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La Mujer y Las Plantas Sagradas en El Mundo Antigu
La Mujer y Las Plantas Sagradas en El Mundo Antigu
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ta de Papaver somniferum, igual que los res- nocer los efectos de las llamadas plantas
tos localizados para otras zonas cercanas, sagradas, lo cual nos indica que no serían
como, por ejemplo, la Cueva del Toro. de conocimiento público. Lógicamente, po-
El paso de las sociedades jerarquizadas dríamos deducir que deberían ser plantas
a las estratificadas iría dejando atrás la fi- con algún poder de tipo psicoactivo. Una
gura del chamán/a, que se convertiría así vez examinadas, y a modo de hipótesis,
en el sacerdote o la sacerdotisa de las gran- nos preguntamos sí la «planta-árbol» que
des religiones. Sin embargo, lógicamente, se menciona en el texto podría tratarse de
el ancestral conocimiento debió de persis- Cannabis sativa L.. A su favor se encuentra
tir, solo que en estos momentos pasaría a su altura, se trata de una especie que pue-
estar mucho más regulado dentro del nue- de alcanzar más de cinco metros, corres-
vo contexto social. No obstante, la mujer pondiéndose así con el mito; la resina que
seguiría relacionada en muchos casos con desprenden sus hojas; su utilización como
el conocimiento de las hierbas y plantas, ya planta mágica a y ritual en otras zonas no
no sólo como antiguas mujeres sabias, cu- alejadas. Por otro lado, tenemos que exis-
randeras, hechiceras, arquetipos de la futu- ten numerosas evidencias que apuntan a
ra bruja de las etapas bajomedieval y mo- un uso establecido de este tipo de substan-
derna, sino también como médicas en Me- cias desde épocas muy antiguas (BECE-
sopotamia (CÓRDOBA ZOILO, J. 1986:87) RRA ROMERO, D. 2002).
o en Egipto. Entre ellas destacó Peseshet Según A. Escohotado, en Egipto, una
(NUNN, J. 1996:115 y 124-125) y muchas historia narrada en el papiro Ebers, cuya
otras en Grecia y Roma, donde nos encon- cronología gira en torno al 1500 a. de C.,
tramos con Agamede, Agnodice, Lais, Ele- cuenta que la sacerdotisa Tefnut curó una
fantis, Aspasia, Cleopatra o Metrodora jaqueca del dios Ra empleando un té hecho
(ALIC, M. 1991:42-47; DEAN-JONES, L. con cabezas de adormideras (ESCOHOTA-
1994:183, nota 1). DO, A. 1998:77). Sin embargo, hasta la fe-
Dentro de la cultura mesopotámica, el cha no existen evidencias de que Papaver
mito de Ninhursag, la Señora de la monta- somniferum creciera en tierras del Nilo en
ña, nos refleja la relación entre una diosa y esos momentos. No obstante, bien podría
unas plantas de especiales características. haber sido Papaver rhoeas L., la amapola ro-
En él se describe como Enki, Señor de la ja, que aparece constatada en las represen-
tierra, comete el sacrilegio de ingerir un taciones murales y los hallazgos paleobo-
determinado número de plantas sagradas tánicos (BECERRA ROMERO, D. 2002:132-
con el fin de averiguar su naturaleza y con- 133).
tenido. Ante esta acción Ninhursag lo mal- Por otro lado, nos encontramos la man-
dice y se retira del mundo. Años más tar- drágora, Mandragora officinarum L., especie
de y tras varios acontecimientos, Enki, in- que igualmente vemos representada en nu-
toxicado y debilitado por haberse comido merosas necrópolis tebanas del Imperio
las plantas, se verá de nuevo frente a la Nuevo o en estelas como la denominada
diosa, que lo perdonará y se interesará por «Estela de los enamorados» del Museo Egip-
su salud. Ninhursag «mágicamente» lo sa- cio de Berlín, donde precisamente Neferti-
nará haciendo que por cada achaque de ti o Meritaten —hay dudas sobre su iden-
Enki naciera una divinidad, una por cada tificación— ofrecen o bien al faraón Ank-
planta sagrada que había consumido, dic- henatón o bien al príncipe Smenkhare los
taminándoles a cada una de ellas una acti- frutos de esta planta (PIJOAN, J. 1973:100).
