Está en la página 1de 4

Yacyreta: un ejemplo de lo que no hay que hacer

Sesenta kilómetros de represa cortan al majestuoso Río Paraná, al


medio, a la altura de Ituzaingó (Corrientes), en la orilla argentina, o Ayolas
del lado Paraguayo.
Para producir energía se ha afectado a 250.000 personas en Posadas
(capital de la provincia argentina de Misiones) y 80.000 en Encarnación
(capital de Itapúa, en el Paraguay). Además de unas 79.000 personas mas
en las orillas paraguayas.
Inundando 160.000 hectáreas en ambos países.

Estas mega‐represas, ¿son una medida sensata o solo responden a los


intereses de las grandes empresas internacionales y la necesidad del
capitalismo brasileño de mayor energía, a cualquier costo?

Ese Gran Río, ¿será un Gran Lago?

El Río Paraná, perteneciente a la Cuenca del Plata, es el segundo río de


importancia en Sudamérica y el cuarto en el mundo, por su extensión, caudal y
diversidad biológica. Constituyendo la base de la vida y la cultura de las
comunidades ribereñas, muchas de ellas parte de los pueblos originarios de la
región.
Este Gran Río está ya muy alterado y dañado, principalmente a causa de
la construcción de grandes represas en su tramo superior. Hay 41 represas
construidas en su cuenca que han inundado casi 1.800.000 hectáreas. Estas
represas han destruido la pesca, favorecido la propagación de enfermedades y
empobrecido a pueblos enteros. El Alto Paraná tiene la represa de mayor
generación de energía eléctrica del mundo, Itaipú, y una represa que es el
ejemplo mundial de lo que no debe hacerse, Yacyretá, conocida como “el
monumento a la corrupción”. Y ahora, la amenaza de la construcción de
Corpus.
Si tomamos en cuenta las represas construidas sobre el Paraná y sus
afluentes, y el encadenamiento producido con el vertedero de una sobre el lago
de la siguiente, el impacto medioambiental es enorme.
Desde el embalse de Sao Simao, sobre el Paranaíba, mas de 2.200 Km. de
río se transforman en una sucesión ininterrumpida de lagos artificiales. Esto
trae efectos muy negativos sobre los organismos adaptados a las condiciones
del río. Se conoce el impacto sobre los grandes peces que migran para
reproducirse, por el impacto económico en el corto plazo. Muchas otras
especies van a desaparecer antes de poder ser estudiadas. Una extraordinaria
perdida de la biodiversidad local es un gran muerto que ya flota sobre el Paraná
de las mega represas.
Con un posible salto de 22 metros la pretendida represa de corpus, que
se ubicaría unos kilómetros arriba de Encarnación y Posadas, en la cola del
embalse de Yacyretá, formaría un lago hasta el pié de la represa de Itaipú.
Todo el tramo del Alto Paraná, aguas arriba de Yacyretá, sería convertido en
una escalera de embalses.
Los impactos que la muerte del Alto Paraná tendrá sobre la vida acuática
se pueden vislumbrar con lo ocurrido a causa de Yacyretá: la desaparición de
especies de enorme importancia para la vida y la economía de miles de familias
ribereñas, como el dorado, el surubí y el pacú. Además de terminar,
definitivamente, con la pesca, el embalse de Corpus desplazaría a miles de
familias campesinas y ribereñas en Itapúa y Alto Paraná, en el Paraguay, y en
Misiones, Argentina. Y a comunidades indígenas M’bya Guaraní, además de
inundar parte de las ultimas porciones de la selva paranaense (misionera) en
esta región.
La exposición de las comunidades ribereñas a las enfermedades de
transmisión hídricas se extendería desde la zona de Encarnación y Posadas, ya
gravísimamente afectadas por el embalse de Yacyretá, hasta el pié de la
represa de Itaipú.
La mayor parte de la población de la zona se opone a Corpus. Esto se
reflejó en el Plebiscito, vinculante, hecho en Misiones, en 1996. Sin embargo la
Comisión Mixta Paraguaya‐Argentina (COMIP), del Río Paraná, en acuerdo con la
Entidad Binacional Yacyretá (EBY), y sin la intervención de las autoridades
ambientales argentinas, decidieron entregar un millón de pesos a una empresa
elegida por ellos, para que realice un estudio de impacto medioambiental que
viabilice la construcción de la mega represa de Corpus, en alguno de los tres
emplazamientos considerados. El contrato fue firmado en Posadas, en
diciembre del 2001.

