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UNIDAD 1 - MÓDULO 1

Marshall Mcluhan – Comprender los medios

El medio es el mensaje significa que las consecuencias individuales y sociales de cualquier medio
(cualquiera de nuestras extensiones) resultan de la nueva escala que introducen en nuestros asuntos
cualquier extensión o tecnología nueva.

La reestructuración del trabajo asumió formas impuestas por la técnica de la fragmentación, esencia
de la tecnología de la máquina. La esencia de la tecnología de la automatización es lo contrario, es
integral y anticentralista.

El contenido de un medio es otro medio, se considera aquí las consecuencias mentales y sociales de
los diseños o esquemas en cuanto amplifiquen o aceleren los procesos existentes. El mensaje de
cualquier medio o tecnología es el cambio de escala, ritmo o patrones que introducen en los asuntos
humanos. El medio es el mensaje porque es el medio el que moldea y controla la escala y la forma
de las asociaciones y trabajos humanos. Los contenidos y usos de estos medios son variados e
incapaces de modelar las formas de asociación humana, a veces los contenidos de cualquier medio
nos impiden ver su carácter.

Hay un conocimiento de la acción de los medios independientemente de su contenido o


programación. El medio socialmente es el mensaje. El enfoque del estudio de los medios debe
considerar el contenido del medio y la matriz cultural en los que opera dicho medio, el
desconocimiento de los efectos sociales y psicológicos de los medios se ilustra con casi cualquier
afirmación convencional. Hay un estilo narcisista de quienes están hipnotizados por la amputación y
extensión de su propio ser en una nueva forma tecnológica. Cualquier tecnología se añade a lo que
ya éramos de antemano.

La paradoja de la mecanización es que a pesar de que esta sea la causa de los mayores crecimientos
y cambios, su principio excluye la posibilidad misma de crecimiento o de comprensión de los
cambios. La mecanización se logra con la fragmentación de un proceso cualquiera y la disposición en
serie de los fragmentos así obtenidos. La electricidad hizo que todo se vuelva instantáneo, con este
tipo de velocidad la causa de las cosas empezaron a asomarse en la conciencia, como habían dejado
de hacerlo cuando las cosas se disponían secuencialmente en la correspondiente concatenación.

El mensaje según parecía era el contenido, la palabra impresa homogeneizó la nación, saturación
cultural lograda en el siglo VXIII. Los principios de unidad, continuidad y linealidad habían recubierto
y anegado las complejidades de la antigua, y oral, sociedad feudal. La revolución fue hecha por
hombres de letras. El hecho de las tipografías y de la cultura de la imprenta creó continuidad y
uniformidad. Otras culturas se han aferrado a las dinámicas de la tradición del derecho común oral
(de ahí la discontinuidad e imprevisibilidad de algunas culturas). La gramática de la imprenta no
puede traducir el mensaje de la cultura e instituciones orales y no escritas.

Cualquier medio tiene la capacidad de imponer sus propios supuestos al incauto, la predicción y el
control consisten en evitar este estado narcisista subliminal. Hay una incapacidad de culturas orales

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e intuitivas para coincidir con patrones de experiencia, racionales y visuales. En occidente racional
significa uniforme, continuo y secuencial, se ha confundido la razón con el saber leer y el
racionalismo con una sola tecnología. Hay un conflicto entre los tipos de percepciones (orales y
escritas).

La velocidad eléctrica genera líneas de fuerzas que desde las tecnologías occidentales operan en
zonas muy remotas. Con los medios electrónicos se experimenta un diluvio, estamos desamparados
ante el nuevo mundo eléctrico. La velocidad eléctrica mezcla las culturas de la prehistoria con la hez
de la comercialización industrial, al analfabeto con el medio alfabetizado y el posalfabetizado. El
resultado es el desarraigo e inundación de nueva información y nuevos patrones de información.

En la medida que somos conscientes de los efectos de la tecnología en la formación y manifestación


psíquicas perdemos toda fe en nuestro derecho de asignar la culpa. Se presupone que unos hábitos
continuos y uniformes suponen una señal de inteligencia y dejan de lado al hombre oral y al hombre
táctil. La apuesta por la alfabetización como tecnología o uniformidad aplicada a todos los niveles de
las enseñanzas, gobierno, industria y vida social se ven seriamente amenazada por la tecnología
eléctrica, esta está dentro de nuestros muros y estamos embotados.

Nuestra respuesta convencional a todos los medios de que lo que cuenta es cómo se utilizan, es
sesgada. El contenido de un medio, el efecto solo se fortalece e intensifica porque se le da otro
medio que le sirva de contenido. Los efectos de las tecnologías no se producen al nivel de las
opiniones o de los conceptos, sino que modifican los índices sensoriales o pautas de percepción,
regularmente y son en contra resistencia. Hoy cuando queremos orientarnos en nuestra cultura y
necesitamos alejarnos de los prejuicios y presiones ejercidos por cualquier forma técnica de
expresión humana sólo tenemos que visitar una sociedad en la que dicha forma particular no se ha
dejado sentir, o un período histórico en el que todavía no se la conocía. La imprenta creó el
individualismo y el nacionalismo del siglo XVII. La aceptación dócil y subliminal del impacto de los
medios ha convertido en cárceles sin muros para sus usuarios humanos. Cualquier medio es un arma
poderosa para destruir a otros medios y otros grupos. El poder formativo de los medios son los
medios, los medios tecnológicos son materias primas o recursos naturales.

La automatización

La automatización no significa simplemente desaparición de empleos y reaparición de funciones


complejas, con la recuperación instantánea de la información, gracias a la electricidad, concluyen
siglos de presión especializada en la pedagogía y la ordenación del saber. La automatización es
información, acaba con el empleo en el mundo laboral, también con las asignaturas en el mundo del
saber aunque no acabe con éste. El futuro del trabajo consiste en aprender a vivir en el mundo de la
automatización. La tecnología eléctrica pone fin a viejas dicotomías entre cultura y tecnología, arte y
comercio y trabajo y ocio.

La edad de la información requiere del empleo simultáneo de todas nuestras facultades, nos damos
cuenta de que estamos más ociosos cuando nos implicamos con más intensidad. La diferencia entre
la edad mecánica y la nueva eléctrica se manifiesta en los distintos tipos de inventarios, materiales
en continuo proceso de transformación en lugares físicamente separados. La electricidad prima en el
proceso, tanto en la fabricación como en el saber, desvincula la fuente de energía del lugar del
proceso. Esto se lo denomina medios de comunicación de masas, la fuente del programa y el

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proceso de experimentarlo son independientes en el espacio aunque simultáneos en el tiempo. En la
industria este hecho básico es la causa de la revolución científica llamada automatización o
cibernética.

La electricidad es una condición variable que implica las posiciones espaciales de dos o más cuerpos.
Su velocidad es la velocidad de la causalidad total. La edad eléctrica es el establecimiento de una red
global que asume muchas características del sistema nervioso central, constituyen un campo
unificado de experiencia. Con la tecnología eléctrica las operaciones más variadas y de mayor
alcance de la industria y de la sociedad rápidamente asumen una posición unificada. Esta unidad de
los interprocesos, que el electromagnetismo ha infundido en las diversas y especializadas áreas y
órganos de acción, es opuesta a la organización de una sociedad mecanizada. Mediante la
fragmentación se logra la mecanización del proceso dado, empezando con la mecanización de la
escritura mediante el tipo móvil. La automatización guarda carácter mecánico, no es una extensión
de los principios mecánicos de fragmentación y separación de operaciones, es una invasión del
mundo eléctrico en virtud del carácter instantáneo de la electricidad, es una forma de pensar como
de hacer. La sincronización de numerosas operaciones ha acabado con el antiguo patrón mecánico
de disponerlas en secuencia lineal.

Los aspectos lineal y secuencial del análisis mecánico no son los únicos que han borrado la
aceleración eléctrica y la sincronización exacta de la información que constituye la automatización.
La cibernética trata todas las unidades y componentes del proceso industrial y comercial del mismo
modo, combina a las personas de las audiencias en nuevos interprocesos. La nueva clase de
interrelaciones, en la industria y el entretenimiento, es el resultado de la velocidad eléctrica
instantánea. La nueva tecnología eléctrica extiende el tratamiento instantáneo del conocimiento
mediante una interrelación que ya se produjo hace mucho tiempo en nuestro sistema nervioso
central. Esa velocidad constituye la unidad orgánica, la automatización introduce la verdadera
producción en masas, instantáneo abrazo inclusivo, parecido al carácter de los medios de
comunicación de masas, todo el mundo se ve implicado en ellos al mismo tiempo.

Con la automatización la industria de los bienes de consumo presenta el mismo carácter estructural
que la del entretenimiento, en cuanto a que ambas se acercan a la condición de información
instantánea. La automatización afecta la producción, todas las fases del consumo y comercialización,
el consumidor se convierte en productor.

La generación y transmisión de energía están completamente separadas del trabajo que consume
dicha energía. La energía eléctrica puede aplicarse indistinta y rápidamente a muchos tipos de
tareas. En los sistemas mecánicos la energía y el trabajo estaban en relación directa, la electricidad
brindó elasticidad a esta cuestión, permite realizar una gran variedad de tareas diversas, la luz es
energía no especializada idéntica a la información y el saber, guardan esta misma relación la
electricidad y la automatización, ambas pueden aplicarse de diversas maneras.

La energía y la producción tienden ahora a fusionarse con la información y el saber, la


comercialización y el consumo tiende a unirse en la educación, la iluminación y la entrada de
información. Todo esto en el marco de la implosión eléctrica, esta edad electrónica es una época de
iluminación, como la luz es energía e información, la automatización eléctrica entrelaza producción,
consumo y saber en un proceso inextricable.

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El proceso de automatización está haciendo del saber en sí el principal artículo de producción y
consumo. Este es el nuevo papel de las personas en la sociedad, en las antiguas ideas mecánicas de
empleos, o tareas fragmentadas, y de huecos especializados para los trabajadores van perdiendo
todo su contenido en condiciones de automatización.

A medida que aumentan los niveles de información, casi todos los tipos de materiales pueden
adaptarse a cualquier aplicación, principio clave para entender la automatización eléctrica. La
electricidad como la energía para la producción es independiente de la operación productiva,
interviene en la interacción total y orgánica la velocidad, el hecho de que la electricidad es
información pura que en la práctica, ilumina todo lo que toca. Cualquier proceso que se acerque a la
interrelación instantánea de un campo total tiende a elevarse al nivel de la conciencia activa, por eso
parece que los ordenadores piensan. Están altamente especializados y distan de tener el completo
proceso de interrelación en que consiste la conciencia. Pueden simular el proceso de la conciencia
como las redes eléctricas globales empiezan a simular la condición del sistema nervioso central. Pero
un ordenador consciente seguirá siendo una extensión de la conciencia.

La automatización adopta el servomecanismo y el ordenador, adopta a la electricidad como almacén


y acelerador de información, estas características de almacén o memoria y de acelerador son
esenciales en todo medio de comunicación. En el caso de la electricidad, lo que se almacena o
transporta es percepción e información.

Los cambios eléctricos asociados con la automatización no tienen nada que ver con las ideologías ni
los programas sociales. La extensión tecnológica del sistema nervioso central que llamamos medios
eléctricos se inició hace más de un siglo. En ningún período de su cultura ha comprendido el hombre
los mecanismos psíquicos implicados en la invención y la tecnología. Hoy la velocidad instantánea de
la información eléctrica posibilita el fácil reconocimiento de los patrones y contornos formales de los
cambios y desarrollos.

La velocidad eléctrica es sinónimo de luz y comprensión de las causas, con la aplicación de la


electricidad en situaciones previamente mecanizadas se descubren conexiones y patrones causales
que no podían observarse con los ritmos más lentos del cambio mecánico. El desarrollo de la
alfabetización y la imprenta, en la experiencia y la organización social, produjeron un grado elevado
de uniformidad y homogeneidad sociales indispensables para la industria mecánica. La mecanización
depende de la fragmentación de los procesos en pedacitos homogeneizados aunque inconexos. La
electricidad vuelve a unificar estos fragmentos, su velocidad de operación requiere un elevado grado
de interdependencia entre todas las fases de cualquier operación dada. La aceleración e
interdependencia son las que han acabado con la cadena de montaje en la industria.

Esta misma necesidad de interrelación orgánica, producida por la velocidad eléctrica de


sincronización, nos pide que establezcamos industria por industria y país por país, la misma
interrelación orgánica efectuada en primer lugar en la unidad automatizada por separado. La
velocidad eléctrica necesita una estructuración orgánica de la economía global casi tanto como la
anterior mecanización mediante la imprenta y la carretera requería la aceptación de unidad
nacional.

Con las velocidades eléctricas rigiendo la vida social e industrial, la explosión en el sentido del
desarrollo relámpago se convirtió en la norma. La interdependencia orgánica significa que un

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trastorno en cualquier parte del organismo resulta fatal para el conjunto. Todas las industrias han
tenido que replantearse función por función, su lugar en la economía. La automatización obliga a la
industria y a los urbanistas a relacionarse de algún modo con la realidad social, también a los
gobiernos e incluso a la educación.

Han desaparecido las incómodas formas mecánicas de organización, la ciudadanía uniformemente


preparada y homogeneizada que requiere para su formación, necesaria en una sociedad
mecanizada, se está convirtiendo en una carga problemática para una sociedad automatizada, la
electricidad y la automatización requieren enfoques en profundidad en todos los campos y en todo
momento. De ahí el rechazo por los bienes estandarizados, es un cambio impuesto por la tecnología
eléctrica.

Los importantes cambios que la energía eléctrica (automatización) hizo posibles en diferentes
industrias y esferas que estas operaciones han invadido, áreas de gestión y administración
empresarial, son gracias al ordenador. La sociedad es vista como una máquina integrada de crear
riquezas. La peculiar y abstracta manipulación de la información como herramienta de creación de
riqueza ha dejado de ser monopolio de una sola esfera. Con la electricidad como fuerza energética y
de sincronización, todos los aspectos de la producción, consumo y de la organización se vuelven
incidentales a las comunicaciones. La idea misma de comunicación como interacción es inherente a
lo eléctrico que combina en su inclusiva diversidad la energía como la información.

En los patrones de la automatización dejan ver que el perfeccionamiento de una máquina individual
para hacerla automática implica retroalimentación, introducir un bucle o circuito de información
donde antes había un flujo unidireccional o secuencia mecánica. La retroalimentación es el fin de la
linealidad (propia del mundo occidental con el alfabeto y las formas continuas del espacio
euclidiano). Retroalimentación o diálogo de la máquina con su entorno supone entrelazar aún más
las máquinas individuales en una galaxia que abarca toda la planta, el otro paso es entrelazar más las
plantas y fábricas individuales en la matriz industrial completa de los bienes y servicios de una
cultura dada. Alcanza la esfera política, ya que opera en un complejo industrial,como un sistema
orgánico afecta al empleo, la seguridad, la educación y a las políticas y requiere una comprensión
completa de los futuros estructurales. En las organizaciones eléctricas e instantáneas no hay lugar
para planteos torpes ni factores subliminales.

En cuanto a la industria y la planificación, la aceleración eléctrica requiere conocimiento completo


de los efectos últimos, las aceleraciones mecánicas por muy radicales que sean en su organización
de la vida personal y social podían producirse de forma secuencial. La adquisición de nuevos
conocimientos y aptitudes básicas es una de las necesidades más comunes y uno de los hechos más
molestos de la tecnología eléctrica. La electricidad ha ido pidiendo conocimientos cada vez más
extensos e interacciones más rápidas.

Un resultado de la aceleración eléctrica en la industria es la creación de una intensa sensibilidad para


los procesos e interrelaciones del conjunto, demanda tipos de organización y talentos siempre
nuevos. La red eléctrica de fábricas y procesos parece frágil y apretada, no es mecánica, empieza a
desarrollar la sensibilidad y flexibilidad del organismo humano. La industria automatizada adquiere
la versatilidad necesaria para múltiples usos.

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La automatización o lógica eléctrica es que la especialización no se limita a una sola especialidad, la
máquina automática funciona de un modo especializado, no se limita a una sola línea, la unidad
automática incorpora un poder de adaptación que no existe en la fase mecánica y preeléctrica de la
tecnología, a medida que algo se vuelve más complejo se vuelve menos especializado. Las antiguas
operaciones mecánicas estaban diseñadas para ser más eficientes a medida que se hacían más
grandes y especializadas, las unidades eléctricas y automatizadas son diferentes.

La automatización eléctrica es retorno a la flexibilidad artesanal de propósitos múltiples que tiene las
manos. Ahora la programación puede incluir un sinfín de cambios de programas. Es la
retroalimentación eléctrica (o patrón de diálogo) de la máquina automática o programada por
ordenador lo que la distingue del anterior principio mecánico de movimiento unidireccional. El
ordenador ofrece un modelo que tiene características comunes a todas las automatizaciones, las
operaciones tiende a ser independientemente, incluso interdependientemente, automáticas. El
sincronizado concierto de operaciones está bajo el control de guías e instrumentos que pueden
modificarse desde el panel de control de mando electrónico.

Lógica de la automatización industrial, lo que hacíamos mecánicamente con arduo trabajo y


coordinación, ahora se hace eléctricamente. De ahí el espectro del desempleo y el empobrecimiento
de la edad eléctrica, la riqueza y el trabajo se convierten en factores de información y se requiere
estructuras nuevas para llevar un negocio o relacionarlo con las necesidades de la sociedad o de los
mercados. Con la tecnología eléctrica, los nuevos tipos de interdependencia e interprocesos
instantáneos que se hace cargo de la producción también penetran el mercado y la organización
social, por esto han dejado de ser adecuado los mercados y la educación diseñados con vistas a los
productos del trabajo servil y agotador y de la producción mecánica.

La educación ha adquirido un carácter fragmentario y gradual del mecanismo, la automatización


hace necesaria la educación en humanidades, la edad eléctrica de servomecanismos libera al ser
humano de la servidumbre mecánica y especialista de la anterior edad mecánica. La automatización
amenaza en cuanto a una liberación que nos obliga a hacer uso de todos nuestros recursos internos
de empleo autónomo y de participación imaginativa en la sociedad. La gente se ha dado cuenta
hasta qué punto habían dependido de las rutinas fragmentarias y repetitivas de la era mecánica.

Con la electricidad y la automatización la tecnología de procesos fragmentados se difundió con el


diálogo humano y la necesidad de considerar la unidad humana. El hombre recolecta conocimientos,
mejor informado, libre de la especialización fragmentaria, implicado en el proceso social total. Con la
electricidad extendemos globalmente nuestro sistema nervioso central y lo relacionamos con toda la
experiencia humana. Las necesidades sociales pueden abordarse por ordenadores. Industria,
sociedad, política, educación, se han convertido en unidades de medida. Los instrumentos eléctricos
de almacenamiento y transferencia de información permiten manejos fáciles de grandes unidades.
La interdependencia es el punto de partida, las opciones de diseño, énfasis y objetivo dentro del
campo total de interprocesos electromagnéticos es mayor de lo que habría sido posible con la
mecanización. La energía eléctrica crea patrones de descentralización y de diversidad en el trabajo
(ella es independiente del lugar u operación productiva). Los patrones sociales y educativos latentes
en la automatización son los de la autonomía laboral y artística. El pánico de la uniformización como
amenaza de uniformidad a escala global es la proyección en el porvenir de la estandarización y
especialización mecánicas, que ahora pertenecen al pasado.

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Friedrich Kittler-Historia de los medios de comunicación
Historia científica de los medios para mostrar el avance triunfal de las tecnologías de la
información. La historia de éstas está menos documentada o menos accesible que sus
contenidos. También está el problema metodológico que plantea que si el término
comunicación puede usarse con propiedad en épocas y lugares que manifiestamente
estaban caracterizados por otras terminologías. Locke proponía que la comunicación era
traducir en palabras las ideas percibidas y consecuentemente vincular individuos aislados
mediante lazos de lenguaje. Esta filosofía omite de qué manera se supone que la gente ha
llegado a sus ideas y concepciones sin el lenguaje.

Los sistemas de información se aprovechan para el almacenamiento, procesamiento y


transmisión de mensajes. También se utilizan para controlar el tráfico de personas y bienes,
comprenden todo tipo de medios. Existe una buena razón para analizar los sistemas de
comunicación como sistemas de información. La comunicación también depende de
señales de control.

1)Los mensajes son órdenes a las cuales se espera que las personas respondan, 2) como
enseña la teoría de los sistemas, las personas no son el objetos sino direcciones que hacen
posible la evaluación de nuevas comunicaciones, 3) como la etnología ha enseñado, los
bienes representan datos en un orden de intercambio entre dichas personas.

Si los datos hacen posible la operación de almacenamiento, las direcciones, la transmisión y


las órdenes, el procesamiento de datos, cada sistema de comunicación (alianza de estas 3
operaciones) es un sistema de información. Que un sistema de tales características se
convierta en una tecnología de comunicación depende de que estas operaciones se
implementen en la realidad física.

Shannon propuso un modelo formal de información de 5 etapas: 1) hay una fuente de


información que selecciona un mensaje por unidad de tiempo a partir de una cantidad
enumerable-discreta o innumerable-continua de mensajes posibles, 2) esta fuente
suministra uno o más transmisores que procesan el mensaje por medio de un código
apropiado para convertirlo en una señal técnica, 3)estos transmisores alimentan un canal
que protege la transmisión de la señal en el espacio y/o tiempo del ruido físico y/o de la
interferencia hostil, 4) estos canales conducen a uno o más receptores que reconstruyen el
mensaje de la señal al sujetarlo a un algoritmo decodificador inverso al del transmisor, de tal
manera que 5) el mensaje retraducido llega a la dirección de un desagüe de información.

Con la premisa de Luhmann de que las tecnologías de la comunicación proveen una


excelente demarcación de las épocas que magnetiza todo lo demás, es justo concluir que la
transición histórica de la oralidad a la palabra escrita equivale a una escisión de la
interacción y la comunicación, y transición desde la escritura a los medios técnicos, proceso
de evolución. Así la historia de los medios de comunicación se divide en dos: historia de la
palabra escrita y medios técnicos.

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La palabra escrita

La historia de las culturas alfabetizadas se determina por dos variables, la primera como
una referencia, en la medida en que el contenido de un medio siempre es otro medio y el de
la escritura es el discurso, ésta puede ser clasificada de acuerdo a si procesa los lenguajes
cotidianos en signos pictográficos, silábicos o fonémicos. La escritura, como medio, reúne
almacenamiento y transmisión, variables físicas relacionadas a los implementos para
escribir y las superficies de escritura deciden el marco espacial y temporal de la
comunicación. Estas variables dictan tiempo necesario para transmitir y recibir. Estas
primera serie de variables controla las diferencias entre habla y escritura.

La segunda serie de variables son los implementos y las superficies de escritura lo que
determina el aumento de poder que siempre resulta de la introducción de la letra escrita.
Las primeras manifestaciones de la escritura son inscripciones sin una superficie de
escritura en el sentido que hoy aceptamos. Como señales en ausencia de la fuente de
información, las inscripciones abrieron en principio, según Assmann, la posibilidad de la
literatura.

Las ciudades y la alta cultura florecieron, se necesitaba de la escritura para procesar la


transmisión y el almacenamiento de datos, establecieron un área unificada que se reflejó en
los textos mismos con una espacialización del habla. Desde sus comienzos la escritura ha
producido listas sin contexto que no contienen huellas de las redes de comunicación oral y
escrita. La llegada del códice (en pergamino), escritura transportable, direccionable e
interpretable de los antiguos derrotó la inmovilidad de las estatuas y los templos de los
dioses. En el siglo XII, el papel, importado de China a través de Bagdag, llegó a Europa,
esta superficie de escritura fue fundamental para el surgimiento de las universidades que
rompió con el monopolio de almacenamiento de los monasterios.

Impresión

La invención de la imprenta de tipos móviles de Gutengberg cubrió la demanda despertada


por el papel. Como primera línea de montaje de la historia de la tecnología, ésta potenció la
capacidad de procesamiento de datos de los libros (acceso a estos mediante índices
unificados y alfabéticos). Números de páginas, títulos y catálogos de bibliotecas, el alfabeto
puso a la ciencia, en tanto sistema de comunicación, como base de referencia, las
ilustraciones constituyeron la base de la ingeniería.

Los nuevos medios no convierten en obsoletos a los anteriores sino que les asignan otro
lugar en el sistema. La mediatización de la palabra impresa se fundaba en una lectura ligera
rutinaria que ya no era un privilegio de élite, allanó el camino para la democracia por medio
de la escolarización compulsiva y la alfabetización general. La literatura y la ciencia tuvieron
que poner al día sus técnicas de transmisión y recepción. La mediatización de la escritura
llegó a ser su revolución industrial, la máquina de escribir y la linotipia nivelaron la diferencia
entre escritura e imprenta, abriendo así las puertas de la literatura moderna.

Medios técnicos

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Estos no utilizan un código del lenguaje de todos los días, hacen uso de procesos físicos
más veloces que la percepción humana y que sólo pueden formularse en el código de la
matemática moderna (lenguaje binario).

Siempre debe haber habido medios técnicos, cualquier envío de señales utilizando medios
acústicos o visuales es en sí mismo técnico. Velocidades de la información que excedían el
máximo potencial de la escritura se consiguieron por primera vez como resultado de la
necesidad de flujo de mandos en los ejércitos resultantes de la conscripción masiva y las
guerras que se peleaban con armas estandarizadas.

La telegrafía separó el público literario y el secreto militar en el mismo momento histórico, la


esfera de lo público fue transferida de las élites a poblaciones enteras. Una nueva élite de
instituciones descubría el nuevo medio secreto de la electricidad. El código Morse puso en
práctica una economía de signos. El telégrafo eléctrico, optimizado a partir de las
frecuencias de letras y cobrado por cantidad de palabras, fue el primer paso en el camino
hacia la tecnología de la información. Desde el punto de vista de la organización y la
tecnología, la telegrafía tuvo repercusiones a nivel mundial, la información se desacopló, se
posibilitó una red de ferrocarriles sistemática, la cual hizo posible el acelerado tráfico de
bienes y personas. El correo fue obligado a convertirse en tecnología de información pura.

La separación del terreno cuyas distancias no están en contraste con todos los sistemas
postales premodernos, ya no se calculaban porque solo cuenta la velocidad absoluta, la
cual trajo la internacionalización. Las repercusiones de la telegrafía como tiempo de
información convertido en discreto fueron invenciones significativas que paradójicamente
también procesaban con precisión las fuentes continuas de señales.

Ha surgido una brecha de conocimiento entre los efectos inconscientes de los medios y los
impulsos innovadores que son perjudiciales para el desarrollo general de la alfabetización y
descarta absolutamente la comunicación acerca de la comunicación. La información ha
estado abierta a todo tipo de amplificación y manipulación.

Bajo la apariencia de segunda oralidad, puenteando la palabra escrita, la radio tuvo el


efecto de estandarizar los lenguajes no escritos, por medio de la transmisión de onda corta
de alcance mundial, lo que permitió transformar a asociaciones tribales colonizadas en
naciones independientes. El teléfono hizo posibles las relaciones no jerárquicas, en las
ciudades y finalmente en la aldea global. Las longitudes de onda de acceso público siguen
siendo sólo una pequeña parte de un espectro de frecuencias que va desde la radiodifusión
en onda larga hasta las ondas de radar del orden del decímetro, sobre el cual los gobiernos
y los militares ejercen funciones de control.

La electrificación del ingreso de datos sensoriales por medio de transductores y sensores


permitió a la industria del entretenimiento acoplar los datos de almacenamiento analógicos,
primero entre sí y luego con los medios de transmisión. El contenido de los medios de
entretenimiento siempre es otro medio que ayudan a promover. Todos los acoplamientos de
tecnologías que ya están individualmente estandarizadas tienen una deficiencia: no existe
un estándar general que regule su control y su traducción recíproca.

La tecnología digital reemplaza las funciones continuas en las que los medios analógicos
transforman los datos ingresados por muestreos discretos a intervalos de tiempo tan

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equidistantes como sea posible. Esta medición seguida del análisis en el sistema de
numeración binario, es el requisito previo para un estándar general de los medios. En 1936
la máquina discreta universal de Turing enunció el principio de toda la tecnología digital.
Esta máquina en su universalidad, llevó a su conclusión todos los desarrollos para el
almacenamiento, indexación y el procesamiento tanto de datos alfabéticos como numéricos.
En 1945 Von Neumann diseñó la arquitectura de computadoras secuenciales, con 3
elementos del sistema: 1) una unidad central de procesamiento para procesar mediante una
orden-control los datos alfanuméricos, por medio de reglas matemáticas o lógicas, 2) una
memoria de lectura-escritura para los datos variables y una memoria de solo lectura para
las órdenes programadas, y 3) un sistema de bus para la transmisión secuencial de todos
esos datos y órdenes, biunívocamente indicados a través de direcciones binarias por medio
de páginas y columnas.

Con estas tres partes las máquinas de Von Neumann articulaban la estructura fundamental
de la tecnología de la información como una interrelación fundamental de elementos de
hardware, todas las órdenes, datos y direcciones se representan internamente por medio de
números binarios. La ruptura con el alfabeto también permite que las operaciones sean
aplicadas a operaciones y que las ramificaciones sean automatizadas. Las computadoras
comprenden a todos los otros medios y pueden subordinar los datos de estos a los
procedimientos matemáticos de procesamiento de señales.

El volumen del flujo de datos y el tiempo de acceso dependen solamente de parámetros


físicos. No falta mucho para que el procesamiento de señales alcance los límites de
viabilidad física. Este límite absoluto es donde la historia de las tecnologías de
comunicación llegará literalmente a su fin. Desde este punto de vista teórico queda la
pregunta sobre qué lógica habrá obedecido esta conclusión. La respuesta clásica a esto era
un sujeto genérico, la humanidad, que habría exteriorizado en prótesis técnicas, primero, su
interfaz motriz y sensorial y, finalmente, su inteligencia. Sin la referencia al individuo o a la
humanidad, las tecnologías de comunicación se habrán superado entre sí hasta que
finalmente una IA proceda a interceptar posibles inteligencias en el espacio.

Materialidad los fundamentos de los medios y la cultura -.Parikka

Un materialismo de los medios alternativos

El enfoque materialista de los medios hace referencia a la necesidad de analizar las


tecnologías mediales como algo irreductible a lo que pensamos de ella, o incluso cómo las
usamos. Este enfoque ha abordado la tecnología como un agente activo en el sentido
ontológico y epistemológico. Los medios estructuran cómo son las cosas en el mundo y
cómo las conocemos. El análisis de los medios es un buen modo de dar especificidad
material a nuestras descripciones de conceptos abstractos, entre los cuales la materialidad
es un concepto demasiado simplificado.
En la teoría de los medios, el materialismo está ligado a lo que se conoce como teoría
alemana de los medios. Kittler hace provocaciones respecto a la cultura informática, el
hardware y las condiciones tecnológicas que enmarcan nuestra vida contemporánea. Esto
implicaba una perspectiva no humana: el ser humano es un supuesto ser humano, formado
como una consecuencia de tecnologías mediales. Retomaba y renovaba la historia de la

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cultura en los términos arqueológicos y de archivo. Estaba convencido de que
necesitábamos asegurarnos de que la comprensión foucaultiana de lo que gobierna nuestra
vida contemporánea, su archivo, ha de buscarse en las redes tecnológicas de las máquinas
e instituciones, educación y perforación, en el complejo de la ciencia y la ingeniería que
ejerce formas de poder que la teoría tradicional de las humanidades es incapaz de
comprender o asir si continúa hablando de significados hermenéuticos o insiste en operar
con los conceptos sociológico tradicionales.
Quienes siguieron la línea de Kittler se convirtieron en símbolo del materialismo medial:
para estudiar los medios, necesitamos tener una comprensión acabada de las realidades
científicas y la ingeniería que rigen los altamente estructurados mundos computacionales en
que vivimos . Los medios técnicos no empezaron con lo digital. Los más antiguos tienen un
rol importante en la historia y genealogías, las capas arqueológicas condicionan nuestro
presente.
Para Kittler, el estudio de los medios nunca se redujo al juego de interpretaciones,
connotaciones semióticas o modos de representación, que son solo efectos secundarios,
fenómenos de segundo orden. Los medios operan al nivel de los circuitos, el hardware, y
esto lo reconocieron las humanidades, ingenieros, inteligencia militar y el servicio secreto.
Se ignoraba trabajos, comprometidos en términos políticos, que intentaban entender porqué
los medios nos gobiernan a los humanos también a un nivel semiótico, de dónde surgen
nuestras nociones de materialidad y cuáles son sus fundamentos.
Esto es avanzar hacia una geología de los medios: tipo de materialidad espacio-temporal de
la cultura medial diferente de aquella que se enfoca solo en las máquinas, o incluso en las
redes de tecnologías entendidas como agenciamientos no humanos. Durham Peters dice
que el eje del tiempo y el espacio no se restringe a las ideas tradicionales sobre los medios
como dispositivos, sino que puede remitir a la cosmología y a la geología.
Aquí se hace una referencia a contextos ecológicos en el marco de los cuales deberíamos
argumentar acerca de la cultura tecnológica de los medios, un aspecto particular de esta
relación entre los medios y el ambiente geofísico. Douglas Khan ha demostrado que la
agenda de intereses de Kittler podría haber sido más radical, yendo de los circuítos a
aquello que hace posible el hardware: los contextos ambientales, los problemas del
consumo de energía y la basura electrónica como factores que circundan nuestras
preocupaciones contemporáneas sobre qué significan transmisión, cálculo y
almacenamiento en un contexto material.

El fundamento conceptual que guía este trabajo es la geología, su historia y su constitución,


los múltiples mecanismos, capas, estratos e interconexiones que caracterizan al sistema
tierra. La geología está conectada también con el cambio global, así como con la economía
política de la producción industrial y posindustrial. Se conecta con los mundos de la vida
geofísicos que sostienen la vida orgánica como con los mundos tecnológicos de la
transmisión, el cálculo y el almacenamiento. La geología deviene modo de investigar la
materialidad del mundo de los medios tecnológicos, trayectoria conceptual que apunta a
intervenir de manera creativa en la historia cultural de lo contemporáneo.

La geología, y disciplinas y campos relacionados del conocimiento, constituyen el marco del


mundo moderno y dan una posible estructura científica. Estas disciplinas están implicadas
en el surgimiento de la cultura científica y tecnológica que alimenta nuestras prácticas
culturales-mediales. Detectar torsiones del materialismo medial por fuera de las definiciones
habituales de los medios implica: pensar qué componentes y materiales hacen posibles

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estas tecnologías, importancia del cobre o fibra óptica para formas de comunicación, las
esenciales duraciones minerales para que lo digital sea el factor crucial que se inmiscuye en
nuestros intereses académicos, sociales y económicos. Litio material premedial de los
medios esencial para la existencia de la cultura tecnológica, atraviesa a todas las
tecnologías. Metales del grupo del platino, para discos duros de computadora, pantallas de
vidrio líquido y circuitos electrónicos en miniatura y pilas de combustible a base de
hidrógeno. Todos estos materiales críticos son cruciales respecto a una variedad de
tecnologías civiles y militares, incluyendo medios. Se hace un rastreo de estos elementos ,
ampliando las nociones tradicionales del materialismo de los medios a una agenda de
intereses ambientales y ecológicos.

Smithson habló de geología abstracta. La referencia resulta atractiva con una inclinación
deleuziana, dado que resuenan en ella el concepto de máquinas abstractas. El autor estaba
dispuesto a trasladar su noción a una conceptualización de la tecnología que es anti-
mcluhaniana: en lugar de concebirla como una extensión del ser humano, la tecnología es
entendida como un agregado “hecho de los materiales brutos de la tierra”. Esta formulación
inaugura un linaje imaginario y alternativo para la teoría de los medios, que incluye a los
materiales, los metales, la basura y la química. Estos articulan, la cultura técnica y mal
paga, de la digitalidad. Proporcionan un materialismo alternativo para la época geofísica de
los medios.
Rastrear la importancia de lo inorgánico en la construcción de los medios antes que estos
se conviertan en tal cosa: sus tiempos y lugares verdaderamente profundos en las minas y
los minerales ricos en elementos de tierras raras.
Los estudios geológicos contribuyen a la agricultura y a la minería, siendo parte esencial de
la geopolítica a nivel global. Hay que rastrear las genealogías específicas de la geología, la
política y la tecnología a través de instituciones específicas.
Lo anteriormente dicho es un recorrido por la cultura de los medios (digitales y analógicos),
que parte de lo geofísico. Investiga, emplea y moviliza términos que refieren a la esfera
geofísica, de la cultura medial, combinación de especulación conceptual y fundamentación
en términos temáticos e histórico-mediales. La lente de las prácticas del arte medial y el
discurso teórico nos brinda un prisma para observar los años recientes del cambio climático,
el antropoceno y el trabajo geofísico: las ideas acerca del tiempo profundo de los medios, la
psicogeofísica, la basura electrónica, el antropoceno, la química y lo terrestre como una
historia de los medios que opera de formas no lineales. La idea de la historia (del arte)
medial como compuestos de estratos no lineales lleva al extremo la agenda arqueológico-
medial de la historia de los medios. La historia humana está infundida en el tiempo
geológico.

Temporalidad y naturalezas mediales


La arqueología de los medios se ha convertido en una vía para multiplicar y trastocar las
metodologías tradicionales en historia de los medios, a fin de incorporar nuevas formas de
dar cuenta de la historia de las rarezas, las condiciones de la cultura medial. Mapea el
imaginario de cómo las fantasías de los medios se convierten en parte de proyectos
tecnológicos reales, y de cómo su estética contribuye a las nuevas formas del diseño
político de la cultura. Los escritos arqueológicos de los medios ofrecen una caja de
herramientas que amplía el horizonte de lo que pensamos como tecnologías mediales. La
teoría de los medios también conecta con nociones de temporalidad, las diferentes
aproximaciones tratan sobre los objetos materiales, cómo pensamos la temporalidad

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(cultura de los medios): el tiempo de los medios que es recurrente y se basa en lugares
comunes, la idea de los tiempo profundos, el foco en las microtemporalidades que definen
la cultura técnica de los medios en el nivel de las máquinas y los procesos tecnológicos, la
metodología recursiva del tiempo y formas que plantean nuevas preguntas e inauguran un
nuevo sentido para el tiempo histórico de los medios. Son arqueología de los medios como
filosofías mediales del tiempo aplicadas, ofrecen pensamiento alternativo acerca de la
materialidad.
La arqueología y arqueografía de los medios de Ernst, pone la atención en las micro
temporalidades y en los aspectos temporales-críticos de los medios, los computacionales.
El autor hace foco en el agenciamiento de la máquina, en cuanto régimen temporal que
obliga a una reconsideración de las macronarrativas históricas de los medios, opera de
formas alternativas. La metodología de la historia de los medios basada en la escritura tiene
que acceder al tiempo propio específico de la máquina: cultura tecnológica y su
instanciación específica en las máquinas ocurre en el tiempo, fabrican tiempo. Las
temporalidades en que las máquinas mismas están insertas y que ellas imponen sobre el
mundo social humano escriben narraciones, calculan. Ernst dice que la diferencia entre este
tipo de arqueología de los medios y la historia de los medios es “una cultura informática,
arqueología de los medios, no opera con la memoria narrativa, sino con la del cálculo,
contabilizando antes que contando, la modalidad arqueológica frente a la modalidad
histórica.
Zielinski ofrece un modo de operar y pensar como geólogos de la cultura del arte medial,
una forma de evitar el discurso psicopatológico a corto plazo del capitalismo mediático, a fin
de entender que las interacciones entre medios, artes y ciencia hunden sus raíces en un
pasado remoto. Va tras el rastro de las formas de modulación del mirar y oír antes de que
pensemos. El autor descubre la historia estratificada que nos permite un modo de acceso al
pasado que lo vuelve repentinamente vivo ante nosotros. El tiempo profundo en este autor
es una metodología que evita las narraciones de orígenes definidos y se interesa por las
peculiares variaciones al interior de la historia de los medios. Según De Landa, deberíamos
pensar en miles de años de historia no lineal, y expandir esta a una geología de la historia
del arte medial, historia que remite a los miles de millones de años de historia, que en las
últimas décadas son el foco de una intensa indagación epistemológica y de una explotación
práctica como recurso: cosas que desenterramos del (sub)suelo, el aprovechamiento de la
atmósfera y el cielo para transmisión de señales, del espacio exterior para satélites. Desde
el surgimiento de la industrialización desde el siglo XIX, nuestras artes tecnológicas
contemporáneas se involucran directamente en su práctica con el mundo material de la
geofísica.
El mundo geofísico de los medios se pone de manifiesto en las artes contemporáneas.
Kittler asegura que con las tecnologías de manipulación del eje temporal, lentitud de larga
duración de la geofísica, operando en frecuencias inaudibles e invisibles para la percepción
humana, se vuelve parte de nuestra experiencia estética. Una estética que emana de las
vibraciones de la naturaleza es un tema de reflexiones de inspiración deleuzianas, forma de
explorar lo geofísico como un presupuesto de los que llamamos medios.
Fortey dice que debemos subrayar la interacción de lo biológico y lo físico, determinantes en
la configuración del planeta. Tomar conciencia qué atañe a la realidad cultural y a las
prácticas y técnicas culturales de los medios. Estos son los inquilinos de la tierra,
contribuyen en el modo en que el planeta está siendo visto, utilizado y modificado. Debemos
ser conscientes de cómo conceptos cuidadosamente introducidos son capaces de captar la
variedad de prácticas que operan transversalmente sobre las disciplinas tradicionales y

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conectan cuestiones de naturaleza y cultura. El efecto que produce el planeta tierra
demuestra el modo en que los medios visuales contribuyen a dar forma a los conceptos
científicos. La visión a escala planetaria (de un organismo holístico como de un objeto de
tecnologías científico-militares de transporte y visualización) fue parte de las razones por las
que Lovelock y Margulis, realizaron su aporte a las discusiones más generales sobre los
mecanismos de retroalimentación. También fue el desplazamiento de la teoría de la tierra
de Hutton a los medios de la tierra, que funcionan a través de tecnologías y medios,
técnicas de visualización, a partir de nuevas perspectivas. Surge también la política
planetaria de las naciones estado y las corporaciones, carrera geopolítica por los recursos.
La visión mediada vuelta hacia la tierra misma fue decisiva en la conformación de un
espectro completamente nuevo de agendas científicas y sociales. Las imágenes de la tierra
desde la luna, en los 60, una mirada tecnológica hacia el espacio profundo, sus objetos
interplanetarios, sirvió para cartografiar tales entidades como parte de un interés nacional y
corporativo. La visión en perspectiva del globo terráqueo ha dado lugar a la aparición de
mapas corporativos, sistemas de vigilancia militar. La apropiación del concepto de Gaia
como una forma de entender las múltiples capas en las que lo biológico y lo geofísico se
entremezclan. Clarke dice que “a partir de la evolución de los sistemas vivientes
conjuntamente con la totalidad de su medio ambiente terrestre, Gaia surgió como un
metasistema de auto-regulación planetaria. La biosfera actúa como un complemento de
mecanismos de retroalimentación homeostáticos a fin de mantener las funciones
geofisiológicas a niveles saludables. La teoría de Gaia es para pensar el cambio global,
reconociendo la regulación multisistémica Gaia podemos entender aquello a lo que nos
enfrentamos en la actualidad, la falla inminente de esos sistemas de regulación.
Lo anterior es un marco de referencia epistemológico importante para la investigación
geofísica. Tales medios y métodos estéticos disponen la tierra para hacer de ella un objeto
cognoscible e inteligible. Hay un doble vínculo entre las relaciones de las tecnologías
mediales y la tierra entendida como una esfera de vida dinámica que atraviesa a lo orgánico
y lo inorgánico. Siguiendo a Hegel, la esfera se concibe como una reserva permanente,
recursos para explotar y emplazada a manifestarse. Aquí la dinámica de la vida vibrante se
encuentra con las realidades corporativas del capitalismo tecnológico, un modo de
explotación y marco de referencia epistemológico.
Nuestras relaciones con la tierra están mediadas por las tecnologías y técnicas de
visualización, sonificación, cálculo, mapeo, predicción, simulación. A través de y en los
medios aprehendemos la tierra como un objeto de relaciones cognoscitivas, prácticas y
afectivas. Las tecnologías son extensiones, según Weizmann hoy el cálculo de la tierra
concierne a la burocracia cada vez más compleja de cálculos procesados por algoritmos y
sus correspondientes modelos. Las técnicas mediales implican la portabilidad y
reportabilidad de lo real, de lo geofísico que es registrado a través del ordenamiento de la
realidad medial.
La tierra provee de recursos a los medios y los hace posibles: minerales, materiales, las
potencialidades de su realidad geofísica que permite que tengan lugar los medios técnicos.
Existe más allá de la lógica de su ordenamiento, la materialidad de lo incontenible, aquello
que provee, que está en permanente tensión con las operaciones mediante las cuales se lo
intenta circunscribir.Un doble vínculo, esfera de las naturalezas mediales, es el tema central
en la geología y lo geofísico.
El concepto de naturalezas mediales es una variación del concepto de naturoculturas, de
Haraway. Este es para la autora un modo de entender la interconexión constitutiva de los
dos términos, que en la ontología cartesiana fueron separados en el continuum de

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estructuras binarias célebres: naturaleza vs. cultura, mente vs. matria. Nos encontramos
con un conjunto de prácticas entrelazadas en las cuales es imposible descifrar tales esferas
por separado. Naturoculturas implica la necesidad ontológica de tomar en cuenta las
relaciones co-constitutivas en las que ninguno de los compañeros preexiste al acto de
relación, y este acto nunca se da de una vez y para siempre. La especificidad histórica y la
mutabilidad contingente gobiernan en todo momento, en la naturaleza y la cultura, en las
naturoculturas.
Esta conceptualización atenta a la especificidad histórica, es una importante vía para
abordar las nociones relacionadas de las esferas semiótico-material y discursivo-material
(nuevo materialismo). Las naturalezas mediales suponen un énfasis específico en la cultura
de los medios (técnicos). Se cristaliza un doble vínculo entre medios y naturaleza como
esferas co-constitutivas, los lazos están imbricados tanto en las realidades materiales no
humanas como en las relaciones de trabajo, economía y poder. Es un régimen constituido
por el trabajo de microorganismos, compuestos químicos, minerales y metales, como por el
de trabajadores mal pagos en minas y en fábricas de producción de componentes para
dispositivos de alta tecnología. El concepto de naturalezas mediales es útil si descendemos
al nivel de las instancias específicas de los hechos discursivo-materiales.
Los lazos y relaciones de la naturaleza medial se revelan en los contextos extremos de
explotación y daño ambiental. La basura electrónica, el agotamiento de los recursos y las
relaciones de trabajo mundialmente desiguales son instancias en las que los vocabularios
del arte se deslizan hacia el de las naturalezas mediales. Se rediseña el concepto de lo
subterráneo. Cubitt habla de la obsolescencia programada: “el ámbito digital es una
vanguardia en la medida en que está impulsado por la innovación y la destrucción
permanente”.
El subsuelo es un sitio topográfico importante para la geología (de las artes) de los medios.
Lo subterráneo está en el centro de la imaginería tecnológica de la modernidad, es un lugar
para los futuros tecnológicos como para la vanguardia artística que se piensa por fuera de la
cultura dominante. Mumford ve en la minería y lo subterráneo casos paradigmáticos para
entender la tecnología moderna, un giro hacia la naturaleza tecnológica inorgánica como
“paleotecnia”. Esta era inicia en las escenas fundacionales del capitalismo moderno, la
minería se vincula intrínsecamente con proyectos que exigen grandes cantidades de capital,
permitiendo el desarrollo de importantes industrias tecnológicas. Williams señala que “el
suelo de Gran Bretaña y Europa fue removido para sentar las bases de una nueva
sociedad”. Un nuevo mundo infraestructural había nacido, momento planetario
contemporáneo, se entrelazan el trabajo y la tierra.
Según Mumford, la paleotécnica refiere específicamente a la era de la mina de carbón y sus
consecuencias sociales y estéticas, que preceden a la era neotécnica de la electricidad,
caracterizada por costos energéticos de transmisión más bajos y por una configuración
científica diferente de la sociedad. Lo paleotécnico de los siglos XVIII y XIX subsiste en el
siglo XXI. Las nuevas formas de distribución de la energía, los materiales sintéticos
producidos por el avance de la química, la aparición de nuevos métodos de metalurgia, que
Mumford ve como un cambio gradual de la paleotecnia a la neotecnia desde finales del siglo
XIX y en el XX, se fundan en la movilización general de la materialidad de la tierra como
parte de la industrialización, la tecnología y la cultura de los medios tecnológicos.
Lo subterráneo se convierte en una disposición espacial que resalta la esfera de producción
separada que subyace bajo nuestros pies,sustraída a nuestra percepción directa, pero
sosteniendo nuestras prácticas cotidianas. El subsuelo es el lugar de lo repetitivo, lo
explotador e incluso el trabajo absurdo de ordenamientos y reordenamientos de objetos

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parciales, sin una visión de conjunto. La alienación laboral se expresa en términos de una
estética de realidades paralelas extrañas. Es la esfera del procesamiento material, la tierra
como el trabajo humano entendidos como reserva permanente. Una geología de los
medios: empezar las excavaciones de la materialidad contemporánea de las artes mediales
por debajo de nuestros pies, desde el inframundo.
Rottenberg recapitula y muestra aquello que orquesta la vida moderna: la máquina oculta y
subterránea de los trabajadores. Vínculo entre el imaginario entre lo subterráneo del siglo
XIX y las versiones más recientes de la estética del trabajo y su surgimiento desde el
submundo. La realidad visible está sostenida por complejos y ridículos ordenamientos del
trabajo y la infraestructura, un ordenamiento de partes humanas y tecnológicas. El subsuelo
de la industrialización y el capitalismo sigue siendo parte de la geología de la tierra.

El antropoceno
Este concepto contribuyó a dotar de una conciencia geológica las discusiones sobre el
cambio global de los últimos años. Introducido por Crutzen, y anunciado por Stoermer, es
una especie de indicador para el momento contemporáneo. Esta periodización desde una
perspectiva geológica aboga por una concepción holística pero analítica de los cambios en
nuestro mundo vital. El antropoceno hace referencia a los grandes cambios que la
existencia, las prácticas y las tecnologías humanas han provocado a lo largo y ancho del
tablero ecológico. Aborda los lazos ecológicos y entre especies que la actividad humana ha
venido desarrollando: hace referencia a las relaciones del ser humano con otros, las
técnicas de supervivencia. Se manifiesta como una relación sistemática con lo carbonífero:
las capas de fotosíntesis que fueron utilizadas para calefacción y luego como fuente de
energía para la manufactura en la forma de combustibles fósiles. El desplazamiento desde
el empleo local y regional de tales recursos surge con la industrialización y la triangulación
de combustibles fósiles como fuente de energía, la tecnología y la creación de riqueza
relacionadas con el nuevo orden capitalista. El orden económico fue desde el principio
energético, dependiente de los recursos lentamente acumulados del carbón, el petróleo y el
gas. Los combustibles fósiles fueron fundamentales para el transporte planetario fluido y
rápido de la energía. La globalización, forma de la mundialización transportada, se ha
basado en la logística de energía. El capitalismo tuvo sus condiciones necesarias (pero no
suficientes) en una nueva relación de los tiempos profundos y los procesos químicos de la
fotosíntesis: Hasta ahora, la humanidad había dependido de la energía capturada a partir de
los flujos contínuos. El uso del combustible fósil permitió acceder al carbón almacenado
durante millones de años de fotosíntesis, suministro de energía del pasado profundo a la
sociedad moderna, del cual depende gran parte de nuestra riqueza moderna.
El antropoceno supone la tecnología desde el principio, la máquina de vapor es un factor
central del antropoceno. Este es un concepto donde se unen la geofísica y las técnicas de la
cultura. La idea de tecnología y energía como una fuerza rectora de dimensiones
geológicas. Un conciencia de los lazos económicos y sociales, interconexiones entre
energía, tecnología y química. También hay problemas químicos que la noción de
antropoceno trae aparejados.
Hay posibilidades de desplegar el análisis de los medios y la tecnología a través de la
química: una aproximación a la materialidad científica moderna en términos de una tabla
periódica de elementos. Estas cuestiones son las que las exposiciones sobre las relaciones
del antropoceno con las tecnologías (mediales) deberían tomar en consideración. Steffen,
Crutzen y McNeill destacan: “los combustibles fósiles y sus tecnologías asociadas

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(máquinas a vapor, motores de combustión interna) hicieron posible nuevas actividades y
volvieron más eficientes actividades de antaño.”
Los agentes metálicos, químicos y minerales de la historia dejaron de ser meras ideas
contextuales para convertirse en exponentes de un tipo diferente de genealogía. La
ecología y las ciencias ambientales, tales aspectos tiene implicancias sobre cómo
abordamos la tecnología desde las humanidades. En disciplinas históricas, temas y
metodologías ya se han expandido hasta incluir cuestiones no humanas por vía de
preocupaciones en torno al medioambiente. Los temas ambientales deviene de una forma
de articular una historia global que proporciona una narrativa complementaria de la
globalización, tal como ésta es contada a través de la expansión capitalista y tecnológico-
medial del comercio, los viajes y las rutas de la comunicación. Presenta un modo para dar
cuenta de la definición científica de los medios en disciplinas ambientales. Esta es una
comprensión distinta de los medios de la tierra, el aire y el agua, es un elemento necesario
para nuestra forma (orientada por las artes y las humanidades) las tecnologías mediales.
De Landa pone atención en los ensamblajes de tipo no humano, que opera con los
argumentos geológicos de Deleuze y Guattari. Chakrabarty ha argumentado en favor de
una agenda de intereses renovada y compartida entre la historia natural y las historias
centradas en lo humano (historias de la cultura y los medios). Según el autor es decisivo
que interroguemos el horizonte del antropoceno como algo que tiene consecuencias sobre
nuestro sentido histórico de la existencia. El abordaje desde las humanidades está
reconociendo hoy la importancia de las contribuciones biológicas y geológicas como parte
del todo social. Una toma de conciencia de que los humanos son a su vez agentes
biológicos y geológicos, a fin de entender los patrones generales que rigen en lo social,
tenemos que resistirnos a adoptar los anticuados dualismos metodológicos que afectaban el
pensamiento disciplinar del pasado. Chakrabarty da un giro y coloca estas ideas en
proximidad con las críticas poscoloniales de la globalización, también con el análisis de la
economía política del capitalismo. Necesitamos encontrar conceptos que ayuden a que los
elementos no humanos que intervienen en el capitalismo se vuelvan más visibles, asibles y
comprensibles en cuanto parte de la creación de excedente, así como de las concomitantes
prácticas de explotación. Es un mapeo histórico de la cuestión ambiental, cartografía de los
rasgos históricos del capitalismo en cuanto ordenamiento social y tecnológico a escala
planetaria.
El mapeo crítico depende de los vocabularios que usamos y de la necesidad de especificar
los conceptos científicos: la historia del capital, de nuestro descenso al antropoceno no
puede ser negada recurriendo a la idea de especie, el antropoceno no hubiera sido posible
sin la historia de la industrialización.
Las palabras cuentan las historias de los medios y la mediación, materialidad y tierra. Los
relatos son de una escala de duraciones geológicas demasiado lentas como para
aprehenderlas. Exige una comprensión del relato que es diferente, este contiene menos
palabras y más de esa materia semiótica a-significante que una y otra vez impone su
presencia, en la época actual de crisis a la que nos referimos como cambio global.
Los conceptos en crisis dan cuenta del cambio, necesidad de nuevos vocabularios. Se
requiere el uso de perspectivas novedosas y provocaciones. La noción preantropocenaica
de Deleuze y Guattari sobre una geología de la moral es parte del todo geofilosófico, un
modo de plantear conceptos no lingüísticos para la realidad cultural con conceptos, en su
entrelazamiento con otros regímenes de lo material. Este entramado geofilosófico
proporcionaba vías para dar cuenta de la realidad cultural con conceptos que van más allá
de las consideraciones lingüísticas. Las nociones de estratos, sedimentos, articulaciones

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dobles, y la de un modelo alternativo al de significante-significado, son introducidas como
una vía hacia una teoría posantropocéntrica. El pensamiento geológico da cuenta de la
producción material de significados en relación con sus partes a-significantes: teoría de
montajes de las prácticas materiales. La filosofía de Deleuze y Guattari realiza una
cartografía de la geología del pensamiento que parte de los territorios geofilosóficos en los
que el pensar tiene lugar en relación con los terrenos , lo subterráneo y los territorios, donde
los sucesos inmateriales del pensamiento y el afecto están atados a ensamblajes
estratificados. Pensar se hace en la relación entre el territorio y la tierra, es un movimiento
de multiplicidades que pertenece a territorios antes que como una facultad cognoscitiva
restringida a los sujetos humanos ya configurados.Esta noción de geofilosofía adhiere el
pensar a sus condiciones de existencia, inmanentes al evento mismo del pensamiento.
La noción de la geología y los (des)fundamentos ha desencadenado importantes
discusiones filosóficas. El temprano siglo XIX vivió un entusiasmo por la minería, la
excavación y lo subterráneo.
En términos filosóficos, lo geológico se vuelve una vía para interrogar de un modo material y
no humano el pliegue constitutivo de interioridades y exterioridades y los regímenes
temporales implicados en la cultura (medial), una metodología. Grant lo relaciona con una
estratificación material de la genealogía devenida geología: “la tierra es una consecuencia o
un proceso de fundamentación con respecto a sus resultantes. No hay ninguna capa
primigenia del mundo, sustrato último o sustancia sobre la cual todo finalmente descanse.
Las líneas de subordinación secuenciada, de estrato sobre estrato que la geología
descubre, son los registros de acciones que constituyen el antecedente en la producción de
consecuentes”.
Con las prácticas modernas de excavación el fundamento estable de la tierra revela otro
tipo de ontología, tiene resonancias en la lógica del capitalismo según Deleuze y Guattari:
una ontología de des-fundamentos móviles, axiomática del capitalismo, que funciona
mediante una continua desterritorialización de los territorios establecidos, proyecto de
geoingeniería que se adueña de tierras ya formadas, territorializándolas bajo formas
nuevas. Lo geológico mismo está definido por sus huecos y sus minas, y por la ausencia de
un estrato final determinante, encontramos registros de acciones que son interpretados
como las operaciones epistemológicas y tecnológicas en/con lo geofísico.
Lo metalúrgico, concepto de Deleuze y Guattari, es una forma de ciencia menor del nuevo
materialismo que extrae las potencialidades existentes en la materia. Refiere a una ciencia
ambulante, nómada, que contrasta con la ciencia real de la forma, la cual, a partir de sus
observaciones, extrae constantes y categorías. Alguien que sigue el flujo de la materia y
apuesta a dar realidad a las variaciones y potenciales contenidos en el objeto. El metal es el
ejemplo, debido a su solidez aparentemente estable, se revela llena de potenciales
materiales que se pueden aislar en diferentes constelaciones, temperaturas y condiciones.
En un nivel atómico un trabajador metalúrgico posee una relación práctica de saber hacer
con respecto al metal, agentes no humanos. Los aportes de Bennett, acerca de los cuerpos
definidos por su potencial de despliegue, etología refiere a la relacionalidad experimental, el
deseo de quien trabaja el metal de ver lo que se puede hacer, antes que el deseo del
científico de saber lo que un material es, permite discernir una vida en el metal, y así
colabora más productivamente con él.
Hay un modo metalúrgico de conducir el trabajo teórico: los flujos ambulantes, las
conexiones transversales y el desciframiento de la materialidad de la materia en lugares
nuevos, montajes de la vida cultural que se producen en los medios tecnológicos
contemporáneos.

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Los contextos geológicos de los medios es un argumento a favor de una geología de los
medios que trata de precisar la nación a menudo vaga del agenciamiento “no humano”,
estudios de caso concernientes a montajes en los que los fundamentos de los medios son
desfondados a través de las geologias concretas de la extracción y la materialidad, y de la
indagación ecosófica devenida también geosófica.
El suelo de los medios está desplazado de la geografía a la geofísica. Pynchon refiere a los
futuros paisajes mediáticos: sistemas de enfriamiento naturales de los climas del norte,
funcionan como lugar para el alojamiento corporativo de las granjas de servidores.
Perfectos para contrarrestar las emisiones de calor de los servidores y el almacenamiento
de los datos. El procesamiento de datos precisa energía, la cual emite calor. Los datos
exigen su ecología, tecno-ecología, dependiente del clima, el suelo y las energías que
circulan en el ambiente. La información se alimenta del medio ambiente a través de la
geología como de la demanda de energía. Es alojada en ecologías cuidadosamente
manipuladas. Los elementos naturales son instrumentalizados en cuanto parte de los
aspectos ambientales de la información. La extracción de información no es solo una
cuestión de las grandes bases de datos metafóricas de las redes sociales.
Los datos fríos no son una simple metáfora lingüística o visual. La frescura es una
problemática concreta de gestión de los medios que vincula la tierra a la velocidad del flujo
de la información.
Los datos necesitan aire. La persistencia de cuestiones ecológicas, desde el aire al suelo y
al trabajo no cognitivo: todavía hablamos de fábricas y procesos que tienen que ver con
nuestro hardware, cómo manejamos y trabajamos con los datos en su nivel material. Blum
dice que “la nube es un edificio, los bits entran, reciben un mensaje, se ordenan
convenientemente y luego se empaquetan y se envían. El autor pone de relieve una retórica
alternativa a la inmaterialidad ciberpunk que ha persistido. Hay un giro geopolítico que toma
en consideración el hecho de que los datos poseen un territorio material y legal que
podemos hablar de una geofísica de la información. Se hace un uso de la expresión híbrida
geología de los medios. El vapor del centro de datos ubicado en algún lugar del norte,
sobre suelos congelados enfría el calor de los datos, la lógica del antropoceno: el norte
proporciona lo fresco,el sur provee lo barato (el trabajo).

Los capítulos

La historia medial de la materia: distintos componentes, minerales, metales, elementos


químicos y otros involucrados en los medios son considerados como aspectos
fundamentales para la historia y la arqueología de los medios. Las tecnologías mediales
pueden ser entendidas como una larga historia de experimentación con diferentes
materiales. Mumford, en su análisis del surgimiento de la materialidad moderna de la
tecnología ve: que las fases (epistemes según Foucault) de la tecnología son funciones de
los modos en que los materiales y la energía son cruzados, apropiados y explotados: la
electricidad supone un amplio uso industrial de sus materiales específicos, crea un nueva
serie de compuestos sintéticos que sustituyen.
Mumford marca el pasaje de la era paleotécnica a la neotécnica, es una genealogía de los
medios, tránsito entre diferentes formas de movilizar la tierra en y como medios. Los
elementos de tierras no son un descubrimiento de la era de los medios digitales: esenciales
para entender la cultura tecnológica del siglo XX. Funciona como una transmedialidad,
repertorio de elementos útiles y fundamentales en diferentes sentidos, desde los

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dispositivos hasta los sistemas de electricidad, la tecnología mecánica y los medios
digitales.
La historia de los medios es la de las relaciones entre lo orgánico, lo inorgánico y los
productos de desecho resultantes del uso y mal uso de los materiales. Las historias de la
expansión global a través del colonialismo y la carrera por los recursos es hoy una nueva
fiebre geopolítica, en busca de los recursos profundamente ocultos. Los medios tratan con y
funcionan a través de la energía. La cultura tecnológica de la información basada en los
transistores no sería pensable sin las explicaciones detalladas de las características
materiales y las diferencias, también mezclados con la dosis justa de impurezas. En las
extensas redes de operación de los medios (medio en operación), la energía es parte
fundamental del circuito según el cual la carrera geopolítica por los recursos se corresponde
con las necesidades geofísicas de las tecnologías avanzadas. Otro aspecto del
materialismo medial es que a partir de los metales, minerales y elementos químicos
podemos desarrollar la perspectiva ecosófica y geofísica.
Zielinski emplea el concepto de tiempos profundos, cuando reflexiona sobre la paleontología
y la geología de las artes mediales. También hay que plantear la necesidad de un tiempo
profundo alternativo, entendemos los tiempos profundos en términos más literales y
observamos la geología de los medios en y a través de las minas y los (des)fundamentos.
Se introduce la idea de psicogeofísica, plantea una estética radical del mundo tecnológico-
medial a partir de una cartografía de las relaciones entre subjetividad, capitalismo y tierra en
las largas duraciones y los montajes geofísicos. Son artes mediales especulativas que
abordan, a través de experimentos y montajes tecnológicos, el sustrato como parte de
nuestros sistemas de medios.
Se busca dar cuenta de los materialismos y temporalidades de los medios. Se analiza la
partícula no humana: el polvo, dispositivo retórico que dinamiza las enredadas
materialidades del trabajo global y el materialismo residual. En el discurso del capitalismo
cognitivo se oculta el mundo del hardwork y el hardware, que es un factor decisivo en la
cultura de los medios digitales.
Los medios fósiles dan una visión paleontológica de la historia del planeta, hay interés
especial por los fósiles. Estos son figura que reaparece en análisis de Benjamin del
capitalismo avanzado, también en proyectos contemporáneos que van de la esfera
geofísica de los fósiles tecnológicos a la órbita medial muerta de los satélites que circundan
la tierra. Las cuestiones del espacio profundo se vuelven parte de la agenda geológica en
términos de ideas acerca de la temporalidad del antropoceno.
Los proyectos artísticos se revelaron capaces de poner en evidencia los problemas de este
nuevo materialismo de tipo geofísico: una especie distinta de materialidad y una cultura
alternativa de los medios artístico-digitales, irreductible al entusiasmo por el software.

Deleuze - Post-scriptum sobre las sociedades de control


Historia

Foucault situó a las sociedades disciplinarias en los siglos XVIII y XIX, las cuales alcanzan su apogeo a
principios del siglo XX. Operan mediante la organización de grandes centros de encierro. El individuo
pasa sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes (familia, escuela, cuartel, la
fábrica, el hospital y a veces la cárcel). Esta última sirve como modelo analógico.

20
El autor analiza el proyecto de los centros de encierro, visibles en las fábricas: concentrar, repartir en
el espacio, ordenar en el tiempo, componer en espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo efecto
debe superar la suma de las fuerzas componentes. Foucault conocía también la escasa duración de
este modelo: fue sucesor de las sociedades de soberanía, cuyos fines y funciones eran
completamente distintos (gravar la producción más que organizarla, decidir la muerte más que
administrar la vida). Pero las disciplinas entraron en crisis en provecho de nuevas fuerzas que se iban
produciendo lentamente: las sociedades disciplinarias son nuestro pasado inmediato, lo que
estamos dejando de ser. Los centros de encierro atraviesan una crisis generalizada (cárcel, hospital,
fábrica, familia). Se dan reformas. Estas instituciones están acabadas, se están instalando nuevas
fuerzas. Aparecen las sociedades de control, que sustituyen a las disciplinarias. “Control” es
propuesto por Burroughs. Virilio analiza las formas ultrarrápidas que adopta el control al aire libre y
que reemplazan a las antiguas disciplinas que actuaban en el período de los sistemas cerrados. Las
liberaciones como las sumisiones han de ser afrontadas en cada uno de ellos a su modo.

Lógica

Los diferentes centros de encierro por los que va pasando el individuo son variables e
independientes: existe un lenguaje común a todos los centros de encierro, es un lenguaje analógico.
En cambio los diferentes “controlatorios” son variantes inseparables que constituyen un sistema de
geometría variable cuyo lenguaje es numérico (lo que no siempre significa que sea binario). Los
encierros son moldes o moldeados diferentes, mientras que los controles constituyen una
modulación, como una suerte de moldeado auto deformante que cambia constantemente y a cada
instante.

La fábrica era un cuerpo cuyas fuerzas interiores debían alcanzar un punto de equilibrio. En una
sociedad de control, la fábrica es sustituida por la empresa, y la empresa es un alma, pero esta se
esfuerza por imponer una modulación de cada salario, en estados siempre metaestables que
admiten confrontaciones, concursos y premios. La fábrica hacía de los individuos un cuerpo, el
patrón podía vigilar cada uno de los elementos que formaban la masa y los sindicatos podían
movilizar a toda una masa resistente. La empresa en cambio instituye entre los individuos una
rivalidad interminable a modo de sana competición, como una motivación excelente que contrapone
unos individuos a otros y los atraviesa, dividiéndoles interiormente. El principio modulador de que
los salarios deben corresponderse con los méritos tienta hasta la enseñanza pública: la formación
permanente tiende a ser sustituída a la escuela, y el control continuo al examen.

En las sociedades disciplinarias siempre había que volver a empezar mientras que en las de control
nunca termina nada: la empresa, la formación o el servicio son los estados metaestables y
coexistentes de una misma modulación, especie de deformador universal. Hay un aplazamiento
ilimitado (en continua variación) de las sociedades de control, dos formas de vida jurídicamente
distintas. Estamos abandonando unas formas y transitando hacia otras. Las sociedades disciplinarias
presentan dos polos: la marca que identifica al individuo y el número o matrícula que indica su
posición en la masa. Para las disciplinas, nunca hubo incompatibilidad entre ambos, el poder es al
mismo tiempo masificador e individuante, forma un cuerpo con aquellos sobre quienes se ejerce al
mismo tiempo que moldea la individualidad de cada uno de los miembros.

En las sociedades de control lo esencial es una cifra: una contraseña, las sociedades disciplinarias
están reguladas mediante consignas (desde el punto de vista de la integración como desde el punto

21
de vista de la resistencia a la integración). El lenguaje numérico de control se compone de cifras que
marcan o prohíben el acceso a la información. Ya no estamos ante el par individuo-masa, los
individuos han devenido dividuales y las masas se han convertido en indicadores, datos mercados o
bancos.

La disciplina se ha remitido siempre a monedas acuñadas que contenían una cantidad del patrón
oro, mientras que el control remite a intercambios fluctuantes, modulaciones en las que interviene
una cifra. El ser de la disciplina era un productor discontinuo de energía, el ser del control es
ondulatorio, permanentemente en órbita, suspendido sobre una onda contínua.

Es sencillo buscar correspondencias entre tipos de sociedad y tipos de máquinas, expresan las
formas sociales que las han originado y que las utilizan. Antiguas sociedades de soberanía operaban
con máquinas simples, las disciplinarias posteriores se equiparon con máquinas energéticas, con el
riesgo pasivo de la entropía y el riesgo activo del sabotaje, las sociedades de control actúan
mediante máquinas de un tercer tipo, informáticas y ordenadores cuyo riesgo pasivo son
interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería y la inoculación de virus. Es una evolución
tecnológica, una mutación del capitalismo. Este en el siglo XIX es una concentración, en cuanto a la
producción como en cuanto a la propiedad. Erige la fábrica como centro de encierro, propietario de
los medios de producción, de otros centros concebidos analógicamente (casa, escuelas). En cuanto
al mercado su conquista procede por especialización como por colonización, mediante el
abaratamiento de los costes de producción. En la actual situación, el capitalismo no se concentra en
la producción, es un capitalismo de superproducción, intenta vender servicios, comprar acciones, es
un capitalismo de productos, ventas o de mercados. Por eso es disperso, la empresa ha ocupado el
lugar de la fábrica. La familia, el ejército, la fábrica, ya no son medios analógicos distintos que
convergen en un mismo propietario, se han convertido en figuras cifradas, deformables y
transformables de una misma empresa que ya solo tiene gestores.Un mercado se conquista cuando
se adquiere su control, no mediante la formación de una disciplina. El nuevo instrumento de control
es el marketing, el control es ejercido a corto plazo y mediante una rotación rápida, de forma
contínua e ilimitada, la disciplina tenía una larga duración, infinita y discontinua. El hombre ya no
está encerrado sino endeudado.

Programa

Hay un mecanismo de control capaz de proporcionar a cada instante la posición de un elemento en


un medio abierto. Guattari, afirma que lo que importa es el ordenador que señala la posición, lícita o
ilícita, y produce una modulación universal. El estudio socio-técnico de los mecanismos de control
que ahora están es sus comienzos debería ser un estudio categorial capaz de escribir eso que ahora
se están instalando en el lugar de los centros de encierro disciplinario. Se sustituye el cuerpo
individual o numérico por una materia dividual cifrada que es preciso controlar. En el régimen
empresarial, los nuevos modos de tratar el dinero, los productos y a los hombres ya no pasan por la
antigua forma de fábrica. Esto es ejemplo de la crisis de las instituciones, una instalación progresiva
de y dispersa de un nuevo régimen de dominación. La inadaptación de los sindicatos a esta situación
se liga históricamente a la lucha contra las disciplinas y a los centros de encierro ¿cómo podrían
adaptarse a nuevas formas de resistencia contra las sociedades de control?

22
ESCUELA Y CIUDADANÍA - LEWKOWICZ

La escuela ya no es lo que era. Qué es esta institución si la pensamos apoyada en un suelo


nacional y estatal. Pero desvanecido ese suelo, agotado el Estado-nación como
metainstitución dadora de sentido, qué estatuto tiene ésta, en qué consiste la actualidad
escolar. Hay que precisar la naturaleza de las instituciones (escuelas) y la subjetividad que
instituyen en tiempos de Estados-nación.

Escuela como institución I

Cada sistema social establece sus criterios de existencia. En Estados nacionales la


existencia es existencia institucional, el paradigma de funcionamiento son las instituciones
disciplinarias. La vida individual y social transcurre en ese suelo. Éstas se apoyan en la
metainstitución del Estado-nación, que les proveía sentido y consistencia integral. Los
dispositivos disciplinarios organizan entre sí un tipo específico de relación, Deleuze
denomina a esta como relación analógica. Este funcionamiento, uso de un lenguaje común
por parte de los agentes institucionales, habilita la posibilidad de estar en distintas
instituciones, bajo las mismas operaciones. La experiencia disciplinaria forjaba subjetividad
disciplinaria.
Esta correspondencia analógica entre las marcas subjetivas producidas por las instituciones
aseguraba la relación transferencial entre ellas. Las instituciones operaban sobre marcas
previamente forjadas. Había un encadenamiento institucional que aseguraba y reforzaba la
eficacia de la operatoria disciplinaria.

II
El tránsito por las instituciones disciplinarias causaba las operaciones necesarias para
habitar la metainstitución estatal. El Estado-nación delegaba en sus dispositivos
institucionales la producción y reproducción de su soporte subjetivo: el ciudadano. Este es
el tipo subjetivo resultante del principio revolucionante que postula la igualdad ante la ley.
Sujeto constituido en torno a la ley que se apoya en dos instituciones primordiales: la familia
y la escuela. Esta última, produce los ciudadanos del mañana. La subjetividad ciudadana se
organiza por la suposición básica de que la ley es la misma para todos.
El ciudadano como subjetividad es reacio a esta noción de privilegio o de ley privada. La ley
es pareja: prohíbe y permite por igual a todos. El ciudadano es un individuo que se define
por esta relación con la ley, es depositario de la soberanía, la cual no ejerce. Esta emana
del pueblo, no permanece en él.
Para ser ciudadano de un Estado-nación hay que saber delegar soberanía. El acto de
representación es el por el cual se delega los poderes soberanos en el Estado constituido.
Para delegar el ciudadano tiene que estar educado en cuanto a las capacidades de
delegación. Esto implica la conciencia nacional. El sujeto de la conciencia deviene sujeto de
la conciencia nacional XIX. Es el aparato jurídico el que exige que los ciudadanos se
definan por su conciencia.
La institución propia de los estados nacionales para definir ese ser en conjunto que es el
pueblo es la historia. Esta es la institución del siglo XIX que establece que un pueblo es tal
porque tiene un pasado común. Es el fundamento del lazo social, en la medida en que el
pueblo se define por su pasado en común, la historia deviene el reservorio de las potencias.
La elección política dependerá de cuál de las potencias contenidas en germen en el pasado

23
nacional es llevada al acto. Si un pueblo se define por un pasado común, ahí está su
identidad y sus posibilidades. La política tiene que transformar en acto eso que era en
potencia en el pasado nacional. De ahí la solidaridad entre historia y representación. El
soberano se hará representar a partir de una comprensión del ser en común como
determinado por su historia. Entonces deviene ciudadano.

III
La sociedad de la vigilancia se distribuye en espacios de encierro. La subjetividad se
produce en instituciones que encierran una población homogénea y producen el tipo de
subjetividad pertinente para ese segundo segmento social. En la superficie del estado se
distribuyen los círculos que encierran a la población en distintos lugares. El paradigma de
este tipo de sociedad es la prisión. Esa población homogénea se produce como tipo
específico mediante las prácticas de vigilar y castigar bajo la figura del panóptico. Se los
mira, controla, se anota la normalidad, se castiga la desviación. Se apuesta a normalizar a
los individuos dentro del espacio de encierro.
Se entiende que se requiere el dispositivo experimental para poder describir una
normalidad. Las sociedades de vigilancia se pueden caracterizar como sociedades en las
que se tiende a normalizar a los individuos en espacios de encierro. Estos tienden a hacer
coincidir la clasificación lógica con la distribución espacial. Un conjunto es una colección en
términos que verifican una propiedad. Pertenecer y estar dentro solo son sinónimos en la
lógica del encierro.
El pensamiento estatal tiende a distribuir a la población en lugares, instituciones. La
institución es del estado-nación, productora de subjetividad de un conjunto de términos que
se homogenizan por pertenencia. La vigilancia y el castigo producen normalización.

IV
Nietzsche asegura que existe un nexo evidente entre la educación y la utilización de la
fuerza de trabajo intelectual por parte de la sociedad para sus propios fines. Producir un tipo
de individuo que se revele lo antes posible como un empleado útil y en asegurarse de su
máximo rendimiento incondicional.
La difusión cada vez mayor de la cultura, según el ideal de la ilustración de educar al
soberano, resulta ser un propósito de opresión y explotación, en correlación con la
economía política. La difusión ampliada de la cultura representaba, para Nietzsche, uno de
los dogmas preferidos de la economía política de nuestra época.
La lógica del capital, de una economía sin política en nuestra época, implica la difusión de
los productos como mercancías. La fuerza-trabajo intelectual debe estar al servicio de esta
circulación cada vez mayor de mercancías, es un proceso de valorización del capital.
Es necesario ver la existencia de una especie de economía política del signo, las
significaciones son producidas y controladas a través de un proceso de codificación que
intenta hacer equivaler tales o cuales significados para los significados dados. El
funcionamiento de una misma lógica que se presenta como un arsenal de mercancías pero
también como uno de signos. La posición que se propugna para los individuos es ser
consumidores. La reproducción ampliada del capital, y que el mercado se imponga como
universal para el consumo, va de la mano con la difusión de la cultura como proceso de
significación. La lógica mercantil hace que todo pueda ser consumido como mercancía,
cultura y educación.
La idea del acceso a la cultura o la educación para todos es propia de la modernidad:
subyace a esta concepción la idea de un saber del hombre, ciencias humanas que suponen

24
una esencia humana cognoscible. Se trata de desarrollar estas prácticas de modo tal que el
conjunto de los que biológicamente son hombres sean también hombres en y por las
prácticas sociales instituidas en el mundo burgués: libertad e igualdad.
Este interés por el hombre, el complejo de discursos, saberes, prácticas e instituciones
entorno al hombre de la modernidad, constituye un modo de control, dominio, poder que se
desarrolla en la modernidad y que tiene que ver con la idea de hacer útiles a los individuos
para la sociedad, utilizables para los propios fines de la sociedad.
Esa modalidad puede verse en la función de la escuela moderna, el exámen, por ejemplo,
funciona como instancia de control y duplicación de un saber adquirido.
También existe un control a través de instancias que pueden parecer inocentes y que
implican a quienes ejercen la función directa sobre los alumnos (planificaciones). El profesor
es algo a lo cual debe ceñirse, y funciona como mecanismo de control. Se genera una
suerte de panóptico donde no es necesario ser observado para sentirse observado: las
redes de poder que funcionan de manera tal que el control está introyectado en los propios
afectados por el poder.
La planificación tiene que ver con un plano, hace aparecer un espacio en que se efectiviza
el ejercicio del poder, cuadrículas que permiten ejercer los controles desde el momento en
que el producto se desliga de su autor y se transforma en un instrumento de la institución
para vigilar la adecuación/inadecuación de la propuesta, su desarrollo, su relación con el
saber pedagógico.
El mismo plan es utilizado (por el profesor) para ejercer la función de disciplinar, controlar,
examinar la duplicación del saber por parte de los alumnos. Los cambios en las
especificaciones deben justificarse rediseñando todos los componentes de la planificación:
todo cambio de plano debe dejar claro la nueva distribución de los lugares.
Es la función que la modernidad le asignó a la escuela, generar hábitos de disciplinamiento
y de normalización, generar seres útiles para la sociedad, dispuestos a ocupar lugares
debidos de manera incondicional. Es una forma moderna en la que la escuela apunta al
desarrollo de una cierta disciplina, que tiene que ver con el ejercicio del control propio de
toda institución como con el desarrollo del aprendizaje.
Está surgiendo una nueva definición ontológica del ser hombre. Sin embargo las ideas
filosóficas sobre qué es el hombre siguen siendo las de la modernidad, lo que existe es algo
práctico, que no cuaja, no se adecua a ninguna de las ideas filosóficas conocidas. Hoy en
día, roto el espejo positivo moderno, solo queda espejado lo negativo de la modernidad: eso
es la posmodernidad.
La vieja idea de educar al soberano sigue vigente, aunque las prácticas sociales hoy son
otras, que hasta se tornan disolutivas de los cuerpos de la modernidad. La humanidad ya no
es el conjunto de todos los humanos biológicamente definidos, quienes todavía
permanecemos en el mercado y la cultura actuamos como si ese fuera el conjunto de
hombres libres, iguales y fraternos (ideales de la modernidad).
En este contexto con nuevas prácticas emergentes, la escuela intenta seguir apuntando
hacia la humanidad en su sentido clásico, solo una parte de esa supuesta humanidad cae
bajo la órbita de la educación de la modernidad. Caída la cuestión del progreso por su
imposibilidad práctica ¿sigue siendo la escuela un lugar que vuelva útiles a los individuo
para la sociedad?

25
Bajo la hegemonía del estado-nación, el discurso histórico determinó los procedimientos
considerados válidos para producir verdad, también funcionó como dispositivo central en la
producción y reproducción del lazo social nacional.
Se asume que el ser es en tanto que deviene (Hagel). El devenir se convierte en historia, es
susceptible de ser historizado. La determinación de las esencias es asunto de historiadores
La historia detenta su sentido, el de todo los fenómenos. El mundo se hace inteligible a
partir de su devenir histórico. Con Hegel, la hegemonía del discurso histórico queda
instituida. Conocer es conocer históricamente. Se historiza la consistencia colectiva de un
pueblo, que descansa en la ficción ideológica de un pasado común que hace de lazo en el
presente.
Lo que produce el lazo nacional, asegurada la eficacia práctica del discurso histórico,es el
discurso historiador que instituye un pasado como común en el presente. El discurso
histórico produce, desde su hoy, ese pasado común a partir de la sustancialización de la
nación, a partir de la institución de ésta como significado sustancial eterna. El discurso
histórico interviene constituyendo la memoria práctica del estado-nación.
Un lazo social es el efecto de una práctica discursiva en una situación determinada.
Asegurada la hegemonía cultural del discurso histórico, su inscripción práctica produce y
reproduce lazo social nacional.
Las escuelas fueron, a través de la ritualización de las celebraciones escolares y de la
enseñanza de la historia, instrumentos centrales en la producción de una identidad nacional,
de ciudadanía.
La enseñanza de la historia es un dispositivo central en el proceso de producción y
reproducción del lazo social nacional. A través del relato ordenado de los hechos que han
conformado la nación es como se instituye la continuidad entre pasado, presente y futuro.
Lo que hace lazo en el presente es la narrativa histórica que produce tal operación
subjetiva. Lo que produce identidad nacional en condiciones de hegemonía política del
estado-nación es la operación sustancialista organizada desde la narrativa histórica.
Otro recurso central de la intervención en la consistencia del lazo social nacional remite a
los símbolos patrios, su definición e imposición social (uso obligatorio). La reglamentación
busca la diferenciación para la identificación y resaltar. Estos son modos que adquiere la
inscripción práctica del discurso histórico durante la vigencia del estado-nación. Son
recursos materiales significados por el discurso histórico, adquieren sentido social como
registros de la memoria del estado-nación. De aquí se derivan identidad y ciudadanía: de la
relación entre escuela y la historia.

Escuela como galpón - I

Sin estado-nación que asegure las condiciones de operatividad, la escuela, y las


instituciones disciplinarias, ven alterada su consistencia, su sentido, su campo de
implicación, su propio ser. El agotamiento del estado-nación como principio general de
articulación simbólica trastoca radicalmente el estatuto de las instituciones de encierro. Hay
un agotamiento de la metainstitución regulatoria (estado-nación).
Esto es el desvanecimiento del suelo donde se apoyaban las instituciones disciplinarias,
estas se transforman en fragmentos sin centro, la consistencia institucional queda afectada.
Del encadenamiento transferencial a la segmentación, las instituciones ven alterarse su
estatus. Desarticuladas de la instancia proveedora de sentido y consistencia, se desdibujan
como producción reglada. Se destituyen unas condiciones con capacidad de organizar
significación sin que se constituya nada equivalente con virtud simbolizadora. Las

26
instituciones ven afectadas sus relaciones entre sí, el suelo que sostenía esos vínculos
transferenciales se desintegra junto con el agotamiento del estado-nación, sin paternidad
estatal ni fraternidad institucional.
No hay sufrimiento humano en sí, sino respecto de unas marcas determinadas, cualquier
marca en la subjetividad, estatal o mercantil o institucional, será padecida. Los ocupantes
de las instituciones sufren por el carácter normalizador de las instituciones disciplinarias.
Los ocupantes de las escuelas posnacionales (maestros, alumnos, directivos, padres)
sufren otras marcas: destitución y fragmentación, clima de anomia que impide la producción
de algún tipo de ordenamiento. La escuela nacional sufre porque la normativa limita las
acciones, las escuelas contemporáneas sufren porque no hay normativa compartida.
Una institución, para ser tal, necesita de una metainstitución que reproduzca las condiciones
donde se apoya. No hay instituciones disciplinarias sin estado-nación, entonces, el
agotamiento del mismo como práctica dominante implica desvanecimiento de una condición
ineliminable para la existencia institucional. A pesar de la muerte del estado-nación como
práctica dominante hay instituciones que persisten, en las nuevas condiciones su sentido es
otro. Las escuelas ya no se tratan de una institución disciplinaria, productora y reproductora
de subjetividad ciudadana, es más bien, organización ligada a la prestación de servicio
(capacitación). La subjetividad que resulta de estar en una escuela cuando el mercado es la
instancia dominante de la vida es absolutamente otra.
La producción y reproducción de ciudadanos era tarea de las instituciones disciplinarias, y
esta sólo es posible cuando el estado-nación reproduce las condiciones generales donde
descansan tales instituciones. Esta correlación entre subjetividad ciudadana, dispositivos
normalizadores y estado-nación en la actualidad está agotada. Hay situaciones donde
siguen operando algunas de las representaciones y prácticas de la lógica nacional, pero su
significación es otra.
Las instituciones, sin meta-regulación estatal quedan huérfanas de la función que el estado-
nación les transfirió (producción y reproducción de lazo social ciudadano). Sin proyecto
general donde implicarse, será necesario pensar nuevas funciones, tareas, sentidos. Las
condiciones generales con que tiene que lidiar no son estatales sino mercantiles,
cambiantes. La velocidad del mercado amenaza la consistencia ya fragmentada de las
instituciones nacidas para operar en terrenos sólidos. Se transforman en galpones de
funcionamiento ciego a la destitución de la lógica estatal y a la instalación de la dinámica de
mercado. Este es un cuadro de situación donde prosperan suposiciones que no son tales,
subjetividades desvinculadas, representaciones e ideales anacrónicos, desregulaciones
legitimadas en nombre de la libertad, opiniones varias. Configuraciones anómicas que
resultan de la destitución de las regulaciones nacionales. La posibilidad de reproducción
vincular deviene imposible. Si una institución cualquiera dispone de una serie de términos
constituidos por una misma regla, dispone de un mismo sentido que los enlaza, el galpón
carece de semejante cohesión lógica y simbólica. Es un coincidir puramente material de los
cuerpos en un espacio físico. Pero esta coincidencia material no garantiza una
representación compartida por los ocupantes del galpón. Cada uno arma su escena. El
pasaje de la institución al galpón implica la suspensión de un supuesto: las condiciones de
encuentro no están garantizadas.

