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La principal diferencia entre Adler y Freud es que Adler es tanto médico como

psicoterapeuta. Por otro lado, Sigmund Freud era neurólogo. La psicología individual fue
fundada por Adler, mientras que el psicoanálisis fue fundado por Freud. El análisis de los
sueños es una hipótesis desarrollada por Sigmund Freud. Adler se separó del equipo de
Freud para formar su escuela de pensamiento mientras era miembro de su equipo.

Alfred Adler es médico médico de Austria que también trabaja como psicoterapeuta y
psicóloga. Sus creencias son considerablemente distintas de las freudianas. Piensa que
una persona humana es un todo completo, y por eso llama a su psicología Psicología
Individual. Adler enfatiza las sensaciones de nuestro pensamiento interior, como la
insuficiencia y los complejos de inferioridad, que se han vuelto importantes en el tema
del Desarrollo de la Personalidad.

Freud fue un neurólogo austriaco que desarrolló la noción de psicoanálisis, que es un


enfoque terapéutico para tratar la psicopatología a través de una conversación entre el
paciente y el analista. Se le ocurrió el término "sexualidad" y le dio el nombre de
"Complejo de Edipo", que es la base del psicoanálisis. Propuso la noción de
inconsciente, compuesta por la idea, el ego y el inconsciente personal.

Principales diferencias entre Adler y Freud

1. Alfred Adler es conocido por desarrollar nociones como la psicología


humanista, la actitud superior, el sentido de inferioridad, etc. Sigmund Freud es
bien conocido por desarrollar ideas como el psicoanálisis, que incluye nociones
como el id, el ego y el superego, así como el complejo de Edipo.
2. El área de especialización de Adler es como psicoterapeuta y psiquiatra. Las
áreas de especialización de Freud incluían neurología, psicoterapia y
psicoanálisis.
3. Durante su vida, Adler no recibió honores. En 1930, Freud recibió el Premio
Goethe, un premio importante en Alemania.
4. Las conocidas publicaciones de Alfred Adler incluyen The Arte de Vivir,
Conocer el Comportamiento Humano y La Psicología Personal de Alfred Adler,
entre otros. Sobre la afasia, El análisis de los sueños, La investigación sobre la
histeria y otros escritos de Freud se encuentran entre sus obras más famosas.
5. Adler era miembro de la escuela de pensamiento adleriana. Freud fue miembro
de la Escuela de pensamiento psicoanalítico.

Para Concluir

Adler y Freud son ambos austriacos. Ambos asistieron a la Universidad de Viena. Adler
fue colaborador de Freud y también contribuyó a la creación del psicoanálisis. Adler
pensó que las mentes consciente e inconsciente operan en armonía, pero Freud sintió
que las mentes consciente e inconsciente son distintas y que la mente inconsciente no se
puede controlar. Basado en sus primeras experiencias, Adler desarrolló la idea de
insuficiencia y sentimientos de superioridad. Freud estaba más preocupado por la
sexualidad. Tanto Adler como Freud aspiraban a responder a las dificultades de la
existencia humana y ambos influyeron en la psicología de muchas maneras.
Referencias

1. https://psycnet.apa.org/record/1957-01978-000
2. https://psycnet.apa.org/record/1926-01004-001

Introducción

En el presente trabajo buscamos primeramente explicar las diversas teorías y conceptos


sobre la personalidad de tres importantes figuras que marcaron y nutrieron
enormemente a la psicología; Sigmund Freud, Alfred Adler y Carl Jung.

Más adelante compararemos a sus teorías entre sí de modo que se expongan las
diferencias y similitudes.

Sigmund Freud

“La persona que en su yo pierde la capacidad de dar algún uso a la líbido es presa
fácil de la neurosis” Freud, 1916

BIOGRAFÍA

Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia, en una región ahora
conocida como parte de la República Checa. Durante su niñez, Freud fue un estudiante
sobresaliente, pero como era judío, las únicas carreras permitidas para el fueron
medicina y derecho. Entonces en 1873, decidió ingresar a la Facultad de Medicina de la
Universidad de Viena.

Debido a su origen judío, sus compañeros universitarios lo fastidiaban y Freud


descubrió que su destino era formar parte de la oposición y sufrir el confinamiento de la
“inmensa mayoría”.