Un negociado grande y horroroso

La represa de Yacyretá es uno de los mayores emprendimientos


hidroeléctricos del mundo. Actualmente está en la cota 76 (o sea a 76 metros
sobre el nivel del mar), pero pretende llegar hasta la cota 83, inundando, así,
107.600 hectáreas.
Este gran negociado, presupuestado, originalmente, en 1.500 millones de
dólares, lleva ya gastada la friolera de mas de 10.000 millones.
Este emprendimiento descomunal, donde solo se tuvo en cuenta las
grandes ganancias de los grandes capitales, produjo desplazamientos
compulsivos, ruptura de lazos de vecindad, desestructuración del tejido social,
endeudamiento, disminución de actividades productivas, con su secuela de
desempleo, pérdida de estrategias tradicionales de subsistencia (pesca, caza,
agricultura, recolección de miel y plantas medicinales), riesgo de enfermedades
infectocontagiosas y otros males para los pobladores y las economías y
sociedades ribereñas del Paraná.
Varias costosas infraestructuras fueron dañadas. Ferrocarriles
inutilizados, carreteras destruidas, puertos inhabilitados, destrucción de
servicios e infraestructuras urbanas.
Yacyretá atenta, y atentará mucho mas si no se para en la cota 76 y se
pretende seguir avanzando a la cota 83, contra la sobrevivencia, el hábitat y la
cultura de la nación originaria guaraní denominada los M’byá. Estas son
expulsadas de su territorio tradicional y sometidas a un proceso de aculturación
forzada en el sitio de reasentamiento involuntario.
Yacyretá produce un impresionante ecocidio, junto al etnocio de los
M’byá. Diversos ecosistemas son destruidos. Soportamos muertes masivas de
animales silvestres en las islas inundadas. Desaparecen especies aún
desconocidas o poco estudiadas por la ciencia. Los sistemas de traslados de
peces son “truchos”, no funcionan. Periódicamente se observa gran mortandad
de peces en el río. Se produjo una drástica reducción de la fauna ictícola
dentro del embalse. Se destruyen hábitats únicos en el mundo. No existen
reservas compensatorias para tanta destrucción.
El deterioro ambiental producido por el negociado de Yacyretá nos deja
un embalse contaminado, una perdida sensible de la calidad del agua, nada
mas ni nada menos en que en pleno acuífero guaraní, máxima reserva mundial
de agua dulce. Se eleva el nivel y contaminación de la capa freática. Ascienden
los niveles de agua en los esteros a lo largo de la Presa Lateral Derecha. Hay
filtraciones de la represa hacia los esteros del Iberá (Argentina). Y una drástica
reducción del caudal del Brazo Añá Cua.
Paralelamente a los enriquecimientos ilícitos generado por la
megarepresa y sus nefastas consecuencias para la población humana, animal y
vegetal de la región, se pierden sitios arqueológicos y áreas de valor cultural,
histórico y arquitectónico.

Pero...¿y el beneficio de la energía, para Paraguay y


Argentina?

La región argentina impactada directamente por Yacyretá (provincias de


Misiones y Corrientes) solo se beneficia con el 15% de la energía generada.
El Paraguay no utiliza NADA de la energía que le corresponde de la
producción de Yacyretá (el 50% del total).
La producción de energía eléctrica se exporta a los grandes centros de
consumo, financiando así, con nuestras pérdidas humanas y naturales, el
“desarrollo” de otras zonas, profundizando nuestro subdesarrollo.
Nos prometieron represas para producir electricidad, irrigación y
desarrollo. Pero nos dieron una deuda de 10.000 millones de dólares para
Yacyretá, o de 20.000 millones de dólares para Itaipú. El 40% de la deuda
externa del Brasil fue acumulada por inversiones del sector eléctrico. A la vez
que millones de personas fueron desplazadas al inundárseles sus tierras.
Argentina, Paraguay, Brasil y todo el continente Latinoamericano tienen
otras posibilidades de mejorar su planificación y tomar distancia de la
dependencia de las grandes represas para generar electricidad. Lanzarnos, de
una vez por todas, por los caminos de las energías alternativas de bajo impacto,
dentro de las cuales también están las micro represas hidroeléctricas, ubicadas,
en lo que se refiere a desarrollo sustentable y con equidad y justicia social, en
las antípodas de esos megadesastres que constituyen las megarepresas, cuyo
mayor ejemplo lo constituye Yacyretá.

Domingo López y Raúl Aramendy


CEMEP‐ADIS
Mail: cemepadis@yahoo.com.ar

CCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCC
CCCCC

También podría gustarte