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EL ORIGEN DE LAS FLORES

El actual registro fósil muestra que las plantas con flores aparecieron de
manera relativamente súbita en todo el mundo a mitad del Cretáceo,
alrededor de hace unos 120 millones de años. Ese registro contradice la
creencia del propio Darwin de que la aparición de las flores fue un proceso
lento y gradual. Sin embargo el misterio real sobre cómo se produjo la
floración del planeta sigue sin resolverse. Un nuevo fósil del Cretáceo inferior
Encontrado en un yacimiento del noroeste de China puede ayudar a resolver
parte de la ecuación.

Se trata de una especie de angiosperma desconocida hasta ahora,


Gansufructus saligna, De la que se ha recolectado restos es excepcionalmente
bien preservados con tallos ramados a los que se añaden hojas y frutos. El
conjunto provee de un material valiosísimo para el estudio de la morfología de
los primeros angiospermas. Esta planta era pequeña, de apenas unos
centímetros de largo y pertenecía a una especie de herbácea con 3 o 4 ramas y
hojas alternadas. Las hojas tienen forma similar a la de los sauces y los frutos
están formados a partir de conjuntos de carpelos, los órganos reproductivos
de la planta, muy bien conservados. Se trata del fósil más antiguo conocido de
una eudicota, uno de los tipos de angiosperma más abundante que contiene
en la actualidad cerca de 145.000 especies de más de 350 familias, es decir,
a él pertenece casi el 64% de la diversidad de plantas con flores que hoy
conocemos.

A pesar de que en China se han descubierto numerosos tipos de fósiles de


plantas, todavía no está muy claro si este área del planeta también participó
del origen de las flores. Se cree que las actuales plantas floradas pudieron
originarse en lugares tan remotos como la región ártica, el sudeste o el
este de Asia, Sudamérica o África y que China solo sirvió de puente para la
transmisión de las flores originales a otros lugares del mundo. Sea como fuere
una vez aparecidas, las primeras flores se desperdigaron por el planeta de
manera velocísima. En solo 40 millones de años colonizaron prácticamente
todos los hábitos terrestres incluyendo desiertos y zonas húmedas, praderas o
junglas. El descubrimiento de esta nueva especie podría ser especialmente
relevante para determinar el papel que jugó el continente asiático en el origen
de las flores no solo como puente de transmisión sino incluso quizás como
centro irradiador de la evolución que luego iba a reproducirse en cascada por
el resto del globo.

El descubrimiento de este fósil ha sido ahora reforzado por un nuevo hallazgo


que publicó ayer la revista “Nature” y que puede permitir completar
definitivamente la última pieza que quedaba del puzle. Un equipo
internacional de investigadores ha descrito nuevos restos fósiles muy bien
preservados de plantas que ya están extintas y que corresponden a un
periodo cercano a hace 120 millones de años. No son las plantas más
antiguas descubiertas, pero sí contienen una variedad morfológica y
presentan una calidad de preservación suficiente para que los autores del
estudio hayan sido capaces de construir un árbol de relaciones entre los
diferentes tipos de plantas primitivas. Su esfuerzo posiciona a todos los fósiles
en el árbol genealógico de las angiospermas y da pistas suficientemente
poderosas para acercarnos al conocimiento de cuáles fueron las primeras
especies de estas características que brotaron en el planeta. Los fósiles ahora
encontrados muestran una remarcable diversidad en formas y en estructuras
reproductivas. Curiosamente no se trata de fósiles que hayan sido
desenterrados recientemente, sino que se encontraban en algunas
colecciones que podían llegar a tener un siglo de antigüedad, depositados en
museos o en laboratorios de investigación, y ahora redescubiertos.

Con el trabajo de comparación de estas especies los autores han podido dar
alguna explicación al nacimiento del tegumento típico de las semillas de
las angiospermas que en botánica se conoce como episperma. Sin embargo,
no han sido capaces de dar explicación a cómo se generó la capa protectora
conocida como ovario que rodea colectivamente a todas las semillas en las
flores y que al fin y al cabo da origen al fruto. El abominable misterio de
Darwin sigue por lo tanto produciendo quebraderos de cabeza a los
científicos. Porque, si importante para el planeta fue la dispersión rápida de
flores, mucho más importante incluso para la vida fue la producción masiva
de frutos. Habrá que seguir investigando para terminar de resolver qué
ocurrió en nuestro mundo hace millones de años para que un suelo aburrido y
gris se transformará en la base de una flora multicolor y nutritiva.

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