Durante sus estudios universitarios, Freud trabajó en el laboratorio fisiológico de Ernst


Brücke, donde realizó por su cuenta investigaciones histológicas (estudiando tejidos
orgánicos) y publicó artículos sobre anatomía y neurología. A los 26 años se graduó
como médico y tras un año de seguir laborando con Brücke, adoptó la práctica privada
siendo primero cirujano y luego médico residente del hospital más importante de Viena.

Tomó un curso de psiquiatría que le sirvió para ahondar en el estudio de las relaciones
entre los síntomas mentales y las enfermedades orgánicas. En 1885 alcanzó el notorio
puesto de catedrático en la Universidad de Viena. Entre 1884 y 1887, Freud realizó
algunas de las primeras investigaciones sobre la cocaína. Al principio se sintió
impresionado por las propiedades de esta sustancia y escribió acerca de los posibles
usos terapéuticos de esta sustancia para las perturbaciones tanto físicas como mentales.
Posteriormente le preocuparon los efectos adictivos de la droga por lo que cesó sus
investigaciones.
Con el apoyo de Brücke, Freud obtuvo una beca para colaborar con Jean-Martin
Charcot en París, donde se dedicó a estudiar las técnicas hipnóticas y participó como
intérprete en las cátedras y conferencias del científico francés. Charcot se dio cuenta de
las cualidades de Freud como magnífico estudiante y autorizó que éste tradujera sus
artículos al alemán.

Los trabajos de Freud en Francia aumentaron el interés de Freud en la hipnosis como


herramienta terapéutica. Con el respaldo del distinguido Josef Breuer, Freud exploró la
dinámica de la histeria. Él mismo se encargó de resumir los resultados: “Los síntomas
de los pacientes histéricos dependen de ciertas escenas impresionantes pero olvidados
de sus vidas (traumas). La terapia que debía administrarse consistía, pues, en inducir al
paciente a recordar y reconstruir estas experiencias en un estado de hipnosis (catarsis)”.

Sin embargo, descubrió que la hipnosis no era tan efectiva como esperaba, pues no
permitía al paciente ni al terapeuta vencer la resistencia de aquél a reconstruir los
recuerdos traumáticos. Freud terminó por desechar la hipnosis.

En 1896, Freud utilizó por primera vez el término psicoanálisis para describir su
método. En 1897 dio inicio a su autoanálisis. El interés de Freud en los conocimientos
sobre el inconsciente que revelaban los sueños narrados por sus pacientes rindió sus
primeros frutos con la publicación, en 1900, de La Interpretación de los sueños. Libro
que es hoy en día considerado como su obra más importante. Al año siguiente, Freud
publicó otra obra fundamental, Psicopatología de la vida cotidiana, en la que se
estudian los momentos de la vida diaria en los que revelamos deseos ocultos sin
percatarnos de lo que hacemos o decimos. Freud terminó por rodearse de un círculo de
médicos interesados en sus investigaciones, entre los cuales se encontraban Alfred
Adler, Sandor Ferenczi, Carl Gustav Jung, Otto Rank, Karl Abraham y Ernest Jones.
Este grupo fundó una sociedad, escribió ensayos y dirigió una publicación, extendiendo
así el movimiento psicoanalítico.

Freud dedicó el resto de su vida a elaborar, extender y perfeccionar el psicoanálisis. Con


el afán de conservar el control que ejercía sobre el movimiento psicoanalítico, expulsó a
los miembros que disentían de sus puntos de vista y exigía una lealtad incondicional
hacia su persona y sus ideas. Jung, Adler y Rank, entre otros, abandonaron el circulo de
Freud tras respectivos desacuerdos de orden teórico con las ideas del maestro. Más
tarde, cada uno de ellos fundó su propia corriente psicoanalítica.

Sigmund Freud escribió exhaustivamente. Veinticuatro volúmenes y ensayos


relacionados con detalles de la práctica clínica, y una serie de conferencias en las que se
expone a fondo la teoría psicoanalítica forman su obra completa. Buscó construir una
estructura que funcionara aún después de su fallecimiento y que significara una
reorientación de la ciencia psiquiátrica en general. Eternamente enfrascado en
polémicas sobre la validez o la utilidad de sus investigaciones, continuó escribiendo. Su
última obra fue, Introducción al psicoanálisis (1940).

