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El presente dossier constituye una aportación práctica para la

prestación de Primeros Auxilios en caso de accidentes en los que las


personas implicadas sufran algún tipo de lesión.

Consideramos que en esas situaciones, la actuación del socorrista


debe tener claro un objetivo: que el lesionado no sufra deterioro en sus
condiciones desde que se accidenta hasta que es atendido por el personal
sanitario. Ésta es la primera responsabilidad de quien debe hacerse cargo
de los primeros auxilios.

Los conocimientos del socorrista pueden ser más o menos extensos,


pero su conducta debe tener siempre presente el objetivo descrito.

Es por ello que este documento atiende únicamente a cuestiones


básicas de actuación cuya puesta en práctica en ningún caso puede implicar
riesgo para la salud del herido.

En cuanto al tipo de lesiones consideradas, hemos optado por recoger


las que con mayor frecuencia se producen y en las que una buena intervención
de primeros auxilios puede ser fundamental para evitar males mayores.

Para ampliar información en cuanto a la forma de proceder frente a


situaciones no recogidas en este dossier, existen gran número de manuales
de consulta, entre los que os recomendamos:

● BLANCO SOLANA, M. (et al.). Guía práctica de primeros auxilios en la


empresa. La Mutua de Accidentes D.L., Zaragoza, 1993.

● URKIA, C. Manual de la Cruz Roja de Primeros Auxilios. El País Agui-


lar, Madrid, 1999.

● Primeros Auxilios en Accidentes Laborales. MUTUAMUR, Murcia,


1995.

Así mismo, la información recogida en este documento puede quedar


clarificada y más completa mediante el visionado de algunos vídeos que puede
facilitarte la mutua de tu empresa o adquirirlos a través del Instituto Nacional
de Seguridad e Higiene.

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2 IDEAS PREVIAS

Cuando se produce un accidente, hasta que


la víctima es atendida por un profesional pasan
minutos u horas, este tiempo puede ser esencial
para salvar su vida, por lo que los compañeros de
trabajo deberían saber cómo actuar en esos
momentos.

¿CÓMO HAY QUE ACTUAR EN ESOS MOMENTOS?

● Mantener la serenidad

● Estar tranquilos, pero actuar rápidamente

● Antes de actuar, pensar y evaluar la situación

● Examinar detenidamente al accidentado

● Cuidar al máximo el manejo del accidentado: evi-


tar cualquier movimiento brusco, inadecuado...

● Empezar por lo más urgente: comprobar si res-


pira, el latido del corazón y si está consciente

● Tranquilizar al accidentado

● Mantenerlo caliente

● Ponerle en la postura más cómoda

● Procurar la atención médica lo antes posible

● Conocer y utilizar todos los medios de protección, individual


o colectiva, de que disponemos y saber a dónde hay que
dirigirse con el accidentado

● Lo primero que hay que hacer es llamar a la Mutua y expli-


carles lo que ha pasado y el estado del accidentado; ellos
sabrán que hacer

● Saber el medio de trasporte de que disponemos en caso


de urgencia

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¿QUÉ NO HACER?

● NO dejar actuar a curiosos o espontáneos.

● NO mover al accidentado hasta que se le examine.

● NO darle de beber.

● NO hacer más de lo necesario.

● NO administrar medicamentos.

● NO abandonar al herido.

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3 ESTADO GENERAL
DEL ACCIDENTADO

Se ha dicho anteriormente que lo primero que hay que hacer es exami-


nar al herido, por eso, en primer lugar, hay que observar su estado general.

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA

SI ESTÁ CONSCIENTE
Preguntarle por su estado, qué le duele y qué otras sensaciones tiene.
Esto puede darnos pistas esenciales como:
● Origen de su lesión, si ha sido por:

– Intoxicación

– Caída

– Electrocución

– Golpe

● Si es alérgico a ciertas sustancias...

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SI NO ESTÁ CONSCIENTE

1. Mirar si tiene pulso (cuello y muñecas).

● Si es normal: seguir el reconocimiento en otros aspectos, porque


esto es indicio de que el corazón funciona bien.

● Si el pulso es débil y rápido: prepararse para actuar rápidamente,


porque puede ser síntoma de shock o hemorragias internas.

● Si no se encuentra el pulso: comprobar si hay latidos del corazón,


poniendo la oreja sobre el pecho.

● Si no hay latidos: hay que dar inmediatamente masajes cardiacos.

2. Comprobar si respira
Acercar la oreja a la boca y nariz del herido para tratar de oír la respi-
ración.
Si no hay respiración habrá que practicar el método boca a boca.

