinta minutos —digo y apoyo las manos en las caderas
para hacer un estudio de la zona. Las niñas se están admirando en los espejos con
sus hermosos tutús2 y maquillaje—. No puedo creer que alquilásemos los tutus —
murmuro.

—A las madres les encanta verlos en ropa de baile con volantes. —Jax se encoge de
hombros y luego se ríe cuando una niña, mirándose en el espejo, hace una vuelta
completa, paralizada por la visión que tiene delante—. Y a las niñas les gusta eso,
también

Asiento y luego me agacho para ayudar a otra niña con sus zapatos.

En poco tiempo, la emoción entre los bastidores es cada vez mayor. Las chicas están
emocionadas para mostrar a sus mamás y papás lo que aprendieron. O simplemente
mostrarse en el escenario. Tenemos chicas de todas las edades bailando hoy.

—¡Diez minutos! —dice Jax y todas las chicas aplauden con entusiasmo—. Hey, ¿ese

2 Tutús: falda de bailarinas.


no es el Sr. Hot Tamale3, en el público?

Frunzo el ceño, miro a través de la cortina y tengo una visión general del público.
Efectivamente, allí mismo, en la primera fila, Mark está con Luke y su familia.

¿Qué están haciendo aquí?

Miro de nuevo a Jax con la certeza de que el pánico está escrito por toda mi cara. Se
ríe y me da palmaditas en el hombro.

—Ve a saludar.

—Oh Dios. —Agarro mi estómago e, interiormente, me estremezco cuando pienso


en la manera en que me lancé a él en el funeral de mi madre. No sé qué me pasó. Lo
vi, y fue como si no hubiera pasado el tiempo y, en ese momento, supe que él era el
único que me podía consolar.

Y entonces me di cuenta de lo que había hecho, y cuando me aparté, él estaba distante


y era alguien que no conocía.

Ni siquiera se despidió.

Me muerdo el labio y decido: ¿qué diablos?

—Ya vuelvo.

—No hay prisa, por aquí estamos listos —parpadea Jax y pone su atención en una
madre que pregunta por la clase de adultos.

Voy detrás del escenario y me acerco a Mark y Luke.

—Hola, chicos —digo, con una sonrisa brillante—. ¿Qué los trae por aquí?

Es entonces cuando me doy cuenta de que hay una rubia impresionante sentada a la
derecha de Mark, y el pequeño bebé que ella sostiene.

3Modismo que indica un hombre verdaderamente muy sexy.


Santo Jesús, María y José, está casado y tiene un hijo.

Y ese es el sonido de mi corazón despedazado cayendo al suelo.

—Hola, Meredith —responde Luke con una sonrisa. La cabeza de Mark se gira hacia
el lado cuando coge al bebé de su esposa.

—¿Qué estáis haciendo aquí?

—Estamos aquí para ver el espectáculo —dice Luke y equilibra al niño en su


regazo—. Esta es mi esposa, Natalie, y nuestros hijos, Olivia —señala a la niña en
sus rodillas y luego al bebé durmiendo acurrucado en los brazos de su esposa—: y
Keaton.

Sonrío y aprieto la mano de Natalie, luego vuelvo la atención a Mark.

—Veo que debo felicitarte a ti también, Mark.

Frunce el ceño por un momento y luego parece recordar que está sosteniendo al bebé.

—Oh, esta es Stella —le besa la cabeza y me duele el pecho. ¡Ay Dios, se ve increíble
con un bebé en sus brazos!. Pero no es nuestro bebé.

No llores. No te desesperes. Puedes pasar por esto. Sigue sonriendo.

—Es hermosa —suelto con la peor voz monótona que he oído nunca. Me está
observando cuidadosamente y la mujer junto a él está escribiendo furiosamente en
su teléfono, luego me mira y sonríe.

—Hola, soy Jules. Lo siento, estaba enviando mensajes de texto a mi esposo. Está
preocupado por Stella. Siempre se preocupa demasiado —se ríe y mete el teléfono en
su Louis Vuitton junto a sus pies—. Es muy lindo.

—Entonces, no es tu bebé —le digo a Mark, mortificada al escuchar el alivio en mi


voz.

—No, Nate podría tener problemas si tuviera hijos con Mark —se ríe otra vez, y lo
empuja con el hombro—. Mark no podría sobrevivir a la ira de Nate si eso sucediera.
—Seria un hombre muerto —concuerda Mark con una carcajada.

Besa la cabeza de Stella de nuevo, con esa sonrisa pícara en su rostro que siempre me
encantó. Se ve delicioso con una camisa roja y pantalones vaqueros desgastados.

—Maddie, Josie y Sophie son mis sobrinas —continúa Jules y coge a Stella de los
brazos de Mark—. Esta es nuestra familia.

Mis ojos siguen su gesto y luego los veo a punto de enloquecer cuando una veintena
de personas me saludan, incluyendo Brynna y Stacy, cuyas hijas están en mi clase.

—¿Trajiste a toda la familia para un recital de baile? —pregunto sorpresa.

—Maddie y Josie casi nos chantajearon emocionalmente para que viniésemos —


respondió Mark—. Al parecer, tendrán el corazón roto si no estamos todos aquí.

—Chantajistas —murmuró Caleb.

—Hola a todos. Soy Meredith Summers. Soy propietaria de este estudio. ¡Gracias
por venir! Espero que disfruten el espectáculo.

Me giro para a salir y estoy justo en el backstage cuando una mano fuerte me agarra
del brazo, me gira alrededor y me quedo mirando a un muy sexy Mark Williams.

—¿Necesitas algo? —pregunto con la mayor calma posible. Sus labios se contraen, y
sé que no le estoy engañando.

—No tengo esposa ni hijos, Mer.

Me encojo de hombros y miro ciegamente alrededor, evitando su cara.

—Muy bien. Eso realmente no es de mi incumbencia.

—No, no lo es —dice con voz baja—. ¿Cómo estás, M?

Me muerdo el labio y cruzo los brazos sobre el pecho.

—Estoy un poco ocupada ahora mismo. Siento mucho haberme abalanzado sobre ti,
en el funeral de mi madre, estaba muy emocional y - …

—Está bien —hace una pausa y mueve la cabeza. Dios, se ha desarrollado bien. Es
robusto, con los hombros anchos y fuertes, y sus bíceps se contraen contra las mangas
de su camisa. Creció unos centímetros. Su pelo está un poco más largo de cómo lo
solía llevar, solo un poco despeinado, como si no se hubiera cortado el pelo por un
tiempo.

—Bueno, disfruta del espectáculo —vuelvo a salir, pero él me interrumpe de nuevo


con su mano en mi brazo.

—¿Cómo esta Mr. Maravilloso? —me pregunta de forma abrupta.

Frunzo el ceño.

—¿Quién?

—Hey, entramos dentro de cinco minutos, bola de nieve —dice Jax cuando pasa
corriendo. Me guiña un ojo, le sonríe a Mark y corre.

—Él —dice Mark encogiéndose de hombros, y se me ocurre que debe pensar Jax es
mi hombre.

—Jax está bien. Es mi compañero. —Mark está de acuerdo y, si no me equivoco, sus


ojos parecen húmedos antes de parpadear y ofrecerme una pequeña sonrisa—. Es
mi pareja de baile y de negocios —aclaro.

Inclina la cabeza, mirándome.

—Está más interesado sexualmente en ti de lo que está en mí.

Mark parpadea dos veces y cuando asume lo que estoy diciendo, una amplia sonrisa
lenta se propaga a través de su hermoso rostro.

—¿Puedo ver tu teléfono, por favor? —me pregunta y extiende su mano, expectante.

Saco mi teléfono de mi bolsillo y se lo doy.


—Es necesario que introduzcas el código de acceso —dice secamente. Me muerdo el
labio y sonrío, cojo el teléfono para introducir el código de cuatro dígitos y se lo
devuelvo. Toca la pantalla con los pulgares, concentrado y con el ceño fruncido entre
sus ojos.

Tengo que apretar los puños para no estirar los dedos y pasarlos por ese ceño.

—¿Seguimos siendo amigos, M? —me pregunta, con el rostro repentinamente serio


y de repente, me siento tan triste como jamás lo he estado, cuando mis ojos recorren
su cara hermosa y familiar. Sus profundos ojos azules y la mandíbula cuadrada.
Labios gruesos. Rubio.

—No somos amigos, Mark —le digo con tristeza—. Somos desconocidos con
recuerdos.

Sacude la cabeza y mira a mi teléfono todavía en sus manos. Se mueve de nuevo y


me mira con una media sonrisa que hace que mi estómago y mis muslos se tensen.

—Vamos a ver qué podemos hacer al respecto. Mi número está ahí. El siguiente paso
depende de ti.

Parpadea y se aparta exactamente cuando Jax tira de mi mano, tomando mi atención.

—Vamos, ya es hora.

Estoy de acuerdo y niego con la cabeza, sorprendiendo a Mark cuando guardo mi


teléfono en mi bolsillo y vuelvo al trabajo. Tengo veinte chicas que quieren bailar para
sus padres.

Y, al parecer, para todas sus tías y tíos también.

—¡Vamos, chicas! ¡Es hora de mostrarles lo que tienen! No olviden lo que Jax y yo
les dijimos acerca de la respiración y concentrarse en mí. Voy a estar en el público,
ayudándolas a recordar los pasos, pero no me vais a necesitar. ¿De acuerdo?

Todos ellas asienten con grandes ojos y yo sonrío alentadoramente. Esta es una de
mis partes favoritas de este trabajo. Jax lleva a las chicas al escenario mientras tomo
mi lugar en el público, de pie, cerca del escenario para que los más pequeños puedan
verme. La música comienza y los destellos de las cámaras comienzan frenéticamente
a mí alrededor, mientras los padres toman fotos, sus chicas giran y sonríen en el
escenario, saludando a sus padres y madres. Sophie sonríe y dice:

—¡Hola, papá!

Son estúpidamente adorables.

Cuando sus dos canciones terminan, agitan y dejan el escenario y unos momentos
después, las reemplazan las niñas de más edad.

Son tan divertidas cuando tratan de actuar de una manera más sofisticada,
recordando sus pasos y cantando junto a Kelly Clarkson cuando ella canta acerca de
ser más fuerte.

Hay muchos aplausos y silbidos cuando termina el número, por lo que todas las
chicas regresan al escenarios para un baile mas.

Cuando todo está dicho y hecho, las chicas se llenan de emoción, felices con sus
actuaciones. Jax y yo recibimos muchos abrazos y besos en la mejilla.

—Te quiero señorita Mer —dice Maddie Montgomery y envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello—. Quiero ser una bailarina igual que tú y el Sr. Jax cuando
crezca.

—¿Quieres? —Me río y la abrazo con fuerza—. Sé que tú puedes hacer que suceda,
dulce niña. Eres una joven talentosa.

—Oh ¿en serio? —Pone sus manos sobre mis hombros y me mira con admiración.

—Por supuesto —asiento y sonrío ampliamente con confianza.

—¿Me vas a ayudar?

—Me encantaría.

Sonríe de nuevo y corre hacia su padre, Caleb, quien está acunando a un bebé recién
nacido contra su pecho grande.

El hombre es enorme, haciendo que el pequeño bebé parezca aún más pequeño en
su contra.

—¿Quién es este? —pregunto y señalo al bebé.

—Este es nuestro nuevo hermanito —dice Josie con orgullo y Caleb sonríe
suavemente hacia mí.

—El espectáculo fue muy bueno —dice Brynna. La nueva mamá tiene un aspecto
fantástico.

—Gracias. ¿Cuándo lo tuviste? —Acaricio su pequeño culete cubierto con el pañal,


pero estoy muy lejos. Los bebés me asustan.

—Hace un mes —dice y mira amorosamente a su hijo.

—Su nombre es Michael —dice Maddie.

—Es un buen nombre —le respondo—. Felicidades.

—Gracias —responde Caleb y besa la cabeza de su hijo. Wow, todos estos hombres
calientes con bebés me están haciendo retorcerme.

Me dirijo a buscar a Jax y en su lugar veo a Mark caminando hacia la salida. ¿Se va
sin decir adiós otra vez? No debería estar decepcionada, pero no puedo evitarlo. Pero
entonces, como si pudiera sentirme, se da la vuelta y me sonríe, asiente y señala a mi
bolsillo donde está mi móvil, y desaparece por la puerta.

*****

—Entonces, háblame sobre el Sr. Hot Tamale —dice Jax y me entrega la vinagreta
para nuestras ensaladas.

—¿Quién?

—No te hagas la tímida conmigo. Ese tipo alto con el que estaba hablando hoy. Era
el mismo chico de la funeraria.

Nos instalamos en la sala de estar, yo en el sofá y Jax en el suelo con nuestra ensalada
de pollo a la parrilla y agua.

—Ese es Mark.

Su tenedor se para a mitad de camino entre el plato y la boca, y él me mira.

—¿Es aquel Mark?

—El único y propio —le digo y tomo un bocado de la ensalada.

—Ya sabía yo que no podía tener la suerte de que fuera gay —sacude la cabeza con
disgusto y sigue comiendo. Jax es un chico caliente. Alto, de pelo oscuro y ojos
oscuros, rostro y cuerpo escultural. Es perfecto físicamente, incluso con treinta.
Podría haber seguido bailando un año o dos más, pero optó por retirarse y regresar a
Seattle conmigo cuando mi madre se enfermó el año pasado.

Es también el mejor amigo que he tenido. Nos conocimos durante mi primera


semana en Nueva York y nos quedamos juntos desde entonces. Hemos pasado por
todo junto: Audiencias. Espectáculos. Amantes.

Todo el drama que viene con el mundo de la danza.

Él es mi hermano en todos los sentidos que haya.

—Definitivamente no es gay —murmuro y bebo la mitad de una botella de agua de


un golpe.

—Está por ti —dice y me mira de cerca.

—Solía estarlo, Jax. Solía estarlo.

—No, todavía lo está.

Alzo las cejas y lo miro como si estuviera loco.


—No me conoce ya.

—A él le gustaría volver a verte, cariño —apunta con su tenedor y sigue hablando


con la boca llena de comida—. Confía en mí. Sé cuando un hombre mira con lujuria.

—Estoy segura que lo sabes, hombre prostituto.

—Eso ha dolido.

—Solo porque es verdad.

Jax se ríe y se encoge de hombros.

—Está bien, es cierto. Entonces, ¿lo ves? Sé lo que parece.

Termino mi ensalada, pongo el plato a un lado, ato mi pelo en una cola de caballo
con ambas manos, e inclino la cabeza hacia atrás en el sofá.

—Mark y yo fuimos pareja hace mucho tiempo. —Sin embargo, cuando estoy a su
lado, parece que fue ayer. Tiene la sensación de hogar.

—Vi esa mirada en tus ojos cuando pensabas que tenía una esposa y un hijo —dice
Jax y deja a un lado su plato.

—Fue una reacción visceral —insisto, pero Jax asiente.

—A ti te importa, Mer. Todavía te importa. Solo admítelo.

Dejo escapar un largo suspiro y no me gusta el peso que siento sobre mi pecho.

—Me importa.

—¿Sabes cómo contactar con él?

—Me ha dado su número hoy —le digo, ausente y arranco un hilo del cojín—. No
sé si debería llamarlo. Nosotros éramos niños, Jax. Bebés. Fue hace una eternidad.

—¿Y qué? —Se encoge de hombros—. Ahora no son bebés. Si todavía sientes algo,
¿por qué no lo llamas? Conózcanse. Tal vez encuentres que se ha convertido en un
idiota y puedas poner todo en el olvido.

—No es un idiota —le contesto con una sonrisa—. Eso lo sé a ciencia cierta. Mamá
no hubiera querido a un idiota.

—Mira, la forma en que me contaste aquella vez que nos emborrachamos y vertimos
nuestros corazones el uno al otro, esa noche que nos escapamos de la audición Annie,
tú fuiste la que rompió su corazón, y no al revés. Así que, si él está dispuesto a darte
otra oportunidad, tal vez deberías darle una oportunidad también.

—¿Quién eres? ¿Dr. Phil4?

—Soy mucho más lindo que el Dr. Phil —responde—. No me insultes.

—Ahora estoy ocupada con el estudio. El negocio es una locura y estoy asistiendo a
más clientes privados también, y tú estás empezando ese trabajo de coreógrafo en la
universidad —sueno como un idiota a mis propios oídos.

—¿Es el sexo lo que te preocupa? —me pregunta con cara de inteligente—. Aquí, yo
te ayudo. Sexo 1015.

—Basta —me río y le pateo, fallando por unos buenos dos metros.

—Cómo hacer la masturbación.

—¡Deja de hablar! —Me estoy riendo tanto, amando a Jax por ser tan divertido.

—Paso uno: utiliza tu boca.

—¡Dios mío! —Me río y me río y Jax se une a mí, mostrando esa sonrisa blanca y
perfecta.

—No estoy preocupada por el sexo. —No muy preocupada.

4
Dr. Phil: Phillip Calvin McGraw, más conocido como Dr. Phil, es una personalidad de la televisión
estadounidense, autor, psicólogo y presentador del programa de televisión Dr. Phil.
5
Sexo 101: Las primeras lecciones sobre el sexo.
—Ha sido un tiempo para ti. Lo entiendo.

Le muestro la lengua y veo cómo se empieza a reír de nuevo.

—Estoy tan contenta que me divierto.

—Lo haces, cupcake. Tu realmente lo haces —coge una respiración profunda y luego
se pone serio—. Llámalo. Podrías tener un poco de emoción en tu vida.

—Tal vez —me pongo la almohada contra mi pecho y suspiro—. Voy a pensar en
ello.

—Piensa en conseguir algunas almohadas nuevas, mientras estás en ello. Estas son
horribles.

—Te dije que podíamos ir a comprar muebles, cuando quieras.

—Bueno, vamos este fin de semana, entonces.

Asiento, luego me levanto y estiro los brazos sobre la cabeza.

—Voy a tomar una ducha y a dormir.

—¿Vienes a correr conmigo por la mañana?

—Sí, despiértame.

—Pon la maldita alarma. Me lanzas mierda cuando te despierto.

Asiento y le aparto sin contestar. Me va a despertar. Lo hace todas las mañanas.

El baño es cálido y perfecto y estoy bajo el agua durante unos diez minutos más de
lo necesario para lavarme la cara, afeitarme las piernas y apagar el agua.

Limpio mi cuerpo, me seco el pelo y me pongo una camiseta y pantalones cortos


antes de subir a mi cama y llevar el iPad conmigo para pasar la programación para
el resto del mes.

Mi teléfono me está burlando. El número de Mark está ahí. ¿Cuántas veces en los
últimos diez años, estaba en la cama por la noche y deseaba con todas mis fuerzas
poder llamarle y escuchar su voz una vez?

Después de dos años, reuní todo el coraje que pude y marqué su número, pero estaba
apagado.

Y ahora tengo su número y no me atrevo a llamar.

Me muerdo el labio y levanto mi teléfono, mirando el número de mis contactos. Él


no sólo puso su número, sino que en lugar de escribir su nombre completo, solo puso
M.

Te juro que puedo oír a mi madre en mi cabeza diciendo:

—Solo se vive una vez, chica. Simplemente llama al muchacho.

Antes de que me lo pueda cuestionar, presiono el botón verde y contengo la


respiración mientras espero a que él responda.

Pero no lo hace. Una voz automatizada viene en la línea diciendo que la persona en
este número no está disponible.

Termino la llamada, en lugar de dejar un mensaje. Mis hombros ceden por la


decepción, pero me encojo de hombros y pongo mi teléfono lejos, y luego vuelvo a
concentrarme en mi iPad.

Menos de un minuto después, mi teléfono suena.

M.

—¿Hola?

—Dime que eres Meredith —dice. Está jadeando y no puedo evitar preguntarme qué
estaba haciendo.

O con quién.

—¿Y si digo que no soy Meredith? —le pregunto con una sonrisa.
—Entonces estaré enfadado por tener que salir corriendo de la remodelación de mi
bañera para llamar a este número de vuelta. Necesito mi bañera de nuevo.

Tengo una ducha que puedes utilizar.

Casi lo digo en voz alta, pero me controlo. Aún no estamos en ese punto.

—Remodelando tu bañera, ¿no es así?

—¿Así que eres Meredith, entonces?

—Como si no pudieras reconocer mi voz.

Se ríe y le oigo tragar. Dios, apuesto a que su garganta se siente increíble cuando bebe
agua.

—Dijiste que debería llamarte —digo un poco vacilante.

—Sí, lo dije. ¿Tienes planes para esta noche?

Miro alrededor de mi habitación y río sin querer.

—Sí, estoy trabajando en la cama.

—Hmm, bailar en la cama siempre es divertido.

—No, el lado comercial de eso, divertidísimo. —¡Oh, cómo echaba de menos ese
lado divertido que tiene!—. Me fui a la cama temprano.

—¿Corres por la mañana?

—¿Te acuerdas de mí rutina de correr? —pregunto sorprendida.

—Me acuerdo de todo, M.

Me muerdo el labio mientras las lágrimas llenan mis ojos.

—Yo también.
—Trabajo mañana —murmura y solo puedo oír las ruedas girando en su cabeza—.
Pero estoy libre mañana por la noche y tengo libre el día siguiente.

—Mi horario es el mismo —le respondo.

—¿Te voy a buscar mañana por la noche a las siete?

Hago una pausa, las palabras «ven ahora» se ciernen sobre mi lengua, pero creo que
puedo esperar hasta mañana para verlo.

Esperé diez putos años.

—¿Mer?

—Sí, eso está perfecto.

—Muy bien. Te veo después.

—Espera, tengo que darte mi dirección.

—¿No estás en la casa de tu madre?

—No, he vendido la casa. Estoy en Seattle. Jax y yo compartimos un apartamento


no muy lejos del estudio. Es más fácil.

—¿Compartes un apartamento con Jax? —Su voz es más dura de repente y no puedo
evitar sonreír con satisfacción.

No soy la única que está celosa.

—Sí, estamos separados. Diferentes cuartos, M.

—Muy bien. Envíame un mensaje de texto con tu dirección y te veré mañana por la
noche.

—¿Seguro? —Mi voz es tranquila.

—Nunca he estado más seguro.


—Bien —asiento una vez—. Es una cita.
Capítulo 3
Traducido por Bellen1930
Corregido por Anaid

Mark

D
oce horas. Simplemente tengo que dejar pasar las próximas doce horas y
tendré a Meredith solo para mí.

Jesús, estoy tan jodidamente nervioso que es ridículo. Tuve mi cuota de


mujeres a lo largo de la última década, y ninguna de ellas hizo que las palmas de mis
manos se humedecieran, ni que mi estómago se retorciera.

Porque ellas no importaban.

Y Mer me importa.

Voy hacia la obra de construcción y estaciono. Como de costumbre, llego temprano.


Quiero visitar el local, el progreso y la calidad del trabajo realizado antes de que
llegue el resto del equipo.

He trabajado como supervisor de obras de construcción de Isaac Montgomery


desde que me mudé de vuelta a casa, hace casi dos años. Amo mi trabajo. Y soy
jodidamente bueno en él. Tengo un equipo excelente, pero no soporto las gilipolleces,
y ellos lo saben.

Esto funciona bien con nosotros.

Así que recorro un círculo completo alrededor del exterior de la casa de millones de
dólares que estamos construyendo al norte de Seattle, en la costa. Isaac detiene mi
inspección.

—¿No estás hoy en la oficina? —le pregunto al cruzarme con él. Tiene dos tazas de
Starbucks y me pasa una.
—Hoy no. Brynna está en la oficina. —Me estrecha la mano y mira hacia la casa.

—Está quedando bien.

—Gracias. Estaba a punto de entrar. ¿Quieres hacer un tour?

—Vamos —concuerda, y me sigue a través de la puerta principal. Todavía no está


colocada, y cuando miro alrededor del interior de la gran sala, mis ojos se estrechan
amenazadoramente.

—Maldita sea —susurra Isaac.

Alguien entró furtivamente durante la noche y pintó una pared con grafiti de
pandilleros. Afortunadamente, los paneles de yeso no se han colocado y podemos
cubrirlo fácilmente.

—Hijos de puta —gruño y sacudo la cabeza.

—Voy a llamar a Matt y a pedirle que patrulle este barrio con más regularidad —dice
con severidad, refiriéndose a su hermano más joven, uno de los mejores detectives de
Seattle.

—Me aseguraré de que las puertas y ventanas se instalen hoy, por lo que estará
cerrado a partir de ahora —contesto.

Isaac asiente y me sigue, mientras camino por los dos mil quinientos metros
cuadrados de la casa.

—Esto será impresionante —dice Isaac.

—Estoy de acuerdo. Es una de las casas más grandes que he construido, eso seguro.
—Cuando salimos por la puerta principal, los dos nos sentamos en los escalones
provisionales y disfrutamos de nuestro café.

—¿Cómo van el resto de los locales?

—Sin problemas por ahora —responde, y luego niega con la cabeza—. Excepto
aquella remodelación de Alki. La propietaria cambió de opinión acerca de la ducha
cuatro veces.

—Oh, ¿en serio? —Me río y bebo de mi café—. Eso es una putada.

—Es su dinero —dice Isaac encogiéndose de hombros, como si simplemente, no


consiguiese entenderla—. Me gustaría terminar con esto para poder pasar a la
siguiente.

—¿Cómo están Stacy y los niños?

—Perfectamente —responde rápidamente con una sonrisa de satisfacción. Por


primera vez en mi vida, estoy celoso de Isaac, de nuestros hermanos y de sus
familias—. Stacy está preciosa y muy ocupada con Soph y Liam.

Asiento y veo cómo empiezan a llegar algunos miembros del equipo, reuniendo sus
herramientas y otros equipos de sus camiones.

—¿Irás a casa de Will el domingo? —me pregunta Isaac.

—¿Y qué pasa el domingo?

—Barbacoa familiar de última hora. —Se encoge de hombros y, después, se ríe—. El


tiempo está mejorando, así que creo que todo el mundo quiere aprovechar y estar al
aire libre.

—Suena bien —hago una pausa y luego decido que se joda—. ¿Crees que estará bien
si llevo a alguien?

La cabeza de Isaac se vuelve y sus ojos se ven sorprendidos cuando pregunta:

—¿Quién?

—Una vieja amiga —respondo suavemente, lo digo en voz baja y después maldigo
con un susurro, horriblemente incómodo por la forma en que me mira—. Meredith.

—¿Desde cuándo llevas mujeres a las reuniones familiares? —pregunta con


incredulidad, y luego se ríe—. Me encantaría burlarme de ti sobre esto, pero voy a
ser el único maduro y solo decir que sí. Está bien. Will y los otros no te van a dejar
escapar tan fácilmente, mi amigo.

—No me importa.

Y es verdad. No me importa. Solo la quiero conmigo.

Jesús, me estoy precipitando mucho. Nosotros ni siquiera tuvimos una cita todavía.

La paciencia nunca fue una de mis virtudes.

—Voy a invitarla —le digo y rompo mi taza de café vacía en la mano.

—¿Es ella la razón? —pregunta en voz baja y no gira la cabeza para mirarme. No
aclara nada más, y no es necesario que lo haga. Simplemente, se sienta en silencio y
espera a que le responda, observando la taza que está en mis manos.

—Sí. —Mi voz es tranquila y suspiro profundamente—. Una vez ella fue todo.

—Buena suerte, amigo.

Asiento y me levanto con él cuando los otros se reúnen con nosotros en la escalera.

—¿Qué está programado para hoy, jefe?

—Puertas y ventanas —comienzo, y aparto los pensamientos de Meredith para más


tarde, mientras empiezo a trabajar.

*****

Llamo a la puerta del apartamento de Mer y me muevo hacia adelante y hacia atrás
con mis pies. No he estado tan nervioso desde la primera vez que llegué a una reunión
a principios de nuestra escuela de secundaria.

He recorrido un largo camino desde entonces.

De repente, la puerta se abre y Jax está allí con una gran sonrisa.

—Hey —dice.
—Hola, estoy aquí para recoger a Meredith.

—¡Sr. Delicioso está aquí para venir a buscarte, cariño! —grita Jax.

—Estoy aquí, idiota —dice Meredith cuando ella se desliza por debajo de su brazo
hacia el pasillo—. Ignóralo. Tiene unos modales horribles.

—Diviértete —continúa Jax, apoyado en el marco de la puerta con los brazos


cruzados y mirándonos caminar hasta el ascensor. Le coloco la mano en la parte
inferior de la espalda y siento la electricidad que viaja desde mi brazo hasta mi
entrepierna. Después de tanto tiempo, la química todavía sigue ahí—. Tráela de
vuelta a casa a una hora decente. Voy a dejar la luz encendida.

—Cierra la boca, Jax —dice Mer con una sonrisa.

—¡Usa condón! —grita cuando llega el ascensor.

—¡Oh, Dios mío! ¡Cierra la boca de una vez, Jax!

Él se ríe cuando se cierran las puertas y yo solo puedo sonreír con deleite hacia ella.
Sus mejillas están rojas de vergüenza. Su cabello está estirado en uno de sus
tradicionales moños desordenados, vestida con jeans y un suéter azul del mismo
color que sus ojos.

Jesús, ella es jodidamente hermosa.

—Estás maravillosa —le digo y le acaricio con un círculo grande en su delgada


espalda.

—Como tú —susurra y me mira de arriba y abajo, desde mi camisa negra lisa, hasta
mis jeans. Me puse una camisa de manga larga, pero sus ojos inspeccionaron mis
brazos de todos modos.

A ella siempre le habían gustado mis brazos.

—Gracias por salir conmigo esta noche.

—Gracias por invitarme —responde ella con una sonrisa—. ¿A dónde vamos?
—Ya lo verás. —La guío hacia mi Jeep, la ayudo a subir y salto hacia el lado del
conductor. Antes de apartarme, la miro y considero darle un beso rápido, pero sé que
cuando empiece a besarla, no voy a querer parar, y hay mucho que decir antes de
llegar a eso.

Si ella está interesada en llegar a eso.

—¿Qué pasa? —pregunta, agarrando su bolso negro con fuerza en su regazo, como
si ella estuviese tan nerviosa como yo.

—Nada — contesto con una inclinación de cabeza, mientras me peleo con el tráfico
de camino a nuestro antiguo barrio. Estábamos en relativa calma, ambos perdidos en
nuestros propios pensamientos, y tal vez un poco nerviosos por lo que íbamos a decir.
Tengo muchas preguntas, pero por ahora estoy feliz de tenerla a mi lado cuando me
detengo en nuestro lugar especial y apago el motor.

—Nuestro muelle —susurra en voz baja.

—Sí —le digo y me vuelvo hacia ella—. Traje la cena. Pensé que podríamos sentarnos
aquí y hablar, si te parece bien.

—Va a hacer frío —empieza a decir, pero le corto con un movimiento de cabeza.

—He traído mantas. Estaremos calientes.

Se muerde el labio, mirando el agua y las casas a lo largo del lago y luego de vuelta
a mí con una leve sonrisa.

—Me encanta.

Acaricio su cara con mis dedos y luego, a regañadientes, me alejo.


Jesús, solo quiero seguir tocándola. Por todas partes.

Cojo el refrigerador con la cena de la parte de atrás y me dirijo a la final del muelle
donde nos sentábamos durante horas hace más de diez años.

—Dios mío, ¿cuántas horas pasamos aquí? —me pregunta, reflejando mis
pensamientos.

—Cientos —respondo, y extiendo una gruesa manta en el muelle de madera, justo


en el borde y le hago un gesto para que se siente. Está empezando a anochecer y las
luces alrededor del lago están brillando. Un barco de vela navega lentamente y
saludamos con la mano al Capitán—. ¿Tienes hambre?

—Estoy muerta de hambre —dice con una sonrisa—. ¿Qué me has traído?

—Salmón con ensalada, agua y pastelitos de chocolate para el postre.

—Dame.

Me río y pongo su comida en el plato, luego la mía y comemos en silencio, mirando


el agua.

—Esto todavía es tranquilo —dice ella.

—Mm —asiento y la observo mientras termina su pescado y ensalada y


pone su plato en el interior del refrigerador, luego toma mi plato vacío haciendo lo
mismo—. ¿Cómo estás, M?

Sus manos se paralizan por un momento, luego se vuelve hacia mí, junta las rodillas
con el pecho y envuelve sus brazos alrededor de sus piernas.

—Cada vez mejor. Han sido unos meses difíciles.

Asiento y frunzo el ceño.

—Yo también la extraño. ¿Alguna vez te dijo que todavía iba a visitarla en los últimos
años, cada vez que estaba en la ciudad?

—No —niega con la cabeza tristemente—. Sabía que hablar de ti me hacía


daño, así que nunca te mencionaba.

Parpadeo y miro su hermoso rostro.

—La veía por lo menos una vez al año. Hacía reparaciones en su casa y le ayudaba
como podía.

—Gracias por eso —susurra ella—. Mark, siento mucho como acabó todo.

—Para. —Tomo su mano en la mía y le beso en los nudillos—. No hay nada de que
disculparse, M. Fue hace mucho tiempo.

Asiente y se muerde el labio, pero luego niega con la cabeza y


continúa:

—No, tengo que decir que esto. Es importante para mí. —Endereza sus hombros y
se aclara la garganta, y yo me inclino hacia atrás en mis manos y escucho—. Sé que
ha pasado mucho tiempo, pero nunca hablamos después de ese día, M. Yo no quería
terminar. Sabía que era lo que estaba haciendo, pero eso me destrozó. Un día, estando
en la clase de baile, no estaba concentrada, y el profesor me llamó la atención. Sabía
que estaba soñando despierta, y me explicó que tenía que mantener la cabeza en su
sitio —frunce el ceño y se calla, como si no se sintiese cómoda y, enseguida, se encoge
de hombros—. Solo sabía que éramos muy jóvenes, y que si la danza era lo que yo
quería, tenía que ir tras ello.

—Entiendo, Mer. —Retiro un mechón de cabello que se escapó de su moño detrás


de la oreja—. Éramos jóvenes. Probablemente habría terminado con el tiempo. Me
dolió muchísimo en el momento, pero ahora lo veo más claramente, ¿verdad?

Asiente y libera las piernas, cruzándolas en frente de ella.

—Háblame de Nueva York —le digo de forma inesperada, sorprendiéndonos a los


dos, pero me doy cuenta de que quiero saber todo acerca del tiempo que estuvimos
separados. Cada detalle—. Empieza por el principio y cuéntamelo todo.

—¿De verdad? ¿Quieres saberlo?

—Por supuesto. —Suelto su mano y tomo un sorbo de mi agua, mientras observo


cómo trata de aclarar sus pensamientos.

—No quería entrar en aquel avión —comienza en voz baja, con sus ojos distantes,
mirando las luces de los barcos en el agua. No puedo apartar la mirada de ella. Joder,
todavía me siento atraído por ella de una manera que nunca fui capaz de explicar. Ya
me sentía así cuando tenía los malditos diecisiete años, y era tan fuerte como ahora—
. Fue una tortura saber que te dejaba. La primera semana fue aterradora y mucho
más difícil de lo que nunca pensé que sería.

Traga, me mira, y luego contempla los barcos, como si estuviera nerviosa, por lo que
me acerco a ella y junto sus dedos con los míos.

—Encontré un apartamento y empecé a bailar inmediatamente. Desde el primer día,


fueron de doce a catorce horas diarias bailando, prácticamente sin parar. También
conocí a Jax en esa primera semana —sonríe mientras recuerda ese momento—. Era
un par de años mayor que yo, pero también era nuevo en la zona, y por eso nos
juntamos. Tiene un montón de historias que contar. —De repente, frunce el ceño y
luego vuelve esos ojos azules de bebé hacia mí—. Tal vez algún día él te cuente esas
historias. De todos modos, básicamente trabajábamos todo el tiempo. Las clases eran
hasta altas horas de la noche, así que a veces terminábamos durmiendo en el estudio,
nos levantábamos por la mañana y empezábamos otra vez.

Mierda. Sabía que tendría que trabajar mucho, pero no tenía ni idea de que era tan
agobiante. ¿Fue eso lo que ella trató de decirme aquel día en el porche?

—Pensé que mi cuerpo estaba preparado pero me lesioné por todas partes durante el
primer año. Mis piernas, mis articulaciones, mi mente. Estaba constantemente
cansada. Las audiciones eran estresantes. Conseguí algunos pequeños papales en
shows. Hice el Grammy y Tony y comencé a tener un nombre en el gremio —sonríe
con orgullo y me aprieta la mano.

—Estoy tan orgulloso de ti, M.

—Gracias. Era un montón de trabajo. Físico y mental. Mucha competición. Y, ¡oh,


Dios mío, las cosas que las niñas son capaces de hacer por conseguir los papeles! ¡Se
acostaban con cualquiera!

Me pongo inmediatamente tenso y ella se ríe.

—No, M, yo no. Pero admito que, cuando me hice mayor y las más jóvenes
revoloteaban alrededor de un director o productor, mi espalda se erguía
inmediatamente y me decía, «Oh no, no. Tú no vas a conseguir mi papel».

—¿Cómo acabaste en la gira? —pregunto.

—¿Lo sabías?

—Trataba de prestar atención —contesto.

—Jax. Es un coreógrafo increíble. El mejor que existe. Coreografió shows para


Justin, Beyonce y Pink. Y entonces, un día, Starla lo llamó.

Sonrió, perdida en sus pensamientos. Starla es una mega estrella, y sé que Mer fue
de gira con ella por algún tiempo.

—Starla quería que Jax coreografiase su gira Belladonna, e él insistió en que nos
contratara a los dos, ya que generalmente trabajábamos juntos, especialmente cuando
se trataba de coreografías en parejas, y ella aceptó. Tuvimos ese trabajo casi cuatro
años —sonríe y toma un sorbo de agua—. Viajamos por todo el mundo, M. No he
visto mucho de él, porque trabajábamos duro, pero fue muy divertido actuar delante
de toda esta gente cada noche. Y Starla es simplemente espectacular. ¡Qué artista!
Trabaja mucho, si no más que el resto de nosotros.

—Se hicieron amigas.

—Sí —asiente y tiembla. Compruebo mi reloj y me doy cuenta de que llevamos


algunas horas ya. Cojo una manta para cada uno de nosotros, envuelvo una alrededor
de Mer y la otra en torno a mí y me siento, preparado para seguir escuchando—. Y
entonces, mamá enfermó. —Su voz se vuelve más suave y más distante, todavía está
mirando el agua como si estuviera viendo cómo pasa una película—. Sabía que tenía
que ir a casa. Al principio, ella no quería que volviese. Insistió en que estaba bien y,
honestamente, si todavía tuviese a papá o a Tiff aquí, probablemente no hubiera
vuelto a casa cuando lo hice, pero no tenía a nadie, M.

Asiento y froto su espalda suavemente, dejando que hable.

—De todas formas, estaba cerca de la edad de jubilación.


—Tenías veintisiete años. —Mi voz suena exasperada, incluso a mis oídos.

—La mayoría de los bailarines llegan a su auge a los veinticinco. —Se encoge de
hombros, como si le diera igual—. La vida de las giras pierde su gracia después de
un tiempo, y mi madre me necesitaba.

—¿Por qué vino Jax contigo?

—Es mayor que yo, y hemos estado juntos desde la primera semana. —Se muerde el
labio y me mira en silencio por un momento—. Jax es lo más cercano
un hermano que he tenido desde que murió Tiff, M. Habíamos hablado de abrir una
escuela de baile durante mucho tiempo, y parecía que este era el momento. Me alegro
de haberlo hecho. La escuela está yendo muy bien.

—Otra cosa de la que me siento orgulloso de ti —le digo y beso sus dedos de nuevo—
. Continúa —le digo.

—Bueno, eso es básicamente todo.

—¿Vas a salir de gira otra vez? —Aguanto la respiración, esperando su respuesta.

Por favor, di que no.

—No —niega—. Esa parte de mi vida se ha acabado. Nos pidieron crear la


coreografía de Starla para el VMA6 el próximo mes, así que estaremos en Los Ángeles
durante algunos días para ello, pero no volveremos a hacer cosas como esas. Nuestro
negocio está aquí.

—¿Por qué Jax te llama por todos esos apodos raros? —pregunto.

—Oh —traga y se encoge—. Bueno, los trastornos alimenticios son muy comunes en
el mundo de la danza. Eso no es ningún secreto.

Mis manos se cierran en puños, aunque mi cuerpo se pone rígido cuando pienso en
ella lastimándose de esa manera.

6
VMA: Video Music Awards —Premio Musical presentado por la MTV.
—No te preocupes, no caí en esa trampa. Bueno —se encoge de hombros otra vez y
se muerde el labio—. Había un director que simplemente era un idiota intransigente.
Más que cualquier otra persona. Me dijo que tenía unos senos demasiado grandes —
reviró los ojos—. No podía evitar tener pechos, pero pensé que si hacía dieta, podría
perder algo de peso. Jax lo descubrió y me echó una bronca monumental.

—Bien por él —murmuro, molesto de que alguien pudiera siquiera pensar que
Meredith estaba gorda. De hecho, siempre fue muy delgada.

—Este director hizo comentarios sarcásticos sobre mi pecho casi todos los días. Fue
un infierno. Pero yo estaba decidida a no darme por vencida. Luché como el infierno
en ese trabajo. Años más tarde, me llamó y me pidió que hiciera una prueba para otra
función, y me negué.

—Apuesto a que te sentiste muy bien. —Dios, es tan jodidamente increíble. Se


convirtió en una mujer muy fuerte y segura.

—Fue increíble decirle que besara mi gordo culo —se ríe e inclina la cabeza
en mi hombro—. Así que a partir de eso, Jax me llama cosas como Twinkie7 y
Cheesecake8. Es solo una broma.

—Parece ser un tipo gracioso.

—Una de las razones por la que somos amigos —dice ella con una sonrisa—. Me
hace reír, y soporta mi mal humor de mierda. Y no hay ninguna posibilidad de que
alguna vez me haga daño.

—Y por lo tanto, es mi nuevo mejor amigo.

Se ríe y luego se calla. Ya no hay tantos barcos y los grillos y las ranas a nuestro
alrededor cantan. Es muy tarde, pero no tengo ninguna intención de que nos vayamos
muy temprano.

7 Twinkie: galleta para aperitivos americana, que se comercializa como una "torta de oro esponjosa con relleno
cremoso." En Brasil es conocido como cookie de Ana María.
8 Cheesecake: tarta de queso.
—¿Y tú? ¿Qué estás haciendo con ese impresionante título en ciencias?

—¿Cómo sabes que tengo un título en ciencias?

—Todavía conocemos a un montón de gente en común, ya sabes.

Cojo una respiración profunda y asiento.

—No estoy haciendo absolutamente nada con él. Trabajé en barcos de pesca en
Alaska durante un tiempo, y ahora estoy trabajando en la construcción.

—Está bien, esa es la versión abreviada. Cuéntame algo más, por favor.

Suspiro y paso mi mano por el cabello despeinado. Joder, necesito un corte de pelo.
Siempre necesito un corte de pelo.

—Mi formación fue en ingeniería aeroespacial.

—Mierda —responde ella con los ojos muy abiertos—. ¿Eres un científico de
cohetes?

—No, no lo soy. ¿No me estás escuchando?

—Eso es solo semántica. Podrías ser un científico aeroespacial. ¿Cómo conseguiste


eso tan rápido?

Me encojo de hombros y veo el vuelo de un búho sobre el lago.

—Después de que te marcharas, lo único que hice fue estudiar. Trabajé como un loco
para llegar a la universidad lo antes posible. Me consumía con fórmulas y algoritmos
y si estaba exhausto con la escuela y el trabajo, no podía concentrarme en añorar tu
falta.

Me estremezco y me vuelvo para ver otra vez sus ojos llenos de lágrimas.

—Está todo bien, M —me susurra—. Es la verdad. Yo hice lo mismo con la danza.

—Así que conseguí mi licenciatura y maestría en cinco años y luego decidí que no
quería vivir en un laboratorio. Fui a Alaska con un amigo de la universidad un
verano. Trabajaba en los barcos para sustentarse en la universidad. Me gustaba la
soledad de ese trabajo. Hice mucho dinero.

—¿No es peligroso? —Sus ojos están muy abiertos mientras me mira.

—Puede ser. —No voy a hablarle de las veces que tenía tanto miedo que se retorcían
mis entrañas. No hay necesidad de sobrecargarla con eso.

—¿Qué te trajo de vuelta a Seattle? —Está acostada de lado, con la cabeza apoyada
en el codo y me mira en silencio.

—Mi hermano se casó con Natalie y me pareció que estaban pasando muchas cosas
en mi familia que me estaba perdiendo.

—Luke tiene una hermosa familia —comenta, con ese tono melancólico de vuelta
en su voz.

—Son increíbles —le digo en voz baja dejando que mis ojos recorran su hermoso
rostro—. Los Montgomery se han convertido en parte de nuestra familia también.
Así que decidí que había estado fuera de casa durante demasiado tiempo y volví hace
unos años en el momento en el que Jules y Nate se casaron. El hermano mayor de
Jules posee una empresa de construcción y yo me encargo de uno de sus equipos.

—Estoy sorprendida.

Mis ojos se encuentran con los suyos cuando levanto una ceja.

—¿Por qué?

—Amabas la ciencia.

—Yo te amaba todavía más —le digo sin pensar, y enseguida me gustaría retirar las
palabras y poder tirarlas al agua.

Muy hábil, Williams.

Abre los ojos, y luego se sienta y me mira.


—¿Sabes que siempre que estaba nerviosa, tanto si se trataba de una prueba, o incluso
antes de un espectáculo... o por cualquier cosa, era tu voz la que oía? Respira
conmigo, M. Me aferré a eso más veces de las que puedo contar. Tú estabas conmigo
todos los días. Incluso cuando trataba de olvidarte.

—¿Hubo otros hombres? —le pregunto con acero en mi voz sin poder evitarlo.

—Ya han pasado diez años. ¿Vas a decirme que nunca dormiste con nadie en diez
años?

Parpadeo hacia ella y luego miro el agua.

—No, no puedo decirte eso.

—No voy a darte detalles, M, porque yo tampoco los quiero de ti. Eso seguramente
me mataría. —Su voz es fuerte y segura cuando la miro de nuevo—. Pero voy a
decirte lo siguiente: nunca sabrás lo mucho que te deseaba. Incluso sabiendo que yo
era egoísta y mala, solo te quería a ti.

Abro mi manta y tiro de ella contra mí, descansando mis labios sobre su frente y
saboreo la sensación de tenerla en mis brazos. Esconde su cara en mi cuello, de la
forma en que siempre lo hacía, y respira larga y profundamente.

—¿Todavía me quieres? —le pregunto, sin estar seguro de querer escuchar la


respuesta.

—Todos los días. Es difícil olvidar a alguien que te ha dado tantas cosas que recordar.
—Se esconde más profundamente, aferrándose a mí—. ¿Y tú?

—Había días —comienzo suavemente y froto la nariz contra su pelo suave— que
habría cambiado un año de mi vida solo para tocarte una vez más. Eres lo más, M.

Nos sentamos en silencio, abrazados durante un largo tiempo, mezclando nuestras


respiraciones y disfrutando de la noche que nos rodea.

—¿Cómo es posible que todavía tengas el mismo olor? —pregunta


entrecortadamente. Sonrío sobre su sien y luego la beso allí.
—Yo pensé lo mismo cuando me abrazaste en el funeral de Addie.

—Mark, ¿qué haremos a partir de ahora?

Empujo su barbilla hacia atrás para mirarla a los ojos. Están llenos de confusión y
lágrimas no derramadas. Joder, yo también estoy confundido.

—¿Quieres empezar de nuevo? ¿Conocernos otra vez? —Trago saliva y veo cómo ella
se muerde ese hermoso labio inferior—. No somos las mismas personas que éramos
en aquella época, M.

—La química todavía está ahí —responde ella con sequedad.

Asiento pero no puedo dejar de preguntarme, ¿es la química? ¿O simplemente está


destinado a ser?

—Me gustaría —responde—. Me gustaría mucho.

Sus ojos caen en mis labios, y no puedo soportarlo más. Esos labios tentarían a un
santo. Bajo la cabeza y pongo mis labios en los de ella suavemente.

Una vez, dos veces, luego un mordisco en la comisura de su boca. Ella suspira y gime
en voz baja, envuelve mi rostro en sus pequeñas manos y me besa de nuevo. Dios, la
sensación de ella apretándose contra mí es tan jodidamente buena que sus pezones
erectos se frotan contra mi pecho mientras se empuja contra mí, tratando de acercarse
más.

Abre la boca para mí, y mi lengua se enreda con la de ella y, de repente, nos besamos
como si el tiempo no hubiera pasado. Mis manos recuerdan dónde agarrarla y sus
manos revuelven mi pelo de manera firme, como siempre lo hizo. Suspira mientras
mis manos se deslizan por su espalda hasta las caderas y de vuelta a su rostro mientras
me aparto de mala gana.

—Dios, eché de menos tus besos —murmuro.

Me besa en la nariz y luego apoya su frente contra la mía.


—Es lo suficientemente tarde para que nadie pueda vernos —dice con una sonrisa
traviesa.

—Jesús, condenarías a un ángel en el infierno —gruño y empujo mis manos bajo su


blusa, deslizándolas hacia arriba y abajo en su espalda desnuda, en la fina tela de su
sujetador—. Pero que me aspen si la primera vez que haga de nuevo el amor contigo
sea en este muelle de mierda.

—¿Desde cuándo es tan sucia tu boca? —me pregunta con una sonrisa y un beso en
mi mejilla, revolviendo todavía mi pelo con los dedos.

—Desde hace muchos años en un barco de pesca con un grupo de hombres —le
contesto con una risa—. Además, paso mucho tiempo con los Montgomery y ellos
no son más que bocas sucias.

—Parecen ser una gran familia. —Me echo hacia atrás para mirar en sus ojos por el
tono melancólico de su voz.

—Vamos a reunirnos todos el domingo. Ven conmigo.

No es una petición.

Rápidamente ella parpadea y sacude la cabeza.

—Umm, nosotros apenas...

—Te quiero allí —le susurro y arrastro la punta de los dedos suavemente por su
cara—. Por favor.

—Esto va muy rápido.

—Solo estamos recuperando el tiempo perdido, cariño.

Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me abraza fuerte, enterrando su cara en


mi cuello y aprieta.

—Iré.
Sonrío y la abrazo de vuelta.

—Mira. —Se aleja y sigue mi brazo extendido—. El sol está saliendo.

—Mierda, ¿llevamos aquí tanto tiempo?

—Tuvimos que ponernos al día —le contesto y me recuesto en el muelle, anidando


a Mer en mi pecho. Envuelvo firmemente la manta a nuestro alrededor y le beso la
cabeza sin dejar de mirar al cielo empezando a despertar.

—Debería irme a casa. Probablemente Jax trató de llamarme. Dejé mi teléfono en el


Jeep.

—Eres una mujer adulta y Jax puede quedar fuera de esto —le respondo—. Pero tú
necesitas dormir.

—Ven conmigo a casa —dice ella espontáneamente—. Sin sexo, lo juro.

—Bueno, eso no es divertido.

Se ríe y me aprieta el brazo.

—Dormiremos una siesta y luego te haré un café y podremos ir al cine o algo así. A
menos que tengas planeado algo más para tu día libre.

Pienso en todas las cosas que tendría que hacer hoy, incluyendo los arreglos en mi
cuarto de baño y luego lo dejo todo de lado.

—No tengo nada más importante que una siesta planeada y ver una película contigo.

—Vamos. —Se levanta y me ayuda a doblar las mantas.

—¿Cuan firme estás en el asunto de “sin sexo” en este plan? —le pregunto con
esperanza en los ojos.

—Meh. —Se encoge de hombros e inclina su mano hacia arriba y abajo, como
diciendo más o menos.
—¿Estás diciendo que hay una posibilidad? —le respondo con la sonrisa más
encantadora que puedo exhibir.

—Siempre amé esa sonrisa traviesa tuya.

—¡Oh, cariño, solo espera a ver todas las cosas traviesas que puedo hacer!
Capítulo 4
Meredith

M
e despierto lentamente y parpadeo ante la luz del sol cayendo sobre mi
cara. Estoy caliente. Muy caliente, pero me doy cuenta de que no es
por la luz del sol.

Hay un hombre muy grande y caliente apretado contra mi espalda con el brazo
alrededor de mi cintura, sosteniéndome fuertemente contra él, incluso durante el
sueño.

Por más caliente que esté, de ninguna maldita manera pienso moverme de sus brazos.

La noche anterior vuelve a mis pensamientos y lo único que puedo hacer es suspirar.
Es como si una carga muy pesada hubiese desaparecido. Decidimos dejar el pasado
atrás y vivir el presente. Es un científico aeronáutico. Él vivió en Alaska y ha tenido
experiencias increíbles desde la última vez que lo vi.

Él maduró. Pero yo también, y no puedo esperar para comenzar a conocernos de


nuevo.

“Había días en que hubiera cambiando un año de mi vida sólo para tocarte una vez
más.” Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo, y no puedo evitar girarme para
mirarlo, despertándolo. Él inhala profundamente, con los ojos todavía cerrados, y
besa mi frente.

¿Está realmente aquí?

Su barbilla está cubierta de barba, y mis manos quieren acariciarlo.

Sus labios están llenos y suaves, y su cabello rubio está muy despeinado, mucho más
de lo habitual.
Los dos estamos todavía completamente vestidos. A pesar de que estábamos
agotados, yo no confiaba tanto en mí misma como para dormir con él en ropa
interior. Me resulta imposible mantener las manos alejadas. Siempre me sentí atraída
por Mark. Desde el momento en que nuestros ojos se encontraron en esa clase
ciencias hace tantos años. Pero Mark como hombre adulto es un gran espectáculo
para la vista.

Acaricio con mi mano su cuello, por encima del hombro y hacia abajo, a lo largo de
su brazo, deteniéndome donde la camiseta termina sobre sus bíceps.

Jesús, los brazos de este hombre deberían incluir una etiqueta de peligro. Puede
causar combustión espontánea en las bragas.

—Vuelve a dormir —susurra y besa mi frente otra vez. Levanto los ojos para ver su
mirada azul brillante observándome a través de sus párpados pesados.

—Tienes unos brazos enormes.

Él gruñe y rápidamente rueda encima de mí, apoyando sus codos a ambos lados de
mi cabeza, apartando perezosamente el pelo de mi cara con sus dedos. Frota su nariz
contra la mía y me besa suavemente todavía medio dormido.

—Estás hermosa por las mañanas —dice mordisqueándome hasta la barbilla. Yo


siento como su polla se endurece contra mi núcleo a través de sus pantalones
vaqueros y no puedo evitar moverme, sólo un poco, tratando de acercarme—. Si
continúas así, hoy no dejaremos esta cama.

—Quiero hacerte el desayuno. —Miro mi reloj despertador—. Mejor dicho el


almuerzo. Y quiero ir al cine.

—Quiero desnudarte y besar cada centímetro de tu increíble cuerpo. —Mis pezones


se endurecen y me muerdo el labio cuando se echa hacia atrás para mirarme—. Te
deseo, M.

—Lo sé, y confía en mí, yo también te deseo. —Entierro mis dedos en su cabello y le
sonrió suavemente—. Vamos a disfrutar de este día y divertirnos. Quiero reírme
contigo. Nosotros solíamos reírnos todo el tiempo.

—Eso es porque eras tonta —dice y me besa la mano dos veces antes de separarse de
mí.

—Yo no voy a ninguna parte —le digo en serio. Sus ojos miran los míos y sé que
duda. Arrastro mis dedos por su mejilla áspera, sobre su labio inferior—. Yo no voy
a ninguna parte. Soy toda tuya, M.

—Joder, sí, lo eres. —Me besa dominante, reclamándome como nunca había hecho
antes, y eso hace que mi cuerpo cobre vida, pero él lentamente se aparta y desliza su
mano por mi cuello, por mi pecho, sobre mi pezón y mi torso—. Será mejor que
salgamos de esta cama antes de que lo mande todo a la mierda y te desnude, cariño.

Sonrío maliciosamente y muerdo su barbilla con suavidad.

—Sí, señor.

