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Traducción al español: Mazes de Ursula K.

Le Guin

Laberintos

He tratado de esforzarme en usar mi ingenio y mantener mi coraje, pero ahora sé que no podré
soportar esta tortura por más tiempo. Mi percepción del tiempo es confusa, pero creo que han
pasado varios días desde que me di cuenta de que no podía mantener mis emociones bajo
control, y ahora el colapso físico es casi completo también. No puedo concluir ningún
movimiento mayor / gran movimiento / de mucho esfuerzo. No puedo hablar. Respirar, en este
pesado y extraño aire, lo hace aún más difícil. Cuando la parálisis alcance mi pecho moriré,
probablemente sea esta misma noche.

La crueldad del alienígena es refinada, aunque irracional. Si hubiera pretendido todo este
tiempo / siempre tuvo la pretensión de matarme de hambre, ¿Por qué no simplemente dejar de
darme comida? En cambio, me dio suficiente comida, montañas de ella, todas las hojas de esos
brotes verdes (desconocidos/extraños) que podría querer. Solo que ninguna estaba fresca.
Habían sido recogidas / seleccionadas / cosechadas así; estaban muertas; el elemento que las
hace comestibles para nosotros ya había dejado de existir, y bien podría comer piedras (caer a
tierra / darse por vencido, comer suelo / comer gravilla / metáfora). Sin embargo, ahí estaban,
con el olor y la forma de los brotes verdes (brotes verdes de la planta desconocidas),
irresistibles para mi voraz apetito. No desde un principio, por supuesto. Me dije, ¡no soy tan
infantil/ tan inocente / un bebé, para comer hojas recogidas / seleccionadas / cosechadas así!
Pero el estómago saca lo mejor de la mente. Después de un rato, parecía mejor estar
masticando / mascando algo, lo que fuera, que pudiera aliviar el dolor y que dejaran de sonar
mis tripas. Así que comí, y comí, y moría de hambre. Es un alivio, ahora, estar tan débil que no
puedo comer.

La misma elaborada perversión marca su proceder. Y lo peor de todo es justo el que recibí con
tanto alivio y deleite al principio: el laberinto. Estaba muy desorientado al principio, después de
ser atrapado, siendo orientada/manipulada por un gigante, tirado dentro de una prisión; y este
lugar alrededor es desorientador, espacialmente inquietante; la extraña, lisa, curvada zona /
cielorraso es de una sustancia alienígena y sus líneas son un sinsentido para mí. Así que cuando
fui agarrada y colocada, entre toda esa extrañeza, en un laberinto, uno reconocible, incluso
familiar, fue un momento de fortaleza y esperanza después de tanto sufrimiento. Parecía
bastante claro que había sido puesto en el laberinto como un tipo de prueba o investigación,
que un primer acercamiento hacia la comunicación estaba siendo intentado. Intenté cooperar
de cualquier modo. Pero no fue posible creer por mucho tiempo que el propósito de la criatura
era lograr comunicarse.
Es inteligente, muy inteligente, eso está claro (entre/por miles de evidencias). Ambos somos
criaturas inteligentes, somos creadores de laberintos, ¡seguramente será muy fácil aprender a
hablar entre nosotros! Si fuera eso lo que quería / eso fuera lo que quisiera / eso fuera lo que
querría el alienígena. Pero no es así. No sé qué tipo de laberintos construye para sí mismo. Los
que hizo para mi eran instrumentos de tortura.

Los laberintos eran, como ya dije, de tipos básicos y familiares, aunque las paredes eran de ese
material extraño mucho más frío y liso que arcilla compacta. El alienígena dejó una pila de hojas
recogidas / seleccionadas / cosechadas en un extremo de cada laberinto, no sé por qué; quizá
es por un ritual o una superstición. El primer laberinto en el que me puso era infantilmente /
inocentemente corto y simple. Nada expresivo/diciente o por lo menos interesante podría salir
de esto. El segundo, sin embargo, era más o menos una versión simple del “lugar difícil de
escapar, lugar de nombre específico, laberinto conocido”, bastante adecuado para la afirmación
tranquilizadora a la que quería llegar. Y el último, el laberinto largo, con siete corredores/pasillos
y diecinueve conexiones, que se prestaban sorpresivamente bien para un estilo Maluviano, y de
hecho con casi todas las técnicas Neo Expresionistas. Hubo que hacer adaptaciones de la
comprensión espacial alienígena, pero cierta cualidad de creatividad surgió de esas
adaptaciones. Trabajé fuertemente en el problema de ese laberinto, planeando toda la noche,
reimaginando líneas y espacios, fintas y pausas, la errática, desconocida, y aun así hermosa ruta
de ‘El camino verdadero’. Al siguiente día, cuando fui puesta en el laberinto largo y el alienígena
empezó a observar, realicé el Octavo Maluviano en su totalidad.

