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Tanto el historiador como el cronista relatan hechos o acontecimientos,

personajes y personas, que se manifestaron en el pasado o que existen en el


mismo presente. Pero lo que el historiador escribe con su pluma —de algo que
ha visto o vivido—tal vez no sea exactamente lo que quedó grabado en su
sensible recuerdo y memoria.

La voluble verdad despliega su juego una vez más, oscureciendo la visión


del cronista y la de su propio resultado de investigación. Una imagen
momentánea puede ser de igual forma dañina, ya que de la observación del
suceso o persona puede, lamentablemente, incurrirse en incontables e
inconscientes errores y vaguedades. Los errores son justificables en toda
actividad humana, y si en alguien obra la posibilidad de enmendar cualquiera de
ellos, es un deber de justicia que habrá de concretarse.

El futuro es el que se encarga de reafirmar o de contradecir !o que ha sido


relatado, y el futuro es también el momento de recomponer, con veraces
pinceladas, los rasgos falsos, corno los que se advierten en el cuadro pintado
por dos cronistas, a los que hoy pretendo, respetuosamente, enmendar la plana.

Me refiero al cuadro que los hermanos Robertson trazaron, en su libro


"Letters on Paraguay-, sobre su "amigo el sargento escocés", David Spalding,
arribado a Buenos Aires, en 1806, con la 1ra. invasión inglesa, y que es la razón
fundamental por la cual este opúsculo se ha escrito.

Juan Parish y Guillermo Parish Robertson, los renombrados cronistas


escoceses, llegaron al Río de la Plata en 1807 y 1814, respectivamente, y luego
de un dilatado contacto con la vida sudamericana, publicaron en 1838 un
extenso e importante libro sobre la Argentina y el Paraguay, en la época de la
Revolución, que constituye una de las más sagaces y amplias descripciones del
Paraguay y de su gente, y del ambiente de aquel tiempo en el litoral argentino.
En ese libro se menciona, principalmente, en dos oportunidades a David
Spalding; la primera de ellas en la Carta XXI, y la segunda, en la Carta LIII 2.

En la Carta LIII, Guillermo Parish Robertson se refiere preocupado a la falta


de noticias sobre su hermano Juan, en el viaje que éste hacía a la Asunción del
Paraguay. La primera información que recibe sobre el paradero de su hermano,
y sobre el desastroso viaje que realizó, le fue dada por una misiva de su amigo
Spalding. Guillermo P. Robertson la transcribe como él
1 "Letters on Paraguay", Londres, 1838, J. P. Robertson y G. P. Robertson. También
autores de: "Francia's Reign of Terror", 1839 y "Letters on South America", 1843.

2 El libro de los Robertson, "Letters on Paraguay", se divide en Cartas, en lugar de


capítulos, conteniendo un número total de 56 Cartas.
expresa: verbatim et literatim, impulsado por la "entretenida" redacción en cuatro
idiomas que Spalding usara en ese comunicado, y que dice así:

Corrientes, 23 of June of 1815.

Sir,
I am verry sory too comunicat to you the novelty wich i Juste finish to receive for
fact from Don Agustín the patron off Ysasys Brigh, or Berentim, who tries 11 days of
Boighe from the Bajada, he encounter yure Bruther in the Río of St. Juan, about 3
Liges (leagues) of the port of Cavallo Quatia, who has been brote or devolved from
Goya, the saldiers went abord of his vesel with the Bote of Don Manoel Himas, and
Himas hade anof to doo to safe his Life, as it was safe, and i spare in god it will bee
so this Agustín encounter Mr. J. P. R. at that place on the 16 of June.

When 1 leagued in this place i was Tauld there was a English Cavalier a cummin
upe the river who was brining arms to paraguay and their was streched orders to take
him presoner, but i intend that they have folloed him by land from the Bajada to Goya,
and their aguarded for him, it is said he bring a good many arms, espessaly sables.
One the 25th i meen to get on May way to that plaice, and if i can bee of any serves
to him, i will doo what Layes in may power and may short recorses and from their i will
Lit you to no what gowes on, &c. &c.