vidad (LARA PEINADO, F. a)1984:37-40; Curiosamente siempre asociada a las mu-
b)2002:43-45). El mito, pues, habla clara- jeres de Tebas, que debieron conocer per-
mente de la intención del dios Enki de co- fectamente el potencial psicoactivo de esta
La mujer y las plantas sagradas en el Mundo Antiguo 13
planta, dado que incluso se encuentra en 1976:356). No es el único objeto de estas ca-
alguno de sus mitos (BECERRA ROMERO, racterísticas, otro anillo-sello fue localizado
D. 2002:215-218). Además, es entre estas en la ciudad de Thisbe, cercana al golfo de
mujeres —como señala Diodoro de Sici- Corinto y parece mostrar los mismos ele-
lia— que se preparaba la bebida intoxican- mentos (EVANS, A. 1930:458).
te conocida como nephentes que ahora ve- La adormidera era considerada un sím-
remos. bolo de fecundidad y aparecía frecuente-
La relación existente entre las diosas y mente asociada a Démeter en numerosas
las plantas con alguna capacidad psicoac- representaciones formando parte de sus
tiva se observa claramente en la conocida atributos. Posteriormente, sería asimilada
estatuilla cretense con forma de mujer, co- en época romana a Ceres e incluso vincu-
ronada con adormideras que dan nombre a lada a Afrodita de Sición, esta planta siem-
la figura. Esta pieza, localizada en Gazi y pre se encontrará presente. Vemos pues co-
datada hacia el 1200 a. de C., parece indi- mo, a pesar del cambio de mentalidad, la
car la importancia religiosa y las virtudes mujer —representada en este caso por va-
mágicas de la planta. Los cortes efectuados rias diosas— siempre aparece relacionada
a las cabezuelas de las adormideras no de- con el mundo vegetal, pero con plantas ca-
jan ninguna duda acerca del método más paces de provocar estados alterados de
adecuado para extraer su jugo, es decir, lo consciencia. Quizá, por eso asociadas al
que conocemos como opio, y por tanto, de culto divino, como un medio de «conectar»
los efectos que produce. Tanto es así que la con las diosas.
figura de la diosa parece encontrarse en un En los primeros textos griegos puede
estado de sopor, característico del consumo observarse la relación entre mujer, plantas
de opio; un estado de éxtasis que se mani- y drogas. Así, por ejemplo, en el poema de
fiesta en la expresión de su propio rostro. Homero La Odisea, en su canto IV, Helena
Incluso la pasividad de sus labios es un de Troya2 ofrece a sus invitados, una bebi-
efecto típico derivado de la ingestión de es- da con la cual pretende calmar la aflicción
te producto (KRITIKOS, P.G. 1960). De es- de Telémaco, diluyendo en la misma una
ta forma, la representación de los cortes, droga:
equidistantes en sentido vertical realizados
«…gran remedio de hiel y dolores y ali-
en las vainas de la planta atestigua un co-
vio de males; beberíalo cualquiera disuelto
nocimiento exacto del mismo, que serviría
en colmada vasija y quedara por todo aquel
o se emplearía en funciones rituales (MA-
día curado de llantos aunque en él le acae-
RINATOS, S. 1936:287; KRITIKOS, P.G.
ciera perder a su padre y su madre o caye-
1960). Otros hallazgos en la isla confirman
ra el hermano o el hijo querido delante de
su presencia en este mismo período (KRI-
sus ojos, herido de muerte por mano ene-
TIKOS, P.G. y PAPADAKI, S.P. 1967:24-25).
miga. La nacida de Zeus guardaba estos sa-
En la Grecia continental, en el área de
bios remedios: se los dio Polidamna, la es-
Micenas, el conocido descubridor de Troya,
posa de Ton el de Egipto, el país donde el
H. Schliemann, sacó a la luz durante las ex-
suelo fecundo produce más drogas cuyas
cavaciones llevadas a cabo en el palacio
mezclas sin fin son mortales las unas, las
principal de la cultura micénica un anillo-
otras saludables»3.
sello de oro donde se puede apreciar, cla-
ramente, lo que él definió como una diosa. El autor griego no cita el nombre de la
Ésta parece ofrecer tres adormideras a una planta, pero tampoco llama a dicha bebida
mujer alta y bien vestida que da la impre- con el nombre común de pharmakhon sino
sión de alzar su mano para recoger el ra- con el más preciso de nephentes4. Respecto
mo que se le muestra. (SCHLIEMANN, H. a esto, Diodoro de Sicilia, escribiendo sobre
14 Daniel Becerra Romero
las viejas relaciones entre Grecia y Egipto ramas sagradas, vertiendo para aquél gotas de
haciendo referencia a la presencia de Ho- miel y granos de amapolas soporíferas»9. Un
mero en el país del Nilo, cuenta que se pre- método que recuerda mucho al empleado
sentan numerosas pistas: por Medea y que, a su vez, es muy similar
al que empleará la sibila para adormecer a
«...principalmente el remedio de Telé-
Cerbero y facilitar así la entrada de Eneas
maco elaborado por Helena en casa de Me-
en el infierno10. La Dipsas de Ovidio, al-
nelao y olvido de todos los males acaecidos.
cahueta y hechicera juega un papel similar.
