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ADULTEZ TARDIA

Una mirada a la teoría psicológica

Juan Padilla

Colombia, diciembre 2023

La psicología, como disciplina científica, ha evolucionado a lo largo del tiempo, dando


lugar a diversas posturas teóricas y metodológicas que han marcado el rumbo de la
intervención y el acompañamiento psicológico, especialmente en el contexto de los adultos
tardíos. Estas posturas, con sus respectivos enfoques y fundamentos filosóficos, ofrecen
distintas perspectivas para comprender y abordar los desafíos psicológicos que surgen en
esta etapa de la vida. En este ensayo argumentativo, exploraremos las principales corrientes
teóricas y metodológicas en el campo de la psicología, evaluando críticamente sus aportes y
limitaciones en el que hacer profesional destinado a la atención de los adultos tardíos. Al
examinar estas perspectivas, podremos identificar cómo influyen en la práctica psicológica
y enriquecen nuestra comprensión de los procesos cognitivos, emocionales y sociales en
esta fase crucial del ciclo vital.

Un primer argumento crucial para la intervención psicológica con adultos tardíos se centra
en la importancia de comprender y abordar el envejecimiento desde una perspectiva
holística. La teoría del envejecimiento exitoso, propuesta por Baltes y Baltes (1990), resalta
la capacidad de adaptación y el mantenimiento de la calidad de vida a medida que las
personas envejecen. Esta perspectiva pone énfasis en la interacción entre los factores
biológicos, psicológicos y sociales, proponiendo que el bienestar en la vejez no solo se
mide por la ausencia de enfermedad, sino por la capacidad de enfrentar los desafíos de
manera efectiva. Asimismo, el enfoque de la psicología positiva, impulsado por Seligman y
Csikszentmihalyi (2000), destaca la importancia de cultivar fortalezas personales y
promover experiencias positivas para mejorar la calidad de vida en la vejez. Al adoptar
estas perspectivas, los profesionales de la psicología pueden contribuir a un envejecimiento
más saludable, centrado en el crecimiento personal y la adaptación positiva a los cambios
inherentes a esta etapa de la vida.
Un segundo argumento fundamental en el ámbito de la intervención psicológica con adultos
tardíos se relaciona con la necesidad de considerar la diversidad y singularidad de cada
individuo en el proceso de envejecimiento. La teoría de la reserva cognitiva, propuesta por
Stern (2002), subraya la variabilidad en la respuesta cognitiva al envejecimiento,
destacando la importancia de factores como la educación y la estimulación cognitiva en la
construcción de una reserva que mitigue los efectos del deterioro cognitivo asociado al
envejecimiento. Asimismo, el modelo de desarrollo del ciclo de vida de Erikson (1959)
subraya la relevancia de la búsqueda de la integridad del yo en la vejez, enfocándose en la
reflexión sobre la vida vivida y la aceptación de uno mismo. Al abrazar estas perspectivas,
los profesionales de la psicología están mejor equipados para personalizar sus
intervenciones, reconociendo las diferencias individuales y promoviendo estrategias
adaptativas que respeten la singularidad de cada adulto mayor en su proceso de
envejecimiento.

Un tercer argumento esencial en la intervención psicológica con adultos tardíos radica en la


importancia de abordar las dimensiones emocionales y sociales de manera integrada. La
teoría de la socioemocionalidad selectiva, propuesta por Carstensen (1992), subraya que, a
medida que las personas envejecen, tienden a priorizar metas emocionales y a seleccionar
interacciones sociales que contribuyan a su bienestar emocional. Esta perspectiva resalta la
necesidad de considerar las relaciones interpersonales y la gestión de emociones como
elementos centrales en la promoción de la salud mental en la vejez. Además, la teoría del
apoyo socioemocional de Kahn y Antonucci (1980) destaca el papel crucial de las redes
sociales en la satisfacción y el ajuste emocional de los adultos mayores. Al integrar estos
enfoques, los profesionales de la psicología pueden desarrollar intervenciones más efectivas
que aborden no solo las dimensiones cognitivas, sino también las emocionales y sociales,
fomentando así un envejecimiento más integral y saludable.

A pesar de los valiosos aportes de las teorías que enfatizan el envejecimiento exitoso, la
diversidad individual y la integración de las dimensiones emocionales y sociales, es crucial
considerar el contrargumento que destaca la presencia de condiciones patológicas asociadas
al envejecimiento. La teoría del declive cognitivo en la vejez, respaldada por estudios como
el de Salthouse (2004), sostiene que, a pesar de la existencia de variabilidad individual,
existe una tendencia general al deterioro cognitivo con la edad. Este enfoque plantea
desafíos significativos para las intervenciones que buscan promover un envejecimiento
exitoso, ya que sugiere la presencia de limitaciones intrínsecas que podrían requerir
estrategias específicas de abordaje. Asimismo, investigaciones como las de Fauth et al.
(2017) sobre el impacto de las enfermedades crónicas en la calidad de vida de los adultos
mayores indican la necesidad de considerar las condiciones de salud física como parte
integral de la intervención psicológica en esta etapa de la vida. Al incorporar estos
contrargumentos, se enriquece la perspectiva y se promueve una aproximación más
equilibrada a la intervención psicológica con adultos tardíos.

En conclusión, la intervención psicológica con adultos tardíos se beneficia enormemente al


abordar el envejecimiento desde una perspectiva holística que incorpora las teorías del
envejecimiento exitoso, la diversidad individual y la integración de las dimensiones
emocionales y sociales. La teoría de la reserva cognitiva, la socioemocionalidad selectiva y
el apoyo socioemocional ofrecen marcos teóricos sólidos que destacan la capacidad de
adaptación, la importancia de la personalización y el papel esencial de las relaciones
interpersonales en el proceso de envejecimiento. Sin embargo, es crucial reconocer el
contrargumento que resalta el declive cognitivo asociado al envejecimiento y la influencia
de condiciones patológicas. Este reconocimiento no solo enriquece la comprensión, sino
que también destaca la necesidad de adaptar las intervenciones a las diversas realidades de
los adultos mayores. En última instancia, la síntesis de estos elementos subraya la
importancia de una aproximación equilibrada y personalizada en la intervención
psicológica, reconociendo tanto las fortalezas como las limitaciones, y enfocándose en el
bienestar integral de los adultos tardíos. Este enfoque integral y personalizado puede guiar
eficazmente a los profesionales de la psicología en su compromiso de promover una vejez
saludable y satisfactoria.

Bibliografía

1. Baltes, P. B., & Baltes, M. M. (1990). Psychological perspectives on successful


aging: The model of selective optimization with compensation. En J. E. Birren & C.
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Press.
2. Seligman, M. E. P., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An
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3. Stern, Y. (2002). What is cognitive reserve? Theory and research application of the
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4. Erikson, E. H. (1959). Identity and the life cycle. International Universities Press.
5. Carstensen, L. L. (1992). Social and emotional patterns in adulthood: Support for
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7. Salthouse, T. A. (2004). What and when of cognitive aging. Current Directions in
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8. Fauth, E. B., Schwartz, S., Tschanz, J. T., Østbye, T., Corcoran, C., Norton, M.
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predicts dementia risk even after controlling for baseline global cognitive ability
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