I hop by this time that you will have sould may Mullata girel, and you will be sow
good as to envy me the price off hir in yerba suabe with the first opertunity. I sent from
the River side to intrigue to you by Don Inricy (Henrique) Aribalo 1 Gould chane 1 do.
cruz. 4 do. Rings of thos memoriales. Pleese let mi no if you hav got them or not, as i
went back that nite and tuck the Mrs., but he had not yet intriged them. - the chane
had 2 yards Long.

Having nothing more particlar to rite to you at the present, i desire you may pass
it well, and command as you pleese him who subscribes.

Your attentive servant, &c.


David Spalding 3.

3 Señor: Tengo verdadero pesar en comunicar a usted la novedad que acabo de recibir por el

hecho que don Agustín, el patrón del bergantín de lsasa, que trae once días de viaje desde la Bajada,
encontró a su hermano de usted en el río San Juan, como tres leguas del puerto de Caballú Quatiá,
quien había sido llevado o devuelto de Goya, los soldados fueron a bordo de su barco en el bote de
don Manuel Imas; e Imas tuvo bastante que hacer para salvar su vida, como fue salvada, y espero en
Dios que así lo será. Este Agustín se encontró con Mr. J. P. R. en aquel lugar el 16 de junio. Cuando
llegué a este lugar me
En el trabajo que nos ocupa —en la Carta XXI— Juan Parish Robertson, en
pocas líneas, hace la primera mención sobre David Spalding, afirmando de éste:
"había olvidado, cuando por primera vez lo vi, su idioma nativo. Nunca pudo
aprender castellano ni guaraní, así que compuso en su pobre cabeza y articulaba
tartamudeando, una jerga de cuatro idiomas (inglés, escocés, castellano y guaraní),
y era casi inteligible después de frecuentes repeticiones, tartamudeos, circunloquios
y aclaraciones".

En resumen, la descripción de Juan Parish Robertson, sobre e! insólito lenguaje


y la confusión intelectual de Spalding, parece referirse a un hombre aislado de una
sociedad o de una identidad nacional, absorbido y desintegrado en aquel lugar
selvático y primitivo de la América del Sur, de aquellos tiempos.

Nos cuesta aceptar, que los Robertson, descendientes de un famoso clan de las
Highlands, expresaran estos impropios conceptos sobre un compatriota, sabedores
del carácter nacional que el escocés ha forjado con la espada y la sangre de tantas
generaciones.

Difícil es creer en la veracidad de esta caricaturesca y burlona descripción que


los Robertson nos dan.

Cuando ellos conocieron a Spalding, éste llevaba muy reciente permanencia en


América, y en aquel hombre, avezado en las órdenes y en las exigencias de la
disciplina militar, no se borrarían fácilmente, el idioma de sus padres y el de sus an-

dijeron que había un caballero inglés que venía aguas arriba llevando armas para el Paraguay,
y había órdenes estrictas de prenderlo, pero entiendo que lo habían seguido por tierra desde la
Bajada hasta Goya, y allí lo aguardaron; se decía que traía bastantes armas, especialmente sables.
El 25 pienso ponerme en camino para ese lugar y si puedo prestarle cualquier servicio a él, haré todo
lo que esté al alcance de mi poder y cortos recursos, y de allí haré saber a usted como van las cosas,
etc., etc. Espero que a la fecha habrá usted vendido mi muchacha mulata y tendrá la bondad de
enviarme el precio de ella en yerba suave en la primera oportunidad. Envié de la costa del río para
entregar a usted por don Enrique Arévalo, una cadena de oro, una cruz ídem, cuatro anillos ídem de
esos memoriales. Sírvase decirme si los ha recibido o no, cuando regresaba aquella noche y tomaba
la señora, pero él no los había entregado todavía —la cadena tenía dos yardas de largo. Sin nada
más que escribirle en particular, deséole lo pase bien y ordene lo que guste al que suscribe.

S. A. S. David Spalding.

Del libro "La Argentina en la época de la Revolución", La Cultura Argentina, 1920. Traducción
de C. A. Aldao de "Letters on Paraguay".
cestros, y es elemental imaginar que su inquebrantable carácter escocés, y el
idioma gaélico 4 que heredara, lo acompañarían hasta su muerte, corno así también
el recuerdo de su esclarecido y notable pasado familiar, al cual me referiré
seguidamente.