“II”
Hay que indagar sobre cómo quedan situadas las relaciones entre las instituciones en
condiciones de mercado. Una queja afirma que los estudiantes carecen de las operaciones
lógicas y subjetivas para habitar la situación aula.

27
La suposición de mínimas operaciones lógicas y subjetivas entre estudiantes e instituciones
educativas, han nacido en condiciones de estado-nación. Suposición que se verifica cuando
la relación entre instituciones es analógica, cuando la estructura formal es compartida por
los agentes en cuestión. La intervención de una institución se apoya en las marcas previas
de la subjetividad, efectuadas por cualquier otro tipo de dispositivo normalizador. La
experiencia institucional preliminar opera como condición de posibilidad de las marcas
disciplinarias futuras. El paisaje de la institución inaugura posibilidades, saberes,
operaciones, relaciones y complejidades diversas, se apoya sobre una estructura formal
armada con anterioridad. Diversos dispositivos que forjan la misma subjetividad
(institucional). Esto es posible sólo cuando el estado-nación opera como institución que
unifica bajo un mismo régimen el conjunto de las experiencias. Así la articulación
institucional está asegurada.
Las quejas son por el agotamiento de una lógica, hay que indagar cómo queda situada la
relación entre instituciones una vez agotada la lógica pan-institucional
Si la subjetividad institucional, producida por los dispositivos disciplinarios de los estados
nacionales, operaba como puente facilitador de las relaciones, hoy no hay nada equivalente
a esa metasubjetividad, esas operaciones básicas que simplificaban el ingreso a un
dispositivo.Hoy la subjetividad dominante es massmediática, sus operaciones son de
imágen y opinión personal. Las instituciones disciplinarias (galpones) operan como si el
sujeto interpelado estuviera constituido por las marcas disciplinarias, pero responde no con
subjetividad institucional sino mediática. Hay un desacople subjetivo entre interpelación y la
respuesta agente convocado y el agente respondente, alumno supuesto y alumno real. La
relación entre instituciones es un Babel sin Torre.

“III”

Estamos en una nueva lógica de Estado, hay que ir más allá. Pero el galpón es otra cosa. El
problema es cómo se instituye algo, y cómo se va más allá de lo instituido. No hay reglas
institucionales más o menos precisas. En el aula se ponen (y no se suponen) reglas para
compartir,operar, habitar y no leyes trascendentes que rijan de antemano. En condiciones
de galpón, la única institución es la precariedad de la regla compartida, y no la ley
trascendente. La regla es inmanente, precaria, temporaria, se pone para un fin, es más
regla de juego que ley de Estado.

La dificultades de los docentes son que subjetivamente suponen la preexistencia de la ley


mientras que los estudiantes suponen la hegemonía de la opinión. Si hay dos subjetividades
heterogéneas, no hay situación alguna. La cuestión no es cuál supuesto se impone sobre
cuál, sino cómo se instaura algo, dado que los supuestos no son compartidos. No sería el
retorno a la ley sino de una vía de subjetivación distinta que es la de proponer reglas. Estas
son las de juego, tiene que permitir jugar a lo que queremos jugar, hay una pura necesidad
de “así no se puede”.
Lo requerido para habitar un galpón es que varíe el estatuto de la ley. Como herederos de la
subjetividad estatal suponemos la existencia trascendente de la ley. Para habitar esta
situación es necesario repensar el concepto de tiempo y el concepto de ley, y rehacerse
según ese nuevo pensamiento.

La escuela como institución reglada - “I”

28
El agotamiento del Estado-nación es el agotamiento de sus instituciones de vigilancia. En
ausencia de éste siguen operando sus instituciones de encierro.
Cuando la superficie sociohistórica es nacional, las instituciones de vigilancia ven
garantizado el funcionamiento de sus técnicas de poder. La vigilancia jerárquica, sanción
normalizadora, el exámen, en las condiciones actuales su sentido es otro, hay un ejercicio
de otra lógica social. Las sociedades contemporáneas han internalizado los mecanismos de
vigilancia. La expulsión sin reingreso es la modalidad de exclusión social, la subjetividad
actual deviene controlada. Amenaza la exclusión que controla.
El lenguaje de las sociedades de vigilancia es análogo, las instituciones de vigilancia forman
parte de una red articulada por el Estado-nación. Esta consiste en un entramado de
relaciones transferenciales que instituye un tipo de subjetividad capaz de habitar todas y
cada una de las instituciones. El Estado-nación impone un lenguaje común al conjunto de
las organizaciones. Cada agente de vigilancia interviene sobre una serie de marcas ya
aseguradas.
No hay lenguaje común al conjunto de las instituciones de control. En ausencia, la primer
tarea de las sociedades de control es la producción de herramientas discursivas para cada
situación.
El agotamiento de las sociedades de vigilancia es el de la ley (nacional) como ordenador
simbólico. La caída del estatuto de la ley es la posibilidad de otra simbolización.
Baurillard dice que lo que se opone a la ley no es la ausencia de ley sino la regla, esta
opera donde no hay lenguaje analógico. Se trata de reglas inmanentes. La fuerza reside en
su capacidad de constituir un orden convencional de juego, constitución de un juego donde
ningún jugador debe ser más grande que él.

“II”
El agotamiento del Estado-nación es la incapacidad del Estado para postularse como
articulador simbólico del conjunto de las situaciones. En tiempos nacionales es capaz de
articular situaciones, producir un sentido general para la serie de instituciones nacionales.
Hoy el Estado no tiene tal competencia. Surge la pregunta por el estatuto de la
simbolización en las nuevas condiciones. No hay articulación simbólica entre situaciones,
esto no significa que no haya simbolización. El estatuto de la subjetividad (humanidad
situacional) ha pasado del Estado al mercado, de la totalidad al fragmento, las operaciones
de simbolización también lo hicieron. La emergencia de la subjetividad actual instituye una
modalidad de simbolización otra. El régimen de la prohibición trascendente no es capaz de
producir simbolización en las nuevas condiciones.
En las situaciones dispersas, la simbolización es situacional. No hay simbolización entre
situaciones sino en situación. Si las condiciones no son trascendentes, la ley deviene
recurso incapaz de producir ordenamiento simbólico. Cuando las condiciones son
inmanentes, queda entonces habilitada la capacidad simbólica de la regla.
Cada ordenamiento simbólico produce una patología específica. Nuestra condición exige
pensarla en su especificidad. Como la simbolización es hora situacional,la anomalía
consiste en la imposibilidad de entrar en la dinámica de la regla específica de la situación,
lógica de la precariedad, que significa regularidad no definitiva.
En el aula un estudiante podrá ser anómalo si una noción de ley, extrasituacionalmente
organizada, le impide habitar la institución. Una situación no es el efecto de ciertas
determinaciones individuales ni de leyes trascendentes, sino de unas reglas organizadas
situacionalmente.

29
No hay contradicción entre situaciones, hay contradicción al interior de las situaciones.
Fragmentada la totalidad nacional y en presencia de una dispersión de situaciones, no hay
posibilidad de contradicción entre situaciones. Cada situación elabora sus reglas de
coherencia y existen posibilidades de contradicción, esto por la transposición de las reglas
de una situación a otra. La experiencia de simbolización por la regla es centralmente la
experiencia de la validez situacional de la eficacia simbólica de la reglamentación. Cualquier
transposición reglamentaria es síntoma de inherencia estatal: resistencia a habitar la
situación en tanto que situación.

“III”
En la escuela lo que se impartía eran reglas para habitar la escuela y no valores
universales. La serie de situaciones que un individuo va atravesando no obedece a una ley,
lo único que tienen en común todas las situaciones es tener reglas, pero las reglas no son
casos particulares de la ley. La ley es trascendente y la regla es inmanente, se puede
transgredir la ley, pero no una regla, porque ésta es la del juego.
Hay una investidura estatal de la escuela, hoy es lo que se retira, cae y no es más el
soporte de la subjetividad oficial, es una empresa entre tantas, es servicio más. No tiene
que administrar localmente leyes generales sino establecer reglas específicas para estar
ahí.

UNIDAD 2 - MODULO 1

Nick Dyer-Witheford – Revoluciones, capítulo 2


En el siglo XXI la única revolución que se habla en el capitalismo es la revolución de la información.
Esta revolución llegó para definir en profundidad las ansiedades y esperanzas contemporáneas sobre
el futuro. Según los teóricos de esta revolución, el saber tecnocientífico está desencadenando una
transformación continua e irresistible de la civilización, dramática en sus consecuencias, traumática
a corto plazo, que se abre hacia horizontes que no están alejados de lo utópico.

El desarrollo y contenido de la doctrina de la revolución de la información ya han recibido análisis


críticos exhaustivos. Los marxistas han compartido la creencia en las profundas consecuencias
sociales del cambio tecno-científico profesadas por los revolucionarios de la información. Se han
diferenciado de estos al relacionar el potencial dominador y liberador de las máquinas a la lucha
entre trabajo y capital. El marxismo, según revolucionarios de la información, no estaba preparado
para la era de la información, condenado por su lealtad a una teoría de valor-trabajo en una era de
máquinas inteligentes, por un modelo de sociedad de base/superestructura ciego a la importancia
de los datos simbólicos, por un estatismo despótico que intentó en vano reprimir la proliferación
irresistible de canales de comunicación, y por un concepto de revolución que el progreso tecnológico
ha convertido en obsoleto. Los revolucionarios de la información han reivindicado objetivos propios
del marxismo (progreso, materialismo, liberación, revolución), de hecho Marx compartía con
tecnócratas utópicos la idea de un industrialismo perfeccionado supervisado por expertos
científicos, antepasado de la teoría de la sociedad de la información.

Del fin de la ideología al posindustrialismo

30
Revolución de la información es un concepto de fines de los 60’, de la sociedad posindustrial,
intelectuales que estudiaban las sociedades industriales norteamericanas y europeas sugirieron que
estas habían alcanzado una meseta de estabilidad. La abundancia de la posguerra,
institucionalización de los convenios colectivos de trabajo y el estado de bienestar habían borrado
de escena los conflictos de clase de una época anterior. Esta era la condición del fin de la ideología,
fin del marxismo como fuerza revolucionaria. Uno de los voceros fue Daniel Bell.

La aparición de una estabilidad capitalista pacífica y desapasionada fue contradicha por el aumento
de conflictos a escala global a fines de los 60’ y principios de los 70’. La sociedad industrial
(modernidad, prosperidad y avance tecnológico) alcanzó el paroxismo. Bell como profeta del
posindustrialismo, muestra las convulsiones inesperadas de la sociedad industrial, estos tumultos
posibilitaban indicar el crecimiento asociado al surgimiento de un órden social radicalmente nuevo.
La línea directa al concepto actual de revolución de la información surgió entre los centros de
investigación privados y proyectos de investigación con patrocinio empresarial que ofrecían guía
futurológica a las políticas de estado de EE.UU y a la estrategia corporativa. Surgieron ideas como
“sociedad tecnológica”, “sociedad del conocimiento”, “era tecnocrática”, “los escenarios año 2000”.

Bell, y citando como ejemplo a EE.UU, sostenía que a partir de las crisis de su época estaba
surgiendo un nuevo tipo de sociedad posindustrial. El principal motor era la relación crecientemente
sistematizada entre el descubrimiento científico y la aplicación tecnológica que convertía al saber
teórico en el principal recurso para la producción de riquezas en la sociedad. Hay una serie de
transformaciones: desplazamiento en la distribución ocupacional del trabajo manual a la
preeminencia del trabajo profesional y técnico, capacidades de cálculo y pronóstico, nueva
tecnología intelectual basada en la teoría de los juegos y el análisis de sistemas (de cómputos).

Una sociedad organizada alrededor del conocimiento con el propósito del control social y la
orientación de la innovación y el cambio. Los agentes más importantes de esta sociedad serían los
científicos, ingenieros y administradores, nueva clase del conocimiento alojada dentro del gobierno
y las universidades, para una creciente complejidad organizativa y tecnológica. Bell sostenía que los
esfuerzos de esta nueva clase podrían crear integración y prosperidad racionalizadas que escaparían
de las carencias materiales, crisis económicas y conflictos de clases de la era industrial.

Bell sitúa sus esfuerzos en la misma tradición de precondiciones sociales, luego lanza un ataque a las
afirmaciones marxistas según las cuales las sociedades capitalistas necesariamente sucumbirán ante
sus contradicciones internas. El autor sugiere que hay dos esquemas contradictorios en el análisis
que Marx hace del capitalismo. El primero, la precondición revolucionaria de la agudización de las
contradicciones de clases, la anarquía del mercado y la creciente crisis contenida. La segunda,
tendencia racionalizante, tendencia aparente en la separación entre la administración profesional y
la propiedad capitalista, surgimiento de una clase media, burocratización de la empresa y la
diseminación de las sociedades por acciones. Esta última tendencia desdibuja y suaviza el conflicto
de clases. La historia del siglo XX es la de la cancelación de aquella predicción revolucionaria por esta
predicción racionalizante, esto culmina en la sociedad posindustrial.

El conocimiento reemplazará al trabajo como al capital como principal factor de producción. Entre el
capitalista y el obrero emerge una nueva clase, la profesional, basada en el conocimiento y no en la
propiedad. Ésta sigue una lógica cuasi marxista, relaciona el surgimiento de nuevos sujetos históricos
con nuevas fuerzas de producción, pero niega su fuerza revolucionaria. El capital será transformado

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por expertos técnicos y administrativos, haciéndose responsable en lo social. El desarrollo
tecnológico elevará los estándares de vida, automatizará el trabajo manual y de ese modo liquidará
al sujeto de la historia propuesto por Marx. Hay una erosión de la clase obrera.

Bell es ambiguo en cuanto a si este régimen de conocimientos científicos trasciende pacíficamente al


capitalismo o simplemente lo eleva a un nuevo nivel de estabilidad y organización. Propone que la
clase del conocimiento se convertirá en la nueva clase dominante. La profecía posindustrial proyecta
en un futuro las mismas condiciones de estabilización que la tesis sobre “el fin de la ideología”. Bell y
sus colegas respondieron proponiendo un paso más en la marcha del progreso, con la aplicación
adecuada del conocimiento experto y la tecnología, los problemas que persisten serían resueltos de
una vez por todas hacia el año 2000.

El progreso racional es acechado por la protesta irracional de la nueva izquierda, la insurrección


estudiantil, grupos de discriminación positiva y una cultura adversaria. Solo puede evitarse el caos si
la sociedad es confiada a cuadros técnicos, expertos, científicos, ingenieros y administradores. La
futurología posindustrial predice un futuro que planea construir, no es una mera extrapolación de
tendencias predeterminadas, sino una resuelta afirmación de lo que serán esas tendencias.

Del posindustrialismo a la sociedad de la información

Fines de los 60’ y principios de los 70’ la teoría posindustrial comenzaba a tomar popularidad, fue
recibida con mayor avidez en Japón (sociedad informacional o sociedad de la información). Morris-
Suzuki ponía énfasis particular en el potencial de las computadoras para cambiar los métodos de
producción industrial introduciendo niveles de automatización e integración entre la oficina, la
fábrica y el consumidor sin precedentes hasta el momento. El contenido de la producción era
concebido como cada vez más intenso en información, innovación, planificación, diseño y el
marketing representaría una porción cada vez mayor en el valor de los bienes y servicios.

Masuda proponía una visión idealista de una sociedad emergente, la disponibilidad de información y
tiempo libre resultaron en un debilitamiento del materialismo, mejora de la autorealización,
participación cívica voluntaria, aumento de la conciencia global ecológica, “computopía”. Pero este
concepto de computarización excesiva ingresó en el dominio de las políticas públicas, estrategia de
desarrollo dirigida a derrotar la escasez de mano de obra y recursos naturales. La creación de una
sociedad de la información fue el punto fuerte de la planificación económica japonesa.

En américa del norte y Europa, el interés por estas ideas fue acelerado por la recesión económica de
fines de los 60’. A mediados de los 70’, al desorden social se le sumó la austeridad, recesión y la crisis
económica. Desde occidente buscaron soluciones en el milagro japonés como estrategia de
computarización, robotización, reorganización de los lugares de trabajo y ablandamiento sistemático
de la economía. El posindustrialismo se renovó.

En EE.UU, 1977, Porat realizó un importante estudio sobre economía de la información, sugería que
una porción creciente del PBI dependía de actividades de información y una creciente porción de
empleos dependía del trabajo de información. En Europa Nora y Minc proponían que la
convergencia de computadoras y telecomunicaciones (telemática) alteraría todo el sistema nervioso
de la organización social. El bienestar nacional dependía de promover industrias de alta tecnología
basadas en el país y de la computarización del funcionamiento gubernamental.

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Hacia fines de los 70’, surgía la revolución de la información como categoría central en el gobierno y
en la planificación empresarial. 1979 Bell replanteó su tesis posindustrial enfatizando la importancia
de la computadora y las redes de telecomunicaciones y hablando de una explosión de la información
caracterizada por relaciones recíprocas entre la expansión de la ciencia, acoplamiento de esa ciencia
a una nueva tecnología y la creciente demanda de noticias, entretenimientos y saber instrumental,
en el contexto de una población que crece rápidamente, más alfabetizada y educada, que vive en un
mundo expandido que ahora está unido en tiempo real, donde sus habitantes toman conciencia de
otros, tiene a disposición grande bases de datos de información computarizada.

El posindistrialismo ha definido la nueva era en términos del fin de la crisis del industrialismo. La
teoría sobre la sociedad de la información da a este viraje un contenido más fundamental: después
de la industria viene la información. La tecnocracia posindustrialista había llevado el estigma del
apego a la burocracia gubernamental. La revolución de la información dejaba esto de lado. La
tecnocracia es reemplazada por la alta tecnología, hombres por máquinas inteligentes, expertos por
sistemas expertos, la intelectualidad por IA. La idea de revolución de la información se convirtió en
un componente intelectual y retórico, proyecto de restauración basado en la alta tecnología llevado
adelante en colaboración por el estado y sectores empresariales a lo ancho de todo el mundo
capitalista avanzado.

La inminente era de la información proporcionó acompañar la robotización de las fábricas,


automatización de las oficinas, nuevos medios de comunicación y servicios en línea. Los gobiernos
invocaron la estrategia de la sociedad de la información para justificar la subvención estatal a la
investigación en alta tecnología, desregulación de las compañías, privatización de las empresas
públicas de telecomunicaciones e información.

Los que postulaban esta doctrina no describían simplemente el futuro, lo estaban prescribiendo. Se
exigían pasos determinados para ajustarse a sus realidades, inversiones en nuevas máquinas,
reestructuraciones del trabajo y la desocupación, simulación de nuevos mercados, inculcación de
hábitos de ocio y formas culturales desconocidas, reorganización de la investigación, la educación y
la formación, el tratamiento de la tecnofóbia y el aplastamiento del ludismo. Se proponía la
adaptación o la obsolescencia. Había un profundo compromiso social con, y dependencia de, las
tecnologías de la información.

Doctrina revolucionaria (7 puntos)

1. El mundo se encuentra en medio de una transición a una nueva etapa de la civilización, las
computadoras y las telecomunicaciones juegan un papel equivalente al motor de vapor y el
ferrocarril en el siglo XIX. Masuda dice: cuando ocurren innovaciones que hace época tienen
lugar, hay cambios en la existente y emerge una nueva sociedad. La época de la información
que resulta de la tecnología de las computadoras y la comunicación dará lugar a una
transformación social. Las máquinas son las verdaderas hacedoras del cambio social. Los
efectos transformadores de las tecnologías de la información se hicieron visibles en los 60’,
se originaron primero en las economías desarrolladas (Japón, EE.UU, países de la OCDE).
2. El recurso crucial de la nueva sociedad es el conocimiento tecnocientífico, aprovechamiento
directo de la investigación científica para el proceso. La ciencia y la tecnología están tan
integradas institucionalmente que se fusionan en una única operación, investigación y
desarrollo (Bell), que hoy se resume en tecnociencia. Drucker llama sociedad del

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conocimiento o Toffler califica como cambio de poder, tanto la fuerza como la riqueza
misma han pasado a depender del conocimiento.
3. Manifestación principal e impulso fundamental de la nueva era es la invención y difusión de
las tecnologías de la información, que transfieren, procesan, almacenan y distribuyen datos
digitalizados. Hay desarrollos veloces y amplios experimentados en los campos de la
informática. El ritmo de la innovación se acelerará de forma exponencial. El verdadero poder
de las tecnologías de la información yace en el hecho de que el lenguaje digital que
comparten les permite la convergencia de sus capacidades discretas en sistemas
tecnológicos cada vez más poderosos, combinados y sinérgicos. El potencial total de las
tecnologías de las comunicaciones y las computadoras surge de su confluencia en una única
corriente de “compunicaciones”, “telemática”, “comunicación mediada por computadoras”
o “redes inteligentes”, que permiten la creación de bancos de datos en línea, conectividad
global de las computadoras. En este proceso de convergencia hay una creación de un medio
digital generalizado dentro de cuyas redes se realizan una gran variedad de transacciones y
operaciones. La revolución de la información es percibida como cambio tecnológico que no
altera los productos individuales, impregna los procesos fundamentales de toda una cultura.
4. La generación de riquezas depende cada vez más de una economía de la información, donde
el intercambio y la manipulación de datos simbólicos excede o subsume la importancia de
los procesos materiales. Porat propone que las tecnologías de la información están
provocando un cambio cualitativo en las características del trabajo y en las fuentes de
riqueza. La información es un recurso económico central del siglo XXI. Toffler habla de la
economía súper simbólica contemporánea, sistema de creación acelerada de riqueza
dependiente del intercambio de datos, información y conocimiento, donde es valiosa la
innovación tecnológica y de las organizaciones, donde la toman decisiones más rápida y una
mejor comunicación interna son el objetivo comercial principal, la producción en masa es
reemplazada por sistemas de producción flexibles sincronizados para el feedback detallado
de los clientes sobre las condiciones del mercado y sus preferencias, donde transacciones
electrónicas, bienes y servicios son modularizados y configurados como sistemas que
requieren multiplicación y revisión constante de los estándares, de las nuevas habilidades
abstractas e intelectuales que exigen altos niveles de educación y formación se convierten
en los atributos principales de la fuerza de trabajo, donde el monitoreo computarizado
gobierna el reciclado productivo de los desperdicios, y las noticas y los flujos de datos son
recursos estratégicos fundamentales. Hay una importancia económica del conocimiento
tecnológico.
5. Cambios tecno económicos están acompañados por transformaciones sociales de gran
alcance y fundamentalmente positivas, se observa la disolución de los rasgos indeseables de
la sociedad industrial. La era de la información no pierde esperanzas de diversificación,
localismo, flexibilidad, creatividad e igualdad, recuperación asistida por computadoras de las
habilidades y tradiciones artesanales, comercio electrónico, banca electrónica y
entretenimiento interactivo, asistencia de sistemas expertos en educación, salud,
psicoterapia y seguridad hogareña, democracia participativa de los ayuntamiento
electrónicos. Toda la información en todo lugar en todo momento, se ve surgir una cultura
brillante de autorrealización individual y colectiva a partir de la matriz de las redes.
Problemas potenciales, como el desempleo tecnológico, la vigilancia invasiva, crimen
electrónico, son representados como problemas de adaptación. Bell reconoce las ansiedades

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respecto a la dominación tecnológica y la deshumanización, principalmente en el terreno
cultural, la tendencia de los sistemas de información es hacia la liberación de la tecnología
de su naturaleza imperativa y la creación de modos alternativos de alcanzar la individualidad
y la variedad dentro de una producción de bienes enormemente incrementada.
6. La escala de la revolución de la información es planetaria, con una tendencia hacia una
economía mundial unificada como consecuencia de las mejoras en las tecnologías de la
comunicación. Mcluhan, en su idea de la aldea global amplificó la idea del mundo único de
manera muy optimista, algunos sostuvieron que una computarización rápida permitiría a
países del tercer mundo saltar desde la sociedad preindustrial a la posindustrial. Otros
sugirieron que las computadoras y las telecomunicaciones harían posible una industria
descentralizada, desurbanizada que traería prosperidad al tercer mundo sin destruir la
autonomía cultural y las tradiciones. Las disparidades globales se rectifican mediante una
economía que gotea hacia abajo, concentrados crecimientos en productividad generados
por la tecnología, concentrados en el mundo desarrollado, finalmente se difundirán en todo
el planeta.
7. La revolución de la información marca una nueva fase en la civilización humana, también
una nueva etapa en el desarrollo de la vida misma. La capacidad de aumentar de las
máquinas inteligentes tiende lógicamente la creación de vida sintética. La transferencia
sostenida de las capacidades humanas a las máquinas llevará a la producción de tecnologías
cuyas capacidades sobrepasen a las de su creador. Las PC son vistas como sirvientes de la
humanidad y además como una especie potencialmente sucesora.

Tofflerismo: Marx contra Marx

La tesis sobre la sociedad de la información se transformó en la teoría de la revolución de la


información, su antimarxismo se remoduló. La dirección misma del desarrollo tecnológico
contradecía el análisis de Marx. La pc era enemiga del socialismo, máquina cuyas capacidades
frustraban la lucha de clases. No es repudiar a Marx sino actualizarlo, señalando el énfasis habitual
del marxismo en el desarrollo de los medios de producción, interpretándolo como referido
completamente a innovaciones de maquinaria. Lo que llegó con la micro pc es la sociedad de la
información, los verdaderos materialistas históricos reconocen la llegada de este nuevo orden en
lugar de aferrase a las nociones obsoletas de capital y clase.

Toffler propone que el marxismo fue una herramienta engañosa y obsoleta para entender la realidad
en el mundo de alta tecnología. Usar hoy el marxismo para diagnosticar las estructuras internas de
las sociedades altamente tecnificadas es limitarse.Toffler se apoya en un relato, adaptado al
esquema de Bell, sobre las sociedades preindustriales, industriales y posindustriales, donde la
civilización es impulsada hacia adelante por una serie de “olas” (la primera es la agraria, segunda la
industrial y la tercera y actual es la información). Cada etapa en su momento constituye un
tremendo avance de progreso humano, cada una al final se convierte en obsoleta y la próxima surge
de las ruinas de su antecesora. En el relato de Toffler el advenimiento de una nueva civilización no
tiene nada que ver con la lucha de clases y todo que ver con las pc. La explotación del trabajo, la
alienación, mecanización deshumanizante, centralización y la concentración de la riqueza,
empobrecimiento, no son características propias del capitalismo sino de la segunda ola de la
civilización industrial que se desvanece, a cuyas premisas el marxismo está profundamente atado. El
advenimiento de la tercera ola impulsada por la información supera tales males. La lucha contra el

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capital es irrelevante, lo que alguna vez representó sociedad sin clases, trabajo no alienado,
disolución de la propiedad será alcanzado por el funcionamiento de la tecnología que el capital
mismo está desarrollando tan frenéticamente.

La incapacidad del marxismo para responder a las realidades de la nueva era está profundamente
inscripta en sus dogmas teóricos. El materialismo de Marx se apoya en una posición entre objetos
del mundo físicos y tangibles, y el ámbito de las ideas, etéreo y abstracto. En la metáfora
base/superestructura información, arte, cultura, la ley, teorías y otros productos intangibles de la
mente eran parte de una superestructura que sobrevaloraba la base económica de la sociedad.
Mientras existía cierto acople entre ambas, la base determinaba la superestructura, no al revés. Tal
dualismo deja al marxismo inherentemente ciego con respecto a la capacidad productiva del
intercambio de datos, manipulación simbólica y la expansión del conocimiento (actividades centrales
en la economía moderna). Para los marxistas el hardware siempre ha sido más importante que el
software. Toffler dice que es el conocimiento el que conduce a la economía, no la economía la que
conduce al conocimiento. Este nuevo sistema de creación de riquezas pone de cabeza a Marx, el
materialismo histórico ha sido desmaterializado.

Toffler pone en evidencia el anacronismo del marxismo, en la concepción sobre el proletariado como
agente de cambio revolucionario. No era la propiedad capitalista sobre los medios de producción
sino la tecnología cruda de la era de las chimeneas lo que generaba trabajo arduo contra el que
lucho el socialismo revolucionario. Hoy las multitudes del trabajo en masa se están desvaneciendo:
la economía de la información está eliminando la fábrica y con ella al protagonista histórico del
marxismo, la clase obrera. La automatización liquidará progresivamente al trabajo, habrá menos
clase trabajadora, emergerá una sociedad del ocio en la cual el problema social será sobreponerse al
aburrimiento. En el contexto de una economía asalariada tal liberación del trabajo se manifiesta
como desempleo.

Toffler ha tendido a no centrarse en el ahorro de mano de obra que resulta de la automatización. El


trabajo es transformado, el énfasis no recae en la reducción cuantitativa del trabajo sino en su
mejoramiento cualitativo. La automatización eliminará puestos de trabajo, pero esto será
compensado por nuevos trabajos en las industrias de alta tecnología que son intensivas en
información.

Blauner en los 60’ criticaba la teoría marxista sobre la alienación, que la tecnología avanzada revierte
los efectos inhumanos y distanciadores de la maquinaria industrial sobre los trabajadores. Las
computadoras son fundamentalmente distintas de las formas anteriores de mecanización. Al
trasmutar el pesado trabajo manual en trabajo mental, al manipular símbolos, la informática libera a
los trabajadores de la rutina del trabajo repetitivo, también da un nuevo valor a las capacidades
críticas y de diagnóstico, resolución cooperativa de problemas y reintegración de tareas previamente
fragmentadas. Estos potenciales tienden a revertir la simplificación y fragmentación taylorista del
trabajo. La disolución de jerarquías y estructuras de comando y la introducción de nuevas
dimensiones de autonomía y satisfacción en el empleo.

Una parte fundamental de la descripción de Toffler de la producción en la tercera ola depende del
intelecto y las habilidades de la fuerza de trabajo. Las herramientas más poderosas para la
amplificación de riqueza son símbolos dentro de las cabezas de los trabajadores. Estos poseen una
porción irremplazable, los medios de producción. Se desploma los cimientos de la teoría del

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conflicto de clases de Marx. La consecuencia del lugar de trabajo de la alta tecnología y post
taylorista es la evaporación de la hostilidad, de la distinción y profesionalismo, reforzado por la
coparticipación de las ganancias, acciones comunes y círculos de calidad de trabajo. Seguirá
habiendo trabajo pero no clase trabajadora porque la clase como identidad colectiva basada en
relaciones antagónicas de producción se habrá disuelto.

En la tercera ola se transformará el trabajo y la propiedad. La información no se agota, puede


producirse de manera sencilla y barata y con frecuencia multiplica su valor mientras se distribuye,
tales bienes y servicios son inmunes a la propiedad y la mercantilización. La información es un
recurso central de la nueva era, hay un advenimiento de una sociedad coparticipativa, cooperativa e
igualitaria. Según Toffler, los marxistas tienen una obsesión con la propiedad (no material y
potencialmente infinita). Lo que ocurre es una autodisolución de la propiedad.

Teóricos proyectan un futuro más allá del capitalismo, profecías de computopía de Masuda. La
tecnología de la información traerá una relajación gradual, espontánea y no antagónica de las
relaciones capitalistas, donde la propiedad de las empresas será asumida por trabajadores que
participan por medio de la tecnología y la abundancia de recursos generados por la información
disolverá el intercambio de mercancías. Sociedades sin clases creada electrónicamente. Otros solo
esperan un capitalismo mejor, opinión implícita en las descripciones gubernamentales y
empresariales de la sociedad de la información. En los 80’ y 90’ las tecnologías de la información aún
producen increíbles beneficios económicos y sociales, resultado de una mejor posición en una
sociedad de mercado cada vez más intensamente competitiva. La electrónica no produce pos
capitalismo sino nuevas posibilidades de inversión, técnicas más eficientes para la administración,
mejores oportunidades de ventas (mercantilización veloz, rauda y eficiente).

La versión más allá del capital como versión de un capital mejor de la revolución de la información
apuntan en la misma dirección: un futuro en el que el desarrollo capitalista de la tecnología llevará a
la salvación social mediante el perfeccionamiento o por trascenderlo. Masuda en su computopía
habla de una sociedad sin clases, realización de la visión planteada por Smith, una sociedad opulenta
universal. En la teoría de la sociedad de la información ambas visiones se fusionan en la síntesis de
un capital sin contradicciones, conflictos ni competencia. Halal afirma que el avance inexorable de la
tecnología se ha convertido en la fuerza motriz del cambio social, surge una organización de
negocios de alta tecnología/alta interacción que une a la empresa y la democracia. Nuevo
capitalismo está gobernando democráticamente para servir a todo el espectro de objetivos humanos
más que solamente a la ganancia, sin embargo sigue siendo libre empresa.

La versión “más allá del capitalismo” como la de “mejor capitalismo” de la revolución de la


información ven a la alta tecnología dando nueva forma a la sociedad. El determinismo significa que
las posibilidades radicales anunciadas por los visionarios de la escuela “más allá del capital” están
concebidas como una consecuencia directa y lineal de la innovación dirigida por los pragmáticos de
la tendencia “mejor capitalismo”. Por esta razón las posiciones son complementarias.

El fin de la historia: deja vu

La justificación definitiva de este antimarxismo de la era de la información fue por el fin del
socialismo realmente existente. En los 70’ posindustrialistas habían profetizado una convergencia
entre los sistemas capitalistas y socialista ya que cada uno renunció a su apego ideológico para

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recurrir a la planificación tecnocrática. El totalitarismo era el resultado del marxismo pero la pc y las
telecomunicaciones eran “tecnologías de la libertad” poseedoras de una antipatía intrínseca.

Hayek argumentaba que la creación de una economía del conocimiento estaba inherentemente
relacionada con el juego del mercado abierto. La innovación de la alta tecnología dependía de
niveles de empresa e iniciativa que eran la antítesis del rígido control estatal. La aplicación de tal
innovación produciría una economía compleja y acelerada, dependiente de flujos de datos que
escaparían al control centralizado. Cualquier régimen que intentara restringir estos flujos sería
víctima del fortalecimiento tecnológico populista que viene con la multiplicación de la
microcomputadoras.

Brzezinski (teoría posindustrialista) atribuyó la degeneración del estado soviético a la incapacidad de


captar la revolución tecnotrónica que convirtió en obsoletos sus relativos logros en el campo de la
industrialización pesada y la educación. Toffler afirma que la principal falla del gran experimento
socialista del siglo XX fueron sus ideas obsoletas sobre conocimiento. Hoy las relaciones sociales
socialistas hicieron todo lo imposible para que los países socialistas sacaran ventaja del nuevo
sistema de creación de riqueza basado en las pc, la comunicación y la información abierta.

Fukuyama anunció el “fin de la historia”, los hechos empíricos ya no podrían ser comprendidos como
un proceso único, coherente y evolutivo. No puede haber más progreso en el desarrollo de los
principios e instituciones subyacentes porque todas las cuestiones realmente importantes han sido
saldadas. El fin de la historia fue logrado por el triunfo de la democracia liberal capitalista. El
mecanismo que explica la direccionalidad y coherencia de la historia es la lógica de la ciencia
moderna. Prescribe una evolución universal en la dirección del capitalismo, ya que hace posible la
acumulación ilimitada de la riqueza para satisfacer deseos humanos. El desarrollo de la ciencia
aplicada prescribe una homogenización hacia la forma de sociedad que es más capaz de cosechar
sus beneficios. Esta forma es la democracia capitalista, cuya empresa competitiva, mercado
descentralizado y ética del trabajo favorecen la innovación tecnológica. Pero la inevitabilidad de la
evolución en dirección de la toma de decisiones y el mercado descentralizado se hicieron evidentes
con la transición a un orden posindustrial que valora la invención y la información. En el mundo
posindustrial altamente complejo y dinámico, la adopción global del capitalismo por los países del
mundo en desarrollo es inevitable. El fin de la historia es una versión agrandad de la tesis sobre el fin
de la ideología, ahora de alcance global diseñada para el posindustrialismo. El marxismo ha sido
enterrado.

¿El camino al futuro?

La revolución de la información representa el destino de la humanidad, en EE.UU, la llamada


“autopista de la información” fue una red de telecomunicaciones, multipropósito, digitalizada que
interconecta a las pc, teléfonos y la tv de la nación por medio de hilos de fibra óptica, cables
coaxiales y onda de radio. La imagen de autopista muestra los propósitos de quienes promueven las
infraestructuras digitales. Las tecnologías de la información son definidas como las sucesoras en el
siglo XXI de los automóviles y las redes del siglo XX, las tecnologías líderes en lo que se espera será
un nuevo ciclo de crecimiento capitalista (estado facilitaría, no invadiría las oportunidades
comerciales del ciberespacio, garantizaría a la ciudadanía el “acceso abierto” a las redes).

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Por otro lado Gingrich proponía que el acontecimiento central del siglo XX es el derrocamiento de la
materia, los poderes de la mente ascienden en todas partes sobre la fuerza bruta de las cosas, esto
se construye en torno al contraste tofleriano entre la segunda era industrial y la tercera
informacional, ahora elaborada con reflexiones sobre el ciberespacio como frontera bioelectrónica,
una tierra de conocimiento cuya exploración puede ser la vocación más verdadera y elevada de la
civilización. Se proponían políticas al respecto: derechos intelectuales para protegernos de la
propiedad privada de la información, infraestructura para la autopista cuyo propietario será un
monopolio desregulado, exenciones tributarias para empresas orientadas a la información y el
desmantelamiento generalizado de las regulaciones del gobierno federal.

Bill Gates habla del capitalismo de libre fricción, las omnipresentes tecnologías digitales se
convierten en el fundamento de la perfección del mercado, sugiere que el movimiento de los
negocios en el ciberespecio producirá un mundo de conocimiento perfecto o perfecta información,
requisito previo a la competencia perfecta. Promete un mundo de baja fricción y bajos gastos
generales, donde la información del mercado será abundante y los costos de transacción serán
bajos. El mercado pasa a ser un paraíso de intercambio, donde las redes y entramados globales
conectan a todo el planeta en una transacción ilimitada de prosperidad y libertad.

En el contexto de una economía capitalista mundial unificada, la discusión sobre la revolución de la


información es ahora inseparable de la discusión sobre la globalización. Ahora es la presión de un
mercado mundial comunicacionalmente integrado y crecientemente competitivo lo que hace
cumplir la adaptación a la era de la información. El tecno idealismo cae postrado ante la realpolitik
de la era de las computadoras, la retórica que urge la rápida adopción de las nuevas tecnologías se
apoya en promesas utópicas de esas tecnologías, en los costos de rechazarlas, en términos de
pérdidas de puestos de trabajo y caída de los estándares de vida. Mientras que en la era de creciente
desempleo tecnológico y movilidad empresaria global puede haber cierta aprensión sobre la
benevolencia universal de la era de la información, hay cada vez menos dudas sobre su necesidad.

El colapso mundial de los regímenes socialistas, subordinación a la disciplina del mercado ha


significado para los futuristas de la alta tecnología contemporáneos que las diatribas antimarxistas
carezcan de sentido. Prefieren concentrarse en la identificación necesaria entre progreso
tecnológico y la economía de mercado. Rothschild, en su análisis binómico de una economía
derivada de la información técnica afirma que el capitalismo es simplemente la forma como
evoluciona la tecnología y es el estado inevitable y natural de lo humano. Moravec pide imaginar
que la mayor parte del universo humano ha sido convertido en una red de computadoras
(ciberespacio) donde los programas viven junto a mentes humanas que han sido descargadas y
mentes simuladas que las acompañan. La economía política de este mundo quedaría delineada, las
entidades ciberespaciales intercambiando en las redes los productos de su trabajo por lo
indispensable para la vida, espacio de memoria y tiempo de computo. Convertirán partes no
desarrolladas del universo en ciberespacio o mejorarán el funcionamiento de áreas existentes
creando así nuevas riquezas. Otros almacenarán distribuirán recursos, comprando y vendiendo
espacio, tiempo e información en la pc. Hay crecimiento, evolución y fragmentación y consolidación
de empresas, cuyas opciones son configuradas por su desempeño económico. Que un humano se
desempeñe en ese mercado ciberespacial significa la fusión de nuestra especie con estas entidades
empresariales sintéticas o su sustitución por ellas.

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Apropiaciones y exorcismos

La doctrina de la revolución de la información ha demostrado ser más que sólo una especulación
futurista o una descripción sociológica. Se ha convertido en una reorganización de las sociedades
capitalistas avanzadas, centrada en la introducción de nuevas tecnologías. La teoría sobre una
inevitable revolución de la información sirve de justificación para esta reestructuración, legitimación
del desencajamiento social y la exhortación de un futuro radiante. Fue como respuesta a una crisis
inesperada de estas sociedades, insurgencias internacionales y domesticas permeadas por el espíritu
del marxismo supuestamente muerto, que Bell y sus colegas produjeron el concepto de
posindustrialismo. Su anuncio de una nueva era fue un nuevo proyecto, esfuerzo de adivinación
como de devoción dirigido a poner en marcha las medidas sociales y tecnológicas necesarias para
restaurar la estabilidad de un orden amenazado por las que ellos consideraban fuerzas caóticas y
subversivas.La relación de estas teorías con el marxismo es de apropiación, el concepto de sociedad
de la información toma su fuerza analítica y capacidad imaginativa de una reescritura del marxismo
que mantiene la noción de progreso histórico hacia una sociedad sin clases, pero reinscribe el
avance tecnológico en lugar del conflicto de clases como la fuerza motriz de esta transformación. De
esta manera anexa la idea de revolución.

Marxismos – Nick Dyer Witheford


Las máquinas de Marx

Posiciones que se examinarán: 1) el socialismo científico, que ve a la tecnociencia como un agente


central en un drama dialéctico que culmina en la derrota del capital, 2) el neoludismo, que se centra
en la tecnología como instrumento de la dominación capitalista y 3) el posfordismo, que busca la
posibilidad de una reconciliación tecnológicamente mediada entre trabajo y capital.

Según Marx “en la producción de sus vidas los hombres entran en relaciones determinadas que son
independientes de su voluntad, producción que corresponden a una etapa definida del desarrollo de
sus fuerzas productivas materiales”. “Llegado cierto momento las fuerzas productivas materiales de
la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes”.

Una mirada que ve las fuerzas de producción como lo tecnológico y considera sociales a las
relaciones de producción, y que otorga prioridad a las primeras sobre las últimas parece tener
arraigo en el marxismo, que creía que con el avance de la máquina moderna las mismas fuerzas
productivas empujan cada vez con mayor fuerza para liberarse de su carácter de capital. Bujarín,
Bernal y Cohen conciben el desarrollo tecnológico como fuerza autónoma, un motor de la historia,
cuyos poderes productivos en expansión demuelen formas anacrónicas de propiedad en una
trayectoria que conduce al triunfo del socialismo.

En cuanto al tratamiento de la maquinaria industrial, en el capitalismo, se muestra como se


profundiza su control sobre los lugares de trabajo y sobre la sociedad, transforma métodos de
producción. En la subsunción formal, el capital impone la forma del trabajo asalariado sobre los
modos preexistentes de producción artesanal. En la subsunción real se da una reorganización
completa del trabajo, reemplazo de los métodos manuales de trabajo por aquellos basados en la
máquina. Este es el impulso del patrón fabril a aumentar su capacidad de mando sobre su fuerza de
trabajo mediante la descalificación de los trabajadores, lo que lleva al crecimiento de desocupados.

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Las relaciones sociales son las que dan forma a las máquinas, Braverman y Noble insisten en que la
maquinaria es un momento en las fuerzas productivas cuya constitución está determinada por el
poder social.

Marx nos cuenta de qué manera la maquinaria confronta al trabajador en la producción en tanto
poder del capital enmarcado, la maquinaria automática domina y estruja la fuerza del trabajo vivo. El
resultado de toda nuestra invención y nuestro progreso se resume en dotar a las fuerzas materiales
de vida intelectual y en atrofiar la vida humana al convertirla en fuerza material.

La industria moderna se transforma, arroja masas de capital y de trabajadores, necesita variación en


el trabajo, fluidez en las funciones y movilidad en todas las direcciones. Esto hace posible el
reconocimiento de la variación del trabajo y la idoneidad del trabajador para la máxima cantidad de
tipos distintos de trabajos. De este modo la industria moderna abre la visión de un orden social
alternativo (comunista) en el cual el desempleo tecnológico es reemplazado por la posibilidad de
cambiar de trabajo. Marx recomienda el desarrollo de escuelas técnicas en las que se reciba cierta
instrucción tecnológica.

Las innovaciones tecnológicas, de las comunicaciones y el transporte, para Marx, eran inseparables
del desarrollo de la producción fabril, instrumentos para la creación del mercado mundial, eran
herramientas que posibilitaron la extensión de un sistema de dominación, son herramientas contra
los trabajadores, los desarrollos de las nuevas fuerzas productivas. El nuevo medio de comunicación
es analizado como componente en la autonomización del mercado mundial. Marx vio posibilidades
liberadoras en la revolución de las comunicaciones del siglo XIX. La unión de trabajadores siempre en
expansión es ayudada por los medios de comunicación creados por la industria moderna. La
burguesía forja armas que le dan muerte y también hacen existir a los hombres que van a blandir
esas armas: la clase moderna, los proletarios.

Hay posibilidades opuestas: en un polo, la tecnología es un instrumento de dominación capitalista,


explotación y encadenamiento del mundo al intercambio de mercancías. En el otro está el
fundamento del derecho a tener las necesidades básicas cubiertas y de las relaciones que sirven de
prerrequisito a una sociedad comunista.

Socialismo científico

Es una forma de marxismo que ve la historia conducida por leyes de movimiento hacia un destino
socialista científicamente predecible. Mendel en “El capitalismo tardío” intenta reinsertar los
cambios en la planificación, la educación y el desarrollo basado en el conocimiento. Tiene por tesis
principal que las sociedades contemporáneas de Europa y EE.UU, lejos de haber superado las
características del capitalismo descritas por Marx, en realidad las exhibían de una forma
singularmente pura. Hay 3 momentos fundamentales en el capitalismo: capitalismo de mercado,
capitalismo monopólico y la fase en la que nos encontramos, capitalismo tardío. En cada etapa los
picos de innovación tecnológica son provocados por incrementos temporarios en la tasa de
ganancias después de un período extendido de falta de inversión. A las 3 fases del capitalismo
corresponden 3 revoluciones generales en la tecnología (máquinas a vapor, motores eléctricos y
combustión, y energía nuclear y la computarización). En esta última se da el creciente nivel de
automatización, el reemplazo de los trabajadores industriales por sistemas cibernéticos y flujos
continuos de procesos basados en el control automático. Hay un desplazamiento en el trabajo vivo

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desde el tratamiento concreto de materias primarias hacia las funciones de preparación o
supervisión, cambios en la investigación organizada. Estos acontecimientos generan una
planificación exacta de la producción dentro de cada empresa, de la economía en su totalidad, lo
que genera una mayor inversión estatal. Todos estos cambios siguen el imperativo del capitalismo:
mantener la tasa de ganancias.

Bell afirma que la creencia en la omnipotencia de la tecnología es la forma específica de la ideología


burguesa en el capitalismo tardío, esta ideología proclama la capacidad del orden social existente de
eliminar gradualmente todas las posibilidades de crisis, para encontrar una solución técnica a todas
sus contradicciones, para integrar a las clases sociales rebeldes y evitar los estallidos políticos. Las
nuevas tecnologías le permiten al capitalismo trascender, por el contrario sus innovaciones sólo
acercan a su colapso. El argumento es un pilar tradicional del marxismo objetivista: la caída de la
tasa de ganancias, consecuente con el aumento de la composición orgánica del capital.

La tendencia fundamental del sistema capitalista es a aumentar la proporción de capital constante


(máquinas y materias primas) con respecto al capital objetivable (salarios). Esto es producto de la
competencia entre capitalistas, que obliga a automatizar a fin de aumentar la productividad. Pero si
aumenta la composición orgánica del capital la tasa de ganancia decaerá. Mientras la mecanización
expulse a los trabajadores de la producción, más disminuye la proporción y el volumen de la
plusvalía. Esta caída en la rentabilidad hace tambalear la inversión, cataliza el conflicto de clases y
conduce a una crisis revolucionaria.

La cibernética, al hacer visible la fábrica sin trabajadores lleva a lo que Mendel llama límite interno
absoluto del modo de producción capitalista, punto en el que la producción completamente
automatizada ya no permite la creación de plusvalía. El volumen de plusvalía necesaria disminuye
como resultado de la eliminación del trabajo vivo del proceso de producción en el curso de la etapa
final de mecanización. El capitalismo es incompatible con la producción completamente
automatizada de la totalidad de la industria y la agricultura, ya que no permite la creación de
plusvalía o la valorización del capital. Se plantea una hipótesis sobre una manera del capital para
bajar la composición orgánica promedio moviéndose fuera de la base industrial tradicional. El
capitalismo no iría simplemente a la automatización hasta su olvido, Mendel cree que la caída de la
ganancia resultará en que finalmente reconsidere la automatización. El capitalismo queda estancado
cuando sus logros en la expansión de las fuerzas productivas desatan conflictos que hacen estallar
las relaciones sociales que necesita para seguir adelante. El autor refuta la afirmación de que la
lógica del capital ha sido reemplazada por un inédito y benigno principio informacional.

Hay una visión de las fuerzas productivas como instrumentos centrales de transformaciones sociales
inevitables. Mendel relaciona dialécticamente la autodestrucción mecánica del capital con su
impulso competitivo a la innovación. La doctrina de la caída de la tasa de ganancia funciona como
una imagen especular del camino ascendente de progreso patrocinado por Bell y los
posindustrialistas, la primera conduce con seguridad a la victoria socialista como el segundo a la
estabilidad capitalista.

En el capitalismo el despliegue de nuevas tecnologías saca de la producción al trabajo vivo


(automatización), pero puede también aumentar las tendencias contrarias a la caída de la tasa de
ganancia al incrementar la tasa de explotación (por medio de la vigilancia y el monitoreo), al
abaratar la producción por medio de máquinas, al abrir nuevas áreas de explotación de baja

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composición orgánica (tercerización), al acelerar la circulación (publicidad, marketing e innovación) y
al integrar el mercado mundial (telecomunicaciones). La crisis está supeditada al resultado de una
serie de luchas sociales sobre el alcance, escala y velocidad de la mercantilización y que no está
garantizada la lógica interna del capital.

En este análisis objetivista los trabajadores no parecen sujetos vivos, hay poca sensación de que esto
pueda cambiar. La dialéctica de fuerzas y relaciones productivas que propone Mendel pasa por alto
la lucha de clases. Si el socialismo es visto como un subproducto del avance de la ciencia y la
tecnología, la tarea revolucionaria fácilmente se convierte en acelerar el avance tecnocientífico a
cualquier costo.

La noción de Mendel de una tercera revolución tecnológica guarda una fuerte semejanza con la
noción de revolución científico-tecnológica, teorías que anticiparon en los 60’ y 70’, una nueva época
histórica inaugurada por la automatización cibernética. En el bloque soviético esto es vital para
lograr la sociedad sin clases, en occidente la anarquía del mercado intensificaría las contradicciones,
el conflicto y la desintegración. Lo que conecta a la teoría de la sociedad de la información con el
socialismo científico es un determinismo compartido que subordina los deseos de los sujetos
humanos a la necesidad de avance tecnocientífico. Cada uno produce la linealidad, el cientificismo y
las tendencias tecnocráticas del otro.

Tecnología como dominación

Las nuevas tecnologías de automatización y comunicación parecían más capaces de reforzar al


capital que de debilitarlo. Las fuerzas productivas no se presentaban como agencias que harán
estallar las relaciones de producción, sino como configuradas por esas relaciones, diseñadas y
desplegadas a instancias de una clase dirigente a cuyos propósitos eran casi completamente
instrumentales.

La escuela de Frankfurt (teoría crítica, Horkheimer, Adorno y Marcuse) plantea que la racionalidad
tecnológica, palanca para liberar a la humanidad de la necesidad y la superstición, se ha convertido
ahora en opresora, los medios han usurpado los fines, la dominación de la naturaleza se ha
convertido en la dominación del hombre y las fuerzas de la producción se han convertido en fuerzas
de destrucción. El capital ejercita un control tan comprensivo que produce el hombre
unidimensional (Marcuse), capaz de pensar o incluso de percibir más allá de los límites del sistema.
Este trabajo antecedió la enunciación de la teoría posindustrial, su crítica de la ciencia y la tecnología
anticipó los avances que Bell y sus colegas adoptaron con tanto entusiasmo y dio color a toda una
línea neomarxista de posguerra de reacciones ante las pc y las telecomuniaciones. La revolución
intensificó su ritmo durante los 70’ y 80’.

La explosión de la corriente enfocada en el proceso de trabajo es el estudio sobre degradación del


trabajo de Braverman, respuesta a las afirmaciones posindustriales sobre el progreso hacia una
nueva era de relaciones laborales tecnológicamente mejoradas. El autor sostiene que la
administración científica iniciada por Taylor a comienzos del siglo XX, con la separación entre
concepción y ejecución, monopolio gerencial del conocimiento y destrucción sistemática de saberes,
es una manifestación de la gran verdad del capitalismo, el trabajo debe convertirse en un
instrumento de trabajo en manos del capitalista. El surgimiento del trabajo de cuello blanco (Bell) es
para Braverman un síntoma del crecimiento del aparato gerencial de administración, supervisión y

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planificación. La nueva tecnología intelectual de las pc y las comunicaciones que los
posindustrialistas confiaban que abriera paso a una era de trabajo mental capacitado y satisfactorio,
señala la tendencia contraria. En manos de la administración científica, la maquinaria es
aprovechada como el principal medio a través del cual la producción puede ser controlada, no por el
productor sino por los propietarios y representantes del capital.

Noble habla de las fábricas sin trabajadores, sostiene que el impulso a automatizar la producción,
requisito de una eficiencia técnica, está marcado por el imperativo gerencial de ganar control total
sobre el taller, y quebrar el poder de los maquinistas calificados y sindicalizados. Hay una prevalencia
de la gerencia por eliminar el elemento humano. Toda la fuerza del uso de la tecnología de la
información en lugar de trabajo es anti-humano basado en un modelo de progreso sin gente.

Mendel, Adorno y Horkheimer habían argumentado que la subordinación de la sociedad al capital es


el trabajo de la industria de la cultura (conglomerados de entretenimiento y la publicidad que crean
necesidades artificiales). En un análisis con investigaciones detalladas sobre las operaciones de
medios capitalistas, el énfasis está en el poder tecnológico del capitalismo. Schiller ha sostenido que
lo que está ocurriendo es un impulso hacia una sociedad de la información controlada por
corporaciones. Muestra como en todas las áreas de la tecnología de la información (hardware,
software y redes de transmisión), el flujo de innovación, sigue un camino de mercantilización
continua. De la propiedad deduce el control ideológico, se insiste en que la dominación empresarial
en las industrias de las comunicaciones produce un enorme poder sobre la formación de la
conciencia popular. Las gigantescas empresas de medios generan, filtran y reinan los flujos de
noticias para excluir cualquier cosa que pueda subvertir el interés de los propietarios o los
publicistas y para intensificar la mercantilización de las relaciones sociales. El peso de su análisis
apunta hacia la envoltura sistemática de la conciencia humana por el discurso empresarial. Se trata
de desarrollar y utilizar la tecnología de la comunicación para aferrarse a los beneficios económicos
derivados de un sistema mundial de poder. La administración de la mente en la esfera cultural se
convierte en la consecuencia de la pérdida de capacitación en lugar de trabajo.

Estas dos corrientes de análisis de la tecnología como dominación, enfocada en el proceso de trabajo
y la otra en los medios, son reunidas por Webster y Robins, “capitalismo cibernético”. Esto hace la
conexión entre tylorismo y el gerenciamiento mediático, el taylorismo fue una doctrina sobre el
control del taller, una filosofía social global que buscaba el aumento de la productividad como la
clave de un futuro de prosperidad, armonía y progreso. La utilización tecnológica de la información
representa la realización de esta segunda fase de taylorismo generalizado o social, que extiende el
control capitalista del conocimiento y la información más allá de la fábrica, hacia la sociedad en su
conjunto. La sociedad en que el capital empresarial utiliza la tecnología de la información, extiende y
consolida su ejecución en la sociedad, fortalece su control sobre los empleados, incursiona en las
vidas cotidianas de los consumidores, observando, analizando y haciendo estrategias para estos
grupos sobre qué cambios pueden beneficiar a la empresa y ser percibidos como inevitables o
deseables. Hay un estado disciplinario con tecnologías de vigilancia. Los cambios presentados como
liberadores por los revolucionarios de la información significan un mayor alcance de la mano visible
del control empresarial ahora ejercido por medio de un arsenal de dispositivos para difundir,
monitorear y vigilar que permiten observar y configurar a los sujetos como trabajadores y como
clientes.

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Para los socialistas científicos las máquinas son neutrales, aunque su utilización por parte del capital
es objetable. Para los teóricos de la tecnología como dominación no hay tal neutralidad. Las
tecnologías encarnan las opciones sociales que hacen quienes tienen el poder sobre su construcción,
las intenciones políticas son presentadas a nivel de uso, de investigación y construcción. En una
contradicción categórica con el optimismo tecnológico del socialismo científico, se ve a las máquinas
reforzando más que aboliendo el poder establecido. El desarrollo tecnológico se ve cada vez más
corrupto por impulsos hacia la dominación y la omnipotencia hasta llegar a constituirse en una
patología social.

Aparecen los destructores de máquinas de la revolución industrial, los luditas, movimiento que
representó una protesta coherente contra la industrialización destructiva promovida bajo la bandera
de la necesidad tecnológica. La segunda revolución industrial computarizada expandirá la riqueza y
la capacidad de control de los empresarios por medio de la dislocación, descapacitación y el
desempleo masivo. Es necesario un neoludismo para la edad de la información.

Para Noble la esencia de la cuestión tecnológica hoy es que hay una guerra, ataque empresarial a los
trabajadores, si estos han comenzado a destrozar la maquinaria física de la dominación, los
intelectuales responsables deben comenzar a destruir la maquinaria mental de la dominación. La
postura neoludita confronta más plenamente la ambición del proyecto de la sociedad de la
información como una estrategia de poder social. Esta perspectiva teórica se apoya en cómo las
nuevas tecnologías son ajustadas a fines capitalistas, dentro y fuera de los lugares de trabajo.

La escuela de la tecnología sobreestima la capacidad del capital de comandar al trabajo vivo con el
trabajo muerto. Reestablece el sujeto humano proscripto por el marxismo objetivo, pero introduce a
ese sujeto principiante como víctima. Braverman ve a los trabajadores como objetos pasivos de las
intenciones del capitalismo e ignora las consecuencias de sus contra estrategias y resistencias. Este
análisis demuestra la completa instrumentalidad de la tecnociencia al capital.

En la representación del tecnocapitalismo la posibilidad revolucionaria cede frente a las pesadillas


distópicas del adoctrinamiento, vigilancia y robotización. Esto es tratado por teóricos neoluditas, sus
análisis reafirman la capacidad activa de los sujetos del capital en un modo recreativo. Admiten la
necesidad de desarrollar a la larga perspectivas no sólo de resistencia sino de reapropiación. Si el
capital posee poderes totales y unilaterales para implantar sus lógicas en las tecnologías como
afirman los neoluditas, entonces los esfuerzos por recapturar estos sistemas o convertirlos a un uso
alternativo están condenados al fracaso.

Más énfasis se hace en los escritos de Marx sobre la tecnología como dominación, mayor es la
inclinación a descartar su igualmente innegable afirmación sobre sus potenciales liberadores. Los
neoludistas, el marxismo y sus ideas están hipotecadas a las ideas burguesas sobre el progreso y su
falta de adecuación a la crisis actual. Estos han descartado algo fundamental en la visión de Marx:
comprensión del desarrollo tecnológico como un proceso contradictorio del que resultan
posibilidades compensatorias para agencias opuestas. Necesitamos una teoría que pueda encontrar
en el saber tecnológico una ganancia de poder para el capital y para quienes luchan contra él.

Posfordismo

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En cuanto a las nuevas tecnologías hay un encantamiento con sus potencialidades liberadoras. La
actitud marxiana positiva hacia la tecnología es muy distinta de la teleología revolucionaria del
socialismo científico. Espera la reconciliación tecnológica de los trabajadores con el capital. El uso del
posfordismo es hecho como una etiqueta útil para designar los cambios recientes en la forma de
operar del capitalismo. Esta versión del posfordismo ha quedado generalmente asociada con una
perspectiva que ofrece un análisis neo marxiano cercano al de los académicos liberales, consultores
de la patronal y las posiciones de los teóricos de la sociedad de la información.

Es necesario examinar la idea de posfordismo en el trabajo de la “escuela de la regulación francesa”.


Aglietta y Lipietz encararon una nueva investigación de las condiciones imperantes en la
sorprendentemente exitosa reproducción en curso en las sociedades capitalistas contemporáneas. El
capitalismo supera contradicciones internas al generar sucesivos regímenes de acumulación,
ordenamientos entremezclados de relaciones salariales, normas de consumo e intervención estatal
que sincroniza los prerrequisitos sociales de la extracción y realización de plusvalía. La consolidación
de un régimen de esas características depende del desarrollo exitoso de un modo de regulación
basado en las formas institucionales, procedimientos y los hábitos que obligan o persuaden a los
agentes privados a adaptarse a sus esquemas.

La utilidad principal de esta perspectiva teórica ha sido el desarrollo de la categoría de fordismo,


toma por supuesto su nombre de la integración de una división taylorista del trabajo con la intensa
mecanización, que se inició en las cadenas de montaje de la fábrica. Teóricos de la escuela de la
regulación expandieron el sentido del término para designar al régimen de acumulación
característico del capitalismo industrial hacia la mitad del siglo XX. Este fue un sistema comprensivo
de organización social, coordinación de la producción fabril basada en la cadena de montaje,
mercados masivos que consumen bienes estandarizados producidos en masa y estabilización
keynesiana de las alzas y bajas del mercado. Bajo este sistema el capital disfrutó de su época dorada,
posterior a la segunda guerra mundial. A fines de los 60’ y comienzos de los 70’ el fordismo encontró
una nueva crisis, saturación de los mercados masivos, alienación en el piso de la fábrica, costos
fiscales del estado de bienestar y las condiciones cambiantes de la competencia global.

Mientras que los relatos sobre el régimen emergente varían, coinciden en que fundamentalmente
implica la introducción de nuevas tecnologías, un cambio en el paradigma industrial. Aglietta
especuló que un régimen neofordista reemplazará el principio mecánico de la cadena de montaje
por sistemas computarizados basados en el principio informacional. Mientras su llegada desplegaba
la liberación del hombre en el trabajo, en realidad significaba intensificación de la descalificación en
el trabajo, y en cuanto a la sociedad, una fuerte tendencia totalitaria.

Piore y Sabel hablan sobre la segunda división industrial. Para estos la desintegración del fordismo es
equivalente a la primera revolución industrial. Las tecnologías de la información poseen una
reprogramabilidad que les da una plasticidad desconocida para la maquinaria industrial
especializada. Esto permitirá que los lugares de trabajo recuperen el discernimiento, el aprendizaje y
la variedad que perdieron con el taylorismo.

Los nuevos sistemas computarizados de especialización flexible pueden responder al desglose del
consumo fordista estandarizado en mercados como al mismo tiempo reemplazar a la rutina fordista
de la producción en masa. El resultado será la disolución de la alienación y el antagonismo del lugar
de trabajo capitalista y sentará la base para una nueva democracia para personas laboriosas,

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artesanal, computarizada y posfordista. Peláez y Holloway señalan en su ataque a las teorías del
posfordismo la complejidad del análisis original de Aglietta sobre la crisis del fordismo, es
simplificado y convertido en un determinismo tecnológico en el que la simple fuerza de las nuevas
tecnologías es lo que produce la nueva era.

Lipietz afirma que la crisis del fordismo abre el camino a distintos regímenes de acumulación
alternativos. Algunos mejores que otros para los trabajadores. Regímenes neofordistas donde la
informática duplica e intensifica el modelo tradicional de explotación o sistemas verdaderamente
pos fordistas que aprovechan las nuevas oportunidades tecnológicas para la captación y la
responsabilidad. Este último camino, la búsqueda de una salida de la crisis basada en la participación
responsable representa el sueño de un new deal para el siglo XXI. El análisis posfordista acusan,
desenfatizan, la forma en que la especialización flexible segmenta la fuerza de trabajo entre un
núcleo de trabajadores calificados de planta permanente y una periferia de empleados precarizados
y temporarios. La nueva organización postaylorista del trabajo (equipos de trabajo autónomos,
control mutuo entre colegas, competencia internalizada) ha sido desarrollada como un ataque al
poder sindical. Sus habituales contrastes entre cadenas de montaje sucias y pc limpias ignoran el
estrés, cansancio y trabajo esclavo.

Teóricos del posfordismo hacen silencio sobre la manera en que la automatización y la comunicación
global han sido implementadas para aumentar el ejército de desocupados de una manera que
socava la fuerza de los movimientos que luchan por mejorar las condiciones de trabajo y de vida. La
posibilidad identificada por los analistas neoluditas de que estas consecuencias destructivas puedan
no ser accesorias a la lógica del capital sino centrales a ella, que la reestructuración posfordista sea
un proyecto que se afirme a partir de disciplinar mediante la austeridad como prerrequisito para
futuras ganancias. El debilitamiento de la resistencia es un propósito central en el despliegue
corporativo de las nuevas tecnologías y las posibilidades de negociar un new deal en torno a su uso
tal vez sean ilusorias.

El debate sobre el cachet del posfordismo marcó una toma de distancia con respecto al pesimismo
por la degradación del trabajo y un acercamiento hacia el optimismo postaylorista, en el campo de la
cultura ha estado asociado a un rechazo de las teorías sombrías sobre el control de la mente y a
favor de un entusiasmo efervescente por la cultura popular. En el análisis del new time se concibe el
cambio del consumo de masas estandarizado a la especialización flexible como portador de una
mayor atención a la publicidad, diseño, moda, medios y la información sobre mercados. Esto genera
un ambiente posmoderno. La nueva diversificación de la elección del consumidor y la energética
experimentación de la cultura comercial posfordista es vista como la apertura de un espacio repleto
de posibilidades para las formas de vida por las que abogan las políticas de identidad. Hall habla de
que la desintegración del fordismo cataliza una revolución del sujeto y crea una expansión de las
posibilidades e identidades disponibles a la gente común.

Graham en su análisis toma como foco y punto de entrada los requisitos del capital para la
organización exitosa de la sociedad, no la impugnación de éste, de su reino. Las motivaciones de su
investigación están construidas alrededor del crecimiento capitalista, de la lucha de clases. El
resultado es una visión cuya premisa es la vitalidad y hegemonía indiscutida de la reproducción del
capital, pero esconde las debilidades e inestabilidades de ese proceso, oculta los fracasos y las
desigualdades que hacen de las alternativas no capitalistas una opción existente y futura.

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Lipietz, reformista posfordista, plantea que el socialismo ha sido retirado del orden del día del futuro
predecible, aceptación de la hegemonía de mercado o concesiones a la agenda de las corporaciones
con respecto a la reorganización del trabajo. El único problema es qué tipo de régimen capitalista
surgirá y cuán bueno será el acuerdo que podrán obtener los trabajadores y los movimientos
sociales. Levidown habla de un embargo al futuro al aceptar el éxito de la reestructuración del
capital, quita su atención de las formas de acción que podría desafiar esa conclusión. El saber de los
trabajadores de los nuevos sistemas de producción no resulta en una colaboración con los gerentes
sino en nuevas maneras de desafiar el control gerencial y en nuevas formas de usar las redes de
medios emergentes para hacer circular luchas en lugar de mercancías.

¿Condición terminal?

El socialismo científico liquida la agencia humana y pone en su lugar un automatismo tecnológico


inexorable y en última instancia siniestro. Teóricos de la tecnología como dominación hacen visible
el problema de la subjetividad constituido por una sociedad saturada de máquinas. Explicaciones
posfordistas han adoptado a tal punto la euforia de los revolucionarios de la información con
respecto al nuevo sujeto de la tecnología que en esencia renuncia al momento negativo de la crítica
y suscriben a la lógica del capital sobre el desarrollo tecnológico. Las tres perspectivas conducen a
desintegraciones o salidas potenciales del marxismo: el socialismo científico se hizo añicos por la
frustración del optimismo teleológico marcada por los acontecimientos de 1989, el neo ludismo
descendió al pesimismo distópico radical y distintas versiones del posfordismo han convergido con
una política pos marxista que afirma ir más allá del capital y las clases.

Ciclos – Nick Dyer Witheford Cap 4

El conflicto entre explotadores y explotados recibe el nombre de lucha de clases, contrasta la


vitalidad del trabajo vivo con el poder muerto del mando capitalista (marxismo subjetivista). Esta
corriente también ha sido llamada marxismo abierto, muestra cómo las insurgencias de los
oprimidos abren las categorías sociológicas y las certezas teleológicas. Lo que define a esta rama del
marxismo es el énfasis en el poder de dominación del capital y la capacidad de las personas de
disputar ese poder.

Hilo rojo

Las crisis del capital surgen de una barrera externa. Insiste en que la lucha es intrínseca a la relación-
capital. Lebowitz llama marxismo unilateral, el cual se concentra en la actividad del capital y
desatiende las contradicciones de las contra-actividades de los trabajadores. La tradición de la lucha
de clases sostiene que tales leyes son el resultado de dos vectores que se intersectan, explotación y
su rechazo en erupciones constantemente recurrentes de la lucha y fuga mediante las cuales los
sujetos rebeldes buscan un camino más allá del trabajo, el salario y la ganancia.

Existen afinidades entre temáticas de autores y activistas en su énfasis en la agencia, lucha,


autoorganización y su repudio al socialismo de estado autoritario que justifican agruparlos. Hay una
rama de esta tradición en relación a las luchas de la alta tecnología que escapa a estas objeciones. Es
el marxismo autonomista, teóricos asociados con el movimiento italiano Autonomía, de los 60’ y 70’
(Negri y Berardi). No propone un ex marxismo o un pos marxismo sino un Marx más allá de Marx.

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Aquí se empezó a analizar la reestructuración posindustrial del capital como arma contra la
disidencia social. Negri puso la atención en el nuevo y extenso aparato informacional del capitalismo
contemporáneo. Su perspectiva capta las nuevas formas de saber y comunicación como
instrumentos de dominación capitalista, como recursos potenciales de lucha anticapitalista. La
inventiva y alcance de los análisis de los autonomistas han sido ignorados. Marxismo autonomista es
contrainterpretación subversiva de la revolución de la información, que contribuye a la
reconstrucción de un comunismo para el siglo XXI capaz de confrontar al capitalismo computarizado
con una visión radicalmente alternativa sobre la comunidad y la comunicación.

La perspectiva de la autonomía

En el análisis autonomista está el estudio de Marx sobre la relación entre el trabajo y el capital,
relación de explotación en que trabajadores, separados de sus medios de producción son obligados
a vender la fuerza de trabajo vivo donde el capitalista extrae la plusvalía. Marxistas occidentales han
puesto énfasis en la lógica dominante e inexorable del capital. Su lógica acumulativa aparece como
fuerza unilateral que da forma al mundo contemporáneo. Los autonomistas redescubren que el
análisis de Marx no afirma el poder del capital sino de la energía humana creativa que Marx llamó
trabajo, lo que da forma y constituye la sociedad.

Ahora tenemos que invertir la polaridad (primero el desarrollo capitalista y luego los trabajadores) y
comenzar por el principio: la lucha de clases de la clase obrera. El trabajador es sujeto activo de la
producción, fuente de habilidad, innovación y cooperación de la que depende el capital. Este trata
de incorporar al trabajo como un objeto, esta inclinación es parcial. Los sujetos trabajadores resisten
la reducción impuesta por el capital, el trabajo es para el capital un otro problemático que debe ser
constantemente controlado y sometido, desafía este dominio. En lugar de ser organizados por el
capital, trabajadores luchan contra él, esta lucha constituye la clase obrera.

Autonomistas abrieron un camino superador de los análisis de clase de Marx, la clase obrera se
define por su lucha contra el capital, abrieron una perspectiva capaz de ver las tendencias a la
incorporación en el capital (como manos de obra) e independencia del capital (como clase obrera)
como polos opuestos o potencialidades rivales que permean a la fuerza de trabajo del capital en su
conjunto, entendida en su alcance más amplio. Las luchas de la clase obrera son insurgencias de los
sujetos que el capital clasifica sólo como recursos humanos contra esta categorización.

Usan el concepto de composición de clases, se ve la inversión de las categorías marxistas clásicas.


Marx se había referido a cómo el cambio tecnológico resulta en un cambio en la composición del
trabajador colectivo. La descripción original de la descomposición orgánica del capital se centraba en
el poder de este para dirigir la producción por medio de la acumulación de máquinas. En la teoría
autonomista esto es invertido: en la composición de clases el objetivo del análisis de su composición
es determinar la capacidad del trabajo vivo de arrebatar el control al capital. Se pregunta en cuanto
a las luchas de los trabajadores cómo surgen, cómo se conectan, mide el nivel de necesidad y
deseos, expresados en la organización política, cultural y social, que constituyen a la clase obrera, en
lo que Negri llamó sujeto dinámico, fuerza antagónica que tiende hacia su propia identidad
independiente.

La composición de clases está en constante cambio, si los trabajadores que resisten al capital se
componen como un colectivo, el capital debe esforzare en descomponer o romper esta composición

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amenazante revolucionando los medios de producción, reestructuraciones, cambios organizativos e
innovación tecnológica que dividen, descalifican o eliminan a los grupos. El capital es un sistema que
depende de su capacidad de organizar el trabajo mediante el salario, no puede destruir
completamente a su antagonista, la restructuración capitalista debe reclutar trabajadores nuevos y
de distinto tipo, conceder posibilidad de una recomposición de la clase obrera que incluya a estratos
distintos de trabajadores.

El proceso de composición/descomposición/recomposición constituye un ciclo de luchas. De un ciclo


al otro el liderazgo de algunos sectores de trabajadores, estrategias organizativas particulares o
formas culturales específicas pueden decaer y ser superadas. La clase obrera está, como plantea
Negri, perpetuamente rehaciéndose una y otra vez en un movimiento de transformación constante.
Tronti sugiere que son las luchas obreras las que proveen de la dinámica del desarrollo capitalista.
Los autonomistas sostuvieron que el capital no se despliega según una lógica autosuficiente,
generando nuevas tecnologías y organizaciones a partir de su propio cuerpo, está impulsado por la
necesidad de frustrar, cooptar y derrotar al otro que es simultáneamente indispensable y perjudicial
para su existencia, escapando hacia el futuro en intentos de la clase capitalista por emanciparse de
la clase obrera. La tendencia reciente de acudir a la intervención estatal y el control tecnocrático por
parte del capital había creado una situación en la que toda sociedad funciona ahora como un
momento de la producción.

El ala feminista del marxismo autonomista, sostuvo que dentro de la fábrica social sin la
reproducción de la fuerza de trabajo invisible (trabajo doméstico), la fuerza de trabajo no estaría
lista para ir a trabajar cada mañana. Este trabajo reproductivo vital, femenino no asalariado, estaba
subordinado al sostén de la familia tradicionalmente masculino. El salario, mediado por la autoridad
patriarcal, gobernaba y disfrazaba el tiempo de trabajo impago no sólo en el trabajo sino también
fuera de él. La unificación potencial de los trabajadores producida por la lógica universalizante del
capital está atravesada por una tendencia contraria. El capital divide a los trabajadores según su
nacionalidad, género y raza, división a escala internacional. Esta organización sistemática de la
diferencia como división era imperativa para el capital, para frustrar el movimiento unificado de la
clase. Los movimientos anticapitalistas enfrentaron la tarea de organizarse atravesando las
diferencias para desafiar la totalidad capitalista fundada en la fragmentación y la división.

Si la producción capitalista ahora requiere una red completa de relaciones sociales, estas
constituyen puntos en los que sus operaciones pueden romperse. Los autonomistas reconocieron
que estos puntos involucran a distintos sujetos con demandas y formas organizativas específicas. La
autonomía del marxismo autonomista vino a afirmar la otredad del trabajo con respecto al capital y
el reconocimiento de la variedad dentro del trabajo. Este marxismo ve que el conflicto de clases se
mueve según una doble hélice espiralada, la composición de la clase obrera y la reestructuración
capitalista se persiguen una a otra en extensiones más amplias de territorio social. El capital retiene
la iniciativa, puede emplear el ímpetu de la lucha como motor del desarrollo, utilizando las revueltas
de los trabajadores para impulsar su crecimiento. El proyecto revolucionario que se le opone es
romper ese movimiento de recuperación, acelerar la circulación de las luchas hasta que adquieran
una velocidad de escape, el trabajo salga disparado de su incorporación al capital (autovalorización).
Detrás del conflicto renovado entre capital y los trabajadores yace una asimetría importante. El
capital, relación de mercantilización afirmada sobre la relación salarial, necesita de los trabajadores,

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pero los trabajadores no necesitan del capital, pueden prescindir del salario y encontrar distintas
maneras de organizar sus propias energías creativas (potencial de autonomía).

Autonomistas rompen con la rígida inmovilidad del marxismo estructuralista, su énfasis está en la
potencial independencia de los trabajadores con respecto al capital, puede resultar en una
tendencia a presentar a los trabajadores como completamente exteriores al capital, fuerza
revolucionaria. Se subestima la profundidad y generalización de las divisiones jerárquicas y la
asimilación ideológica dentro de la clase trabajadora y ve en cada golondrina rebelde una primavera
revolucionaria.

Críticos han sugerido que los autonomistas ignoran los conflictos de la competencia y las fracturas
dentro del capital mismo. El énfasis autonomista en el capital como una totalidad que posee ciertos
imperativos sistémicos predominantes, están en consonancia con la perspectiva de Marx, entender
al capital como un todo antes que analizar la actividad de los capitales individuales. Lo que está en
juego en la guerra contra la clase es que la gente trata de liberarse de una estructura de poder
alienado inhumano, un proceso sin sujeto pero con un propósito de cuyo constante impulso
acumulativo los capitalistas individuales son meramente pequeños funcionarios.

El entramado de tecnología y poder

El análisis autonomista entiende al capitalismo como colisión entre dos vectores opuestos, la
explotación de los trabajadores por el capital y la resistencia de los trabajadores a esa explotación.
Su perspectiva sobre la tecnología tiene dos aspectos, uno es un análisis de la tecnociencia como
instrumento de dominación capitalista que destroza el mito de progreso científico automático en el
socialismo científico. El otro analiza de qué maneras las luchas contra la clase pueden superar el
control tecnológico del capital.

Panzieri rompió con las visiones de la izquierda sobre el desarrollo tecnocientífico como progreso,
propuso que el capitalismo recurre a la permanente renovación tecnológica como un arma contra la
clase obrera: su tendencia a incrementar la proporción de capital muerto o constante como opuesto
al capital vivo o variable involucrado en el proceso de producción, surge del hecho de que este
último es un elemento potencialmente insurgente con el que la gerencia está trabada en batalla y
debe ser controlado, fragmentado, reducido o eliminado.

Ratificar la racionalización tecnológica como un avance lineal y universal era ignorar que lo que se
consolidaba era una racionalidad específicamente capitalista orientada a dominar a los trabajadores.
Creer que las relaciones de producción eran un revestimiento que se disiparía una vez que las
fuerzas de producción se hubiesen expandido lo suficiente, era una ilusión. No se podía suponer que
el socialismo llegaría como subproducto del avance científico, los usos emancipatorios de las
máquinas eran posibles en la medida en que la revuelta de la clase obrera adquiere un carácter
completamente subversivo. La perspectiva de Pnzieri parte de ver cómo la división taylorista del
trabajo y la automatización fordista fueron utilizadas para quebrar la solidaridad de los trabajadores.

Los autonomistas hacen hincapié en que trabajadores asalariados y los no, son víctimas pasivas del
cambio tecnológico, agentes activos que persistentemente impugnan los intentos del capital por
controlarlos de dos formas: una es el rechazo. Negri propone que al confrontar la introducción de
grandes sistemas de control tecnológico semiautomatizados, no se trata de aceptar la necesidad de

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la modernización, como insistían los sindicatos. Los trabajadores deben detener las innovaciones
usadas en su contra, el sabotaje es parte importante de la tradición autonomista y los acerca a los
autores neoludistas. La posibilidad de que los trabajadores usen su poder de invención, capacidad de
la que depende el capital para su innovación incesante, para reapropiarse de la tecnología. En su
intento de controlar tecnológicamente a los trabajadores, el capital no puede evitar crear nuevos
tipos de trabajadores capacitados tecnológicamente y científicamente alfabetizados.

Berardi sostiene que durante el desarrollo de la inteligencia tecnocientífica que necesita para
controlar el trabajo vivo, el capital está creando una fuerza de trabajo crecientemente intelectual.
Hay posibilidad de un uso de la ciencia por parte de los trabajadores que transformaría la
maquinaria de instrumento de control e intensificación de la explotación en un instrumento para
liberarse del trabajo. Trabajadores reclaman como propio el tiempo excedente creado por la
automatización y la capacidad de reapropiarse de las tecnologías de la comunicación que revierte el
ciclo de la información convirtiéndolo en una organización colectiva del saber y el lenguaje.

La resistencia y la reapropiación, sabotaje y el poder de invención, constituyen el análisis


autonomista, quienes no encuentran una lógica progresista en el desarrollo tecnológico, no perciben
que solo exista un control capitalista monolítico sobre la innovación científica. Su insistencia en el
carácter en disputa de la relación trabajo-capital y en la independencia fundamental de la
creatividad humana se aleja de la atribución de valencias políticas fijas a la maquinaria y se
concentra en las posibilidades de contra-apropiación, refuncionalización. Según Panzieri, si el capital
entreteje la tecnología con el poder, este tejido puede deshacerse y pueden tejerse otros diseños.

Las máquinas llevan estampados los objetivos sociales sin aceptar la idea de que todas ellas están
profundamente implantadas con la lógica de dominación del capital como para que haya que
rechazarlas. Si la relación capital es una relación de conflicto y contradicción, en la que el control
gerencial es desafiado por movimientos de resistencia a los que debe responder, entonces esta
lógica del conflicto puede ingresar en la misma creación de las tecnologías.

La automatización de las máquinas está marcada por el impulso del capitalista a descalificar y
controlar a los trabajadores como también por el deseo del trabajador de liberarse del trabajo.
Tecnologías de la comunicación han evolucionado en el transcurso de una interacción compleja
entre el deseo de las empresas de extender la mercantilización y las aspiraciones democráticas de
comunicación libre y universal. Las tecnologías están constituidas por presiones opuestas que
implantan en ellas potencialidades contradictorias.

En el transcurso del conflicto de clases, trabajadores detienen y sabotean repetidamente las


máquinas, desafían la capacidad unilateral del capital para implantar su lógica en la tecnología. El
análisis autonomista nos permite concebir el proceso de deconstrucción y reconstrucción de las
tecnologías como parte del movimiento de lucha contra el capital.

Del obrero profesional a la crisis de la fábrica social

Hay 3 principales ciclos de luchas que los autonomistas identifican en el siglo XX, aparece la
revolución de la información como el producto del conflicto social. La era del obrero profesional
(obrero artesanal) va desde mediados del siglo XIX hasta la 1era guerra mundial. Es la posición

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estratégica que ocupan trabajadores calificados, absorbidos por la fábrica mecanizada pero en
posesión de saberes propios de sus oficios y competencias técnicas.

La actividad del estado está limitada al control del funcionamiento del libre mercado, caracterizado
por ciclos económicos de auge y decadencia, dificultades de coordinar la producción y el consumo.
Los programas socialistas de este período están construidos alrededor del concepto de la gestión
obrera de la producción industrial. El trabajo fabril como agente de emancipación no es cuestionado.
La izquierda refleja la composición técnica del obrero profesional, expertos políticos, técnicos
cualificados.

El capital emprende una reestructuración organizativa y tecnológica, su objetivo es descomponer el


poder de la clase obrera por medio de la destrucción de la base técnica del poder de los obreros
profesionales y de separarlos de la creciente masa de trabajadores industriales. Se intentó la
innovación organizativa, posterior a la cadena de montaje fordista, se da un papel más
intervencionista del gobierno en los asuntos sociales y económicos para estabilizar los ciclos de
negocios y planificar la agitación.Esta reestructuración involuntariamente forja la matriz para que
surja un nuevo sujeto de la clase obrera: el obrero masa. La fábrica fordista concentra enormes
masas de trabajadores de baja calificación, sujetos a la brutalidad del ritmo continuo de las
máquinas. Crea condiciones para una forma de solidaridad de clase sin precedente. Con las
habilidades artesanales erosionadas por el taylorismo, el obrero masa lucha por las vidas que se
esfuman en la línea de montaje. La vulnerabilidad de esta como interrupción y sabotaje provee
puntos de ataque. Este obrero encuentra formas más efectivas de convertir la fábrica mecanizada en
un bastión de resistencia.

El capital es forzado a promover la innovación, el acuerdo de productividad, donde la gerencia


mantiene el control dentro de la fábrica a partir de negociar con los sindicatos aumentos salariales
atados al incremento de la producción, este arreglo es una forma de empezar a emplear la fuerza de
la clase obrera para la acumulación. El lazo entre productividad y salario impulsó la innovación
tecnológica para pacificar la resistencia de los trabajadores. El salario fabril complementado por el
salario de pagos y servicios controlados por el estado, hicieron que el capital recuperara concesiones
en un nueva estructura de acumulación, anticipando el descontento social y garantizar a los
mercados las cantidades de mercancías que fluyen en las líneas mecanizadas. Los autonomistas
llaman a esto Estado pacificador, el gobierno apoya la actividad capitalista mediante la economía
keynesiana y los programas de asistencia social.

Merrington señala que los autonomistas no comprendieron la era del obrero masa como fenómeno
fabril, la vieron como un momento en el que surge la fábrica social. La organización capitalista
requiere la sincronización de la fábrica, la plsuvalía se extrae en la línea de montaje, el hogar, donde
la fuerza de ese trabajo es reparada y el paquete salarial es traducido en compras de bienes. La
división de género en el trabajo y la conexión entre el obrero masa masculino, cuya vida ha de ser
aniquilada en la línea de montaje, con la ama de casa su destino es atender y criar a la próxima
generación de la fuerza de trabajo en el aislamiento del hogar, se convierte en la preocupación
consciente de los responsables de la gestión social del capital. La ama de casa y sus actividades
consumistas son organizadas por la comunicación masiva, es objeto de una planificación empresarial
del mismo modo que la productividad de su compañero dentro de la fábrica. La actividad de la ama

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de casa, en cuanto a los aumentos salariales conquistados, se traducen en el consumo necesario
para lograr el ciclo virtuoso de crecimiento y estabilidad continuo en el capitalismo.

La presencia del obrero masa es contenida por los convenios entre empresarios y sindicatos, las
minorías étnicas y los inmigrantes son reserva disponible para trabajos de fuerza de la industria a
gran escala. Los jóvenes son procesados en un sistema educativo que clasifica y entrena personal
para el aparato administrativo complejo requerido por el estado planificador y para la producción
mecanizada.

