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Fischbach Franck. La Produccion Del Mund
Fischbach Franck. La Produccion Del Mund
Franck Fischbach**
Resumen
45
Abstract
1
Granel, Gérard. «Préliminaires pour autre chose II» en L’époque dénouée (Paris: Hermann;
2012), pp. 146-147.
2*
Salvo este corchete todos los restantes son de los traductores.
3
Granel, Gérard. Études (Paris: Galilée; 1995), pp. 149.
46
4
Ibid.
47
habitual con que se suele leer a Heidegger, se sabe que este comienza con
el mundo, pero se olvida que se trata del mundo del trabajo; en tanto
que, según el modo habitual de leer a Marx, se sabe que comienza con la
mercancía, pero se omite que se trata del mundo de la mercancía. Granel
nos abre los ojos sobre esta conjunción del mundo, del trabajo y de la
mercancía que hace posible el encuentro Marx / Heidegger. Es necesario
entonces comenzar por recordar que Marx no es tan sólo un pensador del
trabajo y de la mercancía, sino que es también, y en la misma medida, un
pensador del mundo, del mismo modo hay que recordar que Heidegger
no es exclusivamente un pensador del mundo sino que es también, y
en la misma medida, un pensador del trabajo. Cosa que parece devenir
bastante evidente cuando se lee especialmente lo que Heidegger escribe
en su curso de 1934 sobre La logique comme question en quête de la pleine
essence du langage [La lógica como pregunta en la búsqueda de la esencia
plena del lenguaje]: «Es en el trabajo y por él que el ente deviene primero
evidente en sus regiones determinadas, y el hombre, como trabajador, es
transportado en la manifestación del ente y de su ordenanza»5. Y entonces
se comprende mejor porque, en Ser y Tiempo, el acceso a la estructura del
ser-en-el-mundo se realizaba a partir de una descripción fenomenológica
de la relación práctica que el existente a diario mantiene vigente con las
cosas consideradas por él, en primer lugar, como cosas manipulables y,
luego, como útiles para el cumplimiento de una cierta tarea: o bien, como
lo dice explícitamente Heidegger en el § 31 de Sein und Zeit, es «en el
por mor de que se abre como tal el existente estar-en-el-mundo» [dans l’a-
dessein-de-quelque chose que se decouvre l’etre-dans-le-monde de l’existant en
tant que tel], y por lo tanto a partir del mundo cotidiano como «Werkwelt»,
como mundo del trabajo y de la obra, que se accede a la dimensión misma
del mundo y del ser-en-el-mundo en cuanto estructura del ser que somos
nosotros mismos. Es así como, según Heidegger, se efectuaría el trabajo:
el transporte del existente fuera de sí en medio del mundo, o bien, en los
términos de Heidegger, «la exposición al afuera que nos transporta en la
ordenanza del ser que se libera al desembocar en la obra»6.
5
Heidegger, Martin. La logique comme question en quête de la pleine essence du langage (Paris:
Gallimard; 2008), p. 182.
6
Ibid., p. 184
48
7
Ibid.
8
Ibid., p. 188.
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50
51
11
Granel, Gérard. Apolis (Mauvezin: T.E.R., 2009), p. 91.
12
Disponible en línea en el sitio <www.gerardgranel.com> (cours 1, página 4).
52
53
15
Granel, Gérard. Óp. cit., 2009, p. 69.
54
16
Ibid., p. 91 (L’enseignement de la philosophie).
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56
57
19
Dejours, Christophe. Travail vivant 2: Travail et émancipation (Paris: Payot, 2009), p. 183.
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e historizar de otro modo que bajo la forma del «tiempo muerto» que
actualmente es el nuestro, es decir, de otro modo que bajo la doble forma
de la constricción perpetua al progreso y del presente perpetuo del valor.
Desgarrar el trabajo de la influencia de la producción me parece haber
sido el mismísimo proyecto de Marx; y ello ha sido así porque eso nos
permitiría hacer finalmente la experiencia de la inscripción en el mundo
unos con otros, así como ello quebraría «la triste continuidad de un
presente sin historia» (según la expresión de Granel en «Préliminaires
pour autre chose I»20) en la medida en que ello permitiría hacer advenir
por fin nuestra existencia en el mundo, al igual que, para finalizar, ello
quebraría la influencia de lo sachlich sobre lo que es el gesellschaftilch, de
la cósico [chosal] sobre lo social, de lo muerto sobre lo vivo –así lo social
no sería otra cosa sino el despliegue mismo, la afirmación y la activación
de lo que Marx llamó nuestra «actividad vital social»*.
Expresado de un modo algo diferente, esta conclusión equivale a
señalar que, bajo el reino de la forma «capital», el trabajo deviene deforme
e incluso informe: la imposición de la forma-capital no puede hacerse
más que a costa del trabajo, relegado a la categoría de un real informe e
inesencial, lo real de la fuerza de trabajo encarnada en los cerebros y en
los músculos de los trabajadores. No se trataría entonces de liberar lo
«real del trabajo» de la influencia que tendría sobre él la forma-capital: se
trata de substituir la forma-capital por la forma-trabajo, en consecuencia,
de hacer que la forma-trabajo sea dominante, de destituir el capital de
su estatuto de forma, de reducir el Capital, la forma-capital a lo real
inesencial del dinero. No hay el viejo y tradicional [bon vieux] real del
trabajo que sería oprimido, dominado, explotado por la odiosa forma
del capital, de modo que la supresión de la susodicha forma liberaría
de facto lo real del trabajo. No, es el trabajo mismo lo que es preciso
elevar al rango de forma, cuestión que no puede hacerse sino en contra
de la forma-capital. Es preciso entonces cumplir en lo que el capital
obra ya pero de forma contradictoria o incoherente: a saber, reunir, en
20
Granel, Gérard. L’époque dénouée (Paris: Hermann; 2012), p. 141.
* N.dT. En español, ha sido recurrente dar cuenta de esta actividad social bajo los términos de
actividad vital consciente, esto con el objeto de diferenciar la actividad vital humana de la actividad
vital del animal.
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efecto, todos los trabajos en la forma abstracta del trabajo pero hacerlo
instituyendo el trabajo en sí como la nueva forma dominante, es decir,
como la forma «que determina la figura histórica esencial de todas las
realidades»21, según una expresión de Granel. Habría que hacer que la
abstracción del trabajo no reciba su unificación más allá de sí misma
por sus otros, las mercancías o el capital, sino que se unifique a partir
de sí misma y por sí sola, lo que le permitiría acceder al rango de forma.
Se trata de hacer con el trabajo lo que, en efecto, Granel nos aconsejaba
hacer con el proletariado, considerando que estos dos temas están
evidentemente vinculados: a saber, acordarnos de que «trabajo», de
acuerdo a los términos utilizados por Granel, «se comprende no como
un simple real», sino que hay que tomarlo «como hay que tomar también
‘capital’», esto es, como lo que Marx nombra una «forma»22. Habría que
transferir al trabajo «el privilegio de la idealidad»23. Se puede expresar
esto señalando que se trataría de lograr extraerse de la forma del capital
para pasar a la «figura del trabajador» –pues esta figura está aún por venir
y no ya presente como creyó Jünger.
Bibliografía
21
Ibid., p. 150.
22
Ibid.
23
Ibid., p. 153
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