Está en la página 1de 127

El Casanova moderno

Domina la psicología de la seducción y


conviértete en un seductor experto

Giovanni Barone

Galatea Ediciones
El Casanova moderno. Domina la psicología de la seducción y conviértete en un
seductor experto, por Giovanni Barone.

© Giovanni Barone 2021


© Galatea Ediciones 2021
© Todos los derechos reservados

Este documento está orientado a proporcionar información exacta y confiable


respecto al tema en cuestión. La publicación es vendida con la idea de que el
editor no está obligado a prestar servicios calificados, oficialmente permitidos o
rendir cuentas de otra manera. Si algún asesoramiento es necesario, ya sea legal
o profesional, debe ser ordenado a una persona con experiencia en la profesión.

Gracias por descargar este libro electrónico. El copyright es propiedad exclusiva


del autor.
De ninguna manera es legal reproducir, duplicar, o transmitir cualquier parte de
este documento, ya sea por medios electrónicos o en formato impreso con fines
comerciales o sin ánimos de lucro. La grabación de esta publicación está
estrictamente prohibida y cualquier almacenamiento de este documento no está
permitido a menos que tenga el permiso por escrito del editor.
Obtén GRATIS en tu correo el
complemento El libro del Kamasutra: el
arte de amar, manual clásico de artes
amatorias de autor anónimo.
Lo único que tienes que hacer es escribirnos al
siguiente correo pidiéndonos el complemento:
cybersapiensmail@gmail.com

¡Es todo! En menos de dos días recibirás en tu


correo El libro del Kamasutra: el arte de amar,
TOTALMENTE GRATIS.
.
Índice
EL CASANOVA MODERNO
U
Introducción en el mundo de la seducción
¿Qué es la seducción?
Rasgos del hombre seductor
Los estereotipos en la mente de Candela
El anti-seductor
Persona estándar
El Seductor
¿Por qué el puntaje puede ser tan diferente ante parámetros iguales?
Q
La seguridad en sí mismo
Nivel psicológico
Mentiras sinceras
Nivel mental
Nivel práctico
Adquiere nuevas cualidades de atracción
Ser Confiado
Aparentar ser divertido
Ser Interesante
¿Cómo se crea el interés?
Resumen paso a paso
G
Ocultar nuestras cartas
Usar sus propias cartas a tu favor
Ornamenta tus cartas
Los sentimientos son los ornamentos más especiales
Algunas herramientas adicionales
El lenguaje corporal
¿Qué dice tu mirada?
La posición del cuerpo en el lenguaje corporal
U
La participación del cuerpo
Gestos manuales con intención
Variedad vocal
Sonrisa genuina
M
Abandona viejos conceptos
Romper con la idea del “esclavo feliz”
No necesitas de nadie
Tómate tu espacio y tu tiempo solo para ti
Demuestra que tienes muchas opciones
Deja claros tus límites
Demuestra que te respetas para que te respeten:
L
Características de un líder:
Eres un ganador
Eres un ganador, te quiera o no
Delimita las reglas del juego
L
Sé claro en tus deseos
Habla de tus fantasías y escucha las de ella
Sé sutil y elegante
Elogia sus inseguridades
Se consciente de tu lenguaje como seductor
L , :E M S
La historia:
Fase 1: acercamiento amistoso
Fase 2: Los celos
Fase 3: la ausencia selectiva
El error
La moraleja de la historia
L
Evita ser sofocante
Adular en exceso
Ser parlanchín
Exceso de sensibilidad
Mostrarte como una persona aburrida
Aparentar más de lo que se puede sostener
Exceso de confianza
Repetir las mismas frases en todo momento
Los que nunca se animan a más
No hables de política o religión
No respondas a todas sus llamadas
No critiques a otros hombres
Hazte respetar
Apuntar a la menos linda
Celos excesivos
No santifiques a las mujeres
Se honesto con tus intenciones
L
Necesidades fisiológicas
C :
Una pequeña historia

Introducción en el mundo de la seducción

Uno de los principales problemas que se presenta a la hora de


seducir y generar un interés en la persona que se desea es que, a
diferencia de muchos otros tópicos más cotidianos, el tema de la
seducción es algo considerado tabú y, en consecuencia, es muy
poca la información disponible que se tiene al respecto.
No hablar sobre seducción es un problema muy importante
en casi todas las sociedades modernas. Si bien puede ser
considerado un tema poco ameno, el completo desconocimiento
sobre aspectos básicos de la seducción tiende a producir
incomodidades mucho más violentas que pueden repercutir en
latentes problemas de autoestima y confianza.
Es así como un arsenal completo de herramientas que
podrían ser utilizadas para facilitar aspectos clave de la vida real
quedan en manos de unos pocos que logran romper con esa
inhibición y se interiorizan en el tema, o que, gracias a una
capacidad sobrehumana de leer a las personas, logran deducir y
aprovechar las herramientas de esta disciplina.
Por otra parte, se encuentra otro grupo de personas que
abarca a un alto porcentaje de los jóvenes de hoy que, por la
inexperiencia, por la ausencia de una persona experimentada que
los instruya y por la falta de confianza para preguntar sobre el tema,
transitan por la vida sin saber cómo generar ese encanto y atracción
tan particular en el resto de las personas.
Si a eso le sumamos la popularización masiva del
romanticismo tanto en novelas literarias como en películas y series,
nos encontramos con un panorama donde los jóvenes absorben
nociones básicas del romanticismo y las adoptan para intentar
aplicarlas en su vida de manera poco realista.
La consecuencia de dicha práctica tan común llega a ser
catastrófica. Convirtiendo las primeras experiencias de los jóvenes
en una performance actoral que tiende a ser forzada y estéril.
Justamente, el número de jóvenes con conocimiento actoral o
dramaturgos es muy reducido y la vida real es muy diferente a la
ficción.
Al mismo tiempo, esta clase de contenido propio del
romanticismo suele venir acompañado de creencias como que “hay
una chica elegida”, “se hace cualquier cosa por amor”, “sin ella no
soy nadie” o “hay que batirse a duelo para demostrarle que el amor
verdadero y así ganar su corazón”. Para comenzar, nada de esto es
cierto.
Además, muchas de estas frases que se convierten en ideas,
terminan transformándose en creencias que llegan a sembrar las
bases de una relación tóxica y una ilustración de la mujer deseada
que entorpece una seducción efectiva.
Tengo que admitirlo, Incluso a mí me ha pasado que tras sentirme
atraído por una chica que consideraba “la elegida” cometí el error de
dejarle bien en claro mi atracción por ella directamente, y tratar de
ganarme su amor con poesía y versos inspirados en ella.
Lamentablemente, la agudeza de mis palabras en aquellos tiempos
no era tal como la de hoy en día. Estaba convencido de que ella era
la mujer indicada y tenía que encontrar una forma original y
espectacular de declararle “mi amor eterno”.
Fue así como pensé en las cosas más comunes que pueden
pasar por la mente de un joven enamorado: escribir su nombre con
fuego, hacer algún tipo de declaración pública, una serenata habría
sido una buena opción si yo hubiera sabido cantar. Finalmente, me
decidí por regalarle una cena romántica donde yo mismo cociné un
plato muy especial, y acompañé la jornada con velas y uno de mis
mejores poemas. Cuando la noche terminó, y después de haber
pasado por alto mil señales diferentes, ella me confesó que lo que
en verdad le habría gustado habría sido solo un poco de vino y una
buena noche de sexo.
Le dije que vino teníamos y que si el sexo seguía siendo
opción lo aceptaría gustoso, pero me dijo que la oferta se había
caído, porque no tenía ganas de enseñarme cómo se hace para
llevar a una mujer a la cama, y que de momento “ella solo buscaba
tener sexo”. Por supuesto, sus palabras dolieron hasta lo más
profundo.
Esa noche, llegué a la conclusión de que el romanticismo ya
se había terminado, incluso antes de que yo naciera y mucho antes
de que nacieran mis padres inclusive.
Afortunadamente, a diferencia de muchas otras personas que
fracasan al igual que yo, tuve la suerte de que mi supuesta
enamorada se tomó la molestia de decirme que, si bien era un joven
apuesto, existía un problema inmenso, que era mi absurda
percepción de la vida amorosa y de la seducción. Si bien esto puede
parecer una historia triste, lo cierto es que, con el pasar del tiempo,
marcó un precedente muy importante en mi vida. Hasta entonces,
yo creía que era feo o que hablaba raro, pero el problema no era
ninguna de mis inseguridades. Sino más bien mi completa falta de
conocimiento teórico sobre una temática que jamás creí que se
podía aprender, y mucho menos que fuese capaz de llegar a
dominar.
Tras ver algunos tutoriales de internet, leer libros
especializados en la temática y asistir a algunas charlas TED,
comencé a entender un mundo que hasta entonces era
imperceptible para mí. Aprendí a controlar mi temple, a manejar los
tiempos y a tomar el control absoluto de la situación. El crecimiento
en mis habilidades fue exponencial y al poco tiempo, algo que
consideraba tan complejo como seducir, había perdido toda su
dificultad, ya me manejaba como un pez en el agua.
Conseguí acostarme con muchas de las mujeres que antes
consideraba soñadas, y después de eso con otras que hasta
entonces no podía ni imaginar. Incluso hoy vivo con una mujer cuya
belleza no me habría permitido hablarle algún tiempo atrás. Creo
que ese es el punto más importante de esta historia.
Saber sobre seducción no es solo una necesidad que se
justifica en adquirir la habilidad para tener tantas relaciones
sexuales como uno desee (aunque también eso es importante).
Saber sobre seducción es una necesidad porque repercute en la
autoestima de las personas y en su habilidad para relacionarse con
otras personas en diversos ámbitos de la vida diaria.
Es por eso, que dedico este libro a todas aquellas personas
que creen que algún día encontrarán a la mujer de sus sueños y
simplemente se enamoraran como si se tratase de un cuento de
hadas, a aquellas personas que no pueden mirar a los ojos a la
mujer que les gusta y mucho menos hablarles. Espero que este libro
les ayude a ensuciar esa imagen perfecta o que, de lo contrario, les
ofrezca las herramientas necesarias para que puedan vivir a su
lado.

¿Qué es la seducción?

Antes que nada, es importante destacar que la seducción no se trata


solamente de un mecanismo utilizado con el fin de obtener una
mayor cuota de atención de una potencial pareja o compañero
sexual. Por el contrario, se trata de un arte que es aplicable a cada
campo de la vida, desde una búsqueda laboral, hasta postularse
para un cargo político. Y a su vez, aplicable también a toda tarea
que demande convencer a una persona de que nosotros o un
producto determinado destaca por sobre los demás despertando
deseo e interés de la contraparte. Algo que queda muy claro en su
definición:

La seducción es el acto que consiste en inducir y persuadir a


alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un
determinado comportamiento o actitud.

Por supuesto que con el pasar de los años, la definición que más
relevancia fue tomando fue la que tenía connotaciones más
sexuales, siendo esta la que mayor valor fue adquiriendo en la
cultura popular.
Desde las pinturas clásicas, hasta las novelas
contemporáneas, la seducción comenzó a presentarse como el arte
y la virtud de generar deseo o excitación en las mujeres, o quien sea
que se busque como compañero sexual. Un concepto mucho más
alineado a la búsqueda de este libro.
Aclarada esta postura, no quedan dudas de que las
siguientes páginas están destinadas a que el lector sea capaz de
adquirir una serie de conocimientos y hábitos que le serán
funcionales para enviar un mensaje preciso y eficiente a sus
potenciales compañeras sexuales, para convertirse en el objeto de
deseo.
Para quienes logren valerse de todos los recursos que componen
este libro, no es de extrañar que además de obtener la aprobación
de las mujeres, logren monopolizar su mente y pensamientos
logrando propagarse por cada rincón de su imaginación. No solo
podrán alimentar sus deseos con su presencia, sino que tendrán la
habilidad de alimentar sus fantasías durante su ausencia. Pero
antes de llegar a eso, resulta necesario adquirir un sistema de
comunicación que sigue leyes específicas, en ocasiones muy
contradictorias y alejadas de la lógica que vivimos en el día a día.
Lo que hace que todo sea más complejo, es que la seducción
no se trata de un resultado lógico, sino que responde a un efecto
psicológico que se imprime mucho más profundo que un mensaje
cualquiera. Si una persona es seducida, es porque un mensaje fue
sembrado en su psiquis y desde entonces comienza a invadir cada
rincón de su mente, envenenando pensamientos, sueños y deseos
con tal eficiencia que se sigue propagando incluso si se aleja del
seductor.
A diferencia del amor romántico, donde la pasión te obliga a ir
de frente, revelar todas tus intenciones e idolatrar a la mujer amada
haciendo que ella se sienta completamente agobiada, aburrida y
saturada de información al poco tiempo de haberla conocido, el
seductor aprovecha el recurso del tiempo a su favor.
Por último y antes de comenzar con el contenido, aprovecho a dejar
en claro que, si bien la belleza exterior tiende a ser sobrevalorada a
la hora de hablar de seducción, esta es apenas una pequeña pieza
del rompecabezas. Sí es cierto que existen seductores que tendrán
el camino cuesta abajo, mientras que muchas otras personas
tendrán que esforzarse y trabajar un poco más antes de comenzar a
regar atracción a su paso. Eso es un aspecto que está más
determinado por la confianza en sí mismo y la actitud con la que se
maneja cada quien en la vida, y no tanto por un concepto estético.
Ya que para convertirse en un seductor, lo primero que hay que
lograr es creerse un seductor, y a medida que uno va cosechando
victorias a su paso, el camino comienza a hacerse más simple.
Por el contrario, una persona que ingresó a la adolescencia
cargando grandes inseguridades, lo más probable es que no se
considere para nada especial y mucho menos un seductor, lo que al
mismo tiempo lo hará ir cosechando fracasos que potenciarán esa
idea. Lo malo de esto es que quienes atraviesan por estas
situaciones de inseguridad se ven inmersos en un círculo vicioso del
que es muy difícil salir. Mientras que su parte positiva es que, si se
consigue frenar la rueda y cambiar la autopercepción o los
resultados, todo comenzará a fluir en sentido contrario.
De forma que, si estás interesado en revertir esta rueda, o si,
por el contrario, ya te consideras un ganador, pero quieres
apropiarte de nuevas herramientas que te permitan transformarte en
una versión renovada de Tom Cruise, no dudes en seguir adelante
en la lectura de las siguientes páginas.

Rasgos del hombre seductor

Ahora que ya explicamos que es seducir y cuáles son los efectos


que logra la seducción en la otra persona y dejamos en claro que el
romanticismo no es algo que queremos incorporar a nuestras vidas
si es que lo que estamos buscando es conseguir resultados. El
siguiente interrogante que debemos abordar es: ¿Qué actitudes o
características distinguen a una persona seductora de alguien que
no lo es? En este punto, seguro que más de uno volverá a pecar de
interponer características del aspecto físico por sobre los demás,
como una quijada prominente, o poseer una voz grave y gruesa.
Quienes pensaron en esas variables, en parte estarían en lo cierto,
pero no porque estos rasgos sean más bellos a la vista u oído de las
mujeres, sino porque tienen el potencial de enviar un mensaje
subliminal que son interpretados de forma muy positiva dentro del
inconsciente femenino. Por una parte, la voz es uno de los espejos
más fidedignos de nuestros sentimientos y emociones, y que la
misma sea grave hace que se perciba con mayor fuerza. No es que
la voz les resulte atractiva, es que ella opera como símbolo de
seguridad y confianza.
En la misma línea, una quijada prominente genera un efecto visual
donde parece que la cara está más inclinada hacia arriba. Llevar la
frente bien en alto es un mensaje que sugiere un exceso de
seguridad. Estos mensajes probablemente no son leídos en un
plano consciente, pero si trabajan de forma constante, y se van
registrando en la mente femenina. Por supuesto que con esto no
estoy diciendo que deben ir rápidamente a operarse la mandíbula
como Zac Efron, ni que por hablar grave van a hacer que las
mujeres caigan rendidas a sus pies. Muy lejos de eso. Sino que
existen pequeños detalles que logran enviar mensajes, y si logras
ser capaz de manejar un considerable número de variantes a tu
favor; podrás ser capaz de modificar el mensaje que tu propio
cuerpo está transmitiendo en todo momento. Y no solo tu cuerpo,
también tus actitudes, el contenido de tus conversaciones, tu
mirada, tus tiempos, etcétera.
Esas variables forman parte de un código que las mujeres
interpretan. Si logras ser capaz de trabajar sobre ese código, podrás
sembrar mensajes en tu mente y, hecho eso, seducirlas solo será
cuestión de tiempo.

Los estereotipos en la mente de Candela

Para poder usar de ejemplo a lo largo de la historia y dejar en claro


que las estrategias de seducción correctas son la variable más
importante a la hora de entrar en la mente de una mujer, se me
ocurrió comenzar con una historia ficticia de una mujer que decide
salir en busca de una pareja. A fines prácticos, vamos a nombrar a
esta mujer para que siempre que a lo largo del libro les mencione a
Candela, sepan que estamos hablando de este mismo caso.
Pueden marcar la página, si así lo prefieren, porque va a ser
recurrente.
Candela, es una estudiante avanzada de ingeniería civil que estima
recibirse en el próximo verano. Actualmente, está realizando
pasantías en una empresa que, de quedar efectiva, le garantizaría
un buen pasar económico. Tiene 26 años y por supuesto, es soltera.
Pese a que sus amigas no hacen nada, Candela elige salir a un pub
cercano a su domicilio. Antes de hacerlo, se pone sus mejores
prendas, se peina con cuidado y se aplica una sutil capa de
maquillaje y de rush.
Ella es consciente de que está interesada en conocer a un
hombre que sea un potencial compañero de vida y que pueda
acompañarla a lo largo del nuevo camino que está próxima a
comenzar. Eso no significa que esté pensando en un hombre con
características específicas. Pero lo que sí está pensando Candela,
es que tiene algunos valores y exigencias que le gustaría que sean
cumplidos por sus posibles candidatos. En este caso, le gustaría
conocer a un hombre con educación superior y estabilidad
económica.
Es así como en el transcurso de la noche, la joven logra
entablar conversaciones muy fluidas con tres hombres diferentes.
Para nuestra conveniencia, tres compañeros de la carrera de
periodismo. Los tres compañeros con el mismo porcentaje de
materias aprobadas, cada uno de ellos vive con sus madres y están
realizando una pasantía poco remunerada, donde solo uno quedará
contratado de forma efectiva.
Tres personas exactamente iguales, que como única
diferencia destaca que tienen asimétricos niveles de seducción.

El anti-seductor

El primero con el que habla Candela se presenta como un anti-


seductor. Un joven poco experimentado, con una importante
inseguridad en sí mismo, pero que al verla sola le invito un trago.
Hablaron por un tiempo, pero cuando Candela le preguntó sobre sus
estudios, el anti-seductor bajó la cabeza y le confesó que todavía
estaba distante a recibirse, e hizo énfasis en las dificultades que
había tenido ese año. Pero para escudarse, arrojó la información de
que la pasantía le había demandado más tiempo del que imaginaba.
Su falta de seguridad, y poca habilidad para llevar las riendas
de la conversación, hicieron que a cada rato tropezara con una
piedra más grande que la anterior.
Candela: Ah, pero si estás realizando una pasantía al menos ya
logras sustentar tus propios estudios, eso te transformará en una
persona independiente.
Anti-Seductor: En parte, porque tampoco es una pasantía muy
prometedora, actualmente somos varios los compañeros que
accedimos a ella y solo contratarán a uno. Prácticamente se podría
decir que ya estoy próximo a liberarme de ella. Seguiré necesitando
de la ayuda familiar por algún tiempo más.

Finalmente, el anti-seductor le confiesa su interés a Candela,


la invita a beber otro trago junto a él y le dice que es una mujer muy
bella. Además, le pide su número telefónico. Sin más que hacer,
Candela le da un número e inventa una excusa para abandonar la
barra, sin duda alguna de que había logrado encantar a ese joven.
Por su parte, el anti-seductor, recién cuando se quedó solo en
la barra se percató de que no sabía nada sobre Candela. Apenas le
había preguntado por su nombre y si estaba soltera.

Persona estándar

En su maniobra de escapar del anti-seductor, Candela logra conocer


a una persona estándar. Este joven le invita a sentarse y tienen una
agradable conversación entre ellos.
Entre los tópicos que se tocaron, se habló sobre la educación
superior. Ella le comentó que se estaba recibiendo de la carrera de
Ingeniería civil, mientras que él prácticamente estaba terminando su
carrera como periodista. Pero lo que más lo entusiasmaba era la
pasantía en la que se veía muy confiado y de concretarse daría un
paso gigante hacia la estabilidad económica.
La conversación fue muy fluida y se hizo de ida y vuelta. Si
Candela estaba interesada en conocer un proyecto que tuviese
potencial académico y laboral, la persona estándar no era todo lo
que imaginaba, pero si era un chico comprometido. Finalmente, él le
demuestra interés e intercambian los números para mantener el
contacto.

El Seductor

Por último, la mujer del pub se encuentra con una tercera opción, el
“seductor”. Un sujeto que fue capaz de manejar las riendas de la
conversación a su gusto y le hizo perder el foco de aquello que
realmente estaba buscando.
Para empezar, el seductor a diferencia de los demás, no la
invitó directamente una copa, sino que casualmente se sentó a su
lado, bromeó con el bar tender sentado en la barra, y saludó de
forma mucho más desinteresada, como si lo hubiera hecho por pura
cortesía. De esa manera, fue ella quien tuvo que dar el primer paso
y entablar conversación con él.
Ella nunca tuvo la oportunidad de preguntar sobre sus
estudios, ya que él se le adelantó y mantuvo la conversación
enfocada en sí misma. Incluso llegó a contarle que su objetivo era el
de terminar rápidamente sus estudios para poder trabajar e
independizarse.
Seductor: Parece que le das mucha importancia, ¿tanto
anhelas vivir sola, o es que no disfrutas donde estás ahora?
Candela: No es eso, es que ya estoy tan próxima de terminar
esta etapa, y siento un poco de ansiedad de saber que todo va a ser
diferente. Además, después de estudiar por tantos años ya quiero
ejercer mi profesión, ¿no crees que sea importante?
Despreocupado y comiendo maní, el seductor le da una
palmada en el hombro y le dice:
Seductor: Si es por eso descuida, todo llega a su tiempo y por
supuesto que valoro tu energía y entusiasmo. Recuerdo que desde
el día en que ingrese a la facultad soñaba con el día de poder
ejercer mi profesión. Estudiaba día y noche y me esforzaba por
ganar ese lugar que tanto soñaba. Finalmente, el día en que
conseguí mi lugar en un periódico local es algo que nunca voy a
olvidar. Ese día sentí que todo aquello por lo que había trabajado
finalmente se estaba materializando, un sentimiento que me
continúa emocionando hasta el día de hoy.
Así que, respondiendo a tu pregunta, sí, creo que es
importante que puedas ejercer tu profesión, porque es una
sensación única, y que persigas tu sueño con tantas energías, hace
de ti una persona muy especial.
Que ese sujeto le haya dado ese golpe de autoestima le
generó a Candela una sensación muy placentera y agradable.
Después de todo, cada uno de nosotros tenemos un lado narcisista
que necesita ser alimentado con frecuencia, y que ese sujeto del bar
le haya dado su aprobación fue algo que valoró mucho.
Además, estos no eran halagos cualquieras. A diferencia de las
cosas que le había dicho “anti-seductor” donde se daba a entender
que aquello que decía venía acompañado de intenciones, el
seductor lo dijo con tal desinterés que por un lado le dio mayor
credibilidad a lo dicho y por el otro, sembró la incertidumbre de no
saber si realmente él estaba interesado en ella. Para alimentar aún
más esa duda, el seductor también manejó las pausas, se tomó su
tiempo para ir al baño, para mantener conversaciones agradables
con el bar tender, incluso con la otra pareja con la que compartían la
barra.
Este tipo de actitudes, por un lado le hacía creer a la joven que se
trataba de un hombre con excelente educación y modales, pero al
mismo tiempo, la hacían sentir desplazada del centro de la escena,
al que ya estaba acostumbrada, y esa misma sensación le generaba
la necesidad de competir por esa atención que él ofrecía. No
sabemos si el seductor lo hacía adrede, o si es que había leído este
libro, pero lo que hacía causaba un impacto directo en el interés que
Candela ya comenzaba a sentir hacia él.
Por otra parte, lo que ocurría en Candela tampoco era algo
que ella hacía intencionalmente. Sino más bien era como que su
accionar activara un mecanismo psicológico muy similar a los celos,
donde la mente interpreta que podemos perder aquello que nos
produce placer o bienestar.
Finalmente, llegó el momento de irse, intercambian números
de teléfono y ella se da cuenta de que es realmente poco aquello
que sabe de este tercer sujeto. Pero al mismo tiempo asume que
fue con el único que pasó un momento agradable y que la hizo
sentir muy cómoda, aunque claro, seguía estando presente la
problemática de no saber exactamente si él querrá invitarla a salir
nuevamente.
Ya en su hogar, la amiga de Candela le pregunta qué tal le ha
ido. Candela le comenta que conoció a tres hombres prometedores,
el primero (el anti-seductor) que ya le había escrito para garantizar
que haya llegado bien y para asegurarse de que “también tenga su
número ante cualquier necesidad”. No había dudas de que se
trataba de un buen chico, “pero vive con sus padres y
probablemente no se va a recibir nunca”, por lo que no se mostraba
nada interesada en mantener el contacto con él, fue así como lo
puntuó con un cuatro.
El segundo parecía agradable y prometedor, tenía una
carrera en curso, la posibilidad de quedar en un trabajo importante,
y sin dudas alguien con quien se puede charlar de vez en cuando,
por lo que le puso un siete.
Por último, cuando quiso contarle sobre el tercer sujeto, se
dio cuenta de que apenas habían hablado sobre él, lo único que
recordaba es que había mencionado que escribía para un periódico.
Candela: Sin dudas debe ser periodista, y estimo que para
eso tiene que estar recibido. No es que esté segura, pero yo creo
que se trata de un profesional. Pero eso tampoco es lo importante,
ya que es con el único que sentí esa conexión, como que
estábamos conectados.
Amiga: - ¿Entonces ese es el indicado?
Candela: - Lamentablemente no se cuán interesado está en
mí, incluso de a momentos sentía que apenas se percataba de mi
presencia. Espero que me llame, porque en verdad creo que es el
hombre indicado.
Amiga: - ¿Entonces puntúa con un diez?
Candela: - Por supuesto que sí, un diez.

