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Ian Macallan
Tierras de Urcusique, año 3 después del inicio de la peste
Hoy no ha venido nadie;
Cesar Vallejo y hoy he muerto qué poco en esta tarde!
Amor
-1-
¡el Amor es un Cristo pecador! Capitulación
-2-
su fórmula famélica de masa...
Las Horas van febriles, y en los ángulos
Comprendiendo sin esfuerzo abortan rubios siglos de ventura.
que el hombre se queda, a veces, pensando, ¡Quién tira tanto el hilo; quién descuelga
como queriendo llorar, sin piedad nuestros nervios,
y, sujeto a tenderse como objeto, cordeles ya gastados, a la tumba!
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona... ¡Amor! Y tú también. Pedradas negras
se engendran en tu máscara y la rompen.
Considerando también ¡La tumba es todavía
que el hombre es en verdad un animal un sexo de mujer que atrae al hombre!
y, no obstante, al voltear, me da con su
tristeza en la cabeza... El Tálamo Eterno
Examinando, en fin, Sólo al dejar de ser, ¡Amor es fuerte!
sus encontradas piezas, su retrete, Y la tumba será una gran pupila,
su desesperación, al terminar su día atroz, en cuyo fondo supervive y llora
borrándolo... la angustia del amor, como en un cáliz
de dulce eternidad y negra aurora.
Comprendiendo
que él sabe que le quiero, Y los labios se encrespan para el beso,
que le odio con afecto y me es, en suma, como algo lleno que desborda y muere;
indiferente... y, en conjunción crispante,
cada boca renuncia para la otra
Considerando sus documentos generales una vida de agonizante.
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito... Y cuando pienso así, dulce es la tumba
le hago una seña, donde todos al fin se compenetran
viene, en un mismo fragor:
y le doy un abrazo, emocionado. dulce es la sombra, donde todos se unen
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado... en una cita universal de amor.
-3-
En esta noche de setiembre se ha oficiado Todos saben que vivo,
mi segunda caída y el más humano beso. que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos; Pues yo nací un día
se irá secando a pausas nuestra excelsa que Dios estuvo enfermo.
amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios Hay un vacío
difuntos. en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos; el claustro de un silencio
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura que habló a flor de fuego.
los dos nos dormiremos, como dos Yo nací un día
hermanitos. que Dios estuvo enfermo.
-4-
Fresco
Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo
Llegué a confundirme con ella, las cavernas crueles de mi ingratitud;
tanto...! Por sus recodos mi bloque de hielo sobre su amapola,
espirituales, yo me iba más fuerte que su "No seas así!"
jugando entre tiernos fresales,
entre sus griegas manos matinales. Mis violentas flores negras; y la bárbara
y enorme pedrada; y el trecho glacial.
Ella me acomodaba después los lazos negros Y pondrá el silencio de su dignidad
y bohemios de la corbata. Y yo con óleos quemantes el punto final.
volvía a ver la piedra
absorta, desairados los bancos, y el reloj Por eso esta tarde, como nunca, voy
que nos iba envolviendo en su carrete, con este búho, con este corazón.
al dar su inacabable molinete.
Y otras pasan; y viéndome tan triste,
Buenas noches aquellas, toman un poquito de ti
que hoy la dan por reír en la abrupta arruga de mi hondo dolor.
de mi extraño morir,
de mi modo de andar meditabundo. Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no
Alfeñiques de oro, tengo ganas de vivir, corazón!
joyas de azúcar
que al fin se quiebran en Hoy Me Gusta La Vida Mucho Menos…
el mortero de losa de este mundo.
Hoy me gusta la vida mucho menos,
Pero para las lágrimas de amor, pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
los luceros son lindos pañuelitos Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
lilas, con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
naranjos,
verdes, Hoy me palpo el mentón en retirada
que empapa el corazón. y en estos momentáneos pantalones yo me
Y si hay ya mucha hiel en esas sedas, digo:
hay un cariño que no nace nunca, ¡Tanta vida y jamás!
que nunca muere, ¡Tantos años y siempre mis semanas!...
vuela otro gran pañuelo apocalíptico, Mis padres enterrados con su piedra
la mano azul, inédita de Dios! y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
Heces y, en fin, mi ser parado y en chaleco.
-5-
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, La Copa Negra
aquélla... Y repitiendo:
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada! La noche es una copa de mal. Un silbo agudo
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre! del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste,
Dije chaleco, dije la onda aún es negra y me hace aún arder?
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que La Tierra tiene bordes de féretro en la sombra.
queda al lado Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo. Mi carne nada, nada
en la copa de la sombra que me hace aún
Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga, doler;
porque, como iba diciendo y lo repito, mi carne nada en ella,
¡tanta vida y jamás! ¡Y tantos años, como en un pantanoso corazón de mujer.
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!
Ascua astral... He sentido
Idilio Muerto secos roces de arcilla
sobre mi loto diáfano caer.
Qué estará haciendo esta hora mi andina y ¡Ah, mujer! Por ti existe
dulce Rita de junco y capulí; la carne hecha de instinto. ¡Ah, mujer!
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí. Por eso ¡Oh, negro cáliz! aun cuando ya te
fuiste,
Dónde estarán sus manos que en actitud me ahogo en el polvo,
contrita y piafan en mis carnes ¡más ganas de beber!
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita Los Anillos Fatigados
las ganas de vivir.
Hay ganas de volver, de amar, de no
Qué será de su falda de franela; de sus ausentarse,
afanes; de su andar; y hay ganas de morir, combatido por dos
de su sabor a cañas de mayo del lugar. aguas encontradas que jamás han de istmarse.
Ha de estarse a la puerta mirando algún Hay ganas de un gran beso que amortaje la
celaje, Vida,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
Jesús!» ¡suicida!
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
Hay ganas de... no tener ganas, Señor;
a ti yo te señalo con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.
-6-
La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios, Los Heraldos Negros
curvado en tiempo, se repite, y pasa, pasa
a cuestas con la espina dorsal del Universo. Hay golpes en la vida, tan fuertes ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante
Cuando las sienes tocan su lúgubre tambor, ellos,
cuando me duele el sueño grabado en un la resaca de todo lo sufrido
puñal, se empozará en el alma... ¡Yo no sé!
¡hay ganas de quedarse plantado en este
verso! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Los Dados Eternos Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la
Dios mío estoy llorando el ser que vivo; Muerte.
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
no es otra cosa fermentada en tu costado: de alguna fe adorable que el Destino
¡tú no tienes Marías que se van! blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
Dios mío, si tu hubieras sido hombre, de algún pan que en la puerta del horno se
hoy supieras ser Dios; nos quema.
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación. Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
Y el hombre sí te sufre: ¡el Dios es él! como
cuando por sobre el hombro nos llama una
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, palmada;
como un condenado, vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
Dios mío, prenderás todas tus velas, se empoza, como charco de culpa, en la
y jugaremos con el viejo dado... mirada.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo, Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo. Los Nueve Monstruos
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del dolor, hay algunos
Jamás, hombres humanos, que nacen, otros crecen, otros mueren,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en y otros que nacen y no mueren, otros
la cartera que sin haber nacido, mueren, y otros
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética! que no nacen ni mueren (son los más)
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos, Y también de resultas
jamás el fuego nunca del sufrimiento, estoy triste
jugó mejor su rol de frío muerto! hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud de ver al pan, crucificado, al nabo,
más mortal ensangrentado,
y la migraña extrajo tanta frente de la frente! llorando, a la cebolla,
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor, al cereal, en general, harina,
el corazón en su cajón, dolor, a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
la lagartija en su cajón, dolor. al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardío!
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, ¡Cómo, hermanos humanos,
y crece no deciros que ya no puedo y
con la res de Rosseau, con nuestras barbas; y ya no puedo con tanto cajón,
crece el mal por razones que ignoramos tanto minuto, tanta
y es una inundación con propios líquidos, lagartija y tanta
con propio barro y propia nube sólida! inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
en que el humor acuoso es vertical ¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
al pavimento, hay, hermanos, muchísimo que hacer.
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora Me Viene, Hay Días, Una Gana Ubérrima,
del rayo, y nueve carcajadas Política...
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos Me viene, hay días, una gana ubérrima,
a la hora del hambre y nueve truenos política,
y nueve látigos, menos un grito. de querer, de besar al cariño en sus dos
rostros,
El dolor nos agarra, hermanos hombres, y me viene de lejos un querer
por detrás, de perfil, demostrativo, otro querer amar, de grado o
y nos aloca en los cinemas, fuerza,
nos clava en los gramófonos, al que me odia, al que rasga su papel, al
nos desclava en los lechos, cae muchachito,
perpendicularmente a la que llora por el que lloraba,
a nuestros boletos, a nuestras cartas; al rey del vino, al esclavo del agua,
y es muy grave sufrir, puede uno orar... al que ocultóse en su ira,
Pues de resultas
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al que suda, al que pasa, al que sacude su Mentira
persona en mi alma.
Y quiero, por lo tanto, acomodarle Mentira. Si lo hacía de engaños,
al que me habla, su trenza; sus cabellos, al y nada más. Ya está. De otro modo,
soldado; también tú vas a ver
su luz, al grande; su grandeza, al chico. cuánto va a dolerme el haber sido así.
Quiero planchar directamente
un pañuelo al que no puede llorar Mentira. Calla.
y, cuando estoy triste o me duele la dicha, Ya está bien.
remendar a los niños y a los genios. Como otras veces tú me haces esto mismo,
pero yo también he sido así.
Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de
malo A mí, que había tanto atisbado si de veras
y me urge estar sentado llorabas,
a la diestra del zurdo, y responder al mudo, ya que otras veces sólo te quedaste
tratando de serle útil en en tus dulces pucheros,
lo que puedo y también quiero muchísimo a mí, que ni soñé que los creyeses,
lavarle al cojo el pie, me ganaron tus lágrimas.
y ayudarle a dormir al tuerto próximo. Ya está.
¡Ah que querer, éste, el mío, éste, el mundial, Mas ya lo sabes: todo fue mentira.
interhumano y parroquial, proyecto! Y si sigues llorando, ¡bueno, pues!
Me viene a pelo, Otra vez ni he de verte cuando juegues.
desde el cimiento, desde la ingle pública,
y, viniendo de lejos, da ganas de besarle Para El Alma Imposible De Mi Amada
la bufanda al cantor,
y al que sufre, besarle en su sartén, Amada: no has querido plasmarte jamás
al sordo en su rumor craneano, impávido; como la ha pensado mi divino amor.
al que me da lo que olvidé en mi seno, Quédate en la hostia,
en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros. ciega e impalpable,
como existe Dios.
Quiero, para terminar,
cuando estoy al borde célebre de la violencia Si he cantado mucho, he llorado más
o lleno de pecho el corazón, querría por ti ¡oh mi parábola excelsa de amor!
ayudar a reír al que sonríe, Quédate en el seso,
ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, ¡y en el mito inmenso
cuidar a los enfermos enfadándolos, de mi corazón!
ayudarle a matar al matador - cosa terrible-
y quisiera yo ser bueno conmigo Es la fe, la fragua donde yo quemé
en todo. el terroso hierro de tanta mujer;
Quédate en la eterna
nebulosa, ahí,
en la multicencia de un dulce no ser.
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cuando sembré en tus brasas, desde un auto,
Y si no has querido plasmarte jamás los charcos de esta noche de diciembre.
en mi metafísica emoción de amor,
deja que me azote, Sermón Sobre La Muerte
como un pecador.
Y, en fin, pasando luego al dominio de la
Piedra Negra Sobre Una Piedra Blanca muerte,
que actúa en escuadrón, previo corchete,
Me moriré en París con aguacero, párrafo y llave, mano grande y diéresis,
un día del cual ya tengo el recuerdo. ¿a que el pupitre asirio? ¿a qué el cristiano
Me moriré en París - y no me corro- púlpito,
tal vez un jueves, como es hoy de otoño. el intenso jalón del mueble vándalo
o, todavía menos, este esdrújulo retiro?
Jueves será, porque hoy, jueves, proso
estos versos, los húmeros que me he puesto ¿Es para terminar,
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, mañana, en prototipo del alarde fálico,
con todo mi camino a verme solo. en diabetis y en blanca vacinica,
en rostro geométrico, en difunto,
César Vallejo ha muerto, le pegaban que se hacen menester sermón y almendras,
todos sin que él les haga nada; que sobran literalmente patatas
le daban duro con un palo y duro y este espectro fluvial en que arde el oro
y en que se quema el precio de la nieve?
también con una soga; son testigos ¿Es para eso, que morimos tanto?
los días jueves y los huesos húmeros, ¿Para sólo morir,
la soledad, la lluvia, los caminos tenemos que morir a cada instante?
¿Y el párrafo que escribo?
Setiembre ¿Y el corchete deísta que enarbolo?
¿Y el escuadrón en que falló mi casco?
Aquella noche de setiembre, fuiste ¿Y la llave que va a todas las puertas?
tan buena para mí... ¡hasta dolerme! ¿Y la forense diéresis, la mano,
Yo no sé lo demás; y para eso, mi patata y mi carne y mi contradicción bajo la
no debiste ser buena, no debiste. sábana?
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con la voz y también con la laringe,
y del olfato físico con que oro
y del instinto de inmovilidad con que ando,
me honraré mientras viva - hay que decirlo;
se enorgullecerán mis moscardones,
porque, al centro, estoy yo, y a la derecha,
también, y, a la izquierda, de igual modo.
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Cielo
Era El Día...
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Final él seguirá tendiendo sus manos hacia otras
flores.
La muerte es grande.
Boca sonriente, La Soledad
le pertenecemos.
Cuando en el corazón de la vida nos creemos, La soledad aseméjase a una lluvia
de pronto ella se atreve que, viniendo del mar, en la tarde avanza
y llora sobre nosotros. sobre las llanuras distantes y perdidas,
bajo el cielo que siempre la contiene.
Hora Grave Y es del cielo que cae sobre la ciudad.
Aquel que llora ahora en alguna parte del La soledad llueve en horas inciertas
mundo, cuando, amaneciendo, las calles se vuelven
sin razón llora en el mundo, nuevas,
llora sobre mí. y los cuerpos ahítos de desprecio
se separan, tristes y desengañados,
El que ahora ríe en alguna parte de la noche, y los hombres, odiándose entre ellos,
sin razón ríe en la noche, deben compartir un mismo lecho:
ríe de mí. la soledad, entonces, se aleja en la corriente
del río.
El que ahora marcha en alguna parte del
mundo, Las Comulgantes
sin causa marcha en el mundo,
viene hacia mí. Con blancos velos las comulgantes
se hunden en el fresco verdor de los jardines.
El que ahora muere en alguna parte del He aquí que han superado su infancia
mundo, y desde hoy será diferente lo que venga.
sin causa muere en el mundo,
me mira a mí. Pero, ¿vendrá eso? Y, ¿no ha comenzado ya
la espera de las nuevas horas?
La Vida, No Intentes... Concluida la fiesta la casa se anima;
un poco más tristemente el atardecer
La vida, no intentes alcanzarla transcurre.
que, desde hoy, para ti será como un hada.
Los días, acéptalos ¡Ah! ¡Qué amanecer fue aquel con las blancas
como el niño que, mientras camina, ropas,
recibe del viento su lluvia de flores. y por las calles qué andar engalanado
hasta la iglesia fresca en el interior, como de
En ningún instante se le ocurrirá seda!
recoger y guardar esta lluvia. Los altos cirios formaban como calles
Dulcemente desprenderá de sus cabellos y las luces asemejaban a joyas
las que allí quedaron como tiernas prisioneras, bajo las miradas solemnes y graves.
y a lo largo de su años jóvenes y dichosos
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Luego ese silencio, cuando se elevó el cántico.
Subía bajo la bóveda semejante a una nube, Y la contemplación de estas cosas me angustió.
se aclaraba al descender, más dulce
que cualquier lluvia sobre todos aquellos niños ¡Oh! Más felices son las bestias
blancos. viviendo y tendiéndose entre rejas
Y como bajo el viento, aquel vaho blanco se inarmónicamente, respondiendo sólo al
mecía impulso
en sus pliegues coloreándose incomprensible de las cosas nuevas y raras,
y pareciendo contener flores ocultas:
flores y pájaros, estrellas e imágenes para consumirse y hundirse en sí mismos
de un lejano mundo de leyenda. quedamente, como un fuego lento,
indiferentes a la novedad de la aventura
Fuera era un día azul y verde, y sólo en compañía de su sangre.
con gritos de rojo y rincones claros.
El estanque retrocedía: diminutas olas. Los Anillos Fatigados
El viento traía floraciones lejanas
y hablaba de jardines exteriores. Hay ganas de volver, de amar, de no
ausentarse,
Huebiérase dicho que las cosas estaban y hay ganas de morir, combatido por dos
coronadas, aguas encontradas que jamás han de istmarse.
claras, bajo un cielo ligero;
las fachadas de las casas parecían atraer, Hay ganas de un gran beso que amortaje a la
y muchas ventanas se abrían y brillaban. Vida,
que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
Los Achantis suicida!
(En el Jardín de Aclimatación)
Hay ganas de… no tener ganas, Señor;
Nada de contemplar tierras extrañas, a ti yo te señalo con el dedo deicida:
ni la sensación de mujeres morenas hay ganas de no haber tenido corazón.
que danzando se desnudan.
La primavera vuelve, y se irá. Y Dios,
Ni la extraña, salvaje melodía. curvado en tiempo, se repite, y pasa, pasa
Ni la canción de la sangre brotada, a cuestas con la espina dorsal del Universo.
ni la sangre que desde adentro aclama.
Cuando las sienes tocan su lúgubre tambor,
Ni muchachas morenas tendidas cuando me duele el sueño grabado en un
con molicie tropical; puñal,
ni ojos flameantes como armas, ¡hay ganas de quedarse plantado en este
con las bocas a la risa dispuestas. verso!
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y vosotras menos. Música
Como las olas cantáis,
y en vosotras el deseo ¿Qué has tocado, muchacho? En el jardín
se convierte en música. corrió
un como susurro de pasos y de órdenes
¿Es el pudor de vuestra belleza el que origina el musitadas.
canto? ¿Qué has tocado, muchacho?... ¿Ves? Tu alma
ha quedado prendida en la caña de tu flauta.
Muchachas: ¿es un prematuro pesar?
¿por qué? ¿Por qué llamas? El sonido es una cárcel
en la que se consume y se entrega al olvido;
Estos cantos han llegado con la nostalgia fuerte es tu vida, pero más fuerte es tu
y se marcharán cuando llegue el novio. canción,
levantando sus sollozos sobre esta nostalgia.
Muchacho
Bríndale silencio a fin de que, paso a paso,
Yo quisiera convertirme en uno de esos retorne a esa abundancia viviente
que pasan en la noche montando potros en la que había crecido - prudente y pleno
salvajes, desarrollo
y dejan flotar al viento en su galope antes de obligarse a afrontar tus juegos
las desatadas cabelleras de sus antorchas. delicados.
Yo quisiera estar como en la nave, en la proa,
erguido, Mira... Ya sus alas se fatigan de batir.
grande, tal cual una bandera desplegada; Tú también, soñador, derrochas el impulso,
oscuro, pero cubierto por un áureo casco de suerte que su vuelo, ahíto de canciones,
refulgente. Y en la popa, no podrá llegar muy lejos,
diez hombres hechos de idénticas tinieblas, cuando yo venga a invitarte para el gozo.
con cascos parecidos al mío,
claros como el cristal, o sombríos, viejos, ¿Por Qué ...?
ciegos.
Y uno, de pie, a mi lado, ¿Por qué arrancarme de mis horas
ensanchando el espacio con su trompeta, pálidas y azules?
con un estrépito de rayos, ¿Por qué arrojarme en el torbellino
ahuyentaría de nuestro alrededor la negra y la confusión centelleante?
soledad No quiero ver vuestra locura.
que recorremos como en fugaz sueño. Quiero, como un niño enfermo en su alcoba,
Las casas quedarían atrás, como humilladas, solitario, con secreta sonrisa,
temblarían las calles, construir dulcemente días y dulcemente
recularían las plazas, pero nos apoderaríamos sueños.
de todo,
y los cascos de nuestros caballos resonarían
como una tempestad
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Si Yo Hubiera Crecido Sin Embargo - Aunque Cada Uno...
Si yo hubiera crecido en alguna parte Sin embargo - aunque cada uno huya de sí
donde los días son leves y las horas más claras, mismo,
te hubiera improvisado una límpida acogida, como de la odiada prisión en que está preso -,
y mis manos no te estrecharían así un milagro se cumple en el universo.
como a veces lo hacen, tendidas e inquietas. Pese a todo, yo lo siento: - toda vida es vida
¿Quién, pues, la vive? ¿Son las cosas
Allá me hubiera atrevido a derrocarte que en la tarde quedan latiendo en el arpa
- ¡Oh presente infinito! - como una melodía que ninguna mano ejecuta?
En medio de todas esas desbordantes alegrías ¿Son los vientos que desde lejos llegan?
te hubiera arrojado como una bala ¿Son las ramas que señas se hacen?
lanzada para que alguien te recogiera: ¿Son las flores que derraman perfumes?
saltando, en alto las manos, ¿O bien son los anchos senderos que
acudirían al encuentro de tu caída, envejecen,
¡oh, cosa entre las cosas! las cálidas bestias que vemos marchar,
o los pájaros que, indiferentes, se ciernen?
Como una espada ¿Quién la vive, entonces? ¿Eres tú, Señor, - la
te hubiera hecho brillar. vida?
El anillo de oro más puro
hubiera rodeado tu fuego Señor, Concede A Cada Cual...
y yo lo retendría
sobre la mano más blanca. Señor, concede a cada cual su propia muerte,
Te hubiera pintado: que sea verdaderamente salida de esta vida
no sobre un muro, sino en el mismo cielo. en la que encontró el amor, un sentido y su
Tal cual un gigante angustia.
así te hubiera formado: montaña o incendio,
simún que llega del desierto; Porque no somos más que la hoja y la corteza.
o bien, quizá, La muerte indefectible que cada cual lleva en sí
sencillamente, te hubiera encontrado... es el fruto alrededor del cual todo cambia.
Pero, están lejos todos mis amigos, Es por este fruto que un día las muchachas
apenas si oigo vibrar su risa, se yerguen como un lamento puede brotar de
eres un pichón de amarillas patas un laúd,
y grandes ojos: me inspiras piedad. y por el que los muchachos acarician sueños de
(Mi mano, para ti, ¿no es aún demasiado hombres.
larga?)
Y mi dedo recoge esta gota de la fuente... Para él las mujeres se hacen confidentes
Yo espío entonces, para ver si, levantando tu de los temores que de otras no podrían alejar.
pico, la beberás. Y por el amor de él, lo que un día los ojos
Siento latir tu corazón, vieron,
siento al mío: aunque fuera un lejano pasado, en eternidad
porque los dos tienen miedo. se convierte.
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Y todos aquellos que nunca formaron ni
construyeron
alrededor de este gran fruto, se trocarán en un
mundo,
helando, fundiendo, viento o sol.
En él, todo calor es absorbido:
el corazón y el blanco ardor de los cerebros...
Pero tus ángeles, Señor, con revuelo de pájaros
pasan, y encuentran verdes todos estos frutos.
Tal Es La Nostalgia...
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Jorge Luis Borges un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. la vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
A Quien Ya No Es Joven
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quieta y resplandeciente como una dicha que es como un remanso en la sombra.
la memoria elige, Las encrucijadas oscuras
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no que lancean cuatro infinitas distancias
tienes. en arrabales de silencio.
Arrojado a esa quietud, He nombrado los sitios
divisaré esa playa última de tu ser donde se desparrama la ternura
y te veré por vez primera, quizá, y estoy solo y conmigo.
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo, Despedida
sin el amor, sin mí.
Entre mi amor y yo han de levantarse
Ausencia trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo: No habrá sino recuerdos.
cada mañana habré de reconstruirla. Oh tardes merecidas por la pena,
Desde que te alejaste, noches esperanzadas de mirarte,
cuántos lugares se han tornado vanos campos de mi camino, firmamento
y sin sentido, iguales que estoy viendo y perdiendo ...
a las luces en el día. Definitiva como un mármol
Tardes que fueron nicho de tu imagen, entristecerá tu ausencia otras tardes.
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo, Doomsday
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma Será cuando la trompeta resuene, como
para que no vea tu ausencia escribe San Juan el Teólogo.
que, como un sol terrible, sin ocaso, Ha sido en 1757, según el testimonio de
brilla definitiva y despiadada? Swedenborg. Fue en Israel cuando la
Tu ausencia me rodea loba clavó en la cruz la carne de Cristo, pero no
como la cuerda a la garganta, sólo entonces.
el mar al que se hunde. Ocurre en cada pulsación de tu sangre.
No hay un instante que no pueda ser el cráter
Cercanías del Infierno.
No hay un instante que no pueda ser el agua
Los patios y su antigua certidumbre, del Paraíso.
los patios cimentados No hay un instante que no esté cargado como
en la tierra y el cielo. un arma. En cada instante
Las ventanas con reja puede revelarte su amor Helena de Troya.
desde la cual la calle En cada instante el gallo puede haber cantado
se vuelve familiar como una lámpara. tres veces.
Las alcobas profundas En cada instante la clepsidra deja caer su
donde arde en quieta llama la caoba última gota.
y el espejo de tenues resplandores
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El Amenazado El Despertar
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. Entra la luz y asciendo torpemente
De los sueños al sueño compartido
Crecen los muros de su cárcel, como en un Y las cosas recobran su debido
sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, Y esperado lugar y en el presente
pero como siempre es la única. ¿De qué me Converge abrumador y vasto el vago
servirán mis talismanes: el ejercicio de las Ayer: las seculares migraciones
letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las Del pájaro y el hombre, las legiones
palabras que usó el áspero Norte para cantar Que el hierro destrozó, Roma y Cartago,
sus mares y sus espadas, la serena amistad, las Vuelve también la cotidiana historia:
galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los Mi voz, mi rostro, mi temor, mi suerte.
hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra ¡Ah, sí aquel otro despertar, la muerte,
militar de los muertos, la noche intemporal, el Me deparara un tiempo sin memoria
sabor del sueño? De mi nombre y de todo lo que he sido!
¡Ah, sí en esa mañana hubiera olvido!
Estar contigo o no estar contigo es la medida
de mi tiempo. El Enamorado
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
hombre se levanta a la voz del ave, ya se han Lámparas y la línea de Durero,
oscurecido los que miran por las ventanas, Las nueve cifras y el cambiante cero,
pero la sombra no ha traído la paz. Debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de Persépolis y Roma y que una arena
oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de Sutil midió la suerte de la almena
vivir en lo sucesivo. Que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
Es el amor con sus mitologías, con sus De la epopeya y los pesados mares
pequeñas magias inútiles. Que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Hay una esquina por la que no me atrevo a Sólo tú eres. Tú, mi desventura
pasar. Y mi ventura, inagotable y pura.
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Luego le tomó la mano derecha y le quitó y le Qué no daría yo por la memoria
puso los dos anillos de plata y el anillo de oro De haber combatido en Cepeda
con piedras duras. Y de haber visto a Estanislao del Campo
Saludando la primer bala
Ella tendía alternativamente las manos. Con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
Esto duró algún tiempo. Fueron entrelazando De un portón de quinta secreta
los dedos y juntando las palmas. Que mi padre empujaba cada noche
Antes de perderse en el sueño
Procedían con lenta delicadeza, como si Y que empujo por última vez
temieran equivocarse. El catorce de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
No sabían que era necesario aquel juego para De las barcas de Hengist,
que determinada cosa ocurriera, en el zarpando de la arena de Dinamarca
porvenir, en determinada región. Para debelar una isla
Que aún no era Inglaterra.
