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4-“ Acuérdate del día de reposo para santificarlo”.

El día de reposo es el día del Señor, apartado todas


las semanas para el descanso y la adoración. En los
tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo del
convenio de Dios observaba el día de reposo en el
séptimo día de la semana porque Dios descansó el
séptimo día después de crear la tierra. En los Diez
Mandamientos, el Señor recalca la importancia de
observar el día de reposo:“Acuérdate del día de
reposo para santificarlo.“Seis días trabajarás, y
harás toda tu obra;“mas el séptimo día es reposo
para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú,
ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus
puertas.“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y
la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y
reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo
el día de reposo y lo santificó”. En los últimos días,
el Señor ha mandado que continuemos observando
el día de reposo. Él ha prometido que si
obedecemos ese mandamiento, recibiremos “la
abundancia de la tierra”.Por ser el día de reposo un
día santo, se debe reservar para actividades dignas
y santas. No es suficiente abstenernos de trabajar y
de participar en actividades recreativas. De hecho,
si sólo holgazaneamos sin hacer nada en el día de
reposo, no lo estamos santificando. En una
revelación dada a José Smith en 1831, el Señor
mandó: “Y para que más íntegramente te conserves
sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y
ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque,
en verdad, éste es un día que se te ha señalado para
descansar de tus obras y rendir tus devociones al
Altísimo”.

5- “Honra a tu padre y a tu madre”. Este


mandamiento sigue en vigor aún cuando seamos
adultos. Siempre debemos buscar maneras de
honrrar a nuestros padres

6-“No matarás” .El Señor ha dicho que en los


últimos días habrá “guerras y toda la tierra estará
en conmoción, y desmayará el corazón de los
hombres”. Como miembros de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, somos
un pueblo de paz. Seguimos al Salvador, que es el
Príncipe de Paz y esperamos Su reinado milenario,
época en que las guerras terminarán y la paz será
restaurada en la tierra .Reconocemos que en este
mundo, a veces los líderes del gobierno envían
tropas militares a la guerra para defender sus
naciones y sus ideales.
Los Santos de los Últimos Días que prestan servicio
en las fuerzas armadas no tienen por qué debatirse
entre ser leales a su país o a su Dios. En la Iglesia,
“creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes,
gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y
sostener la ley” .El servicio militar demuestra
dedicación a ese principio.

Si se ordena a los Santos de los Últimos Días ir a la


batalla, ellos pueden recordar el ejemplo del
capitán Moroni, el gran líder militar del Libro de
Mormón. Aunque era un guerrero poderoso, “no se
deleitaba en derramar sangre”. Era “firme en la fe
de Cristo” y su única razón de pelear era “defender
a su pueblo, sus derechos, su país y su religión”. Si
los Santos de los Últimos Días tienen que ir a la
guerra, deberán ir con un espíritu de verdad y
rectitud, con el deseo de hacer el bien; deberán ir
con amor en el corazón por todos los hijos de Dios,
incluso los que estén del lado contrario. Entonces, si
se les requiere derramar la sangre de otra persona,
no se contará ese acto como

7“No cometerás adulterio”. En una revelación de los


últimos días, el Señor no sólo condenó el adulterio,
sino toda “cosa semejante”. La fornicación, la
homosexualidad y otros pecados sexuales son
violaciones
8-“No hurtarás”. Ser honrrado significa ser sincero,
verídico y sin engaño en todo momento.

La honradez en todo sentido te hará disfrutar de


paz interior y te permitirá conservar el respeto por ti
mismo; de ese modo, fortalecerás tu carácter, lo
cual te permitirá servir a Dios y a tus semejantes;
además, serás digno de confianza a los ojos de Dios
y de los que te rodean.

9-“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”.


Si eres deshonesto(a) en tus palabras o acciones, te
perjudicarás a ti mismo(a) y también a los demás. Si
mientes, robas, engañas o no haces todo lo que se
requiere de ti en el trabajo a fin de merecer tu
sueldo, perderás el respeto por ti mismo, perderás
la guía del Espíritu Santo y tal vez descubras que
has dañado tus relaciones con los miembros de tu
familia y tus amigos, y que las personas ya no
confían en ti.

El ser honrado a menudo requiere valor y sacrificio,


especialmente cuando otras personas traten de
persuadirte a justificar una conducta deshonesta. Si
te encuentras en una situación así, recuerda que la
paz duradera que deriva del ser honrado es más
valiosa que el alivio momentáneo de dejarse llevar
por la corriente.

10-“No codiciarás”. El codiciar, o sea, envidiar algo


que pertenece a otra persona daña el alma. Puede
consumir nuestros pensamientos y asediarnos con
constante infelicidad e insatisfacción. A menudo
lleva a otros pecados y a las deudas.
del séptimo mandamiento.un pecado.

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