¿Por qué el puntaje puede ser tan diferente ante parámetros


iguales?

Para explicar lo que está pasando con Candela, voy a mencionar un


proyecto del que tuve la suerte de formar parte hace ya algunos
años. Se trata de un experimento en el que se intentaban descubrir
los aspectos que entran en juego a la hora de inclinarse por una u
otra pareja o compañero sexual. El mismo consistió en utilizar
personas vestidas exactamente iguales con atuendos que quitaran
la belleza física de la ecuación, para que el aspecto físico no
entorpeciera el resultado.
Una vez dadas las condiciones, se le otorgó a cada
participante un número que iba del 1 al 10, pidiendo que cada uno
intente emparejarse con la persona del sexo opuesto con el número
más alto posible. Para armar las parejas, cualquiera de los
participantes tenía que extender su mano hacia otro participante, si
este la aceptaba la pareja se armaba y tenían que apartarse del
sitio.
Lo mejor de este experimento, fue ver las reacciones en los rostros
de quienes eran rechazados y de quienes se encontraban ante
escasos o muy elevados números de ofertas.
Naturalmente, al comienzo del experimento casi todos
apuntaron a los números 8, 9 y 10, por lo que rápidamente se dieron
cuenta que tenían poder de elección y podían dilatar su decisión
para elegir a un mejor partido. Caso contrario, aquellas personas
que fueron rechazadas una, dos o hasta tres veces, comenzaron a
intentar enlazar rápidamente con cualquier participante ya dejando
de lado casi todas las aspiraciones que pudieran tener.
Este experimento refleja exactamente lo mismo que ocurre en el
transcurso de la vida cotidiana donde el número que cada persona
lleva en su frente durante el experimento tiene un equivalente en la
vida real. A diferencia del experimento, el número que interviene en
el valor objetivo de una persona no es un número tangible ni estático
y lo más emocionante es que es completamente invisible a los ojos
de las demás personas.
Es decir, no podemos analizar las variables que aportan o restan
valor a una persona, eso es casi imposible de analizar, y si lo
hiciéramos, asignarles un valor nominal se transformaría en un
trabajo imposible. Por otra parte, cada persona es capaz de ir
construyendo un número en su propia mente que define el valor que
él mismo cree que vale. Quizá no se trate de un número
específicamente, pero si vas a ir midiendo qué otros hombres tienen
más posibilidades, cuáles tienen menos y a qué mujeres podrías
aspirar acceder. Ese valor que cada uno construye sobre sí mismo
es más fácil de visualizar en la primera cita.
Probablemente, el anti-seductor ya ha tenido algunos
fracasos amorosos, o quizá no tiene la experiencia necesaria para
sentirse seguro consigo mismo. Eso hace que su número auto
percibido sea nominalmente bajo, sintiendo al igual que los
participantes del experimento con números bajos que debe
precipitar su elección antes de quedarse sin pareja. Básicamente ya
no tiene la posibilidad de evaluar a la candidata, tiene que conseguir
algo.
En esta clase de situaciones se torna muy común que el anti-
seductor sienta la necesidad de compensar la diferencia entre su
valor y el de ella. Eso lo lleva a querer invitar los tragos, quizá
entradas al cine, e incluso hasta algún regalo en busca de suplir la
diferencia numérica que él mismo percibe. Pero Candela no sabe
nada sobre el valor del anti-seductor. Ella, solo puede percibir esa
precipitación, esa inseguridad, ese exceso de halagos que no le
dejan ver que ella también es humana.
El anti-seductor está gritando desde su interior que su
número probablemente no supera el tres, y lo peor es que seguir
cosechando malos resultados podrá sumergirlo en un círculo vicioso
haciendo que cada vez tenga mayores inseguridades y menos
potencial de seducción.
Por otra parte, el segundo candidato se mostró interesado,
estaba seguro en sí mismo y comenzó a indagar sobre la vida de la
mujer. Ya no se trataba de un juego donde ella tenía el control y
simplemente estaba eligiendo, ella también se vio en la necesidad
de venderse a sí misma y mostrarse como una candidata con
potencial.
Esta clase de relación de ida y vuelta donde ambos se
analizan mutuamente es evidentemente una relación entre iguales,
donde los números se encuentran muy cercanos el uno al otro y
podría dar pie a una relación prometedora. Ahora bien, en el tercer
caso, él apenas le dio la atención que ella esperaba. Se mostraba
como una persona comprensible, inteligente y encantadora, pero a
la vez, desinteresado en ella.
Debe tratarse de una persona cuya puntuación está más por
encima que su propio número. Está claro que algo esconde, ya que
maneja los tiempos de una persona que puede darse el gusto de
elegir. Si es que había una persona con el número diez en ese lugar,
sin dudas tenía que ser él.
El anti-seductor podía sumergirse en un círculo vicioso, al
seductor suele ocurrirle todo lo contrario. Quizá mejores
experiencias de niño, una mayor confianza por parte de sus padres
o simplemente que por situaciones completamente circunstanciales,
el seductor se adentró a la adolescencia con una percepción muy
positiva de sí mismo. Se transformó en el centro de atención, y
nunca sintió la necesidad de esforzarse por tener una novia.
Esa comodidad a la hora de elegir probablemente hizo
acrecentar su ego, le permitieron desentenderse del trabajo que
puede demandar conseguir una pareja o las primeras experiencias
amorosas y eso en el futuro continúa repercutiendo positivamente
en su vida. Haciendo que incluso en igualdad de posibilidades, siga
siendo interpretado como un diez por la psiquis femenina.
Afortunadamente, los rasgos del hombre seductor pueden ser
recreados, emulados y hasta perfeccionados para despertar en las
mujeres ese interés que tanto estamos deseando. Pero antes de
comenzar a trabajar para que las mujeres nos quieran, tenemos que
empezar por un aspecto mucho más importante y es el aprender a
quererse a sí mismo.
Quererse a sí mismo

La seguridad en sí mismo

Si hay algo que no le puede faltar a un buen seductor, es la


confianza en sí mismo. No existe galán en las telenovelas, películas
o series televisivas en las que el personaje “apuesto” tartamudea,
llega con la cabeza gacha, o duda respecto a sus posibilidades de
ser lo suficientemente interesante para la mujer a la que busca
seducir. Por lo menos, yo nunca vi a James Bond llegar a un evento
social y acercarse tímidamente a una mujer diciendo que
simplemente pasaba por ahí y le pareció propicio saludarla.
Esto ocurre porque todos los guionistas de Hollywood y
escritores de telenovelas entendieron que no existe atractivo más
importante que la seguridad y confianza que uno mismo emana a la
hora de abordar una conversación o de ingresar a un evento. Por
supuesto, que esto ocurre en todos los escenarios posibles, ya sea
en las entrevistas laborales, en la exposición de proyectos
académicos, y hasta en cuestiones más básicas como a la hora de
comprar un producto.
Supongamos por un instante que quieres probar un platillo
nuevo en un restaurante, pero cuando preguntas al cocinero que tal
es ese platillo que aparece en la carta este comienza a titubear,
agacha la cabeza y te dice que “cree” que está bueno y no debería
haber nada malo con él. No sé ustedes, pero eso a mí me causaría
terror, ya que me haría creer que se trata de un platillo elaborado
con ingredientes en mal estado o que recibió críticas últimamente.
Caso contrario, en el supuesto caso de que el cocinero se
muestre confiado y me garantice que se trata de uno de sus mejores
platillos, comentando incluso que hace apenas unas horas el
intendente de la ciudad en persona lo probó y quedó fascinado. Sin
dudas lo pediría, incluso sabiendo que lo más probable es que la
historia no sea cierta, pero si tiene tanta confianza como para mentir
con esa naturalidad es porque algo bueno debe tener.
Eso mismo ocurre en la seducción de una mujer, y es por eso que
resulta necesario trabajar mucho en optimizar este primer punto que
puede llegar a garantizarnos hasta el 50 por ciento del éxito. Para
hacerlo, es importante trabajar en tres niveles diferentes que nos
permitirán forjar una autoestima más fuerte. Estos niveles son: el
nivel psicológico, el nivel mental y el nivel práctico. Y si trabajamos
satisfactoriamente en cada uno de ellos, vamos a estar en
condiciones de abordar una situación con la misma confianza que lo
haría James Bond o el mismo Brad Pitt.

Nivel psicológico

Las barreras que constituyen el nivel psicológico están integradas


por diferentes temores, miedos que nos paralizan y sentimientos
que no nos permiten actuar de una forma más propicia y adecuada.
Los más comunes, son el miedo a pasar vergüenza, miedo a no
conseguir el resultado deseado, miedo a cometer errores, miedo a
ser rechazado, miedo a que repercuta negativamente en la
reputación, entre muchísimos otros.
Todos ellos, son constructos psicológicos que nuestra mente
va forjando para evitar ser lastimados o heridos. La mente comienza
a creer que puedes salir lastimado de una situación y comienza a
poner obstáculos en tu propio camino. Supongamos que quieres ir a
hablarle a Candela, pero tu mente comienza a poner obstáculos en
tu camino, “ella es muy bella para ti”, “harás el ridículo”, “¿por qué
iría a hablar contigo?”.
Lo más común en esta situación, es que si tras haber peleado
contra tu propia mente antes de un encuentro pueda ocurrir que te
des por vencido antes de tiempo y simplemente no ejecutes tu
movimiento, o que cuando finalmente llegues y te presentes ante
ella, estas preguntas hagan que la veas como a alguien inaccesible,
que no la mereces y eso se irá reflejando en tus comportamientos,
tus rasgos y tu voz.
Lamentablemente, este mecanismo de defensa, por lo
general suele provocarnos una gran cantidad de daños, atentando
contra nuestra confianza en nosotros mismos y colocando límites
autoimpuestos. Evitando que conozcamos nuestras capacidades
reales y hasta donde realmente somos capaces de llegar. Es por
eso que el primer objetivo de este libro es eliminar estos miedos y
transformarlos en algo mucho más positivo y constructivo.
Para conseguirlo, una de las estrategias más recomendables
es la de localizar las “mentiras sinceras” pesimistas que nosotros
mismos vamos construyendo sobre nuestra propia vida y
reemplazarlas por unas más optimistas.

Mentiras sinceras

Estas mentiras sinceras, son afirmaciones que nuestra mente se


repite y van forjando nuestra percepción del mundo. Les decimos
mentiras, ya que no existe nada que pueda respaldar ni validar esta
información y al no estar respaldado en nada sustancial, les
llamamos mentiras.
Al mismo tiempo, les llamamos sinceras porque realmente
creemos en ellas y lo interesante de eso, es que pese a ser
mentiras, creer en ellas hace que esas afirmaciones se terminen
materializando. Por ejemplo, en la mente de una persona con
problemas de confianza, pueden ser afirmaciones como:

Todo me sale mal.


Los demás lo hacen mejor que yo.
No podré conseguirlo, no estoy totalmente preparado.
No lo merezco, no soy bueno con esto.

Si a cada mañana una persona despierta y se repite mentiras


sinceras de este estilo no debería sorprenderle que se le quemen
las tostadas, que no rinda en el trabajo, que la esposa le sea infiel o
que no pueda acercarse a seducir a una mujer en la barra de un bar.
Por otra parte, las personas más seductoras, y con una
autoestima mucho más afilada, no están exentos de estas mentiras
sinceras. Pero con la diferencia de que las mismas son mucho más
optimistas y les ayudan a encarar sus diferentes proyectos con
mayor confianza y determinación.
Las mentiras sinceras de un seductor, probablemente sean al
estilo de:

Puedo conseguir cualquier cosa que me proponga.


Puedo hacerlo, soy el mejor en esto.
Soy la persona indicada, supero cualquier expectativa.
Podré resolverlo, tengo la capacidad.
No hay nadie mejor que yo para esto.

De esta forma, su mente repite una y otra vez estas afirmaciones y


tras tanto resonar en su mente termina convirtiéndose en realidad.
Probablemente una persona que se repita mentiras sinceras
de esta índole, cuente con la energía y entusiasmo de embarcarse
en proyectos nuevos, obtenga mejores resultados en su trabajo, en
la universidad, en su vida sexual y sin dudas no le representa
ninguna dificultad acercarse a la barra del pub a hablar con
Candela.
Es así como el primer paso para cambiar nuestra percepción
de nosotros mismos y abatir todas esas incertidumbres que
obstaculizan nuestra seguridad consiste en identificar cada una de
estas mentiras sinceras que nos están perjudicando y reemplazarlas
por otras que sean más funcionales.
Puede parecer algo menor, pero si repetimos cada mañana
afirmaciones positivas, nuestra mente comenzará a asimilarlas y
actuar en consecuencia a esas nuevas ideas. No importa que se
trate de algo artificial, no importa que parezca forzado. Después de
todo, un dato verdadero no es más que aquel que se repite cientos
de veces, y la verdad sobre nosotros mismos no será más que
aquella que elijamos creer.
En este punto, es importante que podamos trasladar este
ejercicio a lo largo de todo nuestro día, y, si es posible, justo antes
de comenzar cada una de las actividades que nos generen dudas o
incertidumbres.
Por ejemplo, cuando despertamos podemos comenzar con
algunas afirmaciones más genéricas, como:

Soy una excelente persona.


Soy un ganador en la vida.
Hoy voy a tener un excelente día.
Sé que puedo afrontar mi día de la mejor manera gracias a mis
habilidades.

Pero cuando llegue el momento de hacer algo que nos aterre, donde
nos sintamos inseguros o creamos que no estamos sintiendo la
confianza necesaria, es importante recordarnos algunas mentiras
sinceras que siempre son útiles para ejecutar la acción, sintiendo
una dosis extra de seguridad:

Le demostraré a esa mujer que soy una persona interesante.


Soy una persona muy bella en todos los sentidos.
Esa mujer va a sentirse realmente cómoda conmigo, sé cómo
hacerlo.

Haz de esto un hábito, y con el tiempo tu psiquis entenderá que eres


un león y pronto interpretará que el miedo ya no es necesario.
Por otra parte, existe una segunda etapa de la preparación
psicológica que puede sernos de gran ayuda cuando nos
encontramos en una situación que logra intimidarnos: la
humanización de nuestros pares. Muchas veces cuando tenemos
que encarar a un tercero, ya se trate de un potencial cliente,
nuestros jefes, o incluso de una mujer con quien queremos hablar,
ocurre que construimos una imagen de esa persona que excede
ampliamente a la persona misma.
En esas ocasiones, nuestra mente olvida que se trata de
simples mortales, ignora que tienen sus propias inseguridades, sus
propios problemas y sus propias necesidades. Es importante
ponerse en el lugar del otro y humanizar a las personas que nos
generan esa inseguridad.
Al pensar cómo se ve el panorama desde su perspectiva,
podremos comprender que muchas veces nos atemorizamos ante
personas que tienen más razones que nosotros para estar
inseguros. Después de todo, nosotros también somos personas que
tenemos nuestras propias cualidades que nos hacen especiales, y
tanto tu jefe, como esa mujer que te gusta tuvieron problemas para
despertar, algún sueño sin cumplir o unos kilos de más que les
vienen molestando hace tiempo.
Por eso, es importante recordarlo y tratar a cada persona
como a un igual. Siempre manteniendo el debido respeto, pero sin
ceder el nuestro. Una forma de ejercitar este aspecto es saludar a
todas aquellas personas que nos despierten esta sensación de
inseguridad. Profesores, modelos, policías y choferes de colectivo:
“hola, buenos días”, es más que suficiente para comenzar, pero si
haces de esto un hábito, probablemente consigas sacarles
conversación a varios de ellos y comenzarás a descubrir su lado
más humano.
Este punto lo aprendí mientras trabajaba en un set de
televisión. Gracias a eso, tuve el placer de conocer a decenas de
cantantes, políticos y actores, y me permitió descubrir que no eran
diferentes, es más, se trataba de personas completamente idénticas
a mí en varios aspectos. Una vez descubrí eso, me di cuenta que
realmente nunca existió nada que me separe de todo lo que siempre
creí inaccesible. Solo se trataba de un efecto de percepción, y si
solo se trataba de percepción, no tenía que cambiar nada más allá
de la confianza con la que encaraba las cosas.
Por último, una tercera estrategia muy útil para mejorar
nuestra preparación psicológica es la relativización de los
problemas. Muchas veces ocurre, que cuando nos encontramos
ante una determinada situación, nuestros deseos y ganas de
solucionar el problema comienzan a nublar nuestra vista. Dejamos
que el árbol cubra completamente el bosque y comenzamos a
sentirnos mal ante la imposibilidad de salir bien parados de esa
situación.
Probablemente, muchos lo hayan sentido de cara a un
examen o la entrega de un trabajo práctico. Una vez que
comenzamos a sentir que no llegaremos a cumplir con los plazos,
comenzamos a enfocarnos tanto en ese problema, que olvidamos
que se trata de un simple trabajo práctico o entrega. Rendir mal no
es el fin del mundo, incluso perder un año tampoco lo es. Dejar que
las cosas nos afecten en exceso es algo que a menudo logra nublar
el buen juicio de las personas, y más cuando se trata de la
seducción.
Si tenemos una buena vida, ya sea una familia que nos ama,
una carrera prometedora, un buen trabajo o si somos felices con
nuestra colección de revistas, es importante que podamos recordar
esas cosas incluso en los momentos más difíciles. Si conseguimos
hacerlo, lograremos encarar las situaciones tensas de una forma
mucho más relajada y natural. De esa manera, podremos sentarnos
junto a ella sabiendo que, si no le agradamos, es solo eso. No
perderemos nada, ni dejaremos de ser quienes somos.
Éramos geniales antes de sentarnos a hablar con ella y
seguiremos siendo igual de geniales incluso si nos rechaza. Te
aseguro que tengas o no resultado, nada va a cambiar en tu vida
para el día siguiente. Otra estrategia recomendada para aumentar la
confianza en uno mismo es la de vestirnos bien y arreglarnos previo
a cada reunión que tengamos. No importa si no vamos a ver a nadie
durante un día, o si las reuniones que tendremos sean por teléfono
o a través del ordenador.
Si nos tomamos una hora cada día para ducharnos, vestirnos
apropiadamente y peinarnos elegantemente, podremos encarar
cada día con una confianza mucho más elevada. Después de todo,
si la autopercepción es la que genera la confianza y la confianza es
la que finalmente determina cuánto valemos, es importante que
podamos agasajarnos a nosotros mismos cada día.
Si repetimos este paso a diario, día a día nuestra mente irá
grabando y recordando que somos personas bellas y, además, el
día en que nos toque interactuar con alguna persona, estaremos
completamente listos para generar una gran impresión.
Poder contar con buena vestimenta hará que cambien las
miradas sobre nosotros mismos. Al mismo tiempo, un buen perfume
puede ser motivo de que alguien nos elogie, y eso no solo es
importante por lo que esa persona piense de nosotros, sino que el
detalle es combustible para la autoestima de uno mismo.
De niño, recuerdo que era de las personas que siempre
guardaban sus mejores prendas para ocasiones especiales, muchas
de ellas incluso llegaron a quedarse pequeñas sin que ni siquiera las
haya usado una sola vez. Cuando llegaba algún cumpleaños o
evento era el momento en el que “podía” usarlas, y el único en el
que me sentía cómodo. Pero lamentablemente la confianza no se
construye de un día para el otro.
Puede que gracias a que sí guarde todas mis mejores
prendas para esa ocasión, haya sido el niño mejor vestido de una
fiesta. Pero no por eso iba a sentir que lo era. Finalmente,
comprendí que si tenía alguna prenda con la que me sintiera
cómodo, un perfume que me pareciera sensual, era mi deber
utilizarlos para ir a clases cada mañana.
Basta de salir como un mediocre, basta de pasar inadvertido,
basta de mantener regularmente un perfil bajo. Si quería aumentar
mi autoestima, tenía que comenzar a replantear la imagen de mí
que le iba a ofrecer al mundo. Si uno logra cambiar la persona que
es día a día, llegado el momento de un evento social o fiesta
distinguida, ni siquiera hará falta destacar con ropa nueva u
ornamentos a estrenar. Será nuestra confianza misma y las
relaciones forjadas día a día las que nos harán sentirnos cómodos
entre la gente y satisfechos con nosotros mismos.
No hay sensación más agradable que al pasar frente a un
espejo, encontrar nuestro reflejo y pensar: “Ese soy, me veo bien y
lo estoy haciendo fantástico”. Créanme que eso no va a ocurrir si
llegado el momento nuestro reflejo nos sorprende con ropas viejas y
con el pelo revuelto.

Nivel mental
Por su parte, cuando se habla del nivel mental no implica
únicamente estar preparado psicológicamente para afrontar sin
exceso de nerviosismo un obstáculo a resolver, sino que engloba
aquellos problemas y tácticas que podemos llegar a precisar al
momento de encarar un nuevo problema.
De poco sirve llegar completamente confiado a un parcial, si
no estudiamos nada al respecto. Eso mismo ocurre cuando vamos a
intentar seducir a alguien, ya que hay muchos factores a tener en
cuenta: teoría que debemos manejar y consejos que debemos
seguir.
Este punto lo dejaremos para más adelante, ya estás leyendo
este libro y eso es fantástico. Te garantizo que para cuando llegues
al final de estas páginas tendrás todo el conocimiento necesario
para considerarte un experto en el arte de la seducción. Lo mejor de
todo es que, al mismo tiempo, eso te dará una gran confianza
adicional a la hora de encarar tus próximas conquistas.

Nivel práctico

El tercer aspecto es la parte de poner en práctica todo lo aprendido


una y otra vez. Si es posible a diario, para que puedas ir
conociéndote a ti mismo, conociendo a las personas y
perfeccionándote en el arte de la seducción.
Después de todo, seducir, al igual que hablar un idioma o
insertarse en un oficio, es una habilidad que se consigue con la
práctica y la repetición. De poco servirá si leemos diez libros y
aprendemos todos los conceptos teóricos existentes, si es que
después de hacerlo simplemente vamos por otro libro y nos
volvemos a encerrar a leerlo.
El conocimiento de cajón no es algo para nada útil, así que
será mejor comenzar a practicar. Con esto no estoy diciendo que
tengamos que intentar tener relaciones sexuales con todas las
personas que conocemos, sino que tenemos que seducir a todo el
mundo para transformarnos en la persona favorita de quien sea que
se cruce.
Aplica los conceptos aquí aprendidos con cada persona
nueva que conozcas, con amigos y compañeros, trata de
escucharlos, hacerlos sentir importantes y de mantener relaciones
sociales más activas. Conviértete en un verdadero seductor de
tiempo completo.
Cuando vayas a hacer fila al banco no te quedes callado,
saluda a la persona que tienes delante de ti, háblale sobre lo
agradable que está el clima, también saluda al portero de tu edificio,
o a la persona que va los fines de semana a limpiar el lugar. Te
puedo asegurar que tienes el potencial de alegrarle el día a más de
uno y a medida que lo vayas consiguiendo, tu confianza se irá
incrementando, haciendo que ser un seductor se te dé cada vez
mejor.
Por supuesto, si eres de esas personas que disfrutan de la
noche, también tendrás la oportunidad de seducir a mujeres que te
parezcan atractivas. Si te sirve de algo, puedes comenzar con las
que consideras más “accesibles para ti”, y luego avanzar con las
que consideres más atractivas e imponentes.
Buscar mujeres que parezcan “más accesibles” es algo que
suelen hacer algunas personas que están trabajando en su
confianza. Aunque ese abismo que podemos llegar a sentir entre
uno mismo y la mujer que realmente nos atrae solo se trata de una
percepción. Por lo que te recomiendo que les hables a ellas también
y te apuesto que te llevaras una gran sorpresa.
Ahora bien, si logran afinar su preparación psicológica,
adquirir los conocimientos teóricos necesarios para tener un mejor
entendimiento sobre aquellas cosas que convienen hacerse y cuáles
no, y si a eso le agregamos un saludable hábito de mostrarnos
seductores con cada persona que nos encontremos a nuestro paso,
den por sentado que en un par de meses ya podrán comenzar a ver
los frutos de su trabajo.

Adquiere nuevas cualidades de atracción


Ahora que ya tenemos resuelta la parte de la confianza, su
importancia y cómo trabajar para construir una autoestima fuerte
que nos permita abordar con un carácter mucho más seguro y
atractivo las conversaciones con las mujeres que queramos seducir,
llega el momento de hablar sobre los rasgos que debe forjar una
persona seductora para que el sexo femenino comience a mostrar
interés.
Si bien la autoestima es una pieza clave, por sí solo no va a
garantizar ningún éxito. Por ejemplo, los payasos suelen ser
seguros y tener una gran autoestima y seguridad al igual que los
vendedores ambulantes. Sin embargo, eso no garantiza que vayan
a ser las personas más seductoras que nos vayamos a encontrar
por el camino.
Es por eso que en esta sección apuntaremos a ser capaces
de identificar cuáles son los principales rasgos que presenta una
persona seductora: en qué forma los beneficia cada una de estas
características, cómo se manifiestan en el transcurso de la vida
cotidiana y cómo podemos incorporar estos rasgos, o por lo menos
emularlos para aparentar tenerlos.
En total, son tres rasgos que estaremos abordando: “Ser
confiado”, “ser divertido” y por último “ser interesante”. Sin importar
las preferencias de cada mujer, sus signos del zodíaco o sus
edades, estos tres rasgos suelen ser muy demandados por ellas y
les aporta un gran valor agregado a la hora de decantarse por
alguna futura pareja.
De esta manera, podrás garantizar estar adquiriendo
herramientas que te servirán, tanto para impresionar a esa chica
que no puedes sacarte de tu mente, como a cientos de otras que
estarán dispuestas a ocupar su lugar si es que algún día te terminas
olvidado de ella.