No fue una presentación perfecta. Tenía nervios / Estaba nerviosa, y los parámetros de tiempo y
espacio /espacio temporales / espacio-tiempo eran sólo aproximados. Pero el Octavo Maluviano
sobrevive con la actuación más torpe en el laberinto más pobre. Las evoluciones en el noveno
encadenamiento, donde se repite el tema de la “nube” extrañamente transpuesto en antiguo
motivo de espiral, son indestructiblemente bellos. He visto como una persona muy vieja los
resuelve, tan vieja y rígida que sólo sugeriría movimientos, los insinuaría, un gesto sombrío/en
la sombra, un tenue reflejo de los temas / colores: y quienes miraron se conmovieron de
manera inexpresable. No hay declaración más noble en nuestro ser. Desarrollándolo, yo misma
me dejé llevar por la fuerza de los movimientos y olvidé que era prisionera, olvidé los ojos del
alienígena mirándome; trascendí los errores del laberinto y mi propia debilidad, y bailé (por) el
Octavo Maluviano como nunca lo había hecho.

Cuando terminé, el alienígena me levantó y me puso en el primer laberinto, en el corto, en el


laberinto para niños pequeños que aún no han aprendido a hablar.

¿La humillación fue a propósito? Ahora que todo ha pasado, veo que no hay forma de saber.
Pero sigue siendo complicado atribuir ese comportamiento a la ignorancia.
Después de todo, no es ciego. Tiene ojos, ojos reconocibles. Son suficientemente parecidos a
nuestros ojos, debe ver de manera similar a la nuestra. Tiene una boca, cuatro piernas, puede
moverse sobre sus dos piernas, puede agarrar con sus manos, etc.; por todo su gigantismo y
aspecto extraño, se ve menos fundamentalmente distinto a nosotros físicamente, que un pez. ¡Y
aun así el cardumen baila y, de manera propia y estúpida/tonta, se comunican! El alienígena
nunca ha intentado hablar conmigo. Ha estado ahí, viéndome, tocándome,
orientada/manipulada, por días: pero todos sus movimientos son con alguna intención, no
comunicativa. Es evidentemente una criatura solitaria, totalmente absorbida en sí misma.

Esto explicaría de sobra su crueldad.

Pronto me di cuenta que de vez en cuando movía su curiosa boca horizontal (equitativamente)
con una serie de delicados gestos repetitivos, como alguien comiendo. Al principio pensé que se
burlaba de mí; después, me pregunté si estaba tratando de instarme a comer el indigerible
forraje; después se me ocurrió que podría estarse comunicando labialmente. Parecía un
lenguaje limitado e inmanejable por alguien/algo/ un ser tan bien dotado de manos, pies,
extremidades, con columna vertebral, y demás; pero podría ser por la perversidad de la
criatura, pensé. Estudié sus movimientos labiales y me esforcé en imitarlos. No respondió. Se
quedó mirándome brevemente y después se fue.