Los Spalding son de muy antiguo origen. Antes del año 1000, aparece el
apellido, primeramente, en una comarca de Inglaterra, en el condado de Lincoln
(Lincolnshire).

A principios del siglo XIII existía una distinguida familia Spalding, en Escocia,
extensamente ramificada, y en la que se destacan varios miembros ilustres, como
Radulphus, John, Sir Osbert, Symon y el célebre Peter, los cuales son fundadores
del linaje que llega hasta nuestros días.

Una larga cadena de personajes —gentlemen, esquires, guardabosques


reales y barones— une a la historia familiar, y de entre sus eslabones, como en los
azulados montes de las Highlands, surgen las figuras de Peter de Spalding 5 y
Andrew Spalding, Barón de Ashintully 6 .

Peter de Spalding es el Ben Nevis de este sept del clan Murray, por su
decisiva ayuda al más grande rey que tuviera Escocia, Roberto Bruce, el patriota, en
la toma de la ciudad fronteriza de Berwick, en 1318 7.

El valiente apoyo de Peter a la causa de la emancipación de Escocia, en la


toma de Berwick, le fue agradecida por el pro-pio Robert Bruce. El rey escocés
entregó a Peter una bandera que representaba un portón y rastrillo entreabierto,
junto con la divisa "Nobili Servitium" 8, y que pasaron más tarde al blasón familiar. El
generoso "Rey de los escoceses" recompensó, nuevamente, a su leal colaborador,
dándole a cambio de sus posesio-

4 Lengua céltica hablada en Escocia (Scottish Gaelic o Erse).


5 Esquire de Berwick, casado con una prima de Sir Robert Keith, Mariscal de Escocia.
6"Stammfolge der Familie Spalding. v. Spalding aus Berwick in Schottland", 1929 (Deutsches
Geschlechterbach), Berlín.

"Notes and Traditions concerning the Family of Spalding", por F. J. S. y M. S., publicado por
7

Henry Young & Sons, Liverpool, 1914.

Los Spalding forman parte del poderoso y antiguo clan Murray, cuyo origen se remonta a las
arcaicas tribus célticas de la provincia de Moray. El clan obtuvo tierras considerables en Moray, las
Highlands y en el sur de Escocia, y fueron los Murray quienes construyeron los magníficos castillos
de Blair y Bothwell. Sus bravos "ciansmen" tomaron parte en las luchas de independencia (1286-
1371) y en la célebre Rebelión de 1745. El castillo Blair, sede del Jefe del Clan, el Duque de Atholl,
está situado en un hermoso paraje de las Highlands cerca de Glen Tilt.

8 "Que nuestro servicio sea sagrado al noble".


nes y viviendas en Berwick, las tierras de Ballourthy y Petmethy, en el condado de
Forfar, junto con la Guardería del Bosque Real de Kilgerry 9.
Posteriormente, Andrew Spalding, Barón de Ashintully, hizo construir el castillo de
Ashintully, en 1538, que hasta hoy exhibe orgulloso sus murallas vestidas con el verde
de las enredaderas 10.
Ya en el siglo XIII el linaje poseía un blasón 11, cuyos atributos eran una espada, tal
vez un claymore 12, sobre campo de oro.
Varios Spalding emigraron a Suecia 13, Prusia, Alemania, Hungría, Norte América,
Brasil, Venezuela y Argentina, donde se extendieron, en varios siglos, ramas nuevas
del viejo tronco escocés. Aquellos valientes, de sangre celta y sajona, que dejaron sus
tierras, impulsados hacia un nuevo bienestar, llevaron una vida similar a la que
desplegaran en Escocia. Conservaron siempre una imagen propia, y el hecho de estar
en un país diferente no impidió que exteriorizaran sus tradiciones y la firmeza orgullosa
de ser una nación.