Ser Confiado

Hasta hace unas pocas líneas, estuvimos hablando sobre la


importancia de tener la suficiente autoestima y confianza para
abordar sin miedos los diferentes desafíos con los que podamos
encontrarnos. Llega el momento de exteriorizar esa confianza y
transformarla en un rasgo de seducción que te permitirán atraer las
miradas de las mujeres, y hacer que ellas sientan el deseo de
permanecer más tiempo a tu lado.
Como deben saber, ser confiado y aparentar serlo, son dos
cosas muy diferentes. Eso lo deja muy claro la película El discurso
del rey, donde el conflicto radica en cómo la tartamudez de Jorge VI
le provocó problemas de confianza, y tuvo que trabajar para ocultar
ese miedo y poder ofrecer un discurso que inspira muchísima
seguridad en un momento donde era muy necesario.
Ahora bien, existen muchas personas que tienen una enorme
confianza en sí mismas y no saben exteriorizarla. Al mismo tiempo,
existen quienes aparentan estar muy seguros de sí mismos, pero en
realidad, esa apariencia sólo responde a un conjunto de rasgos que
fueron adquiriendo con el tiempo. Es por eso, que estaremos
repasando algunos tips para poder utilizar esa desincronización en
nuestro favor. Para que, si somos confiados, lo podamos exteriorizar
sin mayores complicaciones, y en caso de no serlo que podamos
aparentar lo contrario.

Sonreír

La primera herramienta que debemos comenzar a implementar es


sonreír un poco más. Puede parecer una obviedad, pero créanme
que mucha gente se olvida de eso a menudo. Después de todo, las
mujeres son humanas, y como tales, se ven atraídas por las
personas positivas y alegres. Además de que la sonrisa muchas
veces es contagiosa al igual que la seriedad, si queremos hacer reír
a las chicas y pasar un buen momento con ellas, lo primero que
debemos implementar es la práctica de sonreír más.
Solo imagina por un momento que eres tú el que está
sentado en un bar, y viene un muchacho más grande que tú,
musculoso y tatuado. Se sienta con seriedad en la silla de al lado y
te mira. No sé cómo te lo estarás imaginando, pero a mí me da un
poco de miedo y querría abandonar esa situación cuanto antes.
Si llega la misma persona sonriendo y se sienta junto a mí el
sentimiento es completamente diferente. Lejos de querer irme, hace
que me sienta mejor, e incluso me dan ganas de indagar sobre qué
le habrá pasado para que se sienta tan bien. Una sonrisa tiene el
potencial de cambiar el ánimo de muchas personas. Se trata de un
arma muy poderosa con la que todos contamos. Es mejor no
desperdiciarla. Las personas sonrientes tienden a ser más
distendidas y extrovertidas, mientras que la gente más inhibida,
suele ir con la cara seria y tratando de pasar inadvertida.

Contacto visual

La segunda herramienta que nos permitirá vernos como personas


mucho más confiadas y seguras de nosotros mismos es mirar a las
personas a los ojos. Este punto está muy asociado a nuestros
orígenes más animales y primitivos, donde los más sumisos retiran
la vista de los más fuertes.
Lamentablemente, los sumisos no suelen aparearse con las
hembras más fuertes y tampoco son muy tenidos en cuenta a la
hora de repartir el alimento, ya que al bajar la mirada están diciendo:
“no soy una amenaza para ti, solo déjame, no voy a molestarte”.
Claramente, esa no es la imagen que buscamos dar. Tenemos que
hacer contacto visual durante el tiempo que nos sea pertinente y
volver a mirar a los ojos cada vez que lo consideremos necesario.
No alcanza con sonreír, hay que animarse a mantener el
contacto visual, por lo menos durante algunos segundos. No tiene
nada de malo mirar (hasta cierto punto) y si alguien más te ve y las
miradas se cruzan por algunos segundos estarás entablando un
primer contacto. Si además de eso nos devuelven la sonrisa,
habremos roto el hielo y lo mejor de todo: sin necesidad de decir
palabra alguna.
Es importante que el contacto visual esté acompañado de una
sonrisa y cara amistosa. Son muchas las personas que pueden
llegar a mirar a las mujeres, y en ocasiones ellas pueden llegar a
sentir hasta miedo. Si las miradas se cruzan y les sonreímos,
dejaremos en claro que no somos un raro, extraño o acosador que
se encuentra al acecho. Por el contrario, estaremos enviando un
mensaje que sugiere que somos personas agradables y
confiadas. Incluso puede ocurrir que nuestra confianza haga
que ella sea quien se inhiba. Por una vez no seremos nosotros los
tímidos.
Ahora bien, tratemos de no abusar de este recurso. Si ya
conseguiste cruzar las miradas, si conseguiste que te sonría, podrás
considerar que obtuviste un primer contacto exitoso y es importante
saber decir basta y no seguir abusando de este recurso.
Lo más probable es que si te estancas en eso y lejos de
avanzar al paso siguiente te mantienes con la estrategia de cruzar
miradas, tras tres o cuatro veces en la que le sonrías sin
intercambiar una sola palabra, claramente comenzará a descubrir
que algo está mal. Quizá hasta sospeche de nuestras intenciones, o
comience a asustarse. Y estaremos generando la sensación
contraria a la que buscamos, justamente a la que no queremos
parecernos.
Por otra parte, durante una conversación, saber cómo
mantener apropiadamente el contacto visual también es importante.
Por más de que no lo parezca, podemos decir muchas cosas
solamente dirigiendo nuestra vista para uno u otro lugar. Mientras
ella nos está hablando, lo más apropiado es mirar directamente a
los ojos. Eso le dejará en claro que tiene nuestra atención y que la
estamos escuchando (y escuchar a las mujeres es muy importante).
Si, por el contrario, mientras estamos hablando con ellas se
nos escapa una o varias miradas hacia sus pechos (lo cual es muy
común), da un claro indicio de que estamos pensando en ella de
forma sexual. No voy a decirles que no deben hacerlo, porque
muchas veces la situación pide una rápida transición hacia ese
campo, pero si todavía no se sienten completamente preparados
para eso y prefieren avanzar lentamente, lo más apropiado es seguir
viendo a los ojos. Tampoco es necesario mirar de forma constante e
ininterrumpida, mirar hacia otros lugares es bueno para relajarse,
dispersarse y descansar, luego podremos retornar la mirada hacia
ella.
Por otro lado, si la conversación llega a un llano, nadie habla
y se siguen viendo seriamente a los ojos, eso hará acrecentar la
tensión sexual. En este punto uno de los dos puede reír y comenzar
a hablar nuevamente, pero mientras se prolongue el silencio y las
miradas sigan puestas en los ojos de cada quien, hará que el deseo
de ambos comience a dispararse siendo esa una forma implícita de
pactar un beso.
Por otra parte, si quieres expresar entusiasmo a la hora de
hablar sobre tus proyectos o trabajo, solo tienes que mirar hacia el
horizonte, eso te hará ver como un soñador entusiasta. Pero
cuidado, si miras a otro lado durante mucho tiempo mientras la chica
habla, es una clara señal de que estás aburrido y si miras hacia
abajo o eres tímido o te estás durmiendo, nada de eso es bueno,
mejor no lo hagas.

Hablar lento, fuerte y claro

Otra herramienta que podemos afilar y ejercitar para inspirar una


mayor confianza es nuestra propia voz. Cualquiera que haya ido a la
escuela se habrá dado cuenta que las personas extrovertidas
acaparaban más la atención y llamaban la atención con una voz
muy alta. Sin ánimos de llegar a ese extremo, tenemos que intentar
hacer que nuestra voz inspire una confianza genuina y pura. Para
ello, resulta imprescindible poder hablar con voz alta, tono grave y
de forma pausada, sin olvidar respirar.
Por lo general, las personas tímidas suelen tener miedo de
ser oídos, o temen no ser lo suficientemente interesantes y tratan de
quitarles el menor tiempo posible a los oyentes. Por eso, se apuran
al hablar, lo hacen bajito y con un exceso de tonos agudos que hace
que la voz suene más chillona que lo normal. Si hablamos así nadie
querrá oírnos, ni tampoco podrá.
Si es necesario, se puede practicar con la grabadora de voz
del móvil, controlar los tiempos, manteniendo un tono regular y el
volumen alto. Si hablamos mientras estamos en grupo, mucha gente
querrá pisar nuestras palabras; no les des espacio y, si es
necesario, hay que interrumpirlos en caso de que intenten pisarte.
Hacer valer lo que dices es un paso muy importante que puede
hacerte ver rápidamente como una persona segura y confiada.
Al igual que todo lo que aquí voy explicando, es importante
que puedas ir practicando tu nueva forma de hablar en tu vida
cotidiana y rutina. Practica con tus amigos, con tu familia, pidiendo
direcciones y en cualquier lugar. Si hablas lo suficientemente fuerte,
grave y pausado podrás convencerte hasta a ti mismo de tu
renovada seguridad.

Iniciar todas las conversaciones

Uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta una


persona tímida que busca comenzar a interactuar, es que como
nunca lo hacen, llega a significar mucho para ellos mismos, cuando
en realidad no debería significar tanto. La gente amable suele ir por
la vida saludando a vecinos y compañeros, a docentes y mujeres,
saludan y hablan tanto que si un día no lo hicieran eso sería lo raro.
Es por eso, que en este punto es en donde más se verá
nuestro progreso, ya que, si lo hacemos bien, comenzaremos a
conocer a muchas mujeres que quizá a la fecha no saben que
existimos. Un saludo y una pregunta, eso es todo lo que vamos a
tener que proponernos y no solo con la chica que queramos seducir,
sino que con todo el mundo. Eso hará que nuestra imagen de
personas confiables y sociables se acreciente de manera
considerable.
Cuando vayan a entrar a clases, al gimnasio, al trabajo o a
cualquier lugar, lo ideal sería comenzar a saludar a todas las
personas con las que nos encontremos: “Hola, buenos días, ¿qué
tal el fin de semana?”, “buenas noches, ¿cómo va ese trabajo?”,
“hola, ¿cómo estás hoy?”, por ejemplo. De un mes para el otro, ya
no serás el ermitaño que da igual si está o no, pasarás a ser el tipo
agradable que saluda, un avance considerable.
Contacto físico

El contacto físico es uno de los componentes que integran la


comunicación humana. Donde las palabras no llegan, están la
mirada, los gestos y por supuesto, el contacto físico. Si queremos
comenzar a seducir en verdad, es porque tenemos planeado llegar
al contacto físico en algún momento, y para cuando eso ocurra es
mejor que estés preparado y no te tiemblen las manos.
Lo que tenemos que hacer es comenzar a naturalizar
nuestros movimientos y el contacto. No me refiero a grandes
hazañas, pero sí pequeñas acciones que nos permitirán comenzar a
sentirnos más cómodos y familiarizados con la idea. Apoyar una
mano en el hombro al hablar, chocar los cinco al saludar, ofrecer un
abrazo a un amigo cuando lo necesita. Pequeñas palmaditas en el
hombro para hacer que alguien se sienta mejor, cosas simples.
Es importante ir incorporándolas lentamente. Hay muchas
personas excesivamente introvertidas que sienten vergüenza y no
están nada familiarizadas con el contacto personal. Cuando esa
persona siente la necesidad de acercarse a la chica que les gusta,
sus movimientos suelen ser oscos y trabados, ya que pocas veces
había sentido la necesidad de tocar a alguien.
Por el contrario, hay quienes lo han hecho toda su vida.
Gracias a lo que ya saben identificar, los tiempos y las formas de
hacerlo. Incluso llega a pasar que hay personas que pueden
abrazar, besar y hasta dormir con una chica en la misma cama sin
que eso se sienta incómodo, al tiempo que esa misma chica puede
llegar a sentirse muy extraña si es que una persona con menos
tacto ofrece un contacto significativamente menor.
Si hacemos un recuento de las diferentes herramientas que
fuimos normando hasta ahora tenemos:

- Sonreír
- Hacer contacto visual
- Hablar lento, fuerte y claro
- Iniciar todas las conversaciones
- Generar contacto físico

Si comenzamos a incorporar cada una de estas herramientas a


nuestra vida cotidiana y tratamos de ir perfeccionando cada una de
ellas en forma progresiva, veremos cómo, con el pasar del tiempo,
comenzaremos a ser identificados como una persona que inspira
confianza. Eso es más que suficiente para que más de una mujer se
enamore o se fije en nosotros, pero si realmente quieres ser
reconocido como un verdadero seductor y arrasar todo a tu paso,
tendrás que incorporar otros dos rasgos que te harán una persona
irresistible para las mujeres.

Aparentar ser divertido

El segundo rasgo que no puede dejar de faltar en un seductor, es la


siempre útil habilidad de no ser una persona aburrida. Cosa que le
permite a uno ser impredecible y dinámico, cualidades que pueden
sacar de la rutina a una mujer, sorprenderla y dejarla impresionada.
A medida que uno se va adentrando a una rutina de trabajo o
universitaria, lo más probable es que vayan comenzando a aparecer
días grises, con pocas sorpresas, muy rutinarios y monótonos, lo
que para muchas personas puede llegar a ser algo agobiante. En
esos días, un seductor siempre está dispuesto a sacar una carta
diferente al resto, algo fuera de lo normal, que logre cortar con tanta
regularidad, y que permita desestructurar el día y ponerlo en el
centro de la escena.

Antes de entrar a clases, ¿qué tal si vamos a jugar metegol y tomar


unas cervezas?

Incluso, durante esos días tristes donde la gente suele interpretar


que lo mejor es escuchar los problemas y consentir a la otra
persona, ellos saben cómo tomar las riendas de la situación y tapar
las tristezas con una jugada diferente, como cortar la semana con
un miércoles de after office, o tapar los llantos de sus amigas con
una salida espontánea al parque de diversiones o a una carrera de
kartings.
Por supuesto que no todo puede ser salidas, juntadas y
borracheras, sino que esa misma alegría y espontaneidad también
suele dejar sus marcas incluso en las conversaciones cotidianas de
cada día. Por ejemplo, cuando dos personas aburridas se
encuentran a la salida de la universidad, por lo general, solo
hablarán de eso y no habrá mucho margen para continuar la
conversación con ganas o buenas energías.

Persona aburrida: Ey, ¿qué te pareció la clase de hoy?


Candela: Hola, fue muy pesada y creo que no voy a llegar a dar el
final.
Persona aburrida: Uh, yo tampoco entendí mucho, es una materia
difícil.
Candela: Totalmente.

Caso contrario, cuando uno se anima a salir de la rutina y en vez de


enfocarse en mantener una conversación típica, prefiere arriesgarse
a tirarla por la borda, para dejar su marca personal las cosas suelen
darse mucho más fluidas.

Persona divertida: Ey, ¿qué te pareció la clase de hoy?


Candela: Hola, fue muy pesada y creo que no voy a llegar a dar el
final.
Persona divertida: Si, yo también estaba pensando en no dar el
final, dejar la materia y empezar a especializarme en hacer
malabares en las esquinas. Por su parte, creo que podrías pasar la
gorra, quizá tengas talento en eso.
Candela: Totalmente, de esa forma podríamos viajar por el mundo,
¿yo también tendría que aprender a hacer malabares?
Persona divertida: Eso o aprender a usar un monociclo, son como
bicicletas, pero con una rueda...
Como podrán ver en el ejemplo, la persona divertida suele tener
mejor noción sobre cómo esquivar los callejones sin salida, los
silencios incómodos y principalmente escapar de las cosas
aburridas que puede tener la vida cotidiana, para que el tiempo a su
lado sea un momento de esparcimiento, único y diferente.
Quien aprende a ser divertido con sus amigos y amigas, por
lo general tiene la habilidad de guiar las conversaciones de un lado
hacia el otro con mayor facilidad. Lo que resulta una pieza clave en
los juegos de seducción, y que, sumado a una confianza afilada,
pueden superar la barrera de lo divertido y pasarse hacia lo atrevido,
otra cualidad que resulta aún más interesante.

Candela: Mi bebida está caliente...


Persona divertida: Eso que todavía no me le he insinuado...

Para poder ser atrevidos y bromear con chistes más finos, dobles
sentidos y tocar temas sensibles, es necesario tener los dos
primeros rasgos bastante pulidos. Los chicos que se animan a tener
este trato tan cercano y despreocupado con las mujeres y en
especial con las más bellas, no son muchos y en general son
invitados a todas las fiestas, reuniones, encuentros y hasta les
cuentan los chismes más exclusivos.
Formar parte de ese selecto grupo no es poca cosa, y si se
logra entrar se comienzan a abrir una infinidad de puertas que
muchos otros chicos solo miran desde afuera deseando formar
parte. Por ejemplo, puedes comenzar a sembrar la idea de que
alguien te gusta cambiando la línea de tus bromas, pasando a incluir
a la chica que te gusta en un juego de rol donde son pareja.

Persona divertida: ¿Qué dices si vamos a comer pizza?


Candela: No, pizza no, debe ser de las pocas comidas que no
tolero.
Persona divertida: ¿Cómo que no te gusta la pizza? En ese caso,
¿qué vamos a servir en nuestra boda?
En estos casos, las mujeres suelen ser mejores que nosotros y
entienden rápidamente las reglas del juego, por lo que no van a
tener problemas para continuar la improvisación. Después de todo,
mientras que la mayoría de los chicos jugaban con autitos de
pequeños, las mujeres ya aprendieron juegos de rol con sus
muñecas. Eso es algo que se les da natural y disfrutan hacer.
Lo mejor, es que el hecho de que bromees puede significar
tanto que le gustas, como que eres una persona atrevida y suelta.
Probablemente por más de que lo intuya no termine de saberlo. La
duda sobre si le gustas o no, va a rondar en su mente haciendo que
piense activamente en la posibilidad.
En la misma línea se puede jugar a malinterpretar las cosas
que nos dicen, simulando rechazar un supuesto cumplido.

Persona divertida: Esa es mi mascota, es un pececito que se llama


Max Weber.
Candela: Ay, qué hermoso.
Persona divertida: Gracias, y eso que apenas me arreglé, pero es
cierto que tengo mi encanto.

El sentido del humor es una herramienta de gran importancia que


puede hacerte destacar. Te permite tocar temas sensibles e incluso
tirar indirectas. Ser divertido no es un rasgo que vaya a ser un arma
de seducción en sí misma. Si es considerado un rasgo de
importancia, pero si solo nos quedamos en eso puede que incluso
comencemos a pisar en los terrenos de la “friendzone”.
Por supuesto que no hay nada de malo en tener un gran
número de amigas, incluso desde esa posición privilegiada uno a
menudo se encuentra con la posibilidad de tocar temas más
sensibles y delicados, ganar la confianza y estar presentes cuando
se abran algunas oportunidades. Incluso el mismo humor puede
abrirte las puertas para intentar re direccionar la relación.
Pero si pese a los esfuerzos terminas haciéndote amigo de
las chicas, sigue siendo algo muy positivo. Después de todo, eso te
abre las puertas a que puedas preguntar por sus amigas, lo que al
mismo tiempo irá generando celos e interés en ti. Además, cuando
tengas la confianza necesaria, siempre podrás cambiar a estrategias
más directas y atrevidas, como insinuarle que le gustas:

Si me sigues mirando así voy a creer que te gusto y no me vas a


dejar más remedio que invitarte a salir.

Lo importante es que sin importar si se trata de chistes sutiles,


leves, insinuaciones o cualquier tipo de estrategia, nunca tienes que
arruinar los remates con frases como: “jajaja, era un chiste”, así lo
arruinarás todo. Las personas que no están familiarizadas con el
sentido del humor, suelen sentir la necesidad de explicar que el
chiste que hicieron fue solo un chiste y que no debe tomarse en
serio.
Por ese motivo es que suelen expiar las culpas rematando
frases con onomatopeyas como: “Aaaaah”, riendo exageradamente,
e incluso diciendo: “Es un chiste”. Pero si es que necesitas expiar
las culpas y dejar en claro que se trató de una broma, es porque
todavía no sientes confianza y vas a tener que trabajar más en eso
antes de seguir avanzando con tu sentido del humor.

Tips para pulir tu rasgo divertido

Por supuesto que no iba a dar por concluido el apartado de riesgos


divertidos sin algunos tips para que puedas evitar errores comunes y
comenzar a poner en práctica tu lado más espontáneo y divertido
que le sacará más de una sonrisa a las mujeres que tengan la
suerte de cruzarse en tu camino.

Esquiva los temas aburridos

El primero es que trates a toda costa de evitar los temas serios.


Todo el mundo sabe lo aburrido que es su trabajo, lo mucho que
tiene que estudiar y las cosas rutinarias que todos queremos olvidar.
Por eso, es que tenemos que ser unos verdaderos ninjas a la hora
de esquivar este tipo de conversaciones grises e insípidas.
No te enfoques sólo en lo que dices, sino en cómo lo dices

Una misma historia contada por una persona divertida y por alguien
que no lo es, suele obtener respuestas muy diferentes en función de
cómo se lo dice. Un sujeto carismático y divertido tiene el potencial
de ornamentar cualquier anécdota y hacerla oír como si se tratara
de toda una odisea, captando la atención de los oyentes.
Por su parte, una persona con menos confianza y menos
práctica tiene todo el potencial para generar un momento incómodo.
Por eso, no se tiene que tener miedo de expresar emociones ni de
gestualizar. Es más, puedes aprovechar los cambios de ritmo y
hacer lo posible por sonar como realmente quieres sonar.
Incluso si quieres practicar frente al espejo, es un recurso
más que válido que puede llegar a servirte para conseguirlo.

Se dinámico

Tener capacidad de síntesis, en muchas ocasiones puede ayudar a


conseguir que las personas escuchen cada palabra que tenemos
para decir. Hay veces que ocurre que la gente se extiende por
largos minutos contando historias que parecieran no llevar a
ninguna parte.
Si vemos que las miradas comienzan a dispersarse cuando
hablamos, significa que estamos aburriendo. Evita esos momentos
incómodos y trata de ir al punto en tus narraciones.

Agrega detalles absurdos y expresiones en tus anécdotas

No tengas miedo a la hora de exagerar tus experiencias y vivencias.


Muchas veces lo que hace especial a una historia no es la historia
en sí, sino un enfoque diferente que puedas llegar a ofrecer. Por
ejemplo, que hayas hecho una mala apuesta en el hipódromo puede
ser algo soso y aburrido. Pero si le agregas unos pocos detalles,
dramatizas lo ocurrido y agregas las expresiones correctas, puedes
convertir tu triste anécdota en una verdadera historia divertida:

Me acerco a la butaca del hipódromo y mi hermano me mira como


reclamando que me había dado dinero para cerveza y llegué con las
manos vacías. Entonces le digo: “Quédate tranquilo que con esta
apuesta tenemos garantizado los tragos de esta noche”, pero
cuando vemos los caballos, todos eran flacos, largos y musculosos,
pero el nuestro lucía bastante retacón, nunca antes había visto un
poni más lento. Los otros salieron todos hechos una flecha, y mi
caballo salió tosiendo de tanto tragar el polvo. Lo bueno es que
tampoco teníamos tanta sed ese día.

De esa manera, las anécdotas más sosas y aburridas, podrán ser


una fuente inagotable de diversión para compartir. Pero recuerda
que para que eso funcione siempre es importante poder mantener
una actitud de confianza y seguridad. En la mayoría de las
ocasiones, contar con un buen sentido del humor hará que muchas
mujeres quieran pasar largas horas en tu compañía.
Obtén GRATIS en tu correo el
complemento El libro del Kamasutra: el
arte de amar, manual clásico de artes
amatorias de autor anónimo.
Lo único que tienes que hacer es escribirnos al
siguiente correo pidiéndonos el complemento:
cybersapiensmail@gmail.com

¡Es todo! En menos de dos días recibirás en tu


correo El libro del Kamasutra: el arte de amar,
TOTALMENTE GRATIS.
Ser Interesante

Ya hablamos sobre la importancia de ser confiados y ser divertidos,


dos rasgos que pueden ser interpretados como el cebo que nos
permite atraer la atención de nuestras presas y hacer que se fijen en
nosotros. Lo que viene a continuación es el anzuelo, una
herramienta necesaria para lograr capitalizar el interés cosechado
con los dos primeros rasgos, que permite hacer que su mirada deje
de ser la de una amiga y hacerlas pensar seriamente en la
necesidad de materializar una relación.
En este punto hay que ser muy meticulosos, este rasgo es el
que más ausente suele estar en quienes no logran escapar de la
famosa y temida friend zone. Es decir, personas que son divertidas,
agradables, carismáticas y en ocasiones el centro de la atención,
pero que no consiguen llevarse el premio mayor al final de la noche.
Es por eso, que llegado el momento tendremos que dejar
aplazar nuestro lado divertido a un segundo plano y tomarnos unos
minutos para profundizar en temas serios que son aquellos únicos
temas que nos permiten entretejer lazos de verdadera conexión con
la otra persona. Conexión que suele traducirse a ser vistos como
una potencial pareja y, en consecuencia, probables compañeros
sexuales.

