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LAS PERSONAS JURIDICAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO ARGENTINO Y PERUANO (Ensayo de Derecho comparado aplicado)* “Considerando en frio, imparcialmente. . César Vallejo Solucionadas por Ia_legista de la persona~ Tied Juridica. 6, E} reconocimiento, 7. Clasificacion cara 8 La ‘existencia, 9. La capacidad civil o funcional. 10. Jurisd iribunales. 11. Capacidad de goce o de ejercicio. 12. el domi concepto dela nacionalidad, 14. El ejercicio del comercio. 15. Requisitos para el establecimiento de sucursales. 16, Tratedes vigentes sobre la mate~ ria entre la Argentina y el Pert. 17. Conclusion, 1, El propésito de este trabajo es ofrecer una contribucién, dentro del campo propuesto, a la elaboracién de un nuevo tratado de Derecho Internacional Privado entre los paises miembros de la Organizacién de los Estados Americanos. Los Tratados de Montevideo de 1889, el Codigo de Derecho Internacional Privado de Bustamante, y los Tratados de Mon- tevideo de 1940 —aparte que no han sido siquiera suscritos y ratificados por la totalidad de los paises miembros— no pueden satisfacer las nece- sidades de seguridad y certeza que las condiciones actuales de vida de- mandan. La eleccién del derecho argentino y el peruano para establecer ja comparacién, entre otras razones, se debe a que representan [os dos criterios opuestos que existen sobre la materia, y que son, quizds, el * Este trabajo fue comenzado en ta Facultad de Derecho de a Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y concluido gracias a la hospitalidad del Instituto de Derecho Comparado de Is Universidad Nacional Auténoma de México. De este iiltimo lugar, debo mi especial, agradecimiento a la seforita Emma Robles ‘Arenas por su valiosa y generosa ayuda en la busqueda de textos. legales, que no sélo ahorré tiempo sind que elev el nivel académico de este trabajo. 300 ROBERTO MacLEAN principal obstaculo para lograr en América una legislacién uniforme sobre las personas juridicas en el Derecho Internacional Privado. 2. La parte inicial de ia comparacién debe ser dedicada, por fuerza, a sefialar las analogias y diferencias relativas a las fuentes de informacion que existen en los dos paises. Estas fuentes comprenden primero, claro esta, los cédigos, leyes y las decisiones de los tribunales, y luego la opinion de los juristas y otras fuentes auxiliares, En la Argentina, el cuerpo le- gal de mas temprana promulgacién que contiene disposiciones relativas a la actuacién extraterritorial de personas juridicas es el Cédigo de Co- mercio, sancionado por el Congreso de la Nacién en 1862, y que trata de Ja actividad internacional de sociedades mercantiles en los articulos: 285, 286 y 287. Al-aiio siguiente, 1863, se promulgé la Ley Federal N° 48 en cuyo articulo 9 se legisla sobre la jurisdiccién de los tribunales provin- ciales y federales sobre todas las personas juridicas que ejercen el comer- cio en la Argentina. En 1871 se promulgé el Cédigo Civil, en cuyos ar- ticulos: 6, 7, 33, 34, 44 y 90 se dictan normas que afectan el régimen fegal internacional de las personas juridicas. En 1897 se promulgé la Ley Fe- deral N° 3528, que modificd el texto del articulo 286 del Cédigo de Comercio. Y en 1912 fue puesta en vigencia la Ley Federal N? 8867 cuyos dos articulos se refieren a la actuaciOn extraterritorial de las sociedades anénimas. En el Pert el interés de los legisladores por esta materia se mani- fest6 por primera vez al promulgarse en 1902 el Cédigo de Comercio, que regula fa actividad internacional de las sociedades mercantiles en los ar- ticulos 15 y 21. En 1936 entré en vigencia el Cédigo Civil que es el cuerpo legislativo de mds reciente promulgacién que contiene normas sobre el régimen legal internacional de las personas juridicas, en los articulos IX y XVI del Titulo Preliminar, y en el articulo 1058. La primera diferencia que se puede establecer es que en el derecho argentino el numero de ar- ticulos que dictan normas sobre la materia —-son trece— es mas del doble que el ntimero de articulos —son cinco— en el derecho peruano. Pero no hay que apresurarse en saltar a conclusiones, porque este hecho por si solo significa muy poco, o nada, pues si bien puede revelar una mayor activi- dad legislativa o una mayor preocupacién por la materia, igualmente puede ser indice de una técnica legislativa anticuada o defectuosa. La diferencia que resulta de la comparacién de la jurisprudencia argentina, en el tema propuesto, con la del Perd, es mucho mas marcada Los casos argentinos, citados por autores, que envuelyen discusién de pun- tos de derecho sobre la actividad extraterritorial de personas juridicas LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. 301 sobrepasan el ntimero de veinte,? y si se toman en cuenta los casos que no han sido citados debido a su poco interés doctrinario, cl ntimero llega al medio ciento. En el Perit el niimero de casos publicados es de dos,? y su autoridad juridica es muy reducida debido a que los puntos controver- tidos eran otros, y su significado, mas que extraerlo del texto de los fallos, hay que deducirlo del desarrollo de los hechos. Pero también hay otros factores que pueden contribuir a la existencia de una abundante jurispru- dencia conocida. Uno de estos factores es la importancia concedida al tema por los directores de las gacetas, periddicos y revistas que en ambos paises tienen a su cargo la publicacién de la jurisprudencia de los tribunales. * La calidad de las publicaciones especializadas, y el cuidado con el que habitualmente jueces y tribunales en la Argentina redactan el texto de los fallos, deben ser reconocidos atin por el comparatista extranjero, Otras catisas de jurisprudencia abundante son la mayor actividad extraterrito- rial de personas juridicas, en especial sociedades mercantiles, o la falta de certeza en la ley, que en la Argentina ha causado por lo menos nueve de los casos citados, * En cuanto a la produccién intelectual de obras sobre la materia, el ntimero de trabajos publicados por autores argentinos ® es bastante mayor 1 The Jewish Colonization Association con Abraham Rimsky (1920) ; Scott y Bapne dnc. of Argentine, (1924); Agencia de Libreria y Publicaciones (S. A.) (1924) ; Gangoiti (1925) ; In re: Lloyd Royal Belge (S. A.) (1928); Satanowsky con Western Electric Co. Inc, of Argentine (1932) ; Bonnani\y Cia. con Ferro- carril Central Argentino (1932) ; Consejo Nacional de Educacién con Sucesién de Nicolas Bettembourg (1934); Warner Bros, First National South Films Inc. (1936) ; In re: ‘The Prudential Assurance Co, Ltd. (1938); Maria E. Aldana de Luzuriaga con Tranvias Eléctricos de Cérdoba (1938); In _re: The Patagonian Sheep Farming Co. Ltd, (1939) Underwood. Con (Soe: de. Resp. Ltda.) (1939); Alonso, Calcerrada y Cia, (Soc. 'de Resp. Lida.) (1939) ; Jn re: Molino Bruning (S. A.) (1940); In re: Lagerhaus A. G. (S, A.) (1940); Centro de Consignata- rios de Productos del Pais con Ferrocarril Sud (1940); "Casuar (Soc. de Resp. Ltda.) (1940); Seligman y Cia. (Soc. de Resp. Ltda.) (1942); y In re: Fichet (Bournisien, Beau y Cia.) (1942). Todos estos casos se tratan mas en detalle en las paginas ‘siguientes donde se dan las referencias bibliograficas. 