“Escribir”, esta simple acción que para muchos es algo
trivial y común, tiene un propósito más importante de lo
que parece a simple vista. De niños, de las primeras cosas que nos enseñan es a escribir, ya sean las vocales o números, sin darnos cuenta aprendemos una de las actividades más importantes de todas, pues al escribir nos damos la oportunidad de transmitir ideas, felicidad, tristeza, fantasía y sueños, nos permite contar historias y hacer trabajos, a lo largo de la historia empezando con los Neandertales que se comunicaban con dibujos en la pared para así contar sus experiencias de supervivencia, hasta llegar al antiguo Egipto donde se empezaba a formular una técnica de escritura con una tipografía definida acompañada de dibujos llamados jeroglíficos, y así a través de los siglos se han inventado nuevas técnicas y métodos nuevos de usar la escritura, y así es como esta misma a permitido a grandes iconos de varios ámbitos ya sean científicos, músicos, poetas, inventores, etc, dejar una huella en la mente y corazón de millones de personas, personas como Edgar Allan Poe, Julio Verne, Aristóteles son excelentes ejemplos de escritores que dejaron sus enseñanzas e ideas a las próximas generaciones para maravillados con tales palabras. Esta acción nos permite avanzar en nuestra vida tanto cotidiana al igual que la laboral, hacer informes, resúmenes de cuenta, citatorios, columnas para un periódicos y muchas cosas más. En nuestro tiempo, la tecnología ha ido reemplazando a la escritura tradicional, las pantallas sustituyen a la tinta pero aún así con esta digitalización la escritura se mantiene en esencia, se pueden hacer las mismas actividades que hace muchos años, pues, no importa el medio ni el método, la escritura siempre será una parte fundamental de todas nuestras vidas, pues sin ella se perdería un gran y hermoso aspecto de nosotros.