El Suicida Qué no daría yo por la memoria
(La tuve y la he perdido)
No quedará en la noche una estrella. De una tela de oro de Turner,
No quedará la noche. Vasta como la música.
Moriré y conmigo la suma Qué no daría yo por la memoria
del intolerable universo. De haber oído a Sócrates
Borraré las pirámides, las medallas, Que, en la tarde de la cicuta,
los continentes y las caras. Examino serenamente el problema
Borraré la acumulación del pasado. De la inmortalidad,
Haré polvo la historia, polvo el polvo. Alternando los mitos y razones
Estoy mirando el último poniente. Mientras la muerte azul iba subiendo
Oigo el último pájaro. Desde los pies ya fríos.
Lego la nada a nadie. Qué no daría yo por la memoria
De que me hubieras dicho que me querías
Y de no haber dormido hasta la aurora,
Elegía Del Recuerdo
Desgarrado y feliz.
Imposible
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que antes se desgarraba en arrabales Jactancia De Quietud
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro, Escrituras de luz embisten la sombra, más
las borrosas calles del Once prodigiosa que meteoros.
y las precarias casas viejas La alta ciudad inconocible arrecia sobre el
que aún llamamos el Sur. campo.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las Seguro de mi vida y de mi muerte, miro los
cosas; ambiciosos y quisiera entenderlos.
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para Su día es ávido como el lazo en el aire.
pensar; Su noche es tregua de la ira en el hierro,
el tiempo ha sido mi Demócrito. pronto en acometer.
Esta penumbra es lenta y no duele; Hablan de humanidad.
fluye por un manso declive y se parece a la Mi humanidad está en sentir que somos voces
eternidad. de una misma penuria.
Mis amigos no tienen cara, Hablan de patria.
las mujeres son los que fueron hace ya tantos Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos
años, y una vieja espada,
las esquinas pueden ser otras, la oración evidente del sauzal en los
no hay letras en las páginas de los libros. atardeceres.
Todo esto debería atemorizarme, El tiempo está viviéndome.
pero es una dulzura, un regreso. Más silencioso que mi sombra, cruzo el tropel
De las generaciones de los textos que hay en la de su levantada codicia.
tierra Ellos son imprescindibles, únicos, merecedores
sólo habré leído unos pocos, del mañana.
los que sigo leyendo en la memoria, Mi nombre es alguien y cualquiera.
leyendo y transformando. Paso con lentitud, como quien viene de tan
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte, lejos que no espera llegar.
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro. La Joven Noche
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones, Ya las lustrales aguas de la noche me absuelven
días y noches, de los muchos colores y de las muchas formas.
entresueños y sueños, Ya en el jardín las aves y los astros exaltan
cada ínfimo instante del ayer el regreso anhelado de las antiguas normas
y de los ayeres del mundo, del sueño y de la sombra. Ya la sombra ha
la firme espada del danés y la luna del persa, sellado
los actos de los muertos, los espejos que copian la ficción de las cosas.
el compartido amor, las palabras, Mejor lo dijo Goethe: 'Lo cercano se aleja'.
Emerson y la nieve y tantas cosas. esas cuatro palabras cifran todo el crepúsculo.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro, En el jardín las rosas dejan de ser las rosas
a mi álgebra y mi clave, y quieren ser la Rosa.
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.
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Límites Ahora es invulnerable como los muertos.
En la hora fijada subirá por unos escalones de
Hay una línea de Verlaine que no volveré mármol. (Esto perdurará en la memoria de
a recordar, otros.) Bajará al lavatorio; en el piso
Hay una calle próxima que está vedada a ajedrezado el agua borrará muy pronto la
mis pasos, sangre. El espejo lo aguarda. Se alisará el pelo,
Hay un espejo que me ha visto por se ajustará el nudo de la corbata (siempre fue
última vez, un poco Dandy, como cuadra a un joven poeta)
Hay una puerta que he cerrado hasta el y tratará de imaginar que el otro, el del cristal,
fin del mundo ejecuta los actos y que él, su doble, los repite.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy La mano no le temblará cuando ocurra el
viéndolos) último.
Hay alguno que ya nunca abriré Dócilmente, mágicamente, ya habrá apoyado
Este verano cumpliré cincuenta años; el arma contra la sien.
La muerte me desgasta, incesante. Así, lo creo, sucedieron las cosas.
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por la mañana en Montevideo, por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
por el arte de la amistad, por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por el último día de Sócrates, por la costumbre,
por las palabras que en un crepúsculo se que nos repite y nos confirma como un espejo,
dijeron por la mañana, que nos depara la ilusión de un
de una cruz a otra cruz, principio,
por aquel sueño del Islam que abarco por la noche, su tiniebla y su astronomía.
mil noches y una noche, por el valor y la felicidad de los otros,
por aquel otro sueño del infierno, por la patria, sentida en los jazmines
de la torre del fuego que purifica o en una vieja espada,
y de las esferas gloriosas, por Whitman y Francisco de Asís, que ya
por Swedenborg, escribieron el poema,
que conversaba con los ángeles en las calles de por el hecho de que el poema es inagotable
Londres, y se confunde con la suma de las criaturas
por los ríos secretos e inmemoriales y no llegará jamás al último verso
que convergen en mí, y varía según los hombres,
por el idioma que, hace siglos, hablé en por Frances Haslam, que pidió perdón a sus
Nortumbría, hijos
por la espada y el arpa de los sajones, por morir tan despacio,
por el mar, que es un desierto resplandeciente por los minutos que preceden al sueño,
y una cifra de cosas que no sabemos por el sueño y la muerte,
y un epitafio de los vikings, esos dos tesoros ocultos,
por la música verbal de Inglaterra, por los íntimos dones que no enumero,
por la música verbal de Alemania, por la música, misteriosa forma del tiempo.
por el oro, que relumbra en los versos,
por el épico invierno, Sábados
por el nombre de un libro que no he leído:
gesta Dei per Francos, Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
por Verlaine, inocente como los pájaros, engastada en el tiempo,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce, y una honda ciudad ciega
por las rayas del tigre, de hombres que no te vieron.
por las altas torres de San Francisco y de la isla La tarde calla o canta.
de Manhattan, Alguien descrucifija los anhelos
por la mañana en Texas, clavados en el piano.
por aquel sevillano que redactó la Epístola Siempre, la multitud de tu hermosura.
Moral
y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ***
ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba, A despecho de tu desamor
que antes del español escribieron tu hermosura
toda la literatura española, prodiga su milagro en el tiempo.
por el geométrico y bizarro ajedrez, Está en ti la ventura
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce, como la primavera en la hoja nueva.
por el olor medicinal de los eucaliptos,
- 24 -
Ya casi no soy nadie,
soy tan sólo ese anhelo El alivio que habrá sentido Carlos Primero al
que se pierde en la tarde. ver el alba en el cristal y pensar: Hoy es el día
En ti está la delicia del patíbulo, del coraje y del hacha.
como está la crueldad en las espadas.
El alivio que tú y yo sentiremos en el instante
*** que precede a la muerte, cuando la suerte nos
desate de la triste costumbre de ser alguien y
Agravando la reja está la noche. del peso del universo.
En la sala severa
se buscan como ciegos nuestras dos soledades. Trofeo
Sobrevive a la tarde
la blancura gloriosa de tu carne. Como quien recorre una costa
En nuestro amor hay una pena maravillado de la muchedumbre del mar,
que se parece al alma. albriciado de luz y pródigo espacio,
yo fui el espectador de tu hermosura
*** durante un largo día.
Nos despedimos al anochecer
Tú y en gradual soledad
que ayer sólo eras toda la hermosura al volver por la calle cuyos rostros aún te
eres también todo el amor, ahora. conocen,
se oscureció mi dicha, pensando
Son Los Ríos que de tan noble acopio de memorias
perdurarían escasamente una o dos
Somos el tiempo. Somos la famosa para ser decoro del alma
parábola de Heráclito el Oscuro. en la inmortalidad de su andanza.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa. Two English Poems
Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo To Beatriz Biblioni Webster de Bullrich
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego. I
Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado. Este inútil amanecer me sorprende en la
Todo nos dijo adiós, todo se aleja. esquina de una calle desierta: he sobrevivido a
La memoria no acuña su moneda. la noche.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queda. Las noches son olas orgullosas: olas azul -
oscuras que se precipitan sobre sí mismas,
Tríada cargadas de todos los matices de un hondo
botín, cargadas de cosas insólitas y deseables.
El alivio que habrá sentido César en la mañana
de Farsalia, al pensar: Hoy es la batalla.
- 25 -
Las noches poseen la costumbre de conferir o Te ofrezco la amargura de un hombre que ha
retener dones misteriosos, cosas a medias contemplado largas horas la luna solitaria.
regaladas, a medias retenidas, alegrías cuyo
otro hemisferio está en tinieblas. Así se Te ofrezco mis ancestros, mis antepasados
comportan las noches, te lo digo. muertos, los espectros que los vivientes han
conmemorado en mármol: el padre de mi
El oleaje, aquella noche, me dejó los padre muerto en la frontera de Buenos Aires
acostumbrados residuos y fragmentos: odiosos de dos balazos en los pulmones, barbado y
amigos con quienes charlar, música para mis muerto, envuelto por sus soldados en la piel de
sueños, y el humo de amargas cenizas. Cosas una vaca; el abuelo de mi madre- de apenas
que mi hambreado corazón no pudo utilizar. veinticuatro años- encabezando el galope de
trescientos hombres en el Perú, ahora
La única ola grande te trajo a ti. fantasmas que montan caballos fantasmales.
Palabras, palabras sencillas, tu risa; y tú, tan Te ofrezco la verdad que contengan mis libros,
indolente e incesantemente hermosa. la virilidad o humor que contenga mi vida.
Hablamos y tú has olvidado las palabras. El
amanecer que todo lo vuelve añicos me Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca
sorprende en una calle desierta de esta ciudad. ha sido leal.
Tu perfil que se me aleja, los sonidos que Te ofrezco aquel núcleo de mí mismo que de
componen tu nombre, la cadencia de tu risa. alguna manera se ha salvado - el corazón
Me dejas estos ilustres juguetes. Los examino íntimo que no comercia con las palabras, que
en este amanecer, los extravío, los vuelvo a no trafica en sueños y que no es tocado ni por
encontrar; los muestro a los escasos perros el tiempo, ni por la alegría, ni por las
callejeros y a las escasas estrellas errabundas adversidades.
del alba.
Te ofrezco el recuerdo de una rosa amarilla
Tu rica oscura vida .... vista en un atardecer, años antes de que
nacieras.
De algún modo he de tenerte: pongo a un lado
los ilustres juguetes que me diste, yo quiero tu Te ofrezco explicaciones sobre ti misma,
oculta mirada, tu verdadera sonrisa - aquella teorías sobre ti misma, novedades auténticas y
sonrisa solitaria y burlona que solo conoce tu sorprendentes sobre ti misma.
frío espejo.
Puedo darte mi soledad, mis tinieblas, los
II anhelos de mi corazón; estoy tratando de
sobornarte con la incertidumbre, el peligro y la
¿Como retenerte? derrota.
- 26 -
Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como
un ángel oscuro.
- 27 -
Cesare Pavese y la inmovilidad. Estará la amiga
- un secreto de cuerpos. Cada uno elevará su
voz.
Dos Poesías A T.
(1)
- 28 -
respira con tu boca un temblor de la nada. Tú lo hubieras sabido
en las calles vacías. como un día lejano supiste que un cuerpo
Tus ojos son luz gris, estaba tendido a tu lado.
dulces gotas del alba
en las negras colinas. Levemente dormías
Tu hálito y tu paso bajo un aire riente de frágiles cuerpos,
Como el viento del alba amante de una nada. Y la aguda sonrisa
a las casas sumergen. te recorrió abriéndote los ojos asombrados.
La ciudad se estremece ¿No ha vuelto nunca más, de la nada, aquel
tienen olor las piedras - alba?
vida y despertar eres.
Vendrá La Muerte Y Tendrá Tu Ojos
Extraviado lucero
en la luz de la aurora, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos -
sonido de la brisa esta muerte que nos acompaña
respiración, tibieza - desde el alba a la noche, insomne,
la noche ha terminado. sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
Eres luz y mañana. serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Sueño Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
¿Aún se ríe tu cuerpo a la sutil caricia ante el espejo. Oh, cara esperanza,
de la mano o el aire, y reencuentra en el aire aquel día sabremos, también,
otros cuerpos, a veces? Tantos de ellos que eres la vida y eres la nada.
retornan
de un temblor en la sangre, de una nada. Hasta Para todos tiene la muerte una mirada.
el cuerpo Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
que se tendió a tu lado te busca en esa nada. Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
Era un juego voluble pensar que alguna vez asomar un rostro muerto,
la caricia del aire podría resurgir como escuchar un labio ya cerrado,
como súbito recuerdo en la nada. Tu cuerpo mudos descenderemos al abismo.
se habría despertado una mañana, amoroso
de su misma tibieza, bajo el alba desierta. Verano (1o.)
Un agudo recuerdo te hubiera recorrido
y una sonrisa aguda. ¿Aquel alba no vuelve? Ha vuelto la mujer de entrecerrados párpados
y de cuerpo inclinado, caminando en la calle.
Y se hubiera estrechado a tu cuerpo en el aire Ha mirado de frente, extendiendo la mano
esa fresca caricia, en la íntima sangre, en esa calle inmóvil. Las cosas resurgieron.
y hubieras comprendido que aquel tibio
momento Entre la inmóvil luz del día lejano
respondía en el alba a un temblor diferente, se ha trizado el recuerdo. Ella volvió a elevar
- 29 -
su frente simple y la mirada de antes
retornó. La mano se tendió hacia la mano
y el apretón dolido era el mismo de entonces.
Las cosas recobraron el color y la vida
en la mirada absorta, en la boca entreabierta.
- 30 -
Charles Baudelaire
Frecuentemente en el jardín
Por donde arrastro mi atonía,
Como una ironía he sentido
Que el sol desgarraba mi pecho;
Y el verdor y la primavera
Tanto hirieron mi corazón,
Que castigué sobre una flor
La osadía de la Naturaleza.
Y, ¡vertiginosa dulzura!
A través de esos nuevos labios,
A La Que Es Demasiado Alegre Más deslumbrantes y más bellos,
Mi veneno inocularte, hermana.
Tu cabeza, tu gesto, tu aire
Como un bello paisaje, son bellos; A Una Que Pasa
Juguetea en tu cara la risa
Cual fresco viento en claro cielo. El fragor de la calle me envolvía en aullidos.
Alta, esbelta, de luto, majestuoso dolor,
El triste paseante al que rozas vi pasar la mujer que con mano fastuosa
Se deslumbra por la lozanía levantaba y mecía de su falda los bordes.
Que brota como un resplandor
De tus espaldas y tus brazos. Noble y ágil, luciendo una pierna de estatua.
Yo bebía, crispado, como un ser peregrino,
El restallante colorido en sus cárdenos ojos, cielos hechos borrasca,
De que salpicas tus tocados la dulzura que embriaga y el placer que da
Hace pensar a los poetas muerte.
En un vivo ballet de flores.
Un relámpago ...luego sólo noche. Belleza
Tus locos trajes son emblema fugitiva que mira devolviendo la vida,
De tu espíritu abigarrado; ¿no he de verte otra vez más que fuera del
Loca que me has enloquecido, tiempo?
Tanto como te odio te amo.
- 31 -
mirará el rostro de la Muerte
(Un relámpago... ¡y noche! - Fugitiva beldad como mira un recién nacido —sin odio y sin
cuya mirada me hizo al punto de renacer remordimiento.
¿No volveré ya a verte hasta la eternidad?)
El Albatros
Oh, muy lejos de aquí, tarde ya, ¡tal vez nunca!
Yo no sé adónde huyes, donde voy tú lo Por distraerse, a veces, suelen los marineros
ignoras, Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
tú a quien yo hubiese amado, tú que bien lo Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
sabías. Al navío que navega sobre los amargos
abismos.
Alegoría
Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Es una mujer hermosa y de nuca opulenta, Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
que deja caer la cabellera en su vino. Abandonan, lastimosos, sus grandes alas
Las garras del amor, los venenos del garito, blancas
todo resbala y todo se embota ante su piel Como remos arrastrándose a su lado.
granítica.
Este alado viajero, ¡cuán torpe y débil
Se ríe de la Muerte y ridiculiza a la Lujuria, ¡Tan bello hace un instante, que feo y que
esos monstruos cuya mano, que siempre rasga grotesco!
y siega, ¡Uno quema su pico, sádico, con la pipa,
ha respetado, sin embargo, en sus juegos Aquél, imita cojeando, ¡al lisiado que volaba!
destructores,
la majestad severa de este cuerpo firme y El Poeta se parece al príncipe de las nubes,
enhiesto. Que habita la tormenta y ríe del arquero;
Exiliado en la tierra, en el centro de los
Camina como una diosa y se recuesta como abucheos,
una sultana; Sus alas de gigante le impiden caminar.
tiene fe mahometana en el placer,
y a sus brazos abiertos, donde rebosan sus El Enemigo
pechos,
convoca con los ojos al género humano. Tenebrosa borrasca fue la flor de mi edad
con la luz imprevista de unos soles brillantes;
Ella cree, ella sabe, esta virgen estéril y la lluvia y el rayo fueron tales estragos
y aun así necesaria para que el mundo avance, que el jardín ha perdido toda fruta en sazón.
que la belleza física es un sublime don
que consigue el perdón de todas las infamias. He alcanzado a tocar el otoño del alma
y requiero la pala, necesito el rastrillo
Le son indiferentes tanto el Infierno como el para así rehacer el jardín anegado
Purgatorio, donde el agua cavó hoyos como sepulcros.
y cuando llegue la hora de entrar en la Noche
negra,
- 32 -
¿Y quién sabe si aquellas flores nuevas que -Empleáis una palabra cuyo sentido, hasta hoy,
sueño no he llegado a conocer.
hallarán en la tierra, limpia como de playa,
el sustento divino que va a darles vigor? - ¿A tu patria?
¡Oh dolor! Es el Tiempo que devora la vida, -Ignoro en qué latitud está situada.
y el oscuro enemigo que nos roe por dentro
al sorber nuestra sangre crece y se hace más - ¿A la belleza?
fuerte.
- Bien la querría, ya que es diosa e inmortal.
El Leteo
- ¿Al oro?
Acércate a mi corazón, alma sorda y cruel,
tigre adorado, monstruo indolente, - Lo aborrezco lo mismo que aborrecéis
aún deseo hundir mis ávidos dedos vosotros a Dios.
en la madeja espesa de tus fuertes cabellos;
y en los vestidos que tu olor desprende - Pues ¿a quién quieres, extraordinario
hundir mi cabeza entristecida, extranjero?
y respirar ahí como una flor marchita
el suavísimo efluvio de mi difunto amor. - Quiero a las nubes..., a las nubes que pasan...
por allá.... ¡a las nubes maravillosas!
¡Quiero dormir! ¡dormir más que vivir!
en un sueño tan dulce como la muerte, El Spleen De París – Poema No.3 – El «Yo
sin remordimiento iré dejando mis besos Pecador» Del Artista
en tu bello cuerpo pulido como el cobre.
¡Cuán penetrante es el final del día en otoño!
Para enterrar mis apagados sollozos ¡Ay! ¡Penetrante hasta el dolor! Pues hay en él
nada iguala al abismo de tu lecho; ciertas sensaciones deliciosas, no por vagas
en tu boca vive el poderoso olvido menos intensas; y no hay punta más acerada
y en tus besos discurre el Leteo. que la de lo infinito.
- 33 -
Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de apretones de manos, en igual proporción, sin
mí, ya surjan de las cosas, presto cobran haber tomado la precaución de comprar unos
demasiada intensidad. La energía en el placer guantes; subir, para matar el tiempo, durante
crea malestar y sufrimiento positivo. Mis un chaparrón, a casa de cierta corsetera, que
nervios, harto tirantes, no dan más que me rogó que le dibujara un traje de Venustre;
vibraciones chillonas, dolorosas. hacer la rosca al director de un teatro, para que,
al despedirme, me diga: «Quizá lo acierte
Y ahora la profundidad del cielo me consterna; dirigiéndose a Z...; es, de todos mis autores, el
me exaspera su limpidez. La insensibilidad del más pesado, el más tonto y el más célebre; con
mar, lo inmutable del espectáculo me subleva... él podría usted conseguir algo. Háblele, y allá
¡Ay! ¿Es fuerza eternamente sufrir, o huir de lo veremos»; alabarme -¿por qué?- de varias
bello eternamente? ¡Naturaleza encantadora, acciones feas que jamás cometí y negar
despiadada, rival siempre victoriosa, déjame! cobardemente algunas otras fechorías que llevé
¡No tientes más a mis deseos y a mi orgullo! El a cabo con gozo, delito de fanfarronería, crimen
estudio de la belleza es un duelo en que el de respetos humanos; negar a un amigo cierto
artista da gritos de terror antes de caer vencido. favor fácil y dar una recomendación por escrito
a un tunante cabal. ¡Uf! ¿Se acabó?
El Spleen De París – Poema No.10 - A La
Una De La Mañana Descontento de todos, descontento de mí,
quisiera rescatarme y cobrar un poco de orgullo
¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de en el silencio y en la soledad de la noche. Almas
algunos coches rezagados y derrengados. Por de los que amé, almas de los que canté,
unas horas hemos de poseer el silencio, si no el fortalecedme, sostenedme, alejad de mí la
reposo. ¡Por fin desapareció la tiranía del rostro mentira y los vahos corruptores del mundo; y
humano, y ya sólo por mí sufriré! vos, Señor, Dios mío, concededme la gracia de
producir algunos versos buenos, que a mí
¡Por fin! Ya se me consiente descansar en un mismo me prueben que no soy el último de los
baño de tinieblas. Lo primero, doble vuelta al hombres, que no soy inferior a los que
cerrojo. Me parece que esta vuelta de llave ha desprecio.
de aumentar mi soledad y fortalecer las
barricadas que me separan actualmente del El Spleen De París – Poema No.16 – El Reloj
mundo.
Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos.
¡Vida horrible! ¡Ciudad horrible! Recapitulemos Cierto día, un misionero que se paseaba por un
el día: ver a varios hombres de letras, uno de los arrabal de Nankin advirtió que se le había
cuales me preguntó si se puede ir a Rusia por vía olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué
de tierra —sin duda tomaba por isla a Rusia—; hora era.
disputar generosamente con el director de una
revista, que, a cada objeción, contestaba: «Este El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto;
es el partido de los hombres honrados»; lo cual luego, volviendo sobre sí, contestó: «Voy a
implica que los demás periódicos están decírselo.» Pocos instantes después presentose
redactados por bribones; saludar a unas veinte de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole,
personas, quince de ellas desconocidas; repartir como suele decirse, a lo blanco de los ojos,
- 34 -
afirmó, sin titubear: «Todavía no son las doce en
punto.» Y así era en verdad. Mi alma viaja en el perfume como el alma de los
demás hombres en la música.
Yo, si me inclino hacia la hermosa felina, la bien
nombrada, que es a un tiempo mismo honor de Tus cabellos contienen todo un ensueño, lleno
su sexo, orgullo de mi corazón y perfume de mi de velámenes y de mástiles; contienen vastos
espíritu, ya sea de noche, ya de día, en luz o en mares, cuyos monzones me llevan a climas de
sombra opaca, en el fondo de sus ojos adorables encanto, en que el espacio es más azul y más
veo siempre con claridad la hora, siempre la profundo, en que la atmósfera está perfumada
misma, una hora vasta, solemne, grande como por los frutos, por las hojas y por la piel humana.
el espacio, sin división de minutos ni segundos,
una hora inmóvil que no está marcada en los En el océano de tu cabellera entreveo un puerto
relojes, y es, sin embargo, leve como un suspiro, en que pululan cantares melancólicos, hombres
rápida como una ojeada. vigorosos de toda nación y navíos de toda
forma, que recortan sus arquitecturas finas y
Si algún importuno viniera a molestarme complicadas en un cielo inmenso en que se
mientras la mirada mía reposa en tan deliciosa repantiga el eterno calor.
esfera; si algún genio malo e intolerante, si
algún Demonio del contratiempo viniese a En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar
decirme: «¿Qué miras con tal cuidado? ¿Qué las languideces de las largas horas pasadas en
buscas en los ojos de esa criatura? ¿Ves en ellos un diván, en la cámara de un hermoso navío,
la hora, mortal pródigo y holgazán?» Yo, sin mecidas por el balanceo imperceptible del
vacilar, contestaría: «Sí; veo en ellos la hora. ¡Es puerto, entre macetas y jarros refrescantes.
la Eternidad!»
En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el
¿Verdad, señora, que éste es un madrigal olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en
ciertamente meritorio y tan enfático como vos la noche de tu cabellera veo resplandecer lo
misma? Por de contado, tanto placer tuve en infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de
bordar esta galantería presuntuosa, que nada, tu cabellera me emborracho con los olores
en cambio, he de pediros. combinados del algodón, del almizcle y del
aceite de coco.
El Spleen De París – Poema No.17 – Un
Hemisferio En Una Cabellera Déjame morder mucho tiempo tus trenzas,
pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus
Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, cabellos elásticos y rebeldes, me parece que
el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el como recuerdos.
rostro, como hombre sediento en agua de
manantial, y agitarlos con mi mano, como El Spleen De París – Poema No.33 -
pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al Embriagaos
aire.
Hay que estar siempre borracho. Todo consiste
¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que en eso: es la única cuestión. Para no sentir la
siento! ¡Todo lo que oigo en tus cabellos! carga horrible del Tiempo, que os rompe los
- 35 -
hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que
embriagaros sin tregua. ¡Para alzar una carga tan pesada
se requiere el valor que tuvo Sísifo!
Pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, de Aunque se ponga el alma en trabajar,
lo que queráis. Pero embriagaos. el Arte es largo y nuestro tiempo corto.
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y candor y lujuria juntos Logrará una sonrisa del joven esqueleto.
daban un encanto nuevo a sus metamorfosis;
y sus brazos y piernas, y sus muslos y caderas El sabio que le acuña el oro no ha podido
bruñidos como aceite, ondosas como un cisne Extirpar de su ser el humor corrompido,
pasaban ante mis ojos clarividentes y serenos; Y en los baños de sangre que hacían los
y su vientre y sus pechos, esos racimos de mi Romanos,
vid, Que a menudo recuerdan los viejos soberanos,
se ofrecían, más seductores que los Ángeles del Reavivar tal cadáver él tampoco ha sabido
mal, Pues tiene en vez de sangre verde agua del
para turbar la serenidad de mi alma, Olvido.
y conmoverla allí en la acristalada estancia
donde tranquila y solitaria se había
aposentado.
Spleen
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Octavio Paz No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.
A Luis Cernuda
Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
Llegas, silenciosa, secreta,
hielas mi frente,
y despiertas los furores, los goces,
abres mis ojos.
y esta angustia
que enciende lo que toca
Percibo el mundo y te toco,
y engendra en cada cosa
substancia intocable,
una avidez sombría.
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
El mundo cede y se desploma
y mis bodas de tierra.
como metal al fuego.