Múltiples ejemplos como Tomás Cochrane, Mungo Park, John Paul Jones, David
Livingstone iluminan el camino de una interminable fila de escoceses capaces de
acometer grandes proezas. Y si buscamos entre las páginas de la historia sus hazañas
en el arte de luchar, fuera de la patria, sólo basta recordar Waterloo, Balaklava,
Fontenoy, Lucknow y El Alamein para escuchar el tañido de una gaita guerrera
victoriosa. Como dice Eric Linklater: "Escocia es un país pequeño, pero pocos países
pequeños han ejercido tan grande influencia en los más remotos lugares del mundo; y
así como dentro de sus fronteras sus individuos tuvieron siempre mayor trascendencia
que sus instituciones, también en

9 "Notes and Traditions concerning the Family of Spalding", libro citado.


10 Ubicado a 15 millas N. N. O. de Blairgowrie (Perthshire), Escocia.
11 Los siglos transcurrieron y el emblema cambió. A la espada del siglo XIII se le agregaron otras
dos, apareciendo luego una medialuna, sobre la cual las espadas convergían. Eduard Spalding explica
en su libro "Historia documentada en el cuadro genealógico de los Spalding", 1898, el origen del
emblema: "Las tres espadas que atraviesan la medialuna, recuerdan la cruzada bajo Ricardo Corazón de
León, en la cual, según una vieja tradición, un Spalding tomó parte. Según eso, las tres espadas
significarían los ejércitos unidos de Inglaterra, Francia y Flandes".
12 Tremendo mandoble o espadón escocés de metro y medio de largo.
13 "Documentos y cuadros genealógicos de los Spalding en Escocia, Alemania y Suecia", Eduard
Spalding, 1898.
el acontecer histórico de las tierras del otro lado del mar, los individuos han dejado
huella y contribuido a la leyenda nacional" 14.
En este desfile de escoceses, que se destacaron por su vida en el extranjero, David
Spalding ocupa un lugar, hasta ahora desvirtuado por el desaprensivo retrato que trazó
el recuerdo juvenil de Juan P. Robertson y Guillermo P. Robertson, ya radicados
definitivamente en Londres, desde 1830 y 1834, respectivamente. Estas fechas son muy
significativas, en primer lugar, porque David Spalding fallece en 1856, es decir, muy
posteriormente al alejamiento final de los Robertson del Río de la Plata.

La tradición familiar a través de sus descendientes, los Riera, los Serrano, los
Escobar, los Coll y los Sáenz Cavia, describe a David Spalding corno a un hombre
siempre fuerte y espléndidamente formado, endurecido y templado por las prácticas
montañesas de su lejana y querida Perthshire. Su mirada penetrante y vigorosa nos
hace pensar en un férreo carácter y en la rudeza y energía del highlander escocés. El
dibujo firme de su boca y la reciedumbre del mentón nos revelan la decisión
inquebrantable que lo acompañó siempre. David Spalding poseyó, durante toda su vida,
un carácter inflexible y tenaz, que no dejó de reflejarse en su intenso rostro, como aún
se puede percibir en el daguerrotipo, tomado en Buenos Aires, ya en edad madura 15.

Esa naturaleza de fuerte autoridad fue la que llevaría a David Spalding a convertirse
en sargento del ejército Británico, durante el reinado de Jorge III, en una época en que
la carrera militar brindaba fama, fortuna y grandes honores a oficiales y soldados. Los
regimientos eran de un nivel poco menos que insuperable, como los hombres que
servían en sus filas.

Cuando David Spalding nació en 1779 hacía ya 2 años que el viejo '73rd' —padre
del '71st’ — existía. y cuando el regimiento desembarcó en Buenos Aires en 1806, traía
una larga herencia de triunfos que incluye el sitio de Gibraltar, las batallas de Carnatic,
Sholingur, Mysore, Hindustan y Seringapatam (1799), en la India, la defensa de San
Juan de Acre contra el ejército de Napoleón, y la toma de la ciudad del Cabo, entre otras
acciones militares.

Un segundo motivo, no menos poderoso, me impulsa a realizar este trabajo, y es el


de tratar de evitar en alguna medida la constante repetición ingenua de esa descripción
de los Robertson por parte de los escritores que recurren a su libro como única fuente.

14 "La supervivencia de Escocia", pág. 380. Traducción de Ana M. de la Fuente del libro "The survival
of Scotland", Eric Linklater.

