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La increíble historia de los Warren, el

matrimonio que capturó a la muñeca


diabólica Annabelle
Esta pareja de demonológos norteamericanos atendió durante más de cinco
décadas casi cuatro mil aterradores casos de índole sobrenatural.
Jueves 11 diciembre 2014

 Héctor Fuentes
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El matrimonio conformado por Ed y Lorraine Warren, gracias a los sucesos verídicos que se
relataban en la película “El Conjuro” (donde ellos aparecían como personajes
protagónicos, se vio por primera vez a la muñeca Annabelle y se relataban los espantosos
sucesos paranormales que afectaron a la familia Perron), alcanzó una fama planetaria. Y es
que estos dos experimentados investigadores de fenómenos paranormales atendieron
durante más de 50 años de trayectoria más de 4 mil casos relacionados con fantasmas,
incidentes de poltergeist, casas encantadas y posesiones diabólicas.

Lorraine Warren, de actuales 87 años, relató que su acercamiento al mundo paranormal


ocurrió en 1933, cuando tenía 7 años y cursaba su educación en un colegio católico de
niñas. “A esa edad comencé a ver el aura de las personas. Como era muy pequeña no sabía
que eran esas luces. Recuerdo que una vez le dije a una monja de mi colegio: “Tus luces son
más brillantes que las de la madre superiora”, y ella me contestó: “¿De qué luces estás
hablando?”. Así que me mandó a penitencia a rezar porque pensó que le estaba mintiendo.
En ese momento comprendí que era un don que sólo yo tenía. Este aura que tiene la gente es
como un aviso de S.O.S. No es lo que proyectas, sino que es lo que eres en realidad.
Algunas veces veía esta aura incluso en algunas mascotas y es algo muy hermoso de
describir. Como nadie de mi familia entendió de qué se trataba este don tuve que guardarme
este secreto por mucho tiempo, hasta que conocí a mi marido Ed”.

Ed Warren, un hijo de un policía que había nacido en 1926 en Connecticut, confidenció por
su parte que durante su infancia, entre los 5 y los 12 años, ocurrieron una serie de hechos
inexplicables. A las 2 o 3 de la mañana, cuando toda su familia dormía, las puertas de su
armario se abrían inexplicablemente y de él surgían luces flotantes con rostros que lo
miraban. “El rostro más habitual era el de una anciana enojada. Como la habitación se
llenaba de un frío glacial y también se escuchaban pisadas y susurros, a los pocos minutos
estaba durmiendo en la cama de sus padres, parapetado entre las sábanas. Crecí sin entender
qué era aquello”.
Fotografía del fantasma de un niño, tomada por Ed Warren, en la denominada “casa maldita de Amityville.

Cuando Ed Warren tenía 16 años y trabajaba como acomodador en el Teatro colonial en


Bridegport, conoció a Lorraine, quien iba todos los días miércoles al cine acompañada por
su madre. “Un día empezamos a hablar y nos hicimos amigos. Ella tenía la misma edad que
yo y una noche me acerqué a su casa y le pedí una cita. Cuando nos hicimos novios me
decidí a contarle que había visto fantasmas y apariciones cuando era niño. Pensé que
seguramente se iba a reir y me iba a tomar por un loco, pero ella me contestó que también
tenía un secreto. Ella era médium y clarividente, y no sólo había visto fantasmas igual que
yo, sino que también podía hablar con ellos. En ese momento me pareció que el destino nos
había reunido”.

Después que Ed Warren entró a la Armada, los dos jóvenes se casaron y, cuando Ed volvió
de la Segunda Guerra Mundial, la pareja ya tenía una hija. Ed, aprovechando su talento con
los pinceles, por esos años se dedicó a pintar cuadros de paisajes y …mansiones
embrujadas. “Éramos un pareja de jóvenes muy curiosa y nos atraían esos lugares donde
supuestamente se reportaban hechos sobrenaturales, porque a nosotros nos habían pasado
cosas parecidas. Por esa época yo me sentaba frente a esas casas y en mis lienzos trazaba
terroríficos monstruos y fantasmas que surgían de las puertas y ventanas. Después Lorraine
se acercaba al dueño de la casa, que quizás se estaba preguntando desde hacía horas qué
hacían aquellos dos jovencitos lunáticos allí, y le ofrecía si quería comprar el cuadro.
Lorraine les decía: “Mi marido ha pintado esto. ¡Mire lo que ha visto!”. Ellos sólo decían:
“Ay, Dios Mío”. Lo increíble es que muchos dueños de esas casas, pese a que estaban
horrorizados, nos dejaban entrar a sus casas para que investigáramos. Vimos cosas tan
extrañas que junto a Lorraine decidimos en 1952 formar la “New England Society for
Psychic Research” (“Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra”), la primera
asociación dedicada a investigar fantasmas y a buscar demonios”.