Nublan mis ojos imágenes opuestas,
Entre mis ruinas me levanto,
y a las mismas imágenes
solo, desnudo, despojado,
otras, más profundas, las niegan,
sobre la roca inmensa del silencio,
ardiente balbuceo,
como un solitario combatiente
aguas que anega un agua más oculta y densa.
contra invisibles huestes.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
Verdad abrasadora,
quietud y movimiento, son lo mismo.
¿A qué me empujas?
Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
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y mi boca y mi lengua se formaron y aún oigo tu voz - aunque no
para decir tan sólo tu existencia hay nadie.
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica, Bahías de hermosura,
substancia de mi alma. eternidades
substraídas, fluir vivo de
Eres tan sólo un sueño, imágenes,
pero en ti sueña el mundo delicias desatadas, pleamar,
y su mudez habla con tus palabras. ( tu paladar: un cielo rojo,
golfo
Rozo al tocar tu pecho donde duermen tus dientes,
la eléctrica frontera de la vida, caracola
la tiniebla de sangre donde oye la ola su caída),
donde pacta la boca cruel y enamorada, el infinito hambriento de unos
ávida aún de destruir lo que ama ojos,
y revivir lo que destruye, un pulso, un tacto, un cuerpo
con el mundo, impasible que se fuga...
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma El tiempo que nos hizo nos
ni se demora sobre lo que engendra. deshace;
mi corazón a obscuras es un
Llévame, solitaria, puño
llévame entre los sueños, que golpea - no un muro ni un
llévame, madre mía, espejo:
despiértame del todo, así mismo, monótono ...
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite, Bajo Tu Clara Sombra
para que al conocerte me conozca.
I
Atrás De La Memoria
Bajo tu clara sombra
Atrás de la memoria, en ese vivo como la llama al aire,
limbo en tenso aprendizaje de lucero.
donde el pasado: culpas y
deseos, II
sueña su renacer en
escultura, Tengo que hablaros de ella.
tu pelo suelto cae, tu sonrisa, Suscita fuentes en el día,
puerta de la blancura, aún puebla de mármoles la noche.
sonríe, La huella de su pie
la fiebre de tu mano todavía es el centro visible de la tierra,
hace crecer dentro de mí la frontera del mundo,
mareas sitio sutil, encadenado y libre;
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discípula de pájaros y nubes mira mi boca en esa lluvia oscura,
hace girar al cielo; mi sexo en esa brusca sacudida
su voz, alba terrestre, con que desnuda el aire los jardines.
nos anuncia el rescate de las aguas,
el regreso del fuego, Toca tu desnudez en la del agua,
la vuelta de la espiga, desnúdate de ti, llueve en ti misma,
las primeras palabras de los árboles, mira tus piernas como dos arroyos,
la blanca monarquía de las alas. mira tu cuerpo como un largo río,
No vio nacer al mundo, son dos islas gemelas tus dos pechos,
más se enciende su sangre cada noche en la noche tu sexo es una estrella,
con la sangre nocturna de las cosas alba, luz rosa entre dos mundos ciegos,
y en su latir reanuda mar profundo que duerme entre dos mares.
el son de las mareas
que alzan las orillas del planeta, Mira el poder del mundo:
un pasado de agua y de silencio reconócete ya, al reconocerme.
y las primeras formas de la materia fértil.
IV
Tengo que hablaros de ella,
de su fresca costumbre Un cuerpo, un cuerpo solo, sólo un cuerpo,
de ser simplemente tormenta, rama tierna. un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
III la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
Mira el poder del mundo, la sombra de mi tacto;
mira el poder del polvo, mira el agua. una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
Mira los fresnos en callado círculo, cuando toca la frente de la aurora;
toca su reino de silencio y savia, unos tobillos, puentes del verano;
toca su piel de sol y lluvia y tiempo, unos muslos nocturnos que se hunden
mira sus verdes ramas cara al cielo, en la música verde de la tarde;
oye cantar sus hojas como agua. un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
Mira después la nube, un cuello, sólo un cuello,
esa ceguera alada por el cielo, unas manos tan sólo,
anclada en el espacio sin mareas, unas palabras lentas que descienden
alta espuma visible como arena caída en otra arena ...
de celestes corrientes invisibles.
Esto que se me escapa,
Mira el poder del mundo, agua y delicia obscura,
mira su forma tensa, amar naciendo o muriendo;
su hermosura inconsciente, luminosa. estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
Toca mi piel, de barro, de diamante, me desnudan de mí
oye mi voz en fuentes subterráneas, y su furiosa gracia me levanta
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hasta los quietos cielos Tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del
donde vibra el instante: perro.
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas. Siempre hay abejas en tu pelo.
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Dos Cuerpos Abrí los ojos, los alcé hasta el cielo y vi como la
noche se cubría de estrellas.
Dos cuerpos frente a frente ¡Islas vivas, brazaletes de islas llameantes,
son a veces dos olas piedras ardiendo, respirando, racimos de
y la noche es océano. piedras vivas,
Dos cuerpos frente a frente cuánta fuente, qué claridades, que cabelleras
son a veces dos piedras sobre una espalda obscura,
y la noche desierto. cuánto río allá arriba, y ese sonar remoto de
agua junto al fuego, de luz contra la sombra!
Dos cuerpos frente a frente Harpas, jardines de harpas.
son a veces raíces
en la noche enlazadas. Pero a mi lado no había nadie.
Sólo el llano: cactus, huizaches, piedras
Dos cuerpos frente a frente enormes que estallan bajo el sol.
son a veces navajas No cantaba el grillo,
y la noche relámpago. había un vago olor a cal y semillas quemadas,
las calles del poblado eran arroyos secos
Dos cuerpos frente a frente y el aire se habría roto en mil pedazos si
son dos astros que caen alguien hubiese gritado: ¿quién vive?
en un cielo vacío. Cerros pelados, volcán frío, piedra y jadeo bajo
tanto esplendor, sequía, sabor de polvo,
El Cántaro Roto rumor de pies descalzos sobre el polvo, ¡y el
pirú en medio del llano como un surtidor
petrificado!
La mirada interior se despliega y un mundo de
vértigo y llama nace bajo la frente del que
Dime, sequía, dime, tierra quemada, tierra de
sueña:
huesos remolidos, dime, luna agónica,
soles azules, verdes remolinos, picos de luz que
¿no hay agua,
abren astros como granadas,
hay sólo sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de
tornasol solitario, ojo de oro girando en el
pies desnudos sobre la espina,
centro de una explanada calcinada,
sólo andrajos y comida de insectos y sopor bajo
bosques de cristal de sonido, bosques de ecos
el mediodía impío como un cacique de oro?
y respuestas y ondas, diálogo de
¿No hay relinchos de caballos a la orilla del río,
transparencias,
entre las grandes piedras redondas y
¡viento, galope de agua entre los muros
relucientes,
interminables de una garganta azabache,
en el remanso, bajo la luz verde de las hojas y
caballo, cometa, cohete que se clava justo en
los gritos de los hombres y las mujeres
el corazón de la noche, plumas, surtidores,
bañándose al alba?
plumas, súbito florecer de las antorchas, velas,
El dios-maíz, el dios-flor, el dios-agua, el dios-
alas, invasión de lo blanco,
sangre, la Virgen,
pájaros de las islas cantando bajo la frente del
¿todos se han muerto, se han ido, cántaros
que sueña!
rotos al borde de la fuente cegada?
¿Sólo está vivo el sapo,
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sólo reluce y brilla en la noche de México el al insecto humano que perfora la piedra y
sapo verduzco, perfora los siglos y carcome la luz,
sólo el cacique gordo de Cempoala es he aquí a la piedra rota, al hombre roto, a la luz
inmortal? rota.
Tendido al pie del divino árbol de jade regado ¿Abrir los ojos o cerrarlos, todo es igual?
con sangre, mientras dos esclavos jóvenes lo Castillos interiores que incendia el
abanican, pensamiento porque otro más puro se levante,
en los días de las grandes procesiones al frente sólo fulgor y llama,
del pueblo, apoyado en la cruz: arma y bastón, semilla de la imagen que crece hasta ser árbol
en traje de batalla, el esculpido rostro de sílex y hace estallar el cráneo,
aspirando como un incienso precioso el humo palabra que busca unos labios que la digan,
de los fusilamientos, sobre la antigua fuente humana cayeron
los fines de semana en su casa blindada junto grandes piedras,
al mar, al lado de su querida cubierta de joyas hay siglos de piedras, años de losas, minutos
de gas neón, espesores sobre la fuente humana.
¿sólo el sapo es inmortal? Dime, sequía, piedra pulida por el tiempo sin
dientes, por el hambre sin dientes,
He aquí a la rabia verde y fría y a su cola de polvo molido por dientes que son siglos, por
navajas y vidrio cortado, siglos que son hambres,
he aquí al perro y a su aullido sarnoso, dime, cántaro roto caído en el polvo, dime,
al maguey taciturno, al nopal y al candelabro ¿la luz nace frotando hueso contra hueso,
erizados, he aquí a la flor que sangra y hace hombre contra hombre, hambre contra
sangrar, hambre,
la flor de inexorable y tajante geometría como hasta que surja al fin la chispa, el grito, la
un delicado instrumento de tortura, palabra,
he aquí a la noche de dientes largos y mirada hasta que brote al fin el agua y crezca el árbol
filosa, la noche que desuella con un pedernal de anchas hojas de turquesa?
invisible,
oye a los dientes chocar uno contra otro, Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que
oye a los huesos machacando a los huesos, soñar con las manos,
al tambor de piel humana golpeado por el soñemos sueños activos de ríos buscando su
fémur, cauce, sueños de sol soñando sus mundos,
al tambor del pecho golpeado por el talón hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta
rabioso, que el canto eche raíces, tronco, ramas,
al tam-tam de los tímpanos golpeados por el pájaros, astros,
sol delirante, he aquí al polvo que cantar hasta que el sueño engendre y brote del
se levanta como un rey amarillo y todo lo costado del dormido la espiga roja de la
descuaja y danza solitario y se derrumba resurrección,
como un árbol al que de pronto se le han el agua de la mujer, el manantial para beber y
secado las raíces, como una torre que cae de mirarse y reconocerse y recobrarse,
un solo tajo, el manantial para saberse hombre, el agua que
he aquí al hombre que cae y se levanta y come habla a solas en la noche y nos llama con
polvo y se arrastra, nuestro nombre,
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el manantial de las palabras para decir yo, tú, No la puebla el silencio: rumores silenciosos,
él, nosotros, bajo el gran árbol viviente estatua peces fantasmas, se deslizan, fosforecen,
de la lluvia, huyen.
para decir los pronombres hermosos y
reconocernos y ser fieles a nuestros nombres La noche es verde, vasta y silenciosa.
hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay La noche es morada y azul.
que remar siglos arriba, Es de fuego y es de agua.
más allá de la infancia, más allá del comienzo, La noche es de mármol negro y de humo.
más allá de las aguas del bautismo, En sus hombros nace un río que se curva,
echar abajo las paredes entre el hombre y el una silenciosa cascada de plumas negras.
hombre, juntar de nuevo lo que fue separado,
vida y muerte no son mundos contrarios, Noche, dulce fiera,
somos un solo tallo con dos flores gemelas, boca de sueño, ojos de llama fija,
hay que desenterrar la palabra perdida, soñar océano,
hacia adentro y también hacia afuera, extensión infinita y limitada como un cuerpo
descifrar el tatuaje de la noche y mirar cara a acariciado a obscuras,
cara el mediodía y arrancarle su máscara, indefensa y voraz como el amor,
bañarse en luz solar y comer los frutos detenida al borde del alba como un venado a la
nocturnos, deletrear la escritura del astro y la orilla del susurro o del miedo,
del río, río de terciopelo y ceguera,
recordar lo que dicen la sangre y la marea, la respiración dormida de un corazón inmenso,
tierra y el cuerpo, volver al punto de partida, que perdona:
ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo, al cruce el desdichado, el hueco,
de caminos, adonde empiezan los caminos, el que lleva por máscara su rostro,
porque la luz canta con un rumor de agua, con cruza tus soledades, a solas con su alma,
un rumor de follaje canta el agua, ensimismado en su árida pelea.
y el alba está cargada de frutos, el día y la Su pensamiento recorre siempre las mismas
noche reconciliados fluyen como un río manso, salas deshabitadas,
el día y la noche se acarician largamente como sin encontrar jamás la forma que agote su
un hombre y una mujer enamorados, impaciencia,
como un río interminable bajo arcos de siglos el muro del perdón o de la muerte.
fluyen las estaciones y los hombres, Pero su corazón aún abre las alas
hacia allá, al centro vivo del origen, más allá de como un águila roja en el desierto.
fin y comienzo.
Suenan las flautas de la noche.
El Desconocido Canta dormido el mar;
ojo que tiembla absorto,
A Xavier Villaurrutia el cielo es un espejo donde el mundo se
contempla,
La noche nace en espejos de luto. lecho de transparencia para su desnudez.
Sombríos ramos húmedos
ciñen su pecho y su cintura, Él marcha solo, infatigable,
su cuerpo azul, infinito y tangible. encarcelado en su infinito,
como un fantasma que buscara un cuerpo.
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Ciudad
Entrada En Materia entre tus muslos
un reloj da la hora
Bramar de motores demasiado tarde
río en crecida demasiado pronto
silbidos latigazos En tu cráneo
chirriar de frenos pelean las edades de humo
algarabías en tu cama
El neón se desgrana fornican los siglos en pena
la luz eléctrica y sus navajazos Ciudad de frente indescifrable
Noche multicolor memoria que se desmorona
ataviada de signos tu discurso demente
letras parpadeantes tejido de razones
obsceno guiño de los números corre por mis arterias
Noche de innumerables tetas y repica en mis tímpanos tu sílaba
y una sola boca carnicera tu frase inacabada
gatos en celo y pánico de monos
Noche en los huesos Como un enfermo desangrado se levanta
noche calavera la luna
los reflectores palpan tus plazas secretas sobre las altas azoteas
el sagrario del cuerpo La luna
el arca del espíritu como un borracho cae de bruces
los labios de la herida Los perros callejeros
la boscosa hendidura de la profecía mondan el hueso de la luna
Pasa un convoy de camiones
Ciudad sobre los cuerpos de la luna
montón de piedras Un gato cruza el puente de la luna
en el saco del invierno Los carniceros se lavan las manos
Crece la noche en el agua de la luna
crece su marea La ciudad se extravía por sus callejas
torres ceñudas con el miedo al cuello se echa a dormir en los lotes baldíos
casas templos rotondas la ciudad se ha perdido en sus afueras
tiempo petrificado
graves moles de sueño y de orgullo Un reloj da la hora
el invierno las marca con sus armas crueles ya es hora
piedras recomidas hasta el hueso no es hora
por el siglo y sus ácidos ahora es ahora
el mal sin nombre ya es hora de acabar con las horas
el mal que tiene todos los nombres ahora no es hora
clavado es hora y no ahora
enquistado hasta el meollo del hierro la hora se come al ahora
y las ciegas junturas de la piedra
Ya es hora
las ventanas se cierran
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los muros se cierran las bocas se cierran es pesadumbre
regresan a su sitio las palabras No están las cosas en su sitio
ahora estamos más solos no tienen sitio
La conciencia y sus pulpos escribanos No se mueven
se sientan a mi mesa y se mueven
el tribunal condena lo que escribo echan alas
el tribunal condena lo que callo echan raíces
Pasos del tiempo que aparece y dice ¿qué garras dientes
dice? tienen ojos y uñas, uñas, uñas
¿qué dices? dice mi pensamiento Son reales son fantasmas son corpóreas
no sabes lo que dices están aquí
trampas de la razón son intocables
crímenes del lenguaje
borra lo que escribes Los nombres no son nombres
escribe lo que borras no dicen lo que dicen
el haz y el envez del español artrítico Yo he de decir lo que no dicen
Hoy podría decir todas las palabras Yo he de decir lo que dicen
un rascacielos de erizadas palabras piedra sangre esperma
una ciudad inmensa y sin sentido ira ciudad relojes pánico risa pánico
un monumento grandioso incoherente Yo he de decir lo que no dicen
Babel babel minúscula promiscuidad del nombre
otros te hicieron el mal sin nombre
los maestros el nombre de los males
los venerables inmortales Yo he de decir lo que dicen
sentados en sus tronos de cascajo el sagrario de cuerpo
otros te hicieron lengua de los hombres el arca del espíritu
galimatías
palabras que se desmoronan Escrito Con Tinta Verde
Vuelve a los nombres La Tinta verde crea jardines, selvas, prados,
ejes follajes donde cantan las letras,
anchas espaldas de este mundo palabras que son árboles,
lomos que cargan sin esfuerzo al tiempo frases que son verdes constelaciones.
Nombres
vidrio mirada congelada Deja que mis palabras desciendan y te cubran
pared máscara de nadie como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
libros de frente despejada como la yedra a la estatua,
hinchada de razones enemigas como la tinta a esta página.
mesa servil a cuatro patas
puerta puerta condenada Brazos, cintura, cuello, senos,
Nombres la frente pura como el mar,
verdades desfondadas la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de yerba.
No pesa el tiempo
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copa,
Tu cuerpo se constela de signos verdes pan que inclinas la balanza del lado de la
como el cuerpo del árbol de renuevos. aurora,
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa: pausa de sangre entre este tiempo y otro sin
mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas. medida.
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un alto surtidor que el viento arquea, voy por tu cuerpo como por el mundo,
un árbol bien plantado más danzante, tu vientre es una plaza soleada,
un caminar de río que se curva, tus pechos dos iglesias donde oficia
avanza, retrocede, da un rodeo la sangre sus misterios paralelos,
y llega siempre: mis miradas te cubren como yedra,
un caminar tranquilo eres una ciudad que el mar asedia,
de estrella o primavera sin premura, una muralla que la luz divide
agua que con los párpados cerrados en dos mitades de color durazno,
mana toda la noche profecías, un paraje de sal, rocas y pájaros
unánime presencia en oleaje, bajo la ley del mediodía absorto,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso vestida del color de mis deseos
como el deslumbramiento de las alas como mi pensamiento vas desnuda,
cuando se abren en mitad del cielo, voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño en esos ojos,
un caminar entre las espesuras el colibrí se quema en esas llamas,
de los días futuros y el aciago voy por tu frente como por la luna,
fulgor de la desdicha como un ave como la nube por tu pensamiento,
petrificando el bosque con su canto voy por tu vientre como por tus sueños,
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen, tu falda de maíz ondula y canta,
horas de luz que pican ya los pájaros, tu falda de cristal, tu falda de agua,
presagios que se escapan de la mano, tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
una presencia como un canto súbito, abres mi pecho con tus dedos de agua,
como el viento cantando en el incendio, cierras mi boca con tu boca de agua,
una mirada que sostiene en vilo sobre mis huesos llueves, en mi pecho
al mundo con sus mares y sus montes, hunde raíces de agua un árbol líquido,
cuerpo de luz filtrada por un ágata,
piernas de luz, vientres de luz, bahías, voy por tu talle como por un río,
roca solar, cuerpo color de nube, voy por tu cuerpo como por un bosque,
color de día rápido que salta, como por un sendero en la montaña
la hora centellea y tiene cuerpo, que en un abismo brusco se termina,
el mundo ya es visible por tu cuerpo, voy por tus pensamientos afilados
es transparente por tu transparencia, y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
voy entre galerías de sonidos, recojo mis fragmentos uno a uno
fluyo entre las presencias resonantes, y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro, corredores sin fin de la memoria,
oh bosque de pilares encantados, puertas abiertas a un salón vacío
bajo los arcos de la luz penetro donde se pudren todos los veranos,
los corredores de un otoño diáfano, las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
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mano que se deshace si la toco, y a la copa de sangre del verdugo,
cabelleras de arañas en tumulto yedra que avanza, envuelve y se desarraiga
sobre sonrisas de hace muchos años, y el alma la divide de sí misma,
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el mundo con su horario carnicero, son de piedra, tu boca sabe a polvo,
sólo un instante mientras las ciudades, tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
los nombres, los sabores, lo vivido, tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
se desmoronan en mi frente ciega, pasadizo de espejos que repiten
mientras la pesadumbre de la noche los ojos del sediento, pasadizo
mi pensamiento humilla y mi esqueleto, que vuelve siempre al punto de partida,
y mi sangre camina más despacio y tú me llevas ciego de la mano
y mis dientes se aflojan y mis ojos por esas galerías obstinadas
se nublan y los días y los años hacia el centro del círculo y te yergues
sus horrores vacíos acumulan, como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
mientras el tiempo cierra su abanico como el cadalso para el condenado,
y no hay nada detrás de sus imágenes flexible como el látigo y esbelta
el instante se abisma y sobrenada como un arma gemela de la luna,
rodeado de muerte, amenazado y tus palabras afiladas cavan
por la noche y su lúgubre bostezo, mi pecho y me despueblan y vacían,
amenazado por la algarabía uno a uno me arrancas los recuerdos,
de la muerte vivaz y enmascarada he olvidado mi nombre, mis amigos
el instante se abisma y se penetra, gruñen entre los cerdos o se pudren
como un puño se cierra, como un fruto comidos por el sol en un barranco,
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama no hay nada en mí sino una larga herida,
el instante translúcido se cierra una oquedad que ya nadie recorre,
y madura hacia dentro, echa raíces, un presente sin ventanas, pensamiento
crece dentro de mí, me ocupa todo, que vuelve, se repite, se refleja
me expulsa su follaje delirante, y se pierde en su misma transparencia,
mis pensamientos sólo son sus pájaros, conciencia traspasada por un ojo
su mercurio circula por mis venas, que mira mirarse hasta anegarse:
árbol mental, frutos sabor de tiempo, de claridad:
yo vi tu atroz escama,
oh vida por vivir y ya vivida, Melusina, brillar verdosa al alba,
tiempo que vuelve en una marejada dormías enroscada entre las sábanas
y se retira sin volver el rostro, y al despertar gritaste como un pájaro
lo que pasó no fue pero está siendo y caíste sin fin, quebrada y blanca,
y silenciosamente desemboca nada quedó de ti sino tu grito,
en otro instante que se desvanece: y al cabo de los siglos me descubro
frente a la tarde de salitre y piedra con tos y mala vista, barajando
armada de navajas invisibles viejas fotos:
una roja escritura indescifrable
escribe en mi piel y esas heridas no hay nadie, no eres nadie,
como un traje de llamas me recubren, un montón de ceniza y una escoba,
ardo sin consumirme, busco el agua un cuchillo mellado y un plumero,
y en tus ojos no hay agua, son de piedra, un pellejo colgado de unos huesos,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas un racimo ya seco, un hoyo negro
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y en el fondo del hoyo los dos ojos calles y calles, rostros, plazas, calles,
de una niña ahogada hace mil años estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
miradas enterradas en un pozo, alguien canta a mi lado, alguien se viste,
miradas que nos ven desde el principio, cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven, Madrid, 1937,
mirada madre de la niña sola en la Plaza del Angel las mujeres
que ve en el padre grande un hijo niño, cosían y cantaban con sus hijos,
miradas que nos miran desde el fondo después sonó la alarma y hubo gritos,
de la vida y son trampas de la muerte casas arrodilladas en el polvo,
- ¿o es al revés: caer en esos ojos torres hendidas, frentes esculpidas,
es volver a la vida verdadera?, y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen por defender nuestra porción eterna,
otros ojos futuros, otra vida, nuestra ración de tiempo y paraíso,
otras nubes, morirme de otra muerte! tocar nuestra raíz y recobrarnos,
- esta noche me basta, y este instante recobrar nuestra herencia arrebatada
que no acaba de abrirse y revelarme por ladrones de vida hace mil siglos,
donde estuve, quién fui, cómo te llamas, los dos se desnudaron y se besaron
cómo me llamo yo: porque las desnudeces enlazadas
¿hacía planes saltan el tiempo y son invulnerables,
para el verano - y todos los veranos- nada las toca, vuelven al principio,
en Christopher Street, hace diez años, no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
con Filis que tenía dos hoyuelos, verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
donde bebían luz los gorriones?, oh ser total ...