2 Commercial Bank of Spanish America Limited con Cecilio Hernandez ¢ Hijos (1931); y E. R. Squibb and Sons Inter American Corporation (1958). Estos casos se tratan en detalle mas adelanie donde se dan las referencias bibliograficas. 3 Para una informacién a este respecto ver, del autor, la nota en “Revista Juridica” del Pera. 1960, p. 138. 4 Scott y Boune Inc. of Argentine (1924); In re: Lloyd Royal Belge (S. A.) (1928) ; Bonnani_y Cia. con Ferrocarrit Central Argentino (1932); Warmer Bross. First National South Films Inc. (1936); Im re: The Prudential Assurance Co. Ltd. (1938); im re; The Patagonian Sheep Farming Co., Ltd, (1939); Im re: Lagerhaus, A. G. (S. A.) (1940) ; In re: Molino Bruning (S.’A.) (1940) ; In re: Fi- chet (Bournisien, Beau y Cia) (1942). 5 A. Carannertat. Cuestiones de Derecho Internacional Privado, Buenos Ai- res, 1902, C. Matacaanrca. Apuntes de Derecho Internacional Privada. B.A. 1917. Victor Rosano ner Prano. Las Personas Juridicas en el Derecho Internacional 302 ROBERTO MacLEAN que el de publicados por autores peruanos,* y es indice no tnicamente de una mayor preocupacién por la materia, hecho que es evidente, sino de un mayor estimulo a 1a investigacién. Por otra parte, la influencia de los juristas argentinos sobre los juristas peruanos se ha dejado sentir desde el siglo diecinueve con la obra de Carlos Calvo que dio origen a la Hamada Clausula Calvo, adoptada en la prdctica judicial peruana casi inmediata- mente, y mas tarde ineorporada en el articulo 17 de la Constitucién de 1933 vigente. Mas tarde, autores como Carlos Maria Vico y Victor Romero del Prado son familiares en el Perd, no solamente para los espe- cialistas de Derecho Internacional Privado. La influencia de los autores argentinos es menor, sin embargo, de lo que se podria esperar, dentro de su propio pais, donde se dan casos de leyes que contintian vigentes a pesar de haber sido undnimemente criticadas, con fundamento, por los autores. Hay otras fuentes de informacién que proyectan la perspectiva del lector fuera del campo estrictamente juridico y brindan una vision de las consecuencias politicas, econdmicas y sociales de Ia actividad internacional de las personas juridicas y las sociedades mercantiles. En Argentina las sociedades constituidas y domiciliadas en el pais estan sometidas al control de la Secretaria de Justicia, lo que como consecuencia ha originado una mayor preocupacién por controlar la actividad de las sociedades consti- tuidas y domiciliadas en el extranjero. Por medio de este control se sabe, por ejemplo, que en 1947 existian 226 sociedades anénimas en esta situa- cién, con un activo que ascendia a 1,984.832,000.00 pesos argentinos. * En el Perti no existen tan elementales datos, que son indispensables, no solo para el planeamiento de una politica fiscal adecuada, sino para la Privado. Cordoba, 1926. A. Acosta, Derecho Internacional Privado. Segunéa Edi- cién, B. A 1927, Victor Romero net Prapo, El Derecho Internacinal Privodo en el Cédigo Civil Argentino, Cordoba, 1938. Carlos M. Vico, Curso de! Derecho Inter- nacional Privado. B.A. 1934. Victor Romero pet Praoo, Manyal de Derecho. In= ternacional Privado. B. A. 1944. Enrique Aztiata, La Nactonalidad de las Socieda- des Mercantiles, en la Academia Interamericana. B, A. 1948. C, A. LAzcano, Et Control y la, Nacionalidad de las Personas Idsales. “Revista Argentina de Derecho Internacional”. 1948, p. 261 y 317, Isauro ArabELLO, Régimen Internacional de las Sociedades Anénimas en la Republica Argentina. “Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales’, 1951. C. A. Lazcano, Actuacién_ Internacional de las Socie- dades Comerciales. “Revisia del Instituto de Derecho Comercial y de Navegacion”. La Plata, 1959, p. 81. 6 Manuel Moxore, Tralado de Derecho Internacional Privado, Lima, 1896. Carlos Potar, Derecho Internacional Privado. Arequipa, 1903. Carlos Gancfa Cas- tastepa, Derecho Internacional Privado. Segunda Edicion. Lima, 1930. José Luis Busramante y Rivero, £1 Tratado de Derecho Civil Internacional de 1940. Mon- tevideo. Roberto Macean, E! Concepto Juridico de ja Nacionalidad y el Domicilio de las Personas juridicas en ef Derecho Internacional Privado Peruario, “Revista de Jurisprudencia Peruana”, 1958. p. 132, 7 Por ejemplo la Ley Federal Ne 8867, de 6 de Febrero de 1912. 8 Datos consignados por Isauro ARGurtto, of. cit. p. 1172 LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. 303 apreciacién de la importancia y magnitud de este factor en la vida eco- némica del pais. Bien es cierto que esta falta de control no es sino el reflejo del estado de la legislacién interna del Perit sobre sociedades, la cual esta lejos de satisfacer las demandas que exige el desarrollo econdmico y social del tiempo actual. 3. Hay algunas cuestiones que pueden ser Hamadas terminolégicas, que conviene aclarar de antemano, Tanto en el articulo 33 del Cédigo Civil argentino como en la doctrina formulada por sus comentaristas se divide a Jas personas juridicas en dos clases: de existencia necesaria y de exis- tencia posible. Para el abogado peruano contemporaneo que estudia el derecho argentino esta division, de primera impresi6n, le causa una mayor confusién que a su colega argentino la divisin establecida en el Cédigo Civil peruano, en personas juridicas de derecho piblico y de derecho privado, En realidad esta diferencia es muy superficial. La explicacién debe buscarse en el hecho que el Cédigo Civil argentino, que fue promul- gado en 1871, fue en su mayor parte inspirado en el proyecto que presentd el jurista y hombre pitblico Dalmacio Vélez Sarsfield, quien a su vez se habia inspirado en el proyecto del jurista brasilefio Freitas. Vélez Sar- sfield recogié Ia clasificacién que habia hecho Freitas de las personas j ridicas, y que éste habia tomado de los juristas europeos del siglo diec nueve. Mientras Freitas dedieé un articulo de su proyecto a las personas juridicas de existencia necesaria y otro a las de existencia posible, Vélez Sarsfield las reunié en el articulo 33, que ser examinado mas adelante, enumerandolas taxativamente, pero sin distinguir en forma expresa entre unas y otras. El Cédigo Civil peruano fue promulgado setentaicinco aios después, en 1936, cuando la doctrina sobre la materia habia evolucionado consi- derablemente, La diferencia, pues, es casi mas cronolégica que de termi- nologia. Victor Romero del Prado dice sobre las personas juridicas de existencia necesaria y las de existencia posible que: “Las primeras, en el derecho moderno, son Ilamadas personas de derecho piblico o ptiblicas y las segundas, personas del derecho privado o privadas”.® 4, Dilucidadas estas cuestiones que pueden decirse de orden preli- minar, el siguiente paso es distinguir entre las clases de diferencias y analogias que se pueden hallar en el derecho de los dos paises. Acla- 2. Victor, Rommso pet, Prano, Monual de Derecho Internacional Privado. Bue- nos Aires, 1944. T. I. p. 872. 