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Las AFJP

En la década de 1990, el crecimiento de la deuda y las presiones ejercidas por los


organismos multilaterales de crédito internacional llevaron a la aplicación de las
recetas de ajuste fiscal. Entre ellas el criterio de que la previsión social no debe
tener como función la redistribución de ingresos sino basarse en un esquema
obligatorio de capitalización individual. De este modo, quedaba allanado el camino
para la privatización del sistema previsional en la Argentina.

En 1994 durante la primera presidencia de Carlos Menem (1989-1995), se


promulga la ley 24.241 que creó el llamado Sistema Integrado de Jubilaciones y
Pensiones (SIJP) administrado por empresas privadas (AFJP), sin embargo el
trabajador no podía retornar al sistema de reparto estatal. Esto significó una
privatización de los servicios sociales, que produjo grandes controversias. Durante
su vigencia la ley establecía que no había posibilidad de reajustes, ni carácter de
intangibilidad de los depósitos aportados.

La esperada reducción en el gasto público y la mejora en la rentabilidad de los


planes de pensiones no se cumplieron. Al continuar pagando las jubilaciones
vigentes pero ya sin contar con los recursos provenientes de las cotizaciones, la
transición implicó un costo fiscal insostenible, que devino incluso en el irónico
endeudamiento del Estado con los propios fondos de pensión. Por otro lado, la
prestación previsional en el nuevo sistema correspondía solo parcialmente a las
AFJP, que capitalizaban el aporte del trabajador. El Estado debía complementar
dichos aportes, pero seguía sin resolver uno de los problemas originarios que
había llevado a que el sistema jubilatorio deviniera una carga fiscal: recuperar los
aportes patronales (de los empleadores) para el financiamiento de la seguridad
social. Por otra parte, el Estado debía responder por los problemas de cobertura
del sistema privado, así como por la insuficiencia de los ahorros capitalizados. Esto
último era un punto particularmente preocupante, teniendo en cuenta que en
torno al 30 % del aporte de los trabajadores no era destinado a sus cuentas
individuales, sino al pago de las comisiones de las AFJP.

Empresas constituidas

De acuerdo con el diario La Nación, de las diez AFJP existentes, cuatro eran
propiedad de bancos, dos de compañías de seguros. Según el diario Perfil, la
siguiente sería la nómina de las AFJP que existieron y sus respectivos accionistas:
20 De las 26 compañías que comenzaron a operar en 1994, en 2008 quedaban solo
10. Con una tendencia a la oligopolización del mercado, que se opone a los
presuntos incentivos para reducir costos y mejorar los servicios.

Arauca Bit: Grupo OSDE (99,9 %) y Urgencias Médicas de Rosario (0,1 %)

Consolidar: Grupo BBVA (100 %)

Futura: Federación Argentina de Luz y Fuerza, Sindicato del Seguro (3,54 %),
Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias (3,54 %) y Sindicato
Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA) (2,69
%)

Máxima: New York Life International (39,99 %), HSBC Argentina Holdings (39,92
%), HSBC Chacabuco Inversiones Argentina (20,07 %) y Oscar A. Ataide (0,01 %)

Met: MetLife Inc. (100 %)

Nación: Banco de la Nación Argentina (99,99 %) y Fundación Banco de la Nación


Argentina (0,01 %)

Orígenes: ING Latin American Holdings B.V. (70 %) e ING Insurance International
(30 %)

Previsol: Grupo Previsional Cooperativo Diacronos S.A. (70,16 %) y CNP


Assurances (29,84 %)

Profesión + Auge: Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad


Autónoma de Buenos Aires (50,02 %), Mutual del Fondo Compensador para
Jubilaciones y Pensiones del Personal Civil de la Fuerza Aérea (13,56 %), Mutual
Fondo Compensador Personal Civil del Ejército (13,56 %), Fundación Fondo
Compensador Móvil (11,58 %), Banco Supervielle (5,97 %), Provincia de San Luis
(4,35 %), Caja de Seguridad Social del Consejo Profesional de Ciencias Económicas
de Salta (0,68 %) (y siete otros que totalizan 0.25 %)

Unidos: Emprendimiento Compartido (92,87 %), ProBenefit (3,59 %), Asociación


Mutual Personal Sancor (1,63 %), Federación de Cooperativas Agropecuarias (0,65
%), Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (0,65 %) y Club Atlético de
Rafaela (0,65 %)