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4 SHOCK

Cuando alguien sufre un shock su aparato circulatorio deja de


funcionar. La gravedad del shock aumenta gradualmente por eso hay que
actuar con rapidez.

SÍNTOMAS
● El pulso es muy débil pero muy rápido

● La piel está pálida, fría y húmeda

● La respiración es muy débil y poco profunda

● En principio no hay pérdida de conocimiento,


pero poco a poco se va quedando inconsciente

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA


● Llamar a la Mutua, a una ambulancia o a un médico lo más rápida-
mente posible.

● Mientras llega la ayuda médica o durante el transporte del enfermo


colocar al herido acostado sobre la espalda con la cabeza más baja
que los pies si está consciente.
Tumbarlo sobre un costado con la cabeza ladeada para evitar que
se asfixie por un posible vómito, que se cierre el paso del aire.

SI ESTÁ CONSCIENTE SI ESTÁ INCONSCIENTE

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● Mantenerlo caliente y abrigado

● No darle de beber si está sin conocimiento

REANIMACIÓN O RESURRECCIÓN

La reanimación o resucitación son los remedios a emplear cuando la


respiración y la circulación se han detenido.

Las técnicas a utilizar son:


● Respiración artificial cuando la respiración se ha detenido.

● Masaje cardiaco externo cuando además se ha parado el corazón.

Ante una persona que no respira usaremos el A, B, C de la


reanimación:
● A: abrir el paso del aire

● B: boca a boca

● C: conseguir un latido cardiaco eficaz

Antes de intentar introducir aire en las vías respiratorias tenemos que


comprobar que no están taponadas. Introduciremos nuestros dedos en la
boca para extraer los cuerpos extraños (arena, comida, dentaduras
postizas...).

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A: ABRIR EL PASO DEL AIRE

La persona que cae inconsciente se obstruye a sí misma sus vías


respiratorias porque se “traga su propia lengua” porque la mandíbula cae
hacia atrás.
Nosotros debemos colocar una mano en la nuca y cuello de la víctima
empujando hacia arriba, mientras que la otra mano se coloca en la frente
empujando hacia abajo y manteniendo esta posición. Con esta maniobra la
mandíbula viene hacia adelante, y con ella la lengua, quedando abierto el paso
del aire.

Si no hemos conseguido que respire pasaremos al paso B.

B: BOCA A BOCA

1. Tiende a la víctima boca arriba. Introduce los dedos en la boca


para comprobar que no hay ningún cuerpo extraño.
2. Mete la mano por debajo del cuello y empuja hacia arriba la nuca
y el cuello y, con la otra mano en la frente, empuja con suavidad la
cabeza hacia atrás. Mantén esta posición (paso A).

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3. Ábrele la boca y con los dedos pulgar e índice de la mano que
tenías colocada en la frente, cierra los orificios de la nariz,
cogiéndola a manera de pellizco. Mantén con esta mano la presión
hacia abajo.

4. Coloca tus labios alrededor de los de la víctima, abarcando toda su


boca e insufla el aire de manera firme y sin brusquedad. Observa
si el pecho se eleva.
5. Permite la salida del aire de la víctima, separando tu boca de la de
la víctima, aprovecharemos este tiempo para nuestra propia
respiración llenando nuestros pulmones para una nueva
insuflación.

Continúa repitiendo los pasos 4 y 5 a un ritmo de unas 12-15 veces


por minuto (una vez cada 4-5 segundos).

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C: CONSEGUIR UN LATIDO CARDÍACO EFICAZ

Para conseguir un latido del corazón eficaz realizaremos el llamado


masaje cardíaco externo.

¿CUÁNDO ES NECESARIO?
Cuando el corazón no late o lo hace de manera ineficaz.

¿CUÁNDO SABEMOS QUE ESTO OCURRE?

En las partes laterales del cuello es muy fácil localizar el pulso en la


arteria carótida que lleva sangre al cerebro.
Cuando el corazón no está enviando sangre al cerebro podemos
localizar el pulso en esta zona.
Otra manera de saber que el cerebro no recibe sangre: la pupila
(círculo negro del ojo) está muy dilatada, muy abierta y no se contrae al
recibir luz.

