Está en la página 1de 3

Catamarca Verde: montañas, microclima y ríos paradisíacos

Bajada: Cerca de la capital, y a lo largo de 150 kilómetros, se puede disfrutar del


sosiego de pueblos serranos, con turismo ecológico, arqueológico y de aventura.

Tan sólo salir del paisaje urbano de San Fernando del Valle hacia el cordón verde
catamarqueño para sentir ese aire fresco y no contaminado que llega desde las
montañas, entrando en caminos de ruta serpenteantes pero bien conservados. Para un
visitante ocasional, es posible sorprenderse al observar el manto verde y la atmósfera
selvática que semeja a Tafí del Valle o a la yunga salteña. El sentido común sigue
encasillando a Catamarca como una región árida y desértica, algo atribuible a zonas
como el oeste. Nada más lejos de la realidad a la hora de hablar de su diversidad
geográfica e histórica.
Por eso es que la Catamarca Verde se revela como un pequeño oasis, donde se siente
diez grados menos de temperatura que en la ciudad, un alivio nada menor para el calor
del verano. El primer destino que aparece es el Dique Las Pirquitas, en el departamento
Fray Mamerto Esquiú, el más grande de la provincia. Construido con el sistema
ancestral de pirca, allí se encuentra un lago artificial de 7 kilómetros, donde hay un
camping con asaderas y la posibilidad de realizar excursiones acuáticas y pescar
truchas y pejerreyes. La vista es extraordinaria, tanto como la gastronomía de la hostería
municipal, cuyo espacio conserva un afable museo con la memoria de la construcción
del dique.
Siguiendo por el Ambato, en el silencio encantador del camino encumbrado, está Isla
Larga, un pintoresco pueblo, ideal para el senderismo de aventura -donde es posible
hallar pozones de agua en altura-, a casi mil metros y con una variedad de colores en la
montaña como los verdes del verano, los amarillos y naranjas del otoño y los marrones
del invierno. Su centro neurálgico es el caudaloso Río del Valle, tal vez el balneario más
atractivo de la zona. A pocos kilómetros aparece La Puerta, villa veraniega por
excelencia, con su iglesia colonial y caminos de mountain bike, otro imán junto a los
festivales autóctonos, como el Festival de la Guitarra.
Entre zambas, chamamés y tradiciones como el caballo peruano de paso, en la comarca
de Las Juntas, nombre derivado por la confluencia de los ríos Las Trancas y La Salvia,
se respira un sosiego de flora y fauna, otro estupendo sitio para trekking, pesca de
trucha y cabalgatas. Paradigma del membrillo orgánico, a 50 kilómetros de la capital, es
un edén ecológico, y una de sus visitas principales es el paseo de “La Silleta”, un
sinuoso recorrido por la montaña, a 1.500 metros de altura y por suelos de tierra
arcillosa. Allí surge, casi de improviso, el más bello paisaje de montaña, un manto verde
con el canto de pájaros y un campo de margaritas, una escena natural que parece durar
eternamente en la sensibilidad. En el pueblo también se puede visitar el balneario “Pozo
de los curas”, donde se forman toboganes de aguas cristalinas entre las rocas,
recomendable para hacer pic-nic o simplemente ir a tomar unos mates a la orilla del río.
La ruta de la Catamarca Verde se completa con dos puntos emblemáticos del turismo: la
villa El Rodeo y Aconquija. En el Rodeo se expresa una oferta nocturna más a tono con
los jóvenes, equipada con restaurantes, parajes y paseos náuticos y de enduro, aunque
no todo termina allí: su serie de iglesias, como la de Nuestra Señora de la Candelaria y
la capilla Vieja, junto al Cristo Redentor y el exigente Cerro Manchao, a 4.450 metros,
un ascenso que lleva cinco días desde El Rodeo, agregan una biodiversidad con una
amplia oferta tanto para el descanso como para el montañismo.
Catamarca es tan católica como notablemente arqueológica -al igual que otras
provincias del norte argentino-, y los rastros de los pueblos originarios siguen vivos
entre las montañas. Como ocurre con el vistoso sitio del Aconquija del Pucará,
escondido entre los cerros. Un lugar único, al cual se accede por un senderismo de nivel
medio que dura un par de horas, declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad;
gran fortaleza de piedra del imperio incaico que forma parte del Camino Principal
Andino, por el cual se conectaban varios centros de producción, administrativos y
ceremoniales. Estar allí, en un paisaje de caballos salvajes, yuyos y plantas medicinales,
es toparse con la tecnología más avanzada en tiempos remotos, una sensación histórica
similar al Shincal, en Belén, otro sitio representativo de la provincia.
Aconquija es otro pueblo idílico, con microclima fresco y balnearios naturales -toda la
Catamarca Verde contiene agua apta para bañarse-, un planetario municipal en la punta
del cerro y una fauna que incluye guanacos, perdices y con la particularidad de poseer la
variedad de helechos más conspicua del país, allí donde se combina el esplendor del
valle catamarqueño con la belleza panorámica de sus cumbres nevadas. Una naturaleza
descomunal, que no sufre el ruido ambiental, silvestre y ancestral, a la espera de nuevos
descubrimientos.

La mejor gastronomía
Hostería Municipal Las Pirquitas: Anclada al pie del cerro, es una casona recuperada,
donde hay piezas amplias para hospedarse. Su oferta gastronómica es de lo mejor de la
zona, con platos preparados finamente, como la bondiola a las finas hierbas acompañada
de un exquisito puré casero.
Complejo Turístico Las Juntas: Su restaurante es de excelencia, con platos típicos como
los tamales, las empanadas norteñas y la humita, preparada al plato con detalles
elegantes y sabrosos. Sus postres destacan por el toque regional, desde el membrillo al
quesillo y el dulce de cayote.
Deck Ranch: Uno de los lugares más visitados por los turistas, en la villa de El Rodeo.
Ideal para ir con amigos, con tragos de autor, cerveza artesanal, picadas y pizzas
caseras, con música electrónica para una noche diferente.
Dónde hospedarse
Amerian Catamarca Park Hotel: Ubicado en el centro de la capital, es una confortable
opción para hacer base en el recorrido de la Catamarca Verde. Equipado con cómodas
instalaciones, este hotel de cuatro estrellas también se destaca por su desayuno
continental y una carta con un menú variado, de sello gourmet.
Cóndor Huasi (Las Juntas): Son unas cabañas limpias, austeras y con un servicio de
desayuno que destacan por su vista cercana a los cerros y su tranquilidad hogareña,
alejada del centro y con notable atención.
Yunka Suma (Aconquija): Retiradas del pueblo, son cabañas construidas de madera y
piedra. Ideal para familias y para buscar la calma, con una de las mejores vistas de los
cerros, tanto en el alba como en el amanecer.
Excursiones recomendadas
La Silleta (Las Juntas): Es paraje paradisíaco enclavado en el corazón del Ambato, al
que se llega tras un camino de montaña de 10 kilómetros. Se realiza mediante
inscripción previa y protocolo, y en la excursión se puede disfrutar de cabalgatas y
almuerzos criollos. Allí también existen ruinas arqueológicas.
Aconquija del Pucará: Las ruinas se encuentran sobre un cerro que está ubicado al norte
de un arroyo y se distribuyen en tres grupos principales. Es un camino de montaña,
típicamente de piedra, que se disfruta haciéndose lento desde la base. Como no está
señalizado, únicamente con guías de la zona.

También podría gustarte