Las AFJP eran fiscalizadas por la Superintendencia de Administradoras de Fondos


de Jubilaciones y Pensiones (dependiente del Ministerio de Trabajo), encargado de
hacer cumplir las leyes aplicadas a los aportes jubilatorios y pensiones. Este
organismo fue denunciado por favorecer a las AFJP a través de la condonación de
millonarias multas. El primero y más grave de los problemas fue que los
economistas que impulsaron la reforma no previeron la transición entre los dos
sistemas. Cuando se hicieron los estudios preliminares estaba claro que iba a haber
un desfinanciamiento, que se estimó en 100 000 millones de dólares o pesos. Uno
de los ejes del estallido de la deuda fue no haber previsto recursos; el Estado tuvo
que endeudarse y lo hizo por el mecanismo de colocar bonos en las AFJP con tasas
de interés altas para la época.

Mecanismos de aporte y comisiones

El trabajador que optara por las AFJP debía aportar compulsivamente un


porcentaje de su salario (que varió entre el 11 y el 7 %). Las AFJP actuaban como
administradoras financieras.25 y cada una fijaba las comisiones que se le
descontaban al trabajador sobre dicho aporte, en concepto de costo de seguro de
vida y de gastos administrativos. Las comisiones reducían el aporte del trabajador
que finalmente era capitalizado en un porcentaje en torno al 30 %, alcanzando en
algunos momentos hasta un 54 % del aporte mensual del trabajador, dependiendo
de la AFJP y el monto del aporte (ya que una parte de la comisión podía
establecerse como un cargo fijo, y no porcentual). Las AFJP se apropiaron de unos
10 000 millones de dólares en comisiones, mientras otros 35 000 millones se
repartieron en concepto de utilidades de empresas beneficiadas con las rebajas de
aportes patronales.

Con la pesificación de los ahorros en el año 2002, el valor en dólares de los fondos
se redujo a menos de la mitad. A tan solo 8 años de la reforma previsional
impulsada por Domingo Cavallo ministro de economía de Carlos Menem, el debate
sobre una nueva reforma volvía al centro de la escena.32 En poco tiempo, el
sistema privado se hizo insostenible, considerando los datos de aquellos que
efectivamente realizaban aportes, se observa que a enero de 2007 se
contabilizaban 4 669 469 en enero del 2007 y una disminución a mediados del
2008 de 3 600 007, o sea 1 069 462 menos.

La debacle del sistema privado fue total con el advenimiento de la crisis de las
hipotecas subprime en el año 2007, cuando las AFJP llegaron a perder todo lo
capitalizado en el año. Esto se sumó a una profunda crisis de confianza por la que a
las empresas se les hacía cada vez más difícil conquistar nuevos afiliados para el
sistema, y a una orden de repatriar fondos por 8.000 millones de pesos que habían
invertido de manera irregular en el extranjero. Esta secuencia de reveses hundió a
las AFJP en una crisis que culminaría con la estatización de los fondos que
administraban.

El 22 de octubre de 2008, el de titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones de la


Seguridad Social (UFISES), el fiscal Guillermo Marijuán, presentó una denuncia
ante el juez federal Claudio Bonadío en la acusaba a diez entidades AFJP de
«administración fraudulenta a raíz de la presunta liquidación de bonos del
Estado». La supuesta maniobra de las AFJP consistía en desprenderse de los títulos
de deuda pública y obtener dólares, a través de la venta a bajo precio de bonos
públicos, por un total de 140 millones de dólares. Esto habría producido, según las
investigaciones del fiscal, una dilapidación de los fondos de los jubilados, la
obtención de dinero en efectivo por parte de las AFJP y el alza de la moneda
estadounidense. A raíz de esta presentación, el juez Claudio Bonadío prohibió a las
AFJP operar por siete días, dictando orden de «no innovar» hasta que se aclarara
esta situación.

A pesar de las promesas de que la privatización de las pensiones aliviaría la carga


del Estado, debido a que el dinero en las AFJP se había evaporado, el Estado tenía
que pagar a unas 33 000 personas la totalidad de su jubilación, a 220 000 personas
al menos la mitad de la jubilación y a otras 100 000 una fracción de su jubilación.
Solo el 23 % (103 000 jubilados) cobró enteramente sus haberes de las AFJP.

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