¿Por la Reforma Carmen me decía cuartos a la deriva
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre", entre ciudades que se van a pique,
o se lo dijo a otro que he perdido cuartos y calles, nombres como heridas,
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?, el cuarto con ventanas a otros cuartos
¿caminé por la calle de Oaxaca, con el mismo papel descolorido
inmensa y verdinegra como un árbol, donde un hombre en camisa lee el periódico
hablando solo como el viento loco o plancha una mujer; el cuarto claro
y al llegar a mi cuarto - siempre un cuarto- que visitan las ramas del durazno;
no me reconocieron los espejos?, el otro cuarto: afuera siempre llueve
¿desde el hotel Vernet vimos el alba y hay un patio y tres niños oxidados;
bailar con los castaños -"ya es muy tarde" cuartos que son navíos que se mecen
decías al peinarte y yo veía en un golfo de luz; o submarinos:
manchas en la pared, sin decir nada?, el silencio se esparce en olas verdes,
¿subimos juntos a la torre, vimos todo lo que tocamos fosforece;
caer la tarde desde el arrecife?, mausoleos de lujo, ya roídos
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos los retratos, raídos los tapetes;
gardenias en Perote? trampas, celdas, cavernas encantadas,
nombres, sitios, pajareras y cuartos numerados,
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todos se transfiguran, todos vuelan, amar es combatir, si dos se besan
cada moldura es nube, cada puerta el mundo cambia, encarnan los deseos,
da al mar, al campo, al aire, cada mesa el pensamiento encarna, brotan alas
es un festín; cerrados como conchas en las espaldas del esclavo, el mundo
el tiempo inútilmente los asedia, es real y tangible, el vino es vino,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio, el pan vuelve a saber, el agua es agua,
abre la mano, coge esta riqueza, amar es combatir, es abrir puertas,
corta los frutos, come de la vida, dejar de ser fantasma con un número
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!, a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
todo se transfigura y es sagrado, el mundo cambia
es el centro del mundo cada cuarto, si dos se miran y se reconocen,
es la primera noche, el primer día, amar es desnudarse de los nombres:
el mundo nace cuando dos se besan, " déjame ser tu puta ", son palabras
gota de luz de entrañas transparentes de Eloísa, mas el cedió a las leyes,
el cuarto como un fruto se entreabre la tomó por esposa y como premio
o estalla como un astro taciturno lo castraron después;
y las leyes comidas de ratones, mejor el crimen,
las rejas de los bancos y las cárceles, los amantes suicidas, el incesto
las rejas de papel, las alambradas, de los hermanos como dos espejos
los timbres y las púas y los pinchos, enamorados de su semejanza,
el sermón monocorde de las armas, mejor comer el pan envenenado,
el escorpión meloso y con bonete, el adulterio en lechos de ceniza,
el tigre con chistera, presidente los amores feroces, el delirio,
del Club Vegetariano y la Cruz Roja, su yedra ponzoñosa, el sodomita
el burro pedagogo, el cocodrilo que lleva por clavel en la solapa
metido a redentor, padre de pueblos, un gargajo, mejor ser lapidado
el Jefe, el tiburón, el arquitecto en las plazas que dar vuelta a la noria
del porvenir, el cerdo uniformado, que exprime la substancia de la vida,
el hijo predilecto de la Iglesia cambia la eternidad en horas huecas,
que se lava la negra dentadura los minutos en cárceles, el tiempo
con el agua bendita y toma clases en monedas de cobre y mierda abstracta;
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas mejor la castidad, flor invisible
que dividen al hombre de los hombres que se mece en los tallos del silencio,
al hombre de sí mismo, el difícil diamante de los santos
se derrumban que filtra los deseos, sacia al tiempo,
por un instante inmenso y vislumbramos nupcias de la quietud y el movimiento,
nuestra unidad perdida, el desamparo canta la soledad en su corola,
que es ser hombres, la gloria que es ser pétalo de cristal es cada hora,
hombres el mundo se despoja de sus máscaras
y compartir el pan, el sol, la muerte, y en su centro, vibrante transparencia,
el olvidado asombro de estar vivos; lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
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emerge de sí mismo, el sol de los soles, morir es despertar: " Critón, un gallo
plenitud de presencias y de nombres; a Esculapio, ya sanó de la vida");
el chacal que diserta entre las ruinas
sigo mi desvarío, cuartos y calles, de Nínive, la sombra que vio Bruto
camino atientas por los corredores antes de la batalla, Moctezuma
del tiempo y subo y bajo sus peldaños en el lecho de espinas de su insomnio,
y sus paredes palpo y no me muevo, el viaje en la carreta hacia la muerte
vuelvo a donde empecé, busco tu rostro, - el viaje interminable más contado
camino por las calles de mí mismo por Robespierre minuto tras minuto,
bajo un sol sin edad, y tu a mi lado la mandíbula rota entre las manos -,
caminas como un árbol, como un río Churruca en su barrica como un trono
caminas y me hablas como un río, escarlata, los pasos ya contados
creces como una espiga entre mis manos, de Lincon al salir hacia el teatro,
lates como una ardilla entre mis manos, el estertor de Trotsky y sus quejidos
vuelas como mil pájaros, tu risa de jabalí, Madero y su mirada
me ha cubierto de espumas, tu cabeza que nadie contestó: ¿Por qué me matan?,
es un astro pequeño entre mis manos, los carajos, los ayes, los silencios
el mundo reverdece si sonríes del criminal, el santo, el pobre diablo,
comiendo una naranja, cementerios de frases y de anécdotas
el mundo cambia que los perros retóricos escarban,
si dos, vertiginosos y enlazados, el delirio, el relincho, el ruido obscuro
caen sobre la yerba: el cielo baja, que hacemos al morir y ese jadeo
los árboles ascienden, el espacio de la vida que nace y el sonido
sólo es luz y silencio, sólo espacio de huesos machacados en la riña
abierto para el águila del ojo, y la boca de espuma del profeta
pasa la blanca tribu de las nubes, y su grito y el grito del verdugo
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma, y el grito de la víctima...
perdemos nuestros nombres y flotamos son llamas
a la deriva entre el azul y el verde, los ojos y son llamas lo que miran,
tiempo total donde no pasa nada llama la oreja y el sonido llama,
sino su propio transcurrir dichoso, brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
no pasa nada, callas, parpadeas y lo pensado, llama el que lo piensa,
(silencio: cruzó un ángel este instante todo se quema, el universo es llama,
grande como la vida de cien soles), arde la misma nada que no es nada
¿no pasa nada, sólo un parpadeo? sino un pensar en llamas, al fin humo:
- y el festín, el destierro, el primer crimen, no hay verdugo ni víctima...
la quijada del asno, el ruido opaco ¿y el grito
y la mirada incrédula del muerto en la tarde del viernes?, y el silencio
al caer en el llano ceniciento, que se cubre de signos, el silencio
Agamenón y su mugido inmenso que dice sin decir, ¿no dice nada?
y el repetido grito de Casandra ¿no son nada los gritos de los hombres?,
más fuerte que los gritos de las olas, ¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
Sócrates en cadenas (el sol nace, - no pasa nada, sólo un parpadeo
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de sol, un movimiento apenas, nada, cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo, cara de solitario colectivo,
los muertos están fijos en su muerte despiértame, ya nazco:
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto, vida y muerte
desde su soledad, desde su muerte pactan en ti, señora de la noche,
sin remedio nos miran sin mirarnos, torre de claridad, reina del alba,
su muerte es ya la estatua de su vida, virgen lunar, madre del agua madre,
un siempre estar ya nada para siempre, cuerpo del mundo, casa de la muerte,
cada minuto es nada para siempre, caigo sin fin desde mi nacimiento,
un rey fantasma rige tus latidos caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
y tu gesto final, tu dura máscara recógeme en tus ojos, junta el polvo
labra sobre tu rostro cambiante: disperso y reconcilia mis cenizas,
el monumento somos de una vida ata mis huesos divididos, sopla
ajena y no vivida , apenas nuestra, sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
- ¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?, contra sí mismo airado;
¿cuándo somos de veras lo que somos?, abre la mano,
bien mirado no somos, nunca somos señora de semillas que son días,
a solas sino vértigo y vacío, el día es inmortal, asciende, crece,
muecas en el espejo, horror y vómito, acaba de nacer y nunca acaba,
nunca la vida es nuestra, es de los otros, cada día es nacer, un nacimiento
la vida no es de nadie, todos somos es cada amanecer y yo amanezco,
la vida - pan de sol para los otros, amanecemos todos, amanece
los otros todos que nosotros somos -, el sol cara de sol, Juan amanece
soy otro cuando soy, los actos míos con su cara de Juan cara de todos,
son más míos si son también de todos, puerta del ser, despiértame, amanece,
para que pueda ser he de ser otro, déjame ver el rostro de este día,
salir de mí, buscarme entre los otros, déjame ver el rostro de esta noche,
los otros que no son si yo no existo, todo se comunica y transfigura,
los otros que me dan plena existencia, arco de sangre, puente de latidos,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros, llévame al otro lado de esta noche,
la vida es otra, siempre allá, más lejos, adonde yo soy tú somos nosotros,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte, al reino de pronombres enlazados,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta, puerta del ser: abre tu ser, despierta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos, aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
Eloísa, Perséfona, María, para mirar mi rostro y que te mire,
muestra tu rostro al fin para que vea para mirar la vida hasta la muerte,
mi cara verdadera, la del otro, rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
mi cara de nosotros siempre todos, manantial que disuelve nuestros rostros
cara de árbol y panadero, en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
de chofer y de nube y de marino, indecible presencia de presencias ...
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Dormía, en mi pequeño cuarto de roedor
quiero seguir, ir más allá, y no puedo: civilizado,
se despeñó el instante en otro y otro, cuando alguien sopló en mi oído estas palabras:
dormí sueños de piedra que no sueña, "Duermes, vencido por fantasmas que tu
y al cabo de los años como piedras mismo engendras,
oí cantar mi sangre encarcelada, y mientras tu deliras, otros besan o matan,
con un rumor de luz el mar cantaba, conocen otros labios, penetran otros cuerpos,
una a una cedían las murallas, la piedra vive y se incorpora,
todas las puertas se desmoronaban y todo, el polvo mismo, encarna en una forma
y el sol entraba a saco por mi frente, que respira."
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura, Abrí los ojos y quise asir al impalpable visitante,
me arrancaba de mí, me separaba cogerlo por el cuello y arrancarle su secreto de
de mi bruto dormir siglos de piedra humo,
y su magia de espejos revivía más sólo vi una sombra perderse en el silencio,
un sauce de cristal, un chopo de agua, aire en el aire.
un alto surtidor que el viento arquea, Quedé solo de nuevo, en la desierta noche del
un árbol bien plantado más danzante, insomne.
un caminar del río que se curva, En mi frente golpeaba una fiebre fría,
avanza, retrocede, da un rodeo hundido mar hirviente bajo mares de yelo.
y llega siempre: Subieron por mis venas los años caídos,
fechas de sangre que alguna vez brillaron como
Relámpago En Reposo labios,
labios en cuyos pliegues, golfos de sombra
Tendida, luminosa,
piedra hecha de mediodía, creí que al fin la tierra me daba su secreto,
ojos entrecerrados donde el blanco azulea, pechos de viento para los desesperados,
entornada sonrisa. elocuentes vejigas ya sin nada:
Te incorporas a medias y sacudes tu melena de Dios, Cielo, Amistad, Revolución o Patria.
león.
Luego te tiendes, Y entre todos se alzó, para hundirse de nuevo,
delgada estría de lava en la roca, mi infancia, inocencia salvaje domesticada con
rayo dormido. palabras,
Mientras duermes te acaricio y te pulo, preceptos con anteojos,
hacha esbelta, agua clara, espejo para el árbol y la nube,
flecha con que incendio la noche. que tantas virtuosas almas enturbiaron.
El mar combate allá lejos con espadas y Dueño de la palabra, del agua y la sal,
plumas. bajo mi fuerza todo nacía otra vez, como al
Principio;
sí mis yemas rozaban su sopor infinito
Soliloquio De Medianoche
las cosas cambiaban su figura por otra,
acaso más secreta y suya, de pronto revelada,
y para dar respuesta a mis atónitas preguntas
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el fuego se hacía humo, Amé la gloria de boca lívida y ojos de diamante
el árbol temblor de hojas, el agua amé el amor, amé sus labios y su calavera,
transparencia, soñé en un mundo en donde la palabra
y las yerbas y el musgo entre las piedras y las engendraría
piedras y el mismo sueño habría sido abolido
se hacían lenguas. porque querer y obrar serían como la flor y el
Sobre su verde tallo una flor roja me hablaba, fruto.
una palabra me habría cada noche las puertas Mas la gloria es apenas una cifra, equivocada
de la noche con frecuencia,
y el mismo sol de oro macizo palidecía ante mi el amor desemboca en el odio y el hastío,
espada de madera. ¿y quién sueña ya en la comunión de los vivos
cuando todos comulgan en la muerte?
Cielo poblado siempre de barcos y naufragios,
yo navegué en tus témpanos de bruma A solas otra vez, toque mi corazón,
y naufragué en tus arrecifes indecisos; allí donde los viejos nos dijeron que nacían el
entre tu silenciosa vegetación de espuma me valor y la esperanza,
perdía más él, desierto y ávido, sólo latía,
para tocar tus pájaros de cristal y reflejos sílaba indescifrable,
y soñar en tus playas de silencio y vacío. despojo de no sé qué palabra sepultada.
¿Recuerdas aquel árbol, chorro de verdor, "A esta hora", me dije, "algunos aman y
erguido como dicha sin término, conocen la muerte en otros labios,
al mediodía dorado, otros sueñan delirios que son muerte,
obscuro ya de pájaros en la tarde de sopor y de y otros, más sencillamente, mueren también
tedio? allá en los frentes,
¿Recuerdas aquella buganvilla que encendía por defender una palabra,
sus llamas suntuosas y católicas llave de sangre para cerrar o abrir las puertas
sobre la barda gris, del Mañana.
la recuerdas aquella tarde del pasmo, Sangre para bautizar la nueva era que el
cuando la viste como si nunca la hubieras visto engreído profeta vaticina,
antes, sangre para el lavamanos del negociante,
morada escala para llegar al cielo? sangre para el vaso de los oradores y los
¿Recuerdas la fuente, el verdín de la piedra, caudillos,
el charco de los pájaros, oh corazón, noria de sangre, para regar ¿qué
las violetas de apretados corpiños, siempre tras yermos?,
las cortinas de sus hojas, para mojar ¿qué labios secos, infinitos?
el alcatraz de nieve y su grito amarillo, ¿Son labios de un dios,
trompeta de las flores, de Dios que tiene sed, sed de nosotros,
la higuera de anchas hojas digitales, diosa nada que sólo tiene sed?
hindú,
y la sed que enciende su miel? Intente salir y comulgar en la intemperie con el
Reino en el polvo, reino alba
cambiado por unas baratijas de prudencia. pero había muerto el sol y el mundo, los
árboles, los animales y los hombres,
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todos y todo, éramos fantasmas de esa noche
interminable
a la que nunca ha de mojar la callada marea de
otro día.
Tus Ojos
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Paul Eluard Certeza
Dedicatoria
Jacqueline me renueva.
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El corredor insomne la fatiga
Viniste de tarde moría la tierra A brillar se pusieron como un fuego atizado
Y la tierra y los hombres cambiaron de Se desplegó la eternidad
sentido
Y me encontré regido como un imán Oh tú mi pensamiento agitado y tranquilo
Ordenado como una viña Mi silencio sonoro y mi eco secreto
Mi ciego vidente mi vista excesiva
Al infinito nuestra ruta para todos No tuve más que tu presencia
Las abejas volaban futuras de su miel
Multipliqué mi ansia de luz Me has abierto con tu confianza
Para comprender la razón
La Muerte El Amor La Vida
Viniste a mi tristeza te dije que sí
A partir de ti dije al mundo que sí Creí poder romper la profundidad de la
Niñita te quería como un muchacho inmensidad
No puede amar sino su infancia Con mi desdicha entera sin contacto sin eco
Me extendí en mi prisión de puertas vírgenes
Con fuerza de pasado lejano y puro Como un muerto discreto que supo morir
Con fuego de canción sin un error Un muerto sólo coronado de su nada
La piedra intacta y el curso furtivo de la Me extendí sobre las olas absurdas
sangre Del veneno absorbido por amor de cenizas
En la garganta y en los labios La soledad me era más viva que la sangre
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Iba hacia ti sin fin hacia la luz
La vida tenía un cuerpo Pero Ella
Tendía su vela la esperanza
El sueño rezumaba de sueños y la noche No vive más que por su forma
Prometía miradas confiadas a la aurora Tiene la forma de una roca
Los rayos de tus brazos entreabrían la bruma Tiene la forma de la mar
Tu boca estaba húmeda del primer rocío Y los músculos del remero
Deslumbrado reposo en lugar de fatiga Todas las costas la modelan
Yo adoraba el amor
Igual que cuando era muy joven Sus manos se abren como estrellas
Y sus ojos esconden el sol
Los campos se cultivan y las usinas brillan Agua lavada fuego consumido
Y el trigo hace su nido en un oleaje enorme Calma profunda calma creada
Cosechas y vendimias tienen tantos testigos Encarnando aurora y crepúsculo
Nada es simple ni singular
El mar está en los ojos del cielo o de la noche Por haber conocido su fondo
El bosque da a los árboles la seguridad Sirvo a la forma del amor
Los muros de las casas tienen una piel única Ella no es nunca la misma
Y las rutas siempre se cruzan Sirvo a vientres y a frentes
que se borran transforman
Los hombres están hechos para escucharse
Para comprenderse para amarse Fresca estación promesa cálida
Tienen niños que serán padres de hombres Ella a medida de las flores
Tienen niños en cualquier parte Y de las horas y colores
Que volverán a inventar al hombre Nivel de lo fuerte y lo débil
Y la naturaleza y su patria Ella mi pérdida de conciencia
La de todos los hombres
La de todos los tiempos Pero no quiero su invierno
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Y la puerta del tiempo abierta entre tus piernas Eres tú soy yo
La flor de las noches de verano en los labios del Somos dobles en nuestros pensamientos
rayo
En el umbral del paisaje donde la flor ríe y llora Retrato En Tres Cuadros
A la vez que guarda esa palidez de perla
muerta I
Dando tu corazón abriendo tus piernas
Tus manos pueden esconder tu cuerpo
Eres como el mar acunas las estrellas Tus manos son primero para ti
eres campo de amor unes y separas Para esconder tu cuerpo cerrarías los ojos
Los amantes y los locos Y cuando los abrieras nada se vería
Eres el hambre el pan la sed la alta ebriedad
Tus manos en tu cuerpo no hacen mucho
El matrimonio último entre sueño y virtud camino
Vienen a ser las dueñas de tu sueño en ti
Repeticiones Muy Cerca Del Sueño Exigente misma
Al fondo de la palma hay un profundo espejo
A fuerza de espacio y resplandor delirantes Que ve lo que los dedos componen y deshacen
El ojo hace vivir
Y más lejos el plomo del cuerpo se va II
La lengua guía la barca de la boca Tus manos para ti pero tus pechos no
Muda y húmeda aclara las olas Como tu boca donde todo retoma sabor
La vela de tus pechos se hincha con la ola
Las anchas manos nada saben de su poder De tu boca que se abre y junta en las riberas
Sus espigas abruman la piel de la siembra
Dulzura de estar ebrio de fatiga y entonces
Dedos relampagueantes caricias doradas El rostro se te enciende se te ahuecan las
bordados rojizos manos
Tus pechos se sublevan en mis palmas Oh mi ágil a la vez la más lenta y más viva
Tus piernas y tus brazos son la carne compacta
De noche entre los ojos de día entre las piernas
Es el mismo palacio que se quema de golpe Erguida y derribada distribuyes tus fuerzas
Das alegría a todo como un amanecer
Es un tesoro absurdo una ola de diamantes Que se expande en lo hondo de un día de
Que atrae la tormenta y rompe la cintura verano
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Las vivas cibelinas de la coquetería
Resuenas límite de todo viaje Y la ensordecedora espuma del mar
Te estremeces como un viaje sin nubes Y la reminiscencia y el deletéreo olvido
Como piedra gastada al fuego de agua loca Mi cuerpo vivo encantando mi corazón
Tu sed de estar desnuda aniquila las noches sinrazón
Mi seducción mi soledad mi placer mi dolor
Viva Y Muerta Separada Mi modestia y mi orgullo mi perversión mi
mérito
Viva y muerta separada Pequeñita y trizada perfecta y pura
Tropecé sobre una tumba sobre un cuerpo Igual a un vaso de agua para beber siempre
Que levanta apenas la tierra No duermo he caído he tropezado sobre tu
Sobre un cuerpo del que yo estaba hecho ausencia
Sobre la boca que me hablaba Estoy sin fuego sin fuerza cerca de ti
Y sobre los ojos corruptos de todas las virtudes
Mis manos mis pies eran los suyos Soy el revés de la bestia me aferro
Y mi deseo y mi poema eran los suyos A nuestra caída a nuestra ruina
He tropezado sobre su alegría sobre su bondad Estoy debajo de tus restos
Que ahora tienen el rigor de su esqueleto Aspiro a tu nada quisiera ver mi frente
Mi amor es cada vez más concreto está bajo Como una piedra lejos en la tierra
tierra Como un barco hundido en el agua
Y no en otra parte imagino su olor Pequeña pero tu me engendraste en tormenta
Mi amor mi pequeño mi corona de olores Me convertiste en hombre me amaste como a
Nada tenías que ver con la muerte un sabio
Tu cabeza no había conocido la noche del Mi voz no tiene eco me avergüenzo de hablar
tiempo Oh mi amor para siempre sufro de tu silencio
Escucha mi efímera aquí estoy te acompaño
Te hablo nuestra lengua es mínima va de golpe Yo Te He Imaginado
Del gran sol al gran sol y morimos de estar
vivos La gran merced que debo a la
Aquí está nuestro perro aquí nuestra casa vida
Aquí está nuestro lecho aquí los que nos No a la mía sino a toda la vida
quieren Pues tú eres locamente mujer
Todos los productos de nuestro corazón de Nada pudo reducirte a ti misma
nuestra sangre Duerme mi infancia mi confianza
Y de nuestros sentidos y de nuestros sueños de oro
No me olvido de estos pájaros de gran vuelo En la litera donde sólo tenemos
Que nos guían que nos llevan un corazón
Y que hacen agujeros en el azul Huid miserias con cara de
Como volcanes en plena tierra hombre
Mi niña mi muchacho pequeña madre y padre Velar sobre ti es soñar ser tu
Mi poema te hubiera distraído esta noche
Las palabras precisas que tu comprenderías Es estar serio
Con las paradas bruscas de las peripecias Sin haber aprendido nada
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Si la razón aclara mi cabeza
Sólo sería un hombre sin razón
Besar me embriaga más de lo
debido
Soy futuro y nada tiene límites
Tú la durmiente yo el hombre sin
sueño
Compartimos un margen
indistinto
De frutos de flores de frutos
cubriendo las flores
De sol enmarañándose con las
noches
Como si la noche
Fuera la tierra de colores
Como si el verdor y el otoño
Nacieran del hielo fijado en las
ramas
Como si estos seres vivientes
que se llaman
Sol de la tierra o luz de la noche
No pudieran disfrazarse
Tener un vientre
condescendiente
Senos decentes amables
complacientes
Y estas manos obstinadas en el
trabajo de las caricias
Donde tú estás yo vivo viví viviré
Te he creado te creo te
transformaré
Pero siempre por ti soy el niño
sin sombra
Yo te he imaginado
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Federico García Lorca ¡El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
¿En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.
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vienen con el pez de sombra Dejando un rastro de sangre.
que abre el camino del alba. Dejando un rastro de lágrimas.
La higuera frota su viento Temblaban en los tejados
con la hija de sus ramas farolillos de hojalata.
y el monte, gato garduño, Mil panderos de cristal
eriza sus pitas agrias. herían la madrugada.
Pero ¿quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda, Verde que te quiero verde,
verde carne, pelo verde, verde viento, verdes ramas.
soñando en la mar amarga. Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
- Compadre, quiero cambiar en la boca un raro gusto
mi caballo por su casa, de hiel, de menta y de albahaca.
mi montura por su espejo, - ¡Compadre! Dónde está, ¿dime
mi cuchillo por su manta. dónde está tu niña amarga?
Compadre, vengo sangrando, - ¡Cuántas veces te espero!
desde los puertos de Cabra. ¡Cuántas veces te esperara,
- Si yo pudiera, mocito, cara fresca, negro pelo,
este trato se cerraba. en esta verde baranda!
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa. Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
- Compadre, quiero morir Verde carne, pelo verde,
decentemente en mi cama. con ojos de fría plata.
De acero, si puede ser, Un carámbano de luna
con las sábanas de holanda. la sostiene sobre el agua.
¿No ves la herida que tengo La noche se puso íntima_
desde el pecho a la garganta? como una pequeña plaza.
- Trescientas rosas morenas Guardias civiles borrachos
lleva tu pechera blanca. en la puerta golpeaban.
Tu sangre rezuma y huele Verde viento. Verdes ramas.
alrededor de tu faja. El barco sobre la mar.
Pero yo ya no soy yo, Y el caballo en la montaña.
ni mi casa es ya mi casa.
- 65 -
Miguel Rash Isla
Culto De Safo
Vi en los ojos más claros un mirar traicionero, Gasté la ilusa juventud primera
y en las bocas más frescas hallé el mismo esperando un amor que nunca vino,
sabor; y a la sombra de un árbol del camino,
no hubo brazos capaces de hacerme me senté a ver morir la primavera.
prisionero,
ni carnes que temblaran con un nuevo ¡Qué triste ocaso el que a mi vida espera!
temblor. pensaba ante el avance vespertino;
más repentinamente hubo un divino
De una mujer en otra fui pasando y en cada florecimiento en mi ánima: Ella era...
una dejé una parte de mi vida inmolada...
Ya no tengo que darles ni espero que me den. Eras tú que venías. Y este libro,
Sólo con los amores que he soñado me quedo, en el que a todos los anhelos vibro,
y con el tuyo ¡oh muerte! aunque me causa es mi ayer; es un parque abandonado
miedo
que tus labios destilen sólo tedio también. donde duermen en paz viejos amores.
- 66 -
¡Pasa cantando y deshojando flores Eclipse
sobre las hojas secas del pasado!
En medio a mis congojas, en mitad de mi
De Bohemia hastío,
tu recuerdo lejano, tu recuerdo clemente,
Noche invernal. En torno de la mesa vino, desde las sombras, a posarse en mi
transcurre humildemente la velada; frente
ella calla y me mira; en su mirada y a decirme que aún vive nuestro amor, amor
tiembla su corazón hecho promesa. mío.
- 67 -
bajo al umbroso edén de los edenes A su lado inocencia se respira,
mientras sus piernas me formaban una y en conjunto feliz ella refunde
corona de impudor sobre las sienes.... nieve, perla, ave, flor, ángel y lira.
El Nido II
Cuando llegué a tus brazos, mi corazón rendido Ella es así: por donde pasa deja
venía del desierto de una pena tenaz; tranquilo eco fugaz de onda remota,
tus brazos eran tibios y muelles como un nido, pues más que andar sobre la tierra, flota
y en ellos me ofreciste la blandura y la paz. con un vaivén de nave que se aleja.
Con fatiga del mundo, con nostalgia de olvido, Nunca turban su voz grito ni queja;
escondí entre tus senos perfumados la faz, nunca innoble pesar su ánimo azota;
y me quedé sobre ellos dulcemente dormido, donde impera la sed, ella es la gota,
como un niño confiado sobre un valle feraz. donde falta el panal, ella es la abeja.
Quiero que así transcurra la vida que me resta Ama los versos, los jardines ama,
por vivir: sin anhelos, sin dolor, sin protesta, busca los sitios raros, cree en el Arte,
sintiendo que tú encarnas mi insaciado ideal. y ante un cuento infantil llanto derrama.
- 68 -
Espasmo
El Tesoro
Dos columnas pulidas, dos eternas
Dos columnas pulidas, dos eternas columnas que relucen de blancura,
columnas que relucen de blancura, forja la línea irreprochable y pura,
forja la línea irreprochable y pura, como trazada en mármol, de tus piernas.
como trazada en mármol, de tus piernas.
Con qué noble prestigio las gobiernas,
Con qué noble prestigio las gobiernas cuando al marchar solemne de tu hermosura,
cuando al marchar, solemne de hermosura, imprimes a tu cuerpo la segura
imprimes a tu cuerpo la segura majestad de las Venus sempiternas.
majestad de las Venus sempiternas.
Y cuando inmóvil, luminosa y alta,
Y cuando, inmóvil, luminosa y alta, en desnudez olímpica, te ofreces,
en desnudez olímpica te ofreces, entre tus muslos de marfil, resalta
entre tus muslos de marfil resalta,
como una sombra el bosquecillo terso
como una sombra, el bosquecillo terso de ébano y seda, bajo el cual guareces
de ébano y seda, bajo el cual guarneces el tesoro mejor del universo.
el tesoro mejor del universo.
Fuente Viva
Elogio Primaveral
Por los prados gemelos de tus muslos apura
Estábamos a solas en el parque silente su linfa una penosa fuentecilla sangrienta,
la tarde en desmayadas medias tintas moría, que surte de la gruta donde el áspid alienta
y era tal el encanto que en las cosas había y donde abre su insana floración la locura.
que daban como anhelos de besar el ambiente. Nace en las plenitudes de tu propia hermosura,
y tu misma ardorosa juventus la sustenta,
Primavera llegaba y el retoño incipiente y ella cubre en su marcha, secretísima y lenta,
-anuncio placentero de la flor- verdecía de claveles purpúreos, senderos de blancura.
y el alma contagiada del milagro del día Cuando ofrezcas tus labios en la noche de
florecía lo mismo que el jardín renaciente boda,
verás que, como el agua fluvial por las
Ella escrutaba el cielo con fijeza tan honda montañas,
que el verdor transparente de sus ojos cruzan tu ser raudales que te fecundan toda.
cordiales La fuente que hoy te mancha parecerá
transformóse en un verde sensitivo de fronda. extinguida,
más irá elaborando, callada, en tus entrañas,
Yo la miré y ansioso de halagar sus antojos, el fruto inagotable del árbol de la vida.
la dije ante los tiernos brotes primaverales:
esta vez ha empezado la estación en tus ojos. Grito De Amor
- 69 -
me impulsa a ti en un vértigo? Lo ignoro, Cruzaste junto a mí. Fulgió en tu dura
sólo sé que te ansío, que te adoro, mirada una expresión luciferina,
y que en ti el universo he compendiado. y lo mismo que el áspid a la encina,
se enroscó mi deseo a tu cintura.
