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Tras los ensayos de Identificación, de contenidos Químicos, y de Estado, se continúa con

los ensayos geomecánicos de laboratorio, cuyo objetivo es determinar los parámetros que
rigen el comportamiento mecánico de suelo. Es decir, dicho de forma simplificada, su
resistencia y deformabilidad.

A ese respecto, hay que indicar que el modelo tensodeformacional que más se utiliza, y
resulta más representativo, para los suelos es el elasto-plástico. Y en consecuencia, son 4
los parámetros básicos que lo definen, y que se deberán determinar (tanto mediante
ensayos de laboratorio, como en ensayos in situ o de campo, que en clases posteriores se
verán).

Los cuatro parámetros de dicho modelo, son los siguientes:

Módulo de deformación elástico E


Coeficiente de Poisson “nu”
Cohesión c
Ángulo de rozamiento interno phi

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El objetivo de este tipo de ensayos es determinar los parámetros resistentes del suelo:
cohesión y ángulo de rozamiento. Y a la par, también se pueden obtener también los
parámetros deformacionales.

La forma en que se obtiene la cohesión y el ángulo de rozamiento es diferente según el


tipo de ensayo:
En los ensayos de corte directo, se determinan puntos de la recta de Mohr-Coulomb. Con
al menos dos puntos, queda definida la recta en el plano sigma – tau.
En los ensayos triaxiales, se determinan círculos de Mohr en estado de rotura. La
tangente común a al menos dos círculos, define la recta en el plano sigma-tau.

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Plano de rotura

Esquema del ensayo de corte directo. La probeta de suelo se dispone en una caja partida
por la mitad, y establecida una determinada presión vertical, normal al plano de rotura
que es horizontal por el diseño del aparato, se va aumentando la tensión tangencial que
actúa sobre dicho plano hasta que se produce la rotura a través del mismo.

Los ensayos de corte directo se efectúan sobre todo en materiales granulares, pues al no
poder medirse ni controlarse las presiones del agua en los poros, cuando se ensayan
suelos arcillosos quedan dudas de en qué condiciones reales de drenaje se han efectuado
los ensayos (y por tanto, si se trata realmente de tensiones totales o efectivas).

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CAJA DE CORTE

Vista de un equipo de laboratorio para realizar ensayos de corte directo.

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CAJA DE
CORTE

Vista cenital del equipo de corte directo, en la que se observa la caja que contiene la
muestra y el anillo dinamométricos para el control de la tensión tangencial aplicada.

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El resultado que se obtiene de cada ensayo de corte es la relación tensión tangencial
aplicada – deformación horizontal.
Es fácilmente apreciable cuando se produce la rotura, pues la gráfica tiende a hacerse
cuasi-horizontal, indicando que las deformaciones crecen indefinidamente sin aumentar
la tensión.
Hay dos tipos de curvas de rotura:
En los suelos densos, se produce un pico máximo y posteriormente cae la tensión hasta
un valor residual.
En los suelos flojos, no se produce ese pico de máximo, y la tensión máxima, de pico, es
igual a la residual.

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El fenómeno que se produce en la rotura de un suelo flojo es que los granos deslizan
unos sobre otros, buscando posición de mínima energía potencial (lo que acarrea una
disminución del volumen: dilatancia negativa).
Por el contrario, en los suelos densos hay que alcanzar un máximo de esfuerzo tangencial
con objeto de que los granos se “desencajen” en el plano de rotura (lo que induce un
aumento del volumen: dilatancia positiva). Posteriormente, los granos ya deslizan sin
encajamiento, y por tanto la tensión tangencial movilizada decae.

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Para obtener puntos de la recta de Mohr-Coulomb, se efectúan varios ensayos, variando
la presión vertical, normal al plano de rotura (sigma 1, sigma 2, ….) obteniéndose en
cada uno de ellos las tensiones tangenciales en rotura (tau 1, tau2, etc.),
Si utilizamos las tensiones de rotura máximas de pico, obtendremos los parámetros de
pico (ángulo de rozamiento interno de pico).
Si utilizamos las tensiones residuales, obtendremos el ángulo de rozamiento interno
residual (menor que el anterior).