En 1938, Austria fue invadida por los alemanes y Freud huyó hacia Londres, donde
murió un año después.

ELLO, YO, SUPERYÓ


Freud supuso que la personalidad se conforma alrededor de tres estructuras: el ello (id),
el yo (ego), y el superyó (superego). El ello es la única estructura presente al nacer y es
totalmente inconsciente. En opinión de Freud, el ello consta de todos los impulsos y
deseos inconscientes que continuamente buscan expresión. Opera de acuerdo con el
principio de placer, es decir, trata de obtener placer inmediato y evitar el dolor. Tan
pronto como surge un instinto, el ello busca gratificarlo. Sin embargo, como el ello no
está contacto con el mundo real, sólo tiene dos formas de obtener gratificación. Unas es
a través de las acciones reflejas que alivian las sensaciones desagradables de una vez.
La otra es la fantasía, a la que Freud se refería como la satisfacción del deseo: una
persona se forma una imagen mental de un objeto o situación que satisface en parte el
instinto y alivia el sentimiento incómodo.

Ello. Centro biológico original del cual emana el resto de la personalidad. Aunque es
primitivo y carece de organización, contiene un depósito de energía para todas las partes
de la personalidad. No lo modifica la experiencia ni establece contactos con el mundo
exterior. Sus funciones son reducir la tensión, aumentar el placer y disminuir el dolor.
Casi todo el contenido de ello es inconsciente.

Yo. Parte de la psique cuyo desarrollo se dirige a conservar la salud, la seguridad y la


cordura de la personalidad al mediar entre las exigencias del ello y la realidad externa.
El yo responde a las oportunidades, mientras que el ello sólo sabe de necesidades.

Superyó. Parte de la psique que surge del yo y sirve como depositario de los códigos
morales, las normas de conducta y las inhibiciones que funcionan como conciencia,
autoobservación y formación de ideales. Se encarga de elaborar, establecer y mantener
el código moral de la persona, así como de trazar una serie de directrices que definen e
imponen límites a la flexibilidad del yo.

CONSCIENTE, INCONSCIENTE Y PRECONSCIENTE

Freud describía la mente como dividida en tres partes: el consciente, el inconsciente y el


preconsciente.

Consciente. El consciente se explica por sí mismo, de ahí que hubiera sido la parte de la
mente que más preocupaba a la ciencia, hasta Freud. No obstante, el consciente
representa sólo una pequeña fracción de la mente, pues sólo comprende lo que
percibimos en el momento. Aunque Freud nunca descuidó los mecanismos de la
conciencia, le interesaban mucho más las regiones de la conciencia menos evidentes y
exploradas, para las cuales acuñó los nombres de preconsciente e inconsciente.

Inconsciente. Según Freud, cuando un pensamiento o un sentimiento consciente no


parece guardar relación con los pensamientos y sentimientos que le preceden, hay
conexiones reales pero inconscientes. “Llamamos inconsciente a un proceso psíquico
cuya existencia no podemos menos que reconocer - lo cual inferimos a partir de los
efectos - pero del cual no sabemos nada”.

Dentro del inconsciente hay elementos instintivos que nunca han sido conscientes y a
los que la conciencia nunca podrá acceder. Por añadidura, hay materiales que son
censurados y reprimidos del estrato consciente. Estos materiales no se olvidan ni se
pierden, pero tampoco se guardan en la memoria. El pensamiento o el recuerdo sigue
afectado la conciencia, pero de forma indirecta.

Los materiales inconscientes se caracterizan por su vivacidad y su inmediatez. Hay


recuerdos con décadas de antigüedad que, al ascender a la conciencia, conservan toda la
fuerza emotiva que les dio origen.

Preconscientes. En términos rigurosos, el preconsciente forma parte del inconsciente,


aun cuando se trate de una parte que fácilmente puede tornarse consciente. Tales partes
accesibles de la memoria forman parte del preconsciente y comprenden, por ejemplo, el
recuerdo de todo lo que hizo una persona el día de ayer, un apellido, domicilios, la fecha
de la conquista española, los platillos preferidos, el olor de hojas quemadas y otros
recuerdos. El preconsciente hace las veces de un almacén para los recuerdo de la
conciencia funcional.

