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124.

EL VALOR DE LA RECREACIÓN
LOS cristianos deberían ser los seres vivientes más alegres y felices. Pueden tener la conciencia de que Dios es
su padre y su amigo eterno.
Pero muchos cristianos profesos no representan correctamente la religión cristiana. Parecen melancólicos
como si viviesen bajo una nube. Hablan frecuentemente de los grandes sacrificios que han hecho para llegar a
ser cristianos. Exhortan a los que no han aceptado a Cristo, indicando, por su ejemplo y conversación, que
deben renunciar a todo lo que hace agradable y gozosa la vida. Arroja una sombra de tristeza sobre la bendita
esperanza cristiana. Dan la impresión de que los requerimientos de Dios son una carga hasta para el alma
dispuesta, y que debe sacrificarse todo lo que daría placer, o deleitaría el gusto.
No vacilamos en decir, que esta clase de cristianos profesos no conoce la religión genuina. Dios es amor. El
que mora en Dios, mora en el amor. Los que ciertamente se han familiarizado por un conocimiento
experimental, con el amor y la tierna compasión de nuestro Padre celestial, impartirán gozo y luz dondequiera
se encuentren. Su presencia y su influencia serán para sus relaciones como fragancia de flores delicadas,
porque están en comunión con Dios y el cielo, y la pureza y la exaltada amabilidad del cielo se transmiten a
través: de ellos a todos los que están al alcance de su influencia. Esto los constituye en luz del mundo, en sal
de la tierra. Son ciertamente sabor de vida para vida, pero no de muerte para muerte.

LA RECREACIÓN CRISTIANA
Es privilegio y deber de los cristianos tratar de refrescar sus espíritus y vigorizar sus cuerpos mediante la
recreación inocente, con el fin de usar sus facultades físicas y mentales para la gloria de Dios. Nuestras
recreaciones no deberían ser escenas de alegría insensata que caigan en lo absurdo. Podemos dirigirlas de
modo tal que beneficien y eleven a aquellos con quienes nos relacionamos y nos habiliten mejor, lo mismo
que a ellos, para cumplir con más éxito los deberes que nos corresponden como cristianos.
A la vista de Dios estamos sin excusa si participamos en diversiones que tienden a inhabilitarnos para el
desempeño fiel de los deberes ordinarios de la vida y disminuyen así nuestro gusto por la contemplación de
Dios y de las cosas celestiales. La religión de Cristo es de influencia animadora y elevadora. Está por encima de
todo lo que sea bromas y diarias vanas y frívolas. En todos nuestros momentos de recreación debiéramos
obtener de la Fuente Divina de fuerza, nuevo valor y poder para elevar con más éxito nuestras vidas hacia la
pureza, la verdadera bondad y la santidad.