Tu hechizante beldad brilló a mi lado
y no la supe ver; perdí el tesoro No sé si fue placer o fue tortura,
de tu belleza espléndida; y hoy lloro más al verte desnuda en mi retina
la infausta ceguedad de mi pasado. sentí que causa vértigo y fascina,
como los precipicios, tu hermosura.
Mejor así: te ennobleció la vida
en la cruz del pesar, y al encontrarte Te alejaste dejando en el ambiente
te siento a mí por el dolor unida. el olor con que siempre nos acosa
la manzana que brinda la serpiente.
Hago de tu dolor sangre del arte,
y te amo con amor cuya medida Y comprendí que guardas codiciosa,
se extiende al tiempo que dejé de amarte. para festín de un púgil reincidente,
tu ensimismada doncellez ociosa.
Iniciación
Las Manzanas Del Edén
Sobre el busto de mármol se contornan los
senos, (Fragmentos)
y apartando con nimias complacencias la En la penumbra vaga de la alcoba
bata, todo, indecisamente sumergido,
succiono los erguidos pezones de escarlata: y, ella, desmelenada en el mullido
pomos donde se acendran invisibles venenos. y perfumado lecho de caoba;
Ella ciñe los muslos, vigorosos y plenos, tembló mi carne enfebrecida y loba,
donde el sexo apremiado se defiende y y arróbeme a su cuerpo repulido
recata, como a un jazminero florecido
mientras se contorsiona con lujurias de gata, una alimaña pérfida se arroba;
al roce de mis labios que la exploran
obscenos. besé con beso deleitoso y sabio
su palpitante desnudez de luna
A un desmayo de toda su belleza vibrante, y en insaciada exploración mi labio
logra mi mano intrusa desligar un instante
de sus piernas esquivas el frenético nudo. bajó al umbroso edén de los edenes
mientras sus piernas me formaban
Y de todas mis ansias en el ímpetu ciego, una corona de impudor sobre las sienes...
busco el cáliz virgíneo de tu cuerpo desnudo,
y a una lenta tortura de puñales lo entrego. ***
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eres sierpe o mujer, hada o vampiro, veré fulgir tu cándida silueta,
o ángel con maleficios de sirena? novia de mis ensueños de poeta,
que a través del vivir tanto he buscado.
Da sopor como un vino tu melena;
quema como una brasa tu suspiro; Con insistente afán alucinado,
tu beso, que es voraz, quita el respiro, bajé a la sima y ascendí a la meta,
y tu aliento, que es de áspid, envenena. y en ninguna mujer te hallé completa:
en todas ¡ay de mí! te he equivocado.
En el lecho te ciñes a quien te ama,
convulsa y frenética, lo mismo Ya no te busco. ¿Para qué? Vendrías,
que a seco tronco enardecida llama. envuelta en engañosas fantasías,
a darme la ilusión de que ella eres,
Y cuando amor en tus entrañas siembra,
se siente un frío vértigo de abismo más al tocar tu frágil hermosura,
sobre el abismo de tus muslos de hembra. sentiré renovarse la amargura
que en mí dejaron las demás mujeres.
Nocturno
Reencuentro
Alta noche. Silencio. Soledad. Por la acera
como un fantasma cruzo con medrosas ¿Qué demencia o qué racha de pecado
pisadas; me impele a ti en un vértigo? Lo ignoro.
llovizna de noviembre, calles abandonadas, Sólo sé que te ansío, que te adoro
pitos de los serenos en la sombra agorera. y que en ti el universo he comprendido.
- 71 -
Cuando a la risa abandonarte sueles,
Espuma en los cristales el licor. De repente difunde en rededor tu carcajada
ella erige una copia con ritual gallardía, el grato olor a fruta sazonada
y ante el coro entusiasta que la aplaude y que hay en la intimidad de los vergeles.
ansía,
sin pudores la vuelca sobre el seno turgente. Es abreviada gruta de frescura,
constreñido paréntesis de flores,
El licor se desborda por el busto de flores, animado jardín en miniatura.
y una red de collares y un cendal de fulgores
improvisa a lo largo de su cuerpo felino. La besara con férvido embeleso
para sentir, muriéndome de amores,
Un mancebo se llega con orgullo a la hermosa la eternidad en lo fugaz de un beso.
y —postrado a sus plantas— con delicia
morosa Tu Palidez
liba, al borde del sexo, los rezagos del vino.
Tu noble palidez forma tu encanto:
Silueta es como aquella palidez extraña
del lirio matinal de la montaña
Es tierno su mirar; su voz discreta; que al reflejo del sol sufre quebranto.
del bohemio vivir tiene el encanto
y en el rostro de nácar el quebranto, A veces logra esclarecerse tanto
la marchitez de lánguida griseta. que tu sutil respiración la empaña,
y otras adquiere, si la luz la baña,
Ilusiona mi vida y la completa, la transparencia rútila del llanto.
y, una con mi sentir, canta si canto;
y si me ve llorar, corre su llanto Todo en mí se ilumina al contemplarte,
por mi abatida frente de poeta. y, arrobado en tu faz, pienso que alguna
noche la luna te nevó al mirarte,
Ama todo lo que amo; el silencioso
vagar nocturno; el organillo errante, o que por rara y singular fortuna,
el barrio extremo; el cafetín dudoso, sintiéndose mujer, quiso imitarte
y osó tomar tu palidez la luna.
sólo ignora una cosa: su belleza,
y recibe, con plácido semblante, Tus Manos
el regalo casual de mi pobreza.
Son tersas como conchas nacarinas
Tu Boca que se sonrosan de carmines leves;
manos de inverosímiles relieves
Escollo de buriles y pinceles, que aman el fausto de las joyas finas.
es tu boca una vívida granada
que pide, tentadora y encarnada, Tienen candor de nieves matutinas,
un beso audaz que la disuelva en mieles. candor que afrenta al de las mismas nieves,
y es tal su claridad que si las mueves
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toda, con su fulgencia, te iluminas.
Valse Nocturno
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Julio Cortázar Ceremonia Recurrente
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Esta Ternura
¿Por qué, después,
lo que queda de mí Esta ternura y estas manos libres,
es sólo un anegarse entre las cenizas ¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz
sin un adiós, sin nada más que el gesto para la zorra, y en medio del llamado
de liberar las manos? la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos pan tan blanco
El Futuro para bocas ya muertas que aceptaban
solamente una luna de colmillo, el té
Y se muy bien que no estarás. frío de la vela la alba.
No estarás en la calle Tocamos instrumentos para la ciega cólera
en el murmullo que brota de la noche de sombras y sombreros olvidados. Nos
de los postes de alumbrado, quedamos
ni en el gesto de elegir el menú, con los presentes ordenados en una mesa
ni en la sonrisa que alivia los completos en los inútil,
subtes y fue preciso beber la sidra caliente
ni en los libros prestados, en la vergüenza de la medianoche.
ni en el hasta mañana. Entonces, ¿nadie quiere esto,
No estarás en mis sueños, nadie?
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás, Dadora De Las Playas
o en el color de un par de guantes
o una blusa. De tus muchísimos amantes guardas destrezas,
Me enojaré inesperados sesgos,
amor mío caprichos repentinos y falsas negativas que una
sin que sea por ti, sonrisa desmantela,
y compraré bombones quizá la intermitencia de unos ojos hincados en
pero no para ti, el goce
me pararé en la esquina y bruscamente, sin aviso, esa obstinada
a la que no vendrás negativa a abrir los párpados,
y diré las cosas que sé decir no sé, cosas esquivas, cambios que remontan a
y comeré las cosas que sé comer gustos superpuestos,
y soñaré los sueños que se sueñan. a músicas distintas, a tantos bares donde
Y se muy bien que no estarás diferentes manos te leyeron
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo, y donde diferentes nombres entraron en tu
ni allí afuera alerta indiferencia
en ese río de calles y de puentes. de pasajera, de indescifrable francotiradora.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo A mi vez dejaré en tu piel la huella de estas
y cuando piense en ti ceremonias,
pensaré un pensamiento de hábitos definidos, de maneras y de ángulos,
que oscuramente trata de acordarse de ti. oh arena donde tantos arquitectos levantaron
sus torres y sus puentes
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para que el viento los llevara mientras tu te imperiosas geografías iban naciendo de
volvías al malecón o al bar nuestros viajes, de tanto desembarco amable o
virgen a tu manera, la manera mejor y más resistido, de embajadas con cestos de frutas o
hermosa de ser virgen, agazapados flecheros, y cada poza, cada río,
dadora de las playas para los nuevos juegos. cada colina y cada llano los ganamos en noches
extenuantes, entre oscuros parlamentos de
La Lenta Máquina Del Desamor… aliados o enemigos. ¡Oh viajera de ti misma,
máquina de olvido! Y entonces me paso la
La lenta máquina del desamor, mano por la cara con un gesto distraído y el
los engranajes del reflujo, perfume de tabaco en mis dedos te trae otra
los cuerpos que abandonan las almohadas, vez para arrancarme a este presente
las sábanas, los besos, acostumbrado, te proyecta antílope en la
y de pie ante el espejo interrogándose pantalla de ese lecho donde vivimos las
cada uno a sí mismo, interminables rutas de un efímero encuentro.
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo, Yo aprendía contigo lenguajes paralelos; el de
mi amor. esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la
boca y las manos de teoremas temblorosos, el
de tu hablar diferente, tu lengua insular que
Tu Más Profunda Piel tantas veces me confundía. Con el perfume del
tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que
Cada memoria enamorada guarda sus
lo abarca todo en un instante que es como un
magdalenas y la mía - sábelo, allí donde estés-
vórtice, se que dijiste: "Me da pena", y yo no
es el perfume del tabaco rubio que me
comprendí porque nada creía que pudiera
devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu
apenarte en esa maraña de caricias que nos
más profunda piel. No el tabaco que se aspira,
volvía un ovillo blanco y negro, lenta danza en
el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga
que el uno pensaba sobre el otro para luego
equívoca fragancia que deja la pipa en los
dejarse invadir por la presión liviana de unos
dedos y que en algún momento, en algún gesto
muslos, de unos brazos, rotando blandamente
inadvertido, asciende con su látigo de delicia
y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir
para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu
las caídas desde lo alto o lo hondo, jinete o
espalda contra el blanco velamen de las
potro, arquero o gacela, hipogrifos afrontados,
sábanas.
delfines en mitad del salto. Entonces aprendí
que la pena en tu boca era otro nombre del
No me mires desde la ausencia con esa
pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi
gravedad un poco infantil que hacía de tu
nueva sed que ya tanto habías saciado, que me
rostro una máscara de joven faraón nubio.
rechazabas suplicando con esa manera de
Creo que siempre estuvo entendido que sólo
esconder los ojos, de apoyar el mentón en la
nos daríamos el placer y las fiestas livianas del
garganta para no dejarme en la boca más que
alcohol y las calles vacías de la medianoche. De
el negro nido de tu pelo.
ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me
vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta
Dijiste: "Me da pena, sabes", y volcada de
más preciso fue esa cama donde lentas,
espalda me miraste con ojos y senos, con
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labios que trazaban una flor de lentos pétalos. pelo. Más tarde comprendiste y no hubo pena,
Tuve que doblarte los brazos, murmurar mi me cediste la ciudad de tu más profunda piel
último deseo con el correr de las manos por las desde tanto horizonte diferente, después de
más dulces colinas, sintiendo cómo poco a fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y
poco cedías y te echabas de lado hasta rendir batallas. En esta vaga vainilla de tabaco que
el sedoso muro de tu espalda donde un hoy me mancha los dedos se despierta la
menudo omóplato tenía algo de ala de ángel noche en que tuviste tu primera, tu última
mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese
nacer el perfume que ahora me devuelve a tu perfume de tu carne más secreta, quisiera no
vergüenza antes de que otro acorde, el último, abrirlos a este ahora donde leo y fumo y
nos alzara en una misma estremecida réplica. todavía creo estar viviendo.
Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel,
que descendí volcándote hasta sentir tus
riñones como el estrechamiento de la jarra
donde se apoyan las manos con el ritmo de la
ofrenda; en algún momento llegué a perderme
en el pasaje hurtado y prieto que se negaba al
goce de mis labios mientras desde tan allá,
desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu
pena una última defensa abandonada.
- 77 -
Fernando Pessoa El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que llega a fingir que es dolor
el dolor que de veras siente.
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y me acogeré a casa?
Pasó La Diligencia ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo?
Gato que me miras con ojos de vida,
Pasó la diligencia por el camino y fuése; ¿qué tienes allá en lo hondo?
y el camino no se volvió más bello, ni siquiera ¡A aquél! ¡A aquél!
más feo. Y aquél mandará como Josué que
Así por esos mundos es la acción humana. pare el sol, y yo despertaré;
Nada quitamos y nada ponemos; pasamos y y entonces será día.
olvidamos; Sonríe mientras duermes, alma mía.
y el sol siempre es puntual, todos los días. Sonríe, alma mía, ¡será día!
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en la fila de vagones de un tren, y silbada su Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más
partida convincente o menos convincente?
desde dentro de mi cabeza, No, ni en mí...
y una sacudida de mis nervios y un crujir de ¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del
huesos al marchar. mundo
no hay en estos momentos genios-para-sí-
Hoy me siento perplejo, como quién ha mismos soñando?
pensado y opinado y olvidado. ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo - sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas -,
a la tabaquería del otro lado de la calle, como y quién sabe si realizables, no verán nunca la
cosa real por fuera, luz del sol verdadero ni encontrarán quién les
y a la sensación de que todo es sueño, como preste oídos?
cosa real por dentro. El mundo es para quién nace para conquistarlo
y no para quién sueña que puede conquistarlo,
He fracasado en todo. aunque tenga razón.
Como no me hice ningún propósito, quizá todo He soñado más que todo lo que Napoleón hizo.
no fuese nada. He estrechado contra el pecho hipotético más
El aprendizaje que me habían dado, humanidades que Cristo,
me descolgué por la ventana de las traseras de he construido en secreto filosofías no escritas
la casa. aún por ningún Kant.
Me fui al campo con grandes proyectos. Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la
Pero solo encontré allí hierbas y árboles, buhardilla,
y una gente que, cuando la había, era igual a la aunque no viva en ella;
otra. seré siempre el que no ha nacido para eso;
Me aparto de la ventana, me siento en una seré siempre tan sólo el que tenía condiciones;
silla. ¿En qué he de pensar? seré siempre el que esperó que le abrieran la
puerta al pie de una pared sin puerta
¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
soy? y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Ser lo que pienso? Pero, ¡pienso ser tantas ¿Creer en mí? No, ni en nada.
cosas! Derrámeme la naturaleza sobre mi cabeza
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no ardiente
podrán serlo tantos! su sol, su lluvia, el viento que busca mi cabello,
¿Un genio? En este momento y lo demás, que venga si viene o tiene que
cien mil cerebros se juzgan en sueños genios venir, o que no venga.
como yo, Esclavos cardíacos de las estrellas,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a conquistamos el mundo entero antes de
uno sólo, levantarnos de la cama;
no habrá sino estiércol de tantas conquistas pero nos despertamos y es opaco,
futuras. nos levantamos y es ajeno,
No, no creo en mí. salimos de casa y es la tierra entera,
¡En todos los manicomios hay locos perdidos y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
con tantas convicciones!
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(¡Come chocolatinas, pequeña, Como invocan espíritus los que invocan
come chocolatinas! espíritus, me invoco
Mira que no hay más metafísica en el mundo a mí mismo y no encuentro nada.
que las chocolatinas. Me acerco a la ventana y veo la calle con
Mira que todas las religiones no enseñan más absoluta claridad,
que la confitería. veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches
¡Come, pequeña sucia, come! que pasan,
¡Ojalá comiera yo chocolatinas con la misma veo a los entes vivos vestidos que se cruzan,
verdad con que las comes! veo a los perros que también existen,
Pero yo pienso, y al quitarles el papel de plata, y todo esto me pesa como una condena al
que es de hoja de estaño, destierro,
lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la y todo esto es extranjero, como todo.)
vida.)
He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
Pero por lo menos queda la amargura de que y hoy no hay un mendigo al que no le envidie
nunca seré sólo por no ser yo.
la caligrafía rápida de estos versos, A cada uno le miro los andrajos, las llagas, la
pórtico partido hacia lo Imposible. mentira,
Pero por lo menos me consagro a mí mismo un y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni
desprecio sin lágrimas, estudiado, ni amado, ni creído
noble, al menos, en el gesto amplio con que (porque es posible crear la realidad de todo
tiro eso sin hacer nada de eso);
la ropa sucia que soy, sin un papel, para el puede que hayas existido tan sólo, como una
transcurrir de las cosas, lagartija a la que cortan el rabo
y me quedo en casa sin camisa. y sólo es un rabo removiéndose más acá de la
lagartija.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso
consuelas, He hecho de mí lo que no sabía,
o diosa griega, concebida como una estatua y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
que estuviese viva, El disfraz que me puse estaba equivocado.
o patricia romana, imposiblemente noble y Enseguida me tomaron por quién no era y no
nefasta, lo desmentí y me perdí.
o princesa de trovadores, gentilísima y Cuando quise quitarme la máscara,
disimulada, se me había pegado a la cara.
o marquesa del siglo dieciocho, descotada y Cuando me la quité y me vi en el espejo,
lejana, ya había envejecido.
o meretriz célebre del tiempo de nuestros Estaba borracho, no sabía llevar el disfraz que
padres, no me había quitado.
o no sé qué moderno - no me imagino bien qué Tiré la máscara y me dormí en el vestuario
-, como un perro tolerado por la gerencia
todo esto, sea lo que sea, lo que seas, si pude por ser inofensivo.
inspirar, que inspire! Y voy a escribir esta historia para demostrar
Mi corazón es un cubo vaciado. que soy sublime.
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Esencia musical de mis versos inútiles, y voy a tratar de escribir estos versos en los
ojalá pudiera encontrarte como algo que yo que digo lo contrario.
hubiese hecho, Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos
y no me quedase siempre frente de la y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos
tabaquería de enfrente, los pensamientos.
pisoteando la conciencia de estar existiendo Sigo al humo como a una ruta propia,
como una alfombra en la que tropieza un y disfruto, en un momento sensitivo y
borracho competente,
o una estera sin valor que robaron los gitanos. la liberación de todas las especulaciones.
- 82 -
Francisco de Quevedo Se helaran el ocaso o el Oriente.
- 83 -
un andar solitario entre la gente, A la Muerte tu persona:
un amar solamente ser amado. A sí misma se padece,
Es una libertad encarcelada, Sola en ti viven sus obras.
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada. Ya no importunan mis ruegos
Éste es el niño Amor, éste es su abismo. A los cielos por la gloria,
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada Que mi bienaventuranza
el que en todo es contrario de sí mismo! Tiene jornada más corta.
- 84 -
poco de la Fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.
- 85 -
C.P.Cavafis y que luego con angustia anhelé.
Los poéticos ojos, el pálido rostro,
los labios aquellos no los encontré más.
Entregue A Mi Arte
Me siento y sueño.
Deseos y sensaciones
entregué a mi arte
- rostros o trazos
apenas entrevistos;
de amores insatisfechos,
recuerdos algo vagos.
A mi arte me entrego.
Sabe inspirar
Forma a la belleza;
completando la vida
sin sentir casi,
combinando impresiones
combinando los días.
La Ciudad
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no tienes barco, no hay camino. Si el rayo brillante del amor
Como arruinaste aquí tu vida, la oscuridad templara mi vida,
en este pequeño rincón, así el primer latido
en toda la tierra la echaste a perder. de mi alma dolorida
querría ser una rapsodia feliz.
Media Hora No me atrevo a susurrar
lo que quisiera decirte:
Ni te he poseído, ni nunca, creo, que vivir sin ti
te poseeré. Algunas palabras, un contacto, es para mí un castigo insoportable -
como en el bar anteayer, y nada más. si me amaras... pero, ¡ay! eso es vana
Es, aunque no lo diga, triste. Mas nosotros, esperanza.
siervos del Arte,
en ocasiones con la intensidad del Si me amaras, el fin
pensamiento y, desde luego, vería de mis lágrimas
sólo por poco tiempo, creamos un placer y de mis secretos males.
que parece casi real. Las dudas desatadas
Así en el bar anteayer - con la ayuda, por lo no osarían ya mostrar su imagen falaz.
demás En el centro de visiones
del muy compasivo alcohol - divinas quisiera que te hallaras.
gocé media hora de total erotismo. Las rosas florecidas, el espino
Y lo comprendiste, me parece, ornarían de la vida -
y adrede te quedaste un rato más. sí me amaras... pero, ¡ay! eso es vana
Era sumamente necesario. Porque esperanza.
con tanta fantasía y el mágico alcohol,
tenía que mirar tus labios, Turbación
tenía que estar cerca de tu cuerpo.
Está mi alma en el centro de la noche
"Nous N'Osons Plus Chanter Les Roses" turbada y extática. Fuera,
fuera de sí misma está su vida.
Por temor a lo manido
muchas cosas me callo. Y aguarda a la aurora incierta.
En mi corazón hay escritos Y aguardo, me consumo y sufro,
muchos poemas y esas canciones yo, dentro de ella o junto a ella.
mías enterrados son las que amo.
Vuelve
¡Oh primera, pura, única libertad
de la juventud entregada al placer! Vuelve muchas veces y tómame,
¡Oh dulce embriaguez de los sentidos! sensación amada vuelve y tómame -
Temo que una vulgaridad cualquiera cuando el recuerdo del cuerpo despierta
ofenda tus formas divinas. y un viejo deseo recorre la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan
Si Me Amaras y sienten las manos como si de nuevo
palparan.
- 87 -
Vuelve muchas veces y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan...
- 88 -
Álvaro Mutis batallas hubo, grandes guerras mudas
dejaron sus huellas.
Se trataba, por fin,
del amor y sus hirientes hojas,
nada nuevo.
Batallas hubo a orillas del mar
que rebota ciego y desordenado,
como un reptil preso en los cristales del alba.
Cenizas del amor en los altares del mundo,
nada nuevo.
II
I III
- 89 -
el tiempo, en fin, con sus armas ocultas. en una ciudad a donde acuden los tratantes de
Nada nuevo. ganado,
los comerciantes en mieles, los tostadores de
Canción Del Este café.
A la hora de mayor bullicio en las calles,
A la vuelta de la esquina cuando se encienden las primeras luces
un ángel invisible espera; y se abren los burdeles
una vaga niebla, un espectro desvaído y de las cantinas sube la algarabía de los
te dirá algunas palabras del pasado. tocadiscos,
Como agua de acequia, el tiempo el chocar de los vasos y el golpe de las bolas de
cava en ti su arduo trabajo billar;
de días y semanas, a esa hora convendría la cita
de años sin nombre ni recuerdo. y tampoco habría esta vez incómodos testigos,
A la vuelta de la esquina ni gentes de nuestro trato,
te seguirá esperando vanamente ni nada distinto de lo que antes te dije:
ése que no fuiste, ése que murió una pieza de hotel, con su aroma a jabón barato
de tanto ser tú mismo lo que eres. y su cama manchada por la cópula urbana
Ni la más leve sospecha, de los ahítos hacendados.
ni la más leve sombra O quizá en el hangar abandonado en la selva,
te indica lo que pudiera haber sido a donde arrimaban los hidroaviones para dejar
ese encuentro. Y, sin embargo, el correo.
allí estaba la clave Hay allí un cierto sosiego, un gótico
de tu breve dicha sobre la tierra. recogimiento
bajo la estructura de vigas metálicas
invadidas por el óxido
Cita y teñidas por un polen color naranja.
Afuera, el lento desorden de la selva,
Bien sea en la orilla del río que baja de la
su espeso aliento recorrido
cordillera
de pronto por la gritería de los monos
golpeando sus aguas contra troncos y metales
y las bandadas de aves grasientas y rijosas.
dormidos,
Adentro, un aire suave poblado de líquenes
en el primer puente que lo cruza y que atraviesa
listado por el tañido de las láminas.
el tren
También allí la soledad necesaria,
en un estruendo que se confunde con el de las
el indispensable desamparo, el acre albedrío.
aguas;
Otros lugares habría y muy diversas
allí, bajo la plancha de cemento,
circunstancias;
con sus telarañas y sus grietas
pero al cabo es en nosotros
donde moran grandes insectos y duermen los
donde sucede el encuentro
murciélagos;
y de nada sirve prepararlo ni esperarlo.
allí, junto a la fresca espuma que salta contra las
La muerte bienvenida nos exime de toda vana
piedras;
sorpresa.
allí bien pudiera ser.
O tal vez en un cuarto de hotel,
- 90 -
Lied Marino cuyas aguas pasan en lento remolino
de lodos y raíces,
Vine a llamarte el misionero bendice la familia del cacique.
a los acantilados. Los frutos, las joyas de cristal, los animales, la
Lancé tu nombre selva,
y sólo el mar me respondió reciben los breves signos de la bienaventuranza.
desde la leche instantánea Cuando descienda la mano
y voraz de sus espumas. habré muerto en mi alcoba
Por el desorden recurrente cuyas ventanas vibran al paso del tranvía
de las aguas cruza tu nombre y el lechero acudirá en vano por sus botellas
como un pez que se debate y huye vacías.
hacia la vasta lejanía. Para entonces quedará bien poco de nuestra
Hacia un horizonte historia,
de menta y sombra, algunos retratos en desorden,
viaja tu nombre unas cartas guardadas no sé dónde,
rodando por el mar del verano. lo dicho aquel día al desnudarte en el campo.
Con la noche que llega Todo irá desvaneciéndose en el olvido
regresan la soledad y su cortejo y el grito de un mono,
de sueños funerales. el manar blancuzco de la savia
por la herida corteza del caucho,
Sonata
el chapoteo de las aguas contra la quilla en viaje,
serán asunto más memorable que nuestros
Otra vez el tiempo te ha traído
largos abrazos.
al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.
El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,
como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
como tren en la noche de los páramos.
De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que se enjuta en la fiebre de los ghettos
a la sombra del tiempo, amiga mía,
un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.
Un Bel Morir
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Leon De Greiff Sino seguir pugnando, sino insistir, caústico,
sonriente
si cogitante, bufón befante - si filosofista -.
Ni pueril ni senil. Ni didascálico, monitorio ni
incongruente.
Seguir pugnando escéptico ante el vacío
especular.
Amo aún. Sueño aún. Nada me vence ni
contrista.
No es oportuno todavía descansar.
‘¡Juego mi vida!
Cancioncilla ¡Bien poco valía!
¡La llevo perdida
sin remedio!’
Héteme al linde del otoño, logrado
plenamente, preludio del descenso.
Erik Fjordsson.
La euforia aún conmigo: corazón desalado
y espíritu burlón e iluso al par:
Juego mi vida, cambio mi vida,
Amo aún. Sueño aún, divago, pienso ...
de todos modos
No es oportuno todavía descansar.
la llevo perdida...
Sino seguir pugnando, con humor e indolencia.
Y la juego o la cambio por el más infantil
No es el crepúsculo, es apenas la media tarde:
espejismo,
no ha llegado el crepúsculo.
la dono en usufructo, o la regalo...
Medio día a la zaga - próximo y en vigencia-
caracol resonante, guarda el eco del mar.
La juego contra uno o contra todos,
Amo aún. Sueño aún. Hay mente. Hay músculo.
la juego contra el cero o contra el infinito,
No es oportuno todavía descansar.
la juego en una alcoba, en el ágora, en un
garito,
Sino seguir pugnando, sino insistir,
en una encrucijada, en una barricada, en un
desaprensivo:
motín;
ni ambicioso ni claudicante ... ¡Oxte,
la juego definitivamente, desde el principio
melancolía!
hasta el fin,
Desdeñoso ni acre: siempre alacre - y
a todo lo ancho y a todo lo hondo
sarcástico y esquivo -,
en la periferia, en el medio,
seguir pugnando con el viento y la estulticia y
y en el sub-fondo...
el azar.