¿Cómo se crea el interés?

Antes de ahondar en la lógica de una mujer, vamos a focalizarnos


en cómo funciona la atracción para los hombres, de forma que
podamos entender las diferencias y aprovechemos las mismas para
nuestro beneficio personal. Biológicamente, los hombres están
diseñados para mantener a la especie y reproducirse, es por eso
que a la hora de entrar en contacto con las mujeres sus estructuras
mentales los llevan a ser mucho más superficiales y directos.
Por ejemplo, entre las primeras cosas que contempla el
hombre en un eventual encuentro destaca el rostro de la mujer, su
cuerpo, su manera de vestir y su edad; siendo estas, todas
características que de una u otra forma se asocian a la capacidad
reproductiva de la mujer.
La edad, porque se priorizan las mujeres en edad
reproductiva óptima, los rasgos femeninos del rostro, porque al igual
que los pechos prominentes están asociados con una mayor
producción de estrógeno (hormona sexual femenina) y las caderas
anchas porque facilitan el trabajo de parto. Mientras que la ropa,
simplemente nos parece más atractiva aquella que puede resaltar
estos rasgos tan solicitados por el inconsciente masculino.
De esta forma, pese a no estar interesados en reproducirnos,
nuestro instinto animal toma partido y nos lleva a elegir por la mujer
con la que hay mayor certeza de garantizar un hijo. En
consecuencia, el interés de un hombre podría reducirse de la
siguiente forma:

Atractivo físico = interesante o no interesante.

De igual manera, en el caso de un hombre tampoco resulta tan


necesario este punto, porque pese a que la mujer no se considere
interesante de igual forma, es muy probable que quiera tener sexo
con ella por simple instinto.

Más sexo = más probabilidades de engendrar

El interés en una mujer

Por su parte, en el caso de las mujeres esto es muy diferente. En su


caso, reproducir no es un aspecto que debe ser tomado a la ligera.
Eso las arrastra necesariamente a un estado de vulnerabilidad en
las que dejan de ser completamente autosuficientes, en las que
requieren de un soporte que las respalde y ofrezca el sustento
adicional que necesitan.
En este aspecto entran dos puntos muy importantes en juego:
el de la autosuficiencia (que estaremos abordando en capítulos
posteriores) y el de crear lazos emocionales duraderos; priorizando
las conexiones de mayor profundidad por sobre las más
superficiales, que son las que naturalmente garantizan que su
pareja esté presente en los momentos más difíciles, cuando ella
más lo necesite.
Trabajar con esos lazos emocionales, es una garantía que
ellas tienen de que al acostarse contigo, sabrán que estarás a su
lado a la mañana siguiente. Por lo que, cuando una mujer se
acerque a ti, sentirá que no la estás usando como algo descartable y
que tus intenciones con ella no son solamente satisfacer una pulsión
sexual (si es solo eso lo que deseas no te juzgo, pero para hacerlo
puede serte útil ocultar tus cartas).
Es por eso que, si somos personas “interesantes” desde el
punto de vista femenino, empatizar con ella, hablar sobre las cosas
que se tienen en común, tus sueños, proyectos y pasiones, puede
sumar muchos puntos adicionales para que Candela, o cómo se
llame, pueda considerarse una opción rentable para sus intereses.
De alguna manera, plantear intereses en común y
compatibilizar, son las herramientas que forjarán los lazos
emocionales que a ella le garantizarán estabilidad y confianza de
que están siendo tomadas en serio. Por otra parte, cuando se habla
de tu carrera, trabajo y proyectos, lo que estás haciendo es marcar
una hoja de ruta por la que planeas navegar. Si a ellas les atrae el
destino o el viaje, se encontrarán ante un panorama prometedor y
no querrán perderse ese barco.

Cuándo ser interesantes: los tiempos de la seducción

Hay que tener mucho cuidado en el manejo de los tiempos. Como


se mencionó, este paso que estaremos dando es considerado un
anzuelo y a nadie le gustan los anzuelos. Si olvidamos adornar
nuestro anzuelo con el cebo adecuado, correremos el riesgo de ser
vistos como personas arrogantes o aburridas.
Solo imagina por un momento a una mujer sentada en la
barra de un bar, que de repente se encuentra con un extraño y
comienza a hablar sobre sus aspiraciones, metas, proyectos o
sueños. Eso resultaría insufriblemente aburrido y pensaría algo
como:

“¿Qué se cree este tipo?, trabaja en un banco ¿y qué? ¿Acaso eso


debería sorprenderme?”

Si lo analizamos, no existe razón alguna para que esté hablando de


esos temas, en ningún momento se abrió esa puerta. Lo que resulta
muy invasivo y hará que quiera abandonar la escena rápidamente.
Además, de hacer eso no quedan dudas de que quiere
impresionarla y está tratando de seducirla, y como se mencionó,
mostrar rápidamente las cartas no es una buena estrategia ya que
nos hace ver como que estamos desesperados.
Por el contrario, si el sujeto la hace reír en la barra con
alguna humorada o picardía y mantienen por algún tiempo una
conversación superficial y distendida, hará que el interés de la mujer
crezca significativamente.
Una vez que hayamos explotado al máximo lo aprendido en
las primeras lecciones; que hayamos reflejado una imagen relajada,
divertida, segura y confiada de nosotros mismos será el momento
de deslizar el anzuelo.

Resumen paso a paso

Llegando al final de esta segunda parte que consiste en “Los rasgos


de un seductor”, vamos a proceder a organizar cómo sería paso a
paso un acercamiento óptimo cuando se busca seducir a las
mujeres. Hay que buscar mostrar una imagen que inspire confianza
y seguridad en nosotros mismos. Si nos mira, sostener la mirada y
sonreír. Si les hablamos, que sea con firmeza.
Volviendo al ejemplo del póker, una mujer que ve a un
hombre confiado deduce que se trata de alguien que, sin dudas,
tiene una mano ganadora. Al romper el hielo, nuestra mejor
herramienta para hacerlo es el humor y la diversión. En este punto
el objetivo es hacerla pasar un buen momento, que la pase bien y
ría con nosotros. Es importante mostrarse alegres, sonreír y de a
momentos mostrar algo de atrevimiento, pero sin olvidar mantener el
temple de un seductor.
Ayuda: Nunca hay que dejar de prestar atención a los gestos,
miradas y señales que se ponen a disposición. En esas sutiles
señales podremos distinguir si es que ellas dan luz verde o no para
avanzar hacia terrenos nuevos, y que tan cómodas se sienten a
nuestro trato.
Una vez que se consigue su interés y en el caso de que
podamos identificar que su mirada está la mayor parte del tiempo
puesta en nosotros, es el momento de cambiar nuestras cartas y
comenzar a trabajar en conquistar su interés para capitalizar
nuestros esfuerzos. Si llegado el momento no somos capaces de
generar interés, podemos ver como con el pasar de la noche la
euforia se va evaporando y finalmente se termina aburriendo y, en
consecuencia, abandonando el juego. Por el contrario, si no
generamos interés, pero seguimos disfrutando de la compañía,
lentamente se ingresará al campo de los buenos amigos.
Guía para generar interés en las mujeres

En este punto es cuando los caminos más se bifurcan y las


estrategias de cada persona pueden ir variando en función a cada
mujer con la que se encuentren y en las cartas de cada uno. Pero
en líneas generales, el juego consiste en mostrar y esconder cartas,
creando una expectativa a su alrededor que permita ornamentar
cada una de ellas.

Tengamos en cuenta que con cartas me puedo estar refiriendo a:

- Tu situación laboral
- Tu nivel de estudios
- Experiencias
- Reputación
- Los proyectos que tengas en mente o estés llevando adelante
- Tus sueños y objetivos
- Sentimientos

Lo importante de este punto es comprender que no todas las cartas


son compatibles con cada mujer, no todas las cartas tienen la misma
fortaleza en cada hombre y nuestro éxito depende de cómo las
administremos. Teniendo en cuenta que se trata de un juego de
estrategia y administración, lo más centrado suele ser evitar dar el
primer paso y dejar que ella nos ofrezca las primeras pistas sobre
qué quiere escuchar.
Por ejemplo, después de haber entrado en confianza se le
puede preguntar sobre sus intereses, su ocupación, sus sueños, o
cualquier pregunta que la obligue a hablar sobre ella. Cuando las
mujeres comienzan a responder, suelen contar una parte y dar
indicios sobre muchos otros aspectos de sus vidas. Ser superficiales
y responder sobre lo que ellas hablan es aceptable y decente, pero
si se busca ser un seductor hay que saber leer entre líneas y
profundizar en los sentimientos que dejan entre leer.
Si le preguntaste que la apasiona y te hablo sobre su trabajo,
no quedan dudas de que este es un tópico que le resulta de gran
interés. Esta información es oro puro y nos permitirá gestionar una
mejor administración de nuestras cartas, lo que nos ayudará a
acrecentar el interés de una mujer hacia nosotros.
Gracias a esta información, estaremos en condiciones de
optar por una u otra carta, y entre diferentes estrategias - que
desarrollaremos a continuación - para que a la hora de forjar lazos
de interés podamos optar por aquellos en los que más favorecidos
nos vemos.

Ocultar nuestras cartas

Ocultar tus cartas, es lo más importante del juego. Poder entender


que la información es poder y que no quieres ceder ese poder a
nadie, te ayudará a comprender que no querrás ir por la vida
respondiendo a todo lo que te preguntan. Si con preguntas se llegó
a la conclusión de que la mujer adora su trabajo y le excita escalar
laboralmente y nosotros vendemos seguros en un call center
durante quince horas diarias por un salario mínimo, nos vemos en la
necesidad de omitir esa información.
En dicho caso, puedes aprovechar la oportunidad para
sembrar misterio o tomarlo con humor para escapar sutilmente:

Candela: ¿Y tú a qué te dedicas?


Seductor: Más de lo mismo, pasar largas horas en la oficina y velar
por los intereses financieros de mis jefes persiguiendo mi propio
bienestar.
Candela: Suenas a una persona importante...
Seductor: En verdad me gustaría contarte, pero de hacerlo tendría
que matarte.

Técnicamente no mentiste de ninguna forma, dejaste en claro que


eres quien tiene las riendas de la situación y te mostraste seguro y
divertido.
Usar sus propias cartas a tu favor

Siguiendo el ejemplo, puede ocurrir que más adelante te comente


sus deseos de encontrar a alguna persona comprensible para
formar una familia, que pese a ser “cursi” es una idea que a ella
siempre le ha gustado. Si emplea la palabra “cursi” o alguna otra en
la misma línea, implica que no se siente segura de sí misma en este
aspecto. Probablemente hasta le sembraron muchas inseguridades
en función a este deseo. Pero si igual lo menciona, es porque es
muy importante para ella.
En consecuencia, en vez de usar una carta propia podemos
jugar con la suya y mostrar un vivo interés sobre el tema y
comprensión desde lo más profundo:

¿Cómo que cursi? Creo que se trata de uno de los sueños más
genuinos que escuché. Hoy está lleno de gente que no sabe lo que
busca, ni lo que desea y persiguen viajes y ostentaciones solo
porque es lo que la sociedad espera de ellos.
Caso contrario, tú si sabes lo que estás buscando, y eso es muy
lindo y valorable.

Nota: En este punto un contacto leve, como mano en el hombro de


manera muy natural puede ser de gran ayuda, ya que inspirara
confianza y comprensión. Si se abre y revela sus deseos más
íntimos contigo y tú te muestras compatible y sincero con ellos, dará
a entender que son muy similares y buscan lo mismo. Lo que te
permitirá verte como la persona indicada para ella.
No obstante, esto no podemos repetirlo en cada oportunidad
que se presente, ya que provocará desconfianza en nosotros. Lo
mejor es guardar este recurso para los temas en verdad importantes
y profundos.

Ornamenta tus cartas


Un error común con el que tropieza mucha gente, es pensar que
una carta es solo eso y ante una pregunta su obligación es
responder como si se tratara de poca cosa. Estamos hablando de
los frutos de una vida de experiencia, mucho trabajo y sacrificios, sin
embargo, cuando preguntan al respecto lo responden como quien
está dando la hora.

Candela: Entonces estudiaste en la Universidad de México, mira


qué lindo ¿Y qué carrera hiciste?
Anti seductor: Soy comunicador social ¿Y tú?
Candela: Ah, yo soy arquitecta, estudié en la Universidad Nacional
de Córdoba, en Argentina.

Una carrera que implica como mínimo cinco años de estudio, la


estarían resumiendo a tres palabras vacías, que si justo estornudó o
pasó una motocicleta pasó inadvertida y se perdió la respuesta y un
atractivo muy importante. Incluso de haberlo escuchado
perfectamente pareciera que no tuvo ningún valor o significado para
ti y eso hará que no tengan ningún valor ni significado para ella.
Caso contrario, si accedemos a revelar esa información,
tenemos que hacerlo con un énfasis tan marcado, que no le queden
dudas a nadie de que se trata de un hito muy importante que supiste
conquistar.

Candela: Entonces estudiaste en la universidad de México, mira qué


lindo ¿Y qué carrera hiciste?
Seductor: Si, estudié en la Facultad de Ciencias Sociales, y me
licencié como Comunicador Social. En verdad una experiencia que
soñé desde muy chico y que siento que a la fecha me sigue
abriendo puertas muy importantes. No solo por los contenidos de la
carrera, sino también por las experiencias que te obligan a atravesar
y la gente misma que te lleva a ir conociendo, como escritores de
reconocimiento, políticos y sociólogos de renombre.
Candela: ¿En serio conoces escritores?
Seductor: Claro, incluso me pasó que me anoté como ayudante para
un seminario sobre redacción de autobiografías en el que el propio
Paulo Coelho era el poniente principal. Después de eso fuimos a
tomar unos tragos, nos llevamos bastante bien pese a que yo no
hablo portugués.

De esta forma, esta mujer con quien estás hablando, compartirá tu


energía y pasión por lo que haces e hiciste, sentirá que se
encuentra ante un hito de gran importancia y lograrás hacerle sentir
cosas bellas en su interior, además de que te considerará una
persona súper interesante.

Los sentimientos son los ornamentos más


especiales

Otra forma de dilatar los tiempos y embellecer nuestras cartas es


incorporando relatos en primera persona, donde los sentimientos se
hacen protagonistas y dan lugar a relatos profundos en los que la
gente suele compenetrarse. Esta clase de conversaciones son las
que dejarán las marcas más profundas y significativas. Se pueden
utilizar perfectamente para acentuar rasgos que consideras
propicios.
Por ejemplo, en el caso de que queramos mostrarnos
pasionales y comprometidos con el trabajo, en vez de utilizar
palabras, podemos relatar una experiencia donde los sentimientos
se expresen pero que no estén explícitos. De esta manera es la
persona con la que se habla la encargada de deducir en el mensaje
la idea de que somos apasionados y comprometidos:

Cuando escribí mi primer libro, me esforcé tanto porque estará todo


perfecto, que pasaba largas horas corrigiendo y revisando las
palabras que había elegido.
Al principio pensé que era algo común, pero con el tiempo se
empezó a transformar en un problema. Nunca estaba lo
suficientemente bien, sentía que era mucho para mí, y eso no me
permitía avanzar en la historia.
Fueron semanas muy frustrantes para mí, donde pensaba
que la belleza de una redacción se encontraba en la perfección del
producto, y eso me hacía ser cada vez más exigente conmigo
mismo. Finalmente comprendí, que si me habían asignado ese
trabajo es porque realmente lo merecía, y no tenía que buscar la
perfección sino escribir las palabras que a mí me gustaría leer en un
libro.
Al encarar la redacción de esta forma, nuevamente volví a
sentirme como un pez en el agua. Sentía que las palabras salían y
se acomodan por su cuenta, como si tuviera esencia propia y yo
solo era un simple espectador en esa historia.
El día en que entregue mi primer título estaba tan nervioso
con lo que fueran a decirme, que apenas podía contenerme, las
manos me sudaban, y sentía que el corazón se escaparía de mi
pecho. Fueron los minutos más largos de mi vida.
Finalmente, el editor me llamó y se mostró fascinado. Fue ahí
cuando descubrí que siempre había sido mi crítico más duro y que
solo era cuestión de superar mis miedos para adentrarme en esta
profesión que a la fecha me sigue haciendo sentir tan feliz,
permitiendo que descubra sentimientos nuevos a cada día.

Una historia de este tipo puede ser la que finalmente decante la


relación a tu favor, y le reviva a tu interlocutora emociones positivas
y que sin dudas la harán sentirse realmente atraída hacia ti. Pero
para eso, resulta indispensable saber leer el momento y en especial
los gestos de la otra persona. Si la historia avanza y está
cumpliendo con su objetivo, lo más probable es que los ojos de la
mujer nunca se despeguen de los tuyos. Mientras que, en tu lugar
de orador, si acompañas con un tono de voz adecuado y mirada
distante te permitirá mostrarte conmovido y agregar mayor
verosimilitud en la historia.
Lo mismo tienes que tener en cuenta a la hora de ser oyente
de sus experiencias y anécdotas. Escucha con atención, intenta
participar y acompañar con pequeñas preguntas y acotaciones solo
para dejar en claro que la estás siguiendo. Eso le dará mucha más
confianza y buscará adentrarse más y más en la historia. Si estás
suficientemente atento ella desnudará sus emociones y eso es muy
poco común, si logras que se desnude ante ti, ella estará
experimentando una satisfacción que es muy poco común. No
tengas miedo de estancarte en una misma historia, después de
todo, la calidad de las conversaciones es mucho más importantes
que los temas que se hablan.
De seguro cuando llegue a su hogar pensará algo como:

Hoy conocí a un hombre muy agradable. Era muy intrépido, divertido


y en verdad sensible. Siento que hice una conexión con él, sentí que
realmente me escuchaba y se interesaba en mí.

Algunas herramientas adicionales

Llegando a esta instancia, cada lector que siguió los anteriores


puntos, y que fue capaz de comprenderlos, incorporarlos y aplicarlos
a su vida cotidiana debería ser capaz de seducir satisfactoriamente
a un porcentaje relativamente alto de las mujeres que se crucen en
su camino. Porcentaje que al mismo tiempo está en condiciones de
seguir expandiéndose en medida de que se vaya perfeccionando y
naturalizando los comportamientos y acrecentando la confianza en
sí mismo. No obstante, eso no significa que haya que detenernos ya
que en el campo de la seducción existen muchas otras variables
que pueden ser de gran utilidad.
Hablamos de herramientas que el lector podrá sumar a los
conocimientos hasta ahora adquiridos y que podrán ser decisivas a
la hora de inclinar la balanza entre un: “Fue un gusto haberte
conocido”, y un “¿qué te parece si vamos a un lugar más cómodo?”.
Sin más introducción, empezamos:

El lenguaje corporal
El lenguaje corporal es un código altamente encriptado que es
capaz de expresar todo lo que acontece en nuestro cuerpo y, por
consiguiente, en nuestra mente. Si bien antes de evolucionar en una
civilización capaz de comunicarnos por medio de un lenguaje
completamente convencional, se trataba de una habilidad de uso
generalizado, lo cierto es que hoy son muy pocas las personas que
logran interpretarlas correctamente. Sin embargo, eso no implica
que el lenguaje haya muerto ni mucho menos. Ya que los cuerpos
humanos siguen exteriorizando lo que sentimos y pensamos como
lo hicieron siempre.
Incluso, según lo postulado por los expertos, el 55 por ciento
de lo que transmitimos proviene del lenguaje corporal, mientras que
un 38 por ciento es propio del tono de la voz, y tan solo el 7 por
ciento del total de lo postulado corresponde a las palabras mismas
que salen de nuestras mentes racionales. Esto implica que por más
de que muchos de estos mensajes no son interpretados de forma
consciente, si tienen gran importancia y repercusión en nuestras
prácticas comunicativas de cada día.
Así que, si quieres convertirte en todo un seductor, resulta
necesario lograr desprenderse de ese 7 por ciento con el que tan
cómodos nos sentimos y empezar a usar movimientos, posturas,
miradas y gestos a nuestro favor. Con el fin de tener el conocimiento
necesario que nos permita mandar un mensaje altamente eficiente
cuyos efectos puedan ser regulados en función a nuestras
necesidades.
Si logramos recuperar algunos conceptos claves de este
sistema de comunicación, contaremos con un arma de doble filo,
que nos permitirá optimizar nuestras habilidades de seducción aún
más.

El doble filo de la comunicación corporal

El conocimiento sobre la comunicación corporal es considerado un


arma de doble filo: poder interpretar estos mensajes nos permite,
por un lado, bombardear el inconsciente femenino con una
específica selección de ellos permitiéndonos avanzar hacia lo más
profundo de su mente de forma quirúrgica. Por otra parte, esto tiene
un segundo beneficio, que es el de poder decodificar lo que pasa
por la mente de la mujer a la que intentamos seducir. Básicamente
nos permite interpretar el lenguaje de su cuerpo para que éste nos
ofrezca información precisa sobre lo que está pensando o sintiendo.
Gracias a eso, cuando detectamos el significado de los
signos del lenguaje corporal, a través de los movimientos de una
mujer, podemos acceder a información básica respecto al
encuentro. Por ejemplo, nos dará a entender que se está
aburriendo, que tiene ganas de irse, que está enojada, y lo mejor de
todo es que tendremos una rápida oportunidad de replantearnos la
estrategia. Mientras que si, por el contrario, su cuerpo y rostro nos
indican que está completamente compenetrada con nosotros,
podremos utilizar esta información para optar por dilatar los tiempos
y hacer que ese momento dure el mayor tiempo posible.
Lo mejor de todo, es que como el lenguaje universal es de
uso universal, podremos utilizar esta información con hombres y
mujeres de todo el mundo y en diferentes ámbitos de la vida
cotidiana. Es decir, que podrás utilizar las mismas estrategias para
impresionar a tus jefes, colegas y amigos. Además de a las
personas que quieras llevar a tu cama, o al altar.
Otra ventaja de todo esto es que, si bien podemos utilizarlo
tanto para emitir como para recibir mensajes, no tendremos que
incorporar un doble contenido. Como los mensajes corporales son
exactamente los mismos, el mismo glosario de códigos y
significados que desarrollaremos a continuación podrá servirte para
ambas funciones.

¿Qué dice tu mirada?

Tal como hablábamos hace un rato, los ojos son una de las partes
del cuerpo más expresivas y con mayor potencial comunicativo. Al
mismo tiempo también son una de las partes del cuerpo que se
tornan más evidentes a la hora de enviar un mensaje. Es por eso,
que interpretar las miradas, es una de las prácticas más importantes
si se busca potenciar las habilidades de seducción, y al mismo
tiempo una de las más fáciles de incorporar.

Mirada fija:

El punto al que se dirigen los ojos, suele ser un punto que logra
conquistar el Interés de una persona. Si una persona mira fijo a los
ojos de otro significa que está muy interesado en lo que cuenta, si
por el contrario la mirada se escapa hacia algún otro detalle es
porque hay algo más que le está llamando la atención.
Por ejemplo, si una persona no está interesada en la charla y
por el contrario solo está pensando en sexo, lo más probable es que
en momentos baje su mirada al cuerpo de la otra persona. Cuando
estar interesado en algo no es lo correcto, notaras como la vista se
corre violentamente, como escapando de la posibilidad de ser
descubierto.
De más está decir, que intentes cuidar estos detalles para no
incomodar ni espantar a la mujer que está frente a ti. Que si te habla
quiere que la mires con atención a los ojos, no a sus pechos. Si te
miran a los ojos, están interesados en ti, si miran tu cuerpo el interés
es más sexual. Si la mirada comienza a recorrer los lados no está
mostrando interés alguno, si la mirada queda fija en un punto lejano
del horizonte, es porque está imaginando con fuerza algo que en
verdad le apasiona, pero que puede no tratarse del tema en
cuestión y también puede quedar muy mal.
Por eso, intenta mirar a los ojos, hacer pausas cortas hacia
otros puntos no específicos y volver a los ojos de ella para
demostrar interés y escucha activa.

Mirada baja:

Como conté más arriba, la mirada baja, es uno de los instintos


naturales que sigue latente en los humanos como especie animal.
Cuando nos encontramos ante alguien que consideramos más
imponente o que puede hacernos daño, es muy típico bajar la
mirada, esquivando el desafío o contacto directo.
Una persona que mira hacia abajo constantemente es muy
insegura, y quizá necesita un estímulo anímico.

Si habla y no te mira:

Cuando una persona te está hablando directamente, pero evita


hacer contacto visual, puede significar que te está mintiendo. De esa
forma, quien miente tiene la posibilidad de no sentir culpa y ocultar
sus gestos y mirada.

Tamaño de las pupilas:

El tamaño de las pupilas también puede hablarnos sobre el estado


de ánimo de la persona, pero tenemos que tener cuidado con
confundirlo con el cambio de tamaño que se produce regularmente
ante los cambios en la iluminación del lugar. Si la iluminación se
mantiene estable, la dilatación de las mismas suele producirse
cuando la persona siente emoción y entusiasmo, mientras que la
contracción de las mismas está vinculada a un sentimiento de
desagrado.

La posición del cuerpo en el lenguaje corporal

Postura al caminar

La forma en la que caminamos también dice mucho sobre la


confianza de una persona. Mientras que las personas más tímidas
suelen ocultarse en su centro agachando la cabeza y poniendo las
manos en sus bolsillos, las personas de mayor confianza suelen
estirarse plenamente y sacar levemente su pecho tirando los
hombres hacia atrás. Es importante que al caminar dejemos en claro
que somos unos ganadores y podamos imitar esta segunda
posición.
También hay que tener cuidado con no excederse, si se saca
el pecho en exceso se llega a una posición que resulta poco natural.
Los movimientos poco naturales lejos de causar confianza generan
extrañeza e incertidumbre.