15 Fotógrafos Meeks y Kelsey, Esmeralda 44, Buenos Aires.


El retrato simplista y estereotipado que los Robertson ejecutaron sobre el
sargento escocés ha servido de base a otros escritores13 como cita infaltable de un
personaje pintoresco y como lugar común, por carecer, lógicamente, de los datos y
referencias pertinentes que yo puedo aportar en esta monografía, del archivo
familiar, como chozno de David Spalding.

Otra razón caritativa me ha movido ha realizar este trabajo, y es la de resolver


la incógnita que se le habrá planteado a los numerosísimos lectores del libro de los
Robertson, sobre cuál fue el destino de David Spalding. Ya que el estático retrato
que los Robertson subrayaron y fijaron sobre nuestro personaje, hizo o hará suponer
a más de un lector tremendista o imaginativo un trágico final para el sargento
escocés. Ya sea destruido por su propia confusión lingüística, o devorado por la
selva, con toda su suerte de alimañas humanas y animales, o finalmente ahogado
en los letales efluvios de su whisky natal o de las cañas criollas. Nada de eso
ocurrió, para suerte de su múltiple descendencia. Pero dado que no es mi propósito
presente, pormenorizar y detallar el relato de su vida, sólo bastarán algunos hitos
para revelarle esa incógnita a los lectores.

Tras la derrota de las fuerzas británicas, al mando del general Beresford, y


luego de las vicisitudes y traslados al interior del país, de los prisioneros, David
Spalding se dirige al Paraguay. El espíritu aventurero del escocés lo incita a explorar
aquellas tierras hostiles, a las que debía adaptarse prontamente, para poder
subsistir.

La llegada de David Spalding al Paraguay hace que los hermanos Robertson lo


consideren el primer súbdito británico en pisar aquel suelo sudamericano,17
afirmación reiterada en el prefacio de su libro.

Sin embargo, muy posteriormente —en 1877— Michael G. Mulhall 18, sin tomar
en cuenta lo declarado por los Robertson, dice que los primeros británicos llegados
al Paraguay "parecen ser" el doctor William Parley y su esposa 19.

16Entre otros, José Luis Lanuza, que cita al escocés en su obra "Morenada", página 104, Ed.
Schapire, 1967, y Augusto Roa Bastos en las páginas 340 y 341 de su reciente novela "Yo, el
Supremo", 1974, Siglo Veintiuno editores.

17Pág. 102 de la Carta XXI de "La Argentina en la Epoca de la Revolución". Traducción de C. A.


Aldao de "Letters on Paraguay".

18 "The English in South Arnerica", Michael G. Mulhall, 1877.

19 Capítulo "English in Paraguay" del libro citado, pág. 361: "The earliest English settler in
Paraguay seems to have been Dr. William Parley, who arrived at Asunción with his wife in the
beginning of the century".
Lo cierto es que a partir del arribo de David Spalding al territorio paraguayo
comenzó un esforzado intento de comunicación y de adaptación ante el cual el
escocés no estaba dispuesto a flaquear. Su idioma (gaélico y escocés 20) no sólo era
desconocido en el Paraguay sino que era incomprensible, sobre todo en aquel país,
donde el castellano y, principalmente, el guaraní indígena, combinaban una fórmula
imposible y amarga para que David Spalding la pudiera incorporar rápidamente a su
ancestral lenguaje. La mayor dificultad que se le presentaba era la ardua
pronunciación alternada del guaraní, con sus vocales de sonidos guturales y nasales.

Sus armas eran la audacia y la voluntad, y con ellas debía conquistar el derecho y
la idoneidad para vivir en aquel ambiente bravío; el acceso a él era el idioma, sin el
cual, como en las montañas de las agrestes Highlands, el paso quedaría cerrado.

Así es, que David Spalding no podía permanecer indiferente al mundo que lo
rodeaba y que amenazaba con someterlo al perpetuo estupor y perplejidad ante lo
extraño e indescifrable.

