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Bailando Con Un Vampiro - Ellen Schreiber
Bailando Con Un Vampiro - Ellen Schreiber
Alexander y yo salimos a hacer algo que nunca pensé que haría: colarnos
en la fiesta del Club de Matemáticas.
Mi novio vampiro agarró mi mano a través de aparcamiento, mientras
cruzábamos los dos carriles de la calle, y pasábamos alrededor de una
gasolinera.
Caminábamos rápidamente por delante de la pequeña zona boscosa
cercana a la biblioteca cuando oímos algo en la distancia. Era el sonido de un
perro aullando.
Nos detuvimos sobre nuestros pasos. El pelo de mi nuca se erizó. El perro
aulló de nuevo.
El bosque del árbol muerto, como lo llamaba, era una propiedad de dos
acres de terreno con densa vegetación y amplio follaje que cubría la capa
inferior en descomposición. Los árboles apenas eran alcanzados por el sol y
la lluvia, todo lo que quedaba eran esqueletos de madera. A veces los fines de
semana después de hacer mi tarea de investigación en la biblioteca hacia mis
deberes entre los robles y arces. Había más árboles muertos que vivos, pero la
densa maleza dificultaba la vista hacía la calle una vez que te adentrabas.
En la década de los setenta se rumoreaba que el bosque era un refugio
para pandillas de moteros borrachos. Otros afirmaban que por la noche nunca
nadie había salido con vida de allí.
Las farolas iluminaban el oscuro borde exterior, emitiendo un resplandor
misterioso.
"Tal vez Valentine está ahí", le pregunté en voz alta. "¿Puedes verlo?"
"Puedo ver en la oscuridad, pero no tengo visión de rayos X".
"Valentine podría estar buscando algo más que una casita del árbol—tal
vez comida?
“¿Y si está esperando para echarse encima de tu hermano en el momento
en que salga de la biblioteca?"
El perro aulló de nuevo.
Alexander me miró como si él también estuviese preocupado sobre lo que
estaba en el bosque—o más bien quien.
"Muy bien", dijo con valentía, y se dirigió hacia los árboles.
Ahora estaba preocupada por nosotros. Me agarré al brazo de mi novio.
"Espera", advertí. "Quién sabe lo que va a hacer. Tal vez deberíamos
dirigirnos a la biblioteca."
"Comprendes que solo tiene once años", me dijo Alexander.
"Pero la misma sangre que corre por sus venas también corre por las de
Jagger y Luna. Él no es como cualquier otro niño de once años de edad.
Además, sabes mejor que yo de lo que es capaz".
"Tienes razón", estuvo de acuerdo, poniendo su mano en mi hombro. "Es
por eso por lo que te quedas aquí. Si puedo hablar con Valentine, podemos
olvidarnos de todo esto. Vuelvo en seguida".
Alexander se deslizó entre unas ramas y desapareció entre la maleza.
Esperé un momento, mi corazón palpitaba con ansiedad. No podía ver
nada desde mi punto de vista. No haría daño a nadie si asomaba un poco la
cabeza para poder ver mejor.
Deje atrás a un árbol y me deslicé por el interior de la densa vegetación.
La maleza bloqueaba la mayor parte de la luz que emitía la farola y
apenas podía ver a los delgados árboles que estaban delante mía. Me guiaba
entre ellos con una mano extendida en la tenue luz de la luna.
El viento silbaba a través de los árboles estériles. Pasé una escalofriante
valla blanca rota con un par de estacas a la izquierda, inclinándose como
lápidas envejecidas. Pasé cuidadosamente a lo largo de unos pocos tocones,
ramas y árboles caídos.
No podía ver a Alexander por ningún lado. Apenas podía distinguir los
montones de leña, piedras, y los restos de colchones que había dejado atrás.
Entonces oí el chasquido de una rama.
Me giré.
"Alexander"?
No sentía la familiar presencia de mi novio. Me giré de nuevo y
cautelosamente seguí hacia adelante.
Era imposible saber dónde estaba. Estudié el terreno para ver si había
huellas, pero la maleza endurecida y la hierba muerta no mostraban ninguna
huella de botas. Seguí avanzando, sin saber si iba hacia la calle o me
adentraba en el bosque.
El perro aulló de nuevo. Sus gritos parecían más fuertes. Eran los aullidos
de Valentine—o los de mi amor verdadero?
"Alexander—donde estás?"
Recordé que mis padres nos estaban esperando en el Club Cricket. Se
suponía que Alexander y yo regresaríamos antes de que nuestras comidas
llegasen a la mesa. Hubiéramos llegado antes que el pescado y las patatas
fritas si no nos hubiera desviado hacia el bosque.
"Alexander" Llamé de nuevo.
Entonces me di cuenta de que si Valentine estaba aquí, mis gritos le
indicarían mi posición.
Oí un aleteo en los árboles por encima de mí. Apenas podía ver lo que
parecía haber asustado a unas ardillas que salieron corriendo por las ramas,
huyendo de una criatura alada. Se veía como un pájaro, pero entonces la luz
de la luna iluminó su pequeña cara de ratón. No era un pájaro—se trataba de
un murciélago.