Parece haber examinado cuidadosamente el
Entre sus diversos conocimientos figura el
remedio «nepentes», que afirma el poeta que
de conocer los efectos de las hierbas, al
Helena tomó de la Tebas de los egipcios, de
tiempo que los conjuros y artes mágicas de
Polidamna, mujer de Ton; dicen que, inclu-
Eea, es decir, de Circe11.
so todavía ahora, sus mujeres utilizan el po-
Centrándonos, exclusivamente, en el
der antes citado y afirman que, sólo entre
marco religioso tenemos que la relación de
las diospolitanas fue descubierto el remedio
la mujer con los oráculos y cultos mistéri-
de la cólera y de la pena desde tiempos an-
cos, ya sea en calidad de pitia, profetisa, sa-
tiguos; Tebas y Dióspolis son la misma»5.
cerdotisa o diosa viene también de tiempo
Homero vuelve a insistir en esta ances- atrás. Herodoto nos narra como se forma-
tral relación entre las mujeres y las plantas. ron los más antiguos oráculos del mundo
En el canto X, de La Odisea, Ulises, llegado antiguo, el de Dodona y el de Siwa. Dos
del país de los lestrígones, en la isla de Eea, palomas negras que parten al mismo tiem-
debe afrontar a la hechicera Circe, bien co- po desde Tebas, en Egipto. Una de ellas fue
nocida por su amplio repertorio de drogas6, a posarse en una encina, cerca de Dodona,
que tras invitarlos a su morada, sentarlos a y la otra en una palmera, en el oasis de Si-
la mesa y ofrecerles comida: wa donde hablando con voz humana se
transformaron en sacerdotisas y comenza-
«…les dio con aquellos manjares un
ron a emitir oráculos12.
perverso licor que olvidar les hiciera la pa-
En Delfos, otro de los oráculos más fa-
tria. Una vez se lo dio, lo bebieron de un
mosos de la antigüedad, la pitia, en estado
sorbo y, al punto, les pegó con su vara y lle-
de trance poseída por el espíritu de Apolo,
vólos allá a las zahurdas: ya tenían la cabe-
expresaba por su boca, la profecía divina.
za y la voz y los pelos de cerdos»7
No debemos olvidar que originariamente
Por otra parte, Medea, su discípula fue Gea, la Tierra, la primitiva habitante
aventajada, personaje también mitológico, del santuario, más tarde la titánide Temis,
conoce profundamente el uso y las propie- hasta la llegada de Apolo quien, se dice,
dades de numerosas drogas. A modo de aprendió el arte de oracular de la propia
ejemplo baste recordar el método que em- Temis. Aunque la institución délfica no era
plea para adormecer al dragón facilitando una emisora de leyes, su influencia era no-
así la labor de Jasón para apoderarse del toria, y todavía más fue el peso desde los
vellocino de oro8. sacerdocios femeninos, porque los oráculos
En otras ocasiones en vez de a diosas o se consultaban en numerosas ocasiones, so-
personajes mitológicos serán mujeres mor- bre todo cuestiones referentes a las ciuda-
tales a las que se atribuyan su empleo. Bien des-estado de Grecia13.
conocido es el episodio, por ejemplo, de la Plutarco, que recordemos fue sacerdote
hechicera guardiana del templo de las Hes- de la institución délfica, comentando la im-
pérides que Virgilio, en La Eneida, mencio- portancia de la buena disposición de la pi-
na por boca de Dido. Dicha mujer «daba ella tia en el instante de emitir la profecía nos
de comer al dragón, y cuidaba del árbol de las han legado una imagen muy clara del es-
La mujer y las plantas sagradas en el Mundo Antiguo 15
tado que alcanzaba si las condiciones para La cita continúa con otros rasgos de un
ello no eran las correctas: estado de alteración física, mientras dicta la
profecía y con posterioridad a la misma.