Él golpea mi culo, ruedo y salgo de la cama. Me estiro inmediatamente, como cada


mañana, levantando mis brazos al cielo, y entonces me doblo para presionar las
palmas en el suelo al lado de mis pies.

—Mostrarme tu culo no está ayudando, Mer.

Lanzo una sonrisa sobre mi hombro y niego con la cabeza.

—¿Sólo piensas en sexo?

—No, el sexo no es en todo lo que pienso. —Esa sonrisa maliciosa se extiende a


través de su bonito rostro—. También pienso en ti desnuda.

—Vamos, perro excitado. Voy a hacerte BLTs9.

—¿Comes bacón? —me pregunta sorprendido, sacándome de la cama.

9
BLT (tocino, lechuga y tomate) sándwich de tocino, lechuga y tomate.
—Bacón de pavo.

—¿Qué mierda es bacón de pavo? —Él frunce la nariz como si acabara de decirle que
es bacón de tofu.

—Está hecha de tocino de pavo.

—Entonces no es bacón. —Él apoya las manos en las caderas y yo empiezo a salivar.
Jesús María y José, el hombre llena muy bien un par de pantalones vaqueros.

—Te va a gustar.

—Sólo llama a eso TLT10 —insiste, y me sigue a la cocina.

—¿Un qué? —Me río.

—Sándwich de pavo, lechuga y tomate.

—Lo que te haga sentir mejor —le digo y sonrío cuando veo Jax sentado en la cocina
bebiendo agua y leyendo una revista de fitness—. Buen día.

—Es tarde. ¿A qué hora llegaste a casa? —me pregunta mirando a Mark desconfiado.

—¿Ella tiene toque de queda? —pregunta Mark fríamente, mirando a Jax.

—No, pero ella se merece respeto, y mantenerla fuera de casa durante toda la noche
y luego dormir con ella no es respetarla, hombre.

—Nadie —responde Mark echando fuego por los ojos a medida que avanza hacia
Jax, acercando su rostro hacia el de él— respeta a Meredith más que yo. No conoces
nuestra historia.

—Yo sé mucho —Jax responde en voz baja, sin romper el contacto visual con Mark—
. Y te estoy vigilando.

Sorprendentemente, Mark extiende la mano para apretar la de Jax.

10
TLT (pavo, lechuga y tomate) de pavo, lechuga y tomate.
—Gracias por protegerla —dice en voz baja.

—La quiero —responde Jax honestamente.

Mark sacude la cabeza, me mira y luego se inclina para susurrarle algo a Jax que no
puedo oír.

—Me parece bien —le responde Jax con un movimiento de cabeza.

—Ummh, ¿podemos olvidar el concurso de meadas, chicos? —pregunto


secamente—. No tienes que preocuparte, Jax. Llegamos de madrugada. —Voy a
hacer TLT de pavo, lechuga y tomate.

Le echo mi mirada de “todo está bien” y me dirijo a la nevera para encontrar los
ingredientes para el almuerzo.

—Nosotros vamos al cine más tarde. ¿Quieres venir?

—Me encantaría Piruleta, pero tengo una cita. —Él sonríe, lanza su revista al banco,
y luego se inclina hacia atrás y cruza los brazos.

—No he recibido mi Men’s Fitness11 por correo todavía —dice Mark y recoge la
revista, pero yo pongo mi mano encima, interrumpiendo toda conversación.

—Espera. Me volví. ¿Una cita con quién?

—No lo conoces. —Jax asiente y empieza a caminar fuera de la cocina, pero agarro
su camiseta con mi mano, deteniéndolo.

—Espera. Necesito más información. No puedo dejar que salgas con cualquier chico
de la calle.

—No creo que él sea un vagabundo, Mer —responde Jax con sarcasmo y Mark suelta
una risita.

—Sabes lo que quiero decir.

11
Mens’s Fitness: Revista relacionada con el deporte y la salud de los hombres.
—Déjalo pasar. Si se convierte en algo más que sexo, te lo diré.

Cruzo los brazos sobre el pecho y miro a mi amigo. Siempre hablamos acerca de con
quién estamos saliendo.

—Usa condones.

—Siempre. —Él parpadea, sale de la cocina, y luego se vuelve bruscamente—. No te


olvides de que tenemos un ensayo para la presentación de Starla el lunes antes de la
clase.

—No me olvidaré —le respondo y asiento hacia él—. ¿Qué le susurraste al oído?

—Cosas de hombres —responde Mark e inclina sus caderas contra el banco de


granito, mirándome mientras corto un tomate.

—¿No me lo vas a decir?

—No.

—Bien. —Pongo los ojos en blanco y preparo nuestros bocadillos—. ¿Quieres un


poco de sandía?

—Por supuesto.

Comemos en silencio, mirándonos. Cuando traga, los músculos de su cuello se


flexionan, y no puedo evitar querer lamerlo ahí.

Definitivamente voy a lamerlo ahí.

—¿Qué estás pensando? —Me pregunta inclinando la cabeza hacia un lado.

—En nada.

—Te sonrojaste y parpadeaste rápidamente. Estabas pensando en algo.

Lamo mis labios y luego simplemente sonrío y me encojo de hombros.

—Estaba pensando en lamer tu cuello.


Él para de masticar, me mira durante un largo minuto, luego traga, como si la comida
de su boca fuese cartón, y tira el resto de nuestro almuerzo a la basura.

—Necesitamos salir de aquí.

—¿Por qué?

—Porque estoy a dos segundos de llevarte de vuelta a la habitación y mandar a la


mierda la película. Vamos. —Él agarra mi mano con la suya, y cuando nuestros dedos
se unen, me saca del apartamento y me lleva hasta su Jeep.

—¿Qué película quieres ver? —me pregunta mientras se dirige a la ciudad de Seattle
y encuentra aparcamiento.

—Hmm... Algo que sea divertido o con mucha acción.

—¿Ninguna película de mujeres? —pregunta, sorprendido.

—De ninguna manera. Nada cursi.

—Eres mi tipo de chica.

—Estoy tan contenta de escuchar eso —le contesto con una sonrisa y sigo Mark al
cine. Él compra las entradas a algo llamado Waterfall12.

—He oído buenas críticas sobre ella. Es el nuevo film de acción de Mark Wahlberg13,
¿no?

—Sí —confirma—. Luke la produjo.

—¿Él hizo eso? ¡Mierda, eso es genial.

Mark sonríe con orgullo y espera en la fila conmigo por unas palomitas.

12
Waterfall: Cascada/catarata
13
Marcos Robert Michael Wahlberg: (Boston 5 de junio de 1971) es un actor estadounidense, el rapero y
productor de cine y televisión de EE.UU. Conocido al principio de su carrera como Marky Mark, se hizo famoso
como músico en su debut en el rap en 1991 con la banda Marky Marcos y el Funky Bunch.
—¿Todavía mezclas M&M en tus palomitas?

—Por supuesto —le respondo.

Juntamos nuestros aperitivos y elegimos asientos en la parte de atrás del cine.

—Así que Luke produce películas —comento casualmente y vierto mi M & M en el


cubo de palomitas de maíz—. Acostumbrabas a llevarme M & M a la escuela todos
los días.

Mark sonríe, me roba uno y lo saborea en la boca.

—Pensaba que era muy inteligente llevarlos en nuestras primeras citas.

—Eras muy inteligente —insisto—. Lo encontraba increíblemente romántico.

—Eras muy fácil de agradar.

—Tenía dieciséis años. —Me encojo de hombros—. Háblame de Luke.

—Sí, él dirige desde hace mucho tiempo. Principalmente recluta actores y encuentra
financiación para grandes proyectos de modo que pueda trabajar casi todo el tiempo
en casa.

—Eso es increíble. —Y meto unas pocas palomitas en la boca.

—Eres toda una dama —dice riéndose.

—Son palomitas —le digo, pero suena más como “es POCA”—. Vi la película
Nightwalker de Luke.

—¿También tenías un póster de él colgado en la pared?

—No, era demasiado mayor para eso, y ya me había acostado con su hermano —
respondo sin pensar y luego suspiro y miro con horror a Mark—. Lo siento mucho.

—No, me alegro de que no tuvieras un póster de él en la pared, y de que te hayas


acostado conmigo.
Me río y niego con la cabeza.

—Todavía no tengo un filtro contigo. No sé por qué.

—Me gusta que sea así. —Él se inclina en cuanto comienzan los tráilers—. Nosotros
no tenemos secretos, M.

Lo encuentro a mitad de camino, presiono mis labios contra los suyos, y luego me
siento a disfrutar de la película.

*****

—Sam va a estar aquí, ¿verdad? —Yo no me atrevo a abrir la puerta del jeep. Mark
acaba de aparcar en frente de una de las casas más grandes que he visto nunca, en un
exclusivo barrio del norte de Seattle.

Estoy en la casa de Will Montgomery. El jugador de fútbol americano. El súper sexy


y talentoso Will Montgomery.

Santo puto infierno.

—Sí, estará aquí.

—Ella me odia.

—No, no te odia. —Toma mi barbilla en la mano y me obliga a encontrarme con su


mirada—. Sam ha madurado mucho en los últimos años. Además, me importa una
mierda lo que piense. ¿De acuerdo?

Asiento y vuelvo mi mirada hacia la casa. Trago saliva, y trato de pensar en una
excusa creíble y marcharme a mi casa.

—Todo irá bien, M.

Asiento de nuevo. Sólo puedo estar de acuerdo. ¿Por qué estoy tan jodidamente
nerviosa? Yo bailaba delante de un público de miles de personas. De decenas de miles
de personas. Los súper ricos y famosos, y todo lo demás.
Pero estas personas son importantes para Mark y en las últimas cuarenta y ocho
horas, Mark se convirtió en la persona más importante de mi vida.

Después de la película, nos fuimos a mi casa y vimos la televisión toda la noche.


Alrededor de la medianoche, me besó suavemente y luego se fue a casa.

Se fue a casa sin hacer el amor conmigo.

Porque estamos empezando a conocernos de nuevo.

No quiero estropearlo con las personas que significan tanto para él.

—Está bien, tu cerebro se está moviendo demasiado rápido, cariño. —Él salta fuera
del jeep, corre a mi lado, y me acerca a sus fuertes brazos—. Respira profundamente,
M. —Estoy respirando.

—No, no lo estás. Sólo respira. Te divertirás. Ya conoces a casi todo el mundo.

Asiento y sonrío con valentía. Él tiene razón. Esto no una gran cosa. Voy a conversar,
las próximas horas pasarán rápidamente y luego lo voy a tener de nuevo a Mark para
mí sola.

—¿Mejor?

—Sí, lo siento mucho.

Toma mi mano y me lleva por el lado de la casa hacia el jardín trasero. La vista del
Puget Sound14 es impresionante.

Es un hermoso día de primavera, más caliente de lo normal para esta época del año.
Mesas con sombrillas se encuentran diseminadas por el jardín, y los niños están
riendo y corriendo.

—Pensé que habías dicho que era una pequeña reunión familiar —le susurro a Mark

14
Puget Sound: en portugués: estuario Puget o la entrada de Puget, es el nombre de una profunda ensenada
situada en la costa del Pacífico al noroeste de los Estados Unidos.
de nuevo, con pánico.

—Lo es. —Él sonrió como disculpándose—. Esta es toda la familia.

Mis ojos se abren ante la cantidad de personas que hay aquí. Reconozco a Jules
abrazando a Stella, que está mirando con cariño a un hombre alto y moreno que lleva
una camisa y jeans negro. Su brazo derecho está cubierto de tatuajes. Luke y Natalie
están de pie con ellos, riéndose de algo que Jules está diciendo.

—Espera —le digo y echo el brazo de Mark hacia atrás. Nadie nos vio todavía—.
Antes de que comiences a presentarme, dime quien es quien para que pueda
tranquilizarme un poco.

—Está bien.

—Reconozco a Luke, Natalie y Jules. ¿Aquel es Nate?

—Sí, y allá están Sam y Leo.

—Mierda, los rumores eran ciertos. Sam está con Leo Nash.

—Lo está. Él es muy legal. Esa pelirroja que está con ellos es Meg. Ella y Leo han
crecido juntos y Meg es la novia de Will.

—Vi una foto de ella antes —le respondo asintiendo—. Y me encontré con Leo hace
poco.

—¿Lo encontraste?

—Sí, él y Starla son, eh, amigos. —Me muerdo el labio, no quiero decirle que en otra
época Leo y Starla fueron algo mucho más que eso.

—Creo que Sam ya lo mencionó. El mundo es muy pequeño. Está bien, vamos a ver.
—Mark mira el jardín—. Allí están Caleb y Brynna e Isaac y Stacy.

—Sí, los conozco del colegio.

—Es cierto. Ya conoces a mis padres. —É señala una de las mesas donde parece que
todos los padres se reunieron. Algunos están jugando con los niños. Las mujeres
están hablando y los hombres se están riendo—. También está ahí Gail y Steven
Montgomery, y los padres de Brynna y Stacy.

—Así que, Brynna y Stacy son primas, ¿no?

—Sí, y aquel es Matt con su novia, Nic.

—Mucha gente.

—Creo que eso es todo.

—¿Quién es el chico italiano caliente? —le pregunto, sin pensar, consiguiendo que
Mark arqueara la ceja.

—Se trata de Dominic. Es un medio hermano de los Montgomery. Te contaré la


historia más tarde. Los estaré vigilando. Él es el único soltero que queda.

—¡Hey, estás aquí! —Jules se dirige a nosotros y nos abraza—. Me alegro mucho de
que hayas venido —me dice.

—Gracias por recibirme —le contesto.

—Vamos, te voy a presentar a todos. —Ella sonrió ampliamente, luciendo hermosa


con su vestido y sandalias de color rojo—. ¿No te encanta este tiempo?

—Sí, me encanta el verano —le respondo, y sonrío cuando Jules me presenta a todos
en el jardín. Cuando nos dirigimos hacia Sam y Leo, siento acelerar mi ritmo
cardíaco y los nervios se retuercen en mi estómago.

Mierda, mierda, mierda, mierda.

—Ehh, Leo y Sam, esta es Meredith. Ella vino con Mark.

El rostro de Sam se queda pálido, en estado de shock. Su mandíbula cae, luego


parpadea y mira a su hermano.

—Hola, Leo —le digo sin mucho entusiasmo.


—Meredith. —Él me abraza y sonríe feliz—. Ha pasado algún tiempo. Debes ser esa
Meredith que enseña clases de baile a las niñas.

—La misma —le confirmo.

—¿Se conocen? —pregunta Jules.

—Sí, yo solía ir de gira con Starla —le contesto—. El mundo de la música es pequeño.

—Oh, sí, la codiciosa con la que te acostaste hace años, ¿verdad? —pregunta Sam
con una sonrisa y pone sus ojos en blanco.

—Según tú, me acosté con todas las mujeres —responde Leo con una sonrisa.

—Sé que es verdad que te acostaste con Starla.

—No hay pruebas de vídeo —responde Leo y Mark se ríe a mi lado. Joder, esta gente
es muy bromista. Por lo menos, espero que estén bromeando.

—Por las habladurías —responde Sam y me mira con los ojos entrecerrados.

Maldita sea.

—¿Cómo está Starla? —me pregunta Leo.

—Ella está bien. Se casará en París este otoño y volverá a irse de gira el año que viene.

—Bien por ella. Me alegra oír eso. —Sam se aleja y Leo me da palmaditas en el brazo
antes de seguirla—. Estoy encantado de verte de nuevo, Mer.

—Yo también —le digo asintiendo, y entonces me sonrojo ante la mirada de Jules—
. ¿Qué?

—Tú sabes muchos chismes —me acusa—. Admítelo.

Me río y muevo la cabeza, sintiendo que finalmente, empiezo a relajarme.

—Firmé acuerdos de confidencialidad, Jules.


—Oh, querida —ella dice, como si yo fuera una niña con mucho que aprender—. Yo
te daré alcohol. Eso hará que tus labios se relajen.

—Voy a tener que recordar no traer a Jax. Mujeres bonitas y bebidas alcohólicas le
pueden soltar la lengua.

Jules me lleva hacia Natalie y Luke, y ambos me abrazan con fuerza. Yo siento los
ojos de Mark sobre mí todo el tiempo, y él me sonríe al lado de Luke.

—Meredith sabe muchos chismes. Necesitamos llevarla con nosotras a nuestra noche
de chicas, emborracharla y descubrir sus secretos.

—Te lo estoy diciendo —insisto—. Jax es mejor para esto que yo.

—¿Jax es tu pareja? —pregunta Natalie.

—Sí, ha sido mi compañero de baile durante años y ahora somos socios en el negocio.

—Él es muy caliente —Jules informa a todos—. Lo vi en el recital.

—¿Está aquí ahora? —pregunta Nate suavemente y besa la cabeza dormida de Stella.
Santo infierno, Nate, él es un excelente espécimen de hombre. Está muy moreno, es
muy musculoso y... wow—. ¿Qué más me puedes contar?

—No mojen ninguna de sus prendas íntimas.

—No te preocupes —les aseguro— Jax es muy gay.

—Oh Dios mío —exclama Natalie—. Vamos a llevaros a los dos a nuestra noche de
chicas.

—Nos encantaría eso.

—¡Señorita Mer! —Josie y Maddie corren hacia mí y se lanzan a mis brazos,


abrazándome con fuerza—. ¡Estás aquí!

—Estoy aquí —digo y les abrazo de vuelta cuando Sophie se une a ellas.
Mis brazos están llenos de niñas pequeñas.

—Esta es nuestra prima bebé Livie —dice Maddie, trayendo a una niña pequeña de
cabello oscuro que me sonríe tímidamente.

—Me acuerdo de ti del recital. ¿Cuántos años tienes, Livie?

—Ella tiene dos —dice Natalie con una sonrisa.

—Ella es hermosa. —Livie se ríe y estira sus brazos hacia arriba para que la levante
en brazos. No puedo resistirlo—. Hola, niña bonita. Tienes un pelo precioso.

—Tiene el pelo como el de su madre —dice Luke, y besa la frente de Natalie.

—¿Quieres bailar con nosotras? —pregunta Maddie esperanzada.

—¡Baile! —exclama Livie, haciéndonos reír.

—Tal vez más tarde, cariño. —Alguien puso música ambiental, y Kelly Clarkson está
cantando a través de los altavoces.

—¡Sí! —Josie grita y las niñas corren. Livie se retuerce en mis brazos, queriendo
seguir a sus primas, así que la pongo de pie y ella se marcha tambaleándose.

—¿A qué edad podemos llevarla a clases de baile? —pregunta Natalie.

—Yo recomiendo después de los tres años, cuando ya sepan utilizar el baño.

—Guarda una plaza para nosotros.

—Siempre habrá espacio para ustedes —les aseguro y siento como Mark desliza la
mano posesivamente en mi espalda. Me inclino hacia él y suspiro de satisfacción.

Durante las siguientes horas, hago rondas con Mark, hablando con Will y Meg y los
otros hermanos. Jesús, los Montgomery son hermosos. Todos y cada uno de ellos.
Se trata de un espectáculo visual del que no me importa lo más mínimo disfrutar. Los
padres de Mark me abrazan calurosamente. Jamás en mi vida había sido aceptada
tan rápidamente por un grupo de personas.
Voy hasta una nevera por la puerta de atrás, saco una botella de agua fría del hielo,
me vuelvo y al mismo tiempo choco con Dominic.

—Oh, lo siento.

—La culpa es mía —me asegura, y agarra mis brazos para asegurarse de que yo no
me caiga—. Lo siento.

—Yo no estaba mirando por donde iba. Creo que no nos conocemos. Soy Meredith.
—Extiendo mi mano para estrechar la suya, y él la coge y la lleva a sus labios,
besándola suavemente y luego la suelta.

—Soy Dom. Bienvenida.

—Gracias.

—¿Con quién has venido? —él me pregunta y se vuelve para escanear el jardín.

—Mark.

Se vuelve hacia mí con una ceja levantada.

—En serio. Es muy interesante.

Toma mi mano y la besa de nuevo, luego parpadea antes de alejarse.

—Ha sido un placer conocerte, Meredith. Buena suerte.

Él me deja aquí de pie, confundida. ¿Qué quiso decir con interesante? De repente me
doy cuenta de que la condensación de la botella de agua mojó mi blusa. Entro en la
cocina para secarme con una toalla, y entonces Sam entra en la cocina detrás de mí.

Cuando me ve, se vuelve bruscamente para salir, pero yo la detengo.

—Espera. Sam, ¿podemos hablar?

Ella se detiene en medio de un paso, y suspira profundamente antes de dar la vuelta


para mirarme. Su cara está completamente seria, y puedo decir que esta no es una
conversación que quiere tener.

—¿Qué pasa? —me pregunta.

—Lo juro, Keaton come más que yo —dice Natalie cuando entra precipitadamente
en la cocina, saca una botella de la nevera, y luego se vuelve hacia nosotras y abre
mucho los ojos—. Discúlpame, no quise interrumpir.

—No interrumpiste nada —responde Sam—. ¿Qué quieres, Meredith?

—Antes de nada, decirte que espero no haber causado ningún problema por hablar
antes de Starla.

Sam se ríe y niega con la cabeza, sorprendiéndome.

—Confía en mí. Starla no es un problema. Yo ya sabía de ella hace mucho tiempo, y


aunque no sea de tu incumbencia, Leo y yo estamos muy bien.

Ella comienza a alejarse, pero yo la detengo de nuevo.

—Bueno, creo que quiero terminar con la tensión. Sé que nunca te gusté.

Ella sostiene su mano hacia arriba para que deje de hablar.

—Yo no te conocía. Estaba en la universidad cuando enamoraste a mi hermano hace


tantos años. Pero sé que le rompiste el corazón.

—No quiero que me odies.

—Yo no te odio. Simplemente no confío en ti.

Bueno, ahí está.

—Sam —Natalie dice en voz baja—. Tú tampoco confiabas en mí.

—Yo tampoco te conocía, pero tú no viste a Mark después de que ella hubiera
terminado con él —Sam le recuerda, y a continuación, me mira, y contiene una
respiración profunda antes de soltarla lentamente—. Las personas maduran.
Cambian. Ya lo sé. —Ella apoya las manos en las caderas—. Amo a mis hermanos,
más que a nada en el mundo, así que te estaré observando, Meredith. Yo no te odio.
Incluso no me disgustas, pero no confío en ti.

—Entiendo. —Asiento y me encojo de hombros.

—¿Qué diablos está pasando? —pregunta Mark desde la puerta.


Capítulo 5
Traducido por Blanca20011983
Corregido por francatemartu

Mark
Vi a Mer caminar a través de la puerta de atrás hace unos minutos, y Sam la siguió,
y ninguna regresó.

No tengo un buen presentimiento sobre esto.

—Oye —le digo en voz baja a Luke—. Ahora vuelvo.

Él asiente y hago un camino directo a la puerta abierta, y cuando estoy a punto de


entrar, oigo a Sam diciendo:

—No confío en ti.

—¿Qué diablos está pasando? —exijo. Natalie esta sujetando una botella en la mano,
mordiéndose el labio. Las manos de Sam están descansando en sus caderas y
Meredith está apoyando las manos en el mostrador, pero ella se ve bien. No está
llorando o respirando con dificultad, y le envío una silenciosa plegaria de
agradecimiento.

Sam puede ser cruel. Pero Mer se mantiene estable.

Mi chica fuerte.

—Sólo estoy disipando la tensión con Sam —Mer dice y sonríe feliz—. No hay
problema.

Miro a Sam, que sigue observando a Meredith antes de volverse hacia mí y se encoge
de hombros.
—Estamos bien, Mark.

—¿No hay sangre? —pregunto, tratando de aliviar el ambiente.

—Todavía no —dice Sam levantando una ceja.

—Wow, no hay necesidad de ser violento, bateadora.

—Ya veremos —dice ella, y se da vuelta para irse.

—Voy a llevarme eso para Keaton —dice Natalie, más cerca de Meredith en su
camino—. Me alegro de que estés aquí. Sólo dale tiempo.

Mer sonríe y asiente, camino de inmediato a ella, e inclino su barbilla en alto.

—¿Qué pasó?

—Nada espectacular —dice—. No le gusto. No confía en mí… y es algo en lo que


puedo trabajar.

—¿Qué significa eso?

—Eso significa que es mejor de lo que pensaba. —Ella sonríe y me abraza con fuerza,
envolviendo sus brazos alrededor de mí y acariciando su rostro contra mi pecho.

—Sé que Sam puede ser cruel, por eso, si dice algo que pueda hacerte...

—Para. —Ella pone su mano sobre mi pecho y me mira con esos ojos azules brillando
con lágrimas no derramadas—. ¿Sabes lo que daría por ser capaz de atormentar a la
hermana de mi novio? ¿Hacer que se retuerza un poco? —Ella niega con la cabeza y
se muerde el labio y aprieto mis brazos alrededor de ella—. Puedo lidiar con Sam.

—Bien. —Le beso la cabeza y la abrazo—. ¿Quieres irte?

—No, vamos a salir. —Ella sonríe con valentía y mi corazón se derrite un poco más.
Ella está aquí por mí, porque sabe que es importante para mí. Me lleva para afuera y
rápidamente nos unimos en una conversación con Meg, Will, Matt y Nic.
—Las Vegas —dice Meg.

—¿Qué está ocurriendo en Las Vegas? —pregunto, sosteniendo la mano de mi Mer.


Matt y Will se dan cuenta y hacen un intercambio de miradas.

Sí, se van a burlar de mí después. No me importa.

—Todos nos vamos a Las Vegas —dice Will—. Vamos a hacer una gran fiesta en
grupo de despedida de soltero/soltera.

—Divertido —respondo—. ¿Cuándo?

—En un par de semanas —Meg dice y sonríe—. Estamos haciendo todos los arreglos
para viajar. Todo lo que tienes que hacer es aparecer.

—Me gusta cómo suena este viaje —dice Matt—. ¿Cómo están los planes de la boda?

Will gime, pero Meg se ilumina, claramente emocionada de hablar de los planes de
boda.

—¡Genial! Alecia es la mejor.

—¿Alecia también está planeando esto? —pregunto. Esa mujer planea todos los
eventos para esta familia. Bien podría casarse con alguien y oficialmente formar parte
de la pandilla.

—Sí, y ella es genial.

—¿Cuándo es el gran día? —Meredith pregunta.

—Nueve de junio —responde Meg.

—Eso es sólo dentro de seis semanas —dice Nic—. Te necesito en la tienda esta
semana para que podamos buscar ideas sobre la tarta.

—¡Ok! ¡Genial! —Meg está de acuerdo—. Llevo un tiempo elegir una fecha —le dice
a Meredith.
—Es porque ella es perezosa —Will dice con una sonrisa. Meg golpea su brazo y gira
los ojos.

—No soy perezosa.

—No puedo esperar para casarme contigo —dice Will, y olfatea el oído de Meg,
haciéndola reír—. Vamos ahora mismo.

—Es domingo —Meg responde y empuja contra el pecho de Will—. Nada está
abierto en este momento.

—Voy a hacer algunas llamadas —Will responde con una sonrisa de satisfacción.

—¡Señorita Mer! —Josie interrumpe tirando de la mano de Meredith—. ¡Nos


encanta esta canción! Ven a bailar con nosotros, por favor.

Meredith se echa a reír.

—Te gusta Starla, ¿no?

—Sí, por favor, ven a bailar.

—Bien. —Ella me sonríe—. Mi tarjeta de baile se acaba de llenar. Volveré.

—Diviértete.

Permite que Maddie tome una de sus manos y Josie tomar la otra mientras la guían
a la zona verde de césped donde los niños estaban jugando. Ella comienza a mover
su cuerpo, mostrando a las muchachas algunos movimientos nuevos, riendo con
ellas. Maddie se centra observando a Mer con una mirada intensa en su dulce rostro.

—Ella es genial —dice Nic y bebe su agua.

—Trajiste a una mujer a una reunión familiar —Will dijo sobriamente.

Yo asiento y veo cuando Livie se une a los otros y Meredith la levanta en sus brazos
y le da vuelta, bailando sin esfuerzo con el niño.
—Él no nos escucha —dice Matt.

—Puedo oírte, idiota.

—Ella es tan buena con los niños —dice Isaac, cuando él y Caleb se unen a nosotros.

Asiento y meto las manos en los bolsillos mientras Mer me mira y me guiña el ojo,
enviando un puñetazo justo en mi vientre.

—Brynna rara vez deja a las chicas con alguien —dice Caleb— pero ella y Stacy no
tienen miedo de dejar a las niñas con Meredith mientras van a la pedicura durante la
clase de baile.

Sophie intenta girar y caer sobre su culo. Su pequeño labio se arruga, pero antes de
que pueda comenzar a llorar, Mer se agacha a su lado, Livie todavía en sus brazos, y
la calma mientras le ayuda a levantarse para que pueda continuar bailando con los
demás.

Cristo, ella es magnífica. Ella besa la mejilla de Liv y luego lo pone en el suelo para
que pueda bailar de aquella extraña forma en que los niños hacen, y termina la
canción con los demás.

—Está claro que esta en el trabajo correcto —Matt dice en voz baja—. La mayoría
de nosotros no podemos manejar dos de ellos a la vez, y ella los tiene a su alrededor
sin esfuerzo —él dice cuando el bebé Liam se arrastra y agarra sus vaqueros,
poniéndose de pie y saltando sobre sus piernas, bailando con los demás.

—Mark es un caso perdido —dice Meg miro y sonrío.

—La llevo conmigo a Las Vegas. Voy a llevarla conmigo a todas partes. Si me invitan,
es invitada.

—No podríamos pensar lo contrario —dice y me da palmaditas en el brazo—. Me


gusta ella.

Yo ya estoy jodidamente enamorado de ella de nuevo. Nunca la dejaré ir.


Nunca más.

Ella sale corriendo de nuevo a nosotros, sin aliento y una amplia sonrisa en su
hermoso rostro.

—Ellos bailarían todo el día —dice con una carcajada—. Maddie es increíble. Si
quisiera, podría llegar muy lejos en el mundo de la danza.

—Ella tiene ocho años —Caleb gruñe.

—Bueno, hoy no —Mer está de acuerdo—. Pero algún día.

—Ella me preguntó si podíamos apuntarla a una clase privada contigo —Brynna dice
acariciando la espalda de Michael—. ¿No es demasiado joven para eso?

—Tal vez un poco —dice Mer y frunce los labios mientras piensa sobre eso—. Puedes
apuntarla en una segunda clase a la semana, por ahora. Si todavía está interesada
cuando tenga unos trece años, puedo aceptarla en clases particulares y trabajar con
ella.

Brynna asiente pensativa y mira a Caleb que simplemente se puso pálido.

—¿Qué piensas?

—Supongo que no quiero ni pensar en el día que llega a los trece años.

—Oh, eso me hizo recordar que tengo una cosa para mi madre. Se lo traje como
regalo de cumpleaños junto a todos, pero está en el coche. ¿Meredith, puedes coger
a Michael por mí?

—Oh, yo... —Mer comienza, pero Brynna pone al bebé dormido en sus brazos y se
aleja. Mer mira a cada uno de nosotros con los ojos llenos de pánico y luego de vuelta
en el bebé dormido—. No soy buena con los bebés. Aquí, el padre debe cogerlo.

—Lo harás bien —dijo Caleb, con una sonrisa divertida.

—Aquí —dice Stacy y ayuda a Meredith a poner a Michael en su hombro—. Listo.


Él no va a ninguna parte.
—Estabas rodeada de niños y parecías estar bien, querida —dice Will.

—Soy buena con los niños, pero los bebés me asustan como el infierno. Tengo miedo
de romperlos. —Meredith inmediatamente se balancea hacia atrás y hacia adelante,
golpeando el culote de Michael cubierto de pañal y apoyando su mejilla en su
cabeza—. ¿Eso está bien?

—Perfecto —le digo en voz baja. Sus ojos se encuentran con los míos sobre la cabeza
del bebé y ella sonríe suavemente.

—Wow, alguien ¿Meg? —dice. No puedo apartar la mirada de la mujer hermosa en


frente de mí.

Mi mujer.

Mía.

Ella se ve increíble sosteniendo a ese bebé. Puedo verla sosteniendo nuestro bebé.

Nietos.

Joder, esto es para siempre. Ella lo es todo para mí.

—Voy a necesitar a alguien para que coja el bebé —le digo en voz baja.

—¿Por qué? —Mer pregunta y frunce el ceño—. ¿Lo estoy haciendo mal?

—No, tengo que sacarte. Ahora.

—¡Yo me encargo! —Stacy coge a Michael de Meredith y yo inmediatamente le tomó


la mano en la mía y la llevo detrás mío hasta la puerta de al lado de casa.

—¡Adiós a todo el mundo! —ella grita, riendo y agitando—. ¡Me lo pasé muy bien!
¡Gracias por incluirme!

—¡Adiós! —Puedo oír a los chicos que ríen, y no me importa un comino. La necesito.

Tengo que reclamarla, para recordarle que ella es mía. Perderme en ella durante
horas, volviendo a descubrir todo sobre ella.

—¿Mark? —me pregunta con otra carcajada—. Más despacio, cariño.

—No.

Empujo la puerta del jeep y espero a que suba, pero ella se detiene frente a mí y me
toma la cara entre las manos pequeñas.

—Para. ¿Qué te pasa?

—No puedo esperar ni un minuto. —Sus ojos se oscurecen cuando ella me mira.

—Sé que esto es una locura y mi hermano probablemente nunca me dejara olvidar
que te arrastre fuera de allí como un hombre de las cavernas, pero no puedo
compartirte con ellos por más tiempo. Te necesito desnuda y mojada y moviéndote
debajo de mí, al menos, los próximos dos días.

Sus ojos se abren y se lame los labios mientras mira mi boca. Sus manos se apoyan
en mi bíceps y sonrió cuando los doblo apropósito, haciendo que sus ojos se abran y
aquel punto de pulso en la garganta anticipándose.

—Bueno, si te pones de esa manera... —dice en voz baja—. ¿Me llevas a casa?

—Voy a llevarte a mi casa —le contesto, e inclino mi frente contra la de ella—. Sin
interrupciones. Voy a hacerte gritar y reír y deshacerte, y no quiero que te preocupes
por quien nos puede escuchar cuando lo hacemos.

—Muy bien —dice ella—. ¿Podemos dejar de hablar de ello en el garaje de Will e ir
a hacerlo ahora?

—Esa era la idea.


Capítulo 6
Traducido por Blanca20011983
Corregido por francatemartu

Meredith

—¿D
ónde vives? —le pregunto, y nerviosamente, mi rodilla salta
en una staccato15 rápido.

—A unos diez minutos de aquí —dice y toma mi mano en


la suya, tirando de ella a los labios para besar mis dedos—. Demasiado lejos.

No puedo soportarlo. Decirme que me necesita ahora activa un interruptor dentro de


mí y tengo que tocarlo. Se detiene en un semáforo en rojo y me desabrocho mi
cinturón de seguridad y rastreo en la consola central, le cojo la cara entre las manos
y le beso. Exigente. Él gruñe y entierra sus dedos en mi pelo, sosteniéndome cerca
mientras me devuelve el beso con un hambre que nunca había visto antes.

De repente, una bocina de un auto detrás de nosotros, nos advierte que la luz esta
verde.

—Demasiado jodidamente lejos —le digo y me siento en mi asiento.

Mark sostiene mi mano agarrada con fuerza mientras maniobra el Jeep por el barrio
a su casa y hace una parada rápida en el camino de entrada.

—Hogar dulce hogar —murmura, salta fuera del jeep y corre alrededor de mi puerta
para ayudarme.

—Me gusta tu casa. —Es un barrio consolidado en la mejor parte, con un árbol de

15
Staccato: Frase musical en el que las notas deben ser ejecutadas con suspensiones entre ellas, con corta
duración
cerezo en flor enorme en el patio delantero.

—Gracias —él responde y me lleva por la puerta principal—. Te daré un tour más
tarde—. Él lanza las llaves en una mesa cercana, se vuelve hacia mí, me arrincona
contra la puerta que se cierra detrás de mí y devora mi boca, besándome con avidez.
Él sostiene mi mejilla con una mano, con la otra levanta la pierna derecha hasta la
cintura y toma mi culo en su palma.

—Dios, te ves tan bien, M —murmura contra mis labios. De pronto se da vuelta a
nuestro alrededor y tira de mi camisa sobre mi cabeza, mientras me sumerjo en el
botón de sus vaqueros. No podemos desnudarnos el uno al otro lo suficientemente
rápido. Somos una maraña de brazos, ropa y risas mientras nos desvestimos
rápidamente y tropezamos en nuestro camino hasta unas escaleras a su habitación.
Él todavía está en calzoncillos cuando rasga la mi ropa interior de mi cuerpo. Maldita
sea, sus brazos están flexionando los músculos que saltan bajo su piel de bronce y
estoy a punto de deshacerme.

Atrapados en la ropa interior, de repente él me agarra por la muñeca para que yo no


pueda tocarlo.

—Mark, date prisa —empiezo, pero él me interrumpe.

—No hables.

—¿Qué?

Sus ojos se pasean arriba y abajo de mi cuerpo desnudo como un hombre hambriento
en un buffet donde puede comer sin límite.

—Sólo el sonido de tu voz hará que me corra ahora, M. Joder, eres tan... —Sacude
la cabeza como si simplemente no pudiera encontrar la palabra correcta.

—Pensé que me ibas a joder. —Hago pucheros y sonrío para él, pero sus ojos se
encuentran con los míos y ellos están en llamas. Su rostro es duro, con la mandíbula
apretada mientras se cierra la brecha entre nosotros, me levanta fácilmente en sus
brazos y me pone en la cama. Besa mi cuerpo, mi vientre, entre mis pechos, mi cuello
y finalmente me cubre por completo y me besa suavemente.

—Confía en mí, te voy a joder. Te voy a follar ciegamente, pero no voy a follarte
ahora, nena. —Él me acaricia el pelo y meter mi nariz con la suya—. He esperado
mucho tiempo este momento. Voy a hacer el amor largo y lento contigo. Explorar
cada centímetro de este cuerpo increíble. Tengo que redescubrirte, M.

Las lágrimas pican mis ojos con sus dulces palabras. Sus dedos son infinitamente
suaves en mi cara, acariciando mi mejilla. Mis manos no pueden dejar de viajar arriba
y abajo de su espalda, pos sus brazos y luego en la espalda de nuevo. Su piel es cálida
y suave y los músculos saltan bajo mi toque.

—Me encanta tocarte —le susurro.

Él sonríe y baja sus labios a mis labios, luego los arrastra por mi barbilla, por el cuello
y comienza un lento viaje por mi cuerpo.

Él no deja un centímetro sin tocar. Hace una pausa en mis pechos y se aleja para
admirarlos, y no puedo dejar de reír.

—Así que eres un hombre de tetas.

La sonrisa pícara se propaga a través de sus labios y su nariz se inclina a dar vueltas
alrededor de una aureola apretada.

—Tus pechos crecieron muy bien.

—Te lo dije —murmuro y empujo los dedos por el pelo.

—Tu cuerpo siempre ha sido magnífico. Siempre me has mantenido en un estado


perpetuo de excitación durante mucho tiempo, pero, Dios mío, Mer, verte como una
mujer, es simplemente impresionante.

—Vamos a tener sexo, M. No tienes que llenarme con palabras bonitas.

Sus ojos se encuentran con los míos, y yo sé que él no está bromeando.

—Te voy a decir todas las palabras hermosas que quiero, y debes saber a qué me
refiero a cada uno de ellas.

Sus manos se deslizan por mi estómago, por mis caderas y entre mis muslos, pero sin
tocarme en el lugar donde mi cuerpo está pidiendo que me toque. Mis caderas se van
a salir de la cama, rogando por su atención.

—Piel hermosa —continúa y me besa de la misma forma en que sus manos han
hecho, desde mi vientre a mi cadera—. ¿Qué es eso?

—Un tatuaje. —Le sonrío y me río cuando su mandíbula cae—. ¿No te gusta?

Sus dedos bailan sobre la pintura.

—Es pequeña.

Miro hacia abajo, donde él está buscando y asiento. Es una simple nota musical, y
en el centro del círculo, parte de la nota es una M.

—Mantuve conmigo dos cosas mientras bailaba —comienzo mordiéndome el


labio—. La música... —Tomo una respiración profunda. Jesús, me estoy abriendo
aquí mismo.

—¿Y?

—Y a ti.

Su mirada se conecta con la mía.

—Eres increíble.

Frota su pulgar sobre la pintura, mientras me mira en silencio por un largo momento,
luego pone varios besos en mi cadera, acaricia mi pequeño tatuaje, y viaja más abajo
en mi muslo.

—Me estás matando —le digo y muevo las caderas.

—Prepárate, cariño, porque harás un viaje largo.


—Jesucristo, ¿que acabas de hacer con el dedo? —Me impulso a mí misma en mis
codos y le miro a él mientras besa mi rodilla.

—¿Quién dijo que era mi dedo?

Me río y caigo sobre mi espalda y luego gimo cuando llega a mi pie y comienza a
frotarlo en círculos.

—Oh Dios.

—Tus pies han tenido un duro golpe.

—No mires directamente a ellos. Vas a correr gritando.

Se ríe y besa la parte superior de mi pie, luego se mueve al otro y repite el proceso.

—No voy a ninguna parte, nena.

Se mueve por mi pierna haciendo que me retuerza y gima cuando presta atención
extra en la parte posterior de la rodilla, y justo cuando creo que va a sumergirse en el
punto dulce, lo evita completamente dando besos a mi cadera, vientre y juega con el
otro pecho.

—¿Mark?

—Sí, amor.

—Quítate el bóxer y déjame tener mi turno.

—Eres demasiado mandona —susurra y besa mi mandíbula—. Claramente no estoy


haciendo bien mi trabajo, si sigues siendo capaz hablar coherentemente.

—Lo estás haciendo bien.

—Voy a hacerlo mucho mejor que bien, cariño.

Su mano se pasea por mi vientre y finalmente desliza sus dedos entre mis pliegues y
en mi núcleo húmedo.
—Mierda —susurra contra mis labios—. Estas tan jodidamente mojada, M.

—Te necesito —le digo y suspiro mientras sus dedos se mueven lentamente dentro y
fuera, entonces de nuevo a mi clítoris.

—¿Es esto lo que necesitas?

Niego con la cabeza y levanto las caderas, empujando contra su mano. ¡Dios mío, él
es bueno con las manos!

—¿Qué necesitas?

—A ti

—Estoy aquí —responde. Puedo sentir el cambio en la cama cuando él sale de su


ropa interior, y luego se arrodilla entre mis muslos—. Me voy a comer ese coño antes
de que termine la noche.

—Vete a la mierda —le susurro.

—¿No?

—¡Sí!

Se ríe y escucho el plástico de un paquete de condones.

—Mírame, M.

Abro los ojos y miro directamente a los ojos de color azul oscuro. Toma una de mis
manos entre las suyas, conecta nuestros dedos y mantiene las manos por encima de
mi cabeza mientras se ubica en mi entrada. Sus ojos nunca dejan los míos, mientras
comienza a empujar dentro de mí. Sus dedos aprietan los míos. Agarro su cara con
la mano libre, nunca lo amé más que ahora.

Te amo.

Él empuja hasta el final y para, cada músculo tenso por el esfuerzo de mantenerse
quieto, jadeando, observándome.
—Tan apretada. —Me besa suavemente y mordisquea el camino hasta la esquina de
mi boca. Yo aprieto mis muslos más altos alrededor de sus caderas y gruñe—. Va a
hacer que pierda el control.

Sonrío y giro las caderas, observando con fascinación como se muerde el labio. Me
encanta verle luchar por mantener la compostura.

—Mark —le susurro y paso los dedos por la cara—. Eres tan caliente.

Ahora comienza a moverse, lentamente al principio y luego más rápido, como si una
fuerza externa estuviera empujando. Toma mi mano en la suya y la sostiene por
encima de mi cabeza, cuando nuestros cuerpos se toman, moviéndose en un conjunto
perfecto.

Joder, es tan grande. No puedo dejar de apretarlo más a medida que empuja dentro
y fuera, hasta que finalmente él jura una maldición incomprensible cuando me
derrumbo por debajo de él, gritando mientras el orgasmo me consume.

—Eso es, nena —dice y observa con ojos hambrientos como yo tiemblo bajo sus
pies—. Mierda, sí. —Él gime y acaba fuerte, balanceando sus caderas contra la mía
mientras se vacía dentro de mí. Él está jadeando cuando libera mis manos y descansa
su frente contra la mía. No puedo mover mis brazos, los dejo en reposo en la cama
donde él los dejo.

—¿Sabes lo que le susurré a Jax ayer? —Él me pregunta de repente.

—Uh, no estaba pensando en Jax mientras aún estás dentro de mí —le contesto y río
haciéndole estremecerse cuando mi coño se aprieta con el movimiento.

—Lista —susurra y me besa suavemente, luego cepilla mechones de pelo de mi


cara—. Le dije que te amo más de lo que puedo decir.

Me congelo y siento que mis ojos se abren mientras lo miro.

—¿Le dijiste eso?

Sacude la cabeza y continúa mirándome con sobriedad. Parece que va a decir algo
más, pero antes de que él pueda, yo envuelvo mis brazos alrededor de él y entierro
mi cara en su cuello y le susurro:

—Yo también te amo.

Él nos gira, por lo que está por debajo de mí y me apoyo en los codos para que pueda
ver su rostro a medida que continúo:

—Nunca te abandoné, M. Te di mi corazón hace tantos años, y nunca lo recuperé.

—No te lo voy a devolver —responde.

—Genial.

—Pero creo que te hice una promesa. —Su cara está completamente seria cuando me
mira y yo frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Prometí —dice y me besa la mano—: Follarte.

Mis labios se contraen mientras trato de estar seria y asiento gravemente.

—Me lo prometiste.

—Soy un hombre de palabra, ya sabes.

—Sí, tienes esa reputación.

Se sienta y me saca de la cama, y luego me lanza por encima del hombro y me lleva
al cuarto de baño principal. Todavía huele a serrín y el brillo de los nuevos muebles
y azulejos me hace sonreír.

—Esto es hermoso.

—Terminé esta mañana.

—¿Te quedaste despierto toda la noche haciendo esto?


Niega con la cabeza cuando me apoya en el mostrador y desecha el condón.

—Quisiste ir al cine ayer —dice.

—¿Debías hacer esto en vez de ir?

—No, debía ir al cine con la mujer de la que estoy enamorado. —Él se da vuelta hacia
la ducha y luego de nuevo a mí.

—Todavía estoy tomando la píldora, M. No necesitamos los condones.

Se encoge de hombros y sacude la cabeza, mira hacia abajo y luego se reúne con mi
mirada.

—Yo no he sido un santo, Meredith. Siempre, siempre uso condón, pero no voy a
correr ningún riesgo contigo. Los usaremos hasta que vea a un médico esta semana.

El pensamiento de él con otras mujeres me dan ganas de arrancar los ojos de alguien,
pero yo doy una respiración profunda y recuerdo lo que le dije la otra noche en el
muelle. Han pasado diez años.

Yo no fui una santa tampoco.

—Muy bien —le contesto—. Starla nos exige hacernos chequeos todos los años, y no
he tenido pareja desde la última. Estoy bien.

—Eres increíble y yo no te merezco.

—Eso es probablemente cierto.

Se ríe y envuelve sus brazos alrededor de mí, abrazándome fuertemente. Su pecho


desnudo se ve fantástico en mi mejilla y me quedó así por un largo minuto, mientras
esperamos que la ducha se caliente. Cuando el vapor comienza a llenar el cuarto de
baño, Mark me ayuda y me lleva para la linda ducha de azulejos, lo suficientemente
grande para hacer un show en el interior.

—¿Has planeado hacer fiestas aquí?


—Sólo del tipo de dos personas, contigo —responde y comienza a enjabonarme con
mi marca de gel de ducha y una nueva esponja.

—¿Has comprado mi gel de ducha? Seguro de ti mismo.

—Esperanzado —dice y dibuja círculos en mi vientre y abajo en mi pubis desnudo.


Agarro una toallita y correspondo el favor, amando la sensación de su cuerpo
desnudo bajo mis manos.

—Tu cuerpo es increíble —murmuro.

—Me alegro de que lo apruebes.

—Nunca voy a poder dejar de tocarlo.

—Ese es el plan.

Le sonrío mientras nos baña, sus ojos están calientes de nuevo y él me hace
inclinarme contra la baldosa fría y se arrodilla delante de mí, levantando mi pierna
izquierda apoyándola en su hombro, abriéndome para él.

—Voy a resbalar y caer —suspiro.

—Te tengo —responde mirándome a la cara mientras desliza sus dedos sobre mis
labios—. Dios, Mer, estás tan jodidamente mojada.

—Tú me excitas. —Atrapo su pelo en mis manos y lo aseguro cuando el gruñe y se


inclina sobre mi clítoris con la lengua y los labios. Él hunde dos dedos dentro de mí
y envuelve sus labios alrededor de mi clítoris y eso es todo lo que necesito; me corro,
gritando su nombre mientras me da la vuelta en la pared de la ducha.

Él se levanta, apaga la ducha y ni siquiera se molesta en secarnos cuando me tira a


la cama.

—¿Mmm Mark? Estoy mojada.

—Joder, sí, lo estas —dice y me toca ¡me toca! en la cama, enseguida, extiende mis
piernas y se sumerge de vuelta—. Sabes deliciosamente. —Él se está lamiendo los
labios, lamiendo cada gota de mí, entonces empuja los dedos hacia atrás y los empuja
rápidamente, derribando al borde de otro entumecimiento orgásmico.

—¡Mierda!

Él lame y muerde su camino hasta mi cuerpo, se pone un condón y se sumerge dentro


de mí, rápido y duro.

—Maldita sea, Mer —gruñe y comienza a latir dentro y fuera de mí. Los sonidos que
salen de él son primordiales y valientes y me encanta ese lado de él, tanto como el
hombre que hizo el amor dulce conmigo hace unos treinta minutos.

De repente, él se sale y me voltea, tirando de mis caderas y se sumerge de nuevo en


mí por detrás, da una bofetada a mi culo y me monta duro.

Santo puto infierno, es la cosa más caliente que he visto.

—Mark, ¡oh, Dios mío!

—Mía —gruñe y se inclina para presionar sus labios a mi oído—. Eres mía.

Agarro las sabanas con los puños y me aseguro para este viaje salvaje con este tipo
loco, increíble.

—Dilo —él manda.

—Tuya —le contesto sin aliento—. Siempre.

—Joder, sí, siempre. —Él agarra mis caderas y empuja hacia mí durante varios
minutos, y más tarde para con las bolas apretadas profundamente, gritando cuando
acaba duro, lanzándome junto con él.

—Jesucristo, no voy a sobrevivir a ti —dice sin aliento mientras cae desmayo a mi


lado.

—Has sido tú cariño —le contesto y me arrastro sobre su pecho—. Wow. Eres
definitivamente mejor que bueno.
—Tú eres magnífica —susurra y besa mi frente—. Te amo, M.

—Yo también te amo.

*****

Me despierto sola. Está oscuro, todavía es de noche, y la cama esta fría, donde Mark
estaba tumbado.

¿Adónde fue?

Me envuelvo la sabana y parto a su encuentro. La casa está en silencio, pero cuando


miro por la ventana, el Jeep se encuentra todavía en el garaje.

Busco por toda la casa vacía y pienso, pero luego veo un resplandor procedente del
patio trasero. Abro la puerta francesa al patio y salgo por la noche para encontrar a
Mark sentado en un sillón, mirando las llamas en una chimenea de ladrillo.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto y me uno a él. Él está sin camisa, vistiendo
sólo pantalones cortos que cuelgan sueltos mostrando los músculos en forma de V
en las caderas.

Delicioso.

Y así, estoy bien despierta y mi cuerpo está zumbando con anticipación.

—No quería despertarte. Y no podía dormir. —Él extiende su mano hacia mí, luego
me tira en su regazo. Me acurruco contra él y veo el fuego.

—¿No tienes frío?

—Estoy bien —dice y me besa la cabeza.

—¿Por qué no puedes dormir?

Se encoge de hombros y me inclino hacia atrás para ver su rostro.

—¿Mark?
—Sigo pensando que esto es un sueño. —Se ríe con tristeza y niega con la cabeza—
. Creo que perdí mi credencial de hombre.

—Entiendo. —Me muevo fuera de su regazo y suelto la sabana, luego tiro de sus
pantalones cortos alrededor de sus muslos, liberando su gruesa erección antes de
subirme encima de él y hundirme.

—No llevo condón. —Él suspira y aprieta mis caderas cuando me muevo hacia atrás
y hacia delante lentamente.

—Está bien —le susurro y lo beso dulcemente—. Esto no es un sueño, amor.

Cierro los ojos e inclino mi frente contra la suya mientras lo monto de manera
constante.

—Somos tú y yo, M.

Su boca se cierra alrededor de mi pezón y echo la cabeza hacia atrás cuando la


electricidad desciende hasta mi núcleo, haciendo que me agarre a su alrededor con
más fuerza.

Él empuja su mano entre nosotros y rodea el clítoris con el dedo pulgar, y estoy
perdida para él, mordiéndome los labios cuando me corro a su alrededor.

—Mierda —susurra y llega conmigo, entonces me tira hacia abajo con él, besándome
y abrazándome cerca. Por último, yo descanso mi cabeza en su pecho, dispuesta a
sentarme y ver el fuego al lado de nosotros.

—No es un sueño. Es mejor —le digo en voz baja.

—Mucho mejor —él está de acuerdo.


Capítulo 7
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Francatemartu

—C
ierto chicas, muy bien, ¡es nuestra hora preferida! ¡Danza
libre! —anuncia Jax y las niñas en el aula baten palmas y
saltan arriba y abajo. Esta es nuestra clase para mayores, por
encima de los catorce años, entonces Jax escoge una nueva canción de Pitbull y las
niñas empiezan a bailar en la tarima. La parte que las niñas más adoran sobre esta
parte de la clase es que Jax y yo nos unimos a ellas, bailamos como si estuviéramos
en una escuela de danza.

Jax agarra mi mano y me hace girar alrededor de sus brazos, luego me empuja hacia
arriba en un levantamiento y hacia abajo en otra rotación, haciendo que todas lo
celebren.

Él es como un show-man.

Cuando termina la canción, las chicas se cambian sus zapatos y recogen sus mochilas
y abrigos, diciendo adiós cuando se van.

—Esa Melissa es buena —Jax menciona cuando se cierra la puerta de cristal.

—Ella es realmente buena. —Estoy de acuerdo y me siento en la silla detrás del


escritorio—. Deberías trabajar con ella en privado.

—¿Yo? creía que era tu área. —Se inclina la cadera en la mesa y bebe de una botella
de agua.

—Ella responde bien ante ti, y no tiene un enamoramiento, así que debería funcionar
bien.
—Estoy herido que no esté enamorada de mí. —Finge hacer pucheros—. Debo estar
perdiendo mi toque.

—Te estás volviendo viejo —bromeo y me río cuando me muestra el dedo medio—.
Voy a hablar con su madre la semana que viene.

—Su madre va a saltar de alegría —dice con un guiño—. Algunas madres están más
entusiasmadas con esto que los bailarines.

—A mi madre siempre le encantaba verme bailar. —El dolor es fuerte y rápido,


quedándose en los más profundo de mi corazón.

—Ella estaría condenadamente orgullosa de ti, galletita —dice y me empuja para un


abrazo—. Siempre estaba orgullosa, y verte comenzar con este estudio la hizo brillar.

—Estoy contenta de que pudiera verlo —le digo y parpadeo con fuerza contra las
lágrimas que siempre amenazan cuando empezamos a hablar de mi madre—.
Disfrutaba viendo a las pequeñas bailarinas.

—Le gustaba ver lo que tú les enseñaba —dice en voz baja.

Me muerdo el labio y miro a mi amigo por un largo minuto y luego dejo de una puta
vez, que las lágrimas caigan.

—La extraño. ¿Por qué la gente que amo muere?

—Lo siento —dice mientras me tira en sus brazos y me oscila hacia atrás y adelante.

—No te puedes morir —lloro y entierro mi cara en su pecho—. Traté de deshacerme


de ti durante años, pero no salió, entonces no te puedes morir.