Permaneció en el lugar, y luego se dirigió directamente hacia mí.
Levanté mi brazo para cubrir mi cara.
"Alexander"
No pasó nada.
Abrí mis ojos y lo vi volar por encima, a través de un hueco entre los
árboles, en el cielo nocturno. Entonces desapareció.
Una mano agarró fuertemente mi hombro.
Abrí la boca para gritar, pero no me salió ninguna palabra. Me di la
vuelta.
"Te dije que te quedaras afuera en la acera," me regaño mi novio.
"¿Eras tu?"
"Quien?"
"Ese murciélago?"
"¿Qué murciélago?" Alexander me quitó unas pocas ramas de mi cabello
y de mi camisa, ahora sabía que él podría ver fácilmente en la oscuridad, y
agarró mi mano. "Vamos a buscar tu hermano", me dijo suavemente.
Mientras Alexander me llevaba de vuelta por el bosque, miré fijamente a
la luna, y me pregunté que, o tal vez a quien, había visto.
4. La Biblioteca Del Infierno.
Esa noche, Billy y Henry estaban reunidos en nuestro salón, haciendo con
impaciencia su proyecto de vampiros mientras yo estaba dando los últimos
retoques a mi pelo.
El timbre sonó.
"Ya abro yo!" Grité.
Me eché un último vistazo en el espejo del vestíbulo. Me aseguré de que
no tenía pintalabios en los dientes y apreté mi cinturón negro.
Abrí la puerta para encontrarme con mi chico de ensueño, se veía sexy en
una enorme camisa negra, vaqueros negros con costuras plateadas, y botas
plagadas de correas.
Alexander me acercó a él y me saludó con un beso.
"Alexander está aquí! Hasta luego!," grité a todo aquel que estuviese
escuchando, y cerré la puerta detrás de mí.
"Afortunadamente Billy se quedará aquí esta noche", dije mientras
caminábamos hasta el coche. "¿Quién hace la tarea el viernes?"
"No hay nada de malo con ser estudioso", lo defendió Alexander,
sosteniendo la puerta abierta para mí.
"Lo es cuando uno de los ultra estudiosos es mi hermano", le dije,
bromeando.
"Siempre he querido tener un hermano guay. Enigmático, inteligente,
peligroso. No uno empollón. Pero supongo que Billy siempre quiso tener una
hermana mayor que fuese una buena estudiante, así que creo que estamos en
las mismas".
Me instalé en el Mercedes mientras Alexander lo sacaba de la entrada.
"¿Fue Ruby cenar a la mansión la otra noche?" Le pregunté, mientras
comprobaba mi lápiz de ojos en el espejo retrovisor.
"Sí". El viejo es bastante bueno con las damas".Lo que hace casi
imposible pedirle prestado el coche a Jameson. Me lo dejo esta noche, pero él
lo tendrá mañana para llevar a Ruby por la noche."
"¿A dónde me llevas?”, Le pregunté.
"Es un secreto. Y tengo una sorpresa para ti en cuanto lleguemos allí".
Alexander condujo a través del centro y hacia las afueras de Dullsville.
"Encontré este lugar ayer por la noche", dijo mientras tomábamos una
curva bastante cerrada. "Lo descubrí mientras estaba buscando a Valentine.
Pensé que podríamos tener uno minutos solamente para nosotros dos".
Solamente nosotros dos. Después de todo este tiempo robado Alexander y
yo finalmente podríamos tener un intervalo romántico con las estrellas y la
luna brillando sobre nosotros, sin tener que preocuparnos de Jagger, Luna,
Trevor, de Valentine, o Billy. Creo que siempre habíamos estado esperando
este momento.
Las luces del coche iluminaron una densa niebla cuando tomamos un
camino bastante retorcido, finalmente rodeo el coche y parecía que estábamos
conduciendo a través de un fantasma.
Miré fijamente por la ventana hacia fuera. En la oscuridad, una ondulante
neblina blanca colgaba por los solitarios campos.
Alexander se metió por un camino de tierra. Apenas se podía ver nada
delante de nosotros. El coche avanzaba dando sacudidas por una ruta sin
marcar.
Estábamos rodeados de oscuridad y de un prado cubierto de niebla.
"¿Cómo puedes ver dónde estamos?”, Le pregunté.
Alexander parecía seguro. Detuvo el automóvil.
"Pensé que podríamos tomarnos un momento para disfrutar de algo
nuevo", dijo mientras salimos del Mercedes.
Alexander agarró su mochila del maletero y se la echó sobre su hombro.
Agarró mi mano y me dio una linterna.
Juntos caminamos por el prado, empujando la hierba alta que estaba en
nuestro camino.
En la oscuridad, apenas podía distinguir lo que parecía ser una colina
hasta que Alexander iluminó con su linterna en esa dirección.
La colina tenía una enorme apertura. Era una cueva.
"Pensé que esto era sólo una leyenda urbana!" Exclamé. Me sentía como
si fuéramos exploradores descubriendo una nueva tierra.
"Oí que en un ritual de iniciación unos chicos pasaron la noche aquí, pero
jamás regresaron", cotilleé. "No sabía que esto realmente existía".
