Derecho Procesal Penal

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DERECHO PROCESAL PENAL


CÁTEDRA: CUENCA - BLOTTA
COMISIÓN: 3 C
PROGRAMA VIGENTE 2019

UNIDAD 1: Introducción, sujetos y poderes del proceso penal.

Ubicación y descripción del Proceso Penal y del Derecho Procesal Penal:

Sistema Penal:

El Sistema Penal está dado por lo que hoy llamamos control social institucionalizado, que en la
práctica abarca desde que sospecha de delito hasta que se impone y ejecuta una pena,
presuponiendo una actividad normativizadora que genera la ley que institucionaliza el
procedimiento, la actuación de los funcionarios y señala los casos y condiciones para actuar.
Es importante señalar que el Sistema Penal es de exclusiva potestad del Estado, es decir que su
realización y funcionamiento solo dependen de éste, a través de sus instituciones encargadas
tanto de regular las conductas, como de imponer las consecuencias derivadas de ellas, y
asimismo el control y aplicación de las medidas establecidas como efecto de esas conductas.
La estrecha vinculación existente entre el régimen político imperante y el sistema procesal
utilizado para la represión penal, se muestra con claridad cuando con ayuda de la historia se
estudian las distintas formas adoptadas para la investigación de lo ocurrido; y en consecuencia
se ejerce el poder punitivo, reflejando las concepciones ideológicas que definen al Estado y la
persona.
Así, dice Corvalán, el modelo inquisitivo se ha correspondido con regímenes autoritarios,
mientras que el acusatorio o adversarial, es propio de los Estados de Derecho que instalan
Repúblicas democráticas.

Segmentos del Sistema Penal:


Existen diferentes sectores o segmentos básicos que configuran los sistemas penales actuales,
consistiendo principalmente en tres grandes grupos humanos que lo conforman:

▪ Policial.
▪ Judicial.
▪ Ejecutivo.

Estos grupos convergen en la actividad institucionalizada del sistema, que no actúan


estrictamente por etapas, sino que tienen un predominio determinado en cada una de las etapas
cronológicas del sistema, pero que pueden seguir actuando o interfiriendo en las restantes. Así,
el judicial puede controlar la ejecución, el ejecutivo tener a su cargo la custodia del preso
durante el proceso, el policial ocuparse de los traslados de presos condenados o de informar
acerca de la conducta del liberado condicional.
Sistema Penal, que es el conjunto de instituciones vinculadas con el ejercicio de la coerción penal
y el castigo estatal.
No puede excluirse del sistema penal a los legisladores, ni al público. Los primeros dan las pautas
de configuración. Los segundos ejercen un poder selectivo, a través de las denuncias que ponen
en marcha dicho sistema.

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Política criminal y procesal penal:

Se suele decir que el Derecho Procesal Penal sirve a la realización de la ley penal, pero lo cierto
esta es una visión. En su obra Alberto Binder propone destacar la estrecha relación que existe
entre el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal como corresponsables de la configuración
de la política criminal y como ejes estructuradores de lo que se ha denominado Sistema Penal.
La relación entre el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal ha sufrido diversas alternativas a
lo largo del tiempo. Pero, prácticamente nunca se negó que están estrechamente vinculados.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que mientras el Derecho Penal – especialmente la Teoría
del Delito – ha alcanzado un importante desarrollo, el Derecho Procesal Penal no ha elaborado
aun una sistematización tan profunda.
Pero lo que interesa dice Binder es señalar la operatividad del proceso penal y las normas
penales dentro de la configuración de la política criminal
En primer lugar, debemos entender que no existe sociedad sin política, porque no existe
sociedad sin poder y sus intereses.
Cuando el estado se organiza políticamente debe resolver una cuestión: darle prioridad a ese
estado que se construye, o darle prioridad al ser humano.
Dependiendo como se resuelva, va a generarse un producto distinto. Si priorizo el estado,
generó un régimen totalitario, los que gobiernan, pueden hacer lo que quieran. En cambio, si
priorizo al hombre, el estado no puede hacer cualquier cosa, y los gobernantes deben respetar
la dignidad de los gobernados.
La política criminal es el conjunto de decisiones relativas a los instrumentos, reglas, estrategias
y objetivos que regulan la coerción penal. Y forma parte de la actividad política de una sociedad.
Estas decisiones tienen un contenido eminentemente valorativo; por otro lado, si bien sus
instrumentos son muchos, los principales son las normas penales y las normas procesales. Este
conjunto de decisiones se refiere siempre a la coerción penal, ella es la fuerza ejercida
institucionalmente.
No debe concluirse que la política criminal es algo estático y simple. Al contrario, se caracteriza
por ser un fenómeno esencialmente dinámico y múltiple. Como consecuencia de ello, veremos
que cada decisión de política criminal refleja las luchas, acuerdos y hegemonías propias de la
política en general.
Tanto el Derecho Penal, como el Derecho Procesal Penal influyen en la política criminal, puesto
que ambas ramas, en conjunto, regulan el poder punitivo del Estado.
Por último, Binder destaca que un modelo de política criminal se construye desde el poder,
como un “deber ser” del poder.
En nuestro país se decidió (a los fines de responder a la pregunta ¿a qué debe darse prioridad?)
que lo más importante era la persona, el estado le reconoce derechos y tenía limites, entre ellos,
el debido proceso.
Ahora, nuestra cultura jurídica quería un procedimiento instrumento del poder, mientras que la
CN quería un procedimiento que constituya un limite al poder. La cultura jurídica tuvo la
delantera, se impuso sobre lo pretendido por la CN, hasta que después de la última dictadura
militar, comenzó a orientarse el proceso penal hacia lo pretendido por la norma suprema. Así
comenzó la constitucionalización del proceso penal.
Superti sostiene que, si bien es deber del estado bajar los índices delictivos, ello debe lograrse
respetando la dignidad humana, ese debe ser el fin al que debe apuntar toda política criminal.
De nada vale un modelo acusatorio sin una buena política criminal.
La única solución es lograr medidas eficaces que sean respetuosas de la dignidad humana.

Proceso Penal:

Si nos preguntamos ¿qué es el proceso penal? nos encontraremos con que se han elaborado
muchas respuestas y sería inútil buscar entre ellas la verdadera puesto que, todas destacaran

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en algún aspecto y ocultaran otros.


La más frecuente es aquella que ve al proceso simplemente como un conjunto de actos
realizados por distintos sujetos (jueces, fiscales, defensores, etc.), con el fin de comprobar la
existencia de un delito y la responsabilidad sobre el mismo, y decidir las posibles y distintas
respuestas legales (pena u otras salidas legales).
En 1851, Karl Mittermaier planteaba la necesidad de fundar un sistema de procedimiento
criminal que garantiza los intereses de la sociedad en la misma medida que los intereses de la
libertad individual. Este planteo nos da lugar a ver que existe un conflicto entre dos tendencias.
Una de ellas procura establecer un sistema de garantías frente al ejercicio del poder punitivo
por parte del estado, busca evitar la arbitrariedad. La otra propone una aplicación efectiva de la
coerción penal, su objetivo es la mayor eficiencia posible en la aplicación de la fuerza estatal.
No se debe suponer que cada una de las fuerzas conforman un modelo de sistema procesal
especifico. Al contrario, cada modelo de procedimiento criminal es, en realidad, una
determinada síntesis de estas dos fuerzas o tendencias. Y esta síntesis jamás debe ser
considerada como algo estático, más bien es un punto de ebullición (más que un punto de
equilibrio).

Etapas del proceso penal:

Hecho con apariencia delictiva:


Todo proceso penal comienza con un hecho con apariencia delictiva u hecho con relevancia
penal que es puesto en conocimiento del fiscal, que será quien ejerza la luego lo acción penal.

Investigación Penal Preparatoria:


Audiencia imputativa.
Es lo que en los sistemas inquisitivos se conoce como etapa de instrucción – el juez federal
Bonadío, por ejemplo, instruye –; podemos decir que se trata del proceso destinado a conseguir
evidencias, pruebas y en definitiva elementos que respalden la acusación. Es una etapa
preparatoria del juicio, se busca conocer si ese hecho con apariencia delictiva fue o no un delito,
si lo fue en que tipo penal se encuadra. Aquí el fiscal va a decidir si acusa o no, en caso de que
por ejemplo no se reúnan las pruebas necesarias o que conozca que el hecho no fue delito.
En caso de acusar podemos decir que el fiscal, mediante un escrito, le dice al sindicado como
responsable “lo acuso de matar a x persona, en tal auto, tal día y tengo tal y tal prueba que lo
demuestran”.
El juez escucha y convalida el proceso, a partir de ese momento la persona está imputada, si es
un delito menor la imputación no exige de audiencia inmutativa.
A todo ello sumamos la posibilidad de que aparezca el eventual acto privado o querellante.

Etapa intermedia:
Audiencia preliminar.
Comienza luego de la audiencia imputativa, acá se discute la acusación, sus elementos, las
pruebas presentadas, si esta tiene o no la entidad suficiente. Puede haber invalidaciones
respecto de algo.
Si la acusación prospera hallamos el auto de elevación a juicio. Respecto de esto se puede apelar
la decisión del juez cuando rechaza la petición de ir a juicio porque así finaliza el proceso y no
habría manera de corregirlo, no es apelable cuando el juez acepta la petición ya que puede ser
revisado en la siguiente instancia.

Etapa de debate:
Audiencia de juicio oral y público.
Mediante el auto de elevación a juicio la causa es llevada a juicio, que según nuestra CN debe

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ser oral y público. Acá cambian los jueces, el juez de la IPP no puede intervenir en el juicio, y a
la inversa el juez de juicio no puede intervenir en la IPP. Se busca garantizar la absoluta
imparcialidad de los jueces. Todos estos son jueces de primera instancia, que pueden ser
recusados.
Etapa principal y última. Proceso puede fenecer antes con otras salidas distintas, como la
suspensión del juicio a prueba o la aplicación de un criterio de oportunidad.

Sujetos procesales:

Podemos decir que los sujetos procesales son personas públicas o privadas que intervienen
necesaria o eventualmente en el proceso penal su carácter de titulares del ejercicio de los
poderes de jurisdicción, acción o defensa.

VICTIMA:

En los últimos años hemos visto como se habla de la víctima con mayor énfasis que en otras
épocas. Asistimos a un reconocimiento de la víctima en lo que hace a reconocerle un rol
protagónico en el proceso penal. Es que cuando se instaló el sistema inquisitivo el derecho
procesal se preocupaba por el imputado, que pasa a ser la figura central del proceso y se le
consagran así, distintas garantías. A diferencia de lo que ocurre en el proceso civil, en el proceso
penal la víctima fue desplazada por el rol de los órganos de persecución oficial del estado, el
juez y luego el fiscal.
Esto llego a ciertos límites de perversidad cuando en muchos casos el sujeto afectado por el
delito pasaba a ser una verdadera víctima del proceso, porque se la investiga con mayor énfasis
que al acusado mismo, ello muy frecuente en los delitos contra la integridad sexual, donde se
cuestiona por ejemplo “que ya había tenido relaciones sexuales, aunque tenía menos de trece”.
Al hablar de víctimas en el ámbito del Derecho Procesal Penal, existen ciertas cuestiones
terminológicas que necesariamente debemos tener en cuenta:

▪ Víctima: en un sentido amplio comprende a todo el que ha sufrido consecuencias


negativas procedentes de un delito, ya sea en su persona o en sus bienes. Podemos decir que
es el protagonista principal del proceso pero que no es parte.
▪ Sujeto pasivo del delito: esta expresión hace referencia al titular del bien jurídico
protegido por la norma y que resulta vulnerado por el hecho delictivo. En el homicidio el bien
jurídico protegido es la vida y en tal caso, el titular del mismo es el difunto.
▪ Ofendido: este es un supuesto más amplio que el sujeto pasivo, se trata de todo sujeto
que sin ser el que sufrió directamente el daño sobre el bien jurídico tutelado, lo sufre de manera
indirecta, por ejemplo, los herederos del difunto.
▪ Víctima colectiva: se trata de casos en los cuales el hecho delictivo atenta contra
intereses difusos o colectivos. La doctrina moderna señala que en estos casos, por haber
una víctima colectiva, cualquier miembro de la sociedad se podría constituir como
querellante.
▪ Damnificado: este es el concepto más amplio y abarca a todo aquel que sufrió un daño
patrimonial consecuencia del delito. Al hablar de los damnificados, debemos tener en cuenta
que este, puede ser:

o Directo: es quien sufre un daño que tiene relación causal con el hecho delictivo
en cuestión.
o Indirecto: aquel que resulta perjudicado en su persona o derechos sólo en forma
refleja, por encontrarse vinculado de alguna manera con la víctima del acto ilícito.

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La víctima y el sistema penal:

Podemos hacer una breve referencia de la relación que existió entre la víctima y el sistema penal
a lo largo del tiempo, sin indicar fechas ni lugares, es decir, tratando de esbozar las grandes
etapas desarrolladas a partir de la sociedad organizada.
En un primer momento el Estado encomendó exclusivamente al ofendido la persecución penal
estableciendo, en consecuencia, que las acciones procesales emergentes de los delitos eran solo
privadas.
Muchas veces por desidia, otras por miedo, a veces por falta de capacidad, entre otros
supuestos, la victima permanecía inactiva, frente a esto se busca un cambio fundamental en
aquellos ilícitos que se entendían causaban alarma social. Para estos supuestos – cada vez más
ampliados – el Estado se hizo cargo de la acción, que paso a ser de ejercicio público. Esto dio
lugar al nacimiento del Ministerio Publico Fiscal, encargado de su promoción y desarrollo.
Fueron muy variadas las posibilidades de actuación de este órgano, existiendo sistemas en
donde siempre que se esté ante un aparente delito de acción publica el estado debía accionar,
no pudiendo disponer de la acción una vez puesta en marcha.
Esta modalidad ocasiono una verdadera confiscación del conflicto de la víctima por parte del
Estado.
Por el contrario, también existieron sistemas en donde se dio una mayor importancia al
consentimiento de la víctima y mayores facultades a la fiscalía.

La víctima y el proceso penal:

Derechos de la victimas en el CPPSF:


El CPPSF no da un concepto de víctima. En cambio, otorga una serie de derechos a quienes
invoquen verosímilmente esta condición. Vamos a ver que en varios pasajes del código se hace
una precisión terminológica para referirse a la condición de victima de un delito y se menciona
a quienes “aparezcan” como victimas u ofendidos.
Esto es acertado, pues durante el proceso penal no puede darse por acreditada la existencia del
delito que la tiene como sujeto pasivo, sino que ello sucederá cuando exista una sentencia que
así lo indique.
Las 100 reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condiciones de
vulnerabilidad, se considera victima a toda persona física que ha sufrido un daño ocasionado
por una infracción penal, incluida tanto la lesión física o psíquica, como el sufrimiento moral y
el perjuicio económico. El termino victima también podrá incluir, en su caso, a la familia
inmediata o personas que estén a cargo de la victima directa.
El sistema penal moderno se construyó al margen de los intereses de la víctima. Paulatinamente
este panorama viene cambiando, sobre todo de a mano de los procesos de reformas que han
asumido el desprestigio y divorcio entre la sociedad y el servicio de justicia.
Se asiste a un renacimiento de la problemática de las victimas en el sistema penal y con ello a
una renovada mirada sobre derechos y el rol que les toca desempeñar.
Dispone el artículo 80 del CPPSF que las autoridades intervinientes en un procedimiento penal
garantizarán a quienes aparezcan como víctimas u ofendidos penalmente por el delito los
siguientes derechos:

▪ Trato digno y respetuoso: lo que debería ser algo obvio debió ser regulado
normativamente por cuanto el trato hacia la victima dentro del proceso penal ha sido siempre
un tanto despectivo bajo el pretexto de que no era parte del mismo.
Ello demanda que a las victimas se las atienda con sensibilidad, diferencia y oportunamente por
parte de todas las agencias que entran en contacto con ellas. Fundamentalmente en el primer
contacto con la victima con el sistema, usualmente con la policía, debido al estado de mayor
vulnerabilidad que se da en los momentos mas cercanos a la comisión de los delitos.

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▪ Derecho a la comprobación del daño y las lesiones: el CPPSF habla de la documentación


clara, precisa y exhaustiva de las lesiones o daños que se afirman sufridos por causa del hecho
motivante de la investigación.
Si bien este es un derecho integrado a la reparación, lo cierto es que más allá de que la víctima
o el ofendido ejerzan o hayan ejercido el reclamo de los daños sufridos o tengan esta
expectativa, la acreditación fáctica del hecho debe quedar siempre debidamente documentada.
Es que existe un interés del estado en garantizar el derecho de las victimas a conocer cual ha
sido el hecho que menoscabó su integridad.
Por otro lado, si bien es un fundamento que no hace directamente a la víctima, no está demás
destacar que desde la perspectiva fiscal es necesario documentar los daños y perjuicios porque
esa es una circunstancia valiosa para cuantificar la pena.
▪ Derecho a la información: la victima tiene derecho a recibir información sobre la
marcha del procedimiento y el resultado de la investigación, debiendo notificársele la fecha,
hora y lugar del juicio, así como la sentencia final cuando no concurriera a la audiencia del
debate.
Este es sin duda uno de los derechos mas importantes que tiene la victima en el marco del
proceso penal, tiene derecho a recibir información general acerca de la naturaleza del proceso
en la provincia, sus distintas etapas, los pasos que debe seguir, ante quien concurrir, derechos
que puede ejercer en cada etapa.
Ahora, no solo basta con el solo hecho de brindar información – general y especial –, sino que
esta información debe ser amigable, es decir, adecuada para la comprensión de la víctima.
En Hagelin la CSJN sostuvo que restringir el acceso de la victima o de sus familiares a causa
misma donde se va a dilucidar la existencia del delito y la responsabilidad eventual de sus
autores supone pasar por alto el desarrollo internacional de los derechos humanos.
▪ Derecho a minimizar las molestias: se deben minimizar las molestias que deban
ocasionársele con motivo del procedimiento.
Si bien es necesario que el estado cuente con el apoyo de la victima para elaborar su teoría del
caso, siempre debe requerir su colaboración atendiendo a sus necesidades y procurando una
mínima afectación a sus intereses.
Es por ello que observando el trato digno y respetuoso que se debe dispensar a la víctima, se
debe evitar que comparezca varias veces a declarar o ante distintos órganos (policía, fiscal, juez);
o que en caso de que haya padecido lesiones sea revisada por varios profesionales, primero el
medico de policía, luego el forense, situación que puede verse agravada en los delitos contra la
integridad sexual.
▪ Derecho a la intimidad: se habla de la salvaguarda de su intimidad en la medida
compatible con el procedimiento regulado por este Código.
La preservación de la intimidad de las victimas de delitos hace al derecho de protección
psicológica y psíquica, guardando estrecha y directa vinculación con el derecho a un trato digno
y respetuoso.
Estos derechos pueden verse afectados durante el procedimiento penal con la revelación
pública de sus datos de identidad, razón por la cual es un deber de los funcionarios a cargo de
las investigaciones tomen cuidados en cuanto a la revelación de datos a terceros que no son
parte de la investigación.
Los cuidados en torno al resguardo de los datos identificatorios de las victimas ingresan en un
ámbito mas complejo cuando lo que se pretende es vedar información al imputado y su
defensor. El CPPSF no contempla expresamente la posibilidad de resguardar de ellos la identidad
de la víctima, y tampoco de testigos.
Al respecto se ha sostenido que impedir que la defensa conozca a la victima o testigos que
depondrán en su contra supone una clara violación al debido proceso y la defensa en juicio.
Dado que el articulo dispone que este derecho se efectivizara en la medida que sea compatible
con el código, debe concluirse que, sin afectar dichas garantías, le puede ser vedada a la parte
el conocimiento de datos de identidad de la victima cuando hubiere razones de peso suficientes

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y acreditadas; y siempre que se trate de los primeros momentos del caso.


▪ Derecho a la protección: se habla del derecho a la protección de su seguridad, la de sus
familiares y la de los testigos que depongan a su favor, preservándolos de la intimidación y
represalia, sobre todo si se trata de una investigación referida a actos de delincuencia
organizada.
Se trata de un derecho con jerarquía constitucional, pues está regulado en el artículo 9 del
PIDCP, según el cual todo individuo tiene derecho a la libertad y seguridad personal, y por el
artículo 5 de la CADH, según el cual toda persona tiene derecho a que se respete su integridad
física, psíquica y moral.
Es un derecho fundamental puesto que no son pocos los casos en que la victima o testigos que
deponen a su favor sean intimidados, amedrentados e incluso asesinados por el hecho de
hacerlo.
Cabe mencionar que en el ámbito de nuestra provincia además se ha creado el Programa
Provincial de Acompañamiento y Protección de Victimas y Testigos y el Fondo Provincial de
Recompensas.
▪ Derecho al reintegro de lo sustituido y al cese del estado antijuridico: requerir el
inmediato reintegro de los efectos sustraídos y el cese del estado antijurídico producido por el
hecho investigado en las cosas o efectos de su pertenencia, cuando ello corresponda según las
disposiciones de este Código.
Como vemos este derecho comprende dos perspectivas. La primera corresponde al reintegro de
lo sustituido que ocurre normalmente en los delitos contra la propiedad cuando se recupera el
objeto sustraído. No obstante, tanto el MPA como el Juez de la IPP deben aquí tener en cuenta
que no haya conflictos con relación a la propiedad de los objetos, en cuyo caso las partes
deberán recurrir a la justicia civil respectiva.
Por otro lado, el derecho al cese del estado antijuridico se vincula con el artículo 207 del CPPSF,
según el cual el fiscal, la víctima, el damnificado, el querellante o el imputado, podrán solicitar
la Tribunal de la IPP que disponga provisoriamente las medidas del caso para que cese el estado
antijuridico producido por el hecho.
▪ Derecho de revisión y reclamo por demora en la investigación: la norma habla del
derecho a obtener la revisión de la desestimación de la denuncia o el archivo, y a reclamar por
demora o ineficiencia en la investigación, ante el superior inmediato del Fiscal Regional.
▪ Derecho a querellar y reclamar civilmente: la norma habla del derecho a presentar
querella y a ejercer contra el imputado acciones tendientes a perseguir las responsabilidades
civiles provenientes del hecho punible, en los términos de este Código.
Se ha discutido mucho si este derecho es o no de naturaleza constitucional. Es decir, si los
tratados internacionales de derechos humanos otorgan a las victimas de delitos un derecho a
constituirse como querellantes y entonces, el deber de las legislaciones internas de adaptarse a
esos mandatos.
Sobre esto, vamos a ver que el CPPSF contempla la figura del querellante exclusivo para los
delitos de acción penal privada y la del querellante conjunto autónomo en los demás casos.
▪ Derecho a ser oído: según la norma la victima tiene derecho a ser oída por un Juez en
audiencia pública en forma previa al dictado de las resoluciones que versen sobre la aplicación
de un criterio de oportunidad, la adopción de medidas cautelares, la suspensión del juicio
prueba, y los supuestos de procedimiento abreviado. En este último caso, también tendrá
derecho a ser oída por el Fiscal antes de la celebración del acuerdo. Durante la etapa de
ejecución de la pena en los casos de conmutaciones de penas, libertades condicionales, salidas
transitorias, cumplimiento en estado de semilibertad o semidetención, aplicación de leyes
penales más benignas y modificaciones de las medidas de seguridad impuestas. Las resoluciones
adoptadas deberán serle comunicadas por la Oficina de Gestión Judicial.
Para el supuesto que no contare con abogado que la patrocine o represente, se dará
intervención al Centro de Asistencia a la Víctima más cercano, con la antelación necesaria para
que se contacte con la víctima, a cuyos fines se le proporcionarán los datos de contacto de la

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misma.
Por otro lado, según el artículo 81 del CPPSF, desde los primeros momentos de su intervención,
la Policía y el Ministerio Público Fiscal, suministrarán a quien invoque verosímilmente su calidad
de víctima, la información que posibilite su derecho a ser asistida como tal por el Centro de
Asistencia a la Víctima u organismo pertinente, aún sin asumir el carácter de querellante. Para
el ejercicio de los derechos que se le acuerdan a quien invoque su condición de víctima, no será
obligatorio el patrocinio letrado, salvo lo dispuesto en el artículo 94, relativo a la constitución
como querellante.
Si no contara con medios suficientes para contratar un abogado, el Centro de Asistencia a la
Víctima u organismo pertinente, se lo proveerá gratuitamente.
Por decisión debidamente motivada ante el Juez interviniente, el abogado del Centro de
Asistencia a la Víctima u organismo pertinente que tuviere participación podrá no formular
instancia de querella.
Todo lo atinente a la situación de la víctima o damnificado, y en especial la reparación voluntaria
del daño, el arrepentimiento activo de quien aparezca como autor o partícipe, la solución o
morigeración del conflicto originario o la conciliación entre sus protagonistas, será tenido en
cuenta en oportunidad de:

▪ Ejercer la acción el actor penal.


▪ Seleccionar la coerción personal indispensable.
▪ Individualizar la pena en la sentencia.
▪ Modificar en su medida o en su forma de cumplimiento la pena en la etapa de ejecución.

Todos los acuerdos dirigidos al más rápido resarcimiento del perjuicio invocado por la víctima o
damnificado, podrán ser puestos en conocimiento del Fiscal y de los Tribunales intervinientes a
los fines que correspondan.

ACTOR PENAL:

Podemos decir que el actor penal es un sujeto procesal principal; es quien tiene el poder de
ejercitar la acción., haciendo valer la pretensión punitiva derivada de la afirmación de un delito
ante los tribunales. En la historia de la persecución penal, es posible encontrar distintos actores
penales:

▪ Actor penal privado: antes de que aparezca el más remoto actor penal, encontramos a
la víctima del delito, intentando perseguir a quien considera autor del mismo. En la primitiva
organización grupal de los hombres solo existía la propia confrontación ente victima y agresor.
Esta primer etapa carece de importancia en relación a la materia, sin embargo, es importante
tenerla presente por el rebote que, en la sociedad actual, se advierte respecto del uso de la
venganza privada, producto de innumerables causas que ponen en crisis al sistema estatal.
Con el origen del derecho se va perfilando esta figura; en el antiguo derecho romano – en el que
se distingue delitos públicos de delitos privados – donde, en caso de delitos privados, se puede
ver nacer la figura del actor penal privado (que puede ser la víctima o sus herederos) para
advertir que antes de emprenderla con el que considera su ofensor debe concurrir ante el pretor
para hacer su acusación.
Así la función del derecho era la de reglamentar la guerra privada, que hacia las veces de
procedimiento judicial para resolver el conflicto.
▪ Actor penal popular: en aquellos delitos que importan ofensas superadoras de un
interés meramente particular es lógico que cualquier miembro de la sociedad pueda ocupar el
lugar del actor penal.

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Esta figura, de naturaleza eminentemente política comenzó no teniendo limitaciones o


restricción, para luego imponérsele algunas como la responsabilidad penal por la acusación que
realiza.
▪ Actor penal público: surge al final de la edad media; la principal función de este fiscal
medieval era defender los intereses económicos del rey y engrosar las arcas del estado. Con el
advenimiento de los estados modernos, el fiscal pasa a cumplir funciones vinculadas al ideal de
justicia, persiguiendo a quienes se consideraban autores de delitos.

Ministerio Publico Fiscal:

Es el órgano estatal encargado de la persecución penal. Los fiscales son los titulares del ejercicio
de la acción penal publica y pública dependiente de instancia privada; aunque, eventualmente,
puede sumarse a esa investigación otro actor penal que es el querellante.
De una persecución facultativa de la víctima, se pasa a una obligación del Estado de averiguar la
verdad y perseguir al delincuente ante la comisión de un delito. Esa tarea es la que justamente
cumplen los fiscales; y si bien no hay consenso acerca de su origen, podemos considerar que
nace con el Code francés de 1808.

Ubicación institucional:
Si realizamos un análisis podemos observar que, en el derecho comparado, la figura del fiscal
aparece ubicado en diversas posibilidades institucionales:

▪ Vinculado al Poder Ejecutivo: como ocurría en nuestro sistema antes de la Reforma del
94. Se criticaba esta ubicación ya que permitía responder a los intereses del presidente de turno,
dejando de lado los intereses sociales. En opinión de Corvalán cuando los operadores políticos
son corruptos, es indiferente la ubicación del fiscal ya que esté donde esté, se desviará de todos
modos.
Muchos autores sostienen que este es el lugar que debería ocupar, siendo el Poder Ejecutivo el
que se encarga de la ejecución de las políticas criminales. Además, la inserción del Fiscal dentro
de este poder traería otras ventajas, como tener una relación más cercana con la policía cuya
colaboración es esencial para el comienzo de la persecución penal.
▪ Vinculado al poder legislativo: como sucedía en los países comunistas. La crítica es
similar a la anterior; en este caso donde hay un sistema de partido único, las influencias de éste
impiden que el fiscal ejerza correctamente su función de perseguir penalmente y termina
sufriendo los debates parlamentarios.
▪ Vinculado al poder judicial: como ocurre actualmente en Santa Fe. Se sostuvo que la
función requirente que ejerce el Fiscal es una función judicial y por lo tanto allí debía
encontrarse.
▪ Ubicación de una función autónoma o extra poder: es la que dispone nuestra
Constitución Nacional en su reformado artículo 120, según el cual Ministerio Público es un
órgano independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que tiene por función
promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los intereses generales de la
sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la República

Ministerio Publico de la Acusación:

Es el órgano del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe que se ocupa de instar la investigación
penal estatal de los delitos ya cometidos. Fue creado por la Ley Provincial N° 13.013, sancionada
el 24 de septiembre de 2009.

Misión del MPA:

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Según el artículo 1 de la ley provincial 13.013, su misión es el ejercicio de la persecución penal,


pero con un plus que hace a la esencia del sistema Procesal Penal de Santa Fe, y es que debe
hacerlo procurando la solución pacífica de los conflictos penales. En nuestro sistema no
hablamos de infracción – léase merece sanción por desobedecer –, sino que se basa en la idea
de conflicto, conflicto en el plano horizontal. Con ello quiero decir que el MPA no tiene como
único objetivo la imposición de una pena, sino que busca resolver pacíficamente los conflictos
que se suscitan entre los particulares o los particulares y el estado.
Dirige al Organismo de Investigación y a la Policía en función judicial, con la responsabilidad de
la iniciativa probatoria tendiente a demostrar la verosimilitud de la imputación delictiva. La
inobservancia de estas pautas puede dar lugar a sanciones. Además, se establece que no
interviene en cuestiones de índole extrapenal.

Autonomía e independencia:
Si bien se ubica dentro del Poder Judicial, el MPA tiene independencia para definir sus objetivos
institucionales y para actuar en consecuencia (autonomía funcional y administrativa); y también
dispone del manejo de sus recursos económicos (autarquía financiera). Ejerce sus funciones en
coordinación con otras dependencias públicas y privadas, pero sin sujeción a directivas que
emanen de órganos ajenos a su estructura.
Su actuación es siempre conforme a la Constitución Nacional Argentina, a los Tratados
Internacionales, a las leyes vinculadas y al respeto de los Derechos Humanos, en el marco de los
necesarios controles estatales y ciudadanos propios de un sistema republicano y democrático.

Principios de actuación:
Según dispone el artículo 3 de la ley 13013, el Ministerio Publico de la Acusación ejerce sus
funciones con arreglo a los siguientes principios:

▪ Ejercicio de la pretensión punitiva: ejercerá la pretensión punitiva en procura de evitar


la impunidad del hecho delictivo. Procurando aplicar la ley penal a los efectos de reparar los
derechos afectados y alcanzar el ideal de justicia, para ello utilizara las herramientas que le
brinda la ley de fondo.
▪ Objetividad: es sin duda el principio de actuación más importante; la norma dice que el
MPA debe aplicar la ley en forma justa, resguardando la vigencia equilibrada de todos los valores
jurídicos consagrados en la Constitución y en la ley. Ello nos indica que el fiscal debe actuar
objetivamente; el MPA debe incorporar todas las pruebas al proceso, aun aquellas que
desincriminen al imputado, y si no encuentra fundamentos para acusarlo debe desistir. Si
corresponde el sobreseimiento o la absolución debe pedirla, aun cuando es el fiscal el que tiene
la intención de que se condene al imputado.
▪ Respeto por los derechos humanos: su actuación debe darse de conformidad con los
principios, derechos y garantías establecidos en la Constitución Provincial, la Constitución
Nacional y Pactos internacionales, respetando y garantizando la plena vigencia de los derechos
humanos.
▪ Orientación a las víctimas: respecto de la satisfacción de sus intereses, procurando
conciliarlos con los intereses sociales.
▪ Gestión de los conflictos: debe actuar buscando la solución al conflicto que surge como
consecuencia del delito para lograr la armonía entre los protagonistas y la paz social.
▪ Transparencia: debe informar los criterios que orientan la persecución penal y los
resultados de su gestión. Dando cuenta de las actividades y resultados obtenidos, el uso de los
recursos otorgados, indicar aquellas propuestas que permitan mejorar el servicio, entre otras
cuestiones. Respetando el derecho a la intimidad y dignidad de las personas y no comprometer
las estrategias de investigación.
▪ Eficacia y desformalización: es trascendente en nuestra construcción del sistema
procesal penal, porque justamente se procura que los procesos sean agiles y simples. Se busca

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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que la única formalidad exigida sea la que la ley impone para velar por el respeto de garantías
constitucionales. Se busca desformalizar para desburocratizar el proceso.
▪ Accesibilidad: se busca la tutela judicial de las víctimas.
▪ Gratuidad: los servicios que brinde el MPA serán absolutamente gratuitos.
▪ Responsabilidad: sin perjuicio de la responsabilidad personal que les pueda
corresponder, los integrantes del MPA están sujetos a responsabilidad administrativa. El MPA
será responsable por los daños y perjuicios ocasionados por actos ilegales o arbitrarios de sus
órganos.
▪ Unidad de actuación: el Ministerio Publico de la Acusación es único para toda la
provincia; en la actuación de cada uno de sus funcionarios estará plenamente representado.

Organización:
En el artículo 13 de la ley 13013 se establece que el Ministerio Publico de la Acusación está
integrado por Órganos de Dirección, Órganos Fiscales, Órganos de Apoyo a la Gestión y Órganos
Disciplinarios. Respecto de ello debemos hacer una aclaración, y es que entre los primeros existe
una relación jerárquica, mientras que los últimos dos son órganos de apoyo, que asisten en
definitiva a la labor de los fiscales.

Órganos de Dirección:
▪ Fiscal General.
▪ Fiscales Regionales.
Órganos Fiscales:
▪ Fiscales.
▪ Fiscales adjuntos.

Órganos de Apoyo a la Gestión:


▪ Secretaria General.
▪ Junta de Fiscales.
▪ Consejos Asesores Regionales.
▪ Administración General.
▪ Auditoría General de Gestión.
▪ Escuela de Capacitación.
▪ Organismo de Investigación.
Órganos Disciplinarios:
▪ Tribunal de Disciplina.

Órganos de Dirección:

Fiscal General: artículos 14 a 16

Es el responsable de la organización y funcionamiento del MPA, con sede en la Capital de la


Provincia, es decir, Santa Fe. Se desempeña en el cargo durante seis años, no pudiendo ser
designado para el periodo siguiente.
Es designado por el Poder Legislativo de una terna de candidatos preseleccionados mediante
concurso público; la norma establece que los concursos deben garantizar la transparencia,
publicidad, excelencia y celeridad. Podrá ser suspendido o removido de su cargo, por las causales
de mal desempeño o comisión de un delito doloso, y debe decidirse por mayoría absoluta de los
miembros de cada Cámara reunidas en sesión conjunta, previo debate y audiencia del
interesado. El tramite no podrá extenderse por un plazo superior a los doce meses desde la
formulación de la denuncia, vencido dicho plazo, el proceso caducara de pleno derecho.
Por otro lado, según el artículo 16 de la ley 13013, son funciones y atribuciones del Fiscal

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Regional del Ministerio Publico de la Acusación:

▪ Ejercer la representación legal del Ministerio Público de la Acusación, determinar la


política general de la institución y fijar los criterios generales para el ejercicio de la persecución
penal.
▪ Velar por el cumplimiento de las misiones y funciones institucionales e impartir las
instrucciones de carácter general que permitan un mejor desenvolvimiento del servicio.
▪ Proponer al Poder Ejecutivo por intermedio de la Corte Suprema de Justicia el
presupuesto del Ministerio Público de la Acusación.
▪ Disponer la ejecución de las partidas para inversiones y gastos de funcionamiento
asignadas por la ley de presupuesto de acuerdo a lo establecido en la Ley de Administración,
Eficiencia y Control del Estado.
▪ Aprobar y dar a publicidad el informe de gestión previsto en la ley.
▪ Proponer al Poder Ejecutivo por intermedio de la Corte Suprema de Justicia el
nombramiento, remoción y ascensos de los miembros del Ministerio Público de la Acusación de
acuerdo a la ley.
▪ Realizar los traslados, conceder licencias y aplicar sanciones a los miembros del
Ministerio Público de la Acusación, cuando no corresponda a otro órgano.
▪ Emitir los reglamentos necesarios para el funcionamiento de las diversas dependencias
del Ministerio Público de la Acusación, fijando las condiciones de trabajo y de atención al
público.
▪ Organizar la estructura administrativa de las distintas unidades fiscales y de los órganos
de apoyo, que no pertenezcan a la órbita exclusiva de una Fiscalía Regional, de acuerdo con las
necesidades del servicio y las posibilidades presupuestarias.
▪ Crear nuevas unidades y dependencias, introducir cambios en las divisiones o secciones
territoriales y establecer la sede para su funcionamiento, para asegurar un mejor servicio, de
acuerdo con las posibilidades presupuestarias.
▪ Delegar en otro funcionario la intervención que le acuerda la normativa vigente en
cuestiones administrativas, salvo que estuviere expresamente prohibido por ley.
▪ Resolver los recursos previstos en el artículo 12 de la presente ley, que se refiere a la
solicitud de apartamiento de una causa.

Fiscales Regionales: artículos 17 a 18

En la provincia funcionan cinco fiscalías regionales, ubicadas una en cada una de las
circunscripciones judiciales; en Rosario el Fiscal Regional es Patricio Serjal.
Cada fiscal regional será jefe del MPA en la división territorial que le fue designada y es
responsable del buen funcionamiento del MPA en esa área.
Para poder ocupar este cargo es necesario cumplir con los mismos requisitos que para ser Fiscal
Regional y la designación se realiza por el mismo procedimiento. Se desempeña durante seis
años en el cargo, si a su finalización no es designado nuevamente como tal, y al momento de su
designación ocupaba un cargo dentro del MPA, vuelve a dicho cargo.
Por otro lado, y según surge de la ley 13013, son funciones del Fiscal Regional:

▪ Dirigir, coordinar y supervisar la tarea de los fiscales y órganos de apoyo y auxiliares que
de ellos dependan, a efectos del mejor desenvolvimiento de la función, evitando el uso de
prácticas burocráticas.
▪ Impartir instrucciones generales y particulares a los fiscales y fiscales adjuntos, para una
persecución penal más eficaz, propendiendo al uso de nuevas tecnologías y promoviendo la
coordinación interinstitucional con otras agencias públicas o privadas.
▪ Fijar los criterios de asignación y distribución de los casos en los que deba intervenir el

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Ministerio Público de la Acusación promoviendo prácticas flexibles y la conformación de equipos


de trabajo.
▪ Disponer los traslados y otorgar las licencias de los agentes que de ellos dependan,
dentro de los límites legales establecidos por la Ley Orgánica del Poder Judicial.
▪ Intervenir en el juzgamiento de las faltas leves de los fiscales de su jurisdicción.
▪ Las demás que establece la presente ley y todas aquellas que el Fiscal General les asigne.

Finalmente, el artículo 19 de la ley 13013 establece que, desde el momento en que presten
juramento, y hasta el cese en su función, el Fiscal General y los fiscales regionales gozan de
total inmunidad en su persona en todo el territorio provincial; no pueden ser detenidos por
autoridad alguna, salvo el supuesto de ser sorprendidos "in fraganti" en la comisión de un
delito que merezca pena privativa de la libertad, debiendo actuarse en tal caso según las
normas procesales vigentes.

Órganos Fiscales:

Fiscales: articulo 20

Los fiscales tendrán a su cargo el ejercicio de la acción penal pública de acuerdo a la distribución
de trabajo dispuesta por los fiscales regionales, quienes determinarán la cantidad, el asiento y
el área territorial de incumbencia de las fiscalías. Ejercerán la dirección de la investigación,
formularán acusación o requerimiento de sobreseimiento, aplicarán criterios de oportunidad
dentro de los márgenes legales, actuarán en juicio y podrán formular impugnaciones ante los
tribunales correspondientes, cualquiera sea su instancia. El fiscal deberá ser ciudadano
argentino, poseer título de abogado y tener, por lo menos, veinticinco años de edad, cuatro de
ejercicio de la profesión o de la función judicial como magistrado, funcionario o empleado y dos
años de residencia inmediata en la Provincia si no hubiera nacido en ésta. Serán designados por
el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea Legislativa, a través del mismo proceso que para
la designación de los Fiscales Regionales y del Fiscal General.
Tienen estabilidad en el cargo y solo pueden ser suspendidos hasta por 180 días, mediante el
procedimiento y las causales previstas para el Fiscal General.

Fiscales Adjuntos: articulo 21

Los fiscales adjuntos actuarán por delegación y bajo la supervisión de los Fiscales. En el ejercicio
de su cargo podrán intervenir en todos los actos en los que puede actuar el fiscal de quien
dependan. El fiscal adjunto deberá ser ciudadano argentino, poseer título de abogado y tener,
por lo menos, veinticinco años de edad, cuatro de ejercicio de la profesión o de la función judicial
como magistrado, funcionario o empleado y dos años de residencia inmediata en la Provincia si
no hubiera nacido en ésta. Serán designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea
Legislativa, previo cumplimiento del mismo procedimiento de selección que el previsto en el
artículo 15 de la presente ley.
Tienen estabilidad en el cargo y solo pueden ser suspendidos hasta por 180 días, mediante el
procedimiento y las causales previstas para el Fiscal General.

Agencias fiscales especiales: articulo 22

Los Fiscales Regionales pueden crear unidades fiscales especiales que actuaran en una parte o
todo el territorio de su competencia. Designara a uno de los fiscales como jefe de la unidad,
cumpliendo tareas de dirección, coordinación y enlace con la Fiscalía Regional. En Rosario, por
ejemplo, existe una unidad de flagrancia, homicidios, delitos sexuales, entre otras.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Órganos de Apoyo a la Gestión:

Secretaría General: articulo 23

El Ministerio Público de la Acusación tendrá un Secretario General encargado de brindar


asistencia administrativa y operacional al Fiscal General. Le corresponde la dirección de las áreas
del despacho de la Fiscalía General, asesoría jurídica, relaciones interinstitucionales,
comunicación, y las otras que le asigne el Fiscal General.
Será designado por el Fiscal General, previo concurso de oposición y antecedentes; concluido el
mandato del Fiscal General, cesará en el cargo.

Junta de Fiscales: articulo 24

Estará presidida por el Fiscal General, quien no tendrá voto salvo en caso de empate, y se
integrará con los fiscales regionales. Corresponden a la Junta de Fiscales las siguientes funciones:

▪ Asesorar y colaborar en la formulación de las políticas de persecución penal.


▪ Participar en los procedimientos de selección de integrantes del Ministerio Público de
la Acusación, en la forma que prevean las reglamentaciones pertinentes.
▪ Crear agencias fiscales especiales a pedido del Fiscal General.
▪ Ratificar, modificar o dejar sin efecto las instrucciones generales dictadas por el Fiscal
General, cuando ellas fueren objetadas de conformidad con el procedimiento previsto.
▪ Intervenir como tribunal de alzada en el procedimiento disciplinario que esta ley prevé.
▪ Intervenir en el apartamiento del Fiscal General.

La Junta de Fiscales deberá reunirse al menos una vez cada cuatro meses y será convocada por
el Fiscal General. La Junta sesionará válidamente con la asistencia de por lo menos la mitad más
uno de sus integrantes. Las resoluciones serán adoptadas por mayoría absoluta de los
miembros.

Consejos Asesores Regionales: articulo 25

En cada fiscalía regional actuará un Consejo Asesor Regional conformado por tres fiscales, tres
representantes de los gobiernos municipales y tres representantes de organizaciones de la
sociedad civil.
Los Consejos Regionales formularán recomendaciones en relación a las políticas de persecución
penal; plantearán observaciones o quejas sobre el servicio y asesorarán al Fiscal regional en
todas las cuestiones que éste someta a su consideración

Administración General: articulo 26

Le corresponde participar en todas aquellas actividades de elaboración, administración y


ejecución presupuestaria y gerenciamiento de recursos materiales y humanos que le sean
encomendadas por el Fiscal General. Confecciona el informe anual de gestión previsto en la ley,
debiendo someterlo a aprobación del Fiscal General.
Debe ser desempeñado por un Contado Publico Nacional o título equivalente en ciencias de la
administración; es designado por el Fiscal General previo concurso de oposición y antecedentes.

Auditoría General de Gestión: articulo 27

El Auditor General de Gestión es el encargado de velar por el correcto funcionamiento de todos


los órganos fiscales, a fin de asegurar la eficacia y la eficiencia en el cumplimiento de la actividad

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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fiscal. El Auditor posee autonomía funcional para organizar los controles y verificaciones, fijar
criterios y emitir conclusiones. Entre las distintas funciones que le asigna la ley, podemos
mencionar:

▪ Evaluar el desempeño de los órganos fiscales, identificando las buenas y malas prácticas
de actuación.
▪ Intervenir en todas las denuncias y quejas por faltas disciplinarias efectuadas contra los
fiscales, practicando la investigación de los hechos.
▪ Para el ejercicio de sus funciones la Auditoría podrá requerir informes a cualquier
funcionario del Ministerio Público y hacer inspecciones o verificaciones, entre otras cosas.

Escuela de Capacitación: articulo 29

Tendrá por función colaborar en la capacitación continua de los integrantes del Ministerio
Público de la Acusación, sin perjuicio de los convenios que puedan suscribirse con las
universidades a esos fines y de las ofertas que puedan brindar otras instituciones. Estará a cargo
de un director que será designado por el Fiscal General

Organismo de Investigaciones: articulo 30

El Organismo de Investigaciones es un órgano técnico que asiste al Ministerio Público de la


Acusación en la investigación de los hechos que se afirman delictivos. Su competencia,
estructura y funcionamiento serán regulados por una Ley Orgánica que se dictará al efecto.
Transitoriamente será regulado por el Fiscal General.

Órganos Disciplinarios:

Tribunal de Disciplina: articulo 31

Según dispone la ley 13013, el Tribunal de Disciplina, estará integrado como se detalla a
continuación:

▪ Un representante del Colegio de Abogados de otra Circunscripción Judicial en que se


desempeñe el acusado.
▪ Un senador y un diputado designados anualmente al efecto por sus Cámaras.
▪ Un fiscal regional de una circunscripción diferente a la que corresponde al acusado,
designado por sorteo; y el Fiscal General. Este último lo preside y vota sólo en caso de empate.

Instrucciones:
Según se dispone en los artículos 32 y 33 de esta ley, el Fiscal General y los Fiscales Regionales
podrán impartir instrucciones generales concernientes al servicio y al ejercicio de la función
fiscal.

Querellante:

Existe junto al Ministerio Publico, otra parte acusadora, el acusador particular o querellante
privado. Los nuevos códigos procesales incorporan la figura del querellante como una forma de
participación de la víctima en el proceso penal.

Clases de querellante:
En atención a la amplitud de facultades que le son reconocidas, podemos hablar, básicamente,
de cuatro clases de querellantes:

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Querellante exclusivo: es un sujeto procesal esencial, existe en los denominados delitos


de acción privada. Es decir, aquellos casos en los cuales la persecución penal solo puede ser
realizada por la víctima del delito. Como ocurre, en nuestro derecho, con las calumnias e injurias.
Si la víctima no querella, no hay proceso, el fiscal no puede accionar.
▪ Querellante conjunto: actúa junto al fiscal en el ejercicio de la acción penal. De acuerdo
al grado de autonomía que se le concede en el proceso este puede ser:
o Adhesivo: es propio de la legislación alemana; aquí el ofendido se introduce en
el proceso como un tercero adherente a la acusación y conclusiones del acusador público. Actúa
como colaborador del fiscal, y no puede hacer nada que el fiscal no quiera.
o Autónomo: actúa con independencia del fiscal, se dice que “puede hacer lo que
quiera en el proceso”, puede recurrir decisiones aun cuando el fiscal decida no hacerlo. Se critica
que hay “dos acusadores contra un imputado”.
▪ Querellante subsidiario: lo prevé la legislación austriaca, pero no se registra en nuestros
códigos. Este actor privado solo actúa como acusador cuando el acusador público abandona el
ejercicio de la acción. Mientras este actúe, el querellante no podrá intervenir en el proceso en
calidad de acusador.

En nuestro derecho provincial se reconoce la figura del querellante exclusivo y la del


querellante conjunto autónomo.

Querellante y delitos de acción pública: el querellante conjunto


Manuel Obarrio, autor del derogado CPPN, sostenía que no es posible desconocer a la víctima
el derecho de velar por el castigo del culpable. A partir de estas ideologías surge la figura del
querellante conjunto.
La corriente abolicionista comienza en Córdoba y desestimaba la figura argumentando que la
víctima buscaba la venganza privada y que eso era repudiable para los fines de la justicia. Lo que
la mayoría no admite, y con razón a mi criterio, es que el Estado se constituya como querellante
en los delitos de acción pública, ya que este tiene un representante que es el fiscal.
No obstante, la Constitución Nacional no prohíbe que la víctima ejerza la acción penal, es más,
puede deducirse que admite la administración de los particulares cuando implementa el juicio
por jurados.
Entre los diversos argumentos en contra de la incorporación del querellante al proceso penal,
podemos destacar:

▪ Históricos: significa la inserción de un elemento privado en un derecho público. Lo


correcto es que el acusador sea estatal y los damnificados puedan solamente ejercer la acción
civil.
▪ Subjetivos: sostiene Alfredo Vélez Mariconde que el delito es una violación al derecho
público, en cuya defensa debe recurrir el estado. El interés del querellante se limita a la
reparación pecuniaria y en muchos casos lo mueve la venganza personal, con lo cual sería una
reminiscencia a la venganza privada. Se refuta esta postura señalando que no hay que vedar el
acceso de los particulares al proceso penal, pues si interés suele ser un importante factor e
impulsor de la averiguación de la verdad.
▪ Objetivos: consideran al querellante como una fuente de entorpecimiento y dilación del
proceso. Como contestación a esta crítica se suele decir que el accionar de este actor privado
será siempre vigilado por órganos del estado.
▪ Teóricos: la coexistencia de dos acusadores significa una disminución de las energías,
tiempo y aumento de gastos. Como respuesta se ha dicho que ello es relativo, como señala
Bentham, esta doble acusación permite la complementación entre dos potencias, que traería
beneficios para el proceso.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Como vemos, ningún argumento es absoluto. Su incorporación o no será una decisión política.
Respecto de esta cuestión, debemos tener en cuenta el fallo Santillán que reconoce la
posibilidad de que el querellante acuse, aun cuando el MPF decide no hacerlo. Es un supuesto
de conversión de la acción penal publica en privada.

Querellante en el CPPSF:
Regulado entre los artículos 93 y 99. El primero de estos artículos establece que, sin perjuicio
del proceso de querella que en el código se prevén para los delitos de acción privada, podrán
constituirse como querellantes:

▪ Quien se pretendiere ofendido por el delito de acción pública: es decir, la víctima, que
puede ser tanto una persona humana como una persona jurídica.
Ahora, debe tenerse en cuenta que el concepto de ofendido es más restringido que el de víctima,
pues no toda víctima es particular ofendido. En otras palabras, no toda victima estará legitimada
para constituirse como querellante, sino solo quien revista la calidad de ofendido por el delito.
Y ofendido no es quien sufre un daño cualquiera a raíz del delito sino, tan solo, quien porta en
el contexto concreto el bien jurídico protegido por la norma penal de prohibición o de mandato
presuntamente infringida, por tanto, el bien jurídico concretamente dañado o puesto en peligro.
Debe dejarse en claro que el ofendido puede ser tanto una persona humana o jurídica.
Sin perjuicio de ello, señala Baclini, parte de la doctrina sostiene que en algunos casos se puede
extender esa regla a personas que se ven directamente dañadas por el delito en ciertos bienes
jurídicos que no son personales. Por ejemplo, si me roban el celular puedo ser yo. Si roban el
celular de la empresa, la empresa puede constituirse en querellante. Criterio amplio,
comprensivo de los damnificados directos e indirectos.
▪ Herederos legitimarios: los antes llamados herederos forzosos, son los ascendientes,
descendientes y el cónyuge.
▪ Convivientes: en los términos de los artículo 509 y 510 del CCyC, que se refiere a las
uniones convivenciales.
Respecto del conviviente según el artículo 510 del CCyC hay unión convivencial cuando:
o Los dos integrantes sean mayores de edad.
o No estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos los grados, ni
colateral hasta el segundo grado.
o No estén unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta.
o No tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra convivencia de manera
simultánea.
o Mantengan la convivencia por un periodo no menor de 2 años.
▪ Personas jurídicas: cuyo objeto sea la protección del bien jurídico tutelado en el tipo
penal, cuando se trate de delitos que afectan intereses colectivos o difusos. Pueden ser
fundaciones, asociaciones civiles, simples asociaciones, comunidades indígenas registradas
como personas jurídicas. Por ejemplo, Greenpeace ante el maltrato del ecosistema. Se trata de
personas que no tienen vinculación con el hecho u omisión materia del objeto de la investigación
penal sino un propósito declarado estatutariamente respecto de determinada circunstancia
relacionada con derechos de incidencia colectiva. Es necesario que en el contrato social figure
la defensa del bien jurídico afectado, de modo que se acredite un interés legítimo para poder
ejercer la querella.

Asimismo, dispone este artículo que el querellante goza de todos los derechos que en este
código se reconocer.

Tramite e instancia de constitución: artículos 94 a 96

La instancia deberá formularse personalmente o por representante con poder especial, y en su

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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caso con patrocinio letrado. El escrito deberá contener:

▪ Nombre, apellido, domicilio real y legal del particular.


▪ Una relación sucinta del hecho en que se funda su pretensión y el carácter que invoca.
▪ Nombre y apellido del o de los imputados si los conociera.
▪ La petición de ser tenido como querellante y la firma.

Debemos tener en cuenta que en este escrito no se debe fundar la acusación, sino únicamente
solicitar ser tenido como querellante. Para ello el sujeto debe demostrar que, en relación al
hecho en cuestión, reviste el carácter de alguno de los supuestos contenidos en el articulo 93.
La instancia debe presentarse ante el Fiscal interviniente, con una copia para cada querellado;
el Fiscal deberá comunicar al tribunal si acepta o no el pedido.
Si no hay oposición de las partes, resolverá el tribunal dando intervención directamente, además
debe comunicarlo a la Oficina de Gestión Judicial. En caso de rechazo de las partes, de los
querellados o contradicción entre los pretensos querellantes, el Fiscal remitirá la cuestión al juez
de la IPP, que convocará a audiencia dentro del plazo de cinco días y decidirá de inmediato, su
decisión es apelable.
Es fundamental tener en cuenta que la instancia podrá tener lugar hasta la audiencia preliminar,
pasado ese momento, la instancia se rechazará, sin recurso. En ningún caso paralizara la
tramitación de la causa.

Derechos y facultades: articulo 97 y 99

Sin perjuicio de los derechos reconocidos a toda víctima, quien haya sido admitido como
querellante, durante el transcurso de la Investigación Penal Preparatoria y de todo el proceso,
tendrá los siguientes derechos y facultades:

▪ Proporcionar durante la Investigación Penal Preparatoria elementos de prueba y


solicitar diligencias particulares para el esclarecimiento del hecho objeto de la misma, la
responsabilidad penal del imputado y la cuantificación del daño causado.
▪ Pedir medidas cautelares reales o personales.
▪ Asistir a las declaraciones de testigos durante la investigación penal preparatoria, con
facultad para formular preguntas y pedir aclaraciones, pero no deberá necesariamente ser
citado con anticipación, salvo que lo requiriera por escrito.
▪ Intervenir en el juicio dentro de los límites establecidos por este Código.
▪ Interponer las medidas que estime adecuadas para activar el procedimiento.
▪ Requerir pronto despacho.
▪ Formular acusación.
▪ Recurrir en los casos, por los medios y en la forma prevista para los representantes del
Ministerio Público.

La intervención como querellante no lo exime del deber de declarar como testigo. En ningún
caso su actividad estará subordinada a directivas o conclusiones del Fiscal.
Por otro lado, mediando sentencia penal condenatoria, quien hubiera actuado como
querellante podrá reclamar la indemnización por los daños sufridos.

Desistimiento: articulo 98

El desistimiento del querellante puede ser expreso o tácito, en este sentido el artículo 98 del
CPPSF establece que el querellante podrá desistir de su participación en cualquier momento,
presentando su renuncia expresa, aunque quedara obligado a las costas derivadas de su

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
19

intervención. Seguidamente, la norma dispone que se considerara que el querellante ha


desistido tácitamente cuando, sin justa causa:

▪ No concurra a prestar declaración testimonial o a la realización de cualquier medio de


prueba para cuya práctica sea necesaria su presencia.
▪ No asista a la convocatoria formulada por el fiscal.
▪ No asista a la audiencia preliminar, o no acuse válidamente.
▪ No concurra a la audiencia de debate, se ausente de ella sin autorización del Tribunal o
no formule conclusiones.

Será declarado por el tribunal de oficio o a pedido de parte, e impedirá toda persecución
posterior por parte del querellante en virtud de los mismos hechos e imputados.

ACCION PROCESAL PENAL:

Es sabido que todo hecho tiene su consecuencia, así podemos ver que, el hecho con apariencia
delictiva genera una reacción, que en el pasado se materializaba a partir del accionar del propio
damnificado.
La modernidad trae como novedad, la creación de aparatos y funcionarios ajenos al proceso
encargados de resolver estos conflictos, hay u reemplazo de la violencia privada por un sistema
de administración de justicia, y en este sentido, se suele decir que la acción es el sustitutivo
civilizado de la violencia como forma de resolución de los conflictos.
La palabra acción es uno de los vocablos que mayor número de acepciones tiene en el campo
del derecho. Siguiendo los lineamientos trazados por el profesor Adolfo Alvarado Velloso, es
conocida una suerte de “historia del pensamiento procesal”.
En un primer momento hallamos la teoría clásica; los autores vieron a la acción como un
elemento del derecho subjetivo violado. De tal modo habrá que entender que accionar es
ejercer el derecho subjetivo violado. De acuerdo a esta definición, para accionar, la ley exigirá
siempre la demostración inicial y cabal de la existencia del derecho violado en el plano de la
realidad.
Esto no es así, ya se ha visto que, en la vida jurídica, en el terreno de la actividad pueden
demandar tanto el que tiene razón, como el que carece de ella.
Por lo que concluye que no hay acción sin derecho (y viceversa), por lo tanto, la naturaleza de la
acción procesal depende de la naturaleza del derecho, que le da vida. De ello surge que la acción
procesal puede y debe funcionar con total independencia del derecho subjetivo material
violado.
Cuando se acepta generalizadamente esta afirmación se produce el segundo momento de esta
evolución. Ya no se dice más que el derecho de accionar nace de la violación de un derecho
subjetivo material.
Esto origina una pretensión, que puede permanecer y ser satisfecha en el plano de la realidad
social. Solo cuando ella pasa al plano jurídico del proceso, recibe el nombre de acción. Ello nos
lleva al descubrimiento, y es que, la acción procesal es un derecho distinto, y autónomo del
derecho subjetivo material violado. Así se la considera como un derecho subjetivo pero de
carácter público (comienza a intervenir el Estado en la formulación del concepto). Es el que la
Sociedad reconoce a los particulares para obtener la tutela del derecho material violado, por
medio de una sentencia favorable a la pretensión que la acompaña.
Con ello se cae en un nuevo error conceptual: se mantiene vigente la relación entre el derecho
material y el derecho autónomo de acción.
Frente a esta concepción, nació en un segundo momento, la teoría de la acción abstracta, según
la cual el derecho de acción se acuerda a todo quien quiera dirigirse a un Tribunal, procurando
una sentencia favorable, sin importar al efecto, si está o no asistido del derecho material que
invoca. De tal modo se otorga autónomamente y con total abstracción del fundamento factico

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
20

y/o jurídico de la demanda.


De donde resulta que se puede demandar aun sabiendo el actor que carece de derecho.
Y un tercer momento se cumple cuando se considera que el derecho autónomo y abstracto de
obrar cuenta con directo respaldo constitucional, por estar comprendido en el derecho de
petición a la autoridad.
De tal modo, mediante el ejercicio del derecho de acción por parte del actor (que ingresa al
mundo del proceso por su propia voluntad) , quien es demandado queda sujeto al proceso aun
contra su voluntad.
Sin embargo, estamos persuadidos, de que ninguna de ellas logra mostrar a la acción como lo
que realmente es, y mucho menos, cual un concepto único e inconfundible en el mundo jurídico.
Se suele definir a la acción como el derecho su subjetivo, publico, abstracto y autónomo de que
goza toda persona humana o jurídica, para postular el ejercicio de la actividad jurisdiccional.
Desde otro punto de vista, mucho más práctico, podemos decir que la acción es no es más que
instar ante una autoridad la pretensión que se tiene respecto del reconocimiento de un
derecho.

Clasificación de la acción:

Acción pública:
De conformidad con el artículo 120 de la Constitución Nacional y el 71 del Código Penal, el
ejercicio de la acción penal por el Ministerio Publico no está supeditado a ninguna actividad por
parte de los particulares. El titular de la acción pública es el estado, que la ejerce a través del
Ministerio Publico. Esta acción debe ser promovida automáticamente en toda circunstancia en
que se haya tomado conocimiento de un delito; su ejercicio puede suspenderse en virtud de la
investidura funcional del acusado, cuando sea necesario un desafuero o juicio político. En este
sentido, el artículo 71 del CP establece que, sin perjuicio de las reglas de disponibilidad de la
acción penal previstas en la legislación procesal, deberán iniciarse de oficio todas las acciones
penales, con excepción de las siguientes:

▪ Acciones públicas dependientes de instancia privada.


▪ Acciones privadas.

Respecto de este tipo de acción, se dispone en el artículo 16 del CPPSF que, la preparación y
ejercicio de la misma estará a cargo del MPA, quien podrá actuar de oficio siempre que no
dependiere de instancia privada.
Asimismo, se dispone que la participación de la víctima como querellante en el proceso no altera
las facultades que le son concedidas al MPA, ni lo eximen de sus responsabilidades. Está obligado
a ejercerla toda vez que los hechos punibles lleguen a su conocimiento, siempre que existan
suficientes indicios facticos de su existencia. Cuando sea pertinente, se aplicarán los criterios de
oportunidad legalmente establecidos.

Acción privada:
El ejercicio de la acción penal de oficio por parte del Ministerio Publico, reconoce como
excepción los llamados delitos de acción privada, en los que la ley reserva el ejercicio de la acción
penal, exclusivamente a la persona que ha sido ofendida por el hecho punible. En el artículo 73
del CP se establece que son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:

▪ Calumnias e injurias.
▪ Violación de secretos, salvo los casos de los artículos 154 y 157.
▪ Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159.
▪ Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima sea el cónyuge.

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También son acciones privadas las que, de conformidad con las normas procesales
correspondientes, surgen de la conversión de la acción pública en privada, o de prosecución de
la acción penal por parte de la víctima.
Solo puede ser ejercida mediante querella del agraviado o de sus guardadores o representantes
legales. En el caso de la acción por calumnia e injuria, esta podrá ser ejercida solo por el ofendido
y después de su muerte el cónyuge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
Según el artículo 18 del CPPSF, la acción de ejercicio privado se ejercerá por medio de querella
en la forma que este código establece.

Acción dependiente de instancia privada:


Se trata de casos en que la actividad persecutoria del estado está condicionada a que el
particular ofendido inste la acción, exigencia que se cumple cuando la víctima pone
voluntariamente el hecho en conocimiento del estado, para estimular su intervención, una vez
superado este obstáculo estamos ante un delito de acción pública. Según el artículo 72 del CP,
son acciones dependientes de instancia privada, las que nacen de los siguientes delitos:

▪ Los delitos contra la integridad sexual previstos en los artículos 119, 120 y 130 del CP,
cuando no resulte la muerte de la persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo
91, que refiere a lesiones que ocasionan enfermedades mentales, perdida de un órgano,
inutilidad permanente para el trabajo, entre otros supuestos. Si la víctima es menor de 18 años
o fue declarada incapaz el fiscal puede actuar oficiosamente.
▪ Lesiones leves, dolosas o culposas. Sin embargo, se procederá de oficio cuando
mediaren razones de seguridad o interés público.
▪ Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.

En estos casos no se procederá a formular causa sino por acusación o denuncia del agraviado,
su tutor guardador o representantes legales.
Respecto de los últimos dos incisos, se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido
contra un menor que no tenga padres, tutores ni guardador, o que lo fuere por uno de sus
ascendientes, tutor o guardador.
Cuando existan intereses gravemente contrapuestos entre algunos de estos (padres, tutores o
guardador) y el menor, el Fiscal podrá actuar de oficio cuando así resulte más conveniente para
el interés superior del menor.
Por otro lado, según el artículo 17 del Código Procesal Penal de Santa Fe, cuando la acción penal
dependiera de instancia privada, no se podrá ejercer si las personas autorizadas no formularon
manifestación expresa ante autoridad competente, de su interés en la persecución.

Instancia privada:

Como vimos hay delitos que importan una deshonra para la víctima, entonces la ley confiere a
aquella el derecho de condicionar a su manifestación de voluntad afirmativa la persecución
penal.
En efecto, la instancia es un acto que exterioriza, o la renuncia del ofendido a la reserva del
agravio ocasionado por un delito o el interés por la apertura del procedimiento judicial.

Naturaleza jurídica:
Hay quienes la sitúan en el marco de la legislación procesal y quienes la ubican en el ámbito del
derecho penal sustancial. Esta cuestión resulta de gran importancia en el supuesto del cambio
de legislación, ya que ello puede importar la aplicación del principio de benignidad o no.
Núñez señala que la existencia de la instancia es una condición de punibilidad del delito cuya
ausencia produce el efecto procesal de impedir la formación de causa.
Soler, en cambio, entiende que se trata de una condición procesal para el ejercicio de la acción

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penal.
Por su parte, señala Ramón Teodoro Ríos – con quien coincido – que la instancia es un
presupuesto procesal de la decisión material, y por ello, su ausencia en casos en que es exigida
conduce al archivo de lo actuado, y no a un fallo absolutorio.
Además, señala este autor, su carácter procesal no es un óbice para su ultra actividad o
retroactividad a tenor del principio de benignidad, dado que la expresión ley contenida en el
artículo 2 del Código Penal no se circunscribe únicamente a la legislación que modifica la parte
especial, sino que comprende aun las normas extrapenales, y con mayor razón las normas
procesales.

Caracteres:
Señala con precisión Clariá Olmedo que son caracteres o notas distintivas de la instancia privada:

▪ Libre: es su característica más importante, el titular del poder puede ejercerla o no, a su
exclusiva voluntad.
▪ Fugaz: el poder de instar se agota simultáneamente con su ejercicio, de tal forma que
una vez ejercida su titular no puede interferir en la iniciación y desarrollo del proceso. Es un acto
irretractable.
▪ Indivisibilidad subjetiva: dado que la acción es de ejercicio público el titular no puede
con su instancia limitar la persecución hacia alguno de los involucrados en el delito; si retira el
obstáculo, la acción se promoverá contra todos los involucrados.
▪ Inextensibilidad objetiva: solo aquellos hechos descriptos en la instancia podrán ser
abordados judicialmente; en este sentido el limite a la persecución penal lo pone la propia
víctima, por ejemplo, si quien es víctima de abuso sexual con acceso carnal, insta la persecución
por un abuso simple, el fiscal debe limitarse a esa acusación.

Criterios de oportunidad: artículos 19 a 23

Antes de la entrada en vigencia de la nueva legislación procesal en la provincia de santa fe, la


única forma de disponer de la acción por parte del fiscal era dejar correr el plazo de prescripción.
El nuevo sistema procesal de la provincia de Santa Fe reconoció la imposibilidad de perseguir
absolutamente todos los delitos, así el artículo 19 del Código Procesal Penal de Santa Fe dispone
que el Ministerio Público de la Acusación podrá no promover o prescindir total o parcialmente,
de la acción penal, en los siguientes casos:

▪ Cuando el Código Penal o las leyes penales especiales lo establezcan o


cuando el Tribunal lo permita: se autoriza a prescindir legalmente de la pena. Por ejemplo,
cuando se trata de un delito imposible; desistimiento voluntario en la tentativa.
▪ Cuando se trate de hechos que por su insignificancia no afectan el interés
público, salvo que fuesen cometidos por el funcionario en ejercicio o en razón de su cargo: la
teoría de la insignificancia fue desarrollada por Roxin en Alemania como una limitación a la
imputación objetiva; por ejemplo, si me arrancan un pelo hay una lesión a mi integridad física,
pero tal es insignificante. No aplica si el delito fue cometido por un funcionario público en
ejercicio o razón de sus funciones o que se usen armas de fuego. Además, se exige la reparación
del daño en la medida de lo posible, o que haya afianzado su reparación.
▪ Cuando las consecuencias del hecho sufridas por el imputado sean de tal
gravedad que tornen innecesaria o desproporcionada la aplicación de una pena: Esto es lo que
se denomina pena natural, que se define como el mal grave que se auto infringe el autor con
motivo del delito. Ejemplo, el autor de un homicidio culposo que pierde a toda su familia en el
accidente. Salvo que medien razones de seguridad o interés público. Se exige la reparación de
los daños, o que afiance su reparación.
▪ Cuando la pena en expectativa carezca de importancia en relación a la

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pena ya impuesta por otros hechos: por ejemplo, si un condenado a prisión perpetua agrede a
un guarda cárcel. Qué sentido tiene agregarle la pena de seis meses que le pudiera
corresponder, si está condenado a perpetua.
▪ Cuando exista conciliación entre los interesados y el imputado haya
reparado los daños y perjuicios: procede en los delitos de contenido patrimonial, cometidos sin
violencia física o intimidación, salvo que existan razones de seguridad o interés público, o se
encuentre comprometido el interés de un menor.
▪ Cuando exista conciliación entre los interesados y el imputado: procede
en los delitos culposos, lesiones leves y amenazas y/o violación de domicilio, salvo que existan
razones de seguridad o interés público, o se encuentre comprometido el interés de un menor.
Debe reparar los daños o asegurar su reparación.
▪ Circunstancias especiales en el imputado: que este afectado por una
enfermedad incurable en estado terminal, según dictamen pericial, tenga más de setenta años,
y no exista mayor compromiso para el interés público.

Mediación: articulo 20
A los efectos de lograr la conciliación (inciso 5 y 6 del art. 19) se establecerán procesos de
mediación, según la reglamentación respectiva, asegurando la dignidad de la víctima, del
imputado y la igualdad de tratamiento de ambos.
La mediación es un método de resolución alternativa de conflictos y se la define como un
procedimiento no adversarial en la que un tercero neutral (mediador), que no tiene poder sobre
las partes, ayuda a estas a que en forma cooperativa encuentren el punto de armonía en el
conflicto

Trámite: articulo 21
La aplicación de un criterio de oportunidad puede ser solicitada por el Fiscal o el imputado, en
ambos casos debidamente fundamentado. El Tribunal deberá comunicar a la víctima, aun
cuando esta no estuviera constituida como querellante, quien deberá ser oída pudiendo
formular su oposición.
En todos los casos en los que la víctima haya aceptado la aplicación de un criterio de oportunidad
se entiende que renuncio a su derecho a concurrir como querellante exclusivo.
Cuando el criterio de oportunidad se pretenda aplicar sobre delitos cuya pena máxima fuese de
seis años o más de prisión o reclusión, se requiere el acuerdo del Fiscal Regional
correspondiente.

Resolución: articulo 22
En caso de controversia entre las partes, u oposición de la víctima, a pedido del interesado, se
llamará a audiencia para resolverlo. Si el tribunal admite el criterio, la acción pública se tramitará
conforme lo previsto para el procedimiento de querella, cualquiera fuese el delito del que se
trate. La querella deberá presentarse dentro de los 60 días hábiles desde la notificación de la
resolución.
La víctima tendrá el derecho y el Estado el deber de asegurarle asesoramiento jurídico cuando
no pudiese afrontar los gastos en forma particular.
Vencido el término, la acción penal queda extinguida para el autor o participe a cuyo favor se
aplicó el criterio de oportunidad, salvo el inciso 2 del artículo 19 en el cual los efectos se aplican
a todos los partícipes.
Según el artículo 23 del CPPSF, el Fiscal podrá solicitar la aplicación de criterios de oportunidad
hasta el momento de la audiencia preliminar del juicio.

Conversión de la acción:

Como dije antes, también se considera acción penal privada, la que resulta de la conversión de

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la acción penal publica, en privada, y ello, puede darse por tres motivos:

▪ Aplicación de un criterio de oportunidad.


▪ Archivo de la causa.
▪ Desistimiento por parte del fiscal.

En todos los casos la victima cuenta con un plazo de sesenta días, desde que la decisión firme
de aplicar el criterio, archivar o desistir, por parte del fiscal le fue comunicada.

Obstáculos procesales: artículos 26 a 33

Según el artículo 26 del CPPSF, si el ejercicio de la acción penal dependiera de desafuero, juicio
político o enjuiciamiento, se observarán las condiciones y límites establecidos por esta ley. Se
trata de ciertos privilegios procesales de los que goza una persona en virtud del cargo que
ocupan.

Desafuero: articulo 27
Según el artículo 51 de la Constitución de Santa Fe, ningún miembro de ambas Cámaras puede
ser acusado, perseguido o molestado por las opiniones o los votos que emita en el ejercicio de
sus funciones. Sin autorización de la Cámara a que pertenece, acordada por dos tercios de los
votos de los presentes, no puede ser sometido a proceso penal.
Sin la misma autorización tampoco puede ser detenido, o de alguna manera restringido en su
libertad personal, salvo si es sorprendido en el acto de cometer un delito que no fuere
excarcelable, en cuyo caso se comunicará a la Cámara respectiva, con sumaria información del
hecho, a fin de que resuelva sobre la inmunidad del detenido.
La decisión de las Cámaras que disponga la suspensión de la inmunidad puede comprender
también la suspensión en el ejercicio de las funciones del cargo.
El artículo 27 del CPPSF dispone que cuando hubiera mérito para formular acusación respecto
de un legislador o miembro de una convención constituyente, el Fiscal se abstendrá de hacerlo
y así lo declarará por requerimiento fundado, solicitando a la Cámara o cuerpo respectivo el
desafuero correspondiente.
En la investigación preparatoria que brinde sustento probatorio a la decisión, no se aplicarán
las disposiciones que impliquen una sujeción al proceso, o el ejercicio del poder coercitivo
respecto del afectado, pero podrán recibírsele a éste las explicaciones y pruebas que quiera
proporcionar. A tal efecto podrá llamárselo a prestar declaración, pero, si no concurre, no podrá
forzárselo.
Removido que fuera el obstáculo constitucional, se formalizará la audiencia imputativa, cesando
las restricciones al procedimiento común.
Cuando el afectado fuera detenido, en los casos autorizados por la Constitución y la ley, el fiscal
pondrá inmediatamente el hecho en conocimiento de la Cámara o cuerpo al que pertenezca, a
fin de que resuelva sobre el privilegio y la cautela. Se pondrá también en su conocimiento la
causa que existiera pendiente contra quien, estando acusado, hubiera sido elegido legislador o
convencional, suspendiéndose el procedimiento a su respecto hasta que se produzca el
desafuero.
Para los demás se consagra la inmunidad de arresto, por lo que debe cumplirse el requisito del
desafuero, procedimiento en cuya virtud una vez examinado el mérito del sumario en juicio
público, cada Cámara con dos tercios de votos, puede suspender en sus funciones al acusado y
ponerlo a disposición del juez competente.

Antejuicio: articulo 28
Respecto de un funcionario sujeto a juicio político o comprendido en la ley de enjuiciamiento de
magistrados por delito que constituya causal de destitución, se procederá conforme al artículo

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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anterior en lo que fuera aplicable, librando el Fiscal las comunicaciones pertinentes al Tribunal
de enjuiciamiento que corresponda. En caso que la ley autorizara la detención del afectado, se
lo pondrá a disposición del Tribunal de enjuiciamiento.
Conforme surge de los artículos 78, 81, 82 y 98 de la Constitución de la Provincia de Santa Fe,
debe ser sometidos a juicio político el Gobernador, los Ministros, el Fiscal de Estado, los
miembros de la CSJSF y los del Tribunal de Cuentas. Por otro lado, deben ser sometidos a un jury
de enjuiciamiento todos los magistrados – salvo los de la CSJSF – por mal desempeño o comisión
de un delito.

Si el desafuero es negado o no se produce la destitución, el Fiscal declarará que no se puede


proceder y dispondrá el archivo de las actuaciones.

Cuestiones previas penales: articulo 30


Cuando la solución de un proceso penal dependiera de otro proceso penal y no correspondiera
la acumulación de ambos, el ejercicio de la acción se suspenderá en el primero, cumplida la
etapa de Investigación Penal Preparatoria, hasta que en el segundo se dicte sentencia firme.

Cuestiones previas no penales: articulo 31


Cuando la existencia del delito dependiera de cuestiones previas no penales, el ejercicio de la
acción penal podrá suspenderse, hasta que el órgano correspondiente dicte resolución que haya
quedado firme. La suspensión no impedirá que se realicen los actos de la Investigación Penal
Preparatoria.

Prejudicialidad: articulo 32
Cuando la existencia del delito dependiera de cuestión prejudicial establecida por la ley, el
ejercicio de la acción penal se suspenderá, hasta que en la jurisdicción respectiva recaiga
sentencia firme con valor de cosa juzgada en sede penal. La suspensión no impedirá que se
realicen los actos de la Investigación Penal Preparatoria.

Cuando se dedujera una cuestión previa o prejudicial, el Tribunal la sustanciará y al resolver


podrá apreciar, si la cuestión invocada es seria, fundada y verosímil. En caso de que
apareciera opuesta con el exclusivo propósito de dilatar el proceso, autorizará la
continuación del trámite.

Excepciones:

ORGANO JURISDICCIONAL:

Jurisdicción penal:

Se denomina jurisdicción a la facultad (poder) que el estado confiere normativamente a ciertos


órganos propios, de decidir o dar solución a conflictos sociales, conforme a su ley, planteados
entre los individuos que, transitoria o permanentemente, caen bajo su soberanía o entre esos
individuos y el mismo estado, decisión o solución que respalda y cumple con su propia fuerza
pública, si fuera necesario.
La jurisdicción penal no es más que esa misma facultad o poder de juzgar, referida a esa porción
del orden jurídico que denominamos penal, porque la consecuencia característica es una pena
(o medida de seguridad en ciertos casos).
La definición del concepto de jurisdicción ha dado por resultado un debate entre muchas teorías
objetivas y subjetivas que se disputan entre ellas el acierto o que critican el error de su contraria.
Todas esas teorías persiguen, únicamente, describir aquello que para cada una significa
administrar justicia, desde el punto de vista de un estado moderno.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Según el artículo 36 la jurisdicción se extenderá al conocimiento de los hechos cometidos en el


territorio de la provincia y afirmados como delictuosos por el actor penal, con excepción de
aquellos de jurisdicción federal o militar.
En definitiva, se trata de la facultad que tiene el estado para administrar justicia en un caso
concreto por medio de los órganos constituidos a tal efecto.
Para que tal facultad pueda ser cumplida adecuadamente, se reconoce desde antaño el ejercicio
de la función admite ser compuesto por los siguientes elementos (o atribuciones concurrentes
de los jueces):

▪ Notio: es la facultad que tienen los jueces para conocer una determinada causa, es decir,
conocer un conflicto de intereses entre los individuos bajo su soberanía.
▪ Vocatio: es la facultad para compeler a las partes a que comparezcan al proceso.
▪ Coertio: es la facultad de recurrir a la fuerza publica para el cumplimiento de los actos
del proceso, a fin de hacer posible el desarrollo del mismo. Se ejerce sobre las personas y las
cosas.
▪ Iudicium: sin dudas es el elemento mas importante del que se compone la jurisdicción,
refiere a la facultad de los magistrados de resolver el litigio cona autoridad de cosa juzgada.
▪ Executio: esta potestad permite a los jueces recurrir al auxilio de la fuerza publica para
lograr la ejecución de la sentencia no acatada espontáneamente por las partes.

Prestigiosa doctrina contemporánea otorga al vocablo jurisdicción solo contenido de procesar,


excluyendo de el a la actividad de sentencias; congruente con ello, la sentencia no es un acto
del proceso. Otros autores, en cambio, se limitan a ignorar el problema y, sin prestar atención a
las distintas actividades cumplidas en la realidad, afirman que la sentencia es el acto
jurisdiccional por excelencia.
Toda la actual concepción del fenómeno jurisdiccional deja sin explicar el arbitraje privado.
Coincidió recién con la crisis de la romanidad la crisis que hizo enteramente al proceso, lo cual
se logró no por un ideal ético sino por el exclusivo interés de lograr una efectiva pacificación de
los pueblos; y dentro de estos límites, el paso de un sistema a otro tuvo una exclusiva finalidad
política.
De esta manera, resulta evidente que toda tarea de conceptuar que asigne este de modo
excluyente al estado y, al mismo tiempo, niegue este carácter a la pura ejecución no condice
con la realidad jurídica imperante. No debe concretarse a mostrar lo judicial diferenciándolo
solo de lo administrativo, sino también de lo arbitral.

Caracteres de la jurisdicción penal:


▪ Autoritaria: es la nota básica de la jurisdicción penal, ella es una expresión de la
soberanía estatal en tanto consiente, básicamente, en imponer penas o medidas de seguridad
y coerción. Lo que denota el autoritarismo de la jurisdicción proviene de la manera según la cual
el estado reacción, por regla general, a la infracción de sus reglas, y es que el estado
normalmente lo hace de oficio.
▪ Personalización: esto es la referencia del litigio a un conflicto definido – por alguien
ajeno al tribunal – que se pretende solucionar mediante una decisión particularizada.
▪ Dependencia de la verdad: respecto de este punto, Maier señala que la verdad, y no la
autoridad, preside el juicio.

Competencia:

Es muy difícil que, en cualquier estado, un juez ejerza una jurisdicción ilimitada en todas las
materias posibles. La forma de limitar la jurisdicción es, dice Binder, lo que se denomina
competencia. La competencia es una porción de la jurisdicción en manos de un miembro del
sector público.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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La competencia es la aplicación práctica de la jurisdicción, porque las reglas de competencia


indican la capacidad de un órgano estatal para ejercer el poder de juzgar. La razón de ser de
estas reglas reside en la cantidad de asuntos que deben tramitar y juzgar los tribunales, por eso
la misión de la competencia es ordenar la jurisdicción.
Como señala Couture, la relación entre la jurisdicción y la competencia es la que existe entre el
todo y la parte; todo juez tiene jurisdicción, pero no todos tienen competencia, porque esta
refiere a una materia específica, es una porción de la jurisdicción.

Competencia ordinaria y especial: artículos 37 a 39


La distinción entre la competencia federal y la ordinaria (local) tiene como fundamento
histórico-político el sistema federal adoptado constitucionalmente por la República Argentina.
El régimen federal adoptado por el Constituyente da lugar a la existencia de un doble orden
judicial en la República Argentina, constituido por el Poder Judicial de la Nación y los Poderes
Judiciales de las Provincias y de la C.A.B.A. ello nos lleva a tener que precisas pautas de prioridad
de juzgamiento.
Respecto de ello es importante aclarar que el CPPSF utiliza la voz jurisdicción, para referirse a la
competencia federal, algo que no merece objeciones – dice Corvalán – porque le ha sido
adjudicada por una autoridad distinta a la provincial.

Jurisdicciones especiales:
A partir de lo dispuesto en el artículo 37, en caso de que a una misma persona se le imputen uno
o más delitos de jurisdicción local y, uno o más de jurisdicción militar o federal, esta última tiene
preferencia. Ambos procesos pueden tramitarse en simultaneo siempre que ello no obstaculice
la actividad procesal.

Jurisdicciones comunes:
Si a una persona se le imputan delitos de jurisdicción local y otros de otra provincia, esta tiene
prioridad de juzgamiento, siempre que el imputado tenga prisión preventiva o el delito allí
cometido sea de mayor gravedad.
Cuando la situación cautelar del imputado en las distintas jurisdicciones sea similar y los delitos
fueran de la misma gravedad tendrá prioridad de juzgamiento el tribunal que previno.

Unificación de penas:
El artículo 39 del CPPSF se refiere a la unificación de penas, cuestión esta regulada en los
artículos 58 y 27 del CP, en tales casos dice la norma el Tribunal de Juicio o Juez de Ejecución,
según corresponda, actuará de conformidad con la ley de fondo.
Cabe recordar que el artículo 58 del Código Penal contempla el principio de pena total o
prohibición de coexistencia de penas independientes, disponiendo que en cualquier caso
procede la unificación de condenas.
En primer término, debe hacerla el tribunal que pronuncia la ultima sentencia, correspondencia
que lo haga de oficio. Así, resulta competente el Tribunal de Juicio.
No obstante, cuando ello no ocurra por error o defecto en la información – remitida al RUAP y
RNR – para evitar una violación a la pena total, corresponde hacerlo al juez que haya aplicado la
pena mayor a pedido de parte y sin alterar las declaraciones de hechos contenidas en las otras.
Si las penas son iguales puede hacerse ante cualquiera de ellos, en opinión de Baclini.

Competencia Federal:
Como es sabido, nuestro país ha adoptado el modelo federal para su forma de gobierno, es así
que conviven el Poder Judicial de la Nación y el de las respectivas provincias. Es la propia
Constitución Nacional en su artículo 116 la que viene a determinar o fijar la competencia del
Poder Judicial de la Nación. Dicha norma se vio complementada luego con la sanción de la ley
48, considerada un “verdadero código en materia de jurisdicción y competencia federal”.

LORENZO GROSSO
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Para el mejor estudio de la competencia federal, es correcto adoptar el criterio clasificador de


la materia, el lugar y la persona.
Competencia en razón de la materia:
Dice Corvalán que hay competencia federal cuando el hecho afecta una norma que, por su
categoría esta predispuesta para protección de un interés nacional, como pueden ser la
soberanía y la seguridad. Hay que analizar el bien jurídico tutelado en el caso concreto, puesto
que un delito común como el homicidio podría dar lugar a la competencia federal si, por
ejemplo, se mata para impedir las elecciones.
También ubicamos aquí aquellas causas, dice el artículo 116 de la CN, regidos por la Constitución
Nacional – con las reservas del artículo 75 inciso 12 –, leyes de la Nación (las que el articulo 31
menciona como ley suprema) y tratados internacionales.

Competencia en razón de las personas:


Ciertas causas caen bajo la competencia de los tribunales federales en razón de que en ellas se
encuentran involucradas ciertas personas; así, según el artículo 116 de la CN, corresponde a la
Corte Suprema de Justicia de la Nación y los tribunales inferiores de la nación entender:

▪ Causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros.


▪ Causas de almirantazgo y jurisdicción marítima.
▪ Asuntos en los que la Nación sea parte.
▪ Causas entre dos o más provincias, entre una provincia y vecinos de otra, entre
vecinos de diferentes provincias, y entre una provincia o sus vecinos y un estado o ciudadano
extranjero.

Competencia en razón del lugar:


Aquí se tiene en cuenta el lugar en que fue cometido el hecho. Así, se dice que existe
competencia federal cuando el hecho se comete en un lugar donde la Nación tenga un poder
exclusivo y excluyente.
Si ese territorio se encuentra en las provincias, es federalizado, por compra o cesión en favor de
la Nación. Otro ejemplo lo constituyen los buques de guerra de bandera argentina, aun cuando
el delito haya ocurrido en alta mar.
Pero no solo es el lugar, sino la afectación de los fines que justifiquen que ese territorio exista
como nacional; por ejemplo, no será delito federal el cometido en la Facultad de Derecho de la
UNR, si no afecta el normal desenvolvimiento de la enseñanza universitaria, si lo será la amenaza
que un alumno recibe allí para abandonar sus estudios.

Para cualquiera de los criterios expuestos, la adjudicación de la competencia federal será


siempre analizada restrictivamente, porque su intervención es excepcional, siendo lo
ordinario que actué la justicia provincial.

Organización de los Tribunales de Justicia Penal de Santa Fe:

Competencia material:

La organización de la judicatura penal en la provincia de Santa Fe está contemplada por la ley


13.018, del año 2009. Según el artículo 15 de la ley 13018 la actividad jurisdiccional en las etapas
de investigación, juzgamiento, recursos y ejecución penal, correspondientes a delitos imputados
a personas mayores de dieciocho años, será desempeñada por los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia, los jueces de Cámara y los Tribunales de Primera Instancia. Quedan
excluidos los asuntos referidos a justicia de faltas y menores, salvo en materia recursiva
A partir de lo dispuesto en dicha ley y normas del CPPSF, podemos observar la existencia de la
siguiente estructura vertical:

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Corte Suprema de Justicia.


▪ Cámara de Apelaciones.
▪ Tribunal de Primera Instancia.

Corte Suprema de Justicia de Santa Fe:


Según el artículo 40 del CPPSF, le corresponde entender el recurso de revisión de sentencias
condenatorias o que apliquen una medida de seguridad en los procesos penales, en los casos
autorizados por el mismo código. Por otro lado, el artículo 16 de la ley 13018, le asigna
competencia para intervenir en causas penales en los casos previstos por la Constitución
Provincial y demás leyes.
Conforme el artículo 92 de la Constitución de Santa Fe, por dar un ejemplo, la CSJSF ejerce la
superintendencia general de la administración de justicia.

Cámaras de Apelaciones en lo Penal:


Según dispone el CPPSF, en forma coincidente con lo que establece la ley 13018, cada Cámara
de Apelación conocerá:

▪ Recursos que se interpongan contra las sentencias y resoluciones de los


tribunales de la IPP, del juicio penal, de faltas y de ejecución penal.
▪ Quejas.
▪ Conflictos de competencia y separación.
▪ Todo otro caso que disponga la ley.

Por otro lado, según dispone la ley 13018 en su artículo 14, en cada una de las circunscripciones
judiciales se constituirá un Colegio de Cámara de Apelaciones en lo Penal, con asiento en Vera,
Rafaela, Santa Fe, Rosario y Venado Tuerto.
Estos Colegios se integran, como mínimo, con cuatro jueces y se dividirán en salas para la
adjudicación de las cuestiones a resolver. La integración unipersonal o pluripersonal de la Sala
que deba intervenir en cada caso, se realizará a través de un sorteo efectuado por la oficina de
gestión judicial, la que deberá procurar el reparto equitativo de tareas.
Las salas unipersonales intervienen en todas las cuestiones de su competencia excepto cuando
se trata una apelación contra el juez de juicio, en cuyo caso debe ser pluripersonal, con un
numero de tres jueces.

Jueces y Tribunales:
La ley 13018 establece que, en aquellos distritos judiciales donde existan cuatro o más jueces
penales de primera instancia se constituirán Colegios de Primera Instancia. Además, se dispone
que la Corte Suprema de Justicia podrá constituir Colegios de Jueces de Primera Instancia
Interdistritales.

▪ Tribunales de Juicio: juzgarán todos los hechos afirmados como delitos dolosos o
culposos por el actor penal. Actor penal que, de conformidad con la ley 13018, será siempre
mayor de edad, respecto de esto, el artículo 47 del CPPSF establece que, para determinar la
competencia por razón de la edad, se tendrá en cuenta la fecha de comisión del hecho (y no la
del inicio del proceso).
El Tribunal se integrará unipersonalmente, salvo cuando el fiscal o el querellante, en su caso,
hubiesen solicitado la aplicación de una pena privativa de libertad de doce años o más, en cuyo
caso se integrará con tres jueces. La eventual modificación del pedido de pena en el transcurso
del juicio, no alterará la integración del tribunal. Este supuesto de integración pluripersonal del
tribunal no presenta mayores complicaciones, puesto que se trata de un parámetro objetivo, la
pena es o no es igual o mayor a doce años.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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También se integrará pluripersonalmente, cualquiera sea la pena solicitada, cuando la


complejidad del asunto o razones excepcionales así lo aconsejen. Esta segunda excepción si
puede ofrecer problemas por la amplitud del texto. Que se entiende por complejidad del asunto
o razones excepcionales. En cualquier evento, los aspectos deben ser invocados por las partes y
acreditados por ellas en audiencia. Baclini señala que algunos elementos objetivos que permiten
presumir existe complejidad del asunto son la pluralidad de sujetos, la complejidad de objetos
procesales, gran cantidad de prueba a producir, entre otros.
▪ Tribunales de la IPP: efectuarán un control de legalidad procesal y resguardo de las
garantías constitucionales de acuerdo a las facultades que este Código otorga, resolviendo las
instancias que formulen las partes y los incidentes que se produzcan durante esa etapa.
Las distintas reformas procesales que entregaron la función de investigar los delitos a los fiscales
procuraron, entre otras cosas, hacer posible la tarea del controlar de las garantías de las
personas durante la investigación, puesto que se trata de una etapa en donde estas se ven
potencialmente vulneradas.
Su conformación será siempre unipersonal en razón de que todas sus decisiones relevantes
pueden ser revisadas por vía del recurso de apelación.
Resulta importante concebir a esta jurisdicción como de garantías. Se trata de jueces llamados
a intervenir en la instancia de preparación del caso e investigación.
▪ Tribunales de ejecución: tendrá a su cargo el control del cumplimiento de las penas y
medidas de seguridad y demás funciones que este Código les asigne, así como la resolución de
las instancias o incidentes que se formulen.
Surge claro que su intervención es posterior al dictado de una sentencia condenatoria firme,
velando por su cumplimiento.
El control de garantías constitucionales en el marco del cumplimiento de las penas no siempre
ha ocupado el lugar que merece, sobre todo si se tiene en consideración que constituye un
ámbito de constante tensión y muy propensa a la lesión de derechos y garantías de los
condenados.
Sobre esto no podemos dejar de tener en cuenta lo analizado en la unidad 2 respecto a las
condiciones carcelarias, fundamentalmente la disposición del artículo 18 de la CN.

Por otro lado, según el artículo 22 de dicha ley los jueces que integran los Colegios de Primera
Instancia cumplirán, indistintamente, las tareas de juicio oral, investigación penal preparatoria,
ejecución y demás competencias adjudicadas por la ley. El Colegio se dividirá en dos secciones,
la correspondiente al juicio oral y la que se refiere al resto de las competencias. Los jueces se
adjudicarán de manera anual en una u otra sección en función de las necesidades del servicio
por parte del juez coordinador (quien dirige el colegio de algún modo).

Oficina de Gestión Judicial:

En la antigua organización de la judicatura de la provincia, el juzgado debía, por decirlo de algún


modo, resolver todo. Estaba a su cargo no solo la tarea de administrar justicia, sino también las
tareas administrativas relacionadas a cada caso concreto; debía notificar al juez, verificar que el
imputado esté presente en la audiencia, que cuente con asistencia y demás cuestiones.
Para descomprimir el sistema se crearon las llamadas Oficinas de Gestión Judicial, con el objeto
de eliminar todas aquello no jurisdiccional de las tareas de los jueces.
Es un órgano de carácter instrumental que sirve de soporte y apoyo a la actividad jurisdiccional.
Su estructura es establecida por la Corte Suprema de Justicia en cada circunscripción, a
propuesta del Colegio Pleno.
Según dispone la ley 13013, es el órgano encargado de desarrollar la actividad administrativa de
los Colegios de Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Primera Instancia. Cada colegio contara
con una oficina de gestión judicial a la cual le está vedado realizar tareas jurisdiccionales. La
oficina depende de la CSJ.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
31

Donde no exista un colegio de jueces se deberá designar personal de los órganos judiciales
penales a los efectos de que sean asistidos en cuestiones estrictamente administrativas, a cargo
del Colegio de la Cámara de Apelaciones de la Circunscripción.

Principios:
Según el artículo 31 de la ley 13018, la oficina de gestión judicial es una organización de carácter
instrumental que sirve de soporte y apoyo a la actividad jurisdiccional. Su estructura se sustenta
en los principios de jerarquía, división de funciones, coordinación y control. Actúa con criterios
de agilidad, desformalización, eficacia, eficiencia, racionalidad del trabajo, responsabilidad por
la gestión, coordinación y cooperación entre administraciones, a fin de brindar un acceso
jurisdiccional eficaz. La administración de la oficina deberá realizar los esfuerzos necesarios,
para mantener la coordinación y comunicación con las distintas dependencias del Estado que
intervienen regularmente en un proceso penal. El diseño de la oficina de gestión judicial debe
ser flexible. Su estructura deberá ser establecida por la Corte Suprema de Justicia en cada
circunscripción, a propuesta del Colegio en pleno.

Encargado de la oficina:
Cada oficina deberá contar con un director y uno o más secretarios según las necesidades. Estará
a cargo del director, quien indefectiblemente debe contar con título universitario con
incumbencias en administración o ingeniería industrial.
Entre las distintas tareas asignadas a la oficina de gestión podemos mencionar:

▪ Director:
o Dirigir la oficina de gestión judicial, siendo responsable de todas sus áreas.
o Decidir con relación al personal, lo relativo a: permisos, traslados, licencias y todo
aquello que sea inherente al manejo de los recursos humanos de la oficina de gestión judicial de
acuerdo a lo establecido por la ley 10160 y en su caso comunicarlo al juez coordinador.
o Mantener el suministro de insumos necesarios en los despachos judiciales bajo
su órbita.
o Coordinar con los directores de las otras oficinas de gestión judicial, el buen
desempeño de las funciones en conjunto y proponer al juez coordinador la formación de
servicios comunes. Controlar y evaluar la gestión administrativa y financiera.
o Rendir cuentas, efectuar propuestas al juez coordinador y elaborar el informe
anual de gestión que se elevará al colegio en pleno.
o Coordinar aquellas acciones que permitan el buen desenvolvimiento de la
función jurisdiccional y gestión del despacho y las relaciones administrativas con las oficinas
respectivas del Ministerio Público de la Acusación, Servicio Público Provincial de Defensa Penal
y los abogados particulares.
o Otras que la reglamentación le asigne.

▪ Secretarios:
o Organizar la agenda de la sala de audiencias, registrando las fechas asignadas por
el juez para las audiencias y administrando los tiempos de comparecencia disponibles para las
salas.
o Garantizar la eficacia y autenticidad de las registraciones de audiencias.
o Planificar y publicar con la periodicidad necesaria la lista con las audiencias que
serán tomadas por el o los jueces respectivos.
o Garantizar que se provean de todos los materiales necesarios para la realización
de audiencias eficientes.
o Evaluar y programar audiencias inmediatas en el caso que se solicite y de acuerdo
a la disponibilidad del juez respectivo.
o Realizar las gestiones necesarias para garantizar que las audiencias programadas

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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se desarrollen con normalidad. Para ello, en forma previa al desarrollo de la audiencia, deberá
corroborar que todas las partes intervinientes en la misma se encuentren debidamente
notificadas y en caso contrario, informar al juez respectivo, solicitar al Servicio Penitenciario o
Policía o autoridad competente el traslado de los detenidos si ello es necesario, y asegurarse
que la sala de audiencias esté adecuadamente asignada y preparada.
o Extender certificaciones y constancias referentes a las actuaciones del despacho.
o Realizar todas aquellas que les asigne la reglamentación, el director de la oficina
de gestión judicial e intervenir necesariamente cuando por disposición del Código Procesal Penal
se requiera su intervención. El personal que intervenga en las estructuras de la oficina de gestión
judicial deberá ser asignado sobre la base de los perfiles que exige la modalidad de su
funcionamiento.

Atribuciones:
La oficina de gestión judicial se encargará de todas las tareas no jurisdiccionales necesarias para
la aplicación del Código Procesal Penal. Para el efectivo cumplimiento de sus funciones se
conformarán unidades internas, las que serán coordinadas por el director. Sin perjuicio de la
distribución interna que se realice, tendrá como funciones: La distribución equitativa del trabajo
a los jueces que conforman los colegios. Sus funciones son:

▪ La distribución equitativa del trabajo a los jueces que conforman los colegios.
▪ Asistir administrativamente a los jueces.
▪ Dar información a todas las personas que legítimamente lo requieran.
▪ Apoyar materialmente a los jueces y a las partes durante el desarrollo de las audiencias.
▪ Elaborar la agenda semanal y mensual del despacho judicial.
▪ Recibir y registrar los requerimientos de audiencias.
▪ Custodiar, iniciar o mantener la cadena de custodia sobre los elementos probatorios
que se presenten en la oficina de gestión judicial.
▪ Comunicar a los jueces del requerimiento de las audiencias.
▪ Convocar a los sujetos procesales y demás personas a la audiencia.
▪ Realizar los recordatorios necesarios a los sujetos procesales para garantizar el éxito de
la audiencia, a través de medios idóneos.
▪ Realizar las comunicaciones necesarias, tanto internas como externas.
▪ Llevar la agenda de las audiencias.
▪ Confeccionar una carpeta judicial, para cada caso, a los efectos de registrar las
decisiones jurisdiccionales que se dicten. Ello bajo criterios de desformalización.
▪ Actualizar los registros de abogados litigantes, fiscales y defensores públicos de la
circunscripción territorial para facilitar la comunicación.
▪ Actualizar y depurar el registro de comunicaciones a sujetos procesales y demás
personas que comparezcan en el proceso.
▪ Registrar audiencias y resoluciones y sentencias, y proceder a su resguardo.
▪ Garantizar y asegurar la inalterabilidad de los registros.
▪ Controlar oportunamente que los testigos, peritos y demás personas que deban asistir
a las audiencias estén debidamente citados y que la sala de audiencias se encuentre preparada
para su celebración.
▪ Efectuar un seguimiento permanente del desarrollo del Colegio de jueces y su
funcionamiento cualitativa y cuantitativamente.

A partir de lo dispuesto por la ley 13018 podemos concluir que las tareas asignadas a la OGJ no
es absolutamente taxativa, sino enunciativa. Pues esta debe cumplir todas las tareas
administrativas necesarias para el sustancia miento del proceso penal, teniendo como limite la
prohibición de realizar tareas de índole jurisdiccional.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Competencia territorial:

Esta pauta objetiva de determinación de la competencia tiene en cuenta la distribución


geopolítica de la provincia. según la ley 13018, la organización territorial de la Justicia Penal de
la Provincia de Santa Fe se ajusta, en cuanto a circunscripciones, distritos y circuitos a la división
prevista en la Ley Orgánica del Poder Judicial, salvo disposición legal expresa en contrario.
Por su parte, el Código Procesal Penal de Santa Fe regula la cuestión entre los artículos 50 y 54.
Según dispone el artículo 54 del CPPSF, los jueces penales ejercerán su función en los limites
territoriales que establezca la reglamentación respectiva. Al respecto téngase en cuenta que la
CSJSF podrá reglamentar los colegios vinculando los distintos distritos judiciales.

Principio general:
La regla general en la materia está contemplada en el artículo 50 del CPPSF según el cual será
competente el tribunal del lugar donde se afirma, con suficiente fundamento, cometido o
tentado el hecho con apariencia delictiva. Como vemos, esta competencia es improrrogable.
Por otro lado, en caso de delito continuado o permanente, el del lugar en que ceso la
continuación o permanencia; y en caso de duda, el que previno.
Esto es coincidente con el artículo 118 de la CN según el cual los juicios criminales ordinarios se
harán en la misma provincia donde se hubiera cometido el delito.

Competencia del Juez de la IPP:


Las medidas cautelares de pruebas a producir durante la IPP, y que requieran intervención
judicial, deberán solicitarse a los tribunales con competencia territorial en el lugar donde deban
practicarse.
Esta norma existe para evitar que el peligro en la demora frustre la producción de alguna prueba
que requiere intervención judicial, como un allanamiento.
Su cometido es garantizar la proximidad territorial del juez que deba controlar la actividad
investigativa de colecta de la evidencia y, consecuentemente, con el resguardo de las garantías
eventualmente afectadas por esa medida.
Es claro entonces que no debe entenderse que esto fija la radicación de la causa, sino la
realización de la audiencia y/o intervención jurisdiccional para solicitar medidas cautelares de
prueba.

Declaración de incompetencia:
Conforme el artículo 52 del CPPSF el tribunal que hiciera lugar a una excepción de incompetencia
territorial, deberá remitir la causa al competente, poniendo los detenidos (si los hubiera, claro)
a su disposición y cumplir con las medidas urgentes de investigación que le hubieran solicitado.
Seguidamente, el artículo 53 del CPPSF establece que la declaración de incompetencia no
producirá la invalidación de los actos de investigación cumplidos antes de aquella.

Competencia por conexidad:

Unificación del Tribunal de Juicio:


Según el artículo 55 del CPPSF, en caso de pluralidad de causas por hechos de competencia
provincial que den lugar a acción de igual naturaleza, podrán tramitarse ante un mismo Tribunal
de Juicio, a instancias del Ministerio Público de la Acusación y del imputado:

▪ Cuando a una persona se le imputara más de un delito.


▪ Cuando los delitos imputados se afirmaran cometidos simultáneamente por varias
personas reunidas o en distintos lugares y tiempo mediando acuerdo entre ellas.

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▪ Cuando un delito se afirmara cometido para perpetrar otro, facilitar su comisión o


procurar para sí o para otra persona su provecho o impunidad.

Es importante destacar que la ley establece cuales son los supuestos en que corresponde
acumular las pretensiones y lo deja sujeto a la petición de las partes; de allí que utilice el
facultativo podrá.
Por otro lado, se establece que en tales casos entenderá aquel Tribunal de Juicio competente
según la regla general del artículo 50, donde el Ministerio Público Fiscal decidiera acumular sus
pretensiones penales.
Como vemos, median razones de economía procesal, busca evitarse asignar recursos a tratar
causas en distintos tribunales cuando ello puede darse en el mismo. Aunque también, desde el
punto de vista del interés social que debe resguardar el MPA, la reunión de todos los procesos
en un solo tribunal le permitirá a sus magistrados dictar una sentencia mas justa porque implica
un mayor conocimiento del imputado y de su capacidad delictiva al conocer todas las
imputaciones que se le dirigen.
La posibilidad de petición está en cabeza tanto del fiscal como del imputado. En caso de que
medie solicitud de uno de estos sujetos y discrepancia del otro, la incidencia será resuelta por
el Juez de la IPP, ponderando los intereses en pugna.

