El príncipe Hermiceo tercero

Había una vez un príncipe llamado Hermiceo que vivía en un reino muy lejano. Era un
príncipe muy amable y generoso, pero también era muy humilde. No se creía superior
a nadie, y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Un día, Hermiceo estaba paseando por el bosque cuando vio a un anciano sentado en
un banco. El anciano estaba muy triste, y Hermiceo se acercó a él para preguntarle
qué le pasaba.

El anciano le contó que había perdido a su esposa, y que se sentía muy solo.
Hermiceo le escuchó con atención, y luego le dijo que no estaba solo. Que tenía
amigos que lo querían y que siempre estarían ahí para él.

El anciano se sintió muy agradecido por las palabras de Hermiceo. Le dio las
gracias, y le dijo que era un joven muy noble.

Hermiceo siguió caminando por el bosque, y pronto se encontró con un grupo de niños
que estaban jugando. Los niños estaban discutiendo, y Hermiceo se acercó a ellos
para preguntarles qué pasaba.

Los niños le contaron que estaban discutiendo por un juguete. Hermiceo les escuchó
con paciencia, y luego les dijo que el juguete no era tan importante. Que lo más
importante era que fueran amigos.

Los niños se dieron cuenta de que Hermiceo tenía razón. Dejaron de discutir, y
empezaron a jugar juntos de nuevo.

Hermiceo siguió caminando por el bosque, y pronto se encontró con un hombre que
estaba siendo atacado por un grupo de ladrones. Hermiceo se enfrentó a los
ladrones, y los derrotó.

El hombre agradeció a Hermiceo por su ayuda. Le dijo que era un héroe, y que
siempre lo recordaría.

Hermiceo siguió caminando por el bosque, y pronto llegó a su casa. Estaba cansado,
pero feliz. Había pasado un buen día, ayudando a los demás.

Hermiceo se convirtió en un rey muy querido por su pueblo. Siempre estaba dispuesto
a ayudar a los demás, y nunca se olvidó de sus orígenes humildes.

Moraleja

La humildad es una virtud muy importante. Las personas humildes son capaces de
ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.