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Otra forma de determinar el ángulo de rozamiento interno de los suelos arenosos, es por
medio de los ensayos SPT realizados en sondeos mecánicos (ensayo que posteriormente
se tratará con más detalle).
Independientemente de que en función de los resultados del ensayo se pueda clasificar la
compacidad de las arenas (ver diapositiva), también existen correlaciones buenas entre
dicho índice N del SPT y el ángulo de rozamiento interno de la arena ensayada.

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En la figura se muestra la relación, deducida por correlación de numeroso ensayos, entre
el índice N SPT y el ángulo de rozamiento interno del suelo arenoso correspondiente.

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σ 1 = D + σ3

Como se dijo anteriormente, otra forma de determinar los parámetros resistentes del
suelo (la recta de resistencia intrínseca: cohesión y ángulo de rozamiento interno) es la de
obtener círculos de Mohr que correspondan a estados de rotura del suelo, cuya tangente
común sería la recta buscada.
Para ello, se utiliza el aparato denominado como triaxial, que consta de un cilindro de
plástico transparente, una probeta de suelo envuelta en una membrana de goma, y la
prensa, en cuya base se coloca una piedra porosa.
Las presiones verticales se manejan mediante la acción de la prensa, y las horizontales
mediante la presión del agua contenida en el interior de la célula cilíndrica de plástico.
Las operaciones de carga se pueden efectuar con la válvula de drenaje cerrada (sin
drenaje) o con la válvula de drenaje abierta (con drenaje).
Una característica muy importante es que, al contario de lo que ocurre en los ensayos de
corte directo, se puede controlar el drenaje de la probeta, y sobre todo, se pueden medir
las presiones intersticiales en ella generadas mediante un manómetro.
Manejando oportunamente las presiones del agua de la célula (que no hay que confundir
con la presión intersticial “u” de la probeta de suelo), y la prensa, se pueden ir
obteniendo y conociendo estados de tensiones en los que las tensiones principales son las
verticales y las horizontales (ver esquema a la derecha de la figura).

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Estado final: círculo de Mohr en
rotura

Estado
inicial:
círculo de
Moh r=
punto
Círculos de Mohr intermedios

La forma común de proceder en la realización de los ensayos de compresión triaxial, es


la siguiente:
En primer lugar, se genera un estado inicial de tensiones mediante la presión del agua de
la célula. Al tratarse de un fluido, y estar completamente rodeada la probeta, envuelta en
una membrana de goma, en dicha agua, el estado inicial de tensiones que se induce en la
probeta es esférico; las tres tensiones principales son iguales a la presión inicial: sigma 1
= sigma 2 = sigma 3 = p. inicial. En ese estado, el círculo de Mohr se reduce a un punto
del eje de abscisas en el plano sigma-tau.
Ese estado inicial de tensiones puede efectuarse, a su vez, con la válvula interna de
drenaje (de la probeta de suelo) cerrada o abierta (es decir, sin permitir el drenaje del
suelo o con drenaje permitido).
A continuación, se mantiene la presión inicial del agua de la célula, y se va
incrementando la presión vertical mediante el accionamiento de la prensa. Operación que
también, a su vez, se puede hacer con la válvula externa de drenaje abierta o cerrada.
De ese modo, se va pasando de un estado inicial de tensiones esférico, a otro en el que se
aumentando la tensión vertical. El círculo de Mohr va aumentando de diámetro
progresivamente. Aunque no de modo indefinido, sino hasta el momento en que dicho
círculo resulta tangente a la recta de Mohr-Coulomb (instante en el que se alcanza la
rotura).

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De acuerdo a cómo se manejen las válvulas de drenaje (externo e interno), se pueden
efectuar diversos tipos de ensayos triaxiales:
CD: durante todos los procesos la válvula interna de drenaje de la probeta se mantiene
abierta. Las presiones intersticiales son siempre nulas y todas presiones son efectivas.
Todo el proceso se produce con consolidación de la probeta de suelo.
UU: al contario que en el caso anterior, la válvula de drenaje de la probeta se mantiene
cerrada durante todo el proceso. Las presiones externas aplicadas se transforman en
presión intersticial, no hay consolidación de la probeta, y las presiones del esqueleto del
suelo no experimentan cambios. Todas presiones implicadas son presiones totales.
CU: la primera fase, bajo la presión inicial, se produce con la válvula de drenaje de la
probeta abierta, permitiendo así su consolidación. A continuación, se cierra dicha
válvula, y se procede a incrementar la presión vertical con la prensa. Este segundo
proceso, pues, se produce sin consolidación de la probeta, hasta alcanzar la rotura.
Una posibilidad muy importante de este último tipo de ensayos CU, es que durante el
proceso de aumento de la presión vertical se midan las presiones intersticiales (u)
generadas en el interior de la probeta de suelo. Entonces, a lo largo de ese proceso se
pueden conocer tanto las presiones totales, como las efectivas, ya que también se conoce
la presión (u) del agua.

