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INCLUSIÓN LABORAL

Roberto recuerda gratamente su paso por la universidad y todo lo que aprendió en la relación con sus profesores y
compañeros, sin embargo las dificultades que hoy se le presentan tienen que ver con su aire de superioridad adquirido
con su título profesional, a partir del cual creyó que él era el mejor de todos. En su primer trabajo era bien remunerado a
pesar de ser nuevo en el rubro, esto le daba confianza en la relación laboral y de cara al futuro. Tenía claro que no iba a
ser fácil trabajar, pero resultó más cómodo de lo que pensaba, se dio cuenta que significaba una ventaja el no tener que
sustentar a una familia como lo tenían que hacer algunos colegas con más edad.

Luego de trabajar en diferentes lugares, Roberto conoce a la que iba a ser su futura esposa. Sin duda, esto le cambiaría
sus expectativas de vida, pues lo hizo más consciente de lo que estaba en juego además de que sus ambiciones crecieron.
Roberto se casó a los 26 años de edad con una joven profesional de 23 años; ambos prometieron ayudarse mutuamente
con el deseo de tener una bonita familia.

Pasaron 2 años y en su trabajo todo parecía marchar normalmente, no obstante la soberbia lo llevó a presionar a su jefe
para que lo ascendiera, con el argumento de que él era el mejor empleado y que sus conocimientos estaban subutilizados.
Aunque su jefe de alguna manera le hallaba razón a Roberto, la empresa tenía dificultades económicas y en invierno, las
cosas se ponían difíciles, pues los clientes ya no solicitaban a la empresa como en primavera o verano, época del año
donde la empresa incluso contrataba más gente. El año en que Roberto se casó, el invierno fue mucho más intenso,
dejando a la empresa con un profundo déficit y la solución que se veía venir era el recorte de personal. Roberto siempre
seguro de sus conocimientos y de las buenas relaciones con su jefe, aseguraba que él nunca saldría de la empresa, además
porque era uno de los pocos profesionales allí. Sin embargo, y contra todo pronóstico, a Roberto le notificaron que su
contrato terminaría en quince días, noticia que no podía creer. Cuando pudo hablar con su jefe, éste le comento que
realmente sus conocimientos eran buenos para la empresa, pero no exclusivos y que en la empresa había otros que podían
hacer lo que Roberto hacía sin creer que por eso debían ganar más dinero. Roberto, en una acción soberbia salió de la
oficina del jefe vociferando que con sus conocimientos y experiencia conseguiría rápidamente trabajo, y que en el fondo
no necesitaba nada de ellos.

A pesar de esta drástica y dura noticia, su entusiasmo seguía intacto y tenía confianza que iba a encontrar un trabajo a la
medida de él. Sin embargo, pasaron meses y meses y la situación no cambiaba y se vio envuelto en una crisis personal y
profesional. Se refugió en su esposa que trabajaba en otra entidad más modesta pero en un ambiente laboral estable. Su
mujer le contó que tenía tres meses de embarazo, noticia que alegró mucho y a la vez le puso presión extra para encontrar
un nuevo empleo. Resultaron varias cosas, presentó varias entrevistas, pero nada se acomodaba a sus amplias
expectativas laborales. Después de 8 meses y con el nacimiento de su primer hijo, tuvieron que mudarse a la casa de sus
suegros. Este momento de inestabilidad laboral lo llevó a pensar en la posibilidad de trabajar en lo primero que resultara.

Estas duras condiciones que debió pasar Roberto fueron acompañadas de un pensamiento desalentador;
cuestionamientos lo atormentaban y llegó a pensar que realmente él no servía para trabajar, que no sólo había sido mala
fortuna si no que existía algo en el que lo hacían incompetente a la hora de trabajar.

¿Cuál fue el problema de Roberto?

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