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Alessia siente miedo al intentar cosas nuevas como resbalarse en un resbaladilla o probar comida nueva. Sus padres le explican que esa sensación se llama "temor a lo nuevo" y le dan una varita mágica para que repita "¡Yo puedo lograrlo!" cuando se sienta así. Con la varita y sus palabras, Alessia logra superar sus miedos y disfrutar de actividades y alimentos nuevos. Más tarde, sus padres le explican que la varita no tenía poder real, sino que fue su propia valentía al repetir
Alessia siente miedo al intentar cosas nuevas como resbalarse en un resbaladilla o probar comida nueva. Sus padres le explican que esa sensación se llama "temor a lo nuevo" y le dan una varita mágica para que repita "¡Yo puedo lograrlo!" cuando se sienta así. Con la varita y sus palabras, Alessia logra superar sus miedos y disfrutar de actividades y alimentos nuevos. Más tarde, sus padres le explican que la varita no tenía poder real, sino que fue su propia valentía al repetir
Alessia siente miedo al intentar cosas nuevas como resbalarse en un resbaladilla o probar comida nueva. Sus padres le explican que esa sensación se llama "temor a lo nuevo" y le dan una varita mágica para que repita "¡Yo puedo lograrlo!" cuando se sienta así. Con la varita y sus palabras, Alessia logra superar sus miedos y disfrutar de actividades y alimentos nuevos. Más tarde, sus padres le explican que la varita no tenía poder real, sino que fue su propia valentía al repetir
Cierto día, Alessia juntos a su tortuga llamada Durazno se
encontraban viendo una gran resbaladilla, que aunque se
veía muy divertida a ella le producía unas cosquillitas en el estómago y no pudo subir.
Ese mismo día a la hora de comer, su papá le sirvió un
platillo nuevo que no había probado antes, y volvió a sentir esas cosquillitas en el estómago, hizo muecas de asco y se rehusó a probarlo sin saber si le podría gustar.
Por la noche, a la hora de acostarse y después de cepillarse
los dientes, tocó la hora del cuento. Su mamá sugirió uno nuevo y no el de siempre, Alessia volvió a sentir esa cosquillita en el estómago y no quiso ni ver de que trataba. A la mañana siguiente al despertar, su papá se sentó a un lado de su cama y le explicó que esa sensación que siente en su estómago al tratar de hacer algo diferente a lo de siempre se llama “Temor de intentar algo nuevo”. Después entró mamá y sacó de entre su ropa una varita mágica, le contó a Alessia que cada vez que sienta temor de intentar algo nuevo, sacara su varita mágica, la pusiera sobre su pancita y dijera “¡Yo puedo lograrlo!”. Ese mismo día sus papás la llevaron al parque y volvió a estar frente a esa gran resbaladilla, que aunque se veía muy divertida le causaba temor. Entonces recordó las palabras de sus papás, sacó su varita mágica que tenía en su mochila, la puso en su estómago y dijo “¡Yo puedo lograrlo!”. Tomo un gran respiro, subió las largas escaleras, se sentó en la cima y vio lo alto que estaba todo, voltio a ver a su papá y observo que le esperaba con los brazos abiertos al final de la resbaladilla. Se armó de valor y se lanzó con precaución. Fue la resbalada más divertida del mundo, y ya no podía parar de subirse. Después del parque, a la hora de la comida, la mamá de Alessia preparo “Lasaña”, una comida que jamás había probado, pero en lugar de hacer muecas y decir que no quería probarlo, sacó su varita, la puso en su estómago y repitió las palabras “¡Yo puedo lograrlo!”. Dio un primer bocado y al instante le encantó, se volvió una de sus comidas favoritas.
Esa noche a la hora de dormir, sus papás le contaron que la
varita mágica que le habían dado, en realidad no tenía ningún poder especial, que todo lo nuevo que había intentado hacer hoy fue por ella misma, que al decir las palabras “Yo puedo lograrlo” le dio valor para realizar cosas nuevas.
Alessia fue a su área de lectura y escogió ella sola un
cuento que no había leído antes, y ambos papás lo leyeron para ella. Y si, le encantó el cuento nuevo y quiso volver a leerlo al día siguiente. Desde ese día, Alessia intenta probar o hacer cosas nuevas siempre con precaución, y aunque algunas veces vuelve a sentir esas cosquillitas en su estómago, ella repite las palabras que le dijeron sus papás “Yo puedo lograrlo” y lo hace.