EL AMOR A LO BELLO
El mismo gran Dios es amante de lo hermoso. Nos ha dado evidencia inconfundible de ello en la obra de sus
manos. Plantó para nuestros primeros padres un hermoso jardín en Edén. La tierra produjo toda clase de
árboles majestuosos, para utilidad y adorno. Fueron formadas las hermosas flores, de raro encanto, de todos
los tonos y matices, y perfumaron el aire. Los alegres pájaros cantores, de variado plumaje, entonaron sus
cánticos de alabanza al Creador. Era el propósito de Dios que el hombre hallase la felicidad atendiendo las
cosas que él había creado, y que satisficiese sus necesidades con los frutos de los árboles del jardín.
Dios, que hizo el hogar de nuestros primeros padres en Edén encantador en gran manera, ha dado también
para nuestra felicidad los nobles árboles, las hermosas flores y todo lo bello de la naturaleza. Nos ha dado
estas muestras de su amor para que tengamos un concepto acertado de su carácter.
Ha implantado en el corazón de sus hijos el amor a lo bello. Pero muchos han pervertido este amor. Los
beneficios y las bellezas que Dios nos ha otorgado han sido adorados, mientras el glorioso Dador ha sido
olvidado. Es ésta una necia ingratitud. Deberíamos reconocer el amor de Dios hacia nosotros en todas sus
obras creadas, y nuestros corazones deberían responder a estas evidencias de su amor, dándole sus mejores y
más sagrados afectos.
EL ARTISTA MAESTRO
Dios nos ha rodeado del hermoso escenario de la naturaleza para atraer e interesar la mente. Es su propósito
que asociemos las glorias de la naturaleza con su carácter. Si estudiamos fielmente el libro de la naturaleza
hallaremos que es una fuente fructífera para la contemplación del amor infinito y el poder de Dios.
Muchos enaltecen la habilidad artística que produce bellas pinturas en la tela. Muchos dedican al arte todas
las facultades del ser. Y cuánto dista, no obstante, del natural. El arte no logrará nunca la perfección que se ve
en la naturaleza. Muchos cristianos profesos pueden contemplar extasiados la pintura de una puesta de sol.
Rinden culto a la habilidad del artista, pero pasan por alto con indiferencia la verdadera y gloriosa puesta de
sol que tienen el privilegio de contemplar cada tarde sin nubes.
¿De dónde obtiene el artista su modelo? De la naturaleza. Pero el gran Artista Maestro ha pintado sobre la
tela cambiante del cielo las glorias del sol poniente. Ha pintado los cielos de oro, plata y carmín como si
estuviesen abiertos los portales de los altos cielos, para que veamos sus fulgores y nuestra imaginación
conciba la gloria que hay en su interior. Muchos apartan indiferentemente la mirada de esta pintura celestial.
No llegan a ver expresados en las excelentes bellezas de los cielos el infinito amor y poder de Dios, y en
cambio se extasían al contemplar y rendir culto a pinturas imperfectas, a imitaciones del Artista Maestro (
Review and Herald , julio 25, 1871).

INCAPACITADOS PARA RESISTIR LA TENTACIÓN


No supongáis que os podéis unir con los amantes de las diversiones, con los alegres amadores de placeres y al
mismo tiempo resistir la tentación (Signs of the Times , junio 20, 1900).

131. LA RECREACIÓN CRISTIANA


Mientras estamos procurando refrescar nuestro ánimo y vigorizar nuestro cuerpo, Dios requiere de nosotros
que empleemos todas nuestras facultades en todo momento con el mejor propósito. Podemos y debemos
dirigir nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen en mejores condiciones para desempeñar con éxito
los deberes que nos incumben, y que se acreciente el beneficio de nuestra influencia sobre aquellos con
quienes tratamos. Podemos volver de esas ocasiones a nuestros hogares con mejor ánimo, refrigerados
físicamente y preparados para reanudar nuestro trabajo con más esperanza y valor. . .
Estamos aquí para beneficiar a la humanidad y a la sociedad; pero si permitimos que nuestra mente vaya por
el cauce bajo por el cual muchos que buscan solamente la vanidad y la insensatez dejan correr las suyas,
¿cómo podremos beneficiar a nuestra especie y a nuestra generación? ¿Cómo podemos ser una bendición
para la sociedad que nos rodea?. . .