Acumulación de pretensiones:
Según el artículo 57 del Código Procesal Penal de Santa Fe, el MPA procederá a acumular sus
pretensiones penales ante un mismo Tribunal de Juicio siempre que así se atienda a una mejor
y más pronta administración de justicia y no se afecte la inviolabilidad de la defensa en juicio.

Cuestiones de Jurisdicción y Competencia:

Cuestión de Competencia:

Dice Baclini que se da una cuestión de competencia cundo una de las partes u otro juez
desconocen la competencia del que está entendiendo en el proceso, o bien cuando dos o mas
jueces se consideran incompetentes, atribuyéndola a otro. Es decir, los conflictos de
competencia pueden ser positivos, cuando ambos de consideran competentes; y negativos,
cuando ambos se consideran incompetentes.
Según el artículo 58 del CPPSF, si dos tribunales se declaran simultanea y contradictoriamente
competentes o incompetentes, el conflicto será resuelto por el superior común jerárquico, o en
su defecto por la CSJSF.
Esto ultimo supone que, si el conflicto se da entre dos Jueces de Primera Instancia de Rosario la
cuestión de competencia la resuelve la Cámara de Apelaciones en lo Penal de la Circunscripción
Rosario. Ahora, si el mismo conflicto se da entre un Juez de Primera Instancia de Rosario y uno
de Reconquista, dado que no hay superior común jerárquico, lo resuelve la Corte Suprema de
Justicia de Santa Fe.

Promoción:
Sin perjuicio de la facultad del Tribunal de examinar de oficio su propia competencia, las partes
podrán promover la cuestión por inhibitoria ante el Tribunal que consideren competente o por
declinatoria ante el que estimen incompetente.
El que optara por uno de estos medios no podrá abandonarlo y recurrir al otro, ni emplearlos
simultánea o sucesivamente.
El planteamiento será inadmisible si no expresa que no se ha utilizado el otro medio, y si
resultara lo contrario – es decir, que ha ejercido otra vía de promoción –, será condenado en
costas, aunque aquélla se resuelva a su favor o sea abandonada. Esto constituye una excepción

LORENZO GROSSO
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al principio general según el cual las costas corresponden al vencido previsto en el artículo 448
del Código Procesal Penal de Santa Fe.
Las cuestiones de competencia pueden ser promovidas, según el artículo 60 del CPPSF, en
cualquier momento de la IPP (es decir, hasta la requisitoria de acusación).

Declinatoria:
Esta vía de promoción supone plantear la incompetencia ante el juez que entiende la causa a los
efectos de que así lo declare y cese su intervención en la misma, remitiendo lo actuado al
tribunal competente.
Según el artículo 61 del CPPSF la declinatoria se sustanciara como excepción de previo y especial
pronunciamiento. Recordemos que estas excepciones hacen a la resolución de cuestiones
incidentales vinculadas a la cuestión de fondo que deben sustanciarse previamente para poder
decidir sobre aquella.
Dado que el CPPSF no establece un trámite específico para esta vía de promoción de la cuestión
de competencia se debe entender que resulta de aplicación el proceso genérico para las
excepciones que prevé el artículo 35 del CPPSF.

Inhibitoria:
En este caso al cuestión de competencia se plantea ante el juez que se considera competente a
los efectos de que así lo declare y solicite al que entiende la causa que se abstenga de seguir
interviniendo.
El artículo 62 del Código Procesal Penal de Santa Fe establece las reglas por cuales se va a regir
el planteo de la cuestión de competencia por esta vía:

▪ El Tribunal ante quien se proponga resolverá dentro del tercer día, previa vista al Fiscal
por igual término.
▪ Cuando se deniegue el requerimiento de inhibición, la resolución será apelable.
▪ Cuando se resuelva librar oficio inhibitorio, con él se acompañarán las piezas necesarias
para fundar la competencia.
▪ El Tribunal requerido, cuando reciba el oficio inhibitorio, resolverá previa vista por tres
días a las partes. Cuando haga lugar a la inhibitoria, su resolución será apelable. Si la resolución
declara su incompetencia, los autos serán remitidos oportunamente al Tribunal que la propuso,
poniendo a su disposición al imputado y a los elementos de convicción que hubiere.
▪ Si se negara la inhibición, el auto será comunicado al Tribunal que la hubiera propuesto,
en la forma prevista en el inciso 4, y se le pedirá que conteste si reconoce la competencia o, en
caso contrario, que remita los antecedentes al Tribunal competente para dirimir el conflicto.
▪ Recibido el oficio expresado en el inciso anterior, el Tribunal que propuso la inhibitoria
resolverá en el término de tres días y sin más trámite, si sostiene o no su competencia. En el
primer caso, remitirá los antecedentes al Tribunal competente para resolver el conflicto y se lo
comunicará al Tribunal requerido para que haga lo mismo con las actuaciones; en el segundo,
se lo comunicará al competente remitiéndole todo lo actuado.
▪ El conflicto será resuelto dentro de tres días, previa vista por igual término al Ministerio
Público Fiscal, remitiéndose de inmediato la causa al Tribunal competente.

Efectos:
Las cuestiones de competencia no suspenderán la Investigación Penal Preparatoria, que será
continuada por el tribunal que primero conoció la causa, y si ambos conocieron en la misma
fecha, ante el requerido de inhibición.
Las cuestiones propuestas antes de la fijación de la audiencia para el debate suspenderán el
proceso hasta la decisión del incidente, sin perjuicio que el tribunal haga lugar al anticipo
jurisdiccional de la prueba.
Al resolver el conflicto, el Tribunal determinará, si correspondiera, qué actos del declarado

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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incompetente no conservan validez.

Cuestiones de Jurisdicción:

Conforme el artículo 65 del CPPSF, las cuestiones de jurisdicción con jueces nacionales, militares
o de otras provincias se resolverán conforme a lo dispuesto anteriormente para las de
competencia, con arreglo a la ley nacional o tratados interprovinciales que existan.

Extradición:

Esta cuestión es regulada por los artículos 66 y 67 del CPPSF. Así se establece que, cuando un
Tribunal pidiera a otro del país la extradición de un imputado o condenado por un delito, se
procederá conforme a la ley respectiva.
Por otro lado, si el imputado o condenado se encontrara en territorio extranjero, la extradición
se tramitará por vía diplomática con arreglo a los tratados, las leyes nacionales, al principio de
reciprocidad o las costumbres internacionales, y las disposiciones de este Código.

Inhibición y recusación:

La inhibición y recusación de los jueces son mecanismos que buscan resguardar y garantizar la
absoluta imparcialidad de los magistrados judiciales en su condición de terceros imparciales,
impartiales e independientes.
Sobre esto, el artículo 3 de la ley 13018 dispone que, el órgano jurisdiccional debe mantener a
lo largo del proceso una equivalente distancia con las partes, sus representantes y abogados y
evitar todo tipo de comportamiento que pueda reflejar un favoritismo, predisposición o
prejuicio.
Debe garantizar que se respete el derecho de las personas a ser tratados por igual en el
desarrollo de su función judicial. El juez debe ejercer sus funciones libre de interferencias y
rechazar cualquier intento de influencia política, social, económica, por amistad, por grupos de
presión, por el clamor público, por el miedo a la crítica, por consideraciones de popularidad o
notoriedad. El juez no debe valerse del cargo para promover o defender intereses privados, ni
transmitir ni favorecer que otros transmitan la impresión de que se halla en una posición
especial para influenciar.
Según el artículo 68 del CPPSF los jueces deberán inhibirse de participar en audiencia en cuanto
adviertan la existencia de cualquier circunstancia que pudiera considerarse que afecta su
imparcialidad. Podrán ser recusados por las partes cuando se generen dudas razonables acerca
de su imparcialidad frente al caso.
Debemos señalar que la norma regula un motivo general para que el juez se inhiba o sea
recusado, eliminándose el viejo sistema de causas taxativamente previstas por la ley (como
ocurre en el CPCCSF).
Con la reforma, el CPP adopta un sistema abierto en materia de control de imparcialidad del
tribunal, alineándose con la doctrina y jurisprudencia reciente y de mayor vigencia en nuestro
país.
Por otro lado, el segundo párrafo del articulo 68 del CPPSF establece que, el juez que haya
resuelto la prisión preventiva o participado en la audiencia preliminar no podrá integrar el
tribunal de juicio ni intervenir en segunda instancia o instancias extraordinarias.
La norma concluye diciendo que el juez que haya pronunciado o concurrido a pronunciar
sentencias no podrá intervenir en segunda instancia o instancias extraordinarias.
Por ultimo tengamos en cuenta que se considerarán interesados el representante del Ministerio
Público de la Acusación, el imputado, el querellante, el ofendido, el damnificado y el responsable
civil.

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Fallo Llerena:
Según la ley procesal, en los procedimientos correccionales -que son aquellos que investigan y
juzgan delitos cuya pena es menor a la de tres años de prisión- el mismo juez que estuvo a cargo
de la investigación y procesó al imputado es quien debe juzgarlo en el juicio oral. Por otra parte,
la ley procesal penal no establecía expresamente que el juez que investigó no puede juzgar al
imputado.
Llerena fue procesado por la justicia correccional por su presunta responsabilidad en delito de
abuso de armas y lesiones. Antes de que comenzara el juicio oral, la defensa de Llerena recusó
a la jueza que lo había procesado argumentando que ella no sería imparcial para juzgar y
sentenciar.
La Corte afirmó que la garantía de juez imparcial, protegida en la Constitución Nacional y en los
pactos internacionales de derechos humanos que tienen jerarquía constitucional, prohíbe que
el juez que investiga sea el mismo que juzgue y sentencie.
Para estos jueces, la garantía de imparcialidad estaba afectada por una razón objetiva: el juez
que investigó el hecho y procesó al imputado es el mismo que tiene que juzgarlo. Es la propia
organización del procedimiento correccional y la naturaleza misma de las funciones que tiene
que desempeñar el juez correccional -investigar y juzgar- la que da pie a temer que exista esta
parcialidad. No es necesario entonces probar que en el caso concreto existe parcialidad.
Si bien hubo consenso en esta regla, no hubo acuerdos respecto de qué manera debía
implementarse esta en la práctica.
Zaffaroni, Highton de Nolasco resolvieron que la ley procesal debía interpretarse de
conformidad a este principio y, por más que no estuviera prevista esta circunstancia como causal
de excusación, debía aceptarse la misma. Estos jueces además establecieron de qué manera en
la práctica se podía garantizar el respeto al principio de juez imparcial: deben intervenir dos
jueces distintos en el procedimiento correccional. Uno en la etapa de instrucción y otro en la
etapa de juicio.
De esta manera, sin inversión de presupuesto, demora de los procedimientos o creación de
nuevos juzgados, se encuentra una solución sencilla, eficiente y respetuosa de la Constitución.
Así, el respeto de esta regla está a cargo de cada juez correccional que deberá inhibirse de juzgar
en juicio oral al imputado que previamente procesó. Estos jueces también remarcaron que la
aplicación de esta nueva regla es para el futuro.
Por su parte, Petracchi afirmó que esta regla tendrá aplicación en los casos correccionales en
que el juez se excuse o cuando el imputado solicite que el juez que lo procesó no sea el mismo
que lo juzgue en juicio oral.
Boggiano y Maqueda votaron por declarar la inconstitucionalidad de la ley procesal que,
reformando la anterior, había suprimido esta circunstancia como causal de excusación. Es
importante señalar que Boggiano está cambiando su criterio ya que en el caso “Zenzerovich”
resuelto el 31/08/1999 junto con Fayt expresamente había sostenido que esta situación no
violaba la garantía del juez imparcial. Maqueda por su parte, ya había declarado la
inconstitucionalidad de esta ley en su voto en disidencia en el caso “Álvarez” resuelto el
30/09/2003.
Argibay y Belluscio sostuvieron que esta ley era incompatible con las normas constitucionales,
pero no declararon expresamente su inconstitucionalidad.

Fallo Dieser-Fraticelli:
La defensa de M. G. Dieser interpuso un recurso de inconstitucionalidad contra la sentencia de
la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Venado Tuerto que con el voto de dos de los tres jueces
que habían intervenido con anterioridad en el proceso (confirmando el procesamiento y la
prisión preventiva) confirmó la condena dictada por el Juez de primera instancia de Distrito en
lo Penal de Sentencia de la ciudad de Melincué.

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El recurso fue denegado y la defensa de la imputada interpuso un recurso de queja que fue
rechazada por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe.
La defensa interpuso un recurso extraordinario, argumentando que se habían afectado las
garantías de imparcialidad y de doble instancia. El recurso fue denegado y motivó la
presentación de una queja.
La Corte, haciendo suyos los términos y conclusiones del dictamen del señor Procurador Fiscal,
hizo lugar a la queja, declaró procedente el recurso extraordinario y revocó la sentencia apelada.
Manteniendo lo establecido en el precedente “Llerena”, consideró que la revisión de una
sentencia condenatoria por los mismos jueces que habían intervenido en la apelación del auto
de procesamiento violaba la garantía de imparcialidad por que podía haberse afectado la
posibilidad de un reexamen de la condena sin prejuzgamiento del caso.
Asimismo, sostuvo que violaba la garantía de la doble instancia que exige que los magistrados
que no conocieron anteriormente el hecho revisen las decisiones del inferior.

Inhibición:

Es la manifestación del propio juez por la que da cuenta de su falta de aptitud o capacidad
personal para intervenir en una audiencia.
El momento para inhibirse es cuando el juez advierte la existencia de una circunstancia que
afecte su imparcialidad. Las reglas de imparcialidad se refieren a la posición del juez frente al
caso concreto que debe juzgar e intentan impedir que pese sobre él, el temor de la parcialidad,
ello es, tiende a verificar una relación del juez con el caso.

Trámite de inhibición:
Esta cuestión es regulada en el artículo 70 del CPPSF, que distingue en función de si el inhibido
es el Juez de la IPP o miembro de un Tribunal Colegiado. La inhibición de formularse por medio
de decreto fundado. La falta de fundamentación provocará la invalidez de la decisión.

Juez de la IPP:
Cuando el que se inhiba es el juez de la IPP deberá remitir la causa, por decreto fundado, al que
deba reemplazarlo; este proseguirá su curso de inmediato.
En caso de que el nuevo juez considere que la inhibición no tiene fundamentos, podrá remitir
los antecedentes a la Cámara de Apelaciones en lo Penal correspondiente que averiguara
verbalmente y resolverá la incidencia sin otro trámite.

Juez de Tribunal Colegiado:


Cuando el juez que se inhiba sea parte de un Tribunal Colegiado, pedirá su apartamiento y se
dispondrá la integración del tribunal, el que resolverá del mismo modo que para la inhibición
del Juez de IPP; es decir, intervendrá de inmediato sin perjuicio de poder remitir los
antecedentes a la Cámara de Apelaciones si considera infundada la inhibición.

Recusación:

En este caso son las partes las que solicitan el apartamiento del juez porque consideran
comprometida su objetividad al juzgar.
El CPP anterior a la reforma indicaba que solo podía recusarse a un juez invocando justa causa.
No existía la recusación incausada para evitar de esa forma la elección del tribunal por las partes.
Sólo procedía en los casos previstos en la ley, lo que constituía un numerus clausus.
La legislación actual toma partido definitivamente por el criterio mas amplio, sostenido tanto
por la doctrina como la jurisprudencia.

Trámite:

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La recusación deberá oponerse, bajo condición de admisibilidad, por escrito, con indicación
precisa de los motivos, y en su caso de las pruebas ofrecidas, dentro del plazo de tres días de la
primera intervención en el procedimiento, salvo que en este Código se establezca un plazo
distinto.
En caso de reemplazo del Juez o nueva integración del Tribunal, la recusación deberá ser
propuesta dentro del mismo plazo a contar desde que se haya producido el reemplazo o
notificada la nueva integración.
Sin embargo, la recusación que se fundamentara en una causal producida o conocida después,
podrá deducirse dentro de los tres días a contar desde su producción o conocimiento.
Si el Juez admitiera la recusación se observará lo dispuesto en el artículo 70 del CPPSF para la
inhibición del Juez de IPP.
Si no la admitiera formará incidente con el escrito de recusación y la providencia de rechazo,
que remitirá a la Cámara de Apelación. Previa audiencia en la que se recibirá la prueba e
informarán las partes, la Cámara resolverá el incidente dentro de las cuarenta y ocho horas.
Para resolver la recusación admitida por un Juez que forma parte de un Tribunal colegiado, se
observará lo dispuesto para la inhibición. Si no la admitiera, integrado que fuera el Tribunal, y
previa audiencia en la que se recibirá la prueba e informarán las partes, en su caso, se resolverá
la recusación dentro de las cuarenta y ocho horas, sin recurso alguno.
Si la recusación se intentara durante la Investigación Penal Preparatoria y el Juez no la admitiera,
continuará su intervención, pero si se hiciera lugar – la Cámara de Apelaciones cuando resuelve
el incidente – a la recusación los actos por él ordenados durante el trámite del incidente, serán
invalidados si el recusante lo pidiese dentro del plazo de veinticuatro horas a contar desde que
las actuaciones llegaran al Tribunal que deba actuar.
Según el artículo 76 del CPPSF, no podrán inhibirse ni ser recusados los jueces que integren el
Tribunal para resolver la recusación. Esto es absolutamente criticable, pues el hecho de que
resuelvan una recusación no los exime de verse afectados en su imparcialidad.
Resuelta la separación de un miembro, el Tribunal seguirá interviniendo en el proceso, sin
perjuicio de la procedencia de causales de inhibición y recusación que correspondieran.
Producida la separación, aunque posteriormente desaparezcan los motivos que la
determinaron, la intervención de los nuevos Magistrados será definitiva.

Costas y sanción:
Cuando la recusación fuera desestimada, además de la condena al pago de las costas del
incidente, al recusante podrá aplicársele sanción de hasta quince días multa si aquélla fuera
calificada de maliciosa, de la cual responderán solidariamente la parte y su letrado.

Juicio por jurados:

Existen diversos sistemas destinados a la aplicación del derecho penal, entre ellos quizás el más
conocido es el del Jurado Popular, compuesto por ciudadanos comunes que interrumpen sus
actividades para asumir inusualmente esa función.
En los comienzos de la historia parece lógico y entendible que los hombres fueran juzgados por
sus pares. Ello era posible por lo pequeño y rudimentario de la organización social.
Es en Inglaterra en el S.9, donde se encuentran los primeros antecedentes de un jurado
organizado para el juzgamiento de causas judiciales.
En Europa Continental la inquisición suprime toda posibilidad de jurado, concentrando el poder
en el inquisidor que asumía los roles de juez y acusador.
Con la Revolución Francesa, se intenta volver al sistema acusatorio, pero se quedan a mitad de
camino en el llamado procedimiento mixto, que no era más que un inquisitivo humanizado,
donde el jurado se aplicaba, dice Corvalán, de a horas si y de a horas no. Por otro lado, se
mantuvo incólume en Inglaterra, y de allí pasa a su colonia en América del Norte.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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España conquisto América bajo la legislación inquisitiva, influencia que incluso subsistió en
ciertos aspectos de nuestra legislación procesal hasta su reforma en el año 2014.
Sin embargo, fue consagrado en nuestra Carta Magna; pese a ello no ha sido cumplida hasta la
fecha. Los intentos fracasaron, y las opiniones en contra del jurado partieron siempre de
posturas inadmisibles, como aquella de que “el pueblo no está preparado”.

Consagración constitucional:

Debemos tener en cuenta que la Constitución Nacional de 1819 y 1826 se instauró el juicio por
jurados, y en la constitución de 1853 se lo incorporó claramente como sistema de juzgamiento
de los hechos criminales.
La reforma de 1949 lo elimino, pero fue luego derogada – reforma de 1957 –, retomando plena
vigencia el texto constitucional de 1853-60 que, en 1994, ratificó su vigencia echando por tierra
las interpretaciones que por falta de reglamentación interna había caído en desuetudo.
Nuestra Carta Magna se refiere al juicio por jurado en diversas normas. Así, el artículo 24
establece que el Congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos y el
establecimiento del juicio por jurado. Por otro lado, el inciso 12 del artículo 75 faculta al
Congreso de la Nación a establecer el juicio por jurado y dictar la legislación correspondiente.
Como última referencia, el artículo 118 que se refiere a las atribuciones del Poder Judicial
establece que todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de acusación
concedido a la Cámara de Diputados, se terminarán por jurados.
Las normas constitucionales están vigentes; por ende, mientras una Convención Constituyente
no las derogue, el Congreso de la Nación está obligado a cumplir con su postergada obligación
de proveer al juicio por jurados.
A pesar de la claridad del mandato constitucional, el Congreso Nacional no llego a dictar una ley
que regule el juicio por jurados lo que produjo una interesante y profusa doctrina sobre si la
CSJN debía declarar oficiosamente la inconstitucionalidad de las normas que no lo preveían para
el juicio criminal.
En Casal la CSJN se expidió reafirmando el modelo acusatorio querido por la CN e indicando que
este debe concluirse mediante un juicio por jurados, pues la Constitución Nacional estableció
como objetivo legal un proceso penal acusatorio y con participación popular.
Desde 1853 hasta la actualidad se debaten proyectos de jurados en la nación y las provincias. A
nivel nacional podemos mencionar los proyectos elaborados por Florentino González y Victorino
De la Plaza (1873), por José Domínguez (1883), por Eduardo Wilde (1886) y Enrique del Valle
Iberlucea (1920). Luego los proyectos de Julio Maier (1987), el consensuado en la presidencia
de Menem (1998), y numerosos otros entre 1999 y la actualidad, todos ellos sin aprobación.
En cuanto a las provincias Córdoba fue pionera en al regulación estableciendo el juicio por
jurados escabinados para delitos graves y cometidos por funcionarios públicos, entre otros.
Buenos Aires estableció un sistema de jurados clásico; Neuquén puso en funcionamiento el
jurado clásico.
Respecto de Santa Fe, nos encontramos con la media sanción de un proyecto de ley que
establece un sistema de jurado clásico que luego analizaremos.

Modelos en el derecho comparado:

Jurado común:
También llamado sistema puro o tradicional; hay un grupo de ciudadanos legos, ahora dirigidos
por un magistrado, que conocen los hechos y se pronuncian sobre la totalidad de los mismos, a
continuación, un magistrado técnico determinará qué pena corresponde al veredicto emitido
por el jurado.
En su versión más arcaica, el veredicto se componía únicamente de un “culpable” o un
“inocente”, esto ha ido evolucionando hacia un cuestionario y más aún hacia la determinación

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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de cuestiones relacionadas con los hechos como por ejemplo determinar circunstancias
modificativas de la voluntad.

Jurado escabinado:
Los escabinos nacieron siendo profesionales oficiosos para integrar los jurados, fue Carlomagno
quien los instituye para suplir las faltas de los hombres libres negligentes y facilitar su tarea. Con
el tiempo fue ganando terreno en la Europa continental con una notable inversión de las
denominaciones. Los escabinos pasan a ser aquellos legos llamados a integrar el jurado, junto
con los profesionales o técnicos de carácter permanente. Esta es la modalidad adoptada por
Córdoba.

Ventajas y críticas:
Respecto de las ventajas y desventajas del juicio por jurado mucho se ha debatido, pero
podemos decir que los puntos centrales sobre los que versa este debate son los siguientes:

▪ Falta de conocimientos: la ciudadanía carece de los conocimientos técnicos necesarios


para discernir sobre ciertas complejidades que presenta el mundo del derecho, como, por
ejemplo, la inimputabilidad, las causales de justificación, los distintos grados de participación en
el hecho, y otra serie de categorías con nombres difíciles que hemos sabido inventar desde la
abogacía para justificar la colonización del Poder Judicial y nuestra exclusividad en su
administración.
Como acostumbra a desafiar Alberto Binder, pregunta ¿quién dijo que los abogados somos más
aptos para discernir sobre la existencia o inexistencia de un hecho? Se supone (solamente se
supone) que los abogados somos peritos en leyes, que tenemos conocimientos sobre el
contenido de las leyes y alguna de las formas de interpretar las palabras que la integran. Pero,
de ahí a suponer que somos personas más aptas para ver con más claridad que otros si A mató
a B, o C abusó sexualmente de D, existe una distancia abismal.
▪ Costo del juicio por jurados: los supuestos elevados costos que representa su
implementación, que lo tornarían inviable para las escuálidas economías de la región. Todo ello
como si (digámoslo de una vez) la justicia profesional se caracterizara por su modestia y
austeridad. La implementación del juicio por jurados es una decisión política, y también una
decisión política acerca del modo de afectar los recursos. O seguimos gastando en un sistema
que no parece encontrarse a la altura de las expectativas de la ciudadanía y sin ofrecer
resultados satisfactorios, o intentamos implementar otras alternativas, como el juicio por
jurados, que sean capaces de operar con mayores niveles de legitimidad.
Veredictos inmotivados impiden la posterior revisión:
▪ Ciudadanos son influenciables: la ciudadanía sería demasiado influenciable por los
medios de comunicación y que estarían expuestos a que su opinión fuese dirigida en uno u otro
sentido y que, en definitiva, los que terminarían juzgando serían los periodistas o las personas
influyentes que tienen la posibilidad de ver publicadas sus opiniones. Nuevamente, una visión
de esta índole hace suponer que la ciudadanía es poco menos que un rebaño que es dócilmente
conducido en la dirección que prefiere una sombra conspirativa que opera desde el anonimato.
¡¡¡Influencias de las que estaríamos exentos los abogados por el solo hecho de portar nuestro
título!!!

Juicio por jurado en Santa Fe:


Según el artículo 44 del CPPSF, cuando se autorice el juicio por jurados, una ley determinara la
forma en que se integraran en Colegio los Jurados, sus características, requisitos para la
convocatoria y la fecha de entrada en vigencia de esa forma de juzgamiento.
Nuestra provincia todavía no sanciono una ley que reglamente el juicio por jurados; el año
pasado el proyecto fue presentado en la legislatura y obtuvo media sanción.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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En Argentina, según datos aportados por la Asociación Argentina de Juicio por Jurado, hay
actualmente cinco provincias que tienen este sistema (Córdoba, Buenos Aires, Neuquén, Chaco,
y Río Negro), y este año se va a sancionar en las provincias de Mendoza, San Juan, Santa Cruz y
Entre Ríos.
La función de jurado será tanto un derecho como una carga pública de los ciudadanos en
condiciones de prestarla. En el proyecto se fija que el jurado esté compuesto por doce
integrantes titulares y dos suplentes (hombres y mujeres en partes iguales, más dos suplentes).
El legislador santafesino enumeró aquellos delitos que se proponen sean juzgados por jurados,
entre otros podemos señalar:

▪ Los cometidos con dolo o preterintencional que hayan tenido como resultado la muerte
de una o más personas.
▪ Las torturas, severidades, vejaciones y apremios ilegales cometidos por funcionarios
públicos.
▪ Los abusos sexuales agravados por acceso carnal o sometimiento gravemente
ultrajante.
▪ La promoción y facilitación de la corrupción de menores de 13 años de edad.

Cada dos años, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos confeccionará por sorteo en
audiencia pública los listados principales de ciudadanos que cumplen los requisitos siguiendo el
Padrón Electoral, por circunscripción judicial y por género. Pueden ser jurados todos los
argentinos de entre 18 y 75 años, no podrán integrar estos cuerpos los integrantes de cualquiera
de los poderes del estado nacional, provincial o municipal.

Juicio por jurados y soberanía:


El termino soberanía refiere a la existencia de un poder absoluto ilimitado y perpetuo, por lo
que un poder es soberano cuando no depende de otro, cuando es independiente y cuando no
puede estar sometido a control.
Al rey se lo llamaba el soberano y tuvo su máxima expresión en Luis XIV quien acuñó la frase “el
estado soy yo”, evidenciando su ideología absolutista por la que se consideraba su autoridad
como única y soberana.
Con el advenimiento del liberalismo económico y político de los pensadores ingleses que fueron
seguidos por los franceses, y frente al descontento de la clase burguesa con la economía y los
altos tributos exigidos, se halló un terreno fértil para que con los ideales de libertad, igualdad y
fraternidad se produjera la Revolución Francesa en 1789.
Si bien esto fue un hito en la ideología política del mundo occidental, tuvo su fin en con el golpe
de estado de Napoleón Bonaparte en 1799 donde instauró el Consulado que derivó en que luego
ocupara el cargo de Emperador de Francia en 1804, donde expandió su poder por Europa hasta
que luego de las derrotas en la Batalla de las Naciones –cerca de Leipzig- y en la de Waterloo,
abdicó en 1814, siendo sucedido por Luis XVIII quien “restauró” la monarquía constitucional
donde el pueblo elegía a sus representantes para que los gobiernen.
Tal como escribía Montesquieu, en el Estado hay tres poderes que son interdependientes unos
de otros y por tanto, son garantía de las libertades del pueblo.
Por el Contrato Social de Rousseau, ese pueblo es una unidad de costumbres y hábitos de vida
en común, cuyos integrantes acuerdan formar un Estado para gobernarse mejor en forma
soberana, es decir, ejercer la soberanía.
Así, se acuña la idea de democracia representativa, por la cual el pueblo –soberano- elige a sus
representantes a quienes delegan el poder, pero nunca la soberanía que la siguen conservando.
Por ello, los miembros de cada uno de los poderes son gobernantes, pero como servidores de la
voluntad popular.
Entonces, lejos de las democracias directas que existían en las pequeñas comunidades o en
Atenas como ciudad estado, los grupos sociales se expandieron en ciudades populosas y se

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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organizaron en Estados que son gobernados por aquellos representantes elegidos mediante el
sufragio.
Nuestro país tomo el modelo anglosajón liberal en una realidad marcada por la naciente
independencia del dominio español.
La Constitución Nacional de 1853 diseñó un sistema democrático y republicano de gobierno en
la que el pueblo conservó la soberanía y delegó el poder en sus representantes.
Pero, además, el pueblo constituyente ordenó a sus representantes que dicten leyes para que
los juicios criminales se realicen bajo la forma de jurados, es decir, que la forma “constitucional”
del proceso penal exige que los ciudadanos que sean acusados de cometer delitos sean juzgados
por sus pares.
Esos pares son el pueblo soberano que conservó ese poder de decidir la culpabilidad o inocencia
del acusado por la autoridad estatal a través del dictado del veredicto.
Por ello, esa decisión, ese veredicto constituye el acto más genuino de soberanía y voluntad
popular que tiene toda la constitución nacional, y como tal, el término soberanía, conforme
definiera al inicio, se refiere a un poder absoluto, ilimitado y perpetuo que no puede estar
sometido a control, porque de estarlo, perdería su “ser”.

El veredicto y la sentencia:
Es necesario diferenciar los conceptos de veredicto y de sentencia, para verificar su naturaleza,
origen, alcance y posibilidad de su impugnación.
El veredicto es la decisión tomada por los jurados luego de la deliberación que en forma secreta
realizan al finalizar el debate oral, por la que, sin expresar los fundamentos que tuvieron en
cuenta, disponen declarar la inocencia o culpabilidad del acusado.
Es una decisión tomada por los pares, por el mismo pueblo soberano que los juzga conforme sus
convicciones íntimas que emanan de sus costumbres, su cultura, sus razones e idiosincrasia
vigentes en un lugar y momento dado; y esa decisión es la expresión máxima de una facultad no
delegada en sus representantes.
Por otro lado, la sentencia es la resolución judicial que, en cumplimiento del mandato emanado
del pueblo que emerge del veredicto, establece la pena correspondiente al delito por el que fue
declarado culpable, o bien se limita a ratificar su inocencia frente a la acusación.

Fundamentación del veredicto:


El veredicto que por naturaleza es sin expresión de los fundamentos que llevaron a su dictado,
contrasta con la tradición jurídica europea continental de la legislación argentina por la que las
sentencias deben ser fundadas debidamente.
Al compás de la Revolución Francesa y de los movimientos libertarios, en las Provincias del Río
de la Plata se comenzó a cambiar hacia un sistema que garantice las libertades individuales, que,
lógicamente, incluyó la motivación de las sentencias judiciales que eran dictadas por los jueces
como representantes del pueblo.
Entonces, la necesidad de motivación más la creación del concepto de la arbitrariedad desde la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, tiene su fundamento en que quien dicta sentencia es el
gobierno, la autoridad, decidiendo los destinos del pueblo. En definitiva, se construye como un
presupuesto para evitar los abusos del monarca.
En cambio, cuando el que juzga al acusado es un par del pueblo, quien decide según el sentido
común y en base a las pruebas conocidas con inmediación y conforme a las instrucciones dadas
sobre cómo valorarla y sobre las reglas para dictar el veredicto. Ya no aparece la exigencia de la
motivación pues el jurado representa la soberanía popular y la voluntad de la comunidad.
Por tal motivo, y siguiendo el razonamiento de Maier, la Constitución Nacional Argentina no
presta apoyo a aquellos que pretenden que la reconstrucción de hechos integrante del veredicto
penal deba ser motivado, tanto porque no existe en el texto constitucional ninguna oración de
la que se pueda desprender esa exigencia, como porque se ha estimado consustancial a nuestra
forma republicana de gobierno el juicio por jurados.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Irrecurribilidad del veredicto:


Sabemos y no quedan dudas que el doble conforme es una garantía establecida para el pueblo
frente al fallo (sentencia) de condena resuelta e impuesta por un órgano del Estado, es decir,
funciona como garantía frente al Estado.
En cambio, si la decisión la toman los pares¸ es el propio pueblo que, en ejercicio de su poder
soberano, decide luego de una deliberación privada y secreta, la culpabilidad o inocencia, donde
el Estado no tiene injerencia y, por tanto, no se encuentra dentro de las previsiones de garantías
que establecen las convenciones de derechos humanos.
Sentado ello, cabe concluir que el veredicto, como voluntad soberana expresada por el jurado
popular no requiere la expresión de los fundamentos de su decisión y está exento del control de
los magistrados técnicos como representantes del soberano.

IMPUTADO:

La palabra imputado viene etimológicamente de imputar, es decir atribuir a otro una culpa,
delito o acción. Y esa atribución se refiere a hechos determinados; no se puede ser imputado de
modo abstracto o absoluto, sino en relación a determinada conducta, de la que se lo considera
autor o participe.
Es de gran importancia tener presente que la calidad de imputado nace de la decisión de alguien
más. Quien otorga el rol o la calidad de imputado es siempre ajeno a la misma persona, y por
otra parte ningún efecto tendrá su auto imputación, sola, sin elementos probatorios.
En un análisis muy breve y simplista, se suele afirmar que en la antigüedad era la propia víctima
quien otorgaba dicha calidad a quien acusaba de haberle infringido un obrar disvalioso; la
calidad de imputado se prolongaba hasta tanto la victima lograba su venganza.
Superada esta etapa, con cualquier organización social, ya no va a ser la victima sino un tercero,
quien otorgue el rol de imputado. Es así como, en la organización estatal la calidad de imputado
proviene siempre de un órgano del estado, que en el modelo inquisitivo será el mismo juez y en
el acusatorio un acusador público.

Normativa constitucional y convencional:

El artículo 18 de la Constitución Nacional considera inocente a toda persona mientras una


sentencia no declare lo contrario y quede firme, es decir, pasada con autoridad de cosa juzgada
Así, como consecuencia de esta ficción fundante del sistema, que la doctrina ha denominado
principio de inocencia o estado de inocencia, surgen importantes consecuencias que potencian
los derechos del imputado.
Fundamentalmente se garantiza de un modo terminante el derecho al silencio del imputado.
Igual temperamento sigue la Convención Americana sobre Derecho Humanos, que forma parte
del bloque constitucional argentino.
Además, la CN establece que nadie puede ser obligado a declarar en su contra. Algunos autores
pretenden extender esta garantía hasta el derecho que tendría el imputado de no fotografiarse,
de que no se le extraigan muestras de sangre, entre otros supuestos. Respecto de ello dice
Corvalán que podrá ser válido valorar en su contra, la negativa del imputado de servir como
elemento probatorio, en tanto no se afecte su dignidad humana. Nunca puede jugar en contra
del imputado una declaración obtenida al margen de la ley; por lo tanto, la confesión procurada
pro métodos ilícitos, es intolerable por el sistema jurídico de un estado de derecho.

Regulación en el CPPSF:

No existe en nuestro Código Procesal Penal una definición de imputado, sino que nos comunica
desde cuándo y hasta cuando se goza de tal calidad. El imputado es una persona física que se
convierte objeto de persecución penal, persona, que, en el marco del CPPSF son siempre

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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mayores de edad. El artículo 100 del CPPSF establece que los derechos que este código acuerda
al imputado, podrá hacerlos valer la persona que fuera detenida o indicada como autor o
participe de un hecho delictuoso, en cualquier acto inicial del procedimiento dirigido en su
contra y en función de la etapa en que se encuentre, hasta la finalización del proceso.
Si estuviera privada de su libertad podrá formular sus instancias ante el funcionario encargado
de la custodia, quien la comunicara inmediatamente al tribunal interviniente.
La cuestión respecto del imputado en el Código Procesal Penal de Santa Fe es controvertida,
toda vez que la doctrina distingue entre un concepto amplio y otro restringido.

▪ Concepto restringido: abarcado por la expresión “los derechos que este código le asigna
al imputado”, y la calidad de tal se adquiere estrictamente en la audiencia imputativa.
▪ Concepto amplio: el imputado en la audiencia imputativa, puede ejercer sus derechos
como imputado antes de haber sido declarado tal. Según el código estos derechos los puede
ejercer toda persona acusada o sindicada como responsable de un delito. Es decir, los derechos
se retrotraen a antes de haber adquirido la calidad de imputado.

Estos derechos se pueden hacer valer hasta la finalización del proceso, es decir hasta el dictado
de una sentencia – condenatoria o absolutoria – que este firme.

Derechos del imputado:


Los derechos que el código le concede al imputado le deben ser comunicados apenas nace su
condición de tal. El imputado deberá conocer:

▪ La existencia de una causa seguida en su contra con los datos necesarios para
individualizarla.
▪ El o los hechos que se le atribuyen y la calificación legal que provisionalmente
corresponda.
▪ Los derechos referidos a su defensa técnica.
▪ Que podrá solicitar audiencia a fin de prestar declaración cuando lo estime conveniente,
presumiéndose mientras tanto que ejerce el derecho de abstenerse a declarar sin que ello
signifique ninguna presunción en su contra.

Identificación del imputado:


Una vez que le digo los derechos debo hacer una identificación de la persona aprehendida, algo
esencial que no muchas veces no es fácil. Por lo general las personas llevan su DNI o cualquier
otro tipo de identificación personal, pero muchas veces los criminales no llevan identificación o
llevan documentación falsa para, justamente, no ser identificados.
Según el CPPSF, la identificación del imputado se practicará por sus datos personales,
impresiones digitales y señas particulares, los que deberá brindar. Si se negara a suministrar
esos datos o los diera falsamente, se procederá a la identificación por testigos en la forma
prescripta para los reconocimientos o por otros medios que se estimaran convenientes. La
individualización dactiloscópica, fotográfica o por cualquier otro medio que no afectará la
dignidad ni la salud del identificado se practicará, aun contra su voluntad, mediante la oficina
técnica respectiva.
Muchas veces la identidad filiatoria no coincide con el nombre que usa en la vida, porque
muchas veces estas personas tienen múltiples apodos. Por ello, lo importante es la identidad
física, es decir, la identidad que revelan estas huellas. Respecto de esto el CPPSF señala que
cuando sea cierta la identidad física de la persona, las dudas sobre sus datos no alteran el curso
del proceso.

Antecedentes:

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Previo a la audiencia de debate, se incorporarán los informes del Registro Nacional de


Reincidencia, Registro Único de Antecedentes Penales de la Provincia de Santa Fe y otros
referidos a antecedentes penales que aporten las partes.
A partir de estos antecedentes el juez va a decidir si el imputado permanecerá o no en libertad;
si la persona es privada de su libertad es porque el fiscal si o si lo va a imputar, lo que ocurre es
que le impone plazos al fiscal para formular la imputación.

Capacidad e internación:
La afectación mental del imputado que excluya su capacidad comprender el acto o actuar
conforme a esa comprensión, provocan la suspensión de la persecución penal hasta que
desaparezca esa incapacidad.
Ello no impide la averiguación del hecho, su antijuridicidad y autoría, o que se continúe el
proceso respecto a otro coimputados.
La incapacidad será declarada a pedido de parte y previo dictamen pericial. Sospechada la
incapacidad el MPA o Tribunal deberán solicitar las pericias necesarias.
Los actos que el incapaz realizo como tal carecen de validez. Si no tiene defensor u opto por la
autodefensa, se designará inmediatamente un defensor de oficio.
Cuando para determinar el estado psíquico del imputado sea necesaria su internación, la medida
solo podrá ser ordenada por el Juez de la IPP o por el Tribunal competente. La internación debe
ser declarada por resolución fundada, y solo procede cuando exista probabilidad de que el
imputado haya cometido el hecho y no sea desproporcionada con la pena o medida de seguridad
que le pudiera corresponder.

Examen médico y psicológico:


Según el artículo 108 del CPPSF, si el imputado fuera aprehendido con breve intervalo de
cometido el hecho, se procederá a su inmediato examen psicológico, médico o bioquímico para
apreciar su estado psíquico o si sufre intoxicación por alcohol o sustancias toxicomanigenas,
salvo que dicho examen no se justifique.
Por otro lado, si al imputado se le atribuyera la comisión de delito o concurso de delito, que
estuviera reprimido con pena superior a los ocho años de prisión o reclusión, el Fiscal Regional
requerirá siempre el examen psicológico o psiquiátrico.

Derecho de Defensa:

Según el artículo 8 del CPPSF la defensa en juicio deberá comprender, entre otros, el derecho a
ser oídas, contar con asesoramiento y representación técnica, ofrecer prueba, controlar su
producción, alegar sobre su mérito e impugnar resoluciones jurisdiccionales, en los casos y por
los medios que autoriza este código. Comprende tanto la defensa material como la defensa
técnica.

Defensa material:

Es aquella realizada de modo personal e insustituible por el propio imputado y se manifiesta


principalmente en todos aquellos actos que realiza por si, tales como sus declaraciones.

Declaración del imputado: artículos 110 a 113


Para ser válida la declaración debe contar siempre con la presencia del defensor e informarse al
imputado que tiene derecho a abstenerse de declarar sin que ello implique una presunción en
su contra.
El CPPSF establece que las preguntas deben ser claras y precisas, además, se prohíben las
preguntas capciosas o sugestivas. Se invitará al imputado a que exprese cuanto desee a modo
de descargo y luego se formulan las preguntas.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Por otro lado, se dispone que, a pedido de las partes, antes de resolver un incidente, como el
procedimiento intermedio, el imputado podrá declarar y ser interrogado primero por la parte
que lo ofreció y liego por los demás.
Durante el debate, la declaración del imputado será recibida en la oportunidad y forma prevista
especialmente. Luego de declarar, el imputado podrá ser interrogado por su propio defensor y
las demás partes.

Defensa técnica: artículos 114 a 123

Consiste en la actividad que despliega el asesor jurídico en el procedimiento. Es una defensa


necesaria para todo el proceso, y no se satisface solo con proveer al imputado de un defensor,
sino que por encontrarse en juego derechos esenciales como la libertad y el honor, deben
extremarse las medidas para que se garantice plenamente el ejercicio del derecho de defensa,
para que quien sufre un proceso penal sea provisto de un adecuado asesoramiento legal.

Defensa del imputado:


Según dispone el CPPSF, el imputado tendrá derecho a elegir como defensor de confianza a un
abogado habilitado legalmente al efecto, o a defenderse personalmente, salvo cuando de ello
resulte un perjuicio evidente para la misma. En caso de no ejercer tales derechos, se le proveerá
de oficio un defensor. Si el imputado es incapaz, el defensor será designado por su curador, de
no tenerlo, se designará de oficio.
Por otro lado, tal como surge del Código Procesal Penal de Santa Fe, la defensa es
completamente libre sin más restricciones que las impuestas por la ética, el respeto debido a los
jueces, las partes y la observancia de normas constitucionales.
Quien es designado como defensor del imputado será tenido como tal desde su aceptación o
realización de actos de defensa.

Propuesta de terceros:
Este supuesto ha sido incorporado para aquellos detenidos que se encuentran incomunicados.
Esta incomunicación, que configura un agravante de la detención, no alcanza jamás al vínculo
del imputado y su defensor. Si una persona imputada por un delito esta incomunicada y carece
de defensor, un tercero puede proponer un defensor, al que se le notificara de inmediato. La
relación con el imputado no necesitara ser probada, bastando la manifestación bajo juramento.
El representante nombrado por un tercero debe ser aceptado por el imputado, en caso de que
lo rechace y no señale quien quiere sea su representante, se le nombrara un defensor de oficio.

Pluridad de defensores:
El imputado podrá designar los defensores que considere convenientes, pero no será defendido
simultáneamente por más de dos en las audiencias orales o en el mismo acto. Si el imputado
tuviera más de un defensor, la notificación hecha a cualquiera de ellos valdrá para todos, y la
sustitución de uno por otro no alterará trámites ni plazos.
El defensor designado podrá sustituir facultades en un defensor auxiliar, para actuar en aquellas
diligencias a las que no pudiera asistir personalmente. El defensor auxiliar sólo tendrá
responsabilidad en aquellos actos en los que participe, pero ello no exime de responsabilidad al
designado.

Separación del defensor:


Nuestro CPP contempla cuatro supuestos a partir de los cuales el Tribunal, aun de oficio, puede
separar al defensor de confianza designado por el imputado. Una vez dispuesto el reemplazo,
debe convocarse al imputado para que designe otro defensor de confianza y si no lo hiciera se
asignará de oficio. Tales supuestos son:

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Abandono del cargo dejando al imputado sin defensa: el defensor está ligado al
imputado por un deber de lealtad, que no debe perjudicar. Cuando abandonara el cargo
intencionalmente, abandona directamente al imputado sin defensa, por lo que debe ser
separado del cargo sin perjuicio de avaluar la comisión de un delito por su parte
▪ Notorias omisiones o negligencia: el defensor deja de hacer en forma notoria actos
relativos a su función que perjudican al imputado dejándolo sin defensa.
▪ Provocar deliberadamente demoras en la sustanciación de la causa: este causal debe
ser apreciada debida por el tribunal, evaluando que la finalidad de los planteos del abogado
defensor sea la demora de la causa. Esto puede ocurrir ante idénticos planteos presentados con
los mismos argumentos de forma reiterada.
▪ Defensa común incompatible de varios imputados: existe incompatibilidad cuando
media colisión de intereses inevitables entre los imputados.

Renuncia del defensor:


El defensor, en caso de renuncia al cargo, estará obligado a continuar en su desempeño hasta
que el imputado proponga otro o le haya sido designado de oficio. No se podrá renunciar
durante las audiencias salvo imposibilidad manifiesta e imprevisible de ejercer razonablemente
la defensa.

Designación de oficio:
Si el imputado no designa un defensor de confianza o hasta tanto el designado acepte, asumirá
su defensa un defensor designado de oficio, cuyo nombre debe ser conocido por el imputado.
En caso de acumulación de causas, cuando proceda, debe entender el defensor de la causa de
atracción, dejando sin efecto las demás.
Los defensores oficiales tomaran conocimiento personal y directo de sus defendidos en el
momento más inmediato posible.

Servicio Publico Provincial de Defensa Penal:

En nuestra provincia el Sistema de Defensa Oficial, denominado Servicio Publico Provincial de


Defensa Penal, está regulado por la ley 13.014 del año 2009.
Según dispone esta ley, todas sus disposiciones están prioritariamente orientadas a garantizar
efectiva y eficientemente el derecho de defensa a las personas más vulnerables social y
económicamente, particularmente cuando su libertad se encuentre amenazada o afectada.
Según el artículo 9 de esta ley el SPPDP es un órgano con autonomía funcional y administrativa
y con autarquía financiera, dentro del Poder Judicial.
Las prestaciones brindadas por esta institución son gratuitas para todas aquellas personas que
no cuenten con medios económicos suficientes para contratar un defensor de su confianza. El
costo de las prestaciones integrara las costas del proceso, las que solo podrán ser cobradas al
asistido cuando contare con medios suficientes.

Principios de actuación:
Las personas miembros del Servicio Público Provincial de Defensa Penal ejercerán sus funciones
con arreglo a los siguientes principios:

▪ Interés predominante de las personas defendidas: los profesionales asignados a la


defensa de un caso penal se encuentran funcionalmente sujetos al interés y voluntad informada
de la persona destinataria de sus servicios técnicos, dentro de los límites legales.
▪ Autonomía funcional: los defensores gozan de no pudiendo recibir influencias externas
al SPPDP o de sus miembros en exceso de sus facultades.
▪ Probidad: las personas miembros del SPPDP cumplir y procurar hacer cumplir las

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Constituciones Nacional y Provincial y las leyes y tratados vigentes, en particular los referidos a
la protección y defensa de los Derechos Humanos.
▪ Actuación estratégica: debe fijar sus estrategias de actuación estableciendo los
intereses prioritarios que guían la asignación de sus recursos.
▪ Transparencia: debe garantizar la transparencia de su actividad, informando los
criterios que orientan su actuación y los resultados de su gestión. La información de interés
público debe publicarse en página web o medio equivalente.
▪ Flexibilidad: sus miembros serán eminentemente flexibles, orientados por objetivos y
sujetos a seguimiento y ajustes permanentes.
▪ Eficiencia y Desformalización: el Servicio Público Provincial de Defensa Penal será pro
activo en evitar trámites innecesarios. Tomará acciones tendientes a hacer público y revertir
todo funcionamiento burocratizado de los órganos del Sistema de Justicia Penal.
▪ Especialización y trabajo en equipo: el SPPDP garantizará la especialización de sus
componentes para el mejor cumplimiento de sus fines y la conformación de equipos de trabajo
que potencien la capacidad de acción de sus órganos, evitando en todo momento la
sectorización por compartimentos estancos.
▪ Responsabilidad diferenciada: serán personalmente responsables por su desempeño
en el ejercicio de la defensa técnica de un caso y responsables, según sus funciones y facultades,
en relación con los resultados de la gestión de la oficina o equipo de trabajo al que pertenezcan.
▪ Capacitación Continua: el Servicio Público Provincial de Defensa Penal garantizará la
formación permanente de sus miembros.
▪ Calidad en la atención al público: se garantizará a las personas destinatarias de sus
servicios, a sus familiares y allegados a las mismas un trato de excelencia, correspondiente con
su dignidad humana y su especial condición de vulnerabilidad evitando en todo momento
someter a las mismas a demoras innecesarias y brindándoles toda la información que requieran.

Funciones del SPPDP:


Según dispone el artículo 16 de la ley 13014, son funciones principales del Servicio Publico
Provincial de Defensa Penal:

▪ Garantizar a toda persona sometida a persecución penal estatal una defensa técnica de
Calidad (fundamentalmente a los vulnerables).
▪ Promover la vigencia efectiva de los Derechos Humanos, particularmente respecto de
todas las personas cuya libertad se vea amenazada o afectada efectivamente.
▪ Construir estrategias generales de política institucional con el objeto de garantizar el
resguardo de la vigencia de las garantías procesales establecidas por las Constituciones Nacional
y Provincial y las leyes dictadas en su consecuencia.
▪ Defender la utilización subsidiaria y racional de las penas por parte de los órganos
encargados de la administración de la Política Criminal Estatal.
▪ Actuar para lograr una mayor aplicación de medios alternativos a la solución de
conflictos, como la conciliación y la mediación.
▪ Promover la cooperación local, regional, nacional e internacional para la protección y
defensa de los Derechos Humanos.
▪ Inspeccionar periódicamente los establecimientos en que se mantengan personas
sometidas a encierro, con el objeto evaluar su estado general y respeto de sus derechos.
▪ Dentro del primer trimestre de cada año, informar públicamente sobre la gestión
realizada en el año anterior.

Organización del Servicio Publico Provincial de Defensa Penal:


Según se dispone en el Capítulo III de la ley 13014, titulado organización, el Servicio Publico
Provincial de Defensa Penal tiene su sede en la Capital Provincial y se integra por:

LORENZO GROSSO
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▪ Defensor Provincial: dirige y representa al SPPDP y es responsable de su organización y


buen funcionamiento. Es designado por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea
Legislativa, de una terna obtenida previo concurso publico de oposición y antecedentes. Se
encarga, entre otras cosas, de fijar las políticas generales del SPPDP, presentar un informe anual
sobre su gestión, dictar y ejecutar los reglamentos necesarios, elaborar la propuesta de
presupuesto, organizar los protocolos de actuación, representar judicial y extrajudicialmente al
SPPDP, celebrar convenios con los Colegios de Abogados, establecer políticas de capacitación.
▪ Consejo del Servicio Publico Provincial de Defensa Penal: la integración del tribunal
está consagrada en la ley 13014. Se encarga de asesorar al Defensor Provincial, realizar
recomendaciones sobre los estándares básicos, entre otros.
▪ Defensores regionales: existen cinco, uno en cada circunscripción judicial existente.
Cada defensor regional es la máxima autoridad institucional del SPPDP en su circunscripción. Se
encarga, entre otras cosas, de coordinar y supervisar a los miembros del cuerpo de defensores,
distribuir las tareas del modo más equitativo y eficiente, intervenir en el juzgamiento de faltas
leves de los defensores de su jurisdicción.
▪ Defensores públicos: se encargan, prioritariamente, de brindar defensa penal técnica a
las personas que por su vulnerabilidad no pudieron designar un abogado de su confianza. Tienen
como tarea ejercer la defensa tecina en los casos que le fueron asignados, brindar completa
información a las personas que defienden, todas aquellas que le asigne el Defensor Regional.
▪ Defensores públicos adjuntos: actúan por delegación y bajo la supervisión de los
defensores públicos, podrán intervenir en todos los a tos en los que puede actuar el defensor
público de quien dependen. Sus funciones son las mismas que las de los defensores públicos.
▪ Administración General: depende directamente del Defensor Provincial. Le
corresponde participar en todas aquellas actividades de elaboración, administración y ejecución
presupuestaria, y gerenciamiento de recursos materiales y humanos que le sean
encomendados.
▪ Órganos disciplinarios: existe un Tribunal de Disciplina, cuya integración está
establecido en la ley que analizamos. Además de ello se establece que los Defensores públicos,
y públicos adjuntos y el Administrador General del SPPDP están sujetos al régimen disciplinario
que establece la ley 13014.

Sistema para la contratación de defensores:


El Servicio Público Provincial de Defensa Penal establecerá, mediante convenios con los Colegios
de Abogados de la Provincia, el Sistema de Prestadores de Servicios de Defensa Penal Técnica,
mediante listas elaboradas por dichas entidades profesionales, con el fin de allanar la posibilidad
de contratar a un abogado de confianza a personas con capacidad económica limitada. El
sistema estará sujeto a la reglamentación que elaboren el Defensor Provincial y los Colegios
Profesionales, a cuyo cargo estarán las siguientes facultades y deberes:

▪ Determinación de requisitos de postulación para el ingreso al Sistema, conforme a


criterios de transparencia, idoneidad técnica y moral para desempeñar la función, igualdad de
oportunidades, convocatoria abierta y pública.
▪ Capacitación previa y continua de los postulantes a ingresar al Sistema.
▪ Evaluación y selección de los postulantes, conforme a criterios de transparencia,
idoneidad técnica y moral para desempeñar la función, igualdad de oportunidades, convocatoria
abierta y pública.
▪ Seguimiento de la calidad de las prestaciones brindadas por los profesionales del mismo.
▪ Fijación, a propuesta de los Colegios de Abogados, de los honorarios de los profesionales
del Sistema, los que deberán establecerse respetando la escala establecida en la ley de
honorarios de abogados y procuradores de la provincia de Santa Fe.
▪ Determinación de la modalidad de cobro de honorarios de las prestaciones brindadas

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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por los profesionales pertenecientes al Sistema, la que se ajustará a las pautas establecidas por
la Ley Nº 12.851 o la que posteriormente sustituya o modifique.

Los profesionales de dicho sistema, estarán sujetos a las disposiciones de la presente Ley y del
párrafo segundo de este artículo. El control del funcionamiento del Sistema estará sujeto a la
reglamentación que elabore el Defensor Provincial.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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UNIDAD 2: Sistemas procesales y principios constitucionales.

Sistemas Procesales Penales en el tiempo y espacio:

Inquisición de la Iglesia Católica:

Este es el movimiento de mayor concentración de poder punitivo que tuvo lugar en la historia
de la humanidad occidental.
Durante la edad media la expansión de la Iglesia Católica fue notable, su poder para juzgar no
alcanzaba solo a los clérigos, sino que también se encargaba de aquellas conductas violatorias
de la fe católica. Así comienza a actuar la jurisdicción eclesiástica, ampliando su competencia
hasta terminar juzgando todo aquello que parecía contrario a sus intereses, como por ejemplo
el adulterio y la sodomía.
Es Inocencio III el que introduce a Inquisición en el S.12, institucionalizada como el Tribunal del
Santo Oficio, que tenía como objetivo descubrir la verdad, y por ello la confesión se tornaba
indispensable de lograr, por cualquier medio. De allí que la confesión como sacramento de la fe
católica iba a permitir expiar los delitos cometidos, en una clara confusión entre delito y pecado.
Empiezan a convivir el poder del rey y el poder de la iglesia. La ley funciona como una garantía,
no para el súbdito sino, fundamentalmente, para quien ejercer el poder.
Aparece el sistema tarifado o tasado para la valoración de la prueba en cuya virtud la ley ya le
fijaba su valor. Así, para condenar al acusado se debía contar con plena prueba en su contra, y
ello se lograba con su propia confusión.
Fundado en la herencia del Derecho romano imperial de la última época, modificó totalmente
las formas del Derecho canónico, al introducir la Inquisición; la necesidad de investigar la mala
conducta de los clérigos fue su razón inicial. La abolición del procedimiento acusatorio comenzó
cuando se autorizó la denuncia, incluso anónima, como forma de iniciación de una investigación,
primer paso para la admisión del procedimiento de oficio, también autorizado posteriormente.
De un debate oral y público frente a jueces populares, se giró ciento ochenta grados hacia la
concepción opuesta, una investigación cumplida por un inquisidor en secreto y por escrito,
transformándose el acusado, de un sujeto del procedimiento que enfrentaba a otro que lo
acusaba, en un objeto de la investigación que se practicaba.
El secreto, la tortura, la identidad de acusador e inquisidor, la irrisoria posibilidad de defensa, el
desconocimiento de la atribución delictiva y, más adelante, la institucionalización de la delación
indiscriminada, interesada y supersticiosa (antecedente más reciente de la denuncia) eran la
base del mecanismo de juzgamiento. El fin no era la igualdad, la resolución de conflictos, la idea
del hombre desde una perspectiva puramente antropológica, sino la lucha entre Dios y el
demonio encarnizada en el ser humano. Servir de instrumento de Dios.

Recepción del Derecho Romano Canónico:


En el S.14 surgen los Estados nacionales, en donde todo el poder reside en el monarca, soberano
absoluto. Ello significo, en el campo jurídico, el avasallamiento de los derechos forales por el
derecho romano canónico, fenómeno conocido como recepción del derecho romano canónico.
Este sistema rigió en toda Europa Continental.
Un primer elemento del cambio aconteció en la organización judicial. Frente a la jurisdicción
feudal -común y local-, ejercida por tribunales compuestos por jueces accidentales del lugar, y
a la jurisdicción eclesiástica -privilegiada, pero también local en un comienzo- que arribó al siglo
XIII, comenzó a desarrollarse la jurisdicción real, de tribunales compuestos por funcionarios
permanentes, profesionales de la administración de justicia, que culminó por vencer a las dos
anteriores y por constituirse, prácticamente, en la. única existente.
En Francia aparece la noción de fiscal que no existía en el derecho romano, y se lo llama
procurador. Durante esta etapa, correspondiéndose con el absolutismo político en que se
desarrolla el gobierno, el poder de administrar justicia residía en el rey, que lo delegaba a los

LORENZO GROSSO
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tribunales y funcionarios. Así para consolidar ese poder real, se afirma la persecución de oficio,
la forma escrita y secreta del procedimiento.

Reforma del sistema inquisitivo:


Todavía en el S.17 no existía hostilidad contra el sistema inquisitivo, al cual se consideraba un
rigor necesario para lograr la represión de los delitos y la defensa de la sociedad.
El movimiento filosófico del S.18 determina profundas modificaciones en el orden social y
político, incidiendo, naturalmente, en el régimen punitivo. Para decidir todas las cuestiones
sociales consagraba a la razón como suprema autoridad, considerando justo y verdadero solo
aquello que era lógicamente necesario.

Revolución francesa:
Aun antes de la Revolución francesa se producen algunas reformas que revelan una
modificación importante del régimen inquisitivo. Así en algunos lugares se prohíben las
preguntas sugestivas, las amenazas y las promesas en los interrogatorios, se abolió la tortura y
se impone la obligación de motivas las sentencias.
Después de la revolución políticamente más profunda que registra nuestra historia universal, el
proceso debía cambiar en su esencia, sus fines y sus formas.
Una nueva concepción del hombre, cuyos derechos se proclamaban, constituye el pedestal de
reformas que resultan impostergables.
La Asamblea Constituyente de la nueva Francia se apresura a modificar la Ordenanza de 1670,
aunque sea provisoriamente para evitar abusos; así dispone que el juez actúa con adjuntos hasta
que el imputado sea asistido por un defensor, el juramento del indagado es proscripto, entre
otras cuestiones.

Código Napoleónico de Instrucción Criminal de 1808:


En el S.18, filósofos como Montesquieu, Beccaria y Voltaire ponen en tela de juicio las
instituciones del sistema penal, rescatándose los valores de dignidad humana, respeto a la
persona y libertad.
Ya no se piensa únicamente en el imputado; primero se buscan los medios más aptos para
asegurar la tutela del interés represivo de la sociedad. Con este criterio se sanciona en 1808 el
Código de Instrucción Criminal, que rige a partir de 1811.
Organiza un tipo mixto de procedimiento que reproduce, en la primera fase del proceso penal,
la instrucción previa, escrita, secreta, sin contradicción de la Ordenanza de 1670, y que, en la
segunda, mantiene el procedimiento público, oral y contradictoria de las leyes de 1791,
conservando el jurado de juicio y suprimiendo el jurado de acusación.
Se ponen en pie de igualdad acusación y defensa.
La etapa de investigación re realizaba ante un juez de instrucción, que tenía a su cargo la
investigación cuyos resultados eran sometidos a una Cámara para decidir si ir o no a juicio.
El nuevo código se inspira en una neta separación e independencia de las acciones que nacen
del delito. La penal pertenece a la sociedad y debe ser ejercida exclusivamente por el acusador
público; la civil pertenece al ofendido y puede ser intentada mediante la constitución de parte
civil.
Este código fue el modelo que siguió la reforma del sistema de enjuiciamiento penal en la Europa
Continental. De un sistema inquisitivo se pasa a un inquisitivo reformado o mixto. Pero en
realidad se trataba, ni más ni menos, que de un sistema que seguía siendo inquisitivo en su
esencia, con características acusatorias en sus formas.

Principios constitucionales en el proceso penal:

La Constitución Nacional es la ley fundamental de nuestro país, ella es producto del poder

LORENZO GROSSO
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constituyente, es decir, de la capacidad y el derecho que tiene el pueblo de establecer su propio


gobierno y de fijar las normas básicas de la convivencia social
Las garantías constitucionales se definen como los medios o instrumentos que la Constitución
Nacional pone a disposición de los habitantes para sostener y defender sus derechos frente a
las autoridades, individuos o grupos sociales; mientras que las garantías procesales como "las
instituciones o procedimientos de seguridad creados a favor de las personas, para que
dispongan de los medios que hacen efectivo el goce de sus derechos subjetivos". La reforma de
nuestra Constitución Nacional de 1994 operó una sustancial modificación relacionada al
régimen de los tratados. La solución adoptada influyó en el sistema de derechos reconocidos en
la parte dogmática de la CN 1853/1860 al no derogar artículo alguno de esa sección y entenderse
complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Es decir, los derechos
establecidos en los tratados de derechos humanos enumerados e incorporados directamente a
nuestra CN consolidan y amplían las garantías ya reconocidas en ella. Es decir, están reconocidos
por el llamado bloque de constitucionalidad.
Estos principios o garantías se configuran como un elemento troncal y esencial para el
sustanciamiento del proceso penal.
Muchos de estos principios están contemplados en el Código Procesal Penal de Santa Fe, que
no hace ni más ni menos que regular o normativizar un artículo fundamental de nuestra
Constitución Nacional, como lo es el artículo 18. Debemos tener en cuenta que lo dispuesto por
la CN implica un mínimo de protección, de modo que las diferentes leyes procesales pueden
ampliar y regular en mayor profundidad estas garantías.

Principios relativos al procedimiento:

Juicio previo:

Nuestra carta magna expresa en su artículo que nadie puede ser penado sin juicio previo,
fundado en ley anterior al hecho del proceso. Se ha interpretado que la norma se refiere a la
existencia de una sentencia previa, en el sentido de que no puede existir una condena que no
sea el resultado de un juicio lógico, expresado en una sentencia debidamente fundada.
Por su parte el CPPSF consagra este principio en su artículo 1, según el cual, nadie podrá ser
penado o ser sometido a una medida de seguridad sin juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso y sustanciado conforme a las reglas de éste Código.
Esta última expresión “sustanciado conforme a las reglas de éste Código” depende, como es
sabido, de la política criminal del estado y del diseño del sistema procesal penal que surge de
aquella. Detrás de cada delito subyace la idea de conflicto, conflicto entre particulares, o entre
particulares y el estado; así Alvarado Velloso afirma que la finalidad del proceso es la resolución
de conflictos. El estado monopoliza el uso de la fuerza a partir del ejercicio del poder punitivo,
sin embargo, en nuestro sistema procesal penal – uno acusatorio y adversarial – se contemplan
medios alternativos, como los criterios de oportunidad, por ejemplo. Y ello es así porque lo que
importa es la resolución del conflicto y no, como ocurre en otros sistemas, el castigo de quien
ha cometido el delito, porque el delito ya no importa como conflicto sino como infracción.
Este juicio previo del que hablan la CN y el CPPSF, y así lo interpreta Maier, es asimilable a la
idea de sentencia judicial previa. El presupuesto ineludible para que a una persona se le pueda
imponer una pena es una sentencia judicial condenatoria. Ello habilita la existencia de un juicio
abreviado – juicio sin etapa de debate – sin que este sea considerado inconstitucional, porque
si bien no existió un proceso integro si se lo quiere, hay una sentencia condenatoria fundada.
En su segundo párrafo el artículo 1 del Código Procesal Penal de Santa Fe dispone que en el
procedimiento penal rigen todas las garantías y derechos consagrados en la Constitución de la
Nación Argentina, en los tratados internacionales con idéntica jerarquía y en la Constitución de
la Provincia.
Y en su parte final concluye que, dichas disposiciones son de aplicación directa y prevalecen

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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sobre cualquier otra de inferior jerarquía normativa informando toda interpretación de las leyes
y criterios para la validez de los actos del procedimiento penal.

Estado de inocencia:

La primera derivación del principio anterior es la presunción de inocencia, esto es el mandato


constitucional de que nadie puede ser considerado ni tratado como culpable sin una sentencia,
obtenida en un juicio, que lo declare como tal, y así lo establece expresamente el artículo 5 del
CPPSF. Juicio previo y principio de inocencia son dos caras de una misma moneda.
Durante la tramitación del proceso podemos tener certeza de que el imputado efectivamente
mato a la víctima, sin embargo, este debe ser considerado y tratado como inocente hasta que
una sentencia judicial declare lo contrario.
Este principio trae consecuencias o ciertas repercusiones en el proceso, en el ámbito de la
prueba, las medidas de coerción, y como otra repercusión hallamos el principio indubio pro reo.

Onus probandi:
Onus probandi es la expresión en latín de un principio jurídico que enseña quien está obligado
a probar un hecho ante los tribunales. El estado de inocencia influye en este aspecto de la
prueba en tanto que la carga de la prueba la tiene el órgano acusador. Es el actor penal quien
tiene encargada la investigación y recolección de evidencias para obtener una condena; el fiscal
como tal no actúa ciegamente en la persecución, sino que su labor se rige por el principio de
objetividad, debe recolectar no solo pruebas incriminatorias sino también aquellas
desincriminatorias que se le presenten.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que la defensa no es pasiva, puede presentar sus
propias pruebas y controlar las pruebas de la fiscalía (a la inversa también).

Medidas de coerción:
Es un tema extenso; estamos hablando aquí de las medidas cautelares interpuestas para evitar
la frustración del proceso; estas pueden ser reales, como el embargo, o personales, como la
prisión preventiva.
La inocencia como estado repercute en los límites que deben poseer las medidas de coerción
procesal que se pueden disponer contra toda persona sometida a proceso, teniendo como única
finalidad procurar la actuación de la ley penal, sin que sea posible imponer las misma como
adelanto de pena toda vez que el imputado es reputado inocente durante el procedimiento.
Igualmente, esto no se pudo sostener ya que no se pudo eliminar al 100% la posibilidad de la
coerción estatal antes de la pena, incluso sobre la misma persona del imputado, durante el
procedimiento de persecución penal.
Respecto de esta cuestión el artículo 10 del CPPSF establece que la libertad personal solo podrá
ser restringida en los límites absolutamente indispensables para evitar el entorpecimiento
probatorio en la investigación o juicio y asegurar la actuación de la pretensión punitiva.

Indubio pro reo:


Para que una persona pueda ser penada, se debe destruir sin lugar a dudas la situación básica
de libertad. Si no existe ese grado de certeza, no se puede arribar a la decisión de culpabilidad.
Ese el principio favor rei, comúnmente mencionado como indubio pro reo.
Según el, la situación básica de libertad debe ser destruida mediante una certeza; caso contrario,
permanece el status básico de libertad.
Se debe entender que no se trata de ningún beneficio para el imputado, sino, muy por el
contrario, una limitación muy precisa a la actividad sancionatoria del estado.
Este principio, dice Binder, es una de las consecuencias directas y más importantes del principio
de inocencia y está consagrado por el artículo 7 del CPPSF, según el cual, en caso de duda sobre

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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los hechos deberá estarse a lo que sea más favorable al imputado, en cualquier grado e instancia
del proceso.

Inviolabilidad de defensa en juicio:

Puede conceptualizarse como la oposición a la persecución penal y como la serie de actividades


tendientes a la acreditación de la inocencia o a la invocación de circunstancias que atenúen la
responsabilidad del imputado, todo dentro de las reglas del debido proceso.
Así, el derecho de defensa comprende la facultad del imputado de intervenir activamente en el
proceso penal que se deduce en su contra. De este modo, la defensa del proceso penal es de
carácter necesario y de cumplimiento efectivo. Luego, el ámbito normativo de aplicación del
derecho de defensa tiene rango constitucional.
El artículo 8 del CPPSF enumera algunos de los derechos que hacen a la operatividad y eficacia
de la garantía. Los derechos enumerados por la norma son:

▪ Derecho a ser oído: refiere a la posibilidad de que el imputado manifieste


libremente todo lo que considere necesario para replicar o atenuar los cargos que se le imputan.
▪ Derecho a contar con asesoramiento y representación técnica: la ley procesal
prevé que el mismo sea asistido por un abogado, de modo tal que su situación procesal no sufra
un menoscabo ante la acusación del MPF.
▪ Ofrecer prueba y controlar su producción: ello es así, a los fines de permitir que
el sometido a proceso se pueda oponer a los extremos de la imputación, neutralizando o
atenuando la misma. Estas facultades de prueba procuran la equiparación del perseguido
penalmente respecto al acusador.
▪ Alegar sobre el mérito de la prueba: esta actividad también consolida la igualdad
de partes y tiende a influir en todos los aspectos del decisorio y a replicar las afirmaciones y
postulaciones esgrimidas por la acusación.
▪ Impugnar resoluciones judiciales: es un recurso, una garantía con que cuenta
toda persona que sufre una condena a raíz de la decisión de un tribunal para que otro tribunal
superior revise la medida y la atenué, modifique o elimine. Estos recursos, en materia penal,
operan únicamente a favor del imputado, a través de la exigencia de doble instancia para la
validez de la sentencia.

Derecho de audiencia:
La base esencial del derecho de defenderse reposa en la posibilidad de expresarse libremente
sobre cada uno de los extremos de la imputación.
En primer lugar, para que alguien pueda defenderse es imprescindible que exista algo de que
defenderse: esto es, se le atribuya la imputación de un hecho delictivo. La imputación
correctamente formulada es la que abre la posibilidad de defenderse efectivamente.
En segundo lugar, debe dársele a conocer al imputado aquello que se la atribuye (técnicamente
intimación), es decir, poner al imputado en conocimiento de la imputación correctamente
deducida.
La mayor expresión del derecho de defensa se produce en la audiencia del imputado ante el
Tribunal.

Prohibición de la reformatio in peius:


La garantía de la reformatio in peius constituye una derivación del derecho de defensa en juicio
que vive en el ámbito de los recursos contra las resoluciones jurisdiccionales. Significa prohibir
al tribunal que revisa la decisión, por la interposición de un recurso, la modificación de la
resolución en perjuicio del imputado, cuando ella sólo fue recurrida por él o por otra persona,
autorizada por la ley, en su favor. Se trata de una garantía constitucional emparentada también
con el principio acusatorio. La prohibición de reformatio in peius tiene sustento constitucional,

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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como derivado de la inviolabilidad de la defensa

Incoercibilidad del imputado como órgano de prueba:


Este principio deriva del artículo 18 de la CN según el cual nadie puede ser obligado a declarar
contra sí mismo. Y forma, claramente, parte del derecho a defensa en juicio de las personas
imputadas.

Igualdad de partes:
Ninguna de las partes puede encontrarse en situación de inferioridad jurídica respecto de la
otra. Así vemos el beneficio de litigar sin gastos, la atención que dispensan los consultorios
gratuitos.
Como proyección de este principio debemos mencionar el de igualdad de armas al que la
doctrina nacional define como la búsqueda del equilibrio prudente entre las razones de las
partes, dando igual oportunidad a ellas para demostrar sus convicciones, puesto que en el
trámite procesal ambas partes deben tener iguales derechos y posibilidades. Así podemos decir:

▪ Las partes se presentan ante el juez en condiciones de igualdad.


▪ Las partes están igualmente protegidas por la ley.
▪ Media igualdad en la situación procesal.
▪ La creación de privilegios sin fundamentos es contraria a este principio.

Non bis in idem:

El principio impide la múltiple persecución penal y significa que no se puede juzgar ni tampoco
penar dos veces a una persona por el mismo hecho. El principal efecto de la regla es impedir
absolutamente toda posibilidad de establecer una doble persecución contra el imputado
absuelto.
Está consagrado por el artículo 6 del CPPSF según el cual nadie podrá ser perseguido penalmente
más de una vez por el mismo hecho. dispone, además, que no se podrán reabrir los
procedimientos fenecidos, salvo la revisión de las sentencias a favor del condenado.
La CSJN resolvió que la garantía que prohíbe la persecución penal por el mismo hecho reconoce
base constitucional y que su fundamento es proteger a los ciudadanos de las molestias y
restricciones que implica un nuevo proceso penal cuando otro sobre el mismo objeto está en
trámite o ya ha sido agotado.
Se da cuando existe conexidad entre las causas, es decir, para que resulte operativa la garantía,
se requiere una triple identidad entre los procesos en cuestión:

▪ Identidad personal: hace referencia que el sujeto perseguido tiene que tratarse
de la misma persona que ya fue sometida a proceso.
▪ Identidad del objeto de persecución: implica una equivalencia en la imputación.
Esta tiene que ser idéntica. Lo es cuando tiene por objeto el mismo comportamiento atribuido
a la misma persona. Está prohibido perseguir a un mismo sujeto, múltiples veces por un mismo
hecho.
▪ Identidad de la causa de persecución: se exige porque hay casos en los cuales
de un mismo hecho pueden nacer diferentes consecuencias jurídicas, en distintos niveles del
ordenamiento jurídico, que lo enjuician desde distintos puntos de vista.

Límites a la actividad probatoria:

Como vimos, la IPP constituye la principal etapa preparatoria del juicio, ya que, permitirá fundar
la acusación que da origen al mismo.
Las distintas garantías antes mencionadas también tienen aplicación durante esta etapa previa

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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al debate o juicio propiamente dicho.


Además, existe un grupo de garantías especificas cuya finalidad consiste en limitar la posibilidad
que tiene el estado de recolectar información.
Estas limitaciones pueden operar en distintos niveles.
En primer lugar, existen ciertos campos, ciertos temas y ciertos métodos que son absolutamente
prohibidos. Por ejemplo, la tortura, las amenas para que una persona confiese. Este es un campo
de limitación absoluta, está totalmente vedado recurrir a ellos.
Luego, existe otro nivel de formalización y limitación de las posibilidades de buscar información,
constituido por aquellos casos en que tal información pueda ser obtenida si existe una
autorización judicial expresa. Es el caso de la correspondencia.
Y finalmente, existe un tercer nivel de pura formalización. De ninguna manera puede ingresar
información al proceso penal si no es a través de ciertos canales preestablecidos por la ley.

Inviolabilidad del domicilio y los registros privados:


Se trata de dos dimensiones estrechamente vinculadas con el imputado, que están protegidas
por el proceso penal. Como señale más arriba no se trata de una protección absoluta, sino que
no será posible buscar información en tales fuentes si no media una autorización expresa de un
juez.
Por domicilio debe entenderse el lugar donde la persona desarrolla sus actividades primarias en
el sentido más amplio posible según Binder.
La búsqueda de información en estos ámbitos de intimidad o desarrollo personal solo es
admisible si se cuenta con una orden de allanamiento o de registro, esto es, una autorización
formal, precisa y circunstanciada del juez (y solo del juez) que permite, en el caso concreto, la
violación de tales ámbitos.
respecto de la correspondencia y los papeles privados se debe tener en cuenta que importan
una manifestación directa de la personalidad del imputado. Comprende todas las formas de
comunicación y documentación a través de las cuales se manifieste la persona.
Además de todo ello, se establece en el artículo 18 de la CN que el domicilio es inviolable, como
también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos
y con que justicativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación.

Prohibición de la tortura:
Se trata de una limitación impuesta en pos de la dignidad humana. En primer lugar, debemos
tener en cuenta que la tortura es la utilización de medios violentos para obtener de una persona
cierta información. Por violencia se debe entender todo mecanismo que tiende a la anulación
de la voluntad de la persona.
Toda información que se obtenga mediante tortura es una información invalida para el proceso
penal.
Cabe mencionar que la tortura esta abolida en nuestro país desde la Asamblea del año XIII,
asimismo, el artículo 18 de la CN dispone que quedan abolidos para siempre la pena de muerte,
toda especie de tormento y los azotes. Como así también goza de un amplísimo respaldo
convencional.

Derecho a la doble instancia:


Los recursos no significan, al menos en primer lugar, una garantía procesal a favor del imputado
o del condenado. Sino, antes bien, un medio de control por tribunales superiores sobre el grado
de adecuación de los tribunales inferiores a la ley.
El Pacto de San José de Costa Rica, dispone en su artículo 8 que una persona juzgada tiene en el
proceso, entre otros derechos, el de recurrir el fallo ante juez o tribunal inferior. Más
concretamente, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone que toda persona
declarada culpable de un delito tiene derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le
hayan impuesto sean sometidos a un tribunal superior.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Así debemos distinguir, entre el derecho a recurrir ante un tribunal superior, una resolución o
sentencia, del que gozan todas las partes que intervienen en el sustanciamiento del proceso. Y,
por otro lado, el derecho de la doble conforme, que podemos decir es una garantía de la que
sólo goza el imputado para solicitar que se revise la legalidad, y todos los hechos y derecho de
una sentencia condenatoria por un tribunal superior, generalmente colegiado.
En virtud de esta garantía para que se pueda ejecutar una pena contra una persona se necesita
de una doble conformidad judicial, si el condenado la requiere.

Duración razonable del proceso:


El artículo 3 del CPPSF establece los principios y normas procesales que deben respetarse a lo
largo del proceso y entre ellos menciona a la celeridad.
No hay dudas de que la celeridad tiene directa relación con el plazo razonable en que un proceso
debe desarrollarse. Y esto es importante por los pronunciamientos de nuestra CSJN en tal
sentido, y además por su respaldo Tratados Internacionales con jerarquía Constitucional.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14 dice que “durante el
proceso toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías…. a ser juzgado sin dilaciones indebidas”.
Por su parte la Convención Americana de Derechos Humanos prescribe en su artículo 8 que toda
persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por
un juez o tribunal competente, imparcial e independiente establecido con anterioridad por ley.
Nuestro estado, ha tenido que pagar altas sumas de dinero como consecuencia de la excesiva
dilación de sus procesos; ello debido a que fueron acusados ante la CIDH.

Principios relativos a la organización judicial:

Independencia:
Se expresa que la independencia es una característica que corresponde al poder judicial como
tal, frente a los demás poderes del Estado.
El poder judicial está integrado por una pluralidad de personas (los jueces), quienes no pueden
depender del Principio de Obediencia Jerárquica (a diferencia del Poder Ejecutivo), para
garantizar al justiciable la sumisión a la ley y al caso concreto. Se trata así de una organización
horizontal, en la que cada juez es soberano al decidir el caso conforme a la ley. Así, la
organización horizontal se corresponde con el régimen republicano.
Este principio implica que cada juez, cuando juzga y decide un caso concreto, es libre
(independiente de todo poder, incluso del judicial) para tomar su decisión y solo se le exige que
su fallo se conforme con aplicar el derecho vigente, esto es, que se someta a la ley. Salvo la ley
que rige al caso, se prohíbe que determine su decisión por órdenes de cualquier tipo y
proveniencia.
Precisamente para que los jueces sean realmente independientes de todo poder del Estado,
incluso del mismo poder judicial es que los funcionarios públicos son permanentes, es decir,
gozan de estabilidad en sus empleos y se retribuye sus servicios con una compensación salarial
que determina el Congreso de la Nación por ley, imposible de ser disminuida posteriormente,
mientras permanezcan en sus funciones.

Imparcialidad:
Otra de las condiciones necesarias para garantizar la independencia es la de colocar frente al
caso, ejerciendo la función de juzgar, a una persona que garantice la mayor objetividad posible
al enfrentarla. Trata de la relación especifica de la persona física encargada de juzgar en el caso
concreto sometido a su jurisdicción.

Juez natural:
Una buena manera de asegurar la independencia e imparcialidad del tribunal es evitar que sea

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creado o elegido, por alguna autoridad, después de sucedido el hecho; esto es, que se coloque
frente al imputado, tribunales ad hoc, creados para el caso o para la persona a juzgar. Es por ello
que nuestra Constitución Nacional prohíbe que alguien sea juzgado por comisiones especiales o
sea sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa.
Esta garantía significa tres cosas; la necesidad de que el juez sea pre constituido por la ley y no
constituido post factum; la inderogabilidad y la indisponibilidad de las competencias; la
prohibición de jueces extraordinarios y especiales.
Asimismo, el juez debe ser impartial, imparcial e independiente. El juez no debe tener ningún
tipo de interés, ni general ni particular, en una u otra solución de la controversia que está
llamado a resolver. En concreto, la imparcialidad es la ajenidad del juez a los intereses de las
partes en juego y la independencia es su exterioridad a todo sistema de poderes. Esta
independencia es la garantía de que un juez que ha sido investido del poder de intervenir en un
conflicto concreto, solo está sujeto a la Constitución y a la ley.
Una de las principales notas distintivas para saber cuándo estamos en presencia de un juez
imparcial e independiente la da el hecho que el tribunal haya sido creado o modificado con
anterioridad al episodio que dio origen al proceso. A su vez, el lugar del hecho determina la
jurisdicción para juzgarlo, siendo esta improrrogable. Este principio se excepciona en caso de
multiplicidad de lugares de perpetración del delito.

Juicio por jurados:


Los jurados son una garantía procesal que integra el debido proceso legal adjetivo desde
la perspectiva del justiciable: el imputado de un delito tiene derecho a ser juzgado en materia
penal por los ciudadanos, quienes deciden si es culpable o inocente del hecho que se le imputa.
Desde este punto de vista, el jurado es un órgano de justicia de carácter colegiado integrado
transitoriamente, conformado total o parcialmente por abogados, antes quienes solo puede
desarrollarse un juicio caracterizado por la inmediación, publicidad y oralidad. El jurado también
implica el deber y derecho de todo ciudadano de integrarlo, por esta razón el jurado debe ser
popular.

Principios políticos en el proceso penal:

Estatidad u oficialidad:

Según este principio la iniciativa procesal corresponde a un órgano estatal que actúa de oficio,
así como durante su desarrollo y desenlace. En general, no surte efectos el perdón del ofendido,
ni su renuncia al ejercicio de acciones. Se parte de la base de que la infracción penal ha afectado
a la sociedad en su conjunto y ésta reacciona activando los mecanismos previstos legalmente.
De esta manera es el estado el encargado del ejercicio de la acción penal; sin embargo, reconoce
como excepciones la acción privada y la acción dependiente de instancia privada.

Principio de legalidad procesal:

La acción penal está regida por el principio de legalidad procesal, en virtud del cual toda vez que
se reúnan los presupuestos de un hecho punible, el fiscal debe ejercer la acción penal; en
principio todos los delitos deben ser perseguidos y los jueces no pueden dejar de hacerlo
invocando razones de oportunidad.
El principio de legalidad no impide una discrecionalidad técnica, en cuya virtud el Ministerio
Publico puede abstenerse de accionar cuando considera que no hay suficientes fundamentos
legales. Pero en el derecho argentino no se prevé una discrecionalidad política que permita al
fiscal disponer de la acción, salvo por las excepciones incorporadas al artículo 71 del CP, el
principio de oportunidad es ajeno al sistema del Código Penal de la Nación.
Como consecuencia de ello podemos decir que la acción también es:

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▪ Irrevocable: una vez ejercida se agota en la instancia; esta característica desaparee en


las acciones privadas ya que el particular dispone libremente de ella, pudiendo desistirla.
▪ Indisponible: únicamente puede ser ejercida por los funcionarios que el derecho
positivo establece; el fiscal no puede transferirla. En el artículo 73 del Código Penal se consagra
como excepción en aquellos casos que, de conformidad con las normas procesales, se prevé la
conversión de la acción penal en privada.
▪ Indivisible: alcanza a todos los que hayan participado del delito denunciado.

Principio de oportunidad:

Conforme dispone el principio de legalidad procesal todos los delitos deben ser perseguidos por
el estado. Pero ello reconoce una excepción, los llamados principios de disponibilidad de la
acción, según los cuales el fiscal puede disponer de la acción, puede decidir si ejerce o no la
acción respecto de delitos de acción pública que está obligado a perseguir. Estos supuestos
están regulados en las legislaciones procesales bajo la figura de los criterios de oportunidad,
que no son más que reglas de disponibilidad de la acción.
Antes de la entrada en vigencia de la nueva legislación procesal en la provincia de santa fe, la
única forma de disponer de la acción por parte del fiscal era dejar correr el plazo de prescripción.
El código establece que este supuesto extinguirá la acción “de conformidad con las leyes
procesales correspondientes”, en el nuevo sistema procesal de la provincia de Santa Fe
reconoció la imposibilidad de perseguir absolutamente todos los delitos, así el artículo 19 del
Código Procesal Penal de Santa Fe dispone que El Ministerio Público de la Acusación podrá no
promover o prescindir total o parcialmente, de la acción penal, en determinados casos.

Oportunidad libre:
Esta modalidad del principio de oportunidad se advierte en el derecho anglosajón y se erige en
la premisa de que el fiscal sólo lleva a juicio aquella causa que puede ganar logrando una
condena, consecuentemente bajo esa lógica, sino existe tal posibilidad no hay acusación y, por
otra parte, para lograr la condena por delito se permiten negociaciones que pueden llevar a su
impunidad parcial o de otros cometidos. En esta concepción amplia, de libre disponibilidad de
la acción, su titular, que es el fiscal, puede iniciarla o no hacerlo; puede una vez iniciada,
desistirla; puede acordar con el acusado reducir los cargos y disminuir su pedido de pena en la
medida que éste acepte la responsabilidad en el hecho, o en uno menos importante; puede dar
impunidad total o parcial por la comisión de un delito, cuando ello sea útil para el
descubrimiento de otro más grave.

Oportunidad reglada:
Este supuesto responde a los parámetros del sistema continental-europeo. Es decir que, sobre
la base del principio de legalidad, se admiten excepciones por razones de oportunidad que se
encuentran previstas en la legislación, cuya aplicación en un caso concreto es responsabilidad
de los funcionarios judiciales.
Es el que adopta nuestra provincia, que como vimos en la unidad 1 los contempla el CPPSF en
su artículo 19.

Verdad real o material:

Este principio nos indica que el juez debe velar por conocer la verdad real o material de los
hechos y circunstancias, independientemente de cómo hayan sido alegadas – y en su caso
probadas – por las partes. Ello porque con independencia de lo que lo partes hayan aportado,
el estado siempre buscara la verdad sustancial para satisfacer el interés público.
En el proceso penal surge una doble limitación en la determinación de la verdad, pues, donde el
objeto a conocer es un hecho que ocurrió en el pasado, surgen –pues- limitaciones internas del

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proceso como las reglas que limitan su entrada al proceso y, por otro lado, las externas al
proceso mismo que se basan en las limitaciones propias de los operadores (la acusación, a
defensa y el disidente) que están condicionados por las estructuras mentales y las estructuras
lógicas del pensamiento natural.
Como sub-principios de la verdad real, los autores mencionan los de libertad de la prueba,
comunidad de la prueba, sana crítica o libre convicción.

Libertad de la prueba:
Conforme al cual, en el proceso penal, a diferencia de las restricciones que gobiernan el
proceso civil, todo puede probarse, por cualquier medio, salvo las restricciones legales, por
ejemplo, la prohibición para jueces y fiscales de recabar pruebas con violación de derechos
constitucionales.

Comunidad de la prueba:
Que cualquier elemento probatorio propuesto por cualquiera de las partes en el proceso es
común a las demás y no puede dejar de valorarse por renuncia de una de ellas.

Libre convicción en la valoración de la prueba:


En derecho procesal, se denomina sistema de las libres convicciones uno de los métodos de
apreciación de las pruebas en los juicios o procesos. Se sostiene que la convicción del juzgador
debe formarse libremente. Llevando esta posición in extremis, el juez podría sentenciar
resolviendo aun en contra de las pruebas producidas, es decir, basándose exclusivamente en su
convicción
Para quitar cualquier carácter voluntarista con el que pueda considerarse la libre apreciación del
juez sobre el material probatorio, se ha construido la teoría de la sana crítica como el método
en el que concluyen la experiencia y la lógica.

Verdad consensuada:

Tal como quedo dicho la doctrina como la jurisprudencia en general coinciden en señalar la
búsqueda de la verdad, como uno de los fines del proceso penal, el debate gira en torno a qué
tipo de verdad resulta ser la pretendida.
Si bien es cierto que la averiguación de la verdad real funciona como garantía que gobierna el
comienzo mismo del procedimiento se debe tener presente en todo momento que ella deba
ceder en pos de ciertos resguardos de seguridad procesal que no permiten arribar a la verdad
real, por caminos que colisionan con el concepto de garantías individuales que deben privilegiar
la administración de justicia en el Estado de Derecho.
Lo decisivo resulta analizar si solo a través de la verdad real, se puede lograr el objetivo
constitucional de afianzar la justicia, o si por el contrario esta aspiración aceptaría una resolución
negociada o consensuada entre el Ministerio Público y el imputado.
Esta última afirmación otorga un rol relevante tanto al acusador como al defensor, en la
afirmación o negación de la imputación delictiva, minimizando en este aspecto el rol del tribunal
de juicio quien recibirá la prueba y valorará conforme la regla de la sana critica racional.

Procedimiento abreviado:
El llamado juicio abreviado, nos ubica esencialmente frente a una negociación que mantiene el
Imputado, asistido por su Defensor técnico y el representante del Ministerio Público fiscal,
arribando en su caso a un acuerdo que en el Código de Procedimiento Nacional solo podrá
comprender el monto de la pena a aplicar, evitando así la realización del debate.
De tal forma y conforme el acuerdo señalado el imputado presta conformidad sobre la existencia
del hecho, la participación de aquel, descriptas en el requerimiento de elevación a juicio y la
calificación legal recaída.

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La cuestión que no ocupa y que resulta materia de debate, se centra en dirimir si en este acuerdo
entre Fiscal y acusado referido al monto de la pena a aplicar prima el principio de verdad real o
su lugar resulta suplantado por lo que modernamente llamamos verdad consensual.
Conforme el sistema procesal que rige en la actualidad, la exigencia en cuanto a que la Sentencia
deba fundarse necesariamente en el plexo probatorio colectado durante la etapa de Instrucción,
no violenta el principio de verdad real.
Por otra parte, si el llamado juicio abreviado requiere necesariamente de un elemento de
consenso el mismo resulta enmarcado en el acuerdo entre las partes respecto de la pena a
imponer que nada tiene que ver con el establecimiento de una verdad consensuada.
Frente a un esquema de legalidad estricto y la realidad implacable que impide proceder como
el mismo impone, resulta necesario comprender la fórmula de Hassemer "tanta legalidad como
sea posible y tanta oportunidad como sea necesaria" así entonces redefinamos el principio de
legalidad tan de optimizado en los últimos tiempos.

Plea bargaing:
El plea bargaing o acuerdo de culpabilidad es cualquier acuerdo en un caso penal entre el fiscal
y el demandado, mediante el cual el acusado acepta declararse culpable de un cargo particular
a cambio de alguna concesión del fiscal. Esto puede significar que el acusado se declarará
culpable de un cargo menos grave, o de uno de los varios cargos, a cambio de la anulación de
otros cargos; o puede significar que el acusado se declarará culpable del cargo criminal original
a cambio de una sentencia más indulgente.
Una negociación de culpabilidad permite a ambas partes evitar un juicio penal prolongado y
puede permitir que los acusados penales eviten el riesgo de condena en el juicio por un cargo
más grave
La negociación de culpabilidad es una parte importante del sistema de justicia penal en los
Estados Unidos; la gran mayoría (aproximadamente el 90%) de los casos penales en los Estados
Unidos se resuelven mediante un acuerdo de culpabilidad en lugar de un juicio por jurado. Las
ofertas de súplica están sujetas a la aprobación de la corte, y los diferentes estados y
jurisdicciones tienen reglas diferentes.

Principios del nuevo sistema de justicia penal de Santa Fe:

El legislador santafesino abandona el sistema inquisitivo y el escriturismo conservador para


avanzar en un modelo acusatorio en procura de separar las funciones de juzgar de la de acusar.
Se elimina así la figura del juez de instrucción y el consecuente auto de procesamiento.
Se establece en el artículo 3 del CPPSF que, durante el proceso se observaran los principios de
oralidad, publicidad, contradicción, concentración, inmediatez, simplificación y celeridad.

▪ Oralidad y publicidad: la publicidad emana de la forma republicana de


gobierno (artículo 1 CN) por ello se trabaja por establecer el juicio oral y público en materia
penal. Los autores consideran que la publicidad y la oralidad son garantías que posibilitan el
respeto y el control de las restantes garantías procesales. Así, la publicidad es la que asegura el
control, tanto interno como externo, de la actividad judicial, la cual debe extenderse a todas las
fases del proceso. Luego, el principio de oralidad representa la principal garantía de la
publicidad, en tanto es el único modo de realización del juicio público; es el modo de garantizar
la publicidad del juicio y preservar la inmediación y personalización de la función judicial. Como
excepción a la oralidad, se puede mencionar la introducción de aquellos medios de prueba
originariamente escritos: documentos, cartas, informes, etc. Y respecto de la publicidad, la
misma solo puede excepcionarse por razones de estricta justicia, tendientes a lograr una normal
sustanciación del debate o cuando la víctima o testigos intervinientes puedan sufrir
consecuencias disvaliosas a raíz de la citada publicidad.
▪ Contradicción y concentración: el principio de contradicción es una de las

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características fundamentales del nuevo modelo. Este método cognoscitivo es el mejor para
acceder a la verdad en el marco de un proceso penal, puesto que permite someter a prueba la
tesis de la acusación, con la posibilidad de su refutación; es el método que permite el
conocimiento de la verdad no en forma unidireccional, sino por medio de la confrontación de
hipótesis contrarias entre sí. Luego, la concentración supone el examen de toda causa en un
período único que se desarrolla en una audiencia o en pocas audiencias muy próximas de modo
tal que los actos se aproximan en el tiempo o se suceden ininterrumpidamente. El debate deberá
sustanciarse con la presencia continua del imputado y su defensor, el acusador y los jueces que
dictarán una eventual sentencia.
▪ Inmediatez, simplificación y celeridad: los operadores del sistema,
prácticamente en cualquier momento del procedimiento pueden abreviar el mismo y/o arribar
a soluciones abreviadas del conflicto, teniendo como únicos limites la garantía del debido
proceso y el juicio oral público. Luego, la celeridad tiene directa relación con el plazo razonable
en que un proceso penal debe desarrollarse de modo que se obtenga una decisión judicial rápida
y eficaz.

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UNIDAD 3: Preparación y desarrollo del proceso penal.

Investigación Penal Preparatoria o IPP:

Es la primera etapa del proceso y tiene como finalidad la de recoger toda la evidencia posible
para que el órgano acusador pueda sostener su pretensión o disponer el archivo de las
actuaciones. La naturaleza de esta etapa es inminentemente cognoscitiva y comienza desde que
la notitia criminis, o la denuncia, es recepcionada por los órganos predispuestos, que son la
fiscalía o autoridad policial. Esta etapa tiene como finalidad la colecta de los elementos
probatorios que servirían para ejercer correctamente la acción penal pública.
Esta etapa inicial se encuentra regulada desde el artículo 251 a 293 y normativiza todas las
facultades, deberes y atribuciones conferidas a las autoridades encargadas de dicha actividad,
que son el MPA y autoridad policial.
Podemos identificar en la IPP dos fases, una eminentemente administrativa y la otra de
naturaleza jurisdiccional. Ahora, ello no es una explicación secuencial, sino que conviene analizar
la IPP en esta lógica binaria para poder desentrañar la naturaleza de la actividad en cada una de
ellas.
La lógica de trabajo de esta primera etapa la caracteriza como una fase informal, desregulada y,
en lo habitual, donde el fiscal trabaja con cierta libertad, entre otras cosas, porque es
perfectamente posible que el sospechoso no sepa que se encuentra en tramite un proceso de
recopilación de información para ser usada en su contra. No existe todavía una obligación legal
para el fiscal de hacerle saber al sospechoso el curso de esa investigación.
Estas actividades del MPA propias de la investigación pueden llevarse a cabo sin control
jurisdiccional en tanto y en cuanto no se pretenda con ellas afectas garantías constitucionales
y/o formular cargos al acusado.
En la segunda etapa de la IPP, la fase jurisdiccional, existen una serie de obligaciones de los
fiscales con relación al sometimiento a control de la jurisdicción de la investigación que vienen
desarrollando. Implica que, eventualmente, tomen conocimiento de la misma el imputado y si
defensor, y que el acusador deba formular cargos.
Regularmente esta segunda fase comienza con la formulación de cargos en la audiencia prevista
en el artículo 274 del CPSF.
Se da entonces el nombre de formalización de la investigación a esta instancia en donde el fiscal
le comunica al imputado los cargos en su contra y le hace saber la evidencia que lo sustenta.
Esta formalización puede llevarse a cabo en las oficinas del fiscal. En estos casos se formalizará
la investigación, pero no ante un juez en una audiencia. Esto sucede cuando el imputado no se
encuentra privado de su libertad. En casos con personas detenidas inexorablemente la audiencia
de formulación de cargos debe llevarse a cabo ante el juez. En cualquier supuesto es adecuado
darle el nombre de jurisdiccional a esta fase – aun cuando se formulen los cargos ante el fiscal
– puesto que con ello se destaca que el acusado, si así lo desea, podrá plantear las controversias
sobre el curso de la investigación ante la jurisdicción de garantías, cosa que no sucede en la otra
fase de la IPP donde no existen peticiones de las partes y solo se desenvuelve en el ámbito del
MPA.

Competencia:

Según el artículo 251 del CPPSF, el cual la investigación penal preparatoria corresponde al
Ministerio Publico de la Acusación, según las disposiciones de la ley y reglamentación que se
dicte. Sin embargo, dice la norma, podrá quedar la misma a cargo del querellante, según lo
dispone este Código.
Esta norma da cuenta de un cambio de paradigma en el sistema procesal penal de la provincia;
tiene un gran valor porque desde el comienzo establece que la investigación del delito está a

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cargo del MPA. Sintetizando, de esta manera, parte del cambio que la reforma procesal penal
ha pretendido instalar.
En este nuevo sistema desaparece el juez de instrucción, y se colocan en manos del fiscal – o en
su caso el querellante – las facultades de investigación, correspondiendo al órgano jurisdiccional
únicamente el control de las garantías individuales y resolver las peticiones que las partes
presenten. En este sentido el llamado juez de instrucción ha sido duramente criticado por su
falta de imparcialidad, pues investigaba y juzgaba.
La investigación a cargo del fiscal no solamente implica un cambio en materia de vigencia de
garantías, sino que además constituye una política pública destinada a dotar de mayor
capacidad investigativa a esta nueva agencia que es el MPA, favorecer una nueva forma de
investigar los delitos, des formalizada, ágil y rápida.
Seguidamente, el artículo 252 del CPPSF dispone que por iniciativa propia o cumpliendo órdenes
del MPA, podrán prevenir en la IPP, el Organismo de Investigaciones y funcionarios de policía.
La practica ha demostrado que los agentes estatales que por excelencia se encuentran en mejor
posición para realizar la investigación son los policías. Los cuerpos policiales poseen experiencia,
conocimientos técnicos y apoyo tecnológico del que no dispone el MPA y que los transforman
en actores idóneos para practicar actuaciones concretas que la investigación criminal requiere.
Como así también tienen un distribución territorial que les permite tener agentes en la “calle”,
que es donde se despliega una parte importante de las investigaciones.
Ahora bien, no puede olvidarse que se trata de una delegación de funciones, ello nunca puede
significar dotar de plena autonomía a la policía y en un escenario en el cual la fiscalía solo acceda
al caso una vez que las tareas policiales ya agotaron, por sí mismas, todas las líneas
investigativas. Esto sería confundir delegación con autonomización policial, y es justamente lo
que la ley procesal no quiere.

Objeto de la investigación:

Según se establece en el artículo 253 del Código Procesal Penal de Santa Fe, la Investigación
Penal Preparatoria tendrá por objeto:

▪ Averiguar los hechos que con apariencia de delito fueran denunciados o conocidos,
con la finalidad de preparar la eventual acusación que permita la apertura del juicio penal.
▪ Reunir los elementos que permitan probar:

o La individualización de los presuntos autores, cómplices o instigadores.


o Las circunstancias que califiquen o atenúen el hecho.
o Las circunstancias que permitan determinar causales de justificación,
inculpabilidad, inimputabilidad por el hecho.
o La extensión del daño causado por el hecho.
o La edad, educación, costumbres, condiciones de vida, medios de
subsistencia y antecedentes del imputado, el estado y desarrollo de sus facultades mentales, las
condiciones en que actuó, los motivos que hubieran podido determinar su conducta, y las demás
circunstancias personales que tengan vinculación con la ley penal.

La IPP consiste en la averiguación y clarificación de los hechos que fueren denunciados


formalmente o que sean conocidos por las autoridades encargadas de investigar.
El carácter preparatorio que tiene la investigación señala que las pruebas que se reúnen sirven
sólo para la formación del convencimiento del MPA, para poder acusar o no sobre la base de su
opinión y no tiene valor probatorio alguno en el debate. El fiscal deberá realizar un “juicio de
mérito” que consistirá en la estimación de que cuenta con suficientes elementos incriminatorios
como para obtener una sentencia condenatoria favorable.
Como vemos la investigación consta de un segmento objetivo que es la averiguación del hecho,

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y otro subjetivo que es la individualización de los responsables, ambos vinculados entre sí.
Si bien, como dijimos, se trata de una etapa desformalizada, se impone al fiscal la obligación de
llevar un registro de la misma y confeccionar una carpeta, expediente o legajo (como lo
denomina nuestra legislación) donde se dé cuenta de las tareas que en el marco de la IPP se
llevaron a cabo. Por ello, y en virtud del carácter preparatorio que ostenta, su contenido no tiene
valor como prueba para el debate en el juicio, siendo que además los jueces de esa audiencia
no tendrán conocimiento de los antecedentes allí reunidos y deberán fundar la sentencia única
y exclusivamente en la actividad probatorio producida en las audiencias del juicio porque es en
esta etapa en la que se podrá ejercer plenamente el contradictorio y rigen los principios de
publicidad e inmediatez.
Así, el expediente tal como lo concebimos, es decir, como un instrumento donde se apila la
información con la cual el órgano judicial tomara decisiones relevantes para los derechos de las
personas debe desaparecer, tanto física como conceptualmente. Ello es indispensable para
asegurar que quienes tengan que decidir sobre el fondo de la cuestión solo lo hagan sobre la
base de lo que vean y oigan.
El MPA tiene la obligación de llevar los registros de su investigación, con lo cual escritos,
documentos, objetos y demás seguirán existiendo; es decir, esto no implica que desaparezcan
los papeles del proceso penal.

Iniciación del procedimiento:

Tal como lo establece el artículo 254 del CPPSF, la Investigación Penal Preparatoria podrá
iniciarse por decisión del Ministerio Publico de la Acusación o por acción de la Policía.

▪ Decisión del MPA: cuando la decisión fuera del MPA contará con la colaboración de la
Policía quien cumplirá las órdenes que se le impartan.
▪ Acción de la policía: cuando la investigación fuera iniciada por la Policía, de inmediato
será comunicada tal circunstancia al Fiscal competente, a fin de que este pueda controlar la
misma e impartir instrucciones genéricas o específicas.

