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LA LAGARTIJA EGOÍSTA

Había una vez una lagartija azul que vivía en la roca más alta del bosque, alrededor de ella vivían
otras lagartijas pero en rocas más pequeñas. La lagartija que vivía en la gran roca recibía la mayor
parte de los rayos del sol durante todo el día, mientras que las demás lagartijas recibían sólo un poco
de sol porque sus rocas no eran tan altas. Estas lagartijas se dieron cuenta de que estaban pasando
frío en las noches porque en el día no recibían suficiente sol.

Un día llegó la lluvia, llovió tanto que todo se inundó, incluso el agua tapó las pequeñas rocas donde
vivían todas las lagartijas, quedando sólo al descubierto la gran roca. La lluvia terminó y las
lagartijas decidieron subir a tomar sol en la gran roca, pues pensaron que la lagartija azul la
compartiría, pero cuando esta vio que las demás se acercaban las trató muy mal, diciéndoles que no
eran bienvenidas, las demás se sintieron muy tristes y no les quedó más que irse.

Cierto día, la lagartija azul sintió mucho frío; es que con la lluvia un árbol creció dando sombra a la
gran roca. La lagartija azul empezó a llorar, y no tuvo más que hacer que irse a buscar otro lugar.
Todo estaba inundado y no había lugar alguno. Hasta que escuchó risas de felicidad, se asomó y allí
estaban las demás lagartijas en una gran roca, tomando mucho sol, cantando y bailando, eran muy
felices. La lagartija azul tenía tanta hambre y frío, pero estaba tan avergonzada de lo que había
hecho, que se dio vuelta y estaba apunto de irse, pero sus compañeras la vieron y la llamaron, y estas
al contrario de lo que ella hizo, le dijeron: “Ven, quédate con nosotras, hay lugar para todas” La
lagartija azul se emocionó y les pidió disculpas por haber sido tan egoísta con ellas y aprendió que
debía tratar bien a los demás y compartir, pues debes tratar a los otros como te gustaría que te
tratarán a tí, porque el mundo da muchas vueltas. Fue así como la Lagartija azul y las demás vivieron
muy felices, tomaron mucho y comieron muchos insectos.

FIN.

Eowin Contreras

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