—Mujer loca, pensando que podrías deshacerse de mí. Yo te lo mostré. —Él toca mi
cara y limpia mis mejillas con sus pulgares—. Yo no voy a ninguna parte.

—Bien. —Yo asiento y respiro profundamente—. Gracias por tolerar mi histeria.

—Estoy acostumbrado a ella. —Me río y le doy un puñetazo en el brazo.


—¡Ay!, estoy demasiado acostumbrado a la violencia. —Se frota el brazo y me mira
a los ojos cuando dice—: ¿Vas a salir con Mark de nuevo esta noche?

—Eso habíamos planeado. —Reviso mi teléfono y me sonrío cuando veo un mensaje


de él. ¿Qué llevas puesto?

—¿Así que no estarás en casa esta noche? —Su rostro es neutral, pero su voz suena
aburrida.

—¿Mantienes la puntuación? Dudo que estés en casa mucho desde que estas saliendo
con tu nuevo chico.

—Estoy en casa más de lo que crees —dice.

—¿Quién es este tipo?

Se encoge de hombros y toma otro sorbo de agua.

—¿Por qué no quieres hablar de eso? Siempre hablamos de con quién estamos
saliendo.

—¿Como tú has hablado conmigo sobre Mr. Hot Tamale16?

—Eso no es justo. Yo no te he visto.

—Ese es mi punto, Cherry Garcia17.

—¿Qué tienes en contra de Mark? Él nunca hizo nada malo en primer lugar.

—Parece que van muy rápido. Te escuché decirle por teléfono ayer que lo amas.
¿Estás segura de que tiene buenas intenciones? Tal vez él tiene un plan vengativo de
hacerte daño para que puedas pagar el hecho de que lo abandonaste un día.

—Uh, hola, reina del drama. —Sacudo la cabeza con exasperación—. No, yo no lo
creo.

16
Mr. Hot Tamale: Trozo de canela súper picante. Quiere decir que el tipo es muy caliente.
17
Cherry Garcia : Sabor de helado que contiene cereza.
—Sólo estoy diciendo que es una posibilidad.

—No le conoces, Jax. No es así.

—Ok, es tu corazón. —Se encoge de hombros y se mueve a salir, pero me levanto y


lo detengo.

—Sé que es rápido —y admito que mastico mi labio cuando él se levanta y me mira
con ojos preocupados—. ¿Crees que no lo sé? Esto me asusta demasiado.

—Si él te está presionando en algo...

—Oh, se realista. —Giro los ojos y niego con la cabeza—. Nadie me presiona en
nada. Tú lo sabes mejor que nadie. No me siento presionada, me siento... atraída por
él. No puedo parar. Es más fuerte de lo que era cuando éramos adolescentes, y es no
sólo sexo, aunque... a ver, el hombre ciertamente ha perfeccionado esta habilidad, y
él era bueno hace diez años.

—Oh bueno. Esto es exactamente lo que quiero oír, tu vida sexual.

—¿Yo estoy cometiendo un error? ¿Estoy dejándome apasionar por él y


preparándome para el disgusto cuando todo se desmorone?

—¿Por qué se va a caer a pedazos?

—¿Por qué no?

—Nena, los dos estamos muy cínicos, ¿no? —Él sonríe y luego pasa la mano sobre
mi cola de caballo—. Mientras que los dos estén en la misma página, no te alejes de
él. Te vi anhelarlo por años. Si este es el momento para que estén juntos, agarrarlo,
Mer.

—Wow, eso es muy romántico viniendo de ti.

Se ríe y se aleja.

—O simplemente ten relaciones sexuales con él hasta que lo retires de tu sistema y le


des una patada, pero no creo que eso suceda esta vez.
Yo tampoco.

—De todos modos, me mantienes informado. —Su sonrisa se desvanece y


comprueba su teléfono—. Me tengo que ir.

—¡No te vayas, Jax! Algo está mal en ti esta semana. ¿Es este Sr. Amor en pantalones
que estás viendo?

Él se echa a reír y luego me tira en un abrazo.

—¿Sr. Amor en pantalones?

—¿Qué pasa?

Suspira y me besa en la cabeza, luego se aleja y se sienta en la mesa, balanceando sus


pies.

—Su nombre es Logan. Pensé que sería un polvo rápido, como siempre, pero... no lo
es. —Se encoge de hombros, como si estuviera completamente perdido, y me coge la
mano en la suya y me da un apretón.

—¿Qué es?

—No tengo ni idea. El sexo es una locura. Él es atento y amable y pase la noche con
él. Dos veces.

—Wow —le contesto con las cejas levantadas—. Esto es muy no-Jax.

—Sí, tú generalmente eres la única con la me gusta estar abrazadito. —Él sonríe y
me pellizca la nariz con el dedo, luego su rostro se queda serio—. Ha sido difícil
deslizarme en el segundo lugar en tu lista de prioridades.

Parpadeo hacia él, sorprendida.

—¿Crees que esto es lo que ha pasado desde que estoy de vuelta con Mark? He estado
durmiendo con él por menos de una semana.

—Eso es lo que pasó, pastel de queso. Pero sucedería tarde o temprano, no importa
a quien estés viendo. Entiendo. Simplemente no me siento bien.

—Lo siento —le susurro—. Te amo, Jax. Tú siempre serás importante para mí, no
importa lo que pase.

—Lo sé. Estoy atrapado contigo. Es una carga que llevo con valentía.

Me río y niego con la cabeza hacia él, pero no puedo evitar sentirme culpable. He
pasado tiempo con Jax, aparte del estudio, y siempre estamos trabajando cuando
estamos aquí.

—¿Tienes planes con Logan esta noche?

—Sí.

—Bueno, yo voy a decir algo. Voy a cancelar con el Sr. Hot Tamale y tú cancelas con
el Sr. Amor en pantalones y tú y yo nos haremos manicuras y pedicuras.

Él se ve sorprendido por un momento, y luego echa la cabeza hacia atrás y adelante


como si contemplara mi oferta.

—Hmm, sexo caliente o mani-pedi. Esto es difícil.

—Si quieres podemos ir a casa y comer helado y ver Pretty Woman.

—No soy tan niña como eso —contesta, ofendido—. Vamos a ver The Perfect
Choice.

—No eres tan niña, eh. —Se gira de espaldas a mí otra vez y me río—. Ve y llama a
Logan.

Él me abraza y me sonríe.

—Gracias.

—Si no me alcanzas hasta el Blu-ray, voy a poner Pretty Woman.

—Eres una perra.


—Por supuesto.

Se ríe y saca el teléfono de su bolsillo cuando se retira. Levanto mi propio teléfono y


marco el número de Mark.

—Hey, preciosa —responde.

—Bueno hola —le respondo con una sonrisa—. Oye, tengo que cancelar la cita
contigo esta noche.

—¿Ya me estas dejando? —él me pregunta con una risa.

—Sí. Estoy tan aliviada de que entiendas.

—Espera. No me gusta este juego.

Me río y saco mis gafas de sol y pañuelo del bolso.

—Jax está pasando por algunas cosas, y me está echando de menos, entonces él y yo
vamos a tener NCG esta noche.

—¿Qué es NCG?

—Noche de chicas y gays.

Mark se echa a reír por teléfono durante unos segundos antes de aclararse la garganta
y decir:

—¿Qué, exactamente, implica eso?

—Spa, helado y comedias románticas.

—Diviértete —dice rápidamente, como si tuviera miedo de que yo lo invitara.

—Siento avisarte en el último minuto. ¿Vamos a quedar otro día?

—No hay problema. ¿Por qué no te llevo café mañana por la mañana?

—Jax y yo tenemos un examen mañana temprano. Nos estamos preparando para el


viaje a Los Ángeles. Tengo un descanso antes de la primera clase a las 9:30, pero vas
a estar en el trabajo.

—Voy a tomar un descanso. Esa es una de las ventajas de ser el jefe.

Sonrío y siento que mi estómago se aprieta con el tono de su voz.

—Me gustaría eso.

—Hasta entonces, querida.

—Hasta luego. —Apago sólo cuando Jax regresa a nuestro vestuario—. ¿Listo?

—Vamos. —Mantiene la puerta abierta para mí, la bloquea y toma mi mano mientras
caminamos por la calle para una manicura.

*****

—¿Por qué no hacemos esto más a menudo? —Jax pregunta cuando se sienta y
espera a que sus uñas se sequen. Nuestras manos y pies están suaves y descansados.

Bueno, nuestras manos son suaves. Nuestros pies no se suavizan nunca.

—Estoy dejando a nuestras pedicuras un extra. Nadie debería tener que tocar
nuestros pies.

—Buena decisión —dice y suspira feliz—. ¿Tenemos helado en casa?

—Sí. Supongo que eso es todo lo que tenemos en el congelador ahora.

Cuando mis uñas de color rosa están secas, volvemos al apartamento, tiramos
nuestras bolsas en el interior de la puerta y corremos hacia el Blu-Ray. Jax me gana
por dos pasos.

—¡Ha! ¡Será The Perfect Choice!

—No cantes esta vez. Para alguien con un buen ritmo, eres alguien completamente
sordo musicalmente, mi amigo.
—Yo no lo soy.

—Starla pagó extra para hacer que dejaras de cantar. Haz las cuentas.

Me acomodé en el sofá, cayendo para atrás en las almohadas, los pies en la mesa de
café y las manos cruzadas sobre el vientre mientras Jax va a la cocina para preparar
la cena.

—Helado —dice con una sonrisa y se une a mí en el sofá con dos cuencos y dos
cucharas—. La cena de los campeones. ¿Tú quieres Chubby Hubby18 o prefieres
Chunky Monkey19?

—Sí. —Agarro la jarra más cerca de mí, cojo la cuchara y pulso Play en el mando a
distancia—. Vamos a cambiar cuando hayamos comido la mitad.

—Jesús, esto es una gran cantidad de calorías.

—Las calorías no cuentan en una NCG. Además, estamos trabajando nuestros culos,
literalmente, en esta rutina Starla. Estás pateando mi culo en ella.

—Está bien, sin embargo. Va a ser mejor la rutina en VMA.

—Por supuesto —le respondo y giro los ojos—. Eres lo mejor que existe, Jax.

—Es por eso que te amo. Tú alimentas mi ego.

Lo pateo y tomo un gran bocado de Chunky Monkey. Cuando ambos recipientes


están vacíos, nos tumbamos en un coma de azúcar y vemos la película, anidados en
el sofá. El cuerpo de Jax es duro. Robusto. Magro..

Él es muy sabroso. Espero que Logan no trate de estropearlo. Yo tendría que matarlo.
A medida que la película termina y los créditos empiezan a rodar, el teléfono de Jax
suena.

18
Chubby Hubby : Sorbete de vainilla helado malteada con pretzels, fudge (un dulce de chocolate o
cacahuetes) y remolinos de mantequilla de maní.
19
Chunky Monkey: plátano helado con trozos de chocolate fudge y nueces.
—¿Es Sr. Amor en pantalones?

—Sí. —Se ve destrozado cuando me mira—. Pero es NCG.

—Respóndele. Llamaré a Mark y luego me acurrucaré en mi cama y dormiré.

Él sonríe y pone el dedo en el teléfono, contesta:

—Sí... Bueno, todavía estoy con Mer. Vamos a estar juntos toda la noche.

—¡Hola, Logan! —grito en el teléfono. Jax sonríe.

—Él dice hola.

—¡Quiero ver una foto tuya! —yo grito.

—Sí, te voy a mostrar algunas cuando cuelgue el teléfono.

—¿Tienes fotos y no las he visto?

—¿Puedo hablar aquí?

Sonrío y camino a mi habitación, dando a Jax privacidad mientras llamo a Mark.

—¿Qué llevas puesto? —él responde.

—Sólo una sonrisa, hombre atractivo —le respondo con una risita.

—Bueno, ponte algo de ropa. Estas con Jax, e incluso si él es gay, no estoy cómodo
si estas caminando desnuda junto a él.

—Bueno, no eres divertido. —Me río de nuevo y me tumbo en la cama—. ¿Qué estás
haciendo?

—Estoy pintando el baño de abajo.

—Por lo tanto, ¿trabajas todo el día en la construcción, y luego vas a casa y sigues
trabajando?
—Si estuvieras aquí, estaría trabajando en algo mucho más emocionante.

—Sí, ¿en qué?

—Bueno, son casi diez años, por lo que estarías en el camino de tu tercer orgasmo
ahora.

—Maldito Jax —murmuro, haciendo reír a Mark.

—Haré eso por ti mañana por la noche.

—¡Guau!

—Pensé que esto era un momento súper secreto de chica y gay. ¿Qué estás haciendo?
—Puedo oír algo tintineando en el fondo, y me imagino que está derramando más
pintura en una bandeja de plástico.

—Jax recibió una llamada de la persona que está viendo, así que decidí aprovechar y
llamarte. Significa que medio siento tu falta.

—¿Más o menos?

—Sólo un poco.

Se ríe y luego puedo oírle tragar algo.

—Yo puedo ir más tarde.

—Todo está bien. —Suspiro—. Jax y yo vamos a acurrucarnos en mi cama y dormir.

La línea es tranquila y creo que lo perdí por un minuto.

—¿M?

—¿Tú y Jax se acurrucan en tu cama? ¿Durante toda la noche?

—Um, ¿sí? —hablo como una pregunta, porque no estoy del todo segura de por qué,
de repente suena celoso.
—¿Vas a dormir en tu cama con otro hombre?

—Con Jax —aclaro—. Vestidos. Sólo estaba bromeando acerca de que estoy
desnuda. Dormir. Él ronca. Probablemente lo echaré en algún momento.

—Eso estaría bien.

Yo frunzo el ceño y me muerdo el labio.

—Jax y yo dormimos juntos, solo dormimos, durante diez años, M. No es nada


nuevo.

—Es algo nuevo para mí. —Suspira y me lo imagino frotándose la frente con
exasperación.

—Si te hace sentir incómodo, no lo haremos.

—¿Por qué mi hombre de las cavernas va viento en popa contigo? —Su voz es ronca
y sonrío. Es sexy como el infierno.

—Te amo —le susurro—. Voy a dormir sola esta noche.

—Ese es mi problema, nena. Haz lo que siempre hiciste. Estoy bien. Nos vemos
mañana.

—¿Estás seguro?

—Quiero decir que no. Quiero decir que el único hombre que va a compartir tu cama
de nuevo contigo soy yo. Pero esto es irracional. Si Jax fuera una mujer, no me
importaría.

—Vamos a acurrucarnos —Jax anuncia cuando invade mi habitación—. Pero no me


voy a quedar. Logan dice que está reclamando un derecho a los privilegios de sueño.

Parpadeo en Jax, que está sonriendo con suficiencia cuando se sube en mi cama y
abre sus brazos.

—Vamos. Trae a Mark contigo. Va a ser un Chunky Monkey muy dulce.


—¿De qué está hablando? —Mark pregunta con una risa—. ¿Quién es Logan?

—Su novio —le respondo y me arrastro bajo las sábanas para acurrucarme con Jax—
. Y al parecer tú y Logan acaban de establecer la ley de que nosotros nos podemos
abrazar, pero no dormir juntos.

—Me gusta Logan —dice Mark.

—Me gusta Logan también —dice Jax—. Di buenas noches Meredith.

—Buenas noches, Meredith —Mark dice con una carcajada.

—Buenas noches, Meredith —le contestó y río de nuevo—. Te quiero, guapo.

—Yo también te amo —ambos dicen al mismo tiempo.

—Hasta mañana, bebé. —Mark corta y lanzo mi teléfono a los pies de la cama.

—Así que, si Logan está reclamando un derecho a los privilegios de sueño, él es


definitivamente tu novio.

—Él quiere invitarte a ti y a Mark para ir a cenar con nosotros este fin de semana.

—¡Wow! ¡Ok! ¡Qué divertido! —Sonrío y beso la cara de Jax—. Nunca hemos estado
en una cita doble antes. Muéstrame la imagen.

Él encuentra una foto en su teléfono y me muestra. Un hombre de pelo castaño,


sonriendo para mí. Él tiene un rostro desaliñado, pero queda bien. Sus dientes están
ligeramente doblados en la parte inferior, y sus ojos son de color verde y apacible. Él
lleva una gorra roja y gafas negras, con marco grueso.

—Hola, Sr. Amor en pantalones.

—¿Cierto? —Agarra el teléfono y mira la foto de Logan durante un largo minuto


antes de apagarlo y ponerlo a un lado—. Es muy caliente.

—¿Qué hace?
—Es arquitecto. —Sus ojos se iluminan con orgullo cuando piensa en Logan—.
Deberías ver algunos de los edificios que ha diseñado.

—Él y Mark tendrán algo de que hablar.

Jax asiente y bosteza.

—Me siento como si estuviera esperando que algo salga mal.

—¿Cómo?

—Vamos, Mer. Tú sabes mi historia con los hombres. No es exactamente cómo los
romances de las novelas.

—Ni yo —le respondo con un encogimiento de hombros—. Pero eso no significa que
no lo merecemos. Te mereces ser feliz con un hombre caliente que es amable y te
ama.

—Nadie dijo nada sobre el amor —responde rápidamente.

—Lo que sea. Sabes lo que quiero decir.

Él está tranquilo, perdido en sus propios pensamientos y lo dejo, disfrutando de este


momento de tranquilidad. Lo admito, lo echaba de menos también. Pasé todas las
noches de esta semana con Mark, y aunque fuera pura felicidad, todas las noches, no
puedo olvidar que mi relación con Jax también es importante.

—Creo que voy a tomar las cosas día a día con Logan y ver qué pasa —Jax
finalmente, murmura.

—Creo que es una buena idea.

Niega con la cabeza. Es difícil confiar en Jax, por lo que el hecho de que él está
dispuesto a tratar con Logan significa que el hombre debe ser muy especial.

—Tengo sueño —le susurro.

—Me voy a la cama. —Él se desliza debajo de mí y me besa en la mejilla—. Te amo,


pastel de luna.

—Te amo, mi mejor amigo.

*****

—¿Estás tratando de matarme? —Mi pecho esta pesado mientras trato de arrastrar el
aire en mis pulmones, mirando a Jax desde el suelo. Estoy sobre mi culo, después de
caer durante la prueba.

—Estas descuidada hoy —responde, con una voz dura.

—No lo estoy. Starla no puede hacer movimientos como este, Jax. Ella es una
cantante, no una bailarina.

—Ella lo hará.

—Te lo estoy diciendo, ella no puede. No hice ese lanzamiento perfectamente


ninguna vez y lo hicimos dos docenas de veces.

—Vamos a hacerlo una docena más.

—Vete a la mierda. No es tu culo que está recibiendo dolor. —Me levanto y planto
mis manos en mis caderas cuando lo miro. Es por eso que él es el mejor. Es tan terco,
me va a machacar una y otra vez hasta que acierte, al igual que lo hará con Starla.

—Está bien. Vamos a hacerlo de nuevo.

—Necesito un descanso. —Camino a la mesa y bebo un poco de agua cuando reviso


mi teléfono. Hay un texto de Mark.

Esta mañana no puedo ir. Hay problemas en el lugar de trabajo. Voy a buscarte esta
noche.

Genial. Estoy de mal humor, y estaba ansiosa por ver a Mark. Lo vi hace veinticuatro
horas, lo echo de menos.

Soy patética.
—¿Problemas?

—Sí, mi trasero duele. —Miro feo a Jax y escribo un mensaje a Mark.

No te preocupes. Nos vemos.

—Dios, estas llorona hoy —dice Jax y redefine la música—. Vamos a hacer esto.

Nos movemos a través de la rutina de nuevo. Es una gran rutina. Diversión para
bailar, pero cuando se trata de levantamiento y lanzamiento, caigo de nuevo.

—¡Hijo de puta! —grito y golpeó el suelo con el puño.

—Está bien, estás pensando demasiado. Vamos a repetirlo sin el levantamiento y


acabar con esto.

Asiento y tomo una respiración profunda, y luego bailo la rutina con Jax, satisfecha
de que, a pesar del pésimo levantamiento, estamos listos para Los Ángeles la próxima
semana.

Cuando terminamos, hay un golpe en la puerta de cristal. Yo miro alrededor,


esperando que sea Mark, pero es Nic, la novia de Matt Montgomery, de pie en la
puerta con una amplia sonrisa. Corro y abro la puerta.

—Fue increíble —dice y entra—. Yo estuve en un show de Starla hace un par de años,
y recuerdo haberlos visto.

—Gracias —le contesto y miro hacia abajo a la caja blanca con un lazo rojo en sus
manos—. ¿Qué podemos hacer por ti?

—Oh, Mark me llamó esta mañana y dijo que él debía traer café, pero no podía
hacerlo, entonces me preguntó si me gustaría traerte alguna cupcake en lugar. Soy
propietaria de Succulent Sweets, la panadería a algunas manzanas de aquí.

—Estoy enamorado de ti —Jax le dice y toma la caja de sus manos—. Naturalmente,


van directo a mis caderas.

—Lo que sea. —Asiento y giro los ojos—. Nunca gana un gramo. Este es Jax, mi
compañero.

—Nic —dice ella, y le da la mano—. Jules estaba en lo cierto. Eres caliente.

—Me encanta Jules ya —Jax dice con un guiño y saliva en los bizcochos—. ¡Hay
algunos con M&M dentro!

—Sí, Mark me pidió que trajera el especial de hoy. —Se frota las manos sobre los
muslos, como si estuviera nerviosa de lo que pensamos de ellos—. Jax va a ser un
gran complemento para la noche de chicas —Nic dice con una sonrisa—. Tengo que
ir a la tienda. Oh Mark ha incluido una tarjeta. —Ella saca un sobre blanco del
bolsillo trasero—. ¡Hasta pronto!

Ella asiente y se va y yo abro la tarjeta.

M:

Te echo de menos. Lo siento, tuve que cancelar.

Amor,

M.

—Oh mi Dios, éstos son increíbles. —Jax me da una magdalena con M&M en la
parte superior. Suspiro cuando lo miro.

—Está bien, me siento mejor.

—¿Las cupcakes hacen sentir mejor?

—No, Mark me hace sentir mejor.

—Tú estás en problemas, bebé dulce.

—No tienes ni idea.


Capítulo 8
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Yanii

Mark
—Voy a poner a Keaton a dormir en la cama —dice Natalie y besa la cabeza del bebé,
que descansa en mis brazos.

—Él está bien aquí —le digo, disfrutando de la sensación del bebé en mis brazos. Él
está creciendo tan rápido.

—Él va a dormir mejor en la cuna, y así pueden hablar —responde simplemente


tomando al bebé de mis brazos—. Vamos, Livie, pondremos a Keaton en la cama y
te voy a leer una historia.

—Ferdinando20 —exclama Livie mientras coge el dedo de su madre, y se va con ella


fuera de la habitación.

—Liv está en una fase de Ferdinando —me dice Luke—. Creo que Nat va a redecorar
su habitación basándose en el libro.

—Eso es fascinante —le respondo, disfrutando de mí hermano—. ¿Qué otros chismes


tienes para compartir?

—Eres un idiota. —Luke se ríe—. Esta es mi vida, hombre. Tiempos de siesta y de


ficción de toros y la mujer más sexy que he conocido.

—Nat es genial —le digo en serio—. No podrías haber hecho una mejor elección
cuando te casaste con ella.

20
La historia de Ferdinando (La historia de Fernando): El libro infantil cuenta la historia de Fernando el toro
que prefiere oler las flores en lugar de luchar en las corridas de toros. Convocado para actuar en las corridas de
toros, Ferdinando evita tanto las provocaciones del matador como el público, ya que, para él, era más divertido
la vida del país y vivir en paz con la naturaleza.
—Puedes estar seguro. Si alguna vez trata de dejarme, me iré con ella. Esta vida no
funciona sin ella.

Cuando sus palabras se hunden, cubro mi boca y trato de no reír demasiado fuerte
por temor a despertar al bebé. “Si ella intenta dejarme, me iré con ella”. Eso es
increíble.

—Y es cierto. —Luke me ofrece la piña que está en un tazón, y tomo una rebanada,
el jugo me recuerda al coño de Mer.

Dios, definitivamente amo su coño. Tan dulce y adictivo.

—¿Cómo están las cosas con Meredith? —me pregunta, como si pudiera leer mi
mente.

—Genial. —Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa.

—¿Qué tienes en mente?

—Nada.

Mastica una rodaja de piña.

—Tú no te presentarías en mi casa en el medio de la tarde de un viernes sin ninguna


razón.

Mastico la piña lentamente, tratando de verbalizar las palabras que están flotando
alrededor en mi cabeza.

—Suéltalo, por el amor de Dios —dice Luke con exasperación.

—Las cosas están muy bien con Mer...

—¿Pero?

—Si algo parece demasiado bueno para ser verdad, suele serlo.

Luke se queda más tranquilo. Levanto la mirada para encontrarlo mirándome con
los ojos entrecerrados, pensativo.

—¿Crees que esto es demasiado bueno para ser verdad?

—Yo creo que va demasiado rápido, pero no puedo hacer nada para reducir la
velocidad.

—Has estado enamorado de ella desde que tenías dieciséis años, hombre.

—No es la misma chica que era cuando yo tenía dieciséis años, y yo tampoco soy el
mismo.

—Así que, se están conociendo el uno al otro y aprendiendo lo que ha cambiado,


pero en el centro de todo, siguen siendo fundamentalmente las mismas personas.
Confía en ti mismo. Confía en tu chica. —Luke se encoge de hombros como si fuera
la cosa más fácil del mundo—. No estoy diciendo que seas un idiota al respecto.
Mantén tus ojos y oídos abiertos, pero se han reencontrado después de más de diez
años. Se lo que tú quieres, aprovéchalo.

Asiento, pensativo y le doy otro bocado a la piña.

—Sé que tienes razón, pero no puedo evitar preguntarme si algo malo va a pasar.

—¿Por qué tiene que suceder?

—No, es sólo que... —Empujo mi mano por mi pelo y froto mi cuero cabelludo con
los dedos—. ¿Y si pasa algo, como un trabajo o algo y que se vaya de nuevo?

—¿Todavía crees que elegiría danza sobre ti?

Escuchar a Luke dando voz a mi miedo más profundo hace que mi boca se seque.
Todo lo que puedo hacer es encogerme de hombros.

—Parte de aprender el uno del otro es también aprender a confiar en los demás. Sólo
el tiempo lo dirá.

—Yo no soy un hombre paciente.


—No sé, has sido más paciente de lo que yo hubiera sido. —Luke sonríe y se inclina
sobre el mostrador—. Aprovéchalo. Tráela a cenar alguna vez. Siempre me gustó.

—A mí también me gusta —dice Nat mientras se nos une—. Llegué a la página cinco
de Fernandino y Livie se durmió también, así que ahora puedo tener una
conversación con los adultos.

—¿Cómo estás, niña bonita? —le pregunto y le doy un beso en la mejilla. Los ojos
de Luke se estrechan y no puedo evitarlo, hundo mi brazo alrededor de sus hombros
y sonrío con suficiencia hacia él.

—Estoy bien —dice, y me da un abrazo.

—A ella le gusto —informo a Luke.

—Ella te tolera —dice—. Como todos hacemos.

—Shhhhh. Soy el favorito de todos. —Beso la cabeza de Nat y luego retrocedo


cuando Luke gruñe.

Hasta yo sé dónde está el límite.

Natalie se apoya en la punta de los dedos de los pies y besa a Luke, envolviendo sus
brazos alrededor de su cuello y manteniéndose estable. Cuando coge aire para
respirar, ella sonríe y dice:

—Tú eres el hombre más sexy que conozco.

—Ella está diciendo eso.

Luke me mira y besa a su esposa, y yo sé que de pronto, con dos niños durmiendo,
esta es una buena oportunidad para que tengan un tiempo para ellos solos.

—Me voy. Mer debería ser casi lista.

—Tráela a cenar la semana que viene. ¿Lunes? —dice Nat.

—Ella va a estar en Los Ángeles la próxima semana —digo e ignoro la forma en que
mi estómago se aprieta con los nervios—. Entonces vamos a Las Vegas el próximo
fin de semana.

—Bueno, entonces voy a verla y hablar con ella en Las Vegas.

—Suena bien. Adiós pareja.

Ellos se ríen incluso antes de cerrar la puerta principal. Llevan juntos durante unos
años ahora, y están tan enamorados hoy como lo estaban el día que se casaron.

Mi hermano es un bastardo con suerte.

Pero yo también.

Aparco en la calle fuera del estudio y entro y la visión delante de mí me roba el


aliento.

Una canción popular de Starla se reproduce en los altavoces y Jax y Mer están
bailando, perfectamente sincronizados entre sí y mirando a los ojos del otro.

No me oyen entrar, así que me apoyo sobre la mesa y los miro con entusiasmo,
mientras se mecen y flotan alrededor de la pista, observándose en el espejo.

—¡Presta atención a tus brazos! —dice Jax, examinando a Meredith.

Sus brazos se ven bien para mí.

La canción es inquietante, sobre un amor que salió horriblemente mal, y la danza fue
traducida para reflejarlo, retratando el abuso y la traición. La coreografía es
impecable, y cuando Jax se mueve como si estuviera golpeando alrededor de la cara
Mer, parece casi real.

Mis manos y mandíbula se contraen a medida que continúan a través de la danza, y


de repente, Jax levanta a Mer por la cabeza y juega, y ella cae en su culo.

—Hijo de puta —grita ella, sorprendiendo al infierno fuera de mí.

—No te estás concentrando —dice Jax sobre la música—. Hicimos este mismo
movimiento hace cuatro años, durante la coreografía de “beso del amor”.

—No con la combinación que viene antes. No puedo orientarme a la vez que me
tocas así, Jax, y yo te estoy diciendo que Starla tampoco va a poder.

—¿Y si cortamos a media vuelta a la derecha antes de eso?

Ella apoya los codos en las rodillas y piensa en ello durante un minuto.

—Sí, eso podría funcionar.

—Una vez más. —Jax se acerca a ella y la pone de pie. La música comienza desde la
parte superior, y comienzan la rutina de nuevo.

Son magníficos. El amor y la amistad que comparten brillan a través de su danza.


Ellos dependen uno del otro.

Una parte de mí está celosa de que nunca voy a tener esa conexión con Meredith, y
la otra parte de mí esta jodidamente orgulloso de ella y agradecido de que encontrara
a Jax.

Se acercan a la hora del lanzamiento y alteran los pasos que conducen a él, así que
cuando se lanza esta vez, ella cae a sus pies y terminan la rutina perfectamente.

—Sí —ella grita y corre a los brazos de Jax, abrazándolo con fuerza.

—Aquí vamos —dice y abraza a su espalda—. Dios, eres tan buena, cariño.

Empiezo a aplaudir fuerte, con una sonrisa y se ven sorprendidos.

—¡Dios mío! —Mer corre hacia mí y salta a mis brazos, los brazos y las piernas
envueltas alrededor de mí y me besa duro—. No te oí llegar.

—Estabas ocupada —le respondo.

—¡Aterricé en el lanzamiento!

—Lo vi. Eso fue increíble.


—No puedo esperar para mostrarle a Starla. Ella estará encantada —dice con
entusiasmo y me besa de nuevo, luego entierra su cara en mi cuello y respira
profundamente—. Hueles bien.

—Tú... no —le contesto con una sonrisa.

—Lo sé. Voy a tomar una ducha rápida y estaré lista. —La coloco en el suelo y corre
hacia la parte trasera del edificio.

—Es una gran rutina, hombre —le digo a Jax.

—Gracias. Es un sueño trabajar con ella. —Jax se limpia la cara y el pecho desnudo
con una toalla, poniéndosela alrededor de su cuello—. ¿Vas a estar de nuevo con ella
todo el fin de semana?

Mantengo mis manos en mis caderas y miro al hombre frente a mí durante mucho
tiempo.

—Sí.

Él asiente una vez y empieza a alejarse, pero yo decido hacerle frente aquí y ahora.

—¿Qué pasa? —pregunto con calma.

Se detiene en su camino de vuelta a mí y poco a poco se vuelve hacia mí.

—No lo sé —inicia y mantiene sus ojos fijos en mí.

Tengo que respetar a un hombre que mantiene el contacto visual y no tiene miedo de
mantenerlo.

—No sé cuáles son tus intenciones. Dice que te ama. Te pasas todo el tiempo que no
está trabajando, con ella. —Frunce el ceño como si estuviera buscando las palabras
y cruza los brazos sobre su pecho, esperando—. Ella está consumida por ti en este
momento y...

—¿Y estás celoso?


—Estoy preocupado.

—¿Sobre qué, exactamente?

—¿Cuáles son tus intenciones con ella?

—Me quedaré con ella hasta el día que me muera —le digo con honestidad, sin
siquiera pensar en ello. Parpadea, sorprendido claramente por mi respuesta y luego
suspira profundamente.

—¡Estoy jodidamente celoso, sí! —dice, y pasa una toalla limpia sobre su cabello—.
No porque quiera la forma en que te desea, sino porque desde hace mucho tiempo,
sólo somos ella y yo, luchando con la vida y nos estaba yendo muy bien. Necesitas
saber que, hombre, voy a estar aquí por un largo tiempo. Meredith es mi única
familia, y yo soy la de ella.

Asiento, pero sigue hablando.

—No me entiendas mal. Tengo parientes que viven, pero ¿ya sabes lo que le pasa a
un chico gay del sudeste que le gusta bailar?

Levanto una ceja.

—Ilumíname.

Él jura en silencio y camina unos pasos hacia adelante y luego hacia atrás.

—Le tiran mierda cada maldito día. Sus padres los repudian y dicen que son una
blasfemia abominable. —Se ríe y niega—. Meredith es mi hermana. Es mi mejor
amiga. Es la primera persona que me aceptó y le encantó la manera que soy. Es mi
confidente, y yo confío en ella implícitamente, y lo que tú necesitas saber, es que no
confío en mucha gente. Y, en los últimos diez años lo he sido para ella también. Ella
te echaba de menos todos los putos días. Cada vez que se emborrachaba, que creo
que fueron exactamente cuatro veces, no hizo nada más que hablar de ti. —Señala
hacia mí y no sé qué decir—. Los chicos que hicieron su camino hacia sus pantalones
eran idiotas inútiles y se fueron de su vida, incluso antes de que las sabanas se
enfriasen. Ninguno ha sido como tú para ella, y que me aspen si voy a esperar y ver
que tú la enamoras de nuevo, a menos que quieras estar también alrededor durante
mucho tiempo, porque ella no merece menos que eso.

Él está jadeando ahora, sus ojos están feroces con rabia protectora y frustración. Yo
lo respeto un poco más de lo que le respetaba hasta este momento.

—No la merezco. No soy lo suficientemente bueno para ella, porque nadie lo va a


ser —le contesto con calma—. Pero la extrañaba cada maldito día también. No sé si
creo en las almas gemelas, pero ella me pertenece. Me pertenece. —Me encojo de
hombros y levanto mis manos como rindiéndome—. No sé qué más decirte. Sólo
puedo decirte que moriría antes de hacerle daño deliberadamente.

Hay lágrimas en los ojos de Jax cuando me mira y finalmente niega con la cabeza y
se frota la cara con los extremos de la toalla.

—Muy bien. No tengo ninguna razón para no creerte.

—Nunca te voy a dar una.

—¡Huelo mucho mejor ahora! —Mer grita y sale corriendo de la parte posterior,
luego se detiene y nos mira—. ¿Interrumpo?

—No, sólo es una conversación de chicos —digo y sonrío cuando la empujo a mi


lado.

—¿Qué vas a hacer hoy? —Mer pregunta a Jax.

—Logan y yo vamos a salir a cenar —responde y comprueba el reloj de la pared—.


Mejor me voy a la ducha.

—¿Por qué no vamos todos juntos? —pregunto. La cabeza de Jax se levanta en


sorpresa—. Si no te importa si nos unimos en la cena.

—¡Sí! —Meredith está de acuerdo y asiente—. Hablamos sobre cenar este fin de
semana de todos modos.

—¿Estás seguro? —Jax pregunta.


Asiento y beso el cabello de Mer, luego sonrío a Jax.

—Me vendría bien un poco de tiempo con chicos.

—Tu novia me acusó de ser una chica la otra noche. Casi me hizo ver “Pretty
Woman”.

—Nadie debería tener que pasar por esto —le digo con un estremecimiento.

—Lo sé, ¿verdad? Voy a llamar a Logan y tomar una ducha rápida.

—Genial.

Él se escapa y Mer me mira, estudiando mi cara.

—¿Qué pasó?

—Creo que me acabo de unir a tu mejor amigo.

—¿Oh en serio? —Ella sonríe mucho, ridículamente complacida.

—Sí, tenemos que salir con Jax más a menudo. Está bien.

—Bien. —Frunce el ceño y observa mi cara, luego se encoge de hombros y se va


detrás de la mesa para recoger su bolso—. No conocí a Logan todavía. Pero parece
bueno.

Rodeo la mesa y la estrecho entre mis brazos, hundiendo la nariz en su pelo.

—Después de la cena, te llevaré a casa.

—¿Ah, sí?

—Sí. Entonces te voy a quitar esa ropa y follarte hasta que no puedas recordar tu
propio nombre. —Deslizo mis manos por su espalda a su culo y la empujo en mi
contra para que pueda sentir mi polla contra su estómago.

—Vamos a saltarnos la cena —murmura.


—Eso sería demasiado fácil. —Sonrío y le pongo el pelo detrás de la oreja—. Sin
embargo, durante la cena, voy a recordarte lo mucho que te deseo.

—¿Cómo?

—Ya lo verás. —Bajo los labios a los de ella y barro hacia el otro lado, suavemente,
apenas rozando su piel, luego le muerdo la comisura de su boca antes de hundirme
y reclamarla. Ella envuelve sus brazos alrededor de mí, aferrándose y entregándose
bellamente. Cada vez que hace esto, me hace caer en el amor con ella de nuevo.

—¿Oh, enserio? —Jax pregunta cuando entra en la habitación, duchado y vestido


con vaqueros y una camisa de botones roja—. ¿Van a hacer esto toda la noche?

—Tal vez —responde Mer y acaricia mi nariz con la de ella antes de marcharse—.
¿Tú y Logan van a ser cursis?

—Sabes lo que siento sobre el PDA21 —Jax responde secamente.

—¿Cómo se siente Logan al respecto? —pregunta ella.

—Logan se siente bien acerca de ello. —Todos nos giramos en dirección a la voz en
la puerta principal. Simplemente debe haber entrado.

—Tenemos que poner una campana en esta puerta —murmura Jax.

—¡Hola! —Meredith va inmediatamente a él y le da un abrazo—. Soy Meredith.

—Me imaginaba —dice y abraza su espalda, y luego le sonríe—. Soy Logan.

—Espero que sí —responde ella, después engancha su brazo con el de él y lo trae


hasta donde estamos Jax y yo—. Este es mi novio, Mark Williams. ¿Has conocido a
Jax?

—Una o dos veces —él está de acuerdo con una risa mientras me estrecha la mano.
Su agarre es firme. A medida que se aleja, Mer da un paso atrás a mi lado y Logan

21
PDA: Demostración o exhibición pública de afecto.
agarra la cara de Jax en sus manos y le planta un beso derecho sobre él.

—Oh mi… —murmura Mer.

—Logan está muy bien con eso —dice de nuevo, con los ojos fijos en Jax, antes de
regresar a nosotros con una sonrisa—. Tengo hambre también. ¿A dónde vamos?

—Eres adorable —dice Mer honestamente mientras Jax y Logan se observan con los
ojos llenos de lujuria. Él se está enamorando claramente de otro hombre.

—Al igual que tú —dice con un guiño—. Tu hombre no es malo tampoco.

Siento que mi rostro se pone rojo cuando los tres me miran con caras serias y luego
se echan a reír a mi costa.

—Gracias, supongo.

—Vamos. La comida mexicana nos está llamando. —Mer toma mi mano y nos lleva
a la puerta.

*****

—¿Así que van a salir el lunes por la mañana? —Logan pregunta mientras comemos
patatas fritas con salsa y esperamos que sirvan las comidas.

—Sí, muy temprano —responde Mer—. Me alegro de que sea sólo un vuelo de dos
horas.

—Los VMA’S son este domingo, ¿no? ¿Cuánto tiempo te quedas ahí?

¡Mierda! ¿Ellos va a estar fuera una semana entera?

—Tenemos ensayos hasta el miércoles, luego regresamos a casa y vamos a ensayar


todos los días antes de la actuación —Jax responde.

—¿No van a bailar en el show real? —Logan le pregunta.

—No —responde Mer—. Vamos a enseñarle a Starla la rutina de pareja de baile y


luego la ensayaran hasta el show por su cuenta.

—¿Así que estarás en casa el miércoles? —le pregunto a Mer sin problemas.

—Sí, a mitad de la tarde.

—Toda mi familia va a hacer un viaje de celebración a Las Vegas el viernes para pasar
el fin de semana. Quiero llevarte conmigo.

Sus ojos se abren y luego se muerde el labio.

—Esto va a ser divertido —dice Logan—. ¿Cuál es la ocasión?

—Mi hermano se va a casar, por lo que es una fiesta y despedidas de soltero


combinado. —Mis ojos no abandonan la cara de Mer todavía—. ¿No quieres ir?

—No voy a dejar a Jax con todo este trabajo...

—Jax viene también —le respondo.

—¿El viene? —Mer y Jax responden simultáneamente.

—Claro. Simplemente cierren el estudio durante el resto de la semana. Te encantarán


las chicas, hombre. Ellas son una dulzura, y ya están emocionadas de tener una noche
de chicas contigo.

—Estoy bien con las mujeres —Jax está de acuerdo y asiente en fingida seriedad—.
Es una vergüenza.

—Suena divertido —dice Mer con una sonrisa.

—¿Puedo confiar en ti en Las Vegas? —Logan le pregunta a Jax—. ¿Las bebidas y


las mujeres hermosas y toda la depravación y maldad?

—Puedo volver a casa casado, pero uno de los que se cancelan con facilidad. Ya
sabes, es Las Vegas.

Logan se inclina para susurrar en el oído de Jax y la mandíbula de Mer cae cuando
las mejillas de Jax se ponen rojas y se aclara la garganta, y luego tose en su mano.

—Buen punto —dice Jax y apoya la barbilla en la mano, incapaz de mirar a alguien
a los ojos, pero quedándose demasiado petulante.

Me inclino y le susurro al oído de Mer:

—Ve a quitarte las bragas.

Levanta una ceja, pero se limpia la boca con la servilleta y da una excusa. Cuando
regresa, me envía una sonrisa maliciosa y bajo el mantel pasa las bragas para mí, y
yo las guardo en el bolsillo inmediatamente.

—Buena chica —le susurro, besando su mano.

—Así que Logan, Jax me dijo que eres un arquitecto —dice Meredith después de que
nuestra comida llega.

—Sí, señora —responde—. Por casi quince años.

—Bien por ti —responde ella, y puedo ver que está tratando de averiguar la diferencia
de edad en la cabeza—. ¿Hemos visto alguno de tus trabajos en Seattle?

—Probablemente —dice—. Mi empresa ha trabajado en varios edificios de la ciudad.

Le ofrezco a Mer un bocado de mi carne asada y mientras mastica, me acerco y le


susurro:

—Voy a pasar alrededor de una hora con mi cara plantada entre tus piernas esta
noche.

Ella se atraganta y tose, y le paso un vaso de agua.

—¿Estás bien, cariño?

Ella asiente, se traga el agua y luego entrecierra sus ojos hacia mí.

—Estoy bien.
Me río y me pongo a comer mi comida, disfrutando de la manera en que las mejillas
de Mer se ponen rojas y el pulso en su cuello esta rápido.

Esta jodidamente cachonda.

Por supuesto, ese es el punto.

—¿Cuánto tiempo llevas bailando? —Logan le pregunta a Meredith.

—Desde que podía caminar —dice con una carcajada—. Siempre he estado en una
clase de baile de algún tipo. Bailo profesionalmente hace poco menos de diez años.

—Bien por ti. Me encantaría verlos a ti y a Jax bailar en algún momento.

—Ven al estudio mañana —responde ella—. Tenemos la prueba por la mañana.

—¿En un sábado? —le pregunto con el ceño fruncido—. Por lo general, no son los
fines de semana.

—No es este fin de semana. Tenemos que asegurarnos de que la rutina es perfecta
antes de ir a Los Ángeles el lunes —responde Jax—. Puedes venir a ver, si quieres, —
le dice a Logan.

—Yo quiero —dice Logan.

—Esperemos que no seas testigo de cómo aterrizo sobre mi trasero otra vez —dice
Mer y mira a Jax—. A él le gusta tirarme.

Ella cambia sus piernas, descruza y vuelve a cruzarlas debajo de la mesa, y el


pensamiento de su coño desnudo bajo los pantalones vaqueros hace palpitar mi polla.

—¿Nos disculpan, por favor? —Me levanto, tirando de Meredith—. Tengo que hablar
con Meredith acerca de algo.

Me doy la vuelta y la llevo lejos de la mesa sin esperar respuesta. Entramos en un


pasillo oscuro que separa el restaurante y el bar y cuando estamos fuera de la vista de
las mesas cercanas, le empujo contra la pared y pongo el muslo contra su coño, la
tomo la cara entre las manos y la beso duro y profundo. Sin dominarme. Sin
suavidad, sólo besos calientes.

Ella agarra mis brazos con las manos, agarrándose con fuerza mientras arrastro mi
nariz hacia abajo en la mandíbula y la oreja y gruño.

—Necesito llevarte a casa y enterrarme dentro de ti durante horas. La idea de lo


mojada que estas ahora está volviendo loco.

—Vamos. —Comienza, pero le interrumpo.

—No. Vamos a pasar más tiempo con Jax y Logan y charlar un rato y vas a saber
todo el tiempo lo jodidamente duro que estoy por ti. Sólo tú. —La beso de nuevo y
la empujo contra la pared con mi muslo, lo que la hizo gemir en voz baja—. Tú me
vuelves loco.

—Me siento un poco loca en este momento —susurra y empuja sus manos por mi
pelo—. Me gusta.

—Vas a adorar jodidamente eso.


Capítulo 9
Traducido por vecina
Corregido por Yanii

Meredith

—¿T
odo bien? —pregunta Jax cuando Mark y yo regresamos a la
mesa. Mi coño está palpitando en anticipación y siento mis
mejillas calientes. Es un milagro que no tenga ESTOY LISTA
PARA FOLLAR tatuado en mi frente.

—Todo bien —respondo y me siento, luego, me muevo un poco en mi lugar, tratando


de aliviar el dolor entre mis piernas. Mark está intentando matarme.

Muerte por excitación.

Mark coloca la mano en mi muslo y lentamente la sube para descansar un poco


debajo de la unión de mis piernas. Cubro su mano con la mía y la aprieto en pura
auto preservación. Sus labios se tuercen cuando lo miro.

—Estaba delicioso —anuncio y empujo mi plato, lista para irme de aquí.

—Casi no has comido —dice Jax.

—Estoy llena —insisto.

—¿Te has reservado espacio para el postre? —pregunta Logan y mira la carta de
postres—. Los churros con salsa de chocolate parecen buenos.

—Sí, pidamos el postre —concuerda Mark y aprieta mi muslo—. Tenemos tiempo.

Lo torturaré más tarde. Chuparé su polla hasta que esté pidiéndome que lo deje
correrse y entonces no lo haré. Lo mantendré al límite el mayor tiempo posible.
Sonrío por mi nuevo plan y asiento. Jugaré su juego.

Deslizo mi mano bajo el mantel para apoyarla sobre su dura erección y la aprieto
suave a través de sus jeans. El rostro de Mark no se altera, solo toma mi mano y la
levanta hasta sus labios para besar mis dedos, luego, apoya nuestras manos sobre la
mesa.

Jax pide nuestro postre después sacude la cabeza a Logan sorprendido cuando
también levanta su mano y besa sus dedos. El rostro de Logan está calmo y feliz y
me hace un guiño del otro lado de la mesa antes de mirar a Jax con una mirada
caliente.

—¿Problemas?

Jax parpadea y mira hacia abajo, a sus manos unidas y vuelve la mirada a Logan.

—No.

Sonrío a mi amigo cuando me mira con una mirada de “qué diablos haré ahora”.

Nuestros postres vinieron rápido. El pastel azucarado es delicioso, especialmente


cuando Mark se hunde en la salsa de chocolate caliente y me ofrece, luego, lame sus
dedos para limpiarlos.

No puedo esperar a lamerlo todo.

Finalmente la cuenta llega, pero Logan es rápido, arrebatándola antes que alguien
pueda reaccionar.

—Hombre, eso es mío —dice Mark y coge su cartera.

—No, no creo que lo sea —responde Logan y coloca su tarjeta de débito en la bandeja
de plástico.

—Por lo menos déjame pagar mi parte y la de Mer. —Mark intenta nuevamente, pero
Logan sacude la cabeza negando.

—Puedes pagar la próxima vez —dice.


—Gracias —digo y sonrío al generoso hombre. Estoy satisfecha con este primer
encuentro. Logan es inteligente y de buena apariencia y claramente gusta de mi mejor
amigo. Jax escogió bien esta vez.

Espero que él no arruine todo.

Todos caminamos a la noche fría de primavera y nos detenemos en la calle durante


un momento, respirando hondo, listos para la otra parte de la noche.

—Gracias una vez más por la cena —dice Mark y aprieta la mano de Logan, después,
la de Jax—. Lo repetiremos pronto.

—Absolutamente. Un placer conocerte —responde Logan, entonces se gira hacia mí


y me abraza fuerte—. Diviértete —susurra.

—Buenas noches —digo y le sonrío a Jax. Sus ojos se agrandan, porque sabe lo que
está por venir, pero no puede detenerme antes de que grite—: ¡Usa condón!
¡Protégete!

—Adiós, Meredith Agatha —responde Jax, haciéndome jadear.

—¡Prometiste que nunca contarías a nadie mi segundo nombre!

Sonríe cuando Logan toma su mano y comienza a sacarlo de allí.

—No, no lo prometí.

—¡Sí, lo has hecho! ¡Estábamos borrachos! Hasta bebimos una dosis para sellar el
trato.

—Acuerdos con dosis no valen, caramelo de limón. Deberías saber eso. —Se ríe alto
cuando Logan lo lleva y miro su espalda, preguntándome cómo puedo vengarme.

—Vamos a casa, cariño —dice Mark y besa mi mano mientras me lleva a su Jeep.

—Él gritó mi segundo nombre para que todos pudieran escucharlo.

—Lo escuché. Estaba allí. ¿Cómo es que nunca supe tu segundo nombre?
—Nunca se lo digo a nadie.

—Excepto a Jax —responde con una risa. Adoro que los celos por Jax parecen estar
desapareciendo.

—Estábamos borrachos una noche y tratando de ver quien ganaba contando la


historia más aberrante, y le dije eso en confianza. No debería divulgarlo. ¡Ahora su
novio lo sabe también!

Mark se ríe y sacude la cabeza mientras conduce por la calle, rumbo al norte, a las
afueras del centro de Seattle.

—Estoy seguro que existen segundos nombres peores.

—Estoy segura que no existen.

—¿Qué más le has contado a él? —pregunta y coloca la mano en mi muslo,


despertando mi cuerpo nuevamente.

—Le conté sobre cuando casi incendié el laboratorio de química en el colegio.

Mark ríe y aprieta mi muslo.

—Pensaba que habíamos dejado claro eso.

—Siento mucho que me hayas tenido de compañera. Estaba desesperada. Nunca


debería haberle pagado a John Stevens para cambiar conmigo.

—¿Qué? —Su cabeza gira rápidamente por la sorpresa.

—Le pagué a John para cambiar de compañero de laboratorio conmigo para poder
ser tu compañera. Estaba enamorada de ti, pero no conseguía llamar tu atención.

—Tenías mi atención, solo que no creía que estuvieras interesada.

—¿Por qué creías eso?

—Porque te invité a tomar un helado después de la escuela un par de veces, pero me


rechazabas.

—Tenía clases de danza después de la escuela.

—Todavía no sabía eso —me recuerda, entonces ríe con tristeza—. A partir del
momento en que te vi, supe que nunca habría nadie más para mí. ¿Cuánto le pagaste
a John?

—Cincuenta dólares. —Sonrío mientras me inclino y beso el hombro de Mark—.


Valió la pena cada centavo.

Estaciona en la entrada de su garaje.

—¿Por qué nunca estacionas en tu garaje?

—Tengo muchas herramientas y materiales de construcción allí ahora —dice y pasa


los dedos por mi cabello—. Eres tan linda, M.

Llevo su mano a mi boca y planto besos en la palma de su mano, luego, descanso mi


mejilla en ella.

—Gracias.

—Vamos, tengo cosas que mostrarte.

—Pensé que ibas a follarme. Tuve pensamientos de nosotros rasgándonos la ropa y


teniendo relaciones sexuales contra la puerta del frente.

Mark sonríe cuando sale del Jeep y me espera en la entrada.

—Eso no es un mal plan, pero tendremos que intentarlo en otro momento. Te


mostraré algunos proyectos que terminé en estos últimos días.

—Pero estoy excitada —me lamento y muerdo mi labio inferior.

—¿No te has dado cuenta? —pregunta mientras abre la puerta y me conduce adentro,
luego, me tira en sus brazos y coloca su frente contra la mía—. La anticipación es la
mejor preliminar que existe.
—Entraré en combustión espontánea —susurro, mis ojos cerrándose, mientras pasa
los dedos por mi cabello y roza mi nariz con la suya, después desliza sus dedos desde
mi rostro hasta mi cuello. Mis pezones están erectos y aprieto su camisa en mis
puños—. Siento como si no hubieras estado dentro de mí hace semanas.

—Han sido horas, cariño.

—Mucho tiempo.

De pronto, se aparta y aclara su garganta, lame sus labios y sacude la cabeza.

—Buen intento. Sígueme.

—Quiero chupar tu polla —susurro y camino detrás de él cuando se detiene


abruptamente, gira y toma mi rostro en sus manos, me besa locamente, su lengua
choca con la mía y, luego, me aleja rápidamente, con la respiración jadeante y los
ojos en llamas.

—Disfruta esto. Confía en mí.

Y con eso se gira de nuevo y me conduce a través de la sala de estar, amueblada con
un sofá de dos cuerpos simple y sillón, para el baño en el piso de abajo.

—Uau, esto es lindo. —Las paredes están pintadas en tono gris, combinando con un
lavabo y el escusado blancos. El espejo está enmarcado en negro, y los estantes negros
arriba del escusado están llenos de toallas blancas, papel higiénico y un reloj viejo,
roto.

—Gracias.

—¿Has hecho todo esto la otra noche?

Asiente, mirándome con ojos calientes.

—¿Qué más has hecho?

Toma mi mano nuevamente y me lleva por un corredor, pero antes de llegar a la otra
sala, me apoya contra la pared, sujetando mis dos manos arriba de mi cabeza con
una de las suyas y con la otra agarra mi sexo a través de mis jeans mientras entierra
su rostro en mi cuello y muerde, no muy suavemente, pero no tan fuerte como para
dejar marcas.

—Te haré gritar más tarde, Meredith. ¿Cómo te sientes con eso?

—No puedo esperar —susurro y lo siento sonreír contra mi piel, lo que me excita aún
más.

Todo lo que él hace es tan malditamente sexy.

—Bien —dice, mientras planta otro beso en mi barbilla, luego, libera mis manos,
entrelaza sus dedos en los míos y continúa llevándome por el corredor.

Lo mataré.

Mi cuerpo está vibrando de lujuria y anticipación. Lo necesito dentro de mí para


ayer.

Lo sigo hasta el cuarto de huéspedes, pero mi corazón se detiene cuando mis ojos
aprecian la hermosa sala iluminada. Los pisos son de madera reluciente y clara, las
paredes son marrón moka, las ventanas amplias y dejan entrar mucha luz.

Tres de las paredes están revestidas del suelo al techo con estantes. Parlantes están
montados en dos rincones de la sala, y un sistema de sonido está montado cerca de
la puerta.

—¿Una biblioteca? —Mis ojos encuentran los suyos. Está observándome de cerca
mientras mueve la cabeza—. Siempre quise una biblioteca.

—¿Querías?

Asiento y paseo por el espacio vacío, imaginando centenares de libros llenando los
profundos estantes, muebles suaves y alfombras esparcidas alrededor del espacio.