Así, en nuestro Código, la IPP no puede iniciarse por la denuncia que reciba la policía o la fiscalía,
pues esta solo posee naturaleza pre procesal sin entidad para dar inicio a la IPP, lo cual recién
ocurrirá cuando a partir de ésta el fiscal se anoticie; ello debe tenerse en claro puesto existe en
el común de la gente la errónea creencia de que la mera denuncia del hecho da inicio a una
investigación penal al respecto. Además de ello, con lo dispuesto queda claro que bajo ningún
concepto puede iniciarse una investigación a instancias de la jurisdicción, lo cual era un
elemento característico de los sistemas inquisitivos.
Fiscales y policías confluyen en la tarea de gestión de la conflictividad. Para explicar las formas
de organización policial destinada a satisfacer estas y otras demandas que la comunidad le
impone a recurrido a la clásica diferencia ente policía administrativa y judicial. Es bueno tener
en cuenta que estos modelos de policiamiento se encuentran en debate y reforma.

Comunicación inmediata:

Según el artículo 255 del CPPSF, en todos los casos en que se iniciara una Investigación Penal
Preparatoria y se hubiera individualizado fehacientemente al imputado, deberán comunicarse
al Registro Único de Antecedentes Penales de la provincia las siguientes circunstancias:

▪ Nombre, apellido y demás elementos identificatorios del imputado.


▪ Si se encuentra detenido el imputado y en su caso, fecha, hora de detención y Juez a
disposición de quien se encuentra.

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▪ Nombre, apellido y demás elementos identificatorios del denunciante, de la víctima y


del damnificado, si los hubiera.
▪ Fecha del hecho atribuido y de la iniciación de la investigación, así como la calificación
provisional del mismo.
▪ Repartición policial, Fiscalía interviniente y defensor designado si lo hubiera.

Seguidamente, el articulo 256 nos dice que recibida la comunicación a que refiere el artículo
anterior, el Registro Único de Antecedentes Penales procederá de inmediato a informar al Fiscal
interviniente las siguientes circunstancias:

▪ Si el imputado cuenta con otras investigaciones penales en trámite, haciendo saber en


su caso, Fiscalía y repartición policial interviniente.
▪ Medidas de coerción que se hubieran dictado en su contra.
▪ Suspensiones del procedimiento a prueba acordadas a la misma persona.
▪ Declaraciones de rebeldía.
▪ Juicios penales en trámite.
▪ Condenas anteriores, libertades condicionales, reincidencias en que hubiera incurrido y
toda otra referencia de utilidad respecto del imputado.

En caso de que el imputado registrara pluralidad de causas, la información pertinente será


remitida a todos los Fiscales intervinientes.
Así, el precepto regula el caudal de información con el que tiene que contar el fiscal al iniciar la
IPP.

Reserva de la información: articulo 257


La información que obrará en poder del Registro Único de Antecedentes Penales será reservada
y solo podrá ser conocida y utilizada por el MPF, la Policía, el Imputado, la defensa y los jueces.
La información del registro es reservada, es una restricción que guarda sentido con el objeto
procesal y aun penal de la IPP. El registro no es público, lo que tiende a evitar que una persona
respecto de la cual rige el estado de inocencia se vea estigmatizada o etiquetada bajo el rotulo
de delincuente cuando de acuerdo a la ley se considera inocente.
En este sentido cabe recordar que según el artículo 51 del CP los registros deben abstenerse de
informar sobre datos de un proceso terminado por sobreseimiento o sentencia absolutoria y de
detenciones que no provengan de la formación de causa, salvo que los informes se requieran
para resolverse un habeas corpus o en causas pos delito de que haya sido víctima el detenido.
Tampoco deberá informar sentencias condenatorias caducas, salvo expreso consentimiento del
interesado o cuando la información sea requerida por los jueces, excepcionalmente, por su
resolución que solo podrá fundarse en la necesidad concreta del antecedente como elemento
de prueba.
Recordando que la violación de la prohibición de informar será considerada como violación de
secreto en los términos del artículo 157 del CP, si el hecho no constituyera un delito mas
severamente penado.

Reserva de las actuaciones: articulo 258


Los actos de la investigación y su documentación serán secretos para quienes no sean parte en
el procedimiento o no tuvieran expresa autorización para conocerlos.
El limite en la publicidad tiene por objeto evitar que todas aquellas personas que no tengan
interés en la investigación conozcan sus detalles. Ello es así en tanto la publicidad absoluta
podría afectar o entorpecer las pruebas que se vayan reuniendo o quitar eficacia a los actos
realizados o a realizarse. Por otro lado, también puede afectar el buen nombre y honor del
imputado. Pero, además, el objetivo es preservar a la victima o testigos, ya que el conocimiento

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injustificado de las actuaciones podría afectar su intimidad, dignidad o seguridad.


Si bien el nuevo proceso penal se rige por el principio de publicidad, existe un gran numero de
peticiones que se formulan en esta etapa que no generan una audiencia con presencia del
imputado y la defensa, sino que solo se entabla el pedido del fiscal y el juez lo autoriza o no. Este
es el caso de las medidas de investigación que de ser conocidas por las partes puede frustrarse
el éxito de las mismas.

Conocimiento a la defensa: articulo 259


Las actuaciones que documenta la Investigación Penal Preparatoria podrán ser conocidas por el
imputado, su defensa y el querellante, después de realizada la audiencia imputativa regulada
por el artículo 274. Sin embargo, podrán disponerse de los mismos 15 días después de haber
peticionado al Fiscal la realización de dicha audiencia, si por cualquier motivo ésta no se hubiera
celebrado.
El artículo es coincidente con la obligación que tiene el MPA de permitir a las partes y a su
solicitud, todos los elementos de convicción, de cargo y de descargo que se hubieran reunido o
conocido, a lo largo de todo el procedimiento penal, considerándose falta grave su ocultamiento
superado el periodo de reserva.
Dicha regulación procura maximizar los resultados de la investigación, evitando que se filtren
datos que puedan llegar a frustrar la recolección de pruebas futuras o que de cualquier modo
perjudique el curso de la investigación.
Por otro lado, establece el artículo que, excepcionalmente, si resultara útil al éxito de la
investigación, el Fiscal podrá solicitar fundadamente autorización al juez para disponer la
reserva total o parcial del legajo de investigación por un plazo que no podrá exceder de diez días
consecutivos. Si la eficacia de un acto particular dependiera de la reserva total o parcial del
legajo de investigación, el Fiscal, previa autorización del Juez, podrá disponerla por el plazo que
resulte indispensable para cumplir con el acto en cuestión, el que nunca superara las 48 horas.
En ambos casos, la autorización se resolverá en audiencia unilateral en forma inmediata.
Las actuaciones reservadas no podrán ser presentadas o invocadas para fundar ninguna decisión
judicial contra el imputado mientras sean secretas. La defensa deberá imponerse a las mismas
en un plazo no inferior a 48 horas previas a la toma de la decisión judicial que pudiere basarse
en las actuaciones objeto de la reserva.
Se advierte que el criterio del CPPSF es tratar al imputado como sujeto de derechos al cual se le
dan plenos conocimientos de su situación procesal y los motivos que permiten al actos penal
dirigir la acción penal en su contra. Esto representa un cambio rotundo con el sistema
inquisitorial que traía como consecuencia ineludible el secreto del sumario de investigación
también para el acusado, durante los primeros momentos del caso, estando incluso privado de
su libertad.

Obstáculos procesales:
Según el artículo 261 del CPPSF, mediando un obstáculo legal, sólo se realizarán los actos
urgentes que interrumpan la comisión del hecho punible o preserven la prueba que corriera el
riesgo de perderse por la demora, tales como tomar nombres y domicilios de los testigos,
constatar la existencia del hecho por medio de croquis, relevamientos fotográficos, e informes
médicos, siempre que no se afectare el interés protegido por el impedimento.

Denuncia:

Es el acto procesal mediante el cual una persona, ya sea la víctima, testigo o tercero, enterada
de un hecho con apariencia delictiva, transmite su conocimiento a la autoridad competente
(policía o fiscal; en el ámbito federal también se puede hacer ante el juez).
Como ya dijimos este acto en si mismo no es el que inicia la investigación, sino que aporta
información útil con la cual los funcionarios correspondientes tomaran la decisión de dar o no

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curso a la misma e iniciar una causa penal.


Fundamentalmente es la presentación de una información, una transmisión de conocimientos;
en definitiva, un acto de anoticiamiento por parte del estado. El CPPSF regula la denuncia entre
sus artículos 262 y 267.

Facultad de denunciar: articulo 262


La regla general en materia de denuncia está prevista en el artículo 262 del CPPSF, según el cual
toda persona que tuviera noticia de un delito perseguible de oficio, podrá denunciarlo ante el
Ministerio Público de la Acusación o a las autoridades policiales.
Como lo deja en claro la norma es que para las personas en general, realizar una denuncia es
una facultad. Toda persona tiene la posibilidad de llevar a cabo o no ese acto, sin estar obligado
a hacerlo; ahora, en caso de querer hacerlo dicha posibilidad no les puede ser negada. No se
exige que la denuncia la formule una persona determinada, por lo que puede hacerla la victima
o cualquier otra persona, haya presenciado el suceso o no.
Esta amplia legitimación tiene su razón de ser en el carácter publico de la acción, que permite
iniciarla sin el concurso de la voluntad del ofendido. Es que la denuncia cumple su efecto de
anoticiar a la autoridad judicial de la posible comisión de un delito de acción pública, y es
independiente de toda otra actividad posterior que en definitiva se cumpla y que con ella se
relacione. Cuando la acción penal dependiera de instancia privada, sólo podrá denunciar el
titular del poder de instar.

Denuncia anónima:
Cabe referirnos también a la denuncia anónima, según alguna doctrina el anonimato de la
denuncia es un acto pasible de invalidación y, como tal, no podrá ser utilizado como prueba de
cargo contra el denunciado. Esto implica que no podrá ser utilizado el documento en cuanto
acto procesal, ni la información en ella contenida. Ahora bien, la información contenida en la
denuncia que pone en conocimiento un hecho con apariencia delictiva puede ser utilizada
válidamente como el disparador del inicio de una investigación, pero no basta para fundar el
umbral de convicción que debe tener el investigador para invadir garantías individuales, cual es
el de la causa probable.

Los informantes en la investigación criminal:


En una situación muy cercana a la de la denuncia anónima se encuentra el uso en la IPP del
informante o buchón; sujetos que no forman parte de ninguna institución pública y desde el
anonimato aportan datos sobre hechos delictivos. Los intereses que mueven a los informantes
pueden ser variados, entre ellos pueden ser, colaborar con la autoridad en el descubrimiento de
ilícitos “sin dar la cara”, la venganza, o incluso recibir algo a cambio (como puede ser dinero o
impunidad). Cualquiera sea la aceptación que las leyes puedan hacer de estos personajes, los
datos que aporten solo podrán generar una actividad del estado destinada a corroborar, aun
sumariamente, su posible veracidad. Sin embargo, por si solos no servirán para fundar ninguna
medida de coerción.
Sostiene Baclini que se debe evitar la utilización de herramientas para colectar información
reñidas con el estado de derecho y dar a la defensa la posibilidad de que controle la información,
lo cual se torna imposible cuando la misma es secreta y en ningún caso del proceso se somete a
testeo crítico.

Obligación de denunciar:
Dentro de nuestro régimen de denuncia voluntaria y facultativa, aparecen como excepción
supuestos en los que se dispone la obligación de efectuarla. Son situaciones legalmente
establecidas en las que la ubicación funcional del sujeto aludido lleva a la exigencia de que quien,
en el ejercicio de dicha función, toma conocimiento de hechos con apariencia delictiva, deba
transmitir la información a los órganos correspondientes, incurriendo, si no lo hiciere, en una

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infracción de tipo penal y/o administrativa. Ello se justifica por el carácter de las funciones
desempeñadas y por la exigencia de una estricta observancia del orden jurídico.
Según el artículo 263 del Código Procesal Penal de Santa Fe, siempre que no existiere obligación
de guardar secreto, tendrán el deber de denunciar los delitos perseguibles de oficio:

▪ Funcionarios o empleador públicos: la norma habla de los funcionarios o empleados


públicos que los conocieren en el ejercicio de sus funciones.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que según el artículo 77 del CP se considera
funcionario o empleado público a toda persona que en forma accidental o permanente presta
servicios en favor de la administración pública sea por elección popular o designación de la
autoridad competente. Por otro lado, el deber de denunciar existe únicamente respecto de los
delitos conocidos en el ejercicio de sus funciones, así Pablo Javkin no estará obligado a denunciar
el robo que presencio mientras tomaba un café con su familia; pero si lo estará si el mismo se
produce dentro de la municipalidad mientras está desempeñándose como intendente.
▪ Profesionales de la salud: los profesionales de la salud, cuando se tratare de delitos
contra la vida o la integridad corporal de las personas.
Ello comprende a todo aquel que se haya comprendido en el arte de curar, así, comprende a
médicos, odontólogos, kinesiólogos, enfermeros, etc.

Por otro lado, según el artículo 277, inciso 1 del Código Penal, reprime al que, tras la comisión
de un delito ejecutado por otro, en el que no hubiera participado, no denunciare la perpetración
de un delito o no individualizare al autor o participe de un delito ya conocido, cuando estuviere
obligado a promover la persecución penal de un delito de esa índole.
De acuerdo con esa redacción de la ley, la amenaza de la comisión del delito por no denunciar
se circunscribe al fiscal, a la policía cuando debe actuar en tareas de prevención y/o investigación
de delitos y, eventualmente cuando las leyes procesales lo habiliten, a los jueces de instrucción.
Para e resto de los funcionarios que no denuncien hay quienes piensan que pueden estar
incursos en la figura genérica de incumplimiento de los deberes de funcionario público en el
artículo 248 del CP y otros que entienden que ello no resulta posible pues en estos casos no
necesariamente hay afectación al normal funcionamiento de la administración pública, que es
justamente lo que se intenta proteger mediante dicha norma sustantiva.
La restricción al circulo de personas que están amenazadas por el delito de omisión de violencia
no importa suponer que esa obligación ha desaparecido en aquellos funcionarios públicos
respecto de los cuales no les quepa ese tipo de sanción. La obligación que pesa sobre ellos de
denunciar sigue presente y puede, eventualmente, caberles consecuencias jurídicas
sancionatorias de otra índole (por ejemplo, civil o administrativa).

La denuncia y el secreto profesional:


Esta es una discusión que ha traído mucho debate, sobre todo cuando se relaciona con la función
que deben cumplir los profesionales de la salud que atiendan a personas que han cometido un
delito. Los casos típicos son los casos de abortos y de personas que deben concurrir a centros
de salud por haber sido lesionadas con armas de fuego en un hecho criminal o portar en su
interior sustancias estupefacientes.
La discusión se da a raíz del artículo 156 del Código Penal, que establece el secreto profesional.
Según dicho artículo será reprimido con multa de pesos mil quinientos a pesos noventa mil e
inhabilitación especial, en su caso, por seis meses a tres años, el que, teniendo noticia, por razón
de su estado, oficio, empleo, profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pueda causar
daño, lo revelare sin justa causa.
Por lo que parecería haber una actitud de deslealtad en el hecho de poner en conocimiento de
los órganos investigativos algo que se reveló dentro de una relación de expresa reserva en la
que el interesado confió.
En estos supuestos corresponde la desestimación de la denuncia y ante la eventualidad de que

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haya sido admitida, la actividad posterior devendrá nula.


El deber de guardar secreto constituye un dispositivo jurídico que viene a realizar la garantía de
resguardo de la intimidad de las personas prevista en el artículo 19 de la CN.
Con claridad explica Superti que cuando una persona acude a un profesional en auxilio de
asesoramiento lo hace porque confía en ese profesional. Y una de las aristas de esa confianza
está dada por la reserva que ese profesional va a guardar respecto al problema que la persona
le plantea. La protección de la intimidad de quien acude al profesional debe extenderse a este y
ello implica que lo que conoce el profesional con motivo de prestar su servicio debe tener el
mismo tratamiento que la intimidad del cliente, porque en definitiva es lo mismo.
Soler, por su parte, sostiene que el hecho que se trate de un crimen, no modifica las obligaciones
de las personas a las cuales los delitos han sido confiados y el facultativo no debe renuncia
cuando el que ocurre al medio, además de un necesitado, es un delincuente. Seria inmoral y
repugnante que existan personas u organismos destinados a atender a los hombres en sus
necesidades y su desesperación y que al mismo tiempo el estado las constituyera en delatoras.
Ahora, recordemos que la violación del secreto constituye delito en la medida que no exista
justa causa para hacerlo, lo que se da cuando el profesional tome conocimiento de un ilícito en
curso de ejecución o de cualquier forma pueda ser evitada su comisión o consumación.
Por último, destacamos que no la calidad de funcionario publico o no de ese profesional no
cambia en absoluto la situación, siempre que la consulta se genere en ocasión de la relación de
confianza entre paciente y profesional con el objetivo de ser asesorado por este último.

Forma:
La denuncia podrá hacerse en forma escrita o verbal, personalmente o por mandatario especial.
En este último caso, se deberá acompañar el poder respectivo.
La denuncia escrita no necesita ser ratificada. Cuando fuere verbal se consignará en acta por el
funcionario interviniente.
Por otro lado, el artículo 265 del CPPSF establece que la denuncia deberá contener, en cuanto
fuera posible:

▪ Una relación circunstanciada del hecho con indicación de los autores, cómplices e
instigadores.
▪ La individualización del daño y la identidad del damnificado.
▪ Los elementos probatorios que ofreciera para su ulterior producción.
▪ La calificación legal que a criterio del denunciante merece el hecho si se formulara por
abogado o con patrocinio letrado.

Cuando la denuncia escrita fuera ratificada por el denunciante, se tratará de completar el


contenido faltante. Cuando se formulará una denuncia, deberá interrogarse a su autor para
que exprese si con anterioridad denunció el mismo hecho.
Debe tenerse en cuenta que más allá de lo dispuesto por la ley la denuncia debe contener la
mayor cantidad de información posible; indicar donde ocurrió el hecho, a que hora, si hubo
testigos, de que manera se produjo el delito, la descripción del o de los involucrados, si huyeron,
como lo hicieron, hacia donde, con que vehículo (en lo posible patente y cualquier dato
característico como color, marca, modelo), si hubo testigos y en general cualquier otra
información de utilidad.

Copia o certificación: articulo 267


Hecha la denuncia se expedirá al denunciante, si lo solicitara, copia de la misma o certificación
en que conste: fecha de su presentación, el hecho denunciado, el nombre del denunciante y
denunciado, los comprobantes que se hubieran presentado y las circunstancias que se
consideran de utilidad.

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Prevención policial:

Es necesario distinguir entre la policía de seguridad, perteneciente al ámbito administrativo, de


aquella que realiza tareas de índole judicial. La primera impide que se cometan hechos delictivos
y la segunda actúa cuando ya se ha cometido un delito.
La función judicial o de investigación de la policía es la tarea de investigación de la verdad y de
auxilio a los funcionarios de la persecución penal que cumple la policía en relación a los hechos
ilícitos ya sucedidos.
Existe lo que se conoce como sumario de prevención policial, que esta integrado con la
acumulación de actas y diligencias confeccionadas con motivo de los diversos actos practicados
por los funcionarios en ejercicio de sus atribuciones autónomas de investigación. Todo acto que
persiga dicha finalidad constituye “prevención policial”, independientemente de cómo se
encuentre documentado. Debe limitarse, como norma, a la actuación necesaria, impostergable,
asegurativa y de urgencia.
La prevención policial se ve truncada cuando el Fiscal toma conocimiento del hecho con
apariencia delictiva.
Es sabido que en la mayoría de los casos los procedimientos penales tienen origen en actividades
policiales; de ahí se entiende que la acción es ejercida habitualmente por la policía y que
constituye la apertura normal de la actividad persecutoria. Es por ello que las legislaciones
procuraron un control judicial de la policía. Esto aparece como imprescindible, ya que el exceso
de las facultades policiales aparece históricamente como una de las causas del desconocimiento
y agravio a las garantías constitucionales.
En este sentido, se ha organizado dentro de varios ámbitos una policía estrictamente judicial
con dependencia jerárquica e institucional del Ministerio Público.

Deberes y atribuciones:
Según el artículo 268 del CPPSF la Policía investigará bajo dirección del Ministerio Público de la
Acusación. Sin perjuicio de ello, deberá investigar todo delito de acción pública que llegue a su
conocimiento en razón de su función, por orden fiscal o por denuncia, debiendo, en este último
caso, comunicar dicho extremo en forma inmediata al Ministerio Público de la Acusación a los
fines de recibir directivas. La Policía tendrá los siguientes deberes y atribuciones:

▪ Recibir denuncias.
▪ Requerir la inmediata intervención del Organismo de Investigaciones o, en
defecto, de la actuación operante del mismo, practicar sin demora las diligencias necesarias para
hacer constar las huellas o rastros del delito, cuando hubiera peligro de que desaparezcan o se
borren por retardo de estas diligencias.
▪ Impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores e
individualizar la evidencia que pueda dar sustento a la acusación.
▪ Realizar los actos que le encomendara el Fiscal.
▪ Aprehender, detener e incomunicar a las personas, en los casos que este Código
autoriza, informándolo de inmediato al Fiscal. En todos los casos deberá poner a las mismas a
disposición del Juez competente dentro de las veinticuatro horas de efectuada la medida.
▪ Recoger las pruebas y demás antecedentes que pudiera adquirir en el lugar de la
ejecución del hecho punible y practicar las diligencias urgentes que se consideraran necesarias
para establecer su existencia y determinar los responsables, debiéndose recopilar por separado,
en lo posible y de acuerdo a los distintos hechos que se investiguen, las respectivas actuaciones.
▪ Poner en conocimiento del Fiscal las informaciones y diligencias practicadas,
requiriendo su autorización para realizar aquellas medidas probatorias que, por su naturaleza,
sean definitivas e irreproducibles, y que deberán colectarse con control de la defensa, si el
imputado estuviera individualizado. Si fuera imposible cumplir con estas exigencias ante el

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inminente peligro de frustración de la medida, la misma, excepcionalmente se realizará con


intervención del Juez Comunitario de Pequeñas Causas o certificándose su fidelidad con dos
testigos mayores de dieciocho años, hábiles y que no pertenezcan a la repartición, fotografías u
otros elementos corroborantes. Si por las especiales circunstancias del caso no fuera posible la
presencia de dos testigos, la diligencia tendrá valor con la intervención de uno solo y si ello fuera
absolutamente imposible, de cuyas causales deberá dejarse constancia, con dos funcionarios
actuantes.
▪ Disponer que antes de practicarse las averiguaciones y exámenes a que debe
procederse, no hubiera alteración alguna en todo lo relativo al hecho y estado del lugar en que
fue cometido.
▪ Proceder a todos los exámenes, indagaciones y pesquisas que juzgara
indispensables, recabando los informes y noticias que pudieran servir de utilidad al Fiscal o a la
defensa, documentando las declaraciones sólo cuando se estime necesario.
▪ Secuestrar los instrumentos del delito o cualquier otro elemento que pudiera
servir para el objeto de la investigación en caso de urgencia o peligro en la demora. Sin embargo,
no podrá imponerse de la correspondencia, papeles privados, material informático y
grabaciones que secuestrara, sino que los remitirá intactos al Fiscal competente para que éste
requiera autorización al Tribunal.
▪ Impedir, si lo juzgara conveniente, que ninguna persona se aparte del lugar del
hecho o sus adyacencias, antes de concluir las diligencias más urgentes de investigación, con
comunicación a la Fiscalía.
▪ Identificar al imputado.
▪ Informar al imputado inmediatamente de que fuera citado, aprehendido o
detenido, que cuenta con los siguientes derechos:
o Nombrar abogado para que lo asista y represente.
o Conferenciar en forma privada y libre con su defensor, antes de prestar
declaración o realizar un acto que requiera su presencia;
o Abstenerse de declarar sin que ello signifique una presunción en su
contra, o solicitar ser escuchado por el Fiscal.
o Solicitar del Fiscal la intimación de los hechos que se le atribuyen, la
calificación jurídica penal que provisionalmente merezcan y la prueba que existe en su contra.
o Solicitar se practique la prueba que estimara de utilidad. La información
precedente le será entregada al imputado por escrito, dejando constancia fehaciente de su
entrega. Rige lo dispuesto por el artículo 110.
▪ Cumplimentar lo necesario para que el imputado sea revisado por el médico,
bioquímico o psicólogo, en los casos en que así correspondiera.
▪ Cumplimentar con la información a enviar al Registro Único de Antecedentes
Penales.

Requerimiento de auxilio médico:


Los funcionarios a quienes correspondieran las diligencias iniciales de investigación podrán
ordenar que los acompañe el primer médico que fuera habido, para prestar los auxilios de su
profesión. El requerimiento será formulado bajo el apercibimiento de sancionarse al renuente
hasta con quince días multa, sanción que aplicará el Tribunal a solicitud del Fiscal, sin perjuicio
de la responsabilidad penal en que se incurriera.
Los funcionarios policiales a quienes correspondan las diligencias iniciales podrán ordenar que
los acompañe el primer medico que se encuentre para prestar auxilios propios de su profesión;
es decir, si la denuncia o noticia versara sobre una persona herida de gravedad, sin perjuicio de
requerir la inmediata presencia de los servicios de urgencia, el personal actuante podrá
convocar al primer medico que encuentre.

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Subordinación al MPA:
Dispone el artículo 270 del CPPSF que los funcionarios policiales a cargo de la Investigación Penal
Preparatoria estarán bajo la autoridad del Ministerio Público Fiscal, en lo que se refiere a dicha
función. Deberán también cumplir las órdenes que para la tramitación del procedimiento les
dirijan los jueces, en el ámbito de su competencia.
El precepto regula el rol auxiliar que desempeñan los funcionarios policiales encargados de la
IPP, respecto de los funcionarios del MPF y de los jueces. Así, la actividad policial debe ser
controlada y supervisada por el fiscal. Esto significa que el fiscal tiene la obligación de hacerlo y
será responsable por la falta de control.
Por otro lado, el artículo 271 del mismo cuerpo normativo nos comunica que, cuando los
funcionarios policiales violaran disposiciones legales o reglamentarias, omitieran o retardaran
la ejecución de un acto propio de sus funciones, o lo cumplieran negligentemente, el Ministerio
Público Fiscal solicitará al Ministerio de Gobierno, imponga la sanción disciplinaria que
corresponda, sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal de aquellos. Los Tribunales tendrán
las mismas atribuciones cuando los funcionarios policiales actúen por su orden o bajo su
supervisión

Actos del fiscal:

Fiscalización de la Investigación Penal Preparatoria: articulo 272


El Fiscal de Distrito deberá fiscalizar todas las actuaciones que cumpliera la Policía en función
judicial en el ámbito de su competencia territorial, con la finalidad de decidir sobre su mérito
conforme a las disposiciones de este Capítulo.
El fiscal es el principal responsable de la investigación, tiene la iniciativa probatoria y debe
fiscalizar toda la actuación que la policía en función judicial desarrolla en el ámbito de su
intervención con la finalidad de decidir.
Junto con ello, es importante tener en cuenta que la organización de la institución acusatoria en
la provincia de Santa Fe se ha pensado en un modelo que se distancia del modelo de fiscal de
distrito, cuya actuación se encuentra delimitada territorialmente. Por el contrario, esta no es la
lógica organizacional de la ley 13013 cuyos fiscales no cuentan con una delimitación territorial
de actuación, sino que el método de asignación de los casos a estos se relaciona con otras
variables que tienen que ver con la eficacia y eficiencia en la organización del trabajo y la
búsqueda de mejores resultados investigativos.

Desestimación de la denuncia y archivo:


Según el artículo 273 del CPPSF, el Fiscal ordenará la desestimación de la denuncia cuando no
se pudiera proceder, se hubiera extinguido la acción penal, el hecho no fuera punible o no
existieren elementos serios o verosímiles para iniciar fundadamente una investigación. En caso
de que mediare un obstáculo legal, se procederá conforme a lo establecido en los artículos 26 y
concordantes de este Código.
El fiscal podrá ordenar el archivo de lo actuado por haber sido desestimada la denuncia. Dicha
decisión deberá ser notificada a la víctima. En caso de que la denuncia fuera formulada ante la
autoridad policial, esta carece de facultades desestimatorias, debiendo siempre consultar al
fiscal.
Las causales que pueden causar la desestimación por parte del fiscal son:

▪ No se pudiera proceder: son los casos en que la acción penal se encuentra


obstaculizada. Situación que hace referencia a obstáculos que pueden operar tanto en el inicio
como en la prosecución de la acción penal, de la mas variada naturaleza. Puede ocurrir cuando
medien cuestiones previas o prejudiciales, un obstáculo legal; tampoco se puede proceder
cuando la denuncia no fue legalmente promovida, o en caso de denuncia efectuada por quien

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tiene el deber de guardar secreto.


▪ Extinción de la acción penal: se trata de los causales de extinción previstos en el artículo
59 del CP, tales son la muerte del imputado, la prescripción, la renuncia del agraviado en los
delitos de acción privada, la amnistía general, la conciliación, la reparación y la aplicación de un
criterio de oportunidad (estos últimos tres de conformidad con las leyes procesales
correspondientes). También comprende el indulto si se da antes del ejercicio de la acción (pues
recordemos que el indulto extingue la pena y sus consecuencias, si el mismo se da antes de que
exista la pena extingue la acción).
▪ Hecho no punible: comprende una amplia gama de alternativas relativas tanto al delito
como la punibilidad. Hubiera sido recomendable que se haga referencia directamente a todas
aquellas conductas que no constituyen delito. Es decir, hay una acción humana ocurrida en el
mundo material, sin embargo, la conducta realizada por la persona es atípica objetiva o
subjetivamente.
▪ Inexistencia de elementos suficientes: el precepto considera como otra causal para la
desestimación la no existencia de elementos serios o verosímiles para iniciar fundadamente una
investigación.
Lo aquí previsto está directamente relacionado con la ausencia de pruebas o su insuficiencia
para fundar una investigación penal, lo que puede estar relacionado tanto para probar la
existencia del hecho con apariencia de delito como la responsabilidad penal del imputado.
El criterio que aquí se adopta es utilitarista porque se parte de la conclusión de que, si lo
contenido en la denuncia no conducirá a ningún camino, corresponde desestimar.
Con ello se logra descongestionar el sistema desde el inicio mismo de la investigación, evitando
la perdida de tiempo para focalizarlos en aquellos supuestos en que tienen alguna probabilidad
de éxito.

Una vez recepcionada la denuncia, la misma es objeto de un primer análisis tendiente a


determinar si es necesario y posible promover una investigación en torno a los hechos
anoticiados por el denunciante.
Se trata de una decisión de naturaleza eminentemente administrativa que no cierra el caso
puesto que por ser un archivo se permite su reapertura. Tiene por objeto evitar el desgaste
innecesario de recursos y permitir que la institución se organice de forma tal de poder dar
respuestas de mejor calidad a la mayor cantidad de casos. Para ello resulta necesario que en los
primeros momentos del caso se tome una decisión sobre el mismo. Este archivo se diferencia
del archivo fiscal del artículo 289 del CPPSF pues aquel requiere ya una imputación formal sobre
una persona y, por lo tanto, una IPP formalizada.

Audiencia imputativa:

Bajo el título audiencia imputativa se conoce a la convocatoria que hace el fiscal al imputado
cuando, a partir de los elementos reunidos en la investigación, surja la probabilidad de acusarlo
como autor o participe de un delito, a los efectos de formalizar la persecución penal en su
contra.
Constituye un momento neurálgico del proceso donde confluyen, por primera vez, imputado,
defensor, fiscal y – eventualmente, como vimos – el juez. Se trata de un momento procesal
altamente significativo. Para formular cargos debe existir la probabilidad de que el imputado
sea acusado como autor o participe del delito; esto significa que el grado de convicción exigido
es la probabilidad, lo que se da cuando existen mas elementos positivos que negativos acerca
de la responsabilidad penal del imputado.
Conforme el artículo 275 del CPPSF, en la audiencia imputativa el Fiscal dará a conocer al
imputado, bajo su firma, por escrito y dejando constancia fehaciente de la comunicación:

▪ El hecho atribuido y su calificación jurídico penal.

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▪ Las pruebas fundantes de la intimación.


▪ Todos los derechos que este Código le acuerda al imputado al momento de originarse
su condición, especialmente los de procurar procedimientos abreviados.

Esta audiencia no debe ser comparada para su análisis con el acto que los sistemas inquisitivos
denominan declaración indagatoria. Aun cuando ambas instancias son aquellas en las que se
canaliza la imputación de hechos a una persona, dista mucho el papel que tiene ese acto en el
sistema escrito y por expediente, que el que ocupa en un modelo de sistema por audiencias.
La declaración indagatoria es un paso previo, necesario y determinante para la construcción del
expediente que documenta la investigación a cargo del juez de instrucción. En un sistema por
audiencias la formulación de cargos tiene otro sentido que el de construir un legajo, busca
informar al imputado – sujeto de derecho – acerca de la persecución penal.

Participación del querellante:


El querellante tendrá derecho a participar de la audiencia, a ser oído, a realizar preguntas al
imputado, dirigirse y peticionar al tribunal y aportar elementos jurídicos y probatorios. Esto es
una importante novedad en relación a la redacción anterior pues, supeditaba la participación
del querellante a la decisión del imputado.

Oportunidad:
Si el imputado estuviere en libertad deberá ser citado siempre que no fuera procedente ordenar
su detención. Y en estos casos no se prevé un momento temporal para que se realice la
audiencia imputativa. En la citación se le deberá hacer saber al imputado el motivo de la
convocatoria y, además, del derecho a nombrar un abogado defensor de su confianza, asumir
su defensa personal o que de lo contrario se le designara uno de oficio, y que la presencia de su
asistente técnico es obligatoria en el acto.
No obstante ello, cuando la persecución ya es conocida por el imputado, la defensa podrá
solicitar que se realice la audiencia imputativa, como surge del artículo 259 del CPPSF.
En caso de que el imputado estuviere detenido, esta audiencia imputativa deberá realizarse
dentro de las 72 horas del inicio de la detención, prorrogable por 24 horas a pedido fundado del
Fiscal sin recurso alguno, ante el juez competente, quien deberá controlar la legalidad de la
detención.
Realizada la audiencia, el imputado recupera automáticamente su libertad, salvo que el Fiscal,
o en su caso, el querellante considere procedente la aplicación de la prisión preventiva, en cuyo
caso debe solicitar la realización de la audiencia de resolución de medida cautelar prevista en el
artículo 223. En tales casos continuara la detención del imputado hasta la realización de la
misma, que debe, necesariamente, tener lugar dentro de los plazos del párrafo anterior (72
horas y 24 horas de prorroga).
En oportunidad de esta audiencia y de acuerdo a lo establecido en el artículo 13, el Fiscal, en
búsqueda de los objetivos de simplicidad y abreviación propondrá los acuerdos previstos por el
CPPSF.

Asistencia técnica: articulo 276


Para ser válida la audiencia, deberá estar presente el defensor del imputado. El defensor podrá
ser nombrado en la misma audiencia, si no se hubiera designado con anterioridad.
Si el imputado nombrara abogado defensor de confianza, o se le debiere asignar defensor de
oficio, se suspenderá la audiencia hasta tanto se haga presente el designado, a quien se le
notificara de inmediato de la fecha y hora en que debe concurrir para cumplir su función.
Si durante la incomunicación del imputado alguna persona de su relación hubiera propuesto
defensor, se le hará conocer antes del acto.

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Eventual interrogatorio Fiscal: articulo 277


En la misma audiencia, cumplida la información precedente y celebrada la entrevista
confidencial con su defensor, el imputado podrá peticionar ser oído e incluso manifestar su
conformidad para que el Fiscal proceda a interrogarlo. Se observarán las normas sobre la validez
y forma de la declaración del imputado.
Por otro lado se dispone que el defensor le podrá hacer saber las alternativas que prevé la ley
penal o procesal como consecuencias o beneficios derivados de sus eventuales
reconocimientos.
La inobservancia de estos preceptos invalidará el acto, sin perjuicio de la responsabilidad
disciplinaria o penal que correspondiera.
En el nuevo sistema lo importante es que el imputado tome conocimiento de la imputación y no
que preste declaración; por eso, toda declaración del imputado es eventual en tanto depende
pura y exclusivamente de su consentimiento.
Además de ello se dispone en el artículo 279, que el fiscal, o en su caso la Oficina de Gestión
Judicial, tendrá la obligación de entregar al imputado o a su defensor, copia del acta que se
labrará con motivo de su declaración o donde constará que ejerce el derecho de abstenerse de
hacerlo.
Debe tenerse en cuenta de que hablamos aquí de eventual interrogatorio fiscal puesto que la
existencia (o no) del mismo depende siempre de la voluntad del imputado. Este, como sujeto
incoercible no puede ser obligado a declarar, ni mucho menos ser interrogado por el fiscal, a
menos que así lo desee.

Firma del acta: artículos 278


La audiencia imputativa se debe documentar con registros de audio o fílmico y se labrara acta
por escrito que, previa lectura en voz alta, firmara el fiscal, el imputado, su defensor y, en su
caso, el querellante y el juez.

Declaración a solicitud del imputado: articulo 280


Cuando el imputado en la audiencia imputativa no hubiera ejercido el derecho a declarar, o
considere necesario ampliar o modificar su anterior declaración, podrá solicitarlo al Fiscal, en
cualquier momento de la IPP y hasta la presentación de la requisitoria de acusación
contemplada en el artículo 294 de este Código.
La norma autoriza al fiscal, en esta nueva audiencia, a formular las preguntas que considere
pertinentes. No obstante, debe entenderse esto en función al derecho de abstención con el que
cuenta el imputado, lo que le permite declarar, pero si es su deseo puede no responder todas o
algunas de las preguntas que se le formulen.
Por otra parte, no parece necesario que esta audiencia se lleve a cabo ante el juez, aun cuando
el imputado esté detenido.
Cuando el Fiscal no estimara imprescindible la audiencia para ampliar o modificar anteriores
declaraciones, podrá disponer que las mismas se formulen por escrito con el patrocinio del
defensor.
Seguidamente el artículo establece que este mismo derecho – el de declarar por escrito – podrá
ser utilizado por el imputado cuando no se le hubiere recepcionado la declaración en la
audiencia imputativa.
Así, la regla es que el imputado pueda declarar cuantas veces quiera. Esta facultad de nueva
declaración la puede formular personalmente el imputado o también el pedido puede ser
introducido por el defensor.

Nueva audiencia imputativa: articulo 281


La prescripción de convocar una nueva audiencia imputativa es obligatoria para el fiscal cuando
se modificasen los hechos intimados, su calificación legal o se pretendiera atribuir un hecho
nuevo; según la norma el Fiscal deberá convocar al imputado a una nueva audiencia o solicitar

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al tribunal, según el caso, aplicándose lo dispuesto para la audiencia imputativa.


Los casos previstos en la norma que tornan necesaria la nueva audiencia son los siguientes:

▪ Cuando se modifican los hechos intimados.


▪ Cuando hubiere modificación de la calificación legal.
▪ Cuando se atribuye un hecho nuevo.

La circunstancia está prevista para que el imputado pueda ejercer debidamente su


contradictorio y para salvaguardar el principio de congruencia. Por su parte, el artículo deja a
salvo la posibilidad de que dicha audiencia se realice ante el juez o fiscal.
En Rosario, el Servicio Público de la Defensa Penal tiene por instrucción general que sus
defensores no asistan a este tipo de audiencias en la sede de la fiscalía cuando su asistido se
encuentra privado de la libertad. Por su parte, la jurisprudencia ha sostenido que la nueva
audiencia imputativa puede y debe celebrarse en las instalaciones del MPA.

Discrepancias: articulo 284


Cuando existieran discrepancias entre el Fiscal y la defensa respecto de la realización de
cualquiera de los actos que requieren la participación necesaria de ambos, estarán legitimados
para ocurrir ante el Juez de la Investigación Penal Preparatoria que se impondrá oral y
sumariamente de la situación y resolverá sin recurso alguno.

Garantías constitucionales: articulo 285


El Fiscal requerirá al Juez de la IPP la correspondiente orden, cuando para practicar la medida
de investigación sea imprescindible el allanamiento del domicilio, la interceptación de
correspondencia, la intervención de las comunicaciones o cualquier otra medida que pudiera
afectar derechos y garantías amparados constitucionalmente. Vemos así que la enumeración no
es taxativa.
Así, cuando se afecten ciertas garantías constitucionales, el Fiscal deberá solicitar al Juez de la
IPP una orden cuya función principal es la de controlar la legalidad del proceso y resguardar el
cumplimiento de las garantías constitucionales.

Proposición de diligencias probatorias: articulo 286


Según este artículo el imputado, su defensor y el querellante podrán proponer diligencias
probatorias en el curso de la investigación y ocurrir ante el Fiscal Regional respectivo si el Fiscal
interviniente no las practicase. El Fiscal Regional resolverá lo que corresponda tras una breve
averiguación.
La razonabilidad de la diligencia propuesta debe ser valorada de acuerdo a los baremos propios
de la pertinencia y sobreabundancia. Esto implica que la parte le corresponde indicar cuál es su
teoría del caso y cual es la relación de la diligencia con aquella, expresando luego que su
producción podrá ser relevante al efecto, que determinada proposición fáctica que hace a la
integridad de la teoría del caso no fue acreditada o que no fue comprobada en forma suficiente
o que la propuesta es de mejor entidad en tal dirección.
El MPA tiene por misión el ejercicio de la persecución penal procurando la solución pacifica de
los conflictos, además tiene la iniciativa probatoria. Ahora, todo ello no debe conducir a pensar
que existe una exclusividad en funciones de investigaciones por parte del fiscal.
No caben dudas que dentro de las facultas que hacen a la defensa técnica del imputado deben
considerarse las que permitan llevar a cabo una propia investigación para cumplir eficazmente
con esta labor. Sobre esto, el artículo 6 de la ley 13014 dispone que todo funcionario o autoridad
del estado, de sus entes centralizados y de los órganos de contralor de la función publica se
encuentran obligados a prestar colaboración sin demora y a proporcionar los documentos e
informes que le sean solicitados por un defensor penal en el ejercicio de sus funciones, dentro

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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de los límites legales aplicables.

Participación del querellante: articulo 287


Respecto de esta cuestión, cuando el Fiscal estimara agotada la investigación, y se hubiera
celebrado la audiencia del artículo 274 y concordantes, citará al querellante interviniente en el
procedimiento, si lo hubiera, proporcionándole las copias y las explicaciones necesarias para
que se imponga del procedimiento, de su decisión de abrir o no el juicio y de los extremos que
habrá de contener su acusación.
En esta oportunidad, le acordará un plazo de cinco días para que señale por escrito y
puntualmente sus eventuales diferencias.
Si no hubiera disenso, el querellante formulará su acusación en el plazo establecido en el artículo
294.
Por otro lado, según el artículo 288 del CPPSF si hubiera disenso sobre los temas señalados en
el artículo anterior, las cuestiones controvertidas serán resueltas por el Fiscal Regional
respectivo, sin recurso alguno, después de una entrevista informal donde los discrepantes
fundamentarán sus pretensiones.
Cuando la disidencia hubiera referido a pruebas faltantes, y el Fiscal Regional hubiese aceptado
la pretensión del querellante, fijará un plazo no mayor de treinta días para su producción; si no
le hiciere lugar, el querellante podrá postular su producción en el debate. Satisfecho el trámite
y producida en su caso la prueba, el querellante formulará su acusación en el plazo establecido
en el artículo 294 y solicitará las cautelas pertinentes dentro de los primeros 5 días.

Archivo fiscal y jurisdiccional:

Archivo Fiscal: articulo 289


Cuando se estimará que no hay más medidas a practicar, realizada la audiencia del artículo 274
(audiencia imputativa) y cumplimentado el trámite con el querellante, si lo hubiera, el Fiscal
dispondrá el archivo de las actuaciones en los siguientes casos:

▪ Cuando fuera evidente que:


o Media causal de extinción de la acción penal u otra perentoria: las causales de
extinción de la acción penal ya fueron mencionadas y son las que surgen del artículo 59 del CP.
También corresponde incluir la oblación voluntaria del mínimo durante la instrucción y del
máximo de la multa si se hubiera iniciado el juicio. Por otro lado, las causales perentorias son,
por ejemplo, al cosa juzgada, que se desprende a partir del principio del non bis in idem que
prescribe la prohibición de perseguir penalmente a la misma persona dos veces por el mismo
hecho.
o El hecho no se cometió o no encuadra en una figura penal: respecto de la
primer hipótesis se trata de una circunstancia material que refiere a la inexistencia del hecho en
el mundo objetivo, exterior; en relación a la segunda, se da cuando el hecho existió en plano
fáctico, es decir, hay una acción humana ocurra en el mundo material, sin embargo, la conducta
realizada por la persona no es captada por la ley penal como delictiva.
o El hecho no ha sido cometido por el imputado o media causal de exclusión de
responsabilidad: la norma habla de cuando el hecho no ha sido cometido por el imputado o
media una causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o excusa absolutoria.
▪ Cuando no hubiera suficientes elementos: la norma habla de cuando no haya
elementos de prueba suficientes para fundar la requisitoria de apertura del juicio y no fuera
razonable, objetivamente, prever la incorporación de nuevas pruebas.
El archivo aquí no se funda en la certeza negativa prevista en los casos del inciso primero, sino
en un estado de duda que tiene el fiscal por cuanto estima que las pruebas con las que cuenta
son escasas e insuficientes para postular una acusación, resultando además que, objetivamente,

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
81

sabe que no hay otras pruebas para producir que modifiquen tal valoración.
Este precepto regula las alternativas que se pueden generar al estimarse agotada la IPP. El fiscal
deberá adoptar alguna de las siguientes medidas:

▪ Formular requerimiento acusatorio cuando estime contar con elementos suficientes


como para obtener una sentencia condenatoria en el debate;
▪ Disponer el archivo de las actuaciones: para que el fiscal pueda adoptar tal decisión la
ley destaca que debe haberse cumplimentado el requisito de la audiencia imputativa. Asimismo,
debe haberse cumplimentado el trámite con la parte querellante.

Archivo jurisdiccional: articulo 290


Es otra forma en que puede darse el archivo de las actuaciones; según el CPPSF, transcurridos
10 meses desde la realización de la audiencia imputativa, la defensa podrá solicitar al Fiscal el
archivo a que refiere el artículo precedente. La solicitud se hará por escrito y el Fiscal resolverá
en el término de 5 días.
Denegada la solicitud o transcurrido dicho plazo sin que el Fiscal se expida, la defensa podrá
instar ante al Juez de la IPP el archivo denegado ofreciendo la prueba que fundamente su
pretensión. El Tribunal convocará a una audiencia oral y pública donde escuchadas las partes y
producida la prueba pertinente, resolverá en el acto el archivo por las causales del artículo
anterior o lo denegará.
La solicitud con el procedimiento previsto en el presente artículo podrá reiterarse cada 6 meses.
Lo aquí regulado guarda relación con el derecho que tiene toda persona a ser juzgada en plazo
razonable por lo que autoriza a la defensa, luego de transcurrido cierto plazo de tiempo, a
solicitar al fiscal el archivo previsto.
El estado tiene el deber y responsabilidad de investigar y preparar su caso y las normas deben
razonablemente garantizar la intervención de los órganos públicos predispuestos al efecto.
No puede remarcarse que de lo contrario se admitirían las llamadas penas procesales, en las
que el desarrollo inflacionario del proceso penal en la moderna sociedad de las comunicaciones
de masas, tiende a convertirse en si mismo en una sanción, en ocasiones mas gravosa que la
misma pena tradicional. Piénsese en el uso de la incriminación como instrumento de
culpabilización preventiva y de estigmatización pública y, por otra parte, en la proliferación de
millones de procesos cada año, no seguidos de pena alguna y generadores solo de certificados
penales y de status jurídico-sociales.

Notificación y disconformidad: articulo 291


En este artículo se establece un mecanismo de control administrativo de las resoluciones de
archivo que dicten los fiscales, involucrando las diferentes instancias jerárquicas del MPA.
Según la norma la desestimación y el archivo dispuesto por el fiscal, serán notificados a la víctima
y en su caso al querellante, quienes en un plazo de 5 días podrán manifestar su disconformidad
ante el Fiscal Regional. Este realizara, cuando corresponda, una sumaria averiguación y
convalidara o revocara la decisión del inferior. En este último caso podrá impartir instrucciones
y aun designar nuevo Fiscal como encargado de la investigación.
Cuando el Fiscal Regional convalidare la decisión del inferior, dentro del mismo plazo, se podrá
recurrir ante el Fiscal General, quien luego de cumplir idéntico procedimiento, resolverá
definitivamente.
En caso de mantenerse el rechazo de la pretensión de la víctima, ésta podrá iniciar la
persecución conforme el procedimiento de querella, cualquiera fuera el delito de que se trate,
dentro del plazo de 60 días hábiles de notificada la resolución del Fiscal General. Esta
circunstancia se le hará conocer a la víctima al momento de presentar su denuncia.
Hay quienes sostienen que bajo este sistema de conversión parece otorgarse a la victima
excesivas facultad, ya que le permitiría llevar a juicio a un imputado a cualquier costo, lo cual

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
82

puede evidenciar el renacimiento de la venganza que ya está satisfecha por la sola circunstancia
de incertidumbre que genera el proceso penal. Desde el otro extremo puede decirse que el
sistema de conversión revitaliza el concepto de víctima, otorgándole debida participación en el
proceso.

Efectos: articulo 292


Sin perjuicio de lo establecido en los artículos 291 y 293, las resoluciones que dispongan
desestimar la denuncia o archivar la IPP, impedirán una nueva actividad persecutoria por los
mismos hechos.
Si el imputado se encontrara detenido o en prisión preventiva, apenas se dicte el archivo, el
Fiscal solicitará al Juez que disponga su libertad.

Reapertura de la IPP: articulo 293


No obstante, lo dispuesto en el artículo precedente, si se modificara la situación probatoria pre
existente, el fiscal deberá elevar al Fiscal Regional respectivo, un detalle de los elementos
probatorios sobreviniente a fin de requerir autorización expresa para la reapertura de la
investigación.
La ausencia de dicha autorización invalidará lo actuado y hará viable la excepción de archivo. La
reapertura de la IPP no procederá en el supuesto en que el damnificado directo o víctima
hubiese deducido querella conforme a lo dispuesto en el artículo 291.
Así, puede disponerse la reapertura de la investigación cuando se verifique una modificación de
la situación probatoria pre existente. Queda claro que, si el archivo fue dispuesto por el fiscal o
por el juez de la IPP a instancias de la defensa en función de haberse extinguido la acción penal,
no ser el hecho un delito o no ser el sujeto investigado autor o participe no podrá reabrirse la
investigación e, inclusive, cualquiera de las partes podrá acudir al tribunal de la IPP para obtener
un sobreseimiento. Solo la modificación del panorama probatorio pre existente, permitirá la
reapertura de la IPP.

Etapa Intermedia:

Este segmento procesal se sustancia ante el juez de la IPP y es considerada una etapa filtro,
anterior al juicio, ya que va a ser el juez de la IPP el que tenga las facultades para admitir o
rechazar, total o parcialmente, la prueba ofrecida, rendir control jurisdiccional, abarcando la
acusación del actor penal que puede ser rechazada y la disposición de abrir el juicio. Es
decir, que, en este segmento, el magistrado se encarga de autorizar ciertos actos procesales y
de resolver la prisión preventiva del imputado, como así también controlar la legalidad del
proceso y resguardar las garantías constitucionales.
Como requisito para pasar al Procedimiento Intermedio, se requiere que se haya celebrado la
audiencia Imputativa y que el fiscal haya realizado la “acusación”, que consiste en la
presentación ante el juez de la IPP de la requisitoria de acusación. Maier sostiene que la
acusación supone el comienzo del ejercicio de la acción pública, si por acción penal
comprendemos no tan solo la iniciación del procedimiento, sino antes bien, la pretensión de
provocar el ejercicio de las funciones judiciales (la de llevar a cabo un juicio, decidir sobre la
aplicación de la ley a su finalización), en una palabra, la función de juzgar en sentido moderno.
Los sistemas de justicia desde siempre han dispuesto resortes institucionales mas o menos
potentes para evitar que esta decisión no se tome en forma arbitraria. En el viejo código
santafesino, fiel exponente del modelo inquisitivo, los controles eran sumamente laxos,
existiendo apenas un control formal.
Ya los sistemas procesales mixtos avanzan y contemplan la posibilidad de un pequeño debate a
partir de concederle a la defensa una participación en esta fase dándole la oportunidad de
objetar el requerimiento y oponerse al mismo.
Finalmente, los modelos como el nuestro establecen el control de la acusación como una parte

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
83

central del proceso penal. Constituye un ámbito más de control de las garantías constitucionales
durante la IPP.

Acusación del actor penal:

Es el acto por el cual el órgano de persecución concreta objetiva y subjetivamente la pretensión


punitiva que tiene respecto del imputado.
Se ha señalado que la acusación constituye el eje fundamental de todo proceso penal por cuanto
a partir de ella el imputado conoce los motivos y hechos por los que se lo acusa, lo que le permite
preparar adecuadamente su defensa para el juicio, y por su parte el Ministerio Público Fiscal
enfoca el destino que pretende darle al caso.
Es decir, sobre la hipótesis fáctica de la acusación se guía todo el proceso, desde la defensa del
acusado y el examen de la prueba hasta la discusión en el debate y la decisión final del juzgador;
de manera que los sujetos procesales no pueden rebasar sus límites.

Procedencia de la acusación:
Según establece el artículo 294 del CPPSF una vez realizada la audiencia imputativa, si el Fiscal
estimara contar con elementos para obtener una sentencia condenatoria, procederá a formular
por escrito su requisitoria de acusación ante el Juez de la Investigación Penal Preparatoria.
Vemos así que se exigen dos requisitos para formular la acusación. Uno de índole formal, como
es el hecho de haberse celebrado la audiencia imputativa; y otro de carácter sustancial, el fiscal
debe considerar tiene elementos suficientes para una sentencia condenatoria.
Respecto al grado de convicción que debe tener el fiscal para formular el requerimiento, es el
de la certeza, misma convicción que se exige para el dictado de una sentencia condenatoria.
Arribar a esta instancia implica que el fiscal ha analizado previamente que el caso debe ser
resuelto a partir de la realización de un juicio y que la mejor respuesta para ese conflicto es una
de naturaleza violenta, como es la pena. Para ello debe previamente haber descartado la
aplicación de una salida alternativa al conflicto penal (criterio de oportunidad, suspensión del
juicio a prueba, etc.) o cualquier otra que implique una solución pacífica de los conflictos.
La acusación debe ser considerada como interruptiva de la prescripción de la acción penal, de
conformidad con el artículo 67 del CP.

Acusación del querellante:


Si hubiera querellante, una vez cumplimentados los trámites previstos en los artículos 287 y 288,
las requisitorias de acusación deberán formularse en el término común de 60 días a contar desde
la notificación del rechazo definitivo de las propuestas del querellante por el Ministerio Público
Fiscal, o del vencimiento del plazo fijado para la producción de la prueba según el artículo 288.
Si no hubiera disenso, las requisitorias deberán presentarse en el término de 60 días a contar
desde el vencimiento del plazo establecido en el segundo párrafo del artículo 287

Contenido de la acusación:
Se establece en el artículo 295 del Código Procesal Penal de Santa Fe que, para ser válido, el
requerimiento acusatorio deberá contener:

▪ Los datos personales del imputado y su domicilio legal: la identificación clara del
imputado se vincula con el principio no bis in ídem en cuanto a la prohibición de perseguir
penalmente a una persona por un mismo hecho.
▪ Una relación clara, precisa, circunstanciada y específica del hecho: alude a la
plataforma fáctica sobre la cual se asienta el requerimiento acusatorio. Implica la narración
detallada y circunstanciada del hecho que se pretende llevar a juicio. Esta plataforma fáctica
constituye los limites objetivos del juicio.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Los fundamentos de la acusación: alude al aspecto persuasivo del requerimiento


acusatorio. El actor penal debe dar suficientes explicaciones que lo llevan a peticionar, para
permitir la réplica de defensa.
▪ La calificación legal de los hechos: el requerimiento acusatorio debe versar sobre una
figura penal actual y vigente. También deberá precisarse en caso de pluralidad de delitos, si los
mismos concurren real o idealmente, si se verifican agravantes o atenuantes, si es un delito
tentado o consumado, si fue autor o participe. Debe precisarse también las normas penales
aplicables, que permitirá un correcto ejercicio de la defensa. Sin embargo, ello no vincula al juez,
por el principio iura novit curia.
▪ La pena que se solicita para él o los imputados: se relaciona con la integración singular
o pluripersonal del tribunal de juicio, ya que si la pena es mayor a 12 años intervendrá un tribunal
pluripersonal. Si es menor actuará un tribunal unipersonal, salvo que por razones excepcionales
o por la complejidad del asunto se indique la necesidad de la integración múltiple, lo cual debe
ser solicitado por la parte interesada y será resuelto por el juez de la IPP.
▪ La solicitud de apertura del juicio.

Con la acusación se acompañarán los documentos y medios de prueba materiales que se


tuvieran.
Una vez formulada la acusación, esta concreta definitivamente la base objetiva y subjetiva sobre
la que debe versar el debate y sobre la que debe decidir el tribunal. El incumplimiento de lo
expuesto puede vulnerar el derecho a la defensa, por violar la congruencia entre la imputación,
la acusación y la sentencia.

Acusación alternativa:
El último párrafo del artículo 295 del CPPSF reza que podrán indicarse y servirá como acusación
alternativa, aquellas circunstancias del hecho que permitirían encuadrar el comportamiento del
imputado en una figura distinta de la ley penal, que se precisará, para el caso que no resultaren
demostrados en el debate los elementos que componen su calificación jurídica principal”.
Es común en la práctica, la tramitación de numerosas causas en las que el objeto procesal
aparece captado por más de una figura penal partiendo de un hecho único. La fiscalía actuante
se encuentra entonces ante la disyuntiva de sostener una acusación exclusiva, con una base
probatoria escasa para llegar al pronunciamiento condenatorio, o realizar una acusación
principal, y en caso de que esta no sea considerada, plantear una segunda.
El recurso a este tipo de acusación se lleva a cabo a los fines de poder resguardar la correlación
del fallo con la imputación y el consecuente derecho de defensa. La necesidad de que existan
acusaciones alternativas radica en que, de lo contrario, podría arribarse a una sentencia de
condena sin que haya habido una capacidad efectiva de ejercer el derecho de defensa del
imputado.

Audiencia Preliminar:

Es el eje central del procedimiento intermedio, quedando en manos del juez de la IPP dejar pasar
las actuaciones a juicio oral. El rol del juez en esta audiencia es de gran importancia. Un primer
aspecto a destacar es que como este juez no será parte del tribunal de juicio no hay riesgo de
contaminación del debate y, por ello, se espera que tome decisiones relevantes en cuanto a la
forma y modo en que el mismo será desarrollado.
Constituye la oportunidad de la defensa de que el acusador penal demuestre públicamente que
cuenta con elementos para revertir el estado de inocencia. Tiene dos objetivos muy claros:

▪ Decidir si es posible someter la cuestión a juicio.


▪ Resolver todos los incidentes necesarios para que ese juicio sea eficaz.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Todas las decisiones deben ser tomadas mirando al juicio oral, pensando como va a desarrollarse
y procurando que el juicio a realizarse sea un lugar propicio para producir la prueba de calidad
y que arroje la mejor sentencia posible. Se debe evitar que la audiencia se vuelva un mini debate,
anticipando el juicio oral.
Según el artículo 296 del CPPSF, presentada la acusación del fiscal y del querellante, en su caso,
el juez de la IPP debe notificar de inmediato a las partes y pondrá a su disposición los
documentos y medios de prueba materiales, para que puedan examinarlas en el plazo común
de 5 días.
En el mismo acto se convocará a las partes a una audiencia oral y publica que deberá realizarse
dentro de un plazo no menor de 10 días ni mayor de 20.
El juez de la IPP no permitirá que en la audiencia preliminar se pretendan resolver cuestiones
que sean propias del juicio.

Facultades de las partes: articulo 297


Dentro de los 5 días de notificada la audiencia prevista en el artículo anterior, las partes, por
escrito, podrán:

▪ Señalar los vicios formales de la acusación.


▪ Objetar las solicitudes de sobreseimiento, sobre la base de defectos formales o
sustanciales.
▪ Oponer las excepciones previstas en este Código, cuando no hubieran sido planteadas
con anterioridad.
▪ Solicitar el sobreseimiento.
▪ Proponer la aplicación de un principio de oportunidad.
▪ Solicitar la suspensión del juicio a prueba.
▪ Solicitar la imposición o revocación de una medida cautelar.
▪ Solicitar el anticipo jurisdiccional de prueba.
▪ Proponer la aplicación de procedimiento abreviado.
▪ Proponer la conciliación.
▪ Plantear cualquier otra cuestión incidental que permita una mejor preparación del
juicio.

La presentación que se efectúe será puesta en conocimiento de las demás partes, en un plazo
no mayor de 48 horas. Recibida esta notificación las partes tendrán un plazo de cuarenta y ocho
horas para ofrecer los medios de pruebas necesarios para resolver las cuestiones vinculadas.

Ofrecimiento de prueba e indicación del Tribunal: articulo 299


Las partes deberán ofrecer la prueba para el juicio oral tres días antes de la fecha de la audiencia
preliminar.
A tal efecto, presentarán la lista de testigos, peritos e intérpretes que pretendan sean
convocados al debate, con indicación del nombre, profesión y domicilio.
Acompañarán igualmente, los documentos de que piensan servirse o indicarán dónde se
encuentran. Los medios de pruebas serán ofrecidos con mención de los hechos o circunstancias
que se pretendan probar, o de lo contrario no serán admitidos.
Deberán las partes indicar si, conforme a las disposiciones legales, corresponde la intervención
de un Tribunal conformado uni o pluripersonalmente, o si, razones absolutamente
excepcionales, que se explicitarán, aconsejan la intervención de un Tribunal de juicio
pluripersonal.

Ofrecimiento de prueba para la audiencia preliminar: articulo 300


Dentro del plazo de 5 días de notificada la audiencia preliminar, las partes deberán ofrecer los

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
86

medios de prueba necesarios para resolver las cuestiones propias de la audiencia preliminar y
el juez admitirá las que fueren pertinentes.
Dentro del plazo de 48hs siguientes de la puesta en conocimiento prevista en la última parte del
art 297, las demás partes podrán ofrecer los medios de prueba necesarios para resolver las
cuestiones vinculada al artículo nombrado”.
Esto se realiza en esta etapa para que no se contamine el juez de juicio, por eso resuelve todo
el de la IPP.

Intervinientes: articulo 301


La audiencia preliminar se desarrollará conforme a las reglas del debate, con la presencia
ininterrumpida del juez, del imputado y su defensor y del fiscal, y de los demás intervinientes
constituidos en el procedimiento.
La presencia del fiscal y del defensor del imputado, constituyen requisito de validez de la misma.
La falta de comparecencia del querellante, debidamente notificado, implica abandono de la
persecución penal por su parte.

Desarrollo: articulo 302


La audiencia preliminar se llevará a cabo oralmente y durante su realización no se admitirá la
presentación de escritos.
Se producirá la prueba ofrecida y admitida, incorporándose la que, en su caso, se hubiese
diligenciado, dándose oportunidad para que cada parte fundamente sus pretensiones.
Luego de ello, y de corresponder según la ley, el Juez intentará la conciliación de las partes,
formulando proposiciones para la reparación integral del daño social o particular causado.
Asimismo, el Juez podrá provocar acuerdo de las partes respecto de hechos que considere
comprobados con notoriedad.
Cada parte podrá formular las solicitudes, observaciones y planteamientos que estimare
relevantes con relación a las pruebas ofrecidas por las demás.

Resolución: articulo 303


Dentro de los 5 días de finalizado el debate, el Juez, fundadamente y dejándose constancia en
acta, resolverá todas las cuestiones planteadas, y en su caso:

▪ Admitirá o rechazará, total o parcialmente la acusación del Fiscal y del querellante si


fuera el caso y ordenará, en su caso, la apertura del juicio: el juez puede avalar o rechazar el
requerimiento acusatorio presentado por el Fiscal, siendo la consecuencia del primer supuesto
la apertura del juicio. Es la única vez en la cual el juez de la IPP tiene el control de la acción penal,
pudiendo fijar los hechos que van a discutirse en el juicio, pudiendo recortar la pretensión del
actor penal, pero nunca puede introducir nuevos hechos.
▪ Ordenará la corrección de los vicios formales de la acusación.
▪ Resolverá las excepciones planteadas.
▪ Sobreseerá, si se presentan los presupuestos necesarios: el sobreseimiento es el
pronunciamiento judicial que pone fin al proceso y des incrimina a quien se ve favorecido por
dicho decisorio. Puede abarcar todos o alguno de los hechos.
▪ Suspenderá el procedimiento o aplicará criterios de oportunidad.
▪ Ratificará, revocará, sustituirá, morigerará o impondrá medidas cautelares: las
medidas coercitivas no causan estado, con lo que pueden ser modificadas, atenuadas o
agravadas.
▪ Ordenará, si corresponde, el anticipo jurisdiccional de prueba solicitado.
▪ Aprobará los acuerdos a los que hubieran llegado las partes respecto a la reparación
civil y ordenará todo lo necesario para ejecutar lo acordado.
▪ Admitirá o rechazará la prueba ofrecida para el juicio: se entiende que la sentencia

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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emitida por el tribunal de juicio solo puede basarse en las pruebas incorporadas al mismo. El
artículo 305 establece que la admisión o rechazo de la prueba admitida por el juez de la etapa
intermedia no es vinculante para el juez del juicio.
▪ Ordenará la separación o acumulación de juicios.

En su último párrafo este mismo artículo nos comunica que esta resolución será recurrible por
las partes.

Auto de apertura a juicio: articulo 304


Cuando la Resolución del artículo anterior dispone la apertura del juicio, deberá contar con las
siguientes precisiones:

▪ Si el juicio se llevará a cabo ante un Tribunal conformado uni o pluripersonalmente.


▪ Cuál es el o los hechos por los cuales se autoriza la apertura del juicio, describiéndolos
con precisión, como así también indicándose su calificación jurídica.
▪ La identificación de los acusados y las partes admitidas.
▪ La decisión sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de la prueba ofrecida para el debate
y, en su caso, las convenciones probatorias a las que hubieren arribado las partes.
▪ La individualización de quiénes deben ser citados a la audiencia del juicio oral.
▪ Cuando el acusado soporte una medida de coerción, su subsistencia o consideración.
▪ En caso de pluralidad de querellantes, la orden de unificar personería cuando fuere
necesario.
▪ La orden de remitir las actuaciones, la documentación y cosas secuestradas a la Oficina
de Gestión Judicial.

La norma concluye diciendo que el auto de apertura a juicio es irrecurrible, sin perjuicio, en su
caso, de la impugnación de la sentencia definitiva que dictare en el juicio.
La actual redacción del artículo eliminó la primera parte de la norma que indicaba “habiendo
adquirido firmeza la resolución prevista en el artículo anterior”, en tanto se previo directamente
en el articulo 303 del CPPSF que esa decisión es irrecurrible. No obstante, el punto no esta
resuelto definitivamente ya que el próximo articulo comienza diciendo que el auto de elevación
a juicio es irrecurrible. De esta forma debemos preguntarnos ¿esta resolución, la recurrible,
debe contener también el auto de elevación a juicio? En su caso, ¿hay una resolución que
contiene las cuestiones debatidas en la audiencia y además el auto de apertura?
Una interpretación aislada parece indicar que hay una sola resolución, debiendo señalarse que
en tal dirección median también razones prácticas, eliminando cierta burocracia.
En cambio, desde una visión sistemática que incluya el artículo siguiente podría llegarse a la
conclusión de que debe haber dos decisiones puesto que el artículo 305 informa que el auto de
apertura a juicio es irrecurrible, mientras que el articulo 303 indica que esa resolución es
recurrible.
Por lo tanto, dice Baclini, debemos pensar que objetivo de preservar la mayor imparcialidad
objetiva posible en el juez resulta la razón mas valiosa para sostener que sigue habiendo dos
resoluciones, la que resuelve las cuestiones de la audiencia y el auto de apertura a juicio que es
irrecurrible (pese a que la norma habla de cuando la resolución disponga la elevación a juicio.

Sobreseimiento: articulo 306


El sobreseimiento es una decisión jurisdiccional que pone fin a la persecución penal respecto de
la persona en favor de la cual se dicta con autoridad de cosa juzgada.
Debe ser dictado cuando el juez o tribunal tenga la certeza de la existencia de la causa en que
se funda, toda vez que tal pronunciamiento no debe dictarse si existen indicios para sospechar
de la responsabilidad del imputado, en tanto que es en la etapa de juicio donde se requiere la

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
88

certeza positiva sobre la existencia del hecho y la responsabilidad penal del imputado.
Según el artículo 306 del CPPSF mediando acuerdo entre las partes sobre el sobreseimiento, las
mismas presentarán un escrito conjunto. El Tribunal controlará la legalidad de la petición,
emitiendo su pronunciamiento al efecto, sin necesidad de citar a las partes a audiencia. Si el
Tribunal así lo considera, podrá convocar a audiencia.
Este primer párrafo fue incorporado recientemente, y trae como consecuencia la desaparición
de la audiencia de sobreseimiento cuando mediare acuerdo entre las partes. Eliminando de esta
manera una audiencia que se vuelve sobreabundante, contribuyendo a la celeridad del proceso.
En caso de controversia, a pedido de parte, el sobreseimiento se pronunciará, en los supuestos
previstos en el artículo 289 inciso primero. Recordemos que, según dicha norma el fiscal
dispondrá el archivo de las actuaciones cuando fuera evidente:

▪ Que media una causal extintiva del ejercicio de la acción penal u otra de carácter
también perentorio.
▪ Que el hecho investigado no se cometió o no encuadra en una figura penal.
▪ Que el delito no ha sido cometido por el imputado o media una causa de justificación,
inimputabilidad, inculpabilidad o excusa absolutoria.

El Juez de la IPP convocará a una audiencia oral y pública donde, escuchadas las partes y
producida la prueba pertinente, resolverá. Si su dictado implicara la imposición de una medida
de seguridad se abstendrá de hacerlo remitiendo la causa al Tribunal de Juicio.
El sobreseimiento cerrará definitiva e irrevocablemente el procedimiento con relación al
imputado para quien se dicte. Tendrá valor de cosa juzgada con respecto a la cuestión penal
sobre la que se pronuncie, pero no favorecerá a otros posibles copartícipes.
Dictado el sobreseimiento, el Juez de la investigación penal preparatoria dispondrá la libertad
del imputado, si correspondiere. Ejecutoriado que fuera se librará la comunicación al Registro
Único de Antecedentes Penales.
El sobreseimiento procederá en cualquier estado y grado del proceso cuando fuera evidente
que media causal extintiva de la acción penal u otra de carácter perentorio.
Cuando por nuevas pruebas producidas durante el juicio, resulte evidente que el hecho
investigado no se cometió o; no encuadra en una figura penal, o bien no ha sido cometido por
el imputado o media causal de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o excusa
absolutoria, el Fiscal, fundadamente, podrá solicitar el sobreseimiento del acusado.
A diferencia de lo que sucede con la sentencia condenatoria, al sobreseimiento dictado en sede
penal no se le puede atribuir autoridad de cosa juzgada en la pretensión resarcitoria civil, es
decir, no perjudica futuras reclamaciones civiles.
El sobreseimiento definitivo recaído en causa penal, solo descarta la imputación de que el
acusado ha procedido con culpa capaz de fundar su condenación criminal, pero excluye que
llevada la cuestión a los estrados de la justicia civil, pueda indagarse si no ha mediado de su
parte una falta o culpa civil que responsabilice pecuniariamente.

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UNIDAD 4: Juicio y litigación en audiencias orales.

Juicio:

Concluida la etapa intermedia, el juez va a disponer la elevación del caso a juicio.; este auto de
elevación es definitivo y no puede ser apelado. Podemos decir que el juicio es el conjunto de
actos procesales concatenados que se suceden en el tiempo y tienen como finalidad la
aplicación de la legislación penal de fondo.
En otras palabras, se trata de una audiencia oral, pública y contradictoria ante un Tribunal
imparcial en la cual se conoce sobre un hecho objeto de acusación y las teorías del caso que
sostienen e intentan acreditar cada una de las partes a través de la prueba que presentan y
controlan, y en pos del dictado de una sentencia absolutoria o condenatoria.
En el nuevo CPPSF el juicio está regulado en el Libro IV titulado Juicio Procedimientos Especiales;
el esquema del cuarto libro se divide en:

▪ Juicio común: también llamado juicio ordinario, es aquel en el que se juzgan delitos de
acción pública con la presencia obligatoria del fiscal y la eventual presencial del querellante.
▪ Procedimiento abreviado: intervienen el fiscal y la defensa, pero de un modo
consensuado y no contradictorio.
▪ Procedimiento por delitos de acción privada: en la que se somete a juzgamiento delitos
de acción privada. Las partes son el querellante y el querellado, a través de sus respectivos
representantes.
▪ Procedimiento extendido: se trata de ciertos supuestos excepcionales en los que se
habilita la duplicación de los plazos del proceso.
▪ Procedimiento de reparación del daño: en consonancia con la justicia civil el CPPSF
regula la posibilidad del querellante de reclamar la reparación de los daños derivados del delito.
▪ Procedimiento de habeas corpus: este proceso viene a dar forma a la garantía prevista
en el artículo 43 de la CN para la libertad física o de locomoción.
▪ Procedimiento por flagrancia: comprende todos los casos de flagrancia que prevé el
artículo 213 del CPPSF.

Estas normas son las que dotan de sentido práctico a todo el código. El CPPSF ha introducido un
cambio radical en la estructura de funcionamiento del sistema judicial. En este nuevo sistema,
el juicio constituye la etapa central del proceso penal y eso, quiere significar varias cosas.
En primer lugar, que el sistema de justicia debe brindar la oportunidad de que las personas
acusadas de cometer un delito, si así lo desean, peticionen ante el estado para que el acto penal
exponga públicamente su acusación y pretensión de condena en juicio. Y hasta tanto el estado
no logre proar en el juicio contra el acusado el hecho delictivo, no se lo trate como culpable.

Caracteres de la Etapa de Juicio:

Podemos señalar, según sostiene la doctrina – además de los principios ya estudiados –, que las
características fundamentales de esta etapa del proceso:

▪ Contradictoriedad: esta etapa del proceso es llamada la faz dinámica del mismo, pues
cada una de las partes formula sus pretensiones y ofrece prueba al respecto.
▪ Impulso de parte: todo lo referente a la iniciativa probatoria queda en manos de las
partes.
▪ Igualdad de partes: hay una horizontalidad vincular entre las partes; pues ellas se
encuentran en un vínculo absolutamente igualitario para ejercer sus pretensiones.
▪ Indelegable: esta etapa del proceso se desarrolla en la presencia ininterrumpida del juez
y de todos los intervinientes en el proceso que no pueden delegar en otros sus funciones.

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▪ Inmediatez: se vincula con la indelegabilidad, y es que hay un contacto directo y


personal de los participantes entre sí y el juzgador.

Jueces competentes:

Algo que ya hemos señalado es que el juez de la IPP o de la EI no pueden intervenir en la etapa
de juicio. Ello surge a partir de la doctrina sentada por la CSJN en el caso Llerena del año 2005,
durante la vigencia del viejo sistema. En el caso el cimero tribunal descalificó la figura del juez
correccional que investigaba, decidía si perseguía penalmente y juzgaba; es claro que estos
jueces no tenían un mínimo contenido aparente de imparcialidad, objetivamente hablando, más
allá de si subjetivamente un juez en particular es objetivo. En las apariencias no lo era.
Trasladándolo al sistema nuevo, el juez de garantizas ya conoció el caso y por lo tanto no
interviene en la etapa de juicio.
Por otro lado, cabe analizar el fallo Dieser-Fraticcelli de la CSJN del año 2006, donde
manteniendo lo establecido en el precedente “Llerena”, el tribunal consideró que la revisión de
una sentencia condenatoria por los mismos jueces que habían intervenido en la apelación del
auto de procesamiento violaba la garantía de imparcialidad por que podía haberse afectado la
posibilidad de un reexamen de la condena sin prejuzgamiento del caso.

Jueces sustitutos:
Si bien es frecuente en la práctica, no están previstos en el CPPSF. Por su parte, el si están
regulados en el CPPN.
Como dijimos antes, la regla general o principio es que el juez de juicio debe ser siempre el
mismo y estar presente en la totalidad de los actos, pero puede ocurrir que el juez que comienza
el juicio no pueda terminarlo, ya sea por muerte, incapacidad u otro motivo. Por ello es que se
crean los jueces sustitutos; el juez suplente debe estar presente en el debate y debe prestar
atención, tomando nota de todo, como si fuera el juez titular, aquello como prevención por si
luego es llamado a efectivizar su tarea.

Juicio penal en rebeldía:

Sostiene el Dr. Superti que el tratamiento de este tema puede tener, como punto de partida, el
análisis de un caso.
Se trata de dos imputados en prisión preventiva, de los cuales se fuga uno – siendo declarado
en consecuencia rebelde –, mientras que el otro queda a disposición del tribunal hasta la
finalización del juicio. Frente a ello, la causa en relación al rebelde se suspendió, continuando
respecto al otro imputado. Este decidió no designar defensor técnico, no declarar y ni siquiera
estar presente en la audiencia.
Al dictarse la sentencia es condenado y durante el cumplimiento de su condena se dicta
sobreseimiento por prescripción de la acción penal respecto al rebelde.
No es demasiado rebuscado reflexionar sobre la incoherencia, e incluso la injusticia, que surge
del caso. Se puede concluir que se ha premiado a aquel que asumió una conducta realmente
insubordinada en relación al orden jurídico.

Ausencia y rebeldía:
Sobre este tema podemos entender que la ausencia es un género – que comprende todos los
casos en que el imputado no está presente –, y la rebeldía es una especie de ese género. Solo la
ausencia voluntaria del imputado constituye rebeldía, pues si la involuntaria – ajena a su
voluntad – también lo fuera se burlaría el derecho de defensa.
La constante de la doctrina y la jurisprudencia argentina fue alzarse contra el juicio penal en
rebeldía, invocando que este violaba el derecho de defensa del imputado, fundamentalmente
en su manifestación de ser oído.

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Ahora bien, plantea Superti, si se considera constitucional el renunciar al derecho a ser oído
presentándose al tribunal y guardar silencio, no se advierte diferencia con quien opta por ni
siquiera presentarse a manifestar esa decisión de guardar silencio.

Declaración en rebeldía:
La rebeldía está regulada en el Libro Primero del CPPSF. Según el artículo 124 del CPPSF son
causales de declaración en rebeldía:

▪ No comparecer a la citación: la norma se refiere al imputado que, sin grave


impedimento, no compareciera a la citación. La citación prevista por el artículo 210 del CPPSF
tiene por objeto lograr la presencia del imputado para su identificación policial o para realizar la
Audiencia Imputativa.
▪ Fuga del lugar de detención: la norma habla del imputado que se fugara del
establecimiento o lugar donde estuviera detenido. En este supuesto se parte de la consideración
de que el imputado se encuentra detenido con relación al proceso; dicha fuga expresa la
incontestable voluntad de soslayar el sometimiento a la jurisdicción. Este caso, además, genera
la posibilidad de que la conducta constituya el delito de evasión de pena previsto en el artículo
280 del CP.
▪ No obedecer una orden de detención: aquí se parte de la hipótesis en la que el
imputado se encuentra en libertad, se ha librado una orden de detención en su contra y el
imputado, con conocimiento de ella, la desobedece.
▪ Ausencia de residencia fijada: la norma habla de cuando el imputado se ausentara de
la residencia fijada, sin licencia del Ministerio Público Fiscal o del Tribunal.

Tal como surge de la norma, el grave impedimento conforma una excepción para la declaración
de rebeldía. El tribunal tiene un amplio margen para valorar acerca del motivo que puede
invocar el contumaz para justificar la incomparecencia. Debe tratarse de un impedimento
legítimo, es decir, que no haya sido provocado por el imputado.

Trámite y declaración:
La declaración de rebeldía debe operar a pedido de parte, que naturalmente será de la
acusación, es decir, el fiscal o el querellante en su caso. Luego de comprobar la existencia de la
causa generadora de la rebeldía, el Tribunal declarará la rebeldía del imputado por auto fundado
en que ordenará la detención de este. Para ello, deberá comunicar tal situación a la autoridad
policial pertinente en el ámbito provincial – al Registro Único de Antecedentes Penales que
informará al Registro Nacional de Reincidencia – y a las autoridades encargadas del control para
salir del país con mandato expreso de que lo impida. La orden deberá contener todos los
recaudos de una solicitud interna de extradición que valdrá al efecto cundo el imputado fuere
aprehendido en otra jurisdicción.

Efectos de la rebeldía:
Según el artículo 125 del CPPSF la declaración de rebeldía no suspenderá la Investigación Penal
Preparatoria, pero no podrá formularse la requisitoria de acusación prevista por el artículo 294,
reservándose las actuaciones y otros efectos, instrumentos o piezas de convicción que fueran
indispensable conservar.
Si la rebeldía se declarara luego de la apertura del juicio habiendo comparecido el imputado a
la primera audiencia, no impedirá su total sustanciación y el dictado de la sentencia. En tal caso
el imputado rebelde será representado por su defensor o se le designará otro de oficio, y se lo
considerará presente para todos los efectos de este Código.
La declaración de rebeldía del imputado lo obligará al pago de las costas provocadas por su
contumacia, originando la reanudación o el nuevo examen de la coerción personal que
corresponda.

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Juicio Oral y Público:

Como señalara oportunamente Superti, a partir de la reforma al CPPSF ya no habrá mas modos
tradicionales de hacer las cosas que justifiquen ningún accionar. Todo deberá ser repensado, a
la luz de los nuevos paradigmas en que se asienta la nueva legislación procesal.
En cuanto a este tema, podemos decir que el titulo esta mal; el tema es el juicio, porque no se
admite la posibilidad de un juicio penal constitucional que no sea oral y público. Este juicio debe
además, ser contradictorio, continuo y con inmediación.
El rol de los jueces durante la etapa procesal del juicio será absolutamente pasivo. No estarán
autorizados a formular preguntas a los testigos, solicitar la incorporación de prueba, sino que
tendrán que tomar su decisión en forma exclusiva sobre el caso que las partes presente y la
existencia o no de acreditación de este.
Ambas partes están en obligación de demostrar que cuentan con respaldo probatorio suficiente
para respaldar sus dichos. Esto implica que al juicio no se concurre a investigar, sino que el rol
de las partes está puesto en demostrar que hicieron bien su trabajo durante la etapa previa y
que cuentan con un caso sostenible.

Preparación del Juicio e integración del Tribunal:

Una vez agotados todos los aspectos que hacen a la completitud de la acusación, admitida
definitivamente la prueba que se llevará a juicio y aseguradas las partes que el conflicto será
resuelto de esta forma, queda ahora una importante tarea en manos de la OGJ, que se puede
sintetizar en preparar el juicio.
El artículo 307 del CPPSF dispone que, con noticia de las partes, dentro de las cuarenta y ocho
horas de recibidas las actuaciones, la Oficina de Gestión Judicial, por sorteo o sistema similar
que se llevará a cabo según reglamentación a dictar, integrará el Tribunal que intervendrá en el
juicio, determinando el o los Jueces permanentes que deben asistir a él. La integración será
notificada a las partes y al o los designados a los efectos de las recusaciones o excusaciones a
las que hubiere lugar.
Integrado definitivamente el Tribunal, se procederá a fijar lugar, día y hora de inicio del juicio,
que no se realizará antes de diez días ni después de los treinta días corridos, salvo que existan
motivos fundados para posponer la fecha, que no podrá ser incierta. Se citará al debate a los
testigos o peritos asegurándose su comparecencia, pondrá a su disposición a los detenidos que
hubiere y dispondrá las medidas necesarias para la organización y desarrollo del juicio,
conservando para su eventual utilización en el mismo la documentación y cosas secuestradas.
En casos complejos o cuando se lo solicite, la Oficina Judicial podrá convocar a las partes para
resolver cuestiones prácticas que hagan a la organización del debate. Las partes deberán
cooperar en la localización y comparecencia de los testigos que hubieren propuesto.

Aspectos administrativos:
Es evidente que gran parte de las tareas que ello requiere son de naturaleza estrictamente
administrativa. Además de ser de gran importancia que se cumplimenten para que el juicio se
pueda realizar adecuadamente, es relevante que, al llevar a cabo las diligencias, los jueces que
integraran el tribunal no tomen intervención. Ello está expresamente prohibido por el artículo
1 de la ley 13018.
Solo resta resolver cuestiones administrativas que hacen a la organización de la audiencia de
debate, por ello debe asegurarse que no se lleven a esta instancia aspectos propios de la
audiencia preliminar, como es si debe o no concurrir un testigo al debate, aun cuando fue
admitido como tal en la audiencia preliminar.

Recepción de las actuaciones:


Tal como reza el articulo comienza la preparación del juicio cuando la OGJ con noticia de las

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partes, dentro de las cuarenta y ocho horas de recibidas las actuaciones toma intervención y da
los primeros pasos para su realización.
Esto no quiere decir que toda la carpeta judicial entrar a la sala de audiencia de debate oral y
público. A los fines de preservar la imparcialidad del Tribunal que intervendrá en el caso el día
de la audiencia solo el auto de apertura a juicio y eventualmente las decisiones dictadas durante
la investigación imponiendo cautelares contra el imputado podrán estar en conocimiento de los
magistrados.

Tareas de preparación del debate:


La integración del tribunal es de fundamental importancia porque conforma la garantía del juez
natural, defensa en juicio y juicio previo; la designación del juez por sorteo es ideal para ello.
Otras tareas:

▪ Fijar día, hora y lugar de realización del juicio: no se realizará antes de los 10 días, ni
después de los 30 días corridos, salvo que existan motivos fundados para posponer la fecha, que
no podrá ser incierta.
Aparece como algo criticable que no se haya fijado un plazo máximo dentro del cual deba
desarrollarse el debate, y ello ha provocado una gran dilación por parte de la OGJ en la fijación
de fechas.
El lugar será en principio la sede del tribunal, salvo que razones excepcionales aconsejen que se
lleve a cabo fuera de su asiento, debiéndose celebrar en otro lado, siempre dentro de su
competencia territorial.
▪ Citar al debate a los testigos y peritos: la norma dispone que debe hacerlo
asegurándose su comparecencia. Ello no debe quedar como una mera expresión de deseo, de
forma tal que no basta la sola notificación por cédula, sino que deberá tomar contacto con los
órganos de prueba para asegurarse su comparecencia.
▪ Poner detenidos a disposición: si hubieran detenidos estos serán puestos a disposición
del tribunal. La cuestión es importante porque el tribunal decidirá sobre su libertad.
▪ Medidas necesarias para la organización y desarrollo: se dispondrán las medidas
necesarias para la organización y desarrollo del juicio, conservando para su eventual utilización
en el mismo la documentación y cosas secuestradas.

Integración del Tribunal:

Según el artículo 308 del CPPSF, el Tribunal se integrará conforme lo dispuesto en el artículo 43
de este Código. Este último artículo dispone que se integrará unipersonalmente salvo cuando el
fiscal o el querellante, en su caso, hubiesen solicitado la aplicación de una pena privativa de la
libertad de doce o más años, en cuyo caso se integrará por tres jueces.
En caso de integración pluripersonal el Tribunal será presidido por uno de los Jueces designados
al efecto.
En ningún caso podrán tomar conocimiento previo de los elementos probatorios que puedan
valorarse en el juicio. Esta regla es de muchísimo valor porque coadyuva a la imparcialidad del
tribunal, prohibiéndole tomar conocimiento previo de los elementos probatorios. Esto
demuestra que estamos frente a un verdadero sistema acusatorio y adversarial, lo que es
completado con la imposibilidad de los jueces de obtener información sin intermediación de las
partes.

Debate Oral y Público:

Vamos a estudiar aquí el debate oral y público, que constituye el corazón del juicio oral, su
esencia y razón de ser, un ámbito propicio para debatir versiones encontradas sobre los hechos
pasados. El orden lógico en que está integrado y su respectiva regulación es el siguiente:

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▪ Un acto de apertura en el que el tribunal se constituye en la Sala de Audiencias y verifica


la asistencia de las partes esenciales que no pueden faltar: fiscal, imputado y defensor.
▪ Se practicará el interrogatorio de identificación del imputado.
▪ Se les concederá la palabra a las partes, sucesivamente al fiscal, al querellante si lo
hubiera y luego a la defensa, para que sinteticen sus lineamientos acusatorios y defensivos,
respectivamente.
▪ El tribunal le explicará al imputado en palabras claras y sencillas los hechos que se le
atribuyen y se le concederá la palabra, pudiendo expresarse libremente y luego interrogado por
cualquiera de las partes. También podrá abstenerse de declarar, sin que ello genere presunción
alguna en su contra.
▪ Se autorizará la producción de la prueba que hubiere sido ofrecida y admitida
previamente. La secuencia de dichos actos es la siguiente: fiscal, querellante en su caso y
defensa.
▪ Alegatos finales, aquí cada parte emitirá sus conclusiones finales pudiendo haber
réplica.
▪ Se dará por concluido el debate, tras lo cual pasará el tribunal a deliberar, citando a las
partes para la lectura de la decisión.

La esencialidad del debate constituye una garantía para el imputado porque podrá ejercer su
defensa en pleno contradictorio. Bajo la dirección del tribunal, las partes exhiben sus
pretensiones, se controlan recíprocamente en la producción de las pruebas y discuten para
poner sus conclusiones a consideración del juzgador.

Principio de inmediación:
Este principio está regulado en el artículo 309 del CPPSF que, el debate se realizará con la
presencia ininterrumpida de las personas que componen el Tribunal, del Ministerio Público de
la Acusación, del querellante en su caso, del imputado y su defensa.
Si el defensor no compareciera al debate o se retirara de la audiencia, se procederá de inmediato
a su reemplazo conforme a las disposiciones de este Código.
Si el querellante no concurriera al debate o se retirara de la audiencia sin autorización, cesará
en su intervención, sin perjuicio de que pueda ser compelido a comparecer como testigo.
La inmediación procura que el tribunal reciba una impresión lo más directa posible de los hechos
y las personas, y se rige en dos planos:

▪ Las relaciones entre quienes participan en el proceso y el tribunal.


▪ Que la prueba se produzca ante el tribunal que dictará la sentencia durante el debate.

Inmediación y presencia de todas las partes ante el tribunal:


La primera de las facetas de este principio reclama la presencia de todos los actores del caso
para que junto al tribunal lleven a cabo sus postulaciones. Este principio no se satisface a través
de la mera presencia física, también debe ser considerado ausente el juez que normalmente
dormita o que se distrajo durante un tiempo prolongado. Las partes que necesariamente deben
estar en todo su transcurso son:

▪ Fiscal: del principio de unidad de actuación se desprende que no es necesario que


siempre esté presente un fiscal en particular ya que cualquiera representa por igual a la
institución.
▪ Querellante: este sujeto es eventual ya que puede o no estar constituido como
querellante, o estándolo no asistir al juicio, el que continuará sin alteración alguna.
La ausencia del querellante generará que opere de su parte el desistimiento tácito de la querella,
cesando la intervención de este, sin prejuicio de que el querellante pueda ser obligado a asistir

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como testigo. Seguirá participando como querellante en los casos en que acredite la existencia
de justa causa; el imputado: el mismo debe estar durante la primera audiencia, en la que se le
explicará con sencillez los hechos que se le atribuyen; y la defensa, el imputado pudo haber
designado más de un defensor, pero a la audiencia de debate no podrán asistir más de dos.
▪ Defensor: la asistencia del defensor es obligatoria, pero no rige la exigencia de identidad
física, pues la norma dispone que, si se retira o no comparece al debate, se procederá al
inmediato reemplazo conforme las reglas del CPPSF.
▪ Imputado: la asistencia del imputado viene regulada en la norma del artículo 310 del
CPPSF, según el cual, el imputado asistirá a la audiencia, libre en su persona, sin perjuicio de la
vigilancia y cautelas necesarias que se dispongan para impedir su fuga o violencia.
Excepcionalmente se podrá autorizar que el imputado se retire de la audiencia cuando causas
justificadas así lo determinen.

Inmediación y contacto directo con la fuente de la prueba:


La inmediatez requiere la observación por parte del tribunal por sí mismo de la prueba. Aquello
evita la delegación y aumenta la calidad de la decisión reduciendo la posibilidad de
arbitrariedad. El tribunal debe extraer los hechos directamente de la fuente.

Principio de oralidad y publicidad:


Dispone el artículo 311 del CPPSF, las partes podrán consultar esquemas o ayuda memorias
escritos, pero no leerlos. Podrán solicitar autorización para la lectura de material solamente en
aquellos casos que este Código así lo disponga o cuando, por la naturaleza del mismo, resulte
ello imprescindible. La publicidad implica el desarrollo del debate a puertas abiertas, pero el
Tribunal podrá excepcionalmente resolver aun de oficio, que total o parcialmente se realice a
puertas cerradas cuando la publicidad pudiera afectar a quien alegue su condición de víctima, a
terceros o a la seguridad del Estado. La resolución será fundada, se hará constar en el acta y será
irrecurrible. Desaparecida la causa de la clausura, se deberá permitir el acceso al público. La
reglamentación que se dicte podrá determinar prohibiciones genéricas para el acceso a la sala
de audiencia, así como facultar al Tribunal a adoptar medidas que atiendan a garantizar el orden
y la seguridad en la sala. Durante el debate las resoluciones se dictarán verbalmente, pero se
dejará constancia en el acta.

Principio de oralidad:
La oralidad constituye una metodología para transmitir información. No quiere significar en
absoluto que no puedan usarse documentos o papeles de cualquier tipo en la sala de audiencia.
La oralidad está estrechamente vinculada a la publicidad, de la que representa la principal
garantía, ambas son la consecuencia de priorizar la forma hablada para la comunicación.
Todo lo que sucede en el proceso, por ejemplo, el interrogatorio al acusado, la producción de la
prueba, los alegatos, debe ser llevado a cabo oralmente en el debate para poder ser fundamento
de la sentencia. Las partes pueden consultar esquemas o ayuda memorias escritos, pero no
leerlos.
Se procura evitar que el juicio oral termine convirtiéndose en una ficción donde se leen las
declaraciones reunidas en la instrucción, lo que conllevaría una afectación de la inmediatez.
Un testimonio recibido en la IPP y solo leído en el juicio vulnera la publicidad, pues el público no
ve ni oye al testigo. También afecta la inmediación, ya que ni el acusador, ni la defensa, ni los
jueces tienen contacto directo con él. A su vez es contradictorio porque las partes no pueden
preguntar ni repreguntar. La posibilidad de lectura de actas en el debate se abre a partir del
anticipo jurisdiccional de prueba en situaciones extraordinarias.
Asimismo, la oralidad es una garantía procesal de segundo orden, junto a la publicidad, legalidad
o ritualidad del proceso y la motivación de las decisiones.
Por otro lado, podemos decir que existen ciertas excepciones a la oralidad, tales son:

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▪ Las partes pueden valerse de piezas escritas en las que estén volcados esquemas,
gráficos, bosquejos, ayuda memoria. Estos podrán ser consultados, pero no leídos.
▪ Aquellos documentos e informes que por su carácter escrito se leen o exhiben en la
audiencia.
▪ Aquello que, sin tener dicha característica, constan en un acta.

Principio de publicidad:
La publicidad tiene rango constitucional y es la regla porque hace al control que la ciudadanía
ejerce sobre la decisión jurisdiccional, la cual solo puede llevarse a cabo cuando se le posibilitó
estar presente en todas las audiencias.
Se indica claramente que el debate se desarrolle puertas abiertas, lo que revela la amplitud del
precepto, en cuanto posibilita el ingreso de cualquier persona a la sala para poder ejercer el
control de la decisión. Es tan elocuente, simple y contundente la literalidad del texto legal.
Publicidad significa esto. Lo extraño es que jueces, fiscales y defensores no se hayan dado por
aludidos y pretendan hacer de la sala de audiencias un lugar sacro, silencioso y pulcro.
Básicamente cumple tres funciones, asegura un proceso equitativo y previene la imparcialidad;
satisface la percepción del público y las exigencias de la sociedad de que la justicia muestre lo
que hace; y favorece el respeto de las leyes.
Sin embargo, hay excepciones a la publicidad cuando la reserva fue dispuesta por la protección
de la intimidad o seguridad de la declaración de la víctima o un tercero, y en ese caso la exclusión
del público será parcial. Si se trata de razones de seguridad del estado, que deben vincularse a
la revelación de secretos o cuestiones reservadas cuyo conocimiento general podría afectar la
paz de la república, teniendo en cuenta la relevancia de las cuestiones que han de ser reveladas
en el juicio la exclusión podrá ser total.
Las restricciones a la publicidad sólo son admitidas constitucionalmente cuando se fundan en
razones serias, que están previstas en la ley y no significan una limitación arbitraria al principio
de control de justicia.
La publicidad junto con la oralidad, son rasgos estructurales y constitutivos del sistema
acusatorio del proceso penal, en contraposición con el sistema inquisitivo, caracterizado por el
secreto y la escritura.

Continuidad, receso y suspensión:

La continuidad es otra de las reglas básicas del debate oral y se vincula directamente con la
concentración, que implica que el debate debe realizarse íntegramente en un mismo acto y
cuando ello no fuera posible, en el menor número de audiencias que deberán ser dispuestas sin
interrupción, en forma sucesiva, consecutiva y en tiempos próximos.
El artículo 313 del CPPSF consagra el principio de concentración, y dispone que el debate
continuará durante todas las audiencias consecutivas que fueran necesarias hasta su
terminación. Sin perjuicio de ello, las partes podrán solicitar recesos por un plazo máximo de
dos horas por motivos fundados. El Juez, a su vez, dispondrá los recesos necesarios para
asegurar la eficacia del desarrollo de la audiencia.
El debate podrá suspenderse a pedido de parte o aun de oficio, por un plazo que en cada
oportunidad no superará el término de quince días, cuando:

▪ Así lo exigiera la resolución de un incidente que no pudiera decidirse inmediatamente:


los incidentes son cuestiones de naturaleza procesal y por tanto no se refieren al objeto del
juicio en sí mismo. La idea es llegar al juicio con todas las cuestiones incidentales resueltas,
durante su desarrollo pueden surgir cuestiones vinculadas a la publicidad que deberán ser
resueltos durante su curso, y ello eventualmente puede demandar más tiempo.
▪ Fuera necesario practicar algún acto fuera del lugar de la audiencia y no pudiera

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cumplirse durante un receso: en este caso no hay suspensión de los debates, sino su
continuación en un ámbito distinto.
▪ Fuera imprescindible para poder lograr la producción de alguna prueba: el punto
pasará, dice Baclini, por dilucidar con claridad cuando estamos frente a una prueba que merezca
ello. Por ejemplo, la no comparecencia de un testigo, debiendo el litigante a quien pertenece el
testigo tener que afrontar ciertos costos dice el mismo autor.
▪ Fuera imposible su realización o continuación por enfermedad del Juez o de las partes
que imprescindiblemente deben estar presentes: ya dijimos que la presencia física hace a la
identidad del juzgador, por lo que su enfermedad suspende el debate; aun cuando sea un
tribunal pluripersonal y solo un juzgador se enferme.
Respecto al fiscal y al defensor, su presencia es funcional, es decir, basta con que haya un fiscal
y un defensor. Sin embargo, la norma contempla eventualmente la posibilidad de suspensión
ante su enfermedad, teniendo en cuenta que ya conocen la causa.
▪ Lo solicitara la parte, cuando por circunstancias no previstas, tuviera necesidad de
contar con tiempo para preparar su actividad acusatoria o defensista: por ejemplo, ante la
ampliación de la acusación, la defensa necesita oír las nuevas pruebas y preparar o replantear
su defensa.

En caso de suspensión, el Juez anunciará el día y hora de la nueva audiencia, y ello valdrá como
citación para las partes.
El vencimiento del plazo máximo de suspensión importará la invalidación del debate, que deberá
iniciarse nuevamente, dentro de los sesenta días.
Durante el tiempo de suspensión, el Juez y Fiscales podrán intervenir en otros juicios, de
conformidad a lo que se disponga en la reglamentación respectiva.

Postergación extraordinaria:
Si el imputado no compareciera al comienzo de la primera audiencia del debate, se ordenará la
postergación de este hasta tanto aquel sea traído por la fuerza pública o fuera detenido, salvo
que justificara debidamente su inasistencia. En tales casos se fijará de inmediato nueva
audiencia.

Poder de policía y disciplina:


Dispone el artículo 314 del CPPSF que el Juez ejercerá el poder de policía y disciplina en la
audiencia y podrá sancionar en el acto, con hasta diez días multa o arresto hasta de ocho días,
las infracciones al orden y seguridad, sin perjuicio de expulsar al infractor de la sala.

Obligación de los asistentes:


Según el artículo 315 del CPPSF los que asistieran a la audiencia deberán permanecer en silencio,
no podrán llevar armas u otras cosas aptas para molestar u ofender, ni adoptar una conducta
intimidatoria, provocativa o contraria al decoro, ni producir disturbios o exteriorizar de cualquier
modo, opiniones o sentimientos.

Litigación en audiencias orales:

Es necesario hacer una diferenciación con las audiencias de la etapa previa al juicio y recordar
una serie de principio que, si bien están instalados en la formalidad del discurso judicial, no
siempre se efectivizan en las prácticas tribunalicias.
Dado que la finalidad del momento del juicio es determinar la existencia o no de la
responsabilidad penal de la persona imputada, la “cancha de juego” estará mucho más
delimitada en este momento del proceso penal.

Teoría del caso:

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La teoría del caso, como herramienta estratégica, es la que permitirá a los litigantes determinar
con la mayor exactitud posible cuales son los hechos importantes para llevar a juicio. Podemos
decir que se trata de la versión propia de cada litigante una vez llegados a juicio. Esta debe reunir
los siguientes requisitos:

▪ No puede ser contradictoria: ello implica, por ejemplo, que el acusador no puede decir,
“fue él y actuó dolosamente” pero a la misma vez sostener que “existió una conducta
imprudente”.
▪ Debe ser simple: para formular una teoría del caso y sostenerla en el juicio debe partirse
de la base que la explicación mas simple es, generalmente, la mas creíble. La simpleza debe ser
un elemento centran de su trabajo en el sentido de no comprometerse probatoriamente a mas
de lo que efectivamente podrá acreditar.
▪ Debe ser consciente: debe basarse en los elementos que efectivamente se han logrado
obtener, y no en fantasías o supuestos inexistentes.

En definitiva, la teoría del caso será la herramienta que permite a los litigantes realizar un análisis
concreto del caso y las posibilidades de los mimos llegados al fin de la etapa de investigación;
permitiéndoles conocer con claridad los puntos fuertes y flojos de su historia y cuáles son las
fortalezas y debilidades de su prueba, permitiéndole estos aspectos hacer una presentación del
caso, sin faltar a la ética.

Componentes de la teoría del caso:


Brevemente, podemos decir que la teoría del caso tendrá tres componentes concretos y claros:

Teoría jurídica:
Consiste en el tipo penal – o tipos penales –, para ello es de fundamental importancia el
conocimiento del derecho penal sustantivo.
Esto supone conocer los elementos constitutivos del tipo penal, conocer la doctrina y la
jurisprudencia sobre los mimos y estar en condiciones de hacer una subsunción acertada. En la
medida en que más tipos penales incluyo en la acusación, más elementos estoy obligado a
demostrar con hechos y pruebas, de modo que más complejo se vuelve la labor.

Teoría fáctica:
Desarrollar una teoría fáctica implica traducir en términos comunes y corrientes los elementos
de la teoría jurídica que hemos seleccionado. Implica analizar a consciencia el hecho acaecido y
determinar hasta qué punto se subsume en el tipo penal, teniendo en claro que no puede
forzarse la práctica para adaptarse a la teoría.
Los abogados suelen confundir permanentemente hechos y derecho; asumimos que es lo mismo
concurrir a un juicio y afirmar Juan de los Palotes fue víctima de un ardid urdido por María
Castaña, que lo condujo a error que originó una disposición patrimonial de su parte que trajo
como resultado un perjuicio patrimonial para si; que decir que Juan de los Palotes compro un
terreno a María Castaña en función a que esta le mostro un título de propiedad, un certificado
del registro de la propiedad y un recorte del periódico local en el que figuraba la asignación del
terreno en cuestión, y le abonó U$ 50.000, acto que se escrituró mediante notario.

Teoría probatoria:
Una vez establecida la teoría jurídica y construida la teoría fáctica, a través del análisis de la
debilidad o fortaleza de cada una de las proposiciones fácticas, el siguiente paso será identificar
las pruebas existentes para concurrir al juicio.
Respecto a la prueba los litigantes deberán realizar análisis vinculados a tres cuestiones
centrales:

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▪ Legalidad: es necesaria que su obtención haya sido dentro de los límites de la legalidad;
por ello cada litigante deberá analizar su prueba e identificar cuáles son los elementos que la
defensa podría llegar a cuestionar en términos de legalidad y cuáles son sus argumentos al
respecto.
▪ Pertinencia: deben analizar concretamente cual es la prueba que sirve para acreditar
elementos de la teoría fáctica y cuáles no.
▪ Credibilidad: no existe ningún tipo de credibilidad de una prueba. El trabajo que los
litigantes realicen tendrá por objeto principal convencer a los jueces sobre la versión que están
sosteniendo.

En términos de teoría del caso los litigantes deben realizar una triple vinculación, derecho,
hechos y prueba. Lo que siempre debe evitar un buen litigante es pensar que estos tres
componentes van por caminos separados.

Actos del debate:

Dirección del debate:

El artículo 317 del CPPSF dispone que el Juez dirigirá el debate, aceptando o rechazando las
peticiones de las partes, hará las advertencias que correspondieran, recibirá los juramentos y
moderará la discusión impidiendo derivaciones impertinentes, sin coartar el ejercicio de la
acusación y la libertad de la defensa. Para el ejercicio de sus facultades podrá llamar a todas las
partes a su despacho privado o conferenciar con éstas reservadamente sin suspender el debate.
Surge de la norma que son dos las facultades que se conceden al juez – o al presidente del
tribunal –:

▪ Dirección: implica la realización de todo acto que lleve a término y garantice la discusión
entre las partes.
▪ Moderación: implica evitar excesos, controlar el comportamiento correcto y decoroso
de los intervinientes en el debate. De esto deriva por ejemplo la fijación prudencial de términos
por parte del presidente.