Con el tiempo los Warren viajarían alrededor del mundo siguiendo las pistas de distintos
lugares encantados y dando charlas. Inspeccionaron, de hecho, la Abadía de Whitby,
Stonehenge y la Rectoría de Borley, en Essex, que tiene la reputación de ser la ‘casa más
encantada de Inglaterra’. La pareja no cobraba por sus servicios por los casos que les
encargaban y obtenía ingresos únicamente de la venta de los cuadros de Ed y de las
conferencias que dictaban.

Los casos más escalofriantes

En 1965 el matrimonio Warren visitó una casa supuestamente embrujada donde rondaba el
espíritu de una niña llamada Cynthia, por lo que Lorraine se puso en contacto con ella
después de entrar en una especie de trance. Ed relató que “en ese momento descubrimos que
ella estaba buscando a su madre. Nosotros pensamos: “Esto es horrible. Ella está buscando
a su madre constantemente día tras día. ¿Cómo podemos ayudar a esa niña?”. A contar de
ese momento no comenzamos sólo a experimentar con las apariciones, sino que ahora nos
propusimos ayudar a la gente a como diera lugar. Así que comencé a entrevistar a decenas y
decenas de clérigos de todas las creencias para interiorizarme mejor de estos temas. Así me
enteré de la existencia de los exorcismos. Después de trabajar en conjunto en varios casos
de índole sobrenatural con la Iglesia, llegué a ser el único demonólogo laico de los 7
demonólogos reconocidos en ese tiempo en Estados Unidos. Los seis restantes eran todos
sacerdotes”.
El 14 de noviembre de 1974 la madre de Ed Warren falleció de cáncer. Lo curioso es que su
certificado de defunción marcaba como hora de su muerte las tres y cuarto de la madrugada,
el mismo día y la misma hora en que en una casa de un condado de Nueva York, un sujeto
identificado como Ronald DeFeo, supuestamente guíado por una voz demoníaca, asesinó
con un rifle a los seis miembros de su familia, en un caso que sería conocido como “la casa
maldita de Amityville” (Y que también inspiraría una película en 1979, conocida como
“Terror en Amityville”). Los Warren, sorprendidos por esta extraña coincidencia, fueron
uno de los primeros investigadores psíquicos que pisaron esta casa, reportando allí voces de
dudosa procedencia, olores raros, ruidos y drásticos cambios de temperatura. Ed, incluso,
logró fotografiar al aterrador fantasma de un niño parado junto a la escalera que llevaba al
segundo piso.

Además de atender el aterrador caso que afectó al matrimonio Perron y sus 5 hijas en su
casa de Rhode Island, una familia acosada por el espantoso fantasma de una bruja del siglo
XIX y que inspiró la famosa película “El Conjuro” (nota que usted puede revisar en este
mismo canal), los Warren atendieron una gran variedad de pesquisas de lo paranormal,
incluyendo avistamientos de fantasmas e investigaciones demonológicas. Ed Warren, por lo
general, era el “hombre de acción”, pero él mismo reconocía que no podía hacer gran cosa
sin su esposa. “Lorraine era esencial en mi trabajo, porque los médiums y videntes nos
permiten saber si hay espíritus y fantasmas en un lugar determinado. Los espíritus se sienten
atraídos por un médium-clarividente como una polilla se siente atraída a una llama. A través
de los casos que atendimos conseguimos miles de fotos de fantasmas. Y no estoy hablando
de material de tipo ectoplásmico o vaporoso, si no que de espíritus que aparecían tan claros
como tú y yo. En muchos de estos casos trabajamos con clérigos de todos los credos,
porque la mayoría de las religiones enseña el amor de Dios y el amor al prójimo”.

Ed Warren destacó, como anécdota, que su mujer y él consiguieron en 1989 que un tribunal
de justicia reconociera que una mujer y su joven hijo habían sido expulsados de su casa por
… fantasmas. “Ella vivía en Hebrón, Connecticut y el agente de bienes raíces que les había
arrendado la casa los estaba demandando por dos mil dólares. Ella nos pidió que entráramos
en la casa y consiguiéramos pruebas que demostraran que allí había fantasmas. Fuimos a la
corte de Rockville y ganamos el caso, estableciendo un precedente en los Estados Unidos,
porque presentamos una evidencia muy sólida, con fotografías, grabaciones y testigos
bastante creíbles”.
La Dama de Blanco de Easton y el Museo del Horror de los Warren

Además de filmar fantasmas, ataques de espíritus contra personas y criaturas extrañas como
duendes, Ed Warren recuerda también cuando logró filmar durante varios segundos, el 1 de
septiembre de 1990, a las 2:40 am., a la denominada “Dama Blanca de Easton”, el fantasma
de una mujer que había sido visto durante más de 50 años en torno al cementerio de la
Unión, ubicado en la Ruta 59 de Easton. “Aparqué mi furgoneta en el cementerio y esperé
en silencio con mi grabadora de vídeo. La única luz que se veía era una luz de la calle, que
estaba a 50 metros de donde yo estaba sentado. De pronto escuché una mujer llorando y me
asomé lentamente. Vi cientos de luces fantasmas que flotaban alrededor y formaban la
figura de una mujer. Yo no podía distinguir los rasgos faciales, pero pude ver que tenía el
pelo largo y oscuro y que estaba vestida de blanco. Me emocioné un poco, así que comencé
a caminar hacia ella para filmarla mejor, pero ella desapareció. Olvidé en ese momento que
nunca hay que caminar hacia un fantasma, sino que hay que dejar que el fantasma venga a
ti, porque puedes cambiar el campo molecular y magnético cuando un fantasma se está
materializando”.