—Además de la danza, la lectura es mi cosa favorita.

—Estoy sorprendido que encuentres tiempo para leer —dice y me mira pasear por el
cuarto.

—Ya no leo tan frecuentemente. Cuando estábamos de gira, o era encontrar un


rincón para leer o volverse loco. Este sería el espacio perfecto para refugiarme,
relajarme en una silla con un buen libro y desperdiciar una tarde. —Me detengo
frente a las ventanas y miro el jardín, la chimenea y el salón donde hicimos el amor
en mitad de la noche, el césped que está apenas comenzando a estar verde en el fondo,
y sé en mi corazón que este es el lugar donde quiero estar. Después de más de diez
años de giras y trabajo y de no tener un verdadero hogar, quiero esta casa con este
hombre.

—¿Qué estás pensando? —pregunta Mark mientras se ubica detrás de mí y me rodea


con los brazos, besando mi mejilla.

—Es una hermosa casa, M.

—Gracias. Espero que alguien sea feliz aquí.

—¿De qué estás hablando? —giro en sus brazos y frunzo la frente.

—Terminaré de remodelarla y la venderé.

—¿La has comprado para venderla? —pregunto y miro la hermosa sala.

—Sí.

—Pero… —¿Por qué de pronto siento como si todas mis esperanzas y sueños
estuvieran escapando de mí?

—¿Pero qué? —Toma mi mentón con el pulgar y el índice y hace que lo mire.

Pensaba que estabas planeando vivir aquí.

—¿Tú quieres vivir aquí?

—Pshaw. —Pongo mis ojos en blanco y me deshago de su abrazo, tratando con todas
mis fuerzas de esconder mi decepción. ¡Estoy siendo ridícula!—. Estamos lejos estar
listos a vivir juntos.
—¿Entonces por qué pareces tan triste? —Lleva las manos a los bolsillos y me observa
atentamente.

—No estoy triste. —Camino en dirección a la puerta, mis zapatos resonando en el


suelo—. Muéstrame el resto.

Me giro y lo espero, una ceja levantada, pero no se mueve. Todavía está


observándome en silencio cuando siento mi rostro ruborizarse.

—Habla conmigo, M.

—Solo me gusta tu casa, Mark. Es solo una casa.

Una casa que comencé a pensar como nuestra y eso es completamente ridículo.

Camina lentamente hacia mí y toma mis mejillas en las palmas de sus manos y besa
mi frente con ternura antes de tomar mi mano y llevarme fuera de la sala, hasta unas
escaleras, que no sabía que estaban allí.

—Esta casa es más grande de lo que parece.

—Es profunda y sí, es más grande de lo que aparenta desde la calle —responde—.
Estoy haciendo la reforma con una familia en mente y con la esperanza que atraerá
a una joven familia para comprarla.

Me guía para un cuarto y camina frente a mí. La sala fue pintada de rosa bebé con
cortinas diáfanas blancas y alfombra gris. Es claramente el cuarto de una niña.

—Este cuarto está comunicado a otro cuarto por un baño Jack and Jill22. —Abre la
puerta, revelando un baño con azulejos coloridos y con un banco, y que conduce al
otro cuarto, del mismo tamaño que el anterior. Este está pintado de azul con cortinas
blancas y con la misma alfombra gris.

—Muy lindo —digo con una sonrisa.

22 Es un baño con dos puertas, accesible desde los dos cuartos.


Maldita sea, puedo imaginar a nuestros hijos en estos cuartos. ¿Qué mierda hay de
malo conmigo?

Aún está observándome con sobriedad, y puedo ver que no está comprando mi
sonrisa brillante.

—¿Me dirás qué diablos hay de malo?

—¿Por qué habría algo de malo? —Me encojo de hombros, me giro de espaldas a él
y camino por el corredor en dirección al otro lado de la casa donde está la suite
principal. Hasta que vi la biblioteca en el piso de abajo, éste era mi cuarto favorito.
La cama es grande y confortable, la alfombra es profunda y suave bajo los pies
descalzos, y en vez de ventanas, hay una pared de vidrio con una puerta que se abre
para un pequeño balcón.

Puedo imaginarme sentada en el balcón todas las mañanas de domingo por el resto
de mi vida, tomando café mientras escucho los pájaros cantar en los árboles. O
meciendo a mis bebés para dormirlos aquí mientras escucho los grillos y miro las
estrellas.

Y, en todos los escenarios, Mark está en la silla a mi lado.

Estoy saltando tan al frente de mí misma aquí. Realmente nunca había pensado
mucho sobre esto antes, pero ahora que él dijo que venderá la casa, me siento como
si fuera a perder alguna cosa… importante.

—Ok —dice Mark abruptamente y me levanta en sus brazos y se acuesta en la cama


conmigo—. Algo está sucediendo. Habla.

—Estoy bien.

—Estás triste, M. Fuimos de la gran excitación a la tristeza en un abrir de ojos, y


quiero saber por qué.

Me encojo de hombros y muerdo mi labio, sintiéndome ridícula.

—Es estúpido. Olvídalo. Tengamos sexo. —Me dirijo hacia sus jeans, pero se pone
encima de mí, sujetándome debajo suyo.

—No. Eso no funcionará si no hablamos, entonces habla.

—Tú habla. —Y hago una mueca.

Sus labios se tensan y sus ojos brillan con humor, haciéndome sentir mejor.

—Está bien. Te amo. Tu turno.

—También te amo. Tu turno.

—Quiero saber por qué de repente te alejaste de mí.

—No lo hice, solo…

—¿Qué? —Descansa sus labios en los míos por un momento, me besa suavemente y
acaricia mis mejillas con los pulgares.

—No quiero que vendas esta casa. —Muerdo mi labio y me estremezco.

—¿Por qué?

—Solo no quiero que lo hagas.

Gruñe y se ríe mientras inclina su frente en la mía.

—¿Tendré que torturarte hasta sacarte información? Tengo maneras de hacer que
hables, lo sabes.

—No, no tienes. Soy un cofre.

Levanta una ceja de esa forma arrogante que hace y su sonrisa traviesa se dibuja sobre
su boca y sé que estoy en apuros.

—Oh, querida —murmura, sus labios haciéndome cosquillas en los míos—. Desafío
aceptado.

Muerde mis labios y arranca los botones completamente de mi camisa mientras la


abre y entierra el rostro en mi escote.

—Esta era una camisa nueva —le informo secamente.

—Me gusta —responde, nada intimidado. Se pone de rodillas, me sienta para tirar
mi camisa y mi sostén, luego me cubre con su cuerpo nuevamente, besando mi
hombro y hacia abajo a mis senos, tirando de los pezones con su boca.

—Maldita sea —susurro enterrando mis dedos en su cabello, después pasando las
uñas en su espalda, apretando su camisa en mis manos—. Sácate la camisa.

La agarra y la tira sobre su cabeza, luego la arroja al suelo junto a mi ropa arruinada
y vuelve a besar desde mi cuello hasta la cinturilla de mi jeans. Frota la nariz en mi
piel a lo largo de la parte superior del jean, enviando escalofríos sobre mi piel.

—Mark —susurro y me muevo debajo de él.

—Sí, amor —me dice.

—Estoy demasiado excitada para ir despacio.

Abre el botón de mis jeans y mira mi rostro mientras baja lentamente la cremallera,
haciéndome morder mi labio y gemir de frustración.

—Estoy frustrado también —dice.

—Puedo ayudarte con eso. —Desciendo mis manos por sus jeans, pero las sujeta y
las mueve hacia la cama, hacia mis caderas.

—No es eso.

Lo miro, no disfrutando más de este juego.

—No quiero hablar de eso, Mark. Déjalo estar y fóllame.

Sus ojos se encienden con rabia.

—No. Es una cuestión simple.


—No lo es para mí.

Baja mis pantalones por mis caderas y mis piernas, después los arroja sobre su
hombro.

—¿Te gustó cuando te dije que te quitaras tus bragas en el restaurante?

—Sí, fue divertido.

Besa mi vientre, luego debajo de mi ombligo y respira hondo.

—Hueles como si necesitaras ser follada.

Sus palabras hacen que todo mi cuerpo se apriete en anticipación.

—Lo necesito.

—Dios, eres tan sexy, mierda, Meredith. —Está jadeante ahora, mirándome con sus
profundos ojos azules—. Nunca tendré suficiente de ti.

Separa mis muslos y separa mis labios con los pulgares.

—Tu coño es increíble. Pequeño y rosa. —Golpea mi clítoris con su nariz,


haciéndome jadear. Su lengua gira alrededor de mi abertura antes de hundir un dedo
dentro de mí.

—Oh Dios.

—¿Por qué no quieres que venda esta casa, Meredith?

—No lo sé —Muerdo mi labio y luego grito cuando se aparta de mí completamente—


. ¡Hey!

—Anticipación. —Me recuerda mientras besa mi muslo. Lo miro y se ríe, que idiota.

—Estoy feliz de estar entreteniéndote mientras yo te necesito tanto dentro mío —


respondo con rabia. De pronto, su rostro cambia. No está más divertido. Él está…
No lo sé.
Por primera vez en la vida, no consigo leerlo, maldita sea.

—¿Mark?

Coloca su frente en mi vientre, aprieta mis caderas en sus manos y permanece así
durante un momento antes de mirarme de nuevo con amor, temor y… ¿esperanza?

Me siento, tomo su rostro en mis manos y lo beso apasionadamente, oliéndolo.

Dios, siempre huele tan bien. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura,
levantándome contra de él. Coloco mis piernas alrededor de sus caderas y presiono
mi centro contra su polla cubierta de jeans, besándolo con todo lo que tengo.

Odio haber visto miedo en sus ojos. ¿De qué podría tener miedo?

—No quiero que vendas esta casa —susurro mientras coloco besos suaves a lo largo
de sus mejillas— porque amo esta casa. Puedo vernos viviendo aquí, teniendo hijos
aquí. Esta es una casa de familia, pero la familia que veo en ella es la nuestra. Es por
eso que no quiero que la vendas. —Presiono mi rostro en su cuello, incapaz de
mirarlo a los ojos—. No quería decírtelo, porque esto es tan nuevo, y un poco
aterrador, pero no pude leerte ahora y no lo puedo soportar.

Me está abrazando intensamente. Espero que me haga mirarlo a los ojos, pero no lo
hace, lo que no es muy de Mark. En vez de eso, toma suavemente mi cabeza, acaricia
mi cabello con los dedos y nos mece suavemente. Finalmente, me coloca de espaldas,
descarta sus pantalones y me cubre completamente, descansando su pelvis contra la
mía.

Su polla dura contra mi núcleo, la punta haciendo cosquillas en mi clítoris y no puedo


dejar de mover mis caderas invitándolo. Los ojos de Mark están intensos, calientes,
y no puedo mirar lejos de ellos. Finalmente, empuja sus caderas hacia atrás y se
deslizan dentro de mí, infinitamente lento y suave, haciendo llenar de lágrimas mis
ojos.

—No llores, cariño.

—Me haces sentir tan bien —susurro rápido.


No dice nada en respuesta después que derramé mis entrañas, lo que me preocupa.
¿Quizás no esté listo para escuchar sobre mi necesidad de algún día vivir con él?
¿Quizás esto sea solo sexo para él y estoy sacando conclusiones precipitadas?

Quizás yo sea una idiota.

Él comienza a moverse, rítmicamente haciéndome el amor. Una de sus grandes


manos se desliza hasta mi seno y aprieta su pulgar sobre mi pezón suave, haciéndome
morder el labio. Sus labios se transforman en una sonrisa mientras observa la
reacción de mi cuerpo a su toque.

—Tienes alguna idea —susurra y frota su mejilla contra la mía, casi sin tocarme. Su
barba me agrada, pero hace que mi cuerpo se apriete aún más—. ¿Cualquier idea de
cuántas veces me he preguntado cómo sería cuando escuchara esas palabras viniendo
de ti?

Se estremece y cierra los ojos y paso mis dedos arriba y abajo de su espalda. Un leve
brillo de sudor cubre su cuerpo fuerte cuando comienza a moverse, bombeando su
pubis contra mi clítoris y una corriente de electricidad corre por mi cuerpo por todo
el camino hasta la punta de mis dedos.

—Oh, mi Dios —susurro y cierro los ojos mientras me hace el amor, golpeando en
mí y susurrando palabras de amor y de para siempre y no puedo aguantar más. Es
simplemente demasiado. Entro en erupción debajo de él, gritando su nombre
mientras veo estrellas explotar a nuestro alrededor.

—Eso mismo, cariño —susurra. Se estira hacia arriba y agarra la cabecera de la cama
mientras se empuja dentro de mí con más fuerza, su boca formando una “O” cuando
se corre fuerte en mí mirándome con admiración.

Finalmente, me lleva en sus brazos y nos lanza hacia el otro lado de la cama,
sujetándome fuerte.

—Mantendré la casa y continuaremos despacio. ¿Está bien?

—Sí. Gracias.
Besa mi frente y, de pronto, sonríe.

—Creo que tendrás que ayudarme a comprar los muebles.

—¿Sí?

Asiente y me brinda aquella sonrisa traviesa nuevamente.

—Ahora que finalmente conseguí hacerte admitir que quieres vivir conmigo algún
día, debes opinar sobre la forma que tu casa será amueblada.

—No es mi casa —insisto rápidamente sacudiendo mi cabeza, empujando contra su


pecho.

Pone los ojos en blanco y me lleva de nuevo a sus brazos sin esfuerzo.

—¿Cambiarás tu manera de pensar? ¿O es o no es?

Totalmente es.

—Es tu casa que no quiero que vendas.

—Trabajaremos en eso.

Capítulo 10
Traducido por vecina
Corregido por Yanii

P
or primera vez en mucho tiempo que recuerdo, no quiero ir a trabajar.
Quiero quedarme aquí, en mi cama con mi hombre aún dormido y envuelto
a mí alrededor y tiro las sábanas sobre nuestras cabezas fingiendo que el
resto del mundo no importa.

Pero tengo que tomar un avión y creo que Jax no regresó a casa la noche anterior.

Bien por Jax.

Mi maleta está preparada y estoy lista para irme, entonces solo me acuesto y miro a
Mark dormir un rato, apreciando la forma como su rostro está suave en su sueño, sus
mejillas y como su cabello está despeinado.

Claro, su cabello siempre está despeinado.

Voltea sobre su espalda y lleva un brazo sobre su cabeza. No soy estúpida. Como si
yo fuera a dejar pasar esta oportunidad…

Me deslizo por su cuerpo y antes de que mi movimiento pueda despertarlo, tomo su


pene semiduro en mi mano y lo lamo desde la raíz hasta la punta en un movimiento
lento, luego, lo coloco en mi boca, envuelvo mis labios alrededor de él y lo chupo con
fuerza.

—Puta mierda —susurra y hunde sus manos en mi cabello—. Buenos días.

—Buenos días —respondo con una sonrisa y rodeo la cabeza de su polla con la punta
de mi lengua—. Puedes volverte a dormir. Solo jugaré por aquí un rato.

Se ríe y luego gime cuando agarro sus bolas y las masajeo mientras chupo para arriba
y para abajo su ahora muy dura polla. Está tan grande, casi demasiado grande para
mi boca, entonces la lamo y beso y hasta incluso arrastro la punta de mis dientes por
su eje.

—Mierda, eres buena en esto, cariño —su voz aún está ronca del sueño, su cuerpo
caliente y completamente a mi disposición.

Sexy.

—Puedo sentir tus latidos aquí —digo y froto los dedos sobre la vena gruesa en la
parte de debajo de su verga—. Está latiendo un poco rápido.

—Estoy seguro que es así.

—¿Por qué será? —Chupo la cabeza y empujo con mi mano, mientras espero su
respuesta.

—Porque la mujer más sexy del mundo está chupándomela —responde con un
gruñido y empuja sus caderas fuera de la cama—. Jesús, mierda, M, tus labios
deberían venir con una etiqueta de aviso.

Me rio y lamo debajo de su eje y, luego, sus pesadas bolas pesadas, una cada vez,
mientras deslizo el dedo sobre el punto súper sensible bien debajo de ellas.

—Harás que me corra, mierda.

—Creo que ese es el punto —digo y sonrío cuando sus piernas comienzan a moverse
sin descanso y sus manos se aprietan en las sábanas—. ¿Es bueno, no es así?

—Solo un poco —dice con los dientes apretados. Lamo su eje y chupo la punta
nuevamente, sabiendo que está cerca cuando bombeo mi puño sobre él y siento todo
su cuerpo tensarse. Sus bolas se endurecen y levantan y de pronto se está corriendo
en mi boca. Trago rápidamente y observo su rostro mientras levanta sus manos y
pasa sus dedos por mi cabello.

—La mejor manera de despertar —dice y se ríe mientras cae de nuevo en la cama.

—Eso fue divertido —digo y beso mi camino por todo su cuerpo y me acuesto sobre
él—. Buenos días, bonito.

Besa mi frente y envuelve sus brazos increíbles en mí, sosteniéndome contra su pecho.

—¿A qué hora tenemos que salir? —susurra.


—En treinta minutos —digo—. ¿Estás seguro que no quieres venir con nosotros?

—Creo que es la cuarta vez que me preguntas eso desde el viernes a la noche —dice
él— mientras las puntas de sus dedos se deslizan de arriba abajo sobre mi espalda
desnuda. Su ritmo cardiaco está comenzando a volver a lo normal debajo de mi
rostro.

—Lo sé, pero es que me gustaría tenerte allí.

—Tengo que trabajar también. Son solo unos días. —Me voltea para poder ver mi
rostro—. Te recogeré en el aeropuerto el jueves.

Asiento y tomo su rostro con la palma de mi mano.

—Te llamaré siempre que pueda.

—Haz tu trabajo, disfruta de Starla y Jax por unos días, y luego regresa a casa
conmigo.

Sonrío mucho y me inclino para besarlo. Sé que está nervioso porque lo estoy
dejando. Sentí eso en él cada vez que hicimos el amor este fin de semana y en los
momentos que lo sorprendí mirándome con calma. No sé cómo hacer para
asegurarle que no tiene nada para preocuparse.

—¿Quieres que te traiga algo de allá? —Sonrío y me siento, dejando un poco de


sábanas en mi regazo y frotando mis manos en mi rostro—. ¿Una camiseta? ¿Una
taza para café? ¿Una tarjeta postal?

—Solamente a mi mujer, gracias —dice mientras se levanta de la cama y camina


desnudo hacia el baño. Mi Dios, no es nada feo verlo de espaldas, para nada. Su culo
es simplemente… delicioso.

Podría hacer rebotar una monedita en ese trasero.

Parpadeo cuando escucho la descarga del inodoro y, luego, siento mi rostro caliente
cuando regresa a la habitación.
—¿En qué estabas pensando?

—Que podría hacer rebotar una moneda en tu trasero.

—Pensaba que te gustaban mis brazos.

—Tu trasero tampoco está nada mal. —Me encojo de hombros y comienzo a buscar
mi ropa, evitando hacer contacto con sus ojos. Por amor de Dios, tenía el pene de
este hombre en mi boca hace apenas diez minutos atrás, ¿pero decirle que creo que
tiene un hermoso trasero me deja tímida?

¿Qué mierda es esa?

—Ven aquí. —Eso no es un pedido. Dejo caer mi camisa y mi legging que pretendo
usar en el avión y voy a la cama en dirección a él. Me rodea con sus brazos y me
abraza fuerte, suavemente meciéndome adelante y atrás, colocando sus labios en mi
cabeza. Respira hondo mientras presiona las palmas de las manos en mi espalda y
me sostiene firme.

—Me gusta mirarte —susurro.

—Bien. Me gusta mirarte también. —Se ríe y besa mi cabello, después frota mi
espalda suavemente—. ¿Jax está aquí?

—No lo sé. No lo escuché regresar —salgo de la cama y miro mi teléfono—. No hay


ningún mensaje de él.

Mark y yo habíamos terminado de vestirnos cuando escucho la puerta del frente


abrirse.

—¡Mis maletas están listas! —Jax habla cuando pasa por mi cuarto de camino al
suyo.

—Él está en casa ahora —digo y rio mientras me dirijo al corredor—. ¿Estás bien?

—Sip. Logan y yo… uh… dormimos demasiado.

—Claro.
—Cierra la boca.

—Me gusta él. —Inclino mi hombro en su puerta y cruzo los brazos sobre mi pecho
mientras lo observo reunir sus artículos de higiene personal y ponerlos en la maleta—
. Él es genial. Y caliente.

—¡Escuché eso! —Mark grita desde mi cuarto, haciéndome reír.

—¡Él no es tan caliente como tú! —grito.

—Llegaremos tarde —murmura Jax y se detiene en medio de la sala, pareciendo


estresado y apurado, con el cabello todo parado, barba aún en su rostro y con la ropa
que estoy segura estaba usando ayer.

—No, no llegaremos tarde. Tienes tiempo para, por lo menos, cambiarte de ropa.
Tienes una relación con un hombre, Jax, no hay necesidad de hacer toda esa cosa de
la caminata de la vergüenza.

—Tomaré un baño y me cambiaré de ropa cuando lleguemos al hotel.

Pongo los ojos en blanco y camino de regreso a mi cuarto.

—¡Gracias a Dios es solo un vuelo de dos horas!

—¡No estoy oliendo mal! —Lo escucho ruidosamente oler su axila y luego murmurar
bajo sobre colocarse una camiseta limpia.

Mark está sentado en el borde de mi cama comprobando su teléfono. Él también está


usando la misma ropa de ayer.

—Parece que Jax no es el único que hará la caminata de la vergüenza hoy —digo con
una sonrisa—. Debes traerte algunas cosas aquí para cuando te quedas conmigo.

—Solo debes ir a vivir conmigo y no tendremos más este tipo de problemas —dice,
aún mirando su teléfono.

—Haré un espacio para ti en mi guardarropa —respondo, sin reconocer su sugerencia


porque, francamente, no sé cómo diablos responder a eso.
—Haré un espacio para ti en mi guardarropa —dice, aun digitando furiosamente en
su teléfono.

—¡Estoy listo! —dice Jax mientras pasa apurado por mi cuarto, después retrocede y
asoma la cabeza desde la puerta—. ¿Hola? ¿Vuelo? ¿L.A.? ¿Trabajo? ¿Vienes?

—Sí. ¿Listo, cariño?

—Estoy listo.

El viaje en auto hasta el aeropuerto es tranquilo, porque los tres estuvimos perdidos
en nuestros pensamientos. Es demasiado temprano y el tránsito está tranquilo y
llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra.

—No necesitas pagar para estacionar, M. Solo detente en el área de descenso.

—Entraré contigo —dice él.

—Es un desperdicio de dinero —insisto, pero toma mi mano y besa mis dedos
suavemente, haciendo derretirme toda por dentro.

—No, no lo es. No podré tocarte por más de 48 horas, Meredith. Estaré contigo cada
minuto que pueda ahora.

—Mierda, tú estás mal, hombre —dice Jax riendo en el asiento de atrás, ganándose
una sonrisa de Mark.

—¿Y tú no? —Mark lo desafía.

Jax levanta los hombros.

—Dije todas mis cosas románticas en privado esta mañana.

—Ahhhhh, ¿eres sentimental? —grito y salto en mi asiento—. Nunca te he visto ser


sentimental antes.

—Y no lo verás ahora —responde secamente. Mark detiene el Jeep y los hombres


sacan las maletas de la parte de atrás y caminamos con ellas hacia la terminal.
Imprimimos nuestras tarjetas de embarque, despachamos las maletas, y Jax aprieta
la mano de Mark despidiéndose.

—Gracias por el viaje, hombre. Te espero en la puerta de embarque, dulce. No quiero


ser más testigo de estos cariñitos. —Guiña un ojo y se marcha, dejándonos a Mark y
a mí solos.

—Te enviaré un mensaje cuando entremos.

—Bien. Estaré preocupado. —Entrelaza sus dedos en mis manos y las lleva a mi
espalda, luego, se inclina y me besa, sin importarle quien nos esté mirando. Por fin,
libera una de mis manos y agarra mi cuello, el pulgar haciendo círculos en mi mejilla
mientras sus labios muerden y me hacen olvidar donde estoy.

Con un beso, puede desarmarme completamente.

—Ten cuidado —susurra contra mis labios.

—Tú también —respondo y paso mis dedos por su cabello—. Te veo pronto.

Mueve la cabeza y frunce la frente un poco, pero luego sonríe de una manera
impertinente y me hace un guiño.

—Te amo, Meredith Agatha.

—También te amo. Pero Jax morirá.

*****

—Jesús, Jax, estás intentando matarme —gruñe Starla antes de beber la mitad de una
botella de agua. Levanto mis cejas para Jax y coloco mis manos en mis caderas.

—Te lo he dicho.

Me mira y mueve la cabeza.

—Confía en mí, lo aprenderás.


—Ah, cierto, lo conseguiré —concuerda ella—. Pero eso no cambia el hecho de que
eres un idiota sádico.

—Te he echado de menos —digo y coloco mis brazos en los hombros de Starla—.
Adoro que puedas decirle a Jax que es un idiota.

—Tú me dices que soy un idiota todo el tiempo —me recuerda él.

—Los eché de menos también. Esta rutina es estelar. En serio, perfecta para la
música. Gracias por haber hecho esto.

—Es todo de él —señalo a Jax y le guiño un ojo—. Solo soy su fantoche.

—Eres una fantoche linda —dice ella—. Espero que ustedes vengan a mi casa esta
noche a cenar y conversar. Ha pasado mucho tiempo.

—Estoy lista para eso —respondo—. ¡Gracias!

Jax mueve la cabeza y, luego, se transforma con el sonido de su nombre. Brian


Kellogg, el bailarín que bailará la parte de Jax en la rutina está de regreso después de
haber ido a atender una llamada.

—Continuemos con esto —dice Starla.

*****

—Dios, estoy exhausta —dice Starla y exhala profundamente. Estamos en su sala de


estar, echados sobre sofás y reposeras, comiendo pescado fresco y ensalada.

—Has trabajado duro hoy, cariño —el novio de ella, Rick, murmura y besa su sien.
Rick es bueno. No pertenece al mundo de la música. Es un piloto de carrera,
sorprendentemente, y se conocieron en un evento de caridad hace casi dos años. Es
alto y delgado y todo tatuado, hasta en su cuello.

Bien podría ser un rockero.

—¿Cómo lo sabes? No estabas allí.


—Siempre trabajas duro.

—Ustedes son muy lindos —digo y les sonrío—. ¿Cómo van los planes para la boda?

—Contraté una chica —responde Starla y revolea sus ojos azules. Ella es
impresionante, con cabello rubio platinado a la altura del mentón, su piel blanca y
suave y siempre con su marca, labios rojos brillantes. Está en una forma fantástica.
Ella siempre bailó tan duro como el resto de nosotros. No es solo una cantante, es
una de las principales artistas del mundo, y trabaja mucho—. Me gustan sus ideas y
es muy buena en controlar todo, entonces está trabajando para nosotros.

—Bien.

—Y ustedes vendrán —dice, mientras nos apunta.

—No nos lo perderíamos por nada. —Jax garantiza.

—¿Cómo está Brian con los shows? —pregunto y me quito una cutícula de mi mano
derecha.

—Está bien. Es muy buen bailarín, pero él no es Jax.

—Él es la reina del drama —dice Rick.

—Sí, lo es —concuerda Starla—. Pero es caliente y el público lo ama, por eso,


mientras no me irrite mucho, lo mantendré cerca. O sea, hasta que pueda convencer
a Jax que vuelva.

Jax se ríe y mueve la cabeza, pero ella no está riendo. Se sienta derecha y se inclina
apoyando los codos en las rodillas.

—En realidad, quería hablar con ustedes sobre algo.

Jax y yo compartimos una mirada y, luego, ella habla en voz baja.

—Mer, siento mucho lo de tu madre. Perdóname por no haber podido asistir al


funeral. Estaba atrapada en una tormenta de nieve en New York y no pude tomar un
vuelo.
—Oh, Star, está todo bien. Gracias por haberme llamado ese día. Sabía que estabas
pensando en mí.

Asiente y, enseguida, suspira.

—Dios, ¿por qué estoy nerviosa?

—¿Qué sucede, niña? —pregunta Jax. Siempre la ha llamado así porque Starla es tan
pequeña.

—Los echo mucho de menos. Viajamos juntos durante tantos años, ustedes son parte
de toda esta familia. Quiero que regresen de gira conmigo el próximo año, y que
coreografíen toda la gira también.

—Eso significaría que tendría que comenzar a trabajar en eso en cuanto regresemos
a Seattle —dice Jax sorprendido. Starla asiente, mirándonos a los dos.

—Tenemos un estudio ahora, Star, con clientes y niños que dependen de nosotros.
—Muevo mi cabeza lentamente mientras las posibilidades pasan por mi mente.

—Pueden contratar personas para que se hagan cargo del estudio mientras estén
fuera —responde. Rick continúa mirándonos en silencio—. Piensen en eso. Les daré
un buen aumento, por supuesto. Y les estoy ofreciendo ahora un paquete de
beneficios también.

—Eres tan generosa —dice Jax secamente.

—Es deducible de impuestos —dice ella.

¿Quiero regresar de gira? Nunca sé en qué huso horario estoy y no hablar de la


ciudad. Las largas horas en aviones y buses. Los ensayos constantes y agobiantes.
Hasta tarde en la noche. Patrones de sueño extraños.

Sin Mark.

De ninguna manera.

Muevo mi cabeza y miro a Starla a los ojos mientras le respondo con honestidad.
—Gracias por esta oportunidad, Star. Yo paso. Solo me quedan uno o dos años más
así, antes de comenzar a lesionarme por las rigurosas rutinas, y, honestamente, estoy
feliz con mi vida en Seattle.

—Has conocido a alguien. —Rick adivina.

—Me volví a conectar con alguien —respondo—. Lo amo. Estoy cansada de giras.
Pero adoro que me hayas echado de menos lo suficiente como para querer que regrese
contigo.

—Mantente en contacto conmigo —dice ella—. Necesitaré de actualizaciones


regulares sobre cómo te está yendo con tu hombre.

—Lo haré.

—Yo pasare también —dice Jax con un suspiro—. Estoy feliz con el estudio, y tengo
algunas posibilidades de coreografía con el equipo de danza de la universidad
también.

—¡Has conocido a alguien también, perra! —Starla llora y le arroja una almohada.

—Siii —digo y aplaudo—. Él es caliente.

—¿Por qué todos ustedes me dejan y encuentran personas sexys para follar y no
quieren regresar conmigo? —Destaca su labio inferior en una mueca antes de enterrar
su rostro en otra almohada—. Esto me hace daño.

—¿Qué fue eso? —pregunto riendo.

—Ustedes me odian.

—Nosotros te amamos. —Soplo un beso y le sonrío—. Pero amo más a Mark.

—Bien, entonces, vamos a tener esta conversación ahora, mientras tengo toda su
atención. —Se aclara la garganta y comienza a contarnos historias de la banda y sus
escapadas sexuales y cual celebridad cayó en los bastidores del Grammy.

Me acomodo en los almohadones y la escucho, riendo y contando las horas hasta


que pueda regresar a casa con Mark.

*****

—Hey —susurro, mientras me cubro toda con las sábanas y el teléfono en mi oído.

—Hola, cariño. ¿Por qué estás susurrando?

—Porque es tarde, estoy cansada y parece apropiado.

—¿Cómo estuvo tu día? —Su voz suena cansada. Me gustaría que estuviera aquí,
pegado a mi lado, donde podría sentir su olor y tocarlo.

—Ocupado.

—Cuéntame.

—Bien. —Comienzo y me giro para poder mirar el techo—. Hicimos el check-in en


el hotel, tú sabes, porque te envié un mensaje. Después que Jax tomara un baño y nos
cambiáramos de ropa, fuimos directamente al estudio y trabajamos con Starla y Brian
hasta cerca de las seis.

—¿Quién es Brian? —pregunta y entonces lo escucho masticar algo crocante.

—El bailarín. ¿Qué estás comiendo?

—Popcorn.

—¿A esta hora?

—Trabajé durante la cena.

No puedo dejar de ponerme triste pensando en Mark trabajando solo en su casa


durante toda la noche, saltándose la cena y comiendo solo popcorn.

—¿Todas las mujeres tienen el deseo irrefrenable de cuidar de sus hombres? —


pregunto en voz alta y me muerdo el interior de mi mejilla.

—¿De qué estás hablando?


—De pronto, desearía poder estar allí para asegurarme que no te olvidas de cenar.

—Quisiera que estuvieras aquí para hacer cosas mucho más interesantes que cenar
—dice con una voz seca, haciéndome reír—. ¿Qué más sucedió hoy?

—Starla nos invitó a cenar a su casa con ella y Rick, su novio.

—¿Estuvo divertido? —Vuelve a masticar, y ahora estoy de repente con deseos de


popcorn.

—Sí. Ambos son muy buenas personas, y ella nos puso al corriente de todos los
chismes que nos hemos estado perdiendo. Quiere que vayamos a su boda en París
este otoño.

—Eso será divertido para ustedes.

Arrugo la frente y miro el teléfono y, luego, lo presiono otra vez en mi oído.

—Será divertido para todos nosotros. Nos ha invitado a los cuatro, tonto.

—Uau. Ok. Estoy feliz que la estés pasando bien.

—Es divertido, pero estoy lista para regresar a casa.

—Entonces, ¿qué estás usando?

—Siempre me preguntas eso —respondo—. ¿Qué estás usando tú?

—Bueno, me quité mi camisa hace un rato porque tenía calor, por eso estoy sin
camisa, solo jeans.

—¿Puedes ver el elástico de tus bóxers por encima de los jeans?

—Un poco, sí.

—Puta mierda —susurro—. Eso es tan jodidamente caliente.

—¿Sí? —Se ríe y mastica más popcorn—. ¿Por qué las mujeres creen que eso es
caliente?
—No me malentiendas. No es caliente en todos. Pero es caliente en hombres como
tú, que tienes esa V sexy en tus caderas y abdominales definidos.

—Parece que has investigado sobre el asunto.

—Oh sí, soy una especialista —respondo y deseo una vez más que él estuviera aquí
conmigo para poder arrastrar mi dedo para debajo de su V sexy.

—Ok, ahora me dices lo que estás usando tú.

—Nada.

—¿Perdona?

—Me acostumbré a dormir desnuda.

—Dime que tú y Jax no están compartiendo habitación.

—No.

—Envíame algunas fotos sucias.

—¡No!

—Vamos.

—Claro que no —me río sin control, amando el lado divertido de Mark.

—Me basta con que me envíes uno de tus senos. No tienes que incluir tu rostro.

—¡No en esta vida!

—Ok, aceptaré una foto de tu coño.

—Eres tan sucio —intento hacer un sonido de voz severa, pero fallo miserablemente.

—Solo cuando se trata de ti, cariño.

—Espero que sí —suspiro y siento mis párpados pesados—. Te echo de menos.


—Te he echado de menos desde antes que embarcaras en ese maldito avión.

Sonrío.

—Que dulce eres.

—Duerme un poco, cariño. Hablaremos mañana.

—Debemos terminar cerca de las cinco, por eso te llamaré a más tardar cinco y
media.

—Está bien. Buenas noches, M.

—Buenas noches, M.

Termina la llamada y pongo mi teléfono en modo cámara, ligo el flash y, luego, me


tomo una selfie23 y le envío un texto. La sábana está doblada debajo de mis axilas y
mi cabello está a mí alrededor sobre la almohada. No llevo maquillaje y parezco
exhausta.

Después de algunos segundos, responde con una foto de sí mismo, sonriendo


suavemente para mí a través de la lente. Escribió una línea: Te amo, linda.

23
Selfie: es un tipo de fotografía de autorretrato, normalmente tomada con una cámara digital de mano o un

móvil con cámara.


Capítulo 11
Traducido por vecina
Corregido por LadyPandora

Mark

—M
e sorprendí cuando me llamaste hoy —digo y doy una
mordida a mi hamburguesa.

—Me escapé del laboratorio. Dejé a Colin que se arreglase


solo —responde Lena y me hace un guiño—. No nos vemos desde hace mucho
tiempo.

Me encojo de hombros y coloco una patata frita en mi boca.

—Estuve ocupado.

—¿Quién es ella? —Sonríe sabiamente y muerde su sándwich de pollo asado—. ¿Por


qué escogí esto? Debería haber escogido una hamburguesa.

Mi teléfono emite una señal sonora de un mensaje de texto sobre la mesa a mi lado.

—Disculpa, tengo que verificar esto.

*Aquí Jax. Tomé prestado el teléfono de Mer. Aquí está una foto de ella trabajando.

La foto es impresionante. Mer estaba detrás de Starla y ambas estaban mirando al


espejo de frente. Mer estaba hablando y apuntando al estómago de Starla, claramente
enseñándole a la celebridad.

Dios, la echo tanto de menos, como un maldito loco.

Dígito rápidamente un agradecimiento y coloco mi teléfono a un lado.

—Meredith —respondo finalmente a Lena con una gran sonrisa.


—¿La Meredith que rompió tu corazón después de terminar la escuela? —pregunta
sorprendida.

—¿Esa que rompió tu corazón tanto que ni quisiste dedicarme una hora de tu día?

Me río y muevo mi cabeza para la bella morena. Lena es curvilínea, con largos
cabellos oscuros, grandes ojos azules y una patada asesina.

No le he dicho eso a ella. Ni a su marido.

—Tú sólo tenías ojos para Colin —le recuerdo—. Quizás hayas sido tú quien rompió
mi corazón.

—No importa. —Bebe de su bebida dietética y me mira—. Cuéntamelo todo.

—Sí, la misma Meredith de la escuela. Nos reencontramos. —Me siento y le cuento


todo, desde el minuto en que la vi en el funeral de Addie hasta nuestra conversación
la noche anterior—. Estoy nervioso sobre este viaje.

—¿No piensas realmente que te dejará otra vez por un trabajo de danza?

—No lo creo —admito y tiemblo cuando pienso la manera en que sudé frío cuando
Mer me dijo que se iba con Jax a Los Ángeles por este trabajo.

—Construir la confianza en una nueva relación es un proceso —dice ella y verifica


su propio teléfono cuando vibra—. Es mi turno de ser ruda. Llamada de Colin. Hola,
cariño.

Cojo mi móvil y miro nuevamente la foto de Mer y Starla y sonrío para mi chica.
Dios, es tan hermosa. Su cabello está en un nudo desprolijo, como de costumbre.
Está usando una camiseta apretada y short de yoga.

Su cuerpo me hace querer sentarme e implorar.

En el mismo instante en que Lena termina su conversación mi teléfono suena.

—Hola, cariño, ¿qué ropas llevas? —sonrío, animado de escuchar la voz de Mer.
—Uh, perdona, Hot Tomale, soy Jax. Pero estoy usando shorts y un top Nike. ¿Y tú?

—¿Ella está bien? —pregunto con un frío en mi estómago.

—Ah, sí, aún está trabajando.

—Y yo estoy robando la mitad de tu hamburguesa —dice Lena y arrebata mi


hamburguesa.

—Oh, disculpa —dice Jax—. No quería interrumpir nada.

—No lo haces. Estoy cenando con una vieja amiga.

—De cualquier forma, Mer aún está trabajando, pero prometió llamarte a más tardar
a las cinco y media, así que estoy avisándote de que te llamará un poco más tarde.

—Gracias por eso, hombre. ¿Todo va bien?

—¿Tú comes pepinillos con tu hamburguesa? —Lena gime alto—. ¡Qué asco!

—Sí, estamos bien. Estaremos en casa mañana.

—De acuerdo, genial. Los veo entonces. —Jax cuelga.

—Está trabajando.

—Lo escuché. —Lena muerde feliz mi hamburguesa, ahora sin pepinillos, entonces
tomo su hamburguesa de pollo.

—¿Robas la comida de Colin con frecuencia?

—El gusto de él es mejor que el mío. —Ella se encoje de hombros y sonríe,


satisfecha—. ¿Cuándo vendrás a trabajar al laboratorio?

—No iré.

—No lo entiendo. Eres un científico brillante. Nunca conocí a alguien que pudiera
hacer lo que tú haces, ni tan rápido. Tu cerebro nunca está desconectado.
—¿Entonces?

—Entonces, ¿prefieres desperdiciar toda esa genialidad en la construcción de casas?


Podrías hacer mucho más.

—No hay nada de malo con mi carrera —digo y, mirando hacia abajo, hago una
mueca para la hamburguesa de pollo—. Esto es asqueroso.

—Lo sé.

—Me gusta mi trabajo, Lena. Estoy feliz de que tú y Colin estén bien en el
laboratorio. A propósito, ¿cuándo comenzarán a tener bebés?

—¡Tú también, no! —gime y coloca su cabeza entre sus manos—. Entre tú y mi
madre no sé cuál de los dos cree más que mi vagina se está encogiendo día a día.

—Realmente no quiero pensar sobre tu vagina haciendo nada.

Se ríe y limpia la boca con una servilleta.

—Colin está agradecido por eso. Sin hijos por un tiempo aún.

Asiento y me como el resto de mis patatas fritas.

—¿Tú estás pensando en tener hijos?

Me burlo de mi amiga.

—Ni estoy casado.

Ella simplemente levanta una ceja y me observa con calma.

—Me casaría con ella mañana y tendría una casa llena de hijos, si es eso lo que ella
quiere.

—¿Y si no es lo que quiere?

—Paso a paso —murmuro—. Pero creo que ella quiere. Mencionó que puede vernos
teniendo una familia algún día. Mientras tanto, estamos bien llevando las cosas
despacio. Es pronto aún.

—Estoy feliz por ti. —Apoya la barbilla en su mano y me mira con aquella mirada
soñadora en el rostro—. Eres una especie de romántico.

—Dios, tú eres una chica.

—Por eso la charla previa sobre mi vagina.

—No hubo ninguna charla. Y para de decir vagina.

Se ríe fuerte, luego levanta la ceja cuando mi teléfono vibra otra vez.

*Pensé que te gustaría ver un video de Mer haciendo lo que ella hace. Jax.

Inclino el teléfono para que Lena pueda ver y presiono play, y de pronto allí está Mer,
contando el ritmo para Starla y gritando los movimientos. Finalmente, para de contar
y baila ella misma, diciéndole que es lo que está haciendo mal. El video se detiene
luego de que Starla dice “¡Mierda!”

—Es bonita —dice Lena con una sonrisa—. ¿Y has visto lo que puede hacer con su
pierna? Puta mierda.

—Joder —asiento y sonrío para mi amiga.

—Eso fue divertido. Quiero conocerla pronto.

—Estaremos yendo a Las Vegas este fin de semana, pero ¿quizás la próxima semana?
—Nos levantamos, arrojamos nuestra basura y salimos a la calle.

—Me parece bien. Haré que mi marido empollón saque su cabeza del laboratorio el
tiempo suficiente para interactuar con personas reales.

—Dale mis saludos, y agradécele por compartir a su esposa listilla, pero hermosa,
conmigo hoy. —La abrazo y beso su rostro, luego la observo hasta estar seguro que
entra a su auto y me alejo.

En cuanto me siento en mi Jeep, mi teléfono suena.


—Hola.

—¿Con quién diablos estás cenando? —exige Meredith. Está jadeante y puedo
escuchar a Jax en el fondo diciendo, “No es justo, KitKat.”

—Lo siento mucho, ¿esta es mi novia amorosa? —Levanto una ceja y pongo el auto
en marcha, pero me quedo esperando su reacción. No creo que deba conducir y tener
esta conversación al mismo tiempo.

—Oh, ¿recuerdas que tienes una novia? Genial. Responde mi pregunta.

—Estaba cenando con Lena.

—¿Por qué nunca antes escuché su nombre? No lo creo, Mark. ¿Te dejo algunos días
y no puedes mantenerla dentro de tus pantalones?

—Es suficiente —grito y cierro el puño en torno al volante. Ella se queda en silencio,
pero puedo escuchar su respiración y sé que no es por el baile. Ella está jodidamente
irritada.

Y yo también.

—No recuerdo llevar una correa al cuello, pero estaba cenando con una muy antigua
amiga, Meredith.

—¿Alguna vez follaste con ella? —Su voz es baja y temblorosa. Inclino mi cabeza
contra el volante y cierro los ojos con fuerza.

—No. Y el hecho de que esas palabras siquiera salgan de tu boca duele, Mer. Es una
amiga de la facultad. Trabajaba en el mismo laboratorio que ella y su marido. Bueno,
él era su novio en la facultad, pero ahora están casados.

No responde, pero puedo imaginar su rostro ardiendo de vergüenza, y estaría


mintiendo si dijera que su pequeño ataque de celos no fue un bálsamo para mi ego.
Hice lo mejor que pude para mantenerme ocupado desde que se marchó y
recordarme que confío en ella y que regresará pronto a casa.
Pero, aparentemente, ella no confía en mí.

—He hecho muchos amigos a lo largo de los años, la mayoría de los cuales tú no
conoces. Así como yo no conozco a todos tus amigos. ¿Debo suponer que has follado
a cada hombre que conociste en los últimos diez años?

—Claro que no —responde—. ¿Es ahora cuando tengo que decir que lo siento
mucho?

—Sí.

—Lo siento mucho. Jax me dijo que no sacara conclusiones precipitadas, pero
cuando dijo que escuchó una voz de mujer eso me irritó.

—Tal vez fuese mi hermana. O una de las muchas chicas Montgomery. ¿Serás
siempre así de celosa, M?

—No, sólo fue una reacción instintiva, porque te echo de menos y quiero ser la única
allí contigo. Incluso, pensar que sus manos están sobre ti me hace querer cometer un
asesinato del tipo muy sangriento y violento, no del tipo de colocar veneno en su
comida.

—Ella habló sobre su vagina —digo y me rio cuando Mer gruñe—. ¿Honestamente
crees que iría a arruinar todo lo que tenemos en el instante que sales de la ciudad por
una follada rápida?

—No.

—Te amo tanto que duele respirar, Meredith. Me conoces mejor que eso.

—Lo sé. Como dije, fue una reacción instintiva.

—Creo que necesitamos conversar cuando regreses a casa, querida.

—Realmente, lo siento mucho —dice—. ¿Por qué nunca hablaste sobre ella antes?

—Porque no la veo mucho. Ella y su marido están viciados con el trabajo.


—Oh.

—¿Cómo estuvo tu trabajo? —Enciendo el Jeep y entro en el tránsito, ahora que la


tempestad de celos pasó.

—Fue un largo día —suspira—. Te echo de menos.

—Te echo de menos también. Te busco mañana. ¿Aterrizas a las dos, no?

—Sí, pero no necesitas recogerme. Podemos tomar un taxi.

—Estaré allí —suspiro y empujo la mano por mi cabello deseando abrazarla y


tranquilizarla sobre que todo está bien—. No sacarás más conclusiones precipitadas,
¿de acuerdo?

—Trabajaré en eso—dice—. ¿Quién diría que era tan celosa?

—No yo. No eras así en la escuela.

—Extraño —susurra.

—El video que Jax me envió estaba increíble.

—Gracias.

—¿Mer?

—¿Sí?

—¿Estás bien?

—No. Me siento una idiota.

—Eres una idiota bonita. —Finalmente ríe y sonrío en respuesta—. Llámame más
tarde, antes de dormirte.

—¿Y si te llamo desnuda otra vez?

—¿Me enviarás fotos?


—No.

—Te convenceré.

—Por supuesto que lo harás. Te debo un gran momento cuando te vea mañana.

—No me debes nada, pero debemos conversar. —Estaciono en mi garaje y me


sorprendo al ver a mi hermana sentada en la entrada—. Sam está aquí. Veré que
quiere. Te amo, cariño.

—Yo también te amo.

Cierro la puerta y me estoy quitando las gafas de sol cuando veo a Sam mirar furiosa
su teléfono.

—Me alegro de ver que finalmente has aparecido —dice ella, mientras guarda su
teléfono en sus vaqueros y se levanta para abrazarme.

—¿Teníamos planes?

—No, vine de sorpresa.

—Eres extraña. No puedes enojarte conmigo por no estar aquí, si has venido sin
avisar. —Tiro de su cabello y evito un golpe en el hombro, luego, la llevo dentro hacia
la cocina—. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Sólo vine para ver tu rostro saludable. —Aprieta mi mejilla y luego se ríe cuando
la persigo con una esponja húmeda.

—En verdad, ¿qué sucede?

—Tengo algunas cuestiones.

—Eso no es algo nuevo, hermana.

—Jódete.

—Qué asco.
Va hasta la nevera y la abre, examinando el contenido.

—Estoy con hambre.

—Tienes sobras de pizza allí —respondo y me inclino para atrás en la mesada,


esperando que ella llegue al punto—. ¿Dónde está Leo?

—En el estudio —dice y huele la pizza en su mano—. ¿Por qué comes champiñones?

—¿Por qué todo el mundo está cuestionando mi elección de condimentos hoy?

—Porque comes cosas asquerosas.

—¿Qué está sucediendo, Sam?

Muerde la pizza, mastica algunos segundos, luego, escupe en el cesto de la basura.

—¿Hace cuánto tiempo tienes esto allí dentro?

—Cerca de una semana —le digo con una sonrisa tonta.

—Qué asco. Estás intentando matarme. —Me mira como si quisiera un poco de agua
y, luego, abre una bolsa de patatas fritas y se lleva un puñado a su boca mientras se
sienta en un banco de la barra.

—Siéntete como en tu casa. —Sam siempre me vuelve loco. Ella puede ser difícil,
pero puede ser una madre gallina también, especialmente con Luke y yo.

—Habla sobre Meredith.

—¿Qué te gustaría saber?

—¿Qué sucede con ella?

—Es mi novia, Sam. Creo que fue bastante obvio cuando nos viste en casa de Will.

Asiente y mastica más patatas.

—Parece buena.
—Sí, lo es.

—Ella es valiente.

Concuerdo y sonrío para mi hermana.

—Te ha enfrentado.

—Como dije, es valiente. —Se encoje de hombros y bebe un poco de agua—. Tengo
problemas de confianza, a pesar de todo.

—Tú tienes problemas de confianza con todos.

—Eso no es verdad. Confío en ti, en Leo, en la familia, y hasta incluso en los locos
Montgomery.

—Mira, sé que tienes tus reservas, pero soy un hombre adulto, Sam. Sé cuidarme.

—Ella te hizo daño —susurra y mira hacia la bolsa de patatas—. Has estado hecho
un desastre durante años.

—No estoy hecho un desastre ahora.

—No quiero que eso suceda nuevamente, Mark.

—Yo no quiero que te hagas daño por culpa de tu novio estrella de rock también, lo
sabes. ¿Qué debemos hacer? ¿Permanecer solos para siempre, para que nadie nos
hiera? Quizás esto termine bien.

Asiente y, luego, levanta los hombros.

—No fui una perra con ella.

—Aprecio eso. También me gustaría que continuaras no siendo una perra con ella,
especialmente este fin de semana en Las Vegas.

—¿La llevas contigo?

—Sí.
Mueve la cabeza otra vez y parpadea, pensando sobre el tema.

—Está bien. Podrá ser divertido.

—Probablemente te guste ella.

—No nos volvamos locos ahora.

Me rio y arrebato mi bolsa de patatas lejos de sus manos antes que se acabe toda la
maldita bolsa.

—Hablas como si hicieras un gran juego, pero sólo eres muy blanda.

—¡No lo soy! —suspira y me mira—. ¿Cómo te atreves a llamarme así?

—Porque lo eres. Sólo quieres que todos pensemos que eres ruda.

—No tengo que sentarme aquí y escuchar eso de ti.

—Bla bla bla… —Pongo los ojos en blanco y la bajo del banco—. Vamos, vamos a
ver una película.

—Sólo si pides pizza. —Su teléfono suena y atiende—. Hola, mamá. Sí, en realidad
estoy con él ahora. De acuerdo.

Me entrega el teléfono y se burla como una bruja mientras me rodea y se sienta en


mi sillón reclinable.

—Hola, mamá. —Estuve al teléfono hoy más de lo que he estado en los últimos diez
años.

—Hola, querido. Estoy haciendo una cena aquí mañana y me gustaría que trajeras a
Meredith.

—¿Un jueves?

—Todos ustedes están viajando a su pequeña aventura en Las Vegas este fin de
semana —me recuerda—. Quiero ver a Meredith. Tráela contigo. Luke, Nat y los
bebés vendrán, lo mismo que Sam y Leo.

—Ella estará llegando de Los Ángeles mañana por la tarde, le preguntaré cuando la
busque en el aeropuerto. —Sam escoge una película de los años 80 de mal gusto en
mis películas por encargo, haciéndome volver los ojos en blanco.

—No preguntes. Sólo tráela. Quiero decir eso. Siempre amé a esa chica.

—Está bien. ¿Quieres atormentar a Sam ahora?

—Claro. Te amo, dulce chico.

—También te amo, mamá.

Paso el teléfono a Sam y robo el control remoto de sus manos.

—¡Mamá! ¡Mark acaba de robarme el control remoto y yo lo tenía primero!

—¿En serio? ¿Me estás delatando?

Me muestra la lengua y habla con mamá sobre la cena de mañana, mientras desisto
y resuelvo volver para mirar a un montón de niños en detención un sábado. Por lo
menos la música es buena.

—Molly Ringwald era un poco caliente —digo cuando Sam termina la llamada con
mi madre.

—Judd Nelson era caliente —dice ella y se sienta.

—¿Hasta qué hora trabajará Leo?

Se encoje de hombros y no me mira a los ojos.

—¿Sam?

—Está trabajando hasta muy tarde —dice—. No sé cuándo terminará.

—¿Está todo bien?


—Claro. —Me ofrece una falsa sonrisa, pero desaparece de su rostro cuando
simplemente me siento y la observo—. Creo que sí. Él estuvo tranquilo esta semana,
y ocupado, entonces no tuve oportunidad de preguntarle lo que está sucediendo.

—Él te ama.

—Lo sé. Estoy preocupada por él.

—Mantenme al tanto.

—Vale. Ahora te callas. Esta es la parte donde Judd Nelson empuja el rostro en la
ingle de Molly. Es gracioso.

—No sabía que eso era porno.

—Eres asqueroso.
Capítulo 12
Traducido por vecina
Corregido por LadyPandora

—E
y, hombre. —Logan me golpea en el hombro y aprieta mi
mano. Estamos parados en el aeropuerto, en la cinta para
retirar el equipaje que tiene el número de vuelo de Mer.
Desembarcaron hace cinco minutos y no puedo esperar para ver su culo sexy aquí.

—¿Cómo estás?

—Bien, gracias. —Logan me saluda y retira sus gafas—. Pensé que llegaría tarde. El
tránsito está horrible.

—¿Vienes del trabajo? —Hago un gesto hacia tu traje y corbata.

—Sí. Salí más temprano hoy y tengo libre el resto de la semana.

—Bien por ti. ¿Tienen planes?

—Jax se fue por algunos días y estará saliendo nuevamente el viernes a Las Vegas,
entonces pensé tener un tiempo libre para estar con él. —Sonríe tímidamente y suelta
el botón superior de su camisa.

—En realidad, me gustaría hablar contigo sobre este fin de semana. ¿Qué piensas de
encontrarnos allá? A Jax y a las niñas les encantaría.

Logan sonríe suavemente.

—Iba a preguntarte si sería inapropiado sorprenderlo allá. Estaba pensando en ir el


sábado por la tarde, si está bien para ti y tu familia.

Sonrío ampliamente y muevo la cabeza.


—Si fueras Mer, no podrías mantenerme lejos. Siéntete libre de ir. Te daré mi número
de móvil y te mantendré actualizado sobre donde estaremos el sábado para que sepas
donde encontrarlo.

—Gracias. La noticia de Starla pidiéndoles a Jax y a Mer de volver a hacer gira con
ella es loca. —Sacude la cabeza y sonríe, pero mi corazón se detiene. Meredith no
mencionó nada de eso.

¿Ella volverá a la gira? ¿Cuándo? ¿Está planeando romper conmigo otra vez o cree
que nosotros tendremos una relación a larga distancia, mientras viaja durante
malditos meses cada vez?

—¡Están aquí! —Me giro al escuchar el sonido de la voz de Mer y justo a tiempo de
sostenerla en el aire—. Oh Dios, te eché tanto de menos.