304 ROBERTO MacLEAN rando este concepto, la diferencia puede consistir en que al estudiar com- parativamente un problema determinado el derecho de dos paises haya fijado sus reglas sobre aspectos distintos, Cabe decir que se haya tratado Ja figura desde distintos puntos de vista. Las analogias y diferencias que pteden hallarse en este que podria llamarse plano de la comparacién, son jas més interesantes especialmente para el derecho comparado descriptivo. Pero puede tambign ser de interés para el comparatista cuando los puntos de vista han sido idénticos, y se han tratado los mismos problemas, pero se les ha dado soluciones técnicas diferentes. En este tiltimo caso la labor del comparatista es mas técnica, mas especializada y, por necesidad, mis minuciosa. Doctrinariamente la primera cuestién suscitada sobre las personas juridicas en ef Derecho Internacional Privado es determinar si pueden gozar de extraterritorialidad. En este primer aspecto del problema hay analogia entre el derecho argentino y el peruano. Sin adelantar las solu- ciones dadas, que no interesan para este propdsito y que seran tema de otro acdpite, esta cuestién ha sido tratada por los legisladores argentinos en el articulo 34 del Cédigo Civil, y por tos legisladores peruanos en el articulo IX del Titulo Preliminar del Cédigo Civil. Esta analogia que, por obvia, puede pasar desapercibida ya habia sido sefialada por dos juristas peruanos. ° Después de la extraterritorialidad, e intimamente vinculada con ella, esta la cuestién del reconocimiento de la personalidad juridica, cuestién en la que igualmente se encuentra analogia entre el derecho argntino y peruano. in la Argentina se ha regulado al respecto en el ar- ticulo 34 del Cédigo Civil y en el articulo 285 del Cédigo de Comercio, y en el Perit en el articulo 1058 del Cédigo Civil. Sobre la existencia de las personas juridicas hay analogia entre el derecho argentino y el peruano. El primero ha tratado de Ja cuestién en el articulo 285 del Cédigo de Comercio, y el segundo en el articulo TX del Titulo Preliminar del Cddigo Civil. La capacidad ha sido tratada andlogamente en los dos paises. En el derecho argentino ha sido contemplada, aunque en forma discutible con- forme veremos més adelante, en los atticulos 6 y 7 del Codigo Civil, y en el Pert en el articulo 15 del Cédigo de Comercio y el articulo TX del Titulo Preiiminar del Codigo Civil. Sobre la jurisdiccién de los tribunales sobre personas juridicas y sociedades se ha tratado en la Argentina en el articulo 9 de la Ley Federal N° 48, mientras que no se ha legislado al res- pecto en el Pert, si bien gran parte de esta diferencia debe atribuirs al hecho de fa estructura federal de la Republica Argentina y a Ia exis- 10. German Avagtcto y Gostez SAxciez, Cédigo Civil. Lima, 1944, T.1 Lub Baraxntanay, Comentorios al Cédigo Civil Peruano. Lima, 1952. T. 1 LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. 305 tencia de tribunales provinciales y federales simultaneamente. La cuestién del goce de derecho de propiedad y otros derechos civiles no ha sido con- templada por el derecho argentino, y en el Peri ha sido materia del articulo XVI del Titulo Preliminar del Cédigo Civil. Para los efectos de esta comparacién no se toman aqui en cuenta las leyes especiales que en ambos paises regulan Ia capacidad de goce o ejercicio. Es obvio que estas analogias y diferencias miradas a vuelo de pajaro pueden extraviar al lector y conducirlo por un camino errado si no se com- plementan con el examen analitico de la forma como funcionan en la prdctica, interpretadas por los tribunales y sometidas a la critica de los juristas, Se puede decir que, doctrinariamente, el derecho de los dos paises ha sido orientado para dar solucién a problemas andlogos. Lo que tanto como otro han dejado de legislar es un aspecto det problema que podré verse al examinar la opinién de los juristas. 5. Hace ya varias décadas que la cuestién de la extraterritorialidad de las personas juridicas dejé de ser un tépico de discusiones practicas en el Derecho Internacional Privado.'" Desde el punto de vista académico, sin embargo, la extraterritorialidad es necesariamente el punto de partida de un estudio sobre las personas juridicas en el Derecho Internacional Privado. En la Argentina el articulo 34 del Cédigo Civil de 1871 vigente, reconoce la extraterritorialidad de las personas juridicas al establecer que: “Son también personas juridicas los Estados extranjeros, cada una de sus provincias y municipios, los establecimientos, corporaciones, 0 asociaciones existentes en paises extranjeros y que existieren en ellos con iguales con- diciones que los del articulo anterior”, Del examen superficial del texto se desprenden dos conclusiones. La primera es que en la Argentina son personas juridicas las existentrs en pais extranjero, La segunda es que deben reunir los requisitos exigidos por el articulo 33 en su parte final, el cual dice que es necesario “que tengan por principal objeto el bien comin, con tal que posean patrimonio propio y sean capaces por sus esta~ tutos, de adquirir bienes, y no subsistan de asignaciones del Fistado”. Segtin se podra ver mds adelante la ultima frase quiere decir, realmente, que no subsistan tinicamente de asignaciones del Fstado. Hay que com- pletar este examen con la interpretacién que los tribunales han dado al articulo 34 del Cédigo Civil. 11 Aunque Victor Romeo pe Prano en El Derecho Internacional Privado en el Cédigo Civil Argentino, cit. p. 83 a 92, discute Ia teorla de la fiction, si bien es cierto que para criticar los articulos: 33, 34, 35, 45, 46 y 48, que segiin este autor defendian esa teoria, 306 ROBERTO MacLEAN En el caso Gangoiti, que habra oportunidad de examinar en detalle mas adelante, fallado el 21 de Diciembre de 1925 por la Camara Civil de la Capital, # el Fiscal de la Camara dijo: “El asilo referido es persona juridica reconocida en forma en su pais de origen, y aqui por !o tanto, no se(Ie) puede negar tal cardcter”. En el caso Bonnani y Cia. con Ferro- carril Central Argentino, en el fallo emitido el 9 de Noviembre de 1932, que tiene la autoridad de haberlo sido por la Corte Suprema Nacional, ** se expresé que: “pretender que a Jos efectos del fuero las sociedades anénimas extranjeras, por el hecho de ser reconocidas por el Poder Eje- cutivo en su calidad de personas juridicas, deben ser asimiladas a las constituidas en el pais, comporta desconocer la extraterritorialidad de las personas juridicas y pugna con el articulo 34 del Cédigo Civil”. Y en el caso Consejo Nacional de Educacién con la Sucesién de Nicolds Bet- tembourg, visto por la CAmara Civil de la Capital el 20 de Abril de 1934, el Agente Fiscal Enrique Estrada Zelis dijo que: “La Congregacién de la Misién de los Padres Lazaristas tiene acordada en Francia la personeria juridica respectiva”, y el camarista doctor A. Barraquero dijo que: “La heredera instituida era dicha Congregacién sita en Paris, quien habia justificado su constitucién legal en Francia”, afiadiendo que: “La ley civil en su articulo 34 reconoce como personas juridicas a los estableci- mientos, corporaciones 0 asociaciones existentes en paises extranjeros, si tienen, segin el articulo 33, por principal objeto el bien comin, poseen patrimonio propio y gozan de capacidad por sus estatutos para adquirir bienes y no subsistan de asignaciones del Estado”. Los juristas argentinos han manifestado en varias oportunidades st opinién sobre este articulo. Victor Romero del Prado critics en 1935, entre otros articulos del Cédigo Civil, el 34, porque, segiin él, defendia en el fondo la doctrina de Ia ficcién de la personalidad juridica, que sostiene que una persona juridica no puede existir fuera del pais adonde fue re- conocida inicialmente, si no es nuevamente reconocida por la ley del pais adonde pretende actuar.' Carlos Vico, refiriéndose no tanto a la doc- trina que inspiré el texto sino al texto mismo del asticulo dice: “Nuestro Cérligo resuelve de la manera mas amplia la cuestién de la extraterri- torialidad de las personas juridicas en el articulo 34",37 y mas adelante 12 “Revista de Jurisprudencia Argentina”, 1925. T. 18. p, 1110. 