El juez no tiene la facultad de formular preguntas a los órganos de prueba ni de incorporar


pruebas de oficio ya que su objeto es preservar el juicio justo, lo que hace a su imparcialidad. La
dirección y moderación, entonces, implica aceptar o rechazar las peticiones de las partes; hacer
las advertencias que correspondieran; recibir juramentos de testigos, peritos e intérpretes; y
moderar la discusión, impidiendo derivaciones impertinentes, sin coartar el ejercicio de la
acusación y la libertad.
Contra las decisiones que se dicten en el sentido directivo, cabe el recurso de reposición ante el
tribunal en pleno (en caso de integración plural) o ante el mismo juez que impartió la directiva.
Las partes podrán ser llamadas al despacho o conferenciar con ellas privadamente en el mismo
recinto, a los fines de evitar o disminuir incidentes durante el trámite que puedan alterar el
natural desenvolvimiento del juicio.

Apertura del debate:

Llegado el día y hora fijados se procederá a la apertura del debate, constituyéndose el juez en
la sala de audiencia o en el lugar previsto para su realización.
Después de verificar la presencia del Ministerio Público Fiscal y del imputado y su defensor, el
Juez declarará abierto el debate, advirtiendo al imputado que esté atento a lo que va a oír.
Inmediatamente después practicará el interrogatorio de identificación del imputado. La
advertencia al imputado es una explicación simple y breve que hace el tribunal, sin ningún tipo

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de formalismo y en lenguaje claro, de cuál es su situación en el proceso y todo lo concerniente


a sus derechos. En cuanto al interrogatorio, refiere a sus datos de identidad y filiación.
Acto seguido el Juez concederá la palabra sucesivamente y por el tiempo que fije, al Fiscal, al
querellante, en su caso, y al defensor para que sinteticen la acusación y la línea de defensa
respectivamente.
Este discurso de apertura debe desarrollarse en forma oral, no puede ser leído, sin perjuicio de
que las partes pueden consultar ayuda memorias; debiendo el tribunal fijar un plazo máximo
para la exposición, la que deberán hacer de pie, salvo impedimento físico.

Alegato de apertura:
Una vez instalada la audiencia de juicio, el juez dará la palabra a cada una de las partes para que
presente su caso y realice su alegato de apertura; es su oportunidad de anunciar cuál será su
accionar en el transcurso de la audiencia.
El alegato de apertura es la primera oportunidad que cada litigante tiene para anunciar su caso
en el juicio. Les permite fijar la pertinencia de su actuación en el debate.
Es necesario estructurarlo de manera tal que los miembros del tribunal, que no conocen el caso,
puedan seguir el desarrollo del juicio. Concretamente, es recomendable hacer una introducción
en la que se identifique a las partes en conflicto, una descripción del hecho que incorpore los
detalles necesarios – y solo los necesarios – para que el tribunal pueda tener una idea concreta
de lo que vera a continuación y un anuncio de los elementos que cada litigante se valdrá para
acreditar sus afirmaciones o desacreditar las de la contraparte.
Es recomendable sintetizar el tema del juicio; esto implica poder resumir en una sola frase,
corta, recordable y de impacto, el meollo de la contradicción que se suscitará en el juicio, por
ejemplo, “lo mató para no morir”.
No debe extenderse mas allá del lapso en que razonablemente una persona pueda prestar
atención. Además, hay que tener en claro que no es un momento para realizar argumentaciones,
sino para presentar el caso.
No se trata de una relación del expediente, es decir, no hay que contar como se dio la
investigación, tampoco es un espacio para los discursos emotivos (pese a que en las películas
ello es frecuente). Lo que al tribunal le interesa son los hechos.

Declaración del imputado:


Según el artículo 318 del Código Procesal Penal de Santa Fe en cualquier instancia del debate el
imputado tendrá derecho a ser oído cuando así lo peticione él o su defensor. En ningún caso el
Tribunal podrá requerir declaración al imputado ni solicitarle que preste juramento o promesa
de decir verdad.
En su reacción anterior la norma contemplada, aunque no lo denominaba así, la declaración
indagatoria del imputado, pues permitía que este sea interrogado. La vehemencia de la
redacción actual da cuenta de un claro mensaje, no solamente resguardar el discurso del
imputado, sino también impedir obtener inferencias perjudiciales de su silencio. Este derecho
tiene sustento constitucional, pues el artículo 18 de la CN dispone que nadie puede ser obligado
a declarar contra sí mismo.
Por otro lado, el artículo 319 del CPPSF dispone que, si los imputados fueran varios, el Juez podrá
alejar de la sala de audiencias a los que no se encontraran declarando, pero después de todos
los interrogatorios, deberá informarles sumariamente de lo ocurrido durante su ausencia.
La norma tiene por objeto garantizar la libertad de expresión del imputado y asegurar la
espontaneidad de las expresiones de los imputados. Solamente sería adecuado disponer el
alejamiento cuando se pueda presumir que el imputado que tenga que declarar pueda omitir
hacerlo o hacerlo defectuosamente, por el efecto intimidatorio que pueda ocasionarle la
presencia de los restantes imputados.

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Facultades del imputado:


Se dispone en el artículo 320 del CPPSF que, durante el curso del debate, el imputado puede
hacer todas las declaraciones que considera pertinente, en un amplio ejercicio de su defensa
material, siempre que refieran al objeto del proceso, por lo que el juez impedirá cualquier
divulgación y si persistiera, podrá alejarlo de la audiencia. Esta previsión hace referencia a sus
facultades como director del debate del juez.
Por otro lado, dispone la norma que el imputado podrá hablar con su defensor sin que por ello
la audiencia se suspenda, pero no durante su declaración o antes de responder a preguntas que
se le formulen. En estas oportunidades nadie le podrá hacer sugerencia alguna.
Sin embargo, suele decirse que debe aceptarse porque hace al derecho al silencio que una vez
formulada la pregunta el imputado consulte con su defensor, aun a viva voz, si ello está o no
comprendido en su posibilidad de abstención; además ello es imposible de evitar en tanto
podrían el defensor intervenir en el interrogatorio sugiriéndole a viva voz para que no declare,
aun cuando lo haga merecedor de un llamado de atención, evitaría la declaración.

Ampliación de la acusación:
La acusación contiene la delimitación fáctica de la imputación. Como se sabe, al tratarse de un
proceso en donde lo que se encuentra sujeto a prueba es la tesis acusatoria.
Según el artículo 321 del CPPSF durante el debate, el MPA y el querellante, en su caso, podrán
amplia la acusación por cualquiera de las circunstancias que vamos a analizar, que no hubieran
sido mencionados originalmente. Tales son:

▪ Inclusión de un hecho nuevo: esta es la hipótesis más compleja de circunscribir


sostienen Baclini y Schiappa Pietra. ¿Qué es lo que hace que un hecho sea nuevo a los efectos
del articulo? En primer lugar, diremos que corresponde al acusador demostrar que se trata de
hechos por el no conocidos al efectuar la acusación. Y, además, debe ser un hecho de difícil o
imposible conocimiento previo al debate. Se refiere a un nuevo hecho distinto al originario de
la acusación pero que debe concurrir con el atribuido; puede ser independiente de aquel o no,
e incluso, alternativo. Podemos mencionar el caso de una lesión que comienza siendo leve y se
transforma en grave o gravísima.
▪ Circunstancia que modifica la calificación o la pena: las causales de agravación pueden
encontrarse referidas a características personales del imputado, de la víctima, de la acción y
hasta la modificación del resultado típico. Por ejemplo, un caso de lesiones graves que terminan
en la muerte de la víctima; en este caso se lo acusa de lesiones y en pleno juicio la víctima muere
como consecuencias de dichas lesiones podría pasar de acusación por lesiones a homicidio
preterintencional.
▪ Circunstancia que integra la continuación delictiva: este supuesto se incorpora porque
puede ocurrir que aun durante la tramitación del juicio al tratarse de un delito continuado, se
cometan nuevos hechos relativos a esa continuidad o permanencia – la conducta se sigue
cometiendo. Por ejemplo, el incumplimiento de los deberes de asistencia familiar.
Ampliar la acusación hacia hechos no contenidos originalmente es una actividad que debe ser
interpretada restrictivamente y resguardando el derecho de defensa. Ahora bien, nuevos
hechos no son nuevas pruebas. Por lo que, toda vez que el hecho nuevo requiere de otra prueba
(no ofrecida y desconocida hasta el momento) el hecho se enmarca en el artículo 324 del CPPSF.

Recepción de pruebas:

Realizados los alegatos de apertura, se abrirá la fase de producción de la prueba concretamente.


Es donde más claramente se verá la contradicción entre las partes. La iniciativa probatoria
concierne a las partes, por lo que el juez autorizará la producción de la prueba que hubieran
ofrecido oportunamente y hubiera sido admitida. El ámbito de producción de esta está
circunscripto a los hechos para los que fue ofrecida y admitida.

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Esto quiere decir que, si una prueba admitida en la fase preliminar pretende ser usada por el
litigante en juicio con un fin distinto que para el que fue ofrecido, podría caberle una objeción
valida si afecta la teoría del caso del oponente.
Por otro lado, dispone la norma del artículo 323 del CPPSF que, en primer término, se producirá
la prueba del Fiscal, luego la del querellante y finalmente la de la defensa. El orden en que se irá
produciendo la prueba será decidido por la parte que la ofreció.

Nuevas pruebas:
Según el artículo 324 del CPPSF las partes podrán solicitar la producción de nuevas pruebas las
que, en caso de oposición, serán admitidas cuando se alegara fundadamente que antes se las
desconocía.
Se contempla la posibilidad de que las partes soliciten al tribunal la producción de nuevas
pruebas. De la petición, el tribunal dará traslado a la contraria, la que podrá oponerse.
El proponente de la nueva deberá fundar el motivo por el cual no la conocía con anterioridad
para que el tribunal la acepte (si es que la contraparte se opone, ya que si no se opone no hará
falta fundamentar).
Uno de los rasgos distintivos del nuevo ordenamiento es la prohibición de actividad oficiosa del
tribunal en materia de pruebas, es decir que el tribunal está imposibilitado de adoptar posturas
activas en relación a la prueba, sea disponiendo la incorporación de estas o formulando
preguntas aclaratorias a quienes declaren en juicio.

Interrogatorio y contrainterrogatorio:
El interrogatorio es un recurso técnico procesal que la ley otorga para producir información a
instancias de un testigo, y como tal se encuentra sometido a reglas que delimitan su forma de
ejecución.
La prueba del testigo está constituida por la información que entrega al tribunal en la sala de
audiencias a instancias del interrogatorio que ejecutan las partes. Toda otra información no
constituye prueba. Así corresponde distinguir entre el interrogatorio, que constituye el método
que la ley procesal dispone para la producción de la información en el juicio oral; y la prueba
testimonial que es la información en si misma.
Antes de declarar, los testigos no podrán comunicarse entre sí ni con otras personas. Además,
no podrán presenciar el debate, salvo que ello se considere imprescindible, y después de
declarar se podrá disponer su permanencia en la antesala.
Una novedad que tiene el CPPSF es que distingue entre interrogatorio directo y
contrainterrogatorio. Se deduce lógicamente que se aplicaran las reglas del examen directo
cuando se trate de un testigo favorable; y las reglas del contra cuando quien interroga lo esté
haciendo a un testigo adverso a su teoría del caso.
Según el artículo 325 del CPPSF el perito, asesor técnico, testigo o intérprete previo prestar
juramento, será interrogado por el Juez sobre su identidad personal. Inmediatamente después
será interrogado directamente por la parte que lo hubiera ofrecido y luego contra interrogado
por las demás. Formulada la pregunta y antes de que fuera contestada, las partes podrán
oponerse y el Juez decidirá luego de oír a las demás.

Examen directo:
El principal objetivo es extraer del declarante la mayor cantidad de información para acreditar
la propia versión de los hechos. Por eso cuando una parte ofrece a una persona para que declare
bajo juramento en el juicio oral, lo hace en el conocimiento y convencimiento de que le es
favorable, por eso se dice que es un testigo amigable.
Para ello – pese a que en algunos sistemas está bastante instaurada la mítica idea de que ello es
algo incorrecto – el abogado debe reunirse con los testigos antes del juicio, para de esta manera
conocer que sabe ese testigo, si forma de hablar y de ese modo adaptarse y saber como

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preguntar. Esta preparación previa no es lo mismo que dirigir o “peinar” al testigo para que
declare lo que al litigante le conviene para su teoría del caso.
Las herramientas que el litigante usa en el examen directo son las preguntas, no cualquier
pregunta, sino:

▪ Preguntas abiertas: es decir para que el testigo se exponga libremente; en estos casos
el interrogador debería interrumpir cortésmente al testigo para precisar la información.
Permiten mostrar la solidez del testigo.
▪ Pregunta cerrada: es más precisa y concisa, y mantiene en el examinador el control de
la fuente de información. Este tipo de preguntas se suele utilizar para refrescar la memoria o
para interrogar a testigos más tímidos o introvertidos.

Además de ello, se le podrá hacer reconocer al testigo los documentos y objetos secuestrados
durante la investigación o cualquier otro que haya sido ofrecido como prueba por la parte.
En el examen directo se debe evitar protagonizar el debate, es decir, declarar en lugar del
testigo; pretender probar todo el caso con un solo testigo; pretender probar todo con todos los
testigos.

Contra examen:
Es una clara manifestación del principio de contradicción. Mientras una parte está produciendo
su prueba, pretenderá que todas las afirmaciones que se realicen se incorporen sin ningún tipo
de control. El rol de la contraparte durante la producción de prueba de su contrario será prestar
atención a cada pregunta, cada afirmación, a cada incorporación probatoria para manifestar
contradicción allí donde se la necesita.
Las preguntas deben tender a desacreditar la credibilidad y el testimonio, pero deben ser
formuladas con mucha precisión y cuidado por el contra examinador o contra interrogador ya
que se trata de un testigo hostil. Lo preferible son las preguntas cerradas y temáticas, que
apunten a determinada circunstancia puntual.
Bajo ninguna circunstancia el contra examen es obligatorio, sino que – al igual que todas las
reglas – se parte de su uso estratégico. Se debe evaluar cuanto daño causo a la teoría del caso
esa declaración.

Reglas del interrogatorio y contrainterrogatorio:


Según el artículo 325 bis del CPPSF, en sus interrogatorios, las partes que hubieren presentado
a un testigo o perito no podrán formular sus preguntas de tal manera que ellas sugirieran la
respuesta. Durante el contra interrogatorio, las partes podrán confrontar al perito o testigo con
sus propios dichos u otras versiones de los hechos presentadas en el juicio. En ningún caso se
admitirán preguntas engañosas, aquellas destinadas a coaccionar ilegítimamente al testigo o
perito, ni las que fueren formuladas en términos poco claros para ellos. Estas reglas se aplicarán
al procedimiento de anticipo jurisdiccional de prueba establecido en el artículo 298.
De la norma se desprenden cuáles son las preguntas prohibidas a la hora de efectuar el
interrogatorio o contrainterrogatorio, tales son:

▪ Preguntas sugestivas: son aquellas que contienen o sugieren la respuesta; mediante su


prohibición se busca evitar que la información ingrese al juicio a través de los dichos del
abogado. Sin embargo, no todas las preguntas sugestivas están prohibidas, se admiten en tanto
no vayan directamente al hecho o los hechos controvertidos. Por ejemplo, si concurre a declarar
el mejor amigo de la víctima y se le pregunta ¿usted es el mejor amigo de la víctima?
▪ Preguntas capciosas: aquellas que están planteadas de forma engañosa, que tienden a
confundir al testigo y arrancarles, mediante un ardid, una respuesta que favorezca al
interrogador o comprometa al propio testigo. Otra forma de pregunta capciosa es la pregunta
repetitiva, fundamentalmente en el contra examen, sobre una cuestión ya respuesta.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Impertinentes: se trata de preguntas que no están vinculadas con el o los hechos


controvertidos. Será pertinente toda vez que permita acreditar algún hecho que sostiene su
teoría del caso, de lo contrario será impertinente.

Objeciones o protestas ante la pregunta:


La objeción es la forma específica con la que cuentan las partes para manifestar su
disconformidad con la actividad desarrollada por la contraparte que puede afectar sus derechos
o ponen en riesgo las reglas propias del juicio oral.
Tal como lo menciona el artículo 325 bis, formulada la pregunta y antes de que fuera contestada,
las partes podrán oponerse y el juez decidirá luego de oír a las demás. El planteo debe ser oral,
puntual y específico. Además, debe indicarse el fundamento en que la parte sustenta su
objeción. No se establece ninguna forma específica para su realización, no obstante, bueno es
que se ponga de pie – para llamar la atención y denotar cierta autoridad – y la exprese diciendo
“protesto” u “objeción”, sin expresar fundamentación, la que, llegado el caso le será solicitada.
La decisión del juez es irrecurrible y podrá consistir en que la pregunta sea o no contestada o
que sea reformulada.
Como vimos, la normano establece en qué casos procede la objeción, pero podría ser – dicen
Baclini y Schiappa Pietra – ante:

▪ Preguntas impertinentes o irrelevantes: una pregunta será impertinente o irrelevante


en la medida en que desde un punto de vista lógico no avanza la teoría del caso de alguna de las
partes.
▪ Preguntas por opiniones: no proceden debido a que el testigo concurre a declarar sobre
hechos que ha percibido a través de sus sentidos, por lo que sus opiniones o conclusiones no
son materia de su exposición.
▪ Preguntas repetidas: es decir que ya fueron formuladas y contestadas. Por eso cuando
no ha sido respondida o sólo lo fue parcialmente, la objeción no será procedente.
▪ Preguntas sugestivas: una pregunta es sugestiva cuando contiene intrínsecamente su
respuesta. Sin embargo, para el contra interrogador se considera que la sugestiva es la forma de
preguntar por excelencia, ya que es la única manera de la que dispone para extraer información
(por ende, en el contra examen se admite).
▪ Preguntas engañosas y capciosas: aquellas que afirman una falsedad o son expresadas
en forma poco clara. En tal caso no será admitida (ya sea en examen como en contra examen).
▪ Preguntas ambiguas, vagas, confusas: aquellas que, por su defectuosa formulación, no
permiten comprender al testigo con claridad cuál es el tema que efectivamente indagan.
▪ Preguntas con trato ofensivo o denigrante: pues el sistema debe promover la confianza
en los testigos evitando que se vean sometidos a este tipo de tratos.

Cuando una pregunta es objetada por la parte contraria y el tribunal acepta la protesta, no podrá
ser valorada como prueba.

Peritos:
A diferencia de los testigos, que llegan a juicio por haber percibido en forma directa a través de
sus sentido alguna información relevante para el caso que se juzga, los peritos llegan a juicio por
poseer una experiencia especial en un área de conocimientos especifica.
Cada parte deberá disponer de sus peritos y los propondrá como medio de prueba en tanto la
conclusión apoye su teoría del caso. Con ello, la contraria podría contradecir la prueba haciendo
preguntas al perito que declare en juicio con el objeto de tratar de desvirtuar sus afirmaciones.
Además, para contradecir la prueba, podrá proponer sus propios peritos.
El perito podrá ser interrogado o contrainterrogado en relación a sus antecedentes
profesionales, sobre el rigor técnico o científico de sus conclusiones y en general sobre su

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idoneidad. Se lo acredita de transparencia, conocimiento y solvencia de este. Se presentan sus


calidades, reconocimientos, distinciones, estudios, cuán asiduamente ha realizado pericias.

Uso de declaraciones previas:


Dispone la primer parte del artículo 326 del CPPSF en ningún caso el Juez ordenará la lectura de
actas de la investigación Penal Preparatoria.
Sólo podrán usarse en la sala de juicio por los litigantes, previa autorización del Tribunal, los
documentos, dictámenes periciales, actas o cualquier otro soporte técnico en el que se hayan
registrado actos o manifestaciones con anterioridad al juicio, en caso de que un testigo, perito
o intérprete olvide información relevante o para confrontarlas con su declaración actual.
Desde hace tiempo que el tema viene siendo tratado por los tribunales superiores del país. En
reiterados precedentes se había puesto en cuestión el alcance del artículo 391 del CPPN que
faculta la incorporación por lectura de los testimonios recibidos durante la instrucción.

Fallo Benítez:
En los hechos de este fallo del año 2006 el tribunal oral había condenado a una persona a la
pena de dos años y seis meses de prisión por haberlo considerado autor del delito de lesiones
graves calificadas por su comisión con arma de fuego. Para llegar a esa conclusión, el tribunal se
había basado en los testimonios de cargo incorporados por lectura sin brindar a la defensa la
posibilidad de interrogarlos. Frente a ello, la defensa interpuso recurso de casación, cuya
denegación motivó la presentación de un recurso extraordinario.
La CSJN hizo lugar a la queja, declaró procedente el recurso y dejó sin efecto la sentencia
apelada. En esa línea, consideró que lo resuelto por el Tribunal Oral afectaba el derecho
consagrado en los artículos 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y 14 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Para llegar a esta conclusión, la Corte
entendió que “…en un caso como el presente, en que prácticamente toda la prueba de cargo de
alguna significación fue incorporada por lectura, resulta inaceptable la afirmación del a quo
relativa a que ‘la defensa no ha demostrado que, excluida las declaraciones testimoniales cuya
incorporación por lectura ha sido puesta en crisis, la restante prueba colectada impida alcanzar
certidumbre acerca de la forma en que sucedieron los hechos y respecto de la participación
penalmente responsable de Benítez’” Sostuvo además que “…la ‘imposibilidad’ de hacer
comparecer al testigo no basta para subsanar la lesión al debido proceso que significa que,
finalmente, la parte no haya tenido siquiera la posibilidad de controlar dicha prueba”. El Tribunal
entendió que “…lo decisivo no es la legitimidad del procedimiento de ‘incorporación por lectura,
el cual, bajo ciertas condiciones, bien puede resultar admisible, sino que lo que se debe
garantizar es que al utilizar tales declaraciones como prueba se respete el derecho de defensa
del acusado”.

Apoyos en la introducción de la información:


Cualquier tipo de registro o soporte técnico en el que se hayan plasmado actos o
manifestaciones anteriores al juicio pueden tener un uso legitimo en la sala de debate con dos
finalidades acotadas, marcar contradicciones o refrescar la memoria del testigo. Como no
constituyen prueba no deben ser ofrecidos. Se trata de apoyos en la presentación de la
información, pero debe erradicarse el expediente como metodología de trabajo.

Utilización e introducción de la prueba material:


Sostiene Baclini que por prueba material se entiende todas aquellas cosas que se exhiben en el
juicio y se comprenden en dos grandes categorías de evidencia, los objetos y los documentos.
En ellos se incluyen los audios, videos, actas policiales, registros de declaraciones, objetos
recolectados en la escena del crimen, etc. También se ha definido a la prueba material como
aquel objeto perceptible a los sentidos que resultare pertinente.
Según el artículo 326 del CPPSF la prueba material está constituida por objetos, documentos y

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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cualquier otro soporte técnico que contenga o constituya evidencia relevante de la comisión de
un delito.
Para su uso en juicio oral los objetos y documentos serán exhibidos, leídos y/o reproducidos,
según corresponda. Será siempre introducida al juicio a través de los testigos y peritos y solo
podrán incorporarse al juicio aquellos objetos que fueran previamente exhibidos.
Corresponde a cada una de las partes dar cuenta de sus versiones por medio de la prueba que
pretenda servirse. Por ejemplo, que el cuchillo que estamos viendo fue el que se uso para dar
muerte a una persona.
El articulo nos dice con toda claridad que la prueba material debe introducirse por medio de un
testigo o perito. Es solo a partir de su relato que podemos dar cuenta de la procedencia de esa
evidencia y de esta forma acreditar que es lo que la parte dice que es. Para introducir la prueba
material en el juicio, el litigante debe tener en claro el primer lugar cual es el testigo idóneo para
cada prueba que pretende introducir. Entendemos por testigo idóneo a aquel que tuvo el primer
contacto con la prueba material.
Al exhibirle la prueba material al testigo, es importante que sea el quien diga de que se trate y
no direccionarlo el litigante. Por ello la pregunta correcta seria ¿qué le estoy mostrando? o ¿qué
es esto?

Inspección judicial:
El Juez, a pedido de parte, podrá disponer, se practiquen inspecciones oculares de lugares o de
cosas. En tales casos el acta labrada será leída luego en la audiencia.
En caso de ser tribunal pluripersonal deberán asistir los tres jueces porque ello hace a la regla
de inmediación. No se dispone la asistencia de las partes, pero no caben dudas de que deben
estar presentes.

Comparendo:
Según el artículo 327 del CPPSF, las partes deberán colaborar para el comparendo de los peritos,
asesores técnicos, intérpretes o testigos que ofrecieran. El Juez a pedido de parte, dispondrá lo
necesario para hacer comparecer por la fuerza pública a quien estando oportunamente citado
no hubiera asistido.
El precepto regula el deber de colaboración (sobre todo con la Oficina de Gestión Judicial) de las
partes respecto del comparendo de la persona cuya declaración ofrecieron y les interesa. Por
ejemplo, si el testigo no pudo ser localizado porque se mudó.
Si no comparece la persona citada, el juez a pedido de parte podrá hacer uso de la coacción por
la fuerza pública para que asista.

Alegato de clausura:
Terminada la recepción de la prueba ofrecida por las partes, el juez les preguntará si están en
condiciones de producir sus alegatos finales.
Este momento de discusión se llama final para distinguirlo de las eventuales discusiones
preliminares o incidentales; mientras en estas últimas se discute las cuestiones específicas
planteadas, en la discusión final se discute todo el contenido de la causa según las pruebas
recepcionadas.
Si así fuera – están en condiciones de producir sus alegatos –, concederá sucesivamente la
palabra al Fiscal, al querellante y a la defensa del imputado para que en ese orden emitan sus
conclusiones verbalmente. Podrán hablar dividiéndose sus tareas, dos Fiscales o hasta dos
defensores del imputado.
Finalizados los alegatos podrá haber réplica, correspondiendo a la defensa hablar en último
término. La réplica deberá limitarse a la refutación de los argumentos adversarios que antes no
hubieran sido discutidos.
En caso de manifiesto abuso de la palabra, el Juez podrá llamar la atención al orador, y si éste
persistiera, podrá limitar prudencialmente el tiempo para que concluya su alegato. Concluida la

LORENZO GROSSO
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discusión final se dará por cerrado el debate.


En el alegato de clausula cada litigante explica al tribunal, ahora si en términos valorativos, por
qué su versión de los hechos – su teoría del caso – ha sido probada y debe ser considerada la
“versión oficial” en la sentencia. Se lo debe considerar, dice Leticia Lorenzo, un proyecto de
sentencia.
En función de que es un ejercicio especifico, deberá hacerse cargo de todas las proposiciones
fácticas que ha pretendido acreditar, mostrando al tribunal con que pruebas lo ha hecho y por
que estas pruebas han sido creíbles.
No está previsto el tiempo de duración del alegato, lo cual luce razonable porque su extensión
no puede ser determinada en abstracto sino en concreto porque está relacionada con la
cantidad, importancia y relevancia de los hechos y la prueba producida en su consecuencia. No
obstante, se dispone que en caso de manifiesto abuso de la palabra, el Juez podrá llamar la
atención al orador, y si éste persistiera, podrá limitar prudencialmente el tiempo para que
concluya el alegato.
El alegato será dado en forma verbal. Las partes podrán consultar esquemas o ayuda memorias
escritos, pero no leerlos.
omisión del alegato por parte del fiscal o el incumplimiento ostensiblemente defectuoso del
mismo impedirá la emisión del fallo condenatorio por parte del tribunal, por violación del
principio de congruencia salvo que la pretensión punitiva la haya mantenido, en su caso, el
querellante.
Cuando la omisión de presentar alegatos sea del querellante generará la operatividad del
desistimiento táctico
En el caso de la defensa es diferente, ya que el tribunal o el fiscal pueden pedir la separación del
letrado que abandonare la defensa o incurriere en notorias omisiones o negligencia. De todos
modos, hay que recordar que durante la audiencia no podrá renunciar.
¿Qué ocurre si el defensor abandona deliberadamente la defensa al concluir la etapa
probatoria? Nada, porque el requisito de la defensa en juicio fue cumplido hasta allí, y el nuevo
defensor tiene la posibilidad de acudir a los registros fílmicos del debate a los fines de cumplir
adecuadamente su rol. ¿Y si muere o sobreviene una incapacidad del defensor? Se puede
suspender el juicio a los fines de que se pueda preparar nueva y eficazmente el alegato.

Acta del debate:

Concluida la discusión final se dará por cerrado el debate, debiendo el secretario del tribunal
confeccionar el acta.
Según el artículo 330 del CPPSF, el acta del debate deberá contener:

▪ Lugar y fecha de la audiencia, con mención de la hora en que comenzó y terminó, los
recesos y suspensiones dispuestos.
▪ Nombre y apellido del Juez, Fiscales, querellantes, y defensores.
▪ Datos personales del imputado.
▪ Nombre y apellido de los testigos, peritos, asesores técnicos e intérpretes, con mención
del juramento o compromiso y la enunciación de los otros elementos probatorios incorporados
al debate.
▪ Instancias y síntesis de las pretensiones de las partes.
▪ Otras menciones prescriptas por la ley, o las que el Juez ordenara hacer y aquellas que
expresamente solicitaran las partes.
▪ Firma del juez, de los fiscales, querellantes en su caso y defensores, previa lectura.

La falta de alguno de estos requisitos son irregularidades sin consecuencia de nulidad alguna.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
108

Sentencia:

El origen de la palabra sentencia es latino — sententia—, y puede significar tanto dictamen o


parecer que uno tiene o sigue como declaración del juicio y resolución del juez.
En el terreno forense, la sentencia es el acto procesal emitido por el juzgador, que decide la
cuestión de fondo que produjo el desarrollo del proceso, así como las cuestiones incidentales
que se resolvieron para su dictado.
La sentencia es la forma normal en que terminan los procesos. Su pronunciamiento queda a
cargo del juzgador que haya conocido del proceso.
Analizándolo en el marco del proceso penal podemos decir que se trata de la decisión del
tribunal de juicio que, luego de oído el imputado, recibidas las pruebas ofrecidas y escuchados
los alegatos del MPA y las partes, resuelve en forma definitiva sobre el fundamento de la
acusación, condenado o absolviendo al imputado.

Convicción para condenar:


Señala la doctrina que, en el último momento del proceso, durante la sentencia, es donde se
evidencia con toda su amplitud el principio in dubio pro reo, pues el sistema jurídico vigente
requiere que el tribunal, para dictar condena, logre obtener de la prueba reunida en el juicio, la
certeza de la culpabilidad del acusado. De ello se sigue que, en caso de duda, deberá ser
absuelto.
Esta cuestión la vamos a analizar con mayor profundidad al estudiar prueba, por lo pronto
diremos que el grado de convicción exigido para dictar una sentencia condenatoria es la certeza,
es decir, la seguridad o conocimiento seguro y claro de la culpabilidad.
Además de ello, la sentencia debe poder justificarse objetivamente y además debe existir la
ineludible convicción judicial. Asimismo, la sentencia ha de ser racional y la misma debe
proceder de las pruebas practicadas en el juicio.

Base probatoria:
Es menester reconocer que el acabado conocimiento del hecho sometido a juzgamiento implica
arribar a la verdad jurídica objetiva que es misión y guía del ordenamiento procesal penal, al
mismo tiempo que ello permite la correcta aplicación de la ley sustantiva en el caso concreto.
En tal sentido cabe preguntarnos ¿de qué sirve la vinculación a la ley si el juez puede escoger
"libremente" los hechos a los que luego, eso sí, aplica la ley con estricto cumplimiento de las
reglas? Esta "vinculación del juez a los hechos" debe, en consecuencia, ser cuidadosamente
verificada a fin de que pronunciamientos carentes de sustento fáctico no se vean legitimados.
Por tal motivo se erige como mandato constitucional la motivación de las sentencias, la que no
sólo debe estar sustentada en hechos debidamente comprobados en la investigación sino que,
además, su corrección se obtiene por estar construida sobre un razonamiento que se encuentra
sustentado sobre principios lógicos; al mismo tiempo que debe ser legal, es decir fundada en
pruebas válidamente incorporadas al proceso; como también veraz, por cuanto no podrá
fabricar ni distorsionar los datos probatorios; específica, puesto que debe existir una motivación
para cada conclusión fáctica; arreglada a las reglas de la sana crítica; completa, ya que debe
comprender todas las cuestiones de la causa y cada uno de los puntos decisivos que justifican
cada conclusión; y expresa, dado que el juez debe poner de manifiesto el razonamiento por el
cual adopta una decisión y no otra. La sentencia solo se puede basar sobre los elementos
probatorios recibidos durante el debate con control de la defensa.
La sentencia solo se puede basar sobre los elementos probatorios recibidos durante el debate
con control de la defensa. La motivación exige la consideración razonada de los elementos de
prueba que se sirven de base a las conclusiones a las que el juez arriba. En este orden de ideas,
la motivación se dirige a lograr el convencimiento del acusado y demás partes del proceso
respecto de la decisión judicial. Por otra parte, la motivación al mostrar los razonamientos de la
decisión posibilita a la parte procesal la interposición de los recursos.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
109

Se enfatiza la necesidad de evitar todo tipo de arbitrio judicial en la elección de la cantidad o


calidad de la pena a aplicar, a través del diseño de pautas teóricas que guíen en el proceso de
individualización de la pena y circunscriban los límites que no es posible traspasar, con ello me
refiero a los artículos 40 y 41 del CP.

Dictado de la sentencia:

Según el CPPSF, concluida la discusión final, el juez o tribunal pasará inmediatamente a deliberar
citando a las partes para la lectura de la decisión en un plazo no mayor de dos días que, salvo
disposiciones en contrario, serán hábiles.
Los mismos jueces que presenciaron ininterrumpidamente el debate son los que deben
deliberar posteriormente de finalizada dicha etapa procesal. La deliberación debe entenderse
como el tratar y reflexionar sobre un asunto entre varios. Lamentablemente, en nuestro medio,
este elemento central que hace a la legitimación del funcionamiento de los tribunales colegiados
se ha visto menoscabado por prácticas que dan por tierra con él. Así, no es extraño ver tribunales
colegiados en que los jueces se reparten las tareas, de modo que uno toma nota y otro resuelve
las objeciones.
La norma dispone que la deliberación debe ser secreta. El secreto de la deliberación se impone
para garantizar la más libre expresión de las ideas, impresiones, argumentos, diálogos y
comentarios de los jueces (es decir que se impone el secreto y la continuidad para proteger la
imparcialidad del tribunal y dotarlo de una mayor concentración como una garantía de justicia).
Una de las causas de nulidad del juicio es la violación del secreto de la deliberación.
Por otro lado, se dispone que, el acto para ser válido no podrá suspenderse, salvo fuerza mayor,
en cuyo caso lo será por un plazo que no podrá superar los tres días. La causa de suspensión se
hará constar y se informará a la Cámara de Apelaciones. En la oportunidad fijada y constituido
nuevamente el Tribunal, se procederá a dar lectura a la decisión, ante quienes se encuentren
presentes.
La fundamentación de la sentencia será dada a conocer en dicho acto, valiendo como suficiente
notificación para los presentes, o podrá diferirse su redacción hasta por un plazo no mayor de
cinco días más. En este último caso, se notificará por cédula que los fundamentos se encuentran
a disposición de las partes y el plazo para impugnar la decisión comenzará a correr desde dicha
notificación.
Como se observa, si se computan los dos días para deliberar que pueden extenderse por tres
días más, sumado a los cinco días previstos, la fundamentación de la decisión podrá brindarse
en un tiempo de hasta diez días hábiles.

Orden de tratamiento:

Sobre esto, el artículo 332 del CPPSF dispone que el Juez resolverá todas las cuestiones que
hubieran sido objeto del juicio, apreciando únicamente la prueba recepcionada durante el
debate. Seguirá en lo posible el siguiente orden:

▪ Cuestiones incidentales que hubieran sido diferidas.


▪ Cuestiones relativas a la existencia del hecho delictuoso, con discriminación de las
circunstancias jurídicamente relevantes.
▪ Participación del imputado.
▪ Calificación legal.
▪ Sanción aplicable en cuanto a la especie.
▪ Sanción aplicable en cuanto al monto.
▪ Destino de las cosas o efectos puestos a disposición del proceso.
▪ Costas.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
110

Requisitos de la sentencia:

La sentencia es la decisión dictada por in tribunal que pone fin al proceso, condenando o
absolviendo. Es un acto escrito y solemne, definitivo pues pone fin al proceso; también
definitorio, ya que las partes verán satisfechas o rechazadas sus pretensiones. Es declarativa,
toda vez que proclama la inocencia o culpabilidad del imputado; imperativa, porque debe ser
cumplida cuando adquiere firmeza. La sentencia deberá contener:

▪ Lugar y fecha en que se dicta, el nombre y apellido del Juez, Fiscales, querellantes y
defensores, las condiciones personales del imputado, y la enunciación del hecho que haya sido
objeto de la acusación respetando la regla de la congruencia.
▪ Decisión sobre cada una de las cuestiones planteadas en la deliberación, con los
fundamentos en que se basa y la motivación en elementos probatorios incorporados legalmente
al debate.
▪ Parte resolutiva, con mención de las disposiciones legales aplicadas.
▪ Cómputo de la pena impuesta, si se estimara conveniente practicarlo sin aguardar la
intervención del Juez de la Ejecución.
▪ Si el imputado estuviere privado de su libertad y la sentencia fuera absolutoria
dispondrá la libertad, salvo que el mismo estuviere a disposición de otra autoridad competente.
En igual forma se procederá en caso de sentencia condenatoria a pena privativa de libertad de
ejecución condicional o que diere por compurgada la pena con la preventiva sufrida.
▪ Firma del Juez.

Según el artículo 334 del CPPSF, la sentencia se pronunciará siempre en nombre del Poder
Judicial de la Provincia de Santa Fe, protocolizándose el original y agregándose copia de las
actuaciones.
Resulta así el acto culminante en el que el tribunal interviniente en el juicio decide la suerte
procesal del sometido al proceso acogiendo o rechazando, total o parcialmente, la pretensión
del actor penal.
Sostiene la doctrina que, los requisitos pueden ser agrupados del siguiente modo:

Formales:
La sentencia reviste el carácter de instrumento público y debe para su validez cumplir con los
siguientes recaudos:

▪ Debe ser redactada por escrito en idioma nacional.


▪ Deben incorporarse las actuaciones en la que constan la IPP, el procedimiento
intermedio y el acta de debate.
▪ Se debe individualizar el proceso (número de legajo, numero de registración en los
protocolos o archivos y todo aquel dato que permita una rápida búsqueda del mismo)
▪ Fecha en la que se emitió, datos personales de los integrantes del tribunal, partes e
imputado.
▪ Firma del juez.

Descriptivos:
Hace referencia al contenido de las actuaciones, describiendo particularmente y con precisión
los hechos que hubieran sido objeto de la acusación. Es de especial importancia el principio de
congruencia. Los extremos, objeto de descripción pueden ser agrupados del siguiente modo:

▪ Breve resumen del desarrollo de las actuaciones, diligencias practicadas con sus
respectivos resultados, reseña de las declaraciones incorporadas, autos interlocutorios dictados,
etc.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
111

▪ Presentaciones y argumentaciones relevantes presentadas por las partes. Por ejemplo,


requerimiento acusatorio.

Valorativos:
Es el núcleo de la sentencia. Su cumplimiento le otorga status constitucional al pronunciamiento
y permite el pleno ejercicio de las vías recursivas. La fórmula usual que se utiliza es la de “y
considerando…”. La argumentación ha de considerar los aspectos de hecho y derecho de los
distintos extremos propuestos a la decisión, pero la determinación del hecho que se estima
acreditado debe ser preciso y circunstanciado, de manera que quede bien establecida la base
fáctica de la condena o la absolución. Por otro lado, pueden mencionarse como pautas
valorativas, que deben estar contenidas en el pronunciamiento jurisdiccional para que el mismo
resulte correctamente fundado, a las siguientes:

▪ Motivación: la sentencia debe explicar de forma objetiva los razonamientos que


conducen a la decisión.
▪ Autosuficiencia: debe bastarse a sí misma, debiendo estar presentes en su contenido
todas las cuestiones de hecho y de derecho que tuvo en cuenta el juez para arribar a
determinada decisión.
▪ Congruencia: con los alcances ya vistos.

Dispositivos:
Es la parte resolutiva de la sentencia. Toda sentencia debe concluir con la decisión final en la
que se dispondrá la absolución o la condena del enjuiciado. Los requisitos que debe reunir esta
parte de la sentencia son:

▪ Declaración de condena o absolución de la persona sometida a enjuiciamiento. En caso


de condena, el o los delitos que se consideraron acreditados, la participación criminal que tuvo
en él, el modo como concurrieron cada uno de los hechos y las disposiciones legales aplicables.
▪ Tipo de medida de seguridad o sanción punitiva que hubiera sido impuesta.
▪ Computo de la pena impuesta.
▪ Disposición sobre la libertad del imputado cuando la decisión fuera absolutoria o
condenatoria condicional o se diere como purgada la pena impuesta con la prisión preventiva
acumulada.
▪ Decisión sobre todo lo relacionado con las costas y horarios del juicio y el destino de los
efectos secuestrados o puestos a disposición del tribunal.

Decomiso:

Esta cuestión es regulada por el artículo 333 bis del CPPSF; según esta norma, la sentencia
también resolverá el decomiso de las cosas que hayan servido para cometer el hecho y de las
cosas o ganancias que sean producto o provecho del delito, independientemente de quien sea
su titular, dejando a salvo los derechos de restitución o indemnización de terceros de buena fe.
El destino de los bienes será determinado por la Agencia Provincial de Registro, Administración
y Destino de Bienes y Derechos Patrimoniales.
Cuando el autor o los partícipes han actuado como mandatarios de alguien o como órganos,
miembros o administradores de una persona de existencia ideal, y el producto o el provecho del
delito ha beneficiado al mandante o a la persona de existencia ideal, el comiso se pronunciará
contra éstos.
Cuando con el producto o el provecho del delito se hubiese beneficiado un tercero a título
gratuito, el comiso se pronunciará contra éste.
La norma deja en claro que el decomiso puede imponerse independientemente de quien fuera
el titular del bien sujeto a decomiso, sin perjuicio de lo cual el actor penal deberá haber

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
112

identificado previamente el bien sujeto a decomiso. Cumpliendo así con la recomendación 4 del
GAFI.
Cabe recordar que esta sanción de naturaleza accesoria a la condena ya venía predispuesta en
la ley nacional y alcanza también – conforme el artículo 23 del CP – a los instrumentos del delito.

Decomiso sin condena:


Los bienes serán decomisados de modo definitivo, sin necesidad de condena penal, cuando el
imputado hubiera reconocido la procedencia o uso ilícito de los mismos, o cuando se hubiera
podido comprobar la ilicitud de su origen o del hecho material al que estuviesen vinculados, y
el imputado no pudiera ser enjuiciado por motivo de fuga. En estos casos, se promoverá el
correspondiente incidente a fin de salvaguardar derechos de eventuales terceros ajenos al
hecho delictivo.

Acciones:
Todo reclamo o litigio sobre el origen, naturaleza o propiedad de los bienes, se canalizará a
través de un reclamo administrativo formulado ante la Autoridad de Aplicación, o una acción
civil de restitución. Cuando el bien hubiera sido subastado sólo se podrá reclamar su valor
monetario.

Congruencia:

La congruencia es un punto importante para la validez de la decisión que adopta el tribunal que
– conforme el artículo 335 del CPPSF – no podrá apartarse del hecho contenido en la acusación
o en sus ampliaciones, ni tampoco podrán aplicar sanciones mas graves que las peticionadas.
Se hace necesario que entre la acusación y la sentencia medie una correlación esencial sobre el
hecho, la que impide condenar al acusado por uno diverso del que fuera objeto de la imputación
formulada.
La regla garantista tiende a proteger la posición del imputado del efecto sorpresa que podría
generar la emisión de una condena por hechos o circunstancias sobre las que el sometido no se
puedo explayar y/o la defensa refutar, producir y controlar pruebas conforme a tales sucesos y
formular los alegatos finales bajo dicha plataforma fáctica.
Cuando se advierte una calificación legal o circunstancia que mejora la situación del imputado,
el juez sí puede apartarse de la pretensión acusatoria.
Esto significa que si, por ejemplo, el fiscal pide cinco años de prisión, no puede aplicársele más,
pero sí podrá aplicarse menor pena. Si el fiscal pide menos el juez no puede otorgar más porque
el juez de oficio no puede remediar errores. La sentencia se va a basar en lo que piden las partes,
en lo alegado y probado, y congruente con el marco de acusación, prueba y alegatos.
Ahora, no solo ello, el concepto de pena mas grave no solo refiere a la pena cuantitativamente
mayor, sino que también nos obliga a analizar la cuestión a la luz de las penas reconocidas por
el artículo 5 del CP (multa, prisión, reclusión e inhabilitación).
El derecho constitucional de la defensa en juicio es uno de los pilares fundamentales del estado
de derecho, garantía que impone la observancia de las formas sustanciales del juicio, relativas a
la acusación, defensa y sentencia. El correlato de dicho principio constitucional de la
inviolabilidad de la defensa en juicio es el principio de congruencia, que implica la correlación
entre el hecho imputado en la acusación intimada y el descripto en la sentencia.
Esta correlación se refiere al hecho procesal constituido por la materia de la acusación
formulada contra el procesado; es decir, que la identidad del hecho se refiere a los elementos
de hecho objetivos y subjetivos; fijando dicho hecho procesal, el límite máximo del
pronunciamiento del tribunal, y en caso de excederlo, corresponde la declaración de nulidad de
la sentencia en cualquier instancia y grado del proceso.
El cambio de calificación jurídica no importa lesión al principio de congruencia, siempre que la
condena mantenga la identidad fáctica que fuera objeto de debate en la causa.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
113

La identidad requerida en este principio es esencial y no total, por lo que no se verifica


incongruencia si la divergencia es de mero detalle.
Si bien la acusación es inmutable, la ampliación de la acusación es una facultad excepcional que
tiene el representante fiscal. Pero para que dicha ampliación no vulnere la garantía de la defensa
en juicio del imputado, la misma sólo procede en los supuestos expresamente establecidos en
las normas procesales, y cumpliendo estrictamente dichas normas que la habilitan; siendo
inadmisible la ampliación que implique una modificación sustancial del objeto procesal.
La lesión al principio de congruencia viola el principio constitucional de la defensa en juicio del
imputado en el proceso, por lo que desencadena una causal de nulidad absoluta de la sentencia,
que debe ser declarada como tal.

Fallo Tarifeño:
Este caso fue fallado por la CSJN en el año 1989; en los hechos la persona fue condenada a
cumplir un año y medio de inhabilitación absoluta, por habérselo considerado autor responsable
del delito previsto en el artículo 274 CP – incumplimiento de la obligación de promover la
represión de delito –. Contra esa decisión, el abogado defensor dedujo recurso extraordinario
cuya denegación motivó queja. La CSJN declaró la nulidad del fallo de condena por no haber
mediado acusación fiscal durante el debate.
La Corte tiene dicho reiteradamente que en materia criminal la garantía consagrada en el
artículo 18 de la CN exige la observación de las formas sustanciales del juicio, relativas a la
acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces naturales.
En el sub lite no han sido respetadas estas formas, en la medida en que se ha dictado sentencia
condenatoria sin que mediase acusación. En efecto, dispuesta la elevación a juicio, durante el
debate final el Fiscal solicitó la libre absolución del sujeto pasivo del proceso y, pese a ello, el
tribunal de Juicio emitió la sentencia recurrida, por lo que corresponde declarar su nulidad y la
de las actuaciones posteriores que son consecuencia de ese acto inválido.
Por ello se resuelve declarar la nulidad del fallo de fs. 512/532 y de los actos procesales dictados
en su consecuencia.

Fallo Santillán:
Este pronunciamiento data del año 1998; a diferencia del analizado antes este fallo tuvo lugar
con el nuevo CPPN, que incluye la figura del querellante conjunto.
En el plenario el Fiscal adquiere la certeza de que el imputado no es merecedor de la pena, por
lo que pide su absolución. Pero el Querellante sigue con su postura acusatoria, es decir, acusa.
El juez de la causa siguiendo lo dicho por la Corte en el caso Tarifeño establece que al no haber
mantenido la acusación el Actor Público, se produce la deserción de la acción penal y debe
absolver al imputado.
Ante esta situación el querellante recurre la sentencia ante la CNCP, la que confirma el fallo de
primera instancia.
El querellante vuelve a recurrir la sentencia vía Recurso Extraordinario ante la CSJN. La CSJN dice
que este caso es distinto a Tarifeño por existir el querellante conjunto, lo que hacía que, si el
Fiscal no acusaba, existía la posibilidad de que aquel continúe el contradictorio necesario para
que se llegue a una decisión jurisdiccional.
El cimero tribunal sostuvo que todo aquel a quien la ley reconoce personería para actuar en
juicio en defensa de sus derechos está amparado por la garantía del debido proceso legal
consagrada en el artículo 18 de la CN, que asegura el derecho a una sentencia fundada en juicio
previo llevado en forma legal y la posibilidad de ocurrir ante algún órgano jurisdiccional en
procura de justicia
En base a esto el tribunal revoca la sentencia de casación y sostiene que el querellante en caso
de que el Fiscal no mantenga la acusación en el momento de realizar las conclusiones puede
formular la suya en forma autónoma.
En síntesis, el querellante conjunto se convierte en querellante subsidiario (actúa en desmedro

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
114

de la acción penal por parte del fiscal).


Es un fenómeno por el cual se convertiría la acción penal pública en privada, siendo el carácter
del querellante, privado o exclusivo.

Absolución:

Según el artículo 336 del CPPSF en todos los casos la sentencia absolutoria ordenará la cesación
de las restricciones impuestas provisionalmente y dispondrá sobre la aplicación de medidas de
seguridad que se hubieran solicitado.
Las consecuencias que derivan de una sentencia absolutoria son las siguientes:

▪ Debe ordenarse la libertad del imputado.


▪ Cesan ab initio todas las restricciones o medidas coercitivas que hubieran sido
impuestas; se deben cancelar las cauciones, se debe levantar los embargos e inhibiciones y
restituir efectos y documentos.
▪ Disponer las medidas de seguridad pertinentes si el enjuiciado resultado declarado
inimputable.

Aclaratoria:

Sostiene Palacio que la aclaratoria es el remedio previsto para lograr que el mismo órgano
judicial que dictó una resolución subsane las deficiencias de orden material o conceptual que la
afecten, o bien la integre de conformidad con las cuestiones involucradas en el proceso
supliendo las omisiones de que adolece el pronunciamiento, siempre que no se altere lo esencial
de aquel.
El artículo 337 del CPPSF dispone que el Tribunal no podrá variar la sentencia, pero sí aclarar
algún concepto dudoso u obscuro o suplir una omisión material, de oficio o a instancia de parte,
dentro de los tres días de la notificación del acto. El error puramente numérico no perjudica;
puede ser corregido por el Tribunal en cualquier tiempo.
También podrá hacerse uso de esa facultad para resolver algún punto accesorio o secundario
de la cuestión principal y que hubiera sido omitido al decidir sobre ésta última.
El pedido de aclaratoria suspenderá el plazo que hubiere empezado a correr para la deducción
del recurso que fuera procedente. La decisión formará parte de la sentencia a que se refiere.
Dice Baclini que el auto aclaratorio se supone un trámite breve y simple, a fin de que el juez,
enmiende, aclare o complete la sentencia, sin alterar lo sustancial de su decisión.
Como surge de la norma, el plazo para su interposición es dentro de los tres días de la
notificación del acto, mientras que, si es dispuesta de oficio por el juez, ello debe obedecer
dentro de los tres días de dictada la sentencia.

Comunicación:

Las sentencias serán comunicadas una vez firmes, a través de la Oficina de Gestión Judicial al
Registro Único de Antecedentes Penales, salvo las que tuviera a cargo comunicar el Tribunal de
Ejecución.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
115

UNIDAD 5: Prueba y libertad del imputado.

PRUEBA:

Según Cafferata Nores la prueba es todo acto que confirma o desvirtúa una afirmación
precedente. Se enmarca – desde el punto de vista de la Teoría General del Proceso – en la etapa
de confirmación (afirmación-reacción o defensa-confirmación-sentencia).
Prueba es sinónimo de verificar ante otro sujeto la exactitud de un hecho. Una de sus finalidades
es destruir el estado de inocencia con el que se encuentra investido el imputado, quien solo verá
ceder dicho estado con una declaración de culpabilidad, asentada en prueba suficiente y
regularmente introducida al proceso. Solo en este momento, resultará procedente la imposición
de una condena.

Grados de conocimiento de la verdad en el proceso penal:

En virtud de la verdad, el juez va a ir formando su convicción acerca del acontecimiento


sometido a su juzgamiento. La prueba va a ir impactando en su conciencia, generando distintos
estados de conocimiento, cuya proyección en el proceso tendrá diferentes alcances.
La verdad que se persigue en el proceso penal es la denominada verdal material o verdad real.
Podemos decir que se trata del escalón máximo de conocimiento al que se puede aspirar; es una
aspiración ideal a la cual no se llega en forma sencilla, sino que se la debe reconstruir
conceptualmente. Así, la verdad que se procura en el proceso penal es la verdad sobre la
culpabilidad del imputado, su inocencia se tiene por verdadera hasta que se prueba lo contrario.
Debajo de la verdad hallamos la certeza, que podemos decir es la firme convicción de estar en
posesión de la verdad. Dado que es difícil llegar a la verdad se es “un poco menos ambicioso” y
aspiramos a tener la certeza. La certeza puede tener una doble proyección: positiva (firme
creencia de que algo existe) o negativa (firme certeza de que algo no existe). Puede ocurrir que
haya duda esto es en sentido estricto la indecisión del intelecto. Es la oscilación entre la certeza
positiva o negativa; aquí jugará un papel muy importante el principio del in dubio pro reo.
Debajo hallamos la probabilidad, habrá probabilidad cuando la coexistencia de los elementos
positivos y negativos permanezcan, pero los elementos positivos sean mayores a los negativos,
pues de lo contrario habría improbabilidad. Nuestro sistema procesal parte de la probabilidad,
probabilidad de que, de acusar; para acusar se exige certeza de obtención de una condena,
cuando hay duda al respecto ello no es suficiente y se debe archivar.
En un último escalón encontramos a la sospecha, que nuestro CPPSF rechaza, porque como
dijimos la decisión parte desde una probabilidad. En nuestra provincia no nos alcanza para
imputar, pero no así en el ámbito federal. En el marco del Código Procesal Penal de la Nación la
sospecha tiene razón de ser en que es el juez quien investiga, la probabilidad se le exige respecto
de “que hace” con esa investigación, al respecto puede dictar:

▪ Auto de procesamiento: el juez investiga y considera que la persona a la que investigo


tienen un grado de participación en el hecho delictivo. Y traslada al fiscal para que acuse.
▪ Auto de sobreseimiento: tiene distintas causas, pueden ser objetivas como la
prescripción o subjetivas, por ejemplo, si tiene convencimiento de que el hecho delictivo no
existió y desvincula a la persona del proceso. Tiene efecto de cosa juzgada, cierra
definitivamente la causa.
▪ Auto de falta de mérito: es cuando el juez esta con dudas, no puede sobreseer ni tiene
elementos para acusar. Es de carácter provisorio que le fija un plazo para poder seguir
investigando, si no consigue prueba debe sobreseer.

Necesariamente tiene que emitir una resolución, sea cual sea, porque una vez que lo indago el

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
116

juez tiene un plazo para tomar una decisión.

Etapas o momentos de la prueba:

De acuerdo a la etapa procesal en la cual nos encontremos existen diferentes momentos para
la prueba.

Investigación Penal Preparatoria:


Si bien el CPPSF no distingue y siempre habla de prueba o diligencia probatoria,
académicamente, siguiendo a Binder, acuñamos un término para distinguirlo del concepto de
prueba formal, tal es el concepto de evidencia.
En la IPP lo que el fiscal recolecta en su legajo de investigación es evidencia. Se trata de una
investigación desformalizada o desburocratizada, va a formalizar ciertos actos que
necesariamente deben serlo para cumplir con requisitos vinculados a garantizar que no se
violen, valga la redundancia, garantías constitucionales. Las formas vienen acompañando los
procedimientos para que no se violenten derechos (de ambas partes); comunicarle cuando hay
audiencia para derecho a audiencia, por ejemplo. Si no se cumplen estas formalidades puede
acarrear la invalidación de ciertos actos, pese a ello la investigación del fiscal es en cierto modo
libre, es la preparación que el fiscal hace del juicio.

Etapa Intermedia:
En este procedimiento intermedio, tres días antes de la celebración de la audiencia preliminar,
es el momento para ofrecer la prueba para el juicio. El ofrecimiento importa, por ejemplo,
entreviste veinte testigos, ofrezco diez porque los demás no sirven a la teoría del caso del
litigante, por ejemplo, si fuera inconsistente.

Juicio Oral:
Acá se da la producción de la prueba, no en cualquier momento del juicio, sino en la audiencia
de debate. Acá hablamos siempre de la prueba para el juicio (también puedo presentar pruebas
sobre peligrosidad procesal para prisión preventiva en la IPP).
Cuando hablamos de producción nos referimos a la elaboración de la prueba ante el juez del
juicio; cito al testigo que ofrecí y se le toma declaratoria bajo juramento de decir verdad, la
entrevista tomada al testigo en fiscalía no sirve para incorporar como prueba. Si el testigo muere
no puedo incorporar declaraciones por escrito (el acta de entrevista puede servirme como ayuda
memoria o para detectar inconsistencias, pero no lo va a valuar el juez). No ofrezco mi acta de
entrevista, sino que ofrezco a Juan Pérez como testigo.
El juez va a valorar la prueba que se produce en el juicio, por eso no podemos incorporar pruebas
por escrito, no le puedo decir “toma y léelo”. Podemos decir que el juez de juicio – que es
distinto al de IPP – va a ver la película en vivo.

Aspectos de la prueba:

Como en muchos otros vocablos, y particularmente en los jurídicos, el termino prueba puede
significar diversas cosas. Así es que en forma reiterada el CPPSF apela a esa palabra y no siempre
lo hace con el mismo sentido. De esta manera podemos distinguir distintos aspectos del
concepto prueba:

▪ Prueba como elemento: hablamos de lo material, aquel dato, aquella información que
quiero incorporar al proceso. Es la declaración del testigo, el video de cámara de seguridad.
▪ Prueba como objeto: es el hecho sobre el cual recae la actividad probatoria, es aquello
que voy a probar, es la prueba como objeto. Lo que quiero probar por esa declaración.
▪ Prueba como medio: es el procedimiento probatorio. Es decir, como se toma la

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declaración según las leyes procesales.


▪ Prueba como sujeto u órgano: es el órgano de prueba, léase, testigo, perito, imputado
tratado como sujeto. Es el testigo mismo.

Elemento de prueba:

Se trata de la prueba como elemento, es todo dato objetivo que se incorpora al proceso con la
capacidad de producir un conocimiento cierto o probable acerca del objeto de prueba. Por
ejemplo, un rastro, una huella, un documento, una bala, etc.
El fiscal puede conocer y tener absoluta certeza acerca de cómo ocurrió el hecho delictivo, pero
necesariamente debe probarlo, mediante elementos objetivos incorporados al proceso desde
fuera del mismo. Debe reunir los siguientes requisitos:

▪ Debe ser útil.


▪ Debe ser relevante.
▪ Debe ser objetivo.
▪ Debe ser pertinente.
▪ Debe haberse obtenido en forma legítima.

Objetividad:
Este rasgo nos indica que el dato debe provenir del mundo exterior al proceso y no ser mero
fruto del conocimiento privado del juez. Asimismo, su trayectoria debe cumplirse de modo tal
que pueda ser controlada por todas las partes. Esto último implica que ellas puedan controlar
todo el proceso de “construcción” de la prueba, pues de lo contrario podría afectarse
gravemente el derecho de defensa.

Legalidad:
Sobre este punto la posible irregularidad de la prueba podrá obedecer a dos motivos, su
obtención ilegal o la incorporación irregular de la misma.

▪ Obtención ilegal: la tutela de las garantías constitucionalmente reconocidas exigirá que


cualquier dato probatorio que se obtenga en violación de ellas sea considerada ilegal, y, por
ende, carezca de valor para fundar la convicción del juez.
En principio, la tacha de ilegalidad deberá alcanzar no solo a las pruebas sino también a las que
sean su consecuencia inmediata, siempre que estas no se las hubiera podido obtener
igualmente sin la vulneración de aquellas.
Consecuentemente, los datos probatorios obtenidos en violación de esta prohibición serán
ilegales y no podrán ser válidamente utilizados para formar la convicción judicial.
Por imperio de normas constitucionales, el imputado no puede verse constreñido a producir
pruebas en contra de su voluntad. De ello sigue que no se podrá utilizar válidamente como
prueba lo dicho o hecho por el imputado en cualquier acto probatorio practicado en violación a
aquellas reglas. Sólo cuando el imputado actúe como objeto de la prueba podrá ser obligado a
participar en el respectivo acto procesal.
▪ Incorporación irregular: el ingreso de datos probatorios en el proceso deberá ser
realizado respetando el modo de hacerlo previsto en la ley. La inobservancia de sus
disposiciones impedirá utilizar el dato probatorio, recibido sin regularidades.

Relevancia:
El elemento de prueba será tal no solo cuando produzca certeza sobre la existencia o no del
hecho que con él se pretende acreditar, sino también cuando permita fundar sobre éste un juicio
de probabilidad.

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Pertinencia:
El dato probatorio deberá relacionarse con los extremos objetivos (existencia del hecho) y
subjetivo (participación del imputado) de la imputación delictiva, o con cualquier hecho o
circunstancia jurídicamente relevante del proceso.

Objeto de prueba:

Es aquello susceptible de ser probado, es decir que es aquello en lo que puede recaer la prueba.
Parece conveniente distinguir conceptualmente la alocución objeto del proceso con objeto de
la prueba. El primero es el acontecimiento histórico expuesto ante el tribunal a través de la
acusación y sometido a la exigencia de ser probado con certeza y que esta naturalmente
condicionado por la teoría del caso de la defensa. En cambio, el objeto de la prueba es el hecho
concreto que se pretende acreditar con determinada medida probatoria.
Es aquello que puede ser probado, aquello sobre lo cual recae la prueba, es decir aquello que se
pretende demostrar. El objeto de prueba puede ser considerado desde dos puntos de vista:

▪ Abstracto: se examinará qué es lo que puede ser probado en cualquier proceso penal.
Así, la prueba puede recaer sobre hechos naturales o humanos, físicos o psíquicos. También
sobre la existencia o cualidades de personas, cosas y lugares.
▪ Concreto: se considerará que es lo que se debe probar en un proceso determinado. Así,
la prueba debe versar sobre la existencia del hecho delictuoso y las circunstancias que lo
califiquen, agraven, atenúen o justifiquen.

Órgano de Prueba:

Es el sujeto que aporta un elemento de prueba y lo transmite al proceso. Su función es la de


intermediario entre la prueba y el juez. El dato probatorio que transmite puede haberlo
conocido accidentalmente, tal el caso de los testigos, o por encargo judicial (perito).
Esto toma relevancia sobre todo cuando nos enfocamos en la persona del imputado del proceso.
Sobre este punto debemos dejar bien claro que el imputado no puede ser obligado a declarar
(sea en su contra o no). Es un sujeto incoercible.
Si el imputado decide declarar debe ser considerar un acto de defensa, y no se lo trata como un
testigo, respecto del cual el estado puede ejercer ciertas medidas para que comparezca.
Por otro lado, cabe tener en cuenta que existen ciertos casos en que el imputado actúa como
sujeto pasivo, como objeto de la prueba. El objeto puede ser lo que quiero probar o sobre lo
que recae la actividad probatoria, y aquí sí puede obligarse al imputado, por ejemplo, a hacerse
análisis o pericias. Esta obligación no permite ejercer la violencia o fuerza física sobre el
imputado. Otro ejemplo es el ir a una rueda de reconocimiento.

Medios de prueba:

Es el procedimiento establecido por la ley, tendiente a lograr el ingreso del elemento de prueba
en el proceso. Son aquellos modos u operaciones que, referidos a cosas o a personas, son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de uno o más
hechos

Actos definitivos e irreproducibles:


Estos son los actos que se van a poder realizar una única vez y que en el plenario no van a poder
ser reproducidos por las características especiales del sujeto que los realiza (por ejemplo, un
testigo clave con una enfermedad terminal) o del objeto sobre el cual recae (por ejemplo,
extracción de sangre o semen no suficiente para el examen técnico biológico posterior).
Estos actos deben ser formalizados por actas, en las que constan los datos de la persona que

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realiza el acto, hora, fecha, funcionario actuante y la forma de realización del acto. Luego de
ello, se le debe notificar a la defensa.
Según el artículo 282 del CPPSF, adjudicada la calidad de imputado, toda medida probatoria que
por su naturaleza o características debiera considerarse definitiva o irreproducible, para ser
válida, será ordenada por el Fiscal y notificada a la defensa y al querellante si lo hubiera, a fin de
que ejerciten sus facultades.
En caso de divergencia respecto al modo de realización del acto, se requerirá verbalmente la
intervención del Tribunal de la Investigación, el que adoptará las medidas que considere
pertinente para la realización garantizadora del mismo.
Cuando alguna de las medidas a que refiere el párrafo anterior requiera suma urgencia, deberá
solicitarse la intervención del Tribunal de la Investigación que prescindirá de las notificaciones
previstas en el artículo anterior y dispondrá lo pertinente para garantizar la realización del acto.
Si fuera imposible ocurrir al Tribunal de la Investigación, de lo que se dará cuenta fundamente
en acta, se observará lo previsto por el artículo 268 inciso 6) de este Código.

Formalidades para actos irreproducibles o definitivos:


Deberán constar en actas debidamente formalizadas, con expresa mención de la fecha, hora,
intervinientes, firmas de los funcionarios actuantes y mención de cualquier otro dato útil a la
eficiencia y acreditación de la autenticidad del documento, los operativos dirigidos a la
búsqueda e incorporación de pruebas, inspecciones, constataciones, registros, requisas,
secuestros, aprehensiones, detenciones, reconocimientos y toda otra diligencia que se
considerara irreproducible o definitiva.
Las restantes diligencias de la investigación no guardarán otras formalidades que las exigidas
por la reglamentación y por las instrucciones generales y especiales expedidas por el Ministerio
Público Fiscal, salvo las que tuvieran una formalidad expresamente prevista en este Código.

Anticipo jurisdiccional de prueba:


En el artículo 298 del CPPSF se dispone que, en cualquier instancia previa al juicio, las partes
podrán solicitar, fundadamente, el anticipo jurisdiccional de prueba en forma excepcional y
cuando por razones debidamente acreditadas se considere que no pudiera recibirse durante el
juicio.
Como veremos, a diferencia de lo que ocurre en el CPPN, el CPPSF no regula caso por caso su
procedencia. En cambio, dispone en forma genérica que las partes podrán solicitar
fundadamente el anticipo jurisdiccional de la prueba.
La diligencia será documentada según las previsiones establecidas en el CPPSF para los actos
irreproducibles y exhibidos los registros en la audiencia de debate de juicio oral a instancias de
las partes. En ningún caso podrán ser utilizados en la audiencia de debate de juicio oral los
registros de esta actividad si estuviere disponible y fuera posible la concurrencia del testigo,
perito o intérprete a la audiencia de debate.
Por respeto a los principios de inmediatez, identidad del juzgador, oralidad y publicidad, el
anticipo jurisdiccional de al prueba debe ser limitado y de interpretación restrictiva. Es que el
debate no debe convertirse en una ficción donde se lean actas.
Por otro lado, en el artículo 262 del CPPN se dispone que las partes podrán solicitar el anticipo
jurisdiccional de prueba únicamente en los siguientes casos:

▪ Si se tratara de un acto que, por las circunstancias o por la naturaleza y características


de la medida, debiera ser considerado como un acto definitivo e irreproducible.
▪ Si se tratara de una declaración que probablemente no pudiera recibirse durante el
juicio.
▪ Si por la complejidad del asunto existiera la probabilidad de que el testigo olvidara
circunstancias esenciales sobre lo que conoce.
▪ Si el imputado estuviera prófugo, fuera incapaz o existiera un obstáculo constitucional

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y se temiera que el transcurso del tiempo pudiera dificultar la conservación de la prueba.

El juez admitirá o rechazará el pedido en audiencia. Si hace lugar, ordenará la realización con
citación de todas las partes.
Si existe acuerdo de todas las partes sobre la necesidad y modo de realización de la prueba
anticipada, y siempre que se trate de alguno de los supuestos mencionados en el primer párrafo,
el juez deberá disponer la producción anticipada de prueba.
La diligencia será documentada en acta u otro medio idóneo y quedará bajo la custodia del
representante del MPF, quien será responsable por su conservación inalterada.
Según el artículo 263 del CPPN si no se hallara individualizado el imputado o si alguno de los
actos previstos en el artículo 262 fuera de extrema urgencia, las partes podrán requerir
verbalmente la intervención del juez. Este ordenará el acto con prescindencia de las
comunicaciones previstas y, de ser necesario, solicitará que se designe un defensor público para
que participe y controle directamente el acto.
Si el representante del MPF solicitare diligencias que requirieran de autorización judicial previa,
sin comunicación al afectado, el juez las autorizará cuando la reserva resultare estrictamente
indispensable para la eficacia de esta.

Actividad probatoria:

Libertad probatoria:

La regla general en materia de prueba es la libertad probatoria, y así lo dispone el artículo 159
del CPPSF, según dicha norma todos los hechos y circunstancias relacionados con el objeto del
proceso podrán ser acreditados por cualquier medio de prueba, salvo las excepciones previstas
por las leyes.
Esta norma se refiere directamente a lo que tal vez es el aspecto más conflictivo – desde lo
normativo – de los sistemas procesales reformados, esto es el tratamiento de la prueba en el
proceso penal acusatorio.
Si bien es cierto que todo hecho puede ser probado por cualquier medio, se advierte en una
rápida lectura del código que no podrá ser probado un hecho con evidencia obtenida a partir de
la violación de garantías constitucionales o a partir de actos cumplidos con inobservancia de las
formas y condiciones del código.

Reglas de admisibilidad de la prueba:


La norma del artículo 159 del CPPSF es de gran importancia pues establece las reglas de
admisibilidad probatoria.
El artículo dispone que todo medio de prueba, para ser admitido, deberá referir directa o
indirectamente al objeto de la averiguación. Los Tribunales podrán limitar los medios de prueba
ofrecidos para demostrar un hecho o una circunstancia cuando ellos resulten manifiestamente
superabundantes o impertinentes.
Cuando se postule un hecho como notorio, el Tribunal, con el acuerdo de las partes, podrá
prescindir de la prueba ofrecida para demostrarlo, declarándolo comprobado. El acuerdo podrá
ser provocado de oficio por el Tribunal.
Cuando los hechos o circunstancias que se quieren probar no tienen relación directa o indirecta
con el objeto del proceso, la actividad probatoria ofrecida deberá ser declarada impertinente y
excluidos los medios probatorios ofrecidos a ese efecto. En tal sentido también deben ser
rechazados los medios de prueba cuando son manifiestamente superabundantes, por ejemplo,
diez testigos para acreditar un mismo hecho.
Debe tenerse en cuenta, aun cuando en un primer nivel de análisis la prueba podrá ser
pertinente, deja de serlo cuando se advierte que la producción de la misma podría, por ejemplo,
generar tanto perjuicio en el juzgador que termine por contaminar su capacidad de valorar los

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hechos centrales de un caso, como podrían ser los antecedentes del imputado.
En relación con el objeto de la prueba es posible hacer prueba sobre cualquier hecho o
circunstancia interesante para la investigación. Tal interés debe derivar de la relación entre lo
que se quiere probar y los hechos de la causa (pertinencia). Así, hay algunas excepciones a la
libertad probatoria:

▪ La prueba no podrá recaer sobre hechos o circunstancias que no estén relacionados con
la hipótesis que origino el proceso. Cualquier investigación que exceda de estos límites
configurará un exceso de poder.
▪ Hay ciertos temas sobre los cuales no se puede probar por expresa prohibición de la ley
penal o civil.
▪ Medios de prueba que fuesen obtenidas en violación de una garantía constitucional;
▪ Aquellas establecidas sin acatar las formas legalmente establecidas y que generen una
afectación al derecho de defensa.
▪ Las que de algún modo alteren el estado civil de las personas.

En relación con los medios de prueba no se exige la utilización de un medio determinado para
probar un objeto específico, y si bien se debe recurrir al que ofrezca mayores garantías de
eficacia, el no hacerlo carece de sanción.
Es posible hacer prueba, no solo con los medios especificados en la ley sino con cualquier otro
no reglamentado, siempre que sea adecuado para descubrir la verdad.

Comunidad o adquisición procesal de la prueba:


Según este principio cada una de las partes tiene derecho a utilizar las deducciones hechas y los
documentos presentados por la contraria. En virtud del mismo principio, los resultados de la
actividad probatoria se incorporan para beneficio del proceso y no de la parte que la aporta.
Cabe agrega que, una vez producida la prueba, la misma queda irremediablemente incorporada
al proceso y por ende no puede ser desistida. El principio de que la prueba pertenece al proceso
cumple dos funciones:

▪ Función objetiva: que implica la incorporación al proceso de la prueba producida


independientemente de quienes la han ofrecido.
▪ Función expropiadora: porque el proceso se apropia de la prueba incorporada
perdiendo las partes su gobierno.

Tratamiento especial para menores de edad:

Según el artículo 160 del CPPSF siempre que se considere la intervención – sea en calidad de
víctimas o testigos – en un acto de un menor de dieciocho años, se atenderá primordialmente a
la preservación del interés superior del mismo.
A tal fin, dispone la norma, se evitará toda exposición que fuera prescindible o, si no lo fuera, se
procurará impedir que directa o indirectamente resulten del procedimiento consecuencias
potencialmente dañosas para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad.
Continua diciendo la norma que, cuando se disponga la intervención en un acto de un menor, y
conforme a su edad, se acordará intervención a un equipo multidisciplinario, que aconsejará
acerca de la forma de producción del mismo y actuará en él, emitiendo opinión acerca de su
valoración. En caso de necesidad y urgencia podrá suplirse la intervención de este equipo por
profesionales o personas de manifiesta idoneidad, que se designen.
La Corte Suprema de Justicia establecerá la conformación del equipo multidisciplinario antes
aludido y proveerá lo necesario para que los actos en que tenga que intervenir un menor se
desarrollen en ambientes adecuados conforme a los conocimientos técnicos disponibles al
efecto.

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Lo dispuesto por esta norma es reglamentario del marco constitucional y convencional que
emerge del bloque constitucional, luego de la ratificación de la Convención sobre los Derechos
del Niño.
Además del daño sufrido física, psíquica o moralmente los niños, niñas y adolescentes se ven
expuestos a la posibilidad de padecer una revictimización – llamada revictimización secundaria
– producto del contacto posterior que el proceso penal establece con ellas. Lo que se busca es
preservar el interés superior del niño. Debe limitarse al mínimo toda injerencia en la vida privada
y cantidad de intervenciones a las que sean expuestos los menores, siendo fundamental que,
por un lado, se realice la video grabación de la entrevista por un profesional específicamente
capacitado asegurando su utilización en las distintas instancias del proceso y, por el otro, que se
realice un único examen pericial físico cuando sea exclusivamente necesario.

Cámara Gesell:
Se trata de la realización de una entrevista sui generis que participa de algunos caracteres de la
prueba testimonial y de otros de la prueba pericial, pero que no alcanzan para categorizarla
como una de ellas.
Es una herramienta técnica para producir información en un especial contexto situacional.
Supone la existencia de dos salas contiguas separadas por un vidrio a través de la cual las partes
pueden observar en simultaneo las alternativas de la entrevista sin interferir. Algunos cuidados:

▪ Que el menor sea entrevistado solamente por un psicólogo especialista en niños y/o
adolescentes con experiencia en la recepción de este tipo de declaraciones.
▪ En el caso se requiere que el psicólogo elabore un informe para la parte que lo solicita,
el mismo no adquiere per se naturaleza de testimonio experto.
▪ En cualquier caso, si se quiere producir el testimonio del psicólogo en el juicio debe ser
ofrecido y producido en la instancia de juicio.
▪ El recinto donde se toma la declaración debe estar acondicionado a la edad del niño,
niña o adolescente.

Ahora, no debe confundirse la Cámara Gesell con la prueba en si misma de los hechos que se
pretenden acreditar con el testimonio que se presta bajo esta modalidad.
Solo cuando la parte que desea producir esa declaración pretenda llevar a juicio ese relato
captado por los registros dispuestos para esta medida es que deberá darse a la misma el
tratamiento de un anticipo jurisdiccional de la prueba. Cuando las declaraciones en Cámara
Gesell se realizan como anticipo jurisdiccional de prueba, la planificación de dicha entrevista
deberá contar con una participación activa de las partes que permita determinar los temas a
abordar en el acto de toma de declaración y coordinar el desarrollo de la misma.
Las partes podrán proponer las preguntas que se estimen necesarias al profesional que conduce
la entrevista, las que serán canalizadas teniendo en cuenta las características del hecho y el
estado emocional de la víctima, siendo el juez el encargado de resolver las oposiciones que se
planteen.

Sistemas de valoración de la prueba:

Es común el análisis doctrinario de este tópico distinguiendo tres métodos de valoración


probatoria, el de las pruebas legales, la íntima convicción y la sana crítica racional.

Prueba legal o tasada:

Es aquel método de valoración que parte de la base de que puede y debe establecerse en
abstracto (en ley) que los hechos de un caso serán probados por algunos – y no otros – medios
de prueba en particular. Por ejemplo, el caso en que los datos concernientes al estado civil de

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las personas se deban probar mediante la documentación que la ley civil requiere, imponiendo
así la prueba de un hecho por un medio de prueba especifico, la prueba documental.
Así, no interesa si subjetivamente el juzgador está convencido sobre algo, en tanto el hecho haya
sido probado por el medio exigido por la ley.

Íntima convicción:

A diferencia del anterior, este método de valoración no dispone ninguna regla abstracta para
apreciar la prueba, ya que el juez es libre de lograr su convencimiento de acuerdo al mas intimo
parecer, atendiendo a su real saber y entender.
Fue asociado a la tarea que desarrollan los jurados populares, ya que ellos dictan su verdecito
según su conciencia. El sistema se caracteriza porque la ley no establece ningún valor para
determinadas pruebas permitiendo que íntimamente se llegue al convencimiento en función de
la apreciación subjetiva de los hechos.

Sana critica racional:

El juez debe racionalmente concluir recorriendo previamente una valoración de las pruebas en
base a la lógica y la experiencia y así llegar al fundamento de la sentencia. Se dice que se
compone de reglas no jurídicas sino lógicas, psicológicas y aun experimentales que regulan el
correcto discurrir intelectual al que se le agrega la propia experiencia del juez.
Este es el sistema que rige prácticamente en todo el país; por su parte, el artículo 161 del CPPSF
dispone que la valoración que se haga de las pruebas producidas durante el proceso será
fundamentada con arreglo a la sana crítica racional.
En nuestro sistema intervienen jueces técnicos que van a utilizar, por sobre todo la lógica; se
debe utilizar la prueba asociada con la razón.

Validez de la prueba:

Antes decíamos que la obtención de la prueba de ser legal, es decir, debe ser respetuosa de
garantías constitucionales. Por ello, deben erradicarse del proceso los medios probatorios
logrados mediante la inobservancia de estas, por lo que la prueba al carecer de eficacia no puede
ser considerada como fundamento de una decisión judicial.
Como lo sostuvo la CSJN otorgar valor al resultado de un delito y apoyar sobre él una sentencia
judicial, no solo es contradictorio con el reproche formulado, sino que compromete la buena
administración de justicia al pretender constituirla en beneficiaria del hecho ilícito.
El fundamento ético es claro, pues la administración de justicia no puede aprovechar o ser
beneficiaria de un acto que el mismo estado, por su ley, declara ilegítimo.

Reglas de exclusiones probatorias:

Regla de la exclusión:
Consiste, básicamente, en la prohibición de valorar cualquier prueba obtenida mediante – o
aprovechándose de – la violación de una garantía constitucional o de los modos procesales
dispuestos para su producción. Así, los medios de prueba obtenidos en violación a las garantías
constitucionales no son admisibles para acusar al imputado.
Esta regla fue receptada jurisprudencialmente en los estrados de la CSJN a partir del año 1891
en el fallo Charles Hermanos y luego reforzado por los fallos Fiorentino y Montenegro. En todos
ellos hay un común denominador, los agentes policiales obtuvieron pruebas de la comisión de
un delito a partir de procedimientos que violaban garantías constitucionales (en los dos
primeros allanamiento ilegal y en el tercero confesión por medio de torturas). En todos los casos
la Corte se pronunció por la inadmisibilidad de la prueba obtenida. La invalidez probatoria

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cumple distintas finalidades, la disuasión de la policía; la defensa del imputado; salvaguardar los
derechos y garantías del individuo que emanan de la Constitución.

Teoría del fruto:


Su origen se remonta al caso Silverthorne Lumber Co. Vs. USA de 1920 y se dispone una
ampliación de la regla de la exclusión. Reconocido por nuestra jurisprudencia en el fallo Rayford.
En virtud de esta teoría la consecuencia de invalidez de la prueba directamente obtenida en
violación de garantías constitucionales se extiende a todas aquellas pruebas que, con arreglo a
las circunstancias del caso, no hubieran podido ser obtenidas sin su violación y fueran
consecuencia de ellas.
Ahora bien, debe tenerse en claro que lo que liga a un acto investigativo y otro no es una relación
procesal sino una relación cognoscitiva o epistemológica, como dice Superti, hay una relación
causal intelectual. Seria el caso en que allanado un domicilio en forma ilegal dentro de el se
procede a interrogar a una persona que aporta una línea de investigación y, desarrollada la
misma, rinde frutos positivos para la causa por cuanto aporta datos para allanar otro domicilio.
Este es el ámbito de aplicación de la teoría del fruto que tendrá por efecto quitar eficacia a toda
la actividad investigativa realizada, la cual no será respaldo suficiente para habilitar al Fiscal a
formular una acusación valida. Es el juez de la IPP el que debe hacer valer la garantía
constitucional y extender la exclusión de la evidencia obtenida ilegalmente ahora a todos los
actos que hubieran sido fruto del conocimiento obtenido por el acto ilegal primigenio.
Como sostuvo la CSJN en Daray, en el año 1994, el procedimiento de exclusión probatoria debe
regirse por el criterio de supresión mental hipotética del acto viciado, con el fin de determinar
si suprimiendo el eslabón viciado subsistirían los otros elementos de prueba.

Teoría de la fuente independiente:


Desde siempre se han reconocido límites a las exclusiones probatorias, basta recordar que, para
Bentham, la mejor forma de alcanzar el objetivo es mediante una metodología natural para
obtener conocimiento, propia del sentido común, y no a través del derecho probatorio.
Sin llegar al extremo anunciado por el autor inglés, es cierto que, en el último tiempo, cada vez
con más ímpetu la doctrina y la jurisprudencia internacional vienen dando conocimiento de
importantes límites a la regla.
En virtud de esta teoría nada obsta a que, aun suprimido el eslabón viciado y todos sus frutos,
pueda existir un causo alternativo e independiente, no hipotético, para llegar a la decisión.
Ahora, resultan insuficientes los cursos meramente hipotéticos, sino que deben haber tenido
curso de ejecución y permitir concluir razonablemente los frutos que de él puedan esperarse.
En general se sostiene que quien pretende la inclusión de una prueba obtenida como
consecuencia de una violación a las garantías constitucionales tiene la carga de demostrar la
fuente independiente.

Evolución de la validez probatoria en la jurisprudencia de la CSJN:

Fallo Charles Hermanos:


En los hechos, funcionarios de la Aduana habían llevado a cabo un procedimiento en el comercio
Charles Hermanos, de resultas del cual, sin orden judicial alguna, fueron secuestradas facturas
comerciales de la firma, correspondencia y libros de contabilidad. Sobre la base de estos
elementos los titulares del comercio fueron procesados por el delito de contrabando.
Concluida la etapa sumarial, la defensa opuso una excepción previa de falta de acción,
demandando el desglose de los papeles y efectos secuestrados por entender que los mismos
habían sido incautados ilegalmente.
Llegado el caso a la Corte, se hizo lugar al desglose solicitado. El Alto Tribunal comenzó por
señalar que los funcionarios de la Aduana habían actuado en forma ilegal, puesto que la
Ordenanza en vigor prohibía expresamente todo acto de pesquisa o secuestro de mercadería

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sin orden judicial. Refiriéndose entonces al pedido de desglose de los documentos agregó: que
auténticos o falsos (los documentos) ellos no pueden servir de base al procedimiento ni de
fundamento al juicio. Si lo primero (auténticos) porque siendo el resultado de una sustracción y
de un procedimiento injustificable y condenado por la ley, aunque se haya llevado a cabo con el
propósito de descubrir un delito… la ley, en el interés de la moral, de la seguridad y secreto de
las relaciones sociales los declara inadmisibles; y si lo segundo (si son falsos), porque su
naturaleza misma se opone a darles valor y mérito alguno. Por esos fundamentos, se revoca…
el auto apelado y se declara que deben desglosarse del proceso los documentos aludidos.

Fallo Montenegro:
En el caso se obtiene una confesión de Luis Montenegro mediante apremios ilegales. La defensa
del condenado interpuso recurso extraordinario contra el fallo que consideró a su defendido
autor del delito de robo con armas. Sostiene que lo resuelto transgredió el principio contenido
en el artículo 18 de la Constitución Nacional en cuanto manda que nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo y con ello la inviolabilidad de la defensa en juicio.
Funda su presentación en que, según las constancias obrantes en la causa, el imputado habría
sido víctima de apremios ilegales lo que invalida a la declaración en sede policial en la que
confiesa el ilícito.
Se declara mal negado el recurso extraordinario y se revoca la sentencia apelada en cuento fue
objeto de él a fin de que se dicte un nuevo pronunciamiento acorde a derecho.

Fallo Fiorentino:
Un menor de 19 años de edad había sido detenido por una comisión policial integrada por cuatro
agentes en oportunidad en que ingresaba en compañía de su novia, en el hall de entrada de
edificio de departamentos en el que vivía junto con sus padres. Al ser interrogado por los
oficiales había reconocido, al parecer espontáneamente, ser poseedor de estupefacientes que
guardaba para su consumo propio en el dormitorio de su departamento. Haciendo uso de las
llaves que Fiorentino tenía en su poder, los agentes ingresaron junto con el detenido y su novia
a la vivienda en cuestión. Al encontrarse con los padres del menor, aquéllos les manifestaron –
aunque sin exhibir identificación alguna – que eran miembros de la división toxicomanía, que se
quedaran tranquilos, pero que no podían presenciar el operativo que cumplirían en el
dormitorio del menor. Allí, en presencia de éste y de su novia, los oficiales de policía procedieron
a secuestrar cinco cigarrillos de marihuana por cuya tenencia fue Fiorentino sometido a proceso.
Fiorentino fue condenado en las instancias ordinarias. Su defensa acerca de que el allanamiento
practicado había sido ilegítimo por carecer de orden judicial previa, y que por tanto la prueba
obtenida no podía ser utilizada en su contra, fue desechada.
La Cámara consideró que había mediado un consentimiento válido, prestado tanto por el
procesado como por sus padres. Según la Alzada, el consentimiento del menor Fiorentino debía
inferirse del hecho de que en ninguna oportunidad hubiese objetado los procedimientos
cumplidos en su contra
La defensa de Fiorentino interpuso recurso extraordinario, basado en la violación de la garantía
que consagra la inviolabilidad del domicilio.
La Corte hizo lugar al recurso; dijo que, aunque en rigor no resulta exigencia del artículo 18 de
la CN que la orden de allanamiento emane de los jueces, el principio es que sólo ellos pueden
autorizar esa medida, sin perjuicio de algunos supuestos en que se reconoce a los funcionarios
la posibilidad de obviar tal recaudo.
A continuación, indicó que era claro que en este caso no se había configurado ninguna de las
excepciones previstas en el ordenamiento procesal para permitir un ingreso sin orden previa, ni
tampoco ha mediado consentimiento válido que permitiera la intromisión del personal policial
en el domicilio del procesado
Este fallo implicó la aceptación por parte del Alto Tribunal de la regla de exclusión de prueba
obtenida ilegalmente. Por otra parte, la Corte analiza la determinación de las condiciones

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mínimas que debe reunir el consentimiento del interesado para que quepa admitirlo dependerá
de las circunstancias.

Fallo Rayford:
Rayford, un americano con escaso dominio del idioma había sido detenido por el delito de
tenencia de estupefacientes. La sustancia había sido secuestrada de su domicilio por personal
policial, luego de que aquel “no opusiera reparos”. Los agentes habían actuado sin orden
judicial. Luego de ello, camino a la comisaría, Rayford entregó a la policía una tarjeta personal
de quien le había suministrado la droga: un menor “B”. En base a ese dato, fue también detenido
este último. Otro menor de nombre “L.S.”, proveedor a su vez de “B”, fue igualmente detenido.
Ambos menores de edad confesaron su participación en los eventos que culminaron en el
suministro de Rayford de los estupefacientes. Rayford fue acusado por el delito de tenencia, y
los menores por el de suministro.
Al momento de alegar, la defensa de Rayford cuestionó la validez del allanamiento y secuestro
de los estupefacientes. Al parecer, la defensa de los menores “B” y “L.S.” no plantearon cuestión
constitucional alguna. Los tres procesados fueron absueltos en primera instancia, sobre la base
de que el allanamiento que diera origen al proceso había sido ilegítimo, y que no estaba por
ende acreditado el cuerpo del delito.
Apelado el pronunciamiento por el Fiscal, la Cámara revocó, sosteniendo la validez del
allanamiento, por haber mediado consentimiento del interesado. Los acusados fueron
condenados a penas de prisión en suspenso.
Sólo la defensa del menor “B” interpuso recurso extraordinario. Basó su recurso en la ilegalidad
de los actos iniciales de la investigación – la entrada supuestamente ilegal en el domicilio de
Rayford – lo cual a su juicio debía determinar la nulidad de todo lo que fue su consecuencia.
La CSJN comenzó por analizar la legitimación de “B” para impugnar los actos iniciales del
procedimiento y afirmó que no era posible sostener que la invalidez o validez de tales actos
afectara sólo el interés del coprocesado Rayford, puesto que fue a partir de la inspección
realizada en el domicilio de Rayford que se desenvolvieron los distintos pasos de la pesquisa que
llevaron a la incriminación de “B”. Dado que, agregó la Corte, los acontecimientos sucedidos en
el domicilio de Rayford resultan indisolublemente relacionados con la situación del menor “B”,
la garantía del debido proceso que lo ampara lo legitima para perseguir la nulidad de dichas
actuaciones.
Una vez admitida la legitimación de “B” para obtener la nulidad del secuestro inicial del
estupefaciente, y admitida la inexistencia del alegado consentimiento de Rayford (era
extranjero, con escaso dominio del idioma) la Corte analizó la validez del resto de la prueba que
incriminaba a “B”: los dichos de Rayford, la entrega de la tarjeta personal con el nombre de “B”,
la confesión de éste y los testimonios del otro menor, “L.S.” Para ello, la Corte comenzó
señalando que la regla es la exclusión de cualquier medio probatorio obtenido de vías ilegítimas.
Agregó que lo contrario implicaría desconocer el derecho al debido proceso, al par que reiteró
los fundamentos éticos de Montenegro.
Así, la Corte distinguió por un lado los elementos materiales indebidamente obtenidos, los que,
dada su “inmutabilidad”, por lo general perderán su valor de una vez y para siempre. Otro
tratamiento, en cambio, merecería la prueba que proviene directamente de las personas a
través de sus dichos, por hallarse ellas dotadas de voluntad autónoma. Para la exclusión de este
tipo de evidencia, se requerirá un vínculo más inmediato entre la ilegalidad y el testimonio que
el exigido para descalificar la prueba material.
Respecto de los dichos de Rayford incriminando a “B”, y de la entrega de la tarjeta con el nombre
de éste, el tribunal señaló que era posible aseverar que a la individualización de “B” se había
llegado como efecto exclusivo del procedimiento ilegítimo en el que se secuestró el
estupefaciente. La corte razonó entonces que de no haber sido por el medio ilegítimo, resultaba
harto conjetural suponer que Rayford hubiera incriminado a “B” espontáneamente. En base a
ello concluyó que existe un nexo directo entre el secuestro ilegítimo y la mención que Rayford

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
127

trae de “B”, todo lo cual autoriza a descartar que sus manifestaciones sean el fruto de una libre
expresión de voluntad. Una vez resuelta la exclusión de esas evidencias, la Corte señaló que
igual suerte debía correr la confesión de “B” y las manifestaciones de “L.S.”, atento a que no
hubo varios cauces de investigación sino uno solo, cuya vertiente original estuvo viciada y
contaminó todo su curso.
Interpreta que la regla de la exclusión encuentra raigambre constitucional en el derecho al
debido proceso y analiza en qué medida la ilegitimidad inicial del procedimiento afecta la validez
de los actos subsiguientes (hasta qué punto el vicio de origen expande sus efectos nulificantes
cuando existen hechos concatenados). Enuncia dos excepciones a la aplicación de la regla de
exclusión:

▪ El grado de libertad de quien declara, cuando la prueba proviene directamente de sus


dichos (Rayford involucra a B. dándole su tarjeta a la policía).
▪ La posibilidad de adquisición de la evidencia por otras fuentes distintas de las que se
tengan por ilegítimas, siempre que consten en el sumario y no sean meramente hipotéticas o
conjeturales.

A la luz de las circunstancias del caso, no puede considerarse que sean aplicables alguna de estas
dos excepciones, con lo cual se declara la nulidad de todo lo actuado.

Fallo Ruiz:
Existe alguna posibilidad, según la CSJN, de considerar válida la prueba obtenida en violación de
garantías constitucionales. Conforme el fallo, no es posible considerar válida la prueba obtenida
en violación de garantías constitucionales en el caso de que las mismas no hubieran podido
obtenerse de forma objetiva y por los medios provistos por la normativa vigente (conforme el
artículo 18 de la CN).
Es por ello que, si bien se confirma la sentencia apelada modificando la pena por 5 años de
prisión y la pena única a 7 años de prisión, accesorias legales y costas; absuelven a Ruiz del ilícito
cometido en perjuicio del Sr. Alberto Procopio. Se confirma que, de no haber obtenido la
declaración bajo tormentos en los que se logra individualizar a los damnificados y relacionarlos
con Ruiz, no se hubiera llegado hasta la víctima sino fuera por los apremios sufridos por el
condenado.

Legislación en Santa Fe:


Según el artículo 162 del CPPSF, carecerá de toda eficacia la actividad probatoria cumplida
vulnerando garantías constitucionales. La ineficacia se extenderá a todas aquellas pruebas que,
con arreglo a las circunstancias del caso, no hubieran podido ser obtenidas sin su violación y
fueran consecuencia necesaria de ella.
En un momento la invalidez se canalizo por las reglas de nulidad, en la cual el juez podía extender
los efectos no solo a los consecutivos posteriores sino también a los anteriores si se consideraba
que se relacionaba. A partir de la ley 12734 ya no se maneja el concepto de nulidad, sino el de
invalidez o inaprovechabilidad cuyos efectos se extienden solo para adelante.
Así se determina la figura del juez de garantías que puede actuar de oficio cuando haya
afectación de una garantía constitucional y serán invalidados ese acto y todos los derivados.

Medios de prueba en particular:

Nuestro Código Procesal Penal regula los medios de prueba en particular en el Capítulo II del
Título II del Libro II.
Se objeta la sistemática del cuerpo normativo, pues regula en un mismo titulo y en el ámbito de
la IPP, lo que considera la prueba. Ahora, la prueba es la información que se produce a instancias
de la actividad probatoria y ella sucede en el juicio. Entonces, los actos que se regulan ahora son

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
128

actividades de investigación y no probatorias. Esto quiere decir que las reglas interpretativas
que gobiernan unas y otras son disímiles.
Los distintos medios de prueba que regula el Código Procesal Penal de Santa Fe son los
siguientes:

▪ Inspección judicial.
▪ Levantamiento e identificación de cadáveres.
▪ Autopsia.
▪ Reconstrucción del hecho.
▪ Registro.
▪ Requisa.
▪ Allanamiento.
▪ Testimonio de una persona.
▪ Pericias.
▪ Reconocimientos y careos.
▪ Documento.

Inspección judicial:

Según el artículo 163 del CPPSF, mediante la inspección se comprobará el estado de las
personas, lugares y cosas, los rastros y otros efectos materiales que hubiera, de utilidad para la
averiguación del hecho o la individualización de los partícipes en él. De ella se labrará acta que
describirá detalladamente esos elementos y, cuando fuera posible, se recogerán o conservarán
los elementos probatorios útiles.
Las inspecciones que por sus características exijan descripciones especiales u operaciones
técnicas, serán realizadas de tal modo que no se afecte la dignidad o la salud de la persona.
Su finalidad es comprobar el estado de las personas, lugares e identificar si allí se encuentra
material útil tendiente a determinar la autoría, la participación, el modo en el que se cometió
determinado hecho. La información que se obtiene debe quedar registrada (fotografías, videos,
labrado en un acta, esto es por escrito).
La inspección es solicitada por el fiscal o el juez (en la etapa de juicio para lograr su convicción –
averiguar bien si realmente es así). Pero puede ser pedida por la parte al juez también.
Consiste en evaluar in situ el presunto lugar de comisión del hecho o la inspección de la persona
que se encuentra incurso en una situación delictual. Con la inspección el juez reemplaza el
informe del investigador y lo evalúa por si mismo, en tanto ello sea posible, claro está. Por
ejemplo, en caso de un robo agravado con escalamiento y el juez analizar el lugar descubriendo
de donde pudo haberse colgado el delincuente.

Inspección de personas:
Comprende a todos los sujetos, imputados, testigos y otros terceros como también la víctima.
Puede tratarse de una constatación corporal, como mental, teniendo como límite la dignidad y
la salud de la persona. Tiene por objeto verificar los rastros que el delito pueda haber dejado en
ella o comprobar la inexistencia de estos.
El imputado no puede negarse a la realización de la medida; pues actúa aquí no como sujeto de
prueba sino como objeto portados del material del elemento probatorio y, en consecuencia, no
lo ampara la garantía constitucional de la prohibición de la autoincriminación coaccionada.

Inspección de lugares y cosas:


Comprende a los inmuebles y a los muebles, salvo personas o cadáveres que tienen su norma
específica.
Respecto al lugar, comprende principalmente a un conocimiento del sitio donde se produjo el
hecho, aunque también puede extenderse a otros lugares.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
129

Este tipo de inspección es tendiente a comprobar el hecho delictuoso, por ejemplo,


comprobando el impacto de balas en la pared, la existencia de ADN, etc.

Inspección técnica:
Se trata de la inspección de rastros y otros efectos materiales del delito. Los rastros son las
huellas que indican directamente la existencia del delito. Los efectos materiales del hecho son
modificaciones del mundo exterior producidas por el delito, pero que, a diferencia de los rastros,
no indican directamente su comisión.

Persona que realiza la inspección:


Esta medida es propia de la IPP, por lo que es llevada a cabo por la policía y/o el MPA, aunque
puede ser realizada durante el debate a pedido de parte.
Las inspecciones que por sus características exijan descripciones u operaciones técnicas debe
requerirse el concurso de personas especializadas que actúen a título de colaboración.

Levantamiento e identificación de cadáveres:

Dispone el artículo 164 del CPPSF que, en caso de muerte violenta o sospechosa de criminalidad,
antes de procederse a la inhumación del cadáver, se realizará la inspección corporal preliminar,
la descripción de la situación o posición del cuerpo y de la naturaleza de las lesiones o heridas,
sin perjuicio de otras medidas que se estimen adecuadas. Se procurará su identificación.
Luego de realizadas las operaciones de rigor, se procederá a levantar el cuerpo disponiendo su
traslado a los gabinetes médicos o lugar donde se practicará la autopsia, su identificación final
y la entrega a sus familiares.
Es importante, dicen Baclini y Schiappa Pietra, que estas tareas sean realizadas por expertos en
tareas de investigación criminal con formación criminalística.
Procede cuando existe duda sobre la causa de muerte, y debe realizarse antes del entierro. Pero
conforme la ultima parte de la norma, lo ideal es que se realice antes de levantar el cadáver
teniendo en cuenta que estas circunstancias hacen a datos relevantes para la investigación.
Respecto a la identificación del cadáver, podemos decir que se trata de una modalidad de la
inspección judicial. Normalmente versa sobre cadáveres cuya identidad es desconocida o sobre
aquellos sobre los que surjan dudas.

Autopsia:

Dispone el artículo 165 del Código Procesal Penal de Santa Fe que, cuando de la percepción
exterior de la inspección corporal preliminar, no se conozca de manera manifiesta e inequívoca
la causa de la muerte, se procederá, del modo más pronto posible, a la autopsia del cadáver
para establecer la naturaleza de las lesiones, el modo y la causa del fallecimiento y sus
circunstancias.
La autopsia será practicada por médicos forenses, en lo posible con experiencia en tanatología,
o, en su caso, por los peritos que se designen.
Si el Ministerio Público no ha solicitado la realización de la autopsia, las otras partes podrán
solicitar al Tribunal que la ordene, conforme a las reglas de los actos irreproducibles.
Es un medio de prueba que se ejercita cuando hay muertes. Se practica cuando hay dudas sobre
como aconteció el hecho y no pueda determinarse de otra manera; su objetivo más importante
radica en determinar el momento, la forma y la causa de la muerte. Esto implica que no siempre
se hace autopsias.
Tiene por objeto determinar la causa de la muerte, las circunstancias y modo. La autopsia
procede cuando la inspección corporal preliminar del cadáver no pueda determinar de manera
manifiesta e inequívoca la causa de la muerte.
El MPA, en su rol de encargado de la IPP, ordenará la práctica de la autopsia de todo cadáver

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
130

hallado en el territorio bajo su jurisdicción, del que no se pueda inferir con claridad manifiesta
la causa de la muerte. La autopsia debe ser considerada como una pericia. Los médicos que
examinan el cuerpo deben ser forenses.
El precepto faculta a las restantes partes para acudir al tribunal de la IPP para que ordene la
autopsia, cuando el MPF aún no la haya solicitado. Se trata de una medida irreproducible en
cuando no podrá volver a realizarse en idénticas condiciones en etapas ulteriores.

Reconstrucción del hecho:

Se podrá disponer la reconstrucción del hecho, en las condiciones en que se afirme o se


considere haberse producido. Cuando para la reconstrucción del hecho fuera necesaria la
presencia activa del imputado, se requerirá previamente su conformidad y la asistencia de su
defensor, como condición para la validez del acto. Todo ello según el artículo 166 del CPPSF.
Es la reproducción artificial del hecho delictivo, o de circunstancias o episodios de este, o
también de circunstancias y episodios atinentes a ciertos medios de prueba para verificar su
exactitud. Aparece, así como una representación actoral.
Suele ser útil para poder advertir la veracidad de la versión de los hechos traídos al proceso por
la víctima, los testigos o incluso el propio imputado.
Consiste en recrear en el lugar donde ocurrió el hecho la mecánica como parece haber ocurrido.
La víctima puede pedir que alguien actúe bajo sus instrucciones si no está capacitada
psicológicamente. El imputado no está obligado a presenciar, pero sí lo está el defensor. Si el
imputado está presente, sin su defensor, el acto será nulo. Es obligación de los testigos
participar.
La medida puede ser requerida oficiosamente o a pedido de la defensa o el querellante.

Registro:

Según el artículo 167 del CPPSF se podrá ordenar fundadamente el registro de lugares
determinados. La orden de registro establecerá las condiciones de tiempo y modo, así como las
medidas precautorias a adoptar, para evitar molestias innecesarias.
En si la norma establece el marco general del allanamiento cuyas especificaciones están
previstas en el artículo 169.

Requisa:

La norma del artículo 168 del CPPSF dispone que la requisa personal deberá justificarse
fundadamente cuando hubiera motivos razonables para presumir que alguien oculta consigo
cosas relacionadas con un delito. Antes de proceder a la requisa se lo invitará a exhibir el objeto
cuya ocultación se presume. Se podrá registrar un vehículo, siempre que haya motivos
suficientes para presumir que una persona oculta en él objetos útiles vinculados a una
investigación preexistente o cuando mediare fuerte presunción de que tales objetos son
resultantes de la comisión de un delito o serán empleados para la inminente perpetración de un
delito, lo que deberá hacerse constar así.
En su último párrafo la norma concluye diciendo que se asegurará el respeto por la dignidad del
requisado.
De acuerdo al artículo 260 del CPPSF se trata de un acto irreproducible o definitivo, por lo que
todo lo actuado deberá constar en actas debidamente formalizadas, con expresa mención de la
fecha, hora, intervinientes, firmas de los funcionarios.
Sostiene Baclini que la requisa es la revisión que se hace a una persona y a los objetos que lleva
consigo, con el fin de verificar si porta cosas relacionadas con el delito, las cuales serán
secuestradas.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
131

Personas y objetos que comprende:


Puede tratarse de un imputado sobre quien ya se ha promovido una investigación judicial, o
bien sobre cualquier persona de la que se presuma que lleva consigo cosas relacionadas con un
delito o que puedan servir de prueba. Comprende las prendas que viste, como todo lo que lleva
consigo – todo lo que hace a su esfera de custodia personal-.
Si el sujeto es aprehendido en la comisión del hecho se le pueden retener todos los elementos
con los que pudo haber cometido el hecho o que sean fruto de la comisión del delito.
En principio, no existen limitaciones respecto de las partes del cuerpo que pueden ser
inspeccionadas porque en cualquiera de ellas pueden guardarse objetos relacionados con un
delito.
Sin embargo, lo normal es que la revisación se efectúe externamente, en forma de palpación,
asegurando el respecto por la dignidad del requisado, por lo que para ir más allá deben existir
motivos razonables para presumir que las cosas vinculadas por el delito se encuentran en partes
que exigen que la persona se desnude; casos excepcionalísimos que deberán hacerse en
privado, fuera del alcance del público.