A partir de esta movilización social segmentada, socialmente amplia, el capital asegura crecimiento
ininterrumpido. Pero todo comienza a desmoronarse, el obrero masa se niega a restringir las
demandas salariales dentro de límites funcionales al crecimiento capitalista. Empresario responde a
las presiones con intentos de intensificar el ritmo e intensidad del trabajo precipitando resistencias.
Huelgas, disminuciones de ritmo de producción, sabotajes y ausentismo se dan como respuesta.

Comienzan a existir resonancias entre conflictos industriales y otros sectores de la fábrica social.
Estudiantes inundan las universidades, rebeliones feministas contra la subordinación en el hogar. Se
generan movimientos antibélicos y de solidaridad internacional. Hay revueltas de diferentes sectores
de trabajadores contra el lugar asignado en la fábrica social, los nuevos movimientos sociales son el
fortalecimiento de la lucha de la clase obrera, exfoliación, diversificación y multiplicación de las
demandas, creadas por los trabajadores subordinados y súper explotados. El fermento social
resultante incluye luchas entre trabajadores, desestabilización de toda la organización capitalista de
la sociedad como mecanismo de extracción de excedente. Es más alarmante para el capital que los
múltiples estallidos de disenso comiencen a vincularse conscientemente entre sí o inspirarse
mutuamente. El resultado es una circulación de las luchas que comienzan a amenazar en conjunto el
intrincado equilibrio de la fábrica social.

La imposición del comando cibernético

Los autonomistas a comienzos del 70’ dan cuenta de que el capital comienza otra reestructuración
drástica. En el ámbito gubernamental el Estado planificador es reemplazado por el Estado de crisis,
control por medio de trauma en el que el estado planifica la crisis. Las garantías keynesianas son
desmanteladas a favor de la disciplina y la restricción, sindicatos son paralizados por cambios de
leyes laborales, políticas monetarias para bajar el salario real y aumentar el desempleo, se atacan los
programas de asistencia social. Gerentes de las corporaciones diezman la base fabril del obrero masa
mediante la automatización y la globalización de la producción. Se desmantela la organización
fordista, la fase posfordista es una ofensiva tecnológica y política orientada a descomponer la
insubordinación social.

El contexto de esta reestructuración ofensiva es donde se sitúa el trabajo de los revolucionarios de la


información. Las primeras formulaciones de la teoría posindustrial (Bell, Drucker, Brzezinski y Khan)
están vinculadas al estado y el poder de las corporaciones. Caffentzis habla del cambio total de
producción. Se los considera revolucionarios porque temen que haya algo en el modo actual que
desintegre la forma de hacer las cosas que caracteriza al capital: un reclamo, actividad y un rechazo
que no ha sido incluido. Se proponen un programa y legitimidad para un gran despliegue tecnológico
cuya apariencia oculta viejos y consabidos objetivos: aniquilar las bases del poder de la clase
trabajadora, reducir salarios y el salario social, restaurar la disciplina social.

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El Collettivo Strategie planteaba que lo que demostraban las nuevas doctrinas informacionales era
un comportamiento militante y revolucionario por parte del capitalismo. Brzezinski proyecta una
inminente revolución tecnocrática basada en las nuevas tecnologías, ciencias, pc microelectrónicas y
nuevos medios de comunicación. Este proceso es una confirmación de la capacidad del capital para
imponerse como una fuerza que cambia las tecnologías o que la suprime y destruye violentamente
para revelarse como la menos conservadora de las fuerzas. El capital trata de organizar sus
vanguardias como instituciones que toman la forma de un partido orientado a mantener el poder. El
proyecto de estas vanguardias informacionales del capital era una reorganización de la producción
basada en nuevos modelos de comunicación universal, nueva etapa de desarrollo caracterizada por
la creación de hombres mercancías, sujetos a la manipulación mediante el control de los flujos de
información (comando cibernético).

La metáfora militar deja ver un sistema de comando, control, comunicaciones e inteligencia para
establecer la disciplina y la productividad capitalista. Virilo lo llama endocolonización, el aparato de
seguridad es vuelto contra el enemigo interno, para acelerar la velocidad de la investigación y el
desarrollo en informática, para inyecciones específicas de nuevas tecnologías en la guerra contra los
trabajadores. Hay una adopción acelerada, en las corporaciones y en el aparato gubernamental, de
tecnologías previamente promovidas por los militares en su cruzada por controlar el campo de
batalla (microelectrónica, comunicación mediada por pc, grabaciones de video, sistemas expertos,
IA, robótica) ahora adaptadas y difundidas para promocionar un visión de conjunto y una precisión
de alcance similar en los lugares de trabajo y en la sociedad civil.

La transición neoliberal del estado de bienestar al estado de guerra es respaldada por un nuevo nivel
de intensidad y sofisticación en el uso gubernamental de las tecnologías de la información. Los
medios masivos y técnicas de comunicación son desplegados en profundidad para medir, sondear y
propagar la opinión pública para prepararla para cambios de políticas. La computarización
automatiza y dispersa empleos en el sector estatal. Se crean instituciones austeras atractivas a la
privatización, se racionalizan los programas sociales, son reducidos a monitoreo. La informática
equipa las fuerzas de seguridad paramilitares con un completo arsenal de aparatos de vigilancia,
intrusión electrónica, bancos de datos de referencias cruzadas y comunicación de campaña para
“guerras” contra el terrorismo, el crimen, las drogas, para desanimar los desórdenes civiles.

El uso agresivo de la informática es evidente en la reestructuración empresarial del trabajo. Los


sistemas de control de flujo que abracan la totalidad de la fábrica permiten a la gerencia cortar los
lazos de solidaridad de la línea de montaje al recortar a esta en equipos de trabajo que compiten
entre sí asistidos por robots ayudantes y achicar así la fuerza de trabajo. La ventaja estratégica que le
permite al capital esta disgregación y achicamiento es luego reforzada por sistemas de
telecomunicaciones que permiten la coordinación descentralizada de operaciones dispersas y que
hacen posible la transferencia de trabajo a sitios urbanizados no contaminados por la militancia o
emplazamientos al extranjero. Son los primeros pasos de la globalización.

Las nuevas tecnologías de información y reestructuración del capital convergen, las innovaciones
informacionales dan al capital una carta ganadora. Hay un ataque neoliberal global al salario, al
salario social, llevado a cabo mediante el desmantelamiento del estado de bienestar. Otros
movimientos hicieron temblar la fábrica social en los 60’ y 70’, frente al comando cibernético, la
incipiente circulación de luchas se desintegra en una serie de acciones atomizadas de retaguardia.

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Caffentzis observa que la imagen misma del obrero parece desintegrarse ante esta recomposición
del capital, Murray sostiene, en un análisis basado en categorías autonomistas, que la extensiva
computarización en la fábrica parece marcar una decisiva decadencia del obrero masa colectivo. Al
permitir la automatización controlada y global de la fábrica y la división del ciclo de producción, la
gerencia puede reducir y dispersar a trabajadores que antes estaban concentrados, dispersados
territorial, social y culturalmente, en distintas condiciones de trabajo, invisibles entre sí. El problema
es unir una única fuerza, clase. Hay una aceptación generalizada de que las aspiraciones de
autonomía proletaria han encontrado su archienemigo tecnológico, el capital puede haber triunfado,
haber logrado su objetivo de emanciparse de la clase obrera.

¿Obrero socializado?

El análisis autonomista sugiere que de la reestructuración informacional del capital está surgiendo el
sujeto de un nuevo ciclo de luchas revolucionarias: el obrero socializado. Alquati usa este concepto
por primera vez, en asociación con el trabajo de Negri, lo describe como innovación en el
vocabulario de conceptos clasistas, intenta expresar la transición desde esa clase obrera masificada
por la producción directa en la fábrica a la fuerza de trabajo social que representa la potencialidad
de una nueva clase obrera, extendida en toda la envergadura de la producción y la reproducción.
Una concepción más adecuada a las dimensiones más amplias y minuciosas del control capitalista
sobre la sociedad y el trabajo social en su conjunto.

Según Negri, el obrero socializado es el sujeto de un proceso productivo que se ha hecho


coextensivo con la sociedad misma. En la era de obrero profesional el capital se concentra en la
fábrica, en la del obrero masa la fábrica es centro alrededor del cual orbita la sociedad. En la época
del obrero socializado, con la ayuda de las tecnologías de la información, la fábrica se propaga por la
sociedad, desterritorializando, dispersando y descentralizando sus operaciones para construir lo que
se llama fábrica difusa o fábrica sin paredes. El trabajo abandona la fábrica para encontrar en lo
social un lugar adecuado a las funciones de concentrar la actividad productiva y transformarla en
valor. Esta dispersión del trabajo se da mediante la flexibilización, tercerización y socialización.

Los centros de producción tradicionales son automatizados, las empresas se reorganizan en modos
flexibles, con pequeños núcleos de empleados permanentes rodeados de una periferia de
trabajadores contingentes. Hay trabajo de media jornada, temporario e informal, operaciones
subcontratadas dependientes, trabajo en negro, desde el hogar y teletrabajo. El trabajo asalariado
es desconcentrado, especializado y disperso temporalmente en la sociedad, e intercalado con
tiempo impago en ritmos nuevos e irregulares.

El capital reduce la fuerza de trabajo industrial, busca nuevas fuentes de trabajo, de los servicios a
los terciarios. Hay una diversificación extraordinaria de las industrias culturales. La expansión del
trabajo asalariado marca un nuevo orden de magnitud en la mercantilización de la actividad
humana. El aspecto más radical de esta socialización del trabajo es el desdibujamiento del tiempo
asalariado y el no. Las actividades están directamente integradas en el proceso de producción. En la
época del obrero masa, el consumo y la reproducción del trabajo han estado organizados como
esferas de actividad adjuntas a la producción, distintas de ella. Trabajo, escuela, ámbito doméstico
son reformados en una constelación única e integrada.

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El mundo del obrero socializado es donde el capital cubre todas las formas de vida. Ser socializado es
ser hecho productivo, y devenir sujeto es ser transformado en sujeto de valor. Hay una red de
distintos mecanismos altamente diferenciados aunque concluyentes que mezclan, en un trabajo
nuevo e indefinido, todo lo que es potencialmente productivo, toda la sociedad es puesta a
disposición del lucro. El trabajo productivo es ahora aquello que produce la sociedad.

La explotación ya no se localiza en la fábrica sino en la red y su medida de trabajo es la vida. Se ha


ido más allá de Marx. Negri dice que esta aparente co-extensión del capital con lo social oscurece los
contornos de la totalidad, permite a la empresa disfrazar su hegemonía y su interés en la
explotación, hacer pasar sus conquistas por el interés general. Hay una expansión del cálculo del
capital más allá del punto de producción, se habla del obrero socializado como un operador.

Según Négri, la intensificación de la fusión entre capital y la sociedad tiene consecuencias. El capital
se socializa para escapar de los conflictos centrados en la fábrica del obrero masa, persiste la
relación de explotación de la que surgió ese conflicto (extracción de actividad impaga a partir del
trabajo). Se irradia hacia afuera para conformar redes de actividad social. El capital pagará solo por
un segmento de la actividad vital que expropia. Hay reducciones y aceleraciones de la empresa,
recortes del salario social, erosión del estado de bienestar y daño ambiental.

Negri plantea que la lucha de clases es transmutada pero no eliminada. Aparece refractada en una
multiplicidad de puntos de conflicto. No hay un punto central de lucha. Hay una resistencia al
desmantelamiento del estado de bienestar, reclamos de igualdad salarial y salud, oposición al
expolio ecológico. En el espacio socializado del capital prevalece una lógica fractal, cada lugar
aparentemente independiente replica el antagonismo fundamental que conforma la totalidad de la
estructura: insistencia del capital en que el tiempo de vida se subordine a la ganancia.

Las luchas de múltiples sujetos en los sitios de la fábrica sin paredes manifiestan cada uno su
especificidad propia, autonomía concreta. Todos encuentran una barrera en la subordinación, por
parte del capitalismo. Para Negri, la experimentación con coaliciones, rizomas, que han
caracterizado a los movimientos anticapitalistas denota la búsqueda de una política adecuada a la
formas de existencia específica del obrero socializado, que es múltiple, polivalente, donde el núcleo
productivo del antagonismo consiste en la multiplicidad.

Trabajador socializado es una conjunción de la vieja teoría de la clase obrera y el análisis de los
nuevos movimientos sociales. El nuevo sujeto, dice Negri, surge de la intersección de 2 ejes
fundamentales. Uno va de la sociedad al mundo del trabajo y transmite al lugar de trabajo los
problemas. El otro corre del mundo del trabajo a la sociedad. Hay una crítica a la reestructuración
capitalista. Hay una posibilidad de reunificación de los componentes tradicionales de la lucha de
clases contra la explotación y los nuevos movimientos de liberación.

Desde 1980 hay un nuevo ciclo de luchas que han desafiado la reestructuración neoliberal. Estos
movimientos del obrero socializado toman formas distintas de las luchas fabriles del obrero masa. Se
caracterizan por la forma radicalmente democrática de organización, transformación de la relación
con los sindicatos (líneas de transmisión de impulsos que surgen desde abajo),la dimensión social de
los objetivos, redescubrimiento de una perspectiva social por parte de los viejos sectores de la lucha
de clases, surgimiento del componente feminista, trabajadores del sector terciario y trabajo
intelectual. Estos movimientos rompen con la actitud defensiva de la reestructuración. Desafían el

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control gestionario de la sociedad por el Estado de crisis, conformados por una ética que hace
énfasis en las conexiones del obrero social y destaca la importancia de la cooperación social. Hay una
aspiración a que la producción cooperativa pueda ser conducida desde la base, que la globalidad de
la economía posindustrial pueda ser asumida por sujetos sociales.

La comunicación contra la información

Negri hace un análisis sobre el papel de la comunicación y la información, destaca que la fábrica sin
paredes es también la fábrica informacional, un sistema cuyo funcionamiento depende de la
creciente identidad entre los procesos productivos y las formas de comunicación. Los conflictos de la
era fordista impulsaron al capital a vincular entre sí las computadoras, telecomunicaciones y medios
en redes más amplias para subordinar efectivamente a la sociedad. La productividad del obrero
socializado surge de terminales de líneas de fibra óptica. Su productividad depende de una
elaborada red de sistemas informáticos.

El autor afirma que esta envoltura tecnológica no resulta en subyugación del obrero socializado. El
sistema de las máquinas deviene más comprensivo, nos familiarizamos más, el obrero socializado
disfruta de una relación cada vez más orgánica con la tecnociencia. Iniciado por el capital con el fin
de controlar y comandar, convierte al obrero socializado en una ecología de máquinas. El sistema de
las máquinas sociales constituye el ambiente cotidiano de potencias a aprovechar y explorar. El
tecno-hábitat es socializado omnipresente, no puede ser exclusivamente dirigido por el capital.

En la era del obrero masa, Negri afirma que las condiciones de los trabajadores mecanizados
llevaron a un rechazo de la ciencia. En la era del obrero socializado esta situación es superada, el
capital se ve obligado a transferir y dispersar el saber tecnológico entre la fuerza de trabajo. Hay una
naturaleza social del aparato tecnológico. Aparecen posibilidades para la refuncionalización y la
recuperación. La tecnociencia se convierte en un sitio para la reapropiación del poder. El autor
plantea el surgimiento de una forma generalizada de la fuerza de trabajo necesaria para un sistema
bañado en todos sus poros por la tecnociencia. Las nuevas capacidades comunicativas y
competencias tecnológicas existen de manera virtual en la fuerza de trabajo contingente y
desocupada. Las premisas y requisitos de la vida cotidiana en un sistema tecnocientífico altamente
integrado, permeado por máquinas y medios de comunicación.

La complejidad y el alcance de la fábrica sin paredes crea para el capital una constitución social
específica (cooperación intelectual, comunicación) una base sin la cual ya no es posible concebir la
sociedad. El capitalismo avanzado expropia la cooperación en el trabajo, penetra la totalidad de la
sociedad por medio de instrumentos tecnológicos y políticos para anticipar, organizar y subsumir
cada una de las formas de cooperación en el trabajo que están establecidas en la sociedad para
generar un mayor nivel de productividad. El capital accede a todas partes, intenta adquirir el poder
de coordinar, reclutar y recuperar el valor. Las materias primas en las que se basa el nivel de
productividad son la ciencia, la comunicación y la comunicación del conocimiento.

Para asegurar esta cooperación el capital debe apropiarse de la capacidad comunicativa de la fuerza
de trabajo, hacerla fluir por los canales tecnológicos y administrativos estipulados. El capital debe
apropiarse de la comunicación, debe expropiar la comunidad y sobreponerse a la capacidad
autónoma de producir conocimiento, reduciendo ese conocimiento a un medio para cada
emprendimiento del obrero socializado. Esta es la forma de expropiación en el capitalismo

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avanzado. Rodear al trabajador socializado con un denso tejido de canales y aparatos de
comunicación.

Negri afirma que la comunicación es al obrero socializado lo que la relación salarial era al obrero
masas. Los recursos comunicativos constituyen parte del paquete de bienes y servicios que el capital
debe repartir a los trabajadores para asegurarse su propio desarrollo continuo. El capital
poskeynesiano institucionaliza la infraestructura de la información por medio de la cual espera
rejuvenecer, conectando con las redes, equipando y familiarizando a los trabajadores con un hábitat
conectado por medio del cual las instrucciones pueden ser transmitidas y las respuestas canalizadas.
El autor ve el control de los recursos comunicativos como un campo de tensión, al informatizar la
producción el capital parece aumentar sus poderes de control. Estimula capacidades que amenazan
escapar de su comando y derramarse para el beneficio económico. Desde el momento en que la
textura crecientemente comunicativa de la economía moderna pone al descubierto e intensifica la
naturaleza socializada y cooperativa del trabajo, entra en fricción con la hegemonía capitalista.

Entre la comunicación y la información la actividad comunicativa es actual, la información es


aprisionamiento, es centralizada, vertical, jerárquica, es distribuida, transversal y dialógica. El capital
trata de capturar la capacidad comunicativa de la fuerza de trabajo en sus formas tecnológicas y
organizativas. El conflicto, la lucha y la diversidad se concentran en la comunicación, el capital
intenta por medio de esta preconstruir los determinantes de la vida, el trabajador socializado ha
llegado a desarrollar la crítica de la explotación por medio de la crítica de la comunicación.

Para Negri la importancia de la revuelta es representada en la capacidad de trabajadores en


formación, surgimiento de cierto tipo que encarna la cooperación intelectual y la alfabetización
tecnocientífica, la capacidad de usar ese conocimiento de una manera rebelde. Las luchas entre la
información y la comunicación abracarían los conflictos alrededor de la organización colectiva del
trabajo, producción, expansión de la militancia de los medios alternativos que desafían el control
empresarial de las noticias y las imágenes, luchas en las escuelas, universidades, reclamo del capital
de una fuerza de trabajo educada funcionalmente y la insistencia del pueblo en aprender siguiendo
sus propios objetivos. La lucha en el ciberespacio ha desviado la red de pc global para convertirla en
una forma de inteligencia colectiva y el intento del capital de ajustarla a fines comerciales. Estos
proyectos constituyen la prefiguración de un sujeto anticapitalista insubordinado, cuya identidad es
arraigada en las interacciones comunicativas de la producción socializada. La reestructuración ha
liberado efectos perversos según el punto de vista del capital, pero virtuoso desde el punto de vista
opuesto, creando las condiciones para el surgimiento de nuevos sujetos quienes se reconcilian con
los planes que el capitalismo tiene para el mercado.

¿Obrero fragmentado?

El trabajo de Negri sufre un defecto en los intentos de periodizar la lucha de clases, en una
orientación hacia un sistema unificado de producción tipos muy distintos de trabajo, omitie su
dependencia.Caffentzis sostiene que la descomposición del obrero masa por el capital, en los 70’, ha
sido acompañada por una redistribución del trabajo en dos direcciones: una es el crecimiento de un
sector de la alta tecnología concentrado en el campo de energía/información del petróleo,
electricidad, energía nuclear y la microelectrónica. Otra es el surgimiento de un sector de servicios
de baja tecnología, que transforma parcialmente el trabajo reproductivo tradicional no asalariado en
el hogar en una zona de explotación directa.

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Los sectores de energía/información y servicios son complementarios para el capital, el primero
provee la innovación en la toma de beneficios, el último el empleo masivo para estabilizar la relación
salarial. Pero difieren en las condiciones de trabajo. Los trabajadores en el sector alto pueden ser
tecnológicamente calificados. El trabajador del sector de servicios de baja categoría, baja
calificación. Los sectores están diferenciados por la edad, raza y género de su fuerza de trabajo, el
sector alto masculino blanco, trabajadores jóvenes, de color y sexo femenino son descartados. Esta
polarización replantea el concepto de obrero socializado de Negri, afecta la relación orgánica con la
tecnología que él propone para este sujeto emergente, la tesis del obrero socializado minimiza las
tendencias que separan a los estratos de trabajadores relativamente bien calificados y bien pagos,
de la masa más grande del sector de servicios posindustrial sujetos a los efectos más descalificadores
y alienantes de la dominación tecnológica. Esta división de la fuerza de trabajo está referida al
género y la raza. Análisis feministas hablan sobre la masculinización de la tecnología perpetuada
dentro de la nueva economía informacional. Las trabajadoras experimentan los efectos de
descalificación. Estos modelos de segregación,las exclusiones raciales se combinan con las de
género.

Las oportunidades de reapropiación tecnológica identificadas por Negri solo existirían para los más
privilegiados. La teoría del obrero socializado generaliza las experiencias de los trabajadores
relativamente privilegiados que están en contacto con los sectores más avanzados del capital e
ignorar otros estratos. Se deja de lado la constante resistencia de algunas luchas antiguas. La
segmentación de la fuerza de trabajo informacional es prueba del fin de la política de clase.

Negri al describir la recomposición de la fuerza de trabajo socializada habla de una potencialidad,


posibilidad política que debe reafirmarse como resistencia. El trabajador socializado que plantea el
autor es concebido como agencia en proceso, formado en una lucha que pone en juego la relación
entre el trabajo y el capital, también la relación con el trabajo mismo. Hay una segmentación del
mercado de trabajo por parte del capital a partir del género, raza y edad.

Según Negri, las tendencias hacia el apartheid social son contradichas por una tendencia simultánea
a subsumir el trabajo dentro de un sistema único y unificado dependiente de una infraestructura
común. La diseminación de los saberes y capacidades técnicas no puede limitarse a estratos de
empleados seguros y confiables, es universalizada por el mismo proceso frenético de circulación del
capital. La familiarización del obrero social con sus hábitat informacionales, la apropiación que hace
de estos, es un proceso que rechaza los intentos de contenerlo estratégicamente y estratificarlo. El
sistema de segmentación tiene fisuras.

Hay una contra vigilancia por medio de filmaciones de video de abusos, desarrollo de modos de
expresión político-cultural altamente técnicos. El papel de medios en la lucha feminista y
antirracista, el uso de las redes de computadoras da visibilidad a luchas de trabajadores, hay una
expropiación del ciberespacio como un medio para la circulación de las lucha por parte de algunos
de los sectores marginalizados y desposeídos de la fuerza de trabajo global. La lucha de la
comunicación contra la información adquiere importancia como instrumento para superar la
segmentación de la fuerza de trabajo. Una evaluación del estado actual de la composición de clase
requiere tomar en cuenta posibilidades de recomposición en las que se concentra Negri como las
tendencias a la descomposición destacadas por Caffentzis. La perspectiva de este último refleja la

60
atomización casi desastrosa de la clase trabajadora. El capitalismo digital constituye (Negri) un nodo
de contradicciones estratégicas.

UNIDAD 3 - MODULO 2

Gubernamentalidad algorítmica - Rodriguez

Introducción: cibernética y gubernamentalidad

Foucault, en sus cursos de Seguridad, territorio, población y nacimiento de la biopolítica ensayó un


nuevo análisis de las relaciones de poder en su relación con los modos de subjetivación bajo la
palabra clave de gubernamentalidad. Busco direccionar al neoliberalismo como una tecnología de
poder novedosa que recién hoy revela su eficacia no solo como modelo económico sino como una
madeja gubernamental. Había que pensar a la sociedad occidental como posdisciplinaria, anunciaba
la constitución de un nuevo orden interior, diferente al disciplinario, que sería expresión de una
nueva forma de control social que contaría, entre sus características con la creación de un sistema
de información general de extensiones inéditas y con la constitución de una serie de controles,
coerciones e incitaciones que se realizan a través de los mass media. Esto permitirá una cierta
regulación espontánea que va a hacer que el orden social se autoengendre.

En los 90 Deleuze escribió su Posdata sobre las sociedades de control. Comenzaba confirmando la
crisis del encierro como tecnología de poder, pues son las fábricas, hospitales, escuelas, familias
quienes dejan paulatinamente de confiar en su capacidad de instituir subjetividades. Se manifiesta
de dos maneras: la promoción incesante de las reformas para cada una de esas instituciones y el
ascenso de la información como nuevo insumo de una panoplia de tecnologías que ingresan en esos
encierros trayendo así un nuevo exterior. El encierro como tecnología de poder está siendo
reemplazado por el poder de la tecnología para superar el encierro y hacer sistema con nuevas vías
de subjetivación, las mismas que Foucault veía configurarse en los intersticios de un nuevo tipo de
control social.Deleuze apenas había podido identificar una mutación de la vigilancia, uno de los ejes
centrales del encierro según Foucault, que ahora se producía “a cielo abierto” y en función de un
sistema informático que ya no instaura barreras, sino que señala la posición de cada uno, lícita o
ilícita en un mapa global y opera una modulación universal, siguiendo una imágen de Guattari.

Respecto a Deleuze hay algunos baches, en particular sobre la gubernamentalidad foucaultiana. El


autor establecía una secuencia temporal: soberanía para el siglo XVIII, disciplina para el siglo XIX y
parte del siglo XX y control del 45 en adelante. Sin embargo varias características del control en
Deleuze, y de hecho el nuevo orden interior de Foucault son asimilables a lo que este definió como
seguridad en el marco de la teoría de la gubernamentalidad. Esta última no forma una secuencia con
la soberanía, mucho menos con la disciplina, sino más bien una tecnología de poder antigua, que
había corrido paralela a la disciplina y que sólo había comenzado a imponerse en su modalidad
neoliberal en la misma época que Deleuze rubricaba como control. Parte de lo que el autor llama
control corresponde a lo que Foucault llama seguridad, sobre todo en lo que hace al vínculo entre
formas de poder y modos de subjetivación.

61
Ese vínculo propio de la gubernamentalidad como grilla de análisis se encuentra en un segundo
bache, ahora de Foucault. Tiqqun en su Hipótesis Cibernética, Foucault se fue hasta los griegos,
romanos y primeros cristianos para rastrear algo que era contemporáneo y tenía frente a sus ojos: la
cibernética, ciencia que estudia la comunicación y el control en animales, humanos y máquinas. Esta
es una ciencia de gobierno que puso en marcha el complejo tecnológico centrado en la información
que será luego la base material de las sociedades de control. Cibernética como invención
propiamente gubernamental. Este ensayo busca explicar los nuevos dispositivos de poder relevantes
en términos conceptuales.

Cultura algorítmica

En los 90 se podía imaginar, con Deleuze, la posibilidad de un mega aparato de vigilancia donde el
mundo virtual, informatizado, espejaría en todo lo que pueda al mundo real, material, generando
una suerte de doble información que podría ser lo individual. Las comunidades virtuales han mutado
en redes sociales, en la actualidad lo reticular va y viene de los dispositivos a las personas y
viceversa, está en medio de las relaciones sociales, son una recombinación y una amplificación. El
viejo imaginario de la informatización de la sociedad, los 70 y cuando las tecnologías de la
información en la vida cotidiana era una quimera, no preveía semejante digitalización de la vida
social, las redes informáticas serían un auxilio para las relaciones sociales que ya estaban
establecidas, esas mismas relaciones se definirán en tanto se manifiestan directamente como
digitales.

Hay una ambivalencia de la cibernética cuando se propuso como tecnología gubernamental a


principios de los últimos 50 años. Wiener decía que pasar la vida social a la información iba a
garantizar que la opacidad y el secreto fueran erradicados, confirmación de la hipótesis liberal de la
mano invisible llevada más al terreno de la economía y del mercado. Según Tiqqun, Deutsh aboga
por abandonar las viejas concepciones soberanas del poder, de ahora en adelante gobernar será
inventar una coordinación racional de los flujos de informaciones y decisiones que circulan en el
cuerpo social a través de 3 pasos: instalar un conjunto de sensores para no perder ninguna
información proveniente de los sujetos, tratar las informaciones por correlación y asociación,
situarse en las cercanías de cada comunidad viviente. La aspiración cibernética de una sociedad
informatizada suponía la inclusión de una caja negra, dispositivo que debía procesar la vida social y
que por ello mismo ya no se ponía en situación de duplicación trascendental, un protagonista más,
junto a los seres humanos, en el complejo trabajo de la sociedad, el hacer socius.

Este es el papel que cumplen en la actualidad los algoritmos, estos son un conjunto finito de
instrucciones o pasos que sirven para ejecutar una tarea o resolver un problema matemático a
través de la manipulación de símbolos. Su influencia en la actualidad reside en que dicho conjunto es
lo que hace funcionar a una pc y por extensión a cualquier sistema informático basado en un sistema
de codificación binaria. En la máquina de Turing es donde surge la noción de programa, supone un
sistema interno que tiene un input y un output.

Nos informamos a través de redes de noticias que se retroalimentan con los tradicionales medios
masivos de comunicación, nuestros consumos culturales están delimitados por sistemas, nuestra
vida social, espacios de comunicación, redes de contactos laborales. Nuestras actividades sociales
son enteramente digitalizadas, como los sistemas que las gestionan. Los móviles se mueven a

62
nuestro compás y procesan a través de diversas apps. Estos son un segundo yo, antena de lo que
somos, parte de nosotros mismos que es mucho más que una mera extensión.

Striphas acuña la expresión “cultura algorítmica”, los seres humanos han delegado el trabajo de la
cultura a procesos computacionales. Este cambio altera el modo en el que la categoría cultura ha
sido hasta ahora practicado, experimentado y entendido. Asistimos a un gradual abandono del
carácter público de la cultura y la emergencia de una nueva estirpe de élite cultural que afirma ser lo
contrario. Los algoritmos que van conformando las pautas y elecciones culturales se invisibilizan
como tal, se ocultan en tanto proceso de selección de contenidos culturales. Hace creer en la
existencia de una transparencia que permite un acceso a todo cuando en realidad personaliza a
través de medidas estadísticas que no tienen nada de personales. Crean la ilusión de una
singularidad que es efecto de la estadística, efectos de un procesamiento de información.Berti dice
que el creciente desarrollo de software para asistir en la toma de decisiones culturales, señalado por
Striphas, permite una producción de criterios que reemplaza a las autoridades tradicionales
(academia, crítica, estado, sistema educativo), produciendo sincronizaciones colectivas y sociales de
la diacronía psíquica. Hay un salto de una sincronía social colectiva a un nuevo modo de sincronía
particularizada.

Sadin describe el paso del sujeto humanista al individuo algorítmicamente asistido. La vida cotidiana
consiste en buena parte en un conjunto de decisiones que son delegadas a sistemas informáticos,
decisiones que gracias a la cuantificación generalizada de todos los desplazamientos físicos y de
todos los intercambios simbólicos y gracias a la capacidad de procesamiento y predicción y
aprendizaje de las máquinas, son consideradas muchos más eficientes que las que tomarían los seres
humanos sin asistencia digital.

El mapa sigue sin ser el territorio, sin embargo, cuando el mapa se vuelve interactivo, con los
individuos de manera directa o con los datos que constantemente se actualizan, se empieza a
parecer al territorio. Si el territorio es la vivencia y la experiencia del espacio que hacen los sujetos,
los seres humanos se encuentran hoy delegando parte de su construcción a las decisiones asistidas .
Este individuo asistido se refleja en la construcción de un perfil, que es la serie de datos asignados a
un sujeto en la vida social digital. Bruno plantea que el perfil es un conjunto de trazos que no
concierne a un individuo específico, sino que expresa las relaciones entre individuos siendo más
interpersonal que intrapersonal. Su principal objetivo no es producir un saber sobre un individuo
identificable, sino usar un conjunto de informaciones personales para actuar sobre similares. En esa
masa de datos lo que se busca es la probabilidad de manifestación de un factor (comportamiento,
interés, trazo psicológico) en un cuadro de variables. Existe en el perfil un efecto de identidad, no
atienden a criterios de verdad y falsedad, sino de performatividad.

Si partes crecientes de la vida cotidiana transcurre en las redes, los perfiles se transforman en
espacios privilegiados para la constitución de las mismas identidades, constituyen la base de
ejercicio de una vigilancia distribuida e inmanente. Es distribuida porque ya no es preciso situar al
individuo en un lugar fijo, sino que lleva consigo aquello que lo vigila y a través de lo cual puede
vigilar, al transformar cualquier interacción comunicacional en dato, los sistemas de vigilancia ya no
necesitan situarse en un punto trascendente de mira, cualquier aspecto de la vida social queda
registrado sin esfuerzo alguno por espiarla. Hoy quedarse sin cobertura de red despierta angustia
insoportable.

63
Sociedad de metadatos

Goffey dice que los algoritmos parecen cumplir el papel de los enunciados como proponía Foucault.
Es un papel pragmático, distancia entre la algoritmización actual y la formulación original del
algoritmo como una función matemática que podía hacer equivaler a los animales, humanos y
máquinas, tal como percibía la cibernética, el marco teórico y práctico de los algoritmos. En la
máquina de Turing, el algoritmo tenía una dimensión sintáctica, ligada al lugar que ocupa un signo
en una secuencia dada que constituirá, que entregará la máquina considerada, y una dimensión
semántica, que refiere a la tarea que estaría ejecutando o al cálculo que estaría realizando. La vida
misma se ha informatizado o digitalizado, la sociedad se sitúa en el espacio de un procesamiento
algorítmico generalizado, la sociedad se convierte en redes sociales maquinicas, el algoritmo pasa a
tener un valor pragmático. El autor señala que cualquier máquina de Turing trabaja convirtiendo un
input en output, todos ellos deben estar conectados y homologados. Los algoritmos necesitan que
los datos sean procesables según un criterio común y un mínimo estándar técnico. Hoy hablamos de
una algoritmización de la sociedad, los usamos para cualquier cosa, se encuentran conectados a
través de sistemas que son incesantemente alimentados por nuestros usos, se procesan los registros
de diferentes actividades en un suelo común que permite la personalización, la asignación de esa
masa de datos a un individuo, la definición de un perfil. Los metadatos constituyen el alimento de los
algoritmos.

Pasquinelli afirma que en lugar de las sociedades de control imaginadas por Deleuze, vivimos en una
sociedad de metadatos. La vigilancia del ordenador universal imaginada por Deleuze a través de
Guattari ha cedido su lugar a la vigilancia distribuida e inmanente de la que habla Bruno, termina de
borrar su propia evidencia para los individuos conectados. Esta distribución genera grandes masas
de datos, el big brother cede terreno frente al big data. La arquitectura informacional generada por
la digitalización y su consecuente aumento exponencial de datos está diseñada para personalizar
estadísticamente, atendiendo así a la otra dimensión central de las sociedades de control: las formas
de subjetivación.

Los metadatos son datos sobre los datos, datos que describen otros datos, que se amplían para
ayudar a ubicar datos, que es lo que hacemos cada vez que tecleamos una palabra. Dentro de la pc,
los programas son algoritmos que interpretan a otros algoritmos que interpretan los datos
generalmente agrupados en forma de metadatos. El crecimiento paralelo de la velocidad de
acumulación de datos y de su capacidad de procesamiento, por parte de agentes no humanos, nos
instala en una situación inédita.

Pasquinelli distingue 2 tipos de algoritmos: el que traduce información como información (un flujo
que se transforma en otro flujo) y el que acumula información para extraer metadatos, producir
información sobre la información. Los metadatos resultantes de este proceso algorítmico
representan la medida de la información, el cálculo de su dimensión social y su inmediata traducción
en valor. La valorización es producto de un proceso recursivo donde los metadatos generan un
efecto de personalización, perfil que luego es alimentado por el individuo o sujeto que se identifica
parcialmente con él y a la vez, por el hecho de servirse de él, lo alimenta para que evolucione como
si fuera una persona.

Omnes et singulatium

64
Foucault presenta el problema de la gubernamentalidad en relación con la fórmula pastoral, para
todos y para cada uno, crítica de la razón política oocidental, centrada a la vez en el gobierno de la
totalidad y al mismo tiempo de cada uno de los individuos. Se centró en la reflexión grecorromana
sobre las ciencias políticas, luego la transformación operada por el poder pastoral crisitiano y la
constitución de la pareja del gobierno para la teoría política de la segunda mitad del siglo XVIII: la
razón de Estado y el poder de policía, una para la totalidad y otro para los individuos.

El pastorado cristiano logró apropiarse y juntar, alterándolos, dos elementos del pensamiento
helénico: el examen de la conciencia y la dirección de conciencia. Construyó un lazo entre la
obediencia total, el conocimiento de uno mismo y la confesión a otra persona. El estado moderno se
constituirá en torno a este juego de obediencia-conocimiento-confesión volcado sobre la doble
condición de los sujetos en tanto ciudadanos pero también ovejas de un rebaño. Aparece luego la
razón de Estado, ligada al desarrollo de la estadística o aritmética política y el poder de policía, que
se ocuparía de todos los detalles de la vida cotidiana, control de la comunicación, de las actividades
comunes de los individuos.

Esta gubernamentalidad “omnes et singulatium” es realizada hoy a través de los dispositivos


digitales, que mancomuna la estadística (razón de Estado) y el control de la comunicación (poder de
policía) en una situación de procesamiento social generalizado. Berti dice que hay un nuevo modo de
sincronía particularizada por el que se sugiere algo a alguien de modo personalizado pero en función
de una regularidad estadística de la que esa persona forma parte y de hecho ayudó a formar . Hay un
pedido gubernamentalista de Deutsch de abandonar la concepción soberana de poder para inventar
una coordinación racional de flujos de informaciones. La tecnología será tan buena que a la gente va
a resultarle muy difícil ver o consumir alguna cosa que no se ajuste a ellos.

Rouvroy y Berns afirman que nos hallamos en la época de la gubernamentalidad. Para Foucault el
término denotaba una nueva forma de ejercicio de los poderes en la que no se prohíbe, como en la
ley, ni se prescribe, como en la disciplina, sino que se actúa entorno a las fuerzas que se despliegan
en una realidad dada para acoplarlas naturalmente al orden previsto en el futuro, supone una acción
constante retroalimentada, cibernética, por el resultado de la acción anterior. La gubernamentalidad
algorítmica sería un cierto tipo de racionalidad (a)normativa o (a)política que reposa sobre la
recolección, la agrupación y análisis automatizado de datos en cantidad masiva de modo de
modelizar, anticipar y afectar por adelantado los comportamientos posibles, implican una aparente
individualización de la estadística, opera alrededor de la generación de un sí mismo a partir de su
propio perfil automáticamente atribuido y evolutivo en tiempo real. Esta práctica estadística se
desarrolla como si estuviéramos de acuerdo, como si hubiera una adhesión por defecto a una
normatividad tan inmanente como la de la vida misma.

No se trata de un procesamiento algorítmico basado en explosión de datos neutros sino de un


conjunto de datos que ya han sido procesados y que son procesados constantemente y en tiempo
real. Están las cookies como recolectoras de datos, las solicitudes constantes que parecen
realizaciones torpes de la interpelación althusseriana del sujeto (personas que quizás conozca,
grupos a los que adhirió tal perfil, en qué estás pensando). Están también los seguidores y los
seguimientos entre usuarios y las conexiones que son elaboradas siempre a partir de una
perfilización constante que se alimenta del hecho de que los individuos se la pasan perfilizándose.
Estos son puntos centrales de las relaciones entre saber, poder y subjetivación en las sociedades de

65
control que se convierten en sociedades de metadatos. Cada MG es un acto de gubernamentalidad
algorítmica.

Hay una serie de 3 pasos. Pasquinelli propone medir la acumulación y el valor de las relaciones
sociales, mejorar el desing del conocimiento maquínico y monitorear y prever el comportamiento de
las masas, la dataveillance. Esta última es el primer paso, que describen Rourvroy y Burns, seguidas
luego por el datamining, la minería de datos que explota el yacimiento generado por el dataveillance
en función de un análisis automatizado que busca hacer emerger correlaciones sutiles entre ellos sin
necesitar elaborar una hipótesis previa. El perfil resultante del datmining es utilizado para la
anticipación de los comportamientos individuales, que son remitidos a un sujeto. El datamining es
una función maquínica y que remite a mejorar el procesamiento maquínico para que siga
interactuando con los perfiles y luego, éstos, sigan interactuando con individuos. Hay una semejanza
con los 3 pasos que proponía Deutschen en el 53: sensores cerca de los sujetos, correlacionar y
asociar datos, acercarse con todo ello a cada comunidad viviente. Omnes et singulatium, gracias a la
estadística y a su condición maquínica.

El espejo de la técnica

La cultura algorítmica, según Striphas, oscila entre una separación entre algoritmo y cultura y una
vinculación más profunda, porque debe resolver una cuestión: qué significa hacer residir parte del
trabajo de la cultura en dispositivos automatizados de selección de contenidos. Las ciencias de la
comunicación, en el siglo XX, habían identificado a los mass media como agentes privilegiados de
esta construcción de cultura. Adorno y Horkheimer denunciaban el ascenso de la industria cultural,
la escuela de Birmingham hablaba de la manipulación mediática que no es completa, ya que no hay
sujetos pasivos recibiendo mensajes de centros de poder identificables y monolíticos y que la
construcción del sentido social es algo más que una relación unidireccional entre emisores todo
poderosos y receptores víctimas. Las redes sociales predican la misma manipulación de la opinión
pública que la de los mass media.

En el caso de la comunicación, Bruno habla de un efecto de identidad que se escapa de la verdad y la


falsedad para alojarse en el seno de la performatividad. Lo performativo se sustrae de la verdad y
ésta de la identidad, que pasa a ser un efecto. La mediación del perfil para construir identidad
supone una cierta fractalización de una unidad llamada individuo.Goffman dice que así como el
trabajo de la cultura puede ser derivado a los medios masivos y luego a las redes sociales , el trabajo
de la sociedad consiste en un juego teatral que se despliega en las interacciones cara a cara, antes
de que existiera la pc o los celulares. La identidad siempre es un efecto de condiciones
performativas, en sí mismo, parecido al perfil.

Según Sadin, remitir a la humanidad y adosarle el adjetivo de aumentada o algorítmicamente


asistida, supone una interpretación tecnofóbica. Reproduce los prejuicios de toda la filosofía de la
técnica derivada del viejo debate entre kultur y technik del siglo XIX, que ve en la técnica una
realidad opuesta a lo humano. Simondon dice que hay que desactivar la oposición entre cultura y
técnica. Los algoritmos no son objetos autónomos, están moldeados por la presión de fuerzas
sociales externas, son ellos mismos expresión de ciertas fuerzas sociales y culturales. Sadin habla de
asistencia en sintonía con el enfoque de Foucault, quien decía que los saberes naturalistas de la
gubernamentalidad pretendían equilibrar la relación entre el Estado y los individuos interviniendo

66
allí cuando fuera necesario. Se intentaba así que los individuos no pidieran más asistencia que la
estrictamente necesaria y que se responsabilizaran de la cantidad posible de conductas. La disputa
entre el modelo de Estado de bienestar y el neoliberalismo concierne a una crisis de
gubernamentalidad, se vuelve a discutir cómo va a estar compuesto el viejo poder de la policía y
hasta dónde puede llegar.

El colectivo Tiqunn dice que la algoritmización de la sociedad y de la cultura es solidaria de un


ascenso del neoliberalismo, una verdadera tecnología de poder asociada a un modelo específico de
subjetivación, donde la responsabilidad del individuo es máxima en relación con el estado. Todo
ocurre como si hubiera nuevos pedidos de asistencia,al Estado, a los dispositivos digitales, todos
algoritmizadores. Asistencialismo en redes. Una novedad respecto de la construcción de los vectores
mismos de las asistencias requeridas.

Los algoritmos son programados por seres humanos, diseñan perfiles a partir del cruce de variables
estadísticas generales, introducidos como fuerzas exteriores. Así como fueron programados, poseen
un nivel de programación autónoma, evolucionan además de obedecer órdenes para generar
correlaciones que no pueden estar dadas de antemano al procesamiento, basan parte de su
potencia en esta imprevisibilidad relativa de su funcionamiento, y esta está ligada al big data, más
datos de los que cualquier ser en particular podría conocer por sí mismo. Nosotros también somos
algoritmos, las redes sociales también hacen relaciones que pueden ser establecidas en poco tiempo
a partir del procesamiento de variables (perfiles) obviando el carácter de esas relaciones.Los
algoritmos vienen a señalar, a través de una exteriorización técnica, que en parte éramos perfiles
antes de las redes sociales y sistemas de tomas de decisiones culturales, según Striphas. La máquina
de Turing, figura máxima del algoritmo, consistía en un ser humano equipado con un lápiz y un
papel.

Dispositivos y tecnologías del yo

En términos de gubernamentalidad hay que indagar sobre el modo en que somos asistidos por el
algoritmo hacia qué les estamos delegando, hasta qué punto lo algorítmico es algo en cierto modo
íntimo de lo humano. Qué es lo que delegamos a las app, qué quieren las instancias de poder que
deleguemos.

Foucault veía en los mass media la plataforma de un sistema informacional general que engendraría
un nuevo orden interior. Hablaba de controles, coerciones e incitaciones. Deleuze reacondicionó
esas intuiciones ubicando a la nueva vigilancia ubicua de las tecnologías de la información como
aquel sistema de información y modulación como el factor subjetivante. Los aspectos más
significativos de la nueva lógica de poder y subjetivación se encuentran en los metadatos y los
algoritmos, en ellos hemos delegado parte del trabajo de la sociedad y la cultura.

En la sociedad de los metadatos, según Pasquinelli, se trata de un control de las masas y la previsión
del comportamiento colectivo, los gobiernos rastrean la actividad online de los social media. La
dataficación de la vida social, su carácter distribuido e inmanente, genera un tipo de control inédito.
Es la delegación misma de los algoritmos sociales en sistemas de datos. Redes sociales, apps y
medios masivos son personalizados al mismo tiempo, el carácter íntimo y no ya exterior de la
estadística para procesar lo social, son importantes mecanismos de subjetivación de los que se

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espera una definición de nosotros mismos, una suerte de evolución conjunta o de sistema de
transformaciones que permiten alimentar a y ser alimentados por los big data. Berti remite a
Stiegler, dice que la padronización permite generar un hypomnémata del devenir, éste es una
dimensión del ser en su desfasaje. No identifica una estructura sino una tendencia al exteriorizar las
meta estabilidades. Esto es llamado por Deleuze como modulación de las conductas.

Karakayali, Kostem y Galip sostiene que lo que Deleuze llama control también puede ser
interpretado como parte de una inquietud de sí, y que las recomendaciones, las asistencias de y las
delegaciones al trabajo algorítmico, pueden formar parte de lo que Foucault llamaba tecnologías del
yo, “que permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia y con ayuda de otros, cierto número
de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, cualquier forma de ser,
obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad,
pureza, sabiduría o inmortalidad.

Los algoritmos y los metadatos concentran cierta esperanza en la modificación de las conductas y los
pensamientos, así como la confianza en generar tendencias de lo que aún no somos. Para Karakayali,
los usuarios no se someten pasivamente a la guía/control de los algoritmos, pero tampoco quedan
completamente afectados, los efectos que produce un algoritmo en los usuarios es co-construido a
través de negociaciones continuas entre ambos. Hay dos dualidades constitutivas de los usuarios en
su relación con el sistema de recomendación: la que permite la mediación de los usuarios tanto con
su medio sociocultural como con su relación con ellos mismos, y la de la utilización de la plataforma
guiada por un cultivo de sí pero también como un medio de auto presentación. El funcionamiento
del sistema como instrumento de control no excluye la posibilidad de su empleo como tecnología
del yo. Uno puede estar tentado de borrar el contraste entre control y cuidado de sí planteado
antes.

En la dualidad microfísica entre control y subjetivación es donde se encuentra la complejidad de los


algoritmos y los metadatos. Para Deleuze, la noción de dispositivo de Foucault implica un juego
siempre abierto en el que cuesta discernir en qué momento se está rompiendo con él para formar
otro. El dispositivo no es una grilla rígida y fácilmente denunciable. Pertenecemos a ciertos
dispositivos y obramos en ellos, asegura Deleuze, lo que implica un repudio de los universales y un
cambio de orientación que se aparta de lo eterno para aprehender lo nuevo. Sitúa lo nuevo del lado
de la subjetivación, sus líneas parecen especialmente capaces de trazar caminos de creación que no
cesan de abortar, tampoco de ser reanudados, modificados, hasta llegar a la ruptura del antiguo
dispositivo.

En cuanto al problema central de la sociedad de los metadatos y los algoritmos como renovación y
transformación del viejo tópico de las sociedades de control, las nuevas formas de vigilancia se están
desarrollando a través de complejos mecanismos de subjetivación, somos más vigilados que nunca y
queremos serlo. Confiamos en la extracción de metadatos y en la sorpresa que nos deparen los
algoritmos para saber algo más de nosotros mismos, de qué puede ser de nosotros, mientras todos
sabemos cada vez más de todo el mundo. Los circuitos formados por las delegaciones, asistencia y
las vigilancias, en ellos se producen al mismo tiempo mecanismos de obediencia, formas de
conocimiento de sí y modos de confesión, como identifica Foucault en las tecnologías de yo
cristianas, omnes et singulatium antiguo muta en una suerte de pastor digital. Si la subjetivación es
lo que mueve, transforma y disuelve los dispositivos, según Deleuze, el asunto aquí es desentrañar

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cómo podría ocurrir algo nuevo cuando la parte de dispositivo que contenga este nuevo escenario se
basa precisamente en sofisticados procesos de subjetivación.

La Hipótesis Cibernética - Tiqqun

“I”

El futuro es moderno, poblado de cyborgs y emprendedores sin recursos, corredores de bolsa y


hombres-turbina. Aparece una infantería del progreso, que combate la ignorancia, la injusticia,
miseria. Están allí donde ello se altera, donde algo sucede. Son humildes y audaces, al servicio de un
interés que les supera, guiados por principios superiores. Saben plantear los problemas pero
también encontrar las soluciones. Son la historia en marcha, son la revolución.

Los nuevos conquistadores, los cibernéticos, son una constelación difusa de agentes, conducidos,
impulsados, deslumbrados por la misma fábula. Asesinos del tiempo, enamorados de la fatalidad.
Secretarios del orden, apasionados de la razón, el pueblo de los intermediarios. Los grandes relatos
pueden estar muertos, pero la dominación sigue estando constituida por ficciones-maestras. Según
Mandeville, sobre la economía social y política, decía que el orden y prosperidad dependería de la
persecución a partir de cada individuo de su propio interés. Los vicios privados serían garantía del
bien común (hipótesis liberal Smith). El liberalismo ya no es algo a criticar, otro modelo toma su
lugar, aquel que se esconde tras el nombre de internet, nuevas tecnologías de la información y la
comunicación, nueva economía o de ingeniería genética. El liberalismo es una justificación
persistente, coartada del crimen cotidiano perpetrado por la cibernética.

La cibernética es nueva tecnología de gobierno que federa y asocia la disciplina como la biopolítica,
la policía como la publicidad, sus predecesores en el ejercicio de la dominación que hoy en día ya son
demasiado poco eficaces. La cibernética no es la esfera separada de la producción de informaciones
y de la comunicación, espacio virtual que se superpondría al mundo real. Es un mundo autónomo de
dispositivos confundidos con el proyecto capitalistas en cuanto es un proyecto político, gigantesca
máquina abstracta hecha de máquinas binarias efectuadas por el imperio, forma nueva de soberanía
política, máquina abstracta que se ha vuelto máquina de guerra mundial. Deleuze y Guattari asocian
esta ruptura a una forma nueva de apropiación de las máquinas de guerra por parte de los estados-
nación: la automatización y la automación de la máquina de guerra han producido su verdadero
efecto. Tiene por responsabilidad la guerra, la paz, además de tener por objeto la paz misma, la
política, el orden mundial, la finalidad. La guerra deja de ser la materialización de la máquina de
guerra, es la máquina de guerra lo que deviene ella misma guerra materializada. La hipótesis
cibernética no es algo a criticar, es algo a combatir y vencer.

Esta hipótesis es política, que suplanta definitivamente a la hipótesis liberal. Propone concebir los
comportamientos biológicos, físicos y sociales como integralmente programados y pre-
programables. Cada comportamiento como pilotado por la necesidad de supervivencia de un
sistema que lo vuelve posible y al cual él debe contribuir. Zeitgeist plantea defender la sociedad
contra las fuerzas que conducen a su descomposición, restaurar la totalidad social a pesar de una
crisis general de la presencia que aflige cada uno de sus átomos. La hipótesis cibernética responde a

69
un deseo de orden y certeza, es pariente de la ideologías totalitarias como de todos los holismos,
místicos, solidaristas, funcionalistas o marxistas, de los cuales ella no hace sino tomar relevo.

Es complementaria, opuesta, al pathos humanistas que se reaviva desde el 40´ que es una tentativa
de hacer como si el hombre pudiera pensarse intacto, restaurar la metafísica clásica del sujeto a
pesar del totalitarismo. La hipótesis cibernética incluye a la liberla y la sobrepasa.La ambiguedad
constitutiva de la modernidad, como proceso disciplinario o proceso liberal, como realización del
totalitarismo o como advenimiento del liberalismo, está contenida y suprimida en, con y por la
nueva gubernamentalidad que emerge inspirada en la hipótesis cibernética. Su realización y
extensión corroen todas las instituciones y las relaciones sociales fundadas sobre el liberalismo y
transforman la naturaleza del capitalismo como las posibilidades de su contestación. El gesto
cibernético se afirma mediante una denegación de todo lo que escape a la regulación, líneas de fuga
por las que se compone la existencia en los intersticios de la norma y de los dispositivos,
fluctuaciones comportamentales que no siguieran in fine unas leyes naturales. Hoy ésta es el
antihumanismo más consecuente, quiere mantener el orden general de las cosas al mismo tiempo
que se vanagloria de haber superado lo humano.

Es un conjunto de dispositivos que ambiciona tomar a su cargo la totalidad de la existencia y de lo


existente. Foucault habla de la idea de pilotaje como arte, técnica teórica y práctica, necesaria para
la existencia. Hay tipos de técnicas, siguiendo la idea de modelo de pilotaje: gobierno político y
dirección y gobierno de sí mismo. En el siglo XVI, la definición de un nuevo arte de gobernar,
centrado en la razón de estado, distinguirá, ahora de una manera radical, gobierno de
sí/medicina/gobierno de los otros. Hacia fines del siglo XX, la imágen del pilotaje, la gestión, se ha
vuelto la metáfora cardinal para describir la política, toda la actividad humana. La cibernética
deviene el proyecto de una racionalización sin límites.Deutsch toma en serio las posibilidades
políticas de la cibernética, recomendando abandonar las viejas concepciones soberanistas del poder
que han sido la esencia de la política. Gobernar equivaldrá a inventar una coordinación racional de
los flujos de informaciones y decisiones que circulan en el cuerpo social. Lo que asegura esto es:
instalar un conjunto de captores para no perder ninguna información procedentes de los sujetos,
tratar las informaciones mediante correlación y asociación; situarse a proximidad de cada
comunidad viviente. La modernización cibernética del poder y de las formas caducas de autoridad
social se anuncia como producción visible de la mano invisible de Smith que servía como piedra
angular mística a la experimentación liberal. EL sistema de comunicación será el sistema nervioso de
las sociedades, fuente y destino de todo poder. La hipótesis cibernética enuncia, la política del fin de
la política. Representa un paradigma y una técnica de gobierno a la vez. La policía no solo es un
órgano del poder sino también una forma del pensamiento.

La cibernética es el pensamiento policial del imperio, animada histórica y metafísicamente, por una
concepción ofensiva de la política. Acaba por integrar las técnicas de individuación y de totalización
que se habían desarrollado separadamente: de normalización, la anatomo-política, y de regulación,
la bio-política. Foucault llamó policía de cualidades a sus técnicas de separación, y producción social
de sociedad a sus técnicas de totalización. Con la cibernética, producción de subjetividades
singulares y producción de totalidades colectivas se engranan para replicar la historia bajo la forma
de un falso movimiento de evolución. Efectúa el fantasma de un “mismo” que siempre consigue
integrar al “otro”. Toda integración real se funda en una previa diferenciación. Moles aporta:

70
“concebimos que una sociedad global, Estado, puedan encontrarse regulados de tal suerte que
estén protegidos contra todas los accidentes del devenir: tal como en sí mismos la eternidad los
cambia. Es el ideal de una sociedad estable traducida por medio de mecanismos sociales
objetivamente controlables”. La cibernética es la guerra librada a todo lo que vive y a todo lo que
dura.

“II”

El dispositivo internet significa política, máquina de guerra inventada por analogía con el sistema de
autopistas, instrumento descentralizado de movilización interior. Red electrónica capaz de redirigir
automáticamente la información incluso si la cuasitotalidad de los vínculos era destruidos
(perspectiva militar), permitiendo así a las autoridades sobrevivientes permanecer respectivamente
en comunicación y tomar decisiones. Internet es el resultado de una transformación nomádica de la
estratégia militar. Cabe dudar de las características pretendidamente antiautoritarias de este
dispositivo. La cibernética es un arte de la guerra cuyo objetivo es salvar la cabeza del cuerpo social
en caso de catástrofe. Lo que aflora histórica y políticamente durante el período de entreguerras, y a
lo cual responde la hipótesis cibernética, fue el problema metafísico de la fundación del orden a
partir del desorden. En cuanto saber, reúne un conjunto de discursos heterogéneos que conforman
la prueba común del problema práctico del dominio de la incertidumbre.

La escena fundadora de la cibernética es un contexto de guerra total. Wiener elabora la máquina de


previsión. Toda la historia de la cibernética apunta a conjurar esta imposibilidad de determinar al
mismo tiempo la posición y el comportamiento de un cuerpo. La intuición de Wiener consiste en
traducir el problema de la incertidumbre en un problema de información al interior de una serie
temporal donde ciertos datos ya son conocidos, otros aún no, y en considerar al objeto y al sujeto
del conocimiento como un todo, un sistema. La solución consiste en introducir constantemente en el
juego de los datos iniciales la desviación constatada entre comportamiento deseado y el
comportamiento efectivo, de suerte que ambos coincidan cuando la desviación se anule. Controlar
un sistema dependería en última instancia de la institución de una circulación de informaciones
denominada feedback o retro-alimentación. Cybernetics, según Wiener, es la doctrina del control y
la comunicación en el animal y la máquina.

La cibernética emerge bajo el abordo inofensivo de una simple teoría de la información , información
sin origen preciso, siempre-ya ahí en potencia en el entorno de cualquier situación. Ella pretende
que el control de un sistema se obtiene mediante un grado óptimo de comunicación entre sus pares .
Este objetivo reclama extorsión contínua de informaciones, procesos de separación entre los entes y
sus cualidades, de producción de diferencias. El dominio de la incertidumbre pasa por la
representación y la memorización del pasado. La información debe retornar a continuación hacia el
mundo de los entes, religándolos unos con otros. La retroacción, clave de la regulación del sistema,
reclama ahora una comunicación en sentido estricto. La cibernética es un proyecto de una re-
creación del mundo por medio de la puesta en bucle infinita de dos momentos: representación que
separa, la comunicación que religa, la primera que da la muerte, la segunda que imita la vida.

El discurso cibernético envía al estante de los falsos problemas las controversias del siglo XIX que
oponían las visiones mecanicistas a las visiones vitalistas u organicistas del mundo. Postula una
analogía del funcionamiento entre los organismos vivos y las máquinas, asimilados bajo la noción de

71
sistema. La hipótesis cibernética justifica dos tipos de experimentaciones científicas y sociales: una
apunta a hacer una mecánica de los seres vivientes, para dominar, programar y determinar al
hombre y la vida, a la sociedad y su devenir; buscar científicamente el fin de la historia, es el terreno
del control. La segunda apunta a imitar con máquinas lo viviente, en cuanto individuos, desarrollos
de robots e inteligencia artificial; después en cuanto colectivos puesta en circulación de
informaciones y a la constitución de redes (terreno de la comunicación). Las dos corrientes de
cibernéticos se reúnen por el común fantasma de un autómata universal, análogo, hombre (o
animal) artificial.

La unidad de las avanzadas cibernéticas proviene de un método, de inscripción del mundo, estrago
experimental y esquematismo proliferante a la vez. Von Neuman expresa el abrupto sentimiento de
aniquilamiento de los fundamentos, habla de un agente de un mestizaje científico, una
matematización general que permitirá reconstruir desde abajo, desde la práctica, la unidad perdida
de las ciencias cuya expresión teórica más estable debía ser la cibernética. Ella transporta el proceso
de racionalización común a la burocracia y al capitalismo, al primer piso de la modelización total.
Simon, profeta de la IA, busca reconstruir el autómata de pensamiento, máquina dotada de un
programa sistema experto, que debe ser capaz de tratar información con el fin de resolver los
problemas que conoce cada dominio de competencia particular y el conjunto de problemas
prácticos encontrados por la humanidad.

La hipótesis cibernética progresa indistintamente como teoría y como tecnología. La utopía de la


comunicación es el mito complementario a aquel de la invención de lo nuclear: se trata de
completar el ser-conjunto mediante exceso de vida o mediante exceso de muerte, mediante fusión
terrestre o suicidio cósmico. La cibernética se presenta como la mejor respuesta adaptada al gran
miedo de la destrucción del mundo y la especie humana. La analogía entre las categorías de
descripción de sus máquinas, los organismos vivos, y las de Wiener, sella la alianza de la informática
y la cibernética.

El desplazamiento de la metáfora del sistema hacia la de la red en el discurso social entre el 50´y el
80´ apunta hacia la otra analogía fundamental que constituye a la hipótesis cibernética. Si se ha
hablado de sistema entre cibernéticos, es por comparación con el sistema nervioso, y si hoy se habla
de ciencias cognitivas de red es porque se piensa en la red neuronal. La cibernética es la asimilación
de la totalidad de los fenómenos existentes a los del cerebro. Al colocar la cabeza como alfa y omega
del mundo, la cibernética se ha asegurado estar siempre a la vanguardia de las vanguardias. Ella
instaura la identidad, entre la vida, el pensamiento y el lenguaje, partiendo de la analogía entre las
nociones de información y energía, de Wiener. Esta consiste en comparar el efecto del tiempo sobre
un sistema energético con el efecto del tiempo sobre un sistema de informaciones. Un sistema en
cuanto sistema, nunca es puro ni perfecto: hay degradación de la información a medida que esta
circula. Clausius denomina a esto entropía, que como ley natural, es el infierno del cibernético. Ella
explica la descomposición de lo viviente, el desequilibrio en economía, la disolución del vínculo
social, la decadencia. En un primer momento, especulativo, la cibernética pretende fundar el terreno
común a partir del cual la unificación de las ciencias naturales con las humanas tiene que ser posible.

La segunda cibernética será un proyecto superior sobre las sociedades humanas: antropotécnia. La
misión del cibernético consiste en luchar contra la entropía general que amenaza a los seres
vivientes, máquinas y sociedades, debe crear las condiciones experimentales de una revitalización

72
permanente, restaurar continuamente la integridad de la totalidad. Lo importante no es que el
hombre exista en cuanto soporte viviente de la idea técnica (Ruyer). Con la elaboración y el
desarrollo de la cibernética, el ideal de las ciencias experimentales viene a echar mano fuerte al
capitalismo. La sociedad contemporánea es el laboratorio donde se experimenta la hipótesis
cibernética. La segunda cibernética es una experimentación social, apunta a construir, según
Cesarano, una sociedad animal estabilizada que tiene como presupuesto natural de su
funcionamiento automático, la negación del individuo; así la sociedad animal en su conjunto se
concibe en cuanto individuo plural, cuya unidad determina, y es determinada, por la repartición de
los roles y las funciones.

“III”

“Las ciencias modernas que se van estableciendo, estarán determinadas y dirigidas por la nueva
ciencia fundamental, la cibernética. Esta es la ciencia de la determinación del hombre como ser, cuya
esencia es la actividad en el medio social. Es la teoría que tiene por objeto dirigir la posible
planificación y organización del trabajo humano”. “La cibernética se ve obligada a reconocer que
hasta el momento no es posible llevar a cabo una regulación general de la existencia humana. En el
dominio universal de la ciencia cibernética, el hombre cuenta por ahora como factor de
perturbación. Los planes y las acciones libres actúan de manera perturbante. Recientemente la
ciencia se ha apoderado de este campo de la existencia humana. Ha emprendido la investigación y
planificación metódica del posible porvenir del hombre actuante. Toma en cuenta las informaciones
sobre aquello que es planificable en el hombre”(Heidegger).

En el 46 ́ el objetivo fue extender la hipótesis cibernética a las ciencias sociales. La socio-cibernética


se tendrá que concentrar en torno a fenómenos intermediarios de feedbacks sociales. La operación
consiste en reducir el pensamiento dialéctico a una observación de procesos de causalidades
circulares en el seno de una totalidad social invariante a priori, en confundir contradicción e
inadaptación, como ocurre en la categoría central de la psicología cibernética. En cuanto ciencia de
la sociedad, la cibernética apunta a inventar una regulación social que pase por encima de esas
macroinstituciones que son el Estado y el mercado en beneficio de micromecanismo de control, en
beneficio de dispositivos. La ley fundamental de la socio-cibernética es: crecimiento y control
evolucionan en razón inversa, es más fácil construir un orden social cibernético a pequeña escala: el
restablecimiento rápido de los equilibrios exige que las desviaciones sean detectadas en los lugares
mismos donde se producen, y que la acción correctora se efectúe de manera descentralizada.
Bateson dice que la socio-cibernética se dirige hacia el estudio del individuo como lugar de
feedbacks, como personalidad autodisciplinada. La hipótesis cibernética exige una conformación
radicalmente nueva del sujeto, individual o colectivo, en el sentido de un vaciado . Ya no se trata de
arrancar al sujeto de los vínculos tradicionales exteriores, como pedía la hipótesis liberal, sino de
reconstruir el vínculo social privando al sujeto de toda sustancia. Hace falta que todos devengan una
envoltura sin carne, el mejor conductor posible de la comunicación social, el lugar de un bucle
retroactivo infinito que se lleva a cabo sin nodos. Así se lleva el proceso de cibernetización, consuma
el proceso de civilización. Lyotard dice que el sistema se presenta como la máquina vanguardista que
arrastra a la humanidad detrás de ella, deshumanizándola para rehumanizarla en un nivel distinto de
capacidad normativa. La redefinición de las normas de vida consiste en el mejoramiento de la
competencia del sistema en materia de poder.

73
Los socio-cibernéticos rastrean lo patológico tras lo normal. La cibernética funda una nueva política
de los sujetos que descansa sobre la comunicación, la transparencia consigo mismo y con los demás.
Wiener reflexiona en una socio-cibernética de mayor envergadura que el proyecto de un higienismo
mental. Hay un fracaso de la experimentación liberal: en el mercado, la información siempre es
impura e imperfecta a causa tanto de la mentira publicitaria, de la concentración monopolística de
los medios de comunicación, del descubrimiento de los Estados que contienen menos informaciones
que la sociedad civil. La extensión de las relaciones mercantiles, al acrecentar la tala de las
comunidades, de las cadenas de retroacción, vuelve aún más probables las distorsiones de
comunicación y los problemas de control social. El vínculo social ha sido destruido por el proceso de
acumulación pasado, el orden social se manifiesta cibernéticamente imposible en el seno del
capitalismo. La hipótesis cibernética es comprensible a partir de la crisis con las que se topa el
capitalismo en el siglo XX, las cuales cuestionan las pretendidas leyes de la economía clásica. En esta
brecha se precipita el discurso cibernético.

La historia contemporánea del discurso económico ha de ser considerada desde el ángulo de este
ascenso del problema de la información. Desde la crisis del 29´hasta el 45´, la atención de los
economistas se dirige a las cuestiones de anticipación, incertidumbre ligada a la demanda, reajuste
entre producción y consumo, previsión de la actividad económica. El rol preponderante que tomará
la cibernética dentro de la economía después del 45´, se comprende a partir de una intuición de
Marx que constataba que en la economía política, la ley está determinada por su contrario, la
ausencia de leyes. La verdadera ley de la economía es el azar. A fin de probar que el capitalismo no
es factor de entropía y de caos social, el discurso privilegiará, a partir del 40´, una redefinición
cibernética de su psicología. Los primeros socio-cibernéticos muestran que el Homo-economicus no
podría existir más que a condición de una transparencia total de sus preferencias consigo mismo y
con los demás. Hayek habla de una teoría de los mecanismos de coordinación espontánea de las
elecciones individuales que reconozca que cada agente tiene un conocimiento limitado de los
comportamientos ajenos y de los suyos propios. Hay que sacrificar la autonomía de la teoría
económica injertándola en la promesa cibernética de equilibraje de los sistemas. El discurso híbrido
que resulta de ello, neoliberal, presta al mercado virtudes de asignación óptima de la información, y
ya no de las riquezas, dentro de la sociedad. El mercado es el instrumento de la coordinación
perfecta de los actores gracias al cual la totalidad social encuentra un equilibrio duradero. El
capitalismo deviene aquí indiscutible en la medida en que es presentado como simple medio para
producir la autoregulación social.

La totalidad ahora, no es un origen a encontrar sino un devenir a construir. El problema de la


cibernética no es ya la previsión del futuro, sino el de la reproducción del presente. Es cuestión de
dinámica de autoorganización. En cuanto al individuo, su conocimiento del mundo es imperfecto,
sus deseos le son desconocidos, es opaco por sí mismo, todo le escapa, es espontáneamente
cooperativo, naturalmente empático, fatalmente solidario. El no sabe nada de todo esto pero se
sabe todo de él. Aquí se elabora la forma más avanzada de individualismo contemporáneo, se injerta
la filosofía Hayekiana, toda certidumbre, posibilidad de acontecimiento es problema atemporal de
ignorancia. Convertido en ideología el liberalismo sirve de cobertura a un conjunto de prácticas
técnicas y científicas nuevas, una segunda cibernética difusa. Desde los 60´ el término mismo de
cibernética se ha disuelto dentro de términos híbridos. La unidad de la cibernética se manifiesta a
partir del mundo que ella configura día a día. Es el instrumento mediante el cual el capitalismo ha

74
ajustado respectivamente su capacidad de desintegración y su búsqueda de ganancia. Una sociedad
amenazada por una descomposición permanente podrá ser mejor controlada cuando se forme una
red de informaciones, sistema nervioso autónomo que permitirá pilotearla. La nueva economía, que
unifica bajo una misma denominación controlada y de origen cibernético al conjunto de las
transformaciones que han conocido los países occidentales, es un conjunto de nuevos
sujetamientos, nueva solución al problema práctico del orden social y de su porvenir, una nueva
política.

Bajo la influencia de la informatización, las técnicas de ajuste de la oferta y la demanda, han sido
depuradas, recortadas y descentralizadas. La imagen de la mano invisible es el principio efectivo de
la producción social de la sociedad, como se materializa en los procedimientos de las pc. Las técnicas
de intermediación mercantil y financiera han sido automatizadas. Internet permite simultáneamente
conocer las preferencias del consumidor y condicionarlas con la publicidad. Toda la información
sobre los comportamientos de los agentes económicos circula en forma de títulos que los mercados
financieros toman a su cargo. Cada actor de la valorización capitalista es el soporte de bucles de
retroacción cuasi-permanentes, en tiempo real. En los mercados reales como los virtuales, cada
transacción da lugar a una circulación de información sobre los sujetos y los objetos de intercambio
que supera la mera fijación de precios. Hay una importancia de la información como factor de
producción distinto del trabajo y del capital , y decisivo para el crecimiento en la forma de
conocimientos, innovaciones técnicas, competencias distribuidas. El sector especializado de la
producción de informaciones no ha dejado de aumentar. El capitalismo presente debe ser calificado
como economía de la información. La información es riqueza a extraer y acumular. El capitalismo es
auxiliar de la cibernética, su relación se ha invertido desde el 29´, se ha construido un sistema de
informaciones sobre la actividad económica a fin de servir a la regulación, la economía luego de la
crisi del 73´, basa el proceso de autorregulación social sobre la valorización de la información.

La victoria contemporánea de la cibernética se expresa en el valor que puede ser extraído como
información sobre la información. La lógica mercantil-cibernética, o neoliberal, se extiende a toda
actividad, incluida la aún no-mercantil, con el apoyo de los Estados modernos. La precarización de
los objetos y los sujetos del capitalismo tiene como corolario un crecimiento de la circulación de
informaciones. La cibernética apunta a inquietar y controlar en el mismo movimiento. Se funda
sobre el terror, un factor de evolución, de crecimiento económico, de progreso moral , provee la
oportunidad para una producción de informaciones. El estado de emergencia, propio de la crisis, es
lo que permite a la autorregulación ser relanzada, autoconservarse como movimiento perpetuo. El
crecimiento es un camino ilimitado hacia el equilibrio. La autoproducción que caracteriza al Estado y
al mercado, como al autómata, al asalariado y al parado, es indiscernible del autocontrol que la
atempera y ralentiza.

La Revolución Silenciosa- Mercedez Bunz -


“Comó los algoritmos transforman el conocimiento, el trabajo, la opinión
pública y la política sin hacer ruido”

Cuando los algoritmos empezaron a escribir

75
La digitalización modifica lo que sabemos y cómo lo sabemos. Pero estamos muy lejos de saber lo
suficiente como para decir qué significa eso exactamente. En el pasado los garage serán los lugares
en los que se ideaban máquinas nuevas o se perfeccionaban las viejas, los primeros productos de
Apple y de Microsoft, por ejemplo, fueron el resultado de estos trabajos manuales en garajes. Pero
para las innovaciones digitales ya ni siquiera hace falta un garaje: los algoritmos no necesitan un
techo. Sin que lo advirtamos, nacen como trabajos de seminario o proyectos universitarios, como el
buscador de Google, y poco después ya está transformando el curso de las cosas. Un ejemplo del
profundo cambio que se avecina es el programa capaz de redactar crónicas deportivas, denominado
“Stats Monkey”. Este programa, desarrollado por cuatro estudiantes de la Universidad
Northwestern de Illinois, surgió de la cooperación entre la Escuela de Periodismo y el Departamento
de Informática.

Con la digitalización, cada vez más gente se informa en línea. Los medios tradicionales tienen que
seguir a sus lectores hasta la red y explorar allí nuevas fuentes de ingresos. En especial la
información local siente la presión económica por la migración de los clasificados a la red. Este es el
punto que querían resolver los estudiantes, y para ello desarrollaron un programa que redacta
automáticamente crónicas de partidos para permitir a medios locales ofrecer más contenidos. Los
estudiantes pensaron que estas crónicas podían liberar de escribir notas de partidos irrelevantes a
periodistas de redacciones cada vez más chicas. La laboriosidad de los algoritmos redactores les
permiten concentrarse en los análisis de fondo y entrevistas. Stats Monkey reúne dos técnicas
digitales: primero, el algoritmo recoge estados de partidos publicados en la red; segundo, a partir de
esos estados y mediante un “árbol de decisiones” algorítmicas, averigua quiénes son los actores más
importantes y el trámite del partido. Con el resultado compone luego un fragmento de texto
sirviéndose de componentes preestablecidos. Así, con un clic, surge una crónica deportiva desabrida
pero informativa, y en menos tiempo del que le llevaría a una persona escribir una sola frase.

Se puede discutir sobre la calidad del escueto texto, pero no sobre el hecho de que aquí se está
automatizando una técnica cultural de la que los humanos disponíamos hasta ahora en forma
exclusiva: redactar un texto o relatar una historia. Las máquinas de la revolución industrial
automatizaron el trabajo humano, mientras que los algoritmos de la revolución digital nos asisten en
el conocimiento: Stats Monkey puede registrar y procesar información de manera autónoma.
Podemos aferrarnos al punto de vista de que las cosas siguen respetando el viejo orden, que dice
que en las computadoras hay información y que somos los humanos quienes la convertimos en
conocimiento. Pero como observa el estadounidense Weinberger “El conocimiento ya no es lo que
era. No lo es para la ciencia, ni para la economía, ni para la educación, ni para la política, ni para
nosotros”. Si nos atenemos a las nociones tradicionales de conocimiento e información, el orden del
conocimiento efectivamente se ha desordenado: el Oxford English Dictionary distingue por ejemplo
la “información”, en cuanto “datos suministrados sobre algo o alguien”, del “conocimiento”, que es
definido como “datos, información o capacidades que se han adquirido por experiencia o
educación”, y el Duden, define al conocimiento como “saber sobre algo”. Se podría decir que el
conocimiento es información procesada, y los algoritmos como Stats Monkey a esta altura han
aprendido a suministrar y procesar datos. Podríamos afirmar con cautela que los algoritmos ya no se
limitan a reproducir conocimientos, sino que clasifican la información, la vuelven a combinar y
procesan datos y hechos para convertirlos en lo que usualmente llamamos “conocimiento”.

76
Al igual que las máquinas con las que se inició la Rev. Industrial, los algoritmos simplifican así
procesos de trabajo sustituyendo mano de obra. Al mismo tiempo abren nuevas posibilidades: al
igual que los tejedores de la Rev. Industrial antes que ellos, los periodistas no están motivados con la
idea de que ahora los algoritmos se encarguen de parte de lo que era su trabajo. No tienen la
sensación de que se los esté aliviando, sino más bien miedo de que se los sustituya. A diferencia de
los tejedores los periodistas no destruyen máquinas (quizás porque no es fácil destruir un
algoritmo), pero en el fondo su actitud es comparable con la de los tejedores de hace mas de 270
años: en lugar de aliviarse por la técnica digital que les permite sacarse de encima tareas pesada y
monótona para poder concentrarse en las perlas creativas del trabajo, lo que reina es el nerviosismo
y la indignación. Tras ignorar el fenómeno en un principio, de pronto todos estuvieron de acuerdo en
que hay algo revolucionario en marcha. Muchas redacciones proclaman el fin del periodismo hecho
por personas, el periódico Le Monde cree incluso que “ha comenzado la era de los periodistas-
robots”.

Son cambios que no repercuten solamente sobre la tarea periodística, sino que transforman de raíz
grandes áreas de nuestro trabajo y de la sociedad. Mucho más allá del periodismo, también en otros
ámbitos laborales los algoritmos pueden reunir y reestructurar información en línea. La búsqueda de
datos estadísticos y su transformación automática promete convertirse en un negocio rentable. No
es de extrañar que el proyecto estudiantil del algoritmo que escribe notas deportivas no se convierta
en una start-up. Muchos de los informes, investigaciones y estimaciones que necesita nuestra
sociedad de servicios pueden delegarse en algoritmos, y por eso con estas innovaciones hay en
términos generales, una figura social de la actualidad que se ve amenazada: el experto. A diferencia
del especialista, que dispone de “conocimientos parciales vinculados con una tarea y relativamente
bien delimitados dentro de un área especial del conocimiento”, el experto, tal como lo define la
sociología, es el tipo de persona que tiene “un conocimiento panorámico de un área especial del
conocimiento; que sabe, por lo tanto, qué saben los distintos especialistas en el área del
conocimiento que él representa, y este conocimiento panorámico del experto puede en parte
automatizarse. Exactamente esa es la razón por la cual la digitalización tendrá efectos tan profundos
como los de la industrialización: los algoritmos pueden hacer sinopsis, compilar datos y comunicar
una imagen de conjunto, y encargarse así, de manera autónoma, de trabajos que hasta ahora
estaban reservados a personas. La digitalización no perdona ningún escritorio, porque en definitiva
nuestra sociedad actual es una “sociedad de expertos”.

La digitalización no se limita a poner en duda patrones tradicionales de organización de nuestro


trabajo, lo que pone en duda es la relación entre el ser humano y la máquina: ¿Las máquinas nos
dejarán atrás gracias a las nuevas habilidades de los algoritmos? ¿O nosotros disponemos de
capacidades intelectuales que ellas no pueden alcanzar? No son preguntas que puedan responderse
de forma rápida y concluyente, pero eso no significa que no se planteen con urgencia.

Por supuesto que existe una amenaza: los periodistas que agitan el fantasma de los reporteros-
robots, articulan con total claridad su preocupación en los titulares alarmantes de los periódicos.
¿Pero son las máquinas las que realmente nos amenazan? La tecnología no es nunca un mero
instrumento, nos impone constantemente su lógica de funcionamiento, pero eso no significa que
podamos descargar en ella nuestra responsabilidad de lo que sucede. Hasta ahora sabemos que las
máquinas no están interesadas en dominar nada: a diferencia de los humanos, no tienen intereses.

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Entonces, ¿el reflejo de culpar o temer a la tecnología es la reacción correcta ante la revolución
digital? La lógica de la digitalización se despliega, pero nosotros podemos interpretarla de muchas
maneras diferente; se trata de una relación tensa que está profundamente inscripta en nuestra
noción de técnica desde siempre y con la que luchamos desde hace siglo. Por eso deberíamos
intentar ir al fondo de nuestra actitud de rechazo: ¿de dónde viene nuestro miedo a ser dominados
por las máquinas?

Problemas de relación fundamentales

Esta idea de una “inteligencia artificial” ya era un componente fijo de nuestro pensamiento cuando
el cálculo pasó de las máquinas mecánicas a las computadoras. La cuestión de la relación entre el
intelecto y la máquina tiene una tradición muy antigua. Ya en la época de la ilustración los filósofos
tuvieron la idea de representarse el funcionamiento de nuestro intelecto por analogía con los
procesos que se dan en el interior de una máquina. Hay que saber que en aquel entonces el
intelecto se consideraba una herramienta del pensamiento, de la investigación y de la reflexión.
Como tal, sólo constituía una parte de las muchas capacidades humanas: para la ilustración el
humano era también, aunque no exclusivamente, un animal racional. Pero es cierto que en especial
la parte racional del humano tenía una importancia decisiva para la ilustración, que intentó
desprenderse de la noción tradicional de espíritu apelando a nuevas concepciones de nuestra
facultad cognitiva. Y una de esas nuevas concepciones era una suerte de comprensión axiomática del
intelecto. Leibniz, por ejemplo, defendía por aquel entonces la tesis de que lo que ocurre en nuestro
intelecto se puede reproducir en axiomas formulados matemáticamente. Intelecto, no cerebro.
Leibniz investigo si es posible reproducir con un lenguaje artificial los axiomas en los que se basa
nuestro pensamiento lógico, y procesarlos con una máquina.

Inspirado en la máquina de calcular del inventor Pascal que construyó un antecesor mecánico de una
máquina digital, una cuasi inteligencia artificial. Esta computadora de madera era una calculadora
basada en el principio del cilindro con dientes escalonados. Leibniz la presento ante la Royal Society
de Londres en 1673, y aunque todavía no funcionaba a la perfección, cosechó gran admiración;
después de todo, marcaba de modo visible la aparición de un nuevo discurso: el intelecto humano ya
no se consideraba una obra prodigiosa, sino algo que realizaba sus tareas conforme a leyes
ordenadas.

De modo que la idea de que el intelecto humano funciona como una maquina está vinculada en
principio con el movimiento de la Ilustración: en ella se ve una noción desmitificadora del espíritu
humano. Pero esta representación, naturalmente también es problemática, lo cual se hizo
evidentemente por ejemplo cuando las calculadoras empezaron a trabajar más rápido. Las
calculadoras electrónicas fueron dejando atrás a los cerebros humanos, y eso causó disgusto. En
consecuencia, las discusiones en torno a la relación entre el intelecto y la máquina tuvieron lugar
bajo nuevos signos: se desarrolló un debate entre los expertos, que tuvo lugar en una multiplicidad
de publicaciones sobre el tema “Lo que las computadoras no pueden hacer” (1972). En aquel
entonces, Dreyfus promovió una exaltada discusión en torno al mito de la inteligencia artificial. Casi
diez años después Jonh Searle demostró por qué razón la IA es algo distinto de la humana, aunque
ambas lleguen a los mismos resultados (ejemplo de las tarjetas en chino para traducir al inglés). A
diferencia de los humanos, las computadoras son máquinas sintácticas, no semánticas. Así pareció
salvada por lo pronto la superioridad intelectual del ser humano.

78
La crítica de Searle y Dreyfus a representaciones tan difundidas sobre la IA nos liberó de la idea de
que nuestro intelecto se encuentra en una suerte de competencia con las máquinas, así como del
miedo a que las máquinas puedan superarnos o dejarnos fuera de juego. A comienzos del siglo XXI la
gran mayoría de las computadoras que se producen son ensambladas por operarios chinos siguiendo
instrucciones en inglés. Pero más importante es lo que podemos aprender si observamos cómo, a
medida que las máquinas se van perfeccionando, la idea de Leibniz de una IA se va convirtiendo en
una amenaza para el humano, hasta que los dos filósofos estadounidenses corrigen el esquema que
está en la base del discurso técnico: no son las calculadoras las que acorralan al pensamiento
humano, sino nuestra representación de ellas. Tampoco hubieran estado en condiciones de
defender su poder. Cuando nos acaloramos especulando sobre la posibilidad de que los algoritmos
sustituyan a los periodistas, este discurso no va dirigido en primer lugar a las máquinas; sobretodo
estamos infundiéndonos inseguridad a nosotros mismos. Para impedirlo, deberíamos pedirle
prestada una cuota de desconfianza a Foucault y “concebir el discursos como una violencia que se
ejerce sobre las cosas” o como “una práctica que les imponemos”. En este caso, la “cosa” somos los
propios humanos, nos autoacorralamos.

Las máquinas jamás fueron las poderosas, no nos amenazan. No obstante, los algoritmos
transforman nuestro mundo e inducen nuevos significados cuanto más profunda es su penetración
en él. Sin embargo, el marco conceptual de la contienda o competencia entre humanos y máquinas
no es adecuado para comprender la digitalización. Los algoritmos reorganizan el conocimiento y
transforman así nuestra idea de lo que significa pensar, exactamente del mismo modo en que las
máquinas revolucionaron nuestra noción de “trabajo” en el curso del siglo XXI. No podemos volver
atrás los acontecimientos, pero sí podemos intentar encauzarlos de determinada manera.

El ejemplo de la educación muestra en qué medida las innovaciones técnicas transformaron en el


pasado nuestra idea básica de lo que son las capacidades y posibilidades, ya que en la historia hay
modelos muy distintos de qué se entiende por aprendizaje. Hace mucho tiempo lo decisivo era
aprender de memoria, el pensamiento autónomo era irrelevante. Recién con la ilustración se impuso
la concepción de que poder registrar y evaluar por sí mismo los datos relativos a un ámbito temático
era muy importante. Con la digitalización se vuelve a transformar la estructura del conocimiento y
con ella también la del aprendizaje, aunque esta vez no por efecto de un mandato: en un mundo en
el que se actualizan constantemente, los datos pasan cada vez más a un segundo plano. Cuando se
trata del conocimiento siguen teniendo importancia, pero ya no son los únicos factores; ahora hay
que comprender la estructura y dinámica de un área temática,

El aprendizaje y pensamiento marchan al ritmo de los tiempos, se modifican, y las técnicas culturales
de la manipulación de signos (escribir y calcular) ejercen una gran influencia en este sentido. Leroi-
Gourhan señala que la escritura es la tercera memoria de la especie humana, detrás del ADN y el
cerebro. Y esta tercera memoria está reordenándose una vez más: hoy buscar algo es un nuevo
modo de saber algo. El crítico de medios Nicholas Carr en un ensayo se preguntó si Google nos está
idiotizando. No es ninguna sorpresa que se haya discutido con tanta intensidad, porque en última
instancia se trata de una transformación fundamental en el ámbito del conocimiento. Precisamente
por eso no deberíamos precipitarnos a darnos por satisfechos con respuestas simples. Primero
tendríamos que intentar comprender esta transformación, para, además, poder influir mejor sobre
ella, y para eso en primer lugar tenemos que explorar sin ningún tipo de prejuicios las nuevas

79
posibilidades, y aprender a entender de qué manera en concreto los algoritmos reorganizan el
conocimiento.