MECANISMO DE REPRESIÓN

El mecanismo más común para borrar de la mente los sentimientos y recuerdos


dolorosos es la represión: el individuo excluye los pensamientos y sentimientos
doloroso de la conciencia sin darse cuenta de que lo está haciendo. Los soldados que
pierden el control en el campo a menudo borran el recuerdo de las experiencias que los
condujeron al colapso. La represión indica que la persona está luchando contra impulsos
(como la agresión) que están en conflicto con los valores. Por ejemplo, a la mayoría de
nosotros se nos enseñó en la niñez que la violencia y la agresión son malas. Este
conflicto entre nuestros sentimientos y valores puede generar estrés, y una forma de
afrontar de manera defensiva el estrés es reprimir nuestros sentimientos y borrar por
completo cualquier conciencia de nuestra ira y hostilidad subyacentes.

La negación y la represión son los mecanismos de defensa más elementales. En la


negación borramos de la mente situaciones que no podemos afrontar; en la represión
borramos impulsos o pensamientos inaceptables.

Alfred Adler

“Lo importante no es con qué nació uno, sino qué uso le dé a esos dotes” Adler,
1964

BIOGRAFÍA

Alfred Adler nació en un suburbio de Viena el 7 de febrero de 1870.

Toda su familia gustaba de la música y de tocar instrumentos. De niño sufrió varias


enfermedades graves como el raquitismo y una neumonía aguda. Adler se esforzó por
sobreponerse a su debilidad física. En el contacto con sus amigos encontraba la equidad
y autoestima que no conseguía en su casa pues su hermano mayor era su gran rival. Sus
experiencias de vida se presentan en sus obras, pues defendía que el compartir
sentimientos y valores con la comunidad, permitía que los individuos lograran su
potencial como miembros productivos de la sociedad.
Durante su juventud, Adler leyó sin parar. De adulto, todo su conocimiento con la
literatura, la psicología, la Biblia y la filosofía alemana lo hizo popular en la sociedad
vienesa y posteriormente como conferencista en todo el mundo.

A los 18 años ingresó en la Universidad de Viena para estudiar medicina. Se interesó


profundamente en el socialismo y asistió a varias reuniones políticas. Obtuvo su título
en medicina en 1895, teniendo sus primeras prácticas en oftalmología y después en
medicina general. Gracias a su creciente pasión por el funcionamiento y la adaptación
del sistema nervioso, sus intereses profesionales cambiaron hacia la neurología y la
psiquiatría. En 1901, Adler defendió las ideas publicadas en el nuevo libro de Freud, La
interpretación de los sueños. Y a pesar de que éste no lo conocía, le escribió una
invitación a un grupo que se reunía para hablar de psicoanálisis.

Adler se unió a este grupo (que después se convirtió en la Sociedad Psicoanalítica de


Viena) como un joven profesional exitoso que había logrado establecer su propia
orientación teórica. No era seguidor de Freud. Pues nunca fue realmente su alumno y
tampoco se sometió a análisis. Sin embargo, en 1910 Adler asumió la presidencia de la
Sociedad Psicoanalítica y fue coeditor de una de sus publicaciones.

Un año después, la orientación teórica cada vez más divergente de Adler resultó
inaceptable para Freud y para muchos otros miembros de la Sociedad. Dos de las
principales diferencias eran la importancia que Adler concedía al poder y no a la
sexualidad como fuerza central que mueve al hombre, así como al entorno social y a
su efecto en los procesos del inconsciente. Entonces Adler dejó la Sociedad y fundó su
propia organización, la Asociación de Psicología Individual que gradualmente se
dispersó por Europa.

Adler y sus seguidores trabajaron en favor de la educación, especialmente en la


capacitación de maestros, ya que creían en la importancia de colaborar con aquellos que
influían en la mente y el carácter de los jóvenes. Estableció centros de orientación para
niños en escuelas públicas, en donde éstos y sus familias recibían asesorías. En 1930
había ya 30 clínicas de este tipo tan sólo en Viena y de 1921 a 1927, Adler fue a
Norteamérica para impartir clases, conferencias y demostraciones de casos a colegas,
padres y maestros.

El conocimiento y la profunda comprensión de Adler acerca de la naturaleza humana


eran evidentes para casi todos quienes lo trataban.