13. “Revista de Jurisprudencia Argentina”. 1932, T. 40. p. 14. 4 “Revista de Jurisprudencia Argentina”. 1934. T. 46. p. 183, 15 Se Hama camarista en la Argentina fo que en'el Peri se conoce con el nombre de Vocal de la Corte Superior. 16 Victor Romeno pe. Paavo, El Derecho Internacional Privado en <° ~/ digo Civil_Argentino, cit. pgs. 83 y’ siguientes. i7 Carlos M. Vico, of. cit. T. TH. p. 77. LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.L P. 307 concluye: “el artfcilo 34 —que es ya una ley— establece que las que enumera som personas juridicas, sin someterlas a otras condiciones que las que exige el articulo 33”, 98 El principio es andlogo, aunque usando términos diferentes, al s- tablecido en el Perd. La primera parte del articulo 15 del Cédigo de Comercio establece que las compafiias constituidas en el extranjero podran ejercer el comercio en el Perit. Pero esta regla, claro esta, solo se refiere a fas compafifas mercantiles. Segiin Germén Aparicio y Gémez Sanchez, y José Leén Barandiaran, * el principio establecido en el articuilo 34 del Cédigo Civil argentino ¢s andlogo al establecido en el articulo TX del Titulo Preliminar del Cédigo Civil peruano, aunque este tiltimo no se refiera expresamente a la extraterritorialidad sino que la comprenda im- plicitamente al tratar de la existencia y la capacidad. Esta diferencia for- mal tiene su explicacién en el hecho que en la época en que se pro- mulgé el Cédigo Civil argentino de 1871, la extraterritorialidad era uno de los puntos que atraian més la atencién de los atttores. Atin afios des- pués en Europa, Laurent, Weiss, Despagnet, Vareilles-Sommiere, Fiore, Mancini, Phillimore, Westlake, Lainé y Bartin discutian este principio. Al ser promulgado el Cédigo Civil peruano en 1936, en cambio, la situa- cién habia variado sustancialmente, y ya era un principio firmemente establecido, y aceptado por Young, Dicey, Story, Beale, Pillet, Niboyet, Diena, Wharton, Surville, Valery y Sdnchez de Bustamante, que las per- sonas juridicas gozaban de extraterritorialidad. Referirse a ello en un texto legal resultaba no tinicamente extemporéneo sino ademds obvio. La opinién de Carlos Garcia Gastaficta, expresada once afios antes de entrar en vigencia el Cédigo Civil peruano puede ilustrar este punto. Dice este autor que: “Eliminado el sistema de la ficcién en las legisla- ciones més modernas y en las corrientes doctrinarias mis recientes, no hay inconveniente en reconocer Ia personalidad juridica constituida en el extranjero”,24 que, por lo dems es un principio de Derecho Interna- cional Privado reconocido unanimemente. 6. Sentado este principio el lector se enfrentard, por necesidad, con el examen de la forma en que opera la extraterritorialidad de las perso- nas juridicas en el derecho argentino y en el peruano, es decir el pro- blema del reconocimiento propiamente dicho. En la Argentina, la solucién a esta cuestién ha sido tratada en el atticwlo 34 del Cédigo Civil, que 18 Ibidem. p. 81. 19 Op. cit 20 Op. cit. p. 1. Lone _ 21 Carlos Carcta GasTaSeta. of. cit. Primera Edicién, Lima, 1925. 308 ROBERTO MacLEAN acabamos de ver, y en el articulo 285 del Cédigo de Comercio, que dice que: “Las sociedades legalmente constituidas en pais extranjero, que no tuvieren asiento, suctirsal o cualquier especie de representacidn social en la Reptiblica, podrin, sin embargo, practicar en ésta los respectivos actos de comercio que no sean contrarios a la ley nacional”, El problema del reconocimiento, no obstante, parece residir principalmente en determinar si una persona juridica que s6lo pretende realizar un acto aislado, celebrar um contrato o interponer una demanda, debe cumplir con todos los requi- sitos que la legislacién interna exige para su establecimiento en forma permanente. En 1922 se presentd como demandante ante un Juzgado de Buenos Aires“? una sociedad formada y existente en el extranjero para reclamar un legado del cuat era beneficiaria. La presentacién de la demanda era la tinica actividad que esta sociedad habia realizado en la Argentina, por lo que no se habia creido necesario cumplir con el requisite de inscripcién en el Registro Piiblico de Comercio, que es imprescindible para las. socie- dades que pretenden establecerse en forma permanente, El juez al emitir el fallo declaré que: “las personas juridicas que no hayan obtenido 1a aprobacién de sus estatutos por el Gobierno Nacional, no pueden recibir legados en la Republica”. En el caso Gangoiti, ya mencionado, visto por la Camara Civil de ta Capital el 21 de Diciembre de 1925,** dijo fa Ca- mara en una documentada exposicién que: “Sobre este particular deben distinguirse dos situaciones distintas en que puede encontrarse una aso- ciacién extranjera con personeria juridica acordada por la autoridad com- petente del estado a que pertenece; que trate de ejercitar una accién permanente Ienando tas funciones propias de su institucién en nuestro pais, 0 que, simplemente, pretenda ejercitar en el mismo, um acto ordina- rio comin, regido por el derecho civil, como Ja enajenacién o adquisicién de un bien, por ejemplo, o la aceptacién y percepcién de un legado hecho a su favor, como ¢s el caso que se considera”, para Iuego llegar a Ja conclusion que: “Una persona juridica extranjera no necesita la apro- bacién de sts estatutos en la Repitblica para poder exigir en ésta la entrega de los legados. La asociacién extranjera con personeria jurfdica acordada por la atttoridad competente, sdlo necesita autorizacién previa del gobierno cuando trate de ejercitar una accion permanente, Ienando las funciones propias de su institucién en nuestro pais y no cuando 22 Citalo en el Manual de Derecho Internacional Privado de Victor Romero net. Paavo, citado, TT. p. 942 23° Ver nota (12). LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. 309 pretenda ejercitar un acto ordinario o comin regido por el derecho civil Victor Romero del Prado dice que una persona juridica existente en el extranjero puede ballarse en una doble situacién: puede pretender desarrollar en la Argentina su actividad, 0 puede pretender realizar tini- camente un acto juridico, No pretende la persona juridica funcionar como tal, sino tmicamente realizar un acto transitorio, en tales casos dice “no necesitara de previa autorizacién entre nosotros”. °! Isaiiro Argiiello dice asimismo que: “Las sociedades en general, y desde luego las ané- nimas constituidas legalmente en el extranjero, no tienen impedimento para la realizacién de actos aislados 0 incidentales de comercio.” #5 Carlos Vico refiriéndose en particular al articulo 285 del Cédigo de Comercio, sobre el ejercicio de actos aislados dice: “Este articulo es de los tres ya citados (se refiere Vico a los articulos 285, 286 y 287) el que menos dificultades ha ocasionado en su aplicacién, Bi subsiste en el Cédigo de Comercio tal como fue sancionado..., en cambio los otros dos han sido objeto de modificaciones.” 