Me agarré al cinturón de Alexander y lo seguí adentro de la cueva. Él
podía ver por dónde iba en la oscuridad, pero cuidadosamente tomó la
linterna e iluminó el camino para mí.
Entramos en la monstruosa cueva, con su humedad, su distintivo olor
mohoso y el aire frío. El rocoso suelo estaba mojado, y Alexander me guiaba
evitando cualquier borde sobresaliente. Apoyé mi mano a lo largo del lado de
la cueva. Algunas áreas eran lisas, otras eran desiguales y estaban llenas de
cavidades, mientras que otras estaban cubiertas de musgo.
Mientras Alexander me llevaba a lo más profundo de la cueva, podía
escuchar el tenue y relajante sonido de agua que goteaba. Cuando iluminó
con la linterna hacia el techo, mostró un enorme techo que goteaba con
estalactitas que estaban colgadas como enormes colmillos de vampiro.
Alexander me llevó a un sitio seco y me pasó la linterna. Vi como abría la
mochila, sacaba velas, y las colocaba a nuestro alrededor. Una por una las
encendió, mientras su luz nos rodeaba.
"Esto es lo más romántico que jamás he visto!" Dije.
Las velas proyectaban sombras de las estalactitas y estalagmitas contra las
paredes de la cueva, lo que hacia que se viesen mas grandes. Me encantó.
Alexander sacó unos bocadillos y refrescos de su bolsa. Bebimos, nos
besamos, y nos reímos.
Mientras Alexander ponía los envoltorios en su mochila, escuchamos
unos revoloteos y descubrimos unos murciélagos que volaban por encima de
nosotros.
"Ellos salen y entran durante la noche para buscar alimento", dijo
Alexander.
"Podría ser Valentine uno de los murciélagos?"
Alexander no respondió.
"Cuéntame más acerca de Valentine", le pregunté con curiosidad,
descansando mi espalda sobre los codos.
"Obvio! Traigo a una chica hermosa a la romántica luz de las velas en una
cueva y de lo que quiere hablar es de un hombre mucho más joven."
"Tienes razón", le dije en un susurro coqueto. "Vamos a hablar de
nosotros".
"No hablaremos de nada en absoluto", dijo en una voz suave.
Luego, una por una, Alexander sopló las velas hasta que sólo dejo una
encendida.
Se paró en la última, mirándome con una sonrisa sexy, mientras las
sombras bailaban alrededor de su hermoso rostro. "Voy a pedir un deseo."
"Sólo se hace realidad en una tarta de cumpleaños. Además, tu puedes ver
y yo no. No es justo."
"Cerraré los ojos, te lo prometo."
"No tan rápido—"
Me quité de la banda de encaje negro que llevaba como cinturón y con
cuidado se la até alrededor de su cabeza, cubriendo sus ojos. "Ahora estamos
iguales".
Alexander sopló la última vela.
Estábamos en una oscuridad total. No podía ver a Alexander, la boca de
la cueva, ni incluso mis propios dedos.
Alexander besó el dorso de mi mano, me dio besitos por el brazo hasta
que llegó a mi cuello.
Hice una pausa. "¿Cuál es la sorpresa?”, Le pregunté. "¿Estamos en
terreno sagrado"?
"¿Lo quieres saber?" preguntó con una sonrisa. "Espera un minuto."
Una sorpresa, pensé. ¿Qué podía ser?
Sentí un cálido apretón en mi cuello.
Entonces lo supe. Mi fantasía finalmente se haría realidad. Alexander me
iba a morder.
Mi corazón comenzó a latir fuertemente contra su palma. Empecé a
visualizar mi nueva vida mientras colocaba su mano en mi vena.
Mi sueño era convertirme en un vampiro, que Alexander fuese la persona
me convirtiese y que yo fuese la persona con la que se vincularía para toda la
eternidad. Sin embargo, mientras sostenía mi cuello, de repente no estaba
segura de si estaba preparada para sumirme en la oscuridad para siempre.
Pensamientos de mis padres me inundaron. Una cosa era ser una paria en mi
propia familia, porque yo era gótica. Otra era ser una marginada, porque ya
no era mortal. No estaría incluida en las fotos de familia, o mucho peor,
probablemente no fuese capaz de volver a verlos para mantener mi nueva
identidad en secreto. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, casi
haciéndome daño. Era como si Alexander pudiese sentir mi alma con la
palma de la mano. No me sentía reconfortada, incluso por su cálido contacto.
Había previsto celebrar una gótica y sombría ceremonia de convenio en el
cementerio de Dullsville bajo la luz de la luna, con un antiguo candelabro y
una copa de estaño encima de un ataúd cerrado, mi hermoso compañero-
vampiro me esperaría junto el altar medieval. Yo llevaría un ramo de rosas
muertas y un vestido negro de encaje morbosamente sexy, que fluiría detrás
de mí mientras caminaba entre las lápidas. Juntaríamos nuestras manos y
brindaríamos por nuestra unión, y cuando estuviese lista, Alexander me
besaría en el cuello.
