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Dataísmo
Dataísmo
filosofía, creada por el significado emergente del big data, la inteligencia artificial y el internet de
las cosas (IoT).
El término fue utilizado por primera vez por el analista cultural David Brooks en el New York Times
en 2013.3
Más recientemente, el término ha sido expandido para describir lo que el científico social Yuval
Noah Harari ha llamado una ideología emergente o incluso una nueva forma de religión en la cual
«el flujo de información es el valor supremo y la libertad de la información es el mayor bien de
todos».
Historia
«Si me pidieran describir la filosofía al alza de hoy en día, yo diría que es el dataísmo», escribió el
analista cultural David Brooks en el periódico New York Times en febrero de 2013.3 Brooks
argumentaba que en un mundo con cada vez mayor complejidad, confiar en los datos puede
reducir los sesgos cognitivos y "alumbrar patrones de comportamiento que todavía no hubiéramos
percibido".
En 2015, el libro del periodista de tecnología del New York Times y parte del equipo del Premio
Pulitzer por Reportaje Explicativo 2013,4 Steve Lohr,56 Data-ism, examinó cómo el Big Data está
transformando la sociedad, utilizando el término para describir la revolución del Big Data.78
El big data debe liberar el conocimiento del arbitrio subjetivo. Así pues, la intuición no representa
una forma superior del conocimiento. Se trata de algo meramente subjetivo, de un auxilio
necesario que suple la falta de datos objetivos. En una situación compleja, siguiendo esta
argumentación, la intuición es ciega. Incluso la teoría cae bajo la sospecha de ser una ideología.
Cuando hay suficientes datos, la teoría sobra. La segunda Ilustración es el tiempo del saber
puramente movido por datos. [...] El dataísmo se muestra como un dadaísmo digital. También el
dadaísmo renuncia a un entramado de sentido. Se vacía a la lengua totalmente de su sentido: «Los
sucesos de la vida no tienen ni comienzo ni fin. Todo transcurre de manera idiota. Por eso todo es
igual. La simplicidad se llama dadá». El dataísmo es nihilismo. Renuncia totalmente al sentido. Los
datos y los números no son narrativos, sino aditivos. El sentido, por el contrario, radica en una
narración. Los datos colman el vacío de sentido.[...] En general, el dataísmo adquiere rasgos
libidinosos, incluso pornográficos. Los dataístas copulan con datos. Así, se habla de
«datasexuales». Son «inexorablemente digitales» y encuentran los datos «sexis». El dígito se
aproxima al falo.
También en una entrevista, dada por la publicación de su libro La desaparición de los rituales
(Barcelona, Herder Editorial, 2020, ISBN 978-84-254-4400-5), concedida al diario El País dice:9