2° Victor Romero del Prado, sin embargo, no deja de advertir a los treceros contratantes que: “no deben ignorar que refiriéndose a una sociedad extranjera, deben buscar, también, sus ga- rantias en el extranjero”, 27 En el articulo 1058 del Cédigo Civil peruano se regula lo relativo al reconocimiento de Ja personalidad juridica. Dice este articulo que: “Las personas juridicas extranjeras, para gozar de personalidad, debe- ran inscribirse en el registro de Lima o en el Ingar donde actien.” De la simple lectura del texto de este articulo se podria estar dispuesto a afirmar que existe una diferencia sustancial con lo dispuesto por los articulos 34 del Cédigo Civil y 285 del Cédigo de Comercio de la Ar- gentina, Pero esto no es sino uno de los espejismos comunes durante el pro- ceso de la comparacion, que solo desaparecen al ser examinados a Ja luz de la jurisprudencia de Jos tribunales y de la critica de los juristas, La autoridad de las decisiones judiciales sobre esta materia en el Pert es menor que en ja Argentina, Sélo existe uma decisién publicada en la que, ademas, el punto controvertido fue otro. En el caso de The Commercial Bank of Spanish America con Cecilio Hernandez e Hijos, fallado por 24 Yctor Romero net Paavo, Manual de Derecho Internacional Privado, cit. Lop. 94. 25° Igauro AxcuEst0. of. eit. po 1176, 26 Carlos M. Vico. op. cif. T. TH. p. 229. 27 Victor Romero va. Prav, Manual de Derecho Internacional Privado, et. TTL p. 497. T, 310 ROBERTO MacLEAN la Corte Suprema de Ja Republica el 17 de agosto de 1931,?* se declaré fundada una demanda presentada por una persona juridica constituida en el extranjero, que no estaba inscrita en los Registros Publicos. Se puede recurrir, ademas, como fuente auxiliar para corroborar este cri- terio a una resolucién de la Direccién de los Registros Publicos de 15 de julio de 1958, refiriéndose a: “una compafiia extranjera establecida en el Pert, en donde por !o limitado de sus actividades, no cabe la exi- gencia que se inscriba previamente en el Registro Mercantil”. Carlos Garcia Castafieta dice al respecto que: “El reconocimiento de las personas juridicas extranjeras se refiere a su admisién como suje~ tos de derecho, es decir, como personas que pueden contratar, ser acree- doras y deudoras, comparecer en juicio como demandantes y demandadas, etcétera. Este reconocimiento no importa necesariamente que puedan ejer- cer su actividad y extender sus funciones propias en el extranjero.” 3 En consecuencia, se puede Ilegar a la conclusién que pese a una aparente diferencia en el texto legislative 1a norma sobre reconocimiento es sus- tanciaimente andloga en el derecho argentino y el peruano. 7. Vinculada al problema del reconocimiento esta la cuestion de la clasificacién o caracterizacién de las personas juridicas. Esta cuestién no ha llamado hasta ahora la atencién de los juristas, sino en forma inci- dental, ni ha suscitado debates ante los tribunales de ninguno de los dos paises, pero por razones de método es conveniente dejar actaradas las bases sobre las cuales podria buscarse la solucién. 1 problema consiste en que no basta que fa ley de un pafs extranjero Mame persona juridica a un organismo para que sea luego reconocida como tal y se le apliquen las leyes previstas para el caso. La solucién, o quizds las bases para una solucién podrian buscarse, en la Argentina en los articufos 33 y 1745 del Cédigo Civil, y en el Pera en el articulo 45 del Codigo Civil. El articulo 33 del Codigo Civil argentino establece en la parte final del inciso 5° los requisitos exigibles a las personas juridicas de existencia posible, o de derecho privado requiriendo: “que tengan por principal objeto el bien comin, con tal que posean patrimonio propio y sean capa- ces, por sus estatutos, de adquirir bienes, y no subsistan de asignaciones del Estado”, Y el Articulo 1745 establece, aunque con redaccién un poco oscura para el punto que nos interesa, pero evidente en un segundo examen, que: “Reptitanse terceros, con relacién a la sociedad y a los “Anales Judiciates de la Corte Suprema”, T. XXVIE. 1931. p, 169. 5 Atuuro Neves Avatay Los Extranjeros ante la Ley Peruana. Lima, 1960. 30 Carlos Gancta GastaXera. op. cit. LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. gu socios, no sélo todas las personas que no fuesen socios, sino también Jos mismos socios en sus relaciones con Ia sociedad, o entre si cuando no derivasen de su calidad de socios, 0 de administradores de la sociedad.” En el caso Consejo Nacional de Educacién con la Sueesién de Ni- colis Bettembourg visto por la Camara Civil de la Capital el 20 de abril de 1934,%" que ya se ha mencionado, el camarista® doctor A. Barran- quero dijo que: “La ley civil en su articulo 34, reconoce como personas juridicas a los establecimientos, corporaciones 0 asociaciones existentes en paises extranjeros si tienen segiin su articulo 33, por principal objeto el bien comtin, poseen patrimonio propio y gozan de capacidad por sus estatutos para adquirir bienes y no subsisten de asignaciones del Estado.” Segtin Carlos Vico los requisitos son: “a) el bien comtin; b) patrimonio propio y capacidad de adquirir bienes: ¢) no subsistencia de asignaciones del Estado. Seria necesario, entonces, para determinar la actitud del legistador y de los poderes publicos argentinos frente a una persona juridica de existencia posible, extranjeras o existente en el extranjero, examinar si ella retine las tres condiciones a que acabamos de referirnos, y en caso afirmativo la aplicacién del articulo 34 deja reconocida su existencia territorial.” Victor Romero del Prado dice que: “lo que se quiere es que la persona no exista solamente por los medios que el Estado le proporcione: serfa entonees una dependencia administrativa y nada Pero no hay inconveniente en que se subvencione a una persona juridica, para extender su accién, por ejemplo”. 4 En el Pera el articulo 43 del Codigo Civil establece que: “Las personas juridicas son entidades distintas de sus miembros, y ninguno de éstos ni todos ellos estan obli- gados a satisfacer sus deudas.” Respecto a la clasificacién 0 caracteriza- cién de la personalidad juridica hay una analogia y una diferencia par- ciales en el derecho argentino y en el peruano. El requisito que a persona juridica sea una persona distinta de los miembros que la componen esti anilogamente regulado por el articulo 1745 del Cédigo Civil argentino, y por el articulo 45 del Codigo Civil peruano que, atmque con redaccién diferente, estuvo inspirado en aquél conforme puede apreciarse de las Actas de la Comisién Reformadora del Cédigo Civil peruano. ** La dife- rencia parcial consiste en el requisito exigido por la legislacién argentina SL Ver nota (i4). 32 Ver nota (15). 33. Carlos M. Vico. of. cit, TUE, p. 77. 34 Victor Romeko ve. Paano, £1 Derecho Internacional Privado en ef Cédigo Civil Argentino, cit. p. 95. 