Me envuelve con sus brazos y me besa duro antes de enterrar el rostro en mi cuello,
exactamente donde ella necesita estar. Mis manos están llenas de esta mujer
exuberante mientras su olor flota alrededor de mí, y mis nervios se tranquilizan un
poco.

—Hola, cariño. ¿Cómo estuvo el vuelo?

—Muy largo.

Me giro a tiempo de ver a Jax y Logan con sus frentes juntas y una sonrisa suave
pasando entre ellos.

—Estoy feliz de verte —susurro y beso su rostro, exactamente cuando la cinta


comienza a girar.

—Yo también. —Me besa de nuevo y sus labios permanecen en los míos por un largo
minuto.

—Aquí está tu maleta, pirulito —dice Jax mientras apoyo los pies de Mer en el
suelo—. Y sólo nos fuimos por tres días. No tres meses.

¿Pero ustedes estarán fuera por tres meses en un futuro próximo?


—Muérdeme —dice Mer con una gran sonrisa.

—Fueron tres largos días —agrega Logan mientras junta sus dedos a los de Jax y lo
levanta hacia sus labios—. Vamos.

—No me esperes —dice Jax con una sonrisa—. No es que estarás en casa de
cualquier manera.

—No —concuerdo con una sonrisa y tomo la maleta de Mer, llevándola para el
garaje—. No estará.

Jax nos hace un guiño y, luego, los dos parten en otra dirección.

—Fue tan bueno que Logan haya venido a buscar a Jax —dice Mer.

—Mmmm. —No menciono que Logan quiere sorprenderlo en Las Vegas. Será una
sorpresa para los dos.

—Fue lindo de tu parte venir a buscarme también —dice y me besa en mi hombro—


. Gracias.

—En cualquier momento, cariño. —Pago nuestro estacionamiento, coloco su maleta


en el jeep y después estamos en camino, yendo en dirección al apartamento de Mer—
. Mi madre está haciendo una cena en su casa hoy alrededor de las seis. Creo que ella
podría haberme amenazado con desheredarme si no te llevo conmigo.

—Estoy hecha un desastre —dice Mer y mira los pantalones de yoga y camiseta
holgada—. Estoy vestida para un vuelo, no para cenar con la familia de mi novio.

—Siempre estás linda, pero tenemos tiempo de pasar por tu casa.

—De acuerdo. —Toma mi mano y la sostiene con fuerza, y sólo ese pequeño toque
pone a mi polla en alerta total—. ¿Cómo está yendo tu semana?

—Nada mal —respondo—. Ocupado con el trabajo, como de costumbre. Hice un


poco más de trabajo en tu casa.

—Tu casa —responde ella de inmediato, haciéndome sonreír. Puede fingir todo lo
que quiera que la casa no es de ella, pero desde la otra noche, no hay dudas en mi
mente.

Es la casa de Meredith. Y viviré en ella y con ella durante los próximos sesenta años.

Esto es, si ella no me abandona para regresar de gira con una estrella pop.

Joder.

—¿Nuestra casa? —Le doy una sonrisa que siempre la hace derretir y muerde su
labio. Morderé ese labio cuando estemos en su apartamento.

—Tu casa —susurra.

No está engañando a nadie.

—Tomaré un baño —dice, cuando llegamos a su apartamento—. Tengo suciedad de


avión en mí.

—Te ayudaré. —La llevo hacia su baño y abro la ducha para calentar el agua, pero
en vez de quitar su ropa inmediatamente, me tomo mi tiempo. Quito su camisa y su
sostén y gasto algunos minutos besando y mordiendo sus hombros, alrededor de sus
senos y debajo de su ombligo. Tira de mi camisa sobre mi cabeza y pasa suavemente
las puntas de los dedos sobre mi piel, haciéndome estremecer, haciendo que mi polla
se ponga aún más dura para ella.

Jesús, soy un maldito vicioso por ella.

Mis labios besan suavemente desde su estómago hasta su hueso púbico mientras
empujo sus mallas para abajo de sus caderas y muslos, y entonces sostengo su mano
mientras sale de ellas.

—Dos noches sin ti es mucho tiempo —murmuro y beso sus muslos, agarro su culo
desnudo en mis manos y aprieto mientras ella hunde sus dedos en mi cabello para no
caer.

—Definitivamente mucho tiempo. Todavía tienes tus pantalones —dice ella.


—No me importan mis pantalones —respondo y levanto su pierna por arriba de mi
hombro, abriéndola para mí. Paso un dedo suavemente sobre su clítoris hinchado y
a través de los labios de su coño, haciéndola gemir.

—A mí me importan. —Ella está jadeante y ahora está sujetando mi cabello


apretándolo fuerte—. Te quiero fuera de ellos.

—Lo estaré —murmuro y me inclino para besarla en su carne hinchada—. Joder,


hueles a sexo.

—Aún no —dice y deja escapar una pequeña risa—. Pero espero hacerlo pronto.

Miro sus ojos azules hielo mientras lamo desde su abertura mojada hasta su clítoris
y vuelvo abajo de nuevo, entonces hundo mi lengua en su coño, haciéndola gritar
mientras sus piernas comienzan a temblar.

—¡Me caeré!

Muevo mi cabeza negando y tomo su culo en mis manos, sin soltarla hasta que ella
goza mucho y alto en mi boca. Sus jugos están cayendo por mi barbilla. Es la cosa
más dulce que he probado y los sonidos provenientes de su orgasmo hacen palpitar
mi polla.

Estoy salpicando lentamente besos por su cuerpo, entonces salgo rápidamente de mis
vaqueros y bóxer y la llevo a la ducha. Inmediatamente, Mer toma una esponja y gel
de baño y se ocupa de lavarme, arrastrando la esponja con jabón sobre mi cuerpo,
alrededor de mi polla dura, lento como la mierda solo para dejarme loco, estoy
seguro.

Cuando finalmente termina, revierto la situación sobre ella, lavando lentamente cada
centímetro de su perfecta piel.

—¿Si digo que lo siento mucho por haberte torturado, lo harás más rápido? —
pregunta jadeante.

—No.
Se ríe y luego gime cuando arrastro la esponja con jabón entre sus piernas, lavando
su coño.

—Estás más sucia aquí.

—Eso es tu culpa —suspira y aprieta mis bíceps para no perder el equilibrio mientras
presiono un poco más fuerte—. Dios, eso se siente tan bien.

Beso desde su mejilla hasta su cuello, mordiendo suavemente, pero no lo


suficientemente fuerte como para marcarla. Sus dedos acarician mis brazos cuando
arrastro la esponja enjabonada por sus pliegues una última vez antes de dejarla caer
al suelo para poder lavarla.

—¿Cómo es posible que estés más tonificada que la semana pasada?

—Probablemente lo estoy —responde antes de besar mi pecho—. La rutina para


Starla era más rigurosa que cualquier otra cosa que he hecho el año que estuve en
casa. Eso me dejó más tonificada. ¿Te incomoda?

—Nada sobre ti me incomoda. Adoro cuando estás llena de curvas y adoro cuando
estás más delgada. Joder, M, estoy viciado por ti de cualquier manera que pueda
tenerte. —Cierro el agua y nos seco y, luego, la llevo a su cama.

—Pensé que íbamos a conversar —murmura mientras la bajo sobre la cama y cubro
su cuerpo con el mío.

—Más tarde. —Deslizo mi mano sobre su pecho y continúo hacia abajo hasta su
cadera—. La única cosa que necesitas recordar, querida, es que eres mía. Sólo tú. —
Beso su cuello y clavícula—. Este es el único cuerpo por el cual fantaseo. —Dejo
besos de boca abierta sobre sus senos, tiro de sus pezones apretados, luego, dejo una
marca bien sobre su corazón, donde nadie además de mí puede verla.

De pronto, me empuja sobre mis hombros, invirtiendo nuestras posiciones y


ubicándose sobre mi pecho.

—Es bueno escuchar eso —dice, sin aliento, mientras se arrodilla y baja hacia mi
polla—. Porque me siento de la misma forma. Eres sólo tú, M. —Orienta mis manos
sobre sus senos y descendiendo hasta sus caderas, donde aprieto con fuerza y la llevo
en un ritmo constante, observando con fascinación mientras me monta. Corre su
mano hacia su clítoris, mientras coloca su otra mano en su seno, pellizcando su pezón
mientras me cabalga con abandono. Sólo cuando creo que no puede estar más bonita
me seduce completamente, lanzándome y dejándome fuera de equilibrio.

Se muerde el labio y mueve la cabeza hacia atrás mientras aumenta su ritmo, sus
caderas girando sobre mí rápidamente ahora.

Mis dedos se clavan en sus caderas, empujándola hacia abajo más fuerte en cada
estocada.

—Jesucristo, M —gimo. Abre los ojos y me encuentro su mirada cuando baja, se


aprieta alrededor mío más de lo que lo ha hecho y se corre fuerte, temblando y
desarmándose sobre mí.

—¡Oh Dios!

—¡Puta mierda! —gimo y me siento en línea recta, pasando los brazos alrededor de
la cintura de Mer y la abrazo mientras me corro con ella. Mi polla explota dentro de
ella cuando su coño se contrae alrededor mío y me ordeña hasta la última gota.

—Yo creo que me has echado en falta —susurra y recuesta su cabeza en mi pecho.

—Yo creo que tienes razón. —Me acuesto y la abrazo contra mí. Estaba en lo cierto,
tenemos que conversar, pero eso puede esperar. Por ahora, sólo quiero abrazarla,
respirarla y no preocuparme sobre los celos de ella o en la posibilidad que me deje.

—El sexo contigo es más desgastante que ocho horas de baile con Jax —murmura.
Sonrío y beso su cabello suave—. ¿Y te he sentido dejar una mordida de amor en mi
pecho?

—Sí, lo has sentido.

—¿No somos demasiado viejos para eso?

—Nadie puede verlo, sólo yo. —Inclino la cabeza para atrás para poder ver aquellos
ojos azules—. Me gusta marcarte.

—Eres un hombre de las cavernas, ¿lo sabes, no?

—Contigo, sí, lo soy. No pediré disculpas por eso.

—No te estaba pidiendo eso. —Se mueve para estar más cerca de mí y suspira
contenta—. ¿Tenemos tiempo para una siesta?

—Claro, cariño.

—¿Conversaremos cuando despertemos?

—Es un hecho. —Beso su cabeza y sonrío cuando gime bajo y siento su cuerpo
derretirse contra mí, cayendo en su sueño. En poco tiempo siento mi cuerpo relajarse
y mis ojos cerrarse cuando la respiración rítmica de Mer me empuja a dormir con
ella.

*****

—¡Mierda, llegaremos tarde!

Salto despierto para encontrar a Mer saltando fuera de la cama.

—¡Despierta, Mark! Nos quedamos dormidos. Tenemos que estar en casa de tus
padres en veinte minutos.

—Mierda —murmuro y froto las manos sobre mi rostro—. Bueno, por lo menos
hemos tomado un baño.

—Y nos hemos vuelto a ensuciar. —Se ríe.

—¿Puedo persuadirte en tomar otro baño conmigo?

—No. Vístete, hombre excitado.

—Lo siento mucho, no pude escucharte sobre el sonido alto de nosotros teniendo
sexo loco en mi cabeza.
Se ríe y me arroja mi camisa.

—Eres insaciable.

—Contigo, sí. —Agarro su cintura, empujándola a mi regazo para poder besarla en


el cuello—. Nunca tendré suficiente de ti.

—Bien, tendrás que esperar —susurra y besa mi mejilla—. Porque llegaremos tarde.

Salta fuera de mi regazo y termina de vestirse. No me muevo, sólo me siento con mi


camisa en mi mano y la observo ponerse una falda negra larga y un top negro y
blanco, luego, sandalias negras. Peina su cabello y lo deja suelto alrededor de su
rostro, después, aplica una mínima cantidad de maquillaje, que hacen a sus ojos
volverse aún más azules y un brillo sobre los labios.

—No estás vistiéndote. —Pone sus manos en las caderas y me mira con ojos
divertidos—. ¿Mark?

—Sí.

—No te has vestido.

—Eres tan hermosa que duele respirar.

Ella parpadea con sorpresa y viene hasta mí.

—¿Estás bien?

Tomo sus manos y beso los nudillos de sus dedos suavemente, luego, la levanto y la
tiro a mis brazos.

—Tan jodidamente hermosa —susurro e inclino su cabeza hacia atrás y coloco un


beso rápido en sus labios, antes de apartarme para vestirme.

Ella parece en estado de shock mientras me visto rápidamente y coloco mis zapatos,
luego, tomo su mano y la llevo hacia el auto.

—¿Qué fue eso? —pregunta.


—No fue nada. Es como me siento. —Levanto mis hombros y entrelazo nuestros
dedos mientras nos dirigimos a casa de mis padres.

*****

Cuando estacionamos en la casa que crecí, Sam y Leo estacionan detrás de nosotros
en el Camaro Negro de Leo.

—Llegas tarde —dice Sam y me mira.

—¿Y tú qué? —pregunto y golpeo el hombro de Leo mientras él se ríe de Sam.

—Elegantemente tarde.

Ella le brinda a Mer una sonrisa real, y Mer la devuelve alegremente.

—Me alegro de verte, Sam.

—No dejes que Mark te retrase para todo. Es un mal hábito de él. —Sam rodea el
brazo de Mer con el suyo y la lleva dentro de la casa con Leo y yo siguiéndolas—.
¿Cómo te ha ido con Starla?

Meredith mira a Sam, sorprendida.

—¿Cómo sabías que Jax y yo estábamos trabajando con Starla?

—Mark me lo dijo —responde Sam.

—Fue divertido, pero estoy feliz de estar en casa.

¿Pero por cuánto tiempo estarás en casa?

—¡Hola a todos! —Mamá está sosteniendo a un Keaton dormido en su hombro,


moviendo sus caderas para atrás y para adelante, mientras Livie y Luke están
sentados en el suelo jugando con una cocina de juguete.

—Hola, mamá —digo y beso su mejilla, entonces le hago un gesto a Meredith—.


Recuerdas a Meredith.
—Claro. Hola, querida. Estoy tan feliz que hayas venido.

—Gracias por invitarme. —Mer sonríe y besa la cabeza de Keaton, luego, el rostro
de mamá.

—Mi turno —anuncia papá mientras se une a nosotros viniendo de la cocina. Recoge
abrazos de Sam y míos y luego levanta a Mer en el aire en un abrazo de oso—. Es
tan bueno verte, Meredith.

Ella sonríe y aparta las lágrimas mientras la coloca en el suelo, entonces se mueve
para apretar la mano de Leo.

—¿Estás bien? —le susurro. Ella responde con un rápido movimiento de cabeza y
una sonrisa valiente.

—Hola, gente —dice Nat y saluda desde la mesa fuera de la cocina. Ella está
bebiendo una copa de vino y sonriendo alegremente.

—Has terminado de amamantar —adivina Sam y se une a ella.

—Sí, señora. Pensé que era lo mejor, especialmente con el viaje a Las Vegas este fin
de semana.

Liv se levanta y camina hasta los estantes de la televisión en la sala que se abre para
la cocina.

—No, bebé, no puedes tener esos —dice Luke y la agarra antes de que pueda alcanzar
las campanillas de vidrio de mamá de la estantería—. Mamá, debes tener cosas a
prueba de bebés en esta sala. Romperán estos.

—Ella nunca antes les prestó atención. Creo que es hora de embalarlos por un tiempo
—dice mi madre y besa la mejilla de Keaton. Tomo una silla para Mer, luego, me
siento a su lado y le ofrezco una copa de vino. Mi teléfono vibra en mi bolsillo,
entonces lo saco para encontrar un mensaje de Isaac.

Tómate el resto de la semana. Te veo el viernes en el aeropuerto.


—¿Todo bien? —pregunta Mer mientras coloco mi teléfono arriba de la mesa.

—Sí. Isaac me dio el resto de la semana libre.

—Me gusta mucho —afirma Mer con una sonrisa. No puedo evitarlo, me inclino y
beso sus labios antes de beber un trago de mi vino.

—A mí también.

—Bien, hombres, los necesito en la cocina —anuncia mi padre mientras comienza a


sacar cosas de la nevera.

—Esa es mi señal —susurro y beso la mejilla de Mer antes de unirme a mi padre y


Luke en la cocina. Para mi sorpresa, Leo se nos une también, y sonríe cuando levanto
una ceja para él.

—¿Qué? Puedo cocinar.

—¿Sí?

—Sí, en verdad.

—¿Quieres usar uno de los delantales de mamá? —pregunta Luke y luego se ríe
cuando Leo le muestra su dedo medio.

—¡Livie! —salta Nat y corre tras su hija, que fue directa a las campanillas de mamá
nuevamente.

—Bueno, alborotadora —digo y cojo a Livie en mis brazos—. Ya has causado


demasiado daño por hoy. Puedes venir a cocinar conmigo.

—Tío Mawk —dice ella y sonríe—. Cocinar contigo.

—Así es. —La coloco en mi cadera y comienzo a sacar el arroz listo y me giro para
ver a Mer riendo con Nat, Sam y mamá.

Encaja perfectamente aquí.


Y entonces recuerdo la observación de Logan en el aeropuerto y todo el aire deja mis
pulmones.

Leo sopla haciendo cosquillas en la mejilla de Liv cuando pasa cerca, haciéndola reír
y sacándome de mis deprimentes pensamientos de mierda.

—Papá está cocinando —dice ella y señala a Luke.

—Él piensa que lo está —respondo y susurro en su oído— pero no es tan bueno como
el tío Mark.

Liv ríe y Luke me muestra el dedo medio mientras ella está de espaldas.

—Entonces, Nat —comienzo y miro a Luke con una sonrisa burlona—. ¿Cuándo es
que huirás conmigo? —Voy hasta donde ella está sentada en la mesa y descanso mi
mano en su hombro. Mer está apretando los labios, pero sus ojos están riéndose de
mí.

—Tengo que verificar mi agenda —dice e inclina su rostro en mi brazo.

—Hombre, saca tus manos de mi esposa. Tienes a tu propia chica.

—No lo sé —dice Mer, siguiéndome la broma—. Creo que hacen una linda pareja.

—Tú no deberías animarlo —dice Luke, mirando a Mer.

—Sabes que tú me prefieres —continúo. Livie está observándonos con avidez,


pasando su mirada de su madre a su padre, que ahora está apoyado en la encimera
de la cocina mirándome.

—Mmm… —Natalie actúa como si estuviera pensándolo, entonces mueve la


cabeza—. No, aún me quedaré con él —señala a Luke y luego da un golpecito en mi
brazo de consuelo—. Tienes una opción mejor por allí de cualquier manera.

—Creo que nuestro amor nunca fue destinado a suceder —digo, mi voz llena de
drama.

—Creo que no.


—Ustedes son todos repugnantes. —Sam pone los ojos en blanco—. En verdad, corre
mientras puedas, Mer. Todos son una banda de locos.

—Creo que me quedaré —afirma Mer riendo—. Medio que me gusta todo esto.

Sí, por el amor de todo lo que es sagrado, quédate.

—Mi tipo de chica. —Beso el rostro de Mer y coloco a Liv en su regazo de camino a
la cocina. Me ocupo de cortar legumbres para la ensalada, escuchando la
conversación y las risas de las chicas. Luke y Leo están hablando de un amigo en
común en Los Ángeles. Papá está sazonando la carne para asar.

Miro a Mer para encontrarla mirándome con ojos sobrios, sus labios apretados. ¿Por
qué está enojada?

Antes que pueda preguntarle, mamá se levanta, coloca a Keaton en su cuna portátil
y hace gestos a las chicas.

—Quiero mostrarles mi jardín.

—¿Ustedes estarán atentos de Keaton? Llevaremos a Liv con nosotras —dice Nat.

—Sí, querida. Aprovecha. —Luke sonríe a su linda esposa mientras las chicas se
reúnen en la puerta del patio para el jardín.

Meredith no está mirándome.

¿Qué mierda sucedió?

Capítulo 13
Traducido por Vecina
Corregido por Anaid

Meredith

—M
i tipo de chica. —Mark besa mi mejilla y desliza a Liv
suavemente sobre mi regazo antes de juntarse con los demás
en la cocina. Liv me mira con ojos grandes.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunta con su dulce voz.

—Meredith —respondo.

—Meme —dice y sonríe. Luego, golpea la mesa con su mano y mira a su madre—.
¡Hola mamá!

—¡Hola, bebé! —dice Nat y le sonríe a su hija.

—¿Qué van a llevar en las maletas este fin de semana en Las Vegas? —pregunta Sam

—¿Necesitamos ropa formal? —pregunto, pasando mis dedos suavemente por el


cabello castaño de Liv.

—Quizás. Realmente no sé lo que hay planeado —dice Nat encogiendo sus


hombros—. Probablemente llevaré un vestido de cóctel y tacones, solo por si acaso y
llevaré, definitivamente, un traje de baño para que disfrutemos de la piscina.

—Te odio por haber tenido un bebé hace pocos meses y estar con tu cuerpo pre-bebé
otra vez —dice Sam mirando a Natalie.

—Siempre te lo digo —dice Nat con una sonrisa—. Es el yoga.

—¿Haces yoga? —pregunto ansiosamente—. Estuve intentando encontrar un grupo


desde que regresé.

—Yo doy una clase —dice Nat—. Deberías venir.

—Fantástico.
—Bien, yo no hago yoga —dice Sam.

—No lo necesitas —dice Leo desde la cocina y Sam le sopla un beso.

—Está bien, entonces algo bonito y un traje de baño —digo y mentalmente recorro
mi guardarropa—. Creo que llevaré jeans y top también.

—Sí, lleva un poco de todo —dice Sam asintiendo.

—¿Cómo estás tú, Meredith? —Lucy cubre mi mano con la suya y me ofrece una
sonrisa amable. Ella siempre fue muy buena conmigo y la sensación de su mano en
la mía me hace recordar a mi madre, y caigo en las garras del dolor al sentir su falta
tan rápidamente que ni me doy cuenta. Mi pecho duele con la nostalgia que me
acostumbré a sentir, pero reprimo las lágrimas y le ofrezco a Lucy una sonrisa.

—Estoy bien y el estudio está yendo muy bien.

—Es una gran alegría poder pasar tiempo contigo nuevamente —dice Lucy y acaricia
mi mano antes de volver su atención a Liv, que está moviéndose para salir de mi
regazo e ir al de Lucy.

Antes que pueda responder, veo la pantalla del teléfono de Mark iluminarse en mi
codo. Miro hacia abajo para ver un mensaje de alguien llamado Tami.

*Pasó un tiempo, sexy. ¿Esta noche está bien para ti?

¿En serio? ¿Aún tiene mujeres llamándolo para tener sexo?

Quiero encarar a Mark ahora, pero no es el momento. Estamos con su familia, por
el amor de Dios.

Esto tendrá que esperar hasta más tarde. Tendremos que conversar de cualquier
manera.

Sam llama mi atención y me ofrece una sonrisa solidaria. Ella, obviamente, vio el
texto también. Terminé levantando mis hombros y sonriendo con rabia, haciendo mi
mayor esfuerzo para no apuñalar a Mark en el brazo con el cuchillo que está usando
para cortar la ensalada.

Cuando levanto mi cuerpo para beber un poco de mi vino, la pantalla de Mark se


enciende de nuevo, pero esta vez es de alguien llamada Marcy, y hay una foto.

Las dos tetas de la hija de puta.

¿Estás bromeando conmigo?

—Hombre prostituto —murmura Sam y mueve la cabeza. No creo que pudiera


encararlo sin intentar matarlo, aunque tratara de no hacerlo.

Mi piel repentinamente está húmeda y estoy viendo rojo.

—Quiero mostrarles mi jardín, chicas.

—Me gustaría un poco de aire fresco —respondo de inmediato. Tal vez respirar
pueda contener mi furia para poder hablar con Mark tranquila después. Pero
entonces, la pantalla cobra vida nuevamente, solo para recordar que tiene un mensaje
no verificado, y le echo una segunda mirada a la pantalla iluminada con los senos de
Marcy.

Lucy anuncia que estamos saliendo al jardín en el momento en que Mark captura mi
mirada. Sus cejas suben de sorpresa cuando mira mi rostro, pero desvío la mirada,
incapaz de mirarlo a los ojos. Luke concuerda en verificar al bebé para que podamos
salir.

—Planté algunas rosas nuevas —comenta Lucy mientras nos lleva hacia el rincón de
atrás de su gran jardín. Sonrío, asiento y la sigo, pero realmente no estoy escuchando
nada de lo que está hablando mientras nos brinda un gran recorrido por los caminos
iluminados que serpentean el jardín.

—Eso no quiere decir nada, lo sabes —dice Sam bajito a mi lado. Ella y yo
aminoramos la marcha, quedando atrás de Lucy y Nat, que continúan conversando
alegremente sobre las plantas de Lucy. Nat está cargando a Livie, que apunta feliz a
las mariposas y los pájaros que vuelan cerca.
—¿No?

—No —mueve la cabeza y engancha su brazo al mío—. Debes saber que él no fue
célibe durante los últimos diez años.

Tiro mi cabeza para atrás y rio.

—Claro que no. ¿Tú lo has visto?

—Lo he visto. No es repugnante.

—No, no lo es —suspiro y acomodo mi cabello detrás de las orejas—. Necesitamos


hablar.

—Creo que yo podría hacer estallar las bolas de Leo si fuera conmigo. Pero no soy
una persona terriblemente celosa, solo me gusta molestarlo un poco.

—Normalmente no soy muy celosa también, pero ¿en serio? Esa chica le envió una
foto de sus senos.

Sam se estremece y después ríe.

—Las chicas se quitan sus camisas y empujan sus senos en el rostro de Leo. No es
agradable.

—Ugh —suspiro y me muerdo el labio—. Muchachas que no valen nada.

—Sí, no valen nada. Probablemente no sepan que él ahora está contigo.

—Un montón de chicas a las que no le importa —le recuerdo.

—Es verdad. Él les dirá a ellas y estará avergonzado cuando vea lo que tú has visto.

—Yo no quiero que él esté avergonzado.

—¿Qué quieres? —pregunta.

—No lo sé —me encojo de hombros y le sonrío—. Dejar de ver eso. Gracias por
hablarme y no dejar que pierda el control.
—Por nada. Ahora, cuando hables con él, podrás hacerlo de una forma más
productiva.

—Estaba pensando en apuñalarlo con el cuchillo que estaba usando —le confieso,
haciéndola reír.

—Bueno, creo que eso significa que tú lo amas, porque si no lo hicieras, no te


importaría que le mandaran mensajes.

—Lo amo —digo—. Pero aún estoy enojada.

Mueve la cabeza y en ese momento Lucy y Nat se unen a nosotras.

—Tu jardín es hermoso, Lucy —digo con una sonrisa.

—Gracias, querida. Creo que la cena debe estar lista.

Cuando entramos, la casa tiene con un aroma increíble. Los hombres están
colocando los platos humeantes sobre la mesa y Luke está alimentando a Keaton con
una mamadera.

—¿Se despertó? —le pregunta Nat a Luke.

—Sí, tiene hambre —responde con una sonrisa. Ver al hermano mayor y guapo de
Mark con el bebé, es un espectáculo digno de ser visto. Hay una razón por la que
Luke fue protagonista de las portadas de revistas y de las paredes de los cuartos de
adolescentes por tanto tiempo. Es un hombre caliente.

—¿Estás bien? —pregunta Mark mientras se acerca a mi lado y coloca el brazo


alrededor de mi cintura.

Podría mentir.

Pero no lo haré.

—No. Has recibido algunos mensajes —señalo el teléfono y me aparto para sentarme
en la mesa decidiendo aprovechar el resto de mi noche con estas personas tan
agradables. Mark toma su teléfono mientras se sienta a mi lado y verifica los mensajes
y, luego, se encoge moviendo la cabeza con disgusto.

La cena es una ola de buena comida y la conversación es aún mejor. Me olvido de


aquellas estúpidas mujeres del teléfono de Mark por un tiempo y disfruto de las
personas a mí alrededor. Cuando terminamos de comer, las chicas saltan para limpiar
mientras los hombres llevan a los bebés a la sala de estar.

Cuando el último plato es colocado en el lavavajillas y la cocina está limpia, nos


juntamos a los hombres.

—¿Puedo cogerlo? —le pregunto a Luke, que está sosteniendo a un Keaton


somnoliento.

—Claro —responde y, suavemente, me pasa el bebé.

—Estoy volviéndome más valiente con los pequeños —digo con una sonrisa—.
¿Cómo hacen para cogerlos todo el tiempo sin preocuparse por hacerles daño?

—Son más fuerte de lo que parecen —responde Neil y pasa un brazo por los hombros
de Lucy, empujándola más cerca. No me sorprende que los hombres Williams sean
tan afectuosos. Aprendieron de su padre. —No le harás daño, dulce niña.

Paso mi dedo por debajo de la nariz de Keaton y beso su pequeña mejilla redonda.
Él hace pequeños movimientos de succión con sus labios.

De pronto, hay un olor muy desagradable viniendo del pequeño paquete de alegría.

—Hum, creo que necesita que lo cambien —digo y miro alrededor de la sala con
pánico.

—Vamos. —Nat se levanta y me invita a seguirla—. Te ayudaré.

—Oh Dios. No quiero hacerle daño —susurro y sigo a Nat por el corredor hasta un
cuarto pequeño tipo guardería—. ¿Lucy y Neil montaron una guardería?

—Sí. Adoran quedarse con los niños. —Nat me ayuda a colocar a Keaton en el
cambiador y me enseña a cambiar un pañal muy sucio.
—¡Querido Dios, Keaton! —exclamo cuando abro el pañal—. ¿Con qué lo
alimentan?

Nat se ríe y me entrega toallitas húmedas.

—Debería estar vistiendo un traje para lidiar con materiales peligrosos —murmuro
mientras limpio el culito del bebé bajo la supervisión de Nat y lo visto nuevamente.

—Eres natural —dice ella con una sonrisa.

—Ahora podría necesitar terapia.

Cuando regresamos a la sala de estar, todos se están riendo y nos miran llegar por el
pasillo.

—¿Qué es tan gracioso? —pregunto y me acomodo en el sofá con el bebé en los


brazos.

—Tú —responde Mark y besa mi rostro—. Podíamos escucharte por el monitor del
bebé.

—Sí, bueno, los padres de Keaton deberían reconsiderar su dieta. —Keaton,


totalmente despierto ahora, está masticando su puño, y observándome hablar. Él
muestra una gran sonrisa desdentada, y me enamoro más del pequeño—. Eres muy
guapo para oler así. Sí, lo eres.

—Sam, cuéntale a Meredith la historia de Leo y tú cuando cuidaron a Liv de bebé y


tuvieron que llamar a Meg para que fuera a cambiar el pañal por ustedes —dice Luke
está riéndose mientras sujeta su estómago—. Es un clásico.

—Era la primera vez que cuidábamos de ella solos —comienza Sam.

—Primera y única vez —agrega Mark, ganándose una mirada de Sam.

—Y ella llenó su pañal. Nunca había cambiado un pañal antes, y Leo tampoco.

—Todavía opino que es antiético para un hombre cambiar el pañal a una niña —dice
Leo, levantando las manos en señal de rendición—. No es apropiado.
Me rio y veo a Sam y Leo cómo se turnan para contar la historia de esperar
eternamente a que Meg apareciera para cambiar el pañal del bebé gritando. Se ven
geniales juntos, terminándose las frases y mirándose mutuamente con tanto amor en
sus rostros que deslumbran.

—Tuvimos éxito al final —dice Leo cuando la historia llega a su fin.

—Eso ha sido divertido —respondo y miro al bebé soplando burbujas en mis brazos.

—Debemos llevar a los niños a la cama —dice Luke y besa la mejilla de Nat—. Estoy
listo para tener un tiempo a solas con mi mujer.

—Eca —dice Sam y frunce la nariz—. No necesitamos que lo anuncies.

Luke solo sonríe y besa a su esposa otra vez, haciéndole callar a Sam.

—Son muy graciosos —digo, sin notar que lo dije en voz alta hasta que Sam se ríe y
se encoje de hombros.

Coloco a Keaton en su sillita para el coche y me aparto para que Luke lo sujete y lo
levante del suelo. Nat está cargando a Liv y todos los acompañamos fuera a
despedirlos.

—Nosotros tenemos que irnos también —dice Mark.

—Tengo trabajo que hacer —dice Sam y le sonríe a Leo—. ¿Preparado?

—Estoy listo.

Hay muchos abrazos y promesas de hablarnos en breve mientras entramos a nuestros


vehículos y saludamos a Lucy y Neil antes de alejarnos de la casa.

—Me gustaría ir a mi casa, por favor —digo y miro por mi ventana.

—Te estaba llevando a mi casa.

—Prefiero ir a la mía.
Mark suspira a mi lado y se pasa la mano por su rostro. Ahora que estamos solos, la
rabia está de vuelta. Estoy cansada y honestamente, mis sentimientos están heridos.

Y realmente no me importa si esto es irracional.

—Mer…

—Hablaremos cuando lleguemos, Mark.

Cierro los ojos y me acomodo en el asiento, dejándolo conducir hacia mi


apartamento en silencio.

*****

—Iré a cambiarme —anuncio en cuanto entro a mi apartamento, pero Mark me


detiene.

—No. Te sentarás y hablaremos.

Me dirijo hacia él y cruzo los brazos sobre el pecho.

—¿En serio? ¿Este es el momento que escoges para ser mandón?

—Siéntate, Meredith.

—Que te jodan, Mark.

—¿Vamos a hacer esto de nuevo? ¿Realmente crees que estoy follando con otras
mujeres?

Me distancio y dejo caer mis brazos.

—¡No, no creo eso, Mark! Esto es ridículo.

—Entonces, ¿por qué estás furiosa?

Me paro y lo miro como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

—Porque —comienzo y respiro hondo— dos mujeres piensan, obviamente, que


pueden enviar un texto o sonar sus dedos y que tú irás a follarlas en cualquier
momento.

—Pero ellas no pueden. Lo sabes.

—Lo sé. Ellas no.

Arruga la frente y pasa sus dedos por su cuero cabelludo con preocupación.

—¿Entonces?

—Estamos juntos desde hace un tiempo como para que les hayas dejado claro a tus
folla-amigas que no estás disponible, Mark.

—Ni siquiera pensé en ellas desde que tú y yo estamos juntos, Meredith. ¿Por qué se
me ocurriría mandar un maldito mensaje de texto diciéndoles que estoy en una
relación cuando tú eres en todo lo que pienso?

Muevo mi cabeza y me distancio un paso más.

—Mira. Es evidente que has tenido una vida sexual saludable antes que yo volviera
a tu mundo. Pero no necesito que me lo recuerden mientras estoy sentada en la mesa
de la sala de tu madre. Tu hermana los vio. Fue humillante.

—Meredith, escúchate. Tú estabas en la mesa de mi madre. Ninguna de esas mujeres


conoció a mi familia. No me importa nada de esas mujeres y lo sabes. ¿Cuántas veces
tengo que decirte que te amo?

—¡No cuestiono tu amor por mí, joder!

—Dejaré claro a ellas y a cualquier otra persona que entre en contacto conmigo que
estoy feliz y no disponible, Meredith. No tengo problemas con eso. Tengo un
problema con este rasgo celoso que has desarrollado en estos últimos diez años.

Abro la boca para responder, pero levanta la mano y me calla.

—Lena —comienza— y yo somos amigos desde nuestro primer año en la facultad.


Ella y Colin, su marido, eran los amigos más cercanos que tuve durante un largo
tiempo. Ellos sabían de ti.

Tiemblo cuando levanta una ceja.

—Durante años nos ayudamos mutuamente a través de clases y laboratorios. Fui el


padrino de su boda, Mer. Lena es una gran amiga, y está ansiosa por conocerte.

—Está bien.

—Si tienes alguna pregunta, hazla. ¿Quieres revisar mi teléfono? —extiende el


teléfono pero no lo cojo—. No me importa si quieres hacerlo. No he hecho nada
malo.

Suspiro y me arrojo en pedazos sobre el sofá.

—No creo que hayas hecho algo mal, Mark. No estoy acusándote de nada.

—Pero no confías en mí.

—No confío en las mujeres —mi cabeza se sacude cuando me levanto nuevamente,
desesperada por hacerlo entender—. No confío en las mujeres.

—¿Por qué?

—Porque las mujeres pueden ser maliciosas, y a muchas, no parece importarles si un


hombre está comprometido. Pero lo fundamental para mí es que las mujeres no
deberían poder enviar un mensaje como este. Yo sé que tú no has hecho nada malo,
pero eso no me hace sentir mejor.

—Bien, entonces vamos a continuar con el siguiente asunto. ¿Cuándo ibas a decirme
que volverías de gira con Starla? —Sus manos están apoyadas en sus caderas y me
está mirando con un tono acusador.

—No volveré.

—No me mientas, diablos. —Su voz es baja, áspera y completamente irritada.

—No estoy mintiéndote. Ella nos ofreció nuestros antiguos empleos de vuelta —
contengo la respiración cuando él cierra los ojos con un largo suspiro—. Pero no
regresaremos a la gira con ella.

Ninguna respuesta.

—¿Mark?

Nada.

—Mark, no regresaremos a la gira con ella.

Aclara su garganta.

—Continúa.

—Dice que siente la falta de tenernos, y ahora que mi madre se ha ido y que mi vida
se estableció un poco, estaba esperando que yo pudiera coreografiar su próxima gira
y volver a la ruta el próximo año. Pero ¿sabes una cosa?

—¿Qué? —susurra. Odio el ligero temblor en su voz. Me acerco a él, pero extiende
una mano, deteniéndome.

—Durante diez segundos, mientras estaba escuchándola hablar sobre eso, pensé.
Pensé sobre los largos días de viaje, sin saber dónde estaba y sin tener una casa real.
Sin hablar que no soy tan joven y que podría lesionarme por la rigurosa rutina a la
que Starla está acostumbrada.

Me alejo un paso y paso mis manos por mi cabello.

—Y le dije a ella, que no es solo por mí. Amo mi estudio y a mis alumnos, y te amo
a ti. Estoy feliz en Seattle. Ese mundo no encuadra más conmigo.

—¿Estás segura? —pregunta bajo.

—Eso nunca podría haber sido un sí, M. Incluso si no estuviera contigo, y estoy muy
feliz de estarlo, aún lo habría rechazado.

—¿Qué dice Jax?


—Él tampoco va a ir. Prácticamente por las mismas razones.

—¿Él está enamorado de mí también?

Y allí está mi hombre divertido de regreso. Respiro profundamente y le sonrío.

—Desesperadamente, sí —me rio y coloco mi cabello detrás de mi oreja—. Creo que


está enamorado de Logan.

—¿Ahora te das cuenta de eso?

—Es complicado con Jax.

—Puedo imaginarlo.

—¿Te ha contado sobre su pasado? —Mark asiente y se lleva las manos a los bolsillos.

—Entonces, lo que tenemos aquí es una falta de confianza, de ambas partes —


murmura. Todavía no está llevándome a sus brazos—. Tú crees que me follaré a
cualquier mujer que se cruce en mi camino…

—Nunca he dicho eso…

—Y yo aún me estoy muriendo de miedo de que acabes escogiendo la danza en vez


de a mí y me dejes.

¿Piensa en verdad eso? ¿Qué haría eso otra vez? Suspiro y de pronto estoy exhausta.
Los largos días de trabajo físico y esta tortura emocional con Mark me alcanzaron.

Me dirijo hacia mi cuarto.

—Sabes, voy a cambiarme de ropa, y creo que quiero estar sola esta noche.

—No.

—¿Qué has dicho? —me giro para mirarlo. Sus manos están cerradas en puños a los
costados y el músculo de su mandíbula está tenso.

—Dije que no. Pasé dos noches sin ti, Meredith. No haré eso otra vez.
—Bien, yo no quiero dormir contigo esta noche.

¡Dios, estoy siendo una completa perra! ¡Para con esto!

Pero no puedo.

—Dormiré en el sofá entonces —responde.

—Haz lo que quieras —me giro y me voy a mi cuarto, cierro la puerta y me pregunto
qué diablos está mal conmigo.

Saco mi móvil del bolso y envío un texto a Jax.

*Soy una idiota. Dime que me superé a mí misma.

Retiro las sábanas y subo a mi cama, sin prestar atención a las lágrimas cayendo por
mi rostro.

Finalmente mi teléfono emite una señal sonora con un texto de Jax.

*Supérate. ¿Por qué dices eso?

Limpio mi rostro con el dorso de mi mano y respondo.

*Porque estoy enojada con Mark por algo que él no hizo. Chicas le enviaron mensajes para
tener sexo hoy. Él no respondió. ¡Pero una envió sus pechos!

Pulsé enviar y menos de diez segundos después, mi teléfono suena.

—No necesitabas llamar.

—¿Necesito regresar a casa? —la voz de Jax está llena de preocupación y eso me hace
amarlo aún más.

—No. Solo estoy siendo idiota. Pero todavía estoy enojada con él.

—No todos los hombres son unos bastardos engañadores como lo fue Scott —me
recuerda Jax.
—Scott y yo ni siquiera fuimos oficialmente una pareja.

—No, pero él aun así comió cualquier cosa que miró, mientras estaba follando
contigo, y él te marcó, dulce. Mark no es Scott, y solo porque un par de vagabundas
le enviaran mensajes hoy no significa que él haya hecho algo malo. Entonces, sí,
supérate a ti misma.

—Mierda. Amor agresivo es una mierda.

Jax ríe.

—¿Él se marchó?

—No, él… —la puerta del frente golpea, haciendo que más lágrimas caigan
nuevamente—. Sí. Acaba de salir.

—Duerme para que se te pase tu humor de mierda y después ve a pedirle disculpas.


Con una buena mamada.

—Gracias, Dra. Ruth.

—El placer es mío. Te veo el viernes.

*****

Mi cabeza late cuando me despierto. Aún no hay mucha luz fuera. Sombras grises se
reflejan por toda la habitación cuando los primeros rayos de sol se asoman.

Salgo de la cama y me encamino hacia la cocina para tomar algunos analgésicos,


bebo agua del fregadero y cuando voy de camino hacia mi cuarto veo una figura en
el sofá que llama mi atención.

Mark.

Él no se marchó.

Está de espaldas, una manta que reconozco de la noche en que nos sentamos en el
embarcadero está sobre él. Cuando me acerco, puedo ver que está dormido.
Y, de pronto, no puedo permanecer lejos de él por más tiempo.

Subo encima de él, enrollándome como una bola en su pecho y, enseguida, sus brazos
me rodean, sujetándome con fuerza.

—Fui una perra —susurro mientras lágrimas comienzan a caer de nuevo—. Pero no
puedo disculparme por mi reacción, Mark, porque tú eres mío y esos mensajes de
texto me irritaron demasiado.

—Entiendo eso —responde en voz baja y besa mi cabeza—. Cuando pensé eso desde
tu punto de vista, lo entendí. Si se invirtieran los papeles, estaría en la cárcel por haber
matado a alguien.

—No soy tan celosa generalmente, pero, honestamente, Mark, ¿una foto de los
pechos de ella?

—Lo sé. Siento mucho eso también. Envié un mensaje a todas las mujeres de mi
teléfono anoche, para aquellas que recuerdo y para las que no recuerdo, y les dije que
estoy fuera del mercado y que no me envíen mensajes nuevamente.

—¿Has hecho eso?

—Sí. Mi hermana y mi madre no quedaron impresionadas.

Me rio y le golpeo en el brazo, sin ninguna maldad por detrás.

—Tuve una pequeña relación con un hombre hace algunos años y cuando digo breve,
eso no es mentira. Super breve. Principalmente porque él no creía que era necesario
dejar de dormir con otras mujeres mientras dormía conmigo.

—Yo no soy así y lo sabes.

—Lo sé. Y me siento más que un poco tonta ahora. Si ayuda, lloré hasta quedarme
dormida anoche.

—No, no ayuda —dice, mientras acaricia mi espalda y besa mi cabeza—. Odio


cuando lloras.
—Yo odio cuando soy estúpida.

—No eres estúpida. Estamos conociéndonos otra vez, ¿recuerdas?

—Sí.

—Estoy aprendiendo que tienes un lado extremadamente posesivo.

—Lo tengo.

Su mano va de mi espalda a mi culo con firmeza.

—Yo también. No se repetirá lo de la noche anterior, M, lo prometo. Y esta es la


última vez que dormiré en el sofá. No puedes culparme por cosas que no son mi
culpa.

Sonrío y beso su pecho.

—Intentaré contener a la perra celosa en mí.

—Hazlo. No tienes a nadie para estar celosa, cariño. Eres todo lo que yo veo. Lo
sabes.

Me levanto para mirar su rostro bajo el brillo gris de la sala. Pasa los pulgares bajo
mis ojos, limpiando mis lágrimas.

—Eres todo lo que yo veo —susurra.

—Sobre el otro asunto, Mark. No quiero que nunca más pienses que escogería la
danza sobre ti otra vez. No lo haría. Dije que no por ti, porque no podría estar alejada
de ti por tanto tiempo. Dejé claro que no quiero más esa vida.

Besa mi mejilla y me empuja contra su pecho de nuevo.

—Te creo —susurra—.Y siento mucho haber sacado conclusiones precipitadas.


Capítulo 14
Traducido por Blanca20011983
Corregido por Anaid

—¿A
dónde vamos? —pregunto mientras me quito el pelo de mi
cara. Salimos en el jeep de Mark y estamos acelerando por
la carretera en este precioso día de primavera. El cielo es azul
brillante, no hay ni una nube en él, y el frío de principios de
la primavera por fin está siendo quemado por el sol.

—Tenemos trabajo que hacer hoy.

—Um, no, tenemos la semana de descanso. —Miro a Mark y me quedo sin aliento.

¿Será que siempre voy a perder mi aliento al mirarlo? Lleva gafas de sol oscuras
Oakley. Su cabello rubio esta despeinado por el viento desordenado y mis dedos. Una
camisa blanca se enmarca en su pecho, sus brazos musculosos como un sueño y los
antebrazos, se flexionan cuando agarra el volante.

Ni siquiera puedo pensar en cómo esos vaqueros desteñidos abrazan su culo y muslos
sin estar mojada.

Podría quedarme aquí y mirarlo a lo largo del día.

—¿Mer?

—¿Sí?

—No me estás escuchando.

—Lo siento, es difícil concentrarse cuando estás tan sabroso.

Se ríe y levanta mi mano a sus labios para besar mis dedos.

—Eres graciosa.
—Y tú sexy.

Me da una mirada caliente antes de parar en una tienda de materiales de


construcción, aparca y apaga el motor.

—¿Qué estamos haciendo aquí?

—Quiero que vengas a ayudarme a encontrar la manera de remodelar tu cocina.

—No tengo el permiso de mi casero para remodelar mi cocina.

Inclina la cabeza hacia un lado y levanta una ceja.

—No será difícil.

—¿Por qué necesitas mi ayuda?

—Debido a que tú vas a vivir allí por un largo tiempo, entonces debes ser la que me
diga lo que te gusta.

Sale del Jeep, pero lo único que puedo hacer es sentarme aquí y mirarlo, no sé qué
decir. Abre la puerta y me ayuda a salir del coche, coge mi mano con la suya y me
lleva a la tienda cavernosa. Huele a serrín y hierba.

—No creo que las niñas deban venir aquí —le digo y muerdo el labio. Mark se ríe y
se pone las gafas de sol en la cabeza.

—Es una tienda imparcial, M.

—Me va a gustar todo lo que hagas en la cocina, Mark. No me necesitas para decirte
qué hacer. —Me lleva a un área de electrodomésticos y encimeras de la cocina donde
hay monitores que muestran cocina con electrodomésticos y encimeras creados para
las personas para ver cómo se ve en conjunto.

—Solo sígueme. —Besa mi frente, luego coge mi mano y apunta a una cocina
cercana—. Voy a dejar los armarios existentes, pero estaba pensando en pintarlos.

Inclino mi cabeza y miro hacia el espacio, pensando en cómo está la cocina ahora.
—El blanco lo alegraría mucho.

—Exactamente —sonríe y asiente—. También estaba pensando en sustituir las


puertas por algunas de vidrio.

—De ninguna manera —niego con la cabeza firmemente—. Si tienen las fachadas
de cristal, se puede ver el desorden en el interior. Tal vez solo un poco de vidrio,
donde los platos y tazones. Me gusta la vajilla colorida, en eso quedaría bien, pero el
resto no debe ser de vidrio.

Niega con la cabeza mientras hablo, pensando.

—Yo puedo hacer esto. Bien, armarios de color blanco con solo un par de puertas de
cristal. Ahora, hablemos de las encimeras. Quiero granito, pero echemos un vistazo
a los colores. —Me lleva a una pared cubierta de muestras de granito—. Aumentaré
la isla para tener más espacio para trabajar.

—¿Qué tal un pequeño fregadero en la isla? —pregunto—. Sería útil tener un


pequeño fregadero para lavar las verduras y esas cosas, así no tienes que ir
constantemente de ida y vuelta al fregadero grande.

—Podemos hacerlo —dice Mark con una sonrisa—. ¿Ves? Esto no es tan difícil.

Me muerdo el labio y miro hacia otro lado. Mierda, me lancé directa en el espíritu.
Solo tengo que controlarme un poco.

—Dado que los armarios son blancos, ¿cómo te sientes acerca de una encimera
oscura? —señala a un granito negro ligeramente brillante que tiene pequeños copos
de plata.

—Eso es hermoso.

Se mueve detrás de mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, se inclina para


susurrarme al oído.

—Solo puedo imaginarte tumbada en esa encimera negra, tu piel blanca reluciente
de sudor mientras te follo y te hago gritar.
Suspiro y luego río sin aliento mientras lanzo una sonrisa por encima del hombro
hacia él.

–Estás siendo muy perverso hoy.

—Yo soy perverso todos los días, bebé. Pareces caliente contra el granito negro. Si lo
prefieres, puedes doblarte sobre él. Bueno, soy flexible.

—Bueno, si lo pones así, creo que me encanta el negro también.

Se ríe y me besa en la mejilla, luego me lleva a la zona de los fregaderos y material


para las puertas de los armarios.

—Vale, vamos a hablar de los electrodomésticos.

—¿Vas a remplazar todos los electrodomésticos también?

—Sí. Quiero todo lo nuevo. Y claro que, ahora que pienso en ello, va a ser más fácil
si tú no vives conmigo hasta que la cocina esté lista. Podemos vivir en tu apartamento
mientras trabajo en ella.

—No me acuerdo de estar de acuerdo en mudarme a tu casa.

—A nuestra casa.

—Tú casa. —Ahora solo es divertido ser terca y no estar de acuerdo con él. Me estoy
mudando con él totalmente. No estoy segura de cuándo, pero va a pasar.

—Te vuelves muy terca en tu vejez —dice—. Te convenceré de ello, lo sabes.

—Si tú lo dices. ¿Qué tipo de cocina quieres para tu cocina?

—Nuestra cocina necesita un fogón.

Damos un paseo por los electrodomésticos, mirando todos los diferentes fogones,
refrigeradores y todos los demás dispositivos que una persona podría necesitar. Y
muchos de los que no son necesarios, pero que siguen siendo legales.
Un hermoso enfriador de vino me llama la atención. Me pongo en cuclillas a su lado
y confieso. El vino blanco es mi favorito, y me gusta que esté bien frío. Esto quedaría
fantástico en la grande y preciosa isla que Mark quiere construir.

—¿Te gusta? —me pregunta.

—Está bien. Podría liberar espacio en el refrigerador. No es que beba mucho vino.

Sacude la cabeza y se aleja, pero tengo la sensación de que esto va a terminar en la


nueva cocina.

—¿Qué piensas sobre un horno doble? —pregunta y apunta a dos hornos montados
en una pared.

—Apenas cocino con un horno —le contesto secamente—. No nos volvamos muy
locos. Me gusta este refrigerador con puertas francesas.

—¿Es esto lo que quieres?

—No es mi cocina. Sin embargo, si fuera por mí, probablemente compraría esa.

—Ahora solo estás burlándote de mí —dice con fingida desesperación—. Me gusta


más esa nevera de ahí. —Antes de que pueda escapar, aprieto su brazo y lo tiro a la
otra.

—Si fuera para mí, yo elegiría esta.

—Tengo noticias para ti, M. —Se inclina con una media sonrisa y presiona sus labios
a mi oído—. Esto siempre va a ser para ti —parpadea y se va y yo me quedo como
un charco de papilla. Dios, dice las cosas más dulces en el momento adecuado. Ni
siquiera puedo recordar por qué estaba tan molesta anoche. Él es mío.

Se detiene al final del pasillo y se vuelve hacia mí con esa sonrisa todavía en su lugar.

—Vamos a escoger un lavavajillas y creo que también podríamos ver una lavadora y
secadora mientras estamos aquí.

—Estás dejando la casa muy elegante. —Camino hacia él y me muerdo el labio


mientras sus ojos recorren arriba y abajo mi cuerpo, entonces sonrío cuando llega a
mi cara.

Me estás volviendo loca con tanto mimo.

—Es para ti —dijo simplemente, encogiéndose de hombros, como si los hombres


dijeran cosas así todos los días, entrelaza sus dedos con los míos y me lleva para que
terminemos con la elección de nuestros electrodomésticos.

*****

—No sabía que pintaríamos los muebles hoy —le digo, cargando el pincel con más
pintura blanca y extendiéndola sobre la madera lijada—. Debes de haber limpiado
todo mientras yo estaba fuera.

—Lo hice. Lo termine de lijar la noche antes de tu regreso.

Ahora estoy de pie en la vieja encimera de formica, pintando la parte superior de los
armarios blancos brillantes. Llevamos trabajando durante toda la tarde y estamos casi
terminando.

El teléfono de Mark vibra en la encimera que está a mis pies y miro hacia abajo para
ver el nombre de Lena como una llamada entrante.

—Llamada de Lena —digo y le paso a Mark el teléfono.

—¿Hola? —me guiña el ojo y sonríe cuando la otra mujer comienza a hablar—. Wow,
¿se marcha voluntariamente? Suena divertido, pero déjame hablarlo con Mer. —Baja
el teléfono de su cara—. Lena y Colin quieren llevarnos a cenar esta noche. Te aviso
de que, Colin es pálido, como Luke, en Nightwalker. Un hombre que nunca sale.

Me río y termino de pintar la parte superior de los armarios.

—Me parece bien.

—Vamos —dice por teléfono—. Muy bien. Nos vemos enseguida —cuelga y me
ayuda a salir por encima de la encimera, levantándome en sus brazos. Planto mis
manos en sus hombros y lo beso rápidamente, luego froto una mancha de pintura en
su mejilla.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

—Alrededor de una hora.

—Genial. —Lo ayudo a recoger nuestros pinceles sucios y limpiar nuestro desorden
y luego cojo su mano en la mía y lo llevo por las escaleras—. Tienes que terminar lo
que empezaste en la tienda hoy.

—¿Lo que empecé?

—Calentarme.

—Oh, definitivamente puedo terminar con eso, bebé.

*****

—¡Luego le dijo al profesor que besara su culo y salió del laboratorio! —exclama
Lena riendo.

—¿Hiciste eso? —Me quedo mirando a Mark, que se sonrojaba de un color rojo
brillante.

—Sí. Me irritaba. Yo tenía razón.

—Tenías razón, pero también fuiste expulsado de clase y tuviste que repetirlo el
próximo semestre. —Colin asiente y toma un sorbo de cerveza. Colin no es blanco
pastoso. De hecho, su piel es de un color oscuro muy rico, y tiene los ojos marrones
más amables que he visto nunca. Es muy alto, por lo menos 1,95 metros y delgado.
Se afeita la cabeza para quedarse calvo.

Colin y Lena hacen una pareja muy poco probable, pero es evidente que no podrían
estar más apasionados el uno por el otro.

También son increíblemente inteligentes. Cuando empiezan a hablar de trabajo, no


se pueden controlar.
—Español —imploro y golpeo mi frente con la palma de mi mano—. Habla español,
no súper-inteligente-genio. No puedo entender nada.

—Es todo muy aburrido de todos modos —dice Mark y me tira contra él.

