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Iván Vega Ruiz 8 “B”

Manco Cápac y Mama Ocllo

Cuenta la leyenda que en los distritos cercanos


al lago Titicaca, los hombres vivían como
criaturas salvajes, que no tenían religión.

El Dios Inti envió a Manco Cápac y a Mama Ocllo


la necesidad de enviar a alguien que pudiera
socializar a estos hombres y de esta manera
establecer un dominio para respetar al Dios Inti.

El Dios Inti les dio una brillante barra demostrando


que cada vez que se detuvieran a comer o a descansar,
debían plantar esta brillante barra en la tierra. En
cualquier lugar donde se hunda sin el más mínimo
esfuerzo, se fabricará el Cusco.

Manco Cápac y Mama Ocllo


viajaron hacia el norte.
Pasaron muchos días sin que el lingote de oro se
hundiera en la tierra.

Una mañana aterrizaron en un magnífico valle


acordonado por notables laderas y montañas, una
de las laderas llamada Huanacauri, donde la
brillante barra se hundió sin mucho esfuerzo.

Fue allí donde se edificó la ciudad del Cusco, "El Ombligo del Mundo", la
capital del Imperio Incaico.

Manco Cápac mostró a los hombres la agricultura, la pesca, la construcción


de casas, la ciencia, la religión, etc.
Mamá Ocllo tenía el encargo de
preparar a las damas en las labores
domésticas y tejer prendas.
Iván Vega Ruiz 8 “B”

Los hermanos Ayar

La leyenda de los hermanos Ayar acontece después del gran diluvio que
había sacudido la Tierra. La situación de
pobreza obliga a los cuatro hermanos a
salir en busca de tierra fértil junto a sus
esposas para poder establecerse.

Después de todas las dificultades


presentadas en el camino durante años, el
único hermano que llegó a su destino fue
Ayar Manco

Fue Ayar Cachi, el hermano con


más fuerza y astucia, quien luego
de tener una disputa con sus
hermanos, fue ordenado a regresar
a las cuevas de Pacarina. Sin
embargo, a este le sellaron la salida
con una roca y nunca más pudo salir.

Los demás hermanos siguieron su camino hasta el monte Huanacauri y


hallaron un ídolo de piedra al cual mostraron respeto; salvo por Ayar Uchu
quien saltó a las espaldas de la estatua y quedó petrificado. Igual le ocurrió
a Ayar Auca, que tras continuar el viaje también quedó convertido en
piedra.
Iván Vega Ruiz 8 “B”

Ayar Manco, fue el único hermano que llegó a Cusco y encontró buenas
tierras. Tras hundir su bastón de oro, fundó el Cusco, capital del Imperio
inca.

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