5 Acias de las Sesiones de la Comisién Reformadora del Cédigo Civil. Fas- siéu 30% Lima, 1923. az ROBERTO MacLEAN que la persona juridica tenga por principal objeto el bien comin, que posea patrimonio propio, y sea capaz por sus estatutos de adquirir bienes y no subsista de asignaciones del Estado. Buena parte de esta diferencia, sin embargo, se desvanace cuando traducimos estos términos, de hace mas de noventa afios, a términos empleados por los legisladores contem- pordneos. 8. Determinadas estas cuestiones de naturaleza externa, que atafien inas al aspecto exterior de la actividad internacional de las personas ju- tidicas, ha Uegado el momento de hacer frente a la cuestién de vincular a la persona juridica con un sistema legal dado. La primera fase de esta delicada tarea sera vincular a la ley de un pais todos los incidentes de la existencia de la persona juridica: formalidades de creacién, functona~ miento, érganos de administracién, relaciones entre los socios, consejos directivos, modificacién de estatutos y disolucién. Este problema no ha sido tratado en forma definida por el derecho argentino y, aunque se puede tratar de deducir una regla general del texto de algunos articulos de eéddigos, de algunas decisiones de los tribunales, y de la opinién de los juristas, est sujeto a dudas que esta regla general pueda lograr Ja uni- formidad de un principio establecido. En el caso de sociedades comer- ciales se puede obtener tn indicio del texto del articulo 286 del Cédigo de Comercio, tal como quedé modificado por la Ley Federal N° 3528 de 30 de septiembre de 1897, cuyo texto dice que: “Las sociedades que se constituyen en pais extranjero para ejercer su comercio principal en Ja Republica, con la mayor parte de sus principales levantados en ésta, 0 que tengan en la misma su directorio central y la asamblea de socios, serdn consideradas, para todos sus efectos, como sociedades nacionales sujetas a las disposiciones de este Cédigo”. EI problema de la existencia no ha surgido como cuestién de fondo en ningtim caso visto por los tribunales argentinos, pero tanto en los casos que interpretan el articulo 286 citado, como en otros casos que se veran, los jueces han emitido opiniones, que si bien no tienen la autoridad de haber sido ‘ratio decidendi’, materia directa del fallo, pueden servir de indicios valiosos como ‘obiter dicta’, opiniones dichas de paso sin incidir en el fondo del caso juzgado. En el caso Maria E, Aldana de Luzuriaga con Cia. de Tranvias Eléciricos de Cérdoba visto por la Camara Civil de Cordoba el 11 de noviembre de 1938, 9% el doctor Victor Romero del Prado dijo que: “Las sociedades constituidas en el extranjero 36 “La Ley”. 1938. T. 22. p. 126, LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. 33 para ejercer su comercio principal en el pais, se presentaron ante nues- tros tribunales, solicitando su inscripeién en el Registro de Comercio, negindose aquéllos a dar curso a dichas solicitudes cuando la constitucién de las mismas no estaba de acuerdo con los requisites exigidos por nuestra ley, porque se consideraban tales sociedades como nacionales sujetas a las disposiciones de nuestro Cédigo de Comercio.” ** Luego dijo que las personas juridicas sociedades mercantiles: “que ¢jerzan su principal co- mercio en ef pais pero con capitales extranjeros y asiento en el extranjero, estaran sometidas a la ley extranjera de su procedencia o de su origen”. * Hubiera sido interesante, para este propésito, si la CAmara se hubiera pronunciado sobre el problema de la existencia pues Ia compaiifa men- cionada habia sido constituida en Londres, conforme a la ley inglesa, y tenia su directorio en Nueva York, Si las leyes de estos dos paises hubieren estado en contradiccién, zqué ley hubiera aplicado el tribunal? Como se puede ver, las opiniones expuestas por los tribunales y los auto- res no logran una claridad suficiente, aunque la préctica haya seguido un curso mas 0 menos uniforme. En el caso: Centro de Consignatarios de Productos del Pais con Ferrocarril Sud, visto en la Camara Comercial de la Capital el 21 de diciembre de 1940,%* y en la Corte Suprema de la Nacién el 12 de septiembre de 1941,4° el Fiscal F. J. Vidal dijo que: “La nacionalidad Ge las sociedades anénimas se determina con su domicilio, entendiéndose por tal el lugar donde ejercen su principal actividad, siendo indiferente el de constitucién de las mismas.” Pero en este mismo caso el Procurador General de la Nacién dijo que “no era admisible que el retiro por un gobierno extranjero de la personeria juridica acordada, privase ipso facto al ferrocarril de sw capacidad para continuar celebrando en nuestro terri- torio los contratos de transportes indispensables para st. funcionamiento normal”. Fsta opinién viene a aumentar Ja confusién, especialmente si se tiene en cuenta que la ley extranjera puede ser la ley competente para privar de personeria y existencia a la persona juridica. Existen, ademds, otros casos en los que incidentalmente se han adelantado criterios sobre el problema de la existencia, En el caso Gan- goiti*” el Agente Fiscal Cermensoni dijo: “El tercer sistema, ya mis cientifico, que dispone que la existencia de las personas juridicas se determina por la ley de su creacién”, aunque luego la Cémara Civil al 37. Ibidem. p. 127. 38 Ibidems. p. 128. 39 “La Ley", 1940, T. 21. p. 322 4) “La Ley". 1041. T. 24 p. 24 41 Ver nota 12, 314 ROBERTO MacLEAN dar su fallo dijo que: “El domicilio de la (persona juridica) que se trata es en Espaita en mérito de los documentos agregados que comprue- ban su existencia de conformidad a las leyes de dicho pais.” Pero la Corte Suprema de la Nacién parece haberse declarado partidaria de la ley del lugar de creacién en dos fallos, En el caso Satanowsky con Western Electric Co. Inc. of Argentine, visto el 20 de mayo de 1932, *? la Corte declaré que: “Su nacionalidad, perteneciente al Estado en que fué crcada © en que se produjo el acto que le dio existencia juridica, que viene a ser como su partida de nacimiento.” Y¥ en el caso Bonnani y Cia. con Ferrocarril Central Argentino,‘ la Corte declaré que: “ei excepcio- nante debe ser tratado 0 considerado..., como un sébdito del Estado extranjero que autorizé su creacién”, y luego dice que son sociedades anénimas nacionales 0 domésticas “las creadas y nacidas a la vida juri- dica por acto de los gobiernos estaduales o del Poder Ejecutivo Nacional como gobierno local para la Capital’. En el caso Warner Bros. First National South Films Inc. visto en Ja Camara Comercial de la Capital el 30 de octubre de 1936, ** para determinar la aplicacién de la reciprocidad que exige la Ley Federal N? §867, que se verd mas adelante, se recurrid a la ley del pais de constitu cién, y no a la del domicilio. El Fiscal Juan J. Britos dijo: “Las socie- dades andnimas debidamente constituidas en pais extranjero donde haya reciprocidad para las argentinas no tienen necesidad de publicar sus estatutos como requisito previo de su inscripcién.” Y en el caso Under- wood Co., visto en la Camara Comercial de la Capital el 8 de noviembre de 1939, % el juez F. Cermesoni al fallar en Primera Instancia dijo que: “Las sociedades andnimas constituidas en paises extranjeros para adqui- rir un inmueble en la Repiblica, deben comprobar ante juez competente, que se han constituido de acuerdo con las leyes de su pais.” ‘Aclarando el sentido del articulo 286 del Cédigo de Comercio, Carlos Vico ha dicho que: “El Cédigo argentino se define claramente en el sentido que el principal establecimiento ha de ser el de la explotacién, puesto que se habla de ejercer el principal comercio.” #* Victor Romero del Prado en el mismo sentido expresa; “La ley dice: comercio principal y se critica esta expresin como vaga ¢ insegura. Sin duda que se refiere al asiento de explotacién mas considerable que posee la corporacién y debié ponerse entonces: con principal asiento de explotacién en la Repi- 42 “Revista de Jurisprudencia Argentina”. 