—Suenas sexy cuando hablas el idioma del genio —le digo y le beso en la mejilla—.
Algo así como un idioma extranjero.

—¿Te gusta eso, no es así? —sonríe con esa sonrisa pícara—. Voy a decirte todo tipo
de cosas como esas más adelante.

—Maravilloso.

—¿Mi gran conocimiento de la ciencia de cohetes te excita? —le pregunta Colin a


Lena mientras sacude sus cejas.

—Oh, sí, claro —resopla y bebe su agua con gas.

Él se inclina para susurrarle al oído y para mi sorpresa, la chica se sonroja de un tono


rojo brillante.

—Ahora me tienes emocionada —dice.

—¿Por qué siento que acabamos de presenciar algo que no deberíamos? —pregunta
Mark con el ceño fruncido—. ¿Deberíamos dejarlos en paz?

—No, solo le di algo en qué pensar durante un tiempo —responde Colin y le lanza
un guiño a su esposa.

Lena se aclara la garganta y bebe de nuevo.

—Necesito más cosas sucias de los años de universidad de Mark —les informo—.
Cuéntamelo todo.

—No hay suciedad —insiste Mark.

—Vamos. ¿Fiestas de fraternidad? ¿Chicas haciendo fila en tu puerta? ¿Viajes a


Daytona durante las fiestas?
—No realmente —dice Colin—. Estaba muy concentrado en graduarse temprano.
Fue lo que hizo. Todo un año antes.

—Nunca he conocido a nadie que haya obtenido un título de maestría y de


licenciatura en cinco años —dice Lena y niega con la cabeza—. Era como un hombre
poseído.

—Ya te lo dije —dice Mark encogiéndose de hombros—. Si trabajaba duro, no estaba


pensando en ti.

La mesa se queda en silencio con esta admisión hasta que finalmente Lena dice:

—Nos divertimos mucho juntos. Trabajamos duro, pero las vacaciones fueron muy
divertidas... Mark a menudo nos invitaba a ir y a quedarnos con sus padres, que eran
muy agradables.

—Sus padres son los mejores —le respondo y aseguro la mano de Mark cuando él se
inclina para presionar sus labios en mi pelo.

—Ustedes dos son adorables —dice Lena, mientras se apoya en el brazo de Colin y
nos mira con una sonrisa suave.

—Así como ustedes —le respondo—. Eso fue divertido.

—Vamos a hacer esto más a menudo. Colin debe aprender a trabajar menos, sobre
todo ahora —sonríe Lena, y luego anuncia—: Vamos a tener un bebé.

—¡De ninguna manera! —exclama Mark—. Dijiste que no planeaban eso durante
algún tiempo todavía.

—¡No sabía que estaba embarazada cuando te vi! —Se encoge de hombros y sacude
su pelo largo y oscuro sobre su hombro—. Me he enterado esta mañana. Hice pis en
un palo.

—Esto es increíble —le digo y aprieto la mano de la otra mujer—. Haznos saber si
necesitas cualquier cosa.
—Nuestros padres se han vuelto locos y le han comprado a este niño mucho más de
lo que realmente necesita, pero los mantendremos informados.

—Estoy emocionado por ti —dice Mark—. Ya era hora.

—Puede que te necesitemos para convertir la habitación privada en una habitación


de bebé —dice Colin.

—Me encantaría hacerlo. Nos vemos la próxima semana.

—Es muy bueno con esta cosa de la remodelación —le digo, muy orgullosa de él—.
Los tenemos que invitar a ir a ver la casa. La dejó increíble.

Las cejas de Lena se levantan mientras mira a Mark y luego, de nuevo, a mí.

—Nos encantaría verlo.

—Elegimos las cosas de la cocina hoy, así que cuando todo esté listo, los invitamos a
cenar.

—Suena como una cita.

Miro hacia arriba para ver a Mark mirándome con sus profundos ojos azules y una
sonrisa de felicidad.

—¿Qué?

—Te amo.

—Yo también te amo.

—Y ahora, damas y caballeros, voy a acompañar a mi esposa embarazada de vuelta


a casa, así que puedo hacerle todas las cosas susurradas en su oído antes.

Colin aplaude y salimos para el suave aire de la noche.

—Fue muy agradable conocerte, Meredith —dice y me besa en la mejilla.

—A ustedes también —digo y me sorprendo de ser barrida en un abrazo de Lena.


—Me alegro que te haya encontrado de nuevo —susurra en mi oído—. Nunca lo he
visto tan feliz.

Se aparta y me sonríe antes de abrazar a Mark e ir con su marido.

—¿Qué dijo? —pregunta Mark.

—Solo que está feliz por lo nuestro.

—Además de mi familia, estas son las dos mejores personas que conozco. —Toma
mi mano en la suya, pero en vez de llevarme de vuelta a su jeep, vamos en la dirección
opuesta a un parque cercano—. Me alegro de que por fin los hayas conocido.

—Yo también estoy muy feliz de que los hayas tenido en tu vida durante todos estos
años. Son una especie de Jax.

Sacude la cabeza y frunce los labios.

—Sí, creo que lo son.

Este parque parece una primavera completa, una profusión de colores en rosa,
púrpura y rojo. Los niños están corriendo y jugando, perros con correa pasean por el
camino pavimentado con sus dueños. Hay un lago de pesca con bancos en el lateral.
Mark me lleva a un banco y luego me tira en su regazo.

—Esto es precioso —le susurro y empujo mis dedos por su pelo. Sus brazos están
envueltos alrededor de mí, con el rostro enterrado entre mis pechos mientras me
abraza apretado.

—Me haces sentir tan bien.

—¿Estás bien?

—Mm... Simplemente disfruto de lo que siento con tus pechos contra mi cara.
Necesito un momento de silencio.

Me río y beso la parte superior de su cabeza, y luego le inclino hacia atrás para que
pueda mirar hacia abajo en él.
—Hay niños cerca.

—Ellos pueden encontrar sus propios pechos.

Nos reímos juntos durante mucho tiempo hasta que me tomo un respiro profundo e
inclino mi frente sobre la de él.

—¿Estás emocionado por lo de Las Vegas?

—Lo estoy. Va a ser divertido. Hay algunas sorpresas planeadas.

—Dímelas.

—No puedo. De lo contrario dejaría de ser sorpresa.

—Asesino de placeres. —Le beso la frente y luego me levanto y extiendo mi mano


hacia él—. Vamos. Vamos a empacar para el viaje.

—Sabes que vamos a ser muy pervertidos en Las Vegas, ¿no?

—Contaba con eso.


Capítulo 15
Traducido por Vecina
Corregido por Anaid

—¡Y
o quiero doblar la apuesta, perras! —exclama Meg y toma
de su bebida.

—No, tú no quieres —le informa Nate con un movimiento


de cabeza y mira a Will, exasperado—. Hombre, controla
a tu mujer.

—Sí, quiero —insiste—. Me gusta la manera que suena cuando lo digo. ¡Quiero
doblar la apuesta, perras! —El dealer24 ríe y sigue las instrucciones de Meg cuando
me inclino hacia atrás contra el pecho duro de Mark y me río.

—Suena como una posición sexual —dice Sam y solicita al dealer otra carta.

—Oooooh —murmura Jules y mira a su bonito marido—. Tal vez debiéramos


intentar doblar la apuesta más tarde.

—Estoy seguro que intentamos hacer eso esta mañana —dice él y besa su cabeza.

—¿En serio? No necesito escuchar como follas a mi hermana —dice Will con una
mirada. Estamos en la mesa de Blackjack con Nate, Jules, Sam, Meg y Will. Los
demás están por el casino, jugando en las tragamonedas o sentados en el bar.

—Nosotros tenemos un bebé —le recuerda Jules a su hermano—. Claramente


follamos.

—Cierra la boca.

—Mucho —continúa.

24 Dealer: persona que reparte las cartas en el juego


—Para de hablar, Jules.

—Él es muy bueno en lo que hace. —Jules bebe su bebida presuntuosamente cuando
Will la mira, sin preocuparse en continuar diciéndole que cierre la boca.

—Gracias, querida —dice Nate y besa la mejilla de Jules.

Meg hace una mueca cuando pierde sus veinte dólares, entonces oscila alrededor del
asiento y envuelve sus brazos en la cintura de Will, presionando su rostro en su ancho
pecho.

—Perdí mi dinero.

—Eso es lo que sucede cuando doblas la apuesta teniendo un total de seis —informa
Nate—. ¿Alguna vez has jugado a esto antes?

—No.

—¡Oh Dios mío! —Todos nos volteamos al sonido de la exclamación de Natalie para
encontrarla sentada en una máquina tragamonedas, sonriendo y saltando en su
asiento. Luke vino corriendo del bar hacia ella.

—¿Qué sucede? —exige saber con sus ojos preocupados.

—¡Nada! ¡Acabo de ganar algo como cincuenta mil puntos! —aplaude, entonces
agarra la camisa de Luke en sus puños y lo besa profundamente.

—¿Cuánto vale? —grito. Estudia la máquina y hace las cuentas.

—Cincuenta dólares —susurra Mark en mi oído, riendo.

—¡Cincuenta dólares! —exclama Natalie, como si fueran cincuenta millones de


dólares. Parece tan satisfecha consigo misma que Luke la besa y la ayuda a descontar.

—¡Bebidas por cuenta de Natalie! —dice Jules.

—Ya estamos bebiendo gratis —le recuerda Mark.


—¡Bebidas por cuenta de Natalie más tarde! —dice ella, luego, llama a una mesera
para pedir otra bebida.

Jax está en el bar con Stacy, Brynna y Nic, contándoles todo tipo de historias
elaboradas, no tengo dudas. Ellas están atentas a cada palabra. No hay nada malo
que él sea caliente como el infierno y gracioso también.

Y él es un gran ligón.

—Jax está en su elemento —le digo a Mark y gesticulo para mi amigo y cómo él está
haciendo reír a las chicas.

—Sabía que ellas lo amarían —dice Mark—. Ellas pueden ligar con él sin que sus
hombres pierdan sus cabezas.

—Isaac está observando —susurro y apunto para el mayor de los Montgomery que
está en una mesa de ruleta con Leo, Matt, Dom y Caleb. Los ojos de Isaac están fijos
sobre su esposa, que está riendo histéricamente de algo que dijo Jax.

—Todos ellos mantendrán sus ojos abiertos. Eso es lo que nosotros hacemos. —Mark
se encoge de hombros y apunta a la mesa de blackjack—. ¿Quieres jugar?

—No. Soy una jugadora horrible.

—No tienes cara de póker. —Mark besa mi cabeza—. Y pareces deliciosa en este
pequeño vestido —apunta hacia mi vestido negro que muestra mis curvas y piernas.
Cuando me lo coloqué antes de dejar el cuarto de hotel, fue con la intención de hacer
sufrir a Mark esta noche.

—Tú tampoco te ves nada mal —le digo y saboreo mi trago. Él está con jeans oscuros
y una camiseta apretada estilo luchador americano que está rogando a que yo la
arranque de su cuerpo duro.

—¿Estás usando bragas? —susurra en mi oído.

Niego y sonrío para mí misma cuando saca un gruñido del fondo de su garganta.
—Me estás matando.

—No estoy haciendo nada.

—Ustedes necesitan un cuarto —dice Jules, mientras frunce la nariz—. ¿Qué hay con
los hombres Williams? Todos son estúpidamente románticos —apunta hacia donde
Luke y Natalie están abrazados, en la mesa de ruleta ahora, viendo jugar a los chicos.

—Somos románticos —la corrige Mark.

—Es asqueroso.

Leo pasa por detrás de Sam y descansa la mano en su cintura cuando ve sus cartas
de juego.

—Eres buena en esto, luz del sol.

—Gracias. Es solo matemática.

—No, no lo es —dice Mark—. Si fuera solo matemática, todo el mundo ganaría. Es


estrategia.

Sam se encoge de hombros, pero sonríe suave cuando Leo besa su rostro.

—Mi chica es caliente e inteligente.

—Hay tan pocas como nosotras por ahí —dice Jules, con un suspiro atrevido.

—Me cansé de doblar la apuesta —dice Meg y le sonríe a Will—. ¿Qué haremos
ahora?

—Tú y yo tenemos un encuentro —dice Will y se vuelve hacia todos nosotros—.


Vamos a descansar para la noche, gente. Tengo algunos planes con Meg, así que nos
veremos mañana.

—Yo estaré en la piscina casi toda la tarde —dice Sam.

—Diviértanse esta noche —digo cuando ellos caminan en dirección al bar para
despedirse de los otros.

—¿Qué van a hacer ustedes? —pregunta Mark.

—Vamos a un show del Crique du Soleil con Nat y Luke —dice Jules.

—Leo y yo vamos a encontrarnos con algunos de los chicos de su banda que vinieron
de Los Ángeles para salir esta noche —dice Sam—. Va a ser bueno verlos.

—Los vimos hace un mes —le recuerda Leo con una sonrisa.

—Tú los extrañas. No me engañas.

Todos caminamos hacia el bar, encontrando al resto en la mesa de ruleta.

—Un grupo vamos hasta el club del hotel para cenar y bailar —dice Brynna y coloca
la mano en el brazo de Jax—. Tienes que venir con nosotros.

—Solo si puedo bailar contigo —dice él y le guiña un ojo.

—¿Tengo que matarlo? —le pregunta Caleb a Mark.

—No, es un buen tipo —dice Mark y Jax se ríe cuando mira a Caleb y lo estudia de
arriba abajo.

—Tú puedes no estar a salvo de mí —le dice Jax.

—Por todos los medios, baila con mi esposa —responde Caleb y mueve la cabeza—
. ¿Ustedes vienen?

—Claro —digo y le sonrío a Mark—. No bailo contigo desde hace años.

—No soy muy bueno.

—Te ayudaré. Hago eso para ganarme la vida, lo sabes.

—Me parece bien. Vamos.

Nos dividimos en grupos, Sam y Leo salen para encontrarse con su banda, Nat y
Jules van riendo mientras sus hombres las siguen para ir a su show del Cirque du
Soleil y el resto tomamos las escaleras mecánicas hasta el cuarto piso del
Cosmopolitan aquí en Las Vegas para causar estragos en la pista de baile.

Estamos en Las Vegas desde hace seis horas, y nunca me divertí tanto. Tengo la
sensación que las cosas apenas están comenzando.

Encontramos dos mesas y las unimos, luego, nos sentamos y observamos a algunas
parejas en la pista de baile mientras esperamos nuestras bebidas.

—¿Pediremos comida? —pregunta Matt y mira el menú—. Por lo menos algunos


aperitivos para absorber todo el alcohol que están consumiendo.

—Buena idea —dice Caleb—. Pediremos dos de todo.

—Tres porciones de patatas —dice Stacy—. Esta música es buena, pero los bailarines
son cojos. No es divertido observar a todos.

—Sí —concuerda Brynna y le hace un guiño—. Es muy aburrido.

—Creo que están insinuando algo —agrega Dominic—. Son tan sutiles.

—Necesitan que alguien les muestre como se hace —dice Nic y me sonríe—. Tú y
Jax deben mostrarles.

—Sutil como un ataque cardíaco —concuerda Matt y pasa la mano por detrás de la
cabeza de Nic—. Pero lindo.

Just Dance de Lady Gaga comienza a sonar y Jax se ríe cuando me mira y levanta
una ceja.

—Eso es demasiada coincidencia.

—Ve a divertirte, cariño —insiste Mark—. Pero cuidado. Ese vestido es corto —sus
ojos terminan la frase: Y no estás usando bragas.

—¡Ve a bailar! —dice Brynna y aplaude.


Jax toma mi mano y me lleva a la pista.

—Voy sin bragas, así que sin saltos ni elevaciones horizontales, ¿está bien?

—Entendido, malvavisco.

Y allá vamos, Jax llevándonos a la pista. Me gira para fuera y para dentro en cinco
etapas, somos solo Jax y yo, sintiendo la música y bailando de la manera que siempre
lo hacemos.

Adoro cuando él improvisa. Es simplemente genial, y me desafía. Es consciente de


mi vestido, y me levanta, pero mantiene el brazo en mis muslos, asegurando mi falda
para abajo.

Cuando apoyo mis pies, él menea lejos las caderas y la espalda, cantando para mí,
haciéndome reír. Las chicas de la mesa están emocionadas, incitándolo.

Todos en la sala aplauden cuando la música termina y volvemos a la mesa y caemos


cansados en nuestros lugares, bebiendo el agua que nos entregaron mientras
bailábamos.

—Son fantásticos —dice Stacy—. Nunca podría moverme así. Mis caderas no hacen
eso.

—Tus caderas hacen todo bien, cariño —dice Isaac y le guiña un ojo, haciéndola
sonrojar.

—¡Es mi turno! —exclama Brynna y tira a Jax de su silla—. Quiero bailar.

—No tenía idea de que a ella le gustara tanto bailar —dice Isaac cuando ve a Brynna
y Jax en la pista de baile.

—A ella siempre le gustaba bailar en la facultad —dice Stacy y se ríe cuando Brynna
comienza a mover sus caderas, imitando a Jax—. Deberías ir y sorprenderla —le dice
a Caleb.

—Bailaré con ella luego. Está divirtiéndose con él.


—Tú nunca estás tan dispuesto a compartir —dice Matt y bebe su agua. Su mano
lleva en el cuello de Nic todo el tiempo desde que están sentados allí.

—Él no es una amenaza —dice Caleb con una sonrisa—. Tú y yo lo sabemos.

—Él es encantador, y a las chicas les gusta —agrega Dominic.

—Además de eso, es divertido —digo y veo a mi amigo con la bella morena. Ellos
están riendo juntos mientras él le muestra algunos pasos más complejos.

Cruzo y descruzo mis piernas. Mark coloca su mano arriba de mi muslo.

—No hagas eso —susurra en mi oído.

—Nadie puede ver nada —respondo y vuelvo a mirar el show en la pista. Mark pasa
su brazo alrededor de mí y gentilmente acaricia mi hombro, mi cuello, mi espalda
desnuda, gracias a este vestido casi ilegal, con las puntas de los dedos. Mi respiración
se ahoga y mi piel se eriza cuando arrastra sus uñas por mi columna.

—Mírame —susurra.

Sus ojos están en llamas y me mira durante un largo minuto, entonces está de pie, y
sin decir una palabra, me levanta, me lleva más allá de la pista de baile y sale por la
puerta del frente. En vez de caminar en dirección al ascensor, se gira hacia el otro
lado, donde hay un buffet. Está cerrado ahora, y el corredor oscuro. Me empuja hacia
una puerta aislada, lejos de la línea de visión de alguien.

—¿Qué sucede contigo? —pregunto con una risa. Me presiona contra la pared e
inclina la frente contra la mía.

—No hay nada malo —dice él y besa mi nariz, luego, arrastra aquellos labios mágicos
desde mi rostro hacia mi oído—. Me has estado excitando toda la noche.

—No he hecho nada —aprieto mis manos en sus hombros mientras besa el camino
hasta mi cuello, haciendo que mi centro se apriete e inmediatamente quede húmedo.

—No tienes que hacer nada a propósito. Respiras y estoy duro —dice él, mientras sus
manos derivan de mi caja torácica a mis caderas, luego, desliza una mano debajo de
mi falda y entre mis piernas—.Voy a probarte, aquí.

—Probablemente haya cámaras —digo, entonces suspiro cuando pellizca un pezón


duro a través de mi vestido.

—No me importa —se agacha delante de mí, levanta mi vestido encima de mis
muslos para que solo él pueda ver lo que hay debajo—. Mierda, eres tan sexy.

Apoyo una mano en la pared a mi izquierda y meto mis dedos en su cabello mientras
se inclina y pasa la punta de la lengua sobre mi clítoris hinchado.

—Oh Dios, M.

—Estás tan mojada. —Su voz es un susurro. Sus dedos se deslizan a través de mis
labios, luego, empuja un dedo dentro de mí, presiona otro dedo en mi clítoris y tengo
que morderme el labio para no gritar. Levanta mi pierna derecha sobre su hombro,
escondiendo su rostro y a mí de cualquier cámara que pueda estar apuntando en
nuestra dirección y envuelve los labios alrededor de mi clítoris, chupando duro.

—Mark, puta mierda.

—Mm —dice, tira un dedo para afuera, luego, hunde la lengua dentro de mí,
besándome de la forma más íntima posible, haciéndome ver las estrellas. Él es
simplemente increíble. Sus manos están sosteniéndome con firmeza, asegurándose
que no caiga, cuando gira en mi centro, chupando, lamiendo y besándome hasta que
no puedo ni siquiera decir su nombre. Incluso mis dedos están vibrando a partir de
las sensaciones increíbles pasando a través de mí y, de repente, mi estómago se aprieta
cuando cierro mi mano en su cabello y gozo con fuerza contra su boca. Sus ojos están
mirando los míos, viéndome satisfecha, y cuando termino, él no se detiene. Continúa
mordiéndome y haciéndome el amor a mis pliegues, luego, besa mis muslos, retira la
pierna de su hombro y se levanta, agarra mi cabello en sus manos y me besa con
fuerza. Puedo probarme a mí misma en él y eso me excita aún más.

Envuelvo una pierna en su cintura y tengo más o menos la idea de simplemente subir
cuando me levanta contra la pared, alcanza entre nosotros para abrir sus jeans, se
libera y empuja dentro de mí en un impulso rápido.

—Jesucristo, Meredith —susurra en mi cuello—. No debería estar haciéndote esto


aquí, pero tú tientas al propio Papa —comienza a follarme rápido y fuerte, y dentro
de cinco estocadas, se calma y goza, su cadera presiona contra la mía cuando se vacía
dentro mío, frotando contra mi clítoris y mandándome para otro increíble orgasmo.

—¿Tú estás intentando matarme, diablos? —murmura, mientras se desliza fuera, se


aparta y me ayuda a arreglar mi vestido. Su semen se escurre fuera de mí y por mi
pierna.

—Bueno, eso no es obvio de ningún modo —digo sarcásticamente.

—Aquí —tira de su camisa y la camiseta blanca que usa debajo, utiliza su camiseta
para limpiarme, tanto como es posible antes de vestir su camisa otra vez.

—Espero que esto no termine en internet —digo, bromeando. El rostro de Mark se


vuelve blando cuando me mira.

—Oh Dios mío, lo siento mucho. Ni siquiera pensé…

—Solo estoy bromeando. Está todo bien. Estoy segura que esto sucede todo el tiempo
en Las Vegas.

Pasa los dedos por su cabello y mueve la cabeza.

—Nunca actué así con nadie. Eres tú. Tú me has lanzado algún hechizo.

—Sí, lo llamo el hechizo sexy —respondo y beso su barbilla—. Lo lanzaré durante


toda la noche, así que prepárate.

—Vamos, bruja atrevida —golpea mi culo, bromeando, mientras caminamos hacia


la puerta del club. Tira su camiseta sucia en un bote de basura—. No puedo garantizar
que no haré esto otra vez, si continúas moviendo tu culo en la pista de baile.

—Bien, desapareceremos mucho entonces, porque pretendo bailar tanto como


pueda.
—Estás tratando de matarme.

Mientras caminamos, pasando por la pista de baile, Jax me mira, sonriendo sobre
Nic, Stacy y Brynna mientras todas bailan con él.

—Él se robó a todas las mujeres —dice Mark con una risa cuando se sienta a la mesa.
Mi coño aún está pulsando por los dos orgasmos y la gran polla de Mark. Me muevo
en la silla cuando Dominic me observa. Me hace un guiño y mueve la cabeza, bebe
su bebida y verifica su teléfono cuando vibra en la mesa a su lado. Es increíble lo
diferente que parece Dominic de sus hermanos. Tiene los mismos ojos azules, pero
es tan moreno. El cabello oscuro y la piel morena. Es grande como ellos, sin embargo.
Alto, ancho y delicioso. Es tranquilo. Realmente no tuve mucha oportunidad de
hablar con él desde aquel día en casa de Will.

—Está bien, ¿quién es el siguiente? Quiero bailar. Creo que todos ustedes deben
levantar sus culos y bailar —apunto a todos los hombres, haciéndolos sonreír.

—Bailaré contigo —dice Mark.

—¿No acabas de hacer eso? —pregunta Isaac riendo.

—No llamo a eso bailar —responde Mark con una sonrisa de satisfacción y me lleva
a la pista de baile. La música es rápida, pero me tira a sus brazos y se mueve hacia
atrás y hacia adelante como si fuese una balada.

—Esto no es lo que tenía en mente —murmuro cuando entierro mi rostro en su cuello


y lo abrazo fuerte.

—Es lo que yo tenía en mente —dice y besa mi cabello—. Solo quiero estar aquí
algunos minutos y disfrutar la manera que tú encajas en mis brazos.

—Jules tenía razón, eres un romántico.

—No me importa.

—A mí tampoco.
Cuando la música termina, Caleb, Matt e Isaac se dirigen a la pista y rescatan a sus
mujeres, tirándolas en sus brazos y girándolas alrededor de la pista. Jax sonríe y
aprovecha el intervalo. Regresa a la mesa, pero apenas se sienta, una mujer se acerca
y le pide bailar. Él niega con la cabeza, enviándola lejos y comienza a conversar con
Dominic.

—Estoy tan feliz que me hayas invitado a venir —sonrío a Mark.

—Yo también.

—¿Qué haremos mañana?

—Tú me mantendrás permanentemente duro mientras usas un traje de baño en la


piscina —responde con una sonrisa.

—Eso parece divertido. ¿Me pasarás protector solar?

—Sí.

—¿Me traerás bebidas frutales con sombrillas?

—Si lo pides bien.

—¿Te mantendrás sin tu camisa durante todo el día, también teniéndome en un


estado perpetuo de excitación?

—Si eso es lo que necesito, sí —se ríe y acomoda un mechón de mi cabello detrás de
la oreja—. Me haces reír.

—Estoy contenta.

Su rostro está sobrio cuando arrastra las puntas de los dedos por mi mejilla. Aún
estamos bailando hacia adelante y atrás, a nuestro propio ritmo.

—Te deseo, lo sabes.

—No es ninguna vergüenza —respondo cuando paso mi dedo por su labio inferior.
Él lo besa suavemente—. Hay momentos en que te quiero tanto que mi cuerpo parece
que está incendiándose—. No es solo eso. Es todo. Deseo todo de ti. Tu cuerpo, tu
risa, la manera como me haces sentir cuando estoy contigo. Eres mi droga, Meredith.

—Estoy viciada, de la misma forma, y no pretendo nunca tener que recuperarme de


ti otra vez, Mark.

Se calma durante un momento y sostiene su mirada con la mía, provocando


escalofríos en mi columna, como si él extendiera la mano y tocara mi alma.

—No existe recuperación para esto.


Capítulo 16
Traducido por lizels
Corregido por Vickyra

—C
aminamos mucho esta noche, mis pies están entumecidos —
se queja Stacy cuando llegamos a la escalera mecánica que
lleva al club en nuestro hotel, al Cosmopolitan.

—Creo que eso es debido a la bebida —responde Nat.

—Esos candelabros son geniales —dice Jules y aprieta sus ojos cuando mira al vidrio
brillante que nos rodea—. Realmente juega con tu cabeza cuando has bebido
demasiado.

—¿Me pregunto si los bastardos lo hicieron a propósito? —habla Sam.

—Definitivamente estamos en la zona hotelera más bella —dice Brynna con una
sonrisa—. Me sorprende que Will te haya convencido de venir a este lugar, Meg.

—No creo que le importa dónde nos alojamos, mientras que tuviera un buffet y un
bar —responde Meg con una risita y bebe de su bebida rosada—. El buffet aquí es
increíble. Creo que Will hubiera sido feliz en dormir entre las patas de cangrejo.

—El hombre puede comer —dice Jules, con un suspiro—. Este descanso de 15
minutos de travesuras en Las Vegas no fue bueno. Me estoy sintiendo cansada.

Llegamos a la cima de las escaleras mecánicas y Sam pasa entre Jules y Nat,
envolviendo sus brazos en los de ella y dice:

—¡Anímense, chicas, las travesuras sólo están empezando!

—Estas mujeres son hilarantes —me murmura Jax y me lleva al club—. No había
coqueteado así desde que fuimos a ese club en Nueva York después de Año nuevo,
hace tres años.
—Ese era un club gay —le recuerdo rodando los ojos—. No hace falta decir que no
vi ninguna acción esa noche.

—Confía en mí, galletita, vi suficiente acción para los dos esa noche. —Él mueve sus
cejas sugestivamente cuando las chicas alrededor caen a reír.

—Eres repugnante.

—Eres hilarante —dice Nic, cuando pegamos dos mesas, empujándolas juntas de
nuevo. El mismo camarero de la noche pasada está detrás de la barra y pone los ojos
en blanco para nosotras cuando nos sentamos.

—¡Aún no me he recuperado de la última noche de ustedes! —nos grita.

—No has visto nada todavía, cariño —dice Stacy con un guiño—. Nos libramos de
nuestros hombres y dejamos nuestros hijos en Seattle.

—Genial. —Él se ríe y sacude la cabeza mientras camina por la barra para ayudar a
un cliente.

—¿Me pregunto si los chicos se están divirtiendo? —pregunta Brynna y escribe en su


teléfono.

—Es mejor que no estés enviando mensajes al enemigo —dice Jules con una
mirada—. Esta es la despedida de soltera de Meg.

—Sólo estoy enviando mensajes de texto a mi madre para ver cómo están los niños.

—Oh, buena idea —dice Nat y también empieza a escribir en su teléfono.

—Está bien, todas las madres hagan su chequeo con las niñeras ahora, porque no
estarán lo suficientemente sobrias más adelante —dice Jax y asiente a una camarera.

—¿Qué están haciendo los chicos? —pregunto y levanto una ceja cuando Jax
empieza a escribir en su teléfono—. No sabía que fueras padre de un bebé.

—No lo soy, listilla. Logan no atiende el teléfono hoy.


—¿Problemas en el paraíso? —Mi sonrisa se desvanece cuando sus preocupados ojos
oscuros encuentran los míos—. Estoy segura de que está bien. Probablemente está
recuperando el tiempo de trabajo de los días que estuvo contigo esta semana.

Sacude la cabeza, pero el ceño fruncido en su rostro dice que no lo cree.

—¿Recuerdas? No todos los hombres son bastardos traidores.

—No dije que creía que él estaba jodidamente engañándome. —Hace una mueca y
toma el trago de tequila que la camarera acaba de colocar delante de él—. Pero ahora
lo estoy.

—Confía en mí —dice Stacy y se inclina sobre Brynna y Meg para poner su mano
sobre el brazo de Jax—. Nadie va a traicionar un pedazo de culo caliente como tú.

—Oh Dios —dice Nat y se echa a reír—. Y así comienza.

—¿Crees que soy un pedazo de culo caliente? —le pregunta Jax con una sonrisa
encantada.

—Oh, sí —dice Brynna con un asentimiento decisivo mientras las otras sonríen y
concuerdan.

—Yo no. —Me muerdo mi labio, miro a Jax y me disuelvo en risitas y lo admito—.
De acuerdo, sí, eres un pedazo de culo caliente. ¡Pero dejen de alimentar su ego!
Nunca vamos a salir de aquí con su ego tan inflado.

—Eso es lo que dicen —dice Jax, haciéndonos reír a todas de nuevo.

—Estoy tan contenta de que tengamos un amigo gay —anuncia Jules y levanta su
copa en un brindis—. ¡Por Jax, el eslabón perdido en nuestro círculo!

—¡Para Jax! —Todos chocamos nuestras bebidas y aplaudimos, algunas de nosotras


bailando en nuestros asientos con la música vibrante alrededor.

—Está bien, no más alcohol para mí —anuncia Nic y pide un refresco de dieta.

—¿Cómo? —Meg hace pucheros—. Es mi fiesta. Tenemos que estar estúpidamente


ebrias.

—Bebida y diabetes no se mezclan bien —dice Nic con una mueca—. Pero no te
preocupes. Puedo ser estúpida sin eso.

—Oh bueno —dice Meg y besa la mejilla de Nic—. Estoy tan feliz de que todos estén
aquí. Estoy tan feliz de que por fin voy a casarme con esa gran, y dulce estrella del
fútbol.

—También lo estamos. Esperaste el tiempo suficiente —dice Nat.

—Siempre había algo que salía a la luz. Football, cosas de la familia y de mi


promoción en el hospital.

—Sabíamos que ibas a cuidarlo —dice Jules—. Dios, estas gotas de limón son
increíblemente deliciosas.

—¿Saben lo que es increíblemente delicioso? —pregunta Sam.

—¿Qué? —Todos preguntamos al unísono, luego, tocamos nuestras manos, porque,


claramente, eso fue hilarante.

—Cuando Leo le da una palmada a mi culo. —Ella muerde la pajita de su vodka y


jugo de arándano.

—Apuesto a que Leo es un loco en la cama —dice Jules, con un suspiro.

—Jules —lloriquea Nat mientras todos nos reímos.

—¿Qué? ¡Él es uno de los pocos aquí con quien no estoy emparentada! Déjame
codiciarlo.

—Eso es justo —dice Brynna—. Podemos codiciar a cinco Montgomery calientes,


dos Williams calientes y un McKenna. Jules puede tener a Leo.

En nuestras mentes confusas por el alcohol, eso suena perfectamente lógico.

—Quiero saber más sobre esos “orgasmos” sobre el cual he oído mucho —dice Nic,
inclinándose en la emoción—. Derrama, McKenna.

—Espera, ¿qué es un orgasmo? —pregunta Jax.

—Nate tiene un APA25 —dice Meg, como si estas cosas sucedieran todos los días.

— ¿Un A qué? —pregunto y Jules estalla en carcajadas.

—¡Eso fue lo que dije la primera vez que lo vi!

—¿Qué es? —Me tomo mi dulce bebida y me inclino con Nic, lista para escuchar lo
que es esa cosa mágica.

—Él tiene la polla perforada —dice Nat, pero pone su mano alrededor de su boca y
dice eso como si fuera un gran secreto, pero el tipo sentado en la mesa al lado de
nosotros vuelve la cabeza cuando oye y luego se ríe.

—¡Amigo! —exclama Jax y pone su mano protectoramente sobre su propio sexo.

—Es sólo... fantástico —dice Jules, con un suspiro de ensueño.

—Te odio —dice Brynna con una mirada.

—¿Estás diciendo que Caleb está siendo vago en el departamento del sexo? —
pregunto.

—Claro que no. El hombre puede hace que me corra con sólo mirarme. Y él hace un
“69” que juro por Jesús que es genial en los cincuenta estados. —Ella cubre su
corazón con la mano y se muerde los labios cuando la camarera mágicamente
reaparece con más bebidas.

Dios la bendiga.

—¿Tener bebés cambió las cosas? —pregunto—. ¿La sensación es igual?

25
El apadravya (APA) es una perforación a través del glande. Mientras Ampallang pasa horizontalmente a
través del glande, la apadravya pasa verticalmente a través del glande hacia arriba y abajo, casi siempre
colocadas en el centro y que pasan a través de la uretra. http://en.wikipedia.org/wiki/Apadravya
—Durante un tiempo sí, pero aún es bueno, y, luego su cuerpo se desnuda de nuevo
y vuelves de vuelta a la normalidad —dice Natalie.

—No quiero oír hablar de esta parte. —Jax se encoge—. Lo siento, chicas, pero sus
partes privadas no me interesan.

—¡Oh! —Una muy ebria Meg salta arriba y abajo en su asiento—. Yo tengo una
pregunta para ti. —Ella señala con su mano a Jax y luego le lanza una sonrisa
traviesa.

—¡Sí! Podemos hacer preguntas sexuales de chicos —Stacy está de acuerdo.

Jax se aclara la garganta y luego se sienta en su silla y le ofrece a todas las chicas una
falsa mirada seria.

—Sí, estoy a su servicio, señoras. El médico está listo.

—Yo primero —dice Meg—. ¿Cuál es la sensación de un orgasmo?

Jax parpadea rápidamente y todas nos reímos de él en silencio.

—¿Cómo se siente para una chica? —pregunta él.

—Agitado, fusionado, explosivo, maravilloso cosquilleo —dice Nat con un suspiro—


. Joder, mi marido es bueno en los orgasmos.

Todas asienten. Debe ser genético porque Mark es jodidamente brillante en eso
también.

Creo que tuve cerca treinta y siete desde que estamos en Las Vegas. Es como si fuera
la misión de su vida mantenerme permanentemente excitada.

Es maravilloso.

—Espera —dice Sam y levanta su mano cuando Jax comienza a responder—. Vamos
a ser más específicos. ¿Por dónde comienza el orgasmo?

—¿Comienza? —Ahora Jax parece confundido—. Cariño, ¿quién le da importancia


a dónde comienza? El resultado final es la parte más importante.

—Dios, me encanta la forma en que él dice cariño —Stacy sonríe soñadoramente a


Jax—. Estoy tan contenta de que seas gay. Puedo coquetear contigo sin que mi
marido te mate.

—Eso es conveniente —Jax tartamudea y luego se cubre el rostro con las manos y
estalla en una carcajada—. Las amo damas.

—¿Qué más se puede pedir? —dice Nic con un guiño—. Entonces, dime más sobre
el orgasmo masculino.

—Los chicos no tienen orgasmos, cariño. —Jax le guiña un ojo a ella y todos nos
reímos un poco más, golpeando la mesa con las manos y saludando a Jax.

—Bueno, obviamente sus pelotas se contraen —dice Sam, mientras toca sus labios
pensando con el dedo—. ¿Ahí es donde empieza?

—Nunca había pensado en eso. —Se rasca la cabeza oscura y se queda mirando al
techo, también pensando en eso—. No, eso es justo antes de correrte, pero eso
realmente comienza en la columna vertebral. Al menos para mí. Estoy seguro de que
es diferente para todos.

—¿En su columna? —exclama Meg con los ojos abiertos—. ¿Qué diablos sucede con
la columna vertebral?

—Ella hormiguea.

—Así que, es un hormigueo para ti también —dice Nat, contenta de tener razón.

—Sí, creo que sí.

—¿Y, luego, sus testículos se aprietan? —pregunta Brynna y toma un trago. Estamos
todas inclinándonos ahora, observando a Jax con los ojos abiertos, como si él
estuviera diciéndonos los secretos de la NASA y del Área 51, todo al mismo tiempo.

—Sí. Creo que sí.


—¿La sensación es extraña? —pregunta Jules—. Quiero decir, la piel queda toda
apretada y otras cosas también. Pensaría que eso dolería.

—No duele —Ahora Jax está sonrojándose y viendo sus brazos que están cruzados
sobre su pecho—. No sé si debería estar diciéndoles a ustedes estas cosas. Son cosas
de hombres.

—¡Pero tú eres nuestro hombre gay! —Brynna golpea la mesa con la mano para
enfatizar—. ¡Eres el único a quien podemos preguntarle!

—¡Pregúntenle a sus hombres! —dice él razonablemente, luego toma otro trago.

—Si le pregunto a Luke sobre orgasmos, él simplemente salta directamente a


dármelos y entonces olvido lo que estaba preguntando en primer lugar —dice Nat
con una mueca—. Él hace que pierda mis palabras.

—¡Yo pierdo mis palabras todo el tiempo! —exclama Meg—. Es la amnesia.

—¡Orgasmnesia26! —señalo a Jax y después reímos—. Mark es bueno en hacerme


perder mis palabras. Me hace perder todo.

—¿Qué quieres decir? —pregunta Nic, y así, toda la atención se enfoca a mí. Guiño
hacia mis nuevos amigos e intento encontrar una manera de limpiar mi cabeza lo
suficiente para explicar.

—Me hace perder mis ropas, mis palabras, mi corazón.

—¡Awww! —exclama Sam—. Quiero decir, asco con el sexo con mi hermano, pero
¡awww!

—Me hizo perder la virginidad. —Mi boca está funcionando ahora y esto diciendo
cada palabra con los dedos. Estoy segura que me estoy equivocando en las cuentas.

—¿Él fue tu primero? —pregunta Nic.

— Si —asiento soñadoramente—. Él era bueno incluso en esa época. Claro, tarde un

26 Orgasmo + Amnesia.
poco de tiempo antes de que yo comenzara a tener orgasmos solo porque estaba
nerviosa y esas cosas, pero mierda santa, ¡el hombre tiene un pene enorme!

—Oh mi Dios, está bien, puedes parar ahora —dice Sam arrugando la nariz—. Ew.

—No, continua —dice Brynna aplaudiéndome—. ¿Estamos hablando de santa


mierda?

—Santa Mierda27 —respondo con un guiño de complicidad— como él fue mi


primero, no sabía que no era normal, pero jodí con unos perdedores después de él, y
ellos eran muuuuy pequeños. —Levanto mi dedo meñique para mostrarles y todos
se ríen.

—Está bien, me toca decir asco —dice Jax con un estremecimiento.

—¿Cuál es el tamaño del tuyo? —pregunta Stacy audazmente.

—Oh, cariño, yo no estoy incluso en una escala.

—Demuéstralo —Meg se levanta y rodea la mesa, se lanza al regazo de Jax y se


zambulle en el botón de su jeans.

—Uh, Meg, eres una mujer hermosa, pero soy gay y tú te vas a casar. —El rostro de
Jax está casi en pánico, haciéndonos reír a todas.

—¿Tienes miedo? —le pregunta ella con los ojos entrecerrados.

—Sí. —Él sacude la cabeza cuando la levanta de su regazo.

—Solo quería verlo. —Ella hace un puchero y se deja caer en su silla.

—Necesitamos más bebidas —señalo a la camarera.

—Quiero mandar un mensaje a mi hombre —dice Nic y comienza a teclear en su


teléfono.

—¡No! Dijimos que no lo haríamos —Stacy sacude la cabeza con firmeza, entonces

27
Se está refiriendo a que su pene es realmente grande.
parece reconsiderar su postura—. Espera. Me pregunto si ellos nos extrañan.

—¿Dónde están? —pregunta Jax.

—Probablemente en un club de striptease —Meg hace un guiño nuevamente.

—No, dudo eso. Creo que están jugando —Nat le da un golpecito en el hombro a
Meg y sonríe ampliamente.

—¿Tienes idea de cuantas mujeres están probablemente coqueteando con nuestros


hombres? —le pregunta Sam de repente—. Ellos son calientes. Y cerca de la mitad
de ellos son famosos. Oh Dios, ¿qué hicimos?

—Entonces, vamos a recordarles lo que ya tienen. —La sonrisa de Brynna se propaga


y se levanta rápidamente—. ¡Todo el mundo al baño! Tú también, Jax.

—No voy a ir al baño de mujeres —dice Jax—. De ninguna manera.

—¡Jax! ¿Cómo puedo tomar una foto de tu pene para Logan aquí afuera? —Jax se
atraganta con su tequila y escupe.

—No sabía que eso estaba en los planes para esta noche.

—¿Cuándo te volviste tan puritano? —Me levanto y arrastro a Jax conmigo—. Este
es un hombre que acostumbraba tener una carpeta entera de fotos de su pene en su
teléfono.

—¿Cómo diablos sabes eso?

—Sabemos las contraseñas uno del otro en nuestros teléfonos, Einstein.

—Eso no es para que podamos husmear. Eso es para que podamos destruir cualquier
evidencia si el otro está incapacitado.

—¡Oh, eso es una buena idea! Aquí, Nat, aquí está mi código de acceso —dice Jules,
mientras tropieza en sus tacones altos en dirección al baño.

—¡Cuida nuestra mesa! Estaremos de vuelta —pide Sam al barman que nos asiente
cuando tropezamos hacia el baño.

Afortunadamente, está vacío.

—Cierra la puerta, Nic —sonríe Meg y nos mira a todos—. Está bien, ¿Qué estamos
haciendo?

—Fotos de los pechos —dice Brynna—. Vamos a enviarles a nuestros hombres fotos
de nuestros pechos.

—¿Podemos enviarles a todos ellos tus pechos? —pregunta Jules —. Tienes los
mejores.

—No —ríe Bryn mientras saca su camisa—. Ellos van a saber que no son los de
ustedes.

—¿Por qué tengo que estar aquí para eso? —pregunta Jax.

—Porque tú tomaras las fotos —dice Sam con una sonrisa—. Eres el hombre más
suertudo de este hotel.

—Y eso está completamente perdido en mí. Está bien. —Él encoge los hombros y
toma una foto de nuestros pechos desnudos con cada uno de nuestros teléfonos—.
Eso es todo de ustedes.

—Ahora tu —dice Nat y juega con su largo cabello oscuro por encima del hombro.

—De ninguna manera. Sin fotos de pene para Logan —Jax sacude la cabeza con
firmeza y luego, me fija en una mirada—. No, Meredith.

—¡Sabes el nombre de ella! —exclama Nic y solloza—. Oh Dios, no estoy incluso


ebria y acabo de sollozar.

—Muy bien, chica —dice Meg, satisfecha.

—Está bien, sin foto de pene —digo y doy una palmadita en el hombro de Jax—.
Pero tenemos que mandarle algo.
—¿Por qué? Él no me está respondiendo.

—¿Está enojado? —pregunta Jules y parpadea, alternando entre mirar a Jax a través
de su ojo izquierdo y el derecho—. Mierda, eres más caliente a través de mi ojo
izquierdo.

—¿Qué está mal con tu ojo derecho? —pregunta Nat.

—Esta más ebrio que el otro.

—¿Él está enojado? —pregunta Brynna preocupada—. ¿Nosotras lo enojamos?, ¿Es


porque Meg se arrastró a tu regazo? Ella va a disculparse. —Se gira hacia Meg y
coloca las manos en la caderas—. Pídele disculpas a Logan.

—Lo siento mucho, Logan. Es solo que, Jax es caliente y él dice que su pene es muy
grande, pero ya sabes eso.

—Logan no está aquí —ríe Jax en voz alta—. Entonces no vio a Meg en mi regazo.
No sé si está enojado. No puedo encontrarlo.

—¿Él chupa tu pene? —pregunta Jules, mirando a Jax solo desde su ojo izquierdo.

—Oh Dios. Eso es muy personal —dice Nat y sacude la cabeza.

—¿Tu chupas el pene de Nate? —pregunta Jax.

—Siempre que puedo.

Jax levanta una ceja y se da cuenta cuando Jules entiende.

—¡Ja! ¡Lo sabía!

—Está bien, vamos a concentrarnos. —Giro y miro a los tres Jaxes frente a mí. Ese
alcohol está haciendo efecto muy bien.

Meg sonríe a eso y se viste en el espejo.

—Vamos a enviarle una foto bonita tuya —sugiere y arranco el teléfono de su mano
para poder tomar la foto.

—¡Espera! Vamos todas a juntarnos alrededor de él —dice Nic y todas las chicas
quedan alrededor de él. Nat salta a sus brazos y antes que me dé cuenta, Jax está
envuelto en mujeres.

—¡Ha! Esto es increíble. —Tomo algunas fotos con los teléfonos de todos, y luego,
hacemos el camino de vuelta a nuestra mesa y pedimos una nueva ronda de bebidas.

—Está bien, vamos a enviar nuestra fotos a nuestros hombres —dice Sam y baja el
rostro en su teléfono, concentrándose.

—¿Cómo se escribe pechos? —pegunta Jules.

—Amnesia —Meg le recuerda.

Abro la ventana de mensaje de Max y anexo la foto de mis pechos y escribo sobre
ello: aquí está la foto de dos pechos, pervertido.

—¿Cómo se escribe pene? —pregunta Stacy en voz alta—. ¿Cómo en “quiero tu pene
entre mis pechos”?

Jax escupe el tequila que había acabado de beber y se ahoga.

—Jesús Cristo, ustedes son un bando de mujeres pervertidas.

—Oh, cariño, no tienes idea —dice Sam con un asentimiento de cabeza—.


Afortunadamente, a nuestros hombres les gusta.

Con los mensajes de texto enviados, nos sonreímos unas a las otras, y luego
explotamos en carcajadas.

—Eso va a sacar la mierda de mi esposo —dice Stacy, secándose los ojos.

—Está bien, basta de estar sentada. Meg, creo que debes cantar —dice Jules.

—No hay una banda, Jules. La música es tocada.


—Hay una máquina de karaoke allí —Brynna apunta a la esquina de la habitación—
. Apuesto a que Hottie McHotterson va a encenderla.

—¿Quién? —pregunta Nic.

—El barman.

—Yo me encargo de eso. —Me levanto y estiro mis pechos, como si me estuviera
preparando para algún tipo de batalla de mujer y paseo hasta el bar, lista para
coquetear con McHotterson, entonces él dejara a Meg cantar.
Capítulo 17
Traducido por lizels
Corregido por Vickyra

Mark

—E
stoy fuera —Caleb lanza sus cartas giradas boca abajo con
disgusto y mira a Matt—. ¿Cuándo fue que tu suerte estuvo
tan jodidamente buena?

—El día en que conocí a Nic —responde él fríamente y reúne las fichas que acaba de
ganar. Estamos en la zona de alta apuesta28 en Aria, al lado de donde las chicas están
festejando. Ninguno de nosotros quería estar muy lejos de ellas.

—Dios, fuiste derrotado —murmura Dom y muerde su cigarro mientras cuenta sus
fichas. Will estableció a cada uno de nosotros con veinticinco mil dólares en fichas y
dijo buena suerte cuando nos sentamos en dos mesas y comenzamos a jugar hace
tres horas.

Cualquier dinero que tengamos la suerte de sacar de aquí será donado a la caridad.

—Se te pasará, con el tiempo, hermano —Matt golpea el hombro de Dom y ríe
cuando el rostro de este se aprieta—. Confía en mí. Una chica te volvería estúpido.

—Él no necesita de una mujer para serlo —grita Will desde la mesa de al lado, y
luego, da un “toca aquí” a Luke.

Logan me mira y sacude la cabeza con una sonrisa triste. Él se unió a nosotros hace
una hora, después del check-in en el hotel.

—¿Cuándo podemos tomar a nuestras chicas? —pregunta Luke.

28 Área del casino para altas apuestas en el póquer.


—¿Enfermo de nosotros, ya? —dice Leo y lanza algunas fichas.

—Natalie es muchísimo más linda que tu.

—No voy a estar en desacuerdo —dice Leo con una sonrisa—. Y no tienes nada de
tu hermana.

—Ella es un dolor en el culo —murmuro de buen humor— y tú eres un maldito santo.

—No soy ningún santo —sacude la cabeza—. Y si, ella puede ser un dolor en el culo,
pero es mi dolor en el culo.

—Eso es tan dulce —se burla Dom—. Cuidado, estas a punto de perder tu tarjeta de
hombre.

Isaac sonríe al lado de Luke.

—Creo que pasas tu tarjeta de hombre a tu esposa cuando te casas. Aún eres un
hombre, pero el hombre de ella.

—Eso es muy profundo para pensar cuando estoy bebiendo, mucho —responde Will
y toma un trago de su cerveza—. No voy a entregar mi tarjeta de hombre a nadie.
Meg sabe quién es el jefe.

Todos los hombres explotan en carcajadas y mueven la cabeza hacia Will como si
fuera un hombre estúpido.

—Claro que sabe —dice Luke con una sonrisa—. Ella es la jefa.

—Si —suspira Will y, luego, coloca una sonrisa boba en su rostro—. Ella lo es.

—Vean, no tienes ese problema cuando las dos personas en la relación son hombres
—dice Logan con una sonrisa satisfecha.

—No sucederá hombre —dice Caleb con un asentimiento, haciendo reír a Logan.

—Eso nunca será un problema para mí tampoco —murmura Leo con una mueca y
lanza sus cartas en la mesa con disgusto.
—¿No se casará contigo, eh? —pregunta Caleb.

—No.

—¿Ya le preguntaste? —pregunta Logan sombríamente. Cuanto más conozco a


Logan, mas me agrada. Él no mide palabras.

—Mencioné eso algunas veces, pero ella insiste que no quiere casarse, de ningún
modo, entonces no, nunca se lo propuse formalmente. —Él parece infeliz. Su
mandíbula palpita mientras aprieta los dientes y las manos tatuadas están flexionadas
encima de la mesa.

—Pregúntale —dice Nate sombríamente.

—Va a decir que no.

—Tal vez —respondo y asiento cuando él me mira con sorpresa—. Ella cree que estas
enojado con ella o algo así.

—¿Te lo dijo?

—Ella vino a mi casa una noche, cuando estabas trabajando hasta tarde.

—No estoy enojado con ella, mierda. —Él hace una mueca y sacude la cabeza, como
si estuviera confuso—. No puedo pensar en nada más allá que ella.

—Pregúntale —dice Luke nuevamente y, luego, para negociar “estoy dentro”.

De repente todos nuestros teléfonos comienzan a vibrar al mismo tiempo. Todos nos
miramos uno al otro, y luego, verificamos nuestros teléfonos. Es de Meredith, y es
una foto de sus lindos pechos. Jesús Cristo, solo una foto de sus pechos me pone
duro. Aquí está tu foto de pechos, pervertido.

Sonrío y después miro a los otros. Todo el mundo está con la boca abierta, mirando
sus teléfonos con fascinación.

—¿Todos recibieron una foto de pechos? —pregunto.


Los tres asienten, pero Logan ríe y sacude la cabeza.

—No, yo tengo una foto de mi hombre alrededor de todas sus mujeres. —Él nos la
muestra a todos nosotros, haciéndonos reír.

—Pensé que dijiste que ellas estarían seguras juntas —dijo Matt que esta sonriendo
como un loco mirando a su teléfono.

—Dije que estarían seguras. No dije que tomarían decisiones sabias. —Mete su
teléfono en el bolsillo, cuando todos comenzamos a guardarlo—. Sin embargo, creo
que eso es una señal de que fueron dejadas a su propia suerte por el tiempo suficiente.

—Me voy a casar con esos pechos —dice Will con fascinación mientras continua
mirando su teléfono.

—No dejes que Meg te oiga decir eso —dice Luke, con una risa—. Te golpeara el
trasero.

—Me casaré con ella —susurra él y después sonríe, también como un loco.

Los Montgomery son un bando de locos.

Nos acercamos a los distribuidores, y luego, nos vamos. Estoy listo para estar con mi
chica. No podría estar más feliz de que ella se esté divirtiendo con las otras chicas, y
eso no me sorprende. Es divertida como el infierno y fácil de amar.

Es tan malditamente fácil de amar.

—Tengo la sensación de que Jax puede estar molesto conmigo —confiesa Logan
mientras hacemos nuestro camino a través de la casa a la pasarela de vuelta al Cosmo.

—¿Por qué? —pregunto.

—¿Qué mierda hiciste? —pregunta Will por encima de nuestros hombros.

—Él no sabe que venía —dice Logan— entonces no respondí mi teléfono hoy.

—¿Te está bombardeando? Odio cuando eso pasa —dice Dom.


—No, él solo llamó una vez y mandó mensajes algunas veces, pero me siento culpable
por no responder.

—Podrías haber fingido como si estuvieras en casa —digo y miro al hombre a mi


lado.

—Soy un mentiroso horrible.

—Es un mensaje. No puede decir si estas mintiendo.

Él encoge los hombros y frunce los labios.

—Solo espero que no desperdicies un viaje a Las Vejas.

—Estas bien. —Lo golpeo en el hombro y sigo a los hombres al club. Todos nos
detenemos, en una línea, y miramos con la boca abierta la escena delante de nosotros.
Meg está cantando una canción de Britney Spears de una maquina de karaoke.
Brynna esta acostada en el bar con una rodaja de limón entre sus atrevidos pechos
regordetes y Sam está tomando un trago de tequila, y luego, toma el limón de los
pechos de Brynna con los dientes.

—Jesús, mi mujer está tomando un trago en el cuerpo de tu esposa —le dice Leo a
Caleb, su voz baja y reverente. Caleb simplemente sacude la cabeza en silencio. Jax
y Natalie están en la pista de baile, danzando con los ruidos que salen de Meg.

Luke esta mirándola y riendo como un loco.

Jules y Mer están inclinándose contra el bar, sus cabezas inclinadas hacia atrás para
que el barman pueda derramar bebidas directamente en sus bocas.

Stacy está sentada en el regazo de un hombre extraño y Nic está por atrás del bar,
atendiendo clientes, lanzando botellas al aire al estilo en que se hacen los cócteles.

—¿Esta esto realmente sucediendo? —pregunta Dom cuando consigue recuperar el


aliento de tanto reír.