Adler publicó varios documentos y tratados y dedico mucho tiempo a dictar


conferencias en Europa y EUA. Entra la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se
fundaron grupos seguidores suyos en 20 países europeos y en la Unión Americana. En
1927, Adler fue conferencista adscrito en la Universidad de Colombia. En 1928
impartió una conferencia en la New School for Social Research, en Nueva York, y un
año después regresó a dar varias conferencias y demostraciones clínicas. Adler se fue
permanentemente de Viena en 1932, con el ascenso del nazismo. Se estableció en
Estados Unidos de América y aceptó un puesto como profesor visitante de psicología
médica e el Long Island Medical College. Murió en Escocia en 1937 a los 67 años,
mientras hacía un viaje de conferencias por Europa.
Adler es ahora considerado por muchos psicólogos como el padre de la psicología
humanista.

COMPLEJO DE SUPERIORIDAD Y DE INFERIORIDAD

Una de las contribuciones más importantes de Adler a la psicología fueron los


postulados del complejo de inferioridad y de nuestra necesidad de compensar los
sentimientos de inferioridad. En el sistema de Adler, el proceso de la lucha por la
superioridad fue una reformulación significativa del concepto de Nietzsche de la
voluntad del poder. Las nociones de metas existenciales, estilo de vida y poder creativo
del individuo son contribuciones holísticas importantes para la psicología. El énfasis
que puso Adler en el interés social, la cooperación y los efectos de la sociedad en las
diferencias sexuales mantiene a su teoría arraigada en su contexto social.

Originalmente propuso que el principal moldeador de la personalidad es la


compensación, el intento del individuo por superar las debilidades físicas reales. Más
tarde modificó su teoría para destacar la importancia de los sentimientos de inferioridad.
Se dice que la gente tiene un complejo de inferioridad cuando se fija tanto en sus
sentimientos de inferioridad que se queda paralizada por ellos. Todavía después, Adler
concluyó que los esfuerzos para alcanzar la superioridad y la perfección tanto en la vida
propia como en la sociedad en que uno vive, son cruciales para el desarrollo de la
personalidad. Sugirió que la gente se esfuerza por la perfección personal y la perfección
de la sociedad a la que pertenece, estableciendo metas importantes para si misma que
dirigen su conducta. Esas metas personales no necesitan ser alcanzables de manera
realista; lo que importa es que la persona actúe como si lo fueran. Aunque toda la gente
se esfuerza por la perfección individual y social, cada individuo desarrolla un conjunto
particular de direcciones y creencias que se convierten en su estilo de vida. Adler creía
que ese estilo de vida emerge a los cuatro o cinco años de edad.

A diferencia de Freud, Adler creía que la gente tiene la capacidad para dominar su
propio destino. El énfasis que Adler puso en las metas positivas y socialmente
constructivas y en los esfuerzos por alcanzar la perfección está en claro contraste con la
visión pesimista que Freud tenía de la persona egoísta atrapada en un eterno conflicto
con la sociedad.

Adler introdujo en la psicología la idea, que Freud había borrado, de que el esfuerzo
voluntario de la persona hacia metas positivas en lo personal y benéficas en lo social
es una parte importante de la personalidad y el desarrollo humano.

Otra palabra que Adler utilizó para referirse a esta motivación básica fue la de
compensación o afán de superación. Creía que alcanzamos ganar nuestras
personalidades en tanto superemos nuestros problemas. El uso de esta frase evidencia
una de sus raíces filosóficas de sus ideas (como prácticamente todos los de su
generación): Nietzsche desarrolló una filosofía que suponía a la voluntad de poder el
motivo básico de la vida humana. Aunque el anhelo de superioridad se refiere al deseo
de ser mejor, envuelve asimismo la idea de que ambicionamos ser superiores que
terceros, más que mejores en nosotros mismos. Después, Adler usó el término más en
referencia a situaciones más neuróticos o desequilibrados.

METAS: REALES Y FICTICIAS


Adler recibió una gran influencia de las obras de Hans Vaihinger, filósofo que propuso
el concepto de las ficciones sociales, que no tienen base en la realidad pero que se
vuelven determinantes importantes del comportamiento. Adler sugiere que todo
comportamiento, pensamiento y sentimiento se lleva a cabo de acuerdo con los como si,
las que según Vaihinger, forman parte del enfoque ficcionalista “nos afectan más las
expectativas que nuestras experiencias reales”.