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¿CÓMO SE HACE?
Debemos conseguir que el tórax baje de tres a cuatro centímetros en
cada compresión. Debemos poner una mano sobre la otra con las palmas
hacia abajo, las colocaremos sobre la mitad inferior del esternón, hueso
central del tórax al que van a parar las costillas, cuidando de no apoyar los
dedos sobre ellas para no romperlas o causar daños mayores.
Una vez en esta posición ejerceremos una presión firme y brusca con
todo el peso de nuestro cuerpo para conseguir que el tórax baje y dejando
después de hacer fuerza para que el tórax se recupere por sí mismo. No se
debe perder nunca el contacto de nuestras manos con el pecho. Este
movimiento se repetirá 60 veces por minuto.

Si se esta solo y se precisa hacer respiración boca a boca y masaje


cardiaco, hay que alternar ambas maniobras de modo que se harán dos
insuflaciones profundas y a continuación 15 golpes sobre el tórax.

Si son dos los socorristas, uno dará el masaje cardiaco al ritmo


habitual, 60 veces por minuto, y el otro hará una insuflación cada 5
compresiones aprovechando el momento en que el pecho se eleva.

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5 HEMORRAGIAS

Se entiende por hemorragia la salida de sangre


fuera del aparato circulatorio. Esta pérdida o salida
puede producirse al exterior a través de una herida de
la piel (hemorragia externa); o bien, puede ser que esta
sangre se vierta hacia el interior de nuestro cuerpo
(hemorragia interna). A veces, estas hemorragias inter-
nas se manifiestan en el exterior por la aparición de san-
gre en los oídos o la nariz.

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA


A. Hemorragias Externas
1. Comprimir la herida sangrante: colocare-
mos un tejido limpio sobre la herida y lo
fijaremos con vendas.
2. Elevar el miembro afectado por encima del
corazón.
3. Comprimir la arteria con nuestros dedos.

4. Como último de los remedios, si no han dado resultado los pasos


anteriores para cortar la hemorragia, se utilizará el torniquete.
Torniquete: la eficacia de este método bien aplicada es máxima, pero
su peligrosidad es también elevada.
Riesgos:
● Uno, poco probable, es el de la muerte súbita al retirarlo.

● Otro, muy frecuente, es el peligro de gangrena, que obliga, a veces,


a la amputación del miembro.

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B. Hemorragias internas
Las hemorragias internas siempre producen un shock, aplicaremos por
tanto el tratamiento básico anti-shock:
● Darle a beber líquidos como café caliente siempre que no haya reci-
bido un fuerte golpe en el vientre o si está inconsciente.

● Si el enfermo está consciente le trasladaremos sentado semi-incor-


porado y con las rodillas flexionadas.

● Si está inconsciente le colocaremos de costado.

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6 FRACTURAS

Fractura es la rotura completa o incompleta de un


hueso.
Hay dos tipos de fracturas:
● Cerradas: la piel que les cubre está intacta.

● Abiertas: se ha roto la piel que cubre la fractura


y, por tanto, existe un alto peligro de infección.

¿Cómo sabemos que nos encontramos ante una fractura?


Muchas veces el diagnóstico es muy sencillo y el propio accidentado se
da cuenta de su lesión, pero otras veces es muy difícil detectarlo. En caso de
duda, habrá que actuar siempre como si realmente tuviera una fractura.

¿Qué síntomas presenta una fractura?


● Dolor espontáneo y provocado
por la presión de nuestro dedo.

● Incapacidad de movimiento nor-


mal del hueso lesionado.

● Movilidad anormal.

● Deformación del miembro.

● Formación de un hematoma al
cabo del tiempo.

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA


● Actuar con calma ya que la fractura, normalmente, no presenta una
urgencia vital.

● Inmovilizar la fractura mediante un soporte rígido, que almohadilla-


remos para impedir que los fragmentos del hueso roto se muevan,
originando mayores destrozos.

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QUÉ NO SE DEBE HACER

● NO movilizar sin el debido cuidado la región fracturada. Hay que


intentar mantener la zona fracturada en la posición en que la encon-
tramos.

● NO intentar colocar en su sitio el hueso fracturado, ya que esto


lo hará el médico.

● NO aplicar pomadas calmantes.

● NO dejar anillos colocados en los dedos, si las manos han sufri-


do un traumatismo.

● NO quitar zapatos o desvestir (hay que rasgar la ropa).

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7 QUEMADURAS

Son las lesiones que el calor produce en el organismo.


Este calor puede ser suministrado por diferentes fuentes:
● Cuerpos sólidos calientes: planchas, hierros candentes...

● Cuerpos líquidos: agua, aceite...

● Cuerpos gaseosos: vapor de agua, cualquier forma de llama...

● Sustancias químicas: sosa, ácido nítrico...

● Radiaciones: solares, rayos X...