Explorando la nube de datos

Los miembros de la Intelligence Information Laboratory de la Universidad Notrhwestern no sólo


programaron los algoritmos que escriben crónicas deportivas, también programaron algoritmos que
escriben críticas de cine; mejor dicho, que presentan esas críticas como una conversación. Por
decirlo de alguna manera, nos enfrentamos aquí a la algoritmización de la información cultural.

Cuando procesan la lengua, los algoritmos llegan a un límite técnico bien conocido en la
investigación sobre IA. Y mientras sigan habiendo algoritmos tartamudos que proporcionan a los
usuarios información mediocre sobre películas mediocres, tampoco mejorará la fama de los
cerebros mecánicos en este ámbito. En la jerga profesional se habla del “invierno de la IA”. Es un
invierno largo, pero no se puede soslayar que poco a poco empieza el deshielo. Tal vez las máquinas
jamás lleguen a “entender”, pero es posible que tampoco lo necesiten para procesar información
correctamente: porque como lo muestra el ejemplo de la crítica de cine escenificada, la difusión
vertiginosa de las PC y de Internet hace que hoy en día se disponga de enormes cantidades de datos
en forma digital que un algoritmo puede rastrillar para comprender el significado de una palabra en
distintos contextos. Tal vez las máquinas no “entiendan”, pero gracias a los datos disponibles en
línea pueden calibrar cada vez mejor lo que los humanos llamamos “significado”, es decir, captar
cada vez con mayor precisión el contenido conceptual de una palabra. Las palabras suelen ser
desobedientes, un determinado concepto cambia de significado en distintos juegos de lenguaje, y
hasta ahora los algoritmos se quedaban atrás. Hoy, en cambio, con Internet hay grandes cantidades
de material lingüístico disponible en formato digital, por lo cual las computadoras ahora pueden
registrar distintas combinaciones verbales y calcular estadísticamente su probabilidad comparando
con el contexto verbal. Esa es la razón por la que una empresa como Google no solo analiza páginas
web y mails, sino que también escanea fotos y guarda libros, dicho brevemente, reúne cantidades
gigantescas de datos. Google pretende dejar atrás el “invierno de la IA” mejorando la capacidad de
cálculo de los nuevos algoritmos, y más datos son justamente la condición para un mejor registro
estadístico de los significados, lo cual también explica por qué la empresa suele introducirse todo lo
que puede en la esfera de nuestros datos privados.

Esta estrategia tecnológica tiene un efecto interesante sobre el orden del saber, porque, en
definitiva, permite obtener una cantidad de datos de los que ya no se puede tener una visión de
conjunto como si fueran un corpus de enunciados teóricos. Por eso la montaña de datos genera la
necesidad de más algoritmos: hay que dominar esa montaña, es decir, formatearla. Al juntarse
cantidades gigantescas de datos surge la demanda de algoritmos que preserven la visión de
conjunto. La historia de Internet ya ha demostrado de manera impactante que los humanos no
podemos dominar por nuestra cuenta la montaña de datos que está disponible en línea. Al comienzo
todavía se redactaban los índices de los buscadores de internet, pero cuando las masas descubrieron
internet y crearon innumerables páginas web, las redacciones humanas no dieron abasto con los
índices de contenidos. La catalogación automática fue el siguiente paso decisivo en la historia de la
digitalización. Y entre los buscadores automáticos, Google fue el primero en resolver esa tarea. Sus
algoritmos conseguían estimar y clasificar contenidos mejor y más rápido que los de otros
servidores. Los algoritmos de búsqueda prácticamente simulan la orientación humana.

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Pero no solo cambia la técnica, también lo hace el comportamiento de uso humano. Si originalmente
los buscadores estuvieron pensados para revisar la red en busca de información, pronto se los
empezó a usar por regla general cada vez que se quería saber algo del mundo. De manera que hoy
en día no son los enciclopedistas sino los buscadores los que confeccionan los índices de nuestro
mundo. Y trae una transformación decisiva: ya no nos presentan sus resultados como datos
canónicos sino en forma de lista. Esta nueva forma de presentación desplaza el modo en que se
averigua lo importante: en lugar de tratar información como hechos dados, como en un
enciclopedia, los buscadores nos ofrecen una pluralidad de voces. Aunque los algoritmos ordenan
los resultados de su búsqueda, para una consulta determinada ya no hay una sola respuesta o
página web canónica, sino múltiples resultados que compiten entre sí. En cierto sentido, es una
forma de “democratizar” el conocimiento que tiene carácter de obligatorio, sino que nosotros
mismos tenemos que decidir qué es relevante y qué no lo es.

Durante la industrialización el conocimiento todavía era autorizado por instituciones en las que
expertos reconocidos controlaban si la información era correcta o no, porque en definitiva esta
puede ser verdadera o falsa. Recién cuando se confirma que es correcta se la puede considerar
verdadera, recién entonces está claro que describe un estado de cosas que realmente existe.

Actualmente, en cambio, ya no es la voz autoritaria de una institución la que decide sobre las
pretenciones de verdad. Si bien los expertos siguen teniendo un papel esencial en el proceso de
revisión por pares, ya no es la voz de la institución de mayor peso la que decide qué debe
considerarse verdadero. Hoy se considera verdadero aquello sobre lo cual se pone de acuerdo la
mayoría, lo que garantiza la verdad. Más bien, un enunciado tiene que ser confirmado por varios
exámenes, y su contenido tiene que conservarse en diversos juicios, de modo que “las cosas”
pueden ser vistas “por muchos en una variedad de aspectos y sin cambiar su identidad”. En el
espacio digital la verdad no aparece como un hecho institucional. Los buscadores ayudan a
averiguarla, porque en definitiva convierten las muchas voces en una lista abarcable. Esa lista es una
propuesta orientativa que el usuario tiene que evaluar por su cuenta para elegir qué quiere
considera definitivo, y tiene que encontrar su propia explicación de los resultados. Especialmente
interesante resulta en esta situación, por ejemplo, la información comunicada por varios enlaces,
porque parece ser relevante desde distintas perspectivas. Este aspecto de la pluralidad aparece en
primer plano en la era digital. Ahora bien, en el procesamiento de los datos se muestra un segundo
aspecto. Un ejemplo: a diferencia del buscador Google, el motor de conocimiento WolframAlpha,
aunque suministra también datos pertinentes, ya no hace una lista de datos sueltos sino que los
vincula automáticamente con otros datos. En sí no se trata de nada nuevo, porque en definitiva
también en su forma lexical un dato remite a otros datos, pero en el caso de WolframAlpha esas
remisiones son suministradas junto con los resultados de búsqueda. A diferencia de los buscadores
tradicionales, no usa información hallable en la red, sino que fusiona juegos de datos de
instituciones científicas reconocidas. Como WolframAlpha traduce toda esta información de manera
indiscriminada al lenguaje de programación simbólica Mathematica, se la puede comparar y
combinar fácilmente. Y como los datos numéricos en forma digitalizada, a diferencia de los datos en
papel, siempre pueden convertirse en curvas o tortas con un clic y se los puede conectar con otros
juegos de datos con mayor facilidad que antes. La comparación automática y la visualización
automática plantean una cantidad innumerable de nuevas preguntas. De manera que el nuevo

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procedimiento, en el que se tiende a tratar los datos en plural al relacionarlos en forma automática
con otros datos resulta sumamente productivo.

Para terminar, nos encontramos con una tercera y última variación del tema de la pluralidad en el
caso del archivado de datos, que también se está transformando de manera radical en el ámbito
digital. El conocimiento ya no se encuentra en un lugar determinado. Se dispersa, por decirlo de
alguna manera. Puesto que se difunde en un estado material completamente nuevo, que
comúnmente se denomina “nubes de datos” (cloud), se puede acceder a él desde cualquier parte.
Desde que el teléfono móvil se convertido en una PC y que en nuestra vida cotidiana vamos
acompañados cada vez con más aparatos digitales móviles, en el fondo esta nube de datos está
siempre con nosotros. Todos lo que tocamos, filmamos o fotografiamos, se convierte en datos y
acaba en internet, y las partículas de esta nube de datos penetrarán nuestro mundo de un modo
mucho más completo e intenso de lo que han hecho los libros. El conocimiento, que después de
siglos de buena cooperación ha dejado de ser fiel al libro, se convierte por lo tanto en una capa que
cubre el mundo entero. Esa es la gran diferencia con la época en la que todavía había que depositar
y recoger los conocimientos en edificios destinados para eso, como las bibliotecas, las escuelas o
universidades. En lugar de la página de un libro, ahora es el sitio en el que uno se encuentra es el
que se convierte en soporte de determinada información.

En síntesis, las transformaciones de la estructura de nuestro conocimiento que nos permiten


constatar los ejemplos de Layar, WolframAlpha y Google:

Primero: ya no existe la autoridad de una voz que declara que una información es un dato, sino un
coro de voces variadas. Segundo: los datos digitales pueden combinarse fácilmente con otros datos y
graficarse de las más variadas maneras. Tercero: la información se dispersa, cubre nuestro mundo
por donde vayamos y estemos. Los conocimientos ya no se aprenden para almacenarlos sino que se
los activa según se necesite y con el grado de precisión que se desee.

Estas tres tendencias ponen en evidencia cómo se afianza un nuevo tema en la estructura de
nuestros conocimientos: el de la pluralidad. El conocimiento se evalúa conforme a otras reglas, que
son nuevas. La verdad, a la que nunca podemos más que aproximarnos, es perseguida ahora por su
plural. Se vuelve una “verdad estadística”. Esto no significa que se haga desaparecer el viejo orden
de la organización y evaluación del conocimiento institucional, más bien se da una coexistencia de
ambas concepciones de la verdad. Esto no es nuevo, nuestra concepción de la verdad ya se ha
modificado con frecuencia; piénsese lo que significó la Ilustración, cuando la verdad se emancipó
cautelosamente de la creencia religiosa. Pero para nuestras sociedades occidentales y democráticas
el conocimiento digital constituye un desplazamiento social, porque en definitiva el dinero no es lo
único que mueve nuestra economía; la información y el conocimiento son medios de producción
que tienen un papel igualmente importante: en las citas, en los encuentros y las conferencias, en el
marco de proyectos, en los informes y en los comunicados de prensa, nuestra sociedad gestiona
información. No solo los empleados y expertos, también los trabajadores clásicos tienen que saber
hoy en día cómo funciona una cosa en lugar de emplear la fuerza física para realizar tareas
repetitivas. Ahora son los algoritmos los que organizan ese saber, y están incluso empezando a
escribir.

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SADIN - DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL AL ADVENIMIENTO DE UNA
ANTROBOLOGÍA
1950, advenimiento de una ciencia que busca hacer funcionar un tratamiento robotizado y
estandarizado de la información por parte de autómatas. Esta ambición es impulsada por la
cibernética que aspiraba a ampliar las capacidades cognitivas humanas mediante la elaboración de
sistemas externos encargados de ejecutar procesos computacionales masivos basados en
estructuras binarias.

Estos dispositivos irían sofisticándose continuamente y se volverían capaces de manejar, en


dimensiones sobrehumanas volúmenes de datos cada vez mayores, instaurando nuevas prácticas
que se extenderían a sectores modificando de forma progresiva el marco general de nuestra
realidad. Se gesta una revolución digital que marca una nueva escansión en la mutación periódica de
las condiciones humanas de existencia, programada para marcar el ritmo del curso del mundo a
través de sacudidas permanentes.

Hay evoluciones que han hecho pasar a la humanidad del estadío del utillaje al del empleo de una
mecánica sucesivamente manual, hidráulica y luego eléctrica. Son sucesiones declinadas de acuerdo
con cadencias temporales que fueron transmitidas a la era moderna mediante “empujes evolutivos”
inducidos por la computación automatizada. La sociedad intel, en los 70, conciben los primeros
transistores agrupados en circuitos integrados. El mundo técnico posee así una dimensión histórica y
una espacial. Es una manifestación relativamente repentina, aceleración a la vez organizada e
inesperada.

Comienza a expandirse un movimiento de informatización de configuración paradójica, cuyo origen


fue disociable de la cibernética y cuya evolución sería testimonio de su fracaso: crear tipos de
conciencia electrónicas. Generalización progresiva de la reducción de numerosas dimensiones de la
realidad a códigos cifrados, una capacidad de ejecutar tareas gracias a procesadores, según un
volúmen de procesamiento y una rapidez de ejecución continuamente en aumento. Se prioriza la
ciencia del cálculo, que supone una habilidad inédita para gobernar el mundo bajo su dimensión
matemática: la matemática se adapta a la naturaleza del mundo y su funcionamiento. Ningún
fenómeno descubierto escapa a su poder de descripción.

Duplicación de la capa matemática del mundo

Capacidad de análisis y de manipulación de ciertas dimensiones de nuestra realidad gracias a


operaciones basadas en el cálculo, matematización subyacente del mundo. Es la duplicación
algebraica, creación de una capa cifrada artificial que media nuestra relación con los hechos y a las
cosas. La matriz original de la información mantiene un vínculo que ve en los texto y los fenómenos
la posibilidad de transcribirlos o transcodificarlos integralmente en números para desentrañarlos
mejor o reordenarlos según sus componentes fundamentales. La computación automatizada realiza
un doble movimiento: abstracción esencial de ciertas zonas de la realidad. Por otro lado, instaura
una distancia, triturando códigos binarios durante la realización de una tarea o frente a toda
producción de resultados.

El procesamiento robotizado se caracteriza por la generación de flujos inmateriales entre una orden
y su ejecución, se impone como un estrato indisociable a nuestra capacidad de acción. La

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manipulación informatizada lleva a la pérdida de visibilidad y de fricción sensible con las cosas , para
introducir juegos de interferencia imperceptibles y automatizados. La electrónica supone
procedimientos sensibles.

Ciertas áreas de nuestra realidad se apuntan a dominar mejor, el tiempo real señala un principio de
mando que opera en simultáneo con el de su consumación. Es una latencia ínfima que remite a una
capa matemática artificial , nueva capacidad técnica responsable de responder a una orden inicial, se
efectúan operaciones cuya modalidades internas y ciertos resultados dependen in fine de la buena
voluntad de los códigos, contrariando en parte nuestra voluntad de control ancestral y dominante
sobre las cosas. Es una potencia artificial parcialmente autonomizada que induce un poder de
delegación concedido a aquella técnica que inscribe la génesis de la ciencia computacional. Los
procesadores electrónicos tienen la capacidad de tomar el control durante la realización de una
operación. La historia de la cibernética constituye la historia secreta de una parte de nuestro
presente, la fuente de una manera de describir el mundo, conjunto de experiencias y disposiciones
subjetivas que todavía son las nuestras.

La informatización de las sociedades se ha desplegado a una velocidad exponencial. Ellul considera a


la técnica como factor determinante del siglo XX: “es el medio ambiente del hombre, las
mediaciones se han generalizado, extendido, multiplicado, constituyen un nuevo universo. Aparece
el medio técnico y el hombre deja de estar en el medio natural. En la actualidad el medio es artificial,
los objetos e instrumentos confirman la totalidad del entorno. Hay una conquista digital progresiva e
ininterrumpida que habría convergido en un mismo movimiento, la tecnologización, una expansión
de las existencias y los sistemas electrónicos son una forma de inteligencia creciente. En la
revolución digital las condiciones sociales y tecnológicas son dotadas de capacidad de fluidez,
reactividad y autonomía, lo cual ha marcado la vida de los humanos y la de los procesadores.

La conquista digital

La justificación de la recolección de datos a gran escala es que permite extraer conclusiones y


evaluar con precisión acontecimientos presentes y porvenir. En su origen la informática se ocupó de
la elaboración de protocolos con ayuda de mecanismos ad hoc. Esta obra se impulsó a partir de la
necesidad de satisfacer nuevas misiones de vocación administrativa y militar. Operar tratamientos
automatizados de grandes masas de datos para explotarlas en función de objetivos determinados
condiciona la génesis de la ciencia electrónica. Se crean dispositivos para exceder nuestras
facultades mentales de cálculo y memorización gracias a procedimientos armonizados y eficaces de
codificación, clasificación y conservación de las informaciones.

En su génesis la computadora pretende elaborar sustitutos cognitivos superiores que operen de


acuerdo con medidas y velocidades de procesamiento sobrehumanas. Se trata de establecer una
administración más precisa de las poblaciones, cartografiar eficazmente sus componentes y sus
fluctuaciones, conservar los archivos fácilmente accesibles bajo la forma de glosarios
computarizados. El proyecto enigma de Turing tenía como propósito la concepción de desarrollos
matemáticos combinatorios efectuados por un sistema electromecánico capaz de interpretar él
mismo los léxicos codificados que utilizaban las fuerzas de mando.

Erigir una extensión cognitiva externa impulsó el desarrollo de máquinas más potentes y
maniobrables con mayor ritmo de perfeccionamiento. La fuerte expansión económica posterior al

84
conflicto obligó a concebir arquitecturas computacionales destinadas al sector bancario, aptas para
gestionar eficaz y sencillamente volúmenes de capital que se habían vuelto considerables, que
necesitaban principios confiables de seguimiento para movimientos de cuentas de clientes. Se
generalizó el uso de procedimientos electrónicos encargados de racionalizar diversas actividades
empresariales: gestión de personal, stocks, contabilidad, se introdujeron máquinas y prácticas
nuevas en los espacios profesionales. En los 60 se da el proyecto de conquista de espacio, puesta a
punto de sistemas robotizados concebidos para asegurar el buen funcionamiento de las trayectorias
programadas y para controlar situaciones complejas o riesgosas. Estos suscitaron un salto
tecnológico cuya grandes ganancias serían explotadas por el complejo militar-industrial.

Se instauraron grandes estructuras informatizadas que conquistarían las prácticas impositivas, de


seguridad social, que requieren la manipulación de masas crecientes de datos. Surgieron usos
burocráticos y logísticos que hacen conmutar facultades humanas y artificiales. Asalariados de la era
electrónica ya no son necesarios para activar máquinas con capacidades de producción extendidas
fruto de una alimentación contínua de energía y una sucesión especializada dispuesta en cadena
(división fordista). Están destinados a lograr que se prolongue una parte del trabajo mediante los
procesadores para operar tratamientos informacionales según medidas que excedan la capacidad de
abstracción de las personas. Se inaugura una complementariedad cognitiva, cerebros humanos y
compuestos automatizados. Las máquinas herramientas se articulan con sistemas de cálculos que
ayudarán a configurar un universo paralelo más soft, ya que operan en oficinas donde se integran
instrumentos a escala pequeña, contribuyendo a edificar una nueva era del trabajo. La
racionalización de la actividad manufacturera, la oferta de servicios y la capitalización de la
información marca la emergencia de una nueva etapa sucesiva: sector terciario (entronización de
tercer término) combina organismos biológicos y artificiales.

Generalización de objetos electrónicos para uso privado

El segundo movimiento de informática coincide con la concepción de objetos para uso profesional
como privados orientados hacia actividades de gestión y escritura. La producción en serie de
computadoras personales marca el apogeo de la condición digital, la manipulación de informaciones
visibles sobre una pantalla y controlables vía teclado, procesamiento en vistas de la elaboración y
conservación de documentos. En cuanto a Microsoft y Appel, la primera se enfocó en el software,
alineamiento de secuencia de códigos destinadas a realizar tareas específicas a través de comandos
accionados por el usuario y ejecutados en tiempo real. La segunda privilegió el hardware,
instrumento tangible pero revestido de ductilidad que favorece a la comodidad de utilización gracias
a principios ergonómicos e interfaces simples o intuitivas que condicionarán una serie de
innovaciones basadas en una mayor inteligencia para vincular objetos y usuarios. Los videojuegos
inauguran mundos virtuales, nueva relaciones hombre-máquina establecidas sobre principios de
comprensión y de reactividad inmediata.

Entre los 70 y 80, hay una penetración expansiva de las computadoras en los hogares y el mundo
empresarial. Se dan proyecciones sostenidas de nuevos programas, gráficos, que inauguran la
concepción de asistencia garantizada por la computación automatizada. Luego la digitalización y su
poder de reducción en la dimensión icónica, brindó posibilidades más amplias como la manipulación
con aplicaciones específicas. El movimiento tecnocultural tuvo un curso ininterrumpido debido a la
producción masiva de máquinas dotadas de capacidades potentes a menor costo. Se forma una

85
convergencia entre campos simbólicos hasta el momento disociados por el hecho de sus
modalidades estructurales diferentes, y que muestra la disposición de la electrónica a conjugar, bajo
un mismo sistema de explotación, universo, constelaciones heterogéneas. Es la puesta en
equivalencia entre segmentos de la realidad y códigos cifrados, que con la potencia amplificada de
los procesadores, contribuyen a modificar la naturaleza de los usos cotidianos, profesionales y
privados.

Miniaturización y nueva corporalidad

El doble fenómeno posmoderno de la movilidad y la individualización por el hecho de la portabilidad


induce a una forma de liberación del cuerpo, incremento de la autonomía o del campo personal de
acción. Es una facultad cultural el movimiento industrial, la miniaturización creciente de los objetos y
los chips electrónicos, que favoreció la expansión continua de la economía digital.

La potencia de las máquinas de cálculo reside en integrar componentes y funcionalidades


heterogéneas en el interior de un mismo conjunto. La reducción física de componentes invisibles o
de superficies tangibles estimularía la emergencia de un nuevo nomadismo humano intensificado
por la multiplicación y densificación de las redes de transporte. Son potencialidades ofrecidas por la
industria electrónica y contribuirían a instaurar una nueva movilidad global basada en ecuaciones
espacio-temporales condensadas. Los cuerpos son liberados de ataduras sociales, afirmados en
tanto individualidades que se deslizan en total libertad sobre superficies devenidas lisas. El
advenimiento del teléfono móvil y la conexión en red universal se da condicionada en los hechos por
el crecimiento del poder de la inteligencia adquirido por la técnica, hay un brusco umbral de
autonomía para ganancia de las personas. La telefonía móvil permitió la comunicación ubicua, sin
atadura a sitios fijos, desde cualquier punto en el territorio. Fue una nueva adquisición de la
corporalidad, se favorecieron nuevas prácticas relacionales indiferentes de la sacralidad del hogar o
la oficina, se concedió virtualmente a cada ser un radio de autonomía acrecentado por su aptitud
para estar indefinidamente vinculado con otros a través de la palabra. El artefacto exclusivo disolvió
la necesidad histórica de compartir instrumentos comunes en beneficio de un nuevo tipo de relación
entre objeto y usuarios únicos, destinados exclusivamente el uno al otro. La tecnología digital exalta
la miniaturización contínua, participa de unos fenómenos social y cultural de individualización.
Aparatos proliferan de manera exponencial, crean multitudes compuestas de singularidades,
identificables y accesibles de forma indefinida.

La portabilidad de los objetos que la industria electrónica despliega participa de la emergencia de


nuevas prácticas relacionales, profesionales y culturales, que representan una dimensión más
ubicua, pero determinante de la revolución digital, dando testimonio de la indisociabilidad entre
innovación industrial y aparición de usos y comportamientos individuales y colectivos inéditos. La
intensificación contínua de la autonomización de los cuerpos constituye un fenómeno decisivo,
contribuyendo a la formación progresiva de una antropología del espacio, generalización de la
interconexión universal. Otro elemento determinante de esta mutación global: salto de la facultad
interpretativa y reactiva que la tecnología ha dado masivamente.

Internet, o la inteligencia sensible de la técnica

El advenimiento de internet confirma el umbral de autonomización concedido a los procesadores,


capacidad que ofrece a los individuos de acceder a grandes volúmenes, exponenciales, de masas de

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informaciones a través de operaciones manuales mínimas gracias a la habilidad ahora adquirida por
la electrónica para realizar tareas automatizadas de forma integral a la velocidad de la luz.
Impresiona la potencia de indexación de motores de búsqueda, robots buscadores diseminados en
las redes, colonias de criaturas inmateriales destinadas a deambular a través de los corpus con la
finalidad de hacerlos fácilmente localizables. La libertad de iniciativa otorgada a los códigos, devino
manifiesta y estructura la totalidad de la arquitectura de la red. Es una capacidad de gestionar gran
cantidad de cosas mediante sistemas robotizados que actúan en nuestro lugar, en virtud de
algoritmos complejos que permiten proceder según márgenes de comprensión y de reactividad que
no dejan de aumentar. La dimensión demiúrgica de la web se constituye por estratos
autonomizados.

La doble especificidad inducida por la instauración de la red universal es porque capitaliza la


duplicación artificial de la capa matemática, situándose todavía entre los seres y las cosas y entre los
seres entre sí, es un estrato patente en las oleadas de cálculos que requiere cada navegación. Se
constituye un amplio sistema artificial capaz de garantizar por sí mismo un conjunto heterogéneo de
tareas, gracias a programas y comandos existentes, configurado in fine para actuar de manera
soberana. El término inteligente ha confirmado la expansión de un fenómeno: generación por parte
del espíritu humano de una megaestructura multiforme, de cimientos imperceptibles, que obedece
a nuestros deseos para actuar según márgenes de conducta cada vez más libres. La sofisticación
algorítmica y los cálculos automatizados operan bajo volúmenes y velocidades sin medida común
con nuestras facultades de abstracción naturales. El régimen binario entremezcla acciones humanas
y electrónicas dentro de una distribución complementaria destinada a equilibrarse de otra manera.

La red ha inducido mutaciones de gran amplitud: generalización del acceso a la información,


indiferenciación de la localización de las personas, intensificación de los intercambios entre
individuos, creación y proposición de servicios inéditos. Hay una velocidad de penetración casi igual
que las transmisiones electrónicas mismas, un nuevo tipo de entrelazamiento con la técnica, es un
gran plasma expansivo que sumerge en todas partes los comportamientos y las sociedades. Ellul dice
que “el grupo humano busca preservar en el ser, adopta las innovaciones progresivamente y tiende
a absorberlas, ahora es la técnica la que engloba y determina las formas culturales, la civilización”. La
instauración de una condición dual combina organismos humanos y flujos electrónicos, tiene
capacidad de incorporarse, en virtud de la extensión de su saber o el poder de su intuición, a la vida
de cada individuo.

El smartphone es una inteligencia inoculada en los procesadores, aplicaciones dirigidas a enriquecer


la cotidianidad de la existencia. Esta conexión opera de modo virtual y sin discontinuidades, hay un
dispositivo que realiza y condensa las condiciones generales que han hecho posible la revolución
digital, una era de naturaleza diferente, marcada por la deducción y la sugerencia algorítmica
geolocalizada e hiper individualizada. Se instaura un vínculo de orden funcional a la técnica,
dispositivo cognitivo virtualmente intangible, superior, ajustado a toda coyuntura espacio-temporal,
singular o colectiva.

La universalización del smartphone, o el fin de la revolución digital

El smartphone reviste 5 características: 1) permite conexión espacio-temporal casi continua


garantizada en espacios contemporáneos. 2) confirma el advenimiento de un cuerpo-interfaz que
instaura otras modalidades de manipulación, activado por comando táctil o vocal, capaz de

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interpretar las expresiones faciales y los deseos del usuario. 3) Instrumento de asistencia que
desarma tendencialmente la navegación de internet en favor de aplicaciones personalizables para
hacer más segura o enriquecer la continuidad. 4) Instancia privilegiada de geolocalización, extensión
de las virtualidades situadas en la esfera inmediata de cada individuo. 5) Objeto que analizará, a
largo plazo, el fenómeno de la realidad aumentada, al inducir un doble régimen de percepción,
directamente aprehendido por nuestros sentidos y aquel simultáneamente alimentado por una
miríada de servidores.

Otras aptitudes superpuestas condensan atribuciones ya existentes, dispersas, funcionalidades


inéditas en un dispositivo de cotidianidad, la cual se enmarca en procesadores intuitivos que
atraviesan el umbral: el mensaje de cualquier medio o tecnología es el cambio que introduce en los
asuntos humanos. Integración potenciada de cualidades propias de lo digital cuyas virtudes redefine,
desplazamiento desde la liberación del individuo inducida por la portabilidad hasta el deslizamiento,
discreto pero decisivo, hacia su acompañamiento continuo. Es la confirmación de un repliegue de lo
tangible en beneficio de una prioridad algorítmica. La universalización en curso del smartphone da
testimonio del retorno de una diseminación incluso en los cuerpos que ponen a disposición su
potencia cognitiva sobrehumana dirigida a todos.

Poderes de intuición y de intelección de la técnica

La conversión digital de segmentos de nuestra realidad posibilita la realización completa de una


revolución, redefinición de ciertas condiciones fundamentales de la existencia. Un final o un
recomienzo. Es una arquitectura universal interconectada cuyas estructuras fundamentales están
hoy sólidamente ancladas y destinadas a añadirse a otras dimensiones, señalando el advenimiento
de otra era marcada por el entrelazamiento complejo en vías de consolidación de la industria
electrónica, inteligencia artificial, nanotecnologías y biotecnologías. En esta era se da una
interferencia anunciada entre cuerpos orgánicos y artificiales.

Es necesario desconfiar de las persistencias retóricas, susceptible de abortar la eclosión de modos de


aprehensión inéditos o de ocultar todo fenómeno nuevo, pudiendo ignorar en la coyuntura lo que
aquí surge de específico luego de esta larga secuencia histórico-técnica: hay un gran rechazo a
admitir la existencia de una organización específica de la técnica relativamente independiente del
hombre, una esquematización de la vida a través de la técnica. Es difícil aceptar que vivimos en una
sociedad sin medida común respecto de aquellas que la precedieron.

La revolución digital implica hechos tecnológicos, económicos y culturales capitales, pero


contribuyen a eclipsar su característica mayor, la exaltación de una doble autonomía, específica e
indisociable una de la otra. La primera es la extensión constante de una facultad de interpretación y
de iniciativa adquirida por la técnica, hay un poder de delegación que le ha sido conferido. Señala el
eje principal de la secuencia histórica presente y porvenir. La segunda expone a un individuo
contemporáneo dotado de una subjetividad ampliada, secundada por protocolos deductivos dentro
de un entorno global que magnifica las virtudes de la oferta ajustada e hiperindividualizada en
extremo. La automatización autónomo conferida a los procesadores desliza hacia un agravamiento
de su margen interpretativo y decisional, exponiendo una nueva y cambiante cartografía de poderes
entre entidades humanas y artificiales. La liberalización ganada por los cuerpos se convierte en la
asunción robotizada de sus gestos.

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Emergencia de la humanidad interconectada, hipermóvil, el acceso es un valor capital, está hibridada
con sistemas que orientan y deciden comportamientos colectivos e individuales, bajo modalidades
todavía discretas pregnantes, destinadas a extenderse hacia numerosos campos de la sociedad. Se
generan formas inéditas de existencia y se redefinen las relaciones históricas con el espacio y el
tiempo. Capacidades de aprehensión relativas, se ven aumentadas o curvadas por procesos
cognitivos superiores y más avezados que los nuestros. Ontología dual, tierra poblada de criaturas
artificiales que viven paralelamente a nosotros y con nosotros. Entrelazamiento denso entre cuerpos
orgánicos e inmateriales, compleja composición y singular, determinada a evolucionar, instauración
de una condición inextricablemente mixta, humano-artificial, constitución de una antrobología.

Srnicek-Capitalismo de plataformas

En una crisis global el capitalismo tiende a reestructurarse. Nuevas tecnologías, formas


organizacionales, modos de explotación, tipos de trabajo y nuevos mercados emergen para crear
una nueva manera de acumular capital. La manufactura intentó recuperarse atacando al sector
laboral y virando hacia modelos de negocios más austeros. En los 90’, caída de empresas, con base
en internet cambiaron a modelos de negocios que monetizaba los recursos libres que estaban
disponibles.

Hubo un renovado foco en el ascenso de la tecnología: automatización, economía compartida. Un


cambio de paradigma o cuarta revolución industrial. Hoy en día vivimos en una economía cognitiva,
informacional, inmaterial o de conocimiento. El autonomismo italiano propone que la cooperación
colectiva y el conocimiento se vuelven una fuente de valor. El proceso laboral es cada vez más
inmaterial, orientado al uso y la manipulación de símbolos y afectos. La tradicional clase trabajadora
es reemplazada por trabajadores del conocimiento o el cognitariado. La desindustrialización de las
economías de altos ingresos implica que el producto del trabajo se vuelve inmaterial: contenido
cultural, conocimientos, afectos y servicios.

Hoy la economía está dominada por una nueva clase, propietaria de la información. En el siglo XXI el
capitalismo avanzado se centra en la extracción y uso de un tipo particular de materia prima: los
datos. Distinguiremos datos (información de que algo sucedió) de conocimiento (información acerca
de por qué algo sucedió). Los datos pueden implicar conocimiento, pero no es una condición
necesaria. Los datos también implican ser grabados en algún medio material de algún tipo. Cada
dato requiere sensores para ser capturado y enormes sistemas de almacenamiento para su
mantenimiento. Los datos no son inmateriales.

La mayor parte de los datos precisa limpieza y se deben organizar en formatos estandarizados para
que sean utilizables. Generar los algoritmos apropiados puede implicar ingresar manualmente
secuencias de aprendizaje en un sistema. La recopilación de datos depende de una vasta
infraestructura para detectar, grabar y analizar. Los datos son materia prima que debe ser extraída y
las actividades de los usuarios, la fuente natural de esta materia prima. Son un material que se
extrae, refina y se usa de distintas maneras. Mientras más datos se tengan, más usos se les pueden
dar. Fueron un recurso que había estado disponible.

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En el siglo XXI la tecnología necesaria para convertir actividades simples en datos grabados se volvió
más barata, el paso a las comunicaciones con base digital volvió el registro excesivamente simple. Se
abrieron extensiones nuevas bases de datos potenciales, nuevas industrias para extraerlos y
utilizarlos de manera tal de optimizar los procesos de producción, llevar un conocimiento interno de
las preferencias de los consumidores, controlar a los trabajadores, brindar los cimientos para nuevos
productos y servicios que vender a los anunciantes. La cantidad de datos que ahora se podían utilizar
se volvieron un recurso central, materia prima que impulsaría el cambio en el capitalismo.

Internet creció y las empresas se volvieron dependientes de comunicaciones digitales, los datos
pasaron a ser más relevantes, han llegado a servir a varias funciones capitalistas claves: educan y
dan ventaja competitiva a algoritmos, habilitan la coordinación y deslocalización de los trabajadores,
permiten la optimización y la flexibilidad de los procesos productivos, hacen posible la
transformación de productos de bajo margen en servicios de alto margen, en un círculo virtuoso.

Los viejos modelos de negocios no estaban diseñados para extraer y usar datos. Su método
operativo era producir un producto operativo en una fábrica donde la mayor parte de la información
se perdía y nunca se aprendía nada acerca del cliente o sobre cómo se utilizaba el producto. El nuevo
modelo de negocios es un nuevo y poderoso tipo de compañía: la plataforma. Surgidas de la
necesidad interna de manejar datos, las plataformas se volvieron una manera eficiente de
monopolizar, extraer, analizar y usar las cantidades cada vez mayores de datos que se estaban
registrando. Ahora este modelo se expande por toda la economía.

Las plataformas son infraestructuras digitales que permiten que dos o más grupos interactúen,
intermediarias que reúnen diferentes usuarios: clientes, anunciantes, proveedores de servicios,
productores, distribuidores e incluso objetos físicos. Tiene herramientas que permiten a los usuarios
construir sus propios productos, servicios y espacios de transacciones. En vez de construir un
mercado desde cero, la plataforma proporciona la infraestructura básica para mediar entre
diferentes grupos. Esto es la ventaja sobre los modelos de negocios tradicionales en lo que se refiere
a datos ya que las plataformas se posicionan así mismas 1) entre usuarios y 2) como el terreno sobre
el que tienen sus actividades, hay un acceso privilegiado para registrarlas. Las industrias mudan sus
interacciones al mundo online, más negocios estarán sujetos al desarrollo de las plataformas, estas
pueden operar desde cualquier parte, donde sea que tenga lugar la interacción digital.

Las plataformas digitales producen y dependen de efectos de red: mientras más usuarios hagan uso
de esta, más valiosa se vuelve, mejor se vuelve su algoritmo de búsqueda. Más usuarios generan
más usuarios, lo que genera una tendencia a la monopolización. Las plataformas tienen una
dinámica de acceso mayor a más actividades, a más datos. La habilidad para modificar rápidamente
muchos negocios de plataforma confiando en infraestructura preexistente y costos marginales bajos
implica que haya pocos límites naturales para el crecimiento. Las plataformas pueden crecer mucho
muy rápidamente.

La importancia de los efectos de red implica que las plataformas tengan que desplegar una gama de
tácticas para asegurarse de que se sumen cada vez más usuarios. Suelen usar subvenciones
cruzadas: una rama de la compañía reduce el precio de un servicio o de un producto pero la otra
sube los precios para cubrir las pérdidas. La estructura de precios de la plataforma es importante

90
para definir cuántos usuarios se involucran y cuan seguido usan la plataforma. El negocio es
sintonizar el balance entre lo que se paga, lo que está subvencionado y lo que no lo está.

Las plataformas son diseñadas de forma tal que sean atractivas para sus distintos tipos de usuarios.
Las reglas para el desarrollo de productos y servicios, de las interacciones en el espacio de negocios,
son establecidas por el dueño de la plataforma. Estas, como intermediarias, ganan acceso a más
datos, control y gobierno sobre las reglas del juego. La arquitectura central de reglas fijas es también
generativa, permitiendo a otros construir sobre ellas de maneras inesperadas.

El desafío de mantener plataformas es revisar los vínculos de subvenciones cruzadas y las reglas de
la plataforma para mantener el interés en los usuarios. Son un nuevo tipo de empresas,
proporcionan la infraestructura para intermediar entre diferentes grupos usuarios, por desplegar
tendencias monopólicas impulsadas por efectos de red, por hacer uso de subvenciones cruzadas
para captar diferentes grupos de usuarios y por tener una arquitectura central establecida que
controla las posibilidades de interacción. Ser propietario de una es ser propietario de un software y
hardware construidos con material open-source. Son modelos de negocios claves para extraer y
controlar datos, espacio digital en el que pueden interactuar, están en la posición de extraer datos
de procesos naturales, son un aparato extractor de datos.

Hay 5 tipos de plataformas,la clase capitalista es propietaria de estas, no necesariamente produce


un producto físico. El primer tipo es la publicitaria que extrae información de los usuarios, llevan a
cabo un trabajo de análisis y luego usan los productos de ese proceso para vender espacio
publicitario. El segundo son las de la nube, propietarias del hardware y el software que se necesita
para transformar la manufactura tradicional en procesos conectados por internet que baja los costos
de producción y transforman los bienes en servicios. Las cuartas son las de productos que generan
ganancias mediante el uso de otras plataformas para transformar un bien tradicional en un servicio y
cobrar por ellos un alquiler o una tasa de suscripción. El quinto tipo son las austeras que intenta
reducir al mínimo los activos de los que son propietarias y obtener ganancias mediante la mayor
reducción de costos posible. Todas estas divisiones mencionadas pueden converger en una misma
empresa.

Plataformas publicitarias

Son las más antiguas, fueron los primeros intentos por construir un modelo adecuado a la era digital.
Han fomentado directa e indirectamente la emergencia de las tendencias tecnológicas recientes, de
la economía compartida a la internet industrial. Emergieron de la caída de las punto-com impulsadas
por el fácil acceso al crédito, cuyo efecto fue doble. Competidores quebraron y dejaron las distintas
áreas de la industria de la tecnología cada vez más bajo el control de las empresas que quedaban. La
poca disposición del capital de riesgo (cr) para financiar nuevos ingresos significó que la entrada al
panorama competitivo también quedó cerrada. De las tendencias monopólicas del boom
tecnológico, surgieron empresas dominantes y aún siguen dominando. El agotamiento del cr y de la
financiación por acciones ejerció una nueva presión sobre las empresas con base en internet para
que generaran ingresos. No había una manera preponderante para lograr un flujo de ingresos
sustentable.

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La centralidad del marketing para financiar la estrategia de “crecimiento primero, ganancias
después” del capital significó que las empresas punto-com ya habían construido las bases para un
modelo de negocios orientado a la publicidad y a la captación de usuarios. Como porcentaje de
ingresos estas compañías gastaron en publicidad más que otros sectores, fueron pioneras en la
compra de publicidad online. Estas empresas se dirigieron hacia la publicidad como su mayor fuente
de ingresos. El uso de los datos en el capitalismo: servicios para clientes y usuarios, para vender
espacio publicitario personalizado, mediante un sistema de subasta cada vez más automatizado
(Google).

Los datos extraídos pasaron de ser una manera de mejorar los servicios a volverse una manera de
recolectar ingresos por publicidad. La web 2.0 estaba basada en el contenido generado por sus
usuarios y en interfaces multimedia. En los medios masivos de comunicación hubo una retórica de
democratización, cualquiera podía crear y compartir contenido. Esto camufló el desplazamiento a
modelos de negocios basados en la explotación de trabajo gratis.

Los usuarios de estas plataformas (Facebook y Google, ej.) son trabajadores no asalariados que
producen bienes, datos y contenidos, que son así tomados y vendidos por las compañías a
anunciantes y otros interesados. Hay diferencias entre las interacciones que se dan en las
plataformas de las interacciones que se llevan a cabo en otros lugares, también entre interacciones
que se desarrollan en plataformas con orientación lucrativa y las interacciones que se desarrollan en
otras plataformas. No todas nuestras interacciones sociales están cooptadas por un sistema de
generación de ganancias. Una de las razones por las que las empresas tienen que competir para
construir plataformas es que la mayor parte de nuestras interacciones sociales no entran en
procesos de valorización. El trabajo gratis es solo una parte de la multitud de fuentes de datos de la
que depende una empresa: transacciones económicas, información recolectada por sensores en la
internet de las cosas, datos corporativos gubernamentales y vigilancia pública y privada.

El debate acerca de si la interacción social online forma o no parte de la producción capitalista es


tedioso. Si es capitalista, entonces va a tener la presión de todos los imperativos capitalistas
estándar: racionalizar los procesos de producción, bajar los costos, incrementar la productividad. Si
no lo es, no se impondrán esas demandas. Al examinar las actividades online de los usuarios, es
difícil argumentar que lo que hacen es trabajo, falta la idea de trabajo socialmente necesario. No hay
presiones competitivas para incitar a los usuarios a que hagan más, incluso si hay presiones para que
hagan más online. Si nuestras interacciones online son trabajo gratis, entonces estas compañías
deben ser una importante bendición para el capitalismo. Si no son trabajo gratis, entonces estas
empresas son parasitarias de otras industrias productoras de valor y el capitalismo global, se
encuentra en una posición más complicada. Esto último es lo más probable.

Las plataformas publicitarias se apropian de los datos como materia prima, las actividades de los
usuarios y de las instituciones, grabadas y convertidas en datos, se convierten en una materia prima
que puede ser refinada y utilizada por las plataformas de distintas maneras. Los ingresos se generan
mediante extracción de datos de las actividades online de los usuarios, análisis de esos datos y
subastas de espacio publicitario para anunciantes. Se logran dos procesos: primero, plataformas
publicitarias necesitan monitorear y registrar actividades online, más usuarios interactúan en un
sitio, más información se puede recolectar y utilizar. Mientras usuarios pasean por internet se lo
rastrea mediante cookies y otros mecanismos y esos datos se vuelven más específicos y valiosos

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para los anunciantes. En la economía digital convergen la vigilancia y la actividad lucrativa. El
capitalismo de vigilancia para obtener ingresos recolecta y analiza datos que otorgan conocimiento
interno o que los conecten con consumidores potenciales. Esos datos han sido trabajados, por un
científico calificado o el trabajo automatizado de un algoritmo de una máquina. Son vendidos a
anunciantes con la promesa de que el software conectará eficientemente a un anunciante con los
usuarios correctos cuando sea necesario. El modelo de extracción de datos también ha mudado al
mundo offline.

Más y más información de distinto tipo está siendo monitoreada, empresas no tecnológicas están
desarrollando bases de datos de usuarios y utilizando datos para adaptarse a las tendencias de los
clientes y promocionar efectivamente productos a los consumidores. La extracción de datos es el
método clave para construir una plataforma monopólica y captar ingresos de anunciantes. Las
plataformas publicitarias son exitosas en estos negocios de plataformas, con ingresos elevados,
ganancias significativas y vigoroso dinamismo.

Plataformas de la nube

Son el paso que ha consolidado a la plataforma como modelo de negocios único y poderoso. El
alquiler corporativo de la nube comienza con las empresas de e-commerce, en los 90’, pensaron que
podían tercerizar los aspectos materiales del intercambio, pero resulto insuficiente y las compañías
se tuvieron que hacer cargo de las tareas de construir depósitos y redes de logística y contratar
grandes cantidades de trabajadores. Invirtieron en grandes centros de datos, fuerzas robotizadas
para depósitos y enormes sistemas informáticos, además busco ganar mayor cantidad de usuarios
mediante la subvención cruzada.

La génesis de estas plataformas es que a menudo emergen de las necesidades internas de la


empresa. Empresas alquilan servicios informáticos de la nube, incluye mantenimiento on-demand de
servidores, almacenamiento y potencia para los ordenadores, herramientas de desarrollo de
software y sistemas operativos y aplicaciones ya listas para usar. La utilidad de esta práctica para
otros negocios es que no necesita invertir el tiempo y el dinero para desarrollar su propio sistema de
hardware, su propio kit de desarrollo de software o sus propias aplicaciones. Pueden adquirir
temporalmente estos elementos según se necesiten. Otras empresas alquilan la capacidad de
algoritmos de reconocimiento de patrones y servicios de trascripción de audio, vendiendo sus
procesos de aprendizaje automático (Google). Microsoft creó una plataforma de IA que brinda a las
empresas herramientas de desarrollo de software para construir sus propios bots (inteligencia como
servicio).

Las plataformas de la nube permiten la tercerización de gran parte del departamento de tecnología
de la información de una empresa. Este proceso desplaza a los trabajadores del conocimiento y a
menudo posibilita la automatización de su trabajo. El análisis de datos, el almacenamiento de la
información de los clientes, mantenimiento de los servidores de una empresa, todo puede ser
derivado a la nube y da motivos al capitalista para usar estas plataformas.

Ser propietario de la infraestructura que precisa una de cada dos industrias es estar en una posición
poderosa y rentable. La importancia que tiene la plataforma de la nube para la extracción de datos
es que su modelo de alquiler le permite recolectar datos constantemente, el viejo modelo de

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compra vendía como bienes que eran separados de la empresa. Al trasladar las actividades de las
compañías a las plataformas de la nube las empresas ganan acceso directo a nuevos conjuntos de
datos completos. Amazon fue la primera plataforma de la nube importante para alquilar medios de
producción cada vez más básicos a compañías contemporáneas. Estas plataformas de la nube están
desarrollando la infraestructura básica de la economía digital de manera que pueden ser alquiladas
por otros provechosamente, mientras estas recolectan datos para sus propios fines.

Plataformas industriales

El análisis, recolección y almacenamiento de datos se ha vuelto cada vez más económico, más
empresas han intentado llevar estas plataformas al campo de la fabricación tradicional. Esta es la
categoría de la internet de las cosas industrial o la internet industrial, que incluye la inserción de
sensores y chips de computadoras al proceso de producción y de rastreadores al proceso de logística
vinculados mediante conexiones a internet. Cada componente en el proceso de producción se
vuelve capaz de comunicarse con máquinas de ensamblaje y otros componentes, sin que los guíen
gerentes o trabajadores. Los datos acerca de la posición y el estado de estos componentes se
comparten constantemente con otros elementos en el proceso de producción. Los bienes materiales
se vuelven inseparables de sus representaciones informáticas.

La internet industrial es capaz de reducir costos laborales y reducir los costos de energía, los costos
de mantenimiento emitiendo avisos de desgaste, reducir el tiempo muerto programándolo para
horas adecuadas y reducir errores y aumentar la calidad. Promete hacer más efectivo el proceso de
producción, reducir costos y tiempo muerto. Apunta a vincular el proceso de producción de manera
más cercana con el proceso de realización. Se desarrollan nuevos productos y diseñan nuevos
dispositivos sobre la base del uso de datos extraídos de productos ya existentes, esto posibilita la
customización masiva. Los ciclos de vida de los productos pueden reducirse significativamente.

Con la implementación de los componentes de la internet industrial, el desafío es establecer un


estándar común para la comunicación, la interoperabilidad entre componentes debe estar
garantizada, particularmente en el caso de la maquinaria vieja. Aquí interviene las plataformas
industriales, funcionando como infraestructura central básica para que se vinculen sensores y
activadores, fábricas y proveedores, productores y consumidores, software y hardware.

Son las fuerzas motrices en el desarrollo de la industria, construyendo el hardware y el software para
operar la internet industrial. Las start-up de la internet industrial están financiadas por la vieja
guardia manteniendo firme la financiación del sector. El cambio a las plataformas industriales es una
expresión de la competencia económica nacional, donde empresas se asocian a los gobiernos en un
consorcio sin fines de lucro para impulsar la manufactura inteligente.

La competencia es por la capacidad de construir la plataforma monopólica para la manufactura, las


empresas ofrecen servicios de infraestructura (informática con base en la nube), herramientas de
desarrollo y aplicaciones para gestionar la internet industrial. En vez de que las empresas desarrollen
su propio software para manejar la internet interna, estas plataformas ofrecen las licencias de las
herramientas que se necesitan. Se requiere expertise, para poder manejar la enorme cantidad de
datos que se va a producir y para desarrollar nuevas herramientas analíticas.

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Lo mismo aplica al software diseñado para recolectar y analizar big data, al modelado de sistemas
con base física o al software que efectúa cambios en fábricas o en centrales eléctricas. Estas
plataformas también proporcionan el hardware (servidores, almacenamiento) necesario para operar
una internet industrial. Las plataformas industriales se promocionan como poseedoras de
conocimiento interno sobre manufactura y sobre la seguridad necesaria para operar semejante
sistema. Estas compañías industriales dependen de la extracción de datos como herramienta
competitiva contra sus rivales, que garantiza servicios más baratos, rápidos y flexibles.

Intermediarias entre fábricas, consumidores y desarrolladores de aplicaciones, estas plataformas


están ubicadas para monitorear gran parte de la manera de operar de la manufactura global. Hacen
uso de estos datos para consolidar más su posición monopólica. Despliegan una estrategia de
plataforma estándar, se mantienen abiertas en términos de quién puede conectarse a la plataforma,
dónde se almacenan los datos y quién puede desarrollar aplicaciones para la misma. Los efectos de
red son indispensables para conseguir una posición monopólica, tal apertura les permite incorporar
más usuarios.

Plataformas de productos

Los desarrollos precedentes, la internet de las cosas y la informática de la nube, habilitaron un nuevo
tipo de plataforma on-demand. Hay dos modelos de negocios relacionados pero distintos: la
plataforma de productos y la plataforma austera. Las plataformas de productos son medios
importantes a través de los cuales las empresas intentan recuperar la tendencia a cero costos
marginales en algunos bienes. Lo que ha permitido que estas plataformas florecieran en años
recientes es el estancamiento de los salarios y la caída del ahorro. Se ahorra menos dinero, las
compras y grandes desembolsos fueron imposibles, el pago en cuotas más baratas se volvió algo más
atractivo. Las plataformas on-demand afectan al software y los bienes de consumo, otro impacto de
esta economía on-demand es a los bienes manufacturados duraderos (ejemplo de Roll Royce).

Plataformas austeras

Estas son vistas como un retroceso a las primeras etapas de la economía propulsada por internet.
Mientras que las plataformas anteriores han desarrollado modelos de negocios que generan
ganancias de alguna manera, las austeras volvieron al modelo “crecimiento primero, ganancias
después”. Estas plataformas abarcan desde compañías especializadas en algún tipo de servicio hasta
mercados más generales que proveen una variedad de servicios. Apuntan a establecerse como
plataformas en las que se puede encontrar usuarios, clientes y trabajadores. Son empresas sin
activos, plataformas virtuales, pero si son dueñas del activo más importante: la plataforma del
software y análisis de datos. Operan desde un modelo hipertercerizado, los trabajadores están
deslocalizados, el capital fijo, costos de mantenimiento y el training están deslocalizados. Lo que
queda es el mínimo extractivo básico, control de la plataforma que permite ganar una renta
monopólica.

Estas compañías aplican la subcontratación de sus trabajadores, estos son legalmente entendidos
como contratistas independientes más que como empleados. Se ahorra un 30% en costos laborales,.
Hay distintas formas de control vía sistemas de reputación, se paga por tarea. La deslocalización del
trabajo fue una tendencia más amplia y a largo plazo, los trabajos que tenían que ver con bienes

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transables fueron los primeros en ser deslocalizados, le siguieron los servicios no personales. En el
96’ la preocupación era la de que estábamos en la transición hacia una era del justo a tiempo, de
trabajadores desechables. El mercado de trabajo tradicional que se parece al modelo de plataforma
austera es el del mercado de jornaleros (trabajo por el día). Los teléfonos móviles se han vuelto
indispensables en el proceso de encontrar trabajo en los mercados de trabajo informal. La economía
del trabajo temporal hace que estos lugares estén online y agrega una capa de vigilancia
generalizada. Se acelera la tendencia a largo plazo hacia empleos más precarios. Las plataformas
austeras encajan en la categoría de contratistas independientes y freelancers. No hay disponibles
mediciones directas de la economía compartida, se han utilizado sondeos y otras mediciones
indirectas. La gente vende su trabajo de manera habitual mediante plataformas austeras.

La economía compartida es una pequeña muestra de una tendencia mucho más grande, es un
pequeño sector construido sobre el crecimiento del nivel de desempleo después de la crisis de 2008.
Hubo una tendencia a trabajos más precarios, se duplicó el desempleo. Luego de la crisis se dio una
recuperación sin empleos, trabajadores se vieron obligados a valerse de los medios de subsistencia
que pudieran. Aquí el trabajo autónomo llega como una imposición forzada. La demografía de los
trabajadores de las plataformas austeras apoya esta observación.

En una economía saludable las personas no deberían recurrir al microempleo, ya que tendrían
empleos en relación de dependencia. Las plataformas austeras se extienden a nuevas áreas, la
tercerización llega a nuevos empleos. Estas plataformas convirtieron los servicios no transables en
transables, expandiendo efectivamente el suministro de trabajo a un nivel global. Multitud de
nuevas tareas ahora se pueden llevar a cabo online, esto permite a las empresas recortar costos
explotando trabajo barato en países en vías de desarrollo y provoca una mayor presión a la baja en
los salarios al ofrecer estos empleos en mercados de trabajo globales. Las compañías con
plataformas austeras tercerizan costos con la intención de lograr una plataforma virtual. Estas
empresas son dependientes de las capacidades que ofrecen las plataformas de la nube. Hoy las
start-up alquilan los software y hardware en la nube, en lugar de invertir en equipamiento
informático. Es una plataforma austera construida sobre otras plataformas, estas empresas
descargaron costos de sus balances y los trasladaron a sus trabajadores: costos de inversión,
mantenimientos, seguros y amortización de gastos.

La falta de rentabilidad llevó al recorte de salarios, fenómeno expandido en las plataformas austeras.
Esto incitó a que las empresas compitieran por los datos, principales recursos para la competencia
entre estas. Aún luchan por ser rentables, el dinero para respaldarlas debe llagar desde afuera.

Para poner en contexto la financiación de las plataformas austeras, es capital excedente en busca de
tasas de retorno más altas en un contexto de bajas tasas de interés. Estas han afectado
negativamente los retornos de las inversiones financieras tradicionales, forzando a los inversores a
salir en busca de nuevas maneras de obtener rédito. El capital excedente hoy parece estar armando
un boom tecnológico.El financiamiento no tradicional de los fondos de cobertura, los fondos de
inversión y los bancos de inversión están teniendo un papel importante en el boom tecnológico. El
sector de las start-up de tecnología, la mayor parte de la inversión financiera llega de fondos de
cobertura y de los fondos de inversión. Estas empresas también son ayudadas por la evasión fiscal.

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El crecimiento del sector de las plataformas austeras se basa más en las expectativas de ganancias a
futuro que en ganancias reales. Su rentabilidad parece estar generada solo por el traslado de costos
y la baja de salarios. Las plataformas austeras surgen como producto de tendencias a la
tercerización, el excedente de población y la digitalización de la vida, junto con el aumento del
desempleo post-2008 y el desarrollo de una política monetaria flexible, el capital excedente y la
plataforma de la nube que permiten una mayor escalada. La capacidad de generar ganancias de
estos modelos austeros es mínima y se limita a pocas tareas especializadas. Los modelos más
exitosos han estado respaldados por CR.

Conclusión

El capitalismo del siglo XXI encuentra una nueva materia prima: los datos. La plataforma se convierte
en una manera dominante de organizar negocios de modo tal de monopolizar estos datos,
extraerlos, analizarlos, usarlos y venderlos. La era de la producción austera modificó el viejo modelo
de negocios de la era fordista. La plataforma lleva la extracción de datos en su ADN como un modelo
que permite que otros servicios, bienes y tecnologías que se construyan sobre la plataforma, como
un modelo que demanda más usuarios para obtener más efecto de red, y con un medio de base
digital que simplifica el almacenamiento y el registro. Esto hace a las plataformas un modelo central
para la extracción de datos como materia prima a ser utilizada de distintas formas y generar
ingresos, atraer anunciantes y partes interesadas.

Son una herramienta para ganarle a la competencia, ofrecer mejores productos y servicios, controlar
a los trabajadores y optimizar los algoritmos para tener un negocio más competitivo. Las plataformas
se orientan a construir la infraestructura básica necesaria para recolectar, analizar y desplegar datos
para que los usen otras empresas, y de estos servicios la plataforma obtiene una renta. Recolectar
grandes cantidades de datos es central para el modelo de negocios, la plataforma ofrece un modelo
extractivo ideal.El giro a la producción austera y las cadenas de suministro justo a tiempo es un
proceso que data desde los 70’, la plataforma digital hoy en día lo hace de manera más intensa, lo
mismo que la tendencia a la tercerización. Hay deslocalización de trabajos poco calificados, mientras
que se mantiene un núcleo de trabajadores bien pagos y calificados. Las ganancias de empleo post-
2008 se produjeron con trabajadores de empleos no tradicionales. El proceso de tercerización y
construcción de modelos de negocios austeros se lleva al extremo por compañías que dependen de
un modo de generar beneficios virtualmente desprovistos de activos. Luego de la crisis, su
rentabilidad se dio a base de mantener salarios bajos. Hay sectores desesperados que proporcionan
trabajadores mal pagos y no calificados.

La economía de plataforma austera aparece como salida para el capital excedente en una época de
tasas de intereses ultrabajas y pésimas oportunidades de inversión. Las plataformas emergen como
medios para liderar y controlar las industrias, tiene predominancia sobre la fabricación, logística y el
diseño. Posibilitaron un cambio de productos a servicios en varias nuevas industrias, se terminó la
era de la propiedad, de la concentración de la misma. Las plataformas austeras apuntaron a
constituirse virtualmente desprovistas de activos, construyen grandes infraestructuras e invierten
dinero para comprar otras empresas e invertir en sus propias capacidades. Estas empresas se están
convirtiendo en propietarias de información, de las infraestructuras de la sociedad, hay una
tendencia monopólica.

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Touza- La corporalidad de la atención y el deseo de dispositivos

Podemos pensar a la atención como un vector, de intensidad, dirección y sentido variables, que
modula nuestras relaciones con las cosas, los otros y nosotros mismos. Atender a un objeto
particular es efectuar un pasaje a un estado afectivo y emotivo que licua las representaciones de lo
que somos y de aquello a lo que atendemos. La atención así concebida se diferencia de la atención
normalizada, entendida a partir de sus efectos, sujeta a verificación. Un modo de atender que puede
estandarizarse, ser norma que debe regir las conductas, enlazarse a circuitos de verificación que
establezcan cuánto se ha esforzado una atención particular con respecto a un patrón de atención
que sirve de medida. Esta es la atención que se recompensa en los sistemas educativos y científicos
con evaluaciones y credenciales; es la que, expresada en competencias, solicitan los gestores de la
división técnica del trabajo para nutrir las ramas de la producción para sostener los circuitos de
reproducción y acumulación. Bajo estas condiciones, atender es aprender a ajustar los
comportamientos a la manera en que la atención es medida en referencia de la norma. Si bien en
esta atención puede haber fugas, lo que se recompensa son los efectos verificables.

La atención es intermitente, se mueve de un objeto a otro. Quien atiende se mantiene en un flujo de


afecto con su objeto hasta que ese lazo se interrumpe. Llamaré desatención a esa interrupción y
diferenciaré esta interrupción de la distracción, que se caracteriza por una desorientación de la
atención, una caída de su intensidad.

La atención normalizada es sometida a reglas estrictas de separación entre forma y contenido.


Ciertos objetos son marginados, se filtra todo aquello que no conduzca a obtener efectos
satisfactorios. Si nuestro motor, el de nuestra atención, son los afectos y el deseo, cuando estos son
reconducidos hacia el deseo de otro, pueden aparecer líneas de fuga.

Se ha logrado establecer una economía alrededor de la atención de corto alcance, rápida y


desenfocada, capaz de penetrar nuestra cotidianeidad gracias a un vasto aparato en red que
acumula atención y la analiza, para luego redirigir las atenciones individuales con creciente eficacia.
Las economías de la atención no se sostiene sobre la atención normalizada y sus efectos productivos
y biopolíticos, sino sobre los tiempos de conexión durante los que el registro de nuestra atención se
almacena en grandes bases de datos. Pareciera que se puede interrumpir esta atención
desconectándose. Esto no se penaliza, pero se diseñan métodos para evitarlo.

El ciclo de la atención y la distracción

La distracción en sí no es nueva, ni consecuencia de los medios de comunicación. Es comprensión


desarraigada que no mantiene lazos genuinos con el mundo, cuando todo parece comprendido pero
no se comprende nada. Desde la aparición de los medios técnicos, el espacio-tiempo habitado por
los humanos comienza a transformarse, se modifica la experiencia del entorno inmediato. La
atención al aquí y ahora se disolvió en beneficio de una atención cuyos vectores se orientan al afuera
de la situación que envuelve a nuestro cuerpo. El Smartphone es un regulador fundamental de la
atención que acompaña a nuestro cuerpo en su tránsito por espacios públicos o privados, en
compañía o soledad, desviando con notificaciones periódicas la dirección y sentido de nuestra
atención. Antes de que existiesen los dispositivos móviles, la duración del tiempo entre el momento

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en que ocurría algo y el momento de enterarnos era considerable. Ahora las notificaciones definen
un ritmo: el estar pendientes. Algo sucederá y seré notificado.

El dispositivo nos transporta por distintas intensidades de la distracción. Hay un modo de distracción
ya asimilada, convertida en tic. Y hay otro modo de uso que se siente compulsivo, en el que parece
que no podemos desprendernos del aparato mientras navegamos entre sitios, enlaces y estados. No
faltan quienes exploran estrategias para escapar de la conexión permanente. Lo que se resiste es el
ritmo que imponen los aparatos, las velocidades a la que los cuerpos son llamados a ajustarse. Ardua
tarea cuando el objetivo es diseñar aparatos que alimenten algoritmos que pronostican y proyectan
modos de atender individuales y colectivos, mientras que la economía de la atención parte del
principio de que la atención es secuencial (se atiende un objeto por vez), y por lo tanto escasa. La
competencia por esa atención escasa es incorporada en el diseño de los dispositivos.

Atención hacia otros

Cada nuevo medio que aparece transforma la totalidad del ambiente que habitamos; al usuario y a
lo que nos rodea. Esta atención entre el usuario del dispositivo y su entorno fue teorizada por
McLuhan, autoamputación: ante situaciones de sobreestimulación sensorial, la respuesta es un
“entumecimiento o bloqueo de la percepción. La permanencia frente a un dispositivo aumenta las
velocidades y fuentes de estímulo, y por lo tanto también nuestro entumecimiento.

El cuerpo posee una aptitud específica que consiste en unir afecciones en las que está inmerso. En su
esfuerzo por perseverar en su ser, el cuerpo establece uniones y continuidades entre las afecciones,
es decir, individuaciones. Pero estas asociaciones individuantes pueden ser exteriores con respecto
al cuerpo, estar alienadas. Así, la memoria, como proceso que construye una continuidad entre
imágenes actuales e imágenes del pasado asociadas a efectos alegres, se ve obstaculizada. Se
bloquea el proceso de asociación y se pone en marcha un principio de placer, una repetición que no
es otra cosa que el esfuerzo del cuerpo por perseverar la alegría y eliminar las fuentes de tristeza.
Este placer está referido a una carencia que no puede ser satisfecha, como esa sensación de vacío
que buscamos colmar cuando navegamos de un enlace a otro, de una aplicación a otra, sin un
propósito determinado. Supone una alegría parcial ligada a una sola parte del cuerpo. Nos
convertimos en siervos del aparato que nos ofrece objetos de deseo móviles, fuentes de placer
efímeras y parciales. Pero aún una asociación parcial que produce alegría puede activar una
disposición a recordar la alegría y un esfuerzo por resistir la disposición a lo que causa tristeza. La
vida conectada queda reducida a aquello que interrumpe la relación continua que se tiene con el
dispositivo. Con todos aquellos con quienes interactuamos a través del aparato mantenemos una
suerte de atención conjunta ubicua y permanente, al costo de estar ausentes de las situaciones que
nuestro cuerpo habita.

Atención hacia uno mismo

Si estar ausentes de las situaciones en las que estamos físicamente presentes es una consecuencia
existencial de los dispositivos móviles, no quiere decir que esta atención sustraída del entorno sea
redirigida a uno mismo. La soledad del individuo encerrado en su dispositivo no puede ser el
principio de una ética del cuidado de sí porque el uso habitual de los medios paradójicamente
“sociales” hace también que el estar solos y en silencio nos produzca una sensación de vacío .Los

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aparatos están al alcance de la mano para ayudarnos a imaginar que llenamos ese vacío al usarlos.
Turkle observa que los jóvenes y adultos criados en la abundancia de las tics, están perdiendo la
capacidad de estar solos.

Conclusión

Las plataformas de medios sociales y los dispositivos ubicuos participan de un régimen de


producción de objetos de deseo que escapa a las ilusiones de la conciencia individual, desde que,
opera nuestra voluntad. Este régimen se compone de al menos dos elementos: uno específico de las
tecnologías en uso y otro propio de las fuerzas que configuran las subjetividades en nuestro tiempo y
lugar. El primero es una economía política de las plataformas, cuya fuente de plusvalía se ubica en el
trabajo gratuito que hacemos en el hecho de usarlas, sin saber, que los datos que generamos tienen
un valor económico y que es canjeado en el mercado. El elemento subjetivo de este régimen, no es
ajeno a las consecuencias de estar inmersos en formas de gobierno de las conductas que promueven
intensamente la competencia entre individuos. Pero también forman parte de esta subjetividad los
quiebres de esta gubernamentalidad, los actos de resistencia, generalmente frustrados, el desánimo
que acarrea esta frustración, el cinismo que resulta de este desánimo y el deseo de aquello que
pueda reestablecer en nosotros un sentido de normalidad, o de postergar indefinidamente la
oportunidad de saldar cuentas, en un sentido que nos impulsa a un acercamiento offline con otros.

Ingresamos a las apps sociales porque tenemos deseo de hacer otra cosa, aunque esa “otra cosa” no
este definida. Esa “otra cosa” es genérica; lo que sabemos de ella es que es un no aquí, no ahora, no
donde está mi cuerpo. Vivir sin habitar, pero a la espera, un deseo sin objeto. Se espera que algo
pase y que alguien lo notifique.

Las fuerzas que estructuran el uso de los dispositivos están presentes en su diseño, también en los
hábitos de los usuarios, sus modos de vida y sus formas de relacionarse con los otros. El deseo jamás
resulta de una voluntad autónoma o de la autodeterminación libre de los individuos. Esta condición
de heteronomía radical es rechazada por el pensamiento individualista, para el cual nuestra voluntad
es libre de actuar. Nuestros deseos y afectos son nuestras cadenas. He aquí un mecanismo de
alienación: nuestra radical separación de aquello que forma los objetos de nuestros deseos. En la
medida en que pudiésemos conocer esta estructura, estaríamos en condiciones de actuar sobre ella,
es decir, sobre nosotros. Pero es imposible. El deseo de conectarse se actualiza en la medida en que
los ritmos que exigen los dispositivos provienen de nuestros modos de relacionarnos con los otros,
con las cosas y con nosotros mismos. Si realmente quisiésemos que los encuentros con otros se
organicen bajo una modalidad transductiva de la atención, si buscásemos habitar nuestras
situaciones, deberíamos hacerlo partiendo de prácticas conjuntas, encadenadas entre sí, que se
proyecten de manera expansiva más allá de nuestros círculos de relaciones inmediatos, hasta llegar
a tener efectos en la misma lógica del gobierno de los seres en la que estamos inmersos. Esto no
debería implicar un regreso a un estado primitivo o actitud ludita; se trata de un paso a una mayor
autonomía que para ser individual también necesita ser colectiva.

100
UNIDAD 4 - MÓDULO 3

Carr - Superficiales: ¿qué está haciendo internet con nuestras mentes?

La página profundizada

Fueron efímeros los soportes de los medios de comunicación originales de la palabra escrita, baratos
y abundantes. A medida que la escritura se hacía más común, crecía la demanda de una opinión más
barata, esta necesidad estimuló el desarrollo de un nuevo dispositivo de escritura. Se buscaba una
manera barata de almacenar o distribuir textos largos. Aparece el libro como nueva tecnología, de
fácil transporte, fácil de manejar y leer.

El mundo oral siguió conformando la manera en que se escribía y se leía. La lectura silenciosa era en
gran parte desconocida en el mundo antiguo. Los nuevos códices se leían casi siempre en voz alta,
en grupo o en solitario. En la escritura temprana no había espacios para separar las palabras. La falta
de separación de estas refleja los orígenes orales del lenguaje escrito. Cuando hablamos no hacemos
pausas entre dos palabras: las sílabas fluyen continuamente. Se limitaba a transcribir el habla,
antiguos escribas lo hacían, no prestaban atención al orden de las palabras en una frase dada. En el
lenguaje hablado el significado siempre se había transmitido a través de la inflexión, patrón de los
acentos que el hablante pone en determinadas sílabas, esa tradición oral continuó gobernando el
lenguaje escrito. Los lectores no habrían sido capaces de utilizar el orden de las palabras como señal
de su sentido. Las normas aún no se habían inventado.

La falta de separación entre palabras, la ausencia de convenciones sobre su orden, imponía una
carga cognoscitiva suplementaria a los lectores antiguos. La lectura era como un rompecabezas,
todas las áreas del cerebro asociadas a la solución de problemas y adopción de decisiones debían
bullir de actividad neuronal. Este análisis lento e intensamente cognoscitivo del texto hacía laboriosa
la tarea de leer libros. Pronunciar sílabas era crucial para descifrar la escritura. Saenger dice que “la
ausencia de espacios entre palabras en griego y latín no se percibían como impedimento para la
lectura eficaz que sería para el lector moderno, que se afana de leer con rapidez”.

Con la caída del imperio Romano, el lenguaje escrito rompió con la tradición oral para adaptarse a
las necesidades únicas de los lectores. Aumentaban los letrados y la disponibilidad de libros. Estos
eran de carácter técnico: no servían a la lectura pausada o académica sino como referencia práctica.
Se comenzó a necesitar leer de forma rápida y privada. La lectura es cada vez menos un acto de
rendimiento y más un medio de instrucción y mejora personal. Se da una importante transformación
en la escritura desde la invención del alfabeto fonético. Se impusieron normas de orden a las
palabras, organizándolas en un sistema sintáctico predecible y estandarizado, se dividen en
oraciones las palabras individuales, separadas por espacios. La escritura contínua estaba obsoleta en
gran medida. Las marcas de puntuación que facilitaban la labor del lector comenzaron a
generalizarse. La escritura se dirigía a la vista como al oído.

La aparición de normas sobre el órden de las palabras provocó una revolución en la estructura de la
lengua. Saenger asegura que “era en esencia la antítesis de la antigua búsqueda de elocuencia y
rítmica”. La colocación de espacios entre las palabras aliviaba la tensión cognoscitiva que implicaba

101
el desciframiento de textos, posibilitando que se leyera rápidamente, en silencio, con mayor
comprensión. La fluidez tuvo que aprenderse, requirió complejos cambios en los circuitos del
cerebro. El lector consumado, según Wolf, desarrolla regiones especializadas del cerebro orientadas
a descifrar rápidamente el texto, “estas representan la información visual, fonológica y semántica
relevante que es recuperada a gran velocidad”. El cerebro se vuelve más hábil para descifrar el texto,
convirtiendo lo que había sido un exigente ejercicio de resolución de problemas en un proceso que
es esencialmente automático. Pueden dedicarse más recursos a la interpretación del significado
(lectura profunda hoy). “Al alterar el proceso neurofisiológico de la lectura la separación entre
palabras liberó las facultades intelectuales del lector”, asegura Saenger, y continua: “ los lectores de
capacidad modesta podían leer con mayor rapidez y entender un número mayor de textos, más
difíciles”.

Hubo lectores más atentos aunque el cerebro humano tiende a la distracción. Nuestra
predisposición es a desviar la mirada, nuestra atención de un objeto a otro, ser conscientes cuanto
más posible de todo lo que está pasando en torno a nosotros. Mecanismos del cerebro (abajo arriba)
“operan con entradas sensoriales de índole primaria, desviando rápida e involuntariamente su
atención a las más sobresalientes características visuales que revistan importancia potencial”. Nos
llama la atención cualquier indicio de cambio en nuestro entorno. Objetos estacionarios o
invariables forman parte del paisaje y mayormente no se perciben. “Cuando cambia algo del
entorno, necesitamos tenerlo en cuenta, porque puede significar peligro u oportunidad”. Nuestros
cambios reflejos de ritmo en el enfoque fueron alguna vez cruciales para nuestra supervivencia. La
trayectoria normal del pensamiento humano fue cualquier cosa menos lineal.

Leer libros significaba practicar un proceso de pensamiento que exigía atención sostenida,
ininterrumpida a un solo objeto estático. Se tuvo que entrenar al cerebro para hacer caso omiso de
todo cuanto sucedía alrededor, resistir la tentación de permitir que su enfoque pasará de una señal
a otra. Se aplica un mayor control de arriba abajo sobre su atención. “La capacidad de concentrarse
en una sola tarea relativamente sin interrupciones”, asegura Bell, representa “una anomalía en la
historia de nuestro desarrollo psicológico”.

Algunas personas habían cultivado una capacidad de atención sostenida antes de que llegara el libro.
En la lectura de estos la concentración profunda se combinaba con un desciframiento del texto e
interpretación de su significado que implicaban una actividad y una eficiencia de orden mental
considerable. La lectura de palabras activaba vibraciones intelectuales dentro de sus propias mentes.
En la lectura prolongada se hacen asociaciones, inferencias y analogías, se desarrollan ideas propias.
Se piensa profundamente porque se lee profundamente.

Se operaba un cambio en la conciencia al sumergirse en el libro, era un acto de meditación pero no


un aclarado de la mente. Era más bien un rellenado, incremento de la mente. Lectores desatendían
el flujo externo de estímulos para comprometerse profundamente con el flujo interior de palabras,
ideas y emociones. Es la esencia del proceso mental único que implica la lectura profunda. La
tecnología del libro obró esta extraña anomalía en nuestra historia psicológica. EL cerebro del lector
de libros era un cerebro literario.

Los cambios en el lenguaje escrito liberaron al escritor y al lector, la escritura contínua era una
molestia escribirla y un desafío descifrarla. La introducción de espacio entre palabras hizo más fácil

102
la escritura. Se comenzó a dar voz a ideas no convencionales, ensanchando los límites del
conocimiento y la cultura. Se revisaron y modificaron las obras a fondo, se modificaba la forma y el
contenido de la escritura. Los argumentos se hicieron más largos y claros, complejos y desafiantes.
Escritores perfeccionaban sus ideas y su lógica. Las obras escritas comenzaron a dividirse en
capítulos y apartados, índices temáticos para guiar estructuras más elaboradas. Estas nuevas
convenciones ampliaron la producción de obras literarias.

Los avances en la tecnología del libro cambiaron la experiencia personal de la lectura y la escritura .
También tuvieron consecuencias sociales. La cultura en general comenzó a moldearse, de manera
evidente, en torno a la práctica de la lectura en silencio. La educación y la erudición cambió, las
universidades empezaron a hacer hincapié en la lectura privada como complemento de las lecciones
magistrales. Las bibliotecas desarrollaron un papel central en la vida universitaria y de las ciudades.
Comenzó a tomar forma una industria editorial. La producción de libros comenzó a centralizarse en
talleres seculares, los escribas trabajaban por un salario bajo la dirección del propietario.

La tecnología de la escritura había reflejado y reforzado la ética intelectual de la cultura oral en la


que surgió. La escritura y la lectura de antiguos papiros y códices habían destacado el desarrollo
comunal y la difusión del conocimiento. La creatividad individual se subordinaba a las necesidades
del grupo. Escribir seguía siendo un medio de grabación más que un método de composición. Ahora
la escritura empezaba a adquirir y difundir una nueva ética intelectual: la ética del libro. El desarrollo
del conocimiento fue un acto cada vez más privado, propio de la mente, síntesis personal de las
ideas y la información que se recibía a través de escritos de otros pensadores. El sentido del
individualismo se reforzaba. Caroll aseguraba que la lectura era “signo y medio para la
autoconciencia, donde el conocedor asume la responsabilidad de lo que conoce”. La investigación
solitaria y en calma fue requisito previo para el logro intelectual. La originalidad del pensamiento y la
creatividad de la expresión fue el sello definitivo de la mente modélica.

El alfabeto, un medio del lenguaje, había encontrado su terreno ideal en el libro, medio de la
escritura. Gutenberg vio la oportunidad de automatizar la producción de libros sustituyendo al
escribano por una máquina de impresión última. Creó pequeños moldes ajustables para colar por
ellos letras alfabéticas de altura uniforme pero anchura variable en una aleación de metal fundido.
Se podía disponer rápidamente en una página el texto que imprimir para, a continuación, terminado
el trabajo, desmontar la plancha y repetir el proceso con la siguiente página. Luego Fust convirtió la
imprenta en un negocio rentable, organizando un equipo de ventas y publicando una variedad de
libros que se vendieron ampliamente. La tipografía se convertiría en uno de los inventos más
importantes de la historia. La impresión de tipo móviles “cambió la cara y el estado de las cosas en
todo el mundo”. Al convertir un oficio manual en una industria mecánica, Gutenberg cambió la
economía de la impresión y la publicación. Unos pocos trabajadores podían producir rápidamente y
en masa grandes ediciones de copias perfectas. Los libros pasaron de ser bienes caros, por escasos, a
ser productos asequibles y abundantes. Esta fuerte reducción en el costo de fabricación de los libros
se acentuó por el creciente uso del papel, invento importado de China, en lugar del costoso
pergamino. Cuando el precio de los libros se redujo, aumentó su demanda, estimulando la rápida
expansión de la oferta. Las nuevas ediciones inundaron Europa. La miniaturización del libro ayudó a
entreverar libros de lectura en el tejido de la vida cotidiana. Eruditos y monjes ya no eran los únicos

103
que leían palabras, diferentes personas podían hacerlo, les era posible poder leer, hacer
comparaciones en líneas generales entre diferentes obras.

La creciente disponibilidad de libros disparó el deseo de alfabetización, y la expansión de la


alfabetización estimuló aún más la demanda de libros. La industria gráfica creció. La tecnología de
Gutenberg hizo que hubiese tipográficas en todas partes, así florecía la literatura impresa.
Comienzan a aparecer obras contemporáneas. Para satisfacer la demanda de material de lectura a
bajo costo, las impresoras tiraban grandes ediciones de clásicos. La mayoría de los impresores les
movía el ánimo de lucro fácil, la distribución de textos más antiguos ayudó a dar profundidad
intelectual y continuidad histórica a la nueva cultura centrada en el libro. En el mercado había ávidos
compradores en todos los estamentos de la sociedad. Se afianza la transformación intelectual
forjada por el libro impreso. Al acelerar la difusión de libros en la lectura popular y convertirlos en
uno de los pilares del tiempo libre, ayudaron a difundir la ética de la lectura profunda y atenta. La
gente que no participó de la revolución de Gutenberg continuó con las viejas prácticas orales de
intercambio de información que siguieron vigentes (charlas, debates, conferencias, sermones).
Cualquier generalización sobre la adopción de una nueva tecnología será imperfecta, lo que no quita
que la imprenta de tipos móviles fue un acontecimiento crucial en la historia de la cultura occidental
y el desarrollo de la mente occidental.

Los libros se convirtieron en objeto de uso común, se podía intercambiar observaciones, aumentó la
exactitud y el contenido de la información transmitida. Permitieron a los lectores contrastar sus
pensamientos y experiencias con los preceptos, integrados en símbolos o expresados en
pensamientos expresados por cualquier persona. Las consecuencias sociales y culturales fueron
varias y profundas, agitación política y religiosa, supremacía del método científico como principal
método para definir la verdad y dar sentido a la existencia. Se origina la “república de las letras”,
según Darton, pertenecía a esta cualquier persona que ejercieran los “dos principales atributos de la
ciudadanía: la escritura y la lectura”. La mentalidad literaria era la mentalidad general.

Hay muchos tipos de lectura. Según Levy hay una actual transición del documento impreso al
electrónico, las personas alfabetizadas leen todo el día, sobre todo inconscientemente. Estas formas
de lectura tienden a ser superficiales y de corta duración. A veces leemos con mayor intensidad y
duración. No solo leemos así, sino que nos pensamos a nosotros mismos como lectores.

El silencio y la calma caracterizan al lector en profundidad, hacen al significado. La perfección del


pensamiento y la expresión llegan a la página. De la inteligencia totalmente absorta, el escritor se
funde con el lector, para crear juntos y compartir el ser conscientes del libro. Las investigaciones de
los efectos neurológicos encuentran que “los lectores simulan mentalmente cada nueva situación
que se encuentran en una narración. Los detalles de las acciones y sensaciones registrados en el
texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas”. Las regiones del cerebro
que se activan “son similares a las activadas cuando la gente realiza, imagina u observa actividades
similares en el mundo real”. En la lectura profunda, según Speer, el lector se hace libro, no es un
ejercicio pasivo.

El vínculo entre el lector de libros y su escritor ha sido de una fuerza simbólica, medio de
fecundación cruzada, de género intelectual y artístico. Las palabras del escritor son un catalizador en

104
la mente del lector, inspirándole nuevas ideas, asociaciones y percepciones. La existencia del lector
atento, crítico, estimuló el trabajo de los escritores para explorar nuevas formas de expresión.

La tradición es impensable sin intercambios entre lector y escritor en el crisol de un libro. Los límites
del lenguaje se expandieron rápidamente a medida que los escritores competían por la atención de
lectores más sofisticados y exigentes, esforzándose en expresar ideas y emociones con mayor
claridad, elegancia y originalidad. Los escritores experimentaron con la sintaxis y la dicción nuevas
vías de pensamiento y de imaginación. Los lectores recorrieron este camino con entusiasmo. Los
escritores podían expresar ideas y los lectores interpretarlas, ganando más complejidad y sutileza. El
lenguaje se ampliaba, las personas profundizaban su conciencia.

La escritura y lectura de libros amplió y refinó la experiencia que las personas tenían de la vida y la
naturaleza. Los escritores fueron capaces de alterar la percepción, las palabras de los libros
fortalecían la capacidad de las personas para pensar de manera abstracta, se enriquecía la
experiencia personal del mundo físico. El pensamiento nuevo llegaba más fácilmente a un cerebro
que ya hubiera aprendido a reorganizarse para leer (Wolf), y las habilidades intelectuales cada vez
más sofisticadas que promueve la lectura y la escritura se añadieron a nuestro repertorio intelectual.

El libro llegó a ser el principal medio de intercambio de conocimientos y opiniones, su ética


intelectual se convirtió en el fundamento de nuestra cultura. Hizo posible el autoconocimiento, se
pudieron comprender las relaciones sociales y personales. El libre fluir de la conciencia se convertía
en lineal y literario.

La ética literaria se convirtió en la ética del historiador. La ética de la filosofía moderna se convirtió
en la ética del pensamiento científico. Ningún logro intelectual trascendental habría sido posible sin
los cambios en la lectura y la escritura, y en la percepción y el pensamiento, espoleados por la
reproducción eficiente de formas largas de escritura en páginas impresas.

Hoy nos encontramos entre dos mundos tecnológicos, la imprenta y sus productos se están viendo
desplazados del centro de nuestra vida intelectual hacia los márgenes. Empezamos a dedicar más
tiempo y atención a baratos y abundantes productos de entretenimiento sin fin llegados con la
primera ola de medios electrónicos y eléctricos (radio, cine, t.v) Estas tecnologías se vieron limitadas
por su capacidad para transmitir la palabra escrita. Desplazan pero no reemplazan al libro. La cultura
dominante seguía transmitiéndose a través de la imprenta.

La corriente se desvía de forma rápida y decisiva a un nuevo canal, la revolución electrónica está
llegando a su culminación: el ordenador (personal-portatil). Es nuestro constante compañero, e
internet el medio favorito para almacenar,procesar y compartir información en todas sus formas,
incluída la textual. El nuevo mundo alfabetizado está repleto de los familiares simbólicos del
alfabeto. Escritura, impresión y el ordenador (Ong) son formas de tecnologización de la palabra, y
esta luego no puede des-tecnologizarse. El mundo de la pantalla es muy diferente al de la página.
Una nueva ética intelectual se está afianzando. Los caminos de nuestros cerebros vuelven a
rediseñarse.

Mentalidad de malabarista

105
En la ciencia de la nueroplasticidad y el progreso de la tecnología intelectual la importancia de
internet y su influencia sólo podrían juzgarse en vista del contexto más amplio de la historia
intelectual. La red se comprende mejor considerada como la última de una larga serie de
herramientas que han ayudado a moldear la mente humana. Hay efectos que internet surte en
cuanto a cómo funciona nuestro cerebro. Estudios tienen por conclusión que cuando nos
conectamos a la red entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, pensamiento
apresurado y distraído, superficial. Es posible pensar profundamente mientras se navega por la red,
como es posible pensar someramente mientras se lee un libro, pero no es este el tipo de
pensamiento que la tecnología promueve y recompensa.

Un medio que reconfigura nuestros circuitos mentales de manera rápida y exhaustiva es internet.
Tendemos a usar la red habitualmente de forma obsesiva. Ofrece el tipo de estímulos sensoriales y
cognitivos -repetitivos, intensivos, interactivos, adictivos- que han demostrado capacidad de
provocar alteraciones rápidas y profundas de los circuitos y las funciones cerebrales. La red es una
potente tecnología de alteración de la mente humana.

