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Lauren Berlant - El Optimismo Cruel
Lauren Berlant - El Optimismo Cruel
EL OPTIMISMO CRUEL
CAJA.
NEGR�
FU:\UR OS
PROXIMOS
Bertant, Lauren
El optimismo cruel
la ed. • Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Caja Negra, 2020
472 p.; 20 x 13 cm. • (Futuros próximos)
Dirección Editorial:
Diego Esteras / Ezequiel Fanego
Producción: Malena Rey
Asistente Editorial: Sofía Stel
Diseño de Colección: Consuelo Parga
Maquetación: Tomás Fadel
Corrección: Maria José Verna y Guadalupe Alfare
ÍNDICE
57 1. El optimismo cruel
469 Agradecimientos
�
PRÓLOGO:
LAUREN BERLANT: EL SONIDO,
LA FURIA (Y LOS AFECTOS)
Por Cecilia Macón
1
produciendo un espacio de reconocimiento y reflexión" ,
articula un lugar de contacto emocional y una "escena de
identificación entre extraños porosa y afectiva que promete
una cierta experiencia de pertenencia capaz de otorgar un
complejo de consolación, confirmación, disciplina y dis
2
cusión acerca de cómo vivir en tanto un x". Es a través
de la definición de este espacio que Berlant conforma un
modo desafiante de revisar la dicotomía entre lo público y
lo privado poniendo en primer plano el orden emocional,
pero también su estrategia de hacer foco en esos momentos
íntimos o hasta banales bajo una dimensión que encarna lo
político de manera disruptiva.
El optimismo cruel, publicado originalmente en 2011, es,
de algún modo, el enlace entre esta trilogía y el despliegue
más reciente de sus teorías. Que unos años después de su
lanzamiento el volumen se haya convertido en material
fetiche a la hora de dar cuenta de fenómenos indigeribles
para la academia como fue la elección de Donald Trump, ......
muestra en qué medida esta tradición intelectual punza
allí donde otras solo lo intentan.
Ahora bien, antes de avanzar en esta cuestión: ¿qué
es el giro afectivo? O, retomando las primeras líneas de
este texto: ¿qué no es el giro afectivo?
4. Deborah Gould, Moving Politics. Emotion and ACT UP's Fight Against
AIDS, Chicago, University of Chicago Press, 2009, p. 20.
5. Con respecto a esta cuestión, Sara Ahmed ha señalado en un párrafo
recurrentemente citado: "Algunas personas usan la palabra 'afecto' para
L
A
u
R Aun cuando ciertos discípulos de Massurni insistan
E
N en mantener la distinción entre afectos y emociones a
rajatabla, lo cierto es que una parte importante de las
6
B investigaciones ha optado por relativizarla, tanto en tér
E minos conceptuales corno en el rol que cumplen a la hora
R
L de poner en marcha el análisis. De todos modos, más allá
A del uso productivo de estas ambigüedades terminológi
N cas, lo cierto es que existe cierta coincidencia en que nos
T enfrentarnos a instancias de la experiencia colectiva fuer
temente perforrnativas; se trata de actos y no meramente
de padecimientos. A partir de estas tensiones comenzó a
ser relevante profundizar, tal corno lo hace el colectivo
alemán Affective societies encabezado por Jan Slaby, en
un arco importante de conceptos que se desprenden de
estas discusiones -arreglos afectivos, resonancia afectiva,
ciudadanía afectiva, etc.-, pero también en la evidencia
de que emociones y afectos sostienen una relación circu
...,... lar entre sí.
El trabajo de Lauren Berlant ha cumplido un rol clave
en explorar estos desplazamientos conceptuales. No solo
por haber sido una de las intelectuales fundadoras de la
tradición, sino además porque su perspectiva, corno su
giero a continuación, siempre ejecutó -más que comentó
estas mismas arnbigüedadades.
"'
N
•
constituye, podríamos decir, una combinación parcial del
narrador con la conciencia de un personaje, el discurso
indirecto libre performa la imposibilidad de ubicar una
inteligencia observacional en un cuerpo o en cualquier
cuerpo, y por consiguiente obliga al lector a negociar una
relación distinta, más abierta, de despliegue de lo que
está leyendo, juzgando, siendo y creyendo que entiende.
En la obra de Johnson, esta negociación transformadora,
que se produce por medio de la lectura o el habla, supone
un buen "despliegue" del sujeto, sin importar cualquier
deseo que pudiera tener de no volverse significativamente
distinto .ª En este punto, su obra se anticipa a la estética
de interpenetración subjetiva que ha sido luego propuesta
por el optimismo levinasiano de Tim Dean y el optimis
mo psicoanalítico de Leo Bersani respecto de la decisión
E L OPTIMISMO CRUEL
4. LA PROMESA DE LA ENSEÑANZA
......
deja morir (Live and Let Die) y también como vocero de 7uP, la "no cota•
[desde fines de los sesenta y dwante la década siguiente, esta marca de o
bebidas desplegó en el mundo anglosajón una agresiva campaña de publi
cidad que hacía foco en su transparencia y claridad como valor diferencial
respecto de las marcas lideres de gaseosas cola. "the unco/a• (N. del T.))
27. Charles Johnson, "Exchange Value·, Th e Sorcerer's Apprentice: Tales
and Conjurations, Nueva York, Plume, 1994, pp. 28-29. De aqui en adelan
te, cito directamente en el texto, indicando el número de página.
28. Para una mayor elaboración de la correlación entre la calificación del
trabajador y la insalubridad física, ver el capitulo 3, "La muerte lenta
(obesidad, soberanía, agencia lateral)".
29. Acerca de la importancia de los Black People's Topographical Research
Centers para los proyectos de educación política nacionalista dentro de
las comunidades negras metropolitanas de los Estados Unidos durante la
década de los setenta, ver Yusuf Nuruddin, "The Promises and Pitfalls of
Reparations•. en el sitio web de The National Coalition of Blacks for Repa
rations in America (NcoeRA) , www.ncobra.org .
30. Geoff Ryman, Was, Nueva York. Penguin, 1992, p. 168. Todas las men
ciones a la obra pertenecen a esta edición.
31. Gilles Deleuze y Félix Guattari, • ¿Qué es una literatura menor?".
laflca. Por una literatura menor, México, Era, 1978. pp. 28-44.
LOS I N T U I CI O N ISTAS
LA H ISTORIA
Y EL ACO N T ECI M I E N TO AFECTIVO
.L..
Gregg Bordowitz
Yvonne Rainer
Zack:ie Achmat
L
A
u
R El documental de Gregg Bordowitz Habit {2001} forma
E
N parte de un cuerpo de obra que le permite, según afirma en
la banda de sonido, #entender [su] propio presente históri
e co". No obstante, la singularidad de este presente, eso que
E es "[suyo] propio" , lo obliga a prestar atención también a
R
L aquello que es general, y no singular, en él: ser estadouni
A dense, hombre blanco, judío, amante, amigo, artista, queer
N y VIH positivo. Bordowitz revela las complejidades de esta
T situación en términos autobiográficos, pero no se limita
al monólogo. El verdadero trabajo de construcción de esta
película reside en su paisaje sonoro y en su paisaje visual,
que en ambos casos son espacios compartidos. Habit destila
una poética del presente histórico a partir de los sentidos
de su protagonista, del relato de las historias de otros y
de una multitud de capas de sonido. (Para un análisis más
elaborado de la noción de uciudadanía ambiente" , ver el
capítulo siete, "Sobre el deseo de lo político".)
......
0
De esta forma, lo que llama "mi propia" historia resul
ta una historia colectiva cuya forma genérica se vuelve ab
sorbente y experimental, el tipo de vida que las personas
llevan en medio de una crisis. Estas historias incluyen, por
ejemplo, la de su pareja, Claire Pentecost, quien si bien
sabe que ninguna pareja puede garantizar la extensión
indefinida del futuro que proyecta, "todos los días" piensa
en la amenaza que la enfermedad representa para el de
ellos; la de su amiga Yvonne Rainer, cuyo envejecimien
to y aversión al espejo es comparable con la pérdida de
peso demostrable de Bordowitz a causa del sida, y la de
su amigo Zackie Achmat, quien explica su modo de vivir
con sida no en la cotidianeidad de la reproducción de la
vida doméstica o el padecimiento del cuerpo, sino como
un activista que rompe la ley internacional para distribuir
las drogas que contribuyen a seguir con vida en Sudáfrica.
Todos estos activistas/artistas son figuras públicas, pero
aquello en lo que la película se enfoca es en la dinámica
de su intimidad, su distancia y su diferencia.
LOS INTUICIONISTAS
........
00
para su expresión.
Documentos de cultura, documentos de barbarie ya ha
bia introducido la práctica materialista de leer toda obra
en la tradición afectiva de la novela histórica, pero en ese
libro el afecto no es un problema explícito. Solo asoma
cuando Jameson decide expandir su proyecto epistemoló
gico y político, en términos generales, al momento este
tizado, sensualizado y signado por la forma mercancía del
mundo posmoderno, punto en el que confunde los afectos
aspiracionalmente llanos de un pequeño sector de la elite
del público estético con la experiencia de la población ge
neral. Aun así, la cultura liberal del verdadero sentimiento
nunca estuvo tan sentimentalmente presente como en el
aumento de obras de arte autobiográficas, intensas, si
milares a un diario, inspiradas en la consigna de que lo
personal es político, que surgieron en tantos sectores es
téticos de ese mismo período que Jameson analiza como
el cierre del siglo XX.
L
A
u
R Mi argumento central, sin embargo, es que hace ya
E
N mucho tiempo los historiadores de la novela histórica e n
tienden este género como un espacio de situaciones afec
B tivas que no solo generan convenciones estéticas ejempla
E res, sino que también sirven de ejemplo de formaciones
R
L políticas y subjetivas que son específicas de un determi
A nado tiempo y lugar. Esto supone que la novela históri
N ca procura inducir en su lector ciertos afectos cuyo valor
T vendria a suturar la relación de dicho lector con la histo
ria y la genealogía, ofreciéndole la posibilidad de sentir
la experiencia estética en un bucle de retroalimentación
estética. Como sostengo en The Female Complaint, si algo
permite distinguir los distintos géneros entre sí, es el con
trato afectivo que proponen: al aseverar que ciertos afec
tos inscriben lo histórico en las personas y las personas
en lo histórico de maneras que solo la situación estética
logra captar con propiedad, la perspectiva del marxismo
...