Los Warren durante sus espeluznantes investigaciones recolectaron cientos de artículos


supuestamente poseídos y embrujados, como jueguetes, libros, esculturas, cuadros y
máscaras, que en la actualidad se pueden admirar en el “Warren Occult Museum” (“Museo
de lo Oculto de los Warren”), único en su especie en el mundo y ubicado en un cobertizo de
la propia casa de los Warren, en Monroe, Connecticut. Ed Warren precisó que “en este
museo oculto hay cosas que son tan peligrosas que con sólo tocarlas la gente puede
contaminarse con el mal, al contrario de lo que ocurre cuando se toca cualquier artículo en
una iglesia. Cuando un sacerdote bendice una reliquia sagrada, una cruz o una estatua, lo
que hace es proyectar las vibraciones de la santidad en la estructura molecular de dicho
elemento. En nuestro museo todos los artículos que se exhiben aquí estan cargados de
malignidad porque fueron utilizados en brujería, rituales satánicos, magia negra y
maldiciones. Algunos nos criticaron por exponer estas cosas tan peligrosas a los visitantes,
pero ellos no saben que el mal se nutre precisamente de la ignorancia de la gente, de las
propias creencias de algunas personas ingenuas que cree que el mal y el diablo no existen”.

Las “travesuras” de Annabelle

En una de las vitrinas de este increíble Museo del Horror, encerrada en una urna de cristal,
destaca, sin dudas, la famosa y temida muñeca “Annabelle”, un juguete diabólico que los
Warren lograron llevar a duras penas a su casa después que aterrorizara a tres jóvenes (e
intentara asesinar a uno de ellos) en la década de los 70’. Lorraine Warren recuerda que
“nosotros logramos concluir que un espíritu inhumano demoníaco era el que empezó a
mover a la muñeca para captar la atención de estos jóvenes y poseer así a cualquiera de
ellos. Después que estos muchachos nos contactaron sometimos a la muñeca a un ritual
religioso y la llevamos a nuestra casa, pero durante el trayecto sentimos una atmósfera de
odio vicioso. El auto en que íbamos empezó a fallar, así que Ed roció a la muñeca con agua
bendita. Inmediatamente los disturbios del carro cesaron y pudimos llegar a salvo a casa.
Pero en los días siguientes Annabelle comenzó a levitar y a presentarse en algunos cuartos
de la casa, pese a que mi marido la había dejado en su estudio, sentada en una silla.
También Annabelle se hizo “amiga” de un gato negro que, ocasionalmente, se materializaba
al lado de ella. El padre Jason Bradford, un exorcista católico que ya había trabajado con Ed
en algunos casos, nos visitó una vez y se manifestó bastante interesado por la historia de
esta muñeca, pero cuando la vio la encontró bastante inofensiva y, después de dejarla en la
silla donde estaba, nos dijo: “No se preocupen, sólo es una muñeca de trapo y no puede
lastimar a nadie”. Cuando se fue de la casa una hora después, le dije al padre que tuviera
mucha cautela al manejar y que nos llamara de inmediato en cuanto llegara a su destino.
Cuando se fue le dije a Ed: “Percibo tragedia para esa joven sacerdote, pero él tiene que
llegar a su destino”. Unas horas después sonó el teléfono. Era el padre Bradford. “Lorraine
–me dijo- ¿Por qué me dijiste que tuviera cuidado al manejar. Y yo le respondí: “Porque
sentí que el carro iba a salirse fuera de control, y que estarías involucrado en un terrible
accidente”. El padre Jason me dijo entonces: “Pues tenías razón. El sistema de frenos de mi
auto falló inexplicablemente y casi muero en un accidente de tráfico. Mi auto quedó en
ruinas y yo estoy vivo de milagro. Y creo que esa muñeca fue la gran responsable del
accidente“.

El 23 de agosto del 2006 el infatigable Ed Warren, después de sufrir un accidente cerebro


vascular, falleció en su hogar de Connecticut. A su lado se encontraba su fiel esposa
Lorraine, la misma que conoció cuando tenía 16 años. Hoy, a los 87 años, la clarividente y
demonóloga sigue activa y viviendo en la casa familiar, junto al museo que lleva su apellido
y donde todavía permanecen los cientos de objetos malignos que su marido y ella
recolectaron durante décadas de pesquisar hechos sobrenaturales y combatir a entidades
maléficas. Entidades tan aterradoras como la temida muñeca Annabelle.

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