Conectados tendemos a repetir mismas acciones u otras similares a gran velocidad respondiendo a
indicaciones que se nos hacen a través de una pantalla o altavoz (índole física). A medida que
realizamos estas acciones la red emite una corriente constante de inputs a nuestra corteza visual,
somático-sensoriales y auditivas. Estamos expuestos a una miríada de instrucciones visuales que
desfilan ante nuestras retinas mientras navegamos por el mundo online (formaciones de textos,
fotografías, videos, hipervínculos dinámicos). La red apela a nuestros sentidos de forma simultánea.
Proporciona un sistema de alta velocidad para entregar respuestas y recompensas (a cambio de
reconocimiento social), refuerzos positivos en términos psicológicos, que fomentan la repetición de
acciones tanto físicas como mentales. La interactividad de la red nos dota de nuevas y potentes
herramientas con que recabar información, expresarnos y conversar.

La red exige nuestra atención de forma instantánea, nuestra mente es consumida por el medio.
Cuando estamos online nos mostramos ajenos a todo cuanto acontece a nuestro alrededor. El
mundo real retrocede mientras procesamos el flujo de símbolos y estímulos provenientes de
nuestros dispositivos. La interactividad de la red amplifica estos efectos, usamos nuestros
ordenadores en un contexto social para conversar, crear perfiles, divulgar pensamientos. Nuestra
posición social siempre está en juego, esta conciencia de nosotros mismos magnifica la intensidad
con que nos involucramos en el medio. Hay un comportamiento compulsivo en el uso de
dispositivos. Hausauer afirma que hay un interés por saber de la vida de los pares, ansiedad ante la
perspectiva de quedarse.

El uso de internet implica una paradoja, promete ejercer a largo plazo una mayor influencia sobre el
modo en que pensamos: la red atrae nuestra atención para dispersarla. Nos centramos
intensamente en el medio, la pantalla, pero nos distrae, mensajes y estímulos compiten entre sí por
atraer nuestra atención. Tendemos a buscar situaciones que exigen actividades simultáneas o
situaciones en las que nos abruma el volumen de la información. Tenemos el afán de inundarnos de
estímulos mentales, la red lo fomenta. Nos devuelve a nuestro estado natural de distracción
irreflexiva, colocándonos ante infinidades de distracciones.

106
No todas las distracciones son malas, nuestro pensamiento se estrecha mientras pugnamos en vano
por alumbrar ideas nuevas. Ap Dijksterhuis indica que cuando hacemos interrupciones en nuestra
atención, le damos a nuestra mente inconsciente tiempo para lidiar con un problema, sacando a la
luz datos y procesos cognoscitivos ausentes de la deliberación consciente. Apartamos
temporalmente nuestra atención de un problema arduo, la decisión que terminemos adoptando
será mejor. Los procesos pensantes de nuestro inconsciente no abordan el problema mientras
nosotros mismos no lo hayamos planteado con claridad en el plano consciente. Si no tenemos en
mente un objetivo intelectual concreto, tampoco se producirá pensamiento inconsciente. La
distracción constante que fomenta la red es muy diferente. Hay una cacofonía imperante de
estímulos que cortocircuita tanto el pensamiento consciente como el inconsciente, impidiendo a
nuestra mente pensar de forma profunda o creativa. Nuestro cerebro se centra en unidades simples
de procesamiento de señales, pastoreando rápidamente los datos hacia la consciencia para
abandonarlos con la misma celeridad.

Merzenich habla sobre el poder de internet para provocar alteraciones fundamentales en nuestra
disposición mental. El cerebro se modifica a escala sustancial, física y funcionalmente, cada vez que
aprendemos una nueva habilidad o desarrollamos nuevas capacidades. El autor describe a la red
como la última serie de “especializaciones culturales modernas a las que los seres humanos
contemporáneos dedican millones de eventos prácticos”. “Esta exposición ha remodelado nuestros
cerebros de forma masiva”. “Cuando la cultura opera cambios en el modo en que ocupamos
nuestros cerebros, el resultado es un cerebro diferente”, “se fortalecen aquellos procesos
específicos que se ejercitan con más intensidad”. Hoy es difícil imaginar la vida sin internet, “su uso
cotidiano entraña consecuencias neurológicas”.

Lo que no hacemos cuando estamos conectados a internet también entraña consecuencias


neurológicas. Los circuitos que sostenían antiguos propósitos, funciones intelectuales, se debilitan
hasta desmoronarse. El cerebro recicla las neuronas en desuso y dedica su sinapsis a otras tareas,
más urgentes, que se le encomiendan. Adquirimos nuevas habilidades y perspectivas en detrimento
de las viejas. Small analiza los efectos psicológicos y neurológicos de los medios digitales. La red
provoca extensos daños, la explosión de la tecnología digital está cambiando la forma en la que
vivimos y nos comunicamos, alterando rápidamente nuestros cerebros. El uso diario de
herramientas informáticas “estimula la alteración de las células cerebrales y la liberación de
neurotransmisores, fortaleciendo gradualmente nuevas vías neuronales al tiempo que debilita las
viejas”. Usuarios online experimentados poseen circuitos neuronales distintos como consecuencia
de su uso de internet.

El cerebro es sensible a la exposición a internet. Cuando la gente hace búsquedas en la red muestra
un patrón de actividad cerebral distinto distinto del que aparece cuando lee texto como el de un
libro. Lectores de libros presentan mucha actividad en regiones relacionadas con el lenguaje,
memoria y procesamiento visual, pero no tanta en las regiones prefrontales asociadas con la
adopción de decisiones y resolución de problemas. Los usuarios experimentados de la red, muestran
una actividad extensa por todas esas regiones cerebrales cuando rebuscan en la web. La navegación
por internet activa tantas funciones del cerebro, puede ayudar a personas de más edad a mantener
la agudeza de sus mentes. Rebuscar en la red ejercita el cerebro.

107
Pero la extensa actividad cerebral de un navegante de la red también apunta a por qué la lectura
atenta y otras actividades de concentración sostenida se vuelven más arduas online. Evaluar enlaces
para hacer elecciones en consecuencia, a la vez que se procesan multitudes fugaces de estímulos
sensoriales, exige una coordinación mental y una capacidad de decisión constante. Lo que distrae al
cerebro. Cada vez que este lector se enfrenta a un enlace dinámico, tiene que detenerse para que la
corteza prefrontal pueda evaluar, pero se le impide la comprensión y la retención, cuando se repite
con frecuencia. Cuando entran en funcionamiento las funciones ejecutivas de la corteza cerebral,
nuestros cerebros no se limitan a ejercitarse, sino que se sobrecargan. La red nos devuelve a los
tiempos de la escritura contínua. Al leer online, Wolf afirma que sacrificamos la capacidad que
permite la lectura profunda. Regresamos al estado de meros decodificadores de información.
Nuestra capacidad de establecer conexiones mentales que se forman cuando leemos
profundamente y sin distracciones permanece en gran medida desocupada.

Johnson comparaba la extensa y torrencial actividad detectada en los cerebros de los usuarios de
ordenadores con la actividad mucho más serena que se veía en los cerebros de los lectores de
libros. El uso de ordenadores genera estimulación mental más intensa que la lectura de libros, esta
lectura subestimula de forma crónica los sentidos. El hecho mismo de que la lectura de libros
subestimula los sentidos es justo lo que hace de esta actividad algo tan intelectualmente
gratificante. Al permitirnos filtrar las distracciones, acallar las funciones del lóbulo frontal que
regulan la resolución de problemas la lectura profunda se convierte en una forma de pensamiento
profundo. La mente del lector experimentado está en calma, no en ebullición. En cuanto a la
actividad neuronal, es un error suponer que cuanta más, mejor.

Sweller estudia el modo en que nuestra mente procesa información y cómo aprendemos. Ilustra
cómo la red y otros medios influyen en el estilo y la profundidad de nuestro pensamiento. Nuestro
cerebro incorpora dos tipos de memoria: corto y largo plazo. Impresiones, sensaciones y
pensamientos inmediatos se conservan bajo la forma de recuerdos a corto plazo. Cosas que
aprendemos del mundo. Esta memoria es llamada, “de trabajo”, su papel instrumental es de
transferencia de información a la memoria de a largo plazo, crea nuestro almacén personal de
conocimiento. Forma el contenido de nuestra conciencia en un momento dado. La memoria de
trabajo es el block de notas de la mente, la memoria a largo plazo es su archivo. El contenido de
nuestra memoria a largo plazo se encuentra principalmente fuera de nuestra conciencia. Para que
podamos pensar en algo ya aprendido o experimentado, nuestro cerebro tiene que devolver la
transferencia de la memoria a largo plazo a la memoria de trabajo. La memoria a largo plazo es la
sede del entendimiento, almacena hechos, conceptos complejos, esquemas. Organiza datos
dispersos bajo un patrón de conocimiento, estos esquemas dotan a nuestro pensamiento de
profundidad y riqueza. Nuestra capacidad intelectual proviene de los esquemas que hemos
adquirido durante largo periodos de tiempo. Entendemos conceptos de nuestras áreas de pericia
porque tenemos esquemas asociados a dichos conceptos. La profundidad de nuestra inteligencia
gira en torno a nuestra capacidad de transferir información de la memoria de trabajo a la memoria
de largo plazo, entretejiendo esquemas conceptuales durante el proceso. La memoria de largo plazo
tiene gran capacidad, la de trabajo sólo es capaz de retener un volúmen de información muy
reducido. Lo poco que es retenido en esta última se desvanece rápidamente.

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El reto es la transferencia de datos desde la memoria de trabajo a la memoria de largo plazo. Al
regular la velocidad y la intensidad del flujo de información, los medios ejercen una fuerte influencia
en este proceso. Podemos transferir toda nuestra información o su mayoría, a la memoria a largo
plazo y forjar ricas asociaciones fundamentales para crear esquemas. Con la red tenemos muchos
grifos de información. Solo podemos transferir una pequeña porción de los datos a la memoria de
largo plazo, y lo que transferimos es un cóctel de gotas de diferentes grifos, no una corriente
contínua con la coherencia de una sola fuente.

La información que fluye a nuestra memoria de trabajo en un momento dado es nuestra carga
cognitiva. Cuando esta carga supera nuestra capacidad de almacenamiento no podemos retener la
información ni extraer conexiones con la información ya almacenada en nuestra memoria de largo
plazo. No podemos traducir los datos nuevos en esquemas. Nuestra capacidad de aprendizaje se
resiente y nuestro entendimiento no pasa de somero. Nuestra capacidad de mantener la atención
también depende de nuestra memoria de trabajo, tenemos que recordar que hay que concentrarse,
una carga cognitiva elevada amplifica la dispersión que nos invade. Cuando nuestro cerebro está
sobrecargado, las distracciones nos distraen más.Cuando forzamos esta memoria hasta su límite, se
nos hace más difícil distinguir información relevante de la irrelevante. Somos descerebrados
consumidores de datos.

Las dificultades para desarrollar nuestro entendimiento de una materia o concepto está
determinado por la carga de nuestra memoria de trabajo. Las sobrecargas cognitivas, según Sweller,
son la solución de problemas superfluos y la división de la atención. Ambas están entre las
prestaciones principales de la red como fuente de información. Según Small, internet puede impedir
el conocimiento y el aprendizaje profundo.

En los 80´ los centros educativos comenzaron a invertir en informática, habían aparentes ventajas de
los documentos digitales sobre los de papel. La introducción de hipervínculos en el texto que
mostraban las pantallas sería una bendición para la enseñanza. El hipertexto fortalecería el
pensamiento crítico de los alumnos, al ofrecer la posibilidad de permutar fácilmente distintos puntos
de vista. Liberados de la finitud de la página impresa, los lectores establecerían todo tipo de nuevas
conexiones intelectuales entre distintos textos. Creencias acordes a las teorías posmodernas, decían
que el hipertexto derrocaría la autoridad patriarcal de autor, transfiriendo el poder al lector. Sería
una tecnología de liberación. Ofrecía un modelo mejor para la capacidad mental de reorganizar los
elementos de la experiencia mediante la sustitución de los enlaces entre ellos por asociación o
determinación. El entusiasmo se empezó a disipar, evaluar enlaces y navegar por una ruta a través
de ellos implicaba la realización de muy exigentes tareas de resolución de problemas ajenas al acto
de leer en sí mismo. Descifrar hipertextos es una actividad que incrementa sustancialmente la carga
cognitiva de los lectores, de ahí que se debilita su capacidad de comprender y retener lo que están
leyendo.

Puesto que el hipertexto impone al lector una carga cognitiva más alta, las comparaciones empíricas
entre las presentaciones en papel (situación familiar) y el hipertexto (situación nueva y exigente
desde el punto de vista cognoscitivo) no siempre favorezcan al hipertexto. Pero internet ha
convertido al hipertexto en un lugar común, las investigaciones demuestran que la gente que lee
textos linealmente entiende más, recuerda más y aprende más que aquellos que leen textos
salpimentados de vínculos dinámicos.

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El hipertexto parece disuadir una lectura absorta y personal. La atención se dirige a la maquinaria del
hipertexto y sus funciones más que a la experiencia que le ofrecía el contenido. El medio utilizado
para presentar las palabras oscurece su sentido. Los vínculos se han interpuesto como obstáculos en
la vía de aprendizaje.

Zhu buscó discernir la influencia del hipertexto en la comprensión, y descubrió que esta disminuye
cuando aumenta el número de vínculos. Lectores se veían obligados a dedicar más atención y
potencial cerebral a evaluar los vínculos para decidir si pulsarlos o no. Ello dejaba menos atención y
recursos cognitivos que dedicar al entendimiento de lo leído. Existe una correlación muy estrecha
entre el número de vínculos y la desorientación por sobrecarga cognitiva. Lectura y comprensión
exigen el establecimiento de relaciones entre conceptos, hacer inferencias, activar conocimientos
previos y sintetizar ideas fundamentales. La desorientación por sobrecarga cognitiva puede interferir
con las actividades cognoscitivas de lectura y comprensión. DeStefano y LeFevre aseguran que las
crecientes demandas de toma de decisiones y procesamiento visual que parten del hipertexto
perjudicaban al rendimiento de la lectura, en contraste con la presentación lineal tradicional.
Muchas presentaciones del hipertexto aumentaban la carga cognitiva, pudiendo exigir mayor
memoria de trabajo de la que tenían los lectores.

La red combina la tecnología del hipertexto con la tecnología multimedia, generando hipermedia.
Presenta y vincula electrónicamente palabras, imágenes, sonidos y animación . Pioneros del
hipertexto pensaban que los vínculos ofrecerían una experiencia de aprendizaje más rica, los
educadores también presumían que los multimedia (medio enriquecidos) profundizarían la
comprensión y fortalerecerían el aprendizaje. Más inputs, mejor. Pero esta suposición se contradice.
La división de la atención que exige lo multimedia sobrecarga nuestras capacidades cognitivas, lo
cual disminuye nuestro aprendizaje y debilita nuestro entendimiento. Las tecnologías multimedia de
internet parecerían limitar más que ampliar la adquisición de información. El formato multimensaje
sobrepasa la capacidad de atención de los espectadores.

Suministrar información en más de un formato simultáneamente no siempre le cobra un tributo al


entendimiento. Las imágenes pueden ayudarnos a clarificar y reforzar las explicaciones escritas. Los
cerebros usan canales diferentes para procesar lo que vemos y lo que oímos. Internet no fue
construida por educadores para optimizar el aprendizaje, la información que presenta no está
equilibrada, sino que se presenta a modo de rastrillo que fragmenta la concentración. La red es , por
su mismo diseño, un sistema de interrupción, máquina pensada para dividir la atención. Tiene una
capacidad para mostrar simultáneamente muchos medios diferentes, también es consecuencia de la
facilidad con la que puede programarse para enviar y recibir mensajes.

Las interrupciones frecuentes dispersan nuestra atención, debilitan nuestra memoria, nos provocan
tensión y ansiedad, y cuanto más complejo sea el pensamiento en el que estábamos, mayor será el
daño que causan las distracciones. La web suministra cada vez más notificaciones automáticas, nos
hace partícipes de la más mínima novedad en nuestros foros o blogs. Las redes sociales nos avisan
de lo que hacen nuestros amigos. En función de cuántas corrientes de información estemos suscritos
y la frecuencia con la que nos envíen actualizaciones, podemos recibir alertas y cada una de ellas es
una distracción, intrusión en nuestros pensamiento, otra información más que ocupa el precioso
espacio de nuestra memoria de trabajo.

110
Navegar por la red exige una forma intensiva de multitarea mental. Inunda de información nuestra
memoria de trabajo, el malabarismo se impone a nuestra cognición (coste de conmutación). Cada
vez que desviamos nuestra atención, obligamos a nuestro cerebro a reorientarse, lo cual sobrecarga
aún más nuestros recursos mentales. Jackson dice que el cerebro se toma su tiempo para cambiar
de objetivo, recordar las reglas necesarias para la nueva tarea y bloquear la interferencia cognitiva
de la actividad, aún vívida, que le ocupaba. Al alternar más de dos actividades consecutivamente
puede sobrecargarse sustancialmente nuestra capacidad mental, perjudicando nuestro pensamiento
y aumentando la probabilidad de mal interpretar o pasar por alto datos importantes. Poldrack dice
que el aprendizaje de hechos y conceptos empeora si se realiza cuando uno está sometido a
distracciones. En la red, donde los malabarismos suelen hacerse con más de dos bolos, los costes de
este alterne se multiplican.

La capacidad de la web para monitorizar eventos y enviar automáticamente mensajes y


notificaciones es uno de sus puntos fuertes como tecnología de comunicación. Confiamos en esta
capacidad para personalizar el funcionamiento del sistema, programar la vasta base de datos para
responder a nuestras necesidades, intereses y deseos particulares. Deseamos ser interrumpidos,
porque cada interrupción viene acompañada de una información que nos es valiosa. Apagar estas
alertas nos pone en riesgo de sentirnos fuera, aislados socialmente. La corriente casi continua de
nueva información que bombea la red también apela a nuestra natural tendencia a sobrevalorar
enormemente lo que nos está ocurriendo en este mismo instante. Estamos hambrientos de lo nuevo
aún cuando sepamos que suele tener más de trivial que de esencial. Pedimos a internet que siga
interrumpiéndonos de formas más numerosas y variadas. Aceptamos esta pérdida de concentración
y enfoque, la división de nuestra atención y la fragmentación de nuestro pensamiento, a cambio de
la información atractiva.

Los usuarios no leen online de la misma manera que leían tradicionalmente, surgen nuevas formas
de lectura en los usuarios, que buscan el titular, el resumen, la palabra clara, rastreando el texto sin
llegar a leerlo. Parece que se conectan a internet para no tener que leer. Este cambio en nuestro
enfoque de la lectura y la investigación parece consecuencia inevitable de nuestra dependencia de la
tecnología de la red, sostiene Merzenich, que nos habla de una transformación más profunda en
nuestro pensamiento: los modernos motores de búsqueda y sitios web con frecuencias cruzadas han
dotado de potentes instrumentos a la investigación en comunicación. Nuestros cerebros se ocupan
menos directamente y más superficialmente en la síntesis de información cuando usamos
estratégias de investigación fascinadas por la eficiencia, las referencias secundarias (y fuera de
contexto) y unas primeras impresiones tomadas muy a la ligera.

Liu habla del advenimiento de los medios digitales y la creciente acumulación de documentos
digitales que ha tenido un profundo impacto en la lectura. El entorno tiende a animar a la gente a
explorar muchos temas extensamente, pero a un nivel superficial, ya que los hipervínculos distraen a
la gente de la lectura y el pensamiento profundo. Con el flujo del texto digital que inunda nuestros
ordenadores y teléfonos, la gente pasa más tiempo leyendo del que solían. Pero se trata de un tipo
de lectura diferente, está surgiendo un comportamiento lector basado en la pantalla y caracterizado
por la navegación, la exploración, el aislamiento de palabras claves, lectura aleatoria, ni lineal ni fija .
El tiempo dedicado a la lectura en profundidad, concentrada está por el contrario, en constante
descenso.

111
La capacidad de desbrozar el texto es tan importante como la capacidad de leer profundamente. Lo
diferente, y preocupante, es que este desbrozado se está convirtiendo en nuestro modo dominante
de lectura: nuestra manera preferida de recabar información de todo género y dotarla de sentido. Lo
que estamos experimentando es, en sentido metafórico, lo opuesto a la trayectoria que seguíamos a
principios de la civilización: estamos evolucionando de ser cultivadores de conocimiento personal a
cazadores recolectores en un bosque de datos electrónicos. Pero hay compensaciones , hay ciertas
habilidades cognoscitivas se fortalecen, por el uso de ordenadores e internet. Se involucran
funciones mentales de nivel más bajo, primitivas. Las búsquedas y navegación en la red contribuyen
también a fortalecer funciones cerebrales relacionadas con ciertas resoluciones rápidas de
problemas, las relativas al conocimiento de patrones entre una maraña de datos. El cerebro aprende
a centrar rápidamente la atención, analizar la información y decidir casi instantáneamente si ir o no
a un sitio dado. Samall cree que a medida que pasamos más tiempo navegando por la gran cantidad
de información disponible online, muchos de nosotros estamos desarrollando unos circuitos
neuronales personalizados para hacer arranques rápidos e incisivos de atención dirigida. Cuando
practicamos la navegación, la exploración y la multitarea, nuestros cerebros flexibles pueden
volverse más duchos en estas tareas. Son importantes estas competencias, a medida que nuestras
vidas laborales y sociales vienen a centrarse en el uso de medios electrónicos, más rápidamente
somos capaces de navegar por dichos medios de comunicación y más hábilmente podemos cambiar
nuestra atención de unas tareas online a otras, y más probabilidades tenemos de resultar valiosos
como empleados, amigos o colegas de trabajo. Anderson afirma que los puestos de trabajo
dependen de la conectividad y de nuestros ciclos de placer. Los beneficios prácticos del uso de la
web son las principales razones por las que pasamos tanto tiempo online.

Es un error mirar con estrechez los beneficios de la red para concluir que la tecnología nos hace más
inteligentes. Grafman dice que el constante desplazamiento de nuestra atención cuando estamos
online hará que nuestro cerebro sea más ágil a al hora de realizar múltiples tareas, pero mejorar
nuestra capacidad multitarea perjudica nuestra capacidad para pensar profunda y creativamente. A
más multitareas, menos deliberación, menor capacidad de pensar y razonar un problema. Nos
volvemos proclives a aceptar las ideas y soluciones más convencionales en lugar de cuestionarlas
recurriendo a líneas de pensamiento originales. Lo que pasa cuando estamos en modo multitarea es
adquirir destreza en un nivel superficial.

Greenfield concluye con que todo medio desarrolla ciertas habilidades cognoscitivas en detrimento
de otras. El reciente uso de la red y otras tecnologías basadas en pantallas nos ha llevado a un
desarrollo sofisticado y generalizado de habilidades visuales-espaciales. Pero esta debilita nuestras
capacidades para el tipo de procesamiento profundo en el que se basa la adquisición consciente de
conocimiento, el análisis inductivo, el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión. La red nos
está haciendo más inteligentes, siempre y cuando definamos la inteligencia según los estándares de
la propia red. Dada la plasticidad de nuestro cerebro, sabemos que nuestros hábitos online
continúan reverberando en el funcionamiento de nuestra sinapsis cuando no estamos online. Los
circuitos neuronales dedicados a explorar, filtrar y realizar múltiples tareas se están ampliando y
fortaleciendo, mientras que los que se utilizan para leer y pensar profundamente, con una
concentración sostenida, se debilitan o erosionan. Merzenich dice que al realizar simultáneamente
varias tareas online, entrenamos nuestros cerebros para que presten atención a tonterías.

112
Las funciones mentales que están perdiendo la batalla neuronal por la supervivencia de las más
ocupadas fomentan el pensamiento tranquilo, lineal, son las que utilizamos, al atravesar una
narración extensa o un argumento elaborado, o que recurrimos cuando reflexionamos sobre
nuestras experiencias o contemplamos un fenómeno externo o interno. Las ganadoras son aquellas
funciones que nos ayudan a localizar, clasificar y evaluar rápidamente fragmentos de información
dispares en forma y contenido, que nos permiten mantener nuestra orientación mental mientras
nos bombardean con estímulos. Estas funciones son similares a las realizadas por los ordenadores
que están programados por la transferencia a alta velocidad de datos dentro y fuera de la memoria.
Estamos adoptando en nosotros mismos las características de una tecnología intelectual novedosa y
popular.

La red nos ofrece un acceso instantáneo a una biblioteca de información sin precedentes por su
tamaño y alcance, y nos facilita su ordenamiento: encontrar, exactamente lo que estamos buscando,
algo suficiente para nuestros propósitos inmediatos. Lo que disminuye es el primer tipo de
conocimiento: la capacidad de conocer en profundidad una materia por nosotros mismos, construir
con nuestra propia mente el conjunto de conexiones que alumbran una inteligencia singular.

El bien más preciado-Bernard Stiegler

Las redes sociales son el centro de lo que constituye lo social, las redes digitales parecen crear un
atajo en las tradiciones de proximidad que han definido qué es lo social desde tiempos
inmemoriales. Aristóteles habla sobre el lazo social primordial. La philia, designa como cada ser
viviente está ligado a otros seres vivientes a partir del momento en que viene al mundo. Lo que se
buscará es indagar si surgen nuevas formas de amistad a partir de lo que se conoce como redes
sociales o nuevas formas de philia. Aristóteles afirma que la phila es concerniente a las relaciones
que prevalecen entre y dentro de distintas comunidades humanas, ciudades estado. Qué es
exactamente lo que constituye la philia de quienes pueden convertirse en amigos. Por amigos
entendemos a seres que pueden ser afectados por el amor, el deseo y la ausencia. A partir de allí
individualizarse en esta afección, se individúan psíquicamente y son afectados singularmente.

Simondon dice que esto corresponde al pasaje de la individuación vital a la individuación psíquica y
colectiva. La individuación vital ocurre a nivel de un ser individual o por medio de la relación
orgánica que existe entre distintos seres. La integración interna dentro del ser individual es
aumentada con y por la integración interna: el grupo funciona como integrador. La unidad vital
constituye la única red concreta, puede consistir en un único individuo o en varios grupos
diferenciados de individuos múltiples. Debemos concebir la individuación vital como un proceso más
que como naturaleza de los seres vivos. Si se viera desde la perspectiva de la biología, la
individualidad se vería como si tuviese varias capas, niveles sucesivos de individuación, por lo tanto
no el individuo, sino el grupo en su conjunto deben ser concebido como la unidad vital.

La individuación se refiere al agrupamiento de (todo tipo de) vida que se aglomeran en un cuerpo,
pero la individuación vital consiste en una agrupamiento de individuos que no llega a convertirse en
una comunidad fastidiada por un défict de comunidad, según Bataille esto es lo distintivo de quienes
son susceptibles a la amistad, el déficit de comunidad a partir de cual surgen fenómenos psíquicos
que pertenecen a la vida técnica según Canguilhelm, es decirlos humanos.

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La individuación vital es un tendido de lazos, sin posibilidad de disyunción que no sea teratológica o
causada desde el exterior. Por otro lado la individuación física y colectiva capacita e incapacita a
quienes están despojados de comunidad, lo que significa una individuación que es al mismo tiempo
siempre aumentada y es también disminuida por la individuación técnica, indivuduación del tipo de
seres que somos o tratamos de ser. La individuación psíquica y colectiva se convierte, a diferencia de
la vital, en una alteración: un devenir-otro, en la presencia del otro, el gran otro.

Para ser parte de una red social que se originó en la ingeniería social, las sofisticadas tecnologías
relacionadas que constituyen las redes sociales, esta tecnología relacional llama tu “red de amigos”,
amigos que deberían entenderse en el sentido de “contactos”, ni si quiera conocidos, sino
direcciones y portadores de nuestra reputación, a través del efecto red de las redes que convierten a
las amigos de mis amigos automáticamente en mis amigos.

Hay que indagar sobre estas tecnologías de reputación, que según Rheingold, son sofisticadas
tecnologías relacionales de la ingeniería social. La descripción de nuestra red de amigos como exige
la tecnología relacional de las redes sociales exige que formalmente incluyamos a otros miembros de
la red en nuestra propia red, quienes han por lo tanto estado de acuerdo con este procedimiento
declarativo y descriptivo. Al declarar amigos y amistad opera una selección entre amigos, conocidos
y contactos de todo tipo, desencadenamos una profunda alteración de lo que solía entenderse como
redes sociales: aquellas viejas estructuras sociales, las que crean estas redes y dependen al mismo
tiempo de ellas.

Ahora estamos involucrados en estas tecnologías relacionales, lo que nos lleva a hacerlas explicitas y
cambiarlas, incluso abandonarlas por completo con respecto a esos a quienes ahora llamamos
nuestros amigos. Las tecnologías digitales, en tanto generalizan la facilidad de identificación, pueden
retrotraer el comportamiento de la humanidad al nivel de artrópodos sincronizados moviéndose
bajo la influencia de feromonas químicas emitidas constantemente por todos los miembros de la
colonia.

Las redes digitales, conocidas como sociales ¿son un philia que nos regresa al estado de insectos o
constituye una nueva oportunidad para lograr esta escurridiza philotes entre humanos? Aristóteles
dice que entre los humanos la philia es el bien más preciado para los seres humanos individuales, sin
ella no vale la pena vivir la vida. Pero también es el bien más preciado para las sociedades por la
razón de que constituye su aspecto más básico, como potencia de vinculación, que quiere decir
poder crear la solidaridad que engendra los hilos relacionales, las redes sociales.

Estos amigos y las redes que se forman a su alrededor y gracias a ellos son precisamente lo que los
procedimientos de ingreso a Facebook exigen que declaremos, una formalización, publicación en el
sentido de hacer público. Un constructo en el que la amistad es declarada, formalizada y hecha
pública invita a muchas preguntas, sobre su carácter performativo: si uno declara que alguien es su
amigo lo/a hace un/a amigo/a y lo/a fuerza a serlo. Si hay algo fundamental en una relación basada
en la amistad, es precisamente escapar a la formalización y la publicidad. La amistad está en el
origen de una red social, esta puede ser muy pequeña y la declaración pública puede tener un
alcance delimitado que concierne a las relaciones más íntimas, que constituyen la estima (Lacan).

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Facebook tiene un modo de funcionamiento que se basa en dos aspectos: 1) crear un perfil, auto
descripción hecha a partir de las relaciones que uno tiene, y 2) diálogo que constituye un proceso de
asociación desde el punto de vista de una individuación colectiva. La creación de un perfil es
problemática, es usada por anunciantes para dirigirse a potenciales de la manera más precisa posible
(marketing quirúrgico). La función de auto creación del perfil podría ser un ejercicio de reflexividad
para la persona que lo practica, pero tiene como principal efecto: hacer que el nuevo miembro de
este tipo de red declare su pertenencia social como si fuera un etnógrafo y de este modo dedicarse a
la auto sociografía al declarar y escribir sus apegos con las redes, la amistad, intereses de todo tipo,
triviales y banales, mediante el mecanismo de un guión digital. Esta auto indexación podría ser de
gran importancia social, incluso desencadenar una renovación en la vida social, la reflexividad
incluida en la declaración pública de las relaciones podría conducir al surgimiento de procesos de
individuación psíquica, colectiva y técnica, que podría conducir a un siglo XXI relacionalmente
pacífico o benevolente basado en un nueva benevolencia (buena voluntad), amigable. Otros
probablemente dirían que lo social no está en buena forma por estas tecnologías que lo destruyen al
mismo tiempo que lo formalizan. Tal mecanismo permite meta-formalizaciones, extracción de reglas
que conducirán a una destrucción de la existencia impuesta por la computación mientras que la
amistad siempre supera esas computaciones.

Lo social podemos entenderlo como un juego de reglas relacionales, incluso capaces de hacerlas más
densas para reforzar, las modificaciones de ejercicio de la philia. Es por medio de la ciencia que
debemos llegar a un tipo de philia reflexiva, como la marca distintiva de las sociedades políticas, las
sociedades políticas, de la polis griega, basadas en la ley pública, declarada, descrita y hecha explícita
según estricto conjunto de reglas basadas en la ciudadanía como un lazo de amistad formalmente
constituido, declarado y basado en la ley pública, condición de ingreso en un grupo social, polis,
civitas y nación. Una red de redes fundada en una tecnología que hace explícitas las relaciones. La
llegada de un miembro nuevo a la comunidad (nacimiento) conduce a un registro, que al mismo
tiempo formaliza una red familiar al ponerla por escrito. Escribir es una nemotécnica para formalizar
relaciones, el órgano relacional más elemental es el lenguaje.

La formación de la ciudadanía está fundada en la gramatización descriptiva de las relaciones sociales


mediante el guion escrito al servicio de una intensificación de la individuación física de cada
ciudadano y de los demás, lo que conduce progresivamente a la individuación colectiva . Esto a la vez
conduce al particular proceso de trans-individuación, que equivale a la escritura de la historia, que
conduce a la dinámica social específica que llamamos occidente.

Trans-individuación es aquello que asegura que durante el transcurso de una relación social, que
siempre es, según Simondon, un ensamblaje de individuaciones físicas que se co-individuan
socialmente entre sí, por medio de procesos de co-individuación, individuación de dos personas a la
vez, de quienes la amistad y el amor son casos exquisitos y necesarios para la formación del
individuo psíquico. Existe un proceso de metaestabilización durante esta co-individuación, lo que
conduce o que podría llamarse la teoría neuronal de las redes un “atractor”, por medio del cual
cierto tipo de relación es construida como norma.

La transindividuación no es una simple co-individuación: es lo que está destinado a convertirse en la


regla de la red, más eficiente ya que es inconsciente la mayor parte del tiempo. El resultado es lo
que Simondon llama lo transindividual y esto es lo que metaestabiliza los sentidos. Los sentidos

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producen un mundo al darle un entendimiento compartido por quienes se individúan y co-
indivudúan en él haciendo que sus sentidos evolucionen para transformar así lo que era una simple
red en un mundo verdadero, dentro del cual se desencadena un proceso de individuación colectiva y
psíquica entre aquellos que forman este mundo-red y los enlaza bajo el sello de la amistad, con la
fuerza de los lazos que constituyen la amistad.

Si el guion escrito constituye un régimen de individuación que permite la intensificación de la


evolución en que consiste la individuación colectiva al mejorar la individuación psíquica y reforzar el
lazo social, también puede conducir a procesos de subjetivación que es una sujeción, sumisión, que
conduce a su vez a la desobjetivación y desindivuduación (Foucault). En las sociedades disciplinarias
de Foucault, en el poder no solo se archivan todos los comportamientos, también se documentaliza
a los individuos para someter su vida, sus aspectos, al control por medio de la escritura (biopoder).
Es característico de este el examen que es una técnica disciplinaria y de vigilancia, que introduce una
individualidad en el campo de la documentación, ubica a los individuos en un campo de vigilancia y
también los sitúa en una red de escritura, los hace participar en toda una masa de documentos que
los capturan y los fijan y que constituye también un poder de escritura.

La digitalización y la rastreabilidad telemática representa un riesgo considerable para bibliotecas, el


verdadero gran problema es el control que intenta ejercer el marketing sobre los comportamientos
por medio del establecimiento de sistemas de auto descripción de las relaciones sociales. Una nueva
forma de esclavitud asistida por la pc y autoimpuesta. Nos enfrentamos a algo más grande que un
biopoder: psicopoder o psico-sociopoder.

Las redes sociales representan una etapa en un proceso de gramatización, que conduce a la
gramatización de las relaciones sociales como tales. La gramatización es el proceso de formalización
y discretización que permite la reproducción de lo que es discretizado y operaciones de computación
y control, y una reflexividad o crítica de lo que puede ser iterado, y que, por medio de la iteración,
puede producir una diferencia, una individuación. En la gramatización de las relaciones sociales, las
redes son un fenómeno farmacológico, permiten una desindividuación e intensificación de la
individuación.

Las redes sociales son componentes esenciales de lo que Deleuze llama sociedades de control y
modulación. El autor especula sobre un arte del control, su preocupación es la de qué hacer con el
control, si es posible controlarlo. Las redes sociales empeoran la desindividuación por medio del
control del comportamiento ejercido por el marketing, representa una posibilidad de
desindividuación a la que sería posible oponerse, sólo si uno puede revertir la dirección
farmacológica de las redes sociales. Se trata de inventar el futuro para las redes sociales, en las redes
y con ellas, que será posible solo con su comprensión, que nos permita hacer que estas sean capaces
de convertirse en agentes de reflexividad.

Hay catástrofes que nos invitan a pensar sobre otras mediaciones respecto a esta modernidad
reflexiva o a pensar una nueva civilización industrial, que nos sacaría del estado actual de decadencia
industrial. Las catástrofes psíquicas y sociales entre generaciones se dan debido a una lenta erosión
de las redes sociales que existían antes que las redes sociales digitales. Esta erosión es la
consecuencia de una influencia excesiva de poder psíquico apuntando por las psico-tecnologías que
multiplican todo tipo de redes. Psico-socio-tecnologías aparecen junto con las redes sociales. Esta

116
desindividuación va junto con la destrucción de los lazos intergeneracionales y con una tecnología
para la captura en masa de la atención psíquica. La atención es física y social, atención social significa
civilidad, urbanidad.

La jugada de las redes sociales que constituye la gramtización digital de lo social va junto con las
tecnologías de metadatos y la formalización de los procesos de transindividuación, mutación que
debemos lograr para poner a trabajar las técnicas de formación y de captura de la atención, física
como social, como tecnologías relacionales.Lo que crea los procesos de desindividuación, de la
destrucción de lo social, es aquello que en virtud misma de su gramatización, es también el único
camino hacia la invención de nuevas formas de individuación.

Las redes sociales son un ejemplo de la teoría de Simondon, uno puede individuar psíquicamente
sólo al individuar colectivamente, la sociedad contemporánea entonces sufre de una
desindividuación social que ha liquidado lo que solían llamarse las redes sociales, redes ancladas en
las relaciones intergeneracionales y ancestrales. Es tentador pensar que puede observarse el
surgimiento, por medio de modos de mediación socio-técnica (Facebook) y de redes no-sociales,
sustitutos de las verdaderas redes sociales. Son una cura para la falta de relaciones sociales.

Los adultos jóvenes son los que desarrollan las redes sociales y quienes encuentran en estas
tecnologías una manera de reconstruir lo que tanto echan de menos: una philia. Pero un adulto
joven necesita la mirada de otro, comunicación entre iguales. Internet es un medio ideal para
desarrollar estas relaciones basadas en la paridad. La comunicación entre iguales también se ha
impuesto porque hoy en día los jóvenes ya no desean ser meros consumidores, quieren actuar y
participar, quieren individuarse, física como colectivamente.

Una red social es también un espacio de construcción de lo que Freud llamó procesos secundarios de
identificación que ocurren dentro de una red social basada en la proximidad, dentro de la philia que
constituye una estrategia de tipo familiar, tribal, de clan, rural o urbana, que son también políticas.

En el dominio público actual está digitalizado y consiste en redes psico-socio-tecnológicas, que


permiten que adultos jóvenes se independicen de las redes de televisión. Una red social en general y
una red socio-tecnológica en particular jamás podrán promover la formación de un grupo social. El
verdadero problema es la composición de las redes sociales con los grupos sociales, una red social es
un grupo social que equivale a una mafia. Una red socio-tecnológica es también un espacio
guionado, espacio de individuación. Debería ser también intergeneracional: un grupo social debería
constituirse como una composición intergeneracional de redes socio-psico-tecnológicas.

El tipo de redes socio-tecnológicas han sido inventadas con el fin de perseguir varios focos de
interés. La gramatización que representan las redes sociales internaliza a todas las formas de redes
sociales tradicionales. Nuestras responsabilidades en lo que respecta al desarrollo de las redes socio-
tecnológicas es que deben convertirse en redes para la producción de madurez y de mayoría en el
sentido kantiano de la palabra. Necesitamos crear comunidades controladas, politizadas, de amigos
en las redes sociales. Deben ser cívicas en el sentido que toman una postura crítica con respecto a
las condiciones de su individuación. Este proyecto debería conducirse de acuerdo a una concepción
farmacológica de la red. Es necesario desarrollar comunidades de conocimiento teórico y práctico
sobre las redes y en las redes, para establecer espacio de crítica, inventar una muy necesaria

117
tecnología política que a su vez requiere un conocimiento avanzado de software de metadatos,
basado en controvertidas tecnologías de transindividuación, y organizar controversias lógicas que
sean al mismo tiempo pacíficas, bien intencionadas y basadas en la contribución voluntaria.

Tengo mil amigos pero no conozco a ninguno- Ippolita

Instrucciones de uso: default power

La gran mayoría de estos usuarios deja sin modificar la configuración por defecto de las plataformas
de redes sociales. Cuando esta configuración cambia, la mayoría no actualiza la nueva configuración
por defecto. Esto es el “default power”: el poder de cambiar la vida online de millones de usuarios,
solo modificando unos pocos parámetros. Todo es público, todo se puede hacer con poco esfuerzo :
cerrarle las cuentas, tener bajo control las fotos. Nadie entre nosotros quiere ser parte de la masa,
pero cuando utilizamos estas redes, somos la masa. Y la masa está sujeta al default power.

En el principio era Google

En 2006, la web social estaba todavía en manos de unos pocos elegidos. Abierto no quiere decir
libre, o sea Open Source no es lo mismo que Free Software, la libertad cuesta mucho, mientras que
abrirse al libre mercado permite ganar mucho dinero. El proceso en curso nos parecía evidente: una
transición crucial desde la epistemología hasta la ontología en los mundos digitales. El “qué” (lo que
conoces) iba a ser sustituido rápidamente por el “quién” (lo que eres); la gestión del conocimiento se
volvía construcción y gestión de la identidad.

Google, el actor más gigantesco en este dominio, el motor de búsqueda más famoso, utilizado y
versátil. Su objetivo es la organización de todo el conocimiento del mundo. Sin embargo, sólo es un
ejemplo de la extensión de prácticas de delegación de las “intenciones de búsqueda” en un sujeto
hegemónico. La visión del mundo futuro de Google está claramente expresada en el botón “voy a
tener suerte”: quien desea y realiza mis deseos es un sujeto tecnócrata en el que pongo toda mi
confianza. Yo soy lo que Google sabe (mi ontología es la epistemología de Google). Todo lo que
compone mi identidad lo gestiona Google “para mi bien”.

Sin embargo, aunque sigue dando que hablar, no hay ningún nuevo análisis que intente romper las
jaulas, por un lado, de la especialización “para unos pocos elegidos” (se multiplican los estudios
sobre los algoritmos de indexación), y por el otro, de la banal puesta al día de nuevas funciones.
Pero en el cloud computing (nubes de datos), se difunde la FOG: se trata de miedo (Fear of Google);
miedo de que un monopolio del conocimiento represente una amenaza no sólo para los individuos,
sino también para las empresas y autoridades estatales o extraestatales; el peligro de un control
capilar del business y de los poderes constituidos. Estados autoritarios, empresas y particulares
ponen demandas. En la época del triunfante libre mercado, el “todo gratis” en el fondo quiere decir
pagar los servicios de otra forma: a través de un control en continuo perfeccionamiento. Alguien
debe conocerlo todo para que los usuarios puedan conseguir su libertad. Los nuevos servicios
confirman el espíritu totalitario del proyecto: “organizar el conocimiento de todo el mundo”. Google
es el ejemplo de la “weberización” de todo. Sus son: sobriedad y eficiencia, filosofía académica de la
excelencia, capitalismo blando, explotación del código open source.

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La era de la “distratención” democrática

La Web 2.0 es un conjunto de comportamientos más que de nuevas tecnologías. El imperativo es


“¡Comparte!”. Según la teoría de ley del crecimiento ilimitado difundida por el turbocapitalismo, lo
mejor es siempre lo más grande o quizás lo más pequeño pero más potente y rápido. Todos estamos
entusiasmados y afligidos por esta ideología contemporánea. Con Facebook, la ideología del “todo y
ya, pero más rápido” ha entrado en una nueva fase con tintes religiosos. La promesa salvadora es
“comparte y serás feliz”. Más de 800 millones de usuarios (2011), un crecimiento y fenómeno global
y, sin embargo, tan localizado en “grupos de amigos”. Es necesaria una crítica radical de Facebook,
se ataca al más poderoso, dicha crítica encaja perfecto en las tácticas de Ippolita: imaginar posibles
herramientas de autogestión y autonomía, desde las prácticas cotidianas de uso, abuso y subversión
de las tecnologías que constituyen nuestros mundos. El objetivo no es convencer de que Facebook
es la encarnación del mal, sino utilizarlo para comprender el presente. Esta es una investigación
subjetiva, posicionada y parcial, basada en un asunto muy claro: la Web 2.0, con Facebook a la
cabeza, son fenómenos de delegación tecnócratas y, como tales, peligrosos.

Conectarse a una red significa trazar una relación desde un punto de partida hacia otro punto. En un
sentido significa abrir ventanas personales a un mundo; en otro significa, a la vez, abrir las propias
puertas a ese mundo. La apertura y el intercambio no son prácticas fáciles, automáticas o naturales.
Hacen falta competencias adecuadas que hay que construir sobre la base de las propias exigencias
personales. No es posible ninguna seguridad absoluta, lo único seguro es evitar conectarse. Como
nosotros queremos conectarnos con los Otros, y queremos crear herramientas para satisfacer estos
deseos, no queremos renunciar a relacionarnos. Por otro lado, tampoco queremos aceptar
pasivamente toda “novedad” tecnológica como si fuera un irrenunciable instrumento de liberación.

La difusión capilar de las redes sociales conlleva dinámicas de exclusión como la época de la
telefonía móvil. Si no posees una cuenta de Facebook, no formas parte de una minoría, no existes; y
se hace difícil mantener el contacto con los demás, más aún si no has tenido relaciones anteriores al
mundo de las redes sociales.

Las cuestiones sociales, son sobre todo cuestiones humanas, de relaciones entre seres humanos,
integrados cada uno de ellos en su ambiente. La civilización 2.0 es muy parecida a todas las
anteriores, los seres humanos continúan buscando la atención de sus iguales, tener amistades, dar
sentido al mundo que habitan. También en la era de las redes sociales los seres humanos deben
vérselas con la conciencia de la finitud de su propio ser en el tiempo (la incomprensibilidad de la
muerte) y en el espacio (la existencia de otros en un mundo exterior). En la época de la
“distratención” global es realmente arduo poner en práctica políticas adecuadas, todos están tan
atareados que ya no disponen del tiempo ni de las capacidades para cultivar relaciones significativas.

A pesar de que el cuerpo y el lenguaje siguen siendo los límites compartidos de la experiencia
humana, una parte mayoritaria del mundo adulto tiende a renunciar a cualquier comprensión y
fomenta la utilización consciente de las tecnologías digitales. Quizás atemorizados de no dar en la
talla, reniegan del roce con las tecnologías digitales, sobre todo con aquellas que requieren una
mayor implicación social, y se encierran en una suerte de desalentado “de eso yo no entiendo nada”,
llegando en muchos casos al ludismo de los que no quieren oír hablar de internet. La categoría de
tecno-entusiastas, defensores, ellos sí, del Internet-centrismo por el que todo está destinado a pasar

119
por Internet. Internet 2.0 sería la realización online de un mundo perfectamente democrático en el
cual cada ciudadano de la red, contribuye al bienestar común, sobre todo en cuanto a consumidor.
(ciber-utopistas).

Una vez confirmado el Capitalismo como única vía, parecía que los conservadores ya casi no tuviesen
enemigos que combatir: de los ultra-liberales como Fukuyama parecía ser la única constatación, por
más que el panorama del consumismo global que se iba afirmando en los años 90 pareciera
atractivo. Los medios en tiempo real no han traído la democracia automáticamente, pero han
permitido a los occidentales sentirse parte del espectáculo. Todas estas noticias resultan óptimas
para los belicistas, porque las guerras digitales parecen más necesarias que nunca para afirmar una y
otra vez la sociedad triunfante del libre mercado.

Resulta fácil identificar a los ciber-utopistas: son aquellos que hablan de Internet y de las
herramientas de comunicación de la Web 2.0 como de misiles de la libertad que apuntan hacia los
regímenes autoritarios. Bendicen a los bloggers como otros tantos agentes secretos filo-
occidentales, hordas de guerrilleros del libre mercado. Financian fundaciones y programas de guerra
informática para apuñalar a los dictadores contemporáneos con la fuerza de la libertad de palabra,
para difundir sistemas contra la represión capaces de perforar los firewalls de la censura y provocar
la sublevación de las masas oprimidas. Los ciber-utopistas progresistas están convencidos de que la
libre circulación de las informaciones es una formidable herramienta de democracia; con mayor
razón ejercen de evangelizadores demócratas de la Web 2.0, pues allá donde son los usuarios
quienes generan la mayoría de los contenidos, la democracia debería surgir espontáneamente.
Desde su óptica, la penetración capilar de la automatización informática de la sociedad traerá
automáticamente la democracia global.

Conservadores o progresistas, los gurús de Internet difunden la lógica perversa de la cibernética


social, un mecanismo de retroacción jamás comprobado, según el cual a la participación en la Web
2.0 le corresponde automáticamente un mayor nivel de democracia. La ciber-utópica se fundamenta
en el postulado de que la historia tiene un desarrollo lineal, que el Progreso siempre es un bien,
incluso cuantificable en términos numéricos. En esta ecuación utópica, la participación online es a la
democracia lo que el PIB al bienestar de una sociedad.Las democracias occidentales se vuelven cada
vez más democráticas porque los ciudadanos están informados, pueden acceder cuando y como
quieren a la verdad puesta a su disposición por las redes digitales y gestionarla para su bien por unas
sociedades privadas. La ignorancia sería un problema residual, las guerras una cuestión de falta de
información, el hambre y la pobreza se resolverían con la abundancia de las informaciones y
relaciones gratuitas, establecidas en la gran plaza democrática de Internet.

Hoy nos encontramos sumergidos en sociedades del conocimiento; redes que favorecen el libre flujo
de las informaciones, además del dinero, y de cómo esta circulación traería bienestar, riqueza y
felicidad para todos. Es la riqueza de las redes, la democracia global conectada a escala local. El
ciber-utopismo es un espejismo, la democracia 2.0 no tiene nada que ver con la sociedad abierta
liberal, ni con una sociedad revolucionaria de individuos autónomos, capaces de gestionar juntos un
mundo común bajo dinámicas no autoritarias. Las formas sociales 2.0 presentan notables afinidades
con el modelo de la sociedad cerrada en contraste con la democracia occidental.

120
La euforia mediática siempre tiende a equivocarse, porque se fundamenta en el principio
subyacente del determinismo tecnológico, una fe firmemente ilustrada según la cual la información
es emancipadora y el conocimiento, las ideas revolucionarias y el Progreso un horizonte ineludible.
Sin embargo, si los medios de comunicación son intrínsecamente democráticos, y si la llegada de los
social media anda pareja con la tan esperada revolución por la que los individuos participan en
primera persona en la construcción de la sociedad, entonces no hace falta esforzarse. La narración
del determinismo tecnológico se basa en una presunta necesidad histórica, según la cual el peso de
las elecciones individuales sería nulo o irrelevante. De esta manera se oculta el hecho de que las
empresas que están detrás de la explosión de los social media son agentes activos que persiguen sus
propios intereses. No hay que dar por supuesto que la privacy es un concepto obsoleto porque la
sociedad, tecnológicamente determinada, marche hacia la transparencia total; son Facebook,
Google, Twitter, Amazon y otros semejantes los que necesitan desmantelar la privacy para poder
instaurar el reino del consumo personalizado.

Morozov (alertó sobre las ingenuidades de la red y el Internet-centrismo) recuerda que la esencia de
la tecnología nunca es tecnológica, sino que es analizable en términos sociales, políticos,
económicos, psicológicos, antropólogos; por tanto sería absurdo considerar internet un objeto en sí,
exquisitamente tecnológico, que absorbe y media cualquier otro discurso.

Por otro lado, conviene evitar también el riesgo opuesto, es decir “el banal rechazo de creer que
algunas tecnologías, por su misma naturaleza, una vez se encuentren en un ambiente social
favorable, estén más dirigidas a producir ciertos efectos sociales y políticos que otras”. Se suele decir
que todo depende del uso que se hace de una tecnología, porque la tecnología no es ni buena ni
mala en sí, es neutral. La tecnología no es para nada neutral: cada herramienta tiene características
precisas que hay que analizar y razonar de manera específica. Sin embargo, sería conveniente poner
la cuestión en un marco general. La técnica es potencia, el uso de las herramientas tecnológicas
implica la práctica de una capacidad, fruto de un conocimiento mediante el cual el usuario se coloca
en una dinámica de poder situada “en relación con”; tampoco el uso de una tecnología es neutral,
modifica al usuario. El uso de instrumentos de comunicación, dedicados explícitamente a lo social,
modifica la identidad de los usuarios particulares, también la identidad colectiva. La utilización de
tecnología en el marco social es una fuente de socio-poder. Llamamos socio poder a: “las fuerzas
condicionantes que plasman la relación entre individuos y colectividad, expresadas en los
dispositivos injertados en el menudo y cotidiano despliegue del proceso de socialización, o sea en
todos esos momentos en los cuales la subjetividad se relaciona con las creencias comunes, las
formas de comportamiento, las nociones de pertencia y exclusión y con el concepto de desviación. El
poder activa tanto mecanismos (la sanción) como resultados (la producción de una determinada
conducta) análogos a los del proceso de socialización. La diferencia estriba en los dispositivos:
mientras que al poder, por lo general, se lo puede identificar en momentos específicos, el socio-
poder es holístico, difuso y omnipresente, activo en la organización del conocimiento y en la
reglamentación de las praxis. No hay que considerar el socio-poder como la capacidad de determinar
la conducta de los demás por medio de la fuerza, es la más sutil y menos evidente capacidad de
plasmar, hacer más o menos deseable una cierta acción; de sugerir, persuadir, generar actitudes.

Si el socio-poder es difuso, es fundamental desplazar la atención de los grandes actores más o


menos opresivos (gobiernos, empresas, políticas internacionales) hacia los pequeños residuos y las

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conductas anómalas que construyen líneas de fuga concretas en la vida cotidiana. Hoy no tiene
sentido denunciar meramente la interferencia de los social media en lo social, como si la culpa de
que la gente ya no se hable en persona fuera toda de Facebook, sin escarbar un poco; especialmente
si se considera que la mayoría de las veces son las mismas personas las que requieren abiertamente
dicha interferencia y la hacen posible. Por otro lado, en el intento de tomar una correcta distancia
analítica con esos mismos grandes actores que parecen determinantes; y a la vez, plenamente
representantes del Zeitgeist de la sociedad del conocimiento, se tendrá que evitar creer que todo
nuevo gadget tecnológico sea una herramienta potencial de mayor libertad y democracia que, por
alguna extraña razón se revele como un formidable instrumento de opresión.

Dinámicas sociales: homofilia y voyeurismo.

Facebook promueve la homofilia, la fascinación recíproca de que se siente parte de la misma


identidad, que no tiene nada que ver con la afinidad. Los “amigos” de Facebook son individuos que
comparten el amor para las mismas cosas. Nos gusta esto,el disenso genera discusión. Los
intercambios sociales se regulan siguiendo el principio de lo idéntico. La dialéctica es imposible, el
conflicto está estructuralmente prohibido, la evolución (cruce, intercambio y selección de
diferencias) queda bloqueada. Fuera las conductas anómalas, la diversidad no existe, no nos
concierne en absoluto.

Desde un punto de vista social, la homofilia conlleva la tendencia a la creación de grupos


homogéneos de personas que literalmente se reflejan unos en otros. Exactamente lo opuesto a la
afinidad. En las relaciones de afinidad, los individuos se perciben y se relacionan entre sí como haces
diferenciales que presentan rasgos similares, cierto aire de familia que facilita la interacción. Queda
excluida toda adecuación al grupo, porque es la unicidad del individuo y no su homogeneidad lo que
crea valor.

La tendencia es la de hacer circular todo al máximo, en círculos concéntricos cada vez más amplios,
hasta volverse transparentes “para toda la red de Internet”. La razón declarada es que “Facebook
está basado en el concepto de la puesta en común” y está programado para “ayudar a encontrar y
conectar con los demás de manera sencilla”. Las razones económicas están claras: “incitar a las
personas a ser públicas aumentan los ingresos publicitarios. La tecnología está alineada con el
mercado.

Si la identidad grupal está constituida sobre la base de sentimientos tan sencillos como “me gusta”,
por un lado es necesario repetir continuamente lo que te gusta y lo que no te gusta; por otro,
también hay que conocer en tiempo real lo que les gusta a los demás, para evitar desagradables
desviaciones de la identidad que refuerza nuestro sentido de pertenencia. Consolidar la identidad
implica tanto el auto control de sí como de los demás.

Facebook propone muchas herramientas para rastrear sin interrupción todos los movimientos de los
usuarios para mantenernos siempre conectados, incluso cuando no estamos en la web o la pc. Hay
herramientas de autodelación fomentan el cruce de datos GPS georreferenciados con los perfiles
personales, requiriendo al mismo tiempo informaciones cada vez más detalladas sobre nuestra red
social. Todo siempre para nuestro bien, para compartir mejor y más rápido todo.

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Dinámicas psicológicas: narcisismos, exhibicionismo, pornografía emocional.

Facebook no quiere falsos nombres. La razón consiste en que “Facebook se basa en las interacciones
que acontecen en el mundo real. El uso de seudónimos contradice los valores en los cuales se basa
nuestro sistema. Los usuarios que utilizan falsos nombres son más proclives a realizar actividades
que violan nuestras normativas”. La imagen del perfil es importante. Este es nuestro verdadero yo, la
dinámica de la delación-autodelación es precisamente “presentar nuestro mejor lado y buscar
morbosamente el peor de los demás”. Es importante ocultar lo que no es presentable porque corre
el riesgo de no gustar.

El segundo movimiento del espejo es la imagen que se refleja a si misma. Nos reflejamos para
gustarnos, no para compadecernos. El uso compulsivo es típico del descubrimiento de un nuevo
juego, especialmente si las reglas del juego exigen la exposición de las vísceras, aunque depuradas
de los aspectos obscenos, pues el garante de la moralidad (Facebook), es conocido por eliminar
perfiles cuando se topa con imágenes de desnudos o similares. La celebridad implica algún tipo de
sacrificio; y la micro-celebridad, tan difusa en Facebook, tampoco puede conseguirse sin esfuerzo en
la exhibición. Los fans deben poder contactar siempre con su micro-ídolo.

En la sociedad del espectáculo masificada todos somos al mismo tiempo espectadores que aplauden
y actores en el escenario representando nuestras identidades virtuales. Es impresionante ver
cuantos y distintos detalles están dispuestos a contar las personas sobre sus vidas para ser el centro
de atención. Desde hace tiempo circulan en las redes sociales programas informáticos, piezas de
código capaces de actuar según las reglas de la ingeniería social. Estudian el comportamiento de las
personas para captar información. Fingen saber cosas que no saben, engañan, mienten. La paradoja
evidente consiste en que, en un mundo en el cual todos están obligados a ser “ellos mismos”, a decir
la verdad sobre lo que hacen y quieren, a revelar exactamente donde están sin malentendidos
posibles, cualquier malintencionado está en una situación ideal, rodeado de personas sinceras que
solo esperan que alguien se interese en ellas.

El estadio final de la involución psicológica en Face es por tanto la pornografía emocional y


relacional. Uno se siente famoso, incluso cuando no nos conoce nadie. No hace falta tener
capacidades específicas, basta con darlo todo a las cámaras, las emociones en estado puro, sin
filtros. Face intensifica este programa de pornografía emocional a escala mundial, introduciendo
herramientas excepcionales de transparencia bajo forma de casillas por validar, forms o espacios
vacíos para rellenar. ¿Situación sentimental? ¿En qué estás pensando? ¡Se transparente!

El aspecto más curioso es que el estilo “tipo blog”, en el que las informaciones de ayer no tienen ya
ninguna relevancia hoy, no permite ninguna estratificación. La experiencia queda circunscrita a una
especie de eterno presente. El pasado fluye inexorablemente hacia abajo y nadie acude a leer los
posts viejos, con la excepción de quien quiere descubrir algo turbio. La incorporación de la una línea
del tiempo en la cual poder insertar fotos, posts y contenidos de momentos previos a la apertura del
perfil va en la misma dirección de hacer accesible todo aspecto de la personalidad en una narración
sin puntos oscuros, lineal, clara, consecuente.

Aquí y ahora, sin ninguna profundidad, sin ambigüedad. A diferencia de lo que ocurre en el mundo
ahí afuera, en las redes sociales online las cosas son, no devienen, simplemente un estado se

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sobrepone al anterior, borrándolo. Tu identidad es fija aunque cambie. Quizás cambies de idea, no
hay problema: tu nueva identidad es un nuevo “estado” que elimina al viejo. Lo contrario que en la
realidad, donde las identidades son complejos haces de cualidades que vibran, en muchas ocasiones
disonantes. A raíz de esta tensión por “decir todo”, Face es la pornografía emocional y relacional.
Escribe, fotografía y establece links sobre lo que más te afecta íntimamente; expone sin filtros tus
emociones para el público que observa: esta es la máxima libertad de expresión.

La sociedad de la prestación

Los sentimientos de los seres humanos pueden ser muy complejos. La literatura, el arte, la
creatividad son otras de las expresiones de la extraordinaria capacidad humana de crear mundos
compartidos en los cuales sentir junto a los demás. El riesgo de que la participación de masas en las
redes sociales, en lugar de generar “autoría colectiva” se materialice en un enjambre de
interacciones superficiales, es dramáticamente real. En teoría, se puede utilizar el tiempo personal
para construir relaciones significativas incluso en contextos heterodirigidos como las redes sociales,
basados en reglas no establecidas por los usuarios. Sin embargo, hasta las tácticas más refinadas de
subversión en el uso de las herramientas, rara vez consiguen concretar zonas autónomas de
experimentación. Casi siempre, el tiempo vital acaba reabsorbido por los espacios digitales y puesto
al servicio del beneficio económico. La velocidad es un arma de doble filo, porque la ilusión de
obtener resultados inmediatos en respuesta a las propias intenciones de búsqueda (Google) y en
respuesta a los propios deseos de sociabilidad (Facebook), mortifica la rica profundidad de la cultura
literaria y la difícil construcción de un mundo compartido de relaciones llenas de sentido.

El vaciado de la interioridad individual, volcada por completo en una exterioridad digita l, tiene que
ver con la tensión hacia el exterior, con la búsqueda de respuestas (conocimiento) y de contactos
que tengan sentido para el individuo (afectividad) las respuestas de las redes, proporcionadas por
máquinas mecánicas y significantes (programas informáticos), forman parte del discurso de la
ciencia. El tecnócrata moderno procura a las ovejas todo lo que necesitan, siempre y cuando se
mantengan dóciles y transparentes y abracen con entusiasmo la buena nueva de la sociedad digital.
Las ovejas deben autodefinirse de forma activa según los estándares ofrecidos por las herramientas
puestas a disposición. Las tecnologías digitales pueden intentar ofrecer una verdad personalizada e
inmediata a todos los deseos.

Esperamos impacientes que los algoritmos de búsqueda encuentren lo que necesitamos en la red.
Pero estamos saturados de autocontrol. El autocontrol, en el sentido de “controlarse a sí mismos”,
se ha vuelto una segunda naturaleza, un reflejo condicionado por la presencia de objetos
tecnológicos, junto con los cuales formamos el sistema técnico global.

Los tecno entusiastas de la participación online de masas difunden la falsa conciencia de que la suma
de muchos navegadores “distratentos” genera un enorme valor añadido, fácilmente transformable
en dinero. En la economía del conocimiento, cuantas más personas participen con sus
conocimientos, tanto más sube la riqueza total. No es verdad que hoy las personas saben más.

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Cuando por medio de default power cambian las reglas de Face o del medio por el cual me entrego a
construir mi identidad, como usuario me quedo desorientado, perdido, pues lo que sabía ya no sirve
o debe ser actualizado. En cierto sentido, yo soy obsoleto y debo actualizarme por medio de una
formación continuada que no estratifica ni enseña nada más que la adecuación al sistema. ¿Qué se
puede oponer a la obsolescencia programada de las capacidades si nada de lo que está ahí afuera
depende de nosotros?

El concepto mismo de oponerse, criticar, buscar alternativas, se vuelve obsoleto. La articulación del
pensamiento queda atrapada en la velocidad de la mutación, una velocidad de fuga necesaria para
disfrazar la inconsistencia de la socialización que se está creando. La superficialidad del mito de la
participación online queda expuesta hasta por las expresiones utilizadas para describir la experiencia
en la red. Me gusta, primer link, dinos lo que estás pensando: son reacciones a estímulos apenas
binarios, mono direccionales. En Face se puede ser asertivo con respecto a los propios gustos, pero
criticar no tiene sentido.

Además del hecho de que la libertad es un proceso de construcción y no una elección entre
opuestos, la falta de matices de la experiencia lleva a simplificaciones indebidas. Según los
pretorianos de la democracia electrónica, el hecho de expresar las propias preferencias debería
evitar el problema de la dictadura de la mayoría, más que evidente en el sistema de ranking más
popular, el page ranking de Google. Pero desde el inicio los algoritmos han sido modificados por
filtros contextuales para adaptar los resultados al usuario, mediando los resultados del algoritmo top
Rank global con los datos derivados de la perfilación del usuario. Se va delineando una verdadera
ideología de la transparencia, realizable cuando se va vaciando a los individuos y se va volcando su
interioridad en un sistema online. Estos contenidos, agolpados con procedimientos de data mining,
serán seleccionados de forma cada vez más granular para ofrecer a cada usuario el servicio/producto
a su medida que responda en tiempo real a las preferencias expresadas.

Los conocimientos almacenados ahí afuera, en los llamados “Big Data”, son una quimera, pues los
conocimientos útiles para los seres humanos no están fuera, no son intercambiables. Pueden ser
objetivados, intercambiados, traducidos y compartidos, pero sobre todo son un proceso de
imaginación individual. La individuación, el devenir sí mismos, todo lo que de hecho es contrario a la
memoria total irreflexiva de las máquinas digitales, es un devenir en el cual continuamente
perdemos conocimientos, perdemos memoria y la reconstruimos, y nosotros mismos nos
reconstruimos en los procesos vitales. No todas las relaciones resultan interesantes, no todos los
links de la red son iguales. La dictadura del link de coste cero no vale nada. La cultura del “me gusta”
no tiene nada que ver con la expresión de los deseos personales, es un juicio pseudocasual. No es
fácil trazar una nueva conexión.

La idea aparentemente inocua de almacenar los conocimientos “ahí afuera”, aprovechándolos


ilimitadamente en tiempo real, está basada en el presupuesto de la información. Lástima que la
información no exista sino como mera categoría para eliminar de un plumazo la complejidad de las
interacciones comunicativas. La información digital necesita de pesados hard disk de metal; de
ingeniería e industria para construir los circuitos en los que circula; de electricidad para ponerla a
disposición; de sistemas de codificación muy complejos para hacerla comprensible para nosotros.
Los conocimientos son inseparables de los cerebros humanos que los crean. Dicho en términos más

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técnicos, las mentes son coextensivas a los cuerpos, los cuerpos a las mentes, por eso cuerpos no
humanos quizás podrán un día manifestar actividades mentales concientes, pero no de tipo humano.

Aunque existiera un soporte exterior para el conocimiento, digital o no, no actuaría en favor del
interés colectivo. Podemos afirmar que los datos en general, y los Big Data en particular, no son
inteligentes. La acumulación de información no genera socialización, los Big Datas no son sociables.
Los Big Datas no nos vuelven automáticamente libres, autónomos y felices. En cuanto cesa de auto
reconocerse, de reflexionar sobre sí mismo, el imaginario colectivo se cristaliza y da lugar a
instituciones opresivas. Las instituciones son necesarias para la articulación social, aunque en casi
todos los casos, perdida la memoria de su origen histórico, no actúan para el bien de las personas,
sino para su autoperpetuación, chupando las energías de los individuos. Saerían inhumanas que
serán las instituciones que cristalizan a partir del imaginario colectivo tecnológico puestas en
relación con las históricamente conocidas. Piénsese en la institución del control digital y por
consiguiente en la policía digital: si de algún modo es siempre posible oponerse a la dominación
humana, ¿cómo podremos rebelarnos contra la máquina encargada de hacer respetar la ley vigente
“ahí afuera”?

En conclusión, para comunicar el Sí, la propia identidad, no hacen falta ni menos reglas ni menos
herramientas iguales para todos y fáciles de usar, al contrario, hacen falta más reglas y más
herramientas distintas para cada situación particular, para cada relación, las cuales hay que
aprender a usar. Solamente así se puede imaginar una mayor autonomía, es decir, “poniendose
reglas uno mismo”. En cambio, la participación masiva en Face conlleva la construcción de un mundo
ilusorio en el que solo existen amigos y ningún enemigo; lo peor es que, para mantener cerca de uno
a los “amigos”, en lugar de estar con ellos, es necesario pasar el máximo tiempo posible retocando el
perfil, en un espiral de verdadera toxicomanía masturbatoria.

Público y privado, ontología e identidad

Según Face, lo privado debería tender a ser lo más publico posible. Público en el sentido de
gestionado por Facebook. Sin embargo, las redes sociales reales en las que se reconoce un individuo,
no tienen nada que ver con las redes de comportamiento (las personas que vemos con frecuencia
pero no son “amigos”: familiares, vecinos, etc.). El problema fundamental es la ontología que se crea
en un contexto colectivo, es decir la identidad. Según Zuckerberg “tu posees una identidad. Los días
en que tenías una imagen diferente para tus compañeros de trabajos o socios y otra para los demás
conocidos, probablemente están llegando a su fin, y muy rápido. Poseer dos identidades es un
ejemplo de falta de integridad”.

Ippolita postula que la identidad es el lugar de la diferencia. El moralismo de Zuckerberg roza la


mentira cuando sostiene que una sola identidad, clara y precisa, es necesaria para no engañar a los
demás, aparte de engañarse a uno mismo. Quiere convencernos de que Face se dedica a la
recomposición de nuestras identidades dispersas en fragmentos de la competitiva vida
contemporánea, y nos devuelve en forma de don la (mítica) integridad perdida. Un solo perfil que
armoniza, en una conseguida publicidad de nosotros mismos. Facebook es el automarketing
personalizado de masas.

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No se puede eliminar la identidad, como no se puede eliminar el poder. Comunicar es hablar-escribir
desde un lugar concreto, o sea, asumir una identidad, es decir, construir un saber-poder. La escritura
está basada en el lenguaje, el lenguaje en la identidad, la identidad en el poder, por lo tanto,
cualquiera que sea la manera de comunicarnos, ya estamos involucrados en la construcción de
identidades, individuales y colectivas. Pero la vida social tal como la conocemos ahora, a pesar de ser
imperfecta y mejorable, se fundamenta en la posibilidad de difundir discretamente “visiones”
diferentes de nosotros mismos, diversas identidades en las que se reflejan los demás, contribuyendo
a modificar nuestras relaciones sociales. No somos “las mismas personas” con cualquiera, ni se trata
de tener acceso a diferentes niveles de profundidad de nuestro perfil individual único. Se trata de
comportarse y de ser realmente distintos según la situación en la que nos hallemos, y esto aunque
pueda parecer incoherente, es más necesario y positivo que nunca para la percepción de la propia
integridad. Las identidades evolucionan constantemente. Las cosas han cambiado, hemos cambiado,
cambiamos aquí y ahora, las relaciones sociales encarnan el cambio que nos hacen estar vivos.

La privacy ha muerto. La ideología de la transparencia radical.

Facebook difunde la ideología de la transparencia radical: ser transparentes para las máquinas nos
volverá libres. El “yo auténtico” es un concepto peligroso. La autenticidad es un proceso, no es un
hecho establecido de una vez para siempre, es devenir uno mismo junto con aquellos otros que
contribuyen a nuestro crecimiento personal.

El solapamiento online entre las redes de comportamiento y las de afinidad provoca enormes
trastornos, incluso verdaderos peligros para la vida cotidiana. Sin embargo, es un dogma de
Facebook, y por otro lado también una precisa necesidad comercial: los datos de los usuarios deben
ser públicos, la privacy debe desdibujarse y quedarse como si fuera una reliquia del pasado para
favorecer la cosecha de la publicidad. Los anunciantes deben poder verificar, sin lesionar la privacy
de nadie, que su publicidad sea colgada solo en las páginas de los usuarios que se corresponden con
su perfil del consumidor requerido para su producto.

Los datos personales de los servicios de social networking están en las clouds, en las nubes de datos,
fuera de nuestro control. Hasta hace poco, todos los datos insertados en Face eran para siempre, no
podían ser borrados por los usuarios y pasaban a ser “propiedad exclusiva”, o sea que podían
venderse a terceros. Por cierto, el problema de derecho de autor es ridículo. Nada es gratis, sobre
todo en la Web 2.0, donde el precio que hay que pagar por la “gratuidad” del servicio es la recogida,
indexación y explotación de los datos de los perfiles de los usuarios, y sobre todo de sus recíprocas
relaciones, a la espera de ser convertidos en dinero.

En la actualidad la sociedad online se basa en la ausencia de la privacy, posibilidad de escanear mails,


fotos, blogs, todo lo que haga falta para extraer palabras claves y proponer publicidad contextual y
dirigida, sobre la base de intercambios considerados “privados, confidenciales”. Sostener la libre
circulación del saber no tiene nada que ver con esta forma de compartir, automática y forzada, de
cualquier cosa. Publicado significa gestionado por una sociedad privada, justamente Facebook.

Las redes online son altamente inseguras, sobre todo por los seres humanos, que, para poblarlas
tienden a comportarse de manera cada vez más mecánica, lo que por tanto es cada vez más imitable
por las máquinas. Los socialbots son programas que imitan los comportamientos de usuarios reales;

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estos programas arrancan creando perfiles falsos y enviando solicitudes de amistad, contestando y
adaptándose a las reacciones de los usuarios finales. Una vez que un socialbot se ha ganado la
confianza puede acceder a datos protegidos; los datos de los usuarios están todavía más expuestos
con respecto a un acceso completamente público, porque los usuarios consideran que se tratan de
programas amigos y no de trozos de códigos programados para acumular sus datos.

Para otorgar confianza a un amigo online, y offline, tengo que saber que es él, autentificar su
identidad. En las redes sociales online no son los usuarios quienes gestionan la autenticidad de su
identidad: lo hacen sistemas de algoritmos gestionados por las sociedades que ofrecen esos servicios
de manera gratuita. La paradójica consecuencia es que para acceder a nosotros mismos, cuentas
online, debemos demostrar que somos nosotros a través de un login y clave.

El postulado ideológico fuerte que hay que defender es que la autentificación, entendida como
verificación de la identidad, es un proceso demasiado importante para dejarlo en manos de
cualquier dispositivo, que debería ocuparse de garantizar nuestra navegación “autentificada”, y al
que realmente se babea por perfilarnos, esperando vendernos algún gadget inútil y personalizado; o
vendernos al mejor postor en caso de que fuéramos interesantes (tareas de inteligencia).

Mercados libres y burbujas financieras.

Los movimientos financieros de Facebook se rigen con unas mínimas y discrecionales reglas del
mercado liberal. El último capítulo de este juego peligroso anuncia una burbuja especulativa de
tamaño mayor que el de las “.com” de inicios del milenio. En 2011 se descubre que Goldman Sachs
(sociedad de evaluación de riesgo) junto con la soviética Digital sky technologies, está invirtiendo
500 millones de dólares en Facebook, ofreciendo la posibilidad a sus clientes más pudientes de que,
a su vez, inviertan. La SEC (Securities and Exchange Comission, el organismo que debería regular el
mercado financiero), está en alerta: una de las pocas reglas que hay que respetar es el umbral de
500 inversores.

Curiosamente, el valor de la sociedad se multiplica x5 en 12 meses, y se redobla en otros cinco: a


finales de 2009 Facebook valía 10 billones de dólares, en julio de 2010 25 billones, en agosto 33, y en
diciembre hay indiscreciones que dicen 50 billones de dólares. Para comparar, Google, en su primera
cotización post “.com” fue valorada en la bolsa en 23 billones de dólares (agosto 2004); al menos
Google era una empresa tecnológicamente innovadora, no un mash-up de tecnologías preexistentes.

Facebook se mantiene aún libre, con un mínimo control de mercado. Valorada más de seis veces sus
ganancias brutas (la valoración de Google es más del doble de lo que gana), ha recolectado medio
billón de dólares y puede acometer nuevas inversiones. Goldman Sachs ha conseguido financiar de
nuevo Facebook con sus deudas (tan solo seis meses antes de la inversión tuvo que desembolsar 550
millones de dólares por un fraude federal) haciendo crecer exponencialmente el valor de la
sociedad.

Estas sociedades sacan ganancias sólo teóricas y totalmente ligadas a la explotación de las masas de
datos sobre los usuarios que han acumulado: es por eso que los inversores empiezan a valorar a la
baja las estimaciones de crecimiento. Un sistema demencial, que acelera su carrera, guiado por las
leyes de los datos. De hecho se habla de data driven sociecity, o sea, por lo que atañe a los mercados

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financieros, de la distopía de una sociedad autorregulada en tiempo real por sistemas técnicos de
control de los datos disponibles. Cada vez se realizan más sondeos, un número incalculable de
mediciones, como para integrar lo que no se puede: el bienestar social puesto en función del
bienestar individual. Es aún más difícil evaluar el sistema de perfilación sobre las personas.

La libertad de elección en la cultura del opt-out

La idea de la transparencia radical sería la solución mecanizada a una incapacidad personal para
gestionar las propias relaciones adecuadamente, a través de decisiones ponderadas. A propósito de
la libertad de elección, existe un corolario práctico a la lógica de default power que merece
destacarse: la cultura del opt-out. Cuando se modifican los parámetros de default de millones de
personas, sin comunicar el cambio, y se habla de ello a posteriori, es que implícitamente se
considera que los usuarios no saben lo que quieren, o que al menos quien ofrece el servicio lo sabe
más que ellos. Las redes sociales online acumulan enormes cantidades de datos sobre las
preferencias de los distintos usuarios. Capturan la auténtica identidad de sus usuarios, obteniendo
una visión más de conjunto de la que pueden tener los individuos de sí mismos. Desde su punto de
vista es bastante lógico pensar que todo cambio realizado será para el bien de los usuarios a partir
de la evidencia de los datos. Posteriormente, el usuario podrá decidir si quedarse fuera, optando por
el rechazo (opt-out) de esa innovación. De hecho, la imposición de la innovación misma deriva de la
supuesta ecuación novedad-bondad. La cuestión es delicada porque técnicamente se vuelve cada
vez más difícil poner a millones de usuarios en condición de poder elegir de manera sencilla qué y
cómo compartirlo, pidiéndoles autorización explícita, la expresión de un deseo o voluntad, es decir
una lógica opt-in (optar por entrar, por adherirse a la nueva funcionalidad). Además, como
demuestra la cultura empresarial de Google, muchas veces las novedades están en fase “beta”, no
ensayadas, pues se espera que los mismos usuarios ofrezcan indicios útiles para mejorarlas, hasta
volverlas plenamente utilizables. Por eso es más fácil arriesgarse a imponer un cambio erróneo para
luego corregirlo, cuando las protestas de los usuarios se vuelven apremiantes.

La weberización de lo social en la perfilación de masas conduce a resultados paradójicamente


antisociales, porque nos convertimos en culpables por asociación, o inocentes por disociación. Como
las personas que toman las decisiones delegan cada vez más en los algoritmos, es previsible un
número creciente de errores de evaluación fácilmente evitable offline o en un sistema
descentralizado. La criminalización de la sociedad es una consecuencia lógica de los mecanismos de
perfilación, inspirados en el profiling criminal, que siempre favorecen a los malhechores, aquellos
que actúan pensando en una coartada.

Los usuarios comunes se exponen a todo tipo de abusos por parte de una perfilación que les
culpabiliza. Una cuenta no es propiedad del usuario, es un espacio puesto a su disposición
gratuitamente, a cambio de su disponibilidad a ser seccionado en partes comercialmente
interesantes. Individualmente, el usuario vale menos de cero, y como es él quien tiene que
demostrar su inocencia, además de ser la persona verdadera, es muy probable que vea cómo se les
deniega el acceso.

Los gestores de los social media contribuyen decididamente a establecer lo que es lícito y lo que no
lo es, plasmando las reglas de la sociedad en la que vivimos. Aún no tienen el poder de meter en la

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cárcel a nadie, pero colaboran activamente con los gobiernos para que se respeten las leyes, escritas
y no escritas; particularmente Google, que desde siempre hace negocios con la Intelligence.

Es fácil que un mensaje publicitario malintencionado se infiltre en una red social de personas que
confían en las máquinas para elegir entre lo que es correcto y lo que es incorrecto. El diluvio de
informaciones no contextualizadas favorece la propagación de mensajes extremos, parciales y
engañosos, a lo mejor disfrazados de urgentes llamamientos humanitarios o que salen en defensa de
una identidad común.

Substitutos de la presencia y garantías emocionales

Subsisten por tanto muchas críticas a propósito del lenguaje que hemos indicado como el segundo
límite de la experiencia humana y por tanto social. Los algoritmos de las redes online son mucho
menos sofisticados que el lenguaje humano; la Web semántica queda aún bastante lejos, de
momento son los usuarios quienes se portan cada vez más acorde con la capacidad de comprensión
de las máquinas, recopilando diligentemente sus perfiles online y aceptando que su riqueza
lingüística quede comprimida en los 140 caracteres de Twitter o en el “Me gusta”.

El primer límite, el cuerpo, castigado. Hay que adaptarse físicamente a los social media, reaccionar,
desarrollar habilidades digitales en el sentido de nuevas formas de motricidad de los dedos para
manejar teclados cada vez más pequeños y pantallas táctiles. Quien manda es el ojo, pues, a pesar
de las promesas de la realidad virtual, la pantalla sigue siendo el medio para acceder a los social
media. Lo que se busca en los social medias es un contacto con los demás, físico, por mediado que
esté. Todos los medios sociales son medios para subrogar la presencia, para mostrar un simulacro
que disimule una ausencia y una lejanía física, para concretizar el evanescente recuerdo del otro.

Todo ocurre más rápido online, todo es mucho más real a causa de una aparente mayor densidad. Es
imposible seguir simultáneamente todas las fuentes de noticias de las personas, grupos, empresas
que consideramos influyentes. Esta coexistencia, reemplazada por la puesta en común de la
plataforma impuesta por los social media, se vuelve experiencia que marca la cotidianeidad. La
paradoja es que para ser socialmente más activos, para ejercitar y desarrollar nuestro yo digital,
necesariamente tenemos que ser más pasivos físicamente. Se necesitan horas de uso disciplinado
para crear un perfil cautivador y popular, en las que nuestro cuerpo se transforma en un gran ojo,
con una escucha mínima, listos para captar y responder a los estímulos de la realidad “ahí afuera”.

Es inevitable que la experiencia real se vuelva más enrarecida, aburrida y repetitiva en comparación
con la abundancia de la socialidad online, incluso peligrosa, puesto que en la vida real no solo
existen amigos y seguidores. Los sustitutos de la presencia alejan la realidad y tienden de sustituirla
de manera más convincente y menos comprometida. Los instrumentos tienden a monopolizar las
exigencias que pretenden satisfacer y se tornan la única respuesta posible, insustituible e inevitable.
Lo real es menos seductor que nunca porque se impone la perspectiva de estar sentados y acceder
con los ojos, con un mando o un teclado, en lugar de levantarse e ir a explorar el mundo con todo el
cuerpo. Mutación antropológica regida por los medias, capaces de hacernos olvidar su propio
carácter de mediadores, de interposición entre los cuerpos y la misma percepción de la realidad.

130
Los social media nos aseguran que hay un mundo ahí afuera, que es un mundo muy activo y que
nosotros estamos integrados en ese mundo. La frenética “distratención” derivada del uso de los
social media se debe a la relativa novedad de estas tecnologías. Estamos todavía aprendiendo a
relacionarnos con la vida en tiempo real.

Si necesitamos tranquilizarnos quiere decir que vivimos en un perenne temor a la soledad y el


abandono. Los social media son una fuente de garantía y frustración al mismo tiempo; necesitamos
controlar que existimos, especialmente a nivel social, porque siempre puede ser que los demás se
reúnan sin contar con nosotros, o que lo estén pasando bien en otra parte, descubrirlo en tiempo
real puede ser un golpe duro para nuestra autoestima (Síndrome del abandono).

Se puede enmarcar el fenómeno de la expansión de las redes sociales online es un proceso de larga
duración de reducción de la corporalidad e inversión hacia lo visual, en detrimento de los otros
sentidos, a través de la invención de tecnologías mediáticas. Intentamos alejar la realidad y
dominarla desde lo exterior con una mirada omnipotente, buscando al tiempo participar sin
herirnos; es la historia misma de la técnica occidental.

La cultura de la conectividad - Van Dijk

La producción de la socialidad en el marco de una cultura de la conectividad

Las vidas profesionales y personales se han visto inundadas por los medios sociales, las plataformas
permiten entablar distintos tipos de contacto a través de los cuales se comparten contenidos
expresivos y comunicativos, se disfruta de vida social online. La presencia creciente de estas
plataformas lleva a las personas a trasladar sus actividades, sociales, culturales y profesionales a
entornos virtuales.

Ha surgido una nueva infraestructura online para la interacción y la creatividad, que penetró la
cultura contemporánea. Los medios sociales son grupos de aplicaciones de internet construidas
sobre los cimientos ideológicos y tecnológicos de la web 2.0 para permitir crear e intercambiar
contenido generado por los usuarios, conforman un nuevo estrato de organización de la vida en
internet. Las plataformas influyen en la interacción humana, a nivel individual y comunitario. En la
sociedad el mundo online y offline están más interpenetrados. Hay una necesidad de conexión, la
cultura participativa muestra el potencial del internet para alimentar conexiones, construir
comunidades y fomentar la democracia.

Las plataformas de medios sociales fueron incorporadas por empresas de comunicación. Estas
estaban más interesadas en tener acceso a datos personales (sub producto de establecer conexiones
y sostenerlas en el medio online) que en formar comunidades de usuarios. La conectividad se
convirtió en un recurso valioso. Se encontraron métodos para codificar la información en algoritmos
que contribuían a moldear una forma particular de socialidad online, un bien redituable en los
mercados electrónicos alimentando un mercado global de medios sociales y contenido generado por
usuarios. Surgieron plataformas grandes e influyentes (Facebook, Twitter) grandes cantidades de
usuarios y posibilidades para generar dinero. De la interconexión de estas plataformas emergió una
nueva infraestructura: ecosistema de medios conectivos. Se pasó de una comunicación en red a una
socialidad moldeada por plataformas, de una cultura participativa a una cultura de la conectividad.

131
Se debe plantear la necesidad de una historia crítica del surgimiento de estas plataformas para
entender las tensiones que se producen hacia el interior del ecosistema en que operan y sus grupos
de usuarios. Explorar las perspectivas técnicas, sociales, económicas y culturales permitirá ver de
qué manera los cambios producidos dentro de la escena de los medios globales han afectado en
nuestra experiencia a la socialidad.

De la comunicación en red a la socialidad por plataformas

1991 Berners-Lee vincula la tecnología del hipertexto al internet, “World Wide Web” (red de
extensión mundial), fundó las bases de un nuevo tipo de comunicación en redes. Blogs, medios de
suscripción, email, contribuyeron a la conformación de comunidades online y fueron de ayuda a las
comunidades offline. Los medios de la red eran servicios enérgicos a los que podía suscribirse o se
podía hacer uso para construir grupos, pero no conectaban a los usuarios de manera automática. La
web 2.0 y los servicios online pasaron de los canales de comunicación en red a ser vínculos
interactivos y retroalimentativos de una socialidad en red, abrieron posibilidades de conexión online
y una nueva estructura global. Estos medios han evolucionado junto con sus usuarios, junto con la
economía del lenguaje en la escritura.