\O
N
cultural respecto de la novela histórica pone en primer
plano el afecto no como el signo de un ahistoricismo, sino
como el material mismo de la inscripción histórica. 1 9 Los
críticos leen estas novelas por la sensación de lo histórico
que nos proporcionan: la historia no está en las notas al
pie, ni en la representación de las figuras o acontecimien
tos históricos, ni en el estilo como tal, a la manera de lo
que ocurre en el drama de época, sino en la atmósfera
(entendida como un género estético). Esta tradición de la
novela apunta a algo difícilmente aprehensible en la vida
y la conciencia cotidiana, algo que proviene de ese espacio
de tiempo y esa práctica que no solo volvió históricas a las
personas, sino que las hizo reaccionar a algo histórico y
verse influenciadas por ello en el marco de la atmósfera en
la que vivian, ya fuera de manera directa o por mediación
de las herencias de la memoria, que es siempre corporal.
Varios han sido los motivos, por tanto, que me han
llevado a emprender esta excursión por el género de la
novela histórica. En primer lugar, que para Scott y sus
LOS I N T U I C I O N ISTAS
..,...
bito inestable, cuando no como un ámbito en crisis; en el
marco de un régimen de trabajo afectivo, las relaciones
de alienación estructural son visceralmente distintas, se
presentan como algo que satura el sensorio, al tiempo que
ya están monetizadas, disciplinadas y sujetas a la explota
ción. Dada la existencia de plataformas multi y transmedia
que ponen a disposición de muchas más personas en va
riados tipos de mundo los desbarajustes contemporáneos
de la politica y de la intuición, los viejos estructuralismos
que parten de la división entre un antes y un después
resultan por completo inadecuados. ¿Qué constituye la
continuidad en medio de las presiones de la inconstancia
estructural? ¿Qué es la buena vida cuando el mundo que
supuestamente habría de ofrecernos la movilidad social
ascendente y el ascenso colectivo que prometía el capita
lismo (nacional) se desvanece ante nuestros propios ojos?
¿Qué es la vida cuando ya no se puede confiar en que el
cuerpo logre adecuarse al flujo constante de nuevas pro
vocaciones y géneros de lo confiable, pero aun así se debe
seguir viviendo, seguir haciendo pie? La novela histórica
L
A
u
R del presente nos brinda, corno sostiene Masurni, "una cul
E
N tura de empirismo expandida", en la que "la actividad per
sonal de la experiencia" entrega una especie de "mancha
B de color" del momento colectivo. 25
E
R
L
A 3 . LA AFECTOSFERA Y EL ACONTECIMIENTO
N
T Las novelas The Intuitionist y Pattern Recogn ition están
protagonizadas por ciudadanas de un mundo estadouni
dense totalmente saturado por las grises desigualdades
de la práctica política, militar y económica, en el que, a
pesar de ello, quienes detentan las hegemonías públicas
-los políticos, los líderes de la comunidad y otros por el
estilo- proclaman que lo peor de la violencia política es
algo excepcional o que ya ha quedado en el pasado. Sin
embargo, el acto de negar por medio de la revelación el
,.,
N
secreto a voces de la injusticia corriente no hace que estas
condiciones resulten más vulnerables a la transformación
de lo que eran cuando permanecían ocultas. Ambos libros
proponen una visión sombría acerca de las posibilidades
del mejor realismo: buscan el género del mismo modo que
los subordinados buscan justicia, y con las mismas proba
bilidades de fracasar, también, si la meta es la adecuación
formal y el trauma se convierte en el lenguaje dominan
te del presente histórico. Estas novelas deambulan por el
Palacio de Cristal de Nueva York, construido en 1853; la
era de las leyes de Jirn Crow; 26 la Guerra Fría; la tienda
departamental corno fantasía moderna y el diseño de mer
cancías corno una forma de arte posrnoderna; la cultura
global, con su producción diseminada y su consumo loca
lizado; el 1 1 de septiembre y la militarización tanto de la
soberanía del Estado como de los derechos de la propiedad
individual. A partir de ello, podría decirse que compri
men el material empírico que tradicionalmente formaría
parte de la novela histórica en el registro de las utopías
LOS INT U ICIONISTAS
//
A poco de comenzar The Intuition ist, Lila Mae Watson
se apoya contra la pared de un ascensor. Lila Mae es
inspectora de ascensores. El relato prepara la situación
para que en esta escena converj an múltiples anomalías.
La protagonista es una persona afroamericana que se
dedica a una profesión ejercida principalmente por per·
senas blancas, una mujer que se dedica a una profesión
en la que casi todos los demás son varones. La acci6n
transcurre en 1 964; la mayoría de las profesiones estin
aún segregadas. La ciudad en la que vive (aunque nunca
L O S I N T U I C I O N I S TAS
1
A
u
R más. Justo antes de abrir los ojos, intenta imaginarse el
E rostro del encargado. No está ni cerca.
N
.,,......
sensación de que las presiones de la sobredeterminación
nos han vaciado, la sensación de haber quedado fuera del
futuro (definido ahora enteramente por el pasado), y, de
bido a que la vida corriente sigue su curso, una sensación
del presente que carece de sentido en función de todo lo
demás, y que produce la fusión entre una hiperconciencia
con esa suerte de acción autointerruptiva u olvidada que
si hemos podido advertir tanto en la intuición habituada
como en la intuición supersensitiva. Vivir el trauma como
un g olpe, mantenerse a flote, quedarse paralizado, deam
bular a la deriva entre el síntoma y el olvido de sí (que
no es lo mismo que la amnesia) ... todo este embrollo de
temporalidades apunta a algo que de hecho también seña
la Caruth: que alrededor del trauma encontramos siempre
un excedente [surplus] de significación. 39 Lo que quisiera
plantear aquí es que en realidad el utrauma" no es más
que la adecuada descripción de uno o dos estilos, entre
muchos otros, de enfrentar la experiencia de sentirse
abrumado. 40 El trauma, después de todo, no es aquello que
hace imposible experimentar el presente histórico, sino
L
A
u
R aquello que justamente hace posible experimentar lo: de s
E
N de luego, no en el sentido de seguir teniendo una biogra
fía convencional que sirva de fundamento a una identidad
B soberana, sino que en la medida en que hace añicos esa
E biohistoria que sirve de fundamento a aquello que se da
R
L por sentado acerca de la continuidad histórica de la vida,
A el trauma modifica sustancialmente el trabajo de super
N vivencia, sin ofrecer ningún tipo de trama normativa 0
T garantía. Caruth estaría de acuerdo con que la proximi
dad excesiva del acontecimiento no es algo que venga a
impedir sino a llenar la experiencia, la memoria, el cono
cimiento y las prácticas de habituación, todos los cuales
constituyen distintos modos de retención, con sus propias
convenciones de distorsión (como, por ejemplo, gestión,
mediación o género). Pero ese "estar lleno de" no siempre
se siente como tal, en la misma medida en que la es
tructura afectiva de cualquier relación puede manifestarse
"'...
N
por medio de un amplio espectro de emociones. Podemos
estar llenos del acontecimiento y sentirnos adormecidos,
abrumados, con ganas de llorar, enojados, indiferentes,
vacíos, con sueño o de cualquier otra forma, dado que esas
cosas a las que llamamos acontecimientos traumáticos no
siempre inducen una respuesta de tipo traumática. Adam
Phillips habla del síntoma como algo recordado a medias y
a medias olvidado, una cosa que permanece atravesada en
la garganta de la memoria, sin haber sido completamente
metabolizada. 4 1 A menudo las emociones varían y la es
tructura afectiva permanece. En segundo lugar, así como
la vida sigue su curso, la habituación hace lo propio. El
sujeto del acontecimiento traumatizante en realidad se
abre a una nueva forma de habitar la historia.
La utilidad de pensar que el acontecimiento traum á
tico provoca justamente una sensación "corriente de la
crisis" reside en que nos permite prestar atención a la di
fusión de distintas simbolizaciones y otras actividades no
expresivas (pero que permiten extender el ámbito de la
LOS INTUICIONISTAS
"'"'
Este fragmento no nos dice demasiado, salvo la infor ...
mación que nos brinda acerca de la circulación del afecto
en el momento presente de la novela. ¿ Qué nos dice acerca
del sistema nervioso de Cayce, capaz de percibir esa aura
de pánico en torno a una suavidad cuyo estatus como
consecuencia, como efecto de una operación, se advierte
de manera tan simultánea e intensa como las imágenes
mismas? Esto no solo tiene que ver con esa peculiaridad
por la que desde su infancia Cayce sucumbe ante la visión
de las marcas: "Hay personas que al ingerir una sola nuez
la cabeza se les hincha como una pelota de baloncesto.
A Cayce le pasa con su psiquis... Una mirada de soslayo
puede desencadenar una avalancha". También está relacio
nado con el hecho de que toda su vida ha estado inmersa
en los mundos de la paranormalidad psíquica de su madre
y la paranoia propia de los agentes de la c1A de su padre,
entorno que le ha brindado habilidades y métodos para
mantener modos de seguridad que le garantizan cierta
"profilaxis psicológica [ ... ] para poder llevar adelante la
L
A
u
R vida de todos los días. Mantener la moral en alto". Esta
E
N situación la ha provisto incluso de frases que le permite n
interrumpir el flujo de sus afectos cuando están sob rein
B tensificados, volverla posible cuando se siente imposible:
E "Un pato le dio de frente a doscientos cincuenta nud os ,
R
L [ . . . ] aliviaba el comienzo del ataque de pánico que inevi
A tablemente sentía al ver algunos de sus peores desenca
N denantes".
T Pero el 1 1 de septiembre lo cambia todo, porque activa
y altera su sensorio. Durante los primeros catorce capítulos
solo consigue referirse a los sucesos de la fecha por medio
de fragmentos inconexos, no tiene ningún tipo de relato.