Sobre el dramático problema de la incomunicación que sufre el forastero en un


país de lengua totalmente desconocida, dice el filósofo Georges Gusdorf, en su libro
"La Palabra" 21: "Supongamos que paseo por las calles de una ciudad extranjera cuya
lengua ignoro. Me siento como Ovidio, exiliado a orillas del Mar Negro: Barbarus hic
ego sum, quia non intelligor ulli: incapaz de hacerme comprender, soy el bárbaro,
decía tristemente el poeta latino a pesar de que se sentía testigo de la civilización más
alta en medio de esas poblaciones atrasadas. Para los griegos, el bárbaro,
etimológicamente, es el hombre que balbucea un lenguaje inarticulado y al que se
desprecia por su mala elocución".

David Spalding tuvo que enfrentar esta incertidumbre en sus primeros años de
vida en América. Sin olvidar que el escocés, ya muy decidido a radicarse en el suelo
sudamericano, se había lanzado al aprendizaje del idioma español y del difícil guaraní.

Los Robertson no advirtieron el esforzado y meritorio trance lingüístico que el


escocés realizaba cuando éstos lo conocieron. Sin embargo, David Spalding
sobreviviría en aquel mundo paraguayo de latente efervescencia revolucionaria, donde
los habitantes, pese a su bien conocida hospitalidad y cordialidad hispano-guaraní,
tenían gran prevención contra los británicos, no sólo por ser "herejes" sino por haber
sitiado Montevideo —durante la 2da. invasión inglesa, en 1807—, donde la guarnición
estaba compuesta, en su mayoría, de tropas paraguayas.

20 Dialecto del idioma inglés, hablado en Escocia (Scots).

21 "La Palabra", Georges Gusdorf, pág. 55, Ediciones Galatea Nueva Visión, 1957.
Ya iniciado en el comercio, David Spalding realiza múltiples viajes por el litoral del
Río de la Plata, entre exóticos paisajes y riesgosas circunstancias; relacionándose
con patrones de barcos, viajeros y comerciantes hace transacciones con yerba mate,
frutos, maderas y tabaco.

En el año 1815 escribe su discutida carta a Guillermo P. Robertson, que he


transcripto, y en la que aparece radicado en Corrientes. En sus entrelíneas se
percibe al escocés afincado y sujeto, con lazos de creciente adaptación lingüística al
suelo americano, que a pesar de ser muy diferente a la fría y montañosa Escocia, se
adentraba cada vez más en su temible carácter.

En la carta de David Spalding también se observa su despliegue comercial y sus


contactos con el cabotaje. Y cuando inquiere sobre la venta de su "muchacha mulata"
a cambio de yerba suave. Asimismo, en el detalle de las alhajas, especialmente la
larga cadena de oro de dos yardas, recuerda, salvando los siglos, al personaje de Sir
Walter Scott, Ludovico Lesly —conocido como el de la Cicatriz, "Le Balafré"—, el
aventurero montañés y gigantesco arquero de la Guardia Escocesa del rey Luis XI,
que pagaba habitualmente sus gastos con los eslabones de su casi interminable
cadena de oro.

El corazón del escocés Spalding encontró pronto en su vida a la hermosa mujer


que, definitivamente, lo ataría al suelo sudamericano. Fue con la linajuda paraguaya
María Encarnación de Orúe 22 que contrajo matrimonio, hija legítima de don Juan
José de Orúe, de estirpe de conquistadores, y de doña Ana Felipa González de
Santa Cruz, descendiente directa de los distinguidos conquistadores y militares de
ese apellido, y descendiente por línea colateral del beato Roque González de Santa
Cruz, misionero jesuita paraguayo, hermano de aquéllos.

Recordemos ahora el lamentable retrato de los hermanos Robertson y


preguntemos: ¿Fue "tartamudeando una jerga de cuatro idiomas"... y "después de
frecuentes repeticiones, tartamudeos, circunloquios y aclaraciones" lo que rindió el
corazón de la juvenil asunceña? Este misterio se pierde, por el momento, en la
oscuridad del tiempo.

Después de la Revolución de Mayo y luego de los primeros gobiernos patrios se


desarrolla el descontento del interior del país por el centralismo político de la
predominante ciudad de Buenos Aires. Los jefes provinciales con sus ejércitos y
"montoneros" embestían y azotaban a su enemigo unitarista, mientras el caudillo
uruguayo José Gervasio Artigas consolidaba su poder

22 Nacida el 24 de marzo de 1792. Libro 1, folio 263 de Bautismos de la Catedral de Asunción.


—por 1815— en las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba.

