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Adultez Tardia
Adultez Tardia
Juan Padilla
Un primer argumento crucial para la intervención psicológica con adultos tardíos se centra
en la importancia de comprender y abordar el envejecimiento desde una perspectiva
holística. La teoría del envejecimiento exitoso, propuesta por Baltes y Baltes (1990), resalta
la capacidad de adaptación y el mantenimiento de la calidad de vida a medida que las
personas envejecen. Esta perspectiva pone énfasis en la interacción entre los factores
biológicos, psicológicos y sociales, proponiendo que el bienestar en la vejez no solo se
mide por la ausencia de enfermedad, sino por la capacidad de enfrentar los desafíos de
manera efectiva. Asimismo, el enfoque de la psicología positiva, impulsado por Seligman y
Csikszentmihalyi (2000), destaca la importancia de cultivar fortalezas personales y
promover experiencias positivas para mejorar la calidad de vida en la vejez. Al adoptar
estas perspectivas, los profesionales de la psicología pueden contribuir a un envejecimiento
más saludable, centrado en el crecimiento personal y la adaptación positiva a los cambios
inherentes a esta etapa de la vida.
Un segundo argumento fundamental en el ámbito de la intervención psicológica con adultos
tardíos se relaciona con la necesidad de considerar la diversidad y singularidad de cada
individuo en el proceso de envejecimiento. La teoría de la reserva cognitiva, propuesta por
Stern (2002), subraya la variabilidad en la respuesta cognitiva al envejecimiento,
destacando la importancia de factores como la educación y la estimulación cognitiva en la
construcción de una reserva que mitigue los efectos del deterioro cognitivo asociado al
envejecimiento. Asimismo, el modelo de desarrollo del ciclo de vida de Erikson (1959)
subraya la relevancia de la búsqueda de la integridad del yo en la vejez, enfocándose en la
reflexión sobre la vida vivida y la aceptación de uno mismo. Al abrazar estas perspectivas,
los profesionales de la psicología están mejor equipados para personalizar sus
intervenciones, reconociendo las diferencias individuales y promoviendo estrategias
adaptativas que respeten la singularidad de cada adulto mayor en su proceso de
envejecimiento.
A pesar de los valiosos aportes de las teorías que enfatizan el envejecimiento exitoso, la
diversidad individual y la integración de las dimensiones emocionales y sociales, es crucial
considerar el contrargumento que destaca la presencia de condiciones patológicas asociadas
al envejecimiento. La teoría del declive cognitivo en la vejez, respaldada por estudios como
el de Salthouse (2004), sostiene que, a pesar de la existencia de variabilidad individual,
existe una tendencia general al deterioro cognitivo con la edad. Este enfoque plantea
desafíos significativos para las intervenciones que buscan promover un envejecimiento
exitoso, ya que sugiere la presencia de limitaciones intrínsecas que podrían requerir
estrategias específicas de abordaje. Asimismo, investigaciones como las de Fauth et al.
(2017) sobre el impacto de las enfermedades crónicas en la calidad de vida de los adultos
mayores indican la necesidad de considerar las condiciones de salud física como parte
integral de la intervención psicológica en esta etapa de la vida. Al incorporar estos
contrargumentos, se enriquece la perspectiva y se promueve una aproximación más
equilibrada a la intervención psicológica con adultos tardíos.
Bibliografía