Su némesis, la espía industrial Dorotea, le pregunta:
..
de amantes y el mal impasse del presente traumático, en
un buen impasse. Por su parte, el impasse de ese pre
"'"'
sente sometido al control estructural del capital transna
donal con toda su fuerza de violencia y coerción . . . eso
no ha cambiado . Pero , aun así, no sabe nada del hombre
en caída libre.
El hombre que cae es un enigma del 1 1 de septiem
bre que ha generado otras novelas y documentales acerca
del horror de una muerte anónima. 42 En el contexto de
esta novela, continúa siendo un lugar de afecto que se
ha advertido, pero está privado del estatuto del aconteci
miento, la figura de una crisis en el saber y de esa parte
del trauma que no es mimética, la escena de un suceso
al que ninguna intuición consigue atraer ni movilizar. El
hombre que cae ha quedado suspendido en el sensorio sin
tocar ningún nervio. Es un objeto que podría llegar a ser
algo en otro presente intensificado u otro sensorio , pero
mientras tanto continúa en caída libre sin tocar el suelo
en el imaginario suspendido del impasse, produciendo una
afectosfera compartida, una estructura de sentimiento , un
L
A
u
R punctu m en el presente histórico que no deviene aconte
E
N cimiento en ningún sentido narrativo.
El espaciamiento de la vida en el tiempo contempo
B ráneo suspende la necesidad de saber exactamente cu áles
E son las conexiones antes de haber expresado la seguri
R
L dad de que estas existen desde el momento en que distin
A tos impactos parecen tener alguna cercanía, parecen ser
N próximos en la suspensión singular de una experiencia
T que constituye también una suspensión compartida del
campo histórico en el que el "ahora" está siempre presen
te, siempre en otro lugar, inclinado "de costado". Disuelve
la relación entre lo personal y lo impersonal. lo pasivo y
lo activo. "Lo sé" , dice Cayce, "y en realidad eso es to do lo
que puede decir, así que permanece sentada sin más, pre
guntándose qué puede haber puesto en marcha con eso, a
dónde irá y por qué". Poner algo en marcha es distinto de
conocerlo o de ejercer alguna acción sobre ello, es el á mbi
to de las poéticas del ritmo y la resonancia. La vida puede
entonces adoptar el modo de lo que Anne-Lise Fran�ois ha
denominado la "acción recesiva" . la orientación hacia un
reposo activo que puede constituir un recurso para seguir
viviendo sin proyectar falsos futuros ni pasados sobre el
falsamente soberano mundo de los acontecimientos. 4 3
Esta reformulación del acontecimiento traumático
como una intensidad corriente sugiere un modelo ente
ramente distinto de pensar los modos en que la historia
y la memoria postraumática repersonalizan el sujeto. Fred
Moten diría que la forma episódica de esta novela cons
tituye una estructura "cortada" . un tipo de anaclisis o
apuntalamiento que da nueva forma a las relaciones de
resonancia entre las cosas, e incluso entre las personas.41
Citando a Derrida, Gayatri Spivak lo llamaría un proceso
de "teleiopoesis" , en tanto "encuentra la prueba en luga
res improbables" . la encuentra allí mismo donde la mera
idea de prueba resultaría absurda. ' 5 En la teleiopoesis, la
comunicación se establece con un otro distante: sería algo
LOS INTUICIONIS TAS
V
AG E N C I A LAT E RA L)
........
1 . LA M U ERTE LENTA Y LA SO B E RANÍA ...
La noción de muerte lenta hace referencia al desgaste físi
co de una población, en el sentido de su deterioro físico,
entendido como la condición que determina su experien
cia y su existencia histórica. El énfasis general de esta
expresión extiende el alcance de los fenómenos analizados
en los capítulos anteriores al de la atenuación física y psí
quica, por parte del colectivo, de los efectos de los regí
menes globales/nacionales de subordinación estructural y
gobemabilidad del capitalismo. Toma como punto de par
tida la polémica apreciación de David Harvey en Espacios
de esperanza, según la cual bajo el capitalismo la enfer
medad se define como la incapacidad de trabajar. Esta con
tundente observación acerca de la racionalización de la
salud logra capturar en buena medida la situación actual,
pero no la agota en su totalidad. 1 A través del espacio que
abre este concepto, ofrezco en las páginas que siguen una
reflexión acerca de los modos en los que conceptualizamos
L
A
u
R la experiencia histórica contemporánea, en particular en
E
N aquellos casos en que dicha experiencia se sitúa al mis mo
tiempo en el ámbito de lo extremo y la zona de lo corrie n.
B te, en la que no se distingue la diferencia entre la co ns .
E trucción y el padecimiento de la vida, y en la que res ulta
R
L difícil discernir ciertos modos de incoherencia, distracción
A y habituación de una actividad deliberada y deliberativa ,
N en la medida en que todas ellas participan de la rep ro duc
T ción de una vida predecible.
El giro que propongo aquí nos obliga a reformular los
modos en que pensamos la normatividad en función de la
soberanía. Hace hincapié, particularmente, en una relación
no mimética entre lo político y lo personal, o la soberanfa
práctica. De Carl Schmitt a Giorgio Agamben, de Georges
Bataille a Achille Mbembe, el debate acerca de la soberanfa
como condición e impedimiento de la justicia retoma la
extendida práctica contemporánea de proyectar la sobe ra
.......
ao
nía sobre acontecimientos ligados a la toma de decisión.
Mbembe nos proporciona un buen ejemplo de ello: uLa so
beranía consiste en ejercer un control sobre la mortalidad
y definir la vida como el despliegue y la manifestación del
poder". 2 Cuando se lo formula en estos términos, el concep
to de soberanía presenta distintos problemas que, a pesar
de tener una fuerte vinculación entre sí, no se confunden
unos con otros. Por un lado, se basa en una idea del control
tomada de la arcaica tradición que funda el privilegio real
o de Estado en un principio teológico, y si bien esta for
ma de soberanía continúa teniendo en la actualidad cier
ta relevancia limitada (por ejemplo, en los procedimientos
de clemencia), bajo el discurso del "control" enmascara un
amplio repertorio de procesos y procedimientos histórica
mente ligados a la administración de la justicia y de los
cuerpos, vigentes incluso en aquellos períodos en que el
gobernante soberano tenía la potestad de ejercer su vo
luntad por decreto. 3 Por otra parte, en tanto formula la
muerte como un hecho separado de la administración de los
L A M U E R T E L E N TA
"'......
su negación. La aversión a la gordura aumenta junto con la
gordura. La aversión a la gordura tiene que ver con la es
tética y la salud, introduce en la palabra costo inflexiones
psicológicas, sociales y económicas. La historia de esta
ansiedad dinámica comienza con la Guerra Fría.
Si bien la decadencia de la salud física y el aumento de
peso de los estadounidenses fue un tema de interés públi
co desde comienzos del siglo XX, se convirtió en una cues
tión federal y de Estado recién con la Guerra Fría, cuando
el lanzamiento del satélite soviético Sputnik se conjugó
con el alza de la productividad en los Estados Unidos para
generar hondas preocupaciones acerca de la debilidad de
los niños estadounidenses. 3 7 Mientras que el Sputnik dio
inicio a una era de grandes subsidios federales a la educa
ción pública, la necesidad de estar preparados en términos
de salud que imponía la Guerra Fría produjo reacciones
más simbólicas que económicas: hubo gestos motivaciona
les por parte de entidades estatales como la fundación del
Consejo de Deporte, Bienestar y Nutrición del presiden
te Kennedy, cuya intención de fomentar fuertes cuerpos
L
A
u
R nacionales condujo a programas como "Estados U nido s se
E
N mueve", la colaboración en 2003 entre el secretario de
Salud Tommy Thompson, la doctora Joyce Brothers , las
B farmacias locales y los clubs de salud para brindar pruebas
E que contribuyeran a establecer planes de salud para todos
R
L los ciudadanos que quisieran participar del proyecto , y
A eslóganes motivacionales que buscan alentar a los jóve ne s
N a hacer ejercicio . 38 Pero el discurso nacional en torno a la
T relación entre el peso y el bienestar colectivo entró en su
actual estado de alerta cuando en 2001 el cirujano gene
ral, 39 David Satcher, produjo un informe en el que sostuvo
que la obesidad era una epidemia que causaba " 1 1 7 mil
millones de dólares en costos de atención de la salud y
salarios perdidos" y que mataba "a unas 300 mil personas
por año".'º Otros cálculos arrojan la cifra final de 240 mil
millones de dólares, que no incluye los 3 3 mil millones
' que los estadounidenses gastan cada año en productos
......
00
para perder peso y distintas dietas. 4 1
La novedad fue que la crisis sanitaria no se planteara
solo en términos de los niños y el futuro de la nación, sino
también de las próximas décadas de una experiencia corpo
ral adulta cada vez más enfermiza. De repente, se invocó a
los espectros de múltiples generaciones de miembros obesos
de los hogares, incapaces de cuidar de sí o de los demás,
mucho menos de participar de la economía del trabajo. 42 En
la justificación inicial para que un gobierno como el de Bush
que normalmente se dedicaba a achicar el gasto interno de
cidiera actuar en favor de personas social, física o económi
camente incapacitadas, se difundieron imágenes de cuerpos
agobiados y sobreexigidos, cuya reaccion biológica era la
de acumular incluso alimentos saludables en sus depósitos de
grasa. Esta fisiología del estrés se tradujo en una preocupa
ción cada vez mayor en torno a los costos de la atención de
la salud que deberían enfrentar las empresas.
Desde luego, hacía mucho tiempo ya que se discutía
acerca de la reducción física del cuerpo bajo los regímenes
L A M U E R T E L E N TA
4. DE LA CAUSALIDAD DISTRIBUTIVA
A LA AGENCIA INTERRUPTIVA
64
que vulnera cualquier definición de identidad soberana.
Por mi parte, en lo que sigue intentaré pensar el comer
como una forma de automedicación por medio de la au
tointerrupción. Mariana Valverde afirma que la autome
dicación no es solo una debilidad de aquellas personas
con enfermedades de la voluntad. s A menudo, suele ser
6
......
signada por su duración: una definición distinta de "slow
Jood", el concepto y movimiento que encuentra en una N
"'....