«Habían acudido consultantes del ex-
Boca espumeante, gemidos, temblores, ala-
tranjero, y se dice que la víctima permane-
ridos, mirada perdida...etc. hasta que sale
cía inmóvil e insensible a las primeras liba-
corriendo del templo, donde continúa su
ciones, pero, como los sacerdotes se excedí-
sufrimiento16. Este hecho ha sido objeto de
an en su empeño y la apremiaban, cuando
interpretaciones diversas, desde razones
llegó a estar mojada y casi ahogada, se en-
tregó. ¿Qué sucedió entonces con la pitia? psicológicas, a cambios de personalidad,
Bajó al oráculo, según dicen, no queriendo mientras que para otros se trataría simple-
y de mala gana; y en sus primeras respues- mente de un «mal viaje» (ESCOHOTADO,
tas fue inmediatamente manifiesto, por la A. 1998:155).
ronquera de su voz, que no se reponía; a El mismo método por el cual la pitia en-
modo de un barco agitado, estaba llena de traba en trance ha sido muy discutido. Las
un soplo mudo y maligno. Por fin, comple- excavaciones llevadas cabo en la zona, du-
tamente fuera de sí y con un grito confuso rante el primer cuarto del s. XX, no revela-
y terrible se lanzó hacia la salida y se echó ron vestigios ni del ádyton, la sala donde se
a tierra, así que no sólo huyeron los con- producía el fenómeno y a la que sólo podía
sultantes, sino también el interprete Nican- acceder la sacerdotisa, ni del chasma, la
dro y aquellos santos que estaban presentes. hendidura por la cual saldrían los gases,
Después de poco tiempo, entraron y la por lo que numerosos investigadores lle-
encontraron inconsciente, sobrevivió tres garon a pensar que en realidad tal proce-
días»14. dimiento nunca existió. Por ello se busca-
ron otras alternativas que pudieran «ayu-
Lucano nos ofrece una versión más po- dar» al delirio extático de la pitia, entre
ética pero que nos aclara el sentimiento y ellas destacaba el beleño negro, Hyoscya-
la imagen que, aproximadamente, del su- mus niger L., o el humo de sus hojas, pues
ceso se tuvo en el s. I. d. de C. En su obra la atropina que contiene esta especie, po-
se señala como la pitia: dría haber servido para alcanzar el trance
«Adentrada en las vastas cavernas, se profético. Sin embargo, recientemente un
quedó quieta y acogió en su pecho por pri- estudio interdisciplinar ha dictaminado la
mera vez a la divinidad, que la emanación veracidad de las palabras de los antiguos
de la roca, aún no agotada a lo largo ya de autores clásicos cuando se referían a los ga-
tantos siglos, introdujo en la profetisa; ses emitidos por la grieta, replanteando de
adueñándose, al fin, de aquel pecho de cirra, esta manera el debate y reafirmando así la
más colmado que nunca irrumpió Peán en fidelidad de los textos. No obstante, qui-
los miembros de la profetisa de Febo, desa- zás, el uso de alguna planta, como el ya
lojó a su espíritu anterior y ordenó a la na- mencionado beleño, facilitase el trance a
turaleza humana dejarle a su disposición to- una persona acostumbrada al mismo. Al
do el pecho. Se agita en el delirio, llevando menos en las situaciones más cotidianas.
por la gruta un cuello que ella no controla Por tanto, vemos como existe la posibi-
y, dislocadas por el erizamiento de sus ca- lidad de un uso continuado en el tiempo de
bellos las cintas del dios y las guirnaldas de drogas asociados a estas antiguas mujeres
Febo, da vueltas con su cabeza vacilante por chamanes-sacerdotisas-botánicas, pero ya
los vanos del templo, desparrama los trípo- institucionalizado por las jerarquías domi-
des que obstaculizan sus pasos sin rumbo y nantes. Si bien para el caso masculino au-
se abrasa en terrible fuego, llevándote a ti tores como R. Dodds encuentran rastros de
Febo, en plena cólera»15. un cierto chamanismo en el mundo griego
16 Daniel Becerra Romero
NOTAS
mes con este punto. Un breve resumen acer- 22 El conocimiento popular de diversas espe-
ca de esta polémica en CUSUMANO, N. cies medicinales queda evidenciado en el
1984; DÍEZ de VELASCO, F. a)1995:114-119; mandato explícito realizado en el Concilio
b)1998:137. de Braga, en el 572, donde se prohibe «...al
18 Plin., HN, XVI, 62, 145-147. recoger hierbas medicinales, hacer uso de algunas
19 Plin., HN, XXIV, 47, 75. supersticiones o encantamientos, sino solamente
20 Dsc., II, 179, 2. honrar a Dios creador y Señor de todas las cosas
21 Plu., Quaest. conv. III, 649A. (Trad. de M. Ló- por medio del credo divino y de la oración domi-
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