Inclinación del cuerpo:

Cuando estamos sentados con alguien, el eje de su cuerpo también


podrá actuar como brújula que nos permitirá recabar mayor
información sobre si se encuentra cómoda o no con la presencia de
la otra persona.
Si el eje del cuerpo se inclina levemente hacia tu lado, implica
que está muy a gusto y está buscando un mayor acercamiento y
proximidad. Por otra parte, si su cuerpo comienza a retroceder
levemente, es porque está buscando alejarse, se siente agobiada y
quiere distanciarse de tu lado.
Por el contrario, si Candela, o quien fuese, no está sentada a
tu lado, sino enfrente de ti, puedes medir este intento de
acercamiento o búsqueda de roces con sus manos, sus piernas y la
posición de su cuerpo en donde se encuentre sentada.

La dirección del cuerpo

La forma en la que se direcciona el torso en relación al interlocutor


dice mucho sobre la actitud que se tiene frente a este. Si el cuerpo
está cruzado y adelanta uno de los hombros mucho más que el otro,
se trata de una posición muy agresiva ya que lo que busca es
reducir la zona de contacto, siendo esta una posición de combate
específicamente en otros ámbitos.
Trata de evitar esta clase de posturas si quieres dar una
imagen de sujeto amigable. Y si ves que la otra persona está en
esta posición, intenta orientar la charla por otro lado, con una pizca
de sentido del humor o chascarrillo. Por el contrario, si en vez de
sentarse de frente a una persona se opta por colocarse a su lado,
esto intenta demostrar una situación de extrema confianza, donde
se sitúa como un compañero para enfrentar problemáticas
exteriores.
Esta clase de comunicación es muchas veces empleada por
los docentes para tomar examen, por los tribunales de justicia o por
los representantes de una empresa. Demuestra unidad y confianza.

Los brazos en el lenguaje corporal

Otra parte del cuerpo que se distingue por ser de gran importancia a
la hora de asistirnos para enviar o recibir un mensaje son los brazos
y las manos. Un claro ejemplo de esto son los raperos, que como
tienen la necesidad de comunicar tantas palabras de forma tan
rápida, se asisten con las manos para que ellas contribuyan a que el
mensaje se entienda con mayor facilidad.
Lo cierto es que no todos saben usar correctamente sus
manos, y como consecuencia dejan que las mismas expresen
inseguridades, o se muestren incoherentes con lo que se está
intentando comunicar. Es por eso que resulta de gran importancia
aprender por lo menos algunos conceptos básicos. Las formas en
las que podemos valernos de nuestras extremidades superiores
para entregar un mensaje coherente con nuestras intenciones,
pueden cambiarnos la vida.

Brazos cruzados

Cuando una persona se cruza de brazos, está adoptando una


posición muy defensiva. En líneas generales, lo que hace es crear
distanciamiento entre su interlocutor y él. Incluso, dependiendo de
su mirada, la gestualidad de su rostro y el tono de voz, puede hasta
parecer enojado. De esa forma, encontrarnos ante una persona
cruzada de brazos implica rechazo, desacuerdo y hasta puede
tratarse de una postura intimidatoria.
Por supuesto, que es importante distinguir si es que la
persona que realiza este gesto tiene frío o intenta comunicar alguna
de las actitudes anteriores. Pero si no está pasando frío hay algo
que no está bien con lo que se está diciendo. Por el contrario, si
está pasando frío, es el momento ideal para sacar tus mejores
cartas de seductor, como ofrecerle tu abrigo y aprovechar para
generar un sutil contacto físico al cubrirle los hombros o invitarla a
otro lugar, por ejemplo.

Encoger los hombros

Encogerse de hombros es una de las señas más conocidas a nivel


global dentro de lo que sería el lenguaje no verbal y básicamente
significa desconocer un tema. Por esa razón, no querrás hacer esta
seña si es que quieres mostrarte seguro durante una conversación.
Por otra parte, si pides una opinión respecto a una temática en
especial y notas esta señal, quizá tengas que volver a explicar la
idea.

Manos por detrás de la espalda

Los brazos son interpretados como el arma principal de los


humanos. Si cruzarlas por delante del cuerpo implica una posición
defensiva, colocarlas por detrás de la espalda implica todo lo
contrario. Se trata de una posición que demuestra absoluta
confianza en la otra persona, se siente muy cómodo y seguro con la
otra persona, sin la más mínima pizca de miedo. Esta posición
donde “ocultamos nuestras armas”, es muy útil para ganarse la
confianza de alguien y demostrar que tus intenciones son buenas.
Esta posición de esconder las manos puede interpretarse
también de otra manera: puede que estés ocultando tus intenciones.
Por eso, durante un encuentro distendido, por ejemplo, puedes
usarlo como gesto, pero no quedar así durante mucho rato. Mientras
que, si te encuentras dentro de una entrevista laboral, o en una
primera cita, es mucho mejor que siempre mantengas tus manos a
la vista.

Apuntar con un dedo y mano cerrada

Además de ser considerada la señal típica empleada para señalar


algo, apuntar con un dedo y la mano cerrada es interpretado como
un símbolo violento, que busca demostrar autoridad. Generalmente
suele utilizarse para regañar a las personas. Por lo tanto, evita
apuntar con el dedo, además, muchas personas pueden tomarlo
como un gesto de mala educación.

Separar los brazos del cuerpo y enseñar las palmas de la mano

Enseñar las palmas de la mano, es una señal que se utiliza para


demostrar una honestidad absoluta, básicamente está diciendo:
“mira, no te oculto nada”. Por lo general es utilizado cuando se duda
de una persona y esta intenta demostrar que no tiene ningún tipo de
segundas intenciones. Se trata de una excelente herramienta para
demostrar credibilidad.
Por supuesto, es un gesto corto y muy expresivo durante una
charla, pero no dejes las palmas de la mano hacia afuera con tus
brazos quietos porque parecerá que estás rezando.

Unir puntas de los dedos

Cuando se conectan las yemas de los dedos con sus contrapartes


de la mano contraria, se está indicando un exceso de confianza y
seguridad, ya que estamos indicando que no nos tiembla el pulso.
Este gesto es muy utilizado para dar explicaciones o
discursos donde se intenta mostrarse conocedor o sabio. Como
recurso adicional, cuando se hace énfasis en un punto importante
del discurso se puede separar los dedos levemente y
posteriormente regresar a su posición original.
Entrelazar los dedos de las manos

Caso contrario al recién mencionado, sí se entrelazan los dedos se


está intentando ocultar un posible temblor en la mano, de forma que
los dedos se contienen entre ellos. Por consiguiente, esta posición
de las manos es negativa y está asociada a un momento de ansias,
tensión o incertidumbre.

Sostener la cabeza con una o ambas manos

Esta es sin dudas una señal de poca confianza en sí mismos,


desgano y aburrimiento. Si te encuentras siendo oyente dentro de
una conversación y estás apoyando tu cabeza sobre tus manos, das
a entender que estás aburrido, cansado o que simplemente no te
interesa la charla.

Por otro lado, si eres tú el que está hablando, en esta


posición tu gesticulación y tu tono de voz no serán los óptimos para
comunicarte y, además, darás la imagen de alguien que no se toma
en serio las cosas.

Las piernas en el lenguaje no verbal

Probablemente muchos consideren que las piernas no son algo


importante ya que nuestro contacto visual con ellas es mínimo. No
obstante, existe mucha información que se puede recabar tan solo
observando el comportamiento de los miembros inferiores y su
posicionamiento.

Temblor de piernas

Cuando a una persona comienza a temblarle las piernas, eso


significa que está sintiendo ansiedad o irritación. Esto tiene una
explicación muy lógica, ese movimiento lo que en verdad hace es
comenzar a calentar los músculos en caso de que sea necesario
correr. Si alguien está inconscientemente pensando en correr, es
porque cree que se avecina un desastre o una situación adversa.
Entonces, si eres tú el de las piernas inquietas, intenta
controlar este rasgo que está muy lejos de ser el de una persona
segura, ganadora y seductora. Si, por el contrario, a Candela le
tiembla una pierna, nuevamente, utilizando el humor y la soltura,
intenta distender la charla.

Pies apuntando hacia la puerta

Apuntar con los pies hacia la puerta de salida, es un claro indicio de


estar deseoso de abandonar el lugar. Sea porque uno la está
pasando mal, porque está aburrido o simplemente porque siente
ansiedad de irse. Lo que ocurre es que la mente le da la señal al
cuerpo de que cuando se presente una oportunidad hay que
aprovechar para abandonar esa área. Por otra parte, si los pies de
una persona apuntan directamente hacia su interlocutor, es porque
este tiene el cien por ciento de su atención.

Exceso de movimiento de pies

Cuando una persona se está comunicando y comienza a mover sus


pies de un lado hacia otro, es una clara señal de que está sintiendo
un exceso de inseguridad. De esta forma, los pies se mueven para
canalizar ese exceso de energía mental que está agobiando a la
persona.

Los movimientos de los pies significan cuanto mínimo


nerviosismo, por lo que resulta muy importante controlar que esto no
ocurra. Si se hace un mal hábito y nos resulta imposible de
controlar, es muy necesario volver a la fase uno de este libro y
trabajar la confianza en sí mismo.
Posición de las Piernas al sentarse

En una conversación donde hay cómodas sillas o sillones, la postura


con la que uno posiciona sus piernas y pies tiende a suplir a los
brazos. De forma que si una persona está cruzada de piernas está
generando distanciamiento y una posición defensiva respecto a sus
interlocutores.
Además, al hacerlo, el cuerpo tiende a alejarse, dejando en
claro que la persona no está interesada, está a la defensiva o
simplemente no está interesada en cambiar su opinión. Caso
contrario, cuando se abre levemente de piernas y apoya las manos
sobre ellas, esto hace que el cuerpo se incline hacia el frente,
significando completa atención e interés.
Por lo que siempre, lo más recomendable es mantener las
piernas levemente separadas y los pies apoyados en el piso, lo que
da una sensación de plena seguridad que obviamente la otra
persona percibirá y buscará replicar.

Gestos faciales en el lenguaje corporal

Teniendo en cuenta que el rostro es uno de los primeros rasgos que


advertimos en una persona, esta puede jugar claramente un papel
vital en el proceso de establecimiento de relaciones con los demás.
En estos escasos minutos nos formamos opiniones sobre su
carácter, personalidad, inteligencia, temperamento, capacidad de
trabajo, sobre sus hábitos personales, e incluso sobre su
conveniencia como amigo o amante.
Por eso, conocer el comportamiento del rostro suele ser de
gran ayuda a la hora de comunicar nuestras intenciones tanto a
nuestro jefe, como a la mujer a la que queremos acercarnos.

Sonrisas genuinas y sonrisas falsas

Si quieres saber si es que una persona realmente está riendo, o si


es que solo está simulando pasarla bien, el secreto está en
olvidarse de la boca y mirar hacia los ojos de la otra persona.
Cuando la sonrisa es genuina, los ojos tienden a arrugarse en sus
laterales ya que una verdadera sonrisa, activa músculos situados en
diversos puntos del rostro.
Caso contrario, al simular una sonrisa la gente solo se ocupa
de gesticular con su boca sin activar ningún músculo de la parte
superior del rostro. Este dato también te puede ser de gran utilidad
en caso de que estés interesado en optimizar tus risas falsas.

Cara caída

Como se acaba de mencionar, si una sonrisa activa un gran número


de músculos faciales, hace que los ojos se cierren, las comisuras de
la boca se levanten, y que todo se tense; una cara triste o sin
expresión suele implicar todo lo contrario. Cuando los músculos
faciales se relajan, los ojos parecen estar caídos y las comisuras de
la boca apuntan hacia abajo, no hay dudas de que se trata de una
cara triste, desanimada o desinteresada en nosotros.
Si encuentras a alguien con estos rasgos probablemente
requiera de un aliento, e incluso un abrazo. También es importante
tener en cuenta si en alguna ocasión necesitas pedir disculpas a
alguien, porque puede tratarse de que esté dolido, ofendido o
disgustado contigo.

Expresión de odio

Por otra parte, los músculos de la cara también tienen una posición
de ataque, cuyos rasgos suelen ir apareciendo en medida de que
una persona comienza a enojarse, perder la paciencia o sentirse
amenazado. Estos gestos suelen ser: tensar los labios dejando ver
los dientes, morder con fuerza, apretar las cejas, fruncir la nariz,
hinchar las fosas nasales y ver fijo a lo que le esté haciendo enojar.
Para identificar el enojo, como cualquier otra emoción, es
clave analizar el conjunto de lenguajes que se ponen en juego, y
como personas seguras que somos, no darnos por aludidos, ni
sentirnos involucrados de buenas a primeras en el motivo de ese
malestar. Inclusive, si sentimos que no tenemos nada que ver con
ese enojo, preguntar de qué se trata y enojarnos también es un
modo de mostrar complicidad y unión; la otra persona se sentirá
acompañada y comprendida.

Apoyar la barbilla sobre las manos

Como bien dije más arriba, la acción de apoyar la barbilla en la


mano es una clara señal de que alguien se está aburriendo, pero
hay que tener mucho cuidado con confundirlo con un gesto similar
que es el de llevar la mano al mentón en señal de estar pensando y
considerando una propuesta que se está postulando. Si el codo de
la persona está apoyado, la palma abierta como abrazando la cara,
sin dudas se trata de aburrimiento y desinterés. Por su parte, si el
codo está en el aire o si la mano está cerrada, es señal de que está
evaluando algo. Lo que está mucho mejor visto que la primera
opción.

Tocarse la oreja

Cuando alguien se toca la oreja, esto es una señal de que la


persona inconscientemente está intentando bloquear el mensaje, ya
sea por desinterés o más frecuentemente porque entra en
contradicción con lo que se está diciendo. Por lo tanto, hacerlo
implica desinterés, negación o que simplemente descree aquello
que está escuchando.

Rascarse o tocarse el cuello

Una de las señales de inseguridad más importantes que pueden


aflorar mientras una persona está hablando, es el gesto de rascarse
o tocarse el cuello. Si es que una persona hace este gesto mientras
habla, significa que no está seguro de aquello que dice. Intenta no
hacerlo mientras estás hablando, y al mismo tiempo puedes intentar
darle ánimos a la otra persona si es que ves que este gesto lo hace
con frecuencia.

Asentir con la cabeza

Cuando una persona asiente con la cabeza, puede significar varias


cosas y la mayoría de ellas son positivas. Por ejemplo, si alguien lo
hace repetidas veces, mientras mira con atención al interlocutor,
significa que está completamente de acuerdo con lo que se está
diciendo. Según lo que se puede llegar a percibir con el lenguaje
corporal, existe un interés mutuo o se ha llegado a un acuerdo.
Este mismo gesto también suele repetirse durante las
conversaciones largas, donde una persona llegó a saturarse, se
distrae e incluso no puede seguir la conversación. Básicamente
implica que ya no quiere escuchar más. Por eso, presta atención en
los otros signos del rostro de la persona, y del resto de su cuerpo. Si
mueve la pierna mientras asienta con la cabeza está esperando que
termines con tu discurso, por el contrario, si asiente y sonríe te
escucha y te apoya.

Imitar el lenguaje de la otra persona

Resulta muy común en nosotros como personas, incorporar rasgos


de aquellas otras que estimamos o consideramos importantes. De
esa forma, si una persona comienza a apropiarse de posturas,
movimientos y rasgos mientras que la otra los va utilizando, esto
implica algo de fascinación de su parte. Es completamente
entusiasta con esa persona y quiere ganarse su aprobación. Si ves
esta clase de actitudes mientras intentas seducir a alguien, estás
yendo por un excelente camino.
Como podrás ver, existen muchísimas, miles de variables y
signos que te permitirán ser capaz de extraer cada vez un mayor
número de información sobre los demás mientras estés hablando
con ellos. Recuerda que, si estás pensando en aumentar tu calidad
como seductor, es importante que comiences a practicar
comunicarte con todo tu cuerpo, y hacer que las diferentes partes
del mismo coordinen perfectamente para emitir un mensaje limpio y
contundente.
Potenciar el control sobre esta arma de doble filo que es el
conocimiento sobre el lenguaje corporal, significa sumar un recurso
nuevo a nuestras técnicas de seducción, que sin dudas será de gran
ayuda para conseguir que más de una mujer indecisa se decante
hacia un sí, como así también lograr “si” en otros ámbitos de la vida.
Un poco de ciencia

Hace algunos años, el equipo de investigación Science of People se


encontraba estudiando los patrones de comunicación de diferentes
ponentes de las famosas charlas TED (Tecnología, Entretenimiento
y Diseño). Cuando se encontraron con que un día concreto se
habían publicado dos charlas TED que trataban el mismo tema y
con títulos muy similares.
Este podría haber sido un dato menor, si no fuera que uno de
ellos había obtenido cincuenta mil visualizaciones, mientras que el
otro había totalizado las veinte millones de visualizaciones. Es por
eso que se llevó adelante un experimento que fue capaz de arrojar
un resultado que hasta el día de hoy sigue siendo tenido en cuenta
a la hora de desarrollar discursos y dictar clases en diferentes
talleres para oradores.
Para llevar adelante las diferentes pruebas se separó a los
voluntarios en dos grupos exactamente iguales y ambos con la
misma tarea de evaluar a los diferentes ponentes en tres categorías
diferentes; “carisma, inteligencia y credibilidad”. El experimento
consistía en que al primero de los grupos se les mostraba el
fragmento original, mientras que a otro se le pedía que miraran el
video en condiciones alteradas, de forma que los investigadores
pudieran analizar qué aspectos eran los que influyen sobre la
decisión final de los participantes.
A través de esta investigación, el equipo de investigación
llegó a descubrir un total de cinco patrones que estaban presentes
en los ponentes exitosos a los que la audiencia no se podía resistir.

La participación del cuerpo

El primer descubrimiento de gran relevancia que se dio en el


experimento, fue cuando a uno de los grupos se les reprodujo
algunas charlas sin absolutamente nada de sonido, mientras que el
otro lo contempló en condiciones normales.
No obstante, pese a que uno de los grupos no escuchó
absolutamente nada de lo que se dijo, el resultado demostró que las
valoraciones habían sido prácticamente idénticas. Los dos grupos
habían valorado de forma muy similar a los ponentes tanto en
carisma, como inteligencia y credibilidad, pese a que uno de los
grupos no tenía acceso a nada de lo que estaban diciendo.
Fue así como el equipo de investigadores llegó a la
conclusión de que el lenguaje corporal era el factor clave en el éxito
de cualquier comunicación. Esto significa que el contenido de la
ponencia realmente fue un factor secundario. Esto implica que tu
lenguaje corporal tiene mucha más importancia de lo que
probablemente habías pensado, así que la próxima vez que quieras
seducir a una chica y te preocupa que te encuentre como un hombre
carismático, recuerda que la mejor forma de demostrarlo es por
medio de tu lenguaje corporal. El mismo razonamiento también
puedes tenerlo si es que llegado el momento también quieres
demostrar que eres una persona inteligente, o si quieres expresar
credibilidad.

Gestos manuales con intención

Otro resultado que se alcanzó gracias a este experimento, fue que


los factores que tenían en común los ponentes favoritos de la
audiencia eran todos aquellos que sabían administrar los gestos.
Mientras que los ponentes favoritos del público tenían un promedio
de treinta y cinco gestos por minuto los oradores con menor
aprobación oscilaban en torno a los quince gestos por minuto.
Los resultados que arrojó el experimento en este punto
fueron contundentes y no dejaron dudas de que a la gente le
resultaba mucho más agradable escuchar a quienes se respaldaron
con inteligencia en sus manos. Muchas personas creen que no
queda bien abusar del movimiento de manos, que es mejor dejarlas
quietas y enfocarse en las palabras, cuando la realidad es muy
diferente. Los gestos manuales transmiten intención y explicación, lo
que permite dar contundencia al mensaje.
Por supuesto, que no se trata de mover las manos solo por
moverlas. Sino que se tienen que tratar de gestos con intención.

Variedad vocal

Otro aspecto que resultó determinante en el experimento, fue el de


la variedad vocal. El resultado dejó en evidencia que los ponentes
menos exitosos, tendían a hablar en público utilizando un tono
homogéneo. Desde el principio hasta el final de sus mensajes la
narración mantiene un timbre similar, lo aburría a los participantes.
Caso contrario, la variedad vocal consigue retener la atención de las
personas e incluso logra que se compenetren con mayor emoción
en el relato.
Es por eso que resulta tan importante asegurarnos de hacer
un gran uso de esta herramienta. Si vamos a contar una anécdota
personal, tenemos que ser capaces de narrar la historia como si
fuese la primera vez que lo hacemos. Si logramos hacer que nuestra
voz acompañe con diferentes entonaciones y timbres en función a
las necesidades del relato, sin dudas este se llenará de una
renovada vida y energía.
De conseguirlo, es claro que tendrás el potencial de hacer
que esa mujer que tanto te gusta acompañe con mayor atención tu
relato y hasta quizás se emocione.

Sonrisa genuina

¿Recuerdas que hace poco repasamos cómo es que realmente se


ve una sonrisa genuina en comparación a una que no lo es? Entre
los resultados de la investigación se llegó a un resultado que
permitió identificar qué rol es el que estaba ocupando la sonrisa en
estas charlas.
Pese a que el equipo de investigación consideraba que en
realidad la sonrisa no iba a ocupar un rol protagónico en lo que la
audiencia pensará de cada ponente, lo cierto es que la misma pudo
dejar su marca y arrojó resultados muy contundentes en cuanto a su
uso.
Por una parte, los oradores que afrontaron los temas con
mayor seriedad y autoridad fueron los que mejores resultados
obtuvieron en cuanto a su imagen intelectual y credibilidad, por lo
que se llegó a la conclusión de que las personas consideradas
verdaderos “líderes” eran quienes tendían a reír menos. De esta
forma, cuando alguien está interesado en aparentar ser un
verdadero líder, siempre se recomienda que no se pase con la
sonrisa, porque estar constantemente sonriendo es una práctica que
resta autoridad.
Sin embargo y aunque la mayoría de las ponencias trataban
temas serios, en este estudio se halló que los ponentes mejor
valorados habían encontrado algo en un momento específico a lo
largo de sus discursos donde pudieron sacar a relucir su mejor
sonrisa. Pero no hablamos de cualquier sonrisa. Hablamos de
sonrisas genuinas. Sonrisas que expresan sincera alegría, de esa
que trabaja todos los músculos del rostro y hace que se achiquen
los ojos.
Recuerda que a la hora de mostrarte como una figura de
autoridad, es decir un verdadero líder, ten mucho cuidado y
administra correctamente tus sonrisas. Por otra parte, una sonrisa
verdadera sigue siendo un arma muy contundente a la hora de
llamar la atención de una mujer, por lo que no debes dudar, si la
situación lo amerita, de mostrar una radiante sonrisa acompañada
de contacto visual, que seguro hará que te ganes su simpatía.
Muestra autonomía e independencia

Como bien adelanté hace unas páginas atrás, unas de las


características más atractivas de un hombre frente a una mujer o
frente a cualquiera son la autonomía y la independencia. Cuando
demuestras autonomía e independencia, estas parándote frente al
mundo de una manera extremadamente segura de ti mismo. Estás
diciendo con tus actos y, sobre todo, con tu actitud, que tienes al
cien por ciento las riendas de tu vida, que te sientes completo y en
equilibrio y que no necesitas de nadie ni de nada externo a ti, ni para
vivir, ni para ser feliz.
Puede que a esta altura de tu vida, creas que tu realidad
refleja todo lo contrario. Puede que vivas con tus padres, estés en la
universidad y no generes tu propio dinero o incluso, que recién te
hayas divorciado y estés comenzando de nuevo. Nada de esto tiene
por qué preocuparte ni generarte miedos, ni inseguridades. Siempre
recuerda: se trata de una simple circunstancia y esta también
pasará.
Entonces, a la hora de pensar tu vida y replantearte tu
situación, piensa en que tú puedes darte toda la seguridad, confort y
felicidad que necesitas. No necesitas de nadie, ni de nada para
estar completo y en armonía. Tú conoces tus gustos, lo que te hace
bien, lo que te hace mal y lo que necesitas: simplemente de ti mismo
en tu mejor estado.
Para creer este discurso que debe ingresar y hacerse sólido
en tu mente, intenta trabajar todos los días en fortalecerte a ti
mismo. Come los alimentos que te gustan y te hacen bien, practica
esa actividad que te satisface, tomate tu tiempo para descansar,
aprende a decir que no cuando así lo sientas, si no tienes trabajo o
no te gusta en el que estás, piensa estrategias y capacítate o
genérate esas oportunidades que te gustaría encontrar, planifica tu
futuro y no des explicaciones a aquellas personas a las que no les
debes nada.
Eres el constructor de tu propia realidad. Tu eres el único
responsable de que las cosas se vean negativas o positivas y,
además, tienes el poder de cambiarlas si no te gustan. Ser
consciente de esto te dará otro semblante, cambiará hasta tu
manera de pararte y de caminar, y ni hablar a la hora de tomar
decisiones o de hacer oír tu voz.
Paradójicamente, las mujeres llevan siglos analizando el
lenguaje y estudiando a los hombres. Es algo que se les da
naturalmente. Ellas van a oler tu miedo, tu inseguridad o tu falta de
coraje. Por eso recuerda: todo es una cuestión de perspectiva.
Seducirte a ti mismo con tu forma de afrontar la vida, va a seducir
también a los demás.
Trayendo de nuevo un ejemplo anterior como para
contextualizar, recuerda a los tres muchachos universitarios que
vivían con sus padres y estaban realizando una pasantía mal paga.
Cada uno pudo venderle su realidad a Candela de manera diferente.
Mientras uno veía el vaso medio vacío, el otro lo veía medio lleno.
Mientras uno se concentraba en ver su presente mediocre, el otro
entendía que ese presente eran las bases para proyectar un futuro
prometedor y a Candela le planteó lo segundo. Ese debes ser tú en
todos los ámbitos de tu vida.
Ahora bien, hay muchas maneras de mostrar autonomía e
independencia y específicamente en el área del romance también.
Por lo que intentaré describir esos puntos que si los desarrollas
jugarán a tu favor a la hora de entablar una conversación, un
encuentro o una relación con una mujer.

