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Había un hombre pobre llamado Mustafá, el cual tenía un hijo maleducado y peleador

llamado Aladino, cuando él murió, la madre de Aladino debió trabajar día y noche para
ambos alimentarse, mientras el pasaba todo el día fuera de la casa.
Un día Aladino estaba en la plaza cuando aparece un misterioso extranjero, quien era un
mago y hechicero que al saber de la muerte del padre del muchacho se hizo pasar por su
tío. El mago justificó su ausencia diciendo que había abandonado el país hace 30 años y
no hubo ocasión para conocer a la familia de su hermano
Un día ambos salieron rumbo a un valle al pie de la montaña, al llegar, el mago ordenó al
muchacho recoger ramas secas, prendieron una hoguera y el mago empezó a hablar en
una lengua incomprensible, tembló la tierra y se abrió el suelo, Aladino asombrado se fugó,
pero el mago lo atrapó y le dio una gran cachetada que el muchacho cayó aturdido al suelo.
El mago le pidió que bajara y tomara en sus manos la loza con la argolla de bronce
pronunciando su nombre y el de su padre al realizar esto el joven vió una cueva, la cual
conducía a la lámpara que tanto deseaba el mago.
Aladino bajó corriendo, atravesó la cueva sin detenerse, tomó la lámpara y la ocultó en su
pecho.
Al devolverse se detuvo en un jardín y empezó a recoger frutas de los árboles, las que en
realidad eran piedras de gran valor. Tras la demora el mago pensó que Aladino se quería
quedar con la lámpara, y enfurecido lanzó un grito tan fuerte que cerró la cueva con Aladino
dentro.
El muchacho desesperado sin querer frota el anillo que le dio el mago y vio surgir un gran
efrit y el cual le ofrece un deseo, el muchacho aterrado exclamó que lo sacara del lugar. Al
Salir corrió a su casa a contarle a su madre lo que había sucedido.
A la mañana siguiente, sin nada que comer en su mesa, Aladino dice a su madre que venda
la lámpara, pero al limpiarla apareció un efrit el cual nuevamente le ofrece un deseo. Desde
entonces continuaron llevando una vida modesta ayudando a los necesitados.
Un día Aladino escuchó que pasaría por el lugar una joven hija del sultán y cuando el
muchacho la vio frente a sus ojos quedó deslumbrado por su belleza

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