No lo había previsto de esta manera, sin embargo, una sorpresa cambia-
vidas en un momento me cambiaría y ni siquiera podía ver lo que estaba
sucediendo.
Era como si él supiese todo lo que estaba pensando—sentía que todos mis
pensamientos fluían a través de su mano. Mi sangre hervía. Mi cabeza
comenzó a dar vueltas y me estaba mareando.
"Alexander—me estás haciendo daño en el cuello."
"No te estoy tocando el cuello", le oí decir a distancia. "Estoy tratando de
encontrar la mochila."
Jadeé. Parecía que el tiempo se había parado.
Si Alexander no estaba agarrando mi cuello, quien era?
Mi mente mareada regresó a la realidad. "¡Quítate!" Grité. "¡Suéltame!"
Agité mis brazos y di patadas con las piernas golpeando a algo o alguien.
Escuché a alguien tropezar y luego un ruido sordo.
"Alexander", llamé. "No estamos solos!"
A saber quien podría estar acechándonos en la cueva. Tal vez como una
broma, Trevor nos había seguido. O peor aún, un grupo de jóvenes
delincuentes o indigentes andaban en la cueva. ¿Cómo podría un vampiro y
su novia mortal defenderse de una cuadrilla de delincuentes que defendían
sus territorios?
Mi mente y mi corazón se aceleraron. Apenas podía respirar.
"Alexander—donde estás? No puedo ver!" Seguí agitando mis brazos
pero solo había aire.
Entonces vi un destello de luz. Alexander estaba delante de mí, su pelo
desordenado al quitarse la venda, tenía la linterna en una mano y mi banda en
la otra. Me acerqué a mi novio y me escondí detrás de él. Agarré la linterna,
tanto para usarla como un arma como una fuente de iluminación.
Mi corazón seguía latiendo fuertemente como si fuese a saltar fuera de mi
pecho.
Iluminé a nuestro alrededor. No vi a nadie. Estábamos solos.
Oí un sonido de un aleteo. Alexander señaló sobre mí. Iluminé a un solo
murciélago que se cernía sobre mí, sus ojos verdes agujereaban mi alma.
"Alexander"
De repente, el murciélago voló hacia la boca de la cueva.
Mi novio y yo seguimos rápidamente a la criatura con alas a través de la
cueva, pisando cuidadosamente el resbaladizo suelo de roca.
Cuando llegamos a la entrada, el murciélago se había ido.
Sobre el terreno, en la entrada de la cueva, algo brillaba a luz de la luna.
Alexander recogió el brillante objeto en su mano pálida.
Se trata de un amuleto vacío.
9. Princesa Del Baile.
"Os tengo una sorpresa chicas", me dijo mi madre cuando Becky y yo nos
subimos al SUV en la tarde de baile.
"He reservado dos citas para la manicura para vuestra gran noche de
hoy."
"¡Sí!" gritamos las dos al unísono.
"Gracias, Sra. Madison," estalló Becky.
Mindi’s, un ultra-conservador y arrogante salón, con su brillante logotipo
y su toldo de rayas blancas y negras, estaba situado en la plaza principal de
Dullsville, entre Fancy Schmancy Gifts y Linda's Lingerie.
"Tal vez podamos ir allí también", le susurré a una ruborizada Becky
cuando salimos del coche, refiriéndome a la tienda de ropa interior sexy.
Becky y yo seguimos a mi madre al interior del cursi salón Mindi’s. Las
estilistas estaban vestidas con unas camisetas blancas y pantalones negros de
rayón.
Las sillas estaban ocupadas por chicas que irían al baile de Dullsville
High haciéndose manicuras, cortes de pelo, y pedicuras. Todos los que
estaban, cortándose el pelo, tiñéndolo o secándolo se giraron hacia mí como
si yo (vestida con unos shorts negros apretados, medias negras, botas de
Frankenstein, y una camisa Gothique) no fuese digna de entrar en el salón.
"Elegid vuestro esmalte," nos dijo mi madre a Becky y a mi indicándonos
una plataforma de acrílico colgada en la pared junto a la sección de productos
para el cabello. Una tonelada de productos llenaban los estantes de madera de
color blanco—accesorios atractivos en un arco iris de colores y telas, peines
(delgados y llenos de clavos) y cepillos (redondos, planos, y con cerdas de
cordero).
Decenas de champús y acondicionadores para cada tipo de cabello—
encrespado, rizado, liso, seco, graso, grueso y fino—y también muestras. Me
quedé sorprendida al ver una botella llena de jabón que supuestamente
contenía algunas vitaminas y minerales. Por el precio que pedía Mindi’s,
pensaba que estaba llena de champán.
Becky y yo examinamos los esmaltes de uñas, mientras que mi madre nos
registraba. Las estanterías estaban cubiertas con un espectro de colores, de
rosa a púrpura, rojo y blanco. Becky eligió rápidamente el frasco Rosa
Persuasión.
Eché un vistazo a los esmaltes. No había nada parecido al negro, ni
siquiera un púrpura oscuro o un marrón.
Mi madre se unió a nosotras, entusiasmada, como si fuese el día de mi
boda.