Justificación fundada:
Teniendo en cuenta que el cuerpo de cualquier persona hace a su privacidad e intimidad, la
requisa – al igual que el allanamiento y la interceptación de correspondencia – es una medida
de excepción. Es por ese motivo que exige la existencia de una justificación que legitime los
motivos de proceder. Motivos razonables son aquellos que se desprenden de situaciones
objetivas, previas y verificables que directamente se relacionen con la presunción de que la
persona lleva consigo cosas relacionadas con un delito.
El sistema de garantías constitucionales de nuestra CN pone en cabeza de los jueces la
responsabilidad de habilitar excepciones a los derechos y libertades civiles. Por lo tanto, si se va
a detener a una persona para requisarla y luego trasladarla a una dependencia policial, nuestra
CN prefiere en tanto sea posible, hacerlo por orden de un juez.
Se permite que se lleve a cabo esta medida cuando hubiere motivos valederos que hagan
imposible la solicitud de esa orden a riesgo de que fracase el objeto de la medida y que se den
además las exigencias de motivos razonables de requisa. Ello es algo totalmente lógico, si
tenemos en cuenta que la requisa responde a diversas situaciones que se presentan
cotidianamente en la vía pública.
Ahora, no debe confundirse la requisa del chequeo previo antes de entrar a un espectáculo
público, pues en estos casos la finalidad es absolutamente preventiva.
En la práctica muchas veces se “arma una justificación”, tomemos el caso en que la policía por
un motivo “x” tiene conocimiento de que Juan Pérez ha robado dinero y lo lleva consigo, de
modo que lo detiene y lo requisa sin que haya, objetivamente, una fundamentación; pero, para
no incurrir en la ilegalidad señalan, que el sospechoso estaba nervioso.

Consentimiento:
No se exige que medie un consentimiento de la persona a la cual se requisa y aunque puede
existir una autorización libre y voluntaria de esta, la cual se hará constar preferiblemente en
presencia de testigos.
La negativa de la persona no constituye un obstáculo para la realización de la medida de
coerción real porque en este caso el sujeto es objeto de prueba, por lo que aun cuando muestre
una actitud pasiva el acto se puede legalizar en forma compulsiva.

Requisa en vehículos:
La norma pretende enmarcar aquellos casos conflictivos reflejados en doctrina y jurisprudencia
sobre el alcance de este tipo de intervenciones en orden a precisar si los requisitos legales de la
requisa personal eran extensibles al registro de automotores, o si, por el contrario, se regían por
las reglas del allanamiento de morada.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
132

A diferencia de la requisa personal aquí se exigen motivos suficientes (y no razonables), es decir,


bastantes o con capacidad para concluir en la presunción. Deben ser suficientes para presumir
que la persona oculta distintos objetos.

Allanamiento:

El CPPSF dispone en su artículo 169 que cuando el registro deba efectuarse en un lugar habitado,
casa de negocio o en sus dependencias y siempre que no se contara con la autorización libre y
previamente expresada por quien tenga derecho a oponerse, el Tribunal, a solicitud fundada,
autorizará el allanamiento.
La medida podrá ser cumplida personalmente por el Tribunal, o en su defecto éste expedirá
autorización escrita en favor del Fiscal, o del funcionario judicial o policial a quien se delegue su
cumplimiento, y comunicada por cualquier medio, incluso electrónico o informático. Si la
diligencia fuera practicada por la Policía será aplicable en lo pertinente el artículo 268 inciso 6)
y la diligencia deberá ser filmada desde el inicio del procedimiento. El Tribunal podrá, de manera
fundada, eximir el cumplimiento del recaudo de la filmación.
La diligencia deberá autorizarse individualizando los objetos a secuestrar o las personas a
detener. En cuanto a los objetos, podrá prescindirse de dicha individualización, dando
suficientes razones de tal imposibilidad, brindando todos los detalles conducentes a la misma.
La diligencia sólo podrá comenzar entre las siete y las veintiún horas. Sin embargo, se podrá
autorizar a proceder en cualquier hora cuando el interesado o su representante lo consientan,
o en los casos graves y que no admitan demora por el riesgo de frustrarse la investigación, o
cuando peligre el orden público.
La autorización de allanamiento será exhibida al que habita u ocupa el lugar donde deba
efectuarse, o cuando estuviere ausente, a su encargado; a falta de éste, a cualquier persona
mayor de edad que se hallare en el lugar, prefiriendo a los familiares del primero. A la persona
se le invitará a presenciar el registro.
Cuando no se encontrare a nadie, ello se hará constar en el acta.
Si en el acto se hallaren objetos que presumiblemente estuvieran relacionados a otros hechos
delictivos o armas de fuego cuya tenencia no estuviera legalmente justificada, deberán ser
secuestrados informando al Tribunal.
Practicado el registro, se consignará en el acta su resultado, con expresión de todas las
circunstancias útiles para la investigación.
El acta será firmada por los concurrentes. Si alguien no lo hiciere se expondrá la razón.
La autorización no será necesaria para el registro de los edificios públicos y oficinas
administrativas, los establecimientos de reunión o de recreo, el local de las asociaciones,
cualquier otro lugar cerrado que no esté destinado a habitación o residencia particular. En estos
casos deberá darse aviso a las personas a cuyo cargo estuvieren los locales, salvo que ello fuere
perjudicial a la investigación.
Cuando para el cumplimiento de sus funciones o por razones de higiene, para prevenir daños
ambientales o inundaciones, moralidad u orden público, alguna autoridad nacional, provincial,
municipal o comunal competente necesite practicar registros domiciliarios, solicitará
directamente al tribunal autorización de allanamiento, expresando los fundamentos del pedido.
El tribunal resolverá la solicitud pudiendo requerir que se amplíe la información que se estime
pertinente y ordenará los recaudos para su cumplimiento.

Fundamento constitucional:
Siempre que el estado decide inmiscuirse en la intimidad de una persona debe guardar
importantes recaudos que derivan del programa constitucional.
En materia de registro de domicilio la CN dispone en su articulo 18 que, el domicilio es inviolable
y que una ley determinará en qué casos y con qué justificación podrá procederse a su
allanamiento. Dicha ley no fue dictada, sino que ello es regulado por los distintos códigos

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
133

procesales.
Además de ello debe tenerse en cuenta que en caso de no mediar autorización para allanar un
domicilio el accionar puede resultar típico del delito de allanamiento ilegal que prevé el artículo
151 del CP.

Orden de allanamiento:
Como vimos es necesaria la orden de allanamiento (a menos que la persona esté de acuerdo).
La solicitud de la orden de allanamiento la efectúa el fiscal al juez de la IPP. El juez a esa solicitud
la responde otorgándola o denegándola y si la otorga libra la orden. En muchas ocasiones la
policía (brigada de investigación) le solicita al fiscal una orden de registro domiciliario, y luego el
fiscal confecciona la solicitud (solo si la considera procedente) para el juez.
El fiscal no está obligado a estar presente en el allanamiento. Cuando el artículo dice que la
medida puede ser realizada por el tribunal se entiende que es un error de redacción, ya que ello
no se da.

Requisitos:
A partir de lo dispuesto por la norma del CPPSF podemos señalar los siguientes requisitos:

▪ Tiempo y Horario: el tiempo, su inicio y su fin, en que la medida deberá efectuarse,


deberá detallarse con puntualidad. La diligencia solo podrá comenzar entre las 7 y las 21hs. Sin
embargo, se podrá proceder en cualquier hora cuando el interesado o su representante lo
consientan, o en los casos graves y que no admitan demora por el riesgo de frustrarse la
investigación, o cuando peligre el orden público.
▪ Lugar: el lugar debe ser identificado por precisión, puntualizando nombres de la calle y
dirección. Sin embargo, hay algunos que son perfectamente identificables, y otros que no, por
lo cual hay que describir de mejor manera posible (por ejemplo, el caso de una villa). La orden
no es necesaria para registrar los edificios públicos y oficinas administrativas (escuela pública,
municipalidad, etc.), los establecimientos de reunión o de recreo, el local de las asociaciones,
cualquier otro lugar cerrado que no esté destinado a habitación o residencia particular. En estos
casos deberá darse aviso a las personas a cuyo cargo estuvieren los locales, salvo que ello fuere
perjudicial a la investigación. La razón de esta excepción es que no están protegidos con igual
intensidad por la garantía constitucional de la inviolabilidad del domicilio.
▪ Finalidad: detener personas o secuestrar objetos. En lo que refiere a la detención de
personas, puede tratarse del imputado del hecho que se procura detener, o un sospechoso o
evadido. En cuanto a los objetos, deben estar relacionados con el procedimiento penal. Cuando
se encontraren elementos probatorios no previstos en la orden judicial o rastros de otro delito,
se deberá requerir la conformidad judicial para su incautación.
▪ Solicitud: la pide el fiscal al juez en forma escrita, debe ser fundamentada, se debe
determinar el lugar, le tiempo, individualizar los objetos que es quieren retener a una causa
abierta.
▪ Orden escrita: la norma exige una orden escrita librada por el juez de la IPP competente.
Es el juez quien debe indicar cuáles son los elementos objetivos idóneos para fundar la sospecha
razonable de que en el domicilio podrían encontrarse elementos de cargo para un proceso penal
y no el fiscal, quien por definición actúa parcial y subjetivamente.
▪ Personas que pueden realizar la medida: puede hacerlo el tribunal personalmente (no
sería necesaria la orden escrita) o este puede delegar esta función al fiscal o a la policía (sí es
necesaria la orden escrita).

Consentimiento:
El consentimiento para allanar un domicilio debe ser previo. Para ello, el personal a cargo de la
investigación deberá solicitar autorización para el ingreso al domicilio antes de realizar cualquier
diligencia e informar al legitimado sobre su posibilidad de rechazar el pedido de ingreso y ejercer

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
134

el derecho de exclusión respecto de la autoridad pública. Estos extremos, para mayor


credibilidad, deben ser refrendados por testigos ajenos a la repartición policial o judicial.
Debe ser libre y voluntario, proveniente de el titular del derecho de exclusión.
Para cierta doctrina, el consentimiento del interesado declinando la garantía, hace innecesaria
la orden de registro. Se requiere un consentimiento prestado en condiciones de libertad o
ausencia de coacción, excluyendo el consentimiento tácito como convalidante del registro sin
orden judicial. La carga de la prueba de la existencia del consentimiento valido incumbe al
acusador; no se presume.
No obstante, la cuestión de la conformidad del afectado debe interpretarse de manera
restrictiva, presumiendo la invalidez del ingreso a la morada. Esto es, una presunción a favor del
titular del derecho a exclusión.

Fallo Ferrer:
En este fallo la CSJN dijo que el carácter de detenido no convertía necesariamente en
involuntaria la autorización brindada para la inspección domiciliaria, máxime cuando el
procesado ha reconocido expresamente en sede judicial haber prestado el consentimiento sin
que haya invocado, ni quepa suponer, ningún vicio en él.

Fallo Adriazola:
Aquí en el año 2001, el Alto Tribunal, recurriendo a los argumentos esbozados en los
precedentes Romero y Ferrer, entendió que era válido el consentimiento prestado por el
procesado para que se efectuase en su domicilio una pesquisa domiciliaria, aplicables más aún
al caso, pues en el presente, a diferencia de aquellos, Adriazola se encontraba en libertad al
momento de brindar la anuencia. Concretamente, la Corte, haciendo suyos los argumentos
brindados por el Procurador General, entendió que el consentimiento era válido, pues se había
dejado constancia de la expresa anuencia en el acta respectiva, la cual se encuentra firmada por
el interesado, quien además ratificó la regularidad del procedimiento ante el magistrado que le
recibió declaración, ocasión en que hizo alusión a que permitió el ingreso a la comisión policial,
pese a que no poseían orden de allanamiento, lo cual da cuenta acerca de que tenía acabada
noción del derecho que le asistía a negar el ingreso. En mérito a ello, al decirse que no se habían
explicitado en el fallo recurrido, ni tampoco habían sido invocadas por la parte, razones que
permitieran inferir que el consentimiento no fue prestado libremente, se concluyó que la
inspección realizada fue válida. Pero además de que no existan presiones ni intimidación, para
que el consentimiento fuera válido, la Corte entendió que era preciso que el interesado haya
sido plenamente consciente del acto, es decir que conociera los motivos de la inspección y que
no actúe bajo error.
Así fue como el Tribunal, en el precedente Ventura, descartó la validez del presunto
consentimiento prestado, a pesar de que el procesado había suscripto el acta que daba cuenta
de sus manifestaciones de “no tener impedimentos” para el ingreso (firma que había sido
ratificada en su declaración indagatoria), pero sin embargo el documento, nada decía acerca de
cuáles fueron los motivos de la medida, ni de cómo le habían sido explicados al circunstancial
morador. Pero esa no fue siempre la postura de la Corte. Recuérdese que en el precedente
Fiscal c. Fernández5, respecto al ingreso a la sede del consulado de Bolivia en la provincia de
Mendoza, por parte de un conocido del cónsul y del oficial de policía que lo acompañara (vestido
de civil y sin dar a conocer su condición de tal), se entendió que no hubo engaño alguno que
viciara la voluntad del autorizante, ya que ninguna maquinación, ocultamiento o fraude fue
utilizado para acceder al lugar. Así se dijo que bastó con que uno de los visitantes fuese conocido
del cónsul, y que se le presentase al acompañante como un amigo, siendo que una vez dentro
del lugar, no fue practicada pesquisa, registro, inspección o requisa, ni los estupefacientes
fueron obtenidos mediante ardid o aprovechamiento de un descuido, sino por entrega
voluntaria del procesado a su cómplice. En razón de ello se concluyó que, si el titular del derecho
de exclusión, permitió el acceso a su casa de dos personas (una de las cuales desconocía), sin

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
135

indagar los motivos del acompañamiento, ni cerciorarse debidamente acerca de la identidad del
desconocido, y sin embargo, con entera libertad y desprecio por las eventuales consecuencias
de su proceder, renunció a la intimidad de su hogar y realizó actos que permitieron comprobar
el grave delito que estaba cometiendo, no puede ser posteriormente amparado por la cláusula
del art. 18 de la Constitución Nacional, cuando fue su propia conducta discrecional la que
posibilitó la presencia del agente preventor en el recinto privado y aquella comprobación.
Similar criterio es el que empleó la Cámara Nacional de Casación Penal en el caso Hyung S. Park.
Allí se consideró válido el ingreso domiciliario sin orden judicial previa, en razón de que el
imputado, había evidenciado una renuncia a su expectativa de privacidad. A tal conclusión arribó
el tribunal a partir la circunstancia de que se hubiese presentado espontáneamente ante la
asociación que nucleaba a sus connacionales, confesando el hecho delictivo que acababa de
perpetrar en su domicilio, entregando las llaves de su vivienda a las autoridades de la entidad,
las que a su vez dieron intervención a la policía.

Hallazgo de objetos no consignados en la orden:


Si en el acto de registro se encontraren elementos probatorios no previstos en la orden judicial
o rastros de otro delito, se deberá requerir la conformidad judicial para su incautación, sin
perjuicio de adoptarse los recaudos pertinentes para preservarlos.
La norma da respuesta legislativa a un problema que se ha planteado de forma permanente en
la práctica judicial, cual es el hallazgo dentro del domicilio allanado de objetos distintos a los
consignados en la orden de allanamiento pero que interesan por su vinculación a otro delito o
a la investigación. La postura del CPPSF es más restrictiva que la teoría de la simple vista de la
Corte Suprema de los Estados Unidos, en tanto el secuestro solo procede si el juez lo autoriza.

Fallo D’Acosta:
La Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad de La Plata, por su sala II Penal, confirmó el fallo
por el que se condenó al acusado como autor penalmente responsable del delito de tenencia
ilegitima de arma de guerra, a la pena de cuatro años de prisión.
Contra esa sentencia interpuso recurso extraordinario el defensor oficial del acusado, el que fue
concedido.
El tribunal a quo sostuvo que el procedimiento de incautación del arma de calibre prohibido fue
legítimo, en tanto se ha verificado en el caso la excepción del Código de Procedimiento en lo
Criminal a la exigencia del artículo anterior sobre necesidad de orden de allanamiento para el
acceso a domicilios de particulares. El apelante, que ha consentido el argumento de la
legitimidad del primer acceso a la vivienda sin orden de allanamiento por las razones dadas por
los jueces, ha disentido con éstos, sin embargo, por considerar que se trata de procedimientos
con finalidades distintas. La aprehensión del delincuente prófugo en el primer caso, y el
decomiso del arma de guerra que tenía sin derecho según lo revelado por la mujer con la que
circunstancialmente convivía, en el segundo. Con esa inteligencia de la situación creada, adujo
el recurrente que este segundo ingreso no se encuentra amparado por la necesidad que prevé
el artículo 189, inciso 2 de la ley procesal, por lo que la omisión de requerir la orden judicial de
allanamiento constituye violación a la garantía del domicilio privado establecida por el artículo
18 de la Constitución Nacional.
Frente a esta situación la CSJN revocó el fallo apelado.
Si bien en este fallo, los argumentos utilizados por la Corte para declarar la nulidad de uno de
los allanamientos practicados versaron sobre otras cuestiones, en forma tangencial se reiteró la
regla sentada en el precedente Cichero, respecto a que no puede presumirse un consentimiento
tácito por la mera ausencia de reparos, si es que, por las circunstancias particulares, esperar una
actitud de resistencia, importaría una postura no exigible con arreglo a la conducta ordinaria de
las personas.
Además, la CSJN afirmó que está prohibido al juez librar órdenes de allanamiento generales e
indeterminadas; luego los funcionarios policiales encargados de ejecutar los registros, no

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
136

pueden ir a la pesca de cualquier prueba incriminante dentro del domicilio; esto determina que
los objetos recolectados que no son los delimitados en la orden judicial, quedan excluidos como
elemento de prueba.
Los funcionarios que lleven a cabo la medida están obligados a mostrar previamente la orden
de allanamiento al poseedor o habitante o encargado.

Allanamiento sin orden:


En su artículo 152 el CP consagra una serie de excusas absolutorias respecto de estos delitos,
según dicho artículo, las disposiciones de los artículos anteriores no se aplicarán al que entrare
en los sitios expresados, para evitar un mal grave a sí mismo, a los moradores o a un tercero, ni
al que lo hiciere para cumplir un deber de humanidad o prestar auxilio a la justicia.
Esta norma del código de fondo es casi idéntica, al artículo 170 del CPPSF que establece una
serie de casos en los que es posible allanar un domicilio sin autorización; según este artículo de
la legislación procesal n o será necesaria la autorización de allanamiento cuando la medida se
deba realizar mediando urgencia que se justifique por:

▪ Incendio, inundación u otra causa semejante que ponga en peligro la vida o los bienes
de los habitantes.
▪ La búsqueda de personas extrañas que hubieran sido vistas mientras se introducían en
un local o casa, con indicios manifiestos de cometer un delito.
▪ La persecución de un imputado de delito que se hubiera introducido en un local o casa.
▪ Indicios de que en el interior de una casa o local se estuviera cometiendo un delito, o
desde ella se solicitare socorro.

Interceptación de correspondencia e intervención comunicaciones:

Recordemos sobre este punto que el artículo 18 de la CN establece la inviolabilidad de la


correspondencia y los papeles privados, como así también el CP tipifica como delitos distintas
formas de atentar contra la intimidad personal mediante la apertura, apoderamiento, supresión
de correspondencia, entre otros. No obstante, ello al CN prevé la posibilidad de que una ley
habilite la intercepción de la correspondencia.
Según el artículo 171 del CPPSF, el Tribunal, a pedido de partes, podrá autorizar por decreto
fundado, la interceptación o el secuestro de la correspondencia postal, telegráfica o electrónica,
o de todo otro efecto remitido o destinado al imputado o a terceros, aunque sean bajo nombres
supuestos. Del mismo modo, se podrá autorizar la intervención de las comunicaciones del
imputado o de terceros, cualquiera sea el medio técnico utilizado, para impedirlas o conocerlas.
Tal como lo remarcan Baclini y Schiappa Pietra en su comentario al artículo se puede interceptar
las comunicaciones de terceros y no solamente la del imputado.
Luego, a las razones de urgencia y utilidad, deben sumarse la comprobación o existencia de un
cierto grado de sospecha en orden a su participación en un delito grave (respecto del imputado)
y en el caso de terceros afectados, debe tratarse de personas respecto de las que existan
elementos objetivos para suponer que reciben o trasmiten comunicaciones del imputado.
La intercepción hace a la correspondencia y de acuerdo a su significado solo comprende los
casos en los que la correspondencia se encuentra en tránsito y bajo la custodia de la empresa
de correos. No obstante, la norma alude al secuestro utilizando la conjunción “o”, lo que denota
alternativa, lo que abarcaría la correspondencia recibida.
Para expedir la medida debe hacerse un juicio de proporcionalidad entre el sacrificio del derecho
constitucional a vulnerar y la causa a la que obedece. Por ello, la medida tiene carácter
subsidiario y no cabe despacharla cuando sea posible descubrir el hecho por otros medios.
Si bien no se establece la duración de la medida, resulta aconsejable que el decreto fundado
ordenatorio contenga expresamente el tiempo o duración de las mismas, el cual no puede
exceder, en ningún caso, de quince días corridos.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Fallo Quaranta:
Por mayoría, la Corte Suprema declaró “la nulidad de todo lo actuado” en una causa en la que
un hombre había sido condenado por el delito de confabulación al considerar que “la orden de
intervención telefónica expedida” fue “contraria a la garantía consagrada en los artículos 18, 19
y 33 de la Constitución Nacional”.
Carlos Quaranta había sido condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 a la pena
de 5 años de prisión y multa de diez mil pesos por resultar autor del delito de confabulación (art.
29 bis de la ley 23.737), que prevé penas de entre uno y seis años.
El fallo de la Corte recordó que la causa por la que terminó imputado Quaranta se inició a partir
de un llamado telefónico anónimo dirigido a la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la
Policía Federal que señaló que una mujer que vivía en un domicilio sobre la calle Venezuela, en
la Ciudad de Buenos Aires, “se dedicaría al tráfico de estupefacientes, más precisamente a la
comercialización de troqueles de L.S.D. y anfetaminas”.
Un juez ordenó la intervención telefónica, pero tanto ésta como “todo lo obrado en
consecuencia” fueron anuladas por la Sala II de la Cámara Federal que consideró que “no existían
justificativos para llevar a cabo esa medida de coerción”.
Sin embargo, la Cámara de Casación Penal ratificó el accionar del juez de primera instancia. El
Tribunal Oral en lo Criminal Federal N ° 5 juzgó a Quaranta y falló en el mismo sentido que la
Cámara Federal pero el fiscal impugnó esa sentencia y volvió a impulsar la causa, que, luego de
una decena de idas y vueltas, finalmente llegó a la Corte por “presentación directa”.
En el fallo, suscripto el último día de agosto de 2010, los jueces supremos señalaron que “no
obsta a la procedencia del remedio intentado la circunstancia señalada por la Cámara Nacional
de Casación Penal, relativa a la defectuosa fundamentación del recurso” y añadieron que “el
recurrente ha expresado agravios bastantes para alcanzar la finalidad perseguida, toda vez que
el escrito respectivo plantea de modo suficiente el problema y el agravio constitucional que la
decisión le causa”.
En ese sentido, la Corte estableció que “una orden de registro sólo puede ser válidamente
dictada por un juez cuando median elementos objetivos idóneos para fundar una mínima
sospecha razonable”. Y sostuvo que “en el caso el juez no expresó (…) las razones por las cuales
consideró procedente la intervención telefónica dispuesta (…)”.
El Máximo Tribunal concluyó diciendo que si el Estado pudiera entrometerse en el secreto de
las comunicaciones telefónicas a partir de sospechas el derecho reconocido
constitucionalmente resultaría –ciertamente- de poca o ninguna relevancia.

Exclusiones:
No podrá secuestrarse válidamente, la documentación o grabación que se enviara, entregara u
obrara en poder de los abogados para el eventual desempeño profesional, ni intervenirse o
interceptarse en los mismos casos, las comunicaciones.
Esto es algo, totalmente lógico, pues no se trata de cualquier comunicación, sino la mas sensible
a los intereses del imputado, cual es la que se relaciona con la capacidad de poder ser asistido
por un profesional para gozar eficaz y oportunamente del derecho de defensa. De modo que
esta norma no solo protege la intimidad, sino también el derecho de defensa.

Testigos o prueba testimonial:

El testigo es la persona física que es citada por una autoridad competente para que comparezca,
declare y diga la verdad. Se trata de un órgano de prueba que tomo conocimiento por sus
sentidos respecto de alguno de los extremos vinculados al proceso sobre el cual deberá declarar.
El testigo en el proceso, señala Clariá Olmedo, está para dar fe, a través de sus dichos, acerca de
los datos o circunstancias probatorias que pueden producir conocimiento en el juez acerca del
objeto procesal.
Es una de las pruebas más características del proceso penal, que procura la reconstrucción

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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histórica del hecho bajo investigación mediante la incorporación de manifestaciones –


preferentemente orales- de personas que percibieron a través de sus sentidos alguna situación
vinculada con el objeto del proceso, sea la ocurrencia del hecho, la intervención que pudo haber
tenido el imputado y, en definitiva, toda aquella circunstancia relevante que pueda resultar útil
para la investigación. Entonces es un acto procesal mediante el cual una persona informa lo que
sabe de ciertas circunstancias, datos o hechos.
Toda persona puede ser testigo en el proceso penal, incluso los menores de edad.
En el artículo 173 del CPPSF se dispone que toda persona tendrá el deber de concurrir cuando
fuera citada a fin de prestar declaración testimonial, excepción hecha de que se encontrara
físicamente impedida en cuyo caso prestará declaración en su domicilio.
Deberá declarar la verdad de cuanto supiere y le fuere preguntado, salvo las excepciones
establecidas por la ley.
El testigo podrá presentarse en forma espontánea, lo que se hará constar.
La reglamentación dispondrá los modos de citación de los testigos, el pago de sus gastos si
correspondiera.

Deberes del testigo:


Dijimos que los deberes que pesan sobre el testigo en el proceso penal son tres; el de
comparecer, el de declarar y el de decir verdad.

▪ Comparecencia: toda persona que fuera convocada como testigo tiene el deber de
concurrir. Ante su incomparecencia puede disponerse que sea trasladada por intermedio de la
fuerza pública, la que deberá ser utilizada con debida moderación. Se llama al testigo a través
de una citación. En la cedula de citación no se expresa la causa entonces generalmente la
persona no sabe sobre qué debe atestiguar. La concurrencia debe ser personal, por ende, no
admite hacerlo a través de mandatario o tercera persona.
Dicha obligación es concebida como un deber cívico o una carga publica genérica, pues abarca
a todos los ciudadanos. No están exentos de atestiguar el denunciante, el querellante y los
funcionarios policiales a cargo de la investigación con respecto a los actos que hubieren
practicado.
Aun cuando el individuo tenga derecho a abstenerse de declarar, conforme el artículo 177 del
CPPSF, debe comparecer. Están exentos del deber de hacerlo quienes se encuentran impedidos
físicamente para hacerlo o quienes se encuentran desempeñando un cargo público, ahora bien,
se los exime del deber de comparecer, no del declarar, por lo que conforme la norma la
declaración se les tomara en el lugar donde se encuentre, o en el de su domicilio o donde cumple
sus funciones, respectivamente.
▪ Declaración: es el deber de dar cuenta de aquello que atestiguo, aquello – vinculado al
hecho del proceso – que captó con sus sentidos.
Sin perjuicio de ello hay ciertas excepciones al deber de declarar, que como dijimos no obstan
el deber de comparecer. Según el artículo 177 del CPPSF podrán abstenerse de declarar y así
serán previamente informados, quienes tengan con el imputado los siguientes vínculos:
cónyuge, ascendientes o descendientes, parientes consanguíneos o por adopción hasta el cuarto
grado, y por afinidad hasta el segundo grado. También podrán hacerlo los periodistas
comprendidos en las leyes que reglamentan su actividad profesional sobre el secreto de las
fuentes de información periodística, salvo que los interesados en su reserva expresamente los
relevaren de guardar secreto.

o Cónyuge: comprende sólo a las personas legalmente casadas por ley argentina
(quedan excluidos los casos de uniones convivenciales).
o Ascendientes y descendientes: aquí la norma no dispone ningún límite de grado.
o Parientes por consanguineidad o por adopción hasta el 4 ° grado: ubicamos aquí
tíos primos, etcétera.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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o Parientes por afinidad hasta el 2 ° grado: son los parientes del cónyuge, tal el caso
de suegros, cuñados, etcétera.
o Periodistas: comprendidos en las leyes que reglamentan su actividad profesional
sobre el secreto de las fuentes de información periodística, salvo que los interesados en su
reserva expresamente los relevaren de guardar secreto.
▪ Decir verdad: es un deber fundamental del testigo el de decir la verdad sobre los hechos
que atestiguo, por ello va a prestar declaración bajo juramento de decir verdad. Sobre ello
recordemos que el Código Penal, en su artículo 275, tipifica el delito de falso testimonio por
declarar una falsedad, ocultar o callar la verdad. Como así también pune la abstención de
comparecer y declarar.
La declaración es oral, ahora, el artículo 176 del CPPSF dispone que cuando la índole de la
información a suministrar así lo aconsejara, la declaración testimonial podrá ser reemplazada
por un pedido de informe que se evacuará por escrito y bajo juramento. Si el informante fuera
un particular, su firma deberá certificarse por autoridad judicial o escribano público.

Normas que rigen al declaración testimonial:

Protección especial:
Según el artículo 174 del CPPSF las partes podrán solicitar al Tribunal la protección de un testigo
con el objeto de preservarlo de la intimidación y represalia. El Tribunal acordará la protección
cuando el peligro invocado, la gravedad de la causa y la importancia del testimonio, lo
justificaran, impartiendo instrucciones precisas para el eficaz cumplimiento de la medida.
El derecho de protección al testigo tiene jerarquía constitucional, al encontrarse regulado en
normas de derecho convencional como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la
Convención Americana de Derechos Humanos.
Para otorgar la protección, el tribunal deberá observar el peligro invocado, la gravedad de la
causa y la importancia del testimonio.
El código no contempla el testigo de identidad reservada, porque impide a la defensa la
confrontación de sus dichos, afectando con ello el debido proceso y la defensa en juicio.

Tratamiento especial:
Podrán solicitar que su declaración se lleve a cabo en el lugar donde cumplieran sus funciones o
en su domicilio: El presidente y vicepresidente de la Nación, gobernadores, vicegobernadores,
ministros, legisladores, fiscales de Estado, magistrados judiciales, oficiales superiores en
actividad de las Fuerzas Armadas, integrantes de los ministerios públicos y rectores de las
universidades oficiales del país, los ministros diplomáticos, los cónsules generales y los altos
dignatarios de la Iglesia y los intendentes municipales de la Provincia.
Estos sujetos pueden, demostrando determinadas funciones, evitar comparecer en un tribunal
y hacerlo en su lugar de trabajo. Se procura reservar la investidura que ostentan que podría
verse afectada o menoscabada por su presencia en el tribunal, o general conflictos en el Estado.

Testimonio inadmisible:
Dispone el CPPSF en su artículo 178 que no podrán ser admitidas como testigos las personas
que, respecto del objeto de su declaración, tuvieran el deber de guardar un secreto particular u
oficial. En caso de ser citadas, deberán comparecer, explicar el motivo del cual surge la
obligación de guardar secreto y abstenerse de declarar.
A diferencia del artículo 177 del CPPSF donde se contempla la facultad de no declarar, aquí la
norma regula ciertos casos en los que el sujeto no puede declarar y califica su testimonio como
inadmisible. Por este artículo se veda la incorporación de declaraciones testimoniales
provenientes de ciertas personas que adquirieron conocimiento a través de su oficio estado,
profesión, empleo o arte. Se entiende por secreto todo aquello que un individuo pretende que
permanezca fuera del conocimiento de un número indeterminado de personas, mediando un

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
140

interés del titular en mantenerlo de ese modo, y se extiende a todo lo que ataña a la persona,
como inventos, producciones, etc.
Si el interesado exime al testigo del deber de guardar silencio, éste podrá declarar
tranquilamente.

Criterio judicial:
La parte que considerara errónea la invocación del testigo respecto a la facultad de abstenerse
o la reserva del secreto, podrá solicitar al Tribunal que ordene su declaración.
Incomunicación de los testigos.

Incomunicación de los testigos:


Surge del artículo 180 del CPPSF que antes de declarar, los testigos no podrán comunicarse entre
sí ni con otras personas. No podrán presenciar el debate, salvo que se considere imprescindible,
y después de declarar, se podrá disponer su permanencia en la antesala.

Peritos o prueba pericial:

Posiblemente, dice Baclini, el Capitulo IV del Titulo II del Libro II del CPPSF que regula a los
peritos, sea uno de los menos logrados del CPPSF. Veremos que la terminología a la que apela
no es la que de mejor manera se ajusta al modelo procesal acusatorio; no atiende a los muchos
e importantes problemas que la prueba pericial enfrenta en la actualidad y, en general, no
establecen elementos normativos para configurar un uso adecuado y racional de la prueba de
expertos.
Este tipo de evidencia es la que aporta información experta sobre la interpretación de
determinados hechos del caso que se encuentran fuera del alcance del tribunal.
Se entiende por pericia el saber, practica, experiencia y habilidad en una ciencia o arte. Es aquel
medio de prueba en virtud del cual personas ajenas a los restantes sujetos del proceso, a raíz de
un específico encargo judicial y fundado en los conocimientos científicos, artísticos o técnicos
que poseen, comunican al juez las comprobaciones, opiniones o deducciones extraídas de los
hechos sometidos a su dictamen. Está destinada a establecer o garantizar la existencia o valor
de una prueba que no se puede advertir o apreciar con seguridad mediante la observación y
conocimientos comunes.

Procedencia de la prueba pericial:


El artículo 182 del CPPSF dispone que el Tribunal podrá ordenar el examen pericial a pedido de
parte, cuando fuera pertinente para conocer o valorar algún hecho o circunstancia relativa a la
causa, y fuese necesario o conveniente poseer conocimientos especializados en determinado
arte, ciencia o técnica. El Tribunal determinará, en consecuencia, los puntos sobre los cuales a
de versar la pericia.
El examen pericial es el medio probatorio con el cual se intenta obtener en el proceso un
dictamen fundado en especiales conocimientos científicos, técnicos o artísticos, útil para
conocer o valorar algún hecho o circunstancia relativa a la causa.
La lógica de este medio de prueba, dicen Baclini y Schiappa Pietra, recae en la afirmación que el
Tribunal es experto e idóneo en derecho, pero no puede conocer o saber de todo cuando se
trata de conocimiento vinculado a otra ciencia, arte o técnica que exija conocimientos especiales
(es decir que el juez no tiene por qué saber sobre mecánica, medicina, etc.).
Las partes no pueden quedar excluidas de controlar el ingreso del elemento probatorio
descubierto por la pericia, ni de la valoración de su eficacia conviccional.
La fuerza probatoria del dictamen pericial será estimada por el juez teniendo en cuenta la
competencia del perito, los principios científicos o técnicos en los que se funda y la concordancia
de su aplicación las reglas de la sana crítica.
Es el Tribunal quien dispone la realización de una pericia. Su decisión es facultativa ya que el

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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artículo usa el verbo “podrá”. No puede hacerlo el tribunal de oficio, sino a pedido de parte.
Cuando el hecho o circunstancia no requiere conocimientos especiales no resulta procedente
su ordenamiento. Esto pasa en diversas circunstancias:

▪ Cuando se trata de hechos que para su realización sólo exigen una comprobación
material que puede ser llevada a cabo por cualquier persona; como verificar si las llaves
secuestradas abren la puerta del lugar o del vehículo.
▪ Los temas jurídicos no pueden ser sometidos a examen pericial, debido a que hacen a
la idoneidad y capacidad misma que se le exige al tribunal para cumplir su rol.
▪ Cuando la prueba del hecho no dependa del conocimiento especial, sino que puede ser
accesible a una persona de aptitudes medias tomando como parámetro la cultura normal y
general. Es decir que no puede ordenarse una pericia sobre hechos que son de común
conocimiento por la sociedad.

El perito debe comparecer en la audiencia y someterse a las reglas de examen y contra examen.

Calidad habilitante:
Conforme el artículo 183 del CPPSF, los peritos deberán tener título de tales en la materia sobre
la que han de expedirse, siempre que la profesión, arte o técnica, estuvieran reglamentados. De
existir peritos oficiales, la designación recaerá en los que correspondan; en caso contrario, entre
los funcionarios públicos, que en razón de su título profesional o de su competencia se
encuentren habilitados para emitir dictamen acerca del hecho o circunstancia que se quiera
establecer. En su defecto, si no los hubiera, y no mediando acuerdo de partes, deberá designarse
a persona de idoneidad manifiesta.
Deben contar con título habilitante, expedido por autoridad competente, deben ser mayores de
edad, ser mentalmente sanos, contar con matriculación y figurar en la lista de profesionales
habilitados para realizar pericias.

Obligatoriedad del cargo:


El CPPSF dispone que quien es designado como perito tendrá el deber de aceptar y desempeñar
fielmente el cargo, salvo que tuviera un grave impedimento. En este caso deberá ponerlo en
conocimiento del Tribunal al ser notificado de la designación. Los peritos no oficiales aceptarán
el cargo bajo juramento.

▪ Deber de aceptar el cargo: el perito debe aceptar el cargo para el cual fue propuesto;
se contempla como única excepción el supuesto de grave impedimento, es decir, cuando haya
incompatibilidad o causal de inhibición.
▪ Deber de comparecer: si bien no surge expresamente de la norma, el perito tiene el
deber de comparecer, si no lo hiciera podrá ser trasladado por medio de la fuerza pública,
además de incurrir en la figura del artículo 243 del CP.
▪ Deber de desempeñar fielmente el cargo: consiste en actuar con sometimiento a las
directivas que le imparta el fiscal o tribunal, expedirse con responsabilidad.
▪ Juramento: en la parte final de la norma, se establece como requisito el juramento para
todos los peritos.
▪ Deber de reserva: el perito debe guardar reserva de su actuación, de lo contrario podrá
incurrir en el delito de violación de secreto profesional previsto en el artículo 156 del CP.

Incapacidad e incompatibilidad:
Según el artículo 185 del CPPSF no podrán ser peritos los menores de edad, los insanos, los que
puedan abstenerse de declarar como testigos y los inhabilitados.
La situación de incapacidad puede ser definitiva o temporaria. La enumeración es meramente
enunciativa, ya que pueden caber otros supuestos como el ciego para una pericia caligráfica.

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Inhibición y recusación:
Esta cuestión es regulada por el artículo 186 del CPPSF. Según dicha norma, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo anterior son causas legales de inhibición y recusación de los peritos, las
enumeradas en el artículo 68 (inhibición y recusación del juez). La parte que recusara a un perito
deberá hacerlo por escrito dentro del plazo de tres días desde la notificación de la designación,
expresando, bajo apercibimiento de inadmisibilidad, la causa de la recusación y la prueba que
ofreciera. El incidente será resuelto luego de producida la prueba si la hubiera y oído el
interesado.

Peritos y asesores de parte:


Antes de comenzar las operaciones periciales, se comunicará a las partes la orden de practicar
la pericia. Dentro del plazo de tres días, cualquiera de ellas podrá proponer otro perito para que
dictamine conjuntamente con el ya designado. Podrán proponer fundadamente puntos de
pericia y objetar los admitidos o propuestos por otras. Cuando alguna de las partes considere
necesario ser asistida por un asesor en una ciencia, arte o técnica podrá designarlo, haciéndolo
saber al Juez o Tribunal. El asesor técnico podrá presenciar las operaciones técnicas o periciales
y hacer observaciones durante su transcurso, de las que se dejará constancia, aunque no emitirá
dictamen. En las audiencias el asesor podrá acompañar a la parte con quien colabora, auxiliarla
en los actos propios de su función e interrogar directamente, pero sólo a los peritos, traductores
o intérpretes. Bajo la dirección de la parte a la que asiste podrá concluir sobre la prueba pericial.
Esto quiere decir que las partes están facultadas para controlar la prueba. Sin embargo, la
designación del perito no es obligatoria.
La parte puede designar un asesor técnico, cuya función será presenciar las operaciones técnicas
o periciales que realice el perito designado por el Tribunal. La norma no establece límites en
cuanto a la cantidad de peritos o asesores propuestos por las partes. Los honorarios de los
peritos de parte y asesores deben ser soportados por dicha parte. Los peritos oficiales tienen
remuneración ya establecida a cargo del estado.

Ejecución:
El artículo 188 del CPPSF dispone que el tribunal resolverá todas las cuestiones que se planteen.
Los peritos practicarán juntos el examen, siempre que sea posible; las partes y sus asesores
técnicos podrán asistir a él y solicitar las aclaraciones pertinentes, debiendo retirarse cuando los
peritos comiencen la deliberación. Si algún perito, por negligencia o causa grave no concurre a
realizar las operaciones periciales dentro del plazo otorgado, se ordenará su sustitución.

Dictamen pericial:
El dictamen será fundado y contendrá una relación detallada, clara y precisa: de las operaciones
practicadas y sus resultados, las observaciones de las partes o de sus asesores técnicos y las
conclusiones que se formulen respecto de cada tema estudiado. Los peritos podrán dictaminar
por separado cuando exista disparidad de opiniones entre ellos. El dictamen se presentará por
escrito, firmado y fechado, sin perjuicio del informe oral en las audiencias.
Hay que distinguir pericia, que se refiere a la labor del perito, de dictamen pericial, que es
utilizado para aludir a la opinión del perito, la explicación detallada de las operaciones técnicas
realizadas. El término peritaje engloba tanto el trabajo que es realizado por el perito para emitir
su opinión y el dictamen mismo.
El peritaje debe ser fundado para posibilitar el debido contralor y eventual oposición. Carece de
eficacia probatoria el dictamen en el que las conclusiones son breves y categóricas sin
explicaciones de sustento.
El perito debe ser totalmente veraz en su informe. El dictamen no obliga al tribunal. Aunque
para fundar su decisión, ya sea a favor o en contra del dictamen, no puede apartarse del
dictamen del perito, ya que no tiene los conocimientos requeridos. Es decir que el dictamen

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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pericial no obliga al juez, quien debe someter dicho elemento del juicio a su consideración, a la
luz de las reglas de la sana crítica racional.

Peritos nuevos:
Según el artículo 190 del CPPSF cuando los informes sean dudosos, insuficientes o
contradictorios, a pedido de parte el Tribunal podrá nombrar uno o más peritos nuevos, según
la importancia del caso, para que lo examinen y amplíen o, si es factible y necesario, realicen
otra vez la pericia.
La norma consagra la posibilidad que el dictamen pericial emitido sea reexaminado y ampliado
o se realice una nueva pericia. La nueva pericia deberá estar a cargo de nuevos peritos.
El precepto menciona el término informe como equivalente al de dictamen y prevé tres
posibilidades, en caso de que el mismo resulte dudoso, insuficiente o contradictorio:

▪ Que se practique una nueva pericia.


▪ Que se amplíe la ya realizada.
▪ Se examine la misma.

Las pautas a tener en cuenta para ordenar la ampliación, revisión o nueva concreción de la
pericia son muy discrecionales ya que el artículo refiere a la importancia del caso, con lo cual
queda librado a la voluntad de quien tenga la facultad decisoria de hacer lugar o no al
peticionario.

Auxilio judicial:
Según el artículo 191 del CPPSF se podrá ordenar la presentación o el secuestro de cosas y
documentos, y la comparecencia de personas, si es necesario para llevar a cabo las operaciones
periciales. También se podrá requerir al imputado y a otras personas que confeccionen un
cuerpo de escritura, graben su voz o lleven a cabo operaciones semejantes. Cuando la operación
sólo pueda ser ejecutada voluntariamente por la persona requerida y ella rehúse colaborar, se
dejará constancia de su negativa y se dispondrá lo necesario para suplir esa falta de
colaboración.

Traductores e intérpretes:
En lo relativo a traductores e intérpretes, regirán analógicamente las disposiciones precedentes.
No obstante tratarlos en forma conjunto el CPPSF distingue a los traductores de los intérpretes.
Los interpretes son aquellas personas capacitadas para comunicarse mediante idioma, señas y
aun gestos, que no son los utilizados en el ámbito nacional o local.
Mientras tanto el traductor es la persona que vierte al idioma nacional los documentos
expresados en el idioma extranjero.

Instituciones:
Cuando el peritaje se encomiende a una institución científica o técnica y en las operaciones
deban intervenir distintos peritos o equipos de trabajo, se podrá elaborar un único informe bajo
la responsabilidad de quien dirija los trabajos conjuntos, debiendo el mismo ser suscripto por
todos los intervinientes.

Reconocimientos y careos:

Se trata del Capítulo V del Título II del Libro II del CPPSF. Se regulan los reconocimientos y careos.
En cuanto a los reconocimientos podrán ser de personas o de cosas y los primeros a su vez, en
línea o por fotografía.
Es una actividad propia de la IPP en donde los investigadores (fiscales o policías) solicitan a un

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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testigo de un hecho que indique si las personas u objetos que se exhiben son los mismos que
tuvo oportunidad de percibir en un hecho anterior, respecto del cual da testimonio.

Reconocimiento de personas:
Según el artículo 194 del CPPSF podrá ordenarse que se practique el reconocimiento de una
persona para identificarla o establecer que quien la menciona o alude, efectivamente la conoce
o la ha visto.
Este medio de prueba es mayoritariamente aceptado como definitivo e irreproducible, ya que
una vez realizado, cualquiera sea su resultado, no puede volver a repetirse en las mismas
condiciones.
Es un acto formal en virtud del cual se intenta conocer la identidad de una persona mediante la
intervención de otra, quien al verla entre varias afirma (o niega) conocerla o haberla visto en
determinadas circunstancias. Para ser válido debe ser ordenado por el Fiscal, con notificación a
la defensa, y al querellante si lo hubiera, a fin de que ejerciten sus facultades.
Cabe tener en cuenta que la identificación no solo puede ser del imputado, sino también de
cualquier otra persona que de algún modo esté vinculado al proceso.
Procede cuando sea necesario obtener la identificación normal de una persona, la cual puede
estar controvertida o ser ignorada. También cuando se tengan dudadas respecto a la identidad
física de un sujeto, esto es a los fines de establecer si el individuo de que se tiene por tal es el
mismo que se encuentra en el proceso. Por último, es procedente para controlar la veracidad
de quien dice haber visto a una persona, pero la credibilidad de sus dichos puede parecer
dudosa.

Interrogatorio previo:
Antes del reconocimiento, y previo juramento o promesa de decir verdad, a excepción del
imputado, quien haya de practicarlo será interrogado para que describa a la persona de que se
trata, y para que diga si la conoce o si con anterioridad la ha visto personalmente o en imagen.
Este acto previo deberá realizarse observando cuidado, respeto y contención de la víctima o el
testigo, prohibiéndose los comentarios o exigencias que impliquen alguna turbación o presión
hacia el observador; asimismo, se pondrán a disposición de los mismos todas las medidas que
la legislación establece en materia de protección de víctimas y testigos.

Rueda de reconocimiento:
Según el artículo 196 del CPPSF después del interrogatorio se compondrá una fila de personas
con otras tres o más que tengan semejanzas exteriores con la que debe ser reconocida, y ésta
elegirá su colocación entre aquellas.
Si se procurara individualizar a una persona a la que se indica como perteneciente a un grupo
determinado en cuanto a la identidad de sus componentes, podrán formarse filas de no menos
de cuatro integrantes sólo con los componentes de ese grupo.
En uno u otro caso, quienes fueran objeto de la diligencia, no podrán negarse a su realización y
deberán comparecer, en cuanto fuera posible, en las mismas condiciones en que pudieron ser
vistos por quien practicará el reconocimiento, a cuyo fin se les impedirá que recurran a cualquier
alteración en el físico o la vestimenta.
En presencia de la fila o desde un punto en que no pueda ser visto, según se estimara oportuno,
el deponente manifestará si allí se encuentra la persona a la que haya hecho referencia,
invitándoselo a que, en caso afirmativo, la designe clara y precisamente.
La diligencia se hará constar en acta, donde se consignarán todas las circunstancias útiles,
incluso el nombre y domicilio de los que hubieran formado la fila, salvo que se practicara durante
el debate.
En caso de que se disponga de otros medios técnicos de registración del acto, los mismos podrán
ser utilizados de modo complementario. Podrá también realizarse, de modo indistinto, el
reconocimiento de una persona en los términos del artículo 198 de este Código.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
145

Los integrantes de la fila pueden ser personas detenidas o ciudadanos en general. Se busca
sujetos con semejanzas para reforzar la garantía contra la sugestión. No resulta lógico que dos
o más personas con semejanzas que tornen casi imposible la distinción formen parte de la fila
(hermanos gemelos). El imputado debe comparecer en las mismas formas en las que fue visto.
Ya hemos visto y es sabido que el imputado no puede ser obligado a declarar, como ya se vio.
Pero si el imputado porta la evidencia en su cuerpo (tatuajes, color de pelo, nariz, etc.) ¿puede
ser obligado a someterse a un reconocimiento? La mayoría de la doctrina sostiene que puede
hacerse por la fuerza. Puede ser obligado el imputado cuando opere como objeto de prueba.
Debe haber una escasa injerencia (por ejemplo, sacarle un pelo a una persona). Aquí el imputado
actúa como objeto de prueba.

Pluralidad de reconocimientos:
Cuando varias personas deban reconocer a una, cada reconocimiento se practicará
separadamente sin que aquéllas se comuniquen entre sí, pero en la Investigación Penal
Preparatoria podrá labrarse una sola acta.
Cuando fueran varias las personas a las que una deba identificar, el reconocimiento de todas
podrá efectuarse en un solo acto.

Reconocimiento por fotografía:


Según el artículo 194 del CPPSF podrá también realizarse el reconocimiento de una persona
mediante la utilización de fotografías o video-imágenes de la persona a reconocer. En ese caso,
el número de personas a ser exhibidas no podrá ser inferior a siete, observándose en lo demás,
las reglas del artículo 196.
El reconocimiento por fotografía opera en forma subsidiaria del reconocimiento en rueda de
personas, de lo contrario es nulo. Un ejemplo de supuesto donde haya imposibilidad de realizar
el reconocimiento en rueda de personas sería si el imputado se encuentra prófugo, esté
enfermo, o haya sufrido una modificación sustancial en su físico (se operó la nariz).
Por otro lado, el artículo 199 del CPPSF dispone que las autoridades prevencionales se
abstendrán de practicar reconocimiento o exhibiciones fotográficas respecto a personas sobre
las que existan sospechas; en este caso, si la misma no pudiere ser habida, a través de la oficina
técnica respectiva se elaborará un cuadernillo de fotos que será remitido al Fiscal para que, en
su caso, proceda según el Artículo 194.
Dispone el artículo 200 del CPPSF que el preventor podrá mostrar a las víctimas o testigos
álbumes de personas cuando se procure la individualización de personas desconocidas o sobre
las que no existan sospechas, de la siguiente manera:

▪ La diligencia deberá cumplimentarse con las formalidades establecidas en este capítulo.


El acta además contendrá lugar, fecha y hora, identificación de la persona que intervenga, la
individualización y conformación de los álbumes mostrados, las precisas palabras de quien
practica la medida y cualquier circunstancia útil.
▪ Si la exhibición fotográfica brindare resultados positivos se remitirá al Fiscal, junto al
acta respectiva, una copia de la fotografía señalada y, al menos, de otras cuatro inmediatas que
compongan el álbum correspondiente.
▪ Será considerada falta grave, cualquier señalización de fotografías y exhibición
deliberada y en fraude a la ley por el preventor.

Cabe tener en cuenta que el policía lo que puede hacer es la exhibición, pero no el
reconocimiento. El policía no puede señalar (como preguntando ¿era este?). El reconocimiento
lo hace el fiscal.

Otras medidas de reconocimiento:


Según el artículo 201 del CPPSF cuando el que haya de practicar la medida manifestara que

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
146

desconoce la fisonomía de la persona a reconocerse, por imposibilidad física, visual o cualquier


motivo distinto, pero que posee otros datos útiles, como la voz, marcas, señas u otras
circunstancias particulares para su individualización, se procederá en cada caso a arbitrar la
forma de realizarse el acto, respetándose en lo posible las pautas precedentes.
Reconocimiento de cosas

Reconocimiento de cosas:
Antes del reconocimiento de una cosa, se invitará a la persona que deba verificarlo, a que la
describa. En lo demás y en cuanto fuera posible, regirán las reglas que anteceden.
Esto significa que se procederá a exhibirle al sujeto la cosa a reconocer junto con otras tres de
semejantes características. Si embargo, la exhibición simultanea con otras semejantes se
efectuara en cuanto fuera posible, lo que puede obedecer a las particularidades de las cosas y
la imposibilidad de obtener otras similares.

Careo:
Nuestro CPPSF, en su artículo 203 se refiere a la procedencia del careo, y dispone que podrá
ordenarse el careo de personas que en sus declaraciones hubieran discrepado sobre hechos o
circunstancias importantes, pero el imputado no será obligado a carearse. Para que no sea
invalidado, en el careo del imputado deberán observarse los requisitos previstos para su
declaración.
Es un medio de prueba que consiste en la confrontación entre dos personas que depusieron en
forma contradictoria en relación a los hechos o circunstancias relevantes al objeto del proceso,
con la finalidad de que aclaren puntos contradictorios.
Se discute si su finalidad es el descubrimiento de la verdad, o el esclarecimiento de la
contradicción existente entre dos versiones, es decir averiguar las razones por las que no existe
coincidencia sobre los hechos.
Se lleva a cabo en la IPP y compete al fiscal, y en el debate la decisión es del Tribunal mediando
pedido de parte. Comprende a los testigos y a los imputados. Pero los imputados no pueden ser
obligados a realizar el acto.

Forma del careo:


según el artículo 204 del CPPSF el careo se verificará entre dos personas. Para efectuarlo se
leerán, en lo pertinente, las declaraciones que se reputen contradictorias. Se llamará la atención
a los careados sobre las discrepancias a fin de que se reconvengan o traten de ponerse de
acuerdo.

Medios extraordinarios de prueba:

Esta cuestión está regulada por la ley 27319, cuyo primer articulo dispone que tiene por objeto
brindar a las fuerzas policiales y de seguridad, al Ministerio Público Fiscal y al Poder Judicial las
herramientas y facultades necesarias para ser aplicadas a la investigación, prevención y lucha
de los delitos complejos, regulando las figuras del agente encubierto, el agente revelador, el
informante, la entrega vigilada y prórroga de jurisdicción.
Su aplicación deberá regirse por principios de necesidad, razonabilidad y proporcionalidad.
Se dispone además que la ley es de orden público y complementaria de las disposiciones del
Código Penal de la Nación.
Las siguientes técnicas especiales de investigación serán procedentes en los siguientes casos:

▪ Delitos de producción, tráfico, transporte, siembra, almacenamiento y comercialización


de estupefacientes, precursores químicos o materias primas para su producción o fabricación
previstos en la ley 23.737 o la que en el futuro la reemplace, y la organización y financiación de
dichos delitos.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
147

▪ Delitos previstos en la sección XII, título I del Código Aduanero.


▪ Todos los casos en que sea aplicable el artículo 41 quinquies del Código Penal.
▪ Delitos previstos en los artículos 125, 125 bis, 126, 127 y 128 del Código Penal.
▪ Delitos previstos en los artículos 142 bis, 142 ter y 170 del Código Penal.
▪ Delitos previstos en los artículos 145 bis y ter del Código Penal.
▪ Delitos cometidos por asociaciones ilícitas, artículos 210 y 210 bis del Código Penal.
▪ Delitos previstos en el libro segundo, título XIII del Código Penal.

Los fines para los cuales fue consagrada la cuestionada figura son impedir la consumación de
delitos, lograr la individualización o detención de los autores, partícipes o encubridores, u
obtener y asegurar los medios de prueba necesarios.
Se recurre al agente encubierto como último recurso judicial disponible, es decir, se emplea sólo
en casos donde no se pueda investigar de otra manera, de modo que se trata de un mecanismo
estrictamente excepcional.
Como no puede ser de otra manera, se exige que haya conformidad entre el orden jurídico y la
actividad del agente encubierto, y que éste actúe dentro de los estrictos principios reguladores
del Estado de Derecho.
Mucho se discutió, y se discute, sobre si su implementación viola las garantías constitucionales
protegidas en el artículo 18 de la Constitución Nacional.
Una postura fue ensayada en el fallo "Fiscal v. Fernández", donde la Corte Suprema se pronunció
en el sentido de " que el empleo de un agente encubierto para la averiguación de los delitos no
es por sí mismo contrario a las garantías constitucionales ".
Pero este mismo fallo condiciona esa constitucionalidad imponiendo límites precisos a su
actuación encubierta: el comportamiento de ese agente debe mantenerse dentro de los
principios del Estado de Derecho, y el agente encubierto no debe involucrarse de tal manera
que hubiese creado o instigado la ofensa criminal en la cabeza del delincuente, ya que, de lo
contrario, su comportamiento estaría determinando la voluntad del otro, tornándose un
verdadero “agente provocador o instigador”.

Agente encubierto y agente revelador:

Agente encubierto:
Será considerado agente encubierto todo aquel funcionario de las fuerzas de seguridad
autorizado, altamente calificado, que presta su consentimiento y ocultando su identidad, se
infiltra o introduce en las organizaciones criminales o asociaciones delictivas, con el fin de
identificar o detener a los autores, partícipes o encubridores, de impedir la consumación de un
delito, o para reunir información y elementos de prueba necesarios para la investigación, con
autorización judicial.
Dispuesta la actuación por el juez, de oficio o a pedido del Ministerio Público Fiscal, su
designación y la instrumentación necesaria para su protección estará a cargo del Ministerio de
Seguridad de la Nación, con control judicial. El Ministerio de Seguridad tendrá a su cargo la
selección y capacitación del personal destinado a cumplir tales funciones. Los miembros de las
fuerzas de seguridad o policiales designados no podrán tener antecedentes penales.

Agente revelador:
Será considerado agente revelador todo aquel agente de las fuerzas de seguridad o policiales
designado a fin de simular interés y/o ejecutar el transporte, compra o consumo, para sí o para
terceros de dinero, bienes, personas, servicios, armas, estupefacientes o sustancias
psicotrópicas, o participar de cualquier otra actividad de un grupo criminal, con la finalidad de
identificar a las personas implicadas en un delito, detenerlas, incautar los bienes, liberar a las
víctimas o de recolectar material probatorio que sirva para el esclarecimiento de los hechos

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
148

ilícitos. En tal sentido, el accionar del agente revelador no es de ejecución continuada ni se


perpetúa en el tiempo, por lo tanto, no está destinado a infiltrarse dentro de las organizaciones
criminales como parte de ellas.
El juez, de oficio o a pedido del Ministerio Público Fiscal, podrá disponer que agentes de las
fuerzas policiales y de seguridad en actividad lleven a cabo las tareas necesarias a fin de revelar
alguna de las conductas previstas en la presente ley, actuando como agentes reveladores.
Con tal fin tendrá a su cargo la designación del agente revelador y la instrumentación necesaria
para su actuación.

Regulaciones comunes:
La información que el agente encubierto y el agente revelador vayan logrando, será puesta de
inmediato en conocimiento del juez y del representante del Ministerio Público Fiscal
interviniente en la forma que resultare más conveniente para posibilitar el cumplimiento de su
tarea y evitar la revelación de su función e identidad.
El agente encubierto y el agente revelador serán convocados al juicio únicamente cuando su
testimonio resultare absolutamente imprescindible. Cuando la declaración significare un riesgo
para su integridad o la de otras personas, o cuando frustrare una intervención ulterior, se
emplearán los recursos técnicos necesarios para impedir que pueda identificarse al declarante
por su voz o su rostro. La declaración prestada en estas condiciones no constituirá prueba
dirimente para la condena del acusado, y deberá valorarse con especial cautela por el tribunal
interviniente.
No será punible el agente encubierto o el agente revelador que, como consecuencia necesaria
del desarrollo de la actuación encomendada, se hubiese visto compelido a incurrir en un delito,
siempre que éste no implique poner en peligro cierto la vida o la integridad psíquica o física de
una persona o la imposición de un grave sufrimiento físico o moral a otro.
Cuando el agente encubierto o el agente revelador hubiesen resultado imputados en un
proceso, harán saber confidencialmente su carácter al juez interviniente, quien en forma
reservada recabará la pertinente información a la autoridad que corresponda. Si el caso
correspondiere a las previsiones del artículo anterior, el juez lo resolverá sin develar la verdadera
identidad del imputado.
Ningún integrante de las fuerzas de seguridad o policiales podrá ser obligado a actuar como
agente encubierto ni como agente revelador. La negativa a hacerlo no será tenida como
antecedente desfavorable para ningún efecto.
Cuando peligre la seguridad de la persona que haya actuado como agente encubierto o agente
revelador por haberse develado su verdadera identidad, ésta tendrá derecho a optar entre
permanecer activo o pasar a retiro, cualquiera fuese la cantidad de años de servicio que tuviera.
En este último caso se le reconocerá un haber de retiro igual al que le corresponda a quien tenga
dos grados de escalafón mayor por el que cumpliera su función.
Deberán adoptarse, de ser necesarias, las medidas de protección adecuadas, con los alcances
previstos en la legislación aplicable en materia de protección a testigos e imputados.
La adopción de las disposiciones contenidas en la presente ley deberá estar supeditada a un
examen de razonabilidad, con criterio restrictivo, en el que el juez deberá evaluar la
imposibilidad de utilizar una medida más idónea para esclarecer los hechos que motivan la
investigación o el paradero de los autores, partícipes o encubridores.

Informante:

Tendrá carácter de informante aquella persona que, bajo reserva de identidad, a cambio de un
beneficio económico, aporte a las fuerzas de seguridad, policiales u otros organismos
encargados de la investigación de hechos ilícitos, datos, informes, testimonios, documentación
o cualquier otro elemento o referencia pertinente y útil que permita iniciar o guiar la
investigación para la detección de individuos u organizaciones dedicados a la planificación,

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
149

preparación, comisión, apoyo o financiamiento de los delitos contemplados en la presente ley.


El informante no será considerado agente del Estado. Debe ser notificado de que colaborará en
la investigación en ese carácter y se le garantizará que su identidad será mantenida en estricta
reserva.
El Ministerio de Seguridad de la Nación dictará las disposiciones necesarias a fin de reglamentar
las cuestiones atinentes a la procedencia y forma de contraprestación económica.
No será admisible la información aportada por el informante si éste vulnera la prohibición de
denunciar establecida en el artículo 178 del Código Procesal Penal de la Nación.
De ser necesario, deberán adoptarse las medidas de protección adecuadas para salvaguardar la
vida y la integridad física del informante y su familia.

Entrega vigilada:

El juez, de oficio o a pedido del Ministerio Público Fiscal, en audiencia unilateral, podrá autorizar
que se postergue la detención de personas o secuestro de bienes cuando estime que la
ejecución inmediata de dichas medidas puede comprometer el éxito de la investigación.
El juez podrá incluso suspender la interceptación en territorio argentino de una remesa ilícita y
permitir que entren, circulen o salgan del territorio nacional, sin interferencia de la autoridad
competente y bajo su control y vigilancia, con el fin de identificar a los partícipes, reunir
información y elementos de convicción necesarios para la investigación siempre y cuando
tuviere la seguridad de que será vigilada por las autoridades judiciales del país de destino. Esta
medida deberá disponerse por resolución fundada.
El juez podrá disponer en cualquier momento, la suspensión de la entrega vigilada y ordenar la
detención de los partícipes y el secuestro de los elementos vinculados al delito, si las diligencias
pusieren en peligro la vida o integridad de las personas o la aprehensión posterior de los
partícipes del delito sin perjuicio de que, si surgiere ese peligro durante las diligencias, los
funcionarios públicos encargados de la entrega vigilada apliquen las normas de detención
establecidas para el caso de flagrancia.

Sanciones:

El funcionario o empleado público que indebidamente revelare la real o nueva identidad de un


agente encubierto, de un agente revelador o de un informante, si no configurare una conducta
más severamente penada, será reprimido con prisión de cuatro a ocho años, multa equivalente
en pesos al valor de seis unidades fijas a ochenta y cinco unidades fijas e inhabilitación absoluta
perpetua.
El funcionario o empleado público que, por imprudencia, negligencia o inobservancia de los
deberes a su cargo, permitiere o diere ocasión a que otro conozca dicha información, será
sancionado con prisión de uno a tres años, multa equivalente en pesos al valor de cuatro
unidades fijas a sesenta unidades fijas e inhabilitación especial de tres a diez años.
A los efectos de la presente ley, una unidad fija equivale a un salario mínimo, vital y móvil
actualizado al momento de la sentencia.

Confesión del imputado:

Los códigos inquisitivos regulaban la confesión del imputado como medio de prueba. Pero ello
no es propio de un sistema acusatorio, donde tiene que ser entendido como medio de defensa.
La confesión del imputado como medio de prueba se obtiene de las manifestaciones que este
hubiere prestado ante la autoridad.
Ya vimos que en el proceso penal el imputado puede colaborar como órgano de prueba o como
objeto de prueba. El primer supuesto se configura cuando su aporte probatorio esta viabilizado
por cualquier tipo de manifestación. Mientras que el segundo se da cuando el aporte está

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
150

constituido por su propia persona física, como portador de señas o rastros particulares que
puedan contribuir a la averiguación del delito. En este caso puede ser obligado coactivamente
al acto que se requiera para verificar dichos extremos, como por ejemplo la inspección corporal
o mental y el reconocimiento en rueda de personas. Pero no está obligado a realizar
manifestación algún, en virtud de la garantía constitucional consagrada en el artículo 18 de la
CN.
Por lo tanto, la confesión se muestra como la decisión voluntaria, que implica no solo haber
optado por manifestarse sino también de hacerlo en su contra. El único que puede ser órgano
de confesión como medio de prueba es el Imputado. De esta manera, son requisitos para su
validez:

▪ Ante un juez: ella debe darse ante el juez que entiende en la causa.
▪ Personal: pues debe prestarla personalmente el imputado.
▪ Voluntaria: los dichos confesorios deben ser prestados voluntarios; ello deviene
directamente de la garantía constitucional según la cual nadie puede ser obligado a declarar en
su contra. De esta manera, la manifestación debe ser plenamente voluntaria y consciente. De
modo que no puede emplearse ningún medio de coacción física ni psicológica para obtenerla,
caso contraria será prueba inválida por ilegítima.
▪ Referirse a hechos: la confesión debe tener por objeto hechos, por lo que carecen de
validez todos los juicios de valor que exprese el imputado en su declaración.
▪ Expresa: está vedado el empleo de cualquier medio de prueba que solo arroje como
efecto una fijación ficticia de los hechos, como ser la confesión tacita, propia del proceso civil.
▪ Acto procesal válido: el acto procesal que la contiene debe ser válido, es decir, deben
cumplirse todos los requisitos formales.
Es menester que el confesante goce de salud mental al momento de prestar la confesión, pues
debe ser consciente de lo que manifiesta.

Confesión en sede judicial:

Este aspecto de la garantía en examen fue tratado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en uno de sus primeros pronunciamientos. En Mendoza, el procesado fue citado por el Fiscal a
absolver posiciones bajo juramento. Pese a su protesta el juez le ordeno a Mendoza prestar
declaración en esos términos, lo que dio lugar a un planteo de nulidad. La Corte hizo lugar a la
nulidad impetrada. Dijo así refiriéndose a la orden judicial de recibirle a Mendoza declaración
bajo juramento, que: ...este mandado judicial... es contrario al artículo 18 de la Constitución
Nacional que dice en una de sus cláusulas: nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo,
y que por consiguiente (la orden judicial) adolece de una nulidad absoluta.
Una cuestión similar se planteó en el caso Diario El Atlántico. Allí el director de ese diario fue
citado a una audiencia por un Juez de Menores, procediéndose a recibirle declaración bajo
juramento sobre su eventual responsabilidad en una publicación pretendidamente ilícita
relativa a un menor. Inmediatamente después de concluida la audiencia, el director del diario
fue condenado por el Juez de Menores a una pena de arresto de diez días, condena que se basó
principalmente en los dichos vertidos durante la audiencia. Agotadas las vías ordinarias, la
sentencia fue recurrida ante la Corte por la vía del recurso extraordinario. La Corte revoco. Con
cita de "Mendoza", el Alto Tribunal dijo que la garantía en examen había sido afecta-da, puesto
que: ...el juramento entraña, en verdad, una coacción moral que invalida los dichos expuestos
en esa forma, pues no hay duda de que exigir juramento al imputado a quien se va a interrogar,
constituye una manera de obligarle a declarar en su contra. Dicho fallo agrego que "la
declaración de quien es juzgado por delitos, faltas o contravenciones, debe emanar de la libre
voluntad del encausado, quien no debe verse siquiera enfrentado con un problema de
conciencia, cual sería colocarlo en la disyuntiva de faltar a su juramento o decir la verdad". La
Corte tuvo también oportunidad de reafirmar aspectos vinculados a esta garantía en el caso

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
151

Rodríguez Pamias.

Confesión en sede policial:

En la realidad actual la policía suele ser el primer órgano del estado que toma contacto con la
persona que es sospechada por su participación en un hecho que reviste apariencia de delito.
Este es quizá el momento en que el imputado está supeditado a una mayor vulnerabilidad de
sus derechos fundamentales.
Sobre este punto no puede dejarse de recordar que el CPPN prohíbe a los funcionarios de la
policía judicial o de las fuerzas de seguridad recibirle declaración al imputado; solo se les está
permitido dirigirle preguntas para contestar sobre su identidad.
En 1987 la SCJN al resolver el caso Francomano sostuvo que parece evidente que no se le puede
otorgar ningún valor auto incriminante a una confesión policial, rectificada ante el juez de la
causa, ni aun a título indiciario. La única excepción a este principio debe admitirse en aquellos
casos en donde los funcionarios policiales hubiesen observado estrictos requisitos encaminados
a asegurar la plena espontaneidad de las declaraciones del imputado. Ello ocurre, por ejemplo,
cuando el abogado defensor del acusado ha estado presente en el interrogatorio policial o, en
su defecto, cuando el MPF puede acreditar sin lugar a dudas que el procesado renunció
libremente a su derecho de contar con un letrado.
En principio, la confesión prestada en sede policial y luego rectificada, carece de todo valor
probatorio, aun indiciario. Salvo excepción hecha por la Corte en la causa Francomano.
De tal manera que el valor del interrogatorio depende de que el sujeto haya sido advertido
previamente, en cualquier lugar que fuere arrestado, sobre cuáles son sus derechos, de forma
que previo a cualquier tipo de expresión de su parte, conozca las garantías con las que cuenta y
en consecuencia lo que manifiesta sea voluntario y además consciente.

Coacción inherente:
En estas ocasiones el personal policial se ve tentado a interrogar al sospechado para poder hacer
eficaz su labor investigativa. El problema surge a la hora de compatibilizar la actividad del Estado
por medio del órgano policial con las garantías constitucionales que conforman el denominado
“debido proceso”, específicamente con la garantía que se manifiesta como prohibición de
declarar contra uno mismo. En consecuencia, se plantea el interrogante acerca de la
plausibilidad de indagar al imputado por parte del personal de policía, y en su caso, cuál es el
alcance probatorio que debe adjudicársele a las declaraciones así obtenidas teniendo siempre
en cuenta el sistema procesal acusatorio que rige en nuestra legislación en virtud de las
disposiciones de nuestra ley suprema.

Fallo Miranda vs. Arizona:


En 1964 Ernesto Miranda, un vagabundo de origen hispano a sus 23 años de edad fue detenido
y posteriormente llevado a la comisaría. Este fue identificado como aturo de un delito de
violación. Se llevó a cabo la interrogación respectiva, el acusado mantuvo su inocencia
durante muy poco tiempo, hasta que el interrogatorio policial funcionó y terminó
declarándose culpable. Un dato importante es que nunca se supo si se le informó de sus
derechos o si se le forzó de alguna manera para que se auto incriminara, lo que si se supo fue
que no se le informó sobre su derecho a un abogado.
Durante el juicio la principal prueba en contra de Miranda fue el texto escrito donde se auto
inculpaba, y así fue condenado.
El caso llegó alcanzar una gran notoriedad por lo que fue llevado a la Corte
Suprema de los Estados Unidos, aquí se llegó a un fallo que cambiaría la historia (Miranda v.
Arizona, 284 U.S 436 1966) implicando este la anulación de la sentencia original
declarándola inadmisible que se condenara a una persona sobre la base de sus dichos durante
el arresto y sin que previamente se le hubiere comunicado sus derechos constitucionales,

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
152

estos garantizados por la Quinta Enmienda, la cual es guardar silencio, que cualquier cosa
que manifestara podría ser utilizada en su contra y que tenía derecho a solicitar la
asistencia de un abogado.
Este fallo acordado por la corte estableció desde entonces un ritual prácticamente esencial el
cual es recitado por un policía para hacerle conocer sobre sus derechos a un detenido,
desde ese entonces se le conocería como “La enmienda Miranda” o las “Advertencias Miranda”.

Fallo Montenegro:
En los hechos una confesión obtenida en declaración prestada en sede policial bajo apremios
ilegales, sus dichos permitieron esclarecer un hecho ilícito que no había sido denunciado. Así se
ubicó un comercio de discos fonográficos cuya dueña admitió haber sido asaltada y despojada.
En el domicilio del acusado se comprobó que había allí guardados parte de los efectos robados,
entre ellos un anillo tipo alianza grabado-con iniciales y una fecha-, lo que concordaba con la
declaración de la damnificada.
En este caso la Corte hizo a un lado el criterio anterior según el cual se desconocía rango
constitucional a los casos en que se discutía la validez de las declaraciones espontáneas
prestadas en forma compulsiva. Montenegro había sido condenado por el delito de robo ante
los tribunales inferiores, habiendo constituido su confesión extrajudicial la base de las pruebas
en su contra. Las constancias de la causa eran plenamente demostrativas de los apremios a los
que aquél había sido sometido en dependencias policiales previo a su confesión. No obstante,
la Cámara consideró que la declaración prestada en tales condiciones constituía una grave
presunción en contra del imputado.
Interpuesto el recurso extraordinario la Alzada lo denegó. Montenegro recurrió en queja y la
Corte admitió el recurso afirmando que la discusión sobre la validez de una confesión
extrajudicial obtenida mediante apremios ilegales constituía una cuestión federal. En esta
oportunidad el Alto Tribunal sentenció la invalidez de las manifestaciones de Montenegro no
obstante su aptitud objetiva como prueba de cargo. Se argumentó entonces que el Estado no
puede constituirse en beneficiario de su propia actividad ilícita para conseguir el cumplimiento
eficaz de su función de averiguar la verdad respecto de la comisión de los delitos. Es decir, el fin
no puede justificar los medios.

Fallo Ruiz:
El 19 de marzo de 1983 Roque Arturo Ruiz fue detenido por una comisión de la Policía de la
Provincia de Buenos aires cuando asaltaba una farmacia junto con dos cómplices, movilizándose
en un taxímetro. A raíz de que los delincuentes comenzaron a disparar sus armas contra los
efectivos policiales, se originó un tiroteo que culminó con la muerte de uno de aquellos.
Al prestar declaración indagatoria ante el persona policial, Ruiz mencionó sus antecedentes
penales, que había salido en libertad condicional dos meses antes, y que en los días previos a su
detención había conocido a sus cómplices, Miguel y Acevedo, como así también que en la fecha
ya señalada se encontró con aquellos, y salieron en el taxímetro que conducía Miguel. Fue
entonces cuando con sus compañeros asaltaron a mano armada, con revólveres que estaban
dentro del vehículo, primero dos panaderías de la zona, en una de las cuales Acevedo efectuó
un disparo contra el comerciante, y, en seguida, la farmacia donde Ruiz fue detenido y murió
Acevedo.
Ruiz denuncia luego de la audiencia del artículo 41 del Código Penal que había sufrido apremios
ilegales durante su permanencia en la sede de la prevención, la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Sala VI solicitó, sin perjuicio del sumario que se había mandado
instruir, y conforme a lo pedido por la defensa, que se realizara un peritaje para determinar si
el acusado "presenta signos de haber padecido pasaje de corriente eléctrica alrededor del día
20 de marzo de 1983 en las zonas que el mismo indicará". Así, el cuerpo médico forense de la
justicia nacional dictaminó que existían "modificaciones distintas alteraciones arquitectónicas y
morfológicas en los distintos estratos epidérmicos y en la dermis correspondientes

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
153

conformando alteraciones histopatológicas, como se observan en los pasajes minizonales de


corriente eléctrica, en períodos residuales a la fecha de su aplicación".
En tales condiciones, por mayoría, el a quo confirmó el fallo apelado. El juez que votó en
disidencia entendió que el trámite en sede policial había violado las garantías del artículo 18 de
la Constitución Nacional, y que, conforme a la doctrina del caso "Montenegro" resuelto por la
Corte Suprema, debía descalificarse como elemento de cargo todo lo que hubiese llegado a
conocimiento de la justicia por medio de obtención ilícita por lo que votó porque se declarase
la nulidad de la prevención policial realizada en sede provincial, y la de todos los actos que se
hubiesen llevado a cabo en su consecuencia, y se absolviera al acusado.
Por su parte, los jueces que conformaron la mayoría, ponderaron que aunque no había duda de
que en base al peritaje médico podía ser declarada nula la manifestación efectuada ante la
prevención, resultaban inobjetables las restantes pruebas obtenidas en sede policial, de tal
suerte que mediante los reconocimientos de los testigos "más las probanzas existentes", se
encontraba acreditada la autoría y responsabilidad de Ruiz.
En el presente caso, los magistrados intervinientes coincidieron en descalificar como prueba de
cargo a la declaración prestada en sede policial, por entender que el procesado fue objeto de
apremios ilegales. Corresponde hacer notar, sin embargo, que el dictamen de los peritos que
dio sustento a tal apreciación no respondió adecuadamente a la solicitud del a quo, habida
cuenta de que no refirió -como se requiriera expresamente- si las lesiones que presentaba Ruiz
databan o no de la época de su detención en dependencias de la comisaría de monte grande, es
decir, de dos años y medio antes del examen. Ello, no obstante, corresponde recordar una vez
más que Ruiz fue condenado sin tener en cuenta aquélla declaración.
Descartados tales dichos, debe analizarse si los restantes medios pueden aún constituir
elementos suficiente para justificar el reproche, porque debe determinarse en qué medida la
ilegitimidad inicial del procedimiento afecta la validez de los actos subsiguientes, es decir, hasta
qué punto el vicio de origen expande sus efectos nulificantes. Para ello la regla es la exclusión
de cualquier medio probatorio obtenido por vías ilegitimas, pero teniendo en cuenta el concurso
de factores que pueden atenuar los efectos derivados de una aplicación automática e irracional
de aquélla.

Fallo Benítez:
Benítez fue acusado por lesiones graves con arma. El imputado, junto con otra persona, amenazó
con un arma de fuego al denunciante del hecho e intentó dispararle a éste, aunque no logró
atinarle, tras lo cual se generó un forcejeo durante el cual se produjo un disparo que lastimó
gravemente a la víctima.
Dicha circunstancia fue acreditada por la lectura de las declaraciones de la víctima, de un
testigo presencial y de los policías que intervinieron en el hecho, como así también por la lectura
de las pericias balísticas.
El imputado, durante el juicio, afirmó en su defensa que en realidad fue la supuesta víctima la
que lo apuntó a él y que él forcejeó y se produjo el disparo que lo terminó hiriendo; por otra
parte, adujo también que toda la instrucción se llevó a cabo sin que él –principal imputado-
tuviera intervención. Pese a estos planteos, el Tribunal lo condenó por el delito de lesiones
graves. Frente a ello, el imputado interpuso Recurso de casación, cuestionando la incorporación
dela prueba testimonial por lectura, con motivo de no haber sido hallados, tanto los testigos
como el damnificado, durante la etapa del debate, lo que coartaba la oportunidad a la defensa
de interrogarlos y así controlar la prueba. La Cámara confirmó el decisorio del Tribunal Oral.
La CSJN hace lugar a los planteos de la defensa y, si bien no cuestiona la incorporación por
lectura de los testimonios per se, sí cuestiona que toda la sentencia condenatoria se basara
exclusivamente en la misma, sin que el imputado haya podido controlar la prueba.

Fallo Cabral:
En el caso “Cabral” el Alto Tribunal expresó lo que los autores denominan la “teoría del dato”.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
154

Según esta doctrina la mera comunicación de un dato, en la medida en que no sea producto de
una coacción, no es un indicio que deba desecharse de la investigación penal, pues lo contrario
lleva a sostener que la regla según la cual los funcionarios de policía no pueden tomar
declaración que valga como prueba, impide a dichos funcionarios investigar las pistas que
pudieran surgir de esa comunicación.

LIBERTAD DEL IMPUTADO EN EL PROCESO PENAL:

En el sistema inquisitivo se necesita de la confesión del imputado, y por tanto necesita la


cercanía del mismo y por derivación se establece que el proceso sea más privativo, en donde la
prisión es la regla. En el sistema acusatorio se prescinde de la confesión del imputado y del
imputado en si en tanto a la obtención de la pruebas, por esto la regla es la libertad y la
excepción es la prisión preventiva.
En los códigos de tipo inquisitivos, se regula de manera separada la excarcelación, quiere decir
que primariamente estuvo encarcelado. La libertad esta coartada por la única razón de estar
bajo el procedimiento. En estos sistemas se dictaba la prisión preventiva, en libertad o
cumpliendo prisión.
En los sistemas acusatorios, el delincuente tiene asegurada su libertad de ante mano. Recién en
caso de peligrosidad procesal, se ve afectada la libertad, más una vez que entra, ya no sale. Se
ve afectada la libertad una vez que se ve puede denotar cierta peligrosidad procesal.
Hay quienes dicen que la constitución no fomenta, pero tolera la prisión preventiva al hablar de
afianzar la justicia.
Ahora, cabe preguntarse ¿es lo mismo una excarcelación que una cesación de la prisión
preventiva? Si bien la cesación de prisión preventiva y la excarcelación sean similares, no son lo
mismo. La cesación de prisión preventiva conlleva mayor tiempo y tiene como finalidad evitar
la desproporcionalidad de la pena; está vinculado con el principio de resolución del proceso en
un tiempo razonable – y el principio de proporcionalidad. En cambio, la excarcelación tiene que
ver con el arbitrio del juez en declarar la misma.

Medidas cautelares:

Las cautelas procesales están reguladas en el Título III del Libro II del CPPSF, podemos decir que
son una especie de coerción que se encuentra al servicio de la adecuada realización de los fines
del proceso penal y se materializa en la restricción de ciertos derechos – personales y/o
patrimoniales – de las personas durante el tiempo que transcurre una imputación formal de un
hecho y la resolución que le pone fin.
El artículo 205 del CPPSF dispone que, el tribunal a pedido de parte podrá ordenar medidas de
coerción real o personal cuando se cumplieran todos los siguientes presupuestos:

▪ Apariencia de responsabilidad: es el clásico fumus boni iuris, propio de toda medida


cautelar, aquí especificado al proceso penal. Para disponer una medida de esta índole deben
existir suficientes evidencias que aconsejen la probabilidad de una condena a una persona en
relación a un delito. No puede tratarse de una mera sospecha.
▪ Peligro en la demora: la medida tiene que librarse mediando la verificación de peligro
en la consecución de los fines del proceso, que son el entorpecimiento probatorio y peligro que
fuga, que constituyen lo que denominamos la peligrosidad procesal. No debe confundirse la
peligrosidad procesal con la peligrosidad criminal del sujeto. La mayoría de la doctrina entiende
que el peligro debe ser concreto para que proceda la medida, pues no bastan con las meras
especulaciones o temores. Así, hay peligro concreto cuando el imputado se moviliza para
destruir u ocultar pruebas, testimonios, influenciar a testigos, oponerse a un allanamiento, etc.
▪ Proporcionalidad: la ley impone aquí un juicio de razonabilidad. Requiere que los
actores lleven a cabo operaciones de medición en orden a establecer una relación justa entre la

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
155

afectación de los derechos del imputado y la cautela impuesta. Pues, la cautela no puede, bajo
ningún punto de vista, ser mas gravosa que lo que eventualmente defina una sentencia
condenatoria.
▪ Contracautela: consiste en el pago de un monto determinado de dinero para responder
en caso de que la petición realizada no corresponda.

Estos requisitos deben presentarse en forma conjunta, con excepción del 4 inciso que se
requiere solamente en el caso de medidas de coerción real solicitadas por el querellante.

Cesación de la coerción:

Dispone el artículo 206 del CPPSF que, en caso de que se advirtiera la posterior ausencia de uno
o más de los presupuestos a que alude el artículo anterior, el Tribunal podrá, a pedido de parte,
hacer cesar de inmediato la cautela ordenada.
Sostienen Baclini y Schiappa Pietra que el cese de la medida de coerción debe ser instado por la
parte al Tribunal cuando se modifiquen las condiciones que dieron origen a su dictado. Atento
al carácter provisorio de las medidas cautelares, surge la necesidad de revisar constantemente
si los presupuestos que habilitan al dictado de esta medida coercitiva siguen vigentes a lo largo
de todo el proceso.

Cesación provisoria del estado antijuridico protegido:


Según el artículo 207 del CPPSF el Fiscal, la víctima, el damnificado o el querellante, así como el
imputado, podrán solicitar al tribunal de la investigación penal preparatoria que disponga
provisionalmente las medidas del caso para que cese el estado antijurídico, o se disminuya o
evite que se agrave el daño producido por el hecho investigado con apariencia de delito en las
cosas o efectos.
La incidencia será sustanciada en audiencia oral y resuelta sin recurso alguno, aunque no se
hubiese celebrado la audiencia imputativa. Sin perjuicio de ello, será apelable si causare
gravamen irreparable.

Finalidad y alcance:

El artículo 208 del Código Procesal Penal de Santa Fe dispone que las medidas de coerción se
despacharan con la finalidad de evitar el riesgo de que se frustre la actividad probatoria o las
pretensiones de las partes.
En la inteligencia de este articulo deben disponerse las medidas de coerción. Estas no tienen un
fin en si mismo. Una tendencia errónea conceptualmente ha sido equiparar los fines de las penas
con las de esas medidas, desconociendo esta regla.
Por otro lado, el artículo 208 bis del CPPSF dispone que en las causas por infracción a los artículos
84 bis, 94 bis y 193 bis del Código Penal – que contemplan, respectivamente, los delitos de
homicidio culposo, lesiones culposas y conducción peligrosa –, cuando las lesiones o muertes
sean consecuencia de la conducción imprudente, negligente, inexperta o antirreglamentaria de
un vehículo con motor, o la situación de peligro para la vida o la integridad física de las personas
se creare mediante la participación en una prueba de velocidad o de destreza con un vehículo
con motor, realizada sin la debida autorización de autoridad competente, el juez de la
Investigación Penal Preparatoria podrá, a pedido de parte, inhabilitar provisoriamente para
conducir al imputado, reteniéndole a tal efecto la licencia habilitante y comunicando la
resolución a los Registros Nacional y Provincial de Antecedentes de Tránsito. Esta medida
cautelar durará como máximo seis meses y podrá ser prorrogada por períodos no inferiores a
un mes, hasta el dictado de la sentencia. La medida y sus prórrogas pueden ser revocadas o
apeladas. El período efectivo de inhabilitación provisoria puede ser computado para el
cumplimiento de la sanción de inhabilitación sólo si el imputado aprobare un curso de los

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
156

contemplados en el artículo 83 inc. d) de la ley nacional N ° 24.449.


Esta norma tiene por objetivo regular una especial cautela facultando al tribunal a inhabilitar
provisoriamente al conductor del rodado.

Coerción personal:

Se trata del Capítulo II del Título II del Libro II del CPPSF. A pesar de que un individuo este
imputado por la comisión de un delito, es considerado inocente hasta que no haya sentencia
condenatoria pasada en autoridad de cosa juzgada. Hasta la condena hay que evitar el anticipo
de la pena, por ello, la libertad es la regla y la privación de la libertad una excepción.
Sin embargo, existen ciertas medidas cautelares que operan sobre la persona del imputado,
sobre su libertad física, particularmente.
Las medidas de coerción personal buscan asegurar la intervención personal del imputado en el
proceso como el único modo de garantizar su completa y efectiva realización; y asegurar el
efectivo cumplimiento de la posible condena de prisión o reclusión que se pueda imponer.
Sobre este punto debemos recordar que, según el artículo 10 del CPPSF la libertad personal sólo
podrá ser restringida en los límites absolutamente indispensables para evitar el entorpecimiento
probatorio en la investigación o el juicio y asegurar la actuación de la pretensión punitiva.
Por otro lado, el artículo 11 del CPPSF establece que toda disposición legal que coarte la libertad
personal, limite el ejercicio de un poder conferido a los sujetos del proceso o establezca
invalidaciones procesales o exclusiones probatorias, será interpretada en forma restrictiva.
Esta cuestión tiene una entera y directa vinculación con el estado de inocencia; como ya
dijéramos no puede concebirse que una persona cuya inocencia se presume se vea privada de
su libertad mientras se sustancia el proceso que tiende a demostrar su culpabilidad (culpabilidad
que eventualmente la hará merecerá de una pena).
Encarar el tema de la libertad del imputado implica ubicarnos en uno de los terrenos mas
conflictivos del derecho procesal penal, máxime en sistemas como el nuestro donde la CN –
como dije – garantiza el estado de inocencia.
Tratar de explicarle a un imputado detenido que el para la ley es inocente parece, desde cierto
punto de vista, realizarle una perversa e irónica afirmación.
Debe quedar en claro que es absolutamente inconstitucional toda idea o realidad de privar de
libertad al imputado a manera de adelanto de pena antes que sea considerado culpable por
sentencia firme.
Esto significa que todas las criticas de la sociedad referidas a la inseguridad y la impunidad
porque “los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra” o acerca de la “puerta
giratoria”, merecen ser descalificadas.
No se trata aquí de adelantar la ejecución de la pena para satisfacer legitimas demandas de la
sociedad, pues de ocurrir ello lo que hacemos es controvertir uno de los principios
constitucionales fundamentales como lo es el de inocencia. Esto es lo que nos lleva a concebir
la prisión preventiva – y otras limitaciones a la libertad durante el proceso – como medidas
cautelares destinadas a asegurar el objeto del proceso y así salvaguardar su constitucionalidad.
El estado debe contar con todos los elementos necesarios para poder cumplir con una de sus
tareas fundamentales, como es la de investigar y juzgar a aquellos que se sospechan culpables
de delitos.
En un sistema como el nuestro, donde se prohíbe la continuación del juicio penal en rebeldía,
se genera una situación interesante; el estado tiene el deber de juzgar, pero el imputado puede
neutralizarlo simplemente sustrayéndose del juico que contra el se inicia.
Pues bien, si al estado se le encomienda la tarea de juzgar, y esa tarea de juzgar puede verse
perjudicada por la sustracción o perturbación del proceso por parte del enjuiciado,
necesariamente tiene que ir anexa a esa función la facultad de tomar las medidas necesarias
para que ello no ocurra.
Si toda medida de coerción no puede ser pena, y por el contrario, para justificarse

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
157

constitucionalmente, tiene que ser cautelar de un proceso ella tendrá que respetar todos los
presupuestos de este tipo de medidas.
Podemos clasificar a la medidas de coerción personal en función del momento en que se
producen:

▪ Antes de la Audiencia Imputativa: son cautelares destinadas a lograr la realización de


la audiencia prevista en el artículo 274 del CPPSF, aquí ubicamos – de menos a mas restrictiva
de la libertad –, las siguientes:
o Presentación espontánea.
o Citación.
o Detención (y eventualmente incomunicación).
▪ En la AI o inmediatamente luego: se plantean en el mismo momento de la audiencia
imputativa o inmediatamente luego de su realización, procuran alcanzar los fines del proceso.
o Medidas cautelares no privativas de la libertad.
o Casos de atenuación de la coerción.
o Prisión preventiva.
▪ Casos especiales: se trata de medidas especificas que por sus características no pueden
enmarcarse en uno u otro grupo; solo proceden en casos específicos y son transitorios.
o Arresto.
o Aprehensión.

Presentación espontánea:

Según el artículo 209 del CPPSF quien considerara que como imputado corre riesgo de ser
detenido en relación a una Investigación Penal Preparatoria, podrá presentarse ante el
Ministerio Público Fiscal, para dejar constancia de que se ha presentado espontáneamente y
solicita ser convocado si correspondiera, por medio de una citación.
De la inteligencia de la norma se desprende que la presentación espontánea exige:

▪ Que exista una IPP iniciada por la fiscalía o la querella.


▪ Que el presentante se encuentre mencionado como imputado.
▪ Que corriera riesgo que sea ordenada su detención.

Si bien no obsta que el fiscal luego se decida por solicitar la detención del imputado, desde un
punto de vista estratégico puede ayudar a reducir la convicción de culpabilidad del fiscal.

Citación:

Dispone el artículo 210 del CPPSF que, cuando fuera necesaria la presencia del imputado para
su identificación policial o parala celebrar la audiencia imputativa del artículo 274, y siempre
que no fuera procedente ordenar su detención, se dispondrá su citación.
Es la regla para lograr la comparecencia del sospechoso al proceso penal. La citación es la menos
intensa de las medidas de cautela personal. Cuando se imputados se trata consiste en el
requerimiento formulado a una determinada persona, dispuesto por la autoridad del proceso.
Se lo cita a su domicilio por medio de una cédula informándole que hay una investigación que
lo tiene como imputado y que se lo invita a comparecer en determinada fecha. Y se le informa
en dicha cedula que debe comparecer con un abogado.

Arresto:

Nuestro CPPSF se refiere a esta cautelar en su artículo 211 al disponer que cuando en el primer
momento de la Investigación Penal Preparatoria no fuere posible individualizar a los presuntos

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
158

responsables y a los testigos, se podrá disponer que los presentes no se alejen del lugar, ni se
comuniquen entre sí antes de declarar, y aún ordenar el arresto si fuera necesario por un plazo
no mayor de veinticuatro horas.
El arresto al que nos referimos aquí tiene naturaleza eminentemente procesal. Esto quiere decir
que no se realiza con un fin en si mismo sino como una herramienta para poder cumplir con una
actividad procesal determinada. Se ha dado en llamar a este instituto arresto compulsorio,
puesto que se utiliza como medida coercitiva para facilitar la realización de un acto procesal
determinado. Por ello la policía no puede recurrir a ella para averiguar los antecedentes de una
persona.
Los presupuestos del arresto son:

▪ Primer momento de la IPP: está haciendo obvia alusión a una conexión temporal en
relación a un hecho producido que debe tener las apariencias de ilícito. Puede darse en las
circunstancias iniciales de la investigación, inmediatamente después de perpetrado el hecho e
incluso en el momento mismo.
▪ Pluralidad de personas en el lugar del hecho: la norma establece dos exigencias. La
primera refiere a una delimitación espacial, por lo que no aplica a los sujetos que se encuentren
fuera de este lugar. Pluralidad de personas implica que, necesariamente, debe haber varios
individuos.
▪ Imposibilidad de identificar a los responsables y testigos: ello deriva, de algún modo,
de las exigencias anteriores. Se requiere que no se pueda determinar la calidad de participación
que tuvo cada uno de los intervinientes.

El arresto es la privación de la libertad personal con mantenimiento por un lapso máximo de


veinticuatro horas. Puede ser dispuesto por el fiscal o por las autoridades de prevención y
muestran tres variantes distintas de intensidad creciente. En primer lugar, que no se alejen del
lugar del hecho; que no se comuniquen entre sí antes de prestar declaración; y, el arresto con
fines preventivos por un término máximo de veinticuatro horas.
No necesariamente se los debe llevar a una dependencia policial, ya que se puede arrestar
manteniendo en el mismo lugar donde se encontraban.

Aprehensión:

El artículo 213 del CPPSF dispone que se considerará que hay flagrancia cuando el presunto
autor fuera sorprendido en el momento de intentar o de cometer el hecho, o fuera perseguido
inmediatamente después de su comisión, o tuviera objetos o exhibiera rastros que hicieran
presumir que acaba de participar en el mismo.
A partir de lo establecido por esta norma podemos hablar de tres supuestos diferentes de
flagrancia:

▪ Flagrancia propiamente dicha: es el supuesto en que el presunto autor fuera


sorprendido en el momento de intentar o de cometer el hecho. De ello se deduce claramente
que si una persona es sorprendida cuando todavía no ha comentado a ejecutar el delito no se
justifica privarla de su libertad.
▪ Cuasi flagrancia: cuando el presunto autor fuera perseguido inmediatamente después
de su comisión por la fuerza pública, o por el ofendido o el clamor público. Por ejemplo, quien
es perseguido luego de robar una cartera.
▪ Flagrancia presunta: comprende la persecución del probable autor mientras tuviera
objetos o exhibiera rastros que hagan presumir vehementemente que acaba de participar de un
delito. Quien es hallado en una zona cercana a donde hubo un homicidio con un cuchillo en la
mano y sangre en la ropa.
Según la norma del artículo 212 del CPPSF la policía deberá aprehender a quien sorprenda en

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
159

flagrancia en la comisión de un delito de acción pública.


En la misma situación, cualquier persona puede practicar la aprehensión entregando
inmediatamente el aprehendido a la Policía.
En ambos casos, la Policía dará aviso sin dilación alguna al Ministerio Público de la Acusación,
quien decidirá el cese de la aprehensión o dispondrá la detención si fuera procedente.
Si se trata de un delito dependiente de instancia privada, será informado de inmediato al titular
del poder de instar.
Sobre esta medida cautelar no podemos dejar de tener en cuenta el artículo 9 de la Constitución
de Santa Fe, según el cual ningún habitante de la Provincia puede ser privado de su libertad
corporal, o sometido a alguna restricción de la misma, sino por disposición de autoridad
competente y en los casos y condiciones previstos por la ley. Conforme a ello la privación de la
libertad de cualquier individuo debe hacerse en función de una disposición de la autoridad
competente.
Este principio general admite la flagrancia como una excepción. Se trata de una medida sin
orden judicial y caracterizada por la inmediatez de la reacción respecto de la comisión de un
hecho de apariencia delictiva. Las condiciones son que se sorprenda en flagrancia (en el
momento de la comisión o inmediatamente después de la comisión) al sujeto y que se trate de
un delito de acción pública. El objeto de la aprehensión además de la identificación del sujeto
es ponerlo a disposición del MPA.
La aprehensión puede ser policial o particular (sin excederse en los mecanismos utilizados para
hacer cesar la comisión del hecho y debe inmediatamente comunicar a la policía). En el primer
caso la norma concibe la aprehensión como un deber del agente, mientras que respecto de los
particulares es una mera facultad que impide incurran en el delito de privación ilegitima de la
libertad. Además de ello, debe tenerse en cuenta que, a los efectos de los delitos de resistencia
y desobediencia a la autoridad, conforme el artículo 240 del CP, se equiparan los particulares
que aprehenden al sujeto a los funcionarios públicos.

Detención:

Dispone el artículo 214 del CPPSF que la detención, y en su caso su prórroga, será ordenada por
el Fiscal contra aquel imputado respecto del cual estimara que los elementos reunidos en la
investigación penal preparatoria autorizan a celebrar la audiencia prevista en el artículo 274 en
relación al delito reprimido con pena privativa de libertad, y existan riesgos de que no se
someterá al proceso o de entorpecimiento probatorio.
Este es el instituto que nuestra legislación procesal adopta para que legítimamente se pueda
hacer efectiva la privación de la libertad de una persona sospechada de cometer un delito, y
representa la reglamentación de la garantía constitucional prevista en el artículo 18 de la CN,
según el cual nadie puede ser arrestado sin orden escrita de la autoridad competente.
Se lleva a cabo la detención para evitar que el presunto autor desaparezca y dificulte la acción
judicial borrando los rastros del delito. Implica la restricción de la libertad de la persona, que es
la regla durante el proceso en virtud del principio de inocencia.

Requisitos de procedencia:
Podemos señalar como requisitos de procedencia de la detención, conforme lo dispuesto por al
CN y el CPPSF:

▪ Existencia de una IPP abierta y en curso, o de una aprehensión que habilite su apertura.
▪ Individualización de la persona detenida.
▪ Existencia de elementos de los cuales surja en grado de probabilidad que la persona
pueda ser acusada penalmente por el hecho que se investiga que el fiscal cuente con elementos
relevantes para celebrar una audiencia imputativa (es decir para atribuirle a una persona la
autoría o participación sobre un hecho) y que existan riesgos reales de entorpecimiento

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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probatorio.
▪ Que proceda la prisión preventiva.

El plazo máximo de duración es el previsto como límite para llevar a cabo la audiencia
imputativa, es decir, setenta y dos horas, mas otras veinticuatro horas.
Si no se cumple alguno de estos requisitos o se prolonga la detención más allá de los plazos
previstos por la ley, los funcionarios públicos podrían incurrir en el delito de detención ilegal.

Incomunicación:
A esta detención se le puede agregar un “plus” que es la incomunicación. El imputado puede
quedar detenido e incomunicado. La incomunicación es una medida coercitiva accesoria de la
detención.
Según el artículo 215 del CPPSF con motivación suficiente, y hasta la celebración de la audiencia
imputativa el Fiscal podrá ordenar la incomunicación del detenido. La medida cesará
automáticamente luego de finalizada dicha audiencia o al vencimiento del plazo máximo
previsto para la celebración de la misma.
La incomunicación puede durar el tiempo máximo establecido para la detención (termina
cuando se celebra la audiencia imputativa, ya que sigue la misma suerte que la detención). Es
decir, una duración de 72 horas, más una prórroga eventual de 24 horas.

Comunicación con el defensor:


Esta incomunicación opera para los imputados sin perjuicio de lo cual, no afecta su
comunicación con su abogado (siempre está comunicado con él). Sobre ello, el artículo 216 del
CPPSF dispone que en ningún caso la incomunicación del detenido impedirá que éste se
comunique con su defensor, en forma privada, inmediatamente antes de comenzar su
declaración o antes de cualquier acto que requiera su intervención personal.

Orden de detención:
Según el artículo 217 del CPPSF la orden de detención que emanara del fiscal será escrita y
contendrá los datos indispensables para una correcta individualización del imputado y una
descripción sucinta del hecho que la motiva, debiendo especificar si debe o no hacerse efectiva
la incomunicación. Además, se dejará constancia del Juez a cuya disposición deberá ponerse al
imputado una vez detenido, lo que deberá ocurrir dentro de las veinticuatro horas de operada
la medida. En caso de aprehensión por flagrancia o en supuestos de urgencia, la orden podrá
ser transmitida verbalmente, dejándose constancia en la misma de tal extremo. La orden escrita
podrá ser emitida por cualquier medio que garantice la veracidad y exigencias de la misma,
cuando existan las condiciones técnicas para su implementación.

▪ Escrita: se materializa a través de un oficio librado a las autoridades pertinentes.


Excepcionalmente, en caso de urgencia, la orden puede ser transmitida por el medio técnico de
comunicación que la reglamentación establezca.
▪ Contenido: la orden contendrá los datos indispensables para una correcta
individualización del imputado y una descripción sucinta del hecho que la motiva. Además, debe
indicar si se ordena la incomunicación del sujeto.
▪ Informar juez: debe indicarse cual es el juez a cuya disposición deberá ponerse al
imputado en caso de ser habido.

Libertad por orden fiscal:

Según el artículo 218 del CPPSF el Fiscal podrá disponer la libertad del aprehendido o detenido
hasta el momento en que fueran presentado el mismo ante un juez.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Esta norma, sostienen Baclini y Schiappa Pietra, es fundamental para entender el sistema que
nuestro código ha elaborado en orden a la detención de personas. Este artículo debe entenderse
en concordancia con el artículo 214 del CPPSF según el cual la detención es procedente cuando,
contra la persona imputada en una IPP, sea viable la prisión preventiva. En esta inteligencia,
también el fiscal podrá disponer la libertad del sujeto.
En la audiencia imputativa se discute acerca de la medida cautelar a adoptar respecto del
imputado. El fiscal puede solicitar la libertad del imputado basándose en el principio de
objetividad.
Si se pasa el plazo para la audiencia imputativa se debe liberar al imputado. Si no se lo libera, el
defensor puede emplear un recurso de habeas corpus si el juez aun no dispuso la libertad del
imputado.