N
-
1 . Agradezco enormemente a Dipesh Chakrabarty, Geoff Eley, Dana Lucia
no, Nasser Hussain, Roger Rouse, Adam Thurschwell y Martha Umphrey
por su meticulosa lectura de este texto, como asi también a los públicos
que tuvieron ocasi6n de oir las charlas que di en Amherst, Johns Hopkins,
University of Wisconsin, University of Chicago, APA, ASA y Cleveland State. .......
Un agradecimiento especial y nostilgico a Victoria Chang, mi colaborado N
14. Ver Thomas L. Dumm, A Politics o/ the Ordinary, Nueva York, New York
Uniwrsity Press, 1999.
15. Para una interesante aplicación de la ·temporalización del espacio
y espacialización del tiempo" propuesta por Lyotard, ver Andrew Quick,
"Time and the Event", Cultural Volues 2, n. 2-3, abril de 1998, pp. 223-42.
16. Teresa Brennan, The Transmission o/ A/fect, Ithaca, Cornell University
Press, 2004
17. El "acontecimiento" ha acaparado demasiado la atención de la critica,
sobre todo, gracias al trabajo de Jean-Fran�ois Lyotard, Gilles Deleuze,
Jean-Luc Nancy, Alain Badiou y los posheudianos, quienes en su tota•
lidad lo consideran como una experiencia de contingencia radical. Estoy
de acuerdo con esta concepción en la medida en que el acontecimiento
siempre apunta a una experiencia de impacto, pero, con la honrosa ex
cepción del apres-coup de Freud y la perturbación de Deleuze, las demás
teorizaciones del acontecimiento emplean el lenguaje antifundacional ex
tremo y melodramático de la nulificación, la destrucción, la escisión y
otros similares para describir su impacto. dejando de lado aquello que del
acontecimiento resulta al mismo tiempo corriente, olvidable, encantador,
aburrido, inconsecuente o sutil. Ver la introducción a este libro para un
argumento más desarrollado acerca de la relación entre el acontecimiento
y lo corriente. En esto, pienso a partir del trabajo de Jameson sobre el
género, con el propósito de abrir una forma de describir acontecimientos
que permita ponderar su resonancia para articular distintos niveles de
L
A
u
R impactos (que abarquen también las banalidades de lo vago. lo nulo y
E lo cualsea) y la convencionalidad característica incluso de las experien
N cias afectivas memorables. Ver Fredric Jameson, Documentos de cultura,
documentos de barbarie. La narrativa como acto socialmente sim b6Uco,
8 Madrid, Visor, 1989. Para concepciones afines, ver Douglas Collins, "The
E Great Effects of Small Things: lnsignificance with Immanence in Critica!
R Theory", Anthropoetics 8, n. 2, otoño de 2002/invierno de 2003, disponi
L ble en www.anthropoetics.ucla.edu. y ICathleen Stewart, Ordinary A/fect,,
A Durham, Dulce University Press, 2007. Ver también el lugar de la elabo.
N ración de lo actual en el acontecimiento histórico en William H. SeweU,
T The Logia o/ History: Social Theory and Social Transformation, Chicago,
University of Chicago Press, 2005.
18. Una idea cercana a esta acerca de cómo pensar la temporalidad de los
entornos del capitalismo tardio, interesada ante todo en el ento rno en
su sentido natural, como asi también epistemológico, puede encontrane
en el maravilloso trabajo de Barbara Adam Timescapes o/ Modemity: 1he
Environment and Invisible Hazards, Nueva York y Londres, Routledge, 1998.
19. En el siglo XIX, podria haber sido llamado morbilidad. es decir, la
muerte como un modo de vida, pero esta concepción, la de la muerte
lenta, pone el foco de atención en la articulación de la experiencia con
lo estructural. En vez de definir a un grupo de individuos que meramente
padece una misma dolencia, la muerte lenta se ocupa de poblaciones mar
o
N cadas por el agotamiento. Agradezco a Diana Luciano por las discusiones
N
que hemos sostenido acerca de esta categoria.
20. Para un debate mis extenso acerca de la utilidad antiintelectual de los
imaginarios cuantitativos para la organización de una emoción politica
mente relacionada con lo público, ver Lauren Berlant, "The Epistemology
of State Emotion", Diuent in Dangerous Times, Ann Arbor, University of
Michigan Press, 2005.
21. Una descripción similar, que apunta a distintos modos desposeidos de
vivir que prosperan dentro del "mismo" régimen temporal u horizonte de la
historia, resuena en el uso que hace Agamben de la idea de "zona de
indiferencia" o indiferenciación [zone de indi/ferenza] para describir la
extensión de la anomia dentro de la vida politica bajo los regimenes juri
dicos contemporineos nacionales/globales. Ver Giorgio Agamben. Estado
de excepción, op. cit. , p. 59. Al tiempo que un discurso y una práctica
del imperio de la ley que busca resantificar los sagrados derechos de los
sujetos humanos logra perdurar, aparecen también distintas zonas en las
que se suspende la ley, negando las convenciones de derechos con el fin
de proteger la idea misma de protección. Este fenómeno no solo tiene que
ver con ciertas prácticas del Estado. sino también con el apoyo populu
a la suspensión de las protecciones legales en nombre de la libertad le
gal. El problema de la relevante descripción que hace Agamben de esta
multiplicación de distinciones que eventualmente conduce a una zona
de incoherencia reside en el estructuralismo que perdura en su idea de
la nuda vida como aquello que es incluido como lo excluido. Agamben
sobreterritorializa lo que constituye fundamentalmente una penumbra
LA M U E R T E L E N TA
..
Mi respuesta es que, si bien muchas formas de comportamiento corriente
pueden entenderse en términos de bloqueo, defensa o agresión, las per.
N sonas suelen ser mis vagas e incoherentes de lo que una caracterización
N
semejante da a entender. En cada caso, existe una diferencia entre comer
y ser gordo, y estos dos tipos de actividad pueden ser gestos no comllJli.
cativos, o formas de apartarse de un momento o meramente interrumpirlo.
El anilisis de esta actividad del sujeto cambiante exige un imaginario
respecto de qué significa hacer algo distinto de lo que propone la fanta
sla de transformación que satura las nociones de resistencia y protesta.
El caso es un obsticulo para nuestro apetito de drama. Es decir que mi
respuesta es "tal vez", en algunas oportunidades. pero en la mayoría de
los casos, "no".
37. Para una valiosa historia europea de la moralización médica en tomo a
los cuerpos tal como esta se manifiesta en la comida, ver Bryan S. Tumer,
"The Government of the Body: Medica! Regimens and the Rationalization
of Diet", The British Joumal o/ Sociology 33, n. 2, junio de 1982, pp.
254-69.
38. Ver Bemard Hicks, "America on the Move: The National Health Cam
paign for 2003". American Fitness, enero/febrero de 2003.
39. Cargo polltico-sanitario estadounidense, equivalente a lo que en otros
paises seria el ministro de Salud. [N. del T.]
40. Ver Surgeon General, "The Surgeon General's Cal! to Action to Prevent mi
Decrease Overweight and Obesity", disponible en www.surgeongeneral.gov:
para posteriores enmiendas al plan de Satcher, ver USA Today, "Surgeon
General: Obesity Rivals Tobacco as Health m•. 1 3 de diciembre de 2001, J
la actual pigina del coc, www.cdc.gov. Existe una vasta bibliograffa clinica
que intenta dar respuesta a este conjunto de observaciones empiricas;
LA MUERTE LENTA
lids, a nd a Nation 's Drive to End Welfare, Nueva York, Viking, 2004. Ver
también la nota 40.
65 . Ver Mariana Valverde, Diseases o/ the Will: Alcohol and the Dilemmas o/
frHdom , Cambridge, Cambridge University Press, 1998.
66 . Al utilizar la ingesta excesiva de los requerimientos calóricos indis
pensables para la reproducción de la vida como un vehiculo que nos per
mite pensar la agencia lateral y algunos de sus contextos de materializa
ción, me interesa refutar ese tipo de construcción errónea que caracteriza
a los sujetos de los apetitos (es decir, las personas) como si estuvieran
por com pleto presentes en sus motivos, deseos, sentimientos y experien
c:iaS, o incluso desearan estarlo. Para un ejemplo brillante de este error,
que atraviesa todo el material cuantitativo e histórico que uno podria
desear sin dejar de insistir nunca en la idea de un actor histórico hiper
cognitivo obsesivamente presente en la comida y la gordura, ver Richard
Kelin , Eat Fat, op. cit. Para otra versión bellamente escrita, pero aún más
autocontradictoria de esta perspectiva, ver en particular el trabajo de
Elspeth Probyn, "Eating Sex", Carnal Longings: FoodSexldentities, Londres,
Routledge, 2000. Adaptando la articulación de lo sexual y lo alimentario
que proponen Deleuze y Guattari, Probyn sostiene, paradójicamente, que
comer constituye una parte performativa del devenir-x, que desempeña
un lugar central en el deshacerse del sujeto por medio de distintos mon
tajes de actividad sensorial procesual y que al mismo tiempo es posible
considerar al apetito como un sitio ejemplar de autodescubrimiento, au "'
N
toco nfirmación, identidad y ética.
N
1. PEDIR U N DESEO
..
,.,
..
o
N
alcanzar una victoria sobre el entumecido mundo normal. 11
Justine Shade ha decidido escribir un artículo sobre ella y
sus seguidores para Urban Vision, una revista hípster simi
lar al Village Voice. Descubre que de dia Granite trabaja en
el consultorio de un médico en el que ofrecen una mágica
cura para los cuerpos adoloridos que a Justine le parece
falsa, pero también necesaria como un alivio para la des
esperación. Cuando un joven que padece de una enferme
dad cardíaca le habla de Granite, su filosofía le resulta tan
estúpida como potente.
Dorothy Never fue alguna vez una de las acólitas de
Granite, que se sintió liberada por la idea de vivir y fo.
mentar la belleza de la pasión destructiva. Las muchachas
se conocen cuando Dorothy responde a un anuncio que
Justine ha colocado en la pared de una lavandería pidien
do a quien la tenga algo de información acerca de Granite.