PRINCIPIOS EN CONTRASTE
Entre las compañías frecuentadas por los seguidores de Cristo para obtener recreación cristiana, y las
reuniones mundanas para obtener placer y diversión, existirá un notable contraste. En vez de la oración y
mención del nombre de Cristo y de las cosas sagradas, se oirá de los labios de los mundanos, la risa insensata y
la conversación trivial. Su propósito es divertirse 384 en forma. Sus diversiones comienzan con insensatez y
terminan con vanidad. Debemos conducirnos y dirigir nuestras reuniones de tal manera, que al volver a
nuestros hogares podamos tener una conciencia libre de ofensa hacia Dios y los hombres; una seguridad de
que no hemos herido ni perjudicado en nada a aquellos con quienes hemos estado asociados, ni hemos
ejercido una influencia perjudicial sobre ellos.
La mente natural se inclina hacia el placer y la complacencia propia. Es procedimiento de Satanás fabricarlos
en abundancia. El procura llenar la mente de los hombres con un deseo de diversión mundanal, a fin de que
no tengan tiempo de hacerse la pregunta: ¿Cómo está mi alma? El amor a los placeres es infeccioso.
Entregada a él, la mente vuela de un punto a otro, buscando siempre una diversión. La obediencia a la ley de
Dios contrarresta esa inclinación y constituye barreras contra la impiedad (Consejos para los maestros, págs.
256, 257).
Los jóvenes deben recordar que son responsables de todos los privilegios de que han disfrutado, del
aprovechamiento de su tiempo y del debido uso de sus capacidades. Pueden preguntar: "¿No tendremos
diversión o recreación?" "¿Trabajaremos y trabajaremos y trabajaremos, sin ninguna variación?"
No será peligrosa cualquier diversión a la cual podáis dedicaros y pedir con fe la bendición de Dios. Pero
cualquier diversión que os descalifique para la oración secreta, para la devoción ante el altar de la oración, o
para tomar parte en la reunión de oración, no sólo no es segura, sino peligrosa (Consejos para los maestros,
pág. 257).

138. PRINCIPIOS GUIADORES


EL CORAZÓN pertenece a Jesús. Él ha pagado precio infinito por el alma, e intercede ante el Padre como
nuestro Mediador, y ruega, no como un peticionante, sino como un conquistador que reclama lo que le
pertenece. Es capaz de salvar hasta lo sumo, pues intercede constantemente por nosotros. El corazón joven es
una ofrenda preciosa, el don más valioso que puede presentarse a Dios. Todo lo que sois y toda la habilidad
que poseéis proceden de Dios, como legado sagrado que debe devolverse como ofrenda santa y voluntaria.
No podéis dar a Dios nada que no os haya dado primero. Cuando se entrega el corazón a Dios, se le da, pues,
un don que él ha comprado y le pertenece.
Hay muchas cosas que exigen que la juventud dedique su tiempo, sus afectos y su fuerza. Satanás clama a los
jóvenes como su propiedad, y un vasto número, le entrega toda la capacidad y el talento que posee. El mundo
reclama el corazón, pero el corazón pertenece a Aquel que lo redimió, Si es entregado al mundo, se llenará de
cuidados, de pena y de esperanzas defraudadas; se tornará impuro y corrompido. La entrega de los afectos y
el servicio de vuestro corazón al mundo sería la peor clase de robo, pues tales cosas pertenecen a Dios. No
podéis dedicar con provecho vuestro corazón a la búsqueda de los placeres.
El enemigo de la justicia tiene preparada toda clase de placeres para los jóvenes de cualquier condición de
vida; y estos placeres no atraen solamente en las ciudades populosas sino en cualquier lugar habitado por
seres humanos. Satanás se complace en tener a los jóvenes como soldados en sus filas. El archienemigo sabe
bien qué material tiene que manejar, y ha desplegado su sabiduría infernal para idear para la juventud
costumbres y placeres que separen sus afectos de Jesucristo. . .

EL HIJO PRODIGO
La lección del hijo pródigo se ha dado para instrucción de la juventud. En su vida de placer y prácticas
pecaminosas, gasta su porción de la herencia, en costumbres disolutas. Lo abandonan los amigos en un país
extraño; viste harapos y está hambriento, anhelando hasta el alimento que desechan los cerdos. Su última
esperanza es regresar, penitente y humillado, a la casa de su padre, quien lo atrae nuevamente a su corazón, y
es bien recibido y perdonado. Muchos jóvenes están haciendo lo que él hizo, viviendo una vida indiferente,
dedicada al placer, al derroche, abandonando la fuente de agua viva, la fuente del verdadero placer, y cavando
para sí mismos cisternas rotas, que no pueden contener agua.