—¿Por qué mi mujer está sentada en el regazo de algún hijo de puta? —pregunta
Isaac. Todos cruzamos los brazos sobre el pecho, mirando como si fuera un accidente
de tren del que simplemente no podemos desviar la mirada.

El aire huele a licor dulce y más opciones mientras las chicas ríen, dan “toca aquí”
una a la otra. El Sr. Tarado Hijo de Puta pone las manos sobre las caderas de Stacy
y ella las retira automáticamente.

—Buena chica —murmura Isaac—. Voy a matarlo.

—Eso es jodidamente increíble —ríe Dom—. Tan jodidamente increíble.

—Mi chica sabe cantar —dice Will con una sonrisa.

—Hombre, estás jodidamente ebrio —dice Leo con una sonrisa—. Ella esta horrible
ahora.

—Jódete, ella esta increíble —insiste Will.

—¡Hey! ¡El Sr. Amor en pantalones esta aquí! —exclama Meredith y apunta a
Logan—. ¡Jax! ¡Él está aquí!

—¿Ella acaba de llamarme Sr. Amor en pantalones? —pregunta Logan incrédulo.

—Sí, creo que así te llaman cuando no estás cerca —le informo sobriamente.

—Bien, tengo mucho amor en mis calzoncillos —dice Logan con suficiencia.

—Hombre, ¿en serio? —gruñe Caleb.

—Él encajará muy bien —ríe Dom y se dobla cuando Stacy asiente a Isaac.

—¡Bebé! ¡Hey! Este es Stan. —Todos caminamos al frente para reclamar a nuestras
chicas—. ¡Todas las sillas se han ido!

—No soy Stan —dice él y guiña a Stacy.

—¿Quién eres tú? —gruñe Isaac.

—Ted.
—Él parece un Stan —Stacy se encoge de hombros—. ¡Todas las sillas en todo el
mundo han desaparecido!

—Si no sacas las manos de mi esposa —dice Isaac fríamente— juro que voy a
matarte. Mi hermano es policía y no voy a ser sancionado. No lo diré otra vez.

Ted palidece y traga en seco, entonces sonríe a Stacy y la retira de su regazo.

—Un placer en conocerte, cariño. —Con eso, sale corriendo.

—¡Te extrañe tanto! —Exclama Mer y se lanza en mis brazos—. Han sido días y días
desde que te vi.

—Te vi hace unas cuatro horas, cariño —río y beso la cima de su cabeza, luego, ella
inclina su barbilla, para que pueda besar sus dulces labios.

—¿Sabías que el Sr. Amor en pantalones estaba viniendo?

—Lo sabía. Era una sorpresa.

—Awww —dice ella y apoya la cabeza en mi hombro, observando a su amigo—.


Míralos.

Logan y Jax están bailando, sus frentes presionadas juntas mientras Meg canta una
versión horrible de “I Got You Babe” de Sonny y Cher.

Luke levanta a Nat en sus brazos y la besa largo y lento, haciendo que Jules les
censure.

—¡Paren con eso!

—No —dice Luke y después va por más besos.

—¡Cristo en una bengala, Williams, tu habitación está arriba! —Nate envuelve sus
brazos alrededor de ella, empujándola contra él, pero ella continua molestando a
Luke hasta que finalmente Nate simplemente cierra la boca de ella besándola.

—Hay un montón de besos sucediendo aquí —murmura Brynna.


—Vamos arriba —dice Caleb y le toma la mano llevándola a la puerta.

—¡Voy a tener orgasmos! —llama Brynna y asiente a todas nosotras—. ¿Podemos


hacer aquella cosa del 69 en la cual eres tan bueno?

—Yo también —anuncia Jules—. Quiero orgasmos.

—Julianne —murmura Nate, exasperado.

—¿Qué? ¡Yo voy!

Sam y Leo están en el bar, Sam esta en el regazo de Leo, pero no están conversando,
mientras Matt se une a Nic detrás del bar y mira el delantal amarrado alrededor de
la cintura de ella.

—Háganse cargo. —Informa él al barman y lleva a Nic afuera del club, sin mirar
atrás.

—Puedes bajar a Nat, Luke —digo a mi hermano, pero él simplemente sacude la


cabeza y besa la frente de ella.

—No. La llevaré de vuelta a la habitación. Buenas noches a todos.

—Están cayendo como moscas —murmura Meredith—. ¿Sabías que cuando tú


tienes un orgasmo, comienza en tu columna? —dice ella con los ojos abiertos.

—Uh, yo soy un hombre —digo con risa.

—Lo sé, pero no sabía eso. ¿Lo sabías?

—Creo que es una manera de poner eso. Nunca lo había pensado.

—¡Gracias! —dice Jax cuando él y Logan se unen—. Esas mujeres ebrias de mierda
estuvieron haciéndome todo tipo de preguntas sobre sexo. Los hombres no piensan
en sexo. Solo lo hacemos.

—Fuiste muy informativo, Doctor Peligroso —insulta Meredith, haciéndonos reír.


—¿Vas a ser informativo ahora? —le pregunta Logan, empujando sus lentes encima
de la nariz—. Quiero oír todo sobre eso mas tarde.

Las manos de Mer recorren arriba y abajo mi espalda mientras ella se acurruca cerca
de mí, descansando la cabeza en mi pecho. Ella gira el rostro para frotar su nariz
contra mi esternón y desliza sus sexy manos como el pecado abajo sobre mi trasero.

—Amo tu trasero —dice ella para que yo solo pueda oírla.

Esta caliente como la mierda esta noche en otro vestido corto, pero este es más
flexible que el otro con el que ella me torturó la noche pasada. Es rojo, con escote en
V, mostrando su increíble división de los pechos y queda suelto debajo de sus pechos,
un poco arriba de las rodillas.

—Me mandaste una foto de tus pechos —murmuro de vuelta.

—Fue idea de Brynna. Tuvimos que recordarles a ustedes hombres lo que ya tienen,
para que no jodan a cualquiera de las prostitutas que fueron a ustedes cuando estaban
lejos de nosotras.

Me río y empujo un mechón suelto de su cabello detrás de su oreja.

—Bien, en primer lugar, no nos olvidamos de los que nos esperaba, y números dos,
estábamos muy ocupados jugando póquer para joder a cualquiera que podría
habernos buscado.

—Putas —murmura ella, como si estuviera retratando las mujeres imaginarias en su


cabeza.

—¡Putas! —Asiente Stacy y se gira hacia su esposo—. ¿Podemos irnos ahora?

—No tienes que preguntarme dos veces. En paz, chicos. —Isaac inmediatamente
toma la mano de Stacy y la lleva fuera del club.

—Regresaré a jugar póquer —dice Dom y nos asiente cuando sale—. Estoy en una
racha de victorias.
—Estamos yéndonos también —dice Jax con una sonrisa—. Gracias por mantener
el secreto. Fue grandioso.

—Por nada.

—¡Te veo mañana! —Mer le grita. Sam y Leo están en el fondo conversando ahora.

—¿Quieres otra copa? —le pregunto a mi mujer ya ebria, sin intención de cualquier
tipo que darle más alcohol.

—No —ella sonríe largamente y muerde mi barbilla.

—¿Qué te gustaría hacer, chica ebria?

—Dejarte desnudo aquí y aprovecharme de tu cuerpo caliente.

La miro, y luego, exploto en risas.

—Sí, eso no va a suceder.

—Mierda. No eres divertido. —Saca el labio inferior haciendo un puchero, y eso es


todo. Fin.

Estoy acabado.

Asiento a Sam y arrastro a Mer detrás de mí hasta el elevador y aprieto el botón para
subir.

—¿Vas a sacarme la ropa en la habitación? —pregunta ella y entierra el rostro en mi


cuello—. Dios, hueles bien, siempre oliste tan bien. Podría simplemente mantener
mi rostro aquí por unos 20 años y estaría bien con eso. Mientras estés desnudo.

—Me estas matando —murmuro y muerdo mi labio a causa de la palpitación de mi


polla y de los escalofríos que Mer está enviando a través de mi mientras mordisquea
mi cuello.

De ninguna forma en el infierno que llegaré hasta la habitación, sin hacerla correrse.
El elevador finalmente llega y esta afortunadamente vacío.

—Gracias a Dios. —La empujo contra la pared del pequeño espacio, y aprieto el
botón para nuestro piso, luego, la ataco.

—No tienes idea de cuan jodidamente sexy eres.

—Tú eres el único jodidamente sexy —responde ella y saca mi camisa fuera de la
cintura de mis pantalones, luego, coloca aquellas manos en mi abdomen—. Jesús,
Mark, tu cuerpo es increíble.

—Me haces cumplir mierdas que nunca haría con cualquier otra persona. Me haces
olvidarme de mi incluso. —Enganchando su pierna alrededor de mi cintura tiro de
sus bragas a un lado, dándole a mis dedos el acceso a su coño mojado.

—Tu coño me deja loco.

—Quiero tu polla, Mark.

—En un minuto —respondo— quiero hacerte correr antes de que lleguemos a


nuestro piso.

—Oh, Dios —gime ella cuando sus caderas se mueven y empujan contra mis dedos,
finalmente gritando, mordiendo mi hombro mientras entra en erupción en mi mano.

—Mierda.

Las puertas se abren, la tomo y llevo a nuestra suite.

—No estoy ni cerca de terminar contigo.

—Gracias Dios.
Capítulo 18
Traducido por Vecina
Corregido por Vickyra

Meredith

¿V
oy a vomitar? Estoy acostada y hago un balance de mi estómago, cabeza,
cuerpo. Todo parece estar en orden. Mi estómago no está revuelto, lo que
es una buena señal, porque con la cantidad de alcohol que consumí la
noche pasada, debería estar demasiado enferma. Nunca bebo así.

Mi boca está más seca de lo que debería, estoy segura que tengo aliento de dragón, y
si no hago pis ahora, mi vejiga explotará.

Salgo de la cama y me dirijo al baño, hago lo que tenía que hacer y, luego echo agua
en mi cara y cepillo mis dientes, quitando los restos inmundos de la noche pasada
fuera de mi boca. Cuando termino, froto mis ojos, entonces me miro bien en el espejo.

Puta. Mierda.

El rímel esta corrido por todo mi rostro manchándolo, mi cabello rubio está
enmarañado y tengo chupones en mis senos.

Cierro los ojos y me siento mojada cuando recuerdo como Mark adoró mis senos la
noche anterior, sus palabras de aprecio para la foto de los senos que le envié, cómo
lo excitaron.

¿Quién diría que una foto tendría esa reacción?

Quiero despertarlo con mi boca en su cuerpo, pero no puede verme así, entonces,
abro la ducha y entro antes que el agua se entibie, haciendo que mi cuerpo despierte.
Lavo mi cara y froto mi cuerpo, después, me quedo bajo la lluvia y lavo mi cabello.

Cuando finalmente me siento humana de nuevo, la puerta de la ducha se abre, Mark


entra y, silenciosamente, me rodea con sus brazos, empujándome hacia él.

—Buenos días —murmuro contra su pecho.

—Buenos días —responde, con la voz todavía áspera del sueño. Él es caliente y suave
y perfecto para inclinarse ahora—. ¿Cómo te sientes hoy, cariño?

—Mejor ahora que limpié cada centímetro de mí —le sonrío y siento mi corazón latir
fuerte cuando me devuelve la sonrisa con ojos azules somnolientos—. ¿Y tú?

—Me desperté sintiendo tu falta —besa mi frente y nos gira, entonces queda bajo el
agua—. Y creo que huelo mal.

—Estamos muy sucios de la noche pasada —comienzo a lavarlo y veo mis manos
deslizándose sobre su cuerpo firme, los músculos de su estómago, los brazos
increíbles, sus caderas—. Veo que coloqué algunas marcas propias en ti anoche —
murmuro cuando se gira y veo las marcas de uñas en su espalda.

—Estabas apasionada —dice riendo.

—Lo mismo que tú.

—Siempre estoy apasionado cuando se trata de ti.

—Lo mismo que tú de nuevo —gira a mí alrededor y se lava el cabello, luego, salimos
de la ducha y cariñosamente me seca, con manos suaves, minuciosamente haciendo
que mi cuerpo vuelva a la vida nuevamente. En vez de llevarme a la cama cuando
estamos secos, me guía hacia el espejo, enciende el secador de pelo y comienza a
secar mi cabello, mechón por mechón, rozándolo con sus dedos, con calma usando
sus propias manos en mis cabellos rubios. Está tranquilo esta mañana, pensativo, y
está cuidando de mí.

Cuando mi cabello está seco, cambio el juego y comienzo a secar su cabello. Me mira
con ojos divertidos, sus manos sobre mis caderas, hasta que cada hilo de cabello en
su linda cabeza está seco.

—Meredith —coge el secador de mi mano y lo coloca sobre el lavabo, entonces me


rodea la cintura con sus brazos y baja su frente hasta encontrar la mía.

—¿Sí?

—Te amo.

Sonrío y arrastro la punta de mis dedos por su rostro mientras él coloca sus labios en
los míos, suavemente besándome hacia atrás y hacia adelante, mordisqueando la
comisura de mi boca, acariciando mi nariz. Mis pezones se endurecen mientras sus
manos se deslizan hasta mis costillas, pero no se mueve más arriba para acariciarlos.
Continúa simplemente besándome, nuestros cuerpos desnudos excitados y
presionados juntos, contra el lavabo del baño. Cuando besa mi nariz y frente otra vez,
arrastro mis manos sobre sus caderas y estoy lista a agarrar su polla dura y gruesa
cuando toma mis muñecas en sus manos y me mantiene alejada.

—Quiero tocarte —susurro.

—Aún no —acaricia mi nariz otra vez, una pequeña sonrisa en sus labios para
suavizar el rechazo—. Solo quiero besarte.

—¿En serio? —Levanto una ceja y miro hacia abajo, a su polla—. Eso no es lo que
parece.

Sin una palabra más, se gira y me lleva hacia el cuarto, me levanta al centro de la
cama y se une a mí. Pero en vez de subir encima de mí y hacerme el amor, se queda
a mi lado, mirándome, presiona la mano en mi espalda y me empuja hacia él y lleva
mis labios nuevamente contra los suyos, besándome lentamente. Es lento y suave.
Nuestras piernas están enlazadas, entierro mis dedos en sus cabellos y tiro mientras
él barre mi boca con sus increíbles labios, luego desliza su lengua en mi boca, como
si yo fuera un manjar que quiere morder.

Amo las diferentes facetas de este hombre. Puede ser loco de pasión, como lo fue la
noche anterior, y me hace sentir como si él fuera a morir si no me follara pronto. O
puede ser como ahora. Tomándose su tiempo, seduciéndonos tanto, calentando el
amor que sentimos el uno por el otro.
Sus dedos dibujan círculos en mi espalda, por arriba de mi hombro y en mis costillas,
y, luego, siguiendo el mismo camino nuevamente, enviando escalofríos a través de
mí.

—¿Frío? —susurra y tira el cobertor sobre nosotros, cubriéndonos, cabezas también,


sin perder la concentración. Arrastro mi pie hacia arriba y abajo en su pierna,
amando la forma como sus pelos suaves se sienten contra el arco de mi pie. Su polla
está presionando contra mi vientre, pulsando con su necesidad. Cambio la posición
lentamente, engancho mi pierna sobre su cadera e inclino la mía, llenándome de él,
haciéndonos suspirar. Toma mi rostro con sus manos, la boca en forma de O cuando
casi no me muevo, pero contraigo mis músculos alrededor de él.

—Yo también te amo —le susurro. Nuestras miradas se encuentran, y estamos


conectados en todos los sentidos, de la cabeza a los pies mientras hacemos el amor
lento y tranquilo—. Mucho más de lo que puedo decir.

Su mano se desliza por mi cuello, por encima de mi pecho y por el costado para
sostener mi cadera, guiando mis pequeños movimientos. El ángulo tiene a la base de
su polla presionando contra mi clítoris, y muerdo mi labio mientras lo miro, sabiendo
que estoy cerca.

—Estas tan apretada, Mer. Dios, tan mojada —muerde su labio también, pero no
está lejos de mí—. ¿Tú estás cerca?

—Tan cerca —susurro—. Oh Dios, Mark, me…

—Así —su mano aprieta mi cadera y eso es todo lo que necesito para estimularme al
precipicio. Es lo más silencioso que tuvimos, el acto de amor más dulce, muy sencillo
y lento, pero tengo la sensación de que es más significativo que nunca. Para los dos.

Él tiembla lentamente y me sigue al precipicio, temblando con su orgasmo, pero no


hace ningún sonido mientras su cuerpo tiembla, agarra y aprieta. Su mano se desliza
alrededor de mi culo y sus labios están sobre los míos nuevamente, mordisqueando
cariñosamente.

—Mía —susurra contra mis labios.


******

—Qué bueno que se unieron a nosotros —dice Luke secamente mientras hacemos
nuestro camino al patio cerca de la piscina. Las mesas están con sombras de las
sombrillas coloridas y el desayuno está siendo servido.

—Ellos están enamorados. Déjalos en paz —dice Brynna con una sonrisa.

—¿Cómo se sienten? —pregunto mientras Mark asegura mi silla y cojo el menú. Jax
se inclina y besa mi mejilla, luego, me pasa su jugo de naranja que felizmente bebo.

Todo el clan está usando gafas de sol, lo que me hace reír. Excepto Logan, que tiene
sus gafas de montura gruesa apoyadas en su bonita nariz. Me guiña un ojo.

—¿No tienes resaca? —Jules pregunta, sorprendida.

—Tenía con un poco, pero ahora estoy bien. Nada que un baño y cepillar los dientes
no puedan resolver.

—Y tal vez un poco de sexo —dice Nic con un guiño. Matt besa su sien y frota su
mano rítmicamente arriba y abajo en su espalda.

—¿Entonces qué tenemos hoy? —Dom pregunta antes de llenar su boca con un gran
bocado de waffle con jarabe.

—Día de descanso —dice Will con una media sonrisa—. Creo que todos estamos
recuperándonos de la noche pasada.

—Yo tengo una reunión —Leo dice en voz baja.

—¿Qué reunión? —Sam pregunta con una mueca.

—Los chicos quieren repasar algunas potenciales canciones para el próximo álbum
—levanta los hombros como si no fuera gran cosa, pero Sam no está para nada feliz.

—No —dice ella y mueve la cabeza con firmeza.

—¿No? —él repite con una ceja levantada.


—No. Estamos aquí para celebrar con nuestra familia, no para trabajar. Trabajas lo
suficiente cuando estamos en casa.

—Son solo algunas pocas horas, Samantha.

Todos nos miramos, quietos mientras Leo y Sam se miran fijamente el uno al otro.
Mark se pone tenso a mi lado, entonces tomo su mano y le doy un apretón
tranquilizándolo.

—¿Cuál es tu problema? —Sam finalmente exige.

—¿De qué hablas? —él aprieta la punta de su nariz y suspira, exasperado.

—Estás de mal humor. Trabajas todo el tiempo. ¿Crees que no siento que te estás
apartando de mí? —su voz suena con pánico ahora, y Luke parece que está pronto a
hablar cuando la mano de Leo cae y su cabeza se levanta hasta mirarla a ella.

—¿Estás bromeando? Creo que necesitamos tener esta conversación más tarde,
cuando estemos solos.

—No, la vamos a tener ahora. Justo aquí —se saca las gafas oscuras y las deja sobre
la mesa—. Si estás intentando terminar, hazlo, Leo. Esta distancia me está matando.

—¡Yo no quiero terminar contigo, diablos!

—¿Entonces qué hay de malo?

—¡Me quiero casar contigo!

Nos quedamos en silencio, observando la boca de Sam quedar abierta de sorpresa.

—Tú no quieres casarte, lo entiendo —ahora él lanza las gafas sobre la mesa, y la
miseria en sus ojos trae lágrimas a los míos—. Vienes diciendo hace casi dos años
que estás feliz como están las cosas, y que no necesitamos de un pedazo de papel
para que todos sepan que nos amamos. Está bien.

Él levanta las manos al aire, luego mueve la cabeza.


—Te acepto de cualquier manera que pueda tenerte, Samantha, y esa es la puta
verdad. Yo te amo, todo el santo día, te amo. Nunca voy a ningún lugar. Eres todo
para mí. Pero YO me quiero casar.

—Yo no quiero bebés —ella susurra, sus labios apenas moviéndose. Leo ríe y mueve
su cabeza.

—Todavía estamos en la misma página con eso, estas máquinas de bebés están
llenando esta familia muy bien sin nosotros, y las personas se casan sin tener hijos
todos los días. Pero entiendo, luz del sol. No es lo que tú deseas.

—Pero es lo que tú deseas.

Él apenas mueve la cabeza y aprieta los ojos. Miro a Mark para ver sus ojos fijos en
su hermana y Leo. Las niñas a nuestro alrededor están husmeando, tratando de
hacerlo en silencio, pero haciendo bastante ruido y todos nosotros estamos en
silencio mientras Sam y Leo tienen su momento.

—Entonces, vamos a hacerlo.

—¿Qué? —la cabeza de Leo se levanta otra vez.

—Nos casaremos. Estamos en Las Vegas por el amor de Dios.

—Eso no es gracioso —su voz está con rabia de nuevo.

—No estoy tratando de ser graciosa —ella está observando su rostro y una sonrisa
comienza a formarse lentamente por su bello rostro—. Nos casamos, cariño.

—¿Por qué? Y si dices que es porque estoy de mal humor y estás tratando de
calmarme, la respuesta es no, diablos. Ya te he dicho, esto no es un ultimátum.

—Porque te amo, todos los malditos días —ella se sienta en sus rodillas y entierra su
rostro en su cuello—. Porque quiero que seas feliz, y porque estoy contigo solo por
tu dinero.

Eso nos hace reír a todos y Leo deja escapar una pequeña risa, entonces la agarra con
fuerza, casi desesperadamente.

—¿En verdad?

Ella asiente.

—¿Cuándo?

—Hoy.

Su barbilla cae y él agarra sus hombros para alejarla un poco para poder mirarla a los
ojos.

—¿Hoy?

—¿Por qué no? Estamos aquí. Las personas que amamos están aquí. Incluso la banda
está en la ciudad. Podemos hacerlo esta noche. ¿Es por eso que has estado de tan mal
humor? ¿Tan distante? —acaricia la nariz de él con la suya y sostiene su rostro entre
sus manos.

—Siempre trabajo mucho.

—Sí, pero no siempre eres un cerdo idiota sobre eso.

Él suspira y apoya su frente en la de ella.

—Creo que eso ha estado mucho tiempo en mi cabeza últimamente. Parece bien dar
ese paso contigo.

—Estuve con miedo que quisieras terminar, pero no sabías como decírmelo.

—Nunca —dice él enfáticamente—. Nunca quiero pensar sobre la posibilidad de no


estar contigo. Nada importa sin ti, luz del sol.

—Honestamente, estoy tan feliz como las cosas están entre nosotros que realmente
no estaba en mi radar casarnos —ella sonríe mucho y recorre el tatuaje en su pecho
con la punta del dedo—. Pero ahora que lo has mencionado, estoy lista para esto.
Vamos a hacerlo.
—Mamá y papá no están aquí —dice Mark inmediatamente.

—Si es eso lo que quieres hacer —Luke comienza y cuando lo miro, estoy
sorprendida al ver lágrimas en sus ojos—. Puedo tener a mamá y papá aquí en más
o menos cuatro horas. Haré la llamada.

—¿Qué dices? —Sam pregunta, sonriendo para su hombre—. ¿Quieres casarte


conmigo hoy?

—Eso es tan nosotros —él susurra asintiendo—. ¿Tú no quieres hacer toda esa cosa
de organización femenina?

—No —ella sonríe y lo besa con fuerza en los labios—. Tengo mis zapatos favoritos
aquí, mi familia está aquí, y estoy lista.

—Entonces, hagámoslo —Leo se gira para mirar a Luke—. Haz esas llamadas. Tengo
algunas cosas que hacer también.

—Estoy en eso —Luke se levanta, pero en vez de tomar el teléfono, rodea la mesa
para besar la cabeza de Sam—. Te amo.

—Yo también te amo. Trae a mamá y papá aquí para que pueda casarme.

—Sí, señora.

—Espera, ¿qué pasa con los niños? Todos están con tus padres —Natalie le recuerda
a su marido.

—Mamá y papá los cuidarán —dice Caleb de inmediato—. Eso no será un problema.

—¡Oh Dios mío! —Exclama Jules—. ¡Estamos planeando una boda!

—¡Para hoy! —Dice Meg y abraza a Will—. No tengo más resaca.

—¿Qué haremos? —pregunta Stacy.

—La primera cosa a ordenar es la comida —dice Will, ganando unas muecas de Meg.
—Estoy en eso —dice Matt, los dedos volando sobre su teléfono. Dom también está
jugando con su teléfono.

—Tengo información sobre la licencia aquí, hombre —dice Dom para Matt.

—Genial. Estoy viendo las capillas. Tengo dos para llamar.

—¿Quién diría que Matt y Dom se transformarían en planificadores de bodas? —dice


Natalie con una gran sonrisa.

—No necesitamos de todo eso —dice Leo—. Estoy feliz con un paseo por la boda
autoservicio y Elvis.

—Oh, no —Sam mueve la cabeza y se ríe—. No necesitamos de todos esos arreglos


extravagantes, pero los invitados deben tener por lo menos sillas para sentarse en vez
de seguirnos a través del autoservicio.

—Qué mal que Alecia no podía venir —dice Jules—. Tendría todo planeado ahora.

—Lo sé, la invité, pero tenía un evento este fin de semana —dice Meg con tristeza.
Dom limpia su garganta, llamando mi atención.

—No creo haber conocido a Alecia —digo y miro el rostro de Dom. Me mira, sus
labios firmes y vuelve a su teléfono.

—Ella planifica todos nuestros eventos. Es brillante —dice Jules. La mandíbula de


Dom se tensa.

—¿A ti no te gusta? —pregunto.

—No la conozco muy bien —él responde, sin mirarme.

—Dom la invitó a salir y ella lo rechazó —Will me informa—. Hirió su ego.

—Vaffanculo29 —murmura Dom.

29
Ves a tomar por culo
—¿Acabas de decirme que me joda? —Will pregunta riendo.

—Suficientemente cerca—Dom responde.

—¿Hablas italiano y eres caliente? ¿Cómo pudo perderse eso? —pregunto


sarcásticamente.

—¿Crees que soy caliente, Bella? —Dom pregunta con una sonrisa.

—Duh —pongo los ojos en blanco mientras Mark gruñe a mi lado—. ¿Te has visto?

—Bueno, eso es interesante —dice Dom.

—Cuidado —la voz de Mark es baja y dura. Dom se encoge de hombros y me guiña
un ojo, luego, vuelve a su teléfono.

—Eres terriblemente posesivo —Stacy le dice a Mark mientras mordisquea una


frutilla.

—Joder, lo soy —él concuerda.

—Ok, Sam y Leo, vienen conmigo. Estamos yendo a obtener una licencia —Dom
salta y se marcha sin mirar al resto de nosotros.

—Mamá y papá están en camino —anuncia Luke cuando vuelve.

—Gracias —Sam abraza a su hermano y, después, ella y Leo siguen a Dom,


dejándonos simplemente mirándonos unos a otros.

—¿Esto acaba de suceder? —Brynna pregunta.

—Mi hermana se va a casar. Hoy. —Mark susurra.

—Nunca un momento aburrido por aquí —dice Logan alegremente—. ¿Qué hacen
para continuar la animación?

—Espera hasta que ellas estén borrachas —dice Jax con un movimiento de cabeza—
. Aún no has visto nada.
—Necesitamos conseguir las flores para ella —dice Nat.

—Las capillas dan servicio completo —responde Matt, su nariz apuntando a su


teléfono—. Acabo de reservar una online para esta noche.

—¿Qué hacemos durante este tiempo? —Isaac pregunta.

—Ayudar a nuestras chicas a recuperarse de la noche anterior, para que puedan hacer
todo de nuevo esta noche —Nate responde con una sonrisa.

—Yo soy madre —Jules responde formalmente—. No puedo hacer eso otra vez esta
noche.

—¿En serio? —Meg pregunta.

—Oh Dios, es mejor ir a dormir un poco ahora —Jules responde—. ¿Quieres dormir
una siesta, Ás?

—Si ese es el código para hundirme dentro de ti y perder mi mente por algunas horas,
entonces sí, quiero.

—Gracias a Dios que puedes leer mi mente.


Capítulo 19
Traducido por Vecina
Corregido por Vickyra

—N
o puedes usar pantalones de cuero en tu propio casamiento
—Jules insiste con los puños plantados en sus finas caderas
y una mueca en su lindo rostro.

—Me caso con una estrella de rock, Jules —dice Sam, riendo—. Creo que podría
usar shorts y un top y estaría bien. Además, estamos en Las Vegas. El juez de paz
estará feliz que yo esté sobria.

—¿Planeas estar sobria? —Stacy guiña un ojo a Sam mientras mira amorosamente
las sandalias Louboutins rojas en las manos de ella.

—Absolutamente. Jesús, gente. No tenía idea que él quería casarse.

—¿En verdad? —pregunto y sonrío cuando veo un texto de Mark que llegó a mi
móvil. Las niñas están todas en la suite presidencial de Meg y Will en el último piso
del hotel. Este lugar es más grande que la vieja casa de mi madre. Los hombres se
ausentaron durante las próximas dos horas hasta la boda porque, como Natalie dijo,
puede ser poco convencional, pero aún es mala suerte que Leo vea a la novia antes
de la ceremonia. Jax y Logan escogieron ir con los hombres, porque ambos
coincidieron que tuvieron estrógeno suficiente por ahora.

Mariquitas.

*¿Sam está nerviosa?

La miro y sonrío al ver su sonrisa soñadora en su rostro.

*No, ella está animada. ¿Leo?

—Nosotros aún no hablamos sobre esto desde el principio de las cosas —ella
insiste—. Coincidimos que el casamiento no era para nosotros y nunca tocamos el
asunto otra vez.

—Bueno, creo que él cambió de idea —dice Brynna—. Amo a Leo, Sam. Es tan
maravilloso.

—Las mujeres de todo el mundo estarán de luto cuando esta noticia se conozca —
dice Nic asintiendo—. No tengo vergüenza de admitir que habría sido una de ellas,
hace algunos años.

Sam se vuelve para ella y ríe.

—¿Y ahora?

—Ahora ustedes son mis amigas y no podría estar más feliz. Mereces tu felices para
siempre con tu estrella de rock —Nic abraza a Sam fuerte, luego, se aparta con un
suspiro—. ¡Necesitamos encontrar el pastel! ¡Mierda, Sam! ¡No puedes casarte sin
un pastel!

—Estoy segura que encontraremos algo —asegura Stacy y, después, salta—. ¡Sam se
casa!

—¿Dónde está mi bebé? —Lucy exige en cuanto entra a la suite con Neil detrás.

—¡Mamá! —Sam corre hacia su madre y le abraza fuerte, y siento mi corazón


partirse, de pronto, la falta de mi madre se hace algo feroz.

*Leo no puede parar de sonreír. Parece un idiota. Mark responde haciéndome reír.

—No puedo creer que hayas decidido casarte hoy —Lucy ríe cuando se aleja para
mirar a Sam a los ojos—. ¿Estás segura?

—Nunca estuve más segura.

—Bajaré para reunirme con los hombres y asustar a mi futuro yerno —dice Neil
cuando abraza a su hija—. Pero quería llegar y abrazar a la novia primero.

—Estoy tan feliz que los dos estén aquí —Sam responde con una sonrisa—. Creo que
tener a Luke cerca en momentos como este no es malo.

—El chico es inteligente —Lucy concuerda—. Ok, Neil, fuera. Esta es una zona solo
de mujeres.

—Las veo luego —saluda a todos y se dirige hacia la puerta de la suite.

*Tu padre está de camino a encontrarse con ustedes. Lucy está con nosotras.

Le envío un texto a Mark y miro tranquilamente como todas las mujeres bonitas
hacen ruido alrededor de Sam, riendo y abrazándose y bebiendo gaseosas diet. Lucy
encaja bien, su rostro está brillando de felicidad. Estas mujeres, esta familia, son
mágicas. Ellas se mueven alrededor de Sam como si fueran hermanas.

Lo que no daría por estar con mi hermana el día de su casamiento.

Alejo el pensamiento triste por ahora, determinada a estar feliz por Sam, a
concentrarme en su felicidad hoy.

Algún día, ella podría ser mi cuñada.

El pensamiento me aturde y me deja con vértigo, todo de una vez.

*Él está aquí. Te echo de menos.

El texto de Mark me hace sonreír y mi corazón se ablanda.

*Me verás pronto. Te amo.

Guardo mi teléfono y rio cuando Jules continúa mirando el pantalón de cuero negro
de Sam.

—Ella no cambiará de idea —le digo a Jules.

—Pantalón de cuero negro —dice Jules otra vez, apuntando a las ofensivas ropas—.
¿Cómo puede casarse con esto?

—Se ven sexys en ella —sacudo mis hombros—. La parte de arriba es linda.
—¿Vas a usar pantalones de cuero negro? —Lucy pregunta con ojos sorprendidos y
aturdida.

—Sí. ¡Pero mira el top! —Sam sostiene un top blanco con escote alto. Tiene grandes
flores de encaje blanco y queda justo arriba del ombligo perforado—. Es blanco.

—Y los más sexys zapatos rojos que he visto —Stacy agrega.

—Bien —dice Lucy después de considerarlo durante un momento—. Es Las Vegas,


al final de cuentas, y tú siempre marchaste a tu propio ritmo. Creo que es fantástico.

Sam envía a Jules una sonrisa pícara.

—¿Lo ves? Es fantástico.

—Esto es ridículo. —Jules mueve la cabeza y suspira exasperada mientras el resto de


nosotras nos reímos de ella—. Deberías usar un vestido bonito.

—Eso no importa —Sam sonríe y empuja a Jules para un fuerte abrazo—. No


importa lo que use, Jules. Podría estar en pijama viejo y no me importaría. Todo lo
que importa es que me casaré con Leo. Él es la mejor parte. No lo que yo uso.

—Excepto los zapatos —dice Stacy ferozmente.

—Los zapatos son siempre la excepción —dice Sam con un guiño.

—Estoy tan feliz por ti —dice Jules con un susurro ronco—. Todos sabemos lo que
tú y Leo pasaron, y nadie merece estar juntos más que ustedes dos. Natalie tendrá
muchos bebés para que ustedes fracasen.

—Sí, los tendré —Nat concuerda con una sonrisa.

—¿Qué tienes pensado para los votos? —Meg pregunta—. Conociendo a Leo él
querrá algo original.

—Ya los hemos escrito.

—¿Lo hicieron? —pregunto—. Apenas se han visto hoy.


—Lo hicimos en el taxi de camino a obtener la licencia. Él escribe canciones para
vivir. Eso fue una tontería.

—No puedo esperar a escucharlos —dice Nic con un suspiro—.Todo es tan


romántico.

—¿Cuándo crees que tú y Matt se casarán? —Brynna pregunta.

Nic parece sorprendida con la pregunta, luego, solo se encoge de hombros.

—No tengo idea. En algún momento, estoy segura —se muerde el labio como si
estuviera pensando eso por primera vez—. No hay prisa.

—Está bien, señoras —Sam anuncia y comienza a vestirse con su ropa casual—.
Estoy vistiéndome para ir a casarme.

—¿Quieres que arregle tu cabello? —pregunta Stacy.

—Sí, ¿puedes hacerme lo mismo que aquella noche cuando Will se lo propuso a Meg?

—Absolutamente.

Sam, Brynna, Stacy y Nic hacen fila para el baño para arreglarse. El resto de nosotras
fue a sus respectivos cuartos para cambiarnos por algo más agradable que jeans y
tops, aunque estaba comenzando a pensar que eso no era necesario.

No si la novia está vistiendo pantalones de cuero.

Lucy se sienta a mi lado y toma mi mano amigablemente.

—¿Cómo estás, querida niña?

—Estoy muy bien. Este fin de semana fue maravilloso.

—Estoy segura de eso —dice riendo—. Estoy feliz. Todos ustedes lo necesitaban. Un
poco de tiempo de diversión es bueno para el alma.

—Así es —sonrío a la mujer a mi lado—. ¿Te has sorprendido cuando Luke llamó?
—¿Entre tú y yo? No —estira el cuello para mirar hacia el baño. El ruido está
resonando en el amplio espacio con las chicas cantando y riendo.

—Estoy sorprendida que demoró tanto tiempo —agrega Meg cuando cae en un sofá
y bebe su refresco.

—Sam es miedosa —dice Nat—. Sabía que sucedería eventualmente, pero pensé que
él tendría que trabajar un poco más duro.

—Solo estoy feliz que Elvis no esté oficiando —dice Jules mientras se aplica brillo
labial—. ¿Tú estás lista allí dentro? —grita hacia el baño.

—¡Casi! —Stacy responde.

—Ok, ¿quién quiere apostar quién llorará primero durante la ceremonia? —Meg
pregunta.

—Nadie va a llorar —respondo con una sonrisa—. Los dos son muy duros para eso.

—¿Alguna vez has escuchado la canción “Sunshine”? —Meg pregunta—. Leo la


escribió para ella. Ellos escribieron los votos juntos. Habrá lágrimas.

—No apostaré contra eso —Nat responde.

—Ni yo —Jules concuerda.

—¿Él escribió “Sunshine” para ella? —pregunto con una sonrisa sentimental en mi
rostro mientras Meg asiente—. Es la cosa más romántica que he escuchado.

—¿Todavía quieres apostar?

—Por supuesto que no.

—¡Debemos irnos! —grita Nat hacia el baño nuevamente.

—¡Estoy lista! —Sam viene caminando por el corredor en sus zapatos altos rojos,
esos pantalones negros abrazando cada curva y aquel top de encaje blanco está
absolutamente deslumbrante, mostrando su piercing en el ombligo.
Su cabello se ve desordenado al estilo rockera elegante y sus ojos azules están
brillando arriba de los labios pintados de rojo sangre.

—Luces magnífica —susurro y siento mis ojos llenarse de lágrimas—. Oh, Sam.

—Oh, mi dulce niña —Lucy dice mientras abraza a Sam—. Eres la novia más linda
que he visto.

—Gracias, mamá.

—Vamos —dice Meg conteniendo las lágrimas—. Vamos a colocar a mi hermano


fuera de su miseria y casarte a ti.

Sam sonríe triunfante.

—Vamos a hacer eso.

Esta debe ser la boda más bonita que he visto. Y es en Las Vegas.

Increíble.

Esta capilla particular de bodas ofrece una opción de jardín al aire libre. Es de noche,
poco después del atardecer. Estamos sentados en sillas de hierro blancas decoradas
frente a un cenador cubierto de luces blancas.

—Estás hermosa —Mark susurra en mi oído.

—Espera hasta ver a tu hermana —respondo con una sonrisa.

—Es un tipo diferente de belleza —dice y pasa los nudillos de sus dedos por mi
mejilla—. Tú me quitas el aliento, M.

Tomo su mano y le beso la palma suavemente.

Estamos todos aquí. Todos los hermanos Montgomery y todas las personas
importantes para ellos. Nat y Luke, Mark y yo. Jax y Logan. Incluso la banda de Leo
y sus familias están aquí, sonriendo y ansiosos para que comience este show.
Leo, vestido con jeans negros rasgados y una camisa negra con sus puños
arremangados hasta el codo, acompaña a Lucy del altar a su asiento, le besa el rostro
y se une al juez de paz en el pequeño escenario. La canción “Sunshine” comienza a
sonar, señalando que todos debemos ponernos de pie y girar para mirar a Sam,
vestida con su traje de boda no convencional, caminar hacia el altar con su padre.
Neil está sonriendo a su hija con orgullo, apretándole la mano con fuerza, y yo no
puedo dejar de recordar que mi padre nunca caminará conmigo hasta el altar. Mark
no escoltará a mi madre a su lugar. Tiff no estará a mi lado mientras me comprometo
con el hombre que amo con todo mi corazón.

¿Ellos lo sabrán de alguna forma? ¿Estarán conmigo? ¿Pueden ver lo feliz que él me
hace?

Inhalo profundamente cuando Mark me rodea con sus brazos desde atrás y besa mi
cabeza antes de susurrar.

—Está todo bien, M. Solo respira.

¿Cómo es que él siempre lo sabe?

Siento el movimiento de su pecho contra mi espalda en una respiración larga y


profunda y hago lo que él me dice, haciendo una respiración purificante y
concentrándome en el aquí y ahora.

Sam lleva un pequeño ramo de lirios, sus ojos están fijos en los de Leo. Miro al novio
para encontrarlo observando a su novia, su barbilla cae con admiración y amor; y
todo en mí se vuelve suave en este momento romántico.

Ella pasa las flores a su madre cuando la abraza y la besa antes de unirse a Leo en el
pequeño escenario. Él toma las manos de Sam y susurra algo para ella que hace que
su rostro se ruborice y su sonrisa aumente.

—Familia y amigos —el hombre alto comienza cuando volvemos a nuestros lugares.
Mark envuelve un brazo alrededor de mis hombros y me acerca a él, a su lado—. Es
un placer oficiar esta ocasión especial. Samantha y Leo pidieron que hagamos esto
rápido, y tengo que decirlo, no convencional.
—Lo imaginé —dice Will con una risa. Todos sonreímos y asentimos.

—Esta pareja muy especial decidió intercambiar anillos mientras dicen sus votos.
Samantha, por favor, di tus votos para Leo.

Sam se aclara la garganta y saca un anillo de su sostén, sosteniéndolo para que todos
lo veamos.

—Mejor sistema de almacenamiento de todos los tiempos —Leo murmura bajito,


haciendo reír a Sam. Ella respira hondo, toma la mano de Leo y lo mira a los ojos,
solemnemente.

—Te prometo a ti, Leo, hasta mi último suspiro, luchar por la vida, por la alegría, por
nosotros. Nunca dejar de reconocer tus acciones, palabras y bondad, y continuar
dejando notas secretas cuando estemos lejos uno del otro —Leo sonríe mientras Sam
desliza el anillo en su dedo y continúa hablando—. Me comprometo a crecer contigo
y no sola, a hacer mis logros, nuestros, y tus desafíos, los míos. Siempre te amaré
profunda y honestamente, como tu igual y tu pareja. Sin dudas quiero envejecer
contigo, para poder sentarnos en nuestra galería del frente en vísperas de un verano
caliente, para poder sostener nuestras frágiles manos unidas y reír juntos, entonces
simplemente estar contigo, y saber que estoy en casa. Nací para decirte que te amo,
para ser tu esposa, para estar contigo, abandonando a todos los otros, para el resto de
mi vida.

Veo, con los ojos llenos de lágrimas, como Leo traga en seco, saca un anillo del
bolsillo y mira profundamente a los ojos de Sam.

—Te prometo a ti, Samantha, mi luz del sol, hasta mi último suspiro, luchar por la
vida, por la alegría, por nosotros. Nunca dejar de reconocer tus acciones, palabras y
bondad, y escribirte canciones de amor lo más frecuentemente posible —Sam muerde
su labio, tratando de mantener sus lágrimas en sus ojos, y fallando—. Me
comprometo a crecer contigo y no solo, a hacer mis logros, nuestros, y tus desafíos,
los míos. Siempre te amaré profunda y honestamente, como tu igual y tu pareja. Sin
dudas quiero envejecer contigo, para poder sentarnos en nuestra galería del frente en
vísperas de un verano caliente, para poder sostenerte en mis brazos, para poder
simplemente estar contigo, y saber que estoy en casa. Nací para decirte que te amo,
para ser tu marido, para estar contigo, abandonando a todas las otras, para el resto
de mi vida.

Con el anillo firmemente en la mano de Sam, él lleva su mano a los labios y presiona
un beso en su dedo. Mark me entrega un pañuelo de papel y besa mi mejilla mientras
el oficiante se dirige al frente para hablar.

—Por lo poderes que me confiere el estado de Nevada, es con placer que los declaro
marido y mujer. Puede besar a la novia.

—¡Whoop! —Mark exclama mientras todos aplaudimos y sollozamos cuando Leo


curva a Sam para atrás y la besa hasta dejarla sin aliento.

—¡Señoras y señores, el Sr. y la Sra. Nash!

—¡Lo conseguimos! —exclama Sam y levanta las manos para chocarlas con las de
Leo, luego, la besa nuevamente largo y suave.

—Fue increíble —susurro, mientras las lágrimas continúan corriendo por mi rostro—
. Él tiene esa manera con las palabras.

—Te lo dije —dice Meg mientras limpia su propio rostro.

—Vamos a comer —dice Will, pero mantiene las manos para arriba, como si
estuviera rindiéndose—. Para celebrar. Todos necesitamos festejar.

—Vamos —dice Neil, abraza a su esposa y la acerca a él, y es en este momento,


observando a Neil abrazar a su esposa, besarla con ternura en su frente mientras ella
continúa llorando en silencio, que noto que tengo que agradecer a este hombre por
el ser humano en que Mark se convirtió. Que maravilloso ejemplo de lo que es ser un
buen marido.

Un buen hombre.

—Necesitamos regresar con los bebés —dice Neil.


—Oh, quédate un poco más —dice Natalie con los ojos grandes—. Los niños están
bien.

Lucy mueve la cabeza y abraza a su nuevo yerno con fuerza, luego, toma el rostro de
Sam con las manos y la besa.

—Queremos que todos puedan festejar. Tendremos una fiesta para toda la familia
después que regresen a casa. Diviértanse esta noche. Diviértanse.

—Estoy orgulloso de ti, niñita —dice Neil y planta los labios en la frente de Sam
mientras la abraza—. Diviértete.

—¡Vamos a festejar! —anuncia Brynna, batiendo palmas.

—Las bebidas son por cuenta de Luke —dice Sam audazmente golpeando el brazo
de su hermano—. Él es el responsable.

—Igual que tú —le recuerda.

—Yo soy la novia. No pagaré nada.

******

—¿Por qué estás sentada aquí sola? —Logan pregunta mientras se une a mí en la
mesa del bar medio tranquilo que encontramos en las afueras del Strip. La música no
es muy alta, las bebidas son decentes y hay mesas de pool suficientes para todo
nuestro animado grupo.

Sin mencionar que, no hay muchas personas aquí esta noche, entonces las
celebridades de nuestro grupo no necesitan preocuparse en ser abordadas.

—Solo estoy observando —respondo con una sonrisa y saboreo mi bebida. Mark está
inclinado sobre una mesa de billar, de espaldas a mí, haciéndome babear. Mi Dios,
¡lo que un hombre le hace a un par de bragas!

—Nunca he visto algo parecido a este grupo —dice Logan riendo.

—Soy muy nueva en esto también. Ellos son divertidos y acogedores…


—Y enloquecedores —finaliza. Me inclino hacia atrás y estudio al hombre a mi lado.
Su cabello castaño es confuso, sus ojos verdes iluminados con alegría y humor.

—Me gustas —levanto mi copa para brindar con él—. Estoy feliz por Jax por haberte
conocido.

—¿En verdad? —Me inclino en mi codo y le prestó toda mi atención—. Él nunca me


contó cómo se conocieron.

—En el supermercado.

—¿Sí? ¿Escoger hombres en la sección de pizzas congeladas funciona?

—Creo que fue en las bananas —dice y bebe su cerveza—. No lo sé, me miró y algo
en mí surgió.

Él está mirando a Jax del otro lado de la sala conversando con Natalie y Jules. Puedo
escucharlos reír. No respondo, simplemente espero que él continúe.

—Tuve una experiencia diferente que Jax —dice Logan y bebe más cerveza—. Mi
familia es increíble. Nunca me escondí de mis padres, ellos siempre lo supieron y me
aceptaron como soy.

—Estoy feliz por eso —murmuro.

—Yo también —limpia su garganta y se cambia de asiento—. Sé que la experiencia


de Jax fue lo opuesto a la mía, y para ser honesto contigo, Mer, quiero agarrar a su
familia y patearles el culo.

—Entra en la fila.

—No entiendo cómo puedes apartar a alguien tan importante como él lo es.

Sigo su mirada para ver a Jax arreglando el cabello de Nat atrás de la oreja.

—Él tiene una manera fácil —le digo—. Es físicamente afectuoso. Siempre lo fue.
Como eso de recién cuando le colocó el cabello a Nat detrás de la oreja.
Logan concuerda.

—Él siempre está haciendo cosas así a las personas que conoce y se siente cómodo.

—Me llevó hasta la segunda cita para que me dejara tomar su mano —dice Logan
con tristeza.

—Eso es porque él estaba tratando de descubrir si podría confiar en ti o no —muerdo


mi labio, sin saber cuánto decirle a este hombre que claramente ama mucho a mi
mejor amigo—. ¿Él sabe que lo amas?

—Sí —suspira y bebe más cerveza.

—¿Y Jax?

—Él siente lo mismo —mi ritmo cardiaco se acelera de pura alegría por el rostro de
Logan.

—Oh, Dios —suspiro melancólicamente—. Finalmente sucedió para él.

—Y para mí. Aunque nunca tuve los problemas con mi familia que Jax tuvo con la
suya, era selectivo sobre a quién escogía para tener una relación. Nunca le dije a un
hombre que lo amaba antes.

—Estoy tan feliz por ti —froto su brazo suavemente, entonces me inclino y beso su
mejilla—. Estoy tan feliz por ustedes.

—Mer, necesitas saber, que le pediré que se case conmigo.

Muerdo mi labio cuando las lágrimas llenan mis ojos. Mi mirada encuentra a Jax
otra vez por la sala. Está riendo y gesticulando con las manos mientras les cuenta a
las chicas una historia. Es mi amigo, pero más que eso, es mi hermano.

—Hoy es el día para hablar de casamiento —murmuro con una suave sonrisa.

—¿No crees que es muy pronto?

—Yo creo que es maravilloso.


—¿Lo crees? Necesito saber que tú estás bien con esto. —Logan frota los dedos sobre
su boca. Tiemblan un poco—. Eres su familia, Mer. Tu opinión es importante.

—Amo a Jax con todo mi corazón —respondo con sinceridad—. Es uno de los
mejores hombres que conozco. ¿Pero sabes algo, Logan? Creo que tú eres uno de los
mejores hombres que conozco también. Tienen suerte de tenerse el uno al otro.

Suelta un suspiro tempestuoso, como si lo hubiera estado conteniendo durante toda


la conversación.

—Gracias.

—Quiero estar en la boda.

—No haríamos eso de otra manera.


Capítulo 20
Traducido por Vecina
Corregido por Vickyra

—¿Q
uieres hablar sobre qué diablos se arrastró hasta tu culo y te
picó? —Jax pregunta cuando se inclina contra mi mesa y
cruza los brazos sobre el pecho. Las niñas están entrando a
su clase de ballet después de la escuela, conversando y riendo, animadas por su clase.

—Estoy bien —respondo con un suspiro.

Excepto que no estoy bien.

—Estamos en casa desde hace dos días y estás malditamente mal humorada —
murmura, luego, pasa los dedos por su cabello—. ¿Tú y Mark discutieron?

—No, estamos muy bien —esto no es mentira. Mark y yo estamos fantásticos.

—Algo está mal, KitKat —inclina la cabeza hacia atrás para mirarme a los ojos—.
Si todo está bien con el señor Hot Tamale, ¿por qué pareces tan triste?

—Solo estoy desanimada desde el casamiento —admito suavemente.

Jax inclina la cabeza, observándome de cerca.

—¿Por qué?

Me encojo de hombros.

—Esto es estúpido.

—Lo dudo.

Suspiro y saludo con la mano a una madre cuando ella se sienta en un banco al otro
lado de la sala.
—Esto solo me recuerda que mamá, papá y Tiff se marcharon y si me caso con Mark,
ellos no estarán aquí.

—Eso no es estúpido.

—No es estúpido, pero es una tontería aún estar dándole vueltas al asunto. Eso solo
irritaría a mamá.

—Estás de luto, querida. No hay ningún problema en estar triste a veces.

—Sí —suspiro—. Estoy empezando a molestarme, así que es hora de arrojar este
sentimiento fuera.

—¿NCG esta noche? —Jax pregunta.

—¡Eso sería divertido! ¿Sin planes con el Sr. Amor en pantalones?

—Puedo reorganizar las cosas.

—Meredith —nuestras cabezas giran en dirección a la puerta, al sonido de la voz de


Luke.

—Hola. ¿Todo bien? —sonrío para el lindo hermano mayor de Mark, pero siento la
sonrisa desaparecer de mi rostro cuando veo su mirada—. ¿Qué sucedió?

—Jax —él comienza, sin cortar el contacto visual conmigo—. Necesito que te ocupes
de las cosas aquí. Hubo un accidente.

Suspiro y siento mi corazón acelerarse, cuando todo mi cuerpo irrumpe en un sudor


frío.

—¿Qué pasó? —mi voz es un susurro bajo.

—Hubo un accidente de auto, Mer. Mark está de camino al hospital.

Parpadeo frenéticamente mientras Luke y Jax continúan hablando, pero no puedo


escuchar lo que están diciendo. Mis oídos están zumbando. ¿O es mi cabeza? Alguien
toma mi mano y me empuja fuera de la silla.
—Meredith —Jax dice con firmeza, haciéndome mirarlo—. Respira, cariño. Vete con
Luke. Me haré cargo de esta última clase y te veo más tarde en el hospital.

Asiento automáticamente cuando Jax pasa mi mano a Luke y él me lleva fuera del
estudio a su SUV, pero no puedo ni sentir mis pies. Solo estoy siguiéndolo. Mi rostro
de pronto parece mojado.

—¿Está lloviendo? —¿esa es mi voz? ¿Suave, ronca y blanda?

—Sí, querida. Vamos, entra en el auto.

Luke está hablando, pero no lo oigo. Inclino mi cabeza contra el vidrio frío de la
ventana del acompañante, y de repente, estoy con trece años, sentada en la sala de la
clase de la Sra. Yakamura.

—¿Meredith?

Oh diablos, ¿tan mal salí en mi examen de matemáticas? La Sra. Yakamura me está


mirando con ojos muy serios, como si estuviera en apuros o algo así. No hice nada
que yo recuerde. O sea, ella no debe saber que robé el prendedor de cabello favorito
de Tiff esta mañana y me lo puse después que llegué de la escuela.

—¿Sí, señora?

—Necesito que vayas a la sala del director, por favor.

Los niños a mi alrededor reprimen la risa y mi estómago se aprieta por los nervios.

—¿Qué he hecho?

—No estás en problemas, pero necesitan que bajes a la oficina, querida.

—¿No estoy en apuros? —¿por qué otro motivo sería enviada allí? ¡Este es el día más
extraño que tuve!

—No. Pero junta tus cosas. No volverás a la clase de hoy.

—¿Está suspendida? —mi mejor amiga, Amanda, pregunta con los ojos
sorprendidos.

—No. Te explicarán cuando estés allí —tomo mi mochila y el abrigo y me encojo de


hombros para Amanda cuando me mira como preguntando qué diablos sucede.
Cuando paso por la Sra. Yakamura, me toma y abraza fuerte, sorprendiéndome.

—Lo siento mucho, Meredith.

Debo estar en apuros. ¿Por qué otro motivo ella estaría tan triste? Oh Dios mío, si mi
padre descubre que me han suspendido en la escuela, estará más que enojado. Puede
hasta dejarme sin mis clases de danza y eso sería lo peor. Siempre nos habla a mí y a
Tiff sobre ser responsables y tomar la escuela con seriedad, y que no hay ningún
problema en tener pasatiempos, pero necesitamos ser responsables.

Bla, bla, bla.

Tengo solo trece años, por amor de Dios. No es como si comenzaría la facultad el
próximo año. Tal vez nunca vaya a la facultad. Quizás solo sea una bailarina. Seré
una bailarina y me enamoraré de un lindo músico y me escribirá canciones de amor
y me dirá lo hermosa que soy.

Papá me dice que soy hermosa, pero es mi padre. Él debe decir esas cosas.

Feliz con mi decisión de casarme con un músico, hago una pirueta perfecta en el
corredor vacío de camino a la oficina. Cuando entro, estoy sorprendida de ver a mi
madre y el consejero, el Sr. Pritchett, esperándome.