Abandona viejos conceptos

Primero que nada, y como adelanté en algún momento, debes


olvidarte de todas esas canciones románticas, esos versos y
poemas y esas películas pegajosas, donde el hombre no puede vivir
sin su amada, donde al fiel caballero “le falta el aire si ella no está” o
que lo da todo por su doncella. Esta forma romántica de ver el amor
está tan alejada de la realidad, que a pesar de que la cultura nos
forma a través de ella, solo nos lleva a fracasar en nuestras
primeras experiencias amorosas y muchas veces nos dejan
cicatrices muy dolorosas y frustrantes.
Por eso, si no quedó claro, adoptar una actitud opuesta a la
de las canciones y la poesía, que en su mayoría ponen al hombre
en una posición de debilidad y exposición ante la ausencia de su
amada, es totalmente contraproducente. Y no solo que replica
costumbres de una cultura caduca y de antaño, sino que las mujeres
lo detestan. Y tú, simplemente estarás haciendo el ridículo.
Que quede muy claro desde el principio siempre que un “no”
no va a quitarte el sueño y que ninguna mujer vale tanto como para
que te humilles y te rebajes. Si encaras con esta mentalidad un acto
de seducción, te hará ver como un hombre más interesante.

Romper con la idea del “esclavo feliz”

Para mí, aquel hombre que hace un trabajo, tolera a un amigo o a


un pariente o sigue buscando o al lado de una mujer, por más que lo
maltraten, no le den su lugar, le quiten su tiempo, o se aprovechen
de él, es lamentablemente un “esclavo feliz”. Vive en un mundo de
fantasía donde una falsa sensación de bienestar temporal vale más
que su propia vida.
Debes romper con la idea del “esclavo feliz” en todos los
aspectos de tu vida. Olvídate de la lamentable ridiculez de renunciar
a cosas por ella o de tolerar faltas de respeto o desplantes por un
minuto de su tiempo. Tu presencia y tu tiempo son valiosos y se
trata de los recursos más importantes para ti. En tu mundo, lo que
más valor tiene en tu vida es sin dudas tu existencia. Por lo que lo
demás, es completamente reemplazable.
Es importante que desde el primer momento no dejes pasar,
por ejemplo, una impuntualidad muy grande, una cancelación a
último momento o un desaparecer sin avisar. Si esto sucede, por
supuesto que puedes escuchar una explicación y aceptar una
disculpa, pero que quede claro que tu “apuesta” no seguirá siendo la
misma si no te toman en serio.
No necesitas de nadie

Ahora que quedó clara la idea de que eres autosuficiente y que


estás completo con tu propia compañía, es lógico pensar que no
necesitas de la presencia de nadie en tu vida para ser feliz. Y eso
también se demuestra fácilmente. Obviamente que somos seres
sociales y que necesitamos de los otros para sentirnos a gusto. No
te estoy diciendo que te conviertas en un ermitaño ni mucho menos.
A lo que voy con estas palabras es a que comprendas que tú por ti
mismo puedes generar esos momentos y situaciones que te hacen
bien. Que nadie debe venir a completarte y a ser vital en tu vida,
mucho menos imprescindible.
Mientras siga habiendo más de tres mil millones de
habitantes en el mundo más o menos, esa será la cantidad de
opciones que tienes para elegir con quien divertirte. Por eso es que
primero debes cambiar el chip de tu cabeza y comenzar a elegir con
quien rodearte, a que personas frecuentar y a quienes proveer de tu
valioso tiempo. Porque, como sabrás, no todos se lo merecen y no
todas las relaciones alimentan positivamente tu vida.
Si te paras ante el mundo de esta manera, dejas claro al
resto que tu no necesitas, tu deseas. Quien es objeto de tu deseo
puede darte o no lo que tiene y que tú quieres, pero si no lo hace, tú
no te vas a morir, ni mucho menos. Tú vas a seguir siendo feliz y
completo. Es muy diferente desear de necesitar y claramente las
mujeres, como cualquiera, se darán cuenta de eso. Como para verlo
a mayor escala: el mundo capitalista en el que vivimos se basa en la
oferta y la demanda. Los productos de primera necesidad como
alimentos o medicamentos pueden aumentar su precio, pero de
igual manera los seguiremos consumiendo.
Una gran empresa no va a quebrar porque nosotros no le
compraremos ese auto. Pero alguien que está vendiendo el suyo
para pagar alguna cuenta si lo necesita. Entonces sabemos que al
segundo, como tiene la necesidad y la urgencia, podemos
regatearle el costo; en cambio, no iremos a comprar un Mercedes
cero kilómetros ofreciendo un valor menor del indicado en la
vidriera.
Así también sucede en la vida cotidiana.

Tómate tu espacio y tu tiempo solo para ti

Una de las maneras claves para demostrar que eres una persona
plena, y que no necesitas de nadie para estar bien y ser feliz, es
cultivar tu propio espacio independiente. Si demarcas eso desde el
inicio, lograrás mostrar una imagen de autosuficiencia e
independencia muy seductora. Además, tener un espacio propio te
ayuda a fortalecer tu autoestima y tu confianza, y es la única manera
en la que de verdad sentirás que eres feliz contigo mismo.
Aprovecha algunos momentos de tu día para practicar esa
actividad que te gusta o que soñaste hacer de niño. Descansa y
pasa tiempo contigo, leyendo un libro, tomando un café o
cocinándote alguna delicia saludable. Esos pequeños momentos
que te das a ti mismo son infinitamente poderosos a la hora de forjar
tu poder interior. No te los prohíbas. Aprovecha para estructurar tus
objetivos, replantearte tu vida y buscar estrategias claras para
obtener lo que deseas. Siembra intenciones.

Demuestra que tienes muchas opciones

Otra de las cosas importantes es demostrar que tienes muchas


opciones, y que ella no es ni la primera ni la última mujer que te
generará algo. Hazle saber que, así como la pasas muy bien con
ella y disfrutas de su compañía, también la pasas bien solo y con
otras personas. Por lo que su presencia no es la base de tu vida, ni
ella representa una prioridad para ti.
Por supuesto, si amas a una mujer, mantienen una relación
estable, un sentimiento correspondido y tienen una relación
amorosa seria, que ella sea una de tus prioridades es clave para
construir una convivencia fecunda y sólida. Pero ese es otro tema y
si estás en esta etapa, significa que aprendiste tanto de seducción,
que tus metodologías funcionaron y no necesitas seguir “de
cacería”, como para describirlo vulgarmente.
Volviendo al tema, al notar de que “tienes otras opciones”,
aunque no las tengas, cualquier mujer sentirá atracción hacia ti por
diversas razones: primero por el propio instinto humano de competir:
si otras te desean, ella intentará que elijas por ella; además, si otras
te desean, significa que tienes algo que puedes cotizar.
Es puro sentido común: ¿No te ha pasado que vas por la
calle y al ver una fila o mucha gente alrededor de algo o alguien te
llama la atención? O cuando vas al supermercado y al acercarte a
una góndola eliges aquello que ves que están llevando más, o si
tienes que elegir un bar, ¿no prefieres el que está más lleno en vez
del que está vacío? Es claro, elegimos lo que nos garantiza calidad,
y si muchos consumen algo suponemos que es bueno.

Deja claros tus límites

Otro de los puntos importantes para demostrar autonomía e


independencia es dejar claro que no eres manipulable. Esto
demuestra además gran autoestima y ella sabrá desde el primer
momento que contigo no va a poder jugar y que no eres su títere.
Las mujeres, suelen aprovecharse de los hombres débiles. Ellos les
dicen lo que ellas quieren oír para alimentar sus egos. Eso las hace
sentir más valiosas para interactuar con otro tipo de hombres. No
caigas en ese juego.
Aprende a plantear que si te juzga, si opina sobre ti o tus
cosas o te provoca, eso no va a cambiarte. Todo lo contrario: va a
cambiar la visión que tú tienes sobre ella y sobre su funcionalidad en
tu vida. Así como eres feliz solo y puedes elegir, también puedes
poner y sacar a la gente de tu vida según lo que te satisfaga, porque
no necesitas de nadie y mucho menos de alguien que te falta al
respeto.
Demuestra que te respetas para que te respeten:

Esto viene de la mano con lo que venía diciendo un poco más


arriba. Así como no te vas a dejar manipular, ni cambiar solo para
ser funcional a alguien, una persona que se valora y se respeta
nunca va a estar por detrás de alguien que le hace perder el tiempo
o no lo toma en serio, por lo que al “no” lo puedes dar cuando notes
que te están dando vueltas sin sentido.
En el juego de la seducción es muy probable que algunas
mujeres digan “no” por el simple hecho de estar jugando sus propias
cartas. Bien lo decía la canción de Arjona “Dime que no”. Lo que
sucede es que tú también estás jugando y tus herramientas no te
permiten ser una presa.
Entonces si ves que una mujer primero se acerca un paso
para luego alejarse dos, piensa hasta donde te divierte eso y te
sirve. A veces es preferible desistir antes de perder el tiempo. Y
podría hasta darlo por hecho que, si tú le dices que no en ese
momento, ella no podrá dejar de pensar en ti.
Liderazgo y espíritu ganador

Si bien lo que venimos describiendo hasta aquí son claras


características de un hombre con gran espíritu ganador, construir la
imagen de líder puede costar y llevarte tiempo si esa no es tu
naturaleza. En el transcurso de la historia de la humanidad, miles de
millones de hombres y de mujeres habitaron el planeta, pero solo
algunos, muy pocos en porcentaje, dejaron sus nombres
inmortalizados por siempre.
Esos inolvidables héroes que forjaron el mundo y encauzaron
la vida tal cual como la conocemos, destacaron sobre los demás.
Demostraron la fuerza y las habilidades suficientes como para
imponer su voz sobre las demás. Esto es de lo más atrayente para
con el sexo femenino. Y se trata de una pulsión humana primitiva. Si
el líder es fuerte, lo más conveniente para sostener la vida humana
es que la mujer busque reproducirse con él. Se sentirá segura y
sabrá que su hijo además de estar protegido, también será un líder.

Características de un líder:

Seguramente te habrás imaginado a grandes rasgos cómo es la


personalidad de un líder. Si te pones a recorrer imágenes y pinturas,
te darás cuenta que no todos los líderes de la historia fueron
apuestos físicamente. Más que nada, se trata de una cuestión de
actitud. Uno de los más valientes personajes de la Revolución
Francesa, el Gran Napoleón Bonaparte, era bastante bajito, por
ejemplo.

- Un líder sabe lo que quiere: una persona con capacidad de


liderazgo tiene planes concretos a futuro y traza un trayecto
con metas y objetivos claros que cumplir. Su espíritu ganador le da
la fuerza para avanzar paso a paso derrotando miedos y adversidades
porque sabe que es el mejor para llevar a cabo cualquier responsabilidad
que asuma.
- Un líder sabe comunicarse: como líder, debes poder
relacionarte y comunicarte de manera clara y objetiva, sin
titubeos. Si tienes que pedirle un aumento a tu jefe sabes que
te lo mereces y que te lo has ganado. Si vas a invitar a salir a
Candela, das por sentado que te va a decir que si porque si
no, la que pierde es ella - y eso no te afectará en lo más
mínimo -.

Por supuesto, recuerda que nuestro lenguaje es mucho más


complejo que simplemente las letras. Como dije páginas atrás,
hablamos con nuestro tono de voz, la modulación y la dicción, con
nuestros gestos faciales y los movimientos de nuestro cuerpo. Son
muchas las herramientas que nos hacen ver seguros y convincentes
y debemos aprovecharlas al máximo. Por eso, habla fuerte, lento y
claro. Sé conciso y no des vueltas con lo que quieres decir. No
sientas vergüenza ni intimidaciones a la hora de comunicarte, no
tienes por qué. Todos somos personas de carne y hueso con
similares emociones y necesidades.

- Confía en ti mismo: Si llegaste hasta aquí seguramente


tendrás muy en claro que la confianza en ti mismo es vital para
lograr cualquier objetivo que te propongas. Mucho más si lo
que buscas es seducir a una mujer.

Si bien las mujeres vienen ganando independencia e igualdad hace


algunos siglos, todavía se siguen sintiendo atraídas por aquellos
hombres que garantizan seguridad y bienestar. Un hombre seguro,
sin dudas, puede llegar mucho más lejos que uno que se siente un
fracaso total. Eso es importantísimo para una mujer a la hora de
elegir un compañero o al padre de sus hijos. Nadie quiere estar al
lado de un perdedor.

- No tengas miedo al fracaso: Una de las maneras en la que


vas a darte cuenta si la confianza en ti mismo es o no genuina,
será cuando tengas que afrontar una situación inesperada o
que te ponga a prueba. Allí es cuando no debe inundarte el
miedo a perder.

Eres consciente de tus capacidades, sabes para lo que eres bueno


y puedes manejar las situaciones que se pongan frente a ti. Lo que
está en tus manos lo harás de la mejor manera y lo que queda fuera
dependerá de cuestiones externas que no puedes dominar. No
importa lo que suceda, tú siempre estarás para ti y una eventualidad
no va a poner en tela de juicio tus habilidades. Piensa las
situaciones como experiencias donde tú siempre ganas porque
siempre aprendes y puedes seguir creciendo.

- Genera empatía: Tanto para ser un gran líder como para usar
como herramienta directa de seducción, ponerte en el lugar del
otro siempre te ayudará a entender mejor las cosas.

La empatía es la capacidad de percibir sentimientos y emociones de


las demás personas entendiéndote como alguien similar que
también puede pasar por ellas. Se trata de una habilidad muy
necesaria para una buena convivencia en sociedad. El reconocerte
como alguien similar a cualquier otra persona es básico para
generar empatía y autoestima. Dejarás de idealizar a algunas
personas, de sentirte menos que otros o de tener miedo de
acercarte a alguien.
A su vez, si logras entender al otro desde su propio punto de
vista haciendo el tuyo a un lado, en verdad estarás siendo empático.
Y la empatía se convertirá en una herramienta para ti que podrás
utilizar a tu favor. Reconociendo los pensamientos, sensaciones y
emociones de los demás, rápidamente también podrás identificar
sus necesidades, y de esta manera generar acuerdos para obtener
lo que tú quieres. Como hablábamos más arriba, recuerda que
necesitar no es lo mismo que desear. El que desea le saca ventaja
al que necesita.
Si ves que Candela critica mucho a aquellas mujeres que
están alrededor de ti, poniéndote en su lugar podrás percatarte de
que lo hace porque se siente insegura de ellas. Entonces, si ella
quiere ganar tu atención, deberá ser más interesante que las demás
y tú utilizarás esa herramienta para obtener lo que quieres de
Candela, por ejemplo.

Eres un ganador

No cabe dudas que después de leer este libro, comiences a


replantearte tu vida y a verte de manera diferente a ti mismo,
seguramente vas a sentirte un ganador. Si bien recurriste a estas
hojas para aprender técnicas de atracción para con las mujeres,
como te habrás dado cuenta, más allá de implementar nuevas
herramientas de comunicación, para llegar al sexo opuesto de
manera seductora se trata de construir una autoestima fuerte y una
realidad positiva y prometedora.
Todo comienza en tu interior. Cree en ti: busca un objetivo,
plantéate metas, delimita un plan. Considera el presente como una
circunstancia por la que debes pasar para aprender, fortalecerte y
continuar emprendiendo. Estos son conceptos claves para sentirte
un ganador. Esta creencia impactará en muchísimos aspectos de tu
vida cotidiana. Tu tiempo es valioso, por lo que no puedes perderlo
persiguiendo a alguien y estando siempre que lo necesite si eso no
es mutuo. Todo vínculo debe retroalimentarse desde ambas partes.
Basta de no salir de la friend zone y que solo te llamen para prestar
la oreja. Tú ya no eres ese.
Además, tienes tus propios hábitos: así como tu tiempo es
oro, tu presencia y tus momentos contigo mismo también lo son. Por
lo que tú eliges cuándo salir, cuándo guardarte, o qué actividades
realizar, entre otras cosas. No tienes necesidad de exponerte a
situaciones, entornos ni personas que no te son funcionales o que
no alimentan aspectos positivos en tu vida. Estas son maneras
reales de fortalecer tu autoestima para que puedas sentirte de
verdad un ganador y de esta manera salgas al mundo a comértelo y
a exigir lo que es tuyo. Esto es algo que en general las mujeres
aman.
Entonces, una de las estrategias básicas de seducción ya la
estarías implementando a favor tuyo y, además, beneficiándote con
ella en otros aspectos de tu vida. Ten en cuenta que esta
herramienta, justamente se trata de generar la admiración de parte
de ella, logrando de esta manera que ella te atribuya valor.
Cuando vea que tú eliges tu camino, luchas tras objetivos
claros y no dejas que decidan por ti, no dejará de pensar en ti y se
dará cuenta de que eres un buen partido. Todos admiramos a este
tipo de personas, buscamos parecernos a ellas y hasta muchas
veces las envidiamos. Eso que nosotros mismos sentimos ante un
ganador o una ganadora, es lo que las mujeres también sentirán
cuando te vean y hablen contigo. Esa sana envidia o admiración, es
uno de los principales factores de atracción del sexo femenino.

Por si no queda claro: así como a nosotros pueden llamarnos


la atención un escote prominente, una cintura pequeña o unas
largas piernas. Las mujeres, que proyectan más a futuro y buscan
casi siempre relaciones a largo plazo, se ven atraídas a primera
vista por la energía ganadora de un hombre, que les garantizan un
futuro prometedor. Ahora bien, no solo es hablar del futuro. Más
adelante, cuando ya puedas conocerla un poco más, para continuar
sintiéndote y mostrándote un ganador frente a ella, intenta adaptar
tu personalidad y tus habilidades a esas características que ella
anhela, para que se percate de que eres bueno en eso que tal vez
ella no lo es, pero que desea serlo.
Por supuesto, para esto es muy importante que practiques la
empatía, algo de lo que estuvimos hablando unas líneas atrás. De
esta manera descubrirás que es lo que ella anhela, cuáles son sus
inseguridades y tú le demostrarás que lo tienes todo. Otra cosa, no
se trata de andar contando a los cuatro vientos cuáles son tus
planes y proyectos a futuro, ni tampoco lo bueno que eres en tal o
cual cosa. Recuerda que el lenguaje humano abarca muchas otras
cosas más aparte de la lengua, por lo que tu postura, tu gestualidad
y los límites que pones que delimitan tu actitud, hablan por sí
mismos y pueden demostrar si eres o no un ganador.
Eres un ganador, te quiera o no

Otro de los temas importantes en este aspecto es que debes


recordar siempre que eres un ganador, que tu camino es exquisito y,
por tanto, si ella no decide recorrerlo contigo, ella es la que pierde.
Obviamente todas las personas somos libres de elegir. Mientras hay
quienes tienen un rumbo, lo que conlleva a valorar más el tiempo, el
entorno con el que nos rodeamos y los proyectos que elegimos,
existen también quienes andan por la vida sin metas y cualquier
cosa les viene bien. Tú no eres de esos, demuéstralo.
Por tal motivo, tú tampoco eres de los que se conforma con
cualquier mujer ni está perdiendo el tiempo con cualquiera.
Entonces el que eliges eres tú, no es solo ella. No debes esmerarte
por captar su atención, ni por demostrarle que eres un buen partido.
Al contrario, es ella quien debe demostrarte que vale la pena. Ahora
bien, si no lo hace, si demuestra desinterés de antemano o su
jugada no es clara, tú no tienes otro remedio que dejarla pasar,
mujeres hay muchas, un ganador como tú, pocos.

Delimita las reglas del juego

Volviendo al tema del lenguaje, siempre trata de ser cauteloso y de


no hablar de más. No es bueno que conozcan todas tus cartas ni
tampoco debes presentar tu hoja de vida en la primera cita. Tú eres
quien delimita las conversaciones y las va llevando por el carril que
te es más conveniente, así como he ejemplificado a lo largo del
libro. Evitas los temas en los que te sientes inseguro, mientras que
llevas la conversación por donde tú quieres, sea hablar algo bueno
de ti o de ella, o generar una situación con “Candela”, como por
ejemplo, plantear una nueva cita, con el pretexto de conocer un
lugar que a ambos les interese.
De esta manera tan simple, empiezas a imponer tu realidad y
arrastrarás a las mujeres y a tu entorno cercano a esta. Dentro de
un encuentro o conversación en el que tú estás llevando el control,
tú también estarás imponiendo dominio.
La comunicación sexual

En este apartado hablaré específicamente de la comunicación con


la intención de obtener un encuentro sexual con otra persona. Así
como es muy importante demostrar seguridad y tener autoestima a
la hora de entablar una conversación, y como dijimos anteriormente,
de ir llevando las riendas de la charla e introduciendo a la gente a tu
realidad. Como ganador, debes saber cuándo es el momento de
comenzar a conectar con una comunicación más sexual.
Para una comunicación sexual óptima, tres cosas son claves:
la escucha activa, la empatía y la autoestima. Cuando llegues a esta
instancia piensa lo siguiente: todos somos seres sexuales. Tú eres
una persona que piensa y anhela sexo y la persona que tienes
frente a ti también. Por lo que lo más importante es poder
comunicarte de manera que des a entender tus intenciones y
lleguen a un consenso
Así como tú tienes intenciones, la otra persona puede tenerlos,
no tenerlos o no saber si los tiene o no. Y la mejor manera de
generarlos es escuchándola y observándola, de modo que, lo que
ella comunique, sea información para ti para guiar la comunicación.
Además, a la hora de sexualizar una conversación, es importante
tener en cuenta que aquí, debes ser honesto. Comunicar qué te
genera la persona que está delante de ti y cuáles son tus gustos.
Nada de esto debe ser explícito, por el contrario, con sutileza y
elegancia puedes naturalizar temas que muy difícilmente, al menos
una persona tímida, sacaría a flote.
Recuerda siempre que todo mensaje gradual que sea
aceptado y consensuado con la otra persona no molesta. Siempre
debes empezar de a poco e ir in crescendo en el contenido de tus
palabras, que como te digo, deben insinuar y ser sugerentes, no
tienen por qué ser explícitas.

Muestro un ejemplo breve:


Seductor: ¿Puedo hacerte un comentario respecto a tu imagen?
Candela: Sí, no hay problema.
Seductor: Esa falda que llevas puesta deja ver que tienes unas
bellas piernas.
Candela: Muchas gracias.
Seductor: No hay por qué, gracias a ti por portarlas con tanta
delicadeza. Tu estilo es sumamente sugerente. Me despierta
fantasías.
Candela: Ajá… ¿Cómo cuáles?
Seductor: Tú recostada en un yate mientras tomas el sol para
mantener ese bronceado caribeño que tienes, mientras yo manejo
por el mar y el resto de los mortales nos ven pasar con envidia...

En el ejemplo hay varias cosas que analizar y las iré desarrollando


en profundidad:

La importancia del consenso: Las mujeres, como el resto de los


humanos, no andamos por la vida predispuestos a que cualquiera
pase por nuestro lado y nos haga gratuitamente un comentario
sobre nuestra imagen. Mucho menos si están sexualizando nuestro
cuerpo sin consentimiento alguno. Eso es vulgar e irrespetuoso.
Lamentablemente, es muy probable que la mayoría de las
mujeres estén acostumbradas a este tipo de ataques, y mucho más
cuando son guapas y están arregladas. Por lo que tú, al preguntarle
si puedes halagar su figura, vas a sorprenderla y ganarás un punto
que te aseguro, no muchos hombres suelen ganarse, sino todo lo
contrario. Demostrarás respeto y eso es algo que toda mujer busca
validar, a pesar de estar en pleno siglo XXI.

Evitar ser explícito: Por otro lado, intenta no caer en los piropos de
siempre, mucho menos decir groserías. Puedes demostrar un estilo
elegante y refinado y a la vez ser sugerente con tus palabras.
Menos es más siempre y empezar de menos a más te ayudará a ir
aceitando el terreno para lograr tu objetivo.
Si empiezas con sutilezas y de a poco vas avanzando,
podrás ir corroborando que el terreno es fértil y que vas por buen
camino. En cambio, si te abalanzas de una, no conocerás sus
intereses ni sus gustos y es muy probable que rebotes, o que ella no
se sienta ni preparada, ni cómoda, ni satisfecha. Por eso, haz un
comentario, que sea un poco indirecto y que no termine de ser
sexual, que sea simplemente sugerente. Si hay una respuesta
positiva, ve despacio, pero hacia adelante.

Abre las riendas de las fantasías: hablar de fantasías te ayudará a


explorar sobre sus gustos y ver en qué compatibilizan y en qué no.
Además, llegarás a transmitirle a ella todo tu potencial sexual y tu
deseo, que si ella también lo siente, llegarán a tener un encuentro
explosivo.
Recuerda que una manera de desconectar el terreno racional
o emocional para ir directo al sexual, es salirse de la rutina y de las
charlas cotidianas, dejar de hablar de ti mismo o de escuchar lo que
ella hizo en el día y darles rienda suelta a las fantasías, las
confesiones, el erotismo y la intimidad. Cuando te encuentras aquí y
ella te dio lugar, para mantener la temperatura y la conexión, es
clave no salirte del juego.
Aquí nuevamente viene a colación el tema de nuestra
autoestima. En ese aspecto, sentirnos deseados y atractivos nos
hace sentir satisfechos y más seguros a la hora de hablar sobre
nuestra sexualidad. Cuando te encuentres en este momento
recuerda: todos somos atractivos para alguien, tú eres atractivo para
ti mismo y para otras personas. Todos somos seres sexuales, todos
deseamos.