Amo aún. Sueño aún. Hay fervor y armonía.
Juego mi vida, cambio mi vida,
No es oportuno todavía descansar.
la llevo perdida
sin remedio.
- 92 -
Y la juego, o la cambio por el más infantil
espejismo, Cambio mi vida al fiado por una fábrica de
la dono en usufructo, o la regalo...: crepúsculos
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos: (con arreboles);
todo, todo me da lo mismo: por un gorila de Borneo;
lo eximio y lo ruin, lo trivial, lo perfecto, lo por dos panteras de Sumatra;
malo... por las perlas que se bebió la cetrina
Cleopatra-
Todo, todo me da lo mismo: o por su naricilla que está en algún Museo;
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo cambio mi vida por lámparas viejas,
donde se anudan serpentinos mis sesos. o por la escala de Jacob, o por su plato de
lentejas...
Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica ¡o por dos huequecillos minúsculos
inconsútil: en las sienes por donde se me fugue, en grises
—por lo más anodino, por lo más obvio, por lo podres,
más fútil: la hartura, todo el fastidio, todo el horror que
por los colgajos que se guinda en las orejas almaceno en mis odres...!
la simiesca mulata,
la terracota nubia; Juego mi vida, cambio mi vida.
la pálida morena, la amarilla oriental, o la De todos modos
hiperbórea rubia: la llevo perdida...
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo, Canción ligera
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: para echar Me quedas tú, y me donas tu alegría
a rodar la bola... con el dolor, y tu miel deleitable
con el acerbo aloe.
Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo; Me quedas tú, y la luz que tu alma cría
la cambio por el collar dentro la tenebrura inenarrable
que le pintaron al gordo Capeto; de mi yo solitario:
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra; Siempre loe
la cambio por un romance, la cambio por un tu don ilusionario.
soneto;
por once gatos de Angora, Me quedas tú, y el claro sortilegio
por una copla, por una saeta, de tus ojos rientes: con su hechizo
por un cantar; mi soledad se puebla.
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca... Me quedas tú, y tu risa, cuyo arpegio
me embriaga, y tu tesoro de oro cobrizo
o por esa muñeca que llora solaz del alma sola:
como cualquier poeta.
- 93 -
Vayamos a Nirvana o al
La gris niebla reino de Thulé,
tu regalo aureola. entre brumas de opio y
aromas de café,
Me quedas tú, y el filtro que tu ardida y abracemos la vida
boca frutal, sombreada, en mis febriles con ansiedad serena!
resecos labios vierte.
Y lloremos un poco por
Me quedas tú, la ingenua enardecida, lo que tanto fue…
me quedas tú, la experta, de sutiles por el amor sencillo,
tácticas retrecheras: por la amada tan
buena,
Vida. Muerte. por la amada tan
Lo que quieras. buena, de manos de
azucena…
Más Breve
¡Corazón mentiroso! ¡si
No te me vas que apenas te me llegas, siempre la amaré!
leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor
viva. Esta mujer es una urna
- 94 -
Guillermo Valencia
En él revientan los renuevas
de la ilusión primaveral,
y en él me embriago con aromas
de algún jardín que hay más allá.
Nihil
Hay un instante del crepúsculo Mezclando con sus sueños el rey de los
en que las cosas brillan más, metales,
fugaz momento palpitante halló combinaciones tristes, originales
de una amorosa intensidad. - inútiles al sino del alma desolada -.
- 95 -
Porfirio Barba Jacob Y hay días en que somos tan sórdidos, tan
sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas
lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.
- 96 -
Ah, como en el amor estás ardida: su libertad, su fuerza... Y era una llama al
se va entreabriendo el alhelí de un beso viento.
en tu boca, de múrice teñida,
y desnuda y nevada De simas no sondadas subía a las estrellas;
tu carne a mi deleite fue ofrendada. un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos - y humilde, humilde,
¿Qué jardín se te inunda si me lloras? humilde-
¿Mi amor no es la clepsidra de tus horas? porque no es nada una llamita al viento...
En tus labios no miela el colibrí:
¿la vida junto a mi no es más ensueño, Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
más tragedia la vida junto a ti? que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento...
Cuán lindo el pie ágil y pequeño... era una llama al viento y el viento la apagó.
- 97 -
Cuando hace mal tiempo Tierno como los recuerdos
Este amor tan verdadero Frío como el mármol
Este amor tan hermoso Hermoso como el día
Tan feliz Frágil como un niño
Y tan irrisorio Nuestro amor nos mira sonriendo
Temblando de miedo como un niño en la Nos habla sin decir nada
oscuridad Y yo lo escucho tembloroso
Y tan seguro de sí mismo Y grito
Como un hombre tranquilo en medio de la Grito por ti
noche Grito por mí
Este amor que daba miedo a los otros Te suplico
Que les hacía hablar Por ti por mí por todos los que se aman
Que los hacía palidecer Y los que se han amado
Este amor acechado Si le grito
Porque lo acechábamos Por ti por mí y por todos los demás
Acosado herido pisoteado rematado negado Que no conozco
olvidado Quédate
Porque lo acosamos herimos pisoteamos Allí donde estás
rematamos negamos olvidamos Donde estabas antes
Este amor íntegro Quédate
Tan vivo aún No te muevas
Y soleado No te vayas
Es el tuyo Nosotros los que somos amados
El mío Te hemos olvidado
Ese que ha sido Pero tú no nos olvides
Ese algo siempre nuevo Sólo te teníamos a ti sobre la tierra
Y que no ha cambiado No dejes que nos volvamos fríos
Tan verdadero como una planta Aunque sea cada vez cada vez desde más lejos
Tan tembloroso como un pájaro Y desde donde sea
Tan cálido tan vivo como el verano Danos señales de vida
Juntos podemos los dos Mucho más tarde desde el rincón de un
Ir y venir bosque
Podemos olvidar En la selva de la memoria
Y después volvernos a dormir Surgiendo de repente
Despertarnos envejecer sufrir Tiéndenos la mano
Volvernos a dormir Y sálvanos.
Soñar con la muerte
Despertarnos sonreír y reír El Rastro En La Arena
Y rejuvenecer
Nuestro amor sigue allí ¿Querellas en el viento? ¿Clamor contra la
Empecinado como un borrico nube
Vivo como el deseo que sube y sube y la deshace un viento?
Cruel como la memoria ¿Congojas cuando el lirio del día se extenuó?
Ridículo como los remordimientos
- 98 -
¡Si aún vivo Yo! Si aún gozo mi lírico momento, de ondas pesadas, que al jardín caía,
la luz, el aura, el amoroso aliento... miré mi carne ansiosa y opulenta,
¡y en un rojizo resplandor ardía!
Dos fértiles mancebos de Jonia divagaron
¡remoto día! La Reina
¡fulgente día!
por las sensuales playas de Lesbos fervorosa, En nada creo, en nada ... Como noche
sobre el cristal undívago que al sol iracunda
reverberaba, llena del huracán, así es mi "Nada".
bajo el turquí lumíneo que el ámbito En su fuente profunda
envolvía... mi estirpe fue de hieles abrevada.
Iríanse las olas y un gran rumor las llena... Solloza en mi razón un soplo frío
que antiguo brío hiela en la inacción.
Si fue con los mancebos el goce y la ufanía, Desprecio de mí mismo: ¡estoy llagado!
¿qué importa que no duren sus rastros en la Desprecio de mí mismo: ¡has gangrenado
arena? mi corazón!
Y cuál las agujas túrbidas de un río Al aura errante, al lampo del lucero,
que rompe un viento en procelosa huella, al tremulante amor de un joven marinero,
gimió de amor mi corazón sombrío en la noche de caudas opalinas pregunto:
y suspiró mi mocedad por Ella. "¿Qué enigma está en vosotros?" Y responde,
por mi carne de cirios alumbrada,
"Fantina -dije con ahogadas voces mi Musa en sus laureles desolada:
que al brotar abrasábanme la lengua -,
quiero hundir mis mejillas en la falda - "Nada".
de tu traje, que apenas roza el viento,
entreverar un lirio en tu guirnalda ¡Oh Reina, rencorosa y enlutada!
y ungir tus trenzas con precioso ungüento ".
Momento
La vi volverse rígida y sañuda,
por esquivarme al juvenil encanto: Yo fuerte, yo exaltado, yo anhelante,
¡quizá en mis voces se sintió desnuda opreso en la urna del día,
y la vergüenza desató su llanto! engreído en mi corazón,
ebrio de mi fantasía,
Y en la tórrida noche cenicienta y la Eternidad adelante...
- 99 -
adelante... vaso de oprobio y lámpara de sacrificio
adelante... universal.
- 100 -
Jacques Prevert Vientos y mareas
A lo lejos el mar ya se ha retirado
Pero en tus ojos entreabiertos
Dos diminutas olas han quedado
Demonios y maravillas
Vientos y mareas
Dos diminutas olas para ahogarme
- 101 -
Con esa llave manchada de sangre Ante la puerta de la fábrica
Voy a liberar a mi amada El obrero se para de repente
Si todavía hay tiempo El buen tiempo le ha tirado
La misma que yo encerré De la chaqueta
Tiernamente cruelmente Y cuando se vuelve
En lo más recóndito de mi deseo Y mira al sol
En lo más profundo de mi tormento Bien rojo bien redondo
En las mentiras del futuro Sonriendo en su cielo de plomo
En las tonterías de los juramentos Que le guiñas el ojo
Quiero liberarla Familiarmente.
Quiero que sea libre Dí camarada Sol
Aun para olvidarme ¿No te parece
Aun para marcharse Una estupidez
Y aun para volver Regalarle al patrón
Y para volver a amarme Una mañana como ésta?
O para amar a otro
Si otro le gusta Inmenso Y Rojo
Y si me quedo solo
Y ella se va Inmenso y rojo
Conservaré tan sólo Sobre el Grand Palais
Siempre conservaré El sol invernal aparece
En el hueco de mis manos Y desaparece
Hasta el fin de los días Así mi corazón desaparecerá
La dulzura de sus senos Y toda mi sangre irá
Por el amor modelados Irá a buscarte
Amor mío
El Jardín Hermosa mía
Y te encontrará
Millares y millares de Años Donde estés.
No bastarían
Para expresar Lamento De Vincent
El pequeño segundo de eternidad
En el que me besaste A Paul Eluard
En el que te besé
En Arlés donde el Ródano fluye
Una mañana de luz invernal En la luz atroz del mediodía
En el parque Mot6souris de París Un hombre de fósforo y de sangre
En París Lanza un lamento obsesionante
Sobre la tierra Como una mujer que da a luz un niño
El Astro Tierra. Y su ropa se pone roja
Y el hombre huye aullando
El Tiempo Perdido Perseguido por el sol
Sol de un amarillo estridente
- 102 -
Hacia un burdel próximo al Ródano Mujer De Acero
El hombre llega como un rey mago
Con su absurdo presente Mujer de acero no amé a nadie
Su mirada es azul y dulce No amé a nadie salvo aquel que sí amé
La verdadera mirada lúcida y loca Mi amante mi amante aquel que me atraía
De los que todo lo dan a la vida Ahora todo ha cambiado ¿es él quien ha
De los que no tienen celos dejado
Y enseña a la pobre muchacha de amarme?
Su oreja en un trozo de lienzo ¿Soy yo misma ese amante que ha dejado de
Y ella llora sin comprender nada atraerme?
Asaltada por tristes presagios No lo sé y de todos modos qué importancia
Y mira sin atreverse a cogerla tiene
La horrible y tierna concha Ahora estoy acostada sobre el jergón húmedo
Donde los lamentos del amor muerto del amor
Y las inhumanas voces del arte Sola entre todos los otros sola desesperada
Se confunden con los murmullos del Mujer de hierro fundido mujer herrumbrada
mar Oh mi amante mi amante muerto o vivo
Y van a morir sobre las baldosas Quiero que recuerdes viejos tiempos
Del cuarto donde el edredón rojo Mi amante que me amaba y a quien yo amaba
De un rojo de pronto brillante
Mezcla este rojo tan rojo Para Ti Amor Mío
A la sangre más roja todavía
De Vincent medio muerto Fui al mercado de pájaros
Y sereno como la imagen misma Y compré pájaros
De la miseria y del amor Para ti
La muchacha desnuda sola y sin edad amor mío
Mira al pobre Vincent Fui al mercado de flores
Que se desploma fulminado Y compré flores
Por su propio rayo Para ti
Tendido ya sobre su propio cuadro amor mío
Y la tormenta se apacigua indiferente Fui al mercado de hierros viejos
Se va haciendo rodar sus grandes Y compré cadenas
toneles de sangre Pesadas cadenas
La deslumbrante tormenta del genio de Para ti
Vincent amor mío
y Vincent se queda durmiendo Después fui al mercado de esclavos
soñando agonizando Y te busqué
Y el sol por encima del burdel Pero no te encontré
Como una naranja loca en un desierto amor mío
sin nombre
El sol de Arlés
Para Hacer El Retrato De Un Pájaro
Da vueltas aullando.
Pintar primero una jaula
- 103 -
con la puerta abierta Si el pájaro no canta
pintar después mala señal
algo bonito señal de que el cuadro es malo
algo simple pero si canta es buena señal
algo bello señal de que podéis firmar
algo útil Entonces arrancadle delicadamente
para el pájaro una pluma al pájaro
apoyar después la tela contra un árbol y escribid vuestro nombre en un ángulo del
en un jardín cuadro.
en un soto
o en un bosque Soy Como Soy
esconderse tras el árbol
sin decir nada Soy como soy
sin moverse... Así estoy hecha
A veces el pájaro llega en seguida Cuando tengo ganas de reír
pero puede tardar años Río a carcajadas
antes de decidirse Amo al que a mí me ama
No hay que desanimarse Acaso es culpa mía
hay que esperar Que no sea siempre el mismo
esperar si es necesario durante años El que amo cada vez
la celeridad o la tardanza en la llegada del Soy como soy
pájaro Así estoy hecha
no tiene nada que ver Qué más pretendéis
con la calidad del cuadro Qué más pretendéis de mí
Cuando el pájaro llega
si llega Estoy hecha para gustar
observar el más profundo silencio Y esto no lo puedo cambiar
esperar que el pájaro entre en la jaula Mis tacones son demasiado altos
y una vez que haya entrado Mi talle demasiado esbelto
cerrar suavemente la puerta con el pincel Mis senos demasiado firmes
después Y mis ojos demasiado ojerosos
borrar uno a uno todos los barrotes Pero me pregunto
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro Qué puede importaros
Hacer acto seguido el retrato del árbol Soy como soy
escogiendo la rama más bella Gusto al que gusto
para el pájaro Qué puede importaros
pintar también el verde follaje y la frescura del Lo que me pasó
viento Sí amé a alguien
el polvillo del sol Sí alguien me amó
y el ruido de los bichos de la hierba en el calor Como los niños que se aman
estival Simplemente saben amar
y después esperar que el pájaro se decida a Amar amar ...
cantar Por qué hacerme preguntas
- 104 -
estoy aquí para gustaros
Y esto no lo puedo cambiar
- 105 -
Paul Verlaine Pero en tu querido corazón de oro, me
dices, niña,
la fiera pasión va soplando el olifante ...
¡Déjala trompetear a gusto, a la tunanta!
- 106 -
cuando el esfuerzo te reclama, y el olvido de aquí abajo,
cuando el supremo esfuerzo
está ahí y te reclama? y el olvido de aquí abajo!
y la luz cruda
recortando con un trazo negro
toda cosa aparecida
te muestra el Deber
y su forma adusta.
Búscale vivamente,
verás desaparecer
todo aspecto inclemente
de su manera de ser
con el alejamiento.
Es el depositario
que te guarda un tesoro
de amor y de misterio,
más precioso que el oro,
más seguro que nada en la tierra,
- 107 -
José Asunción Silva no quiero tus sonrisas,
memorias son cenizas,
y llamas apagadas
se vuelven a encender.
Cápsulas
- 108 -
En estas horas de solemne calma y consiguió... una buena blenorragia.
vagan los pensamientos
y buscan a la sombra de lo ignoto El Mal Del Siglo
la quietud y el silencio.
Se recuerdan las caras adoradas El paciente:
de los queridos muertos
que duermen para siempre en el sepulcro Doctor, un desaliento de la vida
y hace tanto no vemos. que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
el mal del siglo... el mismo mal de Werther,
Bajan sobre las cosas de la vida de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
las sombras de lo eterno Un cansancio de todo, un absoluto
y las almas emprenden su viaje desprecio por lo humano... un incesante
al país del recuerdo. renegar de lo vil de la existencia
También vamos cruzando lentamente digno de mi maestro Schopenhauer;
de la vida el desierto un malestar profundo que se aumenta
también en el sepulcro helada sima con todas las torturas del análisis...
más tarde dormiremos.
El médico:
Que en la tarde, en las horas del divino
crepúsculo sereno —Eso es cuestión de régimen: camine
se pueblan de tinieblas los espacios de mañanita; duerma largo, báñese;
y las almas de sueños! beba bien; coma bien; cuídese mucho,
¡Lo que usted tiene es hambre!...
Enfermedades De La Niñez
La Respuesta De La Tierra
A una boca vendida,
a una infame boca, Era un poeta lírico, grandioso y sibilino
cuando sintió el impulso que en la vida que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
a locuras supremas nos provoca, frente a una posada y al volver de un camino:
dio el primer beso, hambriento de ternura ¡Oh madre, oh tierra!, díjole, en tu girar eterno
en los labios sin fuerza, sin frescura. nuestra existencia efímera tal parece que
No fue como Romeo ignoras.
al besar a Julieta; Nosotros esperamos un cielo o un infierno,
el cuerpo que estrechó cuando el deseo sufrimos o gozamos en nuestras breves horas,
ardiente aguijoneó su carne inquieta, e indiferente y muda tú, madre sin entrañas,
fue el cuerpo vil de vieja cortesana, de acuerdo con los hombres no sufres y no
Juana incansable de la tropa humana. lloras.
¿No sabes el secreto misterioso que entrañas?
Y el éxtasis divino ¿Por qué las noches negras, las diáfanas
que soñó con delicia auroras?
lo dejó melancólico y mohíno Las sombras vagarosas y tenues de unas cañas
al terminar la lúbrica caricia. que se reflejan lívidas en los estanques yertos,
Del amor no sintió la intensa magia
- 109 -
¿no son como conciencias fantásticas y desnuda tú entre mis brazos, fueron míos tus
extrañas besos;
que les copian sus vidas en espejos inciertos? tu cuerpo de veinte años entre la roja seda,
¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta tus cabellos dorados y tu melancolía,
aquí vinimos? tus frescuras de virgen y tu olor de reseda...
¿Conocen los secretos del más allá los Apenas alumbraba la lámpara sombría
muertos? los desteñidos hilos de la tapicería...
¿Por qué la vida inútil y triste recibimos?
¿Hay un oasis húmedo después de estos ¡Poeta! ¡di paso
desiertos? el último beso!
¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué ¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!
morimos? ¡El ataúd heráldico en el salón yacía;
¿Por qué? —Mi angustia sacia y a mi ansiedad mi oído fatigado por vigilias y excesos
contesta. sintió como a distancia los monótonos rezos!
Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo, ¡Tú, mustia, yerta y pálida entre la negra seda,
en estas soledades aguardo la respuesta. la llama de los cirios temblaba y se movía,
perfumaba la atmósfera un olor de reseda,
La tierra, como siempre, displicente y callada, un crucifijo pálido los brazos extendía,
al gran poeta lírico no le contestó nada. y estaba helada y cárdena tu boca que fue mía!
Nocturnos II
- 110 -
Sentí frío; era el frío que tenían en la alcoba
III tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
entre las blancuras níveas
Una noche, de las mortuorias sábanas.
una noche toda llena de perfumes, de Era el frío del sepulcro, era el hielo de la
murmullos y de músicas de alas, muerte,
una noche, era el frío de la nada...
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda Y mi sombra
las luciérnagas fantásticas, por los rayos de la luna proyectada,
a mi lado lentamente, contra mí ceñida toda, iba sola,
muda y pálida, como si un iba sola,
presentimiento de amarguras infinitas iba sola por la estepa solitaria;
hasta el más secreto fondo de las fibras te y tu sombra esbelta y ágil,
agitara, fina y lánguida,
por la senda florecida que atraviesa la llanura como en esa noche tibia de la muerta
caminabas; primavera,
y la luna llena como en esa noche llena de perfumes, de
por los cielos azulosos, infinitos y profundos murmullos y de músicas de alas,
esparcía su luz blanca. se acercó y marchó con ella,
Y tu sombra se acercó y marcho con ella,
fina y lánguida, se acercó y marcho con ella...¡Oh las sombras
y mi sombra, enlazadas!
por los rayos de la luna proyectadas, ¡Oh, las sombras de los cuerpos que se juntan
por las arenas tristes con las sombras de las almas!
de la senda se juntaban, ¡Oh, las sombras que se buscan en las noches
y eran una, de tristezas y de lágrimas!...
y eran una,
y eran una sola sombra larga, Madrigal
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga... Tu tez rosada y pura, tus formas gráciles
Esta noche de estatua de Tanagra, tu olor de lilas,
solo; el alma el carmín de tu boca, de labios tersos,
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu las miradas ardientes de tus pupilas;
muerte, el ritmo de tu paso, tu voz velada,
separado de ti misma por el tiempo, por la tus cabellos que suelen, si los despeina
tumba y la distancia, tu mano blanca y fina toda hoyuelada,
por el infinito negro cubrirte como un rico manto de reina;
donde nuestra voz no alcanza, tu voz, tus ademanes, tu ... no te asombre:
solo y mudo todo eso está, y a gritos, pidiendo un hombre.
por la senda caminaba...
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
Melancolía
a la luna pálida,
y el chillido
De todo lo velado,
de las ranas...
- 111 -
tenue, lejana y misteriosa surge
vaga melancolía
que del ideal al cielo nos conduce.
- 112 -
Gonzalo Arango habría podido ser un misionero, o un auténtico
revolucionario.
Siempre me pareció trágico el destino de
ciertos hombres que equivocaron su camino,
que perdieron la posibilidad de dirigir la
Historia, o a su propio Destino.
- 113 -
patria, su gobierno, lo despojan, lo vuelven ¿tendrá alguna relación aquello de que la
asesino, le dan una sicología de asesino. Seguirá libertad es el terror?
matando hasta el fin porque es lo único que
sabe: matar para vivir (no vivir para matar). Sólo Un poco sí. Pero, ¿era culpable realmente?
le enseñaron esta lección amarga y mortal, y la Sí, porque era libre de elegir el asesinato y lo
hará una filosofía aplicable a todos los actos de eligió. Pero también era inocente en la medida
su existencia. El Terror ha devenido su que en que el asesinato lo eligió a él.
naturaleza, y todos sabemos que no es fácil Por eso, en uno de los ocho agujeros que
luchar contra el Destino. El crimen fue su abalearon el cuerpo del bandido, deposito mi
conocimiento, en adelante sólo podrá pensar en rosa de sangre. Uno de esos disparos mató a un
términos de sangre. inocente que no tuvo la oportunidad de serlo.
Los otros siete mataron al asesino que fue.
Yo, un poeta, en las mismas circunstancias
de opresión, de miseria, miedo y persecución, ¿Qué le dirá a Dios este bandido?
también habría sido bandolero. Creo que hoy
me llamaría “General Exterminio”. Nada que Dios no sepa: que los hombres no
matan porque nacieron asesinos, sino que son
Por eso le hago esta elegía a “Desquite”, asesinos porque la sociedad en que nacieron les
porque con las mismas posibilidades que yo negó el derecho de ser hombres.
tuve, él se habría podido llamar Gonzalo
Arango, y ser un poeta con la dignidad que le Menos mal que Desquite no irá al Infierno,
confiere Rimbaud a la poesía: la mano que pues el ya purgó sus penas en el infierno sin
maneja la pluma vale tanto como la que esperanzas de su patria.
conduce el arado. Pero la vida es a veces
asesina. Pero tampoco irá al cielo porque su ideal de
salvación fue inhumano, y descargó sus odios
¿Estoy contento de que lo hayan matado? eligiendo víctimas entre inocentes.
Y también estoy muy triste. Pues a la tierra que manchó con su sangre y
la de sus víctimas. La tierra, que no es vengativa,
Porque vivió la vida que no merecía, porque lo cubrirá de cieno, silencio y olvido.
vivió muriendo, errante y aterrado,
despreciándolo todo y despreciándose a sí Los campesinos y los pájaros podrán ahora
mismo, pues no hay crimen más grande que el dormir sin zozobra. El hombre que erraba por
desprecio de uno mismo. las montañas como un condenado ya no existe.
- 114 -
Nunca la vida fue tan mortal para un brazos, pero tampoco estás en el tiempo,
hombre. y es en ese rincón de la eternidad donde
me reúno contigo, en una esencia tan
Y pregunto sobre su tumba cavada en la total que nada puede separarnos: ni la
montaña: ¿No habrá manera de que Colombia, pasión, ni los días, ni el recuerdo, ni el
en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de nocturno canto del búho, ni el horrible
vivir? despertador de las 5 de la mañana.
- 115 -
A veces me gusta imaginar este búho indiferencia, pero no han muerto.
como un espíritu santo que baja del cielo Solamente se callaron para no
a no dejar hundir el universo en las despertarte.
tinieblas, y a sostener con su canto la
presencia infinita de la vida, mientras los Yo también temo deslizar esta pluma
hombres duermen, olvidan o se cansan sobre el papel para escribir que te amo.
de vivir. Pero, ¿qué necesidad de decirlo si toda la
alegría y la paz del mundo me vienen de
Nada más que la noche, amor mío, y tu sueño? Y como todo lo has olvidado,
yo en ella, infinitamente grande para mí, también a mí que muero en tu sueño, me
tan espléndida para bendecirla o cantar dejas en la más pura libertad de amarte,
yo solo su fastuosa belleza, el viento con una libertad tan absoluta y sin peligro
encima y la tierra debajo y la oscuridad en que no pueden distraer tu pensamiento,
todas partes. La relativa luz de las ni los deleites animales, ni el pito del tren,
estrellas agregando otro enigma a su ni el brillo de la luna, ni el dolor del
insondable misterio, los soles negros y el mundo, ni mucho menos el poderoso y
canto de la rana en la piedra del lago con ardiente amor que te crucificó en la
sus ojazos desmesuradamente abiertos al adolescencia.
terror.
Te quiero así, en esta soledad de los
De pronto tengo la sensación dos, unidos por el deseo y el miedo,
angustiosa de que estoy perdido entre presos en esta dulce sensación de
estas presencias fantásticas, los vastos eternidad, en la que sueñas y olvidas, y
territorios del cielo, el negro silencio apenas te queda memoria para lo que no
nocturno, la rara melodía del grillo, el debe morir.
ganso en su aullido, el solemne reposo de
todo lo viviente... Y miedo de mi vida algo Y prefiero tu olvido absoluto porque el
fugitiva entre estas cosas menos recuerdo quiere decir que permites al
importantes que yo, pero más tiempo abrir tumbas en nuestro amor.
imperecederas.