—¿Mamá? —sus ojos están rojos e hinchados. Los míos se ponen de la misma forma
cuando lloro mucho—. ¿Mamá?

—Oh, querida mía —me envuelve en sus brazos y me ahoga contra sus senos,
sujetándome con tanta fuerza que casi no puedo respirar, y llora mucho. Está
temblando y sollozando contra mí.

¿Por qué está llorando? Ella solo llora cuando mira películas tristes o cuando la
abuela murió. Yo comienzo a llorar también porque ella está asustándome.
—Ven aquí, Addie —dice el Sr. Pritchett, llevándonos en dirección a su escritorio—
. Vamos a sentarnos un minuto.

—La policía está esperando fuera para llevarnos de vuelta —ella solloza.

¿Policía?

—¿Me están llevando a la cárcel? —lloro.

—No, cariño, no. Claro que no —mamá limpia su rostro, luego, acomoda mi cabello
hacia atrás por encima de mis hombros. Sus labios están temblando—. Querida, hubo
un accidente de auto hoy. Papá está en el hospital ahora, pero tenemos que ir lo más
rápido posible porque ellos no creen que… —no puede terminar la frase.

—¿Ellos no creen qué?

—Necesitas ir a ver a tu padre, Meredith —el Sr. Pritchett dice con calma.

—¿Dónde está Tiff ? ¿Ella está en el hospital también?

Otro llanto sale de los labios de mi madre, pero tensa su barbilla y traga en seco.

—No, querida. Tiff no está en el h-h-hospital.

—¿Dónde está? —susurro.

Mamá sacude la cabeza, toma mi mano y la besa.

—Ella no resistió, cariño.

Arrugo la frente en confusión.

—¿No resistió a qué?

—Tiffany murió en el accidente, Meredith —dice el Sr. Pritchett. Sus ojos están llenos
de lágrimas también.

—¿Qué? —Me aparto de mamá, tiro mi mano de la de ella y me choco con una
silla—. ¿Qué?
—Vamos —dice mamá—. Tenemos que volver ahora.

—No entiendo —no puedo parar de llorar ahora. Todo mi cuerpo está caliente, como
cuando estás tomando una ducha caliente en el verano. No puedo respirar—. ¡Quiero
ver a Tiff! ¡Quiero ver a papá!

—Vamos a ver a papá ahora —dice mamá y me lleva fuera de la oficina, por la puerta
del frente de la escuela al auto de policía que está allí.

Quiero preguntar por qué la policía está aquí, pero no puedo hablar. Esto no puede
estar sucediendo. ¿Qué diablos está pasando?

Mamá me abraza con fuerza en el auto hasta el hospital. Las lágrimas se secaron,
pero me siento entumecida. Esto no puede ser verdad. Papá tenía que llevar a Tiff a
su consulta al dentista esta mañana. Ellos estaban bien. Quizás la llevó a almorzar
luego de la consulta y hubo un error.

La radio de la policía está alta con una profunda voz monótona de un hombre,
diciendo números 10-430. Cuando se detiene en el hospital, nos ayuda a mamá y a mí
a salir del auto. Tiene ojos bonitos. Ojos tristes. Él da un golpecito en mi hombro y
camina a nuestro lado en el hospital, hasta un ascensor y un corredor. Hay olor a
medicamentos, limpieza y pies. Odio el olor a pies.

¿Por qué el hospital huele a pies?

Mamá nos lleva a una sala donde una cortina está cerrada, bloqueando la visión de
la cama.

Mantiene mi mano en la suya, mientras caminamos adentro y cuando pasamos


alrededor de la cortina, veo a mi padre acostado en una cama con tubos saliendo de
su boca. Tiene una bata de hospital verde y blanco. Su rostro está todo golpeado. Su
mano está llena de rasguños y su brazo derecho está envuelto en gasas desde su codo
hasta la punta de los dedos.

30
10-4. Código policial para avisar que el mensaje fue recibido.
—Papá —susurro.

—Ve a hablar con él, cariño —mamá me guía a su lado—. Puedes tocarlo.

—Está herido.

Ella asiente rápidamente, lágrimas caen de sus ojos nuevamente.

—Lo está, querida. Ellos están apenas manteniéndolo con nosotras hasta que
tengamos una chance…

Mis ojos vuelan hacia los de ella.

—¿Él morirá?

—Sí.

Una doctora se une a nosotras. Tiene cabellos rubios y pecas, pero tiene ojos
bondadosos también, como el policía.

—Tu padre sufrió un accidente de auto muy feo, Meredith.

—Él está respirando —le digo desesperadamente.

—Con la ayuda de esta máquina, lo está haciendo. Pero querida, cuando desliguemos
el aparato, él morirá.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto con rabia—. ¡No lo sabes! ¡Mi padre es fuerte! ¡Sólo
está arañado!

—Tu padre es fuerte, Meredith —responde la doctora cuando mi madre no puede


hacerlo—. Él intentó todo lo que pudo para salvar a tu hermana. Es un hombre
valiente. Pero tienes que despedirte de él ahora, cariño. Pueden tomarse su tiempo.
Quédate un tiempo con él —aprieta mi hombro y el de mi madre y sale. El policía
sale detrás de ella, y estamos a solas con mi padre.

—¿Mamá? —no quiero tocarlo. Si lo toco, esto puede ser todo real, y esto no puede
ser real.
—Mamá, solo parece arañado.

—Lo sé.

—No quiero decirle adiós —muevo mi cabeza lentamente. No puedo mirar lejos de
él.

—Está bien —ella limpia la garganta y sonríe valiente para mí, luego, toma dos sillas
al lado de la cama y gesticula para que me siente más cerca de la cara de mi padre.

—Vamos a sentarnos un poco y conversar. Vamos a contar historias. Apuesto a que


puede escucharnos.

—¿Qué t-t-tipo de historias?

—Cualquier tipo. Historias felices —mamá toma la mano de mi padre y se muerde


el labio. La coloca en su rostro, hundiéndolo en su palma de la manera que siempre
hace cuando nos sentábamos y mirábamos películas juntos. Tiff siempre robaba
todas las Sour Patch Kid31.

—¿Recuerdas cuando hicimos un viaje en auto hasta la playa en Oregon el año


pasado, y papá continuaba avisándole a Tiff que podría ser mordida por tiburones?
—sonrío al recordar como mamá se reía.

—A él le encanta atormentarlas —dice mamá—. Tú y Tiff recogieron cerca de cien


dólares de la arena en ese viaje.

—Noventa y seis —le digo con orgullo—. Estábamos tan cerca de una centena, pero
después tuvimos que regresar a casa.

Mamá y yo conversamos durante un largo tiempo. Papá nunca se movió, pero creo
que él podía escucharnos. Finalmente tomo el coraje suficiente para colocar mi mano
en su brazo.

—Está caliente.

31
Tipo de caramelo de goma.
—Creo que tenemos que despedirnos ahora, cariño.

Las lágrimas vuelven a mis ojos cuando miro a este hombre que amo tanto.

—No quiero.

—Yo tampoco quiero.

—Mamá, ¿por qué sucedió esto?

—No lo sé.

—¿Dónde está Tiff ?

Permanece en silencio un largo minuto.

—Ella está en la morgue, cariño.

—¿Aquí? ¿En el hospital? —he visto la serie La Ley y el Orden, cuando mamá y papá
no sabían que lo estaba haciendo, entonces sé cómo funciona la morgue.

—Sí.

—¿Podemos despedirnos de ella también? ¿Antes de marcharnos?

—No estoy segura. Vamos a preguntar, ¿ok?

Asiento y miro a mi padre. Solo quiero que despierte. Solo un minuto. Solo para que
me diga que me ama y que soy hermosa. Entonces, podré decirle que lo amo y que
seré responsable y tomaré las cosas con más seriedad.

Me levanto y me inclino para poder susurrarle al oído. Su cabello está sucio de sangre
y su oreja está hinchada y arañada, pero lo ignoro y hablo igualmente.

—Te amo mucho, papá. ¡Eres mi héroe! Cuidaré de mamá. No te preocupes, ¿ok?

Beso su mejilla, descansando mis labios contra su barba raspándome durante un


segundo. Acostumbraba provocarme siempre con su barba, frotándola contra mi
cuello, haciéndome reír. Paso mi nariz sobre él por un segundo.
—Te amo.

Me aparto y limpio la nariz en mi manga y veo como mi madre, en vez de sentarse


al lado de él, o inclinarse y susurrarle como hice yo, se arrastra encima de él, reposa
su cabeza en su pecho, envuelve su brazo alrededor de su cintura, y llora. Es el llanto
más triste que haya escuchado. Tan fuerte y largo. Ella esconde el rostro en su cuello
y se agarra, llorando por un largo tiempo.

Cuando parece que se habría dormido, ella besa su rostro, su cuello y, e seguida, sus
labios. Tiff y yo siempre hicimos gestos de asco cuando ellos se besan y otras cosas,
pero esta vez solo me hace llorar más. Cuando coloca la cabeza para atrás en su
hombro, ella le susurra. No puedo oír todas las palabras, pero escuché amor, para
siempre, el mejor tiempo de mi vida.

Finalmente, cuando ella hizo todo, se levanta y se inclina sobre él. Besa su frente y al
lado de sus labios y presiona el botón de llamada rojo.

Pocos segundos después, la doctora vuelve con un montón de otras personas. Mamá
tiene que firmar algunos papeles, y entonces el equipo de personas desliga todas las
máquinas y sacan los cables de él.

No sé lo que significan ni lo que hacen.

Dejan solo aquel que emite una señal sonora con el latido de su corazón en silencio
y salen de la sala. Mamá se queda a su lado, murmurándole, acariciando su rostro.

—Te amo tanto, querido. No estás solo. No temas. Vas a encontrarte con nuestra
niña. Vete con ella ahora, y yo te veré un poco más tarde.

Estoy llorando en silencio. Las señales sonoras están más y más espaciadas, hasta
que finalmente, hay una señal sonora y después… nada.

No hay más señales sonoras.

Solo mamá y yo, llorando.

La casa está tranquila. Todavía no está muy oscuro. Después que papá se fue, fuimos
escoltadas hasta la morgue, lo que no es nada como en La Ley y el Orden, para ver
a Tiff. Solo me dejaron ver su rostro. No me dijeron, pero creo que los brazos estaban
realmente heridos, porque quería sostener su mano, pero no me dejaron.

Mi hermanita estaba realmente pálida. Sus ojos estaban cerrados como si estuviera
dormida. Pero el cabello estaba sucio de sangre como el de papá.

Quería lavarla. Deberían haberla limpiado. Deberían haber colocado una almohada
debajo de su cabeza. Traté de que le coloquen el prendedor de cabello que robé esta
mañana, pero me dijeron que no.

Mamá dijo que se aseguraría que alguien lo coloque en su cabello así ella estaría
bonita cuando fuera enterrada.

Mamá y yo permanecimos en la sala de estar, mirando alrededor con ojos vacíos.


¿Por qué todo parece igual?

Las zapatillas de papá están debajo de su silla mecedora. La mochila de Tiff está en
la mesa de la cocina. Huele a ellos.

—Me voy a la cama —susurro y subo a nuestro cuarto y me detengo en la puerta.


Este es nuestro cuarto. De Tiff y mío. Compartimos el cuarto, aunque cada una podía
tener el suyo. La cama de Tiff está hecha. Su lado del cuarto es siempre más limpio
que el mío.

—Meredith —me dice mamá suavemente. Me giro para mirarla. Ella parece…
cansada. Sus ojos están hinchados. Sus hombros están caídos.

—No puedo dormir allí —digo en voz baja—. Ella no está aquí para dormir conmigo.

—¿Quieres dormir en el cuarto de huéspedes conmigo? —ella pregunta y me ofrece


una sonrisa aguada.

—¿No dormirás en tu cuarto?

—Hoy no. Quizás mañana —asiento y la sigo por el corredor, pasando por su cuarto
hacia el cuarto de huéspedes.
—Todavía no está oscuro fuera —murmuro—. Y nosotras no cenamos.

—¿Tienes hambre?

—No.

—¿Qué deseas, cariño?

Sacudo mis hombros y me muerdo el labio. No puedo mirarla a los ojos.


Simplemente lloraré de nuevo.

—Creo que podríamos solo dormir.

No sé de dónde mamá las sacó, pero tira camisetas de papá sobre nuestras cabezas y
nos metemos bajo las sábanas juntas.

—Papá nos abrazará esta noche, cariño —susurra entrecortada. Sus camisetas huelen
a él, y es como tenerlo aquí con nosotras.

—¡Espera! —salto de la cama y aguanto mi respiración mientras corro a mi cuarto


para tomar alguna cosa de Tiff, entonces regreso corriendo al lado de mi madre.
Mamá me abraza contra ella, el oso viejo harapiento de Tiff entre nosotras, y
lloramos juntas, sintiendo la falta de papá y Tiff. Lloramos durante un largo tiempo,
hasta que nos dormimos.

—¿Meredith? —La puerta del lado del pasajero se abre y Luke está allí, sosteniendo
mi rostro con las manos—. Jesucristo, estás pálida, Mer. Vamos, tenemos que entrar.

—¿Luke? —Sam está, de pronto, al lado de él—. ¿Qué está mal con ella?

—No lo sé. Ella parece… vacía.

—¿Debo pedir ayuda?

—No —respondo con la voz ronca.


Capítulo 21
Traducido por Vecina
Corregido por Lsgab38

—E
stoy bien —murmuro y me muevo para salir del auto,
pero Luke me detiene por un momento, examinándome.

—Tú no estás bien.

—Necesito llegar a Mark.

—¿Dónde estabas Mer? Has estado ausente durante los treinta minutos de camino
aquí.

—Estaba en el pasado —afirmo mi barbilla y hago lo mejor que puedo para no


mostrarle que me estoy cayendo a pedazos aquí. No importa. Necesito llegar a Mark.

Luke maldice por lo bajo y se aparta hacia atrás para dejarme salir.

—Su padre y su hermana —murmura Sam.

—Lo sé —él responde.

—Estoy aún aquí. Puedo escucharlos —intento apartarlos, pero me giran. Luke
envuelve su brazo en mi cintura y Sam toma mi mano y caminamos a la sala de
emergencia juntos.

—Estoy feliz de que ahora puedas oírme, porque no lo hacías hace cinco minutos —
dice Luke casi con rabia. ¿Por qué está enojado? Tal vez solo esté con miedo. Dios
sabe que estoy jodidamente aterrorizada.

—¿Qué sucedió? —pregunto. Jesús, no estaba pensando con claridad para siquiera
preguntar lo que sucedió—. ¿Está muerto?

—Mierda, espero que no —responde Luke. Ahora, está enojado, y Luke nunca se
enoja. Mira mi rostro y luego toma una respiración profunda y maldice
suavemente—. Lo siento mucho. No, no está muerto. No sé cuan mala son sus
heridas. Isaac está de camino también. Él estaba en el lugar de trabajo.

—¿Esto sucedió en el trabajo? —pregunto incrédula—. ¿Cómo diablos sucede un


accidente de auto en el trabajo?

—Vamos a ver si podemos verlo y te diré lo que sé.

Luke nos lleva a la recepción y exhibe a la mujer detrás del mostrador su sonrisa del
millón de dólares.

—Hola. Mi hermano, Mark Williams, acaba de ser traído a este hospital, ¿usted
podría darnos alguna información?

Ella pica en su teclado y arruga la frente.

—No tengo registro de él. ¿Cuándo dijo que entró?

—Debería estar aquí.

—Puede ser que estén en camino. Estamos reservando un cuarto para una
ambulancia.

—¿Llegamos antes que ellos aquí? —Sam pregunta incrédula.

—Verifiquen conmigo dentro de un rato —dijo la recepcionista con una sonrisa. Luke
nos lleva a la sala de espera y me tiro en una silla, tratando de no pensar en los
gérmenes sobre los que estoy sentada.

—Jesús, odio las salas de emergencias —murmura Sam—. ¿Sabes el tipo de basura
que hay en estas sillas?

—Tú y yo estamos en la misma página —digo, distraída mientras froto los ojos—.
Ok, dime.

—Todo lo que sé es que un auto lo alcanzó enfrente del lugar de trabajo. Isaac me
llamó y dijo que había llamado a la ambulancia y que nos encontraría aquí.
—¿Sus piernas están fracturadas? ¿Tiene alguna hemorragia interna? ¿Está
consciente? —Estoy volviéndome gritona ahora. Me detengo y trago, intentando
con todas mis fuerzas mantener mi pánico disfrazado.

—No sé nada más —Luke insiste—. Tenemos que esperar para verlo.

—Estoy seguro que está bien —dice Sam corriendo el riesgo de entrar en contacto
con la plaga si se sienta a mi lado—. Honestamente. Si hubiera sucedido algo horrible
Isaac habría dicho algo para prepararnos. Habría llamado a toda la familia.

Asiento. Cierto. Ella tiene razón. Pero si él está bien, Mark me habría llamado él
mismo. No habría enviado a Luke.

—Quiero decir —ella continua— el trabajo de él es muy peligroso. Siempre supimos


eso. Está siempre subiendo en cosas y trabajando con herramientas afiladas y
equipamientos peligrosos. Podría caerse, ser electrocutado, cortarse la mano con una
gran sierra. Por lo menos no está trabajando más en barcos de pesca.

—Sam —Luke le dice en tono de advertencia.

—¡La pesca en esos barcos es el trabajo más peligroso del mundo! Lo juro, aún tengo
úlceras estomacales de esperar durante días para saber si él estaba bien.

—¡Samantha! —grita Luke, cortándola—. No creo que estés ayudando.

Sam me mira con los ojos bien abiertos. La sangre fue drenada de mi cabeza y mis
labios están temblando.

—¿Eso es verdad? Nunca me detuve a pensar que la construcción fuera tan peligrosa.

—Él es cuidadoso —ella insiste, arrepintiéndose—. Honestamente, Mer, es muy


cuidadoso. Nunca antes se hirió.

—Pero es posible.

—Diablos, puedes ser atropellada por un ómnibus cruzando la calle, Mer. Cualquier
cosa es posible.
Moví mi cabeza y comencé a caminar por la sala, lo que no era fácil con todas las
personas sentadas en un espacio pequeño. Algunas dormían. Un hombre está con el
rostro entre sus manos. Obviamente tiene un dolor de dientes. Un bebé está llorando
en los brazos de su madre.

Luke viene detrás de mí y descansa sus grandes manos sobre mis hombros. Sus
manos son tan parecidas a las de Mark.

—No puedo perderlo —susurro.

—Meredith, creo que estás exagerando, querida. Probablemente solo es un rasguño.

Giro y miro en sus ojos azules claro.

—No lo entiendes, Luke. Las personas que amo mueren. Esta no es la primera vez
que me llevan corriendo a un hospital por causa de un accidente.

—Ni todas las personas que amas mueren —dice en voz baja.

—Los que más me importan, sí.

—Mark no está muerto, Meredith —agarra mis hombros con fuerza—. Él no está
muerto.

Concuerdo nuevamente. Siento que eso es todo lo que he hecho, mover la cabeza
como una imbécil. Pero, luego, la imagen de mi padre en aquella cama de hospital
entra en mi cabeza. Mi madre recostada sobre él, llorando de dolor y agonía y muevo
la cabeza en negación.

No sé si seré lo suficientemente fuerte para eso.

—Ya está aquí —dice Sam, mientras corre hacia nosotros—. La chica con el
ordenador…

—¿Ese es el nombre de ella? —pregunta Luke con sarcasmo.

—Ella dijo que la ambulancia acaba de llegar. Será examinado y otras cosas antes
que podamos verlo —toma mi rostro en sus manos, no con suavidad, y dice—: Él no
está muerto.

Él no está muerto.

—¿Cuánto tiempo hasta que pueda verlo?

—No lo sabe.

Son las dos horas más largas de mi vida.

—Lo siento mucho —la chica del ordenador dice con ojos simpáticos—. Lo llevaron
de vuelta para algunos exámenes. En cuanto esté listo, usted será la primera en
saberlo.

—Si solo le pudieras decir que estoy aquí, me querrá allí con él —imploro.

—No puede estar en el área donde se realizan los exámenes. Le prometo, la llamaré
tan pronto como reciba el ok de su enfermera.

—Su enfermera y yo tendremos algunas palabras —dijo Sam con un gruñido. Nos
apartamos, justo cuando Isaac entra corriendo por la puerta.

—No pude llegar aquí antes. Tenía que hablar con los policías y calmar al equipo y…
—me ve e inmediatamente me abraza—. ¿Cómo lo estás llevando, dulzura?

—No muy bien —respondo con sinceridad—. No nos dejan verlo. Necesito que me
digas si él está bien.

—Creo que sí —responde—. No creo que se desmayara, pero no quería correr ningún
riesgo.

—¿Cómo mierda una persona es atropellada por un auto en una obra en


construcción? —le pregunto con rabia.

—Una maldita chismosa. Muy ocupada revisando la casa en vez de mirar lo que
estaba sucediendo al frente de su maldito auto y conduciendo demasiado rápido.
Mark estaba mirando el teléfono y pasando cerca de su jeep, ni siquiera estaba
caminando por la calle, y ella le golpeó totalmente. Lo hizo volar. La cosa más
jodidamente aterradora que haya visto.

—¿Señora Summers? Puede pasar a verlo ahora.

—Ve —dice Luke—. Sam y yo esperaremos aquí por nuestros padres.

Asiento y sigo a la chica del ordenador hacia el interior de Emergencias. Alguien está
llorando. Me lleva a una sala con una cortina colgando alrededor de la cama. Trago
en seco y por una milésima de segundo considero huir, pero en vez de hacerlo respiro
hondo y camino en línea recta hacia la cortina.

Y allí está mi hombre, en una bata de hospital, su cabello un poco sucio de sangre,
su rostro y brazos arañados, y una gran sonrisa en su arrogante rostro.

—Ey, M —me dice.

Inmediatamente rompo en llanto. Me siento en la silla al lado de su cama y hundo la


cabeza y los brazos en su regazo, llorando mucho, sollozando.

—Shhh…. —frota mi cabeza ahora, mis hombros y espalda—. Ey, todo está bien.
Estoy bien, cariño.

—¡Podrías haber muerto! —Lloro en su regazo.

—Estoy bien —agarra mis hombros y me hace sentar para mirarle—. Mírame,
Meredith.

No consigo abrir los ojos. Me siento tonta. Sé que cree que estoy exagerando. Todo
el mundo lo cree, pero ellos no estuvieron en mi lugar. No lo entienden.

—Meredith. Respira. Respira conmigo, cariño —baja de la cama y apoya la frente en


la mía—. Vamos. Estás teniendo un ataque de pánico. Respira profunda y
lentamente, Meredith.

Él me calma. Mi corazón retorna lentamente al ritmo normal y mis lágrimas paran


hasta que miro a sus lindos ojos azules y me pierdo nuevamente.

—Cariño, estoy bien.


—Lo sé. Pero no lo sabía antes, y esto me hizo recordar a mi padre y Tiff, y oh Dios
mío, Mark, no puedo aguantar esto nunca más.

—Detente —su voz es brusca ahora—. Para con eso antes que llame a la enfermera
para ti.

—¿Vas a estar bien? —susurro.

—Sí. Estoy arañado, y tengo un chichón en mi cabeza, pero estoy bien. Quisieron
hacerme una tomografía computada para asegurarse que no tenga lesiones internas.

—¿Las tienes? —Mi corazón se detiene nuevamente.

—No. Estoy bien. Estaré dolorido como el infierno mañana, pero saldré de aquí en
cuanto la enfermera Ratchet me traiga mis malditos papeles y más medicamento para
el dolor.

—¿Por qué no me llamaste tú?

Él se estira a la mesa al lado de la cama y toma su teléfono. La pantalla está rota.


Cierro mis ojos con alivio y de pronto soy levantada al regazo de Mark.

—¿Qué crees que haces?

—Tranquilizarte a ti, mierda —me lleva contra él y nos mece hacia delante y hacia
tras. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y entierro mi rostro en mi lugar en
su cuello, sujetándolo firmemente. Dios, lo amo. Él es todo para mí. No puedo
perderlo de la manera que mi madre perdió a mi padre. No creo que pudiera
sobrevivir.

Y eventualmente voy a perderlo. Porque pierdo a todos los que amo.

Mientras estamos aquí sentados en silencio, me quedo contra él cuando me doy


cuenta de lo que tengo que hacer.

Tengo que desistir de él.

Sostengo su rostro gentilmente en mis manos y lo beso con suavidad. Mis labios
permanecen en los suyos por un momento mientras lo respiro y mis manos trazan
los fuertes músculos de sus brazos.

Finalmente, me aparto y salgo de su regazo.

—Te amo más de lo que puedo decirte, Mark. Pero, no puedo soportar la idea de
perderte de la forma que perdí a mi familia —trago en seco cuando él arruga la frente
en confusión—. Simplemente no puedo hacer esto.

—¿No puedes hacer qué, exactamente?

—No puedo estar contigo.

—Tú estás conmigo, Meredith.

Muevo mi cabeza y froto la frente con la punta de los dedos. Jesús, ¿cómo encuentro
las palabras para esto?

—No creo que pueda estar en una relación contigo —las últimas palabras son dichas
en un sollozo. Su barbilla cae, en el momento que la enfermera entra.

—Ok, Sr. Williams…

Salgo mientras ella le dice las instrucciones y corro hacia fuera de Urgencias, a través
de la sala de espera y hacia la calle.

Mierda, no estoy con mi auto.

—¡Meredith!

Natalie corre tras de mí, y se acerca cuando llego al estacionamiento y noto que no
tengo quien me lleve a casa. Él estará aquí en cualquier momento.

—Necesito marcharme, Natalie.

—¿Él está bien?

—Sí, solo tiene rasguños. Estará bien —esta vez.


¿Pero qué pasará la próxima vez?

—Ah, bueno —suspira aliviada y luego percibe algo cuando ve la mirada en mi


rostro—. ¿Dónde vas, Mer?

—Me marcho. Terminé con Mark.

—Woaw, habla sobre como patear a un hombre cuando está caído.

—Jódete, Natalie. Tú no me conoces ni lo que yo pasé —la culpa no es de ella, pero


no puedo parar de atacarla verbalmente, y me odio aún más por eso—. ¡Tú no has
tenido que enterrar a tus padres y tu hermana y ver como todos los que tú amas
mueren!

—Sí, tuve.

—Y tú no tienes… —me detengo, aturdida—. ¿Qué?

—Mis padres murieron cuando estaba en la facultad —ella responde con calma—.
Era solo una niña.

Parpadeo dos veces y me siento como si tuviera siete centímetros de altura.

—Tienes miedo, ¿es así?

—Estoy jodidamente asustada.

Nat mueve la cabeza y retira el cabello de su rostro mientras el viento azota.

—No te dejará terminar esto, lo sabes.

—No tiene elección.

Estrecha los ojos y me mira un momento. Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo,
irritándome aún más.

—¿Por qué haces esto? Incluso una mujer ciega puede ver que están completamente
enamorados el uno del otro.
—Prefiero dejarlo ir voluntariamente —comienzo y tengo que tragar en seco contra
la bilis subiendo a mi garganta— que perderlo de la forma que perdí a mi hermana y
mi padre. He visto a mi madre en el pecho de mi padre diciéndole adiós, Natalie. No
puedo hacer esto.

—No sé cómo alguien puede hacer esto —dice en voz baja, sus propios ojos llenos
de lágrimas—. Qué cosa tan horrible, Meredith. Pero tú no sabes si algún día estarás
en esa situación.

—Sé que no lo haré.

—No pareces una cobarde.

Mis ojos se agrandan.

—Yo. No. Puedo. Hacer. Esto.

Ella asiente, pensativa, luego, me abraza cuando Jax detiene su auto cerca de
nosotras.

—Piensa en esto. Un amor como el tuyo no se encuentra todos los días, lo sabes.
Ámalo. Deja que te ame. Brinda lo máximo cada día, de modo que al final de todo
esto, no puedas decir que te arrepientes de algo, Mer. La vida es muy corta y nadie
sabe eso mejor que tú y yo.

Me da una palmada en mi hombro y corre de regreso al hospital. Le veo ir, luego


subo al auto deportivo de Jax.

—Llévame a casa.

—¿Él está bien?

—Sí —me mira, viendo mis lágrimas y mis manos temblorosas.

—¿Y tú?

Muevo la cabeza negando y lloro nuevamente.


—Llévame a casa.
Capítulo 22
Traducido por Vecina
Corregido por Bibliotecaria70

Mark

—¿E stás bien? —Mamá corre hacia mí cuando entro en la sala


de espera.

—Estoy bien. ¿Dónde ha ido Meredith? —Puta madre,


esas píldoras me derrumbaron. Mis brazos y piernas
están pesados y mi cabeza está confusa.

—Jax la recogió —dice Nat—. Ella tiene miedo, Mark.

—Lo entiendo, pero no se librará de mí tan fácil. Necesito tu auto —le digo a Luke
que apenas me sonríe. Le gruño y avanzaría sobre él si mis pies se movieran.

—Necesitas completar esas prescripciones y descansar —mamá exclama, apuntando


a los papeles en mi mano—. Amo mucho a Meredith, pero tú no estás en condiciones
para estar corriendo alrededor del maldito mundo.

—Mamá —respiro hondo para calmar mi temperamento—. Necesito arreglar esto


con ella. Ella no está bien —recuerdo la sensación de ella en mis brazos, el temblor,
la desesperación absoluta saliendo de ella—. No está tratando de ser dramática.
Meredith no es así. Está sufriendo.

Luke toma los papeles de mi mano y sacude sus llaves en su mano.

—No vas a conducir a ningún lado, Mark. Nat y yo nos ocuparemos de esto y Sam
te llevará a casa —señala afuera y rodea los hombros de mamá con su brazo—. ¿Por
qué no vienes con nosotros, mamá?

Ella continúa observándome y, finalmente, se pone de puntillas para besar mi mejilla.


—Te veremos en tu casa —dice mamá.

—¿Por qué no me escuchan? ¡Necesito ver a Meredith!

—¿Tú sinceramente crees que estás bien para encontrarla ahora? —Sam pregunta—
. Ella todavía estará aquí mañana, cuando tú ya no estés dopado.

La miro, pero tiene razón. Mis ojos están pesados y mi cuerpo está en ese lugar entre
adormecido y dolorido. Cada paso hacia el auto de Sam es con agonía y esfuerzo,
haciéndome ver vergonzosamente cansado.

En el momento que llegamos a mi casa, todo lo que quiero hacer es dormir.

—Por favor, llámala —le digo a Sam mientras me ayuda a caminar hasta mi cuarto—
. Solo llámala y asegúrate que está bien.

—Lo haré —Sam promete y me ayuda a acostarme en la cama, sin preocuparse en


hacerme cambiar la ropa verde que me dieron en el hospital. Giro en el colchón e
inmediatamente caigo en un sueño inducido por las drogas.

*****

Joder, estoy dolorido. Me estremezco cuando me siento e intento estirar mis


músculos. Siento dolor, lo que no debería sorprenderme, ya que me negué a tomar
los analgésicos en las últimas seis horas para poder conducir hasta la casa de
Meredith esta tarde. Me levanto de la cama y me higienizo y, luego frunzo mis labios
en disgusto cuando veo que aún estoy cubierto con manchas de sangre. Caí dormido
incluso antes de poder tomar un baño.

Primero las cosas importantes. Necesito café.

Cuando bajo las escaleras, escucho voces en mi cocina.

—Intenté llamarla tres veces la noche pasada y una vez más esta mañana y no
responde —Sam dice tranquila, tomando café cuando entro en la cocina.

Está hablando con Jax, que también parece exhausto y preocupado.


—¿Cómo te sientes? —pregunta Jax.

—Como si hubiera sido atropellado por una mierda de auto —respondo y me sirvo
un poco de café—. Pero eso no importa. Háblame sobre Meredith. ¿Está bien?

Jax se estremece y niega con la cabeza.

—No. No se calmará. Tú estás bien, pero es como si una represa hubiera estallado y
no puedo hacer que se tranquilice. Esto me está asustando —pasa su mano por su
cara—. Lloró durante un largo tiempo, luego durmió algunas horas. Cuando
despertó, volvió a llorar. Cada vez que entro a su cuarto, me dice que me marche.

—Jesús —susurro, mirando la taza de mi café—. Sé que todavía está de luto por su
madre, y eso le trajo más recuerdos —murmuro.

—Sin embargo, eso es normal para ella. —Jax agrega, haciendo que Sam y yo
frunzamos la frente en confusión.

—¿Qué quieres decir? —dice Sam.

—Meredith siempre empuja a las personas lejos de ella. Siempre lo hace, desde que
la conozco. No consiguió librarse de mí porque hundí mis garras en ella y no la solté,
pero incluso eso la asusta algunas veces. Tiene miedo de perder a las personas que
ama. Sin embargo, aquellos que luchan y permanecen son los que imagina estarán
cerca a largo plazo.

—Bien, yo claramente lucharé —respondo—. No me apartará así.

—¿Te sientes lo suficientemente bien para conducir o necesitas que te lleven? —


pregunta Jax.

—Primero realmente debes tomar un baño —dice Sam—. Pareces horrible.

—Estoy bien, y tomaré un baño en casa de Meredith —bebo un largo trago de café y
cojo mis llaves—. ¿Irás allí más tarde? —le pregunto a Jax.

—Sí. Tengo que comprar un poco de zumo y sopa. Sé que no es gripe, pero no sé que
más hacer, mierda. No me dejará tocarla. Toma, precisarás una llave.

Asiento.

—Gracias. Me haré cargo.

Me estoy moviendo más lento de lo que acostumbro, lo que me irrita, porque ahora
todo en lo que soy capaz de pensar es en llegar hasta Meredith. El camino es rápido,
y antes de notarlo, estoy en su casa.

Camino rápido hacia su cuarto y hago una pausa en su puerta, escuchando sus
sollozos suaves. Silenciosamente, abro la puerta y cuando la veo hecha un ovillo en
su cama, con la mano sobre la cabeza, llorando con desesperación, mi estómago cae.

Me arrastro por la cama y la tomo en mis brazos.

—Meredith, todo está bien.

Se ahoga, sorprendida al verme, y para de llorar el tiempo suficiente como para


reconocerme, pero, luego, comienza a llorar nuevamente.

—Detente. No puedo estar contigo —no está luchando, no está tratando de salir de
mi abrazo.

—Sí, puedes.

—Mark, te perderé a ti también, y no puedo soportar esa idea —está temblando. En


vez de intentar hacerla entrar en razón, simplemente la abrazo. Beso sus cabellos,
acaricio su hombro y su espalda, frotando en grandes círculos suaves. Nos acostamos
juntos un tiempo, hasta que ella finalmente me mira. Sus ojos aún están derramando
lágrimas, pero ya no está temblando.

—Te amo —susurro.

—También te amo —traga en seco y seca su rostro con el dorso de la mano—. ¿Sabes
lo que sucedió el día que mi padre y Tiff murieron?

—Sí, tú me has contado la historia, cariño.


Asiente.

—Cuando Luke dijo que hubo un accidente, y entramos al auto, estaba de vuelta en
ese lugar, como si tuviera trece años otra vez, y el dolor era intenso y nuevo.

Paso mis dedos por su rostro, mi corazón partiéndose por ella.

—Entiendo que estás bien. Mi cerebro computa eso, Mark. No estabas muy herido,
gracias a Dios, y te curarás rápidamente y todo volverá a la normalidad.

Asiento, mirándola mientras ella lucha con su corazón.

—Pero no puedo evitar la manera en como mi corazón se siente.

—¿Cómo se siente?

—En pánico. Aterrorizado. Dios, estoy tan asustada. No sabía que tu trabajo es
peligroso. Nunca se me ocurrió.

—¿Eso habría cambiado las cosas? ¿Saber que hay riesgos en mi trabajo te impediría
volver a enamorarte de mí?

Muerde su labio y frunce la frente, y quiero tan desesperadamente inclinarme y


besarla allí, para confortarla, pero espero, dejándola razonar.

—Nunca me enamoré nuevamente de ti. Yo siempre estuve enamorada de ti —


admite—. Pero quizás me habría podido preparar.

—Honestamente, M, las lesiones que suceden en el lugar de trabajo son típicamente


pequeñas. Martillarse un pulgar, tropezar con una tabla. Somos muy cuidadosos y
tenemos reglas para evitar herirnos.

Se aparta, acostándose sobre su espalda y mirando el techo.

—Creo que deberías ir a tu casa y descansar.

Mi corazón se detiene.
—¿No has escuchado ni una palabra de lo que acabo de decir?

—Escuché.

—Pero incluso así me estás dejando.

Se muerde el labio y asiente.

Me levanto y camino en dirección a la puerta, pero me detengo, giro y veo las


lágrimas deslizándose desde su rostro hasta su cabello. No quiere que me marche.
Solo está con miedo.

—Joder, Meredith. Recuerdo exactamente lo que sentí hace diez años, de pie en la
entrada de tu casa, tú diciéndome que habíamos terminado. Me niego a pasar por
eso otra vez. No estoy renunciando a esto. No puedo pasar un día, una hora sin
pensar en ti. Sin la necesidad de escuchar tu voz, verte sonreír —froto la mano sobre
mi boca y camino lejos por la frustración y, luego, en círculo alrededor nuevamente.

—¡Estoy intentando protegerme! —Se levanta y me enfrenta, sus manos en puños a


sus lados—. Tú quieres que esté contigo, te ame todos los días, pero ¿qué es lo que
debo hacer cuando mueras y me dejes?

—¡No te dejaré!

—Hoy. No me dejarás hoy.

—Meredith, no puedo prometerte que nada me sucederá, porque no lo sabemos. No


puedo prometer lo que no controlo.

—¡Exactamente! —Me apunta como si finalmente hubiera entendido—. Tú no


puedes.

—Nadie puede, M. ¿Simplemente estarás sola para siempre?

—No estoy sola. Tengo a Jax.

—Hasta que él también muera —respondo fríamente y me odio cuando su rostro se


arruga.
—Tengo mi estudio.

—¿Y si se incendia?

—¡PARA CON ESTO! —grita aproximándose a la histeria nuevamente.

—Cariño, tienes que saber que las probabilidades de que algunas de esas cosas
sucedan son mínimas. —Lucho entre sus brazos agitados y la empujo con fuerza
contra mi pecho, colocando su cabeza debajo de mi barbilla, y la sostengo con todas
mis fuerzas—. Jax y yo no estamos yendo a ningún lugar. Tu estudio está seguro.

—Tengo miedo.

—Yo también. Meredith, no sobreviviré si te pierdo otra vez. Tu madre era la persona
más fuerte que he conocido. Además de ti, y estoy rodeado de un montón de mujeres
fuertes, querida. —Levanto su rostro para poder mirar su bella cara—. Eres tan fuerte,
cariño. Te amo más de lo que puedo decir. Estoy seguro que existen palabras bonitas
que funcionarían, pero no conozco cuales son. Solo sé que lo que siento por ti es tan
grande que no existe manera alguna que pueda dejarte ir. Por favor, no me pidas eso.
No puedo decirte adiós, M.

Inclino mi frente contra la de ella cuando finalmente, finalmente, me rodea con sus
brazos y se agarra desesperadamente.

—Te amo tanto —susurra mientras entierra el rostro en mi cuello, de la forma que
siempre lo hace.

—Mientras nos tengamos el uno al otro, podemos hacer cualquier cosa —me rio de
mí. ¿Dónde diablos está mi tarjeta de hombre?—. Sé que parece cliché, pero es
verdad, Mer. Algo que Luke dijo no hace mucho tiempo me quedó dentro. Dijo que
si alguna vez Natalie intentaba dejarlo, la seguiría, porque su vida no funciona sin
ella.

Siento su sonrisa contra mi cuello y tomo la primera respiración limpia que tuve
desde que ella salió del cuarto del hospital ayer.

—Eso suena como él —murmura.


—Le entiendo —la siento en mi regazo en el borde de la cama—. Me siento de la
misma manera.

—Natalie es una chica con suerte —dice Meredith. Aquí está mi listilla.

—Mi vida no funciona sin ti, M —beso su sien y continúo acariciando su espalda,
tranquilizándonos a los dos.

—Lo siento mucho —su voz es baja y temblorosa—. Entré en pánico. Estuve en
pánico toda la noche porque estaba preocupada y lamentando no estar contigo para
cuidarte.

—Sí, entraste en pánico —ahora que está conmigo, realmente conmigo, siento mis
propios temblores comenzar—. Me has asustado también.

Sus manos se deslizan por mis brazos, entonces se sienta para atrás y mira mi ropa.

—Todavía llevas la bata de hospital.

—Mi ropa se arruinó.

—Pero eso fue ayer —se muerde el labio—. Tienes sangre en el c-c-cabello.

—Me dormí en cuanto llegué a casa y no me duché. Golpeé mi cabeza en la calle.


Sangró mucho por un tiempo, pero no necesité puntos.

—¿Puedes tomar un baño ahora?

—Sí.

Ella se levanta, toma mi mano y me lleva hacia el baño.

—Deberías estar descansando.

—Ahora te pareces a mi madre.

Se limpia su nariz y abre la ducha, luego, vuelve por mí.

—Es una mujer inteligente.


—Lo es. Ella te ama, lo sabes.

Nuevas lágrimas llenan sus ojos, pero solo sonríe suavemente y asiente.

—Yo la amo mucho. Los amo a todos.

Ellos serán suyos en poco tiempo, pienso y paso mis dedos por su mejilla. Toma el
borde de la bata verde en sus manos y la levanta suavemente sobre mi cabeza,
entonces desata el cordón del pantalón y lo deja caer al suelo.

No estoy usando bóxers.

—¿Yo llorando te excita? —pregunta, sorprendida, mirando mi polla semi dura.

—Tú desnudándome me excita, Mer. Siempre —me rio y tiro su camisa sobre la
cabeza—. Eso no cambió desde que teníamos diecisiete años.

—Estás bastante arañado aquí —dice, cuando me hace girar. Presiona un beso dulce
en mi omoplato antes de llevarme a la ducha. El agua no está muy caliente, ni muy
fría, simplemente perfecta, así que cuando cae sobre los cortes y arañazos el ardor no
es tan malo.

—Voy a lavarte —me informa suavemente.

—Me gusta cuando cuidas de mí —murmuro.

Sus manos se deslizan con suavidad sobre mi cuerpo, limpiando la sangre seca y la
suciedad de mis brazos y manos, lavando la sangre de mi cabello, y cuando todo está
dicho y hecho, y ambos estamos secos, me examina una vez más.

—¿Estás viendo? No es tan malo, ahora que estoy limpio.

—Debes estar muy dolorido.

Tan jodidamente dolorido.

—Estaré bien.
—Vamos —me lleva de regreso al cuarto, tira de las sábanas y gesticula para que me
acueste.

—Es media tarde, Mer.

Ella simplemente levanta una ceja. Suspiro y subo a la cama, y sonrío alegremente
cuando se une a mí. Toma mi mano derecha, besa los rasguños en la palma de mi
mano, entonces apoya su pequeño rostro suave, acariciando mi mano. Hace su
camino hasta mi brazo, mi hombro, besando cada punto rojo.

—¿Besarás todas mis heridas?

—Sí.

Finalmente, atraviesa mi pecho y empuja sus dedos en mi cabello, examinando mi


cuero cabelludo más de cerca de lo que lo hicieron cualquiera de los enfermeros o
médicos del hospital.

—Debes tener dolor de cabeza.

—Me dieron algo para eso —respondo y cierro los ojos con un suspiro cuando
continúa pasando sus dedos por mi cabello—. Nunca pares de hacer eso.

Besa mi nariz y luego mi frente. Su cuerpo caliente, suave, tonificado está


presionando al mío, sus increíbles pechos en mi cara, y no puedo soportar eso por
más tiempo. Deslizo mis manos hasta sus muslos, sobre su trasero y hasta su espalda,
haciéndola gemir bajo en su garganta.

Dios, eso es un sonido sexy, diablos.

Mi polla se contrae en sus pliegues, deslizándose a lo largo de su clítoris. Ella muerde


su labio y me mira con los ojos llenos de lujuria.

—Estás herido —susurra.

—Nunca estoy muy herido para esto.

Comienzo a girar para nuestra posición, pero ella presiona las manos sobre mis
hombros, manteniéndome en el lugar.

—No. Déjame a mí —sonríe lentamente cuando se levanta, baja la mano entre


nosotros y me guía dentro de ella con lentitud. Dios, cada vez es como si fuera la
primera. Es tan jodidamente apretada y dulce—. No te muevas —me dice.

—Eso es imposible.

—No, no lo es —se inclina para besarme, acaricia mi rostro y cuello con las puntas
de los dedos y comienza a circular sus caderas sin esfuerzo—. Perdóname, tenía
miedo.

—No me dejes otra vez. —Nunca.

Niega con la cabeza y me besa, lame mi labio inferior y me besa otra vez, más
profundo ahora. Mi polla pulsa dentro de ella. Quiero apretar sus caderas y
empujarme dentro de ella más y más, pero espero, sabiendo que está confortándonos.

Sus manos se deslizan por mis brazos y se detienen allí en cuanto comienza a
montarme. Jesús, no me estoy moviendo y no duraré.

—Dios, M —murmuro—. Tu cuerpo es increíble —es verdad. Sus senos firmes


redondos, estómago apretado, caderas llenas, todo me afloja las rodillas. Pero es el
corazón de ella que me tiene en sus garras desde hace más de una década.

—Te amo —susurra y hunde su rostro en mi cuello mientras aumenta la velocidad.

—¿Puedo moverme ahora?

—Sí, por favor.

La pongo de espaldas, sin romper nuestro precioso contacto y tomo sus hombros y
cabeza en mis manos, inclino mi frente contra la de ella cuando me muevo en
estocadas lentas.

—Te amo —digo, mis labios contra los suyos—. Siempre.


Epílogo
Traducido por vecina
Corregido por Lsgab38

Meredith

Tres meses después…

—¿P
or qué estás actuando tan extraño? —le pregunta a Jax y
ayudo a una de las niñas menores a atarse sus zapatos de
danza.

—No estoy actuando extraño —no me mira a los ojos, lo que significa mentira con
una M mayúscula.

—¿Qué está sucediendo?

—Nada.

—Jax, algo está sucediendo. ¿Está todo bien con el Sr. Amor en pantalones?

Brazos fuertes rodean mis hombros por detrás y Logan presiona un beso en mi sien.

—El Sr. Amor en pantalones está bien.

—Hola, hermoso —sonrío para el hombre que rápidamente se convirtió en un buen


amigo mío. Él es perfecto para mi Jax.

—Hola, linda —responde seductoramente.

—Saca tus manos de mi hombre, patata frita —gruñe Jax con su mirada, haciéndome
reír.

—Solo tiene ojos para ti —le aseguro a Jax y paso mi dedo sobre el anillo en la mano
izquierda de Logan—. Adoro los anillos que escogieron. El casamiento les va
perfecto.

Se sonríen el uno al otro, amor, humor y comprensión flota entre ellos, haciendo
saltar a mi corazón. Su boda fue absolutamente hermosa.

—Siento mucho que programáramos este show para el mismo fin de semana en que
se estaban mudando —me encojo y le ofrezco a Logan una sonrisa solidaria.

—Está todo bien. Mi padre está vigilando a los de la mudanza.

—No tenías que venir —dice Jax—. Y tú no tenías que contratar a una empresa de
mudanzas. No tengo tantas cosas.

—Bien, contratando a una empresa para la mudanza no tienes que intentar dividir tu
tiempo entre la coreografía y el show de danza para embalar tus cosas, y no me
perdería este show por nada del mundo —me sonríe—. ¿Qué piensas de tu nueva
cocina?

Sonrío ampliamente cuando pienso en mi hermosa cocina, completa con el enfriador


de vino locamente increíble y locamente caro que yo quería.

—La amo. Tú y Jax tienen que venir a cenar pronto. Nos encantaría recibirlos.

—Me parece muy buena idea. ¿Ya se lo has dicho a él? —Logan pregunta en voz
baja, los ojos azules brillando detrás de las gafas sensuales.

—Esta noche —respondo.

Logan besa la mejilla de Jax, luego la mía, y sonríe.

—Buena suerte con esto. Estaré en la platea con los demás.

—No puedo creer que toda la familia Williams y Montgomery haya venido —
murmuro y cuento las cabezas. Las niñas están todas alborotadas y entusiasmadas,
admirando el hermoso vestuario entre ellas y emocionadas de poder usar pintalabios
rojo.
—Sabes que adoran una excusa para estar juntos, y nunca se han perdido un show
de las gemelas y de Sophie.

—A no ser Mark —hago una mueca a mi teléfono silencioso—. Él nunca trabaja los
sábados, pero dijo que algo surgió y no podía dejar de ir.

—Ok, es la hora —dice Jax y se marcha, haciéndole señas a las niñas para que se
reúnan con él. Yo salgo para el escenario.

—Sean bienvenidos, y muchas gracias por estar hoy aquí. Soy Meredith Summers, la
copropietaria de Twinkle Toes, y en nombre de Jax y mío, me gustaría agradecer
mucho por todo el apoyo de ustedes. Amamos enseñar a sus pequeñas y estamos
honrados que confíen en este estudio para traerlas a bailar. Sus niñas han trabajado
muy duro para prepararse para el show de hoy. Así que, sin más demoras, vamos a
comenzar.

Sonrío cuando las familias aplauden y bajo los escalones hacia mi butaca en la platea,
donde las niñas aún pueden verme y yo puedo dirigirlas durante el show. Como
siempre, comenzamos con las más pequeñas.

A medida que ellas salen y comienzan a mover sus cuerpos minúsculos al ritmo de
la música, una niña en el final decide hacer esto de modo libre, cantando con la
música, saltando y bailando alrededor del escenario, haciendo que los padres, y yo,
nos riamos.

Esta niña llegará lejos.

Los padres alegremente toman fotos y hacen “ooh” y “aah” sobre la coreografía de
las niñas a medida que cada grupo sale al escenario a presentar dos bailes.
Finalmente, cuando todo está dicho y hecho, regreso al escenario.

—Con esto finaliza el show de hoy. Gracias una vez más…

Siento que alguien tira de mi falda. Miro hacia abajo para ver a una pequeña niña de
cabellos colorados sosteniendo una rosa roja para mí, la cual cojo y le sonrío. Ella se
marcha y, de pronto, otra niña aparece con una rosa.
Miro la platea buscando a Mark, pensando que esto puede ser su repentino trabajo,
pero no está aquí. Me encojo de hombros, pensando que no es nada de eso. Algunas
veces, los instructores de danza reciben flores después de un show.

Cuanto intento agradecerle al público por haber venido, soy interrumpida repetidas
veces, hasta que mis brazos están llenos de hermosas rosas rojas perfumadas.

De repente, todos los Montgomery, Williams, y Logan con Jax ahora de pie a su lado,
todos se levantan y aplauden con entusiasmo y estoy confundida.

—¿Qué diablos está sucediendo?

—Gírese, Srta. Mer —grita Josie detrás de mí. Me giro y paro, aturdida, con lo que
veo delante de mí.

Las ocho niñas mayores están de pie en una fila sosteniendo carteles que deletrean
¿Te casas conmigo, M? y Mark está apoyado en una rodilla, extendiendo la mano
hacia mí. Tropiezo hacia él, caminando torpemente y siento mis ojos llenarse de
lágrimas.

—¿Estás bromeando conmigo? —susurro. Mark se ríe, sus ojos azules brillando con
alegría, y me sonríe con esa sonrisa pícara, haciendo que mis rodillas parezcan
gelatina y mi corazón cante.

—Meredith —dice y toda la sala está en silencio—. Esperamos mucho tiempo por el
otro. Creo que ni sabíamos que esto era lo que estábamos haciendo. Nunca dejaré de
amarte, Meredith A…

—Cuidado —le digo, interrumpiéndolo de decir mí segundo nombre en voz alta. Se


ríe y besa mi mano.

—En un mar de gente, mis ojos siempre te buscan a ti, mi amor. Eres la mejor parte
de mi vida, y no puedo imaginar estar sin ti otra vez. Entonces, frente a todos los que
más amamos, te estoy pidiendo que creas en nosotros y te conviertas en mi esposa.
Prometo que trabajaré todos los días para que nunca te arrepientas de esto.

Lágrimas inundan mi rostro cuando doy un paso al frente y tomo su rostro entre mis
manos.

—Por supuesto que me casaré contigo, M.

Besa mi mano, luego, desliza un bello anillo de compromiso con un diamante


solitario redondo en mi dedo antes de levantarse y rodearme con sus brazos. Inclina
sus labios sobre los míos, entonces me besa en mi mejilla.

—Has dicho que sí.

—Estoy segura de haberlo dicho —me rio. Todo el mundo en la platea continúa
aplaudiendo mientras Mark besa mi nariz—. ¿Es este un buen momento para decirte
que serás papá?

—¿Qué? —se aleja un poco de mí y me mira a los ojos—. ¿Qué acabas de decir?

—Estoy embarazada, cariño.

—Puta mierda —me besa nuevamente, más fuerte esta vez y, luego, deja escapar un
sonoro—. ¡Uhu!

—¿Qué está sucediendo allí arriba? —Will grita desde la platea.

—Nos vamos a casar —Mark grita y levanta una ceja para mí, pidiendo permiso en
silencio para contar la buena noticia. Yo, alegremente, afirmo y sonríe feliz, nunca
apartando la mirada de mí y grita—: ¡Y vamos a tener un bebé!

Aplausos irrumpen de nuevo, y estoy de pronto rodeada de personas, siendo pasada


de hermano en hermano, abrazada y besada. Las niñas están todas llorando y
sonriendo y abrazándose hasta que pueden llegar hasta mí.

—Felicidades, Bella —me dice Dom feliz cuando me abraza y entonces me pasa a
Luke.

—Estoy tan feliz por ti —Luke susurra en mi oído—. Si necesitas algo, solo tienes
que llamar.

Asiento, con lágrimas en mis ojos y después soy rodeada por los brazos fuertes de
Neil.

—Bienvenida a la familia, finalmente, mi dulce niña —me dice con una gran hermosa
sonrisa—. Ya era hora. Estábamos esperando por ti, lo sabes.

—Gracias —susurro.

—Tu madre me dio el vestido de novia de ella para guardarlo para ti —dice Lucy
mientras acaricia mi rostro suavemente.

—¿Ella te lo ha dado? ¿Pero cómo ella…?

—Una madre lo sabe —Lucy me guiña un ojo—. Es mejor que te cases pronto antes
que no entres más en el vestido.

Miro donde Jax y Logan están de pie, tomados de la mano, riendo con Jules y Nate,
que tiene a Stella durmiendo en su hombro. Will y Meg están felicitando a Mark
cuando Leo y Sam me abrazan al mismo tiempo.

—Muy bien, cariño —dice Sam presuntuosamente—. Siempre me has gustado.

—Sí, cierto —bufo riendo y ella ríe conmigo—. Creo que el término es tolerar.

—Me gustabas. Ahora te amo. Eres buena para nosotros.

Jesús, ¿todo el mundo me hará llorar hoy?

—Estoy orgullosa de ti —Natalie susurra en mi oído, luego, me guiña y da un apretón


en mi brazo—. Hablaremos más tarde.

Estoy pasando de persona en persona, hasta que, finalmente, estoy de nuevo en los
brazos de Mark y me está besando todo tonto.

—¿Estás lista para formar parte de esta familia loca? —pregunta con aquella pícara
sonrisa.

—No puedo esperar —respondo y presiono mi rostro en su cuello—. No puedo


esperar.
Fin
Próximo Libro
Serie With me in Seattle #8

Forever with Me

La historia de Dom y Alecia.


Sobre la Autora
Kristen es autora de la Amazonia y EE.UU. Hoy tiene
superventas en la serie Seattle. Ella tiene una pasión por
una buena historia de amor y personajes fuertes que
aman el humor y tienen un fuerte sentido de la lealtad y
la familia. Sus hombres son del tipo alfa, ferozmente
protector y un poco mandón, y sus damas son divertidas,
fuertes, y no tienen miedo de ponerse de pie por sí
mismas.

Kristen pasa sus días con su musa en el noroeste del


Pacífico. A ella le gusta el café, el chocolate y el sol. Y las
siestas.
Traducido, corregido y
diseñado en...

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