Cuando se encuentran, las dos llevan años sin disfrutar
de una conversación con nadie, hace mucho tiempo ya
han desplegado a su alrededor un "manto" que oficia de
"escudo invisible" o "ámbito de definición". Sin embargo,
D O S MUC H A C H A S , G ORDA Y F LA C A
..
N
N
periodista por generar ese deseo de liberarse de una vida
de autocontención, una vida en el transcurso de la cual ha
acumulado su saber, convirtiendo su cuerpo en un grotesco
escudo. La obesidad y la fealdad crean a su alrededor un
campo de fuerza que al parecer neutraliza todo aquello que
pueda provenir de los demás en sus distintos "encuentros
con personas normalmente proporcionadas" , ya sea curio
sidad o apego. De esta forma, se protege tanto de contar lo
que sabe como de la demanda del mundo de saber lo que
ella sabe. "Siempre preferí la elegancia de la distancia",
señala. Uno podría decir que ella, más que contar, sabe. Sin
embargo, es también como una sádica Bella Durmiente, que
aguarda agresivamente la oportunidad de confiar en otra
persona. Cuando conoce a Justine, Dorothy comienza a des
hacerse de sus propias defensas, pero no de sus propios pla
ceres. Mantiene el mismo modo de ocupar su cuerpo, pero
sigue el hilo de esa voz, aunque no sepa muy bien por qué.
En un principio, Justine experimenta una reacción si
milar a Dorothy: el imperioso deseo de contarle su dura
historia de vida a una desconocida por la que siente cierta
D O S MUC H A C H A S . G ORDA Y F LA C A
PLACER #3 : EL SEXO
El sexo amenaza la compostura, pero también ofrece un
entorno de contención. Como hemos visto, a lo largo de
la novela todas las formas -todos los esquemas de escenas
de proyección que puedan ser erróneamente reconocidas
L
A
u
R corno objetos-con-determinadas-cualidades- son en reali
E
N dad hábitos de administración que orquestan la cadencia
afectiva del sujeto al tiempo que minimizan su riesgo de
B perder la compostura o de padecer una indeseada exposi
E ción. Esto supone una relación compleja entre la fantasia
R
L y la autocomprensión : lo que hace las veces de la pérdid a
A de la compostura en ocasiones puede ser un estilo conven
N cional de inestabilidad antes que una inestabilidad que
T realmente amenace los patrones fundamentales del sujeto,
con lo que llegaría a constituir una forma de compostura
que adopta un estilo antitético. No es posible determinar
esto fuera de contexto, o tal vez en ningún caso. El sexo
pone en primer plano con toda claridad el carácter intrin
cado de esto sabido no pensado. Por más que desee seguir
siendo yo misma, puedo tener ganas de experimentar la
pérdida de compostura que supone la relacionalidad ínti
ma, pero acaso solo quiera la pérdida de compostura que
....
o
N puedo imaginar, y un poquito más pero del tipo correcto,
pero ¿cómo puedo tolerar el riesgo de experimentar aque
llo que acaso esté más allá de ese punto? ¿Cómo tolerar
no ir en procura de ello? ¿Qué relación se establece entre
la contingencia a la que estoy acostumbrada, ese tipo de
contingencia que busco en una relación y la que me resul
ta intolerable, dado que desde un principio acaso haya que
buscar en las presiones de la proximidad a lo intolerable el
motivo de mi búsqueda de apego? Estas preguntas acerca
del ser y el parecer de la exposición y la inestabilidad
resultan centrales para la erótica, los apegos y las aversio
nes a la escena del sexo en la práctica. Resulta objetiva
mente imposible discernir entre la amenaza que supone el
sexo, que confirma y perturba al mismo tiempo los patro
nes de autointeligibilidad, y su capacidad autoconfirrnato
ria. ¿Cómo podernos saber de antemano si un determinado
cambio es el tipo de cambio que supone una pérdida desea
da de la soberanía? ¿En qué situaciones la confirmación de
una expectativa (consciente o inconsciente) equivale a una
D O S MU C H A C H A S , G OR D A Y F L A C A
......
Por el contrario, lo que más valoran del sexo es su falta
de originalidad. Cuanto más trabajo mental requiera, más N
peligroso resulta.
El orgasmo, por ejemplo, nos convertirla en alguien
impactantemente distinto del yo que éramos hasta hace
tan solo un minuto, pero un minuto más tarde probable
mente nos encontremos haciendo algo por completo ha
bitual, como hacer pis, susurrar, mirar hacia otro lado o
caminar hacia la cocina y abrir la puerta de la heladera.
¿No es posible que sea su misma falta de originalidad,
su banalidad, lo que convierta a la experiencia sexual en
algo que vale la pena apreciar? No se trata de una pre
gunta retórica, sino de un planteo metodológico contra la
transparencia de la respuesta corporal. Lo impactante no
siempre es impactante, así como la vergüenza es tan solo
un modo de codificar la aversión sexual; la sentimenta
lidad, por ejemplo, podría suponer una amenaza mucho
mayor para las defensas de una persona de lo que podria
ser cualquier acontecimiento sexual. mal que le pese a la
ideología normativa. 30
L
A
u
R Cuando alguien da su consentimiento a habitar el poten
E
N cial de cambio que requieren los acontecimientos sexuales,
en la mayoría de los casos da su consentimiento a ingresar a
B un espacio cuyas consecuencias potencialmente sorprenden
E tes sean mantenidas al minimo. El único requisito es que los
R
L sujetos sexuales sepan manejar cualquier ansiedad que les
A produzca su incapacidad -siempre posible- de ser algo que
N necesiten o quieran ser en dicho acto. Esta inestabilidad,
T sin embargo, puede resultar reconfortante, en aquellos ca
sos en que el sujeto logra controlar el grado de singularida d
indeseada creado por el acontecimiento. Ligado de manera
optimista a la impersonalidad del sexo, el sujeto no tiene
por qué aceptar como suya la incapacidad del sexo de pro
ducir todo lo que supuestamente debería producir, en cual
quier contexto. De esta forma, cuando Justine hace ''lo que
esperaba fueran atractivos gemidos" mientras su amante la
desviste o cuando Dorothy describe "el misterio de la ternura
....
N
N masculina que me envolvió como las alas de un cisne", las
muchachas ejecutan por medio de la retórica la reconfortan
te convencionalidad de la mímesis sexual, como así también
la liberadora impersonalidad de la sociabilidad sexual. Hay
frases sexuales que se pueden decir, hay sonidos que se pue
den hacer, hay cosas que se hacen y otras que no, hay cosas
que se pueden imaginar. Cuando alguien ocupa el dominio
de estos deseos emplea las normas de la fantasía para mol
dear, por anticipado, el deseo sexual. Los acontecimientos
sexuales pueden expresar nuestros verdaderos sentimientos
o no, y pueden resultar excitantes, abrumadores, dolorosos o
aburridos. No obstante, jamás se tiene la seguridad de si uno
habrá de verse confirmado o amenazado por esa negatividad
o positividad que atribuya al acontecimiento. La lucha por
dominar las implicancias de la impersonalidad del sexo es un
tema central cuanto menos para la novela, sino para la vida;
en el caso de las muchachas en particular, como he señalado,
se trata de una pregunta estética de carácter eminentemente
empírico, relacionada con el entrenamiento de los sentidos
D O S MUC H A C H A S . G ORDA Y F L A CA
J
R ser una mala practicante de su propia teoría. Cuando un
E
N joven rechaza sus avances sexuales, Granite lo expulsa pú
blicamente del grupo y destroza así todos los ideales a ta
B altura de los cuales Dorothy necesitaba que estuviera su
E ídolo. La convicción de Granite en el carácter implacable
R
del deseo termina restringida a su deseo, no al de todos.
'
L
N
Para Dorothy, esto hace que su filosofía corra el riesgo
de ser meramente una coartada sexual individual. no una
T forma de reorganízar el mundo para alcanzar una nueva
idea de la persona sexual emancipada.
¿Qué aspecto tendría para ella una persona sexual
emancipada? El de una individualidad cultivada que fuese
capaz de conjugar una crueldad interior con la bella forma
del deseo, esta es la idea que, en función de la organiza
ción intelectual de sus afectos, a Dorothy le resulta libera
dora. No obstante, cuando al fin experimenta algo pareci
do, el archivo retórico de su fantasía es una novela román
...
o
tica, el vehículo central de la reproducción de la ideología
femenina. En Two Girls, Fat and Th in la única relación de
Dorothy en la que el sexo desempeña alguna función es la
que entabla con Knight Ludlow, "un rico hombre de finan
zas de Nueva York", un compañero del círculo de Granite.
Ludlow, que está comprometido con otra persona, mira a
Dorothy de una manera tan excitante que su vida entera
cambia de la mañana a la noche. Cambia su desaliñado
apartamento por otro mucho más agradable, sus viejas ro
pas amorfas por prendas ceñidas y una exorbitante ingesta
de grasas por la moderación. A medida que su relación de
amantes avanza, el lenguaje de los capítulos de Dorothy
adopta el tono del romance: vuelan chispas y entre ellos
fluyen "rayos de luces de color". "La incesante charla que
antes parloteaba dentro de mi mente se volvió inaudible,
los cometas pasajeros del cuasi pensamiento fueron des
acelerándose hasta convertirse en una masilla derretida.
Riachuelos de oro liquido, henchidos por nódulos de calor,
me recorrían los brazos y las piernas. Entre mis piernas se
D O S MUC H A C H A S , G ORDA Y F LA C A
1
no p udo ni quiso controlar. 3 Él acepta la oferta que esta
historia le extiende, asustándola con una imagen de "gente
a la que atan y golpean, mujeres a las que se las cogen do
cenas de muchachos". La pareja se interna en un torbellino
de romance suave y sexo duro . Su relación parece normal,
reáproca . . . confusa. La sorprendente penetración de Bryan
descompone la fachada intelectual de Justine, rasgando el
"manto" de soledad que hasta entonces la ha protegido, pero
también su parte emocional, al reiterar el carácter despre
venido e inesperado de su intensa sexualización infantil. Le
proporciona el placer de regresar a este cuadro complejo,
aunque la narración deja en claro que ella cambia todo el
tiempo de posición para obtener de él la respuesta que es
pera. Pero el hecho de que Bryan sepa ser humano en el
contexto del formalismo heterosexual y s/M, abre a Justine a
prácticas nuevas y desestabilizadoras.