Quédate donde estás, en el puro
Entonces todo me parece absurdo, equilibrio de la noche y el día, en la nada
efímero, acosado por la muerte, y corro a de tu sueño feliz que es la otra cara del
despertarme para gozar en ti el minuto cielo, ese cielo invisible a todos, menos a
de vida que me queda, sentir el roce de tu mí.
piel, bañarte con el sudor del verano,
sofocar el silencio y la quietud, y decirte Ese cielo, en fin, ombligo o taberna
que toda la ilusión de mañana es este para la embriaguez de los dioses que
instante en tus brazos a la orilla de la fueron condenados a la desesperación,
dicha. cruz de tu carne donde me purifico, me
santifico, me emborracho de amor para
Si ahora desaparecieras todo quedaría alcanzar el exilio de la pobre mente
vacío. Con tu sueño las cosas de nuestro humana, y donde al perderme me salvo
alrededor se han sumido en la por una rara sensación de locura divina.
- 116 -
No tengo otro argumento para
despertarte, amor mío, y no sé si debo
separarte de esta nueva dimensión de tu
amor en que eres mía más allá de la
muerte.
- 117 -
Pablo Neruda Andando, flor del mundo,
Así te veo,
Bella.
Bella,
Con un nido de cobre enmarañado
En tu cabeza, un nido
Color de miel sombría
Donde mi corazón arde y reposa,
Bella.
Bella,
No te caben los ojos en la cara,
Amor No te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
En tus ojos,
Mujer, si yo hubiera sido tu hijo, por beberte
Mi patria está en tus ojos,
La leche de los senos como de un manantial,
Yo camino por ellos,
Por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
Ellos dan luz al mundo
En la risa de oro y la voz de cristal.
Por donde yo camino,
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
Bella.
Y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
Porque tu ser pasara sin pena al lado mío
Bella,
Y saliera en la estrofa – limpio de todo mal -.
Tus senos son como dos panes hechos
De tierra cereal y luna de oro,
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
Bella.
Amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
Bella,
Amarte más.
Tu cintura
Y todavía amarte más
La hizo mi brazo como un río cuando
Y más.
Pasó mil años por tu dulce cuerpo,
Bella.
Bella
Bella,
Bella, No hay nada como tus caderas,
Como en la piedra fresca Tal vez la tierra tiene
Del manantial, el agua En algún sitio oculto
Abre un ancho relámpago de espuma, La curva y el aroma de tu cuerpo,
Así es la sonrisa en tu rostro, Tal vez en algún sitio,
Bella. Bella.
- 118 -
Tu ser, tu luz, tu sombra, El Viento En La Isla
Bella,
Todo eso es mío, bella, El viento es un caballo:
Todo eso es mío, mía, Óyelo cómo corre
Cuando andas o reposas, Por el mar, por el cielo.
Cuando cantas o duermes,
Cuando sufres o sueñas, Quiere llevarme: escucha
Siempre, Cómo recorre el mundo
Cuando estás cerca o lejos, Para llevarme lejos.
Siempre,
Eres mía, mi bella, Escóndeme en tus brazos
Siempre. Por esta noche sola,
Mientras la lluvia rompe
Cuerpo De Mujer Contra el mar y la tierra
Su boca innumerable.
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos
blancos, Escucha como el viento
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Me llama galopando
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava Para llevarme lejos.
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.
Con tu frente en mi frente,
Fui sólo como un túnel. De mí huían los Con tu boca en mi boca,
pájaros, Atados nuestros cuerpos
y en mí la noche entraba en su invasión Al amor que nos quema,
poderosa. Deja que el viento pase
Para sobrevivirme te forjé como un arma, Sin que pueda llevarme.
como una flecha en mi arco, como una piedra
en mi honda. Deja que el viento corra
Coronado de espuma,
Pero cae la hora de la venganza, y te amo. Que me llame y me busque
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y Galopando en la sombra,
firme. Mientras yo, sumergido
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de Bajo tus grandes ojos,
ausencia! Por esta noche sola
¡Ah las rosas del pubis! ¡Ah tu voz lenta y Descansaré, amor mío.
triste!
En Ti La Tierra
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, ¡mi camino Pequeña
indeciso! Rosa,
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, Rosa pequeña,
y la fatiga sigue y el dolor infinito. A veces,
Diminuta y desnuda,
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Parece acechar la mirada de mis ojos, huir,
Que en una mano mía la veo interrumpirse, para seguirme hasta la
Cabes, hora
Que así voy a cerrarte de mi silencio absorto y de mi afán de ti.
Y a llevarte a mi boca, Hela aquí tu ternura de ojos dulces que
Pero esperan.
De pronto hela aquí, boca tuya, palabra nunca dicha.
Mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios, Siento que se suben los musgos de tu pena
Has crecido, y me crecen a tientas en el alma infinita.
Suben tus hombros como dos colinas,
Tus pechos se pasean por mi pecho, Era esto el abandono, y lo sabías,
Mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada era la guerra oscura del corazón y todos,
Línea de luna nueva que tiene tu cintura: era la queja rota de angustias conmovidas,
En el amor como agua de mar te has desatado: y la ebriedad, y el deseo, y el dejarse ir,
Mido apenas los ojos más extensos del cielo y era eso mi vida,
Y me inclino a tu boca para besar la tierra. era eso que el agua de tus ojos llevaba,
era eso que en el hueco de tus manos cabía.
Farewell (5)
Ah. mariposa mía y arrullo de paloma,
Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos, ah vaso, ah estero, ah compañera mía!
Ya no se endulzará junto a ti mi dolor. Te llegó mi reclamo, dímelo, te llegaba,
en las abiertas noches de estrellas frías
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada ahora, en el otoño, ¡en el baile amarillo
Y hacia donde camines llevarás mi dolor. de los vientos hambrientos y de hojas caídas!
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos Dímelo, te llegaba,
Un recodo en la ruta donde el amor pasó. aullando o cómo, sollozando,
en la hora de la sangre fermentada
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame, cuando la tierra crece y se cimbra latiendo
Del que corte en tu huerto lo que he sembrado bajo el sol que la raya con sus colas de ámbar?
yo.
Dímelo, me sentiste
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy trepar hasta tu forma por todos los silencios,
triste. y todas las palabras?
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde
voy. Yo me sentí crecer. Nunca supe hacia dónde,
Es más allá de ti. ¿Lo comprendes, hermana?
. . . Desde tu corazón me dice adiós un niño. Es que se aleja el fruto cuando llegan mis
Y yo le digo adiós. manos
y ruedan las estrellas antes de mi mirada.
El Hondero Entusiasta (No.4)
Siento que soy la aguja de una infinita flecha,
Siento tu ternura allegarse a mi tierra, y va a clavarse lejos, no va a clavarse nunca,
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tren de dolores húmedos en fuga hacia lo Yo soy esto que gime, esto
eterno, que arde, esto que sufre.
goteando en cada tierra sollozos y preguntas. Yo soy esto que ataca, esto
que aúlla, esto que canta.
Pero hela aquí, tu forma familiar, lo que es No, no quiero ser esto.
mío, Ayúdame a romper estas
lo tuyo, lo que es mío, lo que es tuyo y me puertas inmensas.
inunda, Con tus hombros de seda
hela aquí que me llena los miembros de desentierra estas anclas.
abandono, así crucificaron mi dolor una
hela aquí, tu ternura, tarde.
amarrándose a las mismas raíces,
madurando en la misma caravana de frutas, Quiero no tener límites y
y saliendo de tu alma rota bajo mis dedos alzarme hacia aquel astro.
como el licor del vino del centro de la uva. Mi corazón no debe callar hoy
o mañana.
El Hondero Entusiasta (No.8) De participar de lo que toca,
debe ser de metales, de
Llénate de mí. raíces, de alas.
Ansíame, agótame, viérteme, No puedo ser la piedra que se
sacrifícame. alza y que no vuelve,
Pídeme. Recógeme, no puedo ser la sombra que
contiéneme, ocúltame. se deshace y pasa.
Quiero ser de alguien, quiero
ser tuyo, es tu hora. No, no puede ser, no puede
Soy el que pasó saltando ser, no puede ser.
sobre las cosas, Entonces gritaría, lloraría,
el fugante, el doliente. gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Pero siento tu hora, ¿Quién iba a romper esta
la hora de que mi vida gotee vibración de mis alas?
sobre tu alma, ¿Quién iba a exterminarme?
la hora de las ternuras que no ¿Qué designio, qué palabra?
derramé nunca, No puede ser, no puede ser,
la hora de los silencios que no no puede ser.
tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que Esclava Mía
nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me Esclava mía, témeme.
fue solitaria. Ámame. ¡Esclava mía!
Soy contigo el ocaso más
Libértame de mí. Quiero salir vasto de mi cielo,
de mi alma.
- 121 -
y en él despunta mi alma Toda la sed termina en nuestro abrazo.
como una estrella fría. Aquí estamos al fin frente a frente,
Cuando de ti se alejan Nos hemos encontrado,
vuelven a mí mis pasos. No hemos perdido nada.
Mi propio latigazo cae sobre Nos hemos recorrido labio a labio,
mi vida. Hemos cambiado mil veces
Eres lo que está dentro de mí Entre nosotros la muerte y la vida,
y está lejano. Todo lo que traíamos
Huyendo como un coro de Como muertas medallas
nieblas perseguidas. Lo echamos al fondo del mar,
Junto a mí, pero ¿dónde? Todo lo que aprendimos
Lejos, lo que está lejos. No nos sirvió de nada:
Y lo que estando lejos bajo Comenzamos de nuevo,
mis pies camina. Terminamos de nuevo
El eco de la voz más allá del Muerte y vida.
silencio. Y aquí sobrevivimos,
Y lo que en mi alma crece Puros, con la pureza que nosotros creamos,
como el musgo en las ruinas. Más anchos que la tierra que no pudo
extraviarnos,
Mi Muchacha Salvaje Eternos como el fuego que arderá
Cuanto dure la vida.
Mi muchacha salvaje, hemos tenido
Que recobrar el tiempo Oda Al Amor
Y marchar hacia atrás, en la distancia
De nuestras vidas, beso a beso, Amor, hagamos cuentas.
Recogiendo de un sitio lo que dimos A mi edad
Sin alegría, descubriendo en otro No es posible
El camino secreto Engañar o engañarnos.
Que iba acercando tus pies a los míos, Fui ladrón de caminos,
Y así bajo mi boca Tal vez,
Vuelves a ver la planta insatisfecha No me arrepiento.
De tu vida alargando sus raíces Un minuto profundo,
Hacia mi corazón que te esperaba. Una magnolia rota
Y una a una las noches Por mis dientes
Entre nuestras ciudades separadas Y la luz de la luna
Se agregan a la noche que nos une. Celestina.
La luz de cada día, Muy bien, pero, ¿el balance?
Su llama o su reposo La soledad mantuvo
Nos entregan, sacándolos del tiempo, Su red entretejida
Y así se desentierra De fríos jazmineros
En la sombra o la luz nuestro tesoro, Y entonces
Y así besan la vida nuestros besos: La que llegó a mis brazos
Todo el amor en nuestro amor se encierra: Fue la reina rosada
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De las islas. Debe estar lo que amamos.
Amor, Amor, eso me diste.
Con una gota, Cuando por vez primera
Aunque caiga Ella llegó a mis brazos
Durante toda y toda Pasó como las aguas
La nocturna En una despeñada primavera.
Primavera Hoy
No se forma el océano La recojo.
Y me quedé desnudo, Son angostas mis manos pequeñas
Solitario, esperando. Las cuencas de mis ojos
Para que ellas reciban
Pero, he aquí que aquella Su tesoro,
Que pasó por mis brazos La cascada
Como una ola De interminable luz, el hilo de oro,
Aquella El pan de su fragancia
Que sólo fue un sabor Que son sencillamente, Amor, mi vida.
De fruta vespertina,
De pronto Llénate De Mí
Parpadeó como estrella,
Ardió como paloma Llénate de mí.
Y la encontré en mi piel Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Desenlazándose Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Como la cabellera de una hoguera. Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu
Amor, desde aquel día hora,
Todo fue más sencillo. Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
Obedecí las órdenes El fugante, el doliente.
Que mi olvidado corazón me daba
Y apreté su cintura Pero siento tu hora,
Y reclamé su boca La hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
Con todo el poderío La hora de las ternuras que no derramé nunca,
De mis besos, La hora de los silencios que no tienen palabras,
Como un rey que arrebata Tu hora, alba de sangre que me nutrió de
Con un ejército desesperado angustias,
Una pequeña torre donde crece Tu hora, medianoche que me fue solitaria.
La azucena salvaje de su infancia.
Por eso, Amor, yo creo Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Que enmarañado y duro Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que
Puede ser tu camino, sufre.
Pero que vuelves Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que
De tu cacería canta.
Y cuando enciendes No, no quiero ser esto.
Otra vez el fuego, Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Como el pan en la mesa,
Así, con sencillez,
- 123 -
Con tus hombros de seda desentierra estas Sí Tu Me Olvidas
anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde. Quiero que sepas una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel Si miro
astro. La luna de cristal, la rama roja
Mi corazón no debe callar hoy o mañana. Del lento otoño en mi ventana,
Debe participar de lo que toca, Si toco
Debe ser de metales, de raíces, de alas. Junto al fuego
No puedo ser la piedra que se alza y que no La impalpable ceniza
vuelve, O el arrugado cuerpo de la leña,
No puedo ser la sombra que se deshace y pasa. Todo me lleva a ti,
Como si todo lo que existe,
No, no puede ser, no puede ser, no puede ser. Aromas, luz, metales,
Entonces gritaría, lloraría, gemiría. Fueran pequeños barcos que navegan
Hacia las islas tuyas que me aguardan.
No puede ser, no puede ser.
¿Quién iba a romper esta vibración de mis alas? Ahora bien,
¿Quién iba a exterminarme? ¿Qué designio, qué Si poco a poco dejas de quererme
Palabra? Dejaré de quererte poco a poco.
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma. Si de pronto
Me olvidas
Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva. No me busques,
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste. Que ya te habré olvidado.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes. Si consideras largo y loco
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos. El viento de banderas
Seré La ruta tuya. Pasa. Déjame irme. Que pasa por mi vida
Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme. Y te decides
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites. A dejarme a la orilla
Del corazón en que tengo raíces,
Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca, Piensa
Inundando las tierras como un río terrible, Que en ese día,
Desatando estos nudos, ah Dios mío, estos A esa hora
nudos, Levantaré los brazos
Destrozando, Y saldrán mis raíces
Quemando, A buscar otra tierra.
Arrasando
Como una lava loca lo que existe, Pero
Correr fuera de mi mismo, perdidamente, Si cada día,
Libre de mí, Curiosamente libre. Cada hora
¡Irme, Dios mío, irme! Sientes que a mí estás destinada
Con dulzura implacable.
- 124 -
Si cada día sube Sígueme, compañera, en esta ola de angustia.
Una flor a tus labios a buscarme,
Ay amor mío, ay mía, Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
En mí todo ese fuego se repite, Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
En mí nada se apaga ni se olvida,
Mi amor se nutre de tu amor, amada, Voy haciendo de todas un collar infinito
Y mientras vivas estará en tus brazos Para tus blancas manos, suaves como las uvas.
Sin salir de los míos.
Veinte Poemas De Amor (No.7 )
Veinte Poemas De Amor (No.5 )
Inclinado en las tardes tiro mis redes
Para que tú me oigas a tus ojos oceánicos.
Mis palabras
Se adelgazan a veces Allí se estira y arde en la más alta hoguera
Como las huellas de las gaviotas en las playas. mi soledad que da vueltas los brazos como un
náufrago.
Collar, cascabel ebrio
Para tus manos suaves como las uvas. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
Y las miro lejanas mis palabras. que olean como el mar a la orilla de un faro.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las Sólo guardas de tinieblas, hembra distante y
yedras. mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del
Ellas trepan así por las paredes húmedas. espanto.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guardia oscura. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
Todo lo llenas tú, todo lo llenas. a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, Los pájaros nocturnos picotean las primeras
Y están acostumbradas más que tú a mi estrellas
tristeza. que centellean como mi alma cuando te amo.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte Galopa la noche en su yegua sombría
Para que tú las oigas como quiero que me desparramando espigas azules sobre el campo.
oigas.
Veinte Poemas De Amor (No.10)
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban. Hemos perdido aun este crepúsculo.
Escucha otras voces en mi voz dolorida. Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas Mientras la noche azul caía sobre el mundo.
súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones, He visto desde mi ventana
sígueme. La fiesta del poniente en los cerros lejanos.
- 125 -
pájaros que dormían en tu alma.
A veces como una moneda
Se encendía un pedazo de sol entre mis manos. Veinte Poemas De Amor (No.14)
Yo te recordaba con el alma apretada Juegas todos los días con la luz del universo.
De esa tristeza que tú me conoces Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
Entonces, ¿dónde estabas? como un racimo entre mis manos cada día.
¿Entre qué gentes?
¿Diciendo qué palabras? A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe ¿Quién escribe tu nombre con letras de humo
Cuando me siento triste, y te siento lejana? entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces,
Cayó el libro que siempre se toma en el cuando aún no existías.
crepúsculo,
Y como un perro herido rodó a mis pies mi De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana
capa. cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Siempre, siempre te alejas en las tardes Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Hacia donde el crepúsculo corre borrado Se desviste la lluvia.
estatuas.
Pasan huyendo los pájaros.
Veinte Poemas De Amor (No.12) El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los
Para mi corazón basta tu pecho, hombres.
para tu libertad bastan mis alas. El temporal arremolina hojas oscuras
Desde mi boca llegará hasta el cielo y suelta todas las barcas que anoche
lo que estaba dormido sobre tu alma. amarraron al cielo.
- 126 -
Cuánto te habrá dolido acostumbrarte a mí, Me gusta cuando callas porque estás como
a mi alma sola y salvaje, a mis nombres que a ausente.
todos ahuyentan. Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Hemos visto arder tantas veces el lucero Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
besándonos los ojos Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
y sobre nuestras cabezas destorcerse los
crepúsculos en abanicos gigantes. Veinte Poemas De Amor (No.18)
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Aquí te amo.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar En los pinos oscuros se desenreda el viento.
soleado. Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Hasta te creo dueña del universo. andan días iguales persiguiéndose.
Te traeré de las montañas flores alegres,
copihues, Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos. Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos. O la cruz negra de un barco.
Solo.
Veinte Poemas De Amor (No.15) A veces amanezco, y hasta mi alma está
húmeda.
Me gusta cuando callas porque estás como Suena, resuena el mar lejano.
ausente, este es un puerto.
y me oyes desde lejos, y mi boca no te toca… Aquí te amo.
Parece que los ojos se te hubieran volado Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
y parece que un beso te cerrara la boca. Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
Como todas las cosas están llenas de mi alma que corren por el mar hacia donde no llegan.
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
y te pareces a la palabra melancolía. Son más tristes los muelles cuando atraca la
tarde.
Me gusta cuando callas y estás como distante. Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
déjame que me calle con el silencio tuyo. Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un Me miran con tus ojos las estrellas más
anillo. grandes.
Eres como la noche, callada y constelada. Y como yo te amo, los pinos en el viento,
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
- 127 -
quieren cantar tu nombre con sus hojas de La misma noche que hace blanquear los
alambre. mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los
Veinte Poemas De Amor (No.20) mismos.
Puedo escribir los versos más tristes esta Ya no la quiero, es cierto, pero cuando la quise.
noche. Mi voz buscaba el viento para tocar sus oídos.
Escribir, por ejemplo: “La noche está De otro. Será de otro. Como antes de mis
estrellada, besos.
y titilan, azules, los astros, a lo lejos.” Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche. Porque en noches como ésta la tuve entre mis
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
En las noches como ésta la tuve entre mis
brazos. Aunque éste sea el último dolor que ella me
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. causa,
y éstos los últimos versos que yo le escribo.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. La Canción Desesperada
Puedo escribir los versos más tristes esta Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
noche. El río anuda al mar su lamento obstinado.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he
perdido. Abandonado como los muelles en el alba.
¡Es la hora de partir, oh abandonado!
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como el pasto al rocío. Sobre mi corazón llueven frías corolas.
¡Oh sentina de escombros, feroz cueva de
Que importa que mi amor no pudiera náufragos!
guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo. En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Esos es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido. Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. ¡Todo en ti fue
Como para acercarla mi mirada la busca. naufragio!
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
En infancia de niebla mi alma alada y herida.
- 128 -
descubridor perdido, ¡todo en fue naufragio! qué dolor no exprimiste, qué olas no te
ahogaron.
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, ¡todo en fue naufragio! De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, corrientes.
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Oh sentina de escombros, pozo abierto y
amargo.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Pálido buzo ciego; desventurado hondero,
descubridor perdido, ¡todo en ti fue naufragio!
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos. Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
¡Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme Surgen frías estrellas, emigran pájaros negros.
en la tierra de tu alma, y en cruz de tus brazos!
Abandonado como los muelles en el alba.
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, Sólo la sombra trémula se retuerce en mis
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. manos.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
tumbas,
aún los racimos arden picoteados por los Es la hora de partir. ¡Oh abandonado!
pájaros.
Y Porque Amor Combate
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos Y porque Amor combate
trenzados. No sólo en su quemante agricultura,
Sino en la boca de hombres y mujeres,
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo Terminaré saliéndole al camino
en que nos anudamos y desesperamos. A los que entre mi pecho y tu fragancia
Quieran interponer su planta oscura.
Y la ternura, leve como el agua y la harina. De mí nada más malo
Y la palabra apenas comenzada en los labios. Te dirán, amor mío,
De lo que yo te dije.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, Yo viví en las praderas
y en él cayó mi anhelo, !todo en fue naufragio! Antes de conocerte
Y no esperé el amor, sino que estuve
Oh sentina de escombros, en ti todo caía, Acechando y salté sobre la rosa.
- 129 -
¿Qué más pueden decirte? Yo sólo quiero que la luz alumbre,
No soy bueno ni malo sino un hombre, Yo no pido a la noche
Y agregarán entonces el peligro Explicaciones,
De mi vida, que conoces Yo la espero y me envuelve,
Y que con tu pasión has compartido. Y así tú, pan y luz
Y bien, este peligro Y sombra eres.
Es peligro de amor, de amor completo Has venido a mi vida
Hacia toda la vida, Con lo que tú traías,
Hacia todas las vidas, Hecha
Y si este amor nos trae De luz y pan y sombra te esperaba,
La muerte o las prisiones, Y así te necesito,
Yo estoy seguro que tus grandes ojos, Así te amo,
Como cuando los beso Y a cuantos quieran escuchar mañana
Se cerrarán entonces con orgullo, Lo que no les diré, que aquí lo lean,
En doble orgullo, amor, Y retrocedan hoy porque es temprano
Con tu orgullo y el mío. Para estos argumentos.
Pero hacia mis orejas vendrán antes Mañana sólo les daremos
A socavar la torre Una hoja del árbol de nuestro amor, una hoja
Del amor dulce y duro que nos liga, Que caerá sobre la tierra
Y me dirán: -"Aquella Como si la hubieran hecho nuestros labios,
Que tú amas, Como un beso que cae
No es mujer para ti, Desde nuestras alturas invencibles
¿Por qué la quieres? Creo Para mostrar el fuego y la ternura
Que podrías hallar una más bella, De un amor verdadero.
Más seria, más profunda,
Más otra, tú me entiendes, mírala qué ligera,
Y qué cabeza tiene,
Y mírala cómo se viste
Y etcétera y etcétera."
Y yo en estas líneas digo:
Así te quiero, amor,
Amor, así te amo,
Así corno te vistes
Y como se levanta
Tu cabellera y como
Tu boca se sonríe,
Ligera como el agua
Del manantial sobre las piedras puras,
Así te quiero, amada.
Al pan yo no le pido que me enseñe
Sino que no me falte
Durante cada día de la vida.
Yo no sé nada de la luz, de dónde
Viene ni dónde va,
- 130 -
Mario Benedetti Asunción De Ti
(1)
- 131 -
Pasa sobre mis párpados el cielo fácil Que aquí permanecieron.
A dejarme los ojos vacíos de ciudad. Esta noche, otra noche
No pienses ahora en el tiempo de agujas, Tú estarás,
En el tiempo de pobres desesperaciones. Tibia estarás al alcance de mis ojos,
Ahora sólo existe el anhelo desnudo, Lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
El sol que se desprende de sus nubes de llanto, He conservado intacto tu paisaje
Tu rostro que se interna noche adentro Pero no sé hasta dónde está intacto sin ti,
Hasta sólo ser voz y rumor de sonrisa. Sin que tú le prometas horizontes de niebla,
Sin que tú le reclames su ventana de arena.
(3) Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Puedes querer el alba Aunque ya no seas tú,
Cuando ames. Aunque contigo traigas
Puedes Dolor y otros milagros.
Venir a reclamarte como eras. Aunque seas otro rostro
He conservado intacto tu paisaje. De tu cielo hacia mí.
Lo dejaré en tus manos
Cuando éstas lleguen, como siempre, Bienvenida
Anunciándote.