1932. T. 38. p. 33. 43 Ver nota 13. 44 “La Ley”. T. 4 45 “La Ley”. T. 16. 46 Carlos M. Vico. LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.1.P. ais blica”; y contintia: “en cuanto a los otros requisitos a cumplir: con la mayor parte de sus capitales levantados en ésta o que tengan en la misma su directorio central y la asamblea de socios, podriamos decir, que a veces ese cumplimiento es imposible, pues, tratiindose de una sociedad anénima, las acciones pagadas pueden cambiar continuamente de propie- lario..., puede ocurrir que no se avengan los fundadores a constituir aqui el directorio central y la asamblea de socios”. #7 Todos los comen- tarios citados, no se refieren al factor de conexidn establecido por la ley; sdlo se refieren al articulo 286 que establece en qué casos se aplicart a ley argentina para determinar el régimen legal de una sociedad y, por consiguiente, st existencia. Pero Victor Romero del Prado, en otra parte de su obra intenta dar una respuesta, que puede no parecer muy clara teniendo presente las circunstancias del caso Maria E. Aldana de Luzu- riaga con Cia, de Tranvias Eléctricas de Cordoba, que se acaba de citar. Dice este autor que: “La existencia de las personas juridicas se determina por la ley de su creacién, es decir, que es la ley del pais de su constitu- cién donde esté su sede o asiento.” 4 En el caso que acabamos de men- cionar, precisamente la compafiia habia sido constituida en un pais y tenia su sede o asiento en otro, Isaiiro Argiiello criticando el texto del articulo 286 sostiene que: “Debié ponerse ‘con principal asiento de ex- plotacién en la Repiblica’, 0 mantenerse ‘objeto principal de la empre- sa’ como el modelo italiano y como lo propicio Segovia entre nosotros” y concluye diciendo: “z Qué significado tiene la expresin ‘capitales levan- tados’? Con mayor propiedad de lenguaje y més pulera técnica juridica, debid decirse ‘capitales suscritos’, Ademas, jcudl es el contenido de la expresidn ‘capitales levantados’? zEI capital social sélamente? ;EI capi- tal social mas el del empréstito proveniente de una emisién de deben- tures?” 49 En el Peri, es un principio firmemente establecido por Ia legislacién y la opinidn de los autores, que la existencia de una persona juridica debe ser determinada de acuerdo a Ia ley del pais de su creacién. El articulo 1x del Titulo Preliminar del Codigo Civil de 1936, dice, en su primera parte: “La existencia y capacidad civil de las personas juridicas extran- jeras de derecho privado, se rigen por a ley del pais en el cual se han constituido.” No hay decisiones de los tribunales pertuanos sobre este problema, pero puede ilustrar el punto, como fuente auxiliar, una Resolucién de Ja 47 Victor Romexo ors, Pravo, Manual de Derecho Internacional Privado, cit. Temp, 503. 48° Ibidem. T. 1. p. 967, Ver, asimismo, p. 941, 49 Isauro Arourito. Op. cit. p. 1187. 316 ROBERTO MacLEAN Direccién de los Registros Piiblicos de 16 de mayo de 1960." La com- pafifa Meller & Essink, S. A., constituida en el Estado de Miranda, Ve- nezuela, presenté los documentos respectivos que exige la ley para ins- cribirse y ejercer sus actividades en forma habitual y permanente en cl Pera, La dificultad parece haber surgido porque las sociedades andnimas en Venezuela son constituidas por medio de un tramite o procedimiento que la resolucién comentada lama “participacién”, y que dirige de las formalidades que exige la ley peruana para las sociedades que se cons- tituyen en territorio peruano. El cénsul peruano en el Estado de Miranda habia expedido un certificado con la constancia que Ja compaiiia estaba inscrita y que era existente de acuerdo a las leyes venezolanas. El regis- trador negé Ja inscripcién con el argumento que no se habian cumplido con los requisitos que exige la ley peruana para la constitucién de socie- dades, pero en apelacién se sostuvo que este criterio era equivocado y que procedia Ja inscripcién. Carlos Garcia Castafieta dice sobre este problema que hay que tener en cuenta: “que la constitucién de una compafifa, sobre todo si es andé- nima, esté rodeada en casi todas las legislaciones de una serie de forma- lidades y requisitos que establecen un vinculo muy fuerte con la entidad que se constituye a su amparo. Esta ley se aplicaria, asi a los requisitos y formalidades de constitucién de las compaiiias, a su régimen legal, al limite de responsabilidad de los socios, a las obligaciones de los socios entre si, a la emisién y requisitos de las acciones, a las atribuciones de los érganos administrativos, a la modificacién, rescisién y liquidacion de las sociedades”.® José Leén Barandiaran con un criterio desintere- sado dice que: “la falta de uniformidad en las fuentes legales sobre el particular, excusan de enjuiciar la solucién dada por el codificador na- cional. Ningin sistema es irreprochable”,®? pero luego concluye que: “Es la ley del Estado donde se ha constituido la persona colectiva la que servird, en sma, para identificarla, para decidir de su surgimiento a la vida juridica, de su caracter, de la clase a que pertenece dentro de Jas clasificaciones pertinentes . de su disolucién,” * En conelusién, aunque en la Argentina no se ha establecido clara- mente una solucién a la cuestién de la existencia ni en la legislacién, ni en la jurisprudencia, ni atin en la opinién de los autores, existe, sin 50 “Revista. de Jurispradencia Peruana”. 1961. p. 920. 51 Carlos Garcia Castasera. Op. cit. 52 José Leon Baranmranan. Of. cif. p. 95. 53 Ibidem. p. 98. LAS PERSONAS JUREDICAS EN D.I.P. 317 embargo, una marcada tendencia a aplicar Ja ley del pais del domicitio que permite afirmar que hay una diferencia sustancial con la regla pe- ruana de la ley del pais de creacién, Como podri verse mAs adelante, esta diferencia ha probado ser uno de los mayores obsticufos para la ificacién del derecho de los dos paises en esta materia 9, Mientras que ef criterio para determinar los diversos incidentes de la existencia de las personas juridicas se ha dejado, en la Argentina, defectuosamente definido, a pesar de Ia tendencia marcada de jueces y autores a recurrir a la ley del pais del domicilio, el principio que establece él factor de conexién para determinar la capacidad parece haber alcanzado cierta unanimidad, si bien su desarrollo siguié un curso bastante incierto. En la actualidad ya es un concepto aceptado corrientemente que los dispositivos legales que regulan la capacidad de las personas juridicas son los articulos 6 y 7 del Cédigo Civil de 1871. EI articulo 6 dice que: “La capacidad o incapacidad de las personas domiciliadas en el territorio de la Republica, sean nacionales o extranjeras, ser juzgada por las eyes de este