Estaba entusiasmada, capturada por el espíritu del baile, como si ella
también fuese. Desde que yo había sido rechazada durante tanto tiempo, ella
nunca había sido incluida en los eventos de la escuela secundaria.
"¿Entonces que habéis decidido, chicas?" preguntó.
"Becky eligió una rosa", le dije.
Mi mejor amiga le mostró con orgullo a mi madre su elección de un bello
esmalte de uñas color pastel.
"Bonita elección Becky. Raven, ¿que elegiste?"
"Bueno..."
"Estamos listas para atenderlas", dijo una chica con aspecto de
duendecillo con el pelo corto castaño rojizo, y su camiseta blanca bien
estirada sobre su embarazado vientre. "Soy Cami".
"Las recogeré en media hora", dijo mi madre. "Recordad, cuando las
chicas hayan terminado, no toquéis nada! No queréis arruinar vuestra
manicura."
Cami nos condujo a Becky y a mi a través de una docena de sillas en la
habitación para el tratado de las uñas o lo que yo llamaría una pesadilla para
el vampiro. Las paredes estaban hechas de espejos, luces fluorescentes
brillantes por toda la sala. Alexander no habría durado dos segundos aquí.
Una media docena de mesas blancas de manicura—cada una con una
lámpara de escritorio negra, toallas de mano blancas, y pinta uñas color pastel
—estaban delante de las paredes de espejos. Algunos cuencos de pedicura
estaban en el suelo, ocupado por los pies de las adolescentes victimas de la
moda.
Jenny Warren y su amiga snob de los zapatos de Prada, Heather Ryan,
estaban sentadas con un pie en una tina y el otro descansando en el regazo de
la pedicura, sus pies de modelo estaban siendo preparados para lucirlos en su
camino a la coronación del baile.
Cami le mostró a Becky un lugar donde sentarse, entonces me dirigí a la
silla vacante que estaba al lado. Cuando me senté, una veterana manicura de
mediana edad me saludó cuando ponía fin a su cliente, cuyas manos puso a
secar bajo un secador.
Becky y yo observamos cómo Cami comenzó a eliminar el esmalte de
Becky.
"Tu debes de ser Raven", dijo mi manicura, colocando un recipiente de
plástico con agujeros para los dedos llenos de agua espumosa en su escritorio.
"Yo soy Jean".
"Mucho gusto", le respondí con una sonrisa.
Miré a Becky, quien estaba entablando conversación con Cami como si
hubieran sido amigas durante años. Cami parecía que se había graduado en
una escuela de belleza.
Sin embargo, mi manicura, con sus extravagantes gafas de color, se
asemejaba a mi abuela. Sus uñas no estaban pintadas y parecían desgastadas.
¿Quién la podía culpar? Al final del día, probablemente estaba demasiada
agotada como para pintar sus propias uñas.
"¿Qué color has elegido?" preguntó, mirándome desde detrás de sus
gafas.
"Bueno... aun no me he decidido".
Jean comenzó eliminar mi esmalte negro con una bolita de algodón.
Tomó varios minutos eliminar el color oscuro en las esquinas que estaba
incrustado en mis uñas.
"Tu madre dijo que tu vestido era rojo."
"Sí", dije, en nuestra forzada conversación.
Jean abrió su cajón y cogió un botella de esmalte de uñas rojo. "¿Qué te
parece?"
"Prefiero algo más oscuro."
Jean puso mis manos en un cuenco de agua tibia y espumosa.
"Este color es muy popular." Me enseñó un frasco de color rosa metálico.
"Estaba pensando en negro."
"¿Qué tal algo más femenino?", dijo ella, haciendo caso omiso de mi
petición.
Podía sentir a Becky encogerse en su silla junto a mí. Becky y Cami
continuaron hablando, pero mantenían los ojos en nosotras.
Jean se levantó y se dirigió a la recepción. En un instante, volvió con
varias botellas de color rojo y rosa.
"Pensé que querías verte como Cenicienta, no como Frankenstein,"
bromeó, poniendo los colores en su mesa de manicura y sentándose.
"Realmente me gusta el negro."
"Pero no tenemos negro", insistió.
"No hay problema. Traje uno conmigo". Llegué a mi bolso, derrame
accidentalmente agua en su mesa cuando saqué mi mano del cuenco.
Jenny y Heather se rieron tontamente de mí.
"Espera un minuto", murmuró Jean. "Permíteme".
Jean limpió lo que había derrabado con una toalla, y después la lanzó a
una pequeña cesta de mimbre de ropa blanca debajo de su mesa. Ella tomó mi
bolso de Novia Cadáver, examinándolo como si la fuese a morder, y entonces
sacó un bote medio lleno de Morbid Mayhem.
Jean puso mi esmalte en su escritorio, como si estuviese sujetando un vial
de veneno. Me puso loción con olor a eucalipto en la mano y masajeó
vigorosamente mi piel. Cortó y limó mis uñas, y me quitó las cutículas y de
mala gana comenzó a pintarme las uñas con el mórbido negro.
"Así que, ¿Con quien vas al baile?" preguntó.