Gitelman propone que las constelaciones de los medios existentes deben concebirse hoy como
producidas por la sociedad, incluyen formas tecnológicas como protocolos asociados a ellas. La
comunicación constituye una práctica cultural, colocación ritualizada de personas en el mismo mapa
mental, que comparten o adoptan determinadas ontologías de representación. Estas tecnologías de
comunicación han evolucionado como parte de las prácticas sociales cotidianas, un medio
contribuye a moldear la vida cotidiana de las personas, esta socialidad mediada se integra al tejido
institucional de la sociedad en su conjunto, una evolución sincrónica que vincula las tecnologías a
usuarios y las organizaciones a las infraestructuras.

La web 2.0 maduro y se transformó en una infraestructura funcional, los usuarios y sus actividades
cotidianas se desplazaron a entornos online. Estas actividades, en este contexto, eran programadas
con un fin específico, las plataformas pasaron de proveer una utilidad genérica a brindar un servicio
personalizado. Antes los sitios web funcionaban como conductores de la actividad social, las nuevas
plataformas se convirtieron de esos conductores en servicios aplicados, los dispositivos
multipropósitos se convirtieron en servicios aplicados. Los anteriores dispositivos multipropósitos se
convirtieron en algo más sencillo y de uso acotado, al construir sus propias plataformas sobre la
infraestructura genérica de la web 2.0, las empresas se ofrecían como intermediarias para la
transmisión de datos de comunicación y de información. Estas plataformas aplicadas no son sitios
neutrales de explotación del recurso genérico (información), hay cimientos tecnológicos e
ideológicos en la web 2.0.

La web comenzó siendo un servicio intermediario, para el intercambio de contenidos comunicativos


o creativos entre amigos. Surgieron de iniciativas comunitarias, se apropiaron de nichos específicos
de interacción online y desarrollaron una práctica rutinaria mediada. La plataforma y las prácticas
sociales se constituyen mutuamente, la socialidad y la creatividad suceden mientras las personas
están ocupadas en su vida cotidiana. Las personas emplean tácticas de negociación para enfrentar
las estrategias que despliegan las organizaciones e instituciones. En cuanto a las plataformas de
medios sociales y sus aplicaciones asociadas los usuarios, negociaron la decisión y los modos de

132
apropiarse de ellas para sus hábitos cotidianos. Estos solo solían ser manifestaciones informales y
efímeras de la vida social, actos de habla casuales compartidos entre pocas personas. Debido a los
medios sociales esos actos de habla se convirtieron en inscripciones formalizadas que incrustadas en
la economía general de los grandes públicos adquieren valor distinto.

Las plataformas de estos medios alteraron la naturaleza de la comunicación pública y privada, estas
ofrecen un amplio espectro y herramientas de redes que despertaron viejas y nuevas tácticas de
comunicación online. Las empresas con sus tecnologías de codificación intentaron en una actividad
online en particular y que su marca se convirtiera en el nombre mismo de sus actividades mediadas,
formas de interacción comunicativa desarrolladas, o rediseñadas, junto a los usuarios.

Las plataformas de los medios sociales son objetos dinámicos que van transformándose en
respuesta a las necesidades de los usuarios y los objetivos de sus propietarios, por reacción a las
demás plataformas con las que compiten y en general a la infraestructura económica y tecnológica
en que se desarrollan.

Año 2000 la red que habría de sustentar la socialidad y la creatividad era un territorio inhóspito,
donde no se habían establecido los límites entre las distintas actividades mediadas. Los primeros
colonos fueron motores de búsqueda, buscadores y directorios web, los buscadores al principio no
eran aplicaciones de búsqueda o navegación, procuraban identificarse con la red en cuestión. Hoy
las plataformas de medios sociales se han interesado en ocupar toda la extensión posible de este
nuevo territorio. Se han construido interfaces de programas de aplicaciones y servicios cuyo
funcionamiento de penden de Facebook, google, twitter. Este ecosistema de plataformas y
aplicaciones interconectadas mostró un funcionamiento fluctuante y continuará volátil.

Una posible caracterización de los medios sociales puede ser: sitios de red social, los cuales priorizan
el contacto interpersonal (individuos o grupos) forjando conexiones personales, profesionales o
geográficas y alientan la formación de lazos débiles. Sitios dedicados al contenido generado por sus
usuarios, son herramientas creativas que ponen en primer plano la actividad cultural y promueven el
intercambio de contenido amateur o profesional. Sitios de mercadotecnia y comercialización que
buscan el intercambio o la venta de productos. Sitios de juegos y entretenimientos.

Los sitios de red social y contenido generado por los usuarios son ámbitos fundamentales a partir de
los cuales evolucionaron la socialidad y la creatividad online. La ampliación del ámbito de
incumbencia y la apropiación de nichos específicos forman parte de la continua batalla que estas
organizaciones libran por dominar determinado segmento de la socialidad online.

Delinear los distintos tipos de plataformas de medios sociales es imposible, identificar sus objetivos
es fundamental a la hora de entender de qué manera construyen distintos nichos de socialidad y
creatividad (comercio y entretenimiento). En sus inicios muchas de las plataformas operaron dentro
de un ámbito particular y de apoco intentaron ocupar el territorio ajeno buscando contener dentro
de sí a los usuarios ya existentes. Es necesario analizar el modo en que algunas plataformas de muy
veloz crecimiento comenzaron a minar la socialidad online y ocuparon todos los nichos posibles.

Los nuevos desarrolladores dependen cada vez más de estas plataformas para la construcción de
nuevas aplicaciones. La influencia mutua entre plataformas y aplicaciones se ve si se las considera

133
parte de un estructura online mayor, donde cada pequeña modificación repercute en los demás
componentes del sistema. Al estar inserto en el contexto económico, político y sociocultural, el
ecosistema online se ve afectado por sus circunstancias históricas.

Socializar la red: la codificación de las conexiones humanas

En los 60’ computadoras y tecnologías de la información gozaban de una reputación dudosa, se las
consideraba instrumentos de control al servicios de corporaciones o gobiernos burocráticos de estilo
orwelliano. El movimiento contracultural de los 60 y 70 conjugaba valores de comunidad y la
colectividad con los imperativos de la libertad personal y el empoderamiento, los cuales entraban en
conflicto con las nociones de opresión y restricción de las individualidades aún asociadas a las
tecnologías de la información. A fines de los 60 las pc fueron concebidas como instrumentos de
liberación.

En el proceso de convergencia de la contracultura con la cibercultura, las concepciones preexistentes


acerca de las redes de computadoras poco a poco mutaron hacia visiones de una adhocracia de
pares y a expresiones del verdadero yo. La gran ironía es que se ofrecía un sistema cerrado y bajo
control, pero la imagen del rebelde que trabaja para el bien público económico o gubernamental fue
precursor significativo del espíritu comunal que adoptaron los defensores de la cultura web.

La invención de la www en 1991 hizo modificar la relación entre la cultura nerd y la contracultura, se
comenzó a construir una infraestructura global estandarizada, comunidades entusiastas
multiplicaron las aplicaciones para la red. El espíritu resguardado y comunitario se encendió con la
llegada de la web 2.0, la capacidad de fomentar la participación característica de los medios sociales
llegó a atribuirse por error al propio diseño tecnológico de la red. La capacidad congénita de admitir
formas de comunicación, bidireccionales, hacía de los medios sociales algo más democrático que los
viejos medios unidireccionales.

Interactividad y participación describían la capacidad de la web 2.0 de responder y enviar mensajes


al instante, diferenciándose de medios anteriores que ejercían poder mediante canales
unidireccionales de publicidad y transmisión de información. Las nuevas plataformas interactivas
eran la promesa de convertir la cultura en un ámbito participativo, basado en el usuario y de
colaboración. Aplicaciones de la web 2.0 estimulaban la natural necesidad humana de relacionarse y
crear, era un virtual triunfo del usuario.

Jenkins proponía la cultura de la convergencia, lugar donde viejos y nuevos medios se dan la mano,
personas se entrecruzan con medios corporativos y el poder del productor de los medios y del
consumidor de estos interactúan de maneras imprescindibles. Produsaurios son creadores capaces
de desempeñarse como usuarios y distribuidores, se crearon modelos de colaboración entre
usuarios desinteresados que desarrollan de forma colectiva un producto único sólo por el bien
común, aprovechando la explotación del espacio comunitario. En 2006 se da la fiebre del usuario,
había una supuesta capacidad de cambiar al mundo a través de la comunidad y la colaboración.

La creencia de que la web 2.0 era un espacio comunitario y colaborativo entusiasmo a que se
trabajara en la construcción de distintas plataformas. La web ofrecía herramientas de
empoderamiento y comunicación online, pero los propietarios de las plataformas adoptaron una

134
retórica en la elaboración de mantras corporativos y eslóganes promocionales, las empresas de
internet subrayan el lugar destacado del bien común en la emisión de sus perspectivas
organizacionales. En la actualidad las empresas de medios sociales parecen interesadas aún en
mantener alineado su ethos comercial alternativo con ese halo benevolente que supo tener la
tecnología web en sus inicios.

Es importante deconstruir los diversos sentidos que los desarrolladores atribuyen a los objetivos y
funciones, que reflejan el intento retórico de absorber las connotaciones utópicas de la web 2.0 en
sus misiones corporativas. La palabra social propone que estas plataformas ponen el centro de
interés en el usuario y facilitan la realización de actividades comunitarias, así como “participativo”
implica colaboración humana.

Los medios sociales son entendidos como sistemas que facilitan o potencian, en la web, las redes
humanas, entramados de personas que promueven la interconexión como un valor social. Ideas,
valores y gustos de los individuos son contagiosos, se esparcen mediante redes humanas y a su vez
éstas afectan los modos de hacer y pensar de quienes las conforman.

Los medios sociales son sistemas automatizados que diseñan y manipulan conexiones, para conocer
lo que se quiere y se anhela, seguir el rastro de los deseos, se reducen a algoritmos las relaciones
entre personas, cosas o ideas. Lo social parece abarcar la conexión (humana) como la conectividad
(automática) confusión alimentada por CEOS en una deliberada ambigüedad que es fundamental.
Las empresas tienden a hacer hincapié en el primero de estos sentidos (conexión humana) y
minimizar la importancia del segundo (la conectividad automatizada). Sin embargo hacer socialidad
en red significa hacer técnica la socialidad. Está tecnológicamente codificada, convierte las
actividades de las personas en fenómenos formales, gestionables y manipulables, lo que permite a
las plataformas dirigir la socialidad de las rutinas cotidianas de los usuarios. Las plataformas
desarrollan herramientas pensadas para crear y conducir necesidades específicas. Los usuarios
priorizan la conexión humana a la hora de explicar el valor de alguna de estas en su vida. Las redes
direccionan y preservan de manera activa las conexiones, buscan influir en el tráfico de y monetizar
los flujos de información. La conexión suele invocarse como pretexto fundamental de la generación
de conectividad. En la actualidad la generación de datos es el objetivo principal.

Términos como social, participación y colaboración son novedosos y adquieren sentido en el


contexto de los medios sociales. Aquí los usuarios de contenidos son colaboradores que
codesarrollan productos creativos, enriqueciendo diferentes comunidades. Las nociones de
pensamiento comunitario y grupal proliferan en la retórica de las plataformas. Los propietarios
corporativos de estos sitios alimentaron la imagen de un funcionamiento colectivo y centrado en el
usuario. Sus estrategias atraviesan una metamorfosis hacia el ámbito comercial. El contenido
fotográfico y audiovisual se volvió un instrumento fundamental para la recolección automatizada de
información acerca de relaciones sociales significativas (quién comparte qué imágenes con quién,
qué videos o imágenes son populares entre qué grupos y quiénes son formadores del gusto dentro
de estas comunidades).

Una confusión entre conexión humana y conectividad automatizada se produce cuando las
actividades sociales se codifican en conceptos algorítmicos. En el mundo offline las personas están
bien conectadas cuyas relaciones resultan valiosas en virtud de su cualidad y condición. El término

135
amigos tuvo vínculos fuertes como débiles, contactos íntimos como completos desconocidos.
Seguidores manifiesta transformación, connota todo un conjunto de sentidos que van de la
neutralidad del grupo al fervor de devotos y creyentes, significa el número absoluto de personas que
siguen un flujo. La conectividad es un valor cuantificable, el principio de popularidad implica que
cuanto más contacto se tenga y establezca un individuo, más valioso resultará (popular).

La gustabilidad es el resultado de un cálculo algorítmico derivado de la cantidad de clicks


instantáneos. El “me gusta” delata una predilección ideológica: favorece evaluaciones instantáneas,
viscerales, emocionales y positivas. La popularidad convertida en un concepto codificado se vuelve
cuantificable y manipulable: fomentar los índices de popularidad es parte fundamental del
mecanismo que conlleva botones de ese tipo. Las personas que tienen amigos o seguidores son
consideradas influyentes, su autoridad o reputación social aumenta a medida que recibe clicks (se
convierte en tendencia). Hacerse amigos o seguir son el principio de popularidad que subyace a la
economía online de los medios sociales.

En las palabras claves empleadas para describir los modos de funcionamiento de los medios sociales
(social, colaboración y amigos) la jerga comunalista deja ver las primeras versiones utópicas de la red
como espacio que de manera inherente favorecía la actividad social. Sería preferible utilizar medios
conectivos, lo que considera social es en realidad un producto de input humano reconfigurado por
output computacional, una combinación socio técnica donde los componentes son difíciles de
diferenciar. Las normas y valores que sostiene la imagen social de estos medios permanecen ocultas
bajo las texturas tecnológicas de sus plataformas. Los supuestos que alientan a hacer social la red
sirven también a favorecer la ideología que busca hacer vendible la socialidad online.

Hacia una socialidad vendible: la conectividad como recurso

Los usuarios al exponer su verdadera identidad al compartir sus datos personales, las plataformas
estarían en la obligación de respetar una ética fuertemente anclada en la apertura y el intercambio.
La retórica de la transparencia y la apertura tiene raíces e inspiración en la retórica de la socialidad
online de estilo comunitario que floreció durante los primeros años del nuevo milenio. Los grupos
preferían desarrollar sus actividades en un espacio público, no comercial, que les permitiera
comunicarse con total independencia de cualquier construcción gubernamental o de mercado. Las
compañías quisieron cooptar esta retórica y enriquecer sus imágenes corporativas con valores hasta
entonces reservados para el sector público.

Benkler propone que en el entorno de información en red habría de permitir el florecimiento de un


sector no comercial de la información y producción creativa. Las estrategias de la web 2.0 suponían
un desafío para las economías de mercado y de estado, habrían de permitir el desarrollo de un no
mercado cooperativo, un sistema de producción entre partes destinado a satisfacer necesidades
comunicacionales y creativas por medio de redes de individuos vinculados por propósitos afines. La
esfera pública de la red emerge junto a los mercados de los medios masivos de comunicación
comerciales, promueve la comunidad por encima del comercio, permite una coexistencia pacífica.
Las esferas públicas interconectadas producen entre pares sin fines de lucro, fuera del mercado .
Entre el 2000 y 2005 las plataformas se originaron en cuanto al entusiasmo de usuarios dispuestos a
poner en funcionamiento nuevos espacios virtuales, experimentos de ciudadanía online y una
reivindicación de las reglas de gobierno democrático. La coexistencia pacífica entre producciones

136
comerciales o no comerciales otorgó a las plataformas de medios sociales la imagen de espacios
alternativos, libres de las restricciones corporativas gubernamentales, que permitirán a los
individuos satisfacer necesidades comunicacionales y creativas regulando su propio tráfico.

La promesa de autoregulación y la vigilancia comunitaria tuvo cumplimiento efectivo mientras se


trató de plataformas relativamente pequeñas y uniformes en base a sus usuarios. Luego de 2005
hubo un boom demográfico en las bases de los usuarios, se demandó una inversión de tiempo y
esfuerzo de los usuarios, lo que diluyó el propósito de la mayor parte de las plataformas. Muchas
fueron adquiridas o incorporadas comercialmente de distintas formas por las grandes corporaciones
de medios, la producción entre pares se desvaneció.

De 2005 a 2008 los accionistas corporativos alimentaron la imagen de las plataformas como
estructuras de producción entre pares, cuyo interés estaba puesto en los usuarios antes que en los
posibles beneficios económicos. Las bases de los usuarios estaban aún en espíritu participativo, la
gestión de las plataformas se vio obligada a tambalearse entre un escenario de crecimiento y de
satisfacción a los usuarios originales, que se mostraban conscientes del valor que ellos mismos
suponían para la posición del sitio en el mercado.

El desarrollo de modelos de negocios capaces de equilibrar la participación de los usuarios con las
estrategias comerciales supuso un desafío para la industria de los medios digitales. Las plataformas
estaban entre la cultura de la inversión capitalista (búsqueda de ganancias rápidas y capitalización
en el mercado accionario) y el espíritu de participación originario que había favorecido su
crecimiento. La estrategia fue fomentar el crecimiento sostenido y llevar experimentos con
estrategias sutiles de monetización. Hay riesgo de protestas o boicots por parte de los usuarios.

Agentes comerciales y especialistas en comercialización glorificaron el potencial de los


emprendimientos público-privados, absorbiendo el estilo de producción entre pares para sus
modelos de negocios corporativos. Se introdujo en una estructura de funcionamiento regida por el
espíritu comercial corporativo. Hubo una fusión del mercado y el sector sin fines de lucro en un
entorno de información en red.

Comoditizar las relaciones, transformar conexiones en conectividad por medio de las tecnologías de
cifrado, fue el huevo de oro de las plataformas corporativas. Al contenido, la producción entre pares
genera un valioso subproducto: información acerca de los comportamientos y preferencias de los
usuarios. Bajo el disfraz de la conexión se produce un recurso precioso: la conectividad.

En el contexto de los medios sociales los usuarios acumulan capital social, el término hace cada vez
más referencia a los propietarios que amasan capital económico. Las principales plataformas de
medios sociales están en manos de corporaciones que consideran a internet como un mercado. La
fusión de no mercado con los principios de la economía comercial exhala el espíritu del colectivismo
público impulsado por quienes consideran la infraestructura técnica de la red como una oportunidad
única para abrir un espacio social libre de impedimentos.

El potencial de la web 2.0 empoderaba a los usuarios con nuevas herramientas digitales que les
permitía conectarse y crear, desarrollaban una nueva esfera pública o público corporativa, se
conjugaba lo público con lo privado, en las plataformas de los medios sociales las fronteras de estos

137
dominios se desdibujan, se abren posibilidades para la conformación de nuevas identidades. Hay un
ideal de apertura y conexión.

Los economistas políticos embistieron contra la incorporación de los medios sociales, los
caracterizaban como experiencias fallidas de participación democrática o plataformas dependientes
de una creencia ingenua en la posibilidad de desarrollar una esfera pública nueva o alternativa junto
a las existentes esferas públicas, privadas y corporativas. La incorporación de las plataformas
entorpeció el desarrollo de la web 2.0 como instrumento para el fomento de una cultura de la
participación, autorregulación y democracia. Habrían introducido nuevos modelos de vigilancia y
convirtieron la privacidad en acumulación de capital social.

Se considera a los usuarios como objeto de una doble explotación, como trabajadores producen el
contenido de las plataformas que se basan en él, y como consumidores obligados a readquirir sus
propios datos procesados resignando para de su privacidad. Hay un riesgo en considerar
erróneamente que la venta de la privacidad constituye una consecuencia natural de la avidez de los
usuarios por conectarse y autopromoverse. Hay una economía política arraigada en la
comoditización de los públicos.

Juristas y grupos de defensa del consumidor han criticado estas plataformas por violar las leyes de
privacidad en su avance sobre el nuevo territorio digital. Hay necesidad de rever los tradicionales
conceptos legales en respuesta a los modos en que las plataformas de medios sociales explotan las
fisuras del espacio virtual de manera deliberada. Expertos en privacidad defienden los límites entre
espacio privado, comercial y público, a modo de proteger los derechos de la ciudadanía,
oponiéndose a las exigencias de los propietarios de plataformas de una mayor transparencia, que
solo parece aplicarse a los usuarios.

En los últimos tiempos los medios conectivos se caracterizaron en términos de una confrontación
entre usuarios y propietarios. Para otros el objeto de los nuevos medios es que unos pocos (dueños)
luchan por el control sobre muchos. Según la crítica de la economía política la incautación de la
privacidad es consecuencia directa de la comoditización de los medios sociales.

Medios sociales pueden ser empoderadores como perturbadores modos de explotación, la


socialidad se ejerce y disfruta a través de las mismas plataformas comerciales que también explotan
las actividades sociales desarrolladas online a cambio de ganancias económicas. Las plataformas se
hacen propias para monetizar la conectividad, han perdido su espíritu de comunidad, no se está
como a la hora de suministrar tanta información personal a cambio de muy poca transparencia. A su
vez los usuarios pueden disfrutar de los medios conectivos y ser críticos de su funcionamiento. Los
propietarios de desarrolladores y plataformas de aplicaciones son agentes productivos y fuerzas
sociales: pueden ejercer poder económico y político para cambiar o sustentar jerarquías existentes y
desplegar sus tecnologías. La heterogeneidad de actores obliga a un tratamiento de la socialidad
más complejo que el de una mera confrontación entre bandos.

El ecosistema de medios conectivos en una cultura de la conectividad

Los debates hoy hacen énfasis en la violación de las leyes de privacidad, evolución de modelos de
negocios viables y análisis de gustos o explotación de usuarios. En cuanto a privacidad y su

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comoditización, es importante ver las transformaciones culturales e históricas que subyacen a estas
tensiones. Conocer la historia de las plataformas de medios sociales y la socialidad online que resulta
de su evolución, los cambios de normas y valores culturales sobre los que se fundan estos desafíos
legales y económicos, así como las estructuras ideológicas, tecnológicas y socioeconómicas que las
suponen.

La privacidad y su comercialización suponen una batalla por el control de la información personal y


colectiva (sobre comportamiento y gustos). Se interpreta, conjuga y vende información sobre estos
datos personales. Las plataformas permean los hábitos comunicativos y de creación cotidianos, hay
un cierto poder de los propietarios y los usuarios para dar forma a la socialidad online. Los medios
sociales son una arena de comunicación pública donde se establecen normas y se discuten reglas.
Las normas constituyen el cemento social y cultural y las leyes regulaciones jurídicas (Foucault), el
poder de las normas en la socialidad es mayor que el de la ley y el orden. Los métodos
contemporáneos de poder funcionan por la técnica, por la normalización y por el control.

Las normas de socialidad online cambiaron, los patrones de comportamiento existentes en la


socialidad offline (física) se mezclan con las normas sociales y sociotécnicas generadas dentro del
entorno online. Las reglas en cuanto a los modos de compartir información privada, recibir
publicidad cambiaron, también los grados de aceptación de privacidad y monetización.

La normalización es perceptible, se produce mediante ajustes, características tecnológicas y los


términos de usos. Por medio de transformaciones graduales en los hábitos del usuario y la
modificación de sus niveles de aceptación. Se acepta la existencia de las plataformas como
condiciones de la interacción social. Naturalizadas las tecnologías es más difícil identificar los
principios subyacentes y cuestionar su razón de ser. Las nuevas normas de socialidad y los nuevos
valores de la conectividad están en juego en la batalla por conquistar la tierra ignota de los medios
conectivos y cultivar sus fértiles suelos.

Es importante rastrear las definiciones en disputa sobre qué cabe considerar público o privado,
formal o informal, colaboración o explotación, oposiciones que surgen del enfrentamiento entre
tácticas de los usuarios y estrategias de las plataformas. Las normas son parte de una cultura mayor
moldeada por circunstancias históricas y condiciones políticas. La utilidad explicativa de la cultura de
la conectividad reside en que ayuda a entender la expansión histórica de los medios sociales, las
disputas que surgen de este proceso y los cambios normativos que de ella se desprenden.

Esta cultura es una formación inmersa en tecnologías, codificación cuyas consecuencias exceden la
arquitectura digital de las plataformas. La socialidad tecnológica alude al desplazamiento, al espacio
online, a las estructuras codificadas que alteran la naturaleza de las conexiones, creaciones e
interacciones humanas. Las nociones de compartir y seguir como valores sociales tienen efecto
sobre las prácticas culturales y las disputas legales que exceden al ámbito de las propias plataformas.

La organización del intercambio social va a principios económicos neoliberales. La conectividad es


fruto de una presión por expandirse a través de la competencia y conquistar mayor poder mediante
alianzas estratégicas. Evolucionó como parte de una transformación histórica mayor, un replanteo
de los límites entre el dominio público, privado y corporativo. El debilitamiento del sector público y
la apropiación de las corporaciones permiten entender el éxito de los medios conectivos.

139
Los propietarios de plataformas exigen más transparencia y apertura, muestra la agenda política
neoliberal que busca la reducción del sector público. En cuanto a la evolución de la socialidad online
será necesario entender su evolución conjunta en un contexto mayor, conformado por plataformas
interconectadas, hay que diseccionar la lógica cultural que respalda este proceso.

Las plataformas son micro sistemas que constituyen el ecosistema de medios conectivos, que nutre
y se nutre de normas sociales y culturales que evoluciona en simultáneo dentro del mundo
cotidiano. Los estudios críticos sobre especificidades tecnológicas de la red consideran a esas
ecologías de medios como sistemas técnicos, sociopolíticos o históricos emergentes. Otros estudios
indagan sobre significación política y económica de estos medios y analizan cómo alteran el
equilibrio entre los activistas de base, los gobiernos y las corporaciones.

El abordaje de la cultura de la conectividad busca brindar una historia crítica de las primeras épocas
de los medios conectivos, articular sus especificidades, sus diferencias por medio del análisis de su
evolución. El ecosistema de medios conectivos supone participación de usuarios, afecto normativo y
disposiciones locales y globales. Su estructura resulta volátil. El ecosistema también gana
importancia en cuanto a desarrollos tecnológicos como el procesamiento de grandes datos. El 2012
década donde maduró la sociabilidad en plataformas, y la siguiente, dominada por una red
semántica de conectividad automatizada. Hay que ver cómo los medios sociales penetraron distintas
manifestaciones de la socialidad y la creatividad dentro del mundo occidental. La cultura de la
conectividad ofrece un modelo analítico que permite dilucidar de qué manera las plataformas se
convirtieron en fuerzas fundamentales para la construcción de socialidad, cómo los propietarios y
usuarios contribuyeron a dar forma a esta construcción y fueron influidos por ella.

El ecosistema conectivo de los medios: ¿atrapados, cercados, sin salida?

El universo categorizado de los medios sociales ha sido blanco de estratégias de comercialización . Se


reflexiona sobre la calidad de la experiencia online, comercialización del contenido y lo que
constituyó cierta invasión de la privacidad. La incorporación de líneas de tiempo, recibir avisos
publicitarios personalizados hace sentirnos atrapados, los medios conectivos son omnipresentes,
tanto técnica como socialmente. Hay una trampa de una socialidad online normativa que nosotros
mismos hemos ayudado a crear.

Los comportamientos individuales de una familia, complejas tensiones que subyacen a la


normalización de los medios conectivos en la vida cotidiana, proceso que es la apropiación como
resistencia crítica. Estas tensiones se dan en los niveles tecnoculturales y socioeconómicos de los
microsistemas aislados, también en el plano del ecosistema y la cultura que produce. Es una
transformación, donde los actores se ven constantemente expuestos a nuevas alternativas y
desafíos que a su vez los redefinen conforme los atraviesan. La cambiante naturaleza del ecosistema
y la socialidad en su conjunto, incluye el papel de los algoritmos en el direccionamiento de los
deseos, el poder de los usuarios para controlar sus datos, la tensión entre la conexión comunitaria y
la conectividad comercializada, y el significado de lo público y lo no comercial en el marco de una
ecología dominada por fuerzas corporativas.

El espíritu de formación comunitaria y empoderamiento democrático que hizo adoptar los medios
sociales fue cooptado por la lógica de la conectividad subyacente a la dirección comercial y los

140
coercitivos formatos de muchas plataformas. Es el paso de una cultura de la participación a una de la
conectividad, se acepta el ecosistema como una condición de la vida social. Esta normalización de los
medios sociales es dada por sentada como si se tratase de una infraestructura. Es necesario vincular
entre sí las historias de los distintos microsistemas y explorar de qué manera el ecosistema en su
conjunto sostiene la socialidad online.

Tecnología

Se inventan aplicaciones y plug-ins para interconectar plataformas y alinear su funcionamiento, aun


cuando sean incompatibles. Se busca garantizar la mayor presencia posible en todas las plataformas.
Esta máxima presencia es importante para interesados en mantener un alto perfil o compañías
deseosas de conseguir mayor visibilidad. Aplicaciones interconectan a las grandes plataformas y
aseguran la interoperabilidad y hace que la vida resulte más manejable para los usuarios.

A los principales actores del ecosistema les gusta presentarse como meros conductores del tráfico
de datos. El mundo de los medios conectivos no es una infraestructura neutra. Aplicaciones y plug-
ins sociales revelan una inquietante combinación de competencia y colaboración: algunas
plataformas intentan atrapara aplicaciones y usuarios haciendo que sus características y servicios
sean incompatibles con los de sus competidores, otros brindan una presencia ubicua de sus
prestaciones en todas las plataformas, aplicaciones complementarias intentan salvar las brechas
existentes. Los microsistemas se desarrollaron en conjunto y reaccionaron de manera constante a
las modificaciones estratégicas de interface de los demás. Toda plataforma que domine un nicho
determinado de la actividad social intentará implementar sus botones de manera generalizada en las
demás plataformas -acuerdo beneficioso para ambas partes, en la medida en que incentiva el tráfico
de todo los involucrados- al tiempo que sus propietario querrán atraer y atrapar a los usuarios
dentro de la propia cadena de plataformas.

Los algoritmos que permiten estos tipos de actos sociales online se vuelven cada vez más
compatibles y por ende intercambiables. En cuanto a las micro sintaxis, estos códigos facilita el
intercambio de discursos sociales, culturales, políticos y económicos. El código se ha convertido en la
frontera inexpugnable en torno a la cual no existe desvío alguno si se desea participar
completamente de la vida moderna. Es ubicuo. Formateados por el código, armonizados con el
lenguaje de las máquinas, nuestra historia de vida, gustos, preferencias y detalles personales se
convierten en perfiles, listas de correo, datos y en mercados.

El direccionamiento de los usuarios de las redes sociales hacia la actividad comercial se organiza
como un fluido movimiento de botones. El consumidor se ve atraído y atrapado dentro del flujo
algorítmico programado. En un sistema conectivo todas las plataformas se benefician del
incremento en el tráfico de usuarios. Los algoritmos que promueven la intervinculación aseguran
una experiencia online sin fricciones, hacen que esta sea manipulable y vendible.

Los algoritmos han logrado calificar y puntuar todos los actos sociales. Convierten, en el mundo de la
informática, comportamientos pasados en acciones futuras. La presión tecnológica de las múltiples
plataformas por elegir a la persona popular, más conectada se ve reforzada por la presión de los
pares en la vida real. Se convierte en una fuerza híbrida, social y tecnológica, las conexiones entre las
personas dan forma a otras automatizadas, y viceversa. Es la humanidad aumentada -tecnologías

141
que incrementan la acción social humana- , los críticos del inconsciente tecnológico consideran esta
capa tecnológica como una caja negra que influye sobre la socialidad de manera directa.

Cada algoritmo supone una inscripción ligeramente distinta de la socialidad y cada interfaz muestra
variantes distintivas, el conjunto de las tecnologías que estructuran las plataformas funciona sobre
normas sociales y lógicas culturales similares. Son termómetros de deseo, generadores de
potenciales tendencias de consumo. Cuando una persona ve que otros quieren algo, pueden
quererlo también, consecuencia de la presión de los pares, y saber qué quieren las personas es la
base para la construcción de necesidades. Las plataformas son compatibles porque sostienen los
mismos valores o principios: popularidad, orden jerárquico, neutralidad, crecimiento rápido, grandes
volúmenes de tráfico y ganancias rápidas. Las actividades sociales están inextricablemente ligadas a
emprendimientos económicos, cultura de recomendaciones “personales” automatizadas.

Usuarios y hábito

En la historia de los medios sociales, los microsistemas evolucionaron a la par de las dinámicas
desarrolladas por sus usuarios. La promesa de la web 2.0 (conectar y despertar a los usuarios)
resonó en todas las plataformas sociales. Se le dió una bienvenida a la contribución de compartir la
creatividad online, organizar actividades sociales comunitarias y favorecer la interacción igualitaria,
ideales fundados en el paradigma democrático liberal. Las plataformas crecieron y comenzaron a ser
administradas por corporaciones, cambiaron las motivaciones de los usuarios. La división de dos
grupos monolíticos sostiene un ideal comunitario y otro que favorece objetivos comerciales. Los
propietarios de las plataformas intentaron adelantarse a la retórica de la colaboración e inculcaron
significados distintos en conceptos como “compartir” y “hacer amigos”. Hay usuarios activos que
siendo conscientes de las maniobras económicas de las plataformas, deciden seguir utilizándolas.

Las principales plataformas han desarrollado un sistema global, esto supone beneficios para los
usuarios. Han amplificado la efectividad de la comunicación de algunos movimientos de base. La
infraestructura evolucionó, los usuarios ayudaron a construir plataformas, participaron del
desarrollo de las condiciones de la socialización online. Estas plataformas implementaron
transgresiones a las normas de privacidad y tácticas de monetización, que no gustaron a los
usuarios. Antes estos se habían sentido empoderados por los medios sociales, ahora tienen menos
control sobre la actividad informal: su vida social.

Las expectativas de la tecnología 2.0 de dar lugar a la socialidad en plataformas, signadas por la
equidad entre los usuarios y un acceso igualitario, resultaron utópicas. En estas algunos de sus
usuarios son más iguales que otros, debido al sistema jerárquico inscripto en el diseño de su
interface. Recompensa a aquellos que se hayan demostrado aportantes de contenido exitoso o
confiable. Estratificación del star system, complementado por un ecosistema igualmente
estratificado, que impulsa a los usuarios hacia la cima de los medios conectivos. Los colaboradores
profesionalizados tienen influencia mayor dentro de sus respectivos microsistemas que los amateurs
y los colaboradores esporádicos. La socialidad online necesita existencia de influyentes y seguidores,
creadores y consumidores, profesionales y amateurs. Los rankings de popularidad determinan qué
personas son menos valiosas que otras. Las plataformas disciplinan a sus usuarios para que cumplan
determinados roles y patrones de comportamiento.

142
La participación de los usuarios en los medios sociales se volvió un acto comercial o de consumo. Los
usuarios tal vez disfruten de sus papeles como seguidores, consumidores y espectadores, aún
conscientes de los mecanismos comerciales que todo ello involucra. La manipulación del flujo de
datos es un privilegio de sus administradores, los usuarios también pueden aprovecharse del sistema
y organizarse para sumar adhesiones y apoyo. Las plataformas dotan a sus usuarios de instrumentos
que les permiten influir en los flujos de datos con la viralización de determinados temas. Estos son
conscientes de la función de los botones en la manipulación de la opinión pública y la difusión de
tendencias (aparato de filtrado).

Los usuarios implícitos son atrapados por los microsistemas y su flujo programado, los verdaderos
usuarios pueden hacer el intento de modificar de manera activa los papeles inscriptos para ellos en
las tecnologías de codificación o bien resistírseles. Usuarios individuales y los grupos de usuarios
lograron organizar distintos tipos de protestas a la hora de enfrentar cambios en la interface de un
sitio o en sus condiciones de servicio. Las protestas y críticas suelen dirigirse contra una plataforma y
se ven disparadas por una acción específica de los propietarios de un sitio. Comienzan a mostrarse
críticos de los mecanismos inherentes a los medios conectivos y a buscar las respuestas adecuadas a
ello, tienen la posibilidad de desplazarse a otras plataformas que les ofrecen más control sobre sus
datos o sitios que son más transparentes en cuanto a sus modelos de negocios o políticas de
privacidad, si bien el cambio de medio puede tener un costo elevado.

Los usuarios negociaron su relación con las distintas plataformas por medio de la apropiación y la
protesta. Entre propietarios y usuarios, las maniobras obligaron a las plataformas a alterar sus
estratégias, lo que modificó las propias nociones de comunidad y socialidad online. Este proceso de
negociación redefinió las normas y valores como conexión y comunidad. El actual predominio de
algunas plataformas dentro del ecosistema es precario.

Contenido

Hay una promesa de que las plataformas web 2.0 habrían de liberar el contenido. La producción no
sería sólo de profesionales, estos medios venían a poner herramientas de producción creativa en
manos de amateurs y ciudadanos. El contenido se liberaba de ciertas limitaciones culturales,
determinadas formas y formatos restrictivos, como de cualquier restricción económica, pasaba a
distribuirse sin costo. Socializar el contenido, usuarios se encargarían de generar y propagar
contenido digital con el propósito de aumentar la diversidad en la información. Usuarios y
propietarios apreciaron distintivamente el valor del contenido online. Los primeros lo consideran
algo a crear y compartir, lo otros lo consideran algo a administrar y explotar. A los usuarios les
preocupa la calidad y la forma del contenido, a los propietarios de las plataformas les importa las
cantidades de datos y el volúmen de tráfico.

Los medios conectivos dieron origen a formas culturales nuevas. Las plataformas online engendraron
creatividad, y permitieron que los usuarios inventaran formas adecuadas a sus necesidades
expresivas y comunicacionales. Alentaron a la creación de diseños de páginas y herramientas de
aplicación. Plataformas grandes han vuelto a formatos estrictos: entradas preformateadas y estilos
de página que obligan a los usuarios a ingresar contenido de manera uniforme. Usuarios sintieron
que su creatividad se veía obstaculizada por estos formatos coercitivos, por lo que migraron a sitios

143
especializados o alternativos y recurrieron a los grandes sitios de red social y contenido generado
por usuarios sólo con el propósito de aprovechar su función conectiva primordial.

Plataformas masivas estiman el contenido en términos de cantidad según su potencial de atraer a


grandes cantidades de usuarios. El es carnada para tentar a los interesados en compartir y hablar.
Estimulan a los espectadores a calificar y cuantificar distintos tipos de contenido, los cookies
rastrean qué consumen. El caudal de datos infinito converge con los metadatos, gran flujo de datos
de los medios sociales que tienden a concentrarse en burbujas de filtrado. Los usuarios están
atrapados en los flujos de contenidos filtrados por grandes plataformas, consumen la misma
información, comprando los mismos productos y viendo lo mismo. El contenido carece de valor, su
combinación con metadatos e información de comportamiento y perfil es lo que lo vuelve
interesante recurso de la conectividad para analistas de datos y especialistas en comercialización.

La información recolectada por los sitios de medios sociales brinda materia prima para la explotación
de datos. Se utilizan dos grandes métodos para procesar recursos y convertirlos en activos valiosos:
el análisis predictivo, estadística que extrae información del conjunto de datos con para establecer
relaciones variables de acontecimientos pasados y la probabilidad de que los usuarios muestren el
mismo comportamiento en el futuro, y el análisis en tiempo real, posibilidad de detectar tendencias
limitadas a determinadas áreas geográficas, que permite afinar estratégias de colocación de
promoción.

La filosofía de la explotación de datos en plataformas se basa en la idea de que el comportamiento


online refleja la conducta social offline, en los supuestos híbridos acerca del contenido, es una
economía afectiva. Anlistas tratan al contenido y a los datos de los usuarios como emisiones
espontáneas e inéditas provenientes de un público real, resultados que pueden combinar e
interpretar. Propietarios, anunciantes y usuarios tienen la posibilidad de intervenir en el flujo de
datos para ejercer cierto tipo de influencia sobre la socialidad online. Cuando los usuarios definen el
contenido como una serie de expresiones creativas y comunicativas espontáneas, su percepción se
alínea de manera peculiar con la visión de los propietarios de la plataforma según la cual el
contenido es algo que debe ser administrado y manipulado. Hay una confusión entre conexión y
conectividad que conforma la socialidad online: que las personas establezcan conexiones y
construyan comunidades resulta un pretexto necesario para la manipulación y monetización de
datos sociales.

El contenido y su administración son sinónimos en el ecosistema de los medios conectivos. El


contenido debe ser administrado mediante sistemas que operan sobre la duplicidad de un
procesamiento auténtico pero a la vez manipulado. Los usuarios necesitan las plataformas para
propagar sus opiniones y expresiones creativas, y estas necesitan a los usuarios para encauzar sus
expresiones en formatos predeterminados. El contenido es espontáneo pero controlado, inmediato
pero manipulado. La interoperabilidad de los microsistemas depende de la compatibilidad de
algoritmos y formatos, de compartir una misma lógica de procesamiento.

Cercados: integración vertical e interoperabilidad

Régimen de interoperabilidad

144
Se ha dado una cadena de servicios online y offline de integración vertical. Este imperio se ramificó
en todos los tipos de plataforma, intentando atrapar todos los nichos sociales, informativos,
creativos y comerciales. El resultado de estos movimientos se desarrolló dentro de grandes cadenas
de plataformas -microsistemas verticalmente integrados en virtud de su propiedad, conformación
accionaria o por asociación estratégica- que dominan hoy el ecosistema de los medios conectivos:
Google, Facebook, Apple y Amazon. Estas intentan controlar el ingreso al microsistema, y atraen a
los usuarios hacia su propia red de plataformas. Intentan los propietarios levantar una cerca que los
separe de la competencia diversificándose en gran cantidad de servicios y celebrando alianzas
verticales hasta construir verdaderos jardines vallados de socialidad online.

Se exige una respuesta tecnoeconómica y otra de tipo político-económico. El territorio de los medios
sociales vallado aumenta. Hay aspectos político-económicos de la integración vertical. Distintas
plataformas adquieren este patrón de integración, se extienden por alianza o diversificación. Estas
plataformas vuelven borrosos los límites entre la búsqueda, la red social, el entretenimiento y el
comercio. La red social ha creado un nirvana de interoperabilidad. Les resultan redituables,
provechosos, el objetivo es conducir el tráfico de los usuarios dentro de sus propios jardínes.

Los recursos e instrumentos analíticos son complementarios y comparten similares filosofías


respecto a la búsqueda abierta de datos. El proceso de cultivo de la socialidad online queda en
manos de tres grandes actores, que comparten algunos de los principios operacionales (popularidad
neutralidad, ganancias rápidas, tendencias efímeras) mientras que difieren en algunas premisas
ideológicas (abierto-cerrado).

La evolución del ecosistema ha erosionado la distinción entre el dominio público, el comercial y el no


comercial. La construcción del ecosistema conectivo contribuyó a un proceso de erosión que ya
había comenzado a darse en el mundo offline. Los dominios están interrelacionados en cadenas
verticales. A pesar de la omnipotente incorporación de la capa de medios sociales a las compañías
comerciales, todavía es posible hallar plataformas que se mantengan leales al modo comunitario en
nichos muy específicos del ecosistema. Las huellas de los ideales comunitarios todavía se dejan ver
en rincones de una socialidad donde algunas plataformas pequeñas supieron encontrar su espacio,
entre los principales titanes, estas huellas sirven como recordatorios estratégicos y efectivos del
espíritu utópico original de los pioneros.

El ecosistema de los medios conectivos no cuenta con un espacio distinto para las plataformas no
comerciales o públicas, cercado del espacio comercial. Socialidad, creatividad y conocimientos se
trenzan en la trama del ecosistema, donde todas las actividades de codificación y de explotación de
la conectividad ocurren dentro de un mismo ámbito dominado por el espíritu corporativo. Grandes
corporaciones de medios se han mostrado dispuestas a adoptar servicios que solían pertenecer por
completo a la esfera pública (los servicios públicos se trasladan al sector corporativos).

La absorción de la socialidad, creatividad y conocimiento sigue una tendencia offline arraigada en los
ideales neoliberales del libre mercado y la desregulación. Se pone en juego en la conquista de este
nuevo espacio online aquello que constituye el significado mismo de lo público, lo privado y lo
corporativo en un contínuo nirvana de interoperabilidad.

145
Considerar que una plataforma es social o similar a un servicio público forma parte de una batalla
por definir lo corporativo en términos de lo público y lo no comercial. Un servicio público en el
contexto de las plataformas significa ubicuo e inevitable. No son proveedores de internet, pero
hacen hincapié en los valores de apertura y conexión porque estos resultan fundamentales para sus
necesidades básicas. El llamamiento a la transparencia y conexión aplica a los usuarios, pero la
propia conexión se mostró renuente a la hora de dar a conocer de qué manera planea exactamente
explorar los datos. Las corporaciones se muestran adversas a cualquier regulación que favorezca la
confrontación de una realidad pública o neutral gobernada por medio de políticas que armonicen lo
global y lo local en lo concerniente al tráfico de datos, en nombre de la necesidad de asegurar
interoperabilidad del ecosistema. Los gigantes de los medios conectivos alertan acerca de la
sobreregulación del sector tecnológico, esto obstaculiza la innovación y la inversión de
emprendedores, piden que la apertura sea regulada por el propio mercado. Esta concepción
neoliberal es opuesta a las de las ONGs, que desean que los gobiernos mantengan el control sobre
las infraestructuras de información y que las autoridades democráticamente electas definan su
derecho legal a la privacidad y al control sobre su información personal.

Gobierno

Que un grupo de plataformas expansivas comience a construir jardines vallados, atrapan a los
usuarios, cercan sus competidores y absorben al espacio no comercial, supone problema de control
sobre los datos y el contenido de los usuarios. Lo que ocurre entre las plataformas forma parte de
una bonanza política entre compañías de alcance global y regulaciones de gobierno distribuidas
entre muchos países. Pocas compañías importantes detentan mucho control sobre datos de las
personas, es una preocupación para distintos estamentos de gobiernos y grupos de defensa de los
derechos del consumidor, que buscan defender intereses públicos y privados de las ambiciones de
dominio corporativo. Expertos legales sostuvieron que unas pocas cadenas de plataformas
comienzan a monopolizar rápidamente el acceso a los datos y su control. Los motores de búsqueda
son instrumentos cruciales para acceder a los datos distribuídos. Les es útil a los reguladores conocer
de qué manera los algoritmos permiten y limitan la interoperabilidad. La clave de una virtual
regulación parece depender de secretos tecnológicos que están fuera del alcance de cualquier
regulador. La regulación antimonopólica, en el ámbito de los medios sociales, puede contribuir a una
regulación de la confianza. Las leyes antimonopolio que funcionaban con los viejos medios no
aplican de la misma manera a los medios conectivos: antiguamente se controlaba que no
monopolizaran mercados, el nivel de las plataformas interoperantes merece mayor indagación por
parte de legisladores en este momento en que hacen su aparición distintas definiciones de
integración vertical.

Tal vez sea necesario adoptar una ampliación similar de la perspectiva en el caso de los cuerpos
legislativos y grupos de defensa del consumidor interesados en preservar los intereses privados
contra el avance del control corporativo en el ámbito de los medios sociales. Propietarios de las
plataformas restaron importancia a la privacidad, los usuarios accedían a sus servicios sin cargo
alguno y en caso de estar insatisfechos siempre podían elegir otro servicio. Reguladores negociaron
políticas de privacidad específicas con los distintos propietarios corporativos y sometieron su
interpretación del uso de los datos a la legislación vigente. Existen 3 problemas más generales en los
que atañe a las políticas de privacidad de las distintas plataformas que es preciso abordar: las

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condiciones de servicio suelen ser difíciles de entender, los propietarios pueden modificarlas
unilateralmente y volver a las configuraciones de privacidad por default.

Existe otra área gris en torno al marco normativo de la privacidad: los datos conectivos y su relación
con la privacidad colectiva. Las plataformas se muestran interesadas en la explotación de datos
agregados sin que sus condiciones de servicio incluyan reglas respecto de quienes tendrían acceso a
los datos agregados y anonimizados o incluso si la empresa tiene potestad de vender esa
información. Datos generados por distintos usuarios se convierten en un cultivo valioso, que cuidan
los usuarios y cuyos frutos cosechan los propietarios de las plataformas, para luego procesarlos,
envasarlos y venderlos. Los datos en tiempo real y de la vida real se convierten en materias primas
de la información. Antes de la llegada de la web 2.0 las agencias públicas solían reunirse e
interpretar datos sociales, pero en la actualidad los refinados sistemas de perfil social superan con
creces al gobierno y a las universidades en la recolección e interpretación de este tipo de datos. Las
compañías de medios conectivos tiene una ventaja competitiva injusta sobre los investigadores
(públicos) en cuanto a la disponibilidad y accesibilidad de grandes datos para la evaluación e
interpretación de las distintas tendencias sociales, información clave para la producción de
conocimiento. Científicos del futuro dependerán de las firmas de procesamiento comercial para
obtener acceso a datos sociales.

En cuanto a la privacidad colectiva, los datos conectivos son utilizados para incidir sobre los perfiles
individuales y los colectivos. Esto incide en la producción de socialidad, la creatividad y el
conocimiento. El territorio legal y moral incógnito en el que se encuentra la privacidad colectiva, es
uno aún sin teoría y sin ningún tipo de regulación. Hay que estar atentos ante los modos en que las
plataformas de los medios sociales explotan los instrumentos de agregación e interpretación de
datos a los cuales tienen garantizado acceso exclusivo. Es necesario que legisladores presten
atención a los modos en que las compañías de medios monopolizan los datos colectivos para luego
venderlos otra vez a los usuarios o a organizaciones públicas.

Modelos de negocios

Obtener datos de los usuarios y luego venderlos muestra los modos en que las compañías de los
medios conectivos comienzan a monetizar sus nuevos servicios. Los principios centrales del negocio
del nuevo ecosistema fue la idea de que es libre. Contenido generado gratuitamente por los
usuarios, distribuido sin cargo por las plataformas y libre de toda contaminación de los medios
masivos y de intereses económicos y gubernamentales. Los primeros usuarios de los medios sociales
fueron atraídos por los servicios de intercambio de contenido generados por los usuarios, y este
concepto hizo que se mostraran renuentes a pagar tarifa. Cuando los colectivos fueron
reemplazados por plataformas corporativas libre pasó a significar otra cosa: algo por lo que se paga
con la propia atención, con los datos de perfil y comportamiento. La atención fue un recurso
monetizable, más convencional bajo la forma de la venta de espacio de pantalla para anunciantes y
colocación de productos, la existencia de agrupamientos de datos de usuarios demográficamente
refinados ofrecía un enorme potencial para la personalización de masas.

La monetización de datos conectivos dio un nuevo giro a los modelos de negocios convencionales y
posibilitó la emergencia de otros más novedosos. Los anuncios para audiencias masivas se
convirtieron en mensajes personalizados que llegan directamente al espacio social personal de un

147
usuario. La técnica de emitir de manera automática recomendaciones de consumo a través de
amigos de los medios sociales dió origen a la nueva categoría de los frustomers (amigos-
consumidores). La capacidad de herramientas para rastrear e intervenir en tendencias en tiempo
real, el uso del análisis predictivo aplicado a las recomendaciones de consumo, suponen un desafío
para los departamentos de comercialización. La personalización es una ciencia capaz de
manufacturar sus deseos. El contenido libre supuso un precio que no resulta igualmente alto para
todos. Usuarios reciben de buena gana anuncios y servicios personalizados con gran satisfacción,
otros consideran una invasión de su privacidad y el costo de quedar atrapados en servicios que no
aprecian. La idea original del contenido libre puede resultar una fuente de dicha o una maldición.

Los usuarios se acostumbraron al contenido libre, esto afectó los modelos de negocios de los medios
convencionales. Las plataformas comenzaron a rastrear la posibilidad de cobrar tarifas a cambio del
contenido o agregar prestaciones premium al servicio libre, prestaciones extras y la promesa de un
servicio libre de publicidad. A los propietarios de las plataformas les interesa menos las membresías
pagas que los clientes gratuítos, a los que a cambio de servicios sin costos les exige el uso de sus
datos (más redituable que la recolección de tarifas). El usuario es proveedor de recursos, productor y
consumidor. El servicio gratuito, hace renunciar a la privacidad a cambio de las prestaciones, ajustan
sus normas a las condiciones del contenido libre. Monetización de la privacidad.

Se rastrean y explotan los datos del usuario para otros propósitos. La tecnología digital y las
compañías publicitarias, son inflexibles en la defensa de sus modelos de negocios ante cualquier
avance legislativo que procure introducir la opción de no rastrear en el marco jurídico. La opacidad
de los modelos de negocios que está oculta en los algoritmos (registrados) que las compañías
despliegan. No se sabe en realidad cómo se explota la conectividad. Los modelos de negocios son el
punto crucial en la disputa entre propietarios y usuarios en torno a la monetización del contenido y
los servicios online. Propietarios de plataformas se niegan a dar a los usuarios información completa
sobre sus modos tecnoeconómicos de su funcionamiento. De la mano de productos que se
convierten en servicios, envueltos en algoritmos modificados constantemente, resulta imposible
saber con precisión qué se está comprando o a qué precio.

Partidarios del nirvana de la interoperabilidad tienen interés en borrar los límites y volver invisibles
sus lógicas de funcionamiento: la distinción entre algoritmos automatizados (bots) y usuarios
humanos, entre consumidores y amigos, entre el contenido producido por usuarios y las historias
promocionadas, los límites entre organizaciones comerciales, no comerciales y públicas. El
empoderamiento del usuario depende del conocimiento sobre los modos de funcionamiento de los
mecanismos, sus premisas y las habilidades necesarias para modificarlos. El dilema de los usuarios es
que, se los considera por un lado agente de un proceso de producción que puede retirarse en
cualquier momento, privando a la plataforma de un cliente y de un proveedor de datos . Por otro
lado los consumidores que tienen un escaso conocimiento de la lógica operativa y económica de las
plataformas. Activistas del ecosistema de los medios conectivos obligan a conformar un nuevo
movimiento de derecho de defensa del usuario, centrado en el empoderamiento de este (no del
consumidor).

Se sostiene que el ecosistema podría optimizar su funcionamiento si se les ofreciera a los usuarios
formas de salir del sistema o si pudieran cambiar de plataformas sin pagar determinados costos,
cerca de su privacidad personal y el control sobre sus datos, ofrecerles ajustar las configuraciones de

148
su cuenta, por ejemplo. La posibilidad de salir del sistema nos enfrenta obstáculos tecnoeconómicos
las normas sociales, así como los imperativos ideológicos y las lógicas culturales que las sostienen.

Sin salida ¿la conectividad como ideología?

En cuanto a los usuarios, se ha estudiado sus destrezas para controlar sus configuraciones en
distintas plataformas de medios sociales y se descubrió que todos tienen problemas para
personalizar sus configuraciones de privacidad.

La dificultad de abandonar la plataforma es un problema endémico del espacio de los medios


conectivos, la perspectiva actual de autorregulación de los mecanismos de abandono de plataformas
es esencialmente fallida. Es más sencillo codificar la socialidad en algoritmos que hacen el camino
inverso y decodificar, a partir de algoritmos, las acciones sociales.

Las plataformas ofrecen la posibilidad de incluirse, y no de excluirse, una opción semejante


obstaculizaría la explotación comercial. Las corporaciones hacen todo lo posible para que se
acepten sus estándares como norma, en tanto las normas definen los hábitos y los usuarios no
suelen cuestionar aquello que perciben como normal.

La posibilidad de salir del sistema se ve obstaculizada por trabas técnicas o comerciales, o por
impedimentos sociales. La presión de pares para permanecer dentro del ámbito de la conectividad
online es inmensa. Se interpela la decisión de dejar la zona de comodidad de la socialidad por
plataformas. Es dificultoso cuestionar una norma que alcanza tal grado de penetración entre algunos
usuarios (compartir todo, los avisos direccionados, anuncios personalizados). Valores como el de
privacidad, el de un espacio público libre de la contaminación de intereses comerciales, el derecho a
saber quién controla determinado espacio social, ya no resulta tan importante para los usuarios.

Hay una presión de los valores normativos, pertenencia y popularidad. Para muchas personas
conectadas, no hay ninguna posibilidad de salida, esto supone abandonar por completo la socialidad,
ya que las actividades online están hoy interrelacionadas con la vida social offline. El espacio que
alguna vez fue propio hoy es en gran medida controlado por fuerzas tecnológicas y comerciales,
provocaba sensación de desempoderamiento, en contraste con el poderamiento original que habían
sentido al unirse a las plataformas en el 2002.

Una cosa es desmontar plataformas entendiéndolas como constructos sociotécnicos, siguiendo el


accionar de agente humanos y no humanos en su intento de moldear las actividades sociales con
estas herramientas. Otra cosa es reconstruir lo social, “vincular los microsistemas al ecosistema
general para entender la estructura normativa que subyace a la socialidad por plataformas”. Las
normas de la socialidad online experimentaron un cambio que pasó de poner el acento en la
conexión a alinear la conexión con conectividad y emplear ambos términos de manera
intercambiable. Los partidarios de los medios sociales muestran entusiasmo por tomar prestados
conceptos del dominio público para dar cuenta de características de plataformas online: bien
común, comunidad, servicios públicos, compartir, usted, participación del usuario y consenso, y la
designación “medios sociales”. La denominación social se ha convertido en paraguas que oculta más
que lo que revela, por eso adoptamos el término medios conectivos.

149
Salir de los medios conectivos dista mucho de ser una posibilidad. La norma es más fuerte que la ley,
por esto fomentan la retórica de la apertura y la transparencia. Las cuestiones normativas quedan
ocultas, en las profundidades de las configuraciones por default y los algoritmos propios del diseño
de interfaz de cada plataforma, en el filtrado de usuarios y contenidos, estratégias de propiedad y
políticas de gobierno, y en sus respectivos modelos de negocios. Las plataforma funcionan a partir
de principios ideológicos que resultan notoriamente compartibles y complementarios, difíciles de
reconocer como sistema de principios: los principios de popularidad y neutralidad, conexión y
conectividad, ganancias rápidas y flujos de datos constantes, estratégias de todo a ganador,
interoperabilidad, un ecosistema que categoriza a los usuarios y un star system . El ecosistema de los
medios conectivos no reproduce las normas sociales, las plataformas interconectadas producen la
socialidad, tomando procesos de comportamiento normativo de la vida real (la presión de pares)
como modelos a seguir y objeto de manipulación (mediante las listas de popularidad).

Salir exige por parte del interesado conciencia y vigilancia, un estado de permanente alerta ante las
plataformas y las empresas y su funcionamiento. En cuanto a de qué modo las plataformas codifican
determinadas formas de la socialidad, con qué propósito y para beneficio de quién, las preguntas
entorno a la privacidad y el control de la información se fundan en definiciones históricamente
cambiantes e ideológicas de las nociones de lo público, lo privado y lo corporativo. El control
regulatorio y la regulación constante son de vital importancia cuando se trata de salvaguardar las
infracciones legales contra el espacio privado o la invasión comercial del espacio público.

En cuanto a las normas sociales y culturales y el proceso de normalización, hay que ver de qué
manera ciertos significados como compartir, hacer amigos, dar me gusta, marcar tendencia y seguir
llegaron a convertirse en dominantes. La cultura de la conectividad se puso de manifiesto en las
intensas negociaciones entre los distintos operadores de las plataformas y los usuarios en torno al
sentido de la socialidad y la creatividad online. La normalización adopta la forma de lo obvio, de todo
aquello que está implícito en las estructuras, las configuraciones estándares, la retórica. Los medios
sociales se han vuelto casi sinónimo de sociabilidad: podemos dejar uno u otro todas las veces que
queramos, pero nunca podremos irnos.

Una generación percibe los medios sociales como algo dado, infraestructura que no cuestionan,
resulta de fundamental importancia explicitar las estructuras ideológicas que subyacen a los
microsistemas y su ecología. Hacer educación en medios. El ecosistema evoluciona como un espacio
regido por unos pocos actores globales, aparecen sistemas inteligentes de avanzada en los que las
redes definirán la producción y distribución de conocimiento (social y científico). Hay que enseñar
acerca de las formas de la información, y enriquecer este desarrollo con destrezas analíticas y el
fomento del juicio crítico.

Hay una gran diversidad cultural que exhiben las plataformas que aún pueblan internet, hay una
reserva por parte de usuarios jóvenes y entusiastas que procuran construir un ecosistema
equilibrado y una socialidad online diversificada. Las plataformas pequeñas son de vital importancia,
cultivan nichos específicos, hay una nueva generación de activistas, emprendedores y creativos que
llevan la red a un nuevo nivel, algunos consideran la capa de plataformas conectivas como una mera
infraestructura a partir de la cual construimos las cosas. Aceptan el reto de trabajar junto a las
grandes plataformas. La diversidad cultural es de fundamental importancia para el ecosistema en
crecimiento. Es importante cultivar un espacio propio, nuestro jardín. El ecosistema de los medios

150
conectivos necesita guardianes fieles, dedicados y prolíficos para sobrevivir. La historia crítica es solo
un primer paso hacia un futuro sustentable.

En defensa de la conversación-Turkle

La huida de la conversación

Lo que más valoramos es controlar dónde ponemos nuestra atención. La conversación es


fragmentada. Todo el mundo trata de mantenerla en un tono ligero.

Incluso un teléfono en silencio nos desconecta

Mantener una conversación ligera cuando hay teléfonos se ha convertido en una nueva habilidad
social. Hay nuevas pautas a la hora de comunicarnos a través de mensajes de texto, hay algo que los
hace más atractivos, originales. Nuestros mensajes de texto están bien, es el efecto de estos
mensajes en nuestras conversaciones cuando estamos juntos lo que es un problema. El efecto que
los teléfonos tienen en nuestras conversaciones en persona es un problema. La mera presencia de
uno cambia aquello sobre lo que la gente habla. Si creemos que nos puede interrumpir,
mantenemos una conversación ligera, centrada, temas que generan poca controversia o
intrascendentes. Conversaciones con teléfonos a la vista impide la conexión empática. Las personas
se sienten menos conectadas entre sí, un teléfono en silencio nos desconecta. Hay un declive en los
marcadores de empatía,tendencia vinculada a la nueva presencia de la comunicación digital.

La comunicación en internet nos hace sentir que dominamos mejor nuestro tiempo y la manera en
que nos presentamos a los demás. Si enviamos mensajes de textos en lugar de hablar, nos
ofrecemos y tenemos a los demás en dosis que podemos controlar. Los mensajes de texto nos
permiten presentarnos a los demás como el yo que queremos ser. Podemos editar y retocar. El
efecto ricitos de oro es que nunca tenemos suficiente de los demás si podemos tenerlos a una
distancia digital, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, justo a la distancia adecuada.

Las relaciones humanas son diversas, caóticas y exigentes. Cuando las limpiamos con la tecnología,
nos trasladamos de la conversación a la eficiencia de la mera conexión. Si acudimos a nuestros
celulares y nos distanciamos adquirimos un déficit del que no seremos conscientes, hablaremos
poco, no comprenderemos a la gente con que hablemos.

Los momentos están potenciados por recordatorios digitales de que son queridos, de que forman
parte de las cosas. Un día online tiene muchos de estos “momentos de más”. A medida que la
conexión digital se convierte en una parte mayor de su día, se arriesgan a acabar con vidas venidas a
menos.

Prefiero escribir un mensaje de texto a hablar

Se puede identificar un desagrado por cierto tipo de conversaciones, se parte de la conversación sin
objetivo establecido. Al ocurrir en tiempo real no se puede controlar lo que se va a decir. Hay una
reticencia a la conversación en tiempo real, gente se esfuerza por controlar lo que parece ser un
intercambiable flujo de información entrante, datos que hay que asimilar y sobre los que hay que

151
actuar e interacciones que hay que gestionar. Controlar las cosas en internet parece el principio de la
solución. Podemos responder las preguntas cuando nos conviene y editar nuestras respuestas hasta
que queden bien.

La angustia que genera la espontaneidad y el deseo de ser dueños de nuestro tiempo se combinan
para que ciertas conversaciones tiendan a desaparecer, las que podían descubrir algo inesperado
sobre una persona o sobre una idea. En internet, nos contentamos con mucho menos, obtenemos
eficiencia y la posibilidad de editar lo que decimos. Estudios sobre modos de comunicarse distintos,
conversaciones cara a cara, videoconferencia, audio y mensaje instantáneo, demostró que las
conversaciones en persona daban lugar a la mayor conexión emocional y los mensajes instantáneos
online a la menor. Solo cuando vemos la cara del otro y oímos su voz nos comportamos de forma
más humana entre nosotros.

La tecnología nos seduce,nos lleva a pensar que estar siempre conectados va a hacer que estemos
menos solos, y la realidad es justo lo contrario: si no somos capaces de estar solos, acabaremos
llevando vidas más solitarias. Personas se angustian si no reciben un flujo constante de estímulos
online, no toleran tener momentos aburridos o de respiro.

Mi pequeño dios

No proponemos dejar nuestros dispositivos, sugerimos que sean estudiados con mayor atención y
empecemos a tener una relación más consciente con ellos. Lo que más preocupa es cómo las redes
sociales afectan a la concepción que se tiene de sí mismo. Inquieta pasar demasiado tiempo
interpretando una versión mejorada de sí mismo que resulte más atractiva para los seguidores.
Todas las interacciones tienen un elemento de interpretación, nos implicamos tanto en el papel que
interpretamos online, que se considera que ya no se es capaz de diferenciar qué es interpretación y
qué no. Se deja de lado la responsabilidad de ser quien soy en aras de ser como otros me ven.

Sentirnos cómodos con nuestras debilidades es fundamental para nuestra felicidad, creatividad y
productividad. La vida en las redes sociales nos anima a mostrarnos como invulnerables o lo menos
vulnerables posibles. Divididos entre el deseo de expresar nuestro auténtico yo y la presión para
mostrar nuestra mejor versión online, el uso frecuente de las redes sociales conduce a sentimientos
de depresión y ansiedad social, problemas de empatía. Aquellos que más usan redes sociales tienen
más dificultades para interpretar las emociones humanas, las propias. Las conversaciones cara a cara
dan lugar a una mayor autoestima y mejoran la habilidad para tratar con los demás. La conversación
cura. No hay que abandonar nuestros dispositivos móviles, pero si hay que comprender los efectos
que tienen sobre nosotros, hay que interactuar con ellos de formas más deliberadas y escoger
convivir de forma diferente con ellos.

Proconversación

Nos perdemos conversaciones necesarias cuando dividimos nuestra atención entre la gente con la
que estamos y el mundo de nuestros teléfonos. Creemos que navegar por la web da un espacio para
la introspección, pero no es así. Hay que poner a la tecnología en su lugar y reivindicar la
conversación. Realizar una mejor comprensión de lo que la conversación logra y de cómo la
tecnología puede interferir en ella. Cuando la gente quiere tener conversaciones cara a cara, a

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menudo resulta imposible. Dirigidos y distraídos por nuestros dispositivos, somos vulnerables,
podemos convertirnos en otro tipo de consumidores de tecnología.

Los tres deseos

Los dispositivos móviles nos conceden 3 deseos. El primero es que siempre seremos oídos, el
segundo es que siempre podremos centrar nuestra atención en aquello en lo que queramos, y el
tercero, que nunca estaremos solos. Implica otra recompensa: que jamás nos aburriremos. En las
conversaciones creativas en las que la gente llega a conocerse de verdad, normalmente tenemos
que tolerar un poco de aburrimiento. Las conversaciones en las que descubrimos cosas nuevas
suelen incluir largos silencios. El silencio es un vacío del que se quiere escapar , antes estos nos
debían parecer llenos en lugar de aburridos. Ahora nos alejamos de ellos antes de descubrirlo.

La tecnología hace posibles nuevas formas de conexión, hay que explorar qué las hace creativas y
únicas. Lo que los individuos se dicen cuando están juntos está definido por lo que sus teléfonos les
han enseñado e incluso por el mero hecho de tener sus teléfonos consigo. La presencia de una
tecnología que siempre está conectada y que siempre llevamos encima cambia las conversaciones
que tenemos cuando hablamos en persona. La gente que no se separa de su teléfono se permite ser
menos vulnerable ante los demás y se siente menos conectada a ellos que aquellos que hablan sin la
presencia de un móvil a la vista.

Dejamos que la tecnología nos aparte de la conversación y anhelamos lo que hemos perdido, nos
esforzamos por hallar un momento para corregirnos para recuperar las cosas que tenemos grabadas
en nuestro interior. Cuando invertimos en conversación, recibimos un dividendo de conocimiento
sobre nosotros mismos, de empatía y de experiencia de vida en comunidad. Cuando pasamos de la
conversación a una mera conexión, el cambio conlleva a una serie de consecuencias imprevistas.

Estos nuevos silencios no moldean habilidades necesarias para relacionarse, las mismas que hacen
falta para la conversación. Habilidades empáticas: prestar atención a los sentimientos de los demás,
señalar que intentas comprenderlos. Preferimos enviarnos mensajes de texto en lugar de hablar. El
toma y daca de la conversación provoca ansiedad en los jóvenes, quienes no están seguros con
respecto a sus relaciones, dado que les provocan ansiedad, los jóvenes no están seguros en la
conversación. Hoy la primera generación que creció con teléfonos móviles inteligentes tiene fobias y
ansiedad inesperada, no saben cómo empezar o terminar una conversación, les cuesta mirar a los
ojos. Es miedo a participar en una conversación que no pueda editar ni revisar.

El piloto en la cabina

Las personas viven metidas en sus burbujas, teclados y pequeñas pantallas táctiles. Son retenidas en
sus cabinas en nombre de la eficiencia, no interactúan con sus colegas, las consecuencias perniciosas
superarán cualquier ventaja que obtengan al procesar emails. La vida en las cabinas puede dejar a
los jóvenes al margen de la continua conversación informal.

A veces en los negocios los intercambios electrónicos son los únicos posibles. Pero muchos están
buscando activamente maneras de evitar las conversaciones cara a cara. Los trabajadores jóvenes
son muy francos respecto a su voluntad de evitar incluso el compromiso en tiempo real. La
estratégia de esconderse de la conversación está extendiéndose y contagiando rápidamente a otras

153
generaciones. Utilizamos la tecnología para aislarnos en casa igual que en el trabajo. Los problemas
son hablados por mensajes de texto, en lugar de hacerlo en persona. La charla electrónica mantiene
la paz, mediante estas, los enfrentamientos no se descontrolan. La tecnología es usada para reducir
el contacto humano, para discernir su naturaleza y abasto. La gente evita conversaciones cara a cara,
sin embargo siente que estar en contacto con otras personas a las que se mantiene emocionalmente
a una distancia segura es reconfortante. Forma parte del paso de la conversación a la mera
conexión. En casa, en la escuela y en el trabajo, somos testigos de una huida de la conversación.

Modales en la mesa 2.0

No queremos abandonar lo que nos llega al celular. Para cualquiera que haya crecido con los
mensajes de texto y la continua atención parcial que comportan, esto se ha convertido en el nuevo
concepto de normalidad.Un comportamiento apropiado en esta época es la regla de tres, la
estratégia que se emplea para asegurarte de que hay suficiente número de personas participando en
una conversación en grupo antes de ponerte a mirar tú celular. Los jóvenes reconocen que la
atención plena es importante, sin embargo, no están dispuestos a prestárselas los unos a los otros.
Tratan a sus amigos del mismo modo que tan mal les sentó a ellos cuando crecieron con
madres/padres distraídos, pendientes de sus celulares.

La juventud acepta que es vulnerable a las distracciones e intenta diseñar estratégias que tengan
este elemento en cuenta. Tienen presión de responder inmediatamente a un mensaje de texto
enviado. Necesitan saber quién intenta conectar con ella, quién se interesa en ella. No son tan
fuertes como para resistirse a la atracción de la tecnología. Los teléfonos ejercen una atracción casi
invisible. Los nativos digitales se sienten cómodos en el mundo en el que han crecido, la historia de
la conversación hoy en día es la historia de un conflicto que se desarrolla en un entorno en el que las
expectativas están claras.

“Lo siento”, enviar

En un ambiente como este, toleramos una preferencia por disculparnos mediante mensaje de texto.
Disponemos de alternativas que nos parecen menos estresantes, no tenemos porqué disculparnos
en persona, pero cara a cara vemos los efectos de nuestras acciones en la otra persona y esta ve que
nos resulta indiferente, es esta mutua comprensión la que inicia el perdón. Nada de esto sucede
cuando escribimos, en el momento de remordimiento, exportamos nuestros sentimientos en lugar
de permitir que se produzca un momento de descubrimiento personal. Desplazamos un conflicto
interno sin procesarlo, enviamos hacia fuera el sentimiento. Una disculpa cara a cara es una
oportunidad de practicar la empatía, ponernos en la piel del otro. En una conexión digital se puede
evitar todo esto. Por eso nos jugamos mucho si abandonamos las disculpas cara a cara. Si no
hacemos que se experimenten situaciones que enseñan empatía, no es sorprendente que luego
cueste trabajo calibrar el efecto que las palabras tienen en los demás. El mensaje de texto de “lo
siento” es una oportunidad perdida, pero estas oportunidades pueden aprovecharse. La acción que
propone afecta a otros, el disculparse cara a cara.

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“Jamás lo haría cara a cara. Es demasiado emocional”

Cuando pasamos de la conversación a la conexión, nos engañamos a nosotros mismos, esto deja de
preocuparnos, o todavía peor, que olvidamos que existe una diferencia. Los sorbos de conexión
online no suman todos juntos un gran trago de conversación real. La conexión en sorbos no funciona
bien para disculparnos, no funciona cuando se nos impide que veamos las cosas desde el punto de
vista de otro. En esos casos debemos escuchar. Tenemos que responder en tiempo real. En estos
intercambios, demostramos nuestro temperamento y carácter. Construimos confianza.

La conversación cara a cara se desarrolla lentamente, nos enseña a ser pacientes, prestamos
atención al tono y a los matices. Cuando nos comunicamos a través de nuestros dispositivos
digitales, adquirimos hábitos distintos. Aumenta el volumen y la velocidad de nuestras conexiones
digitales, exigimos respuestas inmediatas, reducimos la profundidad de nuestras comunicaciones, las
simplificamos. Nos hemos acostumbrado a una vida de interrupciones constantes.

Interrupciones. “Así es mi vida”

Las imágenes conectan tanto como cualquier texto o conversación. Es difícil que la conversación
llegue a ninguna parte porque tiene que competir con la actividad paralela del chat online y de la
selección de imágenes.

Las personas son felices, les gusta entrar y salir de la conversación, intercalar el uso de mensajes de
texto e imágenes, les gusta el flujo continuo, tener siempre otro sitio al que ir. Lo que les da más
miedo es el aburrimiento. Si no les gusta lo que sucede en la sala, no les es estimulante, recurren al
chat, si no les gustan las imágenes que ven recurren a otras, las comparten, forma muy particular de
participación, no recurres a tus experiencias para hacerlo sino que acudes a fuentes externas.

Recurrir a las imágenes es una forma que la juventud tiene para escapar de nuestra conversación
cuando se vuelve difícil, es más sencillo enviar imágenes que esforzarnos por transmitir una idea
dura. Enseñamos a nuestras infancias las manifestaciones externas de la plena atención porque
tenemos la esperanza de que si trabajamos en sentido inverso, partiendo de la conducta, podremos
conducirlos a los sentimientos auténticos que esa conducta representa, los sentimientos de vínculo y
de la conexión empática. Queremos asociar las palabras a sentimientos. El contacto visual es la vía
más poderosa hacia la conexión humana.

La juventud menciona la idea de que las conversaciones digitales son valiosas porque son de bajo
riesgo, de su capacidad, cuando están en internet, para editar mensajes antes de ser enviados. Estas
son las ventajas de la conexión, pero en las conversaciones que pueden tomar rumbos inesperados,
la gente no siempre intenta que las cosas estén bien. Aprenden a sorprenderse de las cosas que
dicen, y a disfrutar de la experiencia. Kleist llama a esto la paulatina elaboración de los pensamientos
al hablar, las ideas vienen hablando, los mejores pensamientos pueden resultar casi ininteligibles
cuando emergen. La emoción de una conversación arriesgada procede de estar en presencia de, y en
contacto estrecho con tu interlocutor.

Una de las cosas buenas de enviar imágenes es que la comunicación es menos arriesgada que al
enviar textos editados, las imágenes pueden editarse, mientras más se las manipula, más ambiguas y

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abiertas a la interpretación puedes lograr que sean. Lo positivo es que no pueden hacerte daño si no
te has posicionado de algún modo. Al manifestar algo y defenderlo, aprendes a ser franco.

Los teléfonos interrumpen lo que se está diciendo, lo que se dice interrumpe a los teléfonos. En la
nueva cultura de la comunicación, la interrupción no se experimenta como tal sino como otra
conexión. Las personas dicen que son adictas al teléfono, desean lo que estos les aportan, no
quieren lo que sus teléfonos les permiten evitar. Recurrir al teléfono evita el aburrimiento o la
ansiedad. Pero esto puede ser indicio de que estás aprendiendo algo nuevo, que está vivo y es
perturbador, que te esté forzando a moverte en una dirección nueva. El aburrimiento y la ansiedad
son señales de que debemos prestar más atención a las cosas, no de que debemos apartarnos de
ellas.

Las partes aburridas de la vida

La sensibilidad por la cual queremos un flujo constante de estímulos y esperamos eliminar las partes
aburridas de la vida ha empezado a extenderse también a sus mayores. Evadirse en algo cuando
experimentas un momento de aburrimiento se ha convertido en algo habitual. Es muy difícil esperar
que alguien te preste toda su atención en cualquier situación. Las pantallas encendidas degradan el
rendimiento de todos aquellos que las ven, incluso de quienes están a los alrededores.

Tenemos que reconsiderar el valor que atribuimos a las partes aburridas de las que huimos. En una
conversación, un vacío puede estar encaminado a convertirse en otra cosa. Si hay un momento en
que la conversación se relentiza debemos permanecer en ella, aunque la gente necesite tiempo para
pensar y que se les ocurra algo nuevo.

La experiencia del aburrimiento relacionado con la creatividad y la innovación, al igual que la


ansiedad, el aburrimiento puede ser indicio de un aprendizaje nuevo, podemos utilizarlo como
momento para hacernos a un lado y descubrir una nueva conexión entre conceptos o ideas. Buscar
en nuestro interior y dar voz a un pensamiento que sólo emergerá en conexión con un oyente.

En la actualidad huimos de este tipo de ensoñaciones y conexiones. La capacidad de hacer varias


tareas a la vez mediante nuestros dispositivos digitales nos hace sentir bien de forma inmediata, lo
que quieren es que entren nuevos estímulos, los dispositivos le ofrecen un menú continuo e
infinitamente entretenido que requiere menos esfuerzo. Así que abandonamos el camino lento,
escuchar y dejar que la mente repase las cosas. Nos apartamos del ritmo de la conversación
humana. Mantener conversaciones sin un programa preestablecido, en que las que vas
descubriendo las cosas sobre la marcha, nos resulta más difícil.

¿Facilita la tecnología las emociones?

En cuanto a la juventud y su sensación de angustia, las redes sociales habían disipado esas
preocupaciones. Hay que explorar la relación entre la vida en internet y la vida emocional de la
juventud. Jóvenes que estaban muy conectados tenían una capacidad menor para identificar los
sentimientos de otras personas, incluso los propios. Se sentían menos aceptadas por sus iguales y no
sentían las mismas emociones positivas al interactuar con amigos que aquellas que usaban las redes
sociales con menor frecuencia. La vida online estaba asociada a una pérdida de empatía y una menor
capacidad introspectiva.

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Si solo estamos parcialmente presentes, es muy fácil perdernos el subtexto emocional y no verbal de
lo que dicen los demás. Y tampoco nos concentramos en nuestros propios sentimientos. El tono
emocional de las redes sociales es otra posible fuente de problemas. Cuando se acude a internet,
parte de lo que nos atrae es que nos encontramos con un mundo de buenas noticias, en las redes
sociales todo el mundo aprende a compartir lo positivo, las emociones negativas requieren un mayor
procesamiento en más partes del cerebro. Si pasamos mucho tiempo conectados, respondiendo a
emociones positivas, no adquiriremos práctica en este tipo de procesamiento más complejo de
emociones negativas. Nuestro tiempo de respuesta se relentiza.

La conversación cura, las partes que procesan la emoción son como un músculo, puede atrofiarse si
no se ejercitan y también fortalecerse a través de la conversación cara a cara. El indicador seguro de
interacciones emocionales saludables, para el éxito social, es un montón de comunicación cara a
cara- La tecnología no nos ofrece una educación sentimental, pero la gente sí.

La tecnología no nos ofrece una educación sentimental

Recuperar la conversación empieza por recuperar nuestra atención. Vivimos en un mundo de


consecuencias no pretendidas, al estar hiperconectados, imaginamos que somos más eficientes,
pero no. Dedicarnos a varias tareas a la vez disminuye nuestro rendimiento en todo lo que hacemos,
al mismo tiempo, nos da la sensación de que lo hacemos todo mejor. Nos hace menos productivos
por muy bien que nos haga sentir. Las deficiencias de la tecnología nos permite pensar una
educación sentimental: ocuparnos con frecuencia de diversas tareas a la vez se asocia a la depresión,
ansiedad social y dificultades para interpretar las emociones humanas.

Nuestra mayor esperanza es nuestra resistencia, a pesar de los problemas de autoestima y empatía
por concentrarnos en pantallas desde una temprana edad, la conversación parece ser capaz de
revertir esos efectos de forma extraordinaria. Nuestro cerebro está diseñado para buscar
gratificaciones instantáneas, ritmo rápido e imprevisibilidad. La gente dedicada de forma crónica a la
multitarea adiestra a sus cerebros para que deseen trabajar de esta manera, estas no se vuelven
mejores en hacer varias cosas a la vez, solo incrementan su deseo de hacer varias cosas a la vez. La
conversación, que exige concentración, se vuelve cada vez más difícil para ellos, exige una habilidad
perdida.

Somos adictos a la multitarea, los teléfonos son parte de nuestra ecología mediática, generan
ventajas tecnológicas y debilidades humanas. Pensar en términos de ventajas tecnológicas y
debilidades humanas nos sitúa en la posición de diseñar teniendo en cuenta esas debilidades.
Podemos diseñar tecnología que nos exija utilizarla de forma más deliberada, podemos crear
espacios sagrados en los que no se permita el uso de dispositivos. Planificar un futuro en el que el
diseño de nuestras herramientas y de nuestro entorno social nos anime a ser la mejor versión de
nosotros mismos. El objetivo será convertirnos en socios de una industria que busque que utilicemos
sus productos, pero que también se preocupe por nuestro bienestar físico y emocional.

“Parecen cervatillos deslumbrados por los faros de un coche. No quieren tener otra conversación”

La conversación implica algo cinético, tender hacia los otros, inclinarse hacia los otros, actividad de
una relación, manera que tiene uno de conducirse en el mundo o en la sociedad, conducta, modo o

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rumbo de vida. Para conversar tenemos que hablar cuando sea nuestro turno, tenemos que
escuchar al otro, leer lo que dicen su cuerpo, voz, tono y silencios. No saben hablar unos con otros,
es el punto débil de las nuevas generaciones, algunos negocios ponen a prueba de manera explícita
la capacidad de conversar.

Las tres sillas

Hay tipos de conversación que Thoreau imagina cuando describe 3 sillas en su cabaña. La
conversación de una silla, la de la soledad, no implica estar solo, es un estado de retirada consciente,
reunión del yo. La capacidad para la soledad hace que las relaciones con los demás sean más
auténticas. Cuando sabemos quienes somos, vemos también a los demás por quienes son realmente
y no por quienes necesitamos que sean. Nuestro modo de vida contemporáneo carcome nuestra
capacidad para la soledad.

Hoy en día estar solo parece un problema que necesita resolverse, y la gente trata de resolverlo
mediante la tecnología. La conexión digital es más un síntoma que una cura. Expresa el problema
subyacente, pero no lo soluciona, la conexión constante está cambiando la forma en que las
personas se ven a sí mismas. Comparto luego existo, compartimos nuestros pensamientos y
sentimientos para sentirnos completos.

Para sentir más, y para sentirnos más nosotros mismos, conectamos, pero en la prisa por hacerlo
huimos de la soledad. Nuestra habilidad para permanecer aparte y reagruparnos disminuye. Si no
sabemos quiénes somos cuando estamos solos, acudimos a los demás para que apoyen nuestra
conciencia del yo. Esto hace imposible experimentar por completo a los demás por quienes
realmente son. Si no tenemos práctica en pensar a solas, nuestra capacidad para aportar nuestras
propias ideas con confianza y autoridad es menor. La colaboración se resiente, la innovación, que
requiere una capacidad para la soledad que la conexión continua disminuye. El amor por la soledad y
la introspección habilita la sociabilidad. Facebook sugiere que quizá sea bueno que nosotros mismos
nos interrumpamos.

Luego están las conversaciones de tres sillas, las conversaciones en el mundo social. La conversación
es el centro de la cultura del aprendizaje, es también beneficiosa para la cifra de resultados. La
expectativa cultural con respecto a la multitarea subvierte la conversación, y las constantes
interrupciones amenazan el éxito. Nos sentimos en libertad de utilizar cualquier dispositivo y dejar
vagar nuestras mentes.

La conversación se ha visto desafiada por nuevos experimentos en los que se utiliza la tecnología
para entablar una conversación a distancia. Patente el valor de las conversaciones cara a cara, en
tiempo real, la oportunidad de ver a alguien pensar. Cómo tiene lugar el pensamiento, sus vías
muertas, su capacidad retrospectiva.Trabajamos muy duro para construir nuestras conexiones
online. Pero debemos ir con cuidado de que al final no nos encontremos simplemente solos con
nuestros dispositivos. La huida de la conversación nos afecta a un nivel individual, cambia la forma
en que vivimos en comunidad.

Internet nos ofrece la posibilidad de compartir nuestras opiniones con cualquier persona del mundo,
pero también puede contribuir a crear silos de información en los que no hablamos con nadie que

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no esté de acuerdo con nosotros. Publicamos cosas que gusten. La tecnología puede contribuir a
crear un partidismo rígido que haga difícil hablar entre nosotros y nos brinda la posibilidad de vivir
en burbujas de información en las que no se permite que penetre voces disidentes.

La política salta a la internet, la gente empieza a hablar sobre la acción política en términos de las
cosas que pueden hacer en la red. Hay una idea de que el cambio social puede suceder dando MG o
suscribiéndose a un grupo. Pero la política continúa en la conversación y en las relaciones que se
desarrollan a lo largo del tiempo. La tecnología nos da la ilusión de la compañía sin las exigencias de
la amistad, puede darnos la ilusión de progreso sin las exigencias de la acción.

En tercer lugar, las comunicaciones digitales hacen que controlar y vigilar a las personas sea más
fácil. Se concibe nuestra actividad online como meros datos, las empresas declaran ser propietarias
de estos y los utiliza para vendernos mejor todo tipo de cosas. Se han difuminado los límites entre la
conversación privada y la vigilancia rutinaria, comunicación privada y su reconversión en un bien
comerciable.

La cuarta silla

La forma en que las cosas se han vuelto filosóficas hace que tengamos que enfrentarnos al uso que
hemos hecho de la tecnología para crear una segunda naturaleza, una artificial. Las conversaciones
que importan son las que tenemos con los demás. Programas de ordenador han puesto a prueba
esta idea. Se exploran propuestas para mantener conversaciones nuevas y más íntimas con
máquinas socialmente competentes, una evolución que tiene el potencial de cambiar la propia
naturaleza del ser humano. Nos sentimos tentados de hablar a través de máquinas y con ellas.

Estamos perdiendo nuestras palabras. Inteligencia significaba más que lo que hace cualquier
inteligencia artificial. El término solía implicar sensibilidad, capacidad de percepción, conciencia,
discernimiento, razón, agudeza e ingenio. Ahora decimos que las máquinas son inteligentes. Afecto
solía significar más de lo que ninguna máquina puede darnos. Pero nos hemos acostumbrado a
describir a las máquinas que imitan estados emocionales. Estos nuevos significados se están
convirtiendo en la norma y nos hacen olvidar anteriores. Debemos esforzarnos por recuperar el
lenguaje perdido, los significados, las experiencias.