codigo, atin cuando se trate de actos ejecutados o de bienes existentes en pais extranjero.” Siguiendo el mismo principio establece el atticulo 7 que: “La capacidad o incapacidad de las personas domici- liadas fuera del territorio de la Repiiblica, serd juzgada por las leyes de su respectivo domicilio, atin cuando se trate de actos ejecutados o de bie- nes existentes en la Repitblica.” Para el comparatista extranjero es dificil suponer de primera inten- cién que estos articulos se aplican a las personas juridicas, y, de hecho, esta practica parece remontarse a no mas de cuarenta afios. El primer indicio, si llega a ser tal, se encuentra en el caso Gangoiti * visto en ta Camara Civil de la Capital el 21 de diciembre de 1925. El punto en debate era en realidad el reconocimiento de ia personalidad, y sdlo se traté de la capacidad en opiniones dichas de paso, sin dnimo de resolver propiamente el fondo del asunto. El Agente Fiscal, Cermesoni, en una parte de su dictamen dijo que: “las personas juridicas una vez creadas deben ser reconocidas como tales, pero el ejercicio de su capacidad juri- dica debe ajustarse a las leyes del pais en que han de funcionar”. Esta declaraci6n podria interpretarse como una definicidn amplia del domi- cilio, pero todo intento de encontrar en este caso el origen del principio sostenido ahora, se va por tierra al continuar leyendo en el dictamen que: “esa es la doctrina que establece nuestro Cédigo de Comercio (Articulos 54 Ver nota 12, 318 ROBERTO MacLEAN 285 y siguientes, y leyes numero 3528 y 8867)”. La Camara, de otro lado, al pronunciar su fallo dijo que: “el domicilio de la que se trata es en Espafia en mérito de los documentos agregados a los autos que comprueban su existencia de conformidad a las leyes de dicho pais”, para continuar luego que: “en virtud de estas disposiciones legales y antece- dentes enunciados, el ‘Asilo Calzada’ tiene la capacidad legal necesaria para recibir el legado con que ha sido favorecide por el catsante”, Pero aunque se menciona la capacidad, los fundamentos legales a que hace referencia la Cdmara son los articulos 33 y 34 del Codigo Civil, y el asunto en debate era el reconocimiento de la personalidad. Lo significa- tivo, sin embargo, para el problema que nos ocupa, es que en el resumen preparado para la publicacién del fallo se cita, entre los fundamentos, el articlo 7 del Cédigo Civil. Con este comienzo algo confuso, parece iniciarse la interpretacién que los articulos 6 y 7 del Cédigo Civil pueden aplicarse a las personas juridicas. En el caso del Consejo Nacional de Educacién con Sucesién de Nicolas Bettembourg visto en la Camara Civil de la Capital el 20 de bril de 19345° es un argumento mas claro a favor de esta interpreta- cién, en palabras del doctor Barraquero quien expresamente se refirid al Curso de Derecho Internacional Privado de Carlos Vico, °* primer tratadista en sostener este criterio. Los hechos del caso son muy simi- lares al caso Gangoiti, y sélo se menciona de paso el problema de la capacidad, El camarista 7 Barraquero, al entregar su voto de conformi- dad con Ja mayoria, dijo que: “Ain cuando el articulo 34 citado no re- glamente el modo de actuar de las personas juridicas extranjeras, pues (desde aqui el doctor Barraquero repite casi textuaimente a Carlos Vico, citandolo) consideradas como personas por nuestro Cédigo Civil se les aplica, en cuanto af régimen de su capacidad, las disposiciones de los articulos 6 y 7, que las someten a la ley del domicilio.” Este caso, como se ve, sanciona la aceptacién por los tribunales de este criterio para de- terminar la capacidad. Pero es a Carlos Vico a quien debe atribuirse la defensa doctrinaria de esta tesis. En 1934 este autor fue el primero en Ilamar la atencién sobre el hecho de que: “los articulos 6 y 7 no hacen distincién entre las personas visibles y las personas ideales. De modo que sus términos com- prenden a ambas”, ®* para luego afiadir que las personas juridicas: “con- 55 Ver noia 14 36 Ver nota 5. $7, Ver nota 15. 58 Carlos M. Vico. Op, cit. T. 1. p. 79. LAS PERSONAS JURIDICAS EN D.LP. 319) sideradas como personas por nuestro Cédigo Civil se les aptica, en cuanto al régimen de su capacidad, las disposiciones de los articulos 6 y 7, que las someten a la ley del domicilio, domicilio que el articulo 44 expresa donde radica. Es de advertir, para corroborar esta tesis que los articulos 6 y 7 no se refieren solamente a las personas fisicas, sino a las personas en general, sin distinguir entre fisicas e ideales”. °° Para ilustrar la forma cémo Ia tesis gand Ja aceptacién de los juristas argen- tinos nada puede servir mejor que estudiar Jas opiniones de Victor Ro- mero del Prado, Al publicar, este autor, en 1935 stt trabajo sobre El Derecho Internacional Privado en el Cédigo Civil Argentine no hace la menor referencia a las personas juridicas en casi treinta paginas que dedica al estudio de los articulos 6 y 7. Pero nueve afios después en el Manual de Derecho Internacional Privado, el mismo autor dice de Jas personas juridieas que: “su capacidad o incapacidad, de conformidad al articulo 7 del Cédigo Civil, sera juzgada por las leyes de su domi- cilio.” ® Aparentemente a despecho de su origen confuso, y titubeos ini- cioles, ® ya es un principio aceptado en la Argentina que la capacidad de las personas juridicas se determina de acuerdo a la ley del pais en que esti situado su domicilio. En el Pert la capacidad de las sociedades mercantiles esti regulada por el articulo 15 del Cdigo de Comercio que dice en la parte pertinente que: “Las compafiias constitwidas en el extranjero, podrin ejercer el comercio en el Perti: con sujecién a las leyes de su pais, en lo que se tefiera a su capacidad para contratar; y a los dispositivos de este Cédigo, en todo cuanto concierna a Ia creacién de sus establecimientos dentro del territorio peruano, a sus operaciones mercantiles y a la jurisdiccién de 59 Ibidem, p. 225. 60 Victor Romero pet Prana, E? Derecho Internacional en cl Cédigo Civil Argentino, cit. pp. 33 a 80, 61 Victor Rosaxo ne. Pram, Manual de Derecho Internacional Privado, cit, Tha p. 94, 62 La Corte Suprema Nacional el 20 de marzo de 1932, en el caso Sata- nowsky con Western Electric Ca, Inc, of Argentine (ver nota 42) se promuncid en ef sentido que la mecionalidad de una sociedad es la del, Estado en que tue creada 0 en el que se produjo el acto que Te dio existencia juridica que viene a ser como su partida de nacimiento; y el 9 de noviembre de 1932 (ver nota 13), en el caso Bontiani y Cia, con Ferrocarril Central Argentino, la Corte Supreaia de la Nacién declaré que fa compaiiia deberia ser tratada como un siibdito det Estado extranjero que autorié su creacién, También se hace referencia a la ley del pais, de creacion en The Jewish Colonization Association con Abraham Rimsky; Warner Bros, First National South Films Ine.; In re: Fichet (Bournisien, Beau y Cia.) ; Maria E. Aldana de Luzuriaga con Cia, de Tranvias Eléetricos de Cérdobas Underwood Co.; y Im re: Lloyd Royal Belge (8. A.). En ninguno de los casos citados en esta’ rota, sin embargo, fue punto de controversia la cuestiin de Ia capacidad, Las referencias bibliograficas se dan en otra parte de este trabajo.

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