Medidas cautelares no privativas de la libertad:

Siempre que el peligro de fuga o de entorpecimiento probatorio pudiera razonablemente


evitarse con una medida cautelar que no implique privación de libertad, el Tribunal de oficio o
a pedido de parte, impondrá con fundamento suficiente, ésta en lugar de la prisión. Entre otras,
podrá disponerse, de acuerdo a las circunstancias del caso, cualquiera de las medidas que se
detallan a continuación de manera individual o combinada:

▪ Someterse al cuidado de una persona o institución: la norma habla de la obligación de


someterse al cuidado de una persona o institución, quien periódicamente informará al Tribunal
sobre la situación. La persona o institución deberá, a solicitud del Fiscal o el querellante,
acreditar que cuenta con capacidad para controlar al imputado y que no mantuvo una
vinculación con el mismo, en relación a los hechos que se investigan.
▪ Obligación de presentarse periódicamente ante la autoridad: corresponderá al tribunal
determinar la autoridad y periodicidad de esta presentación.
▪ Restricción a la libertad de locomoción: se habla de la prohibición de salir del país, un
ámbito territorial determinado, de concurrir a determinados lugares o a determinadas
reuniones, de comunicarse por cualquier medio con ciertas personas o de aproximarse a las
mismas dentro del espacio que se determine.
Su uso tiene directa relación con delitos enunciados entre familiares o personas que tienen o
tenían relación de pareja. Por ejemplo, en delitos de amenazas, abusos sexuales, lesiones, etc.,
a los efectos de intentar dar un marco de protección mayor a la víctima.
También a personas acusadas de cometer infracciones en espectáculos deportivos en ocasiones
preventivamente se les impone, antes de la condena, la prohibición de poder asistir a
determinados espectáculos deportivos.
▪ Exclusión del logar: la norma habla del abandono del domicilio, cuando se trate de
hechos de violencia doméstica y la víctima conviva con el imputado.
Esta implementación es novedosa y concuerda con lo regulado en la ley de violencia familiar,
ley 11.529.
Esta es una nueva disposición que no existía en la redacción anterior del artículo 221, por la cual
se habilita al acusador (público o privado) a solicitar al juez que ordene al imputado abandonar
el hogar que comparte con la víctima en aquellos casos en que se atribuyan delitos relacionados
a la violencia doméstica.
La violencia domestica adquiere formas, matices y complejidades que no siempre encuentran
un único encuadre jurídico. El legislador ha tenido en cuenta el creciente número de denuncias
y la necesidad de dar una mejor respuesta por parte del Estado a aquellas personas víctimas de
este tipo de violencia, que, por lo general, se encuentran en una condición de vulnerabilidad.
La disposición aquí comentada se encuentra dentro de las medidas cautelares y debe ser tenida
en cuenta a los efectos de apreciar la “excepcionalidad” de otra que implique la pérdida de
libertad del sospechoso. Para su procedencia será necesario la acreditación por parte del fiscal

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
162

de los extremos que hacen a la procedencia de cualquier otra medida cautelar: probabilidad de
ocurrencia del supuesto material, riesgo procesal y proporcionalidad de la medida. A ello se le
suma, lógicamente, el recaudo de haber celebrado previamente la audiencia imputativa.
La ley ahora brinda herramientas al fiscal para poder ordenar en forma inmediata y hasta por
72 horas la exclusión del imputado de la vivienda donde habita con el grupo familiar o, también,
prohibirle el acceso tanto al lugar donde la persona agredida o su grupo familiar habitan,
trabajan o estudian.
La ley de violencia familiar coloca en cabeza del fiscal la posibilidad de adopción de estas
medidas en forma directa y sin necesidad de intervención del juez de la IPP.
Esto puede conducir a inconvenientes interpretativos y prácticos puesto que justamente la
disposición aquí comentada se encuentra dentro de las medidas cautelares, para cuyo despacho
necesariamente requiere de la intervención del juez en audiencia, en donde las pates peticionan
y el tribunal resuelve.
▪ Prohibición de tenencia de armas: concretamente se instituye la prohibición de tener
en su poder armas de fuego o portar armas de cualquier tipo.
Cuando se tratare de una persona que ya contaba con estos permisos (portación y/o tenencia)
y sin perjuicio de lo que al respecto regulen las reglamentaciones vigentes, parece razonable
concluir que ese permiso se deberá dar por caído y no podrá volver a ser otorgado hasta tanto
se resuelva la causa penal en la que se encuentre involucrada la persona denunciada.
Particular situación de privación puede resultar esto en los casos en donde se trate de personal
policial, penitenciario y/o de cualquier otra fuerza de seguridad que tenga necesidad de portar
armas de fuego. En estos casos, el despacho de esta medida podrá tener repercusiones laborales
directas de gran importancia. El juez deberá resolver conforme la mejor realización de los fines
del proceso penal y sin perder de vista que esta es una medida de naturaleza cautelar y no
sustancial.
Procede tanto para aquellas personas que ya tenía esta autorización, como las que no lo tenían.
▪ Caución patrimonial o fianza: se habla de la prestación de una caución patrimonial por
el propio imputado o por otra persona.
La elección del tipo y monto de la caución queda librada al prudente arbitrio judicial quien
deberá tomar en cuenta como punto máximo la pretensión fiscal y lo esgrimido por la defensa
con relación a las condiciones personales del imputado, en especial su situación económica.
Al imponer una caución patrimonial, el juez deberá establecer con claridad el tipo de caución y
el monto de la misma. El monto de la misma queda librado al arbitrio judicial quien deberá tener
como máximo lo solicitado por el fiscal y lo esgrimido por la defensa en relación a su condición
personal, situación económica, etc.
Hay que tener en cuenta que esta caución no es para reparar daños, por lo tanto, no
corresponde fijar cauciones altas según la gravedad del delito. Lo que se debe tener en cuenta
es el interés del imputado de sustraerse o no del proceso.
▪ Vigilancia por medios electrónicos: según la norma podrá elegirse la vigilancia mediante
dispositivos electrónicos de rastreo o posicionamiento de su ubicación física. Para disponerla, el
Tribunal deberá previamente consultar sobre la disponibilidad del dispositivo.
▪ Promesa jurada: la simple promesa jurada de someterse al proceso penal, cuando con
ésta bastara como medida cautelar o fuere imposible el cumplimiento de otra.

Es presupuesto de validez de las medidas la celebración previa de la audiencia imputativa


prevista por los artículos 274 y siguientes.
Surge de la norma que la enumeración de las medidas no es taxativa, sino meramente
enunciativa y podrán las partes ofrecer otras medidas. La norma coloca en términos
conceptuales un aspecto central del debate sobre la procedencia de la prisión preventiva, cual
es la excepcionalidad de privación de la libertad.
Baclini y Schiappa Pietra critican la sistemática legal, en tanto creen es erróneo establecer una
relación alternativa entre la prisión preventiva y las demás medidas que no impliquen prisión.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
163

Ello por cuanto el sistema de medidas cautelares en realidad debiera tender a que los litigantes
cuenten con las mejores opciones para debatir en audiencia cual es la medida restrictiva de
derechos que de mejor manera asegure el riesgo procesal con el más bajo índice de afectación
de derechos.
De lege ferenda proponen estos autores que la materia debe estar regulada por una noción
básica en donde se especifique un menú de medidas cautelares, en un orden de prelación que,
de cuenta del nivel de afectación de los derechos de la persona, de la menos gravosa a la más
grave, la prisión preventiva.

Cesación de las medidas cautelares no privativas de la libertad:


Las medidas cautelares no privativas de la libertad impuestas, o aquellas que hubieren atenuado
la prisión preventiva, cesarán automáticamente y de pleno derecho al cumplirse los plazos y
condiciones previstos en el artículo anterior. El plazo debe contar desde el dictado de la medida.

Prisión preventiva:

La prisión preventiva es la privación de la libertad temporal y provisoria que impone el juez de


la IPP, a pedido de la parte acusadora y previo a la sentencia de fondo, en el marco de una
audiencia, con el fin de garantizar los fines del proceso. En cambio, la prisión como pena
privativa de la libertad prevista en el artículo 5 del CP, tiene otros fines (de prevención general
o especial, positiva o negativa).
La regulación se inscribe dentro de aquellos sistemas que la receptan bajo un paradigma
cautelar, en contraposición a las regulaciones de modelos inquisitivos en donde la medida era
una herramienta más al servicio de la persecución penal en el marco de los actos de instrucción
del juez.

Requisitos de procedencia:
Según el artículo 220 del CPPSF, a pedido de parte, podrá imponerse prisión preventiva al
imputado, cuando se estimaran reunidas las siguientes condiciones:

Elemento material:
La norma habla de la existencia de elementos de convicción suficientes para sostener su
probable autoría o participación punible en el hecho investigado. Lo que el juez debe valorar es
si el caso que presenta el fiscal está suficientemente respaldado por la evidencia con que cuenta
y le permite proyectar con expectativa de éxito una condena. Es importante tener en cuenta
que ahora el juez solo debe analizar si este es un caso solido que eventualmente permita
aventurar una sentencia condenatoria en juicio.
Es importante tenerlo en cuenta ya que en reiterados casos se transforma esta audiencia en un
“mini juicio”.

Proporcionalidad:
La pena privativa de libertad, que razonablemente pudiera corresponder en caso de condena,
sea de efectiva ejecución. En este sentido, y para ser válidas, las decisiones relativas a eventuales
condenaciones condicionales deberán proyectarse sobre todos los elementos del artículo 26 del
Código Penal.
Este requisito de proporcionalidad o razonabilidad opera en tanto que su disposición no puede
nunca trascender los fines a los que están ordenadas, en el sentido de que la cautela no puede
ser mayor a las posibles consecuencias del juicio que sustentan la medida.
Además de ello, la ley ahora dispone que para ser válida la decisión de disponer la prisión
preventiva, deberá proyectarse sobre todos los elementos del artículo 26 del CP que contempla
la condenación de ejecución condicional. Es decir, para que proceda la condenación condicional
no basta con un mero análisis abstracto del artículo 26 del CP, sino que deben tomarse en cuenta

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
164

todos los hechos y particularidades.

Peligrosidad procesal:
La norma habla de que las circunstancias del caso autorizarán a presumir el peligro de fuga o de
entorpecimiento de la investigación. Esto exige que el juez pondere la necesidad de la cautela
solicitada analizando los riesgos en juego, lo que debe entenderse si existen peligros procesales
que deben ser asumidos por el imputado y neutralizados por el estado.
Sobre este tema el artículo 220 del CPPSF dispone que la existencia de peligro de fuga o de
entorpecimiento de la investigación podrá elaborarse a partir del análisis de alguna de las
siguientes circunstancias, sin perjuicio de la valoración de otras que, en el caso, resultaren
relevantes y fueran debidamente analizadas y fundadas:

▪ La magnitud y modo de cumplimiento de la pena en expectativa. Se tendrán en cuenta


a este respecto las reglas de los artículos 40, 41, 41 bis, 41 ter, 41 quater y 41 quinquies del
Código Penal. Esto tiene que ver con la gravedad de la pena esperada y el modo de
cumplimiento, por ejemplo, doce años de prisión de cumplimiento efectivo.
▪ La importancia del daño a resarcir y la actitud que el imputado adoptara
voluntariamente frente a él.
▪ El comportamiento del imputado durante el desarrollo del procedimiento o de otro
procedimiento anterior, en la medida en que perturbara o hubiere perturbado el proceso.
Particularmente, se tendrá en cuenta si puso en peligro a denunciantes, víctimas y testigos o a
sus familiares, si influyó o trató de influir sobre los mismos, si ocultó información sobre su
identidad o proporcionó una falsa.
▪ La violación de medidas de coerción establecidas en el mismo proceso o en otros
anteriores.
▪ La declaración de rebeldía durante el desarrollo del procedimiento o de otro
procedimiento anterior o el haber proporcionado datos falsos o esquivos sobre su identidad o
actividades.
▪ La falta de arraigo del imputado, de su familia y de sus negocios o trabajo, como así
también toda circunstancia que permita razonablemente expedirse acerca de sus posibilidades
de permanecer oculto o abandonar el país.
▪ La ausencia de residencia fija. Ante pedido del Fiscal o del querellante, la residencia
denunciada deberá ser debidamente comprobada.

En su parte final la norma dispone que presupuesto de validez de la medida es la celebración


previa de la audiencia imputativa prevista por los artículos 274 y siguientes. Esto indica que se
deben haber imputado cargos en audiencia.

Atenuación de la coerción:
El artículo 222 del CPPSF dispone que el Tribunal, de oficio, o luego de escuchar en audiencia a
las partes, morigerará los efectos del medio coercitivo en la medida que cumplimente el
aseguramiento perseguido. Con suficiente fundamento y consentimiento del imputado, podrá
imponerle:

▪ Prisión domiciliaria: la norma habla de prisión domiciliaria con el control o la vigilancia


que se especifique, en los casos establecidos en el artículo 10 del Código Penal.
Implica que el sujeto imputado de un delito permanezca en detención, solo que deberá ser
efectivizada en su domicilio privado ya sea de propiedad del imputado o de un tercero. Sin
embargo, sigue siendo detención por lo cual el plazo cumplido en prisión domiciliaria es
considerado tiempo cumplido en prisión preventiva.
La Ley de Ejecución Penal prevé que personas mayores de setenta años o el que padezca una
enfermedad incurable en período terminal, podrán cumplir la pena impuesta en detención

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
165

domiciliaria, por resolución del juez de ejecución o juez competente, cuando mediare pedido de
un familiar, persona o institución responsable que asuma su cuidado, previo informes médico,
psicológico y social que fundadamente lo justifique. Es lógico que cuando la pena que
eventualmente se imponga lo sea bajo esta modalidad de ejecución, que la prisión preventiva
también lo sea.
La revocación del arresto domiciliario debe proceder cuando se determinare que el sujeto ha
incumplido injustificadamente la obligación de permanecer en el domicilio o cuando los
resultados de la supervisión efectuada así lo aconsejen.
Si bien a nivel nacional y en otras provincias contamos con disposiciones expresas al respecto,
la ley procesal local no se ocupa de regular mecanismos de videovigilancia o pulseras de
seguridad como forma de control del arresto domiciliario. De todos modos, deja abierta esta
posibilidad al disponer que la misma podrá estar sujeta al control y vigilancia que se especifique.
▪ Semi libertad: la norma habla de su encarcelamiento con salida diaria laboral y/o
salida periódica para afianzar vínculos familiares, bajo la responsabilidad y cuidado de una
persona o institución que se compromete formalmente ante la autorizad y suministre informes
periódicos.
Si de acuerdo al tiempo cumplido en detención en relación con el tiempo de eventual de pena
que se le fuera a imponer al imputado, se encontrara en condiciones de acceder a los beneficios
del régimen de semilibertad previsto en la ley 24660, la prisión preventiva no podrá ejecutarse
en prisión total.
▪ Institución educadora o terapéutica: la norma habla del ingreso a una institución
educadora o terapéutica, pública o privada, que sirva a la personalización del internado en ella.
Se muestra aquí que el fin resocializador de la pena es aplicado desde los primeros momentos
de la detención. Una institución educadora encamina, desarrolla o perfecciona las facultades
morales e intelectuales del niño o joven por medio de preceptos, ejemplos. La locución
instituciones terapéuticas alude a centros donde el sujeto pueda rehabilitarse de ciertas
adicciones como la droga, el alcohol.

Audiencia de prisión preventiva y oportunidad:


Según el artículo 223 del CPPSF en el mismo escrito de solicitud de audiencia imputativa, o bien
en cualquier estado de la investigación penal preparatoria, el fiscal solicitará al tribunal tratar
en audiencia la resolución de la medida cautelar que estime procedente, haciendo mención
sucinta de los hechos que se le atribuyen al imputado y su calificación jurídico-penal. Vencido el
término del artículo 274, cuarto párrafo, sin deducirse la instancia estando el imputado
detenido, la defensa podrá plantear una denuncia de hábeas corpus, sin perjuicio de procederse
de oficio.
Por otro lado, según e artículo 224 del CPPSF, el Tribunal convocará en un plazo que no excederá
de setenta y dos horas, al Ministerio Público de la Acusación, en su caso al querellante, al
imputado y su defensa, a la audiencia a que refiere el artículo anterior.
A pedido fundado de parte, el Tribunal podrá posponer sin recurso alguno la celebración de la
audiencia oral hasta veinticuatro horas después de convocada.
Abierto el acto, se concederá la palabra en primer término al actor penal, quien deberá
fundamentar su pretensión cautelar. Seguidamente, se oirá al querellante si lo hubiera, al
defensor y en caso de contradicción, las partes ofrecerán aquella prueba que estén en
condiciones de producir sin dilación alguna.
Producida la prueba las partes alegarán oralmente sobre su mérito.
Finalizada la audiencia, el Tribunal hará conocer su decisión en el acto, y dentro de las
veinticuatro horas, dictará por escrito la resolución fundada.
En caso de estar detenido el imputado, estos plazos se computarán a partir del inicio de su
privación de libertad, conforme lo previsto en el párrafo cuarto del artículo 274.

Nueva audiencia:

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
166

Sobre esto, dispone el artículo 225 del CPPSF que, mediando acuerdo entre las partes sobre la
morigeración o revocación de las medidas cautelares impuestas, las mismas presentarán un
escrito conjunto al Tribunal, quien controlará la legalidad de la propuesta, emitiendo una nueva
resolución al efecto, sin necesidad de citar a las partes a audiencia. Si el Tribunal así lo considera,
podrá convocar a audiencia. En caso de controversia y mediando una solicitud por escrito donde
cualquiera de las partes invocaran elementos probatorios sobrevinientes, el Tribunal convocará
a una nueva audiencia con la finalidad de analizar la eventual modificación o revocación de la
resolución que impusiera o rechazara medidas cautelares. Cuando se alegara como única
motivación del examen, el transcurso del tiempo que sobrelleva en prisión el imputado, bajo
condición de admisibilidad, deberá mediar un lapso no menor de noventa días entre las
sucesivas audiencias. Se observará el trámite previsto en los artículos precedentes, adecuando
el orden de las intervenciones en la audiencia al carácter de promotor o contradictor en el
incidente que asuman cada una de las partes.

Límite temporal:
No puede establecerse ab initio cuando un plazo es razonable y cuando no lo es, sin embargo,
la norma fija un criterio objetivo que opera como límite máximo, perspectiva desde la cual no
sería criticable. A pesar de ello, cuando un caso es de simple prueba el plazo puede lucir como
irrazonable por exceso.
De forma tal que el carácter razonable de la duración del proceso debe ser determinado según
las circunstancias de cada caso concreto.
El artículo 7 de la CADH establece que toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin
demora, ante un juez u otro funcionario por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de
que continúe el proceso. La norma del artículo 9 del Pacto Internacional Civiles y Políticos tiene
la misma redacción.
Sin embargo, la disposición de derecho internacional no tuvo casi vigencia en los hechos por una
reticente actitud jurisprudencial, lo que determinó la sanción de la ley 24390. Esta ley, conocida
como la ley del dos por uno, porque disponía un computo privilegiado para el lapso que
superaba los dos años de prisión preventiva, fue derogada en lo pertinente por la ley 25430, que
en su artículo 1 dispone que la prisión preventiva no podrá ser superior a dos años, sin que se
haya dictado sentencia. No obstante, cuando la cantidad de los delitos atribuidos al procesado
o la evidente complejidad de la causa hayan impedido el dictado de esta en el plazo indicado,
éste podrá prorrogarse por un año más, por resolución fundada, que deberá comunicarse de
inmediato al tribunal superior que correspondiere, para su debido contralor.

Fallo Firmenich:
Si bien este caso se refiere a los alcances del significado de "plazo razonable" de la prisión
preventiva, ya hemos advertido sobre la estrecha vinculación que existe entre este plazo y el
plazo de duración del proceso. Aquí la CSJN al interpretar el significado del derecho en cuestión,
recurre a la jurisprudencia del TEDH, y citando alguno de los precedentes de aquél Tribunal
referidos a este punto (“Neumeister”, “Stögmüller” y "Ringeisen"), se enrola en la teoría del no
plazo, manifestando que el plazo razonable no se podía traducir en un número fijo de días,
semanas, meses o años, sino que debía examinarse esa razonabilidad a través de la
confrontación de las circunstancias del caso con criterios determinados: la gravedad del hecho,
sus características, las condiciones personales del imputado.
El Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el plazo debe considerarse,
caso por caso, a partir de los siguientes factores: duración efectiva de la detención, gravedad de
la infracción, complejidad del caso, asimismo es importante señalar que de la doctrina que surge
del presente informe, puede concluirse que un plazo puede exceder el máximo legal establecido
para el mismo, y sin embargo seguir siendo razonable, en virtud de los indicadores señalados.

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Cesación de la prisión preventiva:


Según el artículo 227 del CPPSF, el Tribunal dispondrá, de oficio o luego de oídas las partes en
audiencia, la cesación de la prisión preventiva en los siguientes casos:

Tiempo de duración:
Cuando por el tiempo de duración de la misma, no guardara proporcionalidad con el
encarcelamiento efectivo que razonablemente pudiera corresponder en caso de condena.
El fundamento del inciso es el principio de proporcionalidad que no solo veda que la medida de
coerción tenga una duración mayor al de la hipotética pena, sino que también influye en la
modalidad de cumplimiento de la misma.
La proporcionalidad engloba tres supuestos, la procedencia de la condena de ejecución
condicional, proporcionalidad strictu sensu y la vialidad de la libertad condicional. Los requisitos
comunes a ellas son tres. La calificación legal del hecho, que es la base para la evaluación de la
libertad solicitada; la individualización de la pena en concreto; el cómputo de tiempo en
detención; y los antecedentes del peticionante. Ahora, si analicemos estos supuestos:

▪ Probabilidad de concesión de condena condicional: una vez dados los requisitos,


en primer lugar, se deberá hacer una estimación en relación a que si están dados todos los
presupuestos para que la pena a imponer sea de ejecución condicional.
▪ Proporcionalidad stricto sensu: una vez que se estimare que la probable sentencia
condenatoria sea de pena privativa de la libertad y que ésta no pueda ser dejada en suspenso,
se deberá evaluar si en caso de condena el imputado no sufrirá privación efectiva de la libertad
superior a la que lleva cumplida en forma preventiva (si la pena en expectativa es de un año de
prisión no se lo puede tener dos años en prisión preventiva).
▪ Libertad condicional: una vez ya analizados los dos supuestos anteriores, de no
resultar aplicables estos al caso, se deberá evaluar si es eventualmente procedente la libertad
condicional.

Su duración excediera de dos años:


La norma dispone la cesación cuando su duración exceda los dos años; este plazo se computa
hasta el dictado de la sentencia condenatoria. Ello en consonancia con lo analizado en el punto
anterior, en función de la ley 25430.
En este último caso, antes de que se cumpliera tal plazo, el Ministerio Público de la Acusación
podrá solicitar a la Cámara de Apelación la prórroga del encarcelamiento preventivo. Dicha
prórroga será otorgada excepcionalmente por un plazo máximo de un año. Vencido dicho plazo,
si no hubiera comenzado la audiencia de debate, la prisión preventiva cesará definitivamente.

Dictada la sentencia condenatoria, si se concedieran recursos contra ella, la prisión preventiva


no tendrá término máximo de duración, sin perjuicio de su cese por el inciso primero.

Caducidad:
Según el artículo 229 del CPPSF las libertades provisionales que sean otorgadas como
consecuencia de las medidas de coerción o las morigeraciones dispuestas respecto de una
prisión preventiva, caducarán de pleno derecho cuando el imputado fuera detenido en relación
a otro procedimiento penal.
El imputado será puesto a disposición de todos los Tribunales intervinientes y la viabilidad de
nuevas medidas de coerción o de la prisión preventiva, será nuevamente analizada, a instancia
de parte, teniendo en cuenta todas las persecuciones penales en trámite.
En caso de acumulación, será competente para entender en este análisis, el Juez de la
investigación penal preparatoria del lugar donde tenga su asiento el Tribunal ante quien
correspondiera acumular las pretensiones punitivas. Se observará el trámite de la audiencia oral
prevista en el artículo 224.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
168

En caso de incumplimiento injustificado por parte del imputado de las cargas y deberes
establecidos como consecuencia de la aplicación de las medidas dispuestas en los artículos 219
o 222, el Fiscal o el querellante podrán solicitar en audiencia convocada al efecto la aplicación
de otras medidas cautelares más ajustadas a las circunstancias del caso.

Internación provisional:
Conforme el artículo 230 del CPPSF el Tribunal, a pedido de parte, podrá ordenar la internación
del imputado en un establecimiento asistencial cuando, a los requisitos para la prisión
preventiva, se agregare la comprobación por dictamen de dos peritos de que el mismo sufre una
grave alteración o insuficiencia de sus facultades mentales, que lo tornan peligroso para sí o
para los demás.
Regirán, análogamente los artículos que regulan el trámite de la prisión preventiva.
Cuando no concurrieran los presupuestos para despachar la prisión preventiva, y sí las demás
circunstancias a que se alude precedentemente, el Tribunal informará al órgano jurisdiccional
competente para resolver sobre su incapacidad e internación y pondrá a su disposición a quien
estuviera detenido, de conformidad a lo dispuesto por el Código Procesal Civil y Comercial en la
materia.

Tratamiento del encarcelado:


A quien se le dictara la prisión preventiva se lo alojará en establecimientos especiales diferentes
de los que se utilizan para los condenados a pena privativa de la libertad, o, al menos en lugares
absolutamente separados de los dispuestos para estos últimos, y en todo momento será tratado
como inocente.
La reglamentación garantizará todo lo atinente al lugar de alojamiento, servicios que se le
brinden, utilización del tiempo, condiciones laborales, actividades deportivas o recreativas,
estudio e información general, comunicación con familiares y amigos, visitas íntimas, salud física
y psíquica, asistencia religiosa y todo otro aspecto que le asegure el menor deterioro en su
personalidad.

Cauciones:

Según el artículo 232 del CPPSF las cauciones a las que se refiere este capítulo serán personales
o reales.
En las personales el imputado asumirá solidariamente con uno o más fiadores la obligación de
pagar la suma que el tribunal fije cuando corresponda hacerse efectiva. El fiador deberá ser
persona capaz, acreditando solvencia suficiente y no podrá tener otorgadas y subsistentes más
de dos fianzas.
En las reales, se constituirá otorgando prendas, hipotecas, dando bienes a embargo o depósito
de dinero, efectos públicos o valores cotizables, también por la cantidad que se fije.

▪ Caución personal: implica una asunción solidaria entre el imputado y uno o más fiadores
de la obligación de pagar la suma de dinero que el tribunal establezca cuando corresponda
hacerse efectiva. Es decir, cuando al imputado se le impone una obligación como condición de
su libertad, a los efectos de asegurar su cumplimiento de los fines del proceso, el tribunal puede
disponer la imposición de una caución personal, resultando que ante su incumplimiento deberá
abonar la suma de dinero.
Se considera más benigna que la real ya que no ingresa directamente sobre el patrimonio del
imputado ni el del fiador, ya que no exige ni disposición de bienes ni gravamen sobre los mismos.
▪ Caución real: determinados bienes son afectados por medio de distintos actos jurídicos
al cumplimiento de las obligaciones que el imputado debe cumplir bajo pena de ejecución
judicial de esos bienes por los importes afianzados en caso de incumplimiento.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Forma:
Las cauciones se otorgarán antes de ordenarse la libertad, en acta suscripta a la que se agregarán
los documentos que acrediten la solvencia, si correspondiere, donde el imputado y el tercero
fijarán domicilio a dichos efectos.

Sustitución:
El fiador podrá pedir al Tribunal que lo sustituya por otra persona que él presente, quien deberá
reunir las condiciones de aquél. El imputado podrá reemplazar el bien sujeto a cautela por otro
u otros de igual valor en cualquier momento.

Incomparecencia. Sanciones:
Si el imputado no comparece al ser citado o se sustrae a la ejecución de la pena privativa de
libertad, se librará orden de captura y se fijará un término no mayor de diez días para que
comparezca. De ello se notificará al fiador y al imputado, bajo apercibimiento de que si éste no
compareciere o no justificare estar impedido por fuerza mayor, la caución se hará efectiva al
vencimiento de ese término, se dispondrá la ejecución de conformidad con las normas
correspondientes del Código Procesal Civil y Comercial quedando legitimado, a dichos efectos,
el Ministerio Público.
Ante el incumplimiento por parte del imputado de las obligaciones que le fueran impuestas, se
librará orden de captura en su contra y se fijará un término no mayor de 10 días para que
comparezca.

Cancelación de cauciones:
Según el artículo 236 del CPPSF la caución se cancelará y las garantías serán restituidas:

▪ Cuando el imputado fuere constituido en prisión dentro del plazo que se le acordó al
revocarse la libertad.
▪ Cuando se revoque la orden de detención, se sobresea o absuelva al imputado, o se lo
condene en forma condicional.
▪ Cuando dentro del plazo fijado el condenado se presentare a cumplir la condena o fuera
detenido. Todas las cuestiones referidas a cauciones se tramitará conforme lo dispuesto para el
recurso de reposición.

Coerción real:

Es el Capítulo III del Título II del Libro II del CPPSF, fue recientemente modificado por un nuevo
régimen para los bienes o derechos patrimoniales sujetos a decomiso.
La coerción real es toda restricción a la libre disposición de una parte del patrimonio del
imputado o de terceros con el propósito de garantizar la consecución de los fines del proceso.
Según el CPPSF puede presentarse como embargo o inhibición.
Serán de aplicación supletoria respecto a las medidas cautelares de coerción real, las normas
legales y reglamentarias que establecen la actuación de la Agencia Provincial de Registro,
Administración y Destino de Bienes y Derechos Patrimoniales en primer término, y las
disposiciones del Código Procesal Civil y Comercial.

Embargo:

Según el artículo 237 del CPPSF el Tribunal dispondrá a pedido de parte, embargo en bienes del
imputado en medida suficiente para garantizar la pena pecuniaria y las costas del juicio.
También podrá solicitar la medida el querellante, para garantizar la reparación del daño causado
por el delito atribuido.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
170

Asimismo, podrá disponer la inmovilización de los fondos depositados en las entidades


bancarias, mutuales, cooperativas y en personas jurídicas privadas.
Es una orden judicial que coloca a un bien determinado bajo el control y potestad del tribunal.
Se trata de una medida que afecta bienes muebles o inmuebles, restringiendo su disposición,
entendiendo al imputado como un presunto deudor con el fin de asegurar la eventual ejecución
futura en caso de obtener sentencia desfavorable.
Su traba debe ser solicitada por la parte interesada (MPA). En este caso el embargo es sobre
bienes del imputado y es ordenado por el tribunal. La medida debe ser suficiente para garantizar
el pago de la pena pecuniaria y las costas del juicio.
Por otra parte, se autoriza al querellante a solicitarlo, también sobre los bienes del imputado,
pero en este caso la medida está dada para garantizar la reparación del daño causado por el
delito atribuido. Como vimos al querellante se le exige contra cautela.

Inhibición:

La norma del artículo 238 del CPPPSF habla de inhibición e inscripción litigiosa de bienes y
dispone que, de no conocerse bienes libres, o en caso de insolvencia o insuficiencia de los bienes
embargados, el Tribunal podrá disponer a pedido de parte o del querellante, la inhibición
general del imputado, la que podrá sustituirse si ofreciera bienes o diera caución suficiente.
A pedido de parte, el Tribunal podrá disponer la inscripción como litigiosa de los bienes o
derechos patrimoniales relacionados con el delito, derivados u obtenidos directa o
indirectamente de actividades ilícitas, utilizados de cualquier forma para el desarrollo de
actividades ilícitas o que constituyan un incremento patrimonial no justificado, sean o no los
mismos de titularidad registral del imputado, siempre que existan elementos que permitan
considerar razonablemente que provienen de actividades ilícitas con las que los mismos se
encuentran vinculados.
Asimismo, y en las condiciones del párrafo precedente, podrán solicitarse medidas de no
innovar.
La inhibición general puede trabarse cuando no procesa el embargo. Es decir, no puede
solicitarse directamente, sino que en forma previa debe haber sido acreditada alguna de las
circunstancias mencionadas por la norma. Puede ser sustituida por bienes y/o caución.

Trámite de las medidas cautelares reales:

El artículo 239 del CPPSF dispone que el tribunal, a pedido de parte, podrá adoptar desde el
inicio de la Investigación Penal Preparatoria cualquier medida cautelar que considere suficiente
para asegurar el decomiso de los bienes o derechos patrimoniales sobre los que, por tratarse de
instrumentos o efectos relacionados con el delito que se investiga, el decomiso
presumiblemente pueda recaer.
Lo mismo podrá disponerse con la finalidad de hacer cesar la comisión del delito o sus efectos,
o para evitar que se consolide su provecho u obstaculizar la impunidad de sus partícipes. En
todos los casos se deberá dejar a salvo los derechos de restitución o indemnización de terceros
de buena fe.
Las solicitudes de medidas cautelares de coerción real serán sustanciadas en instancia única y
en la misma audiencia prevista para la prisión preventiva o sus alternativas, o si fuera el caso,
en una que se solicite al sólo efecto, donde se arbitrará el mismo trámite.

Secuestro:

Dispone el artículo 240 del CPPSF que el Fiscal podrá disponer en caso de urgencia, el secuestro
de aquellas cosas relacionadas con el delito, las sujetas a decomiso o las que puedan servir como
prueba.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
171

En todos los procesos por amenazas, violencia familiar o de género, o en cualquier otro delito
derivado de situaciones de conflictos interpersonales, el Fiscal deberá disponer el secuestro de
las cosas utilizadas en el hecho, como así también aquellas armas de fuego de las cuales el
denunciado fuera el tenedor o poseedor, o según las constancias de la causa se hallen en su
poder.
Si mediare peligro en la demora, la medida podrá ser cumplida por la policía, que deberá dar
aviso sin dilación alguna al Fiscal. Se elaborará un acta de la diligencia de acuerdo a las normas
generales.
Las cosas recogidas serán identificadas y conservadas bajo sello, debiéndose adoptar en todo
momento las medidas necesarias para evitar alteración.
Todo aquel que tenga en su poder objetos o documentos que puedan servir como medios de
prueba, estará obligado a presentarlos y entregarlos cuando le sean requeridos, siendo de
aplicación las medidas de coacción permitidas para el testigo que se rehúsa declarar. Si los
objetos requeridos no son entregados, se dispondrá su secuestro. Quedan exceptuadas de esta
disposición las personas que puedan abstenerse de declarar como testigos.
Con autorización del Fiscal, o en su caso del Tribunal, los interesados o quienes aquellas
autoridades dispongan, podrán tener acceso a las cosas secuestradas, a fin de reconocerlas o
someterlas a pericia. Se llevará un registro en el que conste la identificación de las personas
autorizadas.
Concluye la norma diciendo que serán de aplicación para el secuestro las normas previstas para
la requisa y el registro.

Objetos no sometidos a secuestro:


Según el artículo 241 del CPPSF sin perjuicio de lo establecido en el artículo 169, no podrán ser
objeto de secuestro:

▪ Las comunicaciones entre el imputado y las personas que deban abstenerse de declarar
como testigo.
▪ Las notas que hubieran tomado los nombrados anteriormente sobre comunicaciones
confiadas por el imputado, o sobre cualquier circunstancia a la cual se extienda el derecho o el
deber de abstenerse de declarar.
▪ Los resultados de exámenes o diagnósticos relativos a las ciencias médicas realizadas al
imputado bajo secreto profesional.

Destino de los bienes:


Conforme se dispone en el artículo 242 del CPPSF, los bienes que fueran objeto de secuestro,
depósito, cautela previa o decomiso, como consecuencia de la investigación de hechos ilícitos
quedarán a disposición de la Agencia Provincial de Registro, Administración y Destino de Bienes
y Derechos Patrimoniales, la que tendrá a su cargo la custodia, administración, conservación y
disposición de los mismos.
Los automotores o motocicletas o cualquier otros bienes muebles registrables que durante el
lapso de seis meses, permanecieran secuestrados, y sobre los cuales no se hubiera efectuado
reclamo por su propietario o persona con legítimo derecho sobre los mismos, o en caso de que
efectuado el mismo no se hubiera agotado el procedimiento podrán ser entregados en calidad
de depósito renovable anualmente al Poder Ejecutivo, para que lo utilice en funciones
específicas de la Policía, Organismo de Investigación del Ministerio Público de la Acusación o de
los institutos de privación de libertad, educativos o asistenciales del Estado Provincial.
El Fiscal solicitará la destrucción de las armas de fuego que, durante el lapso de un año, hubieran
permanecido secuestradas a disposición de autoridad judicial y sobre las cuales no se hubiera
efectuado reclamo por su propietario o persona con legítimo derecho. El Juez o Tribunal
correspondiente ordenará la destrucción previo informe sobre sus características, aptitud para

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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el disparo, toma de disparo testigo y toda otra circunstancia conducente para asegurar la
prueba.
En caso de que se hubiere efectuado el reclamo, pero no se hubiera agotado el procedimiento,
se estará a lo dispuesto en el artículo 243 y concordantes.

Devolución:
Sobre este punto, el artículo 243 del CPPSF dispone que, tan pronto como fuera posible, el Fiscal
ordenará la devolución de los objetos secuestrados que no estén sometidos a decomiso,
restitución o embargo, a la persona de cuyo poder se sacaron. Esta devolución podrá ordenarse
provisionalmente en calidad de depósito, e imponerse al poseedor la obligación de exhibirlos.
Los efectos sustraídos serán devueltos, en las mismas condiciones y según corresponda al
damnificado o al poseedor de buena fe de cuyo poder hubieran sido secuestrados. Si se suscitare
controversia sobre la restitución o la forma de ella, se dispondrá que los interesados ocurran a
la jurisdicción civil.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
173

UNIDAD 6: Norma y acto procesal.

Norma procesal penal:

Las normas procesales, llamadas también instrumentales son un complemento de las normas
sustanciales. En su conjunto conforman una rama del derecho, llamada Derecho Procesal.
Las normas sustanciales regulan conductas. Las civiles reglan las relaciones entre particulares, y
las penales describen conductas punibles y la sanción correspondiente.
Las normas sustanciales señalan el marco en el cual se desenvuelve la vida social, y ante su
inobservancia, aparece, en el caso del derecho penal el poder punitivo del estado, y en el
derecho civil el resarcimiento del daño si un particular ha perjudicado a otro.
Cuando no se observan las conductas legales, o sea cuando se infringe la norma es cuando tienen
aplicación las normas procesales o instrumentales que determinan el modo en que van a actuar
los órganos judiciales, las partes, los terceros, y los abogados en el proceso.
Las normas procesales carecen de valor por sí mismas. Son un complemento de las sustanciales,
determinando su modo de aplicación, para llegar a la sentencia condenatoria o absolutoria. Las
normas procesales no contemplan por lo general sanciones (aunque castigan con la caducidad
o perención de la instancia el incumplimiento de los plazos procesales) pero ayudan a que se
apliquen las sanciones del derecho sustantivo.
Son normas más bien técnicas que sirven para que los derechos reconocidos en las normas
sustantivas no resulten ilusorios.
Ninguna pena puede imponerse sin juicio previo, reza la garantía constitucional, y el trámite de
este juicio está determinado por las normas procesales.

Principio pro homine:

El principio pro homine o pro persona es un relevante criterio interpretativo que establece que
toda autoridad perteneciente al poder judicial, legislativo o ejecutivo debe aplicar la norma o la
interpretación más favorable a la persona o a la comunidad, en toda emisión de actos,
resoluciones o normas que traten o en que se considere la protección o la limitación de Derechos
Humanos, la cual debe ser la más amplia en el primer caso o la menos restrictiva, en el segundo.
Ahora bien, a partir de su fundamentación, su fuente desde una óptica ontológica es la dignidad
del hombre frente al poder del Estado.
Encuentran su fundamento inmediato en derechos inalienables que hacen referencia a bienes
universalmente valiosos, como el derecho a la vida. Así concebidos, los derechos humanos son
universales e indivisibles; lo primero, porque se predican del hombre; lo segundo, porque los
derechos civiles y políticos han de ser efectivos, del mismo modo que los derechos económicos,
sociales y culturales han de ser garantizados por los Estados. Los derechos humanos interesan
hoy no sólo en el plano de las Constituciones de los Estados sino también en el del derecho
internacional, ya su protección, en cuanto garantía de la integridad moral y física de toda
persona, ha quedado recogida tanto en los ordenamientos constitucionales como en el orden
jurídico internacional.
Según Humberto Henderson el principio pro homine tiene varias formas de aplicación, entre las
que se destacan. En primer lugar, en los casos en los cuales está en juego la aplicación de varias
normas relativas a derechos humanos, debe aplicarse aquella que contenga protecciones
mejores o más favorables para el individuo. En segundo lugar, en casos en los cuales se está en
presencia de una sucesión de normas, debe entenderse que la norma posterior no deroga la
anterior si ésta consagra protecciones mejores o mayores que deben conservarse para las
personas. En tercer lugar, cuando se trate de la aplicación de una norma, debe siempre
interpretarse en la forma que mejor tutele a la persona.
El principio pro homine implica que la interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor
beneficio para el ser humano, es decir, que debe acudirse a la norma más amplia o a la

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos y, por el contrario, a la norma


o a la interpretación más restringida, cuando se trata de establecer límites a su ejercicio, se
contempla en los artículos 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en la que
especifica que ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el
sentido de:

▪ Permitir a alguno de los Estados Parte, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de
los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la
prevista en ella.
▪ Limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido
de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Parte o de acuerdo con otra convención
en que sea parte uno de dichos Estados.
▪ Excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan
de la forma democrática representativa de gobierno.
▪ Excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza

El artículo 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el que establece que
ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder
derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos
encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el Pacto
o a su limitación en mayor medida que la prevista en él.
No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos
fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes, convenciones,
reglamentos o costumbres, sin pretexto de que el presente Pacto no los reconoce o los reconoce
en menor grado.

Inadmisibilidad e invalidación por actividad procesal defectuosa:

Esta cuestión es regulada en el Título IV del Libro II del CPPSF, en el se aborda el problema de
las formas de los actos jurídicos, el incumplimiento o inobservancia de las mismas y las
consecuencias que ello acarrea.
La sanción procesal es la consecuencia de una actividad irregular por la inobservancia de las
exigencias que la ley o la CN determinan, consistiendo en la inadmisión o invalidación de la
misma, quitándole toda eficacia procesal tanto al acto irregular como a todos aquellos actos
ligados a él.
Lo que el sistema de invalidaciones procesales debe procurar antes que nada es remendar el
derecho lesionado con el acto irregular, mas no el acto irregular en si mismo.
Señalan Baclini y Schiappa Pietra que, resulta imposible asumir esta tarea – la de analizar las
invalidaciones procesales – sin adentrarnos al sentido la función de las formas procesales.
Afirma Binder que son tres las funciones esenciales de las formas jurídicas: busca resguardar las
formas de los actos procesales como metodología para realizar el proceso penal garantizando
los derechos individuales; en segundo lugar, el sistema debe contar con la protección de las
formas para organizar la actuación del MPA y el ejercicio de la acción penal; y, por último, la
forma es dispuesta para garantizar el ejercicio, acceso y goce de los derechos que hacen a la
tutela judicial efectiva.
Las consecuencias que se asignan al incumplimiento de las formas procesales en la actividad
procesal defectuosa el código las identifica como invalidación e inadmisibilidad, quitando de
este titulo la tradicional referencia a la nulidad. Además, constituyen un último recurso, primero
siempre se tratará de subsanar el acto procesal defectuoso en cuestión.
Es importante no confundir el acto defectuoso con la actividad (jurisdiccional) que así lo declara;
hacerlo puede traer grandes conflictos prácticos.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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La regla general en esta materia está consagrada en el artículo 246 del CPPSF, según el cual no
podrán ser valorados para fundar una decisión judicial, ni utilizados como presupuestos de ella,
los actos cumplidos con inobservancia de las formas y condiciones previstas en este Código,
salvo que el defecto haya sido subsanado o no se hubiera protestado oportunamente por él.

Inadmisibilidad:

Se dispone en el artículo 245 del CPPSF, la inadmisibilidad de los actos de parte será declarada:

▪ Cuando estuviese prescripta por la ley.


▪ Cuando se intentase actuar sin tener facultad o ésta se hubiere extinguido o agotado
por caducidad o preclusión.

En la segunda parte la norma dispone que si un acto de parte fuera erróneamente admitido, sus
efectos serán invalidados, salvo que la deficiencia se corrigiera oportunamente o que el acto
haya alcanzado su finalidad respecto de todos los interesados.
Como vemos, la norma contempla dos sanciones procesales, la inadmisibilidad y la invalidación.
La inadmisibilidad suele distinguirse de la invalidez en función al momento u oportunidad
procesal de su declaración, ya que mientras en la inadmisibilidad no se permite el ingreso del
acto irregular al proceso, en la invalidez el mismo ya ha ingresado y la declaración opera en un
momento posterior.
Además, la inadmisibilidad solo puede mentarse respecto de los actos dirigidos al juez, lo que
no ocurre en la nulidad que también abarca los actos propios del juez.
La declaración debe ser pronunciada por el juez de oficio.
La consecuencia de la declaración es que el acto no genera ningún tipo de efecto jurídico. El acto
podría ser replanteado salvando los motivos que dieron lugar a tal sanción, siempre y cuando
no haya precluido la etapa para ello o no se haya agotado o extinguido por caducidad.

Supuestos de inadmisibilidad:
A partir de lo dispuesto por el CPPSF podemos señalar distintos supuestos de inadmisibilidad de
actos procesales, tales son:

▪ Prescripción legal: se trata de aquellos casos en que el acto se encuentra expresamente


prescripto por la ley; por cuanto esta dispone las formas y condiciones necesarias para la
incorporación de un acto al proceso, esto es lo que se ha llamado tipo procesal.
Si bien esta norma nos dice que la enumeración de casos de inadmisibilidad es la que
taxativamente establece la ley, convive con un sistema abierto de identificación de los casos que
impliquen la inobservancia de derechos y garantías previstas en normas constitucionales y
convencionales. La convivencia de estos sistemas ha sido criticada por Binder, por cuanto no
permite tomar dimensión de la importancia de las invalidaciones.
Por otro lado, vale anotar que el CPPSF contiene varios casos en que expresamente se prevé la
sanción de inadmisibilidad, así, el artículo 59 respecto a la presentación de una cuestión de
competencia por inhibitoria o declinatoria cuando la parte no haya expresado que no ha
utilizado otro medio.
▪ Actuación sin facultad: es el primer supuesto del inciso segundo, la actuación sin
facultad se da cuando la parte ha actuado sin la capacidad establecida por la ley para ello. Por
ejemplo, cuando en un delito dependiente de acción privada el fiscal insta la acción sin la
denuncia previa del agraviado.
▪ Actuación inoportuna: la actuación puede ser reputada como inoportuna cuando la
facultad para actuar se encontrada extinguida o agotada por caducidad. Estos casos consisten
en la pérdida o privación de una facultad procesal a un sujeto por el tiempo transcurrido sin
haberla ejecutado.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Preclusión: la preclusión tiene relación con las etapas del procedimiento ya cumplidas
y su relación con la actuación de las partes en su oportunidad, de forma tal que si se admitió un
acto y el proceso en función a la admisión que las partes hicieron de dicho acto continuó su
marcha no podrá retrotraerse hacia atrás.

Invalidación:

Ya vimos que en el supuesto en que el acto reputado como inadmisible haya sido admitido, sus
efectos deberán ser invalidados. Hasta que la declaración no se produce, el vicio que condiciona
la inadmisibilidad no opera de pleno derecho en cuanto a la invalidez del acto.
Debe tenerse en cuenta que advertido un acto que fuere defectuoso, lo que deben hacer las
partes es procurar repararlo, corrigiendo los errores del mismo si fuere el caso, y solo ante la
imposibilidad de ello cabe la sanción de invalidez.
Como dije antes, según el artículo 246 del CPPSF, no podrán ser valorados para fundar una
decisión judicial, ni utilizados como presupuestos de ella, los actos cumplidos con inobservancia
de las formas y condiciones previstas en este Código, salvo que el defecto haya sido subsanado
o no se hubiera protestado oportunamente por él.
Las partes sólo podrán impugnar las decisiones judiciales que les causaran gravamen, con
fundamento en el defecto, en los casos y formas previstos por este Código, siempre que el
interesado no hubiera contribuido a provocarlo. Se procederá del mismo modo cuando el
defecto consistiera en la omisión de un requisito que la ley prevé para la validez del acto.
Se contempla la invalidez relativa porque está dada en interés de la parte que la alega. El
precepto establece la ineficacia de todo acto en el que no fueron observadas las formas y
condiciones previstas para su incorporación al proceso. Ello puede deberse al mal
funcionamiento del primer filtro (el de inadmisibilidad).
En el sistema del código no existen actos procesalmente nulos, sino que todos son anulables. La
nulidad procesal necesita siempre ser declarada para que el acto sea reconocido como no válido,
por tanto, ineficaz y deje de producir los efectos del acto típico, extinguiéndose
retroactivamente los que estuvo produciendo hasta ese momento.

Caracteres:
A partir del análisis que Baclini y Schiappa Pietra hacen de la norma podemos mencionar estos
caracteres:

▪ No pueden ser declaradas de oficio sino a pedido de la parte interesada.


▪ La parte que las invoca deberá haber sufrido un perjuicio real y concreto.
▪ No puede plantearlas quien haya contribuido a su causación.
▪ Vencido determinado momento procesal el acto se tiene por convalidado.
▪ Son subsanables.

Efectos:
El acto viciado no podrá ser valorado para fundar una decisión judicial, ni utilizado como
presupuestos de ella.
La invalidez no tendrá efecto cuando el acto haya sido subsanado o no se hubiera protestado
oportunamente, cuando no haya causado un gravamen y cuando la parte haya contribuido a su
causación, circunstancias que no deben ser apreciadas en forma conjunta. Por otro lado,
podemos señalar los siguientes requisitos para su declaración:

▪ Subsanación: subsanar significa reparar o remediar un defecto, esto es en definitiva la


eliminación del vicio impidiendo los efectos de esa irregularidad. El artículo 249 del CPPSF prevé
tres supuestos de subsanación – que vendrían a modo de interpretación autentica a definir el
termino –, tales son la renovación del acto, la rectificación del error y el cumplimiento del

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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requisito omitido. También la cosa juzgada es entendida como supuesto de subsanación; se


agrega el consentimiento tácito y la aceptación expresa.
▪ Gravamen real y concreto: en virtud del principio de trascendencia, otra de las exigencia
fundamentales para que proceda la declaración es la existencia de un perjuicio real y concreto,
o sea, la limitación de un derecho del justiciable vinculado en forma inmediata al buen orden
del proceso. Es menester su demostración por la parte.
▪ Contribución a la causación: en función de la doctrina de los actos propios, la parte que
lo alega no debe haber contribuido a causar la invalidez, pues nadie puede invocar su propia
torpeza para su beneficio.

Protesta:
Según el artículo 247 del CPPSF cuando el defecto fuera subsanable, el interesado deberá
formular la protesta, mientras se cumple el acto o inmediatamente después de cumplido cuando
hubiese estado presente en él; y antes de dictarse la decisión a impugnar, cuando no hubiere
estado presente.
Si, por las circunstancias del caso, fue imposible advertir oportunamente el defecto, el
interesado deberá formular la protesta inmediatamente después de conocerlo.
La protesta implicará el reclamo de subsanación y deberá describir el defecto individualizando
el acto viciado o el requisito omitido, proponiendo la solución que correspondiera. Se
sustanciará según lo previsto para la reposición.

Defectos absolutos:
Según el artículo 248 del CPPSF, aunque pueda formularse, no será necesaria la protesta previa
y podrán ser invalidados aun de oficio, en cualquier estado y grado de la causa, los defectos
concernientes a la intervención, asistencia y representación del imputado en los casos y formas
que la ley establece o los que implicaran inobservancia de derechos y garantías previstos por la
Constitución Nacional, por los Tratados Internacionales con idéntica jerarquía y por la
Constitución Provincial.
En estos casos el imputado podrá impugnar, aunque tuviera responsabilidad en la provocación
del defecto.
Hay defectos absolutos cuando el acto procesal contenga un vicio que depare en una directa
vulneración del requisito del debido proceso. Y ello será así cuando lo afectado sea una norma
de procedimiento derivada de un imperativo constitucional, por referirse a un acto de tal
importancia para el proceso que su ausencia suponga la inexistencia del juicio previo
constitucional.
Cuando se trata de defectos absolutos no se tendrá en cuenta la responsabilidad del imputado
en la provocación del defecto. No será necesaria la protesta previa y aun puede ser declarado
de oficio en cualquier grado y estado del proceso.
La norma no menciona que debe existir un gravamen por cuanto se entiende implícito, ya que
toda afectación al debido proceso y la defensa en juicio trae aparejado un perjuicio traducido
en una situación de indefensión.

Aspectos que comprende:


▪ Intervención del imputado: en resumidas palabras, dicen Baclini y Schiappa Pietra,
comprende todas aquellas intervenciones que se le acuerda al imputado a los efectos de
salvaguardar el contradictorio y la bilateralidad propia del sistema que nada del debido proceso.
Por ejemplo, derecho a ser oído, defensa técnica, producir pruebas.
▪ Asistencia del imputado: hace a la defensa técnica y es complemento necesario de la
defensa material. Abarca esencialmente dos aspectos, el primero de ellos el derecho a elegir un
abogado de su confianza para que lo defienda y el restante refiere a que esa defensa no sea
meramente forma sino efectiva y eficaz. La CSJN ha dicho que corresponde declarar la nulidad

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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de la condena impuesta por un tribunal militar si el imputado no pudo elegir libremente un


abogado.
▪ Representación del imputado: debe entenderse a la representación como aquella
legalmente necesaria para el imputado en determinados supuesto de ausencia. Tal el caso en
que el imputado se encontrara sufriendo una afección mental o caso en el que el imputado ha
sido declarado rebelde.
▪ Inobservancia de derechos y garantías constitucionales: en realidad, este apartado
perdido en la norma termina resumiendo todo lo hace al régimen de invalidez. Ello así en tanto
la invalidez tutela la vigencia de los principios constitucionales.

Responsabilidad del imputado en la provocación del defecto:


El artículo autoriza al imputado a impugnar a pesar de haber tenido responsabilidad en la
provocación del defecto, estableciéndose con ello una diferencia puntual con los casos de
invalidez relativa donde tal circunstancia sería causal de impedimento para impugnar. Se basa
en la indisponibilidad de los derechos constitucionales afectados sustancialmente, no obstante,
colisiona con la llamada teoría de los actos propios.
Esto se admitiría cuando haya negligencia o imprudencia por parte del imputado, no así cuando
hubiere dolo.

Renovación o rectificación:
Conforme el artículo 249 del CPPSF los defectos deberán ser subsanados, siempre que fuera
posible, renovando el acto, rectificando su error o cumpliendo el requisito omitido, de oficio o
a instancia de parte.
Lo que la norma pregona es que, advertido el vicio que posee un acto, la parte puede peticionar
su renovación a los efectos de purgarlo y de esta forma evitar su declaración de invalidez
posterior o ello podrá ser dispuesto de oficio.
Esto nos demuestra que todas las nulidades, incluso las declarables de oficio y de carácter
absoluto, son subsanables. Lo que varía son los aspectos temporales y circunstanciales del
saneamiento, puesto que, si las absolutas lo son por la ocurrencia de la cosa juzgada, para las
declarables a petición de parte y relativas la ley fija plazos de oponibilidad a cuyo término caduca
la facultad de instarlas y ya no pueden ser declaradas.

Efectos:
Según dispone el artículo 250 del CPPSF, la invalidación de un acto se extiende a todos los
consecutivos que dependan directamente de él.
Sin embargo, no se podrá retrotraer el procedimiento a etapas anteriores, con grave perjuicio
para el imputado, cuando la invalidación se funde en la violación de una garantía prevista en su
favor.
El Juez o Tribunal establecerá a cuales actos anteriores o contemporáneos que por conexidad
alcanza la invalidación.
La primera parte del artículo, señala Baclini, dispone el efecto extensivo de la teoría del fruto
del árbol envenenado. La expansión puede abarcar los actos anteriores o contemporáneos en
tanto el vicio originario puede provenir de más atrás. Debe existir una conexión específica, es
decir, el íntimo nexo que puede aproximar uno o más actos anteriores al acto procesal inválido,
de manera que éste impida que el anterior o concomitante tampoco sean valorados.
El fundamento de la extensión viene dado por cuanto el proceso penal se encuentra integrado
por diferentes actos vinculados entre sí por un nexo de validez apareciendo unos como
presupuestos de los otros y éstos como presupuestos de los posteriores.
Sin embargo, la declaración de invalidez de un acto y todos los posteriores que de él dependan
pueden no hacer a la invalidez de la condena dictada cuando ella se basó en otras pruebas
legalmente obtenidas, en lo que se llama curso causal independiente (principio de
conservación).

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Sin embargo, no se podrá retrotraer el procedimiento a etapas anteriores, con grave perjuicio
para el imputado, cuando la invalidación se funde en la violación de una garantía prevista en su
favor. El Juez o Tribunal establecerá a cuales actos anteriores o contemporáneos que por
conexidad alcanza la invalidación.

Actos procedimentales:

Disposiciones Generales: artículos 126 a 134.

Idioma:
En todos los actos del procedimiento, para que no sean invalidados, se utilizará el idioma
nacional. Cuando éste no fuera conocido por la persona a quien deba brindársele información o
deba requerírsele declaración, se le designará de oficio un intérprete, sin perjuicio de aceptarse
la participación de aquél que la misma proponga. De igual manera se procederá cuando por
imposibilidad física no pudiera oír o expresarse, aunque en tal caso podrá establecerse la
comunicación por escrito.
Cuando se presentaran documentos en idioma extranjero, deberá acompañarse su traducción
realizada por traductor público matriculado o, en su defecto, persona designada por el Tribunal.

Audiencias orales:
Para el desempeño de sus funciones y en paridad de condiciones, se asegurará a las partes la
disponibilidad de elementos mobiliarios adecuados durante el desarrollo de las audiencias.
En el juicio y en las demás audiencias orales, la parte, al hacer uso de la palabra deberá
permanecer de pie, salvo impedimento físico.

Día y hora de cumplimiento:


Los actos procedimentales deberán cumplirse en días y horas hábiles, salvo los de la
Investigación Penal Preparatoria. Sin embargo, para el debate el Tribunal podrá habilitar los días
y horas que estimara necesarios. Se consideran días y horas hábiles los señalados por el Código
Procesal Civil y Comercial de Santa Fe.

Juramento o compromiso de decir verdad:


Cuando se requiera la prestación de juramento o compromiso de decir verdad, se recibirá, para
que no sea invalidado, por las creencias religiosas del que jure, o por su honor en caso de no
profesarlas, después de instruirlo de las penas que la ley impone a la falsedad. El declarante
jurará o se comprometerá a decir verdad de todo cuanto supiera y le fuera preguntado,
mediante la fórmula: "lo juro" o "me comprometo".

Manifestaciones y su documentación:
Las manifestaciones personales se recibirán en la forma y modalidad que asegure la cabal
intelección de su contenido y la publicidad del juicio.
Se documentarán en la medida exigida por la ley, por la reglamentación y atendiendo a la
eficacia de su destino probatorio. El contenido de lo documentado deberá garantizar la fidelidad
del acto, dejándose constancia de los datos necesarios para su individualización y para la
salvaguarda de la defensa en juicio.
Cuando una persona produzca declaraciones en cualquier acto del procedimiento, quien la
reciba deberá preservar la dignidad del declarante, así como la eficacia de la comunicación que
se entable.

Deber de lealtad:
Es deber de las partes y de sus representantes comportarse en el curso del procedimiento penal
de acuerdo a los principios de lealtad, probidad y buena fe, evitando incurrir en actitudes

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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sorpresivas o en conductas que impliquen un abuso del derecho procesal.


Superado el período de reserva, los integrantes del Ministerio Público Fiscal deberán permitir a
las partes y a su solicitud, todos los elementos de convicción, de cargo y de descargo que se
hubieran reunido o conocido a lo largo de todo el procedimiento penal, considerándose falta
grave su ocultamiento.

Explicaciones, advertencias y facultad de testar:


Sin perjuicio de las facultades disciplinarias y de la remisión en su caso de los antecedentes a los
Colegios Profesionales, al Fiscal General del Ministerio Público de la Acusación o al Defensor
Provincial del Servicio Público Provincial de Defensa Penal, quien presida el Tribunal podrá
suspender brevemente la audiencia para requerir la presencia de todas las partes o de sus
profesionales al despacho privado, a fin de solicitarles explicaciones por la conducta asumida.
Luego de oírlas, podrá formular advertencias para evitar nuevos incidentes y asegurar el normal
desarrollo del debate.
Del mismo modo, cuando se proceda por escrito, el Tribunal, de oficio o a pedido de parte, podrá
mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en términos indecorosos u ofensivos, e
incluso devolver el escrito cuando fuera manifiestamente impertinente, dejándose constancia.

Expedición de copias e informes:


Se autorizará la expedición de copia o informe de las actuaciones cumplidas, cuando fueran
solicitados por quien acredite interés legítimo en obtenerlos, y siempre que no se perjudique la
eficacia de la Investigación Penal Preparatoria.

Actos y resoluciones judiciales:

Según el artículo 135 del CPPSF, en el ejercicio de sus funciones, el Tribunal y el Ministerio
Público Fiscal, podrán disponer la intervención de la fuerza pública y todas las medidas
necesarias para el seguro y regular cumplimiento de los actos que ordenen.

Actos fuera del asiento:


A pedido de parte, el Tribunal podrá constituirse fuera de su asiento, en cualquier lugar de la
Provincia, cuando estimara indispensable conocer directamente elementos probatorios
decisivos. En tal caso, si correspondiera, avisará al Tribunal de la respectiva competencia
territorial.
Asimismo, podrá ordenar, aún de oficio, la realización de la audiencia del debate fuera de su
asiento, pero dentro del ámbito de su competencia territorial, cuando así lo aconsejara una
mayor eficacia en la producción probatoria y la publicidad del juicio.

Resoluciones:
Las decisiones del Tribunal serán dadas por sentencia, auto, decreto o providencia y procederá
cada una de ellas cuando este Código así lo determine.
A fin de emitir pronunciamiento los miembros de Tribunales Colegiados establecerán los puntos
sobre los que sea necesaria decisión.
Acordarán un orden lógico de tratamiento de los mismos que permita resolver paulatinamente
aquellos cuya definición resulte presupuesta de los otros; lo que se resuelva al respecto será
tenido como definitivo a los efectos de la apreciación de los demás temas, debiendo sobre ellos
pronunciarse los jueces no obstante la opinión que hubieran podido emitir anteriormente. Si no
se obtiene mayoría respecto al monto de la pena deberá aplicarse el término medio de todos
los votos.

Plazos:
Según dispone el artículo 139 del CPPSF, los Tribunales dictarán los decretos dentro de las

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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cuarenta y ocho horas en que el expediente sea puesto a despacho, los autos dentro de los cinco
días, salvo que se disponga otro plazo menor, y, las sentencias dentro de los plazos
especialmente establecidos.
El Ministerio Público Fiscal proveerá dentro del plazo de cuarenta y ocho horas las instancias
que le formulen los habilitados para deducirlas, salvo que se disponga otro plazo.

Fundamentación:
Las sentencias y los autos, así como las resoluciones del Ministerio Público Fiscal, deberán ser
motivados para no ser invalidados.
Los decretos y providencias se motivarán cuando la ley expresamente lo imponga para su
validez.

Copia auténtica:
Cuando por cualquier causa se destruyera, perdiera o sustrajera el original de una sentencia o
de la documentación de otros actos procesales, la copia auténtica tendrá el valor de aquella.

Publicidad:
Las audiencias serán públicas, a menos que el Tribunal, atendiendo a las circunstancias del caso
dispusiera lo contrario, mediante resolución fundada.
Las sentencias y los autos podrán ser dados a publicidad, salvo que la naturaleza del proceso o
razones de decoro aconsejaran su reserva. Si afectaran la intimidad, tranquilidad o seguridad de
la víctima o de terceros, sus nombres serán eliminados de las copias para la publicidad.

Documentación:
La actividad procesal cumplida en las audiencias orales, donde se desarrollen actos sujetos a
impugnación, será documentada por el medio que establezca la reglamentación y que asegure
su autenticidad e inmodificabilidad.
Si se hubiese negado a la defensa la integración pluripersonal del Tribunal de juicio, ante su
pedido formulado en la audiencia preliminar, se filmará la audiencia del debate.
Los registros acreditan, en principio, la realidad de lo ocurrido.
En acta se hará constar la forma en que se cumplió la registración, asegurándose la conservación
de la misma.

Comunicaciones:

Según el artículo 144 del Código Procesal Penal de Santa Fe, cuando un acto procesal se deba
ejecutar por intermedio de otra autoridad se podrá encomendar su cumplimiento por oficio.
Luego, el artículo 145 del CPPSF establece que los órganos judiciales podrán dirigirse
directamente a cualquier autoridad de la Provincia, requiriendo informes o documentos, la que
prestará su cooperación, sin demora alguna y dentro del plazo que, en su caso, se fije.
Este artículo rige también con respecto a los informes y documentos requeridos a las entidades
privadas y a los particulares.
El incumplimiento por parte del requerido dará lugar a la aplicación por el Tribunal, de oficio o
a solicitud de parte, de una sanción de hasta quince días multa, sin perjuicio de las
responsabilidades administrativas y penales en que pudiera haber incurrido. Esta norma será
transcripta en la comunicación pertinente.

Comunicaciones con otras jurisdicciones:


Las comunicaciones con otras jurisdicciones dentro del país o del extranjero serán diligenciadas
sin retardo, de acuerdo con las leyes vigentes, con la reglamentación que se dicte, y en su caso
siguiendo la vía diplomática en la forma prescripta por los tratados o costumbres
internacionales.

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Notificaciones, citaciones y emplazamientos:

Antes de comenzar a analizar la regulación que el CCPSF establece sobre este tema resulta
conveniente precisar algunos conceptos.

▪ Notificación: es hacer saber fehacientemente un acto procesal realizado o a realizarse.


Tiene como efecto el conocimiento de la parte para provocar su intervención o no a través de la
impugnación o en su caso la participación en un acto. La forma normal es la personal dejando
constancia de ello y en su defecto puede hacerse por cédula o por otro medio.
▪ Citación: es el aviso que se le da a otra persona para que comparezca al procedimiento
en determinado momento con el objeto de realizar un acto procesal. Como la incomparecencia
trae aparejada la sanción de ser trasladado por medio de la fuerza pública, sólo pueden citar los
sujetos que tienen poder de coerción, el Tribunal o el Fiscal.
▪ Emplazar: es dar a alguien un tiempo para que cumpla una orden que puede haber sido
dada por decreto, auto o resolución.
▪ Vistas: hace más a un pedido de opinión que se la solicita al interesado que al no
conformar una carga procesal no tiene obligación de contestar.
▪ Traslados: son similares a las vistas, pero, en este caso existe la carga procesal de
contestar.

Normas reglamentarias:
Según el artículo 147 del CPPSF las resoluciones, citaciones, emplazamientos, vistas y traslados
se comunicarán por medios electrónicos de conformidad con las normas prácticas que disponga
la Corte Suprema de Justicia.
Las normas prácticas deberán asegurar que las comunicaciones se hagan a la brevedad, sin
excesos formales, y ajustadas a los siguientes principios:

▪ Que transmitan con claridad, precisión y en forma completa el contenido de la


resolución o de la actividad requerida y las condiciones o plazos para su cumplimiento.
▪ Que contengan los elementos necesarios para asegurar la defensa y el ejercicio de los
derechos y facultades de las partes.
▪ Que adviertan suficientemente al imputado o a la víctima cuando el ejercicio de un
derecho esté sujeto a un plazo o condición.

No obstante, las normas prácticas dictadas, las partes podrán acordar expresamente en cada
caso una modalidad de comunicación efectiva de acuerdo con las posibilidades técnicas a las
que ellas tengan acceso y el juez o tribunal.

Domicilio legal:
Al comparecer en cualquier acto del procedimiento, las partes deberán constituir domicilio
dentro del radio urbano de la ciudad donde tenga su asiento el Tribunal. Si las partes o sus
defensores o representantes no lo hicieran, quedarán notificados en la Oficina de Gestión
Judicial, dejándose constancia escrita de tal circunstancia.
Cuando interviniera otro Tribunal con distinto asiento, las partes tendrán que fijar un nuevo
domicilio legal, bajo los mismos apercibimientos.

Notificaciones:
Al imputado se le notificarán personalmente las sentencias que impongan penas de
cumplimiento efectivo y las resoluciones que resuelvan sobre su prisión preventiva o le
denieguen su libertad.
Las demás sentencias condenatorias y resoluciones del Tribunal se notificarán de conformidad
con las normas prácticas que disponga la Corte Suprema de Justicia de acuerdo al artículo 147.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
183

Todas las resoluciones deberán ser también notificadas al defensor del imputado.
Cuando las resoluciones se dictaran en audiencia, tal circunstancia servirá como notificación
personal a los intervinientes.

Apercibimiento:
Según el artículo 150 del CPPSF toda citación se hará bajo apercibimiento de ser traída la
persona citada por la fuerza pública si no diere cumplimiento a la orden judicial, la que se hará
efectiva sin más trámite y de inmediato, salvo causas justificadas, sin perjuicio de la
responsabilidad penal que corresponda y de las costas que causara.

Plazo de las vistas y traslados:


Las vistas y traslados que debieran evacuarse por escrito y no tuvieran fijado un plazo por este
Código o por el Tribunal, se considerarán corridas por tres días.

Plazos:

Según el artículo 152 del CPPSF, los actos procesales se practicarán en los plazos establecidos.
El cómputo de estos se contará a partir de cada notificación o, si fueran comunes, desde la última
practicada en la forma prevista por el Código Procesal Civil y Comercial.
No se contará el día en que tuviera lugar la diligencia ni los inhábiles.
Los plazos de horas se contarán desde la siguiente a la de la notificación y correrán aún durante
las inhábiles.
Según el artículo 154 del CPPSF, los plazos serán improrrogables y perentorios, operando la
caducidad por su solo vencimiento, salvo los establecidos para que las partes cumplan una
actividad indispensable en el proceso.

Prórroga especial:
Si el término fijado venciera después de las horas de oficina, el acto que deba cumplirse en ella
podrá ser realizado durante las dos primeras horas hábiles del día siguiente.

Abreviación y ampliación:
La parte a cuyo favor se hubiera establecido un plazo, podrá renunciarlo o consentir su
abreviación mediante manifestación expresa.
Las partes podrán acordar la modificación de los plazos que este Código les fija para cumplir
actividades procesales. El acuerdo deberá ser comunicado al Tribunal interviniente.

Observancia de los plazos:


Los Tribunales y el Ministerio Público de la Acusación estarán obligados a cumplir y a hacer
cumplir los plazos establecidos durante el procedimiento.
La inobservancia de los plazos, hará pasibles a los Jueces, Fiscales y, en su caso, Defensores
Públicos oficiales, de correcciones disciplinarias a aplicar aún de oficio por el Fiscal General del
Ministerio Público de la Acusación, el Defensor Provincial del Servicio Público de la Defensa
Penal o la Corte Suprema de Justicia, según el caso, sin perjuicio de otras medidas que
legalmente correspondieran.
Los profesionales que tuvieran participación en el procedimiento penal, y no cumplieran con los
plazos establecidos, serán sancionados disciplinariamente, aun de oficio por el Tribunal, sin
perjuicio de ser separados de la causa y remitirse sus antecedentes al Tribunal de Disciplina del
Colegio respectivo o a quien correspondiere.

Retardo de justicia:
Según el artículo 157 del CPPSF, vencido el término en que se deba dictar resolución, el

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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interesado podrá deducir pronto despacho y si dentro de tres días no la obtuviere, podrá
interponer queja por el retardo ante el Superior.
El Presidente del Tribunal ordenará al denunciado que informe dentro del plazo que le señalará.
Si la queja fuera procedente el Superior fijará un plazo prudencial para que se pronuncie. Si la
demora fuere imputable al Presidente o a un miembro del Tribunal la queja deberá formularse
ante la Corte Suprema de Justicia.

Demora en las medidas cautelares personales:


Conforme el artículo 158 del CPPSF, cuando se haya planteado la revisión de una medida
cautelar privativa de libertad o se haya impugnado la resolución que deniega la libertad y el Juez
o Tribunal no resuelvan dentro de los plazos establecidos en este Código, el imputado podrá
interponer pronto despacho y, si dentro de las veinticuatro horas no obtiene resolución se
tendrá por concedida la libertad. En este caso el Juez o Tribunal que conforme a la ley sea
reemplazante, ejecutará la libertad y comunicará la situación a la Corte Suprema de Justicia.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
185

UNIDAD 7: Los recursos.

Recursos en general:

Se entiende por recurso a aquel acto procesal en virtud del cual la parte que se considera
agraviada por una resolución judicial, pide la reforma o anulación total o parcial de la misma,
sea al mismo juez que la dicto o a uno con jerarquía superior. La impugnación de las resoluciones
judiciales puede versar sobre el fondo del litigio o sobre su forma.
Desde que la oralidad en el debate se ha instalado como modelo de juzgamiento, la forma de
establecer controles sobre el juicio ha tenido necesariamente que modificarse. Ya dijimos que
una noción trascendental estaba puesta en el concepto de juicio como eje central sobre el que
debe girar el sistema procesal. Pues bien, la teoría de los recursos debe ser elaborada teniendo
ello en cuenta.
Las partes efectúan la impugnación de la resolución de que se trate mediante el acto
impugnativo o interposición del recurso. El presupuesto para que la parte plantee la
impugnación es la existencia de un perjuicio, es decir, algo que afecte el derecho o interés de
quien lo interpone.
Distintos tratados internacionales de jerarquía constitucional reconocen el derecho a recurrir
resoluciones jurisdiccionales, así el Pacto de San José de Costa Rica dispone que, toda persona
declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le
haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a los prescripto por dicho
tratado.

Garantía procesal contra la sentencia penal condenatoria:

Se tiene la impresión generalizada de que un procedimiento judicial sin recursos contra las
decisiones de los jueces es un procedimiento trunco o, mejor aún, inicuo. Sin embargo, durante
la vigencia del procedimiento acusatorio antiguo – ático, romano o germano común – no se
conocieron los recursos contra las decisiones que daban solución a un conflicto social
determinado.
De modo que los recursos no significan, al menos en primer lugar, una garantía procesal a favor
del procesado o condenado, sino antes bien, un medio de control por tribunales superiores
sobre el grado de actuación de los tribunales inferiores a la ley del estado.
Por otro lado – como adelanté –, hoy en día existen tratados internacionales que contemplan el
derecho al recurso. Así la Convención Americana de Derechos Humanos dispone en artículo 8,
apéndice 2, índice h, que una persona juzgada tiene en el proceso penal, entre otros derechos,
el de recurrir el fallo ante un juez o tribunal superior. Mas concretamente el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos establece toda persona declarada culpable de delito tendrá
derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un
tribunal superior, conforme a lo prescripto por la ley.
El recurso tal como fue concebido en sus orígenes por el sistema inquisitorial escriturista, resulta
una herramienta poco adecuada para satisfacer las exigencias que un sistema de impugnación
pensado en una lógica del recurso como un derecho debe resolver.
Las dos convenciones, interpretadas conjuntamente, están llamadas a modificar la base político
criminal del concepto de recurso en nuestro Derecho Procesal Penal.
Así, el recurso contra la sentencia de los tribunales de juicio se debe elaborar como una garantía
procesal del condenado, que tiene derecho a que su sentencia sea revisada por un tribunal
superior, y, al mismo tiempo, perder por completo su carácter de medio de control estatal de
los órganos judiciales superiores sobre los inferiores.
Además, el recurso ya no puede ser concebido como una facultad de todos los intervinientes en
el procedimiento, para transformarse en un derecho exclusivo del condenado a requerir la doble
conformidad con la condena, condición de la ejecución de una pena estatal. La absolución queda

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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firme por su solo pronunciamiento y cualquier persecución penal posterior debe ser considerada
un bis in idem.
La garantía ampara, en principio, a toda persona contra la cual el estado decide aplicar una
consecuencia jurídico penal. Esta garantía debe conducir necesariamente a la exigencia de que,
para ejecutar una pena contra una persona, se necesita una doble conformidad judicial, si el
condenado lo requiere.
Esta condición procesal impuesta a la aplicación de una pena estatal ha sido perfectamente
descripta, por analogía, con la prueba de exactitud de una operación matemática, como la
exigencia del principio doble conforme. El derecho al recurso se transforma así en la facultad
del condenado de poner en marcha con su voluntad, la instancia de revisión que, en caso de
coincidir total o parcialmente con el tribunal de juicio, daría fundamento a regular la condena.

Recurso del acusador:


Sostiene Maier que conceder el recurso al acusador, en especial, al acusador público contra la
sentencia que no concede aquello que el pretendía de ella significa, sin duda, una nueva
instancia de persecución, que, en caso de transformar la absolución originaria en una condena,
como lo pretende el acusador, será, sin duda, una condena de primera instancia, es decir, la
primera condena que soporta el imputad. Contra esa condena no hay duda entra en
funcionamiento su derecho al recurso, su posibilidad de reclamar la doble conforme. Ello no solo
importa una tercera instancia, ante un tribunal “más” superior sino, antes bien, algo parecido a
un regressus in infinitum, pues con la concepción bilateral del recurso, siempre es posible que
el acusador verbigracia, consiga una condena ante el tribunal de ultima instancia y contra esa
“primera condena” siempre se deberá respetar el derecho al recurso, a desencadenar la prueba
de la doble conforme del condenado. Esta derivación impensada que emerge del mero texto de
las normas convencionales estudiadas, señala desde ya, la imposibilidad práctica de atribuir un
recurso contra la sentencia fundada en un juicio público al acusador y, por otra parte, indica con
claridad la verdadera medida de la garantía.
En verdad, pertenece a la historia cultural del juicio por jurados el hecho de que el estado no
posea un recurso contra la sentencia del tribunal de juicio, esto es, el hecho de que el fiscal tiene
una sola oportunidad de colocar en riesgo al acusado en relación a la condena penal y que su
única oportunidad se concreta en el juicio ante el tribunal de jurados.
En el derecho procesal penal europeo continental de cuño inquisitivo – heredado por nuestro
país – concibió el ejercicio de la vía recursiva contra la sentencia de modo bilateral
otorgándosele la potestad de impugnar el veredicto a cualquiera de los protagonistas del
proceso, como una forma de asegurar el debido control sobre las decisiones de quienes
administran justicia.
En el sistema anglosajón se le impide al acusador público tener mas de una oportunidad para
perseguir penalmente a una persona y lograr una condena, ya que es frente al jurado la única
instancia que posee el acusador público de obtener un veredicto de culpabilidad con
independencia de la justicia intrínseca que posea esa decisión.

Fallo Kang:
Tras la absolución de los imputados por parte de un Tribunal Oral Federal de San Luis, en orden
al delito de contrabando, el Ministerio Público y la AFIP, en su calidad de querellante,
interpusieron recurso de Casación, fundado en el hecho de que había sido rechazada la
producción de medidas probatorias, las cuales habían sido consideradas dirimentes para la
resolución del caso, por el tribunal de Juicio.
La Sala III de la Cámara de Casación decidió anular la sentencia absolutoria, ordenando el
apartamiento del Tribunal Oral Federal y la realización de un nuevo debate.
La defensa dedujo recurso extraordinario, con su posterior queja por denegación, planteando
como agravio que la nulidad de la absolución y la orden de realizar un nuevo juicio, resultaba
violatoria del ne bis in idem.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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La CSJN, por cuatro votos a tres, decidió anular la sentencia de la casación, y ordenó a ese
tribunal que tratara el agravio que hubiera sido planteado por la defensa, respecto de la
afectación que implicaría a la garantía del ne bis in idem, la realización de un nuevo juicio, con
motivo de haberse anulado la sentencia absolutoria.
Entonces, si bien la Corte no ingresa a tratar el fondo de la cuestión, mandando a que lo haga la
Casación, introduce un criterio que parece adelantar cuál sería su posición al momento de fallar
sobre la cuestión central del caso. Así, al considerar la sentencia recurrida como “equiparable a
definitiva” manifiesta que: Esta regla constitucional [la relativa al NBI] no sólo veda la aplicación
de una segunda pena por un mismo hecho sino también "la exposición al riesgo de que ello
ocurra" (…) por lo que la decisión recurrida resulta equiparable a definitiva, pues en ese aspecto
la garantía en cuestión está destinada a gobernar decisiones previas al fallo final. En efecto,
llegado el momento de la sentencia definitiva, aun siendo absolutoria, resultaría inoficioso
examinar el agravio invocado por la defensa, pues para aquel entonces "el riesgo" de ser
sometido a un nuevo juicio ya se habrá concretado.
Ahora bien, a raíz de este pronunciamiento de la Corte, interviene en el caso la Sala I de la
Cámara de Casación, la cual dicta un nuevo fallo y, esta vez, rechaza el recurso de Casación
primeramente presentada por el fiscal y la querella.
En disidencia, el Dr. Madueño trata el caso como una eventual violación a la garantía del
imputado de ser juzgado en un plazo razonable, concluyendo que, en el caso, no se había
afectado tal garantía. Respecto del non bis in idem, manifiesta que “los recursos fueron
interpuestos contra una sentencia recurrible, por quienes se encontraban legitimados para ello
y en el marco de las facultades previstas por los arts. 456, 458 y 460 del C.P.P.N., lo que
determina el rechazo del agravio en cuestión”.
Sin embargo, distintos fueron los argumentos de la mayoría, conformada por los Dres. Rodríguez
Basavilbaso y Catucci. Con cita de fallos tales como “Mattei”, así como de la disidencia de
Petracchi en Acosta (323:929), expresaron que: “la no convalidación de la sentencia absolutoria
como consecuencia del recurso fiscal implicaría para el imputado un nuevo riesgo procesal que
ya había superado válidamente con éxito y que no puede ser obligado a soportarlo nuevamente
cualquiera fuera la naturaleza de los errores que el Estado hubiera cometido en su intento
anterior de provocar una condena.”
Agregaron además que "Tanto el principio de progresividad como el de preclusión obstan a la
posibilidad de retrogradación del proceso y son aplicables en la medida en que, además de
haberse observado las formas esenciales del juicio, la nulidad declarada no sea consecuencia de
una conducta atribuible al procesado."
Por último, manifestaron: "A partir del fundamento material de la garantía contra el múltiple
juzgamiento no es posible permitir que el Estado, con todos sus recursos y poder, lleve a cabo
esfuerzos repetidos para condenar a un individuo por un supuesto delito, sometiéndolo así a
molestias, gastos y sufrimientos, y obligándolo a vivir en un continuo estado de ansiedad e
inseguridad, y a aumentar, también, la posibilidad de que, aun siendo inocente, sea hallado
culpable."
"El Estado no tiene derecho a un nuevo juicio cuando es él quien origina esos errores, porque la
situación se equipara al supuesto en que ha fallado al presentar el caso."
Es en virtud de estos argumentos que la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, revocó
el pronunciamiento que anteriormente había anulado la sentencia absolutoria, por entender
que la misma había lesionado el derecho del imputado a no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho, siendo que esta garantía tiene vigencia a partir de que el imputado adquiere el derecho
a que se lo declarase culpable o inocente del hecho por el que se lo acusó, siempre que se hayan
observado las formas esenciales del juicio y la causa que determine uno nuevo no le sea
imputable.
Ahora bien, luego de que Casación se expresara de esta manera, la Corte no ha vuelto a
expedirse en caso de similares características. (Al menos hasta donde yo he podido averiguar,
Uds. me contarán si tienen alguna información diferente). Sería muy bueno, según mi entender,

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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que habiendo sido resuelta la cuestión por la Cámara de Casación, la Corte ahondara más sobre
el tema, se metiera en la cuestión de fondo de la problemática cuestión del reenvío y el ne bis
in idem.

Fallo Arce:
Contra la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal N° 15 que condenó a Jorge Daniel Arce y a
Pablo Armando Miranda o José Antonio Gramajo a las penas de cinco y seis años de prisión
respectivamente, la señora fiscal ante dicho tribunal interpuso recurso de casación mediante el
cual controvirtió la aplicación del artículo 458 del Código Procesal Penal de la Nación en cuanto
impide al Ministerio Público deducir ese recurso cuando, como en el caso, se da alguna de las
situaciones previstas en los incisos 1 o 2 de esa norma.
Que la Cámara Nacional de Casación Penal declaró erróneamente concedido el recurso de
casación y resolvió, con apoyo en precedentes de ese tribunal, que era de aplicación el límite
establecido por el artículo 458 del Código Procesal Penal de la Nación, asimismo dispuso que la
Convención Americana sobre Derechos Humanos – que consagra la garantía de la doble
instancia – no ampara a quien ejecuta la acción penal como órgano del estado en tanto tiene
como finalidad principal asegurar la plena vigencia y el respeto de los derechos fundamentales
referentes al ser humano. Contra esa decisión el representante del Ministerio Público interpuso
recurso extraordinario con fundamento en que el Pacto de San José de Costa Rica no lo excluye
del ámbito de protección y en cuanto consideró violadas las garantías del debido proceso y de
igualdad ante la ley.
Las garantías emanadas de los tratados sobre derechos humanos deben entenderse en función
de la protección de los derechos esenciales del ser humano y no para beneficio de los Estados
contratantes. La garantía de la doble instancia en materia penal, ha sido consagrada sólo en
beneficio del inculpado. El Ministerio Público no se encuentra amparado por la garantía de la
doble instancia en materia penal prevista en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en tanto es un órgano del Estado y no el sujeto destinatario del beneficio. La doble
instancia no reviste jerarquía constitucional. Que el recurrente tacha de inconstitucional el
artículo 458 del Código Procesal Penal de la Nación en cuanto no le concede al Ministerio Público
el derecho de recurrir por vía de casación. Al analizar esta argumentación, es preciso señalar
que el derecho a la doble instancia no reviste jerarquía constitucional. En este sentido, existe
reiterada jurisprudencia de esta Corte que afirma que el adecuado respeto a la garantía del
debido proceso sólo exige que el litigante sea oído con las formalidades legales y no depende
del número de instancias que las leyes procesales reglamentando esta garantía constitucional,
establezcan según la naturaleza de las causas.
Esta regla ha quedado limitada por la reforma constitucional de 1994, que consagra
expresamente el derecho del inculpado de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. Por
consiguiente, es voluntad del constituyente rodear a este sujeto de mayores garantías sin que
sea posible concluir que esta diferencia vulnere la Carta Magna, pues es una norma con jerarquía
constitucional la que dispone tal tratamiento. La limitación de la facultad de recurrir del
Ministerio Público en un supuesto como del artículo 458 del Código Procesal Penal no es
inconstitucional, en tanto el Estado – titular de la acción penal – puede autolimitar el ius
persequendi en los casos que considere que no revistan suficiente relevancia como para
justificar su actuación. El artículo 458 del Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto no le
concede al Ministerio Público el derecho de recurrir por vía de casación, no viola el derecho a la
igualdad. El principio de la igualdad ante la ley consiste en el derecho de todos a que no se
establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de lo que se concede a otros en
iguales circunstancias.

Recurso idóneo para hacer valer la garantía:


En este aspecto parcial del problema el estado se ve obligado a determinar que recurso de los
previstos por la legislación efectiviza esta garantía a la doble instancia.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Junto con ello la CSJN tuvo que resolver, una vez aceptado que el recurso representaba un
derecho del condenado, cuál era el recurso que hacía efectivo este derecho. En el precedente
Jauregui (1988) el máximo tribunal da cuenta que bastaba con el REF; ahora bien, ello se dio
antes de que el derecho al recurso adquiera jerarquía constitucional.
En el precedente del año 2004 Herrera Ulloa la CIDH sostuvo que derecho al recurso constituye
un derecho primordial en el marco del debido proceso legal que debe ser garantizado antes de
que la sentencia quede firme. Ello no se satisface con la mera existencia de un órgano superior
al que tenga o pueda tener acceso; debe ser un recurso ordinario y eficaz. Además, dijo la CIDH,
no pueden establecerse limitaciones que infrinjan la esencia del recurso.
Hasta ese entonces la CSJN mantuvo su postura acerca de que el derecho al recurso está dado
por el REF.
Fue la CIDH que advirtió en Mohamed vs. Argentina del año 2012 que, “el recurso extraordinario
federal no constituye un medio de impugnación procesal penal, sino que se trata de un recurso
extraordinario regulado en el código procesal civil y comercial de la nación, el cual tiene sus
propios fines en el ordenamiento procesal argentino. Asimismo, las causales que condicionan la
procedencia de dicho recurso están limitadas a la revisión de cuestiones referidas a la validez de
una ley, tratado, norma constitucional o a la arbitrariedad de una sentencia, y excluye cuestiones
fácticas y probatorias, así como el derecho de naturaleza jurídica no constitucional”.
He aquí un punto de inflexión relevante en la materia, puesto que a partir de estas tesituras el
criterio del máximo tribunal cambia rotundamente.
En el precedente Casal la CSJN sienta entonces la tesis contraria, admitiendo que la garantía
constitucional indicada por los tratados internacionales no podía ser satisfecha con este recurso
de naturaleza extraordinaria y cuyo objeto no estaba puesto en la posibilidad de error del fallo,
sino en controles de naturaleza políticos. De allí la importancia de este último precedente,
puesto que ahora la materia probatoria, la fijación de los hechos, la valoración de la prueba y la
determinación de la premisa fáctica, eran materia de control en casación. Esa tesitura ha sido
recientemente reiterada por el fallo Duarte. El caso trato de lo que se conoce como “casación
positiva”, es decir el supuesto en que el tribunal de recurso casa la sentencia y dicta el mismo,
sin reenvío, una sentencia propia, que da punto final al caso.
La Corte reitera su criterio con relación a si había existido una violación al derecho convencional
estudiado, en la medida que no se había garantizado a la justiciable un recurso, ordinario,
accesible y eficaz. Como nota distintiva, la corte dispone que correspondiera que se designe a
otra Sala de la Cámara Federal de Casación Penal para que actúe como tribunal revisor y efectué
una revisión amplia del decisorio.

Resoluciones judiciales:

Las normas internacionales limitan la garantía de la doble instancia solo para la sentencia o fallo,
sin embargo, la facultad debe comprender todas las decisiones procesales de importancias que
se dicten durante el procedimiento.
En el marco de un proceso un juez puede dictar, básicamente, tres clases o tipos de resoluciones:

▪ Decreto: son casos en que no hubo discusión, el traslado de la demanda, por ejemplo, }
o el comunicar a la otra parte algo. No es sustanciado, no es debatido entre las partes; por lo
tanto, no hay oposición de la una y la otra. No exige fundamentación.
▪ Auto o providencia: también llamados auto resolutorio; acá si hubo discusión entre
partes. Por ejemplo, el pedido de prisión preventiva, donde las partes van a alegar por qué
consideran es procedente y por qué no lo es, el juez va a resolver.
▪ Sentencia: pone fin a la discusión de fondo; es la decisión del juez tomando en cuenta
la cuestión entera, a diferencia de los autos que son se dan sobre la marcha del proceso y
respecto a cuestiones determinadas.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Frente a cada una de estas resoluciones va a ser procedente o admitido uno u otro recurso.
Tales resoluciones no son definitivas, se pueden impugnar, es decir, puedo tratar de que se
modifique. El recurso es medio impugnación de una sentencia judicial, que básicamente busca
que ella deje de tener efecto o modifique lo resuelto, siempre que haya causado un gravamen
(solo recurro si me causa un daño).

Fundamento:

Si lo que buscamos es establecer cuáles son los fundamentos de la facultad de recurrir son
muchas las cuestiones que vienen a nuestra mente y podemos mencionar, algunas – quizá – con
más relevancia que otras.
Una de ellas es la fiabilidad humana, el error del juzgador a la hora de resolver la cuestión que
le fue planteada.
Otro motivo es evitar la arbitrariedad; uno de los primeros motivos del recurso fue el control de
la actividad judicial, en el recurso, un juez superior controla al inferior. En la Roma Imperial se
podía recurrir incluso ante el emperador, este incluso podía buscar una sentencia, modificarla y
de esta manera corregir sus errores. Ahora, ello no era considerado un derecho del imputado,
pues a nadie importaba la falibilidad judicial que perjudicare al imputado; lo que se buscaba era
que los jueces inferiores respeten y apliquen la ley del emperador.
Con la llegada del iluminismo y pensadores como Montesquieu, se impone la división de poderes
y el control entre si
Hoy en día, el recurso es visto como un derecho del imputado, se trata del derecho a que las
resoluciones judiciales contrarias a sus intereses sean revisadas. Está consagrado en distintas
normas de derecho convencional. El artículo 8 de la Convención Americana de Derechos
Humanos dispone que, durante el proceso toda persona tiene derecho de recurrir del fallo ante
juez o tribunal superior. También es reconocido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.

Derecho a la doble instancia:

Fallo Casal:
M. Casal fue condenado por el delito de robo con armas y se le impuso una pena de cinco años
de prisión. Casal apeló esa sentencia argumentando que no estaba probado que hubiera usado
un arma y que la sustracción sólo había quedado en grado de tentativa. Si estos argumentos
prosperaban, le correspondía recibir una pena significativamente menor.
La Cámara Nacional de Casación Penal, que era la que tenía que resolver su recurso, lo rechazó.
El fundamento fue que Casal pretendía la revisión de los hechos que se dieron por probados en
la sentencia y que esto era ajeno a la competencia de la Cámara, que sólo puede revisar la
manera en que se interpretaron y aplicaron las leyes penales y procesales.
Así, Casal llevó el caso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Argumentó que el criterio
adoptado por la Cámara de Casación había desconocido el derecho a apelar su condena
reconocido en la Convención Americana y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, con jerarquía constitucional.
La Corte Suprema hizo lugar al planteo de Casal y ordenó a la Cámara Nacional de Casación Penal
que revisara la condena de Casal.
La Corte remarcó que era indiscutible que a partir de la reforma constitucional del año 1994
todo condenado tenía derecho a recurrir el fallo.
Luego analizó el fundamento mediante el cual la Casación había rehusado revisar la condena de
Casal. Señalando que la Casación había basado su postura restrictiva en la concepción histórica
y tradicional sobre el rol de un tribunal de casación, la unificación de la aplicación de las leyes
penales y procesales. Sin embargo, según sostuvo la Corte, además de ser éste un objetivo
difícilmente realizable en un sistema federal, debido a su multiplicidad de jurisdicciones, no

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
191

constituía en sí mismo razón suficiente para privar al condenado del derecho a obtener una
revisión de su condena.
Teniendo en cuenta que la jurisprudencia internacional establece que la revisión de la condena
debe ser integral, el Tribunal sostuvo que los únicos aspectos de la condena que no pueden ser
reexaminados por la Casación son los que están íntimamente ligados a la inmediación. Es decir,
aquellos aspectos excepcionales que se relacionen con ciertas consideraciones relativas a la
prueba rendida ante los magistrados que sentenciaron, y que los jueces que revisan la condena
por definición no pueden llegar a evaluar.
En el caso Casal la Corte Suprema estableció que todo condenado tiene derecho a recurrir la
sentencia para que un tribunal superior revise los fundamentos del fallo, incluidos los que hacen
a la prueba del hecho con el único límite de los que están ligados a la inmediación.

Fallo Salto:
El tribunal oral condenó al imputado a la pena de dos años de prisión y lo declaró reincidente
en función de la suscripción de un acuerdo de juicio abreviado. La defensa interpuso recurso de
casación contra esa decisión.
La Sala 2 de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional hizo lugar a la
impugnación y determinó que, en el caso concreto, no resultaba aplicable la declaración de
reincidencia. Para llegar a esta conclusión, los jueces analizaron, en primer lugar, la admisibilidad
del recurso. Así, los magistrados Bruzzone y Sarrabayrouse sostuvieron que si bien la aceptación
del acuerdo se regía por la doctrina de los propios actos, con los efectos posteriores que su
aplicación tiene para configurar el agravio y habilitar la vía recursiva, ello no representaba en sí
una renuncia total u obstáculo formal a recurrir el fallo en los casos en los que se alteran los
términos del acuerdo o cuando se cuestiona, como en el caso, con base en una afectación a la
Constitución Nacional, alguna norma o, la interpretación que de ella se hace en su aplicación al
caso, que aún no ha recibido respuesta por este tribunal. El juez Morín, en disidencia, consideró
que el recurso resultaba improcedente. En segundo lugar, los magistrados que integraron la
mayoría entendieron que correspondía rechazar el agravio relativo a la inconstitucionalidad de
la reincidencia por aplicación de la doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en el caso Arévalo. En este sentido, el juez Sarrabayrouse afirmó que, por razones de
economía procesal y por la necesidad de no aumentar los índices de litigiosidad, resultaba de
aplicación la jurisprudencia de la CSJN, aun cuando su opinión individual fuera contraria a la
constitucionalidad del instituto. Sin perjuicio de ello, los jueces Bruzzone y Sarrabayrouse
determinaron el significado de la norma penal que alude al “cumplimiento parcial de la pena”
para habilitar la declaración de reincidencia. Respecto a esta problemática, el juez Bruzzone
explicó que el cumplimiento parcial de la condena anterior, que resulta jurídicamente relevante
a los fines del artículo 50 del CP, es aquel en el que el penado ha transitado el tratamiento ideado
por el Estado para su resocialización, por lo menos hasta el estadio del período de prueba. En
efecto, entendió que el fundamento de la reincidencia debe hallarse en la insuficiencia
resocializadora de la pena anterior por lo que lo que se debía haber cumplido respecto del
interno-condenado es el programa de progresividad y si en la condena anterior superaba el
período de tratamiento y se había incorporado a la etapa de prueba, frente a la nueva condena
podría ser declarado reincidente, situación que no producía en el presente caso. A su vez, el juez
Sarrabayrouse añadió que la posición de garante que el Estado ostenta con respecto a las
personas privadas de su libertad debe extenderse también el logro del fin de resocialización por
lo que consideró que el artículo 50, CP no debe leerse de forma automática, sino que dependerá,
en cada caso concreto, del análisis de la evolución en el sistema de progresividad del interno,
qué etapa alcanzó en él y de que regímenes gozó.

Admisibilidad y procedencia de los recursos:

Para su perfeccionamiento deben evaluarse dos aspectos, admisibilidad y fundabilidad. La

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admisibilidad hace a la forma en la que se presenta, mientras que la fundabilidad hace a la


cuestión de fondo del recurso, es decir, su fundamento.
Son requisitos de admisibilidad de un recurso aquellos que están ligados con el lugar, el tiempo
y la forma. Son requisitos de procedencia del recurso la adecuación del recurso, la descripción
del recurso y la fundamentación del vicio o error.
Se distingue la procedencia, que incluye requisitos de fondo, de la admisibilidad, que son
requisitos formales, que implica tener legitimación para recurrir, existencia de agravio,
resolución impugnable, elección correcta del recurso a oponer y seguimiento de las formales
legales.
El recurso es inadmisible cuando no cuenta con los requisitos formales; es improcedente cuando
no está debidamente fundado. Así, la procedencia se refiere al contenido mismo de la
impugnación.
Luego, si el recurso es resuelto por la misma instancia judicial, es esta la que examina los
requisitos de admisibilidad y procedencia, mientras que, si es resuelto por una instancia
jerárquicamente superior, el juez “ad quo” examina su admisibilidad, mientras que el tribunal
superior o “ad quem” se ocupa de revisar la procedencia o fundamentos del recurso.

Clases de recursos:

Recursos ordinarios:
Son aquellos destinados a la impugnación de casos comunes. Su objeto es reparar cualquier tipo
de irregularidad y tienen una admisión amplia, debido a que hacen al derecho de defensa. Ellos
son, el de aclaratoria, revocatoria, apelación, nulidad, queja y rescisión.

▪ Recurso de aclaratoria: es un recurso menor, cuya finalidad es lograr que el juez corrija
un error material, precise los términos de su pronunciamiento o subsane una omisión.
▪ Recurso de revocatoria: este recurso procede contra las providencias, resoluciones,
decretos y autos dictados sin substanciación, es decir, que una de las partes no haya podido
ejercer su derecho a la defensa. Se basa en cuestiones de economía y de celeridad procesal. De
esta manera, se le da la posibilidad al juez de que por medio de un reexamen de la cuestión
remedie su propio error.
▪ Recurso de apelación: es el recurso tendiente a posibilitar que un tribunal superior,
generalmente colegiado, revise una resolución judicial antes de que la sentencia quede firme,
en miras a obtener su revocación total o parcial. La finalidad de la apelación es la de resolver
cuestiones sustanciales (in iudicatio) y los errores de procedimiento (in procedendo). Se
reconocen dos modos de llevarlo a cabo; libre que permite considerar nuevo material
probatorio y fáctico no incorporado en la etapa inferior; y relación, es un modo restringido que
hace que el “ad quem” resuelva la apelación con los mismos datos, hechos y pruebas reunidas
al tiempo de resolverse la cuestión por el “ad quo”, descartándose la inclusión de nuevas
pruebas.
Los efectos pueden ser suspensivos o devolutivos. Es suspensivo aquel que impide el
cumplimiento o la ejecución de la sentencia, es decir que el juez no puede innovar, modificar ni
ejecutar lo que haya resuelto mientras haya un recurso en trámite. Por otro lado, el devolutivo
permite la ejecución de la sentencia.
▪ Recurso de nulidad: es el remedio procesal tendiente a invalidar tanto resoluciones
judiciales como actos procesales anteriores a ella que no reúnan los requisitos indispensables
para la obtención de sus finalidades. Este recurso procede contra las resoluciones judiciales que
incurren en vicios intrínsecos de forma o que han sido pronunciados luego de sustanciarse un
procedimiento viciado. Tiene por objeto remediar un error o vicio in procedendo contenido en
la resolución y como finalidad genérica el resguardo de la garantía constitucional del debido
proceso.
▪ Recurso de queja: este recurso es una solicitud de revisión formulada al tribunal “ad

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quem” para que modifique el examen adverso de admisibilidad hecha por el juez inferior con
relación a una apelación o nulidad denegada.
▪ Recurso de rescisión: recurso a favor de la parte declarada en rebeldía por medio del
cual se busca obtener la declaración de nulidad del proceso y por ende de la sentencia, el cual
deberá sustanciarse nuevamente desde el último acto valido y con la participación del
interesado.

Recursos extraordinarios:
Se dan en casos excepcionales y están siempre previstos por la ley. Por tener carácter de
excepcionalidad tienen una admisión restringida, es decir, que ante la duda no deben ser
otorgados.
Son aquellos concedidos respecto de un fallo de un tribunal colegiado, con lo cual son la
excepción al principio general que establece que estos son irrecurribles.
Los pactos internacionales establecen la obligatoriedad y garantía para el imputado de tener
una instancia para revisar estas decisiones. La vía recursiva no debe entenderse como la
repetición del juicio, sino como la posibilidad concedida a las partes para que requieran la
revisión amplia de las cuestiones fácticas y jurídicas sobre las que se sientan agravadas. Así lo
entendió la Corte en el fallo Casal, se deben revisar todas las cuestiones de hecho, prueba y
derecho.

Facultad de recurrir:

Según el artículo 380 del CPPSF, las resoluciones judiciales serán recurribles solo por los medios
y en los casos expresamente establecidos, se consagra así un principio de máxima taxatividad.
El derecho a recurrir corresponderá tan solo a quien le fuera expresamente acordado, siempre
que tuviera un interés directo en la eliminación, revocación o reforma de la resolución.
Cuando la ley no distinguiera entre las diversas partes, aquel pertenecerá a cualquiera de ellas.
En primer lugar, la norma se refiere a la impugnabilidad objetiva, estableciendo el principio de
máxima taxatividad, según el cual solo puede recurrirse en los casos expresamente dispuestos
por la ley.
En el segundo párrafo se estatuye en forma general impugnabilidad subjetiva, al disponerse que
el recurso es un derecho que posee la parte a quien le fuera expresamente acordada, que debe
tener un interés directo en la revocación o modificación de la resolución, esto es, que le haya
causado un agravio.
Tal interés surge a partir de la disconformidad existente entre la posición que fijó la parte y el
contenido contrario de la resolución. Ello comprende, esencialmente, dicen Baclini y Schiappa
Pietra, dos tipos de errores:

▪ In procedendo: tratan de corregir los vicios de la actividad, en razón de una irregularidad


procesal.
▪ In iudicando: el defecto reside en la valoración del fondo del tema que debe resolverse
tanto desde el ángulo de los hechos que se tienen por verificados como de la solución jurídica
del caso.

Recursos del Ministerio Público Fiscal:


Dispone el artículo 381 del CPPSF que los representantes del MPA pueden recurrir incluso a
favor del imputado, o en virtud de las instrucciones del superior jerárquico, no obstante, el
dictamen contrario que hubieran emitido con anterioridad.
Como vemos el fiscal también puede recurrir en favor del imputado, ello como consecuencia del
principio de objetividad o cuando le fuere ordenado el superior jerárquico, a pesar del dictamen
contrario que hubiera emitido con anterioridad.
Cabe tener en cuenta que, como en muchos otros casos, no se contempla aquí un derecho del

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acusador público, sino una simple facultad. De ello se sigue que esta facultad puede ser
restringida legítimamente por el legislador y en ese caso no se advierte lesión constitucional.

Recursos del imputado:


Conforme dispone el artículo 382 del CPPSF, el imputado podrá recurrir cualquier resolución
contraria a su interés, en los casos y condiciones previstos en el CPP. Los recursos a favor del
imputado podrán ser deducidos por él o por su defensor.
En rigor técnico, y criticando la metodología del CPPSF, podemos decir que hubiera sido
conveniente se regule primero el recurso del imputado – eje del sistema – y luego el fiscal.
La norma habla de la posibilidad de concurrir cualquier resolución, lo que de acuerdo al artículo
137 del CPPSF comprende sentencias autos, decretos y providencias. De manera que comprende
sentencias condenatorias, sentencias absolutorias, medidas que otorgan una medida cautelar.

Recursos del querellante:


Según el artículo 383 del CPPSF – titulado facultades del querellante –, el querellante podrá
recurrir en los mismos supuestos en que esta facultado el fiscal para hacerlo.
Si bien el artículo admite que el querellante recurra en los mismos supuestos que el Fiscal, dicha
equiparación no es total, ya que el querellante no podría recurrir a favor del imputado por
cuanto no tendría interés directo.
Resulta complejo dar una respuesta definitiva a la cuestión de si este derecho que las leyes
acuerdan a los querellantes se equipara al del imputado e incluso, si reviste el mismo
tratamiento por parte del sistema jurídico argentino.
Hay quienes entienden que el acusador público es un órgano predispuesto por el estado para la
persecución penal por lo que no es beneficiario de las garantías individuales elaboradas en favor
de las personas y contra el estado. De allí que hay quienes entienden que el querellante si
pudiera serlo; Cafferatta Nores sostiene que una interpretación contraria es una negación
manifiesta de justicia.
La CSJN se ha referido al tema en diversos precedentes. De los diversos abordajes no parece
claro que el saldo fuera favorable a la existencia del derecho de rango constitucional del
querellante a recurrir. En el caso Juri, entre otros, admitió el recurso del querellante contra la
sentencia absolutoria al sostener que una postura negativa revelaría un proceder claramente
arbitrario. Si bien es evidente el reconocimiento a nivel legal no parece claro que la CSJN le haya
dado estatus de derecho constitucional.
Por su parte, autorizada doctrina niega esta posibilidad. Ya sea por advertir lisa y llanamente
una lesión al non bis in ídem siempre que se autorice a un nuevo juicio de reenvió a instancias
del recurso del acusador o bien, por la naturaleza misma de la acción que ejerce el querellante.

Condiciones de interposición del recurso:

En el artículo 384 del CPPSF se dispone que los recursos deberán interponerse, para ser
admisibles, en las condiciones de tiempo y forma que se determina, con especifica indicación de
los puntos de la decisión que fueran impugnados.
Diferida la redacción de los fundamentos de una resolución, el plazo para recurrir comenzará a
correr una vez notificados los mismos.
De la norma surge que el recurrente debe indicar en forma específica los puntos de la decisión
que fueran impugnados, es decir, los motivos por los que recurre aun cuando habrá que verificar
en cada vía recursiva el momento en que se expresa la fundamentación de cada motivo. Ello
refiere a las cuestiones de hecho y de derecho que conforman la decisión jurisdiccional.
Las condiciones de tiempo difieren según el recurso de que se trate, debiéndose destacar que
en virtud de los principios de preclusión y progresividad la interposición fuera del tiempo
acordado, implica la pérdida del derecho, lo que debe entenderse como un consentimiento
tácito de no hacer uso del remedio.