Puedes Se me ocurre que vas a llegar distinta
Venir a reclamarte como eras. No exactamente más linda
Aunque ya no seas tú. Ni más fuerte
Aunque mi voz te espere Ni más dócil
Sola en su azar Ni más cauta
Quemando Tan solo que vas a llegar distinta
Y tu dueño sea eso y mucho más. Como si esta temporada de no verme
Puedes amar el alba Te hubiera sorprendido a vos también
Cuando quieras. Quizá porque sabes
Mi soledad ha aprendido a ostentarte. Cómo te pienso y te enumero
Esta noche, otra noche
Tú estarás Después de todo la nostalgia existe
Y volverá a gemir el tiempo giratorio Aunque no lloremos en los andenes
Y los labios dirán fantasmales
Esta paz ahora esta paz ahora. Ni sobre las almohadas de candor
Ahora puedes venir a reclamarte, Ni bajo el cielo opaco
Penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
Reconocer tu tibio corazón sin excusas, Yo nostalgio
Los cuadros persuadidos, Tu nostalgias
Saberte aquí. Y cómo me revienta que él nostalgie
Habrá para vivir cualquier huida
Y el momento de la espuma y el sol Tu rostro es la vanguardia
Que aquí permanecieron. Tal vez llega primero
Habrá para aprender otra piedad Porque lo pinto en las paredes
Y el momento del sueño y el amor
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Con trazos invisibles y seguros Porque eres mía
Porque no eres mía
No olvides que tu rostro Porque te miro y muero
Me mira como pueblo Y peor que muero
Sonríe y rabia y canta Si no te miro amor
Como pueblo Si no te miro
Y eso te da una lumbre
Inapagable Hagamos Un Trato
Ahora no tengo dudas
Vas a llegar distinta y con señales Compañera
Con nuevas Usted sabe
Con hondura Puede contar
Con franqueza Conmigo
No hasta dos
Sé que voy a quererte sin preguntas O hasta diez
Sé que vas a quererme sin respuestas. Sino contar
Conmigo
Porque tú siempre existes dondequiera
Pero existes mejor donde te quiero Si alguna vez
Porque tu boca es sangre Advierte
Y tienes frío Que la miro a los ojos
Tengo que amarte amor Y una veta de amor
Tengo que amarte Reconoce en los míos
Aunque esta herida duela como dos No alerte sus fusiles
Aunque te busque y no te encuentre Ni piense qué delirio
Y aunque A pesar de la veta
La noche pase y yo te tenga O tal vez porque existe
Y no. Usted puede contar
Conmigo
Corazón, Coraza
Si otras veces
Porque te tengo y no Me encuentra
Porque te pienso Huraño sin motivo
Porque la noche está de ojos abiertos No piense qué flojera
Porque la noche pasa y digo amor Igual puede contar
Porque has venido a recoger tu imagen Conmigo
Y eres mejor que todas tus imágenes
Porque eres linda desde el pie hasta el alma Pero hagamos un trato
Porque eres buena desde el alma a mí Yo quisiera contar
Porque te escondes dulce en el orgullo Con usted
Pequeña y dulce
Corazón coraza Es tan lindo
Saber que usted existe
- 133 -
Uno se siente vivo Como aventura y enigma
Y cuando digo esto La caricia empieza antes
Quiero decir contar De convertirse en caricia
Aunque sea hasta dos
Aunque sea hasta cinco (6)
No ya para que acuda
Presurosa en mi auxilio Es claro que lo mejor
Sino para saber No es la caricia en sí misma
A ciencia cierta Sino su continuación
Que usted sabe que puede
Contar conmigo. Los Formales Y El Frío
Informe Sobre Caricias Quién iba a prever que el amor, ese informal
Se dedicara a ellos tan formales
(1)
Mientras almorzaban por primera vez
La caricia es un lenguaje Ella muy lenta y él no tanto
Si tus caricias me hablan Y hablaban con sospechosa objetividad
No quisiera que se callen De grandes temas en dos volúmenes
Su sonrisa, la de ella,
(2) Era como un augurio o una fábula
Su mirada, la de él, tomaba nota
La caricia no es la copia De cómo eran sus ojos, los de ella,
De otra caricia lejana Pero sus palabras, las de él,
Es una nueva versión No se enteraban de esa dulce encuesta
Casi siempre mejorada
Como siempre o como casi siempre
(3) La política condujo a la cultura
Así que por la noche concurrieron al teatro
Es la fiesta de la piel Sin tocarse una uña o un ojal
La caricia mientras dura Ni siquiera una hebilla o una manga
Y cuando se aleja deja Y como a la salida hacía bastante frío
Sin amparo a la lujuria Y ella no tenía medias
Sólo sandalias por las que asomaban
(4) Unos dedos muy blancos e indefensos
Fue preciso meterse en un boliche
Las caricias de los sueños
Que son prodigio y encanto Y ya que el mozo demoraba tanto
Adolecen de un defecto Ellos optaron por la confidencia
No tiene tacto Extra seca y sin hielo por favor
Cuando llegaron a su casa, la de ella,
(5) Ya el frío estaba en sus labios, los de él,
De modo que ella fábula y augurio
- 134 -
Le dio refugio y café instantáneos Si la luna no existiera,
Entonces, no tendría
Una hora apenas de biografía y nostalgias Sentido vivir en esta tierra
Hasta que al fin sobrevino un silencio Como tampoco tendría sentido
Como se sabe en estos casos es bravo Vivir sin mi vida,
Decir algo que realmente no sobre La mujer de mis sueños,
La que me da la alegría...
Él probó sólo falta que me quede a dormir
Y ella probó por qué no te quedas Si el mundo no girara
Y él no me lo digas dos veces O el tiempo no existiese,
Y ella bueno por qué no te quedas Entonces, jamás moriría
De manera que él se quedó en principio Jamás morirías
A besar sin usura sus pies fríos, los de ella, Tampoco nuestro amor...
Después ella besó sus labios, los de él, Pero el tiempo no es necesario
Que a esa altura ya no estaban tan fríos Nuestro amor es eterno
Y sucesivamente así No necesitamos del sol
Mientras los grandes temas De la luna o los astros
Dormían el sueño que ellos no durmieron. Para seguir amándonos...
- 135 -
Tu boca que es tuya y mía Aunque lo sea
Tu boca no se equivoca
Te quiero porque tu boca Cómo voy a creer
Sabe gritar rebeldía Que el horizonte es la frontera
Que el mar es nadie
Si te quiero es porque sos Que la noche es nada
Mi amor mi cómplice y todo
Y en la calle codo a codo Cómo voy a creer / dijo el fulano
Somos mucho más que dos Que tu cuerpo / mengana
No es algo más de lo que palpo
Y por tu rostro sincero O que tu amor
Y tu paso vagabundo Ese remoto amor que me destinas
Y tu llanto por el mundo No es el desnudo de tus ojos
Porque sos pueblo te quiero La parsimonia de tus manos
Cómo voy a creer / mengana austral
Y porque amor no es aureola Que sos tan sólo lo que miro
Ni cándida moraleja Acaricio o penetro
Y porque somos pareja
Que sabe que no está sola Cómo voy a creer / dijo el fulano
Que la utopía ya no existe
Te quiero en mi paraíso Si vos / mengana dulce
Es decir que en mi país Osada / eterna
La gente viva feliz Si vos / sos mi utopía.
Aunque no tenga permiso
Utopías
- 136 -
Hay besos silenciosos, besos nobles
Hay besos enigmáticos, sinceros
... Y Otros Más Hay besos que se dan sólo las almas
Hay besos por prohibidos, verdaderos.
Ama Amor (Raquel Jarodowski) Hay besos que calcinan y que hieren,
Hay besos que arrebatan los sentidos,
Ama, amor Hay besos misteriosos que han dejado
mientras yo estoy lejos. Mil sueños errantes y perdidos.
Dentro de mi sostengo tu rostro inigualable
y le doy la eternidad. Hay besos problemáticos que encierran
Creces en mi. No cambias. Una clave que nadie ha descifrado,
Sólo el amor da el rostro de lo eterno. Hay besos que engendran la tragedia
Besa otras bocas Cuantas rosas en broche han deshojado.
tan bellas como la mía
mientras estoy lejos. Hay besos perfumados, besos tibios
No dejes que el tiempo Que palpitan en íntimos anhelos,
torne de agua tu mirada de animal Hay besos que en los labios dejan huellas
y seque tus cabellos y ponga puntos blancos Como un campo de sol entre dos hielos.
en tu cien dorada y vuelva de paja
tus cabellos como los locos. Hay besos que parecen azucenas
Ámame, amor Por sublimes, ingenuos y por puros,
mientras estoy lejos. Hay besos traicioneros y cobardes,
No sea que se te olvide el ejercicio de dar. Hay besos maldecidos y perjuros.
Amor Eterno (Gustavo Adolfo Bécquer) Judas besa a Jesús y deja impresa
En su rostro de Dios, la felonía,
Podrá nublarse el sol eternamente; Mientras la Magdalena con sus besos
Podrá secarse en un instante el mar; Fortifica piadosa su agonía.
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal. Desde entonces en los besos palpita
¡Todo sucederá! Podrá la muerte El amor, la traición y los dolores,
Cubrirme con su fúnebre crespón; En las bodas humanas se parecen
Pero jamás en mí podrá apagarse A la brisa que juega con las flores.
La llama de tu amor.
Hay besos que producen desvaríos
Besos (Gabriela Mistral) De amorosa pasión ardiente y loca,
Tú los conoces bien son besos míos
Hay besos que pronuncian por sí solos Inventados por mí, para tu boca.
La sentencia de amor condenatoria,
Hay besos que se dan con la mirada Besos de llama que en rastro impreso
Hay besos que se dan con la memoria. Llevan los surcos de un amor vedado,
Besos de tempestad, salvajes besos
Que solo nuestros labios han probado.
- 137 -
Daguerrotipo De Una Desconocida
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible; (Elíseo Diego)
Cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
Y en los espasmos de emoción terrible, Esa muchacha que en el daguerrotipo está
Llenáronse de lágrimas tus ojos. mirándonos,
que no sabemos quién fue ni cómo se llamaba;
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso esa muchacha tan deliciosamente fresca bajo
Te vi celoso imaginando agravios, su blusa de encajes
Te suspendí en mis brazos... Vibró un beso, frágil como el temblor del pájaro que una vez
Y qué viste después...? Sangre en mis labios. hemos tenido en la mano;
el óvalo de cuya cara nos hiere de belleza,
Yo te enseñé a besar: los besos fríos las líneas de cuyas manos dibujan la esperanza
Son de impasible corazón de roca, o la ternura;
Yo te enseñé a besar con besos míos esa muchacha está en peligro, ya ven, y no se
Inventados por mí, para tu boca. da ni cuenta.
El día se le está yendo como el aroma escapa
Bouquet (Rubén Darío) de la rosa,
el nombre se le está yendo como está yéndose
Un poeta egregio del país de Francia, la música, no se da cuenta.
Que con versos áureos alabó el amor, Sólo un instante más y ya no podremos
Formó un ramo armónico, lleno de elegancia, ampararla, no podremos;
En su Sinfonía en Blanco Mayor. el rumor de su falda se ocultará en la sombra
de los márgenes;
Yo por ti formara, Blanca deliciosa, ligera se habrá ido como si no tuviese un
El regalo lírico de un blanco bouquet, cuidado en el mundo y
Con la blanca estrella, con la blanca rosa en su lugar habrá cosas sin alma que el polvo
Que en los bellos parques del azul se ve. aquieta
con la punta de sus dedos.
Hoy que tú celebras tus bodas de nieve No estará la muchacha, la perfección, la gloria
(tus bodas de virgen con el sueño son), de la luz, sino su imagen
Todas sus blancuras Primavera llueve manchada ya, tocada ya, como por una mosca,
Sobre la blancura de tu corazón. por la fecha.
Es demasiado joven para el odio del tiempo.
Cirios, cirios blancos, blancos, blancos lirios,
Cuello de los cisnes, margarita en flor, De Sobremesa (Luis Carlos López)
Galas de la espuma, ceras de los cirios
Y estrellas celestes tienen tu color. Se vive, amada mía,
según y cómo... Yo
Yo, al enviarte versos, de mi vida arranco por la mañana tengo hipocondría
La flor que te ofrezco, blanco serafín. y por la noche bailo un rigodón.
¡Mira cómo mancha tu corpiño blanco
La más roja rosa que hay en tu jardín! ¿Y qué? Pura ironía
del hígado, muchacha. En el amor
- 138 -
y en otras cosas de menor cuantía ya falta así de confesor, si peco
todo depende de la digestión. se me escapa el poder arrepentirme.
Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Esta noche soñaba que Filis retornaba.
Filtrando entre las ramas Tan bella como siempre al resplandor del día,
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras deseaba que su sombra conmigo se acostara
Que una hormiga pasea por mi cuello y no y que yo, como Ixión, abrazara una nube.
intento
Moverme para echarla. En mi lecho su sombra se deslizó desnuda.
Y me dijo: Damón, heme aquí de regreso,
Tan dulces dos palabras Yo sólo embellecí en ese triste sitio
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la Donde desde mi marcha la suerte me retuvo.
vida!?
Tan dulces y tan mansas "¡Vengo a besar de nuevo al más hermoso
Que aceites olorosos sobre el cuerpo amante,
derraman. Vengo para morir de nuevo en tus abrazos!"
Y cuando su fantasma agotó en mis ardores.
Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos, Me dijo: "¡Adiós! Me voy a estar entre los
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. muertos.
Oh, mis dedos quisieran Como te has alabado de poseer mi cuerpo,
Cortar estrellas. Podrás ahora alabarte de poseer mi alma."
- 139 -
Que haya habido mujeres infinitas Siento que algo solemne se aproxima, y me
Y sepa de otras tierras, y florezca hallo
La palabra en sus labios, perfumada: todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Suerte de selva virgen bajo el viento... Que se cumpla el destino, que Dios dicte su
fallo,
Y quiero amarlo ahora. Está la tarde para oír la palabra que el abismo dirá.
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos, Francesca (Ezra Pound)
Se deshacen mis trenzas poco a poco.
Tu saliste de la noche
Siento un vago rumor... Toda la tierra Y había flores en tus manos,
Está cantando dulcemente... Lejos Ahora saldrás de entre un barullo de gente,
Los bosques se han cargado de corolas, De entre un tumulto de conversaciones sobre
Desbordan los arroyos de sus cauces ti.
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos Yo que te había visto entre las cosas prístinas
Que estoy sonañdo embelesada... Me encolericé cuando decían tu nombre
En sitios ordinarios.
Pero Quisiera que las olas frescas cubrieran mi
Ya está bajando el sol de los montes, mente,
Las aves se acurrucan en sus nidos, Y que el mundo se agostara como una hoja
La tarde ha de morir y él está lejos... seca,
Lejos como este sol que para nunca O como semillas de 'diente-de-león' fuese
Se marcha y me abandona, con las manos lanzado,
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma Para que pueda encontrarte de nuevo,
Sutilizada, ardida en la esperanza ¡Sola!
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...
La Caricia Perdida (Alfonsina Storni)
Expectación (Amado Nervo) Se me va de los dedos la caricia sin causa,
Se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
Siento que algo solemne va a llegar a mi vida. La caricia que vaga sin destino ni objeto,
¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor? La caricia perdida ¿quién la recogerá?
Palidece mi rostro, mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor. Pude amar esta noche con piedad infinita,
Pude amar al primero que acertara a llegar.
Siento que algo sublime va a encarnar en mi Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
barro La caricia perdida, rodará... Rodará...
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro, Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
y la púrpura augusta va el harapo a teñir. Si estremece las ramas un dulce suspirar,
Si te oprime los dedos una mano pequeña
- 140 -
Que te toma y te deja, que te logra y se va. Llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, Viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Si es el aire quien teje la ilusión de besar, Siempre se están yendo,
Oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, Siempre, hacia alguna parte.
En el viento fundida, ¿me reconocerás? Esperan,
No esperan nada, pero esperan.
Lo Fatal (Rubén Darío) Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, Siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
y más la piedra dura porque esa ya no siente, Los amorosos son los insaciables,
pues no hay dolor más grande que el dolor de Los que siempre - ¡qué bueno!- han de estar
ser vivo, solos.
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, Tienen serpientes en lugar de brazos.
y el temor de haber sido y un futuro terror... Las venas del cuello se les hinchan
Y el espanto seguro de estar mañana muerto, También como serpientes para asfixiarlos.
y sufrir por la vida y por la sombra y por Los amorosos no pueden dormir
Porque si se duermen se los comen los
lo que no conocemos y apenas sospechamos, gusanos.
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres En la obscuridad abren los ojos
ramos, Y les cae en ellos el espanto.
- 141 -
Los amorosos se avergüenzan de toda Sigan cada contorno de sus muslos; que
conformación. disfruten
La pericia, el estilo del tornero
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, Que supo darles curva de manzana,
La muerte les fermenta detrás de los ojos, Maduración de fruto al punto de caída.
Y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
En que trenes y gallos se despiden Goza de la tela perfumada
dolorosamente. Encima de los jabones y los ríos.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida, Acaríciala encima: su vestido
A mujeres que duermen con la mano en el Es la piel que ha elegido para darte.
sexo, complacidas,
A arroyos de aguas tiernas y a cocinas. Primero las caderas:
Los amorosos se ponen a cantar entre labios Es la estación donde mejor preparas
Una canción no aprendida. El viaje y sus sorpresas. Cierra los ojos.
Y se van llorando, llorando
La hermosa vida. Ya has pasado el estrecho peligroso
Que los manuales llaman la cintura
Para Una Cubana (Rubén Darío) Y tus manos se cierran en los pechos:
Cómo saben mirar, las ciegas sabias,
Poesía dulce y mística El encaje barroco de la cárcel
Busca a la blanca cubana Que apenas aprisiona dos venados
Que se asomó a la ventana Encendidos al ritmo de la sangre.
Como una visión artística.
Si los broches y el tiempo lo permiten,
Misteriosa y cabalística, Anula esa defensa: mientras miras sus ojos
Puede dar celos a Diana, Deslízale el sostén. Y si protesta
Con su faz de porcelana Es tiempo de estrecharla.
De una blancura eucarística.
Acércala a tu boca; y en su oído
Llena de un prestigio asiático, Dile de las palabras que son mutuas.
Roja, en el rostro enigmático,
Su boca púrpura finge, En un ritmo creciente, pero lento,
Trabaja con los cierres, las hebillas,
Y al sonreírse vi en ella Los bastiones postreros de la plaza.
El resplandor de una estrella
Que fuese alma de una esfinge. Aléjate y admírala: es un fruto
Que pronto será parte de tu cuerpo
Y tu sed de morderla es tan urgente
Preludio Para Desnudar A Una Mujer Como la sed del fruto que anhela ser comido.
(Vicente Quirarte)
Has esperado mucho
Que esté, de preferencia, muy vestida. Y tienes derecho a la violencia.
Por eso es importante que las medias
- 142 -
Deja que la batalla continúe Y el alma es como espuma de las aristocracias.
Y que el amor condene a quien claudique.
Genio bueno: este día conmigo te congracias,
Que El Amor No Admite Cuerdas Apenas un suspiro me torna eterna y breve...
¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?
Reflexiones (Rubén Darío)
En mis pies cobran alas y danzan las tres
Gracias.
Señora, Amor es violento,
Y cuando nos transfigura
Es que anoche tus manos, en mis manos de
Nos enciende el pensamiento
fuego,
La locura.
Dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,
Llenóseme la boca de mieles perfumadas.
No pidas paz a mis brazos
Que a los tuyos tienen presos:
Tan frescas que en la limpia madrugada de
Son de guerra mis abrazos
Estío
Y son de incendio mis besos;
Mucho temo volverme corriendo al caserío
Y sería vano intento
Prendidas en mis labios mariposas doradas.
El tornar mi mente obscura
Si me enciende el pensamiento
La locura.
Mi gozo tu paladar
Rico panal conceptúa,
Como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento
En tan fino vaso apura,
Y me enciende el pensamiento
La locura.
- 143 -
... Apartes, Fragmentos o también los grandes espacios que hay al
lado. Por eso no he abandonado a Dios
Retazos tan ampliamente como ellos ni he
aceptado nunca a la Humanidad. He
Albert Camus considerado que Dios, siendo
improbable, podría ser; pudiendo, pues,
‘No hay más que un problema filosófico ser adorado; pero que la Humanidad,
verdaderamente serio: es el suicidio […]. siendo una mera idea biológica, y no
Juzgar que la vida vale o no vale la pena significando más que la especie animal
de ser vivida es contestar a la cuestión humana, no era más digna de adoración
fundamental de la filosofía […]. Un acto que cualquier otra especie animal. Este
como éste se prepara en el silencio del culto de la Humanidad, con sus ritos de
corazón, lo mismo que una gran obra.’ (El Libertad e Igualdad, me ha parecido
Mito de Sísifo) siempre una resurrección de los cultos
antiguos, en que los animales eran como
‘La prensa, tan habladora en el asunto de dioses, o los dioses tenían cabezas de
las ratas, no decía nada. Porque las ratas animales.
mueren en la calle y los hombres en sus
cuartos y los periódicos sólo se ocupan de Así, no sabiendo creer en Dios, y no
la calle.’ (La Peste) pudiendo creer en una suma de animales,
me he quedado, como otros de la orilla de
las gentes, en esa distancia de todo a que
Carl Jung comúnmente se llama la Decadencia. La
Decadencia es la pérdida total de la
‘La soledad es peligrosa. Es adictiva. Una
inconsciencia; porque la inconsciencia es
vez que te das cuenta de cuánta paz hay
el fundamento de la vida. El corazón, si
en ella, no quieres lidiar con la gente’.
pudiese pensar, se pararía.’ (Libro Del
(Entrevista TV)
Desasosiego)
- 144 -
democracia, ese inmenso pantano ‘Cuando uno inicia una aventura es
pútrido fuera del cual ya no se encuentra necesario llegar hasta el final y sufrir
nada.’ todas sus consecuencias. No se es víctima
cuando se es héroe.’
‘Yo he pensado más en las mujeres que
Dios en los hombres.’ ‘Hice todo con plena conciencia, durante
mi vida, de acuerdo con la idea que tengo
‘Se es humano en la medida que le de los deberes de un intelectual.’
hacemos trampa a nuestros dogmas.’ (Exordio)
- 145 -
Contenido Rainer Maria Rilke ........................................ 12
A Veces Ella Siente... ...................................12
Exordio............................................................ 0 Cielo ............................................................12
Cesar Vallejo ................................................... 1
Ágape ............................................................ 1 En Lo Más Cruel De Tu Invierno... ...............12
Hoy Me Gusta La Vida Mucho Menos…........ 5 Sin Embargo - Aunque Cada Uno... .............16
- 146 -
El Juego .......................................................20 El Spleen De París – Poema No.3 – El «Yo
El Suicida .....................................................21 Pecador» Del Artista ...................................33
Elegía Del Recuerdo Imposible ...................21 El Spleen De París – Poema No.10 - A La Una
De La Mañana .............................................34
Elogio De La Sombra ...................................21
El Spleen De París – Poema No.16 – El Reloj
Jactancia De Quietud ..................................22 ....................................................................34
La Joven Noche ...........................................22 El Spleen De París – Poema No.17 – Un
Límites .........................................................23 Hemisferio En Una Cabellera ......................35
Mayo 20, 1928 ............................................23 El Spleen De París – Poema No.33 -
Otro Poema De Los Dones ..........................23 Embriagaos .................................................35
In The Morning You Always Come Back .....28 El Cántaro Roto ...........................................42
- 147 -
Dedicatoria..................................................58 Iniciación .....................................................70
Dominique Hoy Presente ............................58 La Enemiga ..................................................70
La Muerte El Amor La Vida .........................59 Las Manzanas Del Edén ..............................70
Nosotros Dos...............................................60 Nocturno .....................................................71
Pero Ella ......................................................60 Obsesión .....................................................71
Pronta Para Los Besos Resucitadores .........60 Reencuentro ...............................................71
Repeticiones Muy Cerca Del Sueño Exigente Rito Orgiástico.............................................71
....................................................................61 Silueta .........................................................72
Retrato En Tres Cuadros .............................61 Tu Boca .......................................................72
Viva Y Muerta Separada .............................62 Tu Palidez ....................................................72
Yo Te He Imaginado ....................................62 Tus Manos ...................................................72
Federico García Lorca ................................... 64 Valse Nocturno ...........................................73
Alba .............................................................64
Julio Cortázar ................................................ 74
El Poeta Pide A Su Amor Que Le Escriba.....64 Bolero..........................................................74
Romance Sonámbulo ..................................64 Ceremonia Recurrente................................74
Miguel Rash Isla............................................ 66 El Breve Amor .............................................74
Amor Errante ..............................................66
El Futuro......................................................75
Culto De Safo ..............................................66
Esta Ternura ................................................75
Dedicatoria..................................................66
Dadora De Las Playas ..................................75
De Bohemia.................................................67
La Lenta Máquina Del Desamor… ...............76
Dualidad Fatal .............................................67
Tu Más Profunda Piel ..................................76
Eclipse .........................................................67
Fernando Pessoa .......................................... 78
Edén De Los Edenes ....................................67 Abdicación ..................................................78
El Nido .........................................................68 Autopsicografía ...........................................78
El Retrato De La Amada ..............................68 Cada Palabra Dicha Es La Voz De Un
El Secreto ....................................................68 Muerto... .....................................................78
El Tesoro .....................................................69 Como Si Cada Beso .....................................78
Elogio Primaveral ........................................69 Pasó La Diligencia........................................79
Espasmo ......................................................69 Es Tal Vez El Último Día de Mi Vida ............79
Fuente Viva .................................................69 Letanía ........................................................79
Grito De Amor .............................................69 Magníficat ...................................................79
- 148 -
Tabaquería ( Estanco ) ................................79 Más Breve ...................................................94
Francisco de Quevedo .................................. 83 Pues Si El Amor Huyó, Pues Si El Amor Se
Ah De La Vida ..............................................83 Fue…............................................................94
A Una Dama Bizca Y Hermosa.....................83 Esta mujer es una urna ...............................94
Amor Constante Más Allá De La Muerte ....83 Guillermo Valencia ....................................... 95
Definición Del Amor ....................................83 Hay Un Instante ..........................................95
- 149 -
Soy Como Soy ...........................................104 Oda Al Amor..............................................122
Paul Verlaine .............................................. 106 Llénate De Mí ............................................123
Cansancio (Poemas Saturnianos IV) .........106
Sí Tu Me Olvidas........................................124
Deseo (Poemas Saturnianos IV) ................106
Veinte Poemas De Amor (No.5 ) ...............125
Sensatez XXII .............................................106
Veinte Poemas De Amor (No.7 ) ...............125
José Asunción Silva ..................................... 108
Veinte Poemas De Amor (No.10) ..............125
A Ti (1) .......................................................108
Veinte Poemas De Amor (No.12) ..............126
A Ti (2) .......................................................108
Veinte Poemas De Amor (No.14) ..............126
Cápsulas ....................................................108
Veinte Poemas De Amor (No.15) ..............127
Crepúsculo ................................................108
Veinte Poemas De Amor (No.18) ..............127
Enfermedades De La Niñez .......................109
Veinte Poemas De Amor (No.20) ..............128
El Mal Del Siglo .........................................109
La Canción Desesperada ...........................128
La Respuesta De La Tierra .........................109
Y Porque Amor Combate ..........................129
Nocturnos .................................................110
Mario Benedetti ......................................... 131
Madrigal ....................................................111
Amor De Tarde ..........................................131
Melancolía ................................................111
Asunción De Ti ..........................................131
Gonzalo Arango .......................................... 113
Bienvenida ................................................132
Elegía A Desquite ......................................113
Corazón, Coraza ........................................133
Muerte, No Seas Mujer.............................115
Hagamos Un Trato ....................................133
No Soy Codicioso Ni Avaro Con Lo Que Amo
..................................................................117 Informe Sobre Caricias ..............................134
Pablo Neruda .............................................. 118 Los Formales Y El Frío ...............................134
Amor .........................................................118 Pies Hermosos ..........................................135
Bella ..........................................................118 Por Siempre ..............................................135
Cuerpo De Mujer ......................................119 Te Quiero ..................................................135
El Viento En La Isla ....................................119 Utopías ......................................................136
En Ti La Tierra............................................119 ... Y Otros Más ...........................................137
Farewell (5) ...............................................120 Ama Amor (Raquel Jarodowski)................137
El Hondero Entusiasta (No.4) ....................120 Amor Eterno (Gustavo Adolfo Bécquer) ...137
El Hondero Entusiasta (No.8) ....................121 Besos (Gabriela Mistral)............................137
Esclava Mía ...............................................121 Bouquet (Rubén Darío) .............................138
Mi Muchacha Salvaje ................................122
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Daguerrotipo De Una Desconocida (Elíseo
Diego) ........................................................138
De Sobremesa (Luis Carlos López) ............138
Dos Palabras (Alfonsina Storni).................139
En Horas De Insomnio (Miguel De Unamuno)
..................................................................139
Esta Noche Soñaba (Teófilo de Viau) ........139
Esta Tarde (Alfonsina Storni) ....................139
Expectación (Amado Nervo) .....................140
Francesca (Ezra Pound) .............................140
La Caricia Perdida (Alfonsina Storni).........140
Lo Fatal (Rubén Darío) ..............................141
Los Amorosos (Jaime Sabines) ..................141
Para Una Cubana (Rubén Darío) ...............142
Preludio Para Desnudar A Una Mujer
(Vicente Quirarte) .....................................142
Que El Amor No Admite Cuerdas Reflexiones
(Rubén Darío) ............................................143
Tu Dulzura (Alfonsina Storni) ....................143
... Apartes, Fragmentos o Retazos ............. 144
Albert Camus ............................................144
Carl Jung ....................................................144
Fernando Pessoa .......................................144
Pierre Drieu La Rochelle............................144
Umberto Eco .............................................145
Gilberto Alzate Avendaño .........................145
Martin Heidegger ......................................145
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