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En un ensayo triaxial del tipo con consolidación y con drenaje (CD), todas las presiones
que se manejan son efectivas, pues la presión intersticial del agua es siempre nula.
Así, se parte de un determinado valor de la presión inicial (sigma 1 = sigma 2 = sigma 3
= presión inicial), que se mantiene a lo largo de la consolidación de esta etapa inicial, y
que es tanto presión total como efectiva (u=0).
Posteriormente, se aumenta la presión vertical con la prensa (incremento de la presión
vertical = presión desviadora, designada habitualmente como D), hasta alcanzar la rotura,
con una presión vertical = sigma inicial +D (total y efectiva).
El círculo de rotura corresponde, por tanto a una presión horizontal/principal menor
sigma 3 = a la inicial; y a una presión vertical/principal mayor sigma 1 = sigma inicial +
D.
La presión del agua se mantiene siempre nula.
Variando el valor de la presión inicial, se obtienen distintas combinaciones de sigma 3 y
sigma 1 en rotura, y los correspondientes círculos de Mohr.
La recta tangente común a ellos es la que define los parámetros de resistencia al corte del
suelo en tensiones efectivas: c y phi.

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En los ensayos triaxiales de tipo CU, si se miden las presiones intersticiales (con lo cual
la denominación pasa a ser CUPI), se obtienen, por un proceso similar al antes indicado,
círculos de Mohr en rotura en presiones totales y en presiones efectivas (círculos I, II y
III de trazo discontinuo en la figura; y círculos I, II y III de trazo continuo,
respectivamente).
Generalmente, son los parámetros en tensiones efectivas, c y phi, los que suelen interesar.
Pero este tipo de ensayos CUPI se efectúan con mucha frecuencia en lugar de los CD,
debido a que son más rápidos y más económicos de ejecución.

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En resumen, en tensiones efectivas (equivalente a decir a largo plazo), tanto los ensayos
CD efectuados con carga lenta (drenados), como los CUPI, permiten determinar los
parámetros de resistencia la corte en tensiones efectivas.
A ese respecto, cabe distinguir dos tipos de suelos arcillosos:
Arcillas normalmente consolidadas (arcillas blandas): se caracterizan en especial porque
su cohesión efectiva es nula c’ = 0. Su ángulo de rozamiento interno no es nulo, y tiene el
valor que la corresponda al suelo ensayado.

Arcillas preconsolidadas (arcillas duras): se caracterizan porque la cohesión efectiva no


es nula (y tampoco el ángulo de rozamiento interno).

Las primeras, no han sufrido con anterioridad cargas superiores a las actuales. Las
segundas, sí han sufrido en el pasado cargas más altas que las actuales, y por tanto son
más resistentes y rígidas.

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Lo indicado anteriormente sobre las arcillas normalmente consolidadas y
preconsolidadas se ha llevado gráficamente a las rectas de Mohr-Coulomb dibujadas en
la figura.