La meta ficticia es la que se crea, se entiende como una meta idealizada de adaptación
perfecta a nuestro ambiente. Una vez que nos creamos una meta ficticia, luchamos por
alcanzarla como si equivalieran al éxito, la felicidad y la seguridad.

Para Adler, la meta de dominar el ambiente era un concepto demasiado amplio para
explicar lógicamente cómo elegimos una dirección en la vida, por lo que adoptó la idea
de que nos planteamos una meta en la vida, en la que convergen nuestros logros. Esta
meta está influida por nuestras experiencias personales, valores, actitudes y
personalidad. La meta en la vida no es un objetivo elegido, claro y conciso.

ESTILO DE VIDA

Adler destacaba la necesidad de analizar a las personas como una totalidad unificada. El
estilo de vida es la forma única en que elegimos lugar por nuestra meta en la vida. Es
un medio integrado de adaptación e interacción con la existencia.

De acuerdo con Adler, la clave para entender la conducta se encuentra en los propósitos
escondidos hacia los cuales se dirige toda la energía. Estos propósitos revelan mucho
más que hechos y situaciones externas.

En los primeros cuatro o cinco años de vida establecemos la unicidad de nuestra mente
y la vinculamos con el cuerpo. Partimos del material hereditario y las impresiones que
recibimos del ambiente y las adaptamos para lograr la superioridad. El significado que
damos a la vida, la meta que perseguimos, nuestro estilo de relacionarnos y nuestra
disposición emocional quedaron fijadas.

Las costumbres y pautas de conducta que parecen aisladas adquieren significado como
elementos del estilo de vida y las metas y, por ello, los problemas psicológicos y
emocionales deben tratarse dentro de ese contexto. Debe tomarse en cuenta el estilo de
vida para el tratamiento, ya que un síntoma o un rasgo no es más que la expresión de un
estilo de vida unificado.

Carl Jung

“Así como la planta engendra la flor, la psique crea sus símbolos” Jung, 1964

BIOGRAFÍA

Carl Gustav Jung nació en Suiza el 26 de julio de 1875. Sus primeros nueve años fueron
vividos como una infancia un tanto aislada, caracterizada por juegos solitarios y un
nutrido mundo interior. Su padre era pastor de la Iglesia Reformada Suiza y un experto
en lenguas orientales. Desde niño a Jung le interesaron las cuestiones espirituales y
religiosas. En su autobiografía relata dos visiones que parecieron haberle marcado la
niñez por estar colmadas de contenido pero de una manera inconcebible por que
desafiaban a la Iglesia, a la que este respetaba por ser institución divina. Sin embargo,
tras su visión mas fuerte, Jung gozó de una enorme liberación y de un sentimiento de
gracia, lo que interpretó como que era deseo de Dios que éste actuara en contra de las
tradiciones de la Iglesia.

En parte como resultado de sus experiencias interiores, se sentía enajenado del resto de
la gente; había momentos en los que se sentía profundamente solo. La escuela no le
brindaba ninguna novedad o motivación y gastaba todo su tiempo libre leyendo
cualquier impreso que llegara a sus manos.

Desde chico, Jung tomó conciencia de que en su interior había dos personalidades. La
primera era la del hijo del párroco local, inseguro y tímido. La otra era la de un viejo
sabio, escéptico, desconfiado y alejado del mundo de los hombres.

Para Jung, la interacción de estas dos personalidades se presenta en todos, a diferencia


de que muy pocos se dan cuenta de la segunda personalidad, que en cambio adquirió
para el una significación decisiva.

Jung decidió estudiar medicina, pues le permitía satisfacer sus intereses científicos y
humanísticos a la vez. Le atraía particularmente la psiquiatría y descubrió que ésta
contenía perspectivas tanto científicas como humanísticas. También era atraído por los
fenómenos psíquicos, por lo que comenzó a investigar los mensajes que recibía su
prima, una médium local.