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La regla general es que los plazos son perentorios e improrrogables; perentorios, ya que el
simple transcurso del tiempo trae aparejado la perdida del derecho a recurrir, a la vez que la
improrrogabilidad se hermana con la imposibilidad de la parte de articular peticiones dirigidas
a extender el termino en que deben ser impuestos.
La excepción a dichas reglas se observa en el recurso interpuesto “in pauperis”, que alcanza al
sometido a enjuiciamiento criminal que se encuentra privado de su libertad ambulatoria y
carece de la debida asistencia letrada.
Los plazos previstos para incoar cada recurso son hábiles y comienzan a correr desde la
notificación de la decisión contraria al interés de la parte sin contarse el día en que la diligencia
tuvo lugar.
Los plazos corren en forma individual para cada parte desde que fuera notificada la resolución.
En cuanto a las condiciones de forma, vienen dadas en cada recurso en particular.
El cumplimiento de las condiciones de tiempo y forma es bajo la pena de inadmisibilidad que
debe ser declarada por el tribunal.
Por último, es importante el órgano receptor, que se refiere al lugar ante el cual debe
interponerse el recurso, que dependerá de cada recurso en particular.

Recursos durante las audiencias:

Dado el carácter oral de las audiencias, durante las mismas sólo se podrá deducir reposición, ya
que de otra forma se afectaría la inmediatez al tener que suspenderse la audiencia en forma
permanente. Su interposición se entenderá como protesta de recurrir en apelación para el caso
en que el Tribunal desestime la impugnación deducida y sea procedente.
La interposición del recurso es de suma importancia porque se entiende como una protesta de
recurrir en apelación para el caso de que el tribunal desestime la impugnación deducida y sea
procedente. Por tanto, si la parte no interpuso el recurso de reposición durante la audiencia, en
principio, luego no podrá hacer reclamo en apelación por esa circunstancia, en tanto lo habría
consentido.

Efectos del recurso:

Debemos tener en cuenta que todo recurso puede producir, básicamente, dos tipos de efetos:

▪ Efecto suspensivo: en este caso el recurso suspende la ejecución de la resolución


impugnada hasta tanto se resuelva la misma en forma definitiva.
▪ Efecto devolutivo: aquí la impugnación de una resolución no suspende su ejecución, es
decir, se debe ejecutar hasta que se dicte la sentencia que resuelva la cuestión.

Según el artículo 386 del CPPSF, cuando en un proceso hubiera varios coimputados, el recurso
interpuesto en interés de uno de ellos favorecerá a los demás, siempre que los motivos en que
se fundara no sean exclusivamente personales.
Se trata de una excepción al principio dispositivo y de personalidad dela impugnación y se basa
en un elemental principio de equidad. Busca evitar el dictado de sentencias contradictorias en
aras de preservar la igualdad ante la ley y la buena administración de justicia.

Efecto extensivo:
Conforme el artículo 387 del CPPSF la interposición de un recurso suspenderá la ejecución de la
decisión, salvo disposición en contrario. No tendrá efecto suspensivo cuando se hubiera
ordenado la libertad del imputado o en el caso en que el recurso se interponga contra medidas
cautelares de coerción personal.
Esto se diferencia de la adhesión al recurso que prevé el sistema federal y que en algún
momento previo la legislación santafecina; la misma implica que ante la interposición de un

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recurso ello le debe ser comunicado a las partes que pudieron haber interpuesto el mismo para
que manifieste si desea adherirse al interpuesto por la otra parte.

Desistimiento del recurso:

Las partes que hubieran interpuesto un recurso podrán desistir de él antes de su resolución,
cargando con las costas.
El defensor no podrá desistir de los recursos interpuestos sin mandato expreso de su
representado, posterior a la interposición del mismo.
Ya dijimos que el recurso es un derecho – una facultad en el caso del MPA – con el que cuenta
la parte para impugnar una resolución judicial, y se admite su abdicación.

Inadmisibilidad y rechazo:

En el artículo 389 del CPPSF se dispone que el Tribunal competente para entender en un recurso
deberá declararlo inadmisible cuando la resolución impugnada fuera irrecurrible, o no se
cumpliera con los requisitos formales que hacen a su admisibilidad.
También deberá rechazar liminarmente el recurso cuando fuera, con evidencia, improcedente.
Según la norma el tribunal ad quem deberá declarar la inadmisibilidad del recurso cuando la
resolución impugnada no fuera recurrible o no se cumplieran los requisitos de admisibilidad
(relativos al tiempo, forma y legitimación).
Afirman Baclini y Schiappa Pietra que las normas sobre la inadmisibilidad de la impugnación
deben interpretarse en el sentido mas favorable a la plena sustanciación, por cuanto la
valoración excesivamente rigurosa de las exigencias formales y temporales contrarían el objeto
de corregir injusticias.
La jurisprudencia supranacional impone a los jueces y tribunales que en el control de los
requisitos formales a que se condiciona su interposición, utilicen criterios interpretativos que
sean favorables a dichos accesos, privilegiando el derecho efectivo a recurrir frente a los
requisitos formales de interposición del recurso.
En cuanto al segundo párrafo, la circunstancia estriba, por ejemplo, en la falta de interés directo
del impugnante, en la falta de especifica indicación de los puntos de la decisión que fueran
impugnados, resultando que el termino evidente debe entenderse como simple vista,
indubitable o indiscutible. La decisión del tribunal deberá ser fundada.

Queja por recurso denegado:


La queja es la posibilidad que tiene la parte a la que le fue rechazada la procedencia del recurso
por el tribunal a quo de acudir ante el tribunal ad quem para que revise tal rechazo y, en su caso,
lo declare mal denegado y se lo conceda.
Conforme el artículo 390 del CPPSF cuando sea indebidamente denegado un recurso que
procediere ante otro Tribunal, ante éste podrá presentarse directamente en queja el recurrente
a fin de que se declare mal denegado el recurso. La queja se interpondrá por escrito dentro de
los tres días de notificado el decreto denegatorio, si los Tribunales tuvieren su asiento en la
misma ciudad; en caso contrario, el término será de ocho días. Enseguida se requerirá informe
al respecto del Tribunal contra el que se haya deducido y éste lo evacuará en el plazo de tres
días. Si lo estimare necesario para mejor proveer, el Tribunal ante el que se interponga el recurso
ordenará que se le remitan las actuaciones de inmediato. La resolución será dictada por auto,
después de recibido el informe o las actuaciones. Si la queja fuere desestimada, las actuaciones
serán devueltas sin más trámite al Tribunal que corresponda. En caso contrario, se declarará mal
denegado el recurso, lo que se comunicará a aquél, para que emplace a las partes y proceda
según corresponda.

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Competencia del Tribunal de Alzada:

Según el artículo 391 del CPPSF, el recurso atribuirá al Tribunal de Alzada el conocimiento del
proceso solo en cuanto a los puntos de la resolución a que se refieren los agravios.
Sin embargo, cuando se tratara de mejorar la situación del imputado no regirá la limitación
precedente.
Por tanto, la restricción de la competencia del superior está dada por la medida del recurso
donde se fija el tema decidendum, tantum devolutum quantum apellatum. Por otra parte, esta
disposición va de la mano de normas expresas que condicionan las facultades del juez del
recurso el cual solo puede involucrarse en el caso a los fines de resolver conflicto entre partes y
es por ello que no se corresponde que tome partido sobre aspectos que no han sido materia de
impugnación.

Prohibición de la reformatio in peius:


En su último párrafo el artículo 391 del CPPSF dispone que las resoluciones recurridas solamente
por el imputado o a su favor, no podrán ser modificadas en su perjuicio.
Tal como lo sostienen Baclini y Schiappa Pietra, esta prohibición procura evitar que el tribunal
que entiende en un recurso agrave la situación jurídica del imputado sin que medie
requerimiento acusatorio en tal sentido. Con ello, para agravar la situación jurídica del imputado
no solamente debe mediar recurso del acusador en tal dirección, sino que además debe mediar
petición de agravar, de forma tal que el tribunal cuenta con su competencia limitada.
Se sostiene en la afirmación de que es lógico y razonable pensar que quien interpone una
impugnación busca un beneficio y no un perjuicio.
Se le ha otorgado jerarquía constitucional en tanto se entiende que surge de la garantía de
defensa en juicio prevista en el artículo 18 de la CN. El fundamento de la prohibición reposa en
la necesidad de garantizar al imputado la libertad de recurrir o, la tranquilidad para recurrir. Esta
tranquilidad existirá cuando él sepa que el recurso que intenta nunca podrá perjudicarlo más
que la propia sentencia recurrida.

Recursos en particular:

Recurso de reposición:

Está regulado en el Título II del Libro V – Recursos –, también llamado recurso de revocatoria.
Constituye el remedio procesal tendiente a obtener que, en la misma instancia en que fue
dictada una resolución, se subsanen por el mismo juez, por la totalidad de los miembros al que
este pertenece, o por el mismo tribunal, los agravios que aquella pudo haber inferido.
Su fundamento se encuadra en la enmienda de los errores que pueden afectar al tipo de
resoluciones ordenatorias provistas de menor trascendencia, y para cuya reconsideración
resulta generalmente descartada la necesidad de tramite complejo.
Según el artículo 393 del CPPSF el recurso se interpondrá y fundará por escrito dentro del tercer
día de notificada la resolución, pero cuando ésta se dictara en una audiencia, deberá
interponerse y fundarse oralmente en el mismo acto.
El Tribunal resolverá, previa vista al eventual contradictor, en el término de tres días si se
interpusiera por escrito, o en el mismo acto si lo hubiera sido en audiencia. En este último caso
podrá diferir la redacción de su fundamentación hasta el día siguiente.

Recurso de apelación:

Procedencia:
El artículo 394 del CPPSF se refiere a esta cuestión y establece que este recurso sólo podrá
deducirse:

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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▪ Casos especialmente previstos por la ley: se trata de casos en que el CPPSF


expresamente declara procedente el recurso. Por ejemplo, cuando se deniegue el
requerimiento de inhibición y cuando se haga lugar al mismo; el auto que acepte o rechace la
constitución de querellante; la decisión que autorice la duplicación de todos los términos.
▪ Resoluciones que causen un gravamen irreparable: la CSJN tiene dicho que se
considera gravamen irreparable a aquel de difícil o imposible reparación ulterior. Ahora bien,
ello necesariamente se determinara en función de cada caso concreto pues resulta imposible
establecer pautas abstractas para determinar cuando el gravamen es irreparable.
▪ Sentencias definitivas: el CPPSF trae como novedad que contra las sentencias
definitivas resulta procedente el recurso de apelación. Es evidente que el legislador con ello ha
querido dotar al sistema de recursos una herramienta dúctil para satisfacer la garantía que el
derecho internacional de los derechos humanos sienta para el imputado, bajo la garantía de la
doble conforme. Se interpreta que sentencia definitiva es la última que se puede dictar sobre el
fondo del asunto y comprende las sentencias condenatorias, absolutorias y de sobreseimiento.
▪ Autos que resuelvan sobre la acción, la pena o una medida de seguridad: el ejercicio
de la acción procesal penal ha sido entregado por el legislador al MPA. Entonces, deben
distinguirse aquellas facultades que se concedan a las partes para cuestionar decisiones que se
toman en el marco de un proceso y la forma en que los fiscales ejercen la acción penal, de
aquellas resoluciones materia de impugnación.
▪ Autor que rechacen acuerdos de abreviación y suspensión del procedimiento: no hay
mayores observaciones.

En su último párrafo la norma dispone que este recurso también podrá ser deducido por el
imputado cuando concurra alguno de los supuestos que autorice el recurso de revisión.

Condición de admisibilidad:
En el artículo 395 del CPPSF se establece que cuando el recurso atacara un defecto del
procedimiento, se requerirá como condición de admisibilidad que el recurrente haya reclamado
oportunamente su subsanación o hubiera hecho protesta de recurrir en apelación, salvo en los
casos de defectos absolutos motivantes de invalidación.

Recursos del Ministerio Público Fiscal:


Conforme la norma del artículo 396 del Código Procesal Penal de Santa Fe, el Fiscal podrá
impugnar:

▪ Sobreseimientos.
▪ Sentencias absolutorias.
▪ Sentencias condenatorias.
▪ Autos mencionados en el artículo precedente.

Legitimación del imputado:


El artículo 397 del CPPSF establece que el imputado podrá impugnar:

▪ Sentencia condenatoria.
▪ Sentencia de sobreseimiento o absolutoria que imponga una medida de seguridad;
▪ Autos que apliquen medidas cautelares, o que denieguen la extinción o suspensión de
la pena, la suspensión del juicio a prueba o el procedimiento abreviado.

Procedimiento:
El procedimiento a través del cual se sustancia el recurso de apelación está contemplado entre
los artículos 398 y 408 del CPPSF.

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Interposición:
El artículo 398 del CPPSF establece que el recurso de apelación se interpondrá ante el Tribunal
que dictó la resolución, debidamente fundado, por escrito y con firma de letrado, dentro del
plazo de diez días si se trata de una sentencia, de tres días si se trata de la aplicación de una
medida cautelar, y de cinco días en los demás casos.
En esta oportunidad se citarán concretamente los errores de juicio en que se considere que se
ha incurrido, las disposiciones legales que se consideren violadas o erróneamente aplicadas, y
se expresará cual es la aplicación que se pretende, debiendo indicarse separadamente cada
motivo con sus fundamentos.
El impugnante podrá requerir la producción de prueba cuando se alegare algún hecho nuevo
que pueda tener incidencia para la resolución de la causa o cuando no se hubiere practicado la
prueba ofrecida por el solicitante por motivos ajenos a su voluntad.
Dispone el artículo 399 del CPPSF que, cumplidos los plazos anteriores, de inmediato se
remitirán los autos al Tribunal de apelación, debiendo las partes fijar domicilio y el modo de
recibir comunicaciones.
Si el número de jueces lo permitiere, se integrará el Tribunal por sorteo o sistema similar que se
llevará a cabo ante la Oficina de Gestión Judicial y según reglamentación a dictar. La integración
será notificada a las partes y a los designados a los efectos de las recusaciones o excusaciones a
las que hubiere lugar.

Inadmisibilidad y rechazo:
Cuando se adviertan defectos formales en el escrito de interposición del recurso, el Tribunal
deberá intimar al impugnante para que en el plazo de cinco días sean subsanados, bajo sanción
de inadmisibilidad.

Trámite y deliberación:
Según el artículo 401 del CPPSF, abierto el recurso se pondrán las actuaciones a disposición de
las partes por el plazo común de diez días para su examen. Vencido el plazo, el Presidente
convocará a una audiencia con un intervalo no menor de tres días ni mayor de quince según la
urgencia o complejidad del caso, en la que se producirá la prueba y se oirá a las partes, las que
podrán ampliar la fundamentación o desistir de algunos motivos, pero no podrán introducir
otros nuevos, salvo los previstos para el recurso de revisión.
Concluido el trámite, los Jueces se reunirán a deliberar de conformidad a las normas que regulan
el juicio común en cuanto fueran aplicables. Si la importancia de las cuestiones a resolver o lo
avanzado de la hora lo justificara, la deliberación podrá ser diferida para otra fecha.
El presidente deberá señalar el tiempo de estudio para cada miembro del Tribunal. La resolución
se dictará dentro de los veinte, seis o diez días de concluida la audiencia de trámite y según los
casos del artículo 398, respetándose en lo pertinente lo dispuesto para la que se dicte en juicio
común.
La sentencia o auto se dictará por mayoría de votos y en las condiciones previstas en el artículo
138; en su caso, si ésta no se obtuviere para la escala o monto de la sanción, deberá aplicarse el
término medio de todos los votos.
El recurso permitirá, dentro de los límites fijados en el artículo 391, el examen y corrección de
las cuestiones impugnadas.
Conforme el artículo 407 del CPPSF el Tribunal ordenará inmediatamente la libertad del
imputado, cuando por efecto de su decisión debiera cesar su encarcelamiento.

Revocación o anulación total o parcial:


El Tribunal que hiciera lugar al recurso, según corresponda, revocará o anulará total o
parcialmente la resolución impugnada y ordenará el reenvío para la renovación de la actividad
que se trate, indicándose en su caso el objeto concreto del nuevo juicio, procedimiento o
resolución.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
200

Cuando de la decisión resulte la absolución del procesado, la extinción de la acción o la pena, el


cese de una medida de seguridad, o sea evidente que para dictar una nueva sentencia o
resolución no es necesaria la realización de un nuevo juicio o procedimiento, el Tribunal
resolverá directamente sin reenvío, siempre que se preserve el derecho del imputado a la doble
instancia recursiva.
Todas las sentencias que dictara el Tribunal de Apelación deberán ser comunicadas al Registro
Único de Antecedentes Penales.

Reenvío:
Si se reenvía a un nuevo juicio o procedimiento, no podrán intervenir los jueces que hubieran
conocido en el anterior.
Si el reenvío procede como consecuencia de un recurso del imputado, en el nuevo juicio no
podrá aplicarse una pena superior a la impuesta en el primero.
Si en el nuevo juicio se obtiene una segunda absolución, esta decisión no será susceptible de
impugnación alguna.
La posición tomada por la CSJSF en el precedente Ali afirmaba que, si el tribunal de alzada
entiende que corresponde anular o revocar una sentencia absolutoria, así debe declararlo, pero
abstenerse a emitir condena, remitiendo la causa al tribunal de juicio competente para que este
dicte un nuevo fallo el cual, de resultar adverso a los intereses del encartado podrá ser atacado
por la defensa y revisado por un tribunal superior.
Posteriormente, la doctrina constitucional elaborada por la CSJN en el antecedente Duarte
concluyó en un caso similar que correspondía que se designe a otra Sala de la CFCP que actúe
como tribunal revisor y efectúe una revisión amplia del decisorio. Similar temperamento aplico
en la causa Chambla. Esta nueva doctrina está basada en la interpretación que la CIDH efectúa
al excepcionar la intervención de un tribunal superior cuando no existe otro en el organigrama
de competencias.
En consonancia con estos fallos de la CSJN, nuestro máximo tribunal provincial modifico su
postura originaria (la del fallo Ali) al dictar el fallo Scalione, allí sostuvo que la revisión amplia
por otros integrantes del colegio de jueces penales de 2da instancia es la solución que en
adelante debe adoptarse a fin de garantizar el derecho al recurso en casos de cambio de
calificación legal y consecuente agravación de la sanción penal en segunda instancia y también
en aquellos supuestos de primera condena en segunda instancia como consecuencia de la
revocación de una absolución.
De lo expuesto sobre los precedentes nacionales y provinciales no puede deducirse que el
principio general del reenvío haya perdido vigencia. Muy por el contrario, tal como la norma lo
exige, lo que corresponde es que el Tribunal de Alzada evalúe en cada caso en concreto si es
“evidente” o no la necesidad de realizar un nuevo juicio. En aquellos casos que no haga falta
reenviar, ahora si se habilita a que el tribunal de 2da instancia emita el fallo y garantizando el
doble conforme mediante la revisión amplia que lleven a cabo otros magistrados del Colegio de
Jueces penales de 2da instancia que no hubiesen intervenido previamente.

Omisiones de la sentencia de primera instancia:


El Tribunal decidirá sobre los puntos omitidos en la sentencia de primera instancia, aunque no
se hubiese pedido aclaratoria, siempre que no implique agravación de la situación del imputado
y se solicitare el respectivo pronunciamiento.

Recurso de revisión:

Puede definirse a la revisión como el remedio procesal que, dirigido contra las sentencias
condenatorias pasadas en autoridad de cosa juzgada, tiende a demostrar, mediante la alegación
de circunstancias ajenas al proceso fenecido por ser sobrevinientes o desconocidas al tiempo de

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
201

dictarse la sentencia final, que el hecho no existió o no fue cometido por el condenado o
encuadra en una norma mas favorable.
El artículo 409 del CPPSF dispone que el recurso de revisión procederá en todo tiempo y en favor
del condenado, contra la sentencia firme en los siguientes casos:

▪ Hechos contradictorios: la norma habla de los casos en que los hechos establecidos
como fundamento de la condena fueran inconciliables con los fijados por otra sentencia penal
irrevocable.
Este supuesto se sostiene en la imposibilidad de determinar cual de las dos sentencias que
valoran en forma diferente los hechos es correcto. El escándalo jurídico o strepitus fori que
provocan dos sentencias penales contradictorias hace resurgir el estado de inocencia y su
derivado in dubio pro reo.
▪ Prueba documental o testifical declarada falsa por otro fallo posterior: cuando la
sentencia impugnada se hubiera fundado en prueba documental o testifical, cuya falsedad
hubiese sido declarada en fallo posterior irrevocable.
Se trata de un error judicial a partir de la ineptitud convictiva de la prueba falsa, situación oculta
en la época que se dicto la sentencia.
▪ Sentencia condenatoria mediante un delito: la norma se refiere a cuando la sentencia
condenatoria hubiese sido pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho, violencia o
maquinación fraudulenta, cuya existencia hubiera sido declarada en fallo posterior irrevocable
o establecido en proceso, aunque no hubiese podido llegarse a dicho fallo por haber mediado
una causal extintiva o que imposibilitó proseguir el ejercicio de la acción.
▪ Hechos o pruebas nuevos: cuando después de la condena sobrevinieran nuevos hechos
o elementos de prueba que, solos o unidos a los ya examinados en el proceso, hicieran evidente
que el hecho delictuoso no existió, que el condenado no lo cometió, o no se dieron las
circunstancias agravantes típicas que el Tribunal tuvo en cuenta al pronunciar aquella.
Los hechos o pruebas no son nuevos si han sido incorporados en el juicio común o abreviado y,
por tal razón, podían ser valorados por el tribunal que dicto la sentencia recurrida en revisión.

Titularidad y pretensión:
El recurso de revisión podrá ser ejercido por el defensor o por el condenado. Si este fuera
incapaz, por sus representantes legales, si hubiera fallecido o hubiese sido declarado ausente
con presunción de fallecimiento, por su cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos.
Para ser admisible, deberá limitarse a demostrar la inexistencia del hecho delictuoso o de una
circunstancia que contribuyó a agravar la pena o la no comisión por el condenado o la falta de
la prueba en que se basó la condena, fundada en cualquiera de los incisos del artículo anterior.
Cuando la revisión fuera solicitada después de la muerte del condenado, para ser admisible, sólo
podrá tender a probar la inexistencia del hecho o que aquel no lo cometió.

Interposición:
El recurso de revisión será interpuesto ante la Corte Suprema de Justicia, personalmente o por
mandatario y para ser admisible deberá contener la concreta referencia de los motivos en que
se funda y las disposiciones legales aplicables.
Si se motivara en uno de los tres primeros incisos del artículo 409, se acompañará copia de la
sentencia pertinente y en todos los casos, si correspondiera, se ofrecerán las pruebas
demostrativas de los extremos invocados, acompañándoselas si existieran, para su válida
admisibilidad.
Como vemos tanto el condenado como su defensor se encuentran habilitados para proponer el
recurso de revisión. En el caso del condenado no hará falta patrocinio letrado en tanto puede
hacerlo personalmente.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
202

Trámite:
El trámite del recurso de revisión es regulado por el artículo 412 del CPPSF, si el recurso de
revisión fuera en principio admisible, el Presidente del Tribunal dispondrá que se corra vista al
Procurador General, quien tendrá intervención necesaria como parte, por el término de diez
días.
Evacuada la vista, si no correspondiera recepcionar prueba se dictará sin más trámite la
providencia de autos. Si correspondiera, dispondrá la recepción de la prueba ofrecida y discusión
final, en audiencia pública que se regirá por las normas del juicio común.
En cualquier momento del trámite la Corte Suprema podrá suspender la ejecución de la
sentencia impugnada y disponer la libertad del condenado con o sin caución.
Si al pronunciarse el Tribunal acogiera el motivo de revisión alegado, anulará la sentencia
impugnada pudiendo dictar directamente la sentencia o remitir a nuevo juicio la causa cuando
el caso lo requiera.
Según el artículo 415 del CPPSF el rechazo del recurso de revisión no perjudicará el derecho de
presentar nuevas instancias fundadas en elementos distintos.

Recurso de Inconstitucionalidad Provincial:

Frente a la sentencia dictada por un tribunal de apelaciones resulta procedente el Recurso de


Inconstitucionalidad Provincial, regulado por la ley 7055.
Según el artículo 1 de la ley 7055 procederá el recurso de inconstitucionalidad ante la Corte
Suprema de Justicia contra las sentencias definitivas dictadas en juicios que no admitan otro
ulterior sobre el mismo objeto, y contra autos interlocutorios que pongan término al pleito o
hagan imposible su continuación, en los siguientes casos:

▪ Cuando se hubiere cuestionado la congruencia con la Constitución de la Provincia de


una norma de jerarquía inferior y la decisión haya sido favorable a la validez de ésta.
▪ Cuando se hubiere cuestionado la inteligencia de un precepto de la Constitución de la
Provincia y la decisión haya sido contraria al derecho o garantía fundado en él.
▪ Cuando las sentencias o autos interlocutorios mencionados no reunieren las
condiciones mínimas necesarias para satisfacer el derecho a la jurisdicción que acuerda la
Constitución de la Provincia.

El recurso no procederá si la decisión del litigio no dependiere de la cuestión constitucional


planteada, ni tampoco si ésta, siendo posible, no se hubiere oportunamente propuesto y
mantenido en todas las instancias del proceso.

Trámite y sustanciación:
El recurso se interpondrá ante el tribunal que dictó la resolución definitiva dentro de los diez
días de la notificación de ésta. Ni el recurso de aclaratoria de sentencia, ni otro alguno
inadmisible que se dedujere contra ella, interrumpirá el plazo mencionado.
En el escrito de interposición del recurso se expondrá separadamente con claridad y precisión:

▪ Sobre la admisibilidad del recurso, en demostración de la concurrencia en el caso de los


requisitos formales necesarios.
▪ Sobre la procedencia del recurso, en demostración de los fundamentos de fondos
relacionados con la cuestión constitucional planteada. Para cumplir este requisito, el escrito
deberá bastarse a sí mismo. Se acompañará copia del escrito de interposición del recurso.

Del escrito de interposición del recurso, y con la copia presentada por el recurrente, se correrá
traslado por diez días a la contraparte en el juicio, a fin de que se expida sobre la admisibilidad
y la procedencia del recurso, siguiendo el modo y orden de exposición señalados al primero.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Si el tribunal que dictó la resolución impugnada no tuviere su asiento en la ciudad de Santa Fe,
tanto el recurrente en el escrito de interposición del recurso como la contraparte en el escrito
de evacuación de su traslado, constituirán nuevo domicilio legal en dicha ciudad; en su defecto,
se los tendrán por notificados de toda resolución, desde su fecha, de la Corte Suprema.
Evacuado el traslado del artículo 4, o vencido el plazo para hacerlo, el tribunal se expedirá dentro
de diez días sobre la admisibilidad del recurso y lo concederá o denegará.
Conforme el artículo 7 de la ley 7055, concedido el recurso, se elevará el expediente a la Corte
Suprema, la cual correrá vista por nueve días al Procurador General para que dictamine sobre la
admisibilidad del recurso.
Evacuada la vista, se dictará la providencia de autos, sin perjuicio de las medidas para mejor
proveer que disponga el tribunal.

Denegación del RIP y queja:


Se dispone en el artículo 8 de la ley 7055 que, si el Tribunal denegare el recurso, el recurrente
podrá presentarse en queja directamente ante la Corte Suprema de Justicia pidiendo su
concesión, en cuyo caso se procederá de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 356, 357 y
358 del Código Procesal Civil y Comercial.
La queja deberá fundarse en relación a los fundamentos del auto denegatorio, y junto con ella
se acreditará el depósito a la orden del Tribunal de la suma que disponga la Corte Suprema de
Justicia mediante acordada, fijándose como tope a ese efecto la suma de pesos quinientos. Esta
cifra se devolverá al interesado si aquella fuese admitida o se perderá en beneficio de la
biblioteca de los Tribunales si no prosperase o se produjere la caducidad de la instancia.
Estarán eximidos del depósito los que gozaren de exención del impuesto a las actuaciones y
tasas de justicia.
El Tribunal desestimará la queja interpuesta si no satisface los requisitos formales establecidos,
y, si éstos estuvieren cumplidos, su decisión se ajustará a lo dispuesto en el art. 358 del Código
Procesal Civil y Comercial.
El escrito del recurso de queja podrá también ser presentado en la Mesa de Entradas de la Corte
Suprema de Justicia en la ciudad de Rosario, en los plazos del Art. 356 del Código de
Procedimientos Civil y Comercial, constituyendo domicilio legal en la ciudad de Rosario.

Concesión del recurso:


La concesión del recurso, aún por vía de queja, suspende la ejecución de la decisión impugnada.
No obstante, en caso de urgencia, podrá solicitarse su cumplimiento ante el Juzgado respectivo
si, además, fuese confirmatoria de la de primera instancia y se prestase caución bastante para
responder por lo que importase restituir las cosas a su estado anterior en el supuesto de
prosperar el recurso. A este efecto, y a solicitud del interesado, la Corte expedirá las copias
necesarias.
Cada Ministro de la Corte Suprema tendrá cinco días para el estudio de la causa, salvo que
acordasen todos realizar su estudio simultáneo.
Concluido el estudio, se señalará acuerdo para dictar sentencia dentro de un plazo no mayor de
diez días.
El tribunal dictará sentencia en acuerdo privado, en el que se fijarán las cuestiones a resolver y
se emitan votos en el orden en que sus miembros estudiaron la causa, o en el que resultare de
un sorteo en el mismo acto si el estudio fue simultáneo. La primera cuestión versará,
necesariamente, sobre la admisibilidad del recurso.
Cuando la Corte Suprema juzgare inadmisible el recurso, así lo declarará, con costas al
recurrente. Cuando estimare procedente el recurso en lo casos 1 y 2 del artículo 1, revocará la
resolución recurrida en cuanto ha sido materia del recurso y devolverá los autos al tribunal de
origen para que se pronuncie nuevamente de conformidad con la doctrina constitucional
aceptada y aplicará las costas al vencido; en su defecto, confirmará la resolución del recurso,
con costas al recurrente.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
204

En el caso 3 del artículo 1, si estimare procedente el recurso, anulará la sentencia impugnada y


remitirá la causa a otro juez o tribunal para que sea nuevamente juzgada, e impondrá las costas
al vencido; en su defecto, desestimará el recurso, con costas al recurrente.
En cuanto fueren aplicables, regirán supletoriamente las normas del Código Procesal Civil.

Recursos en el Código Procesal Penal Federal:

Vamos a analizar la cuestión en el Nuevo Código Procesal Penal Federal (que aún no rige
totalmente en Santa Fe).
Conforme el artículo 344 del CPPF, las decisiones judiciales serán impugnables sólo por los
medios y en los casos expresamente establecidos.
El derecho de recurrir corresponderá tan solo a quien le fuera expresamente reconocido, e
invoque un interés directo en la eliminación, revocación o reforma de la resolución impugnada.
El representante del Ministerio Público Fiscal podrá recurrir incluso a favor del imputado.
Durante las audiencias sólo será admisible la revocatoria, que procederá contra los autos sin
sustanciación y será resuelta de inmediato, previa intervención de las partes. Su planteamiento
significará la reserva de impugnar la sentencia.

Disposiciones generales:

Adhesión al recurso:
Esta cuestión es regulada en el artículo 345 del CPPF, según el cual quien tenga derecho a
impugnar podrá adherir, durante el trámite previsto en el artículo 360, a la impugnación
interpuesta por cualquiera de las partes, siempre que exprese los motivos en que se funde.
El CPPSF contenía una norma similar, sin embargo, esta fue derogada.

Efectos del recurso:


▪ Efecto suspensivo: las decisiones judiciales no serán ejecutadas durante el plazo para
impugnar y mientras tramite la instancia de control, salvo disposición en contrario. Tampoco
serán ejecutadas si se hubiera ordenado la libertad del imputado o condiciones menos gravosas.
▪ Efecto extensivo: si en un proceso hubiera varios imputados o civilmente demandados,
el recurso interpuesto en interés de uno de ellos favorecerá a los demás, siempre que los
motivos en que se fundara no fueran exclusivamente personales.

Desistimiento:
Las partes que hubieran interpuesto una impugnación podrán desistirla antes de su resolución,
sin perjuicio de responder por las costas.
El defensor no podrá desistir de los recursos interpuestos sin mandato expreso de su
representado, posterior a su interposición. El desistimiento no afectará a quienes hubieran
adherido a la impugnación.

Competencia:
Los jueces con funciones de revisión a quienes corresponda el control de una decisión judicial
serán competentes con relación a los puntos que motivan los agravios y al control de
constitucionalidad.
Las impugnaciones interpuestas por los acusadores permitirán modificar o revocar la resolución
aun a favor del imputado.
Cuando las decisiones de los jueces con funciones de revisión señalados en el artículo 53 de este
Código involucren cuestiones federales, estos serán considerados como el tribunal superior de
la causa y su decisión será considerada sentencia definitiva a los fines del recurso extraordinario
ante la CSJN.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
205

Reforma en perjuicio:
Si la resolución hubiera sido impugnada sólo por el imputado o en su favor, no podrá modificarse
en su perjuicio.

Legitimación para impugnar:

Legitimación del imputado:


Conforme el Código Procesal Penal Federal, el imputado podrá impugnar:

▪ La sentencia condenatoria y la pena que se le hubiera impuesto.


▪ Las medidas de coerción y demás cautelares y la denegatoria de la suspensión del juicio
a prueba.
▪ La revocatoria del sobreseimiento.
▪ La decisión de aplicar a un proceso las normas de los artículos 334 y siguientes y la
denegatoria de dicha aplicación si ésta hubiese sido solicitada por el imputado.
▪ Las decisiones que se tomen durante la ejecución de la pena.

Legitimación de la querella:
El querellante podrá impugnar el sobreseimiento, la absolución y la condena si la pena aplicada
fuere inferior a la mitad de la pena pretendida. También podrá impugnar las demás resoluciones
que pongan fin a la acción o a la pena o hagan imposible que continúen las actuaciones y la
denegación o revocación de medidas cautelares, cuando no hubiese habido dos (2)
pronunciamientos en el mismo sentido. El querellante, constituido en actor civil podrá recurrir:

▪ El sobreseimiento fundado en la inexistencia del hecho.


▪ El rechazo total o parcial de las pretensiones deducidas en la demanda, siempre que su
agravio supere los pesos cincuenta mil.

Legitimación del civilmente demandado:


Según el artículo 354 del CPPF, el civilmente demandado podrá recurrir la sentencia
condenatoria en la medida de su perjuicio.

Legitimación del MPF:


El representante del Ministerio Público Fiscal podrá impugnar las decisiones judiciales en los
siguientes casos:

▪ Los sobreseimientos y demás resoluciones que pongan fin a la acción o a la pena o hagan
imposible que continúen las actuaciones y la denegación o revocación de medidas cautelares,
cuando no hubiese habido dos pronunciamientos en el mismo sentido.
▪ La sentencia absolutoria.
▪ La sentencia condenatoria, si la pena aplicada fuera inferior a la mitad de la pena
pretendida.
▪ Las decisiones que se tomen durante la ejecución de la pena.

Estos límites no regirán si el imputado es funcionario público y el hecho se ha cometido en el


ejercicio de la función o en ocasión de ella.

Decisiones impugnables:

Decisiones impugnables:
Sólo podrán impugnarse el rechazo de la pretensión de constituirse en parte querellante, las
decisiones sobre cuestiones de competencia, el sobreseimiento, la sentencia definitiva, las

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
206

excepciones, la aplicación de medidas cautelares, la denegatoria de la aplicación de la


suspensión del proceso a prueba, los procedimientos abreviados y las decisiones que se tomen
durante la ejecución de la pena.

Sobreseimiento:
El sobreseimiento podrá impugnarse por los siguientes motivos:

▪ Si careciera de motivación suficiente, se fundara en una errónea valoración de la prueba


u omitiera la consideración de pruebas esenciales.
▪ Si se hubiera inobservado o aplicado erróneamente un precepto legal.

Sentencia condenatoria:
Dispone el CPPF que, la sentencia condenatoria podrá impugnarse por los motivos siguientes:

▪ Si se alegara la inobservancia de un precepto o garantía constitucional o legal.


▪ Si se hubiera aplicado erróneamente la ley penal.
▪ Si careciera de motivación suficiente o ésta fuera contradictoria, irrazonable o arbitraria.
▪ Si se basara en prueba ilegal o incorporada por lectura en los casos no autorizados por
este Código.
▪ Si se hubiera omitido la valoración de prueba decisiva o se hubiera valorado prueba
inexistente.
▪ Si se hubiera, erróneamente, valorado una prueba o determinado los hechos que
sustentan la sentencia condenatoria y la pena.
▪ Si no se hubiesen observado las reglas relativas a la correlación entre la acusación y la
sentencia.
▪ Si no se cumplieran los requisitos esenciales de la sentencia.
▪ Si se diera alguno de los supuestos que autoricen la revisión de la sentencia
condenatoria firme.
▪ Si no se hubiera respetado la cesura del debate.

Sentencia absolutoria:
La sentencia absolutoria podrá impugnarse por los motivos siguientes:

▪ Si se alegara la inobservancia del derecho a la tutela judicial de la víctima.


▪ Si se hubiera aplicado erróneamente la ley.
▪ Si la sentencia careciera de motivación suficiente, o ésta fuera contradictoria,
irrazonable o arbitraria.
▪ Si no se cumplieran los requisitos esenciales de la sentencia.

Trámite:

Interposición:
La impugnación se interpondrá por escrito, debidamente fundada, ante el juez que dictó la
decisión, dentro del plazo de diez días si se tratare de sentencias condenatorias o absolutorias,
de tres días para la aplicación de una medida cautelar y de cinco días en los demás casos, salvo
que este Código prevea la revisión inmediata.
Si la impugnación fuere presentada y fundada en la misma audiencia, se dará por cumplida en
ese acto la sustanciación del recurso.
Si se indicare más de un motivo de impugnación, deberá expresarse por separado con sus
fundamentos.
En el caso en que los jueces que revisen la decisión tengan su sede en un lugar distinto, la parte
deberá fijar con precisión el modo para recibir comunicaciones.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
207

En el supuesto descripto en el párrafo anterior, las audiencias podrán realizarse por medios
audiovisuales, siempre que exista conformidad expresa de la parte que haya formulado la
impugnación. Cuando hubiere impugnado más de una parte, cada una de ellas podrá optar por
concurrir personalmente a la audiencia o participar de forma remota por medios audiovisuales.
El impugnante deberá acompañar las copias necesarias para el traslado a las otras partes.
Si fueren advertidos defectos formales en la impugnación, deberá intimarse a quien la interpuso
para que en el plazo de cinco días éstos sean subsanados, bajo sanción de inadmisibilidad. Si la
impugnación fuera interpuesta fuera del plazo, será rechazada sin más trámite.
La oficina judicial enviará las copias de la impugnación a las demás partes, momento en el que
se podrán deducir las adhesiones, sorteará los jueces que intervendrán y fijará audiencia dentro
de los cinco días desde la última comunicación.

Queja por impugnación denegada:


Si el impugnante considerase que su impugnación ha sido incorrectamente denegada, podrá
plantear queja ante la instancia de revisión. La queja se interpondrá por escrito dentro de los
cinco días de comunicada la denegatoria, acompañando el soporte audiovisual de la audiencia
respectiva e indicando los motivos por los cuales considera que ha sido incorrectamente
denegada.
Cuando la denegatoria hubiere sido efectuada en un trámite escrito, al escrito de queja se
acompañará copia de la resolución impugnada, del escrito de impugnación y de la denegatoria.
Los jueces de revisión resolverán dentro de los cinco días. Si hicieren lugar a la queja darán
intervención a la oficina judicial a los fines dispuestos en el último párrafo del artículo anterior.

Audiencia y prueba:
La audiencia se celebrará con todas las partes, quienes deberán presentar oralmente los
fundamentos de su impugnación. Los jueces promoverán la contradicción entre ellas a los
efectos de escuchar las distintas opiniones objeto de impugnación. Las partes podrán ampliar la
fundamentación o desistir de alguna de las cuestiones. En este acto el imputado podrá introducir
motivos nuevos.
En la audiencia los jueces podrán interrogar a los recurrentes sobre las cuestiones planteadas y
sus fundamentos legales, doctrinarios o jurisprudenciales.
Si el impugnante requiere la producción de prueba, la ofrecerá junto con el escrito de
interposición, señalando en forma concreta el hecho que se pretende probar. Los jueces la
recibirán en esa misma audiencia si la estiman necesaria y útil. Quien la ofreció tomará a su
cargo la presentación y los jueces resolverán únicamente con la prueba admitida y que se
produzca.
Plazo de resolución:
Si la decisión impugnada fuera una sentencia, los jueces con funciones de revisión dictarán la
resolución dentro de los veinte días a contar desde que se produjo la celebración de la audiencia.
En los demás supuestos, los jueces deberán resolver de inmediato, brindando los fundamentos
al finalizar la misma, salvo que las partes acuerden un plazo mayor por la novedad o complejidad
del asunto.

Doble conforme:
Si la impugnación de la sentencia fuere promovida por el representante del MPF o el querellante
y fuera adversa para el imputado, este podrá solicitar su revisión.

Prohibición de reenvío:
Los jueces deberán resolver sin reenvío. Si por efecto de la decisión adoptada debiera cesar la
prisión u otra medida de coerción sobre el imputado, se ordenará su cese inmediato o la medida
que corresponda.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Revisión de la sentencia condenatoria firme:

Procedencia:
La revisión de una sentencia firme procede en todo tiempo y únicamente a favor del condenado,
por los motivos siguientes:

▪ Los hechos establecidos como fundamento de la condena fueran inconciliables con los
fijados por otra sentencia penal irrevocable.
▪ La sentencia impugnada se hubiera fundado en prueba documental o testimonial cuya
falsedad se hubiese declarado en fallo posterior irrevocable, o resulte evidente aunque no
exista un procedimiento posterior.
▪ La sentencia condenatoria hubiera sido pronunciada a consecuencia de prevaricato,
cohecho u otro delito cuya existencia se hubiese declarado en fallo posterior irrevocable.
▪ Después de la condena sobrevinieran o se descubrieran nuevos hechos o elementos
de prueba que, solos o unidos a los ya examinados en el proceso, hicieran evidente que el
hecho no existió, que el condenado no lo cometió, que el hecho cometido no es punible o
encuadra en una norma penal más favorable.
▪ Corresponda aplicar retroactivamente un cambio en la legislación que favorezca al
condenado.
▪ Se dicte en el caso concreto una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos o una decisión de un órgano de aplicación de un tratado en una comunicación
individual.

En su último párrafo dispone que, el rechazo de la solicitud de revisión no impedirá un nuevo


pedido fundado en motivos distintos.

Legitimación:
Conforme surge del artículo 367 del Código Procesal Penal Federal, podrán solicitar la revisión:

▪ El condenado o su defensor.
▪ El representante del MPF a favor del condenado.
▪ El cónyuge, conviviente, ascendientes o descendientes del condenado, si falleció.

Interposición:
El pedido de revisión se interpondrá por escrito ante la oficina judicial quien sorteará a tres
jueces para que lo resuelvan, exceptuando a aquellos que hubieran intervenido en el caso.
Deberá contener la concreta referencia de los motivos en que se funda, las disposiciones legales
aplicables y copia de la sentencia de condena. Junto con el escrito se ofrecerán las pruebas y se
agregarán los documentos.

Procedimiento:
Para el procedimiento regirán las reglas previstas para las impugnaciones, en cuanto sean
aplicables. Los jueces podrán disponer todas las indagaciones y diligencias preparatorias que
consideren útiles y delegar su ejecución en alguno de sus miembros.
Podrá disponerse la libertad provisional del condenado, con o sin caución, durante el
procedimiento de revisión.
Si los jueces hicieran lugar a la revisión, pronunciarán directamente la sentencia definitiva y
dispondrán las medidas que sean consecuencia de esta.

Recurso de Casación:

Se trata de un recurso que existe únicamente en el ámbito federal, que solo puede interponerse

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
209

para debatir la interpretación del derecho aplicable al caso; no permite apelar pruebas o hechos.
En 1937 el profesor Calamandrei definía al recurso de casación como un derecho de
impugnación concedido a la parte vencida para hacer que la Corte de Casación anule, no toda
sentencia injusta, sino solamente aquella cuya injusticia en concreto se demuestre fundada en
una errónea interpretación de la ley.
Con la sanción del CPPF hay una ampliación en la posibilidad del recurso de casación, que
normalmente es un recurso que se hace para discutir el derecho, pero está ampliado también
para discutir hechos. Este es un tema técnico que no tiene mayor trascendencia pública hoy.
Analizaremos la regulación del recurso de casación en el Código Procesal Penal de la Nación que
rige y es aplicado hoy en día por los Tribunales Federales de Santa Fe.

Procedencia:
En consonancia con lo que mencionábamos antes, según el artículo 457 del CPP, el recurso de
casación podrá ser interpuesto por los siguientes motivos:

▪ Inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva.


▪ Inobservancia de las normas que este Código establece bajo pena de inadmisibilidad,
caducidad o nulidad, siempre que, con excepción de los casos de nulidad absoluta, el recurrente
haya reclamado oportunamente la subsanación del defecto, si era posible, o hecho protesta de
recurrir en casación.

Además de los casos especialmente previstos por la ley y con las limitaciones establecidas en los
artículos siguientes, podrá deducirse este recurso contra las sentencias definitivas y los autos
que pongan fin a la acción o a la pena, o hagan imposible que continúen las actuaciones o
denieguen la extinción, conmutación o suspensión de la pena.

Recurso del Ministerio Fiscal:


El artículo 458 del CPP dispone que el Ministerio Público Fiscal podrá recurrir, además de los
autos a que se refiere el artículo anterior:

▪ De la sentencia absolutoria, cuando haya pedido la condena del imputado a más de tres
años de pena privativa de la libertad, a multa de doscientos mil australes o a inhabilitación por
cinco años o más.
▪ De la sentencia condenatoria, cuando se haya impuesto una pena privativa de libertad
inferior a la mitad de la requerida.

Recurso del imputado:


Conforme surge del Código Procesal Penal, el imputado o su defensor podrán recurrir:

▪ De la sentencia del juez en lo correccional que condene a aquél a más de seis meses de
prisión, un año de inhabilitación o cien mil australes de multa.
▪ De la sentencia del tribunal en lo criminal que lo condene a más de tres años de prisión,
doscientos mil australes de multa o cinco años de inhabilitación.
▪ De la resolución que le imponga una medida de seguridad por tiempo indeterminado.
▪ De los autos en que se le deniegue la extinción, conmutación o suspensión de la pena.
▪ De la sentencia que lo condene a restitución o indemnización de un valor superior a
once millones de australes.

Recurso de la parte querellante:


La parte querellante podrá recurrir en los mismos casos en que puede hacerlo el ministerio
fiscal.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
210

Recurso del civilmente demandado:


El civilmente demandado podrá recurrir cuando pueda hacerlo el imputado y no obstante la
inacción de éste, siempre que se declare su responsabilidad.

Recurso del actor civil:


Dispone el artículo 462 del Código Procesal Penal que, el actor civil podrá recurrir:

▪ De la sentencia del juez en lo correccional, cuando su agravio sea superior a siete


millones de australes.
▪ De la sentencia del tribunal en lo criminal, cuando su agravio sea superior a once
millones de australes.

Interposición:
El recurso de casación será interpuesto ante el tribunal que dictó la resolución, dentro del
término de diez días de notificada y mediante escrito con firma de letrado, en el cual se citarán
concretamente las disposiciones legales que se consideren violadas o erróneamente aplicadas y
se expresará cuál es la aplicación que se pretende. Deberá indicarse separadamente cada
motivo. Fuera de esta oportunidad, no podrá alegarse ningún otro.
El tribunal proveerá lo que corresponda en el término de tres días. Cuando el recurso sea
concedido, se emplazará a los interesados para que comparezcan a mantenerlo ante el tribunal
de alzada en el término de tres días a contar desde que las actuaciones tuvieren entrada en
aquél.
Si el tribunal tuviere asiento en lugar distinto al del juez de la causa, el emplazamiento se hará
por el término de ocho días.
Las actuaciones serán remitidas de oficio al tribunal de alzada inmediatamente después de la
última notificación.

Trámite:
Si en el término de emplazamiento no compareciere el recurrente ni se produjere adhesión, se
declarará desierto el recurso, de oficio o a simple certificación de secretaría, devolviéndose de
inmediato las actuaciones.
En ese término el fiscal de cámara deberá manifestar, en su caso, si se mantiene o no el recurso
que hubiere deducido el agente fiscal o si adhiere al interpuesto a favor del imputado.
A este fin se le notificará en cuanto las actuaciones sean recibidas.
Cuando el recurso sea mantenido y la Cámara no lo rechace, conforme a lo dispuesto en el
artículo 444, el expediente quedará por diez días en la oficina para que los interesados lo
examinen.
Vencido este término el presidente fijará audiencia para informar, con intervalo no menor de
diez días, y señalará el tiempo de estudio para cada miembro de la Cámara.

Trámite especial para revisión de autos o decretos:


Cuando el recurso de casación sea interpuesto contra autos o decretos que sean equiparables a
las sentencias definitivas el trámite será el de los artículos 454 y 455.
Este trámite no será aplicable en los recursos contra los autos que indica el artículo 457.

Ampliación de fundamentos:
Durante el término de oficina los interesados podrán desarrollar o ampliar por escrito los
fundamentos de los motivos propuestos siempre que, bajo pena de inadmisibilidad, acompañen
las copias necesarias de aquél, las que serán entregadas inmediatamente a los adversarios.

Defensores:
Las partes deberán actuar bajo patrocinio letrado. Cuando en caso de recurso interpuesto por

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
211

otro, el imputado no comparezca ante la Cámara o quede sin defensor, el presidente nombrará
en tal carácter al defensor oficial.

Debate:
El debate se efectuará el día fijado, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 465, con asistencia
de todos los miembros de la Cámara de Casación que deben dictar sentencia. No será necesario
que asistan y hablen todos los abogados de las partes.
La palabra será concedida primero al defensor del recurrente, pero si también hubiere recurrido
el ministerio fiscal, y el querellante, éstos hablarán en primer término y en ese orden. No se
admitirán réplicas, pero los abogados de las partes podrán presentar breves notas escritas antes
de la deliberación. En cuanto fueren aplicables, regirán los artículos 363, 364, 369, 370 y 375.
Terminada la audiencia, los jueces pasarán a deliberar conforme con el artículo 396, debiendo
observarse, en cuanto fuere aplicable, el artículo 398.
Cuando la importancia de las cuestiones a resolver lo aconseje, o por lo avanzado de la hora, la
deliberación podrá ser diferida para otra fecha.
La sentencia se dictará dentro de un plazo máximo de veinte días, observándose en lo pertinente
el artículo 399 y la primera parte del artículo 400.

Efectos:
Si la resolución impugnada no hubiere observado o hubiere aplicado erróneamente la ley
substantiva, el tribunal la casará y resolverá el caso con arreglo a la ley y a la doctrina cuya
aplicación declare. Esto se conoce como casación negativa.
Si hubiera inobservancia de las normas procesales, la cámara anulará lo actuado y remitirá el
proceso al tribunal que corresponda, para su substanciación. Ello se conoce como casación
positiva.

Rectificación:
Los errores de derecho en la fundamentación de la sentencia impugnada que no hayan influido
en la resolución, no la anularán, pero deberán ser corregidos. También lo serán los errores
materiales en la designación o en el cómputo de las penas.

Libertad del imputado:


Cuando por efecto de la sentencia deba cesar la detención del imputado, la Cámara ordenará
directamente la libertad.

Críticas al Recurso de Casación:


Como vimos, en nuestro derecho, el recurso de casación es un recurso limitado — no
extraordinario— que sólo permite impugnar la errónea aplicación del derecho sustantivo a los
hechos del caso (casación sustantiva o material) y, por otro lado, la violación a algunas regla del
procedimiento de determinada entidad (casación formal o procesal).
El fundamento de la exclusión de las cuestiones fácticas se relaciona con el hecho de que el
tribunal de juicio se halla mejor informado que el tribunal que resolverá el recurso sobre las
cuestiones que ya fueron demostradas en el juicio.
También dijimos que ello fue criticado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que
sostuvo que no puede admitirse que el recurso de casación se limite únicamente a cuestiones
de derechos, pues este debe permitir impugnar todo el contenido de la sentencia que sea
perjudicial para el individuo. La regulación del Recurso Casación no cumple con la regla de la
doble conforme, en virtud del cual debe ser amplio y permitir discutir sobre hechos y valoración
probatoria
Por ello, en el fallo Casal la CSJN declaró la inconstitucionalidad del límite que trae el recurso de
casación, permitiendo discutir cuestiones de hecho y de derecho a través del recurso en análisis
(recordemos que la declaración de inconstitucionalidad es en el caso concreto). Esta cuestión

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
212

ha sido modificada en el CPPF, pero el mismo no rige en Santa Fe, por lo que si vamos a litigar
en nuestra provincia al interponer el Recurso de Casación lo ideal es invocar el fallo Casal (2005)
y comunicar que pretendemos discutir “todo” (hecho y derecho).
Como vimos el fallo Casal de la CSJN significó la evolución del recurso casatorio hacia uno que,
ya no limitado a revisar cuestiones de derecho o meramente procesales, podría adentrarse
también en materia de hecho y prueba.
Se adoptó la teoría alemana de la potencialidad o capacidad de rendimiento, según la cual el
tribunal de casación tendría competencia –entendida como poder en potencia– para revisar y
eliminar de la sentencia condenatoria –o absolutoria– todos aquellos errores cuya
comprobación no dependa de la inmediación propia del juicio oral.
Recién mediante este pronunciamiento se reconoció que sólo una exégesis histórica acerca de
los orígenes del recurso podía justificar una interpretación restrictiva del artículo 456 CPPN,
impidiendo que tuviera su actual amplitud.
Hablamos de casación positiva cuando nos referimos a los casos en que los jueces de casación
revocan ellos mismos una sentencia emanada de un tribunal oral; en cambio, la casación
negativa refiere a que casos ordenan el reenvió para que se dicte una nueva sentencia, con
arreglo a lo dispuesto. Es cierto que el Código Procesal Penal de la Nación de actual aplicación
establece pautas claras para ello. Si la resolución impugnada no hubiere observado o hubiere
aplicado erróneamente la ley substantiva, el tribunal la casará y resolverá el caso con arreglo a
la ley y a la doctrina cuya aplicación declare, mientras que, si hubiera inobservancia de las
normas procesales, la cámara anulará lo actuado y remitirá el proceso al tribunal que
corresponda, para su substanciación.
Sin embargo, el problema de indeterminación surge a partir de la doctrina que emana del fallo
Casal, la cual al ampliar la competencia revisora del recurso a cuestiones de hecho y prueba,
deja al código de procedimientos sin un criterio para establecer cómo debe proceder la casación
ante revisiones de esta naturaleza. Esta indefinición acarrea ciertos problemas para los casos en
que las sentencias revisadas sean absolutorias: ¿Cómo podemos garantizar el doble conforme
si no hay reenvío? ¿No habría una violación del non bis in idem en caso de que se retroceda a
etapas precluidas para que se dicte un nuevo pronunciamiento en perjuicio del imputado?
Ante una sentencia absolutoria anulada, ¿sería preferible que proceda el reenvío para que el
imputado pudiera tener un nuevo recurso ante la casación? ¿Sin embargo ello no traería
problemas de non bis in idem? Aún más grave, ¿cómo podría garantizarse el doble conforme si
la casación fuese positiva?
Ello así, ya que, a pesar de los problemas descriptos, al menos el reenvío permite un nuevo
recurso ante la casación, mientras que al no existir un recurso de revisión ordinario que proceda
ante una sentencia emitida por la propia casación, no quedarían institutos procesales que
salvaguarden la garantía del doble conforme.
En ese sentido, y como ya se han expresado la CIDH en Mohamed y la CSJN en Duarte el recurso
extraordinario ante el máximo tribunal no reviste las características necesarias para garantizar
el acceso a la doble instancia.

Una propuesta de solución a la casación ante el recurso del acusador:


Recientemente, en casos de impacto mediático, la casación dispuso condenas frente a recursos
de acusadores, aunque sin detenerse de lleno en esta cuestión.
En Cromañón la casación divide su decisión, pues condena, pero sin aplicar penas, tarea que
encomienda al mismo tribunal de debate, remitiéndole el caso. Al tomarse esta decisión se
plantea la cuestión de la doble instancia, pero, paradójicamente, solo en relación con la
aplicación de la pena. Es decir, la casación remite la fijación de la sanción al tribunal de juicio
para salvar la garantía de la doble instancia, pero realiza casación positiva sobre el fondo,
privando a los condenados de una recisión convencionalmente viable del fallo.
Luego, en el fallo LAPA en diversos pasajes se reconoce el recurso fiscal, concluye diciendo que
si bien no está previsto un recurso contra la decisión que realiza la casación positiva, la CSJN

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
213

debería reconocerlo pretoriamente, permitiendo un recurso amplio, que no seria el


extraordinario, sino otro que permita cumplir las exigencias de Casal.
El punto es que es claro que hay un choque de principios (derecho a ser oído/defensa en juicio
y derecho al recurso), que debe resolverse desde la lógica de la ponderación, aun cuando este
tipo de normas admita una aplicación gradual.
A partir del análisis de los fallos Herrera Ulloa y Barreto Leiva de la CIDH, Mario Laporta plantea
una posible solución al sostener que no es necesario que exista una diferencia jerárquica entre
ambos tribunales (primera y segura instancia), aceptando la hipótesis de un órgano colegiado
pueda dividir sus funciones entre la de juzgar y revisar haciendo, en el caso, lo primero el
presidente y lo otro el pleno (naturalmente, excluyendo al presidente).
Quizás la casación pueda emular este sistema y sin forzar la ley y la competencia hacer una
interpretación in bonam partem de la ley y admitir un nuevo recurso de casación volviendo a
sortear el caso para que otra sala del tribunal realice la revisión correspondiente bajo el tramite
normal del recurso.

Recurso Extraordinario Federal:

El constituyente ha previsto dos vías de acceso para llevar una causa ante el conocimiento de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación. La primera de ellas, con el propósito de promover la
competencia originaria del artículo 117 de la CN. La segunda permite recurrir a sus estrados en
grado de apelación; aquí actúa como tribunal de alzada. Este canal de acceso se subdivide entre
la apelación ordinaria (en función de la apelación sucesiva) y la apelación extraordinaria.
Podemos decir que el Recurso Extraordinario Federal o REF ha nacido con el objeto de garantizar
la supremacía de la Constitución Nacional.
La CN no menciona expresamente el REF, pero esta competencia deriva de su artículo 116,
cuando dispone que a la CSJN y a los tribunales inferiores les corresponde el conocimiento y
decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos en la CN. También deriva del
artículo 117 CN cuando establece que es el Congreso quien va a disponer los casos en los cuales
el supremo tribunal ejercerá la jurisdicción por apelación. Y de los artículos 31 y 75 inciso 22 en
cuanto establece el orden jerárquico del derecho nacional sobre el local, y la jerarquía supra
legal de los tratados internacionales, respectivamente.
A través de este recurso la CSJN ejercerá la última instancia – y en su carácter de interprete final
y definitivo de la CN – el control de constitucionalidad de normas y actos estatales.
Se trata de una apelación de carácter excepcional y restrictivo, que tiene por objeto el
mantenimiento de la supremacía constitucional y no la sumisión a la CSJN de cualquier causa en
que pueda existir agravio o injusticia a juicio recurrente. Por lo tanto, será admisible solo cuando
se cumplan ciertos requisitos de forma y de fondo. Su aplicación – ha sostenido la Corte – debe
hacerse restrictivamente, para no desnaturalizar su función y convertirlo en una instancia
ordinaria.
Su ejercicio está regulado, fundamentalmente, en la ley 48 y complementado por otras normas.
Según el artículo 14 de la antes mencionada ley 48, una vez radicado un juicio ante los Tribunales
de Provincia, será sentenciado y fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la
Corte Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de
provincia en los casos siguientes:

▪ Cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un Tratado, de una ley del
Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación y la decisión haya sido contra su
validez.
▪ Cuando la validez de una ley, decreto o autoridad de Provincia se haya puesto en
cuestión bajo la pretensión de ser repugnante a la Constitución Nacional, a los Tratados o leyes
del Congreso, y la decisión haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia.
▪ Cuando la inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un Tratado o ley del

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
214

Congreso, o una comisión ejercida en nombre de la autoridad nacional haya sido cuestionada y
la decisión sea contra la validez del título, derecho; privilegio o exención que se funda en dicha
cláusula y sea materia de litigio.

Requisitos de procedencia:

Requisitos comunes:
En primer lugar, vamos a analizar los requisitos comunes a todo recurso, y que por lo tanto son
necesarios para el REF:

▪ Intervención de un tribunal de justicia: la apelación solo procederá contra los


pronunciamientos de tribunales de justicia, carácter que es propio de los que integran el Poder
Judicial de la Nación y de las provincias, y que cabe extender a los organismos administrativos
con facultades jurisdiccionales.
Respecto de los tribunales arbitrales estos no son susceptibles del REFA, salvo en los casos en
que la competencia arbitral es regulada por ley y el órgano creado actúa en ejercicio de la
función judicial.
Asimismo, respecto de los tribunales de enjuiciamiento, en principio la CSJN entendía que, por
tratarse de cuestiones de tipo político, no constituían tribunales de justicia en los términos de
la ley 48. Sin embargo, en Graffigna Latino sentó la doctrina mediante la cual se admitió la
posibilidad de interponer REF cuando se violen garantías constitucionales.
▪ Intervención en juicio: este requisito surge de la aplicación de los artículos 116 y 117 de
la CN y se refiere a la existencia de una causa, caso, asunto o contienda entre las partes,
resultando la legitimación procesal un presupuesto necesario para su existencia para que sea
resuelto por la CSJN.
▪ Gravamen suficiente: para que proceda el REF es necesario un agravio con la entidad
suficiente como para justificar la apelación extraordinaria. Se necesita un perjuicio propio y
concreto a quien plantea el recurso. Este daño tiene que ser cierto, atendible, actual y
subsistente al tiempo en que se expida la CSJN.
En definitiva, tiene que cumplir con los requisitos exigibles para la configuración del control de
constitucionalidad.
▪ Subsistencia del interés: esta exigencia, dice Toricelli, es de suma importancia; la
desaparición de estos requisitos implica también la imposibilidad de juzgar al estar en presencia
de una cuestión abstracta. En efecto, las sentencias de la Corte Suprema deben atender a
circunstancias existentes al momento de la decisión, aunque ellas sean sobrevinientes al REF.

Requisitos propios del REF:


Luego nos encontramos con ciertos requisitos que son propios del Recurso Extraordinario
Federal. Tales son:

Cuestión federal:
Este recaudo define el carácter excepcional de este tipo de recurso, toda vez que su viabilidad
radica en la existencia de este tipo de cuestiones. Se trata de una cuestión de derecho en la cual
está comprometida directa o indirectamente la CN, sea en su interpretación o en su supremacía.
Según surge de la ley 48 podemos hablar de:

▪ Cuestión federal simple: se trata de casos que versan sobre la interpretación inmediata
de normas federales. Con relación a:
o Constitución Nacional: se invoca un derecho que se pretende acordado por ella.
o Tratados Internacionales: originalmente no fue aceptado por la CSJN, ello cambio
con el precedente Mendes Valles.
o Leyes federales: únicamente estas, ya que – en principio – la interpretación del

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
215

derecho local y común no da lugar al REF.


o Decretos del PE: comprende los decretos reglamentarios de leyes federales
dictados por el PE, en uso de la facultad conferida por el artículo 99 inciso 2 de la CN; los decretos
autónomos, de necesidad y urgencia y los de promulgación parcial de leyes.
o Otras normas o actos federales: ubicamos aquí los reglamentos de las cámaras,
por ejemplo.
▪ Cuestión federal compleja: se presenta cuando la colisión o conflicto se plantea entre
cualquier norma o acto nacional, federal o local, y la CN. A su vez puede ser:
o Directa: el conflicto entre la norma o acto y la Constitución Nacional se da en
forma inmediata.
o Indirecta: se presenta una colisión entre dos normas o actos infra
constitucionales, emanados de diferentes autoridades nacionales, o entre normas o actos
nacionales con otras normas o actos locales que, de acuerdo con la CN, tienen jerarquía inferior.

Sentencia definitiva:
Este requisito surge expresamente del artículo 14 de la ley 48. Debe tratarse de sentencias que
pongan fin al pleito haciendo imposible su continuación, es decir que privan al interesado de
otros medios legales para obtener la tutela de los derechos impidiendo el replanteo de la
cuestión en otro juicio posterior.
Sin embargo, la CSJN equiparo otros pronunciamientos judiciales a esta sentencia definitiva,
siempre que el apelante demuestre que lo decidido le causa un agravio de imposible o de
dificultosa reparación ulterior.
Sintetizando, para que el REF sea admisible, es necesario que la decisión recurrida tenga tal
entidad que impida su planteo idóneo y efectivo en una instancia ordinaria posterior.

Tribunal superior de la causa:


Se trata de aquel órgano cuya resolución sobre la cuestión federal debatida en juicio no es
susceptible de ser revisada por otro dentro de la pertinente organización local.
El litigante debe acudir primeramente al tribunal superior de su provincia y solo después de
transitada esa vía puede acceder a los estrados de la Corte Suprema. En el ámbito federal no
ocurre lo mismo, dado que, si bien en principio son las cámaras los tribunales superiores de la
causa, hay supuestos donde el tribunal de primera instancia se transforma en tribunal superior
de la causa, lo que ocurre cuando la decisión es inapelable debido al monto o respecto de
algunas decisiones administrativas impugnables ante la justicia de primera instancia. También
se consideró sentencia definitiva a decisiones jurisdiccionales adoptadas por órganos que no
son estrictamente tribunales de justicia, dado que se encuentran fuera de la órbita del Poder
Judicial, como ocurre con las decisiones del Senado adoptadas en juicio político.
Respecto de esta cuestión la CSJN ha dicho que cuando las cuestiones federales exhiban
inequívocas y extraordinarias circunstancias de gravedad, y demuestren con total evidencia que
la necesidad de su definitiva solución expedita es requisito para la efectiva y adecuada tutela del
interés general, las importantes razones que fundan la citada exigencia del tribunal superior
deben armonizarse con los requerimientos antes enunciados, para que el marco normativo que
procura la eficiencia del tribunal no conspire contra la eficiencia de su servicio de justicia al que,
en rigor, debe tributar todo ordenamiento procesal.

Requisitos formales:
Los requisitos formales que deben cumplirse al momento de la interposición del Recurso
Extraordinario Federal surgen del artículo 257 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
Tales son:

▪ Forma de presentación: debe ser planteado por escrito y fundado con sujeción al

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
216

artículo 15 de la ley 48; este exige que su fundamento aparezca de los autos y tenga una relación
directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos de la Constitución, leyes, Tratados
o comisiones en disputa, quedando entendido, que la interpretación o aplicaciones que los
tribunales de provincia hicieren de los códigos Civil, Penal, Comercial y de Minería, no dará
ocasión a este recurso por el hecho de ser leyes del Congreso.
En su presentación se debe resumir adecuadamente la causa, a los fines de que su sola lectura
sea suficiente para conocer todo el expediente. También se debe argumentar para convencer al
tribunal de que debe modificar la sentencia en crisis. La Corte Suprema dio pautas precisas de
como presentar el escrito. Su incumplimiento acarrea el rechazo. En la presentación, el
recurrente debe exponer en distintos capítulos la demostración de que se está ante una
sentencia definitiva o equiparable a tal y proveniente del tribunal superior de la causa; un relato
claro y preciso de todas las circunstancias relevantes del caso relacionadas con la cuestión
federal, indicando cuando se presentaron por primera vez y como se introdujeron y
mantuvieron en la causa; deberá demostrar que la decisión causa un gravamen atendible;
deberán estar refutados todos los fundamentos independientes que sustentan la decisión
impugnada; deberá demostrar la relación directa e inmediata y que la resolución es contraria al
derecho federal invocado. Además, debe presentarse una caratula en hoja aparte, indicando el
objeto de la presentación; la caratula del expediente; el nombre de quien suscribe el escrito,
con aclaración de si actúa en representación de terceros, citando a sus representados, y del
patrocinante, si lo hubiera; el domicilio constituido en la Capital Federal; la calidad que reviste
en el pleito, como actos, demandado, tercero, etc.; la individualización de la sentencia contra la
que se interpone el recurso, con mención de los jueces o tribunales que hayan intervenido con
anterioridad; la fecha de notificación del pronunciamiento; la mención clara y concisa de las
cuestiones planteadas como de índole federal, con mención de las normas involucradas y
antecedentes de la Corte Suprema, si los hubiera, y la declaración, en forma sintética, de que se
pretende del tribunal, así como la cita de las normas que le confieren jurisdicción a la Corte
Suprema para intervenir en el caso. Se prevé expresamente que el no cumplimiento o el
cumplimiento defectuoso de los requisitos exigidos provocan la desestimación del recurso. Sin
embargo, la Corte Suprema se reservó la posibilidad de admitirlo según su sana discreción.
▪ Lugar de presentación: se presenta en la sede del tribunal superior de la causa que es
de quien proviene la sentencia impugnada que motiva la interposición del REF.
▪ Plazo de presentación: debe ser presentado dentro de los diez días hábiles contados
desde que las partes fueron notificadas de la resolución. Dicho plazo es independiente para cada
uno de los litigantes y es perentorio. No se interrumpe ni se suspende por la interposición de
otros recursos declarados improcedentes por los tribunales de la causa.

Doctrina de la arbitrariedad de sentencias:

A mediados de los años cincuenta comenzó a tomar cuerpo en los estados de la CSJN una
incipiente jurisprudencia que permitió conocer y revocar determinadas sentencias, dictadas por
la justicia ordinaria en aplicación del derecho común y, mas tardíamente, local, que resultasen
apestadas ante sus estrados en los términos del artículo 14 de la ley 48. A partir de esta doctrina
se dio lugar a la más importante innovación en materia pretoriana que ha realizado el tribunal.
La Corte Suprema vino a encontrar agravio federal allí donde antes, a su legal entender, no lo
había. Se permitió conocer en sentencia que, prima facie, eran del resorte exclusivo de la
jurisprudencia provincial. Ello, en el entendimiento de que la sentencia deviene arbitraria, ergo
in constitucional.
Como consecuencia de ello, además de entender en materia federal, también revisa sentencias
donde está en juego derecho común, derecho local, cuestiones de hecho y prueba o normas
procesales, cuando lo decidido en la causa resulta irrazonable. No basta un simple error en el
juzgador para calificar su sentencia como arbitraria y habilitar la instancia extraordinaria; es
necesaria la presencia de una deficiencia grosera. Se considera que una sentencia es arbitraria

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
217

cuando no hace una derivación razonada del derecho vigente, o cuando no se sujeta a las
circunstancias comprobadas de la causa.

▪ Falta de fundamentación suficiente: se refiere a pronunciamientos dogmáticos que


solo encuentran sustento en la voluntad del juzgador; como el que ordeno, sin existencia de
norma, que se pague al actor el sueldo correspondiente a tareas no desempeñadas.
▪ Defectos de fundamentación: se ve en aquellas sentencias desprovistas de base legal,
como la que se apartó de la solución normativa prevista por el legislador pues, sin dar razón
plausible, prescindió del tope de tres salarios mínimos a la fecha del despido.
▪ Defectos en la consideración de extremos contundentes: son aquellos fallos que
omiten ponderar cuestiones básicas y elementales para resolver la controversia.
▪ Apartamiento de las constancias de la causa: se da en aquellas sentencias en donde el
juzgador se aparta en forma inconciliable con las constancias que hay en la causa.
▪ Excesos u omisiones en el pronunciamiento: aparece cuando la sentencia omite
expedirse sobre cuestiones planteadas o lo hace sobre asuntos no debatidos, como la que
declaro la inhabilidad del título y rechazo en su totalidad la acción ejecutiva intentada, si omitió
considerar que, con respecto a uno de los dos periodos reclamados, la ejecutada no se había
opuesto.
▪ Exceso ritual manifiesto: se da cuando la sentencia se traduce en un excesivo apego a
la ley de forma que oculta la verdad objetiva. Hay un excesivo apego al formalismo que termina
por afectar el derecho de defensa de las partes. Por ejemplo, si no se considera probado un
hecho decisivo porque se incorporó una documentación en copia simple que el profesional
omitió certificar, sin haberlo intimado previamente a que cumpla tal recado.
▪ Contradicción: supuesto de sentencia incoherente por afirmar o negar premisas
inconciliables entre sí; como sucede si se declara la inconstitucionalidad de una ley y luego se la
aplica como fundamento de la resolución.
La incoherencia puede presentarse en los mismos fundamentos de la sentencia o entre los
considerandos y el resuelvo.

Hoy en día, y a mérito de la doctrina de la arbitrariedad, la CSJN modifico radicalmente su


jurisprudencia. De tal suerte, ha expuesto que una sentencia arbitraria, dictada en aplicación de
derecho no federal, frustra garantías constitucionales.
Esto significa que el vicio de arbitrariedad transforma una sentencia en agravio federal y la torna
susceptible de ser revisada por la CSJN en virtud del artículo 14 de la ley 48, es decir, por medio
del Recurso Extraordinario Federal.
Claro está que el REF no procede respecto de cuestiones opinables como la valoración de la
prueba. Una sentencia equivoca solo será arbitraria si es tan grosera que aparece como algo
inconcebible dentro de una racional administración de justicia.
Toricelli sostiene que puede considerar que cuando la CSJN conoce un supuesto de arbitrariedad
actúa cual tribunal de equidad que brinda justicia al caso particular.

Recurso de queja:

Es aquel que se plantea directamente ante la CSJN cuando el tribunal superior de la causa
deniega el REF. El plazo de presentación es de cinco días desde la notificación de la denegatoria
del recurso.
Para su procedencia es necesario que el apelante cumpla con la carga de depositar judicialmente
la suma de $1000 ante el Banco Central de la Nación Argentina a la orden de la Corte, y
acreditarlo cuando presenta la queja. Sin embargo, aquella obligación cede respecto de pagar
sellados o tasas judiciales, conforme a los casos de excepción a tales tributos consagrados por
la ley.
El destino del depósito varía según se admita o no la queja. En el primer caso se reintegra al

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
218

recurrente; en el segundo se pierde y la suma se destina a las bibliotecas de los tribunales


nacionales.
Por otro lado, el CPCCN establece que la queja no tiene efecto suspensivo salvo que la CSJN haga
lugar a la misma.

Formalidades:
El recurso de queja que se interpone ante la CSJN debe reunir los siguientes requisitos formales:

▪ Por escrito no mayor de diez páginas, a veintiséis renglones cada una y con letra no
menor de cuerpo doce.
▪ Una caratula con el objeto de presentación, enunciación del expediente, nombre de las
partes, apoderados y patrocinantes, el domicilio en la Capital y la parte que ocupa en el pleito,
como ocurre en el recurso extraordinario.

El escrito tiene como única finalidad refutar cada uno de los fundamentos por los cuales el
tribunal superior rechazo el recurso extraordinario, no pudiendo introducirse cuestiones no
planteadas en aquella oportunidad.
Además, se debe mencionar el tribunal que rechaza el recurso extraordinario, junto con los
demás que actuaron, la fecha de notificación del rechazo, aclarar si se usaron los días extras que
prevé el Código Procesal por distancia y la demostración de que el recurrente está exento de
pagar la tasa de justicia, en caso de corresponder. Junto con la queja se debe acompañar copia
simple de la decisión impugnada mediante recurso extraordinario, el escrito de interposición,
su contestación y la resolución que lo deniega.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
219

UNIDAD 8: Procedimientos especiales, procedimientos alternativos y ejecución penal.

Juicio por delitos de acción privada:

El proceso de querella es regulado en el Título IV del Libro IV del CPPSF. En estos casos hay un
marcado interés particular en la persecución y sanción, lo que no implica que el estado se
desentienda ya que al existir la posibilidad de imponer pena el interés público sigue vigente,
aunque con menor intensidad, propio del principio de mínima intervención.
En los delitos de acción privada la promoción y estímulo de la acción están a cargo del ofendido,
son divisibles objetiva y subjetivamente, es decir que el querellante puede decidir contra quien
insta la acción en caso de existir varios querellados y por qué hechos; además son renunciables
y aun después de ejercitada la acción.
Conforme el artículo 73 del Código Penal, son acciones privadas, las que resultan de los
siguientes delitos:

▪ Calumnias e injurias.
▪ Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157.
▪ Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159.
▪ Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cónyuge víctima.

Asimismo, son acciones privadas las que, de conformidad con lo dispuesto por las leyes
procesales correspondientes, surgen de la conversión de la acción pública en privada o de la
prosecución de la acción penal por parte de la víctima.
La acción por calumnia e injuria, podrá ser ejercitada sólo por el ofendido y después de su
muerte por el cónyuge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
En los demás casos, se procederá únicamente por querella del agraviado o de sus guardadores
o representantes legales.

Derecho de querella:

Según el artículo 347 del CPPSF toda persona con capacidad civil que se pretenda ofendida por
un delito de acción privada tendrá derecho a presentar querella ante el Tribunal de Juicio.
Igual derecho tendrá el representante legal del incapaz, por los delitos cometidos en perjuicio
de éste.
En todos los casos el querellante deberá actuar con patrocinio letrado salvo que él o su
representante fueran abogados.
Cuando el CPPSF hace referencia a la victima u ofendido por el delito, la expresión esta
directamente dirigida al titular del bien jurídico tutelado por el tipo penal que ha sido afectado,
sea a titulo de daño o de peligro.
La norma habla de que puede querellar toda persona con capacidad civil; según el CCyC, toda
persona humana goza de aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos. La ley puede
privar o limitar esta capacidad respecto de derechos, simples actos, o actos jurídicos
determinados.
A su vez, considera incapaces de ejercicio a la persona por nacer, la persona que no cuenta con
el grado de edad y madurez suficiente, y la persona declarada incapaz por sentencia judicial. El
incapaz civil solo podrá actuar a través de su representante legal, el que actuara por los delitos
cometidos en perjuicio del incapaz. Se sigue la inteligencia del artículo 26 del CCyC respecto de
los menores al disponer que la persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus
representantes legales. Son representantes de las personas menores de edad no emancipadas
sus padres. Si faltan los padres, o ambos son incapaces, o están privados de la responsabilidad
parental, o suspendidos en el ejercicio, el tutos que se les designe. El curador representará a las
personas con capacidad restringida.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
220

Acumulación de pretensiones:

El artículo 348 del CCPSF dispone que, cuando los querellantes fueran varios, deberán actuar
bajo una sola representación si acumularan sus pretensiones en un mismo juicio.
La unidad de representación prevista exige que se trate de varios querellantes que tengan
idénticas o similares pretensiones en un mismo juicio, lo cual tiene por objeto la unificación y
coherencia de la persecución penal privada, evitando la contradicción en las postulaciones.
Por otro lado, el artículo 349 del CPPSF establece que, cuando se tratara de calumnias o injurias
recíprocas procederá la acumulación de las pretensiones en un solo juicio.
En su último párrafo la norma establece que nunca se acumularán con las pretensiones que
nacieran de delitos de acción pública.
Esto ultimo se basa en razones de practicidad, pero fundamentalmente de seguridad jurídica en
tanto se procura evitar el dictado de sentencias contradictorias.

Forma y contenido de la querella:

La querella deberá ser presentada por escrito con una copia para cada querellado, podrá ser
personalmente, con patrocinio letrado o por mandatario especial en cuyo caso se deberá
acompañar la procura. Conforme el artículo 350 del CPPSF, debe expresar:

▪ Identificación del querellante: ello comprende el nombre, apellido y domicilio del


querellante y en su caso, también los del mandatario. La exigencia se debe a que es preciso que
esté individualizado para el querellado, quien de este modo puede examinar si, en efecto, se
trata de un supuesto agraviado por el delito, o si carece de acción.
▪ Datos del querellado: debe indicarse el nombre apellido y domicilio del querellado, o si
se ignorasen, cualquier descripción que sirva para identificarlo.
▪ Hecho atribuido: la norma exige una relación clara, precisa y circunstanciada del hecho,
con indicación del lugar, fecha y hora en que se ejecutó, si se supiera. Ello hace al derecho de
defensa en juicio en tanto el querellado tendrá conocimiento del hecho que se le imputa, lo que
también hace a la congruencia.
▪ Calificación legal del hecho: constituye una limitación para el tribunal, el que no podrá
varias la calificación propuesta por el querellante ni colocar agravantes aun cuando las mismas
existan.
No rige el principio iura novit curia, por cuya virtud el tribunal puede variar el encuadramiento
legal efectuado en la acusación.
▪ Pruebas que se ofrezcan: la norma nos habla de las pruebas que se ofrezcan,
acompañándose la nómina de los testigos con indicación del nombre, apellido, profesión,
domicilio y hechos sobre los que deberán ser examinados; los puntos a evacuar por los peritos
y documentos que obren en su poder; cuando la querella versara sobre calumnias o injurias, el
documento que a criterio del accionante las contenga, si fuera posible presentarlo.
▪ Firma: se exige la firma del querellante, cuando se presentara personalmente, o si no
supiera firmar, la de otra persona a su ruego, quien deberá hacerlo ante la Oficina de Gestión
Judicial. La falta de copias no hace a la inadmisibilidad de la presentación ya que es una carga
procesal que puede ser subsanada en cualquier momento.

En su último párrafo la norma dispone que, si del texto de la querella surgieran hechos que
encuadraran en un delito de acción pública, se remitirá copia de la misma al Fiscal a los fines
que correspondieran.

Desistimiento de la querella:

Como ya sabemos, el artículo 59 del Código Penal prescribe como causa de extinción de la acción

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
221

penal la renuncia del agraviado en los delitos de acción privada.


Cuando el Tribunal declarara extinguida la pretensión penal por desistimiento expreso del
querellante, se dictará el sobreseimiento del querellado y se le impondrán las costas, salvo
acuerdo de partes al respecto. Cuando el desistimiento fuera tácito, el Tribunal dispondrá el
archivo de las actuaciones, con costas a cargo del querellante.

Desistimiento expreso:
En el artículo 351 del CPPSF se establece que el querellante podrá desistir en cualquier estado
del juicio, sin perjuicio de su responsabilidad por actos anteriores.
Dada la disponibilidad objetiva y subjetiva de los delitos de acción privada, el desistimiento
podrá ser total o parcial, es decir con relación a uno solo de los imputados o por algunos de los
hechos por los que se promovió la querella en caso de ser varios.

Desistimiento tácito:
Según el artículo 352 del Código Procesal Penal de Santa Fe, se tendrá por desistida la acción
privada:

▪ Inactividad en el impulso de la acción: cuando el procedimiento se paralizara durante


un mes y el querellante no lo instara dentro del tercer día de notificado del decreto por el cual
se lo intima a impulsarlo.
▪ No concurrencia a la audiencia de conciliación o debate: cuando el querellante o su
mandatario no concurrieran a la audiencia de conciliación o del debate sin justa causa, la que
deberá ser acreditada antes de su iniciación o en las horas hábiles del día siguiente.
▪ Muerte o incapacidad: cuando muerto o incapacitado el querellante, no compareciera
ninguno de sus herederos o representantes legales a proseguir la acción, después de tres meses
de ocurrida la muerte o incapacidad.

Procedimiento de querella:

Durante el procedimiento previo a la apertura del juicio y en el debate, intervendrán distintos


jueces. Así, se procura mantener la total imparcialidad del tribunal que intervendrá en el debate,
lo cual podría verse afectado si tiene conocimiento en el proceso por haber tomado parte
durante la apertura del juicio.

Investigación Preliminar:
Según el artículo 355 del CPPSF, cuando el querellante ignorara el nombre, apellido o domicilio
del autor del hecho, o debieran agregarse al procedimiento documentos que no estuvieran en
su poder, podrá solicitar al Tribunal las medidas de investigación preliminar para individualizar
al querellado o conseguir la documentación.
Se dispone una etapa sintética y sumaria de investigación preliminar que tiene por objeto lograr
precisión en datos que el querellado ignora al momento de la interposición de la querella.

Audiencia de conciliación:
Presentada la querella, se convocará a las partes a una audiencia de conciliación, remitiendo al
querellado una copia de aquella. A la audiencia deberán asistir los defensores. Cuando no
concurriera el querellado, se declarará la apertura del juicio.
Esta audiencia es de suma importancia en este tipo de procedimiento en tanto tiene por objeto
el acuerdo entre las partes, la retractación del querellado y la consecuente finalización del
proceso. De lo contrario su prosecución.
La norma utiliza el vocablo convocará en imperativo por lo que para un sector de la doctrina
esta es una actividad oficiosa del tribunal de impulso del proceso. Sin embargo, dada las
características del proceso parece lógico que la parte lo haya pedido al tribunal.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
222

Cuando las partes se conciliaran en la audiencia o en cualquier estado del juicio, se dictará
sobreseimiento y las costas serán en el orden causado, salvo acuerdo de partes al respecto. Si
el querellado se retractara en la audiencia o en la apertura del juicio, se le dictará
sobreseimiento y las costas quedarán a su cargo.
La retractación será publicada a petición del querellante, en la forma que el Tribunal estimara
adecuada. Esto último, conforme el CP solo se da en las calumnias e injurias. La retractación
deberá ser pública y el querellante tiene la opción de aceptarla. La exigencia de la publicidad de
la retractación se entiende suficientemente cumplida porque se efectúa dentro del proceso
penal que tiene ese carácter y ante el juez interviniente. No obstante, cuando se tratara de
injurias o calumnias difundidas a través de la prensa, la retractación será publicada a petición
del querellante en la forma que el tribunal estimara adecuada.

Medidas de coerción:
El artículo 358 del CPPSF dispone que el querellante podrá solicitar, antes de la apertura del
juicio, medidas de coerción personal o real contra el querellado, las que procederán conforme
a las disposiciones de este Código.

Juicio:
Si el querellado no concurriera a la audiencia de conciliación o no se produjera ésta o la
retractación, será citado para que comparezca a juicio en el día y hora que se fije para el
comienzo del debate.
El artículo 360 del CPPSF establece que se aplicarán las normas del debate común y del
procedimiento abreviado con las modificaciones del presente Capítulo.
En la sentencia que se dicte para los casos de calumnias e injurias cometidas por medio de la
prensa, el Tribunal ordenará si lo pidiere el ofendido la publicación del pronunciamiento a cargo
del condenado, si es posible, en el mismo medio, en el mismo lugar y con los mismos caracteres
del artículo injurioso o calumnioso.
Esta disposición será también aplicable en caso de retractación.
Si el querellado no concurriera a la apertura del debate, a pedido del querellante se ordenará
sea traído por la fuerza pública, suspendiéndose el comienzo del debate hasta tanto se lograra
su comparendo.
Abierto el juicio, el querellado podrá plantear excepciones verbalmente, las que serán resueltas
en la audiencia.
El querellante tendrá similares facultades y obligaciones que correspondientes al Ministerio
Público Fiscal respecto de los delitos de acción pública, y podrá ser interrogado como testigo.

Relaciones entre la acción civil y penal:

Los sistemas de responsabilidad civil y penal confluyen para captar jurídicamente de manera
integral la problemática dañosa. Comulgan en el propósito final de regular la conducta para
permitir una vida en sociedad pacífica.
Se impone entonces cierta coordinación de tareas para arribar a la justa solución de cada caso.
El artículo 1774 del CCyC justamente busca cumplir tal función; establece la independencia de
la acción civil respecto de la penal derivadas de un mismo hecho. En los casos en que el hecho
dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal, la acción civil puede
interponerse ante los jueces penal, conforme a las disposiciones contenidas en los Códigos
Procesales o las leyes especiales.
Vemos, así como el CCyC estructura un sistema de prevalencia de la sentencia penal sobre la
civil.

Suspensión del dictado de la sentencia civil:


Según el artículo 1775 del CCyC si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada durante

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
223

su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la


conclusión del proceso penal, excepto:

Extinción de la acción penal: ello sucede ante la muerte o ausencia del investigado penalmente,
amnistía, prescripción de la acción, entre otros supuestos. Como lo ha expuesto la
doctrina no se trata de una verdadera excepción sino de la culminación del proceso penal.
▪ Dilatación del proceso penal: si de las circunstancias se demuestra que la dilatación
indefinida del trámite del proceso penal provoca una frustración del derecho a ser indemnizado.
El código no establece un plazo especifico, sino que se trata de un plazo razonable conforme a
las circunstancias (etapa del proceso, dificultad de prueba, entre otras).
▪ Acción civil fundada en un criterio objetivo: en caso de que el juez civil considere que
la solución del caso transita por los carriles de los criterios objetivos de imputación, también
puede dictar sentencia sin esperar la del juicio penal.

Sentencia condenatoria en lo penal:


La influencia que ejerce la sentencia penal sobre la civil se manifiesta de manera muy notorio
en caso de que se dicte condena.
Según el artículo 1776 del CCyC la sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa
juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito
y de la culpa del condenado.
Del artículo en análisis se desprenden dos aspectos fundamentales que deben tenerse en
cuenta:

▪ Hecho principal: situación fáctica comprobada, las circunstancias de tiempo, lugar y la


participación del responsable.
▪ Culpa del agente: tampoco puede discutirse, sin embargo, el juez civil puede considerar
que obro una concausa y por tanto distribuir la responsabilidad.

Sentencia penal absolutoria:


El artículo 1777 del Código Civil y Comercial se refiere a los efectos de la sentencia penal en la
civil cuando la primera decide absolver al sindicado como culpable. Este dispone que:

▪ Si la sentencia penal decide que el hecho no existió, o que el sindicado como


responsable no participo de los hechos, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el
proceso civil; pues el juez civil debe atenerse a los datos factico que dio por verídicos el
magistrado penal.
▪ Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no
compromete la responsabilidad del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese
mismo hecho en cuanto generador de responsabilidad civil; en estos casos el proceso penal no
ejerce influencia en el civil. Aquí se hace foco en el daño injustamente sufrido y no el
injustamente causado.

Excusas absolutorias:
Las excusas absolutorias son determinados supuestos en los cuales el ordenamiento penal, a
pesar de encontrarse configurados los presupuestos del tipo, por razones de utilidad o
conveniencia, la ley declara al autor impune de un hecho típico y antijurídico, pese a que no
concurra en su favor ninguna causa que excluya la culpabilidad.
El artículo 1778 del Código Civil y Comercial dispone que las excusas absolutorias penales no
afectan a la acción civil, excepto disposición legal en contrario.
Uno de los ejemplos que más trascendencia ha tenido en el derecho civil es aquel en el cual el
acusado de calumnia o injuria queda exento de la pena por su retractación publica, antes de
contestar la querella o en el acto de hacerlo.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
224

Impedimento de reparación del daño:


El CCyC regula este supuesto en su artículo 1779, según el cual impiden la reparación del daño:

▪ Prueba de la verdad del hecho reputado como calumnioso.


▪ En los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el
hecho pudiendo hacerlo.

Prueba de la verdad:
Se refiere únicamente a la calumnia, es decir, a la falsa imputación a una persona física
determinada de la comisión de un delito concreto y circunstanciado que dé lugar a la acción
pública.
La acreditación de la veracidad de los hechos vendría a probar un “ejercicio regular de los
derechos”, por lo que no puede reputarse al daño injustamente sufrido, por tanto, no es
resarcible.

Delitos contra la vida:


El derecho a la reparación de los perjuicios que puede nacer por la muerte de un sujeto se ve
frustrado si quien los padece ha sido autor o cómplice del homicidio, o bien pudo haber
impedido el hecho y no lo hizo. El encubridor no está comprendido en esta norma.

Sentencia penal posterior:


Se dispone en el artículo 1880 del CCyC que la sentencia penal posterior a la sentencia civil no
produce ningún efecto sobre ella, excepto en el caso de revisión. La revisión procede
exclusivamente, y a petición de la parte interesada, en los siguientes casos:

▪ Si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la


sentencia penal y ésta es revisada respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un cambio
en la legislación.
▪ Luego de ello se refiere al caso en que los que la reparación de daños está fundada en
factores objetivos de imputación.
▪ Otros casos que la ley disponga; vemos así que la solución que adopto la norma es
abierta.

Procedimiento para la reparación del daño: artículos 364 a 369.

Conforme el artículo 364 del CPPSF, dentro de los cinco días de adquirir firmeza la sentencia
penal condenatoria, el querellante tendrá opción para reclamar ante el Tribunal de Juicio la
indemnización del daño material y moral por el hecho calificado como delito.
El reclamo sólo podrá ser dirigido contra el penalmente condenado, debiendo fundamentarse
en los límites del debate y de acuerdo a los términos de la sentencia que le sirve de presupuesto,
en cuanto a los hechos.
El reclamo del querellante es facultativo, ya que puede concurrir a la sede civil respectiva, lo que
es conveniente por las fuertes limitaciones en cuanto a la reclamación que establece el CPPSF,
si el reclamo es en sede penal solo puede dirigirse al penalmente condenado.

Contenido:

Según el artículo 366 del CPPSF el escrito deberá contener la expresión concreta y detallada de
los daños sufridos, y la relación que ellos tienen con el hecho delictivo conforme a los elementos
del debate y de la condena penal precedente, la cita de las disposiciones legales del orden civil
aplicables y la reparación deseada o el importe de las indemnizaciones pretendidas.
A los efectos de la fijación del quantum, debe tenerse en cuenta el carácter resarcitorio del daño

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
225

moral, la índole del hecho generador de responsabilidad y la entidad del sufrimiento causado,
que no necesariamente debe guardar relación con el daño material.

Extensión del mandato:

La anterior designación de defensor del condenado penalmente importará mandato suficiente


para representarlo judicialmente en la cuestión sin perjuicio de designar mandatario especial y
autónomo al respecto.

Admisibilidad y traslado:

Dispone el CPPSF en su artículo 368 que, si el Tribunal de Juicio considerara formalmente


admisible el reclamo, correrá traslado del mismo al condenado penal contra quien se dirija la
pretensión resarcitoria, para que dentro del plazo perentorio de cinco días lo conteste. La
notificación se practicará en el domicilio real del condenado penal y en el domicilio legal
constituido en las actuaciones. En esta oportunidad el reclamado, fundadamente, podrá
oponerse al procedimiento, debiendo en su caso el reclamante recurrir a la jurisdicción
respectiva, en cuyo caso el Tribunal archivará las actuaciones sin recurso alguno.
Cuando el Tribunal considerara inadmisible el reclamo, ordenará su devolución.

Audiencia y pronunciamiento:

El Tribunal llamará a una audiencia dentro del plazo máximo de cinco días donde oirá a las
partes, les requerirá las aclaraciones pertinentes y pronunciará sentencia sobre la cuestión
accesoria.
Rigen al respecto de esta audiencia las normas del juicio común en cuanto fueran aplicables.
La indemnización pretendida será determinada prudencialmente por los Jueces.
La decisión cuando no sea inmediatamente ejecutada o no pueda serlo por simple orden del
Tribunal, se ejecutará por el interesado ante la jurisdicción civil y con arreglo al Código Procesal
Civil y Comercial.

Alternativas procedimentales:

La existencia de alternativas procedimentales responde a la noción de no concebir el proceso


cuyo fin sea únicamente la sentencia en juicio. Ello viene de la mano con el artículo 1 de la ley
13013, según el cual el MPA tiene por misión el ejercicio de la persecución penal pública
procurando la resolución pacífica de los conflictos penales.
La Fiscalía tiene protocolos de actuación para la resolución de determinado tipo de delitos. Por
ejemplo, en los casos de usurpación se recurre al proceso de mediación; otro supuesto es la
aplicación de un criterio de oportunidad.

Criterio de oportunidad:

Ya vimos cuales son los criterios de oportunidad que prevé el artículo 19 del CPPSF. El artículo
21 del CPPSF establece que, con fundamento, el Fiscal podrá archivar la Investigación. El
imputado, sin recurso alguno, podrá plantear ante el Fiscal la aplicación de un criterio de
oportunidad, fundando su pedido. La solicitud de aplicación de un criterio de oportunidad
deberá ser comunicada por el Fiscal a la víctima, aunque no estuviere constituida como
querellante, quien deberá ser oída, pudiendo formular oposición. En todos los casos en los que
la víctima haya aceptado la aplicación del criterio de oportunidad, se entiende que renunció a
su derecho a concurrir como querellante exclusivo.
Al tratarse de un acto de disponibilidad de la acción penal es lógico que la solicitud deba

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
226

formularla el fiscal. El imputado puede estar interesado en impulsar la aplicación del criterio,
pero su petición debe instrumentarla formalmente el fiscal, quien puede aceptar o no la misma
en forma fundada. No se autoriza recurso al imputado.
La solicitud del fiscal debe ser comunicada a la víctima, la que puede formular oposición, pero
por parte del tribunal. Lo apropiado es que el fiscal haya consultado a la víctima en forma previa.
Es más, la victima puede haber dado su consentimiento por escrito para evitar tener que
concurrir en varias oportunidades.

Conversión de la acción:

Conforme el artículo 22 del CPPSF si el Tribunal admite el criterio de oportunidad, la acción


pública se tramitará conforme lo previsto para el procedimiento de querella, cualquiera fuera el
delito de que se tratase. En tal caso la querella deberá presentarse dentro del término de
sesenta días hábiles desde la notificación de la resolución.
La víctima tendrá el derecho y el Estado el deber de asegurarle el asesoramiento jurídico
necesario cuando no pudiese afrontar los gastos en forma particular.
Vencido el término, la acción penal quedará extinguida para el autor o partícipe a cuyo favor se
aceptó el criterio de oportunidad, salvo el supuesto del inciso 2 del artículo 19 en que los efectos
se extenderán a todos los partícipes.
La victima que se encuentre disconforme con la manera en que el Fiscal llevo adelante el caso
podrá continuar con la acción constituyéndose como querellante y tramitando el caso conforme
al procedimiento de querella. Cuando el Tribunal acepte la aplicación del criterio de
oportunidad, la acción pública deja de tener tal calidad y se convierte en privada, esto es, solo
promovible por la parte.
El derecho de la víctima se funda en el acceso a la justicia y en la tutela judicial efectiva que
tienen rango constitucional por estar reconocidos en la CADH, los que deben ser entendidos
como el derecho que tiene el ofendido de un delito a poder acceder a un tribunal independiente
en procura de justicia.
No se establecen límites con relación al delito ni a los casos en que pueda convertirse. Una vez
que se ha convertido en acción privada, el MPA no puede retomar la persecución, cesando toda
su intervención.

Suspensión del juicio a prueba: el mal llamado probation.

Se observo que, las penas de ejecución efectiva, sobre todo las de corto plazo, no llegaban a
lograr su principal finalidad, que según el artículo 18 de la Constitución Nacional es la
resocialización del delincuente. Sino todo lo contrario, la prisionización del delincuente por
cortos plazos provocaban una mayor reincidencia, no daban lugar al cumplimiento del
tratamiento de resocialización.
Es por ello, que como solución a tal conflicto se incorporó la condena de ejecución condicional,
algo que está presente en la mayoría de los sistemas penales del mundo. Ello implica que a
aquella persona a la que se le imputa la comisión de un delito se le impondrá la pena, pero se
deja en suspenso la ejecución de esta a través del cumplimiento de una serie de pautas de
conductas, previstas en el artículo 27 del CP, durante cierto plazo de tiempo; cabe aclarar que
según dispone el artículo 26 del Código Penal la condena de ejecución condicional procede
siempre que la pena impuesta sea menor a tres años y se trate de delincuentes primarios.
Entonces, el fundamento de la condena de ejecución condicional está dado porque las penas
privativas de la libertad de corto plazo no logran la resocialización del delincuente; esa persona
que es apresada y más aun si se trata de una primera condena, entra en contacto con otros
delincuentes y adquiere una mayor experiencia, mayores ganas de seguir delinquiendo.
Y es por ese mismo motivo que surge la suspensión del juicio a prueba, si existe la posibilidad
de que al final del proceso se aplique al imputado una pena de ejecución condicional, ¿para que

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
227

voy a hacer todo el juicio?, es mejor adelantarse y favorecer la descomprensión del sistema. Así,
se suspende el juicio durante un determinado plazo de tiempo en que el imputado deberá
cumplir con las exigencias previstas por la ley y dispuestas por el tribunal, una vez cumplido ese
plazo el imputado es libre de toda persecución penal, pues se extingue la acción, de conformidad
con el inciso 7 del artículo 59 del CP.

Regulación en el Código Penal:


En el año 1994 se introduce la suspensión del juicio a prueba en nuestro país a través de la Ley
24316 que modificó el artículo 76 del CP, e incorporó los artículos 76 bis, ter y quater, donde
principalmente se regula este instituto.
El artículo 76 del CP establece que la suspensión del juicio a prueba se regirá de conformidad
con lo previsto en las leyes procesales correspondientes. Ante la falta de regulación total o
parcial, se aplicarán las disposiciones que el CP prevé al respecto.
Por otro lado, hallamos el artículo 76 bis, que fue muy criticado, pues trae diversas
contradicciones o complicaciones, ya que por un lado en su primer párrafo establece que el
imputado por un delito de acción pública reprimido con pena de reclusión o prisión cuyo máximo
no exceda de tres años, o en caso de concurso que la pena correspondiente no exceda dicho
máximo, puede solicitar la suspensión del juicio a prueba.
Pero, por otro lado, en su cuarto párrafo dispone que, si las circunstancias del caso permitieren
dejar en suspenso el cumplimiento de la condena aplicable, y hubiese consentimiento del fiscal,
el tribunal podrá suspender la realización del juicio.
Vemos que existe una clara contradicción entre ambos párrafos, puesto que para que proceda
la condenación de ejecución condicional el máximo no necesariamente debe ser de tres años.
Este pareciera ser un artículo asistemático y contradictorio en sí mismo. Ello ha dado lugar a un
debate tanto doctrinal como jurisprudencial. Surgen así dos grandes posturas:

▪ Tesis restrictiva: se apoya en lo dispuesto por el párrafo primero del artículo 76 bis por
lo que si el máximo es superior a tres años no procede la suspensión del juicio a prueba;
entienden que el párrafo primero establece un límite y el cuarto no lo amplia, sino que lo regula
de forma más específica.
▪ Tesis amplia: se apoya en el párrafo cuarto y entiende que las circunstancias podrán
determinar la suspensión del juicio a prueba, aun cuando el máximo de pena prevista para el
delito cometido sea superior a los tres años.

La Cámara de Casación Penal, en el famoso plenario Kosuta, se inclinó por la tesis restrictiva, por
lo que la suspensión del juicio a prueba procedía únicamente cuando el máximo de pena
previsto para el delito cometido no excedía de tres años.
Micho se discutió al respecto; si tenemos en cuenta que la finalidad de la suspensión del juicio
a prueba es adelantar los efectos de la condena de ejecución condicional, porque no se lo
aplicaría en forma amplia. Se cuestionaba cual era el fundamento que impedía que la suspensión
del juicio a prueba se aplique en aquellos casos en que haya una proyección de condena
condicional, independientemente del máximo previsto para el delito cometido.
Tras una crítica muy importante que la Corte Suprema de Justicia de la Nación al plenario Kosuta
en el fallo Acosta, en el año 2001, se comenzó a aplicar la tesis amplia respecto de la suspensión
del juicio a prueba.

Solicitud:
Al presentar la solicitud, el imputado deberá ofrecer hacerse cargo de la reparación del daño en
la medida de lo posible, sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la responsabilidad
civil correspondiente. El juez decidirá sobre la razonabilidad del ofrecimiento en resolución
fundada. La parte damnificada podrá aceptar o no la reparación ofrecida, y en este último caso,
si la realización del juicio se suspendiere, tendrá habilitada la acción civil correspondiente.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
228

Si el delito o alguno de los delitos que integran el concurso estuviera reprimido con pena de
multa aplicable en forma conjunta o alternativa con la de prisión, será condición, además, que
se pague el mínimo de la multa correspondiente.
El imputado deberá abandonar en favor del estado, los bienes que presumiblemente resultarían
decomisados en caso de que recayera condena.

Supuestos en que no procede:


Según se dispone en el artículo 76 bis del CP, la suspensión del juicio a prueba no procede
respecto de los siguientes casos:

▪ Delitos en los que participa un funcionario público en ejercicio de sus funciones.


▪ Delitos reprimidos con pena de inhabilitación.
▪ Delitos contenidos en el Código Aduanero, sancionado por la ley 22415.
▪ Delitos contenidos en la ley 24769 que refiere al Régimen Penal Tributario y Previsional.

Plazo de suspensión:
El tiempo de la suspensión del juicio será fijado por el Tribunal entre uno y tres años, según la
gravedad del delito. El Tribunal establecerá las reglas de conducta que deberá cumplir el
imputado, conforme las previsiones del artículo 27 bis. Además, se dispone que durante ese
tiempo se suspenderá la prescripción de la acción penal.

Caducidad:
La suspensión del juicio será dejada sin efecto si con posterioridad se conocieran circunstancias
que modifiquen el máximo de la pena aplicable o la estimación acerca de la condicionalidad de
la ejecución de la posible condena.

Consecuencias:
Si durante el tiempo fijado por el Tribunal el imputado no comete un delito, repara los daños en
la medida ofrecida y cumple con las reglas de conducta establecidas, se extinguirá la acción
penal. En caso contrario, se llevará a cabo el juicio y si el imputado fuere absuelto se le
devolverán los bienes abandonados en favor del Estado y la multa pagada, pero no podrá
pretender el reintegro de las reparaciones cumplidas.
Cuando la realización del juicio fuese determinada por la comisión de un nuevo delito, la pena
que se imponga no podrá ser dejada en suspenso.
La suspensión de un juicio a prueba podrá ser concedida por segunda vez si el nuevo delito ha
sido cometido después de haber transcurrido ocho años a partir de la fecha de expiración del
plazo por el cual hubiera sido suspendido el juicio en el proceso anterior.
No se admitirá una nueva suspensión de juicio respecto de quien hubiese incumplido las reglas
impuestas en una suspensión anterior.
La suspensión del juicio a prueba no obstará a la aplicación de las sanciones contravencionales,
disciplinarias o administrativas que pudieran corresponder.

Regulación en el Código Procesal Penal de Santa Fe


En el artículo 24 del CPPSF se regula la cuestión de forma relativa a este instituto regulada en el
derecho de fondo.
Según la norma antes mencionada cuando se peticionara la suspensión del juicio a prueba, el
Fiscal que contara con el acuerdo del imputado y su defensor, podrá solicitarla al Tribunal que
corresponda, en aquellos casos en que sea procedente la aplicación de una condena de
ejecución condicional. Cuando el delito prevea pena de inhabilitación, ella formará parte de las
reglas de conducta que se establezcan.
A tal efecto se llevará a cabo una audiencia a la que concurrirá el imputado, su defensor y las
partes interesadas, y en la que, oídos los mismos, se decidirá sobre la razonabilidad de la oferta

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de reparación de daños que se hubiese efectuado y sobre la procedencia de la pretensión.