A partir de esos años de inseguridad política y agitación nacen del prolífico


matrimonio de David Spalding y María Encarnación de Orúe, siete retoños: Lucas,
fallecido párvulo; Ana María, nacida en 1813 en la Asunción del Paraguay; León, en
Buenos Aires, en 1816; Eloísa, nacida al año siguiente; Concepción, en 1821, en la
ciudad de Corrientes; Juana María, nacida un año después, en la misma ciudad, y
Encarnación, en 1828.

En 1833 se levanta un censo en Corrientes en el que figuran David Spalding y


María E. de Orúe, viviendo con sus hijos León, Concepción, Juana María y
Encarnación. Eloísa ya había abandonado el hogar paterno para contraer matrimonio
con el comandante José Ignacio Serrano 23, como aparecen también en dicho censo.

Años después Genaro Berón de Astrada, gobernador de Corrientes, se rebeló


contra Juan Manuel de Rosas y solicitó la participación de los correntinos en !a
formación de milicias guerreras, sancionando en enero de 1839 un Empréstito de
Guerra por 50.000 pesos fuertes. En dicho Empréstito contribuyen, desde Bellavista,
el escocés David Spalding y su hijo León, con 50 pesos fuertes, cada uno. En la
"Relación de dinero entrado en la comisaría del Ejército de Reserva" del general en
jefe José María Paz, figura León Spalding entregando el 11 de julio de 1841, 690
pesos fuertes. para pago de cueros, según contrata hecha con el gobierno.
Contemporáneamente, otros miembros de la familia del escocés como los Serrano y
los Escobar participan desde Corrientes en la campaña contra Rosas. De ese modo,
como edecán del general Paz, José Ignacio Serrano, aparece firmando en el Cuartel
General en Curuzú Cuatiá, el pie de lista de la Primera Compañía de Milicias activas
de Bellavista.

Muerto José Gaspar Rodríguez Francia en 1840, luego de largos años de


gobierno en el Paraguay, el presbítero José Vicente de Orúe, cuñado de David
Spalding, es designado, al año siguiente, vicario general de la Diócesis, y confirmado
por el Papa Gregorio XVI.

23 Coronel a las órdenes del General José María Paz, quien lo reputaba como uno de los mejores
jefes. Actuó en las operaciones de guerra de 1846, hasta Ibahay. En Vences, ocupó un puesto de
honor a las órdenes del General Joaquín Madariaga. Citado por Valerio Bonastre.
En 1845, Ana María Spalding 24, hija del escocés, se casa, en la ciudad de
Asunción 25, con Francisco de Paula Riera, hijo legítimo del catalán Don Francisco
Riera, miembro destacado del Cabildo de Asunción, en los años decisivos de 1810 y
1811, y de doña María Josefa Demetria Legal, paraguaya 26. De la unión de Ana María
Spalding y Francisco de Paula Riera nacen Magdalena, José Francisco, Dolores,
Atanasio de la Cruz 27 y Rafael. De León Spalding: Cleofe (1846) y Rosa (1848). De
Eloísa Spalding y José Ignacio Serrano nacen Francisca, José Ignacio, Agustina,
Margarita, Pedro, Ana, Concepción y Carmen. Y de la unión de Lorenzo Escobar y
Juana María Spalding nacen Lorenzo y Rosario.

Los años habían convertido el tronco del escocés en un florido roble que extendía
sus ramas profusamente, a pesar de que sus raíces ya no eran parte de la tierra
escocesa que tanto amaba.

Entre sus nietos y bisnietos, Atanasio de la Cruz Riera y Jorge Eduardo Coll se
destacan notablemente.

Atanasio de la Cruz Riera, eminente educador, a quien se lo tituló en su


oportunidad como el Sarmiento paraguayo, ocupó distintos cargos en el ámbito
educativo como los de superintendente de Instrucción Pública, inspector de Colegios
Nacionales, director del Colegio Nacional de Villarrica y ministro de Justicia, Culto e
Instrucción Pública del Paraguay, puesto este último que desempeñó en 1894,
durante la presidencia de Juan G. González.