En 1900, Jung fue nombrado internista del Hospital Burghölzli, en Zurich, uno de los
centros psiquiátricos más progresistas de Europa. Cuatro años después, fundó un
laboratorio experimental en la clínica psiquiátrica, donde desarrolló la prueba de
asociación verbal con fines de diagnóstico psiquiátrico. También adquirió destreza para
interpretar los significados psicológicos de las asociaciones producidas por los sujetos.
En 1905, a los 30 años, fue asignado como catedrático de psiquiatría de la Universidad
de Zurich, y médico jefe de la clínica psiquiátrica. Para entonces ya había descubierto
los textos de Sigmund Freud, que desde entonces ocupó un lugar crucial en su vida
como maestro y mentor.

Jung envió a Freud copias de sus artículos y un ejemplar de su primer libro a lo que
obtuvo como respuesta una invitación a Viena. Se agradaron tanto que empezaron a
escribirse semanalmente, y Freud lo consideró como su sucesor lógico.

A pesar de la estrecha amistad que mantenían, existían desacuerdos elementales entre


ambos. Jung nunca pudo aceptar la insistencia de Freud en que las causas de la
represión no podían ser otras que los traumas de tipo sexual. Freud a su vez, aceptaba a
regañadientes el interés de su amigo, en los fenómenos mitológicos, espirituales y
ocultos. Otro de los desacuerdos que tuvieron entre si, era que Jung postulaba que la
libido era energía psíquica generalizada y por su lado Freud sostenía que ésta no era otra
cosa que energía sexual. Llegó un punto donde la relación de amistad ya no pudo seguir
y se dio una ruptura notable entre los dos.

Tras esta ruptura dolorosa y traumática, Jung se encontró elaborando sus propias teorías
en torno a los procesos inconscientes y el análisis de los símbolos oníricos. Descubrió
que sus procedimientos de análisis de los símbolos de los sueños también podían
aplicarse al estudio de otras formas simbólicas, es decir, poseía la clave para la
interpretación de los mitos, el folclor, los símbolos religiosos y el arte.

El interés en los procesos psicológicos fundamentales llevó a Jung al estudio de las


antiguas tradiciones occidentales de la alquimia y el gnosticismo, así como la
investigación de las culturas no europeas y viajó por el oriente investigando las culturas
india, china y tibetana.

En 1944, a los 69 años de edad, sufrió un ataque al corazón que casi le quita la vida.
Mientras convalecía en el hospital, tuvo una visión en la que parecía flotar en el espacio.
Veía su existencia como parte de una gran matriz histórica de la que nunca se había
percatado. Cuando se recuperó, Jung comenzó un periodo de notable productividad en
el que escribió muchas de sus obras más importantes donde sus visiones le infundieron
el valor de formular algunas de sus ideas más originales. Del mismo modo, estas
experiencias dieron nueva luz a sus conceptos personales en la manera que le brindaron
una actitud mas positiva frente a su propio destino.

Jung murió a los 86 años, el 6 de junio de 1961. Como resultado de toda su vida
dedicada a la investigación, la práctica clínica y la escritura, Jung ejerció y sigue
ejerciendo un efecto profundo sobre los estudios psicológicos, históricos y religiosos.

INCONSCIENTE PERSONAL Y SUS COMPLEJOS

En sus escritos, Jung insiste en que, debido a su propia naturaleza, no es posible


conocer el inconsciente y, por ello, se le debe describir en relación con la conciencia,
que no tiene límites desde el punto de vista teórico.

Jung divide el inconsciente en personal y colectivo:

El inconsciente personal y sus complejos. El contenido de éste se remonta al pasado


del individuo. El término corresponde al concepto freudiano del inconsciente. El
inconsciente personal se compone de recuerdos, y los complejos son las experiencias
que no logran sobrepasar la barrera del ego, formando así un aglomerado de material
inconsciente.

 Complejo de Electra: Fue propuesto por Jung como una contraparte al


complejo de Edipo de la psicología freudiana y consiste en la fijación afectiva de
la niña hacia la figura de su padre.

El inconsciente colectivo y sus arquetipos. Puede ser definido como una base de
nuestra experiencia como especie humana, es aquél conocimiento con el que nacemos y
aunque es compartido entre los miembros de la especie, nunca somos totalmente
conscientes de ello. Dentro del inconsciente colectivo podemos encontrar a los
arquetipos, aquellos modelos o ejemplos de ideas de los cuales se derivan otros modelos
para así moldear los pensamientos y actitudes propias de cada individuo.

