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El documento habla sobre el cuarto mandamiento de recordar el día de reposo para santificarlo. Explica que el día de reposo es el día del Señor que se debe apartar cada semana para el descanso y la adoración, como lo hizo Dios después de la creación. También cita los Diez Mandamientos donde Dios enfatiza la importancia de observar el día de reposo y no hacer ningún trabajo en él.
El documento habla sobre el cuarto mandamiento de recordar el día de reposo para santificarlo. Explica que el día de reposo es el día del Señor que se debe apartar cada semana para el descanso y la adoración, como lo hizo Dios después de la creación. También cita los Diez Mandamientos donde Dios enfatiza la importancia de observar el día de reposo y no hacer ningún trabajo en él.
El documento habla sobre el cuarto mandamiento de recordar el día de reposo para santificarlo. Explica que el día de reposo es el día del Señor que se debe apartar cada semana para el descanso y la adoración, como lo hizo Dios después de la creación. También cita los Diez Mandamientos donde Dios enfatiza la importancia de observar el día de reposo y no hacer ningún trabajo en él.
4-“ Acuérdate del día de reposo para santificarlo”.
El día de reposo es el día del Señor, apartado todas
las semanas para el descanso y la adoración. En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo del convenio de Dios observaba el día de reposo en el séptimo día de la semana porque Dios descansó el séptimo día después de crear la tierra. En los Diez Mandamientos, el Señor recalca la importancia de observar el día de reposo:“Acuérdate del día de reposo para santificarlo.“Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;“mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. En los últimos días, el Señor ha mandado que continuemos observando el día de reposo. Él ha prometido que si obedecemos ese mandamiento, recibiremos “la abundancia de la tierra”.Por ser el día de reposo un día santo, se debe reservar para actividades dignas y santas. No es suficiente abstenernos de trabajar y de participar en actividades recreativas. De hecho, si sólo holgazaneamos sin hacer nada en el día de reposo, no lo estamos santificando. En una revelación dada a José Smith en 1831, el Señor mandó: “Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque, en verdad, éste es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo”.
5- “Honra a tu padre y a tu madre”. Este
mandamiento sigue en vigor aún cuando seamos adultos. Siempre debemos buscar maneras de honrrar a nuestros padres
6-“No matarás” .El Señor ha dicho que en los
últimos días habrá “guerras y toda la tierra estará en conmoción, y desmayará el corazón de los hombres”. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, somos un pueblo de paz. Seguimos al Salvador, que es el Príncipe de Paz y esperamos Su reinado milenario, época en que las guerras terminarán y la paz será restaurada en la tierra .Reconocemos que en este mundo, a veces los líderes del gobierno envían tropas militares a la guerra para defender sus naciones y sus ideales. Los Santos de los Últimos Días que prestan servicio en las fuerzas armadas no tienen por qué debatirse entre ser leales a su país o a su Dios. En la Iglesia, “creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley” .El servicio militar demuestra dedicación a ese principio.
Si se ordena a los Santos de los Últimos Días ir a la
batalla, ellos pueden recordar el ejemplo del capitán Moroni, el gran líder militar del Libro de Mormón. Aunque era un guerrero poderoso, “no se deleitaba en derramar sangre”. Era “firme en la fe de Cristo” y su única razón de pelear era “defender a su pueblo, sus derechos, su país y su religión”. Si los Santos de los Últimos Días tienen que ir a la guerra, deberán ir con un espíritu de verdad y rectitud, con el deseo de hacer el bien; deberán ir con amor en el corazón por todos los hijos de Dios, incluso los que estén del lado contrario. Entonces, si se les requiere derramar la sangre de otra persona, no se contará ese acto como
7“No cometerás adulterio”. En una revelación de los
últimos días, el Señor no sólo condenó el adulterio, sino toda “cosa semejante”. La fornicación, la homosexualidad y otros pecados sexuales son violaciones 8-“No hurtarás”. Ser honrrado significa ser sincero, verídico y sin engaño en todo momento.
La honradez en todo sentido te hará disfrutar de
paz interior y te permitirá conservar el respeto por ti mismo; de ese modo, fortalecerás tu carácter, lo cual te permitirá servir a Dios y a tus semejantes; además, serás digno de confianza a los ojos de Dios y de los que te rodean.
9-“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”.
Si eres deshonesto(a) en tus palabras o acciones, te perjudicarás a ti mismo(a) y también a los demás. Si mientes, robas, engañas o no haces todo lo que se requiere de ti en el trabajo a fin de merecer tu sueldo, perderás el respeto por ti mismo, perderás la guía del Espíritu Santo y tal vez descubras que has dañado tus relaciones con los miembros de tu familia y tus amigos, y que las personas ya no confían en ti.
El ser honrado a menudo requiere valor y sacrificio,
especialmente cuando otras personas traten de persuadirte a justificar una conducta deshonesta. Si te encuentras en una situación así, recuerda que la paz duradera que deriva del ser honrado es más valiosa que el alivio momentáneo de dejarse llevar por la corriente.
10-“No codiciarás”. El codiciar, o sea, envidiar algo
que pertenece a otra persona daña el alma. Puede consumir nuestros pensamientos y asediarnos con constante infelicidad e insatisfacción. A menudo lleva a otros pecados y a las deudas. del séptimo mandamiento.un pecado.