En caso de hacerse lugar a la suspensión del juicio a prueba, se establecerá el tiempo de
suspensión del juicio, las reglas de conducta que deberá cumplir el imputado, se detallarán los
bienes, que, de ser pertinente, se abandonarán en favor del estado y la forma reparatoria de los
daños.
La resolución se dictará por auto fundado y, si fuese admitiendo la petición, se notificará en
forma personal al imputado y se comunicará al Registro Único de Antecedentes de la Provincia
y al Registro Nacional de Reincidencias.
En caso de incumplimiento o inobservancia de las condiciones o reglas de conducta, el Tribunal
resolverá lo que corresponda después de oír al imputado y a las partes o interesados. La decisión
podrá ser precedida de una investigación sumaria y es irrecurrible.

Control:
Según el artículo 25 del CPPSF el Juez de Ejecución Penal controlará la observancia de las
instrucciones e imposiciones resolviendo previa audiencia de las partes y a tenor de la prueba
producida al efecto.

Oportunidad:
En cuanto a la oportunidad, el artículo 297, inc. 6 del CPPSF dispone que las partes dentro de los
5 días de notificada la audiencia preliminar podrán plantearla por escrito.
Recibido el planteo en tiempo procesal oportuno se llevará a cabo una audiencia a la que
concurrirá el imputado, su defensor y las partes interesadas, y en la que, oídos los mismos, se
decidirá sobre la razonabilidad de la oferta de reparación de daños que se hubiese efectuado y
sobre la procedencia de la pretensión. A la audiencia deben concurrir, además del Fiscal,
defensor e imputado, las partes interesadas porque el imputado tendrá que haber efectuado a
la víctima previamente una oferta de reparación de los daños que hubiese efectuado con el
delito, sobre cuya razonabilidad decidirá el juez en forma fundada.
En cuanto a la forma de la oferta de reparación del daño causado, el imputado deberá expresar
detallada y circunstanciadamente cual es la reparación que ofrece, en qué plazo y modalidades
en que la satisfará. De lo contrario, la víctima no podrá saber concretamente que es lo que se le
ofrece y no estará en condiciones de aceptar o rechazar el ofrecimiento, el tribunal no estará en
condiciones de juzgar si la reparación es razonable a los fines de conceder la suspensión.
El consentimiento del Fiscal es indispensable, ya que el CP la admite solo cuando es propuesta
por el fiscal, exigiendo además que cuente con el acuerdo del imputado y su defensor.

Naturaleza:
La suspensión, más allá de ser un beneficio para el imputado, conforma esencialmente un acto
de disponibilidad del ejercicio de la acción penal por parte del acusador público. El carácter
vinculante de la oposición del fiscal deriva del mandato constitucional que atribuye al Ministerio
Publico la promoción y el ejercicio de la acción penal y cuando expresa su oposición a la
suspensión del proceso, no ejerce jurisdicción, sino que manifiesta voluntad de continuar
ejerciendo la acción.

Reglas de conducta:
Respecto a las reglas de conducta impuestas, no se crea una referencia obligada legalmente a
recurrir a la regulación del artículo 27 bis del CP por lo que se pueden aplicar reglas distintas a
las dispuestas por la ley de fondo.
Es de suma importancia tener un adecuado control de las mismas, ya que, de lo contrario, estos
institutos se deslegitiman fuertemente ante los ojos de la comunidad, que ve en ellas un ámbito
más de impunidad.
El incumplimiento por parte del imputado de alguna o todas las reglas de conducta que le fueran
impuestas no debería conllevar directamente a la revocación del régimen de suspensión de

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
230

juicio a prueba, aunque si implicar un apercibimiento del Tribunal al imputado que ante la
reiteración le será revocado el régimen.
El sexto párrafo del artículo 76 ter del CP dispone que la suspensión de un juicio a prueba podrá
ser concedida por segunda vez si el nuevo delito ha sido cometido después de haber transcurrido
ocho años a partir de la fecha de expiración del plazo por el cual hubiera sido suspendido el
juicio en el proceso anterior.
Al no estar contemplado expresamente en la ley procesal de Santa Fe, no constituye una
disposición que pueda ser esgrimida para recortar la aplicación del instituto en cuestión y
siempre quedara a criterio del fiscal que decisión tomar.

Procedimiento abreviado:

Constituye otra salida alternativa al juicio cuya constitucionalidad ha sido muchas veces puesta
en duda. Si bien el instituto goza de un gran predicamento doctrinario y jurisprudencial, es cierto
que no faltan quienes lo impugnan por una supuesta confrontación con la cláusula del juicio
previo – reconocida en el artículo 1 del CPPSF y el artículo 18 de la CN –.
Baclini afirma que es plenamente constitucional, ya que el imputado debidamente asesorado
por un defensor, acuerda con el fiscal para ser condenado y en función a ello es natural que
perciba algún beneficio como la solicitud de una pena menor o una modalidad más favorable.
A su vez, Corvalán, sostiene que en la terminología del artículo 18 de la CN juicio es igual a
sentencia por lo que no hay afectación a esta garantía desde que la sentencia no será siempre
fruto de un debate contradictorio.
Siempre deben ser respetadas las garantías concernientes a la defensa técnica, debida
consentimiento del acuerdo y posibilidad de retractación hasta la sentencia, Incoercibilidad
moral y estado de inocencia.
En la causa Cantero de la CSJN Erbetta sostuvo que, tratándose de un mecanismo que neutraliza
el juicio previo como fundamento de una pena, debe estar rodeada de suficientes garantías para
evitar distorsiones aplicativas que:

▪ Lo conviertan en un instrumento de presión en función de la situación del imputado


privado de su libertad.
▪ Consoliden practicas burocratizadas para evitar los roles propios de las partes.
▪ Deriven en una alternativa injustificada y contraria al interés público en la persecución
y sanción de delitos.

Así, no se afecta la garantía de juicio previo, pues lo acordado por las partes configura un límite
máximo que no libera al juez de escoger una pena menor o incluso absolver al acusado. Solo se
renuncia al juicio oral.
El procedimiento abreviado debe ser entendido como un mecanismo legalmente previsto para
situaciones en las que la abundancia probatoria y la admisión por el imputado de su
participación en el delito tornan innecesaria la realización de un juicio oral, resultando por ende
la condena producto de un acuerdo una respuesta razonable al conflicto. Parala CSJN, la
condena sin juicio, puede admitirse solo si el imputado reconoce libremente su responsabilidad
penal en el suceso delictivo, y existen evidencias suficientes que confirmen la existencia de los
hechos y la culpabilidad del autor

Plea bargain o colaboración premiada:


Es un proceso de negociación entre fiscal, imputado y defensor en el cual la persona perseguida
penalmente admite su culpabilidad. El fiscal no tiene ninguna limitación, puede ofrecer imponer
una pena determinada o no imputar determinados hechos, siempre a cambio de la declaración
de culpabilidad. Hasta puede llegar a entregar inmunidad a cambio de alguna confesión, dadas
sus amplias facultades.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
231

Nuestros fiscales no están en condiciones de negociar cargos y penas y el rol del juez es muy
importante ya que debe garantizar el consentimiento libre y que las partes den cuenta en la
audiencia de los antecedentes del caso con el que cuentan para arribar al acuerdo. En este
sentido, cualquier elemento confuso debe dar lugar al juez a denegarlo y dar paso al juicio oral.

Instancia común:
En el artículo 339 del CPPSF se establece que, en cualquier momento de la investigación penal
preparatoria, el Fiscal y el defensor del imputado, en forma conjunta, podrán solicitar al Tribunal
de la investigación preparatoria, la apertura del procedimiento abreviado en escrito que, para
ser válido, contendrá:
▪ Los datos personales del Fiscal, del defensor y del imputado.
▪ El hecho por el que se acusa y su calificación legal.
▪ La pena solicitada por el Fiscal, la que deberá ser motivada de conformidad con el
artículo 140 del presente Código, determinarse en base a las pautas establecidas en los artículos
40 y 41 del Código Penal y acorde a los hechos que se investigan.
▪ La conformidad del imputado y su defensa respecto de los requisitos precedentes y del
procedimiento escogido, así como también la admisión de culpabilidad por el hecho indicado en
el inciso 2.
▪ En su caso, la firma del querellante o, en su defecto, la constancia de que el Fiscal lo ha
notificado del acuerdo y no ha manifestado en término su disconformidad. En caso de
disconformidad, será necesaria la firma del Fiscal Regional respectivo.
▪ Cuando el acuerdo versara sobre la aplicación de una pena superior a los seis años de
prisión o se hubiese modificado la calificación legal en favor del imputado respecto de la
utilizada en la audiencia imputativa, se requerirá, al menos, la firma del Fiscal Regional
respectivo. Si la pena excediera los ocho años de prisión requerirá, además, la firma del Fiscal
General.

La existencia de varios imputados en un mismo procedimiento no impedirá la aplicación de estas


reglas a alguno de ellos.
Dispone el artículo 340 del CPPSF que producido el acuerdo y antes de la presentación a que
alude el artículo precedente, el Fiscal notificará y entregará una copia certificada del contenido
de este al querellante. Éste podrá, en el término de tres días, manifestar fundadamente ante el
Fiscal su disconformidad con el acuerdo.
En disconformidad con esto último se ha planteado que la protesta por vía jerárquica dentro del
órgano acusador resulta insuficiente, postulándose que los acuerdos abreviados no deben
proceder sin la conformidad de todas las partes. Ello es así, por cuanto todo aquel a quien la ley
reconoce personería para actuar en juicio en defensa de sus derechos está amparado por la
garantía del debido proceso legal consagrada en el artículo 18 de la CN, que asegura a todos los
litigantes por igual el derecho de obtener una sentencia fundada previo juicio llevado en forma
legal.

Admisibilidad:
Según el CPPSF el juez de la investigación penal preparatoria declarará inadmisible la
presentación que no cumplimentara los recaudos enunciados en el artículo 339. Si la admitiera,
remitirá la causa sin más trámite al tribunal de juicio en los casos en que el acuerdo versara
sobre la aplicación de una pena que exceda los ocho años de prisión.

Conformidad del imputado:


En el artículo 342 del CPPSF se dispone que, en caso de admitir la presentación, el juez o tribunal
convocará a las partes a una audiencia pública. Si el imputado reconociera el acuerdo, el juez o
tribunal a través del presidente, le leerá los tres primeros puntos de la presentación conjunta,
le explicará clara y sencillamente al imputado el procedimiento escogido y sus consecuencias

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
232

requiriéndole nuevamente su expresa conformidad.


La presencia del fiscal, el imputado y su defensa son condiciones de validez de la audiencia.

Resolución:
En un plazo de cinco días, el Tribunal dictará sentencia de estricta conformidad con la pena y
modo de ejecución aceptados por las partes, sin perjuicio de definir la calificación legal que
corresponda.
No obstante, si a partir del hecho planteado en el acuerdo, estimara que el mismo carece de
tipicidad penal o resulta manifiesta la concurrencia de cualquier circunstancia legalmente
determinante de la exención de pena, de su atenuación, dictará sentencia absolviendo o
disminuyendo la pena en los términos en que proceda.
El tribunal debe respetar los términos del acuerdo, lo único que puede modificar es la
calificación legal por otra de mayor o menor entidad. A su vez, se da la imposibilidad de imponer
una pena mayor a la pactada, ya que la pena que solicita el acusador es el límite que tienen los
jueces. Cuando se trate de una calificación más grave que el tribunal estime que le corresponda
al hecho atribuido, no podrá alterar la pena impuesta por el fiscal. Pero, el fiscal debe respetar
un mínimo del marco típico, es decir, respetar la escala penal que prevé el delito por el cual
califico.
Cuando se trate de casos de atipicidad y calificación más leve, si el tribunal considera que el
hecho del acuerdo carece de tipicidad penal deberá absolver en tanto rige el principio de
legalidad sustancial y el de reserva, así como cuando resulte manifiesta la presencia de una
circunstancia determinante de la exención de la pena. También, si encuentra la concurrencia de
cualquier circunstancia determinante de la atenuación de la pena, disminuirá la misma.

Acuerdo en el juicio:
El artículo 344 del CPPSF dispone que el procedimiento abreviado podrá ser acordado por las
partes en los casos de querella por delito de acción privada, o en los juicios comunes, en
cualquier momento y antes de iniciarse los alegatos propios de la discusión final.

Recursos:
Quien, con asesoramiento técnico, presta conformidad para recibir pena por esta vía no podrá
luego objetarla, sin que su cambio de postura pueda entenderse inaceptable. Puede afirmarse
que no es que el imputado no tenga derecho a recurrir el fallo que provenga de un abreviado,
sino que su conformidad en todos los extremos del acuerdo hace que haya renunciado
tácitamente a la posterior revisión de este, sobre todo cuando su consentimiento fue
plenamente valido y se encontraba debidamente asesorado.
Es decir, para que exista un interés en recurrir una resolución, esta debe tener un contenido
desfavorable para el impugnante y no según su apreciación subjetiva.
En el caso Martinelli, en nuestra provincia, se discutió la validez de un acuerdo por el cual se
condenó a un imputado a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional, debido a que,
según la Defensa publica, el imputado no se encontraba libre al firmar el acuerdo ya que estaba
en prisión preventiva y faltaban diez meses para la realización del juicio y que la magistrada no
evaluó las evidencias presentadas.
El colegio de jueces de segunda instancia de Rosario sostuvo que respecto a la alegada influencia
que podría haber ejercido la prisión preventiva en la decisión del imputado que, ninguna
coacción se advierte con capacidad para desestimar la libertad de la voluntad, que no sean las
consecuencias propias del tránsito por el proceso y el que la defensa tiene el deber de instar y
velar por el cumplimiento de su regularidad, legalidad y plazos establecidos.
Baclini y Schiappa Pietra entienden que corresponde admitir el recurso cuando:

▪ El tribunal se aparta de la modalidad del acuerdo en cualquiera de los extremos, sea


porque impone mayor pena, modifica su modalidad o agrega otra circunstancia no acordada por

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
233

las partes.
▪ El tribunal condena por una calificación legal menor pero no rebaja la pena
▪ El acuerdo hace a cuestiones que tornan invalido el acuerdo respecto al consentimiento
del imputado

Procedimiento extendido:

Esta regulado en el artículo 346 del CPPSF, según dicha norma cuando la tramitación sea
compleja a causa de la pluralidad de hechos, del elevado número de imputados o víctimas o por
tratarse de casos de delincuencia organizada o trasnacional, a solicitud del Fiscal, el Tribunal
podrá ordenar la duplicación de todos los términos previstos en este Código, sin perjuicio de los
acuerdos relativos a la arbitración de trámite que las partes puedan acordar.
La norma concluye diciendo que la resolución será fundada y podrá ser apelada.
Esta demanda podrá ser incoada tanto ante el juez de la IPP, como ante el tribunal de juicio e
incluso ante el de apelación, ya que la norma utiliza la expresión todos los términos, por lo que
no establece ningún tipo de limitación con relación a la etapa en que puede hacerse la petición.
No se menciona que el querellante pueda presentar la petición por lo que en principio quedaría
excluido. No obstante, en aquellos casos en que la causa sea compleja porque representa a
varias víctimas o existan pluralidad de hechos o imputados o se trate de supuestos de
delincuencia organizada o trasnacional, la exclusión no tendría sentido.

Causales:
Complejo es aquello que se compone de elementos diversos. Para la norma la complejidad debe
ser por la pluralidad de hechos, víctimas o imputados. Sin embargo, no siempre que existe
pluralidad de imputados, víctimas o hechos será procedente la duplicación, sino que ello lo será
cuando se determine cierta y concretamente que la circunstancia haga ardua, dificultoso la
concreción de los actos procesales en los términos acordados.
Por otro lado, la norma habla de casos de delincuencia organizada o trasnacional. Criminalidad
organizada es la comisión de hechos penales planificada y determinada por la ambición de lucro
o poder. Va desde el tráfico de drogas hasta el robo domiciliario con reparto centralizado del
botín, pasando por la trata de personas. El término trasnacional debe ser entendido como casos
de delitos cometidos a través de distintas naciones.

Plazos que pueden ser duplicados:


La CSJN tiene dicho que la duración indebidamente prolongada de la causa por casi quince años
– que no puede ser atribuida al imputado ni a la complejidad de la causa, ya que se trata de un
hecho sencillo de robo – viola ostensiblemente el derecho a ser juzgado en un plazo razonable.
La teoría del no plazo entendida como la imposibilidad de traducir el concepto de plazo
razonable en un numero fijo de días, de semanas, de meses o de años, fue adoptado por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH y la CSJN y es considerada actualmente
como dominante. Mas allá de eso, algunos ordenamientos rituales del país han decidido
estipular plazos máximos expresos de duración de la investigación y del proceso.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el informe 35/2007, luego de haber
efectuado una interpretación de cómo debe entenderse el plazo razonable, en el considerando
137 establece que en aquellos estados que se ha establecido un limite objetivo a la actividad
procesal, si la legislación interna concede un mayor goce de derechos que la convención, se debe
aplicar aquella en virtud del principio pro homine.

Procedimiento por Flagrancia:

En una de las últimas versiones de la reforma al CPP, en agosto de 2015 se sancionó la ley 13472.
Esta norma regula lo que se ha dado en conocer como el juicio por flagrancia mediante el cual

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
234

se incorpora al Libro IV del CPPSF el Título VII denominado Procedimiento por Flagrancia.
Según dispone el artículo 379 del CPPSF se dispone que, se podrá aplicar el procedimiento
establecido en el presente título en los supuestos de flagrancia descriptos en el artículo 213 de
este Código.
Sin perjuicio de ello, tal procedimiento será de aplicación obligatoria en caso de delitos
cometidos en flagrancia y con armas de fuego. Recordemos que, según la Ley Nacional de Armas
y Explosivos, arma de fuego es aquella que producto de la deflagración de los gases de la pólvora
dispara un proyectil a distancia.
En su último párrafo la norma establece que, la aprehensión de una persona en flagrancia será
comunicada de inmediato al Fiscal, quien decidirá el cese de la aprehensión o dispondrá la
detención, si fuere procedente.

Audiencia imputativa por hecho en flagrancia:


Conforme el artículo 379 ter del CPPSF, en los casos previstos en el artículo precedente, el Fiscal
solicitará que se realice la audiencia imputativa establecida en el artículo 274 dentro de las
setenta y dos horas del inicio de la privación de libertad, prorrogable a solicitud fundada del
Fiscal por veinticuatro horas, y la realización del trámite como Juicio por Flagrancia.

Trámite:
El trámite relativo al proceso de flagrancia está regulado en el artículo 379 quater, según dicha
norma, se seguirá por los siguientes actos:

▪ Medidas Cautelares: en la audiencia se concederá al imputado la posibilidad de declarar


ante el Juez sobre la imputación que se le hubiere hecho conocer, dentro de las previsiones del
artículo 318. En la misma audiencia se plantearán y resolverán las medidas cautelares del
artículo 223 y siguientes. Oído el imputado y resueltas las medidas cautelares, si se plantearan,
el Fiscal podrá solicitar al Juez que la causa pase directamente a juicio oral.
▪ Planteamiento y resolución de salidas alternativas: si el Juez acogiere la solicitud del
Fiscal dará oportunidad a las partes a que planteen las soluciones alternativas que prevé el
Código, la suspensión del procedimiento a prueba o el procedimiento abreviado. Para esto,
concederá un cuarto intermedio, luego del cual resolverá en la misma audiencia, quedando
concluido el proceso si se acordaran salidas alternativas;
▪ Continuación del trámite y ofrecimiento de prueba: si no se plantearen soluciones
alternativas o si éstas no fueran convalidadas por el Fiscal, éste formulará acusación si lo
considera pertinente, de lo contrario podrá proponer que sea válida la audiencia imputativa,
ofreciendo prueba y realizando su pretensión punitiva. Podrá hacerlo en la misma audiencia o
en un lapso no mayor a tres días.

Si hubiera querellante se le correrá traslado, quien en un plazo de tres días podrá adherirse a la
acusación del Fiscal o acusar particularmente y deberá indicar las pruebas de que pensare
valerse en el juicio.
La defensa podrá ofrecer en el plazo establecido en el párrafo anterior. El ofrecimiento de
prueba deberá realizarse conforme lo dispuesto en el artículo 299.
Si las partes tienen algo que objetar en relación a la prueba ofrecida por las restantes deberán
indicarlo por escrito dentro de los tres días posteriores. El Juez podrá rechazar los planteos in
limine o convocar a audiencia previo a decidir.
Finalmente, el artículo 379 quinques dispone que, satisfecho el ofrecimiento de pruebas
realizado por las partes, el juez dictará auto de apertura del juicio oral fijando la Oficina de
Gestión Judicial fecha de la audiencia del debate lo más próximo posible y en cualquier caso
dentro de los diez días siguientes siempre que se hubiere asegurado la comparecencia del
imputado.
Las resoluciones que el juez dicte de conformidad a lo dispuesto en el presente artículo no serán

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
235

susceptibles de recurso alguno


El juicio oral se desarrollará en los términos previstos por el Libro IV, Título I de este Código.

Proceso de Menores:

El llamado Régimen Penal de Minoridad (ley 22278) fue sancionado en el año 1980, casi diez
años antes de que nuestro país ratificara la Convención internacional de los Derechos del Niño.
En consecuencia, era necesario sancionar un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil acorde a
los principios de la CDN.
Imputabilidad:

En su artículo 1 esta ley dispone que, no es punible el menor que no haya cumplido dieciséis
años de edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido dieciocho años, respecto de delitos de
acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos años, con
multa o con inhabilitación.
Esto significa que a las personas en estas condiciones (menores de 16 o menores de 18 por
delitos de acción privada, o reprimidos con prisión de hasta dos años, multa o inhabilitación) no
se les puede aplicar una pena. Este es un límite del sistema penal, simplemente no puede recaer
en personas de las condiciones enunciadas, cualquiera sea el hecho que se le impute. Esto no
quiere decir que las conductas reprochables carezcan de consecuencias prácticas, porque la
norma habilita a que, si existiere imputación contra alguno de ellos la autoridad judicial lo
dispondrá provisionalmente, procederá a la comprobación del delito, tomará conocimiento
directo del menor, de sus padres, tutor o guardador y ordenará los informes y peritaciones
conducentes al estudio de su personalidad y de las condiciones familiares y ambientales en que
se encuentre.
En caso necesario pondrá al menor en lugar adecuado para su mejor estudio durante el tiempo
indispensable.
Si de los estudios realizados resultare que el menor se halla abandonado, falto de asistencia, en
peligro material o moral, o presenta problemas de conducta, el juez dispondrá definitivamente
del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor o guardador.
El artículo 2 precisa que es punible el menor de dieciséis años a dieciocho años de edad que
incurriere en delito que no fuera de los enunciados en el artículo 1.
En esos casos la autoridad judicial lo someterá al respectivo proceso y deberá disponerlo
provisionalmente durante su tramitación a fin de posibilitar la aplicación de las facultades
conferidas por el artículo 4.
Cualquiera fuese el resultado de la causa, si de los estudios realizados apareciera que el menor
se halla abandonado, falto de asistencia en peligro material o moral, o presenta problemas de
conducta, el juez dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de
los padres, tutor o guardador.
Respecto de los padres, tutores o guardadores de los menores a que se refieren los artículos 1
y 2, el juez podrá declarar la privación de la patria potestad o la suspensión, o la privación de la
tutela o guarda, según correspondiere.

Disposición:

En el artículo 3 de la ley se define lo que el Régimen Penal de la Minoridad entiende como


disposición, la que según la norma determinará:

▪ La obligada custodia del menor por parte del juez, para procurar la adecuada formación
de aquél mediante su protección integral. Para alcanzar tal finalidad el magistrado podrá
ordenar las medidas que crea conveniente respecto del menor, que siempre serán modificables
en su beneficio.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
236

▪ La consiguiente restricción al ejercicio de la patria potestad o tutela, dentro de los


límites impuestos y cumpliendo las indicaciones impartidas por la autoridad judicial, sin perjuicio
de la vigencia de las obligaciones inherentes a los padres o al tutor.
▪ El discernimiento de la guarda cuando así correspondiere.

La disposición definitiva podrá cesar en cualquier momento por resolución judicial fundada y
concluirá de pleno derecho cuando el menor alcance la mayoría de edad.
En jurisdicción nacional la autoridad técnico administrativo con competencia en el ejercicio del
patronato de Menores se encargará de las internaciones que por aplicación de los artículo 1 y 3
deben disponer los jueces.
En su caso, motivadamente, los jueces podrán ordenar las internaciones en otras instituciones
públicas o privadas.

Imposición de una pena:

La imposición de pena respecto del menor a que se refiere el artículo segundo estará supeditada
a los siguientes requisitos:

▪ Que previamente haya sido declarada su responsabilidad penal y la civil si


correspondiere, conforme a las normas procesales.
▪ Que haya cumplido dieciocho años de edad.
▪ Que haya sido sometido a un período de tratamiento tutelar no inferior a un año,
prorrogable en caso necesario hasta la mayoría de edad.

Una vez cumplidos estos requisitos, si las modalidades del hecho, los antecedentes del menor,
el resultado del tratamiento tutelar y la impresión directa recogida por el juez hicieren necesario
aplicarle una sanción, así lo resolverá, pudiendo reducirla en la forma prevista para la tentativa.
Contrariamente, si fuese innecesario aplicarle sanción, lo absolverá, en cuyo caso podrá
prescindir del requisito del inciso segundo.
Por otro lado se dispone que, si el proceso por delito cometido por un menor de dieciocho años
comenzare o se reanudare después que el imputado hubiere alcanzado esta edad, el requisito
del inciso 3 del artículo 4 se cumplirá en cuanto fuere posible, debiéndoselo complementar con
una amplia información sobre su conducta.
Si el imputado fuere ya mayor de edad, esta información suplirá el tratamiento a que debió
haber sido sometido.

Reincidencia:
Conforme el artículo 5 del RPM, las disposiciones relativas a la reincidencia no son aplicables al
menor que sea juzgado exclusivamente por hechos que la ley califica como delitos, cometidos
antes de cumplir los dieciocho años de edad.
Si fuere juzgado por delito cometido después de esa edad, las sanciones impuestas por aquellos
hechos podrán ser tenidas en cuenta, o no, a efectos de considerarlo reincidente.

Cumplimiento de la condena:
Las penas privativas de libertad que los jueces impusieran a los menores se harán efectivas en
institutos especializados. Si en esta situación alcanzaren la mayoría de edad, cumplirán el resto
de la condena en establecimientos para adultos.

Medidas cautelares:
Para el cumplimiento de las medidas tutelares las autoridades judiciales de cualquier jurisdicción
de la República prestarán la colaboración que se les solicite por otro tribunal y aceptarán la
delegación que circunstancialmente se les haga de las respectivas funciones.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
237

Críticas al RPM:

La primera objeción al RPM reside en que no se trata de un sistema independiente de justicia


juvenil, sino de la aplicación del Código Penal a personas menores de 18 años, en ciertas
condiciones. Estas condiciones le otorgan al juez un enorme margen de discrecionalidad, y este
es efectivamente, un problema. Se espera que las leyes dejen un margen para que el juez la
aplique a situaciones concretas mediante el ejercicio de la sana crítica, pero la ley debe
establecer límites precisos para ese ejercicio. El RPM extiende esos márgenes desde la
absolución hasta los plazos máximos de condena, lo que no parece una discrecionalidad
aceptable. Es el juez el que define la situación de riesgo, y obra en consecuencia mediante la
tutela judicial.
Por otra parte, se observa el criterio de que la disposición judicial depende de las circunstancias
personales y no del hecho cometido. Cualquiera fuera la gravedad del delito o el resultado de la
causa, si de los estudios realizados surgiera de que el menor se encuentra abandonado, falto de
asistencia, en peligro material o moral, o presenta problemas de conducta; el juez puede
disponer del mismo. Opera como un derecho penal de autor, no de acto. Esto significa que si el
juez comprueba que los padres pueden contener al menor -entendiéndose por ello que puedan
asegurar su asistencia económica, psicológica y el control de sus acciones- puede permitirles
llevarse al adolescente a su casa. En cambio, si los padres no pueden asegurar estas condiciones,
seguramente ordenará su internación. Es decir, aplicará una medida diferente según el tipo de
familia. Por otro lado, aun cuando el juez no comprobase que el menor ha cometido un delito y
decidiese absolverlo, puede ordenar igual la internación por considerar que se encuentra en una
situación de riesgo.
El RPM establece, también en ciertas condiciones de consideración muy amplia, la posibilidad
de una medida tutelar. Pero no es posible negar la evidencia de que la medida tutelar opera,
tanto para el joven como a los ojos de la comunidad, como una sanción concreta y de límites
difusos. Como no menciona las posibles medidas que puede adoptar el juez, las consecuencias
de su acto significan una completa incertidumbre para el imputado. No tiene posibilidad de
saber cuándo finalizará la medida, lo que resulta más dramático si ella implica la privación de
libertad.
La categoría central de esta ley es la de abandono o peligro material o moral que funciona como
un dispositivo para captar selectivamente el sector de la Infancia al que se aplica: los niños y
adolescentes pobres y excluidos. El dispositivo de control social instituido es el de la internación,
que se realiza en instituciones totales.
Mientras el Régimen tiene un fin declarado de protección, lo anima un propósito implícito de
defensa social. Es subsidiario de la Ley de Patronato, ya que el régimen que establece no tiene
una verdadera naturaleza penal, sino que conserva el carácter tutelar. Por nuestra parte
observamos que esta norma, no obstante, estos notables defectos; no tiene por qué ser
necesariamente lesiva de garantías fundamentales.
Está inserta en un ordenamiento jurídico y coexiste con un complejo de leyes y principios que
prevén y definen garantías y derechos. Sin bien es cierto que el RPM permite lesionarlos, es claro
que no obliga a hacerlo. De hecho, la jurisprudencia acumulada ha ido precisando e
incorporando criterios cada vez más ajustados a los estándares de derechos humanos.
La CDN se refiere a los adolescentes infractores de la ley penal en sus artículos 37 y 40. El primero
establece lo que podríamos llamar una condición de trato, el otro especifica el sentido de lo que
llamaríamos tratamiento.
La intervención respecto a los adolescentes infractores deben realizarse para fomentar el
sentido de su dignidad y valor, debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las
libertades de las personas y – de acuerdo a su edad – promover su reintegración social y la
asunción de una función constructiva en la sociedad. A las acciones ordenadas por este
propósito, desarrolladas por técnicos y profesionales que trabajan con adolescentes infractores
a la ley penal en el marco de los dispositivos penales juveniles las denominamos Intervención

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
238

técnica profesional en materia penal juvenil.


En la publicación Adolescentes en el Sistema Penal (2008), la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia en concordancia con UNICEF señalan algunos principios que deben ser
observados por un sistema penal juvenil adecuado a los estándares de derechos humanos. Los
enumeramos brevemente, para concentrarnos luego en los criterios que ordenan la
intervención, que son el núcleo de nuestra especialidad en este ámbito.

Principio de Especialización:
Supone que el Sistema de Justicia Penal para Adolescentes debe constituir una esfera
absolutamente diferenciada del sistema penal de adultos. Esto requiere: Órganos judiciales
de competencia específica: Estos existen en algunas jurisdicciones del país. De hecho, cuando
describimos el proceso judicial lo hacemos teniendo en cuenta el Poder Judicial de la Nación,
que tiene tribunales, secretarías y asesores especializados, pero esto no existe la instancia de
apelación.

▪ Procedimientos adaptados a los adolescentes: el proceso penal no difiere


esencialmente del de los adultos (y esta es una razón de peso para juzgar después que el
imputado haya cumplido los 18 años). Pero existe la opinión generalizada de que el proceso
penal de adolescentes debe ser breve, para que la sanción se realice lo más cercanamente
posible del acto reprochable.
Esto sin duda requiere realizar un proceso en el que puedan participar los adolescentes
imputados.
▪ Autoridades de aplicación e instituciones de ejecución especializadas: nuevamente en
este caso el mapa del país no es homogéneo. Existen instituciones especializadas en la ejecución
de las medidas en algunas provincias, pero no en todas. Por otra parte, tampoco existe el
cumplimiento de la totalidad de la condena en instituciones especializadas, una vez cumplidos
los 18 años pasará al servicio penitenciario de su jurisdicción. El estándar requiere que toda la
sanción sea cumplida al interior del sistema de justicia juvenil para evitar el efecto que tiene en
la actualidad, en que el sistema de menores funciona como una propedéutica al sistema de
mayores.
▪ Sanciones y medidas alternativas diferentes del régimen general: valen acá las mismas
consideraciones que en los puntos anteriores. El sistema de sanciones, beneficios y medidas a
aplicar a los adolescentes deben ser distintas que las que se aplican a los adultos, porque se
basan en principios distintos (para los adultos la pena es siempre en primer lugar un reproche y
la integración social es de algún modo secundaria; para los adolescentes debiera ser, en paridad
de condiciones, una oportunidad de integración a su comunidad).

Principio de legalidad penal:


No puede condenarse a nadie por un acto que no esté prohibido en la ley. Debe evitarse que un
adolescente resulte castigado por un acto que no constituye delito. (Recuérdese que el RPM
contempla la disposición judicial en caso de que el menor presente problemas de conducta).

Garantías sustanciales:
Son las garantías penales, que no deben ser inferiores a las que cuentan para los adultos. Entre
las más importantes, que el hecho tenga un cierto grado de lesividad (es decir, que afecte bienes
jurídicos de terceros); debe ser imputable subjetivamente al autor (esto es, realizado con dolo
o culpa), y el autor debe ser capaz de reconocer la criminalidad del acto y dirigir su conducta.

Garantías procesales:
Son las seguridades que se otorgan para impedir que el goce efectivo de los derechos
fundamentales sea conculcado por el ejercicio del poder estatal, ya sea limitando ese poder o
repeliendo el abuso. Básicamente son la presunción de inocencia, la doble conforme,

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
239

prohibición de la persecución penal múltiple, etc.

Excepcionalidad de las cautelares:


Excepcionalidad de la aplicación de medidas cautelares, excepcionalidad y máxima brevedad de
la privación de libertad durante el proceso penal. Ya hemos insistido lo suficiente respecto de la
brevedad y las limitantes de la privación de libertad en el caso de los adolescentes, en razón de
su situación de mayor vulnerabilidad relativa.

Vías alternativas al proceso penal:


El sistema de responsabilidad penal juvenil debe contar con un gran abanico de opciones para
evitar, en la medida de lo posible, el proceso penal, o la suspensión del mismo una vez iniciado:
mediación, conciliación, imposición de obligaciones, compensación a las víctimas, entre las más
significativas.

Código Procesal de Menores de Santa Fe:

La ley 11452 ordena el Código Procesal de Menores de nuestra provincia. Según el artículo 1 del
CPPMSF, el poder jurisdiccional en materia de menores será ejercido exclusivamente por los
jueces que integran el fuero de menores, de acuerdo con las normas de la Ley Orgánica del
Poder Judicial y disposiciones de este código.
El Patronato estatal de menores, es ejercido por los jueces de menores en coordinación con el
Ministerio Público de Menores y con los órganos administrativos correspondientes.
A los efectos del CPMSF se considerará menor a los así declarados por las leyes sustantivas. En
caso de duda sobre la edad de una persona a quien se presume menor, será considerado como
tal hasta que se acredite su verdadera edad. Recordemos que conforme el artículo 25 del CCyC
se considera menor a toda persona que no ha cumplido dieciocho años de edad.
Por otro lado, el artículo 4 del CPMSF establece que sus disposiciones deben interpretarse en
favor del interés superior del menor y en el respeto por los derechos reconocidos en la
Constitución Nacional, tratados internacionales y Constitución de la Provincia.

Competencia:
A esta cuestión se refiere el Título I del CPPMSF, que establece pautas para la determinación de
la competencia del Juez de Menores.

Competencia material:
De acuerdo con el artículo 5 del CPMSF, los jueces de menores con carácter de excepcionalidad,
ejercen su competencia:

▪ Orden civil: en relación a los menores de edad en estado de abandono, resolviendo su


situación jurídica conforme lo establecen las leyes sustantivas.
▪ Orden penal: en relación a los menores de edad, estén o no emancipados, a los que se
les imputen hechos sancionados por la ley penal.

También la ejercen si el delito hubiere sido cometido antes que el menor cumpliera su mayoría
de edad y la acción se iniciara con posterioridad.
En ningún caso se admitirá la acción como querellante. Tampoco la acción civil por daños y
perjuicios, pero ésta podrá efectivizarse de acuerdo con los preceptos del Código Civil y
Comercial ante la jurisdicción que corresponda.

Competencia territorial:
Según el artículo 6 del Código Procesal de Menores de Santa Fe, será competente, en el orden
civil el juez del domicilio de los padres o tutor del menor, y en caso de no tenerlos o no conocerse

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su domicilio, el del lugar de residencia habitual del menor. A los fines del turno jurisdiccional se
tendrá en cuenta la fecha de la primera actuación judicial. Y en el orden penal el juez del lugar
de la comisión del hecho, en turno a la fecha del mismo, aunque el menor se encontrare en
estado de abandono. Si el lugar de la comisión del hecho fuere desconocido o dudoso, el juez
que hubiere prevenido la causa.

Unificación de medidas cautelares:


En materia de menores en caso de pluralidad de causas, proceda o no la acumulación de las
mismas, deberá unificarse la medida tutelar.
Este principio rige, aunque se trate de causas radicadas en diferentes jurisdicciones.
Si un menor punible se encontrare bajo dos o más jurisdicciones, procederá la unificación luego
de culminada la actividad penal del juez natural.

Conexidad y acumulación:
A esta cuestión se refieren los artículos 9 a 16 del Código Procesal de Menores de Santa Fe.
Según el artículo 9 del CPMSF cuando a un menor se le iniciare más de una causa en el orden
civil, deberán tramitarse ante un mismo juez.
Seguidamente el artículo 10 del CPMSF dispone que cuando a un menor considerado no punible
por la ley penal, se le iniciare más de una causa, una en el orden civil la otra en el orden penal
por imputación de un delito, deberá intervenir un mismo juez.
Dice el artículo 11 del CPMSF que, cuando a un menor no punible se le imputare más de un
delito, aunque hubiere otros imputados, deberá intervenir el mismo juez.
Luego, el artículo 12 del CPMSF se refiere a causas en lo penal con menor punible y dispone que
en caso de pluralidad de causas, deberán tramitarse ante un mismo juez:

▪ Cuando a un menor se le imputare más de un delito, aunque hubiere otros imputados.


▪ Cuando los delitos imputados hubieren sido cometidos simultáneamente por varios
menores reunidos en distintos lugares y tiempos mediando acuerdo entre ellos.
▪ Cuando un delito se cometió para perpetrar otro, facilitar su comisión o procurar a
alguien su provecho o impunidad.

Cuando hubiere pluralidad de causas en el orden penal con menor punible y en una de ellas se
hallare imputado un menor no punible, deberá intervenir un mismo juez, dándose la conexión
a través del menor punible.
En cuanto al juez competente y procedencia de acumulación, el artículo 14 del CPMSF establece
que en los casos de la conexidad subjetiva prevista en el artículo 9, el juez de la causa más
antigua y procede la acumulación. Este principio se aplica también en las causas que refieren a
hermanos o medio hermanos convivientes.
En los casos de la conexidad subjetiva prevista en el artículo 10, el juez de la causa civil. No
procede la acumulación a la causa civil, correspondiendo el cese de intervención en lo penal
respecto al menor, sin perjuicio de continuar el trámite en caso de haber otros menores
imputados en la causa.
En los casos de la conexidad subjetiva previstos en el artículo 11, el juez que haya prevenido y
procede la acumulación.
Si en la causa a remitir hubiere otros menores imputados, no procede la acumulación sino
comunicación y cese de intervención respecto al menor, continuando el trámite con los otros
menores.
En los casos de la conexidad subjetiva prevista en el artículo 12, inciso 1, el juez que previno,
aunque hubiere otros imputados y procede la acumulación.
En los casos de la conexidad objetiva previstos en el artículo 12, incisos 2 y 3, el juez de la causa
del delito más grave; si los delitos estuvieren reprimidos con la misma pena, el juez de la causa
más antigua; si los delitos fueran simultáneos o no constare cual se cometió primero, el que

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haya procedido a la detención del imputado o en su defecto, el que haya prevenido.


Si coinciden conexidad objetiva con subjetiva, prevalece la subjetiva e interviene el juez que
previno. En cualquiera de los supuestos procede la acumulación.
En los casos previstos en el artículo 13 se consideran de conexidad subjetiva a través del menor
punible e interviene el juez que previno.
Si el juez que previno es también el del menor no punible, procede la acumulación, pero si el
menor no punible está en la otra causa, primero se resolverá la situación de ese menor y luego
procede a la acumulación, comunicando al juez competente, a fin de unificar la medida tutelar
que correspondiera.
Si no pudieran aplicarse estas normas, el tribunal que deba resolver las cuestiones de
competencia tendrá en cuenta la mejor y más pronta administración de justicia.
Cuando hubiere pluralidad de causas en lo penal con menores punibles, la acumulación procede
solamente antes de la sentencia sobre responsabilidad del menor, sin perjuicio de lo dispuesto
en caso de haber otros imputados no punibles.
En los casos anteriores o producida la conexión una vez dictada y firme la sentencia declarativa
de responsabilidad, es competente el juez de la nueva causa, debiendo cesar la intervención del
juez de la anterior, remitiéndose la causa a fin de unificar la medida tutelar, aunque no proceda
la acumulación.

Disposiciones generales a los procesos civiles y penales:


Conforme el artículo 25 del Código Procesal de Menores de Santa Fe, el juez de menores
intervendrá de oficio, cuando tuviere conocimiento de la situación de un menor comprendido
en la esfera de su competencia; por denuncia; o, a instancia de parte.

Características:
Según el artículo 26 del CPMSF el procedimiento es verbal y actuado. Las actuaciones son
gratuitas y exentas de carga fiscal, pudiendo los jueces disponer sin recurso alguno, en atención
a la condición económica de las partes, la reposición o pago de sellado con carácter previo a
toda resolución.

Intervención necesaria del Asesor de Menores:


Según el artículo 27 del CPMSF, en toda causa que se inicie se dará intervención al Asesor de
Menores bajo sanción de nulidad.

Acreditación de edad:
Nos dice el artículo 28 del CPMSF la edad de los menores se acredita con los documentos legales
o, en su defecto, con el informe del médico de menores. En caso de duda se lo considera menor
para todos los efectos de la presente ley.
El juez en todos los casos deberá tomar conocimiento personal y directo del menor, de sus
representantes legales o guardadores si los tuviere y oír a los mismos, bajo sanción de nulidad.

Asistencia letrada:
Según el artículo 30 del CPMSF, la comparecencia y defensa, en su caso, ante la justicia de
menores será con asistencia letrada.
El juez puede permitir la asistencia a las audiencias, además del menor y partes intervinientes,
a las personas que, mediando razón justificada, resulte conveniente a la situación del menor.
Cuando un menor sometido a la competencia del juez de menores fuera requerido por otra
autoridad judicial, aquél deberá autorizar su concurrencia, previa comunicación al Asesor de
Menores.

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Proceso Penal de Menores:

Función policial: artículos 53 a 56.


La autoridad policial en cumplimiento de su función, sin perjuicio de las atribuciones y deberes
que le acuerden otras leyes, se regirá en materia de menores, por las disposiciones de la
presente ley.
El funcionario de policía que tenga conocimiento de un delito en el que estuviera involucrado
un menor de edad, debe comunicarlo al juez de menores inmediatamente y, dentro de las
veinticuatro horas, al Asesor de Menores. Si se tratare de un menor punible, también lo
comunicará inmediatamente al Fiscal de Menores.
Si el menor fuera aprehendido, se comunicará tal circunstancia a sus padres, tutor o
guardadores en el término de dos horas.
La autoridad policial debe realizar las diligencias urgentes y necesarias para establecer la
existencia del hecho, determinar sus responsables y todo aquello que pueda servir al
esclarecimiento de la verdad. A tal fin:

▪ Recibe simple interrogatorio sumario al menor, si lo consintiera y al solo efecto de


orientar la investigación.
▪ Pone en conocimiento del juez, dentro de las veinticuatro horas, los informes y
diligencias que se practiquen.
▪ Cumplimenta, además, cuando se trate de menores punibles.

Todas las diligencias prevencionales deben efectuarse en el plazo de quince días y concluido el
mismo serán remitidas a sede judicial, salvo que se haya dispuesto la internación del menor, en
cuyo caso la investigación debe ser elevada en un plazo máximo de cuarenta y ocho horas.

Menor no punible: artículos 57 a 59.


Recibidas las actuaciones prevencionales, el juez las examinará sin demora. Si el menor se
encontrara en el supuesto previsto en el artículo 5, inciso 1, se procederá conforme a lo
establecido en los artículos 39 a 48 inclusive.
Si no hubiere razones tutelares de intervención se ordenará el archivo de las actuaciones o se
remitirá la causa para Mediación al funcionario designado a tal fin, rigiendo lo dispuesto en la
Sub Sección Segunda de este Capítulo. La medida se notificará al Asesor de Menores.
Previo a la remisión, se realizará una audiencia con las partes a los fines del artículo 61 de la
presente ley.

Mediación: artículos 60 a 68.


A los fines de la Mediación se remitirá la causa al funcionario que a tal efecto designe la Corte
Suprema de Justicia de Santa Fe.
Este procedimiento será aplicable en las causas de menores considerados no punibles por la
legislación de fondo, cuando concurran las siguientes condiciones:

▪ Que exista certeza y/o reconocimiento de la participación del menor en el hecho.


▪ Que medie consentimiento expreso del menor y de sus representantes legales.
▪ Que la víctima sea persona física identificable.

Son partes intervinientes el menor involucrado en el hecho delictivo y sus representantes


legales; la víctima, si fuere menor, también sus representantes legales. Las partes podrán tener
en cuenta las medidas alternativas establecidas por la ley.
Esta mediación tenderá a conciliar los intereses de las partes; reparar el daño causado; y lograr
la pacificación social.
El plazo de Mediación es de diez días desde la recepción de la causa remitida, prorrogable por

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un término igual a solicitud del mediador. Si concluye el plazo de mediación sin que se haya
logrado el acuerdo, la causa volverá inmediatamente al juzgado de menores que la remitió, para
su trámite ordinario.
Si, por el contrario, concluido el plazo, se efectiviza la mediación, se presentará la causa a la
Cámara de Apelación en el término de tres días a fin de homologar el acuerdo. Concluido el
trámite de homologación, el funcionario mediador lo comunicará al juzgado de menores a los
fines de su conocimiento.
El control de cumplimiento corresponde a la víctima. Su resultado lo hará conocer al Mediador
en audiencia previamente fijada dentro de los tres días de concluido el plazo establecido en el
acuerdo. Realizada la misma se devolverá la causa al tribunal de menores en el término de
veinticuatro horas.
Si en el tiempo que las partes hayan establecido en el acuerdo homologado el resultado fue
favorable, se procederá al archivo de las actuaciones. Caso contrario, se reabrirán las
actuaciones en el estado que se encontraban al momento de su remisión.

Menor punible: artículos 69 a 104.


El menor que fuera detenido o indicado como autor o partícipe de un hecho delictivo podrá, por
sí mismo, hacer valer los derechos que este Código acuerda al imputado, hasta la terminación
del proceso y en función de la etapa procesal en que se encuentre. Si estuviere privado de su
libertad, podrá formular sus requerimientos ante el funcionario encargado de la custodia, quien
lo comunicará inmediatamente al juzgado interviniente. En la oportunidad que este Código
establece, el imputado deberá conocer:

▪ La existencia de una causa seguida en su contra con los datos necesarios para
individualizarla.
▪ El hecho o los hechos que se le atribuyen y la calificación legal que provisionalmente
corresponda.
▪ Los derechos referidos a su defensa técnica.
▪ Que podrá solicitar audiencia a fin de prestar declaración cuando lo estime conveniente,
presumiéndose mientras tanto, que ejerce el derecho de abstenerse de declarar sin que ello
signifique presunción en su contra.

La detención, la prisión preventiva o cualquier medida que implique privación de la libertad se


utilizarán como último recurso y durante el período más breve que proceda. Si por las
modalidades del hecho y/o la personalidad del menor resultaren necesarias, se cumplirán en
establecimientos especiales.
Cuando un menor sea aprehendido, detenido o citado, el funcionario policial, además de las
comunicaciones que debe realizar, le informará inmediatamente y previo cualquier otro acto,
bajo sanción de nulidad, los derechos que este código le acuerda:

▪ Nombrar abogado para que lo asista o represente, o requerir defensa técnica oficial.
▪ Conferenciar en forma privada y libre con su defensor antes de prestar declaración o
realizar un acto que requiera su presencia.
▪ Abstenerse de declarar sin que ello signifique una presunción en su contra o solicitar ser
escuchado por el Fiscal y el Asesor de Menores.
▪ Solicitar la calificación jurídico penal que provisionalmente merezcan los hechos.
▪ Solicitar que se practique la prueba que estimare de utilidad.

La información precedente le será entregada al imputado por escrito, dejándose constancia


fehaciente de su entrega.
Cuando se encontraren involucrados menores y mayores de edad, se practicará en sede
administrativa, una doble investigación instructoria.

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En caso de ordenarse cautelarmente la internación del menor, se lo hará comparecer en sede


judicial a los fines de la declaración indagatoria en el término de 48 horas. En el caso de
permanecer en libertad, dentro de los quince días de recibida la causa por el órgano
jurisdiccional.
Intervendrán en el proceso bajo sanción de nulidad, el Ministerio Fiscal, el menor imputado, su
defensor y el Asesor de Menores.
Recibidas las actuaciones, el juez las examinará sin demora e inmediatamente notificará la
apertura del proceso al Fiscal, al defensor del menor y al Asesor de Menores. Procederá a
indagarlo observando que se cumplan las formalidades previstas para el acto, y además
encauzando el interrogatorio a reflejar todas las circunstancias psicofísicas y socio-familiares del
menor.
El menor tendrá derecho a hacerse asistir y defender por abogados de la matrícula. Podrá
efectuar la propuesta personalmente o solicitarlo sus padres, el tutor, guardadores o cualquier
persona de su amistad, desde el momento en que fuera detenido. Si no se propusiere defensor,
asumirá su defensa el defensor oficial que por turno corresponda, de acuerdo a la
reglamentación respectiva. Se le hará saber al menor el nombre de éste.
A continuación del acto de indagatoria el juez escuchará a los padres, tutor o guardadores y
resolverá:

▪ Ordenar las medidas que crea conveniente para continuar la instrucción de la causa.
▪ Mantener o modificar la medida cautelar dispuesta.
▪ Disponer la intervención de la Secretaría Social a los fines que le competen.

Sin perjuicio de la interposición del recurso previsto contra las cautelares, se completará la
investigación penal, con intervención del Asesor de Menores, el Defensor del Menor y el Fiscal,
en un plazo que no excederá de sesenta días. Durante dicho plazo no se admitirá ningún recurso.
Se correrá traslado al Fiscal por el término de diez días. El Fiscal se expedirá solicitando el
sobreseimiento o formulando requisitoria de elevación a juicio.
Si el Fiscal peticiona el sobreseimiento, se correrán sucesivos traslados por el término de cinco
días al defensor del menor y al Asesor de Menores, para que se expresen sobre la situación
definitiva del menor. Vencidos los términos de los traslados sucesivos, se dictará la providencia
de autos.
El juez pronunciará sentencia dentro del plazo de diez días. Contra la misma y exclusivamente
en lo que respecta a la medida tutelar, procederá el recurso de apelación.
Si el Fiscal formulara requisitoria de elevación a juicio, se correrá traslado para la defensa por el
término de diez días.
Abierta la causa a prueba, las partes podrán ofrecerlas dentro del plazo de cinco días, pudiendo
producirse en el término de veinte días.
Si las partes renuncian expresamente a la apertura a prueba, previo dictamen del Asesor de
Menores, se dictará la providencia de autos.
Dentro del término de veinte días, el juez pronunciará sentencia sobre la responsabilidad penal
y la medida tutelar si correspondiera. Contra la sentencia se podrá interponer recurso de
apelación.
Concluido el término de prueba, se señalará fecha de audiencia dentro de los diez días
siguientes, convocándose al menor, sus representantes legales, o guardadores, al Fiscal, al
defensor del menor y al Asesor de Menores. En la audiencia:

▪ Se conocerá la prueba que se hubiere producido.


▪ Se recepcionará la que se hubiere dispuesto recibir en ese acto.
▪ El Fiscal y el defensor del menor alegarán sobre el mérito de la prueba.
▪ El Asesor de Menores dictaminará.

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Dentro del plazo de veinte días a contar desde la fecha de realización de la audiencia, el juez
dictará sentencia. La sentencia se ajustará a las normas pertinentes y resolverá sobre la
responsabilidad penal del menor y su tratamiento tutelar, si correspondiere.
En el artículo 98 del CPMSF se establece que podrá optarse por las siguientes medidas
alternativas a la privación de la libertad:

▪ Llamado de atención y/o advertencia.


▪ Realización de un trabajo comunitario, en una institución u organismo oficial o
▪ Privado.
▪ Realización de un tratamiento médico o psicológico, individual o como terapia
▪ Familiar.
▪ Libertad vigilada.
▪ Toda otra medida que beneficie al menor.

Concluido el período de tratamiento y con los informes producidos, se correrán sucesivas vistas
por el término de diez días, al Fiscal, al defensor del menor y Asesor de Menores para que se
expidan acerca de los resultados de las medidas adoptadas y de la necesidad o no de imponer
una sanción penal.
Dentro de los cinco días de recibido el último escrito, el juez convocará al menor a una audiencia
personal.
Sin más trámite, dentro de los veinte días a contar de la fecha de audiencia, se dictará sentencia.

Conciliación: artículos 105 a 110.


Estando firme la sentencia que declare la responsabilidad penal del menor, el juez de oficio o a
pedido del Asesor de Menores o del defensor del menor, convocará a una audiencia de
conciliación sobre la medida tutelar.
La audiencia se realizará dentro de los diez días, pudiendo el juez en dicho plazo pedir los
informes que crea conveniente.
Participan en la audiencia el declarado autor responsable, sus representantes legales, el Asesor
de Menores, el Fiscal, la víctima, sus representantes legales, quienes revistan el carácter de
damnificados por el hecho y cualquier otra persona que el juez considere conveniente a los fines
de la medida.
El juez resolverá sobre la medida tutelar dentro del plazo de tres días de realizada la audiencia
de conciliación. Contra la sentencia se podrá interponer recurso de apelación.

Habeas Corpus:

El habeas corpus es un proceso constitucional que tiene por objeto tutelar la libertad física,
corporal o de locomoción. Se trata la primera garantía constitucional reconocida, incluso antes
del nacimiento del constitucionalismo; reconocido en el derecho romano, español e inglés –
mediante el habeas corpus act –, de este último es tomada por el constitucionalismo y se plasma
como la primera garantía constitucional jurisdiccional.
Etimológicamente la expresión habeas corpus significa “tienes tu cuerpo” o “eres dueño de tu
cuerpo”.
Es la primera garantía constitucional reconocida porque el bien jurídico tutelado reviste una
importancia mayúscula a los efectos de poder ejercer cualquier otro derecho; quien esta privado
de la libertad se ve imposibilitado, o cuanto menos altamente restringido, para ejercer sus
derechos.

Evolución histórica:

Fue incorporado por el constitucionalismo de la primera etapa; como era común en el

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
246

constitucionalismo liberal el reconocimiento de la garantía no se dio en forma expresa, sino en


forma tácita. Es decir, en las constituciones del S.19 no existían normas que expresamente
establecieran el derecho de las personas a interponer un habeas corpus cuando su libertad física
se viera afectada.
En el caso de nuestro país el reconocimiento del habeas corpus se daba a partir del juego entre
los artículos 18 y 33 de la Constitución Nacional; el artículo 18 establece que nadie puede ser
arrestado si no es por medio de una orden escrita de autoridad competente, y el artículo 33 se
refiere a los derechos no enumerados nos está diciendo que tengo la posibilidad de cuestionar
el arresto a través de alguna garantía o acción. Así, a partir de la combinación de ambos se
entendía implícitamente reconocido el habeas corpus en nuestro derecho.
Una vez dicho esto debemos tener en cuenta cual es el procedimiento del habeas corpus, pues
toda garantía constitucional exige un procedimiento constitucional. Como es sabido la
legislación en materia de derecho de forma corresponde a las provincias dado que es una
facultad no delegada al estado central; esto implica que el procedimiento de habeas corpus fue
regulado por cada provincia en sus leyes procesales, fundamentalmente, los CPP.
De esta manera, la regulación del habeas corpus en el país se hallaba implícitamente en la CN
por la conjunción de los artículos 18 y 33, y en las leyes procesales de cada provincia. Todo ello
sin perjuicio de que muchas constituciones provinciales comenzaron a reconocer expresamente
esta garantía, tal es el caso del artículo 9 de la Constitución Provincial de Santa Fe del año 1962.
Luego de la última dictadura militar, donde se produjo la mayor afectación a la libertad física en
el país, se entendió necesaria la regulación expresa de la garantía del habeas corpus por parte
del estado federal. Si bien lo ideal hubiera sido una reforma constitucional no existía el consenso
necesario para ello, por lo que la reforma se realizó por medio de una ley del Congreso.

Ley de Habeas Corpus:


En primer lugar, debemos tener en cuenta que la sanción de una ley federal que regule el habeas
corpus presentaba un gran problema en lo que a su procedimiento respecta, pues se estaría
atentando contra las facultades reservadas por las provincias. En este marco de situación se
sanciona la ley 23098, cuyo autor fue Fernando de La Rúa, se trata de una muy buena ley, con
una adecuada técnica legislativa, ya que para salvar su constitucionalidad – con relación al
problema antes mencionado – conto con dos capítulos.

Capítulo I:
Se regula la garantía del habeas corpus que antes surgía implícitamente de los artículos 18 y 33
ante la afectación de la libertad física.
Según versa el artículo 1 de la norma el Capítulo tendrá vigencia en todo el territorio de la
Nación, cualquiera sea el tribunal que la aplique. Sin embargo, ello no obstará a la aplicación de
las constituciones de Provincia o de leyes dictadas en su consecuencia, cuando se considere que
las mismas otorgan más eficiente protección de los derechos que se refiere esta ley. Esto supone
un expreso reconocimiento del principio pro homine.

Capitulo II:
Aquí se establece el procedimiento de habeas corpus, procedimiento este muy novedoso para
la época, un trámite oral que procura garantizar la celeridad. Rige únicamente cuanto la garantía
sea ejercida en el fuero federal. Cada una de las provincias debe dictar sus propias normas
procesales a los efectos de ejercer el habeas corpus.

Reforma constitucional de 1994:


Luego de la sanción de habeas corpus esta garantía tenía una clara y firme consagración
normativa; pues surgía implícitamente de los artículos 18 y 33 de la CN, la ley nacional 23098 y
la legislación procesal de cada provincia, todo ello sin perjuicio de que las constituciones
provinciales podían darle expreso reconocimiento.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
247

Con la reforma constitucional de 1994 se incorpora esta garantía en forma expresa a nuestra
Constitución Nacional, juntamente con otras garantías como la acción de amparo y el habeas
data. Así, el tercer párrafo del artículo 43 de la CN establece que, cuando el derecho lesionado,
restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo
en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas, la acción
de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y el juez
resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio.
Como vemos la legitimación procesal está en manos del afectado o de cualquier otra persona
en su favor, lo que nos permite concluir estamos frente a una acción popular de habeas corpus.

Análisis del artículo 43 de la CN:

En primer lugar, debemos determinar cuándo se configura esta amenaza, restricción o


afectación de la libertad de la que nos habla el artículo 43 de la CN, para ello debemos –
necesariamente – remitirnos al artículo 18 de la Constitución Nacional, que como adelante, nos
dice cuando es legítima la detención, es decir, la afectación de la libertad física. Según este nadie
puede ser arrestado sino en virtud de una orden escrita de la autoridad competente. Veamos
cada uno de esos elementos:

▪ Arresto: en primer lugar, debemos tener en cuenta que esta expresión no puede ser
entendida solo desde el punto de vista técnico del derecho procesal penal. La expresión puede
ser entendida en sentido estricto – pero no técnico – como privación de la libertad efectiva, lo
que incluiría el arresto, la detención, prisión preventiva. En sentido amplio comprende no solo
el arresto o detención sino cualquier molestia o amenaza de la libertad física. En consonancia
con el principio pro libertatis es que debemos adoptar la postura amplia.
▪ Orden escrita: implica que la orden que ordena la afectación de la libertad debe estar
basada en una resolución de la autoridad, debe ser fundada. Esta fundamentación debe ser
previa o concomitante al momento de la afectación, aun cuando su notificación pueda ser
verbal.
▪ Autoridad competente: la regla general es que son los jueces quienes en el caso
concreto revisten la calidad de autoridad competente para ordenar restricciones a la libertad.
Sin embargo, ello no es absoluto; el presidente durante el estado de sitio puede realizar arrestos,
la policía – e incluso los particulares – pueden arrestar a quienes se encuentran in fraganti, en
los buques y aviones la autoridad competente es el capitán.

Clases de habeas corpus:

Debemos aclarar que, si bien el habeas corpus es uno solo, existen distintos tipos, entre los que
se encuentran:
▪ Habeas corpus clásico o reparativo: tiene como objeto rehabilitar la libertad física
contra actos u omisiones que la restringen o impiden sin orden legal de autoridad competente.
▪ Habeas corpus preventivo: es aquel que tiene como objeto hacer cesar un estado de
amenazas ciertas e inminentes que ponen en peligro la libertad física.
▪ Habeas corpus correctivo: se dirige contra toda forma ilegitima que agrava la condición
de una persona legalmente privada de la libertad. Aquí no se busca hacer cesar la privación de
la libertad – ya que esta es legítima –, lo que se busca es corregir las condiciones en que se
cumple esa privación.
Tiene fundamento en el artículo 18 de la CN según el cual las cárceles serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas. La pérdida de la libertad ambulatoria
no se puede relacionar con la restricción de otros derechos fundamentales que no se relacionan
con la condena.
En el caso Mignone, luego de la reforma de 1994, la CSJN hizo lugar a un habeas corpus colectivo

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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y ordeno que las personas privadas de su libertad pudieran ejercer su derecho a votar.
▪ Habeas corpus restringido: se dirige contra toda forma de molestias que perturben o
alteren la libertad física sin llegar a su privación, como seguimientos o vigilancias.
▪ Habeas corpus documental: tiene por objeto obtener la documentación necesaria para
transitar o salir del país.
▪ Habeas corpus por desaparición forzada de personas: busca hacer cesar el estado de
desaparición forzada. Fue incorporado a partir de la oscura historia política del país, esta
expresamente reconocido por el artículo 43 de la CN.
▪ Habeas corpus de pronto despacho: este tipo tiene por objeto acelerar los tramites
administrativos necesarios a los efectos de disponer la libertad de aquella persona
legítimamente detenida cuya libertad fue ordenada por la autoridad competente.
▪ Habeas corpus por mora en el traslado del detenido: tiene por objeto lograr la
liberación del detenido cuando el magistrado de otra jurisdicción que ordeno la captura no la
confirma o no envía la comisión de búsqueda.
▪ Habeas corpus de oficio: es transmitido por un tribunal competente sin que exista
previa rogatoria o promoción privada.
▪ Habeas corpus colectivo: tiene por objeto tutelar la libertad física o derechos
fundamentales de las personas legalmente de su libertad en su faz de derecho colectivo.
▪ Habeas corpus por incomunicación indebida: surge de la constitución provincial, se
habilita cuando una persona se ve incomunicada por un plazo de tiempo más allá del establecido
por la ley, o por causales no previstos por ella.

Procedimiento de Habeas Corpus:

Como ya adelanté – y como consecuencia de nuestra organización federal – vamos a encontrar


un procedimiento de habeas corpus en el orden local contenido en el Código Procesal Penal de
Santa Fe, y otro, en la órbita federal, en el segundo capítulo de la ley 23098. Ambos
procedimientos, como veremos, son muy similares:

Procedimiento federal:

En primer lugar, la norma establece que, cuando el acto denunciado como lesivo emana de
autoridad nacional conocerán de los procedimientos de hábeas corpus:

▪ En la Capital Federal los jueces de primera instancia en lo criminal de instrucción.


▪ En territorio nacional o provincias los jueces federales con competencia territorial.

Denuncia:
Es el primer paso, según el artículo 9 de esta ley, la denuncia de habeas corpus debe indicar el
nombre y domicilio real del denunciante; el nombre, domicilio real y demás datos que permitan
individualizar a la persona en cuyo favor se interpone la acción; la mención de la autoridad de la
cual emana la afectación de la libertad física; la causa del acto denunciado como lsivo en la
medida que se los conozca; y explicar en qué consiste la ilegitimidad del acto. Si el denunciante
ignora alguno de estos datos – excepto el primero y el ultimo que siempre estarán presentes –
proporcionara los que mejor condujeran a su averiguación.
La denuncia podrá ser formulada a cualquier hora del día por escrito u oralmente en acta ante
el secretario del tribunal; en ambos casos se comprobará inmediatamente la identidad del
denunciante y cuando ello no fuera posible, sin perjuicio de la prosecución del trámite, el
tribunal arbitrará los medios necesarios a tal efecto.
El juez rechazará la denuncia que no se refiera a uno de los casos que según la propia ley dan
lugar a la acción; si se considerara incompetente así lo declarará.
En ambos casos – rechazo in limine e incompetencia –, elevará de inmediato la resolución en

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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consulta a la Cámara de Apelaciones, que decidirá a más tardar dentro de las veinticuatro horas;
si confirmare la resolución de incompetencia remitirá los autos al juez que considere
competente.
Cuando el tribunal de primera instancia tenga su sede en distinta localidad que la Cámara de
Apelaciones sólo remitirá testimonio completo de lo actuado por el medio más rápido posible.
La Cámara a su vez si revoca la resolución, notificará por telegrama la decisión debiendo el juez
continuar de inmediato el procedimiento.
El juez no podrá rechazar la denuncia por defectos formales, proveyendo de inmediato las
medidas necesarias para su subsanación, sin perjuicio de las sanciones que correspondan.
Presentada la denuncia se notificará al Ministerio Público por escrito u oralmente, dejando en
este caso constancia en acta, quien tendrá en el procedimiento todos los derechos otorgados a
los demás intervinientes, pero no será necesario citarlo o notificarlo para la realización de los
actos posteriores.
Podrá presentar las instancias que creyere convenientes y recurrir la decisión cualquiera sea el
sentido de ella.
Intervención del denunciante. El denunciante podrá intervenir en el procedimiento con
asistencia letrada y tendrá en él los derechos otorgados a los demás intervinientes, salvo lo
dispuesto para el recurso, pero no será necesario citarlo o notificarlo.

Auto de Habeas Corpus:


Una vez admitida la demanda y se trate de un caso de privación de la libertad de una persona,
el juez ordenará inmediatamente que la autoridad requerida, en su caso, presente ante él al
detenido con un informe circunstanciado del motivo que funda la medida, la forma y
condiciones en que se cumple si ha obrado por orden escrita de autoridad competente, caso en
el cual deberá acompañarla, y si el detenido hubiese sido puesto a disposición de otra autoridad
a quien, por qué causa, y en qué oportunidad se efectuó la transferencia.
Cuando se tratare de amenaza actual de privación de la libertad de una persona el juez ordenará
que la autoridad requerida presente el informe a que se refiere el párrafo anterior.
Si se ignora la autoridad que detenta la persona privada de su libertad o de la cual emana el acto
denunciado como lesivo, el juez librará la orden a los superiores jerárquicos de la dependencia
que la denuncia indique.
La orden se emitirá por escrito con expresión de fecha y hora salvo que el juez considere
necesario constituirse personalmente en el lugar donde se encuentre el detenido caso en el cual
podrá emitirla oralmente, pero dejará constancia en acta.
Cuando un tribunal o juez de jurisdicción competente tenga conocimiento por prueba
satisfactoria de que alguna persona es mantenida en custodia, detención o confinamiento por
funcionario de su dependencia o inferior administrativo, político o militar y que es de temerse
sea transportada fuera del territorio de su jurisdicción o que se le hará sufrir un perjuicio
irreparable antes de que pueda ser socorrida por un auto de hábeas corpus, pueden expedirlo
de oficio, ordenando a quien la detiene o a cualquier comisario, agente de policía u otro
empleado, que tome la persona detenida o amenazada y la traiga a su presencia para resolver
lo que corresponda según derecho.
Por otro lado, se establece que la autoridad requerida cumplirá la orden de inmediato o en el
plazo que el juez determine de acuerdo con las circunstancias del caso.
Si por un impedimento físico el detenido no pudiera ser llevado a presencia del juez la autoridad
requerida presentará en el mismo plazo un informe complementario sobre la causa que impide
el cumplimiento de la orden, estimando el término en que podrá ser cumplida. El juez decidirá
expresamente sobre el particular pudiendo constituirse donde se encuentra el detenido si
estimare necesario realizar alguna diligencia y aún autorizar a un familiar o persona de confianza
para que lo vea en su presencia.
Desde el conocimiento de la orden el detenido quedará a disposición del juez que la emitió para
la realización del procedimiento.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
250

Audiencia oral:
La orden implicará para la autoridad requerida citación a la audiencia prevista por el artículo
siguiente, a la que podrá comparecer representada por un funcionario de la repartición
debidamente autorizado, con derecho a asistencia letrada.
Cuando el amparado no estuviere privado de su libertad el juez lo citará inmediatamente para
la audiencia prevista en el artículo siguiente, comunicándole que, en su ausencia, será
representado por el defensor oficial.
El amparado podrá nombrar defensor o ejercer la defensa por si mismo siempre que ello no
perjudique su eficacia, caso en el cual se nombrará al defensor oficial.
En el procedimiento de hábeas corpus no será admitida ninguna recusación, pero en este
momento el juez que se considere inhabilitado por temor de parcialidad así lo declarará,
mandando cumplir la audiencia ante el juez que le sigue en turno o su subrogante legal, en su
caso.
La audiencia se realizará en presencia de los citados que comparezcan. La persona que se
encuentra privada de su libertad deberá estar siempre presente. La presencia del defensor
oficial en el caso previsto por los párrafos. 2º y 3º del artículo 13 será obligatoria.
La audiencia comenzará con la lectura de la denuncia y el informe. Luego el juez interrogará al
amparado proveyendo en su caso a los exámenes que correspondan. Dará oportunidad para
que se pronuncien la autoridad requerida y el amparado, personalmente o por intermedio de
su asistente letrado o defensor.

Prueba:
Si de oficio o a pedido de alguno de los intervinientes se estima necesario la realización de
diligencias probatorias, el juez determinará‚ su admisibilidad o rechazo de acuerdo con la
utilidad o pertinencia al caso de que se trata. La prueba se incorporará en el mismo acto y de no
ser posible el juez ordenará las medidas necesarias para que se continúe la audiencia en un plazo
que no exceda las 24 horas.
Finalizada la recepción de la prueba se oirá a los intervinientes de acuerdo a lo previsto en el
articula anterior.

Sentencia:
Terminada la audiencia el juez dictará inmediatamente la decisión, que deberá contener:

▪ Día y hora de su emisión.


▪ Mención del acto denunciado como lesivo, de la autoridad que lo emitió y de la persona
que lo sufre.
▪ Motivación de la decisión.
▪ La parte resolutiva, que deberá versar sobre el rechazo de la denuncia o su acogimiento,
caso en el cual se ordenará la inmediata libertad del detenido o la cesación del acto lesivo.
▪ Costas y sanciones según corresponda.
▪ La firma del juez.

Si se tuviere conocimiento de la probable comisión de un delito de acción pública, el juez


mandará sacar los testimonios correspondientes haciendo entrega de ellos al Ministerio Público.
La decisión será leída inmediatamente por el juez ante los intervinientes y quedará notificada
aunque alguno de ellos se hubiere alejado de la sala de audiencia.

Recurso de apelación:
Contra la decisión podrá interponerse recurso de apelación para ante la Cámara en plazo de
veinticuatro horas, por escrito u oralmente, en acta ante el secretario, pudiendo ser fundado.
Podrán interponer recurso el amparado, su defensor, la autoridad requerida o su representante
y el denunciante únicamente por la sanción o costas que se le hubieren impuesto, cuando la

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
251

decisión les cause gravamen.


El recurso procederá siempre con efecto suspensivo salvo en lo que respecta a la libertad de la
persona, que se hará efectiva.
Contra la decisión que rechaza el recurso procede la queja ante la Cámara que resolverá dentro
del plazo de veinticuatro horas; si lo concede estará a su cargo el emplazamiento previsto en el
primer párrafo del artículo siguiente.
Concedido el recurso los intervinientes serán remplazados por el juez para que dentro de 24
horas comparezca ante el superior, poniendo el detenido a su disposición. Si la Cámara tuviere
su sede en otro lugar, emplazará a los intervinientes para el término que considere conveniente
según la distancia.
En el término de emplazamiento los interviniente podrán fundar el recurso y presentar escritos
de mejoramiento de los fundamentos del recurso o la decisión.

Costas del proceso:


Cuando la decisión acoja la denuncia a las costas del procedimiento serán a cargo del funcionario
responsable del acto lesivo, salvo el caso del artículo 6º en que correrán por el orden causado.
Cuando se rechaza la denuncia las costas estarán a cargo de quien las causó, salvo el caso de
improcedencia manifiesta declarada en la decisión en que las soportará el denunciante o el
amparado o ambos solidariamente, según que la inconducta responda a la actividad de uno de
ellos o de ambos a la vez.

Esquema procesal:
El esquema procesal de la ley 23090 puede sintetizarse de la siguiente manera. La acción se
inicia con la denuncia, aquí el juez puede rechazar in limine o declararse incompetente, o bien
hacer lugar a la misma dictando el auto de habeas corpus.
Si se declara incompetente o rechaza in limine la denuncia y la Cámara de Apelaciones lo
confirma puede interponerse REF. en caso de que revoque el rechazo o declaración de
incompetencia, el trámite prosigue.
Si el juez dicta el auto de habeas corpus, puede establecer un plazo expreso o formular un
mandato procesal bajo la leyenda “de inmediato”. Notificado el auto, el requerido debe cumplir
con el informe circunstanciado. A esto le sigue la realización de la audiencia oral. Luego se
sustancia la prueba en un plazo de veinticuatro horas. Al concluir la audiencia oral, el juez dicta
la sentencia que puede ser apelada en un plazo de veinticuatro horas.
Si la apelación es denegada, se puede promover un recurso de queja ante la cámara, la cual debe
expedirse en un plazo de veinticuatro horas. Si se concede la queja, el trámite sigue como si se
hubiera concedido la apelación. Si se deniega la queja queda expedito el REF.
Si el recurso es concedido, el juez debe emplazar a los intervinientes para que en veinticuatro
horas pongan al detenido a disposición del tribunal. Si el CA no renueva la posibilidad de
audiencia, debe dictar sentencia de inmediato. Puede interponerse REF.

Procedimiento provincial:
Está contenido en el Titulo VI del Código Procesal Penal de Santa Fe, su regulación, como
veremos es muy similar a la de la ley 23098 y solo difiere en ciertos aspectos.
Corresponderá la denuncia de hábeas corpus ante un acto u omisión de autoridad pública que
arbitrariamente y en violación de normas constitucionales implique:

▪ Una limitación o amenaza actual de la libertad ambulatoria, sin orden escrita de


autoridad competente.
▪ El mantenimiento manifiestamente ilegítimo de una privación de la libertad
inicialmente dispuesta por orden escrita de autoridad competente.
▪ Una agravación ilegítima de las formas y condiciones en que se cumple la privación de
la libertad, sin perjuicio de las facultades propias del Juez del proceso si lo hubiera.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Será competente para conocer del hábeas corpus cualquier juez letrado que tuviera jurisdicción
en el lugar donde se hubiera efectuado o se presuma que está por efectuarse la privación o
restricción de la libertad personal.

Denuncia:
Podrá denunciar tanto el afectado como cualquier otra persona a su favor, sin necesidad de
poder, ni patrocinio letrado. La denuncia podrá ser deducida en forma verbal, escrita o
telegráfica, en cualquier día y hora, y deberá contener, el nombre y domicilio real del
denunciante; el nombre, domicilio real y demás datos personales conocidos de la persona en
cuyo favor se denuncia; autoridad de quien emana el acto que se afirma como lesivo; causa o
pretexto del acto que se afirma como lesivo en la medida del conocimiento del denunciante;
expresará además en qué consiste la ilegitimidad del acto.
Si el denunciante ignorara alguno de los requisitos contenidos en los últimos 3 proporcionará
los datos que mejor condujeran a su averiguación.
El Juez ante quien se formulara la denuncia deberá recibirla y darle trámite de inmediato.
Presentada la denuncia se notificará al Ministerio Público Fiscal, quien será parte necesaria en
el procedimiento.
El Juez rechazará la denuncia que no fuera procedente en virtud del artículo 370 – tener en
consideración el artículo 43 de la CN –, si se declarara incompetente remitirá las actuaciones al
tribunal que considere competente. La resolución será apelable.
El Juez no podrá rechazar la denuncia por defectos formales, proveyendo de inmediato las
medidas necesarias para su subsanación, sin perjuicio de las sanciones que correspondan.

Auto de hábeas corpus:


Cuando se tratara de la privación de la libertad de una persona, formulada la denuncia el Juez
ordenará inmediatamente o en un plazo que no excederá de diez horas, que la autoridad
requerida, presente ante él al detenido.
Solicitará además un informe circunstanciado del motivo que funda la medida, la forma y
condiciones que se cumple, si ha obrado por orden escrita de autoridad competente, caso en el
cual deberá acompañarla, y si el detenido hubiera sido puesto a disposición de otra autoridad:
a quién, por qué causa, y en qué oportunidad se efectuó la transferencia. Este informe podrá
efectuarse verbalmente en oportunidad de la audiencia donde se presenta al detenido, dejando
constancia en acta.
Cuando se tratara de amenaza actual de privación de libertad de una persona, el Juez ordenará
que la autoridad requerida presente el informe a que se refiere el párrafo anterior.
Si se ignorara la autoridad que detenta la persona privada de su libertad o de la cual emana el
acto lesivo que sirve de base a la denuncia, el Juez librará la orden a los superiores jerárquicos
de la dependencia que se indique.
La orden se emitirá por escrito con expresión de fecha y hora salvo que el Juez considerara
necesario constituirse personalmente en el lugar donde se encuentre el detenido, en tal caso
podrá emitirla oralmente, pero dejará constancia en acta.
Cuando se tratara del mantenimiento manifiestamente ilegítimo de una privación de la libertad
inicialmente dispuesta por orden escrita de autoridad competente, se requerirá información
sobre el tiempo de detención y de toda otra circunstancia útil para el esclarecimiento de la
causal invocada.

Audiencia y resolución:
La orden implicará para la autoridad requerida citación a la audiencia oral donde se dará lectura
a la denuncia y al informe. Luego, se interrogará al amparado y se proveerá, en su caso, a los
exámenes que correspondan, concediéndose la palabra a la autoridad requerida y al amparado,
personalmente o por intermedio de su defensor.
En el procedimiento de hábeas corpus no será admitida ninguna recusación, pero si el Juez se

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considerará comprendido en una causal de excusación, así lo declarará, mandando cumplir la


audiencia ante el Juez que corresponda.
Si se estimara necesaria la realización de diligencias probatorias, el Juez las incorporará en el
mismo acto u ordenará que se produzcan a la mayor brevedad posible.
Finalizada la recepción de la prueba, se oirá a los intervinientes y se dictará inmediata resolución,
procediéndose a su lectura completa.
Podrá prescindirse de la audiencia cuando esta resultara innecesaria para el acogimiento de la
denuncia.
Podrá interponerse recurso de apelación contra la decisión del Juez que acoja o rechace la
denuncia de hábeas corpus.

Sanciones y costas:
El Juez podrá imponer hasta treinta días multa o arresto hasta diez días al funcionario
responsable de dilaciones o entorpecimiento en el trámite o al culpable del acto lesivo, sin
perjuicio de la responsabilidad penal que le corresponda. Las costas podrán imponerse al
funcionario responsable de dicho acto y en caso de ser rechazado el hábeas corpus, serán a
cargo del peticionario.

Ejecución Penal:

La regulación que en la materia trae el CPPSF se encuentra matizado por las disposiciones de la
ley 13013. Recordar la ley 24660.

Principio de judicialización en la ejecución de la pena:

Fue agregado por la Ley de Ejecución de las Penas Privativas de la Libertad 24.660 en sus
artículos 3 y 4, preceptos mediante los cuales se establece expresamente que la ejecución de la
pena privativa de la libertad, en sus distintas modalidades, estará sometida al permanente
control judicial.
El Principio significa que todas aquéllas decisiones de la etapa de ejecución penal que impliquen
una modificación de las condiciones cualitativas de cumplimiento de la pena impuesta (tipo de
establecimiento en el que se alojará el interno o su ubicación en el régimen progresivo una vez
calificado por el organismo criminológico, aplicación de sanciones disciplinarias que importen
privaciones de derechos, avances y retrocesos en el régimen progresivo, obtención de derechos
penitenciarios – salidas transitorias, semilibertad, libertad condicional, alternativas para
situaciones especiales –, etc.) conforme las prescripciones de la ley penal, deben ser tomadas o
controladas por un Juez, dentro de un proceso en el que se respeten las garantías propias del
procedimiento penal. Se procura con el mismo una extensión del ámbito de actuación del
derecho procesal penal a la etapa de ejecución de sentencias. Así aparece la figura del Juez de
Ejecución de Penas, a consecuencia de recomendaciones de Congresos Internacionales y de su
implementación en países europeos, asumiendo funciones que antes correspondían a la
Administración Penitenciaria y a los Tribunales de Sentencia.

Fallo Romero Cacharane:

Hugo Alberto Cacharane se encontraba detenido en una cárcel mendocina. Tal como
señaláramos anteriormente, las cárceles de esta provincia ofrecen condiciones de detención
infrahumanas que son, en parte, consecuencia de los abusos y negligencias del servicio
penitenciario, lo que motivó la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
Mientras Romero Cacharane se encontraba cumpliendo su pena, fue sancionado por el servicio
penitenciario a cumplir quince días de aislamiento en el pabellón de máxima seguridad.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
254

La defensa oficial de Cacharane apeló esa sanción ante el juez de ejecución penal alegando que
se había violado la garantía de defensa en juicio porque fue impuesta en ausencia de un proceso
en el que pudiera defenderse del cargo por el que fuera castigado.
El juez de ejecución rechazó ese recurso con el argumento de que como la autoridad
penitenciaria provincial no había implementado la ley de ejecución penal, no era aplicable el
procedimiento de revisión judicial que allí se establecía.
La defensa de Cacharane recurrió esa decisión ante la Cámara Nacional de Casación Penal que
declaró inadmisible el recurso con el fundamento de que estas cuestiones eran ajenas al recurso
de casación por no ser jurídicas sino meramente reglamentarias.
En consecuencia, la defensa llevó el caso ante la Corte Suprema argumentando que la sentencia
de Casación era arbitraria, en tanto dicho órgano no asumió la intervención que le asigna la
normativa vigente, violando con ello el derecho constitucional a la protección judicial y a la doble
instancia que entendió aplicable a la etapa de ejecución de la pena.
La Corte Suprema hizo lugar al planteo. Según el Máximo Tribunal, las decisiones del Servicio
Penitenciario que afectan la modalidad de la ejecución de una pena están sometidas al control
del juez de ejecución y de la Cámara Nacional de Casación Penal -y eventualmente, de la propia
Corte.
El fundamento es que los reclusos tienen el derecho constitucional a exigir que los jueces
controlen toda la etapa de ejecución de la pena y a apelar las decisiones que implican una
alteración en su modo de ejecución.
Este derecho a la protección judicial es necesario para asegurar que se respeten durante la
detención todos los demás derechos fundamentales.
De este modo, la Corte resolvió que el derecho a la revisión judicial no comprende solamente la
condena sino también todas aquellas resoluciones que sean importantes.
La Corte considera que una alteración en el modo ejecución de la pena -como es el cumplimiento
de parte de la condena en una celda de aislamiento- constituye una modificación cuantitativa o
cualitativa de la pena que se le impuso al condenado que justifica la revisión judicial para
controlar su legalidad y proporcionalidad.
De esta manera, se evita que la pena impuesta al condenado en un proceso rodeado de todas
las garantías pueda ser alterada por decisión de las autoridades penitenciarias.
La Corte sostiene que esto es inadmisible porque el derecho de defensa en juicio -de la que se
deriva el derecho a la revisión judicial- asiste al condenado hasta que se agote su pena.

Función del Juez de Ejecución:

Conforme el artículo 419 del CPPSF, el Juez de Ejecución Penal tiene el deber de:

▪ Controlar que se respeten todas las garantías constitucionales, de Tratados


Internacionales con idéntica jerarquía y las dispuestas por este Código, con relación al trato que
debiera dispensarse a los condenados, presos y personas sometidas a medidas de seguridad.
▪ Controlar el cumplimiento de las penas privativas de libertad respecto de los
condenados mayores de dieciocho años al momento de la comisión del delito. Con este fin podrá
convocar a su despacho a los penados para mantener con ellos una comunicación directa y
reservada, así como disponer inspecciones periódicas en los establecimientos donde se alojaran,
las que cumplirá personalmente o comisionando alguno de sus auxiliares judiciales.
▪ Resolver todas las instancias o incidentes que se suscitaran en la etapa de ejecución de
la pena respecto de los condenados, unificando penas de acuerdo a la ley penal, cuando así
correspondiere.
▪ Entender en los recursos contra las sanciones disciplinarias aplicadas por las autoridades
carcelarias a los penados a que hace referencia el inciso segundo, en los casos que este Código
establece.
▪ Controlar el cumplimiento de las medidas de seguridad decididas por sentencia

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
255

Definitiva.
▪ Coordinar y supervisar el tratamiento post carcelario, con la colaboración del Patronato
de Liberados y de las asociaciones particulares previamente admitidas para desarrollar esa
actividad de asistencia y ayuda del liberado.
▪ Dejar sin efecto o modificar la pena impuesta cuyo control le incumbe, o las condiciones
de su cumplimiento, por haber entrado en vigencia una ley más benigna o en virtud de otra
razón legal.
▪ Disponer que la prisión domiciliaria se cumpla bajo la inspección o vigilancia de la
autoridad que designe.
▪ Controlar la observancia de las instrucciones e imposiciones establecidas al suspenderse
el procedimiento a prueba según lo dispuesto en el artículo 25.

Orientación funcional:
Conforme la norma del artículo 420 del CPPSF, en su cometido el Juez de Ejecución tenderá, en
lo posible, a:

▪ Mitigar los efectos negativos del encarcelamiento, promoviendo la aplicación del


régimen abierto cuando procediera.
▪ Propender a la obtención del consenso del condenado respecto del tratamiento que se
determine.
▪ Orientar la fase ejecutiva a la personalización del encarcelado, procurando la
adecuación del contenido y del tiempo de la pena o, en su caso, de la medida de seguridad, a la
evolución de la personalidad del interno, sobre la base de los estudios y consideraciones técnico-
científicas del equipo interdisciplinario interviniente.
▪ Favorecer la individualización del tratamiento de acuerdo a los medios científicos más
adecuados al caso para lograr el fin de la ejecución penal. En este sentido se inclinará por las
modalidades alternativas que gradualmente fueran reintegrando un espacio de autonomía al
interno, fortificando su capacidad de responsabilidad con el ejercicio, cada vez más exigente, de
procesos positivos de aprendizaje social.
▪ Hacer cumplir el principio de legalidad en la ejecución de la pena, amparando y
resolviendo a favor del otorgamiento de los derechos y beneficios del penado cuando, de la
verificación objetiva de los resultados del tratamiento así correspondiera, de acuerdo a la ley y
a la reglamentación vigente.
▪ Fomentar, en cuanto la ley lo autorice, el contacto del penado con el medio adonde
deberá retornar una vez agotada su condena, facilitando así el objetivo de su reinserción social.
▪ Aprovechar y controlar la reglamentaria participación privada, especialmente de
asociaciones o grupos intermedios, en la reeducación de los internos.
Penas:

Pena privativa de libertad:


Dispone el artículo 421 del CPPSF, una vez firme la sentencia que ordenara cumplir
efectivamente pena privativa de libertad, el Tribunal dispondrá el inmediato encarcelamiento
del condenado si éste no estuviera sometido a prisión preventiva, y se pondrán las actuaciones
y el preso a disposición del Juez de Ejecución.

Ejecución diferida:
A ello se refiere el artículo 422 del CCPSF. Según la norma, si con el tiempo de prisión preventiva
antes cumplido, el condenado se encontrara habilitado para solicitar su libertad condicional, el
Tribunal de Juicio podrá diferir la ejecución de la sentencia comunicando la circunstancia al
Tribunal de Ejecución, quien ordenará el encarcelamiento si fuera denegada la libertad
condicional solicitada.

LORENZO GROSSO
CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Revocación de la condena condicional:


El CPPSF dispone en su artículo 423 que, el Tribunal que condenara por la comisión de un nuevo
delito al beneficiario de una anterior condenación condicional, será competente para revocarla
y proceder conforme a lo dispuesto sobre acumulación de penas. Si no se cumpliera la regla
precedente, lo hará el Tribunal que hubiera aplicado la pena mayor.

Cómputo:
El Juez de Ejecución practicará el cómputo o, en su caso, revisará el practicado en la sentencia
fijando la fecha de vencimiento de la pena notificándolo al Fiscal, al condenado y a su defensor,
quienes podrán interponer el recurso de reposición.
El cómputo podrá reformarse siempre que se comprobara su error o nuevas circunstancias lo
hicieran necesario.

Comunicaciones:
Según el artículo 425 del CPPSF, el Juez de Ejecución dispondrá remitir testimonio de la sentencia
condenatoria firme al establecimiento donde se encontrara alojado el condenado, y expedirá
comunicaciones al Registro Único de Antecedentes Penales de la Provincia, al Registro Nacional
de Reincidencias y a los organismos que establezca la reglamentación.

Accesoria, inhabilitación y multa:


El Código Procesal Penal de Santa Fe, en su artículo 426, dispone que cuando la pena privativa
de libertad importara la accesoria del artículo 12 del Código Penal, o se condenara a
inhabilitación absoluta, a inhabilitación especial, o a pena de multa, el Juez de Ejecución
ordenará las anotaciones y comunicaciones que correspondan. Dispondrá, en su caso, el
secuestro de documentos para realizar la actividad temporalmente vedada y exigirá copia de la
boleta de depósito del importe de la multa en una cuenta especial del Banco que la
reglamentación designe con identificación de la causa judicial a la que se refiere.
Si el depósito no se efectuara en el plazo fijado, la sentencia se ejecutará por el Fiscal ante el
Tribunal con competencia civil.
Los importes provenientes de las multas referidas se destinarán al Ministerio Público Fiscal para
el eventual pago de costas y, cuando la ley lo disponga, a un fondo para el mantenimiento de la
defensa oficial, en la proporción que la reglamentación establezca.
El artículo 427 del CPPSF reconoce al inhabilitado la posibilidad de solicitar su rehabilitación por
instancia escrita ante el Juez de Ejecución, acompañando copia certificada de la sentencia
respectiva y ofreciendo la prueba en que fundara su pretensión.
Si la presentación resultara admisible, el Juez correrá vista al Fiscal por el término de tres días,
posibilitándole ofrecer pruebas o hacer observaciones previas y siguiéndose los lineamientos
regulados para la sustanciación de los incidentes durante la ejecución.

Ley más benigna:


El Juez de Ejecución resolverá el incidente planteado para dejar sin efecto o modificar la condena
firme impuesta, con fundamento en la entrada en vigencia de una ley más benigna o en virtud
de otra razón legal, rigiendo al respecto las normas del juicio común en cuanto fueran aplicables.

Internación hospitalaria:
Conforme el artículo 429 del CPPSF, en caso de urgencia la autoridad penitenciaria podrá
disponer la internación de un condenado en un establecimiento sanitario, dando cuenta
inmediata al Juez de Ejecución, quien ratificará o revocará la medida después de recoger la
información pertinente.
El tiempo de internación se computará a los fines de la pena, siempre que la enfermedad no
fuera simulada o provocada para sustraerse a su cumplimiento.

LORENZO GROSSO
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Visitas íntimas:
El Juez de Ejecución asegurará que las visitas íntimas periódicas, recibidas por los encarcelados,
se lleven a cabo en lugares adecuados que preserven la dignidad y la reserva.

Incidentes y defensa técnica:


En el artículo 431 del CPPSF se establece que el MPA, el condenado y su defensor, podrán
plantear incidentes relativos a la ejecución o extinción de la pena.
Para su asesoramiento en ellos, continuará ejerciendo la asistencia técnica el defensor
designado con anterioridad, pero si éste renunciara, el condenado podrá elegir nuevo defensor
de confianza; si no lo hiciera, el Juez le designará de inmediato un defensor de oficio.
La administración penitenciaria podrá también deducir por vía incidental la pretensión del
descuento del producto total correspondiente al trabajo del interno, por la reparación de daños
intencionales o culposos que éste hubiera ocasionado al establecimiento, así como toda otra
materia de la Ley Penitenciaria que se estimara debe ser jurisdiccionalmente resuelta.

Participación:
Siempre que la incidencia lo requiera, se recabará la información técnica a los especialistas del
equipo interdisciplinario criminológico sobre cuya materia se estimara relevante el dictamen,
concediendo el plazo necesario para los estudios previos si fuera menester.
También cuando las circunstancias lo hicieran aconsejable el Juez podrá dar participación a la
autoridad penitenciaria y/o a otros organismos o personas públicos o privados.

Sustanciación:
Si no desestimara liminarmente la pretensión por improcedente, el Juez, dentro del término de
tres días en los cuales permitirá acceder al conocimiento de todos los antecedentes a los
interesados, convocará a una audiencia oral donde se leerá la prueba anticipada, se producirá
la restante, oirá a los intervinientes y decidirá verbalmente, pudiendo diferir la redacción de los
fundamentos para el día siguiente. La resolución será apelable.

Sanción disciplinaria:
Toda sanción disciplinaria impuesta al condenado por la administración penitenciaria, que
implicara internación en celda mayor de tres días o que configurara un obstáculo para el futuro
otorgamiento de la libertad condicional, deberá ser notificado de inmediato, con información
del contenido de lo actuado, por la Oficina de Gestión Judicial al interno, quien en el acto
expresará si consiente la medida o insta su revisión. En este último caso, el Juez de Ejecución
oirá al sancionado y a su defensa técnica, practicará una breve averiguación sumaria, si fuere
necesaria, y resolverá dentro del plazo máximo de dos días.

Medida de seguridad:
Cuando se dispusiera por sentencia la aplicación de una medida de seguridad, el Juez de
Ejecución determinará, en su caso, el establecimiento adecuado donde deba cumplirla,
contando con la posibilidad de modificar ulteriormente su decisión y debiendo asesorarse al
efecto por peritos.
Por lo menos cada seis meses el establecimiento de mención, informará sobre todas las
circunstancias que influyan en la continuidad o cesación de la medida o en la modificación del
tratamiento que se dispense.
Cuando el Tribunal tuviera noticia de la desaparición de las causas motivantes de la internación,
lo hará saber al Ministerio Público Fiscal y al interesado, o a quien ejercite su curatela, para que
ofrezcan pruebas y concurran a la audiencia oral en la fecha inmediata que se fije, requiriendo
el dictamen de por lo menos dos peritos. La resolución podrá ordenar el cese de la medida de
seguridad o la modificación de la forma en que se cumplía.

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CÁTEDRA: CUENCA – BLOTTA
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Solicitud de conmutación:
Según el artículo 436 del CPPSF, además de requerir a la Corte Suprema de Justicia el informe
previo al que alude la Constitución de la Provincia, la autoridad administrativa, conforme a la
reglamentación establecida al efecto, remitirá al Juez de Ejecución el legajo formado con motivo
de la solicitud de conmutación.
El Tribunal referido evaluará la procedencia y proporción del acortamiento de la pena, como
fórmula de individualización ejecutiva de la misma, después de entrevistar y oír al interno.
El pronunciamiento jurisdiccional, con fundamento en los dictámenes interdisciplinarios
criminológicos y en las conclusiones penitenciarias, tendrá la forma de recomendación técnica
no vinculante a los fines de la atribución conferida al Poder Ejecutivo por el artículo 72 de la
Constitución Provincial.

Libertad condicional:

En primer lugar, cabe recordar la regulación que el Código Penal establece para el instituto de
la libertad condicional.
Es un instrumento de política criminal en cuya virtud la ley prevé que el condenado a pena
privativa de libertad cumpla la última etapa en un régimen controlado de libertad ambulatoria.
Desde una óptica retributiva puede ser apreciada como una ratificación, destinada a corregir
excesos de la individualización judicial de la pena, esta más vinculada a criterios de prevención
especial que fundamentan su conveniencia, para los casos en que el ideal de resocialización es
logrado prematuramente, careciendo de utilidad prologar el encierro.
Requisitos de procedencia:
Según el artículo 13 del CP, la procedencia de la libertad condicional en el derecho argentino
está supeditada al cumplimiento de las siguientes condiciones:

▪ Cumplimiento parcial de la condena: solo se puede solicitar cumplir la última etapa de


la pena en libertad condicional. Así se dispone que en penas de hasta tres años se requiere un
año de reclusión y ocho meses de reclusión; en penas superiores a los tres años se requiere dos
tercios de esta; en caso de prisión o reclusión perpetua después de haber cumplido treinta y
cinco años de condena. Corresponde incluir en el computo la prisión preventiva.
▪ Buen comportamiento carcelario: se exige el regular cumplimiento de los reglamentos
carcelarios, es decir la conducta durante su estancia en prisión.
▪ Otros requisitos: además es necesario que el condenado no sea reincidente y que no se
le hubiere revocado la libertad condicional con anterioridad.

Situación legal del liberado condicionalmente:


Conforme con el artículo 13 del CP, mientras subsiste la libertad condicional el reo debe:
▪ Residir en el lugar que determine el auto de soltura.
▪ Observar las reglas de inspección, especialmente la obligación de abstenerse de
▪ consumir bebidas alcohólicas o utilizar sustancias estupefacientes.
▪ Adoptar oficio, arte, industria o profesión, si no tuviere medios propios de subsistencia.
▪ No cometer nuevos delitos.
▪ Someterse al cuidado de un patronato, indicado por las autoridades competentes.
▪ Someterse a tratamiento médico, psiquiátrico o psicológico, que acrediten su necesidad
y eficacia de acuerdo al consejo de peritos.

Estas condiciones, a las que el juez podrá añadir cualquiera de las contempladas en el artículo
27 bis, regirán hasta el vencimiento de los términos de las penas temporales y hasta diez años
más en las perpetuas, a contar desde el día del otorgamiento de la libertad condicional.

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Supuestos excluidos:
De conformidad con el artículo 14 del CP, la libertad condicional no se concederá a los
reincidentes. Tampoco se concederá cuando la condena fuera por:

▪ Homicidios agravados previstos en el artículo 80 del Código Penal.


▪ Delitos contra la integridad sexual.
▪ Privación ilegal de la libertad coactiva, si se causare intencionalmente la muerte de la
persona ofendida.
▪ Tortura seguida de muerte.
▪ Robo calificado.
▪ Secuestro extorsivo, si se causare la muerte de la persona ofendida.
▪ Delitos contra la libertad individual previstos en los artículos 145 bis y ter del Código
Penal.
▪ Casos en que sea aplicable el artículo 41 quinquies del Código Penal.
▪ Financiamiento del terrorismo.
▪ Delitos previstos en los artículos 5, 6 y 7 de la ley 23.737 o la que en el futuro la
reemplace.
▪ Delitos de contrabando previstos en el Código Aduanero.

Revocación:
Según lo disponen los artículos 15 a 17 del Código Penal de la Nación, La libertad condicional
será revocada cuando el penado cometiere un nuevo delito o violare la obligación de residencia.
En estos casos no se computará, en el término de la pena, el tiempo que haya durado la libertad.
En los casos de los incisos 2º, 3º, 5º y 6º del artículo 13, el Tribunal podrá disponer que no se
compute en el término de la condena todo o parte del tiempo que hubiere durado la libertad,
hasta que el condenado cumpliese con lo dispuesto en dichos incisos.
Transcurrido el término de la condena, o el plazo de cinco años sin que la libertad condicional
haya sido revocada, la pena quedará extinguida, lo mismo que la inhabilitación absoluta del
artículo 12.
Ningún penado cuya libertad condicional haya sido revocada, podrá obtenerla nuevamente.

Regulación en el CPPSF:
El Código Procesal Penal de Santa Fe regula esta cuestión entre sus artículos 437 y 443.

Solicitud:
El incidente de libertad condicional podrá ser promovido por el condenado o su defensor por
intermedio de la Dirección del establecimiento donde se encontrara. En el caso del artículo 422
el condenado o su defensor presentará la solicitud directamente ante el Tribunal que dictara la
sentencia, el que requerirá el informe correspondiente a la Dirección del establecimiento donde
aquel hubiera estado detenido.

Recaudos:
La Dirección del Servicio Penitenciario remitirá al Juez de Ejecución la solicitud acompañada de
los siguientes recaudos:

▪ Un informe sobre el modo en que el peticionario observó los reglamentos carcelarios


en cada uno de los establecimientos en que estuvo alojado en relación a la condena, con
especificación de las sanciones impuestas, fecha, causas de las mismas, calificación de su
conducta, grado de instrucción adquirido, dedicación y aptitud para el trabajo, lugar en que
fijará su residencia en caso de otorgamiento, y apoyo moral y material con que pudiera contar
en caso de ser liberado.
▪ Calificación de concepto y juicio, del organismo técnico criminológico, acerca del grado

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de recuperación alcanzado por el interno.

Cómputo y antecedentes:
El juez de Ejecución se informará sobre el tiempo de condena cumplido por el solicitante y sus
antecedentes, antes de convocar a la audiencia prevista en el artículo 433 en la que participará
necesariamente el Ministerio Público de la Acusación.

Condiciones:
Cuando la libertad le fuera otorgada, en el auto se fijarán las condiciones e instrucciones según
lo establecido por la ley penal, y el liberado, en el acto de la notificación, deberá prometer que
las cumplirá. Se le entregará una copia de la resolución, la que deberá conservar y presentar a
la autoridad competente cada vez que le fuera requerida.

Comunicación:
El otorgamiento de la libertad condicional se comunicará a la Dirección del Servicio
Penitenciario, al Registro Único de Antecedentes Penales de la Provincia y al Patronato de
Liberados bajo cuyo cuidado quedara el beneficiario.

Nueva solicitud:
Cuando se denegara la libertad condicional, no podrá renovarse la solicitud antes de los seis
meses de la resolución denegatoria, salvo que ésta se fundara en no haberse cumplido los plazos
establecidos en el Código Penal, en cuyo caso podrá reiterarse la solicitud una vez cumplido el
plazo.

Revocación:
Siempre que no procediera por unificación de penas, el incidente de revocación será promovido
de oficio o a pedido del Fiscal o del Patronato de Liberados ante el Juez de Ejecución. Podrá
ordenarse la privación de libertad del condenado hasta que se resuelva la incidencia. El Juez de
Ejecución, en su caso, dispondrá practicar nuevo cómputo.

Costas e indemnizaciones:

Costas:
Según el artículo 444 del CPPSF, toda decisión que pusiera fin a la causa o a un incidente, deberá
resolver sobre el pago de las costas procesales y a cargo de quien corresponden. Las costas
procesales consistirán en:

▪ Tasa de justicia o cualquier otro tributo que corresponda por la actuación judicial.
▪ Gastos originados durante la tramitación del procedimiento.
▪ honorarios de abogados, peritos, asesores técnicos, traductores e intérpretes.

Según el artículo 446 del CPPSF, resuelta la imposición de costas, las partes practicarán una
planilla donde detallarán los gastos sufragados en la actividad realizada durante el
procedimiento.
El Ministerio Público Fiscal estimará las costas y gastos que haya devengado su actuación
conforme con la reglamentación que oportunamente se establecerá.

Determinación de costas:
Practicadas las planillas que contengan las costas, se pondrán de manifiesto público en la Oficina
de Gestión Judicial siguiéndose el trámite previsto en el Código Procesal Civil y Comercial hasta
su firmeza. La ejecución de las costas se hará en la sede civil competente.

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Imposición:
Surge del artículo 448 del CPPSF que las costas serán impuestas a la parte vencida, aunque no
mediara pedido expreso, salvo:

▪ Cuando la parte vencida reconociera como fundadas las pretensiones de su adversario


y lo hubiera exteriorizado en término.
▪ Cuando se reconociera razón plausible para actuar en el procedimiento.

Los abogados que actuaran como funcionarios del Ministerio Público Fiscal o como
patrocinantes o defensores en el procedimiento, no podrán ser condenados en costas, salvo el
caso de notorio desconocimiento del derecho o de grave negligencia en el desempeño de sus
funciones, o cuando especialmente en este Código se dispusiera lo contrario, sin perjuicio de la
responsabilidad penal o disciplinaria en que incurrieran.
Cuando se acordara el procedimiento abreviado, cada parte soportará sus propias costas.
Cuando fueran varios los condenados al pago de costas, el Tribunal fijará la parte proporcional
que corresponda a cada uno, sin perjuicio de la solidaridad que establece la ley civil.

Indemnizaciones:
Cuando a causa de un recurso de revisión el condenado fuera absuelto o se le impusiera una
pena menor, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado provincial en razón del tiempo de
privación de libertad o inhabilitación sufrida, o por el sufrido en exceso, salvo que él hubiera
contribuido responsablemente a su propia condena.
Tendrá también derecho a una indemnización por la multa pagada o su exceso.
Igual derecho tendrá cuando el recurso de revisión versara sobre una medida de seguridad.

Encarcelamiento preventivo o internación provisional:


Cuando el imputado fuera absuelto o sobreseído, tendrá derecho a ser indemnizado por el
Estado Provincial por los días de prisión cautelar sufrido o por el tiempo que duró la internación
provisional, siempre y cuando se demostrara la ausencia de los presupuestos que debieron
legitimar la medida de coerción.

Competencia:
La indemnización deberá ser demandada ante el tribunal civil competente contra el Estado
Provincial, sin perjuicio del derecho de éste a repetir de quien considere responsable.

Ley más benigna:


La aplicación de una ley posterior más benigna no habilitará a la indemnización aquí regulada.

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