Hemos llegado a un momento robótico, estamos dispuestos a considerar convertirnos nosotros en


sus compañeros, la gente está cada vez más abierta a la idea de que la compañía que
proporcionarán las máquinas será suficiente para pasar el día. Se consideran cubiertas sus
necesidades de intimidad. Acudimos a la inteligencia artificial en busca de conversación y huimos de
las conversaciones entre nosotros. Nos imaginamos en un nuevo tipo de mundo en el que las
máquinas hablan entre ellas para hacernos la vida más fácil. Si la tecnología nos ofrece la sensación
de que podemos controlar totalmente cómo nos comunicamos, los azares de la vida se convierten
en un problema. Que la tecnología nos permita resolver un problema no quiere decir que fuera un
problema.

Caminos hacia adelante

Se explora la huida de la conversación en la cultura digital. Se empieza por las conversaciones de la


soledad, amor, amistad y vida familiar y se termina con nuestro deseo de hablar con robots. Hay un

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particular estado actual de la conversación, una vulnerabilidad que hace que nos conectemos con la
mera conexión, se defiende la necesidad de recuperar la riqueza de la conversación.

Constantes interrupciones interfieren en el trabajo en grupo. A veces se quiere evitar una


conversación espontánea. Hay un deseo de todas las generaciones por vivir una vida editada, esto es
considerado un derecho. Estudiar la conversación nos invita a revisar nuestras expectativas
culturales de que todo debe estar correcto o bien, a observar desde una nueva perspectiva las
consecuencias de inculcar que la perfección es un valor que se debe asumir. Hay que redescubrir el
interés por lo espontáneo, el interés por los puntos de vista de aquellos con quienes no estamos de
acuerdo. Reducir el ritmo lo necesario para escucharlos a cada uno.

La gente percibe que se está produciendo una huida de la conversación, pero pretenden que la
tecnología la restaure por ellos. Las aplicaciones para la sociabilidad puede que incrementen la
sociabilidad en las aplicaciones, pero lo que se necesita es sentirse cómodos unos con otros cuando
estamos cara a cara, ese es el contexto en el que se genera la empatía. Esta también tendrá sus
tecnologías.

A veces parece más fácil inventar una nueva tecnología que empezar una conversación. Toda nueva
tecnología nos ofrece la oportunidad de plantearnos si sirve a nuestros propósitos humanos. Hay
que realizar una labor por adaptar lo mejor posible dicha tecnología a esos propósitos. Debemos
usar la herramienta adecuada para cada encuentro, a veces la conversación cara a cara no es la
mejor herramienta para una tarea en particular. Pero tener a la persona íntegramente delante de ti
es la mejor forma de comenzar. Esto nos proporciona la mayor cantidad de información posible para
decidir luego qué herramienta de comunicación necesitamos a medida que avanzamos.

Una vez que la gente dispone de mensajes de texto, correo electrónico y chat, se aferra a ellos
incluso cuando sospecha que no son las herramientas adecuadas para la tarea que deben realizar,
porque son cómodas, nos hacen sentir que controlamos la situación. Cuando nos permitimos
mostrarnos vulnerables y renunciamos a controlarlo todo, nuestras relaciones, creatividad y
productividad mejoran notablemente. Se dice que no hay tiempo para hablar, pero si hay tiempo
para conectarse. Llegados los momentos de aburrimiento acostumbramos a hacerlos desaparecer en
nuestros teléfonos. El siguiente paso es utilizar ese mismo momento y responder buscando en
nuestro interior. Tenemos que cultivar el yo como un recurso, la capacidad para la soledad.

Romance- Turkle

La táctica de la NADA

Personas a las que les has enviado un mensaje disponen de la opción de responder con NADA, una
alternativa conversacional que no está disponible en un intercambio cara a cara. Ser rechazado a
través de un medio social duele “cinco veces más que un rechazo normal”. La táctica de la NADA no
consiste en una conversación finalizada, o un diálogo que ha terminado en punto muerto. Se parece
a una conversación con alguien que aparta la mirada, como si no entendieran que los seres humanos
necesitan una respuesta cuando preguntan. En la vida “online”, nos damos permiso para
comportarnos así. Y cuando pasa, la única manera de reaccionar con dignidad es fingir que no ha
sucedido. Cuando alguien deja de contestarte, la reacción admitida es responder con un silencio.

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La respuesta socialmente correcta a la táctica de la NADA es desplegar una actividad intensiva en las
redes sociales, lo suficiente como para que la otra persona que ha dejado de responder se fije en
ello. Manera de gestionar el silencio de los demás, consiste en negar que nos duele y apartar de
nuestra mente la idea de que si se lo hacemos a otro también les dolerá. Toleramos que no nos
muestren empatía, entonces, toleramos no mostrárselas a otros. Ahora, el momento se ha
convertido en un método.

Libres de fricción

Las aplicaciones que utilizamos para encontrar el amor están disponibles en formatos que facilitan el
hecho de ignorar que nos ignoran. Relaciones “libre de fricción”. Estas app posibilítan rechazar
potenciales parejas sin que el proceso resulte incómodo. Jamás ha sido tan fácil pensar en
potenciales parejas románticas como productos en abundancia en un mercado a nuestra
disposición.Hay un declive en nuestra capacidad de establecer vínculos sólidos, el tipo de relaciones
en que confías en el otro y compartes tu vida con la otra persona. Nuestra eficiencia en la búsqueda
de romance está entrelazada con un comportamiento que desincentiva la empatía y la intimidad.

En el cortejo hay que familiarizarse con las aplicaciones que son parte de un nuevo juego romántico.
Se lleva al enamoramiento a una claridad similar a la que rige en los negocios. Las aplicaciones nos
proporcionan la esperanza de que con ellas podamos suavizar la difícil tarea de encontrar una pareja
sin las raíces en una comunidad con las que contaban las anteriores generaciones. Las tecnología y
las relaciones amorosas, los teléfonos hacen que todo sea más eficiente.

De hecho, la tecnología crea una serie de complicaciones significativas en el ámbito de las


conversaciones románticas modernas. Sentimos que tenemos permiso para alejarnos sin
más.Pensamos que disponemos de una infinita variedad de candidatos amorosos a nuestra
disposición, puede provocar estrés mientras buscamos pareja. Ofrece un diálogo que no siempre es
real, porque cada vez es más habitual que la gente se lo prepare de antemano e incluso cuente con
la ayuda de un equipo de guionistas. Y sientes que te hace falta un equipo que te ayude porque
tienes la sensación de que trabajas con un medio despiadado.

Finalmente, aunque la tecnología sí ofrece ventajas durante las etapas iniciales de una relación
romántica, como nuevas maneras de conocerse, o de expresar interés y pasión, también nos hace
una falsa promesa. Resulta fácil pensar que si nos sentimos cerca de una persona a causa de las
palabras que nos llegan desde una pantalla, comprendemos a la persona que las escribe. De hecho,
es posible contar con muchos datos y no saber nada de esa persona, pues ese tipo de conocimientos
solo se adquieren cara a cara.

¿Dónde estás? Los nuevos agentes que han cambiado el juego

Gracias a la tecnología, se concibe la vida romántica como si estuviera planificando la colocación de


un producto, donde él es a la vez el producto y el responsable del marketing. Las principales
complicaciones surgen a raíz del aspecto positivo sobre las citas por Internet: la sensación de que las
opciones son infinitas.

Aunque pensamos que seríamos más felices si tuviésemos más opciones, el hecho es que la
restricción en nuestras posibilidades de elegir conduce a una vida más feliz. Simon estableció la

161
diferencia entre la gente que trata de maximizar y la que trata de satisfacer. Un maximizado es
similar a un perfeccionista, necesita asegurarse de que cada compra o decisión personal es la mejor
que pudo haber tomado. La única manera en que los maximizadores pueden asegurarse de esto es
tomar en consideración todas las alternativas imaginables. Esto da lugar a una tarea
psicológicamente titánica que se vuelve más y más temible a medida que las opciones se multiplican.

La alternativa es ser un satisfizador. Tienen un estándar al que ceñirse, pero el universo de


posibilidades no les genera ninguna presión. Están contentos con lo que se les ofrece y sacan el
mayor partido de ello. Son más felices en general, las tareas de su vida son más sencillas. No piensan
escojer lo mejor. Se permiten desarrollar un vínculo con esa persona que les interesa.

Llegan los medios sociales. El mundo en el que se puede fantasear con alternativas infinitas. Un
mundo que nos anima a desarrollar la psicología de los maximizadores. Maximizar puede hacerte
muy feliz. Internet lo ha convertido en un estado mental lógico. En sociedades modernas, la
abundancia de elecciones a menudo deriva en depresión o en sentimiento de soledad.

¿Dónde estás? En la zona máquina

Cuando el juego de la conquista se vuelve más importante que el objetivo declarado, se entra en un
bucle que recuerda a las compulsiones de la “zona máquina”. Cuando estás en la zona Facebook, no
quieres irte, pero no sabes por qué quieres quedarte. Cuando utilizas las aplicaciones de citas por
internet, no puedes desconectar, pero no estás del todo seguro de querer una cita de verdad. La
recompensa emocional procede de la idea de que todo es posible. Las conversaciones que atraen la
atención de una persona tienen que producirse velozmente.

¿Dónde estás ahora? El momento justo

Cuando la gente habla del tiempo, probablemente hablan de la microgestión de sus mensajes.Enviar
un mensaje es una opción mucho mejor que tener que hablar. Hablar es comprometerse. Enviar un
mensaje es una acción de bajo riesgo. Si no te gusta el resultado de la conversación, puedes fingir
que no ha sucedido. Es la paradoja del medio: los intercambios virtuales existen para siempre, pero
haces como si los que no funcionaron simplemente no hubieran tenido lugar.

A diferencia de “una conversación normal”, si te equivocas al enviar un mensaje “jamás


desaparece”. Quedan grabados para siempre, y todo lo que has dicho puede releerse y revisarse. Así
que en el contacto a través de mensajes de texto estás a caballo entre la sensación de que tus
palabras no tienen importancia (porque la conversación jamás tuvo lugar) y la opuesta, de que el
más mínimo error puede causar daños permanente.

¿Quién eres? Un ejército de Cyranos

Es natural colaborar en la elaboración de mensajes románticos, durante las primeras etapas de la


relación. Laa ayuda de amigos para elaborar mensajes de texto es aceptable porque se juegan
mucho. En una conversación cara a cara, vemos la expresión facial y percibimos el lenguaje corporal
y el tono de voz de la persona que tenemos delante. Al enviar un mensaje, no disponemos de estas
importantes pistas, los pequeños detalles de puntuación pueden marcar la diferencia entre que te

162
entiendan o que no. Y sin contexto, los detalles nimios pueden llevar fácilmente a emitir un juicio
precipitado. Es fácil malinterpretar las cosas, por eso consultamos con tanta frecuencia a amigos.

¿Quién eres? Dificultades técnicas

La transparencia de WhatsApp “hace que seas honesto”. El programa es lo bastante transparente


como para causar un perjuicio. Imposibilita la programación de los mensajes para maximizar el
impacto de seducción. La transparencia, “elimina totalmente el objetivo de mandar mensajes,
porque dicta el momento en que debe responder”.Es una desventaja de este sistema de mensajería
concreto. Para mantener viva la llama de los mensajes en un contexto romántico, la mejor solución
es optar por una tecnología “retro”.

¿Quién eres? ¿Nuestra relación puede ser eficiente?

Los teléfonos son el centro de la conversación, parejas se distraen con el móvil cuando pasan
tiempos juntos, hay efectos de las omnipresentes pantallas de ordenador en las relaciones. Las
relaciones compiten con las pantallas, la sensación de conexión verdadera ya no está. Solamente hay
info.

¿Quién eres? Imponer el orden

Se busca tener un registro de lo que se ha dicho se utilizan aplicaciones para conservar esos
registros. Aquí la idea es acumular el máximo de datos posibles . El objetivo es que las
conversaciones de las relaciones sean más eficientes y controladas. Pero conocer a los demás y
apreciarlos no es una tarea que la eficiencia facilite. Las personas no se revelan, a un nivel profundo,
de manera eficiente. Las cosas llevan su tiempo. Es necesario volver atrás y repetir la experiencia.
Cuando se pasa dos veces o más por algo se adquiere un conocimiento cada vez más profundo.
Aceptamos como la nueva normalidad muchas cosas que no nos gustan en absoluto.

La versión editada y mejorada

Por internet, se tenía tiempo de reflexionar y revisar. La distancia entre “yo en persona” y el yo que
deja traslucir en los intercambios virtuales. En internet no nos convertimos en alguien diferente:
nuestras identidades virtuales son facetas de nosotros mismos que generalmente nos cuesta más
expresar en el ámbito de la realidad física. El mundo de internet puede ser un lugar donde crecer
como persona. La gente trabaja en las cualidades que desea en el entorno virtual y las incorpora
gradualmente en su vida “real” fuera de la pantalla.

La gente piensa que los medios digitales los sitúa en una zona de confort donde pueden escoger
compartir “lo justo” de ellos mismos. Es el efecto Ricitos de Oro. Con los medios digitales sienten
que controlan sus relaciones pero en cuanto hablan con más detalle de sus intercambios virtuales,
casi todas las historias giran alrededor de malas interpretaciones y señales equivocadas. La
sensación de control es solamente una sensación.

Los medios digitales son capaces de mantener a las personas “a la distancia justa”, pero rara vez se
consigue. Cuando dos personas están continuamente conectadas a lo largo del tiempo, es casi
imposible mantener una “distancia justa”. El efecto Ricitos de Oro se vuelve una falacia.

163
Los que realmente necesitamos saber

Más allá de la falacia sobre la distancia emocional, hay otra idea equivocada acerca de lo que la
comunicación online nos ofrece en realidad. La falacia de los datos. Esa sensación de que un
intercambio online nos ofrece tantos datos que ahora sabemos todo lo que necesitamos de nuestras
parejas. Al menos, lo suficiente para acertar. Se perdía lo que de veras se necesitaba saber, lo que
estar en presencia se hubiera transmitido.

UNIDAD 5 MÓDULO 3

Fontcuberta - El fluir de las imágenes

Justificación

Padecemos de una inflación, síntoma de una patología cultural y política, irrumpe el fenómeno
postfotográfico. Esto es la fotografía que fluye en el espacio híbrido de la sociabilidad digital y que es
consecuencia de la superabundancia visual. McLuhan habla de la iconosfera, habitamos la imagen y
la imagen nos habitan a nosotros. Hay un capitalismo de las imágenes, sus excesos nos asfixian por el
consumo, nos confrontan al reto de su gestión política.

Las imágenes han cambiado de naturaleza, la situación se agudiza por la implantación de la


tecnología digital, internet, telefonía móvil y redes sociales. Las imágenes circulan por la red a ritmos
vertiginosos volviéndose activas y peligrosas. Impactan en nuestra conciencia, son escurridizas y
difíciles de controlar. Articulan pensamiento y acción, hay que descifrar su condición maleable y
mutante. Bohem, y Mitchell indagan sobre qué es una imágen, entendiéndolas como el resultado de
un cambio del paradigma visual aunado por igual a los cambios sociales y tecnológicos. Esto es
consecuencia de imágenes y la atención resultante de las mismas, como de la prioridad en delimitar
un estudio de la cultura que se focalizase sobre una realidad cristalizada en imágenes. Estamos
inmersos en un orden visual distinto y este aparece marcado por tres factores: la inmaterialidad y
transmitabilidad de las imágenes, su profusión y disponibilidad, y su aporte decisivo en la
enciclopedización del saber y de la comunicación. Hay que analizar aspectos de la cultura visual,
recientes transformaciones experimentadas por la fotografía. Ver la cuestión sobre cómo nos afecta
la imágen, sus efectos, perspectivas sociológicas y antropológicas.

En los 90 los sistemas digitales posibilitaron la implantación del acceso a la red a un número mayor
de usuarios, dotar a los terminales de mayores prestaciones. Los teléfonos comienzan a incorporar
cámaras, hubo detractores, ponía el énfasis en que este debía mejorar el cometido por el cual había
sido creado: comunicarse hablando. Hoy es impensable un dispositivo móvil desprovisto de un
sistema de captación gráfica, la función de toma de fotos y videos empieza a superar a la función
estricta de habla.

Lo que los detractores no advirtieron fue la aparición de internet y su vertiginosa implantación como
territorio de comunicación. Internet regla los valores materialidad y calidad, anteponiendo los de
profusión, inmediatez y conectividad. La fotografía ha estado tautológicamente ligada a la verdad y a
la memoria, la postfotografía quiebra hoy esos vínculos: en lo ontológico, desacredita la

164
representación naturalista de la cámara, en lo sociológico desplaza los territorios tradicionales del
uso fotográfico. Esos nuevos escenarios donde deseo enfocar mi exámen: qué función seguirá
desempeñando la fotografía, cómo se ven trastocados sus roles sociales en los nuevos contextos
culturales y políticos que se avecinan, para qué empleamos las imágenes en la actualidad, qué
presión ejerce sobre el sujeto la masificación de las imágenes, cómo se fundirán realismo fotográfico
con realidad virtual, cuáles son los nuevos entornos para la creación y difusión de fotografías, qué
papel ha pasado a jugar la fotografía en el arte contemporáneo, conseguirá el nuevo estudio
tecnológico implementar la creatividad y el sentido crítico de los artistas o tenderá a despojarlos de
la combatividad, qué mecanismos de resistencia serán factibles.

La condición postfotográfica

Post indica abandono o expulsión, ingresamos en una posteridad, despedida. En la postfotografía


nos obcecamos en qué dejamos atrás, pero nos desentendemos de lo que parece delante. El
término designa lo que no es. Refleja un fracaso: de una cierta nostalgia y un cierto extravío. Hay
una transmutación de los valores fundamentales, el alma se transforma según una suerte de
metempsicosis. Hay una desinversión de la cultura: desmantelamiento de la visualidad que la
fotografía ha implantado de forma hegemónica durante un siglo y medio.

Los tránsitos entre la pintura y la fotografía en el siglo XIX, y entre la fotografía y la postfotografía en
el siglo XXI tampoco se asemejan. En el primer caso hay una ruptura tangible, en el segundo una
disrupción invisible, porque sus consecuencias anulan o dejan obsoleta la etapa anterior. Los
usuarios no han notado el cambio y siguen llamando fotografía a lo que hacen. No hay que hablar
después de la fotografía sino de un detrás o de un más allá. La postfotografía se agazapa detrás de la
fotografía, la cual deviene en simple fachada de un edificio cuya estructura interior se ha
remodelado a fondo. Esa estructura interior es conceptual e ideológica. La institución de muchas de
sus funciones germinales y sus características ontológicas es lo que origina esa condición
postfotográfica. Este concepto sería lo que supera o trasciende la fotografía, tal como la hemos
entendido hasta ahora.

Postfotograficidad

Postfotografía hace referencia a prácticas fotográficas, postulados posmodernistas o a los efectos de


la tecnología digital. La popularización de las cámaras digitales y escáneres asequibles, ordenadores
domésticos y de programas de procesamiento gráfico y retoque electrónico avivaron la certeza de
que la fotografía inauguraba una nueva etapa. Se trastoca la ontología de la imágen y la metafísica
de la experiencia visual. Una fotografía construída mediante píxeles directamente intervenibles
desbarata los mitos fundacionales de la indexacalidad y transparencia que habían sustentado el
consenso de credibilidad en los productos de la cámara. Para la fotografía digital la verdad constituía
una opción, ya no una obstinación.

El discurso sobre la verdad visual acaparó así buena parte del debate inicial, se intentó sopesar cómo
ese progresivo descrédito llegaba a afectar a las distintas parcelas de la actividad fotográfica, desde
los recuerdos personales hasta el fotoperiodismo. La imágen fotográfica había estado expuesta
desde sus inicios a todo tipo de manipulaciones, retórica subjetiva, fotomontaje o edificación
gráfica.Las herramientas podían cambiar, pero las posibilidades de mentir ya existían. La discusión se

165
focaliza exageradamente sobre el peso de las herramientas sobre la tecnología. La cuestión estriba
sobre cómo la familiaridad y facilidad de la mentira digital educaban la conciencia crítica del público.
Hay una actitud de escepticismo generalizado por parte de los espectadores. Actitud inédita e
irreversible, salto epistemológico que constataba la rescisión del contrato social de la fotografía
imperante hasta entonces: el protocolo de la confianza en la noción de evidencia fotográfica.

La era postfotográfica se ha consolidado en la segunda revolución digital, caracterizada por la


preeminencia de internet, las redes sociales y la telefonía móvil. Las facetas de la vida, de las
relaciones personales a la economía, de la comunicación a la política, se han visto sacudidas por
completo: el mundo es un espacio regido por la instantaneidad, la globalización y
desmaterialización. Internet y la creación de experiencias virtuales están haciendo del mundo
representado un lugar finito e indoloro en el que pronto tendremos la opción de vivir, satisfaciendo
nuestras expectativas. Ese espacio real está siendo construido con fines políticos, económicos,
militares y de evasión. En ese nuevo mundo la imagen es lo que va a constituir la fibra principal de
ese mundo.

Un estallido de las imágenes

La profusión de imágenes que sustenta ese capitalismo de apariencias surge por las necesidades de
los medios de comunicación y del mercado, por el impulso de estamentos oficiales y corporativos,
con la ubicuidad de cámaras de vigilancia y sistemas de reconocimiento facial, dispositivos satelitales
y otros artilugios automatizados de captació gráfica. La incorporación del homophotographicus,
especie en la que hemos evolucionado, responde a un entorno de proliferación de cámaras de
bolsillo baratas, fáciles de manejar y que producen fotos sin coste. Todos somos productores y
consumidores de imágenes, la avalancha icónica es infinita. La imagen es con el mundo su
amalgama, cuando no su materia prima.

Atravesamos una era en que las imágenes son comprendidas bajo la idea de exceso, hablamos de
producción masiva con consecuencias de asfixia más que de emancipación. El exceso de imágenes
que parece producir hipervisibilidad y voyeurismo universal, merece un tratamiento profundo y
crítico de las lógicas de su gestión, difusión y control. Hay un fenómeno de sustracción masiva de
imágenes en medio de su aparente abundancia. Las políticas de la imágen se ligan a la capacidad de
descartarlas, sustraerlas o censurarlas. El modelo del ojo humano se ha ido perdiendo como
dispositivo para mirar en favor de una nueva lógica de producción visual que privilegia hacer existir
las imágenes construyéndolas a partir de otras.

El beneficio de este acceso es el acceso inmediato y exhaustivo a las imágenes, las cuales pierden la
condición de objetos suntuarios de la que gozaron antaño. La postfotografía nos confronta a la
imágen desmaterializada, información sin cuerpo que hará de las imágenes entidades susceptibles
de ser transmitidas y puestas en circulación de un flujo frenético e incesante. Las imágenes
electrónicas poseen la cualidad de las imágenes mentales. Aparecen en los lugares de los que
inmediatamente se esfuman. Son espectros ajenos a todo principio de realidad, las imágenes
electrónicas carecen de toda realidad por la falta de la menor voluntad de retorno. Son del orden de
lo que no vuelve, no recorre el mundo para quedarse. Falta de recursividad, constancia,
sostenibilidad, su ser es leve y efímero, transitorio. Bauman se refiere a la necesidad de identidades
versátiles, maleables y volubles para acomodar las distintas mutaciones con que deberá enfrentarse

166
el sujeto. La postfotografía nos invita a extraer pensamiento de nuestras acciones en torno a la
imágen, un ejercicio de filosofía que tiene que ver con la experiencia de nuestra vida digital.

Por un manifiesto postfotográfico - El síndrome Hong Kong

Nuevo ciudadano-fotógrafo se desprende de este darwinismo tecnológico un cambio de canon


fotoperiodístico: la verdad prevalece sobre el instante decisivo, la rapidez sobre el refinamiento.Hoy
hay un mercado cada vez más competitivo por la inmersión en la nueva mediaesfera. Supone un
impacto la irrupción de la tecnología digital en todos los ámbitos de la comunicación y de la vida
cotidiana, la imágen y la fotografía en particular, ha significado un antes y un después.

El síndrome de Hong Kong nos enseña que la urgencia de la imagen por existir prevalece hoy sobre
otras cualidades. Esa pulsión garantiza una masificación sin precedentes. Polución icónica que viene
implementada por el desarrollo de nuevos dispositivos de captación visual y por la ingente
proliferación de cámaras como aparatos autónomos o incorporadas en teléfonos móviles, webcams
y artilugios de vigilancia. El mundo está saturado de imágenes: vivimos en la imágen y la imágen nos
vive y nos hace vivir. McLuhan avizoraba el papel preponderante de los mass media y propuso la
iconosfera como modelo de aldea global. En la actualidad hemos culminado un proceso de
secularización de la experiencia visual: la imagen deja de ser dominio de los artistas, especialistas al
servicio de poderes jerarquizados. Hoy todos producimos imágenes espontáneamente, como forma
natural de relacionamiento con los demás, la postfotografía se erige en un nuevo lenguaje universal.

Periferias de la imagen

Al analizar el actual estatuto de la imágen hay que entender los horizontes de investigaciones
científicas avanzadas que exploran ya los mecanismos perceptivos que lindan con la ciencia ficción.
Los centros de tecnología monitorizan la actividad mental a fin de extraer imágenes simples
directamente del cerebro y proyectarlas sobre una pantalla. Filmar con nuestros ojos, grabar
nuestros sueños y visionarlos a la mañana siguiente en la t.v, codificar las emociones a fin de
traducirlas en imágenes o acceder simultáneamente a la percepción visual de otro.

La cuestión de la imágen postfotográfica rebasa el análisis circunscrito a un mosaico de píxeles que


nos remite a una representación gráfica de carácter escritural. Ampliemos el enfoque a una
perspectiva sociológica y advirtamos con qué acomodo la postfotografía habita internet y sus
portales, interfaces que hoy nos conectan al mundo y vehiculizan buena parte de nuestra actividad.
La fotografía se desmaterializa convertida en bits de información, esos propician su transmisión y
circulación vertiginosa. La postfotograía no es más que la fotografía adaptada a nuestra vida online,
caben nuevos usos vernaculares y funcionales frente a otros artísticos y críticos.

Decálogo Postfotográfico

La operación postfotográfica opera: 1) el papel del artista ya no se trata de reproducir obras sino de
prescribir sentidos. 2) La actuación del artista se funde con el curador,el coleccionista, docente,
historiador, retórico, estas facetas son camaleónicamente autorales. 3) La responsabilidad del artista
se impone a una ecología de lo visual que penalizará la saturación y alentará el reciclaje. 4) La
función de las imágenes, su circulación prevalecerá por sobre el contenido de la misma. 5) La
filosofía del arte, se deslegitiman los discursos de originalidad y se normalizan las prácticas

167
apropiacionistas. 6) En la dialéctica del sujeto, el autor se camufla o está en la nube, se reformulan
los modelos alternativos de autoría, coautoría, creación colaborativa, interactividad, anonimatos
estratégicos y obras huérfanas. 7) La dialéctica de lo social, superación de las tensiones entre lo
privado y lo público. La intimidad como reliquia. 8) El horizonte del arte, se dará más juego a los
aspectos lúdicos en detrimento de la anhedonia (lo solemne+lo aburrido) en que suele refugiarse el
arte hegemónico. 9) La experiencia del arte, se privilegian prácticas de creación que nos habituarán a
la desposesión: compartir es mejor que poseer. 10) La política del arte, no rendirse ni al glamour ni
al mercado para inscribirse en la acción de agitar conciencias.

La postfotografía rubrica la desmaterialización de la autoría al disolverse las nociones de originalidad


y propiedad. Apunta también a repensar el estatus de la obra de arte en la época de la
apropiabilidad digital. La revolución digital trae consigo otra desmaterialización, de los contenidos, y
su difusión por internet confiere a las obras un carácter de fluidez que desborda los canales
existentes. La apropiabilidad es de los contenidos digitales, se impone como el nuevo paradigma de
la cultura postfotográfica.

La nueva conciencia autoral, equivalencia entre creación y prescripción, estratégias apropiacionistas


de acumulación y reciclaje desembocan en la estética del acceso. La ruptura fundamental en el
caudal extraordinario de imágenes se encuentra accesible a todo el mundo. Valery dice “nos
alimentaremos de imágenes visuales o auditivas, que nacerán y se desvanecerán al menor gesto, a la
menor señal”. Chéroux dice que desde un punto de vista de los usos, se trata de una revolución. Hoy
disponemos a domicilio de un grifo de imágenes que implica una nueva higiene de la visión.

Atlas y serendipias

Frente a la pantalla caleidoscópica del ordenador, una ventana nos abre un mundo doble y
simétrico, paralelo en el que podemos vivir y aventurarnos, la realidad puede doblegarse en gran
medida a nuestras apetencias. En el escenario virtual podemos ser artistas.

Goolge street viwe se integró a Goolge maps, dando origen a un dispositivo de realidad que permite
explorar visualmente cualquier lugar transitable, ilusión óptica de continuidad muy realista. Se
experimenta la simulación de un entorno real mediante un modelo 3D interactivo. Internet supone
un duplicado de la realidad en la medida en que suplanta nuestra percepción directa del mundo .
Stret viwe nos ofrece percepción en diferido y de segunda mano (o segundo ojo). Se captan acciones
imprevistas, sucesos o situaciones que son serendipias de la cotidianidad y quedan congeladas para
siempre, accesibles a cualquier internauta. Estos sucesos duplican lo que ya venían haciendo los
fotógrafos documentales. Los aledaños de las estructuras viarias se han transformado en escenarios
al aire libre en los que se estratifican repertorios de vidas en contraste.

La mirada documental puede bifurcarse en dos metodologías complementarias que de nuevo nos
confrontan con las esencias del medio. Los poetas de la foto documental empiezan a rendirse a la
evidencia postfotográfica. Hay cámaras de vigilancia y satélites que lo fotografían todo las 24 hs del
día, nos empuja a especular sobre cuánto de accidental e imprevisto contiene ese todo. La
hipervisibilidad hace los safaris a la búsqueda de la serendipia, de las sorpresas, de lo bizarro, de lo
fugaz. Hay que dilucidar qué valores separan estas nuevas funciones vernaculares de la imagen
orientadas a un ocio freakie, de la serendipia como motor creativo de artistas. Los llamados

168
carroñeros de la imagen por quienes aún toman fotos y se creen sus autores, ambos hurgan entre
los deshechos de una phototrash rutinaria y obtienen descubrimientos elegantemente
desconcertantes mientras se suman a la fascinación por acumular y ordenar.

Identidades a la carta

El mundo paralelo de internet es la condición maleable de la identidad. Esta estaba sujeta a la


palabra, la aparición de la fotografía desplazó el registro de la identidad a la imagen, al rostro
reflejado e inscrito. Se agudizan las técnicas de autentificación biométricas, se consolidan sistemas
de medición de patrones del iris o pruebas forenses de ADN. Con la postfotografía todos podemos
inventarnos cómo queremos ser, somos dueños de nuestra apariencia y estamos en condiciones de
gestionar esa apariencia según nos convenga. Retratos y autorretratos se multiplican y se cuelgan en
la red expresando un doble impulso narcisista y exhibicionista, que disuelve la membrana entre lo
privado y lo público.

Según Han el espacio de internet compone un enjambre digital, donde todos interactuamos en una
red infinita de conexiones y modelamos las identidades en función de esos vínculos. El video-diario
adopta una estructura de busto parlante: cada video es un monólogo dirigido a una audiencia
masiva potencial, con el fin de colmar las aspiraciones de expresarse y obtener empatía. Es un
striptease global donde se desnundan los espíritus. Hay una mirada crítica a esa nueva torre de
Babel en la que la incomunicación está provocada por una cacofonía de voces ininteligibles que
hacen del ágora digital un verdadero gallinero: el sentido se disuelve en el exceso y la confusión.
Baker dice: esa conectividad no es lo único que nos afecta, también la instantaneidad, la inmediatez
o la aceleración de las pautas con que reflexionamos y tomamos decisiones trastocan los ámbitos del
conocimiento, la política y lo social. Hay que entender el ciberespacio como una nueva manera de
construir el sujeto y de hacer sociedad.

El fenómeno selfie constituye un síntoma que proclama la supremacía del narcisismo sobre el
reconocimiento del otro. Instaura una nueva categoría de imágenes. Su avasallante irrupción entre
las prácticas postfotográficas se lee en clave de gestión del impacto que deseamos producir en el
prójimo. Esa gestión está en nuestras manos. El sentido moral o político que le imprimamos a esa
facultad adquirida pasa a ser responsabilidad nuestra.

Hay una tiranía de la política de las imágenes y la presión social sobre la apariencia. La cámara se
convierte en un estratagema más para controlar el cuerpo y perpetuar la distorsión de la propia
imagen. En selfie comunes la voluntad lúdica y autoexploratoria prevalece sobre la memoria.
Tomarse fotos y mostrarlas en las rede sociales forma parte de los juegos de seducción y de los
rituales de comunicación de las nuevas subculturas urbanas postfotográficas. Las fotos son un
mensaje para enviar e intercambiar, gestos de comunicación cuya dimensión pandémica obedece a
un amplio espectro de motivaciones.

Obra de arte en la era de la adopción digital - El artista como prescriptor

El Homo-photographicus, todos somos productores y consumidores de imágenes. En la actualidad la


técnica (fabricación de las imágenes) es fácil y no exige esfuerzo. Todo ello desacredita la noción
ortodoxa de calidad fotográfica. El mérito de la creación reside en la capacidad de dotar a la imágen

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de intención y de sentido, en hacer que la imágen sea significativa, el mérito estará en que seamos
capaces de expresar conceptos, en que tengamos algo interesante que decir y sepamos vehicular a
través de la fotografía.

UNIDAD 6 - BLOQUE 4

EL TRABAJO COGNITIVO EN LA RED - BERARDI

Las horas extraordinarias que no se pagan son el lado oscuro de la red, vientre de la new economy.
La trampa digital pone como señuelo pertenecer a una élite y la promesa de que cualquiera puede
hacerse de su propia fortuna.

Trabajo y abstracción

Hoy, el trabajo tiene aspecto físico uniforme, nos sentamos frente a una pantalla y tecleamos. Se ha
vuelto más uniforme desde el punto de vista físico, ergonómico, y diferenciado, especializado en lo
que respecta a los contenidos que se elaboran. Realizan los mismos gestos físicos. Cuando el trabajo
era despersonalizado, intercambiable, se percibía como algo ajeno. Tarea encargada
mecánicamente, sometida a una jerarquía, hecha por un salario. Trabajo por cuenta ajena y trabajo
asalariado se adecuan a esta actividad social, pura prestación de servicio.

Las tecnologías digitales abren una perspectiva nueva para el trabajo. Transforman la relación entre
concepción y ejecución, y la relación entre el contenido intelectual del trabajo y su ejecución
manual. Este último tiende a ser realizado por máquinas dirigidas automáticamente y el trabajo
innovador es el trabajo mental. La materia a transformar es simulada mediante secuencias digitales.
El trabajo productivo consiste en hacer simulaciones que los automatismos informáticos transfieren
a la materia.

El contenido del trabajo se mentaliza, los límites del trabajo productivo se vuelven difusos. La
productividad, relación entre tiempo y cantidad de valor producido se hace difícil de establecer,
horas del trabajo cognitivo no son iguales al valor producido. Hay que redefinir la noción de
abstracción y de trabajo abstracto. Este es el suministro de tiempo que produce sin distinción de su
cualidad, sin relación con la utilidad específica y concreta de los objetos que dicho trabajo trae al
mundo.

En la era de la infoproducción, esta tendencia se intensifica, de la acción de trabajar desaparece


todo residuo de su materialidad y de su carácter concreto y permanecen sólo abstracciones
simbólicas, bist, dígitos, diferencias de información sobre las que se ejerce la actividad productiva. La
digitalización del proceso productivo ha hecho que todos los trabajos sean iguales desde el punto de
vista físico y ergonómico. Hacemos lo mismo, la actividad es transformada por la cadena de
máquinas.

El trabajo se ha convertido en parte de un proceso mental de elaboración de signos cargados de


saber. Se ha hecho muy específico y muy especializado. El contenido de su actividad de elaboración
es irreductiblemente diferente y no es traducible. Cuanto más se amplifica el trabajo industrial por
medio de la maquinaria, más intercambiable se vuelve.

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Frente al ordenador, conectados a la máquina universal de elaboración y comunicación, los
terminales humanos desarrollan los mismos movimientos físicos. Más se simplifica el trabajo desde
el punto de vista físico, menos intercambiables se vuelven sus conocimientos, capacidades,
prestaciones. El trabajo digitalizado manipula signos abstractos, pero su funcionamiento
recombinante es cada vez más específico, más personalizado, menos intercambiable. Los
trabajadores high tech consideran el trabajo como parte esencial de sus vidas, parte singular y
personalizada.

Empresa y deseo

La noción de empresa, es la actividad que da al mundo su forma humana. Es el espacio en el que las
voluntades humanas construyen y confrontan su astucia y su capacidad de creación. La aceptación
capitalista de la palabra empresa adquiere nuevos tonos que derivan de la oposición entre empresa
y trabajo. Es invención y acción libre. El trabajo es repetición y acción ejecutiva. La empresa es
inversión de capital que produce nuevo capital, gracias a la valorización que el trabajo hace posible.
Trabajo es prestación asalariada, que valoriza el capital pero desvaloriza al trabajador.

En la percepción social, trabajo y empresa se oponen cada vez menos, lo mismo la conciencia de los
trabajadores cognitivos, que expresan el nivel más alto de productividad y la mayor capacidad de
valorización y que encarnan la tendencia general del proceso de desarrollo de trabajo social. Quien
desarrolla un trabajo de alto contenido cognitivo y de baja intercambiabilidad, no contrapone su
trabajo a la creación de empresa. Tiende a considerar su trabajo como la empresa a la que dedica lo
mejor de sus propias energías, con independencia de la dimensión económica y jurídica en la que se
manifiesta.

El trabajador industrial ponía en su presentación asalariada sus energías mecánicas, modelo


repetitivo, despersonalizado, el trabajador high tech dedica a la producción su competencia singular,
lo mejor de sus capacidades intelectuales. La empresa, con independencia de la relación jurídica
entre propiedad y trabajo, tiende a ser el núcleo pulsante del deseo, objeto de una inversión
económica, psíquica, de deseo.

El desarrollo de las tecnologías informáticas, al favorecer la automatización, determinaría una


reducción del tiempo de trabajo social. Esto puede ser falso, el tiempo de trabajo necesario
disminuye en la esfera de la producción industrial y muchos puestos de trabajo industrial quedan
libres, sustituídos por maquinaria o desplazados a zonas en las que el trabajo obrero cuesta menos y
carece de protección sindical. El tiempo aparentemente liberado por la tecnología es transformado
en cibertiempo, trabajo mental absorbido por el proceso de producción ilimitado del ciberespacio.

La clase obrera sufre una derrota a fines de los 60´como consecuencia de la reconversión
tecnológica, desempleo que trajo consigo y represión violenta contra sus vanguardias. El cambio
psicosocial producido en relación con el trabajo hay que considerarlo en relación a un cambio
cultural decisivo, en relación con el desplazamiento del centro de gravedad social desde la esfera del
trabajo obrero hacia la esfera del trabajo cognitivo.

La comunidad social y urbana ha perdido interés, las relaciones no tienen humanidad y placer. La
sexualidad y la convivialidad son mecanismos estandarizados y mercantilizados, y el placer singular

171
del cuerpo ha sido sustituído progresivamente por la necesidad ansiógena de identidad. La calidad
de la existencia se ha deteriorado desde el punto de vista afectivo y psíquico como el resultado del
deterioro de los vínculos comunitarios y de su esterilización securitaria.

Se encuentra cada vez menos placer y menos seguridad en la relación humana, en la comunicación
afectiva. Una consecuencia de la deserotización de la vida cotidiana es la inversión de deseo en el
trabajo, que se convierte en el único lugar de confirmación narcisista para una individualidad
acostumbrada a concebir al otro según las reglas de la competencia, como un peligro,
empobrecimiento, un límite, más que como una experiencia, un placer, una forma de
enriquecimiento. Se ha ido determinando en la vida cotidiana un efecto de desolidarización
generalizada. El imperativo de la competencia domina a través de una sistemática transformación
del otro en competidor y en enemigo. El principio de la guerra toma mando en cada aspecto de sus
relaciones.

¿Qué quiere decir riqueza?

El trabajo recupera una posición central en el imaginario, en la escala de valores socialmente


reconocidos y en el psiquismo colectivo. Hoy es considerado la parte más interesante de la vida,
nadie se opone a la extensión de la jornada laboral. Hay un empeoramiento de las condiciones de
protección social, desregulación y desmantelamiento de las estructuras públicas de asistencia.

La riqueza, podemos valorarla por medio de la cantidad de bienes que podemos consumir, o la
calidad del goce que la experiencia puede producir en nuestro organismo. El primer caso es cantidad
objetivada, el segundo calidad subjetiva de la experiencia. La ideología de la new economy se centra
en la convicción de que la afección al trabajo se traduce en dinero y que el dinero da felicidad. El
discurso económico tiene una respuesta económica: riqueza es disponibilidad de medios que
permiten consumir, disponibilidad de dinero, crédito, poder. Riqueza puede ser proyección de
tiempo acumulado en ganar poder de compra y consumo, o capacidad de goce del mundo
disponible: tiempo, concentración y libertad.

Hay dos formas de relación con el mundo, el tiempo y el cuerpo. Cuanto más tiempo dedicamos a la
adquisición de medios para poder consumir, menos tiempo nos queda para gozar del mundo
disponible. Cuanto más invertimos nuestras energías nerviosas en la obtención de poder adquisitivo,
menos podemos invertirlas en goce. Se juega la cuestión de la felicidad y de infelicidad en la
sociedad hipercapitalista que la new economy representa ideológicamente. Tener más poder
económico implica prestar más tiempo al trabajo socialmente homologado. Es necesario reducir el
tiempo del goce, experiencia, de la vida. Es una cuestión banal, elemental, que debería estar al
alcance de cualquier inteligencia simple. La convergencia entre psiquismo securitario, reprimido y
ansioso y el discurso ideológico de la economía han transformado esta obviedad en un misterio
insondable al que sólo pueden tener acceso familias multimillonarias.

La riqueza entendida como goce disminuye a medida que aumenta la riqueza entendida como
acumulación económica, el tiempo mental es destinado a acumular en vez de gozar. La riqueza
entendida como acumulación aumenta cuando se reduce el placer dispersivo del goce, el sistema
nervioso social sin los cuales no puede producirse la acumulación. Ambas perspectivas se resuelven
en un mismo efecto: expansión de la esfera económica coincide con una reducción de la esfera

172
erótica. Cosas, cuerpos, signos, entran a formar parte del modelo semiótico de la economía, la
experiencia de la riqueza solo puede producirse de forma mediada, refleja, aplazada. Se vive una
producción de escasez, necesidad, que se compensa con un consumo veloz, culpable y neurótico,
para no perder tiempo y volver al trabajo.

La riqueza es producción acelerada y expansiva de su carencia, transformada en valor de cambio, en


ansia. La ofensiva liberal y el hipercapitalismo han devastado la vida social, la población vive en
miseria absoluta, acepta el chantaje primordial: morir o trabajar cuanto y como quiera el patrón. Se
empobrece la vida cotidiana, la relación con el otro, se deserotiza la experiencia comunicativa. El
empobrecimiento de la existencia y de la comunicación está en el origen de la reafección al trabajo.
Uno se vuelve afecto al trabajo porque la supervivencia económica se hace más difícil, y la vida
metropolitana se vuelve triste que da cambiarla por dinero.

Trabajo, comunicación, comunidad

Una parte del trabajo social ha cambiado sus características adquiriendo connotaciones de la
empresa. La palabra en la fase industrial del capitalismo significó organización del capital con un fin
económico, explotación del trabajo humano y acumulación de valor. Hoy significan algo más
complejo. Empresa ha recuperado algo de su significado humanista original y viene a significar la
iniciativa que la persona carga sobre sí para la transformación del mundo, la naturaleza y relación
con los demás. La empresa se desarrolla en el entorno de la economía capitalista, su límite está en
las formas esenciales del capitalismo, explotación, producción de escasez, imposición violenta de
reglas basadas en la fuerza. La empresa está sometida a la norma capitalista, intento de hallar
libertad, humanidad o felicidad allí, en el reino de la acumulación de valor.

La inversión del deseo se pone en juego en el trabajo, la producción social ha empezado a incorporar
fragmentos mayores de actividad mental, acción simbólica, comunicativa y afectiva. En el proceso de
trabajo cognitivo queda involucrado lo esencialmente humano: la comunicación, creación de estado
mentales, afecto y el imaginario son el producto al que se aplica la actividad productiva.

El trabajo industrial de tipo clásico, no tenía relación con el placer, solo comprimirlo, aplazarlo,
hacerlo imposible. No tenía relación con la comunicación, era obstaculizada, fragmentada, impedida.
El obrero industrial sólo tenía como lugar de socialización la comunidad obrera subversiva,
organizaciones políticas o sindicales en donde se organiza contra el capital. Para esta raza, la única
forma de conciencia es la que el capital obliga a la pasividad mental. Comunismo fue la forma de
conciencia universal producida por la comunidad obrera, quienes salían de su condición de trabajo
abstracto para reencontrar una comunicación concreta por medio de un proyecto común, mitología
compartida. La única relación entre comunismo político y obrero se halla en la violencia que el
primero ejerció sobre el otro para someterlo, disciplinarlo y destruirlo. Comunismo político es el
poder de burocracias retrógradas y despóticas, explota el comunismo obrero usándolo contra la
dinámica globalizadora del capital. Fue derrotado por el capitalismo planetario, fuerza económica de
la globalización capitalista.

El comunismo ha sido subsumido por el capital, el rechazo obrero es una dinámica innovadora,
rechazo del trabajo, sustitución del trabajo obrero con máquinas, desplazamiento de la producción
hacia el ciclo digital. El comunismo obrero ha sido reducido a residuo. Los obreros ya no tienen

173
ninguna comunidad. La globalización ha ampliado el ciclo del trabajo industrial, desplazándolos hacia
las periferias pobres del planeta y reduciéndolos a condiciones de semiesclavitud.

Virilio dice que el papel de la velocidad ha sido decisivo en las guerras entre clases, obrera y capital .
La tecnología telemática y el predominio de lo financiero en la economía mundial han acelerado los
tiempos de desplazamiento del capital, tiempos de transformación de la organización de trabajo,
creación y desmantelamiento de los centros productivos en el mundo. Esta aceleración impide la
formación de comunidades en lugares en los que el capital pone en marcha el proceso productivo El
trabajo obrero no contenía comunicación ni energías deseantes, el trabajo cognitivo todo lo
contrario.El trabajo artesano, anterior al desarrollo industrial, era el núcleo fuerte de la identidad, es
forma de identidad equilibrada, papel útil que el trabajador podía desempeñar en el seno de la
comunidad, posee sentimiento equilibrado de utilidad del propio trabajo. La comunidad reconocía
su función, le aseguraba un papel relativamente estable en la distribución social de la identidad.

El infotrabajador, cual artesano, tiene tiempo para organizar su tiempo y sus relaciones. Su deseo se
refiere a directrices de desterritorialización y carencia de identidad. El deseo se manifiesta en el
desplazarse de un punto a otro en la red productiva, buscando fragmentos de información para
recombinarlos en un contexto que cambia constantemente. La inversión de deseo, en el caso del
infotrabajador sigue líneas ansiógenas que crean ansiedad y son constantemente redefinidas.
Moverse, desplazarse, cambiar de perspectiva, de relaciones. Esto es la flexibilidad, lo que el
trabajador tradicional ve como un peligro. Para el infotrabajador aquí hay un núcleo doble, de su
deseo y su productividad. La experiencia, el conocimiento y el flujo son al mismo tiempo la materia
de la que está hecha la existencia y el contexto del acto de trabajar. El trabajo cognitivo es de
comunicación puesta a trabajar. Hay un empobrecimiento de esta, porque pierde su carácter de
gratuidad, de placer, de contacto erótico y se transforma en necesida económica, fingimiento sin
placer. No todas las formas de prestación definibles como actividad mental están ligadas a la
comunicación, la invención o la creación. El infotrabajo no puede ser reducido a ninguna categoría,
operadores de terminal que se encuentran ante un terminal para repetir la misma operación cada
día tiene una relación con el trabajo similar a la del obrero industrial.

El trabajo creativo en el circuito de la red es ilimitadamente flexible, es descompuesto y


recombinado, es esta desidentificación que halla su deseo y su ansia. En el trabajo cognitivo se
empeñan energías intelectuales en formas de constante desterritorialización creativa y el trabajo
mental de ejecución, predominante en términos cuantitativos. En las formas más innovadoras,
específicas, se aprecia la tendencia que transforma el conjunto de la producción social.

El trabajo cognitivo en la red

Es necesario analizar las inversiones de deseo en la esfera de la infoproducción y las características


formales de la relación de trabajo. La transformación digital pone en marcha, por un lado la puesta
en red, coordinación de los diferentes fragmentos de trabajo en un único flujo de información y de
producción, mediante la estructura de la red telemática. Por otro lado, la diseminación del proceso
de trabajo, islas productivas, formalmente autónomas, coordinadas y dependientes.

La función de mando tiene carácter transversal desterritorializada, impregna cada fragmento del
tiempo de trabajo, no se identifica con un lugar particular, persona o jerarquía. La forma jurídica del

174
trabajo autónomo tiende a difundirse y proliferar en el circuito productivo global, en las tareas
productivas digitalizadas, elaboración de informaciones, transformación física, son encargadas a
trabajadores formalmente autónomos, que dependen de un programa informativo común y rinden
cuentas a una tabla impersonal pero ineludible de automatismos.

El trabajador se considera su propio empresario, la autonomía es una ficción. Desde el punto de vista
económico se destruye el salario global. Cobertura asistencial, pensión y vacaciones son un tema del
trabajador autónomo, liberando al capitalista de costes indirectos del trabajo. Desde lo cultural, se
ve empujado a identificarse psicológicamente con su tarea, considerar su trabajo como misión
existencial que la sociedad le ha encomendado y carga con un logro o fracaso cuyo significado es
más que económico. La desafección es cancelada de raíz, el trabajador se ve empujado a actuar
como su propio guardián y a considerar el trabajo como el ámbito de confirmación principal de su
vida. Trabajo autónomo y creativo no son lo mismo, autónomo es el trabajador que mantiene una
relación directa con el mercado, vende directamente el producto de su trabajo a alguien que se lo
encargue y carga sobre sí funciones económicas y financieras de la empresa. El infotrabajador pone
su creatividad y conocimientos al servicio del patrón, según modos clásicos del trabajo asalariado.
Cuando el trabajo se convierte en cognitivo, la cooperación social encuentra en la red su ámbito más
adecuado, se manifiesta como infotrabajo, infinita recombinación de miríadas de informaciones que
circulan sobre un soporte de tipo digital. La cooperación social se convierte en transferencia,
elaboración y descodificación de informaciones digitalizadas, la red sirve de ambiente natural.

El carácter no jerárquico de la comunicación en red se hace predominante en el conjunto del ciclo


del trabajo social. El infotrabajo es un trabajo independiente, y tal independencia es ideológica .
Nueva forma de dependencia tiene menos que ver con la jerarquía formal, con el mando voluntario
y directo sobre el gesto productivo. El infotrabajo se encarna en la fluidez automática de la red:
interdependencia de fragmentos subjetivos separados pero objetivamente dependientes de un
proceso fluido, una cadena de automatismos externos e internos al proceso de trabajo, que regula
cada gesto, fragmento de éste. Depende de un flujo que no se interrumpe y al que no se puede
sustraer sin pagar el precio de la marginación. El control sobre el proceso de trabajo está
incorporado al flujo.

El teléfono es el artefacto tecnológico sinónimo de dependencia reticular. Tiene una función decisiva
en la organización del trabajo como empresa formalmente autónoma y realmente dependiente. En
la red telemática se hace posible la esfera de globalización espacio-temporal del trabajo: trabajo
global es recombinación contínua de una miríada de fragmentos de producción, elaboración,
clasificación y descodificación de signos y de unidades de información de todo tipo. El trabajo es
actividad celularizada sobre la cual la red opera una constante recombinación, y el teléfono lo hace
posible.

El infotrabajador porta capacidad de elaboración de un segmento semiótico particular, que se


integra con otros fragmentos semióticos para comprender el cuadro de una combinatoria que
constituye la infomercancía, el semiocapital. El teléfono llama y pone los segmentos en coordinación
contínua, localizando en tiempo real los fragmentos de infoproducción. El trabajador industrial
estaba inmovil en tiempo y espacio. El infotrabajado se mueve contínuamente a lo largo, ancho y
alto de la esfera ciberespacial. Localiza signos, elabora experiencias o sigue los itinerarios de su
existencia. Es alcanzable y puede ser llamado a desempeñar su función productiva y a reinsertarse

175
en el circuito global de la infoproducción. El móvil es la realización de sueño del capital, chupa el
tiempo productivo en el momento en el que el ciclo productivo lo precisa. El infoproductor
predispone su sistema nervioso como aparato receptor activo tanto tiempo como puede. La jornada
se vuelve sensible a la activación semiótica, se hace directamente productiva cuando es necesario.

Agentes libres y flexibilidad

Hay una flexibilización de las relaciones de trabajo, introduciéndose mecanismos tecnológicos de


regulación del flujo productivo. El sistema de red es la realización de la infraestructura flexible del
trabajo social. La dinámica del flujo desestructura el sistema salarial fijo y la relación de trabajo
dependiente. Una parte de la fuerza de trabajo es emancipada del trabajo fijo y se convierte en
fuerza de trabajo formalmente independiente, trabajo de forma temporal. Free agent.

Se garantiza una autonomía de negociación al trabajador, puede negarse a prestar su trabajo si no se


aceptan sus condiciones. La libertad es efectiva para quien posee una competencia escasa e
imprescindible, ilusoria para los demás. Las cargas sociales corren por cuenta del trabajador. El
interlocutor de este es el mercado, lugar de oportunidades ilimitadas, en apariencia.

Movilidad y flexibilidad, la red ofrece la información sobre el mercado de trabajo, pone en contacto
directo a quienes ofrecen su trabajo y a quienes lo demandan. Este proceso de transformación de las
relaciones de trabajo ha marcado la crisis definitiva, de la jerarquía tradicional de la empresa, no es
posible identificar una relación de sometimiento formal del trabajador respecto al empleador.

Free agent (sitio) es donde alguien que tiene una competencia que ofrecer encuentra a las empresas
o personas privadas que necesitan esa competencia por un cierto período de tiempo. Se da el paso
del trabajo asalariado al del trabajo autónomo en red. Hay una ambigüedad aquí, la flexibilidad no es
una pérfida invención de los capitalistas para explotar el trabajo y pagarlo peor de lo debido. En los
60 y 70, cuando la demanda del trabajo por parte de la industria era fuerte, el deseo de libre
comunidad y nomadismo, descubrieron que era posible trabajar algunos meses para un patrón,
despedirse, llevarse sus ahorros del salario y recorrer el mundo. La provisionalidad de trabajo
dependiente fue la primera forma de flexibilidad de masas y fue una conquista de libertad. Con las
tecnologías telemáticas la flexibilidad es una posibilidad de liberación y de enriquecimiento para
todas las personas. Los sindicatos fundaban su poder en el trabajo dependiente de carácter estable,
no aceptan que los trabajadores puedan gestionar su propio tiempo de forma independiente de los
órganos oficiales de negociación. Luchan contra la flexibilidad, han difundido la idea de que esta es
un mal inevitable que es preciso encauzar y regular. Las nuevas generaciones de la fuerza de trabajo
rechazan la sindicalización. El trabajo flexible expone a la tiranía de los empleadores excluyendo de
cualquier capacidad de negociación colectiva. Flexibilidad y aislamiento son sinónimos.

Cuando la comunidad proletaria juvenil tenía reglas culturales autónomas ampliamente


compartidas, precariedad del trabajo significaba máxima movilidad, nomadismo, pero también
autoorganización social y defensa del salario. La agresividad capitalista ha ganado la mano y la
organización proletaria se ha desvanecido, la flexibilidad es plena dependencia del tiempo de vida
social de las exigencias de la productividad y la explotación. La flexibilidad del trabajo significaba
plenitud de la comunidad libre, hoy es inseparable de un estilo y de una imágen de dinamismo,
confianza en el futuro y la palabra, en la alegría y la felicidad.

176
Síndrome pánico-depresivo y la competencia

La depresión es patología de fuerte contenido social, ligada a una situación caracterizada por la
competitividad: “afirma el modelo disciplinar de gestión de los comportamientos, reglas de
autoridad y de conformidad de las prohibiciones que asignaban a las clases sociales y a los sexos un
destino, caen frente a normas que incitan a cada uno a la iniciativa individual, ordenándoles que
sean uno mismo. Toda la responsabilidad de nuestras vidas recae sobre cada uno de nosotros. La
depresión es la enfermedad de la responsabilidad, domina el sentimiento de insuficiencia, el
deprimido está cansado de ser él mismo, no está a la altura. La enfermedad se liga a la ideología de
la autorrealización y al imperativo felicista. Es un modo de diferenciar con el lenguaje de la
psicopatología un comportamiento: “se entra en una problemática en la que domina la antigua
tristeza y se transforma en un obstáculo para la acción, contexto en el que la iniciativa individual se
convierte en la medida de la persona”. La competitividad conlleva un estímulo narcisista. La norma
social no admite el fracaso, este se sitúa en el terreno psicopatológico. La normalidad no reconoce la
normalidad del fracaso sin poner en entredicho sus fundamentos ideológicos y su eficiencia
económica.

Sustancias psicoestimulantes o antidepresivas son la otra cara de la nueva economía. Son elementos
estructurales de la economía patógena. El imperativo psicológico fundamental de la vida social es la
competencia económica, bajo estas condiciones aparece la depresión de masas. En la actualidad hay
dos patologías: pánico y depresión. El pánico es un síndrome, fenómeno específico. Sentimiento que
experimentamos cuando, situados frente a la finitud de la naturaleza, nos sentimos desbordados,
incapaces de acoger en nuestra conciencia la infinita gama de estímulos que el mundo despierta en
nosotros. El contexto social es el de una sociedad competitiva, las energías se movilizan hacia una
posición de prevalencia frente a otro. La supervivencia es puesta en cuestión, si no se gana se puede
acabar eliminado, destruido.

El contexto tecnológico es de constante aceleración de los ritmos de la máquina global, expansión


del ciberespacio frente a las ilimitadas capacidades del cerebro individual, frente al ciber tiempo,
expansión ilimitada de la infoesfera, esfera que contiene las señales de las que depende la
competitividad, la supervivencia. La vastedad de esta supera la capacidad de elaboración del
organismo humano. La velocidad de expansión del ciberespacio y la velocidad de exposición a
señales que el organismo percibe como vitales para su supervivencia producen estrés perceptivo,
cognitivo y psíquico que culmina en la aceleración de todas las funciones vitales hasta el colapso.

La manifestación individual de la patología social muy difundida tiende a generalizarse. El


comportamiento colectivo muestra los signos más evidentes del pánico. El pánico colectivo genera
fenómenos grupales (agresividad generalizada contra grupos). Estos comportamientos derivan de
una patología psíquica desencadenada por la sobrecarga de infoesfera, la hiperestimulación y por el
estrés cognitivo al que el organismo social es sometido por la electrocución permanente. Esta última
es la condición normal de un sistema en el que las tecnologías comunicativas de red -inserta el
organismo en un flujo infinito hiperveloz de señales económicamente relevantes- son utilizadas en
una condición social competitiva.

Cuando el organismo alcanza un punto insostenible de sobrecarga se da la crisis de pánico o colapso,


cuelgue del organismo del flujo de comunicación y una desmotivación psíquica, depresión. En esta

177
se da una desinversión de la energía anteriormente invertida de modo narcisista. El organismo no
responde a la tensión competitiva y pierde, se absorbe por entero sus motivaciones, hay una puesta
a cero en la relación de intercambio entre el organismo consciente y su mundo.

En la depresión hay desmotivación, en toda regla que tiene su origen en la pérdida de un objeto
sobre el que se había centrado la atención narcisista del sujeto. La depresión es el síndrome
patológico secundario, el primario es el pánico, en una sociedad fundada sobre el principio
competitivo y dotada de instrumentos tecnológicos de aceleración infinita de los circuitos
comunicativos en los que el organismo consciente está inserto. El marco psicosocial donde la
patología psíquica está presente se genera y se alimenta continuamente. Drogas (legales o ilegales)
son un factor esencial de la sociedad competitiva. La patología psíquica nace donde los apologetas
de la new economy ven una especie de paraíso de oportunidades. La oportunidad termina siendo
psico patógena e ilusoria. Hay alguien que quiere lucrar de vuestro trabajo y nos quiere hacer creer
que si no estamos dispuestos a dejarnos exprimir corremos el riesgo de perder algo.

El felicismo frígido de la world philosophie

El discurso económico hoy dominante, funda la apología del sistema existente en su supuesta
capacidad de producir el máximo de felicidad para el mayor número de personas. La felicidad se ha
convertido en la falsa promesa que circula en el discurso ideológico de la economía, es el plan de
cada día de la publicidad y del discurso político. El propio discurso económico coincide con la
difusión de las tecnologías de la red, transformándose en una apología felicista.

Los estados mentales son producto general de la economía digital, la ideología hace de la felicidad el
criterio de valor con el que juzgar el sistema productivo. La revista Wired mezcla artículos, servicios y
entrevistas apologéticas con inserciones publicitarias, se magnifica la potencia simuladora de las
tecnologías que generan una realidad más que real, hacen del mundo un reino en el que todos están
bien alimentados y sonríen, y trabajan sin interrupción, porque el trabajo y el placer son
evidentemente la misma cosa.

Hay una verdad sobre el mundo contemporáneo y una verdad de un sufrimiento difundido en el
gran mundo de los excluidos de la virtualización de quienes están dentro del ciclo del trabajo
cognitivo. Levy sostiene que la dirección fundamental implícita en el desarrollo de las tecnologías
digitales ha hecho posible una potenciación de la capacidad productiva de la humanidad. La red
constituye un factor de enriquecimiento de la potencia cognoscitiva y la potencia práctica de la
sociedad. Rechaza el estilo rencoroso de la intelectualidad crítica de los 90´: la crítica se orienta hacia
el pasado. Fabrica una conciencia más esquizofrénica e infeliz, participa activamente en el
movimiento que se denuncia. La crítica contemporánea de la mundialización capitalista, de la
cibercultura y de la tecnociencia sirve para difundir el resentimiento y el odio más que para difundir
una visión positiva del futuro. La crítica hoy avanza hacia el futuro caminando hacia atrás.

En cuanto al movimiento real de la evolución en curso, debemos interesarnos intelectualmente y


afectivamente en la corriente que nos lleva a orientarlo, en la medida de lo posible. Hay también una
intuición acerca de la relación entre inteligencia innovadora y empresa económica: El encuentro
entre economía e inteligencia, el centro secreto de la sociedad humana del futuro es la capacidad de
escucha y manipulación de la conciencia colectiva que fluctúa en los millones de canales del

178
ciberespacio. Esta manipulación está guiada por el vagar de la atención y de la inteligencia colectiva
fractal que el marketing online trata de captar y comprender en todos sus modos. El nuevo
marketing es un proceso de interfaz dinámico y circular, donde la conciencia colectiva toma
conciencia y se manipula así misma.

Clase virtual, concepto propuesto por Kroker, muestra tendencias implícitas en el encuentro entre
economía e internet. La capa social constituída por los trabajadores del ciclo cognitivo en red parte
del trabajo mundial que produce el universo de mercancías mentales y la infraestructura virtual de la
globalización. Es una minoría social decisiva para la economía semiocapitalista. Los que no son clase,
aunque participan en la red global como trabajadores cognitivos, no tienen en común las
condiciones salariales, existenciales y de trabajo que permitirían identificarlos socialmente como se
podía hacer con las clases sociales de la época del capitalismo industrial.

Levy escribe que la economía y la competencia son formas a través de las cuales se desarrollan hoy
la civilización y la cultura. La apología de la economía es falsa porque no tiene en cuenta un
elemento esencial del panorama contemporáneo, la violencia que la economía lleva consigo, la
marginación que produce y el apartamiento que implica. Un apartarse de la corporeidad, implica un
aplazamiento. La virtualización de la economía significa que el propio futuro se ha convertido en
objeto de la economía.

Pero la economía ha sido siempre este sacrificio del presente en nombre de un futuro
constantemente aplazado. Virtualización del placer en nombre del progreso. El hipereconomismo de
Levy tiene como motivo la plena integración de mercado y consciencia: la actividad de conocimiento
y producción se interpretan, cuando la comunidad científica y los negocios se mezclan, la economía
virtual converge hacia un libre mercado de las ideas en el ciberespacio, se hace más evidente que la
atención, la conciencia es la fuente misma de la creación del mundo humano. El mundo virtual
reacciona más veloz que el mundo físico a los desplazamientos de nuestra atención. La economía se
convierte en una economía de la atención, de la conciencia, no queda ya diferencia entre economía
y espiritualidad. Esto es una teología economicista, la perfección de la inteligencia colectiva es el
resultado de la integración tecnológica de las mentes individuales y de su absoluta integración
funcional mediada por el mercado.

El cuerpo erótico singular, no puede ser disuelto en el intelecto puro llamado a la presencia del dios
tecnoeconómico. El cuerpo planetario, que no puede ser excluido de la purísima visión mística de la
inteligencia colectiva, ni evacuando sic et simpliciter en virtud de su impureza, de su inadecuación e
imperfección. El cuerpo no es asunto secundario cuando se habla de felicidad. La noción de
conciencia es liberada (aligerada) de su historia cultural, de su complejidad psíquica, de su
corporeidad. La fisicidad es disuelta y superada, evacuada, eliminada.

El inconsciente puede ser considerado como el resurgir de la fisicidad en el proceso de


autoconstrucción de la mente. Todo sería perfecto, en la esfera de la inteligencia, si no existiese el
inconsciente, la fisicidad que emerge. El inconsciente no es lo virtual, ni la potencialidad por llegar a
la consciencia. La existencia no es reductible al discurso. El inconsciente es lo irremediable. Hay una
herida que nada puede cicatrizar, la herida del tiempo.

179
La inteligencia colectiva de la que estamos hablando no puede dejar de inscribir el conocimiento del
devenir otro. El pensamiento frígido se adecua al mundo cultural de las tecnologías digitales,
fundadas en la negación de la naturaleza física del mundo, que es sustituída por algoritmos
simuladores capaces de producir el conjunto de las formas, vacías de una sola cualidad, su
tangibilidad, su fisicidad, su posibilidad de deterioro. Virtual para Levy es la realidad que se sustrae a
la fisicidad tangible. La relación con la alteridad es artificiosamente euforizada, sustancialmente
desexualizada. El otro solo existe como algo remoto, la única interacción concreta es la del bussines,
la del intercambio económico.

El pensamiento frígido nace y se desarrolla porque representa el intento de separarse del


sobrecalentamiento que la historia ha conocido, efecto de la explosión de las agresividades
identitarias, irrupción de las alteridades desesperadas y en conflicto. La humanidad ha entrado en
una fase de violencia. La agresividad identitaria es contemporánea a la ubicuidad comunicativa y a la
globalización del imaginario. La distancia física y geográfica ya no es obstáculo a la proximidad
comunicativa, económica e imaginaria. A la globalización del imaginario corresponde una
fragmentación de los códigos éticos, disolución del universalismo político, unificado el horizonte de
la modernidad. La desterritorialización imaginaria se añade al nomadismo físico de masas humanas
que se desplazan hacia los centros en los que concentra la riqueza económica y la energía imaginaria
y estos movimientos producen efectos de intolerancia, violencia y auténtica guerra.

Se encierran en cápsulas presurizadas e hiperconectadas, lejanos de los demás que se han


convertido en factor de inseguridad, y al mismo tiempo ubicuo, presente en cualquier lugar virtual
en el que desee estar. Hoy podemos estar en nuestra pequeña arca y navegar sin por ello perder el
contacto con el patrimonio cultural acumulado de la humanidad y permanecer en contacto en el
plano físico. Hay una geografía esquizofrénica. El catálogo de la clase virtual está sanitarizado,
propone objetos de los que el tiempo y la fisicidad ha sido eliminada, constitutivamente. Y la
eliminación de la corporeidad es garantía de una felicidad inmutable,pero frígida, falsa.

Génesis filosófica de la noción de cognitariado

La felicidad frígida ignora la corporeidad, la elimina sin poder ignorarla. La propia, la del trabajo
mental, de la sexualidad y de carácter perecedero de la mente corpórea. Hablar de la clase virtual en
términos corpóreos, sexuales e históricos, en términos sociales. Esta noción tiene carácter
paradójico porque ilumina el carácter socialmente esquivo, elusivo del flujo de trabajo que produce
el semiocapital. Esta clase es la de los que no son clase, porque no se determinan materialmente y
socialmente, en la medida en que su definición consiste precisamente en el proceso de eludir la
propia corporeidad social.

Hay que definir la carnalidad eliminada y la socialidad eludida del trabajo mentalizado que actúa en
la producción del semiocapital. El cognitariado es el flujo de trabajo semiótico socialmente difuso y
fragmentado visto desde el punto de vista de su corporeidad social. Tiene necesidades, sufre estrés
psíquico derivado de la explotación constante de la atención. Puede reconocerse como comunidad
consciente. Esta noción es el punto de llegada de una reflexión que recorre todo el proceso de
transformación productiva, tecnológica y social de la modernidad tardía.

180
Generall intellect es la forma general de la inteligencia humana en su convertirse en fuerza
productiva, en la esfera del trabajo social global y de la valorización capitalista. La potencia de la
ciencia y la tecnología puesta trabajar por la cooperación social orientadas a la intensificación de la
productividad y del aumento del plusvalor. El capital no se reduce a su forma industrial:
manipulación de materia mecánica, desplazamiento de masas humanas proletarias, reducción del
flujo temporal a bloques de tiempo cuantificable. Esta expresión (Marx), pone en relación el
desarrollo tecnológico de la maquinaria con la reducción del tiempo de trabajo socialmente
necesario. La maquinaria con alta concentración de inteligencia reduce el tiempo material necesario,
al mismo tiempo necesita un aumento del tiempo de trabajo específicamente cognitivo necesario
para la producción de valor.

Con trabajo cognitivo queremos decir un empleo exclusivo de la inteligencia, puesta en acción de la
cognición que excluye la manipulación física directa de la materia, actividad socialmente coordinada
de la mente orientada a la producción de semiocapital. Es el proceso de trabajo de la acción
conectiva del cognitariado: trabajo cognitivo y del proletariado. En la noción de corporeidad social,
lo que está en juego en la definición social de trabajo cognitivo es el cuerpo, la sexualidad, la
fisicidad perecedera e inconsciente.

Con la red telemática (Levy), toma forma una concreta imaginación de una participación basada en
la colaboración de todas las inteligencias humanas en la creación de una inteligencia colectiva, que
es la creación del mundo en las condiciones tecnológicas digitales y virtuales. Los cognitarios, en su
materialidad existencial, son cuerpo, nervios que se tensan en el esfuerzo de la atención constante .
La inteligencia colectiva no reduce ni resuelve la existencia social de los cuerpos que producen esa
inteligencia, cuerpos concretos de cognitarixs. La inteligencia colectiva no reduce ni resuelve la
complejidad y el sufrimiento del cuerpo planetario que se enmaraña, sin inteligencia ni riqueza ni
paz.

Trabajo Libre - Tiziana Terranova

En la industria de los medios digitales el trabajo puede ser una experiencia que no se parezca al
trabajo. El auge de las punto-com vocifera un carácter explotador de la tarea, sus severos ritmos de
trabajo y su despiadada precarización, se habla de talleres clandestinos electrónicos 24/7.Hay una
inevitable reacción contra la idealización del trabajo digital, que hacía énfasis en sus continuidades
con el taller clandestino moderno y la creciente degradación del trabajo del conocimiento. El
problema del trabajo en una economía digital como desarrollo innovador de la lógica de la
explotación capitalista no se descarta. Los esclavos de la red encarnan una relación compleja con los
trabajadores que se ha generalizado en las sociedades capitalistas tardías.

El trabajo libre es la actividad excesiva que hace de internet un medio floreciente e hiperactivo,
aspecto de la economía cultural en general, una importante fuente de valor en las sociedades
capitalistas avanzadas. Internet es una instancia específica del papel fundamental del trabajo libre,
hay conexiones entre la economía digital, llamado por los autonomistas italianos fábrica social
(sociedad-fábrica). Esta describe un proceso en el que los procesos de trabajo se han desplazado de
la fábrica a la sociedad, poniendo en movimiento una máquina compleja. Voluntario y no asalariado,
disfrutado y explotado, el trabajo libre en la red incluye la actividad de construir sitios web,

181
modificar paquetes de software. Internet está animada por el trabajo cultural y técnico, producción
de valor ininterrumpida inmanente en los flujos de la sociedad red en general.

La teoría cultural anglo-americana se pregunta cómo deberíamos hablar de trabajo, cultural y


técnico luego de la demolición hecha por el posmodernismo. El manifiesto ciborg, de Haraway,
rechazó las tendencias humanistas de los teóricos que ven a estos últimos como la categoría
notablemente privilegiada que permite al marxista superar la ilusión y encontrar ese punto de vista
que es necesario para cambiar el mundo. Gilroy expresó su insatisfacción por la insuficiencia de los
análisis marxistas del trabajo con respecto a los descendientes de esclavos, que valoran la expresión
artística como el medio para la auto-creación individual y la liberación comunitaria. Si el trabajo es la
actividad humanizante que hace al hombre (blanco), este trabajo humanizante no pertenece
realmente a la era de la inteligencia interconectada poshumana.

La informática de la dominación de la que habla Haraway se preocupa por la relación entre


tecnología, trabajo y capital. La expansión de internet ha dado apoyo ideológico y material a las
tendencias contemporáneas hacia el aumento de la flexibilidad de la fuerza de trabajo, la formación
contínua, trabajo independiente y la difusión de prácticas como la complementación (traer trabajo
complementario a casa desde la oficina convencional). El internet es sitio de desintermediación,
donde muere el intermediario, también es medio a través del cual ha surgido una inteligencia en red
flexible y colectiva.

Se intentará mapear el modo en que internet se conecta con la fábrica social de los autonomistas,
ver cómo la red externa, de relaciones sociales, culturales y económicas que se entrecruzan con
internet y la excede, rodea y conecta a esta última a los flujos aún mayores de trabajo, cultural y
poder. Es necesario ir más allá de la noción de que el ciberespacio consiste en escapar de la realidad
para comprender de qué manera la realidad de internet está conectada al desarrollo de las
sociedades posindustriales tardías en su conjunto. Está relacionada a fenómenos definidos como
economías externas, que sugiere que la producción de valor implica cada vez más la captura de
elementos productivos y riqueza social que está fuera del proceso productivo directo. El trabajo
cultural y técnico es central en internet, es una actividad generalizada en las sociedades capitalistas
avanzadas, un aspecto ubicuo de la economía posindustrial. La ubicuidad de esta producción cultural
difusa cuestiona la legitimidad de una distinción inamovible entre producción y consumo, trabajo y
cultura. El terreno es borroso entre producción y consumo, trabajo y expresión cultural, no hay
señales de recomposición del trabajador alienado. El proceso en el que la producción y el consumo
se reconfiguran dentro de la categoría de trabajo libre señala el despliegue de otra lógica de valor.

La economía digital

El término economía digital de los 90, describe una formación que se cruza con la economía cultural
posmoderna (medios, universidad y artes) y con la industria de la información (complejo de
información y comunicación). La intersección de 2 campos diferentes de la producción constituye un
desafío al compromiso práctico y teórico con la cuestión del trabajo.

Distinguiremos entre la nueva economía, un mercado de período histórico que reconoce su


asociación convencional con las empresas de internet, y la economía digital, fenómeno basado en
aspectos clave de la información digitalizada (facilidad de copia y nulo costo de compartir). Barbrook

182
dice que esta última se caracteriza por el surgimiento de nuevas tecnologías (redes de computación)
y nuevos tipos de trabajadores, es una economía mixta: incluye un elemento público (financiamiento
estatal de la investigación, apoyo financiero a las actividades académicas), un elemento impulsado
por el mercado (intenta apropiarse de la economía digital reintroduciendo la mercantilización) y una
economía del don (eventual superación en un futuro anarco-comunismo).

Lo que Barbrook propuso fue que la visión de políticos y líderes empresarios que conectaron el
futuro del capitalismo con la mercancía informacional supuso un malentendido fundamental. Sugirió
que internet estaba lejos de ser simplemente una nueva forma de vender mercancías. El predominio
de las relaciones de colaboración a distancia y el intercambio sin dinero sugerían una relación que se
practicaba en un modelo político y económico viable y alternativo. En ausencia de estados o
mercados las comunidades en red están formadas por obligaciones mutuas creadas por dones de
tiempo e ideas. La visión del autor del común informacional fue reforzada por la explosión de redes
de pares (peer-to-peer) para compartir archivos. Vio a la economía del don de alta tecnología como
un proceso de superación del capitalismo desde adentro. Este tipo de economía es un momento que
trasciende el purismo de la cultura de aficionados de la nueva izquierda como el neoliberalismo de
las ideologías de libre mercado. Quienes participan en una economía del don no son reacios a usar
los recursos del mercado y el financiamiento estatal para buscar una economía del potlatch de libre
intercambio. La economía de mercado amenaza con reprivatizar los enclaves del común de la
economía del don. La mercantilización, la reimposición de un régimen de propiedad es la estrategia
principal a través de la cual el capitalismo intenta poner en vereda al anarco-comunismo de la red.

Esto es un intento de plataforma polémica desde donde pensar la economía digital, exageró la
autonomía de la economía del don de alta tecnología con respecto al capitalismo. Esta economía,
como parte de una economía informacional más amplia, es una fuerza importante dentro de la
reproducción de la fuerza de trabajo en el capitalismo en su conjunto. El suministro de trabajo libre
es un momento fundamental en la creación de valor en la economía en general. El trabajo libre es un
elemento importante de la economía digital, basado en un compromiso difícil y experimental entre
el deseo cultural y afectivo históricamente arraigado de producción creativa, asociado con la auto-
creación y la liberación comunitaria, y el énfasis capitalista actual en el conocimiento como fuente
principal de valor agregado.

Los voluntarios trabajan porque estaban personificando un deseo de producción afectiva y cultural
que era real por el hecho de tener forma social. El trabajo cultural, técnico y creativo que sostenía a
la nueva economía fue posible por el desarrollo del capital más allá de los modos de producción de
la temprana industria y el fordismo. En los países desarrollados, el fin de la fábrica explica la
marginalización de la vieja clase trabajadora, ha producido generaciones de trabajadores que han
sido tratados como consumidores activos de mercancías cargadas de significados. El trabajo libre es
el momento en que el consumo informado de cultura es traducido en actividades productivas
excedentes que son adaptadas con el placer que al mismo tiempo son explotadas.

La teoría sobre la administración de empresas se ha preocupado por la cuestión del trabajo del
conocimiento, cualidad indefinible que es fundamental en los procesos para estimular la innovación
y alcanzar los objetivos de la competitividad. Tapscott escribió sobre una nueva economía basada en
la puesta en red de la inteligencia humana, esta provee un valor agregado, también plantea un
problema: no puede gestionarse de la misma manera que los tipos más tradicionales de trabajo.

183
Trabajadores del conocimiento necesitan estructuras organizacionales abiertas para producir, la
producción de conocimiento está arraigada en la colaboración, Barbrook la llama economía del Don.

El concepto de supervisión y gestión está cambiando hacia estructuras en equipo, los trabajadores
del conocimiento no pueden ser gestionados en sentido tradicional. Poseen saberes y habilidades
especializadas que no pueden ser igualadas o incluso comprendidas por los gerentes. Un desafío es
atraer y retener estos recursos promocionando la organización hacia ellos y proveer ambiente
creativo y de comunicación abierta donde los trabajadores pueden aplicar y aumentar
efectivamente su conocimiento.

Para Tapscott, la economía digital resuelve las contradicciones de las sociedades industriales, como
la lucha de clases. En esta, el trabajador alcanza la satisfacción a través del trabajo y encuentra en su
cerebro su propio medio de producción no alienado. Hay que cultivar estos medios de producción
alentando al trabajador a participar en un cultura de intercambio, cuyos flujos se mantienen dentro
de la empresa pero también necesitan involucrar un “afuera”, contacto con el mundo del
conocimiento en general. Las convenciones, exhibiciones y congresos, son formas tradicionales de
apoyar este intercambio general, complementadas por tecnologías en red. Internet funciona como
canal a través del cual la inteligencia huamana renueva su capacidad de producir.

Hay posibles coexistencias, en cuanto a la economía digital, que la ven como movimiento de
oposición y otro que la ven como un desarrollo funcional de nuevos mecanismos de extracción de
valor. Sustraemos la etiqueta “economía digital” de su anclaje dentro de las formas avanzadas de
trabajo. Economía digital se describe como un mecanismo específico de captura interna de grandes
reservas de conocimiento social y cultura, es un área importante de experimentación con el valor y
el trabajo libre cultural/afectivo. Son formas específicas de producción, formas de trabajo que no
reconocemos inmediatamente como tales: se han desarrollado en relación con la expansión de las
industrias culturales y son parte de un proceso de experimentación económica con la creación de
valor monetario a partir del conocimiento/la cultura/el afecto.

Este proceso es considerado el fin de una formación cultural, fin de su etapa auténtica, las culturas
locales son recogidas y distribuidas globalmente, contribuye a la hibridización cultural o al
imperialismo cultural. Los flujos culturales se originan dentro de un campo que es siempre ya
capitalismo, hay un proceso inmanente de canalización del trabajo colectivo, como trabajo cultural,
en flujos monetarios y su estructuración dentro de prácticas empresariales capitalistas.

Los movimientos subculturales han llenado los bolsillos del capitalismo multinacional, las subculturas
han suministrado el aspecto y estilo, participan de forma activa los miembros de las subculturas en
la producción de bienes culturales. En este fenómeno voluntario, los frutos del trabajo colectivo son
voluntariamente canalizados y polémicamente estructurados dentro de las prácticas empresariales
capitalistas. La relación entre la cultura, industria cultural y el trabajo en estos movimientos es
compleja, la economía digital es una nueva etapa de esta historia aún más larga de experimentación.

Clase del conocimiento y trabajo inmaterial

Las redes de computadoras son el corazón material e ideológico del capital informatizado. Internet
es una máquina completa de creación de consenso socializa la masas de trabajadores del

184
conocimiento proletarizados en la economía de innovación contínua. En la mente enjambre, la
economía inmaterial de sujetos inteligentes en red está a cargo de acelerar los ritmos de las
incesantes olas de innovaciones que se bifurcan del capital. Hay una nueva forma de trabajo
proletarizado, los trabajadores digitales se describen resistiendo o apoyando el proyecto del capital.

El potencial político de internet está en su capacidad para permitir el acceso descentralizado a la


información, en la cuestión de quién y cómo usa internet. Si la estructura descentralizada de la red
tiene algún valor necesitamos conocer la población que la constituye. Esta se compone de
trabajadores del conocimiento, una élite global sin lazos con la mayoría privada de derechos, son
propietarios del poder cultural y económico elitistas o pioneros de nuevas configuraciones del
trabajo que no garantizan estatus de élite de manera automática.

Quién usa internet, quién está participando en la economía digital, saber cómo situar a los
trabajadores del conocimiento dentro de una clase, y conocer de qué clase se trata nos dará una
respuesta sobre el potencial político de la red en su conjunto. Si podemos demostrar que los
trabajadores del conocimiento son la vanguardia de los trabajadores, la red se convierte en un sitio
de resistencia, si podemos demostrar que los trabajadores del conocimiento ostentan poder en las
sociedades informatizadas, entonces la red es un extenso barrio cerrado para las clases medias.

Hay una resistencia del conocimiento a la cuantificación: el conocimiento no puede ser identificado
exclusivamente con segmentos sociales específicos. El trabajador del conocimiento es una categoría
sociológica muy controvertida. La clase del conocimiento se concentra en el trabajo, la noción de
clase tiene un valor inmaterial, da sentido a la experiencia de los sujetos históricos concretos,
también tiene límites: congela al sujeto a la manera de una sustancia. Tal comprensión de la clase
congela los flujos de cultura y dinero que moviliza la fuerza de trabajo en su conjunto.

De los autonomistas italianos, Lazzarto describe al trabajo inmaterial según dos 2 aspectos distintos
del trabajo: en relación al contenido informacional de la mercancía, a los cambios que están
teniendo lugar en los procesos de trabajo, donde las habilidades involucradas en el trabajo directo
son crecientemente habilidades que incluyen la cibernética y el control de la pc. Por otro lado la
actividad que produce el contenido cultural de la mercancía, el trabajo inmaterial supone actividades
que no son generalmente reconocidas como trabajo. El trabajador inmaterial no está confinado a
una formación de clase específica, esta forma de la fuerza de trabajo no se limita a los trabajadores
altamente calificados, es una forma de actividad de cada sujeto productivo dentro de las sociedades
posindustriales. El trabajo inmaterial es una virtualidad (capacidad indeterminada) que pertenece a
la subjetividad posindustrial en su conjunto (énfasis obsesivo en la educación de los gobiernos de la
década de los 90). A los gobiernos posmodernos no les gustan las personas inútiles para el trabajo,
las potencialidades del trabajo deben mantenerse vivas como una especie de fuerza de reserva. No
se concibe que el trabajo inmaterial sea puramente funcional a una nueva etapa histórica del
capitalismo. Esta disposición del trabajo inmaterial problematiza la idea del trabajo del conocimiento
como una clase en el sentido industrial de la palabra. El trabajo inmaterial penetra el cuerpo social
con distintos grados de intensidad, esta es producida por los procesos de canalización de la
formación capitalista que distribuye valor según su lógica de ganancia. Si el conocimiento es
inherentemente colectivo, lo es más en la economía cultural posmoderna: producen colectivamente,
se remuneran selectivamente. La forma de trabajo colectiva cultural hace posible estos productos, la
ganancia es desproporcionalmente apropiada por las empresas consolidadas.

185
Internet es la materialización de una inteligencia colectiva, subraya la existencia de redes de trabajo
inmaterial y acelera su acumulación en una unidad colectiva. Las capacidades productivas del trabajo
inmaterial en internet abarcan el trabajo de escribir/leer/gestionar y participar en las listas de
emails/sitios de web/líneas de chat. Estas actividades caen fuera del concepto de trabajo abstracto.

Reconocer la existencia del trabajo inmaterial como una cualidad difusa y colectiva del trabajo
posindustrial en su conjunto no niega la existencia de jerarquías del conocimiento (técnicas y
culturales) que preestructuran, pero no determinan, el carácter de tales actividades. Estas jerarquías
dan forma al grado en que tales virtualidades se hacen actuales, pasan de ser potenciales a ser
realizadas como momentos propios del procedimiento y constitutivos de la producción cultural,
afectiva y técnica. Ni el capital ni el trabajo vivo quieren una fuerza de trabajo que está
permanentemente excluida de las posibilidades del trabajo inmaterial. El capital quiere retener el
control sobre el despliegue de esas virtualidades y de los procesos de valorización. La abundancia de
producción cultural/técnica/afectiva en la red existe como interacción completa y se constituye
mutuamente con el capitalismo tardío.