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En los ensayos triaxiales de tipo UU (sin consolidar y sin drenaje), tanto la fase inicial
(sigm1 = sigma 2 = sigma 3 = sigma inicial) como la de rotura (incremento de la tensión
vertical con la prensa = D) se efectúan con la válvula de drenaje de la probeta cerrada.
Todas tensiones que se manejan en este tipo de ensayos son totales (son las presiones
externas que aplicamos; no conocemos las de agua “u” de la probeta, ni por tanto las
efectivas).
Procediendo de esa forma, y partiendo de distintos valores de la presión esférica inicial
(sigma inicial), se observa que todos los círculos de Mohr en rotura (en presiones totales)
tienen el mismo diámetro, y se alinean de forma desplazada en el eje de abscisas (tensión
normal), según las presiones iniciales de partida de cada ensayo.
La consecuencia de todo ello es que la recta de Mohr-Coulomb que corresponde a estos
ensayos UU (sin drenaje, corto plazo, tensiones totales) es horizontal, paralela al eje de
abscisas.
Y por tanto, se deduce que el ángulo de rozamiento interno en tensiones totales, sin
drenaje, en igual a cero phi=0. Y la cohesión sin drenaje, a corto plazo, es la ordenada en
el origen, Cu; que en definitiva es igual al radio de todos los círculos obtenidos en los
ensayos.
En resumen. Los parámetros de resistencia al corte en tensiones totales, sin drenaje, a
corto plazo, de un suelo arcilloso saturado, son: ángulo de rozamiento interno = 0, y
cohesión Cu.

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Dentro de ese tipo de ensayos UU, hay uno especial en el que se procede con presión
lateral nula, es decir, la muestra no se confina lateralmente (sigma inicial = 0).
En esas condiciones, lo que en realidad se está haciendo es un ensayos de compresión
uniaxial, habitualmente denominado como de compresión simple.
El círculo de rotura que le corresponde es el que pasa por el origen de coordenadas. La
tensión principal menor (horizontal) es cero, y la presión principal mayor (vertical), es
qu= resistencia a compresión simple (igual al diámetro del círculo).
Y de ello se deduce algo muy importante: la cohesión sin drenaje Cu es igual a la mitad
de la resistencia a compresión simple qu.
Por lo cual, es muy frecuente, para determinar la cohesión sin drenaje, efectuar ensayos
de compresión simple con las probetas de arcillas, en lugar de ensayos triaxiales UU, que
son más laboriosos y costosos.

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Prensa para la realización de ensayos de compresión simple (sin confinamiento lateral)
en laboratorio.

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Clasificación del estado de consistencia de las arcillas según su resistencia a compresión
simple.

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Para el estudio de la deformabilidad de los suelos arcillosos, se ha venido utilizando el
aparato denominado edómetro, en el que se ensaya una pastilla cilíndrica de 20 mm de
espesor y 45 ó 70 mm de diámetro, contenida lateralmente por un anillo de acero.
Por medio de un dispositivo de pesas y balanzas, se va incrementando la presión vertical
aplicada, a la vez que midiendo la deformación vertical que se produce.
La carga se efectúa por escalones, esperando en cada uno a que finalice el proceso de
consolidación (sobrepresiones intersticiales generadas a corto plazo, debido a la baja
permeabilidad del material arcilloso).

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Cuando un suelo arcilloso (baja permeabilidad) saturado se carga, en el instante inicial la
presión aplicada se traduce en un incremento igual de la presión del agua.
Posteriormente, se establece una corriente de agua desde los puntos de mayor
sobrepresión hacia la zona alejada, de menor presión del agua, y se van produciendo
asientos progresivos (deformaciones) bajo carga constante. Finalmente, la presión del
agua se hace cero (vuelve a su estado inicial), y la presión total externa aplicada la
recoge el esqueleto sólido del suelo, transformándose en presión efectiva.
Ese fenómeno se denomina proceso de consolidación, y tiene una duración finita, que
puede ir de algunas horas a días o meses.
Se trata de un proceso de carácter hidrodinámico, no reológico propiamente dicho.
En la figura se ha representado un proceso en parte similar al descrito. Inicialmente, el
cilindro está lleno de suelo y agua, y es completamente estanco. La presión externa
aplicada a través del pistón se traduce de forma inmediata en presión del agua; pues ésta
es más “rígida”, bajo un estado de tensiones esférica, que el propio esqueleto sólido del
suelo.
Si se perforan unos agujeros en el pistón, el agua irá saliendo por ellos progresivamente,
y su presión irá disminuyendo. Ese sería el símil del proceso de consolidación. Cuanto
más agujeros se hiciesen (lo que equivale a suelos más permeables), de forma más rápida
saldría el agua y mayor la velocidad de consolidación.

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Vista del anillo de acero en el que se dispone la muestra de suelo arcilloso a ensayar,
junto a los tubos de alimentación y drenaje del agua de la muestra. Se observa también la
piedra porosa que se coloca en la parte inferior y superior de la muestra de suelo (drenaje
por ambas caras).

