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La pata de un pollo presenta una estructura básica con músculos, huesos, tendones,

vasos sanguíneos, piel y nervios. Los músculos permiten el movimiento, los huesos
proporcionan estructura, los tendones conectan músculos a huesos, los vasos
sanguíneos irrigan los tejidos, la piel actúa como barrera protectora, y los
nervios transmiten señales para el control del movimiento y la sensación.

Al comparar con la extremidad inferior humana, se evidencian diferencias


significativas. La anatomía humana es más compleja, con huesos como el fémur y una
red vascular más elaborada. La piel humana es diversa, con anexos como folículos
pilosos y glándulas sudoríparas. Además, los nervios humanos son más especializados
para funciones complejas, adaptándose al bipedalismo y proporcionando una amplia
gama de sensaciones y movimientos precisos. En conjunto, estas diferencias reflejan
las adaptaciones únicas de cada especie a sus respectivos modos de locomoción y
entornos.

1. Colocaremos el muslo sobre la base con su parte externa hacia arriba.



2. Utilizando el bisturí, retiraremos la piel con precaución para evitar dañar el
músculo subyacente.


3. Examinamos la piel y encontramos distintos tejidos



4. Examinamos detalladamente la parte externa de los músculos, luego hemos
realizado una disección longitudinal al fémur del ave para observar el tejido
muscular en su totalidad, tratando de identificar los fascículos musculares.


5. ubicadas las arterias y nervios que discurren paralelos al hueso.


6.Encontramos los tendones, rompiéndolos en el punto de unión con el hueso y las
articulaciones.



7. Retiramos con cuidado los músculos hasta que los huesos y las articulaciones
estén visibles.


8. Manipularemos los huesos a nivel de la articulación e identificaremos las


principales estructuras que la componen, como ligamentos y cápsula articular,
separando los huesos por el punto de articulación.


9. Observando las articulaciones de las falanges entre sí y con el tarso-metatarso.


10. Tomaremos el fémur y examinaremos su epífisis y diáfisis.


11. hueso tanto por la epífisis como por la diáfisis, observando la parte interna
en ambas porciones para verificar la presencia de médula ósea (roja en este caso) y
la existencia de oquedades que contribuyan a su ligereza.


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