El fentanilo es un potente analgésico opioides sintético que se utiliza para tratar el dolor intenso,

especialmente después de cirugías mayores o en pacientes con dolores crónicos que no responden
a otros medicamentos. Pertenece a la misma clase de fármacos que la morfina, pero es
significativamente más potente.

Este medicamento actúa uniendo y activando los receptores opioides en el cerebro, disminuyendo
así la percepción del dolor y alterando la respuesta del sistema nervioso central.

El fentanilo puede administrarse de varias formas, incluyendo parches transdérmicos, pastillas,

inyecciones intravenosas o intramusculares, y también en forma de aerosol nasal. Su potencia hace
que sea efectivo en dosis muy pequeñas, pero también aumenta el riesgo de sobredosis y efectos
secundarios graves, como depresión respiratoria, somnolencia extrema, confusión, náuseas,
vómitos y riesgo de adicción.

El abuso de fentanilo, ya sea recreativo o por adicción, puede ser extremadamente peligroso y
llevar a una sobredosis fatal. La combinación de fentanilo con otras sustancias, como alcohol o
benzodiacepinas, aumenta aún más este riesgo.

Debido a su potencia y al riesgo de abuso, el fentanilo está estrictamente regulado y se prescribe

bajo supervisión médica rigurosa, reservándose principalmente para situaciones de dolor intenso y
controlado por profesionales de la salud experimentados.