Mentes colectivas

El carácter colectivo del trabajo inmaterial fue enaltecido por las afirmaciones utópicas de los
ciberlibertarios de los 90. Kelly sugería que internet es una mente enjambre, otra manifestación de
un principio de autoorganización que se ha extendido a través de sistemas técnicos, naturales y
sociales. Internet es la prueba material de la existencia de actividades autoorganizadas e
infinitamente productivas de las mentes humanas conectadas. Levy recurre a una antropología
cognitiva y filosofía posestructuralista, sostiene que las computadoras y las redes de estas hacen
posible el surgimiento de una inteligencia colectiva, propone un nuevo humanismo que incorpora y
expande el alcance del conocimiento de sí y el pensamiento colectivo. Según el autor estamos de un
modelo cartesiano del pensamiento, basado en la idea singular del cogito (yo pienso) a un
cognitamus (nosotros pensamos) colectivo o plural: la inteligencia colectiva es una forma de
inteligencia universalmente distribuida, aumentada, coordinada en tiempo real que resulta en la
efectiva movilización de las habilidades. El fundamento y el fin de este tipo de inteligencia es el
reconocimiento mutuo y el enriquecimiento de los individuos. Levy enmarca su argumento en una
retórica de la competencia y la flexibilidad que domina el discurso hegemónico sobre la
digitalización: mientras más podamos formar comunidades inteligentes, sujetos cognitivos de
mentalidad abierta, capaces de iniciativa, imaginación y respuestas rápidas, más podremos asegurar
nuestro éxito en un ambiente altamente competitivo. La economía digital saca a relucir la
imposibilidad de absorber la inteligencia dentro del proceso de automatización, a diferencia de la
primer ola cibernética, que desplazó los trabajadores de la fábrica, las redes de pc ponderan el valor
singular de la inteligencia humana como verdadero creador de valor en la economía del
conocimiento. La economía es cada vez más dependiente de la producción de subjetividades
creativas, esta producción tiene posibilidades de engendrar un nuevo humanismo, nueva centralidad
de los potenciales creativos del hombre.

La inteligencia colectiva autoorganizada del pensamiento cibercultural capturó la existencia del


trabajo inmaterial en red, pero era débil en su análisis de las operaciones del capital en general. El
capital es el ambiente no natural en el que se materializa la inteligencia colectiva. La dimensión
colectiva de la inteligencia en red es parte de un impulso específico del desarrollo capitalista.

186
Escritores italianos se identificaron con el marxismo posgramsciano de la autonomía operaria, se
enfocaron en la mutación experimentada por el trabajo después de la fábrica. La noción de
inteligencia colectiva se parece a la del general intellect, la inteligencia colectiva o mente enjambre
captura algo del espíritu del general intellect, pero separa la teorización crítica de los autonomistas
de su relación con el capital.

Marx sostiene que el conocimiento tiende a convertirse por virtud de su autonomía con respecto a la
producción, en la principal fuerza productiva, relegando el trabajo repetitivo y compartimentalizado
a una posición residual. El conocimiento se ha encarnado en el sistema automático de las máquinas.

El proceso de producción ha dejado de ser un proceso de trabajo en tanto proceso dominado por el
trabajo como unidad que lo gobierna. El trabajo aparece como un órgano consciente, desparramado
entre los trabajadores vivos individuales en numerosos puntos del sistema mecánico. Su unidad
existe en la máquina viva (activa), que confronta sus actividades individuales e insignificantes como
un poderoso organismo.

Los autonomistas italianos definieron su noción del general intellect como el conjunto de los
conocimientos que constituyen el epicentro de la producción social. Afirmaron que Marx identificó al
general intellect (o conocimiento como fuerza productiva principal) con el capital fijo (la máquina),
omitió que el general intellect no puede existir independientemente de los sujetos concretos que
median la articulación de las máquinas entre sí. El general intellect es una articulación del capital fijo
(máquina) y el trabajo vivo (trabajadores).

Autonomistas hablan de intelectualidad de masas, el trabajo vivo en su función de articulación


determinante del general intellect. Esta es vista como el conjunto, el repositorio de los saberes
invisibles de los sujetos vivos y de su cooperación lingüística. Una parte importante del saber no
puede depositarse en las máquinas, debe nacer como la interacción directa de la fuerza de trabajo.
La intelectualidad de masas es una cualidad y signo distintivo de la totalidad de la fuerza del trabajo
social en la era posfordista.

El trabajo del conocimiento es colectivo, resultado de una producción colectiva y social del
conocimiento. El problema del capital es cómo extraer tanto valor como sea posible (valorizar) a
partir de este terreno abundante y sin embargo inextricable.

Reconocer el aspecto colectivo del trabajo implica el rechazo de la equivalencia entre trabajo y
empleo, el trabajo no es equivalente al trabajo asalariado. Los desocupados son el alma de la difícil
economía del trabajo en nergro, que en parte va a parar a la industria de los nuevos medios.
Reconocer lo importante que es el trabajo afectivo y cultural para la industria de los medios.

Mercancías efímeras y trabajo libre

Hay una continuidad y ruptura entre los medios viejos y nuevos en cuanto a su relación con el
trabajo cultural y afectivo. La continuidad parece recaer en que ambos dependen de sus
públicos/usuarios como sujetos productivos. La diferencia está en el modo de producción y en las
formas cómo funciona el poder/saber en ambos tipos. En cuanto a la comercialización de internet, el
comercio electrónico y la progresiva privatización perturban la economía libre de internet, una
economía de intercambio que Barbrook describió como economía del don.El resultado de la interfaz

187
explícita entre el capital e internet es una economía digital que manifiesta todos los signos de una
aceleración de la lógica capitalista de la producción . La economía digital era el área de producción
más veloz y visible en las sociedades capitalistas tardías. Nuevos productos, tendencias y culturas se
sucedían a velocidad que inducía ansiedad.

La velocidad de la economía digital, su obsolescencia y dependencia de productos inmateriales


parecía encajar en la intuición posmoderna acerca del cambio en el carácter de las mercancías cuya
esencia se decía era el significado (o su ausencia) más que el trabajo. Internet a la desaparición de la
realidad, se basa en preocupaciones humanistas sobre la vida real. La hiperrealidad confirma una
sociedad sin humanidad, culminación de una captura progresiva del ámbito de la representación. Las
mercancías en la red no son materiales y están excedidas en relación con los límites de las
verdaderas necesidades sociales.

La desaparición de la mercancía es la subordinación a la calidad del trabajo detrás de ella. La


mercancía no desaparece como tal, se hace cada vez más efímera, su duración se comprime, se
convierte más en un proceso que en un producto terminado. El trabajo contínuo, creativo e
innovador como base del valor de mercado es decisivo para la economía digital. El proceso de
valorización (producción de valor monetario) ocurre cuando se pone en primer plano la calidad del
trabajo que literalmente anima la mercancía.

La economía digital desafió el supuesto posmoderno de que el trabajo desaparece, la mercancía se


hace cargo de todos los significados y los disuelve. Internet pone en primer plano la extracción de
valor continuo y actualizable. La aceleración de la producción aumenta, las mercancías se convierten
en objetos traslúcidos, se hacen más transparentes y exhiben dependencia del trabajo que las
produce y las sostiene. La mercancía es sólo buena como el trabajo puesto en ella.

La sustentabilidad del internet como medio depende de grandes cantidades de trabajo (lo que no es
equivalente a empleos) una cantidad sigue siendo trabajo libre. El trabajo libre no es necesariamente
trabajo explotado. El trabajo libre que sostiene a internet es reconocido en muchas secciones
distintas de la cultura digital. A pesar del carácter volátil de la economía del internet, la noción de
trabajo de los usuarios mantiene una centralidad ideológica y material que consistentemente
atraviesa la turbulenta sucesión de modas pasajeras en internet. Rheingold y Hudson aseguran que
mantener tu sitio visible y en crecimiento es convertirlo en un espacio que sea construido por sus
usuarios. El movimiento open source, depende del trabajo libre de los artesanos de internet, es
prueba de esta tendencia estructural dentro de la economía digital.El movimiento open source es
una variación de la tradición de software shareware y freeware, que contribuyeron al desarrollo
técnico del internet. El software freeware se distribuye libremente y no solicita un pago a sus
usuarios. El shareware se distribuye libremente pero acarrea la obligación moral del usuario de
remitir una pequeña suma al productor para sostener el movimiento del shareware como un
movimiento económico alternativo al software bajo copyright de los gigantes. Open source es un
modelo de desarrollo de software donde el código subyacente de un programa (código fuente) está
por definición disponible de manera gratuita al público en general para su modificación, alteración o
distribución sin límites. No es necesario apropiarse del código fuente para obtener una ganancia,
puede ser libre, pero ni el soporte técnico, empaquetado, software de instalación, actualizaciones
regulares, aplicaciones de oficina y hardware son libres.

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Según Horvath lo gratis se ofrece en la red, son productos que te tienen enganchado a otro, solo te
hace consumir más tiempo en la red. El objetivo es hacer que los usuarios pasen el mayor tiempo
posible en la red, que consumas ancho de banda. El freeware y el shareware son los medios por los
cuales los pequeños productores pudieron compensar los efectos demoledores de los poderosos.

La cuestión del open source demuestra la dependencia excesiva de la economía digital en el sí del
trabajo libre, en el sentido de “no recompensado económicamente” y en el de “entregado
voluntariamente”. Esto es realizado por líderes comunitarios, programadores de open source,
diseñadores web, editores.

La supeditación es parte de los mecanismos más amplios de extracción capitalista de valor que son
fundamentales para el capitalismo tardío en su conjunto. Esos procesos son el resultado de una
compleja historia en la que la relación entre el trabajo y el capital es mutuamente constitutiva,
entrelazada y forjada durante la crisis del fordismo. El trabajo libre es un deseo del trabajo
inmanente al capitalismo tardío, este es el campo que a la vez sostiene al trabajo libre y lo agota,
debilita los medios a través de los cuales ese trabajo puede sostenerse.

El capitalismo tardío cría, explota y agota a su fuerza de trabajo y producción cultural y afectiva, es
técnicamente imposible hacer una separación entre la economía digital de la red y la más amplia
economía en red del capitalismo tardío. Internet siempre ha sido una economía del don y una
economía capitalista avanzada. Los trabajadores en la economía digital son parte de una economía
cultural difusa que opera a través del internet más allá.

La red y el televisor

La web se compone de nuevas formas de hacer trabajar a la audiencia. Hay dependencia de las
audiencias y los usuarios proveedores del trabajo cultural que lleva la etiqueta de historias de vida
real. Crean valor monetario a partir de los miembros más reacios de la economía cultural
posmoderna, aquellos que no producen un estilo vendible, que no están calificados para ingresar al
veloz mudo de la economía del conocimiento, son convertidos en valor económico a partir de su
capacidad para representar afectivamente su miseria.

La economía digital se preocupa sólo por la moralidad, por la abundancia de la producción, interfaz
inmediata con el trabajo cultural y técnico. Este modo de producción abierto y distribuido es el
campo de experimentación de nuevas estrategias de organización que parten de la potencialidad
abierta de los muchos para desarrollar nuevos conjuntos de limitaciones capaces de modular
apropiadamente la relación entre valor y plusvalía.

UNIDAD 7 BLOQUE 4

FERNÁNDEZ SAVATER - CRISIS DE LA PRESENCIA

Introducción: desde dónde mirar

Si miramos sin apoyarnos en un lugar, no veremos nada. El estilo es cuestión de identidad que
conquistar, valorizar y conservar. La aventura empieza cuando se arriesga la identidad para pensar

189
en el nombre propio. Aventura es cuestión de emancipación y singularidad. Tiqqun tenía más de
aventura, en qué podía consistir una política por fuera de la política. En torno de esta palabra estaba
la fuga de las formas de existencia banales, nombraba el horizonte de sentido que hacía relevante la
vida: acción, intensidades colectivas, manifestaciones, luchas, centros sociales, proyectos y disputas
encendidas, encuentros y reuniones, lecturas y aprendizajes, afectos y sueños. Transformarse uno
mismo en el interior de un movimiento de transformación social. Espacio, modos de hacer y
complicidades organizadas para despegar de una realidad que se nos caía encima.

La política cayó como respuesta, como mundo concreto de referencia, pero persiste como pregunta.
Qué puede significar reinventar una vida política. Hay que buscar otra relación con lo real, otra
sensibilidad hacia lo común y otra idea de lo que significa pensar. Modos de hacer que se trata de
inventar en situación y relaciones donde no hay claves previas para reconocer lo común. Un
potencial de transformación que está como empotrado en la misma realidad. Esfuerzo, conectar el
pensamiento con las preocupaciones y los problemas íntimos.

Emergen movimientos atípicos que cuestionan radicalmente el estatuto de lo político. Movimientos


sociales que no son sociales, donde el “cualquiera” se politiza, abre preguntas radicales sobre el
mundo que se construye, desafía el curso normal de las cosas, interpela sin esperar nada de un
nosotros dado. Elabora nuevas preguntas encontrando energías distintas, buscando otras salidas.

Qué potencias podemos encontrar en el anonimato, despolitizarse para politizarse, experiencia de


transformación que hace vacilar la definición y estatuto de la política. Los sentidos preexistentes se
retorcerán bregando para volver a imponerse. Es decisivo entender y nombrar el propio proceso,
construir sobre la marcha otro mapa de situación. El encuentro con Tiqqun responde a ese
requerimiento: explorar otra fuente de energía y otro punto de partida para la política. A las nuevas
preguntas, iluminarlas bajo la luz de otras referencias.

Tiqqun llama Bloom a ese punto de partida de otra politización posible, debilidad existencial,
característica de nuestra condición contemporánea. Figura que designa nuestra situación de
impotencia e indiferencia ante un mundo que no se deja cambiar, atrapado en la normalidad. Es el
fondo donde se puede tomar impulso de nuevo, la debilidad puede convertirse en fuerza, débil o
vulnerable. Esta está hundida en la realidad al alcance de cualquiera.

Metafísica crítica: elabora lo común

La filosofía de Tiqqun es una metafísica crítica, con fuerte carga existencial. Arranca de una quietud
que no nos deja vivir en paz en este mundo ni con él. Ésta, íntima y común, es el resultado de la crisis
de la presencia, su manifestación sensible. La crisis de la presencia significa el hecho de que nuestro-
ser-en-el-mundo se vuelve problemático. Lo sólido y garantizado (unidad y autonomía de mi yo)
empieza a desintegrarse, se hunde la frontera que me separaba nítidamente del mundo, no me
reconozco ni a los otros.

El interior me asusta, el exterior parece haber perdido su objetividad maciza. Hay angustia
indefinida, inquietud. Un choque cualquiera con el mundo (acontecimiento, percepción, emoción)
desata la crisis de la presencia, iniciando de un hecho banal y concreto, y convirtiéndose en un

190
estado. Afecta el núcleo de las creencias, fidelidades y deseos que nos constituyen. Vacila el sentido
que tiene para cual vivir, de lo real, mi consistencia subjetiva y la misma objetividad de las cosas.

Para Tiqqun, la quietud que resulta es condición necesaria, pero no suficiente, para otro habitar. La
presencia que se desfonda es la figura clásica del sujeto como entidad completa, autárquica,
regente, centro y medida de todas las cosas, “el hombre se fija de manera unilateral en los objetos a
su disposición. Frente a este mundo que se le opone, se afirma como sujeto, se capta como el centro
de referencia de lo real. Seguro de sí y obnubilado por su poder mide todo con la vara de su
inteligencia y voluntad. El único tipo de verdad reconocida es la verdad eficaz, la que sirve para algo.

Esa distinción entre sujeto y mundo es la base de la metafísica occidental de la que derivan otras
separaciones desgarradoras. El orden de la metafísica es uno con el orden del mundo: lo configura
directamente, a la sociedad como conjunto y a cada uno de nosotros como sujetos. Es una filosofía
práctica. Afirmar que la realidad es metafísica significa que occidente está hecho a imágen y
semejanza de ese esquema por el cual un sujeto se opone y gobierna todo lo que no es de él. Libre
es quién domina. La presencia soberana es esta modalidad de ser-en-el-mundo como fortaleza
absoluta, separada, sin relación, autosuficiente y autocentrada. Puede ser un solo cuerpo, grupo o
sociedad entera, pero se define por una relación de dominio con el afuera. El mundo sólo inspira
confianza a la presencia soberana en la medida en que lo puede controlar.

La presencia soberana se alza frente a un mundo de cosas opuesto que trata de gobernar mediante
el lenguaje y la técnica. La metafísica es la generalización abusiva de los esquemas de pensamiento
apropiados de dos tipos de operaciones: fabricar y clasificar. El hacer técnico y la atribución
predictiva. La primera es una filosofía de la manufactura: la visión (la idea) del manufacturero
impresa en el material disponible (el mundo) y ofreciéndose a la vista de todos en el producto
terminado (el objeto). La segunda es una filosofía de la definición: la operación sintáctica consiste
en la atribución de un predicado a un sujeto.Su extensión universal como modo de pensar es rasgo
característico de la cultura metafísica.

En la historia de occidente, la metafísica de la presencia soberana se ha traducido en diferentes


principios ordenadores de la vida social. Los paradigmas trascendentes a partir de los cuales el
mundo se vuelve inteligible y dominable. Patrones normativos que imponen sentido y finalidad a
cada gesto cotidiano, atravesado igualmente por la voluntad de poder, de gobierno y de apropiación
del mundo. Ninguna cosa/ente tiene verdadero valor en sí mismo, sólo si sirve de algo al principio
soberano.

El capitalismo es una tesis sobre el ser, una decisión metafísica. La más violenta, en él el máximo de
poder coincide con el máximo de nihilismo. El sujeto regente, centro y medida de todas las cosas
(nosotros como individuo) es el objeto más desechable en manos de un poder autonomizado. Es el
bloom. La crisis de la presencia es la experiencia donde colapsa la realidad, y nosotros con ella. El
intruso es el mundo, que desbarata la relación de fuerzas y me afecta. La distinción entre el mundo y
yo pierde sus fronteras. Se hunde la presencia de una metafísica garantizada. El pensamiento como
cálculo y estratégia, el lenguaje como operación clasificatoria objetiva, acción como técnica e
intervención exterior.

191
La crisis de la presencia abre una rasgadura en el orden de la metafísica que puede habilitar otra
experiencia del mundo: la exposición, el ser-en-situación, entrelazamiento, presencia común.
Escucha de lo que tiene al lado, experiencia extática que nos pone fuera de sí y dentro del campo de
relaciones heterogéneas en el que estamos implicados y al que llamamos mundo. La crisis de la
presencia puede ser la antesala de un desplazamiento, disuelve todo ideal de una presencia
autoritaria y dispone de otro punto de partida para nuestro habitar.

El concepto de Tiqqun señala el momento de operar ese desplazamiento, desocupar el orden de la


metafísica y restaurar la conexión inmanente con la realidad que se perdió bajo la dominación. Ese
desplazamiento no puede ser fabricado ni forzado (Heidegger). El voluntarismo de las vanguardias
revolucionarias no abandonó nunca el ideal de la presencia soberana, planteaba un sujeto
contrapuesto al mundo que lo empujaba en la buena dirección, pensando la transformación social
bajo esquemas metafísicos: pensamiento como ciencia, realidad como material informe que
tenemos enfrente a disposición, la acción como intervención que modela, el cambio revolucionario
como artefacto. La política revolucionaria no sale del círculo de lo negado.

La crisis de la presencia es una decisión: reconstruir las defensas en torno a la presencia-fortaleza,


declararnos vencidos y dejar de vivir, reinventar la presencia como ser-en-relación. Un inmenso
potencial de transformación está en juego en el espacio de elaboración de la crisis. Es metafísica
porque su materia prima es la pregunta por el sentido de la vida, es crítica porque quiere ser al
mismo tiempo parte activa y marco conceptual para otra práctica político-existencial: práctica sin
sujeto, liberada de la maldición de la exterioridad y el finalismo, práctica sin modelos, abandonada al
despliegue y la apertura de su propio proceso, práctica fuera de sí atenta a las situaciones que
atraviesa, entregada a los contextos que habita, expuesta al mundo.

Hacer de la crisis de la presencia un centro de energía, elaborar la inquietud como motor de la


transformación, reconvertir defensas rotas en materiales de nuevo cuerpo, apoyarse en el mismo
intruso para crear nuevas posibilidades de vida, devolver el golpe a la vida en términos de desafío,
creación y regalo, transfigurar la fragilidad que experimentamos en fuerza vulnerable. Tiqqun piensa
esa operación como magia.

La magia: hacerse amigo del enemigo

Hemos dejado a la presencia en crisis, abre el espacio ambiguo de una bifurcación decisiva, la
posibilidad de un desplazamiento. La presencia tocada se hundirá. Formas distintas de perder la
confianza en el mundo. De ahí nuestro vínculo con él estará hecho de angustia, pasividad radical.
Marchitará la capacidad de afectar y ser afectados, situación de impotencia. La crisis de la presencia
no conduce por sí sola a ninguna liberación. Todo depende de nuestra elaboración, nuestra
respuesta.

A la presencia hay que rescatarla del riesgo de no ser, hay que sanar, crear una nueva forma de
relación con el mundo. Tiqqun recurre a los aportes de de Martino, quien ofrece pistas para pensar
qué significa hacer de la crisis de la presencia una fuente de energía: 1) acercamiento materialista al
mundo mágico. El poder de la magia interviene ante el drama existencial de la crisis de la presencia
cuando se derrumba la distinción entre presencia y mundo que se hace presente. La magia actúa
para garantizar esa presencia, restaurarla o rescatarla. Pero la crisis de la presencia sólo puede ser el

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mal allí donde el ideal normativo es la presencia soberana. La crisis de la presencia es un riesgo
donde al mismo tiempo habitan energías necesarias para la renovación existencial, singular y
comunitaria. Definir la crisis como el mal, significa acosar y debilitar la misma fuente de
transformación individual y colectiva. Condenar a la sociedad a la repetición y a la paranoia del
control total, condenar a los individuos al trauma crónico y la victimización.

El ritual mágico evoca la crisis de la presencia, interrogándola, explorando e identificando su


naturaleza particular y concreta mediante visiones expresadas con temas míticos o mágicos
tradicionales. En segundo lugar, lejos de negar el peligro, lo asume, lo elabora, decide su sentido,
transformándolo en una invitación al cambio. Finalmente atraviesa y domina la crisis mediante la
ayuda de creencias y técnicas específicas.

Rasgos claves del ritual mágico: evocar la crisis de la presencia y traerla al espacio de elaboración
para que sirva de materia prima durante todo el proceso, desencadenar e intensificar la
problematicidad de nuestra existencia para poder leer en ella y dominarla, ponerse radicalmente en
juego en una situación que uno no gobierna, donde tampoco uno es simplemente gobernado; y
finalmente alcanzar un rescate de la presencia amenazada, conquista de un nuevo equilibrio
psíquico que no implica el exterminio del huésped que nos habita sin permiso, sino su
reconocimiento y un pacto de alianza con él. Equilibrio dedicado, en construcción permanente.

El ritual mágico no pretende estabilizar la presencia bloqueando la relación con todo aquello que
provoque inestabilidad: todo aquello que nos afecta. Ni tampoco corta con los asideros que nos
vinculan a la vida para proteger a la presencia en crisis, sino rescata la presencia entregándola al
mundo (con temor y espanto), reactivando y potenciando su capacidad para afectar y ser afectado.
El ritual mágico asume y elabora la crisis de la presencia como principio de un segundo nacimiento
(orgánico), del desarrollo de nuevas formas de vida que incorporan al huésped.

Para una presencia soberana, todo aquello que no me deja ser yo solo puede ser un enemigo. Lo
importante para ella será lo que defienda el sí-mismo autosuficiente del no-yo enemigo con el que
no se quiere contacto. El objetivo del ritual consiste en hacerse amigo del enemigo, mediante su
ayuda podemos rescatarnos de la crisis de la presencia. Se sale con otros y volviéndose otro.

2) El rescate mágico de la presencia es un asunto colectivo. Es evidente cuando la existencia de una


comunidad entra en crisis. El rescate tiene implicaciones para lo común y un gran valor social. El
ritual mágico no trata de reparar una presencia en crisis para reintegrarla a la normalidad de la
presencia garantizada. Según De Martino, en el mundo mágico la presencia soberana no existe como
modelo, norma. Lo normal es precisamente la inestabilidad y labilidad de la presencia, la fragilidad
del animal humano de sus instituciones. De ahí que el drama existencial de cualquier crisis de la
presencia sea común a todos, nunca un asunto privado. El debilitamiento y la atenuación del ser-en-
el-mundo guardan vinculación con el debilitamiento y la atenuación del mundo en el cual el ser-en-
el-mundo está inmerso.

La magia son prácticas específicas que se hacen cargo del mundo (herido),que autoorganizan lo
común, hace y deshacen realidad colectivamente. Recibe y aporta un saber-poder social y común
organizado explícitamente, forman civilización. En el mundo mágico el drama individual se inserta

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orgánicamente en la cultura en su conjunto.La estructura de la civilización está preparada para
resolver ese drama que es común a todos.

Cuando la presencia garantizada ocupa el ideal de una civilización, toda la estructura social está
dispuesta para negar y rechazar ese drama que es común a todos, multiplicando los dispositivos
inmunitarios, expulsando el dolor y la muerte de la vista, convirtiendo toda crisis de la presencia en
un simple accidente sin ningún tipo de implicación para lo común. El drama individual será incapaz
de inscribirse en la cultura en su conjunto, no encontrará el consuelo de la tradición. La crisis será
gestionada por dispositivos de reintegración al orden de la presencia soberana, que combatirán al
huésped como a un peligroso apagando así las preguntas sobre el sentido de la vida que dispara,
procurando defensas exteriores a uno mismo y a lo común, administradas por expertos.

De Martino dice que el mundo moderno,la crisis de la presencia, su sentimiento de incompletitud y


extrañeza es la suerte de algunos pocos desgraciados. El sufrimiento individual no puede insertarse
en la vida social en su conjunto. Sin apoyo en la tradición, continuidad de la experiencia, sin espacios
colectivos de elaboración, las salidas que nos quedan son aisladas, monadistas y antihistóricas. Los
problemas se hacen crónicos y el resultado es el Bloom, un eco pasivo del mundo.

El Bloom: me gusta cuando callas

Janet habla de la psicastenia, desde donde podemos entender los procedimientos del Bloom: en
esta enfermedad se observa una caída de la tensión mental, capacidad de síntesis y concentración,
pérdida de la función de lo real, del contacto con la realidad y la contínua adaptación a ésta. Surge
un estado de angustia, sensación de incompletitud, de extrañeza de la persona y del mundo
circundante. Se siente extraño, dominado, despersonalizado, doble o múltiple, sin suficiente
realidad, y el mundo pierde relieve y naturalidad. Los síntomas son los de la víctima del maleficio
mágico. Sin embargo el primitivo encontrará complicidades y recursos en su cultura para salir de la
crisis renovado existencialmente. El psicasténico está aislado y despojado ante su suerte. Será
culpabilizado y responsabilizado por su situación, aislado, relegado.

El Bloom es la modalidad histórica actual de la crisis de la presencia: el resultado de la expropiación


radical de los saberes, complicidades y espacios colectivos para la magia, en una sociedad regida por
la norma ideal de la presencia soberana y autosuficiente.

En el comienzo había un sujeto, que creía no estar sujeto a nada que pudiera desbordar el control de
su voluntad. Pero la crisis hace añicos su ensimismamiento, autosuficiencia. Ya no es idéntico a sí
mismo, sino un extraño, hay algo en él que no es él, y hay algo fuera de él que no se doblega a su
voluntad. Pánico. El Bloom es el sujeto herido que ya no puede ignorar simplemente la herida, no es
capaz de elaborarla. Su crisis supone caída con respecto a la norma de la presencia soberana que
gobierna nuestras sociedades, la niega ferozmente. El extrañamiento perdura en la pérdida de
sentido de las cosas y se instala en un sentimiento siempre latente de angustia. El Blom ha perdido la
seguridad del mundo, la certeza de que estaba ahí para satisfacer su deseo, tampoco puede
establecer un nuevo vínculo con él que no pase por el control, por la confianza.

Janet explica cómo el estupor catatónico es una estratégia de la presencia en crisis, que trata de
salvarse sustrayéndose a todos los estímulos, imponiendo un veto general a todos los actos. La

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presencia en crisis que no consigue rescatarse se ausenta, es la garantía de no ser tocada. El Bloom
trata de atenuar al máximo su capacidad de afectar y ser afectado, interpreta que es justo ahí por
donde se ha colocado el dolor intruso. Localiza en la relación consigo mismo, con los demás y con el
mundo la fuente de un dolor que no tolera, pero tampoco sabe metabolizar.

Se ausenta de sí mismo, no puede confiar en un yo resquebrajado. Ya no es él quien fue, todavía no


puede crear otra manera de estar-en-el-mundo, otra forma de vida. Asustarse de uno mismo implica
vivir en un estado de dejadez y pereza perpetua. El Bloom presenta una disposición, atrofia de la
memoria que lo confina en un eterno presente. Se ausenta de la relación con los demás porque se
siente un extranjero entre extranjeros. Los lazos sociales son una carga, algo exterior, objetivo y
opuesto. Ausentarse de la relación con los demás implica poner a distancia toda situación de vida: El
Bloom ve lo que quiere ver, piensa lo que ya sabe, se relaciona sin implicarse , oye sin escuchar y
decide sin asumir. Se ausenta de la implicación en el mundo, no puede confiar en él. Hace un
turismo existencial.

Ausentándose, el Bloom debilita recursos que podrían ayudarle a no ser mera víctima de la crisis,
recuperar su autonomía y su presencia. A partir de ese núcleo de no-experiencia moderna,
desconexión entre el ser humano y el mundo, Tiqqun explica la multiplicidad de fenómenos
contemporáneos: el consumo como práctica dominante, desbordes irracionales de violencia, gestión
de la vida como proyecto sustentada sobre una relación de exterioridad con uno mismo, inflación
del sector cultural que fabrica el entretenimiento que necesitamos para aplacar la angustia. La
fenomenología de Bloom interesa en cuanto al extrañamiento y la ausencia. El Bloom no es un
individuo concreto, sino una abstracción transitoria, tendencia, pendiente histórica por la que se
desliza nuestro mundo y nosostros mismos. Es un estado de ánimo impersonal, humor colectivo que
atrae los cuerpos aquí y allá. Se está Bloom en tal momento, en tal situación. La sociedad que
produce masivamente el Bloom es sostenida por los dispositivos.

Gestionar la ausencia: los dispositivos

Un dispositivo es magia negra, se relaciona con nuestra presencia en crisis para gestionarla:
entretener, controlar y reproducir indefinidamente nuestra situación de ausencia en el mundo. A
menudo aliviándola, o envenenándonos lentamente. Los dispositivos nos prometen que saldremos
indemne si obedecemos sus pautas privatizando la elaboración de la crisis. Son fábricas de sentido y
sensibilidad, arquitecturas y disciplinas del cuerpo, estratégias y técnicas, marcos y discursos que se
hacen cargo de mantener al Bloom como tal, pero sosteniendo sus ilusiones de control y
autosuficiencia. Encarnan materialmente la metafísica de la presencia soberana en una situación
histórica de desfondamiento subjetivo, gigantesca muleta existencial para el Bloom.

Es un dispositivo que colma y sutura la distancia entre dos modalidades de presencia: la norma ideal
de la presencia soberana y la crisis de la presencia. Es el suplemento que permite a una presencia en
crisis seguir funcionando como si fuese una presencia garantizada, como si no pasase nada, negando
para ello al huésped que se ha alojado en nos. En lugar de asumir el vacío, el dispositivo lo completa.
En lugar de despertar nuestras capacidades singulares para rescatarnos, el dispositivo nos ofrece una
solución de la que solo somos consumidores pasivos.

195
Hay dispositivos que tranquilizan pero no sirven para elaborar, gestionan un equilibrio difícil:
vitaminar a la presencia en crisis para que pueda seguir funcionando, impidiendo el hundimiento
total, también el rescate positivo. Los dispositivos van hacia adelante en un callejón sin salida, donde
está atrapado el Bloom. Ocultando las condiciones que dieron lugar a la crisis y bloqueando toda
transformación posible, los dispositivos preparan nuevos desastres. Al igual que el Bloom, un
dispositivo no “es”, sino que “funciona”. Algo puede funcionar como dispositivo en una situación y
ser significado como magia en otra. Los dispositivos son usos y prácticas, operaciones.

El dispositivo como máscara cubre la ausencia del Bloom: Sirve para conjurar el miedo al vacío.
Disimula el sufrimiento al precio de postergar indefinidamente el encuentro con uno mismo. La
máscara sirve para fingir normalidad, tiene una función de (auto)control: fijar a cada cual en un
lugar, donde la crisis de la presencia no podrá ser afrontada ni compartida. El dispositivo como
prótesis permite al Bloom singular huir de la crisis de la presencia: la relación es un dispositivo,
rescata momentáneamente la presencia en crisis, tapando los agujeros y manteniendo el ideal de la
presencia soberana. El dinero nos permite comprar dispositivos que nos ahorran el esfuerzo de la
presencia y de las relaciones.

El dispositivo como mecanismo de individualización-distribución impide asumir colectivamente la


crisis de la presencia: Se instalan dispositivos, cada uno vela principalmente para que todo vuelva a
la normalidad. Para que no se abra una situación donde la crisis de la presencia pueda elaborarse
colectiva y autónomamente, a partir de cualquier pregunta que pueda dar que pensar sobre lo
ocurrido. Los dispositivos trocean y privatizan lo común, encerrándolo en una esfera separada donde
sólo los expertos tienen la palabra. Proponen sus soluciones ya-hechas (ley y castigo). Cortan el
destino personal del colectivo mediante una individualización-distribución de los papeles sociales y
sus funciones. Definen y clasifican para establecer un cordón sanitario en torno a la persona y la
conducta localizada como el mal, evitando la posibilidad de asunción común de un problema común.

El dispositivo como espacio polarizado reconduce la inquietud por la crisis de la presencia hacia el
resentimiento y la lógica de los bandos: Alcanzado por la crisis de la presencia, sin complicidades
para elaborarla, la inquietud del Bloom se convierte en desconfianza y miedo, que busca culpables,
el dispositivo gestiona ese paso de la inquietud al miedo. Se nos invita a definirnos a la contra.
Reduce toda complejidad de una presencia en crisis al enfrentamiento entre el bien(presencia
soberana) y el mal (lo que trae la crisis). Consigue traducir la inquietud, sentimiento de chocar con
esta realidad, en un afecto de resentimiento dirigido. Rabia reactiva entregada a la búsqueda y
castigo de un culpable de mi situación, el enemigo. La sanación es condenar y destruir un chivo
expiatorio.

El dispositivo como lógica de la representación expropia al Bloom de (la integración sobre) el sentido
de su malestar: un dispositivo rige posibilidades y condiciones de posibilidad. Pretende mantener el
monopolio sobre sobre los significados de lo que (nos) pasa, reproduciendo nuestra ausencia.
Canales preestablecidos para la participación, respuestas automáticas para cada pregunta, guiones
dados para analizar cualquier experiencia y la agenda (político-mediática). Está prohibido pensar mi
situación, tomar la palabra, hacerme presente aquí y ahora, dejarme llevar, reconectar con mi
cuerpo afectado. Los dispositivos quieren más de sí mismos, mediante la repetición trata de
bloquear toda auténtica apertura singular a las situaciones, devenires y los acontecimientos.
Levantan una muralla que nos protege del acontecer de las cosas y su interpelación, restableciendo

196
una distinción neta entre el mundo y yo. Encauza, pauta y dirige, desresponsabiliza, desimplíca y
despreocupa.

Los dispositivos ofrecen sus propios remedios a la crisis de la presencia, alivian. La vida dependiente
de los dispositivos agrieta los cuerpos, menos numerosas son las polarizaciones compatibles con
supervivencia y más tenderá a recrear las situaciones en las que se encuentra comprometido a partir
de sus polarizaciones familiares. La ausencia se nutre a partir de nuestro miedo senil a la presencia: a
devenires, situaciones, formas de vida y acontecimientos que nos exijan demasiada atención,
exposición, pensamiento, creación. Más se cronifica el estado bloomesco, menos capacidad tendrá
la presencia para ser afectada positivamente por otras formas de vida, difícil y doloroso le resultará,
menos autonomía tendrá respecto al hechizo de los dispositivos, tendrá más sospechas paranoicas.

El secreto de los dispositivos

Lo que funciona a costa de reproducir nuestra situación bloomesca de ausencia al mundo es un


dispositivo, el cual no expropia lo común, se lo entregamos, él solo se limita a gestionar el fragmento
de la vida del que nos hemos despreocupado, retroalimentado, nuestra desimplicación del mundo .
Cada vez que el mundo nos requiere, respondemos con dejadez, insensibilidad, distracción o miedo.
Somos incapaces de abandonar nuestras identidades para hacernos cargo de una situación que se
abre. No encontramos a nuestro alrededor ni en nosotros mismos, fuerzas para sostener la
presencia. Los dispositivos sólo testimonian sobre nuestra ausencia al mundo, sobre el fracaso
individual y colectivo para autoorganizar lo común. Alguien tiene que hacerse cargo del mundo
cuando nosotros renunciamos a ello porque es más cómodo dejarnos vivir. Desafiar un dispositivo es
rivalizar con él en el terreno de la magia. Cada vez que recobramos y actualizamos nuestra capacidad
para hacernos cargo del mundo,para hacer y deshacer la realidad, para autoorganizar lo común, los
dispositivos quedan en jaque.

La crítica como dispositivo

La crítica no funciona,porque se queja, culpa, juzga, condena y así se exime. Es un discurso que borra
la implicación singular (de quién lo enuncia) en lo que ocurre. Se dirige al Bloom desde un simulacro
de presencia soberana: opone a este mundo una distancia, un transmundo. Arranca desde una
distancia jerárquica entre quien tiene acceso a ese transmundo y quien no. La crítica va al Bloom,
pero este no escucha al crítico, su capacidad de retirada es infinita. La crítica parece saberlo ya todo.
Nunca acompaña a las experimentaciones en curso, se limita a juzgar desde una posición
trascendente sus retrasos, ingenuidades, ilusiones. Alecciona al Bloom para que tome conciencia. El
dispositivo es un hechizo físico que captura los comportamientos y los cuerpos.

Categorías hiper-generales bastan al crítico para presuponer cada respuesta y así se ahorra el trabajo
de escuchar (implicarse en) cualquier situación singular. Y cuando irrumpe un acontecimiento
inesperado de toma de palabra masiva, la crítica despliega todos sus recursos para neutralizarlo.
Legitima su papel como saber necesario del que la gente carece.

La crítica hoy se ha vuelto una especie de dispositivo,suplemento identitario de la existencia en


crisis. Máscara que sirve para incluirse en el mundo común como alguien diferente. General,
abstracta, moralizadora,cómoda, automática, nos confirma lo que ya sabemos, nos carga de razón,

197
nos dispensa de la duda y el pensamiento. Promueve la indiferencia a los contextos y las situaciones,
la ausencia al mundo.

Un preguntar vinculante

Una práctica puede ser general y abstracta, a través del combate del pensamiento nos hacemos
presentes aquí y ahora, desafiando la ausencia que gestionan los dispositivos. Cómo el pensamiento
se hace fuerza material: capaz de desafiar la impotencia y la indiferencia, de poner entre paréntesis
los automatismos corrientes y conmover los cuerpos, tocar, afectar y desequilibrar el mundo.

Heidegger habla de la filosofía como un preguntar vinculante. La crítica no es vinculante, ya está


asegurada de antemano de que no le va a pasar nada, la filosofía es torbellino al que el hombre está
arrojado para solo así concebir la existencia, pero sin fantasías, lo contrario de todo aquietamiento y
seguridad. La filosofía pregunta de tal modo que nosotros conjuntamente en la pregunta, somos
puestos en cuestión. Los críticos quieren mostrarse mutuamente verdades, olvidando introducir en
la existencia propia y en la de los demás una cuestionabilidad fructífera. La crítica se pregunta
¿dónde estamos? (toma de posición) el preguntar vinculante ¿qué sucede con nosotros? (puesta en
cuestión). La crítica tiene malas preguntas, tiene respuestas vacías y generales. El preguntar
vinculante se hace verdaderas preguntas, viene de la necesidad de nuestra existencia, nos va la vida
en ellas. Abren un búsqueda real no estando respondidas de antemano. Sobre ellas se vuelve
decisivo saber si las preguntamos realmente, si tenemos la fuerza para cargar con ellas a lo largo de
toda nuestra existencia.

Potencia, ambivalencia, disponibilidad

El mundo tiene por norma la presencia soberana y garantizada, la crisis de la presencia contendrá la
potencia para abrir esas verdaderas preguntas. El contacto con el Bloom puede ponernos en juego y
en cuestión. El preguntar vinculante se convierte en pregunta metafísica crítica, práctica y
posibilidad al alcance de cualquiera.

El lado malo del Bloom es el desarrollo que lo asume como carencia con respecto a la crisis
soberana. Convertir la crisis de la presencia en energía transformadora declina al Bloom y localiza en
él potencia, ambivalencia y disponibilidad. Potencia: el Bloom es el huésped más inquietante, nos
hace preguntas sobre la vida que desestabilizan toda inercia, toda repetición sin deseo, todo
dispositivo. Esencial desocupación que nos pregunta sobre el sentido de nuestras preocupaciones,
extranjería que nos interroga sobre la consistencia de nuestras pertenencias, finitud que nos obliga a
pensar si estamos viviendo la vida que quisiéramos vivir. Ambivalencia: Infinita capacidad de retirada
del Bloom le convierte en un enemigo (cualquiera) de los dispositivos que gestionan su ausencia.
Desapego que hace obstáculo a la movilización permanente, fuente de burla y deslegitimación de
todos los centros de sentido, indiferencia radical que imposibilita su identificación definitiva con
cualquier función social. Disponibilidad: al estar más allá de toda inscripción sociológica, ideológica o
nacional, puede ser afectado por otro Bloom. Abre la posibilidad de reapropiarse la no-pertenencia y
recrear lo común fuera de los moldes tradicionales del nosotros identitario.

Una fuerza vulnerable

198
En cuanto a Tiqqun y su interrogación sobre el Blom, hay una secuencia de su pensamiento
(presencia soberana, crisis de la presencia, metafísica crítica, magia, Bloom, dispositivos, crítica,
pregunta vinculante, potencia, disponibilidad y ambivalencia) que interesan como retazos de un
nuevo mapa con el cual explicar(me) mi propio recorrido y afinar todo lo posible la sensibilidad para
detectar nueva potencia de transformación.

Hay una paradoja en la que consiste la metafísica de la presencia soberana: cuanto más se pretende
apuntalar una sólida presencia garantizada frente al mundo, más destrucción se despliega por todas
partes. Cuanto más alejamos el dolor de nuestro entorno, más ansiolíticos necesitamos. Cuanto más
se moviliza y se necesita un yo autónomo, más grietas y fisuras se abren en cada individuo. Cuando
menos violencia de baja intensidad podemos asumir o tolerar, más violencia a gran escala reparten
las potencias occidentales por todo el planeta. Hoy el ideal de presencia soberana es solo un ideal,
casi nadie alcanza pero condena a la mayoría al destino fatal de las víctimas traumatizadas. La
relación de dominio que establece la presencia soberana con el mundo se justifica en la protección
que nos brinda frente a catástrofes de todo tipo. La crisis de la presencia es quién se hace cargo de
ella: los dispositivos con el fin de gestionarla, explotarla o acumular poder a costa de clavarnos en el
sufrimiento para siempre, o serán otras prácticas que busquen elaborarla para sanar
transformándonos a la vez que transformamos el mundo.

En cuanto al Bloom, su ambivalencia es unilaterizada en el concepto exclusivamente negativo del


liberalismo existencial: la relación con el mundo basada en la idea de que cada cual tiene su vida.La
fenomenología del liberalismo existencial es parecida a la del Bloom: despuebla los mundos y asola
lo común. Pero no se ve ambigüedad en el liberalismo existencial, disponibilidad ni potencia alguna.
La crisis de la presencia aparece ahora exclusivamente como peligro, yo no como ocasión. El Bloom
se vuelve el enemigo que tenemos enfrente. Dispositivo de neutralización por excelencia. Se trata de
luchar contra sus manifestaciones en nosotros y fuera de nosotros.

Es la apuesta por las comunas, la sensibilidad se hace fuerza material, se engendran territorios
liberados, en los que poder finalmente habitar (en lugar de ser habitados por los dispositivos) y se
prepara el salto al mundo del Bloom. Hay que enfrentarlo, explorar el Bloom en la ambivalencia de
sus salidas posibles a una organización social fundada sobre el ideal de la presencia soberana. Hacer
de la propia crisis de la presencia una línea política. El Bloom sufre, los dispositivos no sanan, pero
hay acontecimientos que interrumpen ese círculo infernal. Percibimos la soledad de la presencia
soberana, hasta qué punto la autosuficiencia que nos ofrece el dispositivo es una trampa y en sus
manos somos solo objetos. Todos estamos expuestos y entrelazados. El Bloom, en cuanto al hacer
de la crisis de la presencia, sólo con su ayuda podemos interrumpir el mecanismo fatal que convierte
el extrañamiento en ausencia. Con los otros podemos rescatarnos autónoma y positivamente de la
crisis de la presencia.

En ese impulso hacia los otros se abren situaciones donde sostener juntos esas preguntas sin
respuestas y reinventar nuestra relación con el mundo a partir de una común fragilidad.
Desfondados los dispositivos, nos hacemos presentes con la vida al descubierto y podemos decir
aquí estamos.

Hay que aprender a la guardia y exponerse, abandonar todo análisis y posición estratégico-
instrumental, hacerse sensible al sufrimiento y asumir la indeterminación de los procesos, dejarse

199
afectar por pasiones inapropiadas y arriesgarse a estar mal. Cada una de esas situaciones donde los
seres se hacen presentes lleva consigo un mundo y cada uno de esos mundos contiene pistas para
inventar otras formas de existencia colectiva sobre la tierra. En los errores y los disfuncionamientos
de la presencia soberana podemos descubrir otra relación con el mundo. Lo que aprendemos en
ellos podemos incorporárnoslo, hacemos una nueva piel sensible, densificarlo y transmitirlo,
amplificarlo políticamente.

Esas situaciones-mundo es donde se rescata la presencia en crisis, por fuera de los dispositivos se
elabora una extraña alquimia que hace girar el sufrimiento en fuerza vulnerable, que solo puede
afectar la realidad en la medida en que es afectada por ella. Su potencia de transformación, su
disponibilidad a dejarse tocar: la energía que despliega depende de su capacidad para plegarse.
Desafía la impotencia y la indiferencia por que las conoce, es fuerza conmovedora, conmociona
porque se conmociona y conmueve porque se conmueve. La fuerza vulnerable sólo actúa porque es
actuada, no es autónoma sino recíproca. La eficacia de la fuerza vulnerable no atiende a cálculos de
costes y beneficios. La fuerza vulnerable no puede practicar un corte con el mundo del Bloom sin
cortarse ella misma de su fuente. Pasa por hacerse amigo del enemigo, no por declararle la guerra.
Habla a los otros desde la horizontalidad de una problematización compartida. Desde una afectación
común, común zozobra de la presencia que busca escapar de la ausencia y la victimización, sin
restaurar para ello una presencia soberana. Busca recrear un mudo común, cada uno de nosotros
constituimos un cruce entre distintas relaciones. Somos la relación, lo que hay entre nosotros, a la
vez hecho y por hacer, personal e impersonal. La cualidad de nuestra presencia pasa por la
intensidad del mundo común. Es otra tesis sobre el ser.

La Hipótesis Cibernética - Tiqqun

“IX”

En cuanto al poder impersonal que materializan los dispositivos cibernéticos del imperio: la mayoría
de las guerras son guerras de contacto, esforzándose ambas fuerzas por permanecer cerca a fin de
evitar toda sorpresa táctica. Deleuze, incluso se opone demasiado la guerrilla, que plantea el
problema de la individualidad, a la guerra, que plantea el de la organización colectiva, precisa que de
lo que se trata es de abrir lo más posible el espacio y de profetizar o fabricar lo real, no de
responderle. La revuelta invisible o guerrilla difusa no sancionan una injusticia, crean un mundo
posible. En el lenguaje de la hipótesis cibernética, conozco cómo crear la revuelta invisible o la
guerrilla difusa, a nivel molecular, de dos maneras distintas. El primer gesto, fabrico lo real, estropeo
y me estropeo estropeando. Todos los sabotajes tienen ahí su fuente. Lo que representa mi
comportamiento en ese momento existe para el dispositivo que se estropea conmigo. Mi goce
excede al dispositivo. Segundo gesto, no respondo a los bucles retroactivos humanos o maquínicos
que intentan acotarme, no entro en el espacio de los flujos, no me conecto, me quedo. Hago uso de
mi pasividad como una potencia contra los dispositivos. Primer tiempo: gozo perversamente.
Segundo tiempo: me reservo. Cortocircuito y desconexión. En ambos casos, el feedback no tiene
lugar, hay una carnada de línea de fuga. Línea de fuga exterior de un lado que parece surgir de mí,
línea de fuga interior del otro que me conduce a mí mismo. Todas las formas de interferencia parten
de estos dos gestos, líneas de fuga exteriores e interiores, sabotajes y retiradas, búsqueda de formas

200
de lucha y asunción de formas-de-vida. El problema revolucionario consistirá en conjugar ambos
momentos.

Se privilegian los ataques contra lo material, contra los canales de comunicación más que contra las
instituciones mismas. La revuelta deviene invisible en la medida que alcanza su objetivo, privar al
adversario de cualquier objetivo, de nunca proveer blancos al enemigo. Impone al enemigo una
defensa pasiva, costosa en energía, y extiende en el mismo movimiento su propio frente al religar
respectivamente los focos de ataque. Este tipo de lucha produce relaciones nuevas, la máxima
irregularidad y flexibilidad eran las metas. La diversidad desorienta a los servicios de inteligencia del
enemigo. Esta restringe y asfixia la individualidad, constituyen el mínimo común denominador de los
hombres. Lo importante es contar con una población simpatizante, lugar de reclutamiento potencial
a la vez que de difusión de lucha. Los servicios de inteligencia perfectos deben permitir elaborar
planes con una certidumbre a fin de jamás proveer objetivos al enemigo.

La práctica de la interferencia, de Burroughs, es vana si no se acompaña por una práctica organizada


de investigaciones acerca de dominación. El espacio electrónico de internet tampoco es espacio liso
y neutro del que hablan los ideólogos de la era de la información. Internet está a merced de un
ataque dirigido y coordinado. La conexión ha sido concebida de tal manera que la red aún podría
funcionar tras una pérdida del 99% de los 10 millones de routers (nodos de la red de comunicación
donde se concentra la información) destruídos de forma aleatoria. Un ataque selectivo, concebido a
partir de informaciones precisas acerca del tráfico, que apunte al 5% de los nodos más estratégicos,
puntos de entrada de las líneas transatlánticas, bastaría para provocar un colapso en el sistema.
Sean virtuales o reales, los espacios del imperio están estructurados en territorios, estriados por las
cascadas de dispositivos que trazan las fronteras para luego borrarlas cuando se vuelven inútiles, con
un constante escaneo que es el motor mismo de los flujos de circulación. En tal espacio
estructurado, territorializado y desterritorializado, la línea del frente con el enemigo no puede ser
tan clara. El carácter flotante del poder y la dimensión nómada de la dominación exigen un aumento
de actividad de inteligencia, organización de la circulación de los saberes-poderes.

El uso político de la cibernética tiende a reforzar el ejercicio de la dominación, Wiener se plantea una
cuestión similar, “toda la técnica del secreto, de la interferencia de los mensajes y del bluff consiste
en asegurar que el propio campo puede hacer un uso más eficaz de las fuerzas y operaciones de
comunicación que el otro campo. Es tan importante dejar abiertos los propios canales de
información como obstruir los canales de los que dispone el adversario. Una política global en
materia de secreto casi siempre implica la consideración de bastantes cosas más que el secreto
mismo”. El problema de la fuerza reformulado como problema de la invisibilidad, se vuelve
problema de modulación de la apertura y el cierre. Este requiere la organización y la espontaneidad
a la vez. La guerrilla difusa requiere hoy de la constitución de dos planos de consistencia distintos,
uno donde se organice la apertura, la transformación del juego de las formas-de-vida en
información, otro donde se organice el cierre, la resistencia de las formas-de-vida a su puesta en
información. No comprender que la alternancia entre soberanía e impoder no es algo que se
programe, que el curso que dibujan estas posturas corresponden al orden de la errancia, que los
lugares que de él salen elegidos, en el cuerpo, en la fábrica, en los no-lugares urbanos y periurbanos,
son imprevisibles.

“X”

201
Se ha insistido en la dimensión cinética de la política y la guerra como contrapunto estratégico a una
concepción cuantitativa de las relaciones de fuerza. Es la perspectiva típica de la guerrilla, en
contraste con la guerra tradicional. A falta de ser masivo, un movimiento debería ser rápido, más
rápido que la dominación. En cuanto a la cibernética consumada tal como el imperio le da figura,la
revolución debería consistir en una reapropiación de los instrumentos tecnológicos más modernos,
lo cual permitiría contestar a la policía sobre su mismo terreno, creando un contramundo con los
mismos medios que ella emplea. Se concibe la velocidad como cualidad importante para el arte
político revolucionario. Esto implica atacar fuerzas sedentarias. Bajo el imperio estas tienden a
desmoronarse al mismo tiempo que el poder impersonal de los dispositivos deviene nómada y
atraviesa todas las instituciones haciéndolas implosionar.

La lentitud es lo que ha informado otra cara de las luchas contra el capital. El sabotaje ludista no
debe ser interpretado desde una perspectiva marxista tradicional, como una simple rebelión
primitiva en relación al proletariado organizado, como una protesta del artesanado reaccionario
contra la expropiación progresiva de los medios de producción provocada por la industrialización. Se
trata de una acto deliberado de ralentización de los flujos de mercancías y personas, que se adelanta
a la característica central del capitalismo cibernético en la medida que este es movimiento hacia el
movimiento, voluntad de potencia, aceleración generalizada. Taylor concibió la organización
científica del trabajo como una técnica de combate contra el frenado obrero que representa un
obstáculo efectivo para la producción. Las mutaciones del sistema dependen también de una cierta
lentitud, Prigogine y Stengers aseguran: “cuanto más rápida es la comunicación en el sistema,
cuanto más grande es la proporción de las fluctuaciones insignificantes, incapaces de transformar el
estado del sistema, más estable es dicho estado”. Las tácticas de ralentización son portadoras de
una potencia suplementaria en la lucha contra el capitalismo cibernético, no lo atacan únicamente
en su ser sino en su proceso. La lentitud es necesaria para vincular entre sí formas-de-vida de una
forma que no sea reductible a un simple intercambio de informaciones. Ella expresa la resistencia de
la relación a la interacción.

Existe el espacio del encuentro, que permite trazar un límite absoluto a la analogía entre el mundo
social y el mundo físico. Dos partículas nunca se encontrarán, los fenómenos de ruptura no pueden
ser reducidos a las observaciones de laboratorio. El encuentro es este instante duradero en el que se
manifiestan intensidades entre las formas-de-vida en presencia de cada cual. Él es, más acá de los
social y la comunicación, el territorio que actualiza las potencias de los cuerpos y que se actualiza en
las diferencias de intensidad que ellos desprenden, que ellos son. El encuentro se sitúa más acá de
lenguaje, más allá de las palabras. Según Deleuze, el otro encarna la personalidad que tiene el
mundo de no ser, o de ser otro. En las sociedades llamadas primitivas la guerra lleva consigo esa
importancia primordial de aniquilar cualquier otro mundo posible. No sirve pensar en el conflicto sin
pensar en el goce.

La violencia es la primera regla de juego del encuentro. Ella polariza las diversas errancias del deseo
cuya libertad soberana invoca Lyotard (“Economía Libidinal”). Los goces se concuerdan entre sí sobre
un territorio que los precede y en el que se frecuentan las formas-de-vida, la neutralización de toda
intensidad es una intensificación del imperio. La conclusión, el abandono o la movilidad en general
son capaces de acrecentar la amplificación de los desvíos con respecto a la norma, a condición de
reconocer qué es lo que interrumpe los flujos en el seno mismo de la circulación. La aceleración que

202
provoca la cibernética, la velocidad o el nomadismo sólo pueden representar elaboraciones
secundarias vis-a-vis de las políticas de ralentización.

La velocidad revuelve las instituciones. La lentitud corta los flujos. El problema propiamente cinético
de la política es el de abandonarse a una pulsación, explorar otras intensificaciones que no sean las
dirigidas por la temporalidad de la emergencia. El poder de los cibernéticos ha consistido en dar un
ritmo al cuerpo social que impide tendencialmente cualquier respiración. Canetti dice que el ritmo
está asociado a la carrera, es lo contrario de un programa, que depende de las formas-de-vida y que
los problemas de velocidad pueden ser reducidos a cuestiones de ritmo. Todo cuerpo porta consigo
un ritmo que manifiesta que es su naturaleza, yace el sostener posiciones insostenibles. El
acontecimiento es la aparición de tales huellas, y hacer historia equivale a improvisar en búsqueda
de un ritmo. La cinética política será mejor comprendida como política de ritmo. El atributo binario y
tecno impuesto por la cibernética han de oponerse a otros ritmos.

Estos otros ritmos han tenido una función creadora. Buscar abre a una intensificación de la
experiencia al igual que a un incremento numérico. Es un instrumento de agregación como una
acción ejemplar a imitar. A escala del individuo al igual que a escala de la sociedad, los propios
cuerpos pierden su sentimiento de unidad para desmultiplicarse como armas potenciales. La política
del ritmo es la búsqueda de una reverberación, un otro estado comparable al trance de cuerpo
social, a través de la ramificación de cada cuerpo. Existen dos regímenes posibles del ritmo en el
imperio cibernetizado. El primero, que alude Simondon, es el del hombre técnico “que asegura la
función de integración y prolonga la autorregulación hacia afuera de cada mónada de automatismo”,
técnicos cuya vida “está hecha con el ritmo de las máquinas que la rodean y que religa unas a las
otras”. El segundo apunta a socavar dicha fundación de interconexión: desintegrador sin ser
simplemente rudista. Es el ritmo de la desconexión. La conquista colectiva de este tempo exacto
disonante pasa por un previo abandono de la improvisación.

“XI”

La amenaza en la perspectiva cibernética no puede ser acogida ni a fortiori superada, debe ser
absorbida, eliminada. La imposibilidad prorrogada de este aniquilamiento del acontecimiento es la
última certeza sobre lo cual es posible fundar prácticas de oposición al mundo gobernado por los
dispositivos. La amenaza, y su generalización bajo forma de pánico, plantea problemas energéticos
irresolubles a quienes defienden la hipótesis cibernética. Simondon dice que las máquinas que
tienen un alto rendimiento en información, que controlan con precisión su entorno, tienen un
rendimiento energético débil. Inversamente, las que demandan poca energía para poder llevar a
cabo su misión cibernética, producen un mal informe de la realidad. La transformación de las formas
en informaciones contiene en efecto dos imperativos opuestos: “La información es aquello que
aporta una serie de estados imprevisibles, nuevos, que no forman parte de ninguna consecuencia
definida por anticipado; es aquello que exige, del canal de información, una disponibilidad absoluta
en relación a todos los aspectos de la modulación que ella encamina; el canal de información no
debe aportar por sí mismo ninguna forma predeterminada, no debe ser selectivo”. Por otro lado la
información se distingue del ruido porque se le puede asignar un cierto código, relativa
uniformización, el ruido no puede ser disminuido debajo de un cierto nivel, se lleva a cabo una
reducción del margen de indeterminación y de imprevisibilidad de las señales de información. Un
sistema físico, biológico o social, para tener energía para asegurar su reproducción, hace falta que

203
sus dispositivos de control recorten en la masa de lo desconocido, en el conjunto de los posibles,
aquello que depende del azar puro y que se excluye del control por vocación, de aquello que puede
entrar en él en cuanto riesgo, susceptible de un cálculo de probabilidad. Para todo dispositivo “un
compromiso debe ser adaptado a que conserve un rendimiento de información suficiente como para
cubrir las necesidades prácticas y un rendimiento energético lo suficientemente elevado como para
mantener el ruido de fondo a un nivel que no entorpezca el nivel de la señal”.

Provocar el pánico será extender la niebla de fondo que se superpone a la puesta en marcha de los
bucles retroactivos y que dificulta el registro de los desvíos de comportamiento por parte del
equipamiento cibernético. La niebla es el vector privilegiado de la revuelta. En el mundo cibernético,
hace referencia a la resistencia a la tiranía de la transparencia que impone el control. La bruma
altera todas las coordenadas habituales de la percepción. Provoca la indiscernibilidad de lo visible y
lo invisible, de la información y el acontecimiento. Vian imagina lo que constituirán los efectos de
una niebla bien real sobre las relaciones existentes, “el dominio de lo posible se extiende cuando no
se tiene miedo de que la luz se encienda”. La niebla se conquista, mediante una reapropiación de la
violencia, que puede avanzar hasta la mutilación. Esa violencia consiste en el desmonte de las
defensas, la apertura de los recorridos, sentidos, espíritus. Así como la ofensiva debe hacerse opaca
a fin de triunfar, la opacidad debe hacerse ofensiva para durar: tal es la cifra de la revuelta invisible.

El primer objetivo será resistir a toda tentativa de reducción por exigencia de representación. La
niebla es una respuesta vital al imperativo de claridad, transparencia, que es la primera impronta del
poder imperial sobre los cuerpos. Devenir niebla significa que asumo la parte de sombra que me
dirige y me pide creer en todas las ficciones de la democracia directa en la medida en que éstas
requerirán ritualizar una transparencia de cada cual ante sus propios intereses y de todos ante los
intereses de todos. Significa que uno no representa nada, no es identificable, asumir el carácter
intotalizable del cuerpo físico al igual que del cuerpo político, es abrirse a unos posibles
desconocidos. Equivale a resistir con todas las fuerzas a toda lucha por el reconocimiento. Construir
una zona de opacidad en la que circular y experimentar libremente sin conducir los flujos de
información del imperio equivale a producir singularidades anónimas, a recrear las condiciones de
una experiencia posible, que no sea inmediatamente aplanada por una máquina binaria que le
asigne un sentido, experiencia densa que transforme los deseos y sus instanciaciones en un más allá
de los deseos, en un relato, un cuerpo espesado. La palabra comunicación está penetrada por el
dinero por naturaleza. Es necesario un desvío de la palabra. Crear siempre ha sido distinto a
comunicar, lo importante será crear vacuolas de no-comunicación, interruptores para escapar del
control. Son importantes para nos las zonas de opacidad, intervalos vacíos, bloques negros en la red
cibernética del poder. La guerrilla irregular con el imperio comienza por medio de la construcción de
zonas opacas y ofensivas. Estas serán a la vez núcleo a partir del cual experimentar si ser
aprehensible, y nube propagadora de pánico en el conjunto del sistema imperial, máquina de guerra
coordinada y subversión espontánea en todos los niveles. La proliferación de zonas de opacidad
ofensivas, la intensificación de sus relaciones, provocará un desequilibrio irreversible.

Bajo qué condiciones se puede crear opacidad, como arma y como interruptor de los flujos conviene
tornarse hacia la crítica interna del paradigma cibernético. Provocar el cambio de estado en un
sistema físico o social que necesita que el desorden, los desvíos respecto a la norma, se concentren
en un espacio, real o virtual. Las fluctuaciones de comportamiento se contagian mediante el alcance

204
de un tamaño crítico. Todo despliegue de fluctuaciones en un sistema está condenado al fracaso si
no dispone previamente de un anclaje local, lugar a partir del cual los desvíos que surjan aquí sean
capaces de contaminar el conjunto del sistema. Hace falta la independencia de las arterias del
abastecimiento, sin la cual ninguna guerra es factible. Si la cuestión de la base es central en toda
revuelta, es también en razón de los principios mismos de equilibrado de los sistemas. Para la
cibernética la posibilidad de un contagio que haga bascular el sistema tiene que ser amortiguada por
el entorno más inmediato de la zona de autonomía donde tiene lugar las fluctuaciones. Los efectos
del control son más potentes en la periferia más próxima a las zonas de opacidad ofensiva que se
crea, en torno a la región fluctuante. El tamaño de la base deberá ser tanto más grande cuanto más
insistente sea el control de proximidad.

Los planos de consistencia, para formar y reforzar las zonas de opacidad ofensiva, es necesario que
existan, que conecten los desvíos entre sí, que operen el trastornamiento del miedo. La autonomía
histórica,al igual que la autonomía posible, es el movimiento contínuo de perseverancia de los
planos de consistencia que se constituyen como espacios irrepresentables, como bases de secesión
con respecto a la sociedad. La reapropiación por parte de los cibernéticos críticos de la categoría
autonomía (auto-organización, autopoiesis, auto-referencia, auto-producción, autovalorización) es
la maniobra ideológica central. A través del prisma cibernético, darse así mismo sus propias leyes o
producir subjetividades no contradice en nada la producción del sistema y su regulación. Si la
autonomía es pensada aquí como temporal, pensar su duración exigiría concebir una lucha que se
articule con la vida (transmisión de saberes guerreros). Plantear la autonomía como atributo de
sujetos individuales o colectivos, confunde dos planos inconmensurables: la autorrealización de las
personas y la autoorganización de lo social. La autonomía es una noción ambigua que expresa al
mismo tiempo el franqueamiento de toda construcción y la sumisión a unas leyes naturales
superiores, ella puede servir de alimento a los discursos híbridos y reestructurantes de los cyborgs
anarco-capitalistas.

La autonomía defensiva de los seres en condición misma de su devenir, engendra multiplicidades . Se


dan los medios tanto para durar como para desplazarse, para retirarse como para atacar, para
abrirse como para cerrarse, para conectar los cuerpos mudos como las voces sin cuerpo. Piensa esta
alternancia como resultado de una experimentación sin fin. Autonomía quiere decir que hacemos
crecer los mundos que somos nosotros. El imperio, armado con la cibernética, reivindica para sí solo
la autonomía, en cuanto sistema unitario de la totalidad: se ve obligado a aniquilar toda autonomía
dentro de aquello que le es heterogéneo. La autonomía es para todo el mundo, la lucha por que esta
debe aplicarse. La guerra civil es, actualmente, la lucha contra el monopolio de la autonomía.

Torrano y Fischetti - Filo Feminista de la tecnología y la técnica

¿Hacia dónde? Del norte al sur

Se indaga la relación entre tecnología y género, las formas de dominación de género que ha
propiciado la tecnología. La modernidad es un sistema hegemónico de producción y reproducción
que responde a la tríada capitalismo, colonialismo y patriarcado. El canon de la filosofía de la técnica
y la tecnología se ha resistido a incorporar cuestiones de género.En cuanto a la relación entre
tecnología y género hay antecedentes clásicos y discusiones contemporáneas impulsadas desde el

205
norte global. A finales de los 70` las teorías feministas comienzan a visibilizar la compleja relación
que se establece entre tecnología y género. Se cuestiona la subordinación de las mujeres, la
constitución de género, de la sexualidad, de los cuerpos, de las subjetividades, de las formas de vida.
El feminismo radical intentaba visibilizar la dominación masculina y el control de la mujer a partir de
las tecnologías reproductivas. El feminismo de corte liberal denuncia el control masculino de la
tecnología, que es planteada como neutral y el sexismo como resultado de que la tecnología era
creada y manipulada por varones. El feminismo socialista analiza críticamente el vínculo entre
trabajo y tecnología que ha afectado históricamente a las mujeres y asumen una tecnología
entramada con las relaciones sociales de producción y por ende no neutral, el fuerte sesgo de
género que tecnología domésticas y las relaciones de género que son moldeadas por la tecnología e
impactan en el diseño de las mismas. El feminismo cyborg interviene de forma académico-activistas
tendientes a borrar los dualismos del pensamiento occidental. El ciberfeminismo con una mirada
sobre la tecnología digital que permitirá eliminar el binarismo de género. El tecnofeminismo
cuestiona los estereotipos que asocian la tecnología con la masculinidad y la nueva era digital en
relación a las relaciones de género. El xenofeminismo que considera que la tecnología otorgará a las
mujeres más tiempo libre y mayor control sobre sus cuerpos, y hacen un uso político del género y de
la tecnología.

La tecnología es vista como una amenaza de dominación sobre los cuerpos de las mujeres . Las tics
de los 90´inauguran una nueva concepción sobre la tecnología, la microelectrónica, la red y el mayor
acceso a los dispositivos, que posibilitó una mirada positiva sobre la tecnología, visión
emancipadora. Este cambio de enfoque impacta definitivamente sobre la unicidad del concepto
“mujer”, surge una necesidad de mirada interseccional. La construcción/performatividad de género
y el reconocimiento de las múltiples opresiones en relación a la raza, clase social, sexualidad,
ubicación geopolítica, religión, etnia, edad, se convierten en pilares de gran parte de las corrientes
feministas. La performatividad del género permite cuestionar los binarismos sexo-género y la norma
hetero sexual, la perspectiva interseccional posibilita problematizar los estereotipos y desigualdades
de género dentro de un crisol más amplio de opresiones y desigualdades.

Las teorías feministas de latinoamérica en la problematización de la tecnología, la dejan relegada.


Estudios de género, ciencia y tecnología se centran en el problema de la igualdad de acceso a la
educación técnica y el empleo en áreas de ciencia y tecnología, en la participación de las mujeres en
la tecnociencia, sin cuestionar a fondo las características inherentes patriarcales de la cultura
tecnológica, ni al género como concepto binario que se resolvería en la dupla hombre/mujer.

Los ciberfeminismos en latinoamérica tejen redes posibilitadoras de saberes y prácticas tecnológicas


alternativas a la tecnología digital hegemónica. Producen saberes acerca de la tecnología que no ha
logrado traspasar las barreras patriarcales de los conocimientos que se producen y reproducen en la
academia. El movimiento feminista plantea los problemas de la ciencia y la tecnología desde
perspectivas que involucren la crítica, el conocimiento situado y las intersecciones de raza, género,
clase y ubicación geopolítica.

Los debates iniciados en el norte deben recuperarse y resituarse en el sur, sobre problemas que nos
atraviesan y nos convocan. Hay que construir una filosofía de la técnica y la tecnología que incorpore
una perspectiva feminista y que se piense desde el sur, que ponga en cuestión las investigaciones
que continúan generalizando y reproduciendo los sesgos de género. El problema entre género y

206
tecnología es que esta encarna y (re)produce las desigualdades de género en múltiples
intersecciones con otras opresiones. En el entrecruce entre feminismo y filosofía de la técnica
deben abordarse las reflexiones sobre tecnología y género, promoviendo una cultura inter y
transdisciplinaria que permita romper con las barreras de campo que generan esa ceguera.

¿Por dónde? Esquivando el optimismo y el fatalismo

Hay que partir de otra concepción y relación con las tecnologías. El desplazamiento de esta visión es
posible si ahondamos en una concepción de la tecnología como co-constitutiva del género. Hay que
atravesar la relación de la tecnología y el género para dirigirnos a una tecnología feminista. Según
Harding, las críticas feministas de la ciencia han evolucionado desde una postura reformista a otra
revolucionaria, análisis que daban la posibilidad de mejorar la ciencia que tenemos a la
reivindicación de una transformación de los mismos fundamentos de la ciencia y las culturas que
otorgan su valor. La cuestión de la ciencia en el feminismo: es posible utilizar con fines
emancipadores unas ciencias íntima y manifiestamente inmersas en los proyectos occidentales,
burgueses y masculinos.

Henwood, desde el ámbito de la tecnología, enfoque liberal, busca incorporar a las mujeres al
ámbito de la educación tecnológica, considerando las ciencias de la computación y a la tecnología en
general como neutrales, esto disputado por un enfoque constructivista donde feministas se
preguntan por qué las mujeres son excluidas de estos ámbitos y por qué las tecnologías son
entendidas como neutrales. Tecnologías y habilidades están en la construcción de la identidad de
género desde el discurso dominante. El género y las relaciones se entienden como el producto de
tres niveles sustentados: estructural, individual y simbólico. El debate académico ha ido desde el
problema de las mujeres en la tecnología a la pregunta por la tecnología en el feminismo.

El presente de las tecnologías de las comunicaciones puede ser pensado como liberador desde un
punto de vista que enfatice la posibilidad des-generada de la web para transformaciones en el orden
del trabajo y de la vida privada y el activismo que posibilitan las redes en pos de la movilización
política o como mero reproductor del orden social patriarcal, haciendo énfasis en el uso mercantil,
financiero, militar, criminal racista, pornográfico que mayormente hace internet. En el ámbito de las
tecnologías biomédicas pueden alterar el orden biológico y manipular en pos de la liberación de las
mujeres o de su mayor opresión. En cuanto a economía el trabajo virtual (omnipresente) permite
posibilidades laborales innovadoras para las mujeres y al mismo tiempo redundar en nuevos modos
de explotación por parte de las empresas y/o de los estados por condiciones precarizadas,
informales y de exigencias que rompen con todos los derechos laborales que luchas sociales habían
conseguido. Hay una superposición del trabajo rentado con el doméstico y de cuidado. Esta
posibilidad es una opción de una clase con acceso a tecnologías que han producido una brecha aún
mayor entre mujeres de distintas clases sociales y de distintas regiones.

El tecnofeminismo propone imbricar los estudios feministas con los análisis constructivistas de la
tecnología que consideran a la tecnología como sistemas tecnológicos que involucran elementos
técnicos y sociales, económicos, políticos y culturales. Son redes socio-técnicas que han sido
analizadas por la corriente dominante sin tener consideración por la influencia del género, en el
diseño, producción y consumo de los artefactos. El tecnofeminismo propone que estudios feministas
de la tecnociencia se fusionen con la teoría constructivista para definir las tecnologías como

207
contingentes y abiertas, identificando las redes de relaciones sociales en las que se integran para
producir saberes situados. El tecnofeminismo analiza metáforas emancipatorias, tratando de
equilibrar este análisis con un énfasis equivalente en las realidades materiales de la producción y la
utilización de una determinada tecnología.

Johnson propone pasar de pensar la relación entre el género y la tecnología a la del feminismo y
tecnologías. Las asociaciones entre género y tecnologías que dictan que la tecnología es pensada
como masculina: las mujeres (naturaleza) son menos habilidosas y desinteresadas de los artefactos
(artificialidad). Esto es por un uso selectivo del término tecnología (si es usada por hombre es
tecnología, si por mujeres es herramienta). El sistema de género define desde edad temprana las
aficiones y aptitudes.

Hay que moverse de ciertas tecnologías consideradas femeninas a feministas. Co-construcción de


género y tecnologías: el concepto de tecnología se traduce en objetos materiales o artefactos,
sistemas socio-técnicos, ensamblajes sociotécnicos, redes, desde la teoría actor-red. Tampoco lo
social puede pensarse sin los artefactos. El género y la tecnología son sociales. Por esto, las
tecnologías feministas son constituidas por relaciones sociales feministas. Se debe romper la
pregunta en dos: una en cuanto a la materialidad de la tecnología y el diseño de artefactos y la otra
en cuanto a los sistemas sociotécnicos, redes o arreglos, prácticas y relaciones junto a los artefactos.
1)¿Hay artefactos que puedan considerarse feministas? y 2)¿hay sistemas sociotécnicos que pueden
ser considerados feministas?.

Opción 1) tecnologías que son buenas para las mujeres, 2) tecnologías que constituyen relaciones
sociales con equidad de género, 3) tecnologías que favorezcan a las mujeres y 4) tecnologías que
constituyan relaciones sociales más equitativas que aquellas que fueron constituidas por una
tecnología previa o de aquellas que prevalecen. Las tecnologías diseñadas y desarrolladas por
mujeres o tienen los intereses o derechos de las mujeres en mente, las favorecen o tienen en cuenta
la equidad de género. No encontraremos artefactos que por sí sólos determinen relaciones sociales
feministas, pero sí encontraremos los que los que ayuden a constituir sistemas sociotécnicos
feministas. La tecnología debe ser observada por el feminismo para abogar por sistemas
sociotécnicos que sean beneficiosos para las mujeres y sean una mejora sobre previas inequitativas
relaciones sociales de género.

La teoría crítica como el feminismo demonizaran a la tecnología en tanto cultura masculina de la


dominación (estructuras patriarcales, relaciones de género y políticas de identidad), aunada a los
proyectos de gobierno y militares. Hay posturas que ven en las tecnologías de la reproducción una
posibilidad de liberación de las mujeres.

Enfatizar las tecnologías como dominio masculino reproduce el estereotipo de las mujeres como
incapaces e ignorantes tecnológicamente. La tecnología abarca las tecnologías del hogar, nuevos
media y la tecnociencia lo que desarma la idea de una tecnología centralizada y de grandes
proyectos. El giro constructivista en el feminismo desafía los bordes de lo social y lo tecnocientífico.

Hay una nueva ligazón entre la tecnociencia y el capitalismo transnacional, nuevas tecnologías
incrementan la concentración del capital y el monopolio de los sentidos de la vida, a la reproducción
y el trabajo y una profundización de la desigualdad global. La tecnociencia posibilita nuevas opciones

208
para reconfigurar el género, la naturaleza y los sistemas socio técnicos. La demonización de la
tecnología es inadecuada como actitud crítica hacia nuestra cultura tecnocientífica.

Hay que ver cómo escribir una historiografía no lineal y compleja del vínculo feminismo-tecnología
que comprenda que la tecnología forma parte de nuestra condición humana y que lo socio cultural y
lo tecnológico, así como la ciencia, la tecnología, la sociedad y el género están íntimamente ligados .
Es importante que los estudios feministas continuen elaborando que lo técnico es lo político para
todos los campos divergentes de ciencia y tecnología. Para cuestionar formas de la racionalidad
tecno-pragmáticas y hegemónicas y la lógica dominante de la eficiencia, usabilidad, y el sentido
común, hay que intervenir y desafiar las relaciones sociotécnicas jerárquicas para el desarrollo de
nuevas teorías de nuestra era de tecnociencia.

¿Desde dónde? Partir de y llegar a una tecnología situada

En cuanto a los problemas centrales de la tecnología, con enfoque feminista, se hace hincapié en la
noción de conocimiento situado. Esta categoría tenía/tiene como objetivo la posibilidad de re-
inscribir los debates feministas en torno a la tecnología de nuestras latitudes y plantear nuevas
problemáticas que tiene que ver con una nueva localización de la teoría y las prácticas. Un activismo
que caracteriza una mirada feminista de la tecnología. El feminismo académico tiene como
pretensión transformar al mundo, las relaciones que suponen un orden de las cosas, de la vida, de
los cuerpos, de los conocimientos. Hay un activismo en las teorías feministas sobre la tecnología.

Una filosofía feminista de la técnica y de la tecnología desde los feminismos latinoamericanos


supone un activismo, transformación en el modo que hasta ahora se ha considerado la tecnología de
nuestro sur, se desnudan las desigualdades de género que existen en nuestras sociedades, aludiendo
a la tecnología. Esto implica un activismo dentro de la academia y fuera de ella. Habilitar y habitar
preguntas en relación a cómo la tecnología nos hace, desde dónde y cómo hacemos la tecnología.

El ciberfeminismo es un feminismo preocupado por la tecnología. Hay que ir por una filosofía de la
técnica que asuma una perspectiva feminista, intersección entre la silosofía de la técnica y los
feminismo. Estudios de género, ciencia y tecnología y el ciberfeminismo, el primero más alineado
con el feminismo de la segunda ola y el segundo con el transfeminismo y el feminismo descolonial.

En latinoamérica el rol de las mujeres en ciencia y tecnología, visibiliza las brechas de género, la
distribución inequitativa de las tareas, la desigualdad en el acceso y permanencia en puestos
relevantes, la incompatibilidad entre la carrera profesional y la vida familiar, creando estratégias de
registro, promoción y valoración de la contribución de mujeres en la ciencia y tecnología, como la
protección frente a formas de discriminación, mal trato y abusos por razones de género o
sexualidad.

El ciberfeminismo en latinoamérica se nutre del ciberfeminismo del norte global. Las ciberfeministas
denuncian a la tecnología regida por la dominación masculina que refuerza las posiciones binarias y
coloca a las corporalidades femeninas a un lugar de subordinación (político, social, económico). En el
ciberespacio hay una estructura de una red que disolvería las jerarquías y borraría las marcas
sexuales de los cuerpos, se insta a las subversión feminista en las redes.

209
Hay una ausencia de género que habita la web. Se considera que el ciberespacio es ilimitado, des-
generado y des-racializado, la red es parasitaria y nómada, es el espacio de las mujeres. El
ciberfeminismo combina una mirada crítica sobre la tecnología y las posibilidades del ciberespacio
con el arte. En latinoamérica las ciberfeministas siguen denunciando que las mismas violencias
sociales se reproducen en las redes, por eso abogan por una militancia, un activismo con cuerpo,
que modifique las lógicas mercantiles y patriarcales del ciberespacio como las de la calle. Se busca la
autonomía tecnológica desde infraestructuras feministas de servidores, aplicaciones y redes propias,
de software y cultura libre, lógicas colectivas, comunitarias, cooperativas, autogestivas. Se
fundamentan en los feminismos y la economía social crítica que denuncia el modelo de negocios de
la industria digital (privatizado, de vigilancia, precarización laboral, orientado al consumo) como las
brechas digitales norte/sur, de género y raciales.

TEDIC, plataforma digital de las cyborgfeministas, comparte información, investigaciones, eventos y


proyectos donde se entrecruzan género y tecnologías. Cuestionan la neutralidad de la tecnología y
abogan por una tecnología que sirva para liberarnos de la dominación y violencia patriarcal. Trabajan
en red, investigan, publican, hacen talleres, impulsan campañas, hackean. Ven las herramientas
digitales como imprescindibles para el activismo, para aproximarse a la apropiación y creación
tecnológica a través del software libre.

Hay 2 tendencias dentro del ciberfeminsimo en relación a las redes, la optimista que concibe al
ciberespacio como “espacio social ideal” donde las marcas de género, raza, sexo, sexualidad,
condición social, edad, no determinan la posició ni el intercambio de los sujetos. Por otro parte, una
mirada desconfiada en relación a las posibilidades que otorga el ciberespacio, este es un reflejo del
espacio social donde se reproducen los patrones de dominación y exclusión. La informática de la
dominación (masculina) ve al ciberespacio como un espacio de poder, imperialismo, colonización,
controlado por intereses militares y comerciales, que reproducen esquemas patriarcales de
dominación.

El ciberfeminismo latinoamericano hace un abordaje de la tecnología interseccional. Recupera la


corporalidad y las marcas (sexo, género, sexualidad, clase, etnia) que hacen del cuerpo un territorio
de disputa y ejercicio de poder. Propone un desarrollo tecnológico horizontal, descentralizado y
abierto, apropiarse de la tecnología para la transformación política. Creación de tecnologías desde
las propias experiencias, deconstrucción de los algoritmos, democratización del acceso a la
información, desarrollar metodologías de aprendizaje sobre la red desde pedagogías feministas.
Ocupar el ciberespacio como diseñadoras, usuarias, productoras y administradoras de tecnología.
Las decisiones sobre tecnologías son políticas y no sólo técnicas.

Es una mayor igualdad en el uso, producción y diseño de tecnología y software por parte de mujeres.
En cuanto a ciencia y tecnología, mayor incorporación de las mujeres en la producción de
conocimiento y una erradicación de las formas de violencia y discriminación, visibilización de las
contribuciones de mujeres al desarrollo. Desandar las lógicas de dominación modernas, coloniales y
patriarcales, encontrar otras formas de-ser con las tecnologías que no responda a la dominación, la
competencia, el consumismo, la devastación.

Es una mirada de la tecnología desde la posición que ocupamos, el centro del debate está en el
conocimiento situado de las tecnologías. Haraway dice que este es una objetividad encarnada, idea

210
de objetividad feminista, que se enfrenta a la idea tradicional del objetivismo en las ciencias. En la
modernidad el conocimiento científico es una representación distante y desinteresada de las cosas.
La objetividad científica venía dada por esta distancia y neutralidad, metodología que permitía
eliminar cualquier connotación subjetiva, que ubica al científico en un lugar distante, desinteresado
y con una realidad autónoma. Los conocimientos situados requieren que los objetos de
conocimiento sean representados como un actor y como un agente, no como terreno o recurso,
nunca como esclavo del amo que cierra la dialéctica su autoría de conocimiento. Este conocimiento
permite una objetividad, no neutral donde el sujeto que conoce está encarnado y el objeto conocido
es un agente más, no pasivo, que forma parte activamente del conocimiento. El conocimiento es así
una relación parcial, situada precaria y material.

La tecnología situada elude la idea de neutralidad e instrumentalidad, hay que pensarla en relación
con la epistemología local/regional y las condiciones materiales. Mirada crítica de la tecnología que
explique cómo la tecnología, en tanto parte de una matriz cultural patriarcal, reproduce y refuerza
los estereotipos, la subordinación de mujeres y las brechas de género.Ha abandonado la mirada de
neutralidad, el carácter instrumental para ser creativa, relacional, no dicotómica. La tecnología
situada reconoce que la historia de las tecnologías modernas es la historia de la dominación
atravesada por otra lógica patriarcal. La dominación involucra múltiples patrones de opresión. La
tecnología situada invita a reconocerse a las mujeres mismas como sujetas subalternizadas en
sociedades también subalternizadas. Una filosofía feminista de la técnica y la tecnología permitirá
pensarnos y construir desde nuestra posición otras formas de ser-con las tecnologías.

Conclusiones iniciales

Hay que reconocer que se es parte de una historia común, la dominación que hemos sufrido en
nuestras sociedades patriarcales. Esta historia de subordinación debe ser mirada a través de la
interseccionalidad: género, sexo, sexualidad, clase, raza, ubicación geopolítica, rasgos desde los
cuales deben mirarse las relaciones de poder.

Una filosofía feminista desde la tecnología va desde el problema de las mujeres en la tecnología a la
tecnología en el feminismo, de la relación entre género y tecnología a una tevcnología feminista, de
la tensión entre optimismo utópico a y el fatalismo pesimista a la conformación mutua de género y
tecnología. Las tecnologías feministas son constituídas por relaciones sociales feministas, el
feminismo puesto en juego en el diseño de artefactos y en los sistemas sociotécnico, redes o
arreglos sociales, prácticas y relaciones junto a los artefactos.

El ciberfeminismo ha puesto en latinoamérica en cuestión los modos en que se produce


conocimiento que reafirma la dominación masculina, brechas de género, los lugares de
subalternidad que han ocupado las mujeres, estereotipos y violencias de género que (re)producen
en los campos de saber. Desde el ciberfeminismo se ha denunciado como las formas de dominación
masculinas se reflejan en las tics, cómo se refuerzan los binarismos de género, cómo se han
colocado las corporalidades femeninas a un lugar de subordinación político, social y económico, pero
también cómo subvertir las formas de estar en el ciberespacio que permita disolver las marcas
sexuales de los cuerpos y las jerarquías.

211
El conocimiento situado pone en jaque el pretendido objetivismo que reinó en las ciencias y la
neutralidad y autonomía con la cual se posiciona el sujeto del conocimiento. Permite una posición
objetiva parcial y no neutral del conocimiento, considera al objeto como agente activo en la
construcción del conocimiento. La tecnología situada posibilita reconocer a la tecnología como parte
de una matriz cultural patriarcal y colonial. Se aborda críticamente la tecnología desde nuestra
posición de sujetos subalternos bajo una consideración interseccional, en sociedades
subalternizadas. Desde la mirada situada (objetivismo parcial y no neutral) es posible indagar en el
modo que somos, desde nuestra posición, co-constituidas por la tecnología y encontrar nuevas
formas de ser-con la tecnología que no implique lógicas de dominación.Filosofía feministas de la
técnica y la tecnologías desde el sur latinoamericano.

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