 Arquetipo de Héroe: Está representado por la personalidad maná (poder


espiritual) y básicamente, representa al Yo, casi siempre está envuelto en
batallas contra la sombra, en forma de dragones y otros monstruos. No obstante,
el héroe es tonto. Es, después de todo, un ignorante de las formas del
inconsciente colectivo.

 Ánima y animus: El ánima es el aspecto femenino que se encuentra presente en


el inconsciente colectivo de los hombres y el animus es el aspecto masculino
presente en el inconsciente colectivo de la mujer.

 Persona: Representa el arquetipo de la máscara (la imagen de nosotros mismos


que queremos dar al salir al mundo externo, aquella parte de nuestra
personalidad que lidia con la realidad externa, es la máscara que se antepone en
nuestro desenvolvimiento social cotidiano).

 Sincronicidad: Explica la ocurrencia de dos eventos que no están asociados ni


causalmente ni lógicamente, pero que tienen una relación significativa pues
tienen un significado idéntico o semejante. La sincronicidad también puede ser
llamada coincidencia o serendipia.

DIFERENCIAS Y SIMILITUDES DE LAS TEORÍAS DE JUNG, ADLER Y


FREUD

Los tres fueron durante una época seguidores y exponentes del psicoanálisis aunque más
adelante Jung y Adler se distanciaron para dar cuerpo a sus propias teorías
alternativas, Jung fundó entonces la corriente de la psicología profunda y Adler por su
parte propuso la teoría de la psicología individual.

Los tres psicólogos tienen sus teorías sobre los complejos, como Freud y su complejo de
Edipo, Jung y su complejo de Electra, Adler y sus complejos de superioridad e
inferioridad.

Como ya lo mencionamos antes, Jung no coincidía con algunas de las afirmaciones


formuladas por su maestro, Sigmund Freud. Por ejemplo, Jung no creía en la llamada
técnica de la “asociación libre” que tanto practicaba Freud, que consistía en la
utilización de los sueños como punto de partida para la exploración de los problemas de
los pacientes. Jung pensaba que para desarrollar esta técnica no era preciso partir de un
sueño.

Para él, la asociación libre, tal como la utilizó Freud, resulta ilusoria y lo que él quería
era mantenerse “lo más cerca posible del sueño mismo y prescindir de todas las ideas
que no hicieran al caso y las asociaciones que pudiera evocar”.

Otra diferencia entre los tres psicólogos es que Freud otorgaba a todos los símbolos y
las manifestaciones un tono sexual, mientras que Adler y Jung no estaban de acuerdo.
Jung si utilizó el concepto de líbido; sin embargo rechazó el carácter sexual del que
hablaba Freud, otorgándole a la libido el papel de energía universal que constituye a la
fuerza motivadora de la conducta humana. Adler por su parte, tenía una perspectiva
muy distinta de la naturaleza humana de la que tenia Freud, escribió sobre las fuerzas
que contribuyen a estimular un crecimiento positivo y a motivar el perfeccionamiento
personal. Es por eso que en ocasiones se le considera como el primer teórico humanista
de la personalidad.
CONCLUSIÓN

Para finalizar, nos parece que estos tres personajes fueron revolucionarios y se les debe
a ellos mucho del camino andado hasta hoy, más que ocultar las diferencias entre sus
teoría se deben de aplaudir, pues sólo así, a través de la oposición, la crítica y más
investigación se pueden encontrar nuevos significados y explicaciones al porqué psique
humana.

A nosotros nos ha parecido muy interesante el realizar este trabajo por que así hemos
comprendido mejor sus teorías, gracias a la examinación de la historia y conceptos de
Freud, Jung y Adler.

BIBLIOGRAFÍA

Frager, Robert y Fadiman, James. Teorías de la personalidad.

México, Segunda Edición: Oxford - Alfaomega, 2001.

Morris, Charles y Maisto, Albert A. Introducción a la psicología.

México, Duodécima Edición: Pearson Educación, 2005.

Dr. C. George Boeree. Teorías de la Personalidad: Alfred Adler.

En línea. 20 de febrero de 2008.

<http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/adler.htm>

Teorías de la Personalidad

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