Jorge Eduardo Coll 25, hijo de Rosa Spalding y Eduardo Coll, actúa como
abogado, doctor en Jurisprudencia, profesor universitario y magistrado; su carrera
pasa por distintos cargos y es nombrado ministro de Justicia e Instrucción Pública de
la Argentina en 1938, que continúa hasta 1940, durante la presidencia de Roberto M,
Ortiz.

24 Ana María Spalding fue condecorada con la Banda de la Orden Nacional del Mérito, por el
Mariscal F. Solano López, en el Cuartel General de Paso Pucú, el 14 de setiembre de 1867.

25 Acta Matrimonial, Iglesia Catedral de Asunción, Libro Segundo de Matrimonios, folio 266.
Fueron testigos Apolinar Riera y Juana María Orúe.

26 Descendiente de uno de los más distinguidos linajes del Paraguay y Corrientes. Hija legítima
del gobernador Joaquín Legal y Córdoba, y de Doña Jerónima Gregoria Cabral, nieta del Maestre de
Campo Gaspar Fernández y Arana, y de Doña Gregoria Cabral de Melo y Alpoin.

27 Nacido en Asunción el 2 de mayo de 1854, Libro 5, folio 1 de la Catedral de Asunción, y


bautizado el 3 de mayo, siendo padrinos León Spalding y Rosario Peixoto.

28 Nacido en Buenos Aires el 7 de mayo de 1882.


El 15 de mayo de 1851 León Spalding se casa con Rosario Peixoto 29, en la ciudad
de Corrientes 30, y al año siguiente, el 29 de octubre, muere en Asunción Francisco
Riera, padre de Francisco de Paula y consuegro del escocés.

David Spalding fallece el 12 de febrero de 1856, en Corrientes, donde descansan


actualmente sus restos, en el panteón familiar.

La vida de Spalding había sido un verdadero ejemplo de tenacidad y fuerza que no


son raros en un escocés. Pero por sobre todo, él había conseguido sobrevivir y luego
dar origen a una numerosa descendencia, entre la cual se destacan dos ministros de
Cultura. Sobre su vida los Robertson casi nada dijeron, pero si bien hemos dado una
resumida descripción de su trayectoria en América, también hemos de decir que los
Robertson no fueron buenos jueces ni profetas, de los días por venir de su "amigo el
sargento escocés". Y así, como ellos no previeron la inmensa difusión y la importancia
futura de su libro, tampoco pudieron prever que su retrato sobre David Spalding se
contradiría, al seguir el camino opuesto del "retrato de Dorian Grey".

Abril, 1974

29 Amiga de Madame Lynch y madrina del tercer hijo varón de Lynch y el Mariscal López. Estas
referencias sobre Rosario Peixoto de Spaiding son mencionadas también por la escritora paraguaya
María Concepción L. de Chaves en su libro "Madame Lynch", páginas 252 y 282, Ed. Peuser, 1957.

30Libro 6 de Matrimonios, folio 13, Iglesia Catedral de Corrientes. Fueron testigos Don Josef Ma.
Balbastro y Doña María Encarnación de Orúe.
David Spalding María Encarnación de Orúe
(Fotógrafos Meeks y Kelsey, Buenos Aires) (Bernardet y Michelena - Fotógrafos centrales en Corrientes)
Retrato de David Spalding Retrato de María Encarnación de Orúe
(Óleo en poder del autor) (Óleo en poder del autor)
León Spalding Ana María Spalding
(Estudio Fotográfico Chute & Brookes, Buenos Aires)
Lorenza del Carmen Serrano Spalding
Atanasio de la Cruz Riera Spalding
esposa de Atanasio de la Cruz Riera Spalding

Justo Pastor Federico Riera, hijo de


Atanasio de la Cruz Riera Spalding y Lorenza del Carmen Serrano Spalding
Abuelo del autor
Mausoleo de la familia
Spalding en el cementerio de Corrientes

Lápida de María Encarnación de Orúe Lápida de David Spalding

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