De hecho, la única ‘respuesta’ indudable que obtuve de(l) alien/ él/eso fue cuando estaba en un
nivel lamentable bajo de estética interpersonal. Me atormentaba con pulsar los botones, como
lo hacía una vez al día. Había soportado esa grotesca rutina muy pacientemente durante los
primeros días. Si yo pulsaba un botón obtenía una sensación desagradable en mis pies, sí
oprimía el segundo obtenía una ¿¿¿bolita??? de comida reseca, si pulsaba el tercero no obtenía
nada en absoluto. Obviamente, para demostrar mi inteligencia fui a pulsar el tercer botón. Pero
parece que mi inteligencia irritó a mi captor, porque removió el botón neutral después del
segundo día. No pude imaginar qué estaba tratando de establecer o conseguir, excepto por el
hecho de que era su prisionero y mucho más pequeño (que él). Cuando traté de alejarme de los
botones, me forzó físicamente a volver. Debía sentarme ahí a pulsar botones (para él),
recibiendo castigos de uno y burlas del otro. La deliberadamente escandalosa situación, la
insufrible pesadez y grosor de ese aire, la sensación de ser observado siempre pero nunca
entendido/comprendido, todo combinado me hundía en una condición para la que no tenemos
una descripción en absoluto. La cosa más cercana que puedo sugerir está en el último interludio
del Sueño de Diez Puertas, cuando todas las bifurcaciones están cerradas / se cierran y la danza
se estrecha más y más hasta que estalla terriblemente en vertical. No puedo decir lo que sentí,
pero fue algo así. Si mis pies fueran punzados / si me picaran los pies una vez más, o me
lanzaran de nuevo una porción de comida podrida, iré en vertical para siempre… Saqué los
botones de la pared (se desprendieron de un buen tirón, como capullos de una flor) los puse en
el centro del piso, y defequé sobre ellos.

El alienígena me alzó enseguida y me devolvió a mi prisión. Captó el mensaje y actuó al


respecto. ¡Pero qué increíblemente primitivo había tenido que ser el mensaje! Y al siguiente día,
me puso de vuelta en la habitación de los botones, y ahí estaban los botones como nuevos, y
debía elegir alternar castigos para su diversión… Hasta entonces me había dicho a mi misma
que la criatura era alienígena, por tanto, era incomprensible e incapaz de comprenderme,
quizás no inteligente de la misma manera en la que nosotros, y así sucesivamente. Pero desde
entonces he sabido que, si bien todo eso puede seguir siendo verdad, es también inequívoca y
tremendamente/terriblemente cruel.

Cuando me puso en el laberinto infantil ayer, no me podía mover. El poder del habla se había
ido casi por completo (estoy bailando esto, por supuesto, en mi mente; “el mejor laberinto es la
mente,” reza el proverbio antiguo) y simplemente me agazapé ahí, en silencio. Al rato me sacó
de nuevo, con bastante suavidad. Ahí está la perversidad definitiva de su actuar: ni una vez me
ha tocado con crueldad.

Me colocó en la prisión, cerró la puerta, y llenó el comedero de comida incomible. Se paró en


(sus) dos piernas, mirándome por un rato.

Su cara es bastante móvil, pero si habla con su cara no puedo entender, es una lengua
(demasiado) muy - extraña / inteligible. Y su cuerpo está siempre cubierto con esteras
voluminosas y vinculadas/vinculantes, como un viejo viudo que ha hecho un voto de silencio.
Pero me he acostumbrado a su gran tamaño y al carácter angular de la posición de sus
miembros, los cuales al principio parecían estar diciendo de manera constante y fluida frases
incoherentes y mal pronunciadas, un horrible baile sin sentido como los movimientos de un
imbécil, hasta que me di cuenta de que eran movimientos estrictamente deliberados. Ahora veo
algo más allá de/en esas posiciones. No había palabras, pero había comunicación. Vi, mientras
se quedaba mirándome, una clara expresión que significaba tristeza y rabia, tan clara como la
Postura X. Había la misma inmovilidad laxa, la misma flexión, la afirmación de derrota. Nunca
salió una palabra clara, y aun así me dijo que estaba lleno de resentimiento, lástima,
impaciencia y frustración. Me dijo que estaba harto/enfermo de torturarme y que quería que lo
ayudara. Estoy seguro. Le entendí. Traté de contestarle. Traté de decir, “¿Qué es lo que quieres
de mí? Sólo dime qué es lo que quieres”. Pero estaba muy débil para hablar con claridad, no me
entendió. Nunca me entendió.

Y ahora tengo que morir. No hay dudas de que vendrá a verme morir; pero no va a entender la
danza que yo bailo al morir.

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