"Con mi novio."
"¿Le conozco—o a su familia?"
"Él no va a nuestra escuela."
"¿Es de fuera de la ciudad?"
"No, estudia en casa."
"Eso es interesante... ¿Cuál es su nombre?"
Parecía más una inquisición que una manicura.
“Alexander Sterling."
"¿Te refieres a los Sterlings de Benson Hill?" me preguntó sorprendida.
"Sí".
"He oído hablar de ellos. Se trasladaron a la mansión hace tiempo."
"Es cierto".
"No se ve a sus padres. Tenía la esperanza de que su madre pudiese venir
al salón."
"Ellos viajan mucho".
"Ya veo. ¿Y como es tu novio?"
"Es muy parecido a mí."
"¿También usa esmalte negro?" bromeó.
"A veces", dije con una sonrisa.
Me estaba empezando a gustar la charla con Jean, y creo que a ella
también. No sólo porque era tan loca y sarcástica como yo, además tenía algo
que ella quería—conocimiento de primera mano de los nuevos habitantes de
la ciudad.
Estaba segura de que habían estado chismorreando sobre ello desde el día
en que la Familia-Monstruo se había mudado a la Mansión.
Becky se levantó y se sentó con sus manos bajo el secador, dejándome
sola en la esquina con Jean mientras me aplicaba una capa superior
transparente en las uñas.
"Tuve un cliente que vino ayer a hacerse una manicura francesa," susurró
ella.
"Ella me dijo que conoció a tu novio en un restaurante. Ha difundido todo
tipo de rumores."
"¿Te refieres a la Sra. Mitchell?"
"No me gusta contar esas cosas", dijo con seriedad.
Me mordí mi labio negro para evitar reírme.
"Después de conocerte", continuó, "No puedo creer lo que se ha hablado
en esta ciudad. Eres tan dulce, imagino que tu novio ha ser un caballero."
Le sonreí a Jean. "Ella nos llama vampiros a nuestras espaldas, porque
vestimos con ropa oscura y pintamos nuestras uñas de negro."
"Ya veo..."
"Ella realmente necesita conseguir un trabajo,¡Que mujer!."
"Bueno, tengo que ser honesta, me gustaría verte con un esmalte de color
rojo, pero creo que el negro es bastante sorprendente, tengo que conseguir
algunos para el salón," volvió a susurrar, "pero me temo que serías la única
que los utilizaría. "
"Ni que lo digas," dije y me senté junto a Becky, poniendo mis manos
debajo del secador. "La próxima vez que la Sra. Mitchell venga aquí para
hacerse una manicura francesa, hazle una rumana, como la mía."
15. Bailando con un vampiro.
"Tengo que encontrar a Billy antes de que sea demasiado tarde." Dijo
Alexander.
"Valentine a llegado al límite. Si no regreso en una hora, dile a Matt que
te lleve a casa."Alexander me dio un rápido beso en la mejilla y se dirigió
hacia su automóvil.
"Voy contigo." Le dije, siguiéndolo.
"Quédate aquí." dijo. "Regresaré por ti cuando termine".
"Yo también voy. Billy es mi hermano”.
Alexander continuó caminando a través del césped en vez de caminar por
la acera.
"¿Dónde vive Mary Maxwell?", Le pregunté. "O bien, quiero decir,
¿dónde está enterrada? ¿En el cementerio de Dullsville?
"Henry dijo que Billy iba a la casa de Valentine. Tengo una idea de donde
puede ser”.
Cuando Alexander y yo llegamos al Mercedes mi normalmente
caballeroso novio, no me abrió la puerta. Alexander estaba ensimismado
cuando comenzó a sacar el automóvil. Seguimos sentados en silencio
mientras él conducía por el centro de la ciudad.
"Esto no es como me imaginaba que sería el baile", dije. "Trevor me
engañó y ahora Billy está en peligro."
"Trevor es más vampiro que yo" admitió Alexander. "Él piensa y actúa
como uno."
"Es por eso que te amo", dije. "Eres un vampiro con alma."
"Mientras estoy enterrado en la oscuridad de mi ataúd, sé que Trevor
puede verte todos los días, compartir con clases contigo, verte en la cafetería.
Cosas que yo nunca hago—y no ser capaz de hacer."
"Te veías tan hermosa esta noche" dijo Alejandro mientras continuaba
conduciendo. "Sólo quería ser el Rey del baile y bailar contigo."
"Bueno, yo no baile con Trevor. Le di la tiara a Jennifer Warren. Ella es
la chica más popular de la escuela. Te puedo garantizar que ahora que Trevor
nos ha engañado a ambas, va a regresar a su casa esta noche el solo en su
limusina de un millones de dólares. "
Miré a la oscuridad y hacia los mismos campos cubiertos de niebla por
los que habíamos pasado hace unos días. Fuimos a través de una pradera y a
lo largo de un olvidado camino de tierra lleno de maleza.
Los faros del coche iluminaron la oscura cueva y algo que brilló en la
entrada.
Rápidamente me baje del auto. La bicicleta de Billy estaba en el exterior.
"¡Tenías razón!" Dije con orgullo. "Mi hermano está aquí."