● Electricidad

Las quemaduras, por sus especiales características, son las lesiones


más dolorosas, largas y difíciles de curar.

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EFECTOS QUE SE PRODUCEN EN LA ZONA QUEMADA

● Dolor: que puede llegar a ser tan intenso, que por sí mismo lleve al
enfermo a un estado de shock.

● Infección.

● Deshidratación.

TIPO DE QUEMADURAS

● Quemaduras de primer grado: son la más superficiales, la piel no


se encuentra destruida, sino sencillamente irritada y enrojecida.

● Quemaduras de segundo grado: hay una lesión de la piel de mayor


profundidad y aparecen ampollas.

● Quemaduras de tercer grado: hay destrucción profunda de la piel.


Se forma una zona de tejido destinada a desprenderse y que es de
color negruzco.

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ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA
A. Quemaduras de primer grado: refrescaremos con agua fría o con
hielo. Posteriormente se puede aplicar talco, compresas de vinagre
o cremas.

B. Quemaduras de segundo grado: en primer lugar, si sospechamos


que esta quemadura tendría que ser atendida por un médico en un
plazo breve, no le aplicaremos ninguna pomada grasa y espesa de
las que comúnmente se utilizan.

Un auxilio correcto se prestará así: una ampolla se nos puede presen-


tar intacta o rota.
En caso de que esté entera no se pinchará ni recortaremos la parte ele-
vada, para evitar la entrada de suciedad.
Por lo tanto, nos limitaremos a dar una capa de mercromina, pincela-
das de alcohol por encima de la ampolla y colocar una gruesa capa de gasa
por encima, que la aísle del aire, fijándola con esparadrapo.
Si la ampolla está rota, la trataremos como a una herida corriente:
● Lavar con agua oxigenada

● Cubrir con mercromina

● Cortar las zonas de piel muerta con ayuda de unas tijeras

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● Volver a dar otra capa de mercromina

● Cubrir con una gasa del tipo Linitul o Tulgrasun

C. Quemaduras de tercer grado: en este caso, la actuación del soco-


rrista se limitará a ser lo más sencilla posible.

Por lo tanto, en las quemaduras graves, nos vamos a limitar a colocar


sobre la zona lesionada un apósito estéril. Con esto conseguiremos aislar la
herida del aire. Nunca intentaremos despegar trozos de vestido adheridos a
la piel abrasada.
Para aliviar el dolor, administraremos algún analgésico. Si el quemado
está inconsciente o es una gran quemadura, no debemos administrar nada
por la boca.

Si el accidentado no ha perdido el conocimiento es conveniente darle a


beber un vaso de agua con un poco de bicarbonato sódico y una pizca de sal.

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8 ENVENENAMIENTO

Los productos que pueden causar una intoxicación por vía oral son
variadísimos (lejías, detergentes, alcohol, medicamentos, alimentos en malas
condiciones...).

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA


1. Diluir: cualquiera que haya sido el producto ingerido, daremos a
beber un litro de agua corriente para que así la concentración del
tóxico en el estómago sea menor.

2. Si se produce el vómito, recogerlo y llevarlo, junto a la víctima al


hospital más cercano.
No se debe hacer vomitar al accidentado.
3. Trasladar al herido a un centro sanitario urgentemente, llevando, si
es posible, el envase del producto que le ha causado la intoxicación.

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9 LESIONES EN LOS OJOS

ADVERTENCIAS
● Todas las lesiones de ojos, por leves e insignificantes que parezcan,
deben ser vistas por el médico.

● El agua corriente con generosidad es el remedio más eficaz que


podemos aplicar siempre.

● No frotar nunca los ojos.

ACTUACIÓN DEL SOCORRISTA


● En todos los casos en que el ojo haya sufrido
una herida, cuerpo extraño, quemadura... lo
que haremos es colocar el ojo bajo el chorro
del grifo manteniendo abiertos los párpados
y conservarlos así durante unos minutos. Si
no hubiera agua corriente, el socorrista
intentará aplicar una medida parecida.

● Una vez bañado el ojo, colocaremos una gasa sobre él y llevaremos


al paciente al médico. Si no hay ningún inconveniente, es mejor
tapar los dos ojos con apósitos, ya que así el reposo de los globos
oculares es mucho más completo.

● En el caso de cuerpos extraños no enclavados,


se puede proceder a su extracción.

● Si el cuerpo extraño está incrustado, no intentaremos sacarlo, sino


que nuestra actuación se limitará a colocar un apósito estéril lo más
limpio posible sobre el ojo y llevar al accidentado al oftalmólogo.

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