Lo llamativo, por consiguiente, es que las dos muchachas
consigan del sexo consentido exactamente lo que quieren ...
a,
N
"'...
teoría crítica de la subjetividad.
Lo que he intentado plantear aquí, entonces, es algo N
1 . Eve Kosofsky Sedgwick, Fat Art, Thin A rt, Durham, Duke University
Press, 1994, p. 160. El presente capitulo fue originalmente escrito para un
volumen homenaje dedicado a la obra de Eve Kosofsky Sedgwick.
2. Con el término "frase·, hago referencia aquí tanto al trabajo de Karl
Marx El 18 Bru mario de Luis Bonaparte, Madrid, Alianza, 2015, como al
de Jean-Francois Lyotard La diferencia , Barcelona, Gedisa, 198B, en el que
el concepto de frase resuena musicalmente, y se lo entiende como una
forma generada por la repetición que llega a parecer el origen y limite del
sentido, en vez de tan solo una de sus escenas. La diferencia [différend,
diferendo. en el original) es aquello que va más allá de la frase; aquello
que, según Marx, la burguesia no puede darse el lujo de reconocer y que,
por consiguiente, se reproduce por todas partes bajo la forma de los crasos
placeres y violencias del tabú y la disciplina corriente.
3.Ver la entrada "Fantasía" en Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis,
Diccionario de psicoandlisis, Buenos Aires, Paid6s. 2004.
D O S MUC H A C H A S . G OR D A Y F L A C A
4. Sobre esta cuestión, ver Leo Bersani, The Freudian Body: Psychoanalysis
and Art, Nueva York. Columbia University Press, 1990: Teresa de Lauretis,
f71e Practice o/ Lave: Lesbian Sexuality and Perverse Desire, Bloomington,
Indiana Univenity Press, 1994 ; Jacqueline Rose, States o/ Fantasy, Nueva
York, Oúord University Press, 1995, y de Slavoj Ziiek El sublime objeto de
la ideología, Madrid, Siglo XXI, 1989, y ¡Goza tu sfntoma! Jacques Lacan
dentro y fuera de Hollywood, Buenos Aires, Nueva Visión, 1994.
s. Ver de Eve Kosofsky Sedgwick ·The Beast in the Closet: James and
the Writing of Homosexual Panic•, Epistemology o/ the Closet, Berkeley,
University of California Press, 1990, y •aueer Performativity: Henry
James's The Art o/ the Novei-. GLQ 1, n. 1, 1993, pp. 1-16.
6. Ver Theodor W. Adorno, ·La televisión como ideologia", Obra completa
10/2. Critica de la cultura y sociedad II. Intervenciones, entradas, Madrid,
Atal. 2009.
1. Ver Eve Kosofsky Sedgwick, "Paranoid Reading and Reparative Reading:
Or, You're So Paranoid, You Probably Think This lntroduction Is About
You• , Novel Gazing: Queer Readings in Fiction, Durham, Duke University
Press, 1997.
8. Christopher Bollas acuña la expresión ,O sabido no pensado" para hacer
merenóa a aquellas formas de conocimiento que se tienen de manera
inarticulada o se han dejado sin articular, y que encuentran su expresión
en prkticas del ser, antes que en el registro del lenguaje. Ver La sombra del
objeto. Psicoandlisis de lo sabido no pensado, Buenos Aires, Amorrortu, 1991. ..,
O\
9. Aprendi a reconocer que esta sobreevaluación del registro autorreflexivo N
..
y subjetivizado.
20. En su ensayo acerca de •ta feminidad". Freud sostiene que el
...
N
masoquismo femenino surge de la falta de sanción ante la ira justificada
de la mujer en y contra el mundo. Ver •La feminidad", Nuevas conferent:iOJ
de introducción al psicoandlisis. Obras completas mr. Buenos Aires,
Amorrortu, 199 1 . Buena parte de la teoria feminista contemporánea sigue
esta linea de pensamiento, pero no Deleuze, quien en Presentación de
Sacher-Hasoch. Lo ft(o y lo cruel. Buenos Aires, Amorrortu. 2001, parece
olvidarse de recordar a las mujeres.
2 1 . Me refiero aqui a la descripción que hace freud del deseo del niño
de dominar la relación existente entre el control y la pérdida del control
por medio del juego del fort-da. La "pérdida" y la "recuperación" del niño
es generalmente leida en los términos de la negociación que todo sujeto
establece con el propósito de retener la idea de que su inteligibilidad
o continuidad en el mundo es una función de su propia voluntad. No
obstante, la capacidad del yo de reaccionar a la contingencia por medio
de un principio formal no debería implicar que el sujeto es "realmente•
contingente y solo alcanza este dominio de una manera compensatoria.
Toda posición. reiterada incontables veces, constituye su propio placer, y
el niño que juega también incrementa con ello su capacidad de permanecer
en la habitación junto a un infinito de posibilidades.
22. En Kaflca. Por una literatura menor. México, Era. 1978, Gilles Deleuze
y Félix Guattari plantean que la minorización cultural -entendida como
una relación de desplazamiento dentro de un marco hegemónico, una
no-posición de exterioridad interna a un conjunto de normas ideales
colectivas- se representa en los desplazamientos del habla y la escritura
por medio de la comida. La comida expresa un desplazamiento que
DOS MUC HACHAS, GORDA Y FLACA
1 . CASI. . . °'
,.._
N
B
E
R
L Rosetta susurra
A hasta quedarse
N
T dormida (Rosetta,
1999)
El abrazo
y el impasse
,.,.,
o
(La promesa, ,.,.,
1 996)
Igor acentúa
su blanquedad
CASI UTÓPICO. CASI NORMAL
Rosetta llora
El final
interminable de
La promesa
C A S I U T O PICO. CA S I NORM A L
..
de Corea y del campo europeo en general, fue el escenario de
un enorme crecimiento de la economia informal y un gran
..,
N
achicamiento del Estado de bienestar; desde esta perspecti
va, Rosetta y La promesa resultan feroz y deliberadamente
documentalizantes en su retrato de los efectos emocionales
de la globalización. Es demasiada la creatividad y el esfuerzo
que se desperdician en distintos intentos de rescatarse a si
mismo y a veces también a otros de escenas de violencia
personal e impersonal; y si aquí la conciliación de la familia
constituye el trabajo absorbente de todos los días como suele
ser el caso para los hijos, esta situación se ve intensifica
da ahora porque las familias urbanas que están en la base
de la pirámide social se han convertido también en lugares de
producción. En Rosetta, lo que activa el drama es el deseo
resentido y amoroso de la hija de sustentar su vida y la de su
madre, de tener un trabajo que le permita a la madre aban
donar sus gestos patéticos de optimismo y decepción; u¡Lo
único que haces es coger y emborracharte!", repite Rosetta.
En La promesa, lo que activa el drama es el deseo del padre
de repetirse en su hijo, y la ambivalencia del hijo respecto de
la reproducción de las múltiples formas de explotación que
CASI UTOPI CO, CASI NOR M A L
..,..,...
perspectiva de aquellos que están en la base de la pirámi
de económica. He aquí una versión más desarrollada de su
argumento:
1
A
u
R pertenecientes no solo al mundo adulto sino a la esfera
E de la política y a la dimensión ética implícita en ella.JO
N
de este fenómeno es el artículo de Peter Bailey, "'Will the Real Bill Banks
Please Stand Upr: Towards a Role Analysis of Mid-Victorian Working-Class
Respectability", Joumal o/ Social History 12, n. 3, 1979, pp. 336-53. Para
debates mis recientes en tomo a esta literatura y distintos aportes a ella,
ver Simon J. Charlesworth, A Phenomenology o/ Worlcing-Class Experience,
Cambridge, Cambridge University Press, 2000; Margie L. Kiter Edwards,
"We're Decent People: Constructing and Managing Family ldentity in Rural
Working Class Communities•. Joumal o/ Narriage and Family 66, n. 2,
mayo de 2004, pp. 515-29; Daniel Siegel. "The Failure of Condescension•.
Victorian Literature and Culture 33, n. 2, 2005, pp. 395-414, y Carolyn
Steedman, Landscape for a Good Woman: A Story o/ Two Lives, New
Brunswick, Rutgers University Press, 1987.
14. Jody Heymann, Forgotten Families: Ending the Growing Crisis Confron
ting Children and Worlcing Parents in the Global Economy, Nueva York,
Oxford University Press, 2006.
15. Este anhelo de transmitir el deseo de una mejor buena vida parecida
al presente sin las limitaciones que suponen los fracasos o las derrotas
individuales, y sin el apoyo de las posiciones económicas, sociales y po
Uticas de un momento histórico determinado, ha sido documentado por
todos los grandes anfüsis de clase de la reproducción familiar, desde Carol
Stack, Ali Our Kin , Nueva York, Harper and Row, 1974, hasta David Shipler,
The Worlcing Poor: Invisible in America, Nueva York, Vintage, 2004. Ver
también las notas 36 y 41 a este capítulo.
16. Gayatri Spivak, "0ther Things Are Never Equal: A Speech", Rethinlcing
Narxism 12, n. 4, 2000, pp. 37-45.
17. Para Bert Cardullo, esta escena final constituye un momento de redención
que articula una relación de misericordia cristiana. Ver su articulo "Rosetta
Stone: A Consideration of the Dardenne Brothers' Rosetta• . Joumal o/
Re/igion and Film 6, n. 1, abril de 2002.
18. "Familias que elegimos• es el términos que Kath Weston propone para
las instituciones improvisadas de la intimidad queer. Ver Families We Choose:
Lesbians, Gays, Kinship, Nueva York, Columbia University Press, 1997.