Alexander me dio una linterna y entramos en la oscura cueva.
"¡Billy!" Lo llamé, pero solo oí de regreso el eco de mi voz.
A pocos centímetros el agua goteaba sobre el suelo de piedra mientras
caminábamos a través de la oscura y húmeda cueva con nuestros trajes para
el baile. Sujete el borde de mi vestido con una mano y con la otra la linterna,
mientras que Alexander me guiaba suavemente a través de nuestro entorno
subterráneo.
"Esto no es típico de Billy. Él no es un aventurero. Esto es lo que yo suelo
hacer”.
"Quizás esa es la razón por la que lo está haciendo", dedujo Alexander.
"Para parecerse a ti."
"Pensaba que estaba intentado impresionar a Valentine."
"Tal vez impresionarte a ti es más importante para él."
"¡Billy!" Lo llamé. No respondió.
Llegamos hasta las estalactitas-colmillo donde Alexander y yo habíamos
tenido nuestro encuentro romántico. Alexander y yo nos detuvimos y
llamamos a Billy de nuevo. Una vez más no escuchamos respuesta.
Mi linterna iluminó lo que parecía un pedazo redondeado de piedra en el
suelo. En una nueva inspección, me di cuenta de que era un círculo de tierra.
"Este círculo no es lo suficientemente grande para un ataúd" Dije.
"Él no duerme en un ataúd" conjeturó Alexander. Señalando sobre
nosotros.
Iluminé con mi linterna hacia el techo de la cueva. Algunos murciélagos
que colgaban boca abajo se asustaron y salieron volando.
Jadeé. "¿Alguno de ellos es Valentine?"
Alexander negó con la cabeza.
Seguimos adelante, yendo más allá de lo que habíamos explorado la
última vez que habíamos estado aquí.
"¡Billy!" Gritó Alexander.
Mi luz capturó una extraña forma que teníamos por delante. Al principio,
parecía ser un callejón sin salida. Pero luego me di cuenta de que la cueva se
dividía en dos direcciones diferentes.
"¿A dónde vamos?" Le pregunté con impaciencia.
"Tendremos que separarnos" dijo Alexander. "No tenemos suficiente
tiempo como para buscar por cada ruta juntos. Te encontraré. "
¿Pero seríamos capaces de encontrar a Billy? , me pregunté.
Alexander apretó mi mano y luego se marchó. Iluminé en su dirección,
pero ya había desaparecido.
Iluminé el camino que estaba en frente mía. Un escalofrío recorrió mis
venas. El aire estaba fresco y olía mohoso. Tomé una respiración profunda y
me adentré en el pasadizo. Mientras mas me iba adentrando en el pasadizo,
mas se estrechaba, las paredes se están cerrando sobre mí. De pronto el
pasadizo de la cueva era lo suficientemente grande como para que solo
entrase una persona.
Normalmente estaría entusiasmada, me sentía cómoda en la noche con los
elementos a mí alrededor. En cambio estaba ansiosa. Si no encontraba a
tiempo a Billy, sería enterrado por la eternidad.
Mientras me deslizaba a través del estrecho paso, el aire se enfrió y se oía
el débil sonido de agua que goteaba. La linterna sólo iluminaba un pequeño
camino ante mí. Advertí unas protuberantes estalagmitas cuando alargué mi
mano en la cegadora oscuridad mientras proseguía mi camino, adentrándome
más en la cueva.
"Billy!" Grité. "Billy, — ¿dónde estás?"
Las paredes del estrecho pasillo se abrieron de repente. A lo lejos, vi lo
que parecían unos parpadeos de luces, a unos pocos metros de distancia. Tal
vez Billy parpadeaba un S.O.S. Sujeté el borde de mi vestido y me apresuré
hacia la luz.
Se trataba de un candelabro encendido.
"Billy!" Apunté con la linterna por todo lados—a los muros cubiertos de
musgo, las piedras incrustadas en el suelo, el techo a millas de distancia.
De repente sentí una presencia junto a mí. Apunté a la figura con la
linterna.
Era Billy.
"Billy!" Exclamé. Me acerqué a mi hermano, y lo abracé.
"¿Qué estás haciendo aquí?"Preguntó, sorprendido.
"Yo debería preguntarte eso!"
Rápidamente comprobé el cuello de mi hermano buscando marcas de
mordeduras.
"¿Qué estás haciendo?"
"Sólo quería asegurarme de que todo está bien."
"Estoy bien. No se lo digas a mamá. Me castigará de nuevo. Valentine
quería mostrarme la cueva, antes de que me llevase a donde se está quedando.
"
¡Aquí es donde está viviendo! Por poco le digo.
"Vinimos aquí para obtener más muestras para nuestro Proyecto
Vampiro" dijo Billy con orgullo.
¡Tu eres el proyecto vampiro! Quise decirle.
“Promete que no te chivaras de Valentine. El vino de Rumania y sabe
muchas historias de vampiros, murciélagos y cuevas. "
"¡Pero te aterran los murciélagos!"
"Shhhh!" susurró. "Júrame que no se lo dirás."
