El costumbrismo es un movimiento artístico de principios del siglo XIX posterior al Romanticismo.
Se destacó por representar el folklore de un grupo social o de una región, es decir, las costumbres y las escenas que formaban parte de la tradición de cada lugar. Características del costumbrismo Entre las principales características del costumbrismo se destacan las siguientes: Fue un movimiento artístico iniciado en España en el siglo XIX que se difundió por Europa. Se manifestó en la pintura, el teatro y, en especial, en la literatura. Representó la cotidianeidad y los hábitos de una sociedad de una manera expresiva. Representó la búsqueda de la propia identidad social. Estuvo influenciado por los acelerados avances tecnológicos de la época de la Revolución Industrial. Origen del costumbrismo El origen del movimiento artístico costumbrista se manifestó, en especial, en la literatura española de mediados del 1800. Resultó una época en la que las invenciones del transporte permitieron que las personas se trasladaran de una región a otra. El nuevo estilo de vida fue un tema de interés para plasmar en la literatura y para difundir las costumbres de cada lugar, con cierto estilo romántico y pintoresco, como el éxodo de los campesinos para trabajar en la ciudad y la burguesía que fue una nueva clase social que surgió junto con la Revolución Industrial. El siglo XIX resultó el inicio de un período de intensos cambios sociales y políticos en Europa y el inicio del proceso de descolonización hacia la independencia en Latinoamérica. El arte y, en especial, la literatura costumbrista de América resaltó el nacionalismo y lo tradicional de su tierra. Temas del costumbrismo Los temas usuales del costumbrismo tienen que ver con: Las costumbres de la vida rural y campesina, con presencia de ritos, cuadros de costumbres, la familia y el folclore. La cotidianidad representativa de las ciudades, especialmente lo referido a sus figuras más icónicas, como sacerdotes, maestros, hacendados, políticos. El encuentro entre el campo y la ciudad, reproduciendo usualmente una mirada crítica al nuevo mundo moderno, que se alejaba de las tradiciones y de lo hasta entonces tenido por “propio”. El lenguaje regionalista, con presencia de juegos de palabras, refranes, formas de habla y otros modos “propios” del lenguaje. Los bailes, ritos, fiestas y ceremonias populares, las leyendas y las supersticiones. Costumbrismo literario En el caso específico de la literatura, el costumbrismo se propuso retratar la vida popular tradicional sin ánimo alguno de criticarla (cosa que sí estaría presente en el realismo), y para ello echó mano principalmente a la prosa, en tres géneros o manifestaciones fundamentales:
Los cuadros de costumbres. Se llama así (o bien “artículos de costumbres”) a pequeños
textos de índole literaria y periodística, que se solían publicar en diarios y revistas como un divertimento o una guía pedagógica, y en los que se describían del modo más pintoresco y colorido posible algunas de las tradiciones y del folclore del mundo rural. Hubo grandes compilaciones de estos artículos, como Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844), donde se recoge la obra de 51 autores distintos. La novela costumbrista. También llamada “novela de costumbres”, cuya trama solía explorar diferentes escenas populares de marcado sabor local, dejando por fuera cualquier argumento ideológico o crítica social. Este tipo de novelas, sin embargo, tuvieron a menudo puntos de encuentro con la novela social del naturalismo. La comedia costumbrista. Variante teatral (o dramatúrgica) del costumbrismo, consistió en la representación liviana, a menudo graciosa, de escenas cotidianas de la vida rural, o bien de la vida burguesa, estas últimas a menudo con intenciones paródicas o irónicas. Posee una intención crítica muy superficial, que no busca ir a los cimientos de la sociedad misma, sino apenas confrontar al público con una versión torpe, graciosa, de sus propias vidas y costumbres.