19. Ahora relativamente en boga para explicar distintos géneros esté
ticos del bochorno como las series The O/fice o Blackadder de la BBC, la
fórmula "tragedia de situación" describe episodios en que la personali
dad se encuentra atrapada en una forma de desasosiego que no resulta
heroica ni existencial. sino meramente conformada por las tensiones
habituales de la vida corriente bajo el capitalismo. (Y no la "vida co
tidiana" en el sentido clisico del término, en el que los sujetos están
ocupados haciendo cosas, sino la vida corriente, donde los proyectos
de gestión del afecto brindan registros que permiten experimentar las
contingencias estructurales de la supervivencia. ) La fórmula "tragedia
de situación" apareció en la critica anti-thatcherista de "This Vicious
Cabaret", que Alan Moore y David Lloyd insertaran en V de Vendetta . El
género vincula los efectos de una economia draconiana a una politica
erotofóbica que se aplica sobre un cuerpo político que pasa a vivir en
un tiempo de catástrofe, una experiencia espectatorial paralizada pero
L
A
u
R consciente de su propia desaparición como esfera pública; debido a que
E con esto no se elabora nada. y el público es presa de reiteradas visio
N nes de su propia aniquilación, se trata de una tragedia de situación y
no de un melodrama. El imaginario contracultura! no poco familiar de
e Moore y Lloyd entremezcla el kitsch y la decadencia irónicos del estilo
E de Weimar con el amor por la cultura pop, dos expresiones a las que se
R considera como el paraje de la exuberancia, el anhelo de la reciprocidad
L intima y social y de un joie de vivre anárquico que, según sostienen,
A nunca puede ser enteramente derrotado por la parálisis, el ascenso del
N fascismo o la crisis constitucional. El contexto inmediato de la hase
T es: " ¡ Al fin el gran programa de 1998!/ ¡La tragedia de situación!/ ¡La
gran ópera se mezcla con el melodrama!/ ¡ Finales llenos de suspenso y
nada de esperanza!/ Una acuarela en una galeria inundada . . . •. En esa
conjunción de ópera con melodrama que es la serie de la ase The O/fice ,
cuando David Brent al fin es expulsado de su lugar fantasmático como el
más divertido y mejor jefe imaginablE, pasa todo el tiempo en coches, en
salas de espera y en bancos de plaza, intentando hacer que algo suceda.
Cuando decide obsesionarse compulsivamente con su vieja "obsesión",
se convierte en la figura del bochorno. esa persona que no puede "no•
quedar expuesta en sus hustrados deseos y, por consiguiente, esa figura
que representa la potencial expulsión de todos hacia la muerte social
de quedarse sin trabajo y sin amor, una situación de cuya cercania nos
resulta cada vez más dificil protegernos.
20. Por medio del uso del lenguaje periodizante de la sobremodernidad para
marcar el ascenso del neoliberalismo, Marc Augé plantea que la creciente
centralidad de los "no lugares• (centros de compras, terminales, hospitales)
como zonas de experiencia episódica ejemplar de los desplazamientos que
viven los europeos contemporáneos complejiza la concepción que sostiene
la teoría de la vida cotidiana. según la cual existe una relación dinámica en
tre el espacio común y la producción de la vida subjetiva. Presta particular
atención a la necesidad de considerar el impacto de una vida vivida entre
espacios sociales que interrumpen la lógica fundante del valor y las normas
de inteligibilidad y autoidentidad. Mi planteo, por el contrario, se pone del
lado afectivo de las cosas, y sostiene que la sobremodernidad/neoliberalis
mo produce la tragedia de situación como una forma de expresar los costos
de lo que hoy se ha vuelto corriente, la posibilidad de que cualquier espacio
fundante se convierta en un no lugar para todo aquel cuya inconveniencia
para la reproducción del valor se vuelva, una vez más, repentinamente evi
dente. Ver Marc Augé, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropo
logía de la sobremodemidad, Barcelona, Gedisa, 2001 .
2 1 . "Este 'mundo de l a vida' no e s solo e l ámbito e n el que l a existencia de
los individuos se despliega en la práctica. sino también donde ejercen su
existencia: es decir, donde viven sus vidas y conhontan las mismas formas
de su muerte.· Achille Mbembe. 0n the Postcolony, Berkeley. University of
California Press, 2001, p. 15. También podriamos abordar aqui las tempo
ralidades alternativas que supone una concepción de la vida desde la pers
pectiva de los derechos contra-humanos, como propone Alain Badiou en La
CASI U TO P ICO. CASI N O R M A L
ttica. Ensayo sobre la conciencia del mal. México, Herder, 2004, pp. 40-41 ,
en la que la capacidad de l a persona de adoptar un a subjetividad requiere de
una concepción del Bien que esté nw allá de esa realidad que se le presenta
como el ámbito de la experiencia; o la temporalidad achatada del mundo
de vida aristotélico de Giorgio Agamben, que contrasta las falsedades y
temporizaciones de la ley/bios de la zona de indistinción que constituye
la comprensión oficial de la pertenencia social con la zoe, la realidad de la
vida que conecta a la materia viva y que no requiere de historización alguna
para justificar un mundo que se orgarúza en tomo al sostenimiento de su
existencia. Esta concepción se extiende a la que plantea como una concien
cia radicalizada de los derechos el visionario trabajo de Patricia Williams The
Alchemy o/ Race and Rights: Diary o/ a Law Professor, Cambridge, Harvard
University Press, 1991, p. 165. Lo importante aqui es especificar, en cual
quier caso, qué significa, en términos politicos e históricos, "ejercer la exis
tencia". Agamben regresa a esta cuestión en su defensa de la zoe sobre el
bios en los trabajos comprendidos en su libro Medios sin fin. Notas sobre la
política, Valencia, Pre-Textos, 2001 . y posteriores.
22. "Fantasy bribe" [que puede traducirse como "el soborno de la fantasia"
o "soborno de fantasia" ) es el término con el que Fredric Jameson denomi
na aquello que el capitalismo, y en particular los géneros de la mercancia,
afirma como una suerte de ganancia afectiva para sus participantes. Ver su
articulo "Reification and Utopia in Mass Culture", Social Text 1, invierno
de 1979, pp. 1 30-48.
23. Las recientes revueltas obreras de Paris y Dubai, por ejemplo, dejaron
al descubierto y explotaron la dependencia que la economia tiene de la
docilidad de los trabajadores para conseguir ciertas concesiones. Pero a
juicio de muchos, las huelgan amenazan el margen ya demasiado estrecho
de supervivencia del trabajador marginal. y la respuesta más común a
la explotación es tratar de obtener lo que se pueda de ella para que sea
posible construir una vida en el proceso de ser desgastados por la po
breza, como bien documentan David Shipler, The Wor/ring Poor: Invisible
in America, Nueva York, Vintage, 2004, y el trabajo de Jody Heyman,
Forgoten Families, op. cit. Ver Hassan M. Fattah. "In Dubai, an Outcry
from Asians for Workplace Rights", New York Times , 26 de marzo de
2006; Elaine Sciolino, Thomas Crampton y Maria de la Baume, "Not '68,
but French Youths Hear Similar Cry to Rise Up" , New York Times. 1 7 de
marzo de 2006, y Craig S. Smith, "Four Ways to Fire a Frenchman·. New
York Times, 2 6 de marzo de 2006.
24. Para recorrer la historia de este argumento, ver Stephanie Coontz,
Marriage, a History: From Obedience to Intimacy, or How Love Conquered
Marriage, Nueva York, Viking. 2005.
25. Jürgen Habermas, Historia y critica de la opinión pública. La transfor
mación estructural de la vida pública, Barcelona, Gustavo Gili, 1994, en
particular pp. 80-88.
26. Creemos que esta traducción de grievable life evita paráfrasis como
"vida por la que puede hacerse un duelo", "vida merecedora de un duelo",
o la relativamente inexacta "vida lamentable". ( N. del T. )
L
A
u
R 27. Lamen Berlant, -rhe Subject of True Feeling: Pain. Privacy, and
E PoliticsH , Left Legalism/Left Critique, Dmham, Duke University Presa,
N 2002; Elizabeth A. Povinelli, The Cunning o/ Recognition: Indigeno,u
Alterities and the Malcing o/ Australian Multiculturalism, Dmham, Dub
e University Press. 2002, y Patchen Markell, Bound by Recognition,
E Princeton. Princeton University Press. 2003. Buena parte de este trabajo
R ha surgido del proyecto de discusión sobre liberalismo tardio de la Uni
L versidad de Chicago. Ninguno de nosotros sostiene que el reconocimiento
A afectivo nunca haya sido parte del empoderamiento politico, económico
N y social de las comunidades en minoóa o negadas, siempre lo es. Pero a
T menudo, las intensidades de la performance afectiva no encuentran un
correlato de la misma magnitud en las transformaciones de la ley, la distri
bución de la riqueza, la administración de las instituciones o las pric:ticas
colectivas normativas de las comunidades.
28. Judith Butler, Mecanismo, p.rfquicos del poder. Teorias sobre la suje
ción, Madrid, Citedra, 2001, p. 20.
29. Judith Butler. Vida precaria. El poder del duelo y la violencia, Buenos
Aires. Paidós, 2006, p. 53.
30. Judith Butler, ibid., p. 73 .
3 1. Ibid., pp. 52-53.
32. Ibid .• pp. 64-69.
33. W.R.D. Fairbaim, Psychoanalytic Studies o/ the Personality, Londres,
'°... Routledge, 1990.
.., 34. Christopher Bollas, -El objeto transformacional# , La sombra del objeto.
Psicoandlisis de lo sabido no pensado, Buenos Aires. Amorrortu, 1991, pp.
29-48.
35. Sobre las -tecnologias de la paciencia # , ver Lamen Berlant, The Queen
o/ America Goes to Washington City: Essays on Sex and Citizenship, Dm
ham. Duke University Press, 1997.