Sé claro en tus deseos

Debes sentirte libre de hablar, de fantasear y de exponer tus gustos


y deseos, ara que la comunicación sexual sea eficiente. También es
importante que siempre te pongas en el lugar de la otra persona.
Dale la oportunidad de sentirse estimulada y de que pueda
participar. Y respeta siempre sus tiempos: no sabes cuáles son sus
miedos, inseguridades ni gustos.
Otra cosa, que alguien te siga el juego durante la
comunicación sexual, es un simple indicador de predisposición y ese
es un gran paso, ya que significa que se siente a gusto en ese
terreno contigo. Pero a su vez, no significa que cedió a acostarse
contigo. Para eso tiene que haber una disposición explícita y si te
adelantas, puedes arruinar la oportunidad.

Volviendo al ejemplo:

Seductor: Tú recostada en un yate mientras tomas el sol para


mantener ese bronceado caribeño que tienes, mientras yo manejo
por el mar, mientras el resto de los mortales nos miran con envidia...
Candela: Qué lástima que sea de noche, llueva y que no estemos
en una costa, sino me apuntaría a la actividad… Jaja.
Seductor: Yo no encuentro el inconveniente. Podemos ir a mi casa,
prender la calefacción, poner imágenes de olas en la pantalla y a
falta de yate, descorchamos un Champagne… Quién dice si
mañana amanece soleado y veraneamos en el balcón…

Como verás, hasta aquí no has sido explícito, pero has dejado
claras tus intenciones. Ahora bien, queda esperar la respuesta de
ella.

Habla de tus fantasías y escucha las de ella

Como aclaré arriba, cuando estás conectando sexualmente, es


importante que la conversación que se tornó erótica, no se vaya por
otros canales. Para eso, hay dos cosas que no debes hacer durante
una comunicación sexual y son: hablar de la rutina, o tocar temas
proclives a la discusión, como la política, por ejemplo.
Una manera de despertar el interés sexual y comenzar a
conectar es hablar solapadamente de sexo de una manera erótica y
sugerente. Tanto para la comodidad de ambos como para ir
analizando los terrenos y los límites que ella vaya poniendo. Tú
conoces tus gustos y tus intenciones, pero no los de ella y el sexo
es algo que se hace de a dos, o de a muchos, eso depende de ti.

Candela: Jajaja… No creo que sea el momento de ir a tu casa


todavía, igualmente tampoco lo descarto. Pero me gustaría poder
conocerte un poco más…
Seductor: No hay problema… Volviendo a la historia del yate, te
imagino ahí y me dan ganas de comprar inmediatamente uno…
Candela: ¿Qué te imaginas?
Seductor: Encontrarnos ahí, sobre el mar con una costa transitada y
llena de turistas en el horizonte, debajo del sol, al aire libre, unas
copas de por medio, caricias… ¿Vienes?

Aquí estás exponiendo tus deseos de una manera sutil, saliendo de


la rutina, dándole la chance de fantasear contigo y conectando
sexualmente con ella. Ahora depende de ella seguir. Puede que sus
intenciones sean otras, o que no le guste el voyerismo. Eso lo
sabrás a medida que la escuches e indagues más en profundidad.
Luego que una vez hayas trasladado un mensaje sutil y
comprobado que este si es aceptado, puedes ir subiendo el nivel de
intensidad sexual de lo implícito a lo explícito. Pero en este caso,
por ejemplo, sabes que ella esta noche no quiere acostarse contigo,
puede que más adelante cambie de opinión, pero es muy probable
que se sienta segura de su decisión.
Por lo que vas a mantener la llama hasta el próximo
encuentro e incluso, puedes dejarla con las ganas. Entonces, si ella
cambia de opinión durante la noche, tú le dices que lo mejor es
esperar y que la invitaras a tu casa otro día. Ahí eres tú poniendo
límites y ella no podrá sacarte de su cabeza durante los días
siguientes. Escúchala y hazla parte de la fantasía, e incluso,
adáptala a sus propios gustos, hazle saber que en el sexo parte de
tu placer es que ella se sienta a gusto y disfrute.

Sé sutil y elegante
Por supuesto no exijas que ella avance al mismo ritmo que tú.
Busca estimularla para que se aproxime a ti, te permita continuar y
ambos generen un vínculo de atracción sexual. Tú eres el
responsable de crear las condiciones para que la comunicación
sexual se dé, se respetuoso, paciente y amable, ella te demostrará
reciprocidad y es muy probable que le guste eso de ti.
Es clave que te pongas en su lugar en todo momento y que
tus frases sean cortas y terminen con una pregunta, de esta forma
garantizas su participación. Si ella participa, conecta y si conecta
significa que sentirá deseo al igual que tú.

Elogia sus inseguridades

Muchas veces, una mujer, como cualquier persona, se resiste a


tener un encuentro sexual o a crear un vínculo sexual o amoroso
con alguien por ciertas inseguridades o preconceptos errados. Por
eso es que insisto en la escucha activa, la empatía y el respeto. Es
importante que sigas adelante con tu objetivo de conectar
sexualmente con ella, pero de manera tal que ella se sienta cómoda
y a gusto porque, al fin y al cabo, necesitas de eso para poder
llevarla a la cama.
Puede que haya terminado una relación hace poco y que por
eso quiere conocerte, pero aún no busca vincularse sexualmente
contigo. Puede también que sea de esa clase de personas que
priorizan lo emocional y que espera conocerte más y tener una
relación más sólida para recién acostarse contigo. No lo sabrás
hasta llegado el momento. Lo mejor es que antes de suponer, en
esta instancia de comunicación sexual, preguntes y escuches.
Por otro lado, algo que puede ayudar a que ella confíe en ti y
se abra, es que tú elogies justamente aquellas inseguridades que tal
vez, la limitan a tener una sexualidad plena y que le imposibilita
vincularse sexualmente contigo. Por supuesto que no eres un
psiquiatra que va a sanar su problema, pero al menos, le mostrarás
que esa inseguridad está a salvo contigo, porque para ti, es una
característica atractiva y única.
Aprendiendo a intuir cuáles son esas partes de su ego que
necesitan confirmación, podrás ir ganando su atención, como su
deseo, porque te verá como una persona diferente a las demás -
que no se percataron de eso - y sentirá que eres especial.
Un ejemplo fácil para entender mejor la idea sería imaginar
que Candela, que para ti tiene una figura escultural, al igual que tú
(y que todos) tiene alguna inseguridad. Tal vez crees que tus brazos
no son lo suficientemente fuertes, bueno, por su parte, ella cree que
sus piernas son demasiado largas y que ella es demasiado alta. Te
das cuenta de esto porque no lleva tacones, a pesar que la mayoría
de las chicas en este evento en el que se encuentran si lo hacen.
Lograrás llegar a Candela si, por ejemplo, le dices lo bella
que luce sin tacones, ya que no los necesita para tener la altura de
las demás. Mientras las otras están sumamente incómodas en
zapatos poco funcionales, ella destaca sin esfuerzos. Además,
marcando un “enemigo” en relación a un afuera que los excluye a
ambos generan una sensación mutua de confianza y de
complicidad.

Se consciente de tu lenguaje como seductor

En general, lo que las personas hacemos cotidianamente es utilizar


un lenguaje simbólico en el que ponemos en palabras cuestiones
reales y materiales, para poder representarlas y generar diálogos
coherentes, que la mayoría de las veces son espontáneos. Cuando
hablamos de seducción, incluimos a nuestro lenguaje muchas otras
variantes. Somos conscientes del valor de la palabra, como así
también de otras herramientas de comunicación, como el cuerpo, el
rostro, las miradas o el tacto, por ejemplo.
A la vez, buscamos ser más medidos con lo que transmitimos
y de manipular más el mensaje. Al conocer cada instrumento del
lenguaje y ser consciente de cómo y para que lo utilizamos, nuestra
comunicación se hace más efectiva y directa. Utilizando la empatía y
las herramientas de comunicación bien articuladas, somos capaces
de enviar un mensaje con una finalidad y es muy probable que
obtengamos los resultados deseados.
En la actualidad, el mejor ejemplo de lo que digo es la venta
telefónica. Los vendedores tienen un speech que fue especialmente
creado para escuchar al cliente, captar sus preocupaciones, generar
una necesidad y ofrecer una solución a ese supuesto problema. Un
vendedor sabe de lo que hablo.
A donde quiero llegar es a que un seductor vende con sus
palabras y es convincente en todos los aspectos de su vida, no
solamente durante el romance. Se trata de un modo de comunicarse
para lograr todo lo que uno desea en la vida, se trate de desarrollo
personal, de desarrollo profesional o de conquistar a una mujer.
En el caso de los lectores de este libro, como para que
tengan una idea más clara, hablamos de la combinación perfecta:
un ganador, aquella persona de objetivos claros, con metas
planteadas y deseos específicos, sin dudas necesita “seducir” a
otros en diferentes aspectos. Ya sea un jefe, un socio, un pariente,
un amigo o una mujer. No solo para obtener un ascenso, un
préstamo o un beso, sino también para construir un entorno que sea
consciente de sus capacidades y de su status, lo que hará que su
autoestima se mantenga siempre alta y continúe este círculo súper
productivo.
Lo que intentas con este tipo de lenguaje es transmitir tu
realidad al resto de las personas que forman tu entorno para que lo
validen, para que sean testigos de lo que crees de ti mismo y de tu
mundo y ellos también lo crean y se amolden a él en relación a ti.
Esa es, al fin y al cabo, la necesidad básica del ser humano: ser
algo ante otro. Porque si tu consideras que eres algo, pero no se lo
comunicas al mundo, es muy difícil que tu mente lo crea de verdad.
Específicamente en el plano de la seducción sucede igual. Si
tú impones tu realidad a la otra persona, ella se amoldará a ti y será
quien intentará gustarte y complacerte. Ahora que eres consciente
de lo beneficioso que es poder articular todas las herramientas que
nos posibilitan el lenguaje y la comunicación, es hora de usarlas a tu
favor.
La mejor manera de usar el lenguaje de la seducción a tu
favor es sabiendo que, a diferencia del lenguaje que estás
abandonando y que no te dio buenos resultados, que pone en
palabras cosas reales y tangibles, tus palabras no necesariamente
deben representar algo real, sólido o tangible. Eso no significa que
vayas a mentir ni mucho menos. Sino que los sonidos, y los
sentimientos que evocan tus palabras como seductor, son más
importantes que lo que se supone que significan o que representan.
Tu no unes las palabras con la “realidad” que además es subjetiva y
abstracta, tú lo que haces es separarlas. Con tus palabras vendes
fantasías, deseos, anhelos y aspiraciones. Tus palabras tienen una
connotación tan positiva que todos desean escucharte, apostar por ti
o acostarse contigo.
Para ello debes buscar usar palabras vagas y ambiguas, para
que la gente nunca sepa realmente lo qué quieres decir o cuáles
son tus intenciones verdaderas. Recuerda que menos es más y que
no necesariamente debes decirlo todo con palabras, sino también
con tu actitud, los límites que pones y la disposición de tu tiempo,
por ejemplo.
La estrategia, la precisión y los errores: El Marqués
de Sévigné

Existe una historia que no puede faltar en este libro sobre la


seducción inteligente: la del marqués de Sévigné y el juego de
seducción que fue capaz de desplegar gracias al asesoramiento de
Ninón de Lenclos, una de las referentes más importantes de la
historia en cuanto a seducción respecta.
En esta historia, mis lectores podrán reconocer un gran
número de herramientas, estrategias y rasgos que se fueron
mencionando a lo largo del libro. A su vez, al tratarse de una historia
real, tendrán la posibilidad de leer una historia verídica donde se
aplicaron de forma práctica estos conocimientos de seducción, y
donde el protagonista, es una persona que no era considerada la
más seductora de su época, pero que, aun así, consiguió despertar
el interés de una joven condesa que hasta entonces era inaccesible
para él.

La historia:

Para quienes nunca oyeron hablar de ella, Ninón de Lenclos fue una
de las mujeres más influyentes de Francia durante el siglo XVII. Este
honor, lo recibió por ser una de las mujeres más liberales,
hedonistas y seductoras de la época, cuyas estrategias de
seducción le permitieron ganarse el amor y reconocimiento de
algunos de los escritores, pensadores y políticos más importantes
de esos tiempos.
Si bien esta mujer tuvo un gran número de historias dignas de
recordar, la que a nosotros respecta le ocurrió a sus sesenta y dos
años, cuando conoció al Marqués de Sévigné. El Marqués era un
joven de veintidós años que, si bien era muy atractivo en aquella
época, como consecuencia de su inexperiencia y falta de
habilidades a la hora de la seducción sufría de grandes
complicaciones a la hora de conquistar a sus pares.
Siempre que se veían con Ninón, la señora escuchaba las
desventuras amorosas del marqués, lo que le resultaba muy
gracioso ya que todo el tiempo estaba metiendo la pata y perdiendo
sus posibilidades de encantar a una que otra doncella. Después de
un tiempo esto le agotó a Ninón, puesto a que la experimentada
mujer era incapaz de seguir tolerando la ineptitud amorosa del joven
aprendiz. Fue así como Ninón de Lenclos se dispuso a compartir
sus conocimientos de seducción con el Marqués de Sévigné, para
que pudiera ser capaz de ganarse el interés de una condesa que a
él le atraía en exceso, pero que hasta entonces el marqués
consideraba completamente inaccesible.
Lo primero que le explicó fue que la seducción era como una
guerra, y que conquistar a la condesa era exactamente igual a
conquistar una ciudad. Para hacerlo era necesario planificación y
estrategia y además de eso, una ejecución perfecta en la que había
que proceder con cuidado y precisión.
Por otra parte, otra cosa que tenía que hacer el Marqués, era
mantener en secreto sus intenciones; nadie que quiere conquistar
una ciudad anda revelando a los cuatro vientos que planea una
invasión. Eso solo haría que se fortificaran las murallas, cosa que
dificultaría en exceso el ingreso de los atacantes.
Pese al ejemplo del castillo, todo esto seguía siendo muy difícil de
comprender para el joven e inexperto Marqués, que finalmente
accedió a seguir cada una de las indicaciones que Ninón le
indicaba, confiando en que, si seguía lo que ella recomendaba, la
condesa se podría fijar en él. Fue así como ambos accedieron a
trabajar en equipo en un plan que consistía en diferentes fases, las
cuales el marqués debía seguir cuidadosamente.

Fase 1: acercamiento amistoso

Lo primero que debía hacer el Marqués era comenzar la relación de


forma que aparentara tener la mayor indiferencia posible ante la
condesa. De esta manera lograba que ella no pueda ser capaz de
leer sus intenciones. Esto implicaba mostrarse amistoso y
despreocupado, mantener una larga charla con ella en la que el
trato fuese exactamente idéntico al trato que le daría a un amigo.
Como si realmente solo le interesará platicar un poco.
Por aquel entonces, las relaciones amorosas entre los nobles
eran muy comunes y el acercamiento de un Marqués a una
Condesa, por lo general, era motivada con intenciones románticas.
Por lo que su acercamiento no tardaría en despertar en la mente de
la Condesa la posibilidad de que el Marqués estuviera interesado en
ella. En esto tenía que ser muy cuidadoso, ya que si el Marqués
daba algún tipo de indicio sobre sus deseos la posibilidad se
transformaría en una certeza y eso haría que deje de revolotear en
su mente.
El objetivo era claro, ella tenía que preguntarse si él tenía
intenciones románticas, pero no podía saberlo. Afortunadamente, en
este primer paso el Marqués se mostró quirúrgico y logró concretar
su objetivo con éxito. Habló con su amada por largo tiempo y la
indiferencia fue tanta que se sintió completamente extrañada de lo
que había sucedido.

Fase 2: Los celos

Según el plan que trazó Ninón, una vez que estuviera sembrada la
idea de que el Marqués podía sentir algo por la Condesa, habría
llegado el momento de proceder a generarle celos. Para lograrlo, el
siguiente paso era presentarse a la próxima celebración en la que la
Condesa fuese a participar y al hacerlo, el joven Marqués debía
entrar de la mano de una joven y preciosa dama. Además de eso,
esa mujer tendría que estar acompañada de un grupo de amigas
igualmente bellas y distinguidas.
Ninón se encargaría de los detalles para que el Marqués se
presente a la fiesta como ella lo indicaba, de forma que siempre que
la Condesa mirara hacia donde se encontraba el joven, lo viera
rodeado de las mujeres más hermosas de París, quienes no
dejaban dudas de que se encontraban pasándola bien a su lado. A
pesar de que el plan iba sobre ruedas, para el Marqués todo se
trataba de un juego estéril y sin importancia. No entendía cómo es
que esto podía ayudarle a mejorar sus posibilidades de seducir a la
Condesa.
Finalmente, Ninón le explicó que si no lo entendía era porque
todavía era un joven transparente e inexperto, sin mínimo sentido de
la estrategia y le explico por qué era importante esta parte del plan.
En pocas palabras, le dejó en claro que una mujer de la categoría
de la Condesa no podía elegir un pretendiente así sin más.
Necesitaba saber que otras mujeres también estaban interesadas
por ese hombre para así estar segura de que se trataba de una
persona cuyo valor estaba demostrado.
“Si las mujeres se divierten a tu lado, eso significa que eres
importante para ellas, y por consiguiente para la Condesa también”,
le dijo. Además, conquistar al joven Marqués de momento no
parecía representar ningún desafío, lo que le restaba valor a la
conquista de la Condesa. Caso contrario, si sentía que se lo estaba
arrancando de las garras a otras mujeres igualmente bellas, el
Marqués sería considerado una conquista mucho más apetitosa,
eso sería un agasajo para su autoestima.
Es por eso que este movimiento era tan importante, no solo
haría que la Condesa sintiera celos, sino que haría ver al Marqués
como una persona deseable por las mujeres en general. Pese a que
seguía sin estar del todo de acuerdo, el Marqués aceptó concretar la
maniobra y efectuó su plan al pie de la letra, obrando con
muchísimo cuidado y precisión. Fue a la fiesta acompañado de una
hermosa mujer y siempre que la Condesa veía en su dirección, se lo
encontraba riendo y rodeado de mujeres preciosas que se le
pegaban, lo que la hizo sentir notorios celos.

Fase 3: la ausencia selectiva

La fase dos fue repetida en varias oportunidades, hasta que la


Condesa se mostró lo suficientemente celosa. Esto indicaba que
había llegado el momento de cautivarla de otra manera. Fue así
como Ninón comenzó con la fase tres de su plan que implicaba que
el Marqués se volviera completamente impredecible para la
Condesa.
Siguiendo sus instrucciones, el Marqués comenzó a
ausentarse en los lugares donde la condesa iba y esperaba
encontrarlo, pero en paralelo se presentaba en lugares
completamente inesperados que ella frecuentaba. Cuando ella se
preparaba para verlo, él se ausentaba y cuando esperaba no
encontrarlo él se hacía presente, sorprendiéndome de forma
repetida y constante.
Con el tiempo la Condesa se volvió completamente incapaz de
predecir sus movimientos y todo esto la llevó a un estado de alerta
necesario para que la seducción sea un éxito. Este juego del
Marqués se prolongó durante varias semanas, mientras que Ninón
hacía uso de su red de espías para constatar los progresos. Estos
espías, le informaron que la Condesa comenzaba a reír con mayor
energía con los chistes del Marqués, escuchaba atenta sus historias
y abría los ojos grandes en los momentos que el Marqués hablaba.
Durante las reuniones sociales la Condesa solía mirar
frecuentemente hacia donde estaba el Marqués, y si no lo veía les
preguntaba a sus amigas si lo habían visto, siguiendo sus pasos
cuidadosamente. Con las buenas noticias que no dejaban de llegar,
Ninón se había convencido de que la Condesa estaba
completamente atrapada en su juego y solo era cuestión de
semanas o quizá de un mes o de dos para que el joven Marqués
pudiera asestar su golpe de gracia y finalmente conquistase la
ciudad.

El error

Lamentablemente, Ninón y el Marqués no se vieron durante esa


semana y solo pasados unos pocos días el Marqués asistió como
era costumbre a la residencia de la Condesa. Si bien él había
estado ahí antes, como parte del juego de Ninón, esta oportunidad
era muy diferente ya que ambos se encontraban completamente
solos. Cuando se percató de eso, el Marqués se convirtió en un
hombre completamente diferente. Por unos instantes y cegado por
esa oportunidad, el joven se olvidó de los consejos de Ninón y en
vez de seguir adelante con sus estrategias y las insinuaciones,
prefirió escuchar sus instintos e ir de frente.
Fue entonces, cuando simplemente se acercó a la Condesa,
la tomó de las manos y le dijo que estaba completamente
enamorado de ella. La joven quedó desconcertada, y esa era una
reacción que él no esperaba en absoluto. En ese momento la
Condesa pidió disculpas y se marchó. Durante toda la tarde se
mantuvo alejada del joven y evitó cruzar miradas con él, incluso no
se presentó para despedirse cuando este se retiró.
Para agravar la situación, al día siguiente el Marqués volvió a
visitarla, pero en esta ocasión ella pidió a sus criados que le
indicarán que no estaba en casa. El hechizo se había roto y
finalmente la ciudad lograría contener el asedio como consecuencia
de una mala jugada del conquistador. Por supuesto que el Marqués
y la Condesa volvieron a encontrarse, pero cuando eso ocurrió el
sentimiento entre ellos había cambiado, ambos se sentían extraños
e incómodos en compañía del otro y lo que había entre ellos se fue
extinguiendo lentamente.

La moraleja de la historia

En el juego de la seducción, el quehacer no se termina tras asestar


un gran número de golpes importantes. Por eso resulta
imprescindible no dar por terminado el juego pese a que parezca
estar todo controlado. Por otro lado, esta historia deja en claro cómo
se pueden articular diferentes estrategias para potenciar las
posibilidades de éxito, al tiempo que indica que sin importar que tan
buenos movimientos sea alguien capaz de hacer, un mínimo error
puede poner paños fríos a la relación y tirar por la borda los
progresos de un calculado juego de seducción.
Es por eso que para finalizar este libro revisaremos algunos
de los errores más comunes que se pueden dar en la seducción
inteligente. De esa manera, se espera que cada seductor esté en
condiciones de percatarse de estar a punto de cometer un grosero
error y redimirse antes de que sea muy tarde. Por esa causa, resulta
crucial reconocer los errores más comunes y los rasgos anti-
seductores que nosotros mismos tenemos incorporados, para así
poder erradicarlos de forma sistemática y definitiva de nuestro
modus operandi.
Los errores más comunes

Evita ser sofocante

Uno de los principales problemas que está latente en la mayoría de


los anti seductores es la tendencia a sofocar a las mujeres. Quienes
tienden a tener esta clase de comportamientos son personas que
aparentan estar completamente desesperados por conseguir
materializar una relación por más prematura que esta se encuentre,
como si su vida dependiera de eso.
No importa cuán poco tiempo hace que la conoce, una
persona sofocante logra agotar a la mujer con un gran número de
mensajes de texto, llamadas, mensajes a diferentes redes sociales,
señales de “me gusta” en sus fotos en las redes sociales.
Básicamente logra hacer de esa mujer una ocupación de tiempo
completo. Lejos de utilizar estratégicamente el recurso del tiempo
para ornamentar su propia figura con un velo de platonismo y
misterio, una persona sofocante siente la necesidad de rápidamente
cerrar el trato, intercambiar números e invitar a la mujer “seducida”
(o más bien acosada) al cine o por unos tragos.
En uno de los ejemplos de Candela, podemos apreciar como
el anti-seductor le escribe para ver como llego a su casa, la invita a
salir y prácticamente se entrega a ella sin conocerla en absoluto. Es
por eso que, si en algún momento pensamos que estamos yendo lo
suficientemente rápido, si sentimos la necesidad de escribirle en
todo momento, o si estamos invitando a esta mujer con una
frecuencia muy regular a diferentes sitios, probablemente estemos
pecando de sofocador. Si crees que es tu caso, es importante
intentar echar paños fríos a la situación, obligarte a ir más lento,
recordando que siempre lo más eficiente es actuar con más
inteligencia y cuidado.

Adular en exceso
Otro error muy común a la hora de concretar una seducción
inteligente es que a veces se tiende a perder la capacidad crítica
con la mujer que nos interesa y comenzamos a darle el gusto y
aprobar todos sus comportamientos o comentarios. Esta necesidad
de hacer sentir bien y aprobar a la otra persona, suele ser
interpretado como temor a confrontar, lo que termina decantando en
un exceso de facilidades para la mujer seducida.
El exceso de facilidades no es para nada divertido y mucho
menos emocionante. Como bien dijo Ninón al Marqués: “ella iba a
sentir mucho más interés por él si sentía que se lo estaba
arrancando de las garras a otras mujeres igualmente bellas, ya que
eso sería un agasajo para su autoestima”. Así como arrancarlo de
las garras resultaba emocionante para ella, que no haya
complicaciones, que no haya contradicciones, que no haya conflicto,
hace que una relación resulte absurdamente aburrida y que haga
sentir que esa persona no tiene la capacidad de liderazgo ni
fortaleza suficiente para hacer valer sus decisiones.
Está muy bien mostrar algunas similitudes y crear lazos de
afecto, pero un exceso de adulaciones puede generar un violento
aburrimiento en las mujeres.