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Vista de una bancada con cinco células edométricas montadas durante un ensayo.

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Curva edométrica en su forma clásica, en la que se representa en abscisas la presión
aplicada en escala logarítmica, y en ordenadas los índices de poros correspondientes (en
otras ocasiones , en el eje de ordenadas se presenta la deformación vertical de la probeta).
Hay que señalar que las presiones son efectivas (final de la consolidación) y en
ordenadas se presentan los índices de poro o deformaciones unitarias en ese mismo
momento.
El ensayo edométrico se efectúa por sucesivos intervalos de carga, midiéndose las
deformaciones al final de cada uno de ellos.
La curva edométrica consta de dos ramas: la de compresión noval y la de descarga o
recompresión.

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En cada uno de los escalones de carga, el incremento de presión vertical aplicada induce
una deformación inicial a volumen constante, tras la cual comienza inmediatamente el
proceso de consolidación. Que, como se dijo, es de carácter hidrodinámico, y durante el
cual las sobrepresiones intersticiales producidas se van disipando, incrementándose en la
misma medida las presiones efectivas.
Si durante ese proceso medimos las deformaciones que se van produciendo, se obtienen
las denominadas curvas de consolidación, una por cada escalón de carga.
En ellas, se representan en abscisas los tiempos transcurridos, en escala logarítmica
decimal, y en ordenadas las deformaciones verticales sucesivas.
Al principio, la velocidad a la que se produce el proceso de consolidación es rápida, y
poco a poco se va ralentizando, hasta hacerse asintótica al eje horizontal.
Del estudio de estas curvas de consolidación se obtienen importantes parámetros que,
con las oportunas teorías, permiten predecir el tiempo que tarda ese proceso.

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Expresión de la curva edométrica, que se asemeja a dos rectas: un de carga o compresión
noval, y la otra de descarga o recarga.
Las pendientes (Cc, Cs) de una u otra se denomina índices de compresión y de recarga,
respectivamente.
Son parámetros que se pueden utilizara para predecir los asientos de terraplenes sobre
suelos blandos, cimentaciones por losa y zapatas en determinado casos, etc.

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Modo de cómo se pueden transformar las diferencias de índice de poros en
deformaciones unitarias verticales.

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Los ensayos de Laboratorio se completan habitualmente con la determinación de algunos
contenidos químicos.
En los suelos, uno de loas más importantes es el contenido de yesos (sulfatos), por la
agresividad que pueden desencadenar sobre los hormigones que estén en su contacto.
También el contenido de materia orgánica puede ser importante, pues su descomposición
puede dar lugar a deformaciones.
En el agua es fundamental efectuar análisis químicos completos (EHE) con objeto de
clasificar su agresividad frente a los hormigones que vayan a estar en contacto con ella, y
adoptar las medidas exigibles correspondientes.

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Escala de grados de agresividad de las aguas y suelo para los hormigones (según EHE).

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Un ensayo que a veces está muy indicado, caso de tener que analizar un problema de
filtraciones de agua a través del terreno, es la determinación de la permeabilidad en un
aparta que se denomina permeámetro.

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En la tabla se exponen valores aproximados orientativos de los coeficientes de
permeabilidad que corresponden a los grandes tipos de suelos. Desde las gravas limpias,
extremadamente permeables, hasta las arcillas, muy escasamente permeables.
Nótese que la gama de coeficientes de permeabilidad es enormemente amplia, pues las
gravas pueden llegar a ser un millón de ves más permeables que las arcillas.
La permeabilidad es una característica muy importante de los suelos, pues en esencia
define el tipo de respuesta a las cargas.
En un suelo permeable (gravas, arenas) las cargas externas se transforman de forma
inmediata en presiones efectivas.
En un suelo poco o muy poco permeable (limos, arcillas) las cargas externas se
transforman en el instante inmediato en presiones de agua, y el esqueleto sólido del suelo
no se entera. Es a continuación, cuando comienza el proceso de consolidación
(disipación e las sobrepresiones intersticiales iniciales), el momento en el que van
aumentando las presiones efectivas, con una velocidad que depende de la permeabilidad,
hasta alcanzar el estado final, consolidado.

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