36. El análisis clásico de este fenómeno se encuentra en las obras de
Lillian B. Rubin, Worlds o/ Pain: Life in the Worlcing Class Family, Nueva
York, Basic Books, 1977, y Carol Stack. Ali Our Xin, op. cit.; la lista de
ensayos posteriores es extensa. Para una interesante/maravillosa reseña
de la bibliografia existente, centrada más en el dolor parental que en las
experiencias de clase de los hijos, ver Thomas J. Gorman, -aeconsidering
Worlds of Pain: Life in the Working Class(esr. Sociological Review 15, n. 4,
2000, pp. 693-717. Con variaciones respecto de los estilos de supervivencia,
sus resultados acerca del vinculo afectivo defensivo como una condición
para la reproducción de la fantasia normativa se ven enteramente respal
dados por las etnografias de los niños y jóvenes de la clase trabajadora
que se realizaron en las décadas siguientes. Entre los trabajos más desta
cados de distinto tipo. se encuentran Pierre Bourdieu et al., La miseria del
mundo, México, Fondo de Cultura Económica, 2002; Arlie Hochschild, The
Managed Heart: Commercialization o/ Human Feeling, Berkeley, University
of California Press. 1983; Jason DeParle, American Dream: Three Women,
Ten Kids, and a Nation's Drive to End Welfare, Nueva York, Viking. 2004, J
Jody Heymann. Forgotten femilies, op. cit.
C A S I u rO P I C O . C A S I N O R M A L
"'-'
.....,...
finales del siglo XIX la burguesía occidental había perdido ya
definitivamente sus gestos". 21 El cine, nos dice, registra esta
"catástrofe generalizada" recolectando los gestos perdidos
como una medida de lo que significa ser arcaico. 22 En tanto
género, el gesto no es idéntico al gestus brechtiano, una for
ma de comunicación estética que libera al público de un cono
cimiento obstruido, ilegítimo acerca del modo de producción y
su manifestación en las vidas individuales y colectivas de las
personas típicas. 2 3 Por el contrario, para Agamben el gesto es
un acto mediático que no se orienta a los medios ni a los fines,
es un signo de estar en el mundo, en medio del mundo, un
signo de sociabilidad. Para ser más claros, esta noción del ges
to no lo considera un mensaje, sino algo mucho más formal: la
performance de un cambio que es susceptible de convertirse
en una perturbación, o lo que Deleuze llamaría un "aconte
cimiento problema". 24 Si entendemos que el tiempo es un
movimiento hacia adelante, el gesto no marca el tiempo, sino
que hace tiempo, manteniendo al presente abierto a la aten
ción y a un intercambio impredecible. La sonrisa de dientes
apretados es uno de estos gestos. Otro podría ser la falta de
l
A
u
R respuesta impávida. A su alrededor puede desarrollarse o no
E
N una situación, dado que el gesto constituye la más pequeña
de las aperturas, un espacio creado por un movimiento. De
B esta forma, el gesto solo es un acontecimiento en potencia,
E la iniciación de algo presente que puede ganar densidad, ya
R
L sea dramática o no. El movimiento puede dar lugar a una
A situación, en la que el gesto comenzaría a tener un aspecto
N distinto. Desde esta perspectiva, el presente no es siempre
T una sensación de la fugacidad o una experiencia metafísica de
la pérdida, ni es tampoco principalmente el basural de fuer
zas históricas anacrónicas. Cuando la perturbación del gesto
se vive como un ajuste, una reparación o una adaptación, el
presente es una franja de tiempo que se puede sentir y a la
que se puede dar forma: un impasse.
Podría parecer erróneo llamar impasse a una situación
viva en la que los actores hacen cosas, ya que que el mundo
continúa en buena medida estando organizado por manojos
'°,.,
N
desdramatizados de causas, consecuencias y microtransfor
maciones. Propongo aquí adoptar la palabra impasse no solo
como un término formal para salir al encuentro de la dura
ción del presente, sino también como un término especifico
que nos permite rastrear la circulación de la precariedad por
distintos lugares y cuerpos. El concepto del presente como
un impasse abre asi distintas formas en función de las cuales
se puede adaptar, sentir y vivir la interrupción de las normas
de reproducción de la vida. El impasse es un espacio de tiem
po que se vive sin género narrativo. La adaptación a él, por
lo general, supone un gesto o una acción no dramática que
vuelve sobre una situación no resuelta. Uno toma un pasaje
para evitar encontrarse con algo o para llegar a determinado
lugar, es una figura formal del tránsito. Pero el impasse es un
callejón sin salida; de hecho, la palabra francesa "impasse"
fue inventada para reemplazar a la anterior cul-de-sac y sus
indecorosas connotaciones. 2 � Uno puede moverse por un ca
llejón sin salida, pero paradójicamente se mueve siempre en
el mismo espacio. Un impasse es una estación de contención
D E S P u t s D E LA B U E NA V I DA , UN I MPA S S E
.....,...
ve por primera vez en su vida la máquina de su padre y
el trabajo que él realiza. "Quise mostrarle mi máquina",
le explica el padre al capataz. Hay un ritmo lírico en la
relación del padre con sus frases, al que se acomoda el rit
mo de los planos: "Pones la parte abajo. La soldadora está
atrás. El perno cae en posición. Pones la parte arriba. Con
práctica, se llegan a hacer setecientos por hora". Tanto
aquí como en el taller de la casa familiar, el hijo observa
en silencio la competencia del padre, su rostro queda un
poco oculto detrás de las máquinas. Pero para un capataz
que advierte esta escena de hacer y mirar, las cosas son un
poco distintas: "Eso no es un zoológico. Ni siquiera para
tu hijo . . . ¡Tendrías que saber que esto no es un circo!".
La escena se interrumpe porque otro capataz reprende al
padre por su bajo rendimiento.
Este analfabetismo de Franck en lo que respecta al fun
cionamiento de la máquina de su padre seguramente sea el
resultado deliberado de decisiones familiares tomadas antes
de que él tuviera conciencia. El hijo encarna el contrato so
cialdemócrata de posguerra. que les garantizaba a las clases
Franck trae la nueva normalidad (Recursos humanos, 1999)
"
L En la oscuridad, los hombres hablan.
V!MCENT:Me encanta manejar. Cuando comencé a trabajar,
N lo que más me gustaba era manejar. Ir solo en el auto,
T no pensar en nada, fumando y oyendo música. Podia
hacerlo durante horas. Creo que lo único que realmen
te me gustaba de mi trabajo era manejar. Eso terminó
perjudicándome. Me sentia tan a gusto en el auto que
me costaba dejarlo. A veces, manejaba más de 300 ki
lómetros para ir a una reunión. Sin pensarlo, me perdia
la salida. Solo queria seguir manejando. Esto comenzó a
molestarle a mi jefe. Pero las cosas podrían haber sido
' peores. Sentían que yo ya no tenia el espiritu de la
empresa. Nadie intentó retenerme. Fue fácil negociar
mi salida.
J
R imperativo de manera explícita, con todas sus ambigüe
E
� dades. En un momento de la narración, la familia va de
compras con el dinero robado por Vincent. Alli, se topan
8 con Jeffrey, un viejo amigo de Vincent, que le ha estado
E dejando acalorados mensajes telefónicos, a los que él nun
R
ca contesta. Cuando se encuentran en el mismo espacio de
'
L
�
ocio público, Vincent no tiene más remedio que actuar el
papel del amigo, por lo menos cerca de su esposa, Muriel.
T Esta escena nos permite descubrir varias cosas acerca de las
demandas emocionales y las normas de performance de
la clase de los consultores. Estos hombres han trabajado
juntos durante diez años. Como un amante despechado,
Jeffrey se queja: "¿Me estás tornando el pelo? ¿No éramos
realmente cercanos? Durante diez años almorzamos juntos
todos los días. Tantas noches quedándonos hasta tarde...
¿no fue nada?". No obstante, cuando se encontraron, en
un primer momento, los hombres se presentaron a sus res
pectivas esposas e hijos. Su cercanía era la cercanía de
compañeros de trabajo, no de amigos que comparten la
totalidad de la vida. Sin embargo, eso no significa que el
suyo fuera un vínculo falso o banal. Para Jeffrey signifi
caba algo: "Te despidieron, Vincent. Y luego no supe nada
más de ti. Mi preocupación es totalmente normal". Vin
cent: "No me parece normal. Solo trabajábamos juntos...
eso ya no significa nada".
Si lo tornarnos al pie de la letra, esto quiere decir que
Vincent nunca adoptó la ideología del afecto gerencial.
Dio cumplimiento físico a un cálido compañerismo, pero
nunca dio cumplimiento afectivo al imperativo atmosféri
co. Sin embargo, su relación con la afectividad ligada al
trabajo es bastante distinta cuando habla del trabajo con
su mujer. Durante toda la película, él relaciona su sensa
ción de precaridad a una pérdida de "entusiasmo". 44 Este
es el único idioma en el que habla con Muriel acerca de la
vida que ha cultivado a espaldas de ella.
D E S P U E S D E LA B U E N A V I D A , U N I M P A S S E
B
E
R
L
A
N
T
..
'
...
o
de Mbito? ¿Perdura en nombre de las esperanzas depo
sitadas en las posibilidades que encierra lo político en
sí? ¿O se formula desde una posición de apoyo crítico,
desde cierta confianza en la posibilidad de su reparación?
La agotadora repetición de la posición política deprimi
da que busca reparar aquello que acaso esté constituti
vamente roto puede eventualmente conducir a la escisión
del funcionamiento del optimismo de toda expectativa y
demanda. 14 Preservar esta escisión nos permite sostener
nuestros propios apegos a lo político y nuestra necesidad
de participar de la idea de la actividad política, entendida
como el espacio virtual -pero no abstracto, sino sensorial
de lo común. De esta forma, desprendernos de ella podrfa
significar no solo nuevas libertades, sino también muchas
posibles pérdidas.
Grant Farred sostiene que esta fidelidad a lo politico sin
ninguna expectativa de reconocimiento, representación
o retribución constituye un acto profundamente ético. 15
Toma de ejemplo el caso de los patrones de votación de
los ciudadanos afroamericanos en la elección presidencial
ACERCA DEL DESEO DE LO POLITICD
....
N
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1f
Este libro se ter m i n ó de i m pri m i r y encuadernar
en m a rzo de 2020 e n Galt Printi n g ,
C i u d a d d e B u e n o s A i res. Arge nti n a .