"Lo juro. Ahora vámonos—"
"Valentine está aquí." Dijo Billy, miró a su alrededor. "Íbamos a conocer
su tía."
"¿Quieres saber de su tía?", Le pregunté. "Esta es la tía de Valentine."
Le entregué a mi hermano el grabado de la lápida de Jagger.
Billy jadeó, su cara se volvió blanca como la de un cadáver.
"Pero está..."
"Lo sé. Te advertí acerca Valentine. Deprisa, tenemos que irnos. "
"¿Por qué me mentiría Valentine? ¿Dónde está?" dijo, preocupado. "No
podemos dejar que el—"
"Alexander se ocupará de él. Tú y yo tenemos que irnos. "
"Tengo que recuperar mi mochila. Nuestro proyecto está dentro. "
"Olvídate de tu—."
Antes de que pudiera terminar la frase, mi hermano ya se había alejado.
Valentine salió de las sombras.
Debilitado y agotado, Valentine se asemejaba más que nunca a un
muerto, como si hubiera estado tumbado en el fondo de un lago congelado.
Sus labios eran de color azul hielo y sus dientes castañeaban, pero eso no
impidió que el chico se acercase.
"¿Dónde está Billy!" Exigí.
"Más importante aún, ¿dónde están mis hermanos?"
"No lo sé. Ya te he explicado antes que pensaba que habían regresado a
Rumania. "
"Bueno, ellos no volvieron. Algo—o alguien—les impidió regresar." Dijo
con reproche.
"¿Es por eso por lo que has leído los pensamientos de Billy, los de Trevor
y los míos? ¿Para encontrar a Jagger y a Luna? "
"Sí, pero he leído mucho más de lo que esperaba".
"¿Qué quieres decir?"
Valentine se acercó un poco más.
"Cuando leí la sangre de Trevor, vi un pacto en el cementerio con ángeles
de la muerte alrededor. Una chica con un vestido echo jirones caminaba hacia
el altar.
Pero cuando ella levantó su velo, en lugar de ver la cara de mi hermana,
te vi a ti".
"Estás hablando de la Gala del Cementerio—la fiesta de Trevor. Eso no
fue lo que pasó."
"Lo sé, pero eso es lo que quería Trevor. Él nunca quiso a mi hermana,
estaba con ella porque ella le recordad a ti. "
"No lo creo."
"Mi familia ha estado avergonzada desde que Alexander dejó plantada a
mi hermana en Rumania. Jagger llegó aquí en busca de venganza contra ese
vampiro cobarde. Luego llamó a mi hermana. No me llamó a mí porque
pensaba que era un niño. "
"Eso es normal. Billy se siente excluido todo el tiempo" Traté de
asegurarle.
"Pero ahora que estoy aquí, veo que tu eres la causa por la que han sido
avergonzados de nuevo", dijo Valentine, avanzando hacia mí. "Nunca
regresaran junto a mi o a mi familia. Ni Alexander, ni Trevor querían a mi
hermana. Te querían a ti y todavía lo hacen. "
"No entiendo lo que quieres decir. ¿Por qué Alexander “todavía” me
quiere, si el ya me tiene?. "
"No del todo. Recuerda... Alexander es un vampiro, al fin y al cabo", dijo
Valentine, y me enseñó sus colmillos.
Hice una pasusa.
"He leído su sangre. Está hambriento de tu carne, sangre y alma, desde el
momento en que puso los ojos en ti”.
"No me importa lo que estás diciendo, estás tratando de destruir nuestra
relación.
Pero no lo conseguirás"
"¿O si lo haré? ¿Cuánto tiempo podréis estar juntos cuando uno de
vosotros anhela la sangre del otro? ¿Cuánto tiempo lo atormentarás?
¿Eternamente? "
"Tal vez yo soy la atormentada. Quiero estar en el mundo de Alexander
pero el que quiere protegerme de esto—de los vampiros como tú! "
"Valentine—ya has dicho suficiente!" Oí decir a una voz familiar.
Me volví. Alexander estaba de pie detrás de mí.
Miré a los ojos oscuros de Alexander.
¿Era cierto lo que Valentine me había dicho de mi novio? Alexander se
alejó de mí.
"Valentine—dejarás esta cueva y la ciudad ahora." Exigí.
"No me marcharé hasta que haya logrado lo que he venido hacer. Y
puesto que no puedo encontrar a mi hermano, tengo que llevarme el tuyo”.
Saliendo de la oscuridad, Billy caminó hacia mí, llevaba su mochila en el
hombro.
Valentine agarró a mi hermano del brazo y acercó su muñeca a la boca.
"¿Qué estás haciendo?" preguntó Billy.
Valentine sonrió malvadamente y enseñó sus colmillos.
"¡No!" Lloré.
Valentín abrió la boca y comenzó a acercase la muñeca a su boca.
Iluminé con la linterna la cara de Valentine. Sus ojos verdes eran como
un cristal blanco y, a continuación, de color rojo-sangre.
Con un terrible grito soltó a mi hermano. Ocultó su cara de la luz y se
retiró a las sombras.
17. Proyecto Vampiro.