LA GENEROSA INVITACIÓN DE DIOS


Dios hace a cada joven la siguiente invitación: "Dame, hijo mío, tu corazón; "Dame, hijo mío, tu corazón; Prov.
23: 26 yo lo guardaré puro; satisfaré sus anhelos con verdadera felicidad". Dios se complace en hacer felices a
los jóvenes, y por eso quisiera que le entregasen el corazón a su cuidado para que sean mantenidas en
condición sana y vigorosa todas las facultades del ser dadas por él. Ellos poseen el don de vida dado por Dios.
El hace latir el corazón; él da fuerza a cada facultad. El gozo puro no degradará ninguno de los dones de Dios.
Pecamos contra nuestro cuerpo y contra Dios cuando buscamos, placeres que 407 separan nuestros afectos
de Dios. Los jóvenes han de tener en cuenta que han sido colocados en el mundo a prueba, para ver si tienen
caracteres que los hagan aptos para vivir con los ángeles. (Nota: Prov. 23: 26*)
Cuando vuestros compañeros os instan a ir por sendas de vicio e insensatez, y los que os rodean os tientan a
olvidar a Dios, a destruir las aptitudes que Dios os ha confiado, y a degradar todo lo que es noble en vuestra
naturaleza, resistidlos. Recordad que sois propiedad del Señor, comprados por precio: el sufrimiento y la
agonía del Hijo de Dios. . .
El Señor Jesús reclama vuestro servicio. El os ama. Si dudáis de su amor, mirad al Calvario. La luz que refleja la
cruz muestra la magnitud de ese amor que ninguna lengua puede expresar. "El que tiene mis mandamientos, y
los guarda, ése es el que me ama"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama".
Mediante el estudio aplicado hemos de familiarizarnos con los mandamientos de Dios, y luego mostrar que
somos sus hijos e hijas obedientes. (Nota: Juan 14: 21.*)

RODEADOS DE LAS MISERICORDIAS DE DIOS


Las misericordias de Dios os rodean en todo momento, y sería provechoso que consideraseis cómo y de dónde
vienen cada día vuestras bendiciones. Despierten las preciosas bendiciones de Dios la gratitud en vosotros. No
podéis contar las bendiciones de Dios, la constante bondad amorosa que os muestra, pues son tan numerosas
como las refrescantes gotas de la lluvia. Se ciernen sobre vosotros nubes de misericordia listas para
precipitarse sobre vosotros. Si queréis apreciar el valioso don de la salvación, seréis sensibles al refrigerio
diario, a la protección y el amor de Jesús; seréis guiados por el camino de la paz.
Contemplad las gloriosas cosas de Dios en la naturaleza, y elevad vuestro corazón en gratitud al Dador.
En el libro de la naturaleza hay material de estudio provechoso para la mente. No seáis desagradecidos ni
indiferentes. Abrid los ojos de vuestro entendimiento; ved la hermosa armonía de las leyes de Dios en la
naturaleza y atemorizaos y reverenciad a vuestro Creador, el Gobernante supremo del cielo y la tierra.
Contempladlo, con los ojos de la fe, inclinándose amoroso hacia vosotros, diciéndoos con compasión: "Hijo
mío, hija mía, dame tu corazón "Hijo mío, hija mía, dame tu corazón". Entregaos a Jesús, y luego podréis decir
con corazón agradecido: "Yo sé que mi Redentor vive "Yo sé que mi Redentor vive". Vuestra fe en Jesús dará
fuerza a cada propósito, y estabilidad al carácter. (Nota: Job 19: 25.*)
Toda vuestra felicidad, vuestra paz, vuestro gozo y vuestro éxito en esta vida, dependen de la genuina y
confiada fe en Dios. Esta fe inspirará verdadera obediencia a los mandamientos de Dios. Vuestro conocimiento
y fe en Dios son el más poderoso freno contra toda mala práctica, y el motivo de todo bien.
Creed en Jesús como Aquel que perdona vuestros pecados, que quiere que seáis felices en las mansiones que
ha ido a preparar para vosotros. El quiere que viváis en su presencia; que tengáis vida eterna y una corona de
gloria ( Youth's Instructor, enero 5, 1887).

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