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El mito de Sísifo

Sísifo fue el fundador y rey de Corinto. Era famoso en todo el mundo antiguo por su
astucia. Era conocido por ser un promotor de la actividad marítima y comercial en Corinto, sin
embargo, mucha gente lo consideraba avaro y mentiroso. Por ejemplo, se dice que a veces recurría al
homicidio para incrementar su riqueza. Cuando Tánatos fue a buscarle al final de su vida, Sísifo lo
encadenó y le puso unos grilletes. De este modo, durante ese tiempo nadie murió hasta que Ares vino
a la tierra a liberar a Tánatos, y puso a Sísifo bajo su custodia.
Como Sísifo era tan astuto, tampoco se dejaría doblegar por Tánatos una segunda vez.
Le dijo a su esposa:
-Cuando me marche, recuerda no hacer ningún sacrificio a los muertos.
Y así fue. Entonces Hades se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus
deberes para con los dioses.
-Debes dejarme volver -le dijo Sísifo- para que mi esposa no se condene. Déjame
volver a la tierra y yo la convenceré.
Hades no tuvo más remedio que dejarlo ir. Sin embargo, al volver a Corinto, Sísifo
tampoco quiso volver al infierno, como había prometido a Hades, hasta que Hermes tuvo que
llevárselo a la fuerza.
En el infierno, Sísifo fue castigado de una manera especialmente cruel. Debía empujar
una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada y luego al llegar a la cima del cerro, dejarla
rodar hacia abajo. Una vez que la piedra llegaba al suelo, Sísifo nuevamente debía cargarla sobre sus
hombros y volver a subirla.
“Los dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una
montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no
hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.” Albert Camus.

Tomado de Eyzaguirre, A., Hurtado, M., Merino, V., Orellana, P., Reyes, A.M., Vial, M. (2010). Mitos Griegos
para conversar. Santiago: Globo, p. 27.

Tiziano, Sísifo, 1549. Óleo sobretela, 237 x 216 cm. Museo del Prado, Madrid.

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