Ser parlanchín

Una persona parlanchina es aquella que no sabe apreciar los


momentos de silencio y mucho menos el turno de la otra persona
durante una conversación, acaparando casi la totalidad de las
palabras que se emiten durante una conversación. Es cierto que las
palabras son muy importantes a la hora de seducir, pero su exceso
molesta. Un parlanchín considera que todo comentario
desencadena una conversación y cuando la otra persona aporta
algo solo sirve para que el parlanchín rápidamente interrumpa y
comience a rebatir esa idea y sobrecargue en exceso cualquier
situación.
Para evitar que esto ocurra, es importante preguntarse cada
tanto ¿la estaré aburriendo? Si creemos que la respuesta es sí,
necesitamos tratar de replantear la estrategia y ceder el uso de la
palabra. En la seducción, tener razón, o mostrarse culto no tiene el
menor significado a diferencia de alimentar unos pocos silencios y
darle protagonismo a la otra persona que seguro también tiene
mucho que decir de sí misma.

Exceso de sensibilidad

Un problema que suelen tener las personas con autoestima frágil es


que pierden toda capacidad de reírse de sí mismas y tienen una
enorme facilidad para sentirse aludidos y enojarse sobre aquello que
puedan decirle. En ocasiones, interpretan cualquier señal de
indiferencia o tergiversan palabras para ponerse a la defensiva.
Estas personas suelen estar cargadas de resentimiento, lo que no
les deja pensar con claridad.
Siempre es importante tener la capacidad de reírse un poco
de sí mismos. Así como tú quieres divertirte, lo más probable es que
las mujeres que vayas a conocer también así lo deseen. No eches
todo por la borda solo si llegado el caso dicen algo sobre ti que
pueda ser interpretado como una ofensa.

Mostrarte como una persona aburrida

Por más extraño que parezca, hay quienes cuando se acercan por
primera vez a una mujer terminan hablando sobre los rutinarios días
de oficina o la monotonía de sus días. Esta clase de charlas vacías
de sentido terminan repercutiendo de manera devastadora en
quienes persiguen un exitoso intento de seducción. Si queremos
convencer a alguien de que somos una excelente alternativa, lo
primero que tenemos que hacer es vernos a nosotros mismos como
personas geniales y divertidas.
Una conversación sin energía, sin sorpresa, sin variaciones
termina siendo un momento incómodo donde indagas a una mujer
como si estuviera rellenando una encuesta o un momento incómodo
donde revives la misma y aburrida rutina de todos los días. Esta
clase de conversaciones sin ninguna pizca de diversión,
inevitablemente conduce hacia el fracaso.

Aparentar más de lo que se puede sostener

Muchas veces cuando se hace el primer acercamiento a una mujer,


se piensa que para lograr una primera buena impresión se pueden
utilizar todos los recursos, incluyendo el de mentir desmedidamente.
Es así como a menudo ocurre que las personas mienten sobre sus
profesiones, nombres, edades, estado civil y muchas otras
cuestiones que con el tiempo comienzan a mostrarse insostenibles.
Por supuesto que dar una buena primera impresión resulta
muy importante, pero para hacerlo no hace falta acudir a las
mentiras, esto mismo ocurre en la tercera experiencia de Candela
con el sujeto seductor del pub. Cuando este se percató de que quizá
no era lo suficientemente sorprendente en algún aspecto, no mintió
ni invento una historia, sino que utilizo otras herramientas para
cambiar de tema, sorprenderla o hacerla hablar de sí misma.
Si bien la mentira puede dar excelentes resultados si es que
solo queremos conseguir algún objetivo rápido y a corto plazo, no
tardará en empezar a presentar limitaciones que harán que se
pierda toda la confianza y construcción que se pudo forjar en los
primeros encuentros.

Exceso de confianza

Otro error muy común entre los anti seductores son aquellas
personas que se muestran muy lanzadas y buscan precipitar todos
los momentos, abusando de la poca confianza inicial que una mujer
puede ofrecerles. Entre las cosas que suelen hacer las personas
con exceso de confianza es el mostrarse cariñosos, abrazar, tocar el
brazo al hablar, encontrar excusas para hacer contacto de alguna
forma con la mujer a pesar de no haber recibido la señal
correspondiente.
Recuerden que el contacto es importante, pero siempre
midiendo su intensidad, momentos y situaciones, además, eviten
excederse porque eso les puede traer problemas más grandes que
no mostrarse seductores. Por otra parte, una persona de estas
características también en ocasiones puede pecar de un exceso de
contemplación. Cómo se desarrolló en el libro, existen momentos
donde una sutil señal donde se mira el cuerpo de la otra persona
rápidamente es una estrategia efectiva para dar un mensaje.
Ahora bien, si en el primer encuentro se recorre en varias
oportunidades el cuerpo de la mujer, ésta sentirá que se le está
desvistiendo con la mirada. Eso no tardará en hacer que se sienta
incómoda y elija retirarse. Eviten esta situación y sepan administrar
la confianza de las otras personas e interpretar las señales que les
ofrece.

Repetir las mismas frases en todo momento

Otro error importante en quienes buscan mostrarse seductores, es


que en ocasiones suelen grabarse en la mente algunas frases que
creen universales y que funcionaran en todo momento. “Que linda
sonrisa tienes”, “amor a primera vista”, “que hace una mujer tan
bella como tú sola en esta noche”, esa clase de frases vacías de
contenido y reconocidas por las mujeres como frases típicas de
alguien con intenciones de seducir, que nos jugaran realmente en
contra por varias razones.
La primera de ella es que solo les dirá que somos personas
poco creativas, poco originales y que no saben aprovechar el
momento. Ser inteligentes y originales para desarrollar una
conversación fluida que sepa aprovechar las especificaciones de
cada momento es clave. Por otra parte, si son frases que suele
utilizar la gente que tiene intenciones de seducir, eso implica que
desde un primer momento estás dejando en claro tus intenciones.
Si hay algo que se repitió muchas veces durante estas
páginas de libro es que nunca hay que poner de manifiesto nuestras
intenciones, siempre conviene avanzar con cuidado, sembrar
expectativa y misterio. Si nos acercamos con una frase como “que
bajo que vuelan los ángeles esta noche” nada de eso será posible.

Los que nunca se animan a más

Hay personas que consiguen superar todos los primeros obstáculos


necesarios para ganarse la confianza, el interés y la admiración de
una mujer, pero que lamentablemente nunca se animan a dar los
pasos siguientes para comenzar a cosechar los frutos de la relación.
Ser lento suele ser mucho más peligroso que ser alborotado, ya que
este solo pierde unas horas cuánto mucho, mientras que una
persona indecisa e insegura suele percatarse demasiado tarde de
que la chica que le gustaba se transformó en su amiga.
Luego de eso los meses continúan pasando, quizá hasta algunos
años y como esa chica le sigue interesando termina por bloquear su
interés en progresar con otras mujeres mientras se convence de que
algún día se lo dirá. Finalmente acude a su casamiento, y es cuando
definitivamente se percata de que todo ha terminado y su vida se
desmorona, se lo dice y ella solo sonríe y dice “siempre lo supe”.
Para evitar esto, si sientes que eres amigo de la chica que te
gusta, no dudes en romper el equilibrio, utiliza chistes de doble
sentido, juegos de rol y llegado el momento simplemente se lo dices.
Puedes anotar los plazos en un calendario si es que eres de las
personas que constantemente suele aplazar indefinidamente los
momentos.

No hables de política o religión


La política y la religión son creencias que suelen estar tan
arraigadas en las personas, que a menudo suelen olvidar que no se
tratan de ciencias exactas y que puede haber discrepancia entre un
punto de vista y otro sin que eso signifique estar equivocado o
desinformado. Como agravante, la gente que es fanática de una
creencia religiosa o un partido político suelen intentar evangelizar al
resto del mundo en todo momento y eso es lo menos seductor que
puede existir en una persona.
Si realmente tu deseo es el de seducir a una mujer, intenta
evitar estos tópicos que pueden llegar a ser altamente conflictivos.
Caso contrario, puedes pasar el resto de la noche discutiendo por
largas horas sin llegar a ningún tipo de entendimiento, porque por
mucho de que se discuta no se llegará a ningún sitio. Después de
todo, si existiera una sola respuesta o pruebas irrefutables que
demuestran que una posición es superadora, no existiría gente que
pensara diferente y mucho menos instituciones para cada creencia.
Así que, si vas a intentar seducir a alguien, deja tu fe por
fuera de las conversaciones.

No respondas a todas sus llamadas

Cuando intentan llamarte o mandarte mensajes, suelen ser


momentos propicios para dejar pasar unos minutos antes de
responder. Es importante no aparentar estar todo el tiempo presente
o disponible, ya que esto implica que básicamente no tenemos vida
propia y que estamos excesivamente expectantes de que decida
contactarnos.
Si, por el contrario, simplemente devolvemos la llamada
después de pasada una hora, o respondemos dejando pasar algún
tiempo entre los mensajes pareciera que estamos ocupados
haciendo alguna otra actividad importante. Eso les hará pensar que
estamos haciendo, quizá hasta les haga despertar celos, pero lo
más importante, les hará entender que nosotros también tenemos
nuestros propios tiempos, nuestras actividades y no lo dejaremos
todo para complacerlas.
No critiques a otros hombres

En muchas oportunidades los hombres sienten la necesidad de


hablar de forma negativa de otras personas solo para demostrar ser
mejores que ellos. Lamentablemente, al hacerlo están demostrando
su inseguridad ya que requieren hablar peyorativamente de otras
personas para sentirse satisfechos con sí mismos.
Si quieres hacer algo realmente seductor, habla bien de los
demás hombres si te consultan. Al hacerlo dejarás en claro tu
seguridad, al mostrar que no necesitas denigrar a nadie para seguir
considerándote la mejor alternativa para una mujer. Además, si
hablas mal de las personas con una mujer que apenas conoces, no
evitará que hables mal de ella, sino todo lo contrario. Eso es algo
que ninguna mujer quisiera pasar y probablemente logres sembrar
desconfianza en ellas.

Hazte respetar

Que estés interesado en una mujer no significa que tienes que


tolerar todo lo que tiene para decirte. No estarás perdiendo nada si
simplemente te levantas y te vas. Las mujeres que realmente valen
la pena nunca intentarán hacerte daño, ni menospreciar a las demás
personas. Es por eso que, si sientes que no te están tomando en
serio, si se están divirtiendo insanamente contigo, simplemente
señala que te sientes decepcionado y te vas.
No sirve de nada quedarse a discutir. Si fuiste tú el que la fue
a buscar no tiene sentido intentar revertir la opinión que tengan
sobre ti, solo déjalo ser, siempre hay más peces en el agua. Saber
retirarse a tiempo permite mitigar los daños.

Apuntar a la menos linda


En muchas ocasiones, las personas suelen esquivar a las mujeres
que consideran más bellas solo porque estas resultan mucho más
intimidantes que las demás, y créanme que es algo que pasa mucho
más seguido de lo que muchos creen. Esta clase de
comportamiento es la que motiva frases como “la mujer bella envidia
la suerte de la fea”, siendo que estas muchas veces solo son
ignoradas porque intimidan a los demás hombres.
Esto es un error, porque la mejor forma de conectar con una
mujer es hablando con sinceridad. Si comenzamos apuntando a una
mujer que no es aquella con la que realmente queríamos conectar,
significa que comenzamos mintiéndonos a nosotros mismos e
inclusive a ella. Si seguimos con esta estrategia, nuestros gestos y
señales involuntarias no estarán jugando en nuestro favor, ya que
no estaremos frente a una mujer que verdaderamente nos guste, y a
la hora de pensar qué decirle, probablemente no se nos ocurran
cosas tan brillantes y espontáneas como sí sucedería en caso de
que hubiéramos intentado seducir a la chica que realmente nos
gusta.
Evita esas situaciones incómodas y sé honesto contigo
mismo, sé honesto con la persona que intentas seducir y escoge
como realmente quieres escoger.

Celos excesivos

Como se viene mencionando, los celos son uno de los tantos


condimentos que pueden influir en la relación, siendo este un
estimulante ideal para aumentar el interés hacia una persona
deseada por alguien más. No obstante, cuando uno está en el rol de
seductor, tenemos la obligación de pasar por alto cada uno de los
elementos que nos generan celos de la mujer y ponernos en una
situación de indiferencia absoluta. En caso de que se trate de una
relación madura, es clave tratar de no sobreactuar la situación de
desconfianza y celos.
Por supuesto, probablemente nos toquen vivir situaciones en
las que se nos haga imposible no sentir celos, pero es importante
tener el suficiente autocontrol como para tomar las riendas de la
situación y optar por las medidas pertinentes para tal caso. Si no
tenemos una relación formal con la mujer, claramente nuestros
reclamos no tendrán lugar alguno y no merece la pena siquiera
plantearlos. Por otra parte, si la relación está lo suficientemente
avanzada, también resulta imprescindible controlar nuestro temple,
ya que uno de los errores más comunes es que como consecuencia
de los celos los hombres suelen ahogar una relación basándose en
supuestos que incluso pueden crearse solamente en nuestra mente,
pero estar muy alejados de la realidad.

No santifiques a las mujeres

Como el romanticismo está pasado de moda, la idea de una mujer


inocente que está esperando por su príncipe azul o la persona ideal
también lo está. No cometas el error de pensar que por ser mujeres
no tienen necesidades sexuales, que no se excitan o que sus
intenciones son puras e inocentes.
Cada día resulta más común encontrarnos con mujeres que
no tienen problemas en tener relaciones rápidas, y aprovechar al
máximo sus experiencias sexuales. Si no consideramos esto,
probablemente ocurra que la mujer se canse de esperar y considere
que no somos personas con suficiente iniciativa. Así que, si te invitó
a su casa y está sola, no te engañes pensando que se trata de una
coincidencia, está claro que en ese caso ella fue la que generó las
condiciones y tu lugar solamente es el de aceptar el juego que te
propone si así lo deseas.

Se honesto con tus intenciones

Son cosas diferentes seducir pensando en forjar una relación


duradera y seducir pensando en tener relaciones sexuales esa
misma noche sin tener en claro si realmente quieres seguir
conociendo a la otra persona. Antes que nada, es importante aclarar
que ambas alternativas son igualmente válidas, pero es importante
que seas sincero contigo mismo, e incluso con la mujer que estés
seduciendo. Se claro y plantéale qué es lo que buscas.
Si te comportas como si realmente quieres conocerla y
pensar a largo plazo con ella pensando que así estarás precipitando
tener relaciones sexuales, es muy probable que te termines
encontrando con el efecto contrario. En ese caso, generar la
conexión resulta lo más importante, y el sexo puede pasar a un
segundo plano en primera instancia. Caso contrario, si le dices que
tiene un cuerpo muy sensual y la seduces con planteos que señalan
“lo afortunado que serias si tienes sexo con ella”, no habrá dudas de
tus intenciones y muchas veces eso es algo mucho más fácil de
ofrecer.
La seducción como trampolín hacia una vida mejor

En 1943 el psicólogo estadounidense Abraham Maslow publicó un


libro titulado Una teoría sobre la motivación humana, un estudio que
dejaba en manifiesto cómo es que la energía mental de cada
persona logra enfocarse en necesidades específicas. Estas
necesidades van creando un sistema de jerarquías en las que cada
individuo se va enfocando y requiere alcanzar la plenitud de los
niveles primarios antes de aspirar a ganar nuevos terrenos entre los
niveles superiores. Mientras que en los niveles superiores de la
pirámide se encontraban las necesidades de autorrealización,
reconocimiento o necesidades sociales, los primeros niveles
estaban compuestos por las necesidades fisiológicas y de
seguridad, dos niveles que llamaron especialmente mi atención.

Si quería algún día ser reconocido como escritor, cumplir mis


sueños y satisfacer mis aspiraciones personales según Maslow
tenía la obligación de fortalecer los aspectos primarios de mi vida en
una primera instancia. Jamás iba a transformarme en un escritor, si
previamente no sentía la seguridad y confianza en mí mismo que
me permitiera escribir tres párrafos seguidos sin sentir vergüenza de
lo que dirían las demás personas. Al mismo tiempo, no iba a poder
desarrollar seguridad en mí mismo, si no lograba satisfacer
plenamente la base de la pirámide de Maslow: las necesidades
fisiológicas.
Necesidades fisiológicas

Para el psicólogo estadounidense, para que un individuo pueda


sentirse pleno como cualquier otra especie animal, tiene que poder
garantizarse: la posibilidad de respirar, hidratarse, alimentarse,
descansar, protegerse y reproducirse. Si como individuos no somos
capaces de garantizar estos aspectos básicos de la existencia
humana, mucho menos seremos capaces de sentirnos seguros y ni
hablar de la posibilidad de buscar reconocimiento de terceros.

El amor es lo único que hay que


ganarse en la vida, todo lo demás se
puede conseguir robando. Lord
Byron

Como bien es capaz de apreciar Lord Byron, de todas las


necesidades fisiológicas que podemos tener hoy en día, la mayoría
son cosas que podemos obtener sea por herencia, por progreso
social o por nuestra cuenta. El amor o tener la capacidad de
reproducirse con una mujer, que se adecue a nuestras aspiraciones,
es para lo único que requerimos el consentimiento y la aprobación
de otra persona.
Si realmente queremos alcanzar la autorrealización, hay que
comenzar sacándonos de encima ese obstáculo, ser capaces de
llevarle tranquilidad a nuestra mente y dejar en claro que somos
suficientemente buenos en el arte de la seducción como para no
tener que preocuparnos más por eso.
Una vez seamos capaces de tener el sexo que realmente
logre satisfacer nuestras necesidades, aspiraciones y deseo. Recién
vamos a poder pensar en satisfacer los requisitos del estadio
siguiente que es el de la seguridad y eso es lo que finalmente nos
abrirá las puertas a todas las demás conquistas planteadas en la
pirámide de Maslow.
En la misma línea el experto en seducción, Martín Rieznik, en
una charla TED planteó como es que “en realidad seducir es lograr
estar en paz consigo mismo y mejorar su propia estima”,
ejemplificando con sus propios alumnos como es que una vez que
estos eran capaces de optimizar sus habilidades de seducción,
comenzaban a mostrar avances en diferentes áreas como el trabajo
y sus aspiraciones personales.
Un resultado que en un principio sorprendió por completo a
Rieznik, pero que finalmente lo llevó a comprender que gracias a no
estar pensando constantemente en esa mujer que tanto les
obsesionaba, pudieron comenzar a preocuparse por cosas más
importantes en las que podían comenzar a invertir su tiempo.
Conclusiones: una pequeña historia final

Hace casi trece años mi vida atravesó un terreno sinuoso, para el


que no venía preparado. Los tiernos pasos de la infancia de a poco
iban quedando atrás, los juguetes comenzaron a dejar de ser una
prioridad y empezaban a ser dejados de lado, al tiempo que empecé
a encontrar barreras nuevas que me separaban de desarrollar una
vida social plena.
Hasta ese momento, había caminado hacia mi pubertad
haciendo todo lo que indicaba el manual: me consideraba un chico
estudioso, trabajador y hasta atlético, no obstante, eso significó muy
poco cuando quise comenzar a incursionar en el mundo de la
seducción.
Fueron largos años donde las frustraciones no hacían más
que acumularse, mientras que las pocas victorias que fui
consiguiendo llegaban a cuenta gotas. Lo que a simple vista puede
parecer un problema insignificante, lo cierto es que esa relación
desproporcionada entre victorias y fracasos en el campo de lo
social, lentamente puede ir modificando tu percepción sobre ti
mismo y sobre todo lo que te rodea.
Con el pasar de los años, fui desarrollando una gran
inseguridad que fue capaz de manifestarse en diferentes campos de
la vida. En la escuela comenzaba a intentar ser lo más invisible
posible, en el campo laboral no era capaz de identificar qué tan
valioso era en realidad, habiendo perdido completamente la noción
sobre cuánto en verdad valía. Era como que tenía una espina
venenosa clavada, y sentía como el líquido se iba esparciendo
lentamente por todo mi cuerpo, llegando a contaminar cada rincón
de mi vida.
Lo peor de todo es que, a diferencia de los problemas
médicos o escolares, no existía nadie a quien le pudiera preguntar
cómo revertir esta situación que estaba atravesando. Siendo este un
tema del que un gran número de personas son desconocedores,
mientras que de la otra mitad un amplio porcentaje considera que se
trata de un tema tabú.
Fue así como entre tantos tropiezos y con un poco de ayuda
del internet conocí a mi primera novia, y me di cuenta que mi
relación con ella evitaba que el veneno avance. Si alguien era capaz
de quererme, significa que no había nada excesivamente malo
conmigo. Mi relación con ella podía excusarse de ya no tener que
pelear contra viento y marea en busca de encontrar a alguien que
me considerara lo suficientemente atractivo como para pasar un rato
juntos.
Pero pese a haber encontrado una nueva zona de confort con
ella, en el fondo seguía sintiendo que me estaba haciendo trampa a
mí mismo ¿Realmente quería estar con ella? ¿O es que quería
experimentar mi sexualidad de otras muchas formas, pero existían
limitaciones en mí que lo impedían?
La historia podría haber terminado ahí, en un llano donde me
sentía cómodo, donde estaba contenido, donde no tenía más
necesidad de salir a conquistar o a seducir a nadie. Las
frustraciones habían quedado de lado y yo tenía una excusa para no
seguir fracasando.
Probablemente nadie se los diga en palabras tan claras, pero
actualmente en el mundo existen millones de parejas que viven
juntas no porque quieran, sino porque simplemente se conforman.
En muchas ocasiones, los hombres no dejan de mirar a otras
mujeres. Lo que quieren en verdad no es estar con nadie, sino
experimentar cosas que exceden de sus posibilidades.
Afortunadamente, no soy de esas personas que desestiman una
pregunta, que pueden mentirse indefinidamente y que se quedan de
brazos cruzados mientras los años pasan y en su mente sigue
latente la pregunta de “¿qué habría pasado?”.
Fue así como una vez más, me adentré en la soltería para
intentar todo aquello que desde hacía mucho tiempo me llamaba. Si
hasta entonces no estaba sexualmente satisfecho, no iba a
quedarme de brazos cruzados viendo como el tiempo transcurría en
medio de una relación que había nacido de la desesperanza. Por
supuesto que una vez más comencé con el pie izquierdo y tuve que
volver a repetir los mismos tropiezos y frustraciones que me había
tocado transitar hacia algunos años atrás, con la diferencia de que
esta vez iba a encarar el problema con una perspectiva diferente:
esta vez acudiría a los libros adecuados y estudiaría aquello que
necesitaba saber.
El contenido que hoy intento transcribir en estas páginas, no
nació mágicamente de mí. Fue el resultado de largas jornadas de
lectura, capacitación constante, videos de YouTube, conferencias y
por supuesto más de mil experiencias y tropiezos. Afortunadamente,
tras adentrarme en el mundo de la seducción mi vida tuvo la
capacidad de dar un giro de ciento ochenta grados y empezar una
vez más con renovadas energías y una autoestima mucho más
consolidada.
Si la seducción era algo tan complejo, sin dudas existía
alguien que, si se animara a escribir sobre la temática, y fue así
como de la mano de expertos del tema como Guillermo Palomo,
Luis Tejedor, Oscar Garrido, Robert Green, Sandra Burgos y
muchos otros escritores o psicólogos más comencé a aprender todo
aquello que hasta entonces nadie había querido explicarme.
Aprender a seducir fue un conocimiento que marcó un antes
y un después en mi vida, siendo el conocimiento que más puertas
abrió hasta el día de hoy. Está claro que no me refiero tan solo a lo
sexual; seduciendo es como una vez más pude levantar la mirada y
caminar con la frente bien en alto. Si una vida llena de rechazos fue
la encargada de bajar mi autoestima, no hay mejor cura que la
seducción y el sexo.
Seducir y tener sexo también fue la cura exacta para poder
recuperar mi voz. Si las inseguridades y los fracasos fueron los
causantes de que quisiera pasar inadvertido haciendo que mi voz se
perdiera con la más leve brisa; no había nada mejor que el camino
de la seducción y el sexo para poder recuperar mi confianza y
revalorizar mis palabras dotándolas de renovada energía y potencia.

Teniendo sexo también me di cuenta de que no existían las


mujeres inaccesibles. Comenzando por las que creía de “mi nivel”,
siguiendo por las que consideraba “demasiado atractivas” y
posteriormente entrando en el territorio de las “inaccesibles”, es
como finalmente caí en la cuenta de que en verdad no existían los
límites.
No recuerdo sensación más placentera que descubrir que no había
nada malo conmigo, siendo que el verdadero problema era que
nadie me había explicado cómo eran las reglas de ese nuevo
mundo. Lo más importante de poder tener cuanto sexo siempre
había querido no fue solo el sexo en sí, sino que gracias a haberme
dado cuenta de que eso ya no era una limitación para mi vida, podía
comenzar a mirar hacia el futuro con una perspectiva renovada
donde el sexo no ocupaba el centro de la escena.
Gracias a la seducción había conseguido dejar de ser un dos
o quizá un tres y escalar hasta lo más alto, y hoy finalmente ya no
tengo dudas de que soy cuanto menos un diez y si Candela se
encontrara conmigo en ese pub es más que claro que quedaría
fascinada.
Obtén GRATIS en tu correo el
complemento El libro del Kamasutra: el
arte de amar, manual clásico de artes
amatorias de autor anónimo.
Lo único que tienes que hacer es escribirnos al
siguiente correo pidiéndonos el complemento:
cybersapiensmail@gmail.com

¡Es todo! En menos de dos días recibirás en tu


correo El libro del Kamasutra: el arte de amar,
TOTALMENTE GRATIS.

También podría gustarte